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Siempre he procurado que mis oídos espirituales estén continuamente

abiertos para estar al tanto de las cosas nuevas e importantes que el


Espíritu Santo está diciendo a las Iglesias, y a través de los años he tenido
la oportunidad de enfocarme en varias de ellas. Tan pronto que comencé a
escuchar a Robert Henderson hablar acerca de los tribunales del Cielo,
pensé que bien podía ser una de estas palabras divinas. Ahora que él ha
puesto por escrito sus pensamientos acerca de la operación en los
tribunales del Cielo, estoy convencido que su revelación es revolucionaria
para los que tenemos el intento de avanzar el Reino de Dios. ¡Este es uno
de los libros más importantes que leerás al avanzar en este tiempo
presente!

C. Peter Wagner,
Vice-Presidente de Global Spheres, Inc.

Robert Henderson tiene una pasión y amor por el Cuerpo de Cristo que
está despertando al pueblo de Dios dondequiera que ministra. Ahora
Robert tiene una revelación que necesitamos considerar seriamente, para
que se realice la voluntad de Dios para el mundo. Aquí está una llave que
puede cambiar tu vida y liberarte.

Harold R. Eberle Worldcast Ministries Desde la primera vez que escuché a


Robert enseñar acerca de la sala del tribunal del Cielo, los paradigmas de
mi ministerio se han estado sacudiendo y cambiando. Me daba totalmente
cuenta, por nuestra obra de intercesión apostólica en Texas, de la autoridad
que tenemos como reyes y sacerdotes del Dios Altísimo, pero este
material me ha permitido entrar a toda una esfera nueva de entendimiento
e impartición. Seamos abuelos, pastores, directores de empresas, madres,
estudiantes, o un líder de oración en nuestro estado, es una revelación
poderosa conocer que tu destino (y el destino de estados y naciones) ha
estado escrito en los libros que están delante del Juez y el Rey de toda la
creación. Él nos ha invitado a esa sala del tribunal a fin de desatar y
decretar ese destino a la tierra. Este libro, Cómo Operar en los Tribunales
del Cielo, no es meramente un libro que se tiene que leer, ¡es una
mentalidad que se tiene que tener!
Dr. Thomas Schlueter, Coordinador de la Red Apostólica de Oración de
Texas
Cómo Operar en los

Tribunales del Cielo


Y otorgar a Dios el derecho legal de cumplir Su pasión y contestar
nuestras oraciones
Robert Henderson
Cómo Operar en los Tribunales del Cielo
©2018 Robert Henderson Ministries.

Es traducción del original en inglés:


Operating in the Courts of Heaven
© 2014 Robert Henderson Ministries.

www.RobertHenderson.org

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El texto bíblico indicado con (RVR-2015) ha sido tomado de la versión


Reina Valera Actualizada (RVA-2015) Copyright © 2015 por Editorial
Mundo Hispano.

ISBN: 978-0-7684-4637-1 eISBN: 978-0-7684-4638-8


Es con profunda gratitud que dedico este libro a Dios mi Padre quien es
Juez de todos. A Jesús, mi Sumo Sacerdote, Mediador e Intercesor cuyo
sacrificio provee todo lo que necesito para operar ante el Trono del Cielo.
Al Espíritu Santo quien es mi amigo y quien toma todo lo que Jesús hizo y
me ayuda a cumplir con las medidas legales necesarias para establecerlo
hasta que los veredictos de la cruz sean vistas en la tierra.

También dedico este libro a mi esposa Mary y su constante apoyo y por


creer en mí todos estos años. Que el Señor premie grandemente tu
fidelidad con años de “mantenerte ocupada con la alegría de su corazón”
(Eclesiastés 5:20).

También dedico este libro a los intercesores incansables, quienes por


medio de sus lágrimas están abriendo los libros del Cielo (Apocalipsis
5:1-5). Sin ustedes, los tribunales del Cielo no podrían operar y la
voluntad de Dios no se ejecutaría en la tierra. Yo oro que este libro sea
usado para inspirar con un viento fresco a todos los que están cansados.
Tenemos que tener el poder de sus oraciones para lograr lo que Dios desea
en la tierra. Ustedes siempre han sido y siempre serán una parte integral de
la expansión del Reino. Ustedes son totalmente necesarios para que los
libros se abran y para que se presenten casos en los Tribunales del Cielo.
Contenido
Prólogo.............................................................................................9
Introducción.................................................................................11
1. ¿Dónde está el conflicto?.........................................................17
2. Los libros del Cielo...................................................................29
3. Cómo contender por los libros...............................................47
4. Libros y destinos.......................................................................63
5. Las voces en los tribunales......................................................87
6. El testimonio de la sangre......................................................101
7. El testimonio del Mediador.................................................113
8. El testimonio de los hombres justos hechos perfectos......129
9. La voz del Juez........................................................................143
10. El testimonio de la asamblea general.................................155
11. El testimonio de la Ecclesia/Iglesia....................................165
12. La voz de los ángeles en el tribunal....................................183
13. El testimonio de la Novia....................................................199
14. El testimonio de las finanzas.................................................211
15. Cómo presentar casos en los Tribunales del Cielo.........223
PRÓLOGO 9
PRÓLOGO
No recuerdo cuándo me he sentido tan emocionado acerca de un libro
nuevo. El Dr. Peter Wagner dijo que este libro es revolucionario, y en
verdad lo es. Puede cambiar la manera en que ves a Dios y Su sistema
judicial, y causar que recibas respuestas nuevas a tus oraciones.

Todos hemos tenido momentos trascendentales en nuestras vidas en los


cuales hemos recibido revelación de Dios que ha cambiado nuestra vida de
una manera profunda. Creo que recibirás esa clase de revelación al leer
este libro. Tú y yo queremos que nuestras oraciones hagan una diferencia,
y Dios también lo quiere. Él quiere contestar nuestras oraciones, pero Él
tiene que ser justo y recto al contestarlas.

La rectitud y la justicia son el cimiento de Su trono (Salmo 89:14) así que


necesitamos tener una revelación de estos dos principios para entender
cómo funciona el Reino de Dios y para recibir las respuestas que nosotros
y Dios anhelamos. Hemos operado en estos principios cuando hemos
recibido respuestas, pero probablemente no nos dábamos cuenta de lo que
estaba ocurriendo ni por qué.

El Dr. Wagner declaró que, “los informes que recibo de la Red Apostólica
de Oración Heartland (hapn.us) son los resultados más tangibles y
medibles de la guerra espiritual y oración de alto nivel que he escuchado
en mi vida”, pero fue la enseñanza de Robert lo que me ayudó a mejor
entender por qué lo que hacíamos funcionaba y cómo mejorar.

He leído el libro y he escuchado varias veces las enseñanzas de Robert


acerca del sistema de tribunales en el Cielo y me he maravillado de sus
percepciones. Compraremos ejemplares del libro para repartir entre los
más de cien líderes de oración estatales e internacionales de la Red
Apostólica de Oración que dirijo porque tenemos que captar totalmente lo
que enseña acerca de cómo obtener resultados tangibles de nuestras
oraciones para cambiar nuestras vidas, nuestras familias y nuestras
naciones.
Al estudiar este libro, por favor, permite que el Espíritu Santo te dé Su
gran gracia para revolucionar los resultados que recibes de tus oraciones.

Dr. Juan M. Benefiel


Apóstol Principal de la Red Apostólica de Oración Heartland,
Fundador y Pastor Principal – Church on the Rock, Oklahoma City
Introducción
La mayoría de las personas que conozco creen intensamente en la oración.
Aun aquellos que no se consideran cristianos creen en la oración – en
particular cuando enfrentan tiempos de problema, trauma y tribulación.
Sin embargo, aun con esta fuerte convicción en cuanto a la oración, sigue
habiendo gran cantidad de frustración acerca de cómo funciona y lo que
necesitamos hacer para que obtener respuesta a nuestras oraciones. Todos
hemos experimentado frustración ante la falta de repuesta a nuestras
oraciones; es real y en ocasiones nos deja confundidos,

Algunos, en su intento de ofrecer una perspectiva positiva a esta cuestión,


han dicho que Dios contesta todas nuestras oraciones. En ocasiones Su
respuesta es “Sí” y recibimos aquello que le hemos estado pidiendo. En
otras ocasiones Su respuesta es “No,” porque Él sabe mejor que nosotros
qué es lo que necesitamos. En otras ocasiones Su respuesta es “espera,”
porque todo tiene que ver con cuándo será el tiempo propicio. Aunque creo
que sin duda esta perspectiva es acertada en ocasiones, pienso que es una
respuesta demasiado trivial y simple. He visto a personas orar oraciones
que yo sabía que estaban de acuerdo con la voluntad, el corazón y los
tiempos de Dios; sin embargo, no les llegó la respuesta deseada. He visto
cómo esas oraciones no contestadas han resultado en la destrucción de
relaciones personales, la quiebra de negocios, y muertes prematuras. Hubo
consecuencias devastadoras porque aparentemente no había respuesta
desde el Cielo.

Así que, ¿cuál es el problema? o mejor todavía, ¿cuál es la respuesta? ¿Por


qué es que el Cielo a veces permanece en silencio cuando oramos con toda
la sinceridad de nuestros corazones? Creo que Dios ha revelado, cuando
menos, una respuesta parcial a este dilema. La respuesta reside en dónde la
actividad espiritual llamada oración está tomando lugar.

La oración, en su mera esencia, es donde nos insertamos dentro de un


conflicto espiritual. La oración no es simplemente pedir o peticionar a
Dios por algunas cosas. Cuando oramos, interactuamos con el Señor
mismo, pero también interactuamos con los poderes de las tinieblas que
quieren resistirnos en nuestra actividad de oración. Vemos esto en el libro
de Daniel. Daniel está intercediendo, pidiéndole a Dios entendimiento en
cuanto a las Escrituras. Satanás no quiere que este conocimiento sea dado
a Daniel y los altos poderes de las tinieblas buscan interferir para que él no
reciba respuesta a sus oraciones. Después de 21 días, Daniel finalmente
recibe la respuesta a su oración y también llega a entender por qué tomó
tanto tiempo para que la respuesta llegara:

No tengas miedo, Daniel, porque tus palabras fueron oídas desde el primer
día en que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia
de tu Dios. Precisamente por causa de tus palabras he venido. El príncipe
del reino de Persia se me enfrentó durante veintiún días, pero Miguel, que
es uno de los príncipes más importantes, vino en mi ayuda, y me quedé
allí, con los reyes de Persia. Ahora he venido para hacerte saber lo que va a
sucederle a tu pueblo en los últimos días. La visión es para esos días
(Daniel 10:12-14).

La oración de Daniel incluyó interacción con Dios, pero también provocó


reacción por parte del diablo y sus fuerzas. Mi punto es simplemente que
la oración casi siempre tiene que ver con un conflicto. Las palabras de
Daniel conmovieron al Cielo, pero también conmovieron al infierno.
Cuando oramos, estamos entrando a un conflicto. Estamos moviendo los
poderes del Cielo para que la voluntad de Dios para Su Reino se cumpla;
pero también estamos tratando con las fuerzas de las tinieblas que están
resistiendo que esa voluntad se cumpla. Este es el poder de nuestras
palabras que estamos dirigiendo a Dios.

El apóstol Pablo habla acerca de este conflicto en muchos de sus escritos.


En 1 Corintios Pablo habla de uno que “golpea el viento” sin lograr la
meta definida…

Así que yo corro y lucho, pero no sin una meta definida; no lo hago como
si estuviera golpeando el viento (1 Corintios 9:26).

Pablo dice que él no corre sin una meta definida, aunque sin duda nosotros
sí lo hemos hecho. Participamos en actividades espirituales a la vez que
nos preguntamos si están teniendo efecto alguno en el reino invisible.
Pablo luego dice que él no lucha como uno que golpea el viento. Esto se
refiere a la práctica de boxear a un sujeto imaginario – un método para
aumentar la resistencia y perfeccionar el arte de boxear. Esta práctica es
para entrenamiento en el gimnasio – pero no es algo que vas a hacer con
un oponente actual en el cuadrilátero de boxeo. Cuando hay un oponente
actual, es necesario dar golpes de verdad para dañar al adversario que está
tratando de noquearte. Si solo das golpes al aire en un combate de boxeo,
simplemente te vas a agotar sin hacerle daño a tu oponente. Y puedes estar
seguro de que él se va a aprovechar de tu estado débil, noquearte y ganar el
partido.

Hablo de esto en base a mi propia experiencia. Yo era estudiante en la


preparatoria, y nuestro profesor de educación física decidió darnos una
lección de boxeo. Me acuerdo que colocaron los tapetes en el piso y cada
estudiante tuvo su turno para luchar contra un oponente. Mi oponente
resultó ser uno de los peores atletas de la escuela. Yo era un atleta
promedio, indudablemente mejor que mi oponente. (Bueno, esa es mi
opinión y no la voy a cambiar.) Cada uno nos colocamos en nuestra
posición, frente a frente, nuestros guantes puestos tal como se nos había
instruido, y comenzamos a dar golpes. No recuerdo muy bien lo que
sucedió, solo que di un golpe de tal manera que dejé totalmente expuesta
mi quijada. Mi oponente (el que no era atleta) se dio cuenta y me dio un
golpe que aterrizó perfectamente en mi quijada izquierda. Lo siguiente que
supe es que yo estaba tirado de espaldas mientras que todos los demás
muchachos estaban comentando, muy vocalmente, acerca de lo que me
acababa de suceder (a mí, el mejor atleta). Yo estaba extremadamente
avergonzado. Esto ocurrió porque di golpes al aire sin saber cómo hacer
aterrizar mis golpes.

Esto es lo que muchos cristianos están experimentando. Están dando golpe


tras golpe a un oponente invisible, y ningún golpe aterriza. El problema es
que estamos desanimados y cansados , y quisiéramos ya tirar la toalla. Nos
estamos agotando. Pero, por favor, no te des por vencido. Hay respuestas
para toda esta dimensión de respuestas no contestadas. Permíteme darte
una clave a este misterio antes de que sigamos adelante.

Si nuestras oraciones sin contestar van a comenzar a recibir respuesta,


primeramente, tenemos que discernir acertadamente dónde está el
conflicto que estamos enfrentando. La mayoría de los maestros de oración
y guerra espiritual enseñan que estamos en un campo de batalla. Yo he
llegado a estar convencido de que, al menos inicialmente, nuestras
oraciones están en la sala de tribunal del cielo y que necesitamos aprender
a operar allí si queremos que las respuestas buscadas lleguen sin
impedimento. El protocolo de un campo de batalla no funcionará en una
sala de tribunal, y de igual manera, el protocolo de una sala de tribunal no
funcionará en un campo de batalla. Son dos esferas diferentes y tenemos
que descubrir dónde estamos en oración si hemos de ser efectivos. Cuando
abandonamos el campo de batalla y entramos a la sala del tribunal y
aprendemos a operar allí, salen de las esferas del trono de Dios veredictos
que establecen y hacen realidad los clamores de nuestros corazones.
Tenemos que saber cómo ser parte del proceso legal del Cielo que le da a
Dios el derecho legal de cumplir Su pasión a nuestro favor y en la Tierra.
De eso se trata este libro. No seas débil de corazón … ¡ya están en camino
las respuestas!
1
¿Dónde está el conflicto?
Hace varios años me escogieron para formar parte de un jurado legal.1 El
caso se trataba de un robo a mano armada de un pequeño almacén. El
joven que estaba siendo enjuiciado había acompañado al que robó y lo
estaban acusando de haberlo apoyado. El factor decisivo para nosotros, el
jurado, era lo que había captado la cámara de vigilancia – sus acciones,
movimientos, y semblante antes, durante y después del robo. Sin duda era
culpable, aunque él insistía que él no sabía que el hombre con quien estaba
iba a robar la tienda cuando entraron. El problema era que la cámara daba
una historia diferente. En vez de sentenciarlo inmediatamente a la cárcel,
lo pusimos a prueba porque tenía una esposa y niños pequeños. Así que le
dimos una segunda oportunidad.

Toda esta actividad ocurrió en una sala de tribunal donde se rindió un


veredicto. No hubo gritos, clamores, ni luchas físicas. Tal comportamiento
hubiera estado totalmente fuera de orden durante este proceso judicial.
Todo se trataba de presentar evidencia, hacer una petición, responder a las
acusaciones, y otros procesos legales. El resultado fue que se
1 Nota del traductor: En los Estados Unidos, gran parte de los casos judiciales son decididos por
un jurado que por lo general consta de 12 ciudadanos. Un juez preside y siempre tiene la última
palabra.

rindió un veredicto que era consistente con las peticiones que se estaban
ofreciendo. Se hizo justicia.

Estoy convencido de que la oración es una actividad que toma lugar en la


sala del tribunal del Cielo. Se presentan peticiones, acusaciones,
argumentos y evidencia en los tribunales del Cielo tal como se hace en los
tribunales de la Tierra. Y así como hay un protocolo en un tribunal
terrenal, hay un protocolo en el tribunal del Cielo. Como miembro del
jurado ya mencionado, hubiera sido ilegal y en contra del protocolo de la
sala si yo hubiera sacado una espada y hubiera comenzado a gritar a viva
voz mi opinión acerca del caso. Todos hubieran pensado que yo estaba
loco y probablemente me hubieran arrestado por no observar el protocolo
del tribunal. De la misma manera, las salas del tribunal del cielo siempre
han tenido un protocolo espiritual que debe ser observado.

Creo firmemente que las Escrituras nos señalan que el lugar del conflicto
inicial es en una sala de tribunal; no es un campo de batalla. El primer
lugar de intercesión debe ser en la sala del tribunal del Cielo. Es allí donde
debemos ganar nuestros veredictos antes de salir al campo de batalla.

El problema es que la mayoría de los cristianos creen que cuando oran,


están en un campo de batalla. Inmediatamente entran a un conflicto sin
primero haber recibido un veredicto del Cielo. Este es un error crítico que
ha causado que experimentemos derrota, caos, contragolpes de las fuerzas
satánicas, y hasta la destrucción de nuestras vidas. Entramos
precipitadamente a lugares de oración solo para ver que las cosas
empeoran en vez de mejorar. Esto es porque revolcamos todo en un campo
de batalla sin haber primero establecido un precedente legal para estar allí.
He oído a las personas decir que cuando una situación se empeora es señal
de que algo se está moviendo. Sí, sí se está moviendo, pero en la dirección
equivocada. ¿Se pueden imaginar si los líderes militares aplicaran esta
clase de “sabiduría”? Al experimentar derrota a manos del enemigo,
simplemente seguimos luchando, seguimos enviando a nuestros soldados
al campo de batalla para sacrificar sus vidas en una guerra que tenemos la
esperanza de ganar. Es una estrategia ridícula.

Muchas veces tal pareciera que nuestro acercamiento a la oración y lo que


llamamos guerra espiritual es similar a la mentalidad del General George
Custer, quien dirigió a sus tropas a un lugar donde los indios americanos
los emboscaron y masacraron. Como resultado de su ignorancia,
arrogancia, y desdeño de la estrategia militar correcta, una gran parte de la
caballería de los Estados Unidos quedó aniquilada en Little Big Horn.

Sin embargo, aunque muchos conocemos este evento triste en la historia


de los Estados Unidos, los cristianos lo repiten una vez tras otra en sus
propias vidas de oración. Siguen precipitándose y gritando al diablo,
haciendo decretos y ofreciendo oraciones que solo revuelcan más las
fuerzas demoniacas en vez de desmantelarlas. Todo esto ocurre porque no
se ha conseguido un precedente legal del Trono de Dios. Como resultado,
no nos llegan respuestas del Cielo y experimentamos más pérdidas que
victorias. ¡Qué absurdo! ¿No hay mejor manera de hacer esto para
conseguir los resultados correctos? ¡Yo digo que Sí! La respuesta es
abandonar el campo de batalla y entrar a la sala de tribunal del Cielo.

En Apocalipsis 19:11 vemos cuál es el acercamiento de Jesús al respecto:


Entonces vi que el cielo se había abierto, y que allí aparecía un caballo
blanco. El nombre del que lo montaba es Fiel y Verdadero, el que juzga y
pelea con justicia (Apocalipsis 19:11).

Lo primero que tenemos que ver es que el Cielo está abierto. Esto significa
que hay revelación y todo lo que necesitamos para discernir en el reino
Celestial. La oración y la contienda no deben simplemente dispararse a las
oscuras. Debemos poder precisar las cosas con las cuales tenemos que
tratar y tocarlas con exactitud. Debemos poder orar dentro de la voluntad
de Dios. SÍ PODEMOS encontrar la famosa aguja en el pajar cuando el
Cielo está abierto y está fluyendo la revelación. Juan el Apóstol dijo que si
pedimos cualquier cosa de acuerdo con Su voluntad, entonces recibiremos
la petición que le estamos pidiendo (1 Juan 5:14-15).

Uno de los pasos críticos hacia la oración efectiva es comprender la


voluntad de Dios y orar de acuerdo con esa voluntad. Trataré más
extensivamente con esto en un capítulo más adelante. Lo principal que
quiero señalar ahora es que según Apocalipsis 19:11, Jesús, quien es Fiel y
Verdadero, juzga y pelea con justicia. Tomen nota del orden. Esto es muy
importante. Jesús juzga y luego pelea. Cuando la Biblia habla de “juzgar”
se está refiriendo a actividad judicial. Hay una decisión y un veredicto que
se está rindiendo en cuanto a una situación, petición y/o solicitud. Esta
actividad está siendo juzgada y hay un precedente legal que está siendo
establecido en cuanto a la misma. En base a la actividad judicial que está
fluyendo de los tribunales del Cielo, se hace guerra. Es imperativo que
aprendamos a hacer la guerra en base a los juicios, las decisiones y los
veredictos que se reciben de los tribunales del Cielo. Tratar de hacer
guerra sin haber recibido primero un veredicto y un juicio del tribunal del
Cielo resulta en derrota y aun contragolpes satánicos porque no tenemos
un apoyo legal para estar allí o para participar en tal actividad. Por el otro
lado, si obtenemos una decisión legal en cuanto a una situación, entonces
podemos marchar al campo de batalla y siempre ganar. El problema es que
hemos tratado de ganar en el campo de batalla sin haber obtenido primero
los veredictos legales del Cielo para apoyarnos. Tenemos que aprender
cómo obtener estos veredictos y juicios para que podamos recibir las
respuestas a nuestras oraciones y para que los propósitos del Reino
aterricen en la Tierra.

Jesús y los tribunales del cielo


Jesús habló de la oración dentro del contexto de una sala de tribunal. En
las Escrituras vemos referencias a la guerra y al campo de guerra. Sin
embargo, cuando Jesús enseña acerca de la oración en Mateo 6 y Lucas 11,
en ningún momento coloca la oración en el campo de batalla. Habló de la
oración como algo que fluye de la relación con un padre. Habló de la
oración como cuando un amigo se acerca a un amigo. Aun cuando trata
con la pregunta acerca de cómo orar, Jesús nunca habló de un campo de
batalla. Sin embargo, Él sí colocó la oración en una situación judicial. En
Lucas 18:1-8 habla de una viuda que está buscando justicia dentro de un
contexto judicial.

Además, Jesús les contó una parábola en cuanto a la necesidad de orar


siempre y de no desanimarse. Les dijo:
En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni
respetaba a nadie. En esa misma ciudad había también
una viuda, la cual acudía a ese juez y le pedía: ‘Hazme justicia contra mi
adversario.’ Pasó algún tiempo, y el juez no quiso atenderla, pero después
se puso a pensar: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a nadie, esta viuda
me molesta tanto que voy a hacerle justicia, no sea que siga viniendo y me
agote la paciencia.’. Dijo entonces el Señor: “Presten atención a lo que
dijo el juez injusto. ¿Acaso Dios no les hará justicia a sus elegidos, que
día y noche claman a él? ¿Se tardará en responderles? Yo les digo que sin
tardanza les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará
fe en la tierra? (Lucas 18:1-8).

Claramente, Jesús está declarando que cuando oramos, estamos entrando a


una sala de tribunal. Si esta viuda pudo recibir una respuesta y un
veredicto por parte de un juez injusto gracias a su actividad persistente en
la sala de tribunal, ¿cuánto más recibiremos respuestas como los elegidos
de Dios que comparecen frente al JUEZ JUSTO de todo? Encuentro muy
interesante que Jesús compartió esta parábola para que las personas no
perdieran la esperanza en la oración. Necesitamos reconocer que una falta
de resultados no significa que necesitamos ponerle más esfuerzo a algo.
Más esfuerzo, pero sin sabiduría adicional, por lo general produce
cansancio, fatiga y desánimo. Lo que necesitamos no es necesariamente
más esfuerzo, sino más bien aprender secretos. El afán produce frustración
mientras que la revelación de secretos produce fruto. La mentalidad que
hemos tenido en la Iglesia es deficiente. Lo que hemos estado haciendo no
está produciendo resultados, pero pensamos que si solo podemos seguir
haciendo lo mismo por el tiempo suficiente, con la voz lo suficientemente
fuerte, y con la firmeza suficiente, entonces, de alguna manera, por arte de
magia algo diferente ocurrirá.

Antes de entrar al ministerio, trabajé en una planta donde se empacaba


carne. Yo era parte del equipo de mantenimiento y era responsable de que
las máquinas y la producción funcionaran al máximo. El problema es que
a algunos de los trabajadores no les importaba qué dañaban en el proceso
de cumplir con su trabajo. Por ejemplo, un día cuando se tenía que
trasladar una pieza de maquinaria a otro lugar, fue necesario pasarla por
una puerta. Al intentar pasar esta pieza grande por la puerta, se quedó
atorada. En vez de ir al otro lado de la puerta para investigar por qué
estaba atorada, simplemente llamaron a más personas que vinieran a
ayudar a empujarla hasta desatorarla. El resultado es que sí lograron
moverla, pero en el proceso, dañaron otras cosas.

Su filosofía era la misma que tienen muchos dentro de la Iglesia. ¿Por qué
investigar y descubrir por qué algo no se está moviendo y está atorado,
cuando simplemente puedes usar más esfuerzo? Más esfuerzo no siempre
es la respuesta. Muchas veces la respuesta es descubrir secretos a través de
la revelación, lo cual trae resultados mayores y con menos esfuerzo. Si
hemos hecho lo mismo por muchos años y no ha mejorado, sino que de
hecho ha empeorado, posiblemente necesitemos investigar. Alguien en una
ocasión dijo que esto es la definición de la locura – hacer lo mismo una y
otra vez, esperando que algo diferente ocurra. No necesitamos más
esfuerzo y afán, necesitamos descubrir secretos que desatan nuevas
dimensiones y producen nuevos resultados.

Esta es la razón por la cual Jesús compartió esta parábola. Estaba


revelando un secreto que la oración es actividad en una sala de tribunal.
Cuando la viuda quiso justicia, fue a una sala de tribunal – no al campo de
batalla. Ella se daba cuenta de que no necesitaba marchar en un campo de
batalla y gritarle a su adversario. Simplemente necesitaba un veredicto del
tribunal. De hecho, ella nunca enfrentó a su adversario. Esta parábola para
nada lo menciona. Ella solo se dirigió con el juez. Cuando esta viuda
siguió rogándole al juez injusto, él por fin cedió y le concedió lo que ella
le pedía – y ella recibió un veredicto justo para su situación. Ella
comprendía que si el Juez rendía un veredicto legal, cualquier poder que
hubiera tenido su adversario antes quedaba totalmente nulo – ella era la
victoriosa. Una vez que el juez daba su veredicto, su adversario tenía que
ceder totalmente a la decisión del tribunal.

Así es como ha de ser con nosotros también. Cualquier adversario en la


dimensión espiritual que está resistiendo a los propósitos del Reino de
Dios inclinará su rodilla ante los veredictos del tribunal del Cielo. No
tenemos que clamar, gritar, ni maldecir a nuestro enemigo. Lo único que
necesitamos es un precedente legal basado en un veredicto del Cielo y
entonces termina la lucha. Simplemente establecemos el veredicto que se
ha dado. Aquí es donde entran los decretos, pero solo después de que la
legalidad se haya establecido. Hablaré más de esto en un capítulo
posterior. Quiero que veamos específicamente Lucas 18:8:

Yo les digo que sin tardanza les hará justicia (Lucas 18:8)

Personalmente he sido testigo de ocasiones cuando abandoné el campo de


batalla y entré a la sala del tribunal del Cielo, y me llegaron las respuestas
por las cuales había estado orando por años. Toda mi guerra, mis gritos,
clamores y peticiones no habían producido respuestas del Cielo. Pero,
cuando comencé a aprender a navegar los tribunales del Cielo, lo que
nunca antes había ocurrido, ocurrió de manera inmediata y rápida. Mis
adversarios se silenciaron y “sin tardanza” recibí justicia.
Como en el caso de la mayoría de las familias, mi familia no vive en un
mundo perfecto. Me daría gusto saber que la tuya sí, pero la mía no. Mi
esposa Mary y yo hemos criado a seis hijos. Frecuentemente he dicho que
mientras crecían, ¡nunca sufrimos de aburrimiento! A veces nos vimos
confundidos, ¡pero jamás aburridos! Definitivamente había mucha
actividad y “vida” en nuestro hogar. Hemos visto cómo todos nuestros
hijos han llegado a ser adultos maravillosos. Todos aman y temen a Dios, y
a Mary y a mí nos honran mucho.

Sin embargo, hubo períodos de elecciones equivocadas mientras mis hijos


luchaban por descubrir su identidad. De hecho, una de nuestras hijas pasó
por un período corto de actividad rebelde y quedó embarazada sin estar
casada. Me encanta lo que un amigo profeta dice. Él declara, “No es
pecado estar embarazada sin estar casada”. Esta declaración asombra a
muchas personas. Después de todo, ¿cómo puede un hombre o mujer de
Dios decir tal cosa? Pero luego él agrega, “El pecado fue la fornicación
que resultó en embarazo. El bebé que está en el vientre no es un pecado”.
Me encanta; no para justificar nuestras circunstancias personales, sino
porque trata directamente contra el juicio malicioso que tan
frecuentemente existe en la iglesia ante estas situaciones. Dios es un Dios
de perdón y de misericordia. Haya sido el pecado de nuestra hija o de
alguien más, hay perdón y redención para toda persona que se arrepiente
por la actividad que causó un embarazo fuera del matrimonio. Entonces,
después del arrepentimiento, hay una expectación gozosa de que este hijo
nacerá completamente bendecido por nuestro Dios amoroso quien es
nuestro Padre. Esto es lo que ocurrió en nuestra familia. Nuestro nieto es
un gozo para nuestras vidas y todo el clan. No nos podemos imaginar
nuestras vidas sin él.

Una de las primeras ocasiones cuando vi a la actividad en los tribunales


del Cielo rendir un veredicto fue en cuanto a este nieto. El padre biológico
del niño decidió cinco años después que quería reaparecer en la vida de
este pequeño. Él no había apoyado de manera alguna hasta ese momento.
El carácter del padre no era una buena influencia para nuestro nieto. Tenía
antecedentes penales; varias condenas por manejar intoxicado y dos
condenas por agresión física. No era una situación buena. Sin embargo,
ahora estaba demandando el derecho de no solo visitar a nuestro nieto sino
hasta de sacarlo del estado por períodos más largos para ir a visitar a su
familia. Mi hija estaba sumamente perpleja y muy preocupada de qué
decisión tomarían los tribunales terrenales.

Llegó el momento cuando le tocaba a un juez examinar el caso. El


abogado de mi hija no quería darle muchas esperanzas porque no tenía
idea de cuál sería la decisión del juez. Vivimos en Colorado Springs y es
una ciudad militar. Llegan con mucha frecuencia esta clase de casos a los
tribunales a causa de las personas que son militares. Se divorcian y luego
trasladan a uno de los cónyuges a otras regiones por todo el mundo. No es
extraño que los tribunales otorguen derechos de visita al que se va,
dándole permiso de llevarlo fuera del estado donde vive. Esto es lo que
temía mi hija que ocurriría y estaba sumamente preocupada. Pero ella no
sabía que su papá (yo) había descubierto un tribunal más alto a quién
apelar.

El día que tenían cita ante el juez terrenal, fui a los tribunales del Cielo,
silencié al acusador (hablaremos de eso más adelante) e hice petición al
tribunal del Cielo para que diera un veredicto a favor de nuestra hija – que
de hecho sería a favor de nuestro nieto. Algunas personas proféticas a la
vez me estaban ayudando a percibir lo que sucedía. Claramente escuché y
discerní que el tribunal del Cielo había rendido el veredicto que
buscábamos.

Mi hija entró al tribunal terrenal más tarde esa mañana. El juez escuchó la
evidencia y luego se preparó para dar su veredicto. Primero habló con el
padre biológico y le dijo estas palabras, “Joven, esto es lo que vamos a
hacer. Lo que esta madre quiere que se haga es lo que vamos a hacer. ¿Está
bien?”

Mi hija, su abogado, y el padre biológico estaban asombrados. El abogado


de mi hija hasta la llevó afuera y le preguntó si ella se daba cuenta de lo
que acababa de ocurrir. Le dijo que esto nunca había ocurrido antes y
estaba fuera de sí ante lo ocurrido.

La razón por esta actividad y el veredicto resultante fue que un tribunal


más alto, el tribunal del Cielo, ya había rendido un veredicto y el tribunal
terrenal simplemente lo había cumplido. He visto resultados similares en
varios casos jurídicos. También he visto resultados como estos, vez tras
vez, al pedirle al Cielo que rinda veredictos para que se cumplan los
propósitos del Reino. Este principio – y el darnos cuenta de él – es algo
poderoso. Entre más aprendamos a presentar nuestro caso en los tribunales
del Cielo, más estableceremos precedentes legales que nos permitirán la
victoria en el campo de batalla cada vez. Sin él, perdemos y sufrimos las
consecuencias. ¡Aprendamos a ir al tribunal!
2
Los libros del Cielo
Si de verdad queremos obtener resultados de los tribunales del Cielo,
tenemos que aprender cómo operar dentro de estas salas. Los abogados
van a la escuela por años para aprender a operar dentro de los sistemas
judiciales. Aprenden a hablar el idioma de los tribunales. Así como ellos
han aprendido cómo dirigirse al tribunal, presentar casos y escritos
legales, nosotros también tenemos que aprender a presentar asuntos ante
los tribunales del Cielo. Uno de los más grandes misterios en cuanto a este
proceso es entender los libros o rollos que están en el Cielo.

Daniel 7:10 nos dice que hay libros o rollos en el Cielo que se tienen que
abrir antes de que el tribunal del Cielo inicie su sesión. Una vez que los
tribunales del cielo están sentados, se abren los libros y el tribunal
comienza la sesión.

Un río de fuego procedía y salía de delante de él; miles de miles lo


servían, y millones de millones estaban delante de él. El Juez se sentó y
los libros fueron abiertos (Daniel 7:10).

Este pasaje nos permite ver claramente que entender “los libros” es
fundamental para la actividad del tribunal que permite que se cumplan los
propósitos del Reino de Dios. ¿Pero cuáles son estos libros y que está
escrito en ellos?

Clases de libros
Salmo 139:16 nos dice que cada persona tiene un libro escrito acerca de
ellos en el cielo.

Mi embrión vieron tus ojos,


y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego
formadas, sin faltar ni una de ellas (Salmo 139:16).
Dios escribió en un libro el destino y el propósito del Reino para cada una
de nuestras vidas. Dios nos “vio” en nuestro cuerpo terrenal en la Tierra,
aun antes de que existiéramos. Él vio nuestros días. No solo cuántos días,
sino que vio las actividades dentro de los mismos y lo que lograríamos en
nuestras vidas. Toda persona que ha nacido tiene un libro escrito acerca de
ellos. La batalla consiste en lograr que lo que está en ese libro se
manifieste en la Tierra.

Aun Jesús tenía un libro. Hebreos 10:5-7 nos dice que Jesús tenía un rollo
del libro que Él vino a la Tierra a cumplir.

Por lo cual, entrando en el mundo dice: “Sacrificio y ofrenda no quisiste,


mas me diste un cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te
agradaron”. Entonces dije: “He aquí, vengo, Dios, para hacer tu voluntad,
como en el rollo del libro está escrito de mí” (Hebreos 10:5-7).

Hay un libro en el Cielo que detalla el propósito del Reino que Jesús vino
a cumplir en la tierra. Jesús vino con una pasión y un compromiso a
completar lo que se había escrito en los libros del Cielo acerca de Él. Esto
es interesante porque Juan 1:14 dice que Jesús es la Palabra (el Verbo)
hecha carne.

Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria (la


gloria que corresponde al unigénito del Padre), llena de gracia y de verdad
(Juan 1:14 RVC).

En otras palabras, Jesús fue la Palabra enviada del Cielo para nacer en
carne. Su nacimiento físico permitió que lo que se había escrito en el libro
se manifestara en la carne. Él pasó los siguientes treinta y tres años y
medio de Su vida cumpliendo lo que estaba escrito en Su libro.

Todo lo que Dios ha dispuesto primero se escribe en un libro o rollo del


Cielo. Necesita ser enviado desde el cielo y entonces nacer en la esfera
terrenal antes de que se pueda hacer realidad – carne. Esto es lo que le
ocurrió a Jesús, pero también a nosotros y todo aquello que llega a “nacer”
en la dimensión de la tierra. Así que se puede decir que antes de que
llegamos a existir en la Tierra, primero fuimos una palabra escrita en un
rollo. Cuando nacemos en la Tierra, comenzamos el proceso de vivir
nuestro propósito tal como está escrito en el Cielo en nuestro libro. Es por
eso que Efesios 2:10 dice que somos Su hechura:

Pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas (Efesios
2:10).

La palabra traducida aquí como hechura en el griego significa poema.


Somos el poema de Dios que fue escrito en el Cielo y que ahora ha entrado
a la Tierra. Somos un poema con un propósito. Nuestras vidas conllevan
un mensaje que es creativo y vivificante. Es importante notar que este
poema se escribió y que las obras que habíamos de hacer fueron
preparadas anticipadamente. Éramos un “rollo” en el Cielo con poder
poético que ahora ha entrado a la Tierra para hacer que los escritos del
Cielo se hagan carne.

Estos no son meramente libros acerca de individuos. También hay libros


acerca de iglesias, redes apostólicas, negocios, ministerios, ciudades,
estados, regiones y naciones. El Cielo está lleno de libros. Todo plan que el
Señor tenga comienza primero como un libro en el Cielo. Mientras estaba
en el cielo, le fue dado al apóstol Juan un libro con la instrucción de que lo
tenía que comer. Este libro trataba de naciones. Apocalipsis 10:8-11 habla
de un ángel con un librito que contenía el destino de naciones.

La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: “Ve y toma el
librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y
sobre la tierra.” Fui donde el ángel, diciéndole que me diera el librito. Y él
me dijo: “Toma y cómelo; te amargará el vientre, pero en tu boca será
dulce como la miel.” Entonces tomé el librito de la mano del ángel y lo
comí. En mi boca era dulce como la miel, pero cuando lo hube comido
amargó mi vientre. Él me dijo: “Es necesario que profetices otra vez sobre
muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” (Apocalipsis 10:8-11).

Se le instruyó a Juan que tomara el libro y lo comiera. Este libro venía del
Cielo y trataba con el futuro y el propósito del Reino para naciones.
Sabemos esto porque después de que Juan ingirió el libro, el resultado fue
que tuvo la habilidad de profetizar sobre pueblos, naciones, lenguas y
reyes. Sería la tarea del apóstol Juan profetizar lo que Dios había dicho
acerca de estas naciones en los libros. Cuando Juan profetizaba el
contenido de estos libros, permitía que se iniciaran las sesiones de los
tribunales. Apocalipsis 19:10 nos dice que “el testimonio de Jesús es el
espíritu de profecía”.

Yo me postré a sus pies para adorarlo, pero él me dijo: “¡Mira, no lo


hagas! Yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que mantienen el
testimonio de Jesús. ¡Adora a Dios!” (El testimonio de Jesús es el espíritu
de la profecía.)” (Apocalipsis 19:10).

La palabra testimonio de hecho significa dar testimonio judicial. Jesús,


desde Su posición como nuestro Sumo Sacerdote y Mediador, está
testificando a nuestro favor en los tribunales. Observa que este testimonio
se convierte en un espíritu de profecía en nuestras bocas. Cuando
profetizamos, no meramente estamos hablando a la esfera terrenal, sino
que de hecho estamos levantando y discerniendo el testimonio actual de
Jesús en los tribunales del Cielo.

Nos estamos poniendo de acuerdo con y repitiendo el testimonio de Jesús.


Esto le da al Cielo el testimonio correcto para rendir veredictos a favor de
los propósitos del Reino de Dios aun en las naciones.

¿De dónde provienen los libros?


Estos libros que están en el cielo llegaron a existir por medio del
“consejo” del Señor. Jeremías 23:18 dice que hubo un “consejo” del Señor.
Pero ¿quién ha estado en el consejo del Señor, y vio y oyó su palabra?
¿Quién ha prestado atención a su palabra y la ha escuchado? (Jeremías
23:18 LBLA)

La palabra “consejo” en el hebreo es sod. Significa un grupo de personas


en sesión, consultar, o un secreto. Viene de la palabra hebrea yasad, que
significa estar sentados juntos para llegar a un acuerdo y consultar.
Claramente Dios tiene concilios en el Cielo con el propósito de planear
eventos futuros del Reino. Génesis 1:26 dice que la Trinidad tuvo un
concilio para crear y formar al hombre.
Entonces dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a
nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de
los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se
arrastra sobre la tierra” (Génesis1:26).

Toma nota de que Dios dijo “hagamos”. En otras palabras, hubo una
discusión en el consejo del Cielo acerca de la formación del hombre a la
imagen y semejanza de Dios. Como resultado de este consejo, se
escribieron libros acerca del destino de la Tierra, el hombre, y todo lo que
Dios creó. Lo que se escribió en estos libros como resultado del consejo
del Señor es lo que nosotros estamos buscando dar a luz con una
demostración tangible.

En 2 Timoteo 1:9, Pablo exhorta a Timoteo que cumpla lo que fue dado
antes del comienzo del tiempo.

Fue él quien nos salvó y nos llamó con santo llamamiento, no conforme a
nuestras obras sino conforme a su propio propósito y gracia, la cual nos
fue dada en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo (2 Timoteo 1:9
RVA-2015 ).

Observa que se les dio propósito y gracia a Pablo y a Timoteo antes del
comienzo del tiempo. Esto es muy interesante. Significa que propósito y
gracia han estado esperando que nosotros los descubramos desde antes del
comienzo del tiempo. Propósito se refiere a lo que se ha escrito en los
libros del Cielo acerca de ellos y gracia era el empoderamiento dado para
traer lo escrito a las realidades de la esfera terrenal. Les fue dado antes del
comienzo del tiempo o en el consejo del Señor.

Para entenderlo, tenemos que saber que antes de que existiéramos en la


tierra había un libro acerca de nosotros en el cielo. Desde el consejo del
Señor, el Señor tomó decisiones acerca de nosotros. Consejo es dado y
recibido con el propósito de llegar a decisiones. Es asombroso darnos
cuenta de que Dios mismo no solo es el Consejero (Isaías 9:6) sino que
también recibe consejo. Lo vemos en Isaías 6:8 donde Isaías primero es
limpiado de toda impureza y luego escucha una sesión del consejo en el
cielo.
Después oí la voz del Señor, que decía:—¿A quién enviaré y quién irá por
nosotros? Entonces respondí yo:—Heme aquí, envíame a mí” (Isaías 6:8).

Toma nota de que el Señor está buscando “consejo” aquí. Él quiere recibir
aportaciones en cuanto a quién ha de llevar Su mensaje a la tierra. Isaías se
da de voluntario al tener la oportunidad de escuchar esta sesión del
consejo en el cielo. Es claro que en este consejo se tomó la decisión de
darle a Isaías el derecho y el privilegio de correr con este mensaje del
Señor. Creo que antes de dar el Señor mensajes que impactan vidas,
verdades que transforman a iglesias, y/o revelación que cambia el planeta,
hay consejos en el cielo. Estos consejos tienen el propósito de decidir
quién llevará estos mensajes. Una vez que estas decisiones se toman, se
revela la verdad a las personas escogidas para esta asignación. Esta
palabra declarada tiene un efecto impactante en las esferas escogidas. Es
bastante interesante tener vistazos de la manera que obra la esfera
celestial/espiritual. Más ocurre allí de lo que a veces nos damos cuenta.

Una vez que las decisiones se toman en el Cielo, entonces se tiene que
tomar decisiones en la Tierra. En base al consejo del Señor, se escriben los
libros del cielo y se delegan las asignaciones correspondientes. En este
punto nosotros, las personas que residimos en la tierra, tenemos que
decidir si obedeceremos lo que el Cielo quiere. Jesús habló de esto en la
parábola de los dos hijos. En Mateo 21:28-31 Jesús habla de dos hijos
enviados por su padre a trabajar en una viña.

Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero


le dijo: “Hijo, vete hoy a trabajar en mi viña.” Respondiendo él, dijo: “¡No
quiero!” Pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro le dijo lo
mismo; y respondiendo él, dijo: “Sí, señor, voy.” Pero no fue. ¿Cuál de los
dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: —El primero.
Jesús les dijo: —De cierto os digo que los publicanos y las rameras van
delante de vosotros al reino de Dios (Mateo 21: 28-31).

El primer hijo dijo que iría, pero no fue. El segundo hijo dijo que no iría,
pero después se arrepintió y sí fue. Jesús dice que el segundo hizo la
voluntad de Dios porque se arrepintió. El primero dio la impresión de que
obedecería, pero no fue así. Se tomaron decisiones en la tierra que tenían
que ver con el deseo del Cielo. Una vez que se toman decisiones en el
cielo, los que estamos en la tierra tenemos que enfrentar y tomar
decisiones. Tenemos que escoger correctamente para estar de acuerdo con
el deseo de Dios que viene como resultado de las decisiones tomadas en
Su consejo. Cuando las decisiones tomadas en el la tierra concuerdan con
las decisiones en el cielo, ocurren cosas poderosas.

El otro detalle significante aquí es que hubiera sido maravilloso si el


primer hijo le hubiera dicho sí al padre y si hubiera cumplido su deseo.

Esto hubiera sido lo ideal. Sin embargo, fue el hijo que primero se rebeló
pero que luego se arrepintió quien de hecho cumplió la voluntad del padre;
el Señor es tan misericordioso. Aun cuando no hacemos lo correcto
inicialmente, Él nos da más oportunidades para cumplir nuestro propósito
divino. El desobedecer completamente el intento y el deseo de Dios para
nuestras vidas requiere que continuamente nos rebelemos en contra de
Dios a pesar de Su fidelidad constante hacia nosotros. Se nos da
oportunidad tras oportunidad para decidir a favor de las decisiones del
cielo. No desperdiciemos las misericordias y la gracia que Dios nos
ofrece. Los que sí cumplimos Su voluntad, es porque Él obra en nosotros
por medio de Su gracia para que estemos de acuerdo con Él. Lo vemos en
Filipenses 2:13.

“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer,


por su buena voluntad” (Filipenses 2:13).

Su gracia produce en los que están dispuestos un acuerdo con Su buena


voluntad. Tenemos que escoger estar de acuerdo con Él. Cuando lo
hacemos, Su gracia cambia nuestros corazones para que estemos de
acuerdo con Él.

No todos escogen vivir lo que se ha establecido en los consejos del Señor y


que ahora está escrito en los libros. No lo tenemos que hacer, pero es
nuestra tarea descubrir y cumplir lo que está allí y traerlo a luz a la tierra
en formas naturales. Es en base a esto que se nos juzgará en la eternidad.
Nuestro juicio no trata de si cometimos este o aquel pecado. Nuestro juicio
estará basado en cuánto vivimos nuestras vidas conforme a lo que está
escrito en los libros del Cielo. No vivir nuestras vidas de acuerdo con los
libros del Cielo es un desperdicio de nuestro tiempo aquí. Puede que
podamos pasar la eternidad en el Cielo, pero no habremos cumplido Sus
propósitos divinos para nuestra vida y tiempo aquí en la tierra.

Mary y yo tenemos seis hijos. Ya todos son adultos – más bien, digamos
que todos son de la edad legal y tienen más de 20 años de edad. Eso es más
cerca a la verdad. Cuando teníamos apenas cuatro hijos y la menor, Hope,
tenía cinco años, Mary estaba muy contenta porque Hope estaba a punto de
entrar a la pre-primaria. Eso significaba que por primera vez en muchos
años Mary contaría con varias horas cada día sin hijos en casa. Ya nos
estábamos acercando a ese tiempo maravilloso cuando eso ocurriría.
Nunca me olvidaré de la ocasión cuando Mary yo nos fuimos de viaje a un
condominio en un campo de golf. Habíamos dejado a nuestros hijos con
alguien para que pudiéramos pasar tiempo solos por primera vez en mucho
tiempo, Había otras parejas en este viaje. El condominio donde nos
estábamos quedando no tenía suficientes recámaras así que a Mary y a mí
nos tocó dormirnos en un colchón en el suelo. Cuando me desperté la
primera mañana, acostado junto a Mary, ella me miró y me dijo, “Te tengo
que decir algo”. Pensé en ese momento tan maravilloso de paz y quietud
en el cual estábamos a solas, que ella me iba a decir que yo era
maravilloso, que me amaba y cuánto disfrutaba nuestra vida como pareja.
Pero entonces soltó las palabras que yo había escuchado en ocasiones
anteriores, “Estoy embarazada”. No sé qué fue lo que dije, pero
probablemente fue algo como, “Me lo dices en broma, ¿verdad?”

¡Pero no! Era totalmente cierto. Todos nuestros planes se estaban


esfumando y significaba que pasarían cuando menos cinco años más con
un hijo en casa antes de que fuera a la escuela. La verdad es que Micah y
su hermano Mark, el sexto, (sí, todavía tuvimos un hijo más) han sido
grandes bendiciones para nuestras vidas. Pero el evento que te quiero
contar ocurrió cuando Micah, este quinto hijo que no estábamos
esperando, tenía diez años de edad.

Una noche Mary tuvo un sueño. En el sueño se le dijo que el plan había
sido que Micah le naciera a otra pareja, Mike y Carol. Pero Carol murió en
un accidente automovilístico así que lo que Dios había planeado por medio
de ellos no pudo ocurrir. Micah no podía nacer por medio de ellos en la
tierra. El problema es que Dios necesitaba que Micah naciera para que
cumpliera su propósito divino y para que la voluntad de Dios se cumpliera
en la Tierra. Dios nos escogió a Mary y a su servidor para que fuéramos
sus padres en vez de la otra pareja, porque Micah tenía que nacer. ¿No les
parece asombroso? Sin embargo, lo creo con cada fibra de mi ser.

Se había predispuesto en los consejos del Cielo y un libro se había escrito


como resultado de este consejo acerca y para Micah. Dios nos escogió a
Mary y a mí como una segunda opción para que Micah llegara a la tierra.
Cuando recibimos este conocimiento acerca del nacimiento de Micah, dije
en broma, “¡Debimos haber sido el último recurso que Dios tenía para que
haya confiado a Micah a nosotros!” La verdad es que me siento muy
honrado de que Dios nos hubiera confiado a alguien que Él necesitaba aquí
en la tierra. Su gracia es suficiente para que podamos impactar a Micah de
la manera necesaria para que él llegue a cumplir el libro escrito acerca de
él en el Cielo.

Todos nosotros somos un producto del consejo del Señor. El Señor pensó
acerca de cada uno de nosotros y escribió un libro acerca de nuestras vidas
en base a lo determinado en ese consejo. Cada uno de nosotros hemos
nacido en la Tierra para que Su palabra se haga carne y para que lo que se
ha escrito en los libros se cumpla. Cuando esto ocurre, la influencia del
Reino viene a la tierra, revelando culturas que se asemejan al Cielo.

La manifestación de los libros

Para verdaderamente entender el “consejo del Señor” y los libros del


Cielo, tenemos que ver Romanos 8:29-30. Este pasaje revela un proceso de
cinco etapas en cuanto a cómo identificar y dar a luz las intenciones de
Dios en la tierra.

A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre
muchos hermanos. Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los
que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también
glorificó (Romanos 8:29-30).
En este pasaje, Pablo da un listado de cinco pasos; antes conoció,
predestinó, llamó, justificó, glorificó. Para operar en los tribunales del
Cielo y traer lo que está en el Cielo a la tierra, tenemos que entender en
qué consisten estas etapas.

“Antes conoció” (precognición) se refiere a lo que ocurrió en el consejo


del Señor. En este consejo se tomaron decisiones acerca de los destinos en
la Tierra. Incluye a individuos, ciudades, estados, negocios y hasta
naciones. Se llegaron a conclusiones en cuanto a qué parte de los planes
del Dios para Su Reino cumpliría cada uno. Desde el consejo del Señor, ya
había conocimiento previo acerca de cada uno de nosotros. Todo esto
ocurrió antes del comienzo de los tiempos. Una vez que se tomaron estas
decisiones, se escribieron en un libro. Una vez que se escribieron en un
libro en el cielo, se convirtió en algo predestinado. Esta es la próxima
etapa de la cual Pablo habló.

A partir del consejo del Señor (“antes conoció”), Dios entonces escribió en
un libro las decisiones que se tomaron, las cuales serían la razón divina de
nuestra existencia en el planeta. Hay un libro escrito en el Cielo acerca de
cada cosa que tenga un propósito en el Reino. Los libros del Cielo tienen
los propósitos de Dios para Su Reino. A mí me gusta decir que si no hay
un libro acerca de algo en el Cielo, no pierdas tu tiempo. Solo debemos
involucrarnos en lo que es importante para el Cielo. Si es importante para
el Cielo, hay un libro escrito acerca de ello.

Ser predestinado en ningún sentido significa que no tenemos libre


albedrío o voluntad propia. De hecho, puede haber un plan predestinado
para nuestras vidas que optamos no cumplir. Cada persona que ha nacido
en la tierra llegó con un plan predestinado para su vida, con un libro en el
Cielo acerca de dicho plan. Podemos elegir descubrir lo que está en los
libros o no tomarlos en cuenta para nada y seguir nuestro propio camino
viviendo a nuestra manera. Es la responsabilidad personal de cada persona
descubrir lo que fue predestinado para ellos y que fue escrito en los libros
del Cielo.

Recuerda que Pablo le dijo a Timoteo en 2 Timoteo 1:9 que le fue dado
propósito y gracia antes de los tiempos de los siglos.
Esto significa que una vez que encontremos nuestro propósito, también
descubriremos que se nos ha proporcionado gracia para el cumplimiento
de dicho propósito. Esta es la manera principal que podemos saber que
hemos descubierto nuestro propósito. Nos damos cuenta de que en esta
actividad y ambición para nuestras vidas hay gracia. En otras palabras, lo
disfrutas, lo haces muy bien, tienes éxito al hacerlo e influyes en otros
cuando lo haces.

Es muy parecido a Eric Liddel en la película “Carros de Fuego” donde él


escogió honrar a Dios y no correr el día domingo, el día de descanso del
Señor. Él dijo, “Cuando corro, siento el placer de Dios”. Esta declaración
revela que él había descubierto, para esta etapa en su vida, el propósito
para el cual se le había dado gracia. Las dos etapas de precognición y
predestinación ocurrieron antes del comienzo de los tiempos. Ocurrieron
en el reino eterno de Dios, fuera de la dimensión del tiempo.

La siguiente etapa es la de ser llamado. Esta etapa es cuando comenzamos


a obtener vistazos de la razón por la cual fuimos creados. Comenzamos a
descubrir qué se ha escrito acerca de nosotros en los libros del cielo. Esta
es la pregunta más grande que las personas tienen. ¿Qué está escrito en mi
libro? ¿Cuál es el plan predestinado de Dios para mi vida? El Salmo 40:6-
8 nos da algo de entendimiento.

Sacrificio y ofrenda no te agradan; has abierto mis oídos; holocausto y


expiación no has demandado. Entonces dije: “He aquí, vengo; en el rollo
del libro está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha
agradado, y tu Ley está en medio de mi corazón” (Salmo 40:6-8).

Estos versículos de hecho tratan de Jesús quien profetiza sobre Sí mismo


antes de venir a este planeta. Este pasaje después se repite con algunos
cambios menores en Hebreos 10:5-7. Es Jesús diciendo que Él tiene un
libro en el Cielo que Él va a cumplir al venir a la tierra. Recuerda que esa
es nuestra tarea. Hemos de cumplir – “hacer carne” en la Tierra
– lo que está escrito en los libros de Cielo. Nuevamente, Juan 1:14 dice
que Jesús es la Palabra (el verbo) hecha carne. En otras palabras, lo que se
escribió acerca de Él en el Cielo en los libros, Él ha venido a hacer
realidad en la Tierra.
Toma nota que Jesús dijo esto en el rollo o el volumen del libro que se
escribió de Él. Él vino a hacer la voluntad del Padre contenido en ese libro.
Pero luego hace una declaración muy poderosa. En conexión con cumplir
lo que está en Su libro, Él dice, “Y tu Ley está en medio de mi corazón”.
Así que lo que se ha escrito en tu libro en el Cielo también está escrito en
tu corazón. Si quieres descubrir lo que está en tu libro, examina lo que está
en tu corazón. ¿Cuáles son tus intereses, deseos, aspiraciones, anhelos y
pasiones? Estas son claves a lo que está en tu libro en el Cielo. Muchas
veces nuestras vidas llegan a estar tan ocupadas y llenas de tantas cosas,
que necesitamos que el Espíritu Santo venga y nos revele lo que está en
nuestros corazones. Cuando descubramos la pasión de nuestro corazón,
comenzaremos a descubrir lo que está escrito en nuestros libros en el
Cielo. Comenzaremos a tener vistazos de cuáles son nuestros propósitos
para el Reino.

La siguiente etapa es ser justificado. Ser justificado tiene implicaciones


legales. La palabra significa ser declarado justo o inocente. En otras
palabras, las acusaciones ya no nos pueden afectar. Recuerda que el diablo
es el acusador de los hermanos y nos acusa ante Dios día y noche
(Apocalipsis 12:10). La etapa de ser justificado viene cuando hemos
estado en la sala del tribunal del Cielo y toda acusación que el diablo ha
hecho en nuestra contra es silenciada.

Las acusaciones son lo que el diablo usa para impedir que cumplamos lo
que se ha escrito en los libros del Cielo acerca de nosotros. Esta es la
razón por la cual tantas personas están frustradas hoy en día.

Se dan cuenta de manera intuitiva que fueron creadas para algo más de lo
que han llegado a ser. Perciben que algo les está resistiendo para que
cumplan en su totalidad aquello para lo cual fueron creados. Lo que les
está resistiendo es la acusación del acusador en contra de ellos en los
tribunales del Cielo. El acusador está presentando evidencia a Dios el Juez
en cuanto a por qué Él no te puede conceder legalmente todo lo que se ha
escrito acerca de ti en tu libro. Satanás sabe que si obtenemos lo que está
en nuestro libro, entonces haremos gran daño al imperio diabólico en la
tierra. Él usa acusaciones en nuestra contra para impedir que entremos a
todo lo que el Cielo ha dispuesto para nosotros.
Él le hizo esto a Pedro. Veremos esto claramente cuando hablamos de ello
en capítulos posteriores. Es suficiente decir que si queremos que lo que
está escrito en los libros se haga carne en la Tierra, tenemos que refutar las
acusaciones de Satanás. Una vez que se haga esto, Dios entonces como
Juez de Todos tendrá plena libertad para cumplir Su pasión paternal hacia
nosotros y otorgarnos lo que está en el libro para que la voluntad del Cielo
para nosotros se cumpla.

La quinta etapa, que es la última que se menciona es ser glorificado. Ser


glorificado no se refiere a ir al cielo. Se refiere a cumplir totalmente lo
que se ha escrito en los libros del Cielo acerca de nosotros. Comenzamos a
“vivir el sueño”. Vivimos el sueño que Dios tenía de nosotros aun antes del
comienzo del tiempo. Esto es lo que llamamos el punto de convergencia.
Es cuando todo aquello por lo cual hemos pasado, sea bueno o malo, obra
para bien para lanzarnos a nuestro máximo destino.

Vemos esto en la vida de José quien vivía en la casa de su padre, pero que
luego fue vendido como esclavo por sus hermanos celosos. Terminó
gobernando la casa de Potifar. Pero luego fue echado injustamente a la
prisión, para después ser promovido a la posición menos esperada – la de
Primer Ministro de Egipto. Él llegó a ser el preservador de vida que Dios
lo había destinado a ser, según lo que estaba escrito en los libros del Cielo.
Todas estas cosas obraron para bien y convergieron juntos para preparar y
llevar a José al lugar donde él tenía que estar. Él entonces, desde su puesto
glorificado, tuvo el impacto que Dios había predestinado que tendría.
Alcanzar el punto de convergencia en nuestras vidas puede ser costoso y
caro, pero lo vale. No solo encontramos la máxima satisfacción en aquello
para lo cual fuimos creados, sino que Dios cumple a través de nosotros Su
propósito para el Reino. La etapa más crítica en este proceso para
individuos así como naciones, es ser justificado. Una vez que hacemos
todo lo necesario en las salas de tribunal del Cielo y los asuntos legales se
han resuelto, entonces Dios libremente nos puede conceder la pasión de Su
corazón.

En el siguiente capítulo hablaremos de la actividad dentro de la sala del


tribunal que permite que lo que se ha escrito en los libros del Cielo se
manifieste en la esfera terrenal. Hay gran contienda en cuanto a esto, pero
cuando conocemos cómo funcionar en los tribunales, le damos a Dios los
derechos legales para que la palabra se haga carne.
3
Cómo contender por los libros
Durante un viaje a Alemania, me tocó operar en la sala del tribunal del
Cielo. Las personas con quienes estaba ministrando son muy hábiles para
entrar a los tribunales del Cielo y resolver los asuntos legales para que se
pueda cumplir la voluntad de Dios en la Tierra. Mientras funcionábamos
en esta esfera, contendiendo con los poderes de las tinieblas sobre
Alemania, uno de los profetas videntes se dio cuenta de que un “libro”
había entrado a la sala del tribunal. Estaba en pésimas condiciones y era
evidente que había pasado por un proceso destructivo. Alguien había
tratado de destruir este libro. Reconocimos que este era el libro que
contenía los propósitos de Dios para Alemania. Cumplimos con los
procedimientos judiciales necesarios para obtener este libro acerca de
Alemania que había sido tomado cautivo por los principados demoniacos.
Era una buena noticia para la nación del Alemania.

Alemania, al igual que toda nación, tiene un libro en el Cielo que detalla
cuál es su propósito para el Reino de Dios. Alemania no puede entrar
totalmente a su propósito hasta que obtenga su libro y que se abra y lea
para que se cumpla. Cuando pudimos, de manera legal, quitar el libro de
las garras de los principados y poderes, pudimos comenzar el proceso de
resolver los asuntos legales en los Cielos. Por cierto, nunca se trata de
gritarle al diablo. Solo se trataba de cumplir con los trámites necesarios
dentro del tribunal para poder poseer el libro de Alemania, quitándolo de
los poderes satánicos. Esto era necesario para que Alemania entrara a un
lugar de redención y comenzara el proceso de llegar a ser una nación
oveja.

El corazón de Dios para toda nación es que cumpla su destino tal como
está escrito en su libro. Pero para poder cumplirlo, primero tienen que
obtener su libro. Es por esto que se le dijo a Juan que comiera el rollo o el
libro en Apocalipsis 10:9-11. Cuando él comió el libro que contenía los
destinos de las naciones, él entonces tuvo el poder para profetizar aquellos
destinos y revelarlos a las naciones. Y más que eso, pudo hacer petición
por ellos en los tribunales del cielo.

Los libros en el Cielo son esenciales para la operación de los tribunales en


el Cielo. Nuevamente, Daniel 7:10 nos muestra que los tribunales no
pueden operar hasta que se abran los libros.

Un río de fuego procedía y salía de delante de él; miles de miles lo


servían, y millones de millones estaban delante de él. El Juez se sentó y
los libros fueron abiertos (Daniel 7:10).

Una vez que el tribunal está en sesión y los libros están abiertos, se
presentan los casos, se establecen los precedentes legales y se anulan los
derechos de dominio que los principados han tenido sobre naciones. Esto
ocurre cuando comenzamos a presentar casos en base a la revelación que
estamos viendo y entendiendo de los libros del Cielo. Es la razón por la
cual era tan importante que tomáramos posesión del libro de Alemania que
los poderes de las tinieblas habían tomado cautivo. Ahora que tenemos el
libro, podemos leer proféticamente los planes de Dios para la nación. Lo
que está escrito en el libro acerca de Alemania ahora está más cerca que
nunca a su cumplimiento. Todavía requiere de mucha más actividad en los
tribunales del Cielo, pero Alemania, como toda nación, podrá ver el
cumplimiento de sus propósitos divinos una vez que desmantelemos los
argumentos legales que han permitido que los poderes de las tinieblas
gobiernen. Paso por paso y pieza por pieza, podemos eliminar estas
legalidades y otorgar a Dios el derecho legal de cumplir Su voluntad.

La palabra (el Verbo) se hace carne


Quiero usar la ilustración de lo que ocurrió en Alemania para hacer
hincapié en el hecho de que hay una lucha por lo que está en los libros. Sea
a nivel nacional o personal, el diablo no quiere que el contenido de los
libros se haga realidad en la Tierra. Es por esto que hubo intentos tan
extremos por parte de los poderes satánicos de impedir que Jesús viniera a
la Tierra. Recuerda que el diablo intentó exterminar a la raza judía en
varias ocasiones. Esto era con el fin de exterminar del planeta la raza por
medio de quien Jesús iba a nacer.
Luego, después de que Él nació, Herodes envió un decreto de matar a
todos los bebés cerca a la edad de Jesús, con el fin de matarlo. ¿Por qué se
hicieron estas y tantas cosas más? ¿Cuál era el propósito? Era para
impedir que la palabra se hiciera carne (Juan 1:14). Era para impedir que
lo que estaba escrito acerca de Jesús en los libros del cielo se hiciera
realidad en la Tierra.

Esto es cierto en cuanto a todo lo que está escrito en el Cielo. Trátese de


naciones, iglesias, negocios, individuos o cualquier otra cosa, habrá
intentos de impedir que lo que está en los libros entre a la esfera terrenal.
Satanás no quiere que la palabra se haga carne en ningún nivel. Todo lo
que está escrito en los libros acerca de ti, las naciones, los propósitos del
Reino y los deseos de Dios será disputado. El diablo no quiere que lo que
está escrito en los libros sea dado a luz en la tierra y se haga carne. Es
nuestra tarea encargarnos de que sí se haga.

Lo principal de lo cual quiero que nos demos cuenta es que el conflicto por
lo que está en los libros ocurre en una sala de tribunal y no en un campo de
batalla. Es por eso que cuando el tribunal está sentado en Daniel 7, es
entonces que los libros se abren. No estamos en un campo de batalla.
Estamos en una sala de tribunal para hacer que los propósitos del Reino de
Dios se manifiesten en la tierra. Sé que ya lo he dicho, pero lo necesito
seguir recalcando porque tenemos que hacer este cambio marcado en
nuestra manera de pensar. El protocolo y la manera de operar en una sala
de tribunal es diferente que en un campo de batalla. Estamos buscando
establecer asuntos legales para lograr la victoria máxima. Otra cosa muy
importante en cuanto a contender para que los libros entren a la dimensión
terrenal es que hay varios niveles de tribunales en el Cielo. Zacarías 3:7
nos muestra que el Señor le prometió a Josué, el sumo sacerdote, que si
caminaba en santidad, él tendría un lugar donde caminar en los tribunales
del Cielo.

Así dice Jehová de los ejércitos: “Si andas por mis caminos y si guardas
mi ordenanza, entonces tú gobernarás mi Casa y guardarás mis atrios, y
entre estos que aquí están te daré lugar” (Zacarías 3:7).

Esto nos dice varias cosas importantes. Primero, Josué era un hombre
mortal a quien se le estaba dando acceso y una función en los atrios, que
también significa cortes o tribunales, del Cielo. Hablaré más acerca de
esto más tarde, pero es suficiente decir ahora que lo que el Cielo quiere
que se haga no puede ocurrir sin que nos involucremos. Aunque estamos
físicamente en la Tierra, en el espíritu podemos funcionar en los tribunales
del Cielo y tenemos autoridad allí.

Además, nuestro caminar es muy importante. Según cómo caminamos o


nos comportamos en santidad delante del Señor, aumentamos en autoridad
en los tribunales del Cielo. Cuando caminamos de una manera que es
digna de Él, el Cielo nos reconoce. Tantas personas tienen un concepto
equivocado en cuanto a la gracia. Yo le doy gracias a Dios por Su gracia.
Su gracia me salva de mi pecado, pero también me da el poder para no
vivir en pecado. Tito 2:11-12 nos dice que la verdadera gracia de Dios no
solo nos salva, sino que nos enseña que renunciemos a la impiedad y a los
deseos mundanos.

La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a toda la humanidad, y


nos enseña que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos,
vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente (Tito 2:11-12).

La gracia de Dios me dará poder para vivir de una manera piadosa en esta
edad presente. Cuando me apropio de Su gracia para vivir en santidad,
obtengo autoridad delante de los tribunales del Cielo.

Los niveles dentro de los tribunales


Lo que también es importante es que a Josué el sumo sacerdote se le dice
que estará a cargo de los atrios/tribunales del Cielo. Toma nota de que es
en plural. Esto es significante. Aun aquí en la Tierra hay varios niveles y
tipos de tribunales que deciden asuntos. Hay tribunales para decidir casos
civiles menores, tribunales criminales, tribunales civiles, tribunales de
divorcios, tribunales municipales, tribunales de distritos y así
sucesivamente hasta llegar a la Corte Suprema en los Estados Unidos.
Todos los tribunales tienen funciones y jurisdicciones diferentes. Todos
estos tribunales funcionan dentro de la esfera donde se les ha dado
autoridad.
En el cielo, hay muchos tribunales diferentes que operan, pero no se nos
permite a todos operar en todos los tribunales, ni somos reconocidos por
todos. Nuestra operación en los tribunales del Cielo depende de la medida
de gobierno o jurisdicción que se nos ha dado.

Por ejemplo, solo una pequeña cantidad de abogados pueden presentar


casos en la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos. Si un
abogado que no ha sido reconocido se presenta delante de la Corte
Suprema, no se le permitirá funcionar allí. Lo escoltarán afuera o ni
siquiera le permitirán entrada. Tenemos que darnos cuenta de esto o nos
podemos meter en problemas mayores al tratar de operar en una
jurisdicción del cielo donde no se nos ha dado acceso. Cuando hacemos
esto, quedamos vulnerables a los asaltos y repercusiones de satanás.
Hemos entrado a una esfera que no nos corresponde y nuestras vidas y las
vidas de las personas unidas a las nuestras podrían estar en peligro.
Hablaré más de esto en un capítulo posterior.

El trono de la gracia

Las buenas noticias es que hay un tribunal en el cual sí podemos operar,


como creyentes, que es accesible a todos nosotros – el Trono de la Gracia.
Hebreos 4:16 nos habla de esta sala:

Por tanto, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para


alcanzar misericordia y hallar gracia para cuando necesitemos ayuda
(Hebreos 4:16).

Todo aquello con que tratamos a nivel personal o familiar podemos llevar
al trono de la gracia. Ante este trono o en este tribunal podemos obtener
misericordia y encontrar gracia para ayudarnos en nuestro tiempo de
necesidad. Yo opero en este ambiente con mucha frecuencia.

La primera vez que operé en este tribunal fue cuando me presenté a favor
de mi hijo, Adam. Adam había pasado por un tiempo difícil. Se había
casado y tuvo un bebé con una chica que luego decidió que no quería
participar en el ministerio junto con él. Habían sido pastores de jóvenes en
la región noroeste de nuestra nación y eran muy efectivos en este
ministerio. Luego, debido a una serie de eventos, regresaron a vivir a la
ciudad donde se habían criado. Ella volvió a involucrarse con sus antiguos
amigos y su familia. El resultado fue que abandonó a Adam y se fue,
llevándose al bebé. Adam, por supuesto, también había tenido sus faltas y
culpas, pero nada para merecer las clases de decisiones que ella estaba
tomando. El resultado fue un divorcio que separó a Adán de todo lo que
amaba. Él no quería el divorcio, pero no pudo hacer nada para impedirlo.
Entró en una depresión profunda. Hice todo lo que pude los siguientes dos
años para tratar de ayudarle a recuperarse. Nada funcionó. Salía a trabajar
desde las tres de la tarde hasta las once de la noche todos los días y luego
regresaba a casa, se encerraba en su habitación, y jugaba juegos de video
en el internet durante toda la noche. Era su manera de tratar con el dolor y
la pérdida que había sufrido. Traté de hablar con él, animarle y motivarlo a
salir de este lugar. Pero él no respondía de manera alguna. No significa que
se portaba mal o irrespetuosamente; simplemente carecía de vida.

Además de todo lo que he mencionado, oré vigilantemente por Adam


todos los días. Mi actitud hacia él y esta situación era que si yo oraba con
fuerza bruta, lograría mi cometido. Esta era mi actitud en cuanto a la
oración en general. Pensaba que si algo no se movía, simplemente requería
de más esfuerzo y tiempo de oración. Yo no comprendía que si algo no se
había movido después de mucha oración había una razón legal. El diablo
tiene un derecho legal de resistirme. Lo único que traerá una respuesta es
quitarle al diablo el derecho legal de resistirnos. Quiero aclarar que sí creo
en la oración perseverante. También creo ahora que las estrategias
reveladas nos harán más efectivos que simplemente orar con más fuerza y
por más tiempo. Después de orar por dos años sin ver resultado alguno,
comencé a obtener entendimiento acerca de lo que es operar en los
tribunales del Cielo y venir ante Su trono de gracia.

Una mañana mientras buscaba al Señor y pasaba tiempo con Él, el Señor
me dijo, “Presenta a Adán ante Mis tribunales”. Yo nunca había hecho algo
semejante, pero estaba más que dispuesto intentarlo. Yo no estaba tratando
con un desastre natural o una situación global. Estaba tratando con un
asunto personal, mi propio hijo. Yo no necesitaba estar delante de un
tribunal del Cielo que tenía jurisdicción sobre lo que le ocurre a las
naciones; solo necesitaba estar delante de Su trono de gracia y encontrar
misericordia y gracia para Adam en este tiempo.

Comencé simplemente a acercarme a Su trono de gracia confiadamente.


Se nos ha dicho que a causa de quién Jesús es y lo que Él ha hecho,
podemos acercarnos a este trono con total confianza. Hebreos 4:14-16 nos
dice solo algunas de las cosas que obran a nuestro favor delante de este
trono de gracia.

Por tanto, teniendo un gran Sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús
el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. No tenemos un sumo
sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno
que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin
pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Hebreos
4:14-16).

Aquí dice que tenemos un gran Sumo Sacerdote quien es Jesús quien está
delante de este trono, a nuestro favor. Esta posición de Sumo Sacerdote es
una posición legal delante del trono. Lo único que tenemos que hacer es
ver a Aarón, el sumo sacerdote durante las aventuras del éxodo de los
judíos, y ver que su tarea era proveerle al Señor el derecho legal de
bendecir a Israel. Los sacerdotes le dan a Dios el privilegio legal de
bendecir en lugar de maldecir a una persona o cosa. Aarón hacía esto por
medio de los sacrificios que ofrecía y todas las funciones de su sacerdocio.

Esto es lo que Jesús está haciendo ahora como nuestro Sumo Sacerdote. Él
está delante de este trono de gracia ofreciendo Su propia sangre para que
Dios tenga el derecho legal de bendecirnos en vez de maldecirnos. No
tenemos que tener temor de venir ante este trono, gracias a la posición que
Jesús ha ganado como nuestro Sumo Sacerdote.

Toma nota también de que Jesús como Sumo Sacerdote ha traspasado los
Cielos. Esto es significante. Los poderes de las tinieblas que ocupan estas
dimensiones espirituales llamadas los cielos no pudieron impedir que
Jesús ocupara Su lugar legal de Sumo Sacerdote. A causa de Su total
obediencia al Padre y a la sangre que derramó, ellos no tuvieron el poder
para impedir que Jesús ocupara Su lugar. El resultado es que estos
principados han perdido su derecho legal para gobernar. Jesús de manera
legal ha derrocado a estos poderes de las tinieblas. Es nuestra tarea como
Iglesia ejecutar y administrar este juicio en la Tierra. Colosenses 2:13-15
nos muestra la posición legal que el Señor nos ha dado. Claramente habla
del despojamiento de la posición previa de los poderes de las tinieblas.
Ahora se nos ha dado, por la obra de Jesús en la cruz, una posición legal en
el Cielo desde el cual podemos operar.

Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra


carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados. Él
anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era
contraria, y la quitó de en medio clavándola en la cruz. Y despojó a los
principados y a las autoridades y los exhibió públicamente, triunfando
sobre ellos en la cruz (Colosenses 2:13-15).

Tenemos que entender que la cruz de Jesús fue una transacción legal.
Estamos aquí para realizar las legalidades que esta transacción estableció.
Una transacción legal no tiene poder si no se ejecuta. Por ejemplo, un juez
puede emitir un decreto de juicio en un tribunal, pero si nadie lo hace
cumplir, no tendrá poder.

Cuando alguien recibe la salvación, es porque las legalidades de lo que


Jesús hizo en la cruz han sido legalmente establecidas en sus vidas.
Cuando Jesús murió en la cruz, legalmente proveyó redención para toda la
humanidad por todas las edades. 2 Corintios 5:18-19 nos declara que Dios
en Jesús ha reconciliado al mundo consigo mismo.

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo a través
de Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación. Esto quiere decir
que, en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, sin
tomarles en cuenta sus pecados, y que a nosotros nos encargó el mensaje
de la reconciliación (2 Corintios 5:18-19).

Cuando Jesús murió en la cruz, Dios se reconcilió con el mundo


legalmente. Todo asunto legal que separaba a Dios y al mundo fue quitado
por medio de la cruz. Toma nota, sin embargo, que las personas que han
sido salvas tienen que reconciliarse con Dios. Tienen que aferrarse
legalmente a lo que Jesús hizo y apropiarse de ello. 2 Corintios 5:20 lo
ilustra:

Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por
medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con
Dios (2 Corintios 5:20).

Nuestra respuesta al hecho de que Dios nos reconcilió consigo mismo es


que nosotros nos reconciliemos con Él. El hecho de que Jesús cumplió con
todos los asuntos legales que nos separaban de Dios no significa que
somos automáticamente salvos. Legalmente tenemos que aprehender para
nosotros mismos lo que Jesús legalmente nos proveyó. 1 Juan 1:9 habla de
esto.

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros


pecados y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9).

Dios es fiel y justo. “Fiel” se refiere a Su naturaleza, que es una que


siempre cumple Sus pactos. Él será fiel en observar el pacto que hizo con
nosotros por medio de la sangre y el cuerpo de Jesús. Un pacto es una
entidad legal. Este pasaje también dice que Dios es justo. Esto significa
que Él se encarga de que se haga justicia. Dios ama la justicia y aborrece
la injusticia. Favor de tomar nota de que en ningún lugar en este pasaje se
menciona la misericordia. No somos perdonados y limpiados a causa de
Su misericordia. Somos perdonados y limpiados en base a Su naturaleza
que es fiel en guardar Sus pactos y en Su justicia. En otras palabras, Dios
puede legalmente mostrarnos misericordia porque se ha establecido un
precedente legal desde la cruz que permite al Señor, por Su pacto y
justicia, ser misericordioso. Su misericordia es un resultado de Su justicia.

Cuando cumplimos con los requisitos legales de confesión, Dios queda


libre para legalmente perdonarnos de nuestros pecados. Pero el perdón que
nos es dado es encontrado en la naturaleza justa de Dios. A causa de lo que
Jesús hizo por nosotros en la cruz, Dios ahora puede legalmente perdonar
y limpiarnos cuando nosotros cumplimos con el requisito legal de la
confesión. La cruz de Jesús le otorga a Dios el derecho legal y justo de
perdonar y limpiar. Nosotros, en esencia, estamos ejecutando lo que Jesús
pagó legalmente por nosotros. Pero sin nuestra confesión y nuestro
arrepentimiento que es lo que legalmente efectúa el perdón, la limpieza y
restauración, la obra de Jesús no tiene ningún efecto, aunque Él completó
Su obra. Tener un decreto legal y efectuarlo son dos cosas diferentes.

Es por esto que el arrepentimiento es tan importante. Nuestro


arrepentimiento le otorga a Dios el derecho legal de mostrar Su
misericordia. De otra manera vivimos de una manera muy inferior a lo que
Jesús compró en la cruz. Aunque sea legalmente nuestra, solo la podemos
obtener cuando establecemos legalmente los veredictos de la cruz.

Ahora volvamos a la historia de mi hijo, Adam. Mientras que Adam


languidecía en su estado depresivo, el Señor me dijo, “Lleva a Adam ante
el tribunal”. Como ya dije, yo nunca había hecho esto. Simplemente
comencé, al declarar que era mi intención y disposición presentar a Adam
ante el trono de gracia de Dios. Al hacer esto, comencé a arrepentirme por
lo que Adam había permitido en su vida. Me arrepentí por su falta de fe,
por permanecer en su estado depresivo, por darse por vencido y por
cualquier otra cosa que se me ocurría en ese momento. Me estaba
enfocando en “silenciar” al acusador que estaba usando cosas legales para
resistir a Adam y su destino (Apocalipsis 12:10). Entraré más
detalladamente a esto en una dimensión mayor en un capítulo posterior.

Por lo pronto es suficiente decir que la única arma que el diablo tiene en
contra de nosotros y nuestro destino en los libros del Cielo es la acusación.
Yo tenía el derecho de arrepentirme a favor del bienestar de Adam como
un intercesor, hasta que Adam pudiera hacerlo por sí mismo, y silenciar al
acusador. Esto es lo que hace un “intercesor”. Toma la posición legal a
favor de otro hasta que la otra persona pueda y decida hacerlo por su
propia cuenta. Mientras me arrepentía por Adam, yo estaba resolviendo
los asuntos legales que habían estado oponiendo a Adam. Tan pronto que
sentí que había refutado cada argumento legal que el acusador estaba
usando en contra de Adán, sentí una victoria por parte del Señor.

De repente escuché al Señor decir, “Ahora tú arrepiéntete por todas las


cosas negativas que has dicho acerca de Adam en tu frustración”. Me di
cuenta en ese momento que cuando yo había hablado cosas negativas
acerca de Adam, de hecho le había dado más poder al acusador en contra
de mi hijo. Cuando yo había dicho, “No entiendo por qué no se pone de pie
y empieza a luchar”, o “¿Por qué no se levanta y comienza a avanzar?”
inadvertidamente le había dado más poder al acusador con mi
“testimonio” acerca de Adam. El Señor me mostró que el acusador delante
del trono de hecho estaba diciendo, “Aun su propio padre está diciendo
estas cosas acerca de él”. Cuando las personas en autoridad hablan en
contra nuestra o a favor nuestro, se convierte en testimonio delante del
Cielo. Jesús dijo en Mateo 12:36-37 que nuestras palabras tienen
consecuencias legales.

Pero yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella
darán cuenta en el día del juicio, pues por tus palabras serás justificado, y
por tus palabras serás condenado” (Mateo 12:36-37).

La palabra ociosa de hecho significa algo desempleado. En otras palabras,


no es algo que decimos intencionalmente, pero de todas maneras lo
decimos. Estas palabras se convierten en testimonio delante de los
tribunales del Cielo y pueden justificar o condenar.

Yo estaba siendo usado por el diablo para dar más poder a sus acusaciones
en contra de Adam en el tribunal del Cielo. Entonces me arrepentí de todo
lo que había dicho en contra de Adam en mi estado de frustración.
Inmediatamente sentí un alivio llegar al percibir que se estaban
comenzando a establecer legalidades en el Cielo concerniente a Adam. Yo
estaba respondiendo a la acusación en el tribunal del Cielo que legalmente
estaba siendo usado para mantener cautivo a Adam en su estado depresivo.
Todo es un asunto legal cuando se trata del Cielo y la esfera espiritual.
Tenemos que aprender a establecer las cosas de manera legal antes de
marcharnos al campo de batalla.

Tan pronto que me había arrepentido por Adam y por mí mismo, entonces
comencé a profetizar y decretar lo que está escrito en el libro de Adam en
el Cielo. Recuerda que cada uno de nosotros tenemos un libro en el Cielo
donde se han escrito nuestros destinos y días (Salmo 139:15-16). Como yo
ahora había quitado todo lo que estaba obrando en contra de Adam
legalmente, yo ahora podía profetizar lo que Dios había dicho acerca de él
en su libro. Comencé a profetizar las porciones de su destino que yo sentía
que estaba en su libro. Reprendí al espíritu de depresión y le dije que
huyera. Inmediatamente sentí un cambio.
Una semana y media después, Adam me llamó por teléfono. Esto es lo que
me dijo, “Papá, no sé qué fue lo que ocurrió. Pero hace como semana y
media la depresión de repente se me fue. Ahora estoy libre de toda
depresión y estoy listo para buscar y seguir aquello por lo cual Dios me
creó”. Lo que yo no había podido lograr en dos años de orar, guerrear,
gritar, llorar y toda otra apelación emocional ante Dios, se había logrado
en un período de unos quince minutos al estar delante del trono y resolver
todos los asuntos legales.

Ahora Adam está de nuevo en el ministerio de tiempo completo como


pastor asociado en la región noroeste de nuestra nación. Una vez que se
resolvieron los asuntos legales en los tribunales del Cielo, el poder de la
depresión se rompió. El corazón del Padre tenía libertad para obrar en la
vida de Adam. Él ahora está viviendo su sueño en el ministerio, así como
el sueño que Dios tiene para él. Está captando lo que está en su libro que
está escrito en el Cielo.

Hay un tribunal real en el Cielo al cual se nos ha dado entrada. Desde este
tribunal hemos de resolver los asuntos legales para que los destinos que se
han escrito en el libro del Cielo puedan cumplirse. En el siguiente capítulo
mostraré algunas cosas más que he aprendido acerca de este proceso.
4
Libros y destinos
Todo en la esfera espiritual tiene que ver con legalidades. Dios ha dado al
hombre libre albedrío y por lo mismo Él no puede hacer nada a menos que
nosotros le demos el derecho legal. El diablo tampoco puede hacer cosa
alguna a menos que tenga permiso legal de hacerlo. Nosotros, como el
pueblo de la Tierra, damos permiso legal para que obre o el diablo o Dios.
Mateo 16:18-19 nos dice que a nosotros, como la Iglesia o Ecclesia de
Dios, se nos ha dado el derecho de atar y desatar.

Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi


iglesia, y las puertas del Hades no la dominarán. Y a ti te daré las llaves
del reino de los cielos: todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos,
y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos (Mateo16:18-
19).

La palabra Ecclesia es la palabra iglesia traducida al griego. Esta palabra


significa el pueblo judicial, legislativo y gubernamental de Dios. Habla de
un pueblo a quien se le ha dado posiciones legales en la Tierra y delante
del Señor. Se nos ha dado el derecho y la autoridad de establecer las cosas
de manera legal para que la voluntad de Dios pueda venir a la dimensión
terrenal.

Las palabras atar y desatar de hecho son términos legales en cuanto a sus
raíces. La palabra atar se refiere a establecer un contrato legalmente
vinculante, mientras que la palabra desatar se refiere a rescindir un
contrato existente. Jesús estaba diciendo que la Ecclesia tiene una
responsabilidad judicial de establecer contratos legalmente vinculantes
con el cielo que le dan a Dios el derecho legal de invadir e impactar al
planeta. La Ecclesia también tiene la tarea de rescindir legalmente los
contratos con el diablo que le permiten operar en la tierra. Cuando
aprendemos a resolver los asuntos legales, estableciendo todo como debe
ser, entonces podemos ver al diablo ser expulsado y la voluntad de Dios
establecida. Esta es nuestra tarea individual y corporativa.
Refuta al acusador

Esto ocurrió en la vida de Jesús. Jesús entró a los tribunales del cielo a
favor de Pedro y obtuvo el destino escrito en los libros del Cielo para él.
Lucas 22:31-32 nos dice que satanás quería tener a Pedro.

Dijo también el Señor —Simón, Simón, Satanás os ha pedido para


zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte;
y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos (Lucas 22:31-32).

Las palabras ha pedido en el griego significan ha demandado para


juicio. Satanás vino y demandó que Pedro fuera enjuiciado en los
tribunales del cielo. Satanás había desarrollado evidencia en contra de
Pedro para tratar de impedir lo que estaba escrito en los libros del cielo
acerca de él. Recuerda que cuando el tribunal se ha sentado, los libros se
abren (Daniel 7:10). El diablo entendía algo de lo que estaba en el libro de
Pedro. Entendía el propósito significante que Pedro tendría en el Reino de
Dios. Él sabía que Pedro estaba destinado por el cielo para tener un efecto
radical y dramático.

Si el diablo no lo detenía, Pedro causaría daños masivos a su reino y


establecería el Reino de Dios. Satanás, entonces, tenía que tener un plan
para detener a Pedro si era posible. Su plan era traerlo ante el tribunal y
ponerlo a juicio. La razón para esto era descalificar a Pedro legalmente
para que no pudiera cumplir lo que estaba en su libro. Si Satanás lograba
descalificar a Pedro a través de acusaciones en el tribunal, podría detener
el plan que Dios tenía para la tierra.

Tenemos que darnos cuenta de que satanás es el acusador. Apocalipsis


12:10-11 dice que satanás está acusándonos de día y noche.

Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la


salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo,
porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que los
acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Ellos lo han vencido por
medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, que
menospreciaron sus vidas hasta la muerte (Apocalipsis 12:10-11).
Satanás está delante del trono de Dios buscando presentar evidencia en los
tribunales en cuanto a por qué nosotros estamos descalificados para
cumplir lo que está en nuestros libros. Quiere impedir, cueste lo que
cueste, que entremos a nuestros destinos detallados en nuestros libros. Es
nuestra tarea refutar estas acusaciones y silenciarlas para que Dios tenga el
derecho legal de otorgarnos lo que está escrito en nuestros libros. Cuando
esto ocurre, cumplimos el destino de nuestra vida y los propósitos de Dios
para Su Reino se cumplen.

La única manera que el diablo puede impedir que cumplamos lo que está
en los libros es a través de la acusación. Esta era la táctica que usó en
contra de Pedro. Es la táctica que usó en contra de Job. Job 1:6-12 nos
muestra la actividad en los tribunales del Cielo.

Un día acudieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, y entre


ellos vino también Satanás. Dijo Jehová a Satanás: —¿De dónde vienes?
Respondiendo Satanás a Jehová, dijo:] —De rodear la tierra y andar por
ella.
Jehová dijo a Satanás: —¿No te has fijado en mi siervo Job, que no hay
otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y
apartado del mal?
Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: —¿Acaso teme Job a Dios de
balde? ¿No le has rodeado de tu protección, a él y a su casa y a todo lo que
tiene? El trabajo de sus manos has bendecido, y por eso sus bienes han
aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que
posee, y verás si no blasfema contra ti en tu propia presencia.
Dijo Jehová a Satanás: —Todo lo que tiene está en tu mano; solamente no
pongas tu mano sobre él.
Y salió Satanás de delante de Jehová (Job 1:6-12).

Satanás trae acusaciones en contra de Job. Acusa a Job de servir a Dios


con motivos impuros. Como resultado de esta acusación, Job es lanzado a
la devastación. El Señor como Juez le permite al diablo operar en contra
de Job. No tengo todas las respuestas en cuanto a por qué esto fue
permitido por Dios, pero es claro que el diablo trajo suficientes
acusaciones en contra de Job para que Dios legalmente permitiera que
ocurriera la persecución. Posiblemente no había nadie para refutar las
acusaciones hechas en contra de Job. Esto ocurrió antes de la cruz de Jesús
y no había aun un intercesor que se parara a favor de Job. No obstante, es
claro que la tribulación de Job fue un resultado de la acusación de satanás.

Es interesante que la acusación que satanás trajo en contra de Job era


concerniente a sus motivaciones para servir a Dios. No tenía que ver con el
pecado personal o el pecado en su familia o linaje. La acusación era que
Job solo servía a Dios porque Dios había puesto una valla de protección a
su alrededor y no podía ser tocado. Satanás estaba diciendo que si la vida
de Job no fuera tan buena, Job no serviría a Dios. ¡Qué duro! La acusación
tenía que ver con motivo impuros. En otras palabras, no podemos
meramente hacer las cosas correctas; tenemos que hacer las cosas
correctas por las razones correctas. Es por esto que debemos
continuamente permitir al Señor juzgar los motivos y las intenciones de
nuestros corazones. Tenemos que clamar como el salmista, Examíname,
Dios, y ve si hay en mí camino de perversidad (Salmo 139:23-24). Cuando
lo hacemos, le quitamos al diablo esferas potenciales de acusación que él
pudiera usar en nuestra contra.

De lo que también nos tenemos que dar cuenta es que Job al final es
recompensado con una doble porción. Job 42:10 muestra que Dios en Su
justicia le restauró a Job todas sus fortunas. Cuando Job hubo orado por
sus amigos, Jehová le quitó la aflicción; y aumentó al doble todas las
cosas que habían sido de Job (Job 42:10).

La restauración siempre es un resultado de la actividad legal en los


tribunales del Cielo. Dios decretó una restauración de doble porción por
todo lo que Job había sufrido. Job tenía primero que orar por los amigos
que lo habían acusado durante sus aflicciones en vez de apoyarlo. Es
interesante que cuando Job oró por sus amigos, le dio a los tribunales del
cielo el derecho legal de restaurarle sus fortunas. ¿Con cuánta frecuencia
no recibimos nuestra restauración porque no estamos dispuestos a
perdonar y desatar? Cuando Job sí oró y perdonó, se rindieron veredictos a
su favor, con restitución y restauración de todo lo que había perdido. Job
calificó para esto gracia a su fidelidad hacia Dios. El sistema judicial del
Cielo dictó a su favor.
En pie en santidad

Satanás, en Zacarías 3:1-7, está acusando a Josué el Sumo de impureza y


lo está resistiendo.

Luego me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel
de Jehová, mientras el Satán estaba a su mano derecha para
acusarlo. Entonces dijo Jehová al Satán: “¡Jehová te reprenda, Satán!
¡Jehová, que ha escogido a Jerusalén, te reprenda! ¿No es éste un tizón
arrebatado del incendio?”
Josué, que estaba cubierto de vestiduras viles, permanecía en pie delante
del ángel. Habló el ángel y ordenó a los que estaban delante de él:
“Quitadle esas vestiduras viles.” Y a él dijo: “Mira que he quitado de ti tu
pecado y te he hecho vestir de ropas de gala.” Después dijo: “Pongan un
turbante limpio sobre su cabeza.” Pusieron un turbante limpio sobre su
cabeza y lo vistieron de gala. Y el ángel de Jehová seguía en pie. Después
el ángel de Jehová amonestó a Josué diciéndole: Así dice Jehová de los
ejércitos: “Si andas por mis caminos y si guardas mi ordenanza, entonces
tú gobernarás mi Casa y guardarás mis atrios, y entre estos que aquí están
te daré lugar” (Zacarías 3:1-7).

Satanás viene a resistir y a acusar a Josué de impureza. Lo está resistiendo


a causa de lo que Dios necesitaba hacer por medio de él. El propósito de
Dios era reedificar y restablecer a Jerusalén por medio de Josué. La táctica
del diablo para impedir que esto sucediera era traer acusación en contra
del instrumento que Dios iba a usar. Nuestra pureza y santidad son
esenciales para que la voluntad de Dios se haga. Sin estos, satanás, por
medio de las acusaciones, puede detener lo que Dios quiere hacer.

La respuesta del Señor ante la acusación de que Josué era impuro fue
reprender a satanás. Toma nota de que no reprendió a satanás para
favorecer a Josué. Reprendió a satanás a favor de la reconstrucción de
Jerusalén. A veces nuestro mejor recurso es lo que Dios nos ha llamado a
hacer. Una vez que satanás fue reprendido, Josué necesitaba ser limpiado o
satanás hubiera regresado y legalmente lo hubiera resistido una vez más.
La impureza de Josué le otorgaba a satanás el derecho legal de resistirlo a
él y lo que Dios estaba haciendo por medio de él. El resultado fue que los
ángeles comenzaron a limpiarlo. Luego el profeta también comenzó a
limpiarlo. Toma nota de que los ángeles le pusieron a Josué vestiduras
limpias en esta atmósfera espiritual. Pero Zacarías el profeta dice que
pongan un turbante limpio sobre su cabeza. Para quedar libres de algo por
el cual el diablo nos pueda acusar, necesitamos participación angélica y
profética. Gracias a todas estas intervenciones que obraron a favor de
Josué, él quedó limpio.

Toma nota del resultado. Si él se mantenía limpio y caminaba en justicia,


se le concedería estar encargado de los tribunales del Señor y juzgaría la
casa del Señor. En otras palabras, se le daría autoridad en los tribunales del
Cielo para poder rendir juicios y establecer las cosas legalmente. Si hemos
de operar en el lugar judicial que Dios tiene para nosotros, tenemos que
ser limpiados y purificados para esa operación. Entonces se nos otorga
autoridad porque hemos vencido las acusaciones del diablo,
permitiéndonos tener acceso a lo que está escrito en nuestro libro.

Antes de que entremos a lo que le sucedió a Pedro, necesitamos entender


la manera en que el diablo nos acusa. Antes de que satanás fuera echado
del Cielo, él era parte de la operación judicial. Ezequiel 28:14 dice que
satanás, cuando era Lucifer en el Cielo, paseaba sobre las piedras de fuego.
Esta es una referencia a los tribunales del Señor y Su trono.

Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios. Allí


estuviste, y en medio de las piedras de fuego te paseabas (Ezequiel 28:14).

Esto fue antes de su caída. Él era parte del sistema legal del Cielo. Una de
sus tareas era juntar evidencia durante su paseo para que Dios pudiera
rendir veredictos basados en esta. Luego vemos que después de que Dios
lo echa, él, ahora como satanás, todavía anda. Job 1:7 nos muestra esto:

Dijo Jehová a Satanás: —¿De dónde vienes?


Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: —De rodear la tierra y andar por
ella” (Job 1:7).

Vemos aquí que satanás andaba sobre la tierra en los días de Job. Pero
cuando llegamos a 1 Pedro 5:8, vemos por qué anda:
Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león
rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. (1 Pedro 5:8).

Satanás anda alrededor para buscar a quién puede devorar. Recuerda,


satanás solo puede devorar cuando tiene una razón legal. Él anda alrededor
con el propósito de juntar evidencia para que pueda acusar y obtener
derechos legales para destruir. Esto podría explicar por qué vemos cosas
malas ocurrir a personas buenas. En alguna parte de sus vidas o en la
historia de sus antepasados, el diablo encuentra un derecho legal para traer
destrucción. El diablo no puede hacer nada a menos que encuentre un lugar
legal del cual puede aprovecharse mientras anda alrededor.

Cuando satanás llegó ante el Trono de la Gracia para tratar el caso de Job,
el Señor le preguntó dónde había estado. Su respuesta fue “De rodear la
tierra y andar por ella”. Luego el Señor le pregunta, “¿Has considerado a
mi siervo Job?” En otras palabras, “¿Has juntado evidencia en contra de
él?” Es entonces que satanás levanta el argumento de las motivaciones de
Job. El Señor sabía que satanás, al andar por la tierra, tenía el propósito de
buscar a las personas que tenían destinos para el Reino.

Esto es justo lo que había hecho con Pedro. Se enfocó en Pedro a causa de
las cosas tremendas en su libro. Había juntado evidencia en contra de
Pedro para descalificarlo de lo que estaba en su libro. Presentó la
evidencia al Cielo y demandó una audiencia en los tribunales concerniente
a Pedro. Pero Jesús dijo, “He rogado por ti”. Por medio de las oraciones de
Jesús, Pedro no quedó descalificado, sino calificado para su destino.
Quiero que veamos lo que sucedió en los tribunales del Cielo que permitió
que Pedro tuviera su futuro asegurado y que cumpliera lo que estaba en los
libros del Cielo acerca de él.

El poder y la autoridad que se nos otorga en los tribunales


del Cielo.

Lo primero que permitió que el destino de Pedro quedara asegurado fue las
oraciones de Pedro. Lucas 22:31-31 muestra que satanás demandó que
Pedro fuera sometido a juicio, pero Jesús se paró a favor de él en los
tribunales del Cielo.
Dijo también el Señor, “Simón, Simón, Satanás os ha pedido para
zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte;
y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos” (Lucas 22:31-32).

Probablemente todos han de pensar, “Pues, claro. Jesús oró por él”. De lo
que tenemos que darnos cuenta es que esto ocurrió ANTES de que Jesús
murió, fue enterrado, que resucitó y ascendió. En otras palabras, esto
ocurrió antes de haber ganado su posición en los tribunales del Cielo. Lo
que Jesús hizo por Pedro lo hizo como un hombre mortal. Esto es
importante porque de otra manera nosotros nos descalificaríamos de hacer
lo que hemos sido llamados a hacer. Cuando Jesús oró por Pedro, no lo
hizo como Dios. Lo hizo como un hombre mortal.

Filipenses 2:5-11 nos muestra que Jesús vivió sobre la Tierra como un
hombre mortal. Nunca tocó Sus propios poderes divinos aquí. Todo lo que
hizo, lo hizo como un hombre lleno de Dios, no como Dios.

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: Él,
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se
hizo semejante a los hombres. Mas aún, hallándose en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz. Por eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas y le
dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús
se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de
la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de
Dios Padre (Filipenses 2:5-11).

Este pasaje bíblico nos dice que Jesús se despojó de todos Sus propios
poderes divinos y funcionó aquí totalmente como ser humano. A causa de
Su obediencia al Padre para hacerlo, ganó para Sí un nombre que es sobre
todo nombre. Esto habla de la posición que ahora Jesús tiene en el Cielo.
Si Jesús hubiera tocado Sus propios poderes divinos mientras vivió en la
Tierra, Él hubiera perdido Su derecho para ser nuestro Salvador. Adán, un
ser humano, perdió la creación. Jesús, el segundo y último Adán, tuvo que
vivir totalmente como un ser humano para recuperarla.
Es por esto que satanás tentó a Jesús en el desierto con, “Si eres el Hijo de
Dios, convierte estas piedras en panes” (Mateo 4: 3). Satanás sabía que si
Jesús en algún momento siquiera tocaba Sus propios poderes divinos
mientras vivía en la Tierra, perdería el derecho de volver a redimirla a
Dios. La tentación era de usar Sus poderes como Dios para convertir las
piedras en pan.

¿Cómo hizo Jesús lo que hizo mientras estuvo en la Terra, si no usó Sus
propios poderes divinos? Él no vivió como Dios en el planeta sino como
un hombre lleno de Dios. Esto es lo que ocurrió en el Río Jordán cuando el
Espíritu Santo descendió sobre Él. Esto es por qué el término El
Encarnado es usado para describir a Jesús. Encarnado significa un cuerpo
lleno de un espíritu. Esta es la manera que Jesús vivió. Él no hizo ni un
solo milagro, según lo escrito, hasta que el Espíritu Santo lo llenó.

Es exactamente la manera en que nosotros hemos de vivir. No como Dios,


sino como personas llenas de Dios. Esto significa que todo lo que Él hizo
nosotros legalmente lo podemos hacer también. Si Jesús hubiera hecho
milagros como Dios, entonces nosotros nos veríamos excluidos de tal
actividad. No somos Dios, sino parte de la humanidad.

Esto es importante concerniente a la oración de Jesús por Pedro. Él no


intercedió en los tribunales del Cielo como Sumo Sacerdote; ni siquiera
como Dios. Él todavía no había logrado esa posición. Su oración por Pedro
fue la de un hombre lleno de Dios bajo la unción del Espíritu Santo.

En otras palabras, lo que Él hizo por Pedro nosotros también lo podemos


hacer. Así como Jesús entró a los tribunales del Cielo para asegurar el
destino de Pedro, nosotros también podemos entrar a los tribunales del
cielo y asegurar nuestros destinos según lo que está en los libros. Podemos
asegurar los destinos de otros que están unidos a nosotros también. Lo
principal es que no debemos descalificarnos del poder y la autoridad que
tenemos en el Cielo y su sistema judicial.

Cerrar puertas a causa del pecado


Otra cosa necesaria que se tiene que hacer para asegurar nuestros futuros
según lo que dicen los libros es darnos cuenta de que satanás se va a
aprovechar de todo lo que pueda. La mayoría de nosotros tenemos
suficientes asuntos cuestionables en nuestras vidas que le dan al diablo
suficiente material para acusarnos para toda una vida. No importa cuán
grande sea un problema o pecado, puede que haya uno todavía mayor.
También tenemos que darnos cuenta de que Satanás puede usar cualquier
asunto pecaminoso en nuestro linaje como razón legal para acusarnos. En
otras palabras, si las personas en nuestro linaje tuvieron pecados sexuales,
perversiones, rompieron pactos o derramaron sangre inocente; fueron
ladrones o dieron su lealtad a otros dioses o ídolos, participaron de
adoración demoniaca y otras cosas; el diablo puede mal aprovecharse de
esto en los tribunales del Cielo para resistir lo que está escrito en los libros
acerca de nosotros. No estoy hablando de la liberación de demonios
personales. Me estoy refiriendo a los pecados en nuestro linaje de
posiblemente hace siglos o hasta milenios anteriores, donde alguien abrió
una puerta legal que satanás ahora puede usar para impedir el
cumplimiento de nuestros destinos. Esto se ve en Isaías 43:25-28.

Yo, yo soy quien borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me


acordaré de tus pecados. Hazme recordar, entremos juntos a juicio. ¡Habla
tú para justificarte! Tu primer padre pecó y tus enseñadores se rebelaron
contra mí. Por tanto, yo profané a los príncipes del santuario, entregué a
maldición a Jacob y por ultraje a Israel (Isaías 43:25-28).

Hay varios asuntos en este pasaje. Primero, toma nota de que Dios está
hablando desde una perspectiva de sala de tribunal. Cuando Él dice,
“Hazme recordar, entremos juntos a juicio. ¡Habla tú para justificarte!”,
este es lenguaje de los tribunales. Claramente dice que es para justificar.
Todas las acusaciones en contra de nosotros han sido silenciados y Dios
tiene plena libertad para llevarnos a nuestros destinos. También toma nota
de que en esta situación, el destino de una nación está en juego. Dios está
diciendo que porque hay actividad impropia u operaciones inadecuadas en
el tribunal del Cielo, “está entregando a maldición a Jacob y por ultraje a
Israel”. La operación en los tribunales del Cielo puede ser a nivel personal,
pero puede llegar hasta el nivel que afecta el cumplimiento de los destinos
de las naciones. En este pasaje la razón por la cual la nación estaba siendo
afligida era a causa del pecado del primer padre. Luego dice que las
transgresiones de un mediador también pueden prohibir que se cumpla el
destino de una nación. Antes de que yo hable acerca de estas dos
cuestiones, quiero señalar algunas otras realidades concernientes a las
operaciones en los tribunales del Cielo.

El Señor dice que borra nuestras transgresiones por amor a Sí mismo. Esto
significa que Dios nos necesita. Salvar a las naciones no es un acto
soberano. El Señor necesita nuestra cooperación en los tribunales del
Cielo. Necesitamos aceptar Su perdón y caminar en él. Por lo general les
digo a las personas, “Por amor de Dios, perdónate a ti mismo”. Él necesita
que abracemos la gracia de Su perdón para que podamos pararnos en los
tribunales y cooperar con Él para que Su voluntad sea hecha en las
naciones.

Luego el Señor dice, “Hazme recordar”. Recuerda que estamos en el


tribunal. Cuando Él dice “Hazme recordar” Él está diciendo que debemos
recordarle de lo que escribió en los libros del Cielo. Haz recordar a Dios lo
que ha dicho acerca de ti o una iglesia o un negocio o una familia o aun
una nación. Dios está diciendo, “Dame una razón legal para cumplir lo que
previamente ordené”. Esta es nuestra tarea. Hemos de darle a Dios una
razón legal por la cual mostrar misericordia y cumplir lo que está escrito
en los libros del Cielo. Cuando el Señor dice, “Entremos juntos a juicio”
recuerda que esto también es desde una perspectiva de sala de tribunal.
Esta escritura no dice que debemos contender con Él, sino más bien que
hemos de contender junto con él en contra del acusador. Juntos
responderemos a toda acusación hasta que Dios pueda otorgarnos lo que
está escrito en los libros. Dios no es nuestro enemigo. Estamos juntos con
Él como individuos y también como Ecclesia dándole a Dios el derecho
legal de cumplir Sus pasiones. Una vez establecido, el gobierno del Reino
de Dios legalmente entra a las esferas de la Tierra.

Las transgresiones de los mediadores

Toma nota de que hay dos cosas que pueden impedir que logremos obtener
veredictos a favor de las naciones y a favor nuestro. Son las transgresiones
del mediador y los pecados de los primeros padres. La palabra mediador
en el hebreo significa alguien que está intentando hablar un idioma
extraño. Un sistema judicial tiene su propio lenguaje. Si no estás instruido
en cómo hablar el lenguaje del tribunal, serás inefectivo. Los abogados
van a la escuela por muchos años para aprender acerca de la ley y también
para aprender a hablar el lenguaje de los tribunales. Aprenden el protocolo
del sistema judicial para que puedan ser escuchados. Si no tienen un
conocimiento adecuado del sistema ni se adhieren al mismo, no pueden
funcionar ni obtener veredictos de los tribunales. Tampoco lo podemos
hacer nosotros en los tribunales del Cielo. El comportamiento correcto, así
como el protocolo requerido, son necesarios si hemos de ser efectivos en
este sistema judicial máximo.

Dios dijo por medio de Isaías que estos mediadores (que es un término
legal y una función) habían pecado. En otras palabras, su pecado había
causado que perdieran su lugar y autoridad en los tribunales del Cielo.
Posiblemente podamos logras cosas por medio de engaños y manipulación
aquí en la tierra, pero si hay pecado en nuestras vidas, la dimensión
espiritual lo sabe. Cuando no hemos tratado con el pecado en nuestras
vidas, perdemos toda autoridad en los tribunales del Cielo. En Isaías 43,
vemos que el resultado fue que una nación vino bajo maldiciones,
reproches y juicio. ¿Podría ser la razón por la cual no hemos sido efectivos
en hacer que las naciones se tornen a los propósitos del Reino para ellos es
porque los que debíamos tener autoridad en el Cielo la hemos perdido a
causa de nuestro pecado? Que nos arrepintamos, y que el Señor nos
perdone. Las naciones están en juego. Tenemos que aprender a operar en
los tribunales del Cielo y otorgarle al Señor Su derecho legal de bendecir a
las naciones –y a nosotros– una vez más. Es el anhelo de Su corazón
bendecirnos, pero tenemos que darle el derecho legal para hacerlo.

Los pecados de los primeros padres

El otro asunto que está causando que las naciones no cumplan sus destinos
según lo que está escrito en los libros concerniente a ellos, es el pecado de
los primeros padres. Esto no se refiere a mi pecado personal, sino al
pecado conectado a mi linaje. Si hay pecados que han contaminado mi
linaje aun desde hace miles de años, estos le otorgan al acusador el
derecho legal de resistirme en los tribunales del Cielo. Esta es la razón por
la cual Nehemías, Daniel y otros se arrepintieron por los pecados de sus
antepasados. Ellos entendían que hasta que estos pecados, los cuales
habían permitido al diablo entregarlos a la cautividad, se trataran de
manera legal, no habría liberación. El diablo tendría una razón legal para
afligirlos y mantenerlos cautivos hasta que toda razón legal fuera quitada.
Nehemías, por ejemplo, se arrepintió por sí mismo, por su nación y su
historia, para que en los tribunales del Cielo el acusador fuera silenciado.
Vemos esto en Nehemías 1:5-7.

Y le dije: “Te ruego, Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible,
que guardas el pacto y tienes misericordia de los que te aman y observan
tus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la
oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti, día y noche, por los
hijos de Israel, tus siervos. Confieso los pecados que los hijos de Israel
hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. En
extremo nos hemos corrompido contra ti y no hemos guardado los
mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés, tu siervo”
(Nehemías 1:5-7).

Nehemías se arrepintió por sí mismo, su nación, los pecados de sus padres


y su historia, los cuales le daban al diablo los derechos legales de afligirlo.
Este es una representación de los pecados de los primeros padres. Si el
diablo no puede encontrar una razón legal en mi propia vida para impedir
que se cumpla lo que está en los libros acerca de mí, buscará en mi linaje.
Vemos que lo hace con Jesús. Juan 14:30 muestra que el diablo vino e
investigó a Jesús, pero no encontró nada por lo cual pudiera acusarlo.
No hablaré ya mucho con vosotros, porque viene el príncipe de este mundo
y él nada tiene en mí (Juan 14:30).

La razón por la cual el diablo no pudo encontrar nada en Jesús es porque


Él vivió una vida perfecta y además tenía un linaje perfecto. Su linaje
venía de Dios el Padre por medio del Espíritu Santo. Nuestro linaje, sin
embargo, no es perfecto. Hay toda clase de cosas que el diablo puede
descubrir al investigarnos. Cuando encuentra algo con lo cual todavía no
se ha tratado en nuestro linaje, le da el derecho legal de resistirnos con
esto. La verdad es que el diablo no se preocupará con nuestro linaje hasta
que hayamos llegado a ser una amenaza gubernamental en contra de él.
Vemos esta misma estrategia en el escenario político continuamente.
Cuando alguien está empezando a levantarse en el área política durante la
temporada de elecciones, inmediatamente se convierten en blanco. Su
intento de alcanzar una posición alta en el gobierno causa que sus
adversarios los investiguen – a ellos personalmente, así como su historial.
Están buscando alguna área en el cual puedan acusarlos que les causará
daño y los descalificará para la posición gubernamental que están
buscando. Esto es muy similar a lo que ocurre en la dimensión espiritual
cuando empezamos a entrar en lugares de autoridad gubernamental para
traer cambios.

Entre más lleguemos a ser personas que pueden entrar a las salas de los
tribunales del Cielo y lograr que legalmente se establezcan las cosas, entre
más buscará el diablo maneras de impedirnos. Recuerda, su única arma en
contra de nosotros es las acusaciones en los tribunales. Todos los demás
ataques fluyen de las acusaciones hechas.

Yo experimenté esto de manera personal. Tuve el privilegio de desarrollar


y dirigir un centro apostólico que fue una gran demostración de la gracia
de Dios en la tierra. Experimentamos el fluir sobrenatural, sanidad divina,
y prosperidad; y estábamos impactando la región para el Reino. El Señor
entonces le habló a mi esposa Mary, y a mí, diciéndonos que debíamos
pasar este ministerio a otras manos y comenzar a lanzarnos a una esfera
del Reino aun mayor. Obedecimos e hicimos lo que se nos dijo.

Lo que no entendimos entonces era que cuando yo hice la transición de la


esfera de ministerio local a una nacional y aun internacional, me convertí
en una amenaza aun mayor para el diablo. Yo no tenía pecado conocido en
mi vida; siempre buscaba vivir un estilo de vida santo delante del Señor.
Contábamos con bendiciones en todas las dimensiones en nuestro hogar y
familia. La vida nos trataba bien. Cuando salimos del ministerio local y
entramos a uno que tendría mayor impacto en el reino, todo cambió. Una
de las cosas principales que ocurrió fue que literalmente nos robaron
millones de dólares. Muy diligentemente yo había buscado hacer todas las
cosas bien y de manera correcta para que contáramos con finanzas
abundantes para cumplir con el ministerio que el Señor nos había
asignado. Como yo ya no estaba dirigiendo una obra local, había pasado
años mejorando nuestra situación financiera para que Mary y yo
pudiéramos hacer todo lo que se nos llamara a hacer. Yo estaba seguro de
que todo estaba en su lugar debido. Lo que yo no entendía era que
estábamos ahora entrando a una lucha legal.

No quiero aburrir con los detalles. Solo digo que algunas personas en
quienes confié implícitamente se pusieron en mi contra e incitaron a otros
a hacer lo mismo. Resultó en gran devastación personal y financiera.
Después de tener un futuro seguro ahora teníamos que preguntarnos cómo
íbamos a poder pagar las cuentas de mes a mes, semana a semana, y hasta
día a día. Aunque el Señor fue fiel, todavía me pregunto cómo sucedió.
Habíamos obedecido fielmente en cada área y siempre habíamos
practicado los principios del honor. Habíamos obedecido al Señor en todas
las formas de dar. Habíamos mostrado misericordia a las personas en
muchas ocasiones. Siempre habíamos tomado cuidado de nuestros líderes
y de otros también. Ahora parecía que todo lo que habíamos hecho para
asegurar nuestro futuro no había funcionado. De verdad, me preguntaba
cómo esto había ocurrido mientras buscaba cómo navegar por estos días
tan difíciles.

Luego empecé a aprender acerca de los linajes y los tribunales del Cielo.
Mientras me preparaba para ministrar a un grupo en particular, el líder me
dijo que querían limpiar mi linaje. Este grupo era muy apostólico y
profético. Estuve de acuerdo con que lo hicieran. Al comenzar a entrar a
los tribunales del Cielo uno de los profetas videntes de repente dijo que
alguien en mi linaje e historia había hecho pacto con un dios llamado
Parax. Alguien sacó la computadora y empezó a buscar Parax en Google.

Ante mi asombro había un dios demoniaco Parax y su característica


principal era “chupar a algo hasta que quedaba seco”. De repente se me
prendió una luz. Me di cuenta de que yo me había convertido en una
amenaza mayor en la dimensión espiritual, y que el diablo y sus fuerzas
habían investigado mi linaje y habían encontrado a un antepasado
conectado a mí quien había hecho un pacto con esta entidad demoniaca.
Esto le dio al diablo el derecho legal de arrasar en contra de lo que Mary y
yo habíamos levantado, y robarlo. Supe que lo que habíamos
experimentado no era resultado de pecado personal, sino el resultado de un
pecado en mi linaje que le había dado al diablo el derecho legal de resistir
y atacarme.

Finalmente comprendí lo que se había puesto en mi contra. Me arrepentí


por mis antepasados que habían hecho este pacto y luego renuncié y rompí
el pacto de mi linaje. El resultado fue que una nueva dimensión de
bendiciones comenzó a ocurrir en mi vida.

El diablo investigará nuestros linajes y buscará maneras de acusarnos


legalmente. Tenemos que saber cómo limpiar nuestros linajes
consistentemente para que podamos ejercer con autoridad en los tribunales
del Cielo sin temer repercusiones.

Esta es la razón por la cual, antes de que cualquier restauración ocurriera


en los tiempos bíblicos, no solo había arrepentimiento por pecado
personal, sino también por los pecados de nuestros “padres”. Por ejemplo,
cuando Nehemías empezó a clamar por la restauración de Israel y en
particular por Jerusalén, se arrepintió por sus propios pecados y los
pecados de sus padres. Nehemías 1:4-6 muestra las oraciones que
Nehemías oró para iniciar el proceso de restauración.

Cuando oí estas palabras me senté y lloré, hice duelo por algunos días,
ayuné y oré delante del Dios de los cielos. Y le dije: “Te ruego, Jehová,
Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guardas el pacto y tienes
misericordia de los que te aman y observan tus mandamientos; esté ahora
atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago
ahora delante de ti, día y noche, por los hijos de Israel, tus siervos.
Confieso los pecados que los hijos de Israel hemos cometido contra ti; sí,
yo y la casa de mi padre hemos pecado” (Nehemías 1:4-6).

Cuando Nehemías se arrepintió por el pecado de sus padres, no estaba


buscando alterar sus estados eternos. Sus propias vidas habían establecido
cómo vivirían la eternidad. El propósito de su arrepentimiento era
arrebatarle al diablo el derecho legal de mantener a Israel en un lugar de
cautividad y opresión. Eran los pecados de “la casa de su padre” que
legalmente había permitido que esto ocurriera. Para que Israel quedara
libre y Jerusalén se restaurara, algo legal tenía que cambiar
significativamente en la dimensión espiritual. Alguien tenía que pedir y
recibir misericordia por parte del Señor. Una vez que la misericordia de
Dios en contra de su pecado fue recibido, los asuntos legales en la
dimensión del Cielo fueron alterados.

Dios ahora podía tener el derecho legal de deshacer la cautividad de los


judíos y traer restauración a ellos y a su tierra. Pero si no se hubiera
tratado con los pecados de “la casa de sus padres”, nada hubiera podido
cambiar. El pecado no meramente desaparece con el tiempo. Solo
desaparece cuando alguien se aferra a la sangre de Jesús y la apropia en
contra de dicho pecado. Cuando esto se hace, los asuntos legales se ponen
en orden y el Cielo puede obrar como resultado.

Esto es lo que estaba ocurriendo con Pedro. Mi sospecha es que Pedro


tenía bastantes asuntos personales que el diablo podía usar en su contra,
pero estoy seguro de que el diablo investigó el linaje de Pedro y encontró
razones por las cuales acusarlo delante del tribunal del Cielo. Jesús entró a
esa sala de tribunal, intercedió por Pedro, y respondió a esas acusaciones.
El resultado es que Pedro sí entró a su destino. El diablo no tuvo éxito en
causar que Pedro quedara descalificado. Pedro sacudió a la tierra y las
naciones y cumplió lo que estaba escrito en su libro.

Nosotros también lo haremos, cuando aprendamos a operar en los


tribunales del Cielo y disputamos las acusaciones del enemigo. No solo
están en juego nuestros destinos individuales, sino también los destinos de
las naciones. Concedámosle a Dios el derecho legal de cumplir la pasión
de Su corazón y lo que escribió en los libros antes del comienzo de los
tiempos.
5
Las voces en los tribunales
Hay muchas voces diferentes en un tribunal. Está la voz de los testigos, la
voz de los oficiales que guardan la sala, la voz de los que escriben las
actas, la voz del jurado y de otros también. También hay muchas voces
diferentes en los tribunales del Cielo. Nuestra tarea es entender estas voces
y estar de acuerdo con ellos. Cuando nos unimos a estas voces y desatamos
nuestra fe en común acuerdo con ellos, hay libertad para que la voluntad
de Dios para Su reino en la tierra sea cumplida.

Cualquier área donde el Reino no está siendo manifestado es a causa de un


asunto legal. El corazón del Padre es muy claro
– Él no retiene. Si no se están manifestando los propósitos del Reino en
algún área, es porque todavía no le hemos otorgado al Padre el derecho de
cumplir Su pasión para con nosotros. Si estamos orando de acuerdo con la
voluntad de Dios y hemos orado ya por un tiempo largo sin resultado, algo
legal está impidiendo la respuesta. En algún lugar en la dimensión
espiritual los poderes demoniacos han encontrado un derecho legal para
resistir la respuesta que viene en camino. El acusador de los hermanos está
hablando en contra de nosotros. La respuesta a esta realidad es conocer y
estar de acuerdo con las voces del tribunal en el Cielo. Cuando lo
hacemos, el acusador es silenciado y echamos a andar las cosas para que el
Cielo se manifieste en la Tierra.

Has venido al Monte Sion


Para poder entender a las diferentes voces que operan en los tribunales del
cielo, tenemos que entender lo que es “Sion”. Hebreos 12:22-24 nos dice
dónde hemos estado posicionados como creyentes neotestamentarios.

Ustedes, por el contrario, se han acercado al monte de Sión, a la celestial


Jerusalén, ciudad del Dios vivo, y a una incontable muchedumbre de
ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los
cielos, a Dios, el Juez de todos, a los espíritus de los justos que han sido
hechos perfectos, a Jesús, el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre
rociada que habla mejor que la de Abel (Hebreos 12:22-24 RVC).

En los versículos que preceden a este pasaje se nos dice que no hemos
llegado al Monte Sinaí, que fue el lugar donde Dios entregó la Ley. No
hemos entrado al lugar de legalismo y muerte. En ese lugar los hijos de
Israel temieron acercarse a Dios y ni siquiera quisieron escuchar Su voz.
Este lugar fue necesario porque fue donde se entregó la Ley. La Ley sirvió
para traernos a Cristo, pero no era el lugar donde habíamos de permanecer.
Su propósito era ser parte de la travesía, pero no el destino. El destino
había de ser el Monte Sión. La manifestación terrenal del Monte Sión fue
establecido por el Rey David como un lugar para ofrecer adoración
perpetua. Es donde David colocó el Arca del Pacto y donde se tenía
adoración las 24 horas de cada día. Fue uno de los primeros actos que
David realizó cuando llegó a ser rey de todo Israel.

Las personas tienden a pensar que Sión tiene que ver con la adoración.
Pero Sión tiene que ver con la adoración. Trata del propósito de la
adoración. El Rey David comisionó la adoración para cultivar y hospedar
la presencia del Señor para que, desde esa presencia, Él pudiera gobernar a
una nación. Ese fue el propósito de la adoración. De la adoración fluye la
autoridad gubernamental de Dios sobre Su iglesia. Cuando adoramos,
ocurren cambios en la dimensión espiritual o celestial que permiten que el
Cielo entre a la Tierra. Esto es lo que el Salmo 110:1-2 declara:

Palabra del Señor a mi señor: “Siéntate a mi derecha, hasta que yo ponga a


tus enemigos por estrado de tus pies.” Desde Sión el Señor extenderá tu
cetro real, tus pies.” Desde Sión el Señor extenderá tu cetro real, 2 RVC)

Toma nota de lo que se declara acerca de Sión. El cetro de la fuerza del


Señor fluirá de Sión y causará que los enemigos de Dios sean dominados.
El propósito de la actividad de Sión es el gobierno y la autoridad
gubernamental. La actividad de Sión es la adoración la cual permite que el
cetro del Señor sea extendido en contra de Sus enemigos.

Cuando la Palabra del Señor dice que hemos venido a Sión, está diciendo
que hemos llegado a este lugar gubernamental en Dios. Se nos ha dado el
privilegio, desde el lugar de adoración íntima con el Señor, de gobernar
con Él. Ya no estamos en el Monte Sinaí sino en el Monte Sión, el lugar
donde está Su poder gubernamental.

A la vez, favor de tomar en cuenta de que no estamos tratando de llegar a


Sión. Se nos ha concedido, como creyentes neotestamentarios, de ya estar
allí. Uno de los problemas que tenemos como la Iglesia es que todavía
estamos tratando de llegar a un lugar donde ya estamos posicionados. Si
solo pudiéramos entender el lugar divino del Señor en nuestra vida,
comenzaríamos a funcionar en fe y ver las cosas que hemos estado
esperando comenzar a suceder. Sin embargo, con tanta frecuencia estamos
luchando para posicionarnos cuando ya hemos estado posicionados por el
Señor y Su gracia. Si podemos, por revelación, entender esto y comenzar a
funcionar desde ese lugar, comenzaremos a ejercer el gobierno del Reino.
Hemos llegado al Monte Sión.

El monte de la casa del Señor


Para entender mejor a lo que hemos llegado, debemos tomar en cuenta a
Isaías 2:1-4.

Visión de Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén:


En los últimos días el monte de la casa del Señor será confirmado como
cabeza de los montes; será exaltado por encima de las alturas, y hacia él
correrán todas las naciones. Muchos pueblos vendrán y dirán:
“¡Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob! Él nos
guiará por sus caminos, y nosotros iremos por sus sendas. Porque la
enseñanza saldrá de Sión; de Jerusalén saldrá la palabra del Señor. Él
juzgará entre las naciones, y dictará sentencia a muchos pueblos. Y ellos
convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces. Ninguna
nación levantará la espada contra otra nación, ni se entrenarán más para
hacer la guerra” (Isaías 2:1-4).

Vemos que el monte de la Casa del Señor será establecido como cabeza de
los montes. La palabra para cabeza en el hebreo es rosh. Está diciendo que
el monte de la casa del Señor será la cabeza de todos los demás montes.
Siempre que leemos acerca de montes o montañas en las Escrituras, se
está refiriendo a gobiernos, los visibles y los invisibles.
Vemos esto en Jesús cuando habla con Sus discípulos después de su
intento fallido de echar fuera el demonio del muchacho. Encontramos esta
historia en Mateo 17:19-21. Jesús les dice que si ellos tuvieran fe como un
grano de mostaza, podrían hablarle a esta montaña y se movería. Jesús les
estaba informando que una de las razones por las cuales no pudieron
ayudar al muchacho era que estaban tratando con una montaña demoniaca
en el espíritu. Esta no era una situación demoniaca ordinaria. Sea cual
fuera la razón, este muchacho había llegado a ser sede de un gobierno
demoniaco. El poder y la autoridad requeridos para tratar con él era mayor
que en situaciones normales. Porque los discípulos no habían reconocido
esto, no tuvieron éxito. Hay ocasiones cuando lo que enfrentamos no
meramente requiere que echemos fuera demonios menores, sino montañas
demoniacas que han llegado a ser gubernamentales en cuanto a naturaleza
y función. Requiere de una esfera mayor de autoridad para echarlos.

Cuando dice que el monte de la casa del Señor es cabeza de los montes,
está diciendo que el gobierno de Dios gobernará sobre todos los demás
gobiernos. Esta referencia al monte de la casa del Señor es muy
interesante. La mejor manera que conozco para relacionar lo que creo que
el Señor está diciendo es por medio del sueño que la esposa de un profeta
tuvo acerca de mí. En su sueño, su esposo, el profeta, y yo teníamos
garajes idénticos, uno al lado del otro. Tan pronto que supe que estos
garajes eran parte del sueño, supe que se trataba de un centro de
ministerio. Los garajes son el lugar donde ponemos los vehículos. En un
sueño, los vehículos casi siempre representan ministerios, negocios y
cualquier cosa que se está dirigiendo. Cuando sueño acerca de un auto, o
de volar en avión o algo similar, sé que Dios me está hablando acerca del
ministerio del cual estoy al frente y dirijo. Cuando ella me habló de
garajes, yo sabía que se refería al lugar donde estaba ubicado el ministerio.

Ella entonces me dijo que al entrar ella al garaje de su esposo, parecía un


garaje normal. Pero que al entrar a mi garaje, adentro había una montaña,
aunque no se veía desde afuera. Cuando ella me contó el sueño, primero
me pregunté si había una montaña en mi garaje porque vivía en el estado
de Colorado, que tiene muchas montañas. Yo todavía no entendía que las
montañas hablan de gobierno. Al empezar a estar al tanto de este concepto,
entonces supe que Dios estaba diciendo que iba a levantar un centro de
ministerio que tendría una montaña adentro. Él estaba levantando una
Casa con un Montaña adentro. Parecería una casa normal desde afuera,
pero adentro habría un pueblo gubernamental que ejercería con autoridad
gubernamental desde la montaña en la casa.

Esto es lo que Dios está haciendo hoy. Está causando que se levanten
Casas con Montañas adentro. Pueden parecer iglesias normales desde
afuera, pero adentro son gubernamentales. No solo están interesadas en
tener buenas actividades, un buen servicio y ser bendecidos. Quieren ver al
Reino de Dios venir a la Tierra. Quieren que la vida sea un reflejo de la
cultura del Reino en el planeta. Son casas con montañas en ellas.

Vemos que se trata este mismo concepto en Isaías 56:7. Yo los llevaré a mi
santo monte, para que se alegren en mi casa de oración. Sus holocaustos y
sus sacrificios serán bien recibidos sobre mi altar, porque mi casa será
llamada casa de oración para todos los pueblos. (Isaías 56:7 RVC).

Toma nota de que las palabras casa y monte se usan de manera


intercambiable. Dios trae a estas personas al santo monte para que se
alegren en la casa de oración. Así que la casa está en el monte y el monte
está en la casa. La intención de Dios siempre ha sido tener una casa con un
monte adentro. Su deseo es una casa que gubernamental que tiene
influencia y autoridad sobre todas las demás formas de gobierno en la
esfera del espíritu. Desde este monte de la casa del Señor, los demás
montes comienzan a reflejar una cultura del Reino. Es una imagen visual
del Antiguo Testamento de lo que Jesús dijo que levantaría en Mateo
16:18-19.

Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi


iglesia, y las puertas del Hades no la dominarán. Y a ti te daré las llaves
del reino de los cielos: todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos,
y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos (Mateo 16:18-
19).

La Iglesia que Jesús dijo que edificaría viene de la palabra griega Ecclesia.
Una Ecclesia dentro de la cultura grecorromana de los tiempos de Jesús
hablaba de un cuerpo gubernamental, legislativo y judicial que tomaba
decisiones y hacía juicios que determinaban cómo la sociedad había de
funcionar. Cuando Jesús dijo que edificaría a esta clase de pueblo, se
estaba refiriendo a la edificación de una casa con un monte adentro. Es
muy importante que entendamos esto.

Esto significa que como la Ecclesia de Dios se nos ha dado el derecho de


pararnos en los tribunales del Cielo que se encuentran dentro del monte de
la casa del Señor. Desde allí hemos de ejercer nuestra autoridad como la
Ecclesia, lo cual permitirá que lo que está en los libros del Cielo venga a
la Tierra. Al tomar nosotros nuestro lugar en los tribunales del Cielo
dentro del monte, llegamos a ser parte del gobierno de Dios en la tierra.
Este es el lugar que se nos ha dado a quienes hemos “subido al Monte
Sión”.

Pata entender esto todavía más, volvamos a Isaías 2. En estos versículos


vemos que el monte de la casa del Señor es confirmado como cabeza de
monte. Al seguir leyendo acerca de esta casa con un monte adentro,
descubrimos que Dios identifica a este monte y tiene un nombre. Isaías 2:3
nos da el nombre del monte.

Vendrán muchos pueblos y dirán: “¡Vengan, subamos al monte del Señor, a


la casa del Dios de Jacob! Él nos guiará por sus caminos, y nosotros
iremos por sus sendas. Porque la enseñanza saldrá de Sión; de Jerusalén
saldrá la palabra del Señor” (Isaías 2:3 RVC).

Este versículo dice que el pueblo vendrá y el uno animará al otro para
subir a este monte/casa. Luego identifican el nombre del monte. Dicen que
es Sión. Del monte Sión saldrá la Ley. Cuando Hebreos 12:22 dice que
hemos venido al monte Sión, está diciendo que hemos llegado a la
autoridad gubernamental y judicial del Señor y hemos llegado a ser la casa
con una montaña adentro. Cuando venimos al Monte Sión, se nos
comisiona y autoriza a operar en el sistema judicial del Cielo. Desde esta
postura podemos comenzar a leer lo que está escrito en los libros del Cielo
y administrarlos legalmente para que se manifiesten en la Tierra. La
Palabra, por medio de nuestra función de fe, se convertirá en carne en la
Tierra.

El discipulado de naciones desde el Monte Sión


Toma nota también en Isaías 2:4 que por medio de la operación en el
monte de la casa del Señor, las naciones son juzgadas y puestas en orden.

Él juzgará entre las naciones, y dictará sentencia a muchos pueblos. Y


ellos convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en
hoces. Ninguna nación levantará la espada contra otra nación, ni se
entrenarán más para hacer la guerra (Isaías 2:4 RVC).

Desde el monte de la casa del Señor, Jesús juzgará a naciones. Jesús


juzgará a naciones desde la casa que tiene un monte adentro – nosotros.
Nosotros como la Ecclesia tomaremos el lugar que nos corresponde y al
gobernar junto con Jesús estableceremos el gobierno del Reino sobre las
naciones. Esto es lo que Jesús dijo que haríamos en Mateo 28:19-20.

Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el


nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos
los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28:19-20).

Se nos ha comisionado a discipular a naciones. No solo hemos de hacer


discípulos en las naciones, hemos de discipular a las naciones mismas
hasta que reflejen la cultura del Reino. Estamos aquí para hacer que las
naciones se asemejen más al Cielo que al infierno. Estamos aquí para
convertir a las naciones cabras en naciones ovejas (Mateo 25:31).

La manera de hacerlo por medio de la Iglesia o la casa con un monte es


operar junto con Jesús para juzgar naciones. La palabra juzgar siempre se
refiere a actividad judicial. Por medio de la actividad judicial en el
tribunal del Cielo establecemos precedentes legales y les quitamos a los
principados demoniacos todo derecho de gobernar e influenciar a las
naciones. Luego, podemos quitar estos poderes y su influencia sobre las
naciones. Esas naciones entonces están libres para responder al Evangelio
del Reino y convertirse en expresiones de Su amor, bondad y misericordia.
La justicia prevalecerá y las personas de estas naciones serán bendecidas
porque la crueldad del diablo y sus fuerzas se ha quitado de manera legal y
funcional.
Todo esto sucede desde el Monte llamado Sión. Hemos venido al Monte
Sión. En el Monte Sión está el tribunal/sistema judicial del Cielo. Cuando
lees Hebreos 12:22-24, todo lo que se menciona es de naturaleza legal.

Ustedes, por el contrario, se han acercado al monte de Sión, a la celestial


Jerusalén, ciudad del Dios vivo, y a una incontable muchedumbre de
ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los
cielos, a Dios, el Juez de todos, a los espíritus de los justos que han sido
hechos perfectos, a Jesús, el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre
rociada que habla mejor que la de Abel (Hebreos 12:22-24 RVC).

Aquí se revela a Dios como Juez, Jesús como el Mediador. La sangre está
hablando y testificando porque todo lo que está aquí es parte del sistema
judicial del Cielo. Cuando venimos al Monte Sión, venimos al sistema
legal del Cielo donde se juzga a las naciones. En este lugar, a Dios se le
otorga el derecho legal de cumplir Su pasión. Nosotros, la Ecclesia, hemos
de ser la casa con el monte adentro. Somos parte de este sistema y función.

Hebreos 12:22-24 ofrece una lista de las voces dentro del sistema judicial
del Cielo. Se mencionan ocho voces que podemos encontrar en los
tribunales del Cielo y con las cuales podemos entrar en acuerdo. Hay una
voz más en los tribunales que se menciona en otra parte. Hay un total de
nueve voces dentro del sistema judicial con las cuales hemos de aprender a
funcionar dentro. Cuando entramos en acuerdo con estas voces, llegamos a
participar en concederle a Dios el derecho legal de cumplir Su pasión.

Un querido amigo apóstol recientemente me dijo que Dios le había dicho


que estuviera de acuerdo con la intercesión del Cielo. Creo que estas voces
representan la intercesión del Cielo y es con estas con las cuales
necesitamos estar de acuerdo. Cuando lo hacemos, le damos a Dios la
evidencia para rendir veredictos y juicios de acuerdo con Su voluntad para
el Reino. Se nos ha dado el gran privilegio como Su Ecclesia de operar en
los tribunales y ganar veredictos del Cielo que librarán a las naciones para
que entren bajo el dominio del Reino.

Estudiaremos estas voces en el orden contrario a cómo se habla de ellas en


las Escrituras. Las nueve voces en los tribunales del Cielo incluyen:
1. La voz de la sangre de Jesús. La sangre de Jesús da testimonio delante
del Trono de Dios, lo cual le da a Dios el derecho legal de cumplir Su
pasión.

2. El Mediador del nuevo Pacto. Los mediadores son oficiales de un


sistema legal que son enviados a resolver conflictos.

3. Los espíritus de los justos hechos perfectos. Se refiere a aquellos que


son parte de la Iglesia que han muerto y que están en el Cielo. Todavía
tienen una función viable y necesaria en el sistema judicial del Cielo.

4. Dios, el juez de todos. ¿No les parece interesante que aquí en este
pasaje se revela a Dios no como Padre o Señor sino como Juez? Es porque
el Espíritu Santo quiere que reconozcamos la posición legal que Dios tiene
como Juez de todos.

5. La congregación de los primogénitos que están registrados en los


cielos. Nosotros, como la Ecclesia, tenemos un lugar formidable en los
tribunales cuando hemos recibido autorización y reconocimiento.

6. La asamblea general. La palabra en el griego es compañerismo


universal, y habla de multitudes que adoran al Señor delante de Su trono.
Su función de adoración es esencial para la operación de los tribunales.

7. Una incontable muchedumbre de ángeles. Hay varios rangos de


ángeles que son parte de las operaciones el tribunal del Cielo.

8. La celestial Jerusalén, ciudad del Dios vivo. Se refiere a la esposa del


Cordero tal como se le menciona en el libro de Apocalipsis. La esposa o
Novia del Cordero tiene gran impacto en los tribunales del Cielo.

9. La voz de finanzas. Nuestras ofrendas financieras tienen gran peso y


autoridad cuando están de acuerdo con el deseo e intento del Cielo.

Veremos a cada una de estas voces y sus efectos en los tribunales del Cielo
en los siguientes capítulos. Cuando aprendemos a estar de acuerdo con
estas voces, se rendirán veredictos desde el Tribunal para que la voluntad
de Dios se haga en la Tierra. No hay nada que no se pueda lograr una vez
que establezcamos los detalles legales. Una vez que se resuelvan los
asuntos legales, y que los derechos del diablo se revoquen, entonces Dios
tendrá libertad para retomar al planeta por medio de Su iglesia. Cuando
nosotros como iglesia hemos venido al monte Sión y estamos listos para
estar de acuerdo con las voces del Cielo, el resultado será logros y
victorias sin precedente.
101
6
El testimonio de la Sangre
Una mujer me contó la historia de su hija, quien vivía en otro estado, y a
quien se le había acusado de intento de asesinato. Tal parecía que ella y su
esposo habían reñido fuertemente una noche. Él se salió de la casa y se
subió a su carro y entonces ella se subió rápidamente al otro carro que
tenían y lo siguió. Eventualmente ella chocó el auto de su esposo. Llegó la
policía y, debido a las circunstancias del incidente, a ella la arrestaron y la
acusaron de intento de asesinato. Con el tiempo, ella y su esposo se
reconciliaron, pero el procurador del distrito en el condado donde vivían
persistió con los cargos hechos y estaba procurando que se estableciera
una fecha para que ella compareciera ante el tribunal. Al acercarse ya la
fecha para el comienzo del juicio, esta madre se acercó conmigo y me
preguntó si podíamos llevar esta situación ante el tribunal del Cielo.
Estuve de acuerdo y establecimos una fecha para reunirnos y hacer esto
antes del día que se comenzara a seleccionar el jurado.

Cuando esta mujer y yo comenzamos el proceso de venir ante el tribunal


del cielo, la dirigí a someterse al Señor y Su autoridad. Luego llevamos a
su hija y toda la situación al tribunal. Yo tenía a dos profetas videntes
colaborando conmigo para ayudar a discernir lo que estaba ocurriendo en
los tribunales del Cielo. Al comenzar a orar, le pedí a esta mujer que
tomara el lugar de madre e intercesora y que se arrepintiera por su hija.
Comenzamos a percibir de manera clara lo que el acusador estaba usando
en contra de la joven mujer que estaba a punto de ser enjuiciada. La mujer
se arrepintió, con lágrimas, lo más específicamente que pudo, por la
desobediencia y rebelión de su hija. No pasó mucho tiempo antes de que
sintiéramos que se había tratado del todo con las acusaciones delante del
tribunal del Cielo. El acusador había sido silenciado y ahora teníamos
libertad para pedirle al Señor misericordia. Al hacer esto, los videntes
claramente escucharon y vieron al juez en el caso desechar el caso,
diciendo que no iría a juicio. Creímos que el tribunal del Cielo había
tomado una decisión a favor de la hija de esta dama.
La tarde siguiente recibí una llamada de una madre muy emocionada quien
me dijo que cuando estaban a punto de iniciar la selección del jurado, el
juez leyó la evidencia y de manera abrupta desechó el caso. La hija quedó
libre de todos los cargos y pudo volver a la vida normal, después de meses
de tormento e incertidumbre.

El tribunal del cielo había dado su veredicto y luego se manifestó en la


tierra en el tribunal natural. Todo esto ocurrió a causa del testimonio de la
sangre de Jesús a favor de la hija de esta mujer. La sangre había
respondido a cada acusación en contra de esta hija y había silenciado al
acusador que demandaba destrucción. El acusador no tiene respuesta para
la sangre de Jesús. Así que a Dios el Juez de todos se le otorgó el derecho
legal de mostrar misericordia a causa de la sangre.

Un juez solo puede rendir veredictos en base al testimonio que se ha dado.


Aunque quiera juzgar a favor de otro, él, desde su posición de justicia, solo
puede rendir veredictos en base a lo que se ha testificado. Así también es
en los tribunales del Cielo con Dios como el Juez Supremo de todos. Los
juicios que vienen del trono siempre son justos y de acuerdo con el
testimonio que se ha presentado en los tribunales. Las nueve voces que he
enlistado en el capítulo anterior son voces que están testificando en el
tribunal del Cielo y le están dando al Señor el derecho legal de cumplir Su
deseo y pasión. Creo que la sangre de Jesús es la voz principal en el
tribunal que testifica y que tiene audiencia delante de Dios.

Apocalipsis 12:10-11 dice que el acusador es vencido por la sangre de


Jesús.

Entonces oí una fuerte voz en el cielo, que decía: “¡Aquí están ya la


salvación y el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo!
¡Ya ha sido expulsado el que día y noche acusaba a nuestros hermanos
delante de nuestro Dios! Ellos lo vencieron por la sangre del Cordero y por
la palabra que ellos proclamaron; siempre estuvieron preparados a
entregar sus vidas y morir (Apocalipsis 12:10-11).

Cuando aprendemos a estar de acuerdo con el testimonio de la sangre de


Jesús, encontramos gran poder para redención. La sangre no solo está
testificando para nuestro perdón y redención, sino también para la
redención de toda la Tierra. Estar de acuerdo con la sangre nos permite
percibir la pasión que Dios tiene por las naciones. Pero la sangre de Jesús
es la que logra los veredictos del trono de Dios.

La sangre tiene una voz


Toda sangre tiene una voz y habla. Vemos esto en el caso de Caín cuando
mata a Abel. En Génesis 4:8-12, vemos a la sangre de Abel recibir un
veredicto desde el Trono de Dios.

Dijo entonces Caín a su hermano Abel: “Vayamos al campo.” Y sucedió


que, mientras estaban ellos en el campo, Caín se levantó contra su
hermano Abel, y lo mató. Y el Señor le dijo a Caín: “¿Dónde está tu
hermano Abel?” Y él respondió: “No lo sé. ¿Acaso soy yo el guardián de
mi hermano?”
Y el Señor le dijo:
“¿Qué es lo que has hecho? Desde la tierra, la voz de la sangre de tu
hermano me pide que le haga justicia. Ahora, pues, ¡maldito serás por
parte de la tierra, que abrió su boca para recibir de tus manos la sangre de
tu hermano! Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza. Y
andarás por la tierra errante y extranjero” (Génesis 4:8-12).

El Señor dijo que desde la tierra la voz de la sangre de Abel le estaba


pidiendo justicia. En base a lo que la sangre de Abel estaba testificando,
Dios rinde juicio y una sentencia en contra de Caín. Fue sentenciado a ser
un vagabundo quien andaría por la tierra errante y extranjero por el resto
de sus días. La sentencia fue en base al testimonio de la sangre de Abel. El
testimonio de la sangre es muy poderoso delante del trono de Dios.

El Sumo sacerdote iba detrás del velo una vez por año el día de la
expiación. Rociaba y derramaba la sangre del Cordero de la Pascua. En
base al testimonio de esa sangre, Dios rendía un veredicto de que los
pecados de una nación eran perdonados por un año más. La sangre del
animal solo podía dar testimonio que permitía a Dios ser misericordioso
por un año a la vez. Pero desde que Jesús derramó Su sangre y la roció en
el verdadero altar en el Cielo, el testimonio de esa sangre le da a Dios el
derecho legal de perdonar pecados para siempre. Basado en el testimonio
de la sangre de Jesús, Dios ahora tiene derecho legal de ser misericordioso
y perdonar pecados y asegurar destinos para siempre.

Para ayudarnos a entender todavía mejor la voz de la sangre, permíteme


compartir una historia muy personal de lo que ocurrió cuando yo estaba
buscando limpiar mi propio linaje. Toda persona necesita que su linaje sea
limpiado. Si el diablo/acusador no puede encontrar fundamento para
acusarnos basado en nuestro comportamiento, investigará nuestro linaje
para descubrir algo que pueda usar en nuestra contra en el tribunal
celestial. Esta búsqueda llega a ser aun más diligente entre más llegamos a
ser una amenaza mayor a los poderes de las tinieblas. Ya previamente he
compartido algunas de mis experiencias acerca de cómo me afectó a mi
familia y a mí personalmente. Es imperativo limpiar el linaje para que
podamos ganar victorias en el tribunal, pero también para que no suframos
repercusiones del diablo y sus fuerzas.

También tenemos que darnos cuenta de que la limpieza de nuestro linaje


debe hacerse periódicamente. Si revisaras tu árbol genealógico
descubrirías que, como una persona me dijo a mí, “En verdad se parece
más a una selva que a un árbol”. Tu historia y la de tus antepasados tienen
muchas ramas. Satanás investigará todo para encontrar cualquier lugar
legal donde te pueda resistir en los tribunales del Cielo. La limpieza
continua de tu linaje le impide al diablo mal aprovecharse de los pecados
de tus antepasados y usarlos en contra de ti y la voluntad de Dios para Su
Reino.

Cuando mi linaje estaba siendo limpiado en otra ocasión, los profetas


videntes que estaban ayudando en este proceso vieron a un antepasado mío
ser quemado en una hoguera por los indios americanos de mi país. Este
antepasado los maldijo mientras moría. Los profetas discernieron que la
razón por este suceso fue que mi antepasado les había robado tierras. Ante
esta revelación, comencé a arrepentirme por lo que mis antepasados
habían hecho. Me arrepentí por la malicia y el robo en contra de esta
nación indígena.

Mientras hacía esto un amigo profeta estaba en la habitación. Él estaba


sentado junto a mí en el sofá. Me daba cuenta de que en un momento,
mientras yo pasaba por toda esta escena, él se levantó y se alejó de mí. Al
concluir la sesión de arrepentimiento y limpieza, le pregunté a mi amigo
por qué se había movido durante el proceso. Su respuesta me sorprendió
grandemente. Me dijo, “Pude sentir la violencia que venía de tu sangre”,
Mi sangre estaba hablando algo violento mientras estaba siendo limpiado.
Literalmente, la sangre en mis venas tenía una voz de violencia.

Al decir él esto, me di cuenta de que esto era cuando menos una de las
razones por las cuales yo había luchado contra la ira en mi vida,
particularmente en años anteriores. La ira que estaba en mí tenía raíces en
mi sangre que estaban corrompidas por los pecados de mis generaciones
pasadas. Mi sangre tenía ira en ella. A través de la limpieza de mi linaje,
no solo se le quitó al diablo el derecho legal que él estaba usando para
resistirme, sino que mi sangre fue limpiada de la voz impropia que tenía.

El clamor de la sangre de Jesús


Toda sangre tiene una voz. La sangre de Jesús tiene la voz mayor de todas
en los tribunales del Cielo. Su voz clama por nuestro perdón y nuestra
redención. Sabemos esto porque mientras moría en la cruz, habló de
perdón para toda persona que lo recibiera. Lucas 24:33-34 muestra a Jesús
dando perdón mientras está siendo crucificado.

En ese mismo instante se levantaron y volvieron a Jerusalén. Allí


encontraron reunidos a los once y a los que estaban con ellos, los cuales
decían: “¡En verdad el Señor ha resucitado, y se le ha aparecido a Simón!”
(Lucas 24:33-34).

Este es el clamor de la sangre de Jesús. Está clamando y testificando y


dando la evidencia de Su sangre ante los tribunales del cielo como la razón
para nuestra redención. Pero la sangre de Jesús está testificando por más
que simplemente nuestra salvación. El sacrificio de la sangre de Jesús
también compró toda la creación para devolvérsela a Dios. La sangre de
Jesús también está clamando y dándole a Dios el derecho legal como Juez
para asegurar a toda la Tierra para que esté bajo Su gobierno. Necesitamos
comprender cuán grande fue el sacrificio que Jesús hizo en la cruz y lo que
legalmente hizo. Su sacrificio legalmente ha asegurado a naciones para
que estén nuevamente bajo el gobierno de Dios. Isaías 49:6 dice que el
Padre profetizó a Jesús que Él sería salvación hasta los confines de la
Tierra.

Y ha dicho: “Muy poca cosa es para mí que tú seas mi siervo, y que


levantes las tribus de Jacob y restaures al remanente de Israel. Te he
puesto también como luz de las naciones, para que seas mi salvación
hasta los confines de la tierra” (Isaías 49:6).

El padre dijo que el sacrificio era demasiado grande para solo la salvación
de Israel. Su sacrificio demandaba que todas las naciones de la Tierra
fueran redimidas. La sangre de Jesús ante el Trono de Dios está clamando
que todas las naciones sean redimidas. Su sangre no solo está clamando
por las personas en las naciones, sino también para que el gobierno de las
naciones funcione en una cultura del Reino.

La sangre de Jesús no callará hasta que todo lo que Él compró en la cruz se


apropie legalmente y esté establecido como una realidad en la Tierra. Es
nuestra tarea estar de acuerdo con el testimonio de la sangre de Jesús hasta
que las naciones reflejen Su pasión. Su sangre es el testimonio legal en los
tribunales del cielo para esto.

La iglesia/ecclesia tiene que involucrarse activamente y entrar en acuerdo


con la sangre de Jesús. Somos los administradores de Su sacrificio en la
Tierra. Hemos de estar de acuerdo y agregar nuestro propio testimonio
ante los tribunales del Cielo para que las naciones sean redimidas.
Cualquier cosa menos que discipular naciones es un insulto a la cruz de
Jesús. Su sangre está clamando por esto y tenemos que estar de acuerdo.
La misma pasión que está en Su sangre debe estar en nosotros.

Los moravos siglos atrás eran un pueblo totalmente entregado al Señor.


Muchos de ellos se vendieron como esclavos para ir a tierras lejanas.
Viajaban como esclavos, en barcos encargados de transportar a los
esclavos, para llegar a sus nuevos destinos. Hicieron esto para que
pudieran alcanzar a pueblos que todavía no habían escuchado el evangelio.
Tenían una pasión por alcanzar al mundo con el evangelio de Jesucristo.
Qué compromiso con el Señor y Su Reino. Mientras se subían a estos
barcos, cantaban una canción:
Rindo mi vida, me rindo a ti.
Pongo mis coronas a tus pies,
Para ganar para el Cordero las recompensas de Su Sufrimiento.
Para ganar para el cordero los perdidos
Para ganar para el cordero las recompensas de Su sufrimiento
Y llevar la cruz.

Qué imagen tan eficaz de un pueblo poseído por la pasión del Señor.
Estaban sobrecogidos por una pasión y voz contenida en la sangre de
Jesús. Su sangre está clamando por naciones y para que todos los pueblos
lo conozcan en Su poder y gloria.

La sangre de los mártires

Hay un aspecto más del testimonio de la sangre. Como ya he dicho, la


sangre de Jesús es la voz predominante en los tribunales. Pero también
está la voz de otro grupo de personas que está clamando y dando
testimonio en los tribunales del Cielo. Apocalipsis 6:9-11 nos habla de la
voz de los mártires quienes dieron su sangre por el Reino cuando vivieron
en la Tierra.

Al abrir el Cordero el quinto sello, debajo del altar vi a las almas de los
que habían muerto por causa de la palabra de Dios y de su testimonio. A
gran voz decían: “Señor santo y verdadero, ¿hasta cuándo seguirás sin
juzgar a los habitantes de la tierra y sin vengar nuestra sangre?” Entonces
se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansaran todavía un
poco más de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos
y hermanos, que también sufrirían la muerte como ellos (Apocalipsis 6:9-
11).
Estos mártires están clamando que su sangre sea vengada.

Al ver esto podríamos pensar que están clamando que alguien sea
castigado por el derramamiento de su sangre. Posiblemente esto sea, pero
yo creo que lo que en verdad están deseando y comunicando es su deseo
que aquello por lo cual derramaron su sangre tenga relevancia. En otras
palabras, si dieron sus vidas ante el Señor para que pueblos y naciones
fueran redimidas, su sangre todavía está clamando en los tribunales del
Cielo que se haga esto. La sangre nunca deja de clamar. Recuerda que tiene
el poder para obtener veredictos del trono del Cielo. Esto lo vemos en
Apocalipsis 12:11:

Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra


del testimonio de ellos, que menospreciaron sus vidas hasta la muerte
(Apocalipsis 12:11).

Cuando alguien menosprecia su vida hasta la muerte, el acusador no tiene


poder en contra de ellos. Las acusaciones del acusador no tienen poder en
contra de esta persona y su testimonio. Ellos ahora han ganado un gran
testimonio ante los tribunales del Cielo. Esto es lo que Hebreos 11:1-2
declara:

Ahora bien, tener fe es estar seguro de lo que se espera; es estar


convencido de lo que no se ve. Gracias a ella, nuestros antepasados fueron
reconocidos y aprobados (Hebreos 11:1-2 RVC).

Al vivir en fe y dar sus vidas, los ancianos obtuvieron un buen testimonio.


Esto significa que todavía están hablando en los tribunales del Cielo
porque no amaron sus vidas hasta la muerte, sino que las dieron por amor
al Reino. Cuando alguien hace esto, su sangre tiene una voz en los
tribunales del Cielo. Está clamando y testificando la razón por la cual fue
derramada, para que se haga realidad en la Tierra. Estos mártires que están
ante el Trono en Apocalipsis 6 quieren que aquello por lo cual dieron su
vida tenga significado. Su sangre todavía está clamando en los tribunales
del Cielo para este fin.

Es nuestra tarea como individuos estar de acuerdo con la sangre de Jesús


en los tribunales. Tenemos que usar la sangre para nuestra justificación.
Tenemos que estar de acuerdo con la sangre para las naciones por las
cuales fue derramada, y tenemos que permitir que la pasión de la voz de la
sangre nos impacte y dé poder. Al hacerlo, quedamos calificados para
operar en los tribunales del Cielo y ver que se rindan veredictos que le dan
a Dios el derecho legal de cumplir Su voluntad.

El Señor está buscando a aquellos que se pararán en el lugar que les


corresponde y que le darán los precedentes legales para establecer las
legalidades de la cruz. Cuando esto ocurre, los principados son silenciados
y los asuntos legales quedan resueltos, con todo en su debido orden.

La razón por la cual las naciones no se están ganando para el Señor es que
los principados y poderes tienen un derecho legal de mantenerlas cautivas
a causa de los pecados de muchas generaciones. Dan testimonio a los
tribunales del Cielo basado en este derecho legal. Dios, como Juez de
todos, no puede violar Su propia ley y simplemente quitarle a los poderes
demoniacos lo que tiene cautivado. La razón por la cual tienen este
dominio tiene que ser revocada de forma legal. Sus derechos serán
legalmente revocados una vez que nuestros pecados y los pecados de
nuestros padres han sido limpiados por la sangre de Jesús. Cuando nos
arrepentimos de estos pecados y pedimos que la sangre limpie, el derecho
legal de lo principados que están gobernando a naciones es revocado desde
los tribunales del Cielo. Una vez que su derecho legal es anulado, podemos
reprenderlos y huirán. No funcionará el atar, desatar, reprender o decretar
hasta que se revoque primero la razón legal por la cual están dominando.
Esto es lo que la sangre de Jesús hace por nosotros y a favor del Reino de
Dios. Nuestras peticiones, que hasta ahora han sido resistidas, pueden
entonces ser concedidas y venir bajo la influencia del Reino. La sangre de
Jesús es poderosa. Usémosla y estemos de acuerdo con ella hasta que el
Cielo invada la Tierra.
7
El testimonio del Mediador
Tengo un amigo que había recibido una demanda legal de que cumpliera
acuerdos de un contrato que su compañía había firmado. La compañía
había entrado en un acuerdo de pagarle al demandante un salario anual de
$42,000 USD. El problema era que aunque esta compañía comenzó sus
operaciones, pronto tambaleó y dejó de existir. La persona que ahora
estaba demandando que se le pagara su salario había sido la persona
responsable de lograr que esta compañía nueva tuviera éxito. Obviamente
no hizo bien su trabajo, porque de otra manera la compañía no hubiera
fracasado. Pero de todas maneras estaba demandando que se le pagara. Al
acercarse el día de comparecer ante el juez, el juez ordenó a ambas partes
que se presentaran con un “mediador” para ver si se podía resolver algo
antes de que se presentaran en su sala de tribunal. Lo hicieron, y pudieron
llegar a un acuerdo entre el demandado y el demandante. Entonces
comparecieron ante el juez simplemente para que él pusiera su sello al
acuerdo, autorizándolo como legal.

El propósito de un mediador es reunir a todas partes para que lleguen a un


acuerdo. Los mediadores y la mediación son una función legal. La Biblia
dice en Hebreos 12:24 que tenemos un Mediador del Nuevo Pacto.
A Jesús, el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla
mejor que la de Abel (Hebreos 12:24).

Hemos venido a Jesús como el Mediador del Nuevo Pacto. Jesús es Quien
está parado en los tribunales del Cielo como el Mediador Celestial y que
une a Dios el Padre y al hombre en un mismo acuerdo. La Escritura dice
que el Hombre, Jesús, es el Mediador. 1 Timoteo 2:5 dice que Jesús en Su
Humanidad y Divinidad se interpone como mediador entre Dios y
nosotros.

Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres,
que es Jesucristo hombre (1 Timoteo 2:5).
La característica de un mediador es que él es “justo” con ambas partes. Un
mediador tiene que poder ver la postura de cada parte. Como Dios, Jesús
comprende las demandas de la santidad, la pureza y la justicia. Estos
estándares no pueden ser comprometidos y no son negociables. Dios como
Dios nunca podrá permitir que Su justicia sea comprometida. La demanda
de Dios sobre el hombre es que sea santo como Él es santo. 1 Pedro 1:15-
16 nos delinea esta demanda.

Así como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda
vuestra manera de vivir, porque escrito está: “Sed santos, porque yo soy
santo” (1 Pedro 1:15-16).

Dios nunca ha disminuido las demandas que le da al Hombre.


Simplemente nos dio la respuesta a ellas en y por medio de Jesucristo.
Además, nos brinde la gracia que nos da el poder para vivir vidas santas,
así como Él es santo. Cuando fallamos, hay perdón por medio de
Jesucristo. 1 Juan 2:1 nos dice que debemos hacer todo por no pecar, pero
si pecamos, lo que Jesús ha hecho en la cruz le da a Dios el derecho legal
de perdonarnos.

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Pero si alguno ha
pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo (1 Juan
2:1).

Jesús está en los tribunales del Cielo como nuestro Mediador,


reuniéndonos con Dios, para que lo que legalmente necesita ocurrir ocurra.
Jesús, como mediador, no solo se para a favor de las demandas de Dios en
santidad, sino que también se para como Hombre que comprende nuestra
debilidad. Él vivió como hombre y comprende las presiones y tentaciones
de la humanidad. La Escritura dice que Jesús fue tentado mas no pecó.
Hebreos 4:15-16 nos anima con el hecho de que Jesús comprende dónde
vivimos y aquello en contra de lo cual luchamos.

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de


nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo de la misma manera
que nosotros, aunque sin pecado. Por tanto, acerquémonos confiadamente
al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para
cuando necesitemos ayuda (Hebreos 4:15-16).
Cuando la Biblia dice que Jesús fue tentado, significa que sintió la
atracción del pecado. Fue real. Pero por el poder del Espíritu Santo y la
gracia que suplía, Jesús dijo “no” al pecado cada vez. Debido a esto se
ganó un lugar en los tribunales del Cielo mayor que cualquier otro lugar.
También significa que Él comprende los límites de nuestra humanidad.
Debido a esto Él está calificado a pararse como nuestro Mediador con
Dios y como el Mediador de Dios con nosotros.

Toma nota de que la razón por la mediación de Jesús tiene que ver con el
Nuevo Pacto. Él es el Mediador del Nuevo Pacto. El término “pacto” es un
término legal también. Cada vez que Dios hizo pacto con el hombre, entró
en un acuerdo legal. Él estaba prometiendo, en base al pacto, que
cumpliría Sus palabra y las promesas conectadas a ese Pacto. Jesús como
nuestro Mediador y el Mediador de Dios está obrando para quitar todo
impedimento a que obtengamos las promesas del Nuevo Pacto. Hay
muchas promesas conectadas al Nuevo Pacto. Este pacto está basado en
mejores promesas y un sacrificio mejor. Hebreos 8:5 dice que el pacto que
Jesús está mediando está basado en mejores promesas.

Pero nuestro Sumo Sacerdote ha recibido un ministerio mucho mejor, pues


es mediador de un pacto mejor, establecido sobre mejores promesas
(Hebreo 8:6).

Jesús está aquí para mediar para que obtengamos todo lo que es
legalmente nuestro gracias a Su cruz y sacrificio. Dios hizo promesas
basadas en la sangre de Jesús y Su sacrificio. Estas promesas son nuestras
en Jesús. Nos pertenecen. Pero nuestra propia debilidad y humanidad
obran en contra de nosotros para que no obtengamos estas promesas.

El acusador nos resistirá para que no obtengamos las promesas contenidas


en el Nuevo Pacto. Jesús por Su sangre y sacrificio como nuestro
Mediador está obrando para responder a toda acusación para que
legalmente podamos tener aquello que fue comprado y pagado legalmente
en la cruz. Si hay cualquier cosa que todavía no hemos recibido por el
sacrificio de la cruz es porque hay algo legal que el diablo está usando
para resistirlo. Jesús, como Mediador, está obrando para quitarlo para que
podamos tener todo por lo cual Jesús pagó. Si hemos orado y todavía no
hemos recibido lo que es legalmente nuestro por la cruz, tenemos que
operar en discernimiento ante los tribunales del Cielo para quitar lo que
nos impide. Nuestro mediador está obrando a nuestro favor también.

Nuestro mediador, Jesús, está presentando ante los tribunales del cielo
nuestros reclamos legales basados en lo que Él ha hecho en la cruz. El
acusador de los hermanos está indicando a los tribunales por qué Dios no
puede legalmente conceder lo que Jesús ya compró y pagó. El acusador
basa su acusación en la santidad del Señor. Antes de que Dios pueda
legalmente otorgar lo que Jesús compró por nosotros y que ya es nosotros
por pacto, el Mediador tiene que refutar estas acusaciones en los
tribunales. Esto por lo general requiere nuestro arrepentimiento y la obra
de la sangre de Jesús por nuestros pecados. Recuerda que el diablo no tiene
una respuesta para la sangre. Cuando en verdad nos arrepentimos por
nuestros pecados la sangre los limpia y le quita al diablo todo derecho de
resistirnos. Ahora estamos libres para recibir las promesas del Nuevo
Pacto.

Una de las maneras en que el Mediador opera en los tribunales del Cielo a
nuestro favor es por medio de Su testimonio. Apocalipsis 19:10 nos da una
perspectiva muy interesante acerca de Jesús cuando da testimonio como
nuestro Mediador.

Yo me postré a sus pies para adorarlo, pero él me dijo: “¡No hagas eso! Yo
soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús.
Adora a Dios. Pues el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”
(Apocalipsis 19:10).

Juan el apóstol comete el error de adorar a alguien quien ha sido enviado


con un mensaje. No era un ángel porque dice que es un consiervo y uno de
sus hermanos. Pienso que era uno de los testigos de la Gran Nube.
Hablaremos de esto posteriormente. Este hombre entonces le concede a
Juan revelación. Él dice que el testimonio de Jesús es el espíritu de
profecía. Cuando Jesús el Mediador está testificando en los tribunales del
Cielo, puede convertirse en profecía en la boca de los que estamos aquí en
la Tierra. Al profetizar, estamos poniéndonos de acuerdo con y desatando
el mismo testimonio que Jesús está dando en los tribunales del Cielo.
La profecía no es meramente información dada en la dimensión de la
Tierra. La Profecía es estar de acuerdo con este testimonio de Jesús en los
tribunales del Cielo. Es por esto que cada palabra será establecida en la
boca de dos o más testigos. 2 Corintios 13:1 dice que los asuntos se
resolverán y serán considerados verídicos cuando más de un testigo ha
dicho lo mismo.

Ésta será la tercera vez que los visite. Todo asunto se resolverá por el
testimonio de dos o tres testigos (2 Corintios 13:1).

Este pasaje se está refiriendo a los procesos judiciales. Cuando


profetizamos, debemos estar hablando lo que Jesús está testificando.
Nuestra voz en los tribunales está hablando de acuerdo con la voz del
Mediador, lo cual da a Dios la evidencia para dar veredictos a nuestro
favor. Las promesas del Nuevo Pacto entonces tienen libertad de venir y
establecerse en la esfera de la Tierra.

Para entender a Jesús como el Mediador tenemos que saber que mediador
es un término totalmente inclusive de la función de Jesús en los tribunales
del Cielo. He explicado brevemente lo que es un mediador. Hay otros
términos asociados con el término mediador. Jesús es llamado Sumo
Sacerdote, Intercesor, y Abogado como nuestro Mediador.

Jesús el Sumo Sacerdote

Como Sumo Sacerdote, es la responsabilidad de Jesús presentar una


ofrenda que le da a Dios el derecho legal de mostrar misericordia y no
juicio. Esta es la función básica del Sumo Sacerdote. Esto es lo que Aarón
hizo como Sumo Sacerdote. Por medio de las ofrendas que presentó, Dios
entonces tuvo la libertad de ser misericordioso con un pueblo a quienes de
otra manera hubiera tenido que juzgar. Las buenas noticias son que no solo
es Jesús el Sumo Sacerdote, Él también es la ofrenda que Él mismo, como
Sumo Sacerdote, ofrece. Su sacrificio y ofrenda es suficiente para que
Dios legalmente nos pueda perdonar, salvar y redimir para que podamos
entrar a nuestros destinos. Hebreos 9:11-12 nos muestra que el sacrificio
de Jesús le dio algo que ofrecer como Sumo Sacerdote.
Pero Cristo vino ya, y es el sumo sacerdote de los bienes venideros, a
través del tabernáculo más amplio y más perfecto, el cual no ha sido hecho
por los hombres, es decir, que no es de esta creación, y no por medio de la
sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por medio de su propia
sangre. Entró una sola vez y para siempre en el Lugar Santísimo, y así
obtuvo para nosotros la redención eterna (Hebreos 9:11-12).

Jesús como Sumo Sacerdote ofreció Su propia sangre en el Lugar


Santísimo para darle a Dios el derecho legal de bendecirnos, salvarnos y
redimirnos para que cumpliéramos nuestros destinos. Esta es la función
del Sumo Sacerdote. Aunque Jesús como Sumo Sacerdote opera aquí,
nosotros tenemos que apropiarnos de esta actividad como creyentes.
Requiere fe y arrepentimiento en cuanto a lo que Jesús ha hecho y está
haciendo. Tenemos que entender que Jesús ha completado la obra de
redención pero sigue activo en los tribunales del Cielo hasta que todo lo
que ha hecho se convierta en realidad en nuestras vidas. Jesús, desde un
lugar de reposo, ahora está esperando que nosotros, la Ecclesia, abracemos
y activemos todo lo que Él ha hecho. Hebreos 10:12-12 nos muestra que la
actividad presente de Jesús viene desde un lugar de reposo.

Pero Cristo, después de ofrecer una sola vez un solo sacrificio por los
pecados, para siempre se sentó a la derecha de Dios, y de ahí en adelante
está en espera de que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies
(Hebreos 10:12-13).

Cuando la Escritura dice que Jesús se ha sentado, no implica inactividad.


Sentarse se refiere a un lugar de total dominio y gobierno. Desde este
lugar Él está esperando para que Su pueblo, la Ecclesía, obre con Él para
dejar puesto en su debido lugar todo lo que Él legalmente ha comprado y
pagado. Él sigue activo desde este lugar de dominio. Cuando la Biblia
habla de “ reposo” no está hablando meramente de reposo. Está hablando
de una posición de dominio y gobierno. Esto es lo que Hebreos 4:9 dice, “
Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios,” aunque se ha hablado
de ello desde la creación. Dios no está esperando en un pueblo
simplemente para tener paz; Él está esperando que un pueblo entre a Su
posición de dominio y gobierno desde ese lugar. Él está esperando que
descubramos y encontremos el lugar de gobierno con Él que Él siempre ha
deseado.

Cuando Dios hizo a Adán en el sexto día, Adán se levantó el día séptimo y
le preguntó a Dios, “¿Qué vamos a hacer hoy?” Dios respondió, “Nada.
Quiero que inmediatamente aprendas que todo lo que haremos, lo haremos
desde un lugar de reposo”.

No cumplimos la voluntad de Dios por medio del esfuerzo. Cumplimos la


voluntad de Dios por medio del reposo en Él. Recuerda que “ reposo” no
significa falta de actividad. Reposo es obrar desde una posición de
dominio y total autoridad. Esto es lo que Jesús está haciendo. Él sigue
operando como Mediador, Sumo Sacerdote, Intercesor y Abogado. Todas
estas cosas las está haciendo desde una posición de reposo y gobierno.

Jesús – El Intercesor
Como nuestro Sumo Sacerdote, Jesús está funcionando en los tribunales
del Cielo como nuestro Intercesor. Hebreos 7:25 nos muestra que Jesús
está intercediendo por nosotros.

Por eso, también puede salvar para siempre a los que por medio de él se
acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos (Hebreos
7:25).

Jesús vive siempre para interceder por nosotros. La intercesión es una


actividad legal. Cuando intercedemos, le estamos dando a Dios el derecho
legal de intervenir en una situación. Por medio de nuestra intercesión
estamos poniendo las cosas legalmente en su debido lugar para que Dios
gane. Si Dios pierde, es porque hay algo legal con el cual nosotros todavía
no hemos tratado.

La intercesión también se hace en base a una ofrenda. Si no hay ofrenda,


no hay base para la intercesión. Pero donde hay una ofrenda, Jesús se
acuerda de nosotros. El Salmo 20:1-4 nos muestra que Dios los ha
bendecido y se acordado de ellos en base a sus ofrendas.
Que el Señor te oiga en momentos de angustia;
que te defienda el Nombre, el Dios de Jacob.
Que desde su templo te envíe su ayuda;
que desde Sión te brinde su apoyo.
Que tome en cuenta tus ofrendas
Y acepte con agrado tus holocaustos.
Que responda a los deseos de tu corazón
y te conceda todas tus peticiones (Salmo 20:1-4).

El Salmista está hablando de cómo Dios nos defenderá, ayudará y


fortalecerá. Luego dice, “Que tome en cuenta tus ofrendas y acepte con
agrado tus holocaustos”. Las ofrendas crean la base para que seamos
escuchados.

Jesús como nuestro Intercesor también necesita una ofrenda para formar la
base sobre la cual Su oración es escuchada. Su cuerpo y Su Sangre, los
cuales ofreció en la Cruz, son Su ofrenda. Si Jesús no hubiera dado Su
cuerpo y sangre como una ofrenda, no hubiera sido posible que Él fuera
nuestro Intercesor. Hebreos 7:25-27 nos muestra que la función de Jesús
como Intercesor está conectada a la ofrenda que Él hizo de Sí mismo.
Porque esta ofrenda está sobre el altar, Su intercesión tiene poder y ha sido
legalmente aceptada.

Por eso, también puede salvar para siempre a los que por medio de él se
acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos. Jesús es el
sumo sacerdote que necesitábamos tener: santo, inocente, sin mancha,
apartado de los pecadores, y exaltado por encima de los cielos. No es
como los otros sumos sacerdotes, que diariamente tienen que ofrecer
sacrificios, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo.
Jesús hizo esto una sola vez y para siempre, cuando se ofreció a sí mismo
(Hebreos 7:25-27).

Estas son buenas noticias para nosotros. Nosotros también debemos tener
regalos en el altar. Lo que damos financieramente, nuestros sacrificios, y
las ofrendas de nuestras propias personas crean una base para que oremos
e intercedamos. Aun si todo lo que tenemos es la ofrenda de la sangre y el
cuerpo de Jesús, tenemos el derecho legal de pararnos en los tribunales del
Señor. La verdad es que Jesús como Intercesor tiene el derecho de ser
escuchado en el Cielo a causa de Su ofrenda. Esto es verdad para nosotros
también. Abel fue escuchado y aceptado a causa de su ofrenda. Hebreos
11:4 dice que Dios testificó de la ofrenda de Abel.

Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín,
y por eso fue reconocido como un hombre justo, y Dios aceptó con agrado
sus ofrendas. Y aunque Abel está muerto, todavía habla por medio de su fe
(Hebreos 11:4).

Dios dio testimonio de que Abel era justo porque testificó de sus ofrendas.
En otras palabras, el Señor, desde Su trono, declaró que Abel era justo en
base a las ofrendas de fe que le trajo al Señor. La Escritura luego dice que
él todavía está hablando el día de hoy. Personalmente creo que sus
ofrendas extravagantes lo pusieron en un lugar de intercesión que todavía
está siendo escuchada el día de hoy,

Jesús como nuestro intercesor está intercediendo en base a Su sacrificio


por nosotros. Su intercesión está de acuerdo con lo que Su sangre está
hablando. Tiene gran poder en los tribunales del Cielo al estar de acuerdo
nosotros.

Jesús – Nuestro Abogado

El último significado de que Jesús es nuestro Mediador es que es nuestro


Abogado. 1 Juan 2:1-2 nos muestra que tenemos un abogado con el Padre,
Jesucristo el Justo.

Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Si alguno ha
pecado, tenemos un abogado ante el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la
propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino
también por los de todo el mundo (1 Juan 2:1-2).

Como nuestro Abogado, Jesús es nuestro intercesor, confortador y


consolador. Desde Su posición de justicia en los tribunales del cielo, se nos
ha imputado justicia. Cuando fallamos o pecamos, Dios nos perdonará por
amor a Jesús e imputará Su justicia en nosotros para que nos podamos
parar legalmente en los tribunales del Cielo. Esto solo ocurre si nos
arrepentimos. Tenemos que arrepentirnos de verdad y abandonar el
pecado. Una vez que hayamos hecho esto, estamos posicionados en los
tribunales del Cielo para ser parte del proceso. Esto es lo que 2 Corintios
5:21 dice,

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
seamos justicia de Dios en él (2 Corintios 5:21).

Nosotros somos la justicia de Dios en Cristo Jesús. Nosotros, por fe, nos
arrepentimos y recibimos la justicia imputada que viene del Señor
Jesucristo y Su sacrificio. Esto nos permite pararnos en los tribunales del
Señor. Una vez más, el acusador no tiene respuesta para la sangre.

Jesús es nuestro Abogado y nos reconfortará y consolará cuando fallemos.


También nos disciplinará y presionará a que entremos a mayor santidad.
Su gracia no meramente nos perdona; Su gracia nos da poder para vencer
al pecado.

Para ilustrar esto, permíteme compartir un evento de mi propia vida. Hace


algunos años Mary y yo llevamos a nuestros seis hijos a unas vacaciones
en un centro turístico de México. Era uno de esos lugares donde pagas un
solo precio que cubre tu hospedaje, todos tus alimentos y una variedad de
actividades. Representaba un gran valor para nuestra familia de ocho. No
contábamos con mucho dinero y me sentía privilegiado de poder hacer
esto como familia. Creo que fue la segunda noche allí que tuve un sueño.
En mi sueño Jesús se me apareció. No se parecía a Jesús. De hecho se
parecía a un actor bien conocido, pero yo no tenía duda de que era Jesús.
Jesús me dijo, “Has afligido al Padre”. En el momento que Él lo dijo, yo
supe exactamente lo que yo había estado haciendo que había afligido al
Señor. Comencé a llorar en el sueño. Jesús se dio la vuelta para regresar al
Padre y yo estiré mi mano para tocarlo mientras se iba. Él se paró y volvió
a mirarme. Entonces le dije, “¿Va a causar esto que yo pierda mi destino?”
Yo estaba muy quebrantado a causa de lo que se me había dicho. Jesús
entonces me miró y me dijo, “No vine a decirte para que fueras vencido,
vine a decirte para que vencieras”. Entonces desperté.

Cuando me desperté, todo dentro de mí quería descartar este sueño y decir


que no había sido del Señor a causa de a quien Jesús se parecía. No quería
escuchar el mensaje que Jesús me había traído. Pero yo sabía que había
sido del Señor. Creo que la razón por la cual Jesús escogió parecerse a
alguien a quien, desde mi punto de vista, no debiera parecerse, era para ver
si yo escucharía verdad de Él sin importar de cuál forma la traía.

Marcos 16:12 dice que Jesús se les apareció de una manera diferente. Ellos
no lo reconocerían excepto por el Espíritu. Tenemos que poder escucharlo
y recibir de Él aun cuando quisiéramos descartar el mensaje. Sin embargo,
yo sí abracé el mensaje que Él me había traído. Yo sabía que era una
palabra conforme a la Palabra de Dios. Jesús estaba actuando como mi
Abogado con el Padre. Vino a decirme cuál era la postura del Padre para
conmigo en ese momento presente, y además cómo corregirlo. Sí superé el
dolor de la reprensión y pude vencer lo que pudiera haber destruido mi
futuro y mi destino. Fue a causa de la operación y función de Jesús como
mi Abogado que tuve el poder para hacerlo. Como Abogado, Él no solo
trajo consuelo, sino que me presionó para que venciera y entrara a nuevas
dimensiones de santidad.

Entre más caminamos con Jesús, más aprendemos decir no al pecado. Aun
en nuestros mejores días de caminar ante Él y con Él, yo necesito que me
sea imputada justicia. Esto es lo que me da autoridad y lugar en los
tribunales del Cielo. No vengo en base a mi propio mérito, sino en base al
mérito de quien Él es y lo que Él ha hecho por mí. El Padre nos recibirá
por amor a Jesús, si nos arrepentimos y nos prendemos de Sus provisiones
para el perdón y Su poder para caminar en santidad. No podemos dar
pretextos por nuestro pecado. Todo lo que es necesario para que venzamos
ha sido provisto. Que no aflijamos al Padre, sino que, al contrario,
agradémosle a Él y a Su corazón. Nuestro Abogado espera para ayudarnos
en esta vida para apoderarnos y vencer.

La voz de Jesús como Mediador está hablando en los tribunales del Cielo.
Desde esta voz, y nuestro acuerdo con esta voz, se da testimonio que le da
a Dios el derecho legal de cumplir Su pasión. Cuando entendemos esto, no
tenemos que retroceder en vergüenza. Caminamos hacia adelante en
verdadero arrepentimiento recibiendo el perdón del Señor, tomando
nuestro lugar desde el trono de Su gracia. Cuando lo hacemos, actividad
judicial viene de los tribunales la cual le da a Dios el derecho legal de
invadir al planeta. Que seamos parte de este proceso.
8
El Testimonio de hombres justos hechos perfectos
Cierto joven quien es un amigo cercano de nuestra familia se encontró en
problemas legales. Se había involucrado en una pelea (iniciada por la otra
persona), y durante la pelea, le había roto la quijada al otro. Finalmente,
este joven fue declarado culpable del delito carga menor de asalto y le
dieron libertad condicional. Pero en vez de ser diligente en cumplir los
requisitos de esta libertad a prueba, se fue a vivir a otro estado sin avisar.

Unos dos años más tarde, su esposa aceptó un puesto de maestra lo cual
requería que regresaran a su estado de origen. El problema era que él había
violado los requisitos de su libertad condicional y ahora había una orden
judicial para su arresto. El joven quería resolver la situación. No quería
que esto siguiera sobre él porque sabía que en cualquier momento lo
podrían detener para cualquier cosa tan simple como una violación de
tránsito y luego enviarlo a la cárcel.

Su abogado entonces consiguió una reunión con el procurador del distrito


y llegaron al acuerdo de recomendar al juez que este joven pagara todas
sus multas y pasara 10 días en la cárcel del condado, para así saldar su
deuda legal. El juez podía aceptar la recomendación o podía rehusarla y
determinar cuál sería la pena a pagar.

Al escuchar de su situación, comencé a compartirle acerca del tribunal del


Cielo. Le expliqué que él le podía apelar al Señor quien se siente en el
trono de gracia para encontrar misericordia en su tiempo de necesidad.
Tuvimos una “sesión en el tribunal” en cuanto a su situación. Me acuerdo
que dirigí a este joven en todo el proceso de refutar las acusaciones en el
tribunal del Cielo que había en su contra. El Espíritu del Señor vino
durante este tiempo de oración y el joven comenzó a llorar en
arrepentimiento por las elecciones que había hecho y aun por la violencia
y la ira que habían sido parte de su vida. Sentí de una manera muy clara
que un veredicto había venido del tribunal que justificaban a este hombre
y que el perdón y la redención fluían de los tribunales del Cielo.
El día del proceso judicial, este hombre joven y su abogado se pararon
delante de un juez que tenía la reputación de hacer las cosas con mucha
seriedad y sin misericordia. Mientras el abogado le presentaba los datos al
juez y el juez leía la recomendación del Procurador del distrito, su
semblante cambió. El juez le dijo que le parecía que la recomendación
representaba un leve “manazo” por los dos años que este joven había
violado su libertad condicional. Tal parecía que la resolución del abogado
no iba a favorecer a este joven.

De hecho, el juez podía sentenciarlo a dos años de cárcel si deseaba. Y


luego, de repente, sin que nadie más dijera nada, el juez miró a este joven
y le dijo, “Esto es lo que voy a hacer. Voy a suspender POR COMPLETO
el tiempo en la cárcel. Voy a permitir que sigas con tu educación. Voy a
permitir que se te vuelva a dar licencia de manejar (había sido suspendida)
y te voy a dar otra oportunidad para que todo esto quede en el pasado”. ¡El
juez le había dado más de lo que se había pedido!

El tribunal del cielo había contestado la petición de este joven y el


veredicto en el Cielo se había manifestado en el tribunal terrenal. Esto
ocurrió porque habíamos entrado al tribunal del Cielo, habíamos
silenciado a las acusaciones del diablo y llegó una sentencia que partía de
la misericordia de Dios. Si aprendemos a funcionar en los tribunales del
Cielo y dejamos de gritarle al diablo, veremos que alterará la vida en el
planeta.

Tronos y el sistema judicial


Hay un sistema judicial real en el Cielo. Cada vez que leemos acerca del
Trono de Dios en el Cielo, tenemos que entender que no se está refiriendo
simplemente a un lugar de adoración, sino también a la silla del Juez en el
sistema judicial. El trono de Dios es donde operan los tribunales del Cielo.
No hay lugar donde se ve esto más claramente que en Daniel 7:9-10.

Mientras yo miraba, se colocaron varios tronos, y un Anciano entrado en


años se sentó. Su vestido era blanco como la nieve, y su cabello era
semejante a lana limpia; su trono era una llama de fuego, y las ruedas del
trono eran un fuego ardiente. De su presencia manaba un río de fuego, y a
su servicio estaba una multitud imposible de ser contada. El Juez se sentó,
y los libros fueron abiertos (Daniel 7:9-10).

Qué descripción tan poderosa del trono de Dios. Toma nota de que el trono
de Dios es central al tribunal del Cielo y que está rodeado por muchos más
tronos. El libro de Apocalipsis nos dice que, aparte del trono de Dios, hay
cuando menos 24 tronos más que forman parte del sistema jurídico.

Alrededor del trono había veinticuatro tronos, y en ellos estaban sentados


veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas y con sendas coronas de
oro en la cabeza (Apocalipsis 4:4).

Vemos que los que ocupan estos tronos tienen una corona sobre sus
cabezas y participan en el sistema judicial del Cielo. Son humanos que han
vencido y que se han ganado el derecho de tomar estos tronos. Sabemos
esto a causa de las coronas que portan.

Las coronas son para humanos que sirvieron fielmente al Señor y ganaron
un lugar de autoridad en el Señor. Esto incluye no solamente a los que
están en el Cielo, sino también a los que todavía vivimos en la Tierra.
Puedes estar vivo en la Tierra y aun así ser parte del sistema judicial del
Cielo. Es más, si no tomamos nuestro debido lugar en los tribunales del
Cielo, los planes de Dios para el planeta no pueden cumplirse. Con
frecuencia digo que, en lo natural, mis pies están en el piso, pero en el
espíritu, estoy parado en los tribunales del Señor cumpliendo un propósito
vital para la causa de Su Reino.

2 Timoteo 4:8 dice que el apóstol Pablo tendría una corona al igual a otros
que amaron la venida del Señor.

Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, que en aquel día me


dará el Señor, el juez justo; y no sólo a mí, sino también a todos los que
aman su venida (2 Timoteo 4:8).

Santiago 1:12 promete que se dará la corona de vida a los que pasan la
prueba de la tentación y aman al Señor.
Dichoso el que hace frente a la tentación; porque, pasada la prueba, se
hace acreedor a la corona de vida, la cual Dios ha prometido dar a quienes
lo aman (Santiago 1:12).

Mi punto es que aquellos que vencen en esta vida se ganan para ellos
mismos coronas y lugares en el tribunal y sistema judicial del Cielo. Aun
Jesús ganó Su lugar como Sumo Sacerdote y Sus demás funciones en los
tribunales a causa de Su obediencia al Padre.

Creo que es claro que 12 de los 24 ancianos que están portando coronas en
los tribunales del Cielo y que están ocupando tronos son los apóstoles
originales. Jesús les habló en Lucas 22:28-30.

Pero son ustedes los que han permanecido conmigo en mis pruebas. Por
tanto, yo les asigno un reino, así como mi Padre me lo asignó a mí, para
que en mi reino coman y beban a mi mesa, y se sienten en tronos para
juzgar a las doce tribus de Israel (Lucas 22:28-30).

Jesús les prometió a estos apóstoles que se sentarían en los doce tronos
que juzgarían a las doce tribus de Israel. Recuerda que juzgar es un acto
judicial. También toma nota de que las posiciones a las que se refiere Jesús
son dadas como resultado de su fidelidad de seguir con Él en Su
tribulación. Aquí, nuevamente, las posiciones dentro de los tribunales son
ganadas, no meramente dadas.

Los otros 12 tronos que se mencionan en Apocalipsis probablemente son


ocupados por representantes de las doce tribus de Israel. Esto sería
consistente con el orden y el lenguaje de la Escritura. Estos 24 ancianos
que ocupan 24 tronos son algunos de los tronos que hay en los tribunales
del Cielo.

La gran nube de testigos


Yo sé que muchas personas creen que el Cielo es un lugar donde vamos
para sentarnos en las nubes y tocar arpas de oro todo el día. ¡Esto es
totalmente falso! Apocalipsis 6:9-11 nos da una descripción gráfica de
algo de la actividad que está ocurriendo en el Cielo.
Al abrir el Cordero el quinto sello, debajo del altar vi a las almas de los
que habían muerto por causa de la palabra de Dios y de su testimonio. A
gran voz decían: “Señor santo y verdadero, ¿hasta cuándo seguirás sin
juzgar a los habitantes de la tierra y sin vengar nuestra sangre?” Entonces
se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansaran todavía un
poco más de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos
y hermanos, que también sufrirían la muerte como ellos (Apocalipsis 6:9-
11).

Estos mártires (personas que dieron sus vidas por amor al Evangelio)
todavía están orando e intercediendo. Están clamando por justicia en
cuanto a su propia sangre que fue derramada. Están pidiendo que se haga
realidad la razón de su sacrificio. Hay muchos en la dimensión celestial
que todavía están clamando y orando por aquello por lo cual derramaron
su sangre; pidiendo que se haga realidad en la Tierra. Son parte de la gran
nube de testigos. Hebreos 11:39-40 y Hebreos 12:1-2 hablan de esta gran
nube de testigos.
Por lo tanto, también nosotros, que tenemos tan grande nube de testigos a
nuestro alrededor, liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y
corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la
mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que le
esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio, y se sentó a la derecha
del trono de Dios (Hebreos 12:1-2).

Esta gran nube de testigos tiene un papel en los tribunales del Cielo. La
palabra testigo en Hebreos 12:1 habla de aquellos que dan testimonio
judicial. La nube de testigos tiene una voz en los tribunales del Señor en
cuanto a los propósitos del Reino por los cuales dieron sus vidas. Ellos
tienen derecho de hablar en los tribunales porque se han ganado un buen
testimonio, lo cual tiene que ver con aprobación judicial.

Necesitamos entender que los santos de la antigüedad todavía están muy


involucrados en las causas por las cuales dieron sus vidas. No meramente
nos están gritando palabras de ánimo y aliento desde una gran tribuna
celestial. De hecho, están en los tribunales dando su voz y testimonio a
favor de nosotros quienes ahora tenemos que completar la obra por la cual
ellos dieron sus vidas.
Es a esto lo que se refiere el término “los espíritus de los justos hechos
perfectos” en Hebreos 12:23.

A la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a


Dios, el Juez de todos, a los espíritus de los justos que han sido hechos
perfectos (Hebreos 12:23).

Estos santos todavía tienen una voz y están dando testimonio en los
tribunales del Cielo. Se han ganado un lugar en los tribunales gracias a su
obediencia al Señor cuando estaban en la Tierra.

La Iglesia en el Cielo y en la Tierra


Al funcionar en los tribunales desde la esfera terrenal, hemos de entrar en
acuerdo con la intercesión de estos testigos. Nuestro acuerdo con ellos
produce el derecho legal para que el cielo cumpla la razón por la cual
dieron sus vidas. Sea cual haya sido la razón – esferas de la sociedad
ganadas para el Señor, lugares geográficos llevados bajo el dominio del
Reino o naciones discipuladas para que llegaran a ser una cultura del
Reino – tienen que haber precedentes legales establecidos antes de que se
puedan cumplir. Esto solo ocurrirá cuando la Iglesia que está en la Tierra y
la Iglesia que está en el Cielo entren en acuerdo para que la voluntad de Su
Reino sea hecha. Efesios 3:14-15 nos muestra que hay una sola iglesia,
estemos en la Tierra o ya estemos en el Cielo.

Por eso yo me arrodillo delante del Padre de nuestro Señor Jesucristo, de


quien recibe su nombre toda familia en los cielos y en la tierra (Efesios
3:14-15).

Estemos en el Cielo o en la Tierra, somos una iglesia. Juntos estamos


luchando por un propósito, que es ver al Cielo invadir a la Tierra y que se
manifieste la agenda máxima del Reino. Esta iglesia (en el Cielo y en la
Tierra) tiene que tomar el lugar que le corresponde en el sistema judicial
del Cielo.

Poco antes de que me tocara enseñar acerca de la gran nube de testigos y


sus funciones en los tribunales del Señor, mi esposa, Mary, tuvo un sueño.
Yo no le había dicho qué era lo que estaba a punto de enseñar. De hecho,
yo temía que ella no pudiera aceptarlo, y para ser honesto, yo también
estaba un poco inseguro acerca de lo que estaba a punto de compartir.
Cuando ella tuvo este sueño sin ningún conocimiento de lo que yo estaba a
punto de enseñar, captó mi atención.

En el sueño, mi padre natural (quien había fallecido dieciséis años antes)


vino con ella y le comunicó que no le había agradado el servicio funerario
que habíamos tenido para él. Le dijo a Mary, en el sueño, que quería otro
servicio. Le explicó que desde que había estado en Cielo, había escuchado
a un coro de niños africanos cantar “Día Feliz”. Él ahora quería otro
servicio memorial en el cual un coro de niños africanos cantara “Día
Feliz”. En el sueño, ya se estaban haciendo planes para hacerle un nuevo
servicio para honrar a mi padre de esta manera.

Cuando ella me contó de este sueño, supe que era el Señor confirmándome
lo que yo estaba a punto de enseñar. Enseñé la lección acerca de la gran
nube de testigos. Les dije a los que estaban presentes que la nube de
testigos que estaban operando en los tribunales del Señor debían ser
honrados por el sacrificio que habían hecho para el Reino de Dios. Yo
sabía que esto era lo que se estaba comunicando por medio del sueño de
Mary acerca de mi Padre.

Al terminar la reunión, puse un corto video de un coro de niños africanos


cantando “Día Feliz”. Lo hice en honor a mi Padre y su vida. Yo estaba
honrando el legado de mi padre natural y su lugar en la gran nube de
testigos. Al hacer esto, la presencia del Señor llenó el cuarto en gran
manera y yo sabía que era el Señor dando Su confirmación a lo que se
había enseñado ese día.

No pueden Ser perfeccionados sin nosotros

La gran nube de testigos se para delante del trono del Cielo y testifican en
cuanto a los propósitos del Reino de Dios que todavía se tienen que lograr.
La Biblia claramente dice que ellos, aparte de nosotros, no pueden ser
perfeccionados. Hebreos 11:39-40 nos dice que su pasión máxima no
puede cumplirse sin que nosotros terminemos y nos unamos a su sacrificio
para ver que los propósitos de Dios se cumplan.
Y aunque por medio de la fe todos ellos fueron reconocidos y aprobados,
no recibieron lo prometido. Todo esto sucedió para que ellos no fueran
perfeccionados aparte de nosotros, pues Dios había preparado algo mejor
para nosotros (Hebreos 11:39-40).

La gran nube de testigos obtuvo un buen testimonio y el derecho de hablar


en los tribunales del Cielo. Por medio de su testimonio, los juicios que son
instrumentales en el establecimiento de la voluntad de Dios en la Tierra ya
pueden ser declarados desde el Cielo. La nube de testigos dieron sus vidas
para ver al Reino venir a la tierra, y siguen dedicados a esta misión hasta
que sea realidad. Ellos, sin nosotros, no pueden ser perfeccionados.

Hace algunos años tuve un sueño en el cual yo estaba desayunando con


Smith Wigglesworth, el gran apóstol de la fe quien tuvo un ministerio de
sanidades extraordinario. Recuerdo que en el sueño yo estaba pensando,
este hombre está muerto, pero aquí estoy conversando con él como si
estuviera vivo. El pensamiento que yo tenía era que él orara por mí antes
de que se acabara la “reunión”. El sueño terminó antes de que esto
sucediera.

Por años este sueño me intrigó. ¿Cuál era el significado, si es que había
uno, de que yo estuviera conversando con Smith Wigglesworth – un
hombre que ya había muerto y partido al Cielo? Ahora creo que Smith
Wigglesworth forma parte de la gran nube de testigos. Mi “reunión” con él
tenía que ver con algo que él llevaba en su ministerio que yo había de
llevar. ¿Podría ser que él de hecho estaba intercediendo por mí, para que
yo tuviera la unción que él había tenido para sanidades? ¿Podría ser que él
estaba peticionando a los tribunales del cielo que dieran un veredicto que
me permitiría caminar en la misma autoridad en la cual él caminó como el
“apóstol de la fe”?

Muchos años después, cuando yo estaba en una reunión donde había


profetas videntes que podían ver el cielo y lo que ocurría en el sistema
judicial, uno de ellos comenzó a declarar que Smith Wigglesworth estaba
presente y que me quería dar su unción. ¡Yo estaba asombradísimo!
Primero el sueño, y ahora una palabra profética. Sin embargo, tengo
mucho cuidado con esta clase de asunto. Sé que es demasiado fácil
extraviarnos en las dimensiones de engaño y hasta de hechicería. Pero a la
vez, no me quería perder de nada de lo que el Señor tenía para mí.

El profeta vidente, quien es muy humilde de corazón, se quitó la bufanda


que tenía en su cuello y la puso sobre mi cuello como un manto para
simbolizar la unción de Smith Wigglesworth que venía sobre mí. Me
sometí a esto y ante mi asombro, cuando puso la bufanda sobre mi cuello
empecé a sentir un calor intenso en mi cuello y por toda mi espalda. Sin
duda recibí algo del Señor y he comenzado a caminar en ello. La nube de
testigos está comprometida a ayudarnos a cumplir con nuestras
asignaciones en nuestras generaciones porque sin nosotros, ellos no serán
perfeccionados.

Comparto una última historia para ilustrar la operación de la gran nube de


testigos en los tribunales del Cielo. Cierto hombre todavía joven quedó
gravemente herido en un accidente automovilístico. Los médicos dijeron
que debió haber muerto. Aunque vivió, quedó en estado de coma por un
tiempo muy largo. Cuando por fin salió de su coma contó una historia muy
intrigante. Mientras estaba en coma, se encontró en la sala del tribunal del
Cielo. El asunto que estaban debatiendo allí era si este joven debía ya
residir en el Cielo o si debía permanecer en la Tierra para cumplir lo que
estaba escrito en los libros del Cielo acerca de él. Él dijo que había varias
personas allí dando sus opiniones y testimonios en cuanto al asunto.

De repente entró un hombre a la sala. Tenía una barba blanca muy larga,
era muy humilde y comenzó a testificar acerca de por qué se le debía
permitir a este joven permanecer en la Tierra y cumplir su destino. En
base al testimonio de este hombre, el tribunal rindió un veredicto que
permitió a este hombre joven vivir y terminar su carrera en la tierra.
Ahora, recuerda que este joven estaba en estado de coma mientras veía
todo este proceso.

Cuando este hombre con la gran barba larga dio vuelta para irse, el joven
le llamó y le dijo, “Por favor, Señor, deténgase”. El hombre se detuvo y
miró a este joven cuyo destino en la tierra recién se había asegurado.
“Señor, ¿cuál es su nombre?” El hombre respondió, “Mi nombre es Noé”.
¡Qué tremendo! Algunos tienen problema con esto por varias razones. Sin
embargo, sí se alinea con el hecho de que hay espíritus de hombres justos
que funcionan en los tribunales del Cielo.

Aun el Señor mismo dijo que Noé era uno de los tres intercesores
extremos que se habían ganado un lugar en los tribunales del Cielo.
Ezequiel 14:14 habla de Noé, Daniel y Job como quienes tienen gran
autoridad como intercesores.

Si estuvieran en medio de ella estos tres hombres: Noé, Daniel y Job, sólo
ellos, por su justicia, librarían sus propias vidas, dice Jehová, el Señor
(Ezequiel 14:14).

Cuando Dios habló estas palabras, los tres ya estaban muertos y en el


cielo, mas Dios todavía se refiere a ellos como si todavía estuvieran
funcionando en intercesión. ¿Todavía tienen función en el Cielo como
parte de los hombres justos perfeccionados? Creo que sí. Todavía forman
parte de las actividades en el tribunal para ayudar a darle al Señor el
derecho legal de cumplir la pasión de Su Padre.

Hay una nube muy real de testigos en el Cielo. Forman parte del sistema
judicial en el Cielo. Tienen una función estratégica como testigos en este
proceso judicial. No pueden ser perfeccionados sin nosotros. Que
aprendamos a fluir en un acuerdo con ellos para que los propósitos de Dios
en la tierra se manifiesten.
9
La voz del Juez
El juicio de O.J. Simpson fue conocido como el Juicio del Siglo. Lo
acusaron de asesinar a su ex-esposa y a Ron Goldman. El veredicto fue que
O.J. era inocente y quedó libre. Este veredicto fue muy sorprendente y
muchos dudan del resultado hasta el día de hoy. Me acuerdo bien de todo
el drama que hubo cuando ambos lados, tanto el procurador, así como los
abogados de la defensa, presentaron evidencias que apoyaban sus posturas
respectivas.

El Juez en ese caso fue Lance Ito. Muchos han criticado la manera en que
condujo el juicio. Se quejan de que permitió que se presentara evidencia
que no correspondía y que se dejó llevar por la publicidad generada por
este juicio tan prominente. No obstante, durante el juicio, el Juez Ito tenía
la última palabra.

Así también sucede en los tribunales del Cielo. El Juez sentado en el trono
de los tribunales del Cielo tiene la última palabra. En los tribunales del
Cielo se pueden presentar muchos casos, con muchos testigos y mucha
evidencia, pero finalmente solo el Juez de Justicia determina el veredicto.
Sus veredictos siempre son justos y verdaderos. Vemos esto en 1 Reyes
22:19-23 cuando Micaías empieza a revelar lo que vio en los tribunales del
Cielo en cuanto a Ajab y su destrucción Pero Micaías replicó: “¡Ahora vas
a oír la palabra del Señor! Yo vi al Señor en su trono, rodeado de todos los
ejércitos del cielo. Y el Señor preguntó: ‘¿Quién incitará a Ajab para que
ataque a Ramot de Galaad y sea derrotado?’ Las opiniones estaban
divididas. Pero un espíritu se presentó ante el Señor y dijo que él lo
incitaría. Cuando el Señor le preguntó cómo lo haría, el espíritu dijo:
“Voy a mezclarme entre los profetas, y los haré decir mentiras.” Entonces
el Señor le dijo: “Pues ve y hazlo pronto. Indúcelos a que hagan lo que
dices.” Así que el Señor ha puesto en labios de tus profetas un espíritu que
los hace decir mentiras. Y el Señor ha determinado que te sobrevenga la
calamidad (1 Reyes 22:19-23 RVC).
El Señor estaba rodeado de todos los ejércitos del cielo, y entonces hubo
un debate acerca de cómo podían causar que Ajab cayera. Ajab había
llevado a Israel a la maldad, y el Señor estaba listo para juzgarlo. Las
Escrituras dicen que las opiniones estaban divididas en cuanto a cómo
hacerlo. Luego un espíritu se presentó ante el Señor y dijo que él lo
incitaría y que haría que los profetas de Ajab hablaran mentiras. El Señor
entonces dictó una sentencia. Dijo, “Ve y hazlo pronto”.

Qué vistazo más asombroso del sistema judicial en el Cielo. En este


pasaje, hay muchas voces en el tribunal dando ideas y testimonios en
cuanto a lo que se debe hacer. Pero cuando el Señor ya estaba listo para
tomar una decisión y emitir un juicio, lo hizo como el Señor que está
sentado en el trono como Juez. El Señor es el Juez Justo quien hace bien
todas las cosas.

Padre y Juez
Es muy interesante que en Hebreos 12:23 el Señor es revelado como “Juez
de todos”.
A la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a
Dios, el Juez de todos, a los espíritus de los justos que han sido hechos
perfectos (Hebreos 12:23).

No se revela aquí como nuestro Padre, o Salvador, o Rey. Se revela como


Juez. La razón es que estos pasajes están revelando el sistema judicial del
Cielo y Él, como Juez, tiene la última palabra. De hecho, Él es todo lo que
previamente se ha mencionado y más, pero es el Juez de todos porque
rinde veredictos, juicios y sentencias que traen orden y justicia.

Quiero hacer una declaración que es fundamental para el tema de este


libro. Es nuestra tarea, como individuos y la Ecclesía, darle a Dios, como
el Juez de todos, el derecho legal de cumplir Su pasión paternal. Debemos
recordar que Dios es un Padre; Su corazón tiene deseos, sueños y anhelos
para Su familia, al igual que los padres terrenales. Él anhela ver que estos
deseos de Su corazón para con Su familia se hagan realidad. Dios es
también el Juez de todos quien tiene que rendir juicios legales en justicia y
santidad. Como hemos descubierto. Puede haber asuntos legales que
impiden que Sus deseos paternales se cumplan. Dios nunca hará
concesiones como Juez para poder cumplir Sus deseos paternales. Hacerlo
lo haría menos que Dios. Así que es nuestra tarea, como Su pueblo, Su
Ecclesia, establecer los precedentes legales necesarios para que Dios
pueda cumplir legalmente Sus deseos como un Padre.

Quitarle el derecho legal al enemigo

Una de las mejores maneras en que yo puedo explicar esto es con esta
historia. Cierta mujer muy cerca a nuestra familia fue diagnosticada con
cáncer de mama. Cuando ella apenas había contado con 13 años de edad,
su propia madre había recibido el mismo diagnóstico de cáncer de mama y
había fallecido apenas a los 43 años de edad. Esta enfermedad había
invadido su cuerpo tal como estaba ahora invadiendo el cuerpo de su hija.
Esta amiga nuestra tenía 43 años cuando fue diagnosticada y también tenía
una hija de 13 años. Los paralelos eran sorprendentes. Yo sabía que
estábamos tratando con una maldición generacional familiar.

Cuando ella ya estaba en su lecho de muerte, su esposo me llamó y me


pidió que orara por ella. Fui a su casa donde ya había personas reunidas
alrededor de su cama orando por ella. Puse mi mano sobre su cabeza y
comencé a orar – empecé a sentir la pasión del Padre por sanar a esta
mujer. Era inequivocable. Yo había sentido esto en muchas ocasiones
anteriores frente a muchas otras situaciones y lo conocía bien. Oré por la
unción y el poder del Espíritu del Señor. No era una oración natural, sino
una oración sobrenatural. Sin embargo, doce horas después, murió. Murió
a la edad de 43 años, dejando a una hija de 13 años – ¡exactamente como
había ocurrido con su propia mamá! Qué tragedia. No fue hasta mucho
tiempo después que pude explicar por qué esto había ocurrido. En el
momento que yo estaba orando, yo no sabía que esta mujer y su esposo
habían tramado para robarle a otra persona de ciertos recursos que poseía.
Esta actividad de deshonor y robo había abierto la puerta para que esta
maldición familiar viniera sobre su vida.

Proverbios 26:2 dice que una maldición tiene que tener una causa para
poder llegar.
Gorrión sin rumbo, golondrina que revolotea: ¡eso es la maldición sin
causa, pues nunca llega! (Proverbios 26:2 RVC).

Aquí se presentan a las maldiciones como golondrinas que están


revoloteando, sin rumbo. No pueden aterrizar a menos que haya un
derecho legal que les permita aterrizar. Esta mujer tenía una maldición en
su familia que estaba “revoloteando” alrededor de ella, buscando una
oportunidad legal para llegar y afligirla. Ella de hecho había confesado,
profesado y hecho todo lo que sabía hacer, para que esta maldición no le
llegara a ella ni a su familia por años.

Sin embargo, cuando ella y su esposo abrieron la puerta a esta maldición a


través de su deshonor y robo, la maldición entonces tuvo una razón legal
para poder aterrizar en ella. Miqueas 2:1-3 muestra lo que ocurrió en esta
situación.

¡Ay de los que aun acostados hacen planes inicuos y maquinan el mal, y en
cuanto amanece los ejecutan, porque tienen el poder en la mano! Codician
las propiedades de otros, y se las quitan; codician casas, y las toman;
oprimen al hombre y a su familia, al hombre y a su heredad. Por lo tanto,
así ha dicho el Señor: “Ya he pensado lanzar contra esta familia una
calamidad de la cual no saldrán bien parados. No volverán a andar
erguidos, porque ese tiempo será malo” (Miqueas 2:1-3).

Dios dice que si alguien roba herencias, simplemente porque “tienen el


poder en la mano” – un desastre les puede venir del cual no podrán
escaparse. Esto es lo que le ocurrió a esta mujer y a su familia. Como
resultado de sus prácticas engañosas, el diablo tuvo un derecho legal de
afligirla con una maldición familiar. El diablo tuvo el permiso legal de
quitarle la vida aun cuando la pasión de Dios era sanarla. La única manera
en que Dios hubiera podido sanarla era si ella se hubiera arrepentido por lo
que había hecho. Entonces el poder de la maldición se hubiera quebrantado
y Dios como Juez hubiera podido, de manera legal, cumplir Su pasión
como Padre.

Recuerda que legalmente Dios no puede hacer concesiones como Juez para
poder cumplir Su pasión paternal. Tenemos que darle el derecho legal
como Juez para satisfacer los deseos de Su corazón como Padre. De otra
manera el diablo gana y Dios pierde, aunque Su pasión siempre es de
hacernos el bien. Una vez que captemos este principio, dejaremos de
preguntar, “¿Por qué no hizo Dios algo?’ cada vez que algo malo ocurre.
Dios no puede intervenir hasta que le demos el derecho legal de hacerlo.
Su pasión es siempre bendecir, sanar, y mostrar misericordia. Es por eso
que Santiago 1:16-17 nos dice que es la pasión de Dios de siempre hacer el
bien.

Queridos hermanos míos, no se equivoquen. Toda buena dádiva y todo don


perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces, en quien no hay
cambio ni sombra de variación (Santiago 1:16-17).

Cuando leemos en las Escrituras que algo malo fue hecho “por Dios”, es
mi opinión personal que Dios no lo “hizo”, simplemente tuvo que
“permitirlo” legalmente. Cuando el diablo tiene un derecho legal de hacer
el mal, Dios tiene que permitirlo a menos que alguien venga al tribunal del
Cielo para refutar ese derecho. Veamos el ejemplo de Job. Dios no mató a
los hijos de Job, ni lo afligió con enfermedad ni le quitó sus riquezas.
Satanás lo hizo. Dios no quería que esto ocurriera, pero Satanás presentó
un caso mostrando su derecho legal de afligir a Job. Sus acusaciones en
contra de Job tenían que ver con los motivos del corazón de Job. En Job
1:9-11 vemos a Satanás diciéndole al Señor que Job solo servía a Dios
porque Dios le había bendecido y dado tanto.

Pero Satanás le respondió al Señor: “¿Y acaso Job teme a Dios sin recibir
nada a cambio? ¿Acaso no lo proteges, a él y a su familia, y a todo lo que
tiene? Tú bendices todo lo que hace, y aumentas sus riquezas en esta
tierra. Pero pon tu mano sobre todo lo que tiene, y verás cómo blasfema
contra ti, y en tu propia cara” (Job 1:9-11 RVC).

Tal parece que todo es evaluado y juzgado en el Cielo. Aun cuando


estamos haciendo todo bien, el diablo todavía puede cuestionar nuestros
motivos. Esto es lo que causó que Job cayera en tanta tribulación. Esto me
dice que tenemos que permitir al Espíritu Santo a no solo darnos el poder
de caminar en rectitud, sino también el poder para que lo hagamos con un
corazón puro y limpio. Dios tuvo que permitir estas aflicciones hasta que
Job pusiera las cosas en orden, rescindiendo de esta manera los derechos
legales de Satanás. Una vez que Job hizo esto, Dios rindió un juicio que le
restauró a Job el doble de lo que había perdido.

Cuando el mal ocurre, siempre debemos buscar el derecho legal que lo


permite. Cuando lo hacemos, confiadamente podemos entrar en el tribunal
del Cielo, tratar con las legalidades, y cerrarle la puerta el mal.

Este principio explica por qué los intercesores con tanta frecuencia sienten
la pasión de Dios en su oración, y, sin embargo, nada parece cambiar. Es
muy posible sentir lo que Dios siente, experimentar Sus deseos y aun así
no poder mover nada en la dimensión espiritual. Conocer el corazón de
Dios y poder administrarlo legalmente son dos cosas diferentes. Si
queremos ver la pasión de Dios manifestarse en la tierra, tenemos que
hacer que las cosas legalmente estén en su lugar debido. El diablo siempre
quiere resistir a Dios y a nosotros con legalidades. Dios no anula a Su
propio sistema judicial para hacer cumplir Su pasión. No lo puede hacer.
Nosotros tenemos que involucrarnos en este sistema y darle el derecho
legal de cumplir Su pasión.

El arrepentimiento – La llave faltante

En Mateo16:18-19 Jesús dijo que el pueblo gubernamental, Su Ecclesía,


que Él edificaría, usaría llaves de autoridad para atar y desatar todo lo
necesario en el terreno legal para que Sus propósitos para el Reino se
cumplieran.

“Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y


las puertas del Hades no podrán vencerla. A ti te daré las llaves del reino
de los cielos. Todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo
lo que desates en la tierra será desatado en los cielos” (Mateo 16:18-19).

A la Iglesia o Ecclesia se le ha dado llaves para atar y desatar. Como


compartí en un capítulo anterior, las palabras atar y desatar son de
naturaleza legal. Nosotros, como el pueblo individual y corporal de Dios,
hemos de entrar a los tribunales del cielo y establecer las cosas que han de
ser atadas para que Dios pueda cumplir legalmente la pasión de Su padre.
También hemos de desatar o disolver contratos que el diablo tiene en la
dimensión terrenal que le dan el derecho legal de matar, hurtar y destruir.
Él tiene que tener un derecho legal para hacerlo y nuestra tarea es quitarle
ese derecho legal. Lo hacemos al arrepentirnos por nosotros, nuestra
historia y la historia de nuestras naciones. Todo lo que el diablo está
haciendo en las naciones lo puede hacer porque nuestros pecados y los
pecados de nuestras generaciones le han dado el derecho legal de hacerlo.
Cuando nos arrepentimos, le estamos quitando su derecho legal para
operar. Estamos rompiendo el lazo del diablo. 2 Timoteo dice que
rompemos el lazo y hacemos libres a las personas por medio del
arrepentimiento.

Debe corregir con mansedumbre a los que se oponen, por si quizá Dios les
conceda que se arrepientan para conocer la verdad y escapen del lazo del
diablo, en que están cautivos a voluntad de él (2 Timoteo 2:25-26).

Toma nota de que es Dios quien concede arrepentimiento. El


arrepentimiento es una actividad legal que afecta a los tribunales del
Cielo. Cuando me arrepiento y entro en acuerdo con el testimonio de la
sangre y de otras voces, el acusador es silenciado. El lazo que ha formado
es roto, y nos podemos escapar. Ya no estamos atados a él para que él haga
su voluntad, sino que somos libres de su opresión. Él ya no tiene el
derecho legal de atormentar y aterrorizarnos. Cuando nos arrepentimos, le
damos a Dios, como el Juez de todos, el derecho legal de rendir veredictos
desde Su trono en acuerdo con el propósito de Su reino. El Juez de todos
está esperando que nosotros le demos el derecho legal de manifestar Su
bondad.

El mandato de la Ecclesia

Génesis 18:20-21 nos muestra que Dios mismo bajó a Sodoma y Gomorra
para examinar el clamor y la evidencia que requería juicio.
Entonces Jehová le dijo: —Por cuanto el clamor contra Sodoma y
Gomorra aumenta más y más y su pecado se ha agravado en extremo,
descenderé ahora y veré si han consumado su obra según el clamor que ha
llegado hasta mí; y si no, lo sabré (Génesis 18:20-21).
De alguna manera el clamor en contra de Sodoma y Gomorra había
llegado al trono de Dios. Este clamor estaba presentando evidencia de que
la ciudad merecía juicio y destrucción. El Señor bajó para investigar y
validar la evidencia que se había dado. El Señor hace algo muy
interesante. Incluye a Abraham en la situación. Génesis 18: 17-18 muestra
que Dios comparte con Abraham lo que está a punto de suceder.

Jehová dijo: “¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, habiendo de


ser Abraham una nación grande y fuerte y habiendo de ser benditas en él
todas las naciones de la tierra?” (Génesis 18:17-18).

Una lectura casual nos haría pensar que Dios simplemente estaba
compartiendo la información porque Abraham era Su amigo. Esto es
cierto, pero había una razón mucho más profunda por la cual Dios
compartió esto con Abraham. Involucró a Abraham en el asunto porque
Dios estaba buscando una razón legal para mostrar misericordia. Él sabía
que Abraham buscaría darle a Dios una razón legal para mostrar
misericordia. Génesis 18:22-26 nos muestra que Abraham, está buscando
darle a Dios una razón legal para no castigar a este lugar tan depravado.

Se apartaron de allí los varones y fueron hacia Sodoma; pero Abraham


permaneció delante de Jehová. Se acercó Abraham y le dijo: —¿Destruirás
también al justo con el impío? Quizá haya cincuenta justos dentro de la
ciudad: ¿destruirás y no perdonarás a aquel lugar por amor a los cincuenta
justos que estén dentro de él? Lejos de ti el hacerlo así, que hagas morir al
justo con el impío y que el justo sea tratado como el impío. ¡Nunca tal
hagas! El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? Entonces
respondió Jehová: — Si encuentro en Sodoma cincuenta justos dentro de
la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos (Génesis 18:22-26).

Favor de tomar nota que Abraham peticionó a Dios a base de que Él era
Juez y que estaban juzgando justamente. Dios estuvo de acuerdo con
Abraham de que no la destruiría si había cincuenta justos. Abraham siguió
peticionando a Dios como Juez, hasta que por fin la condición se redujo a
diez justos. El Señor, por el bien de diez hombres justos, perdonaría a la
ciudad y al territorio de la destrucción. Génesis 18:32-33 muestra cómo
este intercambio legal ocurre.
Volvió Abraham a decir: —No se enoje ahora mi Señor; sólo hablaré esta
vez: quizá se encuentren allí diez. — No la destruiré —respondió Jehová
—, por amor a los diez. Luego que acabó de hablar a Abraham, Jehová se
fue y Abraham volvió a su lugar (Génesis 18:32-33).

Dios estaba buscando una razón por la cual ser misericordioso y sabía que
Abraham haría todo por dársela legalmente. Yo he escuchado a muchas
personas decir que Abraham detuvo demasiado pronto su intercesión. Esto
sencillamente no es cierto. En la cultura de ese día y en la cultura judía, el
número 10 representa el menor número menor que constituye un gobierno.
Dios dijo que si Él podía encontrar a diez hombres justos, el menor
número que podía representar un gobierno, por el bien de esos diez
perdonaría a la ciudad. A veces pensamos que necesitamos que toda la
población se arrepienta, o cuando menos la mayoría, para recibir la
misericordia de Dios. En realidad, lo que necesitamos es una
representación gubernamental de la población para peticionar a los
tribunales del Cielo misericordia en vez de juicio.

Esta es la tarea de la Ecclesia – ser esa representación gubernamental que


puede operar en el tribunal del Cielo para conseguir bendiciones del Cielo
para una nación o una generación. Dios salvará a las naciones por el bien
de la Ecclesia que está allí, si somos justos y tenemos autoridad
gubernamental justa y reconocible en los tribunales del Cielo. Dios está
buscando una razón para ser justo y mostrar misericordia. Es nuestra tarea
como Su pueblo establecer las cosas legalmente para que Él, como Juez,
pueda cumplir Su pasión paternal.

El Señor es Juez de todos. También es nuestro Padre quien desea bendecir


y permitirnos que entremos a nuestra herencia. Que lleguemos a ser
proficientes en Sus tribunales para que Él legalmente tenga el derecho
como Juez de bendecir nuestra entrada y salida. Esta es la pasión del
corazón del Padre.
10
El testimonio de la Asamblea General
Cuando un juez entra a una sala de tribunal, se acostumbra que todos los
presentes se pongan de pie para honrar al juez. Debe haber una atmósfera
de honor en la sala del tribunal hacia el juez y todo lo que sucede en el
tribunal. El tribunal tiene el poder y la habilidad de hacer juicios que
pueden alterar vidas con sus decisiones. Así también es en el tribunal del
Cielo. Si un tribunal natural y terrenal tiene este poder, cuánto más el
tribunal Celestial donde el Juez de todos está presidiendo. En el tribunal
del Cielo, hay una atmósfera de adoración y reverencia en todos los
procesos jurídicos y los veredictos que ocurren.

Es por eso que las Escrituras dicen que es en este tribunal del Cielo donde
llegamos a la Asamblea General. Hebreos 12:23 lo dice:

A la asamblea general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en


los cielos, y a Dios, el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos
ya perfectos (Hebreos 12:23 LBLA).

El término “asamblea general” significa compañerismo universal o una


reunión de multitudes. Aquí habla de la multitud que está adorando ante el
trono del Cielo, procedente de toda tribu, lengua, nación y pueblo.
Apocalipsis 7:9-12 nos da un vistazo de esta gran reunión congregacional
de adoración ante el trono.

Después de esto miré, y vi una gran multitud, la cual nadie podía contar,
de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas. Estaban delante del trono
y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en
sus manos. Clamaban a gran voz, diciendo: “¡La salvación pertenece a
nuestro Dios,
que está sentado en el trono, y al Cordero!”
Y todos los ángeles que estaban en pie alrededor del trono y de los
ancianos y de los cuatro seres vivientes, se postraron sobre sus rostros
delante del trono y adoraron a Dios, diciendo:
“¡Amén! La bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, la
honra, el poder y la fortaleza sean a nuestro Dios por los siglos de los
siglos. ¡Amén!” (Apocalipsis 7:9-12).

En el sistema judicial del Cielo, alrededor del trono hay adoración. La


adoración forma parte de los procesos judiciales del tribunal. La adoración
en su mera esencia es gubernamental en naturaleza. De hecho, la adoración
crea la atmósfera desde la cual el Tribunal del Cielo opera. Cuando
adoramos, tomamos nuestro lugar en la Asamblea General que es parte del
sistema judicial del Cielo. Aunque nuestros pies están en el planeta, en el
espíritu ascendemos y formamos parte de esta multitud de adoradores en
los tribunales del Cielo. Frecuentemente decimos que la presencia de Dios
“vino” mientras adorábamos. Me gustaría presentar otro concepto.
Posiblemente no es que la presencia de Dios haya venido o “bajado” sino
más bien, que nosotros hemos “ascendido” a la atmósfera del Trono y los
tribunales del Cielo. Cuando adoramos, entramos al proceso
gubernamental de la sala del trono del Cielo. Tomamos nuestro lugar en la
sala del trono y desde allí formamos parte del proceso del Cielo de rendir
veredictos que tocan y cambian a la Tierra. El resultado de nuestra
adoración no es meramente que el piel se nos eriza y lagrimeamos un
poco. Cuando nuestra adoración se une a la del Cielo, ejercemos autoridad
gubernamental desde los tribunales del Cielo. Podemos ver esto en cierta
medida en Apocalipsis 5:8-14. Estos versículos nos muestran que la
adoración comienza alrededor del trono y se mueve de esfera a esfera
hasta que toda la creación está adorando.

Cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro
ancianos se postraron delante del Cordero. Todos tenían arpas y copas de
oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos. Y cantaban un
cántico nuevo, diciendo:
“Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste
inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje,
lengua, pueblo y nación; nos has hecho para nuestro Dios un reino y
sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.”
Miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, de los seres
vivientes y de los ancianos. Su número era millones de millones, y decían
a gran voz:
“El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la
sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.”
A todo lo creado que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y
en el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, oí decir:
“Al que está sentado en el trono y al Cordero,
sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder,
por los siglos de los siglos.”
Los cuatro seres vivientes decían: “¡Amén!” Y los veinticuatro ancianos se
postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los
siglos. (Apocalipsis 5:8-14).

La adoración comienza alrededor del trono con los cuatro seres vivientes y
la multitud de ángeles y ancianos – miles multiplicados por diez miles de
ellos. Luego invade a toda criatura en el Cielo, en la Tierra, y debajo de la
Tierra. Impacta a los que están en el mar. Se escuchaba a todos adorar al
Señor quien está sentado en el trono. La adoración que tuvo su origen con
los cuatro seres vivientes alrededor del Trono toca e involucra a toda la
creación de Dios antes de terminar.

Al adorar hemos de entrar y pararnos en los tribunales del Cielo para


ayudar a crear la atmósfera donde la actividad judicial ocurre. Cuando
experimentamos Su presencia en la dimensión terrenal, es porque hemos
entrado a la dimensión del Cielo, y entonces formamos parte del proceso.
Es por esto que vemos en Hebreos 12:22-23 que hemos llegado a ciertas
cosas; éstas no han llegado a nosotros, sino nosotros hemos llegado a
ellos. Hemos entrado a la dimensión espiritual del Cielo. Aunque estemos
en la dimensión natural en la Tierra, simultáneamente podemos estar en el
espíritu alrededor del Trono de Dios en el Cielo. Esto ocurre por medio de
nuestra interacción con la adoración del Cielo y por ser una parte
funcional de la Asamblea General o la reunión congregacional masiva ante
el trono.

El Tabernáculo de David
Vemos esto en la vida de Dios y su establecimiento de Sión. Una de las
primeras cosas que hizo David cuando llegó a ser el rey absoluto de Israel
fue establecer un lugar llamado Sión. Sacó al Arca del Pacto de donde
había estado y lo trajo a Jerusalén. Estableció lo que llegó a ser conocido
como el Tabernáculo de David en el Monte Sión.

Metieron, pues, el Arca de Jehová, y la pusieron en su lugar, en medio de


una tienda que David le había levantado; y sacrificó David holocaustos y
ofrendas de paz delante de Jehová (2 Samuel 6:17).

David cultivó y hospedó la presencia de Dios en el Monte Sión. Estableció


adoración durante las 24 horas del día para que él pudiera gobernar
efectivamente a una nación desde la presencia del Señor. La adoración del
tabernáculo de David se conectaba con la adoración del Cielo, permitiendo
un fluir de actividad judicial desde el Cielo hasta la Tierra. David no
gobernó por sus habilidades naturales sino por medio de habilidades
sobrenaturales que venían del Cielo.

Si hemos de funcionar en los tribunales del Cielo efectivamente, tenemos


que ser adoradores. Nuestra adoración tiene que estar conectada y unida
con lo que está sucediendo alrededor del Trono de Dios. Es por esto que
Jesús está buscando adoradores. Juan 4:23-24 nos muestra la pasión del
Padre de que los adoradores tomen su debido lugar.

Pero viene la hora, y ya llegó, cuando los verdaderos adoradores adorarán


al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre busca que lo
adoren tales adoradores. Dios es Espíritu; y es necesario que los que lo
adoran, lo adoren en espíritu y en verdad” (Juan 4:23-24).

Toma nota de que el Señor no está buscando adoración, sino adoradores.


Cuando adoramos en espíritu y en verdad, calificamos para funcionar
como el pueblo gubernamental de Dios. La verdadera adoración nos
permite entrar al proceso judicial del Cielo con gran reverencia, temor,
asombro y honor. Cuando cultivamos el corazón de un adorador, creamos
una atmósfera en la Tierra que puede unirse con el Cielo y veremos
rendirse veredictos que provienen del sistema judicial.

Una historia que nos permite relacionar este principio concerniente a la


adoración me ocurrió después de que Dios me dio un sueño. En el sueño se
me mostró que lo que ocurrió con las torres gemelas del World Trade
Center el 11 de septiembre de 2001 fue debido a la actividad judicial del
Cielo. A los principados y potestades se les concedió el derecho legal de
atacar a los Estados Unidos de América porque no había una Ecclesia o
pueblo gubernamental reconocido en el Cielo en ese tiempo para
impedirlo.

Al despertar del sueño sentí de manera muy fuerte que si no tomábamos


nuestro debido lugar en los tribunales del Cielo, sufriríamos otro ataque
significativo en los Estados Unidos. Reuní a la Ecclesia que yo dirigía
apostólicamente y les compartí que, por alguna razón, se nos había
asignado detener cualquier ataque potencial. Nos reunimos como pueblo
gubernamental de Dios el 11/11/11. Al comenzar a entrar a los tribunales
del Cielo, claramente sentí que estábamos entrando a una lucha. De hecho,
al comenzar a tratar con el asunto legal que permitiría otro ataque, me di
cuenta de que la resistencia demoniaca era muy fuerte. Por cierto, yo
quería ya dejarlo a un lado y no seguir, pero yo sabía que ya habíamos
llegado a un punto donde no podíamos retroceder.

Los que tenían los dones de vidente/profeta me estaban diciendo qué veían
y percibían. Yo estaba haciendo lo mejor que podía para tomar mi lugar en
los tribunales. Como el apóstol en esta situación, yo era el responsable de
administrar lo que los videntes/ profetas estaban viendo y entendiendo.
Nos estábamos arrepintiendo por todo aquello que le estaba dando poder y
permiso a la jerarquía demoniaca en sus esfuerzos de traer más
destrucción a los Estados Unidos. Mas mientras nos arrepentíamos, nada
parecía cambiar. Tal parecía que los principados tenían un caso y que
nosotros no estábamos logrando lo necesario para que la voluntad de Dios
se cumpliera. Después de un período muy largo de tiempo, sentí de manera
muy fuerte que debíamos adorar mientras estábamos en los tribunales, y
entonar un canto específico. Comencé a dirigir el canto a capela. Mientras
adorábamos con este canto, de repente sentí un cambio en la atmósfera.
Los videntes/profetas confirmaron que de hecho habíamos recibido una
decisión de los tribunales y se había detenido un ataque antes de que
sucediera. Yo lo supe a causa del cambio en la atmósfera que tomó lugar y
los videntes/profetas lo confirmaron por lo que estaban viendo.

Habíamos silenciado al acusador y habíamos ganado un juicio de


misericordia desde el Trono del Cielo sobre los Estados Unidos.
Misericordia para los Estados Unidos se había obtenido en cuanto al
asunto por el cual el Cielo necesitaba que interviniéramos. Esto ocurrió
debido a nuestra adoración. De alguna manera nuestra adoración creó una
atmósfera y permitió que se diera testimonio en los tribunales que le
concedió a Dios el Juez el derecho legal de cumplir Su pasión Paternal.

Nuestra adoración crea atmósferas en las cuales los tribunales operan, pero
nuestra adoración también da testimonio en los tribunales que le da al
Señor el permiso legal de implementar Su pasión en la Tierra. La
adoración es una herramienta poderosa en los tribunales del Cielo.
Tenemos que ser adoradores que declaran Su gloria, bondad, pasión,
mérito y santidad. Cuando lo hacemos, nuestra voz como la Ecclesia
comienza a estar de acuerdo con las demás voces en los tribunales del
Cielo. Juntos le damos al Señor los derechos legales de impactar a la
Tierra con Su deseo y voluntad.

Es interesante que después de esta operación en los tribunales, hubo el


arresto de tres presuntos terroristas. Un hombre de nombre José Pimentel
fue arrestado el 20 de Noviembre del 2011, por tener planes de
bombardear tres lugares diferentes en la ciudad de Nueva York. El 7 de
enero del 2012, Sami Osmakac fue arrestado por su plan terrorista. En
febrero del 2012, Aminie El Khalifi fue arrestado por el plan que tenía de
atacar a los Estados Unidos también. No podemos comprobar de manera
absoluta que estos arrestos estaban directamente relacionados con nuestra
operación en los tribunales del Cielo. Pero sé que lo que se hizo por medio
de nuestra operación y adoración en los tribunales del Cielo estableció
algunas cosas para que la voluntad de Dios se hiciera. Nuestra operación
en los tribunales del Cielo no solo es necesaria para nuestras vidas y las
vidas de nuestras familias, sino también para naciones. El Espíritu Santo
nos guiará en esta función para establecer correctamente los asuntos
legales para que se cumpla la voluntad del Padre.

Ninguno de nosotros nos atreveríamos a entrar al tribunal natural en la


tierra sin honrar al juez a quien estamos solicitando un veredicto
favorable. Intuitivamente sabemos que se espera de nosotros – de hecho se
nos demanda – que demos honra. Al buscar entrar a los tribunales del
Cielo y ver que se rindan decisiones y veredictos a nuestro favor, que
seamos más y más adoradores que complacen al corazón del Padre. Que
seamos parte de la Adoración de El que está sentado en el Trono quien
crea la atmósfera para la actividad judicial. Desde esta atmósfera le
estamos permitiendo a Dios como Juez de todos legalmente cumplir Su
pasión paternal. Cuando esto ocurre, el Cielo legalmente invade a la Tierra
y Su voluntad es hecha aquí como en el Cielo. Qué privilegio se nos ha
dado. Que toda la gloria, honor, alabanza y acción de gracias le sean dadas
a Aquel que está sentado en el trono.
11
El testimonio de la Ecclesia/Iglesia
Toda persona que habla y da testimonio en un tribunal primero tiene que
ser reconocida. Toda persona en el tribunal, desde el juez, hasta los
abogados, hasta el jurado hasta los testigos tienen que estar inscritos,
comisionados y autorizados. Los jueces son nombrados por líderes del
gobierno. Los abogados tienen que ser reconocidos por el tribunal para que
puedan funcionar. El jurado es escogido y ellos, al igual que los testigos;
hacen juramento de que solo hablarán la verdad. Si hemos de tener
impacto en una situación de tribunal tenemos que tener jurisdicción para
operar allí. Así también sucede en los tribunales del Cielo. Se nos ha dicho
que la Iglesia de los primogénitos está registrado en el Cielo para que
operen en los tribunales del Señor. En otras palabras, a nosotros, como la
Iglesia/Ecclesia, se nos ha dado voz en el sistema judicial del Cielo.
Hebreos 12:23 nos lo muestra:

A la asamblea general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en


los cielos, y a Dios, el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos
ya perfectos, (Hebreos 12:23 LBLA).

Nosotros, como la iglesia de los primogénitos, estamos inscritos en los


tribunales del Cielo así que se nos ha dado jurisdicción en los tribunales.
Tenemos un derecho legal de operar en este tribunal y somos parte del
proceso del Cielo. Esto es tan importante y no lo debemos subestimar.

Conoce tu jurisdicción
El apóstol Pablo habló de la medida de la esfera que Dios le había dado. 2
Corintios 10:13 nos dice que Pablo se mantuvo dentro de su medida, sus
esferas, límites y jurisdicción.

Mas nosotros no nos gloriaremos desmedidamente, sino dentro de la


medida de la esfera que Dios nos señaló como límite para llegar también
hasta vosotros (2 Corintios 10:13 LBLA).
Si hemos de ser efectivos y protegidos, tenemos que mantenernos dentro
de la esfera que Dios nos ha dado. La palabra en el griego para esfera es
metron. Significa una medida o porción limitada. A todos se nos ha dado
un metron en el cual funcionar. Cuando funcionamos en ese metron o
porción limitada que se nos ha asignado, tenemos éxito y protección.

Como comenté en un capítulo anterior, hay diferentes niveles de operación


judicial en el Cielos. Así como hay tribunales criminales, hay tribunales
para reclamos menores, tribunales civiles, y otras expresiones en la Tierra.
Así ocurre también en el Cielo. Tenemos que ser reconocidos y estar
debidamente inscritos para operar dentro de una esfera del Cielo. Salir de
la esfera que Dios nos ha asignado no es productivo y es además muy
peligroso. Nos exponemos al ataque satánico y hasta a la destrucción.

La buena noticia es que todos podemos operar en el tribunal que la Biblia


llama el trono de gracia. Cada uno de nosotros como creyentes tenemos
derechos, privilegios y autoridades en esta esfera. Hebreos 4:16 nos dice
que hemos de acercarnos confiadamente a este tribunal en el Cielo.

Por tanto, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para


alcanzar misericordia y hallar gracia para cuando necesitemos ayuda
(Hebreos 4:16).

Cuando nos acercamos y presentamos nuestras peticiones que tienen que


ver con la familia y asuntos personales en este tribunal, es muy fácil
recibir veredictos a nuestro favor en este tribunal del Cielo. Desde Su
trono de gracia el Señor nos bendecirá con misericordia y gracia en
nuestro tiempo de necesidad. Cuando dejamos a un lado lo que es personal
y familiar y entramos a intercesión que tiene que ver con iglesias,
ciudades, estados, regiones y naciones, estamos entrando a un conflicto
que requiere otra jurisdicción. Tenemos que ser reconocidos en el cielo
para funcionar en los tribunales del Cielo en cuanto a estas cosas. Es una
cosa orar oraciones de bendición sobre nuestros gobiernos, gobernadores y
territorios; es otra cosa interactuar con principados que gobiernan estos
lugares. En los tribunales del Cielo, solo aquellos a quienes se les ha dado
jurisdicción deben contender con principados y potestades gobernantes.
Contender con principados que han obtenido su poder a causa de
generaciones múltiples de pecado es algo muy peligroso; hasta fatal, si no
hemos obtenido reconocimiento en los tribunales del Cielo a este nivel.

Es por esto que la Biblia dice que la Iglesia está inscrita en el Cielo. La
Ecclesia/Iglesia es el pueblo legislativo, gubernamental y judicial de Dios,
inscrita y autorizada para operar dentro del sistema judicial del Cielo.
Cuando la iglesia está funcionando donde debe, tenemos una autoridad
para obtener veredictos por parte del tribunal en contra de los poderes de
las tinieblas. Con estos veredictos en mano, ganaremos en el campo de
batalla cada vez. El asunto es que tenemos que tener jurisdicción para
lograr estas cosas. Con la dimensión espiritual no podemos meramente
fingir autoridad que no tenemos. Si no se nos ha dado la jurisdicción por
parte del Cielo para operar allí, la dimensión espiritual y sus fuerzas lo
sabrán y se aprovecharán. No les somos amenaza si no tenemos autoridad
legítima.

De hecho, si no contamos con dimensiones de autoridad que la dimensión


espiritual reconoce, nos podemos meter en problemas. Vemos esto en la
ocasión de los hijos de Esceva en Hechos 19:13-17. Ellos comienzan a
usar el Nombre de Jesús como una fórmula para el exorcismo sin la
autoridad asociada con el Nombre.

Andaban por ahí algunos judíos exorcistas, que intentaban invocar el


nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malignos. Les
decían: “En el nombre de Jesús, a quien Pablo predica, les ordenamos
salir”. Los que hacían esto eran los siete hijos de un judío llamado Esceva,
que era jefe de los sacerdotes; pero el espíritu maligno les respondió: “Yo
sé quién es Jesús, y sé también quién es Pablo; pero ustedes, ¿quiénes
son?” Dicho esto, el hombre que tenía el espíritu malo se arrojó sobre
ellos; y los derribó con tanta fuerza que los hizo huir desnudos y
heridos. Esto lo supieron todos los habitantes de Éfeso, tanto judíos como
griegos, y les entró mucho temor, pero magnificaban el nombre del Señor
Jesús (Hechos 19:13-17).

Estos hombres se metieron en problemas porque intentaron tratar con lo


demoniaco sin tener jurisdicción en la dimensión espiritual para hacerlo.
El resultado puede ser caótico y traicionero. No podemos fingir autoridad
que no tenemos y ser efectivos en la dimensión espiritual. Ellos saben si
tenemos o no la autoridad que estamos tratando de ejercer. Es imperativo
que tengamos autoridad y jurisdicción antes de que intentemos desarraigar
y quitar los poderes de las tinieblas.

Jurisdicción apostólica
La llave a una Ecclesia y su jurisdicción es el apóstol a quien se ha unido.
Los apóstoles llevan autoridad gubernamental que causa que la Ecclesia se
levante. Cada Ecclesia auténtica es reconocida en el cielo y está conectada
a los apóstoles. 1 Corintios 12:28 dice que el Señor ha puesto primero a
los apóstoles.

En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles, luego profetas, y


en tercer lugar, maestros; luego están los que hacen milagros, después los
que sanan, los que ayudan, los que administran, y los que tienen don de
lenguas (1 Corintios 12:28).

Cuando Jesús edifica a una Ecclesia, empieza con un apóstol. 1 Corintios


12:28 nos muestra el orden y la clasificación del Señor y Su gobierno.

En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles, luego profetas, y


en tercer lugar, maestros; luego están los que hacen milagros, después los
que sanan, los que ayudan, los que administran, y los que tienen don de
lenguas (1 Corintios 12:28).

El Señor ha puesto al apóstol primero. La palabra “primero” es la palabra


griega proton y significa primero en rango, importancia, preeminencia e
influencia. En otras palabras, cuando el Señor comienza algo, comienza
con un apóstol. Esta es la razón por qué Jesús dedicó tres años y medio a
llamar y equipar a apóstoles. En el Día de Pentecostés en el aposento alto,
los apóstoles, junto con los demás 120, fueron llenos del poder del Espíritu
Santo. La iglesia entonces “salió de los apóstoles” – no fue que “los
apóstoles salieron de la Iglesia”.

Este sigue siendo el orden divino de Dios hoy. Cuando Dios se prepara
para levantar a un pueblo gubernamental reconocido en el cielo, comienza
con un apóstol. El apóstol es primero en preeminencia, autoridad, e
influencia. Él entonces une a ese apóstol con un pueblo que llevará y
funcionará en autoridad gubernamental y judicial en los tribunales del
Cielo. Ecclesias diferentes llevan jurisdicciones diferentes. La jurisdicción
de una Ecclesia se determina por la jurisdicción del apóstol que la inició y
los apóstoles que se unieron. Los apóstoles tienen autoridades diversas de
autoridad y jurisdicción. Pablo habló de no ser inferior de los grandes
apóstoles. 2 Corintios habla de esto:

Pero yo considero que en nada he sido inferior a esos grandes apóstoles (2


Corintios 11:5).

El hecho de que Pablo habló de grandes apóstoles indica que hay apóstoles
de diferentes rangos en la esfera espiritual. Así como hay generales de una
estrella hasta generales de cinco estrellas en el ejército de los Estados
Unidos, también hay diferentes niveles de autoridad entre los apóstoles.
Algunos apóstoles tienen jurisdicción sobre un pueblo pequeño. Otros
apóstoles tienen jurisdicción sobre ciudades principales. Y también hay
apóstoles que tienen jurisdicción en los estados o territorios. Dios aun
tiene apóstoles con jurisdicción sobre naciones. La jurisdicción de un
apóstol determinará la jurisdicción de la Ecclesia que está liderando.

La Ecclesia puede entonces entrar con el apóstol a los tribunales del Cielo
y participar en conseguir veredictos del Cielo que le conceden a Dios el
derecho legal de cumplir Su pasión como Padre en la Tierra. Esta es una
llave crucial para ver a la sociedad cambiar y para que las naciones puedan
ser discipuladas. Para recuperar a la sociedad para que vuelva a ser una
cultura del Reino, se requerirá una razón legal para quitar la razón por la
cual el diablo nos ha resistido.

Una vez que se hayan eliminado estas razones legales que han permitido la
resistencia, podemos entonces volver a implementar la influencia del
Reino en nuestra cultura.

Para ayudar a entender estas ideas permíteme compartir contigo una


historia personal. Como resultado de unos ataques que fueron contragolpes
muy severos en contra de mí, yo ahora tengo mucho cuidado en cuanto a
cómo opero para determinar la jurisdicción que Dios me ha dado. Los
contragolpes del diablo ocurren por dos razones. Una razón es que no
tenemos autoridad para hacer lo que estamos intentando hacer. Estamos
fuera de nuestra jurisdicción. Hemos creído nuestros propios “reportes de
prensa” y no hemos buscado al Señor para que Él determine nuestra
verdadera medida (metron) de gobierno.

La otra razón por la cual podemos experimentar ataques es que estamos


dentro de nuestra jurisdicción, pero hay algo en nuestra historia que le da
al diablo el derecho legal de atacarnos. Tenemos que aprender a resolver
nuestra historia personal para que, cuando entramos a nuestra jurisdicción,
el diablo no tenga el derecho legal de atacarnos. Hacemos esto por medio
del arrepentimiento. Es necesario arrepentirme de cualquier problema con
el pecado en mi historial personal o linaje y ponerlos bajo la sangre de
Cristo. Si no hacemos esto, los poderes demoniacos tienen el derecho legar
de atacarnos cuando nosotros estamos buscando ventaja legal en su contra.

Mientras yo aprendía (y sigo aprendiendo) cómo operar en los tribunales


del Cielo, invité a un ministerio de Sudáfrica a Colorado Springs donde yo
vivía. Eran el primer ministerio que yo había visto funcionar en los
tribunales del Cielo. Frente a este ministerio está Natasha Grbich, una
intercesora y líder apostólica muy madura. Lo primero que ella me dijo
cuando comencé a enseñar acerca de los tribunales del cielo fue, “Nos has
dado un lenguaje para lo que hemos estado haciendo por veinte años”. Al
observar cómo ellos operaban, yo había reconocido una estrategia por
parte del Señor que nosotros, como la Iglesia, conocíamos muy poco. Sé
que es la llave faltante y una estrategia que nos llevará como Iglesia a la
siguiente dimensión.

Antes de que llegara este ministerio a Colorado Springs para estar


conmigo durante algunas reuniones, el Señor me habló y me dijo, “Declara
que Natasha y su equipo tienen derecho de estar en esta ciudad porque tú
los has invitado”. Yo no sabía cuán significante esto sería. Durante una de
las reuniones, estábamos en los tribunales del Cielo buscando juicios y
veredictos del Trono cuando de repente entró al Tribunal del Cielo un
principado y le preguntó a Natasha, “¿Quién dijo que tú podías estar
aquí?” Esta interacción en los tribunales del cielo fue vista por uno de los
profetas videntes que funciona con Natasha. Este profeta vidente entonces
compartió cómo el principado seguía haciendo preguntas. “¿Dijo Steve
Bach que podías estar aquí?” y “¿Te dio Hickenlooper permiso para estar
en este Estado?”

Esto es lo asombroso: Bach era el presidente municipal de Colorado


Springs y Hickenlooper era el Gobernador de Colorado en ese entonces. El
profeta vidente desconocido de África no tenía manera de saber esto en lo
natural, pero oyó a los poderes de las tinieblas hacer estas preguntas. Los
poderes de las tinieblas querían saber, “¿Quién, con autoridad, le había
dado a Natasha el derecho de estar en esta región del mundo para estarnos
llevando ahora al Tribunal?” Estos principados estaban buscando resistir
nuestra función en los tribunales del Cielo, al cuestionar si Natasha estaba
fuera de su jurisdicción como sudafricana.

Natasha me miró y contestó, “Tú tienes que venir y contestar esto”. Así
que me presenté y dije, “Yo, Robert Henderson, como un líder apostólico
que reside en Colorado Springs, les invité y les he permitido estar aquí”.
De repente supe por qué Dios me había hecho hacer esa declaración unos
días antes de que llegaran. Los principados buscan usar el asunto de la
jurisdicción para resistirnos para que no logremos cosas en el sistema
jurídico del Cielo. Los poderes de las tinieblas siempre cuestionarán
nuestra medida de gobierno en el tribunal. Ellos conocen cuál es tu
medida, ¿pero la conoces tú?

Ellos ahora sabían que Natasha y su equipo tenían el derecho legal de estar
en nuestra ciudad y funcionar gracias a mi invitación. Sin embargo, la
discusión no terminó allí. Los poderes de las tinieblas que estaban
buscando disminuir y quitar nuestra jurisdicción legal entonces me
preguntaron a mí, “¿Tú quién eres?” Una vez más, esto estaba siendo
revelado por lo que el profeta vidente estaba viendo ocurrir en la esfera
espiritual. Obviamente era una progresión natural de las mismas luchas
que estaban ocurriendo en el sistema jurídico del Cielo. Si yo era el que
había invitado a Natasha a la ciudad, entonces ahora la pregunta era,
“¿Quién era yo?”

Permíteme decir que estos poderes sabían quién era yo. Ellos querían ver
si yo sabía quién yo era. Empecé a contestar ante el tribunal del Cielo que
yo era un apóstol enviado por el Señor Jesucristo a la ciudad de Colorado
Springs. Después de varios momentos delante de los tribunales del Cielo
se estableció por parte de los tribunales que yo tenía jurisdicción en los
tribunales del Cielo y que tenía derecho de traer a Natasha y a su equipo a
funcionar allí.

Todo esto tenía que ver con quién tenía el derecho y la medida de gobierno
para funcionar en los tribunales del Cielo en cuanto a Colorado. Los
poderes de las tinieblas usarán el asunto de la jurisdicción para resistir y
descalificarnos para operar en los tribunales del Cielo. Tenemos que estar
bien establecidos y nuestras dimensiones de autoridad tienen que estar
documentadas en los tribunales del Cielo para que operemos allí. Tenemos
que estar inscritos en el Cielo en las esferas en las cuales estamos
buscando operar.

Una vez más, podemos hablar bendiciones sobre cualquier cosa. Pero si
vamos a luchar con principados en lugares altos por las regiones de la
Tierra tenemos que tener jurisdicción reconocida en el Cielo. También
tenemos que saber que lo que la Tierra aplaude, muchas veces no es
reconocido en el Cielo. Simplemente porque alguien tiene una buena
reputación en la tierra no significa que tenga jurisdicción en la esfera
celestial. Una vez más, no podemos fingir autoridad para ser efectivos en
la dimensión espiritual.

Les ofrezco una historia más que ayuda a entender lo que es estar inscritos
en el Cielo. Durante el verano de 2012 empezó un incendio muy grande en
Colorado Springs. Fue tal que hasta las noticias internacionales por varios
días informaron acerca de cómo los bomberos luchaban por controlar las
llamas. Posteriormente se dijo que este fuego avanzaba al equivalente de
tres campos de futbol americano por segundo, y destruyó 347 hogares una
vez que entró a los límites de Colorado Springs.

Dos meses antes de que empezara este incendio, uno de mis hijos había
tenido un sueño profético. En este sueño vio a Pikes Peak, que es la gran
montaña próxima a Colorado Springs, echando llamas como si fuera un
volcán. El punto principal de su sueño era que mientras había casas a
nuestro alrededor que se estaban quemando, nuestra casa tenía un escudo
por parte de Dios y que Él no permitiría que se quemara. Esto es
precisamente lo que ocurrió. Las llamas del fuego rugieron en nuestro
derredor y vecindarios muy cerca de nosotros fueron destruidos, pero
nuestra casa y nuestro vecindario tuvieron protección divina. El fuego
estuvo tan cerca de nuestra casa que nos evacuaron por cinco días.

El día después de que fuimos evacuados la televisión reportó que las


mismas condiciones del clima que habían causado que el fuego
consumiera todos estos hogares seguiría y que más de la ciudad estaba en
peligro. El fuego solo estaba contenido a un cinco por ciento y seguía
ardiendo fuera de control. Había mucho temor en la ciudad porque se
estaba haciendo todo lo posible por contener el incendio.

Mientras todo esto sucedía, escuché al Señor decir, “Tienes la autoridad


para detener el avance de este incendio”. Yo sabía que estaba diciendo que
podíamos entrar a los tribunales del Cielo y derrotar lo que estaba
provocando este incendio. Siempre hay incendios en los bosques de
Colorado durante el verano, pero por alguna razón este incendio ahora
estaba siendo controlado por los poderes consumidores del diablo. Cuando
el Señor dijo que yo tenía autoridad para detenerlo, supe que esta era parte
de mi jurisdicción. Porque soy un apóstol y vivía en Colorado Springs,
esto me daba autoridad en los tribunales del Cielo para tratar con la
situación.

Reuní a un total de diez personas que operan con dones de vidente para
que me ayudaran a discernir lo que estaba sucediendo en la esfera
espiritual. Al comenzar a orar y someternos al Señor, la dimensión
espiritual se abrió para los videntes que estaban conmigo. Según la
dimensión de jurisdicción que tenga el apóstol, las personas con los dones
de vidente y proféticos comenzarán a ver en esa dimensión. La autoridad
de un apóstol abrirá esa dimensión en los espiritual. Los dones que están
funcionando conectados al llamado de este apóstol comenzarán a “ver” lo
que está ocurriendo en el mundo invisible.

Al comenzar yo a orar con estos videntes, ellos comenzaron a percibir y


ver lo que estaba provocando este incendio. Inmediatamente vieron un
dragón con sus garras en la tierra. Este dragón, que claramente era una
fuerza que gobernaba en la dimensión espiritual sobre Colorado Springs,
dijo, “Esto es mío porque me lo dieron”. En otras palabras, “Yo tengo el
derecho de consumir este territorio con fuego y destrucción porque alguien
del pasado me entregó este territorio”.
Los videntes entonces percibieron y vieron dos cosas. En alguna parte en
la historia de la región, habían echado a niños al fuego como sacrificio.
Este era el pecado de Moloc. Moloc había sido un dios de los amonitas, y
este pueblo lo honraba quemando a sus hijos como ofrendas (Levítico
19:21). Ofrecían su semilla como un sacrifico a este dios demoniaco. Esto
probablemente había ocurrido en la tierra de Colorado cuando grupos
nativos habían gobernado a la tierra. Quemar a los niños como sacrificio a
los dioses demoniacos y el derramamiento de sangre le estaban dando al
dragón poder para legalmente consumir por fuego a la región.

Los videntes también vieron al General Palmer arrepentirse por sus


pecados en los tribunales del Cielo. La Biblia dice que hay una gran nube
de testigos que nos está rodeando a nosotros y que están ante el Trono del
Cielo. Hemos hablado de esto en capítulos previos. En ese momento nos
pusimos de acuerdo con el arrepentimiento del General Palmer y también
nos arrepentimos por cualquier cosa que el General Palmer había hecho
que le daría a este fuego el derecho legal de quemar. Esta era una esfera de
jurisdicción. El General Palmer fue uno de los fundadores principales de
Colorado Springs y había sido un hombre piadoso, buscador de Dios. Pero
los pecados de los padres fundadores pueden tener gran efecto cuando los
demonios están buscando derechos legales para gobernar y controlar.

Nos arrepentimos como la Ecclesia de Dios en la región y le quitamos el


derecho legal a este dragón de consumir a la tierra. Percibimos claramente
que las cosas estaban cambiando y que venían veredictos del tribunal del
Cielo a nuestro favor y a favor de la región. Los videntes vieron de hecho a
las garras del dragón soltar a la tierra y vieron al dragón abandonar el
tribunal. Les habíamos quitado a los principados el derecho legal de
consumir y destruir. Una vez que esto se había hecho, yo entonces
apostólicamente comencé a proclamar y decretar un cambio de clima. Se
había pronosticado que habría poca humedad, vientos altos, y tormentas de
truenos y relámpagos, pero sin lluvia, que seguirían favoreciendo al
incendio por cinco días más. Comencé a decretar que habría alta humedad
en el aire y condiciones climáticas favorables que ayudarían a los
bomberos a apagar las llamas.
Esto es justo lo que sucedió. Cada día las noticias pronosticaban
condiciones adversas, y cada día resultaron estar equivocados. ¡El clima
cambió y favoreció a los bomberos! Dentro de unos cuantos días el fuego
se había contenido a un cien por ciento y ya no representaba peligro para
la ciudad.

Firmemente creo que esto fue porque en el tribunal del Cielo le quitamos
al diablo el derecho de consumir a la tierra. Una vez que lo hicimos,
entonces tuvimos la libertad, como una representación de la Ecclesia, de
hacer decretos desde los tribunales del Cielo que el Cielo respaldó. Hubo
muchas personas que oraron para ayudar, pero sé que lo que cambió la
situación fue la actividad estratégica en los tribunales del Cielo. Una
Ecclesia, inscrita y reconocida en los tribunales del Cielo, usó su autoridad
para concederle a Dios el derecho legal de salvar y bendecir a una región.
Tenemos que caminar en la jurisdicción que el Cielo nos concede.

El Candelabro

Hay una cosa más que quiero señalar en cuanto a la Iglesia que es
reconocida e inscrita en el Cielo. Jesús habló a la Iglesia de Éfeso y les
advirtió que si no se arrepentían, podían perder su candelabro. Esto lo
encontramos en Apocalipsis 2:4-5.

Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. 5 Recuerda, por tanto,
de dónde has caído, arrepiéntete y haz las primeras obras, pues si no te
arrepientes, pronto vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar
(Apocalipsis 2:4-5).

Cuando Jesús amenazó con quitarles el candelabro, Él estaba advirtiendo


que esta iglesia perdería su autoridad gubernamental y su derecho de
operar en los tribunales del Cielo. El candelabro hablaba de la identidad de
la Iglesia y su jurisdicción. Para entender esto necesitamos examinar el
significado de un candelero. En Zacarías 4:1-6 vemos al profeta tener una
visión de dos olivos que estaban alimentando a siete candelabros.

El ángel que hablaba conmigo volvió y me despertó, como si me


despertara de un sueño, y me dijo: “¿Qué ves?”
Yo respondí: “Lo que veo es un candelabro, todo él de oro, con un depósito
en la parte superior. Por encima del candelabro hay siete lámparas, con
siete brazos para cada una de las lámparas que tiene arriba. Junto al
candelabro hay dos olivos, uno de ellos a la derecha del depósito, y el otro
a su izquierda”.
Seguí hablando, y le dije al ángel que hablaba conmigo: “Y esto, mi señor,
¿qué significa?”
El ángel que hablaba conmigo me respondió y me dijo: “¿No sabes lo que
significa?”
Y yo le dije:
“No, señor mío”.
Entonces el ángel me respondió y me dijo:
“Es la palabra del Señor a Zorobabel, que le dice: ‘Yo no actúo por medio
de un ejército, ni por la fuerza, sino por medio de mi espíritu’. Lo ha dicho
el Señor de los ejércitos (Zacarías 4:1-6).

Estos dos olivos, que proveían a las siete lámparas con aceite perpetua,
hablan de la unción que le da poder a la iglesia. Quiero enfocarme en la
fuente de esta unción, – los dos olivos. Apocalipsis 11:3-6 nos dice que
estos dos olivos tienen cierto ADN.

Y ordenaré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta
días, vestidos con ropas ásperas. Estos testigos son los dos olivos y los dos
candelabros que están de pie delante del Dios de la tierra. Si alguno quiere
dañarlos, sale fuego de la boca de ellos y devora a sus enemigos; si alguno
quiere hacerles daño, debe morir de la misma manera. Estos tienen poder
para cerrar el cielo a fin de que no llueva en los días de su profecía; y
tienen poder sobre las aguas, para convertirlas en sangre y para herir la
tierra con toda plaga cuantas veces quieran (Apocalipsis 11:3-6).

Estos dos testigos que son los dos olivos que están alimentando a las
lámparas son de la naturaleza y ADN de Moisés y Elías. Moisés cambió el
agua a sangre y causó que Egipto sufriera plagas mientras que Elías cerró
los cielos y no permitió que lloviera. El propósito de ambos profetas fue
afectar a naciones. Moisés liberó a una nación por medio de su ministerio
mientras que Elías hizo que una nación volviera a Dios. Ambos tenían
autoridad y unción gubernamental.
Esta ha de ser la unción y autoridad que fluye de los olivos y que alimenta
al candelabro de la Iglesia. Cuando Jesús dice que va a quitar al
candelabro, está amenazando con quitarles su reconocimiento en el Cielo.
Si esto sucedía, todavía serían considerados una iglesia en la tierra, pero
no serían reconocidos en el Cielo.

Este es el caso de muchos grupos hoy. Puede que los llamen iglesias en la
Tierra, pero el Cielo no los reconoce como Ecclesias. No están inscritos en
el Cielo. Han perdido su jurisdicción o posiblemente nunca la tuvieron.
Tenemos que tener Ecclesias que son reconocidas en el Cielo si hemos de
funcionar allí y conseguir veredictos del Cielo.

Estamos buscando verdaderos apóstoles para que den a luz verdaderas


Ecclesias que el Cielo reconoce. Cuando esto ocurre tenemos el derecho de
tomar nuestro debido lugar y ver al Cielo cambiar como resultado de los
veredictos del Cielo. 183
12
La voz de los ángeles en el tribunal
La evidencia es un elemento muy importante en un caso judicial. Se rinden
juicios en base a la evidencia que se ha presentado en el tribunal. Un juez
puede saber que una decisión debe ser de cierta manera, pero si no hay
evidencia que justifica esa decisión, el juez no puede rendir ese veredicto.

Un buen amigo mío que es coreano traduce en el sistema judicial de una


ciudad grande en los Estados Unidos y me contó una historia que acentúa
este punto. Tal parece que un abogado joven estaba tratando de presentar
un caso ante un juez. Estaba batallando para comunicar todo de la manera
correcta. El juez en este caso de hecho interrumpió a este abogado y le
dijo, “Joven, puedo ver lo que estás tratando de hacer, pero me vas a tener
que ayudar con esto”. En otras palabras, el juez quería rendir un veredicto
a favor del caso que el joven abogado estaba representando, pero no lo
podía hacer hasta que la evidencia fuera presentada correctamente.

Así también sucede en los tribunales del Cielo. El justo Juez de todos tiene
que recibir razones legales correctas para que Él puede dar los veredictos
justos.
En el tribunal del Cielo, los ángeles tienen la tarea importante de juntar y
presentar evidencia. Presentan la evidencia y los testimonios necesarios
para que Dios pueda rendir Sus juicios.

Un matrimonio que conozco se vieron involucrados en una demanda por


muerte por negligencia. Una de sus hijas había muerto en un accidente
automovilístico y ellos creían que una compañía de transportes
comerciales era culpable. La evidencia presentada en la demanda confirmó
que la compañía de transportes sí era culpable, y el juez rindió un
veredicto a favor de la pareja. Al concluir el juicio, el juez se acercó al
matrimonio, y les expresó sus condolencias por su pérdida. Como padre, el
juez sentía empatía por ellos y su dolor, y quería ayudarles. Como juez no
había nada que él podía hacer hasta que se presentara la evidencia que le
permitía rendir un juicio legal. La evidencia apoyaba un veredicto a favor
del matrimonio. El jurado entregó dicho veredicto y era muy evidente que
el juez quedó complacido con el veredicto. Sus muchos años de actividad
judicial en los sistemas judiciales causaban que él se regocijara cuando se
hacía justicia.

El Juez de todos también necesita que se presente la evidencia necesaria


para que Él pueda rendir el veredicto que desea dar. Esta es la razón por la
cual digo que es nuestra tarea estar de acuerdo con las voces del Cielo y
presentar nuestro caso hasta que le concedamos a Dios, como Juez, el
derecho legal de cumplir Su pasión paternal. Todas las voces del Cielo
operan para este propósito, pero es nuestra tarea estar de acuerdo con ellas
hasta que los precedentes legales estén establecidos. Dios nunca
simplemente rendirá un juicio, necesita la contribución y el acuerdo por
parte de la Iglesia en la Tierra porque al hombre se le ha dado esta
autoridad en la esfera terrenal. El Salmo 115:16 dice que el Señor ha dado
a los hijos de los hombres la autoridad sobre la Tierra.

Los cielos son los cielos de Jehová, y ha dado la tierra a los hijos de los
hombres (Salmo 115:16).

El Señor por lo general no sobrepasará la autoridad que nos ha concedido.


Si nosotros, como humanos, tenemos la autoridad en la esfera terrenal,
entonces depende de nosotros concederle a Dios el derecho legal de
cumplir Su voluntad aquí. Tenemos que saber cómo ejercer esta autoridad
en los tribunales del Cielo para darle a Dios el derecho legal de intervenir
en la Tierra.

Los ángeles son una gran parte de este proceso. Hebreos 12:22 declara que
hay una compañía de muchos millares de ángeles los cuales son parte del
sistema judicial del Cielo. El término en el griego para “compañía de
muchos millares” significa diez mil, miríada e incontable. La palabra
ángel significa un mensajero y uno que trae buenas nuevas. Hay ángeles
incontables en los tribunales del Cielos, todos con tareas diferentes.
Algunos están allí para adorar, algunos están para declarar y decretar, y
otros están para dar mensajes.

Cuando menos cuatro rangos de ángeles operan en el sistema jurídico del


Cielo. He escuchado enseñanza que dice que hay diez rangos, pero para
nuestro propósito trataremos con cuatro. Colosenses 1:16 detalla a los
tronos, dominios, principados, y potestades como dimensiones de rangos.

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las
que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean
principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él
(Colosenses 1:16-95).

Las personas por lo general consideran que estos rangos mencionados más
bien son una descripción de la estructura jerárquica satánica. Sin embargo,
también es una estructura que opera en la dimensión celestial – no solo en
la dimensión satánica. Satanás no es un creador. Cualquier estructura que
él usa, la copió de lo que él ha visto en el Cielo. Él fue parte de la
estructura jerárquica del Cielo y la conoce bien. La primera estructura fue
– y todavía es – la estructura del Cielo. Toma nota de que todas estas cosas
fueron creadas por Él y para Él. Todos estos rangos fueron creados para
asistir al Señor a cumplir Su plan. Veamos estos rangos de ángeles para
intentar comprender algunas de las operaciones de esta compañía de
millares.

Tronos
El primer rango mencionado es tronos. La palabra en el griego significa
sentarse, un asiento majestuoso, un potentado. Cualquier persona que se
siente en un trono en el Cielo tiene una voz en el tribunal del Cielo.
Recuerda que hay tronos alrededor del Trono en el Cielo (Daniel 7:9). La
Escritura habla de 24 tronos alrededor del trono de Dios, pero
probablemente hay muchos más. Sugiero que algunos de los que se sienten
en estos tronos son arcángeles. La palabra arcángeles viene de la palabra
griega archo y significa primero en rango y poder político. Si lo primero
que se menciona en la dimensión espiritual son tronos, significa que tienen
que ser ocupados por arcángeles. 1 Tesalonicenses 4:16 dice que
arcángeles acompañarán a Jesús en Su segunda venida.

El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de
Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán
primero (1 Tesalonicenses 4:16).
La voz de un arcángel tiene poder para resucitar a personas muertas. Los
arcángeles son seres poderosos Miguel es un arcángel. Judas 8:9 nos dice
que Miguel luchó con el diablo.

No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la


carne, rechazan la autoridad y blasfeman de los poderes superiores. Pero
cuando el arcángel Miguel luchaba con el diablo disputándole el cuerpo de
Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que
dijo: “El Señor te reprenda” (Judas 8-9).

Miguel, como arcángel, tuvo mucho cuidado de permanecer en su


jurisdicción. De hecho, él invocó al Señor para que Él reprendiera al
diablo. Si Miguel, uno de los arcángeles del Cielo, tiene tanto cuidado de
mantenerse dentro de su jurisdicción, ¿cuánto más nosotros? También
debemos darnos cuenta de que en Juan 5:28-29, Jesús dice que esta voz de
hecho resucitará a vida.

No os asombréis de esto, porque llegará la hora cuando todos los que están
en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno saldrán a
resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a resurrección de
condenación (Juan 5:28-29).

Dice aquí que la voz de Jesús es la que les resucitará a vida a los que están
en el sepulcro, sin embargo, cuando Jesús regresa, será con la voz de
arcángel. Si es la voz de un arcángel la que habla por parte de Jesús, es
como si Jesús mismo estuviera diciendo las palabras. Los arcángeles
tienen gran poder y autoridad por parte del Señor. Ellos, entonces, desde su
posición en los tronos, tienen gran influencia en los tribunales del Señor.

Dominios

El siguiente rango de ángel mencionado es dominios. En mi opinión, los


ángeles conocidos como querubines pertenecen a este rango. Éxodo 25:21-
22 dice que hay dos querubines sobre el propiciatorio que está sobre el
Arca del Pacto.

Después pondrás el propiciatorio encima del Arca, y en el Arca pondrás el


Testimonio que yo te daré. Allí me manifestaré a ti, y hablaré contigo
desde encima del propiciatorio, de entre los dos querubines que están
sobre el Arca del testimonio, todo lo que yo te mande para los hijos de
Israel (Éxodo 25:21-22 RVC).

Moisés fue llevado al Cielo donde vio, entre otras cosas, el Tabernáculo.
Dios entonces le mandó a hacer una réplica en la Tierra, basado en lo que
había visto en el Cielo. La Escritura arriba muestra que él recibió
instrucciones de colocar dos querubines (un tipo de ángel) sobre el
propiciatorio, tal como había visto en el Cielo.

Dijo Dios que desde este lugar, Él se encontraría con Moisés y hablaría
con él desde el propiciatorio. Me da gusto que la voz del Señor siempre
fluye de Su misericordia. Cuando oímos la voz del Señor, viene del
propiciatorio – el asiento de misericordia – del Cielo. Escuchar Su voz es
parte del privilegio de estar en los tribunales del Señor. El verdadero arca
del pacto está en el sistema judicial del Cielo. El apóstol Juan vio este
arca, así como el verdadero propiciatorio. Apocalipsis 11:19 refleja y
demuestra lo que él vio. En ese momento el templo de Dios se abrió en el
cielo, y en él se veía el arca de su pacto. Hubo entonces relámpagos, voces,
truenos, un terremoto y una granizada impresionante.(Apocalipsis 11:19).

Hay dos querubines que están sobre el arca verdadero y lo cubren con sus
alas. La Escritura enseña que, antes de ser echado del Cielo, satanás fue
uno de los querubines que cubría. Ezequiel 28:14 lo declara:

Cuando fuiste ungido, yo te puse junto con los querubines protectores.


Estabas en el santo monte de Dios, y andabas en medio de piedras de fuego
(Ezequiel 28:14 RVA-2015).

Aquí se revelan tres cosas acerca de los querubines. Lo primero es que son
ungidos. Tienen poder sobrenatural para cumplir su función. Segundo,
cubren y defienden. Es por esto que hay dos querubines sobre el
propiciatorio. Guardan la presencia y la misericordia del Señor. Lo tercero
mencionado es que están en el monte santo de Dios. Un monte siempre
habla de gobierno. El nombre de este monte santo es Sión. Es el lugar de
gobierno en el sistema judicial del Cielo. Hemos venido a este lugar
(Hebreos 12:22).
Los querubines tienen una función en los tribunales del cielo de ayudar a
que se rindan los veredictos que cumplen la pasión del Padre. Escogemos
estar de acuerdo con la función de este rango de ángeles aun cuando no
entendemos por completo. Nosotros, por fe, estamos de acuerdo con el
orden del Cielo para ver que se cumpla la voluntad de Dios en la Tierra.

Principados
El tercer rango de ángeles mencionado es principados. Cuando
escuchamos esta palabra por lo general pensamos en poderes demoniacos.
Hay principados demoniacos, pero originalmente fueron principados en el
orden y el Reino de Dios. Los principados demoniacos cayeron con
Lucifer antes del comienzo de los tiempos. Fueron echados del Cielo a
causa de su rebelión contra Dios. Ellos entonces dejaron de ser poderes
angelicales en la dimensión Celestial y llegaron a ser entidades
demoniacas en contra de la voluntad de Dios. Los principados
probablemente fueron serafines cuando estuvieron en el Cielo. Isaías 6:1-3
nos muestra una de las funciones de los serafines.

El año en que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto
y sublime, y sus faldas llenaban el Templo. Por encima de él había
serafines. Cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos
cubrían sus pies y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces diciendo:
“¡Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de
su gloria!”(Isaías 6:1-3)

Los serafines declaran perpetuamente la santidad del Señor. Lo mismo que


Isaías vio, lo vio el apóstol Juan y lo describió en Apocalipsis 4:8.

Los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por
dentro estaban llenos de ojos, y día y noche, sin cesar, decían:
“¡Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es y
el que ha de venir!” (Apocalipsis 4:8)

Un versículo previo dice que “el primer ser viviente era semejante a un
león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como
de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando” (v. 7). Pienso
que posiblemente Isaías grabó algunas cosas y posteriormente Juan
abundó más. Estos eran serafines que son seres que están delante del trono
y están declarando la santidad de Dios en los tribunales del Cielo. Lo
interesante acerca de esto es que el término serafín significa un serpiente
que vuela. Tendemos a pensar que los serpientes son malos, sin embargo,
tuvieron su origen en los tribunales del Cielo. Recuerda que la serpiente en
el Huerto de Edén fue sentenciada a arrastrarse sobre su vientre después de
que se dejó ser el instrumento de satanás para engañar a Eva. Antes de
esto, probablemente fue un ser que volaba. Por esa razón el juicio de Dios
en contra de la serpiente fue tan dura. Dios nuevamente echó a satanás de
su lugar exaltado y lo hizo arrastrarse sobre su vientre en la tierra.

Los principados demoniacos que ahora influyen sobre regiones de la


Tierra muchas veces se ven como dragones. Son serafines caídos que han
escogido alinearse con satanás en su transgresión en contra del Señor. Yo
he tenido varios sueños que me han ayudado a entender esto mejor.

Después de trasladarnos a Colorado Springs, el Señor me dijo en un sueño,


que yo había sido asignado a la ciudad y que los principados demoniacos
lo sabían. El resultado, en este sueño, era que estos principados me estaban
echando relámpagos.

Al progresar el tiempo, tuve otro sueño. En este sueño me encontraba bajo


la estructura de una iglesia en la ciudad. Yo estaba buscando limpiar las
cosas que estaban contaminadas y profanadas en las dimensiones
invisibles en esta iglesia. Al extender mi mano a un lugar oscuro y
cavernoso, de repente molesté a una criatura. Cuando esta criatura salió de
este lugar oscuro, era una serpiente con cabeza de dragón. Tenía cerca de
10 metros de altura y era muy intimidante. Yo sabía que era el príncipe
que influía sobre la región.

Esta serpiente con cabeza de dragón era un serafín caído que la jerarquía
demoniaca había asignado a esta región de nuestra nación. Era un serafín
que antes volaba, pero ahora había perdido toda su gloria y estaba en
contra de los propósitos de Dios. Comparto esto simplemente para
respaldar el hecho de que los serafines son serpientes voladoras con seis
alas. Funcionan en los tribunales del Cielo. Los serafines caídos ahora son
principados que funcionan en regiones para resistir la voluntad de Dios.
Para hacer hincapié en el significado de esto, permíteme compartir un
sueño más que me abrió mucho el entendimiento. Tuve un sueño en el cual
la esposa de un apóstol bien conocido me envió la respuesta de su esposo a
los ataques del 11 de septiembre del 2001 en los Estados Unidos. Esta
fecha fue cuando los Estados Unidos sufrió un ataque y cayeron las torres
gemelas de Nueva York. El mundo cambió para siempre ese día. En el
sueño recibí la respuesta de este apóstol documentada en una hoja de papel
membretada. Al pie de la hoja había una nota escrita a mano de su esposa.
Escribió lo que ella había visto ocurrir en los tribunales del Cielo antes del
11 de septiembre que permitió que esta tragedia ocurriera. En los
tribunales del Cielo los cuatro seres vivientes estaban clamando, “Santo,
santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso”. Estaban ellos dando su
testimonio ante los tribunales del Cielo. Sin embargo, también estaban sus
contrapartes demoniacas en los tribunales del Cielo. Estos principados
demoniacos estaban declarando ante los tribunales del Cielo, “Negativa
para CDC, Negativa para CDC, Negativa para CDC.

En mi sueño, yo supe que, como resultado de estas palabras, la destrucción


había venido sobre los Estados Unidos. Cuando desperté, traté de descubrir
el significado de “CDC”. Busqué esta palabra en el Internet y descubrí que
era un acrónimo para Cuerpo de Cristo. Inmediatamente entendí que el
Señor me estaba mostrando que el enemigo había tenido un derecho legal
de resistir al Cuerpo de Cristo en los tribunales del Cielo.

El diablo había tenido un derecho legal de resistir al Cuerpo de Cristo y su


influencia en los tribunales y perpetrar los ataques del 11 de septiembre.
No fue la voluntad de Dios ni Su juicio sobre los Estados Unidos. Fue un
fracaso nuestro, como Cuerpo de Cristo, al no tomar nuestro lugar como
Ecclesia y concederle a Dios el derecho legal de impedir los planes del
diablo. Porque no hemos entendido esto, seguimos sufriendo las
consecuencias del 11 de septiembre hasta el día de hoy.

Los poderes demoniacos tuvieron el derecho legal de negarle al Cuerpo de


Cristo la influencia necesaria que debimos haber tenido en los tribunales
del Cielo. Por eso pudieron cumplir la voluntad de satanás en vez de que
se cumpliera la voluntad de Dios. Tenemos que aprender a estar de acuerdo
con la voz de los serafines que claman, “Santo, Santo, Santo” en vez de
ceder el poder a los principados demoniacos que están buscando un
derecho legal para destruir. Las naciones y sus destinos dependen de ello.
Es nuestra tarea como la Ecclesia concederle a Dios el derecho legal de
mostrar misericordia en vez de permitir destrucción.

Potestades

El rango final de los ángeles es potestades. Esta palabra significa


jurisdicción o autoridad. El Salmo 103:20 menciona a los ángeles como
parte de la jerarquía del Cielo.

¡Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que


ejecutáis su palabra obedeciendo a la voz de su precepto! (Salmo 103:20)

La palabra ángel aquí significa despachar como delegado. Esto tiene


sentido siendo que los ángeles son los hacedores de Su palabra. Son los
ángeles que llevan a cabo los veredictos que salen de los tribunales del
Señor. Vienen para empoderarnos y ayudarnos a ejecutar todo juicio que
viene de los tribunales del Cielo.

Estos seres angelicales tienen muchas funciones. Una de ellas es de hacer


aterrizar todo rollo que contiene el juicio del Señor en contra de cualquier
cosa que está impidiendo que se cumpla el propósito del Reino de Dios.
Vemos esto en Zacarías 5:1-4.

Levanté la mirada una vez más, y vi un rollo que volaba. El ángel me


preguntó: “¿Qué es lo que ves?” Y le respondí: “Veo un rollo que vuela, de
veinte codos de largo y diez codos de ancho.”
Entonces el ángel me dijo: “Ésta es la maldición que caerá sobre toda la
faz de la tierra. Todo el que hurta será destruido (como está escrito de un
lado del rollo); y todo aquel que jura falsamente también será destruido
(como está escrito del otro lado del rollo). Yo he dejado caer esta
maldición sobre la casa del ladrón, y sobre la casa del que en mi nombre
jura falsamente; y en medio de su casa permanecerá, hasta consumirla con
sus maderas y sus piedras.”
—Palabra del Señor de los ejércitos” (Zacarías 5:1-4 RVC)
Zacarías fue un profeta que profetizó durante el período de restauración de
Israel. Hubo muchos enemigos durante este proceso de restauración.
Claramente había ladrones y perjuros que estaban robando los recursos
necesarios para la restauración. De repente, el profeta se encuentra con un
ángel que está revelando un rollo que lleva juicio en contra de estos
ladrones y los que están dando falso testimonio.

Los juicios o veredictos en contra de los que están en contra de la voluntad


de Dios vendrán del tribunal del Cielo en forma de rollos en la esfera
celestial. Son rollos o juicios que tienen que aterrizar y manifestarse en la
Tierra.

Estamos en un proceso de restauración, tal como lo fueron en los días de


Zacarías. Hechos 3:19-21 nos muestra que todo lo que los profetas
hablaron tiene que ser restaurado antes de que Jesús pueda regresar.

Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros


pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,
y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es
necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas
las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido
desde tiempo antiguo. (Hechos 3:19-21 RVR-60).

Vemos que aquí se revela un proceso de cuatro pasos. Comienza con el


arrepentimiento. La siguiente fase es la respuesta de Dios a nuestro
arrepentimiento – tiempos de refrigerio. Luego de este refrigerio entramos
a la restauración, Y de la restauración viene el regreso.

Toma nota de que el Cielo está deteniendo a Jesús hasta que la


restauración de todas las cosas que los profetas hablaron se haga realidad
en la Iglesia y en el mundo. El conocimiento de la gloria del Señor cubrirá
la tierra, como las aguas cubren el mar (Habacuc 2:14).

Hemos visto al Señor enviar tiempos de refrigerio ante el arrepentimiento


del cuerpo de Cristo. El derramamiento en Toronto y el avivamiento que
hubo en Pensacola fueron casos recientes. Pero ahora es tiempo de que la
Restauración fluya de los refrigerios. La restauración es la recuperación
del poder y la autoridad apostólica que establecerá a la Iglesia a una nueva
dimensión de operación. Al ocurrir esto, la Tierra experimentará un nuevo
nivel de poder del Reino. El diablo está resistiendo a esta restauración a
nivel personal y corporativo. Necesitamos que lleguen rollos/libros de los
tribunales del Cielo para quitar todo impedimento que está deteniendo a la
restauración. La Ecclesia tiene dos tareas. La primera es recibir los
veredictos de los tribunales del Cielo. La segunda tarea de la Ecclesia es
hacer aterrizar estos veredictos/rollos hasta que todo lo que
funcionalmente está impidiendo la restauración sea quitado.

Uso la palabra aterrizar porque, así como un avión necesita encontrar una
pista de aterrizaje para aterrizar en la Tierra y soltar su cargamento, así es
con los rollos. Los rollos/libros son instrucciones celestiales que deben
producir un resultado tangible en la esfera terrenal. Así como un avión,
estos necesitan encontrar una pista de aterrizaje donde pueden tocar la
Tierra y soltar el veredicto para que la voluntad de Dios pueda ser hecha
en la Tierra.

Zacarías ve el rollo porque un ángel se lo muestra. Cuando lo ve, lo puede


leer, recibir la instrucción, y llevarlo a cabo en la Tierra. Estoy convencido
de que nuestras oraciones y actividades en el tribunal del Cielo han dado
como resultado que muchos rollos/libros se hayan liberado. El problema
es que tal parece que no los hemos visto así que no los hemos aterrizado.
Esto ha impedido que el orden del Reino llegue al planeta.

La tarea de la Ecclesia es concederle a Dios el derecho legal de cumplir la


pasión de Su Reino. Una vez que esto se conceda, tenemos que aterrizar
los rollos/veredictos/juicios que vienen de los tribunales del Cielo. Esto
requiere ayuda angelical. Necesitamos a los poderes angelicales que han
sido delegados desde el Cielo para que abran nuestros ojos y nos ayuden a
aterrizar los rollos. Hasta que estos rollos/libros del Cielo aterricen,
aquello que ha estado impidiendo que se cumpla la voluntad de Dios
seguirán resistiendo. Necesitamos ayuda angélica y profética para poder
quitar del camino todo lo que está resistiendo que se cumpla la voluntad
de Dios.

Que el Señor nos abra los ojos a las potestades angelicales que operan en
los tribunales del Cielo. Estoy convencido que mucho ya se ha liberado y
simplemente necesita aterrizar. Una vez que esto ocurra veremos al orden
y a la justicia del Reino venir a la tierra. Las naciones cambiarán y
entrarán al destino del Reino porque nosotros como Ecclesia estamos
cumpliendo los mandatos del Cielo. Le estamos concediendo a Dios el
derecho legal de cumplir Sus pasiones y luego con la ayuda angelical
estamos aterrizando a Tierra Sus justos juicios. “¡Venga tu Reino, Tu
voluntad sea hecha, en la Tierra, como en el Cielo!”
13
El testimonio de la Novia
Sin excepción, Mary, mi esposa de más de 35 años, ha sido la influencia
más grande en mi vida. Hemos estado juntos desde que teníamos 16 años y
estábamos en la escuela preparatoria. Simplemente esa historia le concede
a ella gran influencia en mi vida. Agrega a esto mi profundo respeto por su
sabiduría y su don profético y que siempre le pongo mucha atención –
tanto a ella, como lo que ella piensa.

¿Por qué comparto esto? La siguiente voz que da testimonio en los


tribunales del cielo es la ciudad del Dios viviente, Jerusalén Celestial. No
es necesario ser un gran estudioso de la Biblia para que uno se dé cuenta
de que este término se refiere a la novia del Cordero. Apocalipsis 21:9-10
nos muestra la conexión entre esta ciudad y la novia del Señor.

Entonces se me acercó uno de los siete ángeles que tenían las siete copas
llenas de las siete plagas finales, y me dijo: “Ven acá, voy a mostrarte a la
novia, la esposa del Cordero”. Y en el Espíritu me llevó a un monte de
gran altura, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, la cual
descendía del cielo, de Dios (Apocalipsis 21:9-10).
Juan es llevado al monte más alto, el cual creo ser el Monte

Sión. El ángel quiere que Juan vea a la novia desde ese lugar de actividad
gubernamental y judicial. Él no quiere que Juan meramente vea a la Novia
como la amante del Señor, sino como la entidad gubernamental que trae el
Cielo a la Tierra.

Mucho se ha escrito acerca de esta ciudad, pero a mi parecer, es una clara


descripción del Cielo invadiendo a la Tierra. Es un cuadro gráfico de la
influencia celestial que se puede invocar sobre ciudades naturales hasta
que reflejen la gloria de Dios y la cultura de Su Reino. La voz y el
testimonio de la novia le dan a Dios el derecho legal de invadir a la Tierra.
La novia es la amante del Señor y su voz tiene gran impacto en los
tribunales del Cielo.
Uno de los mejores lugares donde vemos el poder de una novia al ejercer
influencia sobre los veredictos de jueces, reyes y potentados es en la vida
y relación de David y Betsabé. David había prometido que el hijo de su
unión con Betsabé, Salomón, sería el próximo Rey, por mandato del Señor.
Sin embargo, cuando David ya se encontraba muy débil y estaba a punto
de morir, otro hijo trato de levantarse y tomar el trono. Entonces Betsabé
fue ante David, bajo el consejo del profeta Natán, para apelar al rey.
Recuerda que las apelaciones ocurren en los tribunales. El resultado de
esta apelación es que David llama nuevamente a Betsabé y le declara que
Salomón será el rey. Su apelación como novia fue escuchada. 1 Reyes
1:28-31 relata estos sucesos:

El rey mandó llamar a Betsabé, y ella entró y se detuvo ante el rey.


Entonces el rey hizo este juramento: “Juro por el Señor, que me ha librado
de toda angustia, que yo te prometí delante del Señor, el Dios de Israel,
que tu hijo Salomón reinaría después de mí, y que él se sentaría en mi
trono. Hoy cumplo mi promesa. Betsabé se arrodilló ante el rey con el
rostro hacia el suelo, y haciendo una reverencia dijo: “¡Que Su Majestad,
el rey David, viva por siempre!” (1 Reyes 1:28-31).

El rey David hizo un juicio y rindió un veredicto basado en la apelación de


Betsabé. El historial de Betsabé, como la amante y esposa de David le dio
mucha influencia que dio como resultado este juicio.

Tenemos que darnos cuenta de que cuando somos la novia del Señor y
tenemos un historial de amar y adorarlo, tenemos gran influencia en los
tribunales del Cielo. A causa de Su amor por nosotros, el Señor rendirá
juicios que permitirán al Cielo invadir a la Tierra. La novia de Cristo
dentro de cualquier ciudad puede conseguir veredictos del Cielo que
permitirán reforma a la ciudad. Charles Finney hizo una declaración
profunda que resuena hasta el día de hoy. Dijo, “El avivamiento en sí no es
más milagroso que una cosecha de trigo. Cualquier ciudad puede obtener
avivamiento del Cielo cuando almas valientes entran al conflicto resueltos
a ganar o morir, o si es necesario, para ganar y morir”.

Esta declaración me dice que cuando nosotros como la novia de Cristo nos
posicionamos en oración ante los tribunales del Cielo, le concedemos a
Dios el derecho legal de invadir a la Tierra. El resultado será que la
influencia del Cielo vendrá a la Tierra hasta que las ciudades reflejen Su
gloria y la cultura de Su Reino.

Dios está haciendo cosa nueva


Isaías 43:18-20 nos muestra lo que Dios hará por amor a Su pueblo y lo
que sigue después.
No os acordéis de las cosas pasadas ni traigáis a la memoria las cosas
antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz, ¿no la
conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto y ríos en la tierra estéril.
Las fieras del campo me honrarán, los chacales y los pollos del avestruz;
porque daré aguas en el desierto, ríos en la tierra estéril, para que beba mi
pueblo, mi escogido (Isaías 43:18-20).

El Señor promete que hará cosa nueva. Toma nota del hecho que Él dice
que Él la hará. La pregunta es, ¿la conoceremos y reconoceremos cuando
sucede? Parece increíble, sin embargo, es posible que el Señor haga algo
nuevo y que nosotros, Su pueblo, no lo reconozcamos y sigamos aferrados
a lo viejo. Tenemos que pedirle al Señor que nos haga sensibles y
conscientes de Su cosa nueva para que no menospreciemos ni seamos
culpables de persecución de la cosa nueva del Señor.

El Señor promete abrir camino en el desierto y ríos en la tierra estéril. Lo


hará con el propósito de dar a Su pueblo de beber. Él hace esto para Sus
escogidos. Y toma nota de que cuando Él lo hace, aun los animales quedan
afectados. El pasaje bíblico dice que las fieras del campo lo honrarán. Esto
significa que cuando Dios responde a Su Pueblo escogido, aun los pueblos
y las sociedades no redimidas serán afectadas, reformadas, y
transformadas. Mi punto es que todo comienza con el amor del Novio por
Su Novia. Él hará por la Novia lo que de otra manera no se haría. El
resultado será ríos que fluyen en tierra estéril – el Cielo invadiendo a la
Tierra.

La autoridad de la novia
Tenemos que darnos cuenta de la autoridad e influencia que tenemos en el
Cielo como la Novia. Cantares 4:9 muestra la pasión que brota en el
corazón de Jesús hacia Su novia.

Me robaste el corazón, hermana, esposa mía;


me robaste el corazón con una mirada tuya,
con una gargantilla de tu cuello (Cantares 4:9).

El Novio quiere que la novia entienda el efecto que ella tiene sobre Él. Su
corazón se conmociona y apasiona en gran manera cuando ella lo mira.
Cuando adoramos, añoramos y anhelamos al Señor, Su corazón se
conmueve. En estos momentos de intimidad uno puede pedir y recibir
grandes cosas. El término “pláticas de almohada” se usa en ocasiones para
referir a los secretos y anhelos compartidos entre dos amantes. Durante
tiempos de intimidad corazones se abren y comparten cosas que de otra
manera no se expresarían.

En un sentido nosotros podemos tener “pláticas de almohada” con el


Señor. Durante tiempos de intercambio íntimo podemos pedir cosas y ver
al Señor responder porque hemos conmovido Su corazón. Podemos de
hecho iniciar actividad en la sala del tribunal desde la recámara de
intimidad con el Señor. Desde este lugar de gran influencia podemos
presenciar la salvación de ciudades y al Cielo tocar la Tierra.

Cuando la ciudad celestial comienza a invadir ciudades naturales por


medio de la administración gubernamental y judicial, veremos verdadera
transformación en nuestras ciudades. La cultura del Reino se desarrollará
dentro de la ciudad cuando la ciudad Celestial queda sobrepuesta sobre
ella. Examinemos algunos de los cambios que podremos esperar cuando la
Ciudad Celestial descienda sobre la Tierra.

El gobierno de Dios sobre las ciudades

El gobierno de Dios podrá comenzar a operar dentro de las ciudades


naturales, y como resultado la paz y tranquilidad llegará a estas ciudades.
También habrá prosperidad y bendición donde se ha establecido el
gobierno de Dios. La ciudad del Dios viviente es Jerusalén Celestial.
Jerusalén siempre habla del gobierno de Dios. Jerusalén es el asiento
desde donde el Señor gobernará a la Tierra. Jeremías 3:17 muestra que
Jerusalén es el trono de Dios.

En aquel tiempo llamarán a Jerusalén Trono de Jehová, y todas las


naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová, a Jerusalén; y no andarán
más tras la dureza de su malvado corazón (Jeremías 3:17).

La razón por la cual siempre ha habido tanta batalla por la ciudad de


Jerusalén natural es porque está destinada a ser el asiento del gobierno de
Dios. Esto es por qué fue atacada y aun destruida. Esto es por qué, cuando
el pueblo fue enviado a regresar a y restaurarla, siempre había lucha. En
Esdras 4:16, el Rey Artajerjes fue advertido que si permitía que Jerusalén
se reconstruyera, él ya no tendría dominio dentro de esa región.

Hacemos saber al rey que si se reedifica esta ciudad y se levantan sus


muros, la región de más allá del río no será tuya (Esdras 4:16).

Cuando sacamos a la Jerusalén Celestial del Cielo y la ponemos sobre la


ciudades en la Tierra, estas ciudades comienzan a poseer cualidades
gubernamentales. El gobierno de Dios invade a la Tierra. Esa ciudad no
solo experimenta las bendiciones de vivir bajo el gobierno del Reino de
Dios, sino que desde esa ciudad el Reino de Dios puede avanzar. Este es el
resultado cuando la novia ama al novio y ve veredictos salir del Cielo a
causa de su influencia.

La belleza de la novia en nuestras ciudades


Algo más que ocurre como resultado de la influencia de la novia en el
Cielo es que la belleza del Señor se hace visible en las ciudades naturales.
Apocalipsis 21:3 muestra este efecto cuando el Cielo invade a la Tierra.

Y yo, Juan, vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de


parte de Dios, ataviada como una esposa hermoseada para su esposo
(Apocalipsis 21:2).

La belleza de la novia que se ha preparado para su esposo comenzará a


determinar la apariencia de una ciudad. Al prepararse la novia más y más
para su esposo, el Señor, ella comenzará a dictar la atmósfera de una
ciudad. Por ahora los principados y potestades de la esfera demoniaca
están determinando cómo se ven las ciudades. Al prepararse la novia, ella
ganará juicios en el tribunal del Cielo que quitará a estas potestades
demoniacas del trono y ella tomará el asiento del dominio en la esfera
espiritual de donde estas potestades demoniacas antes gobernaban. Cuando
esto ocurra, la belleza de la novia del Cristo creará una atmósfera dentro
de las ciudades donde Su esplendor es conocido. La belleza, pureza y
santidad de la novia prevalecerá en la atmósfera de las ciudades.

Apocalipsis 21:3 nos dice que Dios comenzará a habitar en la esfera


terrenal como resultado de que la Novia y esta Ciudad han bajado.

Entonces oí que desde el trono salía una potente voz, la cual decía: “Aquí
está el tabernáculo de Dios con los hombres. Él vivirá con ellos, y ellos
serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos y será su Dios”
(Apocalipsis 21:3).

Ciudades enteras pueden llegar a ser la habitación de Dios. Si la Novia


dentro de una ciudad puede ejercer su influencia en los tribunales del
Cielo, esa ciudad puede hospedar la presencia del Señor. Hablamos acerca
de la presencia del Señor en una reunión o entre Su pueblo; ¿qué pasará si
la presencia del Señor habita en una ciudad?

Todo en esa ciudad será bendecido. Las personas viajarán a esa ciudad y
serían salvas.
¿Es posible que la Novia ejerza tanta influencia en los tribunales del Cielo
que el gobierno de los principados quede disuelto y que la presencia del
Señor ocupe su lugar? Creo que no solo es posible, es nuestra porción. No
tenemos que gritarle al diablo, solo tenemos que ocupar nuestro lugar
como la Novia de Cristo. Por medio de la la influencia que Dios nos ha
dado en los tribunales, podemos desatar lo que los libros del Cielo han
destinado para una ciudad para que se establezca allí la cultura de Su
Reino.

Sanidad para nuestras ciudades


Cuando el Cielo invade a la Tierra, las heridas se sanan y las lágrimas se
secan. Apocalipsis 21:4 dice,
Dios enjugará las lágrimas de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni
más llanto, ni lamento ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado
de existir (Apocalipsis 21:4).

Nuestras ciudades pueden llegar a ser un lugar de sanidad en vez de un


lugar donde uno recibe heridas. Vemos esto en el libro de Hechos 8:6-8
donde Felipe predica acerca del Evangelio del Reino y toda la ciudad llega
a experimentar gran gozo.

La gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe,


oyendo y viendo las señales que hacía, pues de muchos que tenían
espíritus impuros, salían estos lanzando gritos; y muchos paralíticos y
cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad (Hechos
8:6-8).

Gran gozo vino a la ciudad de Samaria porque el gobierno del Reino había
impactado, trayendo el Cielo a la Tierra. Hay tanto dolor, odio,
animosidad y desilusión en nuestras ciudades hoy en día. Imagina cómo
será cuando la Novia tome su lugar y le conceda al Señor el derecho legal
de establecer el gobierno del Su Reino.

Vemos esto en los días de Elías cuando Jericó era una ciudad agradable
pero las aguas de la ciudad estaban envenenadas. El profeta sabía qué
debía hacer para sanar las aguas para que lo grato de la ciudad pudiera
restaurarse. 2 Reyes 2:19-22 muestra que Dios sanó las aguas para que ya
no hubiera esterilidad.

En ese momento llegaron los habitantes de la ciudad y le dijeron a Eliseo:


“El sitio donde está construida la ciudad es muy bueno, como lo puedes
comprobar, pero las aguas son malas y la tierra no produce nada”. Eliseo
les dijo: “Tomen una vasija nueva, y échenle sal”. Aquellos obedecieron, y
él fue adonde estaban los manantiales, echó la sal en ellos, y dijo: “Así ha
dicho el Señor: Yo sano ahora estas aguas. Nunca más serán ellas causa de
enfermedad ni de muerte”. Y tal como lo dijo Eliseo, ese día las aguas de
Jericó quedaron sanas, hasta el día de hoy (2 Reyes 2:19-22).
Esto ocurrió inmediatamente después de que Elías había partido y de que
Eliseo había recibido su manto. Me es interesante que los hombres
vinieron a Eliseo para hacer su petición. Estoy seguro de que el agua había
estado mal por mucho tiempo y que, por alguna razón, el agua no había
recibido sanidad durante el tiempo de Elías. Cuando cambió el
“liderazgo,” vinieron a Eliseo y le preguntaron si él podía resolver el
problema de la ciudad. Él tomó una vasija nueva y le puso sal. Luego fue a
la fuente y echó la sal al agua y sanó las aguas. Con esto, sanidad llegó a la
ciudad.

Permíteme señalas varias cosas aquí. Primero, Elías pidió una vasija
nueva. De hecho, él era una vasija nueva. Él en esencia estaba diciendo
que lo que la antigua administración no había hecho, él como la nueva
administración, lo haría. Estaba haciendo una distinción entre lo viejo y lo
nuevo. No estaba derrumbando lo viejo, sino que él se estaba
estableciendo como lo nuevo. Esto es importante. Si hemos de ver sanadas
a las ciudades, tenemos que aceptar la administración nueva que Dios está
estableciendo. Eliseo llevaría el manto de una manera diferente de Elías, y
traería sanidad a las ciudades. En segundo lugar, colocó sal en la vasija.
Nosotros somos la sal de la Tierra como el cuerpo de Cristo. Hemos de ser
la respuesta para las ciudades que están clamando por sanidad.

En tercer lugar, fueron a la fuente. La fuente del problema es lo que está


gobernando a las ciudades. Los principados y potestades que gobiernan a
nuestras ciudades tienen que ser llamados y hay que legislar en contra de
ellos en el tribunal del Cielo. Gritar y maldecir no logrará el cometido.
Tenemos que tener veredictos desde los tribunales que quitarán estos
poderes y nos permitirán a nosotros como la sal de la Tierra tomar nuestro
debido lugar.

Habiendo seguido este protocolo, la proclamación de Eliseo podía


entonces traer resultados duraderos. Las aguas permanecieron sanas.
Cuando establecemos precedentes legales, nuestros decretos resuelven
asuntos de manera permanente. Es la tarea de la Novia dentro de una
ciudad. Nuestra influencia como la Novia de Cristo le da a Dios el derecho
legal para que el Cielo invada a la Tierra. Las ciudades pueden ser sanadas
y la cultura del Reino de Dios puede establecerse. Que el Señor nos
conceda la sabiduría, el entendimiento y la iluminación para funcionar
como Su novia, estar de acuerdo con las otras voces que dan testimonio y
ver que las ciudades sean reformadas para la gloria de Dios. 211
14
El testimonio de las finanzas
Mientras dirigía un centro apostólico en Texas, en una ocasión una mujer
se acercó conmigo después de una de las reuniones y colocó en mi mano
cierta cantidad de dinero. Me dijo que ella estaba sembrando el dinero a
favor de su esposo alcohólico que había bebido con tanto exceso que había
sido necesario internarlo en un centro de rehabilitación. Los médicos le
dijeron que su atracón más reciente le había causado daños permanentes y
que él nunca volvería a ser igual. De hecho, existía la posibilidad de que
quedara incapacitado por el resto de su vida – y hasta usaron el término
“un vegetal”.

En el momento que ella me estaba dando el dinero, yo no comprendía lo


que ella estaba haciendo. Tampoco estoy seguro de que ella comprendía;
ella solo sabía que Dios le había dicho que sembrara este dinero para la
restauración de su esposo. Dos días después, el Señor me dijo que fuera al
centro de rehabilitación y que orara por este hombre. Contacté a la mujer e
hice los arreglos para viajar con ella a donde estaba su marido. Cuando
entramos a su habitación, lo encontramos sentado desplomado en una silla
de ruedas, con saliva saliendo de su boca. Parecía estar totalmente
inconsciente de nuestra presencia.

Me arrodillé frente a él. Puse mis manos sobre sus rodillas, y elevé una
oración muy sencilla por restauración completa. Ante mi asombro, este
hombre comenzó a revivir. Dentro de unos pocos minutos, ¡él y su esposa
estaban bailando ante mis ojos! Es, absolutamente, uno de los milagros
más significantes que he llegado a presenciar, simplemente por la manera
en que sucedió. Pasaron muchos años antes de que yo llegara a entender
las cosas espirituales que ocurrieron para producir este milagro. Este
hombre fue totalmente liberado, sanado, y restaurado, y pasó todos los
días que le quedaron de su vida sirviendo completamente al Señor. Había
pasado la mayor parte de su vida como alcohólico, pero desde ese día en
adelante nunca más bebió debido a lo que Jesús había hecho por él. Los
tribunales rindieron un veredicto de sanidad para él como resultado de las
finanzas que su esposa sembró.

Las finanzas tienen voz

Tus finanzas y dinero tienen una voz que es escuchada en los tribunales
del Cielo. Cuando sembramos no solo estamos apoyando causas o
ministerios merecedores. Cuando sembramos, estamos desatando y
amplificando nuestra voz en los tribunales del Cielo. Hebreos 7:8 declara
esta verdad poderosa.

En este caso, los que reciben los diezmos son simples hombres; pero en
aquél, los recibe Melquisedec, de quien se da testimonio de que vive
(Hebreos 7:8).

Esta Escritura está hablando de nuestros diezmos y ofrendas. No los


estamos trayendo a un sacerdocio levítico. Los estamos trayendo a Jesús,
nuestro Sumo Sacerdote quien pertenece al sacerdocio eterno de
Melquisedec. Aquí en esta Escritura se habla de los tribunales del Cielo
donde Jesús funciona como nuestro Sumo Sacerdote. Cuando traemos
estas ofrendas ante el Señor, produce un testimonio en los tribunales del
Cielo. La palabra testigo significa uno que da testimonio judicial. Nuestro
dinero tiene un testimonio en los tribunales del cielo; habla en el sistema
judicial de Dios a nuestro favor.

Ascienden como memorial


Nuestro dinero lleva nuestra fe y todo lo que está en nuestro corazón y
habla cuando lo sembramos en el Reino nuestro corazón y habla cuando lo
sembramos en el Reino 4. Sus oraciones se mezclaron con sus ofrendas y
crearon un memorial ante el Señor.

Como a la hora novena del día, vio claramente en una visión a un ángel de
Dios que entraba a donde él estaba y le decía: Cornelio. Mirándolo
fijamente y atemorizado, Cornelio dijo: ¿Qué quieres, Señor? Y él le dijo:
Tus oraciones y limosnas han ascendido como memorial delante de Dios
(Hechos 10:3-4 LBLA).
Sabemos que el resultado fue que el Evangelio entró al mundo de los
gentiles por medio de la casa de este hombre. Su diligencia en buscar al
Señor y ofrendar crearon este memorial delante del trono de Dios que
resultó en una visita angelical.

La palabra memorial simplemente significa un recordatorio o hacer


recordar. Esto es lo que ocurre en los servicios memoriales – recordamos.
Los memoriales hablan de nuestra herencia, intento, sacrifico, y hasta un
sentido de responsabilidad de continuar lo que alguien más comenzó. Los
monumentos en nuestra nación están diseñados para hablarnos y causar
que recordemos lo que costó para que nuestra nación existiera. Estos
memoriales hablan para provocarnos a tomar acciones consistentes con los
sacrificios de nuestros antepasados.

Cada año, en el Sur del país donde viví mis años de crianza, mi familia
visitaba un cementerio en el campo donde algunos de mis familiares y
antepasados estaban enterrados. El primer sábado de junio cada año, toda
mi familia extendida se reunía en este cementerio. Teníamos un servicio
interdenominacional en el cual cantábamos y alguien predicaba un
mensaje. Después, comíamos bajo el pabellón que tenían para eventos
como estos.

En su apogeo, cientos de personas venían a estas reuniones. Algunos


manejaban por varias horas con tal de pasar este día con sus familiares y
amigos. Personas que habían crecido en la comunidad (o sus
padres/abuelos que habían crecido allí) traían a sus hijos para que todos
los conocieran. Era una tradición que yo recuerdo bien. Me tocaba conocer
a primos que yo ni sabía que tenía. Estas reuniones se llamaban
memoriales.

Cuando ya éramos adultos, cada año mi mamá nos preguntaba, “¿Van a


venir al memorial?” ¡Más valía que nuestra respuesta fuera “sí!” Ella
quería que su familia fuera parte de esta tradición y memorial. Yo
frecuentemente me preguntaba por qué lo llamaban un memorial. Ahora
entiendo que era porque había una necesidad de recordar o hacer memoria.
Necesitábamos reunirnos y permitir que nuestra herencia nos hablara para
hacernos recordar de dónde veníamos y cómo no debíamos olvidarnos de
los valores que nos habían traído hasta aquí.
Cuando el ángel le dijo a Cornelio que sus actividades habían venido ante
Dios y habían creado un memorial, lo estaba diciendo porque habían
causado que Dios lo recordara. Un memorial es algo que habla y trae a
superficie una memoria y ojalá, acciones. Parte de lo que provocó a Dios a
la acción fue el sonido y el memorial que hizo la ofrenda de Cornelio en el
Cielo. Estaba dando testimonio judicial como testigo en los tribunales del
Cielo.

Hay un par de lugares en el Antiguo Testamento donde vemos la creación


de memoriales para que el Cielo pueda responder basado en el testimonio
que se está dando. Números 5:26 nos habla de la porción memorial de una
ofrenda y lo que el sacerdote ha de hacer con ella.

Tomará el sacerdote un puñado de la ofrenda de cereal como su ofrenda


memorial y la quemará en el altar, y después hará que la mujer beba el
agua (Números 5:26 LBLA).

Cuando alguien traía cierta ofrenda prescrita por la Ley, el sacerdote


tomaba un puñado del grano y lo quemaba en el altar. Al subir desde el
altar el humo y la ofrenda, conllevaba la idea de que el Cielo había
recibido su porción y que había creado un memorial para Dios. Esta es la
razón por qué se llamaba ofrenda memorial. El resto de la ofrenda era para
el sacerdote y su sostenimiento. La porción memorial “hablaba” en el
cielo, causando que Dios recordara a la persona que había traído la
ofrenda. Esta ofrenda tenía una voz, causando que Dios recordara.

Tu ofrenda tiene voz


Otro lugar donde vemos esto es en Números 10:10. Al traer la gente sus
ofrendas, Aarón y sus hijos hacían sonar las trompetas sobre las ofrendas.
La Biblia dice que esto creaba un memorial delante de Dios.
En vuestros días de alegría, como en vuestras solemnidades y principios
de mes, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos y sobre los
sacrificios de paz, y os servirán de memorial delante de vuestro Dios. Yo,
Jehová, vuestro Dios (Números 10:10).
El sonar de las trompetas sobre la ofrenda causaban que hubiera un
memorial delante de Dios. Producía testimonio en los tribunales del Cielo
que le concedían a Dios el derecho legal de responder al clamor de
nuestros corazones. Las trompetas hablan de la voz profética. En 1
Corintios 14:8-9, Pablo dice que el don espiritual de la profecía es como
una trompeta que necesita dar un sonido claro.

Y si la trompeta diera un sonido incierto, ¿quién se prepararía para la


batalla? Así también vosotros, si por la lengua que habláis no dais palabra
bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís?, porque sería como si
hablarais al aire (1 Corintios 14:8-9).

Cuando traemos nuestras ofrendas, debemos hacer sonar la trompeta o


profetizar sobre nuestras ofrendas. Lo que profetizamos sobre nuestras
ofrendas es el sonido y el testimonio que llegará a los tribunales del Cielo.
En base a la voz de nuestras ofrendas, Dios tiene libertad para rendir
juicios y veredictos a nuestro favor.

Vemos esto en el caso de la ofrenda de Abel para Dios. En Hebreos 11:4,


Dios testifica de la ofrenda de Abel.

Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual
alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus
ofrendas; y muerto, aún habla por ella (Hebreos 11:4).

Toma nota de las palabras usadas. Abel alcanzó testimonio de que era justo
porque Dios dio testimonio de sus ofrendas. La palabra testimonio
significa dar evidencia. Viene de la palabra que significa dar testimonio
judicialmente. La palabra testificar es la misma palabra griega, martureo.
En ambos casos, la Escritura está implicando una situación de tribunal.
Abel obtuvo testimonio judicial de que él era justo, porque Dios presenció
y testificó de sus ofrendas. En otras palabras, Dios como juez aceptó el
testimonio de las ofrendas de Abel y lo declaró justo. Este veredicto sigue
siendo válido el día de hoy. No solo la vida de Abel habla y da testimonio,
sino que Abel se ganó para sí mismo un lugar de influencia en los
tribunales del Cielo a causa de su fidelidad y el testimonio de sus
ofrendas. Nuestras ofrendas tienen una voz en los tribunales del Cielo.
Vemos esto descrito en Deuteronomio 26:16-19. Todo este capítulo trata
con los mandatos que Dios dio en cuanto a las ofrendas. Le mandó a Su
pueblo a adorarlo con sus primicias y ofrendas después de entrar a la
Tierra Prometida. En los versículos mencionados, el Señor muestra lo que
sucedería si guardaban Sus decretos y estatutos de adorarlo con sus
ofrendas.

Jehová, tu Dios, te manda hoy que cumplas estos estatutos y decretos;


cuida, pues, de ponerlos por obra con todo tu corazón y con toda tu alma.
Has declarado solemnemente hoy que Jehová es tu Dios, que andarás en
sus caminos, que guardarás sus estatutos, sus mandamientos y sus
decretos, y que escucharás su voz. Y Jehová ha declarado hoy que tú eres
pueblo suyo, de su exclusiva posesión, como te lo ha prometido, para que
guardes todos sus mandamientos; a fin de exaltarte sobre todas las
naciones que hizo, para loor, fama y gloria, y para que seas un pueblo
consagrado a Jehová, tu Dios, como él ha dicho (Deuteronomio 26:16-19).

El Señor manda que cumplan estos decretos y estatutos hoy. Luego dice
que cuando cumplen estos decretos y estatutos hoy, están declarando su
compromiso y lealtad a Dios. En otras palabras, cuando traían sus ofrendas
y cumplían Sus estatutos, sus ofrendas comenzaban a proclamar o
testificar delante del Señor.

Observa que el siguiente versículo dice que en base a este testimonio, Dios
ahora rendía un veredicto sobre ellos. Comenzó a declarar las maneras en
que serían bendecidos y exaltados sobre todas las demás naciones.
Nuestras ofrendas tienen una voz y pueden crear un testimonio en el Cielo
cuando sabemos cómo traerlas.

Debemos saber que nuestras ofrendas dan testimonio al Cielo en cuanto a


la condición de nuestros corazones en el tiempo presente. Recuerda que el
juez solo puede rendir veredictos basados en la evidencia presentada. Si
traemos nuestras ofrendas con impureza, amargura o falta de perdón en
nuestros corazones, nuestras ofrendas darán el testimonio incorrecto en el
tribunal del Cielo. No queremos los resultados de ese testimonio en
nuestras vidas. Es por esto que Jesús en Mateo 5:23-34 dice que tenemos
que tratar con toda relación rota antes de traer nuestra ofrenda.
Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano
tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate
primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda (Mateo
5:23-24).

Si traemos una ofrenda a los tribunales del Cielo con falta de perdón en
nuestros corazones, da el testimonio incorrecto en los tribunales. No
queremos los resultados de este testimonio en nuestras vidas. Jesús de
hecho sigue diciendo que si traemos nuestras ofrendas en este estado, el
tribunal del Cielo puede dar veredictos que nos colocan en la prisión.
Mateo 5:25-26 detalla esto.

Ponte de acuerdo pronto con tu adversario, entre tanto que estás con él en
el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia,
y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí hasta
que pagues el último cuadrante (Mateo 5:25-26).

Una ofrenda ofrecida con amargura da testimonio en los tribunales le


otorga a nuestro adversario el derecho legal de enviarnos a la prisión.
Tenemos que estar seguros de que nuestras ofrendas llevan un buen
testimonio. Esto es tan importante. Si las ofrendas que llevamos con
problemas en nuestro corazón tienen tanto poder por el lado negativo,
entonces cuán poderosas han de ser cuando ofrendamos con las actitudes y
motivaciones correctas.

Vemos esto en Malaquías 3:3-5. El profeta está profetizando acerca de la


venida del Mesías y Su efecto de purificación. Está declarando que el
propósito de esta purificación es para que podamos traer una ofrenda de
justicia. ¡Impresionante! Entonces las ofrendas tienen que ser muy
importantes para que el plan de Dios se cumpla si el propósito de la venida
del Mesías era para empoderarnos para traer ofrendas justas. Los
siguientes versículos nos ayudan a entender esto.

Él se sentará para afinar y limpiar la plata: limpiará a los hijos de Leví, los
afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia.
Entonces será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en
los días pasados, como en los años antiguos. 'Vendré a vosotros para
juicio, y testificaré sin vacilar contra los hechiceros y adúlteros, contra los
que juran falsamente; contra los que defraudan en su salario al jornalero, a
la viuda y al huérfano” (Malaquías 3:3-5).

Observa que cuando somos purificados, como sacerdotes (así como los
hijos de Leví) podemos entonces traer una ofrenda de justicia. Cuando
cada motivación errónea es purificada y cada actitud es ajustada, entonces
nuestra ofrenda será aceptada.

Toma nota de que el resultado de que nuestras ofrendas sean recibidas y


aceptadas es que Dios empieza a juzgar. Recuerda que el juicio es una
actividad dentro del tribunal. Basado en lo que nuestras ofrendas,
presentadas en justicia, están testificando, Dios comienza a ser un
testimonio y emana juicio en contra de todo lo que está afligiendo a la
sociedad y Su propósito en la sociedad. Nuestra ofrenda presentada con un
corazón puro después de nuestra purificación, desata evidencia en los
tribunales del Cielo que le permiten a Dios tratar con toda cosa destructiva
que está tocando a nuestra sociedad.

Enjuicia la brujería, el adulterio, a los mentirosos, inequidad, opresión e


injusticia en contra de los necesitados y pobres. Cuando nosotros, como la
Ecclesia y el pueblo de Dios, traemos nuestras ofrendas con el corazón
correcto, estamos dando testimonio en contra de aquello que está obrando
en contra de la sociedad. ¿Qué tan poderoso es? Nuestras ofrendas no
simplemente suplen nuestras necesidades; producen sonidos judiciales que
le dan a Dios el derecho de cumplir Su pasión en la Tierra. Cuando
traemos una ofrenda en justicia, entramos en acuerdo con el Cielo y le
damos al Padre el derecho legal de rendir veredictos a nuestro favor.

Un Repaso de las Nueve Voces

Hay nueve voces que hablan en los tribunales del Cielo acerca del deseo de
Dios para Su Reino y Su pasión por nosotros como Padre. Para repasar,
estas nueve voces son la sangre, el Mediador, el espíritu de hombres justos
hechos perfectos (la gran nube de testigos), el Juez, la asamblea general, la
Iglesia de los primogénitos, millares y millares de ángeles, la novia y
nuestras ofrendas. Tenemos que aprender a estar de acuerdo con la
intercesión del Cielo que cada uno trae y establecer evidencia que le
concede a Dios el derecho legal como Juez de cumplir Su pasión paternal
hacia nosotros. Esta es nuestra tarea como individuos ante Su trono de
gracia y como la Ecclesia.

En el último capítulo, procuraré reunir todo y compartir cómo traer casos


ante el Señor y Su tribunal.
15
Cómo presentar casos en los tribunales del Cielo
Ahora que tenemos un mejor entendimiento acerca de los tribunales del
Cielo, aprendamos a presentar nuestras peticiones y casos delante del
Señor. Quiero reunir todo lo que hemos visto para que, a la conclusión,
puedas entrar a esta dimensión y experimentar que la pasión de Dios por ti
se cumpla. El propósito de estos pensamientos finales es empoderarnos
para ir con valentía y confianza ante el Señor.

Abandona el campo de batalla

Lo primero que tenemos que hacer para entrar a los tribunales del Cielo es
abandonar el campo de batalla. Tenemos que reconocer la necesidad de
establecer los precedentes legales antes de correr a la batalla. Estamos en
un conflicto, pero es un conflicto legal. Recuerda que Jesús nunca describe
a la oración en un contexto de campo de batalla. Pero sí puso la oración en
un contexto judicial o de tribunal en Lucas 18:1-8.

En esta parábola la viuda está buscando un veredicto de justicia por parte


de un juez injusto. Entre otras cosas, un aspecto de esta historia se destaca.
Esta mujer, en sus esfuerzos de tratar con su adversario, nunca habló con
su adversario, solo con el juez. Ella entendía que una vez que el juez
rindiera un veredicto, su adversario ya no podía afectarla. El pretexto legal
del adversario por dañarla, robarle o de alguna otra manera atormentarla
sería eliminada. El adversario tendría que doblar su rodilla ante el
veredicto del tribunal. Una vez que el tribunal rendía un veredicto, se
hacía lo necesario para que dicho veredicto quedara establecido y se
cumpliera.

El veredicto del tribunal es la lucha legal; la ejecución o establecimiento


del veredicto es la parte donde entra en juego el campo de batalla. Hemos
tratado de correr al campo de batalla sin antes recibir los veredictos
necesarios del tribunal. Nos hemos visto inefectivos o totalmente
derrotados. Pero esos días ya habrán terminado una vez que abandonamos
al campo de batalla y entramos a la sala del tribunal.

Esto es a lo que se refiere Efesios 6:12:

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados,


contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo,
contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Efesios
6:12).

El término lucha es un término muy apto para lo que sucede en los


tribunales del Señor. Por medio de lo que hacemos en los tribunales
establecemos las legalidades necesarias para que la voluntad del Reino de
Dios se realice. Si alguna vez has estado en un tribunal natural, has sido
testigo de esta operación. Los abogados dan sus argumentos, operan y
luchan el uno con el otro para salir con la suya. Lo mismo sucede en el
tribunal del Cielo, particularmente cuando se trata de principados sobre
regiones. Es nuestra tarea hacer cumplir el juicio legal que Jesús ganó en
la cruz, sobre los poderes de las tinieblas, quitándoles totalmente toda
autoridad ilegítima que tienen sobre nosotros individual y
corporativamente. Requiere que participemos de discusiones y disputas
legales para lograrlo. Una vez que se haya hecho, entonces podemos
marchar al campo de batalla y ganar cada vez. La batalla en el tribunal
siempre precede a la victoria en el campo de batalla. Todo este libro ha
tratado acerca de cómo ganar en el tribunal para que podamos ganar en el
campo de batalla. Una vez que tengamos un cambio de perspectiva y
vemos que el lugar primario de conflicto es una sala de tribunal, entonces
estamos listos para presentar nuestro caso.

Cuando presentamos nuestro caso


Solo podemos presentar nuestro caso una vez que hemos leído de los
libros del Cielo. Daniel 7:10 establece la escena:

Un río de fuego procedía y salía de delante de él; miles de miles lo


servían, y millones de millones estaban delante de él. El Juez se sentó y
los libros fueron abiertos (Daniel 7:10).
La buena noticia es que los libros ya están abiertos. Los libros no están
cerrados bajo llave o sellados. Esto significa que podemos discernir y
comprender la revelación que está en los libros. A un nivel personal, los
libros revelan nuestro propósito y destino en el Reino. No es una
revelación de una sola vez, sino más bien una travesía de descubrimiento
constante.

Cuando estamos tratando con ciudades, estados o naciones, los profetas


nos ayudarán a entender la voluntad de Dios para Su Reino según lo
escrito en los libros. Cuando un profeta profetiza, simplemente está
leyendo de los libros del Cielo. Están poniendo al descubierto los secretos
contenidos en los libros.

Después de hacer lo arriba mencionado, los apóstoles con jurisdicción en


una esfera dada pueden entonces comenzar a presentar el caso ante los
tribunales. Presentamos la ciudad, el estado o la nación al tribunal y le
recordamos al Señor lo que Él escribió acerca de los mismos en los libros.
Estamos presentando nuestro caso y haciendo recordar a Dios (Isaías
43:26-27).

Esta operación pone en marcha al tribunal. Así como en un tribunal


natural, comienzan los procesos con el procurador quien presenta su caso.
Es un pensamiento poderoso que nosotros como personas mortales
tenemos la autoridad para poner en marcha a los tribunales del Cielo, pero
es verdad. Cuando presentamos lo que se ha escrito en los libros desde
antes del comienzo de los tiempos, el tribunal entra en sesión. Esta es la
razón por qué en Daniel 7, el tribunal está sentado, y los libros están
abiertos. El tribunal va a tomar decisiones basadas en lo que nosotros
como individuos y Ecclesia hemos presentado de los libros del Cielo.
Cuán asombroso es el lugar que Dios nos ha dado.

Estar de acuerdo con nuestro acusador


Después de presentar nuestro caso basado en lo que está escrito en los
libros, casi siempre nos encontraremos con el acusador quien está tratando
de negarnos lo que está en los libros (Apocalipsis 12:10). Toda acusación
que él trae para tratar de descalificarnos e impedir que recibamos lo que
está en los libros tiene que ser refutada. Esto requerirá que nos
arrepintamos y humillemos delante del Señor por naciones y nosotros
mismos.

Es interesante que inmediatamente después de que el Señor comparte la


parábola de Lucas 18:1-8, Su próxima enseñanza trata de dos hombres que
subieron a orar. Uno era un Fariseo y el otro era un recolector de
impuestos. Esta parábola se encuentra en Lucas 18:9-14. Jesús hace un
contraste entre el Fariseo, lleno de auto-justicia y muy arrogante, con el
recolectador de impuestos, lleno de humildad y totalmente entregado. El
final de la parábola es que el recolector de impuestos fue el que regresó a
casa “justificado”, y no el fariseo.

A unos que confiaban en sí mismos como justos y menospreciaban a los


otros, dijo también esta parábola: “Dos hombres subieron al Templo a
orar: uno era fariseo y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba
consigo mismo de esta manera: ‘Dios, te doy gracias porque no soy como
los otros hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este
publicano; ayuno dos veces a la semana, diezmo de todo lo que gano.’
Pero el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo,
sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘Dios, sé propicio a mí, pecador.’
Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro, porque
cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será
enaltecido (Lucas 18:9-14).

Jesús contó está parábola en relación a Su enseñanza acerca de orar desde


un lugar judicial. Ser justificado significa ser declarado justo o inocente.
Ser justificado es la posición legal de haber sido declarado “no culpable” e
“inocente”. Una de las cosas que Jesús está enseñando relacionado a la
operación en los tribunales del Cielos es que Dios responde a la humildad
y a la entrega. Yo he encontrado que la humildad y la entrega tienen gran
peso en los tribunales del Cielo. Si queremos tener una audiencia en los
tribunales, tenemos que aparecer allí con un espíritu humilde y un corazón
contrito y quebrantado. Estos sacrificios, Dios no los despreciará (Salmo
51:17).

Por medio del arrepentimiento establecemos la voz de la sangre de Jesús y


toda otra voz que está dando testimonio. Recuerda que hay nueve voces
que pueden hablar en el sistema judicial en el Cielo. Podemos estar de
acuerdo con estas voces de varias maneras. Una de las maneras principales
en que podemos estar de acuerdo es por medio de nuestro arrepentimiento.
Cuando sentimos que se están usando acusaciones en nuestra contra,
simplemente debemos estar de acuerdo con ellas. Mateo 5:25 dice que
hemos de ponernos de acuerdo con nuestro adversario pronto.

Ponte de acuerdo pronto con tu adversario, entre tanto que estás con él en
el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia,
y seas echado en la cárcel (Mateo 5:25).

Ponernos de acuerdo con nuestro adversario simplemente significa que


debemos arrepentirnos sin demorar por cualquier cosa que se está usando
en nuestra contra en los tribunales. No tengo necesidad de responder por
mí mismo. No me autojustifico. Permito que la sangre de Jesús me
justifique. Me beneficio además de las otras voces en los tribunales que
también hablarían. Estas hablarán a mi favor cuando me he arrepentido y
he accedido la sangre.

Mi actitud es que nunca me puedo equivocar con el arrepentimiento. La


autojustificación me puede destruir, pero el arrepentimiento causará que
yo sea aceptado. Mi experiencia ha sido que cuando me arrepiento por
cualquier cosa en mi historial personal o aun en mi linaje, el Espíritu
Santo me concede arrepentimiento (2 Timoteo 2:25). Al comenzar a
arrepentirme por asuntos en mi linaje de los cuales yo ni siquiera estaba
consciente, no es raro que comience a sentir remordimiento. Me he visto
conmovido al grado de lágrimas, conforme el Espíritu Santo ha traído
convicción y dolor a mi corazón, para que mi arrepentimiento sea genuino.
Esto ha quitado las acusaciones del diablo y ha silenciado su habilidad de
descalificarme.

Confesar nuestro pecado


Nuestras palabras ante el trono de Dios son muy poderosas. En Oseas
14:1-2 el profeta está instando al pueblo a usar “palabras” para regresar el
Señor.
¡Vuelve, Israel, a Jehová, tu Dios,
pues por tu pecado has caído!
Llevad con vosotros palabras de súplica,
volved a Jehová y decidle: “Quita toda iniquidad, acepta lo bueno, te
ofreceremos la ofrenda de nuestros labios” (Oseas 14:1-2).

Las palabras correctas en los tribunales del Señor son muy poderosas. A
causa de nuestras palabras, Dios nos perdonará. Los sacrificios de nuestros
labios al apartarnos de la iniquidad y regresar al Señor, le dan a Dios el
derecho legal de perdonarnos. Es por esto que Juan dijo que confesáramos
nuestros pecados. 1 Juan 1:9 declara que nuestra confesión, o decir lo que
Dios dice acerca de algo, le concede al Señor el derecho legal de perdonar
y limpiarnos.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9).

Nuestras palabras inician la acción legal. Nuestras palabras se convierten


en testimonio y acuerdos con los tribunales del Cielo. Nuestras palabras le
conceden al Señor el derecho legal de cumplir Su pasión por nosotros, la
cual siempre es misericordia y bondad. Esta es una parte de lo que vence
al acusador de los hermanos – la palabra de nuestro testimonio.
Apocalipsis 12:10-11 declara que la palabra de nuestro testimonio en
acuerdo con los propósitos de Dios vence y silencia a la acusación.

Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: “Ahora ha venido la


salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo,
porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que los
acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Ellos lo han vencido por
medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, que
menospreciaron sus vidas hasta la muerte (Apocalipsis 12:10-11).

Parte de la palabra de nuestro testimonio es “confesar” y usar palabras


para concederle a Dios el derecho legal de ser misericordioso para con
nosotros. Algo más que nos permite entrar en armonía y acuerdo con las
voces del Cielo y silenciar al acusador es nuestras ofrendas. Como
compartí en un capítulo previo, nuestras finanzas tienen una voz. Cuando
traemos finanzas con un corazón limpio y lleno de pasión al Señor, estas
finanzas agregan una voz de acuerdo con el Cielo. Es apropiado ofrecer
finanzas y luego profetizar sobre ellas y con ellas en los tribunales del
Cielo. Cuando lo hacemos, estamos formando parte de la operación del
Cielo para ver que Su voluntad se cumpla en la Tierra.

Resistir al diablo

Una vez que el acusador haya sido silenciado y se ha terminado la lucha en


los tribunales, ahora estamos listos para reprender cualquiera y todas las
fuerzas demoniacas. Esto puede incluir reprender y renunciar toda
actividad demoniaca. Es asombroso cuán rápidamente se para y anula la
operación del diablo una vez que ha perdido su derecho legal. Cuando
hemos establecido, por medio de nuestro arrepentimiento, las legalidades
del Cielo, el diablo tendrá que parar y desistir de todas sus operaciones. Ya
se le habrá quitado el derecho legal y los derechos de su operación han
sido anulados. Si hemos reprendido al diablo y no se ha movido, es porque
todavía tiene el derecho legal de estar allí. Colosenses 2:13-14 nos
muestra que Jesús estableció toda cosa legal necesaria para anular los
derechos satánicos.

Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra


carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados. Él
anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era
contraria, y la quitó de en medio clavándola en la cruz (Colosenses 2:13-
14).

Todo el “papeleo” en nuestra contra en el cielo, Jesús lo clavó en la cruz y


lo anuló totalmente. Las palabras “actas de los decretos” significan un
documento legal y/o una orden o un decreto. En otras palabras,
posicionalmente Jesús trató con cada acusación o “acta legal” que el
acusador puede usar para resistirnos en los tribunales del Cielo. Se ha
quitado. Pero esto no significa que el diablo no tratará de usarlo – sea el
pecado personal o el pecado de nuestro linaje. Así como tuvimos que
apropiarnos de lo que Jesús hizo por nosotros cuando nacimos de nuevo (y
no fue meramente automático), hay tiempos cuando, de maneras
específicas, tenemos que apropiarnos de lo obtenido y tomar las medidas
necesarias para que se establezca. El diablo buscará usar lo que pueda en
nuestra contra. Tenemos que tomar la sangre de Jesús y con nuestro
arrepentimiento y fe establecer lo que Jesús hizo por nosotros en esa área.
Verbalmente y con fe aceptamos y forzosamente establecemos la obra de
Jesús en la cruz a nuestro favor. Cuando lo hacemos, hemos quitado todo
recurso legal que el diablo trata de usar.

La palabra contraria en estos versículos quiere decir encubiertamente. El


sacrificio de Jesús trata aun con las cosas “escondidas” en nuestro linaje
que están en nuestra contra. Cuando, por la revelación del Espíritu, estos
asuntos de nuestro linaje vienen a luz, nos arrepentimos de ellos,
aplicamos la sangre de Jesús, y anulamos toda área que el diablo pueda
estar tratando de aprovechar. Cuando lo hacemos, nos posicionamos para
obtener veredictos de los tribunales del Cielo. El acusador ha sido
silenciado y ahora Dios tiene la libertad de contestar nuestra oración desde
Su corazón de Padre. Cualquier área legal que Satanás ha estado usando es
anulada.

He encontrado que una vez que se ha quitado el derecho legal, él se irá


cuando es resistido. Santiago 4:7 es muy claro: Someteos, pues, a Dios;
resistid al diablo, y huirá de vosotros (Santiago 4:7).

Someternos a Dios involucra humildad, entrega, arrepentimiento y


sumisión al Señor. Una vez que esto está establecido y toda rebelión ha
salido de nosotros, nosotros resistiremos y él huirá. Nuestra reprensión
ahora tiene poder y él huirá.

Hacer decretos

Lo último que hacemos ya que los asuntos legales se han puesto en orden,
es hacer decretos que conllevan la autoridad del tribunal del Cielo.
Nuestros decretos se basan en lo que está escrito en los libros. Toda
objeción se ha quitado y el Juez ahora tiene la libertad de cumplir Su
pasión paternal y hacer cumplir Su voluntad en nuestras vidas. Nada nos
resiste legalmente y los decretos ahora tienen poder.

Para recibir el efecto total de este entendimiento debemos ver nuestra


posición como reyes y sacerdotes. La Palabra nos dice que somos reyes y
sacerdotes ante nuestro Dios (Apocalipsis 1:6; 5:10). Esto habla de nuestro
posicionamiento del Cielo. Son lugares que hemos recibido por y por
medio de la obra de Jesús en la cruz. La tarea del sacerdote es interceder.
La tarea del rey es decretar. Cuando los sacerdotes interceden, le dan a
Dios el derecho legal de mostrar misericordia. Esto se aprecia con mejor
claridad al ver lo ocurrido cuando el sacerdote llevaba la sangre al Lugar
Santísimo en el Día de la Expiación. El sacerdote ofrecía la sangre del
cordero de la Pascua en ese lugar santo tal como Dios había mandado. El
ofrecimiento de la sangre le daba a Dios el derecho legal de perdonar los
pecados del pueblo y la nación por un año más. El Señor, por Su propio
mandato, necesitaba que el sacerdote cumpliera la función de administrar
la sangre para que a Él se le concediera las legalidades que necesitaba para
poder bendecir y mostrar misericordia.

La tarea del sacerdote era interceder estratégicamente para que los asuntos
legales quedaran establecidos. Una vez que se ha obtenido el
posicionamiento legal, entonces reyes, desde ese lugar en el espíritu,
pueden hacer decretos. Es por esto que hemos de ser sacerdotes y reyes
ante nuestro Dios. Esto lo podemos ver mejor donde Jesús viene ante la
tumba de Lázaro en Juan 11:41-44.

Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús,


alzando los ojos a lo alto, dijo: —Padre, gracias te doy por haberme oído.
Yo sé que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está
alrededor, para que crean que tú me has enviado.
Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: —¡Lázaro, ven fuera!
Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el
rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: —Desatadlo y dejadlo ir.

Jesús viene a la tumba de Lázaro y le dice al Padre que ya ha orado. Jesús


ha estado funcionando en Su sacerdocio en camino a la tumba de Lázaro.
Ha tratado con todas las razones legales por las cuales Lázaro murió
prematuramente. Ha estado en los tribunales del Cielo y ha tratado con las
acusaciones del diablo que permitieron que Lázaro muriera antes de
tiempo. Él sabe que ya se ha establecido legalmente todo lo necesario para
lo que Él está a punto de hacer. Como resultado, cuando Jesús llega a la
tumba de Lázaro, deja a un lado Su función de sacerdote y entra a Su
función de Rey. Ya no está intercediendo, sino que está decretando. Con
autoridad, Él simplemente decreta, “¡Lázaro, ven fuera!”

El muerto entonces resucita y sale de la tumba lleno de vida y poder de


resurrección. Este es un cuadro perfecto de nuestra función como
sacerdotes y reyes en los tribunales del Cielo. Una vez que nosotros, desde
nuestro sacerdocio, hemos establecido los asuntos legales, podemos entrar
a nuestra posición de reyes y hacer decretos en los tribunales del Cielos
que van de acuerdo con el Cielo. Las cosas cambian y se transforman
entonces por medio de la ejecución de los veredictos que el Cielo ha
establecido.

Cuando declaramos las palabras de decretos gubernamentales, la esfera


Celestial se ordena debidamente y las cosas necesarias quedan
establecidas para que el Cielo invada a la Tierra. Ahora hay un contrato y
un veredicto establecidos, provenientes de los tribunales, que permiten que
el Cielo se manifieste en la tierra. ¡Cuán poderoso es! El Espíritu Santo
nos ayuda en nuestra debilidad para hacer todo lo que debemos hacer en
los tribunales del Cielo. Al hacerlo, llegamos a formar parte de la agenda
de Dios en el planeta.

Es el clamor de mi corazón que este libro ayude a tratar con toda la


frustración y aun el escepticismo que existe entre el pueblo de Dios en
cuanto a la oración. Oro que todas las oraciones que se han orado con
verdadera sinceridad pero que hasta ahora parecían estar sin respuesta
puedan llegar a ser historia pasada al aprender los secretos de los
tribunales.

Él no ha sido un Dios indiferente, ni Uno distante. El problema ha sido que


no hemos entendido que tenemos que darle a Dios el derecho legal como
Juez de cumplir Su pasión paternal. Él anhela contestar y bendecir.

Le tenemos que dar el derecho legal de hacerlo por medio de la operación


en los tribunales del Cielo, poniéndonos de acuerdo con las voces que
hablan a nuestro favor y entonces ver que se rindan veredictos desde Su
Trono para establecer el orden del Reino. Cuando esto se hace, el Cielo en
verdad invadirá a la Tierra. Nuestras vidas entrarán a nuevos niveles de
vida, las naciones serán discipuladas, y las culturas del Reino serán
establecidas. Nos escaparemos de los maquinaciones destructivas del
diablo porque los derechos legales de sus operaciones serán anulados. Él
huirá ante nuestra reprensión porque todo su respaldo legal ha sido
anulado en los tribunales del Cielo.

Avancemos y veamos el cumplimiento de la voluntad de Dios. ¡Acudamos


al tribunal! Los veredictos del Cielo nos están esperando.
Robert Henderson es conocido como un hombre de revelación e
impartición. Sus enseñanzas acerca de “Los Tribunales del Cielo, Lo
Apóstólico, las Señales y Maravillas, Las Siete Montañas” y muchos otros
temas equipan y dan poder a las personas al recibir la revelación de
verdades anteriormente ocultas.

Con un mandato por parte del Señor de “discipular a las naciones”,


Roberto viaja extensivamente por todo el mundo, cumpliendo dicha
comisión. Es su pasión ver que “el conocimiento de la gloria de Dios cubra
la tierra, como las aguas cubren el mar”. Él cree que todavía están por
delante los mejores días de las naciones, al expandir la influencia del
Reino de Dios. Él tiene la misión de eliminar de la iglesia una mentalidad
cataclísmica y llevarla a una mentalidad llena de esperanza y fe. ¡El Dios
que él sirve es victorioso y siempre gana!

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