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Álvarez, Sonia E., Evelina Dagnino, Arturo Escobar. “Introducción.

Lo cultural y lo político en
los movimientos sociales latinoamericanos”. En Política cultural y cultura política. Una nueva
mirada sobre los movimientos sociales latinoamericanos, editado por Sonia E. Álvarez, Evelina
Dagnino y Arturo Escobar, 17-48 y 451-456. Bogotá: Taurus, 2001.

Las luchas políticas en la AL actual se libran justamente en torno a posibles planes democráticos
alternativos. Los movimientos sociales, como sostienen los autores, juegan un papel fundamental y
decisivo en esas luchas. Fundamentalmente, se están debatiendo los parámetros de la democracia
y las fronteras de lo que debe definirse como el escenario político: sus participantes, sus
instituciones, sus procesos, sus programas y sus alcances. p.17

Las políticas neoliberales han introducido un nuevo tipo de relación entre el Estado y la sociedad
civil y han provocado el surgimiento de una definición del ámbito de lo político y sus participantes
que se basa en una concepción minimalista tanto del estado como de la democracia p.17

Como el Estado neoliberal cada vez se preocupa menos por las necesidades de la sociedad civil,
los mismos ciudadanos luchan por el pleno derecho del ejercicio de la ciudadanía . La ciudadanía
tiene que seguir avanzando por sus propios recursos privados y otros se equiparan cada vez más con la
integración individual al mercado p.17.

El alcance de las luchas democráticas se extendería hasta abarcar no solo el sistema político, sino
además el futuro del “desarrollo” y la erradicación de desigualdades como las de raza o género
profundamente determinadas por prácticas culturales y sociales. Este proceso es inherentemente
disyuntivo, porque lleva a reconocer que la construcción de la democracia no es homogénea, sino más
bien internamente discontinua y desigual p.18 (Las luchas ya no solo se limitan a la desigualdad de
clase, son heterogéneas, como heterogénea es la sociedad)

Los movimientos sociales no solo han logrado transformar sus agendas en políticas públicas, sino que
también han luchado por otorgar nuevos significados a nociones como: “ciudadanía”, a la
“representación” y “participación política” y a la propia “democracia”. Este trabajo de los movimientos
sociales implican la puesta en marcha de una “política cultural”, concepto de los estudios culturales
que puede dar luces sobre las apuestas culturales y políticas de los movimientos sociales en la lucha
contemporánea por el destino de la democracia en AL p.18

La formación de nuevos conceptos de lo cultural en la investigación sobre los


movimientos sociales en América Latina

De la cultura a la política cultural.-

El objetivo de este texto es investigar la relación entre cultura y política p.18

El argumento es que la relación entre cultura y política puede explotarse mediante una
exploración de la naturaleza de la política cultural puesta en marcha –con mayor o menor claridad
y en mayor o menor grado- por todos los movimientos sociales, y por medio del examen del
potencial de dicha política cultural para promover el cambio social p.18-19

Teóricos como de Certeau (1984), Fiske (1989) y Willis (1990) trascendieron el estatismo y resaltaron
la manera como la cultura involucra un proceso colectivo e incesante de producción de
significados que moldea la experiencia social y configura las relaciones sociales p.19

La cultura no es una esfera sino una dimensión de todas las instituciones económicas, sociales y
políticas. La cultura es un conjunto de prácticas materiales que constituyen significados, valores
y subjetividades p.19

Sin embargo, los estudios culturales no han otorgado la suficiente importancia a los movimientos
sociales como agentes vitales de reproducción cultural p.20

La noción de cultura también es materia de amplio debate en el campo de la antropología. La


antropología clásica adhería a la cultura a: algo encarnado en las instituciones, prácticas, rituales,
símbolos p.20.
Pero, este paradigma de cultura orgánica sufrió golpes significativos con el desarrollo de la
antropología estructural, la cual se orienta hacia la economía política y la antropología interpretativa
p.20

A mediados de 1980, otro desplazamiento de la idea de cultura buscó tener en cuenta el hecho de que
“ya nadie puede escribir sobre los otros como si fueran objetos o textos discretos”, y buscó desarrollar
“nuevas concepciones de la cultura como algo interactivo e histórico. p.20

Desde entonces, la creciente conciencia de la globalización de la producción económica y cultural


ha llevado a los antropólogos a cuestionar nociones espaciales de cultura, dicotomías entre un
“nosotros” homogéneo y propios y otros p.20

Uno de los aspectos más útiles de la comprensión postestructuralista de la cultura en la


antropología es su insistencia en el análisis de la producción y significación, de significados y
prácticas, como aspectos simultáneos e inextricablemente ligados de la realidad social p.20

En la línea postestructuralista, Warren sugiere que “las exigencias materiales de los movimientos
sociales son, en la práctica, construcciones selectivas avanzadas políticamente, expresadas en
campos de relaciones sociales que también definen su significado”. De igual manera, Warren
aboga por una formación alternativa de conceptos que “confrontaría los asuntos culturales (y los
intereses políticos) embebidos en la construcción de políticas y las preocupaciones materialistas
(y los intereses políticos) implícitas en los ensamblajes culturales de la política ” p.21.

En tanto los antropólogos generalmente han intentado entrelazar los análisis de “lo simbólico” y “lo
material”, los avances en la teoría del discurso y la representación han proporcionado herramientas
para relatos más matizados de la constitución mutua, de hecho la inseparabilidad, de significados y
prácticas p.21

Este desarrollo deja lecciones útiles para los estudios culturales; de hecho, se armoniza bien con lo que
se considera el asunto clave del campo de estudio, es decir, aquello que las metáforas de cultura y
textualidad ayudan a explicar y que a la vez dejan estudiar. Este asunto se expresa elocuentemente en el
recuento retrospectivo de Stuart Hall sobre el impacto del “giro linguistico” de los estudios
culturales. Para Hall, el descubrimiento de la discursividad y la textualidad trajo a primer plano
“la importancia crucial del lenguaje” para el estudio de cualquier cultura. Así, los académicos de
los estudios culturales encontraron que siempre “algo los hacía volver a la cultura” p.21

La cultura siempre trabaja con sus textualidades y, al mismo tiempo, esa textualidad nunca es
suficiente p.21

La máxima de Hall, de que la cultura y la textualidad “nunca bastan” se refiere a la dificultad de


asir, por medio de la cultura y la textualidad, “otros asuntos que importan”, como estructuras, (la
política) formaciones y resistencias que la cultura impregna inevitablemente, ese “algo desagradable
allá abajo” hacia lo cual Hall quiere que regresen los estudios culturales, saliendo del aire limpio del
significado y la textualidad p.22

De esta manera, Hall vuelve a introducir la política en el centro de los estudios culturales , no solo
porque su formulación provee un medio para mantener en tensión asuntos teóricos y políticos,
sino también porque hace un llamado a los teóricos –especialmente a aquellos que tienden a
quedarse en el nivel del texto y la política de representación- para que se comprometan con ese
“algo desagradable allá abajo” como asunto propio tanto de la teoría como de la política p.22

La tensión entre lo textual y aquello que lo sustenta, entre la representación y su fundamento, entre
significados y prácticas, entre narrativas y actores sociales, entre discurso y poder, nunca podrá ser
resuelta en el ámbito de la teoría. Pero, si siempre hay “algo más” más allá de la cultura, algo que lo
textual/discursivo no ha captado del todo, entonces también hay algo más allá de lo material, algo
que siempre es cultural y textual p.22

Lo descrito en el párrafo anterior se puede ver en el caso de los movimientos sociales, en donde para
las personas muy pobres y marginales su primer objetivo de lucha es demostrar que son ciudadanos con
derechos p.22
Los movimientos sociales son un escenario crucial para comprender como tiene lugar en la
práctica este quizás precario pero vital enmarañamiento de lo cultural y lo político . Los autores
creen que la formación de conceptos y la investigación sobre la política cultural de los movimientos
sociales en un rodeo teórico prometedor que presta atención al llamado de Stuart Hall p.23

De la política cultural a la cultura política.-

Definición de política cultural presentada por Jorda Weedon: “ son preocupaciones centrales de la
política cultural: la legitimación de las relaciones sociales de desigualdad y la lucha por
transformarlas. La política cultural determina los significados de las prácticas sociales, y más
aún, determina cuales grupos o individuos tienen el poder para definir dichos significados. La
política cultural también se preocupa por la subjetividad y la identidad, puesto que la cultura
juega un papel crucial en la constitución de nuestro sentido de nosotros mismos. Las formas de la
subjetividad que habitamos juegan un papel central en determinar si aceptamos o cuestionamos
relaciones de poder existentes” (Weddon citado en estos autores p.23)

Los vínculos entre cultura y política son evidentes en las prácticas . Por eso, los autores quieren
ampliar el concepto de política cultural mediante el análisis de las intervenciones políticas de los
movimientos sociales p.24

En AL todos los movimientos sociales ponen en marcha una política cultural. Puede ser tentador
restringir el concepto de política cultural a aquellos movimientos que son más claramente culturales.
Durante la década de 1980, esta restricción condujo a una división entre “viejos” y “nuevos”
movimientos sociales. Los nuevos eran aquellos para los cuales la identidad era un asunto
importante, aquellos que se comprometían en “nuevas formas de hacer política”, y aquellos que
contribuían a las nuevas formas de sociabilidad. Los movimientos indígenas, étnicos, ecológicos,
de mujeres, de homosexuales y de derechos humanos eran los candidatos elegidos . En contraste,
se consideraba que los movimientos populares urbanos, campesinos, de obreros y de barrios,
entre otros, estaban comprometidos en luchas más convencionales por necesidades y recursos
p.24

Pero, un aporte clave de los autores es que los movimientos urbanos de invasores, mujeres,
marginales y otros, también ponen en acción fuerzas culturales - En esas luchas continuas en
contra de los proyectos dominantes de la construcción de naciones, el desarrollo y la represión,
los actores populares se movilizan colectivamente a partir de conjuntos muy diferentes de
significados e intereses. Para todos los movimientos sociales las identidades y estrategias
colectivas están inevitablemente atadas a la culturap.24.

Así, los autores exploran las maneras como entran en juego múltiples políticas culturales cuando
se movilizan los actores colectivos. La política cultural es quizás más evidente en movimientos
que plantean exigencias basadas en la cultura. Como es el caso del movimiento negro colombiano
que estudian Libia Grueso, Carlos Rosero y Arturo Escobar. También es más evidente en
aquellos que despliegan la cultura como medio para movilizar o comprometer a los participantes,
como se muestra en el caso de los movimientos afrobrasileños que estudia Olivia Gunha. P.24.

La política cultural también se pone en marcha cuando los grupos intervienen en debates sobre
políticas, cuando intentan otorgar nuevos significados a las interpretaciones culturales dominantes de la
política, o cuando desafían prácticas culturales predominantes. Por ejemplo, la “astuta guerra de
guerrillas de los medios de comunicación” lanzada por los zapatistas para combatir el neoliberalismo y
promover la democratización de México p.25.

Sonia Alvarez hace énfasis en que el hecho de que las batallas políticas de las feministas
latinoamericanas han entrado al stablishment, deben ser consideradas luchas por nuevos significados de
nociones predominantes de ciudadanía, desarrollo y democracia p.25

El concepto de política cultural es importante para evaluar el alcance de las luchas de los movimientos
sociales por la democratización de la sociedad y para resaltar las implicaciones menos visibles y a
menudo desatendidas de dichas luchas p.25
Los cuestionamientos culturales no son meros “subproductos” de la lucha política, sino mas bien
elementos constitutivos de los esfuerzos orientados hacia nuevas definiciones del significado y de
los límites del propio sistema político por parte de los movimientos sociales p.25

Muchas veces el lenguaje parece ser irrelevante para las supuestas luchas “reales ”. Sin embargo, el
poder de interpretar, así como la apropiación e invención activas del lenguaje, son herramientas
cruciales para los movimientos emergentes que buscan su visibilidad y el reconocimiento de los
puntos de vista y las acciones que trascienden sus discursos dominantes p.25 (las luchas sociales
pueden entenderse como “guerras por la interpretación”)

La interpretación de política cultural de los autores: La política cultural es el proceso que se desata
cuando entran en conflicto conjuntos de actores sociales que a la vez que encarnan diferentes
significados y prácticas culturales, han sido moldeados por ellos. En esta definición se presupone que
significados y prácticas –especialmente aquellos que se han considerado marginales, de oposición,
minoritarios- pueden originar procesos cuyo carácter político debe necesariamente ser aceptado . El
hecho de que raramente se acepten como políticos es más un reflejo de definiciones arraigadas y
ancladas en culturas políticas dominantes p.25-26

La cultura es política porque los significados son elementos constitutivos de procesos que,
implícita o explícitamente, buscan dar nuevas definiciones del poder social . Es decir, cuando los
movimientos despliegan conceptos alternativos de mujer, naturaleza, raza, economía, democracia
o ciudadanía, los cuales desestabilizan significados culturales dominantes, ponen en marcha una
política cultural p.26.

La política cultural es el resultado de articulaciones discursivas que se originan en prácticas


culturales existentes y en el contexto de condiciones históricas particulares p.26 (mío: quizá para
mí tesis me sirve utilizar el concepto de política cultural)

La política cultural existe en movimientos sociales de derecha e incluso también dentro de las
formaciones del Estado, los neoconservadores buscan “volver a sacralizar la cultura política” mediante
la defensa o recreación de un mundo tradicionalista y autoritario p.26

Pero, tal vez el ángulo más importante en el estudio de la política cultural de los movimientos
sociales tiene que ver con sus efectos sobre las culturas políticas. Toda sociedad está marcada por
una cultura política dominante. La cultura política es la construcción social peculiar de aquello
que cuenta como “político en toda sociedad”. De esta manera, la cultura política es el ámbito de
las prácticas y las instituciones, conformadas a partir de la totalidad de la realidad social y que
históricamente, llegan a ser consideradas como apropiadamente políticas (de la misma manera
como se considera apropiadamente que otros ámbitos son “económicos”, “culturales” y
“sociales”). La cultura política en occidente ha sido caracterizada como “Racionalista,
universalista e individualista p.26-27

Si los movimientos sociales tienen el objetivo de modificar el poder social, y si la cultura política
también involucra campos institucionalizados para la negociación del poder, entonces los movimientos
sociales están necesariamente en pugna con el asunto de la cultura política p.27

En muchos casos, los movimientos sociales no exigen una inclusión en la cultura política dominante;
más bien, buscan modificarla. Dichos movimientos pueden en ocasiones, jugar un papel fundacional,
“orientado hacia la transformación del propio orden político dentro del cual operan ” p.27

La política cultural de los movimientos sociales también puede verse como promotora de
modernidades alternativas. Algunos movimientos plantean la pregunta de como ser a la vez
modernos y diferentes, “como entrar en la modernidad sin dejar de ser indios” p.27-28

Las culturas políticas latinoamericanas han recibido mucha influencia de aquellas que predominan en
Europa y América del Norte; sin embargo, difieren de ellas . Esta influencia se expresa claramente en
las recurrentes referencias a principios como racionalismo, universalismo, e individualismo. No
obstante, en AL dichos principios se combinan históricamente en formas que contradicen otros
principios cuyo fin es asegurar la exclusión social y política e incluso controlar la definición de
aquello que cuenta como político en sociedades extremadamente desiguales y jerárquicas . Tal
hibridación contradictoria ha incentivado análisis de la peculiar adopción del liberalismo como
“ideas fuera de lugar” o “democracias de fachada” p.28.

Este liberalismo “fuera de lugar” convino a las élites latinoamericanas del siglo XIX como medio
para mantener un poder político basado en la exclusión, ya que había sido construida con una
concepción oligárquica de la política, transferida de las prácticas sociales y políticas del latifundio, en
las cuales se conjugaban y superponían poderes personales, sociales y políticos, como si fueran una
única realidad. P.28

Estas prácticas implicaban que prevalezcan el favoritismo, el personalismo, el clientelismo y el


paternalismo como prácticas políticas normales. Además, con el apoyo de mitos como el de “la
democracia racial”, estas prácticas ocultaron la desigualdad y la exclusión p.29

Como consecuencia, los grupos sublatenos consideraron que la política era un “asunto privado”
de las élites conduciendo a un distanciamiento enorme entre sociedad civil y sociedad política
p.29 +

Cuando en las primeras décadas del siglo XX la urbanización y la industrialización hicieron inevitable
la incorporación de las masas a la política, no sorprende que esta misma tradición inspirara el nuevo
acuerdo político-cultural: el populismo p.29

Ya que tenían que compartir el espacio político con los antes excluídos, las elites
latinoamericanas encontraron la forma de mantener la dominación política a través de líderes
políticos que les aseguraban el control sobre una participación popular heterónoma. P.29

La búsqueda de una nueva definición del papel del Estado pasó a ser un elemento crucial de las
culturas políticas latinoamericanas. Concebido como promotor de cambios desde arriba y como agente
primordial de la transformación social, el ideal de un Estado fuerte e intervencionista, la sociedad llegó
a ser compartida por las culturas políticas políticas, nacionalistas y desarrollistas. La dimensión que
llegó a tener este carácter llevó a los analistas a hablar de estadolatría. Esto agravaba las dificultades
del surgimiento de nuevos sujetos políticos autónomos y aumentaba la exclusión que el populismo
pretendía asumir mediante la concesión de derechos políticos y sociales p.29-30

Los regímenes militares surgieron en AL durante de las décadas de 1960 y 1970 como reacción ante las
tentativas de radicalizar alianzas populistas o explorar alternativas democráticas socialistas. El
autoritarismo exacerbado transformó la exclusión política en eliminación mediante la represión estatal
y la violencia sistémica. Los procedimientos burocráticos y tecnocráticos de la toma de decisiones
produjeron una racionalidad adicional para restrinjir aún más la definición de la política y de
sus participantes p.30

Pero, AL no puede considerarse ejemplo de ordenamiento hegemónico de la sociedad . De hecho,


han estado comprometidas con el autoritarismo social que penetra en la organización de las
sociedades y culturas latinoamericanas, basado en la exclusión p.30

Es significativo que en los países bajo regímenes autoritarios como en naciones formalmente
democráticas hayan desarrollado versiones plurales de una política cultural, las cuales van mucho más
allá del restablecimiento de la democracia liberal formal. De esa manera, las nuevas definiciones de
conceptos como democracia y ciudadanía apuntan hacia direcciones que enfrentan la cultura
autoritaria a través de una nueva significación de nociones como derechos, espacios públicos y
privados, formas de sociabilidad, ética, igualdad y diferencias. Estos múltiples procesos que otorgan
nuevos significados revelan de manera clara definiciones alternativas de aquello que cuenta como
político p.30

La formación de nuevos conceptos de lo político en la investigación sobre movimientos


sociales en América Latina.-

Al explorar lo político en los MS es necesario tener en cuenta que la política abarca una serie de
actividades que van más allá de votar, hacer campaña o cabildear. La política traspasa lo
institucional y abarca luchas de poder puestas en marcha en un amplio rango de espacios definidos
culturalmente como privados, sociales, económicos, culturales p.30-31

El poder no debería entenderse como “bloques de estructuras institucionales con tareas preestablecidas
y fijas (dominar, manipular) ni como mecanismos para imponer el orden desde arriba, sino más bien
como una relación social difundida en todos los espacios p.31

Sin embargo, no debería alejar nuestra atención de la manera como los MS interactúan con la
sociedad política y con el Estado y “no debe llevarnos a ignorar la manera como el poder se sedimenta y
se concentra en instituciones y agentes sociales” p.31

Los autores brindan la necesaria atención a las relaciones de los MS con los poderes sedimentados de los
partidos, las instituciones y el Estado, a la vez que sugieren que examinar dichas relaciones “nunca es
suficiente” para aprehender el impacto o significado político de los MS.p.31

Los autores también intentan dar luces sobre la manera como los discursos y prácticas de los MS
pueden desestabilizar y así transformar los discursos dominantes y las prácticas basadas en la
exclusión de la “democracia latinoamericana que existe hoy en día” p.32

Pero hay un problema, se supone que la cultura política es algo dado y no se llega a dar cuenta de
un aspecto crucial de las luchas de los MS… Se supone a la política con un significado consensual y
fundacional, pero la política cultural puesta en marcha por los MS, en tanto desafía a la vez que
otorga nuevos significados y a aquellos –aparte de la élite política- que tienen el poder de definir las
reglas del juego político, puede ser crucial, insistimos, para promover culturas políticas alternativas
y potencialmente, extender la democracia en AL p.33

Las rígidas jerarquías sociales de clase, raza y género que caracterizan las relaciones sociales
latinoamericanas impiden que la gran mayoría de ciudadanos imaginen el privilegio de tener derechos
p.33

La apuesta en AL es eliminar el autoritarismo social que engendra formas de sociabilidad y


culturas basadas en la exclusión y reproduce la desigualdad. En este sentido, su eliminación
constituye un reto fundamental para la democratización de la sociedad. Pero, una reconsideración
en esta dimensión implica necesariamente una nueva definición de lo que normalmente se considera
el terreno de lo político y de las relaciones de poderp.33

La mayoría de los teóricos de las tendencias predominantes concluyen que los movimientos sociales y
asociaciones cívicas juegan un papel secundario en la democratización. Por tanto, han centrado su interés
académico en la institucionalización política, la cual se considera “el factor más importante y urgente en
la consolidación de la democracia p.34

En efecto, las discusiones actuales sobre la democratización de AL se centra casi exclusivamente en


la estabilidad de las instituciones y los procesos políticos representativos y formales, el
presidencialismo, la formación y consolidación de los partidos políticos y sistemas partidarios
viables, y los requisitos de la gobernabilidad. En suma, los análisis de la democracia que
predominan se centran en lo que los politólogos han denominado “la ingeniería institucional”
necesaria para consolidar la democracia representativa en América del Sur p.35

Aunque las relaciones de los movimientos sociales con los partidos y el estado deben estudiarse, a
veces esos análisis pasan por alto la posibilidad de que escenarios públicos no gubernamentales o
extrainstitucionales puedan llegar a ser igualmente esenciales para la consolidación de una
ciudadanía democrática significativa para grupos y clases sociales subalternos p.35

Al volcar la atención a la política cultural de los MS, los autores ofrecen maneras alternativas de
entender la manera como los MS han contribuido al cambio cultural y político desde que el
neoliberalismo económico y la democracia representativa (limitada y ampliamente protoliberal) se
convirtieron en los dos pilares de la dominación en AL. p.35

Cultura y política en las redes de movimientos sociales.-


Una manera fructífera de explorar el modo como las intervenciones políticas de los MS se extienden más
allá de la sociedad política y el estado, es analizar la configuración de las redes de MS. Por una parte,
están las prácticas culturales y las redes interpersonales de la vida cotidiana que mantienen a los
MS a lo largo de las ideas y venidas de la movilización y que infunden nuevos significados
culturales a las prácticas políticas y la acción colectiva. Estos marcos pueden incluir diferentes
modos de conciencia y prácticas de la naturaleza, la vida de barrio y la identidad p.36

Rubin, por ejemplo, describe elocuentemente la manera como MS radicales de Juchitán-México


alimentaron sus fuerzas en la familia, la comunidad y los lazos étnicos. Los lugares supuestamente
apolíticos como los puestos de mercado, tabernas locales y patios familiares “contribuyeron a la
nueva elaboración de creencias y prácticas locales y culturales y se convirtieron en lugares de
discusión y movilización importantes. … Pues sus características de género y de clase fueron
terreno fértil para volver a pensar la política y llevar a la gente a las calles. En síntesis, se piensa a
la vida cotidiana como lugares de interacción política p.36

Por otro lado, se hace énfasis en la necesidad de entender a los MS no solamente como algo que se basa y
se alimente de redes cotidianas sino que también construye o configura nuevos lazos personales, de
organización y de carácter político-cultural tanto con otros movimientos como con una amplia variedad
de actores y espacios culturales e institucionales. Estos lazos expanden el alcance cultural y político de
los MS mucho más allá de las comunidades locales y ayudan a equilibrar sus tendencias hacía lo
parroquial, lo fragmentario y lo efímero p.36

Por lo general, cuando investigamos la política institucional es mucho más fácil hacer mediciones con
datos e instrumentos. No ocurre lo mismo en el análisis de los MS ya que aquí hay relaciones personales
que vinculan individuos entre ellos, conexiones locales, redes de solidadaridad etc p.37

Sin embargo, también hay redes de académicos que se involucran en los MS. Lo que ocurre, por ejemplo,
en Chile en donde estas organizaciones feministas trabajan en organizaciones populares y ONG, y están
comprometidas en la generacipon de conocimiento, incluidas categorías que pasan a formar parte de los
repertorios morales utilizados por el Estado. Estas redes de movimientos tienen un alcance cada vez
más regional y transnacional p.37.

Con el término “redes de movimientos sociales”, se expresa el carácter intricado y precario de los
múltiples cruces y lazos que existen entre las organizaciones de movimientos, los participante
individuales, y otros actores del Estado, la sociedad civil y la política. La metáfora de la “red” también
nos permite imaginar de manera más clara las múltiples maneras de relacionarse los movimientos con los
terrenos discursivos de lo natural, ambiental, lo político, institucional y lo cultural. Abarca más que
movimientos y sus participantes activos abarcan participantes ocasionales en eventos y acciones de los
movimientos y simpatizantes y colaboradores en ONG, partidos políticos, universidades, otras
instituciones culturales y políticas en el sentido convencional, las cuales apoyan las metas de un
determinado movimiento y ayudan a desplegar sus discursos y exigencias en y contra las culturas
políticas y las institucionales dominantes p.37-38

Se debe considerar que los movimientos culturales, muchas veces, no tienen impacto directo en la
protesta social. Sino que van tejiendo cultura a lo largo del tiempo y sus estudiantes, líderes, maestros y
obreros generaran impacto en el futuro gracias a esa formación cultural p.38

Los movimientos sociales y la revitalización de la sociedad civil.-

La “sociedad civil” se convirtió en la celebridad política de muchas y recientes transiciones


latinoamericanas de mandatos autoritarios. Geoge Yúdice afirma que bajo el régimen neoliberal y su
Estado en vía de disminución la sociedad civil “ha florecido”. La mayoría de las concepciones sobre la
sociedad civil incluye a los MS entre sus componentes centrales y más vitales p.39

Los autores, respaldan esta visión positiva de la sociedad civil en tanto que ha constituido a menudo
el único ámbito disponible para organizar el cuestionamiento cultural y político. Sin embargo
llaman la atención sobre tres advertencias de la SC:
1) La sociedad civil no es una familia homogénea y feliz o una aldea global, sino un terreno de lucha
minado por relaciones de poder a veces no democráticas y los problemas persistentes del racismo, el
heterosexismo, la destrucción del medio ambiente y otras formas de exclusión. También hay un
peligro con respecto al trabajo de las ONG, porque muchas veces facilitan el trabajo del propio
Estado y contribuyen a que evada su responsabilidad.

2) Frecuentemente la sociedad civil ha sido esencializada en un marco positivo, como terreno de lo


bueno y lo ilustrado, y, sin embargo, hace énfasis en el hecho de que la SC es un campo minado por
relaciones de poder desiguales en las cuales algunos actores pueden ganar mayor acceso al poder, y
acceso diferenciado a recursos materiales, culturales y políticos, que otros. p.40

3)El propio Estado estructura relaciones dentro de la sociedad civil, con el argumento de que “esta
estructuración se apoya en importantes recursos culturales de la sociedad civil”. Y Slater afirma
que existen vínculos entre el Estado y la sociedad civil que hacen que sea ilusoria la idea de
confrontación o incluso la delimitación entre ambos como entidades totalmente autónomas p.41

Los movimientos sociales y la transformación de la política pública.-

El análisis que hace Rubin de los espacios comunales y los mercados locales como lugares importantes
para la producción de significados sobre cultura, política y participación, la noción de Díaz Barriga de
“terrenos culturales fronterizos”, creada por las mujeres mexicanas activas en las luchas populares, el uso
de los ecosistemas de los ríos y las selvas por parte de los activistas negros colombianos, y el uso creativo
que hacen los zapatistas del ciberespacio, ilustran la re-construcción y apropiación de dichos espacios
públicos por parte de los movimientos sociales p.42

Para apreciar el impacto político y cultural de los MS y el debilitamiento del autoritarismo social y
la democratización de las bases elitistas, debemos cambiar la mirada en como se observa lo político
(es decir, las instituciones, parlamentos y otros escenarios políticos). Por tanto, se debe mirar otros
espacios públicos construidos o apropiados por MS en los cuales se ponen en marcha las políticas
culturales y se moldean las identidades, exigencias y necesidades subalternas p.42.

Puesto que históricamente en AL los grupos subalternos han quedado relegados a la posición de no
ciudadanos de facto la multiplicación de escenarios públicos en los cuales se puede cuestionar y volver a
dar significado a la exclusión sociocultural, de género, de raza y económico (y no solo a la política),
entonces, también deben considerarse integrales para la expansión y profundización de la democracia
p.42

De ahí la importancia de “espacios públicos alternativos” de los MS, en donde los intereses colectivos y
heterogéneos pueden reconstruirse continuamente. Nancy Fraser concibe esos espacios alternativos
como “contrapúblicos subalternos”, con el fin de señalar que se trata de “escenarios discursivos
paralelos donde miembros de grupos sociales subordinados inventa y hacen circular
contradiscursos con el fin de formular interpretaciones de oposición de sus identidades, intereses y
necesidades. La contribución de los MS a la democracia latinoamericana también puede
encontrarse en la proliferación de múltiples ámbitos públicos, y no solamente en sus logros en el
trámite de sus exigencias ante públicos y oficiales p.43

Los movimientos, tanto populares como obreros, han ayudado a constituir escenarios públicos en
los cuales los conflictos ganan visibilidad, los sujetos colectivos se constituyen a sí mismos como
interlocutores válidos, y los derechos se estructuran un lenguaje público que delimita los criterios
mediante los cuales pueden ser debatidas y evaluadas las exigencias colectivas de justicia y equidad
p.43

Pero los contrapúblicos subalternos, señala Fraser, no siempre son virtuosos. Algunos son explícitamente
antidemocráticos y anti igualitarios; e incluso los que tienen intenciones democráticas e igualitarias no
siempre están exentos de prácticar sus propios modos de exclusión y marginalización informal p.44.

La globalización, el neoliberalismo y la política cultural de los movimientos sociales.-

Los autores creen que es necesario considerar las múltiples maneras como la globalización y el proyecto
económico neoliberal ha afectao las políticas culturales de los MS en AL p.45
Por una parte, la globalización y su concepto paralelo el transnacionalismo parecen haber abierto nuevas
posibilidades para los movimientos sociales; por ejemplo, facilitando esfuerzos por promover una política
de democratización no territoriales de asuntos globales p.45

La mayoría de visiones de izquierda sobre la globalización son pesimistas. El recurso a la sociedad


civil en el contexto de las políticas neoliberales, así como el uso de nuevas tecnologías en las cuales
se apoya la globalización, han abierto nuevas formas de la lucha progresista en las cuales la cultura
es un escenario crucial. P.45

Las opresoras políticas neoliberales que han barrido el continente en los años recientes parecen, en
algunos casos, haber debilitado los MS y desestabilizado los lenguajes de la protesta que existían, dejando
a los movimientos a merced de otros agentes cuya función es articular, desde los partidos conservadores y
el narcotráfico hasta las iglesias fundamentalistas y el consumismo transnacional. P.45

La violencia ha asumido novedosas dimensiones como elemento básico de estructuración de lo


social y lo cultural en muchas regiones, las clases emergentes y ciertas formas de racismo y sexismo
se han acentuado en conjunción con divisiones del trabajo cambiantes que colocan el peso del ajuste
en las mujeres, los no blancos y los pobres p.45

El “ajuste social” del neoliberalismo económico está dirigido a los grupos históricamente excluídos.
Podemos hablar enconces de “aparatos y prácticas de ajuste social” que están aquí en marcha. Con
diferentes grados de alcance, sofisticación, apoyo del estado, y hasta cinismo, lo diversos aparatos y
prácticas de ajuste social no solamente hacen evidente la propensión de las clases dominantes
latinoamericanas e experimentar e improvisar con las clases populares, sino que además buscan
transformar el fundamento social y cultural de la movilización.p.46

El neoliberalismo es un poderoso y ubicuo contendor en el debate contemporáneo por el significado


de ciudadanía y la definición de la democracia. Los programas del tipo de FOSIS operan mediante
la creación de nuevas categorías de clientes entre los pobres y la introducción de nuevos discursos
que promocionan la individualidad y atomizan, como pueden ser el “desarrollo personal”, la
“autoayuda”, “ciudadanía activa” y similares. Estos discursos pretenden mucho más que a
promover la autogestión de la pobreza. De manera aparentemente foucaultiana, parecen introducir
nuevas formas de construcción individual del sujeto, formación de identidad y disciplina. De esta
manera, las personas que participan en estos programas llegan cada vez más a considerarse a sí
mismos en los términos individualizantes y economizantes del mercado p.46

Los aparatos y prácticas de ajuste social pueden entonces despolitizar las bases de la movilización.
Este efecto es algunas veces facilitado por la acción de ONG profesionales, las cuales funcional en
michos casos como mediadores entre el Estado y los movimientos populares p.46

Sin embargo, y aunque hayan estos “aparatos y prácticas de ajuste social” las formas de resistencia
no desaparecerán en su totalidad. Al contrario, cada vez se harán más claras. Lo que cabría
preguntarse es ¿Hasta que punto las nuevas formulaciones neoliberales de ciudadanía y
democracia, junto con el hoy predominante y restringido concepto de política social encarnada en
los nuevos “aparatos y prácticas de ajuste social, implican transformaciones culturales
importantes? ¿hasta que punto serán capaces los grupos populares y otros MS de negociar o
utilizar parcialmente los espacios socials y políticos creados por dichos aparatos y prácticas o por la
declarada celebración neoliberal de la sociedad civil? P.47

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