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El matadero

Echeverría nos hace un recorrido por la actualidad del momento, en el que


prácticamente sin pelos en la lengua nos describe como es el funcionar de la
sociedad, la política, la religión, el contexto y como se relacionan cada uno de
ellos.
Por empezar a caracterizar su narrativa Echeverría es plenamente descriptivo lo
hace con una profundidad y certeza tal que hace que el lector entre en la historia y
pueda percibir cada acontecimiento que se da. Además refleja los sentimientos de
las personas lo cual es una característica del romanticismo, es muy preciso a la
hora de contarnos cómo se vive la situación que vive una sociedad que está
atravesando un hambre voraz en la que las mujeres y los niños tratan de robar las
menudencias del matadero envolviéndolas con barro para disimular, donde la
iglesia decide quien come, que come y cuando come. Esto claramente pone en
desventaja a toda persona de baja economía que no puede acceder a todo tipo de
productos que le permitan alimentarse, eso además de la escases de carne que se
ve en creciente por la inundación y solo reciben unos poco novillos para alimentar
a un gran número de familias y por supuesto esa dotación que se recibe se van en
su gran mayoría en regalos para mandatarios en “agradecimiento por su labor”.
Hay que ubicarnos en una Buenos Aires en pleno rosismo en donde la lucha entre
unitarios y federales es tan cruel y tan severa que se mata a cada unitario que se
cruce solo por ser de otro color político.
Una de las críticas más grandes que hace es a la iglesia quien en este momento
está más fuerte que nunca en su nivel de poder ya que el mismo Rosas es quien
regresa a la iglesia a su nivel de poder que Rivadavia le quitó anteriormente.
El matadero está situado en plena cuaresma en donde comer carne es un pecado
y pecar es símbolo de ser un unitario. La inundación que se da al comienzo del
cuento dice que es tan grande que se la puede confundir con la inundación de Noé
y el pueblo incluyendo a los sacerdotes lo plantean como el día del juicio final. Y
las personas están mucho más susceptibles pues en una sociedad meramente
carnívora estar sin este preciado alimento básico para ellos los deja en una
situación de desventaja, el mismo Echeverría critica a la sociedad porteña por lo
fácil de manipular y acatar normas que es. Se puede ver también el uso de la
metáfora que aparece a lo largo de la obra para ubicarnos en ciertos contextos.
Si hablamos del espacio en el que se desarrolla el matadero se puede decir que es
completamente inhumano, es decir el describe en todo momento el lodazal en el
que las personas quedan sumergidas donde se van cayendo de la cantidad de
barro que hay, el matadero sin quedarse atrás está lleno de sangre nueva y vieja,
llena de ratones, perros muertos de hambre, pobreza, peleas, faconazos, etc.
El narrador utiliza un lenguaje totalmente burdo y de la época con palabras que
pertenecen al léxico de las personas que viven en esa clase social como por
ejemplo “-Aquel lo escondió en el alzapón-“. Es el lenguaje de los porteños y
respeta en todo momento la época y su forma de expresarse.
Por concluir podemos decir que es una mera crítica a la sociedad y a su contexto
eclesiástico y político. En donde el pueblo en manejado y tratado a su gusto por
quienes tienen el poder por ese instante y donde la fe a las personas idolatradas
es tan grande que aceptan vivir en malas condiciones llenos de odio hacia quienes
tienen otro color político y donde permiten que se les maneje hasta lo que pueden
o no comer.
Agustina M. Moyano.

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