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Estrenando Mi Mente Espiritual

Texto: 1ª.Cor.2:9-16; 2ª.Ped.1:3-4.

1ª.Cor.2: 9-16,

"9Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha
preparado para los que le aman. 10Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo
escudriña, aun lo profundo de Dios 11Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que
está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.12Y nosotros no hemos recibido el
espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,13lo cual
también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo
espiritual a lo espiritual.14Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y
no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.15En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero
él no es juzgado de nadie.16Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente
de Cristo."

2ª.Ped.1:3-4,

“3Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el
conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,4por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas
promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay
en el mundo a causa de la concupiscencia;…”

1. La mente de Cristo es mi mente espiritual, la misma que opera en el campo espiritual. Pablo nos habla del ojo, del oído y del
corazón o la mente, como que “ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha
preparado para los que le aman. 10Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu”

El campo de la visión es el ojo; el campo de la percepción es el oído; y el campo de la comprensión es el corazón o la mente.

2. Hay cosas reveladas que Dios ya nos las preparó por el Espíritu para que la mente espiritual las vea o conozca en ese campo.
Estas revelaciones son cosas que el ojo humano no ha visto; que el oído humano no ha percibido; y que el corazón o la mente
humana no ha comprendido. Esto quiere decir que poseemos la vida humana y la vida divina.

El Espíritu ya fue y escudriñó lo profundo de Dios y trajo esas revelaciones para que nuestra mente las vea. Para que tú puedas
comprender estas revelaciones, tienes que creer que tienes la mente de Cristo tal como hemos leído en el v, 16, en donde la
Biblia dice que nosotros tenemos la mente de Cristo.

Y para poder creer que tienes la mente de Cristo, debo decirte algunas cosas de Él.

Fíjate, estamos muy familiarizados con los tres años y algo más de ministerio del Señor. Pero echemos una mirada a esos años
desde una nueva posición ventajosa.

Vamos a considerarlos desde un punto de vista biológico. Hacerlo así viene a ser casi como un redescubrimiento de aquellos
años.

¿En qué manera se diferencia un hombre que tenía la Vida de Dios, de los habitantes de este planeta, que tenían tan sólo la
vida caída de Adán en Sí?
Para ayudar a contestar esto, consideremos la diferencia que hay entre una anguila y una anguila eléctrica. La anguila eléctrica
luce exactamente igual a una anguila corriente, excepto que la misma posee órganos que operan en ella, que son totalmente
desconocidos para la anguila corriente.

Entre Jesucristo y el hombre caído había una diferencia todavía más grande que ésa. Y si la especie de Él fuera a multiplicarse,
sería también diferente del hombre caído.

Ahora consideremos un ser humano y un murciélago. Cuando un hombre entra en una habitación, ¿cómo percibe esa
habitación? Por su altura, su profundidad, color, olor, mobiliario, arreglo. ¿Y cómo la percibe el murciélago? Siendo
prácticamente ciego, el murciélago percibe la misma habitación de un modo totalmente diferente. Percibe dicha habitación
escuchando los ecos de sonidos que él mismo emite. Obviamente, para el murciélago esa habitación es algo totalmente
diferente de lo que el hombre considera que la misma es.

Dado que las partes internas del hombre son tan diferentes de las de un murciélago, los dos perciben este mundo de un modo
totalmente diferente. Así también Jesucristo y el hombre caído. Tanto diferían las partes internas de ellos.
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“ESTRENANDO MI MENTE ESPIRITUAL”

Una anguila eléctrica es diferente de otras anguilas por las partes especializadas que hay dentro de ella. De la misma manera,
dos especies diferentes se evidencian por percibir de modo totalmente diferente todo lo que las rodea. ¿Por qué? Debido a su
constitución biológica.

Jesucristo percibía todo lo que había a su alrededor en forma distinta de cómo lo percibía el hombre caído.

Cambiemos ahora de lo biológico a lo sociológico. Veremos que aquí las diferencias que hay entre la vida humana, y la vida
divina, llegan a ser pasmosas.

A.- MORAL. El contraste que hay entre estas dos especies, la divina y la humana, en cuanto a sus diferentes puntos de vista
sobre los valores morales, es verdaderamente desconcertante. En esta área, voy a mostrar tres aspectos de su manera de
vivir:

a. Los líderes religiosos del Homo sapiens caído tenían elevadas normas morales (de modo especial para los demás, con
excepción de ellos mismos). Aun cuando ellos tenían sus propios pecados, estaban prontos a apedrear hasta la muerte
a una mujer adúltera, en el acto. Pero Aquel que era el ‘líder religioso’ del otro universo (El mismo totalmente sin
pecado), estaba más que dispuesto a dejarla ir del todo libre.

b. No eran los líderes religiosos de este planeta los que iban acompañados de prostitutas y ladrones. Era Aquel que había
vivido en la luz inaccesible de la santidad el que andaba por ahí con personas del ‘bajo fondo’ de la sociedad.

Nuestro Señor era liberal cuando se trataba de valores morales. No a favor de Sí mismo, sino a favor de nosotros. Sus
expectativas en lo que se refiere a nuestra conducta moral eran, para decir lo menos, muy realistas.

c. No fue ningún líder religioso de nuestro planeta el que disfrutó tanto el confraternizar con la gente, que dejó la
impresión de que comía demasiado y bebía demasiado. No, fue el Señor de los lugares celestiales; ¡El fue tachado de
comilón y bebedor de vino! (Quiero decir, ¡la conducta de la vida divina, digámoslo así, fue la que se ganó esta
calificación!) ¡Fue el hombre que tenía a Dios dentro de Sí el que tuvo esa reputación! ¡Este disfrutó realmente la
confraternidad! ¡Qué reputación se le dio al más grande líder ‘religioso’ de todos los tiempos... y de toda la eternidad!

B.- CULTURA. ¿Ha considerado usted alguna vez las diferencias culturales que hay entre nosotros, que adquirimos nuestra
cultura a partir de costumbres de aquí de la tierra, y Aquel cuya cultura había sido instilada en El a lo largo de edades
infinitas, mientras vivía en el centro mismo de Dios?

Para entenderlo mejor, vayamos al DRAE para saber el significado de este término:

Cultura. (Del lat. cultūra). f. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico,
industrial, en una época, grupo social, etc.

Las diferencias que hay entre las culturas de esta tierra son bastante dramáticas. Así:

• a los estadounidenses se les ha enseñado que, mientras coman, deben tener una mano en el regazo; en muchas partes
de Europa eso es una total vulgaridad. Un italiano toca constantemente a otro italiano mientras conversan; ¡un inglés
jamás toca a otro inglés!

Las muchísimas culturas que hay en esta tierra le dan un gran valor a las expresiones culturales.

Nuestras culturas se manifiestan en:

• los rituales religiosos los deportes y la recreación


• los lugares de adoración los rituales sociales
• el noviazgo los vestidos y la moda
• el casamiento las amenidades sociales

Pero la vida de la Deidad conmuta todo eso por una cosa: ¡comunión!

C.- VALORES. En ninguna parte se contrasta tan claramente la brecha biológica que hay entre la vida terrena caída, y la forma
de vida divina en la tierra, que en su diferente sistema de valores.

Un modo muy bueno de anticipar qué podrán ser los valores de la forma de vida divina es esperar que, cualesquiera que
sean, serán lo opuesto a nuestro sistema de valores. Ejemplo:

• Nosotros nos aferramos a ganar, El valoró el perder.

• Nosotros amamos la vida; El le dio un valor superior a la muerte, especialmente al yo.

• Nosotros reverenciamos a los ricos y las riquezas; El valoraba a los pobres, y miraba de soslayo a los ricos.

• Nosotros adquirimos cosas; El alentaba a renunciar a todo.


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“ESTRENANDO MI MENTE ESPIRITUAL”

• Nosotros valoramos lo ‘visible’ como lo mejor de todo; El valoraba lo ‘invisible’, y consideraba que muy poco de la
creación visible tenía algún valor verdadero. Después de todo, la creación visible era tan sólo temporal; la otra era
permanente. Para Él, aquello que estaba ‘arriba’ era todo; para el Homo sapiens caído, todo lo de ‘aquí’ es lo de valor
supremo.

• El sufrimiento era crucial para su conjunto de valores; en tanto que el hombre caído valora el escapar del sufrimiento a
toda costa como algo sensato. Eso, para el hombre caído, es simplemente evidencia de cordura.

• El hombre caído se esfuerza por tener casa y tierra; el Creador poseía menos que lo que hasta el ave más simple podía
jactarse de tener. Tal vez la declaración más extraña que El hiciese jamás, fue que aquellos que eran ricos en espíritu
no podrían ver nunca el ámbito del cual El había venido. Los que permanecían espiritualmente pobres (los que tenían el
corazón siempre abierto para recibir más realidad espiritual), habrían de poseer el ámbito del cual El había venido.
(Mat. 5:3)

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.”

Pero ¿y cómo podía la gente aquí ver el otro ámbito? El Señor declaró que había una sola forma. El estableció esto como un
absoluto. Teníamos que nacer en aquella otra dimensión a fin de poder ver ese ámbito. (Jn.3:3)

*“Nacer de lo alto” es la traducción correcta en Juan 3:3, no “nacer de nuevo”

“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”

Fíjate lo que dice la traducción (Biblia Latinoamericana - 95)

“Jesús le contestó: "En verdad te digo que nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo desde arriba.”

Esta otra traducción está más clara: (Ediciones Universidad de Navarra S.A.)

“Contestó Jesús y le dijo: -En verdad, en verdad te digo que si uno no nace de lo alto no puede ver el Reino de Dios.”

Jesucristo declaró que El era de ese otro ámbito. El dijo que su ámbito estaba ‘arriba’ y que sus seguidores habrían de nacer
todos en ese lugar. ¡Arriba! ¡En lo alto! Sus seguidores habrían de nacer realmente en ese otro ámbito.

Obviamente ‘arriba’ era un lugar especial y maravilloso para El.

Fíjense lo que dicen los pasajes bíblicos de Jn. 3:31; 8:23; 19:11,

Jn. 3:31,
“El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del
cielo, es sobre todos.”

Jn.8:23,
“Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.”

Jn. 19:11,
“Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha
entregado, mayor pecado tiene.”

Los espíritus de la vida caída, la de los humanos, estaban llenos de muerte; pero, el espíritu de Jesús estaba vivo y lleno de la
divinidad del Padre y del Espíritu Santo. Y fue así cómo empieza Su ministerio. Leamos Luc. 4:1,

“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto”

Jesús era guiado por su espíritu. Esto es muy diferente que vivir confiado en el alma (la mente, las emociones y la voluntad), o
sea la carne, mediante los cuales la especie caída era guiada. Fíjate lo que dice la Biblia: Rom.8:7-8,

“7Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco
pueden;8y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.”

Fíjate lo que dice otra traducción: Palabra de Dios para Todos

“7Cuando alguien se deja controlar por su naturaleza humana está en contra de Dios y se niega a obedecer la ley de Dios. De
hecho, no es capaz de obedecerla8porque los que siguen su naturaleza humana no pueden agradar a Dios.”

Es aquí en este punto donde la diferencia entre la manera de pensar del hombre caído y ‘el modo de pensar’ de Jesús nos
proporciona el mayor contraste entre los valores de la vida terrena y los valores de la vida divina.

Esa vida divina, o superior, que había en Jesús lo situaba años de luz por encima del hombre caído, en cuanto a ‘percibir
aquello que estaba a su alrededor’.
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Veamos simplemente la diferencia biológica que hay entre las dos especies cuando chocan con respecto a un incidente de
perdón de pecados y sanidad. Contrastemos sus diferencias internas en las citas bíblicas de Mat. 9:2-8; Marc. 2:1-12; Luc.
5:17-26: (usted los lee en casa)

La Biblia dice que los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y
Jerusalén (o sea los hombres caídos) para ver que Jesús estaba enseñando y que el poder del Señor estaba con él para sanar,
y al decirle al paralítico: “Hombre, tus pecados te son perdonados”, empezaron a razonar en sus corazones. Jesús,
conociendo (percibiendo) en su espíritu que cavilaban (razonaban), les dijo: “¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?”

Fíjate en algo, ellos pensaban, la especie del Señor hacía algo superior a eso.

En este incidente, en la sanidad del paralítico, El utilizó, no su vida anímica, sino su vida divina. Y allí, dentro del ámbito de las
funciones de su vida divina, El no pensaba, sino que percibía. ¿Dónde era que El percibía? ¡En su espíritu!

Los hombres pensaban. El hacía algo más elevado que pensar. Su manera de percibir lo que estaba a su alrededor no era
mediante ‘instrumentos pensantes’. El tenía una constitución interna diferente y operaba en otro plano distinto de aquel en que
operaba el hombre con sus ‘instrumentos’ (la mente, las emociones y la voluntad).

El hombre caído (en quien el alma funciona a plena capacidad) razona, ‘intelectualiza’, usa la lógica, usa sistemas y piensa.
Hace todo esto desde el asiento de su vida humana, esto es, desde su alma dañada. Nos es difícil describir lo que el Señor
hacía.

En contraste con el razonamiento, El tenía un ‘conocimiento’. El no ‘intelectualizaba’, a Él se le “revelaba” (percibía por


revelación: esto tenía lugar no en su mente, sino en su espíritu). En vez de pensar, ‘racionalizar’ y usar la dialéctica, nuestro
Señor hacía algo totalmente diferente de eso: ¡Él conocía por intuición!

No solamente esto era característico en Él, sino que Jesús superaba completamente la otra forma de vida cuando se trataba de
una discusión. ¿Cómo? Simplemente escuchando una voz que venía del otro ámbito. Esto es, una voz procedente de dentro de
su espíritu. Esa voz era la voz de su Padre. Y lo que El oía, proveniente de su Padre, y repetía al hombre caído, trastornaba
todas las preguntas de ellos y pasmaba todas sus observaciones. Nosotros no podemos vivir espiritualmente, si no percibimos
aquella voz, que es la voz del Padre.

Ellos usaban los instrumentos de este planeta: pensaban, razonaban. El hacía uso de los instrumentos de otro ámbito y de otra
forma de vida: El percibía.

Para concluir esta parte, debo hacer una pregunta que pide a gritos una respuesta. Cuando ellos mataron al Señor, ¿acabó ese
hecho con esta especie, única en su clase?

Todo lo contrario. ¡Al matarlo, acabaron con la especie de ellos!

El crucificó esa especie vieja y caída. ¡Desde el punto de vista de Él, la raza caída de los hijos caídos de Adán caído ahora está
extinta!

Esa pobre especie estaba desahuciada y sin ninguna posibilidad de ayuda, de modo que el Señor simplemente ¡se deshizo de
ella! Entonces comenzó de nuevo con una nueva especie y una creación enteramente nueva. Al matar a Jesucristo, causaron la
total extinción de su propia y entera forma de vida biológica; y El, después de su resurrección, dio comienzo a una nueva
especie... según su género.

Fíjate lo que dijo nuestro Señor en Jn. 12:23-24,

“23Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado.24De cierto, de cierto os digo,
que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”

¿Entonces, hay una esperanza de que esta maravillosa nueva especie (Jesucristo), esta maravillosa nueva forma de vida
(Jesucristo), esta maravillosa vida superior (Jesucristo)... pudiera multiplicarse? ¿Hay alguna probabilidad de que El pudiese
llegar a tener algunos hermanos y hermanas más jóvenes? ¿Habría de comenzar esta nueva especie biológicamente única a
poblar este planeta?

Si pudiésemos comprender que pertenecemos a esa especie de Él, si llegásemos a reconocer que tenemos una vida superior
implantada dentro de nosotros, si nosotros pudiésemos vivir por medio de esa vida divina, si pudiésemos vivir por medio de la
misma vida con la cual Jesucristo vivía, y si esa vida se desarrollase en nosotros, entonces podríamos esperar que al menos
algo de todo lo que se ha considerado en estos minutos, ¡llegara a formar parte de nuestra experiencia!

¿Quedó extinguida en la cruz la especie del Señor? Todo lo contrario. Aquel fin de semana se descubrió algo más respecto de
su forma de vida en particular.

Entonces se descubrió que Jesucristo podía (y El es la única especie que puede) pasar su forma de vida a otra forma de vida.
¡Más aún, incluso podía pasar su vida divina a una forma de vida inferior!

Así como dice el apóstol Pedro en el pasaje bíblico de 2ª.Ped. 1: 4,


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“ESTRENANDO MI MENTE ESPIRITUAL”

“4por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes
de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;…”

Además, este Jesús resucitado podía dar su forma de vida a estas criaturas, no ya en pequeñas cantidades, sino en gran
abundancia. No un poco de esa vida suprema. ¡No! El podía dar su vida y la vida de su Padre a estas criaturas en una medida
increíble, Jn. 10:10,

“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia.”

Fíjate lo que sigue diciendo el Evangelista en el mismo libro: Jn.6: 47,51,53-54,57-58,63

“47De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna… 51Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si
alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del
mundo…53De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida
en vosotros...54El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día
postrero…57Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por
mí58Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este
pan, vivirá eternamente…63El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he
hablado son espíritu y son vida.”

Cuando «comemos de Él», venimos a ser participantes de la naturaleza divina (2ª.Ped. 1.4), la cual es la vida eterna.

A través de la obra del Espíritu Santo, recibimos Su vida y participamos de sus promesas (Jn. 6:63).

Aquellos que participan de esta misteriosa relación con Cristo están seguros de ser resucitados, en aquel día, a vida eterna.

Y no solamente eso, sino también lo que dice el Espíritu de Dios a través del apóstol, 1ª.Cor.6:17,

“Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.”

Y así como Su Padre vivía por medio de esa vida, y de la manera que El había vivido por medio de esa vida, de la misma
manera nosotros, TENEMOS que vivir también por medio de esa vida. Puede que aquí esté la más increíble promesa que se
haya hecho jamás, v, 57:

“57Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí”

Lo leo en otra traducción: (DHH)

“El Padre, que me ha enviado, tiene vida, y yo vivo por él; de la misma manera, el que se alimenta de mí, vivirá por mí.”

Si usted cree, está en condiciones de vivir esa vida divina. La misma que se hará más reluciente a medida que sigamos
renovando nuestra manera de pensar.

3. Si tú crees que tienes la mente de Cristo, tienes todas las facultades que El tiene. Si tienes esa mente, puedes conocer lo que
El conoce. Tú mente tiene que entrar al entendimiento y tu ojo tiene que entrar al campo de la visión espiritual de Dios.

Observa en dónde debe estar tú mente y tú ojo, En Ef.1:17-18 Pablo ora al Padre de gloria que le dé a la mente de los santos
en Efeso, “espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él”.

“17para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el
conocimiento de él,18alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha
llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,”

Como usted podrá notar su mente y su ojo deben estar puestos en el conocimiento de Dios.

En el A.T. existe un registro de una situación muy desastrosa que pasó a un sacerdote llamado Elcana por la situación moral y
espiritual de sus hijos a quienes la Biblia los describe de esta manera: (1ª.Sam. 2:12)

“Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová.”

Fíjate lo que dice la Biblia DHH:

“Los hijos de Elí eran unos malvados, y no les importaba el Señor”

El justo Job en su momento de sufrimiento dijo de los impíos lo siguiente, Job 21:14-15,

“14Dicen, pues, a Dios: Apártate de nosotros, Porque no queremos el conocimiento de tus caminos.15 ¿Quién es el
Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos a él?”

Dios mismo, hablando de la infidelidad de su pueblo, Israel, habla a través del profeta Isaías, Is. 1:3,
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“ESTRENANDO MI MENTE ESPIRITUAL”

“El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento.”

Jn. 17:3 dice que <la vida eterna consiste en conocer a Dios y a su hijo Jesucristo>.

“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.”

Como usted podrá ver, Vida eterna es conocimiento.

4. Recuerda que la "mente de Cristo" está en el conocimiento.

¿Qué debemos ver y entender con la mente de Cristo? Como la "mente de Cristo" está en el conocimiento, entonces, abramos
<conocimiento> en Ef. 1:3 dice que <Dios el Padre nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en
Cristo>.

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo,”

Observa que los <lugares celestiales> están en Cristo.

Los "lugares celestiales" no son geográficos sino espirituales, porque fíjate que Pablo nos está hablando de "bendición
espiritual" y no material.

El que está en Cristo, está en los lugares celestiales y ¿Cómo está? Está bendecido con toda bendición espiritual.

Esto quiere decir que <nadie te puede maldecir>, ni <reprender de ti maldiciones generacionales>. Un bendecido no tiene que
reprender nada, porque no tiene maldiciones por ninguna parte.

En las Iglesias de Moisés te sofocan la vida diciendo que si no <diezmas> eres maldito con doble maldición.

Ellos no tienen la "mente espiritual" de 1ª.Cor.2:16, “Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”

• primero, porque el <diezmo no es un mandamiento del nuevo pacto> y

• segundo, porque Gál.3:13 dice que <Cristo con su muerte nos ha redimido de la maldición de la ley>.

“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es
colgado en un madero),”

Un bendecido no diezma, no está en ley, ni está en maldición de ninguna clase.

Entonces surge la pregunta, ¿Cómo se sostiene la obra en el Nuevo Pacto? Abramos conocimiento en Rom. 7:25 donde Pablo
dice <Yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios>.

“Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la
carne a la ley del pecado.”

¿Cuál es la ley de Dios en tu mente? Rom. 8:2 dice que es <La ley del Espíritu de vida>.

“Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.”

Esa ley está en tu mente.

Si uno le sirve a Dios con la mente, entonces, la siembra es una propuesta de la mente, antes de ir al dinero, por eso es que el
Espíritu de Dios dice en 2ª.Cor. 9:7,

“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.”

Leamos las alternativas que nos presenta el Espíritu de Dios en cuanto al dar, 2ª.Cor. 9:6, 8, 10-11,

“6Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente,
generosamente también segará…8Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo
siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;…10Y el que da semilla al que siembra, y pan al
que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia,11para que estéis
enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.”

Corazón es sinónimo de mente. ¿En dónde propones dar? En la mente.

El dinero se deja llevar por lo que le dicta tú mente. Tú mente es la que determina tu actitud. Si tú mente es escasa, escasa
serán tus ofrendas, pero ti tú mente es generosa, tu siembra será amplia y suplirá a la Iglesia.
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“ESTRENANDO MI MENTE ESPIRITUAL”

Esto es servir con la mente de Cristo. Servimos las ofrendas con una mente generosa.

5. Para poder estrenar nuestra MENTE ESPIRITUAL, o sea la MENTE DE CRISTO, tenemos que educarla con conocimiento de Dios,
y tenemos que educar nuestros ojos con conocimiento de Dios, porque el conocimiento de Dios alumbra los ojos de nuestro
entendimiento.

Leamos el deseo del Espíritu de Dios a través del apóstol Pablo en Ef. 1: 15-19,

“15Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los
santos,16no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,17para que el Dios de nuestro
Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,18alumbrando
los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis 1ª.cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y 2ª.cuáles las
riquezas de la gloria de su herencia en los santos,19y 3ª.cuál la supereminente grandeza de su poder para con
nosotros los que creemos, ”

El conocimiento de Dios es como una paloma con dos alas y vuela con ellas:

• el ala de la sabiduría y
• el ala de la revelación.

¿Qué nos otorgan estas dos alas? :

• La primera te instruye la mente para que no andemos en tinieblas y


• la segunda te quita los velos de la ignorancia, y así podremos ver con claridad.

¿Cuál era el motivo por el cual el apóstol oraba para que tengan el espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento
de Jesucristo? En esta misma porción de las Escrituras está la respuesta:
Para que sepáis, ¿qué cosas?:

1ª. “…cuál es la esperanza a que él os ha llamado,…”

2ª. “…cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,…”

3ª.”…cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos,…”

Ahora, ¿Cuál era la oración de Pablo por los santos en Colosas? Col.1:9 dice:

“Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos
del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual,”

Observa que hay una inteligencia espiritual que se llena del conocimiento en toda sabiduría.

Pablo le dice a los santos en Ef. 4:23

“Y renovaos en el espíritu de vuestra mente”.

La inteligencia espiritual está en tu mente renovada, cosa que descuidaron los encargados de instruir al pueblo de Israel. En
tal virtud leamos que Dios dijo a través del profeta Oseas: Os. 4:6 dice,

“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del
sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.”

Tú en este nuevo sacerdocio, no puedes desechar el conocimiento; porque es el que te va a producir inteligencia espiritual y
va a permitir que contemos con toda las promesas de Dios hecha realidad en nuestras vidas.

No solamente eso, sino que la prosperidad o el éxito espiritual y material de nuestros hijos aquí en la tierra, está garantizada
y podemos ir en paz al sepulcro. Lee Sal. 112: 1-3.

“1Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se deleita en gran manera.2Su descendencia
será poderosa en la tierra; La generación de los rectos será bendita.3Bienes y riquezas hay en su casa, Y su justicia
permanece para siempre.”

Prov.9:10 dice:

“El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.”

6. En estos tiempos tiene que haber cristianos con la mente de Cristo.

¿Para qué te sirve la mente de Cristo? Te sirve para tres cosas:

• Primero, para que entiendas e interpretes cuáles son tus posiciones y tus posesiones espirituales en Cristo,
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“ESTRENANDO MI MENTE ESPIRITUAL”

• Segundo, para que andes llevando fruto en toda buena obra, y

• tercero, para que crezcas por el pleno conocimiento de Dios.

Fíjate lo que dice Dios a través del profeta Isaías, Is.11:9 dice,

“No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las
aguas cubren el mar.”

¿Qué está esperando la tierra? No que la llenen del conocimiento de la geografía, matemáticas, ciencias o tecnología, ni
teología; sino del conocimiento de Jehová.

¿Qué espera Dios en nuestra congregación? Espera la manifestación de los inteligentes espirituales.

¿Qué palabra esperan oír los santos en los púlpitos de las iglesias? Esperan oír a predicadores que enseñen con la mente de
Cristo.

El predicador que desecha el conocimiento, debería ser echado del sacerdocio, no debería ser pastor.

Amados hermanos, voy a terminar leyendo parte del pasaje bíblico que nos sirvió de base para esta enseñanza, 1ª.Cor.2: 9-
10,

"9Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios
ha preparado para los que le aman. 10Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo
escudriña, aun lo profundo de Dios

Dios las reveló a ¿Quiénes? A nosotros los cristianos de la mente de Cristo.

Yo tengo la mente de Cristo. Tú tienes la mente de Cristo, vívela.

¡QUE DIOS LES SIGA BENDICIENDO!

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