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Nuestro desafío en el discipulado para el 2020

Introducción: ¿Quién es un verdadero discípulo? Lucas 14:25-27

La palabra clave es: Renuncia

Todos comenzamos siendo seguidores. El trabajo de un discipulador es llevar


ese seguidor a ser discípulo; que la nueva naturaleza se desarrolle en esa
persona; reproducir el carácter de Cristo.

1) El hacer discípulos no es opcional

Debemos reconocer que muchas veces vemos el discipulado como una tarea
especial, exclusiva para algunos. Decimos cosas como: “este no es mi
llamado”, “no soy bueno hablando”, “no sé lo suficiente”. Sin embargo, en las
mismas palabras de Jesús podemos ver que, cualquiera que por gracia ha
creído, tiene esta responsabilidad: “Vayan, pues, y hagan discípulos de todas
las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo” (Mt. 28:19).

Muchas de las personas que Dios llamo, quisieron huirle al llamado y lo


hicieron acudiendo a sus limitaciones.

Hay quienes creen que hay que ser perfectos para cumplir con el llamado.
Dios llama a los imperfectos y trabaja en ellos.

*Jeremías. No se hablar, soy un niño.

*Gedeón. Primero hizo un reclamo, ¿si Dios está con nosotros porque
estamos en esta condición? ¿Dónde están las promesas hechas a nuestros
padres?

Señor. Mi familia es pobre y yo el menor de mi casa

*Moisés. ¿Y quién soy yo para ir al faraón? Los hijos de Israel no me creerán.


Cuando me pregunten quien me envió, con que les voy a salir.
¿Qué excusa tengo hoy para abrir mi célula?

Abra quienes dicen. No tengo tiempo, no me siento capacitado.

Para este 2020 el proyecto son células. Cresco, alcanzo un desarrollo para
multiplicarme.

2) El hacer discípulos no es predicarnos a nosotros mismos 

El apóstol Pablo expresa muy bien el enfoque con el que deberíamos


discipular a otros al decir que “no nos predicamos a nosotros mismos, sino a
Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos de ustedes por amor de
Jesús” (2 Cor. 4:5).

3) El discipulado se trata de relaciones

Cuando el discipulado se hace dentro de la Iglesia, la relación entre maestro y


discípulo es natural, pero cuando salimos, la búsqueda se vuelve intencional.
Esto va a requerir una verdadera inversión de nuestro tiempo, nuestros
recursos y sobre todo, de confianza.

Veamos a nuestro ejemplo perfecto. Jesús pasó gran parte de su ministerio


hablando a las masas como en el Sermón del Monte. A la vez, Él tuvo
relaciones íntimamente personales. Pasó 3 años y medio viviendo
literalmente con sus discípulos, visitó la casa de Zaqueo (Pc. 19:1-10) y se
presentó como el agua viva frente a la mujer samaritana (Jn. 4:13-14).
Claramente, Jesús entendía lo importante de las relaciones.

En esto de las relaciones hay personas que son claves como lo fue la mujer
samaritana.

4) Debemos estar preparados para presentar defensa

Discipular fuera de la iglesia no va a requerir solamente que ocupemos


nuestro tiempo al pasar unas horas a la semana en reuniones con esas
personas. Es un trabajo de tiempo completo.
*Estos discípulos estarán llenos de dudas, lo que exigirá más estudio de la
Palabra. Ejemplo: Cuando inicie la célula donde la hermana María Eugenia.

*Estos discípulos tendrán muchas necesidades, lo que requerirá intercesión. 

*Estos discípulos sufrirán pruebas, lo que nos llevará a pasar todavía más
horas ayudándoles y escuchándoles, 

*Estos discípulos tendrán deseos contrarios al evangelio y tratarán de


defenderse evidenciando nuestro propio testimonio, lo que nos obliga a
depender absolutamente de Cristo.

5) Los nuevos discípulos deben unirse a la iglesia

Ahora, los discípulos no pueden quedarse sin ellos mismos hacer


discípulos toda la vida. La idea principal de Jesús fue que esos 12 hombres,
guiados por el Espíritu Santo, fueran también hacedores de discípulos,
predicando el evangelio: el nacimiento, vida, ministerio, muerte, resurrección
y gloria venidera del Hijo de Dios, con el propósito de que ante Él se doble
toda rodilla, de toda lengua, nación y tribu.

Llegará el momento en que esos nuevos discípulos den el paso de unirse a la


Iglesia y crecer dentro del cuerpo para, a su debido momento, ellos mismos
salir a hacer nuevos discípulos. Podemos ayudarlos en esta transición a asistir
a la iglesia

Por otro lado, debemos seguir a su lado, evitando que sientan que dependen
de nosotros para avanzar, y animándolos a que puedan contar a otros de lo
que el Señor ha estado haciendo en sus vidas.

Algunos consejos

Apunta siempre al evangelio. Es muy tentador empezar a hablar de varios


temas particulares, pero centrémonos en el mensaje de salvación.

Oración, oración, oración. Es esencial interceder por estas personas, del


mismo modo que oramos por nuestro propio corazón, por nuestras
intenciones, porque Dios muestre su voluntad para todos los que ha
destinado para vida eterna.

No descuides tu servicio en la Iglesia. El trabajo para Dios está en el cuerpo,


esa es la forma que establece la Palabra. Al mismo tiempo, mostrar nuestro
compromiso es de gran testimonio para aquellos nuevos discípulos que no
creen en la Iglesia.

Rinde cuentas. Nuestras autoridades deben estar enteradas del trabajo que


hacemos con otras personas fuera de la Iglesia, de modo que puedan
corregirnos, enseñarnos e interceder por nosotros en esta tarea.

Organiza tu agenda. No solo importan las intenciones, es importante


formalizar estos encuentros para dar un seguimiento adecuado a quienes
estamos discipulado.

No te desanimes. Es muy fácil que nuestro ánimo decaiga cuando creemos


que no estamos haciendo “bien” el trabajo, pero Dios nos ha llamado a ser
testigos de su plan eterno. Dios mismo convencerá a los corazones de
pecado, no hay argumento que cambie a nadie: 

El objetivo del discipulado siempre ha sido el mismo, plasmado


hermosamente en las palabras de Jesús al decir “Y ésta es la vida eterna: que
Te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has
enviado” (Jn. 17:3). Y el resultado siempre ha sido el mismo “Y el Señor
añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos” (Hech. 2:47b).

Te invito a que si ha estado en tu corazón el hacer discípulos fuera de la


iglesia, pidas a Dios sabiduría. Que Él organice esos encuentros divinos con
las personas que Él tiene en su voluntad buscar. Si acaso este deseo no existe
o bien, ha decaído por algún temor, ora también para que puedas cumplir el
propósito de cada cristiano que ha sido redimido por la sangre de Cristo.

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