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PARPENTINA, Alberto Borla

Victoria: Muchísimas gracias por venir, Santiago a usted la admira mucho, además
una señora como usted debe estar tan ocupada…
Irene: Por favor…Ser una actriz reconocida y famosa y talentosa, no significa que no
tenga sentimientos…Todo lo contrario, pecamos de una hipersensiblidad tan
especial…Por eso aquí estoy para ayudar al que lo necesite.
Victoria le sirve un cafecito.
Irene: Le puso azúcar?
Victoria: Una cucharadita.
Irene: (Mira el pocillo) No debería…Y bueno, espero no engordar. La televisión
engorda un poco…Muy rico su café.
Santiago: Disculpen… (Señala el vacío) Si no les molesta…Me quiero tirar…
Victoria: (a Santiago) La portera me pregunto que porque se suicidaba y le dije que por
depresión, no? (suspira) Que pudo pasarle tan terrible para querer matarse?
Santiago: ¿Realmente le importa?
Victoria: Si, claro.
Santiago espera la respuesta de Irene, tarda en acusar recibo y cuando lo hace
asiente con la cabeza.
Santiago: Me hicieron una cama en la juguetería donde trabajaba, y me echaron sin
pagarme ningún tipo de indemnización después de 15 años. Ya ve, no puedo ni
pagarle la habitación. Y lo peor de todo, es que hace 5 años me abandono mi único
amor, Analia.
Victoria: Lo abandono…
Santiago: Me espera del otro lado.
Victoria: Que día tan…¿no? Si, es un día…Tengo unos scones que compre ayer y que
son espectaculares. (Va hacia la puerta) Voy a traer algunos.
Sale Victoria. Irene la mira irse y sonríe.
Irene: Que mujer agradable, ¿verdad? Dentro de lo limitada… Ademas ubicada. Otra
en su lugar hubiera querido robar protagonismo ante las cámaras, pero ni se le ocurrió.
(Mira para abajo, donde están las cámaras de televisión). Sonría hombre! ¿No ve que
estamos saliendo en televisión? Ahora es alguien importante.
Santiago: Bueno, pero dentro de un ratito…Terminamos, eh?. Yo me tengo que tirar.
Esto termina así. 
Entra Victoria trayendo los scones en un platito y la tetera con el café. Le sirve café y
scones a Irene, va hacia Santiago y se detiene.
Victoria: (Le sirve a Santiago) Si se mata, entre otras cosas, no comerá más scones.
(Santiago se sirve. A Irene) ¿Usted tampoco pudo convencerlo de que no lo haga?
Irene: Tiene argumentos sólidos. (Toma otra masita) Que rico esto. (a Victoria). Casi
me convence de que la vida no merece la pena. ¿Que tienen…Adentro? (Señala las
masitas) 
Victoria: Avellanas, por eso son espectaculares.
Irene cubre su boca con la mano y corre hasta el espejo.  Se mira, tapa su boca con
las dos manos y se esconde en un rincón.
Victoria: ¿Que le paso? (Irene niega con la cabeza) Se siente bien?
Irene: (Señala las masitas) ¡¡Esa mierda, basura…!! (empieza a llorar desconsolada y
camina apurada) Por que nunca me sale nada bien?! (Descontrolada) Se me rompió la
jacket, el diente!! ¿No se da cuenta infeliz?
Victoria: Bueno, Irene, no llore; ya se lo van a arreglar…
Irene: (histérica) Toda la prensa del mundo esta ahí abajo! Siempre todo mal…
¿Porque no me moriré de una puta vez y para siempre? (Mira la ventana) Si tuviera
ovarios me tiraría ya mismo por esa ventana.
Victoria: No! (Se interpone entre ella y la ventana) Eso no, eh? Cálmese, tranquila…
Irene: (Se toca la cara) Encima se me van a hinchar los ojos…Me van a fusilar con los
flashes!
Santiago: ¿Porque no trata de calmarse? Apenas si se le nota.
Victoria: En mi mesita de luz tengo chiclets. Podemos intentar pegarlo, no?
Irene: (Furiosa) Es que me lo tragué! ¡El diente! ¡Me lo trague!
Santiago: Quédese acá y cuando me tire aprovecha el revuelo y se escapa, ¿le
parece?
Victoria: ¿Y si se envuelve en un chal?
Irene: ¿En verano?
Victoria: Lo siento.
Irene: ¡Pero que cosa lo mio! ¡Una lo cuenta y no se lo creen! ¡Tantos males! el
hambre que es mi segunda piel…Los críticos que me ridiculizan. ¡¿Quien puede con
todo eso?! ¿Por qué no me habre puesto un vivero en vez de dedicarme a esta
mierda?
Santiago: (mira hacia abajo y escucha con atención) Que? (Pausa. A Irene) Aquellos
dicen que me tire…
Irene: ¡Ni se le ocurra! ¡Todavía no! (Intenta disimular su diente roto frente a un
espejo) Espere!
Suena el teléfono.
Victoria: Enseguida vuelvo. 
Irene: ¿Porque me tuvo que ocurrir esta desgracia?
Santiago: Creo que, de todos modos, lo mio es mas grave, no? (Mira hacia abajo)
Llegaron los bomberos. (A Irene) si intentan poner una escalera de esas me tiro, eh?
Por dios que me tiro.
Irene: Entre lo que uno quiere y la realidad, suele haber mucha distancia. ¿Sigue con
la idea de matarse?
Santiago: Si, este vacío me aterra…Pero más me asusta el otro. Con este cansancio
no puedo ni pensar en empezar de cero.
Entra Victoria, mira a Santiago y sonríe.
Victoria: Le traigo una buena noticia. Llamaron de la fábrica de juguetes Periquito.
Santiago: ¿De mi fabrica…De la fábrica?
Victoria: llamo un tal Durrutiaga…
Santiago: Si, el jefe de personal.
Victoria: Queria saber que pasaba. Le dije que usted se suicidaba por la chanchada
que le habían hecho y que dejaba un testimonio por escrito.
Santiago: ¿Y el… que dijo?
Victoria: Me puso en el teléfono a Alduiño, el dueño de la fábrica.
Santiago: ¡¿El?!
Victoria: Me pregunto lo mismo, le dije que había depositado su carta en la caja de un
banco y que en cuanto se suicidara la iba a entregar a la prensa. (Pausa) Me ofreció
diez mil dólares por la carta.
Santiago: En serio? Esta loco.
Victoria: No, muy cuerdo; pienselo, el escandalo destruiría su negocio.
Irene: ¿Me pueden explicar que esta pasando?
Victoria: Al cerdo ese le dije que soy su novia y que el escandalo y su suicidio lo
evitamos por cincuenta mil dólares.
Santiago: Me imagino lo que se habrán reído.
Victoria: Dentro de media hora traen el dinero. Le dije que no aceptamos cheques.
Santiago: Ah…Ya veo; todo esto es una trampita para que no me tire, verdad?
Victoria: Le puntualice que si intentan alguna tramoya me suicidio con mi novio,
después de hablar con la prensa. A Partir de ese momento se volvió de afectuoso…
Irene: ¿entonces?
Victoria: El diez por ciento es para mí.
Irene: ¿Pero por qué le creyeron? Por televisión dijeron muy claramente que se
mataba por mí.
Victoria: Les dije que usted andaba por esta zona, se enteró de que mi novio
amenazaba suicidarse y subió para hacerlo desistir. Los periodistas malinterpretaron
su intervención, y largaron esa versión tan absurda.
Santiago: (La mira sorprendido). ¿Todo eso le salio de golpe?
Victoria: Para tener buenos reflejos no hay mejor gimnasia que la necesidad.
Santiago: ¿Cincuenta mil dólares? (molesto mira hacia abajo) ¡Espera, viejo!
Victoria: cinco son para mí.
Irene: Voy al toilette.(Tomando un espejito habla tratando de no mover los labios) Lo
siento, estoy tan shoqueada…Mañana…Mejor hablamos mañana.
Sale Irene.
Santiago: Podría poner una juguetería, no? Quiere venir conmigo? Entre dos seria
mas fácil, no?
Victoria: (a la defensiva) Que cosa?
Santiago: Atender el negocio, traer la mercadería…Vivir también, me parece.
Victoria: no necesito vivir con ningún hombre.
Santiago: Creo que entendió mal. No le estaba proponiendo una pareja…Hablo de
amistad.
Victoria: ¿amistad con un hombre? ¿Viviendo en la misma casa? No me haga reir.
Santiago: ¿Por qué tanto resentimiento, victoria?
Santiago: Creo que los dos somos buenas personas, Victoria, y a lo mejor no es justo
que estemos tan solos, no?
Victoria: (Sobresaltada) agárrese! Cuidado…sostengase bien….(Pausa). Me resulta
sumamente peligroso tener…sentir algo…por un hombre. Entiéndalo Santiago; estoy
tratando de protegerme. No es nada personal, eh?
Santiago: ¿Que pudieron hacerle tan terrible?
Victoria: Mi marido esta preso por violar a una chica de catorce años.
Santiago: Que horror.
Victoria: si, algo espantoso. La gente me preguntaba: ¿cómo pudiste vivir tantos años
con un degenerado sin darte cuenta? Sin dudas la principal víctima de esta historia fue
la chiquita, pero…Se me cayó el techo encima y no encontré una sola mano tendida.
Pausa
Santiago: Mi oferta sigue en pie.
Entra Irene, deja su cartera, mira a victoria y sonríe.
Irene: Las estrellas también tenemos debilidades, y una de las mías es escuchar
conversaciones ajenas. Su historia tiene gancho y me parece que la voy a usar en mi
próximo teleteatro.
Victoria: Si lo hace me va a dar mucho placer hablar con los periodistas de su diente
roto
Irene: Como se atreve? (A Santiago) Ya esta todo solucionado mi amor, cierre
fuertemente los ojos, abráceme y róbeme un beso. ¿Que espera?
Santiago: ¿Para qué?
Irene: Para que los de abajo vean como lo convenzo de que la vida es sagrada. (Lo
abraza y el cierra los ojos) No se suicide Santiago, que la vida es admirable!
Santiago: Si, creo que cambie de idea
Irene: (Lo toma de la cara) No, por dios, no lo haga!
Santiago: (abre los ojos) Quiere… que me tire?
Irene: Haga lo que quiera, pero ahora abráceme. (El la abraza) No me tape!(Se separa
y lo zamarrea) Usted no se va a matar, me entiende? Va a vivir!
Santiago: Justamente
Irene: (A Victoria) Digale a los periodistas que estoy shoqueada y que mañana a las
dieciocho horas dare una conferencia de prensa, esta claro?
Victoria: Si…
Irene: (A Santiago) Si cambia de idea y decide tirarse, no sea desconsiderado y
avíseme.
Sale Irene. Santiago y Victoria se miran en silencio.
Victoria: ¿En que puedo invertir cinco mil dólares?
Santiago: Guardelos en el banco y vengase a vivir conmigo.
Victoria: Y dale con eso.
Santiago: Usted tiene talento; jamas se me hubiera ocurrido pedir de esa forma mi
indemnización.
Victoria: Surgio de manera natural, sobre la marcha.
Santiago: A mi nunca se me ocurre nada que no este trillado. Pero nada nuevo, eh? Ni
siquiera una palabra
Victoria: ¿Me va a decir que nunca invento una palabra?
Santiago: Creame , soy gris sin remedio.
Victoria: No le creo. A ver, vamos; invente una.
Santiago: Archi…(Piensa) No, esa ya existe. (Piensa) Gru…Per…Per…Parpentina.
Victoria: Es bonita. ¿Qué quiere decir?
Santiago: Quiero vivir.
Victoria: No lo escuche
Santiago: Parpentina quiere decir…Quiero vivir.
Victoria: Parpentina…Quiero vivir, no esta mal. Gritesela a los de abajo!
Santiago: (Hacia abajo) Parpentina!! Parpentina! (Escucha un momento) Si, boludo, si.
Argentina. (a victoria) Estoy sintiendo algo, Victoria.
Victoria: Parpentina…Santiago.
Santiago: Esta vez si va a ser posible. Parpentina! Parpentina!

FIN

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