Cuando los europeos llegaron a América, el actual territorio venezolano estaba
ocupado por numerosas etnias indígenas de lenguas asociadas con las familias karibe, arawak, chibcha y guaraní, entre otras. Muchos de estos pueblos desaparecieron en el proceso de colonización y aquellos que lograron sobrevivir se localizaron en zonas selváticas y fronterizas. Contrario a los otros pueblos prehispánicos de América Latina, los pueblos aborígenes de Venezuela no desarrollaron monumentos de gran magnitud, como lo hicieron los aztecas, los mayas o los incas. Sin embargo, hay un hilo que conecta a todas estas culturas: el arte. Estas poblaciones usaron el arte como un instrumento que sirve a la magia y a la religión. Fue en su momento una herramienta para comunicarse con los dioses. LOS PETROGLIFOS (Pintura) El petroglifo (sig., grabado en la roca) es la expresión artística más importante de los pueblos indígenas en Venezuela. Localizados en lo altos de las montañas venezolanas, en el bosque nublado de muchos estados del país. Realizados sobre grandes piedras, son hechos con incisiones rellenas luego con cal o tierra-minerales de color claro. En su mayoría representan figuras humanas (antropomorfas), animales (zoomorfas), o formas geométricas, puntos y líneas de diferentes tamaños y de diversas extensiones. Para muchos investigadores estos símbolos pueden significar relatos e historias de la cotidianidad de los indígenas, sus luchas con otros pueblos o una forma o manera de comunicarse con sus dioses. CERÁMICA INDÍGENA La mayoría de los objetos y utensilios no se hicieron con fines artísticos o estéticos, sino con la finalidad de satisfacer necesidades rituales y domésticas. Sin embargo, en ellas puede notarse una notable calidad artística, un gran sentido estético y elevado simbolismo. Los objetos se clasifican según el lugar de origen (zona del país) y sus finalidades. Por ello pueden ser objetos con fines de uso cotidiano, diario o doméstico, como vasijas, budare de barro, etc.; pero también objetos de uso ritual mágico religioso, quizás amuletos, estos serían en su mayoría los pequeños idolillos de barro (figuras antropomorfas y zoomorfas), también hechas en barro y cocidas al calor del fuego. CESTERÍA Este oficio tiene una larga tradición entre las sociedades originarias y requiere un profundo conocimiento de las palmas, bejucos, raíces, corozos y cortezas usados para la obtención de las fibras, así como también de los colorantes, ya sean de origen vegetal o mineral. Su uso es diverso: guardar, secar, moler y servir alimentos. Con las fibras vegetales se fabrican cestas, bandejas, cajas, jaulas y trampas. De igual manera fabricaban sombreros, cinturones, sandalias entre otros implementos. Son objetos decorados con motivos geométricos, con una organización simétrica y con detalles que resaltan la alternancia y la repetición. LA VIVIENDA INDÍGENA La construcción está determinada por el ambiente, las necesidades específicas y las técnicas tradicionales de cada uno de los diferentes pueblos indígenas. Existen diferencias físicas entre cada tipo de vivienda, dependiendo del lugar en el que se construyan (como la selva, la llanura o la montaña) y de las costumbres de cada pueblo. Entre ellas encontramos: LAS CHURUATAS: Se asemeja a una choza donde viven varias familias (vivienda colectiva), son propias de los pueblos Panare y Piaroa que se encuentran ubicados en el estado Amazonas. La choza es de forma circular y los materiales son de origen vegetal, para el techo de forma cónica colocan palmas de moriche o de catara que permite la impermeabilidad; los postes son hechos de madera con la que también hacen la estructura del techo y no posee pilares interiores; algunas de estas viviendas no les colocan paredes para mejor ventilación, pero cuando las realizan normalmente son hechas de barro o paja; el piso se deja de tierra. Estas viviendas se han traído hasta la ciudad, playas y espacios públicos con fines de descanso o recreo para los usuarios. LOS SHABONO: Son viviendas utilizadas por los indígenas Yanomami que están ubicados cerca de la frontera con Brasil al sur. Estas viviendas son para múltiples familias donde cada una tiene su área especial, tienen forma cónica o rectangular con un gran espacio central que se deja al aire libre donde a partir de allí se realizan las actividades diarias, suelen tener entre 20-50 metros de diámetro. Estas viviendas suelen durar poco tiempo, unos 2 años aproximadamente ya que el agua de lluvia y los insectos lo deterioran, para el techo utilizan hojas de palma y para la estructura madera. El círculo está formado por una serie de paravientos de una sola pendiente, en donde se colocan las empalizadas sobre las cuales cuelgan los chinchorros. PALAFITOS: Eran viviendas comunes de las tribus wayuu y warao. Eran viviendas pequeñas, apoyadas sobre pilotes de madera, construidas sobre las aguas tranquilas de los lagos y lagunas. Tiene un área para la cocina y otra para colgar los chinchorros. Hoy en día, aunque la cantidad de comunidades indígenas han disminuido, las que aún existen conservan la arquitectura de sus ancestros en los territorios de la costa oriental del Lago de Maracaibo y en el Delta del Orinoco aún se pueden encontrar estos palafitos. LAS CHOZAS o BOHÍOS: Son construcciones de planta rectangular, la estructura es de troncos de árboles o madera, techo de paja o palma, paredes de bahareque o bajareque (es un sistema de construcción de viviendas a partir de palos entretejidos con cañas, zarzo o cañizo y barro).