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APRENDE A ESPERAR EN MI…

Objetivo del programa: Enfatizar la importancia de aprender a esperar


en Dios; fortaleciendo nuestra fe sabiendo que Jesús siempre llega a tiempo.
Introducción: ¿Esperar? ¡Qué difícil es esperar! Más en nuestros días.
Vivimos en una época en la que todo es veloz. Las comidas rápidas, los
cajeros automáticos, el correo acelerado, la vía satélite, el internet... Después
de todo, ¿a quién le gusta esperar cuando hay tanto que hacer y tan poco
tiempo para hacerlo? El mismo sistema de vida influye fuertemente en
nosotros para no querer esperar. Aun así, hay momentos en la vida en los que
el Señor nos dice: "Aprende a esperar en mi". ¡Bienvenidos a este tiempo con
Dios, al Tiempo de Dios!
Himno inicial: Dios maneja un tiempo que no es el nuestro. Cuando todo
va bien, no es muy difícil esperar. Pero cuando hay enfermedad, crisis en la
familia, problemas económicos y duras pruebas, quisiéramos que Dios hiciera
algo, ¡y pronto! Aun así, en esos momentos de la vida el Señor nos dice:
"Aprende a esperar en mi". Así que aprendamos a esperar en Dios cantando
desde lo más profundo de nuestro corazón el himno No. 171 “Yo espero la
mañana” (Himnario Adventista).
Lectura bíblica: "Todo lo hizo hermoso en su tiempo, y ha puesto
eternidad en el corazón del hombre, sin que éste alcance a comprender la obra
hecha por Dios desde el principio hasta el fin." (Ecl. 3:11)
Oración de rodillas: Otra forma de aprender a esperar el tiempo de Dios es
entregando todo él en oración. Como ya dijimos el tiempo de Dios no es el
tiempo de nosotros. El tiempo nuestro lo manejamos con un reloj y a veces el
reloj nos maneja a nosotros. A veces hacemos las cosas apremiados por el
tiempo o como también se dice: “contra reloj” y hacemos un lado el TIEMPO
que debemos pasar con Dios y los resultados no son muy buenos. El Señor nos
dice: "Aprende a esperar en mi". Y ha llegado el tiempo de doblar nuestras
rodillas ante la presencia de nuestro Creador y Sustentador.
Parte especial (canto de confianza y esperanza): Dios no usa reloj,
pero nos da las cosas cuando es el mejor momento para nosotros, el tiempo
más conveniente. Muchas veces arruinamos lo que Dios quiere hacer, o aún
nuestras propias vidas, por apresurarnos y tomar decisiones incorrectas
movidos por la ansiedad de ese apuro. La lección de confiar y esperar, es muy
dura en este caso. El salmista dice en el Salmo 37:3-5 “Confía en Jehová y haz
el bien y habitarás en la tierra y te apacentarás de la verdad. Deléitate
asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón,
encomienda a Jehová tu camino espera en El y El hará”. El Señor nos dice:
"Aprende a esperar en mi".
Relato misionero
Marcando el rumbo
Conclusión: Esperar el Tiempo de Dios es lo mejor que puedes hacer,
puesto que cuando se cumpla, las bendiciones serán la recompensa de tu
paciencia al esperar, y estas bendiciones no serán pasajeras, sino que
permanentes. Entonces tu vida será una vida de victoria en Cristo Jesús,
puesto que habrás aprendido a esperar en El. Dios siendo el Todopoderoso se
tomó 6 días para llevar a cabo la creación. Él pudo haber dicho el primer día
que se haga todo y ya, pero Él dejó días para cada una de sus creaciones.
"Todo lo hizo hermoso en su tiempo, y ha puesto eternidad en el corazón del
hombre, sin que éste alcance a comprender la obra hecha por Dios desde el
principio hasta el fin." (Ecl. 3:11) Espera hoy en el Señor con la certeza de que
a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien.
Himno final: “A cualquiera parte” Himno No. 239 (Himnario Adventista)
Oración final:

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