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El Homo Habilis, fue llamado así porque desarrolló la habilidad para utilizar las piedras
afiladas para cortar la carne y tallos de raíces que eran parte de su dieta habitual.
Más adelante el Homo Erectus desarrollaría utensilios y herramientas de piedra
(cuchillos, hachas, raspadores). También se caracterizó por el ser el primero en producir
y utilizar el fuego.
Hacia fines de la Edad Antigua, Siglo IV o V, en la mayor parte del continente europeo
tuvo lugar una breve edad del hielo, que duraría hasta finales de la Edad Media y
principios de la Edad Moderna. Las heladas y los crueles inviernos redujeron la
producción agrícola y propiciaron la aparición de epidemias y hambrunas que afectaron
a millones de personas. No se conocía la calefacción de ambiente del modo en que se
conoce en la actualidad. En este período la relación del hombre y la naturaleza fue de
padecimiento para el primero porque sus conocimientos le hacían imposible crear
condiciones para enfrentar las inclemencias de la climatología.
Hacia el 3000 a.C. en Occidente los etruscos erigieron viviendas modestas en las que
incorporaron nociones de geometría, arquitectura y albañilería similares a las que
conocemos hoy. En el mismo tiempo, en Egipto, o en la cultura precolombina en
América, la naturaleza fue reconocida como una instancia superior al hombre y fue
venerada erigiriendo monumentos religiosos grandiosos como pirámides y obeliscos.
En el Medioevo el régimen feudal, hizo que la relación del hombre con la naturaleza se
basara en la subsistencia a través de la producción agrícola a mayor escala y de la
utilización de materiales como la piedra para la construcción de fortalezas, murallas y
elementos para combatir en las guerras.
Con el descubrimiento de América en el siglo XVI y su fuerte expansión colonial,
Europa vivió unos siglos de progreso económico, cultural y social como nunca antes
había vivido. Gracias a los recursos naturales extraídos de tierras lejanas (las indias
orientales) se utilizaron para erigir catedrales, palacios, diseñar joyas para realzar a
quienes ostentaban poder, y se importaron hortalizas y frutas desconocidas para el
continente europeo como la papa o el limón. La integración de estos recursos dio un
empuje al imperio europeo; la papa se constituyó en uno de los principales nutrientes de
la población y gracias al consumo del limón se erradicó la escarlatina.