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Estudios Generales | 21

Surrealismo Víctor José Díaz Goris


Licenciado en Psicología, en la Universidad

y existencialismo
Autónoma de Santo Domingo (UASD),
1990. Inglés como segunda lengua (ESL),
Universidad APEC, 1991. Maestría en

Convergencias Gerencia de Marketing, Unapec, 2001.


Maestría en Educación Superior, Proyecto

en la poesía Unapec-Camagüey, 2005. Posgrado en


Educación Virtual, Virtualeduca, 2013.
Desde 1991 es docente de la Escuela de
Idiomas y desde 2002 imparte docencia de
diversas asignaturas del área de Psicología,
ambos en Unapec. Como poeta y ensayista
ha publicado artículos en las revistas Ágora
y Vetas, en la versión digital del periódico
Pocos movimientos filosóficos y/o artísticos Listín Diario y el periódico El Nacional. Ha
tienen la trascendencia que alcanzaron el obtenido numerosos reconocimientos, entre
surrealismo y el existencialismo. Incluso pue- ellos “Poeta destacado del mes” y “Poema
de afirmarse que ningún movimiento artísti- destacado del mes”. Su poema “El Quetzal y
co ha tenido más influencia en el arte, que el
Tú” obtuvo Mención de Honor en Argentina,
surrealismo.
sus poemas han sido incluidos en varias
Asimismo, y desde la óptica de la filosofía, el antologías internacionales. Fue miembro del
existencialismo ha influido enormemente en grupo de poetas Juglares de la Academia,
el pensamiento del hombre, como sostiene
de la Academia Dominicana de la Lengua.
el pensador francés Paul Foulquié: “El exis-
tencialismo... ha modificado notablemente la
atmósfera en que vivimos, de forma que los
espíritus cultivados de nuestros días son más
o menos existencialistas”.1
Ahora bien, ¿hay puntos comunes entre esos
dos movimientos, aparentemente tan distan-
tes entre sí? Sobre todo, ¿dónde coinciden
ambos movimientos, o sus principales re-
presentantes, con respecto a la poesía? Este
ensayo presenta los puntos comunes entre
ambos movimientos y su relación en lo que
se refiere a la poesía.
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El surrealismo definió su movimiento así: “Surrealismo:


sustantivo masculino. Automatismo psíquico
El surrealismo nació en París en los años inme- puro por cuyo medio se intenta expresar de
diatamente posteriores a la Primera Guerra otro modo, el funcionamiento real del pensa-
Mundial. Fue fundado por el poeta, ensayista y miento. Es un dictado del pensamiento sin la
novelista francés André Bretón, aunque la pa- intervención reguladora de la razón, ajeno a
labra “surrealismo” fue acuñada por el gran toda preocupación estética o moral”. Añade
escritor italiano Guillaume Apollinaire, quien que: “El surrealismo se basa en la creencia
la usó primero en su obra teatral Las Mamas en la realidad superior de ciertas formas de
de Tiresias, que subtituló “drama surrealista”. asociación desdeñadas hasta la aparición del
Tras la presentación de dicha obra, Apollinaire mismo, y en el libre ejercicio del pensamiento”.4
afirmó: “Cuando el hombre quiso imitar la
acción de andar, inventó la rueda, que no se Pronto la influencia del surrealismo abarcaría
parece a una pierna; hizo, por tanto, surrealis- otras áreas del arte, aparte de la literatura:
mo sin saberlo”.2 Man Ray sería la figura señera de la fotografía
surrealista, Buñuel y Dalí se erigirían como los
Se sabe que el París de los años veinte del si- máximos representantes del cine surrealista, y
glo pasado era un hervidero de intelectuales el mismo Dalí, junto con René Magritte, Hans
más o menos desencantados por la guerra y, Arp, Giorgio de Chirico y otros, dominarían la
a raíz de las insalvables contradicciones en- pintura surrealista.
tre Bretón y Tristán Tzara —cabeza del dadaís-
mo—, el primero fundó el surrealismo. Bretón El ya mencionado doctor Lebrón Saviñón, ci-
sirvió en la guerra como enfermero psiquiá- tando a su vez al doctor Oriol Anguera, dice:
trico, por lo que entró en contacto con las “Los surrealistas... intentan realizar una trans-
teorías del psicoanálisis de Sigmund Freud. formación total de la vida … El surrealismo
Posteriormente eso sirvió de base para sus- pretende desbordar el arte e inundar toda la
tentar casi toda la teoría surrealista. En ese actividad humana. El surrealismo es, según
sentido, en su libro Cultura y patología don ellos, nada menos que todo esto: una nueva
Mariano Lebrón Saviñón sostiene que “el su- concepción del mundo, un nuevo instrumen-
rrealismo surge... como una evasión, como to científico, un nuevo método de acción, un
un deseo de escapar de la realidad, de ir más camino revolucionario —el único—, una teoría
allá de la realidad, por encima o por deba- del arte y el promotor para el bienestar del
jo de ella..., pero fuera de ella. Y para estar proletariado”.5
fuera de la realidad se podía volver hacia sí
mismo, al intra yo, a los cármenes del alma, A la luz de todo eso, sólo a modo de informa-
que Freud acababa de descubrir”.3 ción se pueden presentar algunos supuestos
básicos del surrealismo: 1) la escritura auto-
Bretón era un rebelde, y resultaba natural mática; 2) la omnipotencia del sueño; 3) la
que su movimiento también lo fuera. Él imaginación, “única fautora de la realidad”;6
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4) El “azar objetivo”; y 5) el juego; entre otros. Por esencia entendemos todo aquello
Pasemos ahora a referirnos brevemente al que un ser es: esto es un papel, yo soy
existencialismo. un hombre, poseo la esencia humana.
Pero con ello no expreso todo lo que es
una hoja de papel o todo lo que yo soy.
De esta realidad yo no tengo más que
El existencialismo caracteres comunes a los otros seres
de la misma especie; estos caracteres
Sabido es que, a pesar de ser un movimiento
filosófico, el existencialismo ha influido tam- constituyen la esencia universal, y esen-
bién en el arte. Como ejemplo están las no- cia universal se convierte en esencia in-
velas de dos de las figuras existencialistas, en dividual. La esencia no incluye que exis-
la literatura del siglo XX: La Náusea, de Sartre, tan unos seres en los que esté realizada.
y El Extranjero, de Albert Camus. Dicho movi- La esencia, sin ser una cosa, tampoco
miento tuvo su origen en el pensador danés es el vacío puro: tiene más realidad el
Soren Kierkegaard, que se oponía al siste- miriágono que un círculo cuadrado,
ma esencialista de Hegel porque no trataba una fórmula realizable que una fórmula
los problemas concretos del individuo, sino de sustancias yuxtapuestas, pero cuya
sólo de la historia y de la humanidad; es de- síntesis es, a priori, imposible. El ser de
cir, Hegel asumió una filosofía de lo general, la esencia es que es posible. Esta po-
mientras Kierkegaard proponía una filosofía sibilidad se vuelve realidad gracias a
de lo individual sobre la base de que lo más
la existencia [cursivas mías, VDG], que
importante al hombre es el hombre mismo.
es, pues, lo que actualiza la esencia.7
Hay dos tipos de existencialismo: el ateo,
con Sartre como figura principal, y el cristia- Al referirse al concepto existir, Foulquié acla-
no, con el pensador francés Gabriel Marcel ra: “En el vocabulario existencialista... ‘existir’
como uno de sus representantes principales. no es sinónimo de ser. Las piedras son, pero
Esas posturas existencialistas tienen, entre no existen al margen del acto mental, que es
otros, dos elementos en común: la angustia el único que puede hacerlas existir. En efec-
y el hecho de que la existencia precede a la to, la existencia no es un estado, sino un acto,
esencia; ambos tratan de resolver el proble- el paso mismo de la posibilidad a la realidad;
ma del ser a través de la existencia. como lo indica la etimología de la palabra,
Para entender mejor esas ideas es necesa- existir es partir de lo que se es (ex) para esta-
rio definir los términos esencia, existencia y blecerse (sistere) al nivel de lo que anterior-
existir. Para ello se recurre nueva vez a Paul mente sólo era posible”.8 Sartre lo expresó
Foulquié: de una manera más pragmática: “Hacer y, ha-
ciéndose, hacerse, y no ser más que lo que
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se hace”.9 Eso lleva a comentar algunos de no sabemos de qué estamos hablando


los principios del existencialismo, tanto ateo exactamente”.12
como cristiano.
Para terminar de definir al ser, hay que ana-
lizar el término Dasein, usado por varios fi-
La existencia precede a la esencia. La lósofos antes de Heidegger, quien lo define
como “la realidad humana o la presencia del
palabra “existencialismo” indica el reconoci-
ente humano en el ser, dado que sólo el hom-
miento, en el hombre, de cierta prioridad o
bre es susceptible de interrogarle y de darle
primacía de la existencia en relación con la
la capacidad de ‘ser ahí’. En otras palabras, el
esencia. En ese sentido, Sartre plantea: “En
Dasein es la posibilidad misma que tiene el
términos filosóficos, todo objeto tiene una
hombre de interrogar al ser, al mismo tiempo
esencia y una existencia; es decir, una cierta
que la condición para que el ser esté presen-
presencia efectiva en el mundo. El existen-
te y sea interpretable. El hombre es Dasein
cialismo sostiene, por el contrario, que en el
en lo que hace ser al ser”.13 Más adelante se
hombre —y solamente en el hombre— la exis-
verá la importancia de esos conceptos.
tencia precede a la esencia. Eso significa que
primero el hombre es, y después es esto o
aquello”.10 Eso establece la diferencia entre
El hombre elige su esencia. Foulquié in-
ser y ente, cuestión fundamental en el existen-
dica: “Lo que nosotros creemos no es eviden-
cialismo y también a los fines de este ensayo.
temente la esencia universal o específica por
Según Heidegger: “Por ‘ser’ hay que entender lo cual pertenecemos a la especie humana,
la raíz fundamental y la fuente de todas las sino la esencia individual que nos es propia
cosas, por oposición al ‘ente’, que es un ser y que no se encuentra en ningún otro”.14 Al
concreto, particular, que existe en su realidad citar a Sartre añade: “El hombre debe crearse
empírica. El ser no es en ningún caso y su propia esencia”.15
de ninguna manera identificable con una
‘presencia’. El ser es lo que es susceptible
de ser interrogado, es aquello sobre lo que Libertad sin límites. Para el existencialis-
tenemos que interrogarnos y, sobre todo, no mo, la libertad es fundamental. Sartre afirma:
debe identificarse con la existencia misma. El “En principio, no existe ninguna autoridad
hombre es por sí mismo un ente, es decir, una ni reglas que impongan al hombre una con-
existencia concreta que tiene la facultad y el ducta. La libertad parece tanto más salva-
privilegio de cuestionar al ser”.11 Obsérvese guardada debido a que nuestros fines jamás
la dificultad que encierra definir el concepto serán definitivamente fijados. En la medida
de ser, según el propio Heidegger: “La que continuamos existiendo, continuamos
cuestión del ser siempre nos ha sumido en la eligiendo nuestros fines, pues la libertad es
angustia más profunda, porque en el fondo la esencia de nuestra existencia. También, la
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elección de nuestros fines es absolutamente no es una filosofía en el sentido escolar de


libre, pues se hace ‘sin punto de apoyo’. Es la palabra. Le importa poco demostrar tesis
decir, que cada uno pone las normas de lo hilvanando razonamientos abstractos. Está
verdadero, de lo bello y de lo bueno”.16 Sin inmerso en plena vida [el autor de éste
embargo, de la libertad nace la angustia, pie- ensayo entiende que en la palabra ‘vida’ se
dra fundamental del existencialismo, lo que puede sustituir por ‘existencia’, V.D.G.] Y no
lleva a analizar brevemente otro de los prin- en la zona de las abstracciones. Sin embargo,
cipios del existencialismo. es una filosofía en el más amplio sentido
de la palabra porque expresa una nueva
concepción del mundo y busca la posesión
La angustia. Heidegger dice de la angus- del universo”.20
tia que: “Es el sentimiento de inseguridad
respecto a la estructura de la propia vida
que, puesto que no surge de ninguna ame- Libertad sin límites. Sorprende la similitud
naza específica, tiene que ser diagnosticado del pensamiento de Bretón respecto a la li-
como una manifestación de nuestra propia bertad, con el de los autores antes citados.
responsabilidad por ésta estructura”.17 Para Para el fundador del surrealismo: “La liber-
Kierkegaard, en cambio: “La angustia es tad... adquirida aquí abajo al precio de mi-
‘el vértigo de la libertad’, es decir, la ansie- les y de difíciles renunciamientos, pide que
dad paralizante, la náusea psíquica que se se disfrute de ella sin restricciones durante
apodera del individuo cuando examina las el tiempo en que ella se entrega... porque la
infinitas posibilidades, tanto positivas como emancipación humana, concebida en defini-
negativas, que incumben a su existencia”.18 A tiva en su forma revolucionaria más simple,
su vez, Sartre dice: “La angustia es el resulta- que no es aquí nada menos que la emanci-
do del sentimiento del alcance de nuestras pación humana en todos los aspectos, en-
opiniones”.19 Resulta evidente que la angus- tiéndase bien, según los medios de que cada
tia es inevitable y que es la rectora de la vida uno dispone, sigue siendo la única causa dig-
humana.
na de servir”.21
Paul Eluard declara que: “La libertad es un
nacimiento perpetuo del espíritu. Es necesa-
rio que se haga sólo una con la conciencia
Puntos de convergencia humana, sino, no es más que un instrumento
El surrealismo como filosofía. Aunque cualquiera de una moral utilitaria”.22 Mientras
parezca extraño pues el surrealismo es, por que René Magritte, como los autores existen-
naturaleza propia, rebelde, es una realidad cialistas ya mencionados, sostiene que: “La
que también es filosofía. El autor surrealista libertad es la posibilidad de ser y no la obli-
Michael Carrouges sostiene: “El surrealismo gación de ser”.23 Sin embargo, se entiende el
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‘ser’ del que habla Magritte como el Dasein quién en 1967 declaró: “La exploración sis-
antes mencionado, aunque éste no use ese temática y apasionada del inconsciente, la
vocablo. certeza de que lo que aún se nos esconde es
infinitamente más rico que aquello que cono-
En otro orden, pero en el mismo análisis de cemos, no supone en absoluto renunciar, en
la libertad sin límites, los primeros autores el caso poético, al ejercicio de las facultades
surrealistas declararon de forma colectiva en conscientes... en lo consciente el fluido poé-
1925 que: “El surrealismo... es un grito del es- tico circula también, cierto que con menos
píritu que retorna a sí mismo con la decisión libertad, pero el surrealismo intenta captar-
de romper desesperadamente sus atadu- lo y hacerlo vivir... esta propuesta supone
ras”,24 por lo que resulta claro que el surrealis- —y esto es de suma importancia— que no se
mo, desde su nacimiento, tiende a la libertad. acuda a las facultades a modo de freno, de
Cabe preguntarse, sin embargo, ¿de cuáles correctivo o de contrapeso sino, por el con-
ataduras quiere liberarse el surrealismo? Se trario, como estimulante de las facultades
entiende que de la angustia existencial por- inconscientes”.29
que da la posibilidad de elegir, como afirmó
Kierkegaard, “la libertad es fuente de angus- Obsérvese la estrecha relación entre las
tia”.25 Cabe aquí, sin embargo, la posibilidad
ideas surrealistas y existencialistas, así como
de otra clase de angustia causada por factores
la importancia que los primeros conceden
de clase y psicológicos, como afirma Sartre:
al inconsciente como fuente primaria de co-
“El hombre no es más que una situación, total-
nocimiento, aunque sólo sea para la imagen
mente condicionado por su clase, su salario, la
naturaleza de su trabajo, condicionado hasta poética. Ese “primer fervor” que Kierkegaard
quiere para sus pensamientos y la “fuente
sus sentimientos, hasta sus ideas”.26
primaria” de la escritura automática de los
surrealistas no es otro que el inconsciente
Pureza del pensamiento y del espíritu. freudiano que es base y origen de la esencia
Paul Foulquié sostiene: “El existencialista se y de la existencia humanas, en el sentido de
esfuerza por reproducir fielmente el flujo y re- Sartre; igual que el del ser, en el sentido de
flujo de su vida interior antes de que el espíri- Dasein de Heidegger.
tu intervenga para introducir una lógica que
no había”;27 luego, citando a Kierkegaard: Al citar al poeta Pierre Reverdy, Bretón plantea:
“Quisiera dejar aparecer los pensamientos “La imagen es una creación pura del espíritu”,30
con el cordón umbilical del primer fervor”.28 y declara que la imagen más poderosa es la
que surge espontáneamente, sin el arbitrio de
Aquí entra de lleno la escritura automática, tan la razón. Sin embargo, es evidente que en toda
cara a los surrealistas, que se ajusta bastante a obra literaria o poética interviene el intelecto
las ideas de Foulquié y Kierkegaard. Resultan para pulir la “materia prima” que brota del
acertadas las ideas del autor Jean Schuster, inconsciente. El propio Bretón admitió esa
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realidad: “Siempre subsiste un mínimo de el surrealismo esa angustia es también síntoma


dirección, generalmente en el ordenamien- del “darse cuenta” de la alienación espiritual a
to del poema”.31 Es igualmente evidente que que se somete el hombre desde su nacimien-
por más poderoso que sea el inconsciente, to. Ese “darse cuenta” trae como consecuen-
el aspecto más importante del surrealismo cia un conflicto entre lo que se desea ser y
—la subversión del lenguaje y por extensión lo que se es realmente, de ahí que surja la
la realidad misma— no se logra sin el pen- desesperanza, que equivale a la angustia.
samiento lógico, sin el intelecto que eleva a
Por tanto, el surrealismo nació desde la an-
obra de arte lo que de otra manera sólo sería
gustia y como forma, al mismo tiempo, de
una catarsis.
combatir la angustia; es decir, al darse cuen-
ta del alcance de sus posibilidades y de que
la sociedad niega tales posibilidades (lo alie-
Angustia. Aunque por motivos muy distin- na), como mecanismo de defensa el hombre
tos, este es otro punto de convergencia y uno tiende a negar la realidad y, al difuminarse la
de los más importantes a los fines de este en- misma, surge su “nada”; de ahí que se hable
sayo. Kierkegaard plantea: “Es en la experien- de “angustia flotante”. Es justamente de esa
cia de la angustia donde el hombre, a pesar angustia que nace el surrealismo, al cual sir-
de que no se angustia de nada determinado, ve como “materia prima”; a la vez, al “romper
descubre su propia realidad como sosteni- desesperadamente” las trabas que tal angus-
da precisamente en la nada”.32 En cambio, el tia impone, la combate. De ahí el optimismo
surrealismo “no es obra de un capricho inte- de los surrealistas en la “metamorfosis huma-
lectual, sino de un conflicto trágico entre las na” como forma de superar la angustia.
condiciones del espíritu y las condiciones de
la vida. El surrealismo nació de una inmen- La angustia es origen y fin del surrealismo;
sa desesperanza ante la condición a que el origen por las razones ya expuestas, y fin para
hombre se ve sometido en la tierra y de una evitarla. Por eso se afirma que la angustia es
esperanza sin límites en la metamorfosis condición Sine Qua Non del ser humano; por
humana”.33 tanto, hombre es igual a angustia. Tómese en
cuenta que las ideologías, la alienación, las
Puede decirse que la condición a la que se ve luchas de clases, los conflictos políticos, las
sometido el hombre en la tierra es saber que dificultades del diario vivir, etc., crean angustia
su propia realidad se sostiene en la nada. De y a través de la socialización dichos factores
ahí su desesperanza, que es una forma de an- condicionan al hombre a vivir perpetuamen-
gustia. En psicoanálisis la angustia es síntoma te en la angustia; sobre todo en el caso en
de un conflicto intrapsíquico; en el existen- que, por su condición de clase y situación, el
cialismo es fruto de las infinitas posibilidades hombre tiene que responder a intereses aje-
que incumben a la existencia, lo cual implica nos, no a los propios. Se concluye entonces
un conflicto intrapsíquico. Por extensión, en que la angustia no sólo es inevitable, sino a
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veces deseable en términos creativos y artís- de la existencia humanas; por tanto, surrea-
ticos; esto así, pues una buena cuota de ins- lismo y existencialismo convergen en consi-
piración surge como mecanismo de defensa, derar la relación de la inspiración con el ser.
lo que incluye el surrealismo. De ahí que se afirme que la inspiración es el
estado indispensable que lleva al Ser. Pero,
como muestra Heidegger, sólo se accede al
ser a través de la palabra, lo que lleva a una
Convergencias en la poesía segunda convergencia entre surrealismo y
existencialismo: la importancia suprema de
La inspiración. Se ha visto que surrealismo y la palabra en la existencia misma.
existencialismo, en cuanto sistemas de pen-
samiento, tienen puntos en común. Ahora se
analizará la relación de ambos con la poesía
La existencia a través de la palabra.
y se usarán como base el libro de Heidegger,
Heidegger plantea: “El ser del hombre se fun-
Hoelderlin y la esencia de la poesía, y algunas
da en la palabra, mas la palabra viene al ser
consideraciones emitidas por los surrealistas.
como diálogo, y este su modo de venir al ser
Ante todo, se refiere brevemente el polémico no es uno de tantos; sólo en cuanto diálogo
tema de la inspiración. Hasta donde se sabe, la palabra es esencial al hombre”.36 Para Bre-
no hay una definición apropiada para la inspi- tón, en cambio, “las palabras... viven su vida
ración como tampoco la hay para la poesía o propia... son creadoras de energía y… en lo
el Ser, condiciones que no obstan el aborda- sucesivo pueden mandar al pensamiento”.37
je de esa problemática. El artista —y el poeta
en particular— crea su obra bajo la influencia Aunque dichos autores usan el término “pa-
de la inspiración. Según Schelling: “[…] es su- labra”, uno en singular y otro en plural, es evi-
gerida por el inconsciente y parece provenir dente que para ambos el concepto “palabra”
del exterior, de la naturaleza misma. El arte adquiere una importancia capital no sólo en
nace de la perfecta confluencia de espíritu y la poesía, sino en la existencia misma del
materia, consciente e inconsciente, mente y hombre. Por tanto, así como se plantea más
objeto”;34 mientras los surrealistas sostienen arriba que hombre es igual a angustia, para
que: “Para los poetas, la inspiración ya no es que la misma sea debe existir la palabra pues
una musa que baja del cielo y deposita un ésta es el vehículo a través del cual se ma-
beso sobre una mente febril: es la soberana nifiesta la angustia. Heidegger sostiene: “La
misteriosa que reina en las profundidades palabra es todo un acontecimiento histórico:
del ser”.35 el que dispone de la suprema posibilidad de
que el hombre sea”.38 Es decir, sin la pala-
Sin importar la idea que se tenga, es eviden- bra no hay nada que sea auténticamente
te que la inspiración surge del inconsciente, humano.
que a su vez es base y origen de la esencia y
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El autor surrealista Paul Nougé sostiene: “En La poesía, esencia de la existencia. Se ha


verdad, si las palabras se dejan manejar es dicho que la poesía es la más elevada de las
apoyándose en una prudencia infinita. Es pre- Bellas Artes, y este ensayo plantea que real-
ciso acogerlas, escucharlas antes de pedirles mente es la esencia de la existencia humana.
algún servicio. Las palabras son cosas vivas El poeta chileno Vicente Huidobro sostenía
estrechamente mezcladas a la vida humana. que la poesía es más relevante que la verdad,
Acaban vengándose si deliberadamente se pues la poesía es, mientras que la verdad
les quiere retener ciertas ‘propiedades’ en está siendo, lo que refleja el carácter eterno
detrimento de otras”.39 Al asumir una postu- de la poesía.
ra típicamente surrealista, Bretón indica que
“las palabras hacen el amor”,40 lo que lógica- Por otra parte Schelling, al hablar sobre la
mente refiere al papel activo que juegan en poesía y el arte en general, sostenía que:
la existencia humana. “Por su carácter global y totalizante el arte se
acerca más a la verdad que la filosofía mis-
Louis Aragón asumió una postura más radical ma. Mientras que en la filosofía el hombre al-
y realista al declarar: “No existe pensamien- canza la verdad mediante la razón, creando
to fuera de las palabras, todo el surrealismo
o gozando del arte se le acerca con todo su
apuntala esta proposición”.41 Por tanto la
ser, por eso el arte goza de validez universal,
poesía, como parte integral del pensamien-
de una capacidad de comunicación superior
to, adquiere una importancia capital para la
propia existencia humana. Sorprende que a cualquier otro instrumento intelectual”,43 lo
sea el surrealismo, no el existencialismo, que cual evidencia la superioridad de la poesía
hiciera tan acertada afirmación; y una vez más sobre toda actividad humana.
se manifiesta la relación entre surrealismo y
En ese sentido Heidegeger indica que: “Es
existencialismo, en este caso, en lo referente
a la palabra como elemento indispensable la poesía fundación del ser por la palabra de
para la propia existencia del hombre. nuestra boca”;44 y Benjamín Péret dice que:
“La poesía... es el verdadero aliento del hom-
No obstante, Heidegger decía que la palabra bre, la fuente de cualquier conocimiento y
“viene al ser como diálogo”, es decir, como este mismo conocimiento en su más inmacu-
elemento de comunicación tanto con los de- lado aspecto. En la poesía se condensa toda
más hombres como consigo mismo. Aquí en- la vida espiritual de la humanidad, desde
tra de lleno la poesía, la más alta expresión que ésta ha comenzado a tomar conciencia
de la palabra, por lo que “es preciso que ha- de su naturaleza”,45 con lo cual cobra senti-
yamos apresado esta esencia de la palabra do la sentencia de Jacques Barón: “Para los
para aprehender el campo de acción de la
surrealistas, es la existencia la que debe ser
poesía, y con ello a la poesía misma en su
poética”.46
verdad”,42 lo que lleva a la parte final de este
ensayo: la poesía como esencia de la existen- Eso lleva a una inevitable conclusión: tanto
cia humana. en el surrealismo como en el existencialismo,
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la poesía es indispensable para la existencia Es inevitable que todo autor —y por extensión
misma del hombre pues no sólo juega el pa- todo acto intelectual, individual o colectivo—
pel de pura inspiración, sino que, según Baron, reciba la influencia de autores anteriores, sea
“debe llevar a alguna parte”. Y dónde sino a o no consciente de ella. Todo escritor siem-
la propia libertad, como expresó Benjamín pre tendrá la influencia de alguien, lo que se
Péret: “De todo poema auténtico se escapa puede llamar esencia de la literatura como
un soplo de libertad completa y activa, incluso entienden los autores existencialistas antes
si esa libertad no es evocada bajo su aspecto citados y que el presente ensayo asume. Sin
político y social y, de ese modo, contribuye a embargo, hay un aspecto importante en esa
la liberación efectiva del hombre”.47 Por tanto, esencia, que es propiamente la esencia de
la poesía no es sólo la más alta expresión del las cosas independientemente de la reali-
pensamiento humano, esencia de la existen- dad. Con genio típicamente surrealista Louis
cia misma, sino su instrumento más elevado Aragón indica: “La esencia de las cosas no
de liberación. está de ningún modo ligada a su realidad.
Además de lo real existen otras referencias
Al referirse a la influencia de los grandes escri- que el espíritu puede coger y que también
tores mundiales, el dominicano César Zapata son principales como el azar, la ilusión, lo fan-
declaró: “Hay autores cuya importancia es tástico, el sueño. Esas diversas especies es-
tan grande que su influencia está en el aire”, tán reunidas y conciliadas en un género: la
lo que plantea que toda actividad humana y surrealidad”.49 Lo que plantea conclusiones
todo autor tienen consciente, o inconscien- derivadas de los puntos en común entre su-
temente, la influencia de múltiples autores rrealismo y existencialismo.
anteriores.

En su controvertida teoría del Inconsciente


Colectivo, el psicoanalista suizo Carl Jung La esencia surreal. El surrealismo se basa
plantea: “Los individuos son el producto de en el inconsciente individual freudiano, pero
también puede ser influido por el inconscien-
dos fuerzas: las historias particulares y las ex-
te colectivo de Jung. Es posible, entonces,
periencias compartidas en común con toda
extender dichas influencias al existencialismo
la raza humana durante toda su existencia
y, por tanto, prácticamente a toda actividad
(inconsciente colectivo) […] Cada quien he-
humana. Eso introduce el concepto de esen-
reda el mismo inconsciente colectivo; esa
cia surreal, que se define como la posibilidad
reserva contiene ideas que, a menudo, se
de relacionar realidades distantes entre sí,
encuentran en forma de imágenes o arqueti- mediante métodos surrealistas.
pos (como el de la madre, el héroe, el anciano
sabio y el niño). Esos arquetipos dominan la Para eso se recuerda la acepción de esencia,
personalidad al influir sobre las expectativas y como la conciben los existencialistas, y que se
la conducta”.48 entiende mejor con el poema de Bretón, “La
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unión libre”: “Mi mujer con cabellos de fuego se unen ambos para seguir el razonamiento
de leña”. Ni la realidad mujer ni la realidad de las dos ideas anteriores, se habla del ser
fuego de leña existían juntas; sin embargo, surreal que debe entenderse como la po-
gracias a su genio poético, y fiel el método sibilidad del artista en tanto ente creador y
surrealista de relacionar realidades distantes consciente de sí, para crear una obra descu-
entre sí, Bretón creó una nueva realidad, si bien briendo la esencia surreal de la misma.
abstracta, formal. Se plantea como esencia
surreal la que tiene todo lo que es y todo lo A la luz de esos nuevos conceptos, obsérve-
que existe, y que es pasible de ser creada por se que la creación artística pasaría a ser un
el surrealismo. Naturalmente, de aplicar tal descubrimiento perpetuo porque al crear sus
razonamiento a otras actividades humanas, metáforas el artista, en este caso el poeta, des-
científicas, artísticas o de cualquier otro tipo, cubriría en cada obra su ser surreal, con lo que
se hablaría de infinitas combinaciones de cada poema y toda creación artística tendrían
esencias. la doble condición de creación-descubrimien-
to ya que, a través de la esencia, existencia y
ser surreales, todo acto de creación implica
La existencia surreal. Se llama así a la descubrir esencias nuevas. Adquiere así ple-
obra artística o de cualquier otro tipo, que no sentido la frase de Huidobro: “El poeta es
se creó siguiendo el método surrealista; en un pequeño dios”; y se agrega: la misión del
el ejemplo anterior, la existencia surreal es poeta, en tanto pequeño dios, es crear-descu-
el poema creado por Bretón. La existencia brir el ser surreal de su obra.
surreal implica que el autor tenga conciencia
plena de lo que hace, aunque dicho término
sólo se refiere a la obra en sí. Por tanto, la El existente surreal. Es el artista que, ha-
existencia surreal sólo es posible si el autor ciendo uso plenamente consciente de los
la crea deliberadamente. Ahora bien, dicho tres conceptos anteriores, crea-descubre
término se puede aplicar a casi cualquier su obra. Entonces, el existente surreal sería
actividad humana, sólo se da a conocer su el estado ideal de todo poeta y, por exten-
realidad formal, abstracta; igual que el de sión, de todo autor. El existente surreal es el
esencia surreal, ser surreal y existente surreal. “pequeño dios” que accede a un nuevo tipo
de conocimiento y a una nueva realidad: la
surrealidad existencial que nace, como su
El ser surreal. Si se asume el concepto de nombre lo indica, de la unión fecunda de su-
ser —en el sentido de Dasein antes mencio- rrealismo y existencialismo para dar paso a
nado— se toma el concepto surreal como lo un nuevo tipo de arte: el surrealismo existencial.
entienden los surrealistas —es decir, como la
unión del sueño y la realidad para acceder
a una realidad superior, una surrealidad— y
32 | Estudios Generales

Notas 22. Ángel Pariente, op. cit., pág. 201.

1. Paul Foulquié. El existencialismo, Ed. Oikos- 23. Ángel Pariente, op. cit., pág. 203.
Taus, S. A., Barcelona, 1973, pág. 172. 24. Ángel Pariente, op. cit., pág. 347.
2. Guillaume Apollinaire, (tomado del 25. Atlas Universal de Filosofía, op. cit., pág. 939.
Diccionario Suprema Literatura Parnaso, 26. Paul Foulquié, op. cit., pág. 85.
Tomo 2, 1972, pág. 47.
27. Paul Foulquié, op. cit., pág. 86.
3. Mariano Lebrón Saviñón, Cultura y Patología,
28. Paul Foulquié, op. cit., pág. 86.
Colección del Banco Central de la República
Dominicana, Departamento Cultural, año 29. Jean Schuster, citado por Ángel Pariente, op.
cit., pág. 137-138.
2000, pág. 35.
4. André Bretón. Primer Manifiesto del 30. Ángel Pariente, op. cit., pág. 38.
Surrealismo, ed. Labor, Barcelona, 1985, pág. 31. André Bretón, citado por Ángel Pariente, op.
44. cit., pág. 138.
5. Mariano Lebrón Saviñón, op. cit. pág. 35. 32. Paul Foulquié, op. cit., pág. 91.
6. André Bretón, op. cit., pág. 11. 33. Jacques Barón, op. cit., pág. 548.
7. Paul Foulquié, op. cit., pág. 8. 34. Enciclopedia Oxford de Filosofía, op. cit., pág.
8. Paul Foulquié, op. cit., pág. 60. 903.
9. Denis Huisman, El Existencialismo, Acento 35. Jacques Barón, op. cit., pág. 550.
Editorial, Colección de monografías Flash, 36. Martin Heigegger, Hoelderlin y la esencia de
Madrid, 1997, pág. 7. la poesía, Universidad de Los Andes, Facultad
10. Paul Foulquié, op. cit., pág. 81-82. de Humanidades y Educación, Escuela de
11. Denis Huisman, op. cit., pág. 53. Letras, Mérida, Venezuela, 1968, pág. 24.
12. Denis Huisman, op. cit., pág. 53. 37. Jacques Barón, op. cit., pág. 552.
13. Denis Huisman, op. cit., pág. 53. 38. Martin Heidegger, op. cit., pág. 24.
14. Paul Foulquié, op. cit., pág. 84. 39. Ángel Pariente, op. cit., pág. 249.
15. Paul Foulquié, op. cit., pág. 83. 40. Ángel Pariente, op. cit., pág. 249.
16. Paul Foulquié, op. cit., pág. 83.
41. Ángel Pariente, op. cit., pág. 257.
17. Enciclopedia Oxford de Filosofía, Ted
42. Martin Heidegger, op. cit., pág. 24.
Honderich (editor), editorial Tecnos, (Grupo
Anaya, S.A.), octubre 2001, pág. 60. 43. Enciclopedia Oxford de Filosofía, pág. 903.
18. Atlas Universal de Filosofía, ed. Océano, 44. Martin Heidegger, op. cit., pág.
Barcelona, España, 2004, pág. 939. 45. Ángel Pariente, op. cit., pág. 346.
19. Paul Foulquié, op. cit., pág. 91. 46. Jacques Barón, op. cit., pág. 550.
20. Jacques Barón, “Dadá y el Surrealismo”. 47. Ángel Pariente, op. cit., pág. 279.
(Tomado de la Enciclopedia de Literatura, ed. 48. Linda Davidoff, Introducción a la Psicología,
Mensajero, Bilbao, 1976, pág. 548. tercera edición, ed. McGraw-Hill, octubre de
21. Ángel Pariente, Diccionario Temático del 2000, pág. 519.
Surrealismo, Alianza Editorial S.A., Madrid, 49. Ángel Pariente, op. cit., pág. 346.
1996, pág. 201-202.

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