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ARTESANÍAS DE ZARAGOZA

PESTE NEGRA
Se conoce como “peste negra” o “muerte negra” a la peste bubónica, una enfermedad que se propagó,
provocando grandes epidemias entre la población de Europa, parte de Asia y el norte de África especialmente
durante los siglos XIV, XV y XVI, aunque hubo brotes importantes incluso hasta el siglo XVIII.
Entre 1348 y 1720 se produjeron alrededor de diez brotes pandémicos que causaron la muerte de unos 25
millones de personas. Durante el mayor, entre 1348 y 1350, murió entre un cuarto y un tercio de la población
europea.
La mortalidad más elevada se producía en las ciudades debido al hacinamiento. Las personas más ricas, en
general huían hacia sus casas de campo al aparecer los primeros casos pero eso no evitó que en las
epidemias más severas, el contagio alcanzara incluso a reyes y nobles. El Decamerón, el conjunto de relatos
del escritor italiano Giovanni Boccaccio que fundó la novela europea, narra historias en torno a un grupo de
jóvenes reunidos en una casa de campo para evitar la epidemia desatada en Florencia en 1347.
Aunque en la actualidad se controla con antibióticos, aún no se ha erradicado y periódicamente surgen brotes
en distintos lugares del mundo.
Características de la peste negra
Entre las características de la peste negra se pueden destacar las siguientes:
En general, la peste ingresaba en Europa desde Asia a través de los puertos de comercio más activos, como
los de Venecia y Génova.
Se la llamó peste negra por el aspecto de las ampollas o bubones hemorrágicos que producía en la piel. En
algunos casos, además, la peste provocaba septicemia, que ennegrecía los miembros de los infectados.
Aunque se sabía que las invasiones de ratas propagaban la peste, no se conocía el origen de la enfermedad,
a la que se consideraba un castigo divino por los pecados de las personas.
Las únicas medicaciones que se prescribían eran la triaca y la tierra sellada, antiguas preparaciones que se
realizaban con distintas sustancias y en la mayor parte de los casos era ineficiente para curar la enfermedad.
Otros tratamientos consistían en punzar los ganglios inflamados o quemarlos con varillas incandescentes.
Los médicos usaban máscaras con forma de pico que se impregnaban con perfumes para protegerse del
contagio.
En muchos lugares, se expulsaba de las poblaciones a los enfermos y se prohibía la entrada de personas
sospechadas de estar contagiadas.

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