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Revista Argentina de Clínica Psicológica

ISSN: 0327-6716
racp@aigle.org.ar
Fundación Aiglé
Argentina

Resnic, Pablo
Modelos Conceptuales del Trastorno de Ansiedad Generalizada: Más Allá de los Criterios
Diagnósticos
Revista Argentina de Clínica Psicológica, vol. XVI, núm. 1, abril, 2007, pp. 61-67
Fundación Aiglé
Buenos Aires, Argentina

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=281921832008

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COMENTARIO

Modelos Conceptuales del Trastorno de Ansiedad Generalizada:


Más Allá de los Criterios Diagnósticos

Pablo Resnic*

Introducción pecífica. Y la preocupación excesiva, si bien es su sín-


toma cardinal y presenta características que permi-
ten reconocerla, no deja de tener sus puntos de con-
El modo heterogéneo de presentación del trastor-
tacto con la preocupación normal.
no de ansiedad generalizada y su alto grado de co-
morbilidad colaboran con la dificultad diagnóstica y, Además, el trastorno de ansiedad generalizada
de manera consecuente, con un buen diseño de tra- suele presentarse con un alto grado de comorbilidad
tamiento. Modelos cognitivos como el de M. Dugas y (en especial con trastornos afectivos y de ansiedad)
cols. han permitido arribar a una comprensión con- y, aún en ausencia de ésta, es común que desplie-
ceptual y más específica del trastorno, así como a gue, durante sus exacerbaciones sintomáticas, ma-
herramientas terapéuticas más apropiadas y eficaces. nifestaciones de otros desórdenes. Es habitual la pre-
Evolución de los abordajes y nuevos obstáculos: la sencia de cogniciones y sensaciones corporales asi-
evitación de lo emocional y el enfoque interdiscipli- milables al trastorno de pánico, imágenes y pensa-
nario. mientos intrusivos que recuerdan al trastorno obse-
sivo compulsivo y preocupaciones o temores de tipo
hipocondríaco. También se observa evitación conduc-
¿De qué hablamos cuando hablamos tual con relación a situaciones evaluadas por el suje-
de TAG? to como potencialmente peligrosas (viajes, salidas
nocturnas) o generadoras de preocupación, como
Durante los últimos 15 años han visto la luz nu- puestos de trabajo de elevada responsabilidad o con-
merosas investigaciones en torno al Trastorno de currencia a fiestas y eventos, por ejemplo, que po-
Ansiedad Generalizada (TAG) en general y a la pre- drían conducir a un diagnóstico erróneo de Ansiedad
ocupación excesiva en particular. A pesar de ello, su Social.
reconocimiento en la práctica clínica carece de la flui- Teniendo en cuenta, entonces, la heterogeneidad
dez que podría esperarse. Esto se debe, en parte, a de su presentación clínica, resulta ineludible consi-
los sucesivos cambios en los criterios diagnósticos. derar, si queremos arribar a un diagnóstico correcto
En las primeras descripciones (DSM III, 1980) se en- y a un diseño terapéutico eficaz, lo particular y espe-
tendía este cuadro clínico como una entidad donde cífico que este trastorno nos ofrece: su estructura-
figuraban en primer plano los síntomas físicos de ac- ción cognitiva con la preocupación excesiva como
tivación general (temblor, transpiración, inquietud, centro.
sudoración, palpitaciones, disnea, etc.) junto a los Es en este contexto que pueden valorarse en toda
elementos cognitivos. El viraje diagnóstico desde su importancia los aportes a una mejor comprensión
aquél polo fisiológico hasta el actual, cognitivo, cen- de los procesos cognitivos subyacentes a la preocu-
trado de modo excluyente en la preocupación exce- pación excesiva realizados por M. Dugas y su equipo
siva (DSM IV, 1994), ha sido notable. De hecho, po- (1998), junto a los de A. Wells y K. Carter (1999).
dríamos decir que el trastorno de ansiedad generali- Sus modelo conceptuales y los tratamientos cog-
zada ha sido prácticamente reinventado. nitivo-conductuales derivados constituyen un avan-
Por otra parte, sus características ansiosas gene- ce concreto y cualitativo, por su especificidad, en la
rales colaboran con la dificultad diagnóstica ya que comprensión y terapéutica del trastorno de ansiedad
se confunden (o superponen) con la ansiedad ines- generalizada.

*Pablo Resnic: Centro de Investigaciones Médicas en Ansiedad de


Buenos Aires
E- mail: pabloresnik@speedy.com.ar
REVISTA ARGENTINA DE CLINICA PSICOLOGICA XVI .p.p. 61-67
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Evolución de los abordajes: del polo Forma y fondo: diagnóstico concep-


fisiológico al polo cognitivo tual vs. diagnóstico taxonómico

Los cambios en los criterios diagnósticos fueron Como podemos ver aún hoy persiste para muchos,
seguidos por el re-direccionamiento de las herramien- si bien en menor medida que en el pasado reciente,
tas terapéuticas. Los primeros e inespecíficos proto- el interrogante acerca de si el trastorno de ansiedad
colos se enfocaban, sobre todo, en el entrenamiento generalizada constituye en verdad una entidad no-
en técnicas de relajación y psicoeducación acerca de sológica, entendiendo por tal un determinado con-
la ansiedad en general. junto sintomático con etiología conocida (o, al me-
Posteriormente surgen los diseños cognitivo-con- nos, con una hipótesis etiológica) y un patrón evolu-
ductuales de D. Barlow (1993) que ya se ocupa de la tivo predecible, o si sólo se trata de uno de los tantos
preocupación excesiva, si bien dentro de un esque- modos anónimos e inespecíficos de malestar aními-
ma de intervención multifocal (inclusión de técnicas co-psicológico personal a los que cualquier mortal
de relajación y respiración) y de T. Borkovec (1996) debería tener derecho sin tener que pagar por ello
que acentúa el foco en la preocupación. una condena diagnóstica (condena que, de paso, le
arrebata lo que de personal e íntimo tiene su pade-
En los últimos años, y siempre a partir de las va-
cer, para arrojar lo que queda a la maquinaria clasifi-
riaciones en la conceptualización diagnóstica, ven la
catoria y protocolar).
luz esquemas como los de Wells y Dugas, que privi-
legian la concentración del armamento terapéutico Quienes tienden a suscribir esta última posición
sobre un blanco único: la particular dinámica cogni- se preguntan si el trastorno de ansiedad generaliza-
tiva que rodea y sostiene a la preocupación excesi- da podría constituir, en realidad, un punto de cruce
va. de los demás trastornos de ansiedad, un vago esta-
do ansioso similar al de las descripciones históricas,
El modelo de Dugas ha permitido el diseño de un
una especie de sustancia ansiosa primigenia empa-
abordaje cognitivo-comportamental específico con un
rentada con el neuroticismo (Mackintosh, 2006) o un
buen grado de eficacia, según reportan sus autores.
estado de vulnerabilidad a desarrollar otros estados
En un estudio (Dugas, Ladouceur, Freeston; 2000) el
de ansiedad y trastornos del ánimo (Barlow y Wine-
77% de los pacientes tratados con dicho protocolo
se, 1998)
no volvió a reunir criterios diagnósticos para trastor-
no de ansiedad generalizada en los controles de se- Por otra parte y por el contrario, se han publicado
guimiento realizados a los 6 y 12 meses posteriores a numerosos estudios que encuentran entidad y espe-
la finalización del tratamiento. cificidad en el trastorno de ansiedad generalizada,
logrando discriminarla de otros trastornos de ansie-
En otro trabajo (Provencher, Ladouceur, Dugas,
dad y de cuadros depresivos (Zinbarg, Barlow y Lie-
2006) los pacientes tratados de modo específico para
bowitz, 1994; Chelminski y Zimmerman, 2003)
el trastorno de ansiedad generalizada dejaron de pre-
sentar además, en número significativo, los criterios Pero más allá de las diferencias de opinión, y des-
diagnósticos para los trastornos comórbidos regis- de un punto de vista práctico, la redefinición concep-
trados al inicio de la investigación. Un reporte ante- tual así como los avances producidos, en los últimos
rior (Borkovec, Abel y Newman, 1995) en el que se años, en la comprensión de los procesos subyacen-
utilizó un protocolo multifocal en el abordaje del tras- tes a la preocupación excesiva, han provisto una ga-
torno, arrojó similares resultados. nancia innegable: el diseño de nuevas y efectivas
herramientas terapéuticas para un tratamiento más
Estos últimos datos, si bien requieren de futuras
específico y efectivo de la misma.
investigaciones para la ratificación y mejor conside-
ración de sus posibles alcances prácticos y teóricos, Los nuevos diseños cognitivo-conductuales bene-
reavivan la idea del trastorno de ansiedad generali- fician, de paso, a aquellos cuadros en los que, aún
zada como trastorno de ansiedad “básico”, que po- sin alcanzar los criterios diagnósticos de trastorno de
dría derivar hacia otros cuadros de acuerdo con la ansiedad generalizada, la preocupación se presenta
vulnerabilidad subyacente en cada individuo. con su particular dinámica cognitiva. Según M. Olf-
son y col.(1996) más de la mitad de los sujetos que
Sin embargo, la mejoría de los cuadros comórbi-
consultan en la atención primaria por síntomas de an-
dos presentados en dichos estudios también podría
siedad general no alcanza a cumplir los criterios diag-
deberse, asimismo, a un efecto de “difusión” del tra-
nósticos del DSM para el trastorno que nos ocupa,
bajo cognitivo-conductual realizado con la patología
aún cuando su sintomatología es clínicamente signi-
principal.
ficativa ya que, de hecho, motivó la consulta.
Como vemos, la pobreza teórico-clínica y el exce-
sivo pragmatismo diagnóstico de manuales como el
MODELOS CONCEPTUALES DEL TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA: MÁS ALLÁ DE LOS CRITERIOS DIAGNÓSTICOS 63

DSM, muchas veces se ven compensados por las po- nente ocupa con peso propio el escenario de la con-
sibilidades de investigación que abren al presentar ciencia, ya sea en el fondo o el centro mismo de la
cuadros sintomáticos de mayor nitidez. escena. La rumiación de temores y preocupaciones
en torno a la inquietud de turno comienza a girar
como una cinta sinfín. A la acción de sobre-estima-
Anatomía de la preocupación excesiva ción de probabilidad de que ocurran eventos negati-
vos y del pensamiento catastrófico acerca del desen-
Numerosos trabajos (Borkovec, 1990; Borkovec lace de esos sucesos “probables” se suma otro ele-
y Roemer, 1995; Ladouceur y Dugas, 1998; Wells, mento de gran importancia: la vivencia de indefen-
1995, 1999; etc.) han centrado su atención en los pro- sión, la sensación de no poder controlar aquello por
cesos cognitivos que posibilitan y sostienen la pre- venir, dispositivo sin el cual no se sostendría el fun-
ocupación excesiva, denominación que señala un cionamiento típico del trastorno.
estado de preocupación casi constante, adherente, De lo dicho hasta aquí se desprende la dificultad
invasivo y de difícil control. que encuentran las personas afectadas para tolerar
El sujeto se encuentra consustanciado con tal es- la incertidumbre y orientarse frente a los problemas.
tado de preocupación dadas las creencias positivas Estos dos elementos, junto con las creencias acerca
que sostiene acerca de la misma y la sensación de de las virtudes de la preocupación y la evitación cog-
desprotección que le produce la sola idea de aban- nitiva constituyen la base del modelo conceptual de
donarla. Quiere permanecer preocupado. Considera Dugas, Ladouceur y equipo.
a la preocupación como protectora, ya que ayuda a La intolerancia a la incertidumbre parece ubicar-
prevenir desenlaces negativos, es un elemento de se en el corazón mismo del problema si entendemos
auxilio en la resolución de problemas, es motivado- el trastorno de ansiedad generalizada como una ne-
ra, protege de emociones negativas (tales como cul- cesidad de control permanente frente a un mundo
pa o vergüenza si las cosas, finalmente y como se (externo o interno) amenazante.
temía, salen mal), es un acto mental que puede afec-
La jerarquización del trabajo con las creencias
tar los sucesos (pensamiento mágico) y es, además,
positivas acerca de la preocupación, siempre presen-
un rasgo positivo de personalidad (Francis, Dugas, y
tes en un primerísimo primer plano, resulta, por otra
Bakir, 2001; Seidah, Dugas y Leblanc, 2007)..
parte, un punto de inicio clave para el trabajo de re-
Sin embargo la preocupación, en un buen porcen- estructuración cognitiva de estos pacientes. El reco-
taje de casos, con mayor frecuencia en pacientes en nocimiento de la preocupación permanente como in-
tratamiento que denotan algún grado de mejoría o adecuada, es decir, divorciada de su objetivo natural
en aquellos en los cuales el proceso de preocupación –el análisis y resolución concretos de un problema-
no resuelve la ansiedad, puede resultar egodistóni- suele constituir el primer obstáculo, y verdadero paso
ca. No resulta infrecuente observar ambas variantes limitante, a vencer en el tratamiento.
a la vez, esto es, individuos preocupados en forma
“voluntaria” (el encomillado responde a la relativi-
dad de tal condición de voluntariedad, dado que Más allá de los síntomas
emerge de un estado patológico), pero que no dejan (O lo breve…, si bueno…, ¿dos veces
de percibir cierto carácter intrusivo e incluso amena- bueno?)
zante en el fenómeno (preocupación acerca de la pre-
ocupación o preocupación tipo II de Wells).
Si vamos aún más allá en procura de las causas
Para un mejor reconocimiento del cuadro clínico de la intolerancia a la incertidumbre podremos en-
resulta útil tener en cuenta, en la consulta, cuatro ele- contrar, en muchos de nuestros pacientes, aquella
mentos fundamentales por la intensidad con que se vivencia básica y personal -quiero decir histórica y
manifiestan, por su importancia en la dinámica del constituyente, además de actual- de indefensión que
trastorno y porque se encuentran presentes de modo otorga vida y enorme peso a los contenidos catastró-
constante: ficos, exacerba el monitoreo de posibles peligros y
1. Preocupación excesiva (PE) favorece el proceso de preocupación excesiva como
2. Sobre-estimación de la probabilidad de que un modo de alerta y defensa constante.
ocurran eventos negativos Ahora bien, la vivencia de indefensión, cuando nos
3. Pensamiento catastrófico detenemos en ella, nos sitúa en el límite mismo en-
4. Creencias distorsionadas acerca de la preocu- tre una anatomía, es decir, un corte actual, y un de-
pación. sarrollo de sentido histórico-afectivo del trastorno.
¿Cómo ha llegado el paciente a tal construcción de
A partir de ellos se pone en marcha una particular
significado? ¿Es necesario ayudarlo a reconstruir ese
dinámica de pensamiento: la preocupación perma-
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sendero para que pueda reorganizar la experiencia También, por supuesto, encontramos entre estos
o, como plantean de modo implícito ciertos enfoques, pacientes antecedentes de situaciones de pérdida,
sería ese un trabajo innecesario? agresión o inestabilidad de contexto debidas a cau-
Quizás la respuesta sea depende del caso de que sas relativamente objetivas y con peso propio, como
se trate. Frente a un paciente con sintomatología com- pérdidas parentales tempranas, enfermedades gra-
patible con un trastorno de ansiedad generalizada, ves en el medio familiar, situaciones de violencia ex-
esquemas conceptuales centrados de manera exclu- terna, separación, etc. (Kendler y col., 2003).
siva en la preocupación, como el de Dugas, han mos- De este modo y con alguna frecuencia, el grado
trado, en los estudios estadísticos, una eficacia su- de disfuncionalidad actual de quien nos consulta
perior o equivalente a otros enfoques. aconseja una primera etapa de exploración del reco-
A diario comprobamos en la clínica la utilidad prác- rrido histórico-afectivo y reorganización de la expe-
tica del trabajo de ese modo orientado, pero también riencia como paso previo a intervenciones más foca-
debemos dejar constancia de que nuestra aplicación lizadas.
de modelos de tratamiento cognitivo-conductual En este sentido intentamos considerar los diferen-
como el de M. Dugas o D. Barlow, por ejemplo, casi tes elementos experienciales que nos presenta el
nunca respeta, por insuficientes en nuestra experien- paciente en un mismo plano, prescindiendo, en prin-
cia, los tiempos propuestos de 16 sesiones ni el tra- cipio, de las categorías profundo/superficial o cau-
bajo excluyente sobre la preocupación excesiva. sa/efecto. Todos los elementos son tenidos en cuen-
En cuanto a la duración del tratamiento, las ca- ta y, de acuerdo a sus características y al estilo del
racterísticas culturales de la población de nuestro paciente -y del terapeuta-, se elegirá el camino y las
país, incluida cierta tradición en procesos psicotera- herramientas a utilizar, en el marco de una posición
péuticos pasivos y complejos (complejidad rica o va- “transteórica” (Mahoney, 1997) que privilegiará, sin
cua, según la suerte que se haya tenido) determinan embargo, la utilización de las técnicas más probada-
un ritmo de cambio más pausado. mente adecuadas para la dinámica sintomática del
paciente.
Con respecto a la preocupación excesiva, nos cen-
tramos sobre ésta en primer lugar, de modo princi- En el trastorno que nos ocupa enfocaremos, en-
pal y con gran provecho en un alto porcentaje de tonces, nuestras mejores y conocidas armas cogniti-
nuestros pacientes, pero la co-existencia de interven- vo-conductuales sobre la preocupación excesiva y su
ciones del terapeuta ajenas al modelo es más la re- cohorte. Al mismo tiempo, y sin perder la dirección
gla que la excepción. No olvidemos que el trastorno tomada, salvo en el caso de que las circunstancias lo
de ansiedad generalizada presenta un elevado gra- aconsejen, nos serviremos de la variedad de recur-
do de comorbilidad, y si bien en un estudio mencio- sos, provenientes de uno o más enfoques teóricos,
nado más arriba (Provencher, Ladouceur, Dugas, que pudieran resultar de utilidad en una u otra etapa
2006) se señala la eficacia terapéutica de la terapia del proceso.
cognitivo conductual (enfocada de modo específico
en el trastorno de ansiedad generalizada) sobre los Otra vuelta de tuerca
cuadros comórbidos, en el mismo trabajo se detalla
que la presencia de dos o más trastornos concomi-
(O la conversión de Thomas B.)
tantes ensombrece la perspectiva de una buena res-
puesta. Como para alentar el debate acerca de las diver-
Entre nuestros pacientes con ansiedad generali- sas líneas de pensamiento y trabajo existentes, el
zada encontramos un alto grado de esquemas des- trastorno de ansiedad generalizada devela nuevos e
adaptativos tempranos que reclaman su tratamiento importantes elementos, que generan saludables re-
para el logro de una mejoría genuina e integral. visiones en los estudiosos del tema.
En ese “más allá” de los síntomas actuales, sub- En una investigación llevada adelante por T. Bor-
sisten vivencias tempranas de desprotección o falta kovec y L. Roemer (1995) sobre un grupo control y un
de respaldo adulto sólido, exigencias de sobreadap- grupo de pacientes con trastorno de ansiedad gene-
tación a situaciones desbordantes, historias de pa- ralizada, acerca de las razones por las que se preocu-
dres necesitados de protección ellos mismos (con la paban, un elemento distinguía a ambos grupos: la
consiguiente inversión del rol paterno-filial) o sobre- auto-percepción de estos últimos, de que mediante
protectores y temerosos, inseguros anfitriones de un la preocupación excesiva evitaban tomar contacto
mundo peligroso en el cual el niño aprenderá que los con tópicos de mayor impacto emocional sobre los
recursos propios de afrontamiento estarán siempre que no querían detenerse a pensar.
a punto de ser desbordados. Los pacientes con trastorno de ansiedad genera-
lizada, el más neurótico de los trastornos de ansie-
MODELOS CONCEPTUALES DEL TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA: MÁS ALLÁ DE LOS CRITERIOS DIAGNÓSTICOS 65

dad, se preocupan, habitualmente, con la finalidad, de los programas cognitivo-conductuales en obtener


no consciente en lo inmediato, de evitar conectarse mayor éxito en el tratamiento de esta patología.
con otros tópicos más conflictivos y, en consecuen- Siguiendo esta línea de pensamiento, Borkovec
cia, con las emociones primarias que subyacen a és- sugiere que el agregado de intervenciones destina-
tos. Estos pacientes, según Borkovec y col., encuen- das a alentar la experiencia afectiva podría incremen-
tran gran dificultad en identificar lo que sienten y en tar la eficacia de las terapias cognitivo-conductuales.
describir sus sentimientos, lo que sugiere que esta- Es así como durante los últimos siete años han expe-
rían evitando las experiencias emocionales en gene- rimentado con un modelo integrativo consistente en
ral y no sólo las relacionadas con la ansiedad. dos segmentos separados: una sesión de terapia cog-
Muchos de los protocolos tradicionales de la te- nitivo-conductual se sigue de otra de terapia de pro-
rapia cognitivo-conductual provocarían, de modo no cesamiento interpersonal/experiencial que incluye
intencionado -según este autor-, un reforzamiento de intervenciones interpersonales, psicodinámicas y
tal estrategia evitativa (Borkovec, 2003). humanísticas, con promisorios resultados.
Messer (1986), y Wiser y Goldfried (1993) sugie-
ren que los terapeutas cognitivo-conductuales sue- CONCLUSIONES (¿O INCLUSIONES?)
len ver las emociones como un fenómeno a reducir o
controlar más que como elementos a explorar y pro-
fundizar,, a pesar de que niveles elevados de expe- El trastorno de ansiedad generalizada ha resulta-
riencia emocional se encuentran asociados con me- do, desde sus primeras descripciones, un desafío a
jores resultados finales en las terapias cognitivo-con- la simplicidad de los manuales diagnósticos y de los
ductuales de estos pacientes. protocolos terapéuticos cognitivo-conductuales. Su
Uno de los elementos que alivian de modo consi- complejidad sintomática ha constituido una suerte
derable, ya en la primera consulta, a nuestros con- de grieta en la exitosa gestión de los tratamientos
sultantes con trastornos de ansiedad tratados con protocolares de los trastornos de ansiedad de los úl-
modelos cognitivo-conductuales, es el encuentro con timos quince años.
un terapeuta que conoce bien lo que le ocurre y que La búsqueda de más y mejores conocimientos ha
puede anticiparse, incluso, al relato, generando de resultado en modelos conceptuales que permiten un
este modo una confianza que suele ser el primer paso abordaje, siempre desde lo cognitivo-conductual,
firme en la recuperación. Las entrevistas de psicoedu- más ajustado. Mediante su instrumentación, si bien
cación subsiguientes le brindan al paciente una in- con las diferencias metodológicas señaladas más arri-
formación importante que le permite comprender ba, quienes nos dedicamos prácticamente de lleno
mejor su estado y los auto-reportes semanales favo- al trabajo con los trastornos de ansiedad hemos po-
recen el reconocimiento y la acción racional sobre sín- dido ayudar de manera concreta a un mayoritario
tomas y pensamientos automáticos y distorsionados. porcentaje de pacientes.
Este enfoque, valioso e ineludible en la mayoría Sin embargo, no todas las personas son iguales
de nuestros diseños terapéuticos, conlleva el riesgo ni se benefician de los mismos modelos teóricos. La
de que el proceso terapéutico todo se tiña de una re-estructuración cognitiva propiciada por los trata-
pátina “educativa” y racional-explicativa que obture mientos cognitivo-conductuales manualizados no al-
la emergencia de contenidos desconocidos o inespe- canza por sí misma, en muchos de nuestros pacien-
rados para el terapeuta e, incluso, para el mismo pa- tes con trastorno de ansiedad generalizada (más que
ciente. En ese contexto, para todo parece haber una en otros trastornos de ansiedad), para modificar su
rápida respuesta. modo de estar en el mundo, incluidos los síntomas
Un estudio (Hayes y col., 1996) afirma que cuan- que lo trajeron a la consulta. La tentativa de recons-
do los terapeutas cognitivo-conductuales abordan la trucción del sendero personal de la organización ac-
temática interpersonal, lo hacen promoviendo pen- tual de significado (Guidano, 1997), en combinación
samientos acerca de las relaciones personales, en con intervenciones eminentemente pragmáticas re-
lugar de enfocar los hechos en sí. sulta, entonces, insoslayable.
Otros dos estudios (Castonguay y col., 1998; Kerr La práctica cotidiana nos sorprende en diferentes
y col., 1992) encontraron que, mientras en la terapia posiciones de acuerdo al paciente en particular con
cognitivo-conductual el tratamiento de las relaciones el que nos encontremos y al momento que ese pa-
interpersonales no se asocia con buenos resultados, ciente esté viviendo. Este planteo no significa la au-
sí lo hace en los tratamientos psicoanalíticos. De sencia de un enfoque, sino, por el contrario, la dispo-
acuerdo con estos autores, la importancia de tratar nibilidad de más de uno. Diferentes cuerpos teóricos
la problemática interpersonal en el trastorno de an- se centran en el reconocimiento o construcción de
siedad generalizada explicaría, en parte, la dificultad aspectos diversos de la experiencia y enriquecen, en
66 PABLO RESNIC

conjunto y cada uno, las posibilidades del pensar. Es the Society for Psychotherapy Research; June 24-26,
así como el pensamiento circula en las culturas y se 1998; Snowbird, Utah.
nutre de sus propias evoluciones y revoluciones. Y
toda esa riqueza puede quedar a nuestra disposición Chelminski, I. y Zimmerman, M. (2003). Rhode Island Me-
thods to Improve Diagnostic Assessment and Services
mediante el sencillo (o no tan sencillo) acto de aban-
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dono de la ilusión de una verdad que dé cuenta de patients. J.Anxiety Disorders; 17, 533–546.
todo.
El trastorno de ansiedad generalizada, muy en Dugas, M.J., Davina, B. y Kristin, B. (2003). Examination of
particular, como bien señala Borkovec, reclama la the Relationship Between Worry and Experiential Avoi-
salida a la luz y el reconocimiento-reconstrucción-re- dance and Fear of Emotional Arousal. Poster presenta-
do en la 23rd National Conference of the Anxiety Disor-
organización, más que el control, de sus contenidos
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emocionales. March 27-30, 2003.
En nuestra experiencia, la integración y análisis
de la dimensión histórico-afectiva del individuo en el Dugas, M., Provencher, y Ladouceur, (2006). La Comorbi-
proceso terapéutico, junto a técnicas más lineales y dité dans le Trouble d’anxieté généralisée. Rev can
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