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TRABAJO SOCIAL EN LÍNEA

TALLER RURAL
3 créditos

Profesor Autor:

Lcdo. Luis Rúa Sanchez, Mgtr.

Titulaciones Semestre

• TALLER RURAL Quinto

Tutorías: El profesor asignado se publicará en el entorno virtual de aprendizaje


online.utm.edu.ec), y sus horarios de conferencias se indicarán en la sección
Cronograma de Actividades

PERÍODO MAYO 2023 – SEPTIEMBRE / 2023


Índice

Tabla de contenido
Resultado de aprendizaje de la asignatura ...................................................................... 2

Introducción ..................................................................................................................... 2

Unidad 2: Estudio y aplicación de instrumentos para el análisis de la realidad: Social,


económica, demográfica y medio ambiental de la localidad ............................................. 4

Tema 1. Instrumentos Metodológicos comunitarios ......................................................... 4

1.1 Instrumentos de intervención comunitaria ............................................................... 5

1.2 Cartografía Social ................................................................................................. 10

1.3 Procesos para la implementación de los instrumentos cartográficos en el ámbito


desarrollo y social ....................................................................................................... 16

Tema 2: Análisis de la realidad comunitaria ................................................................... 30

2.1 Valoración social................................................................................................... 33

2.2. Sistema de indicadores económicos y sociales para el conocimiento de la realidad


social 36

2.3. Plan de ordenamiento y desarrollo territorial de las poblaciones rurales objetos de


intervención ................................................................................................................ 47

Bibliografía ..................................................................................................................... 62

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Resultado de aprendizaje de la asignatura

Potenciar procesos de intervención con la comunidad rural mediante la aplicabilidad de


modelos, métodos y técnicas de Trabajo Social para el conocimiento de la realidad social,
económica, cultural y medioambiental de contextos específicos en el sector rural.

Introducción

En la introducción del manual para el Trabajo Social Comunitario, Nieves Lillo Herranz y
Elena Roselló Nadal (2010) aseguran que, El Trabajo Social Comunitario constituye uno
de los niveles de intervención del Trabajo Social que ofrece un conjunto importante de
excelencias, no sólo desde la perspectiva de la propia disciplina sino también, desde la
perspectiva del profesional que le da vida. Varias son las razones de esta concepción
positiva. En primer lugar, la intervención comunitaria supone necesariamente trabajar
desde los tres niveles de acción: la comunidad engloba a los distintos grupos que, a su
vez, son configurados por distintas personas, sujetos de la intervención en sí. En segundo
lugar, la eficacia del Trabajo Social Comunitario implica, en su esencia, la implementación
de programas integrales de acción, lo que a su vez admite invertir en interdisciplinariedad,
Inter institucionalidad, interáreas... que enriquecen y hacen viable la consecución de los
objetivos de esta intervención colectiva.

Comenzamos por su concepción específica para centrarnos posteriormente en su objeto


(siempre en la doble consideración de objeto-sujeto) para que, desde estos
planteamientos iniciales, proponer el conjunto de modelos metodológicos aplicables a
este ámbito, desarrollando de entrada el proceso básico de procedimiento desde la
especificidad de lo colectivo, para complementarlo con otros modelos metodológicos que
lo enriquecen y complementan, añadiendo, así mismo, un muestrario de técnicas e

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instrumentos de intervención utilizables en este terreno de lo colectivo o comunitario.
Concepto, objeto, metodología y técnicas de una disciplina que se inserta, fluye y confluye
con una realidad social comunitaria determinada, compleja y global.

Esta afirmación exige, lógicamente, la toma de conciencia de la complejidad del contexto


social, grupal y personal en él y con el que trabajamos, lo que nos lleva a la constatación
de un dato básico de todas las Ciencias Humanas y Sociales de acuerdo con los
planteamientos contemporáneos que han venido haciéndose a propósito del llamado
paradigma de la complejidad. De hecho E. Morín (1994:100) en su Introducción al
pensamiento complejo ha subrayado el carácter multidimensional de toda realidad
precisando que, «toda visión unidimensional, toda visión especializada, parcial es pobre.
Es necesario relegarla a otras dimensiones». Por esto, habiendo expuesto ya el carácter
integral de la intervención, interrelacionamos los conceptos expuestos acerca del Trabajo
Social Comunitario con otros conocimientos, hechos, áreas, sistemas, fenómenos
sociales con los que mantiene una interacción clave para toda intervención comunitaria, y
que se encuentran en ese proceso vivo que actualmente se conoce con el nombre de
«complementariedad».

A través de los cuales introducimos brevemente elementos y ámbitos que deben tenerse
en consideración desde toda intervención comunitaria que se precie de eficaz. Un
conjunto de aspectos teóricos que, apoyados por una breve exposición de su evolución y
desarrollo en nuestro país, conforman el conjunto de conocimientos básicos para la
implementación de un programa de intervención comunitaria integral. A lo largo de estas
líneas también hemos pretendido dejar constancia de que el Trabajo Social implica un
posicionamiento profesional concreto que requiere una actitud apoyada en un paradigma
humanista dialéctico, de comprensión hacia el otro y su entorno, lo que conlleva, entre
otros aspectos, el rol profesional de apoyo en la toma de conciencia del individuo sobre
su persona y su entorno, desde una perspectiva individual, grupal y comunitaria, toma de
conciencia que se genera provocando su participación en todo el proceso de la
intervención.

Este enfoque de intervención recoge y asume la importancia y el auge que en nuestra


coyuntura actual tiene, y debe tener, el término de «comunitario», tanto desde una
perspectiva histórica, económica, política y social: las repercusiones económicas y la

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correspondiente exclusión económico-social, las nuevas formas de vida comunitaria, las
iniciativas sociales en la participación de nuestra vida social y colectiva, el interés político
y social de las autoridades locales más cercanas al ciudadano, sitúan al Trabajo Social
Comunitario como una de las alternativas importantes de intervención social.

Por lo tanto, este documento no se limita al ámbito del Trabajo Social; los últimos
profesionales incorporados a «lo social», están conformando equipos interprofesionales
que, desde sus diferentes contribuciones personales y laborales, parten de una
concepción metodológica común: la Intervención Comunitaria Integral.

Unidad 2: Estudio y aplicación de instrumentos para el análisis de la


realidad: Social, económica, demográfica y medio ambiental de la
localidad

Resultado de aprendizaje de la unidad: Reconocer los instrumentos metodológicos


para el estudio y análisis de la realidad socioeconómica, cultural, ambiental involucrando
proactivamente a la comunidad rural en el conocimiento de su realidad.

Tema 1. Instrumentos Metodológicos comunitarios

La esencia de un accionar idóneo siempre será un sustento teórico, puesto que éste dará
los fundamentos para intervenir adecuadamente. Y la etapa crucial para el consumo
primordial de estos saberes es el proceso estudiantil. En este sentido, Gordillo nos
menciona lo siguiente con referencia a la importancia de esta conceptualización
incesante:

"Los libros tienen utilidad en el proceso de conocimiento de la profesión; permiten llevar a


cabo una recuperación de aportes sobre la conceptualización (Metodología y Método),
desarrollos operativos (técnicas e instrumentos) y dimensiones implícitas (epistemológica,
ideológica, ética y contextual)” (Gordillo, 2007, p.121).

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Referente al consumo de saberes mediante los libros, esto debe ser una acción inherente
al Trabajador Social y no sólo el proceso de consumir ideas o aprender procesos
esquematizados sino la inflexión clave que será construir y deconstruir nuevas ideas y,
con esto, un nuevo Trabajo Social acorde al contexto económico, político y social que se
viva.

En consiguiente, el proceso praxeológico del Trabajador Social, el cual es llevado en su


totalidad a nivel institucional y no del todo a un nivel áulico, tiende en algunas ocasiones
a ser un practica mecánica y operativa, perdiendo así su esencia de transformación social
por cumplir estatutos institucionales. La praxis en el Trabajo Social se debe sistematizar
y comunicar para que se cumpla con el ciclo de la creación de nueva teoría y así
enriquecer la profesión y disciplina de las ciencias sociales y humanidades.

En cuanto a lo metodológico Gordillo (2007) menciona su postura:

La Metodología es entendida como un concepto global referido al estudio del


Método (o de los métodos) desde un proceso sistemático en el cual se
adquieren modos y formas de conocimiento; el Método es considerado como
el camino para obtener un fin de manera ordenada, desde un conjunto de
reglas. La sociología y psicología hacen referencia a lo plural; a diferentes
métodos; se infiere que en filosofía se refiere el método al pensar, mientras que
la sociología y la psicología lo diversifican en los métodos para pensar y para
actuar (p. 123)

En esta postura metodológica encontramos la última piedra angular para un


accionar fundamentado, debidamente estipulado y siguiendo un orden y estatutos. Sin
llegar a ser rígida, la metodología en Trabajo Social es esencial desde sus tres esferas
básicas: caso, grupo y comunidad desde donde actuamos y somos co-gestores de
procesos de cambio en los individuos-usuarios.

1.1 Instrumentos de intervención comunitaria

Así como se tiene un corpus teórico y metodológico, también se tiene un apartado


instrumental específico que potencializará y descifrará las tramas sociales a las que nos

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enfrentemos en la vida cotidiana profesional. Es por ello que hemos recapitulado estos
29 instrumentos claves para los profesionales del Trabajo Social:

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7
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Elaborado por: Guadalupe Jacqueline Ávila Cedillo

Las herramientas/instrumentos arriba señalados se pueden usar para la intervención con


familias, con comunidades, en instituciones y empresas. Es de suma importancia su
conocimiento y dominio, para optimizar procesos de atención y terminar con procesos
burocráticos.

1.2 Cartografía Social

Según Juan Manuel Diez Tetamanti () En el año 2007, en la Universidad Nacional de La


Plata desde la Cátedra de Trabajo Social I, se comenzó a pensar en la posibilidad de
aplicar una nueva herramienta de trabajo: la Cartografía Social. Esto generó un
intercambio muy dinámico, entre las carreras de Trabajo Social y Geografía y los
conceptos que cada una de ellas moviliza para su obraje diario.

Así, en 2008, se empezó a aplicar Cartografía Social en el espacio de Trabajo Social I, tal
como lo explican Zulma Hallak y Mariano Barberena en este libro. La experiencia inicial
anticipaba lo que luego sucedería: la apertura de un abanico inmenso de trabajo y
aplicabilidades, tanto para intervención, como para la investigación en las ciencias
sociales.

Así fue que entre los años 2008 y 2012 emergieron proyectos de trabajo concretados
en múltiples localidades de Argentina, Uruguay y Brasil. Estas aplicaciones de la
Cartografía Social tanto en terreno de trabajo de campo como en lo académico, generaron
la pauta del nacimiento de la puesta en práctica de la Cartografía Social, fundándose
una modalidad de aplicación mutante y en permanente construcción, con puesta en
marcha en diferentes lugares (rurales y urbanos) y variando en modos de implementación
y pruebas metodológicas.

Si algo quedará claro luego de la lectura de los capítulos que componen este libro,
es que la Cartografía Social es «un método de construcción de mapas -que intenta
ser- colectivo, horizontal y participativo». Esta particularidad, que a primera vista
parece responder a la moda actual en los métodos de intervención e investigación,
rescata los modos más antiguos de construcción de mapas: el colectivo. Este modo
colectivo hace fuerza sobre todo en dos cuestiones: inicialmente considera al
conocimiento del espacio banal (Santos 1996), al territorio como plural de modo que
quienes participan en la «obra» del mapa poseen saberes diversos sobre «el lugar»; y,

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por otro lado, contempla que el resultado de ese mapeo es colectivo y horizontal; por lo
que para obrar del mapa debe existir un intercambio, un debate y un consenso.

En síntesis, la obra final de un mapa realizado a través de la Cartografía Social, implica


una tarea compartida, con fuerte intercambio de ideas, un debate sobre acciones,
objetos, y conflictos; y finalmente un consenso. En ese momento, el mapa se transforma
en un texto acabado que habla de un espacio compuesto por acciones y objetos en
conflicto, pero escritos mediante un consenso. Esto es esencial, ya que el mapa
tradicional carece de ese pasaje, siendo legitimado según quien lo construya, por un saber
técnico-académico, gubernamental o militar.

En este sentido, es necesario rescatar la importancia del «poder de la cartografía».


Quién sabe dónde están los objetos, dispone de herramientas para comandarlos. En
este derrotero, trabajar con cartografía (incluso en la tradicional); la construcción de
mapas en sí, es una práctica que permite, por un lado, no apartarnos de la asociación de
datos reales representados en un texto dibujado, y por otro; en el sentido de la
organización, ubicar esos datos en el mapa para leerlos en lo que podríamos llamar una
fotografía incompleta del terreno. En el caso de la Cartografía Social, esa fotografía
es un filme colectivizado y al ser dinámica, siempre estará incompleta; aun cuando
ésta haya finalizado. Pues no hay final, el mapa es un relato dinámico. Los mapas no
sólo representan el territorio y lo producen cumpliendo la función de familiarizar al
sujeto con el entorno; el mapa también naturaliza el orden de las relaciones que le son
permitidas con el espacio, cumpliendo una función ideológica (Montoya Arango.
2007:157). En el sentido de lo que postula Montoya Arango, reconocer al mapa como un
mensaje social, implica una labor de descomposición de la retórica y las metáforas
cartográficas, y un alejamiento del pensamiento positivista para adentrarse en la teoría
social, prescindiendo por principio de la neutralidad y la objetividad con que se ha
revestido hasta ahora el saber científico.

En la Cartografía Social se desliga de esa neutralidad y objetividad. El mapa es


subjetivo y comunitario. Es un mapa festivo y aparentemente caótico, porque es dinámico
y vive; en contrapartida al solitario mapa de los Institutos Geográficos. Esto no implica
que uno sea más valioso que el otro; lo que marca el límite es una diferencia de génesis.
Mientras que el mapa tradicional nace normado, el social lo hace consensuado; mientras

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que el tradicional es obrado de modo vertical, el social es horizontal. Sin embargo,
ambos comparten el poder de la cartografía. En este sentido, John Harley (2001) señala
que el cartógrafo es un sujeto social, inmerso en intereses políticos que configuran la
realidad social de su tiempo, su conocimiento no es neutro ni imparcial, está inserto
en las tramas del poder y su conocimiento es instrumentalizado por aquel. Por esto,
en Cartografía Social el cartógrafo es colectivo. No hay cartografía sin comunidad.
Esta colectivización involucra que los objetos y acciones existentes en el espacio sean
compartidas e intercambiadas. Así, cada integrante del obraje advierte nuevos objetos y
nuevas acciones. Los cartógrafos del mapa social son aprendices de su propio
espacio; espacio que al mismo tiempo se encuentran creando. La propia construcción de
un simple mapa ha demostrado en las experiencias de trabajo sorprender a los integrantes
de la obra: los cartógrafos se admiran del espacio geográfico que encuentran creando
conocen más allá de sus palabras. De este modo, al finalizar la tarea, los participantes
no sólo construyen un texto que habla del espacio geográfico, sino que pasaron por un
debate sobre el territorio que los acercó a él. Al finalizar el mapa, todos conocen más el
territorio. Al conocer más el territorio se amplían las posibilidades de comando
comunitarias, que hasta ese momento estaban en poder de quienes concentraban el
conocimiento.

La distribución del conocimiento territorial se gesta en una obra colectiva, en la hechura


de un objeto: el mapa. Se produce un hecho geográfico: el participante reconoce,
renueva e intercambia su conocimiento territorial y lo manipula en un escenario.
Así, el territorio se ensancha y alarga para el participante que se reconoce en él como un
elemento que puede transformar el espacio.

La Cartografía Social está tenuemente normada en sus elementos iconográficos y


estructura interna de dibujo. La norma es consensuada entre los cartógrafos sociales y
tiene un objetivo general, determinado por el problema a tratar. Ese objetivo puede ser:
un mapa sobre conflictos barriales, sobre ubicación de recursos comunes, sobre
problemas ambientales, sobre la distribución del agua en una comunidad, etc. Atento
a que la norma de construcción del dibujo, del mapa es normada colectivamente, el
resultado final es complejo de sistematizar en modo gráfico. Por ello, la obra final del
mapa es acompañada de una explicación oral y en ocasiones escrita. Esto hace que el
mapa en sí mismo, sea un elemento inacabado. El mapa es acompañado por una

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explicación oral que lo completa. El mapa y esa explicación, sólo realizable por
quienes construyeron el mapa, constituyen el texto que referencia el problema
tratado inicialmente. Así, el mapa obtenido de la Cartografía Social es un elemento
complejo de sistematizar; en contrapartida a los modernos sistemas digitales de
información geográfica, que intentan sistematizar y ordenar todos los objetos y datos para
luego gestionar.

La sistematización compleja, colabora con la emancipación territorial y con la


construcción de nuevos territorios a partir del debate y el consenso, alejándose -en la
práctica de implementación- de planificaciones rígidas y esquemas técnicos –
académicos tradicionales. La sistematización compleja, la cual se presenta en otro
capítulo, apunta una socialización de datos territoriales más interna, que externa.
Acontece en el lugar y no fuera de él. En este sentido, los datos pertenecen al lugar de
donde emanaron y no son compartidos mediante sistematizaciones sistematizadas
con lo externo. Antes, son compartidos en lo interno para ser debatidos y
consensuados en presencia de un problema «local». La externalización puede
llegar luego, o no; lo que implica una inicial introspección comunitaria del espacio y del
problema, anterior a la externalización, exportación de datos o publicación. Así, la
Cartografía Social hace un recorrido desde adentro hacia afuera, en la generación del
mapeo y no a la inversa, como sucede habitualmente en la cartografía tradicional.

La yuxtaposición de objetos y la complementariedad de acciones que dan como


resultado el lugar -el espacio visible- con huellas palpables o rescatadas del paso del
tiempo, son fieles testigos de la construcción de un espacio derivado. Esa yuxtaposición
de objetos y de acciones de modo sincrónico y diacrónico es la que conforma la
filmografía espacial. Hay un tempo particular en cada «lugar» que traza una sincronía
constante, al compás de las particularidades «locales» y una diacronía señalada en la
existencia o no de objetos, de elementos emplazados o desplazados del espacio
geográfico.

La Cartografía Social rescata ese movimiento sincrónico y diacrónico al igual que


un filme. Un filme en el que los cartógrafos, como habitantes del «lugar», son creadores
participantes de su propio mapa. Mapa desde el que podrán intervenir finalmente, en el
territorio real y concreto.

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En la construcción del mapa, puede existir una renunciación del pasado, tanto en el mapa
como en el texto final. Allí, los objetos, acciones, recuerdos y prácticas del pasado son
dibujadas y puestas en valor comunitario. Incluso algunos objetos ya desaparecidos,
pueden volver a estar presentes a través del mapa del pasado. Así, el mapa del pasado
se transforma en un elemento de anclaje para lo que se denomina vertebramiento
inercial (Diez Tetamanti: 2012).

El vertebramiento inercial ocurre dentro de la orquesta espacial de racionalidades y


contra-racionalidades, como emergente conflictuado de acción local. Los viejos objetos
que formaron parte de esa totalidad en otro periodo, emplazados hoy como huellas y
elementos obsoletos, persisten latentes en muchas ocasiones. Así, un plato giratorio
de locomotoras que permanece en una estación ferroviaria por casi treinta años
como un objeto más de los tantos obsoletos. En los casi treinta años de desuso, la
estación no tuvo funcionalidad definida. Fue estación, casa, chiquero, lugar de
esparcimiento... Sin embargo, estuvo allí, entre los yuyales de atrás de la estación, como
también estuvo en esas condiciones el edificio de los talleres ferroviarios, o un viejo cine.
Mientras tanto, no se repararon locomotoras ni se proyectaron películas. Pero los lugares
continuaron llamándose «Taller», «Cine» y «Plato giratorio de locomotoras». Allí
estuvieron, latentes, aparentemente inactivos, ocultos y presentes al mismo tiempo.

La memoria de quienes vieron esos objetos en funcionamiento o el conocimiento de que


«eso» servía para tal cosa, mantuvo latente su existencia inicial. Por otro lado, esos
objetos permanecieron en lugares de dominio público y comunitario. Esos en particular,
porque es cierto que existen objetos similares que fueron invadidos por la propiedad
privada o retirados del lugar sin dejar rastro.

A partir de trabajos de campo en diversas pequeñas localidades rurales, en donde no se


aplicó Cartografía Social, se observó que, en los momentos de crisis, de emergencia de
nuevos grupos, de búsqueda de lugares comunes; estos elementos se presentaron
como factibles de ser ocupados por la población local y utilizados con fines comunitarios.
Así, los objetos, la estación del ferrocarril pudo haberse convertido en un museo. Museo
como guardería de los objetos inertes, sólo para exhibirlos detrás de un cristal, pero
muertos. Para exhibir aquello que perteneció a un periodo anterior. Sin embargo, los
objetos existentes y portantes de significado y valor latente, desencadenaron un

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vertebramiento inercial. «Una recuperación de la fuerza latente en el objeto y la
memoria, que colabora en la aceleración del movimiento y luego intenta innovar y
accionar para el desarrollo del lugar» (Diez Tetamanti: 2012).

En el vertebramiento inercial se recupera desde la acción un objeto que se encuentra


latente, se lo apropia y se prosigue con parte de su fuerza de significación inercial. Allí
está el objeto, ese que es fijo, forma parte del lugar y de la totalidad. Por lo tanto, el
objeto latente, puede ser también un facilitador de inercias y desencadenante de
acción si se encuentran en él aquellas propiedades que lo reaplican activamente como
sistema de objetos activos.

Si hay un vertebramiento inercial también puede haber posibilidades de un desvertebra


miento inercial. Si los objetos con fuerzas latentes son forzados a ejercer funciones sin
poder ejecutar apropiación, de modo casi obstinado los objetos pueden entonces
entorpecer las intencionalidades de desarrollo puestas en él. En este sentido, la
intervención externa (en algunas ocasiones mediante políticas públicas o a partir de
financiamientos a proyectos locales), crean el escenario para forzar acciones en un
espacio que mutó y no posee lugar para el emplazamiento de objetos o acciones
extemporáneas.

En este contexto, la Cartografía Social abre la puerta para pensar en la facilitación


de un vertebramiento inercial desde el mapa, para luego avanzar sobre el territorio.
Esto es sencillamente, mediante la recuperación de objetos y acciones del pasado sólo
existentes en las memorias, como elementos portadores de activación para
nuevas propuestas. Concretamente, cuando se trabajó con la problemática de la basura
en el sur de la provincia de Chubut, algunos pobladores recordaron que hace unos años
se habían colocado cestos de basura en las cuadras. Ese recuerdo fue dibujado y
compartido por otros. Los más jóvenes, desconocían esa existencia pasada. La
recuperación del dato en el mapa permitió imaginar colectivamente, una localidad con
cestos de basura. Si en algún momento ese objeto fue utilizado, podrá ser puesto en
nuevo uso en el futuro. Así, el objeto del pasado como elemento del espacio, es
pensado como elemento del futuro. De este modo, el problema buscó un elemento
del pasado para resolverse. Lo colocó en discusión en el presente y lo planifica en el
futuro como posible nuevo elemento. Lo interno, el objeto interno «cesto de basura»

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realiza un recorrido diacrónico y se pone a prueba sincrónicamente: ¿por qué no
resultó? ¿qué hizo que los cestos hoy ya no estén? ¿cómo podemos hacer para que los
cestos estén nuevamente, aprendiendo del proceso vivido? El concepto de
vertebramiento inercial se pone así a prueba como un concepto que horizontaliza la acción
interna y local; procura un territorio futuro tomando el pasado interno como propio y crítico.

Finalmente, la Cartografía Social propone la construcción de un espacio conocido


y comandado localmente. Para ello, ensaya en el papel y luego actúa en el barro. En
virtud de la intensa movilidad de objetos y acciones externas e internas que existen
actualmente en los territorios, la Cartografía Social permite crear un mapa local con fuerza
en lo interno y visibilidad de lo externo. En el mapa elaborado mediante cartografía
social lo «local» crea lo «regional» al tiempo que lo caracteriza desde lo interno. Por eso,
hay una cierta emancipación del mapa tradicional, pero sin anularlo. El mapa es así, no
sólo una creación colectiva debatida y consensuada; es la puesta en marcha de un
proceso de intercambio y debate que permitirá el nuevo territorio posible, diseñado
y soñado por sus propios moradores.

A partir de lo expuesto es que se plantea la posibilidad de utilizar esta metodología


como integrante de futuros procesos de investigación e intervención en lo social. La
creación de un texto complejo y dinámico intensifica el alcance de posibles respuestas a
preguntas y demandas. Esta intensificación está propiciada, en definitiva, por la
inclusión del dibujo como elemento del texto, la participación comunitaria sincrónica
y la libertad de creación de todos aquellos involucrados en el proceso.

1.3 Procesos para la implementación de los instrumentos cartográficos en el ámbito


desarrollo y social

Desde la complejidad de los escenarios actuales de intervención en lo social, lo territorial


se presenta como un espacio de mirada y análisis que requiere de lecturas que
trasciendan las descripciones formales o meramente descriptivas o cuantitativas.

El territorio construye subjetividad y es construido desde ella. Lo territorial es memoria,


recuerdos y «previsiones extrañas» poseyendo también diversas posibilidades de
acceso a la multiplicidad de imágenes, representaciones, imaginarios y sentidos que

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trasciende a la realidad objetiva desde fisonomías que cambian a partir de innumerables
expresiones.

La intervención social actúa sobre el cuerpo y la subjetividad, pero también, en interacción


y diálogo con el territorio. Desde ese encuentro se construyen diferentes formas de
producción de saber y significaciones sobre el mundo de la vida y su
cotidianeidad. Ese saber, también interactúa con el territorio, retorna: se transmite e
inscribe las alteraciones que surgen en sus trazados, fluye sobre él, lo transforma, lo
intensifica, lo desbloquea y expone. El territorio, de esta manera puede ser
entendido como una construcción social que se desarrolla a partir de las
significaciones y usos que los sujetos construyen cotidianamente, a partir de historias
comunes, usos y sentidos. Así como sujetos somos seres con historia, el territorio también
la tiene y esa historicidad es construida en forma colectiva.

Allí, desde la historicidad, el territorio se transforma en un «lugar» delimitado desde


lo real, lo imaginario y lo simbólico. Esa delimitación, marca los bordes que lo encierran
en sí mismo, pero, como tales, esas orillas están en constante movimiento y con una
turbulencia que trasciende los bordes y se entromete en su integridad.

En el territorio es el lugar donde la identidad y la pertenencia son constituidas como


fundamentos de la cohesión social, ya que éste es habitado por la memoria y la
experiencia. Es posible entender a la identidad social como una serie de atributos
reconocibles en un sujeto y que son acompañados por otros miembros de su grupo de
pertenencia, esa construcción social de la identidad se entrelaza con lo cultural donde se
conjugan una serie de pautas y valores también compartidos. Es posible también
definir lo territorial desde estos aspectos ampliando de esta manera las alternativas de
mirada.

El territorio es también el espacio que acoge, cobija y en cuyo seno se desarrolla la vida
social, la actividad económica, la organización política, o sea, el presente y el futuro de
una comunidad social. En él se inscriben las huellas de cada sociedad. El territorio es
en definitiva un espacio construido desde lo social, concentrando en él una larga
serie de interacciones y prácticas sociales. Pero también puede ser entendido desde una

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perspectiva de movimiento donde se entra y se sale de él, es decir que esa implicancia
con el movimiento significa entrar y salir del territorio.

A esa movilidad G. Deleuze (2002) la denomina «des territorialización» …

Por ejemplo, luego caí en la cuenta de que en Melville se repetía todo el tiempo la
palabra «outlandish», y outlandish –en fin, lo pronuncio mal– significa exactamente
el desterritorializado, palabra por palabra… no hay territorio sin un vector de salida
del territorio, y no hay salida del territorio, desterritorialización, sin que al mismo
tiempo se dé un esfuerzo para reterritorializarse en otro lugar, en otra cosa
(p. 421).

Las Cartografías Sociales nos aproximan a ese juego de entrada y salida, es preciso irse,
para volver a entrar, «re territorializarse» y reconocer más y nuevas singularidades en
cada espacio. De esta manera las Cartografías Sociales facilitan, esa entrada y esa
salida que permite verlo desde diferentes perspectivas y actores.

El acceso a lo territorial, se presenta como una necesidad para conocer e intervenir en


diferentes procesos sociales. Si el territorio es también historia, tiene inscripto en sí mismo
dificultades y posibilidades de resolución. Las cartografías sociales se presentan como
un instrumento, o metodología que construye el acceso a ese conocimiento, tanto
como a sus posibilidades de transformación.

Las cartografías como dispositivos de intervención abren nuevos escenarios aportando


una mirada diversa y compleja de lo territorial. Pero, por otra parte, las cartografías
también facilitan la construcción de conocimiento colectivo y desde allí, posibilitan
generan acciones que tienen la capacidad de transformar escenarios, lugares y
diversos espacios, incluso institucionales. Como forma de poner en imágenes la realidad
facilita el encuentro de diferentes lenguajes, saberes, representaciones y deseos
colectivos. De este modo como modalidad de intervención grupal, también se logra dar
un carácter mancomunado a la acción.

La aplicación de las cartografías sociales conjuga, la palabra, la observación, y la


construcción en conjunto a través de las representaciones de mapas, produciendo
diferentes formas de intercambio y retroalimentación. Dentro de este dispositivo

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de intervención es posible construir diferentes y múltiples transcripciones,
interpretaciones y miradas que proponen y expresan diferentes maneras de
comprender y explicar a con la posibilidad de generar acuerdos y consensos.

Desde lo metodológico, las cartografías proponen diferentes lenguajes, lo escrito, la


palabra, los gráficos y la posibilidad de expresar el territorio desde diferentes
formas de aproximación, convocan a una polisemia que facilita los procesos de
intervención en la medida que pueda ser expresada. A partir del lenguaje gráfico, se
muestran otras posibilidades de encuentro, que permiten diferentes formas de mirada a
lo territorial, tanto desde la aproximación como desde la toma de distancia. En ese
cambio de perspectivas acompañado por el relato, la interpretación y diferentes
formas de circulación de la palabra se construye una nueva forma de conocimiento
esencialmente dinámica, constituyéndose de alguna manera una nueva modalidad
discursiva donde se plasma lo escrito y los gráficos puestos dentro de una escena
determinada. Así es posible pensar a las Cartografías Sociales como una forma de
lenguaje. La intervención es lenguaje en la medida que transforma, se inscribe y circula,
de allí que las cartografías se presenten como un nuevo instrumento de intervención
social que escenifica situaciones, describe telones de fondo y tiene la capacidad
de aproximarse a la construcción de mundo de los actores sociales.

La realidad «posee un entreverado estilo» que quizás pueda ser dilucidado en su


complejidad a través de formas de conocimiento que no busquen la exactitud
objetiva, sino formas de aproximación subjetiva que puedan dar cuenta de parte de
las imágenes y los sueños que nos rodean, la novela, tal vez, lo resuelve, pero
también es posible pensar formas organizadas de conocimiento de la realidad que
construyan relatos surgidos de la subjetividad de los actores sociales. La confusión
que signa los espacios actuales de intervención requiere de nuevas historias
que dialoguen con las viejas, pero que puedan emerger a través de otras formas de
expresión.

Las Cartografías Sociales desde una perspectiva metodológica se presentan como un


proceso que se lleva adelante a través de diferentes actividades, donde el tiempo que
transcurre está signado por ellas y sus propósitos. Como forma de mirada singular a la
realidad desde diferentes formas de apertura a ésta, las cartografías tienen la

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posibilidad de expresar confrontaciones, contradicciones, consensos y soluciones. Las
Cartografías Sociales permiten diferentes formas de conocimiento de lo territorial. En
este aspecto sobresale la posibilidad de acceder al territorio incorporando elementos
fácticos, pero también subjetivos. Desde esta perspectiva, lo subjetivo implica la
acción y la representación de los actores sociales atravesados por circunstancias
históricas, culturales, económicas y culturales. En definitiva, las cartografías sociales
se involucran con la posibilidad de conferir visibilidad desde la identidad del
territorio, facilitando el acceso a éste desde un compromiso con su pasado, presente y
futuro de los diferentes devenires que acontecen en una localidad o región.

Las Cartografías Sociales como instrumento de intervención se trabajan partiendo


de la identificación de categorías, variables e indicadores con la finalidad de organizar una
primera etapa de la información. Para tal fin, es relevante definir el sentido de la acción,
la intencionalidad de la misma y la escala de ésta, a nivel barrial, local y regional. Esta
modalidad de intervención es esencialmente grupal. Un grupo, dentro del proceso de
intervención social a través de cartografías puede ser entendido como un determinado
número de personas que tienen como perspectiva alcanzar un objetivo común vinculado
con el conocimiento y la interpretación del territorio, formando parte, durante un período
de tiempo dentro de un proceso de comunicación e interacción. De este modo se presenta
como necesaria la construcción de un sistema de pautas comunes junto con una
distribución de tareas. Pero, por otra parte, la interacción grupal que se produce
a partir de la aplicación de cartografías sociales genera nuevas modalidades y
visiones, tanto desde lo grupal como desde lo territorial.

A su vez esa nueva forma de grupalidad comienza a interactuar con lo territorial. La


posibilidad de entender lo grupal como un proceso que se abre a una serie de
perspectivas imaginarias y reales, teniendo como horizonte la cohesión en el desarrollo
de la tarea y la posibilidad de rever o visualizar lo territorial desde múltiples miradas
que se sintetizan en propuestas de intervención. En otras palabras, la utilización
de dispositivos grupales desde las cartografías sociales tiene dos formas de registro,
por un lado, la propia integración del grupo y por otro la elaboración de estrategias que
permitan re significar lo territorial.

20
Las cartografías pueden ser asociadas a diferentes formas de reconocimiento,
especialmente desde lo visual, pero también desde el relato. Contar la historia de un
barrio y ubicar sus puntos sobresalientes desde lo territorial permite articular las diferentes
formas del relato con lo percibido, donde las imágenes tienen la posibilidad de cobrar
formas más relacionadas con las significaciones que les otorgan los propios actores
sociales.

Las narrativas vinculadas con el territorio se sustentan a partir de diferentes


elementos como la naturaleza, el paisaje, los aspectos medioambientales, lo cultural, las
formas de explicación de las circunstancias que lo rodean, los sueños y deseos y las
fronteras que se demarcan desde una articulación singular entre lo material y lo
simbólico. Desde el lenguaje se construye la identidad territorial, donde es posible
reconocer la integración de las continuidades históricas, el socioculturales.

Los relatos que surgen de estas formas de contar historias dentro del contexto de
un proceso de intervención con cartografías, pero esta manera de describir tiene
diferentes aspectos donde se conjugan la palabra y la imagen, en forma de memoria
visual.

De este modo, la memoria visual también articula lo significativo y lo simbólico con el orden
de lo real. También este proceso se relaciona con las posibilidades de interpretación
que surgen de recoger la memoria visual, lo que permite o, a veces, requiere la
complementación con otros instrumentos y métodos. Así, las cartografías pueden ser
complementadas con representaciones teatrales, murales, fotografías y filmaciones que
van ampliando la disponibilidad de recursos para acceder a lo territorial desde diferentes
lenguajes.

El territorio, como espacio de contención de los escenarios sociales, puede presentarse


en forma heterogénea, con distintas lógicas, diferentes formas de comprensión y
explicación de los problemas sociales desde los propios actores que lo habitan.

Estas territorialidades son vividas por distintos grupos sociales en espacios donde la
fragmentación vincular y la pérdida de lazo social generan e inscriben en las
historias sociales, diferentes formas de padecimiento y elaboración de resistencias
subjetivas e inter subjetivas. Estas diferentes historias amplían desde la práctica

21
la noción de cuestión social, así, la aproximación a lo subjetivo permite conocer con
mayor profundidad los problemas sociales sobre los que se interviene. Incorporando de
esta forma más instrumentos de análisis y conocimiento.

De ahí que la intervención desde lo territorial se acerca a la noción de espacios


macrosociales, y también a la de escenario de intervención. Desde estas, se hace
posible comprender y explicar las diferentes expresiones de la cuestión social abarcando
distintos ángulos, perspectivas y visiones.

Las Cartografías Sociales, se presentan como un instrumento capaz de dar cuenta de


esos procesos, construcciones y significaciones, no solo desde una visión descriptiva,
sino, generando, desde su propia aplicación diferentes formas de integración y
posibilidad de recuperación del lazo social perdido aún desde de la persistencia del
discurso neoliberal.

1.4. Análisis e interpretación de los instrumentos cartográficos aplicado en la


comunidad

La propuesta reconstruye el método de trabajo y lo ajusta a la experiencia de


aplicación. Se propone trabajar con el siguiente dispositivo de análisis, para los
mapas confeccionados grupalmente en terreno. El siguiente dispositivo ha sido
elaborado con un sentido que contempla tres etapas de intervención /
investigación, utilizando la Cartografía Social.

La primera etapa, de «Problema» se propone como metodología de intervención la


Cartografía Social que permite la obtención de datos sobre el trazado del territorio,
para su posterior representación técnica y artística, como parte del proceso donde
es la población la que participa en la definición del o los problemas de la comunidad
en la que vive.

Los «mapas problema» son aquellos realizados a partir de la coordinación del


equipo de investigación junto con la población involucrada en el proyecto. Estos
mapas no pueden ser elaborados por el grupo de intervención / investigación.

22
La segunda etapa de «Sistematización y Análisis» donde el equipo investigador
realiza la tarea de síntesis en un solo mapa que se sintetiza en un mapa global
que incluye tres mapas hacia el interior; donde queda registrado el procesos global
que involucra: un mapa problema, donde se destaca el desarrollo del problema
expresado en pasado, presente y futuro; un segundo mapa de relaciones y prácticas
expresado en pasado, presente y futuro y un tercer mapa de conflictos, donde
también queda registrado el pasado, el presente y el futuro; y como parte de la
tercer etapa que denominamos de «Resolución y Síntesis». Se trata de la instancia
que corresponde al momento de devolución a la comunidad y un nuevo momento
de participación dialógica entre el equipo de intervención-investigación y la población
participante en el proceso, para resignificar los mapas construidos y lograr una
nueva síntesis.

A continuación se explican cada una de las etapas, así como la perspectiva de


análisis adoptada desde el dispositivo de procesamiento de Cartografía Social.

Pasos para el análisis de los mapas: Dimensiones planas

23
El grupo de intervención / investigación se reúne y analiza los mapas
confeccionados en la etapa “problema; para ello, el grupo de investigación
confecciona tres mapas que representen las relaciones, las prácticas y los conflictos
a partir de los elementos constitutivos del espacio expresados en los mapas
elaborados en la etapa “problema”.

La construcción de los mapas elaborados por el grupo de investigación se


operacionaliza atendiendo a tres dimensiones planas. Una advertencia: denominamos
planas en tanto no dan cuenta de lo dinámico de la vida social, sino queda un
registro estático, a modo de fotografía de las relaciones, prácticas y conflictos.
El conjunto de estas tres dimensiones constituyen y configuran lo que
denominamos problema; de este modo es posible dotar a los mapas de un espesor
temporo-espacial.

Sobre la base de esta secuencia avanzamos sobre la definición conceptual que


guía al equipo de investigación en el proceso de elaboración de los mapas
síntesis, a partir del registro de los dibujos realizados por la población participante;
y en paralelo el equipo de investigación, genera otros registro de campo7 donde
se anotan percepciones, dichos, expresiones, anécdotas y la dinámica adoptada
por los grupos en el espacio de taller participativo. De este modo al finalizar los
talleres participativos se cuenta con distintos registros.

Mapa de relaciones: involucra las relaciones sociales expresadas y registradas por


la población en los mapas “problema” (todos sintetizados en un único mapa).
Entendemos que las personas son y se constituyen en relación con otros, y
que estos modos de relacionarse configuran los espacios y las prácticas que se
desarrollan, en cada caso, atendiendo al problema que se aborde. Las relaciones
pueden ser expresadas en pares dialécticos como Público – Privado / Externo
– Interno / Gobierno – Población / Población – Población / Instituciones – Población
/ Instituciones – Instituciones / Nuevo – Viejo. Debe tenerse en cuenta que, de
acuerdo a la problemática abordada, se establecen criterios de relevancia o no de
los pares dialécticos mencionados; o en tal caso pueden adoptarse otras
relaciones sociales no contempladas en esta clasificación.

24
El dispositivo de procesamiento de Cartografía Social adopta la técnica de de
Talleres Participativos coordinados y organizados en forma conjunta entre equipo
investigador y referentes de la población. La dinámica de los talleres depende de la
población participante, es decir, de la cantidad de personas. Según sea cada
caso se dividen en grupos compuestos entre 5 y 7 personas. Cada grupo es
coordinado por un integrante del equipo de investigación quien guía el proceso de
construcción del mapa y realiza registros in situ en su cuaderno de campo.

Como parte del proceso de intervención-investigación entendemos por registros:


los materiales escritos y audiovisuales que incluyen imagen fija (fotografía), imagen
en movimiento (filmación) y grabaciones sonoras y las producidas por los participantes
de los talleres.

Mapa de Prácticas: involucra las prácticas sociales expresadas en los mapa


“problema” (todos sintetizados en uno). Las prácticas sociales refieren a «la relación
práctica con el mundo, esa presencia preocupada y activa en el mundo por la cual
el mundo impone su presencia, con sus urgencias, sus cosas por hacer y por decir,
sus cosas hechas para ser dichas» (Bourdieu, 2007: 85). Por lo tanto entendemos
que involucran los sistemas de acciones ejecutadas en relación con los objetos;
de este modo entendemos el territorio como un espacio territorializado donde se
dan estas prácticas sociales expresadas en los mapas “problema”. En este sentido
entendemos que el espacio se encuentra indisociable de lo que Milton Santos
denomina como sistema de objetos y de acciones. La acción como parte de un
sistema de acciones «no es un comportamiento cualquiera, sino un comportamiento
orientado en el sentido de alcanzar fines y objetivos» (Rogers, E. 1961:302 en
Santos, M. 2000:67). Así, el espacio al plantearse como no permanente, se
encuentra en constante transformación y dinámica. Sintéticamente, para Santos «los
objetos son fabricados por el hombre para ser luego éstos la fábrica de la acción...
...los objetos contemporáneos surgen bajo un comando único y aparecen dotados
de intencionalidad» (Santos, M. 1994:90-91). Las acciones «son movidas por una
racionalidad conforme a los fines o a los medios, obedientes a la razón del
instrumento, a la razón formalizada» (Santos, M. 1994:91). Así objetos y acciones

25
no funcionan aisladamente, sino en sistema que precisa de un discurso que los
avale, los imponga o bien deponga.

Se asume desde esta propuesta metodológica que el territorio es la conjunción


entre lo objetivado y los modos en que las poblaciones producen el territorio a
partir de sus relaciones sociales, prácticas del habitar el territorio. En tal sentido,
la práctica de enunciar, la práctica del habitar el espacio (urbano-rural) forman parte
de este proceso. En la vida cotidiana las personas relatan, leen e imagina
mapas, construye recorridos, encuentra lugares y practica espacios, de este modo
la palabra articulada es un lugar practicado donde definimos a los mapas como el
registro de los espacios como lugares practicados (De Certeau, 2000: 129).Desde
esta perspectiva las prácticas sociales producen y son producidas en la dinámica
social, configurando relaciones sociales entre los grupos e instituciones y-o entre
instituciones, por lo tanto las prácticas sociales refieren a productos objetivados y
a productos incorporados a la práctica histórica. Nos referimos a la relación
existente entre prácticas sociales y habitus entendidas como «sistemas de
disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructurantes (Bourdieu,
2007:86). De este modo lo sincrónico y diacrónico se asumen en relación
dialéctica donde las prácticas sociales se producen en un espacio-tiempo que es
histórico.

Mapa de conflictos: involucra los conflictos expresados en los mapa “problema”


(todos sintetizados en uno). Los conflictos se refieren explícitamente a los suscitados
entre los objetos y las personas en la dinámica de relaciones sociales que
producen prácticas que se pueden identificar en relación con y entre los pares
dialécticos explícitos en el Mapa de Relaciones, en el marco de un espacio
territorializado y expresado en los mapas “problema”.

¿Cómo se hacen los mapas del grupo? La construcción de mapeos


fotogramáticos tempo:

El mapeo fotogramático tempo parte de la idea de una periodización de las variables


expresadas en cada uno de los mapas que denominamos “Sistematización y
momento de análisis». Este mapa constituye un dispositivo que

26
metamorfosea la articulación temporal de lugares en una continuidad espacial que
sustituye a una práctica indisociable de momentos particulares y de ocasiones, y
es entonces irreversible el tiempo no se repone, ni se regresa a las oportunidades
perdidas» (De Certeau, 2000).

Pensar la práctica de proyectar un territorio que se habita. Se registra en el-los


mapeos fotogramáticos los actos de la vida cotidiana como lugar practicado (De
Certeau, 2000: 129). Por lo tanto, los mapas se confeccionan en una misma
plantilla / papel (uno por cada momento) con un área central en donde se dibujan
los diferentes tempos en un mismo plano y con diferentes colores. Luego, al
margen, se dibujan los «tempos» desagregados en tres pequeños mapas
diferenciados (Ejemplo: pasado, presente y futuro). Esto nos permite tener una
desagregación de los diferentes tempos de análisis. En la terminología musical,
el tempo, es la velocidad con que debe ejecutarse una pieza de música. Pero
qué sucede con el tiempo en lo social, en el territorio. Para ello, Alfred North
Whitehead en «El concepto de naturaleza» (1994) dedica casi treinta páginas a
discutir sobre el Tiempo, a pensar en eso que dice –en palabras de Whitehead-
que si algo está pasando, hay una ocurrencia, un suceso a ser definido.
Whitehead dice que cada evento se extiende por sobre otros eventos, y por cada
evento se extienden otros eventos. Por lo tanto en el caso de las duraciones cada
duración es parte de otras duraciones; y cada duración contiene a su vez otras
duraciones que son parte de ella.

La metáfora de tempos (como velocidades del movimiento) y los fotogramas


(como placas de observación detenida) resultan marcar una periodización, en la
que finalmente convive un gran tiempo componente de la obra; una sincronía que
conforma la representación colectiva del terreno. Es esto un gran tiempo sincrónico
y diacrónico a la vez, donde lo viejo, lo nuevo, lo ideado, lo actual, conviven.

Así, se obtendrán como resultados, mapas de dimensiones planas con


fotogramas tempo. El resultado podría apreciarse de la siguiente manera.

Estos mapas síntesis de dimensiones planas con fotogranas tempo integrados


se pondrán luego a discusión con los elaboradores de los mapas problema.

27
La puesta en discusión de los mapas síntesis:

Los mapas síntesis se ponen en discusión con la población que produjo los mapas
problema. Hay una «devolución» en esta instancia. El grupo de investigación
coordina un nuevo encuentro entre los productores de los mapas problema y el
equipo de investigación. Esto se realiza en el territorio en el cual habita la población
participante. En esa presentación los creadores de los mapas problema deberán
observar los mapas síntesis para generar una crítica, sugerencias y reflexión
sobre el mismo; y como producto de este intercambio resignificar lo producido,
para volver a elaborar un mapa problema síntesis final.

Aquí es muy relevante que los creadores de los mapas problema puedan
comprender claramente los mapas síntesis y sobre todo que les permita a la
población participante prestar principal atención a los aspectos vinculados al cambio
y transformación del problema en cuestión.

Etapa final de resolución final: la construcción de un nuevo territorio en el


mapa.

Esta etapa implica que el «problema» encontró una solución colectiva en las etapas
anteriores y que esa solución es factible de componerse en un mapa. Hay una
obra final en el diseño de una nueva realidad. Es el mapa del nuevo territorio. Al

28
arribar a esta instancia se ha logrado discutir y problematizar el territorio habitado:
a) «en terreno» con la población; b) en el equipo de investigación; c) entre el
grupo de investigación y la población y d) producción del mapa síntesis final. Como
parte de este recorrido se trabajan las dimensiones planas como fotogramas-tempo;
esta contempla lo sincrónica y diacrónico que hace factible la ejecución de una
obra final nueva, innovadora y en posesión de objetos y sujetos que habitan un
nuevo territorio y que proyectan un espacio-tiempo que tiene la pretensión de
configurar otras prácticas para generar nuevos escenarios del habitar. Lo proyectivo
ocupa un lugar central en el proceso.

El mapa del nuevo territorio se realiza en un único plano con referencias de


convención general. Esto es, lo más comprensible posible para cualquier lector del
mapa. Se hará hincapié en la propuesta generada en las etapas anteriores, con
especial énfasis en las «resoluciones» de los problemas existentes en las
dimensiones planas y en los tempos fotogramáticos. El mapa futuro debe poseer
peso en la confección del nuevo territorio a construir. Así, los nuevos objetos y
acciones encontrarán un sistema negociado previamente en las etapas anteriores
que permitirá avanzar en el nuevo territorio a construir.

29
Aquí la herramienta encuentra un cierre. Una devolución donde el equipo de
investigación presenta el nuevo territorio ideado por los creadores del mapa problema
y la colaboración del grupo de cartógrafos sociales.

Tema 2: Análisis de la realidad comunitaria

La realidad social debe ser pensada como una totalidad compleja, que para ser conocida
necesita ser desestructurada. Con razón se ha indicado que "el rasgo más característico
del conocimiento consiste en la descomposición del todo". Esta descomposición, sin
embargo, debe entenderse como un paso, nunca como un punto de llegada, ya que “lo
simple no es más que un momento arbitrario de la abstracción, un medio de manipulación
arrancado a la complejidad”, por lo que al final debe buscarse la integración, la
estructuración, a fin de alcanzar una unidad interpretativa completa, la “síntesis de
múltiples determinaciones", al decir de Marx.

Como unidad de distintos espesores, la realidad social se presenta como una


sedimentación de capas que van de las más visibles, las de superficie, a las más ocultas
y profundas. Si la realidad social se mostrara completa, en lo inmediatamente perceptible,
no habría necesidad de ciencias sociales para descifrarla. Bastaría con buenos fotógrafos
para conocerla. "Si la apariencia fenoménica y la esencia de las cosas coincidieran
totalmente, la ciencia y la filosofía serían superfluas", señala Kosok.

El papel del conocimiento, desde esta perspectiva, es traspasar lo inmediato para alcanzar
lo que no está visible: "No hay otra ciencia —dice Bachelard— que la de lo oculto". Iguales
ideas están presentes en la visión de Popper sobre el conocimiento cuando indica que “en
la ciencia siempre tratamos de explicar lo conocido por lo desconocido, lo observado (y
observable) por lo inobservado (y, quizá inobservable)". Sin embargo, en un sentido más
amplio y, al mismo tiempo, más estricto, la tarea del conocimiento es integrar lo visible y
lo oculto, superficie y estructura.

Existen muchos procesos sociales que en la superficie se presentan de una manera y en


las capas profundas adquieren otras connotaciones, por lo cual es necesario alcanzar
estas últimas a fin de reconstruir y reinterpretar los movimientos que se suceden en la

30
superficie. Más aún, como ocurre con muchos fenómenos físicos, la superficie social
muchas veces nos presenta los procesos al revés de como son.

Las relaciones sociales entre los hombres, ha señalado Marx, se nos presentan en lo
inmediato como relaciones entre cosas.8 En el mercado se intercambian productos por
dinero, cosas por cosas. Pero detrás de esta acción hay relaciones sociales entre hombres
que determinan, entre otros aspectos, quiénes pueden ir al mercado y qué pueden vender
y qué pueden comprar.

Frente a la experiencia inmediata y al conocimiento que ganamos en el espesor de


superficie aparecen dos posiciones extremas. Una, que los concibe como simple engaño:
la superficie siempre trastoca en su presentación lo que realmente acontece en lo
profundo de la realidad social. Aquí se ubicaría el "esencialismo", según Popper, aquella
visión que no sólo busca conocer el "mundo situado ‘detrás’ del mundo de la apariencia",
sino que busca “una explicación última basada en esencias". Otra, que los concibe como
la modalidad fundamental de descubrimiento de la realidad. El empirismo se nutre de esta
posición, caracterizada como “instrumentalista" por Popper, y que afirmaría que “el mundo
físico es [...] superficial. No tiene profundidad", agregando que aquél "es simplemente lo
que parece ser".

Una postura más fructífera indica que, aunque lo que alcancemos en la superficie sea una
visión distorsionada y fragmentada, esto construye realidades, por lo cual no puede
desecharse como basura. Por el contrario, los "engaños" de la superficie generan
relaciones y conductas sociales que es necesario conocer. Al fin y al cabo, "la mistificación
y la falsa conciencia de los hombres respecto a los acontecimientos, sean estos
contemporáneos o pasados, forman parte de la historia".

También se debe indagar por el grado de distorsión de la superficie. Si se pregunta al


propietario de una pequeña papelería, por ejemplo, dónde se ubica en la estructura social,
puede que responda que pertenece a la clase media, para diferenciarse de una clase alta
y de una clase baja.

Es posible que el análisis de la estructura social nos indique que el dueño de la pequeña
papelería pertenece a la pequeña burguesía y, más específicamente, a su fracción
propietaria, distinta a una fracción no propietaria, en la que se agrupan Sectores de la

31
burocracia estatal, profesionales por cuenta propia y otros, y que dentro de aquella
fracción su lugar está en el estrato bajo, frente a los estratos medio y alto.

Pero más allá de la precisión o imprecisión en la definición anterior, lo que nos importa
señalar es que la percepción social que tiene de sí mismo el propietario de la pequeña
papelería, sin importar su ubicación social real, genera conductas y comportamientos
sociales, esto es, genera realidades que es necesario conocer.

El conocimiento, tanto de la autopercepción social (supe cie) como de la ubicación real


(capa profunda), nos ofrece información y posibilidades superiores de comprensión del
problema que nos ocupa, a si conocemos uno solo de estos elementos. En pocas
palabras, superficie y espesor profundo conforman una unidad de realidad, por lo cual es
necesario desentrañar uno y otro y las relaciones entre ambos, ya que "la realidad es la
unidad del fenómeno y la esencia".

Pero ésta no es la única particularidad en la relación entre superficie y espesor profundo.


En la superficie la realidad social se nos presenta multifacética, caótica, dispersa y
diversa. O bien, se nos ofrece con un orden que debe ser objeto de crítica.

El conocimiento de la capa profunda de la realidad social es lo que nos permite ordenar


la dispersión que presenta la superficie o cuestionar el orden aparente. Pero este
ordenamiento siempre es limitado, porque la realidad es infinita y se recrea diariamente,
o porque existen procesos que escapan a las explicaciones propuestas o ambas cosas.

La categoría de clases sociales, por ejemplo, permite ordenar muchos fenómenos de la


capa de superficie. Nos puede ayudar a entender las condiciones materiales y sociales
que favorecieron el que Bach y Mozart pudieran desarrollar su talento y dedicarse a la
música en el siglo XVIII en vez de estar en el campo produciendo trigo o papas. Pero
quizá esa categoría no sea tan buena para explicar las diferencias musicales entre ellos,
o las que existen en las narrativas más contemporáneas de escritores como García
Márquez y Cortázar.

Nos puede ayudar a entender también cómo y por qué llegó la música africana a América
Latina (entre otras razones, por la gran cantidad de esclavos trasladados a la región entre
la etapa colonial y hasta fines del siglo XIX), pero quizá no sea suficiente para comprender
las diferencias entre el sol y el reggae.

32
Pero el ordenamiento que nos ofrece el espesor profundo no exenta —sino más bien
reclama— el retorno al espesor de superficie para organizar el paisaje caótico que allí se
presenta, o para desordenar y reorganizar el orden de superficie, lo que nos obliga a hacer
movimientos teóricos para reconstruir o crear las nuevas categorías ordenadoras.

2.1 Valoración social

La evaluación comunitaria se ha constituido como un proceso de adquisición, análisis y


presentación de la realidad socio-histórica de una comunidad que permite evidenciar sus
fortalezas y recursos, brindando un panorama detallado de las necesidades comunitarias
para crear acciones conjuntas que las fortalezcan. Ésta, se ha convertido en fuente de
transformación social, al ser las mismas comunidades quienes lideran y promueven sus
propios cambios (Carroll y Pérez, 2004). En este sentido, la evaluación comunitaria es un
potencial de recuperación de la historia colectiva que implica consecuencias para las
acciones políticas y que por su razón van más allá de las teorías científicas que la
soportan, ya que por medio de este proceso participativo se desarrolla una conciencia
histórica que rescata opiniones personales a favor de una acción colectiva, que se
respalda en la homogeneidad de las comunidades y el análisis de los diferentes contextos
(Laperrière y Zúñiga, 2007), pero sobre todo tiene en cuenta su carácter integral y
dinámico (Mori, 2008).

El conocimiento de la comunidad, es un elemento fundamental constituyente del proceso


de evaluación comunitaria, dado que es el punto de partida en cuanto a la apropiación de
información que presenta cada habitante respecto a su comunidad (Vabi, 1996), y de la
cual se derivan aspectos cruciales que determinan dicho conocimiento, tales como las
necesidades comunitarias comprendidas por un déficit en el equilibrio o el funcionamiento
de los aspectos comunitarios, surgiendo a partir de las problemáticas y los factores de
riesgo con relación al entorno físico, las relaciones psicosociales y las necesidades de
seguridad que son percibidas, las cuales permiten la toma de conciencia sobre los
problemas o elementos que son obstáculo para el desarrollo social (Ibañéz, 2008).

De acuerdo al conocimiento de la comunidad y su conformación, Causse (2009), afirma


que la comunidad necesita un área geográficamente específica, donde los habitantes
suponen relaciones e interacciones de conocer, hacer y sentir, por el hecho de compartir
aspectos comunes, que se dan en un ámbito social en el que se han desarrollado histórica

33
y culturalmente intereses o necesidades, además según Arias (2015), su consolidación
se extiende a un sistema social de raíz local y participativa; la comunidad entonces, está
hecha de relaciones que junto con las acciones compartidas, con los miedos y las alegrías,
sentidos y experiencias vividas otorga un asiento al recuerdo, un nicho a la memoria
colectiva e individual; un ámbito determinado por circunstancias específicas, que
desarrollan una forma de identidad social y construyen un sentido de comunidad (Montero,
2004), o el valor del colectivo (Sánchez y Del Pino, 2008). Estos elementos los diferencian
de un grupo social (Sánchez, 2013), permitiendo la toma de conciencia de sí como
comunidad y fortaleciéndose como unidad y potencialidad social. Es importante dentro de
los procesos de evaluación comunitaria, el reconocimiento de las características propias
de la comunidad, puesto que compartir sucesos o hechos históricos similares entre las
personas ya sea de forma individual o grupal emerge sentimientos de unidad y
pertenencia dentro de las dinámicas de construcción y participación comunitaria (Meza,
2009).

El proceso de evaluación comunitaria, es un elemento crucial que contribuye a identificar


los aspectos positivos y negativos de los procesos en una comunidad, elementos que
contribuyen al logro de los objetivos y puede orientar la mejora de la praxis (Pascual,
2007). De este modo, el proceso investigativo develó la existencia de dos problemáticas,
la primera se relaciona con los prejuicios sociales, vistos como procesos grupales que
reflejan percepciones positivas o negativas e influyen en las actitudes hacia determinados
grupos (Pascale, 2010), es por eso que la comunidad evidencia que en primer lugar su
ubicación geográfica, determina la construcción de un imaginario social negativo puesto
que la comuna donde habitan se encuentra establecida en un sector en el que existen
altos niveles de delincuencia, consumo y expendio de sustancias psicoactivas, deserción
escolar y violencia barrial (Consejo Noruego para Refugiados, 2012), en segundo lugar el
territorio hace parte de una de las comunas de la ciudad, donde se encuentra una
confluencia de poblaciones con diversas problemáticas como pobreza, personas
procedentes de diferentes procesos de reinserción, bajos niveles de empleabilidad y
asesinatos de líderes sociales, factores que afianzan la creencia de marginalidad que se
tiene hacia la comunidad y, en tercer lugar, los estereotipos se han internalizado dentro
del imaginario colectivo de los miembros de la comunidad, lo cual ha provocado el

34
reforzamiento de sentimientos de desesperanza frente a la búsqueda de oportunidades
que les permitan mejorar sus condiciones de vida y bienestar integral, (Narváez, 2013).

Por otro lado, se evidencia la escases de trabajos académicos relacionados con la


evaluación comunitaria como herramienta metodológica empleada en este tipo de
comunidades, considerando que este tipo de estudios realizados con referencia a la
evaluación comunitaria, pero sobre todo al sentido de comunidad, permiten obtener un
panorama informativo acerca de los procesos comunitarios, teniendo en cuenta la
diversidad de marcos contextuales, las particularidades de los procesos, sus
componentes y sobre todo los aspectos metodológicos. Por ejemplo, en la investigación
realizada por Ramos (2014) se hace énfasis en la importancia que los participantes dan a
los sentimientos colectivos, dado que refieren que para sentirse parte de una comunidad
no basta con el estar presente, sino que, el factor anímico juega un rol fundamental en el
establecimiento de conexiones y lazos. De igual manera Gracia y Herrero (2006),
determinaron que la percepción de apoyo social comunitario se encuentra relacionada
positivamente con el ajuste psicológico, las condiciones de la comunidad y la percepción
de apoyo comunitario de sus residentes. Mientras que Olivares y Reyes (2006) lograron
profundizar en dimensiones técnicas, éticas y políticas necesarias para la construcción de
un programa público.

Teniendo en cuenta los anteriores estudios, es importante agregar que últimamente el


sentido de comunidad se ha convertido en un punto de investigación importante a nivel
general, entre la comunidad científica, lo cual ha permitido una comprensión amplia y
cultural del concepto. Sin embargo, los estudios no permiten conocer el proceso de
evaluación comunitaria como una ruta metodológica que permite generar conocimiento a
partir de la reflexión constante de los actores sociales. Este déficit teórico, práctico y social
desde el panorama científico consolida el objeto de estudio de la investigación, ya que
permite visualizar la necesidad de desarrollar el proceso de evaluación comunitaria, el
cual debe ser el punto de partida para comprender fenómenos más complejos como la
resiliencia y el sentido de comunidad. Además, la aproximación cualitativa no solo
fortalece el acercamiento y la comprensión del fenómeno desde la propia comunidad
(Laperrière y Zuñiga, 2007), sino que presenta una perspectiva holística considerando el
fenómeno como un todo y no como un aspecto particular (Paramo, 2015).

35
De acuerdo con Rojas (2008), el proceso de evaluación comunitaria, cobra un significado
y relevancia, cuando se lleva a la práctica, de la cual pueden surgir aspectos, que dan
cuenta del estado de una comunidad y las formas de enfrentar la realidad, así como
también el proceso se constituye como una fuente de reconocimiento e identificación para
las personas, tal es el caso de los habitantes de la comunidad Arcoíris, pertenecientes a
la comuna 10 del municipio de San Juan de Pasto, quienes han sido actores en el
denominado conflicto armado de Colombia (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2013),
y que por diferentes razones personales y sociales se enfrentaron a las fuerzas
nacionales, es por eso que la investigación indagó acerca del resultado del proceso de
evaluación comunitaria en los habitantes de la comunidad como una herramienta
metodológica que permite la integración de sus miembros. El objetivo del estudio se
orientó a desarrollar el proceso de evaluación comunitaria en los habitantes de la
comunidad Arcoíris, quienes demuestran por medio de los logros alcanzados como
comunidad, que existe la posibilidad de transformar los prejuicios sociales que se han
construido desde y hacia su comunidad y también identificar por medio de las metas
colectivas y la organización comunitaria, las estrategias de resiliencia efectivas ante las
adversidades de su contexto (García y Domínguez, 2012), y así mejorar la cohesión
personal, familiar y social, constituyéndose esta como una fuente de bienestar (Quintero,
2015).

2.2. Sistema de indicadores económicos y sociales para el conocimiento de la


realidad social

Una sociedad puede desarrollarse económicamente, aunque en sus aspectos sociales no


muestre mejoría alguna. En tal sentido, la interpretación del desarrollo económico
adquiere relevancia en la medida en que se lo compare con el desarrollo social. Y para tal
fin, resulta importante la construcción de un Sistema de Indicadores económico-social con
tres características: completo, pertinente y mínimo, lo que significa que debe contemplar
todos los aspectos importantes que estén directamente vinculados con el tema, en un
conjunto integrado de medidas resumen, con un enfoque acertado y cubriendo esa
realidad con la menor cantidad posible de información.

Los indicadores representan importantes herramientas para la toma de decisiones ya que


transmiten información científica y técnica que permite transformar a la misma en acción.

36
Resultando así fundamentales para evaluar y predecir tendencias de la situación de una
región o una localidad en lo referente a las cuestiones económicas y sociales, así como
para valorar el cumplimiento de las metas y objetivos fijados en las políticas de gobierno.
Por ello cumplen una función activa en el mejoramiento de los procesos de formulación,
rediseño, seguimiento y monitoreo las de políticas públicas.

Por otra parte, su uso permite la comparabilidad entre el desarrollo económico y el social.
Esto se debe a que estarnos inscriptos en una cultura donde el valor asignado a los
objetos, logros o situaciones sólo adquiere sentido respecto a otros contextos, personas
y poblaciones, es decir, es el valor relativo de las cosas lo que les da un significado.

Una de las definiciones más utilizadas por diferentes organismos y autores indica2: "los
indicadores (...) son estadísticas, serie estadística o cualquier forma de pronóstico que
nos facilita estudiar dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos con respecto a
determinados objetivos y metas, así como evaluar programas específicos y determinar su
impacto".

Por otra parte, su uso permite la comparabilidad entre el desarrollo económico y el social.
Esto se debe a que estarnos inscriptos en una cultura donde el valor asignado a los
objetos, logros o situaciones sólo adquiere sentido respecto a otros contextos, personas
y poblaciones, es decir, es el valor relativo de las cosas lo que les da un significado. Una
de las definiciones más utilizadas por diferentes organismos y autores indica2: "los
indicadores (...) son estadísticas, serie estadística o cualquier forma de pronóstico que
nos facilita estudiar dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos con respecto a
determinados objetivos y metas, así como evaluar programas específicos y determinar su
impacto".

Características de los indicadores

En general hay acuerdo en que un buen indicador debería reunir en principio las siguientes
características:

• Estar inscripto en un marco teórico o conceptual.

• Ser específicos, es decir, estar vinculados con los fenómenos económicos,

37
sociales, culturales o de otra naturaleza sobre los que se pretende actuar.

• Ser explícitos, de tal forma que su nombre sea suficiente para entender si
se trata de un valor absoluto o relativo, de una tasa, una razón, un índice,
etc., así como a qué grupo de población, sector económico o producto se
refieren y si la información es global o está desagregada por sexo, edad,
años o región geográfica.

• Estar disponibles para varios años, con el fin de que se pueda observar el
comportamiento del fenómeno a través del tiempo y espacio y sujeto a una
revisión continua.

• Deben ser relevantes y oportunos para la aplicación de políticas,


describiendo la situación prevaleciente en los diferentes sectores de
gobierno, permitiendo establecer metas y convertirlas en acciones.

• Ser claro, de fácil comprensión para los miembros de la comunidad, de forma


que no haya duda o confusión acerca de su significado, y debe ser aceptado,
por lo general, como expresión del fenómeno a ser medido.

• Adicionalmente, también pueden ser materia de política pública, de modo


que su definición no sea tarea exclusiva de los estadísticos.

En el mismo sentido, también debe ser sólido, es decir, válido, confiable y comparable,
así como factible, en términos de que su medición tenga un costo razonable. Si bien su
selección no debe depender de la disponibilidad de información proveniente de encuestas,
censos y/o registros administrativos, sino de los objetivos fijados en los programas y
proyectos de gobierno (dentro de los cuales se inscriben), es importante considerar el
costo-beneficio del tiempo y los recursos necesarios para su construcción, por lo que, de
preferencia, debe ser medible a partir del acervo de datos disponible.

Los elementos a respetar con el fin de alcanzar la construcción de una serie de buenos
indicadores, o indicadores pertinentes, son los siguientes:

• Relevancia: Capacidad de expresar lo que se pretende medir.

38
• Mensurabilidad: Capacidad de medir o sistematizar lo que se pretende conocer.

• Análisis: Capacidad de captar aspectos cualitativos o cuantitativos de las


realidades que pretende medir o sistematizar.

Usualmente el intento por desarrollar indicadores termina con extensas listas en las que
algunos temas se tratan exhaustivamente mientras que otros son pasados por alto, ya
que la selección se basó en una percepción subjetiva de la importancia de los mismos,
debe recordarse que la existencia de demasiados indicadores con una cantidad
abrumadora de detalles puede generar confusión en las prioridades.

En teoría, existe una "pirámide de la información", que muestra la necesidad de disponer


de un conjunto muy extenso de datos primarios a partir de los cuales se extraigan un
conjunto de indicadores. Los conjuntos de indicadores pueden definirse partiendo de
estos datos y, por agregación, puede obtenerse un número reducido de índices.

Lamentablemente, casi siempre se invierte la pirámide y muchos indicadores e índices se


generan partiendo de una cantidad limitada de datos. Los indicadores no están exentos
de limitaciones para su conformación; una de las problemáticas que se presenta en su
identificación e integración es que para la selección de los que se consideren más
adecuados para cada objetivo, existen diferentes actores, públicos, privado, social o
académico que no comparten las mismas necesidades de información ni persiguen las
mismas metas, lo cual dificulta lograr unanimidad en su definición.

Por otra parte, el carácter cuantitativo hace que se generen indicadores sólo de aquello
que puede ser medido en cantidad. El uso de indicadores presupone que las metas de
instituciones y dependencias públicas, así como sus niveles de logro están disponibles e

39
identificables en planes y programas de gobierno y que no hay contradicciones entre los
mismos. El depender de objetivos que son cambiantes, no sólo modifica el tipo de
indicadores que deben ser empleados, sino también la disponibilidad de datos para
conformarlos, lo que implica un ajuste permanente de las fluentes tradicionales de
información.

2.3 Criterios de clasificación

Se destacan las siguientes clasificaciones de acuerdo a diferentes criterios en relación a


los indicadores:

a) Si se considera la forma como se obtiene la información para construirlos: objetivos


y subjetivos. Los primeros se basan en evidencias externas independientes del
informante (como podría ser el nivel educativo de la población), mientras que los
segundos son juicios y reflejan percepciones y opiniones de la población con
respecto a su situación, a la de la sociedad o al país; un ejemplo es la opinión
respecto al grado de educación alcanzado.

b) Si se pretende destacar los avances u rezagan de algún aspecto de la realidad, se


habla de indicadores positivos o negativos; por ejemplo, para el tema de educación,
se puede hablar de índices de alfabetismo o analfabetismo. También, existen
indicadores indeterminados (como la tasa de matrícula en educación superior, de
la cual, si bien se espera que aumente y alcance 100%, no necesariamente es
positivo pues es imposible que toda la población alcance este nivel de estudios).
En el caso de los positivos, si se incrementa su valor estarían indicando un avance
hacia la equidad, en el otro caso si su valor se incrementa estarían indicando un
retroceso hacia la inequidad.

c) Cuando la evaluación del indicador depende de un valor determinado (como puede


ser un valor máximo o mínimo que se debe cumplir), o de la posición relativa del
país o de las poblaciones con respecto a otras, entonces hablarnos de indicadores
absolutos y relativos. Los primeros dependen de una meta a cubrir (como puede
ser un 100% de alfabetismo, asistencia escolar, población ocupada, etc.), mientras
que los segundos ubican la posición de una unidad geográfica (como un país, con
respecto a otras unidades), un ejemplo es el índice de desarrollo humano.

40
d) Indicadores cuantitativos o cualitativos: los primeros se refieren directamente a
medidas en números o cantidades, mientras que los segundos se refieren a
cualidades o aspectos que no son cuantificados directamente. Se trata de
opiniones, percepciones o juicio de parte de la gente sobre algo.

e) Indicadores directos e indirectos: o permiten medir directamente el fenómeno o se


recurre a indicadores sustitutivos o conjuntos de indicadores relativos al fenómeno
que nos interesa medir o sistematizar ante la imposibilidad de medir de manera
directa la condición económica.

Indicadores a nivel local

En los últimos años nuestro país, ha asistido a una creciente revitalización de los
gobiernos locales. En ese contexto, los Municipios han adquirido un nuevo protagonismo
en cuanto a su capacidad de gestión, y han debido enfrentarse a necesidad cada vez más
creciente, de disponer de datos confiables con diferentes niveles de desagregación, que
les permitieran ampliar la comprensión de los problemas locales desde diferentes ópticas.

Disponer de estos datos, no es un proceso simple, sino más bien complejo. Implica
reconocer las especificidades del ámbito local, a partir de reconocer diferentes
dimensiones de análisis, como la económica o la social, junto a los subdimensiones que
las forman. A su vez requiere la identificación de los actores e Instituciones involucrados
y vinculados a dichas temáticas, por ser usuarios o depositarios de información.
Finalmente, el producto final debe resultar útil para la toma de decisiones de los diferentes
actores locales, y no simplemente responder temáticas, por ser usuarios o depositarios
de información. Finalmente, el producto final debe resultar útil para la toma de decisiones
de los diferentes actores locales, y no simplemente responder a las necesidades de ciertos
organismos gubernamentales o científicos.

En relación a lo anterior, la necesidad de una plena participación de la población en la


temática de desarrollo local, así como el uso y difusión de los conocimientos, la
experiencia y las prácticas de la población local, se traduce en una clara crítica a los
enfoques de carácter cientificistas predominantes. Los enfoques participativos permiten
precisamente que todas las categorías de actores, participen en definir prioridades,
diseñar las acciones, y luego evaluar los efectos de los programas aprobados.

41
El tema clave respecto al diseño y definición de los indicadores, tiene que ver con quién
los identifica y sobre qué base: los expertos con base en el conocimiento científico
(denominados como indicadores "externos") o los distintos actores locales con base en
su experiencia cotidiana y conocimiento práctico ("indicadores internos").

Las visiones en ambos casos son completamente distintas, mientras la visión "externa"
es una observación del desarrollo desde arriba ("from de top"), y está directamente
relacionada con la sostenibilidad del desarrollo, la visión "interna", acorde con el
paradigma de la participación, hace recaer en las comunidades locales la responsabilidad
de definir cuáles son los indicadores más apropiados para medir el mismo.

Aunque los últimos años el énfasis se ha desplazado hacia los sistemas de información
interna, en general existe un amplio consenso en considerar ambas visiones como
complementarias, en la medida que se establezcan vínculos de cooperación entre la base
social, las autoridades y el mundo científico. Se reconoce que los problemas locales son
complejos y para resolverlos se requiere que todos los actores relevantes acepten
enfoques que recojan múltiples perspectivas y utilicen diversas fuentes de información.

Los sistemas de información y los indicadores más eficaces son aquellos capaces de
armonizar la calidad y rigurosidad técnica con la participación de los usuarios en todos los
niveles "a partir de las unidades familiares hacia arriba", y por lo tanto deben ser una
combinación entre "técnicas" y "participativas".

A continuación, se presenta una descripción del contenido, tanto de la dimensión


económica como de la dimensión social, constituyendo ambos aspectos centrales en la
problemática del desarrollo local.

Tipo de indicadores económicos

Existen diferentes tipos de indicadores económicos: lo denominados de coyuntura, de


sentimientos económicos y los asociados a la productividad y la calidad.

Dentro de los indicadores económicos se destacan los indicadores de coyuntura, los


mismos son generalmente utilizados para medir la evolución socioeconómica en el corto
plazo, estos indicadores también denominados de contexto, aunque no reflejan de
forma directa la situación del sector que se quiere evaluar, son parte del ambiente que

42
afecta la situación económica y la social y pueden modificar el comportamiento de los
fenómenos que se encuentran bajo observación.

Cabe aclarar que los sistemas de información necesarios para medir la evolución del nivel
de actividad económica local y/o regional, están poco desarrollados, por lo tanto, los
gobiernos locales no disponen de ninguna herramienta de análisis y seguimiento continuo
y sistematizado que permita la predicción económica de corto plazo. En tal sentido, el
objetivo fundamental de los indicadores económicos es proveer al gobierno, a las
empresas y a las familias de una herramienta de predicción de corto plazo del nivel de
actividad económica.

Por otra parte, también existe otro tipo de indicadores, que son conocidos como
indicadores de sentimientos económicos, se realizan encuestas anuales de confianza
empresarial y de consumidores y con las respuestas obtenidas se construyen indicadores
de confianza: para industria manufacturera, servicios, consumidores, construcción y
comercio minorista.

La relevancia económica de los mismos se basa en que tienen la propiedad de anticipar


los cambios en la actividad económica, por ej.: permiten medir la actividad económica en
un estado temprano del proceso de producción, ej.: permisos de obras o la producción de
bienes intermedios que servirán de insumos en etapas posteriores del proceso productivo.

Las expectativas de los agentes económicos, muestra si el ajuste es de rápida respuesta,


a los cambios en la actividad económica. La utilidad depende de la pronta disponibilidad.
Interesa, por tanto, que sea de pronta publicación y que no esté sujeto a constantes
revisiones en las publicaciones posteriores, es deseable también que el indicador tenga
la mayor cobertura posible, disponga de series de larga longitud y no tenga quiebres en
su serie temporal o datos faltantes.

Las encuestas de confianza a consumidores y ejecutivos de negocios se caracterizan por


su alta frecuencia (mensual) y su carácter cualitativo. Son encuestas ágiles con
cuestionarios breves. El objetivo es también el monitoreo de la situación económica en el
corto plazo y la anticipación de cambios en los ciclos de crecimiento.

43
Asimismo, existen indicadores que permiten evaluar el desempeño de los diferentes
sectores de la economía en su conjunto o por diferentes unidades económicas (ej. Se
evalúa la eficacia o eficiencia de la industria de la construcción, o de una empresa
perteneciente a la misma en términos de gestión empresarial) y son los denominados
indicadores de calidad, productividad y gestión.

Para la construcción de los mismos se utilizan los siguientes criterios.

• Criterio de eficacia se refiere a los "resultados" en relación con las "metas y


cumplimiento de los objetivos”, o a la capacidad de escoger los objetivos
apropiados. Para ser eficaz se deben priorizar las tareas y realizar ordenadamente
aquellas que permiten alcanzarlos mejor y más rápidamente.

• Criterio de la eficiencia, en relación a la capacidad de hacer correctamente las


cosas, es decir, lograr resultados de acuerdo a la inversión o al esfuerzo que se
realice

• Criterio de la efectividad: es la relación entre los resultados logrados y los


resultados propuestos, o sea permite medir el grado de cumplimiento de los
objetivos planificados. Ejemplos: Productividad del trabajo (relación entre volumen
de producción y promedio de trabajadores), Gasto de salario por peso de
producción (relación entre el salario de los trabajadores y el volumen de
producción)

La elevación de la efectividad de la producción (en términos de economía) afecta directa


o indirectamente a todos los integrantes del Partido. Solo aumentando la efectividad
económica pueden garantizarse los recursos y medios suficientes para asegurar
simultáneamente un incremento considerable del bienestar de los trabajadores y el
desarrollo sucesivo de la producción.

Indicadores de coyuntura

En base a la metodología de las cuentas nacionales se analiza el funcionamiento global


de la economía, y se estudian las principales características de los distintos sectores
económicos, los roles que desempeñan y sus vinculaciones con otros sectores, Es así

44
que el principal indicador económico de coyuntura es el Producto Geográfico Bruto, el
mismo permite analizar la estructura económica del ámbito geográfico que se analice,
asimismo ante la falta de la información necesaria para su estimación es posible trabajar
con un conjunto de variables que reaccionan de forma anticipada a las fluctuaciones que
suelen experimentar en su nivel de actividad las economías.

¿Qué es lo que sucede antes que una empresa produzca más? Incrementa su utilización
de insumos. Por otra parte, el aumento generalizado del nivel de bienestar de la población
lleva a una mayor recaudación impositiva por parte del gobierno, aunque -debido a sus
procesos administrativos éste se demora en captar estos impuestos. De esta manera, la
recaudación por concepto de IB puede definirse como un indicador rezagado respecto a
la evolución del PBG, sirviendo como proxy del mismo.

Otras variables significativamente correlacionadas con la evolución futura del PBG son:
créditos del sistema bancario al sector privado; índices de volumen físico -IVF- de bienes
intermedios y/o bienes de consumo; producción y ventas de barras de construcción;
ahorro en cuenta corriente del gobierno; gasto no financiero y gasto en bienes y servicios
del gobierno.

Cabe aclarar en relación a los sistemas de información necesarios para medir la evolución
del nivel de actividad económica local y/o regional, que los mismos están poco
desarrollados, por lo tanto, los gobiernos locales no disponen de ninguna herramienta de
análisis y seguimiento continuo y sistematizado que permita la predicción económica de
corto plazo.

Los indicadores de contexto miden la evolución socioeconómica en el corto plazo, y


aunque no reflejan de forma directa la situación del sector que se quiere evaluar, son parte
del ambiente que afecta la situación económica y la social y pueden modificar el
comportamiento de los fenómenos bajo observación. En tal sentido, el objetivo
fundamental de los indicadores es proveer al Gobierno, a las empresas y a las familias de
una herramienta de predicción de corto plazo del nivel de actividad económica.

En primer lugar, cabe aclarar que toda propuesta de indicadores económicos que se
presente no debe pretender constituirse en una propuesta cerrada, sino ser el punto de

45
partida para que, una vez puesta en práctica, se puedan identificar las adaptaciones
necesarias que mejoren el objetivo que los mismos persiguen.

Indicadores de Expectativas

Se da el nombre de “expectativas” a las previsiones que los agentes realizan sobre la


magnitud en el futuro de las variables económicas. El comportamiento de ellos dependerá
de cuáles sean sus expectativas, es por ello que las mismas afectan directamente a la
producción y al consumo. Por ejemplo, las demandas salariales de los trabajadores, y las
subidas que los empresarios están dispuestos a conceder, dependen de las expectativas
que ambos tengan sobre el comportamiento de la inflación en el próximo año.

En tal sentido, estos indicadores son lo que se conocen como indicadores de sentimientos
económicos de para su diseño se realizan encuestas anuales de confianza empresarial
consumidores y con las respuestas obtenidas se construyen indicadores de confianza:
uno para industria manufacturera, servicios, consumidores, construcción y comercio
minorista, como así también aquellos asociados a la confianza de los consumidores.

La relevancia económica de los mismo se basa en que tienen la propiedad de anticipar


los cambios en la actividad económica, por ej.: permiten medir la actividad económica en
un estado temprano del proceso de producción, ej.: permisos de obras o la producción de
bienes intermedios que servirán de insumos en etapas posteriores del proceso productivo.

Por otra parte, expresan las expectativas de los agentes económicos, y muestran si el
ajuste es de rápida respuesta, a los cambios en la actividad económica, La utilidad
depende de la pronta disponibilidad. Interesa, por tanto, que sean de pronta publicación y
que no estén sujetos a constantes revisiones en las publicaciones posteriores, es
deseable también que tengan la mayor cobertura posible, se disponga de series de larga
longitud y sin quiebres en su serie temporal o datos faltantes.

Las encuestas de confianza a consumidores y ejecutivos de negocios se caracterizan por


su alta frecuencia (mensual) y su carácter cualitativo. Son encuestas ágiles con
cuestionarios breves. El objetivo es también el monitoreo de la situación económica en el
corto plazo y la anticipación de cambios en los ciclos de crecimiento.

46
2.3. Plan de ordenamiento y desarrollo territorial de las poblaciones rurales
objetos de intervención

¿Qué es el ordenamiento territorial?

Es un proceso que permite organizar las actividades y recursos en el territorio de acuerdo


a las estrategias de desarrollo socioeconómico, en armonía con las particularidades
geográficas y culturales. El ordenamiento territorial es obligatorio para todos los niveles
de gobierno.

¿Qué es un Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PDOT)?

El PDOT es un instrumento técnico y normativo para la planificación territorial. Orienta las


intervenciones de las instituciones públicas y privadas para generar el desarrollo local. En
esencia, un PDOT es una propuesta para ordenar la gestión de un territorio, en armonía
con los actores involucrados y de acuerdo a las vocaciones del territorio. Además, es un
instrumento político, pues refleja la visión de desarrollo, estrategias, programas y
proyectos que permiten alcanzar el plan de trabajo de la autoridad electa.

¿Por qué es importante que la planificación local se articule con la Estrategia


Territorial Nacional (ETN)?

• Facilitar la implementación de políticas locales en relación con las nacionales.

• Generar coherencia y sostenibilidad de la inversión pública.

• Utilizar sostenible y responsablemente los recursos territoriales.

• Promover el desarrollo equilibrado y complementario de los asentamientos


humanos.

• Asegurar el desarrollo sostenible con un enfoque de gestión de riesgos y desastres.

Características del PDOT por nivel de gobierno

La construcción de los PDOT debe propiciar un proceso armónico y equilibrado dentro del
sistema territorial, de manera que los esfuerzos entre niveles de gobierno se
complementen y potencien de manera integrada (Lotus, 2019, art. 11):

47
GAD provincial: Integran el componente de ordenamiento territorial de sus cantones en
función del modelo económico productivo, de infraestructura y de conectividad de la
provincia.

GAD municipal o metropolitano: Las decisiones de ordenamiento territorial, de uso y


ocupación de suelo de este nivel racionalizan las intervenciones en el territorio de los otros
niveles de gobierno. Incorporan la gestión del riesgo, fomentan la calidad ambiental, la
seguridad, la cohesión social, la accesibilidad del medio urbano y rural, establecen
garantías para la movilidad y acceso a servicios básicos

GAD parroquial: Énfasis en la articulación con Organizaciones Territoriales de Base. Con


base en el diagnóstico y modelo territorial cantonal y provincial localizan las obras e
intervenciones en su territorio.

Función de un Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial provincial

Cumple un rol articulador entre el ordenamiento territorial cantonal y parroquial rural, con
el ordenamiento territorial nacional.

¿Cuándo se deben actualizar los Planes de Desarrollo y Ordenamiento Territorial?

El proceso de actualización se da a partir del análisis del PDOT vigente, para decidir si se
conserva o mejora su contenido estratégico de mediano (5 años) y largo plazo (10 a 20
años). Las circunstancias para actualizarlo obligatoriamente son las siguientes:

La actualización del PDOT al inicio de gestión tiene por objeto que el plan de trabajo de
la autoridad electa se refleje en este y su ejecución sea posible en el ámbito territorial.
Por tanto, se convierte en un instrumento técnico político para la gestión en el territorio.

48
El plazo para elaborarlo es de un año, a partir del inicio del mandato de las autoridades
electas.

Contenidos mínimos del PDOT

Los contenidos mínimos del PDOT se establecen en el artículo 42 del Código Orgánico
de Planificación y Finanzas Públicas.

49
Proceso de actualización de un PDOT

Pasos para institucionalizar el proceso de planificación y ordenamiento territorial


del nivel provincial

• Designar personal técnico permanente.

• Alinear la programación y ejecución de sus recursos financieros a la gestión


integral, y consecución de objetivos y metas.

• Implementar, fortalecer y mantener un sistema de seguimiento y evaluación.

• Fortalecer y consolidar los Sistemas de Información Local.

50
Instancias de planificación que deben conformar los GAD provinciales

• Un Equipo Técnico Permanente (ETP), que se hará cargo del proceso de


formulación o actualización del PDOT.

• El Sistema de Participación Ciudadana (SPC), que define instancias para la


participación en el proceso de formulación o actualización y, posteriormente, en el
control social del PDOT.

• El Consejo de Planificación Local.

• El GAD provincial debe considerar las políticas formuladas por los Consejos
Cantonales de Protección de Derechos.

Competencias exclusivas de los GAD provinciales

• Planificación del desarrollo provincial y formulación de Planes de Desarrollo y


Ordenamiento Territorial.

• Sistema vial en el ámbito provincial.

• Cooperación internacional.

• Obras en cuencas y microcuencas.

• Gestión ambiental.

• Sistemas de riego.

• Actividades productivas y agropecuarias.

Otros elementos que se deben considerar para la planificación a nivel local:

Asentamientos humanos

Para la planificación es imprescindible comprender el funcionamiento del sistema


territorial a fin de aprovechar sus potencialidades y reducir sus limitaciones. Para eso es
necesario identificar y analizar la información relevante de la relación sobre el lugar
en donde se establecen las poblaciones con los aspectos de la infraestructura vial, flujos

51
de movilidad y accesibilidad, equipamiento de servicios, entre otros. Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS) En el marco de la Agenda 2030, los países miembros (193)
de las Naciones Unidas aprobaron diecisiete (17) objetivos, con la intención de poner fin
a la pobreza y al hambre, disminuir brechas de desigualdad entre países, construir
sociedades más justas, pacíficas e incluyentes, que protejan derechos humanos,
promuevan la igualdad entre géneros y se comprometan a la sostenibilidad ambiental.
Ecuador se comprometió con la implementación y cumplimiento de esta Agenda y sus
objetivos.

Para efectivizar esta hoja de ruta se requiere el esfuerzo de todos los niveles de gobierno.
La consideración de los ODS en la planificación y ordenamiento territorial permitirá
reorientar las prioridades y necesidades locales para contribuir con las cinco grandes
áreas que contiene la agenda: protección de recursos naturales para generaciones
futuras (planeta); poner fin a la pobreza y el hambre en todas sus formas (personas);
asegurar vidas prósperas y satisfactorias, en armonía con la naturaleza (prosperidad);
promover la paz, justicia y sociedades inclusivas (paz); e implementar la Agenda a
través de una sólida alianza global (alianzas).

Enfoques de igualdad

Son lineamientos que emiten los Consejos Nacionales para la Igualdad a través de sus
agendas, para incorporarlos de manera obligatoria en la elaboración e implementación de
políticas públicas locales. Tienen la finalidad de superar las desigualdades, eliminar toda
forma de discriminación, así como asegurar la vigencia y el ejercicio de los derechos
consagrados en la Constitución.

Enfoque de género: permite visualizar, reconocer y superar la existencia de relaciones


de poder jerárquicas y desiguales entre hombres y mujeres, que devienen en la
imposibilidad del ejercicio pleno de derechos para las mujeres y personas LGBTI.

Enfoque intergeneracional: reconoce la protección integral, por parte del Estado, de los
derechos humanos en todas las personas, a lo largo de su vida.

52
Enfoque intercultural y plurinacional: acepta y respeta la diversidad identitaria de
comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas, afroecuatorianas y montubias para
establecer relaciones interculturales que superen su exclusión y discriminación.

Enfoque de discapacidad: reconoce esta condición desde un enfoque de derechos


humanos y autonomía personal para impulsar un entorno que efectivice su plena
participación en la sociedad y en igualdad de condiciones con los demás.

Movilidad humana: es el derecho de las personas a moverse libremente de un lugar a


otro, garantizando el ejercicio de otros derechos y sin atentar contra su dignidad, la de su
familia o la de la comunidad de acogimiento. Reconoce los principios superiores para la
protección de las personas en situación de movilidad: ninguna persona puede ser
calificada como “ilegal”; existe el derecho a la libre circulación y ciudadanía universal.

Gestión del riesgo de desastres

La incorporación de la gestión del riesgo de desastres en los procesos de desarrollo y


ordenamiento territorial es imprescindible para garantizar el cumplimiento de los objetivos,
en tanto considera posibles niveles o factores de riesgo que puedan afectar no solo su
ejecución sino su sostenibilidad. Por tanto, la gestión del riesgo de desastres se debe
considerar como eje transversal o actividad inherente a la planificación. En los PDOT
debe traducirse en políticas locales, objetivos estratégicos, estrategias de articulación,
gestión de programas y proyectos (inversión pública y privada), el fortalecimiento
institucional y social, y el incremento de la resiliencia en la sociedad.

Cambio climático

Considerar el cambio climático en la planificación territorial permite implementar medidas


de adaptación y mitigación que disminuyan el impacto de las amenazas climáticas sobre
los programas o proyectos planificados, y otras que contribuyan a la reducción de
emisiones de gases de efecto invernadero. Este abordaje procura reducir los efectos
negativos y aprovechar los impactos positivos del cambio climático, en función de las
competencias y capacidades de los GAD.

En términos prácticos, si los GAD consideran los vínculos entre sus competencias y
objetivos estratégicos con la adaptación y la mitigación del cambio climático, podrán

53
alcanzar beneficios locales importantes en temas como: desarrollo sostenible, salud
pública, seguridad alimentaria, biodiversidad, calidad ambiental, medios de vida y
transición hacia sistemas productivos sostenibles.

Prospectiva estratégica

La prospectiva estratégica en la planificación territorial comprende el análisis de cómo


ciertos aspectos (cuantitativos y cualitativos) del pasado y del presente influyen en el
desarrollo territorial, de forma determinante, planteando posibles escenarios. Este
ejercicio contribuye al manejo de la incertidumbre en la planificación y a la visión de largo
plazo. Además, promueve la vinculación de actores y su participación.

2.4. Temáticas representativas para la valoración social: Población, Hogares, Educación,


Salud, Vivienda, Pobreza, Trabajo, Cohesión social, ambiente, Tipo y relaciones
familiares, y Servicios básicos

La dimensión social

Si bien las estadísticas sociales se están convirtiendo en un grupo con mayor importancia
cada vez dentro de la estadística oficial, ya que en la actualidad la mayor parte de la
misma de alguna manera es social o bien tiene una indisoluble relación con lo social, en
el pasado el término "social" se utilizaba para las estadísticas referidas a los aspectos
menos económicos, al punto que parecía una categoría casi "residual".

Las nuevas situaciones sociales -cambio familiar, dificultades de los jóvenes para acceder
a un empleo estable, mayor peso demográfico de las personas mayores, acceso de la
mujer al mercado de trabajo- son retos a los que no se puede responder únicamente con
información económica. Queda ya superada aquella época en la que se identificaba
causalmente el crecimiento económico con el bienestar social.

Organizar las estadísticas sociales de un Partido o de una Región, no es una tarea simple,
se exige que la organización de la misma obedezca a algún tipo de criterio de clasificación
que permita sistematizar en forma adecuada y comprensible, un número importante de
indicadores sociales, para ellos la propuesta debiera organizarse en las siguientes "áreas

54
temáticas": 1. población, 2. hogares, 3. educación, 4. salud, 5. vivienda, 6. trabajo, 7.
pobreza y 8. cohesión social

El motivo de esta elección está directamente asociado a que la mayor parte de las mismas
se corresponden a algunas de las principales divisiones de las funciones de política
asignadas comúnmente a ministerios o secretarías en los diferentes niveles de gobierno:
nacional, provincial y municipal, situación que facilita la recopilación, lectura,
interpretación y análisis de la información.

Por otra parte, dado que la realidad que se intenta capturar con un sistema de indicadores
sociales -así como su percepción por parte de la sociedad- cambia constantemente, la
división antes propuesta, debe complementarse con estadísticas de áreas "emergentes",
entre las que se encuentra la exclusión social, actores y, la sociedad de la información, la
cultura, la violencia intrafamiliar o la situación de los discapacitados, las cuales resultan
de gran importancia para los Municipios y son temáticas en las cuales se necesita
avanzar.

1- Población

Para analistas y responsables del diseño de intervenciones públicas de naturaleza social,


la información sobre la población debe ser un aspecto clave, ya que la misma se refiere
al entorno humano que debe ser el sujeto y el objeto del desarrollo social y económico de
las comunidades. Del mismo modo, el volumen, la composición y el ritmo de crecimiento
de la población son factores interrelacionados, que condicionan los diferentes hechos
sociales de un País, una Región, una Comunidad o un Municipio.

El análisis demográfico tiene en cuenta las características y la composición de la población


a través de aspectos como: la distribución territorial, la estructura por edad o la distribución
según sexo, y contempla también factores de cambio como la natalidad, la mortalidad o
las migraciones.

La distribución relativa de la población por edades junto a los cambios de la mortalidad y


de la fecundidad dan cuenta de diferentes procesos (ej. envejecimiento de la población),
que derivan en un cambio de la estructura de las demandas de la sociedad (ej. creciendo
más aquellas que se relacionan con el adulto mayor y menos las correspondientes a los

55
niños, lo que conlleva por ejemplo a redefinición de intervenciones) y en consecuencia
obligan a modificar la oferta de servicios sociales, y a readecuar políticas y programas
públicos, destinados a cada grupo de edad en particular.

1. Hogares

En muchos lugares la limitada cobertura respecto del trabajo, la salud y la seguridad


social, transforma a la familia en la única institución de protección social frente al
desempleo, la enfermedad y otros eventos traumáticos. Por otra parte, nuevos enfoques
relacionados con las políticas sociales transversales e integrales y los programas de
superación de la pobreza se centran en las familias.

Para realizar diagnósticos y diseñar intervenciones públicas, es imprescindible entonces


conocer las estructuras y la diversidad de situaciones en el ámbito familiar. Esto se puede
hacer a través del análisis de los principales tipos de hogares y del tamaño medio de los
mismos, así como información sobre sexo y edad del jefe de hogar, de manera de
determinar hogares con jefes/as jóvenes o mayores.

2. Educación

La educación es un derecho humano básico cuyo respeto está asociado a la calidad de


vida de todas las personas. Se trata de un mecanismo de formación en valores y es un
ingrediente central para que los individuos puedan desarrollar todo ni potencial, mis
capacidades y habilidades, se espera así que sea el vehículo que facilite la movilidad
social.

En tal sentido, es importante destacar que el impacto social de la educación se manifiesta


en el mercado de trabajo a través de la mejora de los niveles de ingreso, y en diversas
áreas como la salud, la participación social, el desarrollo de instituciones, el bienestar
social e individual. También resulta importante su efecto sobre los cambios en la
estructura de la familia en aspectos vinculados con la fecundidad y la participación en la
actividad económica de sus miembros; así como en la promoción de valores
democráticos, la convivencia civilizada y la actividad autónoma y responsable de las
personas.

En el actual contexto económico, la educación secundaria se vuelve una condición mínima

56
necesaria para el desarrollo de una fuerza laboral competitiva. Una educación secundaria
que asegure aprendizajes relevantes y extendidos a la mayor parte de la sociedad es
crucial para alcanzar mayores niveles de productividad y eficiencia social, así como más
oportunidades y equidad en materia del acceso al bienestar y del pleno ejercicio de la
ciudadanía. De hecho, la conclusión de la secundaria constituye actualmente un umbral
educativo que eleva significativamente la probabilidad de mantenerse fuera de la pobreza
absoluta en la vida activa, toda vez que se traduce en un incremento de los ingresos
laborales.

Asimismo, para permitir una integración adecuada de la comunidad al escenario mundial


en el cual la producción de conocimiento científico y la generación de innovación
tecnológica se han constituido en factores clave para el crecimiento económico y el
desarrollo productivo, se requiere de un sistema de educación terciaria pertinente y
equitativo, que alcance a segmentos cada vez más amplios de la población. No se
pretende que la educación terciaria sea una condición obligatoria, sino una puerta abierta
a los individuos para así superar problemas de desempleo o de subempleo por razones
de baja empleabilidad.

3. Salud

La posibilidad de que gobiernos y organizaciones dispongan de datos actualizados y


accesibles sobre la situación de la salud en sus sociedades permite una optimización de
los recursos y una adecuación de las decisiones que se toman en la materia. Además, un
conocimiento más profundo de ciertas enfermedades ofrece la posibilidad de luchar mejor
contra ellas.

En este sentido se sabe, que la situación sanitaria general en nuestro país ha mejorado
en forma sostenida durante los últimos decenios, sin embargo, estas mejoras no han sido
uniformes para todos los grupos sociales ni para todas las regiones. Así, dado que la
estadística nacional, no responde muchas veces a las particularidades locales, resulta
importante relevar evidencia sobre el estado y tendencias de la situación de salud de la
población local a partir de indicadores.

En ese sentido, los mismos son instrumentos de evaluación que pueden determinar
directa o indirectamente modificaciones de una realidad, dando así una idea del estado

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de situación de una condición asociada con la salud. Algunos indicadores pueden ser
sensibles a más de una situación o fenómeno. Por ejemplo, la tasa de mortalidad infantil
es indicador del estado de salud de la población sensible también para evaluar el bienestar
global de una población.

Sin embargo, puede no ser específico respecto de ninguna medida sanitaria determinada
porque la reducción de la tasa puede ser consecuencia de numerosos factores
relacionados con el desarrollo social y económico. Los indicadores de salud y
relacionados con la salud, con frecuencia utilizados en diversas combinaciones, se
emplean en particular para evaluar la eficacia y los efectos de diferentes intervenciones.

4. Vivienda y Servicio Básicos

Los indicadores de vivienda presentan un panorama general de las características de las


viviendas y de los servicios básicos con que cuentan sus residentes, información básica
para la planificación del desarrollo habitacional de las regiones. Las estadísticas de
vivienda tienen una gran importancia, por su elevada incidencia social y económica. Pese
a ello los datos disponibles resultan en muchos casos escasos. Además, la metodología
de la estadística de la vivienda reviste una especial dificultad, dado que la heterogeneidad
es una de sus características básicas, hasta el punto de afirmarse que no hay dos
viviendas idénticas.

Asimismo, y de manera complementaria, hay acuerdo en que los gobiernos deberían


promover la sostenibilidad ambiental, a partir de cumplir dos desafíos para las políticas de
asentamientos humanos: la reducción de la proporción de personas que no cuentan con
un acceso sostenible a servicios básicos, y la mejora sustancial de las condiciones de vida
de los habitantes.

5. Trabajo

Desde una perspectiva económica, el mundo del trabajo se refiere a aquellas actividades
humanas que tienen como objetivo la producción de bienes y servicios. A cambio de ese
esfuerzo productivo, los trabajadores perciben remuneraciones, ya sea bajo la forma de
ingresos netos (trabajadores independientes) o sueldos y salarios (trabajadores
dependientes).

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La legislación laboral norma las relaciones laborales entre empleadores y trabajadores,
por medio de instrumentos tales como el contrato de trabajo, el derecho a la
sindicalización y la negociación colectiva. Es así que se establecen determinados
derechos de los trabajadores, como: jornada laboral, derecho al descanso y vacaciones;
asimismo se establecen ciertas protecciones: salario mínimo, seguridad social, fuero
sindical y fuero maternal. La legislación por otra parte establece que los trabajadores,
además, deben estar asegurados frente a los riesgos en materia de accidentes del trabajo
y enfermedades profesionales.

Estas cuestiones son las que permiten observar que el área del trabajo, finalmente puede
y/o debe considerarse como el eslabón que une los aspectos económicos y sociales del
desarrollo, midiendo el grado de éxito o de fracaso de los logros alcanzados por una
economía en directa relación con el ser humano.

Las variables claves se agrupan en torno a conceptos tan ampliamente estudiados como:
el desempleo abierto, las tasas de participación, la estructura del empleo, los salarios
mínimos y medios y la cobertura de la Seguridad Social.

Asimismo, cabe destacar que, a fin de profundizar el diagnóstico sobre la situación laboral,
se pueden incorporar nuevas dimensiones de naturaleza cualitativa del problema del
empleo que permitan distinguir entre empleos precarios y empleos protegidos o —como
les denomina la 01T—trabajos decentes.

6. Pobreza

Según Amartya Sen (1985) algunos de los aspectos que componen el bienestar son: llevar
una vida larga y saludable, tener educación y disfrutar de un nivel de vida decente, la
libertad política, el respeto de los derechos humanos, la seguridad personal, el acceso al
trabajo productivo y bien remunerado y la participación en la vida comunitaria. No
obstante, dada la dificultad de medir algunos de sus elementos constituyentes, en esta
área temática la propuesta es restringirse solo a los aspectos cuantificables y materiales
del bienestar, que son aquellos relacionados con los conceptos de "nivel —o estándar de
vida" y "carencia de recursos".

En este marco, se entiende que la medición de la pobreza puede hacerse desde dos

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perspectivas con derivaciones sin dudas diferentes: por una lado se mide como falta de
ingresos lo que deriva en la falta de posibilidades para desarrollar plenamente la
capacidad de las personas, en tal sentido se clasifica como "pobre" a una persona cuando
el ingreso por habitante de su hogar es inferior al valor de una "línea de pobreza" o monto
mínimo necesario que le permitiría satisfacer sus necesidades esenciales.

O bien, se mide la pobreza a través de las necesidades básicas insatisfechas (NBI), lo


que implica considerar un conjunto de necesidades básicas que deben cubrirse,
relacionadas con las condiciones de la vivienda, la asistencia escolar y las posibilidades
económicas de subsistencia. En tal sentido, un hogar, para ser considerado NBI, debe
tener inconvenientes en alguna de esas necesidades.

7. Cohesión Social

La realidad que intenta capturar un sistema de indicadores sociales —así como su


percepción por parte de la sociedad- cambia constantemente, por lo tanto, se hace
deseable ir más allá y avanzar en lo que se denominan problemas sociales emergentes
vinculados con la exclusión social, la gobemabilidad, la sociedad de la información, la
cultura, la violencia intrafamiliar o la situación de los discapacitados.

En tal sentido, surge una temática social de importancia: la cohesión social, concepto que
se refiere a la eficacia de los mecanismos de inclusión, y a la valoración subjetiva de las
personas en cuanto a la pertenencia a un proyecto común y/o sociedad trascendiendo la
mera satisfacción de las necesidades materiales. En este sentido, está directamente
relacionado a otros conceptos, tales como: capital, integración, inclusión y ética social.

La importancia de incluir los indicadores de cohesión social, radica en que estos permiten
observar la existencia de desigualdades y brechas sociales insalvables, midiendo por otra
parte resultados sociales (aunque no aborda los medios por los cuales estos fueron
alcanzados).

La cohesión social debe considerarse como fin y como medio a la vez. ¿Cómo fin en
relación a todo objetivo de política pública, lograr la inclusión de todos los miembros de la
comunidad, y como medio ya que toda sociedad con un mayor nivel de cohesión social
brinda un mejor marco de crecimiento económico?

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La dimensión económica

La importancia de los indicadores económicos radica no solo en que son elementales para
evaluar, dar seguimiento y predecir tendencias de la situación de la región o el municipio
en lo referente a la cuestión económica, sino que también son necesarios para valorar el
desempeño de cada uno de los programas del gobierno, encaminados a lograr el
cumplimiento de las metas y objetivos fijados en las políticas públicas.

Es así que el análisis comparativo entre un año y otro de los indicadores económicos
refleja claramente cuál es el comportamiento de las principales variables económicas,
financieras y monetarias, que afectan directamente a las actividades productivas que se
desarrollan en la región o partido, las mismas son las que proveen el nivel de ocupación
y de ingresos, determinando finalmente los niveles y medios de vida de los hogares, es
decir la situación social.

La necesidad de información económica local/regional, oportuna y permanente,


fundamenta el diseño e implementación de indicadores de corto plazo, que permitan
mostrar la evolución de las localidades/regiones en materia económica. Dada la
complejidad de la realidad analizada, no basta con construir un solo indicador, sino que
se hace necesario recurrir a una combinación de varios, cada uno de los cuales enfoca
una parcela determinada de la realidad económica. Es por ello que la propuesta no apunta
a un listado de indicadores económicos sino a un sistema general.

Áreas temáticas representativas de la “estructura económica”

Continuando con la metodología propuesta en el caso del sistema de indicadores sociales


con el fin de alcanzar una aproximación a la situación económica local, se seleccionan
sectores económicos con el fin de elaborar una propuesta sistematizada de indicadores.

La delimitación de “sectores” (y subsectores) representativos de la estructura económica


debe realizarse tomando en cuenta las características peculiares del Partido y/o región,
conteniendo cada sector o subsector un grupo de indicadores de coyuntura o contexto,
indicadores de sentimientos económicos o expectativas y aquellos vinculados con el
desempeño de los diferentes sectores de la economía en su conjunto.

El motivo de esta elección está asociado en gran parte a la costumbre de trabajar la

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información económica considerando el sector de la producción a la que pertenece, y por
otra a la importancia que tienen tanto las expectativas y las evaluaciones en los análisis
macro y microeconómicos.

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