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SEMANA 4

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afirmación se sustenta en los 500 años en que se usó el cheque en esas
condiciones.
En resumen: el cheque es el título de crédito que permite solucionar, de
manera simultánea, dos problemas: el depósito de dinero, por razones de
seguridad y control, y poder utilizarlo en cualquier momento. Es, en el
derecho cambiario universal, el título de pago por excelencia.

3.18. Montaje de su funcionamiento


Junto con la letra de cambio, el cheque es el más importante título de crédito
triangular, así llamado porque su perfección requiere que participen tres
elementos personales. Es tan cercana esta similitud entre el cheque y la letra
que incluso algunas legislaciones, fundamentalmente la inglesa y la
estadounidense, le otorgan al cheque la categoría de “letra de cambio girada
contra un banco”. Esta clara similitud, con la triangulación de los elementos
personales, es la única, porque las otras características de identificación del
cheque y de la letra son por completo diferentes.
El cheque es el título que permite al librador —emisor— disponer del
dinero de su propiedad (art. 175, LGTOC), depositado en la cuenta de un banco,
el cual, para entregar el dinero, exige al beneficiario que se identifique como
acreedor de esa cuenta, precisamente, con la exhibición del cheque.
En el cheque no hay para el banco, como para el girado en la letra,
alternativas ni opciones (aceptación) en el sentido de que la existencia de la
obligación queda a su estricta discreción. En efecto, en el cheque el banco
librado tiene la obligación simple de pagar, ya que el dinero que tiene en
depósito no es de su propiedad, pues pertenece al librador, quien decidió
utilizarlo para pagar al beneficiario que se presente en el banco a cobrar el
cheque. El montaje del funcionamiento del cheque se ilustra en la figura 3.13.

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Figura 3.13. Montaje del cheque.

De este cuadro se deducen las siguientes reglas particulares del cheque:

El banco librado no está obligado con el beneficiario sino con su cliente


(el librador/cuentahabiente), y no en los términos del cheque sino en los
de un contrato de cuenta corriente de cheques firmado entre los dos;
luego, para el desarrollo del cheque es indispensable que antes se haya
celebrado un contrato entre el banco y su cliente.
Para pagar al beneficiario, el banco no utiliza su dinero, sino el que
previamente depositó en cuenta el librador; para el pago es
indispensable que con antelación se hayan depositado los fondos
necesarios para cubrirlo.
El banco no paga en los dos casos siguientes: a) porque en la cuenta no
hay fondos suficientes o b) por cualquier otra razón. En el primer
supuesto, el rechazo no da lugar a una acción cambiaria en su contra,
sino en contra de quien libró el cheque; en el segundo caso tampoco da

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lugar a una acción cambiaria en su contra ni en la del librador, sino que
genera una acción de incumplimiento en contra de sí mismo, pero en
virtud del contrato y no del título. Quien puede ejercitarla es el que
firmó el contrato, es decir, el librador; no el beneficiario.
La obligación cambiaria del pago no se localiza en el banco, sino en el
librador, pero su cumplimiento no se da, como en la letra o en el pagaré,
en el acto físico de entregar dinero, sino en el acto de previo depósito en
cuenta de los fondos suficientes para que el banco pueda cubrir el o los
cheques que se le presenten.
Lo que más puede exigir el beneficiario al banco es que cumpla con el
contrato que suscribió con el librador, pero no puede obligarlo a nada
desde el punto de vista cambiario y, en general, carece de acción en
contra del banco, en virtud del título; sólo podrá repercutir contra aquel
de quien tomó el título.90

Por tanto, en el cheque existen tres relaciones diferentes, pero


complementarias:

Una relación eminentemente cambiaria entre librador y beneficiario.


Una relación puramente contractual entre el banco librado y su cliente
(el librador).91
Una relación circunstancial entre el beneficiario y el banco librado, que
no se deduce del interés que puedan tener el uno en el otro, sino de que
es la única forma de cumplir con un contrato (por parte del banco) y de
cobrar la cantidad debida (por parte del beneficiario); esta circunstancia
es coincidente para los dos, en tiempo y espacio.

El universo de obligaciones y derechos que genera un cheque es diferente


según el tipo de efecto (cambiario, contractual o circunstancial) y según la
persona que lo cometa (librador, beneficiario o banco). Por tanto, es
importante precisar de nuevo que la única relación cambiaria es la que existe
entre beneficiario y librador (cuentahabiente), y sólo a ésta le son aplicables
las disposiciones cambiarias estudiadas hasta aquí.
Por consiguiente, debemos tener presente que este juego de relaciones
cambiarias, contractuales y circunstanciales no se puede clasificar ni definir
en función de un tipo legal preexistente, como el contrato de mandato, la
novación, la estipulación a favor de tercero, la autorización fiduciaria, etc., ya

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que se llegaría al extremo de encuadrar en una hipótesis legal, no diseñada
para esto, una figura novedosa; el intento sería ineficaz.
Como bien señalan Bauche, De Pina, González Bustamante y otros
doctrinarios importantes, el concepto jurídico de cheque es legalmente
independiente y autónomo, pues está dotado de rasgos propios y, por tanto, es
diferente de cualquier otra relación cambiaria o contractual.

3.19. Requisitos para el libramiento


Para librar un cheque deben cumplirse tres requisitos:

Sólo se puede librar contra una institución de crédito autorizada para


ello (arts. 175, 1er. párr., LGTOC y 46, fraccs. I y II, LIC).
Sólo lo puede librar la persona que haya celebrado un contrato de
depósito de dinero a la vista en cuenta corriente de cheques, con el
banco librado (arts. 175, párrs. 2o. y 3o., LGTOC y 58, LIC).
Sólo se puede librar cuando el librador tenga fondos suficientes en su
cuenta (art. 175, 2o. párr., LGTOC).

Brevemente analizaremos estos requisitos.

1. Sólo se puede librar contra un banco

A diferencia de otros países, fundamentalmente los de formación


anglosajona, en el nuestro el cheque sólo puede librarse contra un banco; de
no ser así no produce efectos de título de crédito (art. 175, 1er. párr., LGTOC).
Desde el punto de vista de las operaciones pasivas del derecho bancario,
el contrato de depósito de dinero es sin duda, y así lo señala Bauche
Garciadiego, todavía la operación de mayor importancia; se conoce como
depósito a la vista porque, como veremos, el cheque presenta en todo caso un
vencimiento institucional a la vista.
El legislador estableció como regla general que, incluso en el nivel de
presunción, los depósitos en dinero, constituidos a la vista en instituciones de
crédito, se entenderán entregados en cuenta de cheques, salvo convenio en
contrario (art. 269, 1er. párr., LGTOC).
Las dos formas societarias que reconoce el nuevo derecho bancario, las

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bancas de desarrollo y las bancas múltiples, están autorizadas para recibir
depósitos a la vista en condiciones de cuentas de cheques.

Las bancas múltiples —que como analizaremos no tienen otro criterio


de especialidad que el de la banca comercial y, por tanto, cualquier
persona puede realizar actividades con ellas— pueden recibir depósitos
bancarios de dinero a la vista (art. 46, fracc. I, LIC), de conformidad con
las condiciones generales que la SHCP y, en su caso, el Banxico
establezcan sobre el particular (art. 58, 1er. párr., LIC).
Las bancas de desarrollo, cuyo rango de especialidad son sectores
concretos, únicamente sostienen relaciones con empresarios y personas
que se dediquen a ese sector, aunque también pueden recibir depósitos
bancarios de dinero a la vista, pero sólo de empresarios y “con vistas a
facilitar a los beneficiarios de sus actividades el acceso al servicio
público de banca y crédito y a propiciar en ellos el uso de los servicios
que presta el sistema bancario nacional” (art. 47, 2o. párr., LIC).

En todo caso, el depósito y la liberación del cheque deben hacerse de


conformidad con las disposiciones que establezcan sobre el particular sus
leyes orgánicas,92 que se generan de las llamadas leyes marco (por ejemplo,
el art. 23, fracc. I, LONAFIN).
En opinión de Prado Núñez, quien cita como ejemplo el caso de Nafinsa,
como bancos de depósito las bancas de desarrollo manejan un número
limitado de cuentas de cheques para cuentahabientes de muy amplia
capacidad económica y para algunas entidades del sector público.

2. Sólo puede librarse cuando exista un contrato de depósito


bancario de dinero a la vista en cuenta corriente de cheques

No obstante la discrepancia doctrinal en torno a si el contrato con que el


banco autoriza al librador para efectuar disposiciones en su cuenta mediante
cheques, con cargo a sus depósitos (art. 184, 1er. párr., LGTOC), es un contrato
de cheque u otro de naturaleza igualmente singular, lo cierto es que en los
usos bancarios de nuestro país, no es, como señala Acosta Romero, un
contrato autónomo ni principal, sino una cláusula más del “contrato de
depósito bancario de dinero a la vista en cuenta de cheques”, que contiene las

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obligaciones a que quedan sometidas las partes, el banco y el cuentahabiente,
respecto de la posibilidad de disponer, mediante cheques, del dinero
depositado.
De acuerdo con este autor, para librar un cheque, en la práctica mexicana,
debe existir un contrato entre banco y librador, pero no de cheques, pues no
existe, sino “de depósito bancario de dinero a la vista en cuenta de cheques”;
más concretamente, en nuestra opinión, en cuenta corriente de cheques.
No obstante, el maestro Bauche considera que no debería emplearse la
frase cuenta corriente de cheques sino sólo cuenta de cheques, debido a la
confusión que se puede provocar entre este contrato y el de cuenta corriente
que organiza la LGTOC (arts. 302 y ss.). En la práctica hemos escuchado que
son los comerciantes quienes prefieren utilizar cuenta corriente, para referirse
a la chequera en general. La LGTOC (art. 269) establece el principio de los
fondos revolventes (hacer libremente remesas, disponer total o parcialmente
de la suma depositada) como la forma prevista para liberar mediante cheques
las sumas depositadas.
Sin embargo, tanto Acosta Romero como Bauche Garciadiego citan la
opinión de Cervantes Ahumada, según la cual el contrato (de cheques, de
depósito de dinero a la vista en cuenta corriente o cualquier otro) no es ni
puede ser la esencia del cheque porque una persona puede librarlo incluso sin
haber firmado un contrato, siempre que cumpla con la condición legal (art.
175, 3er. párr., LGTOC) de que se entienda autorizada por el banco a fin de
liberar su dinero, para lo que la presunción idónea es, únicamente, que el
banco le haya proporcionado un esqueleto especial. Pero, además, tan no es
esencial un contrato para la existencia cambiaria del cheque —afirman
Cervantes Ahumada y Rafael de Pina— que al ser un título autónomo
(abstracto, en voz de Cervantes), para su validez es irrelevante que provenga
de, o que tenga sustento en, un contrato, porque es el único documento
necesario para ejercitar el derecho literal que en él se consigna (art. 5o.
LGTOC).
A pesar de la claridad del argumento, cabe precisar que si bien el cheque,
una vez emitido, es un título cambiario perfecto, en términos del art. 5o., para
que esto haya sucedido fue necesario que el banco y el cuentahabiente hayan
entablado una relación, y si bien es cierto, como señalan los tratadistas
citados, que esa relación no debe revestir una forma específica, por las
razones anteriores, no es menos cierto que, aludiendo otra vez a Acosta
Romero, en la práctica bancaria es el contrato de depósito de dinero a la vista

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en cuenta corriente, con cláusula especial sobre liberación de fondos
mediante cheques, que autentia contesttio es la forma que se utiliza en todos
los casos. Luego, se comprende que al mencionar la relación entre el banco y
su cliente, se está señalando, precisamente, a ese contrato, aunque en lo legal
sea suficiente que el banco le haya proporcionado al cliente un esqueleto a fin
de que éste se entienda autorizado para liberar fondos.

3. Sólo puede librarse si el cuentahabiente tiene fondos suficientes


en su cuenta para cubrir el cheque

Este tercer requisito, el más importante desde el punto de vista comercial,


consiste en que el librador debe contar con fondos para que el cheque sea
cubierto; de no ser así, el cheque no debe librarse, es decir, el librador debe
haber hecho un depósito previo destinado a crear una provisión en efectivo,
ya que —y esto debe recordarse siempre— al entregar un cheque el librador
no está recibiendo crédito del tomador sino que le “está pagando”.
Si recordamos una vez más la teoría de la convicción, observamos que se
aplica de manera importante al mecanismo del cheque, en el sentido de que
cuando el tomador lo recibe, lo hace convencido de que le están pagando
dinero, porque al conocer este mecanismo, sabe que el librador previamente
depositó fondos por, cuando menos, la misma cantidad por la que emitió el
cheque entregado; el librador también sabe que tuvo que hacerlo porque el
cheque lo generó sólo para pagar.
Por tanto, la falta de cumplimiento de este importante requisito origina las
dos acciones judiciales más formidables del derecho procesal mexicano: por
una parte, las acciones cambiarias, ya analizadas (núm. 2.37), que en el caso
del cheque se desarrollan como se ilustra más adelante (núm. 3.26); por otra
parte, y, dependiendo de la animosidad delictiva incurrida por el librador, el
acto de libramiento también puede originar la acción penal por fraude
específico, hipótesis que hasta hace pocos años se tipificaba en la LGTOC como
un delito especial (art. 193, 2o. párr., derogado), y que en 1984 desapareció
para dejar la sanción y la persecución correspondientes a las reglas generales
del derecho penal (núm. 3.27). Esta afortunada supresión de textos
persecutorios de una ley cambiaria ya la calificó nuestro alto tribunal.93

3.20. Requisitos literales

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Como cualquier título de crédito, el cheque debe cumplir con la formalidad
de su texto (núm. 2.23); de lo contrario, no surte como tal (art. 14, LGTOC).
Igual que todos los títulos, el cheque tiene requisitos indispensables, cuya
ausencia le quita eficacia; pero también contiene otros que no son
indispensables porque, en caso de omisión, la ley los presume. Sus requisitos
son los siguientes (art. 176, LGTOC):

1. “La mención de ser cheque, inserta en el texto del documento”

En razón de que la ley no establece presunciones en caso de omisión, la


ausencia de esta mención provoca la ineficacia del cheque, circunstancia que
sentenció la Corte en ese sentido, desde los inicios de la vigencia de la
LGTOC.94
La posibilidad de que esta mención no exista en un cheque es mínima,
pues generalmente los bancos proporcionan a los cuentahabientes los
talonarios de cheques; la tesis citada puede considerarse una verdadera
excepción porque motivó una interpretación judicial. Pero cabe señalar que
los colegiados se han pronunciado en favor de la calificación del título como
cheque, cuando la mención cheque aparezca en su texto aunque en otro
idioma;95 no es así en el caso de los llamados money orders,96 que no se
consideran cheques en la experiencia judicial.

2. “El lugar y la fecha en que se expide”

La omisión del primer requisito es suplida por la LGTOC (art. 177): se


entenderá como lugar de expedición el que esté indicado junto al nombre del
librador del banco librado; pero si no se especificara ninguno, se entenderá
que fue expedido en el domicilio del librador. Este requisito es indispensable
para la determinación de la competencia por territorio.97
Respecto de la fecha de expedición, hay tres posibilidades: que se indique
la fecha de emisión real, una fecha posterior, es decir, que se antedate, y que
no se especifique fecha. Este requisito, determinante para el cómputo de los
plazos de presentación, que en el cheque tienen un régimen especial muy
corto, no cuenta con presunción específica para el caso de omisión; pero la
LGTOC (art. 178) señala con claridad lo siguiente: “El cheque será siempre

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pagadero a la vista. Cualquier inserción en contrario se tendrá por no puesta”
(núm. 2.44).
A pesar de esta claridad, la ley no dice nada en cuanto a que el cheque no
contenga una fecha, la que sea. En caso de que aparezca la fecha real, el
cheque surte; en el supuesto de que se antedate (los comerciantes dicen se
posfeche), para el cómputo del término deberá partirse de la fecha inscrita en
el cheque;98 pero si carece de fecha, no surte efectos, circunstancia que en la
práctica es poco probable, pues el tenedor en todo caso puede inscribirla,
aunque entonces deberá probar fehacientemente que esa fecha fue la pactada,
ya que de lo contrario, una vez más, el cheque no surtirá.99
Sin embargo, si un cheque a cargo de un banco extranjero se emite en
México, de conformidad con el art. 13, fracc. IV, del Código Civil, el derecho
aplicable será el nacional, ya que a pesar de que el contrato que celebre un
banco extranjero con un cuentahabiente se rige por la ley del lugar en que se
realice el acto, la emisión del cheque, aun derivada del contrato, pero
realizada en México, deberá sujetarse a las formalidades de la ley
mexicana.100

3. “La orden incondicional de pagar una suma determinada de


dinero”

Este requisito no lo suple la LGTOC, por lo que su omisión provoca la


ineficacia del cheque. No obstante, cabe precisar que la orden incondicional
no deriva de que así se especifique, sino de que carezca de condiciones. A
pesar de esta claridad, caben cinco acotaciones importantes en torno a este
requisito:

a. Por una parte, la claridad de esta disposición permite que el cheque


pueda emitirse al portador, pues no establece la obligación de designar a
la persona a la que habrá de hacerse el pago, razón por la que el cheque
puede ser expedido, incluso, a nombre del mismo banco librado.101
b. Sin embargo, aunque un establecimiento comercial (que no es una
sociedad mercantil) no puede ser sujeto de derechos y obligaciones,
tiene al frente una persona física responsable (art. 17, fracc. I, CCom),
por lo que si su propietario cuenta con derechos u obligaciones en su
actividad, a él le corresponde su titularidad y cumplimiento. Por tanto, si

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un cheque se expide a favor del establecimiento, su propietario está
legitimado para cobrarlo, pues sería contradictorio que quien libró el
cheque le reconozca legitimación al negocio citado para celebrar el acto
que originó el cheque y después pretenda desconocerlo a fin de evadir
las obligaciones que de éste derivan.102
c. Sólo en cuanto a las responsabilidades del banco, en el cheque no se
aplican las reglas que estudiamos en la letra (núm. 3.3) y en el pagaré
(núm. 3.12) en lo que se refiere a su emisión en moneda extranjera. En
efecto, a diferencia de aquellos dos, en el cheque debe hacerse un
depósito previo que está sujeto a las reglas del depósito de dinero que
organiza la LGTOC (arts. 267 y siguientes).

De conformidad con éstas, el depositario está obligado a devolver al


depositante “la misma” especie depositada, en moneda nacional o extranjera
(art. 267); entonces, si el cuentahabiente depositó divisas y libra un cheque en
divisas, el banco debe pagar en esa moneda sin que se viole el art. 8o. de la
LMON, porque desde el punto de vista del banco no se trata de un pago, sino de
la liberación de un depósito. Sin embargo, si el librador entregó un cheque en
pesos como pago de una deuda contratada en dólares, el cheque no desvirtúa
la cláusula en dólares del contrato respectivo por ser, como vimos, un título
autónomo.103

a. Cuando el librador de un cheque es también el beneficiario, si usa la


locución mí mismo en lugar del nombre, este recurso idiomático cumple
con la necesidad de identificación, porque su uso no altera la autonomía
del derecho, pues no surge la necesidad de buscar en otra fuente los
datos cuya motivación y finalidad imprimen al título su naturaleza
cambiaria.104
b. No obstante, el cheque es un instrumento cambiario típico de pago y no
de crédito, y a pesar de la orden incondicional establecida en la fracc. III,
no debe entenderse que el cheque posee en el sistema mexicano, por
esos motivos, poder liberatorio, pues éste le corresponde sólo a la
moneda del Banxico.105

4. “El nombre del librado”

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Este requisito se refiere a la identificación del banco en que el librador ha
depositado su dinero y que, por tanto, es el que tiene la obligación no de
hacer, sino de realizar el pago; por ello, es a éste al que el beneficiario debe
acudir para cobrar.
La posibilidad de que un cheque no contenga el nombre del librado es
impensable, ya que son los bancos, como dijimos, los que imprimen y
proporcionan los talonarios. En ciertos casos, el banco autoriza a los clientes
que deben expedir con frecuencia cientos y a veces miles de cheques, que
sean ellos quienes los impriman. Si en la impresión, que sea hecha por el
banco o por el cliente, hay errores en la designación del banco, éstos quedan
subsanados si no afectan la identificación clara del banco; pero si esto no es
posible o si se designa más de uno, entonces el documento no surtirá como
cheque.106

5. “El lugar del pago”

Es necesario citar una tesis importante sostenida por la Corte acerca del
señalamiento del lugar de pago, en relación con la autonomía del cheque
como título de crédito: si un cheque se libra en calidad de pago de una
obligación contraída en un contrato, en el que se especifica que el librador
tiene un domicilio diferente al del banco donde el cheque debe pagarse, no es
razón para presumir que el pago debe hacerse en el domicilio que señala el
contrato, porque el cheque cumple con indicar el lugar y, por ser un título
autónomo, es independiente del contrato y de las cláusulas que lo pretendan
derogar.107
El requisito enunciado no es indispensable para la eficacia del cheque
porque su omisión está suplida por la ley. A falta de indicación del lugar de
pago se entenderá como tal el señalado junto al nombre del banco librado; en
su defecto, se entenderá pagadero en el domicilio de su principal
establecimiento (art. 177, LGTOC).
Como para brindar un mejor servicio los bancos cuentan con múltiples
sucursales, de la lectura objetiva de esta fracción se deduciría que si no se
estipula el lugar de pago, éste debe efectuarse en la matriz o en la oficina
central de zona, ya que éstos son los establecimientos principales de cada
región; pero la realidad es otra.
En la práctica, el cheque indica la ciudad de la sucursal en la que el

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cuentahabiente tiene su dinero, a fin de que sea en ésta o en cualquiera otra de
la misma ciudad donde se dirija el cobro en ventanilla y se computen dos de
los cuatro plazos de presentación que regula la LGTOC (art. 181, fraccs. I y II);
es decir, esta fracción está diseñada sólo en función de los cobros en
ventanilla, ya que cuando un cheque no se cobra en efectivo sino que se
deposita, el depósito se puede realizar en cualquier ciudad, gracias al servicio
de compensación que estudiaremos más adelante (núm. 3.24), aunque deberá
causar la comisión correspondiente al transporte del dinero de un lugar a otro,
a no ser que, como sucede con la mayoría de los bancos desde algunos años,
les ofrezcan a sus clientes el servicio de pagar sus cheques en cualquier
sucursal del país, pero del mismo banco, sin comisión.
Finalmente, téngase presente que si el beneficiario de un cheque ejercita
en México acción de regreso contra un endosante, el que se haya librado en el
extranjero no es obstáculo para su ejercicio, ni puede considerarse que los
tribunales mexicanos carezcan de competencia, porque si el documento
carece del dato de domicilio para el pago, conforme a lo previsto en los arts.
1104, 1105 y 1106 del Código de Comercio, el acreedor podrá elegir el lugar
del juicio, obviamente en aquel en donde esté el domicilio del deudor.108

6. “La firma del librador”

Como manifestación de voluntad, por excelencia, en la contracción de las


obligaciones cambiarias, la falta de este requisito no está suplida por la ley, y
si se presenta provoca, indefectiblemente, la ineficacia del cheque. Al
respecto, son pertinentes los mismos comentarios en ocasión de la firma de la
letra (núm. 3.3) y del pagaré (núm. 3.12) así como los siguientes.
La práctica difundida de las cuentas en condiciones y/o, /y, /o, etc., ha
motivado el problema que se estudia en seguida (núm. 3.21); en este
momento sólo diremos que los clientes de un banco están facultados para
convenir que los cheques librados contra determinadas cuentas deben serlo,
para efectos de control empresarial, con dos firmas, al grado de que si el
banco paga un cheque con una sola firma y los estatutos de la sociedad
señalan que sólo se pueden pagar cuando lleven dos, el banco incurre en
responsabilidad.109
Asimismo, cuando un cheque que debía haberse librado con dos firmas se
libra con una, el banco no lo paga y el beneficiario intenta acción en contra de

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los libradores, éstos no pueden defenderse argumentando que el cheque debía
tener dos firmas y contenía sólo una, pues en todo caso quien suscribió es el
responsable del pago del cheque, de acuerdo con el art. 183 de la LGTOC.110
Finalmente, si el cheque contiene un endoso en blanco, con la firma del
beneficiario, el último tenedor está en su derecho de cobrarlo en la vía
judicial, sin que sea óbice que, después del endoso, exista una anotación en el
sentido de que una institución bancaria recibió el documento para su cobro;
otra en cuanto a que el título se devolvió por fondos insuficientes, y una más,
del mismo banco, en la que se asienta que, por devolución del documento, se
deja sin efecto la prevención de que el documento sólo puede ser cobrado por
la institución bancaria,111 simplemente, porque ese endosatario es el único
que podrá cobrar el cheque.

3.21. Elementos personales. Obligaciones y derechos


Debido a que encuentra soporte en dos diferentes tipos legales de relación (la
contractual y la cambiaria), la mecánica de pago genera en el cheque muchas
peculiaridades, que nos obligan a estudiar por separado las obligaciones y los
derechos que le asisten a cada uno de los tres participantes, según sea su
origen, es decir, si provienen de una relación cambiaria o de una contractual,
y de acuerdo con los caracteres de cada tipo.

El banco librado. Responsabilidad exclusivamente contractual

En primer lugar, el banco librado está obligado a obedecer la orden de


pago contenida en el cheque, siempre que el acto de cobro reúna los
requisitos necesarios.
Desde luego, el beneficiario debe exhibir y entregar el cheque contra el
pago (arts. 196 y 129, LGTOC).
El librador debe tener cuenta en el banco en pleno funcionamiento, es
decir, no debe haberla abandonado (art. 175, LGTOC).112
Precisamente en esa cuenta, y no en otra, aunque pertenezca al mismo
librador y esté radicada en la misma sucursal, debe haber fondos
suficientes para efectuar el pago (art. 184, LGTOC).
El pago del cheque no debe haberse suspendido de manera voluntaria
(arts. 194 y 185, LGTOC), judicial (arts. 45, fracc. II, y 188, LGTOC) o legal

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(art. 192, LGTOC), pero si el banco paga un cheque visiblemente alterado
en la parte que indica el nombre del beneficiario, el perjudicado a cuyo
nombre se libró, no necesita promover el juicio de robo o extravío (art.
42, LGTOC), puesto que ya hay un nuevo responsable, el banco, al que se
le puede exigir el pago del daño ocasionado por el descuido o la
imprudencia de sus empleados.113
La firma que aparece en el cheque debe ser la que está registrada en el
banco como la del titular de la cuenta, y su texto no debe presentar
alteraciones evidentes (art. 194, LGTOC), pero si el representante de una
sociedad hace un depósito con las facultades registradas, que incluyen la
mancomunidad de firmas, significa que el banco aceptó esta limitación
(impedimento para retirar fondos con una sola firma) y, por tanto, si el
banco efectúa operaciones a cargo de la cuenta sólo con la firma del
representante, no cumplió con lo pactado y queda obligado ante la
sociedad.114
En caso de que se cargue la cuenta de cheques, pero no mediante la
emisión de un cheque, sino cuando un tercero dispone sobre ella, éste
debe aparecer autorizado por el titular en los registros especiales que
para ello lleve el banco (art. 57, LIC).
El pago sólo se efectuará si el cheque se cobra en los plazos legales de
presentación (art. 181, LGTOC). Si se cumplen estos plazos y el
beneficiario no se presenta e intenta cobrarlo, el banco está obligado a
pagar siempre que haya fondos suficientes en la cuenta (art. 186, LGTOC);
pero si no los hay, el beneficiario no podrá ejercer acción contra el
librador ni tendrá derecho a ser indemnizado.115
También debe pagar aunque después de la emisión del cheque
sobrevenga la muerte o la incapacidad del librador; una vez más,
siempre que haya fondos (art. 187, LGTOC). No obstante la claridad de
esta disposición, la Corte sostuvo, en tesis única, que la devolución de
los fondos de la cuenta de una persona fallecida sólo puede hacerse
mediante orden judicial.116

Si todos estos requisitos se cumplen, y el banco se niega a pagar, quedará


obligado con su cliente —no con el beneficiario— a resarcir los daños y
perjuicios que su negativa le cause; este resarcimiento nunca será menor a
20% del valor del cheque (art. 184, 2o. párr., LGTOC). Se precisa que 20% no
es un máximo ni una pena legal previamente estipulada, sino sólo el mínimo

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de reparación por incumplimiento de contrato a la que el perjudicado puede
aspirar; su monto final dependerá de la prueba idónea de responsabilidad civil
desahogada en el juicio ordinario correspondiente.117
Por último, cuando el banco realice el pago en ventanilla (veremos que
esta forma de pago es sólo una de las cuatro que reconoce la práctica
bancaria), debe verificar la legitimidad del beneficiario en los términos de la
teoría general del título de crédito (núm. 2.29); para ello, en ese momento y
en el caso de esta forma de pago, asume las facultades y responsabilidades de
verificación (identificar al beneficiario, una serie de endosos no interrumpida,
etc.) que, en materia cambiaria, le corresponden al principal obligado (art. 39,
LGTOC), no obstante que, reiteramos, el banco no es obligado ni responsable,
sino el pivote de pago en la mecánica triangular del cheque.
En el incumplimiento, o en el cumplimiento deficiente de las obligaciones
distintas de las de pago en que el banco pueda incurrir, responderá frente al
librador de acuerdo con el convenio de depósito de dinero a la vista, en
cuenta corriente de cheques, que necesariamente celebró, y conforme al
derecho bancario general (arts. 103 y ss., LIC).

El beneficiario. Plazos de presentación. Formas de cobro y depósito

En el cheque, al beneficiario le asiste el derecho cambiario por excelencia: el


cobro, que debido a su estructura triangular no se le exige al emisor, es decir,
no se le cobra al deudor sino al banco, que no paga con dinero propio sino
con el del deudor. Pero aquél no sólo tiene este derecho fundamental,
también posee otros de menor importancia, así como diversas obligaciones en
cuanto a forma y presentación.
Entre éstas, las dos más importantes consisten en que a) el cheque será
pagadero a la vista, siempre que se presente ante el librado y no ante el
librador,118 por lo que es requisito sine qua non presentar el cheque ante el
librado antes de intentar cualquier acción contra el librador; b) en que el
cheque debe presentarse para su cobro en ciertos términos fatales, pues de lo
contrario se aplican fuertes sanciones por negligencia. Estos plazos de
presentación, es decir, los términos en que el tenedor debe cobrar el cheque
para no incurrir en estas sanciones son los que dispone el art. 181 de la LGTOC:

Quince días naturales (¿habrá artificiales, o serán de calendario?)

79
después de su fecha, si se cobra en la misma ciudad en que se emitió.
Un mes si se cobra en una ciudad distinta de la que lo emitió, siempre
que ambas estén localizadas en territorio nacional. Extraña que el
legislador haya sido tan específico en la fracción anterior (15 días), y en
ésta y en las siguientes haya permitido la confusión que origina la
existencia de meses de 31, 30 y 28 días que, en la presentación de un
cheque, puede ser en extremo delicada. En la práctica, los bancos no
aplican la regla de un mes, sino la de 30 días calendario.
Tres meses si se cobra en México, pero se emitió en el extranjero.
Tres meses si se cobra en el extranjero, pero se emitió en México,
siempre que las leyes del país del pago no establezcan un plazo
diferente, caso en el que deberá presentarse en ese plazo.
Si no se presenta el cheque para cobrarlo en estos plazos, se suscitan
consecuencias múltiples; la más importante es la caducidad de la acción
cambiaria (art. 191, LGTOC). Sin embargo, existen algunos principios que
el estudiante debe considerar:
Si el librador prueba que durante el plazo en que el cheque debió
haberse presentado, él tenía en su cuenta fondos suficientes para
cubrirlo, el beneficiario perderá ipso jure probandis la acción cambiaria
directa (art. 191, fracc. III, LGTOC).
Una interpretación correcta del art. 191, fracc. III, de la LGTOC permite
concluir que la acción directa contra el librador y contra sus avalistas
caduca por a) la simple falta de presentación, o b) protesto del cheque,
pues para que la caducidad prospere también se debe probar, c) la
existencia de fondos suficientes en el banco durante el término de
presentación del cheque, y d) que dejó de pagarse al beneficiario por
causa ajena al librador.119
Sin embargo, si el cheque fue devuelto por fondos insuficientes, pero se
presentó al cobro después de los 15 días que siguieron a su expedición,
corresponde al librador probar en juicio tanto la existencia de fondos
durante el término de la presentación como que dejó de pagarse por
causas ajenas a él, de manera que si no acredita esos supuestos no
caduca la acción (art. 191, LGTOC).120
Por tanto, la acción cambiaria por falta de pago de un cheque puede
ejercitarse desde el momento en que no se pagó cuando se presentó al
banco; pero el cómputo del término de la prescripción corre sólo desde
que concluyan los plazos a que se refiere el art. 181 de la LGTOC.121

80
De conformidad con un reciente precedente federal, la falta de
presentación oportuna del cheque no trae necesariamente como
consecuencia la improcedencia de la vía ejecutiva. A continuación se
transcribe una parte fundamental de dicho precedente:

[…] pues tal circunstancia no le quita el carácter de ejecutivo, sino que, en todo caso, la falta
de ese ejercicio daría lugar a la caducidad o a la prescripción de la acción, en términos de los
artículos 191 y 192 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, lo cual conduce
a estimar que la presentación oportuna del título de crédito para su pago, no es una causa
para declarar improcedente la vía ejecutiva mercantil, al no estar prevista en ninguno de los
dispositivos que la rigen.122

Definitivamente, la falta de presentación oportuna del cheque no


extingue la acción ordinaria, porque a pesar de que el cheque pierda su
ejecutividad y por tanto no se puede intentar la acción cambiaria, no se
impide el ejercicio de la acción de cobro de pesos cuando el cheque no
se presenta como tal, sino como un documento privado del que deriva la
existencia de deudas a cargo del librador.123
En resumen, el beneficiario pierde el derecho de ejecutar su deuda por la
vía cambiaria, y el cheque dejará de serlo para convertirse en un
documento privado, idóneo sólo para probar la existencia de una deuda
mercantil.
El beneficiario también pierde, ipso jure, la posibilidad de denunciar,
con resultados, el nuevo tipo de libramiento de cheque en descubierto
que regula el Código Penal (arts. 387, fracc. XXI, CPF y 231, fracc. XIII,
CPDF), ya que la existencia de fondos durante el plazo obligatorio es una
excluyente de su tipificación.124
En cuanto a los términos de presentación, es muy importante su
incidencia en materia penal. Al respecto, los colegiados sostuvieron que
para que se integre el tipo contenido en los arts. 387, fracc. XXI, CPF, y
231, fracc. XIII, CPDF, es necesario que en la presentación del cheque se
hayan observado las reglas previstas en la LGTOC; si el cheque se
presentó fuera de los plazos a que se refiere el art. 181 de la LGTOC, su
libramiento no configura ese delito, porque no reúne un elemento
integrante del tipo.125
Debe tenerse sumo cuidado en materia fiscal, porque de acuerdo con los
arts. 20, 21, séptimo párrafo, y 29-A, fracc.VII, inciso c), del Código
Fiscal, cuando se emiten para pagar un crédito fiscal, los cheques

81
personales de los causantes se regulan sólo por las disposiciones de esa
materia; por tanto, al ser medios de pago, si no se cubren de inmediato
se sigue en contra del librador/causante el procedimiento económico
coactivo establecido en el Código Fiscal, lo que descarta, primero, la
posibilidad de que deba ejercitarse la acción cambiaria para exigir la
indemnización de 20%, porque si el Código Fiscal admite los cheques
personales como medio de pago de créditos de ese tipo es porque son
títulos de pago a la vista, o sea, como si fuera dinero en efectivo y,
segundo, es irrelevante determinar si el cheque se presentó o no para su
cobro el mismo día en que se libró.126

Es importante recordar que respecto de la fecha a partir de la cual corren los


términos de presentación del art. 181, una primera interpretación de la Corte
consistía en que dichos plazos se iniciaban un día después de la fecha del
cheque, y no a partir de ésta (art. 181, fracc. I: “Dentro de los 15 días que
sigan al de su fecha...”). Sin embargo, como veremos enseguida, dicho
criterio cambió en cierta medida, en el sentido de que el cheque es realmente
pagadero a partir de su expedición.
En efecto, en la práctica vimos cómo algunos comerciantes, temerosos de
que el cheque careciera de fondos, acudían de inmediato al banco a
presentarlo “el mismo día de su emisión”, aunque el librador está obligado a
tener fondos a partir del día siguiente,127 razón por la cual perdían el derecho
a ser indemnizados. Sin embargo, la resolución de una contradicción de tesis
consideró que la presentación del cheque el mismo día de su expedición, no
significa que el beneficiario pierda el derecho a ser indemnizado por la falta
de pago.128
Además de los plazos legales de presentación, debemos tener presente
que existen cuatro formas de pagar un cheque en función del lugar y de la
forma de cobro: el pago en ventanilla, el depósito en cuenta, el depósito para
abono en cuenta y el depósito de remesas. Cada uno implica diferentes
responsabilidades para el beneficiario. A continuación explicamos esas
formas de pago:

a. En ventanilla. Para poder realizar este tipo de cobro, que a pesar de ser
la más antigua ya no es tan frecuente, el tenedor debe cobrar el cheque
en la ciudad que indique su texto (art. 180 de la LGTOC); de lo contrario,
la ventanilla no pagará, a no ser que se trate de un cliente de una cuenta

82
o de una sucursal especiales por su monto, antigüedad o conocimiento
directo.
Es decir, un cheque puede cobrarse en una ciudad diferente de la de
su expedición, pero para hacerlo en ventanilla debe ser en la ciudad de
emisión, salvo algunos bancos que también ofrecen a sus clientes esa
posibilidad. Pero en el momento de cobrar el cheque, el empleado de
ventanilla pide al beneficiario que lo endose, lo que no implica un acto
como el que establece el art. lo. de la LGTOC: que produzca obligaciones,
porque no existe en la LGTOC ninguna norma que considere la
presentación y el cobro de un cheque ante un banco como una operación
de crédito.129
b. Por depósito en cuenta. Además de poder cobrarlo en ventanilla, hay
otra forma que, incluso, es la más usual en la mayoría de los medios
empresariales: el depósito en cuenta de cheques o de otro tipo, que el
beneficiario tenga abierta en cualquier banco. La empresa que
diariamente recibe decenas y en ocasiones cientos de cheques, desde
luego, no los cobra en ventanilla; los deposita en su cuenta (de cheques,
de inversión, etc.) para que su banco los cargue al banco contra el que se
libró cada uno.
Para que el cobro pueda realizarse, es necesario que el depositante
endose cada cheque al banco en el que tenga su cuenta, ya que, en virtud
de la legitimación (núm. 2.29) y de la incorporación (núm. 2.25), el
único que puede cobrar el título es el que, además de tenerlo en su
poder, sea su legítimo propietario, lo que el endoso permite actualizar de
manera idónea.
Por su parte, el banco depositario no cobra individualmente cada
cheque, sino que lo realiza por compensación en la cámara
correspondiente (núm. 3.24).
c. Por depósito para abono en cuenta. En el endoso de cheques que
depositen los clientes, la LGTOC estipula un privilegio de excepción en
favor de los bancos (art. 39, segunda parte), que consiste en la
exoneración del requisito del endoso, si el cheque se deposita para
abono en cuenta, cláusula que estudiaremos adelante (núm. 3.25).
Cuando una persona deposita en su cuenta un cheque y no lo endosa,
pero lo deposita para abono mediante una ficha en la que se identifican
los números y las características tanto de la cuenta como del cheque,
entonces el banco puede cobrarlo en compensación, sin necesidad del

83
endoso ni de otros medios de legitimación.
Sin embargo, la leyenda al dorso de un cheque de que se entrega al
cobro para abono en cuenta, pero sin firma, no es suficiente para
legitimar al tenedor en juicio, ya que esa constancia no es otra cosa que
un sello que, por sí solo, no puede siquiera surtir el efecto de la
declaración a que alude el art. 39 de la LGTOC, pues se trata de una
mención cuyo contenido a nadie obliga, y de la que nadie es
responsable.130
d. Por depósito de remesa. El cobro de un cheque en una ciudad distinta de
la de su emisión sólo puede hacerse en ventanilla cuando un banco así lo
permita a sus clientes; en los demás casos únicamente podrá realizarse
mediante el depósito en cuenta a que aludimos dos párrafos antes. Esta
denominación (remesa o cheque foráneo) se aplica al cheque emitido en
una ciudad distinta de aquella en la que se deposita.
Como para cobrar en compensación, el banco depositario debe
efectuar más gastos de los que realiza cuando el cheque es de la misma
plaza, primero lo envía a la ciudad original y después aguarda a que el
banco librado conteste si tiene fondos. Generalmente, le cobra al cliente,
por concepto de comisión, un porcentaje que varía según el banco y la
importancia de la cuenta. Al depósito de remesas le son aplicables las
reglas del depósito en cuenta y del depósito para abono en cuenta del
inciso anterior.

Por último, en los actos de cobro existen otras cargas para el tenedor, que son
las siguientes:

A pesar de que se emita al portador, cuando un cheque es por un valor


superior a una cantidad determinada, que varía según el banco y la
importancia del cliente, es práctica bancaria pedirle al tenedor que se
identifique.
Si el cheque se emite a la orden, a pesar de que el beneficiario se
identifique cambiariamente, también es práctica bancaria que para
pagarse deba haber un reconocimiento de firma, que consiste en que al
recibir el cheque, el beneficiario estampe su firma al reverso, y el
librador estampe una segunda firma (la primera está en el anverso del
cheque) con la que se pretende que el librador reconozca, al distinguir su
firma, que el beneficiario es en realidad él.

84
Estas dos prácticas bancarias que, desde luego, desatienden las
disposiciones de la LGTOC y de la LIC, son medidas adicionales de
precaución y se analizan más adelante (núm. 3.29).
Cuando en la cuenta no existan fondos suficientes para pagar la totalidad
de un cheque, y el banco ofrezca pagar hasta donde alcancen los fondos
disponibles, el beneficiario tiene derecho de aceptar o rechazar el pago
parcial (art. 189, LGTOC).
Nosotros no conocemos ningún caso en que el banco haya ofrecido
pagar en forma parcial, pues de acuerdo con el art. 184, 2o. párr., de la
LGTOC: “Cuando, sin justa causa, se niegue el librado a pagar un cheque,
teniendo fondos suficientes del librador, resarcirá a éste los daños y
perjuicios que con ello le ocasione.” La existencia de fondos “no
suficientes” lo exime del pago parcial. No obstante, si se presentara este
caso raro, el beneficiario debe dar al banco un recibo escrito y anotar la
quita en el cheque.
El protesto en el cheque (núm. 2.36), formalidad indispensable para no
perder la acción de regreso por caducidad, está sujeto a reglas especiales
mucho más ligeras que en los otros títulos de crédito (art. 190, LGTOC).
Así, a) en todo caso, su levantamiento es automático y no lo debe
realizar el interesado, sino el banco o la cámara de compensación, según
corresponda; en consecuencia, es gratuito; b) cuando el cheque se
presente en ventanilla y no haya fondos, la anotación que haga el
empleado de ventanilla surtirá efectos de protesto, y c) si se deposita en
cuenta, y en la compensación se rechaza por falta de fondos, la nota que
se realice en la cámara surtirá como protesto; luego d) la única
obligación activa y no pasiva que se impone al beneficiario, y sólo
cuando existan otros endosantes (art. 190, 5o. párr., LGTOC), es
notificarles el protesto de inmediato.

El librador. Obligaciones y sanciones

El librador es el eje central de las obligaciones que se generan por el cheque.


Por una parte, está obligado cambiariamente con el beneficiario y, por otra, lo
está, pero de manera contractual, con el banco. En ambos casos, el acreedor
sólo podrá intentar las acciones inherentes a la relación jurídica que sostenga
con el librador.

85
momento, baste decir que la importancia bursátil de la acción societaria es tal
que la Primera Sección del Registro Nacional de Valores e Intermediarios es
la “Sección Valores”, destinada a registrar las acciones societarias.
En 1998 estaban registradas poco más de 150 sociedades, la tercera parte
de las cuales eran holdings controladoras; éstas, junto con las que no lo son,
engloban a miles de las mejores sociedades anónimas de este país.

Segunda sección. La obligación societaria, también


conocida como bono
4.7. Diferencias financieras y societarias entre la acción, la
obligación y el crédito (el balance contable)

Tres formas diferentes de financiamiento


Para el desarrollo normal de sus actividades cotidianas, la sociedad anónima
requiere dinero. El día que una anónima inicia operaciones sólo dispone (no
puede ser de otra manera) del que aportaron los socios en la fundación del
capital; ese dinero, que no retirarán, a menos que dejen de ser socios,
contablemente se denomina capital de trabajo, porque es el eje en torno al
que va a girar la totalidad de las operaciones iniciales y ulteriores. En efecto,
si un socio vende sus acciones, el nuevo le pagará su valor y el capital de
trabajo permanecerá igual; es probable que la sociedad ni siquiera se entere,
porque —recuérdese— es anónima.
A partir de su constitución, la sociedad paga a sus empleados y
proveedores, fabrica sus productos, elabora sus servicios y, en suma, ejerce el
comercio, pero no sólo con el capital fundacional, sino sobre todo con el
dinero que recibe de la venta de sus productos o servicios; ese ingreso,
además de que debe ser suficiente para financiar su operación (lo que ingrese
por ventas debe alcanzar para cubrir todos sus gastos), debe ser mayor que su
egreso ―utilidad― para que, una vez pagado el impuesto, lo divida entre los
socios que arriesgaron su dinero por haber sido precisamente ése su interés en
hacerla (de ahí el nombre de dividendo).
Hay ocasiones en que por motivos diversos ―como los planes de
crecimiento, la oportunidad de hacer negocios extraordinarios o incluso la
crisis de tesorería, cobranza, etc.― el dinero del que dispone la sociedad,

86
tanto en capital aportado como en dinero captado por ventas, es insuficiente y
entonces enfrenta la necesidad de allegarse más. Las preguntas son cómo y,
principalmente, de quién.
Entre las múltiples opciones que tiene una anónima para allegarse dinero
fresco, existen tres muy eficientes, porque están organizadas con detalle y de
manera plena por la ley y debido a que son muy conocidas en la práctica
mexicana; es decir, son verdaderas herramientas de trabajo. Entre ellas
mencionaremos las siguientes:

El aumento de capital se realiza mediante la emisión de nuevas acciones


que suscribirán los socios primitivos (art. 132, LGSM) o bien otros nuevos
a quienes se habrá de reclutar (en este caso, el dinero proviene de los
socios).
El crédito bancario o privado, que se obtiene mediante la firma de un
contrato de mutuo o de apertura de crédito.14 Para ello, generalmente, la
sociedad debe ofrecer garantías reales y quedará obligada a pagar los
intereses y el capital en un plazo determinado (en este caso, el dinero
proviene del banco o del prestamista).
La emisión de obligaciones se lleva a cabo, como lo dice su nombre,
mediante la emisión de títulos denominados obligaciones, que
representan la participación individual de sus tenedores (llamados
obligacionistas) en un crédito colectivo constituido a cargo de la
sociedad (art. 208, LGTOC), que corresponde al dinero ingresado en forma
masiva por la compra de los títulos. En algunos casos (art. 210 bis), las
obligaciones pueden convertirse en acciones.

Las consecuencias societarias y financieras de cada una de estas fuentes de


financiamiento son muy diferentes, por tanto, la opción constituye, desde
luego, una decisión de importancia máxima, que debe tomar el consejo o la
asamblea, que habrán de ponderar las opciones a la luz de sus necesidades
concretas.
Uno de los instrumentos indispensables para el análisis de la toma de esta
decisión es el balance contable, también conocido como estado de posición o
de situación financiera. Por este motivo, y porque su explicación breve nos
auxilia en esta exposición, en seguida recordaremos de manera sucinta cómo
funciona este documento tan importante.

87
El balance contable

La importancia del balance contable en las actividades mercantiles puede


valorarse en el hecho de que, en 1679, el ministro francés Jean-Baptiste
Colbert emitió un decreto que adicionó las Ordenanzas del Comercio
Terrestre y Marítimo, por medio del cual establecía la obligación de que
todos los comerciantes fueran examinados por el Tribunal de Comercio de
París, acerca de su conocimiento cabal del balance contable, la teneduría de
libros y la partida doble.
El balance es, de manera fundamental, un documento destinado a
proporcionar información a directivos y socios. En efecto, permite conocer
estáticamente, es decir, en una fecha determinada (el antes y el después de
esa fecha siempre son diferentes porque la actividad de la anónima es
dinámica) tres circunstancias: a) cuánto posee la sociedad y cuánto le deben;
b) cuánto debe la sociedad a terceros, y c) cuánto le debe la sociedad a los
socios. Cada circunstancia permite discriminar los tres grandes capítulos en
los que, podrá verificarlo el lector, está dividido todo balance, del que se
muestra un ejemplo en el cuadro 4.1.

El activo. En él consta todo lo que la sociedad tiene en inmuebles,


dinero, mercancías, otros bienes, etc., y todo lo que le deben sus
clientes, empleados, deudores diversos, etc., siempre que cada concepto
pueda apreciarse en dinero.
El pasivo. En él se especifica todo lo que la sociedad le debe a terceros,
como bancos, proveedores, acreedores diversos, casero, etc., siempre
que cada concepto pueda apreciarse en dinero.
El capital. En él se refleja todo lo que la sociedad le debe a los socios,
ya sea en capital o en utilidades generadas y todavía no divididas, que
por supuesto sólo pueden apreciarse en dinero.

Cuadro 4.1. Esquema de un balance contable.

88
Ya que las tres formas de financiamiento (aumento de capital, crédito y
emisión de obligaciones) implican una deuda para la sociedad, es decir,
consiste en un dinero que la sociedad debe, cualquiera por la que se opte debe
registrarse en el lado derecho del balance: la primera en el capital, y las dos
siguientes en el pasivo. Con objeto de ilustrar esta circunstancia, y siguiendo
con la data del cuadro 4.1, en el cuadro 4.2 se muestra la ubicación de cada
registro asumiendo, en hipótesis de gabinete, que la sociedad optó por los tres
tipos de financiamiento de manera simultánea.

Diferencias financieras y societarias


A guisa de ejemplo, en seguida se listan algunas de las diferencias más
notables entre estos tres tipos de financiamiento que, entre otros, la sociedad
anónima interesada deberá ponderar. Es necesario destacar que, de acuerdo
con nuestra experiencia, el diseño de la legislación actual sólo permite que las
sociedades relativamente grandes y con alto nivel de organización puedan

89
optar por cualquiera de estos tres financiamientos; las de tamaño menor y las
menos organizadas en general sólo pueden recurrir al aumento de capital, al
préstamo privado y, de ser posible, al crédito bancario, en ese orden.
Algunas de estas diferencias son las siguientes:

a. La mecánica de formalización de cada tipo presenta índices de


complejidad diferentes; en términos latos, de menor a mayor, son el
aumento de capital, la obtención de un préstamo privado, de un crédito
bancario y la emisión de obligaciones.
b. El interés de cada prospecto de prestador es diferente en cada caso: por
un lado, al obligacionista le interesa la renta fija que le ofrece la emisora
y, en ocasiones, en la utilidad que podría representar vender la
obligación a un precio superior al que le costó; por otro lado, al banco o
al prestamista les interesa que la sociedad sea tan solvente como para
que le pague con puntualidad los réditos y el capital que aceptó pagar;
por último, al socio le preocupa adquirir la acción, es decir, ser socio,
tener participación corporativa y, de modo subsidiario, la utilidad
potencial por dividendos anuales o por la venta de la acción en un precio
mayor al que pagó por ella.
c. Como dijimos, no todas las sociedades anónimas pueden aspirar a
colocar obligaciones en el mercado bursátil, pues para ello deben reunir
elementos y características propios de las empresas fuertes (art. 14,
LMV); en consecuencia, la deuda por emisión de obligaciones es con
frecuencia tan grande que sólo puede pagarse con ingresos, también
elevados, obtenidos en un plazo muy breve; por tanto, sólo en la medida
en que esto sea posible se justificará su opción.
d. Generalmente, el dinero obtenido de créditos bancarios y privados se
utiliza a juicio de la sociedad. En ese sentido, en la emisión de
obligaciones, a los obligacionistas les asiste el derecho de participar en
la toma de algunas decisiones (art. 212, LGTOC), y en el aumento de
capital el nuevo socio tiene acceso inmediato a la asamblea, al consejo y
a la toma de decisiones.
e. La emisión de acciones implica el ingreso en la asamblea de nuevas
personalidades y votos y, por tanto, de voluntades que tal vez no estén
plenamente identificadas con los tenedores del capital original. Esta
situación se agrava si el dinero que necesita la sociedad, que sería
aportado por los nuevos socios, es mayor que el capital original, pues

90
significaría que los socios originales de manera súbita adquirieran el
carácter de minoritarios en una asamblea y, por estar edificada en un
principio sólido de democracia (voto), vieran reducida su participación
en todos los sentidos.
f. Para obtener un crédito bancario es indispensable absorber costos
adicionales muy altos (apertura de crédito, investigación, etc.); pero,
además, deben proporcionarse garantías tangibles que en muchas
ocasiones no es fácil reunir, y también debe ofrecerse una reciprocidad,
que a veces resulta incompatible con la necesidad de pedir dinero
prestado. En el aumento de capital no deben ofrecerse garantías ni rentas
fijas, y la garantía de la emisión de obligaciones queda afectada por
plazos relativamente cortos.
g. En el caso del préstamo privado o extrabancario, el punto más
importante por ponderar es el rédito que el prestamista cobra y que, por
lo regular, es superior al bancario; además de que también deben
ofrecerse garantías idóneas.
h. En los créditos bancario y privado, tanto el acreedor como la garantía
están perfectamente identificados, porque también suele documentarse la
deuda con la firma de un pagaré simple; por tanto, puede ejercerse una
presión incisiva en caso de renegociación o de impago de la deuda. En la
deuda proveniente de la emisión de obligaciones, los acreedores están
desconcentrados y llevar a cabo acciones judiciales o renegociaciones
puede tomar tiempo.
i. Sin embargo, para las sociedades con garantías suficientes que desean
conseguir cualquier tipo de crédito resulta más fácil colocar una acción o
una obligación en la bolsa, porque su valor es necesariamente más bajo
que el total de la emisión, y su costo individual es accesible para el
público; por el contrario, obtener un crédito hipotecario, refaccionario o
de cualquier otro tipo por una cantidad importante puede dificultarse por
la falta de recursos y dinero que tengan los bancos en el momento de la
necesidad, porque a diferencia de los obligacionistas, el banco sería un
solo prestador.
j. En el caso de acciones u obligaciones, la decisión obedecerá al plazo
que la sociedad quiera permanecer obligada y a su deseo de garantizar la
emisión. En efecto, por una parte, la emisión de obligaciones es
pagadera siempre a un plazo relativamente corto, en tanto que la de
acciones se entiende permanente o cuando menos indefinida y, por otra,

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la emisión de obligaciones, en general, se garantiza con bienes reales y,
como dijimos, el aumento de capital sólo está garantizado con los planes
de expansión diseñados por consejeros con talento.

Cuadro 4.2. Registro en el balance de deudas por emisión de obligaciones.

El estudio analítico de estas variables ―entre otras―, que sólo se apuntan


para ubicar al lector en la realidad financiera de la sociedad anónima,
permitirá a los directores y socios tomar la decisión adecuada. En caso de que
sea la emisión de obligaciones, se deberá cumplir con los requisitos y las
condiciones que se examinan en seguida.

4.8. El acta de emisión. La categoría de valor bursátil


Antes que nada, cabe hacer una precisión importante: de acuerdo con la LMV,

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