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Una parte importante del primer paso, decidir tu proyecto, es asegurarte de que las
partes involucradas tienen la misma opinión y una visión compartida del
proyecto. Si solo tienes un cliente, perfecto, será sencillo darle lo que quiere, pero
muchas veces tenemos a varias personas involucradas que quieren
cosas distintas. Unas quieren algo barato, otras algo bueno y otras tienen prisa o
quizá solo tienen ideas distintas de qué implica la calidad y de cuál sería el
producto final. La única forma de determinar esto es reunir a todos en una
mesa, hablar y ponerse de acuerdo. El gestor de proyecto no tiene que decidir las
prioridades. Si lo haces, alguien se quejará y estará descontento. Tu tarea solo es
facilitar la reunión. Júntalos en una sala y di: "¿Qué quieren obtener de esto?
". Personalmente, os recomiendo convocar dos reuniones preparatorias, dos
reuniones de arranque. En la primera les preguntas qué es lo que quieren. Después
de identificar el objetivo del cliente, continúa con los pasos, esto es, planifica. Una
vez hecha la planificación, en la segunda reunión diles: "Este es el plan, ¿qué les
parece? ". Puede que tengas varios planes, puedes decir: "Este es el plan caro, el
Rolls Royce. Va a costar más, pero dijeron que querían esto, así que tendrán
que pagar más". O puedes decir: "Por el dinero que ofrecen, esto es lo que
podemos darle". Tendrán que renunciar a algunas cosas. Si no pueden conseguirlo
todo, puedes proponerles varias opciones. Muchas veces, en la segunda
reunión, las noticias no son tan buenas, pero al menos tienes un plan para
justificarlas. Es una reunión de validación, de toma de decisiones y
compromisos. He hecho la planificación y estas son las opciones. Recuerda que la
primera reunión consiste en saber qué quieren y en la segunda decidirán y
firmarán. Asegúrate de que están presentes las personas que son responsables
de tomar las decisiones. Si te dicen: "Nosotros no podemos dar una respuesta
definitiva hoy, pero ¿puedes empezar ya con el proyecto? ", la respuesta
claramente es "No". No empieces tu proyecto hasta que todos estén de
acuerdo, todas las partes interesadas deben estar de acuerdo con el resultado
final. Empezar un proyecto confuso acabará mal: tú saldrás perjudicado por no
ofrecer lo que querían y ellos por no conseguir lo que esperaban. Yo aclararía: "No
puedo empezar hasta planificar el proyecto y no puedo planificarlo hasta saber lo
que quieren". Imagina que eres un constructor y una pareja te pide que hagas una
ampliación en su casa y discuten sobre qué quieren. Uno quiere que sea grande, el
otro quiere que tenga más ventanas. Si dicen: "¿Puede empezar a pedir ladrillos y
comenzar los trabajos? No sabemos qué queremos, pero ¿puede empezar a
encargar materiales? " ¿Qué diría el constructor? Tajantemente, no, "No puedo
empezar hasta no saber qué quieren, al menos necesito un boceto de lo que
quieren". Pues tu proyecto es igual, no lo empieces hasta conseguir un acuerdo. Así
que son necesarias dos reuniones de arranque, en la primera descubre qué quieren
las partes involucradas y en la segunda muéstrales el plan para que accedan y
cerrar el acuerdo, y recuerda no empezar a trabajar hasta que no se firme el
acuerdo. Ahora piensa en tu proyecto actual. ¿Hay tiempo para organizar estas
reuniones? Si tienes tiempo, reúne a todos y consigue un acuerdo
compartido sobre el resultado final del proyecto.
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