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Copy Left: los contenidos de este libro pueden ser reproducidos en todo o en parte, siempre
y cuando se cite la fuente y se haga con fines académicos y no comerciales.
Agradecimientos............................................................................................................................... 9
Introducción................................................................................................................................... 13
2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano ���������� 41
6. El consumo del café: del mundo al pueblo y del pueblo al mundo............................. 139
Glosario......................................................................................................................................... 179
Apéndice Plantas medicinales y forrajeras reportadas en los cafetales de franja media ���� 183
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Cafeteros del Macizo Colombiano
cuanto al comercio del grano en la región recibimos colaboración del señor Silvio
Quinayás, del corregimiento Los Uvos (Municipio de La Vega), de Napoleón
Gironza (q.e.p.d.) y Heriberto Ospina en el El Paraíso y Otoniel y Daniel Bálcazar
en El Bordo. En Popayán, nuestros agradecimientos también al historiador Diego
Castrillón (q.e.p.d.), quien desde su perspectiva como académico y habitante de
la ciudad nos ayudó a complementar el cuadro del consumo del café en la capital
del departamento. Finalmente, pero no menos importante, nuestras gracias a Nuria
Cristina Ortegón por su dedicación en la edición de algunos materiales en el texto.
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Mapa 1. La región cafetera en el Departamento del Cauca, Colombia.
Fuente: adaptado de Zona Cafetera. Comité Departamental de Cafeteros de Caldas, 2004.
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Cafeteros del Macizo Colombiano
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Introducción
E n tiempos de crisis, ¿por qué re-crear historias de una región del Macizo
Colombiano? Existen muchas razones para responder a esta pregunta; sin
embargo, en una discusión sobre la temática que sostuvimos en distintas
reuniones con el grupo de personas que trabajó en esta propuesta investigativa,
se identificaron aquellas consideradas como las más apremiantes. En primer
lugar, la llamada crisis cafetera de finales del siglo XX (1989-2004) y comienzos
del XXI (2012-2015), el posible cese al conflicto armado que lleva más de
medio siglo afectando al sector agrario, a las cuales se sumó la expansión y
repunte de los cultivos de coca, permitió mostrar distintas formas de relación
entre las poblaciones del Macizo Colombiano frente a estos eventos críticos.
En segundo lugar, al considerar la mayor parte de la literatura sobre el café en
Colombia notamos que ‘la mirada’ hacia las grandes regiones cafeteras basadas
en el principio de ‘productividad’ sigue primando. Vimos necesario entonces, en
segundo lugar, repensar este criterio e interrogarnos sobre la importancia histórica
y actual que el café ha tenido para miles de familias en el departamento. Aunque
en años recientes esta tendencia ha disminuido, el Cauca, como muchos otros
departamentos ‘menores’ sigue siendo desconocido en sus historias, relaciones
económicas y políticas, y sobre todo en el valor social, histórico y cultural que los
grupos sociales le confieren al grano.
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Cafeteros del Macizo Colombiano
El libro lleva un mensaje no solo a las nuevas generaciones sino también a las
autoridades sobre un objetivo fundamental: es primordial fortalecer una disposición
de encuentro entre autoridades y pobladores afectados por la crisis cafetera con el
fin de buscar salidas regionales y locales a los efectos que tal fenómeno expansivo
ha generado en las últimas décadas; aspecto que se hizo notar en la crisis reciente
(2013) donde por primera vez en la historia del país los cafeteros se pusieron de
acuerdo para exigirle al gobierno más atención y cuestionan la institucionalidad
cafetera que se mostraba pasiva frente a la problemática. La crisis ha llegado
también con una crisis de la representación donde muchos productores todavía
no se ven reflejados en la imagen promocionada de la región considerada como
eje cafetero. Estos cambios derivados de la crisis también traen oportunidades y
se reconoce que, en tales posibilidades, unos ganan más que otros. Se necesita
entonces orientar las oportunidades sociales de manera democrática para centrarse
con mayor fuerza hacia regiones que, a pesar de ser cafeteras, todavía padecen
condiciones difíciles de vida.
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Introducción
café a nivel local. Este aspecto común, sin embargo, se fue ampliando hasta
incorporar otros factores más generales asociados con el comercio internacional
del café, que si bien debían ser investigados en los archivos, libros y otras fuentes
secundarias, era necesario incorporarlos en el texto como una forma de mostrar y
revelar las relaciones que se daban desde lo global a lo local.
Aunque casi todos los autores coinciden que el café tuvo su desarrollo a partir de
la segunda mitad del siglo XIX y durante el siglo XX, existen pocas referencias que
establezcan u n vínculo con el orden regional. En este sentido, y aprovechando
la colección de trabajos de la Comisión Corográfica dirigida por Agustín Codazzi
a mediados del siglo XIX, se analizó este trabajo excepcional en el que se aprecia
de manera muy preliminar el panorama que nos muestra cómo los distintos
pueblos se vincularon paulatinamente con la economía cafetera. En resumidas
cuentas, al enfocar el referente geográfico en Colombia, Cauca y sur del Cauca
(Macizo Colombiano) se pretendió valorar las distintas formas de relaciones y
conexiones que el café empieza a establecer en las vidas de miles de familias
cafeteras en el país y en la región de estudio.
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Cafeteros del Macizo Colombiano
La segunda parte del libro, “Caficultores del Macizo: historias en el ámbito local”,
describe la historia social de pueblos andinos como El Paraíso (antiguamente
conocido como ‘El Tachuelo’) y El Fresno (antiguamente conocido como ‘El
Carbonero’), municipio de Sucre. Ambas localidades son vecinas y comparten
condiciones materiales y sociales comunes. Así, a lo largo del texto el lector
encontrará un mayor énfasis en la localidad de El Paraíso, lo que no demerita
el papel de otras localidades vecinas que mantienen características similares.
La descripción histórica y actual se presenta en el capítulo 2, donde se
resaltan aquellos aspectos relacionados con las familias colonizadoras como la
procedencia, su nivel educativo, la salud, lo religioso y el valor cultural y social
de la coca. El énfasis sobre estos temas surgió de las entrevistas realizadas con
algunos pobladores de estas localidades. El contraste de los cambios presentados
en la historia local se desarrolla en otra sección referida al ‘ presente’ (2003-
2005, 2013), período durante el cual se recolectó y actualizó la mayor parte de
la información, y donde se reveló recientemente el surgimiento de otra crisis que
reiteró aspectos ya señalados en la primera.
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Introducción
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Cafeteros del Macizo Colombiano
1 Agradecemos a la economista Olga Lucía Cadena por señalar la ‘nueva ruralidad’ como
un tema fundamental para enmarcar el trabajo. Sin embargo, en este caso creemos que
la designación de ‘ nueva’ resulta problemática, tal como lo enseñan los ciclos históricos
que han presentado la crisis cafetera.
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Introducción
Hasta hace algunos años buena parte de la investigación social aparecía como
un resultado exclusivo del esfuerzo individual de un autor. Sin embargo,
más recientemente se ha reconocido que el acto de investigar es más que
la consecuencia del trabajo de una persona. Aunque se puede participar
individualmente, la interacción de estos aportes individuales en términos de
conocimiento, experiencia, lectura de textos, etc. es un esfuerzo colectivo que se
va resumiendo en un trabajo como este, donde se cuentan múltiples historias. El
libro presentado aquí se dio a partir del encuentro de unas condiciones de trabajo
entre unas personas que cultivan cierto conocimiento disciplinario (antropología)
y el interés de otras por dar a conocer parte de sus vidas, especialmente aquellas
que se interesan por la historia local de sus pueblos (miembros de la comunidad
del corregimiento de El Paraíso y El Fresno).
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Cafeteros del Macizo Colombiano
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Parte I.
El café, historias en el ámbito global
1. Origen, leyendas y ambientes geográficos
El origen del café como cultivo remite a la región del este central del África,
en lo que se conoce hoy como Etiopía, antigua Abisinia y el centro de África,
1 Un manual define el cafeto como “una planta superior. Esto quiere decir que tiene una
estructura compleja, pues posee tejidos muy diferentes entre sí como la madera del tallo
y la parte verde de las hojas. También tiene órganos que se pueden distinguir fácilmente
como las raíces, los tallos, las hojas, las flores y los frutos […] el cafeto pertenece a la
familia botánica de las Rubiáceas […] y al género Coffea” (Fedecafé 1969: 16-20).
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Cafeteros del Macizo Colombiano
Otra versión también popularizada entre los musulmanes refiere al Arcángel Gabriel,
quien fue enviado para revelar al profeta Mohammed “las virtudes y maneras
de prepararlo [el café]” presentado así como sustituto del vino que los mismos
musulmanes prohibían (Becker, Hoechfeld y Kopp 1979 citado en Topik 2000; t.
de los a.). Una de las versiones sobre el proceso expansivo del café indica que,
a comienzos del siglo XVII, las peregrinaciones de musulmanes hacia la India
e Indonesia contribuyeron a la expansión del grano hacia dichas regiones
(Weinberg y Bealer 2001: 5). Otras versiones anteriores e inscritas dentro de la
historia clásica del viejo continente refieren a un conocimiento preliminar del
café desde los tiempos del Antiguo Testamento y la guerra de Troya.
2 Aunque existen aproximadamente 50 especies diferentes del género Coffea, solo dos
variedades dominan en el ámbito de la producción a nivel mundial: el café arábigo y
el robusta. Tanto la variedad de café arábiga como la robusta son originarios de África.
La primera es nativa de Etiopía y la segunda del Congo en África Central. En Colombia,
de acuerdo con la Federación las que más se destacan son: típica, borbón, tabí y
variedad Colombia. No se menciona la maragojipe, reportada en el pasado en muchos
departamentos en el país. (Variedades. Disponible en: http://www.cafedecolombia.com/
caficultura/variedades.html, acceso 03/2006).
3 La Real Academia Española define el Imam o Imán como el “encargado de presidir la
oración canónica musulmana, poniéndose delante de los fieles para que estos le sigan en
sus rezos y movimientos” (2001: 446).
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1. Origen, leyendas y ambientes geográficos
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Cafeteros del Macizo Colombiano
Como bien anotábamos, la expansión del café hacia distintos puntos cardinales
ocurrió a través de viajeros, embajadores, misioneros y/o comerciantes, quienes
eran los más inclinados a intercambiar las cosas novedosas en los distintos lugares
visitados para luego socializarlos con los grupos de poder o patrocinadores de sus
viajes. Así, mientras en 1669 un embajador turco realizó una primera demostración
sobre el consumo del café ante la corte de Luis XIV en Francia, en 1670-1675 (¿?)
un físico holandés introdujo el café a la corte de Brandenburg en Alemania. Si
bien estas referencias muestran que el consumo del café se acercó inicialmente
a las clases altas y elitistas de las ciudades europeas, ello no fue obstáculo para
que su popularización también se diera a través de los cafés en áreas urbanas
de la periferia; aunque su surgimiento fue cuestionado por los grupos de poder
y autoridades por considerarlos focos de ‘sedición’ y de inestabilidad del orden
social y político, tal como aconteció en Londres en 1675 (ver Banks, McFadden y
Atkinson 2003; Stella 1997).
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1. Origen, leyendas y ambientes geográficos
semilleros del cultivo del café que posteriormente se expandirían hacia el resto de
las Indias Occidentales y Suramérica. Ya para 1750 se estima que el café crecía en la
mayor parte de África, Asia y América Latina (Dicum y Luttinger 1999; Pendergrast
2002; Stella 1997). Al igual que el proceso expansivo del café ocurrido en África
y Asia, en América Latina los viajeros, autoridades, comerciantes, misioneros y
colonizadores europeos se desplazaron llevando consigo lo que Pendergrast
llamó ‘la semilla de la conquista’.
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Cafeteros del Macizo Colombiano
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1. Origen, leyendas y ambientes geográficos
Sin embargo, la exploración de otras rutas que se asocian con el comercio entre
el Istmo de Panamá y Cartagena merecen ser estudiadas. En la misma medida el
reporte sobre otras provincias y cantones del Estado del Cauca manifiestan que
ya el café presentaba ciertas dinámicas a nivel de producción y mercado interno
que aún esperan investigaciones más consistentes. Esto sugiere interrogantes tales
como: ¿Por qué dichas dinámicas se desvanecieron? Podemos atribuir solamente
como causa el problema de transporte, tal como lo sugiere Beyer (1947), para
explicar su no desarrollo en esta región, al igual que en otras regiones del país de
aquel entonces. ¿Podemos aplicar este mismo paradigma explicativo, ya extendido
para la región andina, de la misma manera para aquellas regiones de piedemonte
como en el Casanare, donde el café empezó a competir con otras actividades
pecuarias como la ganadería, o de valles interandinos donde el transporte fluvial,
heredado de ‘la bonanza tabacalera’ de la segunda mitad del siglo XIX, también
adquirió un papel en el caso del café? (Ocampo 1989b).
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Cafeteros del Macizo Colombiano
En síntesis, y al igual que Palacios, consideramos que “la expansión del cultivo y
comercio del café no produce una sino varias sociedades” (2002: 30), presentando
así ‘un mosaico en donde partes diferenciales’ se desplazan ‘a ritmos diferentes’.
A pesar de este reconocimiento, los estudios sociales sobre las sociedades
vinculadas al café siguen dominadas por aquellas regiones que ocuparon un
lugar de ‘importancia excepcional’ (Jurado 1957) en la producción cafetera. Esta
concentración persistente sobre regiones cafeteras referidas al centro del país y al
hoy llamado eje cafetero, ha configurado una visión y apreciación dominante que
minimiza los procesos sociales regionales en otros ámbitos, como se ha ilustrado
en el trabajo de la Comisión Corográfica muy a pesar del tiempo relativamente
corto en el cual se hizo la recopilación de la información.
5 En el 2004, Estados Unidos retorna a la mesa de negociación del pacto, señalando un buen
síntoma en la recuperación de los precios; como efectivamente aconteció. No obstante, los
nuevos acontecimientos entre 2012 y 2013 señalan una dinámica más compleja del asunto.
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1. Origen, leyendas y ambientes geográficos
Tal como quedó indicado, ya desde el siglo XVIII Popayán apareció como
la primera ciudad colonial en la cual se reporta el café en términos de
producción y consumo, demarcando una historia que se muestra por fuera
del esquema de desarrollo cafetero que presentan los departamentos del
llamado ‘ eje cafetero’, y que obedece fundamentalmente a otra dinámica
social y económica, no necesariamente aislada del mercado mundial del grano.
Existen pocas investigaciones que den cuenta de la historia social del café en
el Cauca. Aparte del trabajo clásico de Diego Monsalve, Colombia Cafetera, y
algunas estadísticas emitidas por el Banco de la República, una de las primeras
referencias es un artículo escrito en 1957, resultado de una encuesta sobre el
origen del café en Colombia promovido por la Federación Nacional de Cafeteros.
En esta primera referencia, se menciona la cita ya conocida del jesuita José
Gumilla, a quien se le atribuye la traída del grano en el siglo XVIII: “Era la época
en que el café empezaba a cultivarse en la Martinica y en la Guayana; de esta
última región trajo sus semillas el Padre Gumilla” (Unicauca 1990). Al respecto,
en el trabajo de José Luis Hoyos, se hace la aclaración de las fechas en cuanto
a la llegada de la semilla al país y quien sugiere que para 1723 ya se sembraba
por primera vez y que para 1732 los misioneros ignacianos traen la semilla a
Popayán desde el Orinoco (Oriente) (citado en Junguito y Pizano 1991). Aparte
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Cafeteros del Macizo Colombiano
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1. Origen, leyendas y ambientes geográficos
autores señalan que históricamente el Cauca ha presentado tres etapas que son
fundamentales para entender tal dinámica: los ciclos productivos precedentes al
café, hasta 1900 (extracción del oro y la explotación de la quina); el inicio y
desarrollo de la caficultura tradicional, 1900-1970 (siembra del café y la ampliación
de la frontera agrícola); y la modernización del cultivo, 1970-1980, coincidiendo
con fenómenos sociales “más complejos: conflictos sociales, producción coquera
[sic] y caña de azúcar y democratización de la tierra” (Unicauca 1990: 12).
6 A pesar de lo planteado por esta autora, consideramos que el café y la caña son vinculantes
con tradiciones que se remontan a períodos anteriores a la década de los cincuenta.
7 ‘Pancoger’, es una expresión que se utiliza para referirse a siembras de cultivos de rotación
y permanencia corta que permiten asegurar la alimentación de una familia campesina.
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Cafeteros del Macizo Colombiano
Algunos autores, tales como Ocampo (1989), sugieren que este mismo período
también fue significativo para departamentos como Nariño, Huila, Boyacá y
Magdalena. La producción en firme con fines de exportación, al parecer, ocurrió
en una segunda fase:
todo comprueba que el Departamento del Cauca solo a partir del año
1923 comienza a impulsar decididamente la actividad y en 1925 ya
muestra alguna representatividad dentro de la producción cafetera
nacional con 18.000 sacos de producción, que equivalen al 1% del total
de la producción nacional. En el censo de 1932 la producción regional
había subido a 56.000 cargas de 125 kilos, participando con el 1.6% de
la producción Colombiana […] (Unicauca 1990: 18).
Hasta cierto punto, esta segunda fase todavía sigue dando continuidad a la
experiencia histórica heredada del siglo XIX: “no parece exagerado afirmar que
durante el medio siglo subsiguiente a la terminación de los ciclos del oro y la quina,
la economía del Cauca podría caracterizarse como: predominio del abastecimiento
o subsistencia sobre la comercialización y del status de la propiedad sobre la
producción” (Unicauca 1990: 115). Pero en otro orden, en el estudio se sugiere
que, a partir de una tímida producción en el primer cuarto de siglo, el Cauca
se ha ido incorporando poco a poco dentro de un sistema productivo más
amplio que también ha caracterizado a muchos departamentos en el país: “la
participación del Cauca en el total de la producción nacional, fue creciente
hasta 1970, pues partió del 1% en 1925 hasta llegar al 5.1% en 1970” (Unicauca
1990: 27). Ese proceso expansivo, que se afianzó a partir de la segunda mitad del
siglo XX, ocurrió en casi todos los municipios del departamento, incorporando
también población negra e indígena’ quienes aprovecharon “las áreas de clima
medio disponibles” (Unicauca 1990: 122). Esta ampliación de la frontera cafetera
se demuestra estadísticamente:
Finalmente, en una tercera fase que el estudio define como ‘modernización del
cultivo’, se refieren las diferencias interregionales en las cuales el desarrollo de la
caficultura se vio afectado, entre otros factores, por la expansión de los cultivos
de coca, particularmente en municipios tales como Argelia, Balboa, Mercaderes,
La Vega, Bolívar, Caloto y Corinto (sur y norte, respectivamente). Esta fase de
modernización también se asoció con la tecnificación de los cultivos, especialmente
para el período 1970-1988; siendo el centro la zona que más renovó cafetales
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1. Origen, leyendas y ambientes geográficos
(4.204 ha - 51,2%), seguida por el norte (2.759 ha - 33,6%), el sur (888 ha - 10,8%)
y el oriente (356 ha - 4,4%) respectivamente (Unicauca 1990). Esta distribución
que integra a la mayoría de municipios del departamento ilustra la importancia
que el café tiene para la mayoría de los caucanos a finales del siglo XX:
de acuerdo con los censos cafeteros de 1970, 1980 habían 91.761 fincas
cafeteras en las cuales vivían 60.000 familias que dependen directamente
del café para su subsistencia, [...] lo cual equivale a que el 50% de los
habitantes del Cauca dependan en alguna forma para su subsistencia
del cultivo, beneficio, transformación, transporte y comercialización del
grano, lo mismo que a las diversas actividades colaterales e indirectas
que de ella se derivan (Unicauca 1990: 85).
De esta manera, según los autores de la investigación entre otros, el café cumple
una función social que no ha generado mayores problemas socio-económicos y
por lo contrario, ha generado una democratización de la tierra y que ha generado
empleo (Unicauca 1990). Esta percepción romántica afín a la presentada por
Nieto (1975), sin embargo, no corresponde con muchas áreas y regiones cafeteras
donde dicha ‘democratización’ estuvo precedida o sucedida por conflictos como
aconteció en el norte del Cauca, entre otras áreas todavía por ser documentadas
(ver también para otras regiones cafeteras del país Bejarano 1987; Berquist 1972
Legrand 1988; Palacios 2002).
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Cafeteros del Macizo Colombiano
tipificación sustentada en las fases que sigue la industria cafetera en estos dos
departamentos. En el trabajo de Correa se ratifica el siglo XIX como una época
fundamental en el desarrollo de la caficultura de los departamentos involucrados
en la investigación. Entre los hechos influyentes en esta dinámica, la autora señala
“la disolución de los resguardos indígenas con todo su desarrollo legislativo, la
manumisión de los esclavos, la liberación comercial de las tierras, que estaban
en manos de la iglesia, y las corrientes colonizadoras” (Correa 1990: 112). Cada
uno de estos factores tuvo cierto peso en la configuración de la vida social y
económica en Cauca y Nariño.
Esta importancia del café en la vida de las poblaciones indígenas no estuvo exenta
de conflictos:
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1. Origen, leyendas y ambientes geográficos
En el caso del Cauca, Correa ratifica lo que otros han dicho en el sentido de que a
finales del siglo XIX ‘el precio del grano y los altos costos de transporte’ constituían
los dos problemas fundamentales cuando se trata de mirar la competitividad con
otros departamentos y su inserción en un mercado internacional.
Ya para mediados del siglo XX, el problema de la tierra subsistía con sus razones
de tipo político motivando también procesos de colonización por parte de familias
sin tierra. Para la autora, la dinámica del café a lo largo del siglo XX permitió
configurar cuatro subregiones cafeteras en el Cauca, que a pesar de su especificidad
guardan ‘rasgos fundamentales’ entre sí. Estas son: el norte (Santander, Buenos
Aires, Suárez), el oriente (Inzá y Belalcázar), la meseta de Popayán en el centro
(Timbío, Piendamó, Morales) y el sur (Patía, Bolívar, Argelia). El análisis que Correa
presenta configura al Cauca como minifundista con algunos matices en algunas
áreas del departamento donde la hacienda tuvo algún papel en la formación del
pequeño productor en tiempos posteriores. En estas subregiones los niveles de
absorción de tecnología también ayudan a tipificar la naturaleza de cada una de
ellas y de lo cual la meseta de Popayán es la más destacada, mientras el nororiente
y el sur del departamento aparecen como subregiones más rezagadas.
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Cafeteros del Macizo Colombiano
y día a día llegaban más colonos allí. […] Quienes residían y cultivaban
café en Balboa eran colonos en Argelia; periódicamente viajaban y abrían
nuevas parcelas para sembrar café (Correa 1990: 66).
Es claro, pues, como cada subregión del Cauca tiene sus particularidades
y no se puede aplicar un mismo modelo o programa de desarrollo;
la orientación productiva tiene que guardar coherencia con las
posibilidades reales del productor, con sus necesidades, con el potencial
agrícola de la tierra y con los parámetros sociales y culturales de la
población afectada (1979: 179).
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Parte II.
Caficultores del Macizo: historias en el ámbito local
2. El Paraíso y El Fresno: historia social
de dos pueblos del Macizo Colombiano
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Cafeteros del Macizo Colombiano
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
De Tachuelo a El Paraíso
1 Igual sucedió con la fundación del poblado de Sucre (cabecera del municipio) donde
existió un lugar inicial conocido como Pueblo Viejo, de lo cual todavía se pueden observar
algunas ruinas y que luego debido al aumento del número de pobladores el poblamiento
se desplazó a unos metros más abajo sobre la ribera del río Mazamorras donde hoy
actualmente existe la cabecera.
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Cafeteros del Macizo Colombiano
El señor Mario Mamián señala un hecho político, el cual se cree permitió que
las tierras llegaran a manos de los señores mencionados. Comenta que en ese
entonces las tierras pertenecían a un señor Eduardo Muñoz. En ese momento
hubo unas elecciones presidenciales y el partido vencedor fue El Liberal. Ellos,
como conservadores, sintieron malestar al darse cuenta de que el personal
radicado en sus tierras prefirió el bando contrario y se generó una mala relación
con aquellas personas que estaban ocupando sus tierras. Alfonso Gómez, joven
en esa época, comprendió que este era buen momento para comprarles tierras
a estos señores. La idea estaba presente en su cabeza pero no tenía el dinero,
elemento decisivo para concretar su sueño. El señor Alfonso participó de su idea
al señor Aniceto Salazar, quien inicialmente se rehusó, pero que al final fue el
socio inversionista y compraron las tierras anheladas por Alfonso Gómez, joven
trabajador y tallador de madera.
Según Mario Mamián, las tierras eran dadas a los aparceros con cierto recelo. Los
propietarios preferían que la gente sembrara cultivos transitorios y, al igual que en
muchas partes del departamento (ver capítulo 1), estaba prohibido sembrar café,
pues este generaba permanencia y no les convenía a los propietarios de las fincas,
a pesar de que muchas veces terminaron fragmentadas. Se recuerda que algunos
dueños eran supremamente celosos con sus propiedades, no permitían que les
pisaran los predios o les invadieran una línea de sus fincas. La imagen a juicio del
propietario era que la finca se les ‘dañaba’ si esto ocurría.
El desarrollo del poblado se inició con ‘los inventos’ del padre de Mario Mamián,
don Abraham Bravo, quien propuso la idea de matar un ‘ternerito’, idea que
desencadenó en la conformación del mercado. Y necesariamente, para que haya
concurrencia, debe haber una atracción, así que la pelea de gallos fue también
parte del enganche en la creación del mercado y posteriormente el comercio de
alguna baratija. Esta iniciativa no estuvo exenta de conflictos y por ello en muchas
ocasiones les correspondió mover el lugar donde se realizaba el mercado.
En general, la creación del mercado fue un resultado del poblamiento que se dio
poco a poco en los alrededores, ya que al comienzo eran muy pocas las familias
que empezaron a colonizar las tierras. Don Presentación Mamián a sus 70 años
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
recuerda, por ejemplo, que habían pocas vecindades: “Cuando se abrieron los
caminos por estas tierras éramos poquiticos; no era sino uno, dos, como seis
familias antiguas, que de esas ya no hay nadie. Ya todos se murieron, ya no
está [sic] sino los familiares actuales, los que son jóvenes”3. Si bien existía cierta
estabilidad alrededor del punto donde se realizaba el mercado, algunas familias
también se movilizaban: “Nosotros en ese tiempo no vivíamos en buena parte
como ahora. Ahora todo mundo escoge un solo punto, en ese tiempo nosotros
vivíamos cambiando el puesto, una parte y en otra. Los viejos antiguos lo hacían
menos porque nosotros éramos ya muchachos para ellos”.4
De acuerdo con las entrevistas realizadas, no se conocen fechas exactas que permitan
determinar la permanencia de familias en la región. Sin embargo, las charlas con
don Adriano y don Presentación Mamián nos permiten tener un punto de referencia
a partir de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán en 1948, momento en el cual el proceso
de poblamiento se acentuó y que hoy todavía no culmina. Si esta marca de la
memoria social es aproximada, todo indicaría que una de las principales etapas en
el poblamiento y origen de El Paraíso ocurrió en los últimos 50 años del siglo XX.
Generalmente el poblamiento y colonización de nuevas tierras iban acompañados
con el nombre que generalmente reflejaba las condiciones locales y otras veces se
mostraba el honor que se le hacía a alguna persona destacada.
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Cafeteros del Macizo Colombiano
Don Adriano, por ejemplo, comenta que “esto era un charcal, un matorral feo;
escasamente había un pedacito para hacer el rancho”.6 Doña Hermógenes Hoyos
también comenta que el clima era más fresco y al existir ‘montaña’ las condiciones
del ambiente eran mucho más húmedas y ‘frescas’. Asimismo, la región era rica
en fuentes de agua, como hoy se observa en los zanjones y pequeñas quebradas
que surcan las pendientes en los alrededores de la cabecera. En cuanto a la fauna
y otras condiciones, se dice que
había animales de monte, torcazas, venado [...] esto era mejor dicho
un animalerío; ahora de ese animal que le decían el loro, eso era
peste, porque esto como era montaña... Había unos palos de cedro pero
bacanísimos, un montañón grandísimo. Aquí sí había madera; había
pavas, eso no era sino parar, dos y tres tiros y ahí bajaba la pava. Yo no
sé cómo había gente tan guapa para meterse a los cerros. Allá se hizo
un rancho en la mera montaña y teniendo casa acá, se pasaron por
esos lados, y bueno de allá se pasaron a otra lomita. Ahí tenían ovejas,
vacas, puercos; eso había torcazas, mejor dicho… De ahí nos salimos
aquí, donde ya vivimos. Ahí si todo el que llega nos encuentra, y sino,
era andando, quebrando montaña. Los patrones de nosotros eran unos
señores de El Bordo y a ellos los mandaba un señor Carlos Muñoz.
Ellos eran los propios dueños de estas tierras [...] y nos cogían a todos.
La gente antigua por meterse en un monte peleaban entre ellos, ‘que
este monte es mío’, ‘que este otro es mío’ y porque no los dejaban
meterse se daban machete entre ellos.7
En medio de estas condiciones, la medida de las cosas y entre ellas la tierra fue
importante. La medida para deslindar los lotes estaba determinada por el área
rozada. Es decir, área rozada, área medida y posesionada: “Sí, habían medidas.
Porque de pronto se entraban y rozaban esa montaña y les quedaba en rastrojo
y después el otro iba a meterse allá y por eso era de vuelta la pelotera”.8 La
pelotera o el conflicto era porque se metían justamente donde se trabajaba. En
general, los primeros fundadores o los que conocieron de primera voz la etapa
de poblamiento y colonización reconocen el trabajo y esfuerzo que significó
poblar la montaña: ‘aquí esto costó trabajarlo’, señala Adriano. Los cambios en el
ambiente no fueron los únicos recuerdos; también se reconoce el cambio gradual
que los pobladores fueron presenciando a partir del crecimiento de la población
y la llegada de nuevos productos que significaron cambios en las formas de vida
en el campo, cambios que se dieron a través de las personas que viajaban y de
las instituciones que llegaron a la región y que mediante sus representantes y
funcionarios empezaron a desarrollar programas sociales.
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
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Cafeteros del Macizo Colombiano
Don Adriano cuenta que de las primeras familias y pioneros que hicieron este
trabajo “el único que vivió primeramente ahí, fue el finado Floresmiro, el finao
Rivera; el segundo que hizo la casa fue el finado Abraham, que se entró allí a hacer
la casita y ahí siguieron los demás”.11 Si bien estos fueron los primeros pobladores
se dice que las tierras de El Fresno y El Paraíso eran del señor Adolfo Muñoz, quien
también fue otro fundador. Los primeros pobladores tenían distintas procedencias,
48
2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
Por acá en la ida para Bolívar, en San Jorge cambiábamos comidita por
sal, y esa se desbarataba fácilmente. Cuando quedaba poco la echaban
en un zumbito de esos de guadua y le abrían un agujero pequeño en la
base por donde botaba el aceite. Cuando se acababa la sal le echábamos
el aceite sobrante a la comida.12
aquí nos tocaba comer sin sal, aquí no había pueblo. Comenzó a entrar
la gente adelante porque nosotros estábamos viejos y nosotros no
conocíamos escuelas, éramos como indígenas, vivíamos como podíamos,
nosotros no comíamos arroz ni atunes ni macarelas. Lo único que
nosotros comíamos era solo maíz. No había sino maíz, fríjol y papas.13
49
Cafeteros del Macizo Colombiano
En cuanto a los condimentos, en ese entonces no eran tan variados como ahora,
tampoco fáciles de conseguir por el costo. Se conocían la cebolla blanca, el
achiote, el tomate silvestre, el chivatillo y la raíz de azafrán. La cebolla se utilizaba
50
2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
El arroz era veneno [costoso] en esas horas; el que traía arroz era porque
tenía con qué; lo mismo que la carne, la carne pasaban días para
comerse una libra de carne. Uno más acostumbraba a comprar era el
cebo; eso decía uno o el gordo, y para sacar la manteca, uno sacaba la
mantequita y con eso se mantenía.16
Aunque el mercado era pequeño, pues era muy poco lo que se podía obtener allí,
las familias dependían casi exclusivamente de eso. Con respecto a las bebidas, se
dice, no se conocía ‘ni la gaseosa’. Lo que a veces se tomaba como refresco era el
‘claro’ de maíz: “uno molía el maíz, lo hervía y sacaba ese claro para tomarlo sin
azúcar; en ese tiempo no se cernía, el maíz se asentaba. Se hacía el café, si quería
una panelita bueno, y dejarlo que se asentara para poder tomar, y cuando una
persona quería se le decía: ‘¡tenga, ciérnalo en la barba!’”.17
51
Cafeteros del Macizo Colombiano
además los alimentos eran más sabrosos y no se pegaba nada. Una mazamorra
por ejemplo se cocinaba muy rico en olla de barro”.19
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
La coca (erythroxylum coca) es una planta que fue cultivada por las poblaciones
indígenas asentadas en América, especialmente en la cadena montañosa de los
Andes, con fines sociales y culturales. La coca en esta región no fue extraña; por
el contrario, a pesar de su uso comercial, que se sostiene actualmente, todavía se
encuentran evidencias y testimonios de cómo la planta antiguamente cumplió una
función importante en la vida social de la región.
53
Cafeteros del Macizo Colombiano
Una vez dijo una tía: ‘yo voy a cosechar unas maticas de coca, ¿me
vas a acompañar?’. Le dije: ‘claro’. Ella era mambeadora. Nos fuimos
a cosechar esas matas de coca, nos agarramos a coger coca y ella
mambiee y mambiee, y cuando al rato dice ella: ‘¿Querés mambear?’
Le dije, de verla que mambeaba, que comía esa coca tan bueno: ‘deme
unas hojitas’. Me pasó ella unas hojas de coca, era tostada la hoja. Agarré
y me eché esa coca a la boca y agarré a masticarla y a masticarla. Dijo
ella: ‘pero échale mambe’. ‘¿Pero eso no es bravo?’, dije yo. Entonces me
dijo: ‘No. No, échale poquitico’ y me pasó un pedacito. ‘De aquí, mordé
[sic]’. Y ahora verá, comencé yo a bullir esa coca en la boca y a bullir,
¡poder en Jesús!, cuando empezó a arderme la boca! Me dijo: ‘¿qué te
paso?’. Le dije: ‘No tía, eso que es bravo, eso parece que es un ají que
me hubiera comido’. Dijo: ‘¡le echaste mucho mambe!’. Yo le dije: ‘tenga
su pedazo de mambe’. De verla que ella comía tan bueno esa coca, yo
pensé: ‘No, eso es sabroso seguramente’, pero ya cuando me suelta ese
mambe eso fue espantoso [...].25
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
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Cafeteros del Macizo Colombiano
te va?’, ‘¿Cómo vas del trabajo?’. Yo les decía: ‘pues sí, ahí vamos más o
menos’. Ya como tenía mujer, ella los atendía. Y ahora sí, a la hora de
irse era el regaño: ‘Hola Adriano, te voy a decir una cosa’, ‘¿qué, señor?’
le decía. ‘Dejá ese vicio’, me decía ese funcionario.29
Existen otras razones menos prácticas por la cual el mambeo se fue abandonando
(ver historia anexo 1). Lo cierto es que después de muchos años, la coca, que
tuvo un uso medicinal, fue posteriormente desplazada por un uso más comercial
originado en otra práctica de consumo ajeno a la cultura andina de Suramérica.
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
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Cafeteros del Macizo Colombiano
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
era observando una guadua o una vara larga con un lienzo blanco que se
colocaba en la vivienda del fallecido. El entierro se hacía en un área cerca
al poblado de El Paraíso.
Esta edad era importante para que los pretendientes o los posibles esposos
fueran de visita a las casas. Si había fiesta, la visita era una buena disculpa para
no irse a b e b e r l i c o r. Según los testimonios de los mayores, los ‘ papases’
de antes eran más estrictos en permitir visitas y relaciones de sus hijas con
otros jóvenes de la misma edad. Comparado con la actualidad, “ahora es
llamarse e irse; la otra va con la razoncita a tales horas”.43 Si la relación
era aceptada por los padres entonces se pensaba en la unión de la pareja,
mientras tanto se organizaban aparte y por lo general se iban a vivir, aunque
no siempre, a la casa del papá del joven. El inicio de la nueva pareja en vida
de familia a veces implicaba grandes esfuerzos tanto de parte de uno como
del otro. Tal como lo explica doña Hermógenes:
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Cafeteros del Macizo Colombiano
Estas historias también han servido para que grupos de jóvenes las escenifiquen y
las lleven al teatro, como ocurrió en 1998 cuando, en un evento cultural organizado a
nivel regional en el municipio de Mercaderes (sur del Cauca), un grupo de jóvenes
de la casa de la cultura de Sucre hicieron la representación del ‘Enduendao’, una
forma sincrética entre los dos personajes relacionados arriba, el duende y la viuda.
En los últimos años, los cambios socioculturales y de las condiciones físicas de la
región han producido el olvido de estas historias. Si bien la radio y la televisión
han contribuido en el aprendizaje de nuevos valores y conocimientos, también
introdujeron historias que distraen la atención e importancia de estas leyendas,
que reflejan la vida social en el campo.
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
Para llegar a El Paraíso se realiza un recorrido por una vía destapada y afirmada,
que en vehículo pequeño puede tomar casi una hora desde la cabecera. Tomando
la ruta tradicional, se parte de la cabecera municipal de Sucre, en el piedemonte
de la cordillera central, y se asciende por una vía que transita por varios poblados
concentrados y dispersos46 hasta llegar a lo que se conoce como el filo de
la Paloma,47 desde donde se divisa a la margen izquierda la mayor parte del
corregimiento de El Paraíso y hacia la derecha, sobre los lomos y brazos de la
cordillera, el resto de localidades del municipio de Sucre. Hacia abajo, casi en
la base, se alcanza a divisar la cabecera del municipio. Existen otros caminos de
herradura como el de El Encinal, Monte Oscuro, Fresno alto y Palo Verde, este
último conduce hacia el municipio de La Vega. En la parte baja se encuentra
el camino hacia Los Uvos que luego asciende a esta localidad sobre la vía que
comunica a La Vega con Popayán.
46 Al salir de Sucre y en dirección hacia el Paraíso, el visitante se encuentra con los poblados
de La Ceja, Guineal-Quiteto, Crucero Bello y la Granja.
47 Desde esta línea hacia el Paraíso, el visitante se encuentra con las poblaciones del Carmelo
y El Mirador.
61
Cafeteros del Macizo Colombiano
El poblado se encuentra a una altura estimada de 1.760 metros sobre el nivel del
mar (m.s.n.m.) y un poco más arriba, casi enfrente y sobre la misma cordillera
central, se halla el cerro de El Encinal, una cresta o filo de montaña que se proyecta
hacia norte y sur del corregimiento con una altitud aproximada de 1.800 m.s.n.m.
Hacia la parte inferior del poblado también se encuentra el punto conocido como
la Peña, localizada a unos 1.600 m.s.n.m.
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
períodos pueden variar considerablemente del promedio (ver tabla 1), al igual que
los períodos en sí mismos. Por ejemplo, en el año de 2003, cuando se recolectó
buena parte de la información, la característica principal fue que el verano se
había retardado un poco; es decir, el invierno se extendió hacia mediados de julio
cuando el verano generalmente se inicia en junio hasta el mes de noviembre.
Sin embargo, hoy en día se reconoce que estos tiempos no son fijos y cada
período se extiende de manera prolongada incidiendo en el siguiente. En años
sucesivos, los períodos de verano e invierno siguen siendo marcados e intensos,
como aconteció en el segundo semestre de 2012. Resumiendo, la mayoría de las
veredas del municipio se ubican en clima templado mientras que los poblados de
clima cálido y frío son pocos.
Existe la creencia de que la mejor manera de conocer cómo van a ser las
estaciones mes a mes, es a través de las ‘cabañuelas’. Las hay de dos tipos, las
‘grandes’ y las ‘pequeñas’; estas últimas consideradas como las más acertadas.
En general, las ‘cabañuelas’ son una creencia tradicional que busca conocer con
anticipación cómo será el clima durante todo el año, se establecen observando
el comportamiento del mismo desde el primer día, esto es, a partir del 1 de
enero como un indicador del primer mes del año. La secuencia se repite para
los demás días-meses: así, 2 de enero = febrero, 3 de enero = marzo, y así
sucesivamente. Mientras este último tipo de ‘cabañuela’ corresponde a las
‘grandes’, las ‘cabañuelas menores’ se inician a partir del 13 de enero y se toman
desde las 12 p.m. hasta las 12 p.m. del día siguiente. Cada uno de estos períodos
está constituido por dos meses. Esta creencia de las ‘cabañuelas’ continúa vigente
entre muchos pobladores en la región.
63
Cafeteros del Macizo Colombiano
Existen otros bosques que permiten retener fuentes de agua, árboles y especies
animales. En la parte de arriba y de norte a sur se encuentran los bosques de La
Palma, La Esperanza, El Gulumbio y La Golondrina. Alrededor de estos bosques
se desprenden zanjones, algunos limpios y otros contaminados. Del bosque La
Esperanza, salen los zanjones de la Esperanza y El Maco, este último abastece
a los acueductos de El Naranjal y La Chepa. En la parte baja, se encuentran los
zanjones Mata de Guadua, La Cañada, Monte alto, El Cementerio, El Carbonero,
El Nacedero, El Fresno Bajo y El Guabinero. Todos estos zanjones hacen parte
de la microcuenca de la quebrada los Huevos que nace en la parte más alta de la
vereda de El Fresno y que abastece a los acueductos de los Uvos, el Fresno y el
Bordo (municipio de Patía).
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
Tº Media
Vereda Bioclima Distribución de fenómenos
ºC
Verano Invierno
Bautista T 23 °C Julio-septiembre Octubre-mayo
Colorados T 24 ºC Junio-septiembre Oct-dic; febrero-jun
El Retiro C 28 °C Julio-septiembre Feb-marzo; oct-dic
Esmeralda T 24 °C Jun-agosto Abr-mayo; nov-dic
La granja T 20 °C Jun-octubre Octubre-dic
La Ceja T 25 °C Ene-feb.; jun-sep Oct-dic; abril-mayo
Llano Verde C 29 °C Ene-mar; jul-sep Abril-jun; oct-dic
Quiteto T 25 ° C Junio-septiembre Septiembre-junio
Santa Inés T 18 ° C Julio-septiembre Nov-mayo
Salvavidas F-T 19 ° C Julio-septiembre Marzo-mayo; Nov-dic
Mazamorras F-T 20 ° C Junio-septiembre Octubre-mayo
Los Alpes T 20 ° C Julio-agosto Enero-mayo; Oct-dic
Llanadas F 15 ° C Junio-septiembre Octubre-mayo
La Cumbre T 20 ° C Junio-septiembre Octubre-mayo
Guascal T 20 ° C Junio-septiembre Octubre-mayo
El Tesoro F 16° C Junio-septiembre Feb-mayo; Oct-enero
Cascadas F-T 18 ° C Junio-septiembre Octubre-mayo
La Primavera T 21° C Ene-mar; jun-oct Abril-jun; Nov-dic
Tequendama T 20 ° C Junio-septiembre Abril-mayo; Oct-dic
Peña Blanca T-F 19 ° C Junio-agosto Noviembre-dic
Aguacatillo C-T 22 º C Julio-septiembre Marzo-mayo; Oct-dic
Septiembre-dic;
El Mirador T 18 º C Junio-septiembre
Abril-mayo
El Carmelo T 17 º C Julio-agosto Septiembre-mayo
18 º C y 13
El Fresno T-F Julio-septiembre Octubre-Junio
ºC
El Naranjal T 18 º C Julio-agosto Septiembre-Mayo
La Chepa T 22 º C Julio-agosto Nov-enero; Marzo-mayo
Paraíso T 20-22 º C Julio-agosto Septiembre-mayo
Sucre T 22 ° C Jun-ago; Ene - feb Nov-dic; Abril-mayo
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Cafeteros del Macizo Colombiano
Existen algunas especies menores en las viviendas que son aprovechadas por
las familias, bien sea para la venta o para su sacrificio en ocasiones especiales
como fiestas, o a veces se destinan para fines medicinales como en el caso del
curí, gallinas y palomas. Entre otros animales domésticos se destacan los patos
comunes y ‘chilenos’, conejos, perros, gatos, cerdos y ‘bimbos’ (pavos). El caso
de los perros llama la atención por cuanto muchas familias los aprecian como
‘alguien’ indispensable en la casa. Se le estima como una compañía cuando los
miembros de la familia se desplazan a las parcelas y también como ‘alguien’ que
cuida, vigila y anuncia la visita de personas desconocidas tanto en las fincas como
en las viviendas. También se tiene noticia de que hasta hace más o menos 18 años
existía la cría de un tipo de ganso llamado ‘gallineto’ y también pavos reales. La
cría de estos animales “las trajeron unos paisas ‘venideros’ por estas tierras y al
marcharse ellos se abandonó su cría”.48
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
Arracacha
Morada
Tallo Verde Estas variedades son las más cultivadas
1.
Vetiado (Tallo Morado) en la región.
Blanca (Tallo y “comida” –
pulpa blanca) Amarilla
Caña
Palmirana
Cañas resistentes y consideradas
Piel Roja
antiguas
Solera
Piojota
2.
Este tipo de caña es más pequeña
Pajarita
Este grupo de variedades es
UVQ
considerado “delicada” y se afirma que
Puerto Rico
fueron introducidas por la Federación
Forrajera
de Cafeteros.
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
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Cafeteros del Macizo Colombiano
70
2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
En la parte organizativa existen muchas formas asociativas que se dan entre las
familias con el fin de desarrollar actividades comunes y de beneficio mutuo.
Actualmente en la cabecera, a partir de la municipalización, se crearon algunos
barrios como el Centro, Nuevo Milenio y Villanueva. Hay una junta por cada
uno de estos barrios. Para todo el poblado se ha organizado también una junta
directiva del acueducto, que se encarga de organizar y coordinar los trabajos para
que haya un buen servicio. Al respecto, se organizan mingas de mantenimiento,
limpias ‘a machete’ del área de la bocatoma y acequias para cambio de tubería
o ampliación de la red. Mientras en el año 2005 los usuarios pagaban $5.000
anuales, para el 2013 dicha cifra ascendía a $10.000. De estos fondos se compran
materiales cuando se requiera y se le paga a un fontanero para que realice el
mantenimiento del acueducto.
71
Cafeteros del Macizo Colombiano
y también cambiar y mejorar las condiciones materiales del medio para sobrevivir.
Sin embargo, en la actualidad la cabecera del corregimiento todavía manifiesta
problemas sociales en la resolución de sus condiciones materiales, evidencia de la
difícil situación que enfrenta la región. Los habitantes de El Paraíso todavía creen
que el café constituye su principal producto agrícola y que la situación social
puede mejorar si se tienen en cuenta las condiciones locales y regionales.
De El Tachuelo a El Fresno
Se dice que El Fresno fue una de las primeras veredas del actual corregimiento
de El Paraíso. Al igual que en la cabecera, se cuenta que era ‘puras montañas’
pobladas de animales como monos, saínos, venado, armadillo, guagua, zorro,
loros verdes, pavas, entre otras aves. “Había que cuidarse de los monos porque se
comían el maíz” decía uno de los fundadores. Al parecer, “la tala de bosques los
fue retirando de la región”.49
Las tierras eran baldías y los primeros pobladores debían hacer trochas cuando
se disponían a hacer rocería de cultivos como el maíz y la mejicana, entre
otros. Algunos de los primeros pobladores fueron nativos del vecino municipio
de La Vega y de localidades vecinas. Los Luna, los Ordóñez y los Cruz son
considerados como los fundadores. Luego se dijo que había un dueño de
una buena cantidad de tierras, un señor que era conocido Adolfo Muñoz. Ya
después, se dice, “toda la gente entró por arriendo. No había linderos y se le
decía también a uno que si quería tomar un lote y de acuerdo con eso uno se
metía en el monte. Ya cuando la gente abría, ellos [los dueños] venían a rodear
y le arrendaban a la gente”.50 En cuanto las personas compraron la tierra se fue
alinderando: nace así la cerca de alambrada.
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
Dada la vecindad que se tenía con El Paraíso, inicialmente la vereda hizo parte de
lo que se llamó El Tachuelo, luego se le nombró El Carbonero por la cantidad de
árboles de este tipo que existía allí. Posteriormente se le cambió a El Fresno, por
los árboles que se daban en los alrededores. En ese entonces lo que se producía
era el maíz y aunque se sembraba café no tenía valor o no se explotaba tanto
como ahora. Los productos se intercambiaban y vendían los lunes, después se
cambió a los domingos en ‘Puente de hierro’ o ‘fierro’, como le dicen, a donde
se llevaba coca tostada, plátano, yuca, maíz, frutas, entre otros productos. Para ir
al mercado se salía a las 5 de la mañana, cuando había buen tiempo y tomaba
grandes jornadas para llegar a sitios como El Bordo. A Popayán se podía tomar
hasta una semana dependiendo del estado del tiempo. Se masticaba coca a lo largo
del camino aunque también se mambeaba para trabajar en las fincas. Mambear
coca ya es cosa del pasado, pues ahora los jóvenes no lo hacen porque les da
vergüenza, como se explicó en el caso de El Paraíso.
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Cafeteros del Macizo Colombiano
Igual acontecía con otros artículos que eran básicos para la subsistencia. En ese
entonces no había fósforos. Para prender el fuego se cogía una piedra blanca con
un mocho viejo (machete corto) y una ‘yesca’, luego se golpeaba uno con otro,
de lo cual se esperaba producir una chispa y así encender la ‘yesca’. A veces para
alumbrar se utilizaban algunos mecheros que se encendían, llamados ‘julianes’, y
también velas de laurel que se hacían extrayendo la cera del árbol de laurel, que
daban un color verde. Este árbol se cosechaba, se cocinaba y cuando se enfriaba
el agua se recogía por la superficie y se hacían bolas. La mecha de las velas era de
algodón. Estos artículos eran importantes para mantener una llama prendida que
permitía a su vez encender los leños necesarios para la cocción de los alimentos.
74
2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
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Cafeteros del Macizo Colombiano
El Fresno de hoy
Con relación a los bosques, en la vereda existen cuatro áreas boscosas grandes
donde se pueden hallar árboles en los puntos conocidos como la Palma, Loma
larga, el Gulumbio y la Esperanza; además, existen otras cinco áreas más pequeñas
ubicadas en los zanjones. Las especies destacadas en estos bosques son el roble,
el guasco, tablero, jigua, araño, sapillo, cedro, pino, balso, cascarillo, cachimbo,
chantre, fresno, aguacatillo, galvis, queso fresco, quesillo, nacedero, cordoncillo,
guadua, guabo, carbonero, guayacán, candelillo, medio comino, tambor,
arrayán, trapichero, mojuyo, guamo rojo, guamo negro, amarillo, estoraque,
guasco, arrayán y tachuelo. Los de mayor utilización para la madera son el
sapillo, cedro, tablero, guasco, candelillo, medio comino, cachimbo, granadillo,
cascarillo, mojuyo, jigua y tambor. Los demás árboles nativos son conservados
para los ojos de agua, como también para ‘posteadura’, cercas y leña. A pesar de
contar con estos recursos maderables, algunos de estos ejemplares se encuentran
amenazados y son pocos los que se encuentran actualmente en la región. Entre
los árboles amenazados se encuentran el cedro, sapillo, granadillo, guayacán,
medio comino y tachuelo.
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
se presenta por causa del mal manejo de los subproductos del café, ya que no
hay beneficiaderos adecuados para el tratamiento del mismo. En total son 28
pequeños arroyos que caen en zanjones y en la quebrada de Los Huevos.
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Cafeteros del Macizo Colombiano
La población en El Fresno
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
Estos valores que hasta hoy han utilizado la mayoría de padres de familia:
son los que nosotros como hijos nos sentimos orgullosos y agradecidos
de ellos y todo esto se aprende antes de ingresar a la escuela. Luego
de esa educación que nos dieron nuestros padres se llega a la escuela
donde nos encontramos con una educación totalmente diferente con
números, letras y operaciones que cambian por completo todo el rumbo
de la educación. Así empezó la educación en El Fresno.53
En años anteriores, todos los niños de las veredas del corregimiento de El Paraíso
debían asistir a la escuela del mismo pueblo:
79
Cafeteros del Macizo Colombiano
Para el 2013 la profesora debe orientar los cinco grados en un solo salón y en
la misma jornada. También en esta fecha se dio un programa de educación para
adultos (bachillerato) y el programa de alfabetización que se desarrolla en la
cabecera del municipio, especialmente los domingos cuando los estudiantes
tienen que desplazarse a recibir clases. Este curso culminó en el mismo año.
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
Las enfermedades más comunes son las diarreas, parasitismo, enfermedades respiratorias
y gripas de las cuales la población infantil es la más vulnerable, especialmente en
el verano cuando se vuelven más frecuentes. Existen casos de desnutrición infantil,
aunque Bienestar Familiar se ha esforzado para suministrar dietas complementarias a
la población infantil no solo en la vereda sino también en el corregimiento. En cuanto
a los adultos, se han reportado casos de hipertensión arterial, artritis crónica, gastritis,
caries dentales, brotes de piel y parasitismo. Con relación a las enfermedades de
transmisión sexual, hasta donde se conoce son muy pocas.
Las personas que poseen este conocimiento todavía cumplen un papel fundamental
en el tratamiento de las enfermedades y también en la asistencia de partos. Existe
en la vereda dos personas, doña Filomena Manquillo y don Hipólito Luna, que
son las encargadas de esas eventualidades. Doña Filomena y don Hipólito actúan
con base en su experiencia y conocimiento adquirido. Ellos reconocen que no se
les ha dado ninguna capacitación complementaria. También existen los llamados
‘aguateros’, entre los cuales se cuentan a don Pedro Chicangana y Egda Mery
Luna, quienes tampoco han recibido capacitación. En cuanto a los sobanderos se
tienen a los señores José Gómez, Cristóbal Anacona y Reinel Atoy. El señor Pedro
Chicangana es curandero y atiende los problemas relacionados con el ‘espanto’.
En cuanto a los primeros auxilios y en casos relacionados con dentistería, se
encuentra el señor Hipólito Luna. Por otra parte, existen otras personas que aplican
81
Cafeteros del Macizo Colombiano
inyecciones cuando así se amerite. Ellos son: Reinel Atoy, Diomira Jiménez, Ángel
Mamián, Ángela Luna, Venancio Luna y Gerardo Luna.
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
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Cafeteros del Macizo Colombiano
En cuanto al deporte, los más populares son el futbolito, fútbol, básquetbol, tejo,
sapo, y cacha o tejo. Son practicados por toda la comunidad en un espacio que
está localizado en la escuela. También existe un lugar que es propiedad del señor
Pedro Chicangana y cuando la Junta de Deportes programa actividades como
campeonatos corregimentales de fútbol se le debe pagar un impuesto. En la vereda,
aproximadamente el 60% de los pobladores practican este deporte. Los jóvenes
refieren que no tienen un sitio adecuado para desarrollar esta actividad deportiva,
aunque a pesar de estas dificultades la sigan practicando. Tanto católicos como
evangélicos organizan encuentros deportivos de manera independiente.
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2. El Paraíso y El Fresno: historia social de dos pueblos del Macizo Colombiano
un grupo que se encarga del vivero forestal pero que al igual que el grupo de
amistad, requiere de trabajo cooperativo. Igualmente existe un grupo de madres
comunitarias que se encarga de velar por el cuidado y educación de los niños
cuando los padres están trabajando. Finalmente, en cuanto a la escuela desde el
2013 existe una Junta de Padres de Familia.
De todas estas organizaciones, sin embargo, la Junta de Acción Comunal que fue
creada el 29 de diciembre de 1988 es, quizás, la organización comunitaria más
importante en la vereda. La Junta convoca a ‘juntas de trabajo’ para coordinar
una actividad determinada por un objetivo, tiempo y lugar. Hasta hace un tiempo
existió el código de convivencia pacífica con el fin de que la comunidad participara
en la resolución de los conflictos y problemas que existieran entre los vecinos.
Las relaciones entre estas organizaciones son muy pocas, aunque muchos de los
integrantes pertenecen a las mismas.
Cabildo Verde: dependiente del municipio, hizo presencia por medio de un vivero
en los años noventa de siglo pasado, pero el programa no siguió desarrollándose
en la vereda.
Comité de Cafeteros: colabora esde hace más de 20 años y es una de las entidades
que más permanencia ha tenido en la vereda. Ha colaborado en la construcción
de obras como la escuela y el acueducto. En lo técnico han dado charlas sobre
el sembrado y el cultivo del café y también han desarrollado programas como el
incentivo para la zoca de las viejas plantaciones. En los últimos años, sin embargo,
la presencia del técnico y de la entidad ha disminuido por la llamada ‘crisis cafetera’.
Cooperativa del Sur del Cauca (Cosurca): se trata de una organización que viene
haciendo presencia desde finales de los noventa organizando grupos productivos
alrededor del café orgánico y desarrollando otro tipo de prácticas. Colabora con
capacitación y no aportan muchos recursos en obras de infraestructura. Se tiene
conocimiento de que asesora a la Asociación de Productores de Alimentos de
85
Cafeteros del Macizo Colombiano
Sucre (Asprosucre) y a los socios en la región. A partir del trabajo relacionado con
la exportación de café, logran en el año 2005 su licencia de exportación, lo cual
les significó adicionar a su razón social otra instancia llamada ‘Expocosurca’ (ver
también capítulo 5).
FIS (Fondo de Inversión Social): con este programa se han obtenido recursos para
la cofinanciación del acueducto. No se conocen otros programas de ayuda.
86
Parte III.
Café, cultura y economía en el ámbito regional-local
3. El café: sembrando esperanzas
Igual acontecía con el café, el cual era un producto que se fue introduciendo
poco a poco a través de don Alfonso Gómez, Eduardo Luna, Neftalí Magín,
Arcenio Magín, Nicolás Hoyos, Leonidas Quinayas, Marino Salazar y Aniceto
Salazar, fundadores de la región. Para ese entonces el grano seguía siendo
89
Cafeteros del Macizo Colombiano
En años recientes y con el desarrollo del café tipo variedad Colombia, el municipio
de Sucre y El Paraíso se han venido vinculando con formas más tecnificadas de
producción. Así, como puede verse en la tabla 3 (cultivos permanentes y transitorios
en el municipio) se estima que en el 2001 el municipio de Sucre disponía de un
área en producción de café tecnificado de 873 hectáreas equivalente a un 48,9%
del total; mientras que el café tradicional equivale a un área de 421 hectáreas
correspondiente al 23,6% del total de área disponible para la producción de café
en el municipio. Especial mención merece el café orgánico, con un área de 61
hectáreas equivalente al 3,4% del total. Más específicamente, en la tabla 3 se
indica cómo para el caso del corregimiento de El Paraíso en el 2001 se ilustra
la distribución por área según la forma tecnificada del cultivo: para el caso de
la cabecera, el total de hectáreas tradicionales equivalía a 10,6 en contraste con
8,9 hectáreas correspondientes a tecnificadas, para un total de 19,5 hectáreas de
café. En el caso de El Fresno esta relación se invierte y para el año en referencia
90
3. El café: sembrando esperanzas
A pesar de estas cifras, los mayores, como don Adriano y don Presentación,
todavía creen que el café arábigo era un café de mejor calidad que el tecnificado.
El arábigo era un “café espectacular, de mejor calidad; no es como ahora que
entre más le echa uno abono, más pequeñito queda. Parece un balín, pequeñito,
que no sirve para nada. En ese tiempo, crecía entre bejucos y empantanados. Era
un café excelente [...] pero después vino la roya y lo acabó”.6 También en aquel
período existía el café caturra negro, al cual se le llama así porque tiene una hoja
oscura, ancha y dura que lo caracteriza. Su introducción, se dice, obedeció a los
técnicos del Comité de Cafeteros del Cauca y a personas de la región como don
Alfonso Gómez y Alfonso Castaño, quien no era nativo de la región pero llegó
para instalarse en su finca. Se dice igualmente que los fundadores trajeron plátano
dominico, parecido al hartón, que era utilizado para el sombrío del mismo café.
La semilla se fue sacando poco a poco porque el café era muy grueso, hasta que
se obtuvo una más mediana. Con el tiempo, las distintas familias que poblaron la
región aprendieron las técnicas de siembra y producción que se transmitieron de
padres a hijos, a partir de las charlas con los técnicos del comité de cafeteros y
principalmente a través de otros campesinos de la región que lograban conocer
en otras tierras cómo se sembraba el café.
91
Cafeteros del Macizo Colombiano
Cultivos permanentes
Café tecnificado 986,0 46,34 873,0 48,9 1.100,00 960.300,00
92
3. El café: sembrando esperanzas
porque implican grandes costos o bien sea porque las prácticas que se enseñan
demandan más tiempo o son entendidas e interpretadas de manera distinta. Por
ejemplo: aunque no se encuentra en los manuales de caficultura, por experiencia
algunos caficultores del Macizo, especialmente los mayores, siguen las fases de la
luna para las distintas actividades de producción. El recuento que sigue se refiere al
modo o estilo de cómo los habitantes de la región realizan la siembra de café como
resultado de la experiencia que se ha adquirido con el transcurrir de los años.
93
Cafeteros del Macizo Colombiano
Para ello se realiza otra selección, esta vez basada en la raíz de la chapola. En
primer lugar, la selección de las mejores plántulas o chapolas se realiza teniendo en
cuenta que la raíz sea abundante y derecha. Existen raíces que no son adecuadas
para plantar, como aquella llamada ‘pata de gallina’ que, como su nombre lo indica,
tiene tres raíces iguales, lo que hace que la plántula se pueda voltear para un
lado o para el otro. Las plántulas con raíz derecha son las más apropiadas para
sembrar. Antes se espera que el caficultor haya preparado las bolsas y la tierra
donde se depositarán las plántulas ya seleccionadas. En este caso la tierra se prepara
revolviéndole estiércol, pulpa de café descompuesta, cepa de colino y tierra negra
que se toma superficialmente, preferiblemente sin raicillas que son ‘zarandeadas’
(sacudidas) en una malla o anjeo. Este compuesto de abonos naturales y de tierra
negra es preparado vaciándolo en bolsas negras que generalmente son vendidas en
el comercio y que vienen en tres dimensiones: de un kilo, que es la más utilizada
para café; de una libra, que es un poco más pequeña; y hay una más grande que se
utiliza para sembrar árboles de reforestación.
Una vez se tienen las bolsas con tierra abonada, se procede a abrirles un hueco
en el centro con un palo o un madero, se toma la chapola seleccionada y se
introduce en el hoyo verificando que la raíz sea introducida en forma vertical y
recta. Si la raíz entra doblada, la plántula no crecerá. Cuando se mete la chapola
en el hoyo, con el mismo palo se empieza a apretar cuidadosamente la raíz con
la tierra de la bolsa sin llegar a lastimarla. Esta cuidadosa labor debe hacerse de
modo firme y suave, de tal modo que quede compactada y sin espacios vacíos.
De lo contrario, la raíz de la chapola se pudre.
94
3. El café: sembrando esperanzas
8 Existen dos tipos de renovación. Uno llamado ‘desmacollar’ que consiste en cortar los
‘chupones’ o retoños de la planta; acción que produce el secamiento de la misma. Y el
otro, llamado ‘desraizar’, referido a sacar de raíz la planta del cafeto. En ambos casos, la
renovación implica la siembra de nuevos arbustos de café.
95
Cafeteros del Macizo Colombiano
Fotografía 4. Don Juan muestra cómo se sembraba y trasplantaba con la ayuda del ‘bordón’. Jairo
Tocancipá-Falla 2003.
96
3. El café: sembrando esperanzas
Las distancias son importantes de considerar para el cultivo de la planta. Así, entre
más caliente sea el clima se recomienda que la distancia sea menor para que
generar un microclima que compense a las plantas. En este ejemplo, la distancia
manejada es de 1,20 metros de árbol a árbol x 1,50 metros de calle entre surco y
surco. En sentido contrario, cuando el clima es más fresco o frío se recomienda
que las plantas estén más retiradas como por ejemplo a 1,70 x 1,50 m.
Luego de plantada la chapola sigue otra actividad agrícola llamada ‘el plateo’,
que consiste en desmalezar o quitarle la maleza a la nueva planta a una distancia
de aproximadamente 50 cm alrededor. De aquí en adelante, el nuevo cultivo
demandará atención en los próximos 24 meses, período durante el cual se
realizan actividades de control de malezas y de abonamiento, si se desea. El
control de malezas o ‘la limpia’ es una actividad que se realiza generalmente en
febrero de cada año, justamente antes del período de cosecha. Habitualmente
se utilizan herramientas como el machete, palas y, a veces, el azadón. Por lo
general, esta es una actividad masculina y es importante que las herramientas
estén en buenas condiciones para realizar esta labor. A veces una herramienta
puede ser empleada por varias personas en momentos continuos, acto que puede
generar ciertas energías que afectan directamente a la persona que manipula el
utensilio de trabajo. En una ocasión, por ejemplo, un caficultor en su parcela
de café en su actividad de desyerbe, al ‘estilo haragán’ (cuando el trabajador
desyerba por encima sin erradicar los arbustos, lo que supone tiene un efecto
benéfico de conservación de las biodiversidad), encontró que el machete de uno
de los trabajadores no cortaba bien; el caficultor le solicitó la herramienta al
trabajador, este se la entregó, el caficultor tomó el machete por la hoja y golpeó
la empuñadura por ambos lados. Esta acción de sacudir la herramienta, dice él, es
conocida como ‘guaco’ y está dirigida a eliminar la energía concentrada de quien
poseía el machete. Se cree que si no se hace esta práctica se producirán dolores
en las articulaciones del brazo de quien la usa.
97
Cafeteros del Macizo Colombiano
Una de las observaciones más destacadas en las visitas realizadas a los cafetales
en el corregimiento de El Paraíso fue la identificación de un gran número
de plantas medicinales y de uso orgánico a lo largo de los corredores de los
cultivos. Aunque no presentan el patrón de cultivo establecido, dejaban mostrar
la importancia orgánica y de uso medicinal que estas prestan a nivel local. En
un ejercicio preliminar se lograron identificar alrededor de 65 especies de algún
uso medicinal correspondientes al piso térmico templado (ver anexo 1). Esta
identificación surgió de una salida de campo a un cafetal y un semillero de café
localizados hacia la base de la cuchilla de El Encinal, de propiedad de Orlando
Luna. Allí, se observan algunas plantas pequeñas de unos 30 a 40 cm de flores
coloridas, especialmente rojas y blancas, las cuales son llamadas ‘caracucho’,
caracterizada como una planta ‘blandita’, fácil de descomponerse, y que además
no deja crecer ‘la maleza brava’. Existe también la coneja, una pequeña planta
de tallo delgado que se extiende hacia los lados, que permite atrapar ‘la basurita’
y cuya raicilla permite sostener la tierra. También se encuentran otras plantas
como la ‘papunga’ (también conocida como chipaca en el Huila), el ‘botoncillo’,
el ‘pecueco’ y la ‘batatilla’ entre otros.
98
3. El café: sembrando esperanzas
encuentran muchas malezas bravas, dentro de las cuales una de las más
destacadas en la zona es ‘la escoba’, una planta que, si bien es utilizada por
las señoras en ramillete para barrer, se expande rápidamente invadiendo
la base del cafeto. Otra planta de este tipo es la ‘batatilla’ que, aunque se le
reconocen ciertas propiedades medicinales, se trata de una enredadera que se
extiende fácilmente subiendo y acomodándose en el copo del cafeto e invade
todo el arbusto hasta secarlo, hecho que se evidencia con la caída de las hojas.
Las personas de la región saben por la experiencia diaria que algunas malezas
bravas cumplen una función y muchas de ellas son arrancadas para otros usos.
Junto a los montes suaves, uno de los usos más comunes es para la elaboración
de la pila de compost, el cual se constituye en un abono orgánico, que es
fácil de elaborar por la disponibilidad de la materia vegetal y orgánica en la
localidad. La pila consiste en un hueco de un metro aproximadamente de ancho
por un metro de largo y un metro de profundidad, el cual se va rellenando
con distintos materiales vegetales y orgánicos como estiércol de vaca, caballo
o cuy dependiendo de su obtención. Una primera capa de 20 cm, por ejemplo,
puede ser de monte o de malezas nobles o suaves. Otra capa puede ser de
nacedero, ortigo, tierra, bagazo y ceniza; esta última contribuye al proceso de
descomposición. Luego viene otra capa igual a la primera, y así sucesivamente.
El compuesto se puede trasladar una vez al día o cada ocho días, tiempo después
del cual se empieza a disponer del material como abono. Dada la importancia
de la agricultura orgánica, este tipo de abonos se han venido empleando con
mayor frecuencia. Por otro lado, existen también otras prácticas y creencias
características de la región andina cuando se trata del proceso productivo.
Las fases lunares y de fenómenos tales como los eclipses tienen un papel importante
en muchas sociedades indígenas de las Américas (ver por ejemplo Greiff y Reichel
1987). En el caso de El Paraíso, el tener en cuenta las fases lunares aparece como
una de las creencias que todavía emplean algunos productores cuando se trata de
iniciar la etapa de producción en la mayoría de los cultivos agrícolas (ver figura 1 y
tabla 4). Tal como indica don Euclides (2005), habitante mayor de El Paraíso:
factible de establecer con éxito” (Federación Nacional de Cafeteros 1987: 146). El instituto
especializado de investigación del Café Cenicafé, reconoce que en la “zona cafetera
de Colombia se han identificado hasta ahora 182 especies de malezas de importancia
económica, 120 en cafetales y 142 en potreros [la fuente original aparece 182 y no 262
como quedaría indicado en la suma de malezas en cafetales y potreros] [...] El 11% de las
especies de malezas reconocidas en los cafetales se pueden considerar como “coberturas
nobles”, de protección al suelo contra la erosión” (147).
99
Cafeteros del Macizo Colombiano
Figura 1. Representación de las fases lunares y su influencia en los seres vivos (Plantas y animales)
Aunque esta apreciación es común entre los mayores, algunos jóvenes ven en estas
prácticas una creencia que procede de las generaciones pasadas y que se ve con
muchas dudas en el desarrollo de una agricultura ‘productivista’. En cuanto al café,
por ejemplo, algunos consideran que para la ‘enchapolada’ se debe tener en cuenta
la luna, la cual debe estar de dos o tres días para la luna llena. En menguante no es
apropiado enchapolar puesto que se cree que para esta fase el café ‘no grana’ o ‘carga’;
100
3. El café: sembrando esperanzas
y además, también se cree que la raicilla es atacada por un gusano llamado ‘viringo’.
Tal como lo anotan los mayores: en la siembra del café “nos hemos acostumbrado a
sembrarlo cuando ya va a cambiar la luna, o está próxima a llenar”, es decir, “cuando
ya va a cambiar también, que le falte unos cinco o seis días para cambiar, entonces
es una buena siembra, eso sí, grana café bacanísimo”.12 Igualmente ocurre con otros
cultivos como el plátano, la caña de azúcar y la arracacha:
(*) Para el corte de la guadua se recomienda hacerlo en horas tempranas en la mañana (6 a.m.)
(**) Para la cosecha y almacenamiento del maíz se recomienda hacerlo en cuarto creciente.
101
Cafeteros del Macizo Colombiano
La historia del café en el Paraíso indica que la mayoría de familias iniciaron su cultivo
hace muchos años, algunas de las cuales lo hicieron de acuerdo con sus capacidades
y recursos disponibles. Por ejemplo, se comenta que los finados Neftalí Magín y
Arcenio Magín tenían ‘buen café’. Don Neftalí, se dice, tenía algo más de cinco o
seis hectáreas y que “caía casi a la carretera, de ahí pa’bajo todo eso hasta la peña
[...] era grandísimo”.15 La extensión de terreno cultivado en café también demandaba
una gran cantidad de mano de obra, de la que se estiman aproximadamente 50
trabajadores para las cosechas, además de ser el único en contar en la zona con
despulpadora a motor. Estas condiciones de su finca también implicó la llegada de
gente de regiones vecinas. Llegaron así indígenas de las partes altas de la cordillera,
de lo frío o ‘fríanos’, especialmente de Caquiona, Pancitará, del municipio de La
Vega, y de corregimientos de los vecinos municipios de Almaguer y San Sebastián.
En general, las gentes que venían a trabajar en las cosechas y a quedarse a poblar
la región procedían de municipios y departamentos vecinos con tradición ancestral
indígena. Hoy se puede apreciar la influencia y presencia de estas poblaciones
aledañas a partir de apellidos como Salazar, Luna, Magín, Gironza, Mamián, etc.
Además de los Magín también existieron algunas familias que tuvieron pequeñas
propiedades y que se dedicaron al cultivo del grano de acuerdo con sus recursos.
La trayectoria del poblamiento y de la ocupación de las tierras sugiere que
de pocos propietarios se fue pasando a un gran número de familias, que se
extendieron entre sí a partir de relaciones familiares y de amistad y también
debido a la llegada de personas de localidades vecinas del Macizo Colombiano y
de otros departamentos vecinos. De la misma manera, en la medida que las tierras
102
3. El café: sembrando esperanzas
En este sentido, una de las alternativas que más se vienen desarrollando en la región
de El Paraíso y en el municipio de Sucre es la relacionada con el café orgánico. Esta
iniciativa, que se inició a mediados de los años noventa con el apoyo de algunas
organizaciones internacionales, tuvo como objetivo motivar a los agricultores para
que se inclinaran por la agricultura orgánica frente a la demanda internacional de
productos limpios de químicos. Un aspecto interesante que se deriva de la adopción
de los cultivos orgánicos es que los caficultores de El Paraíso han llegado a conocer
por su experiencia que el arbusto de café puede ser empleado como leña al lograr
una combustión excelente, cualidad que no se observa en los arbustos de café
tecnificado. Se cree que el café orgánico conserva ‘un aceite’ que en el caso del café
tecnificado no se aprecia cuando se somete a procesos de combustión.
103
Cafeteros del Macizo Colombiano
104
3. El café: sembrando esperanzas
Si se analiza esta tabla desde los primeros registros, para el caso del corregimiento
de El Paraíso, notamos que El Fresno es la vereda que más agricultores posee y
con el mayor número de área sembrada de café orgánico. En el segundo grupo,
correspondiente a productores que ya llevan dos años en el programa, El Mirador
es la vereda que más agricultores posee; y finalmente, en el tercer grupo, las
veredas de El Fresno, La Chepa y El Carmelo tienen apenas un agricultor por
cada localidad. Estas cifras indican tentativamente sobre el tipo de tendencia que
actualmente el café orgánico ha venido ganando en el municipio y en la región del
sur del Cauca en los últimos años. Pareciera existir una mayor consciencia, para
muchos productores, de la importancia de cultivar en función de la conservación
de la tierra como el principio de las cosas. Pero no todo se encuentra en esta
dirección. Dado el número de agricultores que están registrados en el programa
de agricultura orgánica, sigue dominando la agricultura comercial, que se basa en
los abonos químicos y la búsqueda de altos rendimientos, en cuyo esquema se
encuentran la mayoría de agricultores. Sin embargo, actualmente existen algunos
agricultores que se están incorporando a la práctica de la agricultura orgánica, tal
como se muestra en la tabla 5.
Este tipo de cultivo se corresponde con los cambios que el café ha experimentado
en los últimos diez años y que enfatizan una relación más amigable con el
medio ambiente; aunque este cambio no ha sido general para todos, pues
para muchos es todavía una práctica difícil. De hecho, para el 2013, solo se
reportan 22 agricultores orgánicos en el corregimiento frente a 44 en total que se
reportaban en el 2003. Algunos, como Orlando Luna, ya saben preparar purines
líquidos, compuestos orgánicos que fueron enseñados en su preparación por
organizaciones como Cosurca y Asprosucre. Estos compuestos consisten en
abonos preparados de estiércol de vaca, sangre de ganado y leche, entre otros
materiales orgánicos.16
16 Hay que reconocer, sin embargo, que falta una investigación más consistente y a largo
plazo que demuestre los beneficios orgánicos en el ámbito local de tales purines.
105
Cafeteros del Macizo Colombiano
Mientras charlamos del tema, tomando un manojo de lo que parecen ser malezas,
Porfirio dice: “esto no es maleza, es abono. A nosotros nos han enseñado a ‘palear’ la
maleza que en un terreno de estos, termina botando y erosionando el terreno”. “Por
eso es importante –continúa–, ‘trabajar a lo haragán’”.17 Las hojas también contribuyen
a proteger la tierra. Porfirio cuenta cómo aprendió esto de su experiencia y de un
trabajo realizado en el corregimiento de la Carbonera, municipio de Bolívar, hace
unos años, donde se tomó un área de 6 metros como área de control y observación
por un espacio de tres meses y donde se detectó que en el acto de palear se barría
aproximadamente una tonelada de tierra. “De nosotros depende el futuro de la
tierra”, dice Porfirio, comparando su posición y la de Juan, quienes se consideran
‘orgánicos’, frente a otras personas en el corregimiento que buscan beneficios
inmediatos y a toda costa mostrando su ambición, sin importarles la conservación
de la tierra que es, en últimas, la que le da sustento a las familias. Se han dado
cambios en algunas personas que trabajaban con químicos, pero todavía existen
personas en la región que no son conscientes de cultivar con abonos orgánicos.
Cada día existe más la convicción de que la agricultura debe hacerse sostenible
dentro de los propios términos que las condiciones locales ofrecen. Esto es,
desarrollar una agricultura ambientalmente amigable con la naturaleza y que en
términos de salud signifique una reducción significativa de las amenazas que
las producciones químicas presentan para los consumidores. Este movimiento
internacional, que ha permitido un mayor acercamiento entre los países del
hemisferio norte y los del hemisferio sur, ha significado la formación de toda una
red de organizaciones que buscan apoyar este tipo de pensamiento ‘ecológico
y ambientalista’. El resultado es una política orientada al mejoramiento de
precios, lo que contribuiría a estimular y favorecer a los campesinos e indígenas
de países como África, América Latina y Asia. El nombre de esta política es
llamada ‘mercado justo’ (fairtrade en inglés) y que, como su nombre lo indica,
trata de mejorar las relaciones desiguales en el mercado para los productores.
Dentro de este esquema se ubica el programa de caficultura orgánica.
106
3. El café: sembrando esperanzas
Para el caso que hemos visto en este capítulo, la adopción del cultivo es parte de la
historia local que muestra claramente la experiencia de los campesinos productores
del grano y del conocimiento local que ha trascendido con el conocimiento
especializado, transmitido a través de instituciones como el Comité Departamental
de Cafeteros del Cauca. El conocimiento local de los habitantes de El Paraíso, sin
embargo, ha sido pilar en el inicio del cultivo del café en la región. Seguramente,
al igual que otros productos, el cultivo del café inicia su historia en la región con
el conocimiento que los primeros pobladores tuvieron sobre el clima, el suelo, los
recursos naturales y las condiciones materiales que les rodean. La coexistencia hoy
(2015) de diferentes variedades de café (Arábigo, Caturra, Maragojipe, Colombia)
muestra claramente la historia del grano en cuanto a su presencia en la región.
107
Cafeteros del Macizo Colombiano
108
4. La Cosecha: El fruto de la siembra y su beneficio
1 Vélez et. al. (Fedecafé 1987: 237) presentan un trabajo técnico especializado sobre la
cosecha del café en estaciones experimentales en Pereira (Risaralda), Caldas (Chinchiná)
y Cauca (Tambo). El estudio se fundamenta en la evaluación del efecto de la pendiente, y
la densidad de siembra y el estudio de tiempos y movimientos; factores analizados para el
caso de cultivos comerciales. Al final, la investigación se enfoca a presentar una propuesta
mejorada en la recolección del grano. Aquí solo ofrecemos una versión de esta práctica a
nivel local y desde un punto de vista social.
109
Cafeteros del Macizo Colombiano
La mañana inicia con el canto de los gallos y con los murmullos de las personas
del campo que se preparan para comenzar la jornada. El chofer de la ‘chiva’ que
sale los miércoles y viernes al mercado de El Bordo (cabecera del municipio
del Patía) prepara el vehículo un poco antes de las cinco de la mañana. Desde
ese momento las voces y sonidos son más notorios, indicando así el cargue de
los racimos de plátano y otros productos al vehículo. La luz del amanecer se
filtra por las hendiduras de la puerta donde nos encontramos y, con el rumor
de las voces de personas y el encendido de la buseta que va hacia Popayán, se
confirma la hora: las 6 de la mañana.
110
4. La Cosecha: El fruto de la siembra y su beneficio
La jornada comienza con una mañana fresca sin sol y nos dirigimos por la vía que
conduce a la cabecera municipal de Sucre. Porfirio nos alcanza en un caballo de
color castaño. Nos desviamos a la margen derecha por una trocha que empieza
a descender conduciendo a distintas fincas. El terreno es quebrado y se hace
más difícil de transitar por lo resbaloso del camino y el barro que se forma como
seña del período invernal que presenta la región. Los comentarios de la gente en
días pasados, hacia finales de marzo, fue que el verano había azotado la zona
afectando el proceso de maduración del grano. Esta vez, el comentario es que
demasiada agua hace caer el café. A unos 200 metros de la carretera principal,
sobre la margen derecha, nos desviamos por una portada de madera mientras
desde el camino podemos observar las fincas y de vez en cuando un lote con café
maduro. Igualmente, se observa a las familias y jornaleros cosechando el grano. El
saludo de ‘buenos días’ se hace necesario en la medida que avanzamos en nuestro
recorrido por dos pequeñas fincas donde se cosecha café. Don Juan nos alcanza y
seguimos en descenso; unos minutos más tarde nos vemos acompañados de otras
tres personas que toman el sendero, esta vez por otra portada de madera que se
encuentra a la margen izquierda del camino que habíamos tomado antes.
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Cafeteros del Macizo Colombiano
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4. La Cosecha: El fruto de la siembra y su beneficio
Porfirio va al rancho y trae cuatro ‘cocos’ o recipientes para recibir el café y cuatro
estopas donde se vacía el grano recolectado, una vez ha sido recogido en los cocos.
Cada coco posee dos ganchos que salen de cada extremo y con una banda de lona
se ajusta a la cintura; de aquí también se puede sujetar la estopa donde se vaciará
el café recolectado. Una vez asegurada la estopa nos desplazamos al lote para la
recolección respectiva. Con el coco puesto a nivel de la cintura y en el frente, se
hace más difícil caminar en medio de los arbustos de café; algunos prefieren llevar
el coco en la mano y ya en el lote ajustarlo a la cintura (ver fotografía 6).
Figura 1. El garabato.
2 Este café donde se realizó la recolección se dejó a ‘libre crecimiento’ (20 años a 2015), lo
que explica su altura superior a los dos metros. En este sentido, y a pesar de ser un café
variedad Colombia, no se considera como tecnificado.
113
Cafeteros del Macizo Colombiano
Hay que escoger las pepas maduras, las que estén rojas; las que no,
se las deja, pues dentro de unas tres semanas se vuelve a hacer otra
‘pasada’ hasta que ya no haya más granos. En la recolección, se tiran
los granos para afuera, hacia el cuerpo. Hay que tomar cada pepa, una
por una, y no sacar todo el racimo de una vez. Se debe dejar que los
granos rueden de la mano hasta el coco dando así una mayor rapidez
en el trabajo de recolección. Igualmente no se debe jalar demasiado de
las ramas, pues podrían partirse.3
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4. La Cosecha: El fruto de la siembra y su beneficio
Cuarto 5 arrobas
(*) La información presentada corresponde a un lote de una hectárea y media sembrada de café caturra
(tradicional) perteneciente a Adriano Mamián en el 2003.
Los granos de mala calidad, conocidos como ‘guayaba’, también son recolectados
y en su mayoría se emplean para tostar y luego para consumo local. Esta práctica
todavía se realiza hoy en día, situación que hace pensar a la gente en la triste
realidad del café: el grano que se vende es el ‘bueno’, mientras que el consumido
en los pueblos y veredas es el de mala calidad (ver capítulo 6, sobre el consumo).
Aunque la acción de cosechar café parece algo mecánico, esta actividad debe
realizarse con mucha atención y concentración en la selección del grano maduro,
bien sea una actividad colectiva o individual.
115
Cafeteros del Macizo Colombiano
116
4. La Cosecha: El fruto de la siembra y su beneficio
117
Cafeteros del Macizo Colombiano
la parte inferior del lote (base) y nos reunimos para regresar, pues la faena ya ha
terminado después de dos horas de trabajo. Se estima que en un día de cosecha
normal, y según la producción se puede cosechar hasta diez veces lo cosechado
en este día, esto es, más de diez ‘cocos’; este hecho muestra la incompetencia
de los que venimos de la ciudad para desempeñar esta clase de oficios que
requieren cierta destreza y habilidad. Recolectado el café, nos quitamos el ‘coco’
y retomamos el camino por donde habíamos llegado. El quitarse el ‘coco’ vacío
y llevarlo con la estopa facilita el caminar en lugar de llevarlo atado a la cintura.
Finalmente, regresamos al rancho desde donde habíamos partido inicialmente.
Una vez realizada la cosecha del día, el paso siguiente es ‘beneficiar’ el grano. Se
le llama ‘beneficio’ al proceso mediante el cual el café es despulpado y lavado.
Estas actividades son anteriores al secado del grano en sí, el cual se diferencia
del ‘secado de agua’ en el que el grano fresco se deja para la venta directa, sin
secarlo al sol. Desde que el precio para la venta del café en seco es mejor que el
café fresco, la mayoría de las familias prefieren secarlo al sol para obtener un mejor
beneficio en cuanto al precio. Todo este proceso exige cuidados que tienen
que ver con la calidad de grano y que vincula conceptos como ‘ taza limpia’,
indicando que el café ha sido bien beneficiado y en la que sus cualidades y/o
propiedades de acidez y cuerpo pueden ser claramente establecidas.
Dado que la despulpadora se encuentra encima de uno de los bordes del tanque,
en la parte posterior se permite que la cáscara caiga y se acumule (ver fotografía
7). Durante el despulpe se pueden apreciar las cáscaras casi completas, abiertas.
Se estima que la cáscara se demora entre dos y tres meses en descomponerse.
Junto a los tanques reposan cáscaras de café mezcladas con otros desechos
orgánicos, lo que constituye un abono de gran calidad.
118
4. La Cosecha: El fruto de la siembra y su beneficio
Procedemos a lavar el café del día anterior para dar espacio al que acabamos
de cosechar. Porfirio nos recuerda que el café que está en el primer tanque de
lavado todavía posee la ‘baba’ del día anterior, la cual hace que se fermente. Esta
baba, al igual que la cáscara, es caliente y para probar esto vamos a un arrume
que están al lado del rancho. Al introducir una pala con fuerza en medio de las
cáscaras y al separarlas hacia un lado empieza a ‘humear’ como si su interior
estuviera encendido. A veces se acostumbra introducir en medio del arrume
de cáscaras en descomposición dos guaduas huecas para que el abono ‘respire’
y no se queme totalmente. Esta práctica, al parecer transmitida por los técnicos
del Comité de cafeteros y la Asociación de Productores de Alimentos de Sucre
(Asprosucre), también se observa en zonas cafeteras importantes del país como
en el departamento del Quindío, según nos cuenta Porfirio.
Proseguimos con el lavado del café que había sido dejado el día anterior y,
mientras don Juan toma la manguera para lavarlo en uno de los tanques, Porfirio
nos explica que con el agua cierto café empieza a flotar por ser liviano. A este
café, que aparece como una ‘nata’ por encima del café que tiene cierto peso, se
119
Cafeteros del Macizo Colombiano
le llama ‘vano’.7 También existe otro tipo de grano, nos explica, que va al fondo
y al que se le llama ‘guayaba’. Mientras charlamos y el agua llena el tanque, con
una guadua se revuelve el fondo suavemente. Se explica que en el fondo del
tanque hay una rejilla que permite que el agua filtre e impida el paso del grano.
Se aprovecha la oportunidad para contar cómo el ácido del café es tan fuerte
que deteriora las paredes y el piso de los tanques. Se muestran las manchas
que el grano ha dejado por efecto del ácido cuando se almacena allí durante
el proceso de fermentación. También nos recuerdan la importancia de dejar el
grano fermentando por el período de un día y no más allá de este período. Antes,
los abuelos, dicen, dejaban el grano lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y
dejaban hasta el sábado para recogerlo de los tanques y eso lo que hacía era
dañar el café porque el café se ‘avinagraba’, es decir, tomaba un olor y sabor a
vinagre. Ahora ya se sabe que el café hay que dejarlo apenas un día para que sea
de buena calidad, de lo contrario el sabor no es el mismo. Ahora, como dice el
dicho, ‘café cosechado, café despulpado y beneficiado’.
7 De acuerdo con la Real Academia Española (2001: 1540), vano es algo “2//Hueco, vacío
y falto de solidez. //3. Dicho de un fruto de cáscara: Cuya semilla o sustancia interior está
seca o podrida”.
120
4. La Cosecha: El fruto de la siembra y su beneficio
Se debe tomar la misma cantidad aproximada por cada estopa con el fin de que
en el momento de cargarlo en el caballo el peso sea distribuido de mejor manera.
121
Cafeteros del Macizo Colombiano
Al regreso, Porfirio sugiere recoger el café que está con baba en el tanque y que
corresponde a lo que hemos cosechado hoy, pues el día siguiente es sábado y
es difícil regresar al beneficiadero. Decidimos dejarlo fermentar en la casa. Así se
hace y se lo vacía en una estopa para luego ser llevado al caballo y amarrarlo
en medio de los bultos de café que ya se encuentran limpios. Con esta carga,
iniciamos nuestro retorno ascendiendo la pendiente, la cual resulta bastante ardua.
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4. La Cosecha: El fruto de la siembra y su beneficio
prolongado hasta que la almendra pasa de un color verde oscuro a un color claro.
Este secado depende claramente de las condiciones climáticas y una vez iniciado
este proceso debe procurarse que el grano no se humedezca de nuevo.
Porfirio saca una ‘zaranda’ o especie de filtro que permite cernir los granos de
café de cierto tamaño. El zarandear es el acto de tomar la zaranda; este objeto
es rectangular, abarca una lámina metálica agujereada de manera simétrica de
aproximadamente un metro de largo por 50 cm de ancho y con un marco de
15 cm de alto, el cual permite detener el café que se vierte en su interior; de
un extremo se prolongan dos brazos de madera que permiten, cómodamente,
ejecutar la acción. El movimiento de zarandeo, suave pero firme, es hacia
adelante y hacia atrás, se debe tener en cuenta que un exceso de movimiento
puede causar el paso del café ‘guayaba’, que son granos de menor tamaño,
liviano y con imperfecciones que en el proceso de beneficio quedan en la base
del tanque mezclado con el café de buena calidad. Una vez terminada esta labor,
con un rastrillo plano de madera se logra esparcirlo en el área destinada para el
proceso de secado de agua.
8 Como bien se indica, el café ‘repila’ es aquel grano que queda del proceso de zarandeo.
De este café ‘repilado’ se estima que el 50% puede ser reutilizado y considerado para el
mercadeo; es decir, se trata de un café de buena calidad.
9 Hasta hace unos años, los transportadores de El Paraíso y la vecina localidad de los
Uvos cobraban por estopas o bultos. Más recientemente, se ha introducido el cobro del
transporte de café por peso (kg), el cual se verificaba con el recibo de venta del grano. En
el 2005, el valor cobrado en la ruta Paraíso -Bordo fue de $1.000 por arroba.
123
Cafeteros del Macizo Colombiano
En la noche nos reunimos para revisar el trabajo realizado y, para los que
procedemos de la ciudad, se logra entender el significado del trabajo y el esfuerzo
que hay en la producción de ‘una taza de café’. Con el diálogo y la interacción
también se permite ‘evocar recuerdos de otras experiencias’. Porfirio concluye
diciendo: ‘Somos orgánicos’, y eso es importante para conservar la tierra y los
recursos. ‘Sin eso no es posible cultivar’, asegura.
124
5. ‘Preparando la carga’:
comercio y negocio del grano
125
Cafeteros del Macizo Colombiano
Este caso nos señala que, en cuanto al origen de los mercados y su papel en la
formación de los pueblos del Macizo, las vías de comunicación cumplieron y
cumplen un papel trascendental. Siendo una función del Estado colombiano, las
126
5. ‘Preparando la carga’: comercio y negocio del grano
2 La región del sur necesita de una gran atención para sus obras públicas. Varios conceptos
sobre el reportaje del ingeniero jefe del departamento. El Liberal. 1940b, miércoles 10 de
abril. Cursivas agregadas por los autores.
3 Comerciante 1 (anónimo). El Paraíso. Agosto de 2003.
127
Cafeteros del Macizo Colombiano
4 Sin embargo, la imagen del campo como un espacio límite o de frontera, también
determinó qué tipo de productos debían enviarse allí. Hoy todavía se encuentran ejemplos
de productos enviados desde los centros urbanos, muchos de ellos vencidos que no se
deberían de consumir, pero que son recibidos para ser comercializados en los mercados
rurales. A pesar de esto, muchos productos como calzado, juguetes, ropa, relojes, etc.
marcan también las nuevas tendencias de uso que se dan en las ciudades
128
5. ‘Preparando la carga’: comercio y negocio del grano
La gente comercializaba por tazas, una taza de café es un kilo y ellos [los
productores] la tenían como libra, entonces 25 tazas representaban una
arroba, pero en realidad eran dos arrobas en peso. En la báscula una arroba
son 12 kilos y medio [25 libras] exactas. La gente como estaba enseñada
a la taza, hubo momentos en que los engañaron, por que quien compra
en taza va ganando la diferencia, hay medidas que no son equivalentes.
Entonces cuando ellos me traían una arroba yo sabía que eran dos. Se les
paga por las dos, no por una y ya se les llevaba la idea. En el comienzo de
pronto hasta uno los tumbaba [engañaba]; ellos me vendían una arroba y
decían que era una arroba, cuando eran dos las que se recibía. Si llegaban
con una arroba, 25 tazadas, a 25.000 pesos yo les pagaba 50. Hoy día, en
un día de mercado corriente ellos traen un bultico de una arroba; yo sé
que son dos, y se les paga por las dos (ver fotografía 8).
Este caso del ‘café taziado’ o café vendido en taza en fresco ha operado por mucho
tiempo, aunque algunos reconocen que hoy la gente ya es consciente de las
diferencias existentes. Otros productores piensan que las balanzas o las básculas
donde se pesa el café son también arregladas para obtener una ventaja engañosa
sobre los productores. En un sentido justo a veces se escucha, por ejemplo, a
alguien referir a un comprador de café como aquél que tiene ‘buena báscula’, esto
es, compra del grano a un peso correspondiente con lo que lleva el cafetero.
129
Cafeteros del Macizo Colombiano
proceso comercial. Dicen los comerciantes que en las compras tienen que rebajar
el agua y la humedad. Cuando la gente lleva
Hoy (2013) existe más consciencia sobre lo que implica la calidad en el comercio
del producto. En el año 2002, por ejemplo, la Federación Nacional de Cafeteros
de Colombia, en asociación con una compañía italiana comercializadora de café,
organizó el primer concurso de calidad de café expreso con “la participación de
39 grupos de productores de Tolima, Huila, Cauca, Nariño, Antioquia y Caldas,
con lotes de entre 15.000 y 30.000 kilos, de los cuales se tomaron muestras y se
hicieron las cataciones necesarias para ver si cumplían con la calidad exigida para
la preparación de un buen Espresso” (PNUD 1993:48).
130
5. ‘Preparando la carga’: comercio y negocio del grano
La calidad del grano también puede indicar el destino final del mismo. Así, para
este comerciante el café de buena calidad es enviado en primera instancia para la
Federación, y el de segunda calidad para la Unión (Nariño), y luego al Ecuador. La
calidad también tiene que ver con los precios que se establecen de acuerdo con la
competencia. En este caso, los comerciantes recurren a múltiples estrategias que
van desde el anticipo hasta la venta para ser recogida en la casa del productor.
Trabajar con anticipo es cada vez más difícil, más aun teniendo en cuenta la
inestabilidad de los precios. En estos casos toca asumir los riesgos:
131
Cafeteros del Macizo Colombiano
Tal como se anotó inicialmente, los primeros comerciantes han seguido esta
actividad por tradición familiar; es decir que los parientes lo practicaron en el
pasado, aunque este criterio en asumir el comercio como la principal actividad
económica no ha sido la única forma de hacer ‘negocio’. Hasta hace unos diez años
había pocos comerciantes, número que seguramente estaba en relación con las
condiciones de producción y las vías de comunicación para sacar dicha producción.
Podría decirse que con la apertura de las vías llegaron los comerciantes. Así, con
la apertura de la vía Sucre - Paraíso - Guayana - La Vega (2003) la producción
agropecuaria empezó a fluir hacia los centros urbanos con mayor determinación.
Un comerciante local, por ejemplo, recuerda que “aquí venían los muchachos de
El Bordo a comprar. Son una familia; nadie compraba por estos lados, solo ellos.
Cuando se abrió esta vía entraron los de los Uvos [localidad vecina del municipio
de La Vega], yo me hice amigo de ellos”.10
132
5. ‘Preparando la carga’: comercio y negocio del grano
casa podían tener posada y así vinieron a dormir aquí, y ya empezaron a venir”.
Estas relaciones han favorecido la expansión de redes de comercialización como
una estrategia para atender los crecientes volúmenes de producción, situación
que exige un capital considerable para la compra del grano. En estas redes o
contactos, nuevas personas, como los mismos productores, se han involucrado
en el negocio: “Ellos [los primeros comerciantes] me dijeron que por qué no
compraba café, que ellos me daban la plata para comprar. Pero a mí me daba
miedo. Empecé con 100.000 pesos, compraba poquito, luego ellos me dijeron que
la compra es en grande, que debía dejar el miedo y comprar; que yo no voy a
perder dinero; comprando en grande se gana”.11
133
Cafeteros del Macizo Colombiano
Los orígenes de Asprosucre y Cosurca derivaron del primer esfuerzo del gobierno
colombiano por ofrecer alternativas económicas y sociales a pequeños productores
que a comienzos de la década de los ochenta habían ampliado su frontera agrícola
para el cultivo de coca con fines comerciales. En este contexto, se creó el proyecto
‘Col 85/426 Sustitución de cultivos de coca en el sur del Cauca’ (posteriormente
134
5. ‘Preparando la carga’: comercio y negocio del grano
135
Cafeteros del Macizo Colombiano
136
5. ‘Preparando la carga’: comercio y negocio del grano
137
Cafeteros del Macizo Colombiano
16 José María Astaiza, exdirector Comité Departamental de Cafeteros del Cauca. Popayán.
Julio de 2002.
138
6. El consumo del café: del mundo al pueblo
y del pueblo al mundo
E xisten muy pocas referencias sobre el consumo del café en Colombia. Esto tal
vez se debe a que el país se concibe como una fuente proveedora de materias
primas. Como vimos en los primeros capítulos, esa percepción viene de la
historia social del grano, en la cual, en el marco de una división internacional del
trabajo, los países de la zona tórrida fueron ocupando el papel de productores o
proveedores mientras que los países europeos e industrializados ocuparon el papel
de transformadores y consumidores de tales materias primas, principio derivado
de la fundación de las colonias por parte de los imperios y las metrópolis. Esta
división aparece todavía claramente si observamos las estadísticas del consumo del
café en los últimos años en tales países industrializados. Si creemos en los datos
estadísticos, en la tabla 7 se observa cómo el consumo en los países importadores se
concentra en Estados Unidos, Canadá y países europeos que agrupan más del 70%
del consumo en el mundo. En el caso de países productores, para el año 2001-2002,
el consumo es menor, correspondiendo al 27% del total mundial. Brasil continúa
siendo tanto el principal productor como el principal consumidor en el ámbito de
los países productores del grano.
139
Cafeteros del Macizo Colombiano
1 José María Astaiza, Exdirector Comité Departamental de Cafeteros del Cauca, Popayán,
julio de 2002.
140
6. El consumo del café: del mundo al pueblo y del pueblo al mundo
Años Cafeteros
1996/97 - 2000/01
141
Cafeteros del Macizo Colombiano
142
6. El consumo del café: del mundo al pueblo y del pueblo al mundo
ricas o de poder ( Jurado 1957: 329; ver también un caso similar para el caso
del azúcar en Mintz 1985). Una de las primeras referencias que se dan en este
sentido para el caso del Cauca lo precisa Jurado (ver también Ossa, Gómez y
Barona 1996): “Entre los documentos más antiguos que relatan el uso del café en
Popayán, se encuentra una carta de abril 23 de 1794 en que doña Gabriela Pérez
de Valencia y Arroyo le refiere a sus hermanos que al terminar el banquete de su
matrimonio se le sirvió una taza de café” ( Jurado 1957: 329). Con el tiempo, este
patrón, que también se siguió en el caso de Europa, se fue diseminando a otros
sectores sociales hasta convertirse en una bebida más popular. En el siglo XIX, por
ejemplo, en una carta enviada por Vicente María Cabrera al general Codazzi desde
Garzón (Huila) el 8 de octubre de 1856, le señalaba un conjunto de víveres que
podían obtenerse allí para le expedición y dentro de los cuales figuraba “el café”
(Beyer 1947: 309; t. de los a.).3
3
4 La negra y Sutil Bebida. Revista Cromos. 1920, sábado 20 de marzo.
143
Cafeteros del Macizo Colombiano
Años Cosecha
1997/98 - 2001/02
Total 25,2 100,0 25,2 100,0 25,5 100,0 25,9 99,9 27,2 100,0
Mundial
Cosechas 14,5 57,5 14,6 57,9 14,8 58,0 14,9 57,6 15,5 57,2
Abr – Mar
Brasil (ANL/R) 11,7 46,4 12,0 47,6 12,5 49,0 12,5 48,3 13,3 48,9
Ecuador (AS/R) 0,3 1,2 0,3 1,2 0,3 1,2 0,3 1,1 0,3 1,1
Papúa-N. (AS/R) - - - - - - - - - -
Guinea
Perú (AS) 0,2 0,8 0,2 0,8 0,2 0,8 0,2 0,8 0,2 0,7
Indonesia (R/AS) 2,1 8,3 1,9 7,5 1,7 6,6 1,7 6,6 1,5 5,6
Madagascar (R/AS) 0,2 0,8 0,2 0,8 0,1 0,4 0,2 0,8 0,1 0,5
Otros 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,1 0,4
Cosechas 1,6 6,4 1,6 6,4 1,6 6,3 1,6 6,1 1,8 6,6
Jul – Jun
Rep.
Dominicana (AS) 0,3 1,2 0,3 1,2 0,3 1,2 0,3 1,1 0,3 1,2
Tanzania (AS/R) - - - - - - - - - -
Otros 1,3 5,2 1,3 5,2 1,3 5,1 1,3 5,0 1,5 5,4
Cosechas 9,1 36,1 9,0 35,7 9,1 35,7 9,4 36,2 9,9 36,2
Oct – Sep
Colombia (AS) 1,5 5,9 1,4 5,5 1,5 5,9 1,5 5,8 1,6 5,7
144
6. El consumo del café: del mundo al pueblo y del pueblo al mundo
Años Cosecha
1997/98 - 2001/02
Costa Rica (AS) 0,3 1,2 0,3 1,2 0,3 1,2 0,3 1,1 0,4 1,3
El Salvador (AS) 0,2 0,8 0,2 0,8 0,2 0,8 0,2 0,8 0,2 0,6
Etiopia (ANL) 1,6 6,3 1,6 6,3 1,6 6,3 1,7 6,6 1,7 6,3
Guatemala (AS/R) 0,3 1,2 0,3 1,2 0,4 1,5 0,4 1,5 0,4 1,6
Honduras (AS) 0,3 1,2 0,3 1,2 0,3 1,2 0,3 1,1 0,3 0,9
India (AS/R) 1,0 4,0 0,9 3,6 0,9 3,5 0,9 3,5 1,5 5,5
Kenia (AS) - - - - - - - - 0,0 -
México (AS/R) 1,0 4,0 1,0 4,0 1,0 3,9 1,0 3,9 1,0 3,7
Nicaragua (AS) 0,1 0,4 0,1 0,4 0,2 0,8 0,2 0,8 0,2 0,6
Camerún (R/AS) - - 0,1 0,4 0,1 0,4 0,1 0,4 0,1 0,4
Costa de Marfil (R) 0,1 0,4 0,1 0,4 0,1 0,4 0,1 0,4 0,1 0,2
R.D. del Congo
(R/AS) 0,2 0,8 0,2 0,8 0,2 0,8 0,0 0,0 0,0 0,0
(Zaire)
Tailandia (R) 0,4 1,6 0,4 1,6 0,3 1,2 0,4 1,5 0,3 1,2
Uganda (R/AS) 0,1 0,4 0,1 0,4 0,1 0,4 0,1 0,4 0,1 0,3
Vietnam (R/AS) 0,3 1,2 0,3 1,2 0,4 1,5 0,4 1,5 0,6 2,1
Otros 1,7 6,7 1,7 6,7 1,5 5,9 1,8 6,9 1,6 5,8
* Estimado. (-)
Cifras inferiores
a 50.000 sacos.
En la obtención del producto, las relaciones entre diferentes familias del sector
rural facilitaban su disponibilidad al igual que su procesamiento:
Yo me recuerdo cuando era muchacho que a veces mis tías las de las
fincas del Peñón traían café y le regalaban a mi mamá. Le traía una
arroba de café y me acuerdo que lo tostaba y me mandaba ahí a la
145
Cafeteros del Macizo Colombiano
carrera séptima con cuarta donde una señora que tenía unos ejes y unas
bandas y que molía el café. Entonces yo me acuerdo que por una arroba
de café le pedían a uno como diez centavos o 15 centavos. Mi mamá
lo tostaba, yo lo llevaba para que lo molieran y ya molido pagaba diez
centavos y otra vez para la casa.5
De esta manera, podría afirmarse que el café era una bebida que dominaba el
ámbito social de casi todas las familias de la ciudad, especialmente cuando se
atendían visitas de amigos y familiares: “Todavía me acuerdo que a uno le daban
tinto. Uno no pedía una gaseosa. A uno le daban tinto y lo primero que le daban a
uno cuando llegaba a una casa era tinto. Ahora ya no le brindan tinto sino ¿quiere
una gaseosa? ¿Quiere un jugo? Entonces las cosas han cambiado”.7
5 José María Astaiza, Exdirector Comité Departamental de Cafeteros del Cauca, Popayán,
julio de 2002.
6 Diego Castrillón, historiador, Popayán, abril de 2003.
7 Diego Castrillón, historiador, Popayán, abril de 2003.
146
6. El consumo del café: del mundo al pueblo y del pueblo al mundo
147
Cafeteros del Macizo Colombiano
10 Una campaña pro consumo del café se inicia ahora. El Liberal, 1940, miércoles 19 de
febrero.
11 Una campaña pro consumo del café se inicia ahora. El Liberal, 1940, miércoles 19 de
febrero.
148
6. El consumo del café: del mundo al pueblo y del pueblo al mundo
Los cafés duraban abiertos hasta altas horas de la noche, “después de cine
salíamos de cine a tomar tinto, eso era infalible, los cafés los cerraban como
a la 1 ó 2 de la mañana” (Whiteford 1963: 102). De acuerdo con esto, la vida
social que manifestaba el café en el día era una mientras que en la noche era
otra. En muchos de los cafés del centro atendían mujeres jóvenes de clase baja
12 José María Astaiza, Exdirector Comité Departamental de Cafeteros del Cauca. Popayán.
Julio de 2002.
13 Diego Castrillón, historiador. Popayán. Abril de 2003.
149
Cafeteros del Macizo Colombiano
Debe anotarse, sin embargo, que otros grupos sociales también frecuentaban los
cafés, al menos los pertenecientes a su clase social. La periferia de la ciudad casi
siempre ha estado vinculada con el sector rural, y esta cercanía no solo física
sino también social se puede observar todavía hoy cuando en algunas viviendas
las familias cultivan productos de pancoger junto a uno que otro arbusto de
café o de coca. Para la década de los sesenta, Whiteford reportaba que en
“mayo, cuando las bayas del café comienzan a madurar, casi todo el que puede
caminar de la clase baja se traslada a trabajar en las fincas cafeteras. El largo
período de la cosecha del café es una época de jornales elevados, abundancia
de empleos, y de jovial convivencia” (Whiteford 1963: 102). Esta situación les
permitía acceder fácilmente al grano: “El café era comúnmente más fácil de
conseguir para los pobres de Popayán [...], fuera porque lo cultivaran en su patio
o porque lo trajeran de la finca donde ellos cogían sus bayas durante la época
de cosecha” (Whiteford 1963: 102).
150
6. El consumo del café: del mundo al pueblo y del pueblo al mundo
Esta apreciación nostálgica, sin embargo, no ha sido tan válida como en el presente.
Las crisis cafeteras que viene padeciendo el sector productor desde finales
de la década de los noventa han motivado una revaloración de las estrategias
de promoción y propaganda sobre el consumo del café basadas en la calidad
del grano. En esta dirección, se han establecido algunos cafés nuevos que
han generado espacios que, si bien es cierto no son idénticos a los que
funcionaron en el pasado, sí han logrado reproducir el mismo principio de
reconocimiento, interacción y distinción social. Con esto se pretende introducir
una diferencia con un pasado que, tal como lo describe un administrador de
una de las trilladoras en la ciudad, estuvo soportado en el consumo de granos
de mala calidad: “Yo mando a traer café de los supermercados y los pruebo en
laboratorio y veo más o menos qué están haciendo los demás. Hay unos cafés
que uno dice no tiene nada que hacer; sale de mala calidad o de baja calidad”.
Otras veces, el problema es la preparación de la taza que se consume en los
cafés: “La Federación tiene un café tostado excelso de muy buena calidad
que puede sacar 70 u 80 tintos máximo, ¡mientras uno oye que en un café lo
hacen rendir hasta por más o menos 120 tintos! Te da 100 tintos pero estás
sacrificando la calidad del café”.15
151
Cafeteros del Macizo Colombiano
Si bien es cierto que las ciudades se constituyen en los centros por excelencia
donde se consume el café en mayor volumen, existen muchas partes, como en
las zonas productoras del grano, donde también el consumo es apreciable. Antes
que el café tuviera importancia en términos de producción y consumo, el maíz
ocupaba un papel preponderante. Siendo parte de la tradición indígena, muchas
poblaciones consumían comidas y bebidas derivadas del maíz como el llamado
‘claro’, el cual se obtenía del maíz molido,16 o la chicha, una bebida fermentada
que producía la alegría y entusiasmo de muchas personas en períodos de fiesta y
de trabajo como las mingas. La introducción del café, sin embargo, no desplazó
completamente al maíz y en muchos casos se complementaron en otras formas.
Fue así como un buen tinto se podía acompañar con arepas de maíz o de choclo.
El historiador Beyer lo describía como una gran taza de “café negro, endulzado con
azúcar, el cual es conocido en diferentes departamentos; siendo su nombre más
152
6. El consumo del café: del mundo al pueblo y del pueblo al mundo
común el de café arriero” (Beyer 1947:313; ver también Mintz 1985). Lo que no explica
este historiador es que este tipo de café era considerado como una ‘reserva’ que, al
endulzarse, contribuía en el proceso de conservación. Al parecer, ‘el café arriero’
no se consumía como tal en su estado puro sino que se tomaba como ‘esencia’, a
la cual se le añadía agua caliente y se disponía para su consumo respectivo, forma
de preparación que todavía se observa en muchas localidades en el país vecino
Ecuador. Los pobladores de la región reconocen que la forma de preparación y
consumo distaba mucho de la forma empleada por los llamados paisas.
Una segunda versión del café asentado consiste en realizar todo el proceso en una
sola olla. Es decir, hervir el agua de panela, primero con las mismas medidas dadas
en la primera versión y luego cuando empiece a hervir se le adiciona el café y
retirar del fuego. Se afirma que el proceso de asentado es más rápido. Finalmente
está el café colado, el cual, como su nombre lo indica, es filtrado en un pedazo de
lienzo. Algunos señalan que este tipo de preparación se conoce desde hace muchos
años, unos 50. Básicamente tiene los mismos procedimientos que las dos versiones
anteriores de preparación de café asentado en su primera fase; esto es, preparación
de agua de panela y de allí al colador que contiene el café y a partir del cual se
filtra en otro recipiente. Doña Marleny dice que lo importante en este sistema es la
153
Cafeteros del Macizo Colombiano
limpieza del colador que debe hacerse dependiendo de su uso. Además, al utilizar
una panela ‘limpia’, aquella a la que le agregan manteca20 para recoger sedimentos
e impurezas en su proceso de solidificación, permite obtener un mejor producto,
que es pasado por el tamiz que contiene café. En este sentido, la preparación del
café exige un mayor cuidado en el uso del colador. “El colador hay que lavarlo cada
ocho o 15 días; de lo contrario, se tapa y también por higiene. Algunas personas no
lo lavan”.21 Se sabe también que la comida que se sirve en las toldas los domingos
(día de mercado) a las gentes de la región se prepara con café pasilla y se filtra
en colador. En general, la preparación del café en muchos poblados del Macizo se
realiza bien sea con el método de café asentado o de café colado.
En cuanto al consumo diario, muchas familias prefieren el tinto antes del desayuno,
y como desayuno también se acompaña con leche cuando se cuenta con la misma.
Algunos afirman que de vez en cuando se toman un tinto al mediodía o en la tarde.
Siendo un asunto de gusto, el café generalmente se acompaña de azúcar (de panela),
un producto que en la historia del grano casi siempre lo ha acompañado (Mintz
1985). Este aspecto es distintivo del campo y la ciudad, pues mientras en el primer
caso se acostumbra en algunas localidades a endulzarlo con panela, la opción de
tomárselo amargo es también común en la ciudad; aunque algunas veces se presenta
con la opción del azúcar en paquete plástico pequeño o en un recipiente. Con fines
medicinales se acostumbra a tomar café amargo (‘bien cargado’) con limón para
aliviar el dolor de cabeza. Igualmente, el café se acompaña con otros productos
representativos de los tres pisos térmicos que existen en la región. Efectivamente,
en comidas como el desayuno, el café (de clima templado) suele endulzarse con
panela (de clima cálido) y servirse eventualmente con queso (de clima frío) (ver
fotografía 9). Aunque este tipo de ‘acompañamiento’ no es una regla, sí se reconoce
que algunas familias la tienen como una de sus preferencias gastronómicas. Esta
combinación puede verse todavía en muchas familias que migran a la ciudad,
conservando esta forma típica de consumo de la bebida.
Una de las características más destacadas en el consumo del café a nivel local, sin
embargo, tiene que ver con la calidad del grano seleccionado y que generalmente
corresponde con la ‘guayaba’ o pasilla, granos considerados como de mala calidad.
En muy raras ocasiones se deja la ‘nata’, como algunos caficultores llaman al café
de mejor calidad para el consumo, el cual es destinado para la venta. Como bien
lo dice un campesino cafetero: “Nosotros nos tomamos la basura mientras le
mandamos el mejor café a los gringos”.22 Este fenómeno, no obstante, también
ocurre en el ámbito urbano donde el café que se ofrece para consumo local es
una mezcla de café de buena y mala calidad.
154
6. El consumo del café: del mundo al pueblo y del pueblo al mundo
Fotografía 9. ‘Café’ que comúnmente se sirve en las toldas el día de mercado en El Paraíso. Jairo
Tocancipá-Falla 2005.
155
Cafeteros del Macizo Colombiano
Finalmente, se debe señalar que existen otras formas de consumo que están por
fuera de lo que se llamaría un consumo convencional, relacionado con la dieta
tradicional de las familias rurales. Nos referimos al uso del café como elemento que
hace parte de otras tradiciones y prácticas locales como curar heridas. También
se sabe que el café como bebida reduce el alto contenido de alcohol cuando se
quiere que el bebedor supere su estado de embriaguez, o disminuir el sueño
cuando se quiere permanecer despierto hasta tarde en la noche, como ocurre en
los funerales. Igualmente, el café sobre las brasas o esparcido en lugares cerrados
contribuye a ofrecer un mejor aroma al ambiente. Una creencia importante
de mencionar es el papel que se le atribuye al café como una sustancia que
reestablece o reinstala cierto orden que se ve afectado por las malas influencias
que se producen con otras sustancias como la sal. En este caso, el café y el azúcar
son consideradas sustancias balanceadoras o equilibradoras del orden que puede
quebrantarse. Estos usos poco investigados también contribuyen al consumo
del café, desde una perspectiva social y cultural, y que todavía merecen más
profundidad de la que dedicamos aquí.
156
7. Cambio, crisis y futuro de la industria
cafetera en el Cauca1
Ex-ministro de Hacienda,
Doctor Juan Manuel Santos,
en la clausura del LX Congreso Nacional
de Cafeteros, Bogotá, diciembre 5 de 2001.
1 En este capítulo se han introducido algunos fragmentos del artículo Café & Coca: Ciclos de
crisis y oportunidades presentado en Manizales en el marco del evento sobre fumigaciones
con glifosfato en el sector cafetero durante el mes de junio de 2003 (Tocancipá-Falla 2003).
157
Cafeteros del Macizo Colombiano
En el primer caso, se tienen los conflictos bélicos en gran escala y, como una
acción humana, han tenido incidencia en la economía cafetera mundial. Esto se ha
reflejado en el consumo de la bebida negra a dos niveles. De un lado positivo se
hallaba la demanda de los ejércitos en cuanto al consumo, tal como ocurrió con
la Segunda Guerra Mundial. Al respecto, resulta interesante destacar la siguiente
nota publicada en el diario local El Liberal: 2
158
7. Cambio, crisis y futuro de la industria cafetera en el Cauca
Gráfico 1. Precios externos del café colombiano a precios de marzo de 2002 (1821-2002).
Fuente: Federacafé citado en Ministerio de Hacienda y Crédito Público (2002).
La sobreproducción del grano es otro elemento que, como producto del estímulo
de la acción humana, también afecta la estabilidad de los precios. Lo que ha
ocurrido en los últimos años y que en parte explica la crisis actual es el aumento
de la producción del Brasil y la entrada de países como Vietnam en el comercio
internacional del grano, el cual, de contar con una producción de 3.000.000 de
sacos a comienzos de los noventa, pasó a 14.000.000 de sacos a comienzos del
nuevo milenio. La sobreoferta del producto, sin importar la calidad, contribuyó al
abaratamiento de los precios del grano en los últimos años. El segundo elemento
son aquellos factores determinados por la naturaleza y que se han manifestado en
las conocidas ‘heladas’. Este tipo de fenómenos como la que ocurrió en el estado
de Paraná en Brasil en 1975, paradójicamente resultan siendo una ventaja, ya que
afectan el flujo de la oferta hacia los países consumidores, favoreciendo así el
incremento del precio.
159
Cafeteros del Macizo Colombiano
¿En qué consistían estos acuerdos o pactos internacionales del café? El objetivo
era que los países exportadores de productos básicos buscaran “obtener precios
remunerativos y estables para sus productos. Igualmente, los países importadores
pretenden un abastecimiento suficiente de productos primarios a precios
equitativos y también estables” (Santos 1989: 269). Con esta definición del pacto
cafetero, es claro que una ruptura en el mismo significaba una inestabilidad en el
precio. Así ha venido ocurriendo desde el año de 1989, cuando se dio una ruptura
en el pacto o el sistema de cuotas, mediante el retiro del delegado de los Estados
Unidos (primer consumidor en el mundo), dando lugar a un libre flujo del grano
y afectando directamente la economía cafetera mundial.
En este análisis regional, llama la atención cómo esta comisión hace énfasis en
el café como un “tejido social, cultural, institucional y político, que ha servido
de base para la estabilidad democrática y la integración nacional” (Ramirez et al.
2002: 45). De la misma manera, esta comisión cafetera señala ocho criterios que
caracterizan mayoritariamente el llamado tejido social cafetero en el país: sentido
del trabajo colectivo, apego a la tierra, sentido de organización social, capacidad de
veeduría y fiscalización de los bienes públicos, nivel de vida superior al promedio
nacional, renovación generacional en la actividad productiva, tradición de respeto
a las decisiones de la mayoría y “un mercado laboral que se equilibra con la
extensión de la unidad productiva”.4 Es difícil pensar, sin embargo, que tales
características sean aplicables al conjunto variado de cafeteros en todo el país.
Así, existen regiones cafeteras más integradas y mejor beneficiadas que otras.5
Tal como se ha tratado de ilustrar en este trabajo, el caso del Cauca y Nariño,
que junto al Huila corresponden con la región sur cafetera, son un ejemplo de
dichas diferencias. Igualmente, mientras algunas características referidas al tejido
4 Gobierno y cafeteros definieron bases de acuerdo para los próximos cuatro años. El
Tiempo. 2002, martes 3 de septiembre.
5 Si bien es cierto que los comités departamentales han tenido un papel preponderante en
muchos municipios cafeteros en el país, es claro también que muchas áreas siguen siendo
inasistidas socialmente bien sea por las condiciones de acceso o por otros factores de
política regional cafetera.
160
7. Cambio, crisis y futuro de la industria cafetera en el Cauca
6 Gobierno y cafeteros definieron bases de acuerdo para los próximos cuatro años. El
Tiempo. 2002, martes 3 de septiembre.
161
Cafeteros del Macizo Colombiano
La diferencia con el ciclo de los noventa es que los precios del grano no habían
sido tan agudos como se dio a comienzos del siglo XXI. La alarma entonces se
dio cuando la región cafetera tradicional, una región casi aislada de conflictos
sociales, empezó a inundarse de problemas de carácter social y económico. Tal
como lo reseñó el editorial de El Tiempo un 26 de agosto: “Es alarmante observar
como alrededor del 10 por ciento del área dedicada a cultivos ilícitos en el país
se encuentra localizado en áreas cafeteras. En una quinta parte de los municipios
cafeteros, las autoridades han detectado campos cultivados de coca y amapola.
Esta crisis no es ya un asunto de un sector y se está convirtiendo en una amenaza
para la estabilidad social, económica y política del país”.7
La asociación entre coca y café no es nueva y podría afirmarse que buena parte
de la historia de la colonización en Colombia ha tenido que ver con estos dos
cultivos, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XIX y todo el siglo
XX para el caso del café, y la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI
para el caso de la coca. El aspecto común por destacar es que ambos productos
fueron promocionados a finales del siglo XIX para sustituir otros cultivos como
la quina, el añil, el tabaco y el azúcar, que se vieron afectados por la caída de los
precios internacionales:
El café fue otro producto cuyo cultivo fue estimulado [...] la hoja de
coca también fue promocionada por su fácil cultivo y cosecha [...] la
hoja empezaba además a ser conocida en Europa de tal manera que se
podría asegurar que dentro de pocos años, será un artículo de comercio
europeo (Valencia 1993: 196; ver Henman 1978; Vidart 1991).
162
7. Cambio, crisis y futuro de la industria cafetera en el Cauca
De esta manera, se puede afirmar que en la historia social del país la presencia
de estos dos arbustos, conocidos como estimulantes, es de vieja data, siendo
coexistentes y paralelos en su proceso expansivo. El interés por promocionar
estos productos, sin embargo, se vería agudizado décadas más tarde a partir de
la naturaleza y característica de sus productos y que tomarían dos direcciones
diametralmente opuestas: una, el de la legalidad y el estímulo para el café, y
la otra, el de la ilegalidad y la prohibición para el caso de la coca. Aunque el
marco de la legalidad separa a estos dos tipos de cultivos, existen características
fundamentales que les son comunes en términos de cosecha y en el cual las
familias se ven involucradas.
163
Cafeteros del Macizo Colombiano
si sus cultivadores comercian con las hojas”.8 Aunque esta medida prohibicionista
trataba de inventariar para luego controlar, la expansión del cultivo no se detuvo y
fue solo hasta finales de la década de los sesenta que empezó a visualizarse de una
manera más notoria un incremento de los cultivos de coca en el Departamento
(ver fotografía 10). Este momento se caracteriza por un desarrollo expansivo del
cultivo y de la industria en el que un número masivo de pobladores del campo
y la ciudad se vieron involucrados en las etapas de producción, procesamiento,
comercialización, transporte y distribución del producto final, que no siempre
fue la misma base de coca sino otros subproductos como el bazuco. Es en este
segundo momento que se empieza a marcar un nuevo ciclo en el que tanto el café
como la coca se vuelven a encontrar como productos comerciales, determinando
nuevas dinámicas en la vida social de los productores.
Fotografía 9. ‘Café’ que comúnmente se sirve en las toldas el día de mercado en El Paraíso.
Jairo Tocancipá-Falla 2005.
8 Prohibido el cultivo de la coca, deben ser destruidas las plantaciones existentes en terrenos
nacionales y comunales. El Liberal. 1938a, martes 18 de octubre, p. 6.
164
7. Cambio, crisis y futuro de la industria cafetera en el Cauca
Otro factor que permitió la aceptación y expansión de la coca con fines comerciales
tiene que ver, claramente, con las condiciones climáticas (radiación solar, lluvia,
temperatura, evaporación, viento) que determinan la adaptación del cultivo y la
producción del mismo. Más específicamente, la coca
165
Cafeteros del Macizo Colombiano
166
7. Cambio, crisis y futuro de la industria cafetera en el Cauca
Cabe anotar que la política represiva de finales de la década de los noventa, asociada
con la idea de ‘narcoguerrilla’ y la necesidad de bloquear la fuente de ingresos de
los movimientos guerrilleros también contribuyó, de alguna forma, en el impulso
de un nuevo ciclo de auge de los cultivos de coca. Las fumigaciones masivas en
departamentos como Putumayo generaron, de acuerdo con las estadísticas de las
autoridades, una aparente reducción considerable en el área cultivada; de otro lado,
también implicó un replegamiento de productores de hoja de coca hacia zonas
andinas como el sur del Cauca, fenómeno invertido años atrás. Tal como lo señala
Egda Mery: “La gente migra al Putumayo a la cosecha de coca, o también a sembrar.
Por allá se hacen a su lote, quiebran monte y siembran sus matas. Pero en este año
dicen que está malo porque la guerrilla está matando mucho campesino, eso ahora
hubo un paro, tumbaron un puente, eso está delicado por allá”.10
De este modo, una gran proporción de la zona andina en el sur del departamento
vio incrementada el área de cultivos de coca, aspecto este que se compaginó con
los precios que la arroba de la hoja alcanzó de forma significativa y comparada
con el mismo cultivo del café. En el caso del Cauca, este segundo ciclo, que
viene siendo aprovechado por las nuevas generaciones de productores, lleva
un ingrediente fundamental: la relativa ausencia de violencia como la ocurrida
durante el primero, y el ingreso de la fuerza pública después de una ausencia
de más de 20 años en el municipio de Sucre. Aunque en este periodo se logró
introducir armas dentro del circuito comercial que impuso la bonanza cocalera,
para el segundo ciclo el incremento de la violencia, por este medio, no ha sido tan
significativo comparado con el primero. Un líder por ejemplo decía que ‘ahora la
gente ha aprendido porque antes la gente se mataban unos y otros y de ahí seguía
la cosa. Ahora no. La gente como que ha cogido más conciencia’.
Este aspecto de la violencia hace que justamente este nuevo ciclo sea ‘relativamente
silencioso’ y que los medios de comunicación no reporten casos destacados de
violencia. Otro productor también señalaba que ‘mientras los grupos armados
no aparezcan todo está tranquilo, pero en el momento que aparezca alguno ahí
sí todo se empieza a joder’. En algunas localidades donde la guerrilla ha tenido
tradicionalmente presencia, el control sigue ejerciéndose a través del ‘impuesto’
que deben pagar los comerciantes de la hoja.
167
Cafeteros del Macizo Colombiano
Sucre fue uno de los municipios del Cauca donde se realizaron fumigaciones:
una en el 2005 y otra en el 2011. Si bien las aspersiones se enfocaron sobre los
cultivos de coca, los vientos también incidieron para que el glifosato afectara a
otros cultivos aledaños:
con lo de la fumigaciones, eso fue un mal para todos; para el que tenía,
y para el que no tenía. Eso es un daño ecológico, ambiental. Nosotros
teníamos una huerta con cilantro, acelga, repollo, espinaca, pero con la
fumigación todo se secó; como en esos días venteaba, entonces eso trajo
el aire. Ahora que vino el técnico él se dio cuenta de los efectos de la
fumigación. Él sabe que desde junio estamos afectados por la fumigación,
él dijo que nosotros somos los que tenemos que buscar la solución; y
como las semillas son baratas tenemos que reponer las semillas.11
168
7. Cambio, crisis y futuro de la industria cafetera en el Cauca
Frente a los productores que están involucrados y que cultivan coca en las partes
bajas del corregimiento, señala:
Como hemos visto en este capítulo, el impacto de la crisis cafetera va más allá
de ser una característica simplemente asociada con la producción y la demanda
de este producto. La llamada ‘crisis cafetera’, entendida como la reducción
en los precios del grano, ha afectado directa e indirectamente a núcleos de
169
Cafeteros del Macizo Colombiano
Tal como se explicó en este capítulo, la coca presenta dos ciclos de producción,
uno ocurrido a mediados de la década de los ochenta15 y el segundo que coincidió
con la crisis cafetera de finales de los noventa. Ambos ciclos han sido vividos por
las poblaciones del municipio de Sucre y del corregimiento de El Paraíso, frente
a los cuales se han aprovechado algunas oportunidades, pero a un costo social
alto. Si bien es cierto que toda crisis se puede entender también como una(s)
oportunidad(es) social(es), este no ha sido el caso de la mayoría de localidades
en el municipio de Sucre.
170
7. Cambio, crisis y futuro de la industria cafetera en el Cauca
social de estos pueblos del Macizo. Solo recientemente, con la creación del
nuevo municipio de Sucre, los habitantes de esta región vieron dinamizados los
sistemas de mercadeo y tímidamente se empieza a notar la presencia de alguna
u otra institución. Mientras tanto, los cafeteros de estas regiones esperan que
esta llamada crisis, que ha ‘tocado’ verdaderamente las condiciones sociales y
productivas de otras áreas más destacadas en cuanto a industria cafetera en
el país, pueda afectarlos también positivamente en términos de oportunidades
sociales y productivas que esperan sean desarrolladas de manera concertada
con el Estado mismo y con las distintas instituciones, no solo a nivel regional
sino también en el ámbito internacional.
171
Parte IV.
Futuro de la caficultura del Macizo Colombiano
L a historia de la caficultura en el país generalmente está dominada por temas ya
difundidos. Sin negar el papel preponderante que tienen las regiones cafeteras
ampliamente conocidas, este trabajo investigativo ha ilustrado la importancia
que el café tiene para muchas poblaciones en el Cauca y particularmente en
el área del Macizo Colombiano, región aparentemente ‘marginal’ en el contexto
nacional. Al hacer el seguimiento del proceso histórico que presenta un área
particular, se ha querido ilustrar los procesos de cambio social y cultural que
distintas poblaciones han vivido en las últimas décadas, destacando y analizando
algunas problemáticas que nos parecen vitales para reseñar. Dichas problemáticas
se desarrollaron en tres partes principales que, aunque separadas, mantienen un
estrecho vínculo que esperamos el lector haya podido establecer.
173
Cafeteros del Macizo Colombiano
Las investigaciones sobre el rol social que el café ha tenido en miles de familias en
el departamento del Cauca son limitadas y, de los pocos estudios realizados hasta
el 2005, se reconoce que existe más investigación y trabajo local por realizarse.
En este contexto, el sur del Cauca sigue siendo una vasta región todavía por
ser conocida en términos de historia social. Desde un ejercicio de investigación
colectiva, en este trabajo se ha intentado ilustrar cómo en las últimas décadas, y a
partir de los procesos de colonización y de fundación de los pueblos del Macizo,
poblaciones con tradición indígena han logrado asentarse y desarrollar un sentido
de pertenencia con la producción cafetera. Esta tradición se puede observar
mediante el registro de los procesos productivos, la recolección y beneficio del
grano que se establecen en un ciclo que se repite cada año.
174
Futuro de la caficultura del Macizo Colombiano
Una de las condiciones que ha hecho más visible la situación local ha sido
la llamada crisis cafetera que ha afectado a la región parcialmente. Se afirma
‘parcialmente’ porque se reconoce que la crisis no es nueva, pues muchas de estas
poblaciones ya venían en un ritmo de desatención institucional y de condiciones
sociales cada vez más difíciles, especialmente en cuanto a producción, mercadeo,
salud y educación. Esta situación se presentaba desde mucho antes que ocurriera
la ruptura del pacto cafetero en 1989 y se manifestaba en múltiples formas, siendo
la expansión de los cultivos de coca la opción más notoria.
Podemos concluir que la elaboración de este texto tuvo varios objetivos. En primer
lugar, quisimos destacar la importancia de la historia local en la comprensión de
aquello que se llama una ‘cultura cafetera’, es decir, la memoria social de los
pueblos constituye una referencia importante en el mundo rural actual y que
podría motivar una valoración social de lo local. En este sentido, se concluye
que el ser cafetero no puede entenderse solamente a partir de un valor basado
exclusivamente en lo productivo. El ser cafetero, discutíamos, hace referencia
también a una actitud, a una forma de ser, en tanto se relaciona con el desarrollo
de un cultivo involucrando su ciclo productivo, el conocimiento específico que se
aplica y también el mismo consumo a nivel local.
175
Cafeteros del Macizo Colombiano
En segundo lugar, queremos sugerir que en una historia del café en Colombia es
importante ver el problema de la escala que parte de lo local y se vincula con lo
global, en perspectiva de observar el ciclo productivo del grano. En Colombia, la
mayor parte de la literatura enfatiza excesivamente en lo productivo subvalorando
otras historias, perspectivas, rutas y dinámicas en las cuales distintos grupos
sociales se vinculan en el ciclo del café.
Los distintos estilos de escritura que aparecen a lo largo del texto se explican
seguramente por la interacción de distintas personas que participaron en este
proyecto investigativo con variadas experiencias y formaciones sociales, pero
unidas también por un interés y afecto por historias afines o asociadas con
un producto como el café. Esperamos que estas ‘múltiples voces’ en el Macizo
Colombiano no hayan afectado el sentido de ofrecer una visión más integrada y
de los distintos niveles de relación que implican al tratar sobre la memoria social
de un área en particular.
176
Futuro de la caficultura del Macizo Colombiano
Finalmente, pero no menos importante, este libro está dedicado a las pasadas
y futuras generaciones de hombres y mujeres que colonizaron y habitan lo que
hoy se conoce como el Macizo Colombiano. A futuro, y a partir de la memoria
social recolectada, se espera que el texto incentive un mejor conocimiento del
‘nosotros’, pero también que motive otras investigaciones locales que tanta falta le
hacen al departamento. Muchos materiales de enseñanza en las escuelas rurales
del Cauca todavía refieren a aspectos generales de la vida nacional pero sin
remitir a la historia local y regional. Sin desconocer la importancia de la historia
nacional general, se considera en la actualidad que el conocimiento local cumple
un papel fundamental no solo para conservar dicho saber sino también para
ver cómo se vincula con formas de conocimiento actuales, presentes y su papel
en los procesos de cambio que se vienen presentando en la región. Se trata, en
últimas, que las personas de El Fresno, El Paraíso y otras localidades vecinas del
municipio de Sucre y del Macizo aprecien lo que tienen y que el conocimiento
recuperado pueda ser valorado con otras formas que contribuyan a generar
mejores condiciones de vida de aquellos productores cafeteros todavía ignorados,
no solamente en este departamento sino también en otras regiones del país.
177
Glosario
Arandeo: Expresión local del corregimiento que deriva del zarandeo’ o el acto
de utilizar la ‘zaranda’ para la selección del mejor material, sea café o abono
en este caso.
Barejón: Se dice del árbol que crece bajo y con pocas ramas.
Caracucho: Planta de flores rojas y blancas que alcanza una altura entre los 30 y
40 cm. Se descompone fácilmente, constituye un importante recurso medicinal y
sirve como abono orgánico.
179
Cafeteros del Macizo Colombiano
Corte: Significa un punto preciso del lote de café ya maduro o que está listo para
ser cosechado. Por ejemplo, para señalar dónde quedó el corte el día anterior se
puede decir ‘en el aguacate’ o cerca de la ‘zanja’, etc.
Estopa: Saco hecho de fibra plástica utilizada para empacar café u otros productos
agrícolas. Florear: Dícese de la planta que da la flor. Acción de Florecer.
Garabato: Instrumento de madera que permite alcanzar las ramas más altas y
atraerlas hacia el cosechador de tal modo que se facilita el proceso de recolección.
Su uso no es exclusivo para este propósito. Se sabe, por ejemplo, que en la
cosecha de la papa se utiliza también el garabato. En este caso también se cree
que es una herramienta de uso personal y que su uso por parte de otra persona
afecta al dueño en cuanto a su rendimiento. También existen garabatos para
transportar la leña en bestias o para colgar productos agrícolas como otros objetos
y/o herramientas del campo.
Garrones: parte posterior del pie humano, llamado también talón. De acuerdo
con el Diccionario de la Real Academia Española (2001) también se conoce como
calcañal.
180
Glosario
Palear: Acto de usar la pala con el fin de desmalezar o sacar plantas de raíz.
También se aplica cuando se trata de mezclar materiales o abrir huecos.
Yesca: Se refiere al tallo de la cabuya o a las motas de algodón que sirven para
hacer combustión fácilmente con la producción de alguna chispa de fuego. En
tiempos antiguos se hacía con una peinilla (metal) y una roca.
Zanjón o Cañada: Refiere a un canal hecho por la naturaleza y que permite ser
utilizado para dividir lotes o canalizar aguas.
181
Apéndice
Plantas medicinales y forrajeras reportadas
en los cafetales de franja media
183
Cafeteros del Macizo Colombiano
184
Apéndice
185
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Se utilizó fuente ITC Garamond Std a 10,5 pts, papel propal libro beige de 70 grs
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