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El Artículo 1 del Código Penal prescribe: «Art. 1.

- La infracción que las leyes castigan con penas


de policía es una contravención. La infracción que las leyes castigan con penas correccionales,
es un delito. La infracción que las leyes castigan con una pena aflictiva o infamante, es un
crimen.«

Es decir, el Código Penal dividió las infracciones penales en tres (3) categorías según la
naturaleza de la pena: a) crímenes; b) delitos; y c) contravenciones. Esta clasificación
proveniente del ámbito penal se hizo en función de tomar en cuenta la naturaleza de la pena a
ser aplicada a la infracción penal de que se tratase.

Los crímenes son las infracciones penales más graves o muy graves; los delitos son las
infracciones penales graves; y las contravenciones son las infracciones penales leves.

En la propuesta de Código Penal de la República Dominicana de la abortada Ley 550-15


apareció una nueva clasificación de las infracciones penales que se ajusta a dicha proporción
de la gravedad recién señaladas: a) infracciones graves; b) infracciones menos graves; y c)
infracciones leves; pero haciendo desaparecer a las contravenciones como infracciones
penales, veamos:

«Artículo 24. Clasificación de las infracciones penales. Las infracciones previstas en este código
se clasifican, según la gravedad o daño personal y social que entrañe la actuación u omisión
punible perpetrada, de la siguiente manera: 1) infracciones graves, que son aquellas que
entrañan un acentuado grado de daño personal y social; 2) infracciones menos graves, que
son aquellas que entrañan un grado intermedio de daño personal y social; 3) infracciones
leves, que son aquellas que entrañan un reducido grado de daño personal y social.«

Este último tipo de clasificación con titulación según la gravedad fue la usada en los códigos
penales españoles, los cuales clasificaban las infracciones penales en: a) delitos graves; b)
delitos menos graves; y c) faltas; hasta que la reforma de Marzo del 2015 suprimió las faltas y
dejó la clasificación en: a) delitos graves; b) delitos menos graves; y c) delitos leves ( ver
Artículo 13 de dicho Código Penal con dicha reforma de Marzo del 2015). Es decir, que, al
parecer quienes integraron la comisión que elaboró dicha propuesta de Código Penal para la
República Dominicana optaron por irse por y aceptar dicha clasificación española.

En Francia, el Nuevo Código Penal Francés (Nouveau Code Penal Francais) siguió con su
clasificación tradicional de: a) crímenes; b) delitos; y c) faltas (anteriormente para estas últimas
se usaba en la terminología jurídica francesa la denominación de «contravenciones o faltas«
como sinónimas. En su Artículo 111-1 dicho Nouveau Code Penal Francais reza:
«Artículo 111-1

Las infracciones penales se clasifican, por su gravedad, en crímenes, delitos y faltas.«

Entre nosotros, al morir el veintiséis (26) de Septiembre del dos mil cuatro (2004) y entrar en
vigor el Código Procesal Penal (CPP) este introdujo una nueva clasificación que es la siguiente:
a) infracciones de Acción Penal Pública (o Acción Penal Pública pura); b) infracciones de Acción
Pública dependientes de instancia privada; y c) infracciones penales privadas.

Esa clasificación se desprende de todo lo siguiente: el primer párrafo del Artículo 29 del Código
Procesal Penal dispone: “Art. 29. Ejercicio de la acción penal. La acción penal es pública o
privada….” ; el segundo párrafo de dicho Artículo 29 dispone: “Art. 29. Ejercicio de la acción
penal….Cuando es pública su ejercicio corresponde al ministerio público, sin perjuicio de la
participación que este código concede a la víctima….” ; el tercer párrafo de dicho mismo
Artículo 29 dispone: “Art. 29. Ejercicio de la acción penal….Cuando es privada, su ejercicio
únicamente corresponde a la víctima.”

Y, por su parte, los Artículos 32 y 359 disponen respectivamente:

«Art. 32. Acción privada. Son sólo perseguibles por acción privada los hechos punibles
siguientes: … La acción privada se ejerce con la acusación de la víctima o su representante
legal, conforme el procedimiento especial previsto en este código.« «Art. 359.- Acusación. En
las infracciones de acción penal privada, la víctima presenta su acusación, por sí o por
apoderado especial, conforme lo previsto en este código.«

La clasificación introducida por el Código Procesal Penal (CPP) es netamente procesal, y en


hecho prácticamente dejó sin efecto a la anterior clasificación del Código Penal.

Una parte de la Privatización (más bien Semiprivatización producto del Cuasi-Abolicionismo


Penal del cual es clara expresión dicho Código Procesal Penal de raíz Abolicionista Penal) se
aprecia en las denominadas infracciones «de Acción Pública dependientes de instancia
privada«; y en las «infracciones penales privadas« o «delitos de acción penal privada«.

Las infracciones penales dependientes de instancia privada (es decir, dependientes de la


existencia de una denuncia o de una querella) son una especie de intermedio entre las
infracciones penales de Acción Penal Pública pura y las infracciones penales privadas; dicha
especie intermedia lleva encima el claro anuncio de que el Estado prefiere dejar al arbitrio del
interés de los particulares que se persiga o no dichas infracciones intermedias: «si los
particulares prefieren no perseguir, mejor para el Estado«: así razonan los justificadores de
semejante híbrido, los cuales, por la impronta de la influencia abolicionista penal que llevan
encima, quisieran aumentar de más en más y cada vez más el número de estas, así lo indica su
lógica de desprenderse de casos para, según se alega, direccionar la atención hacia otros casos
y dentro de estos preferiblemente «de envergadura«, según su letanía.

La modificación que le introdujo la Ley No. 10-15 del diez (10) de Febrero del dos mil quince
(2015) al Artículo 31 le introdujo a las nueve (9) infracciones penales que estaban previstas en
dicho Artículo 31 otra infracción penal más como dependiente de Instancia Privada: en ese
sentido le agregó, y como número 10), el trabajo realizado y no pagado, que anteriormente
caía bajo la esfera de las infracciones penales de Acción Penal Pública pura; es decir, antes era
perseguible de oficio por el Ministerio Público. Fue otra forma de desprenderse el Ministerio
Público de más trabajo «para prestarle atención a otros casos y dentro de estos
preferiblemente a los de mayor envergadura«.

A la entrada en vigor del Código Procesal Penal el veintisiete (27) de Septiembre del dos mil
cuatro (2004) el Artículo 32 del mismo contemplaba cuatro infracciones penales como
infracciones penales de Acción Privada al disponer dicho artículo de la siguiente manera: «Art.
32. Acción privada. Son sólo perseguibles por acción privada los hechos punibles siguientes:

Violación de propiedad;

Difamación e injuria;

Violación de la propiedad industrial;

Violación a la ley de cheques.

La acción privada se ejerce con la acusación de la víctima o su representante legal, conforme el


procedimiento especial previsto en este código.«

A consecuencia de la inserción del delito de violación de propiedad dentro de las infracciones


penales de Acción Privada se incrementó el número de violaciones de propiedad incentivada
por el hecho de que en materia de infracciones penales de Acción Privada está prohibido por
dicho Código Procesal Penal (CPP) dictar orden de prisión contra el que comete una infracción
de esa naturaleza; y parejo con dicho incremento también creció la impunidad en materia de
dicho delito debido al excesivo formalismo derivado del Ultragarantismo cepepeísta.

Era y es inconcebible que estando cimentado el sistema económico existente en la República


Dominicana sobre la propiedad privada, es decir, a la luz de ser considerado nuestro país de
base capitalista, era y es inconcebible que la propiedad privada quedase tan desamparada, que
sufriese el abandono de la protección del Estado bajo ese régimen clasificatorio de las
infracciones penales.
Con la modificación que le introdujo la Ley No. 10-15 del diez (10) de Febrero del dos mil
quince (2015) a dicho Artículo 32, se devolvió el delito de violación de propiedad a la categoría
de infracción penal pública, esto es, a la categoría de delito perseguible de oficio por el
Ministerio Público, pues dicho Artículo 32 quedó con la siguiente redacción: «Artículo 32.-
(Modificada por la Ley No. 10-15, del 10 de febrero de 2015. G.O. No. 10791). Acción privada.
Son sólo perseguibles por acción privada los hechos punibles siguientes:

Difamación e injuria;

Violación de propiedad industrial, salvo el caso de las marcas de fábrica que podrá ser
perseguida mediante acción privada o por acción pública;

Violación a la Ley de Cheques, salvo el caso de falsedad, que deberá ser perseguida mediante
acción pública a instancia privada.

La acción privada se ejerce con la acusación de la víctima o su representante legal, conforme el


procedimiento especial previsto en este código.«

Es decir, el delito de violación de propiedad fue devuelto al seno de donde nunca debió de salir
como lo es el ámbito de la Acción Penal Pública pura o no dependiente siquiera de Instancia (=
denuncia o querella) alguna.

A la luz de lo que hemos apuntado precedentemente, en la teoría del sistema o modelo


procesal penal cepepeísta esto de la clasificación de las infracciones que hace el Código
Procesal Penal en: a) de acción penal pública; b) de acción penal dependiente de instancia
privada; y c) de acción penal privada: tiene por objeto desocupar de casos a la Justicia o al
“sistema” judicial para que este se centre en los casos “más importantes” y conseguir así
«celeridad« respecto de estos. Esa clasificación de las infracciones en el CPP es uno de los
métodos o medios usados para conseguir ese propósito. Enfocada esta clasificación de las
infracciones penales correlativamente con que se extingan las acciones penal y civil por
cualquier ‘quítame esta paja’ permite apreciar esa panorámica de buscar quitarle trabajo al
“sistema”. Así, fuera de los casos de acción penal pública los demás casos sólo son
importantes para el “sistema” judicial instaurado por el Código Procesal Penal si la víctima le
da importancia al caso. La importancia en esos otros casos no deriva de la voluntad de la ley,
sino de la voluntad de la víctima, pues la ley abandona a la voluntad de la víctima el perseguir o
no dichos otros casos. Con ese mecanismo de esa clasificación se buscó y se busca sacar lo
más posible la presencia del Ministerio Público, es decir, sacar el interés de la sociedad
respecto de esos dos grupos de infracciones penales abandonándolas completamente a la
voluntad de la víctima (con la disposición del Párrafo I del Artículo 169 de la Constitución
proclamada el 26 de Enero del 2010 surge la interrogante de si una jurisdicción penal estaría
completa o no sin la presencia del Ministerio Público: “Párrafo I- En el ejercicio de sus
funciones, el Ministerio Público garantizará los derechos fundamentales que asisten a
ciudadanos y ciudadanas, promoverá la resolución alternativa de disputas, dispondrá la
protección de víctimas y testigos y defenderá el interés público tutelado por la ley.” Cuando la
Constitución habla de «el interés público tutelado por la ley” se está refiriendo a los bienes
jurídicos protegidos por la amenaza de una sanción penal. Aunque bajo la Constitución
anterior también existía, y todavía existe, una escuela de pensamiento de que la jurisdicción
no estaría completa sin la presencia del Ministerio Público).

Bajo el anterior sistema procesal penal la persecución de muy escasas infracciones de la


legislación Penal dependían de la voluntad de la víctima. Entre esas muy escasas infracciones
penales se encontraban: el adulterio (en tanto este existió como infracción penal); los delitos
de los proveedores a las fuerzas armadas del Estado; y la difamación y la injuria de la Ley 6132
sobre Expresión y Difusión del Pensamiento.

Los Artículos 336; 337; 338 y 339 del Código Penal disponían (hasta el 28 de Enero de 1997 en
que fueron modificados por la Ley 24-97):

“Art. 336.- (Modificado por la Ley No. 1603 del 21 de Diciembre de 1947, (Gaceta Oficial No.
6724). El adulterio del marido o de la mujer no podrá ser denunciado sino por el otro
cónyuge.”

“Art. 337.- (Modificado por la Ley No. 1603, del 21 de Diciembre de 1947, Gaceta Oficial No.
6724). El cónyuge convicto de adulterio sufrirá la pena de prisión de tres meses a un año.”

“Art. 338.- El cómplice de la mujer adúltera, será castigado con prisión correccional, cuya
duración será igual a la que se imponga a la mujer culpable. También se le condenará al pago
de una multa de veinte a doscientos pesos. Las únicas pruebas que en este caso se admitirán
contra el acusado cómplice del adulterio, serán, además del flagrante delito, las que resulten
de cartas, u otros documentos escritos por el procesado.”

“Art. 339.- (Modificado por la ley No. 1603, del 21 de Diciembre de 1947. (Gaceta Oficial No.
6724). La reconciliación de los esposos, aunque no fuere permanente, hará cesar los efectos de
la persecución o de la condenación por adulterio que precediere a aquella.”

Bajo el título de “Delitos de los abastecedores o proveedores” los Artículos 430; 431; 432 y 433
del Código Penal disponen:

“Art. 430.- Los proveedores que por sí, o como miembros de compañía establecida, estén
encargados de proveer las fornituras y vituallas para el ejército de tierra o mar, y que sin
justificar una fuerza mayor, dejaren de cumplir con su encargo, serán castigados, si por esta
causa se paralizare el servicio público, con la pena de reclusión, y multa del tanto al duplo del
valor de las cosas que no hubieren suministrado, sin que esa multa pueda bajar de doscientos
pesos, y sin perjuicio de otras penas en el caso de connivencia con el enemigo.”
“Art. 431.- Cuando la paralización del servicio la originen los agentes o empleados de los
proveedores, aquéllos serán condenados a las penas que establece el artículo anterior; y si
unos u otros han tenido participación en el delito, las penas señaladas se impondrán en el
mismo grado a todos los culpables.”

“Art. 432.- Si los delincuentes han sido auxiliados en la comisión de un delito por funcionarios
públicos, agentes, delegados o empleados que reciben subvención del Gobierno, se impondrá
a éstos la pena de los trabajos públicos, sin perjuicio de otras mayores, si resultaren culpables
de connivencia con el enemigo.”

“Art. 433.- Cuando por descuido de los proveedores o sus agentes, sufra retardo la entrega de
los abastos, o cuando haya fraude en cuanto a la calidad, cantidad o naturaleza de los artículos
suministrados, se impondrá a los culpables la pena de prisión de un mes a un año, y multa de
veinte a cien pesos, siempre que de su descuido no hubiere resultado la paralización del
servicio. En los casos previstos en los artículos del presente párrafo, no podrá intentarse la
persecución de que se hace mención, sino en virtud de la denuncia del Gobierno.”

La Ley 6132 de 1962 en sus Artículos 51, 52 y 54 dispone: “…Del procedimiento. Art. 51.- La
persecución de los delitos cometidos por vía de la prensa o por cualquier otro medio de
publicación se realizará de oficio y a petición del ministerio público, bajo las condiciones
siguientes: 1.- En caso de injuria o de difamación contra las Cortes, Tribunales y otros
organismos mencionados en el artículo 30, la persecución sólo tendrá lugar después de una
decisión tomada por ellos en asamblea general en que solicite las persecuciones. Si el
organismo no celebra asamblea general, la persecución se hará previa querella del
representante más calificado del mismo o del Secretario de Estado del cual dependa. 2.-En
caso de injuria o de difamación contra uno o varios Miembros de cualquiera de las Cámaras, la
persecución sólo tendrá lugar después de una querella del o de los interesados. 3.- En caso de
injurias o difamación contra los funcionarios públicos, los depositarios o agentes de la
autoridad pública, con excepción de los Secretarios de Estado, y contra los ciudadanos
encargados de un servicio o de un mandato público, la persecución tendrá lugar, en virtud de
la querella del interesado, o de oficio por denuncia del Secretario de Estado del cual dependa.
4.-En el caso de difamación contra un testigo, delito previsto por el artículo 31, la persecución
sólo tendrá lugar después de una querella presentada por el testigo que se pretenda difamado.
5.-En el caso de ofensa contra los Jefes de Estado o de ultraje contra los agentes diplomáticos
extranjeros, la persecución tendrá lugar a petición de éstos, dirigida al Secretario de Estado de
Relaciones Exteriores y por éste al Secretario de Estado de Justicia. 6.- En el caso de difamación
contra particulares, previsto por el artículo 33, y en el caso de injuria, previsto por el artículo
33, y en el caso de injuria, previsto por el artículo 34, apartado 2, la persecución sólo tendrá
lugar después de una querella de la persona que se considera difamada o injuriada. Sin
embargo, la persecución podrá ser ejercida de oficio por el ministerio público, cuando la
difamación o la injuria cometida contra un grupo de personas pertenecientes a una raza o una
religión determinada haya tenido por finalidad provocar sentimientos de odio en la población.
Por otra parte, en los caso previstos por los incisos 2o., 3o., 4o., 5o. y 6o. anteriores, así como
en el caso previsto en el artículo 18 de la presente ley, la persecución podrá ser ejercida a
petición de la parte perjudicada.” “Artículo 52.- En todos los casos de persecuciones
correccionales, el desistimiento del querellante o de la parte persiguiente detendrá la
persecución iniciada.” “Artículo 54.- La citación precisará y calificará el hecho incriminado e
indicará el texto de ley aplicable a la persecución. Si la citación es a petición del querellante,
contendrá elección de domicilio en la ciudad donde tenga su sede la jurisdicción apoderada y
será notificada tanto al prevenido como al ministerio público. Todas estas formalidades serán
observadas bajo pena de nulidad de la persecución.”

En los casos de difamación o de injuria cometidas en lugar público: “La puesta en movimiento
de la acción pública, parece que sólo” tenía “lugar frente a la denuncia o querella de la parte
lesionada, por la naturaleza misma de la infracción.” (Pérez Méndez, Artagnán: Código Penal
Dominicano Anotado, Lib. III. Tít. II. Cap. I, página No. 738) El Código Penal en la segunda parte
de su Artículo373 también contempla la injuria no pública: “Art. 373.- (Restablecida por la Ley
5898, del l4 de Mayo de 1962, publicada en la Gaceta Oficial No. 8670, la cual derogó la Ley
No. 5094 del 5 de Marzo de 1959, Gaceta Oficial No. 8340)….La injuria que no tenga el doble
carácter de publicidad y de imputación de un vicio determinado, se castigará con penas de
simple policía.” El Numeral 16 del Artículo 471 del Código Penal dispone: “Art. 471.- Se
castigará con multa de un peso:…16.- Los que sin haber sido provocados injuriasen a alguna
persona salvo los casos previstos en el tratado de la difamación e injurias.” Gustave Le
Poittevin, al igual que el Profesor Pérez Méndez, se orienta en ese mismo sentido cuando
refiriéndose a las condiciones de forma de la Querella del Code D’Instruction Criminelle
Francais se preguntaba: “3. ¿Esta solución es igualmente verdadera cuando se trata de un
delito que solamente puede ser perseguido sobre una querella de la parte lesionada, por
ejemplo de un delito de adulterio o de difamación?” (Code D’Instruction Criminelle Francais
Annoté, Tome I, Arts. 1 a 309; página No. 296; 1911-1915)

Ahora bien: hay que recordar que la Ley de Prensa francesa de 1881 derogó y sustituyó los
Artículos 367 a 372 del Código Penal; y que nuestra Suprema Corte de Justicia llegó a decir que
la Ley 6132 no hizo lo mismo en República Dominicana y que por ello subsistieron dos
reglamentaciones legales: una para la difamación en un lugar público y la injuria en un lugar
público; y otra para la difamación y la injuria a través de un medio de comunicación. Por lo que
si analizamos que en el entonces delito de adulterio y en los delitos de los abastecedores a las
Fuerzas Armadas la condición de procedibilidad se establecía en los respectivos tipos penales
ello no ocurría así con la difamación y la injuria del Código Penal, lo cual permitiría suponer la
oficiosidad de la persecución penal aunque el bien jurídico protegido fuese algo tan personal
como lo es el honor de la persona.

Como hemos dicho anteriormente, el Artículo 31 del Código Procesal Penal (CPP) crea una
clasificación intermedia entre las infracciones de acción penal pública y las infracciones de
acción penal privada: las llamadas infracciones de acción pública “a instancia privada” o
dependientes de instancia privada. El Código Procesal Penal amplió el elenco de los casos
dependientes de instancia privada (es decir, de querella o de denuncia) previstos por el Código
Penal y por la legislación penal especial; y a esa ampliación luego se le vino a sumar otra figura
jurídico-penal más al insertar dentro de ellos la reforma de la Ley No. 10 del diez (10) de
Febrero del dos mil quince (2015) el delito de trabajo realizado y no pagado.

El Artículo 31 del CPP disponía: “Art. 31. Acción pública a instancia privada. Cuando el ejercicio
de la acción pública depende de una instancia privada el ministerio público sólo está
autorizado a ejercerla con la presentación de la instancia y mientras ella se mantenga. Sin
perjuicio de ello, el ministerio público debe realizar todos los actos imprescindibles para
conservar los elementos de prueba, siempre que no afecten la protección del interés de la
víctima. La instancia privada se produce con la presentación de la denuncia o querella por
parte de la víctima. El ministerio público la ejerce directamente cuando el hecho punible sea
en perjuicio de un incapaz que no tenga representación o cuando haya sido cometido por uno
de los padres, el tutor o el representante legal. Una vez presentada la instancia privada queda
autorizada la persecución de todos los imputados. Depende de instancia privada la
persecución de los hechos punibles siguientes: 1.Vías de hecho; 2.Golpes y heridas que no
causen lesión permanente; 3.Amenaza, salvo las proferidas contra funcionarios públicos en
ocasión del ejercicio de sus funciones; 4.Robo sin violencia y sin armas; 5.Estafa; 6.Abuso de
confianza; 7.Trabajo pagado y no realizado; 8.Revelación de secretos; 9.Falsedades en
escrituras privadas.”

Con la reforma de la Ley No. 10 del diez (10) de Febrero del dos mil quince (2015) el Artículo 31
del Código Procesal Penal quedó con la siguiente redacción actual:

«Artículo 31.- (Modificado por la Ley No. 10-15, del 10 de febrero de 2015. G.O. No. 10791).
Acción pública a instancia privada. Cuando el ejercicio de la acción pública depende de una
instancia privada el ministerio público sólo está autorizado a ejercerla con la presentación de la
instancia y mientras ella se mantenga. Sin perjuicio de ello, el ministerio público debe realizar
todos los actos imprescindibles para conservar los elementos de prueba, siempre que no
afecten la protección del interés de la víctima. La instancia privada se produce con la
presentación de la denuncia o querella por parte de la víctima. Se considera desistida la
instancia privada cuando quien la presenta, citado legalmente y sin justa causa, no comparece
a realizar una diligencia procesal que requiera su presencia, a prestar testimonio, a la
audiencia preliminar o al juicio. El ministerio público la ejerce directamente cuando el hecho
punible sea en perjuicio de un incapaz que no tenga representación o cuando haya sido
cometido por uno de los padres, el tutor o el representante legal. Una vez presentada la
instancia privada queda autorizada la persecución de todos los imputados. Depende de
instancia privada la persecución de los hechos punibles siguientes:

Vías de hecho;

Golpes y heridas que no causen lesión permanente, salvo los casos de violencia contra niños,
niñas y adolescentes, de género e intrafamiliar;

Amenaza, salvo las proferidas contra funcionarios públicos en ocasión del ejercicio de sus
funciones;
Robo sin violencia y sin armas;

Estafa;

Abuso de confianza;

Trabajo pagado y no realizado;

Revelación de secretos;

Falsedades en escrituras privadas;

Trabajo realizado y no pagado.«

Así como en los recién señalados tipos de infracciones penales se hace depender la
persecución y la sanción de la voluntad de la víctima, igualmente se hacen depender de la
voluntad del agraviado tales cosas en las infracciones que prevé el Artículo 32 del CPP o
denominadas Infracciones de Acción Penal Privada. El Artículo 32 del CPP disponía: “Art. 32.
Acción Privada. Son sólo perseguibles por acción privada los hechos punibles siguientes:
1.Violación de propiedad; 2.Difamación e injuria; 3.Violación de la propiedad industrial;
4.Violación a la ley de cheques. La acción privada se ejerce con la acusación de la víctima o su
representante legal, conforme el procedimiento especial previsto en este código.” El Artículo
32 vino a abarcar tanto las difamaciones y las injurias cometidas en un lugar público
(contempladas en el Código Penal y que se producen diariamente por montones), como las
difamaciones y las injurias cometidas a través de un medio de comunicación.

La diferencia entre las infracciones de Acción Pública a Instancia Privada y las infracciones de
Acción Privada está en los procedimientos a seguir respecto de ambas clasificaciones y, como
parte de ello, también en que en las últimas el Ministerio Público no tiene presencia en el
juzgamiento de ellas. En el Código de Procedimiento Criminal el Ministerio Público debía estar
presente en la ventilación de todas y cada una de esas infracciones, sin excepción. Hay que
tener pendiente que las vías de hecho, los golpes y heridas que no causan lesión permanente,
las amenazas contra particulares, los robos sin violencia y sin armas, las estafas, los abusos de
confianza y las falsedades en escrituras privadas suelen ser las infracciones penales más
comunes ya que en la realidad de la vida se producen en mayor cantidad que otras. Y hay una
enorme tendencia personal (sobre todo después de cierto tiempo) a “dejar las cosas
tranquilas”, esto es, a “no mover más el asunto” cuando se ha presentado denuncia o querella,
actitud que provenía de la confianza que otrora tenía la víctima o a agraviado en el sistema
judicial penal, confianza que se ha vaporizado prácticamente en un noventa y nueve por ciento
(99%). Esa tendencia personal de “dejar las cosas tranquilas”, esto es, a “no mover más el
asunto” que derivaba de aquella confianza entonces existente en el sistema de justicia penal,
contribuye enormemente ahora a que el procedimiento de persecución o los procesos de
fondo con motivo de dichas infracciones le permita al “sistema” judicial que funciona sobre los
rieles del Código Procesal Penal (CPP) el desembarazarse de ellos a través de los mecanismos
con que lo dotaron a tal propósito. De ese grupo de infracciones penales sólo son más escasas
la de trabajo pagado y no realizado y la de revelación de secretos (esta última es más escasa
que la primera). Igualmente son de las más comunes o muy numerosas las denominadas
infracciones de Acción Penal Privada de difamación e injuria.
Considerar que los casos de Acción Pública a instancia privada y los de Acción pública privada
son menos importantes es algo valorativo. Que la víctima (y sus allegados) tenga(n) miedo a
actuar o a aparecer en el procedimiento lleva a la víctima a la inactividad. Ese miedo en este
“sistema” o modelo procesal penal cepepeísta se ha acrecentado al percatarse la población de
que este “sistema” extravagantemente protege al imputado más que a la propia víctima.

Reiteramos: la creación de la categoría de las infracciones de Acción Pública a instancia privada


y la de la categoría de Acción penal privada obedecen a un criterio muy particular de
privatización motorizado por el deseo de ganar celeridad en otros procesos a los que se les
considera “más importante”. En esencia, lo que se hizo, según la Doctrina que le sirve de
soporte teórico, fue buscar que “el sistema” tuviese menos trabajos desinteresando a la
sociedad (o condicionando en unas su interés) de un buen grupo de infracciones la mayoría de
las cuales son precisamente las más comunes o numerosas que se cometen en el seno de la
sociedad. Para conseguir el señalado objetivo de celeridad no se tomó en cuenta el factor
psicológico de que la víctima, aún teniendo la razón para acudir a la Justicia, siente miedo por
el sólo hecho de la incertidumbre de acudir a mecanismos judiciales y ni hablar del miedo que
le generan otros factores fácticos, unos quizás iniciales y otros que se suscitan después de
promover la acción penal; y se dejó a las víctimas en un estado de desamparo al sacar la
presencia del Ministerio Público de la protección oficiosa de todos esos bienes jurídicos
envueltos en esos tipos penales agregados a los escasos señalados que existían inicialmente
antes de ponerse en vigor el Código Procesal Penal (CPP).

En mi apreciación la existencia de esas infracciones penales a o dependientes de Instancia


Privada y de las Infracciones Penales Privadas señaladas por el Código Procesal Penal (CPP)
son, en realidad, claras expresiones concretas del poco valor que dicho código les asigna a los
derechos y/o a los bienes jurídicos afectados por ambas clasificaciones (dentro de los cuales
está el derecho de propiedad); mejor: son claras expresiones del profundo desprecio que se les
tiene a esos derechos y/o bienes jurídicos (sobre todo a los que tienen que ver con el derecho
de propiedad o derecho patrimonial como los son: el robo sin violencia y sin armas; la estafa y
el abuso de confianza). Los derechos y/o bienes jurídicos afectados por ambas clasificaciones
son, pues, objeto de poca valorización y de un gran desprecio que no deben de extrañar a
nadie, pues dicha poca valorización y dicho desprecio provienen de la naturaleza misma del
enfoque del Abolicionismo Penal que está en la raíz de la ideología procesal penal cepepeísta;
es decir, no se puede esperar otra cosa respecto del enfoque que se tiene sobre derechos y
bienes jurídicos patrimoniales y sobre otros derechos y bienes jurídicos de los cuales los
ideólogos del Abolicionismo Penal consideran que las personas pueden desprenderse con
facilidad para facilitar el abandono o la concreción de negociaciones privadas en torno a los
mismos. Dichos derechos y/o bienes jurídicos afectados por ambas clasificaciones son
derechos y/o bienes jurídicos afectados en función del enfoque bagatelarizante de que hace
«gala« dicha normativa procesal penal para des-importantizar esos derechos y bienes jurídicos.
La carga ideológica contra los derechos patrimoniales y, por ende, contra las infracciones
penales de naturaleza patrimonial es una carga ideológica cuyo origen dimana del referido
ámbito del Abolicionismo Penal.

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