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Ciclo de Profesorado para Profesionales

Universitarios
Sujeto del Aprendizaje y su cultura
Prof. Lic. Elida Lourdes Hodar

Diversidad Educativa

La UNESCO define la educación inclusiva en su documento de la siguiente manera:

“La inclusión se ve como el proceso de identificar y responder a la diversidad de


las necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje,
las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación. Involucra cambios
y modificaciones en contenidos, aproximaciones, estructuras y estrategias, con una visión
común que incluye a todos los niño/as del rango de edad apropiado y la convicción de que es
la responsabilidad del sistema regular, educar a todos los niño/as “

Del lenguaje de la deficiencia a las escuelas inclusivas.

El sistema educativo argentino se conformó a fines del siglo XIX principios del XX. A través de
la educación se pretendía lograr la integración de todos los hijos de los habitantes del país, los
que pertenecían a realidades locales diferentes e incluso habían emigrado de diversos países,
trayendo sus propios idiomas, tradiciones y costumbres.

La escuela común fue la institución encargada de lograr esa integración, formando ciudadanos
con sentido de pertenencia a la Nación Argentina, por encima de las particularidades
regionales, sociales, étnicas, gracias a una oferta educativa uniforme que implicaba un mismo
currículo para todos los alumnos, una formación similar de los docentes, iguales
reglamentaciones etc.

Primaba un ideal de homogeneidad, considerada fundamental si se quería dar a todos lo


mismo. Otra idea presente en esos años, surgida sobre todo del auge que tomó la
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psicometría dentro del ámbito de la psicología, era que la mayoría de los alumnos son
relativamente iguales en cuanto a sus posibilidades de aprendizaje (principalmente en las
áreas de lengua y matemática) y a sus ritmos y tiempos para alcanzar los logros determinados
por los diferentes grados escolares. A estos niños, que constituían la mayor parte de la
población escolar, se los consideraba normales.

Los que no se adaptaban a ese patrón, por poseer alguna deficiencia, disminución o retraso,
se los consideraba diferentes y debían escolarizarse en centros específicos. Surgen así las
escuelas especiales, que tienen un tipo de enseñanza distinta y profesores especializados.

En la primera parte del siglo XX se consideraba también que las disminuciones intelectuales
(tipo de diferencia más tenido en cuenta junto con las deficiencias sensoriales), tenían un
origen orgánico, lo que las convertía en dificultades innatas y por tanto poco modificables
mediante la intervención educativa.

Todas estas características hacían inviable que la atención a la diversidad penetrase en la


educación escolar, es más, todo lo diverso se consideraba patológico.

En la última parte del siglo XX la situación comienza a cambiar. Varias son las razones que
conducen a ello.

 Las investigaciones sobre educación, realizadas sobre todo en los países más
avanzados, introducen nuevas concepciones, por ejemplo: o se comienza a ver la
discapacidad no siempre como algo determinado por factores internos al alumno, sino
como algo que puede estar motivado por factores ambientales. El sistema educativo
puede, por tanto, favorecer el desarrollo y el aprendizaje de estos alumnos que poseen
alguna característica deficitaria.
 surge una perspectiva distinta sobre los procesos de aprendizaje y las diferencias
individuales. Las nuevas teorías del aprendizaje son más interactivas, se apartan de los
modelos anteriores que subrayan la primacía del desarrollo sobre el aprendizaje.
Consideran que: el alumno cumple un papel activo en su aprendizaje, los
conocimientos previos que posee son fundamentales para lograr nuevos aprendizajes
significativos; la enseñanza puede ayudar a alcanzar niveles superiores de desarrollo
siempre y cuando se tengan en cuenta las posibilidades de cada alumno, por lo que las
demandas son distintas. Estas y muchas otras ideas, introducidas por las nuevas teorías
del aprendizaje, inducen a considerar que no todos los alumnos van a enfrentar al
proceso de aprendizaje de la misma manera, aunque tengan la misma edad
cronológica, la misma capacidad o discapacidad, compartan un aula. única etc.
 Las escuelas de educación especial no logran grandes resultados en cuanto a la
integración social posterior de sus alumnos. Este hecho lleva a replantear su función y
a pensar en la posibilidad de otras formas de escolarización para aquellos que no están
gravemente afectados.
 La extensión de la enseñanza obligatoria conduce a las escuelas de enseñanza común
a constatar las grandes diferencias que existen entre sus alumnos, aunque no sean
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niños que requieran escuela especial. La generalización de la educación secundaria


motiva un replanteo de las funciones de la escuela, la que no debe ser segregadora,
sino comprensiva, integradora.
 Surgen movimientos sociales que ponen el acento en la defensa de los derechos de las
minorías (raciales, culturales, lingüísticas, de los discapacitados). Todo ello determina
que en educación se comiencen a introducir nuevas ideas como son: atención a la
diversidad; alumnos con necesidades educativas especiales (NEE); integración
educativa; escuela inclusiva.

Trayectorias reales y Trayectorias teóricas

Terigi aborda de forma conceptual las trayectorias escolares (distingue entre teórica y real)
para re-pensar el valor de las trayectorias educativas. La autora afirma que “es probable que
tengamos que diversificar las propuestas educativas; que el formato escolar tenga que
modificarse de maneras sustantivas, y que surjan formatos no escolares, cada vez más, sin que
esto signifique ninguna cuestión catastrófica, sino más bien hacernos cargo del cambio
cultural que estamos protagonizando y que quizás va a una velocidad mucho mayor de la que
se podía imaginar a mediados del siglo XX”.
Para abordar este tema les compartimos la conferencia de Flavia Terigi: Las cronologías de
aprendizaje: un concepto para pensar las trayectorias escolares (2010), en donde aborda el
papel que tiene la enseñanza en las trayectorias escolares.
En otras palabras, el concepto de trayectorias vuelve visible lo invisible, en tanto saca a la luz
las problemáticas que atraviesan las y los estudiantes en su escolaridad y, en ese mismo acto,
nos advierte sobre la necesidad de producir respuestas sociales y pedagógicas más integrales
ante las mismas. Desde este enfoque, constituye el punto de partida para la generación de
políticas públicas que breguen por la inclusión y que garanticen derechos.

Felicitas Acosta y Daniel Pinkasz sostienen que pensar la escolaridad en términos


de trayectorias supone un cambio de mirada: “Si la forma escuela originalmente fue
pensada para los colectivos de alumnos, la noción de “trayectoria” supone singularizar la
mirada. (...) La preocupación por la trayectoria del alumno implica un desplazamiento de la
mirada pedagógica desde la estructura de la disciplina y su articulación con el currículo hacia
el recorrido que cada alumno hace por ella”.
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Aulas heterogéneas

TODOS PUEDEN APRENDER!!

Rebeca Anijovich

Diversidad, aulas inclusivas, heterogeneidad son palabras que cada día encuentran espacios
en los diseños curriculares, en los proyectos institucionales, en los debates académicos, en las
investigaciones y en las páginas de los diarios.
El discurso acerca de la educación en la diversidad surgió en las últimas décadas del siglo XX
con la intención de superar la mirada homogeneizadora y proponer enfoques y estrategias más
inclusivas que contemplen al mismo tiempo las diferencias que existen entre las personas, los derechos
de la ciudadanía y las obligaciones de los Estados.
El enfoque de la diversidad en educación, supone un nuevo modo de mirar a las escuelas, a
sus actores y a los procesos de enseñanza y aprendizaje a la luz de valores democráticos.
En el enfoque de trabajo en aulas heterogéneas reconocemos la existencia de diferencias
entre las personas, no sólo en lo discursivo sino también en las prácticas de enseñanza cotidianas en
las escuelas, desde el estilo de gestión institucional hasta las actividades que se proponen en el aula,
nuevos diseños del espacio físico, una revisión de los modos de interacción social entre los distintos
actores de la institución educativa y una nueva forma de utilizar el tiempo, concebir y poner en práctica
la evaluación.
Un enfoque pedagógico que contemple la diversidad como una condición inherente al ser
humano y por lo tanto un valor a respetar, comprende que cada persona nace con una carga biológica
diferente y se desarrolla en múltiples contextos sociales, culturales, económicos y educativos. La
preocupación por la diversidad en educación, correlato de la necesidad de atender a los problemas
multiculturales que pone de manifiesto la globalización, la sensibilización por la integración de las
minorías culturales y religiosas y las nuevas consideraciones acerca del género, también instala en los
sistemas educativos un debate profundo acerca de la equidad y la justicia, un par que consideramos
inseparables al tener que definir políticas educativas.
Para contemplar los niveles de igualdad enunciados, el campo educativo tiene el desafío de
encontrar un equilibrio entre lo común y lo diverso. Todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes
tienen derecho a obtener una buena educación, y para que eso sea posible es necesario contemplar
variados puntos de partida para encarar la enseñanza, atendiendo a las diferencias y sus implicancias.
Pensar en el equilibrio entre lo común y lo diverso nos plantea la pregunta: qué entendemos
por “lo común”. Consideremos los aportes de Cornu: (2008) común no significa uniforme sino posible,
abierto, para todos, un mundo en el cual avanzar es posible y los de Diker (2008) para quien en lo
común se trata de incluir a todos los niños en la educación obligatoria “sin perder de vista que también
es función de la escuela diferenciar para una sociedad diferenciada”.
El enfoque de la diversidad en educación encuentra su correlato didáctico en el diseño de
aulas heterogéneas, entendiendo que son la dimensión teórica y práctica de una misma perspectiva
pedagógica.
Greco, M. (2007) se refiere al cambio de mirada en lo referente a la diversidad “los tiempos
actuales hacen evidente que ser alumno o alumna no goza de exclusividad; la identidad de alguien que
acude a la escuela (¿a aprender?) es siempre plural, diversificada, portadora de rasgos heterogéneos,
a veces opuestos y aparentemente irreconciliables. Y, sin embargo, su presencia nos obliga a mirar
incluso cuando no queramos, nos convoca al trabajo de otra manera, nos demanda un exceso de
trabajo para el cual no estábamos dispuestos, porque supone multiplicar miradas, aprender nuevas
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lecturas, hacer el esfuerzo de reconocer palabras que no sabemos, girar el ojo que mira hacia sí mismo
(allí donde a menudo es muy difícil ver/se), reconvertir la mirada hacia uno mismo en el trabajo de
educar”.
Sostenemos que los niños, niñas, adolescentes y jóvenes se convierten en el centro del
proceso educativo cuando reconocemos quiénes son, cómo aprenden, cuáles son sus intereses, sus
debilidades y fortalezas como aprendices, sus entornos culturales y sociales. Solo entonces, desde la
enseñanza podremos ofrecer las mejores opciones para que todos se involucren activamente y
encuentren sentido a lo que aprenden y al mundo en el que están insertos.
Desde el enfoque educativo que reconoce que los alumnos y alumnas son diferentes entre sí
y que esto se pone en juego en el trabajo en aulas heterogéneas, pensamos y creemos firmemente que
todos pueden aprender. Parece una obviedad afirmarlo, pero lograr este propósito inclusivo, requiere
de políticas educativas claras y de creencias firmes de todos los actores integrantes de una comunidad
educativa.
El aula heterogénea es un espacio en el que “todos los alumnos, ya sea que presenten
dificultades o que se destaquen, pueden progresar y obtener resultados a la medida de su potencial
real, tanto a nivel cognitivo como personal y social. El reconocimiento del derecho de los seres
humanos a ser diferentes no se contrapone a la función que le cabe a cada sujeto como integrante de
una sociedad. Por lo tanto, por ser la atención a la diversidad un enfoque socio-humanista de la
educación, no existe contradicción alguna entre el respeto al individuo autónomo y la respuesta a las
necesidades colectivas de la sociedad” (Anijovich, et al, 2004).
Todos pueden aprender, pero para que eso suceda, todos los estudiantes necesitan recibir
tareas desafiantes, potentes y estimulantes que los impulsen a desarrollar sus capacidades individuales
y convertirse en miembros plenos y productivos de la sociedad. El desafío que subyace es cómo
construir una escuela sin excluidos, una escuela habitable para todos los alumnos y alumnas.

FRATO. Con Ojos de niño.

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