Está en la página 1de 3

5 COSAS A CONSIDERAR PARA HACER NUEVOS DISCÍPULOS FUERA DE LA IGLESIA

Hacer discípulos fuera de la iglesia implica que hemos discipulado a personas dentro de la misma. Jesús
estableció un orden para la tarea de hacer discípulos cuando prometió la llegada del Espíritu Santo:
“pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes; y serán Mis testigos en Jerusalén,
en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” (Hch. 1:8). Como cristianos, no debemos
conformarnos con quedarnos en nuestra comodidad: debemos ir a los confines de la tierra en nombre
de nuestro Salvador.
Después de esta breve aclaración, quisiera exponer algunos puntos que deberían prepararnos para
cumplir con este llamado.
1) El hacer discípulos no es opcional
Debemos reconocer que muchas veces vemos el discipulado como una tarea especial, exclusiva para
algunos. Decimos cosas como: “este no es mi llamado”, “no soy bueno hablando”, “no sé lo suficiente”.
Sin embargo, en las mismas palabras de Jesús podemos ver que, cualquiera que por gracia ha creído,
tiene esta responsabilidad: “Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt. 28:19).
2) El hacer discípulos no es predicarnos a nosotros mismos
Nuestro corazón orgulloso puede llevarnos a sentirnos bien cuando alguien a quien estamos
discipulando nos agradece lo que hacemos por ellos o halaga la forma “tan clara” en la que explicamos
las verdades del evangelio. Es entonces el momento ideal para recordar quiénes somos, pecadores
redimidos solo por gracia, rescatados de nuestra vana manera de vivir, quienes estaban muertos en
pecados pero que ahora viven por la redención en Cristo. Esta redención es la razón que debería
impulsarnos a presentarnos al servicio de nuestro Maestro.
El apóstol Pablo expresa muy bien el enfoque con el que deberíamos discipular a otros al decir que “no
nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos de
ustedes por amor de Jesús” (2 Cor. 4:5).
3) El discipulado se trata de relaciones
Cuando el discipulado se hace dentro de la Iglesia, la relación entre maestro y discípulo es natural, pero
cuando salimos, la búsqueda se vuelve intencional. Esto va a requerir una verdadera inversión de
nuestro tiempo, nuestros recursos y sobre todo, de confianza.
Veamos a nuestro ejemplo perfecto. Jesús pasó gran parte de su ministerio hablando a las masas como
en el Sermón del Monte. A la vez, Él tuvo relaciones íntimamente personales. Pasó 3 años y medio
viviendo literalmente con sus discípulos, visitó la casa de Zaqueo (Lc. 19:1-10) y se presentó como el
agua viva frente a la mujer samaritana (Jn. 4:13-14). Claramente, Jesús entendía lo importante de las
relaciones.
4) Debemos estar preparados para presentar defensa
Discipular fuera de la iglesia no va a requerir solamente que ocupemos nuestro tiempo al pasar unas
horas a la semana en reuniones con esas personas. Es un trabajo de tiempo completo. Estos discípulos
estarán llenos de dudas, lo que exigirá más estudio de la Palabra. Estos discípulos tendrán muchas
necesidades, lo que requerirá intercesión. Estos discípulos sufrirán pruebas, lo que nos llevará a pasar
todavía más horas ayudándoles y escuchándoles, Estos discípulos tendrán deseos contrarios al evangelio
y tratarán de defenderse evidenciando nuestro propio testimonio, lo que nos obliga a depender
absolutamente de Cristo.
5) Los nuevos discípulos deben unirse a la iglesia
Ahora, los discípulos no pueden quedarse sin ellos mismos hacer discípulos toda la vida. La idea principal
de Jesús fue que esos 11 hombres, guíados por el Espíritu Santo, fueran también hacedores de
discípulos, predicando el evangelio: el nacimiento, vida, ministerio, muerte, resurrección y gloria
venidera del Hijo de Dios, con el propósito de que ante Él se doble toda rodilla, de toda lengua, nación y
tribu.
Llegará el momento en que esos nuevos discípulos den el paso de unirse a la Iglesia y crecer dentro del
cuerpo para, a su debido momento, ellos mismos salir a hacer nuevos discípulos. Podemos ayudarlos en
esta transición al buscar juntos una iglesia con sana doctrina, que bien puede ser la misma en la que te
congregas o bien, alguna más cerca de su casa. (El Directorio de Iglesias de Coalición es un lugar para
empezar). Por otro lado, debemos seguir a su lado, evitando que sientan que dependen de nosotros
para avanzar, y animándolos a que puedan contar a otros de lo que el Señor ha estado haciendo en sus
vidas.
Algunos consejos
 Apunta siempre al evangelio. Es muy tentador empezar a hablar de varios temas particulares,
pero centrémonos en el mensaje de salvación.
 Oración, oración, oración. Es esencial interceder por estas personas, del mismo modo que
oramos por nuestro propio corazón, por nuestras intenciones, porque Dios muestre su voluntad
para todos los que ha destinado para vida eterna.
 No descuides tu servicio en la Iglesia. El trabajo para Dios está en el cuerpo, esa es la forma que
establece la Palabra. Al mismo tiempo, mostrar nuestro compromiso es de gran testimonio para
aquellos nuevos discípulos que no creen en la Iglesia.
 Rinde cuentas. Nuestras autoridades deben estar enteradas del trabajo que hacemos con otras
personas fuera de la Iglesia, de modo que puedan corregirnos, enseñarnos e interceder por
nosotros en esta tarea.
 Organiza tu agenda. No solo importan las intenciones, es importante formalizar estos
encuentros para dar un seguimiento adecuado a quienes estamos discipulando.
 No te desanimes. Es muy fácil que nuestro ánimo decaiga cuando creemos que no estamos
haciendo “bien” el trabajo, pero Dios nos ha llamado a ser testigos de su plan eterno. Dios
mismo convencerá a los corazones de pecado, no hay argumento que cambie a nadie: solo la
gracia soberana de nuestro Señor.
El objetivo del discipulado siempre ha sido el mismo, plasmado hermosamente en las palabras de Jesús
al decir “Y ésta es la vida eterna: que Te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien
has enviado” (Jn. 17:3). Y el resultado siempre ha sido el mismo “Y el Señor añadía cada día al número
de ellos los que iban siendo salvos” (Hech. 2:47b).
Te invito a que si ha estado en tu corazón el hacer discípulos fuera de la iglesia, pidas a Dios
sabiduría. Que Él organice esos encuentros divinos con las personas que Él tiene en su voluntad buscar.
Si acaso este deseo no existe o bien, ha decaído por algún temor, ora también para que puedas cumplir
el propósito de cada cristiano que ha sido redimido por la sangre de Cristo.

También podría gustarte