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ELIZABETH MONROY HUITRÓN

6° CUATRIMESTRE
CONCURSO MERCANTIL

El concurso mercantil es un juicio universal que versa sobre la totalidad de los bienes y
derechos que constituyen el patrimonio de la empresa de un comerciante en incumplimiento
generalizado de pagos, y al que concurren todos los acreedores del comerciante, en busca
del reconocimiento y el pago de sus créditos, se hagan presentes o no; teniendo como objeto
determinar los bienes y derechos del comerciante deudor para satisfacer en la medida de lo
posible, los créditos insolutos de acuerdo con la gradación y prelación que estipula la ley.

Cuando las deudas de una empresa son más grandes que su capital, inversión y patrimonio,
el colapso de su fracaso por sostenerse provoca que los acreedores tengan que solicitar por
la vía judicial el cobro inmediato de sus créditos ante el vencimiento de los mismos y los
cuales no han sido cubiertos, naciendo el derecho para poder solicitar el concurso del
comerciante, mediante el procedimiento de concurso mercantil. Éste tiene su origen en la
quiebra, la cual hace referencia al estado especial de un comerciante que ha cesado en el
pago de sus obligaciones, así como el procedimiento judicial que tiene por objeto declarar
esa situación de quiebra y realizar con el activo del quebrado los pagos de sus créditos;
aclarando que la quiebra es el juicio por el que se incapacita patrimonialmente a alguien por
su situación de insolvencia y se procede a ejecutar todos sus bienes que formen la masa
concursal a favor de todos sus acreedores reconocidos en el procedimiento de concurso
mercantil., por lo que la finalidad de la quiebra es la venta de la empresa del comerciante, de
sus bienes y de la unidad productiva que lo integren.

Ahora bien, el concurso mercantil mexicano con antecedentes internacionales se remonta al


Derecho Romano basándose en instituciones jurídicas tales como Legis actio per manum
iniectionem, que aparece regulada en la ley de las XII Tablas (451-449 a.C): Se trataba de
una acción ejecutiva con la que se presionaba al deudor a pagar una sentencia que, desde
tiempos remotos, fue siempre pecuniaria, Manus injectio (aprehensión corporal), también
aparece regulada por la ley de las XII Tablas: Su propósito fundamental era obrar en contra
de la persona del deudor, ya sea mediante la aplicación de prisión privada, reducción a la
calidad de esclavo o la muerte, Se aplicaba al deudor que fuese demandado judicatus, por
un acreedor que tiene un crédito que conste de manera clara, como lo es al confessus in
iure (reconocimiento de deuda ante la autoridad), Lex Poetelia Papilia (326 a. de C.): se
dotaba al deudor de resarcir a sus acreedores por medio de su trabajo, sin ser objeto de
penas privativas de la libertad o la vida, Missio in possessionem o in bona debitoria: esta
medida consistía en un embargo precautorio sobre los bienes de un sujeto que se
pretendiera demandar, la cual debía ser previamente solicitada al pretor y era él quien
decidía si concederla o no. Dicha previsión generaba la obligación al embargante de notificar
en la menor cuantía de tiempo posible al demandado, y ya cumplido con ello, pasado un
plazo determinado, se podía proceder a la venta de los bienes respectivos, Bonorum
venditio (Siglo II a. de C.): Consistía en la venta en bloque de los bienes de un deudor
insolvente en beneficio de sus acreedores, Actio pauliana: Esta acción tenía como propósito
el impedir que un sujeto deudor enajenara bienes sin haber cumplido con sus obligaciones
de pago. El Estado catalogaba esta actividad de dolosa, debido a que se presumía la
intención de perjudicar a los acreedores. Estas acciones evolucionaron hasta lograr que la
autoridad jurisdiccional autorizara no sólo la posesión, sino también la enajenación de los
bienes del deudor y la aplicación de su producto al pago de la deuda. Posterior a ello nace el
derecho español en la baja edad media. En esta época ya se hablaba sobre la quiebra de los
comerciantes. Doctrinalmente se dividía en dos sistemas: el italiano-liberal, que se distinguía
por la administración de la masa del quebrado por sus propios acreedores; y el español-
oficial por la intervención de la autoridad judicial, dividido en etapas del procedimiento.
Abocándonos especialmente en el Derecho concursal mexicano se habla de que la primera
ley que reguló la materia de quiebras fue la Ley de Bancarrota del año 1853. Este
ordenamiento, según los expertos del tema, derivaba en gran parte del Código de Comercio
Francés (1810) y del Código Español (1829). Ambos cuerpos normativos regulaban la
insolvencia, definida como la abstención de los pagos de un comerciante por falta de
liquidez; en 1943 surge la Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos, (previa derogación de
los artículos correspondientes contenidos en el Código de Comercio), con la finalidad de
proteger a las sociedad mercantiles, aunque podían participar de ella las personas físicas
comerciantes, como en la actual ley de Concursos Mercantiles. En este ordenamiento legal,
el Estado tenía la obligación de cuidar los intereses de la sociedad, quienes podían resultar
afectados por el procedimiento de quiebra, como los trabajadores y los organismos públicos
en materia fiscal. Finalmente, esta ley estableció un mecanismo que se ajustaba a las
condiciones económicas y sociales de nuestro país: reguló el concurso mercantil como un
procedimiento privilegiado para los acreedores que se vieron afectados por la omisión del
comerciante en cuanto a los pagos mediante la figura del convenio, y sólo en el caso de que
éste no se llevara a cabo, mediante la liquidación de la empresa.
Para concluir se enunciaran los sujetos y/o elementos participantes del concurso mercantil de
acuerdo al artículo 4° de la Ley de Concursos Mercantiles, mismos que son: Acreedores
Reconocidos, a aquéllos que adquieran tal carácter por virtud de la sentencia de
reconocimiento, graduación y prelación de créditos; Comerciante, a la persona física o moral
que tenga ese carácter conforme al Código de Comercio. Este concepto comprende al
patrimonio fideicomitido cuando se afecte a la realización de actividades empresariales.
Igualmente, comprende a las sociedades mercantiles controladoras o controladas; Domicilio,
el domicilio social y en caso de irrealidad de éste, el lugar donde tenga la administración
principal la empresa. En caso de sucursales de empresas extranjeras será el lugar donde se
encuentre su establecimiento principal en la República Mexicana. Tratándose de
Comerciante persona física, el establecimiento principal de su empresa y, en su defecto, en
donde tenga su domicilio; Firma Electrónica, al medio de ingreso al sistema electrónico del
Poder Judicial de la Federación que producirá los mismos efectos jurídicos que la firma
autógrafa, como opción para enviar y recibir promociones, documentos, comunicaciones y
notificaciones oficiales, así como consultar acuerdos, resoluciones y sentencias relacionadas
con los asuntos de competencia de los órganos jurisdiccionales Masa, a la porción del
patrimonio del Comerciante declarado en concurso mercantil integrada por sus bienes y
derechos, sobre la cual los Acreedores Reconocidos y los demás que tengan derecho,
pueden hacer efectivos sus créditos, y las UDIs, que son las Unidades de Inversión.
Podemos concluir que el concurso mercantil es la opción judicial para tratar de resolver la
problemática de las empresas que por falta de liquidez incumplen de forma generalizada. Es
un fenómeno jurídico pero también económico que interesa a los particulares que
intervienen, pero también al Estado que quiere evitar que la empresa fracase, por ser
generadora de empleos, y de ingresos para el Estado, además de hacer circular la economía
de un país. Es por ello que se debe conocer a las partes y entender si se abre un
procedimiento ordinario concursal (para aquellas personas o sociedades que se dedican a
realizar actos de comercio sin que estén explotando un servicio concesionado por el Estado)
o especial (Las sociedades que para poder explotar su objeto social requieren permiso o
concesión del Estado), los cuales tienen como función controlar a las empresas que tienen
servicios concesionados del Estado.

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