Resumen de la lectura de Juan Maiguashca, realizado por: John Piedrahita
Juan Maiguashca, en su texto,1 parte formulando una crítica propositiva con el
fin de contribuir con el avance del proyecto de historia conceptual. El autor señala que en las obras de Iberconceptos se ha utilizado varios tipos de encuadramientos: el de los “campos semánticos”, el de “la periodización (1780-1880)” y, finalmente, el del “paradigma de la historia nacional”. Dichos instrumentos pretenden comprender el pensamiento político social de los iberoamericanos entre 1780-1880. Sin embargo, para una historia transnacional y comparativa en el mundo iberoamericano se requiere de otros encuadres. Maiguashca propone que junto al encuadre nacional se use un encuadre regional. Para propósito de esta tarea metodológica, Maiguashca siguiendo a Erving Goffman, sugiere que existen los “encuadramientos” primarios y los secundarios. En los primarios se hace inteligible la vida, nacimiento, muerte, clase, raza, género y lengua. En los secundarios se organiza la vida cotidiana. Ahora bien, Juan Maiguashca va en busca de una metodología histórica para encuadrar el estudio de conceptos políticos y sociales en Iberoamérica, uno de ellos es la nueva concepción del espacio: “El giro espacial”. Para nuestro autor, el espacio es una categoría relacional y se refiere a la interrelación entre las cosas en un punto determinado. El “sitio” es la posición concreta de una cosa o actividad en la superficie terrestre y el “lugar” es el ámbito donde se producen ideas, valores y prácticas sociales. En efecto, definir el espacio muestra la necesidad de pensar la creación y circulación de las ideas en términos espaciales. Por otro lado, Maiguashca a través de su lectura de Colmenares, habla de la región histórica. Aquí, la historia regional dio un viraje metodológico en donde se privilegió el análisis de las relaciones internas; que conduciría a la investigación de “parcelas” de la realidad. Es decir, se vincula el estudio de la región al de la formación nacional. En definitiva, “la región histórica” sería el encuadre más apropiado para investigar los conceptos fundamentales a los que Iberconceptos alude. El autor, también, hace referencia al encuadre cisatlántico de Armitage. Menciona que el trabajo de Armitage permite ilustrar una posible metodología de encuadres para el estudio de los conceptos socio-políticos en el mundo iberoamericano y en América latina.2 Antes bien, Juan Maiguashca sugiere que si se analiza América del Sur desde el punto de vista espacial (1770-1880) hay dos movimientos territoriales 1 Juan Maiguashca, “Encuadramientos espaciales e historia conceptual: Una reflexión autocrítica”. 2 Ibíd., 32. que encuadraron su vida económica, política y social a estos procesos; el autor los denomina: “desplazamiento continental” y “desplazamiento regional”. 3 En efecto, el historiador sudamericano los debe tener en cuenta para interpretar la producción local de conceptos político-sociales. Además, Maiguashca apunta que existen consecuencias del desplazamiento continental. Este desplazamiento, dislocó las redes de comunicación y de comercio que existieron durante la colonia. En cambio apareció la vía marítima que unió algunas regiones y desplazó a otras. Como resultado se dio el desplazamiento regional en donde los viejos centros de poder se encontraron con rivales. Por otro lado, el vocablo república en Ecuador, 1830-1860 debe ser utilizado, según el autor, teniendo en cuenta el concepto de región histórica. Maiguashca menciona que en las regiones históricas ecuatorianas, entre 1830-1860, hubo un consenso nacional en Ecuador sobre la voz república como utopía. No obstante, a inicios del siglo XX la desestabilización se aceleró por los desplazamientos (continental-regional) y los virajes terminaron dando ventaja a Guayaquil sobre Quito y Cuenca a fines del siglo XIX. En síntesis, estas circunstancias condicionaron la formulación del concepto de república en estos centros.4 Para finalizar, el autor propone el concepto de “comunidades epistémicas”. En las grandes ciudades, como Quito, Guayaquil y Cuenca, existió la infraestructura para que surgieran círculos intelectuales. El hecho de que estas ciudades albergaran imprentas permitió una vía para la creación y difusión de nuevos conceptos políticos y sociales. Por lo general, las comunidades epistémicas se aglutinaban alrededor de periódicos y revistas y fueron estas creaciones culturales las que tuvieron un rol fundamental en la formación del estado-nación en América Latina.