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Nacionalismo

El nacionalismo es una ideología y movimiento


sociopolítico que surgió junto con el concepto moderno
de nación, propio de la Edad Contemporánea, en las
circunstancias históricas de la llamada Era de las
Revoluciones (Revolución industrial, Revolución
burguesa, Revolución liberal) y los movimientos de
independencia de las colonias europeas en América,
desde finales del siglo XVIII.1 2 También puede
designar al sentimiento nacionalista y a la época del
nacionalismo.3 Manuel Belgrano, uno de los líderes de la
independencia de las naciones americanas del
Según Ernest Gellner, «el nacionalismo es un principio Imperio español, creador de la bandera nacional
político que sostiene que debe haber congruencia entre la argentina.
unidad nacional y la política» o dicho con otras palabras
«el nacionalismo es una teoría de legitimidad política que
prescribe que los límites étnicos no deben contraponerse
a los políticos».4 Por su parte Liah Greenfeld define el
término «nacionalismo» en un sentido general como el
«conjunto de ideas y de sentimientos que conforman el
marco conceptual de la identidad nacional», esta última
considerada como la «identidad fundamental» en el
mundo moderno frente a otras identidades en cuanto que
«se considera definidora de la esencia misma del
individuo».5 Para Ricardo Rojas el nacionalismo es la
«conciencia... del yo colectivo» de una nación».6
Pintura polaca de 1892 exaltando la defensa de la
En el análisis del nacionalismo se han configurado dos
bandera durante la histórica batalla de Chocim.
paradigmas contrapuestos y excluyentes, cada uno de los
cuales implica una determinada concepción de la
naturaleza y el origen de la nación y una definición de la
misma: el modernista o constructivista, que define la nación como una comunidad humana que detenta la
soberanía sobre un determinado territorio por lo que antes de la aparición de los nacionalismos en la Edad
Contemporánea no habrían existido las naciones —la nación sería una «invención» de los nacionalismos—; y
el perennialista o primordialista que define la nación sin tener en cuenta la cuestión de la soberanía y que
defiende, por tanto, que las naciones existieron antes que los nacionalismos, hundiendo sus raíces en tiempos
remotos —así sería la nación la que crea el nacionalismo y no a la inversa—.7 8 9

Así también el nacionalismo ha dado lugar a dos grandes corrientes ideológicas: la primera de ellas busca
fortalecer la autodeterminación nacional ante potencias coloniales, imperialistas o neocoloniales,10 11 12 13
corriente que ha sido caracterizada como «nacionalismo liberador» por Rosa de Diego,14 o «nacionalismo
antimperialista» por Rafael Cuevas Molina,15 mientras la segunda busca impulsar la supremacía de una
nación sobre otras, denominada por Memmi como «nacionalismo del colonialista»,16 y caracterizada por
Rosa de Diego como «nacionalismo excluyente y dominador».14

Índice
Interpretaciones
Nacionalismo y patriotismo
Evolución del nacionalismo
Formas de nacionalismo
Nacionalismo centrípeto (o integrador)
Nacionalismo centrífugo (o desintegrador)
Nacionalismo de tercera generación
Nacionalismo económico
Nacionalismo cívico (o liberal)
Nacionalismo étnico (o cultural)
Nacionalismo romántico
Nacionalismo de izquierda o popular
Nacionalismo religioso
Nacionalismo banal
Elementos en común de todas las formas de nacionalismo
Causas
Formas de actuación
Pacíficas
Violentas
Críticas al nacionalismo
Teóricos del nacionalismo
Nacionalismo histórico
Movimientos nacionalistas
África
América
Asia
Europa
Oceanía
Bibliografía
Véase también
Notas
Enlaces externos

Interpretaciones
El nacionalismo está más orientado hacia el desarrollo y el mantenimiento de una identidad nacional basada en
características compartidas como la cultura, el idioma, la etnia, la religión, los objetivos políticos o la creencia
en un ancestro común. Por lo tanto, el nacionalismo busca preservar la cultura nacional. A menudo también
implica un sentimiento de orgullo por los logros de la nación, y está estrechamente relacionado con el concepto
de patriotismo. En algunos casos, el nacionalismo se refirió a la creencia de que una nación debería poder
controlar el gobierno y todos los medios de producción.
Como ideología, el nacionalismo pone a una determinada nación como el único referente identitario, dentro de
una comunidad política; y parte de dos principios básicos con respecto a la relación entre la nación y el
Estado:17

El principio de la soberanía nacional: que mantendría que la nación es la única base legítima
para el Estado.
El principio de nacionalidad: que mantendría que cada nación debe formar su propio Estado, y
que las fronteras del Estado deberían coincidir con las de la nación.

El término nacionalismo se aplica tanto a las doctrinas políticas como a los movimientos nacionalistas: las
acciones colectivas de movimientos sociales y políticos tendientes a lograr las reclamaciones nacionalistas.18
La historiografía también usa el término nacionalismo para referirse a la época del nacionalismo: el periodo
histórico de formación de las naciones y el surgimiento de la ideología y movimientos nacionalistas, lo que
ocurrió en torno al siglo XIX, coincidiendo con las revoluciones liberales o revoluciones burguesas.19 En el
siglo XX se produce una renovación del nacionalismo, en el periodo de entreguerras vinculado al fascismo, y
tras la Segunda Guerra Mundial vinculado al proceso de descolonización y al tercermundismo, cuando surgen
numerosos grupos denominados Movimiento de Liberación Nacional.

El nacionalismo podría entenderse como un concepto de identidad experimentado colectivamente por


miembros de un gobierno, una nación, una sociedad o un territorio en particular. Los nacionalistas se esfuerzan
en crear o sustentar una nación basada en varias nociones de legitimación política. Muchas ideologías
nacionalistas derivan su desarrollo de la teoría romántica de la "identidad cultural", mientras que otros se basan
en el argumento liberal de que la legitimidad política deriva del consenso de la población de una región.

Los primeros precedentes del nacionalismo comienzan a aparecer en el siglo XVIII, pues hasta ese momento,
la idea de nación, tal y como se concibe en la actualidad, no se había formulado. Hasta ese momento, las
identidades colectivas basadas en la religión o en ser súbditos de un mismo rey, prevalecían sobre las étnicas.
En la Revolución francesa se utilizará el término nación como sinónimo de ciudadano, es decir, la nación ya
no está personificada en la figura del monarca, pues la nobleza es un cuerpo ajeno a la nación: la nación es el
tercer Estado.

Ciertos teóricos, como Benedict Anderson, han afirmado que las condiciones necesarias para el nacionalismo
incluyen el desarrollo de la prensa y el capitalismo. Anderson también afirma que los conceptos de nación y
nacionalismo son fenómenos construidos dentro de la sociedad, llamándolos comunidades imaginadas. Ernest
Gellner añade al concepto: "el nacionalismo no es el despertar de las naciones hacia su conciencia propia:
inventa naciones donde no las hay".20

Por otro lado, hay historiadores como el español Pelai Pagès que advierten del carácter polisémico del
concepto de nacionalismo y de la dificultad de hallar una definición válida capaz de abarcar la diversidad de
movimientos y de ideologías nacionalistas. Por ejemplo, señala Pagès, «históricamente han existido
nacionalismos xenófobos y opresores y nacionalismos liberadores». Sin embargo, Pagés reconoce que hay
autores que afirman que existe una base común en todos los nacionalismos, lo que nos permitiría alcanzar una
definición del nacionalismo. Es el caso de Hans Kohn para quien todo nacionalismo «afirma que el Estado-
nación es la única forma legítima ideal de organización política y que la nacionalidad es la fuente de toda
energía de creación cultural y de bienestar económico».21

Nacionalismo y patriotismo

En los años 1830 empieza a usarse en castellano el término «nacionalismo», entendido como sinónimo de
«patriotismo», un término este último ampliamente difundido desde hacía tiempo. Por ejemplo, Mariano José
de Larra utilizó los dos términos como sinónimos en 1835: «Lo que se llama en general la sociedad es un [sic]
amalgama de mil sociedades colocadas en escalón, que solo se rozan en sus fronteras respectivas unas con
otras, y las cuales no reúne en un todo compacto en cada país sino el vínculo de una lengua común, y de lo
que se llama entre los hombres patriotismo o nacionalismo». Pero el uso del término «nacionalismo» fue muy
reducido durante el siglo XIX, no solo en castellano sino en otras lenguas occidentales como el francés y el
inglés (en el catálogo de la Biblioteca Nacional de España no existe ninguna obra publicada antes de 1900 que
contenga la palabra «nacionalismo» en su título, mientras que en francés (nationalisme) solo existen 9, según
el catálogo de la Bibliothèque Nationale de París, y 14 en inglés (nationalism), según el catálogo de la Library
of Congress de Washington). En el siglo XX el término se generalizó (entre 1900 y 2000 en castellano hay
catalogadas 385 obras que contienen la palabra «nacionalismo» en su título, 286 en francés y 2485 en inglés)
para adoptar un significado diferente y en gran medida contrario al concepto de «nación» del liberalismo (la
nación de ciudadanos), característico del siglo XIX. Juan Francisco Fuentes señala que en el siglo XX el
término «patriotismo» «tendrá casi siempre un valor positivo, excepto para algunos nostálgicos del Antiguo
Régimen y para el movimiento obrero ―y no siempre―», mientras que «nacionalismo» tendrá un valor más
bien peyorativo, lo que explicaría que muchos nacionalistas no se definieran como tales. Fue el caso del líder
de Falange Española José Antonio Primo de Rivera cuando afirmó: «Nosotros no somos nacionalistas, porque
el nacionalismo es el individualismo de los pueblos… Somos españoles».22

A lo largo del siglo XX varios autores han diferenciado entre nacionalismo y patriotismo dando al primer
término un valor negativo y un valor positivo al segundo. Esta fue la posición, por ejemplo, del escritor
británico George Orwell que escribió en 1945, nada más acabada la Segunda Guerra Mundial: el
«nacionalismo no debe ser confundido con el patriotismo. Entiendo por patriotismo la devoción por un lugar
determinado y por una particular forma de vida... que no se quiere imponer...; contrariamente, el nacionalismo
es inseparable de la ambición de poder». Un años antes, en 1928, el historiador español Rafael Altamira, tras
afirmar que su obra había tenido desde hacía años «un marcado sentido patriótico» («quiero decir que he
estudiado y expuesto con gran frecuencia temas referentes a las vindicaciones de nuestra historia y nuestros
valores actuales, al problema espiritual de nuestra unidad y al de la educación necesaria para formar
ciudadanos españoles»), decía que ser patriota no quería decir ser nacionalista, «ni en lo agresivo de esta
política, por lo que se refiere a las relaciones internacionales, ni en su inclinación retrógrada en punto a la
identidad y tipo de vida de una nación determinada».23

Sin embargo, el historiador español Xosé M. Núñez Seixas los considera prácticamente sinónimos «si
definimos nacionalismo como la ideología y el movimiento sociopolítico que defiende y asume que un
colectivo territorial definido es una nación, y por tanto depositario de derechos políticos colectivos que lo
convierten en sujeto de soberanía, independientemente de los criterios (cívicos, étnicos o una mezcla de
ambos) que definan quiénes son los miembros de pleno derecho de ese colectivo». Según Núñez Seixas, la
consideración peyorativa del nacionalismo que lleva a diferenciarlo del patriotismo y que provoca que muchos
nacionalistas rehúyan considerarse como tales procede de la identificación del nacionalismo «con exaltación
de la concepción orgánico-historicista, etnicista y esencialista de la comunidad política frente al concepto
cívico de la nación de ciudadanos».24

Evolución del nacionalismo


Según Anthony D. Smith, «en sus inicios, el nacionalismo era una fuerza inclusivista y liberadora. Acabó con
regionalismos locales basados en el dialecto, la costumbre o el clan y contribuyó a crear Estados-nación
poderosos y extensos, con mercados centralizados y sistemas de administración, impositivos y educativos.
Apelaba a lo popular y democrático. Atacaba las prácticas feudales y a las tiranías imperialistas opresivas y
proclamaba la soberanía del pueblo y el derecho de todos los pueblos a determinar sus propios destinos, en
Estados propios, siempre que fuera esto lo que desearan».25

En Asia, a finales del siglo XIX las ideas nacionalistas habían comenzado a expandirse. En la India, el
nacionalismo incentivó el fin del dominio británico. En China, el nacionalismo justificó al Estado chino, que se
encontraba enemistado con la idea de un imperio universal. En Japón, el nacionalismo fue combinado con el
excepcionalismo japonés.
La I Guerra Mundial marcó la destrucción definitiva de varios Estados multinacionales (el Imperio otomano, el
Imperio austrohúngaro y, en cierta medida, el ruso). El tratado de Versalles fue establecido como un intento por
reconocer el principio de nacionalidad, ya que gran parte de Europa fue dividida en naciones-Estado en un
intento por mantener la paz. Pero en este periodo de entreguerras se abatió «la sombra ominosa de esos tipos
de nacionalismo que se fundamentaban en criterios raciales (el cráneo, la sangre, los genes), la violencia y el
culto a la brutalidad: la cuna del fascismo. En las convulsiones que siguieron, primero en Europa y luego en
todo el mundo, la línea roja rampante del nacionalismo se fusionó con las fuerzas más oscuras del racismo, el
fascismo y el antisemitismo...».26

El siglo XX estuvo marcado por la lenta adopción del nacionalismo por todo el mundo con la destrucción de
los imperios coloniales europeos, la Unión Soviética y varios otros Estados multinacionales menores.27
Simultáneamente, particularmente en la segunda mitad del siglo, fuertes tendencias antinacionalistas han tenido
lugar, siendo en general destacables las manejadas por élites. La actual Unión Europea está actualmente
transfiriendo poder del nivel nacional a entidades locales y continentales. Acuerdos de comercio, tales como
NAFTA y GATT, y la creciente internacionalización productiva debilitan también la soberanía del Estado-
nación.

Formas de nacionalismo

Nacionalismo centrípeto (o integrador)

Es el que pretende la unificación nacional de las poblaciones con características comunes que habitan en
distintos Estados, donde pueden ser minorías nacionales y por tanto en esos Estados constituyen
nacionalismos centrífugos (es el caso del nacionalismo kurdo), o bien ser Estados nacionalmente homogéneos
pero separados (es el caso de las unificaciones de Italia y Alemania28 en el siglo XIX, aunque en ambos casos
el solapamiento con el Imperio austrohúngaro complica la definición). En América Latina, se da el caso del
nacionalismo iberoamericano, propuesto por personajes históricos como Simón Bolívar, Francisco de Miranda,
José de San Martín, José Miguel Carrera, Joaquín Edwards Bello, Manuel Baldomero Ugarte y Jorge
Abelardo Ramos, que históricamente se opone a la desintegración de la Patria Grande y aboga por su
reunificación, entre otros puntos.

Nacionalismo centrífugo (o desintegrador)

Es el que pretende la secesión de una parte del territorio de un Estado habitado por una población con
características diferenciadas del grupo étnico considerado mayoritario. Al grupo diferenciado, se le puede
definir como minoría nacional. Estos casos se dan en Estado que se caracterizan por ser considerados
"multinacionales".

Nacionalismo de tercera generación

Son nacionalismos centrífugos, de igual forma que los nacionalismos de segunda generación, que surgen a
finales del s. XX y principios del XXI y que se encuentran subordinados a otro Estado. Son comunidades con
reivindicaciones nacionalistas, o bien regiones, naciones históricas o naciones en sí (según las zonas, su
historia o los diferentes puntos de vista) que siguen sin estar constituidas en un Estado y continúan
reivindicándolo. En Chile, esta expresión centrífuga se expresa en la creación de un Estado para la "Nación
mapuche" apoyado por diversos sectores minoritarios.

Nacionalismo económico
Se concentra sobre los mecanismos de dependencia económica o neocolonialismo. Sostiene la necesidad de
que sectores y empresas básicas de la economía permanezcan en manos de capitales nacionales, muchas veces
estatales, cuando el sector privado no está en condiciones.

Los orígenes del nacionalismo económico pueden encontrarse en la creación de empresas estatales para
explotar productos estratégicos como la creación de YPF para el petróleo en Argentina en 1922 y luego en las
políticas de nacionalizaciones implementadas por gran cantidad de países entre los que se destacan: la
nacionalización del petróleo en México en 1938, la nacionalización del petróleo en Irán en 1951, la
nacionalización del Canal de Suez en 1956 y la nacionalización del cobre en Chile en 1971.

El nacionalismo económico está también íntimamente relacionado con la Teoría de la Dependencia elaborada
por la escuela desarrollista latinoamericana que sostiene que el sistema económico mundial ha establecido una
división internacional del trabajo que atribuye a los países centrales la producción industrial, de alto valor
agregado, y a los países periféricos la producción de materias primas, de bajo valor agregado. El desarrollismo
sostiene que existe una tendencia general al deterioro de los términos de intercambio en perjuicio de la
producción agrícola-primaria, y que los países periféricos necesitan impulsar agresivas políticas industriales
para romper el círculo vicioso del subdesarrollo.

La política de privatizaciones sugerida por el Consenso de Washington a partir de la década de 1990 tuvo
como objetivo principal, y lo logró en gran parte, revertir las medidas nacionalistas tomadas por la mayor parte
de los países periféricos durante la mayor parte del siglo XX.

A partir de los últimos años de la década de 1990 parece haber un importante resurgimiento del nacionalismo
económico en varias partes del mundo, ahora en un entorno global, relacionado con acuerdos de integración
regional. Una de sus manifestaciones más importantes ha sido la nacionalización de los hidrocarburos en
Bolivia en 2006, bajo el gobierno de Evo Morales y los acuerdos de infraestructura y desarrollo subregional
tomados en el marco del Mercosur y la Comunidad Sudamericana de Naciones.

Muchas de estas experiencias nacionalistas están estrechamente relacionadas con las reivindicaciones
sindicales y otras organizaciones sociales, adoptando la forma de un nacionalismo popular expresado en
movimientos políticos con amplio apoyo de la población. Formas de socialismo y de fascismo comparten
también el proyecto del nacionalismo económico.

Nacionalismo cívico (o liberal)

El nacionalismo liberal, también conocido como nacionalismo civil, es un tipo de nacionalismo identificado
por los filósofos políticos que creen que puede existir una forma no xenofóbica de nacionalismo, compatible
con los valores liberales de la libertad, la tolerancia, la igualdad y los derechos individuales.29 A menudo se
considera a Ernest Renan30 y John Stuart Mill31 como nacionalistas liberales tempranos.

Es una forma del nacionalismo en el cual el Estado deriva la legitimidad política de la participación activa de
su ciudadanía (véase soberanía popular), del grado a que representa la "voluntad general". A menudo se
considera que originó con Jean-Jacques Rousseau y especialmente las teorías de contratos sociales que toman
su nombre de su libro de 1762 Du Contrat Social (El contrato social). Es una noción "voluntarista"32 que
también es compartida por los enfoques de Giuseppe Mazzini, considerando que la nación surge de la
voluntad de los individuos.

Se encuentra el nacionalismo liberal en las tradiciones del racionalismo y el liberalismo, pero como una forma
de nacionalismo es contrastado con el nacionalismo étnico. Se considera voluntaria la afiliación con la nación
civil, como en la definición clásica de Ernest Renan de la nación como un "plebiscito diario" caracterizado por
la "voluntad de convivir". Los ideales civil-nacionales influenciaron el desarrollo de la democracia
representativa en países como los Estados Unidos y Francia.
La visión liberal de la identidad nacional, especialmente en el siglo XIX y con el desarrollo de los Estados
nacionales, veía al Estado o la institucionalidad como el máximo referente de la nacionalidad (a veces teniendo
ambos conceptos como sinónimos), derivando en un nacionalismo jurídico o constitucional, según los
enfoques de Dolf Sternberger y Jürgen Habermas, dando lugar a una noción que entronca directamente con la
tradición política del republicanismo y, como este, requiere de una concepción participativa de la ciudadanía,
volcada en la promoción del bien común. Por eso, la ciudadanía que hace suyo el patriotismo constitucional no
se remite en primera instancia a una historia o a un origen étnico común, sino que se define por la adhesión a
unos valores comunes de carácter democrático plasmado en la Constitución, es decir, bajo un orden jurídico
expresado en el Estado de Derecho.

Nacionalismo étnico (o cultural)

Define la nación en términos de etnicidad, lo cual siempre incluye


algunos elementos descendientes de las generaciones previas.
También incluye ideas de una conexión cultural entre los miembros de
la nación y sus antepasados,34 y frecuentemente un lenguaje común.
La nacionalidad es hereditaria. El Estado deriva la legitimidad política
de su estatus como hogar del grupo étnico, y de su función de
El nacionalismo mata en bosnio,
protección del grupo nacional y la facilitación de una vida social y serbio y croata es un lema
cultural para el grupo.35 Las ideas sobre etnicidad son muy antiguas, reconocible UDIK contra el
pero el nacionalismo étnico moderno está fuertemente influido por nacionalismo en Bosnia y
Johann Gottfried von Herder, quien promovió el concepto de Volk, y Herzegovina, Croacia y Serbia33
Johann Gottlieb Fichte.

El fascismo es generalmente clasificado como nacionalismo étnico, habiendo sido su caso más extremo el
nacional socialismo de la Alemania Nazi. No obstante, la mayor parte de los movimientos y regímenes
fascistas de la Europa de entreguerras, entre los que puede contarse el nacionalcatolicismo del franquismo
español, responden más al modelo de fascismo clerical definido por Hugh Trevor-Roper.

Anthony D. Smith ha señalado que no existe un nexo claro entre el nacionalismo étnico y factores
económicos.36

Nacionalismo romántico

También llamado nacionalismo orgánico y nacionalismo identitario, es la forma de nacionalismo étnico según
la cual el Estado deriva su legitimidad política como consecuencia natural (orgánica) y expresión de la nación
o la raza. Refleja los ideales del romanticismo y se opone al racionalismo y al cosmopolitismo ilustrado,
postulando la existencia de una manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo (y su
existencia) que se presenta de manera distinta y particular en cada país donde se desarrolla (incluso dentro de
una misma nación se manifiestan distintas tendencias proyectándose también en todas las artes) sumado a un
culto al carácter nacional o Volksgeist o espíritu del pueblo (del cual nace una sensibilidad y un genio creador
que lo identifican), resaltando esta expresión en las cualidades étnicas de los pueblos.

El nacionalismo romántico temprano en Europa estuvo fuertemente influenciado por Rousseau y por las ideas
de Johann Gottfried von Herder, quien en 1784 argumentó que la geografía formaba la economía natural de un
pueblo, y que sus costumbres y su sociedad habrán de desarrollarse siguiendo las líneas favorecidas por su
medio ambiente.

El nacionalismo romántico enfatiza una cultura étnica histórica que se conecta con el ideal romántico; el
folclore se desarrolla como un concepto nacionalista romántico. Los hermanos Grimm se inspiraron en los
escritos de Herder para crear una colección idealizada de historias étnicamente alemanas. El historiador Jules
Michelet ejemplifica la concepción nacionalista romántica de la historiografía. En 1815 se hablaba de este
nacionalismo, y fue el que se usó para las unificaciones tanto alemana como italiana.

Dentro del romanticismo se reconoce una concepción "orgánica", representada por Herder y Fichte
("Discursos a la nación alemana", 180837 ) que identifica a la nación con rasgos que se heredan (lengua,
cultura, territorio, tradiciones) y que están por encima del deseo individual.38

Nacionalismo de izquierda o popular

El nacionalismo de izquierda, (también llamado "nacionalismo popular" por aquellos que son reticentes a
encuadrarse en el plano "izquierda-derecha", o por contraposición al término "nacionalismo
oligárquico")39 40 es una forma de nacionalismo basada en la justicia social, la soberanía popular, el
nacionalismo económico y la autodeterminación nacional (entendida como soberanía política nacional). El
nacionalismo de izquierda agrupa a diversas corrientes que tuvieron en común una base de nacionalismo, con
una orientación progresista, reformista o revolucionaria (en algunos casos se expresó de forma autoritaria o
bajo regímenes militares). Debido a su apego a la noción del interés general de la nación o la comunidad
popular, se le suele relacionar con ideales socialistas, razón por la cual algunas expresiones políticas suelen
considerarse "nacionalismo social" o "socialismo nacional".

Suele tener un fuerte componente de nacionalismo económico, en vista de lo cual se da mayoritariamente en


países económicamente dependientes o subdesarrollados, que buscan desarrollarse mediante la intervención
estatal, y poner la economía al servicio de intereses nacionales considerados estratégicos. También suele tener
un componente social, ya que entiende que la nación no está separada del pueblo que la habita, y que una
nación fuerte y desarrollada sólo puede lograrse mediante la justicia social (siendo partidarios de los Estados de
bienestar o social), ya que de otra manera dicha nación se sumiría en el caos y el conflicto permanente
producto de la injusticia y el desequilibrio social. También suele vincularse con el corporativismo, pero a
diferencia del fascismo, esta doctrina corporativa busca la integración política de los gremios y otras entidades
intermedias dentro del Estado (algunos sectores buscan el reemplazo total de la democracia liberal, los partidos
políticos y el parlamento, dejando solamente a los gremios), así como también se busca la integración y
participación económica de los trabajadores en la gestión, propiedad y beneficios de la empresa nacional (a
través de los sindicatos) junto a los empresarios (teniendo al Estado como regulador de las relaciones laborales
y de producción), mostrando así su oposición a la lucha de clases (algunos gobiernos se declararon
anticomunistas). En ocasiones, el nacionalismo popular suele poner énfasis dentro de sus doctrinas en el
laicismo (en algunos casos con el ateísmo) y el ecologismo.

Otras vertientes del nacionalismo de izquierda ponen el acento en la rebeldía de una nación contra otra nación
que la oprime (ya sea política, militar o económicamente), y así pueden clasificarse como nacionalistas de
izquierda a todos los movimientos de liberación nacional, antiimperialistas o anticoloniales que luchan por la
independencia de sus naciones.

Los ejemplos más claros de nacionalismo popular los encontramos en los países del Tercer Mundo (derivando
en el tercermundismo como expresión de lucha contra la opresión tanto del Primer Mundo como también del
ya caído Segundo Mundo). Algunos ejemplos claros se encuentran en América Latina como el peronismo en
Argentina, varguismo en Brasil, cardenismo en México, ibañismo en Chile, chavismo en Venezuela, etc. En
Medio Oriente es conocido el caso del Nasserismo en Egipto y el Baath en Siria e Irak.

También puede entenderse como nacionalismo de izquierda a todo régimen de izquierda (por ejemplo, en los
gobiernos comunistas), que ponga el acento en el patriotismo y la exaltación de los valores o tradiciones
nacionales (tomando en algunos casos una posición más conservadora al respecto, sobre todo frente a
fenómenos como la globalización).
Nacionalismo religioso

Es la forma de nacionalismo según la que el Estado deriva su legitimidad política en consecuencia de una
religión común. Sin embargo, buena parte de las formas de nacionalismo étnico son también en gran medida
formas de nacionalismo religioso. Por ejemplo, el nacionalismo irlandés es generalmente asociado al
catolicismo; el nacionalismo indio se asocia con el hinduismo, etc. El nacionalismo religioso es generalmente
visto como una forma de nacionalismo étnico. También identifica a cada nación con una religión.

En algunos casos, sin embargo, la componente religiosa es más una etiqueta que la verdadera motivación del
nacionalismo de un grupo. Por ejemplo, aunque la mayoría de los líderes nacionalistas irlandeses del último
siglo fueron católicos, durante el siglo XIX, y especialmente en el XVIII, muchos líderes nacionalistas fueron
protestantes. Los nacionalistas irlandeses no luchan por distinciones teológicas, sino por una ideología que
identifica a la isla de Irlanda con una visión particular de la cultura irlandesa, que para muchos nacionalistas
incluye al catolicismo aunque no como elemento predominante. Para muchas naciones que se vieron obligadas
a luchar contra las consecuencias del imperialismo de otra nación, el nacionalismo fue asociado a la búsqueda
de un ideal de libertad.

El Nacionalismo católico es una doctrina y un movimiento político nacionalista y católico41 fundado en la


filosofía tomista,42 la Doctrina Social de la Iglesia y el catolicismo social.

El islam se opone fuertemente a todo tipo de nacionalismo, tribalismo, racismo u otra clasificación de la gente
no basada en las creencias propias. Sin embargo, ciertos grupos islámicos pueden ser considerados racistas y
nacionalistas (así, para algunos, no pueden considerarse verdaderos islámicos). La creación de Pakistán es un
ejemplo de nacionalismo religioso de base islámica en la medida en que tomaba como nación a los
musulmanes de la India. sin embargo, muchos de sus creadores —como los del Estado de Israel— eran laicos
y consideraban la pertenencia a una misma tradición religiosa como elemento generador de identidad al
margen de la práctica religiosa en sí. Un ejemplo similar es el de los musulmanes de Bosnia, considerados
como etnia en la antigua Yugoslavia y que en su mayor parte eran no creyentes o no practicantes.

Algunos autores, además, han señalado que el nacionalismo es más una religión política que una ideología
política, un sustituto de la religión.43

Nacionalismo banal

Según Michael Billig, es la forma difusa que tomaría el nacionalismo en las sociedades contemporáneas,
convirtiéndose en un mecanismo omnipresente de orientar las percepciones y hacer aparecer como natural la
identificación entre una lengua,44 una cultura y una comunidad política. Ya sea en rituales colectivos como el
deporte, o en detalles menores como la utilización de banderas para identificar las lenguas en las que se
escriben los ingredientes de una caja de cereales, el nacionalismo banal reproduciría cotidianamente los
esquemas mentales del nacionalismo.

Elementos en común de todas las formas de nacionalismo


Algunos teóricos políticos sostienen que cualquier discriminación de formas de nacionalismo es falsa. Todas
las formas de nacionalismo cuentan con una población formando una nación, lo cual significa que todos los
miembros de una población creen en algún tipo de cultura común.45

Causas
El nacionalismo ha mantenido su atractivo a través de los siglos,
destacando el hecho de que pertenecer a una nación cultural,
económica o políticamente fuerte da a la persona una sensación de
pertenencia.

Otra posibilidad defiende que las personas son seres sociales; el


formar parte de un grupo sociopolítico como la nación, es ventajoso y
contribuye a su desarrollo. Se considera que es la expresión de un
rasgo general del comportamiento social favorecido evolutivamente,
relacionado con el tribalismo.

En ocasiones puede surgir un sentimiento nacionalista cuando los


miembros de una comunidad se sienten amenazados o atacados por
otra comunidad, Estado o religión. Puede surgir como respuesta a otro
nacionalismo o al imperialismo.

Formas de actuación
La calle Montorgueil, de Claude
Dependiendo del contexto donde tenga lugar el nacionalismo, este Monet. La celebración de las fiestas
nacionales es una de las maneras a
puede adoptar diversas formas de actuación que pueden ser pacíficas,
través de las cuales los Estados
violentas o puede llegar a conjugar ambas.
fomentan el sentimiento de
pertenencia nacional entre sus
ciudadanos.
Pacíficas

Con la progresiva consolidación de Estados más democráticos y el


avance de las organizaciones intergubernamentales como la ONU, las reivindicaciones nacionalistas se
sustancian mayoritariamente mediante el ejercicio de la actividad política a través de distintos partidos políticos
nacionalistas que reclaman con el apoyo electoral de los ciudadanos una mayor autonomía, la independencia o
el ejercicio del derecho de autodeterminación de sus territorios.

Otra forma de reivindicación pacífica sería la desobediencia civil o la "No violencia activa" cuyo máximo
exponente fue la labor de Mahatma Gandhi en la India.

Violentas

La ocupación del territorio y la imposición de una nacionalidad y culturas determinadas sobre otras personas y
pueblos mediante el uso de la fuerza es uno de los medios utilizados por el nacionalismo. En el siglo XX, las
dos guerras mundiales son un ejemplo en las que el elemento nacional desempeñó un papel sustancial, aunque
la expansión militar y diseminación de una identidad nacional es un elemento recurrente en la historia de los
nacionalismos.

Críticas al nacionalismo
El nacionalismo ha sido objeto de numerosas críticas por parte de estudiosos procedentes de distintas áreas de
conocimiento. Francisco J. Contreras piensa que esta ideología es filosóficamente débil y rudimentaria; critica
que las entidades políticas soberanas deban corresponderse con los grupos nacionales y cree que el
nacionalismo es incapaz de ofrecer una definición rigurosa de la identidad nacional; según este autor las
identidades nacionales no vienen dadas por la realidad histórico-social, sino que son construidas por la
ideología nacionalista y los Estados.46
Alfredo Cruz Prados afirma que «la misma nación es una entidad creada ideológicamente por él, y no algo
natural, objetivo y anterior al mismo nacionalismo, como esta ideología afirma».47 Pedro Gómez García en su
artículo «La identidad étnica, la manía nacionalista y el multiculturalismo como rebrotes racistas y amenazas
contra la humanidad» sostiene que el nacionalismo es una tendencia patológica que nos conduce hacia la
balcanización del planeta y obstaculiza la emergencia de una sociedad mundial pluralista e integrada.48

Luis Rodríguez Abascal, refiriéndose al nacionalismo culturalista, ha dicho que «no defiende la diversidad
cultural, sino que propone un modelo normativo de cultura que homogeneiza prácticas culturales preexistentes.
Tiene dificultades para hacer otra cosa porque su punto de partida es siempre un concepto abstracto de cultura,
que la concibe como una unidad uniforme u homogénea y la extiende idealmente a lo largo y ancho de un
territorio sin atender a cuáles son las prácticas culturales cotidianas subyacentes o sin concederles relevancia
moral y política».49

En referencia al nacionalismo Jorge Luis Borges señaló:

En este sentido, [el nacionalismo] es el canalla principal de todos los males. Divide a la gente,
destruye el lado bueno de la naturaleza humana, conduce a desigualdad en la distribución de las
riquezas.

Teóricos del nacionalismo


Michel Aflaq Arend Lijphart
Benedict Anderson Michael Mann
Otto Bauer Anne McClintock
Michael Billig John McGarry
Craig Calhoun M.T. Mehdi
Margaret Canovan Friedrich Meinecke
E. H. Carr David Miller
Walker Connor Tariq Modood
Karl Deutsch Tom Nairn
Rupert Emerson Brendan O'Leary
Thomas Hylland Eriksen Matthew Parish
James Fearon J. Krishnamurti
Joshua Fishman R. Radhakrishnan
Clifford Geertz Ernest Renan
Ernest Gellner Rudolf Rocker
Francisco Gil-White Aviel Roshwald
George Grant Jean Jacques Rousseau
Liah Greenfeld Edward Said
Johann Gottlieb Fichte Frank Salter
Adrian Hastings Robert A. Scalapino
Carleton B. Hayes Michel Seymour
Johann Gottfried von Herder Hisham Sharabi
Eric Hobsbawm Anthony D. Smith
Donald L. Horowitz Timothy D. Snyder
Miroslav Hroch Louis Leo Snyder
Michael Ignatieff Yael (Yuli) Tamir
Michael Keating Charles Taylor
Elie Kedourie Charles Tilly
Hans Kohn James Tully
Will Kymlicka Pierre L. van den Berghe
Donald L. Horowitz Stefan Wolff
Bernard Yack

Nacionalismo histórico
Eventos históricos en los cuales el nacionalismo desempeñó un papel esencial:

Independencia de Estados Unidos (1776)


Revolución francesa (1789)
Bois Caïman La primera y más grande insurrección de esclavos de la Revolución Haitiana
(1791)
Independencia de Haití (1804)
Haití aprueba la primera Constitución en América Latina (1805)
Guerra de la Independencia Española (1808)
Guerra de Independencia Hispanoamericana (1809-1824)
Unificación italiana bajo el dominio de Piamonte y Cerdeña
Revolución húngara de 1848
Defensa de Paysandú (1864-1865)
Guerra franco-prusiana y la unificación alemana bajo el dominio de Prusia
Guerra del Pacífico (1879-1884)
Rebelión Maji Maji (1905–1907)
El nacionalismo finés y la Independencia de Finlandia (1917)
Primera Guerra Mundial
Revolución mexicana (1910-1917)
Fundación del Reino de Hungría (1920-1945) por Miklós Horthy
La resistencia de Sandino contra la ocupación estadounidense de Nicaragua (1927-1933)
Guerra civil Española
Segunda Guerra Mundial
Primer arbitraje de Viena (1938)
Segundo arbitraje de Viena (1940)
Independencia de la India (1942-1947)
Gobierno peronista en la Argentina (1946-1955)
Revolución de 1952 (Bolivia)
Lucha de liberación nacional boliviana 1952-1964
Los Diez Años de Primavera en Guatemala (1944-1954)
Gobierno pérezjimenista en Venezuela (1952-1958)
El gobierno nasserista en Egipto (1955-1970)
Revolución húngara de 1956
Revolución Cubana (1959)
Guerra de Indochina (1945-1954) y Guerra de Vietnam (1958-1973)
Primavera de Praga (1968)
Movimientos nacionalistas

África

Movimiento Territorio Estado al que pertenece


Ambazonia (Camerún meridional) Camerún
Nacionalismo canario Islas Canarias España
Azawad Malí
Frente Polisario Sahara occidental Marruecos
Islas Azores Portugal

América

Movimiento Territorio Estado al que pertenece


Nacionalismo mendocino Mendoza Argentina
Nacionalismo mapuche Araucania Argentina / Chile
Nacionalismo gaucho Río Grande del Sur Brasil
Nacionalismo camba Santa Cruz Bolivia
Nunavut Canadá
Nacionalismo quebequés Quebec Canadá
Nacionalismo antioqueño Antioquia Colombia
Nacionalismo Inuit Groenlandia Dinamarca
Nacionalismo de Alaska Alaska Estados Unidos
Nacionalismo californiano California Estados Unidos
Nacionalismo de Cascadia Cascadia Estados Unidos / Canadá
Nacionalismo de Puerto Rico Puerto Rico Estados Unidos
Nacionalismo texano Texas Estados Unidos
Guadalupe Francia
Guyana Francesa Francia
Martinica Francia
Aruba Países Bajos
Curazao Países Bajos
Sint Maarten Países Bajos
Nacionalismo arequipeño Arequipa Perú
Anguila Reino Unido
Bermudas Reino Unido
Islas Caimán Reino Unido
Montserrat Reino Unido
Asia

Movimiento Territorio Estado al que pertenece


Nacionalismo tibetano Tíbet China
Nacionalismo Uigur Sinkiang China
Nacionalismo kurdo Kurdistán Armenia, Irak, Irán, Turquía Siria

Europa
Movimiento Territorio Estado al que pertenece
Nacionalismo bávaro Baviera Alemania
Nacionalismo valón Valonia Bélgica
Istria Croacia / Italia / Eslovenia
Islas Feroe Dinamarca
Nacionalismo flamenco Flandes Francia / Bélgica / Países Bajos
Nacionalismo aranés Valle de Arán España
Nacionalismo asturiano Asturias España
Nacionalismo catalán Cataluña España / Francia / Italia / Andorra
Nacionalismo gallego Galicia España
Nacionalismo vasco País Vasco España / Francia
Islas Åland Finlandia
Nacionalismo Sami Laponia Finlandia / Noruega / Suecia / Rusia
Nacionalismo alsaciano Alsacia Francia
Nacionalismo bretón Bretaña Francia
Nacionalismo corso Córcega Francia
Nacionalismo occitano Occitania España / Francia / Italia
Abjasia Georgia
Osetia del Sur Georgia
Ayaria Georgia
Nacionalismo padano Padanía Italia
Nacionalismo sardo Cerdeña Italia
Nacionalismo siciliano Sicilia Italia
Nacionalismo valdostano Valle de Aosta Italia
Nacionalismo véneto Véneto Italia
Gagaucia Moldavia
Transnistria Moldavia
Nacionalismo frisón Frisia Países Bajos
Silesia Polonia / República Checa
Islas Madeira Portugal
Nacionalismo cornuallés Cornualles Reino Unido
Nacionalismo escocés Escocia Reino Unido
Nacionalismo galés Gales Reino Unido
Nacionalismo inglés Inglaterra Reino Unido
Nacionalismo del Ulster Irlanda del Norte Reino Unido
Chechenia Rusia
Osetia del Norte Rusia
Karelia Rusia
Oceanía

Movimiento Territorio Estado al que pertenece


Nacionalismo en Rapa Nui Isla de Pascua Chile
Islas Hawái Estados Unidos
Nueva Caledonia Francia
Tahití Francia

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de la Biblioteca Saavedra Fajardo.

Véase también
Anacionalismo Independentismo
Antinacionalismo Matria
Chovinismo Nación
Ciudadano del mundo Nacionalismo queer
Comunidad imaginada Nacionalismo católico
Construcción de nación Nacionalismo español
Cosmopolitismo Nacionalismo musical
Fanatismo Patriotismo
Frontera natural Prejuicio cognitivo
Identidad nacional

Notas
1. Eric Hobsbawm (1964) The Age of Revolution 1789-1848 (traducido en castellano Las
revoluciones burguesas) edición de 1987: Barcelona: Labor, ISBN 84-335-2978-1. Benedict
Anderson (1983) Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism,
Edición de 1991, London: Verso, ISBN 0-86091-329-5.
2. Smith, 2000, pp. 25-26. "El nacionalismo es una ideología y un movimiento moderno que
surgió a finales del siglo XVIII en Europa occidental y América del Norte"
3. José Andrés Rojo (6 de abril de 2016). «“España es un invento. Y Cataluña también”» (http://cu
ltura.elpais.com/cultura/2016/04/06/actualidad/1459969980_828192.html). Consultado el 30 de
septiembre de 2016.
4. Gellner, 2001, pp. 13-14.
5. Greenfeld, 1999, p. 18.
6. Rojas, Ricardo (2011). «Teoría de los estudios históricos». La restauración nacionalista. La
Plata: Unipe. p. 63. ISBN 978-987-26468-0-6.
7. Fuentes, 2013, p. 169-170.
8. Núñez Seixas, 2018, p. 9.
9. Smith, 2000, pp. 29-35. "No parece probable que podamos llegar a una teoría unificada en un
campo tan complejo y dividido"
10. Memmi, Albert (1971). «El nacionalismo y la izquierda». Retrato del colonizado: precedido del
retrato del colonizador. Madrid: Cuadernos para el Diálogo. pp. 82-89. «Por numerosas causas
históricas, sociológicas y psicológicas, la lucha de los colonizados por su liberación ha tomado
unos acusados rasgos nacionales y nacionalistas.»
11. Manrique, Luis Esteban (10 de julio de 2019). « 'La América Latina de los españoles es
imaginaria'. Entrevista a Tomás Pérez Vejo» (https://www.politicaexterior.com/la-america-latina-
los-espanoles-imaginaria/). Política Exterior. Madrid. «Tomás Pérez Vejo: La gran ideología de
América Latina es el nacionalismo. Todas sus revoluciones –la mexicana, la cubana, la
nicaragüense...– acaban siendo nacionalistas. Y dada la dureza de la vida en sus países, es
natural que tengan una visión crítica de su pasado. Y el orden colonial duró tres siglos. Desde
la independencia, ese pasado queda marcado con el estigma de la tiranía y el despotismo.
Todas las naciones surgidas de imperios coloniales hacen lecturas similares de su pasado.»
12. Pinedo, Javier (2015). «Apuntes sobre el concepto poscolonialidad: semejanzas y diferencias
en su concepción y uso entre los intelectuales indios y latinoamericanistas» (https://scielo.coni
cyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-23762015000100012). Universum (Talca) 30
(1). ISSN 0718-2376 (https://issn.org/resource/issn/0718-2376). «Por último, [en los estudios
poscoloniales en India] se presenta a la India como una nación radicalmente diferente a la
sociedad moderna y se considera al nacionalismo como una fuerza social que en el Tercer
Mundo puede ser liberadora con una concepción no necesariamente conservadora como lo ha
sido tradicionalmente en la sociedad occidental. Una ideología con que los oprimidos buscan
su liberación del dominio foráneo.»
13. Peralta, Ivana (2010). «Historia de España y América: últimas tendencias en investigación».
En Casajús, Lucía; Fernández Beltrán, Francisco José, eds. España y América en el
Bicentenario de las Independencias: I Foro Editorial de Estudios Hispánicos y Americanistas.
España: Publicacions de la Universitat Jaume I. p. 86. ISBN 978-84-15444-00-8. «Las guerras de
independencia fueron interpretadas entonces desde esta visión nacionalista y empezaron a
convertirse en el sustrato heroico, histórico, común a las naciones iberoamericanas. Es decir,
la contemporaneidad se iniciaba en América Latina, con la construcción de las naciones a
partir de la independencia.»
14. De Diego, Rosa (Marzo de 2014). «Del colonialismo al nacionalismo: el modelo de Quebec» (h
ttps://e-revistas.uc3m.es/index.php/SEM/article/view/1937/928). Semiosfera (Madrid:
Universidad Carlos III). Segunda Época (2). «De este modo se plantea la toma de conciencia
de una identidad, escondida u ocultada por la dominación extranjera, que se traducirá con
frecuencia en una política de soberanía y nacionalismo. Uno de los efectos del colonialismo
es, por tanto, la unificación de las distintas poblaciones colonizadas en un combate común de
signo nacionalista, que busca defender una cultura oprimida o incluso negada por el ocupante,
diluida en el seno de un conjunto más vasto. Este nacionalismo liberador, diferente a otro
excluyente y dominador, se fundamenta en la historia cultural, lingüística de un pueblo.»
15. Cuevas Molina, Rafael (enero-marzo 2010). «Sandino y la nueva intelectualidad costarricense.
Nacionalismo antiimperialista en Nicaragüa y Costa Rica» (https://repositorio.una.ac.cr/bitstrea
m/handle/11056/2894/recurso_982.pdf). Archipiélago (Universidad Nacional Autónoma de
México) (67).
16. Memmi, Albert (1971). Retrato del colonizado: precedido del retrato del colonizador. Madrid:
Cuadernos para el Diálogo. p. 120. «Pero el nacionalismo del colonialista es de una peculiar
naturaleza. Se refiere esencialmente a esos aspectos de la patria que toleran y protegen su
existencia como colonialista.»
17. Una descripción posible de las características básicas de un Estado sería la siguiente: «existe
un Estado cuando hay un sistema legal vigente cuyas normas se aplican a la población de un
territorio, cuando existe un gobierno legalmente facultado para modificar el sistema legal y
cuando el gobierno, junto con otras instancias sobre las cuales ejerce una autoridad legal,
tiene un control (relativamente) eficaz sobre el territorio. Un Estado es una unidad política que
se autogobierna. Por ejemplo, su gobierno no está sometido a la autoridad ni al control de
ningún otro gobierno, como una remota autoridad colonial o una potencia de ocupación»
(COPP, David, «La democracia y la autodeterminación comunal», en: McKIM, Robert y
McMAHAN, Jeff [compiladores], La moral del nacionalismo, vol. II, Gedisa, Barcelona, 2003, p.
126).
18. «Es preciso distinguir entre nacionalismo y fenómenos nacionalistas. El primero pertenece al
campo de las ideas o ideologías políticas; los segundos, al ámbito de los hechos y
acontecimientos históricos. Esos fenómenos se denominan “nacionalistas” porque en ellos
están presentes ideas nacionalistas, pero el modo de estar presentes nunca es el mismo. La
ideología nacionalista se encuentra en los fenómenos nacionalistas según grados diversos, en
un tanto por ciento o en otro, con una intensidad y plenitud mayor o menor; y eso hace que lo
que podamos decir del nacionalismo no se puede aplicar en la misma medida y en todos sus
rasgos a todos los fenómenos nacionalistas» (CRUZ PRADOS, Alfredo, «Sobre los
fundamentos del nacionalismo», en: Revista de Estudios Políticos, Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, n.º 88, abril-junio 1995, p. 199; artículo disponible a través de
Internet).
19. «El nacionalismo es una doctrina inventada en Europa al comienzo del siglo XIX. Pretende
suministrar un criterio para determinar la unidad de población adecuada para disponer de un
gobierno exclusivamente propio, para el ejercicio legítimo del poder en el Estado y para la
organización justa de la Sociedad Internacional. Dicho en pocas palabras la doctrina sostiene
que la humanidad se encuentra dividida naturalmente en naciones, que las naciones se
distinguen por ciertas características que pueden ser determinadas y que el único tipo de
gobierno legítimo es el auto gobierno nacional» (KEDOURIE, Elie, Nacionalismo, Centro de
Estudios Constitucionales, Madrid, 1985, p. 1).
20. Justo Serna: El ombligo de la nación (3 de mayo de 2000):

En su libro Naciones y nacionalismo, Ernest Gellner analizaba el mito del origen


como discurso básico de todo nacionalista, siempre ocupado de rastrear su raíz
originaria en el curso de la historia. En Nacionalismo, su última gran contribución al
tema, Gellner volvía sobre el asunto: si nos remontamos tiempo atrás buscando el
origen de la nación —decía—, es probable que lleguemos muy lejos, hasta Adán
mismo. Adán no tenía ombligo y nadie, pues, le cortó el cordón umbilical. Entonces
sensatamente cabría preguntarse con Gellner: ¿tienen ombligo las naciones?
¿Cortó alguien el cordón umbilical? El anacronismo nos lleva al paraíso, ya ven…

21. Pagès, 1991, p. 13.


22. Fuentes, 2013, p. 190-191; 193.
23. Morales Moya, 2013, pp. 164-165.
24. Núñez Seixas, 2018, p. 13.
25. Smith, 2000, p. 26.
26. Smith, 2000, pp. 26-27.
27. Un resumen de diferentes teorías que explican el surgimiento del nacionalismo puede
consultarse en: JAFFRELOT, Christophe, «Los modelos explicativos del origen de las
naciones y del nacionalismo. Revisión crítica», en: DELANNOI, Gil y TAGUIEFF, Pierre-André
(compiladores), Teorías del nacionalismo, Ediciones Paidós, Barcelona, 1993, pp. 203-254.
Una obra destacada donde se hace un estudio histórico del nacionalismo es la siguiente:
HOBSBAWM, Eric, Naciones y nacionalismo desde 1780, Crítica, Barcelona, 2006
28. «Como parecía que Alemania era una nación entre otras muchas, habría sido legítimo inferir
que también era una individualidad y una iglesia invisible entre muchas. Pero ésta no fue la
conclusión a la que llegaron los patriotas alemanes. También en el pensamiento pietista y
romántico prenacionalista el postulado original de las individualidades múltiples pero iguales,
o manifestaciones de la divinidad, dio lugar inevitablemente a la selección de sólo una de
ellas, considerada la auténtica, y al rechazo de las demás por ser o bien incompletas o falsas.
De este modo, la razón, inicialmente concebida como una parte de la naturaleza y un medio
por el que Dios se manifestaba al hombre, se rechazó por considerarse antinatural, mientras
que la emoción irracional se convertía en la única ubicación de la revelación divina; y a la
sociedad “ilustrada” moderna se le negaba la “individualidad”, presentándose su carácter
específico como la encarnación de la alienación respecto a la voluntad natural. Aunque
ninguna necesidad lógica reclamaba esas conclusiones (que, en todos los casos, eran
inequívocamente non séquitur), las mentes que las concibieron eran evidentemente incapaces
de aceptar el pluralismo con ecuanimidad y acudieron a ellas por necesidad psicológica. Por
tanto, cuando estos lógicos de formación pietista y romántica se hicieron nacionalistas, se
vieron inmediatamente abocados a abandonar la posición intrínsecamente irritante del
relativismo cultural, que presentaba a Alemania como una de tantas naciones, para abrazar la
idea más satisfactoria de que sólo ella era una nación o, lo que es lo mismo, que, en el mundo,
era la única nación verdadera, ideal y perfecta» (GREENFELD, Liah, Nacionalismo. Cinco vías
hacia la modernidad, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2005, pp. 498-
499).
29. Tamir, Yael. 1993. Liberal Nationalism. Princeton University Press. ISBN 0-691-07893-9; Will
Kymlicka. 1995. Multicultural Citizenship. Oxford University Press. ISBN 0-19-827949-3; David
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2000 en la Wayback Machine. Oxford University Press. ISBN 0-19-828047-5.
30. Renan, Ernest. 1882. "Qu'est-ce qu'une nation?"
31. Mill, John Stuart. 1861. Considerations on Representative Government.
32. «En la concepción “voluntarista” de la nación, los individuos disponen de cierta flexibilidad;
aun cuando han de pertenecer a una nación en un “mundo de naciones” y estados nacionales,
en principio pueden elegir a qué nación desean pertenecer. En la concepción “orgánica”, esa
elección es imposible. Los individuos nacen en una nación y aunque emigren seguirán
formando parte de la nación en que nacieron» (SMITH, Anthony D., Nacionalismo, Alianza,
Madrid, 2004, p. 57).
33. «Nacionalizam ubija, poručili aktivisti iz Sarajeva -Klix» (https://www.klix.ba/vijesti/bih/nacionali
zam-ubija-porucili-aktivisti-iz-sarajeva/131109040). www.klix.ba. 9 de noviembre de 2013.
Consultado el 29 de junio de 2017.
34. «Por lo tanto, el llamamiento que el nacionalismo hace al pasado no es sólo una exaltación del
pueblo para unirlo, sino el redescubrimiento realizado por intelligentsias alienadas de toda una
herencia étnica y de una comunidad viva compuesta por unos presuntos ancestros y una
presunta historia. El redescubrimiento del pasado étnico permite crear recuerdos, símbolos y
mitos que no tendrían fuerza alguna al margen del nacionalismo. [...] Lo que hace tan atractivos
y poderosos a estos valores, recuerdos, símbolos y mitos es la invocación de una filiación
común y los vínculos generados por la residencia como base de la autenticidad de los valores
culturales únicos de la comunidad. Desde este punto de vista, la comunidad étnica se parece a
una familia extensa o a una “familia de familias” que se extiende en el tiempo y el espacio
hasta llegar a incluir a muchas generaciones y a muchos distritos de un territorio específico.
Esta idea de filiación extensa vinculada a una “patria” concreta es lo que subyace a la
identidad nacional y a la unidad en muchas de las naciones modernas y confiere a sus
miembros una sensación vívida de relación de parentesco y de continuidad inmemorial»
(SMITH, Anthony D., Nacionalismo y Modernidad, Istmo, Madrid, 2000, p. 99). Del mismo autor:
The Ethnic Origins of Nacions, Blackwell, Oxford, 1986.
35. «El nacionalismo, particularmente el de carácter étnico, se expresa en símbolos: desde la
Madre Patria y las imágenes del muy amado líder nacional, los himnos, banderas y escudos de
armas, hasta la lengua. Y en lo que concierne a la lengua, el nacionalismo escoge, desarrolla
e incluso hipostatiza de entre todas sus muchas e importantes funciones, precisamente la
simbólica o manifestativa; aquella en la que la lengua sirve para la identificación, como un
símbolo de lealtad étnica, nacional, confesional, profesional u otro tipo de vínculo colectivo. La
interacción entre las funciones integradora y demarcacional del nacionalismo es de este modo
particularmente llamativa a nivel lingüístico. Los miembros de una colectividad étnica o
nacional dada están bajo presión para homogeneizarse hacia dentro, y heterogeneizarse
hacia fuera, también en lo relativo a la lengua. No sólo es deseable que todos ellos usen la
misma lengua o variedad lingüística y alfabeto, sino también que éstos sean marcadamente
diferentes de aquellos usados por otros, especialmente por comunidades vecinas y por lo
demás estrechamente relacionadas» (BUGARSKI, Ranko, «Lengua, nacionalismo y la
desintegración de Yugoslavia», en: Revista de Antropología Social, Universidad Complutense
de Madrid, n.º 6, 1997, pp. 19-20; artículo disponible a través de Internet).
36. «Así hallamos movimientos nacionalistas étnicos tanto entre grupos económicamente
atrasados como entre grupos de economía bien desarrollada, en situaciones de mejora
económica y de declive de la economía, incluso entre grupos que se encuentran en situación
de estancamiento económico. No parece existir un patrón fácilmente identificable que nos
permita explicar la relación que se da entre los factores económicos y el nacionalismo étnico.
Por otro lado sí contamos con evidencia clara de la posibilidad del surgimiento de sentimientos
y actividades de carácter étnico al margen de otros factores, en especial de los económicos»
(SMITH, Anthony D., Nacionalismo y modernidad, Istmo, Madrid, 2000, p. 127). Cfr. CONNOR,
Walter, Etnonacionalismo, Trama, Madrid, 1998, cap. 6.
37. «Determinado por esta concepción de la historia y de la humanidad, así como por un cierto
misticismo que caracteriza toda su etapa de madurez, e inmerso por otra parte en unos
acontecimientos políticos determinados, elaborará Fichte sus Reden an die deutschen Nation
(Discursos a la nación alemana). La etapa berlinesa se vio interrumpida por unas breves
estancias en las ciudades de Erlangen y Königsberg, donde volvió a dedicarse a la docencia
en la Universidad, actividad que se vio bruscamente finalizada por la derrota de Prusia frente a
Napoleón en el año 1806. Bajo la presión napoleónica, dieciséis Estados alemanes forman la
Confederación del Rin, que se puso a disposición del emperador francés y abandonó de esta
manera el Imperio alemán. En este mismo año de 1806, el emperador Francisco II de Austria
depone la corona imperial y toma el título de emperador de Austria. El Imperio alemán había
dejado de existir» (VARELA, María Jesús y ACOSTA, Luis A., «Estudio preliminar», en:
FICHTE, Johann Gottlieb, Discursos a la nación alemana, Tecnos, Madrid, 2002, pp. XIX-XX).
38. «Nacionalismo. Tipos» (http://www.claseshistoria.com/revolucionesburguesas/nacionalismotip
os.htm).
39. El nacionalismo de izquierda en Chile (http://www.tsunamipolitico.com/nacionalismo1101.htm),
por Pedro Godoy Perrín
40. El nacionalismo (http://jr-elrenegau.blogspot.com.ar/2008/10/el-nacionalismo.html)
41. «Copia archivada» (https://web.archive.org/web/20190302033849/http://www.nacionalismocato
lico.com/). Archivado desde el original (http://www.nacionalismocatolico.com/) el 2 de marzo de
2019. Consultado el 29 de septiembre de 2019.
42. http://ec.aciprensa.com/wiki/tomismo
43. «Por muy secularizante que sea, en último término el nacionalismo es mucho más afín a una
“religión política” que a una ideología política. [...] Es muy evidente la importancia dada por el
nacionalismo a las ceremonias conmemorativas de los grandes líderes o a los muertos en
combate, los “gloriosos caídos” que sacrificaron sus vidas en aras de la patria. En esos
momentos, podemos entender la nación como una “comunidad sagrada de ciudadanos”,
caracterización que concuerda con la interpretación del nacionalismo como “sustituto de la
religión”» (SMITH, Anthony D., Nacionalismo, Alianza, Madrid, 2004, pp. 52-53). «La nación,
como una comunidad culturalmente definida, es el valor simbólico más elevado de la
modernidad; posee un carácter cuasi sagrado igualado sólo por la religión. De hecho, este
carácter cuasi sagrado procede de la religión. En la práctica, la nación se ha convertido en el
sustituto moderno secular de la religión o en su más poderoso aliado. En los tiempos
modernos, los sentimientos comunales generados por la nación son altamente considerados y
buscados como base de la lealtad de grupo» (LLOBERA, Josep R., El dios de la modernidad.
El desarrollo del nacionalismo en Europa occidental, Editorial Anagrama, Barcelona, 1996, p.
10).
44. KORDIĆ, Snježana (2014). Lengua y Nacionalismo (http://www.euphoniaediciones.com/platafo
rma/libros/lengua-y-nacionalismo-17-89-1-2-1-). Traducido por Juan Cristóbal Díaz Beltrán.
Madrid: Euphonía Ediciones (http://www.euphoniaediciones.com/productos/lengua-y-nacionali
smo/35). p. 414. ISBN 978-84-936668-8-0. OL 16814702W (http://openlibrary.org/works/OL16814702W).
Consultado el 16 de agosto de 2015.
45. «La identificación fuerte con la propia nación, por otra parte, implica las ocho dimensiones
siguientes. En primer lugar, implica lealtad a la nación, lo que supone dar apoyo a la
aspiración política nacional, si existe una aspiración bien definida. En segundo lugar, los
adornos de la propia cultura –las formas de vida, los afanes, las tradiciones, las costumbres,
etcétera, que son características de la propia cultura nacional– muestran un carácter
dominante en la propia vida, y uno mismo los concibe como adornos de la propia nación y los
acepta como tales. En tercer lugar, el tipo de identificación fuerte implica brindar apoyo a
ciertas creencias, incluyendo la creencia de que el estilo de vida de la nación es el mejor estilo
de vida, al menos para esa nación, así como la creencia de que es importante que la nación
florezca. Es característico también que existan creencias sobre el pasado de la nación, sobre
su destino, sobre cuáles deberían ser sus objetivos futuros, así como sobre los héroes y los
villanos nacionales. En cuarto lugar, la identificación fuerte implica la confianza en ciertas
esperanzas, como la esperanza de que la nación continúe floreciendo y cumpla su destino. En
quinto lugar, encontramos también varios compromisos, como el compromiso de contribuir a
que la nación logre cumplir su destino. En sexto lugar, también observamos la implicación de
algunos sentimientos, como el de alegría o el de orgullo, por los éxitos de la nación, y el de
vergüenza o el de deshonra, por sus fracasos, y el de emoción anticipada al contemplar cómo
podría florecer en el futuro. En séptimo lugar, uno se concibe a sí mismo como miembro del
grupo de personas que construye la nación y que comparte las lealtades, las aspiraciones, los
compromisos y las demás cuestiones relevantes: éste es el grupo que usted indicaría si le
preguntaran quién es “su gente”. En octavo lugar, la idea de que uno pertenece a la propia
nación, la idea de que se es irlandés, estadounidense o kurdo, por ejemplo, es básica para el
concepto de uno mismo, por contraposición a la posibilidad de que fuera marginal o periférica»
(McKIM, Robert, «La identidad nacional y el respeto entre las naciones», en: McKIM, Robert y
McMAHAN, Jeff [compiladores], La moral del nacionalismo, vol. II, pp. 103-104).
46. «Cinco tesis sobre el nacionalismo (http://revistas.cepc.es/getData.ashx?MAVqs=~aWQ9MTc0
NjEmaWRlPTEwMzcmdXJsPTMmbmFtZT1SRVBORV8xMThfMjU5LnBkZiZmaWxlPVJFUE5
FXzExOF8yNTkucGRmJnRhYmxhPUFydGljdWxvJmNvbnRlbnQ9YXBwbGljYXRpb24vcGR
m)», de Francisco J. Contreras (Revista de Estudios Políticos, nº 118 [2002]).
47. «Sobre los fundamentos del nacionalismo (http://revistas.cepc.es/getData.ashx?MAVqs=~aWQ
9MTY5NDUmaWRlPTEwMzcmdXJsPTMmbmFtZT1SRVBORV8wODhfMTk1LnBkZiZmaWxl
PVJFUE5FXzA4OF8xOTUucGRmJnRhYmxhPUFydGljdWxvJmNvbnRlbnQ9YXBwbGljYXRp
b24vcGRm)» de Alfredo Cruz Prados. (Revista de Estudios Políticos, nº 88 [1995], p. 214).
48. «La identidad étnica, la manía nacionalista y el multiculturalismo como rebrotes racistas y
amenazas contra la humanidad
(http://www.ugr.es/~pwlac/G22_02Pedro_Gomez_Garcia.html)», de Pedro Gómez García
(Gazeta de Antropología, nº 22 [2006]).
49. RODRÍGUEZ ABASCAL, Luis, Las fronteras del nacionalismo, Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, Madrid, 2000, p. 382.

Enlaces externos
Wikcionario tiene definiciones y otra información sobre nacionalismo.
Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Nacionalismo.

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