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Para poder llegar al conocimiento íntimo de Jesucristo, que es el fundamento donde se apoyan su
amor y su imitación, San Ignacio, según la enérgica expresión de San Pablo , no divide a Jesucristo,
antes presenta su persona toda entera; es decir, su ser divino y su ser humano, su interior y su
exterior, sus pensamientos, su doctrina, sus ideales, sus hechos y sacrificios. Siguiendo por ese
camino, lo mira y lo remira, escucha todas sus palabras y cada una en particular, examina todas
sus obras, estudia lo que padece, o lo que quiere padecer [195] y penetra lo más íntimo de su
alma y de su divinidad, saboreando su infinita dulzura [124]. Éste y no otro es el sentido de
aquella petición repetida invariablemente al principio de todas las contemplaciones:
«Conocimiento interno del Señor; que por mí se ha hecho hombre, para que más le ame y le siga»
[104]. San Ignacio quiere que el ejercitante que contempla, aprenda este sistema de unidad y
totalidad a la vez, ya en los principios, y mientras va meditando cada uno de los pasos en
particular. Éste es sentido del tercer punto de la contemplación del nacimiento: «Mirar y
considerar lo que hacen, así como es el caminar y trabajar, para que el Señor sea nacido en suma
pobreza, y a cabo de tantos trabajos, de hambre, de sed, de calor, y de frío, de injurias y afrentas,
para morir en cruz; y todo esto por mí» [116].
La extraordinaria sobriedad que se advierte en las meditaciones de la vida de Jesucristo, tanto en
los pormenores como en las consideraciones, parece obedecer al ansia de contemplar sólo a
Jesucristo, y es como el resultado del encanto o embeleso producido en el alma por su vida y su
persona.
Del Comentario a los Ejercicios Espirituales del Padre Casanovas
Animo a todos los hombres a no olvidar estos pocos consejos. Si, estando tú presente, alguien
emplea un lenguaje inapropiado y pecaminoso, salte de ese ambiente siempre que puedas. Si las
circunstancias te obligan a quedarte, al menos baja los ojos y guarda silencio, o intenta dirigir la
conversación hacia otro tema. Así tu silencio se convertirá en una protesta contra las
conversaciones nauseabundas. Cuando te veas obligado a hablar, mide bien lo que tienes
intención de decir: «Haz para tus palabras un peso y una balanza», afirma el libro del Eclesiástico
(28, 25).
San Francisco de Sales utiliza esta imagen: «Para evitar faltar al hablar, debemos tener los labios
abrochados, de modo que podamos pensar lo que vamos a decir cuando nos los desabrochemos».
Del libro: "LA FUERZA DEL SILENCIO", del cardenal Robert Sarah,
Sobre los sufrimientos de Jesús en el Huerto de los Olivos: Ocupando un lugar preminente en esas
dolorosas prefiguraciones que se mostraban ante el alma de Jesús, vi a Satanás, que le arrebataba
con violencia a toda multitud de hombres redimidos con su Sangre y santificados por la unción de
su Sacramento. El Salvador vio, con amargo dolor, toda la ingratitud, toda la corrupción de los
cristianos de todos los tiempos. Y durante estas visiones, el tentador no cesaba de repetirle
«¿Estás decidido a sufrir por estos ingratos?» mientras las imágenes se sucedían a una velocidad
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tan vertiginosa que una angustia indecible oprimía su alma. Jesús, el Primogénito de Dios, el Hijo
del Hombre, se debatía y suplicaba, caía de rodillas, abrumado, y su voluntad humana libraba un
combate tan terrible contra su repugnancia a sufrir de un modo tal por una raza tan ingrata, que
un sudor de sangre empezó a caer de su cuerpo a grandes gotas sobre el suelo. En medio de su
amarga agonía miraba alrededor en busca de ayuda, y parecía tomar el cielo, la tierra y las
estrellas del firmamento como testigos de sus padecimientos. Jesús, en su angustia, levantó su
voz y gritó de dolor. Los tres apóstoles lo oyeron, se despertaron, y quisieron ir con Él. Pero Pedro
detuvo a Juan y Santiago diciéndoles: «Quedaos aquí, yo voy con Él.» Lo vi correr y entrar en la
gruta exclamando: «Maestro, ¿qué tienes», pero, a la vista de Jesús aterrorizado y bañado en su
propia sangre, caído bajo el peso de una mortal angustia, se quedó paralizado, presa del horror.
Jesús no le respondió e hizo caso omiso de él. Pedro se reunió con los otros y les dijo que el Señor
no le había respondido, y que no hacía más que gemir y suspirar. Su tristeza aumentó,
cubriéronse la cabeza y llorando, oraron. Yo volví junto a mi Esposo Celestial en su dolorosa
agonía. Las imágenes de la futura ingratitud de los hombres, cuya deuda ante la Justicia Divina
tomaba sobre sí, eran cada vez más vividas y terribles. Muchas veces le oí gritar: «Padre mío,
¿tengo que sufrir por esta raza tan ingrata? ¡Oh, Padre mío, si este cáliz no puede alejarse de mí,
¡hágase vuestra voluntad y no la mía!» En medio de estas apariciones, yo veía a Satanás moverse
y adoptar varias formas a cual más horrible, que a su vez representaban diversas clases de
pecados. A veces aparecía bajo el aspecto de una gigantesca figura negra, otras era un tigre, un
zorro, un lobo, un dragón o una serpiente. Éstas y muchas otras figuras diabólicas empujaban,
arrastraban ante los ojos de Jesús a toda esa multitud de hombres por cuya redención Él iba a
emprender el doloroso camino de la cruz. En un momento dado, me pareció ver una serpiente
que, en efecto, pronto apareció con una corona en la cabeza. El odioso reptil era gigantesco y
conducía las innumerables legiones de los enemigos de Jesús de cada época y nación. Armados
con todo tipo de destructivas armas, lo llenaban de improperios y maldiciones, le herían, le
pegaban; atacaban al Salvador cada vez con renovada rabia. Entonces supe que estos enemigos
del Señor eran los que insultaban y ultrajaban a Jesús realmente presente en el Santísimo
Sacramento. Reconocí entre ellos todas las especies de profanaciones de la Sagrada Eucaristía. Vi
con horror todas las irreverencias, las negligencias, la omisión; la indiferencia y la incredulidad, los
abusos y los más espantosos sacrilegios. La adoración de ídolos, la oscuridad espiritual y el falso
conocimiento, o el fanatismo, el odio y la abierta persecución. Entre estos hombres había ciegos,
paralíticos, sordos, mudos, e incluso niños. Ciegos que nunca verían la verdad; paralíticos que no
avanzarían en el camino de la vida eterna; sordos que se negaban a oír las advertencias; mudos
que nunca utilizarían la voz para defenderlo, y, finalmente, niños guiados por sus padres y
maestros hacia el amor de las cosas materiales y el olvido de Dios. Estos últimos me apenaban
especialmente porque Jesús amaba a los niños. Podía hablar un año entero y no acabaría de dar
cuenta de las afrentas sufridas por Jesús en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, a cuyo
conocimiento llegué de esta manera. De resultas de eso, eran de tal magnitud mi horror y mi
espanto, que se me apareció mi Celestial Esposo y, poniéndome misericordiosamente una mano
sobre el corazón, me dijo: «Nadie hasta ahora había visto estas cosas, y, si Yo no te sostuviera, tu
corazón se partiría de dolor.» Beata Ana Catalina Emmerick
Mira, Consolata, el enemigo hará todo lo posible porque sacudas de ti la ciega confianza que en
Mí tienes puesta, y no olvides jamás que soy y me complazco en ser exclusivamente bueno y
misericordioso. Comprende, Consolata, mi Corazón; comprende mi amor y no permitas jamás, ni
un solo instante, que el enemigo penetre en tu alma con un pensamiento de desconfianza,
¡jamás! Créeme únicamente y siempre bueno, créeme únicamente y siempre madre para contigo.
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Imita a los niños que, al menor arañazo en un dedo, corren a la madre para que se le vende. Haz
tú siempre lo mismo: no olvides que yo borraré y repararé tus faltas, imperfecciones e
infidelidades, como la madre venda el dedo real o imaginariamente enfermo. Y si ese niño, en vez
del dedo, se rompiese un brazo o la cabeza, dime, ¿eres capaz de describir la ternura, la
delicadeza, el afecto con que le curaría, le vendaría su madre? Así haré Yo con tu alma si legase a
caer, aunque lo disimulara ¿Lo entiendes, Consolata? Luego, jamás, jamás, jamás, la menor
sombra de desconfianza. La desconfianza me hiere en lo más íntimo del Corazón y me hace sufrir.
Pero le prometía, para su consuelo, que no la dejaría caer en faltas graves: No, amada mía, ni la
cabeza, ni el brazo dejo que se te rompan. Haz de saber que lo que a ti te digo, un día servirá para
otras almas; por eso te lo hago escribir. Repitamos que la divina lección es para todas las almas,
puesto que acá abajo nadie puede pretender vivir sin faltas o imperfecciones: Si dijéramos que no
tenemos pecado, nosotros mismos nos engañaríamos, y no habría verdad en nosotros (1 Jn 1, 8).
MI ULTIMO DESEO……
El ultimo deseo... A pocas horas en su celda, esperando ser ejecutado, pidió como último deseo
papel y lápiz. Luego de escribir por varios minutos, le dijo a su custodio por favor, entregue esta
carta a mi madre!! La carta decía así: Madre, creo que si hubiera más justicia en este mundo,
tanto tú como yo deberíamos de ser ejecutados. ¡Tú eres tan culpable como yo de mi miserable
vida! ¿Te acuerdas madre, cuando llevé a la casa aquella bicicleta que le quité a otro niño igual
que yo? Me ayudaste a esconderla para que mi padre no se enterara. ¿Te acuerdas madre,
cuando me robé el dinero de la cartera de la vecina? Fuiste conmigo al centro comercial y lo
gastamos juntos. ¿Te acuerdas madre, cuando botaste a mi padre de la casa? Él sólo quiso
corregirme por haberme robado el examen final de mi grado y a consecuencia me expulsaron.
Madre, yo era sólo un niño, luego fui adolescente y ahora un hombre mal formado! Era sólo un
niño inocente que necesitaba corrección, y no consentimiento. Te perdono, y sólo te pido que le
hagas llegar esta reflexión a todos los padres del mundo, que sepan que ellos son los únicos
responsables de formar, a un hombre decente, o a un vulgar delincuente. Gracias madre por
darme la vida y gracias también por ayudarme a perderla. Firma ¡Tu hijo,
Si nunca hasta ahora habéis rezado a María, hacedlo desde este momento. ¿No comprendéis que,
si Cristo ha querido ser formado por Ella físicamente durante nueve meses y moralmente durante
treinta años, es porque quiere que a Ella acudamos para que Él pueda formarse en nosotros?
Puesto que ha educado a Cristo, sólo Ella es capaz de formar cristianos.
Para fomentar la fraternidad espiritual con Jesús y María, nada tan eficaz como el Rosario. La
palabra rosario significa «guirnalda de rosas», escogidas en el jardín de la oración. Cada cuenta no
requiere más de tres minutos y todo el rosario se puede recitar en algo más de diez. Si vosotros
no lo rezáis seguido y de rodillas, podéis, sin embargo, rezar un misterio al levantaros y otro al
marchar al trabajo; otro por la mañana al barrer la casa o al esperar la cuenta en el restaurante;
otro misterio momentos antes de acostaros, y la última decena de avemarías rezadla antes de
dormiros. Si tenéis menos de veinticinco años, no podréis rezar antes de dormir más que un
misterio; dos, si tenéis cuarenta años, y si estáis rayanos a los sesenta, ¡a buen seguro que podréis
rezar hasta doce docenas! No creáis estéril la repetición tan frecuente en el rosario del Avemaría.
Cada vez nos evoca un paisaje distinto, sea que meditemos la Natividad, la Crucifixión o la
Resurrección. Cuando erais pequeños y decíais a mamá que la queríais, no pensabais que estas
palabras pudieran tener el mismo sentido que al decírselas años más tarde. Al cambiar el plano
del cariño, también cambia la forma de expresarlo. Cada día se levanta el mismo sol y cada día es
distinto del anterior. Ved algunas de las ventajas del Rosario: 1.ª Si rezáis cada día el Rosario con
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devoción y con todo lo que eso implica, no perderéis vuestra alma. 2.ª Si deseáis ardientemente
paz para vuestro corazón y para vuestra familia, y gracias divinas para vuestro hogar, reunid cada
día a todos los vuestros y rezad por la noche el Rosario.
3.a Si ansiáis llevar un alma a la plenitud de la vida en Dios, enseñadle a recitar el Rosario; o dejará
de rezarlo o recibirá el don de la fe. 4.ª Si un número suficiente de vosotros rezara todos los días
el Rosario, la Santísima Virgen obtendría de su divino Hijo, como tantas veces en el pasado, la
calma después de la tempestad actual, la derrota de los enemigos de la humana civilización y la
verdadera paz de corazón para cuantos sufren o andan descarriados. 5.ª Si vuestra caridad se ha
entibiado y os ha dejado tristes e inclinados a la mediocridad y tibieza, el Rosario, al haceros
meditar en el gran amor de Nuestro Señor y en el cariño que tuvo por vosotros María en el
Calvario, reanimará vuestro amor a Dios y al prójimo y os obtendrá esa paz que supera todo
sentido.
El dolor es una vocación. Aunque parezca extraño e incluso escandaloso para muchos oír
afirmación semejante, es así y así debe ser comprendido por nosotros, los que hemos recibido la
gracia de la fe. Jesús fue llamado, anticipadamente, por el profeta Isaías, “Varón de dolores,
acostumbrado al sufrimiento”; y todos nosotros hemos sido llamados por Dios Padre a hacernos
“conformes a la imagen de su Hijo”. El Padre Pío ha escrito:
“Ten por cierto que si a Dios un alma le es grata, más la pondrá a prueba. Por tanto, ¡coraje! y
adelante siempre”.
El Ángel de Fátima exhortaba a los pequeños pastorcitos: “Aceptad y soportad con sumisión los
sufrimientos que el Señor os envíe”.
Las almas privilegiadas con el “espíritu de la fe” han comprendido profundamente este misterio.
Como todos los misterios, Dios no lo revela a los que se “creen” sabios sino a quienes son
humildes, incluso a los pequeñuelos. Francisco, uno de los pastorcitos portugueses a quienes se
manifestó la Virgen en Fátima, con sólo nueve años decía a su hermana Jacinta, de seis:
“ofrezcamos este sacrificio por la conversión de los pecadores”, y juntando las manos rezaba:
“Oh, Jesús mío, es por vuestro amor y por la conversión de los pecadores”.
Por esta misma razón, la Madre Teresa de Calcuta decía: “Ama hasta que te duela; si te duele es la
mejor señal”. El dolor es el mayor signo del amor.
Sólo así podemos comprender porqué los santos han llegado a hablar de la cruz, del dolor, del
martirio, como un gozo. Santa Margarita María de Alacoque, la que recibió las revelaciones del
Sagrado Corazón de Jesús, dejó escrito: “Cuando veo que aumentan mis dolores, experimento la
misma alegría que sienten los más avaros y ambiciosos al ver aumentar sus tesoros”. Y Santa
Teresita del Niño Jesús llegó a exclamar: “He llegado a no poder sufrir pues me es dulce todo
sufrimiento”. Los santos se han enamorado de la Cruz; Don Orione escribió: “A Jesús se le ama y
se le sirve en la Cruz y crucificados con Él, no de otro modo”. San Luís María Grignion de Montfort
exclamaba: “Si la cabeza está coronada de espinas, ¿lo serán de rosas los miembros? Si la Cabeza
es escarnecida y cubierta de lodo camino del Calvario ¿querrán los miembros vivir perfumados en
un trono de gloria?”. El gran misionero del Oriente, San Francisco Javier, escribía en sus cartas:
“Los que gustan de la Cruz de Cristo Nuestro Señor descansan viviendo en estos trabajos y
mueren cuando de ellos huyen o se hallan fuera de ellos”. Santa Teresa de Jesús le pedía a Dios:
“Padecer o morir”. Y San Ignacio de Antioquía, muy cercano todavía a la época de los Apóstoles,
dejó escrito en una de sus cartas camino al martirio: “Yo sé bien lo que me conviene... Vengan
sobre mí el fuego, la cruz, manadas de fieras, desgarramientos, amputaciones,
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MORALEJA.... El diablo hace cosas simples, porque sabe que la maldad esta en nuestros corazones
y solitos hacemos el resto.
Por eso es bueno pensar antes de actuar. No sea que una cosa sin importancia cause mucho daño.
Recuerden la lengua tiene poder, para dar VIDA y para dar muerte. Para BENDECIR y para
maldecir.
Es conveniente hacer un comentario a propósito del abandono. Para que sea auténtico y
engendre la paz, es preciso que sea pleno; que pongamos todo, sin excepción, en las manos de
Dios, no tratando de organizar, de «salvarnos» por nosotros mismos en ningún terreno: material,
afectivo o espiritual. No se puede dividir la existencia humana en secciones: en algunas sería
legítimo abandonarse en Dios confiadamente, y en otras, por el contrario, convendría
«desenvolverse» exclusivamente por uno mismo. Y sepamos una cosa: cualquier realidad que no
abandonemos, que pretendamos organizar por nuestra cuenta sin dar «carta blanca» a Dios,
continuará inquietándonos de un modo u otro. La medida de nuestra paz interior será la de
nuestro abandono, es decir la de nuestro desprendimiento.
El abandono implica así una parte inevitable de renuncia, y eso es lo que nos resulta más difícil.
Tenemos una tendencia natural a «apegarnos» a multitud de cosas: bienes materiales, afectos,
deseos, proyectos, etc., y nos cuesta terriblemente abandonar la presa, porque tenemos la
impresión de perdernos, de morir. En esos momentos hemos de creer con todo nuestro corazón
en la frase de Jesús, en esa ley de «quien pierde gana» tan explícita en el Evangelio: «Quien quiera
salvar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por Mí, la encontrará» (Mt 16, 25).
El que acepta la renuncia, esa muerte que es el desprendimiento, encuentra la verdadera vida. El
hombre que se aferra a algo, que quiere salvaguardar su dominio sobre alguna porción de su vida
para administrarlo a su conveniencia sin abandonarlo radicalmente en manos de Dios, hace un
cálculo muy equivocado: se carga de preocupaciones inútiles y se expone a la inquietud de
perderlo. Al contrario, el que acepta dejar todo en manos de Dios, darle el permiso para que dé y
tome a su albedrío, encuentra una paz y una libertad interior inexplicables. «¡Ah, si supiéramos lo
que se gana renunciando a todas las cosas!», dice Santa Teresa de Lisieux. Ese es el camino de la
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felicidad: si le dejamos actuar libremente, Dios es infinitamente más capaz de hacernos felices de
lo que somos nosotros, pues nos conoce y nos ama más de lo que nosotros nos conocemos y nos
amamos. San Juan de la Cruz expresa esta verdad en otros términos: «Se me han dado todos los
bienes desde el momento en que ya no los he buscado». Si nos desprendemos de todo
poniéndolo en las manos de Dios, Dios nos devolverá mucho más, el céntuplo, «en esta vida» (Mc
10, 30).
La pedagogía cristiana del dolor tiende ante todo a enseñar prácticamente a los niños que no hay
que guardar el dolor para uno mismo, sino que es necesario regalarlo a los demás, y que el dolor
tiene un gran poder sobre el corazón de Dios, del cual es necesario aprovecharse para provecho
de muchos (y esto atendiendo a los principios anteriormente señalados, según los cuales el dolor
no ha sido dado al niño como consecuencia de sus responsabilidades personales y que su valor
impetratorio es sumamente grande a los ojos de Dios).
Se trata, por tanto, de una obra de estimación y de despersonalización del dolor, a la que no es
difícil llegar si se habitúa al niño a dirigir su pena o su renuncia hacia objetivos concretos, como
son los que se ofrecen cada día a su sensibilidad (por la curación de una persona querida, por los
misioneros que están en tierras lejanas, por la conversión de su papá, por un compañero pobre,
para obtener una gracia importante, para que termine una guerra, por el Papa, por un
condenado, por un asesino del que se habla en los periódicos, etc.).
El secreto está en que se trate de motivos vivos y reales, concretos y de interés inmediato para un
niño. Si tal interés es noble, los niños saben llegar a las vetas de la más alta poesía y del sacrificio.
Recuerdo que cuando era joven sacerdote, preparando un grupo de niños para la Primera
Comunión y habiéndoles dicho que hicieran algún sacrificio para hacerse dignos de recibir a Jesús,
hubo un niño que fue a golpear sus manos y brazos desnudos en un seto de ortigas, adquiriendo
por esto una grave y peligrosa infección general; cuando fui a visitarlo, en su lecho, tenía los ojos
tan radiantes de luz sobrehumana que no tuve el coraje de reprocharle el gesto desmesurado ni
pude contenerme de abrazarlo, subyugado por un sentido de profundo respeto y veneración.
Ahora bien, el motivo más alto y más noble, la meta más sublime y sublimadora a la que hay que
conducir el dolor del niño, como todo otro dolor, es ciertamente Jesucristo crucificado.
Cuando un niño haya llegado a comprender la semejanza que existe ente su dolor y el de Cristo, la
belleza que él puede darle a todo su sufrimiento, tanto para sí mismo como para los demás, al
insertarlo en el dolor de Cristo, y el deber que él tiene de imitar el comportamiento y los
sentimientos de Jesús en los momentos del dolor, habrá tocado el centro más profundo y más
inexplorado, el más original y operante de todo el cristianismo, el “punto virginal”
—en expresión de Gratry— de la doctrina de Cristo. Y cuando se tiene la gracia de “tocar” tan de
cerca a Dios en los años de la juventud, su signo gozoso permanecerá válido e indeleble para toda
la vida.
Del libro "– PEDAGOGÍA DEL DOLOR INOCENTE", del Padre Carlos Gnocchi
El Dogma de la Comunión de los Santos, para quien cree en él y se esfuerza en vivirlo, lleva
siempre frutos santos para ambas partes, ciertamente hermano Don Octavio, para nosotras
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ningún esfuerzo, ninguna fatiga sea para creer ni para vivir la sublime y estupenda realidad del
Dogma que tratamos, en cambio para vosotros que estáis peregrinando en la tierra, se requiere el
ejercicio de la vida divina de la Gracia, se requiere el ejercicio de las facultades de vuestra alma,
ante todo, el ejercicio de vuestra inteligencia, que debe buscar conocer la existencia del Dogma,
conocer el origen, esto es, de dónde y cómo ha nacido, conocer los efectos que produce en quien
lo conoce, y en quien lo vive, se requiere además el ejercicio de vuestra voluntad, quererlo
aceptar y quererlo vivir es acto de la voluntad, se necesita aún el ejercicio de la memoria, la que
siempre debe tenerlo presente a la inteligencia y a la voluntad para que ellas puedan recordarlo y
quererlo.
Vosotros deberíais saber muy bien que vuestras posibilidades de bien con relación a nosotras
constituyen una reserva potencial casi inagotable, cualquier cosa que hagáis bastaría
transportarla del plano natural al plano sobrenatural de la gracia añadiéndole la intención: "por
las almas Santas del Purgatorio", y si son ya cosas de orden sobrenatural, como la Santa Misa
celebrada o escuchada, basta sólo con añadir la intención dicha; si salís para un paseo, para una
compra o cualquier otra cosa que hagáis o penséis, hacedlo por amor al Señor y en sufragio de
nuestras almas.
Tú sabes, hermano, que por parte nuestra la respuesta sería, es inmediata, para nosotras no
podemos hacer "nada", pero para vosotros podemos hacer "mucho", pero sois vos otros, quienes
vivís en la fe y en la prueba, quienes debéis, por así decirlo, dar el "ya" para volver operante este
Dogma de la Comunión de los Santos.
Don Octavio, es cierto que las necesidades materiales y sobre todo espirituales son para vosotros
muchas, pero ¿por qué no tener en cuenta que también nosotras, Almas Purgantes, podemos
ayudaros mucho para resolver todos vuestros problemas personales y sociales? ¡Si supieras lo que
quiere decir Purgatorio!!! ¡Si lo supieran los cristianos, que tan rápidamente se olvidan de
nosotras, que tan fácilmente se olvidan de sus promesas, que tan mal viven su fe, que más que en
nosotras, piensan en la podredumbre y cenizas de nuestros cuerpos!!!
Hermano nuestro Don Octavio, cuánto se podría y se debería hacer por Caridad y por Justicia con
respecto a nosotras... intensifiquemos en mucho nuestra comunión y los benéficos efectos y las
bendiciones de Dios serán abundantes.
A la espera…
SE UN "GUERRERO DE LA PAZ".
A través de los años innumerables hombres se han sacrificado yendo a las guerras. Pero
qué pocos hombres están dispuestos a hacer un pequeño sacrificio para conseguir la paz.
Nunca un ejército débil ha vencido a uno fuerte. El mal prevalece en el mundo porque los
malos están más dispuestos a sacrificarse que los que están a favor de Dios. La guerra
más grande en la historia de la humanidad es la guerra espiritual entre el bien y el mal
porque en esta guerra están en juego el destino de la Iglesia y el del mundo. ¿Quién
despertará de la indiferencia y se convertirá en soldado de Cristo, en "guerrero de la
paz"? ¿Quién será hombre de Dios y tomará las armas espirituales de la oración y el
sacrificio? "Reaviva el carisma de Dios que está en tí por la imposición de mis manos.
Porque no nos dio el Señor un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de
templanza" (2 Tim. 1, 6-7).
EL SACRIFICIO ES LA MANERA DE EXPRESAR EL AMOR.
La Eucaristía es la mayor expresión del amor de Dios hacia tí. En la Divina Eucaristía, Jesús
se te da a Sí mismo, todo lo que El es y todo lo que tiene. San Agustín nos dice de la
Sagrada Eucaristía: "Aún cuando Dios es todopoderoso no puede dar más; aún cuando su
sabiduría es altísima, no sabe cómo dar más. El es inmensamente rico pero no tiene nada
más valioso que Sí mismo". Dale tú el sacrificio de pasar una hora con El y esa será la
manera perfecta de expresarle tu gratitud por su regalo de amor infinito en la Sagrada
Eucaristía.
DIOS TE BENDECIRÁ DIEZ VECES MÁS DE LO QUE HAGAS.
La Sagrada Eucaristía es el sacramento de la infinita generosidad de Dios hacia los
hombres. Cuando respondemos generosamente al amor que nos da en este sacramento,
Dios derrama su infinita bondad sobre la humanidad. El te bendecirá a tí, a tu familia y al
mundo diez veces más de lo que hagas porque nadie puede ganar a Dios en generosidad.
Por lo que le demos nos devolverá diez, cien veces. Los que tienen la generosidad de
tomar una de las horas más difíciles son los que atraen la lluvia de bendiciones divinas
sobre la tierra. Por eso el Papa Juan Pablo II dijo: "seamos generosos con nuestro tiempo
cuando vayamos a encontrarnos con El". (Dominicae Cenae).
Cuando Mahatma Gandhi estudiaba Derecho en Londres, un profesor de apellido Peters le tenía mala
voluntad....pero, el alumno Gandhi nunca le bajó la cabeza y eran muy comunes sus encuentros.
Un día Peters estaba almorzando en el comedor de la Universidad y Gandhi venía con su bandeja y se sentó a su lado.
El profesor muy altanero, le dice:
"Estudiante Gandhi,
¡¡ usted no entiende !!
Un puerco y un pájaro,
no se sientan a comer juntos".
Gandhi le contesta:
-¡Esté usted tranquilo profesor,
yo me voy volando!"
y se cambió de mesa.
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El profesor Peters lleno de rabia, porque entendió que el estudiante le había llamado PUERCO, decidió vengarse con el
próximo examen...Pero el alumno respondió con brillantez a todas las preguntas.
Entonces el profesor le hace la siguiente interpelación:
-"Gandhi, si usted va caminando por la calle y se encuentra dos bolsas, una llena de sabiduría y otra de dinero, ¿cuál de
las dos se lleva?"...
Gandhi responde:
-"Cada uno toma lo que no tiene, profesor".
El profesor ya histérico,
escribe en la hoja del examen: "IDIOTA" y se la devuelve al joven.
Gandhi toma la hoja y se sienta... Al cabo de unos minutos se dirige al profesor y le dice:
-"Profesor Peters, usted me ha firmado la hoja, pero no me puso la nota".
MORALEJA .....
Si permites que una ofensa te dañe... Te dañará...
Pero si no lo permites, la ofensa volverá al lugar de donde salió.
El padre Ruotolo tuvo una extraordinaria comunicación con Jesús a lo largo de su vida heroica, una vida totalmente
dedicada a Dios y a la Santa Madre María. Se refirió a sí mismo como “el viejito de Nuestra Señora” y el Rosario era su
compañero constante.
Como se puede ver en esta novena mucho de lo que nuestro Señor quiere vuela frente a la normal inclinación humana y la
razón. Sólo podemos ascender a este nivel de pensamiento a través de la gracia de Dios y la ayuda del Espíritu Santo.
Debemos dejar de lado nuestros problemas, dejar de preocuparnos y tratar de resolverlos nosotros mismos. Debemos
creer, confiar y permitir que nuestro Señor nos rescate de nosotros mismos y suministre nuestros deseos, necesidades y
resuelva nuestros problemas como sólo Él puede.
Jesús, ocúpate Tú de ello, deben ser las primeras palabras que vienen a la mente y fluyen de nuestros labios. Después de
todo, hemos intentado hacer cosas a nuestra manera y mira donde ésta nos tiene.
Simplemente haz lo que dice la oración, abramos nuestros corazones y mentes en amor y cerremos nuestros ojos en
confianza y pídele a Jesús que Él se encargue de todo, Él lo hará.
Día 1
¿Por qué se confunden al preocuparse? Dejadme a mí el cuidado de vuestros negocios y todo mantendrá la calma. Le
digo que todo acto de verdadera, ciega y completa rendición a mí me produce el efecto que deseáis y que resuelve toda
complicada situación.
Día 2
Entregarse a mí no significa ni inquietarse, ni estar amargado, ni perder la esperanza, ni tampoco significa ofrecerme una
oración pidiéndome que le siga y transformarle la preocupación en oración. Está en contra de esta entrega,
profundamente en contra, la preocupación, el estar nervioso y pensar en las consecuencias de todo. Es como la confusión
que sienten los críos cuando les piden a su madre atender a sus necesidades, y luego intentan ocuparse de esas
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necesidades por sí mismos con el fin de que sus intentos se entrometan en el camino de su madre. Rendir significa cerrar
plácidamente los ojos del alma, rechazar los pensamientos de tribulación y ponerse en mi cuidado, para que sólo yo actúe,
diciendo “Ocúpate tu”.
Día 3
¡Cuántas cosas realizo cuando el alma, tanto en sus necesidades espirituales como en aquellas materiales, se vuelve a mí,
me mira y diciéndome: “Jesús, ocúpate Tú de ello”, cierra los ojos y reposa. Obtenéis pocas gracias cuando os
atormentáis por producirlas, sin embargo tenéis muchísimas cuando la oración es un encomendarse plenamente a mí. En
el dolor, vosotros oráis para que yo obre, pero para que obre como creéis que debo obrar… No os dirigís a mí, sino que
queréis que yo me adapte a vuestras ideas; no sois enfermos que piden al médico que les cure, sino que le sugerís la cura.
No obréis así, sino orad como os he enseñado en el Padrenuestro:
Santificado sea tu nombre, es decir, sed glorificado en esta necesidad mía.
Venga a nosotros tu reino, o sea, todo contribuya a tu reinado en nosotros y en el mundo.
Hágase tu voluntad así en la tierra, como en el cielo, es decir, dispón Tú, en esta necesidad, como mejor te parezca en lo
tocante a nuestra vida temporal y eterna.
Si me decís de verdad: “hágase tu voluntad”, que es lo mismo que decir: “Jesús, ocúpate Tú de ello”, yo intervendré con
toda mi omnipotencia y venceré las mayores dificultades.
Día 4
Mira, ¿tú ves que la enfermedad apremia en vez de menguar? No te turbes, cierra los ojos y dime con confianza: hágase
tu voluntad, “Jesús, ocúpate Tú de ello”.
Te digo que así lo haré y que intervendré como médico, y que hasta obraré un milagro cuando fuere menester. ¿Ves que
el enfermo empeora? No te desanimes, sino cierra los ojos y di: “Jesús, ocúpate Tú de ello”. Te digo que yo me ocuparé,
y que no hay medicina más poderosa que una intervención mía de amor. Me ocuparé de ello sólo cuando cerréis los ojos.
Día 5
Y cuando yo os tenga que liderar por un camino diferente al que vais, yo os prepararé; os llevaré en brazos; dejaré que os
encontréis, como cuando los niños duermen en brazos de sus madres, al otro lado del río. Lo que os preocupe y os duela
inmensamente son vuestra razón, vuestros pensamientos y preocupaciones, y vuestro deseo de afrontar lo que os afecta.
Día 6
No descansáis nunca, queréis valorarlo todo, escudriñarlo todo, pensar en todo, y os abandonáis así a las fuerzas
humanas, o peor, a los hombres, confiando en su intervención. Es esto lo que obstaculiza, impide mis palabras y mis
cálculos. ¡Oh, como deseo vuestro abandono para beneficiaros!, ¡Y cuanto me aflijo al veros turbados! Satanás tiende
precisamente a esto: a turbaros para apartaros de mi acción y arrojaros a la merced de las iniciativas humanas.
Confiad por eso sólo en mí, reposad en mí, abandonaos a mí en todo.
Día 7
Yo obro milagros en proporción del pleno abandono en mí, y a la ausencia de preocupaciones vuestras. ¡Yo derramo
tesoros de gracia cuando vosotros estáis en la plena pobreza! Si apreciáis vuestros recursos, por pocos que sean, o si los
buscáis, os halláis en el campo natural de las cosas, que es a menudo frecuentemente obstaculizado por Satanás. Ningún
razonador o ponderador ha hecho milagros, ni siquiera entre los santos: obra divinamente quien se abandona a Dios.
Cuando veas que las cosas se complican, di con los ojos del alma cerrados: “Jesús, ocúpate Tú de ello”. Y distráete,
apártate de ti porque tu mente es penetrante… y para ti es difícil ver el mal y tener confianza en mí. Haz así para con
todas tus necesidades; obrad así todos y veréis grandes, continuos y silenciosos milagros. Os lo aseguro por mi amor. Y
yo me ocuparé de ello, os lo aseguro.
Día 8
Cerrad los ojos y dejaos llevar por la fluida corriente de mi gracia; cerrad los ojos y no pensad en el presente, alejando,
del futuro, los pensamientos, igual que lo haríais de la tentación. Reposad en mí, confiad en mi bondad y os prometo por
mi amor que si decís “Jesús, ocúpate tu” que yo me ocuparé de todo; yo os consolaré, os liberaré y os guiaré.
Día 9
Rogad siempre con esta disposición de abandono y tendréis gran paz y grandes frutos, incluso cuando yo os concedo la
gracia de la inmolación de reparación y de amor, que importa el sufrimiento. ¿Te parece imposible?.
Cierra los ojos y di con toda el alma: “Jesús, ocúpate Tú de ello”. No temas, me ocuparé de ello y bendecirás mi Nombre
humillándote. Mil plegarias no valen lo que un solo acto de abandono vale: recordadlo bien. No hay novena más eficaz
que esta:
Amén
Sobre el PADRE DOLINDO: A los numerosos napolitanos que iban a San Giovanni Rotondo para hablar y confesarse
con San Pío de Pietrelcina, él les decía: “¿Por qué venís aquí si en Nápoles tenéis al Padre Dolindo? Id a verle a él que es
un santo.” Todo el mundo conoce al Padre Pío, sus estigmas y sus extraordinarias dotes místicas. Pero ¿quién era ese tal
Padre Dolindo al que el capuchino de Pietrelcina reenviaba las almas, seguro de ponerlas en manos tan santas como las
propias?
Don Dolindo Ruotolo era un pobre y humilde sacerdote napolitano, también terciario franciscano, que llevaba con infinita
paciencia unos sufrimientos indescriptibles y además tenía la fuerza de pedir al Señor aún más dolores para ofrecerlos por
la salvación de las almas, sabiendo que no hay otro medio para alcanzar la santidad que el camino de la Cruz.
Jesús al alma:
San Francisco de Borja fue el tercer General de la Compañía. Fue admitido en Roma y formado por el mismo
San Ignacio.
La Compañía de Jesús, durante el gobierno de San Francisco de Borja, adquirió un desarrollo extraordinario. Su
presencia se extendió, muy rápidamente, a todo el mundo conocido, del viejo continente. Las misiones en Oriente y
Africa, iniciadas por San Ignacio, se incrementaron en gran forma. Las misiones en América española, iniciadas por él,
lusitana, y del norte, fueron una de sus principales preocupaciones.
Ha sido muy difícil sintetizar la vida de un hombre de tanta acción.
La Compañía de Jesús considera a San Francisco de Borja como a uno de sus santos más importantes. Agradecida, lo
venera como el artífice de su presencia en el mundo.
Fue el tercer General de la Compañía de Jesús. Nació en Gandía el 28 de octubre de 1510 y murió en Roma el 30 de
septiembre de 1572.
Su padre fue nieto del papa Alejandro VI y su madre, nieta de Fernando el Católico.
Por herencia, Francisco fue duque de Gandía. El primogénito entre siete hermanos.
Del segundo matrimonio de su padre, tuvo otros 12 medio hermanos.
Desde muy joven participa en la corte del Emperador Carlos V. Por disposición de éste, Francisco vive en Tordesillas
desde 1522 a 1525 junto a la reina Juana, la Loca, y la infanta Catalina.
En 1528 comienza sus servicios en la misma corte imperial. Al año siguiente contrae matrimonio con doña Leonor de
Castro, camarera mayor de la emperatriz Isabel.
Los ocho hijos de Francisco de Borja vinieron al mundo en varias ciudades españolas donde los padres sirvieron al
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Emperador.
Francisco de Borja, como hombre el Emperador, participa en las guerras, contra Francisco I, en territorio francés. En todo
es muy unido a Carlos V.
En 1539 muere en Toledo la emperatriz Isabel. Sus restos debieron ser trasladados a Granada. En esa ciudad yacían los
Reyes Católicos.
La comitiva encargada del traslado estuvo presidida por el cardenal de Burgos y entre los cinco integrantes más notables
figura Francisco de Borja y Aragón. Antes del entierro se procede al reconocimiento del cadáver. Esta verdaderamente
irreconocible. Borja experimenta un sobresalto. "Nunca más, nunca más servir a señor que se me pueda morir".
"Después del 1900, hacia mediados del siglo 20, las personas de ese tiempo se volverán
irreconocibles. Cuando el tiempo del advenimiento del Anticristo se acerca, las mentes de las
personas crecerán en confusión por las pasiones carnales, y el deshonor y la injusticia se
volverán más fuertes. Entonces el mundo será irreconocible. La apariencia de las personas
cambiará, y será imposible distinguir a los hombres de las mujeres debido a su inmodestia en
el vestido y estilo de pelo. Estas personas serán crueles y serán como los animales salvajes
debido a las tentaciones del Anticristo. No habrá respeto por padres ni superiores, el amor
desaparecerá, y los pastores cristianos, obispos, y sacerdotes se volverán hombres vanos,
fallando completamente en distinguir el camino recto del errado. En ese momento, las
morales y tradiciones de los Cristianos y de la Iglesia cambiarán. Las personas abandonarán
la modestia, y la dispersión reinará. La falsedad y la codicia alcanzarán grandes proporciones,
y desgracias vendrán a aquéllos que amontonen tesoros. Lujuria, adulterio, homosexualidad,
hechos secretos y asesinatos gobernarán en la sociedad."
San Nilo, Siglo V
¿En qué otra cosa se cebará aquel fuego sino en tus pecados?
Cuando más te perdonas ahora a ti mismo, y sigues a la carne, tanto más gravemente serás
después atormentado, pues guardarás mayor materia para quemarte.
No hay vicio que no tenga su propio tormento.
Allí será más grave pasar una hora de pena, que aquí cien años de penitencia amarga.
Entonces resplandecerá el vestido despreciado, y parecerá vil el precioso.
Entonces será más alabada la pobre casilla, que el ostentoso palacio.
Entonces te consolarás más de haber orado con devoción, que haber comido delicadamente.
Entonces te aprovecharán más las obras santas, que las palabras floridas.
Entonces agradará más la vida estrecha y la rigurosa penitencia, que todos los deleites terrenos.
Entonces se verá que el verdadero sabio en este mundo, fue aquel que aprendió a ser necio y
menospreciado por amor a Cristo.
Aprende ahora a padecer en lo poco, para que entonces seas libre de lo muy grave.
De verdad no puedes tener dos gozos, deleitarte en este mundo, y después reinar en el cielo con Cristo.
Todo es vanidad, sino amar a Dios y servirle a El solo.
Porque los que aman a Dios de todo corazón, no temen la muerte, ni el tormento, ni el juicio, ni el
infierno; pues el amor perfecto tiene segura entrada para Dios.
Bueno es no obstante que si el amor no nos desvía de lo malo, por lo menos el temor del infierno nos
refrene.
Pero el que pospone el temor de Dios, no puede durar mucho tiempo en el bien; sino que caerá muy
presto en los lazos del demonio.
UN DISPARO A LA ETERNIDAD
¿Y yo? Ante mí la eternidad. Yo un disparo en la eternidad. Después de mí, la eternidad. Mi
existir un suspiro entre dos eternidades.
Bondad infinita de Dios conmigo. Él pensó en mí hace más de cientos de miles de años.
Comenzó (si pudiera) a pensar en mí y ha continuado pensando, sin poderme apartar de su
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mente, como si yo no más existiera. Si un amigo me dijera: los once años que estuviste
ausente, cada día pensé en ti ¡cómo agradeceríamos tal fidelidad! Y Dios ¡toda una eternidad!
Mi vida pues, un disparo a la eternidad! No pegarme aquí, sino a través de todo mirar a la vida venidera.
Que todas las criaturas sean transparentes y me dejen siempre ver a Dios y la eternidad. A la hora que se
hagan opacas me vuelvo terreno y estoy perdido.
Después de mí la eternidad. Allá voy y muy pronto. Cuando uno piensa que tan pronto terminará lo
presente saca uno la conclusión: ser ciudadanos del cielo, no del suelo.
SAN ALBERTO HURTADO
"Alma, seas la que fueres, que estás envuelta en las borrascas de este
mundo: Sube al árbol de la cruz, para que te libres del mar, es decir, de la
tempestad de este siglo. Nadie te salvará del lago de la muerte humana,
como Cristo no te librare". - San Isidoro de Sevilla
Dedicatoria a María
Repite el diálogo interno
con tu hijo bienamado,
muerto a los ojos del mundo
y, para ti, descansando.
De tu voz aprenderemos
la fe, la esperanza, el cántico
triunfal de amor renacido
tras las tinieblas del sábado.
Thor, el dios del trueno, en la base de un roble al que consideraban sagrado y que era
conocido como “El Roble del Trueno”.
Bonifacio, acatando el consejo de un obispo hermano, quiso destruir el Roble del Trueno no sólo para
salvar a la víctima sino para mostrar a los paganos que él no sería derribado por un rayo lanzado por
Thor.
El Santo y sus compañeros llegaron a la aldea en la víspera de Navidad justo a tiempo para interrumpir
el sacrificio. Con su báculo de obispo en la mano, Bonifacio se acercó a los paganos, que se habían
reunido en la base del Roble del Trueno, y les dijo: “aquí está el Roble del Trueno, y aquí la cruz de
Cristo que romperá el martillo del dios falso, Thor».
El verdugo levantó un martillo para ejecutar al pequeño niño que había sido colocado para el sacrificio.
Pero en el descenso, el Obispo extendió su báculo para bloquear el golpe y milagrosamente rompió el
gran martillo de piedra y salvó la vida del niño.
Después, se dice que Bonifacio habló así al pueblo :“¡escuchen hijos del bosque! La sangre no fluirá
esta noche, salvo la que la piedad ha dibujado del pecho de una madre. Porque esta es la noche en que
nació Cristo, el hijo del Altísimo, el Salvador de la humanidad. Él es más justo que Baldur el Hermoso,
más grande que Odín el Sabio, más gentil que Freya el Bueno. Desde su venida el sacrificio ha
terminado. La oscuridad, Thor, a quien han llamado en vano, es la muerte. En lo profundo de las
sombras de Niffelheim él se ha perdido para siempre. Así es que ahora en esta noche ustedes empezarán
a vivir. Este árbol sangriento ya nunca más oscurecerá su tierra. En el nombre de Dios, voy a
destruirlo”.
Entonces, Bonifacio tomó un hacha que estaba cerca de ahí, y según la tradición, cuando la blandió
poderosamente hacia el roble una gran ráfaga de viento voló el bosque y derribó el árbol con raíces y
todo. El árbol cayó al suelo y se rompió en cuatro pedazos.
Después de este suceso, el Santo construyó una capilla con la madera del roble, pero esta historia va
más allá de las ruinas del poderoso árbol.
Cognitum) e Pío XII (Mystici Corporis), y también Benedicto XVI (Ángelus del 31 de
mayo de 2009), han calificado al Espíritu Santo de Alma de la Iglesia. En toda alma en
gracia hay una presencia del Espíritu Santo, pero Él también está presente sin falta hasta la
consumación de los siglos en todo el cuerpo de la Iglesia como Espíritu de Verdad y de
sabiduría.
Negar el elemento humano y visible de la Iglesia supone caer en el protestantismo, pero
negar su aspecto divino e invisible significa equipararla a cualquier otra sociedad humana.
Privar a la Iglesia de uno de estos elementos, el divino o el humano, significa destruirla.
Quien desconoce la acción del Espíritu Santo en la Iglesia no podrá entender jamás la
realidad. Con frecuencia oímos decir, entre otras cosas, que el Espíritu Santo asiste a los
pontífices, y es cierto. Pero también todos los cristianos, aunque sea de otras maneras,
cuentan con la asistencia del Espíritu Santo. Con el Bautismo reciben el don del Espíritu
Santo, que es el Espíritu de Cristo.
El Espíritu Santo no sólo asiste a la jerarquía de la Iglesia, sino a todos los bautizados. El
último de los indios amazónicos que recibe el Bautismo se incorpora a la Iglesia de Cristo
y es asistido por el Espíritu Santo. Por eso, no entendemos a quienes, como monseñor
Erwin Kräuter, obispo emérito de Xingú (Brasil), se jacta de no haber bautizado jamás a un
indio.
El sacramento de la Confirmación perfecciona el Bautismo y hace del cristiano un
auténtico soldado de Cristo, como se decía antes: un hijo de la Iglesia militante que
combate valerosamente la carne, el demonio y el espíritu del mundo. Con el Bautismo y la
Confirmación el cristiano recibe también una luz sobrenatural que los teólogos
denominan sentido común católico o sensus fidei, es decir, la capacidad para adherirse por
instinto sobrenatural a la verdad de la fe antes que por razonamiento teológico. Enseña
Santo Tomás que la Iglesia Universal es gobernada por el Espíritu Santo, el cual, como
prometió Jesucristo, la «conducirá a toda la verdad» (Jn.16,13). La capacidad sobrenatural
del creyente para captar y aplicar a su vida la verdad revelada proviene del Espíritu Santo.
En 2014, la Comisión Teológica Internacional, presidida por el cardenal Gerhard Ludwig
Müller, actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, publicó un estudio
titulado El sensus fidei en la vida de la Iglesia, en el que explica que el sensus fidei no es
un conocimiento reflexivo de los misterios de la fe, como los adquiridos por el estudio de
la teología, sino una intuición espontánea por la cual el creyente se adhiere a la verdadera
Fe y rechaza lo que es contrario a ella. La fe de los fieles, como la doctrina de los pastores,
recibe el influjo del Espíritu Santo. Y los fieles, mediante el sentido cristiano y la profesión
de fe, contribuyen a exponer, manifestar y atestiguar la verdad cristiana.
Todo fiel bautizado tiene el sensus fidei, y dicho sensus fidei tiene un fundamento racional,
ya que por su propia naturaleza el acto de fe es un acto de la facultad intelectiva. Hoy en
día se ha perdido la verdadera noción de fe, porque se la reduce a una experiencia
sentimental, olvidando que es un acto de la razón, la cual tiene por objeto la verdad. El
fideísmo fue condenado por la Iglesia, que en el Concilio Vaticano I definió por el
contrario dogmáticamente la armonía entre la fe y la razón.
Cuanto se muestra irracional y contradictorio repugna a la verdadera fe. Por eso, cuando
el sensus fidei manifiesta una contradicción entre algunas afirmaciones de las autoridades
eclesiásticas y la Tradición de la Iglesia el creyente debe recurrir al buen uso de la lógica
iluminada por la gracia. En esos casos el creyente debe rechazar toda ambigüedad y
falsificación de la verdad apoyándose en la Tradición inmutable de la Iglesia, que no se
opone al Magisterio sino que lo incluye.
La Comisión Teológica del Vaticano ha afirmado: «Advertidos por su sensus fidei, los
creyentes individuales pueden llegar a rechazar una enseñanza de sus pastores legítimos si
no reconocen en esa enseñanza la voz de Cristo, el Buen Pastor». Por esta razón, en
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escuchada. Una voz, la nuestra, que transmite una enseñanza que viene de lejos y solicita al
Santo Padre una atención no menor que la que reserva a la supuesta sabiduría ancestral de
los pueblos indígenas. Nosotros también nos hacemos eco de una sabiduría ancestral. Una
sabiduría tan antigua que se remonta a Jesucristo, Sabiduría encarnada.
Una sabiduría –escribe San Luis María Griñón de Monfort en su inspirado libro El amor
de la sabiduría eterna– que se resume en estas palabras: «Verbum caro factum est: el
Verbo se ha hecho carne, la Sabiduría se ha encarnado, Dios se ha hecho hombre sin dejar
de ser Dios. Y este Hombre-Dios se llama Jesucristo, que quiere decir Salvador». ¡Qué
actuales son estas palabras del gran santo francés!
Tengamos gran gratitud para con aquellos eclesiásticos como el cardenal Burke y
monseñor Schneider que con su voz dan testimonio de dicha Sabiduría encarnada. Cada
vez que rompen el silencio aumenta nuestra gratitud hacia ellos y la esperanza sobrenatural
de que no tarden en unírseles otros cardenales y obispos. La entrevista a monseñor
Schneider es un medio valiosísimo para mantener la esperanza , y también el equilibrio en
estos tiempos recios.
En su libro, monseñor Schneider cita una hermosa frase de San Hilario, el Atanasio de
Occidente: «En esto consiste la naturaleza singular de la Iglesia: en que triunfa cuando
conoce la derrota, en que se la entiende mejor cuando es objeto de ataques, en que vuelve a
levantarse cuando la abandonan sus miembros infieles». Y, podríamos agregar, vence
cuando sus miembros fieles combaten en su defensa.
Gracias, cardenal Burke ; gracias, monseñor Schneider, y doy las gracias también a Diane
Montagna, que ha dado voz a monseñor Schneider con este libro.
¿Y tú, hermano mío, en qué gastas el tiempo?... ¿Por qué lo que puedes hacer hoy lo difieres siempre hasta mañana?
Piensa que el tiempo pasado desapareció y no es ya tuyo;
que el futuro no depende de ti. Sólo el tiempo presente tienes para obrar...
Quizá diga alguno: “Yo soy joven ahora; más tarde me convertiré a Dios”. Pues sabed –respondo– que el Señor maldijo
aquella higuera que halló sin frutos, aunque no era tiempo de tenerlos, como lo hace notar el Evangelio (Mc. 11, 13).
Con lo cual Jesucristo quiso darnos a entender que el hombre en todo tiempo, hasta en el de la juventud, debe producir
frutos de buenas obras; de otro modo será maldito y no
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dará frutos en lo porvenir. Nunca jamás coma ya nadie de ti (Mc. 11, 14). Así dijo a aquél árbol el Redentor, y así
maldice a quien Él llama y le resiste...
¡Cosa digna de admiración! Al demonio le parece breve el tiempo de nuestra vida, y no pierde ocasión de tentarnos.
Descendió el diablo a vosotros con grande ira, sabiendo
que tiene poco tiempo (Ap. 12, 12). ¡De suerte que el enemigo no desaprovecha ni un instante para perdernos, y nosotros
no aprovechamos el tiempo para salvarnos!
Corazón divino de Jesús , venga a nos tu reino ! No te detengas , Señor, pues tu Iglesia reclama el apoyo de
tu diestra , y quién la salvará sino Aquél que prometió quedar con Ella y guardarla hasta la consumación de
los siglos ? Tú, Jesús!
Sí, la Iglesia es muy combatida , pero hoy, como ayer, esta lucha será su gloria en la medida en que nosotros
lo queramos . Quiero decir que si nosotros, las fibras de la Iglesia , sus miembros activos , rebosamos de
sangre divina , de espíritu divino por una vida intensamente eucarística , rebosaremos también en vigor de
combate y con Él y por Él cantaremos victoria
Ah , si supiéramos como los Santos que una comunión fervorosa es una gran batalla ganada dentro de la
Iglesia , y que ella sola es contribución más fuerte y eficaz para el triunfo del Señor que discursos , y que
libros , y que muchas obras !
Del libro Jesús Rey de Amor. P Mateo Crawley -Boevey
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Y quiero animarlos. Quiero decirles: vuestra misión no consiste en salvar a un mundo que muere. Ninguna
civilización posee las promesas de la vida eterna. Vuestra misión consiste en vivir fielmente y sin componendas la fe que
habéis recibido de Cristo. Así, sin ni siquiera daros cuenta, salvaréis la herencia de tantos siglos de fe. ¡No tengáis miedo
de ser pocos!. No se trata de ganar elecciones ni de influir en las opiniones. Se trata de vivir el Evangelio: no de pensar en
él como en una utopía, sino de vivirlo de un modo concreto. La fe es como el fuego: para poder transmitirla tiene que
arder. ¡Cuidad ese fuego sagrado! Que sea vuestro calor en medio del invierno de Occidente. Cuando un fuego ilumina la
noche, los hombres van reuniéndose poco a poco en torno a él. Esa debe ser vuestra esperanza.
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Queridos amigos, ¿quieren levantar a la Iglesia? ¡Pónganse de rodillas! ¡Es la única manera! Si
proceden de otra manera, lo que hagan no será de Dios.
La unidad de la Iglesia reposa sobre cuatro columnas. La oración, la doctrina católica, el amor a
Pedro y la caridad mutua deben convertirse en las prioridades de nuestra alma y de todas
nuestras actividades.
Maduro intenta, una vez más, anestesiar la realidad mientras en paralelo fustiga
cualquier signo de rebeldía. "A los guarimberos [protestantes] guaidosistas
[seguidores de Guaidó] lo que les queda es la cárcel", advirtió a la vez que animaba
las sublevaciones en Ecuador y Chile. La paradoja va más allá: denuncia sin
sonrojo la "represión" de sus enemigos Sebastián Piñera y Lenín Moreno mientras
aplaude la mano dura contra los opositores en Bolivia.
La misma con la que se emplean sus distintos poderes en el país. El diputado Juan
Pablo Guanipa pasó a la clandestinidad tras ser acusado de ocho delitos y
convertirse en el parlamentario número 20 a quien se arrebata de forma ilegal su
inmunidad. La batería de acusaciones es muy bolivariana: traición a la patria,
conspiración, instigación a la insurrección, rebelión civil, concierto para delinquir,
usurpación de funciones e instigación pública a la desobediencia de las leyes y al
odio.
Guanipa es el líder opositor en el estado petrolero de Zulia, que vive más cerca de
la Edad Media que del siglo XXI. Esta región fronteriza con Colombia sufre
apagones constantes, un calvario eléctrico que se multiplicó desde marzo y que
incluye racionamientos por horas y bajones de energía. Las fallas son continuas en
el servicio del agua, los teléfonos funcionan a duras penas y las colas kilométricas
ante las gasolineras se llevan días de paciencia. Las pocas industrias que trabajan
lo hacen como si se tratara de servicios mínimos y los comercios muestran sus
escasas mercancías solo unas horas al día.
Un panorama apocalíptico que supera con mucho las realidades que han
provocado protestas en otros países de la región, pese a que estas se repiten a
pequeña escala todos los días. La encuesta de Consultores 21 revela que el 81% de
los venezolanos creen que hay razones, y muy sobradas, para protestar.
Y muchos lo hacen. Esta semana las enfermeras en huelga fueron reprimidas por
los paramilitares chavistas, armados y dispuestos a disparar para mantener la paz
que predica el gobierno. El paro de los profesores fue seguido en el 85% de las
escuelas, lo que ha provocado que el oficialismo confeccione la lista de los
maestros rebeldes. A simple vista, ni un solo rastro de la rumba (fiesta) prometida
por el presidente venezolano.
(Escrita para el acto del Jubileo de los 60 años sacerdotales del Padre Fundador de FASTA en Mendoza)
¿Quizás la gratitud
de saberte elegido
para ser el cincel,
que a golpe de martillo
fue esculpiendo este nuevo
rostro del Salvador
que llamaste Milicia,
que fundaste Ciudad?
Quebrado ya tu cuerpo
sobre el sagrado altar
donde día tras día
en tus manos benditas
abrazas al Señor,
hoy te ofreces tú mismo,
como siempre, de nuevo,
desde un seis de diciembre
sesenta años atrás.
Déjanos acercarnos
aunque sea una pizca
a la altura inaudita
de la cumbre que miras.
Y que paso por paso
caminemos tu huella,
sin extraviar la marcha,
sin bajar la mirada,
sin callar las gargantas
de cantar esos versos
que encienden nuestras almas.
Esos que nos cantaste
levantando las carpas,
cubiertos de intemperie,
de amigos escoltados.
Preguntaron un día a monseñor Fulton Sheen qué había sido lo que más lo había movido a él a hacer la Hora
Santa diariamente y que con eso había logrado inspirar a millones de personas en todo el mundo a hacer lo
mismo. El
obispo respondió: fue una niña China de unos 11 años de edad. Cuándo los comunistas ocuparon la totalidad
de China su odio al catolicismo lo llevó a encarcelar ó asesinar a todos los religiosos y religiosas,
especialmente a los que no teniendo nacionalidad china se encontraban allí. Uno de éstos religiosos le contó
al obispo lo que había pasado en su iglesia y como a él lo habían encarcelado en su propia rectoría cerca de
la iglesia y el sacerdote observó aterrado desde su ventana como los comunistas penetraron en la iglesia y
se dirigieron al santuario y llenos de odio profanaron el Sagrario, tomaron el copón y lo tiraron al piso
esparciendo las hostias consagradas, el sacerdote había tenido la precaución de saber exactamente cuántas
hostias consagradas contenía el copón, 32. Una vez cometida la fechoría los comunistas se marcharon
dejando un centinela de guardia. Y no repararon o quizá no le dieron importancia a una niña de unos 11 años
que rezaba el fondo de la iglesia en penumbra. Ésta observó todo lo que había sucedido y se marchó a su
casa pero por la noche volvió a la iglesia evitando al centinela que más se preocupaba de vigilar la rectoría
dónde estaba el sacerdote La niña se situó en la parte de atrás de la misma rezando durante una hora un
acto de amor en reparación del odio que habían mostrado sus hermanos de raza. Después de su hora santa,
se adelantó con mucho sigilo hacia el presbiterio, se arrodilló y bajando la cabeza hasta el suelo con su
lengua tomó una de las sagradas formas que allí estaban desperdigadas. Téngase en cuenta que en aquella
época aún no estaban vigentes las actuales normas sobre la comunión, el ayuno era riguroso de doce horas
antes y a los seglares no les era lícito tocar con sus manos las sagradas formas. La pequeña continuó
regresando todas y cada una de las noches siguientes, haciendo primero su hora santa y acercándose
después al presbiterio para tomar con la lengua el cuerpo de Nuestro Señor. En la trigésima segunda noche,
después de haber realizado la última comunión, tropezó, provocando accidentalmente un ruido que despertó
al comunista que estaba de guardia. La pequeña trató de huir pero el comunista corrió detrás de ella, la
agarró, y la golpeó hasta matarla con la culata de su rifle. Este acto de martirio heroico fue visto desde la
rectoría por el sacerdote que sumamente abatido miraba todo desde la ventana de su cuarto donde estaba
recluído sin poder hacer nada.
El obispo Sheen le manifestó a su entrevistador que cuando escuchó el relato se quedó tan impresionado
que prometió al Señor que haría una hora santa de oración frente a Jesús Sacramentado todos los días, por
el resto de su vida. Si aquella pequeña niña china, había sido capaz de dar testimonio con su vida de la
presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento, entonces el obispo se veía obligado a lo mismo. Su
único deseo desde entonces sería traer el mundo al Corazón ardiente de Jesús en el Santísimo Sacramento.
Nuestra corporeidad humana nos ciega, y no nos damos cuenta de que, precisamente la parte más bella de
esta historia es el regalo de la palma del martirio, que Dios da a esta niña china, especial privilegiada del
Señor, escondido en las especies eucarísticas como Sol de las almas y Luz del mundo.
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Dijo San Agustín que «la medida del amor es amar sin medida». No
existen límites ni imposibles. Bien lo sabemos en esta sección, donde ya hemos
visto a un anciano cantar «You’ll Never Know» para decir adiós al amor de su
vida ; o conocido al hombre que leía 70 años de diarios a su esposa para luchar
contra su demencia. Hoy queremos hablarte de otra demostración de amor tan
emotiva como las anteriores: la de un japonés que ha cultivado un inmenso
jardín de flores para que su esposa invidente pudiese olerlas.
A través del blog Distractify viajamos hasta Japón, concretamente hasta
Shintomi, en la prefectura de Miyazaki. Allí es donde viven el señor y la señora
Kuroki, dos granjeros de avanzada edad, rodeados de un océano de flores
rosas que atrae a más de 7.000 visitantes cada año. No es un espacio público,
sino el jardín de su domicilio particular. Una preciosa alfombra que el señor
Kuroki decidió elaborar cuando la ceguera, además de robar la vista a su
esposa, le dejó también sin sonrisa.
La historia que conduce a la maravilla que acabas de ver en el vídeo de
YouTube comienza en 1956, cuando la pareja recién casada decidió trasladarse
a ese hogar. Tuvieron dos hijos y vivieron felices durante varios años, hasta
que la salud de la señora Kuroki se deterioró. Unos problemas de vista
derivados de su diabetes se agravaron hasta dejarla completamente ciega.
Fue un durísimo golpe para toda la familia.
La mujer, deprimida, se volvió huraña y se recluyó en el interior de su
casa, negándose a salir más allá de lo estrictamente necesario. El señor
Kuroki no podía soportar ver el sufrimiento de su amada y comenzó a cavilar,
buscando maneras de animarla. Fue así como apareció en su mente uno de los
regalos que todo enamorado ha hecho alguna vez: flores. Pero Kuroki sabía
que no bastaría un ramo. Necesitaría muchas, muchísimas flores.
Kuroki empezó a plantar semillas de 'shibazakura', una especie marcadamente
aromática. Pronto comprobó que el olor de las flores atraía a su esposa hacia
el exterior y se afanó en su tarea: no paró de trabajar durante dos años,
hasta cubrir totalmente de rosa su jardín. Y así es como ha logrado sacar de la
depresión y del encierro al amor de su vida, que como puedes observar en las
imágenes vuelve a sonreír a diario. Desde luego, le sobran motivos para
hacerlo.
AN JOSÉ
EL PRIMADO DE LA VIDA INTERIOR
También el trabajo de carpintero en la casa de Nazaret está envuelto por el mismo clima de
silencio que acompaña todo lo relacionado con la figura de José. Pero es un silencio que
descubre de modo especial el perfil interior de esta figura. Los Evangelios hablan
exclusivamente de lo que José «hizo»; sin embargo permiten descubrir en sus «acciones» —
ocultas por el silencio— un clima de profunda contemplación. José estaba en contacto
cotidiano con el misterio «escondido desde siglos», que «puso su morada» bajo el techo de
su casa. Esto explica, por ejemplo, por qué Santa Teresa de Jesús, la gran reformadora del
Carmelo contemplativo, se hizo promotora de la renovación del culto a san José en la
cristiandad occidental.
¡Oh Madre nuestra dulcísima! Permite por piedad que nosotros tus devotos hijos, unidos en un solo
pensamiento de veneración y amor, vengamos a reparar las horrendas ofensas que cometen contra Ti
tantos desventurados que no conocen el paraíso de bondad y de misericordia de tu corazón maternal.
Una alma de buena voluntad se quejaba a Jesús de tantos deseos ineficaces y tantos esfuerzos estériles. El
amable Maestro la consoló con esta encantadora comparación: En el jardín de tu alma, Yo cultivo al mismo
tiempo flores y frutos. Las flores son esos deseos generosos y esas ardientes aspiraciones que mi gracia
hace germinar en ti y que me encantan, con sus perfumes y con la sola vista de su belleza. Los frutos son
esas acciones de toda clase hechas por amor, que mi gracia hace madurar en tu alma y con cuyo sabor me
deleito. ¿Qué prefieres? ¿Las flores o los frutos? Yo amo las unas y las otras. Ambos los quiero. Las flores
de las plantas y de los floridos arbustos y de los frutos de los árboles frutales ambos constituyen mi gozo y mi
delicia. Muchas almas generosas que gimen por quedarse tan lejos de su ideal, podrían aplicarse muy bien
esta comparación tan animadora. Recuérdese además la tan conocida frase de Santa Catalina de Siena:
"Dios no pide de nosotros obra perfecta, sino más bien infinitos deseos" Del libro : Confianza de P.Paul
Jaegher
María nuestra Madre celestial, es la única que puede darnos el sentido verdadero, profundo,
el conocimiento íntimo de su amor maternal para con nosotros, Sólo ella puede, si somos
generosos, si le rogamos con insistencia, hacernos gustar y saborear deliciosamente sus
perfecciones maternales.
Esas perfecciones la revela ella a todos sus hijos privilegiados a quienes ha conseguido la
dicha de convencerse de que ella es su Madre. Como una madre amante los rodea ya de
tantos cuidados, se inclina tan amorosamente hacia ellos, le pródiga tantas caricias, a veces
los estrecha tan ardientemente sobre su amante corazón, que conocen un poco
experimentalmente y saborean íntimamente lo que que ningún esfuerzo de imaginación
podría hacerles gustar. Cuán felices esas almas! Tienen desde este destierro una madre
celestial! Vale tanto como decir que este destierro no es ya para ellos un destierro más que a
medias. Poseen aquí abajo unas de las mejores cosas que no reserva el cielo. Han
encontrado, poseen, ya un poco a su Madre María y algunas veces gozan de ella
inefablemente. Del libro Confianza del P.Paul Jaegher.
controladores. Orwell, Huxley, Chesterton y muchos otros predijeron, aunque con más
talento, la amenaza de una civilización anclada en la nada, cuyos valores fueran puestos y
dispuestos según la voluntad del gobernador en turno o de un stablishment de objetivos
dudosos.
Sin embargo, ninguno de estos profetas fue capaz de vislumbrar el rostro que este nuevo
totalitarismo tendría y me atrevo a decir que Eco, pensador liberal y posmoderno, jamás
habría visto en la promesa del movimiento feminista la encarnación de una pesadilla
ideológica. En efecto, Feminismo y Fascismo tienen más en común que su similar
pronunciación. De hecho, en los últimos años, en que el Feminismo ha tomado un papel
tan importante en la cultura, sus verdaderos rasgos pseudo-religiosos y políticos afloran
con una claridad innegable.
A continuación, enumeramos algunas características dadas por Eco y explicamos la
“curiosa” forma en que éstas han sido implementadas por este movimiento.
1. Rechazo al modernismo
Aunque es una realidad social nacida en la modernidad, el Feminismo y el resto de los
denominados estudios de género no son científicos y, de hecho, se caracterizan por una
actitud irracional, que excluye el auto-cuestionamiento, los estudios empíricos y la
investigación comprobable.
Por ello, no es de extrañar que en Hungría se hayan prohibido hace poco por su escaso
valor social y monetario.
2. El culto de la acción por acción
De tan activas las llamamos activista. En realidad, el Feminismo, como muchos otros
movimientos sin bases intelectuales sólidas, no necesita de la reflexión, a la cual teme, sino
del proselitismo, al cual promueve. Su falta de sustancia es sustituida con una acción
exacerbada, ya que, al eliminar el pensar, caen en un culto en el hacer, típico de todos los
fideísmos.
3. Rechazo del pensamiento crítico
Para el fascismo toda forma de diferencia es traición. Ya lo dijo la filósofa Camille Paglia,
“Lo que pasa es que estas burguesas, las feministas, lo que buscan es una forma de
religión. Quieren un dogma.” Sus palabras son acertadas. Hoy en día criticar el Feminismo
puede ser motivo de anatema. En la fe, cualquier separación del dogma es herejía y una de
las razones por las que el Feminismo, hoy en día, pierde tantas adeptas es por su
descalificación a cualquiera que ponga en dudas las verdades-feministas como la brecha
salarial o la violencia de género.
4. Miedo a la diferencia
Eco decía que el fascismo era racista por definición. En el Feminismo, cuya nueva forma
de raza es el género, vemos una forma de elitismo que se manifiesta como un desprecio
irracional a cualquier ser diferente. Ser un hombre, una persona conservadora, un pro-vida
o un ama de casa es, para este movimiento, ya un motivo de sospecha y para exigir que
éstos se disculpen.
5. Llamamiento a las frustradas clases medias
Actualmente, los conceptos de proletario, clase media, clase trabajadora y demás se han
vuelto obsoletos. Ya lo decía Agustín Laje, al señalar que en el Neo-Marxismo las
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EL HOMBRE Y LA MUJER ... ( otra cosa que se diga es verso obsecuente pseudocultural y
necio)
El hombre es la más elevada de las criaturas.
La mujer es el más sublime de los ideales.
Dios hizo para el hombre un trono; para la mujer un altar. El trono exalta; el altar santifica.
El hombre es el cerebro, la mujer el corazón; el cerebro da la luz; corazón produce el amor. La luz
fecunda; el amor resucita.
El hombre es fuerte por la razón; la mujer es invencible por sus lágrimas. La razón convence, las
lágrimas conmueven.
El hombre es capaz de todos los heroísmos; la mujer de todos los martirios. El heroísmo ennoblece; el
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martirio sublimiza.
El hombre tiene la supremacía; la mujer la preferencia. La supremacía significa la fuerza; la preferencia
representa el derecho.
El hombre es un genio; la mujer un ángel. El genio es inmensurable; el ángel indefinible.
La aspiración del hombre es la suprema gloria. La aspiración de la mujer es la virtud extrema; la gloria
hace todo lo grande; la virtud hace todo lo divino.
El hombre es un código; la mujer un evangelio, el código corrige; el evangelio perfecciona.
El hombre piensa; la mujer sueña. Pensar es tener una idea; soñar es tener en la frente una aureola.
El hombre es un océano; la mujer un lago. El océano tiene la perla que adorna; el lago la poesía que
deslumbra.
El hombre es el águila que vuela; la mujer es el ruiseñor que canta. Volar es dominar el espacio. Cantar
es conquistar el alma.
El hombre es un templo; la mujer es el sagrario. Ante el templo nos descubrimos; ante el sagrario nos
arrodillamos.
En fin: el hombre está colocado donde termina la tierra; la mujer donde comienza el cielo.
LA PUSILANIMIDAD
Pidamos vernos libres de la PUSILANIMIDAD. Palabra que significa "alma empequeñecida". El alma
embarrada. Su vuelo siempre al ras, sin dirección ni potencia. En la batalla conoce de trincheras
profundas y escondrijos, y así cree combatir, pero no sabe de banderas rescatadas por manos propias. La
sombra de la cruz le pesa sobre sus hombros de lino fino. Le atrae y fascina la luz del misterio revelado,
pero teme perderse a si mismo si se avecina a su esplendor por el sacrificio y la oración. Camina por
claroscuros, anhelando fuegos ardientes….a distancia, siempre a distancia. Su inteligencia se complace
y busca las verdades eternas, y su voluntad las olvida. Sus ojos brillan imaginando luces celestiales,
aunque se cubre los ojos y la cara ante la luz de una vela. Es cabeza de tortuga retraída cuando la mano
del Padre la acaricia con la prueba sutil, con la astilla de una cruz,... de la cruz siempre temida...
CONTRA LA PUSILANIMIDAD, ACTUAR CON MAGNANIMIDAD...
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A QUIÉN ENAMORA...
*… ¿te enamoras o te enamoran?...* “caer en el amor”, enamorarse, es el nombre propio de
la vida… *es dejar de ser sordo* y empezar a escuchar con los oídos del otro… *es dejar de
ser mudo* y empezar a hablar con los labios del otro… *es dejar de ser ciego* y empezar a
ver con los ojos del otro… *no es ya tu corazón el que “sientes” dentro de tu pecho, sino los
latidos del corazón amado y que te ama*… si “te enamoras”, es el *enamoramiento narcisista*
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el que se enciende, obsesiona y apaga… si “te enamoran”, es el *amor el que te abraza, quema y te
convierte en don para el otro*… si “te enamoras”, vivirás frente al *“espejo” de tus sentimientos*
celando al otro… si “te enamoran”, contemplaras desde la *ventana del otro* y tus sentimientos pasaran
a segundo plano… si buscas “enamorarte” *vivirás pendiente* de llamar la atención a toda costa… si
buscas que “te enamoren”, *cuidarás y prepararás el corazón* para que ese amarse recíproco no sea
pasajero… *si, “caer en el amor”, enamorarse, es el nombre propio de la vida… pero no es lo mismo
que “te enamores” que “te enamoren”*… … ¿cómo cuidas y ayudas a los jóvenes para el verdadero
enamorarse?... (con el Evangelio de hoy, *San Marcos 7,31-37*)…
EXPERIENCIA EN EL INFIERNO
Una verdadera historia de vida de una dama de 24 años
Fui violada por un supuesto amigo (alguien en quien creía que podía confiar). Me fui avergonzada y conmocionada. No
podía contarle a nadie sobre mi terrible experiencia. Lo guardé para mí y seguí con mi vida normal.
Algunas semanas más tarde, después de regresar de una vigilia, empecé a sentirme débil, así que fui a un hospital cercano
y realicé algunas pruebas. Para mi mayor sorpresa, di positivo al embarazo.
Le dije al hombre involucrado que después de muchas súplicas me convenció de tener un aborto que se mantendrá en
secreto.
Fui a un aborto; sin embargo, antes del procedimiento, le pedí a Dios que me perdonara por lo que estaba a punto de
hacer y, en el proceso en que morí, abandoné mi cuerpo. Todavía mirando la forma sin vida en la mesa de abortos,
comencé a ascender, pero en un instante una fuerza me empujó hacia abajo a través de un túnel oscuro. No pude ver el
comienzo o el final de las paredes del túnel. Estaba oscuro, tan oscuro, vi telarañas como células en las paredes y en un
instante estaba en INFIERNO.
Vi a una mujer que había estado allí por más de cien años, estaba sumida en un profundo dolor y agonía, se derretía en las
llamas y el magma, como el líquido, volvería a unirse en la forma de la mujer. Ocurrió repetidamente. Sabía que estaba
en el infierno.
Empecé a arder y arder, tuve ganas de arrancarme el pelo de las raíces, porque el dolor era insoportable. Era como si mis
sentidos se magnificaran más de mil veces. La agonía de las quemaduras no fue suficiente. El grito de las personas bajo el
mismo tormento fue peor, fue tan fuerte que sentí que iba a quedar sorda, pero no dejaban de resonar en mis oídos.
Empecé a gritar, cuanto más gritaba, más débil me sentía, pero los gritos no hicieron más que gritar mientras me
debilitaba. Rechiné los dientes, pero ninguna forma de todas estas expresiones me hizo sentir mejor ... solo empeoró, más
allá de toda descripción. Estaba en un profundo tormento.
La peor sensación no era solo el dolor, el ruido, los gritos o el olor acre. Era la sensación de DESESPERANZA /
AMENAZA TOTAL. ESTABA CONDENADO PARA SIEMPRE. Sabía que estaba en el Infierno por siempre jamás.
No había salida. Comencé a clamar a Dios por misericordia.
En un momento, apareció Jesús y lloré más. Le pedí que me diera un segundo lugar del infierno para gritar que Jesús es el
Señor y morir de nuevo. Jesús respondió: "cuántos segundos hay en un minuto, cuántos minutos hay en una hora, cuántas
horas hay en un día, cuántos días hay en una semana, cuántas semanas hay en un mes y cuántos meses hay en un año y
¿cuántos años has vivido en la tierra? "Te he dado todos los segundos en tus años de vida y me fallaste.
Lloré más y le pedí que tuviera misericordia y por favor dame otra oportunidad para ir y contarle al mundo sobre el
INFIERNO. Le supliqué al Señor que me diera una oportunidad, incluso si volviera al mundo sin mis manos o mis
piernas, al menos deja que haya aliento en mi nariz. Comprendí mejor el adagio de que un perro vivo es mejor que un
león muerto. Incluso prometí contarle al mundo sobre mi suplicio si libera mi alma del tormento en el INFIERNO.
Él respondió: "Muchos se han ido de aquí para contarles, qué te hace pensar que te creerán, pero seguí suplicando por una
segunda oportunidad y mientras lloraba y crujía los dientes.
Jesús tuvo misericordia de mí, pero me advirtió con severidad que si no predicaba terminaría en el infierno. Él dijo: "dile
a mi gente que deje de jugar conmigo". En ese momento me desperté en la habitación del hospital.
Al principio tenía miedo de compartir mi horrible experiencia porque estaba preocupada por mi reputación, pero
finalmente me abrí cuando entré en contacto con un verdadero Profeta de Dios.
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Si estás leyendo esta publicación que significa que tienes la oportunidad de hacer un cambio y reconciliarte con Dios o si
eres tibio, es hora de dejar de jugar con Dios.
Las palabras por sí solas no pueden contar mi tormento en el infierno o el tormento de aquellos en el infierno.
Un lugar que ni siquiera desearías para tus enemigos o para los que más te han lastimado.
(Heb 9:27 ~ Y como está establecido que los hombres mueran una vez, pero después de esto el juicio.)
Si reconocemos que algún día nos van a quitar todas las cosas terrenales, entonces el anhelo por las posesiones materiales
nos importará mucho menos ahora. Debemos alejarnos de la indulgencia física, ya que el placer terrenal no deja ninguna
gratificación permanente.
(2 Pedro 3:11 ~ Viendo que todas estas cosas serán disueltas, ¿qué clase de personas debéis ser en toda santa
conversación y piedad?)
Oracion por aquellos que adoran escribir Amén, no terminarán en el INFIERNO. Por favor escriba Amén.
Ora para que Dios te perdone todos tus pecados y ten piedad de ti. Por favor no ignores esto. El infierno es real