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FABIO OSPITIA GARZÓN

Magistrado Ponente

SP3270 - 2020

Segunda instancia No. 55508

Acta n° 182

Bogotá, D. C., dos (02) de septiembre de dos mil veinte


(2020).

La Corte resuelve los recursos de apelación interpuestos


por el delegado de la Fiscalía General de la Nación y por el
representante judicial de FRANKLIN MARTÍNEZ SOLANO, quien
fue reconocido en el proceso como víctima, contra la
sentencia proferida por la Sala Penal del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Valledupar, mediante la cual absolvió
a la Fiscal 23 Local de Valledupar MIRIAM BEATRIZ MAESTRE
MIELES, del delito de prevaricato por acción.

HECHOS
Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

1. De la acusación se extrae que a la funcionaria MIRIAM


BEATRIZ MAESTRE MIELES, en calidad de Fiscal 23 Local de
Valledupar, le correspondió conocer de las denuncias
instauradas por LUISA GINETH PINTO OCHOA, Directora
Seccional de Fiscalías de Valledupar, CARLOS EDUARDO
CUENCA PORTELA, Fiscal Primero Delegado ante el Tribunal
superior de Valledupar, ÁLVARO ENRIQUE LÓPEZ VALERA,
Magistrado del Tribunal Superior de Valledupar y FRANKLIN
MARTÍNEZ SOLANO, Juez Penal del Circuito de Valledupar, por
los posibles delitos de injuria, calumnia y falsedad personal.

En las referidas denuncias, los funcionarios señalaron


a LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAUJO, Fiscal Seccional de Codazzi,
como posible autor de un documento apócrifo remitido vía
fax al Juzgado Penal del Circuito de Chiriguaná - Cesar, el 3
de diciembre de 2012, dirigido al entonces Fiscal General de
la Nación, suscrito supuestamente por FRANKLIN MARTÍNEZ
SOLANO, donde se acusaba a los denunciantes de conductas
de «concusión, prevaricato por acción, cohecho y tráfico de
influencias, entre otras», cometidas presuntamente en el
ejercicio de sus cargos.

Los servidores públicos presentaron las denuncias con


base en la información que en su momento les suministrara
ALEXANDER CASTILLO ALMANZA, administrador de un
parqueadero cercano al Palacio de Justicia de Valledupar,
quien les indicó que el funcionario LUCAS JOSÉ SOCARRÁS
ARAUJO le había entregado el sobre de manila que contenía el
documento para que lo remitiera vía fax a Chiriguaná -
Cesar.

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MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

2. La Fiscal MAESTRE MIELES adelantó distintas labores


investigativas respecto de los hechos denunciados, como el
interrogatorio al indiciado LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAUJO,
entrevistas a los denunciantes y a la persona que remitió el
documento adulterado, y ordenó el estudio pericial
grafológico a los escritos contenidos en el sobre de manila, el
documento que lo contenía, y las grafías de FRANKLIN
MARTÍNEZ SOLANO y LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAUJO.

Como conclusión de la investigación, la funcionaria


indicó que no hubo un señalamiento directo a SOCARRÁS
ARAUJO por parte del remitente del escrito, que dicho
documento apócrifo era conocido en el nivel central de la
Fiscalía General de la Nación desde hacía dos (2) meses atrás
a la ocurrencia de estos hechos, y que las conclusiones
grafológicas evidenciaban la falta de uniprocedencia escritural
con la grafía del indiciado.

3. En consecuencia, el 9 de junio de 2016, la Fiscal 23


Local de Valledupar MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES profirió
orden de archivo de la investigación, argumentando que no
encontraba «presencia de indicio de responsabilidad» del
indiciado SOCARRÁS ARAUJO, y relacionó como causal la
imposibilidad de identificar e individualizar al sujeto activo
de la conducta, en aplicación del artículo 79 de la Ley 906 de
2004 y un pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia
de fecha 5 de julio de 2007.

ACTUACIÓN PROCESAL RELEVANTE

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MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

1. Por la emisión de la referida orden de archivo, el


Fiscal Tercero Delegado ante el Tribunal Superior de
Valledupar le imputó a MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES, el
16 de febrero de 2018, el delito de prevaricato por acción,
diligencia que cursó ante el Juzgado Primero Penal Municipal
en función de control de garantías de Valledupar. La
imputada no aceptó el cargo.

2. El 4 de mayo siguiente fue radicado escrito de


acusación en los mismos términos fácticos y jurídicos de la
imputación. Allí, la Fiscalía adujo (i) que la providencia de 5
de julio de 2007 proferida por la Corte Suprema de Justicia
e invocada como fundamento en la orden de archivo, no
constituía precedente vinculante; (ii) que la causal de archivo
«estaba lejos de estructurarse» dado el material probatorio
que la acusada ignoró o tergiversó, puesto que el artículo 79
de la Ley 906 de 2004 solo permite el archivo cuando los
hechos no revistan las características de un delito; y, (iii) que
la funcionaria se refirió a la ausencia de responsabilidad del
indiciado, la cual es materia de solicitud de preclusión
conforme al artículo 332.5 de la Ley 906 de 2004.

3. La etapa del juicio se adelantó ante la Sala Penal del


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Valledupar, según
las actuaciones que se relacionan a continuación:
formulación de acusación, el 26 de junio de 2018; audiencia
preparatoria, el 14 de agosto de 2018; audiencia de juicio
oral, en sesiones del 11 de septiembre, 4 y 30 de octubre, y
20 de noviembre de 2018, y, 12 de febrero de 2019; y, lectura
del fallo, el 2 de abril de 2019.

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MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

4. En los alegatos de conclusión del juicio oral, el Fiscal


Delegado solicitó proferir sentencia condenatoria en contra
de MAESTRE MIELES, porque, a su juicio, no se había
configurado la causal de archivo que invocó, de hallarse en
imposibilidad de encontrar o establecer el sujeto activo de la
acción, en atención a que los querellantes habían señalado
en su momento a LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAUJO como autor
de los hechos denunciados.

Respecto del elemento objetivo del delito de prevaricato


por acción, estimó que había una contradicción
«absolutamente insalvable» entre el motivo invocado para el
archivo y que el indiciado estaba plenamente identificado y
era de fácil ubicación. Además, que la ausencia de
responsabilidad es causal de preclusión, no de archivo, como
lo determinó dicha funcionaria.

Y sobre el tipo subjetivo, destacó la experiencia de la


acusada como Fiscal, la falta de dificultad en el asunto que
resolvió, y que la decisión fue «caprichosa y arbitraria» al
haber cercenado y tergiversado el contenido del informe del
perito grafólogo, quien solicitó documentos adicionales para
concluir el estudio y determinar la identidad del denunciado.
Empero, añadió, su recolección no fue ordenada por la
procesada pese a que tenía tiempo para ello ya que no había
riesgo alguno de prescripción de la acción penal.

El Ministerio Público, por su parte, abogó por la


absolución de la funcionaria, argumentando que la Fiscalía
no tenía bases para formular imputación de cargos, debido a
que no fue identificado el autor de la conducta, e igualmente,
que no era posible hacer un nuevo estudio grafológico del

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MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

documento porque obraba una copia del mismo y las


víctimas no tenían conocimiento de dónde estaba el original.
Concluyó que la acusada profirió una decisión razonable
según los elementos con los que contaba, y además actuó
con el convencimiento de que tenía respaldo legal y
jurisprudencial.

El defensor de la funcionaria MAESTRE MIELES alegó que


la Fiscalía no probó los supuestos fácticos y jurídicos de los
cargos imputados, que en la actuación se evidenció un
interés del testigo FRANKLIN MARTÍNEZ SOLANO de desacreditar
a la procesada y al perito grafólogo, que el dolo quedaba
descartado porque la causal de archivo era aquella que su
defendida utilizaba «de manera desprevenida» en procesos
similares bajo su conocimiento, que el dictamen grafológico
fue apreciado en su real dimensión, y que nadie podía dar fe
de quién fue el autor de la carta difamatoria.

LA SENTENCIA IMPUGNADA

La Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial


de Valledupar, en decisión mayoritaria,1 absolvió a MIRIAM
BEATRIZ MAESTRE MIELES por el delito de prevaricato por
acción. Consideró que la decisión de archivo que profirió en
la indagación seguida a LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAUJO, por los
delitos de injuria, calumnia y falsedad personal, no fue

1 La decisión contó con salvamento de voto de uno de los Magistrados. Dicho funcionario
expuso sus consideraciones sobre la conducta de la acusada, concluyendo que la orden
de archivo que impartió contrarió manifiestamente el ordenamiento jurídico,
adicionalmente, en cuanto al componente subjetivo de la conducta, indicó que tenía
sustento en la «gran» experiencia de la procesada como Fiscal, su pleno conocimiento de
las causales de archivo -según se evidenciaba en otras decisiones adoptadas donde dio
aplicación al artículo 79 de la Ley 906 de 2004- y su conocimiento sobre la jurisprudencia
aplicable al caso.

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manifiestamente contraria a la ley. Para la Corporación, se


trató de una decisión acertada, según el material probatorio
y las normas aplicables al caso.

Con esa orientación, el a quo realizó un juicio ex ante


de las evidencias que la funcionaria acusada tuvo a
disposición al momento de proferir la orden de archivo, y
argumentó que, si bien las víctimas hicieron señalamientos
en contra de LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAUJO, éstos tuvieron
como fuente la versión inicial que sobre los hechos rindió
ALEXANDER CASTILLO ALMANZA, quien en declaración rendida
ante la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo
Seccional de la Judicatura, dijo haber sido mal interpretado.

También analizó la imposibilidad de que SOCARRÁS


ARAUJO estuviera en Valledupar - Cesar, en horas previas al
envío por fax del escrito difamatorio, por haberse desplazado
a otros municipios del departamento, según lo declaró ante
la autoridad disciplinaria JUAN JOSÉ ESCALONA ARZUAGA, y
explicó que si bien la prueba técnica grafológica no descartó
a esta persona como el autor del documento, sí permitió
excluir su autoría en relación con la escritura hallada en el
sobre que lo contenía.

Para el Tribunal, lo anotado demuestra que la prueba


ofrecía dos (2) versiones sobre la participación de SOCARRÁS
ARAUJO en los hechos investigados, circunstancia que
reforzaba «la versión favorable al indiciado», descartándose,
por ende, su participación en los hechos objeto de
investigación, «pues el mismo no tiene el don de la ubicuidad
para estar en dos sitios al mismo tiempo», justificándose así

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MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

la conclusión de MAESTRE MIELES sobre la imposibilidad de


identificar e individualizar al sujeto activo del delito.

En cuanto al planteamiento de la Fiscalía de que el


asunto debió zanjarse mediante decisión de preclusión por
parte de un juez de conocimiento, la Sala mayoritaria expresó
su desacuerdo, indicando que aun existían «grandes
interrogantes» sobre la aplicación del artículo 79 de la Ley
906 de 2004, y que la acusada «tradicionalmente echaba
mano de la sentencia del 5 de julio de 2007, de la Sala Penal
de la Corte (sic), M.P. YESID RAMÍREZ BASTIDAS (…) para
arrojar luces sobre esta materia y disponer el archivo de
sendas indagaciones».

LAS IMPUGNACIONES

Del Fiscal Tercero Delegado ante el Tribunal

Pide revocar la sentencia de primera instancia porque,


en su criterio, la mayoría de la Sala Penal del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Valledupar adecuó
«habilidosamente» el contenido del artículo 79 de la Ley 906
de 2004, en consonancia con la jurisprudencia de la Corte
Constitucional y de la Corte Suprema de Justicia, hasta el
punto de afirmar que aunque la indagación se seguía en
contra de LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAUJO, luego de valorar los
elementos materiales probatorios, dichas conductas
quedaron «materialmente en estado de averiguación de
responsable».

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MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

Para el impugnante, estos argumentos no pueden ser


de recibo, si se tiene en cuenta la evidencia que la servidora
pública tuvo a su alcance al momento de definir el caso, así
como la contrariedad manifiesta de la orden de archivo y el
propósito de privilegiar la situación procesal del denunciado,
tanto así que dicha funcionaria omitió referirse a la entrevista
inicial rendida por ALEXANDER CASTILLO ALMANZA, pues con ella
se «dificultaba la tarea de sepultar la indagación que
adelantaba contra su compañero LUCAS JOSÉ SOCARRÁS
ARAUJO».

Precisó que en el fallo de primera instancia no se


apreciaron de manera racional y crítica los medios de prueba,
y estuvo fundamentado en un «detalle absolutamente nimio,
accidental y accesorio», el cual fue la remisión del documento
que hizo CASTILLO ALMANZA, del 3 de diciembre de 2012, a las
8:43 a.m., hora en que LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAUJO se
encontraba en el municipio de Agustín Codazzi y no en
Valledupar - Cesar.

Considera que la orden de archivo proferida por la


servidora pública «contrarió groseramente el ordenamiento
jurídico llamado a regular el asunto», contenido en el artículo
79 de la Ley 906 de 2004, teniendo en cuenta que los hechos
configuraban los delitos que fueron objeto de acusación y,
además, estaba identificado el indiciado. Igualmente, porque
si alguna duda existía acerca de su intervención en el hecho,
la vía para finiquitar el asunto era la preclusión en los
términos dispuestos en el artículo 332.5 del Código de
Procedimiento Penal.

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MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

Refirió que el fallo de primera instancia no podía


fundamentar la decisión absolutoria en el testimonio que
rindieran ALEXANDER CASTILLO ALMANZA y JUAN JOSÉ ESCALONA
ARZUAGA ante la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo
Superior de la Judicatura del Cesar, por no haber sido
solicitada por las partes o intervinientes y teniendo en cuenta
que del mismo no se hizo lectura en la audiencia de juicio
oral.

En cuanto al dolo, adujo que este «irrigó todo el


comportamiento» y era posible inferirlo partiendo (i) de la
experiencia de la funcionaria, quien para el momento de
emitir la orden de archivo contaba con doce (12) años
trabajando en la Fiscalía; (ii) del tema objeto de la decisión,
sin dificultad alguna, ni novedoso, además rutinario para ella
según se deduce de la prueba documental aportada por la
defensa; y, (iii) de la argumentación con la cual sustentó la
orden de archivo, por ser, según afirmó, “falsa, tendenciosa,
contradictoria y sin ningún respaldo en el expediente», y haber
cercenado y tergiversado el informe del grafólogo forense.

Del apoderado de FRANKLIN MARTÍNEZ SOLANO,


reconocido como víctima en el proceso

Para el interviniente, la decisión debe revocarse y, en su


lugar, proferirse sentencia condenatoria, teniendo en cuenta
que el Tribunal acogió «contra toda evidencia» la teoría de que
LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAUJO se encontraba en el municipio
de Codazzi - Cesar, el 3 de diciembre de 2012, lo cual, a su
juicio, «puede ser relativamente cierto, pero (…) no descarta su

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participación, bien como autor material del documento


injurioso o bien como determinador del mismo».

En su criterio, no se acreditó que SOCARRÁS ARAUJO no


hubiera entregado el documento objeto del proceso a
ALEXANDER CASTILLO ALMANZA, por encontrarse presuntamente
fuera de la ciudad al momento del envío, sino que sí fue
posible que ocurriera ese evento teniendo en cuenta que este
último no tenía claridad de la hora exacta en que lo recibió
para su posterior envío por fax.

Adicionalmente, aseguró que tampoco era cierto que el


examen grafológico descartara la intervención del indiciado
en la elaboración del documento, porque el perito lo que
estableció fue que «el material con el que contaba no era
suficiente para determinar la uniprocedencia o no de las
grafías del indiciado», adicional a que no se sometió a cotejo
la imitación de la firma de su cliente, falencia que la Fiscal
MAESTRE MIELES nada hizo para superar.

CONSIDERACIONES

Competencia

La Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de


Justicia es competente para resolver los recursos de
apelación interpuestos en contra de los autos y las
sentencias que profieran en primera instancia los tribunales
superiores de distrito judicial, conforme lo dispone el artículo
32.3 de la Ley 906 de 2004.

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Se precisa que la competencia del juez en segunda


instancia es funcional, esto es, limitada al estudio de los
argumentos de inconformidad expuestos oportunamente por
las partes o los intervinientes que interponen el recurso,
junto con aquellos que estén ligados de manera inescindible.

En el presente asunto, la Corte deberá establecer si


MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES, en calidad de Fiscal 23
Local de Valledupar - Cesar, incurrió en el delito de
prevaricato por acción, al proferir la decisión de 9 de junio de
2016, mediante la cual dispuso archivar la indagación que
adelantaba contra el Fiscal Seccional de Codazzi LUCAS JOSÉ
SOCARRÁS ARAUJO, por los delitos de injuria, calumnia y
falsedad personal, por imposibilidad de encontrar o
establecer el sujeto activo de la acción penal.

Para los apelantes, la decisión que profirió la


funcionaria fue manifiestamente contraria a derecho y
dolosa, por lo que solicitan revocar el fallo de primera
instancia y, en su lugar, proferir sentencia condenatoria. A
efectos de resolver estos puntos y determinar si el fallo debe
mantenerse o revocarse, la Sala (i) recapitulará los elementos
generales del tipo penal de prevaricato por acción, tanto en
el aspecto objetivo como subjetivo; y luego (ii) verificará
dichos elementos frente a los hechos del caso concreto.

El prevaricato por acción

El delito de prevaricato por acción atribuido en la


acusación a MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES se encuentra

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descrito en el artículo 413 del Código Penal, de la siguiente


manera:

«El servidor público que profiera resolución, dictamen o concepto


manifiestamente contrario a la ley, incurrirá en prisión de
cuarenta y ocho (48) a ciento cuarenta y cuatro (144) meses,
multa de sesenta y seis punto sesenta y seis (66.66) a
trescientos (300) salarios mínimos legales mensuales vigentes,
e inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones
públicas de ochenta (80) a ciento cuarenta y cuatro (144)
meses.»

El presupuesto fáctico objetivo de la norma exige el


concurso de los siguientes elementos, (i) un sujeto activo
calificado, servidor público, (ii) existencia a una resolución,
dictamen o concepto, y (iii) contrariedad manifiesta de este
acto con la ley.

Sobre componente manifiestamente contrario a la ley, la


jurisprudencia de la Corte ha establecido que esta
caracterización se identifica con los conceptos de evidente u
ostensible, algo que no admite justificación razonable
alguna, del cual pueda concluirse inequívocamente su
contrariedad con el ordenamiento jurídico2.

Se trata de una conducta eminentemente dolosa,


modalidad que se presenta «cuando el agente conoce los
hechos constitutivos de la infracción penal y quiere su
realización», conforme a lo indicado por el artículo 22 de la
Ley 599 de 2000, de ahí que la contrariedad entre lo decidido
y la ley debe ser producto de la voluntad de emitir una
decisión que se sabe es objetivamente típica.

2 CSJ AP, 29 jul. 2015, rad. 44031 y CSJ SP2438-2019, rad. 53651

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Lo que se exige es que la contrariedad de la decisión y


la ley sea «producto del simple capricho, de la mera
arbitrariedad, como cuando se advierte por la carencia de
sustento fáctico y jurídico, el desconocimiento burdo y mal
intencionado del marco normativo»3. En ese sentido, en la
valoración del ingrediente subjetivo debe establecerse que el
ánimo del servidor público estuvo orientado a obrar
ilegalmente, contrariando el ordenamiento jurídico4.

Caso concreto

La Corte analizará los anteriores insumos frente a la


decisión de archivo proferida por la Fiscal 23 Local de
Valledupar MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES el 9 de junio de
2016, a efectos de establecer si en el presente caso se
encuentran reunidos los elementos objetivos del tipo penal,
incluida la contradicción manifiesta de la decisión con el
ordenamiento jurídico, como lo afirma el delegado de la
Fiscalía General de la Nación.

1. En el presente caso no se discute la condición de


fiscal de MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES para la fecha de los
hechos, ni por ende su condición de servidora pública, por
tratarse de una circunstancia estipulada por las partes5.
Tampoco el carácter de resolución de la orden de archivo que

3 CSJ SP 13 ago. 2003, rad. 19303; y, CSJ SP2438-2019, rad. 53651.


4 SP14499-2014, Rad. 39538 y CSJ SP1657-2018, rad. 52545.
5 Carpeta de estipulaciones probatorias, fls. 1 a 7. La estipulación fue anunciada en
la audiencia preparatoria llevada a cabo el 14 de agosto de 2018, CD récord 9:45; y
se incorporó en la audiencia de juicio oral del 11 se septiembre de 2018, CD récord
28:30.

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profirió el 9 de junio de 2016, o de acto a través del cual se


resuelve algo, dentro del cual se enmarcan las decisiones
judiciales.

La autoría del hecho aparece igualmente acreditada,


pues quedó establecido que MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES,
obrando como Fiscal 23 Local de Valledupar, dictó la
providencia del 9 de junio de 2016, mediante la cual ordenó
el archivo de la indagación No. 200016001075201204250 a
favor de LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAUJO, pues así lo admitió en
su declaración en el juicio oral, de lo cual, además, obra
prueba documental en el proceso6.

2. La funcionaria fundamentó la orden de archivo en el


artículo 79 de la Ley 906 de 2004 y en el Auto 11-001-02-30-
015-2007-0019 de la Sala Plena de la Corte Suprema de
Justicia, de julio 5 de 2007. El mencionado artículo 79,
establece:

«Cuando la Fiscalía tenga conocimiento de un hecho respecto


del cual constate que no existen motivos o circunstancias
fácticas que permitan su caracterización como delito, o indiquen
su posible existencia como tal, dispondrá el archivo de la
actuación.

Sin embargo, si surgieren nuevos elementos probatorios la


indagación se reanudará mientras no se haya extinguido la
acción penal.»

Indicó que acudía a la aplicación de esta norma «…en


concordancia con el pronunciamiento de nuestra honorable
Sala de Casación Penal en auto fechado el 5 de julio de 2007,

6 Audiencia de juicio oral del 20 de noviembre de 2018, CD récord 21:25; carpeta de


la Fiscalía No. 1, fls. 218 a 222.

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por el Magistrado ponente YESID RAMÍREZ BASTIDAS. “Cuando


luego de adelantadas las averiguaciones a (sic) resultado
imposible establecer la identidad o individualizar al autor del
hecho materia de investigación”.»7

El artículo 79 de la Ley 906 de 2004 fue examinado por


la Corte Constitucional y declarado ajustado a la Carta
Política mediante decisión C-1154 de 2005, en el entendido
que la expresión «motivos o circunstancias fácticas que
permitan su caracterización como delito», corresponde al
concepto dogmático la tipicidad objetiva, y que la decisión
debe ser motivada y comunicada al denunciante y al
Ministerio Público para el ejercicio de sus derechos y
funciones.

Sobre las facultades y limitaciones del órgano


Investigador al definir el archivo de las diligencias, indicó el
Tribunal Constitucional:

«No le compete al fiscal, al decidir sobre el archivo, hacer


consideraciones sobre elementos subjetivos de la conducta ni
mucho menos sobre la existencia de causales de exclusión de
la responsabilidad. Lo que le compete es efectuar una
constatación fáctica sobre presupuestos elementales para
abordar cualquier investigación lo que se entiende como el
establecimiento de la posible existencia material de un hecho y
su carácter aparentemente delictivo.»

Conforme a esta interpretación, el archivo de las


diligencias solo procede cuando de la información recogida
aparezca que los hechos no existieron o no son objetivamente
típicos. Frente a hipótesis distintas de éstas, verbigracia,

7 Carpeta de la actuación adelantada por la Fiscal MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES, fl.
221.

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autoría, ausencia de dolo, o cualquier causal que excluya la


responsabilidad, será necesario acudir ante el juez para
solicitar la preclusión de la investigación. Sobre al particular,
ha dicho esta Sala:

«Ahora bien, de la circunstancia referida por la Corte


[Constitucional] en el sentido de la procedencia del archivo de las
diligencias «cuando luego de adelantadas las averiguaciones
resulta imposible encontrar o establecer el sujeto activo de la
acción», no se deriva que en ese juicio puedan verse involucrados
aspectos valorativos relativos a la responsabilidad penal, pues
en estos eventos, cuando se precisa de juicios de valor para
establecer si un indiciado tuvo o no participación en la realización
de la conducta punible, es al juez de conocimiento a quien
corresponde definir, por vía de la preclusión de la investigación,
si es procedente que la Fiscalía decline en su interés de
persecución penal, cuando, por ejemplo, se acredite la «Ausencia
de intervención del imputado en el hecho investigado» (artículo
332 de la Ley 906 de 2004).»8

Es importante precisar, por erigirse en fundamento de


la decisión tildada de prevaricadora, que la decisión de la
Corte de 5 de julio de 2007, emitida en sede de Sala Plena,
que se cita en el texto del auto de archivo, reconoció que la
Fiscalía podía acudir al artículo 79 de la Ley 906 de 2004,
cuando «luego de adelantadas las averiguaciones resulta
imposible encontrar o establecer el sujeto activo de la acción»,
afirmación que ilustró en los siguientes términos:

«5. Algunos supuestos en los que la Fiscalía puede aplicar el


artículo 79 de la Ley 906 de 2004.

8 CSJ SP4513-2018, rad. 51885.

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(…)

5.1. En cuanto a los sujetos:

5.1.1. Cuando luego de adelantadas las averiguaciones resulta


imposible encontrar o establecer el sujeto activo de la acción;

5.1.2. Cuando luego de adelantadas las averiguaciones resulta


imposible encontrar o establecer quién es el sujeto pasivo de la
acción;

5.1.3. Cuando el sujeto se encuentra en imposibilidad fáctica o


jurídica de ejecutar la acción. Es el caso del extranjero que no
debe obediencia al Estado colombiano y que por lo mismo no
puede recibir imputación a título de autor del tipo denominado
hostilidad militar del artículo 456 del Código Penal.

Cualquier discusión que desborde los anteriores parámetros,


como por ejemplo las que se refieran a la calidad del sujeto
activo del punible, impide que las diligencias puedan ser
archivadas directamente por parte de la Fiscalía».

Subrayas fuera de texto.

Estos antecedentes jurisprudenciales muestran que


tanto la doctrina constitucional como la penal, son
uniformes en sostener que la facultad de la Fiscalía de
ordenar el archivo de las diligencias al amparo de lo
dispuesto en el artículo 79 de la Ley 906 de 2004, solo
procede cuando se establece que el hecho no ha existido, o
que la conducta es objetivamente atípica, o no se ha logrado
determinar el sujeto activo del delito.

3. Del proceso se extrae que la Fiscal MAESTRE MIELES


ordenó el archivo de las diligencias por falta de
determinación del sujeto activo de la conducta, no obstante
que en la actuación aparecían señalamientos directos de los
denunciantes de haber sido LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAUJO,

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FISCAL SECCIONAL DE CODAZZI, el autor o partícipe de las


conductas objeto de denuncia.

En concreto, LUISA GINETH PINTO OCHOA, refirió:


«…denuncio directamente al doctor LUCAS SOCARRÁS ARAUJO
que fue el que entregó el documento (…) por el delito de
Calumnia…»9. CARLOS EDUARDO CUENCA PORTELA, acotó:
“…estamos denunciando estos hechos de manera concreta al
doctor LUCAS SOCARRÁS ARAUJO»10. Y ÁLVARO ENRIQUE LÓPEZ
VALERA, afirmó: “…sindico al doctor SOCARRÁS ARAUJO de ser
el autor material de ese documento (…) creo que está
incurriendo en los delitos de calumnia, injuria y falsa
denuncia»11.

También FRANKLIN MARTÍNEZ SOLANO, quien fue


reconocido como víctima en este proceso, en entrevista
posterior a su denuncia, en la que no hizo señalamiento
alguno, precisó: «quiero agregar a mi denuncia que en esta
oportunidad denuncio formalmente al doctor LUCAS JOSÉ
SOCARRÁS ARAUJO, quien funge como Fiscal Seccional en
Codazzi…»12.

Importa precisar que los denunciantes basaron sus


señalamientos en la información que en su momento les
suministró ALEXANDER CASTILLO ALMANZA, administrador de
un parqueadero cercano al Palacio de Justicia de Valledupar,
quien les indicó que el Fiscal LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAÚJO le

9 Carpeta de la Fiscalía No. 1, fl. 2.


10 Folio 3, ibídem.
11 Fl. 78, ibíd.
12 Fl. 105, ibíd.

19
Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

había entregado el documento para que lo remitiera vía fax a


Chiriguaná - Cesar, el cual originó estas denuncias por los
delitos de injuria, calumnia y falsedad personal

La existencia de un posible autor de las conductas


denunciadas, es además reconocida por la funcionaria
implicada en el texto de la decisión tildada de prevaricadora,
donde, en relación con este puntual aspecto, precisó:

«Analizados todos los elementos materiales probatorios


recopilados a lo largo de las diferentes investigaciones, la
suscrita procederá a evaluar si efectivamente el Dr. LUCAS
SOCARRAS ARAUJO es responsable o no de la comisión de la
conducta punible de INJURIA y CALUMNIA, FALSEDAD PERSONAL (…)
para lo cual reseñará que es dable emitir este auto de archivo
toda vez que, a juicio propio, no contemplo presencia de indicio
de responsabilidad que se pueda endilgar en cabeza del
indiciado SOCARRÁS ARAUJO.

(…) de lo relacionado en este investigativo solo se pudo


establecer que los hechos objeto (sic) son ciertos y verificables,
pero mal haría este despacho judicial en endilgar
responsabilidad penal al DR. LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAUJO sin
contar con elementos de juicio y/o convicción para adelantar un
proceso penal efectivo buscando como resultado la declaratoria
de responsabilidad penal en cabeza del aquí indiciado de
marras».13 Subrayas fuera de texto.

Como puede verse, no es que no estuviera determinado


el sujeto activo de la conducta, sino que, en criterio de la
funcionaria, no existían pruebas que lo comprometieran en
los hechos imputados, cuestión que, por exigir juicios de
valor sobre su responsabilidad, requerían control judicial,
siendo la vía indicada para su definición, el instituto de la

13 Fl. 221, ibíd.

20
Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

preclusión, conforme a las reglas establecidas en el artículo


332 de la Ley 906 de 2004.

Los numerales 5 y 6 del referido artículo indican como


causales de preclusión, respectivamente, la «ausencia de
intervención del imputado en el hecho investigado» y la
«imposibilidad de desvirtuar la presunción de inocencia»,
reglamentación de la que es razonable inferir que una cosa
es que se desconozca el destinatario de la denuncia, y otra
muy distinta que aparezca debidamente determinado pero
que la indagación no permita establecer en grado de
probabilidad su autoría o participación en los hechos.

La tesis expuesta en el fallo impugnado por la Sala


Penal mayoritaria del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Valledupar, en el sentido que una vez descartado el
indiciado como autor del hecho, el proceso «quedó
materialmente en estado de averiguación de responsable o
por determinar el presunto autor…», no es de recibo, porque
para la actualización de esta hipótesis se requería declarar
previamente su desvinculación.

En un caso con similares elementos fácticos y jurídicos


al presente, la Sala consignó sobre el punto las siguientes
reflexiones:

«La Sala debe precisar, por elemental que parezca, que ante
una condición fáctica así verificada, están presentes los más
básicos elementos estructurales del tipo objetivo: un sujeto
activo individualizado, un sujeto pasivo y una conducta,
realizada por acción o por omisión. Un estado de cosas así
revelado no puede catalogarse dentro de las categorías que
habilitan el archivo de las diligencias, esto es, que: i) no existen
motivos o circunstancias fácticas que permitan su

21
Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

caracterización como delito y ii) o indiquen su posible existencia


como tal. Por lo tanto, en tales eventos no es procedente el
archivo de las diligencias, en los términos del artículo 79 de la
Ley 906 de 2004.

(…)

Aunque resultara posible que hasta el momento en que el


acusado decidió el archivo de las diligencias no existiera «mérito
para formular imputación» en contra del señalado indiciado,
como se dijo en la resolución que así lo ordenó, emerge evidente
que una determinación en el sentido de archivar las diligencias
contrariaba de manera ostensible la ley, puesto que en esas
condiciones la Fiscalía no se encontraba habilitada para
suspender la investigación, a sabiendas de que los hechos, sin
duda, tenían la connotación de conductas punibles, o por lo
menos de conductas típicas, según se comprobó desde los
mismos inicios de la investigación, y para ese momento ya se
encontraba identificado a uno de los posibles autores o
intervinientes en su realización»14. Subrayas fuera de texto.

Es importante referenciar que en este asunto la Fiscal


MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES citó al fiscal LUCAS JOSÉ
SOCARRÁS ARAÚJO a rendir interrogatorio, quien inicialmente
optó por acogerse a su derecho a guardar silencio, pero
tiempo después solicitó directamente la práctica de la
diligencia, la cual se hizo efectiva.15 Y que previamente había
sido citado también a diligencia de conciliación, en condición
de querellado16.

Estas actuaciones judiciales indican que para la


funcionaria existían en ese momento pruebas mínimas que
señalaban al denunciado como autor o partícipe del hecho,
pues de lo contrario no hubiera dispuesto escucharlo en
interrogatorio en condición de indiciado, diligencia para cuya

14 CSJ SP4513-2018, rad. 51885.


15 Carpeta de la Fiscalía No. 1, fls. 187 a 192.
16 Ibídem, fl. 63.

22
Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

ordenación se requieren motivos fundados (artículo 282 de


la Ley 906 de 2004), ni lo hubiera convocado a diligencia de
conciliación.

Esta realidad procesal no permitía acudir al artículo 79


de la Ley 906 de 2004 para disponer el archivo de la
actuación, con el argumento de la imposibilidad de
«encontrar o establecer el sujeto activo de la acción», pues así
se hubiera descartado la autoría o participación del indiciado
en los hechos -como al parecer ocurrió-, lo que procedía, según
se ha dejado visto, era acudir a la preclusión.

En conclusión, la decisión de la fiscal, de disponer el


archivo de las diligencias con fundamento en lo dispuesto en
el artículo 79 de la Ley 906 de 2004, se advierte
manifiestamente contraria al ordenamiento jurídico, por
incumplir los presupuestos normativos y jurisprudenciales
requeridos para su aplicación.

El elemento subjetivo

En la audiencia de juicio oral, la acusada manifestó que


obró bajo la convicción de que la orden de archivo a favor del
Fiscal Seccional de Codazzi LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAUJO se
ajustaba a derecho, y que el artículo 79 de la Ley 906 de
2004 era jurídicamente aplicable, por no haberse podido
determinar su autoría en los hechos denunciados.

Explicó que este criterio fue el que siempre aplicó en


casos semejantes, afirmación que la defensa técnica
respaldó con el aporte al proceso de diez (10) órdenes de

23
Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

archivo expedidas por ella, en las que acude, al unísono, a


la siguiente argumentación:

«Así pues, evacuadas todas las diligencias de investigación


tendientes a establecer tanto la ocurrencia del hecho, como la
identificación y/o individualización de los autores del mismo,
podemos colegir que hasta el momento ha sido imposible
establecerlos, razón que nos lleva a dar aplicación al art. 79 del
Código de Procedimiento Penal en concordancia con el
pronunciamiento de nuestra honorable Sala de Casación Penal
en auto fechado el 5 de julio de 2007, por el Magistrado ponente
YESID RAMÍREZ BASTIDAS. “Cuando luego de adelantadas las
averiguaciones a (sic) resultado imposible establecer la
identidad o individualizar al autor del hecho materia de
investigación”.»17

Subrayas fuera de texto.

Precisó en su declaración que el propio sistema SPOA


de la Fiscalía, al cual tienen acceso todos los funcionarios, le
presentaba dicha opción para dar por terminados los
procesos cuando no había sido posible determinar al autor
de la conducta punible, conclusión a la que llegó luego de
adelantar distintas labores investigativas en esa actuación.

De las actuaciones llevadas a cabo por la procesada en


el asunto analizado, dieron cuenta FABIOLA EMILSE TABARES

HERNÁNDEZ, investigadora del CTI, quien refirió que la Fiscal


MAESTRE MIELES había prestado «toda la colaboración» que
necesitaba para realizar sus labores, como proferir las
ordenes de policía judicial para proceder con el desarchivo

17 Carpeta - informe ejecutivo del investigador de la defensa, fls. 10 a 39, incorporada


al proceso en la audiencia de juicio oral del 20 de noviembre de 2018, CD - récord:
9:10.

24
Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

de los elementos de prueba del almacén de evidencias y así


poder entregarlos al perito grafólogo18.

También FERNANDO GIL CRISTANCHO, acreditado en el


proceso como documentólogo y grafólogo forense de la
Fiscalía General de la Nación, indicó que la procesada le
facilitó «todos los medios» para adelantar su trabajo, y no fue
posible concluir de manera fehaciente la uniprocedencia
entre el documento cuestionado y la grafía de LUCAS JOSÉ
SOCARRÁS ARAUJO. Además, que esa misma situación no se
podía predicar de FRANKLIN MARTÍNEZ SOLANO, porque «no hubo
una conclusión definitiva», debido a que su firma estaba en
copia fotostática y no en original19.

A esto se suma otro de los argumentos expuestos por


la acusada para ordenar el archivo, consistente en que le
asistía razón al indiciado cuando señaló en su interrogatorio
que el documento objeto de este proceso ya lo conocía el
«nivel central» de la Fiscalía General de la Nación, desde el 10
de octubre de 2012, es decir dos (2) meses antes de que
«según las víctimas denunciantes, ocurrieron los hechos
injuriosos»20, por lo que él no pudo ser quien lo elaboró.

Aunque la decisión de archivar el proceso se revela


manifiestamente contraria a las disposiciones normativas
que regulan el archivo y la preclusión, la fundamentación
que expuso en la orden de archivo y que ratificó en la
audiencia de juicio oral, no se revela caprichosa, arbitraria,

18 Audiencia de juicio oral del 30 de octubre de 2018, CD, récord 33:08.


19 Ibídem, récord 40:15.
20 Carpeta de la Fiscalía No. 1, fl. 221.

25
Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

ni deliberada, puesto que parte de supuestos fácticos que


encuentran respaldo en la actuación, asociados con la
ausencia de prueba sólida que vinculara hasta ese momento
al indiciado en los hechos.

Tampoco se advierte motivación subyacente alguna


encaminada a contrariar la normatividad legal, pues lo que
se discute es la vía escogida para disponer el archivo del
proceso, en modo alguno los fundamentos fáctico
probatorios de la decisión, ni se prueba que existiera
evidencia para imputar, o para acusar, y que no obstante
ello se hubiera optado por esta vía para obviar su control
judicial. Nada de esto se plantea en la acusación.

La condición de fiscal «de antigua data» de la acusada,


por tener “doce (12) años de servicio como Fiscal Local», y
amplia formación académica, no prueban de suyo la
existencia del dolo, como lo pretende el ente acusador,
muchos menos cuando el problema jurídico deriva de la
interpretación del alcance de la norma, como aconteció en
este caso. Se trata de afirmaciones sueltas, que suelen ser
utilizadas como frases de cajón para llenar omisiones
probatorias.

Además, la única estipulación probatoria que


celebraron las partes se refirió a la condición de servidora
pública de MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES, limitando su
alcance a ese específico hecho, sin extenderse al cargo que
ocupaba ni los años de experiencia en el mismo para el
momento que profirió la orden de archivo. Y aunque se allegó
como soporte de la estipulación un extracto de la hoja de

26
Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

vida de la procesada, éste no puede ser objeto de valoración,


por no estar contenido en los términos de dicho acuerdo,
según se ha determinado en otros procesos 21.
En todo caso, con la sola experiencia o trayectoria de la
funcionaria, no puede darse por sentado el conocimiento y
la voluntad de obrar contra derecho, pues como lo ha
expuesto la Sala en otras oportunidades, dicho elemento no
puede analizarse de manera insular, al punto de concluirse
que toda equivocación de un funcionario experimentado y
estudioso se entiende dolosa, por cuanto sería irrumpir en
terrenos de responsabilidad objetiva, proscrita por el
ordenamiento legal22.

En la exposición de su teoría del caso, la fiscalía adujo


igualmente que el móvil de la funcionaria para proferir la
decisión prevaricadora fue un sentimiento de venganza,
debido a que estaba resentida con FRANKLIN MARTÍNEZ SOLANO
porque cuando este fue Director Seccional de Fiscalías del
Cesar, no accedió a trasladarla a Valledupar.

Esta afirmación es interesadamente exagerada, porque


FRANKLIN MARTÍNEZ SOLANO, en su declaración, solo calificó la
relación con la procesada como distante, y al responder el
contrainterrogatorio de la defensa reconoció que en su
condición de víctima nunca consideró la posibilidad de
recusarla para separarla de la dirección de la indagación. Así

21 Por ejemplo, en la actuación CSJ SP5336-2019, rad. 50696, se discutió un evento


donde la necropsia constituía medio de prueba de un hecho que hacía parte del tema
de prueba, allí, la Sala acotó: «Si logrado ese acuerdo probatorio la necropsia se
presenta como ‘soporte de la estipulación’, la misma no podrá ser objeto de valoración
y, bajo ninguna circunstancia, a partir de la misma pueden darse por probados hechos
que no quedaron claramente cobijados con la estipulación».
22 Art. 12, Ley 599 de 2000 y CSJ SP rad. 46206 de junio 3 de 2009, ratificada en
SP8383-2017, rad. 46206 -entre otras-.

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Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

mismo, cuando fue Juez Penal del Circuito y conoció


recursos de apelación interpuestos por ella, nunca se declaró
impedido, porque no albergaba enemistad alguna23.

La acusada, por su parte, negó sentir o haber tenido


algún resentimiento en contra de FRANKLIN MARTÍNEZ SOLANO,
por el contrario, refirió estar agradecida con él porque la
trasladó de Chiriguaná a Bosconia, acercándola así a la
capital del departamento24. Por lo que la afirmación de la
fiscalía, de que la funcionaria actuó motivada por un
sentimiento de enemistad, no pasa de ser un argumento
más, sin soporte probatorio alguno.

En el alegato de conclusión, la fiscalía invocó como


motivación, además del aludido resentimiento, el interés de
favorecer a un colega. Adujo que FRANKLIN MARTÍNEZ SOLANO
declaró que CARLOS EDUARDO CUENCA PORTELA, quien es uno
de los querellantes, le comentó que en alguna oportunidad
la Fiscal MAESTRE MIELES le dijo que iba a archivar la
indagación porque ella «no iba a perjudicar a un compañero»,
haciendo referencia a LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAUJO, Fiscal
Seccional de Codazzi - Cesar.

No obstante, la Corte no está en posibilidad de valorar


el contenido de dichas afirmaciones, sencillamente porque
EDUARDO CUENCA PORTELA no testificó en el juicio oral, y su
declaración, que vendría siendo de referencia, no fue
solicitada ni decretada en el momento procesal oportuno, y

23 Audiencia del juicio oral, 11 de septiembre de 2018, CD, segunda parte, desde el
récord 20:56.
24 Audiencia del juicio oral, 20 de noviembre de 2018, CD desde el récord 24:20.

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Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

tampoco se demostró la necesidad de su admisibilidad


excepcional.

En resumen, la sala no advierte acreditado el elemento


subjetivo de la conducta, en los términos previstos en los
artículos 7° y 381 del Código de Procedimiento Penal. Se
demostró que la decisión contrarió la normatividad legal de
manera manifiesta, pero no se acreditó que la funcionaria
hubiese actuado con conocimiento de que contrariaba el
orden legal y quisiera su realización.

Se confirmará, por tanto, el fallo impugnado.

Consideración final

En la apelación, el Fiscal Tercero Delegado ante el


Tribunal Superior de Valledupar manifestó que las
declaraciones que rindieron ALEXANDER CASTILLO ALMANZA y
JUAN JOSÉ ESCALONA ARZUAGA ante la Sala Jurisdiccional
Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura del
Cesar, no podían ser tenidas en cuenta en este proceso
porque «no fue[ron] solicitada[s] por la Fiscalía General de la
Nación, la defensa letrada, ni excepcionalmente por el
Ministerio Público», y, adicionalmente, porque el documento
que las contenía en dicho expediente no fue leído en el juicio
oral, como lo prevé el artículo 431 de la Ley 906 de 2004.

De la información procesal se extrae que ALEXANDER


CASTILLO ALMANZA rindió distintas declaraciones, inculpando
y luego exculpando al indiciado LUCAS JOSÉ SOCARRÁS
ARAUJO, y que JUAN JOSÉ ESCALONA ARZUAGA declaró ante la

29
Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

autoridad disciplinaria que dicho indiciado no se encontraba


en Valledupar cuando ocurrieron los hechos, porque debía
desplazarse a diligencias judiciales en los municipios de «San
Diego, Codazzi y si alcanzaba hasta Chiriguaná». Estas
declaraciones fueron mencionadas tanto en la decisión de
primera instancia, incluyendo el salvamento de voto, y en el
recurso de apelación interpuesto por la Fiscalía.

La Corte encuentra que los testimonios de ALEXANDER


CASTILLO ALMANZA y JUAN JOSÉ ESCALONA ARZUAGA no fueron
practicados en la audiencia de juicio oral de esta actuación,
por lo que no es posible valorarlos, pues respecto de ellos no
se ejercieron los derechos de confrontación y contradicción
ante el juez de conocimiento, como lo exige el artículo 16 del
Código de Procedimiento Penal.

De otra parte, la Fiscalía se equivoca al asegurar que la


declaración que rindió JUAN JOSÉ ESCALONA ARZUAGA ante la
Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional de la
Judicatura del Cesar debió leerse, o pudo leerse en el juicio,
en los términos del artículo 431 de la Ley 906 de 2004, pues
la lectura de documentos escritos en la audiencia a que
alude dicha norma no sustituye la prueba testimonial.

Lo cierto es que en el escrito de acusación de este


proceso la Fiscalía General de la Nación relacionó dentro de
sus medios de conocimiento documentales la «[c]opia de la
noticia criminal 200016001231201204250 adelantada contra
el doctor LUCAS JOSÉ SOCARRÁS ARAUJO, por los delitos de

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Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

calumnia e injuria. Consta de 234 folios»25. Y posteriormente,


en la audiencia preparatoria celebrada el 14 de agosto de
2018, se refirió al expediente de la indagación, así:

«Las razones de conducencia, pertinencia y utilidad que le


asisten a la Fiscalía para pretender la incorporación del
expediente saltan a la vista: que es apenas natural que para
arribar a una conclusión acerca de la manifiesta contrariedad
de la decisión que se cuestiona, proferida por la doctora MIRIAM
BEATRIZ MAESTRE MIELES, se hace absolutamente necesario e
indispensable que ustedes conozcan el expediente y los medios
probatorios que se encontraban incorporados, los elementos
materiales probatorios que se encontraban incorporados a la
actuación hasta el momento en que la doctora MIRIAM BEATRIZ
MAESTRE MIELES decidió proferir la orden de archivo, pues solo
así podrán llegar a la conclusión, a la decisión acerca de la
manifiesta contrariedad de la decisión con la ley y los elementos
de prueba. (…) Como prueba documental entonces, únicamente
será el expediente identificado con el número de noticia criminal
200016001231201204250 y las razones de pertinencia y
utilidad quedaron establecidas al momento de solicitar el
testimonio de HELAINE GIL VERGARA»26.

La defensa no se opuso a las solicitudes probatorias de


su contraparte y el Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Valledupar decretó como prueba documental de la Fiscalía
«el expediente contentivo de la providencia tachada de
prevaricadora en los términos y para los fines que fueron
enunciados y descubiertos y con la justificación que acabamos
de oír…»27.

En el juicio oral, en sesión del 11 de septiembre de


2018, en la práctica del testimonio de ELAINE HELENA GIL
VERGARA, asistente del Fiscal Tercero Delegado ante el

25 Folio 11 de la carpeta 1.
26 Récord 15:37 a 16:58.
27 Récord 35:03 a 35:18.

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Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

Tribunal, la declarante reconoció el legajo que se le puso de


presente, previa exhibición a la defensa y al Ministerio
Público28. La testigo, por solicitud del Fiscal, procedió a leer
ciertas piezas del mismo, y el Tribunal, finalmente, ordenó la
incorporación de dicha prueba documental, en un cuaderno
con 237 folios29.

De acuerdo con estos antecedentes, es claro que la


intención de la Fiscalía al solicitar la prueba documental fue
que ingresara al juicio oral la totalidad del expediente para
que los juzgadores contaran con todos los medios
cognoscitivos que tuvo la acusada al momento de emitir la
orden de archivo, y no solo de algunos. Como ya se anotó, la
defensa no se opuso a ello en la audiencia preparatoria y el
Tribunal decretó la prueba tal como le fue pedida, acogiendo
la motivación de la Fiscalía en punto de conducencia,
pertinencia y utilidad.

Ya en el juicio oral, el expediente le fue exhibido al


defensor y éste no se opuso a su incorporación como prueba
documental. En ese orden de ideas, existió claridad para las
partes y para el a quo sobre su objeto y su introducción como
prueba documental, aunque debe precisarse que esta forma
de introducción no convierte ni se constituye en una manera
de sustituir o trasladar un testimonio de la actuación
disciplinaria a la penal, porque dicha figura no opera en el
sistema de la Ley 906 de 2004.

28 Primera parte, récord 35:59.


29 Segunda parte, récord 58:20 a 59:10.

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Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

La Sala ha sostenido que cuando se decreta como


prueba documental la introducción de expedientes de otros
procesos, donde obran declaraciones que se encuentra
insertas en documentos, esto no habilita para valorarlos
como prueba testimonial, porque respecto de ellas debe
agotarse el debido proceso probatorio, que garantice a la
contraparte ejercer los derechos de contradicción y
confrontación30.

En mérito de lo expuesto, la SALA DE CASACIÓN


PENAL de la CORTE SUPREMA DE JUSTICIA,
administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la ley,

RESUELVE

PRIMERO. CONFIRMAR la sentencia absolutoria


dictada por la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Valledupar, en los términos expuestos en la parte
motiva, en favor de MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES.

SEGUNDO. Contra esta decisión no proceden recursos.

TERCERO. Devolver la actuación al Tribunal de origen.

Notifíquese y cúmplase.

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR


Presidente

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZACAYA

30 Cfr. CSJ AP5785-2015, rad. 46153 y AP1697-2019, rad. 53096, entre otros.

33
Segunda instancia No. 55508
MIRIAM BEATRIZ MAESTRE MIELES

GERSON CHAVERRA CASTRO

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

JAIME HUMBERTO MORENO ACERO

FABIO OSPITIA GARZÓN

EYDER PATIÑO CABRERA

HUGO QUINTERO BERNATE

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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