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En el análisis del nacionalismo se han configurado dos paradigmas contrapuestos y excluyentes, cada uno
de los cuales implica una determinada concepción de la naturaleza y el origen de la nación y una definición
de la misma: el modernista o constructivista, que define la nación como una comunidad humana que
detenta la soberanía sobre un determinado territorio por lo que antes de la aparición de los nacionalismos en
la Edad Contemporánea no habrían existido las naciones —la nación sería una «invención» de los
nacionalismos—; y el perennialista o primordialista que define la nación sin tener en cuenta la cuestión de
la soberanía y que defiende, por tanto, que las naciones existieron antes que los nacionalismos, hundiendo
sus raíces en tiempos remotos —así sería la nación la que crea el nacionalismo y no a la inversa—.8 9 10
Así también el nacionalismo ha dado lugar a dos grandes corrientes ideológicas: la primera de ellas busca
fortalecer la autodeterminación nacional ante potencias coloniales, imperialistas o neocoloniales,11 12
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corriente que ha sido caracterizada como «nacionalismo liberador» por Rosa de Diego, o «nacionalismo
antimperialista» por Rafael Cuevas Molina,16 mientras la segunda busca impulsar la supremacía de una
nación sobre otras, denominada por Memmi como «nacionalismo del colonialista»,17 y caracterizada por
Rosa de Diego como «nacionalismo excluyente y dominador».15
Como ideología, el nacionalismo pone a una determinada nación como el único referente identitario, dentro
de una comunidad política; y parte de dos principios básicos con respecto a la relación entre la nación y el
Estado:18
El término nacionalismo se aplica tanto a las doctrinas políticas como a los movimientos nacionalistas: las
acciones colectivas de movimientos sociales y políticos tendientes a lograr las reclamaciones
nacionalistas.19 La historiografía también usa el término nacionalismo para referirse a la época del
nacionalismo: el periodo histórico de formación de las naciones y el surgimiento de la ideología y
movimientos nacionalistas, lo que ocurrió en torno al siglo xix, coincidiendo con las revoluciones liberales
o revoluciones burguesas.20 En el siglo xx se produce una renovación del nacionalismo, en el periodo de
entreguerras vinculado al fascismo, y tras la Segunda Guerra Mundial vinculado al proceso de
descolonización y al tercermundismo, cuando surgen numerosos grupos denominados Movimiento de
Liberación Nacional.
Los primeros precedentes del nacionalismo comienzan a aparecer en el siglo xviii, pues hasta ese momento,
la idea de nación, tal y como se concibe en la actualidad, no se había formulado. Hasta ese momento, las
identidades colectivas basadas en la religión o en ser súbditos de un mismo rey, prevalecían sobre las
étnicas. En la Revolución francesa se utilizará el término nación como sinónimo de ciudadano, es decir, la
nación ya no está personificada en la figura del monarca, pues la nobleza es un cuerpo ajeno a la nación: la
nación es el tercer Estado.
Ciertos teóricos, como Benedict Anderson, han afirmado que las condiciones necesarias para el
nacionalismo incluyen el desarrollo de la prensa y el capitalismo. Anderson también afirma que los
conceptos de nación y nacionalismo son fenómenos construidos dentro de la sociedad, llamándolos
comunidades imaginadas. Ernest Gellner añade al concepto: "el nacionalismo no es el despertar de las
naciones hacia su conciencia propia: inventa naciones donde no las hay".21
Por otro lado, hay historiadores como el español Pelai Pagès que advierten del carácter polisémico del
concepto de nacionalismo y de la dificultad de hallar una definición válida capaz de abarcar la diversidad
de movimientos y de ideologías nacionalistas. Por ejemplo, señala Pagès, «históricamente han existido
nacionalismos xenófobos y opresores y nacionalismos liberadores». Sin embargo, Pagés reconoce que hay
autores que afirman que existe una base común en todos los nacionalismos, lo que nos permitiría alcanzar
una definición del nacionalismo. Es el caso de Hans Kohn para quien todo nacionalismo «afirma que el
Estado-nación es la única forma legítima ideal de organización política y que la nacionalidad es la fuente de
toda energía de creación cultural y de bienestar económico».22
Nacionalismo y patriotismo
En los años 1830 empieza a usarse en castellano el término «nacionalismo», entendido como sinónimo de
«patriotismo», un término este último ampliamente difundido desde hacía tiempo. Por ejemplo, Mariano
José de Larra utilizó los dos términos como sinónimos en 1835: «Lo que se llama en general la sociedad es
un [sic] amalgama de mil sociedades colocadas en escalón, que solo se rozan en sus fronteras respectivas
unas con otras, y las cuales no reúne en un todo compacto en cada país sino el vínculo de una lengua
común, y de lo que se llama entre los hombres patriotismo o nacionalismo». Pero el uso del término
«nacionalismo» fue muy reducido durante el siglo xix, no solo en castellano sino en otras lenguas
occidentales como el francés y el inglés (en el catálogo de la Biblioteca Nacional de España no existe
ninguna obra publicada antes de 1900 que contenga la palabra «nacionalismo» en su título, mientras que en
francés (nationalisme) solo existen 9, según el catálogo de la Bibliothèque Nationale de París, y 14 en
inglés (nationalism), según el catálogo de la Library of Congress de Washington). En el siglo xx el término
se generalizó (entre 1900 y 2000 en castellano hay catalogadas 385 obras que contienen la palabra
«nacionalismo» en su título, 286 en francés y 2485 en inglés) para adoptar un significado diferente y en
gran medida contrario al concepto de «nación» del liberalismo (la nación de ciudadanos), característico del
siglo xix. Juan Francisco Fuentes señala que en el siglo xx el término «patriotismo» «tendrá casi siempre un
valor positivo, excepto para algunos nostálgicos del Antiguo Régimen y para el movimiento obrero ―y no
siempre―», mientras que «nacionalismo» tendrá un valor más bien peyorativo, lo que explicaría que
muchos nacionalistas no se definieran como tales. Fue el caso del líder de Falange Española José Antonio
Primo de Rivera cuando afirmó: «Nosotros no somos nacionalistas, porque el nacionalismo es el
individualismo de los pueblos… Somos españoles».23
A lo largo del siglo xx varios autores han diferenciado entre nacionalismo y patriotismo dando al primer
término un valor negativo y un valor positivo al segundo. Esta fue la posición, por ejemplo, del escritor
británico George Orwell que escribió en 1945, nada más acabada la Segunda Guerra Mundial: el
«nacionalismo no debe ser confundido con el patriotismo. Entiendo por patriotismo la devoción por un
lugar determinado y por una particular forma de vida... que no se quiere imponer...; contrariamente, el
nacionalismo es inseparable de la ambición de poder». Un años antes, en 1928, el historiador español
Rafael Altamira, tras afirmar que su obra había tenido desde hacía años «un marcado sentido patriótico»
(«quiero decir que he estudiado y expuesto con gran frecuencia temas referentes a las vindicaciones de
nuestra historia y nuestros valores actuales, al problema espiritual de nuestra unidad y al de la educación
necesaria para formar ciudadanos españoles»), decía que ser patriota no quería decir ser nacionalista, «ni en
lo agresivo de esta política, por lo que se refiere a las relaciones internacionales, ni en su inclinación
retrógrada en punto a la identidad y tipo de vida de una nación determinada».24
Sin embargo, el historiador español Xosé M. Núñez Seixas los considera prácticamente sinónimos «si
definimos nacionalismo como la ideología y el movimiento sociopolítico que defiende y asume que un
colectivo territorial definido es una nación, y por tanto depositario de derechos políticos colectivos que lo
convierten en sujeto de soberanía, independientemente de los criterios (cívicos, étnicos o una mezcla de
ambos) que definan quiénes son los miembros de pleno derecho de ese colectivo». Según Núñez Seixas, la
consideración peyorativa del nacionalismo que lleva a diferenciarlo del patriotismo y que provoca que
muchos nacionalistas rehúyan considerarse como tales procede de la identificación del nacionalismo «con
exaltación de la concepción orgánico-historicista, etnicista y esencialista de la comunidad política frente al
concepto cívico de la nación de ciudadanos».25
En Asia, a finales del siglo xix las ideas nacionalistas habían comenzado a expandirse. En la India, el
nacionalismo incentivó el fin del dominio británico. En China, el nacionalismo justificó al Estado chino,
que se encontraba enemistado con la idea de un imperio universal. En Japón, el nacionalismo fue
combinado con el excepcionalismo japonés.
La I Guerra Mundial marcó la destrucción definitiva de varios Estados multinacionales (el Imperio
otomano, el Imperio austrohúngaro y, en cierta medida, el ruso). El tratado de Versalles fue establecido
como un intento por reconocer el principio de nacionalidad, ya que gran parte de Europa fue dividida en
naciones-Estado en un intento por mantener la paz. Pero en este periodo de entreguerras se abatió «la
sombra ominosa de esos tipos de nacionalismo que se fundamentaban en criterios raciales (el cráneo, la
sangre, los genes), la violencia y el culto a la brutalidad: la cuna del fascismo. En las convulsiones que
siguieron, primero en Europa y luego en todo el mundo, la línea roja rampante del nacionalismo se fusionó
con las fuerzas más oscuras del racismo, el fascismo y el antisemitismo...».27
El siglo xx estuvo marcado por la lenta adopción del nacionalismo por todo el mundo con la destrucción de
los imperios coloniales europeos, la Unión Soviética y varios otros Estados multinacionales menores.28
Simultáneamente, particularmente en la segunda mitad del siglo, fuertes tendencias antinacionalistas han
tenido lugar, siendo en general destacables las manejadas por élites. La actual Unión Europea está
actualmente transfiriendo poder del nivel nacional a entidades locales y continentales. Acuerdos de
comercio, tales como NAFTA y GATT, y la creciente internacionalización productiva debilitan también la
soberanía del Estado-nación.
Características
Identidad cultural:La identidad nacional es uno de los pilares fundamentales del
nacionalismo. Se refiere al sentido de pertenencia y conexión emocional que los individuos
tienen hacia su nación. Aquí hay algunos aspectos adicionales sobre la identidad nacional:
La identidad nacional se basa en la cultura compartida por los miembros de una nación.
Esto incluye elementos como el idioma, la historia, las tradiciones, la literatura, la música, la
gastronomía y las creencias culturales. Estos factores culturales a menudo se consideran
símbolos de la identidad nacional y ayudan a distinguir a una nación de otras. Mitos
fundacionales: Las naciones a menudo tienen mitos fundacionales que narran su historia y
origen. Estos mitos pueden incluir eventos históricos, figuras heroicas o relatos simbólicos
que ayudan a forjar una identidad común. Los mitos fundacionales contribuyen a crear una
narrativa colectiva y un sentido de continuidad histórica dentro de la nación. Valores
compartidos: La identidad nacional también se construye en torno a valores y principios
compartidos. Estos valores pueden incluir la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad,
el respeto a los derechos humanos o cualquier otro conjunto de creencias que sean
consideradas fundamentales para la cohesión de la nación. Los valores compartidos actúan
como puntos de referencia para los ciudadanos y ayudan a mantener la cohesión social.
Imaginario colectivo: La identidad nacional se refuerza a través de un imaginario colectivo,
que comprende las representaciones mentales y simbólicas que las personas tienen sobre
su nación. Esto puede incluir símbolos patrios como banderas, himnos, monumentos,
emblemas nacionales y otros elementos que evocan un sentido de unidad y orgullo
nacional. Sentimiento de pertenencia: La identidad nacional genera un fuerte sentimiento
de pertenencia entre los ciudadanos de una nación. Los individuos se identifican como
miembros de la comunidad nacional y sienten una conexión emocional y una lealtad hacia
su país. Este sentimiento de pertenencia puede manifestarse en diferentes formas, como el
apoyo a los equipos deportivos nacionales, la participación cívica o el deseo de proteger y
promover los intereses de la nación.29
Soberanía y autodeterminación, el nacionalismo puede implicar un deseo de que una
nación tenga autonomía y capacidad de autogobierno, sin interferencias externas. Los
nacionalistas pueden buscar la independencia política y la preservación de la soberanía
frente a influencias extranjeras. Generando un sentido de autodeterminación y libertad. Los
nacionalistas creen que una nación tiene el derecho de gobernarse a sí misma y de tomar
decisiones sobre su futuro sin interferencias externas. El sentido de autodeterminación se
vincula con la idea de que la nación debe tener el poder de definir su propio destino.
Formas de nacionalismo
Es el que pretende la secesión de una parte del territorio de un Estado habitado por una población con
características diferenciadas del grupo étnico considerado mayoritario. Al grupo diferenciado, se le puede
definir como minoría nacional. Estos casos se dan en Estados que se caracterizan por ser considerados
"multinacionales".
Son nacionalismos centrífugos, de igual forma que los nacionalismos de segunda generación, que surgen a
finales del s. XX y principios del XXI y que se encuentran subordinados a otro Estado. Son comunidades
con reivindicaciones nacionalistas, o bien regiones, naciones históricas o naciones en sí (según las zonas, su
historia o los diferentes puntos de vista) que siguen sin estar constituidas en un Estado y continúan
reivindicándolo. En Chile, esta expresión centrífuga se expresa en la creación de un Estado para la "Nación
mapuche" apoyado por diversos sectores minoritarios.
Nacionalismo económico
Los orígenes del nacionalismo económico pueden encontrarse en la creación de empresas estatales para
explotar productos estratégicos como la creación de YPF para el petróleo en Argentina en 1922 y luego en
las políticas de nacionalizaciones implementadas por gran cantidad de países entre los que se destacan: la
nacionalización del petróleo en México en 1938, la nacionalización del petróleo en Irán en 1951, la
nacionalización del Canal de Suez en 1956 y la nacionalización del cobre en Chile en 1971.
La política de privatizaciones sugerida por el Consenso de Washington a partir de la década de 1990 tuvo
como objetivo principal, y lo logró en gran parte, revertir las medidas nacionalistas tomadas por la mayor
parte de los países periféricos durante la mayor parte del siglo xx.
A partir de los últimos años de la década de 1990 parece haber un importante resurgimiento del
nacionalismo económico en varias partes del mundo, en un entorno global, relacionado con acuerdos de
integración regional. Una de sus manifestaciones más importantes ha sido la nacionalización de los
hidrocarburos en Bolivia en 2006, bajo el gobierno de Evo Morales y los acuerdos de infraestructura y
desarrollo subregional tomados en el marco del Mercosur y la Comunidad Sudamericana de Naciones.
Muchas de estas experiencias nacionalistas están estrechamente relacionadas con las reivindicaciones
sindicales y otras organizaciones sociales, adoptando la forma de un nacionalismo popular expresado en
movimientos políticos con amplio apoyo de la población.
El nacionalismo liberal, también conocido como nacionalismo civil, es un tipo de nacionalismo identificado
por los filósofos políticos que creen que puede existir una forma no xenofóbica de nacionalismo,
compatible con los valores liberales de la libertad, la tolerancia, la igualdad y los derechos individuales.32
A menudo se considera a Ernest Renan33 y John Stuart Mill34 como nacionalistas liberales tempranos.
Es una forma del nacionalismo en el cual el Estado deriva la legitimidad política de la participación activa
de su ciudadanía (véase soberanía popular), del grado a que representa la "voluntad general". A menudo se
considera que originó con Jean-Jacques Rousseau y especialmente las teorías de contratos sociales que
toman su nombre de su libro de 1762 Du Contrat Social (El contrato social). Es una noción
"voluntarista"35 que también es compartida por los enfoques de Giuseppe Mazzini, considerando que la
nación surge de la voluntad de los individuos.
Se encuentra el nacionalismo liberal en las tradiciones del racionalismo y el liberalismo, pero como una
forma de nacionalismo es contrastado con el nacionalismo étnico. Se considera voluntaria la afiliación con
la nación civil, como en la definición clásica de Ernest Renan de la nación como un "plebiscito diario"
caracterizado por la "voluntad de convivir". Los ideales civil-nacionales influenciaron el desarrollo de la
democracia representativa en países como los Estados Unidos y Francia.
La visión liberal de la identidad nacional, especialmente en el siglo xix y con el desarrollo de los Estados
nacionales, veía al Estado o la institucionalidad como el máximo referente de la nacionalidad (a veces
teniendo ambos conceptos como sinónimos), derivando en un nacionalismo jurídico o constitucional, según
los enfoques de Dolf Sternberger y Jürgen Habermas, dando lugar a una noción que entronca directamente
con la tradición política del republicanismo y, como este, requiere de una concepción participativa de la
ciudadanía, volcada en la promoción del bien común. Por eso, la ciudadanía que hace suyo el patriotismo
constitucional no se remite en primera instancia a una historia o a un origen étnico común, sino que se
define por la adhesión a unos valores comunes de carácter democrático plasmado en la Constitución, es
decir, bajo un orden jurídico expresado en el Estado de Derecho.
Define la nación en términos de etnicidad, lo cual siempre incluye algunos elementos descendientes de las
generaciones previas. También incluye ideas de una conexión cultural entre los miembros de la nación y
sus antepasados,37 y frecuentemente un lenguaje común. La nacionalidad es hereditaria. El Estado deriva
la legitimidad política de su estatus como hogar del grupo étnico, y de su función de protección del grupo
nacional y la facilitación de una vida social y cultural para el grupo.38 Las ideas sobre etnicidad son muy
antiguas, pero el nacionalismo étnico moderno está fuertemente influido por Johann Gottfried von Herder,
quien promovió el concepto de Volk, y Johann Gottlieb Fichte.
El fascismo es generalmente clasificado como nacionalismo étnico,
habiendo sido su caso más extremo el nacional socialismo de la
Alemania Nazi. No obstante, la mayor parte de los movimientos y
regímenes fascistas de la Europa de entreguerras, entre los que
puede contarse el nacionalcatolicismo del franquismo español,
responden más al modelo de fascismo clerical definido por Hugh
Trevor-Roper. «El nacionalismo mata» en bosnio,
serbio y croata es un lema
Anthony D. Smith ha señalado que no existe un nexo claro entre el reconocible UDIK contra el
nacionalismo étnico y factores económicos.39 nacionalismo en Bosnia y
Herzegovina, Croacia y Serbia.36
Nacionalismo romántico
El nacionalismo romántico temprano en Europa estuvo fuertemente influenciado por Rousseau y por las
ideas de Johann Gottfried von Herder, quien en 1784 argumentó que la geografía formaba la economía
natural de un pueblo, y que sus costumbres y su sociedad habrán de desarrollarse siguiendo las líneas
favorecidas por su medio ambiente.
El nacionalismo romántico enfatiza una cultura étnica histórica que se conecta con el ideal romántico; el
folclore se desarrolla como un concepto nacionalista romántico. Los hermanos Grimm se inspiraron en los
escritos de Herder para crear una colección idealizada de historias étnicamente alemanas. El historiador
Jules Michelet ejemplifica la concepción nacionalista romántica de la historiografía. En 1815 se hablaba de
este nacionalismo, y fue el que se usó para las unificaciones tanto alemana como italiana.
Dentro del romanticismo se reconoce una concepción "orgánica", representada por Herder y Fichte
("Discursos a la nación alemana", 180840 ) que identifica a la nación con rasgos que se heredan (lengua,
cultura, territorio, tradiciones) y que están por encima del deseo individual.41
El nacionalismo de izquierda, (también llamado "nacionalismo popular" por aquellos que son reticentes a
encuadrarse en el plano "izquierda-derecha", o por contraposición al término "nacionalismo
oligárquico")42 43
es una forma de nacionalismo basada en la justicia social, la soberanía popular, el
nacionalismo económico y la autodeterminación nacional (entendida como soberanía política nacional). El
nacionalismo de izquierda agrupa a diversas corrientes que tuvieron en común una base de nacionalismo,
con una orientación progresista, reformista o revolucionaria (en algunos casos se expresó de forma
autoritaria o bajo regímenes militares). Debido a su apego a la noción del interés general de la nación o la
comunidad popular, se le suele relacionar con ideales socialistas, razón por la cual algunas expresiones
políticas suelen considerarse "nacionalismo social" o "socialismo nacional".
Suele tener un fuerte componente de nacionalismo económico, en vista de lo cual se da mayoritariamente
en países económicamente dependientes o subdesarrollados, que buscan desarrollarse mediante la
intervención estatal, y poner la economía al servicio de intereses nacionales considerados estratégicos.
También suele tener un componente social, ya que entiende que la nación no está separada del pueblo que
la habita, y que una nación fuerte y desarrollada sólo puede lograrse mediante la justicia social (siendo
partidarios de los Estados de bienestar o social), ya que de otra manera dicha nación se sumiría en el caos y
el conflicto permanente producto de la injusticia y el desequilibrio social. También suele vincularse con el
corporativismo, pero a diferencia del fascismo, esta doctrina corporativa busca la integración política de los
gremios y otras entidades intermedias dentro del Estado (algunos sectores buscan el reemplazo total de la
democracia liberal, los partidos políticos y el parlamento, dejando solamente a los gremios), así como
también se busca la integración y participación económica de los trabajadores en la gestión, propiedad y
beneficios de la empresa nacional (a través de los sindicatos) junto a los empresarios (teniendo al Estado
como regulador de las relaciones laborales y de producción), mostrando así su oposición a la lucha de
clases (algunos gobiernos se declararon anticomunistas). En ocasiones, el nacionalismo popular suele poner
énfasis dentro de sus doctrinas en el laicismo (en algunos casos con el ateísmo) y el ecologismo.
Otras vertientes del nacionalismo de izquierda ponen el acento en la rebeldía de una nación contra otra
nación que la oprime (ya sea política, militar o económicamente), y así pueden clasificarse como
nacionalistas de izquierda a todos los movimientos de liberación nacional, antiimperialistas o anticoloniales
que luchan por la independencia de sus naciones.
Los ejemplos más claros de nacionalismo popular los encontramos en los países del Tercer Mundo
(derivando en el tercermundismo como expresión de lucha contra la opresión tanto del Primer Mundo como
también del ya caído Segundo Mundo). Algunos ejemplos claros se encuentran en América Latina como el
peronismo en Argentina, varguismo en Brasil, cardenismo en México, ibañismo en Chile, chavismo en
Venezuela, etc. En Medio Oriente es conocido el caso del Nasserismo en Egipto y el Baath en Siria e Irak.
También puede entenderse como nacionalismo de izquierda a todo régimen de izquierda (por ejemplo, en
los gobiernos comunistas), que ponga el acento en el patriotismo y la exaltación de los valores o tradiciones
nacionales (tomando en algunos casos una posición más conservadora al respecto, sobre todo frente a
fenómenos como la globalización).
Nacionalismo religioso
Es la forma de nacionalismo según la que el Estado deriva su legitimidad política en consecuencia de una
religión común. Sin embargo, buena parte de las formas de nacionalismo étnico son también en gran
medida formas de nacionalismo religioso. Por ejemplo, el nacionalismo irlandés es generalmente asociado
al catolicismo; el nacionalismo indio se asocia con el hinduismo, etc. El nacionalismo religioso está
considerado generalmente como una forma de nacionalismo étnico.
En algunos casos, sin embargo, la componente religiosa es más una etiqueta que la verdadera motivación
del nacionalismo de un grupo. Por ejemplo, aunque la mayoría de los líderes nacionalistas irlandeses del
último siglo fueron católicos, durante el siglo xix, y especialmente en el XVIII, muchos líderes nacionalistas
fueron protestantes. Los nacionalistas irlandeses no luchan por distinciones teológicas, sino por una
ideología que identifica a la isla de Irlanda con una visión particular de la cultura irlandesa, que para
muchos nacionalistas incluye al catolicismo, aunque no como elemento predominante. Para muchas
naciones que se vieron obligadas a luchar contra las consecuencias del imperialismo de otra nación, el
nacionalismo fue asociado a la búsqueda de un ideal de libertad.
Algunos autores, además, han señalado que el nacionalismo es más una religión política que una ideología
política, un sustituto de la religión.46
Nacionalismo banal
Otra posibilidad defiende que las personas son seres sociales; el formar parte de un grupo sociopolítico
como la nación, es ventajoso y contribuye a su desarrollo. Se considera que es la expresión de un rasgo
general del comportamiento social favorecido evolutivamente, relacionado con el tribalismo.
En ocasiones puede surgir un sentimiento nacionalista cuando los miembros de una comunidad se sienten
amenazados o atacados por otra comunidad, Estado o religión. Puede surgir como respuesta a otro
nacionalismo o al imperialismo.
Formas de actuación
Dependiendo del contexto donde tenga lugar el nacionalismo, este puede adoptar diversas formas de
actuación que pueden ser pacíficas, violentas o puede llegar a conjugar ambas.
Pacíficas
Otra forma de reivindicación pacífica sería la desobediencia civil o la "No violencia activa" cuyo máximo
exponente fue la labor de Mahatma Gandhi en la India.
Violentas
La ocupación del territorio y la imposición de una nacionalidad y culturas determinadas sobre otras
personas y pueblos mediante el uso de la fuerza es uno de los medios utilizados por el nacionalismo. En el
siglo xx, las dos guerras mundiales son un ejemplo en las que el elemento nacional desempeñó un papel
sustancial, aunque la expansión militar y diseminación de una identidad nacional es un elemento recurrente
en la historia de los nacionalismos.
Críticas al nacionalismo
El nacionalismo ha sido objeto de numerosas críticas por parte de estudiosos procedentes de distintas áreas
de conocimiento. Se le atribuye a Arthur Schopenhauer la cita "Todo imbécil execrable, que no tiene en el
mundo nada de que pueda enorgullecerse, se refugia en este último recurso, de vanagloriarse de la nación a
que pertenece por casualidad".49
Francisco J. Contreras piensa que esta ideología es filosóficamente débil y rudimentaria; critica que las
entidades políticas soberanas deban corresponderse con los grupos nacionales y cree que el nacionalismo es
incapaz de ofrecer una definición rigurosa de la identidad nacional; según este autor las identidades
nacionales no vienen dadas por la realidad histórico-social, sino que son construidas por la ideología
nacionalista y los Estados.50
Alfredo Cruz Prados afirma que «la misma nación es una entidad creada ideológicamente por él, y no algo
natural, objetivo y anterior al mismo nacionalismo, como esta ideología afirma».51 Pedro Gómez García
en su artículo «La identidad étnica, la manía nacionalista y el multiculturalismo como rebrotes racistas y
amenazas contra la humanidad» sostiene que el nacionalismo es una tendencia patológica que nos conduce
hacia la balcanización del planeta y obstaculiza la emergencia de una sociedad mundial pluralista e
integrada.52
Luis Rodríguez Abascal, refiriéndose al nacionalismo culturalista, ha dicho que «no defiende la diversidad
cultural, sino que propone un modelo normativo de cultura que homogeneiza prácticas culturales
preexistentes. Tiene dificultades para hacer otra cosa porque su punto de partida es siempre un concepto
abstracto de cultura, que la concibe como una unidad uniforme u homogénea y la extiende idealmente a lo
largo y ancho de un territorio sin atender a cuáles son las prácticas culturales cotidianas subyacentes o sin
concederles relevancia moral y política».53
En este sentido, [el nacionalismo] es el canalla principal de todos los males. Divide a la gente,
destruye el lado bueno de la naturaleza humana, conduce a desigualdad en la distribución de
las riquezas.
Nacionalismo histórico
Eventos históricos en los cuales el nacionalismo desempeñó un papel esencial:
Movimientos nacionalistas
África
América
Nunavut Canadá
Nacionalismo quebequés Quebec Canadá
Guadalupe Francia
Guyana Francesa Francia
Martinica Francia
Asia
Europa
Transnistria Moldavia
Chechenia Rusia
Oceanía
Tahití Francia
Véase también
Anacionalismo Matria
Chovinismo Nacionalismo queer
Ciudadano del mundo Nacionalismo español
Comunidad imaginada Nacionalismo musical
Construcción de nación Prejuicio cognitivo
Frontera natural
Referencias
1. Eric Hobsbawm (1964) The Age of Revolution 1789-1848 (traducido en castellano Las
revoluciones burguesas) edición de 1987: Barcelona: Labor, ISBN 84-335-2978-1. Benedict
Anderson (1983) Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of
Nationalism, Edición de 1991, London: Verso, ISBN 0-86091-329-5.
2. Smith, 2000, pp. 25-26. "El nacionalismo es una ideología y un movimiento moderno que
surgió a finales del siglo XVIII en Europa occidental y América del Norte"
3. José Andrés Rojo (6 de abril de 2016). «“España es un invento. Y Cataluña también”» (htt
p://cultura.elpais.com/cultura/2016/04/06/actualidad/1459969980_828192.html). Consultado
el 30 de septiembre de 2016.
4. Gellner, 2001, pp. 13-14.
5. Greenfeld, 1999, p. 18.
6. Rojas, Ricardo (2011). «Teoría de los estudios históricos». La restauración nacionalista. La
Plata: Unipe. p. 63. ISBN 978-987-26468-0-6.
7. Manuel Gárate Chateau, Cinthia Rodríguez Toledo, Simón Castillo Fernández y José
Morales Mery (2014). Rodolfo Hidalgo Caprile, ed. Historia, Geografía y Ciencias Sociales.
Primer Año Medio. Santiago (Chile): Aguilar Chilena de Ediciones. p. 15. ISBN 978-956-15-1531-
4.
8. Fuentes, 2013, p. 169-170.
9. Núñez Seixas, 2018, p. 9.
10. Smith, 2000, pp. 29-35. "No parece probable que podamos llegar a una teoría unificada en
un campo tan complejo y dividido"
11. Memmi, Albert (1971). «El nacionalismo y la izquierda». Retrato del colonizado: precedido
del retrato del colonizador. Madrid: Cuadernos para el Diálogo. pp. 82-89. «Por numerosas
causas históricas, sociológicas y psicológicas, la lucha de los colonizados por su liberación
ha tomado unos acusados rasgos nacionales y nacionalistas. »
12. Manrique, Luis Esteban (10 de julio de 2019). « 'La América Latina de los españoles es
imaginaria'. Entrevista a Tomás Pérez Vejo» (https://www.politicaexterior.com/la-america-lati
na-los-espanoles-imaginaria/). Política Exterior. Madrid. «Tomás Pérez Vejo: La gran
ideología de América Latina es el nacionalismo. Todas sus revoluciones –la mexicana, la
cubana, la nicaragüense...– acaban siendo nacionalistas. Y dada la dureza de la vida en
sus países, es natural que tengan una visión crítica de su pasado. Y el orden colonial duró
tres siglos. Desde la independencia, ese pasado queda marcado con el estigma de la
tiranía y el despotismo. Todas las naciones surgidas de imperios coloniales hacen lecturas
similares de su pasado. »
13. Pinedo, Javier (2015). «Apuntes sobre el concepto poscolonialidad: semejanzas y
diferencias en su concepción y uso entre los intelectuales indios y latinoamericanistas» (http
s://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-23762015000100012).
Universum (Talca) 30 (1). ISSN 0718-2376 (https://portal.issn.org/resource/issn/0718-2376). «Por último,
[en los estudios poscoloniales en India] se presenta a la India como una nación
radicalmente diferente a la sociedad moderna y se considera al nacionalismo como una
fuerza social que en el Tercer Mundo puede ser liberadora con una concepción no
necesariamente conservadora como lo ha sido tradicionalmente en la sociedad occidental.
Una ideología con que los oprimidos buscan su liberación del dominio foráneo. »
14. Peralta, Ivana (2010). «Historia de España y América: últimas tendencias en investigación».
En Casajús, Lucía; Fernández Beltrán, Francisco José, eds. España y América en el
Bicentenario de las Independencias: I Foro Editorial de Estudios Hispánicos y
Americanistas. España: Publicacions de la Universitat Jaume I. p. 86. ISBN 978-84-15444-00-8.
«Las guerras de independencia fueron interpretadas entonces desde esta visión
nacionalista y empezaron a convertirse en el sustrato heroico, histórico, común a las
naciones iberoamericanas. Es decir, la contemporaneidad se iniciaba en América Latina,
con la construcción de las naciones a partir de la independencia. »
15. De Diego, Rosa (Marzo de 2014). «Del colonialismo al nacionalismo: el modelo de
Quebec» (https://e-revistas.uc3m.es/index.php/SEM/article/view/1937/928). Semiosfera
(Madrid: Universidad Carlos III). Segunda Época (2). «De este modo se plantea la toma de
conciencia de una identidad, escondida u ocultada por la dominación extranjera, que se
traducirá con frecuencia en una política de soberanía y nacionalismo. Uno de los efectos del
colonialismo es, por tanto, la unificación de las distintas poblaciones colonizadas en un
combate común de signo nacionalista, que busca defender una cultura oprimida o incluso
negada por el ocupante, diluida en el seno de un conjunto más vasto. Este nacionalismo
liberador, diferente a otro excluyente y dominador, se fundamenta en la historia cultural,
lingüística de un pueblo. »
16. Cuevas Molina, Rafael (enero-marzo 2010). «Sandino y la nueva intelectualidad
costarricense. Nacionalismo antiimperialista en Nicaragüa y Costa Rica» (https://repositorio.
una.ac.cr/bitstream/handle/11056/2894/recurso_982.pdf). Archipiélago (Universidad
Nacional Autónoma de México) (67).
17. Memmi, Albert (1971). Retrato del colonizado: precedido del retrato del colonizador. Madrid:
Cuadernos para el Diálogo. p. 120. «Pero el nacionalismo del colonialista es de una
peculiar naturaleza. Se refiere esencialmente a esos aspectos de la patria que toleran y
protegen su existencia como colonialista. »
18. Una descripción posible de las características básicas de un Estado sería la siguiente:
«existe un Estado cuando hay un sistema legal vigente cuyas normas se aplican a la
población de un territorio, cuando existe un gobierno legalmente facultado para modificar el
sistema legal y cuando el gobierno, junto con otras instancias sobre las cuales ejerce una
autoridad legal, tiene un control (relativamente) eficaz sobre el territorio. Un Estado es una
unidad política que se autogobierna. Por ejemplo, su gobierno no está sometido a la
autoridad ni al control de ningún otro gobierno, como una remota autoridad colonial o una
potencia de ocupación» (COPP, David, «La democracia y la autodeterminación comunal»,
en: McKIM, Robert y McMAHAN, Jeff [compiladores], La moral del nacionalismo, vol. II,
Gedisa, Barcelona, 2003, p. 126).
19. «Es preciso distinguir entre nacionalismo y fenómenos nacionalistas. El primero pertenece
al campo de las ideas o ideologías políticas; los segundos, al ámbito de los hechos y
acontecimientos históricos. Esos fenómenos se denominan “nacionalistas” porque en ellos
están presentes ideas nacionalistas, pero el modo de estar presentes nunca es el mismo. La
ideología nacionalista se encuentra en los fenómenos nacionalistas según grados diversos,
en un tanto por ciento o en otro, con una intensidad y plenitud mayor o menor; y eso hace
que lo que podamos decir del nacionalismo no se puede aplicar en la misma medida y en
todos sus rasgos a todos los fenómenos nacionalistas» (CRUZ PRADOS, Alfredo, «Sobre
los fundamentos del nacionalismo», en: Revista de Estudios Políticos, Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, n.º 88, abril-junio 1995, p. 199; artículo disponible a través de
Internet).
20. «El nacionalismo es una doctrina inventada en Europa al comienzo del siglo XIX. Pretende
suministrar un criterio para determinar la unidad de población adecuada para disponer de
un gobierno exclusivamente propio, para el ejercicio legítimo del poder en el Estado y para
la organización justa de la Sociedad Internacional. Dicho en pocas palabras la doctrina
sostiene que la humanidad se encuentra dividida naturalmente en naciones, que las
naciones se distinguen por ciertas características que pueden ser determinadas y que el
único tipo de gobierno legítimo es el auto gobierno nacional» (KEDOURIE, Elie,
Nacionalismo, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1985, p. 1).
21. Justo Serna: El ombligo de la nación (3 de mayo de 2000):
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Enlaces externos
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