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ENTORPECIMIENTO ESPIRITUAL

Titulo: Torpes, no tropiecen.


Mateo 13:15. “Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible, y con los oídos
han oído torpemente”
Cita de Isaías 6:9, 10. “Y dijo: — Ve y di a este pueblo: “Oíd bien, pero no entendáis; y
mirad bien, pero no comprendáis.” 10 Haz insensible el corazón de este pueblo;
ensordece sus oídos y ciega sus ojos, no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y
entienda con su corazón, y se vuelva a mí, y yo lo sane.
Citado también en Marcos 4:12. “Para que viendo vean y no perciban, y oyendo oigan
y no entiendan; de modo que no se conviertan y les sea perdonado.”
Lucas 8:10. “Y él dijo: “A vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de
Dios; pero a los demás, en parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan”
Juan 12:40. “El ha cegado los ojos de ellos y endureció su corazón, para que no vean con
los ojos ni entiendan con el corazón, ni se conviertan, y yo los sane”
Hechos 28:26. “Ve a este pueblo y diles: “De oído oiréis y jamás entenderéis; y viendo
veréis y nunca percibiréis.”
Romanos 11:8. “Como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos para no ver, y
oídos para no oír, hasta el día de hoy”
Dios anunciaba a Isaías cuál sería el triste resultado de su predicación.
Un pueblo que no haría caso de su mensaje, y se endurecería en su
pecado. Así el pueblo a quien Cristo predicó, y muchos hoy.
Consideremos:
I. La capacidad de percepción espiritual
“Ojos… oídos…” Somos capaces de percepción física. Nos damos
cuenta del mundo en que vivimos. Tenemos órganos para ello:
maravillosos; pero de alcance limitado. El oído no percibe ciertos
sonidos (el radio). Los ojos no ven más allá de cierta distancia, ni a
través de ciertos cuerpos (rayos X).
Los órganos similares de algunos animales son, en cierto
sentido, mejores que los nuestros. ¡Pero de cuántas maravillas nos
damos cuenta por los nuestros!
Somos capaces de percepción espiritual. (En esto consiste
nuestra superioridad sobre la bestia).
¡Percibimos la verdad! ¡Podemos conocer a Dios! Por ello
podemos comunicarnos con él. Somos seres morales. La Biblia nos
representa al primer hombre en íntima comunión con su Creador.
II. La revelación que la hace posible
Inútil el ojo sin la luz; el oído sin el sonido y la palabra.
Hay un mundo espiritual que Dios quiere que conozcamos. Y nos lo
ha revelado:
(a) Nos lo ha revelado en la misma creación natural.
Romanos 1:19, 20. 19 Porque lo que de Dios se conoce es evidente entre ellos, pues Dios
hizo que fuese evidente. 20 Porque lo invisible de él — su eterno poder y deidad — se
deja ver desde la creación del mundo, siendo entendido en las cosas creadas; de modo
que no tienen excusa.
Hechos 17:24-29. 24 Este es el Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él.
Y como es Señor del cielo y de la tierra, él no habita en templos hechos de manos, 25 ni
es servido por manos humanas como si necesitase algo, porque él es quien da a todos vida
y aliento y todas las cosas. 26 De uno solo ha hecho toda raza de los hombres, para que
habiten sobre toda la faz de la tierra. El ha determinado de antemano el orden de los
tiempos y los límites de su habitación, 27 para que busquen a Dios, si de alguna manera,
aun a tientas, palpasen y le hallasen. Aunque, a la verdad, él no está lejos de ninguno de
nosotros; 28 porque “en él vivimos, nos movemos y somos”. Como también han dicho
algunos de vuestros poetas: “Porque también somos linaje de él.” 29 Siendo, pues, linaje
de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra,
escultura de arte e imaginación de hombres.
Muchos gentiles lo percibieron.
(b) Nos lo ha reelado en la Biblia Su Palabra Santa — Cristo: la Luz del
mundo, el Verbo.
Juan 1:18. “A Dios nadie le ha visto jamás; el Dios único que está en el seno del Padre,
él le ha dado a conocer. Por él sabemos y conocemos cuanto nos es posible y necesario
conocer. Y Dios ha querido que esta revelación sea aprovechada por todos los hombres.
Que el sol brille sobre todos.
III. El voluntario entorpecimiento
Aquel pueblo pudo ver y oír; pero no quisieron hacerlo.
a) Cristo nos revela nuestro pecado. Podemos ver que somos pecadores,
podemos entender que somos pecadores, podemos saber que cada día
pecamos — pero no a todos les agrada oír lo que Dios dice que tú eres.
b) Cristo nos muestra lo que tenemos que hacer: arrepentirnos hoy; Pero
esto demanda valor, éste paso demanda gran sacrificio — y nuestro
egoísmo se resiste a cumplirlo. Éste paso de arrepentimiento demanda
decisión, pero somos cobardes para dar el paso de fe.
En lugar de estas cosas el hombre mira sólo lo temporal, y oye
sólo lo que lo halaga. Cierran los ojos, tapan sus oídos: no ejercitan
sus facultades espirituales, y viene el entorpecimiento, y tras éste la
pérdida completa de ellas.
Ilustración. TRES CLASES DE ATEOS
Juan Link se hallaba un día sentado junto a una mesa con varios jóvenes que se
entretenían conversando acerca de Dios en forma burlona, del ser o no ser, de la muerte y
de otros temas de carácter religioso, titulándose a sí mismos de ateos, con marcada
complacencia. Después de escucharlos un breve tiempo silenciosamente, Link les dijo:
“Señores, hay tres clases de ateos.
Primero, Hay ateos que han llegado a serlo estudiando los diversos sistemas de filosofía
tanto antiguos como modernos, los que los han llevado por caminos errados, y al fin
confundidos han negado a Dios. No sé si alguno de ustedes se ha desviado de Dios por
sus estudios filosóficos”. Todos lo negaron tímidamente.
“Bueno, la segunda clase la componen aquellos que no tienen juicio propio, sino que
semejante a los papagayos van repitiendo lo que más oyen, y que como los monos imitan
a otros para no estar fuera de moda. Espero que ninguno de ustedes pertenezca a esta
clase.” Todos lo negaron con cierta indignación.
“Muy bien, la tercera clase se compone de aquellos que tienen mala conciencia, en
cuya vida y conducta hay algo corrompido, de manera que se ven en la necesidad de
desear que no haya un Dios santo y justo. Porque entienden muy bien que si lo hay, la
escena debe ser espantosa cuando después de la muerte deban comparecer ante su
presencia. Por eso se consuelan con la afirmación de que “¡No hay Dios!” ¡Así que:
seguid pecando! Mis caballeros, una cuarta clase no la hay.” Con estas palabras Link se
levantó y salió saludando cortésmente.
Hay Hombres que hacen imposible su conversión, su salvación.
Juan 3:19 “Y ésta es la condenación: que la luz ha venido al mundo, y los hombres
amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Juan 5:40. “Y vosotros no queréis venir a mí para que tengáis vida. ¿Cuál es tu
condición? Has sido un ateo de mala conciencia. Tus obras malas te
esconden del Dios que te llama para que seas salvo por medio de
Jesucristo.
¿Quieres que Cristo pueda abrir tus ojos? “Que vea yo…”
Y cultiva tu capacidad. ¡Oye! ¡Conoce a Cristo! ¡Conocerlo es vida
eterna!

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