Está en la página 1de 5

LOS TIEMPOS DE DIOS SON PERFECTOS

“Para el Señor, un día es como mil años y mil años son como un día. 9 En realidad, no es que el Señor
sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a
ustedes.” (2 Pedro 3:8-9)

Quiero comenzar con una pregunta: ¿Qué es el tiempo de Dios para usted?
Tal vez pueda responderme una de las siguientes respuestas que las personas suelen responder:
“Es que las cosas pasan por algo”, “Todo lo que nos sucede tiene una razón”, “Es mejor que las cosas
tomen su curso natural”, “No presionar las cosas”, “Dios sabe porque hace las cosas”, etc.
Con estas respuestas podemos entender que la gente confía en Dios, y que simplemente acepta lo
que le sucede, bueno o malo. Pero pensemos, si lo que nos sucede es bueno ¡está bien!; pero si es
algo que no queremos ¿Qué hacemos? ¿Nos enojamos? ¿reclamamos?
Lo que podemos afirmar primeramente es que: “EL TIEMPO DE DIOS NO ES EL MISMO QUE EL
NUESTRO”

En el griego antiguo, en el que está escrita la Biblia, se utilizan los términos cronos y kairos para
referirse al tiempo. Cronos, es un lapso de tiempo terrenal que podemos medir con relojes y
calendarios. Este es un tiempo que entendemos, por lo que podemos llegar a creer que Dios trabaja en
ese mismo tiempo.

Pero lo cierto es que el tiempo de Dios se mide con el término kairos, que significa tiempo oportuno,
tiempo favorable, momento señalado y preciso. El kairos es “el tiempo diseñado en el cielo, que se
manifiesta en la Tierra, para bendición de los hombres”.

Podemos ver, entonces, que el tiempo de Dios no es el mismo que el tiempo de los hombres, y aunque
sus milagros y respuestas se manifiestan en nuestra dimensión terrenal, estos no responden a la
dimensión, ni al tiempo terrenal kronos.

APRENDIENDO A ESPERAR EN EL TIEMPO DE DIOS (“las cosas buenas toman tiempo”)

Muchas veces, cuando tenemos problemas, oramos y pedimos a Dios por una respuesta o solución;
esperamos una respuesta rápida, casi inmediata; y cuando no llega y sentimos que hemos esperado
bastante empezamos a desesperarnos, la ansiedad se puede apoderar de nosotros y muchas veces
nos enojamos y le reclamamos a Dios.

Le relamamos porque Él no está respondiendo, según nuestro tiempo; creemos que Dios está ocupado
resolviendo otros problemas o que simplemente se olvidó de nosotros. Como nuestra visión del
problema es limitada, creemos que Dios también tiene una visión limitada y se nos olvida que Él ve
todo el panorama, que además conoce el futuro y conoce nuestros corazones.
Debemos entender que Dios tiene el control de todo, que nos ama y que todo lo que pasa (y deja de
pasar) nos ayuda a bien, pero, sobre todo, debemos entender que las cosas pasarán en el momento
que Dios quiera y considere oportuno.

¿Cómo podemos saber cuál es el tiempo de Dios?

Lo primero que necesitamos entender sobre el tiempo de Dios es que es perfecto, así como todos los
caminos de Dios son perfectos (Salmo 18:30; Gálatas 4:4). El tiempo de Dios nunca es temprano, y
nunca se ha retrasado. “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino
que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento” (2 Pedro 3:9)
De hecho, desde antes de nuestro nacimiento hasta el momento en que tomamos nuestro último
aliento, nuestro Dios soberano está cumpliendo sus propósitos divinos en nuestras vidas. Él está en
completo control de todo y de todos, desde la eternidad y hasta la eternidad.

Uno podría pensar, entonces que, al entender la soberanía de nuestro creador, haría que la paciencia y
el esperar fuera algo más fácil. Lamentablemente, sin embargo, no siempre es así.

Nuestra naturaleza humana puede hacer que sea algo difícil el esperar el tiempo perfecto de Dios. De
hecho, en el bullicio y el ajetreo de nuestra vida frenética, a menudo nos resulta difícil esperar a alguien
o algo. Lo que queremos lo queremos ahora.

LA PACIENCIA – ESPERAR EN DIOS


Con nuestros modernos avances tecnológicos, a menudo somos capaces de conseguir lo que
queremos muy rápido. Como resultado, no sólo estamos perdiendo nuestra paciencia, sino que
también nos damos cuenta de que cada vez es más difícil discernir el tiempo de Dios.
La paciencia es un fruto espiritual (Gálatas 5:22), y la escritura deja claro que Dios se complace con
nosotros cuando dejamos ver esta virtud: “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él” (Salmo 37:7),
“bueno es Jehová a los que en él esperan” (Lamentaciones 3:25). Y nuestra paciencia a menudo
revela el grado de confianza que tenemos en el tiempo de Dios.

Debemos recordar que Dios opera de acuerdo a su calendario kairos eterno perfecto y pre ordenado, y
no de acuerdo al nuestro. Debemos tener el gran consuelo en saber que cuando esperamos en el
señor, recibimos fuerza y fortaleza divina: “pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas;
levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías
40:31). El salmista reitera: “Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová”
(Salmo 27:14).

Espermos de la manera correcta, si esperamos en la manera incorrecta, seremos infelices;


pero si decidimos esperar en la manera que Dios quiere, nos volvemos pacientes y
podemos disfrutar la espera. Pero la paciencia se desarrolla solamente bajo la prueba,
por eso no debemos escapar de las situaciones difíciles. “Pero procuren que la paciencia
complete su obra, para que sean perfectos y cabales, sin que les falta nada .” (Santiago 1:4).

LA CONFIANZA EN EL SEÑOR
Otra clave para entender el tiempo de Dios es la confianza. De hecho, nuestra capacidad para esperar
en el señor está ampliamente relacionada con cuánto podemos confiar en él.

Cuando confiamos en Dios con todo nuestro corazón, renunciando a depender en nosotros
mismos, a menudo con una comprensión equivocada de las circunstancias, Dios ciertamente
nos guiará
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus
caminos, y él enderezará tus veredas.” (Proverbios 3:5-6). “Mas al que espera en Jehová, le rodea la
misericordia” (Salmo 32:10).

Sin embargo, para confiar plenamente en Dios necesitamos conocerle. Usted no confía en
alguien que no conoce, ¿no es cierto? Si usted lo conoce, sabe que puede confiar en él.
“Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.

Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. 5  Encomienda
a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. 6  Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho
como el mediodía. 7  Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.” (Salmo 37:3 -7)

APRENDAMOS A ESPERAR EN EL SEÑOR


Cuando cuestionamos el tiempo de Dios, a menudo es porque estamos buscando respuestas
o la solución de una situación difícil. Porque estamos desesperados. Sin embargo, podemos
tener la seguridad que nuestro padre celestial sabe exactamente dónde estamos en nuestras
vidas en cada momento.

Él nos coloca allí o nos permite estar ahí, todo para su propio propósito perfecto. De hecho,
Dios a menudo usa las pruebas para fortalecer nuestra paciencia, permitiendo que nuestra fe
cristiana madure y sea completa.

Las mayores pruebas de nuestra fe se dan cuando esperamos las respuestas de parte de
Dios. Ahí es cuando nos mostramos a nosotros mismos y al Señor que tanto le creemos.

“sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.  Mas tenga la paciencia su obra completa,
para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.” (Santiago 1:3-4).

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que
conforme a su propósito son llamados.” (Romanos 8:28).

Dios, de hecho, escucha el clamor de sus hijos y responderá de acuerdo a su perfecta voluntad y
tiempo: “Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová” (Salmo 34:19).
Los planes que Dios tiene para sus hijos son buenos, son para ayudarnos y no para hacernos daño
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y
no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías 29:11).

Todo tiene su tiempo – los tiempos de Dios son perfectos


“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y
tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de
curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y
tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo
de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de
desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar,
y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, tiempo de reflexionar, y tiempo de paz.” (Eclesiastés 3:1-8)

“Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el
hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.” (Eclesiastés 3:11)

“En tus manos están mis tiempos….” Salmos 31:15ª

“Aunque parezca que se demora en llegar, espera con paciencia, porque sin lugar a dudas sucederá.
No se tardará.” (Habacuc 2:3)

“Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y
no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” (Isaías 40:31)

“Para el Señor, un día es como mil años y mil años son como un día. 9 En realidad, no es que el Señor
sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a
ustedes.” (2 Pedro 3:8-9)

Dios no llega antes, ni después, porque solo Él sabe cuándo y de qué manera es mejor para nosotros,
Él es el dueño del tiempo y del espacio, del mundo y de lo que en el habita.
Es bueno saber que Dios tiene el control absoluto de todo, que no hay nada que pueda impedir ni
estorbar en lo que Él hará, a pesar de lo mucho o poco que hemos pasado y sufrido, sabemos que el
Señor está ahí sosteniéndonos con su diestra.

CASOS BIBLICOS DE QUIENES DEBIERON ESPERAR

1)    Abraham, tuvo que esperar por su hijo Isaac.


2)    Isaac tuvo que esperar que Dios le proveyera su esposa a través del trato que hizo su
padre con su siervo, y no apresurarse a buscarse una por su propia cuenta.
3)    Jacob, tuvo que esperar mucho tiempo hasta poder tener a su amada Raquel.
4)    José tuvo que esperar mucho tiempo hasta ver cumplido sus sueños.
5)    El pueblo de Israel tuvo que esperar bastante tiempo hasta tomar posesión de la tierra
prometida.
6)    David tuvo que esperar bastante tiempo después de haber sido ungido como rey para
finalmente verse reinando.
7)    Job tuvo que esperar todo el tiempo que duro su terrible prueba para escuchar a Dios y
conocerlo cara a cara y obtener respuesta a su situación.
8)    Jeremías tuvo que esperar durante gran parte de su ministerio hasta poder ver cumplida
la profecía que Dios le había dado de la cautividad de Israel.
9)    Daniel tuvo que esperar bastante tiempo hasta que Dios le respondiera sus oraciones
para que le revelara el futuro profético.
10) El pueblo de Israel duró mucho tiempo esperando la venida del Mesías prometido.
11) Martha y maría tuvieron que esperar a Jesús para que resucitara a lázaro.
12) Los discípulos tuvieron que esperar en Jerusalén hasta el cumplimiento de la venida del
espíritu santo.
13) Al señor Jesús también le toco esperar 30 años para que se cumpliera el propósito de
Dios en Él y se desarrollara su ministerio, y durante todo ese tiempo, tuvo que esperar
pacientemente el tiempo de Dios, el momento adecuado.

CASO DE QUIEN NO SUPO ESPERAR (SAUL)

1 de Samuel 10:8: “Luego bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti para


ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga a ti y
te enseñe lo que has de hacer.”
1 de Samuel 13:7:  “Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero
Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. Entonces dijo Saúl: Traedme
holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto.   Y cuando él acababa de ofrecer el
holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle. Entonces
Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba,
y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas”
Este caso de Saúl nos enseña que como la lógica de Dios no siempre se parece a la nuestra, si para
algunos esperar es una mala estrategia y pérdida de tiempo, para Dios la locura está en no esperar en
sus promesas, a su tiempo y a su voluntad.

También podría gustarte