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CARRERA DE DERECHO
Quito, 2017
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DERECHOS DE AUTOR
Yo, Saúl Adrián Sánchez Flores en calidad de autor y titular de los derechos morales y
patrimoniales del trabajo de titulación: Inexistencia del error de prohibición provoca
inseguridad jurídica al no estar explicitado en el Código Orgánico Integral Penal,
modalidad Proyecto de Investigación, de conformidad con el Art. 114 del CÓDIGO
ORGÁNICO DE LA ECONOMÍA SOCIAL DE LOS CONOCIMIENTOS,
CREATIVIDAD E INNOVACIÓN, concedo a favor de la Universidad Central del
Ecuador una licencia gratuita, intrasferible y no exclusiva para el uso no comercial de
la obra, con fines estrictamente académicos. Conservo a mi favor todos los derechos
de autor sobre la obra, establecidos en la normativa citada.
Así mismo, autorizo a la Universidad Central del Ecuador para que realice la
digitalización y publicación de este trabajo de titulación en el repositorio virtual, de
conformidad a lo dispuesto en el Art. 144 de la Ley Orgánica de Educación Superior.
Firma:______________________________
Saúl Adrián Sánchez Flores
CC. 1719712042
Dirección electrónica: saulosanchez7@outlook.com
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APROBACIÓN DEL TUTOR
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DEDICATORIA
iv
AGRADECIMIENTOS
v
ÍNDICE
DEDICATORIA .......................................................................................................... iv
AGRADECIMIENTOS ................................................................................................ v
RESUMEN ............................................................................................................. xv
INTRODUCCIÓN.................................................................................................... 1
CAPÍTULO I ............................................................................................................ 5
1.6 Justificación........................................................................................................... 10
CAPÍTULO II......................................................................................................... 12
vi
2.1.1.- “Error de prohibición: nueva institución en la legislación penal
ecuatoriana”......................................................................................................... 12
TÍTULO I ............................................................................................................... 16
............................................................................................................................. 23
vii
1.5.1 Acto ....................................................................................................... 44
TÍTULO II .............................................................................................................. 56
TÍTULO III............................................................................................................. 87
viii
3.2.2 Ignorancia de la antijuricidad .............................................................. 102
ix
3.3.3 Método Analítico Sintético ................................................................. 140
x
6.1. Datos informativos. ............................................................................................ 173
xi
Índice de Gráficos
xii
Índice de Tablas
xiii
Índice de Anexos
xiv
TÍTULO: Inexistencia del error de prohibición provoca inseguridad jurídica al no
estar explicitado en el Código Orgánico Integral Penal
RESUMEN
xv
TITLE: The Inexistence of the figure of Mistake of Law causes legal uncertainty, as
it is not made explicit in the Integral Organic Penal Code
ABSTRACT
This research work had the goal of critically determining the trascendence of the
figure of Mistake of Law in Ecuadorian Criminal Law. For this, it analyzed the
purpose of the figure and its erroneous exclusion from the Ecuadorian Integral
Organic Penal Code, despite having its dogmatic contents implicit in it, since
upon the legislator determining that the elemental requirements of culpability are
attributability and awareness of the illegality of the action, this inevitably leads
to the conclusion that the theory is accepted in current legislation. Consequently,
this ambiguity causes flagrant uncertainty in the sense that it fails to provide a
previous and public norm that is clear and accurately determines the rigth it
intends to protect, namely, the respect to human dignity and the free development
of an individual’s personality. Since this predisposes us for legal confusion an
leaves decisions to the personal opinion of the judge in charge of the specific
case, it leaves the legal situation of the defendant in a juridical limbo.
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INTRODUCCIÓN
Varios han sido los problemas que ha tenido que afrontar la humanidad en el
transcurso de los años por motivo de la libertad, la cual en anteriores épocas se la veía
como una mercancía, como un valor de uso o como propiedad de otro ser libre, épocas
en donde un ser dotado de libertad hacía uso de la misma para despojar de ese derecho
a otra persona mediante el uso de la fuerza y el poder.
Con el mismo paso del tiempo, el ser humano debió enfrentarse a graves
persecuciones inquisitoriales que buscaban, en casi la totalidad de los casos, dádivas,
promesas, favores, dinero, tierras, heredades, entre otros, y que se efectuaban por el
simple placer de un hombre provisto de libertad e investido de poder que enviaba a sus
vicarios para que resuelvan sus ansias de dominio absoluto, inventándose la cacería de
brujas, la herejía, la heterodoxia, etc., mismas que eran “comprobadas” a través de la
tortura desmedida y que merecían penas horripilantes como la hoguera o el
empalamiento.
1
legalidad del Marqués de Beccaria, el gran Cesare Bonesana, o los tan aclamados
Derechos Humanos.
Por tal razón, para frenar al excesivo poder punitivo del estado y evitar que se
desborde, se fortifica la teoría del delito y sus diferentes categorías dogmáticas para
ofrecer un mejor trato a la persona procesada y garantizar que exista un debido proceso
que no vulnere sus derechos constitucionales. Aunque, por desgracia, el avance de la
dogmática penal se ha visto mermada por la voluntad del legislador, el cual por su
desconocimiento sanciona normas jurídico-penales incongruentes o inexactas y,
además, elimina conceptos vitales para la existencia al respeto de la dignidad humana
como es la exclusión de la teoría del error en el Código Orgánico Integral Penal.
Por ende, es menester del presente estudio presentar el enfoque actual de la teoría
del delito y presentar al lector una proyección adecuada del contenido de la
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antijuricidad y culpabilidad como categorías dogmáticas del delito, estructurando su
función y validez a más de intentar clarificar el revuelto jurídico que ha dejado el
legislador al no tipificar al error de prohibición como una causa de inculpabilidad en el
artículo 35 del cuerpo legal pertinente y aceptarlo tácitamente en el artículo 34 ibidem,
sin enunciar siquiera su carácter vencible e invencible, lo cual deja una norma confusa
y desordenada porque, al mismo tiempo, reconoce la vencibilidad del error de
prohibición pero tan sólo en el caso de trastorno mental como se estipula en el segundo
inciso del artículo 36 del Código Orgánico Integral Penal, generando así una flagrante
inseguridad jurídica.
Por lo antes expuesto, se desprende que la presente investigación tiene por objeto
analizar la teoría del error de prohibición, misma permite la exclusión de la culpabilidad
o la atenuación de la pena si una persona comete un acto delictivo pero que no ha tenido
la posibilidad de conocer el carácter antijurídico del mismo, ignorando completa o
parcialmente lo que hace, en caso de que se presente un error invencible o vencible
respectivamente. Como vemos, esta teoría da paso al reconocimiento del derecho
constitucional al libre desarrollo de la personalidad y da cabida al respeto a la
autodeterminación de la persona como reconocimiento a su dignidad humana.
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CAPÍTULO II: Marco Referencial: Este apartado versa sobre los antecedentes
investigativos del estudio recopilados de varias fuentes doctrinarias y científicas,
además, principalmente, de las fundamentaciones: teórica, conceptual y legal.
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CAPÍTULO I
Para establecer los antecedentes con los que se iniciará la presente investigación, es
necesario remitirse a la promulgación de la actual Constitución en el año del 2008, en
la cual se denominó al Ecuador como un Estado Constitucional de Derechos y Justicia
Social; al mismo tiempo, se instituyó que el primer deber, principal y fundamental, del
estado es la protección de todos los derechos de los ciudadanos, incluidos el de la
protección y tutela de los bienes jurídicos fundamentales, inclusive por encima de la
normativa legal. Bajo esta perspectiva, la protección de los derechos fundamentales de
los ciudadanos adquiere una especial significación.
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Con este cambio se actualiza una de las presunciones universales del derecho penal,
que es el conocimiento de las leyes penales sobre todos sobre quienes impera, principio
que no se sujeta a las exigencias constitucionales y el cual deja en evidente estado de
vulneración a los ciudadanos y pone en riesgo la protección de dos de los derechos
fundamentales más importantes en un estado Constitucional de Derechos y Justicia,
como lo es la libertad y el libre desarrollo de la personalidad.
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país. Pero esta generalidad no es posible en su totalidad, por más que nos esforcemos
no lograremos comprender todo el sistema jurídico que nos es impuesto debido al
hecho mismo de ser humanos y poseer capacidades intelectivas diferentes.
Bajo esta perspectiva, el estado, asistido por el del derecho penal, debe establecer
cuáles son los bienes jurídicos protegidos y limitar la conducta del ser humano para
que éste respete íntegramente los mismos. El problema radica cuando una persona,
debido a su procedencia, nivel intelectual o cultura, no ha podido entablar contacto con
las normas positivas que rigen a la sociedad ecuatoriana y que, por error, ha cometido
un delito que es típico además de antijurídico y ante el cual se debe dirigir o entablar
un juicio de reproche que dictamine correctamente su culpabilidad y la aplicabilidad
de una pena. Al respecto, el profesor Muñoz, F. (2010) afirma:
En tal virtud, uno de los más grandes logros de la humanidad ha sido limitar aquella
fuerza punitiva que tiene el estado y evitar que ésta se desborde y llegue al
autoritarismo o al abuso del poder, razón por la cual emergen los principios jurídicos
que protegen al ser humano del evidente dominio que ejerce una nación respecto de sus
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habitantes, la cual debe estar destinada a la protección de los derechos de las personas
para evitar el regreso a la tenebrosa y oscura época inquisitiva.
En ese sentido, la evolución del pensamiento penal, que busca la protección del ser
humano del poder opresor del estado, ha resuelto que para imponer una pena a una
persona esta debe tener plena conciencia y la posibilidad de comprender que su actuar
es ilegítimo o contrario al derecho. El profesor Zaffaroni, R. (1999) señala que:
Por tal motivo, en el Ecuador se dio un gran paso en materia penal el día 10 de
febrero del año 2014, mediante Registro Oficial Suplemento No. 180, donde se
promulga el nuevo Código Orgánico Integral Penal, el cual en su artículo 34 dispone
que el autor de un hecho ilícito debe tener pleno conocimiento de la antijuricidad del
mismo, actualizando en su texto normativo el principio de culpabilidad y delimitando
las circunstancias en las cuales un infractor puede ser declarado responsable
penalmente.
Para unos jueces procederán las formas de error contempladas por la moderna
dogmática penal y para otros no, lo que significa que la responsabilidad o
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inocencia de una persona dependerá de factores como la suerte y el ánimo del
juez que conoce la causa. (Recuperado de:
http://www.eluniverso.com/opinion/2014/06/09/nota/3079436/teoria-error-
nuevo-codigo-penal)
1.5 Objetivos.
9
1.5.2 Objetivos Específicos.
1.6 Justificación
El estado ecuatoriano debe sujetarse a las corrientes más aceptadas por la comunidad
internacional; la racionalización de las penas, la mínima intervención penal y el
principio de culpabilidad juegan un papel importante dentro de las diferentes teorías
que buscan garantizar la dignidad humana y la libertad de desarrollo y
autodeterminación, principios que están amparados y establecidos en la Constitución
de la República del Ecuador del año 2008.
El gran problema radicaba en nuestro país, ya que con el anterior Código Penal no
se excluía la culpabilidad por el desconocimiento, sino más bien este último no era
excusa para la ley. Sin embargo, con la plausible entrada del nuevo Código Orgánico
Integral Penal se elimina el principio que señalaba que el desconocimiento de la ley no
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lo exime de su responsabilidad y dispone que la persona infractora debe ser imputable
y poder tener la comprensión de que su actuar es antijurídico.
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CAPÍTULO II
MARCO REFERENCIAL
Realizada en el año 2013 por la señorita abogada Andrea León Semanate, previo a
su obtención de título de abogada en la Universidad de las Américas. En esta
investigación la autora realiza un análisis jurídico sobre la institución del error de
prohibición y su aplicabilidad en la legislación punitiva ecuatoriana cuando aún regía
el antiguo Código Penal; utiliza la investigación bibliográfica para analizar la postura
de diferentes y emitir un criterio que refuerce el objetivo principal de esta investigación,
el cual indica que es necesario incorporar en la legislación penal ecuatoriana la
institución del error de prohibición.
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para determinar los orígenes de la teoría del delito en Ecuador; además, usó la
investigación bibliográfica para reafirmar sus explicaciones con las posiciones de otros
investigadores y tratadistas a nivel nacional e internacional. El nivel de investigación
que utilizó fue el descriptivo ya que identificó el problema jurídico y lo relató en su
proyecto, el cual tuvo por objetivo el desarrollar una investigación que le permita al
jurista ecuatoriano ubicar las falencias del Código Penal para que pueda prevenirlas y
orientar el estudio del COIP en base a las nuevas tendencias del derecho penal que
surgen desde el siglo XX incluida la garantista.
Realizada en la Universidad Central del Ecuador en julio del 2014, su autor, el señor
Juan Llamuca Naranjo, explica la existencia de violaciones constitucionales por
eliminar la tipificación del error de tipo del Código Orgánico Integral Penal; esta
investigación ha sido tomada en cuenta en mi indagación ya que ayuda con su
descripción de los contenidos de las distintas categorías del delito y explica como el
error puede excluir el dolo en una persona que por su raza, etnia, cultura o procedencia
ha cometido un acto que, por desconocimiento o ignorancia, es ilícito, por lo que no
debe imponérsele una pena ya que actúo sin el designio de causar daño. Para su
investigación, el autor se valió de la investigación bibliográfica y su objetivo fue
demostrar que existen violaciones constitucionales por excluir al error de tipo del
contenido normativo pertinente, ya que no valora al ser humano que, por su cultura o
etnia, no se desarrolla en base al derecho positivo citadino.
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estudios sobre este tema han sido numerosos, inclusive por penalistas ecuatorianos de
renombre, y se han plasmado o tipificado en un gran parte de legislaciones de la
comunidad internacional excepto en nuestro país hasta la llegada del Código Orgánico
Integral Penal en el año 2014.
Por otro lado, el error puede incurrir en los elementos del tipo objetivo, a lo que se
le llama error de tipo; en cambio, el conocimiento del carácter antijurídico del actuar
es conocido como error de prohibición y responde a la posibilidad de comprender qué
se hace, así lo manifiesta el señor Dr. Zaffaroni, R. (1999) al indicar que “se denomina
error de prohibición al que impide la comprensión del carácter y entidad de injusto del
acto solamente. (pág. 183).
Por este motivo, el estado debe velar por la seguridad de la comunidad, pero, al
mismo tiempo, observando y garantizando que cada ser humano tenga independencia
de pensamiento y que exista un verdadero respeto a su derecho al libre desarrollo de la
personalidad, además de velar por que se desarrolle en base a su cultura o que realice
las cosas que él crea conveniente en base a su propia libertad, todo esto dependiendo
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del principio de la dignidad humana que debe proteger el Estado Constitucional de
Derechos y Justicia. Al respecto, López, J. (2013) manifiesta que:
Esto supone que el estado es el primero en ser llamado a respetar los Derechos
Fundamentales y a asegurar su efectivo cumplimiento.
15
TÍTULO I
Al hablar de Derecho Penal, nos sumergimos en una discusión doctrinaria que crea
el conocimiento necesario para que pueda aprovecharlo el legislador e introduzca una
normativa penal acorde al tiempo y al espacio donde extiende sus facultades
representativas.
Por esta razón, y siguiendo la doctrina garantista, el derecho penal debe enfocarse
en la importancia que tiene el ser humano para el estado, ya que este es su esencia
misma y, al mismo tiempo, ayuda a satisfacer las necesidades de seguridad que posee
la ciudadanía en general; en tal virtud, se defiende en este apartado lo mencionado por
el profesor Welzel, H. (1956) el cual indica que “es misión del derecho penal amparar
los valores elementales de la vida de la comunidad” (pág. 1)., de lo que se desprende
que es menester de la doctrina establecer los parámetros adecuados para la creación de
una ley penal apropiada que defienda la vida en sociedad.
Pero para poder “amparar los valores elementales de la comunidad”, el titular del
orden jurídico debe, a través de la voluntad soberana, crear normas que permitan una
convivencia en sociedad y disminuir en cierto grado la libertad de las personas
individualmente para que organicen su comportamiento y no destruyan o violenten la
seguridad de sus semejantes ni ningún bien jurídico protegido. Por consiguiente, el
estado debe hacer lo ya planteado por la eminente dotación de condiciones psicológicas
que conducen al ser humano a requerir poder defender sus bienes o su vida propia o la
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de un tercero que le interese y para esto puede llegar a ser violento y atacar a otros seres
por proteger su supervivencia; en consecuencia, es ahí donde el Derecho penal debe
frenar los actos violentos con la violencia misma como se manifiesta en palabras del
Dr. Muñoz, F. (2010). en el siguiente párrafo:
Por lo tanto, el Derecho penal construye los aditamentos necesarios para reprimir
los actos violentos que atentan la seguridad de la comunidad pero a un precio muy alto,
la privación de un bien jurídico protegido (libertad) o la imposición de una medida de
seguridad. Ahora bien, el estado constitucional de derechos y justicia, como titular del
orden jurídico, debe velar por la seguridad e intereses de la comunidad pero, al mismo
tiempo, permitir que el individuo desarrolle su comportamiento conforme a su propia
libertad; para esto el soberano, a través del legislador, crea una constitución donde se
plasman los derechos fundamentales de las personas y una ley general para que todos
los habitantes, en la que rige y alcanza su competencia territorial, la obedezcan.
Dicho de otro modo, el legislador en el Ecuador sanciona una ley que debe ser
acatada por cada habitante, nacional o extranjero, y su desobediencia, en palabras de
Muñoz Conde, desencadena una irremediable consecuencia (pena, medida de
seguridad o sanción pecuniaria) que afecta directamente a la integralidad del individuo
(teoría absoluta de la pena) pero que, al mismo tiempo, corrija su conducta y de ejemplo
a los demás elementos humanos de la sociedad (teoría de la prevención general y
especial de la pena) para que ajusten su conducta a los límites legales establecidos por
el legislador, convirtiendo al Derecho penal en violencia y, en strictu sensu, en miedo,
el mismo que se extiende entre la ciudadanía en una forma de idealización de lo
correcto y lo incorrecto del actuar.
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En el apartado anterior se acaba de dar una concepción ecléctica (o teoría de la
unión) de lo que, en base a la apreciación de la presente investigación, se ha establecido
como el fin principal de la pena en el Ecuador, así lo podemos apreciar en el artículo
52 del Código Orgánico Integral Penal (2014) que manifiesta lo siguiente:
Art. 52.- Finalidad de la pena. - Los fines de la pena son la prevención general
para la comisión de delitos y el desarrollo progresivo de los derechos y
capacidades de la persona con condena así como la reparación del derecho de la
víctima. (pág. 25).
Sin embargo, una vez que se ha establecido la función del Derecho penal y de la
pena, se debe establecer cuál es la posición del primero frente al ser humano; tratar de
esclarecer esto resulta difícil y hasta un poco incómodo, ya que las posiciones
doctrinarias varían conforme cada pensador y fácilmente se puede llegar a confundir el
concepto.
Ahora bien, tratemos de definir al Derecho penal; para esto debemos tomar prestadas
las palabras del señor profesor Welzel, H. (1956). que al respecto manifiesta: “El
derecho penal es la parte del ordenamiento jurídico que determina las acciones de
naturaleza criminal y las vincula con una pena o medida de seguridad.” (pág. 1).
Como nos manifiesta este extraordinario tratadista, el Derecho penal es parte del
conjunto o sistema jurídico estatal que estudia al delito y al delincuente óntica y
deónticamente, para que, de esta manera, pueda determinarse un apena adecuada al
tiempo o una medida de seguridad que garantice la seguridad de la colectividad en
general.
Por otro lado, podemos señalar lo que indica sobre el Derecho penal el profesor
Bacigalupo, E. (1999).:
En resumen, cabe señalar que el derecho penal forma parte del "aparato de
imposición" (Parsons) necesario para el mantenimiento de la estabilidad de una
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sociedad. Se trata de la última instancia de dicho aparato: la que "consiste en la
utilización de fuerza física para impedir acciones perturbadoras. (pág. 42).
Siguiendo líneas anteriores, es menester del Derecho Penal establecer los límites al
estado para que éste pueda mantener una adecuada prevención del delito y establecer
una sanción que esté acorde al tipo de infracción cometido, todo esto respetando la
dignidad humana y el libre desarrollo de la personalidad. En consecuencia, el estado
ecuatoriano, para imponer un castigo, necesariamente debe postrarse ante lo que
19
impone la Constitución de la República del Ecuador (2008)., en su artículo No 66
numeral 5 que establece lo siguiente:
1.2.1 Libertad
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desarrollo y que le pertenece indiscutiblemente por efecto de las reivindicaciones que
lograron las históricas luchas revolucionarias.
Esta clase de libertad consiste en la potestad que tiene el individuo, dentro de sus
relaciones sociales, para hacer lo que está permitido por la ley o dejarlo de hacer si está
prohibido por la misma; en otras palabras, es la prescriptividad de la ley y la sujeción
del sujeto a la misma, así lo podemos desprender de las palabras de Bobbio, N. (1993).:
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Bajo esta perspectiva, la prescriptividad de la ley no es otra cosa que la designación
o el mandato de hacer o no hacer algo determinado por la misma (manda, prohíbe o
permite); en tal virtud, esta libertad se ve coartada o limitada por el titular del orden
jurídico para que mantenga un comportamiento que se ajuste a los preceptos filosóficos
del deber ser y así mantener la paz social a través de la fuerza y restricción que significa
el contrato social.
Ahora bien, es necesario anotar que este tipo de libertad se evalúa desde el campo
de la voluntad, esto es, ampliamente, la ejecución de actos guiados por la propia
determinación, sin coerción de ningún tipo ni la injerencia de un agente humano
externo que pueda moldear o guiar la conducta elegida por el individuo; pero, por otro
lado, es menester dejar en claro que Bobbio, N. (1993)., en líneas posteriores nos revela
una definición jurídica de libertad manifestando que la misma es “la facultad de hacer
todo lo que se quiera, sin provocar injusticias a nadie” (pág. 101-102)., la cual es
utilizada en el artículo 4 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano de 1789.
22
En consecuencia, a la libertad positiva prácticamente se la deja de lado dentro del
marco normativo ecuatoriano pero se la seguirá evaluando en líneas posteriores para el
mejor manejo y entendimiento de la investigación en curso; empero, no se trata de guiar
al lector hacia una posible confusión en la lectura al creer que se intenta explicar que
la libertad (positiva o negativa) debe servir como una excusa de la responsabilidad
penal, más bien se intenta dotar de flexibilidad al lector para que pueda evaluar las
circunstancias por las cuales una persona que ha cometido un acto antijurídico pueda
ejecutársele un juicio de reproche acorde a su propia libertad, autodeterminación y
grado de culpabilidad. Pero, como se ha dejado en claro, esto se revisará en líneas
posteriores.
23
ser justa o proporcionada al caso de injusto en específico o, verbigracia, el
establecimiento de causas de exculpación como es el caso del error de prohibición que
busca certificar la culpabilidad de una persona para respetar su libertad y
autodeterminación.
Esta libertad desde luego no es absoluta y, por lo tanto, puede ser objeto de
intervenciones y restricciones legislativas. Sin embargo, estas intervenciones y
restricciones deben estar siempre justificadas en razón del favorecimiento de
otros derechos y bienes constitucionales y deben ser proporcionadas. Dicho en
términos metafóricos pero altamente ilustrativos, se admite que la libertad es el
punto de partida de la vida en sociedad, es la regla general y sólo puede ser
restringida excepcionalmente por la ley, cuando otras razones constitucionales
así lo exijan. Además, en este caso, las restricciones deben ser proporcionadas.
(pág. 124).
Los procesos de interacción entre los seres humanos varían acorde al momento y
lugar en el cual se producen, las mismas, según variadas teorías sicológicas, afectan
24
directamente a la personalidad de cada individuo, provocando en él un forjamiento de
su carácter y de su propia forma de actuar y de resolver sus problemas.
Para corroborar estas palabras, es necesario representar los párrafos del señor
antropólogo Wallace, A. (1963) que, citando a Taylor, E. (1900)., manifiesta que:
“Cultura…es ese todo complejo que incluye conocimientos, creencias, arte, moral,
leyes, costumbres y cualquier otra aptitud o hábito adquirido por el hombre como
miembro de la sociedad.” (pág. 15).
25
Por tal motivo, es esencial, en un amplio sentido, que se dote al individuo de una
protección que le permita desarrollarse libremente conforme a sus necesidades y a su
identificación cultural o social; en las nuevas formas de estado, verbigracia, no es
aceptable el imponer a un sujeto una especie de manual de conducta o de acción, así
como tampoco es tolerable que exista tipo alguno de injerencia por parte del poder en
el individuo para que se comporte de una manera determinada en la sociedad.
26
En tal virtud, se puede afirmar que el desarrollo de la personalidad le pertenece
únicamente al individuo como un ejercicio de su propia libertad, el mismo que
interactúa con ese todo complejo y moldea su conducta conforme a su
autodeterminación. Por otro lado, es deber del estado constitucional fomentar una
libertad general de acción que guíe o induzca a los habitantes a comportarse de acuerdo
a las normas de convivencia pacífica y que animen al conjunto el respeto a la ley o, en
sentido contrario, establecer sanciones que respeten la integridad del ser humano y su
derecho a la misma libertad.
27
Por otro lado, es menester del Derecho penal dotar del desarrollo doctrinario y
abarcar la necesidad íntegra del estado constitucional de defender la libertad general de
acción a toda costa; asimismo, debe ser respetuoso de la autodeterminación de las
personas y su derecho a libre desarrollo de la personalidad como punto central de la
dignidad del ser humano.
Ahora bien, el Derecho penal frente al ser humano es una controversia que va mucho
más allá de la violencia, la evolución de la humanidad y de las distintas corrientes del
Derecho penal han dejado en claro que las torturas, degradaciones y penas indebidas o
que no han sido consecuencia de un juicio justo son claramente inhumanas y alejadas
de una correcta aplicación de la justicia.
Es por esta razón que el Derecho penal debe resolver los problemas jurídico-penales
de los administrados para con el estado de una manera correctiva más no puramente
sancionadora; el creciente porcentaje de criminalidad y las cárceles abarrotadas de
delincuentes (o también de presuntos delincuentes) no se da gracias a una plausible
actuación de las agencias punitivas del estado, sino más bien por consecuencia de
dificultades más graves como la falta de empleo y la evidente y degradante ausencia o
28
deficiente educación regular en la población y, con más énfasis, en nuestros jóvenes
ecuatorianos.
29
En conclusión, no es pertinente un Derecho penal que permita el desborde de la
facultad de castigar que tiene el estado y peor aún el sometimiento de una persona por
el mero hecho de concepciones utilitaristas, toda sanción que implique la imposición
de una pena tiene que estar justificada y previamente analizada en su totalidad en base
a las pruebas de cargo y de descargo que se otorguen en un juicio determinado, así lo
deja explícito el mismo profesor Ferrajoli, L. (1995).:
Este es, como se verá, un postulado político fundamental del liberalismo penal,
que excluye tanto la justificación meramente instrumentalista o utilitarista como
la consensualista o democrática de las decisiones punitivas. En el derecho penal,
la única justificación aceptable de las decisiones es la representada por la verdad
de sus presupuestos jurídicos y fácticos, entendida la «verdad» precisamente en
el sentido de «correspondencia» lo más aproximada posible de la motivación con
las normas aplicadas y los hechos juzgados. (pág. 68).
Uno de los principales logros de la humanidad fue conseguir que las penas impuestas
a las personas deriven de su previo y positivo señalamiento en una ley general;
asimismo, esto constituyó en una afortunada garantía de libertad del ser humano, su
origen lo podemos observar en las anotaciones del señor Doctor Jiménez de Asúa, L.
(1958).:
30
en una ley penal pública y que goce de aceptación por la mayoría de ciudadanos como
una regla primaria junto con su respectiva sanción.
b) Principio de estricta legalidad. – Por otro lado, este principio exige el estricto
cumplimiento de otros presupuestos o axiomas condicionantes para la
imposición de una pena que tiene que desarrollar el legislador para que así lo
plasme en una ley penal y pueda ser verificado por el juez al momento de
sentenciar a una persona. Este principio requiere que en la ley se establezcan los
cotos al poder punitivo del estado y que se analice si se ha cumplido con cada
uno de estos elementos para que sea posible la imposición de una pena. Así lo
podemos apreciar en las afirmaciones del Doctor Ferrajoli, L. (1995)., que al
respecto manifiesta que:
31
“(…)el principio cognoscivista de estricta legalidad es una norma meta-
legal dirigida al legislador, a quien prescribe una técnica específica de
calificación penal idónea para garantizar, con la taxatividad los
presupuestos de la pena, la decidibilidad de la verdad de su enunciación.
(pág. 95).
Es así que, según este modelo garantista, la imposición de una pena a una persona
sólo se hace posible si se analiza sistemáticamente cada uno de los axiomas definidos
por el autor y una vez que se han cumplido las exigencias de la teoría general del delito,
esto es que el acto (acción u omisión) sea típica, antijurídica y culpable, de esto último
nos encargaremos de analizar en una segunda etapa de este proceso investigativo.
32
1.2.3.2 Una definición de Derecho penal
Asimismo, cabe señalar que la prevención se produce al dar ejemplo a los demás
habitantes para que no cometan una conducta antijurídica. Empero, se ha dejado en
manifiesto que la pena debe ser impuesta cuando se han reunido los requisitos
necesarios que propone la teoría general del delito y los axiomas del sistema garantista
o cognoscitivista, ya que así, y sólo así, se le pone un límite al poder punitivo del estado.
De esta manera, el Derecho penal debe estudiar los métodos para limitar el poder
punitivo del estado y las características de las conductas delictivas marginado por la
prevalencia de la libertad de las personas y sus derechos establecidos en la Constitución
de la República del Ecuador; asimismo, su posición frente al ser humano debe
mantenerse en base a principios como el de legalidad, lesividad, el de mínima
intervención penal, fragmentariedad, entre otros.
Como corolario de esto, sin ánimo de entrar al estudio específico de la parte general
de esta materia, se puede manifestar que el Derecho Penal material: es el conjunto de
normas y principios jurídicos que definen los límites al poder punitivo del estado y que
estudian las conductas de carácter delictivo que merecen una sanción, dando las pautas
al legislador para que las tipifiquen y asocien a una pena proporcional en base al nivel
de afectación del bien jurídico protegido y grado de culpabilidad bajo el fundamento
33
del libre desarrollo de la personalidad, respetando y propugnando la libertad general de
acción e incentivando una conducta apegada a los preceptos constitucionales y
jurídicos que encaminan a que las relaciones sociales sean pacíficas.
Para esto, se había estudiado que los procesos sociales y/o culturales forman en el
individuo su personalidad e intelecto; asimismo, funda en el ser humano un forma o
manera de comportarse ante los demás o, por lo menos, una idea generalizada sobre la
forma como debe proceder dentro de una vida en sociedad.
Bajo esta premisa, es necesario reconocer que dentro del estado ecuatoriano existen
varias formas de cultura, nacionalidades, colectivos, organizaciones sociales, entre
otros, donde se estructuran verdaderas normas de convivencia social y que pueden
34
perfectamente mantenerse alejadas del conocimiento de las leyes positivas que erige la
Asamblea Nacional del Ecuador.
De esta manera, sería utópico el creer que todos los habitantes del Ecuador conocen
la legislación penal y que se rigen en base a ese conjunto de normas positivas. Cada
espacio territorial en la cual se asienta una sociedad o comunidad tiene una forma de
comportamiento y propias reglas consuetudinarias.
Pocos ingleses ignoran que hay normas de derecho que prohíben el homicidio,
otras que obligan a pagar el impuesto a los réditos, otras que especifican qué es
lo que hay que hacer para otorgar un testamento válido. Virtualmente todos, salvo
el niño o el extranjero que se encuentra con la palabra inglesa "law" por vez
primera, podrían multiplicar fácilmente tales ejemplos, y la mayoría de la gente
podría hacer algo más. Podrían describir, por lo menos en esquema, cómo se
determina si algo es derecho en Inglaterra; saben que hay expertos a quienes
consultar, y tribunales que tienen la última palabra, revestida de autoridad, sobre
tales cuestiones. (pág. 3).
Ahora bien, cuando los habitantes de cierto grupo social acatan o se aseguran de
cumplir las normas positivas de un estado tienden a seguir una regla general, una norma
35
que todos han de observar sin necesidad de que entren en el estudio formal de las leyes,
a eso el profesor Hart, H. (1963)., lo ha denominado como “regla de reconocimiento”
al indicar que:
Ellas comprenden (i) reglas que prohíben o hacen obligatorios ciertos tipos de
conducta bajo amenaza de aplicar una pena; (ii) reglas que exigen que
indemnicemos a quienes hemos dañado de ciertas maneras; (iii) reglas que
especifican qué es lo que tenemos que hacer para otorgar testamentos y celebrar
contratos u otros acuerdos que confieren derechos y crean obligaciones; (iv)
tribunales que determinan cuáles son las reglas y cuándo han sido transgredidas,
y que fijan el castigo a aplicar o la compensación a pagar; (y) una legislatura que
hace nuevas reglas y deroga las anteriores. (pág. 3).
36
‘civilización’ y son dueños del libre desarrollo de su personalidad y derecho a la cultura
(colectivos, nacionalidades, etc.), algunos en cambio llegan al Ecuador por motivos
turísticos, de refugio o por algún interés particular (migrantes).
Estos grupos bien pueden desconocer en su totalidad las normas, no han logrado
familiarizarse o actualizarse de las mismas o simplemente tienen una percepción
errónea acerca de su verdadero significado y alcance, por lo que hace infructuosa la
labor del estado de permitirles a todos los habitantes que conozcan la ley ecuatoriana.
Es por esta razón que la regla de reconocimiento puede variar en cada individuo,
una persona que resida habitualmente y por un lapso considerable dentro de los límites
urbanos del territorio perfectamente puede interpretar que su actuar está de acuerdo a
lo que la sociedad impone como recto o enmarcado a derecho y si aun así comete cierto
delito o transgresión sabe que se le puede imponer una sanción.
Por otro lado, una persona que se encuentre aislada en los límites rurales de la región
puede que no se familiarice completamente con las leyes vigentes, ya que en las
diferentes comunidades o nacionalidades los seres humanos que habitan en esos
espacios tienen su propia regla de reconocimiento; así, podemos observar en las
noticias cuando encuentran a los integrantes de una comunidad en flagrante infidelidad,
robando o realizando cualquier acto que se encuentre prohibido por sus propias reglas
internas pues son ajusticiados con elementos de la naturaleza que asegurarán la
“expiación de su desliz” y, al mismo tiempo, dan ejemplo a los otros lugareños para
que no cometan los mismos actos. Para esto, es necesario estudiar las palabras del señor
Dr. Criollo, G. (2009)., que en su artículo científico denominado “La presunción del
conocimiento de la ley penal” publicado el 7 de agosto del 2009 en la página
DerechoEcuador.com, manifiesta lo siguiente:
A estos hechos debe sumarse otro que es muy importante y es el que se refiere a
la diversidad cultural reconocida constitucionalmente como patrimonio y como
deber primordial del estado. En efecto, nuestro país está compuesto de varias
nacionalidades, entre las cuales inclusive existen grupos a los que se han dado en
37
llamar “no contactados”; estas nacionalidades tienen su propia cosmovisión de la
vida, sus propias costumbres y su propia cultura, que no es la que
mayoritariamente se propugna, así tenemos que nuestros indígenas, en su
mayoría, utilizan penas corporales para sancionar el cometimiento de un ilícito
cometido al interior de su comunidad, llegando a veces inclusive a la imposición
de la pena de muerte, vale decir, nuestra sociedad, al igual que muchas otras, es
multicultural y ello determina que no exista “una única comprensión ética
uniforme”. (Párrafo 3).
38
En efecto, la conciencia es un “modo de pensar” es una “posición” mental de
análisis, esencialmente formada por el medio y la familia.
Si la sociedad, por medio de la palabra, transmite lo que consagra como bueno
o malo, lo que es delito y lo que no es, eso se llama “conocer” y es un acto de
conciencia y esto no admite discusión. (pág. 25).
Para concluir, basta solventar todo lo dicho en este apartado con una gran frase que
nos ha entregado el señor Dr. Criollo, G. (2009), al indicarnos que: “Es racionalmente
imposible exigir al encargado de estudiar técnicamente la ley y peor aún al ciudadano
común y corriente un conocimiento de la ley penal” (Párrafo 1).
39
alegar el desconocer la ley en Roma para justificar su injusta conducta o pretextar la
inculpabilidad, ha esto se le conocía como error de Derecho. Empero, este mismo orden
jurídico preveía la posibilidad de justificar el actuar antijurídico cuando existía un error
de hecho, al cual la página web “Enciclopedia Jurídica” (2014)., lo denomina como:
En nuestro ordenamiento jurídico, este es uno de los principales principios que rigen
el Derecho Privado y parte del Público en el Ecuador. No obstante, en el Derecho Penal,
desde el día 10 de agosto del año 2014, ya no rige este ficto legal. Nuestro Código Civil
(2015)., en su artículo No 13 establece que: “La ley obliga a todos los habitantes de la
República, con inclusión de los extranjeros; y su ignorancia no excusa a persona
alguna.” (R.O. Suplemento 46 de 24-jun.-2005).
40
Así, este principio se traduce en una presunción de derecho que se establece en la
ley para que exista una sujeción conductual de los habitantes a lo que prescribe la
misma. De esta manera, ninguna persona dentro del territorio ecuatoriano puede eximir
su responsabilidad civil aduciendo que ignoraba la ley vigente al momento de cometer
cualquier acto antijurídico.
41
Bajo estos aspectos, se ha dejado en claro que el estado constitucional de derechos
y justicia no puede dejar de desconocer la variedad cultural y social que existe dentro
del territorio ecuatoriano, tampoco puede mantener la obligatoriedad para que todos
los habitantes conozcan la ley sin excepción ya que se no se garantizaría de esta manera
el derecho indeleble del libre desarrollo de la personalidad y el de dignidad humana,
más bien se seguiría manteniendo la idea de un estado autoritario y déspota que intenta
mecanizar a todas las personas para que piensen uniformemente; al respecto, el Dr.
Gómez, J. (2013)., indica que:
42
presunción de derecho del conocimiento de la ley, entre otros. (exposición de
motivos).
En resumen, menospreciar los avances doctrinarios que tiene el nuevo código sería
desconocer la función protectora que tiene la constitucionalización de los derechos y
pondría al declive los esfuerzos del pueblo ecuatoriano en cuanto a recursos humanos,
tecnológicos y económicos para desarrollar esta ley; por otro lado, se debe dejar en
claro que no es suficiente dicho avance, aún queda una enorme brecha por rellenar por
atestar y es menester de los estudiosos del Derecho penal aunar esfuerzos para darle las
herramientas necesarias al legislador y que así logre crear una ley más humana y
adaptada a las necesidades sociales al tiempo que se las dicte.
Uno de los avances más prominentes del Derecho penal ha sido la creación de la
teoría general del delito a manos de Frank von Lizt y, posteriormente, con Ernst Von
Beling, quienes acuñaron por primera vez esta denominación y sistema de contención
al poder punitivo del estado; esta teoría del delito consta de varios bloques o frenos
que, una vez analizados todos, validan la existencia del delito el cual consiste en la
realización de un ‘acto’ ‘típico’, ‘antijurídico’ y culpable’ que, de ser procedente, es
merecedor de una sanción.
De hecho, cada una de estas categorías del delito ayudan al juez para que en el juicio
de reproche pueda analizar si existe la necesidad de privar la libertad de una persona,
son ‘filtros’ por los cuales ha de pasar su análisis para ir depurando esta incógnita, si el
acto no se ajusta o no cumple con los lineamientos establecidos por esta teoría significa
que no es necesaria la intervención del estado para restringir la libertad de una persona;
así lo deja manifestado el señor abogado Encalada, P. (2014)., que, citando al profesor
Raúl Zaffaroni, redacta lo siguiente:
43
Entonces, sostiene Zaffaroni, la función del derecho penal es actuar como un
“sistema inteligente de filtros para contener racionalmente las pulsiones del poder
punitivo”, de tal forma que sólo pasen las aguas menos turbias, es decir el poder
punitivo menos irracional, pues si la intención fuera contener todo el poder
punitivo, este “dique” que contiene las aguas, pronto se rompería ante la presión
social y las pulsiones de quienes ejercen el poder punitivo. (pág. 26).
1.5.1 Acto
Primera y esencial categoría del delito, indispensable para que exista la necesidad
de involucrar al poder punitivo del estado y procesar a una persona. El acto consiste en
un conjunto de movimientos físicos que son guiados por la voluntad de la persona o,
por otro lado, la inactividad corporal deliberada que persigue un fin delictivo
determinado.
Así, el acto se encuentra definido por el señor profesor Ossorio, M. (2008) como:
La acción es ese conjunto de movimientos físicos que son guiados por la voluntad
y que persigue un fin delictivo determinado como ya se lo dijo antes; para Ossorio, M.
44
(2008)., la acción criminal es: “Materialmente, el elemento físico o de ejecución
externa del delito, como matar o robar”. (pág. 22).
Por otro lado, la omisión es la inactividad corporal deliberada que persigue un fin
delictivo determinado, de igual manera está guiada por la voluntad del agente y es
observable cuando ha puesto en peligro o provocó daño en un bien jurídico protegido
por la ley penal o no realizó una acción determinada como obligatoria por la misma. El
profesor Ossorio, M. (2008)., define a la omisión como: “Abstención de actuar. |
Inactividad frente a deber o conveniencia de obrar”. (pág. 655).
45
con anterioridad a su cometimiento; esto es, que la conducta se encuentre transcrita en
la ley como tal (tipo) y, aparte de esto, revisar si la misma se adecúa con la redacción
realizada por el representante del soberano ya que si no se cumple con este requisito
no existirá ninguna acción u omisión que le competa al Derecho penal.
Por otro lado, parafraseando al profesor Muñoz Conde, F. (2010)., dentro del tipo y
la tipicidad se encuentran otros elementos internos que determinan la calidad de punible
de un acto antijurídico como lo es: (i) sujeto activo (autor por acción u omisión), es el
elemento humano a quien se le realiza el juicio de reproche tomando en cuenta que son
punibles sólo los actos realizados por la persona humana imputable y dominante de sus
46
actos; (ii) conducta (acción u omisión en estricto sentido), el elemento más importante
ya que sin él no sería posible acusar a una persona o, si no está tipificado, no existiría
ningún acto relevante para el Derecho penal. Esta se encuentra descrita en la ley penal
junto con un verbo rector que denomina la acción relevante o punible, como por
ejemplo el ‘robar’, ‘matar’, ‘cohechar’, ‘enriquecerse ilícitamente’, etc.; y, (iii) bien
jurídico (objeto de la protección social), al cual los individuos que pertenecen a la
sociedad desean resguardar para mantener íntegros sus intereses personales, su
vulneración incita a que ejercicio del poder punitivo actúe en defensa del mismo o su
reparación más la posibilidad de imponer una sanción como medio de prevención
general (utilitariedad) y rehabilitación del malhechor.
Ahora bien, todo lo expuesto en el párrafo anterior está determinado como la parte
objetiva del tipo penal, pero dentro del análisis del tipo y de la tipicidad se encuentra
otro elemento que es importante para el Derecho y la legislación penal en general, esto
es el dolo.
El dolo tiene como finalidad la realización del tipo objetivo, para lo que requiere
de dos elementos, uno cognitivo y otro volitivo. El primero se refiere al
conocimiento de los elementos objetivos del tipo penal, y el segundo, a la
voluntad de realizar esa conducta. En otras palabras, el dolo es conocer y querer:
conocer los elementos objetivos del tipo y querer realizar dicha conducta. (pág.
54).
Por otro lado, la imprudencia es definida por el mismo autor Encalada, P. (2014).,
como:
47
A los delitos culposos se los conoce también como delitos imprudentes o
negligentes, estos tienen dos elementos fundamentales: la acción culposa y el
resultado que ella ha causado. Y como no es posible determinar en la norma
cuándo una conducta es culposa, pues esto dependerá de la casuística, se ha
establecido que se incurre en esta modalidad de delito cuando se produce el
resultado típico al haber violado el deber objetivo de cuidado. Como el ingeniero
que construye un puente con materiales inadecuados, a sabiendas de aquello, y el
puente cae sobre un vehículo matando a sus ocupantes; o como el piloto de avión
que por no revisar, vuela en condiciones meteorológicas inadecuadas y
prohibidas por las leyes de aviación, y producto de aquello mueren pasajeros.
(pág. 58).
1.5.3 Antijuricidad
Este, sin duda, es uno de los elementos de la teoría del delito más relevantes. Pues,
es aquí donde se analiza si existe contrariedad entre el orden jurídico y el acto cometido
por un sujeto activo del delito al que se le imputa un hecho punible. Este término de
antijuricidad tiene correlación con todas las ramas del Derecho y la legislación, ya que
cualquier hecho que contraríe las normas legales establecidas en un estado genera un
comportamiento antijurídico. Así lo determina el profesor Muñoz Conde, F. (2010)., al
indicarnos que:
48
Dicha función, tiene por finalidad seleccionar el hecho punible y vincularlo con la
posibilidad de imponer una pena o una sanción debido a que se presume que esta es ya
antijurídica, pero por sí misma es una mera especulación ya que en el transcurso del
análisis de antijuricidad el juzgador puede darse cuenta que el autor del hecho punible
pudo haberlo cometido por una motivación que se justifica y excluye la antijuricidad;
para mejorar esta señalización, debemos revisar lo que nos aclara el autor antes citado
Muñoz Conde, F. (2010)., al pronunciarse de la siguiente manera:
Como vemos, no todo acto es antijurídico per se, de aquí la necesidad, debido al
planteamiento del problema, de estudiar más a fondo este elemento de la teoría general
del delito; por ende, será apartado su análisis para un momento posterior,
específicamente en el tercer título ibídem.
1.5.4 Culpabilidad
Último escalón o filtro contenedor del poder punitivo del estado, el más importante
y tal vez uno de los elementos más dificultosos de examinar dentro de la teoría del
delito.
49
establecido por la sociedad y resguardado por el estado; y, esta debe violentar, lesionar
o poner en peligro un bien jurídico protegido por la sociedad y tener relevancia o una
necesidad de que se norme esa conducta a través del ejercicio del poder punitivo del
estado.
Para comprender mejor lo dicho, es necesario refrescarnos con la doctrina que nos
proporciona el señor profesor García Falconí, R. (2014)., quien, parafraseando a los
maestros Jescheck y Maurach respectivamente, nos indica que:
50
es antijurídico y, por ende, culpable para que la comisión del delito sea considerada
como dolosa; pero, si el agente no posee, al momento de cometer el injusto, estos
significativos elementos cognitivos o subjetivos pues se entendería como inexistente el
acto punible o irrelevante para el mundo del Derecho penal. De igual manera, el Dr.
García Falconí, R. (2014)., nos explica lo referido de la siguiente manera:
Así se componen los elementos para que el análisis de la culpabilidad sea completo,
esto es que se respete el principio de legalidad y que exista una evaluación de la
condición psíquica de la persona al momento de reprocharle el acto punible, es decir
que se mida si su actuar fue determinado por la dominación de su conciencia y voluntad
(dolo), si actuó imprudentemente o bajo los efectos de un error vencible (atenuando la
pena) o si actuó ilícitamente debido a que se presentó cualquier motivo que excluya la
antijuricidad de su conducta o por un error invencible (excluyendo dolo o culpabilidad).
51
Por esta razón, la evolución del pensamiento penal ha sido determinante para que se
elimine estas acepciones del error, más concretamente es la teoría general del delito la
que nos ha ayudado a comprender de mejor manera las diferencias metodológicas entre
el error de hecho y de derecho contra el error de tipo y de prohibición que hoy en día
se manejan.
Dentro de las definiciones que nos ofrece la Real Academia Española con su
“Diccionario de la Lengua Española” (2014), nos manifiestan que el error es:
“Concepto equivocado o juicio falso. | m. Acción desacertada o equivocada.
| m. Cosa hecha erradamente. (RAE.es).
52
Entonces, se puede inferir, por ejemplo, que una persona comete un acto por ‘error’
cuando en su psiquis mantiene un concepto o un juicio falso de la realidad que lo rodea;
también, como una equivocación por falta de cuidado o impericia; o, porque el error es
provocado debido a que no se ha puesto la debida atención, conocimiento o práctica
necesaria.
Por otro lado, para el Derecho penal esta palabra tiene relevancia cuando actúa sobre
el agente infractor y lo induce a cometer un ilícito bajo la creencia de que actúa
justamente o que no está realizando objetivamente lo que dispone la ley penal,
confundiendo los aspectos integrantes del tipo penal o creyendo que actúa de forma
justificada por la ley o que simplemente no es delito. El Msc. Encalada, P. (2014).,
quien, citando al profesor Alberto Suárez, define al mismo como: “El error es la
creencia equivocada o juicio falso de que algo es real o verdadero; es la no coincidencia
entre el mundo ideal y el real”. (pág. 75).
De cualquier modo, el error tiene dos segmentos relevantes para el Derecho penal,
ya que si es vencible atenúa la pena o, si es invencible, excluye el dolo o la culpabilidad
dependiendo del caso; en tal virtud, para la presente investigación, error es: el
desconocimiento, la falsa percepción o la ignorancia total de los elementos objetivos
del tipo penal o de la antijuricidad de la conducta, la cual permite excluir el dolo o la
culpabilidad si es invencible o determinar un delito doloso que atenúe la culpabilidad
y reduciendo la pena si es vencible en cualquier caso.
53
La teoría del error de tipo se presenta cuando distintas variaciones del mundo
objetivo inciden en el agente activo del delito por cuanto no ha podido observar,
reconocer, establecer, medir o percibir adecuadamente los elementos esenciales del
tipo objetivo y no ha tenido la oportunidad de actuar con el apego debido a la ley o al
cuidado de sus actos o, también, cuando incurre en un error por no prestar la pericia o
diligencia debida pudiendo hacerlo o previniéndose de cometerlo. Así, la primera
circunstancia excluye el dolo eliminando la pena y, la segunda, descarta al dolo pero
mantiene intacta la culpa por el hecho de que no se actuó diligentemente haciéndose
acreedor de una pena atenuada; así nos lo explica mejor el profesor Welzel, H. (1956)
cuando nos refiere que:
La teoría del error es la teoría del dolo a la inversa. Si el autor yerra sobre una
circunstancia de hecho objetiva abarcada por el dolo, que pertenece al tipo de
injusto, entonces se excluye el dolo; p. ej., alguien destruye una cosa ajena en la
creencia de que es 'propia (error significa en este caso, tanto el conocimiento
equivocado, como la ignorancia). Si se basa el error sobre la negligencia, el autor
es punible por comisión culposa del hecho, en caso de que exista el tipo culposo
correspondiente. (pág. 82).
54
Como vemos, cada error tiene su propia definición y posicionamiento en cada
categoría dogmática de la teoría del delito; por lo tanto, la presente investigación ha de
sumergirse en lo que establece la formulación del problema en cuanto al manejo y
estructuración del error de prohibición en la dogmática y en el Código Orgánico
Integral Penal.
55
TÍTULO II
Varias son las circunstancias por las cuales un ser humano puede o no optar para
realizar cierta conducta, la voluntad de la persona dotada de razón es propia de ella y
puede realizar los actos que crea conveniente a sabiendas de que le puedan reprochar
jurídicamente su consecuencia lesiva.
A pesar de esto, no cabe duda de que, por la existencia de una gran variedad de
culturas y diversas estructuras sociales dentro de un mismo estado, el ser humano pueda
cometer un hecho catalogado como ilícito por la legislación por un error de
comprensión o de apreciación al momento de realizarlo.
Como se ha visto, el estado no tiene ninguna razón ni poder suficiente para trazar
líneas de pensamiento y de conducta uniformes, ningún ser humano en lo absoluto
puede pensar y comportarse de la misma forma que sus semejantes ni tener sus mismas
posibilidades o limitaciones físicas, psíquicas o económicas; por lo tanto, no es lo
56
mismo realizar un acto guiado por la conciencia y voluntad que ejecutarlo bajo la
errónea creencia de que está amparado por la legislación penal o que no existe tal
prohibición dentro del ordenamiento.
Así, el esfuerzo que ha realizado el ser humano para organizarse y luchar en contra
de un estado autoritario, autocrático y que reprime los Derechos Humanos
fundamentales a través de la historia, marcan el punto de partida para la creación,
extinción o modificación de distintos tipos penales y la justificación del ejercicio del
poder punitivo del estado, por lo que el respeto al ser humano y a su dignidad es
primordial para no retroceder a aquel oscuro período inquisitivo.
57
en todo momento de nuestra existencia erramos en algo o no podemos poseer con
exactitud el conocimiento de un elemento tan complejo como la ley, ni siquiera los
propios abogados o profesionales del Derecho lo logran, peor aún los más alejados de
los confines urbanos o los que llegan por primera vez a nuestro territorio, aparte de los
iletrados y otras formas de desviamiento del conocimiento de la ley; por ende, el estado
constitucional de derechos y justicia debe velar, y así lo reconoce en la Constitución de
Montecristi, por el irrestricto respeto a los Derechos Fundamentales y su efectivo
cumplimiento, en base al oportuno reconocimiento de la diversidad y desarrollo de la
propia cultura y personalidad.
58
o a interpretado erróneamente su actuar superado la invencibilidad o atenúa la culpa
cuando estos pueden superarse con la debida diligencia.
59
Con estas aclaraciones, es procedente indicar que el error de prohibición es aquel
desconocimiento de las características que integran la antijuricidad del hecho punible;
esto es que, si bien el agente tiene el conocimiento -al menos potencial- de los
elementos normativos del tipo objetivo actuando con dolo (conciencia y voluntad), éste
no cuenta con los elementos cognitivos necesarios para comprender o interpretar
adecuadamente los componentes que configuran a esa conducta típica como
antijurídica.
60
Si no concurre alguno de estos factores pues no se justifica la acción y la
reprochabilidad del sujeto sigue manteniéndose activa ya que el delito fue realizado
con el deseo de querer realizar aquella circunstancia objetiva tipificada como delito y
la conciencia de que es antijurídica.
61
El significado de «vencible» radica en que cierta característica del tipo de injusto
puede ser evitada o «vencida» a través de la aplicación consecutiva de prácticas que
optimicen el correcto o potencial conocimiento de las normas primarias que integran
un ordenamiento jurídico; para lograr esto, se ha analizado anteriormente que en una
determinada estructura social existe una regla de reconocimiento de las normas
primarias para que los habitantes adecúen su conducta a lo socialmente establecido y
en la cual la pena funciona como un elemento de prevención general del delito cuando
motiva a cada habitante a respetar los lineamientos jurídicos o, si no lo hacen así, a
adjudicarse una pena determinada.
El error será vencible cuando podía ser superado por el autor concreto, atendidas
sus fuerzas y capacidades individuales, que le posibilitan con el esfuerzo a su
alcance conocer la antijuricidad penal de su acción. La errada percepción será
evitable cuando el sujeto estando en condiciones de conocer la ilicitud del hecho
no la comprende por causas a él endilgables, tales como negligencia, descuido,
desidia, temeridad, precipitud, falta de interés, o porque deja las cosas libradas al
azar o no le importa si su acción es o no ilícita. (pág. 1021).
62
la culpabilidad será de menor intensidad, porque la comprensión tuvo dificultades
que no le son imputables totalmente al agente. (pág. 574).
Para explicar mejor esto, es necesario revisar las anotaciones del profesor Zaffaroni,
R. (2011)., que al respecto indica:
Quien no puede saber que la acción que realiza está penada, no puede comprender
su carácter criminal y, por ende, no puede ser reprochado jurídicamente sin violar
reglas elementales de racionalidad. La exigencia de la ley penal previa tiene por
objeto que los ciudadanos puedan conocer y comprender la conminación penal
de su conducta antes de su realización. Por tanto, el principio de culpabilidad,
como necesaria consecuencia de la legalidad, impide el ejercicio del poder
punitivo cuando esa comprensión fuese imposible. (pág. 567).
63
cualquier ley, he ahí la razón de la necesaria eliminación del principio ignorantia legis
neminem excusat, por romper los preceptos constitucionales que respaldan el libre
desarrollo de la personalidad, la autodeterminación y el principio de culpabilidad. De
ahí la aseveración del profesor Zaffaroni, R. (2011)., al mencionar que: “De la vieja
ilusión iluminista de una ley penal tan clara que cualquiera pudiese conocerla, se ha
pasado a una situación en que la ley no es conocida por casi nadie e incluso quienes la
interpretan técnicamente tienen grandes dificultades”. (págs. 567-568).
Las personas que estudiamos un poco más a fondo el Derecho conocemos o tenemos
la idea unitaria entre nosotros que la ley es general y que se hace pública a través del
Registro Oficial como es el caso de Ecuador. Además, podemos discernir y comprender
que, por la abultada cantidad de materias, es necesario o, al menos, óptimo la
especialización en un campo determinado; por esta razón, mucha de las veces es muy
complicado que los propios abogados logren comprender todo el sistema jurídico con
exactitud si no ha entrado aun el conocimiento a través de sus sentidos o, en otras
palabras, instruyéndose en el tema.
64
Aunque claro está que no todo lo que se comete bajo la influencia de la ignorancia
es un error por sí mismo, deben existir ciertos elementos que hagan válida esa causa de
inculpabilidad para que no exista vulneración impune a los Derechos Fundamentales y
se asegure aún mejor el ordenamiento jurídico y el respeto hacia él a través de la misma
coerción, ya que el alegar error de prohibición por cualquier circunstancia no es motivo
suficiente para que se ausente su culpabilidad. El abogado Gómez, J. (2013)., indica
que un elemento esencial para que subsista el error de prohibición invencible es:
Aún con todos estos elementos, no sólo basta con el poder informarse de forma
correcta previamente, sino que también es fundamental valorar el elemento cognitivo
que impulsó al sujeto a cometer dicho acto doloso que creía lícito; esto es, el estudio
psíquico y su nivel intelectivo más la instrucción formal que haya recibido el sujeto y
que le permita tener una visión más apropiada del medio social que lo rodea. El profesor
Zaffaroni, R. (2011)., deja manifestado que, para la correcta valoración de la
invencibilidad del error, es necesario que se investigue:
65
con un standard mínimo de prudencia, no hubiera tenido motivos para
presumirla. (pág. 570).
De esta manera, el acto que violentó un bien jurídico protegido por el Derecho
quedaría impune, ya que se obra con dolo directo (que lo revisaremos más adelante) al
cual le faltaría un elemento esencial para que se configure como culpable a la persona
que lo cometió; esto es, la conciencia de la antijuricidad del hecho. Esto se resuelve
bajo la premisa antes mencionada en la cita a Zaffaroni: “quien no puede saber que la
acción que realiza está penada, no puede comprender su carácter criminal”.
66
De lo antes anotado, es necesario despejar las inquietudes acerca del concepto del
error y mejorar lo explicado con la revisión del estudio del Dr. Gómez, J. (2013)., quien
nos menciona que:
67
Cada una de estas teorías catalogan al dolo y al conocimiento de la antijuricidad de
diferente manera, por lo que pasaremos a dar una breve descripción de lo que representa
cada uno y así lograr enfocar más ampliamente las clases del error de prohibición y sus
formas.
Ahora bien, para entender cada una de estas teorías es necesario identificar qué es
el dolo, por lo que recurrimos a la definición otorgada por el profesor Cabanellas, G.
(1993)., el cual indica que: “En Derecho Penal. Constituye dolo la resolución libre y
consciente de realizar voluntariamente una acción u omisión prevista y sancionada por
la ley.” (pág. 109).
Para esta teoría, la ejecución de un acto típico se encuentra dotado del dolo como un
elemento subjetivo que caracteriza a la acción u omisión, más el querer, la voluntad o
la intención de su realización y, adicionalmente, el conocimiento de la antijuricidad de
su conducta; como consecuencia de esto, al dolo que actúa como determinante en la
realización fáctica del acto punible se le denomina «dolus malus», ya que este establece
que el conocimiento de la antijuricidad de la conducta es esencial para que el autor del
hecho punible sea considerado como culpable, así que, para esta teoría, el dolo es
68
analizado en la culpabilidad y cualquier error que verse sobre él excluye al dolo como
si se tratase de un error de tipo.
Es pertinente aclarar que, para esta teoría, existen dos versiones que catalogan al
conocimiento de la antijuricidad: (i) la versión o teoría estricta del dolo, la cual
considera que el conocimiento del carácter antijurídico del acto punible debe ser actual,
o sea que el autor se represente en ese momento que su conducta es contraria a derecho;
y, (ii) la versión o teoría limitada del dolo, para la cual puede ser una mera posibilidad
que exista el conocimiento actual de la antijuricidad de la conducta, sino que puede ser
cercana, aproximada o una representación de la ilicitud de la misma.
69
determinado por las leyes de la naturaleza sino que la acción u omisión punible
realizada por una persona tiene intrínsecamente una notoria voluntad del individuo en
el cometimiento del acto ilícito.
A pesar de esto, es necesario recalcar que existen formas por las cuales una persona
puede realizar una acción dolosa que merezca una sanción menos fuerte; verbigracia,
la preparación, la tentativa o la consumación. Además, como un proceso que es guiado
por la voluntad del agente infractor, se requieren de ciertos elementos subjetivos para
que se logre configurar el delito como doloso; así, según el ya citado maestro Welzel,
H. (1956)., advierte que:
70
En resumen, la teoría finalista de la acción toma como punto elemental la voluntad
(como aquella facultad que tiene una persona para guiar y determinar sus actos) del
individuo para que se configure como establecido un hecho tipificado como delito.
Asimismo, esta teoría separa al dolo del conocimiento de la antijuricidad de la
conducta: al primero lo sitúa en la tipicidad y al segundo como un elemento que excluye
la culpabilidad. El mismo autor Welzel, H. (1956)., manifiesta que: “La conciencia de
la antijuricidad de la acción no pertenece al dolo del tipo, sino que es elemento de la
culpa, de la reprochabilidad”. (pág. 82).
71
La formas directas o indirectas del error de prohibición pueden presentarse en
cualquier persona y momento, por lo que su revisión es imperiosa en la presente
investigación, así que pasaremos a la lectura de las diferentes formas de error, que,
según la doctrina, se encuentran vigentes.
Este error recae en aquel desconocimiento o ignorancia que tiene el agente infractor
sobre la norma que protege un bien jurídico y, consecuentemente, castiga a aquel que
ha cumplido con sus requerimientos.
En otras palabras, el error de prohibición directo significa que el sujeto no posee los
suficientes conocimientos acerca de la norma o no tiene ninguno; sin duda, es la
ignorancia que presenta un individuo, frente a la norma penal, por su educación,
cultura, procedencia o capacidad para percibir y discernir correctamente la realidad
objetiva que lo rodea. El profesor Gómez, J. (2013)., manifiesta que:
72
Esta clase de error se extiende incluso cuando el sujeto activo conoce el contenido
de la norma penal, pero, por producto de las diferentes variaciones de la validez jurídica
como la expedición de reformas o de sentencias, cree que ésta está derogada, inválida
o es inconstitucional, como así lo indica el autor antes citado, lo cual impide que el
autor logre comprender el carácter de injusto del actuar.
En este punto, pensemos en nuestro orden jurídico: cuando, dentro de una sociedad,
existe la idealización general de que robar o hurtar es perjudicial para la existencia de
una vida pacífica dentro de una comunidad, lo normal es que se castigue este acto
mediante una sanción -la cual debe centrarse en la proporcionalidad-, esta práctica
deriva en la posterior positivización de estas conductas -a través de la selección que
realiza el legislador (principio de legalidad)- y provoca que el estado tome el control
del orden jurídico -contrato social-; es básicamente así como una sociedad se
autorregula, pero pensemos que esta sociedad ha pasado a denominarse ‘estado’ y que
en él existe una gran cantidad de habitantes que poseen variedad de pensamientos y
representaciones de lo que es una norma o una ley, así que el estado no logra dar a
conocer una única norma a todos sus habitantes por el hecho de la existencia de varios
73
grupos humanos que poseen sus propias reglas de convivencia reconocidos por todos
los que habitan en ese medio y espacio territorial.
Por eso, es determinante que la doctrina del error de prohibición ampare a este tipo
de personas, ya que perfectamente pueden cometer un ilícito y terminar encarcelados
por la simple valoración de la materialidad del acto y de su resultado, más no por el
análisis de su culpabilidad como sucede ahora en las unidades de flagrancia o en los
mismos tribunales penales, donde sólo es necesario que se verifique el resultado del
acto para que ya sea culpable el autor; en tal virtud, se deja en claro la necesidad de
verificar estas excepciones que excluyen la culpabilidad, puesto que estos grupos
74
tienen otra visión o perspectiva del mundo. Por eso, el profesor Gómez, J. (2013).,
respecto al error de prohibición directo, manifiesta que:
Este error puede presentarse por tener una valoración diferente del acto, es el
caso de quien posee una conciencia social distinta, o de quien por convicción
cultural alterna o paralela -como las culturas indígenas o grupos culturales
étnicos- posee valores sociales distintos a los dominantes. Es inequívoco que un
condicionamiento cultural pueda originar una valoración diferente sobre la
causalidad, la permisión de un acto, o la existencia de fenómenos de aceptación
en el grupo. El sistema de cultura al que se pertenece determina en el individuo
concretas creencias sobre el bien, la bondad, la permisibilidad social de un
comportamiento, lo justo, lo bello, etc.; tal grupo de valores y creencias obran
como factores condicionantes del comportamiento individual y social. (pág.
1027).
75
bajo esta perspectiva, estas circunstancias bajo las cuales puede invocarse el
error de prohibición, es este caso directo, a propia consideración, son:
1- Que, bajo la perspectiva de que durante su estancia o residencia tienen el
deber de actualizar su conocimiento acerca del alcance de la norma, deban
hacer todo lo que esté a su alcance para informarse sobre el contenido de la
ley ecuatoriana y, si aun así no lo lograron, justificar la inevitabilidad del
error; y,
2- Demostrar que no tenía duda ni forma de actuar de diferente manera, al
momento de cometer el ilícito, por el hecho de desconocer las prohibiciones
de las normas primarias;
“El solo hecho de que el sujeto tuviese la duda de que la conciencia exigida fuese
diferente a la suya, será suficiente para afirmar que el sujeto tenía la conciencia
de la antijuricidad que le era exigida respecto de su obrar”. (pág. 538).
Por otro lado, el sujeto activo, en el error de prohibición indirecto, tiene conciencia
de la existencia del tipo penal y sus elementos objetivos, actúa con dolo y, además,
76
tiene conocimiento pleno de la antijuricidad de su conducta, pero, como contraparte
del error directo, el agente cree que su acto está amparado o justificado por la
legislación penal.
Existe, en nuestro Código Orgánico Integral Penal, dos causas de justificación que
excluyen la antijuricidad del acto punible, estas son: a) Estado de Necesidad (art. 32);
y, Legítima defensa (art. 33). Cada cual cumple una función diferente y constituyen un
presupuesto objetivo de causa de justificación de la antijuricidad.
77
Bajo este punto, el agente infractor posee, al momento de cometer el acto, la falsa
percepción de que su actuar está sujeto a las disposiciones de estos artículos y que, por
lo tanto, justifican la conducta punible del sujeto; es decir, el infractor cree
erróneamente que su conducta se encuentra amparada por la legislación penal y que no
podría ser culpable por cometerla puesto a que piensa, defectuosamente, que la ley le
da las pautas necesarias para ejecutar el delito sin que este represente necesariamente
un presupuesto para una posterior sanción privatoria de libertad.
1) Teoría de los elementos negativos del tipo. – Aquí se considera que la tipicidad
es, por sí misma, la manifestación de la antijuricidad y cualquier intervención de una
causa de justificación provoca que el acto sea atípico, ya que el autor del hecho punible
no ha obrado con dolo y, por lo tanto, excluye la tipicidad de su actuar, por lo que el
análisis de la antijuricidad se vuelve irrelevante. El profesor Mir Puig, S. (2015).,
propone que:
78
La teoría de los elementos negativos del tipo lleva a sus últimas consecuencias el
planteamiento neokantiano: si el tipo es un juicio de valor no ha de serlo sólo
provisionalmente, sino definitivamente. La única forma de conseguirlo es admitir
que la tipicidad implica siempre la antijuricidad y, viceversa, la presencia de
causas de justificación excluye la tipicidad. Según esto, el tipo consta de dos
partes: parte positiva y parte negativa (o tipo positivo y tipo negativo). La parte
positiva equivale al tipo en sentido tradicional, esto es, conjunto de elementos
que fundamentan positivamente el injusto. La parte negativa añade la exigencia
de que no concurran causas de justificación. (pág. 168).
Esto convierte al error sobre los presupuestos fácticos de la concurrencia de una
causa de justificación en un claro error de tipo.
79
2) Teoría restringida de la culpabilidad. – Esta teoría trata al error sobre las causas
de justificación como equivalentes al error de tipo, manifestando que existe ausencia
de dolo al entrar la creencia de que se actúa justificadamente. El Dr. Gómez, J. (2013).,
cita a Roxin e indica que:
Bajo esta línea, cuando una persona se representa que “atacar a una persona” es
sancionado civil o penalmente, reconoce que está haciendo algo prohibido o
antijurídico, más aún si provoca su muerte como consecuencia de esa acometida; por
otro lado, si es atacado por un ladrón esta persona tiene la idea o el conocimiento, que
80
se ha generalizado en la sociedad, de que puede defenderse con un contraataque ya que
la ley le permite protegerse a sí mismo o a un tercero o resguardar un bien jurídico
protegido.
De esta manera, si el sujeto es atacado ilegítimamente por otro individuo que desea
sustraerle sus pertenencias, éste comienza a defenderse y a golpearlo, aun sabiendo que
atacar es una acción sancionada y que además puede provocar la muerte de su atacante
en el proceso, lo que haría que se agrave su pena. Naturalmente, el sujeto
ilegítimamente atacado tiene la voluntad y la conciencia de atacar a su agresor, conoce
los elementos del tipo objetivo y el comprende que es ilícito, aunque todo esto en
cuestiones de segundos (para este ejemplo).
En tal virtud, el sujeto que está siendo atacado injustamente actúa con dolo y con
conciencia de que la conducta que realiza en ese momento es antijurídica, ya que, según
este análisis, la persona que se «defiende», que actúa en «defensa de otra persona» o
que «ejecuta un acto destinado a la protección de un derecho propio o ajeno», posee la
representación o el conocimiento de que su actuar es típico y, por lo tanto, doloso, ya
que el dolo es un concepto uniforme que abarca tanto al conocimiento como a la
voluntad. Al respecto, el Dr. Zambrano, A. (2016)., afirma que: “no puede existir dolo
si falta el elemento intelectual que se constituye por el saber o conocer, o si falta la
voluntad o el querer. Son conceptos que conforman una unidad y que integrados
constituyen el dolo.” (pág. 75).
Siendo así, la persona que yerra al creer que es atacada injustamente o que está
protegiendo un derecho propio o ajeno está actuando con dolo pero con un evidente
desconocimiento de la antijuricidad de su conducta, puesto que conoce los elementos
objetivos del tipo y por lo tanto no se presenta un error de tipo en estos casos, ya que
la tipicidad existe pero se excluye la culpabilidad por presentarse un error de
conocimiento del carácter ilícito del actuar al pensar que está justificado. Por lo tanto,
al creer que existe una agresión o que se está resguardando un derecho propio o ajeno
81
ataca al análisis de la antijuricidad de esa conducta, la cual tendría que versar sobre la
verdadera intención (defender) del sujeto activo del delito.
Así, una persona que comete un delito por la concuerrencia de un error debe ser
tratada de diferente manera, aplicándole un juicio de reproche donde se valore
realmente su culpabilidad y indagando la manera de que no entre la coerción penal o
que se disminuya en un alto grado, o buscando otras formas de que cumpla con una
sanción no equivalente a la privación de libertad como la civil (reparación integral),
con la cual no quedaría impune el resultado y se asegura que exista respeto al Derecho
u ordenamiento jurídico dentro del estado.
Por eso, según el análisis del autor antes citado: si se juzga como homicida a un
soldado por matar a un aliado en la creencia de que es un enemigo pues no se estaría
82
haciendo justicia, ya que no se examina el fin de la acción realizada que es “matar a un
enemigo por tratar de defenderse”; por el contrario, si se toma en cuenta su imprudencia
para sancionarlo penalmente pues lo único que se lograría es enviar a una persona, sin
culpa evidente, a un lugar desagradable y potencialmente mucho más peligroso que la
ciudad, reodeado de gente cruel o peligrosa y donde puede convertirse en un verdadero
delincuente por considerarse justo; naturalmente, es un acto de barbarie y es
incompatible con el sentimiento de justicia.
Pero, si se toma en cuenta este examen, entrarían otras formas de sanción no penales
para que el hecho no quede impune y que tampoco se envíe a un potencial buen
ciudadano a la cárcel (“centro de rehabilitación”) para su mortificación; como se
manifestó anteriormente, la reparación integral y hasta la imposición de una multa (u
otras formas de sanción como trabajo comunitario o servicio social, etc.) bastarían para
asegurar el respeto al Derecho y que se haga justicia con los familiares de esa persona
caida en batalla (según el ejemplo, válido para la generalidad del asunto) ya que la
pena en sí misma carece de efectividad y es una medida irracional que expresa que la
violencia es la única forma de contrarrestar la violencia como lo diría el profesor
Muñoz Conde. Por ejemplo, tomemos prestadas las palabras del profesor Zaffaroni, R.
(2002)., que respecto a la pena nos manifiesta que:
83
en curso, lo único que hace es imponer una privación de derechos, impone dolor. Aquí
cabría una pregunta: ¿Para qué imponer dolor a una persona que no es culpable de su
conducta?, realmente no existe una respuesta lógica para esto, por lo que se evidencia
que la valoración del juez al momento de realizar el juicio de reproche debe ser lo más
objetiva posible y orientada a los fines de justicia según nuestro modelo garantista,
debe encontrar la manera de respetar la libertad y asegurar la confianza en el Derecho:
esto es, con la imposición de otros mecanismos sancionadores que, para estos casos de
error, involucren el no dejar al delito impune ni que se desconfíe del orden jurídico que
detenta el estado.
En otras palabras, el sujeto activo del ato se representa es capáz de reconocer el tipo
y sus elementos objetivos, pero aprecia o tiene la falsa percepción de que le acompaña
una causa de justificación que le exime de responsabilidad penal; por ejemplo, el
trabajador que roba a su empleador parte o la totalidad de sus bienes muebles por la
creencia de que la ley lo ampara ya que el dueño de la empresa le adeuda cierta cantidad
de remuneraciones atrasadas: en este caso el agente infractor conoce que “robar” es
84
sancionado penalmente y que es antijurídico, pero que le acompaña una causa
justificante como, verbigracia, una legítima acción acreedora para asegurar el pago de
la deuda que le mantienen. Esta acción acreedora no existe en la realidad objetiva, pero
el sujeto activo cree que si, o se representa algo similar al estado de necesidad o legítima
defensa.
Hasta aquí se ha podido estudiar que el error de prohibición se presenta cuando una
persona tiene la falsa percepción, la creencia errónea o la ausencia total de
conocimiento de la antijuricidad sobre su conducta delictiva, se puede dar de forma
directa si se cree que no existe la norma penal o de manera indirecta cuando se tiene la
creencia de que se actúa ilícitamente pero bajo la participación de una causa de
justificación; asimismo, es un elemento de la culpabilidad y no elimina el dolo si no
que, si es vencible, disminuye la culpabilidad atenuando la pena o puede excluir la
culpabilidad descartando la sanción.
Por ende, el error de prohibición es una institución justa que debe ser analizada y
estudiada a fondo para así lograr defender o juzgar más técnicamente a una persona,
85
puesto a que la culpabilidad, como categoría dogmática, nos ofrece la posibilidad de
determinar si es pertinente imponer una pena a un sujeto que, por una percepción
errónea presentada en su psiquis, ha cometido un delito.
86
TÍTULO III
87
fondos, el contrato de un de un menor de edad sin el cumplimiento de los requisitos, la
venta de un artículo que, a sabiendas, no se encontraba en óptimas condiciones, el
enriquecerse mediante desviaciones de dinero que le pertenece al estado, etc., cada una
tiene su propia materia para la resolución del conflicto.
88
Antagónicamente, la culpabilidad es catalogada por el profesor Muñoz Conde, F.
(2010)., como un “conjunto de condiciones que permite declarar a alguien como
culpable o responsable de un delito” (pág. 119)., esta no pertenece ni a la tipicidad ni
tampoco a la antijuricidad, es apreciada como una valoración de las condiciones
psicológicas entre el sujeto activo del delito y el acto penalmente relevante, justifica su
estar al momento de analizar si el agente infractor actuó con dolo, culpa o con plena
conciencia de la antijuricidad de su conducta sin que pertenezca ésta a cualquiera de
las categorías dogmáticas del delito.
89
La culpabilidad es una categoría que contiene a las dos anteriores, tipicidad y
antijuricidad, así lo asegura, y se concuerda con este manifiesto, el profesor Welzel, H.
(1951)., al indicar que: “Es el reproche del proceso volitivo: en las acciones dolosas, la
reprochabilidad de la decisión de cometer el hecho; en la producción no dolosa de
resultados, el reproche por no haberlo evitado mediante una actividad regulada de
modo finalista.” (pág. 33).
90
El profesor Gómez, J. (2011)., indica que la antijuricidad “es una valoración
negativa del acto frente a los principios y postulados del sistema normativo”. (pág. 66).,
en su sentido amplio, por lo que se infiere que el concepto se dirige a todo acto que
realiza la persona en el ejercicio de su libertad negativa de acción en un Estado
Constitucional de Derechos y Justicia; es decir, el individuo tiene la facultad de ejercer
derechos y contraer obligaciones a más de realizar las acciones u omisiones que crea
conveniente, conforme a su capacidad psicofísica y grado de responsabilidad.
En este sentido, si el sujeto contrae una obligación o realiza una acción u omisión
que se encuentre establecida por la ley como contraria a Derecho, pues ya se presenta
la posibilidad de que concurra la necesidad de formular una valoración negativa cuando
amerita que la misma se dilucide en una contienda legal, esta puede ser, como ya se
había mencionado, civil, administrativa, penal, laboral, electoral, etc.
91
La antijuridicidad implica que la conducta es contraria al derecho, la cual en
principio está supeditada a que no hayan causas de justificación que excluyan la
antijuridicidad, es decir, situaciones en las cuales la conducta típica sea jurídica,
así como en los casos de legítima defensa o estado de necesidad, por ejemplo
cuando una persona le quita la vida a otra, mientras se defendía de un ataque de
esta contra su vida. (pág. 68).
Así, la concurrencia de una causa de justificación vuelve en lícita una conducta que
al principio se consideró como ilícita, aunque es mejor expresar que estas justifican la
conducta y, por lo tanto, la convierte en lícita.
92
3.1.1.1 Antijuridicidad formal.
De esta manera, se logra avalar que la antijuricidad formal es juicio de valor que
busca determinar si existe contrariedad de la conducta con el Derecho y, a su vez,
indaga si concurren causas de justificación cuando el se realiza el juicio negativo de
antijuricidad.
93
3.1.1.2. Antijuricidad material.
En otras palabras, se estudia, en esta etapa, las condiciones por las cuales se
considera que el delito es contrario a las exigencias de la sociedad, de la voluntad
soberana; naturalmente, la existencia de una ley se justifica por la preexistencia de una
regla o norma que ha sido considerada por la sociedad como una guía de convivencia
pacífica. Empero, evidentemente no todas las normas pueden considerarse como
válidas para crear una ley; para explicar esto, el profesor Hart, H. (1963)., ejemplifica
esto al indicar que:
Es cierto que hay reglas de tipos muy diferentes, no sólo en el sentido obvio de
que además de las reglas jurídicas hay reglas de etiqueta y de lenguaje, reglas de
juegos y reglamentos de clubs, sino en el sentido menos obvio de que aun dentro
de cualquiera de estas esferas, las llamadas reglas pueden surgir de maneras
diferentes y tener relaciones muy distintas con la conducta a que se refieren. Así,
incluso dentro del derecho, algunas reglas son creadas por vía legislativa; otras
no son creadas mediante ningún acto deliberado. Más importante aún es esto:
algunas reglas son obligatorias en el sentido de que exigen que la gente se
comporte de ciertas maneras, por ejemplo, absteniéndose de la violencia o
pagando impuestos, lo desee o no; otras reglas, tales como las que prescriben el
procedimiento, las formalidades y las condiciones para la celebración de
matrimonios, otorgamiento de testamentos o realización de contratos, indican lo
que la gente debe hacer para llevar a la práctica sus deseos. (págs. 10-11).
Bajo la lectura de este claro ejemplo que nos ofrece el profesor Hart, podemos inferir
que las reglas por sí mismas no imponen una norma general de conducta: por ejemplo,
el estudiante que sube los pies en la mesa mientras recibe clases, todos sabemos que
como regla general eso es inaceptable por la concepción de respeto que tenemos ante
el profesor y los demás, pero ese simple hecho contraviene una norma social más no
94
una ley jurídica ya que no tiene importancia para el Derecho en sí mismo, por su
insignificancia para la materia.
En este sentido, las leyes, con su carácter prescriptivo, mandan, prohíben o permiten
la realización de una acción u omisión, contienen prohibiciones implícitas que, por
regla general, deben ser acatadas por todos. Empero, como corolario de lo anterior,
estas leyes contienen reglas que han sido valoradas y catalogadas por la sociedad como
válidas, o sea tuvieron un carácter de prejurídicas.
De esta manera, cuando el legislador instituye una ley penal lo hace conforme a las
exigencias de la sociedad al momento de realizarla, tutelando aquellas condiciones o
cosas que son indispensables para una vida pacífica en general, como por ejemplo la
vida, la libertad, la integridad física, la salud, la honra, el patrimonio, etc.
Yuxtapuestamente, el contrato social se encarga de que esa ley sea respetada por todos
a los que debe, por jurisdicción, imperar y establece una sanción para las personas que
95
transgredan los mandatos instituidos en la Constitución y la ley para asegurar de esta
manera el respeto al orden jurídico y evitar nuevos desmanes.
Por tal razón, cuando una persona transgrede una ley penal, no sólo se califica si ha
actuado con dolo o culpa, también se analiza si es antijurídica. La antijuricidad
material, por lo tanto, es verificación de que el acto está en contra del orden jurídico y
de las exigencias sociales que defienden el ideal de justicia y respeto a la persona, es la
verificación de que ese acto humano se ha destinado con el fin de causar daño a un bien
jurídico protegido sin justificación alguna. El doctor Gómez, J. (2011)., afirma que:
En otras palabras, las condiciones subjetivas son definidos, pues, por el fin o
finalidad de la acción u omisión, es decir la conciencia y voluntad destinada a realizar
determinado acto delictivo que se encuentre desaprobado por la voluntad general de la
sociedad y, además, por el ordenamiento jurídico establecido. Así, como se había
manifestado anteriormente, no todas las acciones humanas que contrarían el orden
social son merecedoras de ser punibles, esto gracias al principio de subsidiaridad y
mínima intervención penal establecidos en la Constitución.
96
sanción por un acto desaprobado por el ordenamiento jurídico y si concurren causas de
justificación que la sociedad ha determinado como válidas y, por lo tanto, lícitas; al
respecto, el autor Gómez, L. afirma que:
97
análisis del resultado más el juicio de la acción como elemento subjetivo complejo que
se asienta en el autor determinando si existió una ofensa al bien jurídico protegido.
Asimismo, se ha descrito hasta el momento que para que una persona sea
considerada como culpable es necesario que ésta cuente con la conciencia de la
antijuricidad de su conducta, cosa que por lo regular siempre sucede por la
generalización de las normas primarias a través de los diferentes medios de
comunicación o la difusión social “boca a boca” como se diría vulgarmente pero que
puede estar supeditada al nivel de educación o de cultura que posea el agente infractor,
lo que permite inferir que el alcance de las leyes tienen un cierto tipo de candidato
ideal para que el destino de la misma sea mucho más efectiva.
Bajo esta línea, por motivos coercitivos que emergen del contrato social, el
conocimiento de la ley penal y de su antijuricidad viene ligado con la capacidad del
98
estado para dar a conocer el alcance de la misma y su imperatividad sobre sus
administrados para que disminuya la probabilidad de que se cometan ofensas al bien
jurídico protegido.
Naturalmente, una persona no puede ser catalogada como culpable del cometimiento
de un hecho típico si a esta no le ha sido posible conocer o percibir con sus sentidos el
carácter prescriptivo de la norma, por eso se establece que una persona que no pudo
enterarse o comprender la ley penal pues, evidentemente, no sabe lo que hace; el
profesor Muñoz Conde, F. (2010)., manifiesta que:
De esta manera, se puede apreciar que es el estado quien debe generalizar las leyes
creadas por los representantes del soberano y dar a conocer las mismas a sus habitantes
través de todos los medios que tenga a su alcance, inclusive mediante la función
motivadora de la pena. Empero, el verdadero problema radica cuando la ley y su
alcance no llega al conocimiento de una persona o habitante por motivos de lejanía de
algunos destinatarios, cultura o nacionalidad, lo cual hace que la ley no cumpla una
verdadera función motivadora.
99
a) Conocimiento «actual» de la antijuricidad. – Este apartado de la doctrina penal
establece que este conocimiento es real, significa un verdadero saber de lo que
establece la norma penal y la representación del mismo al momento en que se produce
el hecho delictivo. Como se puede inferir, esta versión del conocimiento lo que provoca
es sujetarse a un conocimiento, por demás, ‘obligatorio’ de la normativa penal vigente
y su evidente inconstitucionalidad; por tal motivo, la profesora De la Cuesta, P. (2007).,
indica que este conocimiento actual concuerda con lo estipulado por el principio
ignorantia legis neminem excusat, puesto a que su concepto normativo espera que la
persona infractora conozca la ley penal y se motive conforme a ella y al respecto indica
que:
Otros autores, entre los que destaca MUÑOZ CONDE, consideran que “el
conocimiento de la antijuridicidad pasa a convertirse en un conocimiento
potencial y con ello en un dato psicológicamente distinto del auténtico
conocimiento, pues un conocimiento potencial no es un verdadero conocimiento
100
que puede ser comprobado como cualquier otro dato sicológico, sino un concepto
normativo” (pág. 76).
En tal virtud, el presumir que todas las personas tienen un conocimiento exacto de
la normativa penal y de la antijuricidad es bastante obscuro y carente de realidad; el ser
humano desarrolla sus capacidades cognitivas de acuerdo a su entorno y diferentes
procesos corporales que determinan su funcionamiento y progreso (alimentación,
educación, cultura, etc.).
Así, el estado no puede esperar que el ser humano conozca a ciencia cierta la
determinación y alcance de la norma, pero puede especular que el destinatario de la
norma posee los suficientes conocimientos como para representarse una diferencia
entre una conducta adecuada y una que va en contra del ordenamiento jurídico; por tal
razón, la convivencia en sociedad nos da ya una idea de comportamiento, nos facilita
ciertas reglas de convivencia que pasan a entrañarse en nuestra conciencia y pasan a
regular nuestra conducta a lo socialmente establecido por efecto de su constante
repetición en el mundo objetivo y aprehensión en el mundo interior o subjetivo.
101
encuentran las teclas, o el acelerador del carro, etc. – y que actúa como moderador de
conducta al imponer moral –como cuando una persona se representa que debe quitarse
el sombrero al entrar a la iglesia o que matar es malo porque está implícitamente
prohibido y es merecedor de una sanción –; efectivamente, como son conocimientos
que pasan por cada habitante y que cada uno transmite a sus familiares cercanos y
lejanos, esto se vuelve parte íntegra del ser humano y actúa conforme esa determinación
y si su conducta contraría las normas penales, pues, naturalmente, lo haría con plena
conciencia y voluntad de realización del acto. Para esto, la maestra De la Cuesta, P.
(2007)., manifiesta que:
102
Conceptualmente, el Diccionario Jurídico de autoría del profesor Cabanellas, G.
(1993)., define a la ignorancia como la: “Falta de instrucción. Desconocimiento de
algo. Carencia de noticias o informes. Ausencia de ideas sobre una materia.” (pág. 155).
103
la realidad objetiva y que lo conmina a obrar antijurídicamente inducido por un error
en su capacidad para apreciar claramente el entorno del mundo objetivo.
De esta forma, una realidad puede ser asociada de diferente manera según la
capacidad psicofísica del individuo que recepta la información, así se infiere que las
imágenes que se reciben del mundo exterior son modificadas por el proceso de
interiorización de la persona y la transforma a su propia visión del entorno; para esto,
el profesor antes citado Mensías, F. (2006)., indica que:
104
sus requisitos sin saber lo que hace o creyendo erróneamente que su actuar está
justificado por la ley o que no existe la misma, lo cual excluye su culpabilidad si es
invencible o la atenúa si es vencible.
3.3. La Culpabilidad
Ahora bien, esta última categoría dogmática del delito versa sobre la responsabilidad
del sujeto activo frente las consecuencias materiales de su acto ilícito, es un análisis de
reprochabilidad al autor; en el mismo, se analizan las condiciones subjetivas, internas
o sicológicas que motivaron al individuo a cometer un acto típico y antijurídico y si
tiene o no relación con el resultado objetivo del delito (matar sin querer, hurtar sin
conocer la ajenidad, etc.).
Evidentemente, sería algo contraproducente pensar que una persona pueda ser
condenada por evidenciarse que ha actuado en forma ilícita tan sólo por el mero
resultado objetivo, por tal razón en la actualidad se hace necesario constatar si ese ser
humano tuvo la conciencia y la intención de causar ese daño y si tuvo la capacidad de
determinar su conducta por motivación previa de la norma, de lo contrario estaríamos
regresando a los oscuros tiempos inquisitivos o del imperio del estado legalista donde
se castigaban a las personas por el simple hecho de la materialidad del acto.
Bajo esta línea, el presupuesto para la existencia de un delito, que sea posible
imputarle a una persona determinada, es la necesidad de que sea identificable la
conducta a través del cumplimiento fáctico de los elementos del tipo objetivo, la
verificación de su antijuricidad y ausencia de causas de justificación más el análisis de
la culpabilidad del autor o su relación psíquica con el acto realizado.
105
quebranta los ideales de justicia de la sociedad en su conjunto, en la culpabilidad, en
cambio, se verifica si el sujeto activo de la comisión del delito posee las condiciones
psicológicas suficientes para juzgarlo y determinar si merece una pena, medida de
seguridad o la exclusión de la culpabilidad de su conducta; en complemento, es
necesario señalar lo que al respecto señala el profesor Muñoz Conde, F. (2010)., el cual
indica que:
Por otro lado, cabe recalcar que la culpabilidad como categoría dogmática del delito
encuentra su vertiente en el principio de culpabilidad, el cual justifica su estar al
establecer un coto al poder punitivo del estado, esto es que impide al órgano
jurisdiccional aplicar una pena a quien no se le ha determinado como culpable de un
delito (en su nexo psicológico) o que merece una pena atenuada por su carácter de
imprudente o por error. Así, para el principio de culpabilidad encontramos una
explicación en las palabras del profesor Jescheck, H. (2002)., el cual indica que:
Bajo esta línea, se puede inferir que la estructura del principio de culpabilidad exige
que la imposición de una pena no se efectivice tan sólo por la verificación de que la
106
conducta punible sea típica y antijurídica, sino que contenga un estructurado juicio de
reproche que verifique si la persona tuvo verdaderamente la ‘culpa’ de sus actos, si es
responsable objetiva y subjetivamente de la materialidad del hecho una vez verificadas
las capacidades sicológicas del individuo.
Con respecto a la imputabilidad, es factible indicar que se puede encontrar las causas
de inimputabilidad en los artículos 36 (Trastorno mental), 37 (embriaguez fortuita) y
en el artículo 38 (personas menores a 18 años) del Código Orgánico Integral Penal.
107
3.3.1 Exigibilidad de otra conducta
No obstante, estos son lineamientos que impone la sociedad a través del estado y
que se espera que se respeten, pero, como se ha dejado en claro en anteriores líneas, la
expectativa de que cada individuo posea un conocimiento de la ley uniforme y su que
se apegue a su fiel cumplimiento pues es un pensamiento definitivamente utópico, por
lo que exigir una conducta adecuada a la norma resulta en una imposición
inconstitucional que se va en contra de los fundamentos de la libertad y la dignidad
humana.
Empero, quien infringe una norma penal debe obtener como resultado una sanción,
pero es necesario establecer si ese acto es antijurídico y, sobre todo, culpable, no es
pertinente ni justo sancionar a una persona que no sabe lo que hace ciertamente; en ese
sentido, la exigibilidad de otra conducta se convierte en una mera guía que debe
conocer el juez para juzgar a una persona, el profesor Jescheck, H. (2002)., reflexiona
sobre este punto y menciona que:
Mientras que las causas de justificación pueden ser explicadas desde una multitud
de
puntos de vista (vid. supra § 31 II 1), en cambio, para las de exculpación la
mayoría de las veces es aceptado que todas ellas aparecen referidas al
pensamiento básico de la inexigibilidad de un comportamiento adecuado a la
108
norma. Ciertamente que con ello no se ha dicho nada incorrecto, pero no se ha
alcanzado una fundamentación material puesto que exigibilidad e inexigibilidad
son sólo "principios regulativos" que orientan al juez para tener en cuenta en el
caso concreto todas las circunstancias relevantes para poder adoptar una decisión
correcta. (pág. 513).
Así, el juez tan sólo debería analizar estos fundamentos básicos para determinar si
una persona pudo motivarse por la norma o no y así desarrollar un juicio acorde al caso
concreto y emitir una sanción que esté conforme al tipo de injusto y su grado de
culpabilidad o, antagónicamente, exculpar al agente infractor si realmente no contó con
los medios necesarios para actuar debidamente en el momento de la comisión del delito.
En esta línea, es lógico inferir que el juez debería juzgar a una persona
objetivamente, respetando su dignidad humana y autodeterminación y valorando su
condición psicofísica al momento de la audiencia oral, vigilando si el autor pudo o no
conocer si su conducta se encontraba tipificada como reprochable. Así, y sólo así se
109
respetarán los Derechos humanos, por lo que la profesora De la Cuesta, P. (2007).,
indica que:
110
TÍTULO IV
Como hemos visto en líneas pasadas, el error de prohibición se presenta cuando una
persona tiene la falsa percepción, la creencia errónea o la ausencia total de
conocimiento de la antijuricidad sobre su conducta delictiva, se puede dar de forma
directa si se cree que no existe la norma penal o de manera indirecta cuando se tiene la
creencia de que se actúa ilícitamente pero bajo la participación de una causa de
justificación.
111
reiteración, jurisprudencia y sentencias que emite el pleno de la Corte Nacional o jueces
de la Corte Constitucional, que muchas veces modifican o determinan como
inconstitucionales leyes pertenecientes a diferentes cuerpos jurídicos, no es posible, en
su medida, pretender que existe una verdadera seguridad jurídica en nuestro país.
No obstante de esto, se puede inferir que la seguridad jurídica busca la confianza del
ciudadano en el orden jurídico y la certeza de que sus actos jurídicos se encuentran
garantizados por la protección estatal al imponerse con su fuerza para lograr una
solución a algún problema determinado a través del Derecho; en consecuencia, la
seguridad jurídica versa sobre el aspecto objetivo y subjetivo de protección al
ciudadano, como lo afirma el señor doctor Serrano, A. (2015)., al manifestar que:
Por ende, el Derecho es la base que dota al estado de aquella embestidura de poder,
la cual debe destinarse al uso de la regulación de las conductas humanas y el respeto al
derecho ajeno por parte de los habitantes y del mismo estado, por lo que aparecen los
principios como un freno al poder político y punitivo del dueño del orden jurídico; así,
como consecuencia directa del contrato social, el estado puede, en su medida, lograr
que sus habitantes mantengan una coexistencia pacífica utilizando al Derecho como
112
herramienta para valerse de mecanismos justos que no violenten los Derechos
Fundamentales y respete la integralidad del ser humano.
113
mano propia. Esto denota aquella facultad que cada persona le otorga al estado para
que se adueñe del orden jurídico y lo administre, regule y establezca formalidades a los
actos o contratos y límites a la conducta del ser humano, quitando parte de la libertad
del mismo para ofrecer una protección general con efectos individuales.
Habría que decir también, que el profesor Ossorio, M. (2008) define a la palabra
‘seguridad’ como: “Exención de peligro o daño. | Solidez. | Certeza plena. | Firme
convicción. | Confianza. | Fianza| Garantía.” (pág. 878).
114
mismo que, en muchos de los casos, no posee la suficiente información técnica sobre
las normas jurídicas o, específicamente, de los tipos penales que debe sancionar,
limitándose a «obedecer» las disposiciones de aprobación que emanan del ejecutivo
cuando éste tiene la mayoría en la bancada legislativa.
Así por ejemplo, para aclarar o reforzar de mejor manera lo expuesto en el párrafo
anterior, es necesario traer a colación el estudio del señor Doctor Riofrío, J. (2007).,
quien, citando al profesor Herbert Hart, al respecto se manifiesta con la siguiente
enunciación:
115
negativo de referencia) y una esfera intermedia donde es dudosa su aplicación
(zona de penumbra).
116
creencia de que se actúa ilícitamente pero bajo la participación de una causa de
justificación.
Entonces, el uso, por parte del estado, de la pena debe justificarse a través de la
explicación del por qué se llega a esa instancia, bajo la determinación de la gravedad
de la afectación que se ha realizado a un bien jurídico protegido por la sociedad y,
principalmente, la especificación de las condiciones psicofísicas del autor del hecho en
117
las que se determine si actuó con conciencia y voluntad para asentir la culpabilidad del
mismo.
118
Como es conocido ya, en el proyecto del Código Orgánico Integral Penal incluía en
su redacción, en el artículo 36 específicamente, que las causas de inculpabilidad se
presentaban en el trastorno mental y en casos de error de prohibición debidamente
justificados. Empero, este artículo fue vetado parcialmente por el ex presidente de la
República del Ecuador, señor Rafael Correa Delgado, mediante Objeto Parcial (2014).,
al manifestar que el error de prohibición es una “institución peligrosa” al argüir de la
siguiente manera:
Esta figura es bastante peligrosa, ya que podría ser utilizada por jueces
inescrupulosos para dejar en la impunidad un sinnúmero de delitos, ya que
bastaría la nueva alegación del desconocimiento de la antijuridicidad de una
conducta y la aquiescencia de un administrador de justicia corrupto o ignorante
para que cualquier persona que haya cometido un delito pueda quedar en la
impunidad, aumentando la desconfianza en la administración de justicia. Es por
esto que no considero conveniente incluir esta causa de inculpabilidad tanto más
cuanto que, en el presente Código se le otorga una gran preeminencia a los
derechos de la víctima, pero que en este caso quedaría en una total indefensión si
algún juez acepta y aplica esta institución ligeramente. (Oficio No. T.6136-SGJ-
14-46)
Por tal razón, resulta inconstitucional la aceptación del objeto parcial que realizó el
economista Correa al artículo 35 del COIP, ya que se ataca al derecho a la defensa y
debido proceso por no contar con la norma que establezca que la culpabilidad se
excluye por influencia del error de prohibición y no sólo por trastorno mental, dejando
en estado de indefensión a la persona procesada; así mismo, resulta ilógico el texto del
artículo 34 que establece como requisito o presupuesto de punibilidad el conocimiento
de la antijuricidad de la conducta se dé sólo por influencia del trastorno mental y no
119
tipificar a un elemento básico de la culpabilidad como lo es el error de prohibición,
estableciendo, de esta manera, un verdadero embrollo jurídico y, evidentemente, una
justificada inseguridad jurídica.
Para esto, el profesor Zambrano A. (2014)., critica severamente esta falencia del
representante del ejecutivo e indica la pertinencia e importancia de la teoría del error
de prohibición y su estudio al indicar que:
Como se puede observar en el distinguido texto que se ha citado, el estudio del error
de prohibición se ha presentado hace más de setenta años dentro de la dogmática penal
a nivel mundial, es notorio, como lo manifiesta el profesor Alfonso Zambrano Pasquel,
que su análisis ha estado a la vanguardia y representado por reconocidos penalistas de
excepcional clase doctrinaria como los que ha nombrado el profesor Zambrano en su
texto.
120
oportuno citar los textos que, en cuanto al tema en cuestión, se mantienen en otros
países:
Empecemos, pues, con la redacción que tiene el Código Penal (1998)., alemán que,
respecto al tema en cuestión, se encuentra tipificado en este texto: “Error de
prohibición: Sí le falta al autor en la comisión de un hecho la comprensión de lo injusto
de su actuar entonces actúa sin culpa si el no pudo evitar ese error. Si el autor pudo
evitar el error, entonces puede atenuarse la pena conforme al § 49, inciso 1.” (BGBl. I,
3322)
Con estos pocos, pero claros ejemplos que se ha citado, se puede deducir que la
tipificación del error de prohibición no es problema para las hermanas legislaciones,
las cuales están conscientes de la importancia que tiene esta institución para el correcto
desarrollo del análisis de la culpabilidad y del efectivo cumplimiento de los derechos
humanos establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En efecto, las sabias palabras del maestro Zambrano Pasquel al indicar que esta
institución no representa un medio para la impunidad permiten deducir que la
121
ignorancia o desconocimiento de la doctrina penal tanto en el representante del estado
como en el legislador es abrumadora, notoria y, verdaderamente, peligrosa.
Definitivamente, no es posible pensar que un instrumento que permite la protección de
los Derechos Fundamentales es un medio para la impunidad, faltando gravemente el
respeto a los logros doctrinarios de las mejores mentes del Derecho penal.
Pero existe algo más grave y dudoso aún, ya que en el Código Orgánico Integral
(2014)., en el artículo No. 32 que versa sobre el trastorno mental se establece que la
disminución de la comprensión de la antijuricidad de la conducta tiene una rebaja de
un tercio de la pena, dejando su redacción de la siguiente manera:
Como se puede observar en el texto citado, el establecer que “la persona que, al
momento de cometer la infracción, se encuentre disminuida en su capacidad de
comprender la ilicitud o determinarse conforme esta comprensión” tendrá
responsabilidad penal atenuada, se podría asociar directamente con la teoría del error
de prohibición, ya que si una persona se encuentra en una situación en donde su
capacidad de comprensión de la ilicitud de su conducta se vea mermada por cualquier
situación endógena o exógena pues actúa bajo la influencia de un error de prohibición
y no, strictu sensu, por la sola presencia de un trastorno mental.
Ahora bien, es necesario verificar cuál es la definición de trastorno mental que nos
ofrece la doctrina contemporánea, para lo cual es conveniente analizar lo que el
profesor Gómez, J. (2013)., indica acerca de lo que trata esta enfermedad:
122
El “trastorno mental” no es en sí mismo una enfermedad mental, ni un síndrome
siquiátrico determinado, es la secuela mental que puede originar una enfermedad,
anomalía o una alteración síquica, orgánica o funcional. El trastorno mental
puede originarse de un complejo de afectaciones síquicas, sean estas de
trastornos de la inteligencia, de la voluntad de la personalidad profunda, de una
intoxicación crónicas por ingesta de alcohol o cualquiera otra sustancia
sicotrópica o narcóticos, de una anomalía de la conciencia o de cualquiera otra
enfermedad sea esta orgánica o funcional, que al disminuir las funciones
mentales superiores, origina incapacidad para comprender la criminalidad de la
acción o para dirigir la conducta. El trastorno mental puede ocasionar una
alteración generalizada o parcial, permanente o transitoria, de una o varias
funciones mentales. (págs. 821-822).
Por tal razón, la eliminación del error de prohibición del Código Orgánico Integral
Penal trae consigo una vulneración palpitante al derecho al libre desarrollo de la
personalidad, a más de provocar inseguridad jurídica al no estar contemplada
correctamente su carácter de vencible e invencible, tomando en cuenta solo esta última
en el artículo 34, provocando que el juez deba recurrir a la discrecionalidad y a lo que
establece el Código Orgánico de la Función Judicial en su artículo No. 28; así lo indica
el profesor Zambrano, A. (2014)., al manifestar que:
123
remitirse o acudir y respetar lo que señala la ley, el derecho, la doctrina y la
jurisprudencia. Vale decir, que en los casos que corresponda aplicar tanto el error
de tipo como el de prohibición, motivando debidamente su resolución. (pág.
VIII).
Como lo ha puesto en manifiesto este gran pensador del Derecho penal ecuatoriano,
el juez, como el garantizador de los Derechos Fundamentales, debe realizar un análisis
cuidadoso del caso concreto y, si conviene, resolver dicho embrollo jurídico en base a
la doctrina, la jurisprudencia y el derecho si la ley es insuficiente, la cual, como se ha
podido observar hasta el momento, acepta tan sólo al error de prohibición invencible y
sólo da paso a una posible ‘vencibilidad’ con atenuación de la pena en el caso de
disminución de la comprensión de la ilicitud por mantenerse la persona bajo la
influencia del mal llamado trastorno mental.
124
No obstante de esto, la selección de conductas y su posterior adecuación a un tipo
penal deben mantener estricta relación con el principio de mínima intervención penal
y proporcionalidad de las penas para que cumplan su apego a los preceptos
constitucionales establecidos; aparte, las normas a ser redactadas deben mantener
simetría con una técnica gramatical legislativa que permita que su ámbito de aplicación
sea general y que su enunciado sea de fácil entendimiento para los diferentes
destinatarios de la misma.
Para esto, la política criminal ayuda a que el legislador cuente con las herramientas
necesarias para la creación de estas normas, así la parte especial puede describirse
dentro del cuerpo legal que hemos nombrado en anteriores líneas; de igual modo, la
parte general del Código Orgánico Integral Penal debe sostener su línea de proyección
y ámbito de protección de derechos, tanto de la víctima como del procesado, indicando
efectivamente cuáles son los requisitos para que una persona que cometió una
infracción sea catalogada como culpable y deba imponérsele una pena, sanción o multa
pecuniaria.
Bajo esta perspectiva, se ha señalado que la doctrina dominante que estudia la teoría
general del delito establece que el mismo es una acción u omisión típica, antijurídica y
culpable que es merecedora de una pena, lo cual coincide con la estructura del cuerpo
legal en cuestión desde el artículo 22 hasta el artículo 38; sin embargo, la redacción de
algunos elementos básicos de la teoría del delito o su eliminación, como en el caso del
error de prohibición en el primer caso y del error de tipo en el segundo, provocan que
exista confusión en la aplicación de los derechos humanos que pretende enaltecer la
Constitución de Montecristi.
125
claramente al eliminar esta teoría del COIP y determinar que sólo se acepta el error
invencible y la atenuación de la pena por trastorno mental, frustrando el derecho al libre
derecho a la personalidad y autodeterminación.
Clara y motivada es la visión de este autor, el cual deja en claro la importancia que
tiene esta teoría para una correcta aplicación de la normativa penal vigente y que así se
vea justificada la intervención del ejercicio punitivo del estado.
126
facultades o posibilidades de actuación necesarias para que el derecho sea
recognoscible como perteneciente al tipo descrito y sin las cuales deja de
pertenecer a este tipo y tiene que pasar a quedar comprendido en otro,
desnaturalizándose por decirlo así”, dice la sentencia. (págs. 5-6).
Bajo la misma línea, el mismo autor, el señor doctor Riofrío, J. (2007)., expresa que
la tipificación de una norma, además de la descrita en la línea anterior, debe verificarse
mediante:
Indiscutiblemente, el núcleo esencial del derecho que se busca proteger con la teoría
del error de prohibición es el respeto al derecho al libre desarrollo de la personalidad y
autodeterminación, derecho a la identidad cultural, el respeto a los derechos colectivos,
el derecho al debido proceso, además de la sumisión a la declaratoria constitucional
como un estado plurinacional e intercultural y, además, el cumplimiento del derecho a
la igualdad de derechos que amparan a las personas extranjeras residentes en el
Ecuador.
127
núcleo esencial se vea determinado por el mismo en el cuerpo legal en cuestión o, por
lo menos, explicitarlo para evitar confusiones en su aplicación, ya que el
desconocimiento de la antijuricidad de la conducta se encuentra libre en su articulado
y deja abierta la posibilidad de su abuso aumentando las diversas formas de dilatar un
proceso judicial y la excesiva discrecionalidad del juez.
Por esta razón, se deja en evidencia que la inexistencia del error de prohibición
genera inseguridad jurídica al no estar explicitada en el Código Orgánico Integral
Penal, ya que desprotege los derechos constitucionales y fundamentales al no existir
una norma previa, pública y, sobre todo, clara que determine que el error de prohibición
invencible excluye la culpabilidad o que el error de prohibición vencible disminuye la
responsabilidad atenuando la pena y que tampoco se manifiesta sólo en caso de
trastorno mental.
Bajo esta línea, el sistema garantista busca defender los derechos de las personas y
limitar el poder punitivo del estado para que se respete íntegramente los enunciados de
respeto al ser humano; por otro lado, el punitivismo busca la eficiencia del sistema
penal para asegurar que no exista impunidad y que se procese al infractor de una u otra
forma hasta sancionarlo con una pena, sin la estricta observancia o análisis de su
culpabilidad de su culpabilidad.
128
En efecto, el sistema punitivo busca generar absoluta confianza en el orden jurídico
para asegurar el respeto hacia él y se vale del punitivismo para lograr su cometido, sin
importar si en el proceso violenta derechos humanos con tal de aumentar los índices
positivos en las estadísticas de “lucha contra el crimen” y mostrarlo a la sociedad como
un triunfo del gobierno.
Desde esta perspectiva, es obvio que se le debe extender una felicitación al señor
Rafael Correa, ya que el etiquetarle al error de prohibición como una “institución
peligrosa” - que busca garantizar los Derechos Fundamentales y asegurar el derecho a
la libertad de las personas – es verdaderamente una crítica asertiva y acorde a los deseos
reales de un eficientismo penal que busca la “reducción” de la impunidad en el
Ecuador; ciertamente, una burla para la doctrina garantista mundial.
129
dejar en la “impunidad” muchos delitos y que se dejará en indefensión a las víctimas
de dichos actos ilícitos.
Con este escueto esquema, se perfila una perspectiva de como la sociedad vive, en
cierta forma, de manera ordenada. Ahora bien, el deseo y expectativa de seguridad que
cada habitante pueda mantenerse seguro mientras camina, descansa, trabaja o realiza
alguna actividad determinada es imperiosa para que subsista la sociedad y, además, el
estado; empero, es el estado quien debe velar por la seguridad y el respeto a los
Derechos Fundamentales garantizando esa convivencia pacífica, por lo que debe
establecer una sanción a quien se la merezca para asegurar el respeto al orden jurídico.
130
eventualmente, bajo este efecto la sociedad queda protegida y es capaz de auto regirse
y de convivir de manera pacífica.
Entonces, si la sociedad ambiciona y exige seguridad ciudadana para que cada uno
de sus integrantes realice cualquier acto que le permita desarrollarse e integrarse dentro
de la sociedad de una forma justa que no perjudique el derecho de los demás o, a su
vez, que se sancione penalmente a las personas que han decidido actuar en contra del
ordenamiento jurídico, en base a la libertad general de acción, lo mínimo que debe
realizar es dotar seguridad jurídica a cada ciudadano para que sus actos se vean
provistos de una garantía que asegure que sus mismos actos no se vean desprotegidos
ni desdeñados por ninguna otra persona ni por el estado mismo y que sus problemas
judiciales serán resueltos de la forma más justa y objetiva posible.
131
de él, dotando de seguridad jurídica a esa persona. Como vemos, estos dos conceptos
no son disparejos y convergen perfectamente para que exista confianza en el derecho
y respeto a los Derechos Humanos Fundamentales.
Código Penal
132
• Art. 3.- Se presume de derecho que las leyes penales son conocidas de todos
aquellos sobre quienes imperan. Por consiguiente, nadie puede invocar su
ignorancia como causa de disculpa.
El error de prohibición es una institución conocida a nivel mundial pero que tiene
un contenido dogmático de alta complejidad; no obstante, los estudios sobre este tema
han sido numerosos y se han plasmado objetivamente en un gran porcentaje de códigos
penales de la comunidad internacional excepto en nuestro país.
Por otro lado, el error puede incurrir en los elementos del tipo objetivo, a lo que se
le llama error de tipo; en cambio, el conocimiento del carácter antijurídico del actuar
es conocido como error de prohibición y responde a la posibilidad de comprender qué
se hace, así lo manifiesta el señor Dr. Zaffaroni, R. (1999) al indicar que “se denomina
error de prohibición al que impide la comprensión del carácter y entidad de injusto del
acto solamente. (pág. 183).
En definitiva, el conocimiento del mundo objetivo supone que éste pueda ser
comprendido por el sujeto gracias al nivel de interiorización que él tenga y por el grado
de aceptación o por su libertad de pensamiento, a más de sus capacidades mentales y
físicas. Por ese motivo, el estado debe velar por la seguridad de la comunidad, pero, al
133
mismo tiempo, observando y garantizando que cada ser humano tenga independencia
de pensamiento, que se desarrolle en base a su cultura o que realice las cosas que él
crea conveniente ya que tiene su libertad para hacerlo, todo esto dependiendo del
principio de la dignidad humana que debe proteger el Estado Constitucional de
Derechos y Justicia. Al respecto, López, J. (2013) manifiesta que:
134
materia penal y se ha expedido el Código Orgánico Integral Penal el día 10 de febrero
del 2014, ajustando su texto a la normatividad constitucional y garantizando un poco
más la libertad, moral y síquica, del ser humano.
135
• Conocimiento. - Inteligencia, entendimiento, razón de los hombres. |
Reconocimiento, confesión. Comunicación, trato con alguien. Identificación
de una persona. (Cabanellas, G. 1993).
• Culpa. - “En sentido amplio se entiende por culpa cualquier falta, voluntaria
o no. de una persona que produce un mal o daño: en cuyo caso culpa equivale
a causa” (Cabanellas, G. 1993).
• Culpabilidad. - “Calidad de culpable, de responsable de un malo de un daño.
| Imputación de delito o falta, a quien resulta agente de uno u otra, para exigir
la correspondiente responsabilidad, tanto civil como penal”. (Cabanellas, G.
1993).
• Dolo. - “En Derecho Penal constituye dolo la resolución libre y consciente
de realizar voluntariamente una acción u omisión prevista y sancionada por
la ley.” (Cabanellas, G. 1993).
• Error. - Falso conocimiento, concepción no acorde con la realidad. (Ossorio,
M. 2008).
• Ignorancia. - Falta de ciencia, de letras y noticias. | En relación con el
Derecho, desconocimiento de la ley. (Ossorio, M. 2008).
• Ilícito. - “Lo prohibido por la ley a causa de oponerse a la justicia, a la
equidad, a la razón o a las buenas costumbres. |Ilegal. | Inmoral. | Contrario
a pacto obligatorio.” (Cabanellas, G. 1993).
• Imputable. - “Capaz penalmente. | Individuo a quien cabe atribuirle un delito
por la conciencia, libertad, voluntad y lucidez con que ha obrado. (V.
IMPUTACIÓN.) | En contabilidad, lo que debe ser cargado a una cuenta.”
(Cabanellas, G. 1993).
• Sanción. - “PENAL. La amenaza legal de un mal por la comisión u omisión
de ciertos actos o por la infracción de determinados preceptos. (V.
CLÁUSULAPENAL, PENA.)” (Cabanellas, G. 1993).
• Imputabilidad. - “Capacidad para responder; aptitud para serle atribuida a
una persona una acción u omisión que constituye delito o falta. | La relación
136
de causalidad moral entre el agente y el hecho punible”. (Cabanellas, G.
1993).
• Responsabilidad Penal. - “La que se concreta en la aplicación de una pena,
por acción u omisión-dolosa o culposa del autor de una u otra”. (Cabanellas,
G. 1993).
Varias son las consecuencias jurídicas negativas que acarrea la inexistencia del error
de prohibición, ya que sin él no se han sentado las bases para dictaminar la culpabilidad
de una persona, ya que el desconocimiento debe ser invocado bajo ciertas
circunstancias y emitir una sentencia bajo determinadas reglas que establece la
doctrina. Por lo tanto, si no se tiene seguridad de que el error es vencible o invencible,
es susceptible suponer que el juez debe basarse en su criterio y arbitrio, lo cual provoca
inseguridad jurídica al no estar definido o explícito el error de prohibición en Código
Orgánico Integral Penal
137
CAPÍTULO III
METODOLOGÍA
138
Además, por el carácter doctrinario del presente estudio, la misma se apoyará de la
investigación bibliográfica al ser requerido el uso de materiales bibliográficos
como libros, revistas, artículos científicos, etc. Esta investigación ha sido
definida, en su importancia, por el Dr. Mensías, F. (2004) como:
3.3 Métodos
Es necesario que, para realizar el presente estudio, se utilice este método, ya que es
sin duda el más asertivo y compagina con la estructuración temática del problema
presentado; por lo tanto, emplear el uso del método científico asegurará una
investigación técnica y que sus resultados sean confiables y demostrables.
139
particulares que, necesariamente, se vean involucrados en lo que establece esta
institución.
Este método será utilizado en la presente ya que cuenta con una gran importancia
dentro del plano investigativo; en tal virtud, se individualizará cada elemento de la
culpabilidad y se lo analizará en conjunto con las normas constitucionales y penales en
el Ecuador para poder llegar a una conclusión eficiente, demostrable y capaz de
marginalizar el alcance de la alegación del desconocimiento de la antijuricidad de un
acto tipificado en el Código Orgánico Integral Penal.
140
3.3.5 Método Hermenéutico
3.3.1 Encuesta
141
cuestión y la revisión de leyes nacionales e internacionales, además de los tratados de
derechos humanos pertinentes.
Tabla N° 1
VARIABLE TÉCNICA O
DIMENSIÓN INDICADOR ÍTEM
INDEPENDIENTE INSTRUMENTO
142
excluir la - Libre 6 Exclusión 6to indicador: 2 preguntas
culpabilidad si desarrollo de
es invencible o la 7 Invencibilidad 7mo indicador: 1 pregunta
atenuar la pena personalidad 8 Vencibilidad
si es vencible. 8vo indicador: 1 pregunta
9 Pena
9no indicador: 1 pregunta
VARIABLE TÉCNICA O
DIMENSIÓN INDICADOR
DEPENDIENTE INSTRUMENTO
Tabla N° 2
143
3.8 Metodología para la acción-intervención
144
CAPÍTULO IV
DISCUSIÓN
145
4.1.1 Encuestas a expertos
146
carrera, esto con el fin de verificar si existe el conocimiento necesario dentro del campo
laboral independiente para saber, de este modo, si el abogado en libre ejercicio cuenta
con las condiciones cognitivas suficientes para ofertar una defensa técnica que
represente una verdadera lucha por los Derechos Fundamentales en casos derivados del
error de prohibición o si, por el contrario, poseen un conocimiento deficiente y confuso
que lo único que lograría es dejar en estado de indefensión a la persona procesada al
no poder defender su legítimo derecho al libre desarrollo de la personalidad y
autodeterminación.
147
COIP y si determina que la existencia de una norma jurídica previa y pública que no es
clara o que es confusa y que no determina correctamente el contenido esencial del
derecho que quiere proteger en su lectura genera inseguridad jurídica en nuestro país.
148
Primera pregunta:
El principio que manifiesta que la ignorancia de la ley no exime de culpabilidad a
ninguna persona ¿se mantiene vigente en el Ecuador?
Gráfico No. 1
Gráfico No. 1
14,29 28,57 57,14 100,00
12 21
6
0,00
6 3 Porcentaje
0
Total Peronas
1
Es Falso/NO Es Es Es cierto/SI Total
parcialmente parcialmente Encuestados
Falso cierto
Tabla No. 3
Por lo que podemos encontrar, en el resultado se refleja que el 14,29% del total de
encuestados respondió acertadamente que el principio ignorantia legis neminem
excusat fue excluido del COIP vigente en el país; el 0,00 por ciento no lo cree posible;
el 28,57% de la población tiene conocimiento medio acerca de este importante suceso
para la materia penal en el país; y, alarmantemente, el 57,14% del total de encuestados
aún creen que la ignorancia de la ley no exime de culpabilidad al autor se mantiene
vigente en el Ecuador, lo cual evidencia la necesidad de desarrollar inmediatamente
continuos estudios y capacitaciones al respecto.
149
Segunda pregunta
¿Es obligatorio para todos los ciudadanos y habitantes conocer la ley penal del
Ecuador?
Gráfico No. 2
Gráfico No. 2
9,52 14,29 23,81 52,38 100,00
11 21
5
6 2 3 Porcentaje
Total Peronas
1
Es Falso/NO Es Es Es cierto/SI Total
parcialmente parcialmente Encuestados
Falso cierto
Tabla No. 4
150
Tercera Pregunta
¿Una persona puede alegar que ignoraba la ley para excluir su culpabilidad?
Gráfico No. 3
Gráfico No. 3
28,57 23,81 42,86 100,00
9 21
4,76
6 5
6 Porcentaje
1
Total Peronas
1
Es Falso/NO Es Es Es cierto/SI Total
parcialmente parcialmente Encuestados
Falso cierto
Tabla No. 5
151
Cuarta Pregunta
¿Considera usted que el error de prohibición, desarrollado doctrinariamente hace
más de 70 años, es un instrumento para la impunidad?
Gráfico No. 4
Gráfico No. 4
42,86 19,05 33,33 100,00
9 21
4,76
7
4
6 Porcentaje
1
Total Peronas
1
Es Falso/NO Es Es Es cierto/SI Total
parcialmente parcialmente Encuestados
Falso cierto
Tabla No. 6
152
Quinta pregunta
¿Cree usted que un acto típico y antijurídico determina per se la culpabilidad de la
persona que lo ha cometido, aunque esta no la hubiese conocido o comprendido su
ilicitud?
Gráfico No. 5
Gráfico No. 5
28,57 14,29 19,05 38,10 100,00
21
8
6
3 4
6 Porcentaje
Total Peronas
1
Es Falso/NO Es Es Es cierto/SI Total
parcialmente parcialmente Encuestados
Falso cierto
Tabla No. 7
Al respecto, vemos que el 28,57% de la población total conoce que el sólo cometer
un acto determinado como infracción en el COIP no determina por sí sola la
culpabilidad del sujeto activo; el 14,29% se muestra dudosa; el 19,05% cree que es
posible que se determine por sí sola la culpabilidad; y, el 38,10 por ciento asegura que
la culpabilidad se determina tan sólo con la comisión del delito, lo cual es una
equivocación doctrinaria que manifiesta nla necesidad de la investigación.
153
Sexta pregunta
¿El juicio de reproche debe basarse en la capacidad psíquica del agente en relación
con el resultado del acto cuando se analiza la culpabilidad del sujeto activo?
Gráfico No. 6
Gráfico No. 6
9,52 9,52 14,29 66,67 100,00
14 21
6 2 2 3 Porcentaje
Total Peronas
1
Es Falso/NO Es Es Es cierto/SI Total
parcialmente parcialmente Encuestados
Falso cierto
Tabla No. 8
154
Séptima pregunta
¿Cree usted que una persona puede actuar de diferente manera para evitar la
comisión de un delito si ésta no ha logrado conocer o comprender la normativa penal
vigente en el Ecuador?
Gráfico No. 7
Gráfico No. 7
9,52 19,05 42,86 28,57 100,00
9 21
6
4
6 2 Porcentaje
Total Peronas
1
Es Falso/NO Es Es Es cierto/SI Total
parcialmente parcialmente Encuestados
Falso cierto
Tabla No. 9
Según este resultado, el 9,52% de la población cree acertadamente que una persona
no puede actuar de diferente manera si no conoce lo que está haciendo; el 19,05%
piensa que es posible que no pueda actuar de manera distinta a la realizada; el 42, 86%
de la población determina que las personas pueden modificar su conducta a pesar de
no saber qué están haciendo; y, un 28,57% asegura que las personas no deben actuar
en contra de la ley a pesar de no saber de su existencia o mantener una concepción
errada de la misma, evidenciando la necesidad de más investigaciones al respecto.
155
Octava pregunta
¿Considera usted que la exclusión de la culpabilidad de una persona que no sabe
que ha cometido una infracción en el Ecuador es una medida protectora de los Derechos
Humanos?
Gráfico No. 8
Gráfico No. 8
14,29 23,81 61,90 100,00
13 21
0,00 5
6 3 Porcentaje
0
Total Peronas
1
Es Falso/NO Es Es Es cierto/SI Total
parcialmente parcialmente Encuestados
Falso cierto
Tabla No. 10
156
Novena pregunta
¿Usted cree que establecer que la culpabilidad se presenta al “actuar con
conocimiento de la antijuricidad de su conducta”, que versa en el art. 34 del COIP, se
produce sólo en caso de trastorno mental?
Gráfico No. 9
Gráfico No. 9
33,33 14,29 23,81 28,57 100,00
21
7 6
5
6 3 Porcentaje
Total Peronas
1
Es Falso/NO Es Es Es cierto/SI Total
parcialmente parcialmente Encuestados
Falso cierto
Tabla No. 11
157
Décima pregunta
¿Considera usted que se le debería atenuar la pena a una persona que ha cometido
una infracción en el Ecuador bajo el efecto del error de prohibición vencible?
Gráfico No. 10
Gráfico No. 10
9,52 42,86 42,86 100,00
9 9 21
4,76
6 2 Porcentaje
1
Total Peronas
1
Es Falso/NO Es Es Es cierto/SI Total
parcialmente parcialmente Encuestados
Falso cierto
Tabla No. 12
Bajo este resultado, podemos verificar que el 4,76% de la población encuestada cree
que no debería existir la posibilidad de incluir el error de prohibición vencible en la
normativa penal ecuatoriana; el 9.52% lo cree parcialmente falso; el 42,86% determina
que debería haber la posibilidad de incluir el error de prohibición vencible; y, el 42,86%
de la población total asegura que debería incluirse la doctrina del error de prohibición
vencible para asegurar el respeto de los derechos humanos en el Ecuador.
158
Décimo primera pregunta
La pena es un medio de protección social y de prevención, pero ¿es necesaria
aplicarla en todos los casos?
Gráfico No. 11
Gráfico No. 11
23,81 9,52 14,29 52,38 100,00
11 21
5
6 2 3 Porcentaje
Total Peronas
1
Es Falso/NO Es Es Es cierto/SI Total
parcialmente parcialmente Encuestados
Falso cierto
Tabla No. 13
159
Décimo segunda pregunta
¿La inseguridad jurídica se genera por no existir una norma clara, previa y pública
que especifique el alcance de la misma?
Gráfico No. 12
Gráfico No. 12
14,29 23,81 61,90 100,00
13 21
0,00 5
6 3 Porcentaje
0
Total Peronas
1
Es Falso/NO Es Es Es cierto/SI Total
parcialmente parcialmente Encuestados
Falso cierto
Tabla No. 14
160
Décimo tercera pregunta
Una norma jurídico penal primaria que no determine con exactitud la inclusión del
contenido esencial del derecho ¿genera inseguridad jurídica?
Gráfico No. 13
Gráfico No. 13
9,52 14,29 71,43 100,00
15 21
4,76
6 2 3 Porcentaje
1
Total Peronas
1
Es Falso/NO Es Es Es cierto/SI Total
parcialmente parcialmente Encuestados
Falso cierto
Tabla No. 15
161
Décimo cuarta pregunta
¿Se puede evitar la inseguridad jurídica que genera una norma confusa con la
expedición de una Resolución con Fuerza de Ley dictada por el Pleno de la Corte
Nacional de Justicia que aclare el alcance de la misma?
Gráfico No. 14
Gráfico No. 14
14,29 9,52 14,29 61,90 100,00
13 21
6 3 2 3 Porcentaje
Total Peronas
1
Es Falso/NO Es Es Es cierto/SI Total
parcialmente parcialmente Encuestados
Falso cierto
Tabla No. 16
162
4.2 Resultados de la Aplicación del Plan de Interacción-Acción
163
CAPÍTULO V
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Una vez finalizada la investigación, es necesario acotar que se han expuesto los
argumentos en los cuales se sostiene este proyecto, y se ha analizado las premisas que
giran en torno al mismo, por lo que se han obtenido varias conclusiones; asimismo, en
base a la investigación realizada, con la finalidad de inducir posibles soluciones al
problema planteado, ya sea para prevenirlo, minimizarlo o solucionarlo, se han
elaborado varias recomendaciones.
5.1 Conclusiones
164
existe o no la aceptación de la teoría del error de prohibición aunque, texto más abajo,
manifieste el legislador que sólo el trastorno mental es causa de inculpabilidad (art. 35
y 36); en tal virtud, esta transcripción es confusa y no precisa si realmente existe la
posibilidad de invocar al error de prohibición como elemento de exculpación de un
delito; evidentemente, flagrante inseguridad jurídica.
165
5. -Existe confusión entre los distintos profesionales del Derecho, sobre todo
aquellos que se dedican al libre ejercicio, respecto al error de prohibición y a la
culpabilidad junto con la antijuricidad: en primer lugar, determinan que el error de
prohibición es un elemento de la antijuricidad y que se analiza desde éste ya que versa
sobre su conocimiento; en segundo lugar, al examinar así al error de prohibición, existe
la errónea apreciación de que es un elemento que excluye la antijuricidad como si se
tratase de una legítima defensa o un estado de necesidad. Al respecto, es necesario
aclarar que el error de prohibición es presupuesto de la culpabilidad y que su análisis
es de competencia de esta categoría dogmática exclusivamente, se analiza el
conocimiento de la antijuricidad en sí mismo más no su contrariedad con el orden
jurídico, es decir, busca evidenciar si existió o no el conocimiento de que la conducta
es ilícita y si tuvo el sujeto activo de la infracción los medios cognitivos necesarios
para evitar realizarla.
166
cognitiva de modificar su conducta y actuar de diferente manera ya que no le es posible
hacer eso debido a su propio nivel de conocimiento, lo que dificulta su determinación
“de lo correcto” en ese ser humano al inducir al agente infractor en la creencia errónea
de que “actúa adecuadamente”, lo cual lo hace inculpable por haber cometido un acto
que no sabía que era ilícito o atenúa su pena por no realizar los actos correspondientes
para actualizar su conocimiento.
167
garantismo y simplemente dar paso a la subsistencia del sistema punitivo para que se
logre enjuiciar y encarcelar a un mayor número de personas procesadas con un fin
previsible: aumentar las estadísticas de juicios “resueltos” que den la expectativa de
“positivos” y que conlleven a una perspectiva de eficiencia de la administración de
justicia, lo cual permitirá “generar confianza” en el ciudadano respecto del orden
jurídico establecido. Claro está, todo esto se puede lograr a costa de muchos inocentes
y de la vulneración de la garantía al debido proceso en base al excesivo punitivismo y
“eficientismo” judicial.
5.2 Recomendaciones
168
2. – Evidentemente, es indispensable reformar el Código Orgánico Integral Penal o,
por lo menos, peticionar a la Corte Nacional de Justicia que emita una resolución con
fuerza de ley en donde especifique el alcance del artículo 34 del cuerpo legal antes
nombrado, para que defina si el conocimiento de la antijuricidad como presupuesto de
la culpabilidad puede ser invocada en alguna situación determinada o si sólo se produce
cuando existe un comprobado trastorno mental, ya que el texto del artículo en cuestión
deja muy abierta la posibilidad de especular la existencia del error de prohibición o
hasta su excesivo abuso por el mero hecho del desconocimiento, además de resolver si
existe o no la vencibilidad del desconocimiento de la antijuricidad.
169
fomente la corrupción dentro de la institución judicial; por ende, su estructuración en
la legislación penal ecuatoriana es indispensable para que pueda existir una real
protección a los derechos humanos y un apego irrestricto al debido proceso.
170
candidato a la Asamblea Nacional para que tenga estudios previos, comprobados y
demostrables a través de un concurso de méritos y oposición dentro de la organización
política por la cual desean participar en una contienda electoral, ya que de esta manera
se evitará o disminuirá la cantidad de personas sin preparación dentro del parlamento
y, evidentemente, se aumentarán las posibilidades de mejorar las leyes en nuestro país,
excluyendo a tantos iletrados que, sin el ánimo de desmerecer ni irrespetar su condición
de ser humano, sólo cobran su sueldo para alzar la mano mientras deciden el futuro de
nuestro país sin el más mínimo conocimiento de lo que están tratando de resolver o
sancionar.
10. – En definitiva, estructurar un proceso judicial penal adecuado tiene sus notables
complejidades, por tal razón no es nada recomendable para el profesional del Derecho
de hoy en día el dejar de estudiar con cada amanecer, ya que, como diría el profesor
Eduardo J. Couture, “el Derecho se transforma constantemente, si no sigues sus pasos,
serás cada día menos abogado”., o como también lo manifiesta este gran autor, “el
Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando”.; por ende, es necesario que
el eterno estudiante del Derecho se instruya constantemente y que el estado le de las
facilidades para que se haga efectivo dicho adiestramiento, esto con el afán de lograr
entender temas de tanta relevancia para la exigencia de la prevalencia de los Derechos
Fundamentales como lo es la institución del error de prohibición.
171
172
CAPÍTULO VI
6.1.1. Título
Propuesta de “Proyecto de Resolución con Fuerza de Ley” para ser emitido por el
Pleno de la Corte Nacional de Justicia.
6.1.2. Identificación
Propuesta de “Proyecto de Resolución con Fuerza de Ley” para ser emitido por el
Pleno de la Corte Nacional de Justicia para la solución de la validez de la teoría del
error de prohibición en el Código Orgánico Integral Penal y el alcance de los artículos
34, 35, 36 y 36.2 ibidem.
6.1.3. Localización
173
6.2. Justificación
174
6.3 Objetivos
175
6.4. Beneficiarios.
176
6.5. Descripción de la propuesta
Para tal efecto, la referida propuesta de “Proyecto de Resolución con Fuerza de Ley”
estará estructurado en su forma por: (i) Exposición de Motivos; (ii) Parte
Considerativa; y, (iii) Parte Resolutiva, por lo que contendrá las razones doctrinarias
que fundamentan la razón de ser de la Resolución, además de establecer la base legal
que permite su realización y, por último, la dilucidación y solución del problema
planteado a través de un articulado que permita establecer los criterios técnico-jurídicos
177
para el análisis del conocimiento de la antijuricidad de la conducta y así dotar de
seguridad jurídica a la norma penal cuestionada.
6.6. Factibilidad
178
6.7. Financiamiento
Esta propuesta de “Proyecto de Resolución con Fuerza de Ley”, la cual pueda ser
tomada en cuenta y expedida por el Pleno de la Corte Nacional de Justicia para la
solución de la validez de la teoría del error de prohibición en el Código Orgánico
Integral Penal y el alcance de los artículos 34, 35, 36 y 36.2 ibidem, obtendrá su
financiamiento una vez sea analizada y aceptada por la Dirección Técnica de
Procesamiento de Jurisprudencia e Investigaciones Jurídicas de la Corte Nacional de
Justicia en su integralidad, a través del legítimo uso de sus recursos humanos, técnicos
y financieros.
179
6.9. Desarrollo de la propuesta de solución al problema
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
I. ANTECEDENTES
180
como categoría dogmática del delito; por ende, se genera la interrogante: ¿se reconoce
la teoría del error de prohibición en el Código Orgánico Integral Penal?; y, ¿cómo y en
qué momento establecer que el conocimiento de la antijuricidad de la conducta puede
ser alegada como causa de exculpación?.
1
Correa, Rafael: Objeción Parcial Documento T.6136-SGJ-14-46, Presidencia de la República.
181
concreta del hecho; basta con que el autor tenga motivos suficientes para saber
que el hecho cometido está jurídicamente prohibido y que es contrario a las
normas más elementales que rigen la convivencia.
Para un sector doctrinal, es suficiente con un conocimiento potencial de la
antijuricidad, es decir, sería suficiente con que el autor hubiese podido conocer
lo ilícito de su hacer para que pudiese reprochársele como culpable. Sin embargo,
con esta teoría se amplían desmesuradamente las posibilidades de considerar
culpable a todo el que, con capacidad de culpabilidad, comete un hecho típico y
antijurídico, porque siempre cabe la posibilidad de que hubiera podido conocer
la prohibición.
Una vez más hay que recurrir aquí a la concepción de la función motivadora
de la norma penal, como una función de comunicación y participación que
culmina el proceso de socialización del individuo.
Sólo en la medida en que se dé la internalización de los mandatos normativos
y el proceso de socialización no se encuentre alterado (analfabetismo, subcultura,
etc.) podrá plantearse el tema del conocimiento de la antijuricidad. En una
sociedad en la que coexisten distintos sistemas de valores hay que admitir que
haya individuos que, aun pudiendo, teóricamente, conocer la ilicitud de su
hacer, no se planteen siquiera este problema cuando ese hace es normal en
el grupo social concreto al que pertenecen.
Esto no quiere decir, sin embargo, que el autor deba tener en el momento del
hecho una conciencia exacta de que su hacer está prohibido; es suficiente con
que, de acuerdo con su formación, nivel cultural, etc., se represente dicha
ilicitud como posible y, a pesar de ello, actúe.
En definitiva, el conocimiento de la antijuricidad, como los demás elementos
subjetivos de la Teoría del Delito, es también un concepto que requiere del juez
una valoración de los diversos componentes, psicológicos y sociales, que
inciden en el comportamiento del individuo. Si el sujeto desconoce la
182
antijuricidad de su hacer, actúa entonces en error de prohibición.”2.
(Resaltado fuera del texto).
2
Muñoz Conde, Francisco; García, Mercedes: Derecho Penal Parte General; Editor Tirant Lo Blanch
(8va Edición); Valencia 2010, pág. 381
183
elementos del concepto de culpabilidad y a partir del cual tienen que ser
comprendidos estos últimos.
Ejemplos: Ciertamente, en el delincuente enfermo mental está ausente la
actitud interna respetuosa con el Derecho pero, sin embargo, esta deficiencia no
merece reprobación puesto a que descansa sobre una anomalía psíquica. En el
error de prohibición ello depende de si la falta de conciencia del injusto se refiere
a proposiciones fundamentales del Derecho natural que cualquiera debe
conocer o a normas de significado más bien técnico (delicta mere prohibita),
también depende de si el autor obvió intencionadamente o de modo negligente la
información necesaria y, finalmente, de si el error era invencible”3 (Resaltado
fuera del texto).
3
Jescheck, Hans; Weigend, Thomas: Tratado de Derecho Penal Parte General, Editorial Comares (5ta
edición); Granada 2002, pág. 457.
184
manifestación de una anomalía psíquica (trastorno mental) o por la concurrencia de un
error de prohibición en su manifestación invencible o vencible.
1.2 En ese sentido, se excluye la responsabilidad penal de una persona cuando ésta
no ha tenido la posibilidad de prever o conocer que su actuar es ilícito o contrario a
Derecho, dando lugar a un error de prohibición invencible o, por el contrario,
disminuye la responsabilidad cuando no ha realizado todos los actos previos y
necesarios para actualizar el conocimiento pudiendo hacerlo, atenuando la pena.
Para Gómez, Jesús: “Error invencible es tanto como error inevitable, o sea
un errado conocimiento que no se podía apartar con los medios que se disponía,
pudiendo provenir la inevitabilidad del error de situaciones objetivas o generales
o sea que podrían referirse a cualquier persona normal, como de situaciones
personales o subjetivas o sea las que se refieren al autor concreto, o aún a
situaciones mixtas o que involucran ambas modalidades. En el error
objetivamente motivado, es una situación impersonal o general la que provoca o
induce el error, así por ejemplo, una defectuosa publicación de la ley que prohíbe
el acto, la existencia de un reglamento que luego es anulado, o una sentencia
judicial que luego es revisada por la Corte Constitucional y dejada sin efectos, la
existencia de una interpretación judicial controversial de un texto legal, etc. De
otra parte los motivos personales de error pueden originarse en particulares
condiciones que le impidieron al autor conocer la norma prohibitiva o la
criminalización del hecho, ejemplo, una enfermedad que privó por largo tiempo
de la conciencia, un secuestro, un exilio, que le impidió conocer las normas, una
equivocada apreciación de la norma, la errada lectura de una sentencia judicial
que determinó el error, las particulares condiciones de marginalidad o ignorancia
cultural, la pertenencia a una cultura diferente, etc.
Precisamente de la forma en que el proceso de conocimiento ha sido
conducido por el autor puede determinarse la vencibilidad o invencibilidad del
error. Si la formación del error en la mente del individuo se debió a un proceso
185
deficiente, descuidado, superficial, de tal forma que el autor habría podido
realizar un esfuerzo del que es capaz para llegar al conocimiento de la realidad,
en ese supuesto se afirmará el carácter vencible del error, y por tanto, la
exigibilidad de la acción adecuada a Derecho.
El error es una valoración deformada respecto de un objeto, un
conocimiento que no coincide con la realidad, por consiguiente, para llegar
al error debió producirse previamente un proceso perceptivo, una
representación, un proceso ideativo, esto es todo un proceso de conocimiento
del cual surgió la errada valoración. Pero el falso conocimiento a su vez
engendra una errada conciencia sobre el significado o valor del objeto sobre
el cual recae la valoración equivocada; precisamente a esta conciencia
errada sobre la ilicitud de un acto se le denomina error de prohibición.
El error será invencible cuando el autor no tuvo la posibilidad exigible,
atendidos su conocimiento, las circunstancias fácticas y modales que rodearon el
hecho, para conocer la ilicitud de su actuar. Si el autor no tuvo a mano medios
expeditos que le hubiesen llevado a no caer en el error, si atendidas sus
posibilidades el error no dependió de descuido, desidia o inactividad de su parte,
será invencible y por tanto excluirá el juicio de culpabilidad. La existencia de un
grado de información o instrucción en materia jurídica, si se refiere al tema
concreto, hace inaceptable el error; pero tratándose de situaciones de derecho
su conformación y aceptación será mucho más exigente, pues un jurisconsulto
puede equivocarse en materia de situaciones de hecho como cualquier persona,
pero en materia de derecho le será exigible un mayor grado de esfuerzo en la
comprensión del valor jurídico del acto.
Si no obstante las dudas sobre el carácter injusto de la conducta esta se
realiza, es dable afirmar que existió una decisión aceptando la posibilidad
de que fuese injusto penal, por tanto el autor se encontraba en posibilidad
186
de conocer la antijuricidad de su conducta, razón por la cual concurre
culpabilidad por conciencia eventual del injusto”.4 (Resaltado fuera del texto)
4
Gómez, Jesús: Tratado de Derecho Penal, Culpabilidad y Causas de Inculpabilidad. Ediciones
Doctrina y Ley (Tomo V); Bogotá (2013); págs. 1019-1020
187
1.3 Sobre la existencia de la teoría del error de prohibición en el Código Orgánico
Integral penal, es imperante revisar los estudios realizados por reconocidos juristas
ecuatorianos al respecto:
Encalada, Pablo: indica que “Si se lee el art. 34 del COIP claramente se
establece que la culpabilidad requiere de la imputabilidad y del conocimiento de
la antijuricidad del actuar. Y volvemos a lo mismo del error de tipo; la
herramienta de la dogmática para desvanecer el elemento de la culpabilidad del
conocimiento de la antijuricidad del actuar, es precisamente el error de
prohibición”.5 (Resaltado fuera del texto).
5
Ávila, Ramiro (compilador); Encalada, Pablo (autor): Código Orgánico Integral Penal, Hacia su mejor
comprensión y aplicación; Corporación Editora Nacional, Universidad Andina Simón Bolívar; Quito
(2015); pág. 78
188
prohibición y no a la vencible con su efecto reductor de la pena.6 (Resaltado
fuera del texto).
Como han manifestado estos autores, para el juicio de culpabilidad es necesario que
su análisis verse sobre una persona imputable y, sobre todo, el conocimiento de la
antijuricidad de su actuar, de lo contrario estaría obrando bajo el efecto del trastorno
mental o tras la concurrencia de un error de prohibición; una vez dicho esto, se puede
observar que en al art. 34 del Código Orgánico Integral Penal se establece que “Para
que una persona sea considerada responsable penalmente deberá ser imputable y actuar
con conocimiento de la antijuricidad de la conducta”, lo que implica el reconocimiento
tácito de la teoría del error de prohibición en su forma invencible ya que el actuar con
conocimiento de la antijuricidad de la conducta es un requisito indispensable de la
culpabilidad y su ausencia corresponde a la concurrencia de esta teoría; en el mismo
sentido, doctrinariamente se reconoce la validez del error de prohibición vencible, el
cual atenúa la pena cuando se ha obrado bajo la influencia de esta teoría, y es un
instrumento garantizador de los derechos humanos que se reconoce en el COIP en el
artículo 36.2 al indicar que: “La persona que, al momento de cometer la infracción, se
encuentra disminuida en su capacidad de comprender la ilicitud de su conducta o de
determinarse de conformidad con esta comprensión, tendrá responsabilidad penal
atenuada en un tercio de la pena mínima prevista en el tipo penal”, pero que no está
correctamente establecido ya que este artículo versa solamente sobre el trastorno
mental como causa de inculpabilidad pero que, evidentemente, el fondo del texto
corresponde a la teoría del error de prohibición vencible. Por lo tanto, es pertinente
dejar en claro que la existencia del error de prohibición es válida para la doctrina
dominante y mantiene su vigencia, por los argumentos antes expuestos, en el COIP.
1.4 Las dudas respecto de la vigencia de la teoría del error de prohibición que se han
generado tras la publicación del COIP el día 10 de febrero de 2014 han provocado la
6
García, Ramiro: Código Orgánico Integral Penal Comentado (Tomo 1 – Arts. 1 al 78); ARA Editores
E.I.R.L (Primera Edición); Lima 2014; pág. 363.
189
inmediata reacción de este alto Pleno y de estudiosos del Derecho penal ecuatoriano,
por lo que inmediatamente se ha establecido un mecanismo de solución que se detallará
a continuación:
Para Zambrano Pasquel: “Si no constan tanto el error de tipo como el error de
prohibición en el COIP que se apruebe (aunque en el caso del error de prohibición
hemos explicado su vigencia), ya hemos expresado en otros momentos y nos
ratificamos en que el juez penal ecuatoriano debe acudir al Art. 28 del Código
Orgánico de la Función Judicial (2009), que señala que para resolver de una
manera adecuada debe remitirse o acudir y respetar lo que señala la ley, el
derecho, la doctrina y la jurisprudencia. Vale decir, que en los casos que
corresponda debe aplicar tanto el error de tipo como el error de prohibición,
motivando debidamente su resolución.7” (Resaltado fuera del texto).
7
Zambrano, Alfonso: Estudio Introductorio al Código Orgánico Integral Penal. Referido al Libro
Primero. Parte General; Talleres de la Corporación de Estudios y Publicaciones (Tomo I); Quito 2014;
pág. viii.
190
1.5 A través de esta exposición, se hace posible colegir que la teoría del error de
prohibición mantiene intacta su validez legal a pesar de no encontrarse tipificada en el
COIP, por lo que se justifica por sí sola esta explicación acerca de la misma y determina
la necesidad de establecer los puntos de criterio para que el juez tenga amplitud de
conocimiento al momento de entablar un proceso penal a una persona que alegue
desconocer la ley ecuatoriana y, así, evitar el exceso de discrecionalidad, corrupción y
abuso del Derecho en cuanto al conocimiento de la antijuricidad de la conducta se
refiere, reforzando la seguridad jurídica en el Ecuador.
Artículo 1 Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos
y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los
unos con los otros.
Artículo 7 Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual
protección de la ley. (…)
191
Artículo 11 (…) 1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma
su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio
público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.
Art. 3.- [Deberes del Estado].- Son deberes primordiales del Estado:
1. Garantizar sin discriminación alguna el efectivo goce de los derechos establecidos
en la Constitución y en los instrumentos internacionales, en particular la educación, la
salud, la alimentación, la seguridad social y el agua para sus habitantes.
192
cualquier servidora o servidor público, administrativo o judicial, de oficio o a petición
de parte.
Los derechos serán plenamente justiciables. No podrá alegarse falta de norma
jurídica para justificar su violación o desconocimiento, para desechar la acción por esos
hechos ni para negar su reconocimiento.
4. Ninguna norma jurídica podrá restringir el contenido de los derechos ni de las
garantías constitucionales.
5. En materia de derechos y garantías constitucionales, las servidoras y servidores
públicos, administrativos o judiciales, deberán aplicar la norma y la interpretación que
más favorezcan su efectiva vigencia.
7. El reconocimiento de los derechos y garantías establecidos en la Constitución y
en los instrumentos internacionales de derechos humanos, no excluirá los demás
derechos derivados de la dignidad de las personas, comunidades, pueblos y
nacionalidades, que sean necesarios para su pleno desenvolvimiento.
8. El contenido de los derechos se desa-rrollará de manera progresiva a través de las
normas, la jurisprudencia y las políticas públicas. El Estado generará y garantizará las
condiciones necesarias para su pleno reconocimiento y ejercicio.
Será inconstitucional cualquier acción u omisión de carácter regresivo que
disminuya, menoscabe o anule injustificadamente el ejercicio de los derechos.
9. El más alto deber del Estado consiste en respetar y hacer respetar los derechos
garantizados en la Constitución.
Art. 21.- [Identidad cultural].- Las personas tienen derecho a construir y mantener
su propia identidad cultural, a decidir sobre su pertenencia a una o varias comunidades
culturales y a expresar dichas elecciones; a la libertad estética; a conocer la memoria
histórica de sus culturas y a acceder a su patrimonio cultural; a difundir sus propias
expresiones culturales y tener acceso a expresiones culturales diversas.
193
y con los pactos, convenios, declaraciones y demás instrumentos internacionales de
derechos humanos, los siguientes derechos colectivos: (…)
1. Mantener, desarrollar y fortalecer libremente su identidad, sentido de pertenencia,
tradiciones ancestrales y formas de organización social.
9. Conservar y desarrollar sus propias formas de convivencia y organización social,
y de generación y ejercicio de la autoridad, en sus territorios legalmente reconocidos y
tierras comunitarias de posesión ancestral.
10. Crear, desarrollar, aplicar y practicar su derecho propio o consuetudinario, que
no podrá vulnerar derechos constitucionales, en particular de las mujeres, niñas, niños
y adolescentes.
194
Art. 76.- [Garantías básicas del derecho al debido proceso].- En todo proceso en
el que se determinen derechos y obligaciones de cualquier orden, se asegurará el
derecho al debido proceso que incluirá las siguientes garantías básicas: (…)
1. Corresponde a toda autoridad administrativa o judicial, garantizar el
cumplimiento de las normas y los derechos de las partes.
2. Se presumirá la inocencia de toda persona, y será tratada como tal, mientras no se
declare su responsabilidad mediante resolución firme o sentencia ejecutoriada.
7. El derecho de las personas a la defensa incluirá las siguientes garantías: (…)
h) Presentar de forma verbal o escrita las razones o argumentos de los que se crea
asistida y replicar los argumentos de las otras partes; presentar pruebas y contradecir
las que se presenten en su contra.
k) Ser juzgado por una jueza o juez independiente, imparcial y competente.
195
materialmente, las leyes y demás normas jurídicas a los derechos previstos en la
Constitución y los tratados internacionales, y los que sean necesarios para garantizar la
dignidad del ser humano o de las comunidades, pueblos y nacionalidades.
En ningún caso, la reforma de la Constitución, las leyes, otras normas jurídicas ni
los actos del poder público atentarán contra los derechos que reconoce la Constitución.
Artículo 26.- Dolo.- Actúa con dolo la persona que tiene el designio de causar daño.
Artículo 34.- Culpabilidad.- Para que una persona sea considerada responsable
penalmente deberá ser imputable y actuar con conocimiento de la antijuridicidad de su
conducta.
196
La persona que, al momento de cometer la infracción, se encuentra disminuida en
su capacidad de comprender la ilicitud de su conducta o de determinarse de
conformidad con esta comprensión, tendrá responsabilidad penal atenuada en un tercio
de la pena mínima prevista para el tipo penal.
197
PROYECTO DE RESOLUCIÓN No. XX-2017
CONSIDERANDO:
198
Que la Constitución de la República del Ecuador dispone que los titulares de los
derechos son “las personas, comunidades, pueblos, nacionalidades y colectivos” en el
artículo número 10 y que “Todas las personas son iguales y gozarán de los mismos
derechos, deberes y oportunidades” según el artículo 11.2 ibidem; además, en el
artículo número 21 se reconoce la identidad cultural al referir que “las personas tienen
derecho a construir y mantener su propia identidad cultural, a decidir sobre su
pertenencia a una o varias comunidades culturales y a expresar dichas elecciones”,
por lo que es necesario examinar estos precedentes para analizar la culpabilidad de una
persona en un procedimiento judicial en materia penal.
199
legislación constitucional y penal, ya que se contrapone al principio legalista
denominado “la ignorancia de la ley no excusa” y permite que los seres humanos se
desarrollen conforme a su propia determinación, medio social y familiar, pertenencia e
identificación cultural, condición migratoria, nivel de educación formal, posición
económica y demás factores que determinan el proceso de conocimiento en el ser
humano y, por tanto, traza, además, su horizonte de comprensión de la ilicitud de la
conducta o, en forma general, de delito en el Ecuador.
Que el Código Orgánico Integral Penal determina en su artículo 29 que para que
exista un análisis positivo de antijuricidad la conducta deberá “amenazar o lesionar,
sin justa causa, un bien jurídico protegido”, por lo que se infiere que debe existir la
200
vulneración o puesta en peligro de un bien jurídico protegido para que se pretenda
escalar este peldaño de la teoría del delito una vez se haya verificado la ausencia de
una causa de justificación señalados por el COIP.
Que el Código Orgánico Integral Penal define al trastorno mental como la única
causa de inculpabilidad en el artículo No. 35, pero texto más arriba determina que el
conocimiento de la antijuricidad es presupuesto de culpabilidad y choca con el
concepto de la teoría del error de prohibición, por lo que se hace necesaria la inserción,
mediante esta intromisión a la ley, de la teoría del error de prohibición como una
medida indispensable de protección a los derechos humanos y aceptando su validez
doctrinaria para mantener intacta la función propia del principio de culpabilidad
reconocido en la Constitución de la República del Ecuador.
201
tercio de la pena mínima prevista para el tipo penal”., ya que es un efecto que también
se presenta cuando se incurre en un error de prohibición vencible y debe quedar
estipulado como una posible atenuación de la pena cuando sea valorada por el juez en
un proceso penal.
RESUELVE:
202
Artículo 2. - La persona que, al momento de cometer la infracción, posee un
concepto deformado o errado de la realidad objetiva, se encuentra disminuida en su
capacidad de comprender la ilicitud de su conducta o de determinarse de conformidad
con esta comprensión o no logró actualizar su conocimiento de lo antijurídico pudiendo
hacerlo, incurre en un error de prohibición vencible. Tendrá responsabilidad penal
atenuada en un tercio de la pena mínima prevista para el tipo penal.
Esta Resolución será aplicada a partir de esta fecha, sin perjuicio de su publicación
en el Registro Oficial.
Firman:
203
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207
Anexo No. 1
Encuesta
Encuesta: Tema: (In)existencia del error de prohibición provoca inseguridad jurídica
al no estar explicitado en el Código Orgánico Integral Penal.
El presente temario tiene por objetivo determinar cuál es su apreciación acerca de la
teoría del error de prohibición, la cual versa sobre la posibilidad de excluir la
culpabilidad de una persona o atenuar su responsabilidad, en caso de error de
prohibición invencible y vencible respectivamente, cuando ignora la existencia de la
ley o piensa que actúa bajo la participación de una causa de justificación; es decir, versa
sobre el conocimiento de la antijuricidad de la conducta.
Lea las siguientes preguntas y conteste de acuerdo a su criterio personal, debe tomar en
cuenta que la respuesta se divide en: 1 (es falso/NO); 2 (es parcialmente falso); 3 (es
parcialmente cierto); y, 4 (es cierto/SI)
208
¿Considera usted que la exclusión de la culpabilidad de una
8 persona que no sabe que ha cometido una infracción en el
Ecuador es una medida protectora de los derechos humanos?
209
Anexo No. 2
EL CONOCIMIENTO DE LA
ANTIJURICIDAD EN EL DERECHO PENAL
miércoles 13 de abril del 2011 | 10:28
En homenaje al Dr. José García Falconí, por el día del Maestro ecuatoriano.
Junto a las categorías dogmáticas del delito (acción, típica y antijurídica) encontramos la
culpabilidad, la misma que se funda en la “posibilidad del conocimiento de la desaprobación
jurídico penal y en la capacidad de motivación.”. Esta categoría dogmática puede definirse
como “el reproche que se realiza al autor del hecho típico y antijurídico, debido a su motivación
contraria a la norma (contraria al deber)” es decir será responsable penalmente quien ha
cometido la acción típica y antijurídica y además quien hubiere obrado culpablemente,
llegando por lo tanto a convertirse esta etapa analítica del delito en el presupuesto necesario
para la imposición y medida de la pena, por manera que el sujeto que no conoció su injusto
no la merece: “…culpable es el autor de un ilícito si ha podido comprender la ilicitud y
comportarse de acuerdo con esa comprensión, si ha podido saber de la ilicitud y si no ha
obrado en un contexto en el que se excluye su reprochabilidad.”
210
Evolución del concepto de culpabilidad
Nos corresponde revisar el tercer momento del avance histórico del concepto de culpabilidad
que, para Bacigalupo y Donna, se lo encuentra en el avance en el diseño de la culpabilidad
donde Goldschmidt considera que el problema de la conciencia de la antijuricidad debe ser
analizado tomando en cuenta una norma de deber: “Junto a la norma jurídica hay otra que es
la norma de deber. Pues bien, la norma jurídica regula la conducta exterior; en cambio, la del
deber atañe al comportamiento externo. De allí que la norma de deber obligue al individuo a
motivar su conducta, conforme a la representación que el autor tenga en cuanto a que su acto
pueda resultar prohibido por la norma jurídica.” . Un cuarto momento se lo alcanzó con la teoría
finalista de la acción, en la cual “la reprochabilidad presupone la capacidad de motivarse por
la norma” . “(El) concepto funcionalista de la culpabilidad se caracteriza básicamente por su
determinación normativa, desde el punto de vista de la prevención general positiva y de la
configuración de la sociedad.”
En cuanto a la determinación normativa vale la pena destacar que para el profesor Gunter
Jackobs existe “un concepto de bien jurídico propio del derecho penal, consistente en la
prohibición de matar, de dañar, de agredir sexualmente, etc. El bien jurídico no es el daño
naturalmente perceptible de cegarle la vida a una persona o destruir su patrimonio, sino que
es un concepto normativo; la vigencia de la norma. Si la sociedad se estructura a través de
normas, entendidas como "esquemas simbólicos de orientación", y a través de las cuales una
sociedad señala los aspectos fundamentales de su configuración, lo relevante no es una lesión
externa de una situación valiosa (v. gr. la vida, la propiedad, etc.), sino el significado de la
conducta: con su comportamiento el infractor expresa (comunica) que para él no rigen las
expectativas fundamentales, sino su propia concepción del mundo.” En pocas palabras, su
concepto de culpabilidad está basado en la prevención general, en parte.
211
Tenemos adicionalmente las teorías de Achenbach y de Streng. El primero de los nombrados
manifiesta que existe una categorización de la culpabilidad desde los fines de la pena, así
tenemos: la idea de culpabilidad, la culpabilidad como fundamento de la pena; y, la
culpabilidad como medida de la pena. “La teoría dogmática de la culpabilidad, conforme
Achenbach se basa en la prevención general positiva. Se trata de analizar la imputación
subjetiva, que se puede deducir y limitar desde criterios sólo preventivos. Este fundamento de
la imputación individual es la prevención de integración.” . Para Streng, la función de la pena
está determinada por la prevención general positiva ya que se debe confirmar el orden
valorativo que se encuentra arraigado en el “súper yo” según la expresión formulada por Freud,
además no debemos olvidar que para el Streng “La imputación de culpabilidad y la pena
impuesta al autor son expresión de las necesidades de autoestabilización del otro ciudadano
frente al autor del hecho.”
Solo resta decir, en resumen, que la construcción del concepto de culpabilidad se lo ha hecho
en base a dos aspectos: por una parte aquel que refiere al libre albedrío, o sea la posibilidad
de que el ser humano pueda actuar libremente; y, por otra, bajo el determinismo , que
demuestra una predisposición del ser humano a ser algo. De estas dos posiciones, la que
presta mejores garantías y es compatible con el derecho penal garantista es aquella que se
sostiene en el libre albedrío.
Conocimiento de la antijuricidad.
Actualmente existen varias las locuciones que suelen adoptarse para determinar lo que
entendemos como conocimiento de la antijuricidad. En efecto, en la doctrina alemana
encontramos los términos “Unrechtswebufítsein” que se lo ha traducido a nuestro idioma como
"conciencia de lo injusto" y “Unrechtseinsicbt” o "comprensión de lo injusto". En España se lo
denomina "conocimiento de la antijuricidad", "conciencia de la antijuricidad" y “conocimiento
de la desaprobación jurídico-penal del acto” . "Conciencia de la antijuridicidad significa: el
sujeto sabe que lo que hace no está jurídicamente permitido, sino prohibido" , es decir que “a
quien actúa con conocimiento de la antijuricidad del hecho le es plenamente imputable la
realización del mismo”. Muñoz Conde define el conocimiento o conciencia de la antijuridicidad
como “conocimiento del carácter prohibido del hecho típico y antijurídico”
Al respecto del objeto y contenido del conocimiento de la antijuricidad se dice que este tiene
que ver con el “conocimiento por parte del sujeto de que su conducta contraviene una
212
prohibición legal que, trasladado a la esfera del profano, se reduciría al conocimiento de la
antijuricidad material del hecho.” En otras palabras, el objeto del conocimiento radica en que
el autor de la infracción penal conozca no solamente que su conducta está en contra del
ordenamiento jurídico sino que además, según Bacigalupo, conozca también cual es la
sanción impuesta a esa conducta, de manera que se pueda analizar adicionalmente la
capacidad de motivación del infractor en la norma penal.
Conclusiones.
Adicionalmente debemos concluir que este tema da origen al estudio del error de prohibición
que puede existir “no solo cuando el autor cree que actúa lícitamente, sino cuando ni siquiera
se plantea la licitud o ilicitud de su hecho.” Se requiere para evitar ello que se dicten normes
213
penales claras y sencillas tal cual lo propuso Becaria , y de esta forma evitar que se ejerza “el
poder punitivo montado sobre el desconocimiento causado por el entramado legislativo
confuso, múltiple y enmarañado que produce, y se racionaliza ese desconocimiento como un
generoso servicio que presta al ciudadano (la famosa descarga de Luchan). No en vano se ha
observado que el éxito del poder está en proporción directa con lo que logra esconder de sus
mecanismos, de modo que, para el poder, el secreto no pertenece al orden del abuso sino a
una indispensable exigencia de funcionamiento.”
montecrhisto@gmail.com
(Recuperado de:
http://www.derechoecuador.com/articulos/detalle/archive/doctrinas/derechopenal/201
1/04/13/el-conocimiento-de-la-antijuricidad-en-el-derecho-penal
214
Anexo No. 3
El Error de Prohibición
viernes 12 de septiembre del 2014 | 16:36
El Error de Prohibición
Base Legal
El Código Orgánico Integral Penal, en los artículos que a continuación transcribo trata
sobre este punto de derecho.
Artículo 26.- Dolo.- Actúa con dolo la persona que tiene el designio de causar daño.
Responde por delito preterintencional la persona que realiza una acción u omisión de
la cual se produce un resultado más grave que aquel que quiso causar, y será
sancionado con dos tercios de la pena.
Artículo 34.- Culpabilidad.- Para que una persona sea considerada responsable
penalmente deberá ser imputable y actuar con conocimiento de la antijuridicidad de
su conducta.
215
Artículo 35.- Causa de inculpabilidad.- No existe responsabilidad penal en el caso de
trastorno mental debidamente comprobado.
“Este artículo determina cuáles son las causas de inculpabilidad estableciendo que
“No existe responsabilidad penal en los casos de error de prohibición invencible,
trastorno mental debidamente comprobado”.
Esta figura es bastante peligrosa, ya que podría ser utilizada por jueces
inescrupulosos para dejar en la impunidad un sinnúmero de delitos, ya que bastaría
la nueva alegación del desconocimiento de la antijuridicidad de una conducta y la
aquiescencia de un administrador de justicia corrupto o ignorante para que cualquier
persona que haya cometido el delito pueda quedar en la impunidad, aumentando la
desconfianza en la administración de justicia. Es por esto que no considero
conveniente incluir esta causa de inculpabilidad tanto más cuanto que en el presente
Código se le otorga una gran preminencia a los derechos de la víctima, pero que en
este caso quedaría en una total indefensión si algún juez acepta y aplica esta
institución ligeramente.
O sea nace la interrogante ¿se eliminó del Código Orgánico Integral Penal el error
de prohibición invencible, toda vez que la Asamblea Nacional acogió la objeción
parcial del Presidente Constitucional de la República del Ecuador, Econ. Rafael
Correa Delgado, en este sentido?.
216
Recordemos que el Presidente Constitucional de la República, es colegislador en
atención a lo dispuesto en los Arts. 137 de la Constitucional de la República y 64 de
la Ley Orgánica de la Función Legislativa.
Nota Importante
Debo reconocer que el Código Tipo Penal para Latinoamérica, reconoce el error de
prohibición, al señalar: “No es punible quien al realizar el hecho incurre en error sobre
algunas de las exigencias necesarias para que el delito exista, según su descripción
legal; no obstante si el error proviene de culpa el hecho se sancionará solo cuando la
ley señala pena para su realización a tal tipo. La misma regla se aplicará al respecto
de quien supone erróneamente la concurrencia de circunstancias que justificarían el
hecho realizado”.
El mismo Código Tipo Penal, también señala: “No obra culpablemente, el que por
error invencible cree que el hecho que realiza no está sujeto a pena. Si el error no
fuera invencible, la pena prevista para el hecho podrá ser atenuada conforme
(…)”. De tal modo que este artículo regula el error jurídico sobre las causas de
justificación y el error sobre la ley penal.
El tema del error es un problema muy interesante, pues es uno de los aspectos de la
teoría del delito que va ser motivo de análisis jurídico durante los próximos años a
raíz de la vigencia del Código Orgánico Integral Penal; debiendo señalar que si bien
en el caso ecuatoriano se trata de una estructura procesal inédita y que los desafíos
que se presentan son enormes, se trata de una figura dogmático-procesal que ya está
documentada en el derecho procesal penal comparado.
De tal manera que el derecho penal, que parte de la concepción del hombre como ser
responsable, como sujeto capaz de autodeterminación, se ve impelido a erigirse como
una normatividad imperativa en cuanto a que las conductas que ordena o prohíbe
debe conocerlas la persona para quien están destinadas, o está en posibilidad de
conocerlas, para poder reprocharle a ella su forma de proceder.
217
Por consiguiente, la misión más importante que le incumbe al operador de justicia,
especialmente a juezas y jueces a raíz de la vigencia del Código Orgánico Integral
Penal, es la integración de los conocimientos de política criminal al contenido de la
teoría general del delito, puesto que así se satisface los requerimientos de la
seguridad jurídica lográndose resultados inequívocos y uniformes, y las exigencias de
la justicia al darle al derecho penal una fundamentación racional, todo ello dentro del
marco de lo que señala el Art. 1 de la Constitución de la República, que el Ecuador
es un Estado constitucional de derechos y justicia social.
Igualmente hay que señalar, que el error de prohibición está dentro del
elemento culpabilidad, es un tema controvertido en la doctrina, y poco comprendido
por nuestros profesionales del derecho; he aquí la importancia del seminario
organizado por AFEMPE; al tratar el tema del principio de justicia intercultural y del
error de prohibición, hoy que entró en vigencia el Código Orgánico Integral Penal.
Correo: josegarciafalconi@gmail.com
(Recuperado de:
http://www.derechoecuador.com/articulos/detalle/archive/doctrinas/derechopenal/201
4/09/12/el-error-de-prohibicion).
218
Anexo No. 4
Introducción
“Conducta punible. Para que la conducta sea punible se requiere que sea típica,
antijurídica y culpable. La causalidad por sí sola no basta para la imputación jurídica
del resultado. Para que la conducta del inimputable sea punible se requiere que
sea típica, antijurídica y se constate la inexistencia de causales de ausencia de
responsabilidad”.
El Anteproyecto de Código Penal de la Nación Argentina cuya Comisión para la Elaboración
estuvo presidida por el Prof. Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni, fue presentado el 10 de diciembre
del 2013. De una revisión de la Parte General del mismo apreciamos que no hay una
219
aproximación conceptual de lo que es el delito o de su contenido. El Art. 1 se refiere a
los Principios y en el numeral 2, consigna: “ a) Legalidad estricta y
responsabilidad. Solo se considerarán delitos las acciones u omisiones expresa y
estrictamente previstas como tales en una ley formal previa, realizadas con
voluntad directa, salvo que también se prevea pena por imprudencia o negligencia.
No se impondrá pena ni otra consecuencia penal del delito, diferente de las
señaladas en ley previa ”.[4]
220
Como no es suficiente al ordenamiento jurídico y para salvaguardar los
intereses sociales, formular prevenciones genéricas, se encuentra en la
necesidad de concretar en disposiciones penales cuáles son las conductas
violatorias de normas jurídicas que merecen una sanción penal, como dice
Welzel destacando la importancia del tipo penal a partir de Beling, "el tipo
es la materia de la prohibición de las disposiciones penales; es la
descripción objetiva, material, de la conducta prohibida". [6]
Pero no toda conducta típica debe ser reputada como antijurídica, por regla
general lo es entendiendo a la antijuridicidad como "la contradicción de la
realización del tipo de una norma prohibitiva con el ordenamiento jurídico
en su conjunto”[7], más puede acontecer que esa conducta que realiza el
tipo de una norma prohibida (como "no matar"), estará permitida como
causa de justificación cuando concurren los requisitos de la legítima
defensa. Decimos que la antijuridicidad es juicio de desvalor de la conducta
típica, o del acto, porque el ordenamiento jurídico pretende crear con las
normas y preceptos permisivos un orden valioso de la vida social que es
menoscabado por la realización antijurídica del tipo.
221
dispone un precepto permisivo, esto nos lleva a afirmar (infra) que la
tipicidad hace presumir la antijuridicidad iuris tantum.
La antijuridicidad y el injusto
222
penal, debiendo admitir con propiedad que en el campo penal la referencia
es al injusto.
223
causalidad. La conducta es sinónimo de acción y de acto, y sin el tipo no se
pueden distinguir las omisiones del no hacer.
Junto al dolo ubicamos los elementos subjetivos del tipo que son diferentes
al dolo y que hacen referencia a las particulares finalidades que puede
perseguir el agente y que permiten diferenciar figuras que tienen los
mismos elementos en el tipo objetivo, como en el caso de la privación de
la libertad, el rapto y el plagio. Si fuese cierto que por un acto de magia
jurídica se pudiese estudiar al delito como acto típico y antijurídico (injusto
penal) y al dolo y a la culpa como estadios de la culpabilidad, la falta de
claridad y la propia contradicción nos llevaría a sostener que habría delito
sin dolo o sin culpa.
Sobre la culpabilidad
224
menos dolo y con más o menos culpa. Debemos tener claros los límites
entre el juicio de disvalor del acto y el juicio de disvalor del autor que es
propio de la culpabilidad. Bien vale decir que se actúa con o sin dolo y con
o sin culpa, pero no con menos o más dolo y con menos o mas culpa, para
graduar el reproche de culpabilidad. Para los finalistas la ausencia del dolo
y de la culpa de los predios de la culpabilidad no ha significado un
vaciamiento de la teoría normativa de la culpabilidad, pues en ésta
tenemos como criterios legales de reproche del injusto a su autor, la
posibilidad de comprensión de la antijuricidad y un cierto ámbito de
determinación del sujeto. [14]
225
hemos venido sosteniendo en nuestras diferentes publicaciones sobre el
tema desde el año 1984.
226
Como nos recuerda el Prof. Bustos Ramírez, luego de ese recuento de las
teorías causalista naturalista, causalista valorativa y la finalista, a la que
agrega la llamada teoría de la acción social, y coincidimos en la afirmación
de que la teoría finalista logra culminar todo un proceso dogmático en la
configuración de la teoría del delito que permite superar las contradicciones
existentes con lo cual se logra una mejor precisión conceptual y garantista.
En palabras del recordado jurista Bustos Ramirez, “a partir del año 1965,
época en que la teoría finalista alcanza su total consagración, surge una
nueva etapa en la evolución de la teoría del delito que sobre la base de la
renovación producida en la criminología y en la política criminal, analiza el
delito no solo desde una perspectiva conceptual
o estrictamente dogmática, sino preferentemente desde las funciones y
legitimación de un Estado social y democrático de derecho y por eso mismo
desde el sentido y justificación de la pena”. [18]
El Prof. Helmut Frister deja puerta abierta para que se pueda discutir sobre
la teoría del delito y su estructura, y luego de afirmar que “el Derecho penal
vigente se basa en la idea de la culpabilidad por el hecho individual. Los
hombres no son penados por la conducción de su vida en conjunto sino por
determinadas formas de conducta, conminadas con pena por la ley. De este
modo, el presupuesto básico de todo hecho punible es una conducta a
calificar en concreto de una persona natural que satisfaga los presupuestos
227
de una ley penal determinada”[20]. El Prof. Frister se refiere a continuación
a las que denomina cuestiones de subsunción, que pueden ser apreciadas
– en nuestra opinión- como los elementos del delito que se configuraría a
partir del injusto típico (tipicidad y antijuridicidad), y la culpabilidad como
juicio de reproche.
Por lo anterior es que por nuestra parte nos referimos a un doble juicio, el
de disvalor o de reproche del acto una vez que hemos constado que
el acto típico es antijurídico (o ilícito, que es el equivalente del injusto
penal), y el juicio de disvalor o de reproche del autor, por el cual concluimos
en su culpabilidad. Podemos afirmar que la culpabilidad es del autor y no
del acto, en razón de ello sostenemos que los inimputables si cometen
delito, pero como no hay reproche de culpabilidad se les impone una
medida de seguridad y no una pena.
228
de enero del 2014 en esta parte mal asesorado se afirma que se ha
suprimido el error de prohibición porque en el Art. 35 del COIP (versión del
14 de diciembre del 2013) se ha suprimido la expresión error de
prohibición.
229
Tanto el error de tipo como el error de prohibición que se pretenden
desconocer en Ecuador en el COIP, no obstante la vigencia e importancia
que debe tener en el respeto a los derechos humanos en un Estado que se
proclama como constitucional de derechos y justicia, han sido desarrollados
en Alemania por Welzel, Maurach, Jeschech, Roxin, etc., en España en esa
línea bastaría mencionar a Cerezo Mir, Diez Ripollès, Mir Puig, Muñoz
Conde, Gracia Martín, Polaino Navarrete, entre otros. En Argentina citemos
a Zaffaroni y a Donna. En Chile a Bustos Ramírez y Etcheberry
Orthusteguy. En Colombia a Fernández Carrasquilla y Agudelo Bertancurt.
En Perú a Urquizo Olarticoechea y Villavicencio Terreros. En México a De la
Barreda Solórzano y Moreno Hernández, y en Ecuador a Zavala Baquerizo
y Albán Gómez. No sabemos de dónde surgió la idea de que estas
instituciones fundamentales de lo mejor del pensamiento penal de la
modernidad y de la pos modernidad, que son pilares esenciales en la mejor
dogmática penal de la hora presente - con más de setenta años de
permanente vigencia - pueden ser causa de impunidad. Es un gravísimo
error que en algún momento debe ser superado.[21]
[1]
Alfonso ZAMBRANO PASQUEL, Estudio introductorio al Código Orgánico Integral Penal, Tomo I,
Corporación de Estudios y Publicaciones, Quito, 2014, p. 133 y ss.
[2]
Publicado en el RO S- 108 del 10 de febrero del 2014.
230
[3]
Anteproyecto de Código Penal para Ecuador de Alfonso Zambrano Pasquel. Publicado en Práctica
Penal, Tomo V, Edino, Guayaquil, 1995, p. 152- 248.
[4]
Se puede ver el Anteproyecto de Código Penal de la Nación Argentina en nuestra página web en
http:// www.alfonsozambrano.com en el link Doctrina Penal.
[5]
Hans WELZEL, Derecho Penal. Parte General, Roque de Palma, Editor, Buenos Aires, 1956. p. 43.
[6]
Hans WELZEL, ob. Cit. p. 44.
[7]
Hans WELZEL, ob. Cit. p. 47.
[8]
Hans WELZEL, en ob. Cit. p. 49.
[9]
Hans WELZEL en ob. Cit. p. 50.
[10]
Hans WELZEL en ob. Cit. p. 59.
[11]
Hans WELZEL, en ob. cit. p. 57.
[12]
Hans WELZEL, Derecho Penal. Parte General, ob. Cit., p. 58.
[13]
Alfonso ZAMBRANO PASQUEL, en Manual de Derecho Penal, Offset Graba, Guayaquil,
1984, pp. 67-85, pp. 119-141. Eugenio Raúl ZAFFARONI, Manual de Derecho Penal, Parte
General, 4ta. Edic. Ediar, Buenos Aires, 1985, pp. 371-426.
[14]
Eugenio Raúl ZAFFARON, Manual de Derecho Penal, op. cit, p. 516, "para reprocharle una
conducta a su autor (es decir para que haya culpabilidad) se requiere que este haya tenido la
posibilidad exigible de comprender la antijuridicidad de su conducta y que haya actuado dentro
de un cierto ámbito de autodeterminación más o menos amplio, es decir, que no haya estado
en una pura opción... la culpabilidad es un concepto graduable, es decir que admite grados de
reprochabilidad..."
[15]
Eugenio Raúl ZAFFARONI, Manual de Derecho Penal, ób. cit, p. 517.
[16]
Cf. Alfonso ZAMBRANO PASQUEL, Manual de Derecho Penal. Parte General, ob. cit. p. 15 y ss.
; Derecho Penal. Parte General, Editorial ARA, Lima, 2006, p. 49 y ss. ; Manual de Derecho Penal. Parte
General, Corporación de Estudios y Publicaciones, Quito, 2008, p. 33 y ss.
[17]
Juan BUSTOS RAMIREZ, Manual de Derecho Penal Español. Parte General, Editorial Ariel. S.A.,
España, 1ra edición, 1984, p. 148 -149.
[18]
Juan BUSTOS RAMIREZ, Ob. Cit. p. 167.
[19]
Juan BUSTOS RAMIREZ , en ob. Cit. p. 175.
231
[20]
Helmut FRISTER, Derecho penal. Parte general, traducción de la 4ª edición alemana de Marcelo A.
Sancinetti, Jose Luis Depalma editor, Hammurabi, Buenos Aires, 2011, p. 150 y ss.
[21]
Cf. Alfonso ZAMBRANO PASQUEL, Estudio Introductorio al Còdigo Orgànico Integral Penal, Tomo
I, ob. Cit. P. 170 y ss.
(Recuperado de:
http://www.derechoecuador.com/articulos/detalle/archive/doctrinas/derechopenal/201
4/05/19/la-teoria-del-delito-en-el-coip).
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