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EL CONCEPTO DE CULTURA

Cultura, palabra que evoca la actividad teórica de la comunidad científica especializada en el estudio
del paisaje intelectual y estilos de vida de las sociedades humanas. La cultura es uno de aquellos
conceptos seminales que permiten vislumbrar un importante ángulo del ser humano y del cual nació
la antropología como ciencia.
La cultura es un todo complejo e integral de significaciones representadas en símbolos -palabras,
gestos, ademanes, dibujos, sonidos musicales, de conocimientos, de mecanismos de producción, de
comunicación y de control. Estos patrones culturales, adquiridos por el hombre como miembro de la
sociedad y transmitidos históricamente, son respuestas adaptativas al medio ambiente, físico y
social, y a los problemas básicos de supervivencia y reproducción.
A la cultura se le reconoce su carácter de herencia social y no biológica por ser históricamente
transferida, precisamente, uno de sus principales atributos consiste en el poder de transmisibilidad a
través de medios no biológicos sino mediante canales sociales con los cuales se comunica de un
individuo a otro, de una generación a otra, de una época a otra y de una región a otra.
Siguiendo al antropólogo Leslie White, en La ciencia de la cultura, el sistema cultural está integrado
por tres subsistemas con fuerte interacción entre sí: el material o tecnológico, el sociológico y el
ideológico.
 El primero está conformado por los instrumentos materiales de orden mecánico, físico,
eléctrico, químico y electrónico junto con las técnicas de su uso; en este subsistema se
encuentran también la ciencia y sus instrumentos, los medios de producción, los de
comunicación, de ofensa y de defensa y los materiales de refugio. Tradicionalmente, a todos
estos elementos se les ha reconocido como la cultura material.
 El subsistema sociológico, integrado por relaciones interpersonales, está conformado por las
categorías sociales: familiares, económicas, políticas, ocupacionales, comunicativas,
religiosas, militares, etc.
 El subsistema ideológico incluye la interpretación del medio ambiente - mágico, científico o
religioso-, los conocimientos expresados en forma simbólica, las creencias, las ideas, las
costumbres, los conocimientos científicos, los valores y el sentido común.

EL CONCEPTO DE COMUNICACIÓN
La comunicación es una actividad social que involucra la producción, la transmisión y la recepción de
formas simbólicas, tiene la necesidad del uso de una inmensa variedad de recursos. Estos recursos
reciben el nombre de medios de comunicación y, en general, cuentan con un soporte técnico o
sustrato material el cual permite algún grado de preservación de las formas simbólicas.
Según Wilbur Schramm, las funciones de la comunicación en la sociedad buscan mantener las
relaciones operantes entre individuos, grupos y naciones; dirigir el cambio y mantener la tensión
social a nivel tolerable.
Durante mucho tiempo la humanidad se comunicó mediante la interacción cara-a-cara. Sus formas
tradicionales narrativas y mitológicas, así como la transmisión de la cultura fueron de carácter oral y
relativamente restringidas localmente. El sociólogo John B. Thompson, especifica la situación

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interactiva de acuerdo con los medios que utilice y diferencia la relación cara-a-cara, de la
interacción mediática.
 en la primera, se comparte un sistema de referencia espacio-temporal común y cuyas
palabras pueden reforzarse con el lenguaje corporal y la entonación de la voz.
 en la interacción mediática, están implicados medios técnicos (papel, cables eléctricos, ondas
electromagnéticas) y permite la comunicación entre individuos que están distantes.
Es necesario pues, introducir la idea de una pluralidad de niveles de sentido de la acción social: la
comunicación de masas es otra forma comunicativa. Este término ha sido objeto de innumerables
críticas; siempre ha sido calificado como ambiguo puesto que son pocos los medios que utiliza, como
la prensa y las emisiones radiofónicas y televisadas, que recogen una gran audiencia; los demás son
de carácter selectivo -libros, revistas-, realmente, el concepto comunicación de masas se refiere al
hecho que los productos están disponibles para un gran público.
Los recientemente creados medios, asociados a importantes desarrollos tecnológicos, la transmisión
por cable y por satélite, permiten una utilización de valor económico como lo son pagos de servicios,
manejo de tarjetas de crédito, entre otros. El destinatario actual de la comunicación de masas, no es
un observador pasivo como se ha creído, muchos de sus usuarios cuentan con una perspectiva
crítica frente a los medios, los individuos disponen de recursos para dar sentido a las formas
simbólicas que se expresan y esa interpretación depende de la formación previa, creencias,
necesidades e intereses de la persona.

La comunicación como sistema


Saussure se interesó por el estudio de las palabras o signos lingüísticos. Propuso que estas eran
entidades sígnicas bifásicas. Esto quiere decir que, si pudiéramos imaginariamente dividir una
palabra (signo), nos quedarían dos partes. A una de ellas podemos llamarla 'significado' que sería la
idea, el concepto, la representación (lo que 'quiere decir' la palabra). A la otra podemos llamarla
'significante'; se trata de la imagen acústica, de la huella del sonido de la palabra en la memoria. El
signo lingüístico (unión de significado y significante) se caracteriza por ser arbitrario. Esto significa,
por ejemplo, que no hay nada de manzana en la palabra 'manzana'. Es arbitrario porque es una
convención social. Podría llamarse de otro modo y de hecho, en los distintos idiomas se llama
distinto. Cada uno de nosotros no puede cambiar el significado del signo, ya que de lo contrario no
existiría la comunicación. Debemos ceñirnos a la convención social: si decidimos llamarle 'tren' al
'auto' y en una estación de servicio decimos '¡Cuántos trenes!' en lugar de '¡Cuántos autos!', nadie
nos entendería. De todas maneras, las palabras o signos lingüísticos van mutando con el tiempo.
Muchos signos cambian su significado, otros se dejan de usar y aparecen otras palabras nuevas que
se incorporan al sistema lingüístico. Por ejemplo, tomemos las incorporaciones que lleva a cabo la
Real Academia Española en lo que respecta al uso de la lengua. Esta institución prevé ampliar el
significado original de 'abducir', para que refiera tanto al acto de ser secuestrado por 'una supuesta
criatura extraterrestre' como a la habilidad de un escritor de 'atrapar a los lectores con sus novelas'.
A su vez, el código es el que nos permite 'decodificar' correctamente una palabra o mensaje y hace
posible la comunicación. Para que exista una perfecta comprensión entre un emisor y un receptor es
imprescindible que ambos compartan un código. El 'código', en este modelo, no es ni más ni menos
que el sistema que organiza la lengua. Por ejemplo, si nos hablaron de un auto en una conversación,
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la decodificación que hacemos del mensaje es que el 'auto' equivale a un vehículo motorizado y
destinado al transporte de pasajeros. Porque aprendimos que 'auto' significa esto, distinto de
'bicicleta', 'tren' o 'motocicleta'.
Teoría semiótica: Signo: icono, índice, símbolo. Charles Sanders Peirce, fundador de la Semiótica,
concibe distintas clases de signos y propone un sistema clasificatorio de los signos según el cual se
puede representar algo del mundo, un objeto, desde tres planos distintos.
■ Por un lado, se lo puede representar por las relaciones de semejanza que mantiene con aquello
que señala. Se trata del "icono". Es un icono, por ejemplo, una foto. La foto, como signo, nos
muestra algo muy semejante a la persona, pero no es la persona sino su huella en un papel. Un
icono, a su vez, es independiente de su objeto. Esto quiere decir que, aunque el objeto que el signo
expresa no exista en la vida real (como los dragones), lo podemos iconizar igual. Son ejemplo de
iconos las caricaturas, los mapas y las fotografías.
■ La segunda clase de signos son los 'índices'. Como su nombre lo sugiere, los índices indican,
señalan, ya que tienen una relación de cercanía, contigüidad o causalidad con el objeto que
representan. Por ejemplo, si vemos humo a lo lejos, puede ser signo de 'incendio'. Por ello hablamos
de que existe una relación 'física' entre el signo y aquello que refiere. En este caso el signo no es
independiente del objeto y necesita que el objeto que designa exista. Por ejemplo, las manchas en la
piel pueden ser índices de enfermedad, al igual que los síntomas. Otro caso es el de las imágenes
que toman una parte para hablar del todo: pensemos en el dibujo de las tijeras en el letrero de una
peluquería. Las 'tijeras' son una parte del todo -la peluquería- Cuando veo la tijera, en realidad, estoy
viendo un signo del negocio.
■ En tercer lugar, se encuentran los signos convencionales que surgen por acuerdo entre los
miembros de una sociedad. En este caso hablamos de 'símbolos'. El signo como símbolo es una
convención que depende de cada cultura. Remite a ideas, objetos generales y a conceptos
abstractos que son representados simbólicamente. Las banderas, por ejemplo, son símbolos
nacionales para cada país. De igual modo, pensemos en los símbolos propios de las religiones,
como los crucifijos en caso del cristianismo o las estrellas de seis puntas, en el caso del judaísmo.

El signo lingüístico pertenece a esta clase de signos


Nuestra capacidad de interpretar y simbolizar A diferencia del animal, tenemos la capacidad de crear
signos colectivos y de representar a través de ellos. El hombre puede evocar los objetos ausentes
alejados en el tiempo y en el espacio, tenemos la capacidad de sustituir a través de retratos,
esquemas, palabras, imágenes mentales. Por ejemplo, podemos conocer paisajes a través de las
pinturas o las fotografías. Otra particularidad importante como personas es nuestra capacidad de
comprender e interpretar nuestro entorno.

COMUNICÁNDONOS DE FORMAS DISTINTAS


Si construyéramos imaginariamente un escenario para la comunicación, tendríamos que pensar qué
colocaríamos en el centro de la escena ¿Pondríamos a los medios de comunicación como la radio, la
televisión, los medios gráficos, Internet o una imagen de cualquier actividad con amigos o
conocidos? ¿Colocaríamos a la música, la literatura, las fotografías, los afiches comerciales o un
grupo bailando murga en la calle? En principio, decidir los modos en que estamos comunicando
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hacia un 'otro' u 'otros', nos guía hacia las teorías que se fueron planteando históricamente sobre la
comunicación y justifica por qué podemos afirmar, en la actualidad, que 'todo comunica'.

La comunicación oral y escrita


Las formas primitivas de comunicación se remontan a los orígenes de la humanidad. Es posible que
a partir de sonidos elementales (similares a los que emplean los animales para indicar situaciones de
peligro, por ejemplo) se hayan desarrollado, a lo largo de períodos muy largos, los distintos idiomas.
Los primeros en reflexionar sobre el lenguaje fueron los filósofos griegos, que se plantearon la
oralidad como práctica para convencer y persuadir. De esa manera, Aristóteles definió el modelo de
la retórica. Ésta puede ser descrita como una teoría de la comunicación que busca encontrar la
cualidad que posibilita a un emisor persuadir o convencer acerca de algo a un receptor.
Planteó un esquema que se completaba con tres figuras: el orador (la persona que enunciaba las
palabras), el discurso (lo pronunciado) y el auditorium (quienes escuchaban). En estos términos, la
comunicación era concebida 'cara a cara". En nuestros días practicamos otras formas de
comunicación oral que no se dan "cara a cara". Esto se debe a las posibilidades generadas por los
adelantos tecnológicos. Por ejemplo, el teléfono, es una forma de comunicación oral pero no
podemos decir que ella sea "cara a cara'. A diferencia de la comunicación oral, la comunicación
escrita sólo se ha difundido masivamente en los últimos siglos. Antes, la escritura era sólo para un
grupo privilegiado de personas y su conocimiento se guardaba con celo.
La comunicación escrita presupone reglas distintas a las orales y exige un correcto uso de la lengua.
Entre nuestros saberes están el de respetar las puntuaciones, las acentuaciones y las reglas
ortográficas.
Es muy común que escribamos como hablamos y que pongamos las comas y los puntos tal como
nos saldría si estuviésemos hablando 'cara a cara'. Debemos prestar atención, pues la comunicación
oral y escrita no se organizan de la misma manera.

La comunicación gestual
Cuando interactuamos con otros, a veces sin advertirlo ponemos en escena el modo de
comunicación gestual. Son formas de comunicación gestual: la posición de los cuerpos, las posturas
de las manos, los guiños y gesticulaciones que realizamos con la cara, los ademanes y otras
manifestaciones físicas. Por ejemplo, si vemos a alguien con el ceño fruncido, podemos interpretar
que está enojado o fastidioso. Como vimos en apartados anteriores, todas estas expresiones están
comunicando. En nuestra vida cotidiana, todos interpretamos estos gestos. Es importante estar
atentos, porque, muchas veces, las personas con las que hablamos nos dicen una cosa y sus gestos
parecen decir otra.

La comunicación Icónica
A los modos de comunicación oral, escrito y gestual, podemos sumarle la comunicación ¡cónica,
vinculada con las imágenes. Quien analizó esto en profundidad fue Roland Barthes, un semiólogo
francés muy destacado que estudió los mecanismos que actúan en la significación de la imagen
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publicitaria. Cuando nos referimos a 'denotativo' y 'connotativo', estamos hablando de lo que indica la
palabra o signo (denotativo) y las repercusiones o reflexiones que provoca (connotativo). Por
ejemplo, la imagen de un gato parado frente a un plato de comida de una marca de alimentos para
animales, denotativa entre me indica un 'gato', un 'p lato ' y 'granos de comida'. Connotativamente,
el mensaje se interpreta como 'el gato quiere esa comida porque le gusta'.

La comunicación icónica, en general, articula imágenes y texto.


Barthes dice que el mensaje lingüístico que acompaña a la imagen cumple dos funciones: de anclaje
y relevo. Por un lado, guía y orienta las interpretaciones del receptor hacia la imagen para darle el
sentido deseado por el emisor (anclaje). Por otro, otorga información (relevo). El ejemplo más
accesible es el de los globos de diálogos en las historietas, en ese caso lo que dice el personaje
cumple la función de relevo.
Para Barthes, se trata de desentrañar cómo entra el sentido en la imagen. Según sus planteos, para
entender una imagen siempre tiene que haber un mensaje literal que aparezca de soporte del
mensaje 'simbólico' (por ejemplo, los epígrafes o comentarios de las fotos en los diarios o redes
sociales). Por fuera de la connotación, el lenguaje tiene por función decir lo que el mundo es en sí
mismo. Mundo y lenguaje son determinados y se corresponden.
Para Barthes no hay sentido fuera del circuito del lenguaje. Si pensamos en los contenidos de
internet y sus redes sociales podemos deducir que actualmente vivimos en la era de la imagen, que
como personas sociales tenemos la necesidad de mostrar nuestras acciones cotidianas. Sin
embargo, como vimos anteriormente, un modo de comunicación puede predominar en un momento
histórico dado pero no desplaza a los otros, más bien, se complementan y articulan. Es así que
solemos mandar nuestras imágenes colocándoles un pequeño mensaje escrito: 'Aquí estoy en.…'.
De igual manera, los modos de comunicación escritos como correos electrónicos, mensajes de
textos o chat, sirven para determinadas situaciones en que no sentimos el impulso de conseguir
cercanía con nuestro interlocutor. Pero si queremos contarle a alguien una buena o mala noticia y
necesitamos escuchar la voz de un 'otro', en general usamos la comunicación oral: nos juntamos en
un café (cara a cara) o hablamos por teléfono (comunicación mediada). Lo importante es
comprender qué posibilidades nos brinda cada forma. Como estudiamos, cada una nos abre a
distintas maneras de relacionarnos.

CULTURA, SOCIEDAD Y COMUNICACIÓN COMO PRODUCCIONES HUMANAS


Nadia Dragneff
La comunicación está en todos lados. Con palabras o sin ellas. En cada acción que hacemos, la
comunicación está presupuesta. Incluso cuando hacemos cosas en soledad. La comunicación es lo
que nos permite entender el sentido de nuestras acciones y sin ella no sería posible que vivamos en
sociedad. En este capítulo estudiaremos la comunicación como una acción indispensable de nuestra
vida social, que permite que se den las relaciones interpersonales. A través de la comunicación
establecemos redes y vínculos que nos unen a otros sujetos. Se trata de una red comunicativa que
nos integra con las otras personas.
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La comunicación entre las personas es indispensable para la vida social.

APRENDIENDO A SER HUMANOS


Pensemos en la siguiente escena: estamos frente al monitor de la computadora o frente al televisor
mirando un video clip de un grupo musical de rock argentino. Al finalizar, comienza otro de un grupo
de rock inglés. Como poseemos un conocimiento mínimo del idioma inglés, poco podemos
comprender de eso que escuchamos y es probable que nos interpele más lo que vemos. Ante esa
escena es posible preguntarnos acerca de nuestra capacidad, como seres humanos, de poseer un
lenguaje común que nos permite relacionarnos, expresar lo que sentimos, manifestar nuestras
emociones, deseos, intereses, malestares, como lo hacen los grupos musicales de nuestro ejemplo,
a través de la música. El lenguaje ¿es innato o adquirido?
Una cuestión que ha originado distintas explicaciones científicas Como seres humanos poseemos un
lenguaje. ¿Pero ese lenguaje está en nosotros por ser simplemente parte de la especie o lo vamos
adquiriendo desde que somos pequeños? La discusión sobre si el lenguaje en las personas es
'innato' o 'adquirido' lleva muchos años. Pensar en la adquisición del lenguaje exige que planteemos
el debate acerca de si nacemos como sujetos o nos vamos conformando como tales en la vida en
sociedad. Estos son dos modos distintos de concebirnos como personas y de pensar nuestra
capacidad como seres humanos de comunicarnos entre nosotros.
Lenguaje: innato o adquirido
Muchos autores se inclinan por considerar que el lenguaje es un fenómeno adquirido, del mismo
modo que sucede con nuestros hábitos. Estos autores consideraron que el lenguaje y nuestras
conductas fueron fijándose en nosotros mediante la experiencia y sobre todo a través de la crianza.
Esta rama de estudios, conocida como conductista, parte del principio de asociación de ideas para
describir y explicar la conducta de animales y humanos. Para esta teoría, somos una tabula rasa y
todo lo adquirimos del medio por mecanismos asociativos a través de la experiencia. Podemos
nombrar a Pavlov, Watson y Skinner como algunos exponentes de esta corriente. El lenguaje
humano, para estos investigadores, puede verse como una simple respuesta a estímulos que se
producen en el entorno.
Los conductistas -o empiristas- sostienen que cuando somos pequeños aprendemos a hablar porque
imitamos a los adultos que nos rodean y porque precisamos manifestar nuestras necesidades. Por
ejemplo, cuando un bebé tiene sed lo manifiesta llorando. Luego verifica que para saciar la sed debe
pedir agua. Entonces el adulto le enseña a pedirla: 'Esto se dice agua'.
En cambio, hay otros autores que creen que el lenguaje es innato. Para el lingüista estadounidense
Noam Chomsky el niño posee una programación genética para el aprendizaje de la lengua materna.
El lenguaje está interiorizado en la mente del hablante, independientemente de las experiencias y los
conocimientos adquiridos en el entorno social. Por ello, desde esta perspectiva, el contexto puede
estimular la adquisición de la lengua, pero no la determina. Desde esta postura teórica hay un solo
lenguaje humano, que el autor va a denominar gramática universal. La diferencia entre las lenguas
tiene que ver con las elecciones de sonidos, los cuales varían dentro de un cierto rango y, también,
con la articulación entre el sonido y el significado que se da de un modo arbitrario en cada sociedad.

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En este modelo, el plano de la lengua se corresponde al del sistema; mientras que el habla
corresponde a 'la puesta en acto' de este sistema. El sistema de la lengua nos ofrece una cantidad
de posibilidades para comprender nuestro entorno; mientras que, en el plano del habla,
seleccionamos de modo individual ciertas expresiones o vamos incorporando otras para poder dar
cuenta cabalmente de lo que nos rodea. Por ejemplo, el sistema de la lengua esquimal distingue y
tiene palabras para referirse a más de veinte clases de color blanco; como imaginamos, para un
esquimal, distinguir, nombrar y codificar los blancos de la nieve es central para poder moverse en un
entorno congelado.
Diferencias entre la lengua y el habla
Nuestra experiencia con el lenguaje permite que distingamos dos niveles: uno vinculado a la lengua,
y otro al habla. Para que entendamos cuál es la diferencia entre estas dos dimensiones, es preciso
que retomemos aquellos aportes producidos desde el campo de la Lingüística. Los estudios
efectuados por el lingüista Ferdinand de Saussure propusieron pensar el 'sentido del lenguaje' como
un sistema de valores codificados. La estructura lingüística sería una especie de soporte con el cual
comprenderíamos el mundo: para entrar en él, no tendríamos más que aprender el código que lo
regula.

CULTURA Y COMUNICACIÓN
La cultura y la comunicación están estrechamente interrelacionados. La cultura requiere
diversas formas de comunicación para prosperar, crear, ser re-creada y compartida. Al mismo
tiempo, la cultura da forma a una gran parte de los contenidos y las formas de comunicación.
Juntos, la cultura y la comunicación tienen la capacidad de producir y difundir una gran
riqueza de información, conocimientos, ideas y contenidos, contribuyendo a la expansión de
las opciones de las personas en llevar la vida que valoren, creando así entornos propicios
para el desarrollo centrado en las personas.

El proceso de hominización, la cultura y la comunicación


El papel de la cultura en el proceso de hominización ha sido profundamente estudiado por
especialistas de diversas áreas del conocimiento. A sus aportes, fruto de la investigación científica,
se debe el que puedan adelantarse importantes conclusiones al respecto.
El hombre surgió en el orden de los primates, animales caracterizados por su visión en relieve y en
colores vivos, una tendencia al desarrollo del sistema nervioso central, al desarrollo de la
organización social y una gran necesidad de comunicación superior a la de sus antepasados. Los
grandes cambios en el medio ecológico contribuyeron en el proceso de hominización. El prehomínido
tuvo que afrontar peligros enormes frente a la naturaleza en las llanuras africanas despojadas de
árboles por la desertificación, iniciada desde hace diez millones de años, su contextura biológica sin
defensas naturales frente a los grandes depredadores, sin garras, ni grandes colmillos, mínima
velocidad y poca fuerza muscular; sólo la cultura hizo viable la supervivencia de esta especie animal.
Existe consenso entre los científicos al seleccionar, entre el vivero de formas prehomínidas
descubierto en África en el siglo pasado, al australopithecus, con una edad entre tres y cuatro
millones de años, como el hominoideo más cercano al ser humano y por consiguiente su
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antepasado; el paleoantropólogo inglés Ives Coppens describe sus características físicas en fósiles
descubiertos en África, asociados a herramientas simples, en su libro La rodilla de Lucy: seres
bípedos, como lo certifican la orientación del cráneo, la curva de la columna vertebral, su pelvis en
presión y la oblicuidad del fémur; también presentan rodillas y tobillos inestables, articulaciones de
codo, muñeca y hombro sólidas y otras formas anatómicas propias de la vida arborícola. Presentan
una mezcla de caracteres morfológicos primitivos y avanzados de humano, un cerebro pequeño (500
centímetros cúbicos) y una locomoción bípeda; sus manos, libres de la función locomotora,
elaboraron cuchillos y hachas de piedra. Su fórmula dentaria corresponde exactamente a la del
hombre, lo cual hace pensar que pudo ser omnívoro.
En la medida en que decrecía la dependencia de los instintos se acrecentaba la necesidad de la
cultura como medio de sobrevivencia; las toscas herramientas elaboradas por ellos para superar las
dificultades de su vida en la sabana sin la protección que significaba el bosque, fueron su respuesta
de adaptación a las presiones del ambiente. Asociada a desarrollos biológicos, se favoreció también
el progreso de la comunicación necesaria, aunque muy elemental, para la organización social y la
regulación moral de los grupos pre humanos. Hoy se puede hacer un seguimiento de la filogenia de
los homínidos desde la difusión de los humanoides y en particular con la formación del australopiteco
en el Plioceno, en la medida en que en éstos la fabricación de herramientas, como parte de la
cultura, antes de cesar el desarrollo orgánico, requirió no sólo de la destreza manual, también de
cualidades como la previsión y el desarrollo de la capacidad de abstracción, "lo anterior debe haber
determinado un desplazamiento en las presiones de la selección, de suerte que éstas favorecieran el
crecimiento del cerebro anterior. Formas elementales de actividad cultural o protocultural (simple
fabricación de herramientas, caza, etc.) parecen haberse registrado entre algunos de los
australopitecos, y esto indica que hubo un traslado o superposición de un millón de años entre el
comienzo de la cultura y la aparición del hombre tal como lo conocemos hoy."15.
En la actualidad, no es posible aceptar, a la luz de las ciencias biológicas y sociales, que el hombre
estaba biológicamente conformado para inventarse la cultura, el desarrollo de ésta fue
absolutamente dependiente del proceso evolutivo de la especie humana. Con respecto a la
comunicación de los prehumanos, Coppens, y los investigadores de su equipo multidisciplinario, se
preocuparon por establecer la capacidad del hominoide femenino -llamado Lucy, con tres millones
ciento ochenta mil años- para comunicarse mediante el lenguaje articulado. Aprovechando que al
esqueleto le faltaban muy pocos huesos, estudiaron el pequeño cráneo -con un volumen estimado
en 400 centímetros cúbicos- "…la morfología de la base del cráneo, también examinada en otros
individuos diferentes de Lucy, no muestra el pliegue que acompaña al descenso de la laringe y
anuncia el lenguaje articulado". Tampoco observaron otras características físicas, necesarias para el
desenvolvimiento del habla, como la caja de resonancia, un paladar profundo, una sínfisis cerrada y
bien desarrollados sectores cerebrales asociados al lenguaje; la búsqueda fue infructuosa y tuvieron
que aceptar que éstos prehumanos se comunicaban mediante sonidos, gritos, entonaciones,
modulaciones, signos, gestos y mímica.
El ser humano como ser social
Podemos considerar una tercera perspectiva de análisis del lenguaje: el enfoque 'interaccionista'. Su
principal referente es el psicólogo estadounidense Jerome Bruner.
Para Bruner la actividad mental se interrelaciona con el contexto social. Podemos hablar de un
vínculo entre los procesos mentales y la influencia del ambiente sociocultural en que estos procesos

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se desarrollan. El niño conoce el mundo a través de las acciones que realiza, a través del lenguaje y
las imágenes con las cuales interactúa. A su vez, el lenguaje se adquiere en situaciones sociales de
intercambio comunicativo.
Bruner concilia su perspectiva analítica con la de Vygotsky, destacado teórico de la psicología del
desarrollo y fundador de la psicología histórico-cultural. Para Vygotsky el lenguaje aparece orientado
hacia un 'otro'. Sobre ese 'otro' es posible incidir; se incide en la medida en que se lo pueda
interpelar. Así, la acción del niño tiene sentido en tanto es significada por el entorno del adulto y por
los 'sistemas de conducta social' en los que su vida comienza a desarrollarse. El 'interaccionismo'
también tuvo repercusiones en otros campos del conocimiento social como, por ejemplo, en la
sociología. La corriente de estudios de microsociología se ha conocido como 'interaccionismo
simbólico' y su principal referente es el sociólogo estadounidense Erving Goffman.
El interaccionismo simbólico centró sus estudios en las relaciones sociales producidas entre los
miembros de una colectividad y los modos en que estos se integran al conjunto de la sociedad;
fenómenos que presuponen lazos comunicacionales. Por eso los interaccionistas simbólicos piensan
a la comunicación humana como un proceso influido por múltiples elementos como, por ejemplo, el
lugar y el tiempo en donde se establecen las interacciones entre los sujetos, las miradas y gestos
producidos, las palabras y efectos de las mismas.
El ser humano es un ser social por naturaleza, es un ser que necesita de otros seres humanos para
sobrevivir y completar su desarrollo. Ya en la antigüedad el filósofo griego Aristóteles se hizo eco de
esta realidad y afirmó que “El hombre es social por naturaleza” constatando que las personas:
Tienen características sociales innatas. Se nace con características que predisponen a las personas
para relacionarse con los demás y vivir en sociedad.
Y que se desarrollan en el seno de una sociedad a través de la convivencia en comunidad.
Desde los inicios de la humanidad, la especie humana ha vivido en sociedad. La convivencia en
grupos humanos ha sido clave para la supervivencia de la especie y para la evolución de la misma.
Pero, además, la convivencia nos permite completar el desarrollo individual: La identidad y conducta
de las personas tienen sus raíces en el “ser” y “hacer” social. El carácter humano es inseparable del
carácter social.
Biológicamente, los seres humanos son diseñados para comunicarse y para interactuar con los
demás, la conducta tiene sentido individual, pero está motivada por lo social, por lo tanto, tiene un
carácter social y no se puede separar de su contexto social. La fuerza del grupo, las normas sociales
explicitas e implícitas, las expectativas y creencias sociales determinan la manera de actuar de los
individuos. En consecuencia, el individuo no puede ser individuo en solitario, para ser individuo tiene
que serlo en sociedad y desarrollarse en sociedad. Marx lo recoge en la afirmación: “no es la
conciencia del individuo lo que determina su existencia, sino todo lo contrario su social existencia es
la que determina su conciencia.”

La cultura en las relaciones sociales


La cultura influye en las relaciones sociales de forma inevitable. En primer lugar, porque cuando
hablamos de cultura nos referimos a todo lo que nos permite tener conciencia, elegir, expresarnos o
crear. Por otro lado, porque al final se trata de
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aquello que nos hace humanos.
Así, la UNESCO define cultura como «el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales,
intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social”. Este concepto está
relacionado con la dicotomía clásica entre la naturaleza y la cultura: todo lo que no es naturaleza, es
cultura.
De este modo, para entender el concepto propiamente hay que entender a la par el concepto de
identidad, incluyendo la necesidad de etiquetarnos. De hecho, hay autores que consideran la
identidad como un constructo compuesto por varias subidentidades. Es decir, en función de dónde
vengamos, una subidentidad puede ser relevante para nosotros o no.
Los patrones culturales son un fenómeno universal.
Todos los humanos viven dentro de una cultura y contribuyen a que esta se desarrolle.
Estos patrones sirven de sistema de orientación y se construyen mediante símbolos, como la lengua,
la vestimenta o la manera de saludar. En este sentido, es posible encontrar subtipos de cultura,
en función de determinados factores, que condicionan el comportamiento de quienes están
inmersos en ella.
 Paracultura. Se trata de la sociedad en la que vivimos; una sociedad particular con sus
normas. Este nivel tiene validez para todos los miembros del grupo dentro de la cultura de
referencia. Un ejemplo de este tipo de cultura serían los regionalismos: la cultura vasca,
dentro de la cultura española.
 Diacultura. Se refiere a una situación externa concreta. Esto es un grupo pequeño de
individuos que se rige por reglas intergrupales. Dependen de la situación externa de sus
miembros, por ejemplo, la cultura de empresa.
 Idiocultura. Hace referencia a la identidad propia de un individuo. Por ejemplo, el veganismo.
Los patrones culturales definen la pertenencia al grupo. Por otro lado, constituyen una
información muy valiosa para saber qué es lo que los demás esperan de nosotros.

Dimensiones de la cultura y estándares culturales: ¿se pueden comparar culturas?


Algunos autores consideran que las culturas no se pueden comparar: cada cultura ha de entenderse
según sus términos. Sin embargo, los seres humanos necesitamos organizar las pautas de
comportamiento de los demás. Para ello utilizamos los estereotipos.
En esto se basan estudios como el de Geert Hofstede, que pone a prueba la hipótesis de que los
valores del entorno laboral están fuertemente condicionados por la cultura. A través de una encuesta
que realizó a trabajadores de IBM en más de 7 0 países, logró identificar patrones culturales muy
complejos y reducirlos a una serie de dimensiones culturales.
Seis dimensiones de la cultura:
 1️⃣Distancia respecto al poder. En qué medida se acepta en cada cultura la desigualdad
entre las relaciones de poder.

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 2️⃣Individualismo vs. colectivismo. En qué medida los miembros de una cultura se
consideran parte integrante del entramado social o individuos obligados para con el grupo.
 3️⃣Masculinidad vs. feminidad. En qué medida en una sociedad predominan las
características tradicionalmente asociadas con los roles masculino y femenino.
 4️⃣Grado en que se evita la incertidumbre. En qué medida las situaciones poco claras o
ambiguas generan inseguridad o angustia.
 5️⃣Orientación a largo vs. a corto plazo. En qué medida una cultura piensa o no a largo
plazo.
 6️⃣Indulgencia vs. restricción. Hasta qué punto los miembros de una sociedad se conciben
como libres.
Sea erróneo o no, muchos expertos abogan por los estereotipos. Estos defienden que merece la
pena realizar una comparación de culturas. Así, se enfatizan aspectos comunes, ya que las culturas
constituyen respuestas distintas a las mismas cuestiones esenciales de la vida del ser humano.
La interculturalidad
La interculturalidad es el punto de encuentro entre «el yo» y «el otro». Un encuentro entre distintas
formas de actuar típicas cuya importancia varía en función de la tolerancia. Una situación en la que
los problemas pueden surgir fácilmente cuando las partes actúan de manera monocultural, tienen
expectativas erróneas o surgen problemas de comprensión.
La cultura influye en las relaciones sociales, así como forma parte de nuestras vidas y del día a día.
Entender lo bello de la diversidad cultural es uno de los pasos más importantes que puede dar el ser
humano a la hora de mejorar la convivencia en sociedad.
En definitiva, para evitar el conflicto al encontrarnos con culturas distintas, hemos de ser conscientes
de la superposición cultural. Lo que se resume en no juzgar, documentarse, reflexionar y abordar la
interacción con empatía.
Patrimonio cultural:
Se puede definir como el legado o herencia cultural del pasado de un lugar, una cultura o un pueblo
que ha sido mantenida y/o transmitida a través del tiempo por varias generaciones.
En 1971, la UNESCO, a través de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural
y Natural estableció que ciertos lugares y expresiones culturales tienen un valor excepcional y deben
ser considerados patrimonios comunes de la humanidad.
Esta entidad también es la encargada de identificarlos, cuidarlos, estudiarlos y buscar su
preservación para que las futuras generaciones puedan admirarlos y ser parte de ellos.
Los patrimonios culturales son aquellos que se usan como testimonio del legado de una cultura o
una civilización. Son también todas las herencias que dejan los antepasados y que pueden ser
responsables de los usos y costumbres actuales.
A su vez, los patrimonios culturales pueden dividirse en tangibles e intangibles; y los tangibles en
muebles e inmuebles. Aquí es donde comienzan a dividirse los patrimonios culturales, así que mejor
lo explicaremos de esta manera:
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¿Por qué debemos cuidarlos?
Imagínate que un día inventas una nueva receta con tus ingredientes favoritos. El platillo se vuelve
famoso en tu familia, después entre tus amigos y vecinos. Después la preparación de ese platillo se
convierte en una tradición para cierta fecha, cada vez más y más gente aprende a prepáralo e
incluso comienzan a salir variantes del mismo. Sin embargo, al pasar muchos años nadie se interesó
en anotar o documentar cómo se preparaba ese platillo originalmente, así que cada vez menos gente
sabe cómo hacerlo.
Hasta que, de plano, ¡ya nadie se acuerda de esa obra de arte que inventaste! Suena triste, ¿cierto?
Pues lo mismo sucede con un patrimonio cultural. Si no hay quien los cuide, los registre y trate de
compartirlo con las nuevas generaciones, estos se perderán.
La importancia de cuidarlos es que en ellos radica nuestra identidad como parte de una cultura. Nos
ayudan a entender cuál es nuestra posición en el mundo y a diferenciarnos. Los patrimonios
culturales también son un claro ejemplo de cómo el hombre es capaz de plasmar toda clase de
sabiduría y emociones a través del arte.
PENSANDO EN LAS CULTURAS
Debemos pensar el campo de la cultura como un espacio de alteración y cambio; como una red de
intercambio e interacción. Para entender la cultura es importante poner su significado en juego a
partir de nuestras experiencias cotidianas. Por eso, la cultura debe definirse no por el conjunto de
actos humanos en una comunidad determinada, sino en tanto prácticas culturales que trascienden
fronteras geográficas. La cultura tampoco se define, como en otras épocas, por la existencia de
saberes cultos' poseídos por quienes conocían las ciencias, las letras y las artes; personas que se
presentaban como 'superiores' a los seres humanos incultos (quienes no tenían esos
conocimientos). Hoy entendemos la cultura en tanto prácticas culturales. No hay una cultura culta,
sino múltiples prácticas culturales; no hay una cultura nacional, sino múltiples culturas que
trascienden fronteras.
Pensemos cómo los cambios tecnológicos permiten un intercambio más fluido con otras prácticas
culturales. Por ejemplo, no hace falta estar en China para comer comida típica de ese país. Podemos
adquirir la costumbre de comer al estilo oriental y permanecer en nuestro país. Tenemos la
capacidad de identificarnos con múltiples prácticas globales que transcienden las fronteras
geográficas y simbólicas ¿Podemos decir que la cultura argentina, por ejemplo, se puede definir
porque tomamos mate, comemos asado o compartimos un idioma? La respuesta está en pensar que
no todos tomamos mate (y que está práctica también se ejerce en Paraguay, en Uruguay y en el sur
de Brasil), ni comemos asado; ni siquiera hablamos de igual modo quienes estamos en Buenos Aires
que aquellos que viven en Córdoba o en Tierra del Fuego. Diríamos, más bien, que la cultura se
arma como un rompecabezas dado por la interacción entre las personas, por sus experiencias, sus
prácticas. De esta manera, es preciso abandonar una perspectiva esencialista de la cultura. Para la
postura esencialista, existen hechos objetivos para pensar la cultura tales como la nación, la
identidad y el territorio. Quienes comparten una lengua, una religión, un sistema de gobierno,
pertenecería a una misma cultura homogénea. Pero preguntémonos lo siguiente. Una persona que
nació en Bolivia, pero vive en la provincia de Buenos Aires, habla castellano y se viste de traje y
corbata ¿no pertenece más a su cultura originaria? Esa misma persona puede seguir hablando
aymara y seguir habituado a prácticas culturales propias de su país de origen. Por eso, la cultura no

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se define por el lugar donde vivamos geográficamente, sino por las prácticas, los cruces y la
diversidad.

CULTURA Y COMUNICACIÓN EN LA VIDA COTIDIANA


Sergio Díaz y Alelí Jait
La concepción de comunicación como cultura para concebirla más allá de un vínculo
establecido entre el emisor y el receptor. Dijimos que la comunicación es una relación 'social',
donde el contexto es fundamental para entender el vínculo entre las personas que participan
en una red comunicativa. Esta cuestión implica tener en cuenta el espacio y el tiempo en
donde desarrollamos nuestras tareas y el lugar que ocupamos en un espacio determinado.
¿Cómo las nociones de comunicación y cultura forman parte de nuestra vida cotidiana? ¿Cómo se
relacionan la cultura, la comunicación y la sociedad? ¿Por qué las cosas se llaman como se llaman?
¿Por qué nos gustan las cosas que nos gustan?
Hay varias maneras de entender la cultura, por eso García Canclini organizó este pensamiento en
cuatro grandes grupos:
■ La cultura como instancia en la que cada grupo organiza su identidad. La cultura es pensada a
nivel mundial. ¿Cómo sería esto? Si bien podemos identificarnos con nuestro barrio, nuestra
ciudad y nuestro país y a partir de allí producimos ciertos sentidos diariamente, también nos
apropiamos de otros sentidos disponibles a nivel mundial, como, por ejemplo, cuando nos
compramos ropa con marcas de otros países, escuchamos música de otros lugares, usamos
tecnologías extranjeras, etc.
■ La cultura como instancia simbólica de producción y reproducción de la sociedad. Desde esta
perspectiva, todos los espacios de socialización en los que participamos (desde el trabajo, hasta
las salidas con amigos, y las prácticas religiosas) tienen una dimensión cultural, pero no todo en
ellas es cultura. Para ser más claros: cada acción que realizamos posee un sentido y nos
diferencia del resto dentro de la misma sociedad; la ropa que uso, por ejemplo, dice algo más de
mí, habla de mi edad, mi género, la clase social a la que pertenezco y, quizás, el trabajo que
realizo.
■ La cultura como instancia de conformación del consenso y la hegemonía. En este punto entra
en juego la dimensión del poder. En cada sociedad hay relaciones de diferencia y desigualdad;
aunque existan muchas opiniones siempre hay una que se impone. La imposición no parte del
acuerdo sino del poder y aparece como acuerdo. Pensemos en las reticencias que existen en
pensar a un género musical como la cumbia villera como un producto de la cultura argentina y, en
cambio, las adhesiones en torno a situar al Teatro Colón como centro de producción de la cultura
nacional.
■ La cultura como dramatización eufemizada de los conflictos sociales. ¿A qué nos referimos? A
través del teatro, el cine, las canciones, el baile, el deporte, cada sociedad expresa sus conflictos
y al acceder y acercarnos a estas manifestaciones accedemos también a ellos.
Estas cuatro formas de pensar la cultura son para García Canclini los modos en que nos narramos lo
que sucede en cada sociedad; sin embargo, pensar la cultura como el conjunto de procesos sociales
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de producción, circulación y consumo de la significación en la vida social no abarca lo que constituye
a cada cultura por su diferencia e interacción con otras.

Procesos comunicacionales y culturales


Como planteamos en el apartado anterior, es importante resaltar el vínculo que existe en las
sociedades entre la comunicación y la cultura, para intentar comprender el modo en que el campo de
la comunicación es constitutivo de las prácticas culturales: no hay cultura posible sin comunicación.
Cuando comenzaron los estudios vinculados a la comunicación, los investigadores se limitaron a
estudiar la comunicación desde los medios masivos: la televisión, el cine, la radio. A medida que
estos grandes medios se expandían en las sociedades, los teóricos e investigadores se concentraron
en el modo en que la audiencia era manipulada. Creyeron además que las nuevas tecnologías del
momento reemplazaban a las instituciones clásicas, las tradiciones y las creencias. Para ellos, los
medios masivos de comunicación controlaban a la gente (un modo exagerado de plantearlo sería la
película The Truman Show).
Pensar así a la televisión, a la radio, al cine, implicaba suponer que quienes emitían contenidos
dominaban a quienes los recibían y que estos últimos no podían hacer nada al respecto . Pero la
forma de estudiar a los medios masivos de comunicación fue cambiando y Jesús Martín Barbero
(filósofo que nació en España pero que vive en Colombia) comenzó a indagar la constitución de lo
masivo por fuera de lo que hoy vemos como los grandes medios masivos de comunicación. El libro
más famoso de Jesús Martín Barbero se llama De los medios a las mediaciones. Ahí investigó el
lugar de las mediaciones y de los sujetos, desde la articulación entre prácticas de comunicación y
movimientos sociales. Se concentró en la dimensión comunicacional de las prácticas culturales y, a
la inversa, en la inscripción cultural de los procesos comunicacionales. Antes de que surgieran la
radio, el cine y la televisión, la masificación en América latina se fue desarrollando a través de la
escuela y la Iglesia, la literatura para el pueblo y el melodrama.
Para Barbero, los fenómenos de comunicación no tienen que ver sólo con lo que comúnmente
asociamos con los medios masivos de comunicación. Los fenómenos de comunicación están
insertos en las tramas culturales, en los sentidos que cada sociedad y que cada grupo en particular
le da al mundo en el que vive. Además, es interesante la propuesta de este autor porque no piensa
que cuando nosotros miramos una publicidad en televisión vamos automáticamente a comprar el
producto que nos sugirieron las imágenes, sino que hasta podemos rechazar ese producto o
criticarlo. Es decir, no piensa que, si recibimos mensajes de la radio, del cine o de otro medio masivo
respondemos de forma pasiva, sino que analiza cómo son rechazados, resistidos y reutilizados por
los receptores. Por último, y lo más importante, es qué entiende por medios y mediaciones: Barbero
analiza los modos de comunicación propios de cada cultura para concluir que lo masivo es una
nueva forma en que nos relacionamos en la sociedad, es un nuevo modo de sociabilidad que se
produce en la escuela, en el espacio público, en las formas de participación políticas y religiosas.
Así, el estudio de las mediaciones, le permite dar cuenta del espacio cultural como lugar propio de
las significaciones.
Comunicación: articulación y conflicto
Vimos la relación que existe entre la cultura, la comunicación y la sociedad en función del sentido
que cada sociedad le da a sus prácticas cotidianas. No todas las sociedades ven el mundo de la

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misma manera y dentro de cada sociedad, no todos los grupos que la integran piensan lo mismo , así
como dentro de cada grupo no todos sus integrantes lo hacen de la misma forma. Los procesos de
comunicación (recordemos que la comunicación la pensamos en un sentido más amplio, no sólo la
asociamos a la radio, la televisión, el cine, los periódicos, Internet, sino que la vinculamos a todas las
formas de sociabilidad) son espacios en los que se articulan y entran en conflicto distintas
interpretaciones y significados acerca del mundo. Los procesos de comunicación nos permiten poner
en común diferentes ideas que pueden ser compartidas o no; estas ideas van a generar uniones y
adhesiones como así también desacuerdos. Pero las contradicciones que pueden aparecer no son
algo negativo, sino que expresan las diferentes posiciones que existen y permiten hacer visibles las
diferentes opiniones. De este modo, el conflicto es enriquecedor, porque la discusión de ideas
genera ideas nuevas y la aparición de problemas supone la posibilidad de encontrar soluciones. El
conflicto genera proyecto, propuestas.

DESIGUALDAD, LEGITIMIDAD Y NATURALIZACIÓN PRODUCCIÓN Y


DISTRIBUCIÓN DESIGUAL DE BIENES SIMBÓLICOS
¿De qué estamos hablando cuando hablamos de desigualdad?
En un primer momento, hablar de 'desigualdad' implicaba hablar de una división de clases: la clase
baja argentina está en desigualdad de condiciones económicas en relación a la clase alta, por
ejemplo. La desigualdad era concebida como económica. Luego, el filósofo alemán Max Weber
(fundador de la sociología moderna, 1864-1920) incorporó las diferencias culturales y simbólicas
para pensar la desigualdad. Ya no sólo se regía por lo económico. Otro sociólogo, el francés Pierre
Bourdieu (1930-2002), muy posterior a Weber, explicó que la cuestión económica no alcanzaba para
dar cuenta de las desigualdades y que era necesario pensar también en las distinciones que se dan
en la escuela, el consumo, los gustos y la estética. Respecto a la desigualdad social, en Las nuevas
desigualdades y su futuro Néstor García Canclini escribió lo siguiente: 'Las sociedades se
reproducen y se diferencian por el modo en que organizan el acceso desigual tanto a los medios de
producción como a los bienes simbólicos. Saber si alguien tiene coche o viaja en transporte público,
cuál es la marca de su coche, a qué escuela envía a los hijos, dónde elige ir de vacaciones o dónde
comer, es tan significativo como conocer sus ingresos mensuales.' Hagamos por un momento el
ejercicio de pensar en la desigualdad en estos términos: ¿es lo mismo ir al teatro a ver a Moria
Casán que ir a ver una obra de Shakespeare? Quizás el valor de la entrada es el mismo o, casi
seguro, que la de Moria es mucho más cara... ¿es lo mismo comer sushi que choripán? ¿Es lo
mismo escuchar cumbia o escuchar rock progesivo? ¿De qué nos están hablando estas distinciones,
los diferentes gustos? La producción y distribución de bienes simbólicos en sociedades desiguales
depende de las políticas públicas emprendidas por los gobiernos en relación a la cultura, pero
también de las llamadas élites culturales, las grandes empresas, y todas las instituciones,
agrupaciones y movimientos culturales. No todos los países tienen un Ministerio de Cultura. El
Gobierno de Rafael Correa lo creó recientemente en Ecuador y en Bolivia existe un Ministerio de
Culturas (en plural, teniendo en cuenta las diversas naciones que componen el país).
La pobreza limita enormemente el acceso a los bienes simbólicos
Tener un Ministerio de Cultura es un indicador de la política pública de un gobierno, Estado o nación
respecto a la producción y distribución de bienes simbólicos. Pensemos, por ejemplo, que por el
2007, en el último gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Secretaría de Cultura fue fusionada con
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la Secretaría de Turismo ¿Qué te parece que querrá decir esto? Para ayudarte a encontrar una
respuesta veamos cuáles son las políticas culturales de los gobiernos, según los paradigmas,
agentes y modos de organización que plantea García Canclini en el libro Políticas culturales.

La pobreza limita enormemente el acceso a los bienes simbólicos


Los diferentes actores sociales (partidos políticos, movimientos sociales, Estados, instituciones,
empresas, etc.) llevan adelante determinada política según el modo en que entienden la sociedad y
la cultura; los objetivos y las acciones que se emprenden dependen del modo en que organizan la
relación entre política y cultura. Pensemos en un ejemplo concreto para comprender el cuadro
anterior. En relación al paradigma del mecenazgo liberal podríamos pensar en una fundación que
otorga becas, como la Fundación Telefónica, por caso, que promueve un arte vinculado a las nuevas
tecnologías de comunicación e información y se opone a un arte clásico, folklórico, o barrial. Otorga
becas y subsidios para individuos o grupos que desarrollan lo que podríamos considerar un arte
experimental. Veamos otro paradigma como el de democratización cultural, que bien podría
entenderse bajo el ejemplo de los recitales públicos y al aire libre organizados por el gobierno
nacional o el de la Ciudad. A través de ellos se ofrece un acceso igualitario a un espectáculo, cuya
elección parte de la concepción cultural de dicho gobierno.
La construcción de legitimidad cultural
Que en una sociedad existan diferentes clases sociales, que pueden identificarse por la cantidad de
dinero que reciben como ingreso mensualmente, el tipo de trabajo que tienen, y los bienes (casas,
autos, etc.) y servicios que poseen (televisión, televisión por cable, teléfono, luz, agua potable,
Internet, etc.) no alcanza para dar cuenta de las desigualdades. Según ya vimos antes, y está bien
repetirlo, la cuestión económica no alcanza para dar cuenta de las desigualdades y es necesario
pensar también en las distinciones que se dan en el consumo, los gustos y la estética. Esto no quiere
decir que las relaciones entre clases no son importantes a la hora de hablar de desigualdad, sino que
el aspecto simbólico y las relaciones de poder que se dan entre esas clases son un indicador
importante porque colaboran con la reproducción y la diferenciación social. ¿De qué estamos
hablando cuando hablamos de 'campo cultural'? Pongamos el ejemplo de un campo específico, el de
las artes. No siempre existieron los museos y las galerías, sino que aparecen en un momento
histórico particular; ese momento histórico es el de la burguesía moderna y para ella el arte tenía un
valor, podía ser vendido y comprado. Pero necesitaban un lugar específico para hacerlo. Ese lugar
no era para cualquiera y, hoy en día, tampoco es para cualquiera. Difícilmente si hago un dibujo, este
dibujo va a ser expuesto en un museo. ¿Qué es lo que necesito para exponer en un museo? Ser
reconocido por mis pares como artista, en primer lugar. Entonces, mientras para otras culturas el arte
estaba mezclado con la vida social, con la cotidianidad y se vivía en las calles, para la burguesía la
práctica artística está destinada a un espacio como el museo y la galería que son instancias
específicas de selección y consagración. Para exponer una obra en un museo tengo que ser elegido
por las autoridades del mismo entre un montón de otros artistas, ya que es un espacio selecto, en el
que no entran todos. Y por otro lado si expongo en un museo quiere decir que soy un verdadero
artista. Los artistas que quieren ser parte del museo, en realidad, compiten por la legitimidad cultural;
por el reconocimiento y la valoración de los pares, de quienes tienen autoridad y poder, y del público
en general. Esto modifica las reglas de la disciplina artística, ya que el artista piensa cómo puede
llegar a ese lugar, cuáles son las reglas para hacerlo y desarrolla estrategias para cumplirlas. Estas
reglas, además, no son públicas; no es que nos vamos a encontrar con un reglamento que indique
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las normas de ingreso al campo. Saber cuáles son esas reglas es, también, un indicador de
pertenencia. Por ejemplo, si cualquiera de nosotros tiene una banda de rock y quiere ser reconocido
en el campo, sabe cuáles son los lugares en los que debería tocar, la compañía discográfica que
tendría que editarlo y las radios en las que debería sonar, etc. En las sociedades actuales, la vida
social se reproduce en campos, como el económico, el político, el científico y el artístico. Estos
campos tienen una relación entre sí y cada uno de ellos genera capital: artístico, científico,
económico, político y social. Los grupos que intervienen en cada campo luchan por apropiarse de
ese capital. Es decir, la lucha es por la legitimidad y reconocimiento en ese campo. Si yo soy una
científica, por ejemplo, mi intención es ser la científica más respetada por mis pares, la que obtenga
más premios y más subsidios y financiamientos para mis investigaciones. Para que eso suceda debo
hacerme un lugar en el campo científico. Entonces, en un campo hay por un lado un capital común:
todos los científicos poseen un dominio de la ciencia, así como todos los bailarines saben bailar. Por
otro lado, todos los que se dedican a una u otra actividad quieren ser el que más domina la ciencia o
el que mejor sabe bailar.

Unidad 2
IDENTIDADES Y DIVERSIDAD CULTURAL
Sergio Diaz y Alelí Jait
¿Qué es la Identidad? ¿Quién tiene una? ¿Se tiene una o muchas? ¿De dónde sale? ¿Viene con
uno o se construye? ¿Cómo se agrupa la gente? ¿Somos todos iguales? ¿Pero no somos también
diferentes? ¿Podemos ser iguales y al mismo tiempo diferentes? Si somos diferentes ¿significa que
hay mejores y peores? ¿Vale la pena reclamar para ser como uno tiene ganas? ¿Qué se conseguiría
con eso? Estos son apenas algunos de los interrogantes que se intentarán contestar en este
capítulo. Entendemos que la comprensión de la cuestión de las "identidades" y la "diversidad
cultural" es crucial, porque de ella depende el respeto por los otros y la búsqueda de una sociedad
más justa e igualitaria; de una sociedad capaz de vencer los prejuicios y las discriminaciones, que
muestre la voluntad de constituir un orden social en el que haya lugar para todos y cada uno de
nosotros.
¿IDENTIDAD? LA IDENTIDAD CULTURAL COMO CONSTRUCCIÓN
El tema de la identidad es tan interesante como complejo. Desde las ciencias sociales resulta
importante ocuparse de él, entre otras razones, porque no hay persona que no tenga alguna
identidad. Lo que nos particulariza, lo que nos une y también lo que nos separa, tiene mucho que ver
con la cuestión de la identidad, ya que la identidad se asocia a ese conjunto de rasgos que una
persona, grupo o comunidad posee y que lo distinguen de los demás. Un elemento muy práctico
para abordar este problema, tal como lo propone el antropólogo Mariano Juan Garreta, es tomar
como ejemplo el Documento Nacional de Identidad. El D.N.I. que cada uno de los argentinos
poseemos. Pensémoslo de este modo:

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■ Cada argentino tiene un D.N.I. Cada argentino es un individuo diferente del otro, porque cada uno
tiene características propias que lo distinguen; sin embargo todos poseen algunas características en
común y es por eso que todos los argentinos son -o se sienten- 'argentinos'. (En este punto nos
referimos a la individualidad, proponiéndola en relación a un grupo).
■ Todos los argentinos tienen D.N.I. Los argentinos conforman un grupo, lo que implica que lo
integran personas con características en común, que son parte de un colectivo; por eso es que todos
tienen D.N.I. y por eso todos dicen ser argentinos. Sin embargo cada integrante tiene características
propias, distintas del resto del grupo, por eso su DNI tiene un número distinto del que posee el resto.
(En este punto nos referimos a un grupo integrado por individualidades diferentes, pero con algo que
los conecta).
■ Todos los argentinos tienen D.N.I. y cada uno de los argentinos tiene un D.N.I. con un número
diferente al del resto. A la vez, todas las personas que son ciudadanas de cualquier país que no sea
argentina, tienen un documento que acredite su identidad distinta del que se entrega en argentina, es
decir: no tienen D.N.I. (En este punto nos referimos a un grupo en relación a otros grupos).
Por lo tanto, estamos en condiciones de decir que personas que son diferentes pueden poseer
características en común y, por lo tanto, conformar un grupo. Del mismo modo, se podría argumentar
que un grupo es tal -entre otras cosas- porque es distinto de los otros grupos. A la vez, podríamos
decir que una persona -en tanto sujeto único e irrepetible- posee una identidad y que la misma se
relaciona con la de un grupo determinado, y que dicho grupo tiene una identidad diferente a la del
resto de los grupos. Otro aspecto muy importante es el de considerar que el hombre es un "ser
social". Esto implica que no vive aislado, sino que es quién es, justamente, por vivir en sociedad, por
relacionarse con otros hombres, por reconocer a los otros hombres y por reconocerse a sí mismo
como hombre que vive entre hombres; En consecuencia, la identidad de un grupo va a depender de
los hombres que lo conformen, así como la identidad de cada hombre que integre un grupo va a
estar condicionada por la identidad del mismo. Vale decir que la identidad grupal y la identidad
individual se relacionan, y que cada una depende de la otra. La identidad puede ser pensada como
una especie de personalidad, una forma de ser y de ver el mundo; compuesta a partir de un conjunto
de características, valores, ideas, gustos, sentimientos, etc. Como dijimos, el hombre es un "ser
social" y cada sujeto se va conformando a partir de las relaciones sociales en las que interviene. Esto
implica que a distintas relaciones sociales distintos serán los sujetos, y también implica que un sujeto
se va transformando a medida que va participando de diferentes relaciones sociales. Lo importante,
entonces, es tener en cuenta que la identidad se va modelando, lo que supone que puede ir
cambiando. Por ejemplo: hoy una persona puede ser simpatizante de un club de fútbol y dentro de
diez años de otro, puede sentirse parte de un movimiento político y dentro de seis años de otro. En el
mismo sentido, la
identidad es histórica, esto implica que existe en un tiempo y un espacio determinado, que no es algo
que estuvo siempre y en cualquier lugar. (Vale aclarar que esto es independiente de lo que opinen
los poseedores de dicha identidad). Por ejemplo, los argentinos no existieron siempre, aparecieron
en un momento de la historia; a la vez los argentinos del siglo XX no son exactamente iguales a los
del siglo XIX, ni a los del XXI. De todas formas, no hay que perder de vista que a pesar del cambio
siempre hay algo que queda, ya que, tanto los argentinos del siglo XIX, como los de siglo XXI, se
identificaban y se identifican, respectivamente, como argentinos.

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Veamos la opinión de algunos expertos en la materia. Ha escrito Stuart Hall en ¿Quién necesita
'identidad'? Cuestiones de identidad cultural: 'Aunque parecen invocar un origen en un pasado
histórico con el cual continúan en correspondencia, en realidad las identidades tienen que ver con las
cuestiones referidas al uso de los recursos de la historia, la lengua y la cultura en el proceso de
devenir no de ser; no «quiénes somos» o «de dónde venimos» sino en qué podríamos convertirnos,
cómo nos han representado y cómo atañe ello al modo como podríamos representarnos. Las
identidades, en consecuencia, se constituyen dentro de la representación y no fuera de ella. Se
relacionan tanto con la invención de la tradición como con la tradición misma, y nos obligan a leerla
no como una reiteración incesante sino como «lo mismo que cambia'. Por su parte, Zygmunt Barman
en una entrevista realizada para El Interpretador, manifestó: '...En nuestros tiempos, la identidad
tiende a ser algo tan provisorio, endeble, vulnerable, que obliga repetidamente a revisar los 'planes a
largo plazo'. (...) La identidad enfrenta un doble dilema: debe servir a una propuesta de
emancipación individual tanto como a un plan de membrecía colectiva que sobrepasa cualquier
idiosincrasia particular. La búsqueda de identidad implica someterse a un fuego cruzado, a una
convergencia de dos fuerzas opuestas'. Finalmente, han escrito Peter Berger y Thomas Luckmann
en La construcción social de la realidad: 'Recíprocamente, las identidades producidas por el
interjuego del organismo, conciencia individual y estructura social, reaccionan sobre la estructura
social dada, manteniéndola, modificándola o aun reformándola. Las sociedades tienen historias en
cuyo curso emergen identidades específicas, pero son historias hechas por hombres que poseen
identidades específicas'. Es fundamental interpretar que la identidad es una construcción. Esto
significa que es algo que se va haciendo, que se va produciendo, que se va fabricando y que va
cambiando; que en algún momento no estaba y después apareció, que es de una forma pero que
más tarde podrá ser de otra. Las identidades no son estáticas, no están congeladas, sino que van
cambiando. Las identidades tampoco son 'puras' ni se corresponden con una 'esencia' ni son
'naturales', sino que son un producto de la cultura.

Identificaciones, pertenencias y agrupamientos La identidad cobró gran importancia como tema de


investigación académica en las últimas décadas. Sin embargo, es objeto de pensamiento y reflexión
para el hombre desde la Antigüedad. La identidad, en el último cuarto del siglo XX, despertó un gran
interés en las ciencias sociales y las humanidades; al referir a una característica individual y a la vez
grupal, la identidad se transformó en tema fundamental de la psicología, la sociología, la
antropología, la filosofía, las ciencias de la comunicación y la ciencia política, entre otras disciplinas.
Los estudios sobre la identidad, como señalamos, se intensificaron en los trabajos que apuntaban a
interpretar esta fase del proceso de 'globalización'. Esto se explica porque en dicho momento
histórico emergieron en todo el mundo un sinfín de movimientos sociales que realizaban
reivindicaciones y demandas políticas a partir de su condición identitaria -de base étnica, nacional,
religiosa, de género, de diversidad sexual, etc.-. Estos colectivos también son calificados como
grupos de demandas 'particularistas', ya que sus pedidos no tienen como objetivo resolver
problemas comunes a todas las personas, sino que se focalizan en una población en particular.
(Cabe aclarar que por más que algunos problemas involucren más de cerca a un colectivo específico
de personas, no significa de ningún modo que no sea un problema de toda la sociedad). Es
importante reparar en que en esta fase de la globalización se produce una paradoja: se homogeniza
al mismo momento en que se particulariza. La globalización -como proceso en el que se aceleran las
relaciones de carácter económico, político y cultural, y en el que intervienen de forma imprescindible
el desarrollo tecnológico, las interconexiones a través de redes y los medios de comunicación-,
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tiende a la uniformidad y a la borradura de las diferencias; pero, al mismo tiempo, aparecen y
reaparecen innumerables organizaciones que se definen, justamente, por su diferencia. Esto genera
cierta discrepancia en los círculos intelectuales de todo el mundo, ya que hay autores que
consideran que estos grupos no tienen posibilidades de oponerse a los problemas y desigualdades
generadas por el orden vigente pues, antes que nada, estos grupos son justamente su producto, un
producto de la globalización neoliberal. Mientras otros consideran lo contrario, sosteniendo que, si
bien estos grupos aparecen en este momento de la globalización, surgen con una mirada crítica en
relación a las injusticias que el orden provoca y tienen una fuerte intención de transformación.
En lo que hace a las identidades colectivas o grupales, se encuentra la denominada 'identidad
nacional' como una de las más importantes de la historia. Muchas son las discusiones sobre lo que
significa este concepto;entre otras cosas porque el término 'nación' ha sido utilizado por muchas
culturas diferentes y ha tenido múltiples interpretaciones. El sociólogo británico Anthony Smith señala
que las principales características de la identidad nacional están dadas por los siguientes elementos:
■ Territorio histórico o patria.
■ Recuerdos históricos o mitos colectivos.
■ Una cultura de masas pública y común para todos.
■ Derechos y deberes legales iguales para todos los miembros.
■ Una economía unificada que permite la movilidad territorial de los miembros.
La identidad nacional, por su parte, desempeña una función hacia el interior y otra hacia el
exterior:
■ Hacia el interior posibilita cierto vínculo social entre personas que reconocen tener valores,
tradiciones y símbolos compartidos, como, por ejemplo: la bandera, el himno, la moneda, los
uniformes, los monumentos, las ceremonias. Cada uno de ellos construidos históricamente y
reconocidos a través de las enseñanzas, fundamentalmente de la escuela.
■ Hacia el exterior nos ubica en el mundo como un 'nosotros', indicando 'quiénes somos' en relación
a los miembros del resto de las naciones. Como dijimos, el concepto de identidad nacional es
discutido por su significado, pero también por muchas de las cosas realizadas en su nombre.
Muchas veces esta identidad nacional se expresa como 'nacionalismo' y en el peor de sus sentidos,
termina produciendo actitudes repudiables, que van desde la xenofobia (el odio o rechazo al
extranjero), pasando por la legitimación de gobiernos dictatoriales y autoritarios en nombre de la
defensa de los 'valores de la patria', hasta llegar a la justificación de guerras. Prácticas, consumos y
rituales Toda persona posee alguna identidad, y toda identidad remite a un límite, que puede no ser
del todo claro, porque tiende a moverse, pero que siempre existe. Por ejemplo: se pertenece a un
barrio o se pertenece a otro, se es de un movimiento político o se es de otro, sin embargo alguien
podría mudarse y sentirse tanto parte del barrio que deja como de aquel al que llega; de la misma
forma, alguien podría estar afiliado a un partido político pero en una elección determinada puede
sentirse identificado con las propuestas de otro. Hay diversas opiniones respecto a cuáles son los
factores que tienen mayor peso a la hora de la conformación de identidades (nunca es un sólo factor,
siempre son varios); de igual modo se discute cuáles son las relaciones, acciones y prácticas más
relevantes para pertenecer o no a un grupo. Algunos investigadores entienden que tienen mayor
peso las establecidas hacia el interior del grupo; esto sería así: me interesa pertenecer a un grupo,

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entonces hago cosas que considero que son iguales a las que hacen quienes forman parte de ese
grupo, y los integrantes de dicho grupo reconocen que lo que hago es igual a lo que ellos hacen, por
lo tanto ambos sentimos que soy parte de él. Otros investigadores consideran que la relevancia se
encuentra en el modo en que el individuo se relaciona hacia el exterior de un grupo o 'por oposición';
esto sería: no hago tal cosa porque la hacen las personas que pertenecen a un grupo del que no
quiero ser parte ni me interesa parecerme; entonces actúo de manera opuesta para poder
diferenciarme y construyo mi identidad a partir de estas acciones. Al respecto, ha escrito Stuart Hall,
en su libro anteriormente citado: 'Precisamente porque las identidades se construyen dentro del
discurso y no fuera de él, debemos considerarlas producidas
en ámbitos históricos e institucionales específicos en el interior de formaciones y prácticas
discursivas específicas, mediante estrategias enunciativas específicas. Por otra parte, emergen en el
juego de modalidades específicas de poder y, por ello, son más un producto de la marcación de la
diferencia y la exclusión que signo de una unidad idéntica y naturalmente constituida: una
«identidad» en su significado tradicional (es decir, una mismidad omniabarcativa, inconsútil y sin
diferenciación interna). (...) Sobre todo, y en contradicción directa con la forma como se las evoca
constantemente, las identidades se construyen a través de la diferencia, no al margen de ella. Esto
implica la admisión radicalmente perturbadora de que el significado 'positivo' de cualquier término —
y con ello su 'identidad'— sólo puede construirse a través de la relación con el Otro, la relación con lo
que él no es, con lo que justamente le falta, con lo que se ha denominado su afuera constitutivo...'.
Otro punto importante es la auto-adscripción. Esto sería pertenecer a un grupo porque me siento
parte o tengo alguna relación con él. Pensemos, por ejemplo, en el Censo Nacional de Población
2010, en el cual a las personas censadas se les preguntaba
■ ¿Alguna persona de este hogar es indígena o descendiente de pueblos indígenas (originarios o
aborígenes)?
■ ¿Usted o alguna persona de este hogar es afrodescendiente o tiene antepasados de origen
afrodescendiente o africano (padre, madre, abuelos/as, bisabuelos/as)? Una forma clásica de
sostener y reforzar la identidad es a partir de los rituales. Al respecto ha escrito Néstor García
Canclini, en su libro Culturas híbridas: 'Tener una identidad sería, ante todo, tener un país, una
ciudad o un barrio, una entidad donde todo lo compartido por los que habitan ese lugar se vuelve
idéntico o intercambiable. En esos territorios la identidad se pone en escena, se celebra en las
fiestas y se dramatiza también en los rituales cotidianos. Quienes no comparten constantemente ese
territorio, ni lo habitan, ni tienen por tanto los mismos objetos y símbolos, los mismos rituales y
costumbres, son los otros, los diferentes. Los que tienen otro escenario y una obra distinta para
representar.

DIVERSIDAD CULTURAL
Como sabemos, las sociedades están compuestas por grupos muy variados, ahí radica la diversidad:
en la variedad cultural, en la multiplicidad de lenguas, de historias, de costumbres, de creencias. La
diversidad es algo sumamente enriquecedor, porque cada grupo tiene algo distinto que aportar, algo

21
nuevo que sumar, algo que considera que le es propio y no desea perder, así como algo que
enseñar a quienes lo desconozcan
Pensemos en el caso de la Argentina. Uno de los problemas de la élite dirigente a principios del siglo
XX era el de cómo "hacer" y "formar" argentinos. Cómo transformar a los hijos de los inmigrantes,
mayoritariamente europeos, en argentinos; lo mismo se repetía con los niños de los pueblos
indígenas.
Es decir, se consideraba la necesidad de uniformar a la población, tratar de hacer que sus
pensamientos y sentimientos se parecieran, que ellos mismos se asimilaran y que aquello que los
diferenciaba quedase atrás. Un rol fundamental para lograr este cometido lo tuvo la escuela: allí se
estudiaba cierta historia del país, se enseñaba cuáles eran los héroes, los próceres, los símbolos
patrios, las costumbres, lo típico de la cultura, el idioma, las tradiciones; también se enseñaba cuáles
eran las normas y el modo en que debía respetarse el orden. Se creía que, si se enseñaba a todos lo
mismo, todos "serían" lo mismo. Se creía que sólo a partir de esas ideas y creencias se podía "ser
argentino". Se consideraba que las diferencias eran negativas y por eso se justificaba suprimirlas.
Otra institución que se utilizó en cierto momento para "formar argentinos" fue el Ejército, mediante el
servicio militar obligatorio. Ahora bien, con el paso del tiempo las cosas cambian y estas diferencias
comenzaron a reconocerse e interpretarse de otra forma. Un ejemplo es el que concierne al origen,
descendencia e incluso pertenencia a diferentes pueblos. En el punto anterior vimos como en el
último Censo Nacional de Población se preguntaba si había en el hogar censado alguna persona que
fuera indígena o afrodescendiente; esto hubiese sido muy improbable en otra época. Como ejercicio,
comparemos las diferencias legales establecidas entre la primera y la última de las Constituciones
Nacionales Argentinas sancionadas en 1853 y 1994 respectivamente, en relación a los pueblos
indígenas del país. En la primera de ellas (año 1853), en su artículo 67 inciso 15 establecía, en
relación a las atribuciones del Congreso: 'Proveer a la seguridad de las fronteras; conservar el trato
pacífico con los indios, y promover la conversión de ellos al catolicismo'.
En la reforma de 1994, el artículo 75 inciso 17 indica que respecto a los pueblos originarios
corresponde al Congreso:
'Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar
el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la
personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras
que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el
desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de
gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos
naturales y a los demás intereses que los afecten.
Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones'.
Podemos apreciar que en el primer caso se reconoce la existencia de indios en el país, pero lo que
se propone es "convertirlos" al catolicismo, lo que implicaría imponerles una religión que no es la
suya. Una creencia que en aquel momento era la de la mayoría de los argentinos, pero no la de los
indios. Vale decir que no se muestra ningún respeto por esa diferencia; más bien todo lo contrario, ya
que lo que se propone es borrarla. Distinto es el caso de la constitución de 1994, en donde -entre
otras cosas- se habla de reconocer la "preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas". Esto
implicaría hacerse cargo de que los pueblos indígenas que habitan el país ya existían como tales
antes de la formación del Estado actual, y por lo tanto tienen ciertos derechos, entre ellos el de
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conservar su tierra y el de participar en los asuntos públicos que los afecten. A la vez, se habla de
"garantizar el respeto a su identidad", esto significa respetarlos como son y como quieran ser, que
sería todo lo contrario de imponerles una forma de ser, de pensar o de creer. También refiere al
"derecho a una educación bilingüe e intercultural", esto significa que se les brinde una educación en
castellano -como al resto de los argentinos- pero también en sus idiomas respectivos (que son
varios). Esto es así porque tienen todo el derecho de educarse en su lengua, de comprender al
universo en su lengua, y además porque es una forma de preservarla y que no se pierda con el paso
de las generaciones (cosa que pasó con muchas lenguas en el continente americano y el mundo
entero). El carácter intercultural de la educación se refiere a la posibilidad de que se les enseñe la
lengua y las costumbres que les son propias además de los contenidos de otros pueblos y culturas:
esto ofrece la posibilidad de compartir saberes, lo que es crucial para producir conocimientos
nuevos. Sobre el punto de la interculturalidad nos ocuparemos más adelante.
Conviene tener presente que una cosa son las palabras, las ideas, los discursos y otra son "los
hechos". Que se cambien las ideas respecto a cierto grupo de personas no significa,
necesariamente, que sus vidas pasen a estar en mejores condiciones de manera instantánea. Que
se modifiquen las leyes favoreciendo a determinado grupo no implica, muchas veces, que las cosas
cambien en la práctica, ya que una cosa es que haya leyes y derechos, y otra, muy distinta, es que
todos puedan ejercerlos. Lamentablemente, sobran ejemplos de que ambas cosas pueden no ir
juntas. En el caso de los pueblos originarios del país, el acceso a la propiedad de la tierra sigue
siendo, hoy día, un gran problema, muy a pesar de los derechos adquiridos. Como decíamos,
Argentina es un país conformado por personas muy diferentes. Cualquiera de nosotros puede
conocer, por dar un ejemplo, a alguien que tenga un abuelo italiano, pero también ruso, o japonés, o
mapuche, o brasilero, o húngaro, o irlandés, o sirio, o turco, o del algún pueblo de África. Cualquiera
de nosotros puede tener, por ejemplo, algún amigo católico, pero también judío, o musulmán, o
budista, o ateo. Por otro lado, como señalamos, diversidad remite a diferencia y variedad, y éstas no
sólo se refieren a la pertenencia o descendencia a ciertos pueblos; también somos diversos en
nuestros gustos, en nuestras creencias religiosas, en nuestras preferencias sexuales, en nuestros
pensamientos, en nuestros proyectos de vida, en nuestras posiciones políticas, en nuestros modos
de ver el mundo. Somos una sociedad diversa porque la conformamos personas con identidades
diferentes, capacidades diferentes, historias diferentes, sensibilidades diferentes, ideas diferentes,
cuerpos diferentes, saberes diferentes, etc. lo que no significa en lo más mínimo que no podamos
tener muchas cosas en común, así como un proyecto de sociedad en común. Como podemos
apreciar, la diversidad siempre es buena, puesto que nos enriquecemos compartiendo y conviviendo
con personas y grupos diferentes. Pero para que ésta sea garantizada es condición necesaria el
respeto. Con reconocer las diferencias no alcanza (el de las constituciones nacionales es un ejemplo
claro de ello), es vital el respeto a las diferencias que poseemos, ya que sólo a partir de ello
podremos construir una sociedad mejor. Reconocer las diferencias es indispensable para
respetarlas; respetarlas es fundamental para que todos vivamos mejor. De lo contrario caerían os en
actitudes tan repudiables como la intolerancia, la discriminación, la xenofobia o el racismo, que tanto
daño le han hecho y le hacen a la humanidad.

Pueblos Originarios en Argentina:

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Los pueblos indígenas son el conjunto de personas, familias y comunidades que se reconocen o
reconocieron descendientes de los americanos que habitaban el actual territorio argentino al
momento del primer contacto con los europeos en el siglo XVI.
De acuerdo con la lista en línea actualizada a 13 de marzo de 2023 que el Instituto Nacional de
Asuntos Indígenas existen registradas 1826 comunidades indígenas en Argentina, pertenecientes a
39 pueblos indígenas. Existen además otras comunidades indígenas sin registrar y el número de
pueblos ha ido en aumento a medida que nuevos reconocimientos se han producido.

Los indígenas en la región pampeana y la Patagonia


La Patagonia posee los registros más antiguos de la presencia humana en el territorio argentino, en
la localidad de Piedra Museo en la provincia de Santa Cruz, 13 000 años a. C., aparentemente
relacionada con la posible presencia humana más antigua detectada en el sur de Chile, en el área de
Monte Verde, 33 000 años a. C.
El Litoral y el Noreste
Como en la región pampeana y patagónica, los indígenas del Litoral argentino y del Noreste
argentino tuvieron sus modos de producción casi exclusivamente basados en la caza y la
recolección: vivían en una zona naturalmente selvática de grandes sistemas hídricos formados por el
río Paraná, el río Paraguay, el río Uruguay, el río Salado del Norte, el río Bermejo y el río Pilcomayo
que posibilitaban fáciles flujos culturales, pero así también una fuerte inestabilidad política debido a
que los mismos cursos de aguas se transformaban en rutas de invasiones.
Las condiciones ecológicas del entorno fueron acompañadas por la gestión de los recursos que los
indígenas aplicaron para su modo de vida de cazadores-recolectores. Las poblaciones indígenas
eran expertas en el manejo controlado del fuego, que utilizaban también como herramienta de
combate y de caza. El manejo del fuego les permitía gestionar los pastizales y crear claros y parches
de vegetación para atraer a los animales herbívoros endémicos de la zona, como los cérvidos y el
guanaco. La agricultura solamente se desarrolló en los márgenes del río Dulce y Salado, gestionado
mediante las técnicas de manejo de desborde. En tal situación se encontraban entonces los pueblos
a los que los invasores guaraníes llamaron peyorativamente guaicurúes, mokoit (mocovíes),
abipones, malbalas, nivaclés (o chulupíes o chunupíes), pilagaes y charrúas.
Quizás devenidos de ándidos, pámpidos y amazónidos se cuentan a los que los invasores incas
apodaron peyorativamente matacos ―los wichís―, vilelas, kaigangs, mocoretaes, timbúes, chanaes
y querandíes.
Así como los quechuas transculturaron mucho a las etnias del noroeste y los mapuches a los del sur
de la región pampeana y norpatagónica, lo mismo hicieron en toda la mesopotamia argentina y gran
parte del NEA los guaraníes. Lograron invadir zonas del Chaco Boreal sometiendo a los de origen
arahuaco) chanés y chorotes entre otras naciones preexistentes a la invasión guaranítica y en pleno
Chaco Boreal.
Como otros pueblos indígenas sedentarizados, desde la llegada de los españoles en el siglo XVI las
zonas de cultivos y buenas comunicaciones fluviales fueron fácilmente conquistadas por los
europeos y fue rápido el mestizaje, en cambio las zonas menos ricas agrícolamente y más alejadas
pudieron resistir a la penetración europea.
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El Noroeste y Oeste
El Noroeste y Oeste argentino fueron habitados al menos desde 9000 a C.,22 estos grupos se
vincularon inicialmente a la caza de mega fauna y con posterioridad a la de camélidos, así como a la
explotación de distintos recursos vegetales y minerales. En el Noroeste comienza a producirse entre
1000 a. C. y 500 a. C. un cambio importante en la forma de vida de estas poblaciones, que implicó la
adopción y consolidación de la agricultura, la alfarería, la ganadería y de un modo de vida aldeano.
La zona del norte comenzó a ser habitada hacia el año 7000 a C.. Los distintos grupos étnicos que
habitaron la región andina (sin contar los Andes patagónicos) fueron los diaguitas, calchaquies,
atacamas, omaguacas, kolla, quechuas, aymaras, y huarpes; en cuanto a los calchaquíes son
descendientes de una de las parcialidades de los diaguitas o paziocas.
Estos pueblos fueron dominados entre 1480 a 1533 por el Imperio incaico de los invasores incas
aliados con los aimaras procedentes del Perú y de la cuenca del lago Titicaca en el sur de Perú y el
oeste de Bolivia. Si bien la duración del Incario o Imperio incaico fue relativamente breve, dejó
notorios influjos ya que aún luego de la conquista española a partir de 1535 el quechua era la lengua
vehicular de gran parte de la región andina. Como los otros habitantes de la región andina, tenían
conocimientos muy avanzados de la agricultura, astronomía, la construcción de terrazas y el riego
artificial.
Las poblaciones originarias en Argentina han disminuido mucho con relación a la población en
general. Esto se debe a diferentes causas interrelacionadas, como las enfermedades, el mestizaje,
las campañas de exterminio (siglos XVIII y XIX), la brusca interrupción de sus culturas y la
inmigración considerable de Europa. En las provincias de Jujuy, Salta y Tucumán se conservan las
costumbres indígenas en celebraciones, bailes y comidas, con una población significativa.

Lenguas indígenas de Argentina


Se estima que al momento de la llegada de los europeos en el siglo XVI se hablaban alrededor de 35
lenguas indígenas en lo que hoy es el territorio argentino. En el presente en las comunidades
indígenas argentinas solo mantienen algún grado de vitalidad las siguientes 9 lenguas: wichí, toba,
guaraní, chorote, pilagá, quechua, nivaclé, mocoví y mapuche.
Lenguas habladas por adultos, jóvenes y niños actualmente:
 wichí (wichí lhämtes) en los pueblos wichí e iogys
 toba (qomlaqtaq) en el pueblo toba o qom
 guaraní (avañe’ẽ): dialecto guaraní chaqueño en sus variantes chiriguana (ava) e isoceña
(chané) en los pueblos ava/tupí guaraní y chanédialecto mbyá (mby'a) en el pueblo mbyá
guaraní.
 chorote manjuy (iyo'wujwa) en el pueblo chorote
 pilagá (pitelara laqtaq) en el pueblo pilagá
 variante sudboliviana (Qullasuyu qhichwa simi) del quechua sureño (urin qhichwa) en los
pueblos quechua, kolla, diaguita, chicha, fiscara, kolla atacameño, ocloya, omaguaca, tastil,
tilián, toara y atacama

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Lenguas con discontinuidad, habladas por adultos mayores de 40 años:
 dialecto tapiete (tapiete) del guaraní (avañe’ẽ) en el pueblo tapiete
 nivaclé (nivaĉle) en el pueblo chulupí o nivaclé
 mocoví (moqoit la’qaatqa) en el pueblo moqoit o mocoví
 mapuche (mapudungun) en los pueblos mapuche, ranquel, tehuelche y mapuche tehuelche
Lenguas habladas por población criolla:
 subvariante quichua santiagueño (arhintinap runasimin) del quechua sureño (urin qhichwa)
 variante guaraní correntino (taragüí ñe'ẽ) del dialecto guaraní criollo (avañe’ẽ)
Lenguas habladas por población migrante de Bolivia, Paraguay y Perú:
 quechua (runa simi)
 aimara (aymar aru)
 variante guaraní paraguayo (guarani ñe'ẽ) del dialecto guaraní criollo (avañe’ẽ)
Existen además lenguas que han perdido los hablantes fluidos y solo son conservadas parcialmente
por unos pocos semihablantes, o se encuentran en procesos de revitalización por las comunidades
indígenas sobre la base de lexicones y recuerdos de ancianos:
 tehuelche (aonek'o ájen)
 vilela (waqha)
 chaná (lanték Yaña)
 yagán (háusi kúta)
 ona (selk'nam)
 puelche (gününa yajüch)
 kunza (likan antay)

Originarios de Formosa
En el país los indígenas son 955.032 según el Censo
Nacional 2010. que representa el 2,38% de la población
total. De acuerdo con el ICA, la población Aborigen que
habita el suelo Formoseño es de 38.039 habitantes, el
7,21% de la población provincial. Es decir, más de tres
veces la media nacional.
En Formosa la población indígena está distribuida en 192
comunidades, entre los siguientes pueblos:
 Etnia Wichi: 116 comunidades
 Etnia Toba: 50 comunidades
 Etnia Pilagá: 26 comunidades
La Provincia de Formosa es diversa y multiétnica,
constituye un mosaico cultural en el cual habitan los
Pueblos Toba (Qom), Pilagá,y Wichí. Los dos primeros
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pertenecen al grupo lingüístico guaycurú y el tercero al mataco-mataguayoy, desde ese punto de
vista, la diversidad es aún mayor, puesto que se hablan en el territorio provincial 17 variantes
dialectales.
Las comunidades tobas en su mayoría se localizan en el este provincial, en el centro las pilagá y la
mayor concentración de población wichí se encuentra en el oeste de la Provincia. Esta diversidad fue
asumida por el Estado Provincial y desde 1984 propulsó procesos de innovación legislativa,
incluyendo reformas constitucionales, trascendentes en el contenido de sus textos en orden al
reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, contando con una importante participación
de los propios indígenas en la formulación de propuestas inclusivas para lograr la plena participación
en igualdad de condiciones con el conjunto de la sociedad. En el marco de esos procesos fue
sancionada la Ley Integral del Aborigen Nº 426 (1984), norma pionera en la Argentina al formular un
reconocimiento igualitario y distinto a los Pueblos Aborígenes de Formosa.

COMUNIDAD TOBA
Se distribuyen en el Sur, Norte, Centro y Oeste, ocupan el segundo lugar en población. Aspectos
étnicos y culturales Los Tobas de la provincia de Formosa, se autodenominan Qom, constituyen una
población pequeña que viven distribuidos en varias comunidades ubicadas dentro de un predio
comunitario de 35.000 has cercano al bañado "La Estrella" formado por los desbordes del río
Pilcomayo. Además, un grupo de unas 400 personas habita un barrio denominado Comle´ec, en los
alrededores de Ing. Juárez Constituyen hoy una de las cuatro principales ramas de Tobas existentes
en la actualidad. Los otros grupos de esta etnia son: los
Tobas del Chaco Oriental (Tobas Argentinos), habitantes del centro-oeste de las provincias de
Formosa y Chaco, los Tobas Bolivianos, que se ubican en el alto Pilcomayo Argentino-Boliviano y los
Emoc, Tobas del Chaco Boreal Paraguayo.
En su territorio los Tobas se agrupaban de acuerdo con sus características, forma de ser, de vida,
etc., en ese entonces vivían a orillas del Río Pilcomayo. En cada grupo de personas siempre había
un hombre que lideraba. Este hombre era conocido como "NETA" que significa: Padre, Hombre
Mayor. Este individuo se distinguía por ser fuerte, alto y respetado por su grupo. Estos grupos o
bandas estaban compuestos por 40 a 70 personas adultas, se trataba de familias extensas, poseían
generalmente una residencia común y sus miembros realizaban en forma conjunta las actividades
productivas y recolectoras.
Estas bandas poseían nombres de acuerdo con alguna característica que los distinguía. Por ejemplo:
Llayaqapi = llayaga = zorro. Porque cantaban y andaban toda la noche como los zorros, Se ubicaban
en la laguna Los Paces.
La alimentación provenía de la recolección de frutos, de la caza de animales del monte y de la
pesca. Vivían en campamentos que desarmaban después de un tiempo y se desplazaban a otros
sitios en busca de mejores condiciones de los recursos naturales (agua, frutos, animales). Este
movimiento se realizaba sobre un mismo territorio que reconocían como propio, y volvían a los
lugares conocidos por tener buena pesca, buena caza o abundantes frutos como la algarrobo. En la
actualidad la superficie del territorio que ocupan es muy inferior al de los tiempos antiguos. Su
artesanía: cestería de palma y totora, tejidos de lana en pretelar y telar.

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COMUNIDAD WICHi
Habitan el oeste y son los más numerosos. Trabajan el chaguar, la caraguatá y el palo santo, la
cerámica, la lana de oveja y la semilla. Según el antropólogo John Palmer en su libro "La buena
voluntad wichi", versión mejorada de su tesis doctoral presentada en 1997 en la universidad de
Oxford, desarrolla en forma pormenorizada varios aspectos de la cultura wichi. Este trabajo es fruto
de una convivencia de más de 25 años con comunidades wichi de la provincia de Salta y Formosa.
El libro se centra en un aspecto eje de la vida social de los wichi que el autor define como la Buena
voluntad Wichi. La etnia Wichi habita la región occidental del Gran Chaco Americano caracterizado
por ser una región tropical semiárida donde el clima varía en forma marcada según la época del año.
Según estimaciones demográficas, existen 36.135 Wichi, distribuidas en una superficie aproximada
de 100.000 km2, aunque existen otras estimaciones que hablan de 50.000 personas. La principal
área de distribución de este pueblo es el norte argentino, citándose la existencia de trece
comunidades wichí en el sudoeste boliviano. En argentina los Wichí se distribuyen entre las
provincias de Salta, Chaco y Formosa, aunque como bien dice John Palmer: "la organización social
de los wichí trasciende los límites interpuestos, conformando una extensa red de comunidades
interrelacionadas por vínculos de parentesco y matrimonio".
Los Wichí dividen el año en cuatro estaciones:
Lup: época de frío, corresponde al invierno (mayo / julio)
Nawop: época de la flor, corresponde a la primavera (agosto / septiembre)
Yachep: época del cultivo, que corresponde al verano (octubre / febrero)
Chelchep: época del Quebracho colorado que corresponde al otoño (marzo /abril)
Algunas costumbres Antiguamente los jóvenes debían aprender de los ancianos:
Cazar
Mariscar
Pescar, etc.
En caso de las mujeres, debían aprender de sus abuelas o madres:
Recolectar frutos
Aprender a hacer actividades domésticas.
Tejer, etc.
La actividad con el chaguar es una de las que identifica la cultura Wichi. Es muy propia, que,
antiguamente fue practicada por ambos sexos. Actualmente la artesanía en chaguar es una de las
principales actividades productivas de las mujeres y una de las primeras en que se formó una
organización en busca de la comercialización. Las mujeres artesanas participan ferias provinciales,
nacionales a fin de buscar más compradores Cuando los padres consideraban que el joven estaba
listo para formar su propia familia hacían una negociación con alguna otra familia que cree que su
hijo/a tiene las cualidades necesarias. Es decir que, el joven no decide con quien formar familia.

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Uno de los pensamientos que el mayor tenía sobre sus hijos, era que al pasar la pubertad se
consideraba que ya era joven, y tenía que aprender y hacer las actividades del mayor. Muchas de
esas costumbres, el joven de hoy no las practica, hay cambios en la juventud; ya sea por la
adaptación al mundo moderno, porque no vive exclusivamente de lo que la naturaleza ofrece como
alimento de subsistencia, por la mayor influencia de la otra cultura, porque aprende nuevas cosas ya
sea en la escuela o de los medios de comunicación, etc. Muchos jóvenes (de ambos sexos)
comparten la actividad de estudiar, quizás porque son impulsados por la concepción de los mayores
hacia la importancia de estudiar.

COMUNIDAD PILAGÁ
Ocupan el Centro Oeste y Norte, es la población más pequeña. Realizan artesanías con carandillo y
lana en telar. Los criterios pilagá para elegir un nuevo lugar de asentamiento tiene en cuenta tres
condiciones:

1º) la proximidad de agua potable;


2º) la abundancia de pesca o caza en el lugar;
3º) seguridad, esta última se obtiene buscando lugares en los que la visibilidad es escasa, por
ejemplo, cejas de monte; pero con frecuencia esta ubicación es desdeñada si no hay buenas
aguadas próximas.
Según Enrique Palavecino (https://pueblosoriginarios.com), el caudal del Pilcomayo marcaba los
movimientos de la comunidad, cuando crecía (de julio a setiembre) y bañaba los terrenos
adyacentes, se retiraban a sitios más altos a unos días de caminata, los pilagás de los bañados
también se trasladaban hacia el monte en buscas de frutos.
A partir de abril, los grupos del Pilcomayo retornaban a las orillas del río y los del interior
comenzaban su traslado hacia la costa teniendo muchas veces que negociar con los ribereños su
instalación en determinados sitios de caza. Las marchas estacionales se caracterizaban por la
quema de los campamentos al abandonarlos.
Tenían una economía de subsistencia centrada la pesca, la recolección y la caza. Los hombres
además de la pesca, realizaban la extracción de la miel, y la captura de quirquinchos, suris, pecaríes
e iguanas. Las mujeres la recolección de huevos de chajá, frutos como la papa de agua y hojas de
chaguar, también tejían artesanías con hojas de carandillo (una especie de palmera) y con fibras
obtenidas de las hojas duras y espinosas de chaguar.
La unidad social mínima estaba conformada por familias extensas. Eran exogámicas con residencia
matrilocal, los nuevos matrimonios se integraban a la aldea de la esposa, e inicialmente en la familia
extensa de ella, hasta que el matrimonio se convierta en familia y pueda construir su propia vivienda,
aunque siempre en la aldea de la mujer. Las bandas se formaban por alianzas entre los jefes de
cada familia extensa para nomadizar juntos.
El origen de las familias.

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Cuentan las abuelas que originalmente las mujeres vivían en el cielo. Eran las Estrellas. De vez en
cuando bajaban a la tierra para robar la comida de los hombres, cuando ellos se iban a cazar y a
pescar. Para que no les roben la comida, los hombres ponían guardias.
Cuando las mujeres-estrellas bajaban del cielo, lo hacían por una larga soga. Un día uno de los
guardias las descubrió y cortó la soga. Las mujeres que estaban arriba del punto del corte son hoy
las estrellas del cielo. Las que estaban por abajo, fueron las mujeres que formaron las familias
pilagá, y que enseñaron a sembrar el maíz, la sandía, el melón y otros frutos.
La pesca era tradicionalmente una actividad masculina desarrollada entre abril y junio o julio. Un
método consistía en la pesca con arpón, una vara larga de 5 metros, en cuyo extremo estaba atada
una varilla sobre la que descansaba flojamente la punta del arpón, hecha del extremo agudo de un
cuerpo de vacuno. Esta punta se hallaba sujeta a la mano del pescador por medio de una cuerda
que corría a lo largo del palo. Una vez lanzado el artefacto contra la presa, el arpón penetraba en la
carne del pez y se desprendía del palo. El pescador dejaba desenrollar la cuerda que tenía en la
mano y luego atraía la presa con breves tirones.
También había pesca con redes: la red de "tijera", con un armazón formado por dos palos atados en
uno de sus extremos y la red de "bolsa", montada sobre un armazón de dos varillas flexibles atadas
en ambos extremos.

¿Qué es la religión?
Se entiende por religión a un sistema de creencias, comportamientos y valores culturales, éticos y
sociales, a través de los que una comunidad se vincula con lo sagrado y lo trascendente.
Etimológicamente, se han propuesto dos orígenes del término religión. Según una interpretación,
religión proviene del latín religio, derivado a su vez del verbo religare, que significa ’religar’, ‘atar’,
‘vincular’. La religión sería, así, una vinculación o subordinación del ser humano a la divinidad. Otra
interpretación sostiene que religión deriva del latín religiosus, que significa escrupuloso (lo contrario
de negligens, ‘negligente’). En este caso, la religión es el cumplimiento escrupuloso de los deberes
del culto.
La religión tuvo un rol central en el desarrollo de las primeras civilizaciones. En torno a ella se
organizaba la vida económica, social y política. Ejemplos de esto son:
 Los ritos asociados a los ciclos naturales en los que se invocaba a la divinidad.
 La presencia de una casta sacerdotal, a menudo con funciones legislativas, que interpretaba
la voluntad de los dioses
 La concentración de la máxima autoridad política y religiosa en la persona del monarca.
No se sabe de ninguna cultura que no haya tenido algún tipo de religión. A lo largo de la historia, las
religiones le brindaron al hombre respuestas acerca de cuestiones tales como la creación del mundo,
el sentido de la existencia, la vida después de la muerte y el origen del sufrimiento. Frecuentemente,
tales respuestas se encuentran bajo la forma de narraciones, símbolos y enseñanzas, muchas veces
contenidas en textos sagrados (como la Biblia, el Corán o los Vedas).
Las religiones, además, han dado a las sociedades un sentido de pertenencia y se han erigido en
emblemas de su identidad, plasmada en celebraciones, imágenes y templos. Se calcula que en el

30
mundo hay alrededor de 4000 religiones. Cada una posee su concepción de lo divino, su doctrina,
sus ritos de comunión, sus lugares sagrados, sus símbolos de fe y su mitología.
La gran mayoría de las personas profesa alguna religión, e incluso entre aquellas que no se
identifican con ninguna, hay muchas que sostienen algún tipo de idea religiosa. Actualmente, se
estima que solo un 2 % de la población mundial es atea.
Características de la religión
La religión presenta una serie de características que, en conjunto, la distinguen de otros sistemas de
creencias (como la filosofía o la política). Estas características son:
 La creencia en la existencia de algo sagrado. Por ejemplo, dioses u otros seres
sobrenaturales.
 La distinción entre objetos y espacios sagrados (la imagen de una divinidad, un templo) y
objetos y espacios profanos.
 La realización de actos rituales centrados en objetos y espacios sagrados. Por ejemplo,
plegarias, ceremonias.
 La existencia de un código moral que se considera de origen sagrado o sobrenatural. Por
ejemplo, los Diez Mandamientos.
 La presencia de sentimientos y actitudes típicas, asociadas al contacto con los espacios y
objetos sagrados y a los rituales centrados en ellos o en seres sobrenaturales. Por ejemplo,
asombro, adoración, culpa, temor reverencial.
 El empleo de diversas formas de comunicación con lo sobrenatural. Por ejemplo, oraciones,
sacrificios, danzas rituales.
 Una cosmovisión que incluye una explicación acerca del lugar que el ser humano y el resto de
la naturaleza ocupan en el mundo, la relación entre ellos y el propósito general de la
existencia. Por ejemplo, la idea del mundo como creación divina y del ser humano como
centro de la creación.
 Una organización de la vida basada en esta visión del mundo. Por ejemplo, la idea, común a
muchas religiones, de que la existencia de cada individuo ha sido determinada por un dios
desde la eternidad.
 La formación de un grupo social unido por y en torno a las creencias compartidas. Por
ejemplo, la Iglesia católica o cada una de las diversas iglesias protestantes.

Tipos de religiones
Las religiones monoteístas creen en la existencia de un Dios único. De acuerdo con su concepción
de lo divino, las religiones se pueden clasificar en:
 Religiones monoteístas. Son aquellas que creen en la existencia de un Dios único, creador del
universo. Por ejemplo: el judaísmo, el cristianismo y el islam.
 Religiones politeístas. En vez de un único Dios, creen en un panteón más o menos jerárquico
de deidades, a las que atribuyen dominio sobre los distintos aspectos de la vida humana y de
la naturaleza. Por ejemplo: la religión de los antiguos griegos y el hinduismo.
 Religiones panteístas. Son las religiones que sostienen que todo lo que existe forma parte de
la divinidad. Por ejemplo: el hinduismo, el vedanta.
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 Religiones no teístas. No creen en la existencia de dioses creadores o absolutos (aunque sí
en la existencia de entidades espirituales). Por ejemplo: el budismo zen.
Las religiones también se clasifican según su origen y procedencia. Teniendo en cuenta este criterio,
se reconocen los siguientes grupos o familias de religiones:
Religiones abrahámicas. Son el judaísmo, el cristianismo y el islam, que reconocen un origen común
en el patriarca Abraham. Son religiones monoteístas, surgidas en el cercano Oriente, con una
concepción similar acerca del destino final del hombre.
Religiones dhármicas. Este grupo comprende las principales religiones indias: el hinduismo, el
jainismo, el budismo, el taoísmo y el sijismo. Estas religiones predican la noción de dharma
(‘religión’, ‘enseñanza’, ‘ley’), el camino piadoso que todo ser debe seguir para mantener el equilibrio
del universo.
Religiones iranias. Son las religiones originadas en el Gran Irán, antes del islam. Incluyen al
zoroastrismo y el yazidismo, religiones que sostienen una concepción dualista, según la cual el bien
y el mal existen como dos principios opuestos y antagónicos.
Religiones tradicionales. En este grupo se incluyen los diversos cultos autóctonos, propios de
diferentes pueblos originarios y grupos étnicos. Por lo general, son politeístas y totémicas (adoran
objetos que representan a la comunidad). El vudú y el chamanismo, en África; la religión azteca y el
candomblé, en América, y la religión tradicional china integran este grupo de religiones.
Religiones neopaganas. Son religiones de origen reciente, basadas en creencias precristianas de
algunos pueblos, principalmente europeos. Pertenecen a esta familia religiosa la wicca, la brujería
tradicional, el druidismo, el neohelenismo y el neopaganismo germánico, entre otros cultos.
Historia de la religión
La religión es tan antigua como el ser humano. El hallazgo de cuerpos de neandertales y de homo
sapiens primitivos enterrados aparentemente de manera intencional ha sido considerado una prueba
de que las ideas religiosas existían ya hace 300.000 años.
Entre los testimonios religiosos conservados anteriores a la escritura, se destaca Göbekli Tepe (en la
actual Turquía), el santuario más antiguo conocido. Se trata de un conjunto de megalitos, construido
alrededor del 9000 a. C. Los primeros textos religiosos corresponden a los textos de las pirámides
egipcias, que datan de entre 2400 y 2300 a. C.
Según muchos investigadores, el desarrollo de las ideas religiosas tuvo su punto de inflexión entre el
900 y el 200 a.C., período denominado por el filósofo Karl Jaspers Era Axial. Durante esta era, se
fundaron varias de las tradiciones filosóficas y religiosas de mayor influencia en la historia:
El monoteísmo, surgido en Persia (zoroastrismo) y Canaán (judaísmo).
El platonismo, originado en Grecia.
El budismo y el jainismo, desarrollados en India.
El confucionismo y el taoísmo, nacidos en China.
En la Edad Media, las religiones actuales se difundieron por Europa y Asia. El cristianismo se
expandió por Occidente, el budismo por el Este de Asia (al tiempo que declinaba en la India) y el
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islam por Medio Oriente, Asia central, el norte de África y algunas zonas de la India y Europa (como
la península ibérica).
El avance de las religiones no estuvo exento de conflictos. Por ejemplo, los musulmanes colisionaron
con los zoroastristas en Persia, se enfrentaron a los hinduistas y sikhs en la India y lucharon con los
cristianos en varias ocasiones (guerras entre árabes y bizantinos, entre los siglos VII y XI, las
Cruzadas, entre los siglos XI y XIII, Reconquista española, entre los siglos VIII y XV).
A partir del siglo XV, como consecuencia de la conquista y colonización europea, el cristianismo se
difundió en América, en Filipinas, en el África subsahariana y en Oceanía. En Europa, la Reforma
protestante, iniciada por Martín Lutero en 1517, alcanzó rápida difusión y derivó en una serie de
guerras religiosas entre católicos y protestantes, a lo largo de los siglos XVI y XVII.
La difusión de las ideas racionalistas de la Ilustración en el siglo XVIII marcó el inicio del proceso de
secularización en Europa. Dicho proceso se profundizó con el estallido de la Revolución francesa en
1789. La principal consecuencia fue la separación entre la Iglesia y el Estado en muchos países y
una disminución de la religiosidad en Europa.
Pese al secularismo imperante en una parte del mundo, la religión sigue siendo un fenómeno
mayoritario en la actualidad. Mientras que en países como China el Estado promueve activamente el
ateísmo, naciones como Irán tienen rasgos propios de las teocracias, en las que la autoridad política
es, a la vez, la autoridad religiosa.

Principales religiones del mundo


Actualmente, casi el 84 % de la población mundial profesa alguna religión. De acuerdo con su
cantidad de fieles, las principales son el cristianismo (31 % de la población mundial), el islam (25 %),
el hinduismo (15 %) y el budismo (6,6 %).
Cristianismo: Surgido en el siglo I, está basado en la vida y las enseñanzas de Jesús de Nazaret,
contenidas en el Nuevo Testamento. Los cristianos creen que Jesús es el Hijo de Dios, enviado al
mundo para salvar al hombre del pecado. Junto con el Padre y el Espíritu Santo, forma la Trinidad
(es decir, Dios mismo que existe como tres personas). Las principales ramas del cristianismo son:
Catolicismo, dirigido por el obispo de Roma (el papa) y los obispos del mundo en comunión con él.
Ortodoxa: Se separó de la Iglesia católica en el siglo XI y está integrada, a su vez, por varias
iglesias, entre ellas la Iglesia ortodoxa rusa, la Iglesia ortodoxa griega y la Iglesia ortodoxa de
Constantinopla.
El protestantismo: Se separó de la Iglesia católica en el siglo XVI y se divide en numerosas
denominaciones, entre las que se encuentran el luteranismo, el calvinismo, el anglicanismo, el
metodismo y el baptismo.
Islam: Fundado en el siglo VII, está basado en las enseñanzas del profeta Mahoma y en las
revelaciones que Dios le hizo; estas últimas se hallan contenidas en el Corán, el libro sagrado de los
musulmanes (como se denominan los seguidores del islam). El islam reconoce a los profetas judíos
y a Jesús, también considerado un profeta. Existen dos denominaciones islámicas principales:

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Hinduismo: Es una de las religiones más antiguas del mundo y comprende un conjunto de diversas
doctrinas, basadas en cuatro grupos de textos: los Vedas, los Upanishads, la Bhagavad-gita y las
Agama. Los hinduistas creen en un principio cósmico que sostiene el universo (brahman) y que
todas las criaturas pasan por un ciclo de renacimientos (samsara). Las principales denominaciones
del hinduismo son:
Budismo: Originado en la India en el siglo V a. C., está basado en las enseñanzas del sabio indio
Siddharta Gautama. El budismo sostiene que la vida humana es un ciclo de sufrimiento y
renacimiento, del que puede escaparse si se alcanza la iluminación o nirvana, cuando se llega a
comprender la verdadera naturaleza de las cosas. Las principales ramas del budismo son:
Qué son Tribus urbanas:
La expresión “tribus urbanas” designa a los grupos de individuos, normalmente jóvenes, organizados
en pandillas o bandas citadinas que comparten un universo de intereses comunes contrarios a los
valores culturales de la sociedad normalizada, mediante códigos y conductas que les son propios: la
jerga, la vestimenta, los referentes culturales, el estilo de vida, los hábitos cotidianos y la ideología.
Esta noción fue establecida a mediados del siglo XX, a partir de la teorización de
las contraculturas y las subculturas. Las tribus urbanas buscan, deliberadamente, distinguirse del
orden social dominante y desafiar los códigos culturales como un mecanismo de rebelión. Por ello,
no es de extrañar que algunas tribus urbanas asuman un comportamiento inapropiado desde el
punto de vista del orden establecido.
Estas pandillas tienen de “tribu” el hecho de compartir una conciencia de grupo y un sentido de
pertenencia al mismo debidamente codificado. Pero en cambio, se distinguen de esta noción en el
hecho de no crear tradiciones estables o pretender la hegemonía cultural. Por ello, suelen ser vistas
como un fenómeno juvenil.
Sin embargo, una de las contradicciones visibles en las tribus urbanas es la aceptación de una
identidad estereotipada, construida muchas veces a partir de los medios de comunicación. Quiere
decir, entonces, que por encima de la búsqueda de identidad, prevalece el sentido de pertenencia.
Por lo tanto, las tribus urbanas, en primer lugar, satisfacen una necesidad afectiva de los individuos
que las conforman, lo que facilita su incorporación a una ideología y estilo de vida por adhesión
emocional. De ahí que ciertas tribus urbanas deriven en pandillas con comportamientos violentos
infundados, como el caso de los cabezas rapados.
Las tribus urbanas representan sectores concretos de las subculturas, como los hippies, los punks,
los góticos, los psicodélicos, los emos, los gamers, los reggaetoneros, los raperos, los skinheads,
entre muchos otros.
El concepto de tibu urbana comienza con los movimientos que surgen a comienzos de los años '60
del siglo XX, denominados también como underground.
GAMMER
Un jugador de videojuegos o videojugador, también conocido por el anglicismo gamer, es toda
persona que juega a algún videojuego apasionadamente. Al jugador que se caracteriza por
dedicarse con gran pasión e interés a los juegos en general, se le designa en español el apelativo de
jugón, aunque en función del tipo de juego se le puede llamar con un término más característico.

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n ocasiones se utiliza la denominación hardcore gamer o jugador duro para referirse a un jugador
aficionado que busca completar el máximo de contenido (logros, armas, desbloqueo de personajes,
etc.) de un título, siendo un caso distinto a un adicto. La adicción ligada a los videojuegos es, en el
caso de los videojuegos multijugador, una forma de ciberadicción.
Los grupos distintivos son:
Profesional: se caracteriza por ser un gamer con habilidades extraordinarias para jugar, y por ello, es
considerado un jugador experto por la comunidad. Un gran grupo de estos jugadores logran ganar
dinero por sus habilidades, integrarse a un equipo y participar en torneos.
Duro o hardcore : se caracteriza por ser un jugador que dedica muchas horas al día a jugar
videojuegos. Busca mejorar constantemente y tener puntuaciones máximas. Este jugador no queda
satisfecho con terminar un videojuego de manera habitual pues busca siempre conseguir todo lo que
se pueda en una alta dificultad y con grandes retos. Es competitivo y busca demostrar sus
habilidades para así poder ganar dinero o en campeonatos. Este jugador es verdaderamente
aficionado a los videojuegos, no busca solo un medio de entretenimiento sino un reto o una aventura
y de ser posible hacerlo un estilo de vida. A veces es considerado despectivamente nerd o persona
sin vida social.
Regular: muchas personas no consiguen encajar en la categoría de jugador duro, pero a su vez
tampoco en jugadores casuales, para estos se asigna el término de jugador regular, el cual se refiere
a un jugador que juega de manera habitual, tiene ciertos conocimientos de los videojuegos, pero no
busca un gran reto como el jugador duro. Es competitivo, pero no tienen interés en ser el mejor.
Casual: se denomina así a aquel individuo que no está comprometido propiamente a conseguir
todos los objetivos posibles en un juego. Además, este jugador no suele emplear mucho tiempo en
un juego dado, caracterizándose, en muchos casos, por jugar a muchos juegos, pero durante poco
tiempo o en intervalos irregulares. Un gran grupo de ellos no tienen interés en mejorar sus
habilidades ya que lo consideran solo un pasatiempo. También se puede usar el término Poser para
referirse a el de un modo despectivo.
KPOP
una cultura coreana que se toma el mundo son jóvenes, amantes del movimiento, la luz y el color.
No quieren ser llamados tribu urbana o kpopers, sino ser reconocidos como seguidores de una
tendencia m es una especie de religión. Sus seguidores: adolescentes y jóvenes. Su Dios: la música.
Kpop traduce Korean Pop o música popular coreana que es una mezcla de rock de comienzos de
los 90 con música electrónica, hip hop, rythm and blues y, por supuesto, pop, que nació en Corea del
Sur y desde ahí ha pasado por Europa, Estados Unidos y se está incubando en Latinoamérica como
un verdadero fenómeno de masas entre los jóvenes.
Impulsa tendencia involucra moda, baile, canto y, especialmente, estilo de vida. Por un lado,
porque está ligada a la belleza, a la estética de los colores fuertes y vibrantes, como fucsia, rojo,
amarillo o verde en neón, pero por sobre todo, de la luz. En el vestuario la elegancia se acompaña
de accesorios llamativos y coloridos, especialmente en las mujeres.
“Las letras de las canciones buscan recuperar valores en los jóvenes como la responsabilidad, el
compromiso, enfocarse y trabajar por objetivos. Se refieren a temas positivos, no hablan de
desamor, ni de tristeza, sino de seguir adelante”, explica Paola.
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Las cifras demuestran que la fuerza de la tendencia va más allá de las palabras: en el mundo, la
industria del Kpop movió 30 millones de dólares en el 2009 y se cree que esta cifra se duplicó en el
2010, según datos del gobierno de Corea del Sur. Esto se debe a que sus seguidores son millones,
no solo en ese país, sino también en China y Japón, donde existe su propia tendencia: jpop.undial
que mezcla música, baile y moda.
HIPPIES
De los movimientos juveniles surgidos en la historia ninguno ha sido más imitado, ni difundido que el
hippie. Ha sido el movimiento representativo de los años sesenta. Tienen unas características muy
variadas. Repudian la violencia y las guerras, aspiran a la felicidad, practican el amor, se sienten
como flores, es su más importante símbolo.
Sus indumentarias son muy extravagantes y llamativas. Sus colores muy fuertes, amarillo, rojo,
lila..... Lucen la idea de la sexualidad sin pudor ni vergüenza, además de practicar un sexo muy
liberal. Todos los hippies no son iguales y no todos practican lo mismo
El movimiento hippie surgió en San Francisco durante el verano del amor. Los hippies formaban una
gama de protestas radicales contra el sistema, protestas que, en el caso de los hippies, es mucho
más emocional que racional.
Se oponían al sistema en su conjunto: a su materialismo; al conformismo que caracteriza a los
ciudadanos masificados ; a la burocracia, que dirige y anquila la fluidez de la vida; al juego de
normas y prohibiciones que supuestamente posibilitan la libertad, pero que siempre la coartan, y al
cuadro de valores dominantes, es decir, la propiedad, el trabajo, el dinero, la competencia, las
diferencias de clase, la segregación racial, la represión ideológica, etc..
Los hippies se extendieron por todos los países desarrollados. EEUU, Canadá, Europa Occidental.
Muchos marcharon a islas alejadas y poco frecuentadas por las civilizaciones en el océano Pacífico
o en el Mar Mediterráneo. Pero no solo se hicieron hippies los jóvenes de las clases medias que
siempre fueron mayoría; sino también las clases superiores y las trabajadoras, así como numerosos
grupos.
LA MÚSICA
Una canción de Scott Mckenzie invitaba a todo el mundo a llenarse el pelo de flores antes de entrar
en la ciudad : el " flower power " estaba en pleno apogeo y las emisoras de frecuencia modulada
rebosaban música.
Jim Morrison, así se llama nuestro hombre, estudiaba cine y leía poesía francesa cuando entabla
amistad con otro estudiante, Ray Manzarek. En 1965, forman The Doors junto a Robby Krieger y
John Densmore: en cuatro años de carrera se convertirían en una de las bandas más famosas de la
historia del rock.
¿QUE QUEDA HOY?
Entre las muchas etiquetitas que se han buscado los sesudos en su incansable devaneo, llama la
atención particularmente la de neohippy, supuesto trasvase a los noventa de todo lo explicado hasta
ahora en este capítulo.
Efectivamente, desde 1967 siempre ha habido (y siempre habrá) hippies, aunque no todos ellos
vivan en comunas. Auténticos herederos del verano del amor, una legión de pequeños artesanos
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recorre España en maltrechas furgonetas vendiendo pulseras, collares, tallas o cualquier cosa que
se pueda realizar con destreza manual.
Pantalones peto, enormes jerseys de lana, sandalias de cuero y fulares de colores los delatan en su
deambular por fiestas y mercados; incluso se da el nombre de " hippies" a cierto tipo de puestos de
venta callejera. También los hay que se dedican al no menos noble arte callejero, flauta, guitarra,
pintura o marionetas sirven para sacar algo de dinero e ir tirando.
El neohippy no vive en la calle, aunque toma del hippy sus ropas e ideales; estudia en la
universidad, se considera ecologista, colabora con alguna ONG y se declara objetor.
LOS GOTICOS:
Los góticos son la tribu urbana más producida estéticamente; sus miembros se visten
completamente de negro, y de ese color, dicen, es la visión que tienen del mundo: desencantada y
esencialmente pesimista.
la elaboración de esta identidad tiene matices autónomos muy significativos, en los cuales se
manifiesta el cultivo de la inteligencia y de la voluntad, donde el arte (principalmente la música) es la
puerta a lo que se podría denominar el lado oscuro de la cultura, aquel que la parte instituyente
define como "contracultura". Se asumen como actores dionisiacos de una trama siniestra inserta en
las contradicciones de la vida social en la que elaboran, con base en sus historias de vida —muy
vinculadas al dolor—, visiones trágicas y nihilistas en las que no hay futuro, transmitidas a través de
poemas, canciones, dibujos, pinturas, animaciones, etcétera, fruto de lo que ellos denominan el
aislamiento creativo.
Su identidad es una suma de auto-determinismo, individualismo, narcisismo, afición por el pasado,
gusto por el arte y simpatía por lo sobrenatural, producto de un proceso de autodescubrimiento
constante que se nutre de las ideas y de las manifestaciones artísticas más extremas de diversas
épocas y contextos.Intentan expresarse, aunque no son entendidos en una sociedad en donde el
negro es el color del luto y la muerte, y no tiene una parte bella. Adoran y practican cualquier forma
de arte y se identifican con los sentimientos que expresan las canciones de sus ídolos, a la par que
van elaborando una imagen siniestra, un pensamiento disidente y algunas posiciones narcisistas, se
distancian de las normas que consideran limitantes del libre pensamiento y les impiden incursionar
en su propio yo, fortaleciendo una identidad introvertida, nihilista y selectiva, con un marcado sentido
de superioridad intelectual ante los que consideran débiles o mediocres, a quienes suelen ridiculizar
sutilmente.
Gótico. Esta palabra designa algo más que una joven subcultura, una tribu urbana, una estética
siniestra o un género literario. Alude también a un enfoque filosófico (una "visión del mundo", según
dijo el novelista irlandés J, Sheridan La Fanu, en su libro Las criaturas del espejo); es el cosmos en
negativo, invertido (lo extraño y espeluznante son sólo lugares comunes, mientras que el día a día
es algo en verdad misterioso y extraordinario). Aquí lo oscuro y lo amenazador poseen un irresistible
encanto, mientras que la normalidad y la vida acomodada sólo prometen hastío y decadencia.
DISCRIMINACIÓN Y RACISMO Vamos a ocuparnos ahora de un tema muy complejo: el tema del
racismo y la discriminación. Este problema es de suma importancia, principalmente por haber
generado tanto daño a la humanidad y, además, porque está muy lejos de haber sido superado.
¿Qué significa discriminar? Comenzaremos por la discriminación. Si buscamos en un diccionario
veremos que el término discriminar significa: diferenciar, distinguir, clasificar, ordenar. Si hablamos
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de cualquier objeto esto no genera ningún problema, pero cuando pasamos a las personas las cosas
cambian. Diferenciar y distinguir, según lo que venimos estudiando, no supondría ningún
inconveniente, ya que como dijimos todos los hombres y mujeres del mundo, ya sea individual o
grupalmente, somos diferentes y por lo tanto nos distinguimos o diferenciamos. El problema está en
que la discriminación supone una jerarquización y valoración o desvalorización de las diferencias. Es
decir, discriminar no se trata de decir que A es de una manera y B de otra, sino de decir que A es
mejor o vale más que B, o lo que es lo mismo que B es peor o vale menos que A. Entonces, no
habría inconveniente alguno en decir que una persona es china, otra ecuatoriana, otra danesa y otra
nigeriana, el problema sería que -en base a su nacionalidad- se clasificase a una de ellas como
inferior al resto, lo mismo si se la clasificase como superior, dado que eso implicaría que el resto es
inferior.
■ La discriminación atenta contra la libertad y también contra la igualdad.
■ La discriminación no sólo se aplica a las cuestiones nacionales como recién ejemplificamos:
también se encuentran la discriminación por género, etnia, por orientación sexual, por pensamiento
político, por condición socioeconómica, por creencia religiosa, por discapacidad, por color de la piel,
por razones etarias y tantas otras.
■ El etnocentrismo del que hablamos anteriormente también puede ser considerado una forma de
discriminación. Otra forma sería la xenofobia, que es odio o rechazo a los extranjeros.
■ La discriminación se encuentra muy cerca de la construcción de estereotipos y de prejuicios.
Estereotipos y prejuicios Los estereotipos son construcciones sociales mediante las que se le asigna
determinadas características a cierto grupo de personas, ya sea sobre sus cualidades o conductas.
Frecuentemente ésta se toma como patrón o modelo y cobra aceptación, aunque muchísimas veces
es equivocada. Los prejuicios tienen que ver -como lo indica su nombre- con los juicios previos que
se hacen sobre individuos o grupos, sobre los que se cree que deberían ser de determinada forma o
poseer ciertas carencias o aptitudes en base a la idea que se tiene de ellos. Un ejemplo de los
estereotipos podría ser el de las asociaciones que se hacen en relación los trabajos. Es muy común
en Argentina considerar que si una persona es china debe trabajar en un supermercado, si es
japonesa en una tintorería, si es boliviana en una verdulería o en la construcción. Puede que uno
conozca muchas personas de esas nacionalidades que se dediquen a esos trabajos, pero, lo
importante, es que eso no clausure la posibilidad de pensar que cualquiera de ellos bien podría ser
médico o actor, o científico, o zapatero, o empleado administrativo. Un ejemplo del prejuicio podría
ser el de ver a una persona oriental (china, coreana, japonesa, etc.) y dar por sentado que no debe
jugar bien al fútbol; a la inversa, el de ver a un brasilero y presumir que seguramente debe jugar bien
al fútbol. Otro podría ser el de pensar en un grupo de afroamericanos y suponer que se trata de una
compañía de baile, o un equipo de básquet, o una banda de música, pero no una reunión de
científicos, ya que muchas veces se destacan públicamente las virtudes de los afros relativas a la
danza, la música o el deporte, pero no su capacidad intelectual para construir conocimiento. El
racismo Ante todo hay que decir que el racismo es siempre una actitud infundada y repudiable. Este
supondría el odio o la discriminación de un grupo o persona hacia otro grupo o persona por ciertas
características que se supone que son del orden biológico y determinantes para su modo de ser. A la
vez, esto activaría un mecanismo mediante el cual quienes discriminan se sienten superiores a los
otros, y por eso creen que es justo discriminar.

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Para ver más en profundidad de que se trata, tomemos la definición -ya clásica- que dio el escritor
tunecino Albert Memmi: "El racismo es la valorización, generalizada y definitiva, de diferencias reales
o imaginarias en beneficio del acusador y en detrimento de su víctima, a fin de justificar sus
privilegios y su agresión." Como dice Memmi, el racismo constituye una actitud mediante la que se
repara en diferencias reales o imaginarias (es decir que existen o que no existen) de una persona o
grupo, en relación a otra persona o grupo, para justificar la agresión y el odio del agresor hacia al
agredido. También sirve para justificar los modos de vida de unos y otros. Como veremos más
adelante, el racismo siempre es un argumento que intenta legitimar ciertas situaciones sociales
desiguales. Entonces, podríamos decir que el racista no odia al diferente por ser diferente, sino que
busca ver cuáles son sus diferencias para justificar que lo odia. El racismo habla menos de las
diferencias entre los hombres que de las características de quienes lo ejercen. El racismo fue un
potente argumento para justificar muchas de las peores acciones que acontecieron en la historia de
la humanidad. Como por ejemplo los genocidios y la esclavitud. El racismo, entonces, se propone
como una ideología que pregona la superioridad de una raza por sobre otras. El primer problema de
este razonamiento es que no hay superioridad entre grupos humanos, y el segundo es que no
existen "las razas". La raza, no es más que una construcción, una idea.
Formas del racismo en América y en Argentina
Tanto Argentina como el resto de América Latina han sufrido el racismo. Han sufrido y sufren, ya
que, lamentablemente no es algo que haya quedado en el pasado: presenciamos a diario en nuestra
vida cotidiana actitudes racistas; lo mismo sucede cada vez que prendemos el televisor, donde nos
encontramos con imágenes y dichos que podrían considerarse racistas. Como dijimos, la raza no es
más que una idea, y sobre esa ¡dea se supuso la superioridad de unos sobre otros, y también el
dominio y la explotación de unos sobre otros.
Lamentablemente, el racismo está presente hoy día en nuestros países. Sólo se necesita reflexionar
apenas unos minutos sobre ciertos dichos que se oyen en Argentina todo el tiempo sobre las
personas que habitan en las villas de emergencia, o en los comentarios que se hacen sobre
migrantes que llegan de países limítrofes. Cabe aclarar que en nuestro país el odio contra los
inmigrantes no es nuevo, y que del mismo también fueron víctimas muchos de los inmigrantes que
llegaron de Europa entre las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX. Muchos de los
discriminadores de hoy, son los nietos o bisnietos de los discriminados de ayer. Causa mucha
angustia que no se haya aprendido la lección. Nos quedamos con las palabras de Claude Lévi-
Strauss: 'Salvaje es quien llama salvaje a otro'. Discriminación La discriminación y el racismo son
rasgos muy cercanos al poder. Justamente considerar que unos son superiores y otros inferiores
servía (y sirve) para argumentar por qué algunos deben mandar y otros deben obedecer. Porque las
ideas y proyectos de unos sirven y porque los de otros no tienen ningún valor ni sentido. Michel
Foucault fue un filósofo francés que ha estudiado los orígenes del racismo y se ha hecho famoso por
investigar profundamente el tema del poder. Al respecto nos dice, en su libro Genealogía del
racismo:
Pero, ¿qué es propiamente el racismo?... ...En primer lugar, es el modo en que, en el ámbito de la
vida que el poder tomó bajo su gestión, se introduce una separación, la que se da entre lo que debe
vivir y lo que debe morir. A partir del continuum biológico de la especie humana, la aparición de las
razas, la distinción entre razas, la jerarquía de las razas, la calificación de unas razas como buenas y
otras como inferiores, será un modo de fragmentar el campo de lo biológico que el poder tomó a su
cargo, será una manera de producir un desequilibrio entre los grupos que constituyen la población.
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En breve: el racismo es un modo de establecer una cesura en un ámbito que se presenta como un
ámbito biológico. Es esto, a grandes rasgos, lo que permitirá al poder tratar a una población como
una mezcla de razas o -más exactamente- subdividir la especie en subgrupos que, en rigor, forman
las razas. Son éstas las primeras funciones del racismo: fragmentar (desequilibrar), introducir
cesuras en ese continuun biológico que el biopoder inviste.' El racismo, entonces, es el argumento
que el poder utiliza en determinados momentos históricos para clasificar a las poblaciones y sus
grupos, y asignarle funciones según su conveniencia. El racismo funciona como argumento para la
desigualdad. Según escribió Frantz Fanón en Por la revolución africana: 'Lógicamente no es posible
someter a la servidumbre a los hombres sin interiorizarlos parte por parte; y el racismo no es más
que la explicación emocional, afectiva, algunas veces intelectual, de esta interiorización.' Jóvenes y
discriminación \ En nuestro país, muchos jóvenes son víctimas del racismo y la discriminación.
Mucho más si son pobres, mucho más si tienen la piel oscura, mucho más si se visten como se
visten aquellos que la opinión pública entiende que son los culpables de muchas de las cosas que
conforman aquello que se suele denominar como la "inseguridad". La crisis social, económica y
política generó un marcado miedo al otro, y los jóvenes pobres se fueron transformando en los
representantes de la peligrosidad. Como escribió la socióloga Maristella Svampa en su libro El
dilema argentino: Civilización o Barbarie:
'Así, todo pobre es considerado un delincuente potencial, concepto que llega al Estado y se
operativiza a través del rol represivo que asumen las instituciones policiales; muy especialmente la
figura de la peligrosidad se concentrará en los jóvenes pobres, no blancos y habitantes de barrios
periféricos o marginales, quienes serán considerados, en el límite, una suerte de 'población
sobrante'.' Cuando uno prende la radio y escucha que se detuvieron personas por algún delito,
percibe que muchos periodistas automáticamente preguntan ¿Hay menores? La curiosidad que
conduce a formular esa pregunta no es inocente, sino que responde a una idea que supone que en
todo acto delictivo intervienen menores. O que los "delincuentes" suelen ser menores. O como
dijimos antes, alcanza con prender el televisor para ver cómo se exponen imágenes de jóvenes
como si fuesen monstruos, así como se hace referencia a los "pibes chorros" como los responsables
de la crisis social. Y cuando me refiero a "pibes chorros" lo hago en relación a jóvenes que roban (o
robaron), pero también a otros que no lo hacen y, sin embargo, los medios de comunicación y la
opinión pública los trata como si lo hicieran, dado que sus características se corresponden con las
que se supone que tienen todos aquellos que sí lo hacen. En consecuencia, "si no roban seguro que
lo harán, porque tienen todo lo que se necesita para hacerlo". Por lo tanto, no se juzgan sus
acciones sino sus particularidades. Si un chico es de determinada forma, se viste y habla de
determinada manera, bien se lo puede tratar de "pibe chorro", por más que no haya robado nunca
nada. Incluso puede ser llamado así por alguien que sí ha robado, o roba, pero no responde al
estereotipo de la gente que se supone que sí lo hace. Hace unos años, en un programa de televisión
aparecía un oficial de policía al que se le preguntaba por su vestimenta, entonces el señor describía
como era el uniforme que llevaba. Luego se le preguntaba cómo eran los "delincuentes", a lo que
respondía que eran jóvenes que usaban "ropa deportiva, zapatillas caras y gorrita", y que ese era "el
uniforme de los chorros". Evidentemente, para ese señor no es delincuente el que comete un delito,
ni ladrón el que roba, ni el que sustrae cosas que no le pertenecen, ni quien viola la propiedad ajena,
sino quien a determinada edad usa determinada ropa y tiene determinadas características. Estos
jóvenes son víctimas del racismo y la discriminación, ya sea cuando son mirados con desconfianza
por las calles hasta cuando no se les permite la entrada a un boliche o cualquier otro lugar público.
Las consecuencias económicas, sociales y políticas de las discriminaciones
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Las consecuencias del racismo y la discriminación son muchas y muy variadas. Hablamos ya de
actitudes racistas que justificaron hace siglos las conquistas de otros pueblos, mediante las cuales
los conquistadores se apropiaban de la riqueza de los conquistados. Uno de estos casos fue el de la
Conquista de América. Lo mismo pasó en África, la India y otros tantos lugares del mundo que se
transformaron en colonias de las potencias del momento. Da la casualidad (o no) que hoy día
muchos de los conquistados de entonces representan los países pobres del mundo, mientras que los
conquistadores, en su mayoría, representan los países ricos. Esto nos habla de las consecuencias
económicas y también políticas y sociales de dichos procesos. Algo similar podría decirse de lo que
sucede hoy en día en los países árabes. En alguno de ellos, en nombre de la democracia y la lucha
contra el "terrorismo", se justifica el ingreso de los ejércitos de los países que posteriormente
adquirirán el petróleo que se extrae de estos países árabes. ¿Podrían las potencias mundiales
ingresar mediante la violencia a los países árabes de forma "legítima", sin antes decir que sus
habitantes son incivilizados porque no practican la democracia occidental, ni tienen costumbres ni
religiones similares a las de Occidente? Las consecuencias suelen ser terribles, ya que estos países
quedan devastados por la guerra. Las ciudades se transforman en escombro y los muertos se
cuentan por miles. El racismo del siglo XX se expresó de manera manifiesta en lugares como
Sudáfrica, donde existía el llamado "apartheid", que era un sistema que regulaba aquello que estaba
permitido para la población blanca (conformada por colonos holandeses e ingleses) y para la
población negra de origen local. Mediante estas normas los negros no podían ocupar posiciones en
el gobierno ni votar, no podían ejercer prácticas profesionales, no podían asistir a la universidad, no
podían utilizar el transporte público, había hospitales para negros de peor calidad que los hospitales
para blancos, etc. Esta política existió en Sudáfrica hasta 1990, hace apenas 20 años. Otro ejemplo
representativo al extremo del racismo del siglo que pasó fue el del nazismo, movimiento que gobernó
Alemania entre 1933 y 1945, con Hitler a la cabeza. Dicho movimiento tenía una ideología que
proponía la superioridad de la "raza aria", lo que lo llevó a planificar y concretar la esclavización y
exterminio de millones de personas de diversos grupos, dado que los consideraban inferiores,
enemigos y peligrosos para el régimen. Entre las víctimas del nazismo se destacan los judíos,
algunos de ellos alemanes y otros pertenecientes a otros países como es el caso de Polonia.
También se asesinó gitanos, eslavos, homosexuales, personas discapacitadas, opositores políticos,
Testigos de Jehová, prisioneros de guerra y otros tantos grupos. Las consecuencias de los hechos
antes narrados (como otros muchos que no podemos incluir por razones de espacio) son terribles y
difíciles de calcular, y se cuentan entre los períodos más oscuros y vergonzosos de la historia de la
humanidad. Capítulos horrorosos de una historia que hoy día muchas personas niegan y, lo que es
aún peor, otras tantas reivindican.

COMUNICACIÓN Y TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN EN SOCIEDADES


CONTEMPORÁNEAS
Carolina Duek
En este capítulo vamos a trabajar el lugar que ocupan las llamadas tecnologías de la
Información en las sociedades contemporáneas. Eso incluye pensar qué lugar ocupan los
medios de comunicación, nuestros intercambios a través de ellos, la participación, el lugar de
la política, las redes sociales, sólo por mencionar algunos ejes. Trabajar con y sobre los
medios exige tomar distancia de ellos, alejarnos un poco para ver qué nos dicen, qué hacen y
cómo intervienen en nuestra vida. La tecnología no es "inocente" y su presencia en nuestros
hábitos de todos los días merece una reflexión particular. Vamos a comenzar desde el
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panorama más amplio a las prácticas más pequeñas: de la globalización a los usos de la
tecnología. De esta manera podremos presentar un marco al que iremos recorriendo de a
poco para poder comprenderlo integralmente.

COMUNICACIÓN Y TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN EN SOCIEDADES


CONTEMPORÁNEAS
Las ganancias de las respectivas empresas. Es decir, comemos y compramos sus alimentos y, de
ese modo, le brindamos una ganancia a una empresa multinacional. Pero también adquirimos
hábitos, reconocemos los menúes que ofrecen, hacemos la fila como nos indican. Participar es saber
qué hacer, qué pedir y cómo comportarse en espacios que se ubican en nuestras ciudades pero que
son, en verdad, pequeños espacios globallzados.
Podemos pensar a estos espacios como pequeñas embajadas de las grandes empresas
transnacionales: las reglas que allí rigen no son las locales sino las globales. La mundialización
Renato Ortiz describe una dimensión particular del proceso de la globalización: él llama
mundialización a la dimensión cultural de la globalización. El fenómeno de mundialización impregna
todas las manifestaciones culturales y, para existir, debe enraizarse en la vida cotidiana. En otras
palabras, la mundialización es el proceso cultural que aparece junto con la globalización y que
modifica las prácticas culturales locales. Internacionalización, transnacionalización, globalización y
mundialización son cuatro dimensiones de un proceso complejo. No se trata de llegar a una
definición tajante sino de pensar las partes que nos ayudan a analizar la manera en que el mundo se
está organizando. "El mundo está globalizado", dijimos al comienzo de este apartado: ahora
sabemos un poco más lo que esto significa y lo que implica vivir, trabajar y estudiar en él. Sociedad
de la información y avances en las nuevas tecnologías de la información Volvamos a la primera
escena del capítulo: todos los días nos despertamos y, para informarnos, encendemos la radio, el
televisor, la computadora o leemos el diario. Ahora, en vez de pensar en procesos de globalización,
vamos a orientarnos a lo que recibimos como lectores o espectadores. ¿Qué recibimos? ¿De qué
manera se organiza lo que sabemos del mundo a través de los medios de comunicación? Para
comenzar a analizar los ejes que nos ocupan en este apartado vamos a retomar algunos elementos
que trabajamos en otros capítulos, pero a la luz de dos grandes áreas de reflexión: la así llamada
"sociedad de la información" y las nuevas tecnologías de la información.
¿Qué es la información?, ¿cuál es el rol de ella en nuestra vida cotidiana? La información es una
serie organizada de elementos cuyo objetivo es transmitir una idea, un concepto o un hecho. Ahora
pensemos un poco en el lugar de la información: encontramos información en los medios, en las
conversaciones con un vecino en el ascensor, en interacciones en la escuela, en el trabajo, en el
gimnasio, donde sea que intercambiamos con otras personas. La información se intercambia y recibe
con diferentes objetivos. Uno lo de los cambios más importantes que hemos atravesado en los
últimos veinte años es la posibilidad de acceder a múltiples espacios en los que se construye y
transmite la información. Las nuevas tecnologías de la información nos ponen "más cerca" del
mundo que nos rodea a través de Internet, de la televisión y las múltiples posibilidades que ellas nos
brindan para saber qué pasa a nuestro alrededor. Los avances en las tecnologías de la información
han suscitado, para algunos investigadores, un nuevo escenario comunicativo en los que se
desarrolla nuestra vida cotidiana. La formulación de la 'sociedad de la información', como un intento
de descripción de las sociedades contemporáneas, ha sido objeto de muchos debates. La clave no la

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encontraremos en la definición de dicha formulación sino en sus implicancias. Esta formulación tiene
dos supuestos implícitos, como sostiene De Charras en Redes, burbujas y promesas:
■ Por un lado, la potencialidad de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación para
modificar tanto los procesos productivos como la vida doméstica; por otro, la posibilidad de
almacenar y transmitir grandes volúmenes de información a partir de la digitalización de las señales.
Para decirlo más sencillamente, las nuevas tecnologías han permitido una organización de la
información que facilita su transmisión a grandes cantidades de receptores.
■ Pero, también, las modificaciones tecnológicas han impactado en la organización de la producción
y de la vida cotidiana. Cuando nos relacionamos con la tecnología, desde diferentes posibilidades de
uso y acceso, estamos negociando nuestras acciones permanentemente con los dispositivos. Por
ejemplo, podemos cambiar de canal a través del control remoto "libremente"; pero la oferta de
canales no la decidimos nosotros; hay una serie de elecciones que escapan a nuestra posibilidad de
discusión y que van a limitar nuestras posibilidades de acción con ese dispositivo. Nos adaptamos a
lo que el dispositivo nos presenta y lo utilizamos dentro de las funciones predeterminadas (que
pueden ser más o menos amplias).
Convergencia y sociedad de la información La formulación de la sociedad de la información es
ambigua y su significado no puede precisarse 'de una vez y para siempre'. Más allá de esto, la
convergencia es uno de sus puntos nodales. Así lo explica el investigador argentino Martín Becerra:
"El proyecto de la sociedad de la información aparece sustentado por la necesidad de profundizar los
procesos de convergencia inicialmente tecnológica y, en última instancia, social, política y
económica. La idea de la convergencia es acuñada, por su parte, como corolario del salto
tecnológico que permite integrar progresivamente algunos aspectos de los circuitos productivos de
las industrias info-comunicacionales". La convergencia es integración de los circuitos productivos de
las industrias comunicacionales, pero supone también modificaciones sociales, políticas y
económicas. Poder acceder a los diarios o poder hablar por teléfono a través de la computadora son
dos pequeños ejemplos de lo que podemos entender por convergencia. Este proceso se relaciona
con la sociedad de la información dado que, gracias a los avances tecnológicos, la convergencia
aparece como un escenario en el que la información se posiciona como actor principal de un mundo
globalizado. Dijimos que la información es una mercancía y que el mundo se ordena en función de
las informaciones que circulan de y sobre él. La sociedad de la información es una formulación tan
conflictiva como interesante, para discutir qué países o empresas multinacionales tienen el poder
económico de producir avances para favorecer no sólo la convergencia tecnológica sino también la
cultural. Pensar en la sociedad de la información y en la convergencia nos exige reflexionar sobre el
poder y la distribución de las ganancias. Es en este punto en el que vemos claramente por qué los
avances tecnológicos y la formulación de la sociedad de la información pueden ser ambiguos: no se
trata de ver quién realiza el avance tecnológico sino quién tiene el poder de vender las innovaciones
y de construir los mensajes. Nuevamente, y para cerrar este apartado, nos vemos exigidos a
reflexionar sobre el poder de los países y de las empresas multinacionales para imponer
necesidades y deseos. Es aquí donde nos encontramos con el rol crucial de los medios de
comunicación para llevar adelante esta tarea.
LOS MEDIOS Y SU IMPACTO EN LA RECONFIGURACIÓN DE LAS PRÁCTICAS
SOCIOCULTURALES

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Hemos mencionado ya varios elementos respecto del lugar de los medios de comunicación en
nuestra vida cotidiana. Lo que vamos a hacer en esta parte del capítulo es separar dimensiones
claves para abordar los medios de comunicación. Cada dimensión va a tener un significado y un
peso para responder la pregunta-eje del capítulo: ¿de qué maneras impactan los medios de
comunicación y los avances tecnológicos en nuestras prácticas cotidianas? Los ejes a través de los
que abordaremos los medios de comunicación serán la socialización, las prácticas, la
representación, la mediación, la tensión entre espacio público y privado, la participación y la política,
el acceso y la producción, los nuevos vínculos y las redes sociales y la telefonía celular. Todos los
ejes mencionados forman parte de nuestra vida cotidiana. Aunque no dispongamos de un teléfono o
de una computadora, el día a día transcurre en un mundo en el que estos dispositivos se usan,
cambian e intercambian. Es por ello que reflexionar sobre los elementos y prácticas con las que nos
relacionamos cotidianamente es una necesidad. Tom ar distancia, repensar un poco lo que
hacemos, evaluar, por mencionar un ejemplo, qué lugar ocupa el teléfono celular en nuestra vida,
cuáles son los usos que le damos, qué forma de comunicación nos permite tener y cuáles no nos
permite. En pocas palabras, nos proponemos reflexionar sobre nuestra propia relación con los
medios de comunicación masivos con la certeza de que debemos pensar continuamente sobre los
usos, beneficios y desventajas de contar con ellos a diario.
Facilitando la comunicación Pensemos por ejemplo un grupo de niños en el comienzo de su
escolaridad primaria con todas las limitaciones que poseen en su socialización y las dificultades de
comenzar conversaciones, intercambios y demás interacciones. Pensemos que en ese grupo hay un
consumo televisivo común, "Los Power Rangers", un dibujo animado que ven todos, todas las tardes
después de la escuela. La mera existencia de ese consumo común los ubica en un espacio
conversacional que no hubieran tenido de no compartirlo. Entonces, este grupo de niños se pone a
conversar de los últimos episodios del programa, intercambia pareceres respecto de quién es mejor
que quién, cuál es su personaje favorito, entre otros elementos disparadores. Claro está que no
decimos que los consumos televisivos sean los únicos temas de conversación, pero sí que operan
como conocimiento común que facilita los intercambios. Nuevos y viejos agentes: tensiones
complejas, Además, existe una tensión entre los llamados "agentes tradicionales" y "los nuevos
agentes" de socialización. El discurso televisivo refuerza esta disputa, poniendo en muchos casos a
la escuela en un lugar de "aburrimiento", mientras que lo que ocurre en ella es "divertido". Podemos
decir que la tensión entre viejos y nuevos agentes de socialización se resuelve en una comprensión
cabal del rol crucial que tiene la escuela en la formación de sus estudiantes como ciudadanos. A su
vez, no desconocemos las tensiones que se generan desde los medios respecto del lugar que
ocupan. Preferimos dejar en claro que en el ecosistema comunicativo en el que transcurre nuestra
vida cotidiana, tanto los medios de comunicación masivos como la escuela son tan cruciales para la
socialización que debiéramos imaginarlos como complementarios y no como competitivos. Incluso si
aún la complementariedad está en construcción. Retomando lo trabajado en este apartado, el
"conocimiento común" que compartimos con muchos otros sujetos con los que nos relacionamos
viene, también, de los medios de comunicación. La socialización es favorecida por las relaciones que
entablamos con otros utilizando los recursos disponibles. Los medios de comunicación son recursos
muy utilizados a la hora de favorecer los lazos sociales, particularmente en las etapas de crecimiento
y desarrollo. El mapa que quisimos componer en este apartado se completa con las nuevas
tecnologías de la se han comunicación como posibles (aunque aún no muy estudiados) puentes
entre sujetos que, estando más o menos cerca físicamente, pueden relacionarse a través de ellas.
Las nuevas generaciones tienen nuevas prácticas.
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Intentamos comprenderlas como producciones interesantes a analizar y no como tensiones que
ponen en disputa "viejas" y "nuevas" prácticas o "viejos" y "nuevos" agentes de socialización.
Estamos convencidos de que las relaciones sociales y las prácticas culturales se construyen en la
misma creación y desarrollo de los vínculos. Este es uno de los puntos de mayor relevancia de todo
lo que desarrollaremos en los apartados siguientes. Representación El concepto de representación
es, probablemente, uno de los más importantes para pensar las maneras en que los medios se
ubican en nuestra cotidianeidad. Para analizarlo, tenemos que saber que representar supone una
construcción. Pensemos, por ejemplo, un actor en una obra de teatro que "representa" un papel. Ese
papel lo estudió, lo preparó y lo ejecuta cuando lo tiene preparado. Los medios funcionan de una
manera parecida a lo que hace un actor, más de lo que imaginamos. Reciben una serie de
informaciones que quieren transmitir, disponen la manera de hacerlo y, en esa elección,
encontramos la construcción de la información. Por eso se suele afirmar que la representación se
opone a la idea de reflejo. Muchas veces, ante un hecho, escuchamos a periodistas que dicen
"mostrar objetivamente" o "les mostramos las cosas tal como están ocurriendo". "Nosotros reflejamos
la realidad": no hay posibilidad de reflejo porque eso significaría que existe una sola manera de
mostrar aquello que ocurre. Desde la decisión de dónde poner la cámara filmadora, desde qué punto
de vista sacar una foto hasta a quién entrevistar como informante, hay intervención en la
construcción de esa noticia. No es lo mismo tomar una imagen (de video o una foto) desde arriba
que desde abajo. En una manifestación, las tomas "desde abajo" contribuyen a dar una sensación de
mayor cantidad de manifestantes mientras que, de arriba, la impresión es la de mayor dispersión y,
por ello, de menor concurrencia. Por eso debemos recordar: representar es construir, no reflejar.
Trabajaremos con más profundidad este punto en el Capítulo V, cuando analicemos el proceso de
construcción de las noticias. Mediaciones Si para pensar el concepto de representación debíamos
centrarnos en los medios de comunicación como constructores de informaciones, para analizar las
mediaciones tenemos que centrarnos en los receptores, en las audiencias. En pocas palabras, las
mediaciones aparecen entre los medios de comunicación y los receptores. Y es precisamente allí en
donde encontramos muchísimos elementos para analizar respecto de nuestra relación con los
medios en tanto espectadores y receptores de sus programas y mensajes
Mediar es "estar entre" dos elementos, situaciones o personas que disputan algo. Pensemos la
tensión entre lo que los medios quieren decir y lo que sus receptores quieren o intentan interpretar.
¿Qué hay en el medio de esta relación? ¿Qué factores intervienen a la hora de analizarla? Las
mediaciones son un cúmulo de experiencias, percepciones y representaciones que se ponen en
juego cada vez que nos enfrentamos no solamente a los medios sino al amplio espectro de las
interacciones cotidianas. Nuestra experiencia en la vida, en las relaciones con otras personas,
aparece siempre como espacio de análisis y decodificación. Si hemos atravesado alguna situación
positiva o negativa, ésta va a interferir en cómo percibamos las que aparecen a continuación, por
decirlo sencillamente. Jesús Martín Barbero, un estudioso de los medios de comunicación, Pero en
la relación con los medios nos encontramos en un terreno mucho más complicado y tenso que la
propia experiencia cotidiana. En este caso, las tensiones se ubican en espacios de disputa por el
poder, de búsquedas de consenso y de convencimiento de unos por parte de otros. Los medios de
comunicación, como ya vimos, no son neutrales ni inocentes; nosotros, en tanto receptores, tampoco
lo somos. Cuando ambos conjuntos de experiencias, significados e intereses se intersectan hay
muchos elementos para analizar en el medio. Y es allí donde aparecen las mediaciones. Un poco de
historia de las teorías de la comunicación Vayamos un poco al pasado de las teorías de la
comunicación:

45
■ A comienzos del siglo XX comenzaron a aparecer lenta y progresivamente, distintas formas de
analizar los medios de comunicación masivos. Una de las más importantes (y que nos sirve para
pensar las mediaciones) fue el funcionalismo, que nació en Estados Unidos. Como eran una
novedad, los alcances y limitaciones de los medios masivos eran todavía un misterio que se iría
resolviendo con el pasar de los años y de las investigaciones. Se dijo, al comienzo, que los medios
tenían tal poder que podían generar la respuesta que quisieran del público que respondía a los
estímulos. Esta perspectiva se conoce como "la aguja hipodérmica" o "la bala mágica", sosteniendo
la idea de que todos los mensajes que se emiten llegan al destino esperado.
■ En un segundo momento se relativizó el poder de los medios y se comenzó a pensar en las
funciones sociales de los medios, en cómo en los mensajes e informaciones aparecían matrices de
conducta "esperables en la sociedad".
■ Un tercer momento del funcionalismo supuso el desplazamiento hacia lo que los investigadores
llamaron "la hipótesis de los usos y gratificaciones", que consistía en sostener que los medios de
comunicación competían con otras fuentes de gratificación de necesidades. Fue entonces cuando se
pasó de creer que los medios eran (casi) todopoderosos a considerarlos una alternativa más entre
otras disponibles. Las personas deciden exponerse a los medios de comunicación porque los eligen
para satisfacer alguna necesidad. Distracción, descanso, relajación después de una jornada ardua,
información, entretenimiento, son algunas de las necesidades que los medios de comunicación
pueden satisfacer. Lo interesante es que nos encontramos, en menos de un siglo de investigaciones,
en un marco que pasó de creer en un poder inmenso de los medios a relativizar su rol en la vida
cotidiana. Podemos elegir no exponernos a los medios de comunicación o hacerlo desde diferentes
intereses. Pues bien, he aquí una clave para comprender las mediaciones: la identificación del
espectador como componente activo de la relación con los medios de comunicación. La audiencia no
solamente es activa sino que lee y recibe los mensajes de los medios en función de sus propios
intereses y experiencias sociales, culturales y educativas de las que dispone y puede disponer.
Jesús Martín Barbero ha escrito lo siguiente: 'En lugar de hacer partir la investigación del análisis de
las lógicas de la producción y la recepción, para buscar después sus relaciones de imbricación o
enfrentamiento, proponemos partir de las mediaciones, esto es, de los lugares de los que provienen
las constricciones que delimitan y configuran la materialidad social y la expresividad cultural de la
televisión (...) Se proponen tres lugares de mediación: la cotidianidad familiar, la temporalidad social
y la competencia cultural'. La cita de Barbero es compleja y su recorrido nos permitirá comprender el
rol que el autor le adjudica a las mediaciones, en lo que respecta a la relación entre los medios de
comunicación y sus audiencias. La cita comienza diferenciándose de las investigaciones existentes:
Barbero sostiene que no va a comenzar por el análisis de las lógicas de la producción y de la
recepción. La diferencia con los análisis enfocados en las lógicas de producción la hemos aclarado
con el breve desarrollo funcionalista. La propuesta de Barbero se presenta como superadora de los
errores de análisis previos. Partir de las mediaciones significa comenzar por las restricciones, las
limitaciones que van a dar forma al lugar y a la expresividad cultural de la televisión. Es decir, las
mediaciones son un espacio en el que se articulan las maneras en que los medios ocupan un lugar y
un poder de enunciación en las sociedades en las que se instalan. Por este motivo, el autor identifica
tres lugares de mediación desde los cuales va a analizar las relaciones de imbricación o
enfrentamiento tal como se presentan en la actualidad. Empezar por la dimensión más problemática
y, a la vez, más productiva, supone, para el autor, un cambio respecto de los trabajos previos. El
trabajo de Barbero sobre las mediaciones ha sido tan reconocido como criticado. Lo que queremos
dejar en claro es que no hay una postura unánime respecto de ninguna perspectiva de análisis de los
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medios de comunicación. Los tres lugares de mediación: la cotidianidad familiar, la temporalidad
social y la competencia cultural Barbero identifica tres espacios de mediación: la cotidianidad familiar
es el primero de ellos. El espacio de nuestra vida cotidiana es el principal terreno en y sobre el cual
se organizan las mediaciones. Las relaciones afectivas, las tensiones, las alegrías, las decepciones;
todas estas dimensiones de la vida, tal como transcurre diariamente, se organizan y canalizan en el
espacio familiar. Según sostiene Martín-Barbero, en su libro De los medios a las mediaciones, la
familia es uno de los espacios clave de lectura y de codificación de la televisión: "De la familia como
espacio de las relaciones cortas y de la proximidad, la televisión asume y forja dos dispositivos
claves: la simulación del contacto y la retórica de lo directo". La simulación del contacto se organiza
en función de mantener a los espectadores atentos a aquello que ocurre en la pantalla. A diferencia
de la tradición del cine, en el que se presta atención, en una sala oscura, a lo que ocurre en la
pantalla de cine sin posibilidades de distracción; la televisión es un medio que puede recibirse de
diferentes maneras. Puede usarse "de radio", es decir, tenerla encendida mientras se hacen otras
cosas y no necesariamente estando frente a ella; puede usarse mientras se plancha, como
"acompañamiento"; puede verse y escucharse sentados en un sillón solamente viendo y escuchando
lo que ocurre en el televisor. Lo que queremos decir es que hay diferentes maneras de relacionarse
con los medios de comunicación. Ahora bien, lo que éstos intentan es captar la totalidad de la
atención a través de lo que se identifica como "la simulación del contacto". Preguntas que quedan en
el aire para que la responda
el espectador en su casa, Interpelaciones a llamar a números de teléfono para "opinar", "participar",
"jugar", "divertirse", aparecen permanentemente como manera de convocar al espectador que está
en su casa. Podemos "votar" a través de opciones prefiguradas (veremos esto más ampliamente en
el capítulo siguiente), podemos hacer muchas cosas o, por lo menos, esa es la clave de la
simulación del contacto: hacernos creer que estamos ahí, que somos factores claves para que ese
programa, ese juego, esa entrevista, pueda ser llevada adelante. La estrategia podemos resumirla
en una doble línea: acercar lo lejano y volver Imprescindible a quien no lo es. "No somos nada sin
nuestro público" es la amenaza permanente para los que sostienen el vínculo con un público lejano a
través de operaciones de simulacro, tal como las llama Barbero. El espacio de la televisión se ordena
por la construcción de esta cercanía a través de lo que se llama "la sensación de inmediatez": todo
nos parece que está ocurriendo "en este momento", incluso si es un programa de ficción. Pensamos
que algunas situaciones pueden pasar o, efectivamente, ocurren en nuestro hogar o relaciones
cercanas, nos parece que las situaciones representadas son "nuestras". Y es esta cercanía, esta
construcción que primero identificamos como representación y que ahora analizamos como
mediaciones, la que nos ayuda a repensar lo que vemos en los medios de comunicación como
"construido". La cercanía, la inmediatez, la familiaridad y la cotidianidad son recursos que los medios
de comunicación utilizan para captar la atención de sus audiencias y conseguir mayores índices de
recepción e identificación. La temporalidad social es el segundo espacio que identifica Barbero para
las mediaciones. La manera en que se concibe el tiempo en la actualidad es siempre por su
productividad. "Aprovecha el tiempo", "usa bien el tiempo" o "no pierdas el tiempo" son expresiones
que escuchamos a diario. En los medios de comunicación "el tiempo es oro" y hay que aprovecharlo,
ya sea a través de la presentación de contenidos, la difusión de productos o la transmisión de
contenido. A la vez, el tiempo mediático es el de la pura repetición; la idea según la cual la
redundancia contribuye a que llegue el mensaje organiza, en muchos casos, el rol de los medios. La
clave aquí reside en que los medios de comunicación poseen recursos para convertir los mismos
productos en otros "diferentes y novedosos".

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Muchas veces nos pasa inadvertido el hecho de que estamos siempre frente al mismo tipo de
mensaje, pero "disfrazado" de otro diferente. Entonces, incluso cuando parezca lo contrario, el
tiempo en los medios de comunicación es aquel que se utiliza para imponer mensajes, deseos,
productos, ventas o lo que sea que contribuya al refuerzo del lugar que ya ocupan en la sociedad.
Los medios funcionan y sus mensajes se organizan para que usemos nuestro tiempo libre y de
trabajo con ellos o conversando de aquello que vimos, oímos o leímos en ellos. La competencia
cultural es el tercer y último espacio de mediación. Aquí encontramos un largo debate respecto de la
calidad de los productos culturales que los medios ponen en conocimiento masivo. El nivel cultural
de los productos de los medios se relaciona, con claridad, con la representación que tienen los
productores del nivel cultural de las audiencias. O, dicho más sencillamente, los productores se
imaginan qué productos pueden gustarles a qué audiencias. Las mediaciones son herramientas
tanto para los medios como para sus audiencias. Les permiten, a ambos, leer aquello que reciben y
producir aquello que emiten. Junto con el concepto de representación son dos de las más
interesantes claves para abordar el análisis de los medios de comunicación contemporáneos.

Unidad 3
Tercer trimestre
Participación y política:
Nuevas posibilidades de intervención La reconfiguración del espacio público tal como la presentamos
en el apartado anterior reorganiza, también, la relación entre participación y política. Los espacios
tradicionales en los que la política se presentaba ante los ciudadanos solían ser el trabajo en barrios,
centros culturales, organizaciones de diversa índole, las "sedes" de los partidos políticos
tradicionales en distintas partes del país; estos eran algunos de los lugares en los que los
ciudadanos y los políticos se encontraban. Ver a un funcionario o un candidato se organizaba en
espacios cotidianos de los ciudadanos. Claro está que la elección de los lugares a donde concurrir,
los barrios o centros a quienes favorecer o donde estar más presente se organizaba en función de
las necesidades y las acciones políticas necesarias en esos territorios.
La aparición de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han generado un cambio
muy Importante en la relación entre política, participación y ciudadanía. Vamos a analizar estos
cambios por partes. Por un lado, la relación entre los políticos y los medios de comunicación ha
permitido la llegada masiva de mensajes, consignas y propuestas a los ciudadanos que acceden a
los medios de comunicación en los que se emiten. Escuchar a un político hablar por radio, en
televisión o brindar declaraciones a un diario son, hoy en día, prácticas esperables de todo aquel que
se propone llegar con su mensaje a una importante cantidad de personas. Esta posibilidad es,
también, una toma de distancia. Pensémoslo de este modo: si antes la relación entre los políticos y
los ciudadanos se organizaba en los barrios, centros culturales y demás espacios, la posibilidad de
comunicarse a través de los medios desplaza, en algunos casos, la necesidad de ir "a hablar con la
gente". A su vez, vimos en los apartados sobre representación y mediaciones, que la presencia
misma de los dispositivos técnicos en la difusión de mensajes no es menor a la hora de pensar sus
efectos. Cualquier mensaje emitido por los medios de comunicación masivos debe adaptarse a su

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estructura y lógicas. De este modo, hay una adecuación de los mensajes al dispositivo que los
transmite. A esta nueva configuración se la conoce como videopolítica.
La videopolítica
Según la investigadora argentina Beatriz Sarlo la video política es una reconfiguración tecnológica y
cultural que cambia la dimensión pública de la política. Sarlo sostiene que la video política ofrece
formas aparentemente no mediadas de presentación de las cuestiones públicas. La clave está, en
este punto, en la palabra "aparentemente": ofrece formas mediadas de presentación de cuestiones
públicas. La manera en que los medios de comunicación median e interfieren en la configuración de
los mensajes va a modificar la relación de visibilidad de la política. Parece que vemos más políticos y
discusiones en los medios, pero la cuestión es cuáles son las consecuencias del cambio de relación
entre los políticos y la ciudadanía. Hace muchos años, un estudio realizado por Lazarsfeld, Berelson
y Gaudet (1948) identificó que la formación del voto se relaciona con una posibilidad del contacto
cara a cara con el candidato y no con los mensajes que éstos puedan emitir a través de los medios
de comunicación masivos. Los medios, según los autores, refuerzan actitudes previas, pero no
cambian un voto. Lo interesante del estudio que, si bien fue realizado hace más de cincuenta años.
Audiencias ciudadanas:
la participación desde el sillón La reconfiguración de la relación entre la política y los ciudadanos a
través de los medios de comunicación, produjo un cambio en la participación de los ciudadanos en la
política. Además, las personas no sólo son llamadas a votar en las elecciones obligatorias sino
también en las elecciones que los mismos medios de comunicación organizan permanentemente
para imponer o jerarquizar un tema de la agenda. Pensemos un ejemplo. Un gobierno provincial
decide permitir la circulación de autos por una peatonal del centro de la ciudad, cancelando el uso
por parte de los peatones. Entonces vemos que un noticiero nos llama a que "votemos" y las
opciones son "estar de acuerdo" o "no estar de acuerdo". Debemos llamar o mandar un mensaje de
texto o ingresar a una página de Internet y luego, hacia el final del programa, se comentan los
resultados diciendo que eso es lo que "opina la gente". Este ejemplo, si bien sobre un tema menor
que inventamos para reflexionar, nos invita a pensar sobre varias dimensiones:

■ En primer lugar, sobre el intento permanente de construir lo que se identifica como "la opinión
pública", como si ella fuera la opinión de todos los posibles interrogados al respecto. Ya
mencionamos que a quién preguntarle, cómo hacerlo, cómo editar la nota luego y demás
operaciones contribuyen a la construcción de un sentido o de una línea de respuesta. Pierre
Bourdieu (1990), analizando este proceso, dice que la opinión pública no existe, porque tanto las
preguntas como las respuestas están pensadas de antemano como aquellas posibles opciones para
todos. Agrega, también, que no todos tienen una opinión sobre todos los temas. En fin, lo que
Bourdieu plantea es que la opinión pública, tal como la presentan los medios de comunicación, es
una construcción cargada de sentidos. En el caso de la pregunta por la peatonal y su supresión, las
opciones no las eligieron quienes contestaron sino aquellos que pensaron el interrogante.
■ En segundo lugar, por la necesidad de buscar opiniones "a favor" y "en contra" que apoyen o
sustenten lo que ese programa, noticiero o canal quiere decir. No es lo mismo que un conductor diga
que no está de acuerdo con la eliminación de la peatonal, a que lo haga luego de haber presentado

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una serie de opiniones que dicen lo mismo que él dirá inmediatamente después. La idea de
"nosotros estamos a favor de lo que opine la gente en
la calle" es engañosa, porque las opiniones son recabadas por ellos mismos y editadas de modo tal
que apoyen la línea de pensamiento de esa emisión. Con esto no decimos que todo sea una mentira
o un engaño; lo que sí queremos dejar planteado es que, así como la noticia es una construcción, la
opinión pública tal como la presentan los medios de comunicación lo es en la misma medida que la
noticia.
■ En tercer lugar, y ahora pasando al espacio de las audiencias, poder "votar" u "opinar" en estas
preguntas o encuestas planteadas entre dos opciones pueden generar la sensación de "estar
participando". Si yo llamo y opino, estoy haciendo "algo" para que la situación cambie. La invitación a
la participación de las audiencias en programas radiales, a través de llamados con mensajes en vivo
o grabados, pidiendo que pasen alguna canción o dejando opiniones o pareceres respecto de lo que
ocurre en el programa, son maneras de convocar a los receptores. Esta convocatoria tiene como
objetivo ganar la adhesión de las audiencias, hacerlas sentir parte de algo; lograr, principalmente,
que encuentran un espacio en el que compartir sus opiniones sobre lo que pasa en su entorno.
Finalmente, esta construcción de la opinión pública como un "resumen representativo" de la opinión
de todos los entrevistados posibles, junto con la construcción tanto de las preguntas como de las
opciones de la respuesta nos demandan reflexionar sobre la construcción de las noticias, el
ordenamiento de las opiniones y los modos de representar aquello que acontece en la vida cotidiana.
La 'opinión pública'
se mide a través de las encuestas Finalmente, los medios de comunicación, asumiendo y
comprendiendo el rol central que tienen en las sociedades contemporáneas, proponen instancias de
"participación" de las audiencias como manera de acercarlos a los medios y a la manifestación de la
opinión pública. Pensar, reflexionar e intentar comprender los nuevos vínculos entre políticos,
política, medios de comunicación, ciudadanos y audiencias, es una tarea esencial de las Ciencias de
la Comunicación.
Acceso y participación: nuevas tecnologías y posibilidades de producción Más allá de la nueva
relación que los políticos establecen con los medios de comunicación y a través de ellos, con la
ciudadanía, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación abren nuevas posibilidades
de producción. Nos referimos a la posibilidad de que cualquier persona, con el mínimo conocimiento
y el acceso a los dispositivos necesarios, puede producir contenidos en diferentes formatos y así dar
a conocer experiencias, opiniones, fotografías y videos. A su vez, Internet ofrece espacios gratuitos
en los cuales se "suben" los contenidos mencionados: blogs, páginas gratuitas, redes sociales, salas
de chat, etcétera. En este apartado vamos a trabajar los conceptos de acceso y participación en
función de la posibilidad de producción.
Las especificidades respecto de las redes sociales y la telefonía celular las abordaremos en el
siguiente apartado. ¿Qué significa tener acceso? ¿Qué implica la producción de contenidos? Como
en todos los casos, vamos a Ir abordando en pequeñas partes los interrogantes que acabamos de
plantear. Por un lado, acceder supone un doble movimiento: "tener" acceso es uno de ellos, pero
"conocer" o "saber" es el que lo complementa. No alcanza con tener una computadora con acceso a
Internet, sino que hay que entender el uso, manejar las funciones básicas, interactuar con el
dispositivo. Esto implica que no cualquiera con acceso a una computadora pueda utilizarla acabada
ni correctamente. Plantear la necesidad de sumar el acceso más el conocimiento tiene como objetivo
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desplazar un mito vigente: tener una computadora ¡guala a las personas en su acceso a las redes y
al conocimiento. De acuerdo a este mito, todos los que tienen una computadora poseen la misma
cantidad y calidad de conocimientos. Es probable que el deseo que expresa esta idea sea la
igualación en cantidad y en calidad de los conocimientos de niños y adultos frente a las nuevas
tecnologías de la Información y comunicación. Aclarada una parte de las implicancias del acceso,
seguimos adelante. Pensemos, entonces, que quien se sienta frente a su computadora (en la
escuela, en su casa, en casa de un familiar o amigo) accede, sabe y conoce cómo utilizarla.
Entonces decide abrir un blog, un espacio de manejo muy sencillo, sin complicaciones en donde
puede mostrar y compartir fotos, textos, videos, proponer encuestas o preguntas a los lectores.
Podemos pensar, a su vez, que quien se sienta no es una persona sola sino un grupo de amigos que
deciden crear un espacio de producción e intercambio de sus intereses.
La posibilidad de acceder incluye, en un segundo momento, la de participar. La participación puede
darse en diferentes sitios que permiten la inclusión de opiniones sobre aquello que se ha escrito o
mostrado, el intercambio entre lectores de un mismo espacio o entre quien escribe o muestra y
aquellos que lo reciben. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación habilitan nuevos
tipos de intercambio a través de sus interfaces.
Estas interfaces son los espacios intermedios entre quien se sienta ante una computadora y quien,
desde otra, recibe lo que se le ha enviado. Con esto queremos mostrar que los Intercambios han
adquirido nuevas posibilidades: podemos hablar por teléfono, escribir por chat, mandar mensajes de
texto, enviar un correo electrónico, escribir en un blog, comentar en una página, compartir algo en las
redes sociales... Encontramos, a simple vista, muchísimas nuevas maneras de entrar en contacto
con otras personas que pueden estar cerca o lejos de nuestro lugar de enunciación. Las distancias
físicas parecen acortarse. Del mismo modo que trabajamos con la globalización, pareciera que las
nuevas tecnologías construyen un sentido de cercanía entre dos puntos lejanos. La inmediatez del
contacto, la claridad del sonido en una conversación, la fluidez de los intercambios si todo funciona
ágilmente, son algunas de las variables que intervienen en la sensación de cercanía. De modo
complementario, podemos establecer contactos no entre una persona y otra sino entre grupos de
intereses compartidos: hobbies, deportes, coleccionistas, seguidores de algún actor/actriz, película o
serie, encuentran en el ciberespacio terrenos fructíferos en los que intercambiar opiniones y puntos
de vista con aquellos con quienes comparten, al menos, un gusto o preferencia. Interesante
intercambio que une a dos personas con un Interés común pero alejadas por kilómetros. Al mismo
tiempo, cabe mencionar una continuidad: la facilidad e inmediatez del contacto a través de Internet o
del correo electrónico son novedosas; el intercambio entre dos o más personas con un interés
común se podía realizar (y se puede seguir haciendo) a través del correo "tradicional". Muchos
hemos tenido amigos por correspondencia y, si el destino era lejano, comprábamos papeles de
"avión" que son muy livianos, para poder escribir más páginas a igual costo. La emoción de poner las
estampillas y tirar el sobre en el buzón de correo más cercano para esperar, semanas después, una
respuesta que nos llegaba en otro sobre con otros papeles de avión, está tendiendo a desaparecer.
No es mejor ni peor la sensación de recibir un correo electrónico a una carta en la dimensión
afectiva. En el terreno de la velocidad, el correo electrónico es una gran herramienta de trabajo, de
estudio y de intercambio, cuya rapidez y facilidad de emisión contribuye a hacer más fluidas las
relaciones cotidianas.
Compartir e intercambiar: dos potenciales actividades actuales Retomando todo lo dicho: las
tecnologías de la información y la comunicación permiten a quienes acceden a ellas producir
determinadas Informaciones o mostrar imágenes y videos y, a la vez, participar en espacios abiertos
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al intercambio. La pregunta siguiente es cuáles son las participaciones posibles en los espacios
destinados a usuarios. Por un lado, las posibilidades de opinión e intercambio parecen ser infinitas:
en todos los diarios, revistas y publicaciones periódicas encontramos la posibilidad de opinar en cada
una de sus notas a través de internet. Esta ventaja no la posee, por ejemplo, un diario de papel, sino
que la única posibilidad es enviar una carta o un correo electrónico que luego puede o no ser
publicado en la sección pertinente. Poder opinar en una nota sobre un tema que por diferentes
motivos nos parece interesante es un primer elemento a tener en cuenta. El segundo elemento a
considerar es la interacción no sólo con el autor del material en cuestión sino con otras personas
interesadas en el tema. Pero también existe la figura del "moderador" que, en nombre de la
publicación y sus directrices puede observar, borrar o bloquear usuarios o comentarios. Y aquí nos
encontramos con otro elemento a considerar: en muchos casos, la posibilidad de participar se da en
tanto y en cuanto se respeten las reglas Impuestas por el medio o espacio en el que queramos
opinar o compartir algo. Las nuevas tecnologías de la información y comunicación favorecen el
intercambio entre autores, usuarios y medios, pero respetando las reglas de dicho espacio. Ahora
bien, la posibilidad de crear contenidos, producir textos, imágenes y videos no debe confundirse con
la idea de "democratización". Dijimos que no todos acceden a las nuevas tecnologías y que, para
hacerlo, no sólo hay que disponer de una computadora o un dispositivo similar sino que hay que
poseer los conocimientos necesarios para utilizarla. Del mismo modo ocurre con la posibilidad de
hacerse conocer. Pensemos, por un momento, las repercusiones que tiene algún caso policial más o
menos interesante para una audiencia sedienta de detalles poco agradables. ¿Va a tener la misma
repercusión una opinión volcada en un diario nacional que una publicada en un blog? Evidentemente
no. No sólo se trata de las repercusiones sino de las posibilidades de conocer otros espacios ajenos
a los medios hegemónicos. Por ejemplo, un diario que tiene un canal de televisión y una radio va a
tener más posibilidades de "tentar" a la audiencia a que compre su publicación o ingrese al sitio web
que quienes no tienen más medios de difusión que los mismos que el sitio propone.
Esto ha ocurrido desde hace siglos: no todos poseen el mismo poder para presentar sus opiniones a
la sociedad o al fragmento que se interesa por ellas. La diferencia en la dimensión del poder es la
que pone bajo sospecha la ¡dea de democratización que algunos ven en la mera existencia de los
medios de comunicación masivos y las nuevas tecnologías disponibles. Queremos dejar aquí
planteada una doble conclusión. Por un lado, el poder que tienen las nuevas tecnologías de la
información y de la comunicación para poner en contacto a personas con un interés común en
diferentes lugares del mundo. La facilidad con la que, quienes acceden al dispositivo y al
conocimiento de su utilización, pueden compartir, opinar, discutir, disputar o cuestionar aquello que
leen o que escriben, es una dimensión muy interesante a tener en cuenta. De todos modos, creemos
que hacen falta unos años más para ver qué parte del potencial "democratizador" puede ser utilizado
por todos y qué dimensión quedará relegada a aquellos que tienen posiciones preferenciales. De allí
la segunda conclusión: si bien quienes acceden a los medios de comunicación masivos (tanto como
productores de contenidos como en carácter de audiencias) son mucho más numerosos que antes,
la calidad y la difusión de dichos contenidos no pueden ser analizadas sin considerar el poder de los
grandes medios frente a trabajos individuales o grupales por parte de aficionados. Con esto estamos
discutiendo la supuesta democratización de las nuevas tecnologías: si bien éstas permiten que cada
vez más personas accedan a producir y difundir contenidos, también debemos tener en cuenta la
diferencia que existe en el poder de decisión y de difusión entre los aficionados y los grandes medios
que imponen las agendas temáticas y las opiniones con más fuerza y más alcance. ¿Los nuevos
medios de comunicación permiten que más personas produzcan contenidos y los compartan? Si.
¿Todos tenemos las mismas chances de compartir nuestros contenidos u opiniones? No. En esta
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tensión nos encontramos actualmente: participamos, pero con reglas que ponen otros, producimos
contenidos que son difíciles de difundir. La clave para el futuro va a estar en nosotros, como
usuarios, y en nuestras acciones como ciudadanos para tratar de crear espacios en los que cada vez
más personas puedan ponerse en contacto. Se trata de utilizar las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación no en el sentido individual sino para construir usos colectivos y para
generar espacios. Es en la creación de estos espacios alternativos de comunicación, en la
asociación entre varios en pos de un fin común, en donde será posible poner en discusión la
democratización de la producción de contenido y del acceso a ellos por parte de todos los
ciudadanos.
NUEVOS VÍNCULOS:
LAS REDES SOCIALES Y LA TELEFONÍA CELULAR

La aparición de las redes sociales ha modificado de manera muy importante la


manera de ponerse en contacto con otros. Goffman (1974) sostiene que el mundo
puede ser comparado a un teatro y nosotros somos quienes "actuamos" en ese teatro.
Goffman identifica las interacciones sociales y las analiza en profundidad. Sus
investigaciones lo han conducido a la conclusión de que cada uno de nosotros
construye "máscaras", en función de la Imagen que quiere dar ante una situación de
intercambio social determinada. Podemos pensar las redes sociales como un nuevo
terreno por excelencia en el que se construyen estas "máscaras". Facebook Por tomar
un ejemplo representativo, pensemos en Facebook. Quien accede a Facebook lo hace
obteniendo una cuenta a su nombre o, al menos, con una dirección de correo
electrónico verificada. Una vez "dentro" se pueden buscar contactos, a quienes el
programa llama "amigos". Es interesante notar cómo se nombra a una lista de
contactos que puede o no estar basada en vínculos de amistad. Una vez buscados e
invitados algunos "amigos" (cada uno de ellos tiene que acceder a esa "amistad" con
quien los invita), podemos compartir una foto, un video, un pensamiento. De hecho, en
el espacio destinado a ello dice "¿Qué estás pensando?", de modo tal de Inducir al
usuario a compartir con otros sus estados de ánimo, sus pensamientos o lo que sea.
En Facebook (del mismo modo que en todas las redes sociales) podemos
"construirnos" como queremos: podemos ser más o menos graciosos, más o menos
elocuentes, podemos interactuar más o menos, tenemos la posibilidad de mirar lo que
nuestros contactos hacen o dicen junto con sus fotografías, sin ser vistos ni tener la
obligación de decir nada al respecto. Pareciera que las nuevas redes sociales nos
permiten construirnos ante los otros de una manera y, a la vez, conocer el modo en
que nuestros "contactos" se construyen a sí mismos frente a los suyos. Utilizamos
este ejemplo dado que esta red social es la que cuenta con más usuarios: son cientos
de millones las personas alrededor del mundo que tienen una cuenta en esta red
social. Ahora bien, ¿qué tipo de relaciones y "máscaras" podemos construir y tener en
las redes sociales? En primer lugar, las redes sociales nos permiten no sólo la
construcción de máscaras.
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sino que (dado que no nos piden un documento para certificar nuestra identidad sino,
simplemente, una cuenta de correo electrónico que funcione) podemos inventarnos un
nombre y una historia. También podemos utilizar nuestro nombre y apellido para
obtener una cuenta. Estamos marcando la posibilidad de existir en Facebook con una
identidad falsa o construida con algún fin. Por ejemplo, conocer personas para
entablar relaciones, buscar contactos del pasado o relacionados con experiencias
vividas. Pero las redes sociales también son amplios espacios de comercialización:
bienes, servicios, espacios y objetos se presentan y se comercializan diariamente a
gran escala en todas partes del mundo.
Los múltiples usos de las redes sociales incluyen, Invariablemente, algunos delitos. En
cualquier caso, los usos apuntan a poner en contacto a dos o más personas,
empresas o bienes que allí se ponen en circulación. Cabe mencionar, y esto no es un
dato menor, que ese espacio es administrado y regulado por una empresa que no sólo
accede a información sobre nuestras cuentas y todo lo que eso implica respecto de la
privacidad y las políticas de seguridad, sino que nuestras interacciones se dan en un
terreno ajeno.
Nosotros, en tanto usuarios, utilizamos un programa creado por otros que, si bien es
gratuito, posee avisos publicitarios de diversa índole para relacionarnos con nuestros
contactos.
Las redes sociales favorecen un tipo de contacto con nuestros "amigos", pero esa
relación se organiza en tanto y en cuanto seamos usuarios de ese programa. Las
relaciones cara a cara incluyen otro tipo de interacciones que las redes sociales no
pueden reponer. Las redes sociales favorecen un tipo de contacto, pero no puede
suplantar el contacto cara a cara, que se establece con otras reglas y sobre otros
espacios. Esto no implica, como mencionamos previamente, que los contactos sean
mejores o peores. Simplemente queremos dejar en claro que las relaciones que se
establecen dentro de las redes sociales siguen una serie de pautas y líneas de
interacción posibles que están dadas por una tercera parte que, si bien es ajena a la
relación en sí, interviene activamente en ella. Los diseñadores y productores de
Facebook son quienes deciden, de varias maneras y en función de diversos intereses,
qué acciones van a estar permitidas en su red, qué tipo de interacciones o relaciones
no lo están, cuántos nuevos amigos por día podemos tener, entre tantas otras
acciones monitoreadas. Por todo lo mencionado, cualquiera sea el uso que le demos a
las nuevas tecnologías de la información y la comunicación tenemos que ser cautos.
Decimos 'cautos', tratando de pensar las consecuencias, ventajas y desventajas de
exponernos a través de un dispositivo manejado por otros.
A su vez, las redes sociales nos mantienen ocupados. SI tenemos acceso a ellas y
contamos con algunos "amigos", podemos pasar el tiempo buscando personas,
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productos o Interacciones, del mismo modo que con Internet en general alimentando
una ficción. Decimos ficción no porque sea "falsa" sino porque no es completamente
"real": la ficción del acompañamiento. Estamos solos frente a una pantalla y pareciera
que, porque estamos chateando o mandando un correo electrónico, estamos
acompañados o compartiendo tiempo con otras personas. Seguimos estando solos
frente a la pantalla pero nos parece, tenemos la sensación de que en ese momento
estamos con otros. El uso de las redes sociales debe ser reflexivo, cuidado y no
puede, en nuestra vida cotidiana, reemplazar el contacto cara a cara, que nos permite
hablar, expresarnos con todo el cuerpo y gesticular frente a otro. Somos quienes
somos por nuestras relaciones y nuestra manera de vivir en el mundo que habitamos.
Las redes sociales pueden complementar, ayudar, acompañar las relaciones, pero no
debieran, a nuestro criterio, ocupar el espacio y el tiempo de la experiencia compartida
en la calle, de la mano o caminando al lado de otras personas. Dijimos con Gubern
que aquellos que tienen acceso a las nuevas tecnologías construyen "cuevas
aterciopeladas".
El riesgo que encontramos es que esas cuevas sean tan cómodas que tomemos la
decisión de no alejarnos mucho de ellas. Y ese riesgo trae consigo el aislamiento y la
falta de contacto con otros. La importancia de la vida social cara a cara no puede ser
desplazada ni minimizada. A través de las redes sociales podemos estar muy
"conectados" pero eso no implica que estemos realmente "comunicados". Telefonía
celular: nuevas escrituras, nuevos mensajes El masivo uso de teléfonos celulares
Impuso, del mismo modo que las redes sociales, nuevas pautas de uso y de
intercambio de informaciones. Más que el teléfono en sí mismo como conexión entre
dos puntos alejados, nos referimos a los usos asociados del celular: mensajes de
texto, multimedia, acceso a Internet y redes sociales. Los nuevos teléfonos
"inteligentes" nos permiten, como dice la publicidad: "tener el mundo en nuestras
manos
En primer lugar, nos plantea una nueva ficción porque, definitivamente, no tenemos el
mundo en nuestras manos. Lo que implica o supone es que podemos "acceder al
mundo" a través de nuestro teléfono. El mundo de nuestros "amigos", el mundo que
por motivos distintos nos interesa, el mundo tal como cada uno lo entiende. En
Segundo lugar, tener un teléfono celular.
supone una posibilidad de conexión desde casi cualquier punto hacia casi cualquier
otro. Muchos adultos les compran celulares a sus hijos "por si les pasa algo" "para que
tengan cómo comunicarse ante una emergencia" o "para que puedas llamarme si
necesitás algo". Es cierto que el teléfono celular brinda una serie de facilidades ante
una emergencia o ante una necesidad que requiera de la co m unicación inm ediata
(créd ito o plan m ediante porque, com o sabem os, las comunicaciones no son
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gratuitas). Pero no es sólo para eso que se utiliza el teléfono celular. Otros usos
relacionados incluyen el envío de mensajes de texto, que pueden estar más o menos
codificados en función de quién lo escribe y quién lo lee; el envío de fotografías o
videos y los nuevos lenguajes que se imponen entre los jóvenes al utilizar este tipo de
mensajes: "dnd tas?"; "k hcs?" entre tantos ejemplos que podríamos citar de cómo se
utilizan nuevas apropiaciones del idioma para adaptarse no sólo a las relaciones sino,
también, al vehículo que transporta el mensaje. Los efectos de los nuevos modos de
escritura, tanto en las redes sociales como a través de la telefonía celular, están aún
bajo estudio. Lo que sí está claro es que, con las nuevas tecnologías, vienen nuevas
prácticas y significaciones. Usar mayúsculas puede significar énfasis, un grito o enojo.
Saber leer esos guiños, demanda un entrenamiento en las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación que no todos conocemos ni estamos familiarizados.
Uno de los desafíos más importantes que tienen las Ciencias Sociales
contemporáneas es el de analizar las prácticas comunicacionales de las nuevas
generaciones. Una de las grandes dificultades es no juzgar ni aplicar "nuestras"
categorías sobre esas prácticas; debemos repensar y construir herramientas que nos
ayuden a comprender cada vez más acabadamente las nuevas prácticas y
representaciones hegemónicas actuales, tanto en los medios de comunicación
masivos como en lo que concierne a las nuevas tecnologías de la información.
Los 7 tipos de redes sociales y su clasificación 
Si estás a punto de dar el paso de escoger qué redes darán vida a tu ecosistema digital, lo más
probable es que si tengas el listado con su clasificación, puedas entender mejor cuál podría darte el
empujón extra que necesitas para alcanzar tus objetivos de marketing: 
1. Redes sociales horizontales
Son redes que han sido creadas para todo el mundo, no han sido pensadas para un usuario
específico con un interés en concreto. Su objetivo es poder crear comunidades con múltiples
intereses en común y que puedan utilizar cada red para asuntos personales. 
Por ejemplo, Medium tiene el formato ideal para los freelancers relacionados al mundo del
periodismo y escritura creativa para que puedan crear sus portafolios sin ningún coste alguno. 
En Twitter puedes encontrar a personas que debaten sobre intereses en común, temas en tendencia
o simplemente para aquellos que quieren hacer uso de la red como un diario personal. 
Lo cierto es que la intencionalidad se la da el usuario y no el desarrollador de la red. 
Tal y como lo decían los antiguos comerciales de Cartoon Network: «Hacemos lo que queremos». 
En las redes horizontales, sucede igual. 
Por supuesto, cada una tiene unas políticas de uso bien específicas que es bueno seguir al pie de la
letra para permanecer dentro de ellas como usuario. 
2. Redes sociales verticales
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Podrían ser una de las favoritas para quienes buscan crear conexiones con personas que tienen
intereses en común. Son redes especializadas en temáticas específicas, como cocina,
decoración, mindfulness y crecimiento personal, negocios, crianza… Y más.
También las puedes encontrar como «redes temáticas» y otro de su objetivo es poder crear
conexiones desde cualquier parte del mundo. Vamos que sus usuarios, por lo general, tienen una
visión compartida de los mismos temas.  
3. Redes sociales profesionales
Y acaba de llegar a tu cabeza el ícono de LinkedIn, y es que es la red social profesional por
excelencia. Aunque en la actualidad existan otras redes de la misma categoría como Xing, About.me,
Yammer o Universia; LinkedIn, lidera el top. 
Y todo se debe a las grandes posibilidades de encontrar mejoras laborales que te da la plataforma,
puedes no solo conectar con personas de tu mismo campo o área de trabajo, sino que puedes
evaluar a detalles propuestas laborales que se ajusten a tu perfil casi que como anillo al dedo. 
También podrían estar dentro de las redes sociales verticales como una subcategoría; sin embargo,
tienen una clasificación bien específica, por lo que merece tener su propio espacio. 
4. Redes de ocio 
Aquí entran en juego las redes de entretenimiento como foros con temáticas de juegos, Twitch, redes
acerca de deportes, música y todo lo que represente un tiempo de ocio para el usuario. Mientras
mayor sea el número de personas con el interés común de recreación, mayor será la popularidad de
cada red. 
Son sencillas de utilizar y casi siempre tienen herramientas básicas para sus usuarios, ya que no hay
un objetivo más allá que el de entretener, a diferencia de lo que podría ser Facebook que te ofrece
Marketplace, su administrador de anuncios… 
5. Redes sociales verticales mixtas
En ellas puedes desarrollar perfiles profesionales y personales, tienen tantas herramientas
disponibles que te dan la oportunidad de poder decidir qué enfoque quieres darles. Así que queda de
tu parte encontrar las áreas o comunidades en las que puedas comenzar a trabajar en tus objetivos
sin tanto estrés. 
6. Redes o contenido compartido
Pensarás en Youtube como red social de contenido compartido. 
Y es que su principal objetivo es que el usuario comparta contenido de su autoría o tema afín con
personas que tengan el interés en consumir ese contenido en específico. 
Los perfiles de seguidores en este caso son secundarios, el objetivo es que se pueda interactuar a
través de los espacios de comentarios que tiene la red destinada a los espectadores de los
creadores. 

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7. Blogging y microblogging 
Los blogs son medios sociales que existen casi
desde el inicio de la existencia de Internet. 
Y es que son los espacios ideales en los que la
gente suele compartir contenido escrito, en su
mayoría, para comunidades que tienen el deseo
de aprender e interactuar. 
Por lo general, los blogs de carácter personal
ayudan a crear una imagen de autoridad
alrededor de la persona que lo gestiona. Para
las marcas y negocios son el espacio ideal para
generar fidelidad en potenciales clientes. 

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