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Breves anotaciones sobre la prescripción y la caducidad en el Código Civil y

Comercial y su impacto en el Derecho del Trabajo.-*

Diego J. Tula.

I. Introducción / II. Plazos de prescripción en curso. Solución normativa. / III. El curso de la


prescripción. Inicio del cómputo. / IV. Suspensión de la prescripción / V. Interrupción de la
prescripción / VI. Dispensa de la prescripción / VII. Los daños derivados de accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales y la prescripción de la acción civil. / VIII. Disposiciones de contenido
procesal: oportunidad para oponerla / IX. Caducidad de derechos / X. Caducidad y prescripción /
XI. Caducidad de derechos en el nuevo Código Civil y Comercial / XII. La caducidad de derechos
en la L.C.T. / XIII. Supuestos de caducidad en otras leyes laborales.

I.- Introducción

El Código de Vélez Sarfield definía la prescripción como un medio de adquirir y


extinguir derechos subjetivos (provistos de acción), en virtud de una conducta omisiva
de su titular- como es la de no obrar- por el tiempo que determine la ley (art. 3947).

La nueva legislación unificada prescinde de brindar una definición del instituto,


impronta que revela los Fundamentos del Anteproyecto en orden a la conveniencia de
prescindir de definiciones técnicas, las que pueden traer aparejadas imprecisiones. 1 No
obstante, la noción generalizada del instituto es clara y sus efectos son regulados en el
Código Civil y Comercial sin generar mayores dificultades.

*Trabajo publicado en RDL 2015-2, El Código Civil y Comercial de la Nación y el Derecho del Trabajo y
de la Seguridad Social –I, Rubinzal Culzoni.
1
“Tradicionalmente, se la ha definido como un modo de extinción de obligaciones, o bien, como una
figura que priva al titular de una acción para solicitar su tutela jurisdiccional. La primera ha sido objeto
de críticas, en razón de la subsistencia de ciertos efectos respecto de las obligaciones prescriptas; la
segunda utiliza el término “acción” en una concepción que no se corresponde con el significado que la
doctrina procesal asigna a esta palabra en nuestros días. Asimismo, el hecho de que la prescripción se
proyecte a situaciones que exceden el ámbito de los derechos personales y reales, abarcando situaciones
que comprometen actos en general (acción de nulidad, por ejemplo), revela la imprecisión en la que
recaen las definiciones técnicas de la prescripción…Estas circunstancias, sumadas a la conveniencia de
evitar definiciones legales que en vez de clarificar y facilitar la interpretación generan dificultades, han
inclinado a los autores del anteproyecto a omitir una definición general” (Fundamentos del
Anteproyecto, Libro Sexto, Título I). No obstante, el artículo 1897 ensaya una definición de la
prescripción adquisitiva: “La prescripción para adquirir es el modo por el cual el poseedor de una cosa
adquiere un derecho real sobre ella, mediante la posesión durante el tiempo fijado por la ley”.
El actual cuerpo normativo brinda tratamiento a ambas clases de prescripción en el
Libro Sexto, titulado “Disposiciones comunes a los derechos reales y personales”,
Título Primero “Prescripción y Caducidad”. En el Capítulo 1 (arts. 2532 a 2553) se
legislan todas las cuestiones comunes a la prescripción adquisitiva y a la liberatoria,
tales como su carácter imperativo, los sujetos de la prescripción, la renuncia y sus
efectos, suspensión e interrupción, y dispensa, entre otras. El tratamiento de la
prescripción adquisitiva es realizado de manera separada, tal como lo establecen los
artículos 1897 y 2565.

Otra de las diferencias que se aprecian en la metodología del nuevo Código Civil y
Comercial en orden a la temática propuesta se evidencia en la inexistencia de un
principio general como el establecido en el artículo 4019 del Código Civil, en cuanto
disponía como regla general la prescriptibilidad de las acciones, con las excepciones allí
mencionadas. El articulado actual no posee una disposición de este tipo; sin embargo,
prevé una serie de normas que determinan qué acciones son imprescriptibles,
diseminadas a lo largo del texto legal, tales como: la acción de nulidad absoluta (art.
387 in fine), la acción de inoponibilidad salvo el derecho de la otra parte a oponer la
prescripción o la caducidad (art. 397), la acción para reclamar la filiación o para
impugnarla (art. 576), las acciones de estado de familia (art. 712), las acciones civiles
para reclamar daños derivados de delitos de lesa humanidad (art. 2561), entre otros.2

A los efectos de esta colaboración, nos interesa la prescripción liberatoria, a la que el


Código de Vélez definía como una “excepción para repeler una acción por el solo
hecho que el que la entabla, ha dejado durante un lapso de tiempo de intentarla, o de
ejercer el derecho al cual ella se refiere” (art. 3949). Se trata de la extinción de la
acción emergente de un derecho subjetivo, producida por la inacción de su titular
durante el lapso señalado por la ley.

En cuanto al fundamento, se ha dicho que se trata de una institución de orden público


creada para dar estabilidad y firmeza a los negocios, disipar incertidumbres y poner fin
a la indecisión de los derechos; es un instrumento de seguridad que impide que los
conflictos humanos se mantengan indefinidamente latentes. Sin embargo, autores como

2
CALVO COSTA, Carlos A., Prescripción extintiva o liberatoria en el Código Civil y Comercial de la Nación,
AR/DOC/3847/2014.
De la Cueva3 han considerado inapropiado este instituto en el Derecho del Trabajo, ya
que la prescripción de las acciones del trabajador contraría de manera manifiesta los
propósitos de la legislación del trabajo. En sentido contrario, Plá Rodríguez, siguiendo a
Centeno, concluye que el verdadero fundamento de la prescripción en el derecho del
trabajo es el mismo que en el derecho común: la seguridad jurídica, que alcanza plena
vigencia en aquél aún cuando a través de ello se pueda llegar a un resultado (como es la
pérdida del derecho de parte del trabajador), que parecería antitético con la finalidad
protectora de nuestra disciplina. Esta debe lograrse con el ejercicio de los mismos, no
mediante la eternización de situaciones conflictivas o dudosas que conspiran contra el
orden y la paz social, que es al fin el resultado a que aspira la protección otorgada al
trabajador mediante disposiciones más o menos rígidas en lo que se refiere a la
disponibilidad de los derechos que le están acordados.4

Por ello es que la jurisprudencia laboral ha desestimado en forma reiterada los planteos
de inconstitucionalidad respecto de las normas que establecen plazos de prescripción,
señalando que dichos preceptos reposan en principios de orden público, no afectando la
intangibilidad de los derechos, sino que, en aras de un interés superior colectivo, se
priva de reclamarlos a quien no los ejercita en el término prefijado.

En nuestra disciplina la prescripción liberatoria se rige por las normas específicas


consagradas por la LCT (artículos 255 bis –incorporado por ley 26.593, artículo 1°- a
258) o leyes especiales (vgr: art. 4 de la ley 26.7735 para los accidentes de trabajo y/o

3
DE LA CUEVA, “Derecho Mexicano del Trabajo”, T. I, p. 728.
4
PLA RODRIGUEZ, Américo: “Los principios del derecho del trabajo”, 2da. Edición, Depalma, Buenos
Aires 1990. Centeno, Norberto: “La prescripción en el Derecho del Trabajo”, Rev. LT, t. XXII p. 387.
5
Artículo 4: “Los obligados por la ley 24.557 y sus modificatorias al pago de la reparación dineraria
deberán, dentro de los quince (15) días de notificados de la muerte del trabajador, o de la homologación
o determinación de la incapacidad laboral de la víctima de un accidente de trabajo o enfermedad
profesional, notificar fehacientemente a los damnificados o a sus derechohabientes los importes que les
corresponde percibir por aplicación de este régimen, precisando cada concepto en forma separada e
indicando que se encuentran a su disposición para el cobro.
Los damnificados podrán optar de modo excluyente entre las indemnizaciones previstas en este régimen
de reparación o las que les pudieran corresponder con fundamento en otros sistemas de responsabilidad.
Los distintos sistemas de responsabilidad no serán acumulables.
El principio de cobro de sumas de dinero o la iniciación de una acción judicial en uno u otro sistema
implicará que se ha ejercido la opción con plenos efectos sobre el evento dañoso.
Las acciones judiciales con fundamento en otros sistemas de responsabilidad sólo podrán iniciarse una
vez recibida la notificación fehaciente prevista en este artículo.
La prescripción se computará a partir del día siguiente a la fecha de recepción de esa notificación”.
enfermedades profesionales o el art. 69 de la ley 26.8446 del Régimen Especial de
Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares), y en los aspectos no
reglamentados se aplicarán las normas del derecho civil, siempre que resulten
compatibles con los principios generales del derecho del trabajo.7 Ello así ya que la
prescripción no es un instituto propio del ordenamiento laboral, sino que tiene
raigambre civil. En su aplicación al derecho laboral se dan los distintos supuestos
previstos para en el derecho civil; a saber: suspensiones, interrupciones, dispensa, etc.

II. Los plazos de prescripción en curso. Solución normativa.


Dispone el artículo 2537 del Código Civil y Comercial que: “Los plazos de prescripción
en curso al momento de entrada en vigencia de una nueva ley se rigen por la anterior.
Sin embargo, si por esa ley se requiere un mayor tiempo que el que fijan las nuevas,
quedan cumplidos una vez que transcurra el tiempo designado por las nuevas leyes,
contado desde el día de su vigencia, excepto que el plazo fijado por la ley antigua
finalice antes que el nuevo plazo contado a partir de la vigencia de la nueva ley, en
cuyo caso se mantiene el de la ley anterior”.
Esta disposición prevé la modificación ulterior de plazos y regula las situaciones
sometidas al régimen de prescripción. Según se expusiera en los fundamentos del
Anteproyecto, la solución armoniza la finalidad de la modificación que se produzca
(otorgamiento de seguridad jurídica a ciertas relaciones mediante acortamiento de los
plazos aplicables) y la situación de quien podría verse sorprendido por ese acortamiento.
El artículo 4051 del Código de Vélez contenía una disposición de derecho transitorio
que preveía una regla análoga a la citada. Esta regla implica que “si hubiere
prolongación se continúe aplicando la ley más antigua, mientras que si hay reducción,

6
Artículo 69: “Prescriben a los dos (2) años las acciones relativas a créditos provenientes de las relaciones
individuales del trabajo contempladas en el presente régimen. Esta norma tiene carácter de orden
público y no puede ser modificada por convenciones individuales o colectivas o disposiciones
administrativas de ningún tipo. Los reclamos promovidos ante la autoridad administrativa del trabajo
tendrán carácter interruptivo del curso de la prescripción, durante todo el plazo que insuma la
tramitación en esa instancia, con excepción de los que se efectúen en el marco del proceso conciliatorio
previsto en el artículo 53 de esta ley que suspenderá el curso de la misma por el tiempo máximo
otorgado al conciliador actuante para lograr su cometido”.

7
En orden a la articulación de ambas legislaciones, el artículo 257 de la L.C.T. comienza diciendo: “Sin
perjuicio de la aplicabilidad de las normas del Código Civil…”, en tanto que el artículo 2532 del C.C.yC.
dispone: “En ausencia de disposiciones específicas, las normas de este Capítulo son aplicables a la
prescripción adquisitiva y liberatoria”
se aplicará la ley nueva, pero computándose el plazo reducido a partir de la entrada en
vigencia de la nueva ley”8
Para Márquez y Calderón9 el artículo 2537 no constituye derecho transitorio, pues ha
sido previsto para regir de manera permanente todo conflicto temporal de leyes en
materia de prescripción, y no solamente el supuesto específico de sanción del Código
Civil y Comercial. Es decir que además de regular la etapa de transición abierta con la
entrada en vigencia del nuevo Código, servirá para resolver todo problema que se
presente en el futuro cuando en el propio Código o en leyes particulares se modifiquen
los plazos de prescripción.
Señalan los citados autores que el presupuesto de aplicación de esta norma es la
disparidad de plazos, ya que si se dictara una nueva ley que contuviera un plazo igual al
previsto por la ley derogada, no alteraría la prescripción que ya se encuentra en curso.
El plazo de la nueva ley puede ser más extenso que en la ley anterior. En estos casos el
curso de la prescripción se rige invariablemente por la ley anterior. Márquez y Calderón
toman como ejemplo una acción de daños por responsabilidad civil extracontractual,
que en el régimen derogado prescribe a los 2 años y actualmente lo hace a los 3 años. Si
el plazo hubiera comenzado a correr el 01/01/2015, la prescripción ocurriría el
01/01/2017, sin que la entrada en vigencia del nuevo Código en el interin tuviera
ninguna vigencia. Si el plazo es más extenso en la ley anterior la acción prescribe al
vencimiento del plazo fijado por la ley posterior, contado desde su entrada en vigencia,
excepto que el plazo previsto por la ley anterior venciera antes –por haber comenzado a
correr con anterioridad-. Coincidimos con los autores de referencia al señalar que aquí
habrá que estar al caso concreto, pues lo que definirá la ley aplicable será una cuestión
contingente: el diez a quo del cómputo de la prescripción.
Márquez y Calderón infieren de los citados ejemplos los siguientes principios generales:
i. siempre se aplica el plazo de prescripción que, en el caso concreto, vence primero; ii.
El plazo de la ley posterior juega como plazo de corte o plazo de prescripción final
contado desde que entra en vigencia la nueva ley, poniendo término a prescripciones
comenzadas durante la vigencia de la ley anterior, aún en curso.10

8
MOISSET DE ESPANES, Luis, Irretroactividad de la ley, Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba,
1976, p. 141.
9
MÁRQUEZ, José Fernando y CALDERON, Maximiliano Rafael, Prescripción y caducidad en el Código Civil
y Comercial, La Ley, 13/05/2015 (AR/DOC/1454/2015).
10
MARQUEZ y CALDERON, ob cit.
III. El curso de la prescripción. Inicio del cómputo.
El término de la prescripción extintiva comienza a computarse desde el momento en que
el crédito puede ser exigido, por lo cual no correrá su curso mientras no pueda ejercerse
la acción respectiva. El artículo 2554 del nuevo Código Civil y Comercial, establece
como regla general que “el transcurso del plazo de prescripción comienza el día en que
la prestación es exigible”. Es decir, aunque el derecho exista, no corre el curso de la
prescripción hasta que no se halle expedita la posibilidad de demandar judicialmente al
deudor, toda vez que no puede prescribir la acción que aún no ha nacido.11

La L.C.T. abandona la técnica seguida por la norma que le antecedió y omite


pronunciarse sobre el momento a partir del cual comienza a transcurrir el tiempo útil
computable a la prescripción, tornándose inespecífica en un aspecto que se inscribe
como dato objetivo que debiera caracterizar a una institución llamada a brindar
seguridad jurídica a las relaciones (con excepción de los accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales, cuyo dies a quo se encuentra expresamente previsto en el
art. 258 de la L.C.T.).

Como veremos a continuación, para llenar esta laguna se recurre a los principios del
derecho civil.

En materia de derecho común, conforme surge de los preceptos contenidos en el ya


citado artículo 2554, el cómputo de la prescripción sólo comienza desde el momento en
que puede ser exigido el cumplimiento o pago de los derechos.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha dictado numerosos pronunciamientos en
orden a dicha cuestión. En mérito a la brevedad, nos limitamos a enunciar sólo alguno
de ellos:
“El término de la prescripción de las acciones comienza a correr, como resulta del art.
3956 del Código Civil, desde que la obligación del deudor sea exigible para el acreedor,
es decir, desde el día en que éste puede ejercer la acción correspondiente, pidiendo el
pago de la deuda o el cumplimiento de la obligación” (fallos, 193:359).
“El punto de partida de la prescripción debe ubicarse en el momento a partir del cual la
responsabilidad existe y ha nacido la consiguiente acción para hacerla valer o, en otros
términos, desde que la acción quedó expedita” (Fallos, 321:2144).

11
CALVO COSTA, Carlos A., ob. cit.
“Mientras el derecho o la obligación no es exigible, no existe ni puede existir inacción
del titular o del acreedor y la prescripción, por lo tanto, no puede correr (Fallos,
195:26)”.
Ello tiene sentido, ya que la prescripción presupone como elemento esencial la inacción
o inactividad del titular de un derecho, por lo que no podría imputársele tal inacción
mientras no pueda reclamar el pago de su crédito.
La ausencia de regulación específica sobre el tema que presenta la ley laboral y la
técnica de dejar subordinada su regulación a lo dispuesto en la norma de fondo, implica
que las soluciones diseñadas y adoptadas para un ámbito general deban igualmente
aplicarse a las situaciones que plantea el contrato de trabajo. La remisión expresa que
contiene el artículo 257 LCT refuerza la hipótesis.
Por esta razón, el cómputo del plazo comenzará a correr desde que el crédito laboral se
encuentre en condiciones de ser exigido, siempre que la inacción sea voluntaria, no
siendo en principio, óbice para ello la situación de subordinación o dependencia en que
se encuentra el acreedor respecto del obligado como lo reconoce un sector de la doctrina
y la jurisprudencia. Aunque esta posición dista de ser pacífica.12
De la Fuente sostiene que el plazo prescriptivo sólo puede comenzar a correr desde el
momento que el titular del derecho se ha encontrado en condiciones de ejercitar la
correspondiente acción, lo cual presupone que el derecho haya nacido, que el mismo sea
exigible y que la inacción sea voluntaria, o sea que su conducta omisiva responda a una
decisión conciente y deliberada, adoptada con intención y libertad, esto es que no se
encuentre viciada por ignorancia, error, dolo o violencia física o moral. Es decir, al estar
constituída la prescripción por un acto voluntario (inacción del titular de derecho) al que
le corresponde aplicar los principios que rigen esta clase actos jurídicos, sólo podrá
imputarse a su autor, responsabilizándolo por sus consecuencias, cuando lo realice
voluntariamente, o sea con intención y libertad.
En consecuencia, si el titular del derecho incurre en la conducta omisiva (no ejercita la
acción de que dispone) por encontrarse afectado su proceso volitivo por uno de los
vicios de la voluntad (ignorancia, error, dolo o violencia), dicho acto será involuntario y

12
MONSALVO, MANUEL, “Extinción de los créditos laborales”, En ACKERMAN, Mario (Dir), Tratado de
derecho del trabajo, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2005, p. 617.
por lo tanto no producirá los efectos jurídicos propios prevista por la ley (pérdida de la
acción).13
De esta manera el autor se aparta de la doctrina civilista que considera que el curso
prescriptivo debe iniciarse indefectiblemente desde el mismo momento que nace la
acción, aún cuando su titular desconozca tal circunstancia.14
Por su parte Pla Rodríguez15 señala la importancia de establecer con la máxima claridad
y precisión la determinación de las fechas a partir de las cuales deben empezar a
contarse los plazos respectivos. Dice este autor que en la determinación de las fechas de
arranque del cómputo, se deben combinar y armonizar los distintos criterios para
contemplar su finalidad de preservar la seguridad jurídica con la consideración de la
realidad que lleva a que muchas veces el trabajador tenga dificultades para ejercer
judicialmente sus derechos mientras subsista el estado de subordinación derivado de la
relación de trabajo.
Por tal motivo, la doctrina aconseja que el comienzo del plazo se establezca a partir del
momento en que el trabajador haya dejado de prestar servicios. En la gran mayoría de
los casos, el trabajador teme que el planteo judicial del reclamo signifique arriesgar su
puesto. Por eso, la inactividad del dependiente no le es imputable ni tiene el mismo
significado que en otras condiciones. Debe atribuirse al legítimo deseo de conservar el
trabajo.
Reiteramos por tanto, que en materia laboral los principios generales del derecho civil
resultan plenamente aplicables, debiendo computarse el plazo de prescripción desde que
los créditos en cabeza del acreedor resulten exigibles.16

13
Critica el autor la doctrina mayoritaria que entiende que el término prescriptivo de los créditos
laborales deberían comenzar a correr desde que las acciones personales puedan ser promovidas,
señalando que la misma no tiene en cuenta que la causa de la prescripción está constituída por un acto
humano voluntario (inacción del titular del derecho), al que corresponde aplicar los principios que rigen
a esta clase de hechos jurídicos (arts. 897, 900 y concs. del Código Civil). Sostiene que de acuerdo a los
principios generales, ese hecho omisivo –inercia o inacción- constituye un acto lícito (arts. 898/899
C.Civil), por lo que sólo ha de poder imputarse a su autor, responsabilizándolo por sus consecuencias,
cuando al mismo se lo realice voluntariamente, o sea con intención y libertad. Ver De la Fuente, “Los
vicios de la voluntad y el curso de la prescripción laboral”, DT 1980, 1253.

14
SPOTA, Tratado, Prescripción y Caducidad, T. I (10), p. 227; Borda, Tratado, Obligaciones, II, p. 17;
LLAMBIAS, Obligaciones, III, p. 436-437.
15
PLA RODRIGUEZ, ob. cit. nota 7, p.133.
16
Es oportuno destacar un pronunciamiento de la Corte Suprema en el cual refirió que “Si bien el
comienzo de la prescripción no puede supeditarse a la discreción del acreedor, exige en cambio su
conocimiento del hecho generador de la acción, mediante una razonable posibilidad de información”
(Fallos, 290:77)
Sin embargo las opiniones diferían al momento de analizar desde cuándo se tornaba
operativa dicha exigibilidad en el caso de las indemnizaciones y rubros salariales
derivados del distracto.

Cierto sector de la jurisprudencia, interpretando en forma conjunta los artículos 128 y


149 de la L.C.T.17, señalaba que las indemnizaciones derivadas de la extinción del
contrato de trabajo recién eran exigibles a los 3 o 4 días de operarse la misma. En
sentido contrario se decía que las indemnizaciones por despido y los rubros salariales se
tornaban exigibles con la materialidad del distracto. Argumentaban que la ubicación del
art. 149 de la L.C.T. –formando parte del capítulo destinado al salario-, no habilitaba
por ese solo hecho a extender las disposiciones acerca de los plazos de prescripción a
las deudas por indemnizaciones, sino que quedaba circunscrito a las deudas por
remuneraciones. Justifican tal postura mencionando asimismo que conforme lo
establecía el art. 509 del Código de Vélez, el solo vencimiento del plazo era constitutivo
del estado de mora del deudor.

El artículo 255 bis de la L.C.T. (incorporado por ley 26.593, artículo 1°), puso fin a esa
discusión, al establecer que: “El pago de las remuneraciones e indemnizaciones que
correspondieren por la extinción del contrato de trabajo, cualquiera sea su causa, se
efectuará dentro de los plazos previstos en el artículo 128 computados desde la fecha
de extinción de la relación laboral”.

IV.- Suspensión de la prescripción.

El nuevo artículo 2539 determina los efectos de la prescripción, tal como lo hacía el art.
3983 del código de Vélez, estableciendo que “la suspensión de la prescripción detiene
el cómputo del tiempo por el lapso que dura, pero aprovecha el período transcurrido
hasta que ella comenzó”.
De la misma forma que lo hacía el art. 3994 del Código de Vélez respecto de la
interrupción, el nuevo Código en su art. 2540 explicita que la suspensión de la

17
Art. 128 L.C.T.: “El pago se efectuará una vez vencido el período que corresponda, dentro de los
siguientes plazos máximos: 4 días hábiles para la remuneración mensual o quincenal y 3 días hábiles
para la semana”.
Art. 149 L.C.T.: “Lo dispuesto en el presente capítulo, en lo que resulte aplicable, regirá respecto de las
indemnizaciones debidas al trabajador o sus derechohabientes, con motivo del contrato de trabajo o de
su extinción”.
prescripción no se extiende a favor ni en contra de los interesados excepto que se trate
de obligaciones solidarias o indivisibles.
Por tanto en materia laboral la suspensión de la prescripción que efectúe el trabajador
respecto de su empleador, podría alcanzar también a los socios o directivos y/o terceras
personas, aun cuando no hayan sido puestas en mora (interpelación fehaciente).
El artículo 2541 del nuevo Código reemplaza el segundo párrafo del art. 3986 del
código anterior. El nuevo dispositivo señala: “El curso de la prescripción se suspende,
por una sola vez, por la interpelación fehaciente hecha por el titular del derecho contra
el deudor o el poseedor. Esta suspensión solo tiene efecto durante seis meses o el plazo
menor que corresponda a la prescripción de la acción”.
El legislador optó por reducir el plazo de la suspensión de un año a seis meses como
máximo.18
La nueva norma supera la inconsistencia de la redacción del art. 3986 del Código Civil,
pues ya no se alude a la “constitución en mora del deudor”, sino a la “interpelación”.
Recuerda Formaro que, como principio general, la mora se produce en forma
automática –por el mero vencimiento del plazo-, por lo que resultaba incorrecto sostener
que la constitución en mora tenía eficacia suspensiva. En tal caso, la mora ya habrá
operado, automáticamente, y el recaudo impuesto por el Código Civil es en realidad la
interpelación auténtica.19
Analizando el nuevo artículo cabe preguntarse qué debe entenderse por interpelación
fehaciente. Significa que la exigencia de pago no debe dejar duda alguna sobre su
veracidad o fecha; por ello- aun cuando no existe ningún requisito de forma- se
recomienda el telegrama colacionado, la carta documento, el acta notarial o una nota
debidamente recepcionada por el empleador.
El art. 2542 del nuevo Código trata de la suspensión por pedido de mediación. Dice la
norma: “El curso de la prescripción se suspende desde la expedición por medio

18
Consideramos inapropiado que se haya acortado el término de suspensión del plazo de prescripción
en caso de interpelación fehaciente, particularmente con relación a los créditos laborales. No obstante,
recordamos que se encuentra en tratamiento ante la Cámara de Diputados de la Nación –con dictamen
favorable de la Comisión de Legislación Laboral- un proyecto de ley vinculado a esta temática con
particular aplicación a las relaciones laborales, que propone mantener el plazo de suspensión del curso
de la prescripción en caso de interpelación fehaciente por un año (Expte. N 7159-D-2013: Art. 1.
Sustitúyase el artículo 257 del Régimen de Contrato de Trabajo aprobado por Ley 20744, por el
siguiente: ”Artículo 257. De la Suspensión e Interrupción de la Prescripción. Aplicación Supletoria del
Código Civil…..El curso de la prescripción se suspenderá por una sola vez, y por el término de un año, por
la constitución en mora del deudor efectuada en forma auténtica”).
19
FORMARO, Juan J. “Incidencias del Código Civil y Comercial”, n° 11, Derecho del Trabajo, Hammurabi,
2015.
fehaciente de la comunicación de la fecha de la audiencia de mediación o desde su
celebración, lo que ocurra primero. El plazo de prescripción se reanuda a partir de los
veinte días contados desde el momento en que el acta de cierre del procedimiento de
mediación se encuentre a disposición de las partes”.
La mediación a que se refiere esta norma es la establecida por la ley nacional 26589, o
bien por leyes provinciales como por ejemplo la ley 13951 de la Provincia de Bs.As., no
existiendo a la fecha la “mediación” laboral.

V.- Interrupción de la prescripción.

Luego de dejar en claro en su art. 2544 que el efecto de la interrupción de la


prescripción es tener por no sucedido el lapso que la precede e iniciar un nuevo plazo, el
nuevo Código detalla en los artículos siguientes las causales de interrupción.
El artículo 2545 se refiere a la interrupción por reconocimiento que el deudor o
poseedor efectúa del derecho de aquel contra quien prescribe. Este artículo guarda
relación con el art. 3989 del Código de Vélez.
El artículo 2546 establece como causa de interrupción de la prescripción la petición
judicial. La redacción del nuevo dispositivo supera a la del art. 3986 (primer párrafo)
del Código Civil que se refería a la “demanda” y creaba algunas dudas sobre si este
término debía aplicarse en el sentido técnico procesal o si debía entenderse como todo
acto judicial que demostrara en forma inequívoca que el acreedor no ha abandonado su
crédito. La nueva disposición deja en claro que la interrupción se produce por toda
petición del derecho ante autoridad judicial, aun cuando la petición sea defectuosa,
realizada por persona incapaz o ante tribunal incompetente. Estos supuestos son
similares a los que establecía el art. 3986 del Código de Vélez; sin embargo el art. 2546
agrega que la prescripción se interrumpe aun realizando la petición en el plazo de gracia
previsto en el ordenamiento procesal aplicable. Esta innovación legislativa no hace más
que receptar la jurisprudencia imperante sobre dicha temática.

Respecto a la duración de los efectos interruptivos, el art. 2547 establece que


permanecen hasta que deviene firme la resolución que pone fin a la cuestión, con
autoridad de cosa juzgada formal. Por otra parte, en el párrafo segundo del citado
artículo queda establecido que la interrupción se tiene por no sucedida si se desiste del
proceso o caduca la instancia. Estos dos supuestos son similares a los establecidos por el
art.3987 del Código de Vélez.
Otra de las causales de interrupción es por la solicitud de arbitraje, a la que se aplican
los efectos de la interrupción por petición judicial (art. 2548 del nuevo Código).

En el Derecho del trabajo este tipo de compromiso no es frecuente, pero ha encontrado


recepción en los arts. 28 a 32, ley 24635, que establece el arbitraje voluntario para el
supuesto que fracasare la instancia de conciliación del SECLO.

La firma del compromiso arbitral opera como causal de interrupción de la prescripción.

La interrupción solo opera respecto de aquellos créditos que fueron tomados en los
puntos sujetos a arbitraje (art.29, inc. b) ley 24635.

Finalmente, entendemos que los efectos de la interrupción de la prescripción son


subjetivos, tal como lo establece el art. 2549 del Código Civil y Comercial, en cuanto
dispone: “La interrupción de la prescripción no se extiende a favor ni en contra de los
interesados, excepto que se trate de obligaciones solidarias o indivisibles”. Ello así,
puesto que respecto a las obligaciones solidarias –ante el silencio del nuevo texto- debe
mantenerse la doctrina emanada del artículo 3994 del Código Civil de Vélez, en cuanto
a que la interrupción de la prescripción emanada de uno de los acreedores solidarios,
aprovecha a los coacreedores; y recíprocamente, la que se ha causado contra uno de los
deudores solidarios, puede oponerse a los otros.20 Respecto de las obligaciones
indivisibles, establece el art. 822 del C.C.C. que “La prescripción extintiva cumplida es
invocable por cualquiera de los deudores contra cualquiera de los acreedores…”.
Respecto de los alcances de los efectos de la interrupción de la prescripción en las
obligaciones concurrentes, que constituyen una novedad en el nuevo Código Civil y
Comercial, se establece en el artículo 851 inc. e) que “la prescripción cumplida y la
interrupción y suspensión de su curso no producen efectos expansivos respecto de los
otros obligados concurrentes”.

VI.- Dispensa de la prescripción.

La ley faculta a los magistrados a tener por no operada la prescripción extintiva,


liberando al acreedor de sus efectos, cuando hubiere acontecido una grave imposibilidad

20
CALVO COSTA, ob. cit.
o dificultad de hecho para obrar al tiempo de vencimiento del término de prescripción,
lo que provocó la imposibilidad de interrumpir su curso.
El nuevo Código en su art. 2550, primer párrafo, trata sobre la dispensa de la
prescripción. Este párrafo es similar al párrafo primero del art. 3980 del Código de
Vélez (modificado por la ley 17711) con la diferencia formal de introducir “maniobras
dolosas” que obstaculicen temporalmente el ejercicio de la acción dentro del primer
párrafo, cuando en el artículo 3980 estaban en el párrafo segundo. Por otra parte elimina
del texto anterior la “imposibilidad de hecho” dando de este modo a la dispensa un
carácter más amplio.
La otra gran diferencia con el Código de Vélez es que eleva el plazo para que el titular
de la acción haga valer sus derechos de tres a seis meses.
De esta manera el nuevo Código mantiene el término de caducidad, solo que elevándolo
a seis meses, plazo dentro del cual el titular deberá ejercer sus derechos, bajo
apercibimiento de que la prescripción cumplida no le sea dispensada.
En el segundo párrafo del art. 2550 se atiende el caso de las personas incapaces sin
representantes, previsión que no existía en el art.3980. En este caso el Código establece
que el “diez a quo” se computará desde la cesación de la incapacidad o la aceptación del
cargo por el representante.
Se establece además que esta disposición es aplicable a las sucesiones que permanecen
vacantes sin curador, si el que es designado hace valer los derechos dentro de los seis
meses de haber aceptado el cargo.

VII. Los daños derivados de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales y


la prescripción de la acción civil.
El nuevo artículo 2561, segundo párrafo, extiende el plazo de prescripción de los
reclamos de la indemnización de daños derivados de la responsabilidad civil a tres años.
En el artículo siguiente aborda la cuestión en el ámbito laboral. Así, el inc. b) del
artículo 2562 establece que el reclamo de derecho común de daños derivados de
accidentes y enfermedades del trabajo prescribe a los dos años.
La citada norma equipara este plazo al estipulado en el artículo 4° de la ley 26.773
(modificatoria de la ley 24.557).21

21
Si bien la responsabilidad del empleador por los daños que sufra el trabajador como consecuencia de
su trabajo tiene causa contractual, invariablemente se ha considerado que este tipo de reclamo
sustentado en el Derecho civil se rige a los fines de la prescripción por la regla de la responsabilidad
Coincidimos con Samuel en cuanto señala que la distinción peyorativa que hace el
legislador civil es discriminatoria respecto del trabajador que padece una enfermedad o
ha sido víctima de un accidente de trabajo, con respecto a todo aquel que no tenga un
vínculo laboral jurídico dependiente22. Como bien indica el citado autor, ¿acaso la salud
no es la misma para todos los seres humanos? ¿Existe alguna diferencia entre una
misma persona, que sufra una dolencia en su salud en ocasión o con motivo del trabajo,
que lo tenga fuera de dicho ámbito? En todo caso debería existir una discriminación
positiva en favor de los trabajadores, sujetos de especial y preferente tutela
constitucional.
En el mismo sentido Pinto Varela reflexiona lo siguiente: “Si lo observamos a la luz de
la reforma de la Ley de Riesgos del Trabajo, la situación es paradójica: en materia de
prescripción en el Proyecto de Código Civil el plazo es menor para el trabajador,
ubicándolo en un lugar peyorativo frente al resto de los habitantes de la Nación. Sin
embargo, la ley 26.773 al legislar en materia de accidentes y enfermedades y referirse a
las acciones fundadas en el Derecho Civil, los equipara al resto de los habitantes al
imponerse no sólo la competencia de la Justicia Civil para entender en tales reclamos
sino además al disponer, en el último párrafo del artículo 4° que en los supuestos de
acciones judiciales iniciadas por la vía del derecho civil se aplicará la legislación de
fondo, de forma y los principios correspondientes al derecho civil”. 23

VIII. Disposiciones de carácter procesal.


El nuevo Código Civil y Comercial, luego de determinar que la prescripción puede
oponerse por vía de acción o de excepción (art. 2551), dispone en el artículo 2553 que
“La prescripción debe oponerse dentro del plazo para contestar la demanda en los
procesos de conocimiento, y para oponer excepciones en los procesos de ejecución. Los
terceros interesados que comparecen al juicio vencidos los términos aplicables a las
partes, deben hacerlo en su primera presentación”.

precontractual (MADDALONI, Osvaldo A. – TULA, Diego J. Prescripción y Caducidad en el Derecho del


Trabajo, Abeledo Perrot, 2° Ed., Buenos Aires, 2008.
22
SAMUEL, Osvaldo M. Regulación de la prescripción en el proyecto de Código Civil y Comercial de la
Nación y su distinción peyorativa en el ámbito de las enfermedades y accidentes laborales, R.D.L.2014-2,
Rubinzal Culzoni, p. 183
23
PINTO VARELA, Silvia E., Algunos apuntes acerca de la prescripción y los infortunios laborales a la luz
de la reforma de la Ley de Riesgos del Trabajo y el proyecto del Código Civil, RDL, 2013-1, Ley de Riesgos
del Trabajo –IV, Rubinzal Culzoni, p. 327. Véase también este artículo para profundizar en todo lo
relativo al comienzo del cómputo de la prescripción, inicio del cómputo bienal en las acciones fundadas
en el Derecho Civil según la ley 26.773, etc.
Esta modificación, pone fin a una antigua discusión en torno a la interpretación de la
norma del Código de Vélez (art. 3962) que disponía que la prescripción debía oponerse
al contestar la demanda o en la primera presentación en el juicio que haga quien intenta
oponerla.
La defectuosa redacción de dicha disposición había dado lugar a interpretaciones
encontradas sobre qué debía entenderse por primera presentación en juicio.

Una parte de la doctrina sostuvo que si el demandado se presentaba al proceso antes de


contestar la demanda, ello configuraba “primera presentación”, debiendo entonces
esgrimir concomitantemente la excepción de prescripción, so pena de ver precluída su
chance de hacerla valer con posterioridad.24

Por el contrario hubo quienes consideraron que la prescripción podría oponerse hasta el
vencimiento del plazo para contestar la demanda o la reconvención. Por tanto, de existir
una primera presentación anterior a la contestación de la demanda, no necesariamente
debía oponerse esta defensa, conservándose la facultad de hacerlo hasta la oportunidad
de efectuar aquella. En nuestra opinión la segunda solución nos parecía más justa ya que
podía darse el supuesto que esa “primera presentación” fuera al sólo efecto de solicitar
la ampliación del término para contestar la demanda o plantear la nulidad de la
notificación del traslado por no haberse acompañado las copias pertinentes. Obligar al
accionado a oponer la excepción de prescripción en dicha oportunidad- bajo pena de
perder el derecho a hacerlo con la contestación de la demanda- atentaba contra el
principio de defensa en juicio.25

Esta problemática se complicaba aún más con algunas normas procesales laborales que
colisionaban con el art. 3962 del C. Civil en cuanto establecen que las excepciones se
opondrán “juntamente con la contestación de demanda”. De entender que prevalecían
las normas procesales laborales, la única oportunidad para oponer la prescripción sería

24
Véase PEYRANO, Jorge W., “¿Debe abandonarse el plenario existente en materia de oportunidad para
interponer la defensa de prescripción, por imperio de lo dispuesto en el art. 246 cuarto párrafo del
C.P.C.C.N.?”; en L.L., T. 1983-B, p. 648 . Borda, Guillermo “Tratado de Derecho Civil”, T. II, Obligaciones,
p. 103 y ss. Palacio, Lino “Estudio de la reforma procesal Civil y Comercial (ley 22.434), Abeledo Perrot,
Bs. As. 1982, p. 226.
25
Esta es también la opinión de GUISADO, Héctor, en ALLOCATI, Amadeo (director) “Ley de
organización y procedimiento de la Justicia Nacional del Trabajo”, Astrea, Bs. As, segunda edición, 1999.
Entre los civilistas sostienen esta posición LLAMBIAS, Jorge “Tratado de Derecho civil” T. II Abeledo
Perrot 2ª.edición, Bs. As.1977 p.477, HIGHTON Elena, Derechos Reales Tomo 2-II Hammurabi ,
Bs.As.1983 p.141 y TRIGO REPRESAS en CAZEAUX y TRIGO REPRESAS, “Derecho de las obligaciones” T.II
Vol 2 p.515.
la contestación de la demanda, mientras que si se otorgaba primacía al Código de Vélez
el demandado podía invocar esta defensa con posterioridad, con tal que lo hiciera en su
primera presentación.

La nueva legislación adopta el criterio procesal de la mayoría de las provincias de


nuestro país en orden a la oportunidad procesal para oponer la excepción de
prescripción en juicio.

Finalmente, el nuevo artículo 2552 indica que “El juez no puede declarar de oficio la
prescripción”. La norma repite el texto del artículo 3964 del Código Civil. Es
interesante destacar que la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires
hace extensible esta prohibición a los efectos interruptivos o suspensivos de la
prescripción. En efecto, la Corte Provincial en el precedente “Arcaro, Gustavo Andrés c.
Multimar S.A. s. Despido”26 ratifica el principio en virtud del cual los jueces tampoco
están habilitados para analizar en la sentencia la eficacia de actos interruptivos y/o
suspensivos de la prescripción que no fueron invocados expresamente en la etapa
procesal correspondiente por el actor, pues ello implicaría una violación al principio de
congruencia. Aunque esta opinión no es compartida en otras jurisdicciones27, en el
ámbito de la Provincia de Buenos Aires es Doctrina Legal y, por tanto, obligatorio para
los Tribunales del Trabajo. Ello implica un llamado de atención a las formas en la que
se plantea la prescripción y, en muchos casos, la omisión o liviandad con la que se
responde esta excepción.

IX.- Caducidad de derechos


Durante la vigencia del Código de Vélez (incluida la reforma de 1968) no existía en
nuestro ordenamiento jurídico positivo ninguna norma que regulara la caducidad con un
alcance general, por lo cual todo lo referido a su conceptualización y consecuencias
jurídicas había quedado librado a los esfuerzos de la doctrina y la jurisprudencia.
Esta circunstancia dificultaba obtener una definición precisa del instituto y, en especial,
diferenciarlo de la prescripción.

26
SCBA L. 99.968 , s. 6.11.2012.
27
CNAT, sala II, in re “Perazzo, Fernando Ariel c. Medipet Grupo Médico Veterinario SRL y otros s.
Despido; s. 27.3.2007.
El nuevo Código Civil y Comercial cambia sustancialmente el panorama en esta
materia, ya que en sus artículos 2566 a 2572 contempla específicamente el instituto de
la caducidad.
Sostiene López Mesa28 que el plazo de caducidad es aquél dentro del cual se debe
realizar un hecho (negativo o positivo) o un acto, que dará nacimiento o consolidará un
derecho o una acción; vale decir que durante el plazo de caducidad deberá
necesariamente cumplirse el acto de que se trate para que surta sus efectos jurídicos y,
correlativamente, que no realizado el mismo en tiempo propio, quedará definitivamente
cerrada la posibilidad de practicarlo ya eficientemente.
El efecto básico de la caducidad es la extinción del derecho y la pérdida de su
correspondiente acción judicial para ejercerlo.
Afirmar que un derecho o acto ha caducado no significa otra cosa que aseverar que tal
acto o derecho nació regular y válidamente, que era viable en el momento de su
creación o concesión, pero que posteriormente perdió sus efectos jurídicos debido a que
sobrevinieron circunstancias o hechos, como el vencimiento de un plazo de ejercicio,
que impedían su ejercicio posterior. La aniquilación de efectos se produce de pleno
derecho por el solo vencimiento del plazo de caducidad29.
Por tanto, para que opere la caducidad se requiere:
a) El no ejercicio del derecho o la facultad jurídica, y
b) El transcurso del plazo legal y/o convencional
Así, lo que constituye la causa impeditiva de la caducidad es el acto al que la ley le
asigna, precisamente, el efecto de conservar o adquirir un derecho, siempre que opere en
el plazo fijado.

X. Caducidad y prescripción
Si bien existen notables puntos de contacto entre ambos institutos, los mismos no deben
ser confundidos ya que existen diferencias sustanciales entre ambos.
Siguiendo a diversos autores30 pueden señalarse las siguientes diferencias:

28
LOPEZ MESA, Marcelo, La caducidad de los derechos en el nuevo Código Civil y Comercial, el Dial.com
(biblioteca jurídica on line)p.2
29
LOPEZ MESA, ob. cit.p.3
30
LOPEZ MESA, ob. cit.; SPOTA Alfredo G., Tratado de derecho civil, Depalma, Bs.As. 1968; DE LA
FUENTE Horacio, Prescripción y caducidad, en Vásquez Vialard Antonio (dir.) Tratado de Derecho del
Trabajo, Astrea, Bs.As. 1984
a) La prescripción no puede ser declarada de oficio (art. 2552 CCC) mientras que
la caducidad puede ser declarada de oficio (art. 2572 CCC), salvo que se trate de
derechos disponibles de las partes.
b) El curso de la prescripción puede ser interrumpido o suspendido (arts.2539 a
2549 CCC), mientras que el curso de la caducidad no puede ser interrumpido ni
suspendido (art 2567 CCC), excepto disposición legal en contrario.
c) Los plazos de prescripción son mayormente prolongados, mientras que los de
caducidad son habitualmente reducidos.
d) La prescripción afecta toda clase de derechos, al ser una institución general, de
modo que para que ella no funcione, es necesario una norma expresa en tal
sentido; en cambio la caducidad, por no ser general, solo afecta ciertos derechos
que nacen con una vida limitada en el tiempo.
e) Solo el legislador establece supuestos y plazos de prescripción (arts. 2532 y
2533 CCC), mientras que la caducidad puede surgir de una convención suscripta
entre particulares (art.2568 a contrario sensu, CCC), aunque normalmente emana
de normas legales.
f) La prescripción no extingue el derecho; el mismo subsiste como deber moral
(art.728 y 2538 CCC). La caducidad extingue el derecho no ejercido (arts. 2566,
1573 CCC)

XI. Caducidad de derechos en el nuevo Código Civil y Comercial

El legislador ha dedicado siete artículos a legislar la caducidad de derechos.


El artículo 2566 establece: “Efectos. La caducidad extingue el derecho no ejercido”
La falta de ejercicio de un derecho implica, por principio, la extinción del mismo en
forma plena y total, por lo que no subsiste ni como obligación ni como deber moral, no
pudiendo tampoco peticionarse su dispensa.
Por su parte el artículo 2567 determina: “Suspensión e interrupción. Los plazos de
caducidad no se suspenden ni se interrumpen, excepto disposición legal en contrario”.
Son excepcionales las normas que admiten el apartamiento de esta regla general. Se cita
como uno de los supuestos, el art.16 de la ley 24420 que establece que se prolonga el
plazo de garantía por el tiempo durante el cual el consumidor está privado del uso de la
cosa en garantía por cualquier causa relacionada con la reparación31.
El artículo 2568 del CCC establece: “Es nula la cláusula que establece un plazo de
caducidad que hace excesivamente difícil a una de las partes el cumplimiento del acto
requerido para el mantenimiento del derecho o que implica un fraude a las
disposiciones legales relativas a la prescripción”.
La norma se refiere a la caducidad de fuente convencional buscando impedir su uso
abusivo.
En la norma hay dos supuestos específicos de cláusulas nulas: (i) cuando el plazo hace
excesivamente difícil el cumplimiento del acto impeditivo, lo que ocurrirá ante un
término demasiado breve en relación a las conductas que debería practicar el titular del
derecho para procurar su subsistencia (pauta de razonabilidad), (ii) cuando la cláusula
implica un fraude a la ley en los términos del art.12, utilizado para sustraerse de las
normas sobre prescripción, que son por su naturaleza imperativas (art. 2533) y podrían
verse burladas mediante un empleo ilegítimo de los pactos de caducidad (pauta de no
elusión)32
El artículo 2569 establece: “Impide la caducidad: a) el cumplimiento del acto previsto
por la ley o por el acto jurídico; b) el reconocimiento del derecho realizado por la
persona contra la cual se pretende hacer valer la caducidad prevista en un acto
jurídico o en una norma relativa a derechos disponibles”.
Como bien señala López Mesa33 si bien se lee la norma, el único acto que impide la
caducidad en todo y cualquier supuesto es el cumplimiento del acto previsto por la ley o
por el acto jurídico, suerte de acto debido, a los fines de evitar la consecuencia de la
pérdida del derecho.
En cambio, el segundo supuesto del hecho impeditivo de la caducidad, fincado en el
reconocimiento del derecho por la persona contra la cual se pretende hacer valer la
caducidad solamente tiene eficacia impeditiva en el segmento de los derechos
disponibles, como el “in fine” de la propia norma lo establece.
Por tanto resulta irrelevante que el perjudicado haya estado imposibilitado de ejercer sus
derechos o que haya realizado conductas demostrativas de su voluntad de ejercicio
futuro; la única acción que impide que se produzca la caducidad es el efectivo ejercicio

31
LOPEZ MESA, Marcelo, ob. cit. p.10
32
MARQUEZ y CALDERON . ob. cit. p. 19
33
LOPEZ MESA, ob.cit. p.10
del derecho. Por tanto, aunque la ley se refiere a que los plazo de caducidad no se
suspenden ni se interrumpen, tampoco es admisible la dispensa del plazo 34.
El artículo 2570 estatuye: “Los actos que impiden la caducidad no obstan a la
aplicación de las disposiciones que rigen la prescripción”.
Más allá de las críticas que puedan hacerse a este artículo por complicar la
interpretación del régimen de caducidad y su diferencia con el instituto de la
prescripción, lo cierto es que podría darse el supuesto que se ejercitara el derecho para
evitar la caducidad (trabajador que impugna una medida disciplinaria de suspensión
dentro de los treinta días exigidos por el art.67 de la LCT), y luego no se efectuara el
reclamo judicial de esos días caídos dentro del plazo de la prescripción. En tal caso se
habría evitado perder el derecho por caducidad pero se lo habría perdido por haber
prescripto.
El artículo 2571 dispone: “Las partes no pueden renunciar ni alterar las disposiciones
legales sobre caducidad establecidas en materia sustraída a su disponibilidad. La
renuncia a la caducidad de derechos disponibles no obsta a la aplicación de las normas
relativas a la prescripción”.
Esta norma relativiza la posibilidad de renunciar a la caducidad ya que las partes solo
podrían hacerlo respecto de los derechos disponibles.
La segunda parte de la norma aclara que, en aquellos casos en que es lícito hacerlo, la
renuncia a la caducidad de derechos disponibles no afecta la procedencia de la
prescripción, lo que resalta la autonomía emergente del artículo 2570 y, a la vez,
obedece a la naturaleza imperativa de las normas sobre prescripción (art.2533)35
El artículo 2572 expresa: “La caducidad solo deber ser declarada de oficio por el juez
cuando está establecida por la ley y es materia sustraída a la disponibilidad de las
partes”.
Esta norma implica que el juez no podrá declarar la caducidad de oficio cuando ésta
hubiera sido establecida por un convenio de partes y se ubique dentro de los derechos
libremente disponibles por las partes.

XII. La caducidad de derechos en la LCT


El artículo 259 de la LCT establece que: “No hay otros modos de caducidad que los que
resulten de esta ley”.

34
MARQUEZ y CALDERON, ob. cit., p.19.
35
MARQUEZ y CALDERON,ob.cit.p.21
Si bien el artículo que comentamos es categórico, se admite que otras leyes laborales de
igual jerarquía que la LCT, puedan incluir otros supuestos de caducidad. Ello en tanto
no se trate de leyes provinciales, pues como bien señala De La Fuente 36, los estados
provinciales no tienen facultades para restringir temporalmente el ejercicio de los
derechos sustanciales cuya regulación corresponde con exclusividad a la Nación (art.75
inciso 12),CN).
Es más, se ha sostenido que es posible establecer plazos de caducidad por medio de
negocios jurídicos, en tanto no se supriman o reduzcan derechos irrenunciables del
trabajador37. En este sentido las partes signatarias de un Convenio Colectivo de Trabajo
podrían insertar cláusulas que establezcan caducidades, o autoricen a establecerlas, con
el objeto de ordenar y facilitar el desarrollo de ciertos procedimientos necesarios para
garantizar el goce de los derechos que el mismo convenio colectivo reconoce a los
trabajadores.
Esta postura resulta avalada en el nuevo Código Civil y Comercial que recepta
expresamente la posibilidad para las partes de establecer caducidades en tanto estas sean
disponibles.
Recuerda Etala38 que la materia sustraída a la disponibilidad de las partes es obviamente
lo que conocemos como orden público laboral y que deviene directamente del carácter
protectorio del derecho del trabajo garantizado por el art.14 bis de la CN.
Siguiendo a Monsalvo39 puede afirmarse que existen presupuestos de reconocimiento
expreso y enunciados de tratamiento implícito.

Presupuestos de reconocimiento expreso


a) Art.67 LCT: fija un plazo de 30 días corridos desde la notificación para
cuestionar la procedencia, el tipo o extensión de una medida disciplinaria
aplicada al trabajador.
b) Art.135 LCT: establece un plazo de 90 días, a contar desde el momento en
que se produjo el daño, para que el empleador accione contra el trabajador

36
DE LA FUENTE Horacio: “Prescripción y caducidad” en Vázquez Vialard Antonio (dir.), Tratado de
Derecho del Trabajo, Astrea Bs. As. 1984 T. V p.668.
37
Véase: MADDALONI Osvaldo A. y TULA Diego J.,: “Prescripción y caducidad en el Derecho del Trabajo”,
ob. cit. p.164.
38
ETALA Carlos A., La prescripción y la caducidad en el Código Civil y Comercial dela Nación y el Derecho
del Trabajo, en Código Civil y Comercial y su proyección en el Derecho del Trabajo, (Rodríguez Mancini
dir.) La Ley, Bs.As. 2015.
39
MONSALVO Manuel: Extinción de los créditos laborales” en Ackerman Mario (dir) Tratado de derecho
del trabajo, ob. cit. p.662.
que hubiere causado daños graves e intencionales a los talleres, instrumentos
o materiales de trabajo.
c) Art.269 LCT: establece un plazo de seis meses para que el trabajador
promueva embargo para hacer efectivo su privilegio sobre las maquinarias,
muebles u otros enseres que hubiesen integrado el establecimiento o la
explotación, siempre y cuando los bienes afectados al privilegio hubiesen
sido retirados del lugar.

Enunciados de tratamiento implícito

a) Art. 157 LCT: esta norma regula el supuesto caso que el empleador omitiera
efectuar al trabajador la comunicación de la fecha de otorgamiento de sus
vacaciones. Si vencido el plazo para efectuar la comunicación el empleador
no la hubiera hecho, el trabajador podrá hacer uso de ese derecho previa
notificación fehaciente, de modo tal que las vacaciones concluyan antes del
31 de Mayo. De no hacerla caduca el derecho a la licencia anual.
b) Art.162 LCT: Excepto el caso de extinción del contrato de trabajo las
vacaciones no son compensables en dinero. Por tanto, si las mismas no se
gozan caduca el derecho a hacerlo.
c) Art.164 LCT: Este artículo autoriza- por acuerdo de partes- a acumular a un
período de vacaciones la tercera parte de un período inmediatamente
anterior que no se hubiera gozado en la extensión fijada por la ley. De no
cumplirse con la acumulación tal como lo indica la ley caduca el derecho a
hacerlo y se pierde el período no acumulado.
d) Art 186 LCT: si la mujer trabajadora no se reincorpora a su empleo luego de
vencidos los plazos de licencia por maternidad y no comunicara a su
empleador- dentro de las 48 hs. anteriores a su finalización- que se acoge a
ellos, se entiende que opta por la compensación del artículo 183 inc. b) de la
LCT).
e) Art. 200 LCT: este artículo establece que el empleador intimado por la
autoridad de aplicación debe adecuar ambientalmente el lugar,
establecimiento o actividad para que el trabajo se desarrolle en condiciones
de salubridad dentro del plazo que a tal efecto se determine. Si no cumple
con la intimación practicada, la autoridad procederá a calificar las tareas o
condiciones del lugar de que se trate.
f) Art.207 LCT: En los casos en que corresponda otorgar franco
compensatorio, su omisión por parte del empleador da derecho al trabajador
a hacer uso del mismo a partir del primer día hábil de la semana siguiente.
De no hacerlo caduca la opción legal.
g) Arts.214, 215 y 217 LCT: Estos tres artículos se refieren al plazo de 30 días
otorgados para reincorporarse al empleo en los supuestos de convocados al
servicio militar, a quienes desempeñen cargos electivos de orden político y a
quienes desempeñen cargos electivos o representativos en asociaciones
sindicales con personería gremial o en organismos o comisiones que
requieran representación sindical.

XIII. Supuestos de caducidad en otras leyes laborales

a) Art.5 inc.b) ley 14.546: Esta norma establece que se considera aceptada toda nota de
venta que no sea expresamente rechazada por el empleador dentro de los quince días de
haber sido recibida cuando el viajante opera en la misma zona o de treinta días en los
demás casos.
b) Arts. 20 y 24 ley 22.250: Ambos artículos fijan un plazo de veinticuatro meses para
que el trabajador o sus derechohabientes retiren el fondo de desempleo puesto a
disposición por el empleador.
c) Art. 11, ley 24.013 (dto.2725/ 1991 art.3 apart.1): determina que la intimación a la
regularización laboral debe cursarse estando vigente la relación de trabajo.
d) Art. 11 inc. b) ley 24.013 (testo ley 25.345): Para que el trabajador tenga derecho a
las indemnizaciones previstas en los artículos 8, 9 y 10 de esta ley, deberá remitir copia
a la AFIP del requerimiento enviado a su empleador, en forma inmediata y en todo caso,
no después de las 24 horas hábiles siguientes.

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