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Esslin-La Estructura Del Drama
Esslin-La Estructura Del Drama
Martín Esslin
La verdad esencial que hay que recordar sin embargo, es que mientras que
la falta de forma es por así decirlo, amorga y sin una estructura discernible, toda
estructura depende de la articulación, de la unión de distintos elementos. Esto es
bastante importante en la dimensión espacial en que el agrupamiento de los
personajes en el foro, la distribución de luz y color, hacen la diferencia entre caos
y claridad. En la dimensión temporal esto es aún de mayor importancia: así como
una obra musical se desarrolla con su propio ritmo y debe ser subdividida en
distintas secciones (los versos y coros de una canción, los movimientos de una
sonata o sinfonía), del mismo modo el movimiento del drama deberá articularse y
conformarse. Si uno se echa a caminar en un pueblo al que se acaba de llegar
para alcanzar un lugar que está a una o dos millas de trayecto por un camino
recto, la caminata nos parecerá en un principio interminable. La segunda vez, al
recordar señales en el camino que se vuelven objetivos secundarios y que
articulan el viaje, el tedio se hará menos y el tiempo transcurrirá con mayor
rapidez. Esto se debe a que todo cuanto es amorfo y no contiene indicaciones
sobre su articulación interna puede ser infinito.
Una vez que nos damos cuenta de que la distancia está dividida en cuatro
partes, digamos, cada una de las cuales resulta de fácil acceso, desaparece el
terror de dirigirse a una meta indefinida y distante. Así pues, una estructura clara y
un diestro “señalamiento” del curso de acción, son muy importantes elementos
formales en la estructuración del drama. Y entre mayor sea la variación entre cada
segmento y el siguiente, menos peligro habrá de monotonía, otra peligrosa fuente
de aburrimiento.
En sus diarios, Max Frisch describe cómo cuando fue invitado por vez
primera al teatro de Zurich para que se le comisionara su primera obra, llegó
demasiado temprano y se sentó en el auditorio que se encontraba vacío y a
oscuras. De pronto se encendieron las luces de escena, un tramoyista apareció y
colocó algunas sillas para el ensayo que estaba por empezar. Frisch nos describe
cómo observó toda esta actividad con atención arrobada, cómo de pronto cada
movimiento del hombre adquirió una significación tremenda, simple y
sencillamente porque eso sucedía en un escenario iluminado. Pues estamos
condicionados a pensar que un escenario (o una pantalla de cine o televisión) es
un espacio en que se muestran cosas significantes; por eso concentran nuestra
atención y nos incitan a hacer un esfuerzo para ordenar todo lo que ahí sucede en
un dibujo significativo, para apreciarlo como un dibujo. De aquí se sigue que todo
lo que resulta innecesario o no contribuye a ese dibujo nos parecerá una intrusión
o un agente irritante. El dramaturgo, el director, los actores, el diseñados de
escenografía y vestuario deben estar constantemente conscientes de la función de
cada detalle dentro de toda la estructura. Un parlamento puede no contribuir
directamente al movimiento de la trama, pero puede ser necesario para establecer
alguna clave importante sobre el personaje; una pieza de mobiliario en el foro
puede no usarse para la acción pero puede ser importante para establecer una
atmósfera. En el Tío Vanya, Chéjov especifica que sobre el escritorio de ese
terrateniente ruso debe colgar un gran mapa de África. África nunca entra en la
obra, pero la sola incongruencia del mapa ilustra el carácter poco práctico de
Vanya.
Esto no quiere decir que todos los diversos elementos de acción, diálogo,
diseño o música que una representación utiliza para comunicarse con los
espectadores deban ser aprehendidos conscientemente por cada uno de ellos
como parte de la comunicación total que recibe. Gran parte del impacto del drama
es subliminal e instintivo. En la vida real reaccionamos a la apariencia y modo de
hablar de un nuevo conocido de un modo instintivo y sin que analicemos
conscientemente cada elemento de la impresión general que nos produce.
Igualmente, en una obra encontramos simpático al héroe, atractiva a la heroína sin
que el proceso por medio del cual hemos llegado a esta reacción sea consciente.
Pero eso sí, el proceso de escoger a alguien que evoque esa reacción instintiva
para interpretar ese papel, debe ser una decisión consciente y deliberada por
parte del director y el actor que se escoja deberá a su vez hacer esfuerzos
deliberados para retratar un personaje simpático y atractivo.