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En un tiempo atrás, existía un lugar misterioso en donde

habitaban seres muy extraños nunca antes vistos, este sitio se


trataba de un bosque mágico, que tenía un clima fresco y
húmedo, dentro de este bosque las especies poseían
capacidades extraordinarias. En este se encontraba un hombre
llamado Sergio, él estaba hambriento y sediento, dormido
recargado en un árbol, cuando lentamente abrió los ojos y
observo a lo lejos una extraña botella de color azul, se acercó
lo más rápido que pudo, para ver si podía tener una minima
cantidad de agua, pero cuando estaba ya muy cerca, la botella
mágicamente desapareció, y una voz le susurró al oído:

-has encontrado la bondad misma-

Sergio se espantó y comenzó a voltear para todos lados en


busca de donde provenía esa voz.

-¿¡Quién eres?!- gritó Sergio

Pero la botella no contestó a su pregunta, pero lo hizo de otra


forma

-Para obtener lo que deseas debes de hacer un gran favor, que


demuestre tu bondad…-

La voz cesó, como esperando la respuesta, Sergio volvió a sus


5 sentidos y finalmente respondió:

-Haré lo que sea por conseguir un poco de alimento.-

La voz misteriosa contestó.

-Libera a todos los animales del gran mal, si no lo logras no


volverás a salir de este bosque-

-¿Qué?- contestó Sergio aturdido.

Pero la voz ya no dijo más.

Miró hacia otro lado y pudo observar a lo lejos un enorme


cofre lleno de comida y grandes jarras con agua de diferentes
sabores, corrió hacia él y se tomó un momento para descansar
y comer mientras intentaba descifrar lo que había pasado.

Después de haber terminado de comer, Sergio se recargó en


una gran pino y durmió plácidamente, pero su sueño se
esfumó cuando escuchó ruidos extraños muy cerca de él, miró
hacia todos lados y no logró percatarse de nada, por lo que
creyó que solo era su imaginación, aunque después escuchó el
mismo ruido esta vez se paró y decidió voltear hacia arriba,
se espantó demasiado y saltó del susto, Sergio no podía creer
lo que estaba viendo, el pino tenía una gran cara y una sonrisa,
que lo estaban observando.

-¡Ahh!-gritó Sergio, espantado dando un salto.

-Hola-dijo el pino moviendo una de sus ramas.

-¿Qué rayos eres?- preguntó Sergio.

-Mi nombre es Gustavo…-respondió el pino.

Sergio se dio cuenta entonces que la intención del pino no era


hacerle daño por el contrario él quería charlar con él, así que
se relajó y escaló por el tronco de este hasta lograr quedar a la
altura de este.

-¡Porfavor, necesito tu ayuda!, ¡el bosque necesita tu ayuda!-


grito el pino, en cuanto Sergio terminó de escalar.

-¿¡Por qué!?- respondió

-¡Tu eres aquel que nos salvará de esa sandía!- respondió


exaltado el pino.

-Pero, ¿¡Por qué!?,¡¿De qué me estás hablando?!- gritó


Sergio.

-¡La sandía es un ser maligno que habita aquí desde hace unos
años, tiene una mano, y se alimenta de las criaturas que viven
aquí y aquel pacto que tú hiciste es salvarnos y destruir a ese
ser!-dijo el pino.
Sergio se quedó en completo shock.

-!A mi me vio una vez, y al hacer eso me puso unos grandes


clavos para que no me pudiera mover!.

Sergio quedó impactado y recordó aquel favor que le


prometió a aquella voz.

-Te ayudaré a que puedas moverte- dijo Sergio.

Sergio le quitó los grandes clavos a Gustavo, para poder ir a


buscar a aquella sandía, caminaron por mucho tiempo hasta
que llegaron al lugar, se trataba de una gran cueva fría y
oscura, donde encontraron a un venado, el cual era el guardián
de aquella cueva.

-¡¿Qué es lo que hacen aquí?!- dijo el venado con una voz


grave.

-Venimos a visitar a la sandía…-respondió Sergio.

-¡Tengo estrictamente prohibido que alguien pueda pasar!-


gritó por segunda vez el venado.

-¡Pero necesitamos vencer a la sandía, no es endémica de este


lugar,! ¿¡acaso tu no sientes pena por todas las especies
afectadas por ella!?-reclamó Sergio.

-…..No, la verdad es que no- dijo sin preocupación el venado,


con una sonrisa orgullosa en su rostro.

Antes de que se pudiera dar siquiera cuenta, el pino lanzó un


rayo hacia el venado dejándolo inconsciente, a lo qué Sergio
contestó:

-…Está bien, prosigamos-dijo indiferente Sergio, para


después entrar a la cueva.

Llevaban un buen tiempo corriendo, hasta llegar a una cámara


grande, en donde se divisaba una silueta redonda a lo lejos.

Sergio y Gustavo con gran valentía decidieron acercarse más


para derrotar a la sandía y su gran mano.
-¿¡Quién osa entrar a mi hogar!?-gritó la sandía al percatarse
de las dos presencias.

-¡Venimos a derrotarte, has hecho mucho daño a este bosque y


a las especies que habitan en él!-respondió Sergio con una
mirada que denotaba valentía.

-¡Jajajajaja!, no me hagas reír, un pino y un humano,


¡¿derrotarme?!-se rió la sandía con una lágrima en el ojo.

Después de eso comenzó una lucha entre magia y ataques de


los dos bandos, hasta que uno dio en la mano de la sandía,
desprendiéndose de ella.

-¡Ahhh, mi mano!-gritó la sandía, al sentir que se debilitaba


cada vez más.

Al parecer sin querer habían encontrado su punto débil, sin las


mano ella se desvanecía lentamente.Mientras eso pasaba,
Sergio y Gustavo se quedaban viendo la escena.

Después de esto, votaron al venado del bosque por apático.


Por otro lado, la sandía desapareció y ya nadie más supo
donde quedó o algo de su paradero, y la mano de esta, fue
abandonada en ese oscuro lugar para siempre.
Aunque, Sergio tuvo que tomar una difícil decisión después
de esa batalla, la botella azul se apareció de nuevo pero esta
vez traía dentro una nota que decía:

“Sergio, puedes regresar a casa o puedes quedarte en el


bosque, alguna de las dos cosas tendrás que escoger, o jamás
obtendrás tu libertad”.
Pero Sergio sabía que su libertad para él, era decidir estar con
las personas que quieres y que aprecias y compartir momentos
juntos con ellas, así que decidió quedarse con Gustavo y los
animales de ese extraño pero magnífico bosque.

Fin

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