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texto:

HEBREOS 5:8

Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;
Titulo: Claves para entrar en la puerta de la obediencia a Dios..
Introducción:

¿Por qué crees en Dios? La mayoría de las personas se confunden con esta
pregunta. Siempre tienen dos puntos de vista completamente diferentes acerca del
Dios práctico y del Dios que está en el cielo, lo que demuestra que creen en Dios, no
con el fin de obedecerlo, sino para recibir ciertos beneficios o para escapar del
sufrimiento que trae el desastre, solo entonces son algo obedientes.

Su obediencia es condicional, es por el bien de sus propias perspectivas personales


y se les impone. Así que, ¿por qué crees en Dios? Si solo es por el bien de tus
perspectivas y de tu destino, entonces sería mejor que no creyeras en absoluto. Una
creencia como esta es autoengaño, consuelo y admiración hacia uno mismo. Si tu fe
no se construye sobre el fundamento de la obediencia a Dios, entonces al final serás
castigado por oponerte a Él. Todos los que no buscan la obediencia a Dios en su fe
están en contra de Él. Dios pide que las personas busquen la verdad, que tengan
sed de las palabras de Dios, coman y beban de Sus palabras y que las pongan en
práctica para que puedan lograr la obediencia a Dios. Si estas son tus verdaderas
intenciones, entonces con toda seguridad Dios te elevará y con toda seguridad te
dará la gracia. Esto es indudable y no se puede cambiar. Si tu intención no es
obedecer a Dios, y si tienes otras metas, entonces todo lo que digas y hagas, tus
oraciones ante Dios e incluso cada una de tus acciones, estará en contra de Él.
Puedes ser de voz suave y de trato afable, cada una de tus acciones y expresiones
pueden parecer apropiadas, y puedes parecer alguien que obedece, pero cuando se
trata de tus intenciones y tus puntos de vista acerca de la fe en Dios, todo lo que
haces está en contra de Él, todo lo que haces es malvado. Las personas que parecen
tan obedientes como corderos, pero cuyo corazón alberga malas intenciones, son
lobos con piel de cordero. Ofenden directamente a Dios y Dios no perdonará a ni
una sola de ellas. El Espíritu Santo revelará a todas y cada una de ellas y le
mostrará a todo el mundo que todos los que son hipócritas serán, con certeza,
detestados y rechazados por el Espíritu Santo. No te preocupes: Dios se encargará y
dispondrá de cada una de ellas, una por una.
Titulo del mensaje
claves para entrar a la puerta de la obediencia

La obediencia a Dios es el mandato más importante en la vida del creyente. La


obediencia no sucede de manera espontánea, se aprende y ejerce mediante
nuestras actitudes y acciones. En Hebreos 5.8 se nos recuerda que incluso Jesús
“por lo que padeció aprendió la obediencia”, lo cual no significa que aprendió como
consecuencia de haber sido desobediente. Lo que la Biblia nos dice es que en
todo momento el Señor hizo la voluntad de su Padre celestial, y pagó el precio de
ser obediente al ir a la cruz (Jn 6.38).
¿Que es la Obediencia?
El término obediencia (con origen en el latín oboedientĭa), está relacionado con el
acto de obedecer, es decir, de respetar, acatar y cumplir la voluntad de la
autoridad o de quien manda.

¿Que es la obediencia a Dios?

La obediencia consiste en hacer lo que Dios diga, cuando, como y con quien Él
diga. No hay espacio para la pasividad en lo relacionado a la obediencia a nuestro
Padre celestial. Este nivel de compromiso requiere una decisión activa.La
obediencia a Dios es una actitud que tenemos que aprender a aceptar. No es una
cualidad que adquirimos de manera automática cuando nos convertimos en
creyentes. En cuanto a ¿cómo obedecer a Dios? el Señor Jesús nos proporcionó
un ejemplo perfecto de sumisión al Padre.

La obediencia parcial es el peor enemigo de la obediencia


Si el Señor nos da instrucciones es porque espera que hagamos lo que nos
ha encomendado. Sin embargo, algunos creyentes solo le obedecen cuando
les parece conveniente. Es bueno ir al templo, orar y leer la Biblia, pero si
participamos del pecado, solo le obedecemos parcialmente. Otro Ejemplo el
señor demanda dar el diezmo, y soló damos el 5% , sabiendo que es el 10%
eso es obediencia parcial..
Primer escenario que Dios usó para enseñar la obediencia.
El huerto del Edén fue el primer escenario que Dios usó para enseñar obediencia.
La importancia de hacer lo que Dios nos pide se aprecia en la historia de Adán y
Eva. Dios no les habló sobre fe y humildad, sino sobre obediencia. Les dio
permiso para comer de toda fruta de los árboles del huerto, con excepción de una
de ellas. Fue al desobedecer que el pecado y sus consecuencias entraron a este
mundo.

Todo ser humano ha fallado ante esta misma prueba, pues nuestra naturaleza nos
impulsa a hacer lo que es de nuestro agrado. El Señor nos ha dado muchas
bendiciones, pero cada vez que nos pide que nos despojemos de aquello que no
le gusta, tratamos de encontrar excusas para no hacerlo. Hay ocasiones en que
hasta las usamos para justificar nuestras rebeliones.

Llegamos a creer que nuestras necesidades, circunstancias y sufrimientos son


razones legítimas para desobedecer al Señor. No nos damos cuenta que nuestro
Padre celestial hace uso de todo lo que viene a nuestra vida, para así cumplir sus
planes en nosotros. En ningún momento nos prometió que nos daría una vida fácil,
libre de dolor y sufrimiento. Pero sí nos asegura que bendice a todos los que le
obedecen.
Jesucristo es  modelo de la obediencia a Dios
Jesucristo es nuestro modelo de obediencia. Esto fue algo que Cristo mencionó al
hablar con la mujer samaritana, en especial cuando le dijo:

“Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Jn
4.34).

Es decir, que afirma que el obedecer a su Padre celestial era lo que traía
satisfacción a su vida. No buscaba la aprobación de las multitudes que venían a
escucharle, sino que su alma se sentía satisfecha al complacer al Padre celestial.

Es al obedecer a Dios que sentimos más gozo, pero en ocasiones creemos que es
mejor hacer lo que es de nuestro agrado. Puede que, como consecuencia de
nuestra obediencia, seamos malinterpretados, perdamos nuestro empleo o
seamos rechazados. Sin embargo, si le obedecemos, disfrutaremos de sus
bendiciones y sentiremos la satisfacción de poder hacer la voluntad de Dios.

OBEDIENCIA MAYOR QUE LA VIDA


Para Jesús, la obediencia a Su Padre fue más importante que Su propia vida humana.
3 Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se
conviertan en pan. 4 Pero Él respondiendo, dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
— Mateo 4:3-4 (LBLA)
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Después de ayunar por cuarenta días y cuarenta noches, el diablo se le acercó a Jesús para
tentarlo. El diablo tentó a Jesús diciendo: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se
conviertan en pan”. Pero Jesús dice: “Está escrito: ‘No solo de pan vivirá el hombre, sino
de toda palabra que sale de la boca de Dios’”. 
 
Ahora, aquí hay una pregunta que vale la pena reflexionar. ¿Por qué convertir las piedras en
pan fue una tentación? Más específicamente, ¿por qué Jesús se negó a Sí mismo la comida
que necesitaba tan desesperadamente? ¿Qué tenía de malo que Jesús satisficiera su
necesidad de hambre?

Muriendo para obedecer


Es posible que Dios le haya ordenado a Jesús que no comiera nada hasta que venciera al
satanás, o que no usara Sus poderes y privilegios divinos para ayudarse a Sí mismo.
Independientemente de cuál haya sido la razón, el hecho más importante para destacar es
que Jesús consideró la “palabra que sale de la boca de Dios” como más importante, más
preciosa y más crucial que Su supervivencia y Sus necesidades más fundamentales. En
otras palabras, para Jesús, la obediencia a Su Padre fue más importante que Su propia vida
humana.
 
Este pensamiento exacto se muestra justo antes cuando Jesús fue separado de Sus
discípulos para ser crucificado. Cuando Pedro sacó una espada para proteger a Jesús en el
Monte Getsemaní, Jesús le ordenó que la guardara y le dijo en Mateo 26:53-54: “¿O
piensas que no puedo rogar a mi Padre, y Él pondría a mi disposición ahora mismo más de
doce legiones de ángeles? Pero, ¿cómo se cumplirían entonces las Escrituras que dicen que
así debe suceder?”. Para permanecer obediente a la Palabra de Dios, Jesús fue a Su muerte
en la cruz.

¿Como entrar en la Obediencia a Dios?


No llegamos a este mundo sabiendo cómo obedecer a Dios. Somos los padres los
que debemos invertir tiempo para enseñarle a nuestros hijos a seguir las
instrucciones del Señor. Te daré: 8 claves para entrar en la puerta de la
obediencia a Dios..
8 claves para entrar en la puerta de la obediencia a Dios..
1.Decidir confiar en Él.
“Pero yo he puesto toda mi confianza en el Señor; yo confío en que Dios me salvará de
cualquier peligro, y estoy seguro que siempre escucha mis ruegos” (Miqueas 7:7 NBV)

Pero yo miraré al SEÑOR; esperaré en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me
escuchará!

No podremos obedecer al Señor si no confiamos en Él. Cada vez que nos


sentimos tentados a desobedecerle en algún aspecto es debido a que no
confiamos en sus promesas. Es por eso que debemos confiar de todo corazón en
que Dios es quien dice ser, y en que hará todo lo que nos ha prometido.

A ti oh Dios elevaree mi almaa , a ti oh Dios eleevare mi alma

Oh Dios mio en ti confio, tengo gozo y solaz y a pesar del enemigo tengo paz

1 juan 5:14 y esta es la confianza que tenemos en él , que si pedimos alguna cosa
conforme a su voluntad, el nos oye

2.Estar dispuestos a esperar en Dios en oración.


Lo primero que debemos hacer para asegurarnos de que andamos en la voluntad
de Dios es pedirle que nos muestre lo que desea hacer en nuestra vida. Debemos
dedicar tiempo a meditar en las Sagradas Escrituras y buscar pasajes que nos
muestren su voluntad y dirección.
Luego debemos esperar por sus instrucciones, de acuerdo a su tiempo. Y aunque
hay ocasiones en las que no comprenderemos lo que el Señor haga, el saber que
conoce cada aspecto de nuestra vida nos dará confianza.

1 juan 5:15
15-y si sabemos que el nos oye en cualquiera cosa que pidamos sabemos que
tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

3.Meditar en su Palabra cada día.


No podremos vivir en obediencia si mantenemos nuestra Biblia cerrada, pues es
por medio de ella que Dios nos guía. Es en las páginas de la Palabra de Dios que
encontraremos la respuesta para cada situación que enfrentemos.

Cuando Josué necesitó dirección, el Señor le dijo: “Nunca se apartará de tu boca


este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él” (Jos 1.8). Hoy
contamos con la revelación escrita de Dios, y el Señor promete bendecir a los que
la obedezcan.

4.Estar dispuestos a caminar aunque la senda no sea clara.


Si nos negamos a seguir adelante, porque deseamos esperar a saber lo que nos
espera, nos perderemos muchas de las bendiciones que Dios nos tiene
preparadas. No podemos ver con anticipación lo que el Señor hará, pero nuestra
responsabilidad es obedecerle con la seguridad de que nuestro futuro está en sus
manos. Fue por fe que Abraham obedeció al llamado que Dios le hizo, aunque no
sabía hacia dónde le llevaba (He 11.8). Y es de esa manera que debemos andar
con el Señor. No nos mostrará todo el camino, pues con cada paso que damos
fortalece nuestra fe.

Cuando Noé hizo lo que Dios le ordenó no conocía Sus intenciones. No sabía lo que
Él quería llevar a cabo. Dios sólo le había dado un mandato y le había ordenado
hacer algo, y sin mucha explicación, Noé siguió adelante y lo hizo. No intentó
descifrar secretamente los propósitos de Dios ni se resistió a Él, ni mostró falta de
sinceridad. Sólo fue y actuó en consecuencia, con un corazón puro y simple. Hizo
todo lo que Dios le hizo hacer; obedecerle y escuchar Su palabra sostuvieron su fe
en lo que hacía. Así fue como lidió de forma directa y simple con lo que Dios le
encargó. Su esencia, la esencia de sus acciones, fue la obediencia, no cuestionar, no
resistirse y, además, no pensar en sus propios intereses personales ni en sus
ganancias y pérdidas. Además, cuando Dios dijo que destruiría el mundo con un
diluvio, Noé no preguntó cuándo lo haría ni qué sería de las cosas, y desde luego no
le preguntó a Dios cómo iba a destruir el mundo. Simplemente hizo lo que Dios
ordenó. Como fuera que Dios quisiera hacerlo y por el medio que deseara, él siguió
al pie de la letra lo que Dios le pidió y además, de inmediato emprendió acción.
Actuó de acuerdo con las instrucciones de Dios con la actitud de querer satisfacer a
Dios. ¿Lo hacía para ayudarse a sí mismo a evitar el desastre? No. ¿Le preguntó a
Dios cuánto faltaba para que el mundo fuese destruido? No. ¿Le preguntó a Dios o
acaso sabía cuánto tardaría en construir el arca? Tampoco lo sabía. Simplemente
obedeció, escuchó, y actuó en consecuencia.
5.Estar dispuestos a experimentar conflicto.
Todos los que obedecen a Dios enfrentarán conflictos. Sentiremos discordia en
nuestro interior cada vez que el Señor nos llame a hacer algo que no parece
razonable desde nuestro punto de vista. Y también sabemos que la obediencia
puede traer como resultado que otros se alejen de nosotros, pues no comprenden
o no están de acuerdo con lo que el Señor nos ha dicho.

6.Dejar las consecuencias en las manos de Dios.


Puede que sintamos dudas una vez que el Señor nos desafíe a obedecerle. Pero
debemos recordar que nuestro Dios tiene el poder para ayudarnos ante cualquier
situación que enfrentemos. Lo único que pide de nosotros es que le obedezcamos
y observemos la manera en que su voluntad actúa en nuestra vida.

7.Aceptar la disciplina divina en respuesta a nuestra desobediencia.


Dios disciplina a cada uno de sus hijos. La pregunta que debemos hacernos es:
¿cómo reaccionaremos ante su disciplina? Si le culpamos y nos resistimos a su
disciplina, demostramos que no hemos aprendido a ser obedientes.

Pero si tenemos un espíritu humilde y obediente, reconoceremos que la disciplina


de Dios es una muestra de amor y responderemos con gratitud.
 8.La obediencia a Dios trae Bendición

El comportamiento sin una actitud de obediencia a Dios  no tiene sentido; la


obediencia interna es mucho mejor que un acto externo de adoración (1 S. 15:22).
22 
Entonces Samuel preguntó:

—¿Se complace tanto el SEÑOR en los holocaustos y en los sacrificios como en que
la palabra del SEÑOR sea obedecida? Ciertamente el obedecer es mejor que los
sacrificios, y el prestar atención es mejor que el sebo de los carneros.

Además, la obediencia a Dios nos lleva a las otras actitudes espirituales correctas.
Hay otras razones importantes por las que debemos vivir en obediencia: Para
glorificar a Dios, para recibir bendiciones, para dar testimonio a los incrédulos y
ser un ejemplo para otros cristianos.

El ser obedientes también nos permite ser llenos con el Espíritu Santo. Cuando
estamos llenos del Espíritu, estamos en condiciones de poder alcanzar a los no
creyentes y ser un ejemplo para los que observan como vivimos.

Jesús dice en Lucas 6:46, “¿Por qué llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo
digo”. Si Jesús es el Señor de su vida, debiera hacer lo que le pide que haga.
Mateo 7:13-14 nos dice que el camino que lleva a la salvación es angosto. Lo es
porque está limitado por la voluntad de Dios, la ley y la Palabra. Tenemos que
afirmar a Cristo como Señor (Ro. 10:9-10) y someternos a su señorío. Eso
significa vivir una vida de obediencia.
Importancia de la obediencia a Dios
Dios nos ha llamado a ser obedientes a su Palabra. Podemos saber qué piensa
acerca de las cosas porque Él nos lo dice en su Palabra. La meta del ministerio
debería ser el formar un pueblo obediente. Esa ha sido siempre la intención de
Dios tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.

Es triste que cuando algunas personas se ven confrontadas con la verdad divina
que los convence de algo que no es correcto en sus vidas, ellos siguen en su
camino de desobediencia. Por ejemplo, supongamos que escucha un sermón
acerca del perdón y hay alguien que usted conoce que necesita su perdón.

Pero usted procura borrar ese mensaje de su mente y continuar con su actitud de
amargura y de negarse a perdonar. Eso es desobediencia. Es todo lo contrario a
lo que Dios quiere conseguir en su vida.

Alguien dirá: “Yo voy al templo. ¿No es eso suficiente? Primera Samuel 15:22
dice: “Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios”. El ritual nunca puede
reemplazar a la obediencia. En 1 Pedro 1 el apóstol dice:”Ceñid los lomos de
vuestro entendimiento” (v.13).

En otras palabras, estén seguros de que sus prioridades están en buen orden.
“Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando
en vuestra ignorancia” (v. 14). No vivan en la manera que vivían antes de ser
cristianos. Tienen que ser hijos obedientes.

Jesús dijo: “Antes bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios, y la guardan”
(Lc. 11:28). Pablo, al elogiar a los cristianos de Roma, dice: “Porque vuestra
obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros” (Ro.
16:19). El corazón de un pastor se alegra cuando es manifiesta la obediencia de
los creyentes. Debemos comprometernos a obedecer la Palabra de Dios. Si el
Espíritu le enseña a usted una verdad, aplíquela. Cuando se sienta tocado en su
consciencia por la verdad, no diga: “Cuánto me hubiera gustado que tal persona
hubiera escuchado este sermón”.

Aplique el mensaje a su propia vida. Cuando usted obedece a Cristo, crece en


madurez espiritual y se hace más útil en las manos de Dios.

En su creencia en Dios, Pedro buscó satisfacerle en todas las cosas y obedecer todo
lo que viniera de Él. Sin la más mínima queja, fue capaz de aceptar el castigo y el
juicio, así como el refinamiento, la tribulación y la necesidad en su vida, nada de lo
cual pudo alterar su amor a Dios. ¿No era este el máximo amor a Dios? ¿No era
esto el cumplimiento del deber de una criatura de Dios? Ya sea en el castigo, el
juicio o la tribulación, siempre eres capaz de lograr la obediencia hasta la muerte y
esto es lo que debe conseguir una criatura de Dios; esta es la pureza del amor a
Dios. Si el hombre puede conseguir tanto, es una criatura calificada de Dios y no
hay nada que satisfaga más el deseo del Creador. Imagina que eres capaz de obrar
para Dios, pero no lo obedeces y eres incapaz de amarlo verdaderamente. De esta
forma, no solo no habrás cumplido el deber de una criatura de Dios, sino que Él
también te condenará, porque eres alguien que no posee la verdad, incapaz de
obedecerlo y desobediente a Dios. Solo te preocupas de obrar para Dios y no de
poner en práctica la verdad ni de conocerte a ti mismo. No entiendes ni conoces al
Creador y no lo obedeces ni lo amas. Eres una persona que es desobediente a Dios
de manera innata, y el Creador no ama a tales personas.

¿Cómo estamos obedeciendo?


¿Es la Palabra de Dios más preciosa, más crucial y más fundamental que tus deseos, metas,
comida, aun tu aliento?
¿Estás luchando por obedecer la Palabra de Dios como si fuera más importante que tu
propia vida? Pídele al Salvador que te ayude a ver la belleza de la Palabra de Dios, para
que, con la ayuda del Espíritu Santo, puedas considerarla y obedecerla como lo hizo Jesús
en Su camino hacia la cruz.

Romanos 8:35-39
Reina-Valera 1960

35 
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución,
o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito:

Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;


Somos contados como ovejas de matadero.

37 
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que
nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo
profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es
en Cristo Jesús Señor nuestro.

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