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1
Texto de apoyo pedagógico a la asignatura “Trabajo Social e Intervención Social”. Confeccionado y
Compilado por el profesor Víctor R. Yáñez Pereira
1
INDICE
Introducción..................................................................................................3 - 6
2
INTRODUCCION
En dicho contexto, este “material de apoyo a la docencia” presenta una sintética compilación de
diversos aportes formulados por teóricos de las ciencias sociales y académicos especialistas en
materias de Intervención en Trabajo Social, donde se intenta integrar aspectos relativos a
epistemología, teoría, método y metodología de la intervención profesional como “proceso de
cambio a nivel racional – emotivo que debe desarrollar la capacidad de reacción e iniciativa de la
{persona}, para {estimularse} a recuperar su propia capacidad de llevar a cabo acciones {y} de
emprender actividades que sirvan para {atender su situación de vida a nivel individual y
colectivo}”2… En tal sentido, como bien argumenta De Robertis3, “El Trabajo Social actúa en una
realidad compleja, multifacetica, entre aspectos objetivos y subjetivos que no se pueden
disociar…Interviene en situaciones con sus dinámicas propias, que van cambiando, variando según
las fuerzas que se enfrentan y que son a menudo contradictorias… Interviene a nivel de la vida
donde {…} el sujeto y el Trabajador Social intentan buscar aspectos y fuerzas vitales para enfrentar
y modificar la situación. De por si, como sostiene la idea de Ponticelli, la intervención se concibe
como un sistema organizado tendiente a activar un “cambio” tanto en el modo de situarse de las
{personas ante su realidad} como en la relación entre las exigencias evidenciadas y las respuestas
personales, colectivas e institucionales, por activar o ya disponibles”.
La organización estructural del texto la componen cinco partes globales, los cuales involucran: un
inicio introductorio, los objetivos del trabajo, una revisión de contenidos que resume determinadas
materias, un Set de ejercicios de análisis y autoevaluación, más un listado bibliográfico sugerido.
Lo que se espera con la disposición temática del documento es situar al estudiante en el eje
disciplinario de las aproximaciones sistemáticas a la acción profesional, desde una perspectiva
teórico – metodológica en el ámbito de la intervención del Trabajo Social. Sin embargo, el alumno
lector no debe, en ningún momento, perder de vista que este trabajo tiene un carácter introductorio,
razón por la cual cada tema tratado acá atiende de manera incipiente las materias, lo que exige del
acompañamiento y permanente revisión de la bibliografía sugerida. En definitiva, la intención de
este documento es presentar los conceptos y constructos más relevantes en el ámbito de la
intervención profesional del Trabajo Social, que desde una visón disciplinaria permita:
comprenderla, desarrollarla y enriquecerla.
2
Ponticelli, María, citada por Donoso y Saldías en “Modelo de Intervención para el Trabajo Social Familiar”. Ediciones
Universidad Católica Blascañas, Chile, 1998. Pp. 35 – 46.
3
De Robertis, Cristina. “Metodología de la Intervención en Trabajo Social”. Buenos Aires, Editorial Ateneo, 1988.
3
Las dos primeras partes del texto, referentes a las bases epistemológicas de la intervención y la
concepción de intervención fundada para Trabajo Social, aportan elementos que van desde una
aproximación incipiente a las bases epistemológicas para comprender la idea de intervención social
y para sustentar la intervención de Trabajo social como una intervención social fundada. Para lo
cual, se abordan algunas de las discusiones epistémicas más relevantes que le permiten al
Trabajador Social fundar su intervención como respuesta a las explicitas exigencias que impone la
modernidad , incentivando en el estudiante las capacidades de análisis, observación y diagnosis
necesarias para fortalecer su desempeño profesional en la praxis.
Desde esta base se lleva a cabo una indagación sobre el concepto de intervención social, su relación
con determinadas corrientes de pensamiento de las ciencias sociales, la construcción de la
intervención profesional desde una constante ruptura epistemológica con el error y las formas de
producción de conocimiento que ello permite, con lo cual se intenta establecer el vinculo entre las
dimensiones “acción social”– “intervención social” y su incidencia en el escenario específico del
Trabajo Social. Todo lo anterior permite iniciar ciertas discusiones disciplinarias que definen la
identidad profesional como una construcción social permanente, la cual identifica la ubicación y
responsabilidad de la profesión en la sociedad a través de nuestra intervención misma.
Es allí donde cabe tratar el tema de la intervención fundada para el Trabajo Social, la cual al decir
de Teresa Matus: “busca poner en evidencia que toda intervención es capturada a partir de un lugar
teórico, a partir de un modo de ver [...] que tiene como resultado un hacer particular [...]”4, hacer
que se traduce en una acción social especifica del Trabajador Social sobre la realidad, siendo capaz
de articular teoría y práctica en una dialéctica que nace en la esencia de una “comprensión social
compleja” sobre una determinada constelación de fenómenos sociales que son histórico –
espacialmente definidos por los propios sujetos sociales; razón por la cual pueden ser producidos y
reproducidos socialmente y por consiguiente para su intervención. Es mediante el estudio de dicha
realidad, que el profesional puede comprender el sobre qué, el por qué y para qué se interviene.
Con ello se hace referencia a la relación entre Epistemología, Teoría Social, Objeto del Trabajo
Social, la Práctica y el Sistema de Valores y Principios profesionales.
Es aquí donde los estudiantes podrán adentrase en las respuestas del Trabajo Social es una
construcción que surge como resultado de una continua reflexión teórica y de una permanente
revisión de la prácticas sobre los hechos y situaciones sociales propios de la vida cotidiana de las
personas, en el sentido de contribuir a la generación o reconocimiento de cambios positivos que
posibiliten la sustentabilidad o restitución de un equilibrio dinámico que promueva el bienestar de
las personas y las colectividades, oscilando en la dicotomía de lo micro y lo macro social. Para ello
y desde una dimensión teórico – metodológicas, se trabajaran los asuntos referentes a la
construcción social de la realidad, que permitan en base a la práctica profesional como práctica
social, que se posiciona individual o colectivamente, configurar dicha realidad desde una
perspectiva situacional como “campo interventivo” en el cual se interrelacionan una serie de actores
capaces de formar parte de un lógico y operativo “sistema de acción”, donde Trabajador Social,
Sujetos de atención, institución y entorno se interconecten con la finalidad de generar un proceso de
mutuo apoyo social.
4
Matus, T. “Propuestas Contemporáneas en Trabajo Social: hacia una intervención polifónica”. Editorial Espacio. Buenos
Aires. 1999. Pp., 26 - 28.
4
Desde nuestra mirada respecto de lo que supone la intervención en Trabajo social, partimos de la
premisa de procurar superar la espontaneidad que lleva a la desorganización de la acción que es
sucedida tradicionalmente en los diversos niveles profesionales. Por esta razón es fundamental,
mediante este documento, dar a conocer genéricamente los cambios cualitativos que debe enfrentar
la intervención del Trabajo Social, con lo cual se podrá sobrepasar el limitado papel de orientador
de las personas ante situaciones conflictivas inmediatas y de movilizador hacia la prestación de los
servicios sociales.
Se esta apostando por el pensar la profesión desde su propia intervención de modo de poder
alcanzar un real “saber hacer”, que nazca como producto de una coherente integración intelectual de
los elementos le permitan al alumno tener meridiana claridad respecto de las distinciones y
problemáticas dadas en torno al conocimiento científico para lo social, aproximándoles a la
dimensión epistémica en que se debe sustentar todo proceso de intervención en Trabajo Social
como parte de la praxis profesional. Entendiendo tal dimensión como aquella base fundante de un
substrato reflexivo que pueda encontrar una repercusión directa en un plano práctico-empírico de
nuestras intervenciones.
Lo anterior, exige del futuro profesional revisar y reconocer el plexo entre lo teórico y lo empírico,
de modo de acentuar su inclusión en la complejidad de la dinámica y los procesos sociales hacia
una intervención social comprometida con las relaciones sociales, capaz de dar respuestas
satisfactorias a la contingencia social. Para lo cual, los temas abordados en este trabajo se
encuentran destinados a la descripción no solo de un encuadre teórico explicativo e interpretativo
de lo social y de la acción del Trabajo Social en dicho ámbito, sino además de un marco
metodológico – operativo de la intervención profesional que se elabora para y en la praxis. Es así,
como serán revisados los Componentes de la intervención profesional y su proceso metodológico
desde el paradigma tradicional y contemporáneo del Trabajo Social
En tal perspectiva se espera aportar a una reflexión que permita estimular el desarrollo de la
capacidad para analizar la realidad social y la función del Trabajo Social como interventor de la
praxis: las personas (individuales y colectivas), las necesidades, las situaciones sociales, las
organizaciones, las instituciones, la sociedad. Todos elementos contingentes que contribuyen a
construir y definir dicha realidad desde el campo mismo de las interacciones basales propias de la
vida cotidiana. En definitiva se espera: Abordar la movilidad entre el ser y el deber ser, tras la
estrecha relación entre teoría y práctica que cruza la revisión de procesos de análisis,
interpretación, la formulación de propuestas de intervención y modelos lógicos de alcance
teórico - empírico, que implican la puesta en marcha de una serie de competencias, habilidades,
capacidades y decisiones desde una posición dialéctica.
Por consiguiente, será necesario abordar el método y la metodología del Trabajo Social desde su
dimensión histórico – dialéctica, que permita agilizar la comprensión sobre la dinámica de la
acción interventiva sobre los procesos sociales, desde una perspectiva de complejidad de la
sociedad y del propio Trabajo Social, situándose en la centralidad de la intervención en el ámbito
de una realidad multidimensional. En consecuencia, se espera favorecer la definición de un método
y una metodología de intervención que interconecte coherente y flexiblemente un sistema que
fusione lo teórico, lo investigativo, lo reflexivo y lo activo, con la finalidad de alcanzar objetivos
reales de cambio social.
5
Finalizando esta presentación introductoria, es meritorio destacar el hecho de que el actual contexto
del Trabajo Social enfrenta cambios profundos y rápidos, lo que supone a la intervención
acoplarse y adaptarse a ellos, generando una sustentable relación entre las personas, la organización
social y el entorno… Puntos de convergencia que se deben considerar fundamentales al determinar
los criterios teórico – metodológicos que den viabilidad a: la eficiente traducción de situaciones
sociales, la coherente propuesta de objetivos de cambio y la reciprocidad entre los principios
profesionales y la autonomía de las personas y colectivos con quienes el Trabajador Social
desarrolla el proceso de intervención en lo social.
En tal sentido, Se busca alcanzar una renovación respecto del interés por rescatar lo específico del
Trabajo Social y recuperar las matrices fundantes, lo que implica una ruptura en nuestra
concepción de intervención, que posibilite una ubicación profesional y disciplinar de Trabajo
Social en los diversos dominios del mundo de la vida. Es decir, asegurar la calidad de la acción del
Trabajador Social, por medio de la producción y reproducción un proceso de intervención capaz de
generar realmente cambios positivos en las personas y en el entorno, lo que sin dudas exige: pensar
la intervención, pensando y reconociendo el “cómo” las propias personas perciben, entienden y
comunican sus experiencias y el “cómo” ello incide en su comportamiento, en sus situaciones de
vida y en las modalidades de atención o enfrentamiento que ante ellas generan, desde una
perspectiva de coparticipación y de empoderamiento relacional de naturaleza reciproca que
gesten posibilidades ciertas de desarrollo y cambio.
6
Objetivos
7
Intervención Social y Trabajo Social.
En términos genéricos De Robertis5 plantea que la intervención es “querer actuar” “tomar parte
voluntaria” en algún asunto, por lo tanto “convertirse en un mediador”… Desde una perspectiva
macrosocial, la intervención social constituye “una acción organizada y desarrollada
intencionalmente para modificar {…} situaciones sociales {…} Esta actividad profesional se
operativiza en el ámbito de las políticas sociales {…} en el proceso hacia el mejoramiento y
modernización de las estructuras e instituciones de la sociedad, {y} promueve la participación de
los individuos…”6.
Específicamente en el ámbito profesional del Trabajo Social la intervención es vista como una
“actividad llevada a cabo bajo una óptica concreta” 7. Para Escartín Caparrós8 la intervención es la
actividad del Trabajador Social orientada a provocar cambios en un sentido sistémico. Así
concebida la intervención es una acción específica del Trabajador Social en relación a los sistemas
o procesos humanos para producir cambios. Es el <<qué hacer>>, pero también el <<cómo
hacer>>, ya que en este nivel se inscriben profundamente los valores ideológicos interiorizados del
Trabajador Social y la orientación de lo que hace con los {sujetos de atención}9. Así, pues, la
intervención es la acción guiada por el conocimiento, valores y habilidades del Trabajador Social
hacia la consecución de metas específicas.
El término intervención comienza a aparecer en la literatura del Trabajo Social a finales de los años
50, sustituyendo al término tratamiento, acuñado, a principios del siglo, en los primeros
planteamientos teóricos de la disciplina por M. Richmond. Viene a referirse al proceso del Trabajo
Social y, generalmente, suele aparecer acompañado del término asesoramiento {…}. Este cambio
se produce a causa de varios hechos, y marca el comienzo de la conceptualización contemporánea
de la práctica del Trabajo Social. Algunos de los más importantes hechos para este cambio son:
5
De Robertis, C y otros. “Metodología de la intervención en Trabajo Social”, Buenos Aires, Editorial Ateneo, 1988.
6
Rubí, Carmen. “Introducción al Trabajo Social”. Euge , 2º Edición,1992, pp.18.
7
Rubí, Carmen. “Introducción al Trabajo Social”. Euge , 2º Edición,1992, pp.18.
8
Escartín, M. “Manual de Trabajo Social” Editorial Aguaclara, España, 1992. Página 26-28.
9
En el texto original la autora utiliza el concepto de cliente.
10
Escartín, M. “Manual de Trabajo Social” Editorial Aguaclara, España, 1992. Página 26-28.
8
de comunidad y en algunos tipos de Trabajo Social con grupos, no puede utilizarse el
término tratamiento, de modo que la búsqueda de unidad entre los diferentes niveles de la
práctica profesional hizo que se emplearan conceptos comunes.
3. La creciente diversidad de modalidades de práctica, muchas de las cuales rechazan el
modelo médico, con nuevas formas de aproximación a la práctica y nuevas terminologías.
Además, intervención es un término usado en algunas de las otras profesiones de ayuda, por
tanto más propio de disciplinas con este carácter que tratamiento, que parece más limitado a
la medicina.
4. El uso de la teoría de sistemas, cada vez más en boga. Cuando consideramos a una persona
o personas en una situación desde un punto de vista sistémico, la noción de cambio aparece,
desde la intervención en los sistemas, como una progresión lógica. Intervención es
congruente con el pensamiento sistemático.
5. En los últimos tiempos, se impone una práctica más agresiva del trabajo social. En efecto, a
partir de 1960, el trabajo social llega a estar involucrado con muchos nuevos problemas,
nuevos grupos {sociales} y nuevas situaciones. Muchos de éstos demandan estrategias y
técnicas diferentes a las clásicas, lo que lleva al trabajo social a plantearse cambios en su
pensamiento y en su práctica. Estos cambios representan no sólo cambios en la
terminología, sino en la manera de contemplar a la persona en su situación. La intervención
se centra en roles, relaciones e interacciones, más que en aspectos intrapersonales de la vida
de {las personas}. Esto supone contemplar mucho más los factores ambientales y su
importancia en la vida del {sujeto de atención}.
La comprensión del SOBRE QUÉ, él PARA QUÉ, el CÓMO y CON QUIÉN de la intervención
profesional, sólo pueden ser analizados en la medida que estén sustentados teórica y prácticamente.
Teóricamente, porque partimos del supuesto que toda intervención se fundamenta en un conjunto
de conceptos que guían el accionar del profesional. Prácticamente, porque el Trabajador Social no
sólo piensa, sino también actúa: por ello, pensar y actuar son dos aspectos fundamentales de toda
intervención llamada profesional.
La intervención parte del supuesto de que ella se conforma en el desarrollo de los procesos sociales
reproducidos cotidianamente. Por ello, no es considerada como una actividad, o varias actividades,
o la ejecución de un proyecto planificado y, por último, no son respuestas múltiples y anárquicas al
conjunto de necesidades que los actores sociales demandan. Es un proceso de construcción
histórico- social que se genera en el desarrollo de la dinámica social de los actores que intervienen
en el ejercicio profesional {…}. Es en esta dinámica generada por esa relación {donde} se
construye el objeto de intervención profesional.
Cuando {se habla de} procesos sociales, {se hace referencia} a la producción y reproducción de la
acción social de los sujetos con los cuales {se trabaja profesionalmente}. Esa acción está
argumentada por la ciencia social a partir de la explicación de las circunstancias estructurales o
sistemáticas de los actores de la actividad social. Sin embargo, esta explicación debe ser enriquecida
con los análisis que provienen de una mirada microsocial de la vida de los actores. Al no ser
analizada esta dimensión se {deja} un vacío en la producción de conocimiento respecto a la
cotidianidad de los sujetos. La misma denota la ausencia de explicación sobre las prácticas
concretas que dan lugar a la producción cotidiana de la vida social. {Se considera}, al igual que
Giddens, que la producción de la vida social que los actores realizan, constituye la expresión
11
Rozas, M. “Una perspectiva teórica metodológica de la intervención en trabajo social”. Editorial espacio, Argentina,
1998. Páginas 60-61.
9
objetivada de las propiedades de las colectividades (sean estas clases, grupos, etc.) y sus
procedimientos de acción se presuponen mutuamente, puesto que no se puede separar la estructura
de la acción {…}.
Pensar la {intervención centrada en una} estrategia flexible13, crítica y dialéctica {…} permite {una
diferencia} de las posiciones que expresan un formulismo instrumental, que ha sido frecuente en la
práctica profesional y que ha dado lugar a pensar la {intervención metodológica} como un proceso
por etapas (método básico). Por otro lado, en el empirismo como respuesta experimental a
situaciones que implican niveles de complejidad o una visión ecléctica basada solamente en la
posibilidad eficaz de la técnica y de diversas teorías que se pueden combinar, sin tener en cuenta la
perspectiva ideológica que la sustenta.
En este proceso se pueden combinar abordajes de carácter individual- familiar, grupal – comunitario
y distintas técnicas de acuerdo con la problemática del objeto de intervención, también se pueden
orientar diversas alternativas de acción en la que estén incorporadas las tres miradas de los actores
de la intervención: la institución, el sujeto {de atención} y el trabajador social. En esa dirección, la
perspectiva teórica y la metodología, permiten recrear permanentemente el objeto de intervención y,
al mismo tiempo, resignificar el contexto de las prácticas de los actores sociales: nada está
definitivamente establecido.
10
sociales y, por orto lado, es central para definir el lugar del sujeto en la intervención profesional. Al
mismo tiempo, este posicionamiento permite interpelar al Trabajador Social que considera la
relación con los actores como situaciones pasivas que reproducen de manera mecánica las
circunstancias particulares en las que satisfacen sus necesidades.
La vialidad de una metodología de intervención está garantizada en la medida que hay una
compresión rigurosa no sólo de la problemática del objeto de intervención sino también del
movimiento particular de los actores, de la interpretación correcta de sus necesidades, intereses y
aspiraciones {… } El movimiento de los actores no es lineal, porque las normas de conducta
establecidas institucionalmente y reproducidas a partir de los procesos de socialización no son guías
normativas, sino prácticas concretas que tienen significados, representaciones e imaginarios que se
pueden constituir en fuentes esenciales de recursos cognitivos. Estas fuentes alimentan la
direccionalidad de la intervención. Por otro lado, las normas constituyen un proceso y un producto
que permiten interpretar situaciones problemáticas sobre la base de una supuesta estabilidad
institucional.
Esta perspectiva contempla la práctica del Trabajo Social como una respuesta a las situaciones de
conflicto de individuos, grupos y comunidades, causadas por una insatisfacción de las necesidades
humanas básicas. El conflicto deriva de un sentimiento de que algo no funciona; los Trabajadores
Sociales responden a ese conflicto identificando las necesidades insatisfechas en la realidad del
{sujeto de atención}… Para esto, {se utilizan} los conocimientos acerca del desarrollo humano, la
diversidad humana y los sistemas sociales. {Se} identifican no sólo las necesidades de grupos de
personas y de sistemas.
El proceso para resolver problemas es el uso del conocimiento, valores y habilidades de los
Trabajadores Sociales para trabajar con los {sujetos de atención}, buscando soluciones a su
conflicto de necesidades. Los problemas que competen a los Trabajadores Sociales son aquellos en
los cuales las necesidades referidas al funcionamiento social están bloqueadas y no pueden ser
14
Escartín, M. “Manual de Trabajo Social” Editorial Aguaclara, España, 1992. Página 26-28.
15
Cada una complementa a la otra. Ambas son respuestas a las necesidades y suponen la interacción de conocimiento,
valores y habilidades.
11
desbloqueadas por la persona o personas afectadas. El Trabajador Social, junto con {el sujeto de
atención}, está involucrado en el proceso de resolver juntos el problema.
Los puntos centrales de esta perspectiva son: a) consideración del significado de la intervención; b)
las relaciones transaccionales como el foco para el cambio de la situación; c) la influencia como un
componente esencial de la intervención; y d) consideración del cambio deseado en la práctica del
Trabajo Social {…}. El proceso para resolver problemas se usa para determinar la naturaleza de los
problemas de funcionamiento humano y los objetivos de la actividad práctica. La intervención en
las relaciones transaccionales es la actividad práctica referida al proceso de influir para el cambio.
La palabra epistemología se compone de una raíz griega (episteme) que significa conocimiento, y
puede definirse inicialmente como “tratado de los métodos del conocimiento científico, en general o
de determinada ciencia” (Moliner, 1984: 1159).
En cuanto al Paradigma, de las diversas definiciones Kuhnianas del concepto Ritzer adopta la
siguiente: “Un paradigma es una imagen básica del objeto de una ciencia. Sirve para definir lo que
debe estudiarse, las preguntas que es necesario responder, cómo deben preguntarse y qué regla es
preciso seguir para interpretar las respuestas obtenidas. El paradigma es la unidad más general de
consenso dentro de una ciencia y sirve para diferenciar una comunidad científica (o subcomunidad)
de otra. Subsume, define e interrelaciona los ejemplares, las teorías y los métodos e instrumentos
disponibles” (1933: 598). Es así como paradigma supone un conjunto de teorías y modelos de
investigación que orientan la actividad científica y configuran un modo de entender la realidad.
Las Teorías: entendidas como perspectivas creadoras de imágenes del objeto, método y sujeto del
conocimiento, se conciben como partes del paradigma que las engloba. {…] Hay una clara alusión
a las tradiciones teórico – metodológicas que conforman y son conformadas por las comunidades
científicas.
De manera más didáctica, Guba y Lincoln abordan la definición de paradigma en varios escritos
(Lincoln y Guba, 1985; Guba y Licoln, 1944), {entendiéndolos} como sistemas de creencias básicas
(principios, supuestos) sobre:
16
Valles, Miguel. “Técnicas cuantificada de intervención social, reflexionar metodológica y práctica profesional. Editorial
Síntesis 2003. Página 47-52.
12
Los tres componentes principales (ontológico, espistemológico y metodológico) de cualquier
paradigma se hallan interrelacionados. De modo que la creencia básica o principio que asuma el
investigador, en el nivel ontológico, le debería llevar (siempre según los autores citados) a adoptar
posturas consonantes en los planos epistemológico y metodológico.
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3. Caracterización Metodológica de los Paradigmas: Esta tiene que ver con los
procedimientos metódicos que se derivan de las posturas adoptadas en los niveles
ontológico y epistemológico. Es decir: Si se ha partido de una realidad “real”
(objetivamente aprehensible) y una separación sujeto – objeto, la preocupación
metodológica se centrará en el control experimental de posibles factores explicativos
alternativos. Si, en cambio, se ha partido de un realismo crítico (“una realidad “real” pero
sólo imperfectamente y probabilísticamente aprehensible”), y se define la comunicación
sujeto – objeto, se practicará (dentro de una lógica experimental revisada) un mayor interés
por la utilización de métodos y técnicas cualitativos (Guba y Lincoln, 1994).
En cuanto a las Perspectivas, hacen referencia a sistemas no tan cerrados en sí mismos y más
fácilmente utilizables por los investigadores, cualquiera sea su paradigma de adherencia…
Denzin y Lincoln (1944ª: 2-3) dirán que el investigador dispone (como si de un trabajo de bricolaje
se tratara) de un conjunto de perspectivas y paradigmas que compiten y se solapan. La
recomendación al investigador es que evite ignorar cualquier paradigma; que asimile los supuestos
ontológicos, epistemológicos y metodológicos principales pero sin renunciar a establecer u cierto
diálogo entre ellos… En conclusión, cabe hablar de paradigmas y perspectivas, distinguiendo ambas
expresiones. Es decir aunque en ocasiones, o por algunos autores (Ibáñez entre ellos), sé usen
ambos términos indistintamente con el significado del primero (paradigma), cabe distinguirlos y
aquí se sugiere su distinción… Un paradigma suele englobar varias perspectivas teórico –
metodológicas, y además se caracteriza por una serie de principios o supuestos generales
(ontológicos, epistemológicos, metodológicos). Las perspectivas podrían denominarse también, si
se prefiere, paradigmas de rango inferior o “miniparadigmas” (Patton, 1990).
Otra distinción importante a señalar, es la establecida entre teoría y praxis. Desde el punto de vista
de su utilidad, suele distinguirse entre conocimiento teórico y conocimiento práctico. Sus variantes
son:
• Conocimiento básico y aplicado;
• Especulación y acción;
• Razón pura y razón práctica;
17
Zamanillo, T y Gaitán, L. “Para comprender el trabajo social”. Editorial Verbo Divino, España. 1991. Página 71-94.
14
• Representación y voluntad;
• Ciencia y técnica
• Razonamiento e intuición.
Esta misma disociación que se establece entre teoría y práctica {se encuentra} en los procesos de
aprendizaje. El término aprender se entiende como la operación intelectual de acumular
información que depende de la voluntad de la razón, de la actividad de formarse conceptos y de
producir ideas. De esta forma, otros conceptos, como el de intuición, pueden quedar fuera de ese
proceso, por cuanto no forman parte de la inteligencia racional.
Intuición, emociones, sensaciones y todos los procesos no intelectuales están también presentes en
la tarea de aprender. No {se puede} adquirir conocimiento sin {una entera incorporación} al acto de
aprender. Del mismo modo, es menester incorporar también {el} modo de pensar, vulgar y común,
al proceso de obtener un nuevo conocimiento. Todo lo cual rompe estereotipos, resuelve
contradicciones y establece una continuidad dinámica entre uno y otro: cuerpo y mente,
pensamiento vulgar y pensamiento científico, teoría y acción.
Este es el proceso de la indagación operativa, en el que, incorporados a él con ser total, {se puede}
ir reconociendo {las} prenociones, prejuicios y autoevidencias del saber común, para esclarecerlas y
lograr una representación más real que sirva para operar. Operar y transformar la realidad es, a su
vez, un proceso recíproco. Implica dejarse modificar por la propia realidad, aprender de ella y
transformarse.
A la hora de hablar sobre ruptura, contradicciones y estereotipos, dialéctica entre teoría y práctica, y
entre didáctica y aprendizaje, Pichón Riviere {permite aplicar estas reflexiones} a los problemas
metodológicos de trabajo social.
En primer lugar, la ciencia formal está todavía alejada de este modo de conceptuar el conocimiento.
En la actualidad, decir ciencia equivale a decir conjunto de conocimientos sistematizados sobre una
materia. Para Mario Bunge, entre otros epistemólogos, la obtención de estos conocimientos se
realiza mediante la investigación que se lleva a cabo con el método científico. Los objetivos de la
ciencia (desde la básica a la aplicada) son analizar la realidad, explicarla, prever los acontecimientos
y actuar sobre ella para transformarla.
En segundo lugar, las múltiples definiciones de la noción de método apuntan, con distintas
matizaciones, al conjunto de pasos o normas de procedimiento encaminados a conseguir un fin. El
método no es, por tanto, un fin en sí mismo, sino un instrumento del que se dispone para conseguir
el fin, sea éste el conocimiento, o la organización de actividades. Como ilustración {puede citarse}
la definición de Madeleine Grawitz:<<El método es una concepción intelectual que coordina un
conjunto de operaciones en general, diversas técnicas>> (1975: tomo I, 291).
15
La literatura sobre el método científico adolece también de la disociación, antes señalada, entre
teoría y práctica. En general, todas las definiciones y clasificaciones sobre método establecen
diferencias entre métodos para pensar y métodos para actuar. Pero, mientras que el método aplicado
debe primero conocer, indagar e investigar, para luego transformar la realidad, el método en un
sentido filosófico se refiere sólo a <<aquellas operaciones intelectuales por las que una disciplina
trata de alcanzar las verdades que persigue, las demuestra y las verifica>> (M. Grawiz, 1975: 290).
La aplicación del método científico a todos los campos del conocimiento es una exigencia
universal, si bien presenta dificultades prácticas, concretamente en el ámbito de las ciencias
sociales. La medida de los fenómenos y el establecimiento de regularidades no pueden conseguirse
con tanta precisión como en las ciencias físicas o naturales, donde son posibles los instrumentos de
medida y las experiencias de laboratorio.
{Súmese} a estos problemas la relación ineludible sujeto-objeto que, en el campo de las ciencias
sociales, forman un conjunto de influencia mutua, en el que las observaciones y nociones previas
del sujeto impregnan el sistema de actividad. Bien es verdad que las ciencias naturales tampoco
están exentas de la intervención del investigador, aunque su distancia respecto al objeto estudiando
sea mayor.
Más las dificultades que {se han} apuntado no eximen de la responsabilidad de llevar a cabo las
operaciones del método científico, de tal manera que se cumpla el propósito de legitimar la
objetividad de un descubrimiento, aún cuando en este contexto esté por demostrar que dicho
método sea el único utilizable (M. Castells, 1975: 164).
18
Bordeau, P. y otros. “El oficio de Sociólogo”. Editorial siglo Veintiuno, España 1999. Página 27-50.
16
Como tienen por función reconciliar a cualquier precio la conciencia común consigo misma,
proponiendo explicaciones, aun contradictorias, de un mismo hecho, las opiniones primeras sobre
los hechos sociales se presentan como una colección falsamente sistematizada de juicios de uso
alternativo. Estas Prenociones, “representaciones esquemáticas y sumarias” que se “forman por la
práctica y para ella”, como lo observa Durkheim, reciben su evidencia y “autoridad” de las
funciones sociales que cumplen {E. Durkheim, texto n° 4}.
La influencia de las nociones comunes es tan fuerte que todas las técnicas de objetivación deben ser
aplicadas para realizar efectivamente una ruptura, más a menudo anunciada que efectuada. Así los
resultados de la medición estadística pueden, por lo menos, tener la virtud negativa de desconcertar
las primeras impresiones. De la misma forma, aún no se ha considerado suficientemente la función
de ruptura que Durkheim atribuía a la definición previa del objeto como construcción teórica
“provisoria” destinada, ante todo, a “sustituir las nociones del sentido común por una primera
noción científica”19 {M. Mauss, texto n°5}. En efecto, en la medida en que el lenguaje común y
ciertos usos especializados de las palabras comunes constituyen el principal vehículo de las
representaciones comunes de la sociedad, una crítica lógica y lexicológica del lenguaje común surge
como el paso previo más indispensable para la elaboración controlada de las nociones científicas {J.
H. Goldthornpe et D. Lockwood, texto n°6}.
Como durante la observación y la experimentación el sociólogo establece una relación con su objeto
que en tanto relación social, nunca es de puro conocimiento, los datos se le presentan como
configuraciones vivas, singulares y, en una palabra, demasiado humanas, que tienden a imponérsele
como estructuras de objeto. Al desmontar las totalidades concretas y evidentes que se presentan a la
intuición, para sustituirlas por el conjunto de criterios abstractos que las define sociológicamente –
profesión, ingresos, nivel de educación, etc.-, al proscribir las inducciones espontáneas que, por
efecto de halo, predisponen a extender sobre toda una clase los rasgos sobresalientes de los
individuos más “típicos” en apariencia, en resumen, al desgarrar la trama de relaciones que se
entreteje continuamente en la experiencia, el análisis estadístico contribuye a hacer posible la
construcción de relaciones nuevas, capaces, por su carácter insólito, de imponer la búsqueda de
relaciones de un orden superior que den razón de éste.
Así, el descubrimiento no se reduce nunca a una simple lectura de lo real, aun del más
desconcertante, puesto que supone siempre la ruptura con lo real y las configuraciones que éste
propone a la percepción. Si se insiste demasiado sobre el papel del azar en el descubrimiento
científico, como lo hace Robert K. Merton en su análisis del serendipity, se corre el riesgo de
suscitar las representaciones más ingenuas del descubrimiento, resumidas en el paradigma de la
manzana de Newton: la captación de un hecho inesperado supone, al menos, la decisión de prestar
una atención metódica a lo inesperado, y su propiedad heurística depende de la pertinencia y de la
coherencia del sistema de cuestiones que pone en discusión.20 Es sabido que el acto de descubrir
que conduce a la solución de un problema sensorio-motor o abstracto debe romper las relaciones
más aparentes, que son las más familiares, para hacer surgir el nuevo sistema de relaciones entre los
19
P. Faucoault y M. Mauss, artículo “Sociologie”, en Grande Encyclopédie Francaise, París, 1901, p. 173. No es
casualidad si los que quieren encontrar en Durkheim, y más precisamente en su teoría de la definición y del indicador (cf.
Por ej., R. K. Merton, Eléments de théorie et de méthode sociologique {trad. H. Mendras}, 2° edic. Aumentada, Plon,
París, 1965, p. 61), el origen y garantía del “operacionalismo” desconocen la función de ruptura que Durkheim confería a
la definición: en efecto, numerosas definiciones llamadas “operatorias” no son otra cosa que una puesta en forma,
lógicamente controlada o formalizada, de las ideas del sentido común.
20
R. K. Merton, Eléments de théorie et de méthode sociologique, op. Cit., pp. 47-51.
17
elementos… En sociología, como en otros campos, “una investigación seria conduce a reunir lo que
vulgarmente se separa o a distinguir lo que vulgarmente se confunde”.21
Todas las técnicas de ruptura, crítica de las nociones sometidas a la prueba estadística de las falsas
evidencias, impugnación decisoria y metódica de las apariencias, son sin embargo impotentes en
tanto la sociología espontánea no es atacada en su propio principio, es decir en la filosofía del
conocimiento de lo social y de la acción humana que la sostiene. La sociología no puede
constituirse como ciencia efectivamente separada del sentido común sino bajo la condición de
oponer a las pretensiones sistemáticas de la sociología espontánea la resistencia organizada de una
teoría del conocimiento de lo social cuyos principios contradigan, punto por punto, los supuestos de
la filosofía primera de lo social. Sin tal teoría, el sociólogo puede rechazar ostensiblemente las
prenociones, construyendo la apariencia de un discurso científico sobre los presupuestos
inconscientemente asumidos, a partir de los cuales la sociología espontánea engendra esas
prenociones. El artificialismo, representación ilusoria de la génesis de los hechos sociales según la
cual el científico podría comprender y explicar estos hechos “mediante el solo esfuerzo de su
reflexión personal”, descansa, en última instancia, sobre el presupuesto de la ciencia infusa que,
arraigado en el sentimiento de familiaridad, funda también la filosofía espontánea del conocimiento
del mundo social: la polémica de Durkheim contra el artificialismo, el psicologismo o el moralismo
no es sino el revés del postulado según el cual los hechos sociales “tienen una manera de ser
constante, una naturaleza que no depende de la arbitrariedad individual y de donde derivan las
relaciones necesarias” {E. Durkheim, texto n°7}.
Marx no afirmaba otra cosa cuando sostenía que “en la producción social de su existencia, los
hombres traban relaciones determinadas, necesarias, independientes de su voluntad”, y también
Weber lo afirmaba cuando proscribía la reducción del sentido cultural de las acciones a las
intenciones subjetivas de los actores. Durkheim, que exige del sociólogo que penetre en el mundo
social como en un mundo desconocido, reconocía a Marx el mérito de haber roto con la ilusión de
la transparencia: “Creemos fecunda la idea de que la vida social debe explicarse, no por la
concepción que se hacen los que en ella participan, sino por las causas profundas que escapan a la
conciencia”22 {E. Durkheim, texto n°8}.
21
“Por ejemplo, la ciencia de las religiones reunió en un mismo género a los tabúes de impureza y los de pureza, puesto
que son todos tabúes; por el contrario, distinguió cuidadosamente los ritos funerarios y el culto de los antepasados” (P.
Faucoault y M. Mauss, “Sociologie”, loc. Cit, p. 173).
22
E. Durkheim, informe de A. Labriola, “Essais sur la conception matéraliste de l”histoire” en Roque Philosophique, dic.
1987, vol. XLIV, 22do. Año, p. 648.
23
La acusación de sincretismo que podría provocar la comparación de textos de Marx, Weber y Durkheim descansaría en
la confusión entre la teoría del conocimiento de lo social como condición de posibilidad de un discurso sociológico
verdaderamente científico y la teoría del sistema social (sobre este punto véase pp. 15, 16 y pp. 48-50, e infra, G.
Bachelard, texto n° 2, pp. 121-124): En caso de que no se nos concediera esta distinción , habría que examinar todavía si
la apariencia disparatada no se mantiene porque se permanece fiel a la representación que impugna precisamente el
“eclecticismo apacible” de la teoría del conocimiento sociológico, rechazando, a partir de la experiencia práctica
sociológica, ciertas oposiciones consideradas rituales por otra práctica, la de la enseñanza de la filosofía.
24
“Si, como escribe C. Bernard, un fenómeno se presentara en una experiencia con una apariencia tan contradictoria, que
no se ligara de una manera necesaria a condiciones de existencia determinadas, la razón debería rechazar el hecho como
un hecho no científico {...}, porque admitir un hecho sin causa, es decir, indeterminable en sus condiciones de existencia,
18
Es lo que se oculta cuando se expresa el principio de la noconciencia en el vocabulario de lo
inconsciente, tranformándose así un postulado metodológico en tesis antrológica, ya se termine
sustantivando la substancia o que se permita la poligamia del término para reconciliar la afición a
los misterios de la interioridad con los imperativos del imperativos del distanciamiento 25{L.
Wittgenstein, texto n°9}. De hecho, el principio de la no-conciencia no tiene otra función que
apartar la ilusión de que la antropología pueda constituirse como ciencia reflexiva y definir,
simultáneamente, las condiciones metodológicas en las cuales puede convertirse en ciencia
experimental 26{E. Durkheim, texto n°10; Simiand, texto n°11}
no es ni más ni menos que la negación de la ciencia”(C. Bernard, Introduction al étude de la médecine experimentale, J.B.
Baillere e Hijos, París, 1865, cap. II, parágrafo 7).
25
Aunque permaneció encerrado en la problemática de la conciencia colectiva por los instrumentos conceptuales propios
de las ciencias humanas de su época, Durkheim se esforzó en distinguir el principio por el cual en el sociólogo surgen a la
existencia regularidades no-conscientes de la afirmación de un “inconsciente” dotado de caracteres específicos.
Refiriéndose a la relación entre las representaciones individuales y las colectivas escribe: “Todo lo que sabemos, en
efecto, es que hay fenómenos que se suceden en nosotros, que no obstante ser orden psíquico no soy conocido por él yo
que es. En cuanto a saber si soy percibido por algún yo desconocido o lo que pudiera ser fuera de toda captación, no nos
importa. Concédasenos sólo que la vida representativa se extiende más allá de nuestra conciencia actual” (E. Durkheim,
“Représentations indiviuelles et representations colectives”, Revue de Métaphysiue et de Morale, IV, mayo 1898,
reproducido en Sociologie et Philosophie, F. Alcan, París, 1924; citado de acuerdo con la 3° edic. Puf, París, 1967, p. 25
{hay ed. Esp.}).
26
Es lo que sugiere C. Lévi-Strauss cuando distingue el empleo que hace Mauss de la noción de inconsciente colectivo de
Jung “lleno de símbolos y aun de cosas simbolizadas que forman una especie de substrat”, y que le concede a Mauss el
mérito “de haber recurrido al inconsciente como proveedor del carácter común y específico de los hechos sociales” (C.
Lévi-Strauss, “Introduction”, en M. Mauss, Sociologie et Anthropologie, puf, París 1950, {hay ed. Esp.}). Es en ese
sentido que reconoce ya en Taylor la afirmación, sin duda confusa y equivoca, de lo que hace la originalidad de la
etnología, a saber “la naturaleza inconsciente de los fenómenos colectivos” {...}. “Incluso cuando se encuentran
interpretaciones, éstas tienen siempre el carácter de racionalizaciones o de elaboraciones secundarias: no hay ninguna
duda de que las razones por las cuales se práctica una costumbre, o se comparte una creencia, son muy distintas de las que
se invoca para justificarla” (Anthropologie structural, Plon, París, 1958, p. 25 {hay ed. Esp.}).
19
“razones” ocultan y cuyo cumplimiento proporciona, además, las satisfacciones directamente
experimentadas.27
Contra este método ambiguo que permite el intercambio indefinido de relaciones entre el sentido
común y el sentido común y el sentido común científico, hay que establecer un segundo principio
de la teoría del conocimiento de lo social que no es otra cosa que la forma positiva del principio de
la no-conciencia: las relaciones sociales no podrían reducirse a relaciones entre subjetividades
animadas de intenciones o “motivaciones” porque ellas se establecen entre condiciones y posiciones
sociales y tienen, al mismo tiempo, más realidad que los sujetos que ligan. Las críticas que Marx
efectuaba a Stirner alcanzan a los psicosociólogos y a los sociólogos que reducen las relaciones
sociales a la representación que de ellas se hacen los sujetos y creen, en nombre de un artificialismo
práctico, que se pueden transformar las relaciones objetivas trasformando esa representación de los
sujetos: “Sancho no quiere que dos individuos estén en <<contradicción>> uno contra otro, como
burgués y proletario {. . .}, querría verlos mantener una relación personal de individuo a individuo.
No considera que, en el marco de la división del trabajo, las relaciones personales se convierten
necesaria e inevitablemente en relaciones de clase y como tal se cristaliza; así toda verborragia se
reduce a un voto piadoso que quiere cumplir exhortando a los individuos, de esas clases a desechar
de su espíritu la idea de sus <<contradicción>> y lo <<particular>>, bastaría cambiar la
<<opinión>> y él <<querer>>.28
27
Tal es el sentido de la crítica que Durkheim hacía de Spencer: “Los hechos sociales no son el simple desarrollo de los
hechos psíquicos, sino que estos últimos son, en parte, la prolongación de los primeros en el interior de la conciencia. Esta
proposición es muy importante ya que el punto de vista contrario expone al sociólogo, a cada instante, a que tome la causa
por efecto y recíprocamente” (De la división du travail social, 7° edic., Puf, París, 1960, p. 341 {hay ed.esp}).
28
K. Marx, Idéologie allemande (trad. J. Molitor), en Oeuvres Philosophiques, t. IX, A. Costes, París, 1947, p. 94 {hay ed.
Esp.}.
29
Esta reducción a la psicología encuentra uno de sus modelos de elección en el estudio de los grupos pequeños, aislados
de la acción y de interacción, abstraídos de la sociedad global. No se tienen más en cuenta las investigaciones o el estudio
aislado de los conflictos psicológicos entre sectores, sustituidos por al análisis de las relaciones objetivas entre las fuerzas
sociales.
30
Si fuera necesario, por las necesidades de la tarea pedagógica, poner fuertemente el acento sobre la objetivación previa
que se impone a todo estudio sociológico, cuando quiere romper con la sociología espontánea, no podría reducirse la tarea
de la explicación sociológica a las dimensiones de un objetivismo: “La sociología supone, por su misma existencia, la
superación de la oposición ficticia que subjetivistas y objetivistas hacen surgir arbitrariamente. Si la sociología es posible
como ciencia objetiva, es porque existen relaciones exteriores, necesarias, independientes de las voluntades individuales y,
si se quiere, inconscientes (en el sentido de que no son objeto de la simple reflexión), que no pueden ser captadas sino por
los rodeos de la observación y de la experimentación objetivas.{...}.
20
• Teoría y Tradición Teórica31
Al colocar su epistemología bajo el signo del “¿por qué no?” y la historia de la razón científica bajo
el de la discontinuidad o, mejor, de la ruptura continuada, Bachelard niega a la ciencia la seguridad
del saber definitivo para recordarle que no puede progresar si no es cuestionario constante los
principios mismos de sus propias construcciones. Pero para que una experiencia como la de
Michelson y Morley pueda desembocar en su cuestionamiento radical de los postulados
fundamentales de la teoría, tenga que existir una teoría capaz de provocar tal experiencia y dar lugar
a un desacuerdo tan sutil como el que hace surgir esta experiencia. La situación de la sociología no
es tan favorable a esas proezas teóricas que, llevando la negación en el corazón mismo de una teoría
científica aparentemente acabada, hicieron posibles las geometrías no-euclidianas o la física no-
newtoniana; el sociólogo está limitado a los oscuros esfuerzos que exigen las rupturas siempre
repetidas y a las incitaciones del sentido común, ingenuo o científico: en efecto, cuando se vuelve
hacia el pasado teórico de su disciplina, se enfrenta no con una teoría científica constituida sino con
una tradición. Tal situación contribuye a dividir en dos el campo epistemológico, manteniendo
ambos una relación contrapuesta con una misma representación de la teoría: igualmente incapaces
de oponer a la imagen tradicional de la teoría otra que sea propiamente científica o, por lo menos,
una teoría científica de la teoría científica, unos se lanzan a cuerpo descubierto a una práctica que
busca encontrar en sí misma su propio fundamento teórico, otros siguen manteniendo con la
tradición la típica relación con un corpus en que los principios que se proclaman disimulan los
supuestos tanto más inconscientes cuanto más esenciales son y en que la coherencia semántica o
lógica pueden no ser otra cosa que la expresión manifiesta de la última selección basada en una
filosofía del hombre y de la historia más bien que en una axiomática conscientemente construida.
Los que se afanan en hacer el compendio de las contribuciones teóricas heredadas de los “padres
fundadores” de la sociología, ¿no acometen una empresa análoga a la de los teólogos o canonistas
de la Edad Media, que reunían en sus enormes Sumas el conjunto de los argumentos y asuntos
legados por las “autoridades”, texto canónicos o Padres de la Iglesia?.32 Los “teóricos”
contemporáneos de la sociología estarían indudablemente de acuerdo con Whitehead en que “una
ciencia debe olvidar a sus fundadores”; esas síntesis difieren menos de lo que parece de las
complicaciones medievales: el imperativo de la “acumulación”, al que manifiestamente se
consagran, ¿es otra cosa, a menudo, que la reinterpretación, con referencia a otra tradición
intelectual, del imperativo escolástico de la conciliación de los contrarios? Como lo señala E.
Panosfsky, los escolásticos “no podían dejar de advertir que las autoridades, y aun los diferentes
pasajes de la Biblia, estaban frecuentemente en contradicción. No les quedaba otra cosa entonces,
que admitirlas a pesar de todo e interpretarlas y reinterpretarlas sin cesar hasta que estuviesen
reconciliadas. Pues esto es lo que hacen los teólogos desde siempre.33 Tal es, en esencia, la lógica
de una “teoría” que, como la de Talcott Parsons, no es más que la reelaboración indefinida de los
elementos teóricos artificialmente extraídos de un cuerpo escogido de autoridades,34 o bien la lógica
de un corpus doctrinal, como la obra de Georges Gurvith, que presenta, tanto en su tópica como en
31
Bourdeau, P y otros. “El oficio de Sociólogo”. Editorial siglo Veintiuno, España 1999. Página 44 - 48.
32
Esta clásica relación a una tradición se observa siempre en los primeros momentos de la historia de una ciencia.
Bachelard señala que hay, en los libros científicos del siglo XVIII, en una erudición parásita que refleja todavía la
desorganización y dependencia de la fortaleza científica en relación con la sociedad mundana. Si “el Barón de Marivetz y
Goussier, al tratar sobre el fuego en su célebre Physique du Monde (París, 1870), se obligaron y honraron de examinar
cuarenta y seis teorías diferentes antes de proponer una buena , la suya”, es porque su ciencia no rompió con su pasado,
incluso el más balbuceante, por lo que, carente de una organización propia y de normas autónomas, la discusión científica
está siempre/ concebida sobre el modelo de la conversación mundana (La formation de Pesprit scientifique{véase edic.
esp: La formación del espíritu científico, Buenos Aires, Siglo XXI, 1972}, Contribution a una psychanalyse de la
connaissance objetive 4° edic, Vrin, París, 1965, p. 27).Cfr. infra, G. Bachelard, texto n° 43, p. 327.
33
E. Panofsky, Architecture gothique et pensée scolastique (trad. P. Bourdeau), Edic. Minuit, París, 1967, p. 118.
34
No es el aspecto menos artificial de una obra como The Structure of Social Action de T. Parsons el tratamiento que
hace de las doctrinas clásicas para hacerlas confesar su acumulación.
21
su procedimiento, todos los rasgos de las recolecciones canonistas medievales; vastas
confrontaciones de autoridades contradictorias coronadas por las concordantiae violentes de las
síntesis finales35. Nada se opone más totalmente a la razón arquitectónica de las grandes teorías
sociológicas, que abarcan todas las teorías, todas las críticas teóricas e incluso todas los empirias,
como la razón polémica, la que “por sus dialécticas y sus críticas” condujo a las teorías modernas de
la física; y en consecuencia, todo separa el “sobre objeto”, resultado de una objetividad que no
conserva del objeto sino lo que ha criticado”, del sub-objeto, nacido de las concesiones y
compromisos en virtud de los cuales surgen los grandes imperios de las teorías con pretensiones
universalistas {G. Bacherlard, texto n°19}.
Dado que la naturaleza de las obras que la comunidad de sociólogos reconoce como teóricas y sobre
todo la forma de relación a esas teorías que favorece la lógica de su transmisión (frecuentemente
inseparable de la lógica de su producción), la ruptura con las teorías tradicionales y la típica
relación con las mismas, no es más que un caso particular de la ruptura con la sociología
espontánea: en efecto, cada sociólogo debe tener en cuenta los supuestos científicos que amenazan
con imponerle sus problemáticas sus temáticas, y sus esquemas de pensamiento. Así, por ejemplo,
hay problemas que los sociólogos omiten plantear porque la tradición profesional no los reconoce
dignos de ser tenidos en cuenta, no ofrece los instrumentos conceptuales o las técnicas que
permitirían tratarlos canónicamente; inversamente, hay problemas que se exigen plantear porque
ocupan un lugar destacado en la jerarquía consagrada de los temas de investigación. Asimismo, no
hay denuncia ritual de las prenociones comunes que no termine rebajándose a una muy bien hecha
prenoción escolar para desplazar del cuestionamiento las prenociones científicas.
Si es preciso emplear contra la teoría tradicional las mismas armas que contra la sociología
espontánea, es porque las construcciones más complejas toman de la lógica del sentido común no
sólo sus esquemas de pensamiento sino también su proyecto fundamental: como en efecto lo señala
Bachelard, no han efectuado la “ruptura”, que caracteriza “al verdadero espíritu científico
moderno”, con “la simple idea de orden y clasificación”.
Cuando Whitehead señala que la lógica clasificatoria, que se sitúa a mitad de camino entre la
descripción del objeto concreto y la explicación sistemática que proporciona la teoría acabada,
procede siempre de una “abstracción incompleta”,36 caracteriza correctamente las teorías de la
acción social de aspiraciones universales que, como la de Parsons, no consiguen presentar las
apariencias de generalidad y exhaustividad sino en la medida que utilizan esquemas y
funcionamiento a los géneros y especies de una clasificación aristotélica. Y Robert K. Merton, con
su teoría de la “teoría del alcance medio”, puede renunciar a las ambiciones, insostenibles en la
actualidad, de una teoría general del sistema social, sin por ello cuestionar los supuestos lógicos de
esas empresas de clasificación y esclarecimiento conceptual basadas en fines más bien pedagógicos
que científicos: el proceso de cruzamiento- de elevado título: “ substracción del espacio de
atributos”- es sin duda tan frecuente en la sociología universitaria (piénsese en la tipología
mertoniana de la anomia o en las diversas tipologías de múltiples dimensiones de la sociología de
Gurvith) que hace posible la interfecundación indefinida de gran parte de la descendencia de los
conceptos escolares. Querer sumar todos los conceptos heredados por la tradición y todas las teorías
consagradas, o pretender resumir todo lo que existe en una suerte de casuística del real a costa de
esos ejercicios didácticos de taxomía universal que, como dice Jevons, son características de la edad
35
El tradicionalismo teórico quizá sobreviva por la oposición que encuentra en los practicistas más positivistas, incluso en
lo que les oponen: ¿hay que recordar, con Polizter, que “no se puede, sea cual fuere la sinceridad de la intención y la
voluntad de precisión, transformar la física de Aristóteles en física experimental?” (G. Polizter, Critique des fondements
de la psychologie, Rieder, París, 1928 p. 6 {hay ed. Esp.}).
36
A. N. Whitehead, Science and the Moderm World, Mentor Book, Nueva York, 1925, p. 34.
22
aristotélica de la ciencia social, “están condenadas a derrumbarse en cuanto aparecen las similitudes
ocultas que encubren los fenómenos”, 37es desconocer que la verdadera acumulación supone
rupturas, que el progreso teórico implica la integración de nuevos datos a costa de un
enjuiciamiento crítico de los fundamentos de la teoría que aquellos ponen a prueba. En otros
términos, si es cierto que toda teoría científica se atiende a lo dado como a un código históricamente
constituido y provisorio que se erige para una época en el principio soberano de una distinción
inequívoca entre lo verdadero y lo falso, la historia de una ciencia es siempre discontinua porque el
refinamiento de la clave de desciframiento no continúa nunca hasta el infinito sino que concluye
siempre en la sustitución pura y simple de una clave por otra.
El término positivismo está ligado al concepto de empirismo. Por empirismo se entiende aquella
filosofía que considera como cognoscible únicamente lo que procede de la experiencia. F. Bacon
estableció que sólo lo que es observable, accesible a los sentidos puede ser considerado objeto de
investigación. A. Comte utilizó el término <<positivismo>> para referirse a ésta forma de entender
el conocimiento científico de la naturaleza y además como un estadio que debería alcanzar la
sociedad. Un <<estadio positivo>>en el que la sociedad burguesa superara los anteriores estadios
<<teológico>> y <<filosófico>>.
El positivismo, como modo de entender el conocimiento, supone una forma de estudiar la realidad
(social y natural) que considera sólo los datos observables, lo dado, lo positivo, como objeto del
conocimiento y además postula que este conocimiento y además postula que este conocimiento
debe seguir la propuesta del método científico establecido por Galileo y Newton. El positivismo,
por tanto, se sitúa en la tradición científica de Galileo, cuyos antecedentes están ya en
Pitágoras y Platón y en el empirismo inglés de Bacon y Hume.
1. El monismo metodológico. Sólo hay un método que pueda definirse como científico, y que
sirve para explicar los distintos tipos de fenómenos que se dan en la realidad. Los hechos son
diversos pero pueden ser analizados por el mismo método.
2. La matematización de la realidad. Los positivistas consideran las ciencias naturales, y en
concreto las matemáticas, como el modelo o ideal metodológico con el que deben confrontarse
todas las ciencias. Lo matematitodológico con el que deben confrontarse todas las ciencias. La
matematización supone un proceso de abstracción de la realidad hasta reducirla a fórmulas y
números, en definitiva, a leyes matemáticas.
3. La explicación causal, funcional y mecanicista. Este tipo de explicación busca las causas
antecedentes: por qué suceden los fenómenos y el cómo funcionan. Asimilan el mundo a un
reloj que una vez que se puso en funcionamiento sus mecanismos continúan activos, influyendo
unos en otros, provocando el movimiento al actuar unos sobre otros.
4. Interés tecnológico o instrumental. El positivismo se sitúa del lado del utilitarismo y el
pragmatismo. El conocimiento debe ser útil, aplicable, por eso debe esforzare en buscarse en
buscar la realización técnica de los conocimientos científicos. Debe servir para que la sociedad
37
W. S. Jevons, The Principles of Science, Mathuen, London, 1892, p. 691.
38
Rubio, M/ Varas, F “El análisis de la realidad en la intervención. Editorial social ccs. 1999, Página 61-67
23
progrese. Se busca el dominio de la naturaleza, al desempeñar sus leyes podemos manipularla,
dominarla. La tecnología es la aplicación práctica del saber científico.
La hermenéutica aparece como reacción al paradigma positivista y su intento de reducir toda ciencia
al método matematizar de las ciencias naturales. El concepto de hermenéutica se entiende como
<<interpretación>>. Intenta desentrañar el significado, el sentido, la intencionalidad de un texto, de
un símbolo o de un acontecimiento. Se vincula a la tradición aristotélica compresiva antes
mencionada, e incluye aspectos psicológicos relacionados con la empatía (Von Wright, 1974). Esta
posibilidad de adquirir el conocimiento poniéndose en el lugar del otro, por identificación afectiva
y mental, permite acceder a los pensamientos, valores, sentimientos y motivos del objeto de estudio
de las ciencias sociales: los seres humanos. <<Se da, por tanto, una unidad sujeto – objeto que
permite la comprensión desde dentro de los fenómenos históricos, sociales y humanos>> (Mardones
y Ursua, 1982: 23).
Este paradigma se ha asociado a la figura de Max Weber quien propone una integración de los
aspectos positivos e interpretativos. La inserción de datos empíricos estadísticos en la investigación
social supone <<aportar una significación causal>> plenamente admisible por un enfoque
<<comprensivo>> e interpretativo de los fenómenos sociales. <<El reconocimiento de su
significación causal (a hechos fisiológicos) para nada altera la tarea de la sociología (y de las
ciencias de la acción en general): comprender, interpretándolas, las acciones orientales por un
sentido >> (M. Weber, 1982: 6-12).
Por otra parte, la hermenéutica como conocimiento comprensivo permite una relación de identidad
entre sujeto y objeto, por cuanto el investigador sólo puede acceder al significado de un hecho en la
medida que comporta con él que reconozca en él, significados, valores comunes que le permiten
acceder a su sentido. La comprensión es un proceso reflexivo por cuanto que es el propio hombre
quien se estudia, analiza, investiga en sus producciones históricas, sociales, psicológicas... Esta es la
particularidad para los seguidores de Dilthey de las ciencias sociales. Dilthey lo expresa así;
<<espíritu sólo puede comprender lo que ha hecho>> (Mardones y Ursua, 1982: 23).
24
La Corriente Dialéctica.
Una primera acepción del término dialéctica es la de <<diálogo>>. Al igual que en un diálogo hay
dos argumentaciones, dos razones, que se contraponen, en la dialéctica hay dos <<lógicas>>, dos
razones que se conforman. La dialéctica se vincula al pensamiento de Hegel. Para éste la realidad
no está acabada, sino en continuo movimiento, en busca de su perfección. La lógica que permite
este desenvolvimiento de la realidad hacia su verdadero ser es la lógica dialéctica. La realidad se
realiza en la confrontación de la lógica del ser y la lógica del pensar, entre lo real y lo abstracto. Lo
abstracto, la idea es el momento negativo, la negación de lo real.
Lo real (tesis) es lo que puede llegar a ser (síntesis), pero únicamente a partir de su negación en la
abstracción (antítesis). El movimiento, el cambio, la evolución de la humanidad está supeditada al
desarrollo del pensamiento.
25
cuantitativo aparece cuando la acumulación de cambios cuantitativos produce a un nuevo
estado: un cambio cualitativo (Poloizter, 1975: 276-268). Para Lefebvre <el momento de
la acción –del factor subjetivo- llega cuando todas las condiciones objetivas (cambios
cuantitativos) están reunidas y basta con una débil asociación procedente del sujeto para
que se opere el salto (cambio cualitativo)>> (Lefebvre, 1975: 277).
4. La lucha de los contrarios o la ley de la unidad de los contrarios: La lucha de
contrarios es lo que produce el cambio. La contradicción expresa la lucha de contrarios, la
vida frente a la muerte, la naturaleza frente a la cultura, el trabajo frente al capital... La
contradicción se encuentra dentro de las cosas como la semilla lleva dentro de sí el árbol
que será. Esta contradicción genera lo novedoso. La contradicción une a los contrarios en
la lucha; al profesor y al alumno, al vendedor y al consumidor, al Estado y a la sociedad
civil... Si no se diera conflicto no habría progreso. Así mismo, la lucha de contrarios, la
contracción une al sujeto que investiga con el objeto investigado, el pensamiento con la
experiencia, la práctica con la teoría.
5. Ley del desarrollo en espiral: Lefebvre añade esta quinta ley que supone la integración
de lo superado en lo nuevo. Lo nuevo no destruye a lo anterior sino que lo integra en sí y
mejora. El cambio producido por la lucha de contrarios establece un movimiento en
espiral, es decir, vuelve a etapas anteriores, integrándolas, superándolas,
<<profundizándolas>> al elevarlas de nivel (Lefebvre, 1975: 278).
26
Martín Serrano <<es posible conocer a propósito de la sociedad porque el hombre puede
transformarla aplicando ese conocimiento al cambio de la sociedad>> (Marín Serrano,
1978: 83). En este sentido las teorías sociales se prueban en la praxis histórica.
• La relación entre lo concreto y lo abstracto. La dialéctica pretende un conocimiento de lo
concreto. Lo concreto hace referencia a la individualidad, a la subjetividad de un hecho o
conocimiento. Lo abstracto es generalización, supone <<aislar>> de la totalidad los objetos
o hechos en función de características comunes. La abstracción descontextualiza el objeto,
los hechos. Para la dialéctica <<lo verdadero es lo concreto. La abstracción es una etapa
hacia lo concreto recuperado, analizado y comprendido>>. <<Lo abstracto no puede ser
más que un grado en la penetración de ese concreto, un momento del movimiento, una
etapa, un medio para aprender a analizar, determinar lo concreto>> (Lefebvre,1975: 128).
La abstracción consiste en separar, lo concreto supone establecer las relaciones en el todo,
en la unidad. La abstracción, la teorización solamente vale en la medida que nos permite
conocer lo concreto, los hechos en su contexto histórico y espacial específico.
Finalmente { se señalan} algunos aspectos que Habermas menciona acerca de este enfoque
dialéctico y de los paradigmas anteriores. Para Habermas la dialéctica se distancia igualmente del
positivismo y de la hermenéutica para intégralos. <<El punto de vista dialéctico une el método del
comprender (hermenéutica) con los procedimientos objetivantes de la ciencia analítico-causal
(positivismo), y una crítica sobrepujante por ambas partes, hace que cada uno obtenga sus
derechos>> (Habermas, 1982: 221). Esto se logra entendiendo la historia, la naturaleza como un
proceso de cambio progresivo, y el conocimiento como la relación entre teoría y práctica, entre lo
concreto y lo abstracto.
39
Zamanillo, T y Gaitán, L. “Para comprender el trabajo social”. Editorial Verbo Divino, España. 1991. Página 71-94.
27
fundamenta la acción ni a la necesidad de relacionar ambos (teoría y técnicas) con el objeto de
estudio.
Las observaciones de Mannheim, respecto a este momento, son ilustrativas para explicar un
fenómeno común: <<En ciertas esferas del pensamiento es posible que sea el impuesto a la acción
el que haga asequibles por primera vez al sujeto que actúa los objetos del mundo, y es posible,
además, que ese factor determine la selección de los elementos de la realidad que entran en el
pensamiento>>.
Sin embargo, el mismo autor advierte lo siguiente: << (...) sólo a medida que logremos traer a la
zona de la observación consciente y explícita los diversos puntos de partida y de acercamiento a los
hechos que son corrientes en la discusión científica o vulgar, podemos esperar, con el transcurso del
tiempo, dominar los motivos y los supuestos inconscientes que, en último análisis han dado vida a
estas formas de pensamiento. Se puede alcanzar un nuevo punto de objetividad en las ciencias
sociales, pero no por la exclusión de las valoraciones, sino mediante la verificación crítica y el
control de las mismas>> (Mannheim, 1987: 4-5).
Aún, {se puede} decir que {la} materia aún no ha superado la etapa de un conocimiento de la
realidad teñido de las representaciones sociales que los propios profesionales se hacen de la realidad
social. El esfuerzo empírico que se realiza para conseguir un <<conocimiento objetivo>> de las
necesidades y los recursos de los colectivos a los que se presta asistencia domina la actividad en la
materia… Pero el empirismo no está exento de problemas. Si ese conocimiento no está
rigurosamente controlado a la luz de la verificación crítica que exige Mannheim, las valoraciones
enmascararán los resultados que se obtengan.
Con las observaciones que aporta C. Topalov al referirse a la primera etapa del empirismo en los
estudios de la pobreza, {se comprende} mejor esta cuestión. Es obligado, dice, reflexionar sobre la
relación existente entre empleo intermitente y pobreza o entre condiciones de habitabilidad y
mortalidad, pero él <<olvido>> en el que se cae es importante. Se elaboran cadenas causales sólo en
aquellos acontecimientos que pueden ser transformados por la práctica reformadora y se descartan
aquellos que están fuera de su alcance. <<Así, la etiología oficial de la tuberculosis, y las
construcciones estadísticas que aportan las pruebas de ello, ignoran la ausencia de higiene y el
hacinamiento de las viviendas>> (1988: 24)… El empirismo, es el esfuerzo por el conocimiento
objetivo que nace del empeño positivista por emanciparse del pensamiento teológico.
28
Gracias precisamente al positivismo, las prácticas de reforma social supusieron un avance con
respecto al <<modelo disciplinar represivo>> de épocas anteriores. Debida cuenta de ello
proporciona la constante exigencia de la objetividad y de la objetividad y de la imparcialidad en las
perdiciones, juicios e intereses que ha alentado todo el pensamiento metodológico en trabajo social.
Pero la exigencia no ha sido suficiente. La conducta moral y religiosa, por un lado, y la
identificación de los profesionales con los políticos, por otro, han venido constantemente a encubrir
prácticas contradictorias.
La segunda de las cuestiones a señalar, y relacionada directamente con la anterior, radica en el vacío
de conocimiento teórico de la {profesión}. El énfasis en la práctica ha marcado la acción de los
profesionales, expuestos constantemente a dar respuestas urgentes a los problemas. Puesto que nos
adentraremos en estos aspectos de inmediato, señalamos ahora sólo algunas proposiciones
referentes a este punto:
- El Trabajo Social no ha alcanzado todavía un nivel teórico suficiente para elaborar sus
particulares hipótesis.
- La rigidez que separa la teoría de la práctica, o el conocimiento teórico del aplicado, se
hace más notorio.
- Relacionado con lo anterior, el conocimiento teórico producido por otras ciencias
sociales, como psicología y sociología, {presenta una aplicación difusa}.
En esta línea, Kadushin (1959) observa las siguientes características del conocimiento en Trabajo
Social:
- No ha existido ninguna tentativa sistemática para sancionar tal conocimiento. Con
frecuencia no se define el límite entre la hipótesis y el hecho. Una hipótesis,
aparentemente verdadera, autoexplicatoria, alcanza por el trabajo social (H. Kruse, 1976:
50).
Para terminar estas reflexiones, se señala lo siguiente: la disciplina de Trabajo Social puede y debe
producir teorías operativas que señalen caminos a seguir. Para ello no es necesario elaborar un
cuerpo teórico ex novo. Basta con plantearse preguntas acerca de los procesos con los que el trabajo
social opera: relaciones de ayuda; formas de intervención en los problemas sociales; pertinencia de
los tratamientos aplicados, etcétera.
Dentro de estos temas generales podrían formularse hipótesis concretas sobre cuestiones tales
como: institucionalización o desinstitucionalización; generación de actitudes rentistas por la
aplicación de prestaciones económicas; dependencia y contradependencia hacia el profesional que,
al aparece como intermediario de las instituciones sociales, se ve impedido para establecer una
relación de ayuda y, por último, condiciones de existencia de las personas que señalen la selección
del tratamiento más adecuado.
Las hipótesis de este tipo, suficientemente controladas, se agruparían en teorías operativas que
pueden producir grandes contribuciones a la disciplina de trabajo social… Esta es una de las
respuestas a dar ante los problemas de método y conocimiento con los que se enfrenta el trabajo
social. La superación de un simplificado empirismo y de las valoraciones que impregnan {la}
práctica {profesional} no puede conseguirse sin proporcionar a esta materia enfoques técnicos que
orientan la práctica y esfuerzos sistemáticos de elaboración y formulación de hipótesis {o supuestos
teóricos}.
29
Hacia una Intervención Social Fundada para el Trabajo Social.
La Concepción de Intervención Social Fundada40:
Este análisis se inscribe en el impulso descrito por Huizinga en el “otoño de la edad media”41, es
decir, en la resignificación del oficio, en la posibilidad de un análisis crítico de algunas tradiciones42
en Trabajo Social…. Lo que se sostiene es que la concepción hegemónica de Trabajo Social en
Chile (tomado como una evidencia empírica que no se aparta de lo existente en los demás países del
Cono Sur ni es ajena a ello) ha sido su noción tecnológica, de fuerte anclaje positivista, y que esta
perspectiva se ha encapsulado y vuelto insostenible, tanto conceptual como contextualmente. Así,
{el trabajo de Teresa Matus} quiere ser un intento de revisión crítica y la proposición de dar cuenta
de algunos criterios y problemas fundamentales a considerar en el despliegue de nuevas
cartografías {para la profesión}.
2. Que es posible pensar otras propuestas para Trabajo Social reasumiendo una relación
contradictoria de teoría y praxis en el horizonte de una comprensión social compleja, de una
intervención social fundada en otros parámetros. Lo que se propone es resignificar el
concepto de Trabajo Social. Situarlo en un horizonte de intervención que tenga como
fundamento una rigurosa y compleja comprensión social, recapturando la tensión existente en él
entre teoría y praxis. De este modo, se busca poner en evidencia que toda intervención es
capturada a partir de un lugar teórico, a partir de un modo de ver44.
40
Matus, T. “Propuestas Contemporáneas para Trabajo Social: hacia una intervención polifónica”. Editorial Espacio,
Buenos Aires, Argentina, 1998. Pp.25 – 104.
41
“La familia de John Baker tuvo por generaciones un oficio de servicio al rey de Inglaterra. Algunos de sus miembros lo
entendieron como el oficio de sujetarle la cabeza al rey en la travesía del canal. Hasta que la combinación de avances
médicos y de cartas náuticas permitió a su majestad pasar la travesía sin mayores contratiempos. ´¿Qué haremos ahora?´,
preguntó uno de sus nietos. ´Reeditar el oficio´, respondió Baker, ´con nuevos mapas”.HUINZIGA, John. “EL OTOÑO
DE LA EDAD MEDIA”. Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 1990. Págs. 39 y ss.
42
En el sentido que Habermas le asigna a las tradiciones en cuanto: “nuestras tradiciones no son solamente algo que nos
hayamos encontrado ahí sino que son también y a la vez nuestro propio proyecto. Es cierto que no podemos buscarnos
nuestras propias tradiciones, pero sí tenemos que saber que está en nuestra mano decidir cómo podemos proseguirlas”.
HABERMAS Jurgen. “IDENTIDADES NACIONALES Y POSTNACIONALES”. Editorial Tecnos. Madrid, 1989, pág.
121.
43
Distinción clásicamente positivista, recogida en Servicio Social a través de los análisis de Mario Bunge sobre la
clasificación de las ciencias y la tecnología
44
“Hay una cierta ingenuidad en pensar que lo real habla por sí mismo y que lo real nos ha de ofrecer aquello que no
conseguimos resolver en nuestras contradicciones teóricas. Lo real es capturado a partir de un lugar teórico, a partir de un
modo de ver” BARREIRA, Irlys. “LA INVESTIGACION EN EL DEBATE CONTEMPORANEO Y EL SERVICIO
SOCIAL” Editorial ALAETS/CELATS, 1992, pág. 113
30
Los requisitos de una Intervención Social Fundada:
Intervención Social
Comprensión
Social Compleja: - Transformaciones Contextuales
- Teoría Social
- Enfoques epistemológicos
- Perspectivas éticas y valóricas
Lo anterior implica reconocer que tras las formas de fijación de lo real hay procesos de validación
del saber, de una noción de racionalidad, de tiempo y espacio, una concepción de teoría y praxis,
una determinada forma de relacionar sujeto y objeto45.Luego, uno de los desafíos centrales en
Trabajo Social consiste en adentrarse en las formas de relación mediada existentes en una
intervención social que se piense adentrándose en las dimensiones de una comprensión social
compleja.
Para intervenir es preciso comprender por qué y sobre qué se actúa. Esta comprensión, por tanto, es
siempre histórica. Trabajo Social debe ser pensado desde los procesos sociales en los que se
inserta46. Esta interpelación, sin embargo, no puede ser esencialista sino inquirir por la constitución
particular de los sujetos47.
Por otra parte, una dimensión gravitante {está en reconocer} que si los procesos de cambios sociales
existentes pueden ser enunciados como un gran y múltiple proceso de ruptura entre sistema y
mundo de vida48 una trayectoria a seguir… Configurar categorías conceptuales en las que {los
sujetos sociales} sean incorporados en toda su validez… Es una tarea que recién comienza, pero de
la que somos parte ineludible.
31
una diferencia, por tanto, entre diversas referencias teóricas que tienen por objeto mostrar un
aspecto conceptual específico y el grado de coherencia epistemológica del trabajo en su conjunto.
De este modo, el esfuerzo se dirige a encontrar ojos para ver, palabras para conformar un lenguaje,
herramientas para deconstruir discursos, vías para adentrarse en las contradicciones de eso que
denominamos realidad social, develando su régimen de la mirada49. El sistema de mirada es una
clave que busca exponer las categorías conceptuales desde donde se nombran los objetos/sujetos de
estudio. Esto permite dilucidar en cada corriente y en sus propias rupturas el paso de lo
precategorial a lo categorial.
“Para comprender cuándo se ha producido una mutación en un discurso, es menester interrogar algo
más que a los contenidos temáticos o las modalidades lógicas, y recurrir a esa región en que
palabras y cosas no están aún separadas”50 Esta zona se encuentra en el nivel lenguaje, en la manera
de ver y de decir, en la distribución originaria de lo visible y lo invisible, en la medida en que esto
se encuentra íntimamente relacionado con lo que se dice y lo que se calla. Recién desde allí,
aparecerá la forma en que Trabajo Social ejerce su intervención. Es entonces cuando se podrá
apreciar en su propia luz la forma de ver dispuesta según estos códigos frente a un fenómeno
determinado51.
Esta clave no solamente es importante para el análisis de determinados fenómenos sino que es una
de las llaves que posibilita la innovación en los saberes en tanto permite ver lo que había
permanecido en el umbral de lo visible y lo enunciable. “La relación de lo visible con lo invisible,
necesaria a todo saber concreto, ha cambiado de estructura y hace aparecer casi como un regreso a
una mirada al fin matinal”52.
49
FOUCAULT, Michel. “EL NACIMIENTO DE LA CLINICA” Editorial siglo XXI. México,1996. Pág 3
50
FOUCAULT, Michel. “EL NACIMIENTO DE LA CLINICA” Editorial siglo XXI. México,1996. Pág 4
51
Esta idea se encuentra desarrollada en sí misma desde diferentes posicionamientos, es decir, hay formas muy distintas
de ver el ver. Es diverso el “concreto pensado” de marx, al “traer todo un mundo en la mano” de Maturana.
52
FOUCAULT, Michel, “EL NACIMIENTO DE LA CLINICA” Editorial siglo XXI, México, 1996. Pág 5.
53
La fórmula para alcanzar la esencia era a través de la geometría de los cuerpos; llegado a su perfección, el acto de ver se
resolvía en la figura sin curva ni duración de la luz”. FOUCAULT, Michel. “EL NACIMIENTO DE LA CLINICA”.
Editorial Siglo XXI. México, 1996 Pág. 7.
54
“La permanencia de la verdad en el núcleo sombrío de las cosas está paradójicamente ligada a este poder soberano de la
mirada empírica que hace de su noche, día. Toda la luz pasa del lado de la débil antorcha del ojo que da vuelta alrededor y
dice, en este camino, su lugar y su forma” FOUCAULT, Michel. “EL NACIMIENTO DE LA CLINICA”. Editorial Siglo
XXI. México, 1966, Pág. 7.
55
Esta es la puesta en acción de esa antigua categoría hegeliana donde conocer es diferenciar teniendo como horizonte
que el no-ser forma parte del ser. HEGEL, G. W. F. “FENOMENOLOGIA DEL ESPIRITU”. Editorial Fondo de Cultura
Económica. México, 1996. Pág. 181
32
Pensar y Comprender la Complejidad:
Introducción al Pensamiento Complejo56.
El Paradigma de la Complejidad:
No hace falta creer que la cuestión de la complejidad se plantea solamente hoy en día, a partir de
nuevos desarrollos de científicos. Hace falta ver la complejidad allí donde ella parece estar, por lo
general, ausente, como, por ejemplo, en la vida cotidiana.
La complejidad en ese dominio ha sido percibida y descrita por la novela del siglo XIX y
comienzos del XX. Mientras que en esa misma época, la ciencia trataba de eliminar todo lo que
fuera individual y singular, para retener nada más que las leyes generales y las identidades simples
y cerradas, mientras expulsaba incluso al tiempo de su visión del mundo, la novela, por el contrario
(Balzac en Francia, Dickens en Inglaterra) nos mostraba seres singulares en sus contextos y en su
tiempo. Mostraba que la vida cotidiana es, de hecho, una vida en que cada uno juega varios roles
sociales, de acuerdo a quien sea en soledad, en su trabajo, con amigos o con desconocidos. Vemos
así que cada ser tiene una multiplicidad de identidades, una multiplicidad de personalidades en sí
mismo, un mundo de fantasmas y de sueños que acompañan su vida… Por ejemplo, el tema del
monólogo interior, tan importante en la obra de Faulkner, era parte de esa complejidad. Ese inner-
speech, esa palabra permanente es revelada por la literatura y por la novela, del mismo modo que
ésta nos reveló también que cada uno se conoce muy poco a sí mismo: en inglés, se llama a eso self-
deception, el engaño de sí mismo. Sólo conocemos una apariencia del sí mismo, uno se engaña
acerca de sí mismo. Incluso los escritores más sinceros, como Jean-Jacques Rousseau,
Chateaubriand, olvidan siempre, en su esfuerzo por ser sinceros, algo importante acerca de sí
mismos.
La relación ambivalente con los otros, las verdaderas mutaciones de personalidad como la ocurrida
en Dostoievski, el hecho de que somos llevados por la historia sin saber mucho cómo sucede, del
mismo modo que Fabrice del Longo o el Príncipe Andrés, el hecho de que el mismo ser se
transforma a lo largo del tiempo como lo muestran admirablemente A la recherche du temps perdu
y, sobre todo, el final de Temps retrouvé de Proust, todo ello indica que no es solamente la sociedad
la que es compleja, sino también cada átomo del mundo humano.
Al mismo tiempo, en el siglo XIX, la ciencia tiene un ideal exactamente opuesto. Ese ideal se
afirma en la visión del mundo de Laplace, a comienzos del siglo XIX. Los científicos, de Descartes
a Newton, tratan de concebir un universo que sea una máquina determinista perfecta. Pero Newton,
como Descartes, tenían necesidad de Dios para explicar cómo ese mundo perfecto había sido
producido. Laplace elimina a Dios. Cuando Napoleón le pregunta: “¿Pero señor Laplace, que hace
usted con Dios en su sistema?, Laplace responde: “Señor yo no necesito esa hipótesis” Para
Laplace, el mundo es una máquina determinista verdaderamente perfecta, que se basta a sí misma.
El supone que un demonio que poseyera una inteligencia y unos sentidos casi infinitos podría
conocer todo acontecimiento del futuro. De hecho, esa concepción, que creía poder arreglárselas sin
dios, había introducido en su mundo los atributos de la divinidad: la perfección. El orden absoluto,
la inmortalidad y la eternidad. Es ese mundo el que va a desordenarse y luego desintegrarse.
56
Edgar Morin. “Introducción la Pensamiento Complejo”. Gedisa Editorial, España, 2003, Pp.
33
El Paradigma de la Simplicidad:
Para comprender el problema de la complejidad, hay que saber, antes que nada que hay un
paradigma de simplicidad. La palabra paradigma es empleada a menudo. En nuestra concepción, un
paradigma está constituido por un cierto tipo de relación lógica extremadamente fuerte entre
nociones maestras, nociones clave, principios clave. Esa relación y esos principios van a gobernar
todos los discursos que obedecen, inconsciente mente, a su gobierno.
Así es que el paradigma de simplicidad es un paradigma que pone orden en el universo, y persigue
al desorden. El orden se reduce a una ley, a un principio. La simplicidad ve a lo uno y ve a lo
múltiple, pero no puede ver que lo Uno puede, al mismo tiempo ser Múltiple. El principio de
simplicidad o bien separa lo que está ligado (disyunción), o bien unifica lo que es diverso
(reducción).
Tomemos como ejemplo al hombre. El hombre es un ser evidentemente biológico. Es, al mismo
tiempo, un ser evidentemente cultural, meta-biológico y que vive en un universo de lenguaje, de
ideas y de conciencia. Pero, a esas dos realidades, la realidad biológica y la realidad cultural, el
paradigma de simplificación obliga ya sea a desunirlas; ya sea a reducir la más compleja a la menos
compleja. {Se estudia} al hombre biológico en el departamento de Biología, como un ser
anatómico, fisiológico, etc., y {se estudia} al hombre cultural en los departamentos de ciencias
humanas y sociales. {Se estudia} al cerebro como órgano biológico y vamos a estudiar al espíritu,
the mind, como función o realidad psicológica. {Se olvida} que uno no existe sin el otro; más aún,
que uno es, al mismo tiempo, el otro, si bien son tratados con términos y conceptos diferentes.
Con esa voluntad de simplificación, el conocimiento científico se daba por misión la de develar la
simplicidad escondida detrás de la aparente multiplicidad y el aparente desorden de los fenómenos.
Complejidad y Completud
La complejidad aparecía al comienzo como una especie de hiato, de confusión, de dificultad. Hay,
por cierto, muchos tipos de complejidad. {Se dice} la complejidad por comodidad. Pero están las
complejidades ligadas al desorden, y otras complejidades que están sobre todo ligadas a
contradicciones lógicas.
{ Se puede} decir que aquello que es complejo recupera, por una parte, al mundo empírico, la
incertidumbre, la incapacidad de lograr la certeza, de formular una ley, de concebir un orden
absoluto. Y recupera, por otra parte, algo relacionado con la lógica, es decir, con la incapacidad de
evitar contradicciones.
En la visión clásica, cuando una contradicción aparecía en un razonamiento, era una señal de error.
Significaba dar marcha atrás y emprender otro razonamiento. Pero en la visión compleja, cuando se
llega por vías empírico-racionales a contradicciones, ello no significa un error sino el hallazgo de
una capa profunda de la realidad que, justamente porque es profunda, no puede ser traducida a
nuestra lógica.
Por eso es que la complejidad es diferente de la completud. {Se cree} a menudo, que las que
enarbolan la complejidad pretenden tener visiones completas de las cosas ¿Por qué lo pensarían así?
Es verdad que pensamos que no podemos aislar los objetos unos de otros. En última instancia, todo
es solidario. Si {se tiene} sentido de la complejidad, {se tiene} sentido de la solidaridad. Más aún,
{se tiene} sentido del carácter multidimensional de toda realidad.
34
La visión no compleja de las ciencias humanas, de las ciencias sociales, implica pensar que hay una
realidad económica, por una parte, una realidad psicológica, por la otra, una realidad demográfica
más allá, etc. {Se cree} que esas categorías creadas por las universidades son realidades, pero
olvidamos que, en lo económico por ejemplo, están las necesidades y los deseos humanos. Detrás
del dinero, hay todo un mundo de pasiones, está la psicología humana. Incluso en los fenómenos
económicos stricto sensu, juegan los fenómenos de masa, los fenómenos de pánico, como lo vimos
recientemente, una vez más, en Wall Street y alrededores. La dimensión económica contiene a las
otras dimensiones y no hay realidad que podamos comprender de manera unidimensional.
{Se está} condenado al pensamiento incierto, a un pensamiento que no tiene ningún fundamento
absoluto de certidumbre. Pero {las personas son} capaces de pensar en esas condiciones dramáticas.
Del mismo modo, no hay que confundir complejidad y complicación. La complicación, que es el
entrelazamiento extremo de las inter-retroacciones, es un aspecto, uno de los elementos de la
complejidad. Si, por ejemplo, una bacteria es mucho más complicada que el conjunto de las fábricas
que rodean a Montreal, es evidente que esa complicación está, ella misma, ligada a la complejidad
que le permite tolerar en sí misma el desorden, luchar contra sus agresores, acceder a la calidad de
sujeto, etc. Complejidad y complicación no son datos antinómicos, ni se reducen el uno al otro. La
complicación es uno de los constituyentes de la complejidad.
Hacia la Complejidad
El paradigma de simplificación (disyunción y reducción) domina a nuestra cultura hoy, y es hoy que
comienza la reacción contra su empresa. Pero no {se puede} sacar del bolsillo un paradigma de
complejidad. Un paradigma, si bien tiene que ser formulado por alguien, por Descartes por ejemplo,
es en el fondo, el producto de todo un desarrollo cultural, histórico, civilizacional. El paradigma de
complejidad provendrá del conjunto de nuevos conceptos, de nuevas visiones, de nuevos
descubrimientos y de nuevas reflexiones que van a conectarse y reunirse. {Se está} en una batalla
incierta y no sabemos aún quien la llevará adelante. Pero, {se puede} decir, desde ya, que si el
pensamiento simplificante se funda sobre la dominación de dos tipos de operaciones lógicas:
disyunción y reducción, ambas brutalizantes, los principios del pensamiento complejo, entonces,
serán necesariamente los principios de distinción, conjunción e implicación.
35
{Al unir} la causa y el efecto, el efecto volverá sobre la causa, por retroacción, el producto será
también productor. {Se distinguirán} estas nociones y {se harán} juntarse al mismo tiempo. {Se
reunirá} lo Uno y lo Múltiple, será asimismo, parte de lo Uno. El principio de la complejidad, de
alguna manera, se fundará sobre la predominancia de la conjunción compleja. Pero, también allí,
{existe} una tarea cultural, histórica, profunda y múltiple.
La identidad de Trabajo Social, por tanto, debe ser interpretada desde estos procesos
reconstructivos. Hay que potenciar interpretaciones complejas que se relacionen desde una función
mediadora, no desde un paso directo, con un horizonte de intervención. Pasar de una comprensión,
por cualquiera de sus vías, a una intervención en forma directa es una alusión que ha entorpecido
los debates en torno a la producción de conocimientos en Trabajo Social. La función de mediación
involucra no un procedimiento de bisagras sino la posibilidad de nombrar un escenario posible de
reconstrucciones, una tarea. La función de mediación no es hablar de otros sino mostrar las
contradicciones de los discursos.
Así, las categorías no son un a priori sino un resultado en el cual se ponen en evidencia las lógicas
en juego. Esto es especialmente relevante en un país en donde no es concebido, como planteara
René Cher, el derecho a la legítima rareza sino más bien donde se busca mostrar un patrón unívoco
de comportamiento e interpretar el resto como trasgresión. La función mediadora de Trabajo Social
debe contener la posibilidad de recuperar la unidad de lo razonable dejando escuchar sus múltiple
voces.
Una comprensión social compleja requiere una flexibilización, procesos fuertes de distinción:
analizar los métodos desde sus fundamentos, entender la teoría como la posibilidad de iluminar
contradicciones, encontrar los caminos para hacer lo concreto pensado, para develar las
determinaciones múltiples de lo concreto. Esto no es posible sin reflexión, y para ello hay que
superar la tendencia endémica del empirismo y las formas en que desde él se ha concebido a
Trabajo Social. Dado lo anterior, si el proceso de modernidad es el marco cultural para entender la
época, no podemos prescindir de un análisis de sus diferenciaciones y contradicciones.
57
Matus, T. “Propuestas Contemporáneas en Trabajo Social: hacia una intervención polifónica” Editorial
Espacio, Buenos Aires, Argentina. Pp. 66 – 97.
36
La urgencia de esta tarea la podemos percibir el silencio de ciertos análisis. Es así como el estudio
del estado autoritario no da cuenta del miedo del hombre, el análisis de la economía de mercado no
dice nada del significado del consumo y la cesantía, la descripción de los cambios del sistema
educacional guarda silencio sobre los procesos efectivos del aprendizaje. Podríamos agregar que la
evaluación de políticas sociales, hechas generalmente en términos de cobertura, no muestran al
sujeto; no mencionan la calidad de los servicios a entregar ni la cantidad de tiempo disponible en
horas profesionales para los beneficiarios, y menos aun, el tiempo promedio de espera para ser
atendidos. Asimismo, no develan la serie de contradicciones producidas entre el diseño de los
objetivos de la política en cuestión y su forma de ejecución y evaluación.
Resulta pertinente, visto de ese modo, preguntarse si Trabajo Social puede llegar a ser un intérprete
válido que devele esa distancia y logre describirla, nombrar sus elementos y efectuar una propuesta
una propuesta que articule esos dos ámbitos a partir de sus diferencias. Parece que, en el momento
actual, no existe una tarea más incisiva ni de tanto alcance teórico y político como abocarse a la
resolución de esta pregunta.
Esto implica revisar, entre otras cosas, el sentido de una labor de pesquisa en Trabajo Social, lo que
en Chile constituye una manera casi inexplorada de aporte social crítico. Con estudios de evidencias
escritas que develan la realidad social de las personas atendidas, en tantas y tan múltiples
situaciones, se podría obtener un material valioso y concreto desde el cual sería mucho más
productivo, inapelable y enriquecedor intervenir a nivel macrosocial. Si hacemos la sencilla
operación de calcular en cada área de acción de Trabajo Social (salud, menores, educación,
organizaciones comunitarias, empresas, municipios, derechos humanos, etc.) el número de estudios
que es posible obtener si tan sólo un 10% de los Asistentes Sociales que allí ejercen efectuaran
investigaciones de buen nivel empírico, tendremos ante nosotros un número explosivo, por su
capacidad de impacto en tan múltiples sectores y la potencialidad de sus hallazgos.
Por otra parte, es preciso ahondar en las características culturales en que Trabajo Social se
desenvuelve. Como planteaba Katherine Kendall, en el congreso mundial de Trabajo Social
realizado en Bombay, ya no existe más de un modelo cultural claro que aceptar o rechazar. Estamos
en un período en que resulta esencial que cada país se concentre en elaborar sus propios modelos,
según su realidad cultural. Esto implica un gran desafío de inculturación para evitar homogeneizar
lo que no es posible uniformar. El apoyar una mejor calidad de vida pasa por el conocimiento, no
sólo de las condiciones materiales, sino también de los rasgos culturales de los potenciales
beneficiarios. Para lograr ese tipo de conocimiento, es fundamental partir reconociendo las
diferencias existentes entre el investigador y las personas que atiende.
Lo anterior también implica caminar hacia una superación de la lógica racionalista: es urgente
descubrir y develar las diferentes caras que presenta la razón para no dejarla reducida a mera
racionalidad instrumental. Sin embargo, esto no significa, de ningún modo, renunciar a proponer un
concepto ampliado de razón, una instancia racional normativa, ya que sólo si Trabajo Social
contiene las condiciones de un trabajo emancipador, podrá promover, desde su gestión profesional,
la interrelación del sistema con el mundo-de-vida. Esto significa analizar el contenido de una teoría
crítica que no deje los valores fuera de su quehacer sino que se oriente por ellos. De este modo,
estamos frente a un desafío que pasa, necesariamente, por un concepto distinto de comunicación,
donde ésta se logre en el reconocimiento de las diferencias. Sólo así se podrá hablar de una noción
de mediación que tenga sentido. Se requiere, por tanto, de saberes que en su lenguaje sean capaces
de nombrar las escisiones producidas entre la concepción de cultura de expertos y la praxis
cotidiana e intervenir en ellas.
37
La propuesta potencial que se quiere desplegar es si Trabajo Social puede llegar a constituirse en
uno de los intérpretes que develen esas rupturas, siendo capaz de dar contenido a ciertos y acotados
núcleos de separación. Por su quehacer profesional, él presencia cotidianamente el desgarramiento
del lenguaje científico positivo de políticas institucionales, supuestamente racionales, enfrentadas a
la experiencia real de personas beneficiarias, quienes deben aceptar las contradicciones e
irracionalidades de estos servicios. Es un lugar, por tanto, donde sería posible develar lo que sucede.
No resulta insensato, entonces, pensar desde allí, en la factibilidad de un rescate de las lógicas
discursivas que presentan las personas.
Pero, ¿es la discursividad de las personas sólo otro tipo de lógica? ¿Puede pretenderse, desde ella,
una descripción que sea pertinente a las diferentes instituciones sociales a las cuales se encuentran
suscritas? Para poder llevar a buen término una tarea de interpretación, el trabajador social debe
considerar la distancia y diferencia de fines existentes entre los intereses de las personas atendidas y
los de las instituciones que ofrecen los servicios. Le corresponde, por tanto, una fuerte tarea de
traducción de un lenguaje a otro, haciendo ver las posibles formas de compatibilización factibles y
eficientes.
Con lo expuestos, {se afirma} que Trabajo Social está inserto-por su historia, sus objetivos, sus
herramientas de trabajo y su quehacer constitutivo- en el proceso problemático de la mediación,
característico de la modernidad, y que hasta ahora no se ha usado toda la potencialidad y riqueza
que posee. Ello se debe, entre otras causas, a una defensa de determinadas formas de ejercer la
profesión. Se ha acotado y definido (tanto entre los partidarios de privilegiar un ámbito de
formación académica como en los prácticos de terreno, así como en tendencias políticas de derecha,
centro o izquierda) un tipo de Servicio Social con características específicas y, muchas veces,
opuestas. Por ello, podemos encontrar, al menos, dos planos de discusión habitual, uno teórico-
práctico y otro político.
La mantención del debate a esos niveles ha contribuido a que permanezca oculta y encubierta la
problemática de fondo: ¿qué es, qué sentido tiene y cuál es el objetivo de un Trabajo Social hecho
en Chile en las actuales circunstancias? ¿Cuál es el aporte específico de la profesión? El
sostenimiento de esas posturas conlleva la pérdida del esfuerzo hermenéutico y emancipador,
presente, de diversas formas, en los objetivos de la profesión desde su constitución. Por ello, la
primera tarea para un logra un cambio es que el trabajo Social mismo se asuma como una forma de
trabajo reflexivo y crítico, es decir, que se constituya en una actividad creadora y no en una mera
necesidad productiva, que dé forma, conceptual y práctica, a un lenguaje que le permita decir lo que
ve.
No se quiere con lo expuesto desconocer toda una serie de investigaciones y tareas realizadas en
Chile, especialmente durante los últimos años. La profesión ha debido enfrentarse a exigencias
nuevas y se ha adentrado en ámbitos y situaciones que antes no se consideraban o no existían. Lo
que planteamos es que éstas son indicios válidos para poder concebir una noción distinta de Trabajo
Social pero, hasta ahora, no se ha analizado sistemáticamente el contexto, el marco de referencia y
las categorías conceptuales que permitan hacer un replanteamiento profundo de la carrera.
Se requiere, entonces, efectuar una revisión a distintos niveles, que parta de una determinada
perspectiva epistemológica y llegue hasta las formas que adopta la práctica profesional, {como por
ejemplo: la relación tensional de teoría y práctica, el conocimiento ligado a un interés, una
compresión social compleja (Ontología o Camino de Conocimiento: cuestionando el ser; Identidad
y Contradicción: el papel del lenguaje; El Sentido de la Tradición; El Telos de la Hermenéutica).
38
El Objeto de Intervención en el Trabajo Social
De esta postura, {se rescata} el sentido de praxis como el compromiso de los actores (sujeto,
institución y profesional) con las realizaciones prácticas de los intereses, demandas y proyectos de
dichos actores, donde la dimensión transformativa de esos actores constituye el eje central del
significado social de la disciplina. Este supuesto aleja de aquellos que consideran que la acción está
referida a la búsqueda de significados en la regularidad que expresa la evidencia de los hechos,
tendencia positivista que ha marcado una forma de concebir el ejercicio profesional… Por ello, el
objeto de intervención se construye desde la reproducción cotidiana de la vida social de los sujetos,
explicitada a partir de múltiples necesidades que se expresan como demandas y carencias y que de
esta forma llegan a las instituciones para ser canalizadas o no.
Para la comprensión del objeto de intervención como campo problemático es necesario desarrollar
un concepto de intervención profesional que dé cuenta de la naturaleza de dicha intervención, a fin
de recuperar el sentido de la construcción del objeto de intervención como elaboración teórica-
práctica desde una matriz teórica y sustentada por el conocimiento de cómo proceder
metodológicamente.
Se parte del supuesto que la construcción del objeto de intervención se haya realizado de manera
discontinua, produciendo prácticas vulnerables que no han aportado significativamente en el
desarrollo del saber profesional. Las orientaciones tecnicistas, pragmáticas y conservadoras,
parecieran ser las posturas que más se adecuan a los reclamos de los Trabajadores Sociales acerca
de cómo proceder profesionalmente. {Se considera} que es importante dar cuenta del cómo, pero en
un contexto de construcción del conocimiento que trascienda los límites de la reproducción
empírica de la realidad.
58
Rozas, Margarita. “Una Perspectiva Teórico – Metodológica de la Intervención en Trabajo Social”. Editorial Espacio,
Argentina, 1998.
39
Esta lógica parte del supuesto que existan hechos sociales, tácticamente evidenciables y de
naturaleza nómica. Por lo que se equipara el conocimiento social al de las ciencias naturales. Para
M. Richmond es importante conocer a partir de la evidencia del hecho sirve para agrupar,
correlacionar e interpretar. Así el diálogo entre sujeto y realidad determina el objeto de estudio
dando primacía a la realidad y extrayendo mecánicamente la verdad de la superficie.
Desde esta perspectiva el contexto de interpretación que la autora construye para la intervención
profesional se basa en la siguiente secuencia:
• Evidencia Real, considerada como el hecho en cuestión que se presenta ante nuestros
sentidos y en general es el piso de toda inferencia que se traduce en conocimiento del
hecho.
• Evidencia testimonial, que incluye la información de otras personas, entre las que hay que
distinguir a aquellos que oyeron y vieron el hecho en cuestión y aquellos que hablaron
porque otros lo dijeron.
• Evidencia circunstancial, es la que no está incluida en las anteriores. Se supone que se
refiere a algún hecho que en el análisis de la regularidad de las evidencias aparece como
diferente.
Para la autora, la evidencia social se refiere a hechos personales o familiares, que tomados en su
conjunto indican la naturaleza de las dificultades sociales de un determinado cliente, por lo que el
diagnóstico debe estar en función de la acción benéfica a realizar. El papel del conocimiento en la
construcción del objeto de intervención se realiza a partir de un conjunto de evidencias extraídas
desde la realidad mediante la actividad sensible del sujeto, el contexto de verificación estaría
supeditado al cumplimiento de evidencia determinada por la observación del Trabajador Social.
Estas reproducciones en general no han variado salvo formalmente, cuando se han agregado algunas
etapas a partir de criterios formales e indexativos. Aspectos que no han llenado un vacío respecto a
la producción teórica que permita enriquecer la comprensión del objeto de intervención y, por lo
tanto, avanzar paralelamente en una reflexión metodológica que garantice la intervención
profesional desde una perspectiva en la cual pensar y actuar tengan el mismo valor en Trabajo
Social. Las consecuencias de este vacío han sido vivenciadas por los trabajadores sociales como la
falta de argumentación que sustenta su quehacer profesional, situación que persiste hasta nuestros
días.
40
En la década de los 60´ y los 70´, en el marco del proceso de reconceptualización y de un contexto
de ascenso de la movilización social, la Teoría de la Dependencia y el debate sobre los modelos de
desarrollo generaron un cambio de perspectiva en el enfoque de la profesión que obligaron a
preguntarse ¿Cómo se piensa el objeto y la metodología de intervención en esta etapa?
La mayoría de los postulados que sustentaron la profesión en esta etapa provenían de la influencia
del marxismo mal aprendido y dogmático que, sumado a la falta de investigación sobre la
disciplina, establecieron un panorama de incertidumbre en la comprensión del objeto de
intervención y la direccionalidad que la disciplina debía asumir respecto a una perspectiva teórica
que sustente de manera rigurosa a objeto de intervención.
El marxismo aprendido desde los panfletos desarrolló una perspectiva basada en una declaración de
principios en las que se establece un rechazo ideologizado a la desigualdad, la explotación social y
la dominación política, más que la fundamentación teórica que sustente la comprensión de la
“cuestión social” de entonces. En ese contexto, la necesidad de organización y movilización popular
respondió a consignas políticas partidarias alejadas de una intervención profesional con sentido
teórico, metodológico y político. Si bien es cierto que en toda reflexión teórica existe una lectura
ideológica, es necesario que ella no se anteponga al proceso de conocimiento; se debe dar en forma
simultánea a la rigurosidad que todo conocimiento e intervención profesional debe tener.
Hay dos principios que se reprodujeron en la comprensión teórica de lo social en ese momento
histórico y que influyeron, luego, en la determinación del objeto de intervención o en la perspectiva
que se le da a la construcción del campo problemático para la intervención profesional.
Con este panorama tan simplista y mecánico de la realidad el trabajo Social se situó como el gestor
privilegiado de la transformación. Su objeto partía de la transformación social, la que no fue
suficientemente analizada, por lo que se deduce que esa categoría se refería solamente al plano de
las estructuras del modo de producción capitalista diferenciadas de la acción de los actores en el
plano de su práctica cotidiana.
El papel de conocimiento en esta etapa de constitución del objeto de intervención se redujo al uso
de categorías mecánicamente aprendidas y privilegió los análisis macrosociales sin la recuperación
de aspectos más concretos que informasen de la singularidad de los actores sociales en la expresión
de sus demandas.
41
desarrollados en esa época se caracterizaron generalmente, por estructurar un conjunto de pasos que
permitan la aplicación de la teoría del conocimiento como ya dijimos anteriormente. La lógica de
construcción se basaba en determinar que la acción inmediata lleva a procesos cognitivos, que a su
vez permiten concretar acciones de movilización junto con el pueblo, para lo cual el trabajador
social debería despojarse de su situación de pequeño burgués para una convivencia real con el
pueblo, dado que el pueblo posee la verdad revolucionaria.
A pesar del significado político que tuvo la reconceptualización, las metodologías de intervención
que se siguieron desarrollando en ese período eran de carácter funcionalista, salvo las metodologías
basadas en la educación popular y que no eran patrimonio exclusivo del trabajo social. En general,
se puede decir, que no se han realizado rupturas epistemológicas significativas que permitan dar
realmente un salto cualitativo a nivel de construcción del objeto como un proceso teórico-práctico
que aporte al saber profesional y sirva realmente a la canalización de las necesidades de los sectores
subalternos de la sociedad. Esta afirmación, desde luego, es planteada en el ámbito de hipótesis,
dado que es necesario seguir indagando sobre esta temática.
b) La necesidad de afianzar la investigación como parte sustancial del desarrollo del trabajo
social. Consideramos que la investigación debe ser incorporada en tres niveles: como
producción de conocimiento sobre la disciplina, referida, fundamentalmente, a develar la
naturaleza del trabajo social; sobre problemáticas que surgen de las políticas sociales y la
vida cotidiana de los sujetos, a fin de poder llenar el vacío que tiene las ciencias sociales
respecto al conocimiento de aspectos concretos que hacen a la dinámica microsocial de sus
vidas: y, finalmente como actitud incorporada a la práctica cotidiana de la intervención
profesional. Dicha actitud investigativa permite interrogarse sobre los aspectos más
sustanciales de los sujetos en la lucha por la satisfacción de sus necesidades y permiten
direccional la acción profesional.
En este sentido, {algunos han} seguido por el camino de la sistematización como forma privilegiada
de investigación para el trabajo social; otros han desechado la posibilidad del conocimiento en
trabajo social por su tendencia fuertemente basista y conservadora en la cual el conocimiento no
tiene un lugar y muchos se han dedicado al estudio de otras disciplinas que les posibiliten una
relación menos dilemática con el conocimiento; otros profesionales están intentando romper con
estas tendencias, profundizando en la construcción del conocimiento que contribuya a la
intervención profesional sin descuidar los aspectos metodológicos que aporten a las formas de
42
proceder, para que no se repitan las desviaciones en las cuales la profesión ha caído. Y, finalmente
algunos profesionales siguen insistiendo en tecnologizar la profesión, acorde con los cambios de la
modernidad de nuestras sociedades.
Siempre a nivel de aproximaciones hipotéticas, {se sostiene} que el objeto de intervención u objetos
de intervención {…}, son construcciones teórica-prácticas y productos de procesos sociales
particulares… {Se dice} objetos de intervención en la medida que existen distintas problemáticas
que expresan los actores sociales, dichas problemáticas son expresiones de necesidades sociales que
tienen connotaciones ontológicas y antropológicas. El conjunto de estas diversas problemáticas, de
algún modo, constituye el objeto de intervención profesional. Cabe anotar que los objetos son
expresiones de relaciones sociales y tienen ubicación histórica, por lo tanto, son elaboraciones del
pensamiento, que no encuentran solamente en la circunstancia del dato empírico. Esta confusión,
latente cuando se habla de objeto de intervención, ha llevado a analizar dicho objeto como campo
problemático.
El contexto que determina el ámbito de estas situaciones problemáticas que los actores expresan,
está dado por la reproducción cotidiana de la vida social que para el caso del trabajo social se
entiende como la explicitación de la “cuestión social”, referida a la relación sujeto-necesidad. [Se
define} la reproducción cotidiana de la vida social como el conjunto de las actividades que los
hombres realizan. Agnes Heller considera que el hombre que participa en dichas actividades, es un
hombre entero por participar en dicha reproducción con sus sentidos, habilidades, capacidades,
pasiones, ideas, ideologías, etc. En este sentido la vida cotidiana es la verdadera esencia de la
sustancia social.
Cuando {se considera} la reproducción de las prácticas de los actores como prácticas cotidianas y le
damos el valor de la esencia de sustancia social, de alguna manera nos estamos refiriendo a la
reproducción de la estructura y acción de los sujetos en la sociedad, pero en ese proceso de
reproducción hay transformación, aspecto que nos diferencia de las posiciones reproductivas y
mecánicas de los sujetos… Al respecto, Giddens plantea que no hay separación entre estructura y
acción por el carácter recursivo de la vida social constituida en prácticas sociales: a partir de ello,
podemos decir que la estructura es, a la vez instrumento y resultado de la reproducción de las
prácticas de los sujetos pero, además, simultáneamente, forma parte de la constitución de las
prácticas sociales, en consecuencia se considera que estas prácticas de los sujetos en la vida
cotidiana constituyen la textura misma de la sociedad.
Esto significa que el espacio de constitución de las prácticas sociales no tienen una analogía con el
ámbito de la naturaleza: no existe un principio de uniformidad en el sentido de que se dan
circunstancias y acontecimientos empíricos que puedan ocurrir de forma idéntica (postura
positivista), pero sí existe en esas prácticas cierto nivel de regularidad en el sentido de reproducción
cotidiana. {Se llama} a este proceso de reproducción que se da en un contexto histórico y genera
43
conocimiento, saber cotidiano, pero a su vez, el sujeto no es cautivo de dicha reproducción, por el
contrario es un agente dinámico y transformativo.
En este contexto las prácticas sociales reproducidas por los distintos actores sociales están
connotadas de experiencia histórica por lo que sus acciones sociales tienen distintos intereses,
motivos y razones expresando el lugar diferenciado de los sujetos en esta sociedad, en
consecuencia, el objeto de intervención nace en la interrelación de esos intereses, motivos y
razones, por lo que la lectura y posicionamiento de esa realidad debe permitir al trabajador social
ubicarse política y éticamente.
Desde la perspectiva de Parsons y Durkheim que tanta influencia ha tenido y tiene en Trabajo
Social, cabe mencionar que, a pesar de reconocer que esos intereses son conflictivos, dan una
explicación que encubre el carácter contradictorio de dicha divergencia al plantear que esos
intereses emergen, en tanto un orden social no es capaz de armonizar los propósitos de los diversos
miembros de la colectividad en un consenso simétrico.
Cuando {se define} que el objeto de la intervención profesional nace del reconocimiento de esos
intereses diversos, nos estamos refiriendo a la existencia de los conflictos producto de una forma de
organización de una sociedad. A este nivel, la teoría crítica nos permite entender el carácter y la
naturaleza de esos intereses, pero también la relación entre intereses particulares y comunes.
El objeto de intervención en su explicación más general debe tener en cuenta la teoría de los
intereses: y, en su nivel más específico, de qué forma esos intereses son objetivados por los actores
en la reproducción de sus prácticas cotidianas, fundamentalmente cuando tienen que satisfacer sus
necesidades… El objeto de intervención se estructura en la reproducción de las prácticas cotidianas
de los actores que son portadores de necesidades, intereses, racionalidades y saberes distintos. Esto
hace compleja la determinación del objeto de intervención, más aún si no se tiene en cuenta el
contexto inmediato en el que esos intereses y racionalidades se explicitan a la hora de satisfacer las
necesidades que los sujetos expresan a través de las demandas.
La vida cotidiana se presenta como una realidad interpretada por los hombres y que para ellos tiene
el significado subjetivo de un mundo coherente. El mundo de la vida cotidiana no solo se da por
establecido como realidad por los miembros ordinarios de la sociedad en el comportamiento
subjetivamente significativo de sus vidas. Es un mundo que se origina en sus pensamientos y
acciones, y que esta sustentado como real por éstos.
{Se experimenta} la vida cotidiana en estado de plena vigilia. Este estado de plena vigilia con
respecto a existir y aprehender la realidad de la vida cotidiana es para {uno} algo normal y evidente
por si misma, vale decir, constituye mi actitud natural… {Se aprehende} en la realidad de la vida
cotidiana como una realidad ordenada. Sus fenómenos se presentan dispuestos de antemano en
59
Berger, P. y Luckmann, T.; “La construcción social de la realidad”; Amorrortu Editores; Buenos Aires, 1998; Pp. 36-
65.
44
pautas que parecen independientes de {nuestra} aprehensión de ellos mismo y que se les imponen.
La realidad de la vida cotidiana se presenta ya objetivada, o sea, constituida por un orden de objetos
que han sido designados como objetos antes de que yo apareciese en escena. El lenguaje usado en la
vida cotidiana proporciona continuamente las objetivaciones indispensables y dispone el orden
dentro del cual estas adquieren sentido y dentro del cual la vida cotidiana tiene significado para
{uno}. {Se vive} en un lugar que tiene un nombre geográfico; utilizo herramientas, desde abrelatas
hasta autos deportivos, que tienen un nombre en el vocabulario técnico de la sociedad en que vivo;
me muevo dentro de una red de relaciones humanas –desde el club al que pertenezco hasta Estados
Unidos de América-, que también están ordenadas mediante un vocabulario. De esta manera el
lenguaje marca las coordenadas de mi vida en la sociedad y llena esa vida de objetos significativos.
La realidad de la vida cotidiana se organiza alrededor del “aquí” de {nuestro} cuerpo y el “ahora”
de {nuestro} presente. Este “aquí y ahora” es el foco de la atención que {prestamos} a la realidad de
la vida cotidiana. Lo que “aquí y ahora” se {nos} presenta en la vida cotidiana es lo realissimum de
{nuestra} conciencia. Sin embargo, la realidad de la vida cotidiana no se agota por estas presencias
inmediatas, sino que abarca fenómenos que no están presentes “aquí y ahora”. Esto significa que
{uno} experimenta la vida cotidiana en grados diferentes de proximidad y alejamiento, tanto
espacial como temporal. Lo más próximo a {uno} es la zona de vida cotidiana directamente
accesible a mi manipulación temporal. Esa zona contiene el mundo que esta a {nuestro} alcance el
mundo en el que actúo a fin de modificar su realidad, o el mundo en el que trabajo. En este mundo
de actividad {nuestra} conciencia esta dominada por el motivo pragmático, ó sea que {nuestra}
atención a este mundo esta determinada principalmente por lo que {hacemos}, lo que ya {hemos}
hecho o lo que {pensamos} hacer en el. De esta manera, es {nuestro} mundo por excelencia. Se,
por supuesto que la realidad de la vida cotidiana incluye zonas que no resultan accesibles de esta
manera. Pero, o bien no {se tiene} un interés pragmático en esas zonas o bien {el} interés por ellas
es indirecto en tanto puedan ser para mi zonas manipulatívas en potencia. Típicamente, {el} interés
{de uno} por las zonas alejadas es menos intenso y, por cierto menos urgente. {Nos sentimos}
profundamente interesados por el grupo de objetos que intervienen en mi tarea diaria.
La realidad de la vida cotidiana se presenta además como un mundo Intersubjetivo, un mundo que
{se comparte} con otros. Esta intersubjetividad establece una señalada diferencia entre la vida
cotidiana y otras realidades de las que {tenemos} conciencia. {Estamos solos} en el mundo de
{nuestros} sueños pero se que el mundo de la vida cotidiana es tan real para los otros como lo es
para {uno}. En realidad, no {se puede} existir en la vida cotidiana sin interactuar y comunicarme
continuamente con otros. {Sabemos} que {nuestra} actitud natural para con este mundo
corresponde a la actitud natural de otros, que también ellos aceptan las objetivaciones por las cuales
este mundo se ordena, que también ellos organizan este mundo en torno de “aquí y ahora” de su
estar en el y se proponen actuar en el. También {sabemos}, por supuesto, que los otros tienen de
este mundo común una perspectiva que no es idéntica a la {nuestra}. {Nuestro} “aquí” es su “allí”.
{Nuestro} “ahora” no se superpone del todo con el de ellos. A pesar de eso, {sabemos} que
{vivimos} con ellos en un mundo que nos es común. Y, lo que es de suma importancia, {sabemos}
que hay una correspondencia continua entre {nuestros} significados y sus significados en este
mundo, que compartimos un sentido común de la realidad de este. La actitud natural es la actitud
de la conciencia del sentido común, precisamente por que se refiere a un mundo que es común a
muchos hombres. El conocimiento del sentido común el que comparto con otros en las rutinas
normales y auto-evidentes de la vida cotidiana.
45
su realidad {estamos obligados} a suspender esas dudas puesto que {existimos} rutinariamente en
la vida cotidiana. Esta suspensión de dudas es tan firme que, para abandonarla {tenemos} que hacer
una transición extrema. El mundo de la vida cotidiana se impone por si solo y cuando {queremos}
desafiar esa imposición {debemos} hacer un esfuerzo deliberado y nada fácil. La transición de la
actitud natural a la actitud teórica del filósofo o del hombre de ciencia, ejemplifica este punto. Pero
no todos los aspectos de esa realidad son igualmente problemáticos. La vida cotidiana se divide en
sectores, unos que se aprehenden por rutina y otros que presentan problemas de diversas clases. La
realidad de la vida cotidiana abarca los dos tipos de sectores, en cuanto lo que parece un problema
no corresponda a una realidad completamente distinta. En tanto las rutinas de la vida rutinaria
prosigan sin interrupción, serán aprehendidas como no problemáticas.
Pero el sector no problemático de la realidad cotidiana sigue siéndolo solo hasta que su continuidad
es interrumpida por la aparición de un problema. Cuando esto ocurre, la realidad de la vida
cotidiana busca integrar el sector problemático dentro de lo que ya no es problemático. El
conocimiento del sentido común contiene una diversidad de instrucciones acerca de cómo proceder
para esto. No obstante, habrá de encarar el hecho como problema antes que reintegrarlo
sencillamente dentro del sector no problemático de la vida cotidiana.
Comparadas con la realidad de la vida cotidiana, otras realidades parecen como zonas limitadas de
significado, enclavadas dentro de la suprema realidad caracterizada por significados y modos de
experiencia circunscritos. Podría decirse que la suprema realidad las envuelve por todos lados, y la
conciencia regresa a ella siempre como si volviera a un paseo, El teatro proporciona una excelente
ejemplificación de este juego por parte de los adultos. La transición entre las realidades se señala
con la subida o bajada del telón. Cuando se levanta el telón, el espectador se ve “transportado a
otro mundo”, que tiene significados propios, y a un orden que tendrá o no mucho que ver con el
orden de la vida cotidiana. Cuando cae el telón, el espectador “vuelve a la realidad”, es decir, a la
suprema realidad de la vida cotidiana en comparación con la realidad presentada sobre el
escenario, parece ahora tenue y efímera, por vivida que allá sido la presentación de momentos antes.
Las experiencias estéticas y religiosas son productores endémicos de zonas limitadas de significado.
Todas las zonas limitadas de significado se caracterizan por desviar la atención de la realidad
cotidiana. Si bien existen, claro está, desplazamientos de la atención dentro de la vida cotidiana, el
desplazamiento hacia una zona limitada de significado es de índole mucho mas extrema. Se produce
un cambio radical en la tensión de la conciencia. El lenguaje, al menos, establece la verdad de esto.
El lenguaje común de que dispongo para objetivar {nuestras} experiencias se basa en la vida
cotidiana y sigue tomándola como referencia, aun cuando lo use para interpretar experiencias que
corresponden que respondan a zonas limitadas de significado. Típicamente, {uno} “deforma” por lo
tanto la realidad de estas en cuanto empiezo a emplear el lenguaje común para interpretarlas, vale
decir, “traduzco” las experiencias que no son cotidianas volviéndolas a la suprema realidad de la
vida cotidiana. Esto puede advertirse fácilmente asociándolo con la experiencia de los sueños; pero
también es típico que los que tratan de hacer conocer mundos de significados teórico, estético o
religioso.
46
El mundo de la vida cotidiana tiene su propia hora oficial, que se da íntersubjetivamente. Esta hora
oficial puede entenderse como la intersección del tiempo cósmico con su calendario establecido
socialmente según las secuencias temporales de la naturaleza y el tiempo interior, en sus
diferenciaciones antes mencionadas. Nunca puede haber simultaneidad total entre estos diversos
niveles de temporalidad como lo ejemplifica muy claramente la experiencia de la espera. Tanto
{nuestro} organismo como la sociedad a que pertenezco me imponen, e imponen a {nuestro}
tiempo interior ciertas secuencias de hechos que entrañan una espera…
Toda {nuestra} existencia en este mundo esta ordenada continuamente por su tiempo, esta
verdaderamente envuelta en el. {Nuestra} propia vida es un episodio en el curso externamente
artificial del tiempo. Existía antes de que {uno} naciera y seguirá existiendo después que {uno}
muera el conocimiento de {nuestra} muerte inevitable, hace que ese tiempo sea limitado para
{uno}…
La misma estructura temporal, es coercitiva. No puede intervenir a voluntad las consecuencias que
ella impone: “lo primero es lo primero” constituye un elemento esencial de mi conocimiento de la
vida cotidiana. Por eso no puedo rendir un examen determinado sin antes haber aprobado ciertos
cursos. De igual manera, la misma estructura temporal proporciona la historicidad que determina mi
situación en el mundo de la vida cotidiana. {Uno nace} en una determinada fecha, {ingresa} a la
escuela en otra, etc. Estas fechas sin embargo, están todas “ubicadas “dentro de una historia mucho
más vasta, y esa “ubicación” conforma decididamente {nuestra} situación.
Asimismo, se ha entendido a la vida cotidiana como el ámbito micro social en el cual el trabajador
social desarrolla su práctica profesional. Esta imprecisión conceptual, de algún modo, influyo en la
comprensión y recuperación, de la riqueza y de la experiencia profesional en el ámbito de la vida
cotidiana de los sujetos. Cabe señalar, sin embargo, que después de los años 80 se trato de hacer
algún avance importante respecto a la valoración de acciones concretas como núcleos de
constitución de actores sociales vinculadas a la explosión de los movimientos sociales. Esta Vuelta
a la mirada de lo microsocial por parte del profesional de trabajo social se da, sobre todo, después
de haber pasado por un conjunto de generalizaciones en el análisis de la sociedad durante la
reconceptualización.
60
Rozas, P.; “Una perspectiva teórico metodológica de la intervención en trabajo social”; editorial Espacio; Argentina.
1998; Pp 35-57.
47
el saber cotidiano, constituyen puntos de partida importantes para la construcción de saber
científico. El mismo que aporta elementos para la crítica a la vida cotidiana.
En este punto desarrollaremos brevemente una periodización histórica del concepto de vida
cotidiana tomando el trabajo de Norbert Lechner sobre el tema.
Analizar la evolución del concepto de vida cotidiana, desde una perspectiva historia, permite
comprender que la vida cotidiana es la historia misma de los hombres, por que el hombre al
relacionarse con otros hombres para enfrentarse y enfrentar la naturaleza, va haciendo su propia
historia, es decir, la historia de su vida cotidiana. Por ello, se plantea que la historia esta hecha por
los hombres como experiencia cotidiana. Agnes Heller al respecto dirá que la historia es, entre
otras cosas, historia del despliegue de la esencia humana, esto implica continuidad de una estructura
social heterogénea, valores, estructuras simbólicas, que reproducen los hombres en su práctica
cotidiana.
En este contexto la vida cotidiana es actividad, experiencia histórica y pensamiento de los hombres:
Es un espacio y un tiempo; es presente, pasado y futuro. Cuando {se dice} que es espacio y tiempo,
{se puede} inferir que no hay solo una vida cotidiana, y que la vida tiene contextos deferentes que
han variado históricamente. Para poder analizar como han variado estos cambios de acuerdo con
cada momento histórico, {se presenta} la siguiente periodización:
48
C) Pensamiento en el romanticismo: En este momento histórico la vida cotidiana, es
comprendida como banalidad despojada de toda trascendencia, como la existencia normal
con carácter masivo y rutinario de un nivel inferior. Es lo opuesto al hombre culto, refinado,
de buen gusto, exaltando lo sublime como un ámbito de realización ideal y privilegiada del
hombre.
El análisis de la vida cotidiana por parte de los intelectuales, tiene como preocupación fundamental
dar cuenta de la alteración en la vida cotidiana. Así mismo, de las distancias que se dan entre
conciencia y conocimiento, o entre ciencia y sentido común. Ello lleva a cambiar el modo de
abordar el problema, del análisis de las estructuras, a la vivencia subjetiva de las condiciones
estructurales, en definitiva, a mirar el micromundo cotidiano como punto de partida del
conocimiento científico.
En este contexto el trabajo social encuentra en la vida cotidiana un punto de partida para la
valorización de su práctica profesional, al buscar la posibilidad de construir conocimiento a partir
de la recuperación de elementos significativos que hacen a la vida social de los sujetos con el fin de
resignificar el sentido social de la disciplina. Dicho punto de partida siempre estuvo presente en el
trabajo social, pero como una practica de reproducción del sentido común.
Por otro lado, hay una pregunta que ronda después de las experiencias vividas por los procesos
autoritarios: ¿sobre que base se pueden construir nuevas identidades colectivas? Al respecto Heller,
Habermas y Touraine, se preguntan sobre la posibilidad de constitución de nuevos sujetos. Estos
autores han tratado de dar respuestas a estas preguntas e inducen a pensar que el espacio de la vida
cotidiana es la instancia privilegiada de la construcción de nuevas identidades. Habermas dice que
en ese ámbito relegado, como ámbito de reproducciones rutinarias, esta la comprensión de la misma
sociedad. En esta perspectiva, el concepto de vida cotidiana para el trabajo social, significa la
posibilidad de revalorizar su práctica concreta y a su vez, poder construir el conocimiento, desde un
lugar casi natural para el desarrollo de su ejercicio profesional.
A fin de profundizar el análisis desarrollado en el punto anterior, {cabe preguntarse}: ¿Que relación
específica tiene la vida cotidiana en el trabajo social? Las respuestas están orientadas a explicar que
dicha relación, es la que da elementos de análisis, para profundizar en el significado social de la
profesión. Esto es así por que {se comprende} que el concepto de vida cotidiana expresa la trama
social, en la cual los sujetos articulan su existencia. Con relación a la lucha por la satisfacción de
sus necesidades. Este escenario es el que marca las coordenadas mas importantes para resignificar
el campo problemático en la intervención profesional. En este contexto, la cercanía a la vida de
49
dichos sujetos es la clave más importante para desentrañar como se expresa la conflictividad de la
“cuestión social hoy”. Este aspecto da fundamento a la construcción del campo problemático, como
un conjunto de dimensiones que se entre cruzan para comprender, interpretar y orientar
pertinentemente la intervención profesional.
Este punto de partida posibilita entender los procesos particulares que hacen a esa relación, pero,
sobre todo, permite vislumbrar formas de incidencia crítica en dicha relación como un proceso que
condiciona a los sujetos a posicionarse desde otro lugar que no sea la naturalización de sus
circunstancias de reproducción. Desde el punto de vista del profesional aporta elementos de
análisis que le dan fundamentos a la intervención y posibilita soluciones respecto a la
problematización de esta relación. Para enriquecer esta comprensión es importante incorporar a la
intervención profesional el análisis del saber cotidiano de los sujetos a fin de potenciar
posibilidades y recursos para canalizar diversas alternativas de solución a las problemáticas que
presentan dichos sujetos.
En esta perspectiva {se entiende} que el saber cotidiano es un saber instrumental, valido en la
práctica, que ve el sujeto como algo dado y estructurado. Dicho saber se entiende como una opinión
socialmente establecida sobre las cosas empíricas y emocionalmente vinculadas, por ello, el saber
cotidiano se reproduce naturalmente como parte de la vida cotidiana de los sujetos. Toda vida
cotidiana tiene un saber cotidiano, pero no existe dicho saber si no esta vinculado a la vida
cotidiana. La reproducción de estas dos dimensiones (vida cotidiana y saber cotidiano) nos lleva a la
idea de una historia que va siendo reproducida por los hombres, pero en condiciones previamente
dadas. Estas condiciones dadas están estructuradas a partir de una experiencia vivida y, como tal,
saturada de historias personales y colectivas. De alguna manera, podemos decir, que el saber
cotidiano muestra como los hombres son portadores de objetividad social y a ellos le compete,
como dice Heller “La construcción de cada estructura social y su transmisión”.
Este proceso ha significado construir una cotidianeidad histórica como sustrato más significativo de
la vida social. En este contexto es importante analizar, como la construcción de cada estructura
social involucra la vida cotidiana de los hombres con todos los aspectos de su individualidad, de su
personalidad. En ella (se pone en obra) todos sus sentidos, todas sus capacidades intelectuales, sus
habilidades manipulativas, sus sentimientos, pasiones, ideas e ideologías. El hombre de la
cotidianeidad es activo y goza, obra y recibe, es afectivo y racional, pero no tiene el tiempo ni
posibilidad de absorberse internamente en ninguno de esos aspectos para poder apurarlo según toda
su intensidad.
Según Berger y Luckman… “La vida cotidiana se presenta como una realidad interpreta por los
hombres y que para ellos tiene el significado coherente”. El mundo cotidiano no solo se presenta
como realidad, si no que es un mundo que se origina en su pensamiento y acciones y que lo
sustentan como real. Ello significa, además, el reconocimiento por parte de la sociedad de los otros
seres vivientes y presentes, aspecto que a los hombres les permite dar sentido a su vida.
50
funciones es importe recalcar que hay un conjunto de conocimientos que un sujeto interioriza para
moverse en su ambiente.
Para un trabajador social descubrir en que se funda la vida cotidiana y el saber cotidiano, lo lleva a
interrogarse sobre las objetivaciones de los procesos subjetivos, por medio de los cuales se
construye el mundo intersubjetivo del sentido común. Para Habermas, esta intersubjetividad, que es
un aprendizaje no reflexivo se da con grados de validez teórica y practica de manera ingenua y se
aceptan o rechazan sin elucidación discursiva; en cambio “El saber reflexivo se cumple a través de
discursos en que se tematizan pretensiones practicas de validez que se han vuelto problemáticas. Se
han hecho tales por la duda institucionalizada, corroborándolas o rechazándolas sobre la base de
argumentos”.
“El conocimiento de la vida cotidiana se estructura en términos relevantes, algunos de los cuales se
determinan por los propios intereses pragmáticos inmediatos y otros por la situación general dentro
de la sociedad”. Este aspecto de “relevante” valorado por el sujeto permite al trabajador social saber
cual es el sentido de la acción de los sujetos sobre todo referido a la lectura que ellos realizan sobre
sus necesidades… En este sentido el saber de la vida cotidiana posibilita determinar a través del
lenguaje y la comunicación el lugar que los hechos tienen en su vida particular y generalizarlos a
través de la transmisión. Esta transmisión es histórica y se va tornando tradición. En consecuencia
es muy importante para el trabajador social saber escuchar, comunicarse y registrar como los
sujetos reproducen, generalizan y transmiten los hechos de la vida.
El saber cotidiano esta referido a los procesos de aprendizaje que los sujetos van internalizando y
externalizando al mismo tiempo, para incorporar nuevos conocimientos y desechando otros que ya
no le sirven. La capacidad de añadir otros conocimientos permite al sujeto ubicarse en el tiempo y
en el espacio dando de esta forma una direccionalidad a su práctica. En ese sentido se puede decir
que el saber cotidiano le permite desenvolverse en su medio, saber que se hace y como se hace de
acuerdo con la época y las circunstancias particulares. {Se puede definir} al mismo tiempo, como
un saber instrumental validado en la práctica: como la opinión socialmente establecida sobre las
cosas empíricas y emocionalmente vinculadas. Como ya {se dijo} el saber cotidiano es normativo
en cuanto tiene una función de integración en un estrato social que lo muestra para poder
desenvolverse y comunicarse con otros sujetos; por ello, el saber cotidiano se produce, reproduce y
actualiza a través de la experiencia, es decir se valida en la empírica. El saber cotidiano se actualiza
51
en forma colectiva y se resignifica permanentemente, porque todo saber proviene de las
experiencias particulares y cuanto mas se socializa y generaliza establece una lógica común que le
da sentido a sus practicas. El hombre, como particular, se apropia de las opiniones presentes y las
incorpora a su experiencia. En ese sentido, ese saber siempre es doxa, es opinión y no por ello deja
de ser valido en el sentido que legitima la acción de los sujetos. El saber cotidiano, es la verdad
cotidiana, siempre será doxa y acción práctica.
61
CELATS. “La Práctica del Trabajo Social: Guía de análisis”. Editorial Humanitas, Lima, Perú, 4ª Edición, 1995. Pp. 99
– 111.
62
En el texto originalmente se utiliza el término usuario.
52
{…} Definir el problema de intervención es delimitar que aspectos de una necesidad social son
susceptibles de modificar con nuestra intervención profesional… Nos encontramos siempre con una
problemática determinada (salud, vivienda, trabajo, etc.) pero no con problemas de intervención
definidos, los cuales, si bien están integrados por estas necesidades deben delimitarse tomando
como base aquellos aspectos susceptibles de enfrentar desde el campo profesional…
Este acercamiento a los problemas exige analizar la práctica profesional y buscar en ella el hilo
conductor que acerque {al profesional} al mundo de {las personas y} de sus propias necesidades…
{Así}, para definir en forma correcta el problema de intervención {se debe} tener en cuenta los
siguientes factores:
• ¿Cuál es el significado del problema para {las personas}?. {De no tener esto en cuenta}
podemos plantearnos problemas no reales o entrar en contradicción con los sujetos de
atención.
• Reconocer el espacio en el que nos movemos, estableciendo la relación del problema con la
práctica, la programación institucional y su dinámica interna. Ello nos permitirá determinar
los recursos, límites y posibilidades de la acción. Acá cabe preguntarse:
53
Las respuestas a {dichas} preguntas permitirán establecer:
Todas estos aspectos constituyen una definición del “sobre qué actuar” o más técnicamente la
definición del problema de intervención. {Además, sobre estos aspectos se demanda de un
permanente proceso de observación y reflexión, cuyo producto será una clara estrategia profesional
que precise}:
Estos tres son los elementos que orientan y definen un camino para la selección de una alternativa
de acción., tras la asignación de un objetivo que será planteado (si definimos correctamente el
problema), en términos posibles (estará planteado a partir de nuestras limitaciones y posibilidades)
y adecuados (correcta ubicación y análisis de los problemas).
Para entender el carácter de las necesidades sociales es necesario tener en cuenta dos aspectos
básicos de las mismas:
63
Bettelhem, Charles. “Problemas Teóricos y Prácticos de la Planificación”. Editorial Tecnos, Colección de Ciencias
Sociales, Serie Economía, Madrid, 1971. Pp. 48.
64
Ibid, Pp. 48.
54
• Las necesidades sociales no solo se refieren a bienes de consumo sino a los de producción.
• Tienen un carácter cambiante (varían con el tiempo) y, sin embargo, están cuantitativa y
cualitativamente determinadas.
Las necesidades que se manifiestan como {…} problemas son en general reconocidas por {las
personas como un} hecho que forma parte de su vivencia cotidiana; sin embargo este
reconocimiento no significa que la considere como punto de partida para iniciar una dinámica de
cambio o modificación: es función del profesional devolver las necesidades reconocidas por {las
personas}, integradas en una proposición de superación.
• La identidad de {las personas} al interior de categorías más amplias, pero señalando los
problemas importantes a los que particularmente se enfrentan como grupo: este {…} no
puede ser solo un listado de problemas, sino una correcta explicación que particularice y
precise cada situación. En este sentido, la información {…} debe ser seleccionada teniendo
en cuenta su relación con la necesidad o problema que queremos conocer.
• La identificación de la necesidad no puede hacerse sin tomar en cuenta las capacidades y
recursos de {las personas} y de la institución para enfrentar los problemas detectados.
Como aspecto central nos interesan los niveles de organización que existe y que posibiliten
asumir tareas en relación a los problemas detectados.
• El conocimiento de las políticas y recursos de las instituciones del Estado y otras que se
relacionan con las necesidades y problemas. {También se debe conocer} la forma de
respuesta de {las personas y colectividades} a estas políticas.
La Práctica Social es una forma de actividad o acción, entendiendo por tal, el conjunto de actos
mediante los cuales un sujeto modifica un objeto o realidad, exterior a él… La actividad human se
65
Aylwin, N. “Un Enfoque Operativo de la Metodología de Trabajo Social”. Ediciones Pontificia Universidad Católica de
Chile. 1992. Pp. 15 – 18.
55
distingue de cualquier otro tipo de actividad por el hecho de que el conjunto de actos dirigidos a
transformar o modificar un objeto se inician previendo un resultado ideal o fin y terminan con un
resultado real, producto de la acción. Se caracteriza por estar orientada hacia fines, lo que implica la
intervención de la conciencia, por lo cual el resultado de la acción existe, dos veces y en tiempos
distintos: como resultado ideal, al iniciar la acción y como producto real, al finalizarla.
La actividad práctica es el conjunto de actos que se distingue por el carácter objetivo de la realidad
sobre la que sea actúa, por los medios con los que se ejerce y por su resultado o producto. En la
actividad práctica del sujeto actúa sobre un objeto real que existe independientemente de su
conciencia, con el fin de transformarlo para satisfacer determinadas necesidades humanas. Cierto
tipo de actividad práctica no se ejerce sobre aspectos ajenos al hombre sino sobre él mismo. En ella
el hombre es sujeto y objeto de su acción. Ahora bien, cuando esta actividad toma por objeto a
grupos sociales o a la sociedad entera, nos ubicamos en la práctica social.
La noción de práctica social representa la actividad del hombre que se orienta a su transformación
como ser social y que conduce al cambio de sus relaciones económicas, culturales y sociales. La
práctica social responde a necesidades concretas y requiere de un grado determinada de
conocimiento de la realidad que transforma y de las necesidades que satisface.
La ciencia construye los hechos para así poder estudiarlos. De allí que no sean las relaciones reales
entre las cosas, sino las relaciones conceptuales entre problemas las que delimitan los diferentes
ámbitos de la ciencia. Esto obliga a distinguir entre el objeto real, percibido a través de los sentidos,
y el objeto de la ciencia, construido por medio de relaciones entre conceptos…Bourdieu,
Chamboredon y Passeron66 enfatizan {…} que las operaciones de la práctica valen lo que vale la
teoría en que se basen. La teoría tiene esa Posición en la jerárquica de las operaciones debido al
hecho de que ella actualiza el primado epistemológico de la razón por sobre la experiencia.
Cabe destacar que la actividad practica y la actividad teórica son diferentes, pero no opuestas, sino
complementarias. Se observa entre ellos, permanentemente, una relación de interdependencia
dialéctica… Las funciones de la práctica en relación a la teoría son la posibilitación de la
experiencia y de la refutación teórica. A su vez, la teoría tiene una función orientadora con respecto
a la practica, que permite, junto con la ideología, determinar la dirección de ella en función de la
consecución de las metas fijadas, asimismo aporta elementos para el conocimiento de la realidad
que es su objeto de acción…. En suma, teoría y práctica conforman una unidad de dependencia
mutua, pero esta unidad implica, a la vez, oposición y autonomía relativa. El lugar de la realización
de esta unidad es la vida misma. Teoría y práctica no son otra cosa que dos formas del
comportamiento del hombre ante la realidad, que se desarrollan estrechamente unidas, a lo largo de
toda la historia humana.
66
Bourdieu, Chamboredon y Passeron. “Le metier de Sociologue”. Editorial Moutore / Bordas, Paris. 1968.
56
Para Payne67 la Teoría aporta a la Práctica los siguientes elementos:
• Modelos que describen en general lo que sucede durante la actividad practica y que, al ser
aplicables de forma estructurada a un amplio muestrario de situaciones, extraen una serie de
principios y pautas de actividad que le dan coherencia y uniformidad a la práctica.
• Enfoques o perspectivas sobre una compleja actividad human que permiten a los
participantes ordenar sus pensamientos hasta el punto de poderse valer por si mismos
durante la participación.
• Explicaciones que nos dan razón de por qué una acción da lugar a determinadas
consecuencias y de las circunstancias en que dicha acción se ha desarrollado.
• Instrucciones para la toma de acción de forma que los asistentes Sociales sepan lo que
tienen que hacer ante determinadas situaciones.
• Depuración de responsabilidades {…} al describir suficientemente las practicas sociales
que se consideran aceptables, haciendo de este modo factible que se pueda comprobar si las
actividades son o no apropiadas.
• Justificación para el uso de los modelos e interpretaciones de la práctica social.
{Para el autor antes citado}, algunas teorías pertenecientes al campo del Trabajo Social parecen
estar interesadas en relacionar las actividades de este con otras categorías más extensas de
actividades dentro de la sociedad, en vez de tratar de explicar, describir o prescribir
sistemáticamente las actividades del Trabajo Social…. Otras teorías se afanan por justificar o
explicar las teorías del Trabajo Social demostrando como se relacionan con modelos generales o
con teorías sobre la sociedad o el comportamiento humano… {En consecuencia}, en Trabajo Social
se aprecian fines distintos en diferentes tipos de teorías:
• Las teorías acerca del Trabajo Social explican la naturaleza y el papel del Trabajo Social en
la Sociedad.
• Las teorías de Trabajo Social describen que actividades constituyen Trabajo Social,
establecen sus fines y explican por que son adecuadas y efectivas para la consecución de los
fines.
• Las teorías tributarias del Trabajo Social {…} interpretan o describen la conducta personal
y social y se dedican a sistematizar las teorías del Trabajo Social en lo relativo a las
explicaciones de la ciencia social general y a proporcionar evidencia que respalde los
preceptos de la teoría del Trabajo Social.
• Las teorías sobre la practica y el método del Trabajo Social dan normas detalladas acerca
de cómo las otras teorías hasta ahora bosquejadas, pueden ser aplicadas en la interacción
entre {Trabajadores Sociales} y {sujetos sociales}.
Payne, destacando a Carew (1979), establece que se descubre un cierto número de aspectos
relativos a la conexión de la teoría y la práctica:
67
Payne, M. “Teorías Contemporáneas del Trabajo Social”. Ediciones Paidos, España, 1995. Pp. 80 – 86.
57
En lo que respecta a esta idea de la integración de la teoría con la práctica en el campo del Trabajo
Social, el Payne cita a Barbour para plantear tres modelos de comprensión en esta materia:
• De filtro, que es aquel que refleja una situación en donde se adquieren ideas y métodos
generales, pero sin poder decidir de donde proceden.
• De amalgama, en el que determinadas teorías se utilizan donde parecen apropiadas,
preparando una especie de “prontuario profesional” para utilizarlo cuando sea necesario.
• De estilo personal, que es aquel que estima que el conocimiento se integra con la
personalidad del {profesional} para formar un todo indiferenciado.
La palabra “dimensión” hace referencia a número, talla, volumen, a una unidad de medida más o
menos grande… Los Trabajadores Sociales intervienen con individuos, familias, grupos pequeños,
un barrio (o área geográfica), una institución. Estas dimensiones del {agente social son} utilizadas
para distinguir la intervención individual y la intervención colectiva.
En una intervención con un individuo o con una famita, la dimensión colectiva se nos presenta en
dos formas: en primer lugar hay que volver a situar a la persona en los diversos grupos a los que
pertenece: familia, tiempo libre, trabajo, vecindad, amigos, grupos confesionales, políticos,
asociaciones, etc. Toda persona, incluso aislada, forma parte de los grupos que existen en la vida
social. Se la tiene, también, que ubicar en su entorno o contexto social particular: todos vivimos en
un barrio, en una ciudad, en una región particular. Este entorno tiene una vida cultural, una vida
asociativa, deportiva, comercial, educativa, política, económica, etc., en el seno de las cuales el
individuo evoluciona, se realiza como persona, se debate y lucha. A veces, será también necesario
reubicar a la persona en el seno de la red de relaciones significativas que mantiene con personas y
grupos, a veces alejados geográficamente, pero que constituyen los soportes de solidaridad, de
ayuda y los lazos afectivos más importantes. La toma en consideración de la red de relaciones
significativa de las personas es cada vez más utilizada en la intervención de los Trabajadores
Sociales…. En segundo lugar, la situación que presenta la persona o la familia ha de apreciarse,
debe evaluarse, en función del contexto social global de una época histórica dad y de un lugar
68
De Robertis, C. y Pascal. “Intervención Colectiva en Trabajo Social: la acción con grupos y comunidades”. Editorial
Ateneo, Buenos Aires, 1994. Pp. 14 – 17.
58
determinado. Este es otro aspecto de la dimensión colectiva presente en nuestras intervenciones
individuales.
Una dimensión individual es bien conocida por los Trabajadores Sociales que constatan, a menudo,
que el mismo tipo de situación se plantea a un cierto número de personas de las que ellos se ocupan,
y que, a partir de esta constatación, organizan una intervención colectiva con ellas. Así pueden
nacer intervenciones en beneficio de ciertas categorías de población o actividades de grupo para
ciertos tramos de edad. Los diversos Trabajadores sociales utilizan también su conocimiento
individuadle un cierto numero de personas para actuar en la realización de una intervención
colectiva: constitución de grupos centrados en una o varias actividades, organización de estructuras
de animación, etc. El conocimiento individual puede así ser el origen de una intervención colectiva,
y numerosos problemas pueden ser tratados con la formación de grupos de personas implicadas.
El papel de los individuos es fundamental en toda acción colectiva, sobre todo porque las
motivaciones para participar y actuar con otros son siempre motivaciones individuales, más o
menos reforzadas por el grupo. Si la motivación más movilizadota para la acción es, muy a menudo,
el descontento, otras motivaciones deben también ser tomadas en cuenta: la búsqueda de prestigio,
de reconocimiento, el deseo de prestar servicio, de ser útil, ser solidario, etc.
En cuanto Trabajadores Social, no {es posible} descuidar todos esos aspectos diferentes de la
dimensión individual cuando intervenimos a nivel colectivo…Individual y colectivo son los dos
polos opuestos de una misma realidad, constituyen una fuente de tensión conflictiva. En nuestra
práctica, y cualquiera que sea la intervención sobre el terreno, los dos polos coexisten de manera
contradictoria y dinámica. Justamente es esta oposición entre individual y colectivo, esta tensión
conflictiva entre esas dos dimensiones, la que es causa de reflexión, de cuestionamientos, y, para los
Trabajadores Sociales, de intervenciones creativas.
59
Tipos de Intervención en Trabajo Social69
Son las que se dirigen a {las personas}70 en una relación frente afrente. {Las personas}, entonces,
están presentes y son actores, tanto como el Trabajador Social… Debido a ello, sufre la influencia
de esta relación, y por el juego de relaciones reciprocas el Trabajador Social recibe influencias.
{Los sujetos de atención} y el Trabajador Social se encuentran así, juntos, comprometidos en un
proceso que los modificará a los dos y que introducirá cambios tanto en uno con en el otro…. Sin
embargo, es el Trabajador Social quien está comisionado para aportar la {“ayuda profesional”}
necesaria a {las personas}…. Sobre el convergen las expectativas del sujeto de atención y de {la
institución}… El es quien tiene la responsabilidad de controlar las influencias que ejerce y, en
todos los casos, de analizar, explicar claramente y escoger las intervenciones que lleve a cabo.. Las
intervenciones directas pueden ejercerse y aplicarse en situaciones muy diversas, tanto por el campo
de aplicación del Trabajo Social como por la dimensión del sujeto de atención al que se dirige.
Son las que realiza el Trabajador Social fuera de la relación personal con el sujeto de atención. Se
trata de acciones que el Trabajador Social lleva acabo a fin de organizar su trabajo, planificar
acciones que se realizaran mas tarde con el sujeto de atención y, también, acciones en beneficio de
la persona, pero sin la participación activa y directa de esta. El Trabajador Social es entonces actor
para el sujeto de atención.
69
De Robertis, C. “Metodología de la Intervención en Trabajo Social”. Editorial Ateneo, Buenos Aires, 1988. Pp., 132 –
198.
70
El texto original usa el término asistido, que acá se modificará por el de “persona” o “sujeto de atención”.
60
3.- Persuadir – Influir: 3.- Intervenciones en el entorno del {sujeto de
atención}:
• El consejo
• La confrontación
• Las persuasión
4.- Controlar – Ejercer una Autoridad: 4.- Colaboración con otros Trabajadores Sociales:
5.- Poner en Relación – Cerrar nuevas 5.- Intervenciones a nivel de organismos sociales:
oportunidades:
• Poner en relación
• Apertura y descubrimiento
• Utilización y creación de estructuras del
medio y participación en ellas
• Estructuración en el tiempo
• Utilización del espacio
• Focalización en objetivos de trabajo
El Espacio Profesional71:
“Los Campos de Acción del Trabajo Social”
El espacio sobre el que actúa el Trabajo Social es el que engloba al individuo y su mundo de
relación. Abarca lo comunitario {y grupal} entendido como un sistema dinámico de relaciones –
compuesto de subsistemas- en conexión con otros sistemas y con la sociedad global… Dicho
espacio considera el desarrollo de la vida cotidiana, que incluye lo que se hace y con quien se hace,
se interesa por el modo de sentirlo y presta atención a las características del medio en que se
produce.
{Respecto del Universo Micro social podemos decir que}, el termino micro y su opuesto, macro,
sugieren comúnmente una noción de tamaño. En ciencias sociales, hacen referencia a diferentes
dimensiones de un fenómeno, o de distintas escalas de influencia, de análisis o de explicación.
71
Zamanillo, T. y Gaitán, L. “Para Comprender el Trabajo Social”. Editorial Verbo Divino, España, 1991. pp. 95 – 106.
61
Desde el enfoque microsocilógico se abarcan una serie de círculos concéntricos, tales cómo:
Por su parte la perspectiva macrosocial se interesa por la propiedad de los fenómenos sociales a
gran escala. También puede representarse como una sucesión de círculos concéntricos:
La frontera entre el nivel macro y micro no es absoluta ni, por supuesto, uniformemente aceptada.
{…} se considera que los distintos planos se interpenetran y están conjugados por una red de
vinculaciones sociales. Hay un constante flujo entre las más reducidas unidades y los más vastos
conjuntos. Se pueden explicar los fenómenos refiriéndolos a un contexto más global. En cualquier
caso el análisis micro permite la experimentación, ya que trata con unidades más manejables.
{Muchos autores sostienen que el universo del Trabajo Social es Microsocial}, ya que en todo
momento su interés se ha centrado en un ámbito que abarca más que la personalidad individual y
menos que la sociedad global…. {Zamanillo y Gaitán, sostienen que argumentar el calificativo
microsocial para la profesión implica hacer uso de tres aspectos}: las unidades de trabajo asumidas
por la disciplina, la definición del objeto del Trabajo Social y la importancia de la relación
interpersonal en los procesos de ayuda. {Esta consideración}, señala que el Trabajo Social, en su
conocer y en su actuar, tiene un enfoque microsocial. Aunque para la explicación de los hechos que
observa considere una perspectiva histórica, dialéctica o analítica, aunque su practica se extienda
en ocasiones a la planificación de actuaciones para grandes conjuntos, su enfoque permanecerá
microsocial al interesarse en particular por conocer que ocurre y saber que hacer ante las personas
{…}, los grupos pequeños, en la trama de incidentes y rutinas de cada día.
{El concepto de recurso se toma en una de sus acepciones más generales como}: cualquier
elemento susceptible de ser utilizado como forma de contribución al cambio deseado, a saber, las
aptitudes y habilidades personales; los apoyos materiales y afectivos del circulo material o de
amistad; la capacidad técnica profesional, así como otros mecanismos sociales disponibles…La
concepción de recursos como sinónimo de oportunidades, incentivos, apoyos, puede ser completada
con los servicios o prestaciones, a los que se acude al planificar l ayuda: las instituciones, los
especialistas, el medio social y las propias personas.
72
En el texto original de Zamanillo y Gaitán se presenta como: Los Sistemas de Recursos. Pp., 100 – 102.
62
Se llama “sistemas de recursos”, siguiendo a Nidia Aylwin, a los mecanismos, no siempre
formalmente articulados, pero si dotados de suficiente nivel de reconocimiento y eficacia, que
tienen encomendado el dar apoyo a los componentes del colectivo social en el desarrollo de su
vida…. Distinguimos, pues dos sistemas de recursos:
{…} El Trabajo Social se sitúa en el punto en que estos sistemas de recursos responden o se inhiben
ante los problemas sociales que individualmente o colectivamente afectan alas personas. Entre sus
objetivos están los de adecuar, armonizar e incrementar los recursos en relación a los problemas de
los seres humanos. La vinculación de Trabajo Social con cada uno de los sistemas es diferente.
El esquema de “campos” para el desarrollo del Trabajo Social ha permanecido vigente a lo largo de
los años {…} En este contexto el Trabajo Social es una de las disciplinas que colaboran en la
aplicación de los servicios dispuestos por las instituciones. La relevancia de su papel, más o menos
dominante, depende de la naturaleza del servicio en cuestión... {Hoy se destaca que} el ejercicio del
Trabajo Social abarca {algunos de} los siguientes espacios:
73
En el texto original de Zamanillo y Gaitán se presenta como: Presencia del Trabajo Social en distintos sistemas de
Servicios Personales. Pp., 103 – 106.
63
• Servicios Educativos: El campo de la “educación formal” ha contado con una presencia
desigual del Trabajo Social. En la actualidad, los objetivos de integración escolar y de
extensión de los niveles básicos de formación requieren la existencia de equipos
interprofesionales de valoración y apoyo a situaciones especiales, en los que está presente
el Trabajador Social. Además de esto, existe una amplia gama de enseñanzas
compensatorias, internados, educación de adultos, etc., en la que el Trabajador Social
cumple un papel importante como promotor, mantenedor o responsable de procesos de
adaptación.
• Servicios de Salud: la relación del Trabajo Social con estos fue muy estrecha en
determinados momento; se llegó a producir una identificación algo semejante a la de los
servicios sociales. La relación actual varía según los distintos modos de organización de los
servicios propios de cada país, en donde los sistemas de salud y de servicios sociales se
pueden articular en redes tanto comunes como independientes. Aparecen aquí los servicios
de Atención primaria, atención especializada, salud mental, etc.
• Ejercicio Privado: Este no ha sido frecuente, este apuesta mas bien a un trabajo autónomo
y no de índole voluntarios. Es un fenómeno muy reciente y menos analizado. Algunos
ejemplos son las consultorías y las Supervisión.
• Administración, gerencia y planificación de Servicios de Bienestar Social.
• Docencia e Investigación.
Desde el momento en que el trabajo social comenzó a concebirse como una forma de ayuda
organizada, se hizo un esfuerzo por dotar al profesional de unos medios técnicos para enfrentar la
realidad que se le presentaba, identificar la situación problemática y afrontar su resolución.
Sin embargo, tanto el énfasis en la filosofía, en los principios y los valores del trabajo social de la
primera etapa, como la insistencia por dotarse de un método científico, en la segunda, no han
resuelto un problema mucho mayor, a saber: ambas posiciones muestran una gran falta de
conocimiento de los procesos de interacción social y de los comportamientos humanos, así como de
74
Zamanillo, T. y Gaitán, L. “Para Comprender el Trabajo Social”. Editorial Verbo Divino, España, 1991. Pp., 71 – 94.
64
la dinámica del poder y de los conflictos de grupos. Pretenden una transformación de la sociedad,
bien desde una visión humanista i bien <<científica>>, ambas fundamentadas en la voluntad y en
fines que se justifican a sí mismos, y no en la investigación sistemática de los resultados de la
intervención.
Todavía persiste una amalgama de conocimiento común e intuitivo, mezclando con valores,
postulados, hipótesis no comprobadas, técnicas y actividades que, con una marcada presencia del
inductivismo, conceptúan el trabajo social como una disciplina que no está haciendo el esfuerzo al
menos por el momento, de emanciparse de la práctica que le dio origen. El método empírico es el
único que hoy se aplica. A su vez, la fe en la planificación social muestra una continuidad con el
anhelo positivista y racionalista de querer crear una ciencia de la sociedad que reproduzca el poder
explicativo y predictivo propio de las ciencias de la naturaleza.
Algunas de las observaciones que hubieran convenido conservar, y que hacían referencia a
cuestiones metodológicas, se han perdido. Tal es la advertencia de Mary Richmond sobre el
tratamiento que ha de darse a las cosas desiguales: <<Tratad las cosas desiguales de manera
desigual>>. En su lugar, y bajo presupuestos de la planificación social, se clasifica a las personas en
categorías de problemas sociales, de forma tal que distintos sujetos son tratados de la misma forma
por la única y exclusiva razón de tener <<el mismo problema>>. Véase al respecto la situación
<<problemática de las madres solteras>>, la de los niños maltratados, de los transeúntes, la de los
gitanos, etcétera.
La atomización y generalización son las consecuencias negativas, no sólo metodológicas, que ello
comporta. Es evidente que los problemas sociales de los desempleados, las minorías étnicas, las
drogodependencias o las madres solteras no tienen una estructura significativa por sí misma y
carecen de la suficiente precisión, al no estar explicados dentro de un contexto más amplio con el
que están emparentados.
Así, las decisiones que han de formularse para producir cambios en la práctica social van dirigidas
al grupo mismo, sin tomar en cuenta para nada las vinculaciones e interconexiones de sus
situaciones problemáticas con el contexto más amplio en el que se forman. Producen lo que Miguel
Costa ha denominado como <<el proceso de culpabilización de la víctima>> (1987), y que Joaquín
García Roca ha analizado también con profundidad.
1. El método es, ante todo, una concepción intelectual que orienta un conjunto de operaciones.
Por tanto, no hay método sin enfoque teórico que le sirva de soporte y dirección.
2. Los métodos utilizables en trabajo social serán unos u otros según sea el objeto de estudio y
actuación. Dicho en otras palabras, para acercarse a un objeto determinado –en última
instancia: el hombre y sus circunstancias -, los métodos adhoc, según sea las circunstancias
y los seres humanos, las ideologías y los conocimientos que, respectivamente, le interesen,
le animen y posea.
3. Dada la enorme multiplicidad de opciones (individuos y colectivos varios, ámbitos
diversos, diferentes valoraciones éticas y conocimientos posibles), el trabajo social ha de
ampliar sus horizontes epistemológicos y metodológicos, tradicionalmente nutridos de sí
mismos. Ante esta situación de ensimismamiento no cabe otra estrategia que la apertura.
Ello supone acudir a otras disciplinas y dejarse preñar por ellas. Este movimiento urgente
debe preservando las propias señas de identidad y, sobre todo, evitando la práctica del
75
Ander Egg, E. “Que es el trabajo social”. Editorial Humanistas, Argentina, 1990- página 51-91.
65
intrusismo profesional y el fango mental que representaría acabar sabiendo <<nada de
todo>>, tan nocivo como la especialización a ultranza por la que se pretende saberlo <<todo
de nada>>. Así, sólo de las ciencias sociales aplicadas.
4. Dada la existencia de varios objetivos la elección del método o métodos de trabajo debe
hacerse con un talante o espíritu contingente. Es decir, con harta frecuencia el método X (el
denominado <<básico>>, o cualquier otro) no será el mejor ni el único para un objeto
determinado. Antes al contrario, será la búsqueda de la mejor combinación de métodos y
enfoques lo que deba perseguir el trabajador social ante todo reto concreto de estudio y
actuación. Una búsqueda que, si ha de ser efectiva, requerirá además el concurso de no
pocas dosis de habilidad artística para alcanzar aquellos rincones adonde no llega el mero
conocimiento científico.
5. Por último, a todo reto u oportunidad ha de hacerse frente de la mano de estas dos
obsesiones: teoría y práctica no son dos actividades. Y, en segundo lugar, dentro de esta
tierra que delimitan las acciones y los conceptos (tierra, no de nadie, sino tremendamente
fértil), el trabajador social ha quien o quienes requieran ayuda, huyendo de toda tentación
que le invite a constituirse en salvador omnipotente de nadie.
El método es la manera de hacer (decir o enseñar) algo siguiendo determinados principios y con un
cierto orden. El método en trabajo social es, en efecto, la manera como actúa el trabajador social
desde su primer encuentro con el sujeto de atención hasta que finaliza su acción con la misma
persona. El método se puede dividir fácilmente en diversas fases con fines de estudio y de
profundización, pero la aproximación al trabajo social que proponemos aquí trata de enlazar cada
acto profesional de naturaleza diferente, y cada etapa del método con el fin de darle a la acción del
trabajador social coherencia y continuidad.
La metodología es “la parte de una ciencia que estudia los métodos a los cuales ella recurre” y
aunque convidemos el trabajo social mas como un arte que como una ciencia, emplearemos la
palabra metodología en esa aceptación del termino. La metodología nos permite así delimitar y
estudiar la o las maneras de actuar en trabajo social, la forma de proceder según un determinado
orden y siguiendo ciertos principios, es decir el o los métodos.
Hasta hace muy poco, los métodos del trabajo social se definían según la dimensión del asistido con
el cual tenia relación el trabajador social. Así, el método de ayuda Psicosocial individualizado se
dirigía a personas en dificultades y, a veces, se extendía a la familia; el método de trabajo social de
grupo iba dirigido a asistidos en una estructura de grupo pequeño, era el modo de reacción preferido
en esta aproximación; el método de Trabajo Social Comunitario definía al asistido en términos de
76
De Robertis, C; “Metodología de la Intervención en Trabajo Social”; Editorial el Ateneo; Barcelona, 1998;
Pp. 33-35/62-80.
66
comunidad geográfica o institucional y en términos de grupos interrelacionados. Los tres “métodos
clásicos” están siendo sustituidos poco a poco por la búsqueda de una metodología única llamada a
veces aproximación global, a veces metodología genérica o integrada. En la misma corriente de
evolución se ubica el cambio de terminología concerniente a la metodología de intervención en
trabajo social, que se corresponde con al elaboración de un modelo diferente de la práctica social.
El trabajo social comparte con el resto de las ciencias sociales y humanas la responsabilidad
especifica de la investigación de la sociedad y tiene, además, una tarea practica que cumplir, basada
en su metodología propia. Esto le aumenta considerablemente al trabajo social su posibilidad de
aporte especifico al progreso social, ya que la practica entera del trabajo social, es, o debe ser, un
proceso de investigación activa y de puesta en obra de hipótesis de cambio. Obviamente, esta praxis
profesional generadora de conocimiento y metodología transformadora, deberá ser cada vez mas
organizada en sus controles críticos, para que sus resultados sean verdaderamente significativos.
Partimos aquí del presupuesto que el trabajo social utiliza en su actividad uno o varios métodos y
que estos pueden explicitarse, describirse, analizarse tanto desde el punto de vista de la práctica
como de la teoría.
Esta afirmación no es gratuita pues numerosas corrientes en trabajo social parecen afirmar que los
métodos no son más que discursos intelectuales, que tienen poca o ninguna relación con la realidad
cotidiana del trabajador social. Encontramos dos tendencias en esa corriente de pensamiento. La
primera sitúa al trabajador social únicamente como agente ejecutivo de la política social de su
servicio empleador, limitándose su acción a trasladar las normas sociales dominantes ante sus
usuarios; su función consiste exclusivamente en un rol de normalización y de control de los
“desviados”, de los “marginales”, de los “asociales”, etc. La otra privilegia únicamente el desarrollo
psico-afectivo del trabajador social mismo. Solo cuando este se encuentre a gusto consigo mismo,
“bien en su pellejo”, cuando haya superado las propias dificultades y barreras en la relación, cuando
haya adquirido suficiente confianza en si mismo, y cuando haya clarificado sus motivaciones y sus
deseos de poder, será capaz de ayudar a sus asistidos en el marco de una relación calida y
acogedora.
Estas dos corrientes aportaron al trabajo social un cuestionamiento rico en repercusiones positivas,
obligaron a los trabajadores sociales a preocuparse y a interrogarse acerca de su práctica, a analizar
su status y su rol, a asomarse a sus contradicciones y a delimitar mejor las dificultades y la
complejidad de su profesión.
67
Creemos que el trabajo social solamente puede enriquecerse bajo la triple influencia de estas dos
corrientes y del aprendizaje de la metodología, no como líneas opuestas que se excluyen
recíprocamente, sino como enfoques diversos de una misma realidad en que cada uno encuentra su
significado complementando a los demás.
Una profesión se define –entre otras cosas- por un cuerpo de conocimientos y de técnicas
transmisibles, un saber que esta suficientemente elaborado para poder constituir materia de
enseñaza y de aprendizaje para las nuevas generaciones. Pero el dinamismo vital de una profesión
se mide también por su capacidad de creación y de experimentación, por la elaboración de su teoría
a partir de la práctica, por la definición de sus métodos en función de los fines que persigue. Esto
implica un esfuerzo colectivo importante y, también, vencer numerosos obstáculos tanto objetivos
como subjetivos. Pero el esfuerzo bien vale la pena, mas teniendo en cuenta que la elaboración de
un método de trabajo debe renovarse constantemente, ya que el método no es mas que un medio, un
camino para llegar a un fin. El cuerpo de conocimientos teóricos transmisible no constituye una
verdad absoluta, esta solo puede determinarse en el tiempo y en el espacio (aquí y ahora), esta
sujeta a modificaciones bajo el efecto de diversas influencias. Si se olvida esta condición, ya no
estamos ante un cuerpo de conocimientos teóricos sino ante una doctrina.
A pesar de esta movilidad y de las variables que van a condicionar su acción, el trabajador social
sigue una secuencia metódica cuyas diferentes fases son reconocibles y pueden separarse con fines
de estudio y de análisis. Ahora bien, en la práctica misma, estas fases se confunden, se encabalgan y
aparecen simultáneamente. De hecho, la operación de separar y delimitar cada fase del método es, a
pesar de su carácter artificial, útil para un objetivo de formación y para un objetivo de
68
sistematización de la práctica. Esta sistematización, esta elaboración, a partir de experiencias,
permite hallar los puntos comunes entre situaciones disímiles, encontrar lo general, partiendo de lo
particular. Permite también considerar nuestro trabajo ya no como un conjunto de actos aislados,
cada uno de ellos único en su especie, sino como una sucesión lógica y coherente de acciones
imbricadas que tienden hacia un fin.
Las fases del método fueron descritas a menudo como: análisis de la situación, diagnóstico y
tratamiento. Algunos autores añaden evaluación y fin del tratamiento. Estas tres fases corresponden,
en la práctica, a las etapas del comienzo, medio y fin de la intervención; en cada uno de esos
momentos se insiste más en: el análisis de lo que sucede, la elaboración de una opinión profesional
y la puesta en práctica de un plan de tratamiento as corto, mediano y largo plazo.
1.- Localización del problema social o de la solicitud: el punto de partida de la acción del
trabajador social es el encuentro con la persona, pero ese encuentro puede producirse de maneras
muy diferentes. Puede tratarse de una solicitud directa formulada por el sujeto de atención, de una
solicitud del servicio empleador, de una solicitud formulada por otro servicio, una orden legal, o
incluso, de un problema social advertido por el trabajador social mismo o por un equipote
trabajadores sociales. La localización del problema social apuntado o de la solicitud formulada
requiere, de parte de trabajador social, aclarar: ¿Quién solicita que? ¿Para quién? ¿a quien esta
dirigido el pedido? Este punto de partida condicionara inevitablemente la sucesión de gestiones
profesionales.
3.- Evaluación preliminar y evaluación operativa: se trata aquí de elaborar, a partir de los
elementos recogidos en el análisis de situación, una síntesis y una interpretación de los datos, de
formular hipótesis de trabajo. La evaluación es una síntesis explicativa, el trabajador social
relaciona los diferentes elementos que ha encontrado, tanto en el plano particular como en el plano
general, se dedica especialmente a sacar a luz las interrelaciones entre los diversos factores y a
comprenderlos en su dinámica. Se describirán, si, las fuerzas internas y externas sobre las cuales
podrá apoyarse la intervención, lo mismo que los puntos mas débiles o menos dinámicos…La
evolución desemboca en la elaboración de un proyecto de intervención.
4.- Elaboración del proyecto de intervención: esta elaboración difícilmente puede separarse de la
evaluación operativa, es decir, la que va a definir los objetivos preavisos del cambio. Deriva y es
parte de ella. La elaboración del proyecto de intervención supone tres operaciones:
69
• Determinación del nivel de intervención, es decir, la definición del sujeto de intervención.
Los trabajadores sociales pueden centrar su acción en un individuo, una familia, un grupo,
una comunidad, una institución social, en el medio. La determinación del nivel de
intervención implica determinar quien es el asistido, y esta determinación es esencial para
la selección de los medios ulteriores. Es preciso recordar que aquí abordaremos tan solo el
nivel de intervención micro social, es decir, ante individuos, familias o grupos pequeños.
• La elección de los tipos de intervención o las estrategias.
La elaboración del proyecto de intervención que acabamos de describir es el del trabajador social,
los proyectos del asistido existen y pueden no corresponderse con los del trabajador social.
Igualmente, el proyecto del organismo empleador puede no ser idéntico al del trabajador social o al
del sujeto de atención. La confrontación de esos proyectos, su reajuste y la búsqueda de una base de
acuerdo desembocan en un proyecto común y en la elaboración del contrato entre el trabajador
social, la persona y el organismo empleador.
5.- Puesta en práctica del proyecto común: en su accionar, el trabajador social utiliza diferentes
formas de intervención en función de los objetivos de cambio perseguidos y del tipo de intervención
escogida. Las intervenciones pueden dividirse en directas o indirectas según se trate de
intervenciones en las que el sujeto de atención esta presente y es actor como el trabajador social o
de intervenciones fuera de la presencia directa del intervenido.
6.- Evaluación de los resultados: consiste en medir el camino recorrido, en evaluar los cambios que
se produjeron en la situación entre el comienzo y el final de la intervención. La evaluación de los
resultados puede ser parcial, en el transcurso de la intervención con el fin de hacer un balance y
reajustarlo, eventualmente, los objetivos de trabajo, o final cuando se trata de finalizar la
intervención.
Las fases de la metodología de intervención son reconocibles en la práctica, pueden ser delimitadas
con fines de estudio y de examen profundo. Pero cuando un trabajador social y el sujeto de atención
se encuentran frente a frente, lo que predomina es la efervescencia dinámica de la vida en cambio
constante, en movimiento; ambos están en lucha con una realidad que se agita, que se transforma,
que mañana ya no será igual. El trabajador social no solo esta enfrentado a la realidad cambiante
sino que esta forzado a aprehenderla, a comprenderla y a transformarla, todo a la vez. En la práctica
las diferentes fases de la metodología no se confunden, son simultáneas, se presentan en el mismo
momento.
Durante una entrevista, el trabajador social recibe una solicitud, la evalúa y elabora hipótesis, utiliza
diversas formas de intervención según esas hipótesis, recoge datos significativos, los ordena en un
intento de compresión, avalúa la situación en función de los nuevos datos, modifica su percepción
70
inicial del pedido, elabora y propone un plan de trabajo, lo confronta con el del asistido, da fin al
encuentro. Luego reflexiona, trata de comprender lo que ha sucedido y de prever lo que hará en el
próximo encuentro, etc.…. En una sola entrevista, cualquiera sea su duración, podemos encontrar,
en forma simultanea, todas las fases de la metodología descritas antes en orden lógico. Igualmente,
cuando se trata de la reunión de un grupo, encontramos elementos de cada una de las etapas
precedentes mencionadas.
El trabajo social se dirige, en efecto, a una realidad dinámica y cambiante, en que los diferentes
elementos que la componen tienen lazos interdependientes y móviles. Es mas cómodo, entonces,
definirlo en términos de proceso. Un proceso es un “camino”, un “desarrollo”. Esta noción de
evolución, de desarrollo en el tiempo de planos que se interponen y se encadenan, imbricándose los
unos en los otros, sin dejar de constituir no obstante ello un todo coherente, es la que mejor refleja
la realidad de la practica. Realidad compleja y dinámica; realidad que no se deja inmovilizar, que
rehúsa encerrase en categorías y etiquetamientos; realidad en la cual el asistido y el trabajador
social son los actores, en conjunto, por el tiempo que dura su acción común.
Incluso durante ese proceso de intervención, se puede advertir que se pone mayor o menor énfasis
en determinados aspectos según se trate del comienzo, de la mitad o el fin del trabajo. En el
comienzo se insiste inevitablemente en la recolección de datos, en la compresión del pedido y de la
situación, en la evaluación preliminar. Hacia la mitad de la intervención se privilegia la elaboración
del proyecto de intervención, la redacción del contrato y la puesta en marcha de las estrategias de
intervención, pudiendo este periodo ser mas o menos prolongado. Hacia el fin de la intervención se
pondrá el énfasis en la puesta en marcha de las estrategias de intervención, en la preparación de la
clausura y en la evaluación de los resultados. Pero aunque se pueden distinguir los aspectos en los
que se enfatiza en otros tres periodos, las diferentes fases se presentan, en la práctica, en forma
simultánea… El proceso metodológico puede describirse gráficamente como un movimiento en
espiral con un punto de partida (el pedido o situación) y un punto de llegada (la clausura), en donde
las diferentes fases del método se atraviesan sin confundirse ni excluirse. En tanto que la gestión en
orden lógico puede presentarse en forma lineal, con fases que se suceden unas a otras.
Las metodologías de acción social o de trabajo social (y de las técnicas que se derivan de él y están
en conexión), no son una creación arbitraria de la mente humana que elabora un instrumento
operativo como respuesta a determinadas prácticas sociales. Una metodología de acción social no se
formula ni sé reformula en el gabinete. Ni siquiera es posible pensarlo en sí mismo; existen una
serie de cuestiones conexas que imponen o condicionan orientaciones metódicas, a saber:
• Cuestiones de {método} en el sentido más general (al nivel de lógica de las ciencias)
• El marco teórico referencial que viene dado por la apoyatura teórica proveniente de
diferentes disciplinas sociales
• Concepción que se tiene del Trabajo Social, en particular de su intencionalidad última
• Supuestos metateóricos subyacentes, ya sean concebidos en términos de filosofía,
cosmovisión o ideologías
• Las prácticas concretas que se realizan, niveles de actuación y campos de intervención
• La realidad social en la que se ha de aplicar el método, ya sea al nivel de marco o micro
actuación
71
Las cuestiones de método y el marco teórico referencial están fuera del campo del trabajo social. La
primera es una cuestión de lógica científica y proporciona orientaciones no sólo al método del
trabajo social, sino a todas las ciencias en lo concierne a sus problemas de metodología, como
también a todas las tecnologías sociales.
Por su parte, lo que denominamos el marco teórico referencial está constituido por la apoyatura
teórica que el trabajo social necesita y recibe de diferentes disciplinas sociales. El trabajo social –lo
mismo vale para la animación socio-cultural o la planificación- carece de un cuerpo teórico propio
pero, al igual que todas las tecnologías sociales, tienen un fundamento científico que toma
<<prestado>> de las ciencias sociales en general o, si se quiere decir de manera más amplia, de las
ciencias humanas.
Esta cuestión que estamos analizando es de gran importancia para el problema del método del
trabajo social. El trabajo social no puede ser considerado como una ciencia que tiene su teoría
propia ni tampoco una modalidad específica de conocimiento de la vida social. Es una forma de
acción social: está al nivel de las prácticas sociales. Para realizar esa acción o práctica, que se
expresa en una variada gama de actividades, el trabajo social se apropia de los conocimientos
producidos por diversas ciencias (sociología, psicología, antropología, economía, etc.) cada una de
las cuales con sus teorías específicas. El trabajo social no <<produce>> teoría, no produce
conocimientos en el sentido de leyes, generalizaciones, etc. (podría hacerlo de manera muy
accidental); utiliza conocimientos de otras ciencias para sus actividades prácticas.
{Se llama} supuestos meta-teóricos a lo que algunos denominan la ideología y otros la cosmovisión
(también suele hablarse de filosofía subyacente) la cual, en cuanto conforma la conciencia social,
expresada en un conjunto de creencias, opiniones e ideas acerca del hombre, la sociedad, la historia
y el mundo, proporciona un modelo al que debe apuntar u orientarse toda acción social… Con esto
{se señala} que la concepción que se tenga del trabajo social es el elemento más inmediato que
determina y condiciona la metodología propiamente dicha del mismo. Esta concepción determina,
fundamentalmente, los objetivos y finalidades, o sea, él para qué de la acción social a desarrollar.
La respuesta que se haya dado al para qué de la acción social (acomodación, ajuste, integración,
concientización, etc.) condiciona al método en sus lineamientos esenciales.
Existe otro elemento determinante del método: la realidad en la que se ha de aplicar. Un método de
acción social no tiene validez a-histórica y a-espacial, dicho en otros términos, un método no es
válido para cualquier momento histórico, ni para cualquier lugar.
{…} Una vez profesionalizadas las formas de ayuda, el Trabajo Social –como toda profesión-
utilizó desde sus comienzos determinados métodos de acción, en cuanto se valió de procedimientos
más o menos formalizados, para el logro de sus objetivos.
Por lo que se refiere al primer esfuerzo de sistematización con carácter netamente profesional, es
relativamente reciente; se dio {como se ha dicho} con la aparición del libro de Mary Richmond,
77
Ander Egg, E. “Que es el trabajo social”. Editorial Humanistas, Argentina, 1990- página 51-91.
72
Social Diagnosis (1917). La constitución de una metodología del <<social work>> representó una
evidente ampliación y mejoramiento de las formas tradicionales de la asistencia social.
En efecto, la idea de <<método de trabajo social>> implica que se pretende ir más allá de la simple
experiencia de una o varias acciones de asistencia social, otorgando a la acción que se realiza un
principio organizador y una coherencia y coordinación operativa…. A partir de los años 20 de este
siglo, los aspectos metodológicos fueron adquiriendo una importancia creciente, distinguiéndose
tres métodos fundamentales: caso, grupo, comunidad.
También se habla de métodos auxiliares, aunque acerca de ellos existe menos acuerdo, ya que no
expresan tanto la especificidad de la profesión. Por otro lado, son métodos utilizados en otros
campos profesionales. Se señalan los siguientes: administración, investigación, supervisión.
{…} Cabe advertir que cuando se habla de los métodos del trabajo social, no se hace referencia a
los métodos en general, sino al método profesional. Ahora bien, ¿qué es un método profesional?
<<En su acepción real, nos dice José Lucena Dantas, el método profesional tiene como fin la
obtención de determinados resultados prácticos, la modificación de cosas o situaciones reales y la
materia a ser ordenada ya no es solamente el pensamiento humano, puede también incluir las
actividades prácticas. El problema metodológico en el ámbito de las profesiones se refiere
fundamentalmente al orden que se debe seguir, en las operaciones y procedimientos lógicos y
prácticos, para obtener los resultados de modificación de situaciones reales>>.
Sin bien a veces se habla de <<método de casos>>, la expresión correcta y completa es <<caso
social individual>>, o <<caso individual>>. Con esta expresión se designa la ayuda individualizada
que se realiza utilizando un determinado procedimiento. Ha sido el primer método que fue
sistematizado dentro de la profesión. Su aparición corresponde a la etapa de tecnificación de la
beneficencia que se inicia en Europa, principalmente en Inglaterra con la asistencia a los pobres y a
los socialmente desposeídos por parte de las Sociedades de Organización de la Caridad (COS) que
luego adquirieron gran importancia en los Estados Unidos. El método de caso se elaboró teniendo
en cuenta el modelo operativo de la medicina: estudio, diagnóstico, tratamiento
Si analizamos la obra de Mary Richmond, y las noticias que tenemos de su práctica, resulta bastante
evidente que ella tenía una perceptiva sociológica en el abordaje de los problemas. Sin embargo, la
creciente influencia que, a partir de los años 20, va adquiriendo el psicoanálisis en los Estados
Unidos, también se pone de manifiesto en él <<case work>>. Como consecuencia de ello, a partir
de entonces este método adquiere una orientación predominantemente psicológica. Tratándose del
método de <<caso individual>> no podría ser de otra manera, pero al prescindir de los
condicionamientos sociales del <<caso>> el método acotó demasiado su perspectiva de análisis.
De esta forma el psicoanálisis se transforma en el sustento o base científica del caso social
individual, aportando nuevas dimensiones y perspectivas a los profesionales del Trabajo Social.
Con esto él <<case work>> adquiere una fuerte coloración psiquiátrica: trabaja con los
componentes emocionales de la persona que demanda la ayuda y apela a todos los recursos de la
personalidad del mismo para analizar su propia situación y programar su tratamiento. Desde el
punto de vista práctico se otorga una gran importancia terapéutica a la <<relación >>
(<<relationship>>). Para la preparación del diagnóstico y el tratamiento se tiene en cuenta cuál es la
situación del individuo con su familia y cómo ésta ha influido en la formación de la personalidad.
73
Además, los trabajadores sociales que en general tienen una cierta formación psicoanalítica están
atentos en la realización de sus diagnósticos de incorporar la influencia que pueden tener las
constelaciones y procesos psíquicos inconscientes que, si bien actúan sobre la conducta, escapan a
la conciencia, pues el individuo no se da cuenta de ello. Toda esta problemática queda expresada en
el libro de Virginia Robinson, A Changing Psychology in social case work, cuyo título es bien
representativo por sí mismo. Durante este período muchos trabajadores sociales son ocupados en
hospitales y aumenta considerablemente el número de los que trabajan en hospitales psiquiátricos.
Es interesante destacar, además, que esta orientación psicologista, produjo también su impacto (no
podría ser de otra manera) en lo estrictamente metodológico: se abandonan los procedimientos de
encuesta social y se adoptan los que son más propios de la psiquiatría. Era el corolario lógico y
natural del marco teórico en que se insertaba el trabajo social de casos…. Sin embargo, la depresión
del año 1929 y la crisis posterior, hicieron sentir sus efectos también sobre el enfoque del Servicio
Social: comenzaron a llamar la atención los factores económicos y sociales que hasta ese entonces
se consideraban, de hecho, irrelevantes para el tratamiento del caso individual. Los problemas
producidos como consecuencia de la inseguridad económica orientaron la acción hacia la familia,
más bien que al individuo aislado.
Los nuevos problemas que plantea la sociedad norteamericana van modificando el enfoque que
adquirió el método bajo el impacto del psicoanálisis: comienzan a llamar la atención los factores
que están más allá del individuo. Así en 1940 aparece el concepto de caso psico-social, acuñado por
Gordon Hamilton, en su libro Theory and practice of social case work. Más de un decenio después,
el mismo Hamilton plantea la necesidad de vincular el Trabajo Social individual con la Política
Social, puesto que <<no es posible resolver con éxito problemas de interrelación si se carece de una
sana estructura económica y política>>. Sin embargo, en la práctica el método mantiene su
preponderancia psicologista.
Terminada la II guerra mundial, el caso social individual focaliza su atención sobre una nueva
problemática, aunque siempre con la perspectiva y el instrumental psicoanalítico, a saber: la
conexión entre el <<yo>> y las exigencias del mundo externo. Esto queda puesto de manifiesto en
el artículo publicado por Swithun Bowers, quien propuso una definición del <<case work>> que
tuvo una gran aceptación entre sus colegas norteamericanos. Dice así: <<Arte que utiliza los
conocimientos aportados por la ciencia de las relaciones humanas y la práctica de los contactos
sociales, con el fin de movilizar los recursos de la persona con el objeto de provocar una mejor
adaptación del cliente a su medio>>.
Quizás la definición del caso social individual propuesta por los Asistentes Sociales de Francia,
refleje más claramente lo que ha sido la práctica de este método, no sólo en Francia, sino también
en países como España, Portugal e incluso América Latina: <<Una ayuda total que, en todos los
casos tiene en cuenta los factores psicológicos con el fin de hacer eficaz todo tipo de ayuda
material, financiera, médica o moral>>.
74
En efecto, en América Latina el trabajo con casos, más que un tratamiento de la persona, era un
método de enseñar a la gente el mejor aprovechamiento de la ayuda material, financiera, médica o
moral que se le podía prestar.
Retomando el tema de la evolución del método, hemos de señalar que el creciente aporte de la
sociología, psicología social y antropología cultural, enriquecieron el caso social individual.
Después de la fase de fuerte tonalidad psicoanalítica, el método tuvo en los Estados Unidos dos
orientaciones principales:
Estas dos corrientes o escuela que influyen en el desarrollo del método de caso, reciben el aporte de
la <<psicoterapia centrada en el cliente>> de Carl Rogers. Podríamos resumir la esencia del
método, en el siguiente esquema:
• Se parte del supuesto que la persona sea sujeto y objeto de su propio desarrollo.
• La técnica consiste en. estimular la iniciativa del sujeto (usuario -<<cliente) para
analizar y diagnosticar su situación;
• Programar con él su tratamiento;
• Orientarlo en la búsqueda de los medios disponibles para la solución de sus problemas;
• Echar mano a otros recursos para ayudar a resolver el problema.
Durante más de veinte años el caso individual fue el único método profesional reconocido. Sin
embargo, la práctica del trabajo con grupos es de muy vieja data. Ya en los años 20 los trabajadores
sociales utilizan el trabajo con grupos en los programas de juventud, recreación, organización de
campamentos y exploradores y, de manera más sistemática, en la organización y funcionamiento de
los Settlements Houses (Centros Vecinales)…. Todas estas experiencias van planteando la
necesidad de sistematizar el trabajar en y con grupos. Él <<group work>> fue considerado
inicialmente un campo de actuación, luego un movimiento, más tarde un objetivo o meta, pero a
medida que se delimitó su enfoque, ámbito y modalidad operativa, luego de muchos años de
aplicación adquiere carácter profesional.
Alrededor de 1934, se inicia un movimiento dentro del <<social work>> que tiene por finalidad
definir la técnica y objetivos de un tipo de trabajo con grupos. Sin embargo, mucho antes, a
comienzos de los años veinte, Mary Richmond y Edward Liedman vislumbran las tendencias hacia
el trabajo con grupos: la primera habla de un << tratamiento social>> que podría llamarse
psicología del grupo pequeño y Liedman habla de algunas modalidades en el trabajo con el grupo.
En el año 1935 cuando la National Conference of Social Work comienza a considerar al trabajo con
grupos como una de las ramas del Trabajo Social y lo pone en igualdad con los otros tres sectores
reconocidos dentro de la profesión (caso social, organización de la comunidad y acción social). En
ese mismo año los editores del Social Years Book, introducen el Goup work, como una de las
cuatro partes del Trabajo Social. Todo esto no significa que se le ha reconocido como método.
Podemos decir que a mediados de la década del 30 el Trabajo Social con grupos es considerado un
modus operandi de la profesión y como una de las especializaciones básicas (se habla de <<group
worker>>).
75
Lo cierto es que el Trabajo Social con grupos sólo fue aceptado como método de la profesión a
partir de 1946, luego que Grace L. Coyle presentó a la <<Conferencia Nacional de Trabajo
Social>> el estudio que fundamentó el nuevo método profesional; éste fue lo que podríamos
denominar el primer libro sobre el método de grupo, aunque el título no lo diga: On becoming
profesional (El inicio profesional). En este trabajo, después de formular lo que entiende por Trabajo
Social -<<uso consciente de las relaciones sociales en el desempeño de ciertas funciones de la
comunidad>>- y analizar los atributos de la profesión, concluye que el <<Trabajo con grupo como
método cae dentro del más amplio campo del Trabajo Social como método...>>…. A Coyle
podríamos considerarla también como la primera profesora de Trabajo Social de grupo; en efecto,
desde 1928 en la Western Reserve University of Cleveland, dictó una serie de cursos que denominó
Group Service Training Course. Sin embargo, fue Clara Káiser en 1935 quien dictó el primer curso
expresamente denominado <<Group Service Work>> que se enseñaba como método, y como área y
campo de actuación.
Rosa P. Resnick señala diferentes etapas en la evolución del Trabajo Social con grupos como
práctica profesional, que pueden resumirse en las siguientes:
{En América Latina} el mismo Kisnerman lo señala: muchos trabajadores sociales no satisfechos
con este enfoque, se volcaron a la psicología social, confundiendo Servicio Social de Grupo con
Dinámica de Grupos. Mientras en los Estados Unidos el Trabajo Social de grupos se confundía con
la psicoterapia de grupo, entre nosotros la propensión ha sido confundirlo con la dinámica de
grupos.
El enfoque del Trabajo Social de grupo en Latinoamérica ha pasado por diferentes fases: Paliativa-
Recreativa, Educativa, Terapéutica-Educativa, Promocional
Kisnerman, si bien es autor de un libro. Servicio Social de grupo- ampliamente difundo por todo el
Continente, considera que existe un método único del Servicio Social, en el cual <<el grupo es un
área de análisis, y el proceso de grupo, con sus técnicas y procedimientos, uno de sus cauces de
acción >>. Con posterioridad a la publicación de su libro sobre grupo, Kisnerman ha hecho lo que él
mismo denomina una <<primera aproximación al método único, como consecuencia de la
recoceptualización del Servicio Social>>.
Renée Dupont , fuertemente preocupada por dar nivel científico al Servicio Social, considera que
falta aún un trabajo de <<conversación >> de los conceptos de la sociología y de la psicología
social, para su aplicación al Servicio Social de grupo, y que la práctica <<no se corresponde con
teoría alguna, sino con la capacidad de creación, opiniones e intuiciones de quien lo realiza>>. Dos
grandes verdades que deben tenerse muy en cuenta en la aplicación, o mejor, en el intento de
elaborar un método de Trabajo Social con grupos adecuados a nuestra realidad.
76
El caso social individual –como es obvio- se dirigía a un usuario individual; en el Trabajo Social de
grupo aunque exista un objeto de Trabajo –el grupo y su situación problema- el {sujeto de atención}
individual recibe su tratamiento a través de la interacción que tiene con otros usuarios y el
profesional de Trabajo Social del grupo… Este método parte del supuesto de que permitir el
desarrollo de todos los individuos que lo componen, gracias al mutuo enriquecimiento de todos los
integrantes a través de experiencias intencionadas que se realizan dentro del grupo y en las que
participa un Trabajo Social.
Dentro de este método no queda claro el rol del trabajador social. Natalio Kisnerman en la obra
antes citada, elaboró una síntesis de los diferentes papeles asignados al trabajador social de grupo,
considerándolos desde enfoques diferentes: líder-habilitador-orientador, auxiliar o agente de una
profesión, Adaptar o conflictuador.
• Acción de líder, que implica a veces una acción vertical de sujeto a objeto; el grupo es un
mero receptor de programas elaborados por el profesional.
• Acción de terapia, con la que se pretende limar, evitar y morigerar los desequilibrios entre
los individuos y la sociedad; los desequilibrios son atribuidos a problemas personales de
carácter o de conducta de los individuos.
• Acción educativa, entendida como transmisión de información sobre los escasos recursos
existentes y sobre el mejor aprovechamiento de ellos; se trata de educar sobre problemas
de salud, nutrición, familia, etc.78.
{Dice Ander – Egg}: el trabajador social aunque no realice un <<trabajo de grupo>>, casi toda
seguridad tendrá que <<trabajar con grupos>>. En otras palabras: al trabajador social no le basta
conocer el trabajo de grupo, debe saber trabajar con grupos. Esto último requiere sobre todo un
buen manejo de las técnicas grupales, lo otro sería lo específico del trabajo social profesional. De
ahí que podría afirmarse que el trabajador social hace de grupos (como método profesional
específico) y trabajo con grupos (como tarea insolayable para toda persona que trabaja con la
gente). … <<No hay dos personas que practiquen el trabajo grupal de la misma forma. El trabajo
Social no quiere producir títeres que sigan estrictamente las pautas establecidas. El trabajador
social de grupo que más ayuda es aquél que puede usar los principios básicos de un modo creativo y
disciplinado>>.
Todo lo referente al Trabajo Social de Comunidad, tal como hoy se presenta, resultó de la
confluencia de dos desarrollos metodológicos separados que, por otra parte, pretendieron ser
respuesta a problemáticas diferentes: El de organización de la Comunidad, que surge dentro de la
profesión y el de Desarrollo de la Comunidad, que nace y desarrolla fuera del campo del Trabajo
Social profesional.
78
<<Este enfoque –se dice en el estudio citado- importado acríticamente de los países llamados desarrollados y
orientados en forma especial a grupos recreativos y terapéuticos, produjo una desubicación en las tareas del trabajador
social en los países subdesarrollados>>.
77
• La Organización de la Comunidad
También la Organización de la Comunidad, como método profesional, nace en los Estados Unidos.
Importa destacar que este método surge a partir de una problemática inter-grupal y de una acción
inter-grupos y no a partir de los problemas de la sociedad global.
Parece ser que Edward Lindeman ha sido uno de los primeros en utilizar –a comienzos de la década
del 20- la expresión Organización social que constituye un esfuerzo consciente de parte de la
comunidad para controlar sus problemas y lograr mejores servicios de especialistas, organizaciones
e instituciones>>… Pocos años después, Walter Pettit en el trabajo presentado a la <<National
Conference of Social Work>> en 1925, hace referencia a los distintos sentidos con que la gente usa
la técnica de organización de la comunidad, pero que en el fondo significa una <<forma de ayudar a
un grupo de personas a reconocer sus necesidades comunes y a resolver estas necesidades>>. Años
después (1928) el mismo Pettit publica un libro en el que se recogen y estudian experiencias en este
campo: Case Studies in Community Organization.
Robert P. Lane, en 1939 señala las características principales de este método, a saber:
Caroline Ware (1950) define Organización de la Comunidad: que considera como <<un proceso
para suscitar grupos funcionales de ciudadanos capaces de ser agentes activos y responsables de su
propio progreso, usando para ello como medios: la investigación en común de los problemas
locales, el planeamiento y la ejecución por sí mismos de las soluciones que antes convinieron y la
coordinación voluntaria con los demás grupos y con las autoridades oficiales, de modo que se
obtenga el bienestar total de la comunidad>>.
78
• El Desarrollo de la Comunidad:
La práctica y el ideal del desarrollo de la propia comunidad mediante la ayuda mutua y la acción
conjunta son, en algunos aspectos, casi tan vieja como la misma humanidad… Con la aparición de
acciones denominadas <<programas de desarrollo de la comunidad>>, lo que se ha hecho es darle
un nuevo ropaje –la vestimenta técnica-científica- a acciones muy antiguas de mutua colaboración
que los hombres han realizado a lo largo de su historia.
A partir de los años 50, el desarrollo de la comunidad como técnica de acción social empleada para
mejorar las condiciones de vida de los campesinos, se inicia en los países de Asia y África. Para ese
entonces, siete países ponen en marcha programas de desarrollo comunal y en dos de ellos (la India
y Pakistán) se establecen programas a escala nacional… Hacia 1952 esta labor está canalizada
principalmente a través de los denominados <<centros comunales>>, y también a través de la
realización de proyectos específicos de: Mejoras materiales (construcción de viviendas, carreteras,
obras de riesgo, etc.); Organización de servicios (educativos, recreativos, sanitarios) ;Acción
comunal (organización de grupos, análisis colectivos de necesidades locales, creación de
comisiones, obtención de asistencia técnica, formación de personal)
Como expresión del modo que en ese entonces se concebía el desarrollo de la comunidad, tiene un
informe de Naciones Unidas bien significativo, aun en su mismo Título: El progreso social
mediante el desarrollo de la comunidad. Siendo definido como <<un proceso destinado a crear
condiciones de progreso económico y social para toda la comunidad, con la participación activa de
ésta y la mayor confianza posible de su iniciativa>>.
En América Latina los programas de desarrollo comunal no se aplican hasta finales de la década del
50 y, desde las primeras experiencias, revelan la confluencia tanto del enfoque de la organización
de la comunidad como del desarrollo comunal. Lo primero se da como consecuencia de la presencia
de expertos norteamericanos en la realización de los primeros programas que traen el enfoque del
<<Community Organization>> y lo segundo, se deriva de la índole de los problemas que se
confrontan… En los años 60 aparecen las versiones latinoamericanas del Desarrollo de la
Comunidad: el mexicano Ricardo Pozas Arciniegas que elabora una metodología para la
investigación de las comunidades, el costarricense Carlos María Jiménez que desarrolla
79
fundamentalmente los aspectos administrativos de estos programas; Rubén Darío Utria, colombiano
que la focaliza como un aspecto del desarrollo comunal, el autor de este libro que intenta un
enfoque global que luego es profundamente reelaborado en versiones posteriores. Con Herman
Kruse, de la nacionalidad uruguaya, se da la primera versión elaborada por un trabajador social
latinoamericano… Luego Carola Ravel de Venezuela, sistematiza parte de la experiencia de ese
país, como asimismo Carlos Acedo Mendoza.
b) Se diferencia frente a las otras técnicas sociales, por el objeto que persigue, su
modalidad operativa y el nivel en que funciona:
• En cuanto a sus objetos lo caracterizamos como una técnica social de promoción del
hombre y de movilización de recursos humanos e institucionales mediante la participación
activa y democrática de la población, en el estudio, planeamiento y ejecución de
programas al nivel de comunidades de base, destinados a mejorar sus niveles de vida
cambiando las situaciones que son próximas alas comunidades locales.
• En cuanto a modalidad operativa el desarrollo de la comunidad no es tanto una acción
sobre la comunidad, cuanto una acción de la comunidad; se trata de esfuerzos y de
acciones de base organizada con iniciativa y dirección de estas mismas bases, aunque para
su <<despegue>> hayan necesitado de una acción exterior.
• Respecto del nivel en que funciona, se trata de una metodología de trabajo desde la base
que actúa fundamentalmente a nivel psico-social, mediante un proceso educativo que
desenvuelve virtualidades latentes y desarrolla potencialidades en individuos, grupos y
comunidades, para mejorar sus condiciones de existencia.
c) Como todas las técnicas sociales operativas, la metodología y práctica del desarrollo de la
comunidad están configuradas por la integración y fusión de cuatro componentes,
contemplando en todas estas fases, la participación de la misma población, tanto cuanto
ello es posible en cada una de las circunstancias. Tales Fases son:
80
d) Las actividades sustantivas en sí mismas tienen relativamente menos importancia que la
forma de levarlas a cabo. En otras palabras, la actitud con que se llevan a cabo los
proyectos y la forma de emprender el trabajo, es más importante que el contenido
material de los proyectos, y más importante también que el trabajo mismo en sus
aspectos tangibles. Frente a una gran variedad de ámbitos de intervención y proyectos
específicos, este criterio de identificación permite establecer cuándo un servicio técnico es
desarrollo de la comunidad. Un mismo proyecto –ya se trate de vivienda, extensión
agrícola, educación de adultos, construcción de caminos vecinales, etc. – puede ser o no
un programa de desarrollo de la comunidad. Todo depende de la forma y actitud de llevar
a cabo los proyectos específicos. Nos explicamos: hay desarrollo comunal cuando se
promueven y movilizan recursos humanos, mediante un proceso educativo concientizador
que desenvuelve las potencialidades latentes que existen en los individuos, grupos y
comunidades para lograr su autodesarrollo.
Representa la estructura básica de procedimientos para conocer y actuar que subyace al Trabajo
Social. Se encuentra configurado por la integración y fusión de cuatro componentes80:
79
Ander Egg, E. “Que es el trabajo social”. Editorial Humanistas, Argentina, 1990- página 51-91.
80
Un aspecto esencial de cada una de estas fases, es la participación de la gente, tanto cuanto sea posible en cada
circunstancia.
81
• La ejecución o acción social conducida de manera racional y con una determinada
intencionalidad (mantener, mejorar o transformar la realidad social sobre la que se actúa)
• La evaluación de lo realizado o de lo que se está realizando.
Ahora bien, estas cuatro fases –que se denomina <<estructura básica de procedimiento>>- no
deben considerarse como una secuencia rígida de etapas compartimentalizadas. Se trata de una guía
operativa que debe adaptarse a la dinámica de la realidad social y que, por tanto, admite un
entrecruzamiento de diferentes momentos. En esto hay que tener en cuenta dos cuestiones:
Lo cierto es que hay cuatro niveles a distinguir y en cada uno de ellos se presentan problemas
específicos y diferentes. Podría decirse, entonces, que {el método básico} del Trabajo Social,
comporta cuatro etapas, utilizando en cada una de ellas metodologías y técnicas diferentes:
En cada una de estas fases o momentos, las metodologías y técnicas utilizadas no son propias y
específicas del Trabajo Social en cuanto profesión, como algunos dicen con una ignorancia
alarmante. Si hay que realizar la primera fase –estudio, investigación, diagnóstico- se apela a
diferentes procedimientos que utiliza la Sociología, la Antropología, la Psicología Social, la Ciencia
Política, la Estadística, etc.; no hay ninguna técnica de investigación que pueda considerarse como
propia y exclusiva de alguna de las ciencias sociales, tampoco del Trabajo Social. Si se trata de la
programación, las técnicas no son privativas de ninguna disciplina o campo profesional. Para
realizar una evaluación los procedimientos utilizados desbordan los ámbitos profesionales, aunque
haya que adaptarlas a cada uno de ellos. En cambio hay una mayor especificidad en la ejecución –
en los modos y técnicas de ejecución- en donde se utilizan metodologías específicas de la
profesión.
Esta es la primera fase que, según la índole del trabajo y la capacidad técnica del profesional, puede
hacerse –o mejor dicho, se ha de hecho- de formas variadas. En todos los casos se trata de conocer
la realidad para actuar sobre ella. Etimológicamente, el concepto diagnóstico se puede descomponer
en: “Día” que significa a través y “Gnosis” traducida como conocer, lo que permite entenderlo
básicamente como “Conocer a través de o por medio de”… Según Ezequiel Ander – Egg, el
Diagnóstico es “el procedimiento por el cual se establece la naturaleza y magnitud de las
necesidades y problemas que afectan al aspecto, sector o situación de la realidad social que es
motivo de estudio – investigación, en vista de la programación y realización de una acción”.
82
La investigación social es el proceso que, utilizando el método científico, permite obtener nuevos
conocimientos en el campo de la realidad social (investigación pura) o bien estudiar una situación
para diagnosticar necesidades y problemas a efectos de aplicar los conocimientos con fines
prácticos (investigación aplicada)… Cuando se realizan tareas propias del Trabajo Social, siempre
se realizan investigaciones aplicadas. Se trata de un conocer para actuar, para hacer con el fin de
modificar, mantener, reformar o cambiar radicalmente algún aspecto de la realidad social.
Ahora se presenta un esquema general acerca de lo que comporta la organización del trabajo de
investigación, abarcando tanto los aspectos científicos, técnicos como también los administrativos.
Es una guía que creativamente se debe utilizar –o dejar de usar- frente a cada necesidad concreta.
La organización del trabajo de investigación:
La Programación:
Programar –que etimológicamente significa la acción de escribir por adelantado, en su sentido más
simple, consiste en decidir anticipadamente lo que hay que hacer. Se trata de prever un futuro
deseable y señalar los medios para alcanzarlo…. Esta tarea de programación se apoya en los
resultados del diagnóstico (modelo analítico) y tiene como referencia la situación definida como
meta (modelo normativo). En otras palabras: el modelo analítico expresa una situación dada (lo que
existe hoy) y el modelo normativo indica los objetivos a alcanzar (a lo que aspiramos llegar
realizando lo que hemos programado).
De un modo elemental, y como primera aproximación, puede decirse que programar es la acción
consistente en utilizar un conjunto de procedimientos y técnicas mediante las cuales se introduce
una mayor racionalización y organización en un conjunto de acciones y actividades, previstas de
antemano, con las que se pretenden alcanzar determinadas metas y objetivos, por medio de la
utilización de instrumentos preferibles…. Se trata, pues, de un instrumento útil para el proceso de
toma de decisiones aplicable a todos los campos y dominios del que hacer humano, desde la
práctica de la vida cotidiana personal hasta las prácticas sociales, puesto que en toda actividad se
confronta el problema de que los medios y los recursos son escasos y los objetivos a alcanzar
múltiples y diversos. Para resolver estas situaciones es necesario sustituir el azar y la improvisación,
por la organización y la racionalidad en la acción; en esto consiste la finalidad de la programación.
83
Lo que configura y da cuerpo a la tarea de programación es la respuesta a estos interrogantes, a
través de una serie de componentes básicos: Objetivos, Metas, Lugar, Tiempo, Recursos, Medios;
que nos indican la forma operativa de la programación, el cómo hacerlo.
Es preciso tener en cuenta que todo esto debe estar adaptado en cada circunstancia:
La Ejecución:
84
La Evaluación:
Se refiere a medir si los resultados planteados a nivel de los objetivos fueron logrados. La
evaluación es permanente. Evaluar es “un proceso de medición del grado de éxito o fracaso en el
logro de los objetivos”. Pero también como un “proceso general, a través del cual se juzga el valor
de una actividad, sea cual sea el método empleado, o sea, “es la determinación de los resultados,
basados en opiniones, informes, datos, objetivos o subjetivos”. Los resultados pueden ser esperados
o no, transitorios, inmediatos o posteriores.
a) Determinación de los objetivos de la evaluación: Para qué se hace y para quién se hace.
b) Formulación del marco referencial
c) Determinación de las áreas de evaluación
d) Explicitación de los problemas prácticos que comporta la tarea evaluativa
e) Determinación de los instrumentos o técnicas a utilizar
f) Determinación de recursos
g) Implementación de la evaluación
h) Recopilación de la información
i) Análisis de los resultados
j) Formulación de conclusiones y discusión de los resultados
k) La adopción de decisiones: aplicación de las medidas en el proceso.
La propuesta de J. Habermas81:
Para Habermas (1984:170) <<las teorías científicas de tipo empírico abren la realidad bajo la guía
del interés por la posible seguridad informativa y por la aplicación del éxito mediante el control de
la acción>>. Por su parte, las ciencias histórico-hermenéuticas tienen un interés cognitivo de tipo
81
Rubio, M/Varas, J. “El análisis de la realidad en la Intervención Social”. Editorial ccs, España, 1999,
página 67-74.
85
práctico, por cuanto buscan <<conservar y ampliar la intersubjetividad de una posible comprensión
orientada de la acción (de sentido). La comprensión de sentido dirige su dispositivo hacia el posible
consenso de los actuantes en el marco de una autocomprensión transmitida>> (Habermas,
1984:170-171).
Guba y Lincoln (citados en Rincon et al, 1955: 23-41; y Valles, 1977: 49 y 56-59) articulan las tres
perspectivas en torno a las siguientes dimensiones:
El paradigma Crítico presenta una visión de la realidad, una ontología que no se diferencia con
claridad del realismo constructivista, pues, considera la realidad en su dimensión histórica e
ideológica como una <<realidad virtual configurada por los valores sociales, políticos y culturales,
económicos, étnicos y de género>>. Esta realidad virtual se cristaliza en estructuras consideradas
86
como reales, es decir, naturales e inmutables. Esto es lo que se denomina realismo histórico. (Cuba
y Lincoln, 1944, citado en Valles, 1997: 56 y Rincon et al, 1995:25). Epistemológicamente esta
perspectiva es subjetivista e interaccionista por cuanto resalta el predominio del sujeto que conoce
sobre el objeto conocido y su capacidad para transformar la realidad, para modificar el objeto de
modo consciente de acuerdo con los valores del investigador-actor. La metodología resultante es
principalmente participativa, favorecedora de los procesos de transformación mediante la
intervención y el compromiso social.
Rincon et al, (1995), siguiendo nuevamente a Guba y Lincoln, exponen las metodologías
correspondientes a estos tres nuevos paradigmas, a saber:
La metodología Sociocrítica, se caracteriza por plantear una reflexión crítica sobre la realidad
que desvele los determinantes ideológicos de los sucesos y hechos sociales y permita una toma de
conciencia crítica sobre la realidad social. La finalidad de esta metodología es la <<crítica y
transformación de las estructuras sociales, políticas, culturales, económicas, étnicas y de género que
constriñen y explotan a la humanidad>> (Guba y Lincoln, 1994, en Valles, 1997: 57). Las
estrategias de investigación de esta metodología son la investigación-acción-participativa y la
investigación colaborativa.
82
Rozas, M. “Una Perspectiva Teórico Metodológica de la Intervención en Trabajo Social”. Espacio Editorial, Buenos Aires,
Argentina. 1998. Pp., 75 – 80.
87
expresa en la difícil y contradictoria relación entre sujeto y necesidad. Esa relación es el eje que
orienta la direccionalidad de la intervención profesional.
Sin duda, ella sólo es posible, en la medida en que se enriquezca el conocimiento sobre la relación
sujeto-necesidad en el contexto más inmediato de la intervención. Esto permite, a su vez, una
mirada estratégica de la intervención, que dimensiona la ubicación del profesional frente a los otros
actores respecto a sus intereses, sus opciones y motivaciones, factores que van dando un significado
particular a la problemática objeto de intervención profesional…. Esta particularidad y
especificidad de la intervención se da en la estructura de un proceso que está determinado por el
objeto y objetivos de la intervención alrededor de los cuales se estructuran conocimiento, técnicas y
realidad.
Esta perspectiva parte de una comprensión teórica-crítica, que nos diferencia de aquellas posturas
metodologístas en las cuales se planteaban momentos y etapas formalmente estructuradas y que
dieron lugar al llamado Método básico. Dicho método está constituido por cinco etapas que
caracterizaron la intervención en trabajo social y que son: investigación, diagnóstico, planificación,
ejecución y evaluación. Esta propuesta presentaba contenidos muy generales y se reducía a un
esquema operativo por encima de la realidad, en la que no se tenía en cuenta el sobre qué y para
qué de esos pasos operativos.
Está presente la relación dialéctica entre estructura y sujeto reproducida como procesos de
interrelación e interacción, por ello es imposible someter dicho proceso a una metodología etapista
y lineal. El acercamiento del profesional a esta trama de relaciones le muestra una realidad empírica
y compleja, difícil de procesar sólo en la observación de los datos de la realidad inmediata. Sobre
todo, si dicha realidad, como dice Berger, está dada por mundos construidos socialmente y que
constituyen el movimiento de un orden social. Estos órdenes sociales son también relaciones de
instituciones que estructuran las actividades humanas y que se trasmiten de instituciones que
estructuran las actividades humanas y que se trasmiten cotidianamente como un hábitat.
Para el Trabajo Social hay premisas básicas, que están referidas a la reproducción social de los
actores en su vida cotidiana, que se da como reproducción de un orden social y como realidad
precaria. La realidad precaria se refiere a la posibilidad que tiene de ser cambiada, por lo tanto, no
está dada de manera lineal y estática. Por otro lado, los actores sociales significan de manera
heterogénea su relación con sus necesidades y de acuerdo con sus pautas culturales y situación
particular en la sociedad, todo ello implica un nivel de complejidad en el cual la metodología, como
un conjunto de procedimientos, posibilita, junto con la teoría la complejidad de la cuestión social
traducida en el campo problemático para intervenir.
Entonces, el inicio metodológico de la intervención empieza por un recorte geográfico y social del
contexto en el cual el profesional inicia su práctica. Ello significa, por otro lado, iniciar un
conocimiento de dicho proceso en el cual sé interrelacionan los actores en función de su relación
con sus necesidades. Para iniciar ese acercamiento, se establece un proceso de inserción. El mismo
es considerado como el primer momento metodológico que, articulado a una actitud investigativa,
posibilita desarrollar un diagnóstico que explique el campo problemático. Este proceso es una
construcción en la cual se da una relación dialéctica entre conceptos y realidad. Es decir, es un
proceso de reformulación constante de dicho campo problemático, que se diferencia de manera
significativa de etapas formalizadas en las metodologías anteriores.
88
La Inserción:
La inserción, es un primer acercamiento a la trama social que los sujetos establecen en su vida
cotidiana con relación a la satisfacción de sus necesidades. El significado metodológico de este
momento consiste en iniciar el conocimiento de dicho contexto particular, a fin de establecer una
ubicación profesional y una mirada estratégica de dicha ubicación… El proceso de ubicación,
significa situarse frente y en interrelación e interacción con los actores de la intervención
profesional, que son: los sujetos con sus demandas y la racionalidad que le dan a dichas demandas,
la institución con sus propias demandas y su racionalidad respecto a la relación de los sujetos con
sus necesidades y, finalmente, el trabajador social con su saber especifico para analizar esa relación
sujeto-necesidad como expresión complejizada de la cuestión social.
Asimismo este saber específico se completa con un conjunto de procedimientos metodológicos que
orientan la direccionalidad del ejercicio profesional. El saber específico implica, también, conocer e
interpretar que los actores, en el contexto de la intervención, generan un proceso particular de
interrelación e interacción alrededor de sus necesidades. Este es el aspecto central sobre el cual se
constituye el campo problemático de la intervención. Este proceso de interacción e
intercomunicación entre actores permite, también, un primer conocimiento de la institución, el
barrio, y los sujetos sociales como instancias de relaciones sociales que expresan diversas
racionalidades e intereses. Ese acercarse a la práctica de los distintos actores con sus conflictos,
intereses, motivos, razones, saberes y prejuicios, nos ubica en un plano de complejidad en el cual
las simplificaciones pueden banalizar la práctica profesional.
Para el Trabajo Social es el momento de los interrogantes, de las indecisiones producto del impacto
de una realidad que desestructura y que muchas veces inmoviliza. Sin embargo es, también, el
momento importante de reflexión para establecer una estrategia de intervención porque es la
instancia de búsqueda del sobre qué de la intervención. Significa preguntarse por las necesidades de
esos sujetos como elemento fundamental en la construcción del campo problemático. La eficacia
práctica de una teoría depende de la habilidad para seguir la pista de las necesidades humanas
concretas.
En este proceso de inserción se pueden establecer niveles de inserción, en tanto dicho proceso se
desarrolla gradualmente por el carácter de complejidad de la realidad particular en el se genera la
intervención. Cabe destacar que la inserción siempre abarca el acercamiento a la institución y los
actores, siendo posible ese acercamiento cuando está orientado por una actitud investigativa que
posibilite interrogarse sobre el sujeto y sus necesidades. En un primer momento de la inserción se
desarrollan acciones aisladas, encuentros informales, diálogos fragmentados con los actores de la
intervención. Del mismo modo, la información es todavía incipiente respecto a como esos actores
expresan y piensan desde su mundo cotidiano sus carencias y sus demandas.
89
Estos datos sueltos, en esta etapa, van configurando de manera aproximada el contexto de la acción
profesional y el diseño de una estrategia, que irá marcando la microdinámica que se genera en el
despliegue de la relación e interacción con los actores…. El impacto de estas relaciones y la
constatación de la complejidad de la realidad influyen en el alumno llevándolo a reacciones de
desubicación y confrontaciones que pueden jugar como obstáculos para la inserción. Por eso es
importante prepararlos pedagógicamente para el encuentro con esta realidad desde el trabajo en el
taller.
Cómo producto de ese encuentro que la realidad genera en el proceso de aprendizaje del alumno o
del profesional, son muy frecuentes las expresiones: ¿cómo me inserto?, no sé por donde empezar.
Este es el momento oportuno para generar un proceso de aprendizaje devolviendo interrogantes que
les permitan problematizar la realidad social en la que intervienen y, al mismo tiempo, direccionar
su proceso de conocimiento a través del seguimiento de la pista de los sujetos con los cuales inicia
su intervención. Para que esto ocurra, es necesario obtener datos sobre las diversas dimensiones que
hacen a la vida de dichos sujetos sociales a fin de poder comprender sus características socio-
económicas y culturales.
Por otro lado, es necesario tener en cuenta, cuando uno inicia el proceso de inserción, no
mimetizarse con la realidad. Generalmente, ello sucede cuando hay posiciones basistas que,
mezcladas con la caridad cristiana, confunden la actividad profesional: ésta se encuentra guiada por
una postura ética-política, una reflexión teórica y una capacidad metodológica-instrumental. Las
posturas que han deformado la visión profesional del trabajador social, lo han llevado a no tener una
mirada estratégica que lo ubique por encima de la inmediatez, sin perder de vista la trama social de
los sujetos en una situación micro social. Si bien es cierto que no existe un único camino para
iniciar un proceso de inserción para todas las situaciones particulares, se pueden señalar algunos
criterios orientadores de la acción en dicho proceso:
• Las formas de inserción son múltiples y no hay recetas específicas para cada inserción, ellas
dependen, sobre todo, de la particularidad que adquiere cada práctica profesional. Cualquier
actividad demandada por la institución o los sujetos sociales deben ser tomadas como formas de
inserción que permiten iniciar un conocimiento sobre esa realidad.
• Sin embargo, cuando uno va por primera vez a un centro de práctica a cualquier institución, por
más experiencia que tenga, lo rimero que debe hacer es informarse, saber escuchar y observar,
antes de confrontar, emitir juicios y operar de manera poco pertinente. El apresuramiento puede
provocar consecuencias futuras negativas para la intervención.
• Una manera de informarse y conocer es a través del diálogo informal, la lectura de archivos, la
observación participante y no participante, las entrevistas, las visitas domiciliaras y la
información de fuentes primarias y secundarias sobre la institución y los actores. De este modo
es posible ubicar la problemática central, que se plantea a manera de hipótesis. La misma
posibilitará avanzar en la indagación, a fin de profundizar en el conocimiento que llevara a
definir el campo problemático para esa realidad especifica.
• Es necesario profundizar el contacto con informes claves, individuos, grupo organizados o no,
para alcanzar un proceso de inserción más direccionado, porque esos informantes ya tienen una
experiencia y una historia vivida que puede ayudar a comprender la trama social de los actores
de la intervención.
• También es fundamental el análisis de proyectos y programas, fichas sociales, etc., a fin de
poder contar con información importante sobre la direccionalidad que tienen las instituciones
con respecto a la problemática de los sujetos.
90
¿Qué técnicas se utilizan en la inserción?
El uso de las técnicas está orientado por el objetivo de conocer el ámbito espacial y social en el que
se desarrolla la intervención profesional. Ese conocimiento está referido, sobre todo, al eje de la
intervención profesional formulada como la relación sujeto-necesidad, que se llenará de contenido a
través de los datos que se obtengan de la realidad particular y que serán luego analizados para
planificar las acciones futuras.
Las técnicas de uso más frecuente en la inserción son: observación, entrevistas, testimonios,
investigación bibliográfica, visitas domiciliarias, etc.… Cabe destacar que el conocimiento que se
alcanza con el apoyo de estas técnicas debe ser registrado en el cuaderno de campo, porque sirven
para determinar aspectos de esa micro-dinámica referente a las interrelaciones, necesidades,
saberes, correspondientes a la problemática objeto de la intervención.
Por otro lado, {el profesional se acerca} a esta realidad de los sujetos, también con nuestros saberes,
que entran en relación con los otros saberes y hechos empíricos. Es el inicio del juego de
interrelaciones entre los conceptos y la realidad empírica. Este momento de inserción, debe ser
tomado como punto de partida central del encuentro con la realidad; por lo tanto, el alumno necesita
de un proceso de devolución pedagógica, que le permita avanzar en el conocimiento de esa realidad,
centrando en la relación sujeto-necesidad.
83
Celats “La práctica de Trabajo Social: Guía de análisis” Humanistas, Lima, Perú, 1° edición, 1995.
84
Urrutia, Carlos Introducción a la Investigación Social. Segundo Curso de Capacitación a Distancia, CELATS, Lima,
junio 1983, página: 27-34.
91
limitaciones y posibilidades realmente existentes. La investigación es un instrumento que nos ayuda
a llevar a cabo nuestro objetivo principal: Intervenir en cuenta para modificarla. Es por estas
consideraciones que se hace tan complejo definir la realidad, tenemos no sólo que conocer e
interpretar sino establecer cómo podemos modificar y hasta dónde.
Los hechos reales son hechos que ocurren en la vida social. El contacto directo con ellos –vía la
práctica profesional- nos permite participar de ellos, tener experiencias acerca de y con ellos, pero
no producir conocimientos científicos. Para lograr este último, es imprescindible un trabajo
especializado que consiste en la traducción de los hechos reales en hechos científicos que son, que
son reconstrucción de los hechos reales en el pensamiento.85 Pero, a pesar de la gran importancia
que reviste, es una de las funciones más descuidadas por el Trabajo Social. Las razones de este
descuido son múltiples, las limitaciones con las que tenemos que enfrentamos diariamente (labores
burocráticas, exceso de trabajo, situaciones urgentes que debemos resolver, etc.) lo explican en
parte, pero no son las únicas. En parte es también consecuencia de que inconscientemente {se han
cerrado} las puertas a la investigación considerándola una labor de gabinete, llevada a cabo en
centros de investigaciones a los cuales {los trabajadores sociales no tenían acceso} o por pensar que
tenía escasos puntos de contacto con los problemas que enfrentamos a diario. La imagen del
investigador no concordaba con {las} preocupaciones {profesionales} cotidianas, a menudo
menospreciadas hasta por {los mismos trabajadores sociales}. Estas trabas tienen mucho de real.
Los propios investigadores se han movido en un plano de total divorcio con el llamado trabajo de
campo. Casi todas las investigaciones se desarrollan a un nivel básicamente teórico sin considerar
como elementos sustanciales los “datos menudos” a que la intervención da acceso. Al plantear la
necesidad de que {se investigue} no {hace referencia} a este tipo de investigación. {Se plantea} la
necesidad de efectuar estudios que tomen en cuenta los datos a los que {el trabajador social} (por la
naturaleza de {su} trabajo) {tiene} acceso. La información que {se tiene} acerca de la institución
puede convertirse en un conocimiento descriptivo que puede dar una idea muy completa acerca de
la misma. El conocimiento de los programas de desarrollo y planes de gobierno por sectores permite
tener un cuadro general para comprender las necesidades sociales y las tendencias que se han
adoptado. Por otro lado, el seguimiento de las reivindicaciones populares permite encontrar la
forma cómo aquellas sus necesidades e intereses y plantean sus demandas por servicios.
92
condiciones en que se realiza el ejercicio profesional: la organización de la Institución, las
prioridades y limitaciones del ejercicio profesional.
Los hechos sociales tienen una triple condición de complejidad, por sus movimientos permanentes,
la cual genera una historicidad actuante y la autonomía relativa de lo particular con respecto al todo
social. Dicha autonomía no significa que los hechos particulares estén componiendo por separado la
realidad social, sino que están integrados en forma compleja en una unidad87…. El Trabajador
Social construye su objeto de intervención, es decir, no lo extrae mecánicamente de la realidad. Lo
construye basándose en sucesivas aproximaciones a la realidad que le permitan ir gradualmente
precisando, delimitando, particularizando el objeto; y de esfuerzos de concreción que lo integran al
todo social del que forma parte.
La recolección de información
86
Urrutia, Carlos. Op. Cit.
87
Urrutia, Carlos. Op. cit
93
por reducir el conocimiento al dato, es decir, a las características más visibles de los hechos
sociales.
El procesamiento de la información
El análisis de la información
El análisis de la información que nos permitirá llegar a la definición del problema objeto de
intervención consiste en organizar la información disponible jerarquizando los aspectos en que ha
descompuesto el problema, delimitando cada aspecto en su especificidad, estableciendo las
relaciones con otros aspectos, para determinar la preponderancia de unos sobre otros y reconstruir el
problema objeto a nivel del pensamiento.
En lenguaje corriente, la palabra modelo, generalmente, designa a una persona u objeto a imitar; por
tanto, alguna manera, tiene una connotación normativa, una idea de perfección…. En el ámbito
científico, el concepto de modelo proviene de la lógica matemática, pero ha sido adoptado por otras
disciplinas y actualmente es un concepto muy en boga en toda descripción científica… Su
utilización en las ciencias sociales se inicia hacia 1942 con las primeras aplicaciones de la
denominada <<investigación operacional>>, y su mayor aplicación se ha dado en la economía, para
representar de una manera simplificada, pero completa, la evolución económica de una sociedad y
las relaciones existentes entre las magnitudes económicas.
El modelo aporta una explicación de la realidad; se diferencia de la teoría porque ésta explica un
conjunto de fenómenos de una disciplina, mientras que el modelo conforma un esquema referencial
para guiar la práctica… Su validez está determinada por el tipo de fenómenos estudiados en un
momento y en un espacio determinados; es decir, un modelo define el fenómeno al que se dirigen
los principios de acción de una disciplina, así como los fines a que están orientados los métodos y
las técnicas de esta disciplina; precisa también las condiciones del medio en que se desarrolla. En
tanto apunta a una situación determinada, constituye un modo ideal, el <<debe ser>>.
88
Escarpín, M. J. “Manual de Trabajo Social. Alicante, España , Editorial Aguaclara, 1992.
94
Sus enunciados son predictivos: esto es, si el modelo es confirmando y puede ser generalizado a un
número suficiente de hechos observables, podrá concluirse que el sistema de relaciones que ha
abstraído representa suficientemente un sector de la realidad. Entonces, ese modelo puede ser
elevado a teoría. En definitiva, el modelo puede ser definido como un conjunto de principios
relativos a un campo definido de fenómenos o de experiencia.
El concepto de modelo es aplicado por primera vez al Trabajo Social por el profesor W. A. Lutz, de
la Universidad de Connecticut, a principios de los años 70, y supone un esfuerzo de superación en
la metodología tradicional, fragmentarla y falseadora de la realidad social… En cambio, el modelo
es más amplio que la metodología en cuanto que, a pesar de tener un objeto más restringido, incluye
un marco conceptual y epistemológico. Es decir, cada modelo vendría a ser una mini-teoría, una
categoría operacional y un instrumento de análisis. Por tanto, dependiendo del objeto al que van
dirigidos, los modelos contienen en sí una teoría y una práctica. Es decir, el modelo lleva implícito:
Elementos teóricos que lo sustentan, Elementos de análisis que explican su aplicación a una
realidad, Elementos metodológicos: técnicas, Elementos filosóficos, ideológicos y unos valores
implícitos.
Además, los modelos, en el trabajo social, dan algunas justificaciones de orden general sobre las
razones por las que se utilizan esos principios; especifican los fines a los que sirven y los métodos y
las técnicas que emplean…. El modelo precisa también las condiciones del medio en el cual se
puede hacer el uso más correcto de esos principios… Por tanto, siendo en este sentido como el
término modelo es utilizado en la práctica del trabajo social, podemos formular un número de
principios de práctica, o de conjunto de principios, en función de variables identificables… Estos
modelos han ido evolucionando y desarrollándose a lo largo de la historia profesional, hasta el
punto de configurar una rica variedad de aproximaciones a la práctica; la evolución de estos
modelos depende de una variedad de circunstancias teóricas, ideológicas y funcionales.
89
De Robertis, C. “Intervención Colectiva en Trabajo Social. La acción con grupos y comunidades. 1994 El Ateneo, Buenos
Aires
95
El modelo de intervención social se distingue {…} por dos elementos de fondo: primero, el lugar y
el poder atribuidos al trabajador social, y segundo, la consideración prioritaria de los aspectos
positivos y dinámicos de la situación del cliente.
En una situación social “uno se encuentra ante una situación definida de antemano por aquellos que
están implicados en ella {...}. Desde el instante en que uno se ve enfrentado a una situación
cualquiera, ya se encuentra uno mezclado, y, a partir de ahí, se quiera o no, se interviene. {…}
Nosotros intervenimos y modificamos la situación desde el instante en que entramos en escena, lo
queremos o no. Además nuestra intervención comienza a tranformarnos a nosotros al mismo tiempo
que a la situación, a causa de las relaciones recíprocas”. En la intervención social, la modificación
de la situación comienza desde el primer contacto entre el trabajador social y los interesados. El
trabajador social llega un poco como intruso en un contexto del que no conoce previamente las
circunstancias; no sabe nada, le queda todo por descubrir, los datos de la situación se encuentran en
posesión de los propios interesados. Los {sujetos de atención} no solamente son los que conocen su
situación, también son ellos los que conocen las situaciones más apropiadas para sus problemas, y
las que convienen mejor a sus deseos y proyectos.
La situación del trabajador social no es, entonces, la de la persona que sabe, que va a aportar
remedio, que va acurar. Se ha convertido en aquel que va a descubrir una situación desconocida,
que va a examinar esta realidad con los interesados, que va a interpelarlos para encontrar las
situaciones más adaptadas y que –en el curso de este proceso- va a introducir cambios, pero va
también a ser él mismo modificado gracias al intercambio y al juego de las reciprocidades.
96
El modelo de intervención, toma sus fuentes teóricas por una parte, de las concepciones de Carl
Rogers, para quien los individuos son guiados –en sus comportamientos y en sus actos- por
necesidades de crecimiento, de salud y de autorrealización; y por otra parte, de las diversas
corrientes de psicosociología, notablemente, la corriente dinámica y la corriente interaccionista.
El modelo de intervención, propuesto por De Robertis y Pascal, se apoya sobre cuatro conceptos:
el concepto de cambio, el concepto de contradicción, el concepto de interdependencia y el de
equilibrio dinámico.
Concepto de Cambio:
Por otra parte, la utilización de este concepto aporta una herramienta válida de medida y de
evaluación. En efecto, la evaluación podrá hacerse, entonces, en términos de medida del cambio –de
las variaciones y modificaciones- entre la situación de partida y la situación final tras la
intervención final tras la intervención del trabajador social. Pero también en este caso la utilización
es ardua, pues no se puede medir la transformación si no se toman los mismos puntos de referencia
antes y después, es decir, si no se han definido previamente las variables susceptibles de ser
modificadas.
El reconocimiento de la motivación del {sujeto de atención} para cambiar, se vuelve entonces una
clave esencial para intervención del trabajador social; el nivel de malestar sentido en la situación
actual y el grado de esperanza de alcanzar un cambio satisfactorio son datos esenciales y dinámicos
en el proyecto de intervención. En contrapartida, la detención de los frenos y resistencias al cambio,
tanto individuales como colectivos, llega a ser también importante, pues toda situación de cambio
conlleva inevitablemente tensiones, sentimientos ambivalentes u hostiles, conflictos, etcétera.
“Cambio significa movimiento y movimiento, fricción. Sólo en el vacío el cambio y el movimiento
podrían producirse sin la aspereza y el calor del conflicto. Este conflicto, sea a nivel social, a nivel
individual o a nivel relacional, siempre está presente en toda situación de cambio entre las fuerzas
que lo impulsan y las que se resisten a él.
97
Concepto de contradicciones90:
La mayor parte de {las personas han sido enseñadas} a disociar constantemente cada cosa de su
contrario y a mirar al mundo tan solo en términos de dicotomía… El concepto de contradicción
lleva a mirar todo lo que nos rodea como indisolublemente ligado a su contrario; a percibir cada
acontecimiento en su relación contradictoria entre los positivo y negativo, lo bueno y lo malo. Esta
manera de ver permite también considerar la situación en toda su complejidad y dinamismo…
“Viendo cada cosa en su validad se comienza a distinguir un sentido y a saber a que atenerse. Son
las contradicciones y el efecto reciproco de sus tensiones constantes, las que constituyen el terreno
propicio a la creatividad. Desde que {se acepta} el concepto de contradicción, {se comienza} a
percibir cada problema como un conjunto cuyo sentido es dialéctico. Admitimos entonces que para
cada positivo existe un negativo. (…) es lo que Bohr llama la complementariedad, significando que
el juego de fuerzas aparentemente conflictivas o efectivamente contrarias constituye la verdadera
armonía de la naturaleza”.
Concepto de interdependencia:
Un conjunto solo puede ser estudiado y definido sobre la base de la interdependencia de la parte que
comprende. Se debe simplemente admitir que un conjunto tiene propiedades diferentes de las que
tiene sus partes… El concepto de interdependencia –relaciones e influencias reciprocas entre las
diferentes partes de un conjunto- nos resulta particularmente útil en trabajo social para analizar la
vida de los grupos y de unidades sociales mas amplias. Así nuestro trabajo con un grupo tendrá en
cuenta no solo las interrelaciones entre los diferentes miembros del grupo, sino también los lasos de
cada individuo con otros grupos a los que pertenece, las relaciones del grupo en su conjunto con
otros grupos y con instituciones del campo en que ejerce sus actividades
{Al aplicar} estos conceptos al trabajo social, {se permite} percibir la situación del {sujeto} en
términos de equilibro dinámico. Una situación en equilibrio es aquella en que las fuerzas
contradictorias en presencia se anulan recíprocamente, no hay variación ni movimiento. Pero, el
equilibrio en cuestión esta constantemente amenazado, basta con que nunca de las fuerzas se
intensifique, que surja un acontecimiento inesperado, o que un elemento nuevo aparezca, para que
el equilibrio sea roto… La ruptura provoca la búsqueda de un nuevo equilibrio; nos encontramos
entonces en pleno periodo de cambio intenso, de reajuste, de conflicto, de movilización personal. La
contradicción y la interdependencia entre los diferentes elementos de la situación se tornan
claramente perceptibles para los interesados. Pero, una vez alcanzado, el nuevo equilibrio se vera
constantemente amenazado por otra situación de ruptura que llegaran de nuevo al cambio y a la
búsqueda de un nuevo equilibrio, y así hasta el infinito, en una dinámica constante a la que todos los
seres humanos están sometidos.
90
De Robertis, C. “Intervención Colectiva en Trabajo Social. La acción con grupos y comunidades”. El Ateneo, Buenos Aires,
1994. Pp. 22- 25.
98
La Sistematización de la Intervención91
Según Alfredo Ghiso la sistematización de prácticas surge en América Latina en los años 70 en
contextos de crisis de los sectores populares y de fragmentación de iniciativas sociales, donde no
está resuelto el problema de relación teórica práctica; contexto desde el que se exige propuestas
superadoras y transformadoras del conocimiento tanto en la producción como en la difusión de las
prácticas sociales… Asumen este reto las Organizaciones No gubernamentales en tanto están
comprometidas con la reconstrucción de los movimientos sociales, es por ello que la
sistematización surge como un esfuerzo conciente de capturar los significados de la acción
y sus efectos, lo cual implica lecturas organizadas de las experiencias, teorización y
cuestionamiento contextualizados de la praxis social con el propósito de comunicar el conocimiento
producido… Estos inicios reconocen cuatro acuerdos básicos en la sistematización: A toda
sistematización le antecede una práctica, Todo sujeto es sujeto de conocimiento y posee
percepciones y saber acumulado que enriquece la práctica, El proceso sistematización interesa tanto
el proceso de interlocución entre sujetos, donde se negocian discursos, teorías y construcciones
culturales, En un proceso de sistematización interesa tanto el proceso como el producto…. A
mediados de los 90 la sistematización ingresa a las Universidades como una opción frente a los
debates por aclarar los fundamentos pedagógicos, epistemológicos y políticos de la Educación
Popular; ingreso que además, está influido por la reorganización del área social y económica en un
marco globalizado, lo cual exige cambios de pensamiento en los sujetos.
Es preciso destacar, que la sistematización puede asumir diversas formas, tales como: una
recuperación de la experiencia en la práctica {interventiva}; producción de conocimiento; una
forma de empoderar los sujetos sociales de la práctica; como investigación social... Sin embrago,
Por lo general se definen como sistematización aspectos que no corresponden a los planteamientos
teóricos construidos en estos procesos, por ejemplo: Escribir o describir una práctica, Recopilar una
información sobre una práctica, Ordenar una información cronológicamente, Elaborar un informe
síntesis de una práctica, sobre lo que se hizo, Enunciar los problemas o aciertos de una práctica, La
evaluación de una práctica.
• Cualifica el conocimiento que {se tiene } de la práctica. Genera conocimiento a partir del
proceso de sistematización.
• Cualifica la propia práctica, en tanto la reinforma permite vivenciarla mejor y mejorar sus
resultados. Se retroalimenta desde dos cualidades: dar información o datos sobre la
práctica y problematizándola desde una visión sistémica orientada desde una pregunta.
91
Luz Dary Ruiz Botero. Trabajadora Social, docentes del Diplomado Justicia, Conflicto y Derechos
Humanos de la Universidad Autónoma Latinoamericana y el Instituto Popular de Capacitación-
IPC/Septiembre 20 de 2001.
99
• Empodera a los sujetos que realizan la sistematización, de ahí la opción porque sean los
propios actores de la práctica quienes realicen el proceso.
Oscar Jara plantea tres aportes que hace la sistematización a las prácticas:
• Tener una comprensión más profunda de las experiencias que realizamos, con el fin de
mejorar nuestra propia práctica
• Compartir con otras prácticas similares las enseñanzas surgidas de la experiencia
• Aportar a la reflexión teórica (y en general a la construcción de la teoría) conocimientos
surgidos de prácticas sociales concretas.
Parece existir un acuerdo sobre que la sistematización de prácticas sociales produce conocimientos,
al respecto especificamos un tipo de conocimiento, “el práctico”, como diferente al conocimiento
teórico…. Conocimiento práctico “caracterizado por ser situacional y estar orientado a la acción.
Está constituido por el conjunto de conocimientos que el profesional dispone o al que recurre para
iluminar y orientar su intervención”
En términos generales pueden considerarse tres modalidades de sistematización según los sujetos
que la realizan:
La segunda modalidad que se presenta, sujetos que vivenciaron la práctica con apoyo de persona
externa, es la ideal en los procesos de sistematización en tanto Empodera a los sujetos y les permite
repensarse en relación con su práctica, esta como una característica esencial de la sistematización;
además, el papel del agente externo aporta a la producción de conocimiento histórico y sistemático,
con niveles de rigurosidad metodológica en el proceso, especialmente cuando se reconstruyen
prácticas comunitarias con líderes populares donde sus acciones se fundamentan desde el sentido
común en la mayoría de los casos.
Enfoques de la Sistematización:
Estos enfoques constituyen los respaldos epistemológicos de la sistematización, sobre los cuales a
continuación se presentan algunos de ellos:
100
• Reconstructivo: la sistematización como una intervención que permite entrar en la voz, en
la autoconciencia de lo institucional y los imaginarios y en los campos institucionalizados
donde se ejerce poder. Se construye conocimiento al reconocer las huellas que deja la
acción y los orígenes de la misma.
• Reflexibidad y construcción de la experiencia Humana: asumen la implícita epistemología
de la práctica, basada en la observación y el análisis de los problemas que no tiene cabida
en cuerpos teóricos aprendidos y aplicados. La sistematización se vincula a la resolución
de problemas permitiendo hacer frente a desafíos del contexto.
• Hermenéutico: la sistematización es una labor interpretativa de los sujetos de la práctica,
develando intencionalidades, sentidos y dinámicas para reconstruir las relaciones entre
sujetos sociales de la práctica para dar cuenta de la densidad cultural de la experiencia.
Como en las sistematizaciones se presentan híbridos de las teorías y enfoques es importante conocer
cuales son los soportes epistemológicos de los procesos de sistematización, pues eso da unos énfasis
al proceso y privilegia unos asuntos; además porque directamente con en enfoque corresponde el
método o el proceso metodológico para reconstruir las prácticas y producir conocimiento.
El Proceso de Sistematización:
101
2) definición de la imagen, objeto de la sistematización: es la definición de que se va a
sistematizar, lo cual implica un primer ordenamiento de la información. el producto de este
momento es el diseño del proyecto de sistematización, para lo cual es importante identificar
fuentes de información y precisar la pregunta eje del proceso. el proyecto focaliza en tanto
define objetivos, plantea acuerdos metodológicos y con el plan operativo define recursos y
compromisos.
3) reconstrucción de la experiencia: constituye una segunda mirada a la práctica, es donde se
describe ordenadamente lo sucedido en la práctica pero desde el eje de conocimiento
definido, desde la pregunta orientadora de la sistematización.
4) Análisis e interpretación de lo sucedido en la experiencia para comprenderlo: Este momento
implica la producción de conocimiento a partir de la experiencia, exige descomponer y
recomponer los elementos de la práctica y sus relaciones para comprender la totalidad de la
experiencia “la sistematización produce lecciones y aprendizajes desde y para la práctica”.
5) Comunicación de nuevos Conocimientos producidos: implica dar a conocer la
sistematización, presentarla a otras personas para que la valoren o la comenten; lo usual es
un texto escrito que se puede complementar con videos, cartillas entre otros.
102
• Las prácticas son acciones de sujetos, con diversas vivencias, intereses, visiones, formas de
intervenir e interpretarlas.
Son importantes también algunos componentes que Ghizo señala de las prácticas, componentes
desde los que se puede develar aspectos para la sistematización:
Según Luz Elena Jiménez en la sistematización de prácticas se puede hacer énfasis en los siguientes
elementos92:
• Contenidos de la práctica
• Enfoques, métodos, metodologías, técnicas, instrumentos, estrategias de las prácticas.
• Formas de trabajo, modos organizacionales, dinámicas de interacción
• Sujetos: participación, liderazgos, actitudes, roles.
• Visiones comprensivas, vivencias de la praxis interactiva.
• Obtención y generación de información.
• Fortalezas o aciertos. Dificultades o fracasos, Aspiraciones y logros.
• Antecedentes, contextualización y evolución de prácticas.
92
La definición de uno de estos énfasis o de otros, debe corresponder con los intereses del grupo que sistematiza y
constituyen los ejes centrales de los objetivos del proyecto.
103
Actividades y Ejercicios.
Objetivo :
Pauta:
1. Efectué una investigación bibliográfica que le permita recuperar a lo menos tres conceptos
sobre: intervención, intervención social, intervención profesional e intervención de Trabajo
Social.
2. Realice un cuadro comparativo entre los conceptos intervención, intervención social,
intervención profesional e intervención de Trabajo Social, estableciendo similitudes y
diferencias.
3. Descomponga en concepto de intervención de Trabajo Social, seleccionando los principales
elementos que lo forman, para luego desarrollarlos explicativamente.
4. Efectúe un cuadro comparativo entre las diferentes perspectivas que explican la
Intervención del Trabajo Social. Construya un ejemplo explicativo que integra a cada una
de ellas.
104
Ejercicios Nº 2 para Análisis de Contenido.
Objetivo :
• Que el estudiante comprenda el dilema del conocimiento científico, con base en la ruptura
epistemológica.
• Que el estudiante reconozca los componentes básicos del conocimiento científico.
• Que el estudiante sea capas de diferenciar las características del conocimiento común y el
conocimiento científico.
• Que el estudiante diferencie las corrientes de pensamiento que sustenta la intervención del
Trabajo Social.
Pauta:
1. Explique a que se refiere la premisa de que “todo conocimiento científico exige una
constante ruptura epistemológica con el error”.
2. Efectué un cuadro comparativo entre lo que son: epistemología, paradigma y perspectivas.
Además, destaque como se relacionan entre si.
3. Señale las principales características que presentan tanto el conocimiento común como el
conocimiento científico.
4. Establezca las principales diferencias que existen entre las corrientes: explicativa,
interpretativa y dialéctica. Construya un ejemplo por cada una de ellas.
5. Teniendo en cuenta que “toda intervención de Trabajo Social genera, por esencia,
resistencia al cambio, lo que exige integrar un conocimiento teórico y empírico que sustente
la acción”. Construya una situación hipotética en la que se refleje el dilema episteme / doxa
en una posible intervención del Trabajador Social.
105
Ejercicios Nº 3 para Análisis de Contenido.
Tema : “La Concepción de Intervención Social Fundada”
Objetivo :
• Que el estudiante reconozca los principales elementos que configuran una intervención
social fundad
• Que el estudiante reconozca los principales tópicos que permiten fundar una intervención.
• Que el estudiante sea capaz de situar la intervención de Trabajo Social en el escenario de la
modernidad
Pauta:
106
Ejercicios Nº 4 para Análisis de Contenido.
Objetivo :
Pauta:
107
Ejercicios Nº 5 para Análisis de Contenido.
Tema : “Caracterización de La Intervención en Trabajo Social”
Objetivo :
• Que el estudiante distinga la concepción de vida cotidiana y los principales elemento que
permiten su configuración.
• Que el estudiante reconozca la relación que existe entre vida cotidiana (sus componentes) y
la Intervención del Trabajo Social.
• Que el estudiante identifique como se relacionan las situaciones, problemas y necesidades
sociales propias de la vida cotidiana con la práctica del Trabajo Social.
• Que el estudiante reconozca como se vincula la teoría y la practica en la Intervención del
Trabajo Social.
• Que el estudiante los principales elementos para configurar un campo de intervención del
Trabajo Social
• Que el estudiante visualice como se interconectan la dimensión individual y colectiva en la
intervención del Trabajo Social.
• Que el estudiante utilice los tipos de intervención en Trabajo Social desde situaciones
teóricas.
Pauta:
1. Explique que entiende por vida cotidiana y como esta realidad de primer orden se relaciona
con las interacciones basales, el lenguaje y el saber cotidiano.
2. Refiérase a la idea de saber cotidiano y la importancia que tienen a nivel de la intervención
del Trabajo Social.
3. Plantee como se configuran las situaciones, problemas y necesidades en el ámbito de la
vida cotidiana.
4. exponga como se desarrolla la relación teoría – práctica en la intervención del Trabajo
Social. Precise por que se señala que esta “es una relación en tensión dialéctica”.
5. Efectúe un cuadro comparativo que permita establecer las diferencias y relaciones entre la
dimensión individual y colectiva en la intervención del Trabajo Social.
6. Formule un ejemplo sobre una determinada situación social, donde se integren los
elementos de las preguntas anteriores. Seleccione la dimensión individual o colectiva dentro
de algún campo de intervención, para demarcar la situación “creada” por Ud., y aplique los
tipos de intervención posibles (directa e indirecta o ambas). Fundamente claramente su
ejemplo.
108
Ejercicios Nº 6 para Análisis de Contenido.
Objetivo :
Pauta:
1. Proponga una definición para método científico y establezca su relación con el Trabajo
Social.
2. Explique a que se refiere el problema del método en Trabajo Social.
3. Establezca las principales diferencias y relaciones entre método científico y método de
intervención en Trabajo Social.
4. Conceptualice lo que se entiende por método y metodología.
5. Elabore un cuadro comparativo entre método y metodología del Trabajo Social.
6. sintetice la importancia del método y de la metodología para la intervención del Trabajo
Social.
7. Explique y ejemplifique las fases de la metodología en la intervención del Trabajo Social.
109
Ejercicio de Simulación Nº 1.
Tema: “Proceso de Intervención desde el Paradigma Tradicional: Método Básico”
Objetivo:
• Analizar las fases componentes del enfoque tradicional sobre el que se basa el proceso de
intervención.
• Diseñar una modalidad de intervención, a partir del método básico del Trabajo Social.
Formalidades:
• En equipos construyen una situación social que amerite ser intervenida por el Trabajo
Social. Para ello deben remitirse a los campos profesionales, las áreas prioritarias y los
niveles y dimensiones de intervención. Acá cabe toda la autonomía y capacidad creadora
del estudiante.
• Elaboran un esquema general del proceso de intervención que será efectuado sobre la
situación social creada por los estudiantes. Para ello deben tener en consideración los
principales fases del Método Básico del Trabajo Social:
110
• Organización General: - Diseño de sub – Programas y Proyectos.
• Especificación de Técnicas (para ejecutar las actividades programadas, determinando el
tiempo y recursos necesarios)
• Descripción de actividades a realizar (deben estar relacionadas con los objetivos y
organizarse lógicamente, según los recursos y personal disponible).
• Definición de plazos
• Distribución de responsabilidades
• Asignación de Recursos por actividad (recursos económicos, humanos, materiales,
institucionales, etc.)
• Procedimiento de Ejecución General
• Determinación de la forma de evaluación.
Este tipo de ejercicios deberá ser desarrollado por equipos de cuatro alumnos, quienes recibirán la
asesoría permanente del docente de la cátedra “Trabajo Social e Intervención Social”.
111
Ejercicio de Simulación Nº 2.
Tema: “Proceso de Intervención desde el Paradigma Contemporáneo”
Objetivo:
Formalidades:
• En equipos construyen una situación social que amerite ser atendida por el Trabajo Social.
Para ello deben remitirse a los campos profesionales, las áreas prioritarias y los niveles y
dimensiones de intervención. Acá cabe toda la autonomía y capacidad creadora del
estudiante.
• Elaboran un esquema general del proceso de intervención que será realizado sobre la
situación social creada por los estudiantes. Para ello deben tener en consideración los
principales componentes del enfoque contemporáneo para la intervención del Trabajo
Social:
112
4. La Sistematización: los equipos efectuaran un esquema guía de sistematización
para su intervención. Para eso deberán ceñirse a los aportes de Luz Dary Ruiz
Romero, trabajando en torno a las en torno a las siguientes preguntas:
Este tipo de ejercicios deberá ser desarrollado por equipos de cuatro alumnos, quienes recibirán la
asesoría permanente del docente de la cátedra “Trabajo Social e Intervención Social”.
113
Sugerencias Bibliográficas
TEMA AUTOR TEXTO
INTERVENCIÓN Baert, Patrick La Teoria Social en el Siglo XX. Alianza
SOCIAL: Editores. 2001
EPISTEMOLOGIA
Morin, Edgar Introducción al pensamiento complejo. Edición
Española a cargo de Marcelo Packman, Editorial
Gediza, Barcelona España. Sexta impresión 2003
114
Melano, M. C. Un Trabajo Social para los Nuevos Tiempos: la
construcción de la ciudadanía”. Editorial Lumen,
Hvmanitas, Buenos Aires, 2001.
115
Escartin c., María José. Manual de Trabajo Social. Alicante, España,
Editorial Aguaclara, 1992
116