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El diseño, ¿arte, ciencia o un factor económico?

Article · January 2019

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Victor Guijosa Fragoso

Anáhuac University
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 ADMINISTRACIÓN DEL DISEÑO
El diseño, ¿arte, ciencia
o un factor económico?
Desde hace muchos años, y hasta la fecha,
la relación arte-diseño ha sido tratada am-
pliamente por los más prominentes teóri-
cos y pragmáticos del diseño (1) . En este
sentido, una de las conclusiones más feha-
cientes y sobre todo muy bien argumenta-
da es que el diseño no es arte. Tal asevera-
ción se basa entre otras observaciones en
que: a) Mientras los diseñadores buscan
resolver un problema práctico a través de
un proceso creativo, los artistas emplean
un proceso creativo sin buscar resolver
un problema práctico. b) Los proyectos
de diseño implican un cliente/usuario con
una serie de requerimientos, muy raras
veces los proyectos artísticos incluyen un
cliente y sus requerimientos. c) El artista
trabaja de manera subjetiva para si mismo,
mientras que el diseñador lo hace para la
comunidad con la intención de mejorar
productos y servicios desde un sentido uti-
litario y estético. Sin embargo, es este sen-
tido estético el que sitúa al diseñador en el
terreno del arte. Es posible sugerir(2) que
los diseñadores tienen en su mente tres
áreas de actividad: la inventiva, la artística y
la lógica o racional. La primera es emplea-
da para proponer soluciones innovadoras
a problemas de diseño, la segunda es difícil
de definir ya que tiene que ver con un sen-
tido de orden y sensibilidad, y la tercera
es la habilidad que tiene el diseñador
para analizar las otras dos y entonces
poder tomar decisiones.
Con agradecimiento especial para Anna Calvera, en
Barcelona; Carlos Duarte, en Portugal y Olle Anderson,
en Suecia, por su invaluable apoyo a la Escuela Nacional
de Artes Plásticas de la UNAM. Fraternalmente, Julio Frías
Bruno Munari afirma que la forma
estética del producto diseñado es el resul-
tado lógico de un proyecto que busca
resolver todos los componentes de un
problema, es decir, al diseñar, el diseñador
escoge los materiales más adecuados, las
técnicas más convenientes, su costo, sus
funciones y experimenta las posibilidades
interactivas de todos estos elementos. Si
bien el artista plástico también experi-
menta, la experimentación es inherente al
diseño. La palabra ciencia tiene su raíz en
el latín scientia, que significa conocimiento;
la ciencia es el conjunto de conocimien-
tos objetivos sobre ciertas categorías de
hechos o fenómenos que se basan en leyes
comprobables y en una metodología de
investigación propia. Bajo esta perspecti-
va, es posible afirmar que los diseñadores
experimentan después de observar, crear y
razonar, por lo que en cada dummy o pro-
totipo buscan validar sus propuestas.
Sin querer negar la carga artística que
tiene el diseño, sugerimos que el diseño, ya
sea gráfico o industrial, como actualmente
lo conocemos no es arte (3) en virtud de
que se ha desarrollado (nos guste o no), a
la par del sistema económico, por lo que
ha tenido más bien usos económicos.
73
por Julio Frías Peña
y Víctor Guijosa Fragoso
Ilustraciones de Cruz Martínez
Recordemos que fue en las calles de las
ciudades que crecían vertiginosamente al
final del siglo XIX donde surgieron los car-
teles como una expresión de vida econó-
mica, social y cultural, compitiendo por la
atención de los compradores de las nuevas
mercancías y audiencias para las diversio-
nes (4) , o la producción de objetos en serie
que ya se hacían en este mismo siglo bajo
los principios de la estandarización o racio-
nalización para un mercado cada vez más
creciente. Es decir, la historia del diseño se
encuentra íntimamente vinculada a la his-
toria económica.
Lo anterior puede suscitar polémica
sobre todo en aquellos que insisten en no
concebir al diseño como que a todas luces
ha sido y es utilizado como una herra-
mienta para ayudar al logro de objetivos
empresariales, sean de carácter lucrativos o
no lucrativos, a la cual llamaremos “diseño
económico”(5) . Por este término entende-
remos todo esfuerzo de diseño que sirva
para lograr, en un contexto sociocultural
específico, los objetivos que delimite un
modelo industrial y que partan de nece-
sidades o problemáticas particulares
en cualquiera de los sectores que
conforman dicho contexto socio-
cultural: sector político, sector
 social, sector cultural o sector económico,
toda vez que en una sociedad hiperin-
dustrial, la totalidad de los procesos pro-
ductivos materiales responden al modelo
industrial, y ello lleva implícita la fase previa
del diseño (6) .
El contexto que dio origen al “diseño
económico” se gestó en el siglo XVIII en la
Gran Bretaña como respuesta a las exigen-
cias del nuevo sistema económico que se
estaba surgiendo y que todos conocemos
como Revolución Industrial. Ahora bien,
aunque el diseño es un término que se
gestó en un contexto de desarrollo indus-
trial para lograr fines de estandarización
y racionalización (7) , entre otros, en pleno
siglo XXI encontramos que aún no hay ple-
no acuerdo en cuanto su acepción y que
sigue concibiéndose por muchos académi-
cos y pragmáticos del diseño como “arte”.
Nosotros creemos que es indispensa-
ble replantear el concepto de diseño, en
sus varias acepciones gráfico, industrial, o
textil; de modo que sea considerado, como
ya lo hemos planteado antes, más que arte
o disciplina como una “herramienta” que
puede cerrar la brecha entre economías
atrasadas y economías desarrolladas, sobre
todo para el caso de nuestro país.
El diseño a lo largo de su historia de
más de 100 años, ha dejado de representar
una elaboración artesanal y se ha emanci-
pado y ha pasado a ser una disciplina en sí
misma con carácter científico (8) , en conse-
cuencia debe ser considerado como una
herramienta que sea producto de la multi
e interdisciplinariedad, del influjo del cono-
cimiento de otras ciencias de modo que
se pueda ir construyendo una verdadera
teoría del diseño. El diseño, por ejemplo,
debe ser concebido como un trabajo
multidisciplinario que parta de un brief y
Tabla 1. Opiniones de profesionales sobre el diseño
Profesionista Manifestaron saber qué Manifestaron saber qué
es el diseño gráfico es el diseño indutrial
Comunicólogo 88%
Mercadólogo 59%
Administradores 40%
Psicológos 31%
Ing. Industriales 50%
Contadores 15.7%
Médicos 52%
Abogados 16%
Ingenieros Químicos 39%
Pedagogos 23%
sobre todo de un conocimiento perfecto no todo es diseño ni obra de él. Podría-
del usuario y/o consumidor, acompañado, mos acotar aquí diciendo que mucho del
además de su natural y propio proceso éxito del caso de China se debe a que es
creativo, de un proceso de investigación un gran país maquilador o bien a que su
acorde con la naturaleza y complejidad del mano de obra es más que barata, o bien
proyecto de diseño, de modo que ayude a a que su gobierno a mostrado en la praxis
cualquier organización, empresa o escuela, un verdadero apoyo al sector industrial,
a cumplir con sus objetivos de crecimiento pero sin descartar la variable diseño.
y desarrollo, logrando al mismo tiempo la Es urgente que cambie la concep-
satisfacción de las expectativas de vida de ción del diseño en los distintos agentes
los usuarios y/o consumidores. sociales. En este sentido las universidades
Un caso que ilustra lo anterior lo tienen una gran responsabilidad pues es
constituye el rediseño de los asientos que ahí donde se forman cada año cientos
hizo British Airways para su llamado “Club de diseñadores y profesionistas que aún
mundial de negocios”. Con el fin de seguir siguen concibiendo al diseño como arte
siendo una de las mejores líneas áreas no
sólo de Inglaterra sino del mundo, esta
empresa invirtió alrededor de 320 millones
de dólares en un rediseño enfocado más
que a la estética a lograr comodidad, pri-
vacidad y flexibilidad; en suma, a que los
usuarios de su “club mundial” pudieran
dormir adecuadamente durante sus via-
jes. Por supuesto que el rediseño de los
asientos incluyó, también el rediseño de la
cabina en donde se albergarían (9) .
Pero los ejemplos o aplicaciones no
sólo los encontramos en el extranjero, hay
muchísimos casos nacionales que ilustran,
también, el rol del diseño económico, entre
ellos podemos citar el caso de las galletas
Cuétara, empresa que después de obser-
var baja en sus ventas, en 1999 decidió un
rediseño en sus empaques con excelentes
resultados (10) .
Al mismo tiempo, observamos, por
ejemplo, como macroeconomías que an-
tes se caracterizaban por su gran retraso
hoy están despuntando: China, Singapur,
la India, Checoslovaquia, son sólo ejemplos
de que el diseño si puede cerrar la brecha
entre el atraso y el desarrollo. Obvio es que
Consideran que el diseño
ayuda incrementar las
ventas de una empresa
22.7% 88%
77.2% 59%
48.4% 27.2%
18.7% 12.5%
100% 70.8%
5.2% 5.2%
70.5% 47%
5% 0%
52% 65%
7% 23%
 (o saber dibujar) y muy poco saben sobre
el “diseño económico”. Para sustentar esta
afirmación a continuación citamos algu-
nos datos que obtuvimos en un estudio
sobre la conceptualización del diseño que
realizamos en el período 1998–2003, y en
donde participaron, entre otros, 58 diseña-
dores, tanto gráficos como industriales, y
210 profesionista (la mayoría egresados de
escuelas particulares) pertenecientes a 10
profesiones diferentes al diseño. En cuanto
a los diseñadores encontramos que sólo
el 36 por ciento manifestó tener conoci-
mientos sobre el concepto “diseño eco-
nómico”, o la importancia del diseño en
View publication stats
términos económicos (o empresariales).
Respecto a los 210 restantes profesionistas
los resultados se muestran en la tabla 1.
Como se puede apreciar, los resulta-
dos no favorecen positivamente al diseño,
y eso tiene que ver con como lo concibe
la sociedad. No debe quedar duda de que
el diseño es una herramienta de bienestar
social, por ello para que pueda provocar
cambios significativos en nuestra sociedad
debe concebirse ya no en términos artísti-
cos ni dibujísticos sino en su justo contexto,
en el contexto que lo ha determinado des-
de la gestación de la revolución Industrial:
en un contexto económico.
Hace 10 años la pregunta era si el
diseño era importante en la sociedad, hoy
sabemos que si lo es y su valor es medible,
por tanto la pregunta debe ser rebasada
y hacer del diseño una praxis, un “oficio”
(como lo define Norberto Chaves) que
desborde innovación y mejores niveles de
vida. Por supuesto que algún buen diseña-
dor, consciente del “design management”
podría preguntarnos cómo hacerle si en
este país ni los empresarios ni los gober-
nantes reconocen al diseño como “herra-
mienta económica”, porque si lo hicieran,
más que afirmar que el diseño es hacer
cosas bonitas (así dicen algunos empresa-
rios) o que en México no se hace diseño
y que por ello hay que traer escuelas de
diseño de Italia (eso dicen los funcionarios
de la Secretaria de Economía) asumirían
su papel con seriedad, responsabilidad y
apoyo reconociendo más de 40 años de
diseño en México. Bastaría mencionarles a
estos funcionarios que fue Don Carlos Lazo,
quien hace ya más de 50 años propuso la
creación de la primera escuela de diseño
en México, la actual EDINBA , y que desde
entonces se han observado importantes
aportaciones desde las distintas escuelas
de diseño.
Queda claro que no todo depende del
diseño, -aun cuando todo lo que nos rodea
ha sido diseñado-, y que no todo depende
de reflexiones académicas. Depende, de
hecho, de que los empresarios reconozcan
que el diseño es una verdadera “herra-
mienta económica”, cosa que por cierto,
al menos los líderes de las principales aso-
ciaciones de empresarios en nuestro país
empiezan a hacer. Depende de que los
gobernantes realmente apoyen al diseño
en México y depende de que los diseñado-
res asuman que el diseño no es arte; más
bien es una actividad determinada por el
sistema económico y que como ciencia
también que es, es fundamental para el
desarrollo y la innovación tecnológica, por
lo que en ese sentido el diseño se debe
insertar como un elemento estratégico de
competitividad y fomento económico, de
ahí la necesidad de reflexionar, también,
sobre la forma en que se está enseñando
diseño en México, para que en el futuro
quienes toman decisiones conozcan de las
bondades del “diseño económico”•
1. Al respecto puede consultarse el libro de Calvera,
Anna (ed.) (2003). “Arte¿?Diseño. Nuevos
capítulos en una polémica que viene de lejos”.
Barcelona, España: Gustavo Gili.
2. Vease Gordon L. Glegg, “The design of the
designer”, en Robin Roy (ed.) (1990).
Product Design and Technological Innovation.
Open University Press, UK.
3. Al respecto puede consultarse el libro de Calvera,
Ana (ed.) (2003). “Arte¿?Diseño. Nuevos
capítulos en una polémica que viene de lejos”.
Barcelona, España: Gustavo Gili.
4. Bastos de Cuadros, T. (1998). “El diseño gráfico:
de las cavernas a la era digital”.
Trabajo presentado en la II Bienal de la
Comunicación, celebrada en la Universidad de
Cartagena, Colombia.
5. De hecho este es un término que ya han usado
otros autores, aunque no lo han definido,
ver por ejemplo la obra de Itanel Bastos de
Cuadros citada anteriormente.
6. Chaves, N. (2003). “El diseño: ni arte ni parte”,
en: Calvera, Ana (ed.) (2003). “Arte¿?Diseño.
Nuevos capítulos en una polémica que viene de
lejos”. Barcelona, España: Gustavo Gili, p. 131.
7. Mosquera, G. (1989). “El diseño se originó en
octubre”, La habana, Cuba: Editorial Arte
y Literatura
8. Bürdek, B. (2004). “El diseño estratégico”,
en: “Tiempo de diseño”, año 1, número 1,
julio-diciembre: UAM-A.
9. Ver Rich, H. (2005). “Proving the practical power
of design”, Design Management Review, vol. 15,
No. 4, otoño: DMI, p.32
10. Información obtenida de la tesis de licenciatura
sobre Diseño de empaque para exportación de
galletas Cuétara y diseño de campaña gráfica
publicitaria para la misma empresa en el
mercado extranjero presentado en la Universidad
Anáhuac, en el 2002 por
Maritere Fernández y Nadia Fernández.