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Pirateria Clase
Pirateria Clase
Los siglos XVI y XVII fueron prácticamente para la piratería americana una época
dorada, durante este tiempo hicieron dejar, los comprometidos con el oficio de
delinquir, a sus antojos, sin conseguir mayores resistencias por parte del gobierno
español; pulularon estos piratas como plagas de acecho, siendo tan provechoso el
negocio que cada vez más se engrosaban las filas de las tenebrosas flotas de
aventureros llegados al Caribe para sembrar en él desolación, miedo y muerte. El
fructífero oficio pirático fue tal que arropó incluso a un puñado de fuertes, valientes
y atrevidas mujeres; vale la pena mencionar a las aguerridas Anne Bonny, Mary
Read, Catalina Erauso, llamada la monja alférez, Alwilda, quien de pirata pasó a ser
la reina de Dinamarca, Grace OMalley, entre otras féminas (algunas con
características virago). A la postre son un ejemplo de cómo caló el espíritu de
aventura y lucro en los hombres sin distingo de sexo, raza y nacionalidad.
"Eran gentes sin rey procedentes de cualquier nación, -señala Lucena- no les
amparaba ningún pabellón, ningún gobierno. No eran hugonotes, ni
anglicanos, ni calvinistas, ni católicos, y podían serlo todo sin que nadie les
dijera nada por ello. Eran malditos rebeldes que vivían en un mundo bárbaro
al margen de la civilización...". Fueron propios del Caribe y del segundo
cuarto del siglo XVII, período que coincide con el declinar del Imperio
español, el cual difícilmente pudo controlar las depredaciones que realizaban
en el vasto mundo isleño.
"Eran gentes sin rey procedentes de cualquier nación, -señala Lucena- no les
amparaba ningún pabellón, ningún gobierno. No eran hugonotes, ni anglicanos,
ni calvinistas, ni católicos, y podían serlo todo sin que nadie les dijera nada por
ello. Eran malditos rebeldes que vivían en un mundo bárbaro al margen de la
civilización...". Fueron propios del Caribe y del segundo cuarto del siglo XVII,
período que coincide con el declinar del Imperio español, el cual difícilmente
pudo controlar las depredaciones que realizaban en el vasto mundo isleño.
RESUMEN
Los corsarios disfrutaban de lo que se llama patente de corso, es decir, «licencia para robar y
saquear> con la autorización explícita del rey u otro gobernante. Esta patente era privilegio de
Inglaterra y Francia, que tenían a sus corsarios institucionalizados y cuya actividad se convierte
en lícita en tiempos de guerra. De esta manera, los piratas clásicos se van haciendo corsarios,
que es una postura más cómoda, pues actúan siempre dentro de un orden legitimado y bajo la
protección de la ley