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Indice
Prólogo Capítulo 13 Capítulo 26

Capítulo 1 Capítulo 14 Capítulo 27

Capítulo 2 Capítulo 15 Capítulo 28

Capítulo 3 Capítulo 16 Capítulo 29

Capítulo 4 Capítulo 17 Capítulo 30

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Capítulo 5 Capítulo 18 Capítulo 31

Capítulo 6 Capítulo 19 Capítulo 32

Capítulo 7 Capítulo 20 Capítulo 33

Capítulo 8 Capítulo 21 Capítulo 34

Capítulo 9 Capítulo 22 Capítulo 35

Capítulo 10 Capítulo 23 Capitulo 36

Capítulo 11 Capítulo 24 Capítulo 37

Capítulo 12 Capítulo 25 Capítulo 38

Epílogo
Staff
Traducción
Hada Zephyr
Hada Isla
Hada Gwyn
Hada Tetis

Corrección y Revisión final 5


Hada Aine

Diseño y Edición
Hada Zephyr
Hada Stargirl
Nota del autor
Como la mayoría de ustedes saben, no suelo incluir advertencias en mis
libros. Mi género principal es el romance oscuro, así que he llegado a esperar
que mis lectores sepan que están recibiendo algo oscuro y retorcido una vez que
pasan la primera página de un libro de Amo Jones.
Este libro es diferente. Este es "mi nivel" de romance oscuro. Es oscuro.
Te hará retorcerte en algunos lugares, pero no de la forma en que probablemente
estás acostumbrado o esperas.
Hay escenas dentro de estas páginas que te resultarán incómodas de leer.
No he suavizado nada. Escribí estos personajes con la mayor autenticidad

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posible, porque tú, el lector, te lo mereces. No he endulzado nada para que sea
más fácil de digerir, sino que he ahogado cada escena en tequila, y al igual que
un chupito de Patrón, hay que tragarlo antes de sentir sus efectos.
Por favor, no tomen esta advertencia a la ligera. Estos personajes no se
parecen a nada de lo que he escrito antes, y esta historia no la he vivido nunca.
Este libro es OSCURO, pero cada una de las palabras y escenas que
aparecen aquí están ahí por una razón. No estoy aquí por el shock. Esta es
simplemente una historia que necesitaba ser contada en el arte en que ha sido
expuesta.

Si todavía estás aquí, supongo que todavía quieres leer... así que por todos
los medios...
Por mi oscuridad.
Porque la perra realmente salió a jugar con este libro.
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Agradecimientos
Así que suelo ir a lo loco en esta sección. Cualquiera pensaría que acabo
de ganar un Oscar, pero chica, estoy cansada.
Este libro me absorbió el alma.
Así que, sólo quiero decir gracias. A ti, que estás leyendo este libro.
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Gracias por arriesgarte en mi mundo y permitirme entrometerme en tu mente
durante ocho horas.
Te invitaré a una copa cuando te conozca.

-A
Sinopsis
Era mi hermano adoptivo.
Juró protegerme.
Falló.
Todos fallaron.
Soy una caja abierta de fotografías pasadas, tomadas a la luz del día, pero
filtradas en sepia. Soy el pasado que él intentó olvidar; él era el futuro que yo
necesitaba. Cuando se fue hace cuatro años, grité por él cada noche. Pero
entonces todo se detuvo. Mis gritos fueron repentinamente amortiguados por la
crueldad, y más aún por el dolor.
Pero él ha vuelto. No es el hermano mayor guapo del que me enamoré
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furtivamente, ni el niño rico, malo y mocoso al que odiaba amar.
Es el despiadado vicepresidente de Wolf Pack MC, y ya no responde a
Royce Kane.
Responde a Sicko.
Prólogo
Había una mujer.
Medía tal vez un pie más bajo que mi metro ochenta. Quería estudiarla de
cerca para entender por qué me fascinaba tanto, pero el susurro de las hojas que
caían alrededor de mis pies me distrajo lo suficiente como para olvidarme de
hacer preguntas. Estaba demasiado ocupado pensando en las circunstancias que
me habían llevado a este punto de mi vida.
El maldito fondo, sin cimientos para reconstruir.
Apreté con fuerza la manguera del gas. ¿Quién coño era esta mujer? Una
sudadera con capucha de gran tamaño colgaba descuidadamente de su frágil
figura, y su largo cabello oscuro caía sobre sus hombros en elegantes ondas. No
pude verle bien la cara. Estaba claro que hacía todo lo posible por ocultarse.
Imaginé que quería algo, ya que no se movió de donde estaba mirando, su
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cuerpo se volvió perceptiblemente hacia mí.
Le hice un gesto cortés con la cabeza cuando me di cuenta de que no iba a
dejar de mirarme. Yo también estaba jodidamente paranoico. Después de lo que
acababa de ocurrir y de lo que habíamos soportado, necesitaba salir de aquí
rápidamente.
Vi cómo su cara se asomaba detrás del borde de su sudadera con capucha
y sus grandes ojos verdes se concentraban en mí. Miró hacia la parte trasera de
mi coche antes de volver a mirarme. —¿Estás huyendo, guapo? —Su voz era
ronca, como si hubiera fumado cigarrillos toda su vida. No había nada
sospechoso en ella, aparte de la capucha.
Me reí. —Algo así.
Por un segundo, y me refiero a un puto segundo muy breve, la oscuridad
brilló momentáneamente sobre sus ojos. Casi como una nube que hace sombra
sobre el sol en un día claro de verano. Tan rápido como estuvo allí, desapareció.
Las comisuras de su boca se inclinaron hacia arriba en una sonrisa. —
Bueno, hay un lugar en las afueras del centro de Los Ángeles. El bar se llama
Patches. —Me evaluó—. No promete que dejen quedarse a un chico guapo
como tú, pero siempre puedes intentarlo.
Me quedé allí, con el surtidor de gasolina sonando de fondo, con la boca
ligeramente abierta. Entré en la tienda para pagar la gasolina y, antes de que
pudiera darle las gracias, ya se había ido.

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Capítulo 1
Jade
Ojalá pudiera recordar el día en que me dieron la bienvenida a la familia
Kane, pero apenas tenía la edad suficiente para crear visiones vívidas dentro de
mi cabeza. Tenía días de edad, abandonada y dejada en la puerta del orfanato
local en una zona sórdida de San Francisco. No sé mucho sobre lo que pasó, no
porque los Kane no quisieran que lo supiera, sino porque nunca he querido
preguntar. El hecho de que mis padres me abandonaran cuando era una bebé es
todo lo que necesito saber. Tuve suerte de que el Señor. y la Señora. Kane
estuvieran allí al día siguiente, queriéndole encontrar un hermanito a su hijo,
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con el que pudiera jugar.
En su lugar, recibió una hermana.
Royce tenía tres años cuando llegué a casa, y vaya que no le impresionó
recibir una hermana en lugar de un hermano.
Al parecer, tardó cuarenta y cinco minutos en hablar conmigo, pero
después de eso, nunca dejamos de hacerlo. Ahora tengo quince años. Se podría
decir que las cosas han cambiado.
—¡Royce! —le grito a mi hermano frustrante mientras rodea la cancha de
baloncesto de nuestro patio trasero, sosteniendo mi teléfono en el aire—.
¡Devuélvemelo ahora mismo!
Se ríe tan fuerte que quiero meterle el pie en la boca. Royce se ha vuelto
cada vez más molesto a lo largo de los años, pero sé sin lugar a dudas que, si
necesitara algo, sería a mi hermano mayor a quien se lo pediría primero.
Debe de haberse detenido a mitad de carrera porque choco contra él, mi
cara aplastada contra su espalda antes de caer al suelo. El cielo azul nada sobre
mí en medio del arrebato amarillo del sol.
Un brazo se engancha alrededor de mi espalda y me devuelve a mis pies.
—No eh, todavía no puedes morirte encima de mí, Duquesa. Todavía me debes
esos veinte dólares.
Me separo de su pecho, ignorando lo duros que son sus músculos bajo la
camisa.
—¡Dame mi teléfono! —Le tiendo la mano con la otra en la cadera.
—He oído que uno de esos novatos de la escuela quiere llevar a mi
hermana a una cita… —bromea, y es entonces cuando escucho otra voz detrás
de mí. El silbido de Orson atraviesa mis tímpanos—. Maldita sea, ¿alguien
nuevo que no sabe reglas? ¿No sabía que no se puede llevar a la pequeña
señorita Jade Kane a una cita sin pasar por sus hermanos mayores? —

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Naturalmente, mi fastidioso hermano también tiene fastidiosos amigos que
también fastidiosamente han reclamado mi supuesto fastidioso culo. Soy
intocable en la escuela. No es útil cuando no te importaría ser tocada.
—Es nuevo. Lo rechazaré amablemente —le suplico a Royce, viendo
como su pulgar se cierne sobre mi teléfono. En realidad, no revisaría mi
teléfono, pero si llegara un mensaje de texto mientras él lo sostiene, estoy casi
segura de que lo haría. Ding
Mierda.
Inclina la cabeza. Veo con horror cómo sus ojos vuelan sobre las palabras
que han aparecido.
Me mira fijamente. —¿Quién es este cabrón?
—¿Qué ha dicho? —pregunta Orson, pasándose los dedos por su cabello
oscuro y rizado. Orson es un francés de un metro ochenta, mitad francés y mitad
estadounidense, y uno de los mejores amigos de Royce. En realidad, no estoy
segura de cómo se hicieron tan amigos, ya que Orson tiene talento y consiguió
graduarse en el instituto como el mejor de su clase. Royce no es tonto, pero
puede ser un idiota. Sí, hay una diferencia. Orson también acaba de ser reclutado
en la NBA, lo que sólo se suma a su creciente lista de razones por las que tantas
chicas lo desean. Estuve enamorada de él durante la mayor parte de mi vida,
hasta que vi las chicas por las que iba. Todas tan hermosas. Fuera de mi alcance.
Su suave piel morena y sus ojos verdes oscuros eran asesinos, pero cuando
mostraba su bonita sonrisa, todas las chicas caían muertas. Él y Royce tenían
eso en común, pero hasta ahí llegaban las similitudes.
—Dijo que quería que se escapara —chasquea Royce, sus dedos vuelan
sobre mi teclado.
—Royce. —Sacudo la cabeza, regañándolo—. Tengo quince años. Es
mucho menos de lo que tú hacías a mi edad y lo sabes muy bien.
—No tiene sentido. —Me mira fijamente, con el pulgar sobre el botón de
enviar—. Yo viví toda mi mierda para que tú no tuvieras que hacerlo. —Me
guiña un ojo—. Así de buen hermano soy.
—Royce —gimoteo, pisando la suela de mis Vans contra el cemento.
Orson hace rebotar la pelota de baloncesto entre las piernas y apunta al
aro, lanzando desde la línea de tres puntos.
—Nunca dejaran de meterse con ella. —Otra voz familiar viene de nuevo
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de detrás de mí, y me giro para mirar al tercer chico que forma la triple amenaza:
Storm Mitchell. Royce y Orson han sido los mejores amigos desde la escuela
primaria, lo que significa que los conozco prácticamente de toda mi vida. Storm
Mitchell no se parecía en nada a Orson o a Royce. Storm era el chico más
inteligente de nuestra escuela y tenía un coeficiente intelectual que lo
respaldaba. Nunca tuvo una novia (aunque muchas lo deseaban) y siempre,
siempre, tenía su portátil cerca. Verás, Stormy iba a curar al mundo de todos
sus problemas algún día, sólo tenía que crear la aplicación adecuada para
hacerlo. Storm tiene el cabello rubio, los ojos grises “que hacen juego con los
cielos enfadados” y su piel es blanca como la nieve. Sus pestañas son espesas,
sus dientes rectos. Es la perfección en un paquete raramente extraño. Me
encantaba Stormy, aunque nunca sonriera. Te acostumbras a ello después de un
tiempo.
—Sí —le digo a Storm mientras se remanga la camisa—. Royce está
intentando asustar a un chico que ya dije que rechazaría.
—Porque dicho chico está intentando que salgas a escondidas cuando
oscurece —me dice Royce con desprecio. La forma en que su boca se curva
hace que mi mente se desvíe hacia las ganas que tengo de darle un puñetazo en
la cara—. Te devolveré el teléfono más tarde.
Se gira para alejarse de mí.
—¡Royce! —le digo, pero no se detiene—. ¡Lo digo en serio! Te seguiré
a todas partes hoy hasta que me des mi maldito teléfono.
Royce se da la vuelta y se lame los labios. Sus labios siempre han sido una
distracción. Apuesto a que son jodidamente suaves. Recuerdo que el año
pasado, Jessica Rueben se acostó con Royce, y luego se paseó por toda la
escuela hablando de sus… habilidades. Lloró durante meses cuando él no la
llamó después de una noche.
—¿Ah sí? —Camina hacia atrás con una molesta sonrisa en la boca. El
hecho de que mi hermano sea dolorosamente atractivo no viene al caso y no

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ayuda en absoluto cuando se trata de que él y yo nos peleemos—. Entonces
supongo que vienes al yate.
—Mierda.
Desaparece dentro de la casa y me giro para ver cómo Orson lanza otro
tiro de tres puntos. No quería salir hoy en el yate con ellos porque en realidad
quería escaparme esta noche y encontrarme con Colson.
—Sabes, tienes que dejar de jugar con el chico… —Orson se burla,
rebotando la pelota con habilidad entre sus piernas. Sus brazos se levantan
mientras mueve la muñeca, lanzando la pelota a través de la canasta—. Estás
bailando con el diablo.
—El diablo no baila. —Le saco la lengua antes de volver a enfurecerme
hacia la casa. Las fiestas en yate son algo que hacen todos los niños ricos y
siempre terminan en un desastre. Odio ir a ellas. No bebo. No me acuesto con
chicos (de eso le echaré la culpa a Royce) y, en general, me considero una chica
bastante buena.
Sobre todo, si me comparas con mi mejor amiga, Sloane.
Subiendo la escalera de mármol hasta el segundo piso, me detengo ante la
puerta de mi habitación. Ahí está mi habitación, y justo al lado la de Royce. Dos
polos opuestos, pero ninguno podría vivir realmente sin el otro. Su puerta está
ligeramente entreabierta, y mi ira se ha desvanecido un poco. Pelear con Royce
me hace eso, mucho.
Apretando el pomo de la puerta, empujo ligeramente hasta que se abre. La
habitación de Royce es oscura, malhumorada y de mala calidad. Las paredes
son del color de la sangre recién derramada con adornos blancos de seda y sus
muebles son de madera envejecida y deslustrada. Su cama parece sacada de una
vieja porno victoriana, y hablando de porno, tiene una buena cantidad en sus
paredes.
Mis mejillas se calientan mientras mis palmas pican. —¿Me devuelves el
teléfono, por favor?
Está apoyado en el cabecero de su cama, sin camiseta, con un pie colgando
sobre la cama y el otro subido al pecho, con el codo apoyado en él. Sus ojos
están sobre los míos, oscurecidos y vidriosos. Así es Royce. Engreído,
descarado y jodidamente consciente de cada cosa que pone sobre la mesa, todo
para comerte. Sabe exactamente lo que hace al sexo opuesto, y por eso lo hace.
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Sólo que no sé quién se cree que es para intentarlo conmigo.
—¿Roy? —murmuro, suplicándome a mí misma que no permita que mi
atención caiga sobre su pecho. No es gran cosa, lo he visto desnudo unas cuantas
veces, por varias razones. La primera es que casi nunca lleva ropa y la segunda
es que compartimos el baño. La canción “Blueberry Yum Yum” suena de fondo
en un radiocasete en la esquina de su habitación, lo cual es típico. Le gusta
mucho la música antigua de Luda.
Inclina la cabeza. —¿Quieres salir a escondidas con él? —Su tono es
amenazante, pero está impregnado de fascinación. Mueve la mano sobre sus
duros músculos, hasta el botón de sus vaqueros. Abre el botón antes de ponerse
de pie y arrojar mi teléfono sobre su cama.
Me separo del marco de la puerta un centímetro, lista para abalanzarme.
—Pues adelante, Duquesa. —Sus ojos se dirigen a los míos, la suave
curvatura de sus labios sobre sus dientes extrañamente rectos. Inclina la cabeza,
una mano se cuela en sus pantalones—. Ven a buscarlo.
Mi cerebro sufre un cortocircuito. Intento razonar conmigo por qué eso no
debería sonar tan sucio. Hermano.
Dando dos pasos, me lanzo sobre su cama hasta caer boca abajo, con el
teléfono en la mano y una sonrisa de triunfo en la boca. La sonrisa se interrumpe
cuando, de repente, su puño está en mi cabello y me tira de la cabeza hacia atrás.
Trago saliva, superando la repentina opresión en la garganta. Me lleva la cabeza
hacia atrás por el cabello, y realmente, realmente espero que no entre nadie en
este momento, porque parecería cincuenta sombras de incesto1.
Miro a Royce mientras él me mira desde atrás, con la cabeza todavía
ladeada. —Hmmm, ahora, ves, no quiero estar pensando que algún cabron tiene
esta misma vista. —Sus ojos se arrastran por mi espalda, aterrizando en mi culo.
Se queda quieto—. Eso me enfadaría bastante. —Vuelve a mi cara, su lengua
se desliza para pasar por su labio inferior—. Y ya sabes cómo me pongo cuando
me enfado, Duquesa. —Sus cejas se mueven.
Le aparto el brazo de un manotazo y su cabeza cae hacia atrás, con una
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sonora carcajada que se extiende por la habitación. Se agarra la barriga. —Lo
siento, Duquesa. No lo volveré a hacer.
Salgo de su cama. —Eres un idiota, y para responder a tu pregunta. —Lo
fulmino con la mirada una vez que estoy de vuelta en la zona segura, es decir,
cerca de la puerta—. No me importaría que me mirara así. —Su risa se detiene
y la temperatura de la habitación baja a niveles que podrían corresponder a un
iglú.
Da un paso. —Retira eso.
Ahora me toca a mí fruncir las cejas. —¡Nunca!
Se lanza hacia mí, pero soy demasiado rápida, girando sobre mis talones y
gritando mientras doy los dos pasos hasta la puerta de mi habitación. Me cuelo

1
Hace referencia a Cincuenta sombras de Grey
en mi habitación, pero cuando intento cerrar la puerta de golpe, su brazo
serpentea, deteniéndola.
Vuelvo a gritar. —¡Royce! —El corazón me da saltos en el pecho, el calor
recorre mi cuerpo—. ¡Lo siento!
Camina hacia delante, su brazo se engancha alrededor de mi espalda y su
pesado cuerpo cae sobre el mío. Aterrizo en mi cama con un ruido sordo, el
edredón amarillo nos sirve de zona de aterrizaje.
—¡Royce! —Le doy un empujón en el pecho y una carcajada vibra en mi
interior.
Coge mis muñecas y me sujeta los brazos por encima de la cabeza. —Dime
que no te lo vas a follar.
Finalmente, mi risa cesa y mis ojos chocan con los suyos. Está tan cerca
que puedo sentir el calor que irradia la punta de su nariz.
—¿Qué? —pregunto, buscando en sus ojos—. ¿Por qué dices eso?
El músculo de su mandíbula se tensa. —Sólo prométemelo, Duquesa. —
Su tono es suave, pero su voz está impregnada de dolor. ¿Por qué le importa
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tanto esto?
—Royce —resoplo, buscando en su rostro. Desde su suave piel bronceada
hasta su afilada mandíbula. Su piel no tiene tatuajes, pero siempre habla de
hacerse tatuajes. Cuando no ríe, ni sonríe, ni siquiera aparta la vista de mí, niego
con la cabeza—. Lo prometo, pero Roy, no tienes que preocuparte por eso. —
Ensancho los ojos ante mi invasivo hermano.
—Oh, de verdad. —Sus ojos azules recorren mi cuello hasta mis pechos.
Vuelve a encontrarse con los míos—. Siento discrepar.
—Royce… —le advierto.
—Jade —susurra, imitando mi tono.
—No tienes que preocuparte por eso. Como en absoluto. —Amplío mis
ojos de nuevo, esperando que capte lo que quiero decir.
—¿Qué, crees que no sé que eres virgen? —Finalmente, las líneas de
preocupación se desvanecen y una sonrisa de satisfacción aparece en su boca—
. Cariño, ¿quién diablos crees que los asusta? —Mi sonrisa se desvanece, pero
antes de que pueda responderle, su peso está fuera de mí y se dirige hacia la
puerta—. Prepárate en dos horas y deja a Sloane atrás. —Sí, sabe con certeza
que no dejaré a Sloane atrás.
Cierra la puerta tras de sí y lo despido mientras hojeo la lista de contactos
de mi teléfono. Abro un mensaje para Sloane, pero antes de que pueda escribir
las palabras, aparece un texto.
Royce: Lo digo en serio. No la invites. La echaré del yate.
Sacudo la cabeza, rodando sobre mi vientre mientras me desplazo por mi
lista de reproducción de música. Me conecto por Bluetooth a mi base de sonido
y pulso el play en “Sacrifice” de Jessie Reyez.
Yo: Necesito a un amigo conmigo.
Royce: Desde cuándo necesitas un amigo, y, además, no necesitas
amigos cuando tienes hermanos mayores. Una hora y quince minutos.
Tiro el teléfono sobre la cama y maldigo en voz baja. Tiene razón, pero
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tampoco entiende a las chicas. Especialmente a las chicas como Sloane, que
perderá la cabeza y lo verá como una completa traición en el factor confianza.
Moviéndome por la habitación, empiezo a recoger todo lo que voy a
necesitar. En resumen, en realidad me encanta salir en el yate, sólo que prefiero
salir cuando el único propósito no es emborracharse con idiotas. Aunque me las
arreglé para recuperar mi teléfono. Podría saltarme el viaje en yate y salir
corriendo ahora…
Mi puerta se abre, golpeando la parte trasera de la pared de mi habitación.
Royce está en el umbral, sonriendo. —Ni se te ocurra.
Suspirando, levanto el bikini. —Dame unos minutos. —Cierro la puerta
del baño tras de mí y me pongo un traje de baño dos piezas color rosa pastel y
unos pantalones cortos. No me molesto en ponerme una camiseta, ya que mis
tetas no están precisamente desbordadas. Abriendo el último cajón bajo la
encimera, saco mi pequeño pañuelo blanco y lo envuelvo detrás de mi cabeza,
atando el resto de mi largo cabello castaño en la parte superior de mi cabeza.
—¡Deprisa! —Royce golpea mi puerta y yo doy un salto, apartándolo de
un manotazo.
—¡Ya voy! —Tomo rápidamente una toalla y me dirijo a mi habitación,
abriendo la puerta del baño—. ¿De quién es el yate?
Los ojos de Royce recorren mi cuerpo. Otras chicas se sonrojarían por
tener la atención de Royce Kane, yo no la quiero. ¿Por qué? Porque sólo está
resumiendo lo que no le gusta. Apuesto a que ya ha decidido que tengo que
llevar un saco de arpillera. Sus pestañas se abren en abanico sobre sus altos
pómulos mientras sus ojos se posan en mis pies antes de viajar de nuevo a mis
ojos. —Hace frío en el agua, ya lo sabes.
Recogiendo una sudadera con capucha, le doy un empujón. —Bien.
Royce finalmente me sigue mientras bajamos las escaleras hacia la puerta
principal. Salimos cuando el Señor Kane sale de la cocina.
—¿Van a sacar a Piedra Verde? —El señor Kane nos pregunta a los dos,
pero sus ojos permanecen fijos en Royce. Piedra Verde es el nombre del
20
Nautique G25 negro brillante y verde jade de Royce, también conocido como
su bebé.
Los ojos del señor Kane se encuentran con los míos, manchas azules del
océano tan profundas que podrían tragarme entera. En general, no tengo mucha
relación con el señor Kane, y cuando sólo estamos él y yo, el ambiente es algo
tenso. O él no quería adoptarme, o tal vez yo simplemente no era lo que él
quería.
—Sí, ha pasado un tiempo. —Royce le da un codazo a papá con el otro
hombro—. ¿Quieres venir? ¿O te estás haciendo demasiado viejo para la tabla2?
Papá lo empuja hacia atrás, riéndose mientras tensa los músculos de sus
brazos. —Puedo hacer presión de banca contigo, Orson, y con esa pequeña
mierda de Storm. —Sus ojos vuelven a los míos—. Tira a Jade ahí también.

2
Se refiere al wakeboard. Es un deporte acuático.
Royce se ríe, su mano agarra la mía. Me desliza detrás de él. —No, Jade
podría caerse y lastimar esta linda cabecita.
Papá se ríe y desaparece de nuevo en la cocina mientras nosotros nos
dirigimos al garaje para diez coches. El sol cae sobre mi piel, sin una nube en
el cielo que lo interrumpa, mientras Royce abre la caja de electricidad para abrir
la puerta del garaje. Por lo que me han dicho, esta casa ha pertenecido a la
familia Kane durante varias generaciones, y sólo se ha añadido y modificado a
lo largo de los años. El garaje fue una adición de papá y mamá. Lo necesitaron
cuando Royce descubrió que le gustaban todas las cosas rápidas, incluidos los
coches y los yates, y lo que Royce quiere, Royce lo consigue. Por supuesto, eso
también me incluía a mí. Cuando estuviera lista, podía elegir el coche que
quería, pero nunca me pareció bien, así que lo retrasé. Mamá ha dicho que me
llevaré el BMW, lo quiera o no.
Royce mete las llaves en el Ford Raptor y yo me subo al lado del pasajero,
cerrando la puerta tras de mí.
Saco el móvil y envío un mensaje a Sloane, que seguramente se enfadará
mucho conmigo por no haberla traído, pero Sloane es amiga de todo el mundo.
Ya se ocupará de otra cosa esta noche.
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Me han arrastrado para salir en el yate. Lo siento. ¿Nos vemos luego?
Me inclino para girar la llave en el contacto y ojeo mi lista de reproducción
mientras Royce verifica todo del yate. Quince minutos después, Orson y Storm
se meten en la parte trasera y nos ponemos en marcha. Le doy al play a “Tech
N9ne”, ya que necesito su tono agresivo para suavizar mis pensamientos.
Bajando la ventanilla y poniendo los pies en el salpicadero, Orson me da un
poco de vino desde la parte de atrás.
Sacudo la cabeza. —¿Qué es eso? ¿Jack Daniels morado?
Orson quita la tapa y bebe un trago. —Sí, seguro que te gustaría.
Royce me aprieta la pierna desde el asiento del conductor, y veo cómo el
sol se pone detrás de su cabeza. Tiene la gorra de béisbol echada hacia atrás,
con los labios brillando por haber apretado la lengua en la parte superior hace
sólo unos minutos. Sus dos hoyuelos me distraen durante una fracción de
segundo mientras nos adentramos en el puerto, donde se reúnen algunas
personas del colegio. Royce, Orson y Storm gobiernan la escuela como dioses,
pero son diferentes. No son idiotas, ni tienen derecho, ni siquiera son un poco
esnobs. Es de esperar que lo sean. Orson es el hijo de Larken, que es el número
cuatro en la lista de multimillonarios de Forbes, y poco después le sigue Bessen,
la madre de Storm, que está en el número diez, y luego Royce, o debería decir
Royce y yo, cuyo padre es el número dos. Es de esperar que sean así. Imbéciles
que tratan a todo el mundo como si fuera una mierda, pero no lo hacen. Cuidan
de Stone View High como si fuera su casa. Todos son buenas personas.
Todos ellos.
Me escabullo de la camioneta justo a tiempo para que Orson me eche por
encima de un hombro, cerrando de golpe la puerta tras nosotros.
—¡Bájame! —Golpeo su espalda musculosa, pero es inútil. Todo el mundo
está acostumbrado a verme maltratada por mis tres hermanos, y nadie se inmuta.
Las chicas que sí se dan cuenta son las que están llenas envidia. Todas las chicas
querían a estos chicos, y a veces tenían suerte. Especialmente con Royce y su
polla rebelde, pero nunca duraban. Nunca se quedaban, y nunca tenían un
segundo viaje.
22
—¡Sin3, bájame, por favor! ¡Hice lo que Royce quería! ¡Yo vine!
Puedo sentir los hombros de Orson temblando bajo mi peso. —Lo sé, pero
verás, tenemos un pequeño problema…
—¿Y cuál es? —pregunto, aunque mis ojos se mueven de un lado a otro
para asimilar a todos los que están aquí. Veo a mucha gente pegada a sus
tripulaciones, con casi todo el mundo ya estacionado en el agua. La bahía tiene
balsas que se extienden a lo largo, con botes y botes estacionados en cada lugar.
La música sale de ellas, con sonidos de botellas de vidrio tintineando y risas.
Los guardacostas nos odian a todos, y depende de quién esté de guardia, suelen
dejarnos tranquilos.
—Bueno, tenemos que asegurarnos de que todo el mundo aquí sepa que
estas aquí.

3
Palabra en ingles que significa “Pecado”.
Pongo los ojos en blanco. Siempre me quedé atascada al salir. Aunque aún
no tenía edad para obtener mi licencia de yate, sé cómo manejar uno y nunca
bebo, así que es conveniente para los tres tenerme aquí. Por lo general, Sloane
también lo aprovechaba.
—¡Duquesa! —Royce llama, silbando.
Vuelvo a dar un golpecito en la espalda de Orson y él, por fin, vuelve a
poner mis pies en tierra firme. —¿Qué?
Royce me sonríe por encima de su brazo mientras sigue haciendo
retroceder la barca hacia el agua desde la rampa. —Podría necesitar que te
subieras y gritaras algunas órdenes. —La gente ni siquiera respira ante las
bromas de Royce, pero yo pongo los ojos en blanco y me quito las chanclas,
arrojando todas mis cosas a la parte trasera de la barca. Me muevo por el agua
y me lanzo hacia el interior desde la pequeña escalera del final. Royce sigue
retrocediendo hacia el agua hasta que lo detengo. Se ocupa de desenganchar la
barca de su vehículo cuando Orson, Storm y un par de chicas más suben al bote.
Aprieto los dientes, balanceando mi bolsa bajo el capó del yate, donde hay
una cama, una pequeña cocina y un baño. Royce salta de último, tirándome la
camiseta a la cara.
23
—Sonríe, Duquesa. —Se inclina hacia delante, presionando la almohadilla
de su pulgar contra mi labio inferior—. No querría que esta linda carita se quede
así.
—¡Royce! —Annette Bird, alias el actual juguete de Royce, le hace señas
para que se acerque al asiento delantero, donde están ella, Bianca y Natasha
Daniels, con los bikinis atados y los cuerpos aceitados.
Me paso la lengua por los dientes. —Sabes, realmente desearía haberme
quedado en casa. —Y tal vez mensajear con Robbie. Hubiera preferido eso que
sentarme aquí y ver a los tres chicos jugar con sus últimas muñecas Barbie.
—Aww. —Royce me revuelve el cabello—. ¿Vas a actuar como si no
quisieras montarte en la tabla? —Ni siquiera puedo luchar contra mi sonrisa.
Hace un gesto hacia la tabla de wakeboard4 verde neón—. Ensíllate.
Camino hasta la parte trasera de la embarcación y me engancho a ella.
Estoy atada, Royce tiene “Rockstar” de Cypress Hill sonando en los altavoces
y ya casi estamos en nuestro lugar favorito (que está prácticamente en el centro
de la taberna Ocean). El agua se rompe bajo mi peso y siento el torrente de la
naturaleza hundirse en las yemas de los dedos, bombeando en mis venas.
Siempre he sido siempre he sido una chica de exteriores. Nunca he sido una
chica femenina, así que supongo que, en cierto sentido, Royce ha conseguido
en mí al hermano que quería. Al menos por ahora. Se está desgastando con la
edad. Todavía no me gusta el rosa.
Vuelvo a la cima con una sonrisa en los labios, apartando mi largo cabello
castaño de la cara.
—¡Maldita mierda! —grita Royce, echándome del bote.
—¿Qué he hecho? ¡Siempre me voy así!
Me hace señas para que me vaya, con la boca en una línea plana. Bastardo
24
tenso. Se pone de mal humor cuando estamos a punto de zarpar, bueno,
especialmente cuando estoy a punto de hacerlo. Miro a nuestro alrededor y veo
otras cuatro o cinco embarcaciones aparcadas, con otras bajando, nadando,
bebiendo y relajándose. Este es nuestro transporte habitual. En lugar de los
coches, todos sacamos las barcas. Es como una actividad extracurricular para
ricos y aburridos.
—Duquesa. —Orson me sopla un beso mientras lanza el mango al agua—
. ¿Intentas no romperte un hueso esta vez?
—¡Deja de echarle mala suerte! —Storm empuja a Orson, dejando su
camisa desabrochada, pero manteniéndola asegurada. Storm nunca va sin

4
Wakeboard o esquí acuático sobre tabla es un deporte acuático en el cual se desliza sobre
el agua encima de una tabla siendo arrastrado con una cuerda llamada palonier por una
lancha, una moto acuática o en sistema de torres y poleas.
camisa. No habla de ello y Royce ha dicho que nunca pregunte, pero siempre
lleva camisa. Incluso en el agua.
Tomo el asa y vuelvo a colgarme, sacando la lengua a Royce.
—Como hoy pareces más traviesa, ¡voy a ir despacio! —grita, el yate se
aleja lentamente de mí. Siento el tirón de la cuerda y me río.
—¿Ah, ¿sí? Lo recordaré cuando te toque a ti.
—¿Por qué no puedes ser como todas las demás chicas y sentarte en mi
mierda y ponerte guapa, eh? —Royce me lanza una sonrisa de satisfacción. No
puedo responderle ahora porque está demasiado lejos. Tiene razón. Soy la única
chica que se junta con los chicos, pero la culpa es de ellos. Ellos crearon el
monstruo y luego preguntan por qué muerdo. El yate coge velocidad y me
levanto, la tabla patinando sobre el agua como si fuera mantequilla. Cuando
coge más velocidad, me retuerzo para hacer unos cuantos trucos en la superficie,
con una sonrisa relajada en la cara. Me encanta estar en el agua. La razón por la

25
que no quería venir hoy no era porque no quisiera salir en la tabla, sino porque
no quería lidiar con la fiesta que se hace después en la cueva de Orson.
Sí, su cueva de verdad.
Royce hace girar la embarcación rápidamente y yo doy una patada hacia
arriba, consiguiendo un giro. Pasamos otros veinte minutos, más o menos,
mientras hago todos mis trucos y derrocho energía, antes de que me metan de
nuevo en el yate con el ceño fruncido.
Orson me levanta por debajo de los brazos. —Deja de estar triste, chica.
Sabes muy bien que tienes más tiempo que cualquiera de nosotros.
—Eso es cierto. —Se ríe entre dientes, bajando la cremallera del chaleco
salvavidas y dejándome en el bañador de dos piezas. Me seco el cabello con una
toalla, justo cuando Royce me da una botella de agua.
—¿Estás bien?
Annette se acerca por detrás, rodeando su estómago con sus flacos brazos.
—Sí. —Asiento con la cabeza, dirigiéndome a la parte delantera para
tomar el sol en el capó. El resto del día se consume mientras todos se turnan en
la tabla mientras Storm lanza su hilo de pescar. El sol se hunde detrás de las
nubes en el cielo cuando Royce finalmente abre su primer trago.
Sé que no debería, pero estoy celosa. Por esta vez. Claro que nunca me he
emborrachado, y claro que Royce nunca me permitiría tomar demasiado
alcohol, pero una chica puede soñar, ¿no?
Me dirijo a la parte delantera del yate y lideramos el convoy hacia el Monte
Aetos. El apellido de Orson es Aetos, así que sí, la montaña de Orson. Es una
simple isla en medio del océano, donde sus padres poseen una mansión de mil
millones de dólares construida sobre rocas. Como a la casa de Orson hay que
llegar en yate, normalmente se queda en casa de Royce, de ahí la cancha de
baloncesto. La cueva se curva fuera de la isla en un arco antes de llegar justo a
la playa de arena blanca. El agua está quieta, inmóvil, y la arena es lo
suficientemente infinitesimal como para hundirse entre los dedos de los pies.
Anclamos justo cuando el sol se ha puesto en el cielo. Storm saca su juego
de tiro con arco, enciende la punta del palo y apunta al montón de madera de
arbustos que hay en la orilla. Suelta el dedo y la hoguera estalla en una oleada
de llamas.
Todo el mundo en la escuela conoce el lugar de reunión del fin de semana
26
y quiénes lo frecuentan. Es exclusivo, pero no porque no se invite a la gente,
sino porque no todo el mundo tiene una barca y sólo caben unos cuantos en una.
Cuando Orson trae el de su padre, entonces es una historia totalmente diferente.
El yate multimillonario llamado Vegas es exactamente lo que su nombre indica.
Es toda una fiesta en un yate tematizado y pintado en la Ciudad del Pecado. El
padre de Orson es griego, su madre era una americana que ya no está con
nosotros. Desde el fallecimiento de su madre, su padre apenas ocupa esta casa,
dejando a Orson solo.
Agarrando mis chanclas y mi sudadera con capucha, me meto en el agua y
me dirijo a la orilla, necesitando estar lo más lejos posible de Royce mientras
tiene a Annette encima. No puedo soportarlo, pero no sé por qué. No sé por qué
mi estómago se revuelve cada vez que ella le pone la mano encima, porque él
no le pone la suya. La que toca siempre es ella, no él. Ni siquiera sé por qué
estoy pensando en eso.
—¡Hola! —Una chica con el cabello largo y rizado y un par de piercings
en la cara me saluda. Lleva pantalones cortos, una camisa de cuadros y ¿son
Doc Martens? Me encantan las Docs, pero, ¿cerca del agua?
—¡Hola! —Me dirijo hacia donde está sentada sola, fumando un cigarrillo.
Es preciosa, eso es evidente, pero nunca la había visto aquí. Nunca, en realidad.
Ni siquiera en la escuela.
—¿Eres nueva? —pregunto, tomando asiento en uno de los tocones5 que
rodean la hoguera. El fuego crepita en el fondo, calentando el lado de mi mejilla.
Ella asiente con la cabeza, levantando la botella de champán. —Claro que
sí, y tengo que decir… —Mira a su alrededor, haciendo una pausa cada dos
segundos—. No hay ninguna chica que vea aquí de la que quiera ser amiga.
Me río, metiendo los brazos en las mangas de mi sudadera Calvin Klein y
subiendo la cremallera. Me alegro de haberme puesto antes mis pantalones
cortos negros, pero ahora desearía haber traído unos vaqueros ajustados. Suelo

27
subir a la casa principal cuando las cosas se ponen feas aquí abajo (por orden
de Royce), así que descanso pensando que no tendré que congelarme las tetas
durante mucho tiempo. —No están tan mal.
—Claro que están… —dice la chica, quitando la ceniza de la punta de su
cigarrillo. Extiende la mano delante de sí misma—. Soy India, ¿y tú? —
pregunta, y yo miro de su cara a su mano. No soy de las que hacen amigos. No
es porque no quiera, es porque nadie quiere hacerse mi amiga. Nunca entendí
por qué, y cuando Sloane se dio cuenta de que yo era una rara, ya era demasiado
tarde, ya éramos amigas.
Tomo la mano de India en la mía. —Amo el nombre. La gente dice que
parezco mitad india. Me han dicho eso toda mi vida, así que ahora le digo a la
gente que tengo un abuelo que es de la India. Me hace sentir ruda.
India se ríe y echa la cabeza hacia atrás antes de que sus ojos se dirijan a
los míos. —Sí, más o menos lo veo. Tienes la piel bronceada, el cabello oscuro

5
En botánica, un tocón es la sección de tronco que queda en el suelo unida a la raíz
cuando el corte se realiza cercano a su base
y… —Se acerca a mí hasta que las puntas de nuestras narices se tocan—. ¿De
qué color son tus ojos?
Retrocedo un poco, algo desconcertada por su intromisión en mi burbuja.
—Ah, verdes. Me llamo Jade.
—¡Vaya! ¡Es un nombre genial!
—Bueno, podemos intercambiarlo. —Mis manos se sumergen en los
bolsillos de mi sudadera, mis ojos se dirigen a la llama. La música suena a todo
volumen detrás de mí y no tengo que girar la cabeza para saber qué está pasando.
El bar Tiki estará en pleno apogeo, las luces de hadas estarán encendidas, y el
grafiti que Royce roció sobre la pared de la montaña rocosa estará en plena
exhibición para que todos lo admiren. Mis ojos vuelan hacia el arte, todos los
tonos del color verde. Lima, bosque, océano, turquesa, jade. Los números 2000
están marcados con letras de grafiti. El año en que nací y fui adoptada por la
familia Kane. No creo que nadie más se dé cuenta de su significado, excepto

28
Orson y Storm. Cada vez que lo veo, mi corazón da varios saltos. Nunca ha
habido una sombra de duda de lo que significa Royce para mí y yo para él. El
amor es el amor, pero cuando es incondicional, es para toda la vida.
—De ninguna manera, te adaptas a tu nombre. Entonces, ¿qué haces aquí?
—pregunta India, echando el humo en la arena—. No te ofendas, pero tú tambén
pareces un poco más joven que los demás aquí.
Justo cuando abro la boca, las manos de Orson están en mi hombro y
aprieta con fuerza. —Duquesa, ¿estás haciendo amigos?
—Lo está haciendo. —India sonríe a Orson. Aquí es donde sucede. Se
emocionan porque ven a mis hermanos y, de repente, vuelvo al punto de partida
y solo somos Sloane y yo. La mayoría de las chicas de mi edad son oportunistas.
Ven a mis hermanos y deciden que les gustan más que yo.
India se limpia la mano y se la tiende a Orson con una sonrisa amistosa.
—Soy India.
Orson la mira de reojo justo cuando Royce y Storm se acercan por detrás.
—Orson.
Todos pasan a conocer a India, y yo observo cómo sus ojos se mueven de
un lado a otro, desinteresados por cualquiera de mis hermanos. Raro, pienso.
No es lo que suele ocurrir.
¿Tal vez India es diferente?
La hoguera se calienta, justo cuando Royce se desliza a mi lado y me rodea
la cintura con su brazo. Mete su nariz en el pliegue de mi cuello, balanceando
su taza roja en la otra mano. —Mmmm, ¿siempre hueles así de bien? —Su voz
es profunda, vibrando sobre mi piel y golpeando cada nervio en su salida.
—Entonces, ¿te gustan un poco mayores? —India levanta una ceja al
vernos a los dos.
—¿Qué? —Mis ojos se abren de par en par con horror. Empujo a Royce
lejos de mí. Se ríe tan fuerte que su cabeza tiene que inclinarse hacia atrás—.
¡No! Es mi hermano.
La confusión aparece en la cara de India. —¿En serio? —La comisura de
su labio se curva, no en señal de disgusto, sino de sorpresa.
—Sí, hermano adoptivo, pero sigue siendo hermano. 29
—Hermano adoptivo es un sinónimo de laguna jurídica, por decir algo —
se burla Royce, mostrando la lengua con descaro.
Pongo los ojos en blanco. —Ignóralo, obviamente está borracho. O
drogado.
Royce se ríe, justo cuando Annette se acerca por detrás, con los brazos
enganchados en su cuello mientras se inclina.
—¿Y tú? —me pregunta India, ladeando la cabeza—. ¿Bebes o fumas?
—No —responde Royce por mí, con sus ojos clavados en los míos—. Es
demasiado joven.
Aprieto los dientes. No es que no esté acostumbrada a su carácter
prepotente, o que no esté acostumbrada a que haga esta misma mierda conmigo
cada vez que salimos de fiesta, pero es que cada vez que lo hace, agota mi
paciencia.
—Tiene quince años, no doce. —India pone los ojos en blanco y, antes de
que pueda replicar a Royce, tengo una copa roja en la mano, el alcohol
chapoteando en el borde, derramándose sobre mi mano—. Uno no te hará daño,
y sabes que lo has conseguido de mí, no de un turbio hijo de puta del bar.
Royce se inclina para quitarme la copa de las manos cuando me alejo de
él, con las cejas levantadas en señal de desafío. —Sabes, en cierto modo tiene
razón. Quiero decir, ¿en cuántos problemas me puedo meter realmente cuando
tengo a mis tres hermanos mayores y sobreprotectores aquí para asustar a todo
el mundo?
—Duquesa… —advierte Royce, con la mandíbula desencajada.
—Déjala en paz —gime Annette, besando el cuello de Royce—. Nadie la
toca de todos modos. —Ella se ríe, pero Royce le aparta la mano de un golpe.
—Royce, sólo por esta vez, y no estoy pidiendo permiso. —Entrecierro los
ojos en señal de desafío. Sé que quiere pelear, y siendo Royce, no se echaría

30
atrás por el bien de todos los que están mirando. No le importa una mierda. Pero
antes de que pueda decir nada más, les doy la espalda a los dos y miro a India.
—Así que —murmuro, dando un sorbo a lo que supongo que es bourbon
con Coca-Cola, pero tampoco estoy muy interesada en beber ahora que mi punto
está claro—. ¿Cómo es que nunca te he visto en uno de estos?
India se ríe, pero se le cae la cara antes de que pueda disimularlo. Veo
cómo el calor de las llamas abrasadoras les da un tono anaranjado a sus pálidas
mejillas. —Supongo que soy nueva. Empiezo mi último año el lunes, en
realidad. No estoy muy emocionada.
Dejo la taza llena en la arena y me acurruco en la capucha. —Stone View
no está mal. Es el equivalente a Hogwarts, sólo que todos son muggles y en
lugar de Hagrid, tenemos a Hagdid. No te jodo, el nombre de nuestro director
es Hagdid.
Las dos nos reímos a carcajadas mientras entablamos una pequeña charla.
Después de intercambiar números de móvil con India, me levanto de mi asiento
y me quito la arena que tengo en el culo. —Te enviaré un mensaje de texto el
domingo, quizá podamos quedar. Puedes conocer a Sloane. Se llevarán
inquietantemente bien.
India me mira, la profundidad de sus ojos marrón avellana guarda muchos
secretos. Tengo la sensación de que ha vivido mil vidas. ¿Qué estaría haciendo
en Lake View?
—¡Claro! —Me guiña un ojo—. Hasta luego, pequeña J.
Odiaba ese nombre, pero la amaba.
Caminando a través del mar de cuerpos borrachos, mantengo la cabeza
baja. Estoy casi en el comienzo de la pista empinada que conecta la playa con
el patio trasero de la casa de Orson cuando una mano se conecta a mi brazo.
—Royce. —Me giro para mirarlo, esperando alguna sonrisa descarada y
quizá alguna reprimenda por haber bebido, pero en lugar de eso sus ojos se
centran en mí, escudriñando mi cuerpo.
—¿Quieres ir a casa?
Me paso la lengua por los dientes. —Es tarde. Podemos quedarnos en la
casa de la piscina como siempre. —A medida que hemos ido creciendo, nuestra
31
conexión o vínculo se ha hecho más fuerte, y eso es un testimonio de lo fuerte
que es porque cuando nos vimos por primera vez, estábamos acabados. Fue
como si el universo cambiara cada vez que estábamos juntos. Él se incrustó en
mi corazón y yo cosí mi nombre en sus extremidades. Nos peleamos mucho,
pero nos amamos mucho y cuando se trata de él y de mí, uno no puede existir
sin el otro.
Royce Kane es sin duda mi mejor amigo.
Asiente con la cabeza hacia el océano. —Sólo he tomado un par de copas.
Puedo conducir. —Su mano se desliza por mi brazo y sus dedos se entrelazan
con los míos. Ante la repentina conexión, es como si los latidos de mi corazón
palpitaran por primera vez. La sangre me corre por los oídos y mis mejillas se
ponen calientes. Estoy muy agradecida por la manta de la noche—. Vamos,
Duquesa… —Tengo quince años, él tiene dieciocho. Nunca me siento
incómoda con él en ese sentido, pero… espera. Espera, un momento. ¿Por qué
estoy midiendo nuestras edades?
Temblando por la repentina repulsión de lo que acaba de pasar por mi
mente, me alejo de él y me rodeo el torso con los brazos para protegerme.
Como si eso pudiera ayudar.
Como si Royce no fuera a destrozar todo y cualquier cosa para llegar a lo
que quiere si lo necesita.
—No quiero lidiar con las preguntas. Simplemente subiré a la habitación.
—No era todo mentira, porque realmente no podía molestarse con todas las
cejas levantadas y las preguntas de la gente que nos vería salir en la Piedra
Verde.
—Que se jodan —dice, encogiéndose de hombros.
Abro la boca, decidiendo que podríamos quedarnos en el yate en lugar de
en la casa de la piscina, cuando los dedos flacos y las uñas rojas aparecen,
extendiéndose sobre el estómago de Royce. Annette me mira desde detrás de su
brazo. —Oye, cariño, estoy cansada, ¿podemos ir a tu yate como dijiste?
Mi estómago se aprieta mientras todo el aire es succionado de mis
pulmones. 32
La ha invitado a subir al yate antes que a mí. La rabia no diluida hierve
bajo mi piel mientras me doy la vuelta y empiezo a subir corriendo las escaleras
que llevan a la casa principal. Normalmente me las tomo con calma, ya que son
muchas y las vistas que se tienen al subir son preciosas, pero quiero alejarme de
los dos lo antes posible. Cinco minutos después he llegado a la cima, pero no
me detengo. Corro por el cuidado césped, esquivando la piscina iluminada y me
dirijo directamente a la puerta de la casa de la piscina. La abro, me deslizo
dentro y la cierro de golpe, cerrando rápidamente la puerta una vez dentro. El
corazón me late en el pecho y las lágrimas se me pegan a la parte posterior de
los ojos. ¿Por qué diablos estoy llorando? En el fondo sé que no estoy siendo
razonable, y para ser justos, Royce siempre está con alguien, haciendo
compañía. ¿Por qué es diferente ahora? ¿Por qué empiezo a sentirme diferente
hacia él?
Me quito la sudadera con capucha y la tiro al suelo, me quito las lágrimas
irracionales y arrastro el culo hasta el otro lado de la habitación, donde me
espera mi cama individual.

33
Capítulo 2
Jade
Un brazo se engancha a mi cintura y me atrae hacia un cuerpo duro y
cálido. Ya sé quién es antes de girarme para mirar. Podría olerlo en cualquier
habitación. Sin pensarlo, me retuerzo en su abrazo cuando mi trasero empuja su
entrepierna. Está muy duro “muy duro” y sé que todo en mi interior me dice
que esto está mal. Nunca hemos estado en esta situación, nunca. Ha dormido en
la misma cama que yo, pero entonces éramos niños. Ahora no lo somos. Sus
dedos se extienden sobre mi vientre y contengo la respiración, temiendo que, si
respiro, sea demasiado fuerte. Demasiado rápido. Demasiado desesperado.
34
Demasiado obvio lo que me hace. Sus dedos se mueven hacia abajo mientras
sus labios me presionan la nuca.
—Eres una maldita mocosa, lo sabes, ¿verdad? —Su voz es baja, pero
distante. No importa, porque mis caderas empiezan a buscar su toque como si
se hubieran reunido por primera vez en siglos. Detiene mi movimiento de
inmediato, obligándome a quedarme quieta mientras presiona su palma sobre
mi bajo vientre. Trago más allá de mi garganta apretada, tratando de ignorar el
contorno de su dureza presionando contra mi trasero. Oh, mierda. Oh, mierda,
oh, mierda. Después de esto no habrá vuelta atrás. No me importa. Normalmente
lo hace, pero sus burlas siempre se detienen antes de las caricias. Nunca nos
hemos tocado, nunca nos hemos besado. Nunca hemos hecho nada que pudiera
cruzar esa línea, excepto tal vez un ligero coqueteo que casi siempre creo que
estoy imaginando.
Me pone de espaldas mientras su mano me tapa la boca. Me tira de las
piernas hasta abrirlas. El contorno de su cabello es todo lo que puedo ver en la
oscuridad de la habitación. Todavía estamos en la casa de la piscina. ¿Me ha
perseguido?
—Tienes que estar tranquila, Duquesa. —Su cabeza se gira y sigo su
mirada hasta donde Annette duerme plácidamente en el suelo acurrucada en
mantas. Se ha colado en mi cama mientras ella dormía. No me importa.
Asintiendo con la cabeza, afloja ligeramente su agarre, y es entonces
cuando siento el calor de su pecho contra el mío. Aprieta sus caderas contra mí
lentamente, apartando su mano de mis labios mientras los suyos bajan hasta los
míos. Mi pecho se convierte en fuego, mi vientre se enciende junto con él al
conectar nuestros labios. Su lengua lame la mía con la misma posesividad que
siempre supe que tenía mientras su cabeza se sumerge bajo las sábanas.
—¡Roy! —susurro-grito, tratando de alcanzar su cabello. Él aparta mis
manos y desliza mis bragas a un lado. Debería haberme puesto pantalones—.
R… —Su cálida boca cubre la punta de mi clítoris, su lengua se desliza hacia
arriba y rodea el punto.
—Oh, Dios… —Una de sus manos vuelve a estar en mi boca mientras su
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lengua recorre mi clítoris. En dos segundos me tiemblan las piernas y se me
aprieta el corazón cuando el orgasmo recorre mi inocente cuerpo en oleadas.
Sube por mi cuerpo y me abre las piernas.
—¿Quieres hacerlo? —Roza su nariz con la mía, sus labios me rozan
ligeramente—. No hay vuelta atrás.
—No quiero volver atrás. Tómalo.
—¿Por qué? —pregunta, sus dedos se flexionan cerca de mi clavícula. Su
gruesa punta está presionando mi húmeda entrada, y todo lo que necesitaría
sería un pequeño… Empujo mis caderas hacia arriba y su polla está un
centímetro dentro, estirando mis apretadas paredes. Me estremezco—. ¿Por
qué, Duquesa? —susurra contra mis labios.
Le rodeo el cuello con el brazo y le mordisqueo el labio inferior. —Porque
sólo quiero que seas tú. —Se desliza dentro de mí de inmediato, llenándome
hasta el borde hasta que siento que mi alma se escapa de mi cuerpo y un grito
se desprende de mis labios…
—¡Duquesa!
¿Orson? Alguien me sacude los hombros.
—¡Despierta! Ahora.
—¿Qué? —Mis ojos se abren y me encuentro con la oscuridad de la
habitación salvo una lámpara. Orson está de pie junto a mí, con la capucha
puesta sobre su cabeza—. Royce se metió en una pelea con Derek Chambers,
vamos a volver a tu casa.
—¿Qué? —pregunto, apoyándome en los codos—. ¿Por qué importa que
se haya peleado con Chambers? —Malditos chicos idiotas, y hablando de
idiotas… ese sueño fue, sin comentarios.
—Importa porque Royce lo jodió bien y casi lo mata. Nos vamos, ahora.
—¿Qué? —Salgo volando de las sábanas tan rápido y empiezo a tirarme
de la capucha—. ¿Dónde está Royce? —Me quito el cabello de la cara y me
subo la cremallera. ¿Casi lo mata? Esto es malo. Royce no necesita otra
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temporada legal.
—Royce está bien, ya está en el yate. Chambers apenas ha metido un
golpe.
No pregunté por qué Orson estaba aquí y Royce no. Levanto mi teléfono
y lo meto en el bolsillo antes de volver a bajar a la playa. La gente hace tiempo
que se ha ido, y el único yate que está atracado es el de Royce. Hay unas cuantas
personas esparcidas por la orilla, durmiendo, pero en su mayor parte es un puto
desastre. Me siento mal por el equipo de limpieza de Orson.
Acelerando el paso, corro hacia el agua y salto al bote, cuando veo a Royce
tumbado de espaldas en uno de los sofás con el brazo cubriéndole la cara. Una
pierna cuelga sobre el sillón mientras la otra está encaramada.
—Está dormido. Yo conduciré. —Orson empieza a desatarnos cuando
arranco el yate. Storm sale de abajo con la cara pálida.
—¿Qué pasa? —le pregunto a Storm, que parece más incómodo que de
costumbre.
Sacude la cabeza. —Casi lo mata.
Me paso la lengua por el labio, girando la cabeza por encima del hombro
para lanzar una mirada a Royce, que aún no se ha movido. Me gustaría decir
que no creía que Royce tuviera la capacidad de matar a alguien en serio, pero si
le das algo por lo que vale la pena morir, matará por ello.
Me aclaro la garganta y mis pensamientos en el sueño que tuve hace unos
minutos. Todo parecía demasiado real. Tan real. Verlo tan pronto después de
las vívidas imágenes que aún están frescas en mi cabeza me pone la piel de
gallina y hace que mi corazón lata más rápido que antes.
Storm asoma la cabeza por encima de su hombro. —Yo conduciré. Ve a
hacer lo tuyo. —Suelto el volante y retrocedo unos centímetros hasta estar de
nuevo cerca de Royce. El interior y el exterior de la embarcación están

37
iluminados por las luces LED de neón, los tonos azules profundos acentúan su
figura. Sus vaqueros oscuros, las botas de estilo militar atadas sin apretar a los
pies y la sudadera con capucha que se ha puesto sobre la cabeza.
—¿Vas a quedarte ahí mirando o vas a empezar a gritar para que acabemos
con esto? —Mueve el brazo por encima de la cabeza y por fin puedo ver por
primera vez sus pómulos altos y cincelados y sus suaves labios. Unos labios que
sentí en mi sueño. Demasiado reales. ¿Por qué carajo se sintió tan real?—. Ven
aquí. —La forma en que su voz envuelve esas sencillas palabras es la razón por
la que se me cae el corazón al estómago. Su lengua sale y humedece su labio
inferior—. Ahora, Duquesa…
Finalmente, tomo asiento a su lado y exhalo una bocanada de aire. Su brazo
me rodea por la cintura y me empuja hacia su pecho, mientras me mantiene a
su lado, rodeándome con ambos brazos mientras me acerca y entierra su nariz
en mi cabello. Desde la distancia, si no estuvieras en nuestro círculo, parecería
íntimo, y definitivamente lo siento así después de ese sueño, pero sé sin ninguna
duda que, para Royce, sólo sería un abrazo de hermano mayor a su hermana
menor.
—¿Royce? —susurro, jugando con la cadena de oro que cuelga de su
cuello.
—¿Mmmm? —gruñe.
Me muerdo el labio inferior con nerviosismo. —¿Qué pasó entre tú y
Chambers?
Siento que su cuerpo se pone rígido debajo de mí, y casi me siento culpable
por sacar el tema. —No te preocupes por eso.
Pero sí me preocupa. Me preocupo mucho.
—¿Casi lo matas? —Levanto la vista de su pecho, acercando mis ojos a
los suyos. El contorno de sus rasgos es duro, lo suficientemente afilado como
para cortarme por la mitad. Estoy momentáneamente atrapada en los nudos
retorcidos de su mirada, antes de que mis ojos caigan en su boca. Unos labios
suaves, perfilados por unos bordes duros.
Sin siquiera pensarlo, mi lengua recorre mi boca.
Respira de forma audible y mi atención vuelve a centrarse en su rostro. Sus
ojos están ahora en mi boca, con las gruesas cejas fruncidas.
38
—¿Roy?
Suelta el aliento mientras una lenta y amenazante sonrisa se dibuja en su
boca. —Mmmm, eres un poco traviesa, eh, Duquesa. —Se acerca hasta que sus
labios rozan el lóbulo de mi oreja—. Deberías tener cuidado con la forma en
que me miran esos bonitos ojitos.
Me sobresalto y me alejo de su cuerpo. Justo cuando vuelvo a ponerme en
pie, sus manos se acercan a las mías y me encuentro observando su rostro de
nuevo. Es doloroso lo perfecto que es Royce. Estoy segura de que siempre lo
he sabido, sólo que las cosas están empezando a cambiar en un área que no estoy
segura de estar cómoda abordando ahora mismo.
—¡Oye! —Me tira de los dedos y mis ojos captan sus nudillos rozados.
Ensangrentados y estropeados con grietas tan profundas como las que se están
formando en mi corazón—. Estaba bromeando, Duquesa, lo sabes.
—¿Qué quieres decir? —murmuro, apartando mi cabello revuelto de la
cara mientras el yate frena, acercándose al muelle—. ¿Qué parte?
Puedo oír a papá maldiciendo de fondo en el momento en que anclamos.
Royce guiña un ojo. —Dímelo tú. —Se levanta de su posición, agarrándose el
estómago—. Esto seguro que le va a provocar una hernia a papá —bromea
Royce, y justo cuando pasa junto a mí, capto la humedad de su estómago. Mi
mano vuela hacia su brazo, deteniéndolo. Es lo suficientemente grande como
para apartarme, pero no lo hace.
—Royce… —susurro, tirando de él hacia atrás.
Se tambalea y su rostro palidece. —¿Qué pasa, Duquesa? ¿Vas a besarme
por fin ahora que me estoy muriendo?
Antes de que pueda registrar sus palabras o asimilarlas, cae contra mí,
empujándome al suelo. Todo está borroso, mi mundo da vueltas. Alguien grita
tan fuerte que me sangran los oídos, y no es hasta que le arranco la capucha para

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ver la puñalada en su estómago que me doy cuenta de que, ese alguien que
grita…
Soy yo.
Capítulo 3
Jade
Mi mundo se derrumba a mi alrededor. Me he balanceado hacia adelante
y hacia atrás en la sala de espera desde que llegamos. Todavía no nos han dejado
ver a Royce, y aparentemente sigue en el quirófano. Me paso las manos por el
cabello y sigo meciéndome con furia, intentando calmarme del arrebato que
siento que está surgiendo.
No fue culpa de nadie. Nadie puede detener a Royce cuando está furioso.
Excepto que cuando pienso esas palabras, sé que es mentira. Hay una persona
40
que podría haberlo detenido.
Calmarlo.
Yo.
Él quería irse, y yo lo dejé ahí abajo, ¿para qué? ¿Por mi orgullo?
¿Porque quería molestarme en lugar de arrebatárselo a una chica que sé
que le importa un carajo?
El fuerte olor a metal me llena las fosas nasales y me llevo las manos a la
cara. Vetas rojas de sangre forman una costra en las palmas de mis manos,
atrapadas entre mis dedos. Me tiemblan las manos mientras absorbo
furiosamente cada gota de sangre.
La sangre de Royce.
Me pongo de pie y me arranco la sudadera con capucha, y luego miro la
camiseta que llevaba debajo, viendo también su sangre manchando mi camisa.
Su vida estaba ahí. Sobre mí. Manchada. ¿Y si esto es todo lo que me queda de
él? Me arranco la camiseta y la tiro al suelo con la sudadera.
—Jade, cariño. —Mi madre se acerca a mí, colocando su mano en mi
brazo. Me alejo de ella, las lágrimas en mis ojos me nublan la vista. Ya ni
siquiera las siento caer por mis mejillas, porque estoy tan adormecida. Tan, tan,
tan adormecida—. Tu padre te llevará a casa para que te duches y te cambies.
No hay nada que puedas hacer aquí…
Sacudo la cabeza, mi cabello seco me araña los hombros.
—Duquesa… —Orson dice, y una cálida sudadera con capucha se acerca
a mis hombros—. Ponte esto y haré que mamá te lave la ropa. —Antes de que
pueda coger mi ropa desechada, me inclino y la recojo, corriendo hacia la
papelera y tirándolo dentro. El dolor vuelve a apretar mi corazón, inyectándome
su feo veneno y negándose a soltarlo. Tampoco quiero que lo haga, porque la
culpa es insoportable.
—Debería haberme ido. Debería haberle hecho caso y volver al yate. —
Justo cuando las palabras salen de mis labios, Storm está a mi lado de forma
41
protectora. Los agentes entran en la habitación y observo a través de una visión
borrosa cómo papá se levanta y se dirige a ellos, aunque no tenemos que
preocuparnos. Kyle Kane tiene a todo el puto cuerpo en el bolsillo. El día que
me di cuenta de esto fue el día que vi el lado malo de Royce. No quería volver
a verlo, porque tenía miedo. Miedo de que algo así sucediera de nuevo.
—Va a estar bien, Duquesa. Este es Royce. Él no se hunde así…
Mis ojos se cierran mientras repito todo lo de esta noche. Desde la fiesta,
pasando por mi sueño, hasta que Orson vino a despertarme. ¡Maldita sea! ¿Por
qué no pensé que eso era raro? Normalmente habría sido Royce el que hubiera
venido a buscarme. ¿Por qué no vi la urgencia de Orson, o las líneas de
preocupación con Storm?
Vuelvo a salir volando de mi silla. —¿Por qué nadie me dijo que estaba
herido en el yate? —Los oficiales dejan de hablar con papá mientras mamá mira
nerviosa a las enfermeras que pasan. Siempre con miedo a lo que piensa la
gente.
Señalo a un Orson de aspecto culpable y a Storm. —¡Podrían habérmelo
dicho los dos!
—¿De qué habría servido eso, Duquesa? —Orson se levanta, metiendo las
manos en el bolsillo—. No quería que lo supieras porque sabía que te pondría
en evidencia. No podíamos hacer nada hasta que volviéramos a tierra. Él sólo…
—Orson hace una pausa, sus ojos me atraviesan—. Sólo te quería a ti.
Cruzo los brazos delante de mí a la defensiva. El dolor ancla mi corazón y
se niega a soltarlo. —Siempre me tendrá. Para siempre. Reg… —Mi voz se
quiebra y mis rodillas se doblan—. Dios mío, ¿y si lo pierdo? —La mera idea
de perder alguna vez a Royce es suficiente para que me duela físicamente. No
podría ni sobreviviría a la ausencia que él dejaría.
Royce y Storm se tiran al suelo a ambos lados de mí, con sus brazos

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alrededor de mi cuello. —Oye —me susurra Orson al oído—. Se va a poner
bien. Sabes que no hay forma de que ese maldito testarudo te deje caminar por
esta tierra sin poder protegerte.
Me tiemblan los labios y me palpita el corazón por la nueva cicatriz que le
han infligido, las iniciales RK.
—¿Señor. y Señora. Kane? —Entra un médico vestido con bata y vuelvo
a ponerme en pie.
—¿Sí? —dice mi madre, pero empujo a todo el mundo fuera de mi camino
y llego al frente.
Mamá asiente con la cabeza. —Su hermana. Por favor, siga.
Papá está a mi lado, con un brazo alrededor de mi hombro y mamá al otro
lado. Mis otros dos hermanos están detrás de nosotros.
Eso es todo.
Mi pulso se acelera, la sangre me golpea los oídos. Esto podría ser el fin
de la vida tal y como la conozco.
—Se va a poner bien. De hecho, ahora está despierto y pregunta por…
¿Duquesa? —dice el médico, confundido. El alivio que me inunda es lo
suficientemente fuerte como para clavarme los pies en el suelo. Aprieto las
manos y me doy unos minutos de respiro, antes de seguir al doctor hasta su
habitación mientras todos los demás esperan en la sala de espera.
Al ver su nombre, Royce Kyle Kane, inscrito en el pequeño portapapeles
que hay frente a su habitación, me arde un nuevo fuego en las venas. Quiero
sacarlo de aquí.
El médico abre la puerta y hace un gesto hacia el interior. —Puede que no
tenga mucho sentido porque todavía está volviendo en sí. Intente no tomarse a
pecho nada de lo que diga. Probablemente sea el cóctel de drogas que está
tomando.
Curvando los labios tras los dientes, mis hombros se relajan en señal de
derrota mientras empujo las puertas para entrar. El pitido agudo, el olor acre de
la lejía, el pitido.
—¿Roy? —susurro, y él gira la cabeza, con el brazo extendido. No tiene
mal aspecto. Su cara es la misma. Parece normal, si no fuera por los cables que
lo conectan a una máquina.
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—Entra aquí. Ahora. —Sigue siendo mandón.
No puedo detener las lágrimas que se derraman por mis mejillas mientras
me precipito.
—Deja de llorar, Duquesa —gruñe, retorciéndose en la cama.
Me quito las lágrimas con rabia y le frunzo el ceño. —No puedo creer que
no me hayas dicho que estabas herido.
Me coge la mano, pero me alejo de él.
—Estoy muy enfadada contigo. Pensé que habías muerto.
Me coge la mano y me tira hacia abajo, con una fuerza increíble para
alguien que acaba de salir del quirófano. —¿Y qué habrías hecho tú, hmmm?
—Finalmente, me tumbo, me quito las Vans y me pongo a su lado—. Necesitas
una ducha y devolverle a Orson su puta sudadera.
—Cállate —murmuro contra su cuerpo, con las lágrimas empapando las
sábanas—. No vuelvas a hacer eso.
—Mmmmhmmm. —Puedo oír el tono de somnolencia en su voz, debe de
estar quedándose dormido—. ¿Duquesa? —No respondo, apretando las sábanas
blancas en la palma de mi mano—. Te quiero, lo sabes, ¿verdad?
—Yo también te quiero —digo suavemente, y antes de que pueda formar
otras palabras, el sueño se apodera de mis músculos y mis ojos se vuelven
pesados.

—¿Me estás tomando el pelo? ¡Mira qué lindos son! —Escucho la voz de
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Sloane de fondo mientras vuelvo en mí, despejando el sueño de los ojos. Una
vez que todo el mundo está enfocado, me doy cuenta de cuántas personas hay
en realidad en la habitación de Royce.
Mamá, papá y Sloane, junto con Orson, Storm, Annette (nauseas), el padre
de Orson y la madre de Storm, que es la fiscal del distrito de la Bahía.
—¿Por qué están todos aquí? —digo, fingiendo una sonrisa.
—Chica, por favor, deja que te lleve a casa para darte una ducha. —Sloane
se acerca a mí antes de que pueda protestar, pero no me alejo de Royce. No
puedo soportar la idea de estar lejos de él. No ahora, ni nunca. Probablemente
eso me haga parecer una loca, y tal vez sea un poco dependiente de él, pero, ¿es
algo malo? Royce y yo siempre hemos sido un paquete. Antes de que pueda
decir que no, pillo a papá observándonos de cerca a Royce y a mí con el ceño
ligeramente fruncido y los labios apretados. Sus ojos entrecerrados oscilan entre
Royce y yo de forma ominosa. Nunca he tenido una relación con papá,
principalmente sólo con mi madre, pero eso no era una comparación para lo que
él compartía con Royce. Tienen una sólida relación llena de bromas y amor.
Algo cercano al miedo rasca sus feas uñas por la espina dorsal de mi espalda
mientras él evalúa la situación en la que me encuentro. ¿Siempre me ha mirado
así? ¿O sólo me doy cuenta ahora porque mis sentidos están en alerta máxima?
¿O esto es nuevo, desde lo que pasó anoche? Todavía no he averiguado qué
pasó realmente y cómo llegó Chambers a apuñalar a Royce.
Una idea aparece en mi cabeza, forjada allí por mi furia rabiosa de que
alguien quiso —no, intentó— matar a mi maldito hermano anoche.
Me deslizo fuera de la cama con una nueva determinación, agarrando la
mano de Sloane y olvidando por completo la forma en que papá me miraba. —
Tienes razón. Deberíamos irnos. —Todo el mundo deja de charlar, y sé lo que
están haciendo, todos están esperando mi punto de quiebre mental.
—Duquesa —advierte Orson—. ¿Estás bien? —Sólo Royce, Orson y
Storm me llaman Duquesa. Nadie más. Una vez, cuando tenía diez años, Trevor
Maxwell intentó llamarme Duquesa durante la clase de educación física. Le di
un puñetazo en la nariz. Esa fue la primera y única vez que acabé en el despacho
del director, pero no la primera vez que le rompí la nariz a alguien. Mis
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hermanos siempre me protegieron. Es hora de que yo haga lo mismo.
—Estoy bien. Necesito una ducha. Ahora vuelvo. —Sloane y yo
empezamos a dirigirnos a la puerta, pero justo cuando la alcanzo, giro la cabeza
por encima del hombro una última vez, mis ojos se posan en Royce. Está
profundamente dormido, con los labios separados. Parece tan tranquilo. Alguien
ha intentado hacerle daño. Mal. Y ahora, por estúpido que parezca, quiero
venganza, y sé dónde ir primero.
Capítulo 4
Jade
Lo primero que debería haber mencionado es que mi falta de popularidad
y de amigos no se debe a que no los atraiga o a que nadie quiera ser mi amigo,
porque la historia demuestra que no es así. Es que mi hermano suele ahuyentar
a todo el mundo, y hay que reconocer que por eso tengo los cojones de hacer lo
que voy a hacer.
Después de ducharnos y ponernos ropa limpia, Sloane y yo bajamos a la
cocina. Abro uno de los armarios, llaves tras llaves mirándome fijamente.
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Todavía no tengo el permiso, pero sé conducir.
Debería elegir uno de los coches discretos. Los que no destaquen. Así que
no elegiré el Porsche de papá, o el Tesla de mamá. No tiene sentido coger el
Range Rover o el Ford de Royce. Mis dedos se flexionan sobre las llaves del
Camaro negro de 1969 de Royce.
Sonrío y las saco del gancho.
—¿Estás segura de que es una buena idea? —Los ojos azules de Sloane
oscilan entre mis dedos y yo.
Los deslizo en la palma de mi mano y asiento. —Sí, y deja de asustarte. —
Nos dirigimos al garaje y me deslizo en el asiento del conductor del inmaculado
coche de la vieja escuela de Royce. La tapicería de cuero es nueva, el
salpicadero está pulido con aceite de aroma dulce. Huele a cuero recién cosido,
a un toque de la colonia de Royce y a una bocanada de humo de cigarrillo.
Mi pecho se contrae con su olor mientras cierro los ojos y clavo las llaves
en el contacto, haciéndolo girar hasta que el profundo estruendo del V8 vibra
bajo mi trasero.
—Escucha —murmura Sloane, cogiendo su cinturón y encajándolo—.
Estoy a favor de esto —Hace un gesto hacia arriba y abajo de mi cuerpo—, pero
no puedo mentir. También estoy muy asustada, teniendo en cuenta que estás
jodiendo con Royce Kane, y lo entiendo. Eres su mocosa que no puede hacer
nada malo, pero tengo que decir… —Silba por lo bajo, pero antes de que pueda
salir otra palabra de su boca, meto la primera marcha y piso el acelerador,
saliendo del garaje con un rugido de humo y un chirrido de neumáticos.
—¡Oh, Dios mío! —Sloane grita, agarrando el pomo de la puerta. Su risa
es contagiosa mientras volamos hacia la carretera principal, con el cabello
azotándome la cara con las ventanillas bajadas—. Tengo que grabar esto.
—Bien. —Me río—. Pero no se publica nada en Internet. No quiero
estresarlo aún más.
—Lo prometo. —Sloane se ríe, los dedos volando sobre su teléfono con su
cabello rubio salvaje azotándola en la cara. No levanta la vista cuando me hace
su siguiente pregunta—. Entonces, ¿a dónde vamos?
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—A la casa de Matty.
Sloane se queda quieta, su mano se detiene sobre su teléfono. —¿Por qué?
Me acomodo el cabello detrás de la oreja y me dirijo hacia la casa de Matty
McAlister. —Porque sé que estuvo allí anoche, y también sé que me va a contar
todo lo que pasó.
Sloane asiente. —Parece creíble.
Continuamos el corto trayecto hasta la casa de Matty, es casi de noche
cuando por fin llegamos a su comunidad cerrada. El personal de seguridad nos
hace pasar mientras hago rodar el Chevy de Royce hasta la entrada circular.
Cierro de golpe la puerta del coche y subo los escalones que conducen a
su casa. Justo cuando llego a la puerta, ésta se abre y Matty está de pie al otro
lado, con su inocente cabello alborotado y sus ojos azules perlados llenos de
tristeza.
—¿Qué paso? —le pregunto a Matty. Lo de Matty y yo es una larga
historia. Hemos compartido besos robados desde que éramos jóvenes, pero todo
era inocente. Sloane lleva años diciendo que está enamorado de mí, pero yo no
me lo creo.
Matty se pasa las manos pálidas por el cabello, flexionando los músculos.
—Escucha, creo que deberías preguntarle a Royce.
—Te estoy preguntando a ti… —Intento un enfoque más suave, ya que
está claramente molesto.
Matty toma asiento en el escalón, con la boca tapada por las manos
mientras sus ojos se dirigen a los míos.
—Chambers dijo algo sobre ti, Royce salió volando como lo hace Royce,
y esta vez, en lugar de que Chambers se retractara de sus comentarios de mierda,
intentó pelear con Roy. Se quitó la camisa, Royce estaba en llamas, listo para
golpear algo de piel y disfrutarlo, lo cual hizo. Le dio una buena paliza a
Chambers, pero fue a alejarse, y fue entonces cuando Chambers dijo… —Matty
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hace una pausa, y la rabia se refleja en sus ojos, con los dientes apretados.
—¿Dijo qué, Matty? —Mi paciencia se está agotando. Siento que mi
frustración se tambalea y mis músculos se tensan.
—Ha dicho que en cuanto Royce se vaya, va a meter su polla tan
profundamente dentro de ti que nunca volverás a querer a Royce.
Sigo con la boca abierta. —¿Y?
Los ojos colores azules de Matty se deslizan entre Sloane y yo. —¿Y qué?
Y eso fue lo que dijo, por lo que Royce perdió la cabeza. Su mano se dirigió a
su garganta, directamente lo ahogó. Levantó a Chambers del suelo con una
mano, Jade. Una maldita mano. Nuestro linebacker6. Con una mano.

6
Linebacker es una posición en el fútbol americano y fútbol canadiense.
—Sí, sí, te escuché, una mano. ¿Entonces qué pasó? —Mi pie está
golpeando furiosamente, porque no estoy ni un poco convencida de que lo que
dijo Chambers justificara que Royce casi perdiera la vida. De hecho, estoy aún
más enfadada que antes de llegar aquí. Más vale que haya algo más.
—No hay nada más. Lo asfixió hasta que Chambers se puso morado, y
entonces Chambers sacó un cuchillo y lo apuñaló en el estómago. Todos nos
dispersamos después de eso.
Me hundo hacia atrás, dejándome caer sobre los escalones con la cara
enterrada entre las manos.
—¿Por qué está así?
—¿Por qué? —Matty jadea con los ojos muy abiertos, aparentemente
aturdido por mi pregunta. Como si yo debiera saber por qué, o que la respuesta
es obvia—. Aparte del hecho de que es tu hermano, ¿estás ciega?
Sacudo la cabeza, limpiando las lágrimas de mis mejillas. —¿Qué quieres
decir con “estoy ciega”? Podría haber muerto. ¿Todo para qué? —Me giro,
mirando a Matty. Me tiemblan los labios mientras me paso la nariz por el
brazo—. ¿Para proteger mi virtud?
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Sloane me acaricia el cabello. —Sé que no quieres escuchar esto ahora,
pero esos chicos “especialmente Royce” te pusieron en un pedestal tan alto que
nadie y nada puede tocarte. —Un agudo zumbido me pica en los tímpanos al
darme cuenta de sus palabras. Debería empezar a alejarme de Royce, para evitar
que vuelva a cometer el mismo error. No es inteligente cuando se trata de mí.
Es irracional, impetuoso y casi psicótico, pero incluso mientras pienso esas
palabras, sé que no puedo darle lo que necesita. Puede que sea egoísta por mi
parte, pero simplemente no puedo. No en este momento.
El brazo de Matty se engancha alrededor de mi cuello y me acerca. —He
oído que Chambers está en la cárcel, su viejo se niega a pagar la fianza.
—Siempre fue un buen hombre —sollozo. El padre de Chambers es el
entrenador de nuestro equipo de fútbol. Es de los buenos. No estoy segura de lo
que le pasó a Chambers.
Me levanto de los escalones y me dirijo al coche de Royce. —Gracias,
Matty —digo, abriendo la puerta. Tenía planes de ir a ver a Chambers, pero con
él en una celda, creo que dormiré tranquila esta noche.
—Cuando quieras. Oye, Jade —dice, apoyándose en la barandilla del
porche—. Sé que es una mierda de momento, pero es mi cumpleaños dentro de
dos sábados, no sé si te acuerdas…
Le ofrezco una pequeña sonrisa. —Me acuerdo.
Sus ojos se abren de par en par, sorprendidos. Me dan ganas de
abofetearme por haberle dado algún tipo de esperanza. Debo tener cuidado
cuando se trata de chicos. Si avanzo con alguien, tiene que valer la pena estar
en el extremo receptor de la ira de Royce. Matty simplemente no lo es.
—De todos modos, voy a hacer una fiesta, vamos a ir todos a las pistas.
¿Crees que estarás interesada? Por supuesto, con tu séquito.
Aprieto el pomo de la puerta. De ninguna manera. —Claro, lo pensaré y
veré cómo se siente Royce.
—Por supuesto. —Me guiña un ojo—. Nos vemos, Sloane. —Nos hace un
gesto para que nos vayamos y volvemos a entrar en el coche.
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—Dios, es tan agradable. ¿Por qué no todos los chicos pueden ser como
Matty? —Sloane se relaja en su asiento.
—Probablemente porque no nos interesaría.
Las dos estallamos en carcajadas mientras nos llevo de vuelta a mi casa.
Capítulo 5
Jade
—Royce… —Me quejo—. No puedes estar aquí fuera. Tienes que estar en
la casa. —Mi palma trabaja furiosamente sobre mi cuerpo, frotando aceite
resbaladizo sobre mi piel.
—Tiene razón, maldito terco. —Storm se baja las gafas sobre la nariz y

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deja de teclear unos segundos para mirar a Royce.
—Han pasado once días. Vete a la mierda. —Él y yo todavía no hemos
hablado mucho de lo que pasó en la fiesta. Ni de lo que pasó justo antes, cuando
quiso que volviera al yate con él, ni de lo que pasó después. Ha sido duro,
porque por mi parte he notado el cambio en Royce. Se ha vuelto un poco más
nervioso. No sólo conmigo, sino con todo el mundo.
—¡Sabes que la fiesta de Matty es algo que deberías aceptar, Jade! —dice
Sloane inocentemente, inclinando la cabeza hacia el sol mientras se calienta su
piel ya bronceada.
—¿Qué? —Storm suelta un chasquido antes de que Royce pueda decir una
palabra.
Sloane debe de haberse dado cuenta de lo que ha dicho porque sus dedos
se flexionan y sus labios se curvan entre los dientes. —Oh, um… —O lo ha
hecho a propósito.
Pongo los ojos en blanco, justo cuando mi teléfono suena junto a mi botella
de agua. Lo cojo y abro el mensaje de India.
India: Hola chica, espero que tu hermano esté bien.
Envío un mensaje diciendo que ha vuelto a ser el mismo imbécil y lo
vuelvo a dejar en el suelo.
Cuando mis ojos se encuentran con los de Royce, me mira con frialdad y
distancia y con las cejas levantadas.
—¿Qué he hecho ahora? —digo, ya sabiendo que estoy en problemas—.
Era India.
Royce se desentiende de mí. —No es de lo que estoy hablando y lo sabes.
Lo fulmino con la mirada. —No tengo intención de ir.
—¿Ir a dónde? —pregunta Orson, rebotando una balón de baloncesto entre
sus largas piernas—. Acabo de ver a Matty B y le he dicho que reuniremos y e
iríamos a su cumpleaños. —Todos se ríen excepto Royce. Justo cuando está a
punto de interrumpir nuestras risas, papá sale por las puertas corredizas,
silbando.
—Roy, ¿podemos hablar? —Ante su presencia, me cruzo de brazos. Me
siento instantáneamente incómoda y no sé por qué. Royce se levanta de su silla
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y se dirige a la casa. Observo su espalda en retirada con una punzada de tristeza
en el pecho. Mi ceño se frunce.
—Hola. —Orson toma asiento en el extremo de mi tumbona—. ¿A qué
viene ese ceño fruncido?
Le quito el balón de baloncesto de cuero y practico el giro en la punta de
mi dedo índice. —Es Royce. —Miro hacia la puerta para asegurarme de que no
viene, antes de volver a centrarme en la mirada avellana de Orson—. Está un
poco apagado desde el incidente y no sé si es cosa mía o de él.
Los ojos de Storm se dirigen a Orson, y veo cómo se desarrolla el
intercambio silencioso frente a mí.
—Chica, para. El hombre acaba de ser apuñalado, a veces es malhumorado
por naturaleza. Deja que se cure. —Sloane se mueve en su asiento y se tapa los
ojos cerrados con sus gafas Versace—. Y, de todos modos, no ayuda que te
estés convirtiendo en un maldito diez y que él tenga que luchar contra todos los
imbéciles en la escuela.
—Ya ni siquiera va a nuestra escuela —interfiero, refiriéndome a que los
tres se graduaron hace unos meses. Sólo me quedan un par de meses más con
Orson y Storm antes de que empiecen su vida sin el pequeño y viejo yo—. ¿Me
echarán de menos cuando se vayan? —Storm asistirá a Brown y Orson volará a
Los Ángeles para jugar en su equipo.
—Por favor. —Orson me aparta.
Storm continúa mirándome. —Literalmente no podría olvidarte, aunque lo
intentara, Duquesa. Lo digo de todo corazón —dice las palabras con una mirada
pasiva sobre su rostro, estoica y sin emoción.
—Bueno, eso no es muy tranquilizador, teniendo en cuenta que no tienes
ninguno.
Storm se golpea la sien. —Ah, se está dando cuenta.
—Solo me ha costado casi diez años —refunfuño, relajándome en mi
silla—. De verdad, creo que Royce se está sanando. Sloane tiene razón, “por
una vez”.
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Orson se levanta, se quita la camisa y la tira sobre su silla. Su piel morena
brilla contra el sol, mientras sus altos pómulos se asientan sobre sus suaves
labios que se curvan alrededor de sus dientes blancos y rectos. Orson es
hermoso. Increíblemente atractivo. El tipo de hombre al que casi todo el mundo
se detiene a mirar.
Pasa la palma de la mano por sus firmes abdominales. —Tendré una charla
con él.
Storm levanta una gruesa ceja. —¿De verdad? —Observo el intercambio
entre ambos y, por primera vez, siento que me estoy perdiendo algo, o que
alguien no me está contando algo.
—¿Por qué los secretos? —pregunto justo cuando Orson se sumerge en la
piscina y Storm guarda su portátil.
—No tenemos secretos, ¿recuerdas? —anuncia Storm con claridad,
mientras coloca cuidadosamente toda su vida en su mochila.
Espero a Royce. Pero nunca vuelve.

Más tarde, esa misma noche, estoy en mi habitación, escuchando música


en mi altavoz. Todavía no he visto a Royce desde que desapareció hoy mismo
cuando estábamos cerca de la piscina. Un minuto estaba con nosotros y al
siguiente papá se lo lleva. Algo ha cambiado en la casa, y aún no sé cómo ni
por qué. Después de estar conmigo durante unos minutos más, los chicos
también se metieron en la casa. Me imaginé que iban a tener esa charla con
Royce. No quiero enviarles un mensaje de texto ni ir a llamar a la puerta de
54
Royce. No quiero ser molesta, aunque ellos me molesten a mí.
Me pongo de lado y me meto las manos debajo de la cara. Más vale que
mañana sea mejor. Hoy ha sido una mierda.
Capítulo 6
Royce
Ella no puede saberlo. Dejarla me va a paralizar, pero no tengo opción.
Ahora no. Nunca. Y no cuando se trata de ella.

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Capítulo 7
Jade
Me despierto a la mañana siguiente con los miembros rígidos, estirando
los brazos por encima de la cabeza. Espero que Royce se haya calmado de lo
que sea que le haya molestado. Quiero decirle que no tenemos que ir al
cumpleaños de Matty; sólo era una invitación. Siempre siento la necesidad de
convencerlo, pero eso es sólo porque él se ha convertido en mi responsabilidad,
tanto como yo en la suya. Ambos nos cuidamos mutuamente, siempre lo hemos
hecho. 56
Al bajar las escaleras y entrar en el salón, veo a mamá y a papá de pie
frente a la chimenea, conversando en voz baja. Su charla se interrumpe en
cuanto entro.
—Buenos días —digo nerviosa, mirando entre los dos. Una vez más, esa
misma sensación de malestar está ahí. Algo no va bien.
Mamá se gira para mirarme. —Cariño, no quiero que… —La voz se le
corta en la garganta y una lágrima resbala por su mejilla. Inspira y luego
exhala—. La policía estará aquí en un segundo y me gustaría que no te
estresaras.
—Eso es un poco difícil de hacer cuando estás ahí claramente estresada,
mamá… —Mi ritmo cardíaco se acelera, las palmas de mis manos se llenan de
sudor mientras cruzo los brazos frente a mí. Mamá siempre está compuesta,
atrapada en una sociedad en la que cree que la perfección es la única forma de
existir. Esto no es perfección, es fragilidad. Le estás dando a la humanidad un
arma para que la use en tu contra si lo único que esperas es la perfección.
El labio inferior se le queda atrapado entre los dientes mientras se coloca
el cabello rubio detrás de la oreja. Observo cómo juega con sus anillos, su
pulsera, antes de volver a su cabello. —Es Royce. Nos hemos despertado esta
mañana y se ha ido. Su habitación está volcada… —Su voz vuelve a atascarse
en la garganta y se dirige al otro lado de la habitación para recoger un puñado
de pañuelos. Se los lleva a la nariz y sacude con fuerza. Llaman a la puerta.
Papá se interpone entre mi madre y yo, sin apartar sus ojos de los míos.
Ese mismo escalofrío me recorre la espalda. Cuando pasa junto a mí, se mueve
a cámara lenta. Saca pecho en señal de confianza, con una ligera sonrisa de
labios cerrados. Entiendo que intenta tranquilizarme, pero nada va a servir para
tranquilizarme.
Mamá toma mi mano entre las suyas, pero todo se mueve con lentitud.
Atrapada en la confusión de todo esto, tiro de la palma de su mano. —Dime qué
pasa.
—Es Royce —murmura, secando las lágrimas perdidas con sus
pañuelos—. Se ha ido, cariño.
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Capítulo 8
Jade
Cuatro años después

“Como una familia para mí.” Tiene que ser el término más sobre utilizado
de la historia. Familia. Seis letras, un significado, pero de doble cara. La familia
puede ser la razón por la que confías en alguien, o puede ser la razón por la que
no vuelves a confiar en nadie. Yo ya sé de qué lado estoy. 58
Si te cuesta dormir por la noche, alguien está pensando en ti. Como un
ancla, tirando de tu alma para mantenerla en este mundo, en lugar de perderte
en el purgatorio. ¿No es eso el estado de sueño? ¿El purgatorio para tu cabeza
y la mierda desordenada que ocurre dentro de ella? El lugar donde tus demonios
se encuentran con tu cordura, y se pelean por quién ganará. ¿Serán tus pesadillas
o la realidad de la paz? Me gusta pensar en mi vida como un purgatorio, donde
cada día lucho con ambos lados. Lo bueno, lo malo y los demonios de los que
no puedo deshacerme. Por desgracia. Diría que me he curado en el purgatorio
durante los últimos cuatro años, pero no es así. Mi alma está atrapada en el
infierno, sin querer seguir adelante. He bloqueado a la gente, me he cerrado y
he recurrido a cosas que no debería para apaciguar el hambre cruda que siento
por la única persona que nunca debería haber perdido
Sloane se deja caer en la silla frente a mí en nuestra cafetería favorita en el
corazón de San Francisco, justo al lado de The Market. No puedo esperar a salir
por fin de San Francisco. Para escapar de este ciclo interminable de mi pesadilla
personal.
—¿Vamos a salir este fin de semana? —pregunta Sloane, ocultando su
rostro tras una cortina de cabello rojo recién teñido—. Ya sabes, una última
diversión en la zona de la bahía antes de que tengamos muchos más diversiones
en la universidad juntas esta vez.
Su lógica no tiene sentido porque ya pasamos mucho tiempo de fiesta cada
vez que ella está en casa. Durante los últimos cuatro años, he estado
recuperando el tiempo perdido. Me meto en lo que puedo haciendo lo que
quiero. Sloane seguía siendo la chica más popular de Stone View, incluso
cuando estaba fuera, en la UCLA7. A mí también me fue bien, pero todos
sabemos que es gracias a, él.
—Sí —respondo rápidamente—. Necesito una distracción este fin de
semana. —Es viernes por la noche, pero esa no es la razón por la que necesito
una distracción. Es la fecha que es este viernes.
Su mano se acerca a la mía, las esquinas de sus ojos azules se arrugan en
los bordes. Sloane no es la misma chica que solía ser. Es mayor, más redonda,
más sexy. Ya no es una cachorrita ingenua que quiere juntarse con toda la gente
59
guapa de la escuela. Ahora los ahuyenta enseñando los dientes. —Lo siento.
¿Cuánto tiempo ha pasado ya? —El camarero se acerca a nuestra mesa.
—Cuatro años —murmuro antes de distraerme con un café—. ¿Me puede
dar un café con leche de caramelo, por favor?
Sloane pide el suyo antes de volver a mirarme. —¿Cambiamos de tema?
Asiento con la cabeza. —Sí. Sobre este fin de semana… —Nunca me gusta
hablar de él. De hecho, he pasado cuatro malditos años sin siquiera susurrar su
nombre.
Estoy enfadada. Dolida. Pero, sobre todo, furiosa.
Sloane empieza a parlotear sobre lo que quiere que hagamos y cómo
deberíamos hacerlo. No me sorprende escuchar que Matty está en casa y que

7
Universidad de California en Los Ángeles.
está dando una fiesta en la casa de la playa de sus padres. No ha cambiado
mucho en lo que respecta a Matty. Sigue con la misma chica, asiste a la UCLA
con Sloane, y sigue siendo el más fiestero de Stone View. Seguimos con
nuestros planes mientras me tomo dos cafés con leche, un bol de patatas fritas
con chile y un pastel de chocolate. Cuando llega la hora de que ambas nos
dirijamos a casa, me despido de ella con un beso y me dirijo a mi coche.

La distracción es la llave que abre un alma rota. Subo el volumen de la


música en mi BMW hasta llegar a casa. Casa. Los grandes pilares blancos
sostienen con delicadeza la mansión de estilo plantación de la vieja escuela, tan
poco común a la arquitectura estándar de San Francisco. La hierba cuidada
60
cobra vida y la dispersión de flores vibrantes dan a la propiedad multimillonaria,
que de otro modo sería sencilla, una versión de la vida. Todo es exactamente
igual, sin que sea exactamente igual. Miro esta casa con ojos nuevos desde que
se fue.
Suspirando, cojo el bolso y salgo del coche. Me muero de ganas de no estar
aquí.
—¿Jade? ¿Eres tú? —Mamá pregunta mientras cierro la puerta principal
de un portazo. Esperaba poder entrar discretamente, pero no tengo suerte. Como
siempre.
Dejo las maletas cerca de la puerta principal y me quito la bufanda. Mamá
ha cambiado un poco en los últimos cuatro años, volviéndose más maternal.
Creo que se arrepiente mucho de lo que pasó con él, y ahora intenta compensarlo
conmigo. Es agotador.
Cuando entro en la cocina, la sorprendo con una cuchara de madera
agarrada en su delicada mano, removiendo la masa de un pastel en un par de
cuencos grandes. Tiene el cabello rubio cortado y le cuelga
despreocupadamente alrededor de la mandíbula. —¿Estarás en casa para cenar
esta noche?
—Um. —Mis ojos se dirigen a mis dedos de los pies. Las uñas de color
azul brillante. Me gusta el azul, me recuerda al océano. De la tranquilidad y el
sonido de las olas furiosas chocando con la arena húmeda y aquiescente.
Siempre me ha gustado el desafío del océano. Es malhumorado, hermoso, y
podría matarte si no eres lo suficientemente inteligente para manejar sus
corrientes—. Supongo.
Sé que soy afortunada por haber sido recibida en una familia que realmente
me alimentó. Me bañó. Y pagó por cualquier cosa y todo lo que pude querer.
Tenían dinero. Me ofrecieron un hogar cálido y comida en mi vientre
hambriento. Me consideré afortunada. Era muy consciente de cómo lo pasaban

61
algunos niños de acogida. Pero, ¿debemos realmente comparar nuestras vidas
con los desafortunados sucesos de otros? Yo creo que no.
—¡Genial! —Mamá interrumpe mis pensamientos. Sus ojos están
brillantes, sus mejillas sonrojadas. Algo no va bien. La tristeza que siempre la
ha nublado ya no está ahí. Sus movimientos no son lentos, hay un rebote en su
paso. Es casi como si—… Royce está en casa.
Me paralizo, mis manos se detienen sobre mi botella de agua. Siento como
si toda mi sangre abandonara mi cuerpo mientras mi boca cuelga abierta. No
acaba de decir lo que tú crees que ha dicho, Jade. Tu cerebro vuelve a estar en
el purgatorio. Mi corazón se acelera tanto que no puedo aspirar oxígeno. Voy a
dejar de respirar.
—¿Qué? —Mi tono es alto, las sílabas lo suficientemente afiladas como
para cortar a cualquiera que vuelva a decir ese nombre. Me sacudo de mis
pensamientos instantáneos y llevo mis ojos de nuevo a los suyos—. ¡¿Viene a
casa?! —Trago largos tragos de agua para evitar que el pánico se me ilustre en
la cara. No. No. No.
—Es su cumpleaños, Jade. Pensé que lo recordarías. Es tu hermano. Sí,
viene a casa. Estoy… —Las lágrimas caen por sus mejillas—… tan feliz, Jade.
Pensé que nos había dejado para siempre.
Yo también. Mi hermano que me dejó. Me dejó. Me abandonó como todos
los demás. Él no era mejor.
Aplasto los recuerdos que empiezan a subir a la superficie de mi cerebro.
La melancolía que su nombre dejó en mi corazón es demasiado para que mi
frágil alma pueda soportarlo ahora mismo. He puesto una fachada a lo largo de
los años, una muy jodidamente buena, y hago muchas cosas para distraerme de
reconocer mis sentimientos, pero nada, y quiero decir nada, se acerca al toque
del jodido Royce Kane. Incluso cuando no está aquí físicamente, sigue estando
dentro de mí. Viviendo. Existiendo. Traicionando.
—No lo he visto en tanto tiempo —es todo lo que logro decir, incapaz de
procesar lo que está sucediendo en este momento. Me dejo, joder.

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Mamá asiente con la cabeza, ocupándose de nuevo en remover. Vainilla,
sin duda. El favorito de Royce. —Lo sé. Han pasado cuatro años, así que
queremos darle la bienvenida a casa con los brazos abiertos. Dios, Jade. —Se
gira para mirarme, con los ojos llenos de lágrimas—. Estoy tan feliz de que
vuelva a casa.
Yo también quiero estar feliz, si no fuera una mierda por irse. Era un bebé
cuando me acogieron en la familia Kane. Me acogieron como si fuera suya, e
incluso Royce me atrajo y me trató como si fuera su hermana de verdad. Lo era
todo para mí, y como era tres años mayor que yo, lo admiraba. Se ocupó de mí
cada día que estuve en esta casa. Toda mi vida vi como todos los niños lo
adoraban, y todas las chicas lo deseaban. Yo no hacía ninguna de esas cosas,
pero mi alma lo necesitaba. Hasta que me dejó. Sola. En esta casa. Lo odio.
Arrastro mi triste estado de ánimo hacia arriba, deseando poder adelantar
este día. O retroceder a cuando nací y no haber nacido.
En cuanto llego a la puerta de mi habitación, la abro de golpe y me dejo
caer en la cama. Las plumas del interior de la manta rodean mi pequeño cuerpo
mientras mi largo cabello castaño se extiende alrededor de mi cabeza. Esta
habitación guarda tantos recuerdos de él y de mí. Toda la casa lo hace. Su
habitación permanece intacta, y a veces, cuando me pongo mal, duermo en su
cama. Su habitación es como el cargador de mi alma cuando otra persona la
vacía.
Voy a ver a Royce esta noche.
No quiero ver a Royce esta noche.
Lo quise durante tanto tiempo, lloré por él cada noche hasta que las
lágrimas me picaron en las comisuras de los ojos y mis labios se agrietaron por
la deshidratación. Ahora que sé que vuelve a casa, no lo quiero. Estoy enfadada
con él. Es como si esos cuatro años no hubieran hecho nada para aliviar mi
rabia. El tiempo sólo la bañó, la mantuvo bajo control.
Suspiro, saco mi teléfono y ojeo mi lista de reproducción. Me encuentro
con una canción de la vieja escuela de Guns N’ Roses y me meto en el cuarto
de baño, necesitando limpiar el día de mi piel.

63

Negro. Es mi color favorito. No porque me hace parecer más flaca, no


necesito parecerlo. Sino porque es el color que puedes llevar cuando no
necesitas hacer ningún esfuerzo. Como ahora mismo. No quiero esforzarme,
aunque mamá, sin duda, lleve Prada. Vuelve el hijo pródigo. Me pongo unos
vaqueros negros ajustados y una camisa negra suelta. Sus finos tirantes se
aferran a mis frágiles clavículas. Siempre me maquillo. Me encanta todo lo
relacionado con el maquillaje y cómo puedes aplicarlo artísticamente para
conseguir un estilo diferente. Pero esta noche me conformo con una crema CC
y una máscara de pestañas ligera, recogiendo mi largo cabello en una coleta alta.
Quiero acabar con esto.
Mi teléfono empieza a vibrar en la mesilla de noche, lo cojo y contesto. —
¿Qué pasa?
—Bien, necesito hacerte una pregunta… —Sloane ronronea por la línea.
Probablemente ya esté borracha.
Dudo. —¿Segura?
—Matty y Rachel han roto. ¿Sería una mierda de mi parte si le doy a eso,
aunque no sea nuestra amiga? —Definitivamente está borracha—. Sé que tú y
Matty también tuvieron esa cosa incómoda…
Matty y yo no éramos nada, pero también sé que Sloane ha estado
suspirando por él desde más o menos cuando Royce se fue. —Nada de lo que
estás pensando, y éramos niños, Sloane. Para responder a tu pregunta, haz lo
que quieras, siempre que estés segura de que no están juntos. —A punto de
entrar en su primer año de universidad y sigue preguntando por Matty—. Si lo
quieres, es tuyo.
Sloane suspira. —Está bien. Supongo. Es que todos sabemos que siempre
ha estado enamorado de ti.
Pongo los ojos en blanco, acunando mi teléfono en mi hombro. Ella
64
continúa:
—¿Quieres ir a por patatas fritas cargadas?
—Um, como que no puedo. —Veo mi reflejo en el espejo y me doy cuenta
de nuevo.
—¿Por qué?
Escucho el gruñido profundo de un motor fuerte en la entrada de nuestra
casa: ¿Es una puta moto? —Hablaremos más tarde. —El estruendo es bajo,
reverbera en mi habitación como una suave sinfonía. Es lo suficientemente
pesado como para aplastarte.
—¡Jade! —grita mi madre desde la cocina—. Abajo
Me calzo rápidamente las botas y me doy una vuelta más antes de meterme
el teléfono en el bolsillo trasero y bajar las escaleras. Veo una reunión alrededor
de la puerta principal mientras bajo, pero no miro hacia arriba hasta el último
momento.
—Lo siento, estoy… —me detengo.
Allí, de pie frente a mí, está Royce Kane. Mi estómago golpea el suelo y
mis mejillas se encienden. Siento que la sangre se me escurre hasta la punta de
los dedos de los pies cuando nuestras miradas se conectan. El corazón se
ralentiza en mi pecho. El odio sigue ahí, la ira y el dolor, pero ahora hay algo
más. Algo que aún no estoy preparada para reconocer. Sus ojos azules como el
hielo. Más fríos que el océano Atlántico, pero más calientes que las fosas del
infierno. Su cabello oscuro y rebelde parece que sus manos lo han rozado
demasiadas veces, y su cuerpo grande y delgado se eleva por encima de todos
los presentes, incluso de la propia habitación. Tiene tatuajes por toda la piel que
puedo ver. Royce Kane no sólo parece un chico malo. Royce Kane parece un
hombre malo. No es el niño rico mimado, que juega con todas las chicas del
colegio. Él es, diferente. Su afilada mandíbula está bien afeitada, ilustrando cada

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línea de corte de su cara perfectamente construida. Su nariz recta y sus labios
suaves. Mierda. Doble mierda. Está aún más caliente que cuando era joven.
Lleva unos vaqueros de diseño desteñidos, botas militares y una camisa
negra informal. Pero hay algo sobre su camisa que me llama la atención. Bueno,
dos cosas me llaman la atención en realidad…
La primera es el parche bordado que lleva cosido en su pectoral izquierdo.
Wolf Pack Motorcycle Club.
Y segundo, estoy bastante segura de que Royce Kane me odia.
Me arden los ojos de no parpadear. Esta vez su ceño se combina con una
sonrisa oscura que se extiende por sus labios hinchados. —Vaya, no has
crecido…
Capítulo 9
Royce
No voy a mentir, verla retorcerse en mi presencia es fascinante. Ella fue
mi puto mundo el día que su pequeña y triste alma entró en nuestra casa. Quiero
decir, yo quería un hermano, pero Jade no era ni la mitad de lo que pensaba que
sería tener una hermanita. Odiaba las muñecas Barbie y prefería los camiones
Transformer. No podía quejarme de mucho más, hasta que le crecieron las tetas.
—Duquesa. —Sonrío, lanzando su apodo. Me encantaba la pequeña
mierda cuando crecía. Ahora no puedo. No lo haré.
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Ella se estremece por el uso de su apodo, y tampoco me extrañó el escaneo
que hizo sobre mí en cuanto me vio. Luego vi como la sangre se drenaba de su
cara cuando leyó mis parches.
—¡Genial! —dijo mamá, dando una palmada—. La cena está lista. —
Engancha su brazo en el mío como si hubiera vuelto después de un fin de
semana fuera y no de cuatro putos años—. Royce, por favor, dime que no te has
unido a una banda de moteros…
Me desprendo de su agarre y la sigo mientras papá acalla la bronca de
mamá y Jade se coloca ligeramente detrás de mí.
Cuando nuestros padres están fuera del alcance del oído, giro la cabeza
ligeramente por encima del hombro con una sonrisa de satisfacción. —¿Qué
pasa Duquesa, no me has echado de menos?
Sus ojos se encuentran con los míos, con un breve destello de desafío antes
de desaparecer. —Nunca.
Me río y me vuelvo hacia ella. Justo antes de entrar en la cocina, golpeo
las manos contra la pared, apoyándola contra ella y encerrándola. La punta de
mi nariz se desliza por su mejilla mientras aspiro su piel dulce e inocente. Es
como un soplo de aire fresco después de haber estado boca abajo en el coño de
una chica de club. Sólo que su aire está cargado de veneno. —Deberías estar
asustada, Duquesa. Ya no estás a salvo de mí. —Mis ojos bajan por su pequeño
cuerpo, tomando las suaves curvas que se extienden sobre su estatura.
—¡Ustedes dos! —Papá llama desde el comedor—. ¿Por qué tardan tanto?
Bastardo.
Me alejo de la pared, sabiendo perfectamente que nadie puede vernos.
Odio a mis padres y a su casa rica.
—Puede que tengas razón, Royce. —Ella cuadra sus hombros y me mira
profundamente a los ojos—. Pero tampoco soy la misma chica que dejaste atrás.
—¿Ah sí? —Sonrío, pasándome la lengua por el labio inferior—. ¿Cómo
es eso?
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—Ahora tengo dientes. —Me empuja.
Antes de que pueda agarrar su pequeño culo y apoyarlo contra la pared, mi
teléfono vibra en mi bolsillo trasero. No me molesto en decirle al viejo que voy
a estar en un segundo, porque él sabe que voy a estar en un segundo.
—¿Qué?
—Ah —murmura Fluff—. ¿Te he pillado en mal momento? —Se oye un
ruido de fondo—. Lo siento, Sicko, es que León me ha dicho que puedo llamarte
para… —Fluff, nuestro nuevo aspirante, tartamudea al otro lado del teléfono.
Intento contar hasta el puto diez, porque mi antiguo terapeuta dijo una vez
que eso ayudaría. La misma terapeuta a la que solía agachar sobre su escritorio
cada mes hasta que goteaba sobre mi polla y me llamaba papá, así que… quizá
se equivocaba. Dejarme cerca de tu coño no es algo que una mujer inteligente
permitiría. Te rompería el corazón justo después de romperte los ovarios.
—¿Qué pasa? —pregunto—. Sabes que estoy fuera, así que más vale que
sea una puta emergencia.
—Oh, lo es. Lo siento.
—Deja de decir que lo sientes.
—Oh, bien, ah, entonces, Roo recibió un disparo y nos preguntamos qué
deberíamos hacer.
Mi mandíbula se tensa. —¿Es una herida mortal?
Hay más ruidos y entonces llega la voz del viejo culo de León.
León es el presidente de nuestro club. Cómo consiguió ese nombre es una
jodida y larga historia. El mío es Sicko, y eso también es… una maldita y larga
historia.
—Siempre puedo contar con mi vicepresidente para meter el miedo en los
prospectos. —León se ríe por teléfono.
—Tal vez tengamos que reevaluar a quién dejamos arrastrar los pies por
nuestra casa club entonces. 68
—Creo que Fluff es uno de los buenos. Sólo tienes que ser amable.
—Nunca soy amable. Ya lo sabes.
Se ríe de nuevo, y puedo imaginar el cigarro colgando de entre sus frágiles
labios.
—¿Es fatal? —vuelvo a preguntar, suspirando.
—No lo es. Sólo quería asustar a Fluff. Le pones nervioso. Creo que se
caga cada vez que tiene que hablar contigo. ¿Cómo están los padres?
—Igual, igual. Volveré mañana por la mañana.
—Sí, de acuerdo —gruñe León—. ¿Algo que deba saber? —la pregunta
no me despista. León siempre la hace. El puto capullo hipersensible.
—Si lo hicieras, lo sabrías. —Cuelgo el teléfono y me dirijo de nuevo a la
cocina, sacando la silla frente a Jade y hundiéndome en el lujoso cuero. Mis
ojos no se apartan de los suyos.
Ella coge su vaso de agua y lo vacía de un tirón, mientras se esfuerza por
no mirarme.
—Hijo, ¿cómo has estado? —pregunta mi padre a mi lado, cortando su
filete. Nos perdemos en una conversación sobre las mierdas normales que me
gustaban. Me siento mal, de verdad. Me sentí mal el día que me alejé de todos
ellos con la intención de no volver jamás. Ese chico con un problema de actitud
se convirtió en un hombre con problemas. Problemas de verdad. Pero hasta hace
poco, me encontré con que tenía que arrastrar mi culo de vuelta a esta casa por
la misma razón por la que me fui.
Por ella.
—Royce —murmura mi madre, acariciando su boca con la servilleta de

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lino y colocándola delicadamente sobre la mesa—. Por favor, dime que no te
has unido a un club de moteros.
Papá calla a mi lado.
Mis ojos encuentran a Jade, que no me mira con suficiencia, está más bien
aburrida. En blanco y sin expresión. Es una puta sombra de la chica que una vez
conocí. Ella no quiere estar aquí más que yo. Cuando éramos niños, tenía un
brillo en ella, incluso cuando nos peleábamos. Había un fuego que iluminaba su
aura. Ahora ese fuego parece haberse quemado.
—Lo he hecho. Llevo cuatro años allí, mamá.
—¿Dónde está y por qué, Royce?
Tiro la servilleta en mi plato. Supongo que estamos haciendo esto ahora.
—Los Ángeles. No demasiado lejos de ti. —Mis ojos se dirigen a los de Jade—
. Pero lo suficientemente lejos.
—¿No vas a decir algo, Jade? —Mi madre jadea vocalmente a Jade—.
Ustedes dos siempre eran tan unidos…
Jade se atraganta con su agua. No era un secreto lo unidos que estábamos
Jade y yo.
Todos llamaban a Jade mi mascota. Siempre estaba colgada de mi brazo,
queriendo hacer todo conmigo, con Orson y con Storm, y era la única a la que
se le permitía. Cabreaba a muchas zorras el hecho de que no pudieran montar
con nosotros, pero mi hermanita de acogida sí, pero lo soportaban. Jade también
hacía mi tarta de cumpleaños todos los años, ella y mamá en la cocina
ensuciando mientras papá siempre estaba fuera haciendo negocios de mierda.
—No tengo nada que decir —murmura Jade—. En realidad, ¿Me pueden
disculpar? —Mamá mueve la muñeca, aceptando y Jade sale del comedor
arrastrando los pies, sin que mis ojos se aparten de ella. Cuando sube corriendo
las escaleras, veo cómo su trasero rebota con cada paso.
Me muerdo el labio y sonrío. Si no fuera mi hermana adoptiva, tendría eso
estacionado en mi mierda durante al menos dos días laborables.

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—¿Kyle? —Mi madre señala a mi viejo.
Él me mira, y yo lo miro a él y a toda esa mierda incómoda que sucede
cada vez que alguien está en problemas.
—¿Mamá? Tengo veintidós putos años. No necesito que me estreses.
Sobreviví por mi cuenta, con mis hermanos, durante cuatro años.
—¡Eso va más allá, Royce! He estado muy estresada. Has… —Sus
lágrimas empiezan a salir, y es la primera vez que la miro. La miro de verdad,
joder. Ha envejecido drásticamente desde que me fui. Lleva el cabello corto,
enrollado alrededor de la mandíbula. Las arrugas delinean las curvas alrededor
de sus ojos, pero todos sabemos que se inyecta en la frente.
—Lo siento, mamá… no era el plan.
—Entonces, ¿qué pasó? —pregunta mamá, trayendo por fin sus ojos hacia
mí.
—No puedo hablar de eso contigo.
Ella suspira, poniéndose de pie y limpiando la mesa. —Bueno, espero que
al menos me visites más a menudo.
Me pongo de pie con ella, mirando a mi viejo que me observa atentamente.
—Ha sido una casa muy vacía sin ti, muchacho… —Papá, en cambio, se
ve bien para su edad. Pero es que siempre lo ha estado, joder. Si sólo la buena
apariencia y el encanto pueden ocultar lo que se esconde debajo del salvaje
hombre de negocios que es Kyle Kane.
Le doy un puñetazo en el brazo, un poco brusco. —¿Cuánto estás
levantando?
Sacude la cabeza y se ríe. —Más que tú. —Voy a la cocina y ayudo a
mamá con los platos.
—¿Dónde está Louise? —pregunto, preguntándome dónde está la criada.
Siempre andaba con su viejo culo por nuestra casa haciendo todas las mierdas
que mi madre debía hacer en lugar de ir de compras con sus amigas.
Mamá suspira, metiendo un plato tras otro en la lavadora. —La dejé ir no
mucho después de que te fueras. No quería cometer los mismos errores que
cometí contigo con Jade también.
Sus ojos se dirigen a la parte delantera de la casa, donde el excesivo garaje
se curva. —Ella gritaba por ti todas las noches durante el primer año,
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despertándose sudada. Luego simplemente dejó de hacerlo. Como si se hubiera
rendido.
Mis labios se aprietan. Ojalá pudiera decir que me importaba un carajo,
pero no era así. Lo sentí por la joven Duquesa, no por la que está sentando su
pequeño culo arriba ahora.
—Sí, bueno, la mierda cambió…
Mamá lleva sus manos a mis mejillas. —No seas un extraño. Es una orden.
Y cuando estés listo, estoy aquí si quieres hablar de lo que sea que haya pasado.
—Claro que sí, mamá.
No va a suceder.
Después de ayudar a mamá a limpiar, me despido de las dos y me dirijo a
mi moto. Balanceando mi pierna sobre mi Dyna Glide, la pongo en marcha y
escucho cómo retumba debajo de mí. Al ponerme un cigarrillo en la boca, la luz
de la habitación de Jade me llama la atención. La única luz que está encendida
en ese nivel. Expulso una nube de humo.
Un día de estos, tu culo estará sentado en mi club, y no será por elección.

72
Capítulo 10
Jade
—¿Estás contenta de que por fin vayamos a la misma universidad? —
Sloane murmura, empujando sus gafas de sol sobre sus ojos mientras flota sobre
el agua, cortesía de nuestro unicornio inflable. Teníamos planes para salir esta
noche, pero los cancelé tras la aparición de Royce hace unos días. Me ha hecho
perder el equilibrio.
—Lo estoy haciendo. —Pateo las piernas en el agua para alejarme del
borde.
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Se quita las gafas y sus ojos miran hacia la gran casa que hay detrás de mí.
—Este lugar me da escalofríos.
Me encojo de hombros. —No estás sola. ¿Vamos por comida?
—En serio, estoy deseando salir de San Francisco y volver a Los Ángeles.
Me río, salpicándola con agua. —No es tan malo…
Pero tiene razón. Yo tampoco puedo esperar. Las dos salimos de la piscina
y cogemos nuestras toallas, me enrollo una alrededor del cuerpo antes de
exprimir el exceso de agua de mi gruesa y larga melena. Me la he dejado crecer
mucho más desde que Royce se fue. No sé por qué, pero su nombre se me ha
quedado grabado en el cerebro y no se va. No es que se haya ido del todo en los
últimos cuatro años, pero se ha ido a fuego lento. De alguna manera.
—Bien, entonces. Sé que no quieres hablar del trío, pero, ¿viste el partido
de Orson anoche?
Mi mente se desplaza al espacio exterior ante la mención de uno de mis
hermanos.
Asiento con la cabeza, abriendo la tapa de mi botella de agua y dando un
sorbo. —Nunca me pierdo un partido.
—Hombre, es increíble. Y tan jodidamente sexy como siempre, y…
—… Casi casado. —La miro con los ojos entrecerrados. Orson está a
punto de casarse con India, de la escuela. Giro del destino, terminó siendo la
hija del cocinero que su padre contrató, por lo que había aparecido en la fiesta
esa noche. Al parecer, también entraron en el mismo colegio. Qué bonito. Para
algunas personas, simplemente funciona.
Sloane gime, pisando fuerte mientras volvemos a entrar en la casa. —Pero,
¿realmente es así? Quiero decir, sólo porque van a tener un hijo juntos, no veo
por qué tienen que casarse.
Sacudo la cabeza, regañando a Sloane. —Está literalmente enamorado de
ella. Me lo dice todo el puto tiempo, y ella es una buena mujer. Déjalo. Deja a
Orson. —Uno, porque no tengo ganas de hablar de él en el sentido de que me
está trayendo pensamientos de haber visto a Royce justo la otra noche, y dos,
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acabo de empezar a hablar con Orson y Storm de nuevo después de que se
fueran para seguir con sus vidas. No querían dejarme tan pronto después de lo
de Royce, pero no es que tuvieran elección. Tenían que seguir adelante con su
vida y hacer lo que tenían que hacer. No estoy segura de que ninguno de ellos
pudiera ayudarme de todos modos. Quería a mis hermanos, pero estaba segura
de que tenerlos cerca sólo intensificaría el dolor que Royce infligía con su
ausencia. Como constantes recordatorios de lo que tenía y perdía.
—Bien. —Sloane se ríe, pateando mi puerta cerrada detrás de sí mientras
se dirige a la bolsa de lona que está al final de mi cama—. Pero manda un
mensaje a Matty para ver qué hace, ya que estoy aburrida. Tenemos que tomar
una última copa de San Francisco porque no voy a volver aquí.
Después de que Royce se fuera, fui un caparazón de la chica que una vez
fui, y no creo que vuelva a encontrar un hogar allí. Mis amigos hicieron lo que
pudieron, pero no sirvió de nada cuando lo único que quería era a él.
75
Capítulo 11
Jade
—¡Vamos, Jade! —grita mi mamá desde abajo—. Vamos a llegar tarde si
no nos vamos en este momento. Es un viaje largo —Amo a mi mama. Acepté
quedarme y hacer mi primer año en Stanford después de que ella tuvo su primer
ataque de pánico. Me tomó un tiempo convencerla de que no estaba perdiendo
a “ambos” de sus hijos y que asistir a la UCLA siempre fue mi meta. Yo quería
estar con Sloane y alejarme de la zona de la bahía. Eventualmente se
acostumbró a la idea, pero se mantuvo firme en que ella me iba a llevar. 76
—¡Voy! —grito, arrojando mi mochila sobre mi hombro. Echo un último
vistazo a mi dormitorio. Las paredes de color púrpura oscuro envejecieron hasta
convertirse en un lila quemado; la cama deshecha. No la extrañaré en
absoluto. Los recuerdos pasan por mi cabeza.
La cama.
Los muros.
El perfume.
Una vez que llego a la planta baja, abro la puerta de mi auto y la miro.
—¿Sabes que soy totalmente capaz de conducir yo sola? Por eso me
compraste este bonito BMW M8 Grand Coupe. Sabes. Así que puedo conducir
este coche ridículamente caro y estar segura.
Me desestima con un gesto y se pone el cinturón de seguridad en el asiento
del pasajero.
—Disparates. Puedo volar a casa. Funciona perfectamente.

Había un choque en la carretera que extendió aún más nuestro tiempo de


viaje. El viaje fue largo. Tan jodidamente largo que terminamos parando por
una noche para dividir el viaje a la mitad. Pero es domingo y estoy
aquí. Finalmente.
Cierro la puerta de golpe y le sonrío a mamá.
—Estoy tan orgullosa de ti, cariño —susurra, sin apartar los ojos de los
míos. Amo a mi mamá. Ella es todo lo que una chica pediría en una madre, pero
no es perfecta. Ningún padre lo es, solo que la mía me falló un poco más que la
77
mayoría.
—Gracias mamá. Yo qui…
Escucho un fuerte estruendo de motocicletas detrás de mí, pero no doy la
vuelta. No tiene sentido. No será él y los motociclistas, obviamente ellos
también irán a la universidad.
Las motocicletas se detienen justo al lado de mi auto y el rostro de mi
madre palidece antes de que una sonrisa se ensanche. Ya sé lo que va a decir
antes de que su nombre salga de sus labios.
—¿Royce?
Mi boca se cierra de golpe, todavía negándome a girar y enfrentar el
sonido.
—No te esperaba, todos ustedes...
—Oye, mamá, pensé en venir a ver a mi hermana pequeña en su primer
día en una universidad nueva. Ya sabes, poniéndome al día con esos años... —
Su voz era como la seda dentro de un mal sueño. Sabías que no deberías
escuchar la forma en que se mueve en el viento, pero no puedes evitar sentirte
hipnotizada por ello.
Finalmente me doy la vuelta para mirarlo, pero momentáneamente me
sorprende la cantidad de motociclistas que hay detrás de él, así como un hombre
mayor en la motocicleta a un lado. Todos llevan los mismos chalecos de cuero.
—Gracias, Royce, pero en realidad no era necesario... —Trato de contener
la molestia en mi tono... Ya no lo necesito. La ira me recorre hasta la punta de
los dedos.
Royce coloca un cigarrillo entre sus labios sonrientes, su cabeza inclinada
hacia un lado mientras observa a la gente entrar en la escuela.
—No, Duquesa, realmente lo era...
Suspiro, porque sinceramente no puedo estar discutiendo jodidamente con
él en este momento.
—Bueno, gracias... —Mis ojos se mueven rápidamente hacia todos los
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chicos—. Te puedes ir ahora.
Se quita el casco, tira el cigarrillo al suelo y lo apaga.
—Te acompañaré.
—Royce —dice mamá—. ¿Una palabra?
—No ahora, Ma. Te dije que iría a verte el próximo fin de semana. Solo
estoy aquí para asegurarme de que Jade se instale.
Me lamo los labios y pongo los ojos en blanco.
—Bien. —Tiro mi mochila en su pecho—. Puedes llevar esto —
Hay algunos gruñidos y risas de sus amigos, pero los ignoro a todos y me dirijo
a la puerta principal. Hay otra razón por la que está aquí. Le importa un carajo
que me instale. Ya no es Royce Kane. Es el gran motociclista malo con grandes
amigos malos y con un agujero del tamaño de Marte en el pecho donde solía
estar su corazón.
Después de tomar los detalles de mi dormitorio de la chica snob en el
vestíbulo principal, subimos las escaleras y encontramos mi habitación.
Obviamente, todos los amigos de Royce querían quedarse abajo. Excepto
uno. Su nombre es Gypsy y debe tener la misma edad que yo, o entre Royce y
yo. Después de su obvio interés por todas las chicas, quedó claro exactamente
por qué estaba allí. Para pervertir.
—Sicko, tu hermana está buena. Tiene toda esta cosa exótica sobre ella.
Me vuelvo para mirarlos a ambos, mis ojos se dirigen a Gypsy. Justo
cuando estoy a punto de maldecirlo y decirle que se vaya a la mierda, lo miro
por primera vez. Joven, cabello castaño claro y lacio, y
una sonrisa descarada. Es el chico de al lado con un chaleco de motocicleta de
cuero. Puedo imaginar que recibiría más atención de la que daría.

79
—No eres mi tipo. —Me vuelvo hacia la puerta y presiono la llave—. ¿Y
quién es Sicko?
—Nos aseguramos de que tuvieras tu propia habitación… —dice mamá,
interrumpiendo mi pregunta mientras señala la cama doble.
—¿Cómo? —pregunto sorprendida.
Mamá se encoge de hombros.
—Nos aseguramos.
Mi corazón se hunde.
—Oh. —Por supuesto. El dinero es igual al poder, y los Kane lo tienen
todo.
—Oye. —La mano de Royce llega a mi barbilla, inclinando mi cara hacia
la suya—. Vendré a verte todos los fines de semana.
—¿Royce? —murmuro, a pesar de que su agarre es tan fuerte que hace que
mis labios se estiren.
—¿Qué? —pregunta, sus ojos buscando los míos. Esto debe terminar. Lo
odio. Me dejó.
—Realmente no es necesario. También tengo a Sloane y a Matty. No
necesito que me cuides aquí como lo hiciste en casa.
Se ríe, alejándose.
—No sabes cómo mantengo a mis mascotas ahora.
Alzo mis cejas en desafío, mis brazos cruzados frente a mi pecho.
—¿Y cómo es eso?
Me inmoviliza con una simple mirada.
—No lo hago. —Luego sus ojos se dirigen a mamá, su sonrisa falsa es
evidente—. Yo cuidaré de ella.
Mamá asiente, acercándome para un último abrazo.
—Okay. Mejor me dirijo al aeropuerto. Planeaba pasar el día contigo, pero
todo ese tráfico nos retrasó.
—Está bien, mamá. Te amo —susurro, apretándola con fuerza.
80
—Yo también te amo.
Antes de empezar en Stanford y cuando les dije a mis padres que iba a
estudiar la carrera de medicina, medio esperaba que dudaran de mí. Mucho.
Pero no lo hicieron. Estaba entre esto o ciencias políticas. La política era mi
plan B si no entraba en medicina. Sabía que también podía ser muy buena como
consultora política, pero no era donde ardía mi corazón y mi pasión. Estoy
agradecida de haber entrado en la facultad de medicina, aunque sé que va a ser
un camino largo y tedioso, pero aun así es un camino que quiero recorrer.
Mamá se va y quedo en la habitación sola con Royce y Gypsy.
—Roy, hablo en serio. No necesitas estar aquí.
Se deja caer en mi cama, apoyándose en los codos. Es terriblemente más
hermoso de lo que recuerdo. Sus facciones son bonitas, pero luego alguien
apareció y cortó todos los bordes duros en ellas. Los tatuajes solo acentúan su
personalidad. Es como si siempre hubiera estado destinado a hacerse los
tatuajes. Sus ojos azules vagan por mi rostro, mientras sus pestañas como
plumas se abren en abanico sobre sus apretados pómulos. No es jodidamente
justo. ¿Por qué tiene que verse como lo hace? Y joder, claramente ha estado
haciendo ejercicio desde que se fue. Siempre fue alto y delgado, pero la forma
en que las venas de su cuello y brazos se hinchan hasta la superficie de su piel
me dice que se toma el entrenamiento más en serio estos días.
—Ah, claro que sí.
—¿Por qué? —pregunto, abriendo la caja uno de seis. Necesito ocuparme
de algo más que mirarlo boquiabierta—. ¿Por qué te importa?
Parece pensar en mis palabras, sus ojos me escudriñan de arriba abajo.
—Porque estás en mi ciudad ahora, así que es justo. Pero aquí está el
trato...
Me río.
—No voy a hacer un trato contigo, Royce.
—Oh, lo harás... —sonríe—. Entonces, aquí está el trato. Estás en mi
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ciudad ahora y tengo enemigos. Malos. No necesito que lleguen a ti para llegar
a mí.
Pongo los ojos en blanco, dejo caer la caja al suelo y reviso las fotos que
vertí en mi cama.
—¿Por qué te importa?
Al instante:
—No me importa. Pero no tengo tiempo para salvarte si te capturan, y
luego tengo que explicarles a mamá y papá que su preciosa niña buena ha sido
capturada por hombres malos.
Me burlo, mi lengua recorre mi labio mientras llevo mis ojos directamente
a los suyos.
—Lo siento, ¿acabas de decir preciosa niña buena? —Sé que debería dejar
de hablar, pero estoy demasiado entusiasmada—. No he sido una preciosa
niñita buena desde hace aproximadamente… hmm… —Hago una pausa,
llevando mi dedo a la sien mientras disfruto de su silencio. Creo que escucho a
Gypsy soltar un “oh mierda” de fondo, pero de nuevo, estoy demasiado
entusiasmada para dejar pasar esta oportunidad—. Cuatro putos años, Royce.
¿Y esos hombres malos de los que hablas? —Rechino los dientes, mi labio se
curva en un gruñido mientras mis ojos se estrechan—. Estoy bastante segura de
que he visto cosas peores. Pero claro, hermano mayor. —Me doy la vuelta,
agachándome y recogiendo otra caja del suelo mientras me vuelvo hacia él y la
dejo caer sobre la cama—. Lo que sea que te permita dormir por la noche.
Estaría orgullosa de mi respuesta si la historia de fondo no fuera tan
jodidamente triste.
Se levanta de mi cama hasta que está casi directamente frente a mí.
—Mira debajo de tu cama esta noche, Duquesa. —Se inclina hasta que sus
labios están cerca de mi oído—. Porque seré el monstruo que aceche debajo de
ella. Donde quiera que vayas, estaré allí. Con quién hables, lo sabré. —Se
inclina hacia atrás, sus ojos fríos y sin emociones me ignoran como si no fuera
más que una cucaracha que necesita ser pisoteada—. Y estás equivocada...
—¿Cómo? —digo, volviéndome para mirarlo mientras se mueve a través
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de mi habitación, levantando mi móvil y marcando algo en él.
Él mira, arrojando mi teléfono a mi pecho. —No has visto lo peor, porque
eso tendría que venir de mí, y créeme cuando te digo, que te he protegido de ese
lado toda tu puta vida —Su mano está en la manija de la puerta mientras la abre
con Gypsy deslizándose por debajo de su brazo y hacia el otro lado—. He
cambiado los números de teléfono. Úsalo joder. — Entonces cierra la puerta
con más fuerza de la que hizo su reaparición en mi vida.
Me tomó un par de horas instalarme en mi habitación antes de aburrirme y
llamar a Sloane.
—¡Oye! —ella respira en el teléfono—. ¿Estás aquí? ¡Matty no llegará
sino hasta la semana que viene y estoy aburrida!
—¡Sí! —Le doy los detalles de mi dormitorio y luego espero a que suba.
Todavía no le he hablado de Royce. Realmente no quiero. Uno, porque
estaba enamorada de él cuando éramos niños y dos, no sé qué es lo que Royce
está haciendo en mi vida. Es demasiado bueno para ser verdad. No puedo
confiar en él como solía hacerlo. Ya no es el mismo chico. Ahora, se siente
calculador. Como una serpiente en la hierba, esperando atacar.
Llaman a la puerta, sacándome de mis pensamientos inducidos por Royce,
y abro la puerta para ver a Sloane y a otra chica. Tiene el cabello oscuro y los
ojos rasgados; supongo que es de origen asiático. Pero podría equivocarme, así
que no haré esa suposición en voz alta.
—¡Hey! —Sloane me atrae para un abrazo. La dejo, a pesar de que ella y
yo sabemos cuánto odio que mi burbuja personal sea violada—. ¡Vaya, tu
dormitorio es mucho mejor que el mío!
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—Sí, me gustaría tener una compañera de litera.
—Hablando de eso —anuncia Sloane, señalando a la chica a su lado—.
Esta es mi nueva compañera. Jade, esta es Nellie, Nellie, esta es Jade.
Nellie me da un codazo con la cabeza. Me fijo en su aspecto. Cabello
morado brillante en las puntas y en las raíces oscuras y un estilo de vestir muy
excéntrico. Calcetines a rayas hasta el muslo, minifalda corta de cuero y un top
sin tirantes que le aplasta las tetas hasta el cielo.
—Hola…
—Así que... —Sloane se desploma sobre mi cama—. ¿Cómo te fue en el
viaje con tu mamá? ¿Está finalmente de acuerdo con que estés lejos de ella?
—Ah —respondo—. En realidad, está mucho mejor. El viaje iba bien, pero
luego apareció Royce y...
—¡Espera! —Sloane se levanta abruptamente de mi cama—. ¿Royce ha
vuelto?
—¿Quién es Royce? —Nellie pregunta detrás de mí, jugueteando con la
foto que ya he colocado en mi tocador de los cinco en el barco cuando éramos
más jóvenes. —Um —comienzo rápidamente, pero antes de que pueda decir
una palabra, Sloane tiene sus palmas presionadas contra mis mejillas, tirando mi
atención de nuevo a ella.
—Cuéntamelo todo.
Aparto su mano de un golpe.
—Nada que decir. Llegó a casa el fin de semana pasado para su
cumpleaños y nos dijo que había estado en un club de motociclistas durante los
últimos cuatro años.
—Oh, Dios mío... —Sloane babea, con la boca bien abierta—. ¿Es más
sexy que cuando éramos más jóvenes?
—¿Qué? No voy a responder a eso. Él es mi hermano.
—Hermano adoptivo, y todos lo conocemos.
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—Parece que necesito conocerlo —Nellie sonríe, sentada en mi cama. No
menciono que apenas la conozco y que definitivamente no debería estar sentada
en mi cama—. ¿En qué club está? —pregunta.
—¿Qué? Ah, no lo recuerdo —No quiero contarles más de lo que ya he
hecho. No es que me importe si lo encuentran atractivo, solo que no quiero estar
hablando de él ahora mismo.
—¿Podemos cambiar el tema? —murmuro, recogiendo mi largo cabello
en una coleta alta—. Como comida. ¿Dónde podemos conseguir comida?
Encontramos un pequeño local fuera del campus. Es la típica cafetería
grasienta, con asientos de cuero rojo brillante, suelos de cuadros y camareros
cansados. Me meto en el reservado y ojeo el menú.
—Entonces, ¿qué más ha estado haciendo Royce? —pregunta Sloane. Yo
la ignoro. No puedo estar pensando en Royce hoy, ni nunca. Cuando la mesera
viene a nuestra mesa, le sonrío, agradecida por la distracción—. Tomaré la
hamburguesa doble con queso y tocino extra, por favor.
—Bien —gruñe Sloane—. Pero saldremos este fin de semana. ¿Verdad,
Nellie?
Nellie asiente.
—Sí. Hay un lugar al que voy todos los fines de semana. Llevaremos a
Jade.
Me sumerjo en mi hamburguesa, ignorando sus conversaciones sobre
como son los chicos en la escuela. Decir que no estoy interesada es
probablemente un eufemismo. Mi vida sexual es algo que protejo, así que me
desconecto y busco en mis papas fritas.
—¿Sabes dónde son tus clases el lunes, Jade? —Nellie pregunta alrededor
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de su pajita.
—Creo que sí. —Meto otra fritura en mi boca. Por el rabillo del ojo, veo
la puerta abierta, pero no le presto atención—. Quiero decir, tengo el mapa de
la escuela y todos los números de mi clase, así que supongo que no
serán difíciles de encontrar.
Miro a Sloane, cuyos ojos están sobre el hombro de Nellie y en el nuevo
grupo que acaba de entrar. Me inclino para ver a quién mira boquiabierta.
—Sloane... —Le doy un codazo con el hombro. Mi amiga es descarada
cuando se trata de lo que quiere. Toda la sección trasera del restaurante ahora
está ocupada por un grupo de chicos. Prácticamente puedes oler la testosterona
desde aquí. Por supuesto, Sloane olfatearía el equipo de fútbol de la escuela
como un perro en celo.
—¿Sí? —Agita sus pestañas hacia mí, y cuando miro hacia atrás al grupo,
encuentro a un par de ellos ya mirándonos. Bueno, probablemente a Sloane más
que yo. Ella es la hermosa pelirroja con grandes tetas, y yo la morena de aspecto
extraño con ojos espeluznantes. Sloane siempre ha dicho que soy
completamente ajena a mi apariencia y que soy el sueño húmedo de todos los
hombres. Yo no se lo compro. Ella es mi mejor amiga, por supuesto que va a
decir eso.
Riendo, niego con la cabeza. —Eres terrible. —Escaneo perezosamente el
grupo, cuando un chico me llama la atención y me observa atentamente. Su
cabello rubio desaliñado me recuerda a la ceniza antigua y sus ojos oscuros son
como orbes magnéticos que me atraen. Tiene la piel bronceada, hombros
anchos y la estructura facial de un modelo de GQ.
Es atractivo. En realidad, eso es un eufemismo inicuo. Es guapo como un
maldito pecado, y con mucho gusto me arrodillaría en la iglesia el domingo por
devorar eso. Al instante, ignoro mis pensamientos y la dirección en la que se

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fueron. No puedo permitirme enamorarme. Ni ahora ni nunca.
—¡Jade! —Ahora es el turno de Sloane de exigir mi atención.
—¿Mmm? —respondo, llevándome la bebida a los labios.
Sloane mira entre el chico y yo y luego sonríe. Dejar de lado a un chico
atractivo no es algo tan malo, pero cuando tienes una mejora amiga a la que le
gusta recordarte todo, lo es.
—Ah, ya veo. Bueno, no dejes de follarlo con tus ojos por mí...
Nellie mira por encima del hombro, finalmente averiguando lo que
estamos mirando. Noto que visiblemente se queda quieta, su rostro se cae antes
de volverse hacia mí.
—Ni siquiera lo intentaría. Mi hermana los conoce y no son lo
que parecen.
—No iba a hacerlo.
Cuando terminamos de comer, nos levantamos y nos dirigimos a la puerta.
Todo el tiempo, (todos los pasos), puedo sentir los ojos en nosotras. Es Sloane.
Ella hace esto, y me vuelve jodidamente loca. Odio ir a cualquier parte con ella.
Como un imán, me vuelvo hacia ellos al pasar, pero mis ojos vuelven a
encontrar a Ash Blond y mi corazón se acelera en mi pecho. No sonríe, no
frunce el ceño, simplemente me observa. No sé si me intimida o me excita, me
conformo con lo primero porque, de nuevo, no puedo permitirme estar excitada.
El aire frío me golpea en la cara cuando estamos fuera, bajando las escaleras y
dirigiéndonos al destartalado Honda de Nellie. Es un pequeño utilitario que
parece que hace catorce años habría valido algo. Dije que podíamos llevar mi
coche, pero Nellie insistió en el suyo.
—Entonces, mi mamá y mi papá son esos padres asquerosos que han
estado juntos durante demasiado tiempo… —dice Nellie, Dios sabe por qué—.
De hecho, es tan perturbador porque todavía se besan en el desayuno.
—A qué viene con... —Sloane murmura, abriendo la puerta del pasajero y
deslizando el asiento hacia adelante para que entre a la parte trasera—. Quiero
que un día.
—Bueno —murmura Nellie, abrochándose el cinturón y arrancando el
coche, después de un fallo de encendido—. No conseguirás eso de ninguno de
los chicos allí... —Ah, así que ahí es a donde iba.
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—No te gustan mucho, ¿eh? —lo digo como una broma, pero tan pronto
como sale de mi boca, escucho el sarcasmo en mi tono.
—No —confirma Nellie, llevándonos a la autopista—. No me gustan.
—¿Por qué? —pregunto, incapaz de detenerme.
—Digamos que lo mejor para ti es no ir allí.
El domingo, paso el día reuniendo todos mis libros que necesitaré para el
lunes, lo que incluye la preparación de comidas. Me encanta una buena sesión
de comida para llevar y comer con papas fritas y chocolate, pero mi
cuerpo solo puede sobrevivir con carne, verduras y carbohidratos. Sí, dije
carbohidratos.
Me estoy metiendo en la cama al final del día cuando mi móvil se enciende
en la mesita de noche. Lo alcanzo sin mirar quien llama, sabiendo que será
Sloane. Probablemente esté borracha.
—¿Hola?
—Jade…
El pavor llena mi cuerpo.
—¿Sí?
—…Te necesito. Reúnete conmigo abajo ahora.
—No puedo. Yo te…
—Ahora. 88
—Está bien —susurro, mi voz baja a un nivel mortal. Después de colgar,
aprieto el teléfono contra mi pecho y me quedo ahí durante unos
segundos. Nunca estaría libre de esta vida. Encadenada por sus iniciales. Nunca
seré libre de vivir mi vida. Siempre ha dejado muy claro que nunca seré
libre. Siempre estaré en deuda con él y siempre tendré que estar disponible para
él.
Quito la manta de mi cuerpo y camino de puntillas por mi habitación como
lo haría en casa cada vez que necesitaba escabullirme.
Agarro mi teléfono y le envío otro mensaje de texto.
¿Quieres que me arregle?
Mordiéndome el labio nerviosamente, espero su respuesta.
No.
Me ahogo al respirar. Saber que está abajo esperando en su lujoso
todoterreno es suficiente para sacarme la vida. Me pongo rápidamente unos
pantalones de chándal ajustados y una camiseta de tirantes antes de ponerme
una sudadera con capucha y cerrar la cremallera.
Inhalo y exhalo. Lo has hecho miles de veces, Jade. Cálmate.
Empujo mi móvil y la llave del dormitorio en mi bolsillo y bajo las
escaleras. No quería comenzar mi año universitario así. No quería.
Me toma un segundo encontrar su auto parado cerca de la acera. Camino
derecho hacia él y abro la puerta del pasajero antes de deslizarme en el cuero
suave y cálido.
—Hola James.
—Jade —gruñe James, volviéndose hacia mí. Tan pronto como sus ojos se
fijan en los míos, todo el miedo y la incertidumbre que sentí hace unos
momentos se disipa. Mis hombros se cuadran mientras el poder sube por mis
venas.
Me lamo los labios. 89
—No te esperaba aquí esta noche.
Su mano llega a mi mejilla, su pulgar acaricia mi labio donde lo tira
suavemente.
—No puedo hacer que mi Conejita comience su año universitario sin una
gran explosión.
Me aclaro la garganta, pero el vómito casi sale a la superficie, así que me
fuerzo a tragar para contenerlo. Estoy acostumbrada a esto. Me ha pasado todos
los días casi inmediatamente después de que Royce se fuera. No sé por qué
empezó. No pregunto y él no lo cuenta, mentalmente enjaulada en una celda sin
salida. Pero en algún momento de esos cuatro años, las cosas cambiaron. Se
convirtió en algo más sin nada adicional por mi parte. Me acostumbré a ello. La
primera vez que ocurrió, se coló en mi casa, en mi habitación. Recuerdo la hora
porque el reloj parpadeó con fuerza en mi mesita de noche. 3:05 a.m. Ahora
odio las 3:05 a.m. Al principio no habló. Su mano me acarició el muslo desde
debajo de las sábanas, su frío reloj Rolex me puso la piel de gallina. Aquella
noche me folló. Se forzó a entrar en mi interior de una sola vez. Grité, pero su
mano me tapó la boca para que no hiciera más ruido. Me quedé en shock. No
sabía qué hacer. Tenía quince años y, hasta esa noche, él significaba algo para
mí.
La oscuridad me acogió durante una época en la que necesitaba sentirme
segura, ahora me baño en ella para mantenerme cuerda. A la luz no le importan
los malditos, así que con los malditos me quedé. Recuerdo los puntos de colores
que bailaban por la habitación mientras el dolor ondulaba entre mis muslos. Él
destrozó mis paredes de un solo empujón, así que las reconstruí con el dolor y
la sangre que me quitó. No habló en ningún momento. Sentí cómo su húmeda
polla entraba y salía de mí, como un cuchillo que se retuerce en una herida
abierta. Las lágrimas brotaron de mis ojos, pero él no se detuvo. Finalmente,
disminuyó la velocidad lo suficiente como para que pudiera sentir su pulso
dentro de mí. Se empujó hacia arriba, extrayéndose, y se agachó entre mis
muslos, besando la sangre de mi zona ahora expuesta y violada.
—Te voy a enseñar muchas cosas, Jade. Aprenderás a amarlo
eventualmente. Lo anhelarás. Aprenderás a someterte a mí cada vez que te
llame. Límpiate.
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Me estremecí, pero sabía que no podía apartarme de su contacto. La
segunda vez que me violó, intenté apartarme de él. Me hizo pagar por ello, pero
no de la manera que uno esperaría de él. James tenía un arte para abusar de sus
víctimas, y yo era su pincel eterno. Me usaba para pintar a sus nuevas víctimas
y luego me entregaba a la siguiente para que la tomara prestada. Decía que yo
era especial, que mis trazos eran distintos a los que había visto antes. Quería
quemar todo el estudio de arte junto con todos los que estaban dentro.
—Pasa la noche conmigo y te dejaré aquí temprano en la mañana. Tengo
un hotel, paredes insonorizadas —Él sonríe y luego nos saca del
estacionamiento. Me concentro en la ventana y veo cómo los jóvenes se ríen
con sus amigos. No tienen idea de la suerte que tienen. Ajenos a la clase de
maldad entre la que existo, por eso nunca podría enamorarme de ningún
chico. Independientemente de lo atractivos que sean o de cómo me hagan sentir.
El hotel es bonito, pero por supuesto que lo es. Apartamento, rico en
colores rojos y ventanas de vidrio que dan a Hollywood Boulevard.
James me entrega un vaso lleno de alcohol de color ámbar, aflojándose la
corbata. Sus ojos azules se encuentran con los míos, tan azules. Tan
familiar. Me trago el resto del líquido, ignorando la quemadura que se asienta
en la parte posterior de mi garganta.
—Gracias —susurro una vez que mi voz se estabiliza.
—De rodillas.
Obedezco, cayendo al suelo.
—Quítate la ropa. —Lanza su corbata al otro lado de la habitación,
quitándose el cinturón. Se golpea el cinturón en las palmas de las manos un par
de veces y luego sus ojos se posan en los míos mientras lo coloca sobre la
cama—. Tu hermano está de vuelta.
—Lo está —le digo en voz baja, mirando a James por debajo de mis
pestañas. Su mano llega a mi mejilla mientras su pulgar roza mis labios.
—Tan hermosa, Bunny... —Mi estómago se revuelve. Baja a mi nivel y
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me levanta lentamente del suelo, colocándome en la cama, retrocediendo para
contemplar mi desnudez. Su mano se sumerge bajo el pantalón mientras se saca
y bombea, con los ojos puestos en mi cuerpo—. Todo me pertenece, ¿verdad?
Trago, asintiendo con la cabeza.
—Sí.
—Abre tus piernas.
Lo hago, abriéndolas hasta que él se para entre ellas con una mano
recorriendo mi pezón. Cada vez que su palma roza mis pechos suavemente,
muerdo el interior de mis mejillas hasta que mi boca se llena de sangre
metálica. Necesito el dolor para distraerme de la forma en que sus suaves toques
violan mi alma.
Se deja caer sobre mí hasta que estoy de espaldas. Su polla está en mi
entrada, sus tiernos besos caen por todo mi cuello mientras se desliza dentro de
mí. El abuso sexual tiene todos los colores del arco iris, no es sólo blanco o
negro. Continúa su asalto. El mismo baile que he aprendido y al que ahora me
muevo sin esfuerzo. Me da la vuelta, me toma por detrás, de lado, yo encima,
él de nuevo encima, las posiciones cambian, pero una cosa siempre permanece.
El temperamento de su forma de hacer el amor sigue siendo suave, sensual. Es
el tipo de sexo que tendrías con alguien a quien quieres de corazón, con tu
marido o tu mujer. Fue después de la cuarta vez que me di cuenta de por qué lo
hacía así.
Porque no solo quería mi cuerpo.
Él también estaba luchando por mi alma.
Él nunca la tendría. La he escondido en un lugar donde ningún hombre se
aventuraría a recuperarla. El único problema con eso es que ahora nadie la
encontraría.

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A la mañana siguiente, estoy de pie bajo una ducha caliente mientras el


agua gotea sobre mi cuerpo dolorido. Puede que se lo tome con calma, pero se
asegura de hacerlo durante horas. Y horas. Y horas y horas. Me estremezco al
salir, y tan pronto como estoy de regreso en mi habitación, cierro la puerta de
golpe y aprieto mi toalla.
El primer día del primer año en una nueva universidad.
Me dirijo a mi bolsa de maquillaje y empiezo. Esta rutina es natural para
mí. Disimular, fingir una sonrisa. El maquillaje es la cortina tras la que me
escondo, como si confundiera a la gente que intenta asomarse a mi verdadero
yo.
Si tan solo también pudiera confundirme

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Capítulo 12
Jade
La primera semana de la universidad fue rápida. Descubrí que era bastante
fácil llegar a mis clases a pesar del hecho de que el campus era mucho más
grande de lo que había asumido inicialmente durante el día de
orientación. Ahora es viernes y tengo pavor de prepararme para salir a lo que
sea que Nellie tiene planeado ir. Sin embargo, no supe de James en toda la
semana, así que eso en sí mismo es algo que vale la pena celebrar. Viajamos en
el coche de Nellie al otro lado de Los Ángeles cuando Sloane me entrega un
termo.
94
Tomo grandes sorbos antes de devolvérselo. Mi forma de beber empeoró
cuando Royce se fue. Descubrí que cuanto más bebía, más profundo caía por
un agujero que me tragaba por completo, incluido el dolor. Soy una gran herida
abierta, y el alcohol resulta ser la cura. Podría haber sido peor. Podría haberme
metido en drogas.
Froto mis manos arriba y debajo en mis muslos. Lo mantuve casual. Jeans
ajustados negros con rasgaduras hasta los muslos y un body de encaje blanco
que hace más por mis tetas que cualquier sostén.
—¡Dios, no puedo con tus jodidas tetas perfectas! —Sloane se queja.
—¿De qué carajo estás hablando? ¡Las tuyas son enormes!
—¡Y! —Sus manos llegan a mis pechos y aprieta—. Los falsos siempre se
ven mejor —Alejo sus manos y pongo los ojos en blanco. Si tan solo
supiera por qué y cómo llegué a tener tetas falsas.
—Entonces, ¿nos vas a decir adónde vamos? —digo, inclinándome hacia
adelante para apoyar los codos en la consola central. Usando el espejo
retrovisor para reorganizar mi cabello, lo esponjo en la parte delantera y paso
mi dedo meñique sobre mis labios rojos brillantes.
—Es una sorpresa. —Los ojos de Nellie se posan en los míos por el espejo
retrovisor. Pasan unos segundos entre nosotras antes de que vuelva a
concentrarse en la carretera. Extraño.
—Oye, Jade, ¿conoces a esos jugadores universitarios que vimos en el
restaurante la semana pasada? —Sloane se gira en su asiento para mirarme.
—¿Sí?
—Bueno, uno de ellos ha estado preguntando por ti.
Me congelo.
—¿Qué? ¿Cómo lo sabes? —Mi corazón se salta algunos latidos. Me
avergüenza lo atraída que me siento por él.
Sloane muestra su teléfono frente a mi cara.
—Porque me estoy tirando a su mejor amigo, también conocido como
95
el linebacker.
Pongo los ojos en blanco.
—No tardaste mucho.
—¿Esperarías algo menos? —Sloane pregunta con total naturalidad.
—En realidad no. —Mis pensamientos comienzan a vagar. Tengo envidia
de Sloane. Ella tiene la vida que la gente cree que tengo.
—De todos modos —continúa, devolviéndome el termo—. Su nombre es
Jensen Pracks. Es el mariscal de campo estrella. Deberías stalkearlo en
Instagram. Él ya nos está siguiendo a ti y a mí, así que tomémonos una selfie y
subámosla.
Tomo un largo sorbo de, “lo que sea”, y la dejo tomar las selfies,
devolviéndole el termo mientras Nellie da una vuelta hacia una calle industrial.
Busco en mi bolsillo y saco mi teléfono, abriendo Instagram.
4 nuevos seguidores. Tres mensajes.
Ignoro los mensajes y voy a los seguidores. J_Pracks empezó
a seguirte. Mi pulgar se cierne sobre el botón de seguirlo de vuelta.
—A la mierda. —Presiono el botón y luego rápidamente meto mi teléfono
en mi bolsillo trasero.
El automóvil comienza a disminuir la velocidad frente a los edificios
comerciales. Algunos talleres mecánicos, otros no los puedo distinguir a esta
hora de la noche. Nellie se detiene en una puerta alta con cables que ocupa
varios espacios. Definitivamente es el área más grande de esta calle. Un joven
flaco y un hombre más corpulento montan guardia al frente. Aún no puedo ver
mucho y Jensen me distrae un poco. Jensen. Incluso su nombre es sexy. Quizás

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pueda jugar un poco. Pero las chicas rotas como yo no alcanzan la perfección
como Jensen. Los chicos como él están reservados para chicas como él.
El coche avanza ahora hacia el interior de las puertas, donde la música se
desborda. A la derecha, hay un largo aparcamiento cubierto donde se alinean
las motocicletas. Muchas motocicletas. Detrás de ellas, hay un cobertizo para
seis coches. A la izquierda, hay otra zona cubierta donde hay un octógono de
lucha, mesas y sillas, un saco de boxeo y más gente. En el centro, hay una
enorme hoguera encendida y detrás hay una casa de dos pisos. Es grande, con
un porche y un columpio. Parece algo que se encontraría en los suburbios, no
en una calle industrial. La gente se esparce por todas partes, con hombres en
cueros y mujeres en... casi nada.
No lo capto de inmediato, y cuando me doy cuenta de que están usando
chalecos, me congelo.
—¡Nellie! —Toco su hombro—. ¿Dónde estamos?
—Ya verás. —Ella me guiña un ojo.
Ambas salen como si nada y yo me deslizo vacilante detrás de
Sloane. Mierda. Mis tacones rojos hacen clic sobre el suelo de cemento
mientras la música de heavy metal hace estragos en mis tímpanos. “Unsainted”
de Slipknot está sonando lo suficientemente fuerte como para convocar
al infierno. Doy otro paso. Todo comienza a conectarse en mi cabeza cuando
empiezo a distinguir el parche en uno de los chalecos de un tipo. No es hasta
que estamos directamente al comienzo del garaje lateral cuando me congelo, la
sangre deja mi cara. Mi mano se dispara hacia Sloane.
—¡No puedo estar aquí!
Sloane se vuelve y pone los ojos en blanco. Engancha su brazo en el mío,
acercándolo más a ella. Ahí es cuando finalmente veo lo que está pasando
dentro. Motociclistas borrachos y mujeres desnudas chupando partes del cuerpo
al azar. Hay un gran emblema de metal colgado sobre la barra que dice:
Wolf Pack MC.
Mierda.
Mierda.
Mierda.
Mi corazón late en mi pecho, mi respiración coincide con cada golpe. Me
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doy la vuelta para salir corriendo del garaje y encontrar un camino diferente a
casa cuando choco contra un pecho duro. Un infierno de llamas lame mi piel
mientras el olor a colonia cara, jabón sutil, cigarrillo quemado y cuero gastado
se filtra en mí. Froto mi mejilla.
—Perdón. —Luego mis ojos viajan hacia arriba, buscando el parche,
leyendo las mismas palabras del club y Vicepresidente debajo, y luego van más
arriba, aterrizando en...
—Royce...
—Duquesa. —Sus ojos pasan por encima de mi hombro y me vuelvo para
ver a quién está mirando. Le guiña un ojo a Nellie, que levanta su copa en el
aire. Entonces mis ojos encuentran a Sloane, que me está estudiando con ojos
temerosos. Antes de que pueda volver mi atención a Royce, sus labios
encuentran mi oído y su voz me persuade como una caja abierta de recuerdos—
. Me alegro mucho de que Nellie te haya traído aquí a salvo... —Llevo mi
atención hacia él. Se inclina, así que estamos al nivel de los ojos—. Escuché
que has estado haciendo nuevos amigos.
—¡Qué! —susurro, buscando en sus ojos—. Me iré. No quise venir aquí.
—No —Él se ríe. La leve enemistad en su tono no pasa desapercibida—.
Acabas de llegar. —Sus ojos encuentran a Sloane—. Sloane se ve bien también.
—Me voy. —Voy a empujarlo a un lado, pero su brazo sale volando y
antes de que pueda empujarlo lejos, él me lanza sobre su hombro. Empujo su
hombro presionando contra mi vientre.
—No, no lo harás, Duquesa. —Luego me deja caer en uno de los sofás que
están escondidos cerca de la mesa de billar —. ¡Billie! —grita, sus ojos nunca
se desvían de los míos—. Asegúrate de que Sloane tenga un lugar para dormir.
No, no. Me pongo de pie, pero él me empuja hacia abajo, sus poderosos
brazos se agitan mientras caen a ambos lados de mi cuerpo.
—No te moverás, Duquesa, y harás lo que te diga.
—¿O qué? —chasqueo, las lágrimas se acumulan detrás de mis ojos. No
le mostraré el dolor que se esconde debajo de mi resentimiento. Solo lo usará
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como arma.
Sus ojos buscan los míos, una sonrisa destellando en su boca.
—O te haré daño.
—No lo harías —digo, tragando más allá de mis nervios.
—Hmmm, hay tantas cosas que no sabes sobre mí ahora, Duquesa —Se
inclina más cerca, la curva en la esquina de sus labios se hace más profunda—
. Tantas. Malditas. Cosas. —Se levanta del sofá—. Te quedarás conmigo esta
noche. No pelees conmigo en eso. —Desaparece entre las masas de gente y se
dirige al bar que está en la parte de atrás. Mis ojos encuentran a Sloane al
instante.
—Lo siento mucho —digo, negando con la cabeza.
Finalmente se abre paso hacia mí, arrancándose de los brazos de quien
quiera que tenga su mano alrededor de su brazo.
—Podemos correr —Se deja caer en el sofá, su pierna presionando contra
la mía.
Niego con la cabeza, la derrota se filtra en mis huesos.
—No importará. Él nos perseguirá. Esperaremos hasta la mañana —La
barra de la parte posterior está hecha de madera, y sus insignias Wolf Pack MC
cuelgan con orgullo de la pared. Hay un chaleco en el medio, águila
abierta. Quiero estudiar a todos, ver cómo se ven, pero la atmósfera pesada me
tiene yendo y viniendo, sin querer permanecer concentrada en un área por
mucho tiempo.
—Hombre —murmura Sloane, cruzando su pierna sobre la otra mientras
desenrosca su termo—. Pensé que todavía se preocuparía por su pequeña
mascota, pero estoy equivocada.
La ignoro, pensando en formas en las que espero poder sacarnos a ambas
de este lío.
—Quédate aquí. —Me levanto del sofá y me abro paso entre el enjambre
de cuerpos. La diferencia de edad es diversa, desde mi edad hasta la de nuestros
padres, pasando por los más mayores y los más jóvenes. Me dirijo a la barra,
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porque es hacia donde he visto dirigirse a Royce cuando me choco con una
espalda dura como una roca.
—Lo siento —susurro, frotando mi cabeza.
Un hombre que parece estar cerca de los cincuenta está parado en el bar.
Se da la vuelta para mirarme y ahí es cuando lo veo por completo. Su mandíbula
es demasiado cuadrada y sus ojos están parcialmente sesgados. Pensé que
había algo familiar en él hasta que me di cuenta de que se parece a Chuck Bass,
solo que mayor y en lugar del traje, lleva un corte de MC.
—Debes ser Jade —Su voz es suave, por años de estar empapado en humo.
—Sí —respondo—. Lo siento, estoy tratando de encontrar a Royce.
Me ignora.
—Mi nombre es Lion8.
—¿Lion? —pregunto, aunque no debería. Da miedo y probablemente no
esté dispuesto a responder preguntas.
—¡Jade! —Royce me saluda desde atrás, tomando mi mano en la suya y
alejándome—. Deja de perder el tiempo. —Antes de que pueda discutir, me
arrastra a través del mar de cuerpos y me lleva hacia un conjunto de escaleras
que conducen a un segundo nivel.
Suelto mi mano de su agarre.
—¿Quién te crees que eres, Royce? ¡No puedes simplemente forzar tu
camino de regreso a mi vida y mantenerme cautiva! —Busco dentro de mi
bolsillo, justo cuando cierra la puerta del dormitorio detrás de nosotros—. Voy
a llamar a mamá.
—¿Sí? —Su tono es amenazador, la media sonrisa engreída en su rostro es
demasiado arrogante para ser el Royce que conocía. El Royce que se
preocupaba por mí. Tengo que forzar todo dentro de mí para no temblar de
miedo—. Hazlo. —Me sostiene en mi lugar con su mirada—. Veamos si ella te
cree.
100
Mis hombros se hunden en la derrota.
—¿Qué te pasó? —pregunto, buscando en su rostro. La cara que una vez
miraba en busca de tranquilidad y fuerza es ahora una que debería
temer. Algunas personas solo tienen un monstruo de por vida, aparentemente,
tengo dos.
—¿A mí? —Royce patea la puerta y después de un par de pasos, sus botas
de motociclista están golpeando la punta de mis Louboutin—. Tú fuiste lo que
pasó, Duquesa. —No puedo luchar contra eso, e incluso si quisiera, no
podría apartar mis ojos de los suyos. La profundidad de su azul es lo
suficientemente profunda como para ahogarme—. Sube a la cama.
—¿Pero por qué estoy aquí? —pregunto, dejándome caer sobre el
colchón. Su habitación está decorada en negro, carteles de Harley e incluso hay

8
León.
el eje de un manillar colgando sobre su cama. No hay carteles pornográficos,
gracias a la mierda que en realidad tiene buen gusto, y no puedo ver condones
usados. Todavía. Honestamente, no lo descartaría.
Royce saca un paquete de cigarrillos de su bolsillo trasero y abre el estuche
para sacar uno. —Tú eres la que entró aquí. Tan dispuesta a hacer nuevos
amigos. Nellie fue una prueba para ver qué tan fácilmente puedes ser
persuadida, y tengo que decir, Duquesa, fallaste.
Inclinándome, saco uno mientras frunzo el ceño y me lo meto en la
boca. Observa fascinado mientras enciendo la punta e inhalo.
—He hecho muchos amigos desde que te fuiste, Roy. —Aspiro el
cigarrillo antes de permitir que el humo salga entre mis labios rojo escarlata—.
Muchos.
Aprieta la punta y aspira profundamente mientras permanece pasivo sobre
mí. Observo cómo el humo se enrosca alrededor de su nariz, pasando por sus

101
ojos y sobre su cabeza. —Hmmm.
—¿Hmm? —Enarco una ceja—. ¿Eso es todo? —Mis dedos se flexionan
en las palmas de las manos—. No, “con quién coño estás hablando Jade”.
Royce arrastra la silla que está escondida debajo de un escritorio de
oficina, toma asiento y apoya los codos en las rodillas.
Royce se acerca a la silla que está metida debajo de un escritorio, toma
asiento y apoya los codos en las rodillas. —Te lo dije, ya no me importas tú ni
esa mierda. Haz lo que quieras, pero no hagas esas cosas en mi club. Durante
años, la gente pensó que era un huérfano, sin familia. ¿Ahora estás en mi
ciudad? Acata mis reglas.
—Qué trágico. —Dejo caer el cigarrillo en la alfombra y lo aplasto con el
tacón de mi zapato—. Me robaste la vida y yo te robé la tuya.
—Deja de poner a prueba mi paciencia, Jade.
Inclino mi cabeza.
—¿Hay algo que sepas que yo no? Vuelves a mi vida después de cuatro
años —Estoy de pie, caminando por la habitación mientras toco cosas sin
sentido. Esta no es su habitación. Bueno, lo es, pero no vive aquí. Es demasiado
impersonal para ser la habitación de tiempo completo de Royce.
—Duquesa... —murmura mi apodo, y mis dedos se detienen
momentáneamente sobre una pila de revistas de motocicletas—. Duquesa —
repite, y esta vez me giro para enfrentarlo.
—¿Joder qué, Royce?
Se pone de pie en toda su altura y, da los dos pasos que necesitaba para
alcanzarme. Sus dedos se flexionan alrededor de la punta de mi barbilla,
inclinando mi cabeza hacia arriba para que mis ojos choquen con los suyos.
—No soy el mismo chico que conocías antes —Su toque es suave, pero
sus palabras duras—. Para nada. —Aguanto la respiración mientras sus ojos
buscan los míos. Tan, tan, azul. Su lengua se escapa y se desliza sobre sus
dientes—. Soy más malo —Me suelta, empujándome tan fuerte que caigo sobre
la cama. Antes de que pueda decir algo más, él está encima de mí con su mano

102
cubriendo mi boca. Cuero, cigarrillo, colonia. No puedo evitarlo cuando la
primera lágrima se escabulle por un costado de mi ojo, porque tiene razón. No
sé quién es este hombre que me está mirando. Mismo recipiente, alma
diferente. El hombre parado frente a mí ahora mismo me atormenta con su
parecido con el chico que conocí.
Sus ojos se estrechan en los míos antes de apartarse de mi cuerpo y ponerse
de nuevo en pie. Su mandíbula se flexiona. —Puedes irte si quieres. Creo que
mi punto de vista ha quedado claro. —Siempre he sido capaz de ver cuando
Royce miente. Sus mentiras cuelgan entre las grietas que mantiene ocultas a
todo el mundo.
Todos menos a mí.
Entonces lo veo. Veo todo lo que esconde. Me pongo de pie. Compórtate.
—Bueno, te has puesto teatral con tus tácticas, te lo concedo.
Llaman a la puerta.
—¡Sicko! —una voz joven brama a través del viejo bosque—. Oye,
tenemos un problema.
Royce estudia mis rasgos faciales, sus ojos se posan en mis labios. —No
hagas nada que me cabree. Ya no soy un niño. Te joderé —Alcanza la manija
de la puerta y su rostro se queda tranquilo. Mientras camino de regreso por las
escaleras de madera, volviendo a familiarizarme con el hedor del whisky y los
cigarrillos, no puedo dejar de pensar en cuánto ha cambiado. Preferiría haberme
quedado con el recuerdo que tenía de él, que ser atormentada por este extraño.
Solía sonreír descaradamente, ahora frunce el ceño y se protege. Sus paredes ya
no parecen moverse a mi alrededor, y hay algo en sus ojos que me grita que me
mantenga alejada. Algo innegablemente salvaje. Pasando por delante de él y de
otro motociclista que aún no he conocido, regreso para encontrar a Sloane.
“Playa” de Tech N9ne suena a través de los altavoces y antes de que mis
ojos vuelen por la habitación en busca de Sloane, su brazo se engancha en el
mío.
—Está bien, uno, no puedo creer que vaya a decir esto... —Me hace un
gesto hacia el sofá de cuero que está escondido en la esquina. El mismo en el

103
que Royce me empujó—. Este club de MC no es en absoluto lo que esperaba, y
no estoy muy segura de lo que esperaba. No me malinterpretes, todos dan miedo
por derecho propio, pero tampoco son poco atractivos. Incluso el anciano que
conocí, Lion, es guapo para su edad.
—¿Qué vas a decir, Sloane? —susurro, alcanzando una botella que está en
la mesa de café frente a mí. Vodka. Perfecto.
—Royce está mucho más ardiente que hace cuatro años, ¡está bien! —
exhala, echando la cabeza hacia atrás para tragar lo que sea que haya en su
vaso. ¿En qué momento debería interrumpirla?— Ni siquiera puedo negarlo y
lo siento.
La ignoro, recostándome contra el sofá mientras exhalo una exhausta
bocanada de aire.
—Dijo que no nos va a retener aquí. Todo era una estúpida prueba para ver
lo crédula que soy. —Fue el momento exacto en que Nellie se acercó, ocultando
su rostro detrás de una botella de premezclador.
Entrecierro los ojos. —¿Por qué?
Nellie se encoge de hombros y se deja caer en el sofá junto a Sloane.
—Lo que Sicko quiere, Sicko lo consigue. Así es como funciona por aquí.
—Su enfoque va sobre mi hombro, una sonrisa arrastrándose en su boca—.
¿Cómo lo conoces de todos modos? —Nellie pregunta, sus ojos
mirándome. Estoy tratando de averiguar su movimiento. Probablemente esté
durmiendo con él. Siempre ha tenido problemas para mantener seca su polla y
Nellie es bonita. El hecho de que todavía esté jugando a sus juegos habituales,
solo a un nivel diferente, no debería molestarme tanto como lo hace.
La miro. —Él es mi hermano, perra tonta. —Mi rostro permanece helado,
aburrido.
—Reow —Nellie se ríe—. Ustedes no se parecen mucho. Como, en nada.
Sloane se burla, sacudiendo la cabeza. Se vuelve hacia Nellie. —Pregunta,
¿tú y Royce tienen algo?
Nellie niega con la cabeza.
—No, pero él tiene algo con otra persona —Se recuesta en el sofá y toma
un sorbo de su bebida—. Estoy bastante segura de que ella piensa que se va a
casar con él o alguna mierda.
104
Mis músculos se contraen. Justo cuando Sloane mueve su cabeza hacia
donde estoy sentada. —¿En serio? —Ella levanta las cejas—. Puedo asegurarte
que es muy probable que eso cambie. —Puedo sentir la imprudencia filtrarse en
mis huesos, mi cabeza palpita tan rápido como mi corazón.
Él todavía duerme con otras. Puede que todavía sea así, pero le espera otra
cosa si cree que soy la misma chica que tolerará la misma mierda. Acostaré a
otro hombre de espaldas en el mismo suelo en el que solía adorar a Royce.
Me pongo de pie. —¿Nellie?
—¿Sí, pequeña?
Quiero golpearla. Tengo que esforzarme por no cruzar la habitación y
golpearla directamente en la mandíbula.
La ignoro.
—Llévame al bar.
Sloane sonríe desde detrás del borde de su vaso. —Muy bien, chica.
Puedo sentir casi todas las miradas sobre nosotras mientras nos dirigimos
directamente al bar. No sé dónde ha ido Royce, pero hay una cosa que sí sé, y
es que, diga lo que diga, no creo que deje que nadie me haga daño. Puede que
sea un dios cruel, pero nunca dejaría que sus discípulos me hicieran daño. Al
menos, estoy dispuesto a probar esa teoría.
Nellie me da un trago de vodka, para tener valor líquido, y señala la
habitación.
—Ese es Lion —dice, haciendo rodar un vaso nuevo entre sus dedos—. Es
el presidente y mejor amigo de Sicko. Están tan unidos que me excita —Hace
una pausa, señalando a otro—. Ese es Gypsy. Es un maldito idiota que se las
arregla para acostarse con modelos de Victoria's Secret los fines de semana, -y
eso no es mentira-, antes de lidiar con el negocio del club e inmediatamente

105
después. Chico bonito. —Los ojos de Nellie vuelan al hombre que está al lado
de Gypsy—. Y ese es Wicked —Tan pronto como el nombre sale de sus labios,
me encuentro viendo su boca moverse.
Wicked.
Oh.
—Hmmm —murmuro, inclinando la cabeza—. Interesante. Háblame de
Wicked… —Algo que no implique cómo lo conozco. Mientras observo
los rasgos duros de Wicked y sus ojos fríos como la piedra, mi estómago da un
vuelco. Como si sintiera mi asombro, gira la cabeza, su cabello de tinta oscura
brilla contra la luz. Lleva una camisa blanca debajo de su chaleco de cuero y
jeans negros holgados con cortes en las rodillas. Sus botas de combate están
atadas sin apretar a sus pies, el barro seco sobre los bordes de goma muestra lo
sucio que obviamente se pone.
Mmm.
—Wicked realmente no habla. Se dirige a la gente con movimientos, a
menos que seas uno de los santos con los que habla, que generalmente son solo
los hermanos. La falta de respeto es real con él, así que ni siquiera lo intentaría.
Aún más interesante. “Spend Some Time” de Eminem está golpeando
contra las paredes, igualando mi pulso.
—No lo digas.
Los ojos de Wicked se clavan en los míos y mi estómago se cae al suelo
cuando dirige sus sombríos orbes por mi cuerpo, hasta la punta de los pies.
Siento el cosquilleo en mis venas cuando vuelve a subir lentamente sus azules
de hielo, con las gruesas pestañas abanicándose sobre sus altos pómulos.
Wicked es probablemente, con diferencia, uno de los especímenes masculinos
más bellos que he visto nunca. Royce es una pesadilla envuelta en un sueño,
pero Wicked es la mascota del diablo.
Echando la cabeza hacia atrás para tragar mi tequila, o ron, o lo que sea,
miro a Nellie apartándolos de Wicked.
—Interesante.
—¿Wicked? No, no. Es bonito a la vista, pero Sicko es más mi tipo.
No puedo evitarlo, y con todo el alcohol pulsando por mis venas, no puedo
detenerlo. La risa sale de mi boca. 106
—¿Algo gracioso? —Nellie pregunta, como insultada. Debería
estarlo. Me estoy riendo de ella.
—No. —Miro a Sloane, ignorando a Nellie—. ¿Lista para ir?
Me mira con ojos atentos, consciente de mi repentino cambio de actitud.
—Okay.
Después de escabullirme de la casa club y tomar un Uber, una vez más
estoy de vuelta en la seguridad de mis mantas en mi dormitorio. Siento que
finalmente puedo ponerme al día con todo lo que pasó esta noche. De pensar
que Royce me había secuestrado, a ver a Wicked. Mi teléfono vibra encima de
mi tocador y lo agarro para ver que me he perdido un par de mensajes de
texto. Al ver un número desconocido, abro ese primero.
No hemos terminado.
Muerdo mi labio inferior, la luz de mi teléfono opaca mi visión. Me alejo
de su mensaje a uno de James.
Quiero que estés lista mañana a las seis. Espera un paquete.
Exhalo, mis dedos se ciernen sobre el texto de Royce. Antes de que pueda
detenerme, mis dedos vuelan furiosamente sobre mi pantalla.
Terminamos el día que me dejaste.

107
Pienso en esperar su respuesta, con el estómago lleno de ansiedad, pero
antes de que pueda dejar mi teléfono en mi mesita de noche y dormir un poco,
me responde.
¿Sí?
Ignoro su mensaje vago, empujando mi teléfono debajo de la almohada y
finalmente descansando mis ojos.

Mis piernas se estiraron ampliamente, separadas por una barra de metal


que parecía extenderse más a medida que me movía. Sus dedos se flexionaron
sobre la parte interior de mi muslo mientras su otra mano sostenía un vaso que
probablemente contenía el mejor whisky irlandés. Cuando mis ojos se posaron
en su mano, la llevó hasta mi barbilla y tiró de mi cara hacia la
suya. Amordazada y atada a una cama en un lujoso hotel que cobraría por una
noche lo que la mayoría de la gente cobraría por un año entero. No se contuvo.
Apretando con fuerza, sus ojos oscuros bailaron con codicia. Esta era la
tercera vez que esto sucedía, que él tenía sus manos en mí sin mi
aprobación. Cada vez que lo hace, toma una parte de mi alma y deja
una cicatriz emocional con su partida.
—Vas a ser mi conejita perfecta, Jade. ¿Sabías? —Mis ojos se
humedecieron cuando su mano volvió a bajar a la parte interna de mi muslo,
mis pestañas húmedas se extendieron en abanico sobre mis mejillas. Yo no lo
sabía. En absoluto, pero estaba empezando a darme cuenta.
Dejó su bebida en el suelo antes de volver a su altura máxima. James era
todo lo intimidante que podía imaginar. Mi mente no estaba preparada para lo
que él era capaz de hacer. Todavía no.
Sus largos dedos se flexionaron sobre la hebilla de su cinturón mientras
se lo quitaba. Se trasladó a los botones de la camisa de su traje y sus
abdominales se mostraron detrás del material.
108
—Quieres esto, Jade. —Arrojó su camisa al suelo antes de abrir el botón
de sus pantalones—. Puedo verlo en la forma en que tus ojos se mueven sobre
mi cuerpo. Quieres esto tanto como yo, y te lo voy a dar —Se inclina, golpea el
colchón con el puño y se arrastra lentamente por mi cuerpo hasta que descansa
en el vértice de mis muslos. Pasa la punta de su nariz por mi cuello—. Mmmm,
hueles tan dulce, Conejita. Te voy a enseñar todo lo que hay que saber sobre
mí y lo que hago, ¿y sabes lo que vas a hacer?
No respondí. Uno, porque estaba amordazada, pero dos, porque no
quería. Me aparté de estas situaciones. Puede que tenga mi cuerpo a su merced,
pero nunca tendrá mi mente.
La punta gruesa de su pene presionó contra la entrada de mi agujero.
—Vas a ayudarme. —Se hundió dentro de mí y grité fuerte a pesar de que
estaba amortiguado por la mordaza.
Perdí mi virginidad con este imbécil y ahora me usa como su juguete.
Pensé en ir a la policía varias veces, pero recuerdo una vez que lo hice y vi a
James hablando con todos los oficiales fuera del recinto. Como si supiera que
al menos iba a intentar hablar con alguien al respecto.
No podía salir de su sombra, así que lo mejor que podía hacer ahora era
mezclarme.
Me besó apasionadamente, haciéndome el amor. Yo permanecí pasiva,
bloqueando lo que estaba sucediendo. Una vez que terminó, despegó su cuerpo
pegajoso del mío y buscó su porta puros en el bolsillo lateral. Sacó uno, sin
apartar sus ojos de los míos, encendió la punta y luego la parte inferior del
porta puros de metal, y antes de que pudiera comprender lo que estaba
haciendo, presionó el metal abrasador contra el interior de mi tobillo y volví a
gritar de agonía, perdida en la nube de mi dolor.
—Ahora siempre serás mía. ¿Cuándo la gente vea eso? Sabrán que no
pueden tocarte, joder.

109

Me muevo por mis nuevas clases con fluidez, pero me encuentro inquieta.
Como si hubiera tanto que desentrañar antes de poder centrarme únicamente en
el motivo por el que estoy aquí. Esperaba que James y yo hubiéramos terminado
una vez que dejara Stone View. Debería haberlo sabido.
Mi mano pasa por encima del paquete que me dejaron en la recepción, las
cintas doradas y rojas se deslizan sobre la palma de mi mano. ¿Por qué? ¿Por
qué me hace esto? ¿Y por qué ya no me molesta tanto? El secreto más grande
que he tenido en mi vida era el de James y yo. Silenciada, pero no estoy segura
de por qué.
Levanto la tapa y niego con la cabeza.
—Verde. Por supuesto. —Toco el vestido de seda y lo saco de la caja.
La etiqueta de PRADA que está incrustada en la parte inferior de la caja no es
sorprendente en absoluto. James hace todo lo posible. Siempre. Me lamo el
labio inferior, llevo mi vestido al baño y abro el grifo de mi ducha privada.
Estoy agradecida de mis propias comodidades, pero tampoco me convence el
hecho de que él no tuvo nada que ver con eso, así que nadie cuestiona mi
paradero.
Rápidamente me limpio en la ducha, me seco el cuerpo y froto loción
perfumada potente en mi piel. Solo tengo una hora para prepararme. Sigo
maquillándome y peinándome. Aplicando una base espesa y haciéndome
un smokey eye, delineo mis labios en verde militar antes de deslizar un lápiz
labial de estilo mate sobre ellos. Recojo mi maquillaje en una pila y me miro al
espejo. El vestido aprieta debajo de mis pechos inflándolos por el borde,
mientras que la cintura se aprieta con fuerza, acentuando mi forma ya de reloj

110
de arena. La espalda tiene pequeñas alas de plumas negras donde deberían estar
los tirantes. Es bonito. Lo reconozco. Cuando hay un golpe en la puerta, mis
músculos se tensan, haciendo que mis hombros se enderecen. Tiempo de la
función.

La noche es plácida, pero el cielo de medianoche no hace nada para cubrir


los nervios que atormentan mi cuerpo, chisporroteando desde la punta de mis
dedos hasta la punta de mis pies.
—Adónde vamos esta noche —murmura James, tirando de su Maserati
hacia la autopista. La música clásica suave está llenando el coche. Odio la
música clásica ahora—. Te necesitaré en tu mejor comportamiento.
Pasando la lengua por mi labio inferior, pregunto:
—¿A dónde vamos?
—Este lugar —dice James, mirando por encima del brazo hacia el tráfico
que se aproxima—. Se llama L'artisaniant. Personas selectas están invitadas a
unirse, y casualmente me preguntaron. Te necesito en tu mejor comportamiento.
—Miro por el rabillo del ojo mientras su puño se tensa alrededor del
volante. Haciendo crujir su cuello, se vuelve hacia mí.
—¿Y quién creen que soy? —pregunto, luchando por contener mi descaro.
—Creen que eres mi juguete, que es exactamente lo que eres. —Mi
mandíbula se aprieta mientras continúa conduciendo. Puedo sentir mi teléfono
vibrar en mi bolso negro de Louis Vuitton y tengo que luchar contra la voluntad
de responderlo. Después de cuatro años de ser manejada por James, de alguna
manera me ha condicionado a doblegarme a su voluntad. Gobernándome con
puño de hierro, aprendí bastante rápido que cuanto más luchaba, más duro era
111
el castigo, lo que significaba más suave el sexo. Si soy su juguete, entonces soy
una Liona enjaulada sin voluntad de ser salvada o de correr.
—¿Y puedo preguntar quién es quién? —digo, poniendo a prueba su
paciencia.
James sacude la cabeza, bajando por un camino oscuro y privado y
deteniéndose frente a una gran puerta alambrada. Los oscuros picos se
extienden hacia el cielo en puntas góticas, pero los espesos arbustos y árboles
ocultan cualquier visión para no ver más allá. Antes de bajar la ventanilla para
hablar en una pequeña caja de voz blanca, me clava los ojos dominantes. —No.
Todo es privado. Tienes que entender esto, Jade. Ser invitado a L'artisaniant es
un gran honor. Sólo las personas más influyentes del mundo son seleccionadas
para ingresar".
—No. Todo es privado. Tienes que entender esto, Jade. Ser invitado a
L'artisaniant es un gran honor. Solo las personas más influyentes del mundo son
seleccionadas para unirse.
Reflexiono sobre sus palabras, mordiéndome el labio inferior. —¿Así
que esta es tu primera vez?
Los labios de James se curvan y veo como las arrugas alrededor de su boca
se encoge bajo la presión. He pensado en la razón de por qué me hizo lo que me
hizo y por qué me está haciendo esto, -muchas veces-, y todo lo que puedo
pensar es que se reduce a lo que me presentó después de dejarme la cicatriz en
el tobillo todos esos años atrás. La cicatriz es pequeña e imperceptible para el
ojo humano a menos que la estés buscando, pero la cicatriz invisible que ha
dejado en mi corazón es suficiente para compensarla. En lo qué me metí. Estoy
agradecida de no vaya a regresar en un par de meses, pero él ha dejado en claro
que se está celebrando otra reunión y que está sucediendo antes de lo que pienso,
lo que solo puede significar una cosa.
Carne nueva.
—Sí. Llevarás una máscara aquí —Saca dos estuches de cuero de la puerta
lateral y me entrega uno—. Póntelo ahora y mantenlo puesto en todo
112
momento. ¿Lo entiendes? —Abre su caja y desliza la suya por su rostro.
Envuelve su rostro como una segunda piel, deteniéndose sobre sus labios.
Cuando saco la mía de la caja, no me sorprende en absoluto ver que es de
cuero. No es lo que suele hacer que me ponga, pero sigue siendo cuero.
—No puedo imaginar lo que podrían querer contigo —le susurro, y antes
de que pueda contener las palabras y tragarlas de nuevo en mi garganta, ya están
ahí afuera, siendo inhaladas por mi enemigo. Me ocupo de arreglar mi máscara
en mi cara mientras él se gira, presionando el botón para bajar la
ventanilla. O no me escuchó o lo pagaré más tarde. Nunca hay un intermedio
con él.
—Cada vez que tus muslos se aprieten por otro hombre, sabrás que fui yo
quien puso esa hambre allí. Rompí tu inocencia —James era un bastardo
vicioso, pero era un bastardo al que ni siquiera yo podía ganar. Nunca. No tiene
sentido salvar a los condenados, porque los condenados no saben existir sin la
maldición a la que han estado sometidos una vez que han estado allí demasiado
tiempo.
Las puertas se abren con un chirrido y presiona el pedal para impulsarnos
hacia adelante. Atenuando los faros, continuamos por el largo camino de
adoquines a baja velocidad. Mi estómago se revuelve en nudos y mi corazón
late demasiado rápido.
Paso mis sudorosas palmas por mis muslos mientras rodamos hasta
detenernos. El camino de entrada se curva en un círculo completo,
con escalones de madera oscura que conducen a la puerta principal. La casa es
moderna y ejecutiva con cristales al frente y una sola puerta de
madera. Probablemente sea la casa más interesante que he visto. Ni una sola
mota de color, ni un clavo de madera. Es todo vidrio. Un hombre solitario está
parado en la parte delantera de la puerta, vestido con un atuendo militar
completo, con una AK atada al costado.
Enderezándo los hombros, inclino la cabeza.
—¿Es esto habitual?
Cuando salgo del coche y James llega al otro lado de mí, su brazo se
113
engancha en el mío.
—Sí. Lo que sucede detrás de estas puertas lo hace necesario.
—¿Y qué es lo que pasa detrás de estas puertas? —pregunto, la intriga
devorando mis pensamientos—. Sólo para prepararme.
James no responde, simplemente nos dirige al frente de la casa. Hace esto
mucho. Él me responderá o me ignorará, ambos lados tienden a irritar mis
nervios.
El hombre de la puerta es mayor, tiene la cabeza rapada y los ojos
enfadados e inquietos. Me recuerda quién es Royce en este momento, lleno de
incertidumbre que nada bajo la superficie de unos bonitos ojos azules.
—Adelante. —Se hace a un lado después de que James retira su mano.
Justo cuando estoy a punto de seguir a James a través de las puertas de madera,
una mano pesada se planta contra mi pecho, deteniendo mis movimientos.
Lo miro.
—¿Discúlpeme? —Quiero decirle que quite sus manos de mis tetas, pero
imagino que eso me dará otra fiesta de amor digna de mordaza una vez que esté
a solas con James de nuevo, y no hay mucho que pueda soportar cuando se trata
de eso.
—Hay que marcar a las chicas —dice el oficial”Nomad”. ¿Nomad? ¿Es
ese su nombre? ¿Por qué no puedo estar en la universidad como Sloane?
Detengo los pensamientos que pisan con furia mi cerebro.
—¿Qué marca?
La mandíbula de James se tensa un par de veces.
—¿Es necesario para ella? Ella es solo mi extra —James desabotona su
chaqueta, acercándose al tipo militar. Interesante. No todos los días tiene que
ganar peso para conseguir lo que quiere.
—Temo que sí. Las reglas son bastante claras, nadie debe poner un pie
dentro de L'artisaniant sin la marca.
—¿La qué? —Entro en pánico, mis ojos vuelan entre los dos.
114
James toma mi mano y se gira, levanta mi brazo en el aire.
—Al lado de la axila. No tengo toda la noche.
El militar saca lo que parece un pequeño sello. Tiene un revestimiento de
oro con costra sobre el mango y una escritura cursiva que no puedo leer sobre
la punta. Un fuego recorre mi piel y convierte todos mis nervios en cenizas
cuando me suelta. Miro hacia abajo y veo una marca de quemadura fresca bajo
mi brazo. Es pequeña, tal vez del tamaño de una moneda de cinco centavos,
pero las intrincadas líneas que se agolpan en lo que parece un garabato están
bien clavadas en mi piel.
Inclino mi cabeza. —¿Qué?
J me está tirando a través de las puertas delanteras antes de que pueda
entender lo que acaba de pasar.
Estaba oscuro. Tan oscuro que el candelabro que colgaba del techo de
mármol era lo único que era golpeado por la luz de la luna llena
que atravesaba las cortinas. Gruesas cortinas de color rojo sangre daban
sombra al salón y cuatro hombres estaban sentados en sillas, con las piernas
sobre los muslos.
Ninguno llamó mi atención. Nunca los había visto en mi vida, y hasta el
mes pasado, James me había estado entrenando.
Abriéndome y follándome hasta que mis entrañas fueron sushi y el único
nombre que salió de mis labios fue el suyo, y las sílabas no estaban mezcladas
con amor o pasión. Fueron envenenadas por el odio que latía por mis venas.
Pensó que me había condicionado para manejar su brutalidad, que en
115
esencia lo había hecho, pero olvidó una de las cosas más importantes de todas.
La crueldad endurece la piel sobre la que se golpea, por lo que no solo me
estaba preparando para convertirme, (lo que él dice), en su esclava
sexual. Pero también me estaba entregando los clavos que necesitaba para
construir mis paredes.
El collar me pellizcó el cuello mientras tiraba de la cadena.
—Caballeros…
Todos parecían revolverse en sus asientos antes de que mis ojos
encontraran el suelo. Sabía que no debía prestar atención a lo que ocurría a
mi alrededor.
No debía mirar a nadie.
No debía tocar a nadie.
Tenía que permitir que la gente me tocara, cualquiera. Quienquiera que
James dijera que podía, lo haría. Quien sea. Cuando sea. Aunque no habíamos
dado ese paso todavía, hasta esta noche, estaba bien entrenada en lo que
debería y no debería hacer en presencia de quienquiera que me llevara.
—Diamante... —ronroneó uno de los hombres. No pude verlo, pero el
áspero sonido de su voz ilustraba cuántos cigarrillos había fumado en su vida.
—Caballeros... —dijo James, pero mantuve los ojos en los dedos de los
pies. Blancos como la nieve, para representar pureza. El día después de
que James tomó mi virginidad, comencé mi tendencia de esmalte de uñas
blanco.
—¿Nos trajiste un regalo? No deberías haberlo hecho —Se me puso la
piel de gallina mientras la voz del otro hombre se filtraba por el espacio entre
nosotros.
—Esta noche no —resonó la voz autoritaria de J, y fue entonces cuando

116
tuve la primera pista de que tal vez, solo tal vez, él también dirigía este barco.
Tiró de mi cuello y fui hacia adelante, cayendo de rodillas. La quemadura
de la alfombra atravesó mi piel cuando su puño encontró mi cabello y lo
acarició suavemente. Como si lo hiciera un amante. Como si no arruinara mi
mente cada vez que estamos solos.
—Esta noche, todos tendrán el privilegio de verme, pero ninguno de
ustedes tocará —Hizo una pausa, y todavía no había levantado la cabeza para
ver a los otros cuatro hombres mayores. Después de una serie de gruñidos y
aprobaciones, soltó mi cabeza—. Muy bien. Primero, nos ocuparemos de los
negocios.
Finalmente, miré por el rabillo del ojo cuando un movimiento me llamó la
atención. Otra habitación adyacente a ésta, escondida detrás de una cortina
había una chica acurrucada en un rincón, asustada. Obviamente, donde estaba
ella era el área principal y estábamos en una habitación privada.
Había un mar de cuerpos en su interior. Chicas jóvenes, viejas. La
naturaleza era obvia. Tan rápido como eché un vistazo, mis ojos volvieron al
suelo y seguí el patrón de la alfombra.
¿Quién diablos es James?
Hablaban una y otra vez, y cada minuto que pasaba me marcaba los
patrones de la alfombra en las rodillas. Finalmente, después de lo que pareció
una eternidad, James sacudió el cuello de la camisa y me puso de pie. Mi largo
cabello castaño caía sobre mis delgados hombros. Mis clavículas eran
demasiado afiladas, mi piel un tono demasiado pálido. Mi barriga retumbó al
pensar en la comida que no había tomado en tres días. Estaba a medio camino
del castigo por haber asistido a una fiesta con Sloane, en la que James supuso
que me había acostado con otra persona. Si no le decía el nombre de ese
hombre misterioso con el que supuestamente me había acostado, tenía que
pasar siete días sin comer. Se me permitía beber agua, pero sólo bajo su
control. Algunos días apenas recibía un goteo. Hoy era uno de esos días.
Apenas tenía fuerzas para mantenerme en pie, así que, por una vez, agradecí el
collarín.
Lo seguí a la habitación. El olor a sudor y un aceite de olor dulce

117
ahogaban mis sentidos. Casi temblé ahí mismo cuando James me llevó a través
del mar de cuerpos y al otro lado de la habitación.
Las paredes oscuras sangraban con la iluminación LED azul. Había una barra
circular en el medio, varios taburetes escondidos debajo y sillones y sofás
alineados a lo largo de la habitación. En cada rincón, alguien estaba teniendo
sexo.
Quería saber por qué estaba aquí y qué era este lugar. Levanté la cabeza
y atrapé a la misma joven acurrucada en la esquina, el sudor empapaba sus
mechones rubios hasta su frente. Al instante, me encontró. El dolor brilló sobre
sus ojos de cierva mientras su labio temblaba. Mi boca se abrió, deseando que
las palabras salieran por ella. Necesitando que salieran por ella. Incluso si era
solo una pequeña sonrisa tranquilizadora. No estás sola, quería decir. Su frente
cayó sobre sus rodillas mientras giraba su cabeza de lado a lado. Ella estaba
en mal estado, incluso yo lo podía ver.
—Adelante, Jade. No tengas miedo. —Pero lo tenía. Sus palabras no
significaron nada para mí. Cada destello de luz, el ritmo de cualquier canción
que estaba sonando y el aliento que tomaba, le temía a él y a lo que era capaz
de hacer. Abriendo una puerta, pintada en el negro más oscuro, hizo un gesto
en el interior, dejando caer la correa—. Entra. Regresaré en un segundo,
Hice lo que me dijo, cayendo hacia adelante y de rodillas en el centro de
la habitación. Puntos de color oscuro destellaron alrededor del área, mi
respiración se dificultó.

La iluminación aquí es suave, lo suficientemente translúcida como para


aliviar los nervios de cualquiera que pueda estar ansioso. Me pregunto si lo
crearon de esta manera. Para hacer que la gente se sienta cálida y bienvenida.
Tan pronto como entramos, James nos dirige por un largo pasillo hasta que nos
encontramos con una puerta de vidrio, esmerilada sobre la base para que no
118
podamos ver a través.
—¿Es como El Complejo? —pregunto distraídamente, estudiando la
puerta como si fuera la prueba más difícil de la historia. Después de mi primera
noche trabajando con James, supe lo que hacía y dónde lo hacía. Se llamaba El
Complejo.
—No —murmura James—. Esto es diferente. No necesitarás tu collar y
puedes deambular libremente. —Solo hubo otro momento en el que fui libre
para vagar—. No están en mi línea de negocio.
Las puertas se abren e instantáneamente soy absorbida por un oscuro
vórtice de pecado.
Los cuerpos se mueven por la habitación mientras la música suena
suavemente, cada latido y cada nota rozan mi brazo como advertencia. Se siente
sexy y oscuro, no es un lugar del que particularmente quiero ser parte con
James. La gente tiene sexo en los sofás, otros beben en el bar y algunos están
justo en el medio de la habitación en una maraña húmeda de miembros
sudorosos, frotándose unos a otros.
Mis muslos se aprietan. Antes de que pueda cimentar mis pies en el suelo,
James me está empujando dentro de la habitación con su mano firmemente en
mi espalda baja.
—Nadie sabe quién dirige esto. Nunca muestran su rostro ni se mezclan
con sus invitados. —El collar que usa conmigo para el trabajo está colgando
frente a mi cuerpo, suelto de su agarre. Si no supiera qué es, asumiría que es un
accesorio. Por una fracción de segundo, todo lo que puedo escuchar son los
jadeos profundos de mí buscando aire. El ambiente es intenso.
Continúa dirigiéndome a través del enjambre de personas, hasta que llega
a otro par de puertas. Esta vez, me empuja hacia adelante una vez que están
abiertas y caigo de rodillas en una habitación oscura, golpeando la alfombra con
un ruido sordo. Las puertas se cierran detrás de mí y rápidamente trato de
reevaluar mi entorno. Todo está negro como una boca de lobo. No puedo ver
ninguna maldita cosa. Curvando mis manos en puños, maldigo en voz baja. Los
latidos de mi corazón son erráticos, mis palmas latiendo en sudor. Los patrones
119
de la alfombra están marcando mis rodillas, pero sé que no debo moverme.
Me muero de ganas de meter la mano detrás de la máscara de cuero y
rascarme debajo del ojo, pero no lo hago.
Ahí es cuando escucho el ruido en la esquina.
Mi sangre se enfría. Me deja en una habitación oscura en una casa que no
conozco, durante una fiesta que está llena de todo lo siniestro, y ahora estoy
bastante segura de que alguien está en esta habitación conmigo. Debería estar
sorprendida, pero no lo estoy. Lo sé mejor cuando se trata de James.
Me hormiguean los dedos cuando siento el calor corporal venir hacia a mí.
Si me inclino hacia adelante, estoy casi segura de que chocaría con quienquiera
que sea. Siento la cálida bruma del aliento de alguien cayendo sobre mis labios
y mi interior. Mis labios se abren lentamente. Solo preguntaré quién está
ahí. Con quién me ha dejado James. Justo cuando estoy a punto de permitir que
las palabras salgan de mi boca, siento la misma niebla, pero solo que esta vez,
está en la parte de atrás de mi cuello.
Oh dios mío. ¿Cuántos hay aquí? Mis ojos se cierran y mi cabeza se inclina
hacia un lado, mi respiración se vuelve más difícil, más desesperada. Ha habido
momentos en los que James me ha compartido, y ha habido otro momento en el
que hizo más que eso, pero ninguno de todos esos momentos se sintió así. No
sé si es porque entré imprudente y con ganas de festejar, o porque se siente
diferente en esta casa. La persona detrás de mí se mueve más abajo, por la nuca
mientras la que está frente a mí permanece allí. La punta de un dedo se
desliza hacia abajo desde la parte delantera de mi garganta, rozando lentamente
contra mi esternón. No puedo respirar Sosteniendo el oxígeno que me queda
dentro de mí, intento mantener la compostura, tal vez convencerme, pero es
demasiado tarde. Mis muslos se aprietan y mi vientre tiembla con una
inquietante cantidad de lujuria.
Al abrir la boca de nuevo, estoy lista para preguntar quién está allí, pero

120
mi voz se corta cuando suenan tres campanas de reloj en la habitación.
Ding… Ding… Ding…
Era un tintineo oxidado, que me recordaba a una vieja iglesia
despertándose a medianoche.
Luego llega una voz. ¿Quizás la campana se hizo sonar a través de un
sistema de altavoces en toda la casa? Maldito James por no contarme más
sobre L'artisaniant.
—Damas y caballeros. —Suena una voz desconocida. Cada sílaba se dice
a través de un dispositivo para distorsionarla en un tono que suena demasiado
cercano a Billy la Marioneta.
—Bienvenido a L'artisaniant. Si está aquí esta noche, ya sabe lo que
somos, pero no quiénes somos. Cuando atravesó nuestras puertas y obtuvo su
sello, renunció a su derecho a hablar. Deje sus donaciones en la puerta cuando
salga y recuerde, no se adentre demasiado en la casa. Cada nivel está
categorizado por lo que se cree que puede manejar. Cada nivel tiene su propio
costo. Cuanto más alto sube, más caro se vuelve. Todo el mundo tiene su
fetiche, pero puedo asegurarles que niveau quatre9 no lo es. En cada nivel, hay
uno de nosotros caminando entre ustedes. Como saben, nadie ha visto nunca les
quatre sang 10 antes, y así será. —Toma un breve respiro, riendo—. Y que las
probabilidades estén siempre a tu favor.
¿Por qué suena como un desafío? Las campanas suenan de nuevo, cada
una golpeando las cuerdas de mi alma y vibrando sobre mi piel al salir. ¿En qué
nivel estoy ahora mismo?
—Apuesto a que quiere saber en qué nivel está... —dice la voz detrás de
mí, y me congelo. En el fondo de mi mente, su voz se absorbe en una parte
oculta de mi cerebro. No pienso mucho en eso. Cuando te privan la vista, te
sorprenderá lo distorsionado que se vuelve todo. Una mancha. Confuso. ¿Nos
aferramos al sonido o al olor? Su tono es oscuro y grave. Como si fumara
demasiados cigarrillos. Pero también es suave y sensual, como si se ahogara en
un whisky caro. El que está frente a mí no responde.
Mi corazón se acelera, el sudor gotea por mi pecho.
—¿Por qué te dejaron en una habitación oscura con dos lobos
hambrientos? —Los labios raspan la parte de atrás de mi cuello—. Dime. —
Pasa la lengua por mi nuca mientras yo hundo los dientes en el labio inferior,
121
intentando ocultar el gemido hambriento para que no se escape—. ¿Estás lista
para ser follada a cada centímetro de tu vida?
Soltando un suspiro constante, deseo que las palabras salgan, pero nunca
lo hacen.
—He tenido peores —susurro, apenas audible.
—¿Eso es un desafío? —El chico frente a mí murmura sobre mis labios—
. Porque puedo enfrentar un puto desafío. —¿Es esto lo que hacen
aquí? ¿Follarse en cuartos oscuros?
Mis piernas tiemblan de placer y apenas me han tocado. Inclino la cabeza
hacia un lado cuando el tipo que está detrás de mí hunde sus dientes en el lugar
donde mi cuello se une a mi hombro. Un agudo escozor sale disparado donde
9
Nivel Cuetro.
10
Las Cuatro Sangres.
están sus dientes, pero en lugar de alejarme del dolor, lo disfruto. Quiero
absorberlo y ahogarme en él. James nunca ha sido duro con el sexo, y a las
personas a las que me ha pasado les ha dicho que sean suaves. Esto se siente
diferente. Enciende un fuego dentro de mi alma cansada, despertando el hambre
que escondo en lo más profundo de mi vientre y que siempre ha querido
exponerse.
—Joder, sabes bien —gruñe sobre mi piel. Me estremezco en el lugar, los
escalofríos causan estragos en mi cuerpo. La música se reproduce a través de
los altavoces. No demasiado alto, pero lo suficientemente alto como para
perderse en ella. La reconozco al instante “Bad for Me” de guccihighwaters.
—Joder —gruñe la voz detrás de mí—. ¿Cuál es tu nombre? —Su mano
se desliza por debajo de la parte inferior de mi vestido, sus dedos rozan mis
muslos internos. La humedad se acumula entre mis piernas mientras
avanzo. Estoy jadeando, sudando y preparándome para explotar.
—Yo… —El hombre frente a mí se inclina hacia adelante y tira hacia abajo
de la parte delantera de mi vestido. El calor cubre la punta de mi pezón mientras
su lengua gira alrededor de él—. Oh, mierda —susurro, mi cabeza cayendo
hacia atrás sobre el chico detrás de mí.
122
—Tócame —dice detrás de mí—. Eres jodidamente recatada. Tienes que
cambiar eso.
No respondo, abrumada por todas mis sensibilidades que cobran vida.
Alcanzando hacia atrás, mi palma choca con un pecho duro como una roca.
Los abdominales, construidos como ladrillos, se abren paso sobre mi palma.
—Más abajo —gruñe suavemente, su boca se abre contra mi
espalda. Jesucristo, ¿quién es este hombre? Paso mis uñas por su abdomen,
alcanzando la banda de sus vaqueros. Encontrando el botón, lo abro mientras la
boca en mi pezón succiona más fuerte, su otra mano llega a mi otro
pecho. Gimiendo, presiono mi trasero contra el hombre detrás de mí, su gruesa
circunferencia enterrada entre la grieta de mis nalgas.
Sus dedos se sumergen debajo de mis bragas.
—Te daré dos opciones —Su voz evoca a todos mis fantasmas y los pone
cachondos y furiosos a la superficie—. ¿Quieres ser follada o ser la que folla?
Pienso en sus palabras, jugando con ellas dentro de mi cabeza. Cuando se
trata de mis necesidades y lo que me ha gustado de esto hasta ahora, todo se
reduce a una cosa.
—Quiero sentirme bien. Pero necesito que duela.
Él no retrocede ante mis palabras, y el hombre frente a mí abre su boca de
alrededor de mi pezón con un apretón de dientes. Él sisea.
—Oh, ¿entonces te gusta el dolor?
Trago saliva, negándome a dejar que las palabras salgan de mi boca.
Negándome a admitir mi confesión. La forma en que mi clítoris pulsa ante la
palabra es suficiente para hacerme sentir sucia y corrupta. No es el tipo de
suciedad que puedes frotar en la ducha, sino del tipo que clava sus garras en tu
alma frágil.
Cuando no respondo, el hombre detrás de mí toma todo mi coño en su
mano y me pone de pie con él. Sigo cegada por la oscuridad, la música retumba
y ahora mi piel está resbaladiza por el sudor.
123
Una vez que estamos de pie, el hombre frente a mí me baja el vestido hasta
que está a mis pies. Mi estómago se estremece nerviosamente, mi coño palpita.
Tan diferente a James. ¿Existe el sexo así? Antes de que el pensamiento pueda
hervir a fuego lento en mi mente, el hombre detrás de mí me levanta del suelo
y me hace girar para enfrentarlo. Es codicioso, lo presiento, lo que me gusta.
Emite una vibra dominante. Caemos hacia atrás hasta que golpea una pared con
un ruido sordo, su mano todavía ahuecando mi coño. Mis dedos buscan su
rostro. Cabello corto, estructura facial fuerte y robusta. Me sumerjo en la curva
de sus pómulos, sus suaves labios que se hinchan un poco sobre el borde. No
se mueve, su aliento ya no cae sobre mi rostro. Esta vez es diferente, ya que
estamos frente a frente, pero nuevamente sin vernos. Él sostiene mi cuerpo
desnudo en sus manos, pero, ¿por qué siento que puede ver a través de mi alma?
Moviendo la yema de mi dedo hacia abajo, la paso por su mandíbula afilada y
hasta su pezón. Un anillo perfora su pectoral izquierdo, con una barra
atravesada y dos piezas de joyería colgando. Tengo que luchar contra las ganas
de mordisquearlo. No es hasta que el otro hombre viene detrás de mí que ambos
comenzamos a respirar de nuevo, como si hubiéramos olvidado dónde
estábamos. Llevo mi dedo a su boca, las ondas de sus suaves labios se curvan
en una sonrisa y mi estómago golpea el suelo. Las mariposas vuelan por mi
vientre y encienden una tormenta de viento que llega hasta la punta de los dedos
de mis pies.
Esa fue una sonrisa espeluznante.
Mi boca se abre y me inclino hacia adelante, lista para besarlo. No sé por
qué quiero besarlo, probablemente sea demasiado íntimo para lo que estamos a
punto de hacer; me sube a toda prisa, levantándome hasta que mis piernas
necesitan rodear su cuello. El tipo de fuerza que un hombre necesita para
levantar a cualquier chica de esta manera es suficiente
para... mierda. Su lengua resbaladiza toca mi clítoris y mi cerebro tiene un
cortocircuito.
—¡Oh! —Mis piernas se tensan alrededor de su cuello mientras mis dedos
se sumergen en los mechones sueltos de su cabello. Nunca, ni una sola vez, me
había pasado esto. James solo tomaba lo que quería y lo complacía, nunca le
interesó el sexo oral conmigo. El fuego arde por mis venas mientras me sumerjo
124
más y más en lo desconocido.
Su lengua se mueve con fuerza, resbaladiza y húmeda.
—Te voy a dejar bien y mojada, y luego los dos te follaremos. ¿Alguna
vez te han hecho anal?
Asiento con la cabeza antes de recordar que no puede verme.
—Sí. Varias veces.
—Las putas son folladas como putas. ¿Alguna vez has estado estacionada
en doble fila? —Me toma un poco más de tiempo comprender lo que realmente
me está preguntando.
—Ah, no...
—Mmm, tal vez no tan sucia como pensé que eras... —Chupa mi clítoris
con la fuerza suficiente para que alcance mi liberación—. Lástima que eso esté
a punto de cambiar —Su lengua se sumerge en mi entrada y mi cabeza se
inclina hacia atrás, mi cabello hace mucho tiempo que se cayó de su perfecto
moño de gasa. Mi liberación gotea sobre la parte interna de mis muslos y
siento su lengua enroscarse alrededor de cada gota de líquido, lamiendo hasta
la última gota. Hace una pausa antes de llegar a mi secreto más mortal, y me
congelo momentáneamente. Me desliza por su grueso cuerpo y caigo al suelo a
sus pies, intercalada entre dos cuerpos que no puedo ver. Una mano se acerca
al hombre que más conozco, mientras que la otra busca distraídamente al otro.
Por favor, no seas tan grande como este. Cuando mi mano se conecta con su
pecho, no tengo suerte porque cada músculo se hincha de su piel.
Mierda.
Piensa, Jade, piensa.
Caigo de rodillas y alcanzo ciegamente la entrepierna del otro hombre,
jugueteando con su cremallera.

125
—¿Ansiosa? —gruñe, pero me permite bajarlo alrededor de sus tobillos.
Con mi otra mano, alcanzo al hombre principal, haciendo lo mismo, bajándole
los vaqueros. Inspirando y exhalando, alcanzo sus pollas y... me voy a morir.
Jalando al chico principal al mismo tiempo que al otro, bombeo el grueso
eje del otro en la palma de mi mano, hinchándose y palpitando cada
segundo. Con el chico principal, paso la punta de mi pulgar sobre su cabeza,
deslizando la gota de semen que ha salido a la superficie y succionándola en mi
boca. Me doy cuenta de que no pueden ver lo que acabo de hacer, pero
soy bastante buena mamando.
—¿Tiene buen sabor? —pregunta, sus manos en mi cabello.
Me congelo, no queriendo que sea amable con mi cabello. Es algo que hace
James. Justo cuando el pensamiento entra en mi mente, tira de él con
brusquedad, acercándome a su polla. El residuo salado se adhiere a la parte
posterior de mi garganta. Me da una fuerte bofetada en la mejilla con su pesada
pieza.
—Voy a follarte con mi boca más fuerte de lo que tú follaste mi coño. —
Inclinándome, aplano mi lengua y la presiono contra sus pelotas, antes de
deslizarla por su eje, todo mientras bombeo la del tipo que está a mi lado.
—Vuelve a abofetearme —digo, sumergiendo la mano entre mis
muslos. Un puño está en mi cabello mientras me golpea en la mejilla de nuevo.
Mi coño se aprieta, un gemido se escapa de mis labios. Sumergiendo mi dedo
dentro de mí, lo llevo a la polla del otro chico y uso mi líquido como lubricante
para bombear su polla—. Mierda.
El chico principal sisea, malditos siseos, y yo casi me muero. Era el sonido
más sexy del maldito mundo. Quiero escuchar más. Chupándolo en mi boca a
través de mis suaves labios, lo tomo más profundo, hasta que siento su punta
golpear mis amígdalas. Su agarre se aprieta mientras mi bombeo gana velocidad
en el otro. Voy más lejos, tragándolo entero antes de hacer girar mi lengua al
salir. Lo agarro alrededor de su polla y lo bombeo antes de ir al otro.
Ambos son de tamaño similar por lo que puedo sentir, y eso es mucho,
pero yo diría que el tipo principal es más pesado, un tinte más grueso. Más
enojado. Al tragarlo me asfixió.
Me muevo entre los dos, succionándolos a ambos en mi boca. No pasa
126
mucho tiempo antes de que el chico principal se agite y me ayude a levantarme
por el cabello. Fue inesperado y ardiente, enviando necesidad y deseo entre mis
piernas. Podría ponerse más rudo, puedo sentirlo. Se está conteniendo.
—Tócate los dedos de los pies.
Me pongo de pie, sintiendo que ambos hombres se elevan sobre mí.
—Oblígame.
Sus manos se aprietan alrededor de mis mejillas con brusquedad,
empujando mi cara hacia la suya. El chico principal de nuevo. El tipo tiene
problemas, claramente, y da la casualidad de que quiero resolverlos.
—Probablemente no deberías sobrepasar los límites con un hombre que no
tiene ninguno.
Mi corazón se acelera, mis muslos se aprietan.
—Yo. Tampoco. Los. Tengo.
Me empuja hacia adelante hasta que choco contra la pared, golpeando mi
cara contra ella. Su mano está en la parte de atrás de mi cuello, apretándola tan
fuerte que necesito doblarme hacia atrás antes de que un músculo salga. Pasa su
otra mano por la curva de mi columna antes de tomar mi coño por detrás.
—Voy a follarte mientras pienso en alguien más.
—Qué curioso. —Me paso la lengua por el labio hinchado, haciendo una
ligera mueca de dolor cuando siento el corte fresco y el sabor a metal en la punta
de la lengua—. Yo igual.
Dirigiendo mi cabeza hacia adelante, me inclina hasta que toco las correas
de mis tacones. Espero un par de segundos antes de sentir una lengua
recorriendo mi muslo desde atrás. Me empuja más hacia atrás, hasta que el otro
chico está frente a mí, sus dedos se retuercen en mi cabello mientras arranca lo
que queda de mi lazo y me empuja hacia su entrepierna. Agarra su polla con

127
una mano y antes de que pueda ver, me golpea en la mejilla con una fuerte
bofetada. Mis muslos se aprietan, pegados por mi humedad.
—Eso te ha mojado, ¿eh? —dice el principal desde atrás, hundiendo su
dedo entre mis pliegues—. Puede que dures toda la noche después de todo. —
Chupando al tipo de enfrente en mi boca, el otro extrae su dedo y espero
impacientemente a que vuelva a chupar mi clítoris. La calidez recorre mi
entrada anal y congelo mis movimientos. No estoy segura de lo que siento
cuando me mete la lengua en el culo.
—¿Tengo que golpearte hasta que te sometas? —pregunta, continuando
con el mismo movimiento atormentador de su lengua. Sus dedos se clavan en
mis caderas mientras su lengua finalmente se sumerge en mi trasero. La
sensación no es algo que esté segura de que me guste u odie, y no sé por qué lo
hace y por qué no me folla ahí. Debe ponerse de pie porque una fuerte nalgada
vibra en la mejilla de mi trasero y me pica al instante. Se siente bien,
jodidamente bien, pero necesito más.
Más dolor.
—¿Quieres que te folle? —pregunta, y yo grito cuando me abofetea de
nuevo, en el mismo lugar—. Respóndeme.
—Sí —susurro.
Otra bofetada.
—¿Y quieres que mi amigo te monte también?
Otra bofetada, esta vez podría jurar que siento que mi piel se abre.
—¡Sí! —grito, el sudor gotea por mi sien.
—Bien —dice, con otra bofetada, pero esta vez sobre mi coño. Palpita al
instantáneamente, liberando gotas de placer por mi muslo—. Porque no hay
palabra de seguridad aquí. —Me frota sobre mi hendidura, masajeando
suavemente mientras siento la punta de su polla empujar contra mi entrada. En
medio del caos, obviamente se puso un condón. Agarrando mis caderas, me
empuja instantáneamente, abriéndome de par en par para acomodar su
circunferencia.
—Tan jodidamente apretada. —Él se retira, pasa su polla húmeda por todo
mi coño y me rompe el culo, antes de sumergirse y bombearme al
128
ritmo. Incapaz de ofrecerme la liberación que anhelo sentir, acerco al otro chico
y me lo trago entero mientras el chico principal me golpea por detrás. Empujes
profundos y duros con suficiente fuerza para golpear el borde de mi cuello
uterino.
Él se retira de nuevo y le chupo la punta al otro tipo. El sonido de él
escupiendo es lo único que escucho antes de que la saliva se deslice por la
rendija de mi trasero con su dedo siguiendo su rastro. La punta de su polla
empuja contra la entrada de mi culo y me tenso un poco, temerosa de su tamaño
y del pequeño hueco de mi agujero.
Me da una fuerte nalgada en el trasero con una mano y me recoge el cabello
con la otra.
—Relájate —Cuando no lo hago, tira de mi cabello y mi cuello se estira
hacia atrás, lo que dificulta tragar el semen que se desliza por mi garganta—.
Joder, relájate. —Mis músculos se relajan alrededor de su tamaño a medida que
avanza cada vez más dentro de mí. Me han hecho anal. Un montón. James ama
el anal casi tanto como ama el sexo, y no me refiero solo a su polla, así que
tomarlo no es un problema, pero este hombre es grande. Ni siquiera sé su
nombre. Una vez que está enterrado profundamente en mi trasero, se retira, me
levanta por la cintura y me da la vuelta para mirarlo de nuevo. La forma en que
me maneja es alarmante, como si no pesara casi nada. Chupando mi pezón en
su boca, me penetra mientras el chico detrás de mí presiona la punta de su polla
ahora cubierta de condón contra la entrada de mi culo.
Inhalo una respiración profunda mientras ambos entran en mí.
—Oh. —Un grito se escapa de mi boca cuando ambos entran y mis brazos
vuelan alrededor del chico principal frente a mí, mis dientes se hunden en el
costado de su cuello. Un líquido metálico toca mi lengua mientras trago
sus siseos guturales. Bombea dentro y fuera un par de veces mientras el chico
detrás de mí gruñe, hundiéndose lentamente en mi culo.
Ambos me golpean implacablemente, mis ojos rodando hacia la parte
posterior de mi cabeza con placer.
Confusión. 129
Aprieto al chico principal más cerca y, sin pensarlo, mis labios encuentran
los suyos. No los abre, no se mueve. Resulta casi ridículo que mantenga mis
labios sobre los suyos porque no me corresponde, así que retrocedo y chupo su
cuello. No a todo el mundo le gusta besar. Lo entiendo.
Me tiemblan las piernas mientras continúa. No es hasta que estoy gritando
por mi liberación que él cae hacia atrás, aterrizando en un sofá. Los dos
permanecen dentro de mí, esta vez estoy montando al principal con el otro
detrás de mí.
Las manos del chico principal se aprietan alrededor de mis muslos
mientras me golpea más profundamente sobre su polla. Me agarra las mejillas
y trae mi rostro más bajo que el suyo.
—Abre.
Lo hago.
La saliva se desliza dentro de mi boca mientras el tipo que está detrás me
folla con más fuerza. Me aprieto alrededor de ellos, mi cuerpo se prepara para
caer bajo sus manos de nuevo. Otra vez. No sé si seré capaz de soportar otro
orgasmo más, pero lo persigo de todos modos.
—Dame una bofetada —susurro, rodando mi cuerpo sobre él.
Me abofetea la cara antes de agarrar mi teta y llevarla a su boca. Muerde
mi pezón y lo pierdo. El chico detrás de mí sale de mi culo y después de unos
segundos, su semen caliente está chorreando sobre mi espalda mientras el
principal debajo de mí gruñe y gime a través de su liberación, con mi pezón aún
entre sus dientes.
Me han volteado, abofeteado, tirado y follado hasta que mis piernas
temblaron, tendré moretones en mi piel, estoy segura, y manchas de sangre en
mi cuerpo.
Todos caemos en silencio, así que me acurruco en el suelo, tratando de

130
recuperar el aliento. Me encuentro en silencio mientras ambos recogen sus
cosas y la puerta se abre y se cierra y estoy sola de nuevo.
Sola.
Me quedó sin nada más que los recuerdos de lo que acaba de pasar. Eso
acaba de suceder. Sonrío para mí misma, mi lengua recorre mi labio
inferior. Todavía puedo saborearlos a ambos en mi piel, oler el aroma de su sexo
en el aire. Me han dejado con un hambre que nunca podrá saciarse. Los quiero
de vuelta.
Haciendo lo mejor que puedo sin ver nada, recojo mi vestido y lo aprieto
contra mi cuerpo justo cuando la puerta se abre y se enciende una luz. Sonrío,
finalmente puedo ver quiénes son estos dos hombres, pero cuando me vuelvo
para mirarlos, es James. Mi corazón se estrella contra el suelo.
—Oh, hola —le digo, abrochando el resto de mi vestido.
Da un paso adentro y luego otro.
—¿Pasaste un buen rato esta noche, Jade?
Mi garganta está seca, mi boca seca, así que me paso la lengua por los
labios.
—Yo…
—Jade... —dice, sus ojos brillan con frialdad que gotea por mi columna y
aterriza en mi espalda baja—. Te dije que eras libre de vagar esta noche.
Él suelta el lazo alrededor de su cuello, tirándolo al suelo. Es la primera
vez que veo bien la habitación y el estado actual de mi vestido. Hay rasgaduras
en las puntas, mi cabello es un nido anudado alrededor de mis hombros y mis
manos están manchadas de sangre. Hago una mueca cuando toco el interior de
mi muslo. Me siento como un niño en una tienda de golosinas, encontrando
sexo por primera vez. Nunca supe que fuera así. Placentero. Agradable. Los
ojos de J recorren mi cuerpo de arriba abajo. La idea de que él esté encima de
mí tan pronto después de tener sexo con dos desconocidos me oprime la
garganta y tengo que obligarme a no tener arcadas en seco. No me toques, joder.

131
La habitación es de un tono azul oscuro, las paredes sangran en un ombre
de gris. Hay una cama tamaño king en la esquina con cuatro carteles que la
sostienen. Al otro lado de la cama, hay un sofá de estilo victoriano con
botones cosidos en los cojines, y al otro lado de la pared, hay una variedad de
utensilios colgados. Obviamente más en el lado BDSM11.
—Esta habitación es una de las cuatro de L'artisaniant. —James toma
asiento en un solo sofá con respaldos altos que llegan hasta el techo mientras
los lados se curvan alrededor de su cuerpo. No sé lo que está haciendo o
jugando, pero James no consiguió su nombre por nada—. Esto está dirigido por
cuatro hombres, algunos dicen que son cuatro de los hombres más poderosos de
Estados Unidos, y otros dicen que son meros matones que simplemente tenían
más cerebro que dinero y que luego crearon esta sociedad secreta
multimillonaria que guarda los secretos más elitistas del mundo.
—¿Sexo? Difícilmente es secreto —susurro, flexionando los dedos. Sé que
no debería responder, pero algo en las últimas horas me ha dado confianza,
incluso si solo existe dentro de mi cabeza.

11
Disciplina y Dominación; Sumisión y Sadismo; y Masoquismo.
Sostiene mi mirada, apoyando su tobillo en su rodilla.
—No solo eso.
Finalmente, levanto la cremallera, cubriendo mi cuerpo.
—¿Hay alguna razón por la que me querías aquí? ¿Para venir contigo? —
pregunto, y la forma en que su boca se contrae es suficiente para confirmarlo.
—Quizás. —Se pone de pie, se quita el polvo de los inmaculados
pantalones de traje y me tiende la mano—. Te llevaré de regreso a tu dormitorio.
Titubeo en mi paso. Facultad. Mis clases. Todo lo que debería estar
haciendo en lugar de que me follen de siete maneras hasta el domingo en un
club de sexo de lujo.
Tomo su mano mientras me saca, empujando las puertas para abrirlas. Esta
vez cuando nos movemos por la sala principal, la energía se va apagando,
algunos dormidos en varias áreas de la sala. Debo haber estado en la habitación
por un par de horas, al menos. Volviendo la cabeza por encima del hombro, las
palabras Niveau un están escritas en la misma fuente cursiva que L'artisaniant,
solo iluminadas con un suave tono azul. 132
¿Nivel uno? ¿Ese es el maldito nivel que supone uno? Para ser justos, lo
disfruté y trato desesperadamente de evitar que la pregunta se derrame de mis
labios.
—¿Con qué frecuencia celebran estos... eventos? —Sale de todos modos.
James nos conduce de nuevo por la puerta principal hasta que estamos en
el porche de madera mientras le entrega a un aparcacoches nuestro billete. —
Una vez al mes.
—Una vez al mes.
—¿Y por qué lo hacen? —Me encuentro preguntando, pero en realidad no
quiero la respuesta.
Él no responde de todos modos, y cuando el Maserati está de vuelta frente
a mí, me deslizo en el asiento del pasajero con la extraña sensación de que
alguien, o algunos, me estaban mirando mientras lo hacía. No nos quitamos las
máscaras hasta que estamos en el camino.

133
Capítulo 13
Royce
Solo he sentido miedo verdadero una vez en mi vida. Jade tenía alrededor
de cinco años y se cayó de la bicicleta mientras yo intentaba enseñarle. Ella se
inclinó, cayó y se raspó las rodillas, dejando manchas de sangre por todo
el camino de entrada de mármol blanco prístino de nuestros padres. Recuerdo
sentirme tan impotente que me dolía el estómago por la ira. Estaba enojado
conmigo mismo, pero también estaba enojado con mi papá. Él le compró esa
bicicleta y, en esencia, él no tenía la culpa, pero en ese momento, toda mi ira
estaba dirigida a él. Yo era irracional. Me puse como loco y me volví hacia él,
134
lo golpeé directamente en la mandíbula. Ojalá pudiera decir que me gustaría
volver a ser ese mismo chico. A Royce Kane. El posesivo hermano mayor que
se masturbaba pensando en su hermana menor de edad detrás de sus puertas
cerradas, pero no puedo. Nunca. El tiempo no solo nos ha envejecido. También
nos destrozó.
Hay un golpe en la puerta de mi casa y tomo mi arma de la mesa de café,
metiéndola en la parte de atrás de mis vaqueros.
—¿Estarás así de nervioso el resto de la semana, o...? —Gypsy bromea,
empujando su cabeza hacia mí desde el sofá—. Maldito gángster.
—¿Te quedarás en tu casa esta semana, o...? —le respondo con un gruñido,
abriendo la puerta de entrada de par en par antes de llevar mis ojos a la persona
que está parada al otro lado.
—Hijo —murmura papá, abriendo el cuello de su traje Armani.
Me hago a un lado, indicándole que entre a mi casa. La primera maldita
cosa que compré cuando salí de casa. Situada cerca del océano, con un muelle,
ventanas del piso al techo con forma de diamante en la sala de estar y todos los
muebles de madera. Nunca quise estar en el centro de Los Ángeles, de hecho,
odio Los Ángeles. Cerca del océano es donde necesito estar, y de esta manera
obtengo mi bote, obtengo la naturaleza, y obtengo paz y maldita tranquilidad
cuando no tengo a Gypsy o Wicked colgando de mi maldito brazo. Es más
difícil deshacerse de Wicked ya que vive conmigo.
Pateando la puerta cerrada mientras entra, paso por el mostrador de granito
y taburetes de bar barnizados, bajando de dos en dos hacia el salón. Las
montañas se derraman por los lados, pequeñas islas levantadas por todo el
océano en la distancia.
—¿Todo bien?
Papá se sienta en una de las sillas y apoya los brazos en las piernas.

135
—Sí, bien. —Se quita el botón de la chaqueta del traje y se echa hacia
atrás—. Puede que tengamos un pequeño problema.
—No —digo, señalándolo con un dedo mientras busco mis cigarrillos con
la otra. Me dejo caer en el único sillón de cuero negro, encendiendo la punta de
mi bastón de cáncer—. El trato era que no habría putos problemas.
Papá me mira con ojos cansados. Las arrugas se alinean alrededor de los
bordes mientras una sombra oscura de las cinco de la tarde se esparce sobre su
mandíbula. —Lo sé, hijo, pero nos hemos topado con una pared de ladrillos con
uno de los distribuidores.
Me hundo hacia atrás, expulsando una nube de humo. Gypsy siempre está
callado cuando mi papá visita. No le agrada. No estoy seguro de por qué. En
realidad, a ninguno de mis hermanos le agrada, y eso debería ser una señal de
alerta, pero siempre lo reduzco al hecho de que papá no es para todos. Es un
capullo, y además seco.
—Uno de mis principales vendedores tiene problemas para mover los
envíos a través de la frontera.
Me encojo de hombros.
—Bueno, joder, Gypsy se siente bastante cómodo usando su bonita carita
para engañar a su manera a través del control fronterizo.
Papá se mueve incómodo, dándome una breve y tensa sonrisa.
—Lo entiendo, pero solo dame dos días. Lo tendré. —Aprieto los dientes,
ligeramente agitado. Este no es el primer trabajo que nos ha entregado, de
hecho—. Hijo, sabes que tengo esto. Soy un hombre poderoso. El envío
estará aquí dentro de dos días, listo para todos. Hemos estado haciendo esto
durante qué, cuatro años y no te he defraudado ni una vez.
Gruño, apagando mi cigarrillo en el cenicero bañado en oro que una vez
fue una tapa de la rueda de mi motocicleta.
—Dos días, papá.
Él sonríe, recostándose.
—Hecho.
Observo sus ojos y cómo se mueven nerviosamente por la habitación, no
sé si siempre ha sido así o si esto es nuevo, y le echo un vistazo a Gypsy
rápidamente para encontrarlo ya mirándome. Su rostro está helado, inexpresivo.
136
Me aclaro la garganta.
—¿Tú y mamá? —Pruebo las aguas en las que quiero sumergirme—.
¿Están bien?
Sacude la cabeza, riendo. —Pregúntame qué es lo que realmente quieres
saber.
Tengo dos opciones ahora mismo. Puedo fingir que no asumo que tiene
una pequeña novia, o puedo mostrarle la mano que estoy sosteniendo, sabiendo
que tengo una maldita baraja completamente nueva escondida debajo de mi
trasero. —Tienes esa edad para encontrar a alguien con la mitad de tu edad, eso
es todo... —Mis dedos se flexionan.
Él se ríe. Casi puedo sentir los ojos de Gypsy clavados en los míos. No
sabe una mierda de lo que estoy hablando, solo asume que me estoy dando
cuenta de quién es realmente mi viejo.
—Puede que la haya… —Papá dice las palabras que ya sé.
—Esa pobre perra. ¿Es atractiva? —bromeo, pateando mi pierna frente a
mí—. Hazle saber que cuando termine de cabalgar sobre la polla lavada de papá,
puede caer de rodillas por su amo.
Papá está visiblemente quieto, y es la mayor emoción que he visto en él
desde, siempre. Es un hombre sin emociones en general, que apenas cambia de
energía para adaptarse a nadie. Libera su tensión con una sonrisa fácil en sus
labios.
—Mmmhmm, seguro. —De pie, se pasa el pulgar por los labios—. Nos
vemos en dos días. —Justo cuando llega a la puerta, sus dedos se flexionan
alrededor de la manija mientras me mira por encima del hombro—. Oh, ¿y
chico? ¿Quieres vigilar a tu hermana?
—Tenía todos los planes de hacerlo, pero no por las razones que
probablemente esperas tú, como su padre.
Se vuelve esta vez, mirándome mientras se apoya contra el marco de la
puerta. —Elabora.
—Bueno —digo, levantándome de mi silla—. Esperas que la mantenga a
137
salvo, ya sabes, lejos de todos los chicos malos de la universidad. Lo cual, dado
que definitivamente es algo que hubiera hecho en el pasado, ahora me importa
un carajo. —Sonrío, golpeando los escalones y yendo directamente al
refrigerador—. Aunque la vigilaré. Solo que ahora la estaré mirando con mi
mano alrededor de mi polla. —Le lanzo un guiño, envolviendo mis manos
alrededor de mi cerveza fría y cerrando de golpe mi refrigerador de acero
inoxidable.
Papá niega con la cabeza. —¿De verdad vas a aceptar todo el asunto del
incesto? Quiero decir, siempre supe que tenías algo por ella, pero, ¿esto?
Trago mi cerveza fría mientras me limpio la boca con el dorso de la
mano. —Tranquilo, viejo. No voy a meter el dedo en el tarro de miel. —
Ignorándolo, espero que desaparezca para poder volver a trabajar con Gypsy.
La puerta se cierra detrás de mí justo cuando Gypsy abre la boca. —Odio
a ese hijo de puta.
Riendo, me recuesto en mi silla y niego con la cabeza.
—Estás paranoico. —Mi teléfono suena en mi bolsillo y busco adentro,
desbloqueando un nuevo mensaje.
Nellie: Ella es molesta. ¿Por qué tengo que vigilarla constantemente?
Porque lo dije, joder.
Lanzo mi teléfono sobre la mesa de café.
—Hay algo con papá y sus envíos.
Gypsy silba mientras recojo las llaves de mi moto. —Maldita sea, puede
que también quieras comprobar esto, hermano. —Miro su teléfono que me pasa
antes de volver a él.
—¿Qué? —Se lo arranco y miro el teléfono. Es una chica, desnuda y atada,
de espaldas a la cámara. Su largo cabello castaño baja por su espalda,
deteniéndose sobre su coxis en suaves ondas. El jodido cuerpo más sexy que he
visto en mi vida, con curvas que me hacían picar los dedos, llegar al tacto y un
trasero suave que se sumerge donde se supone que debe hacerlo.
Presiono play cuando me doy cuenta de que es un video.
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El hombre que graba sale detrás del teléfono, vestido con un traje oscuro,
guantes y un pasamontaña. Mi respiración se detiene cuando veo el emblema K
Diamond brillando en su cadena.
Todo el mundo sabe quién diablos es K Diamond. Es conocido en el sector
de la trata de personas de escoria clandestina. El nombre en sí proviene de su
símbolo. Es una K y luego otra K reflejada, creando un diamante donde cada
punta de la letra comienza y termina.
—Ese es tu teléfono, hombre —susurra Gypsy, señalando hacia abajo.
Aprieto la mandíbula. ¿Qué diablos quiere? Todos sabemos cómo
trabaja. Él elige a sus víctimas que sabe que se puede permitir, y los engatusa
con algo, o alguien, que sabe quiere o necesita, ofreciéndoselo a un precio. Si
lo ignoramos, mata a esa persona, que para ser honesto, no sé quién es esta perra
en el video, así que no me importa un carajo, pero luego le pega a tu mamá,
abuela, puta hermana, tía. Cualquier otra mujer cercana a ti. Así es como elige
a sus víctimas. Nadie sabe por qué hace lo que hace, ni siquiera cómo. Oculta
su identidad detrás de un pasamontaña y cámaras. Si compras el cebo que te
envía, vendrán con la marca K Diamond grabada en su piel como recordatorio.
Es un asesino en serie, violador y maldito hijo de puta asqueroso.
Su cuerpo se mueve frente a la chica, mientras ella se retuerce y gira sus
muñecas juntas en la cuerda. Una corbata roja está atada a la parte posterior de
su cabeza, pero aparte de eso, su piel está limpia.
No parece tan sucia como las otras chicas que he visto a través de sus
videos. Su piel es bronceada y, por una vez, me molesta no poder ver el rostro
de la víctima. Hay una razón por la que este hombre me ha elegido a mí,
pero nunca ha habido un caso en el que haya elegido específicamente a una
chica como víctima.
Arrodillándose frente a ella, observo cómo su pasamontaña aparece a la
vista sobre su frágil hombro.
—Esta es diferente —La voz que se escucha está a través de una
grabadora—. ¿Estás listo para apostar por un diamante? —Antes de que pueda
responder, o asimilar cualquier cosa que esté en el video en busca de una pista,
139
el video se corta y miro hacia una pantalla en blanco.
—¿Cómo te las has arreglado para caer en su radar? —Gypsy pregunta,
fumando su porro como si su vida dependiera de ello.
Mis dedos están volando sobre mi teléfono a toda prisa y cuando me lo
acerco al oído, la voz de Storm se interrumpe.
—Es martes, sabes que estoy ocupado los martes. ¿Qué pasa?
—Necesito tu cerebro inteligente.
Cuelgo y salimos de mi casa, balanceando mi pierna sobre mi motocicleta
mientras me pongo el casco.
—¿Vas a comprar esa chica? ¿Participarás en el juego del Acertijo?
Me burlo.
—Joder, no. Cuando me envíe las partes de su cuerpo, las conservaré en
mi congelador.

Al entrar en la casa club, pateo el soporte de mi motocicleta justo cuando


Lion sale con un cigarro colgando de su boca sonriente.
—¿Qué es tan gracioso, hijo de puta?
Saca el puro, meneando la cabeza.
—¿Cómo te fue con tu visitante?
Mi boca se cierra de golpe, justo cuando Bonnie, la esposa de Lion, sale
140
de la casa club. La casa del club es una antigua casa que fue construida en los
años 50 por uno de los miembros originales de la Wolf Pack MC. La casa ha
pertenecido a la familia de Lion durante generaciones y generaciones. Los
edificios industriales que la rodean se construyeron alrededor de esta casa.
Cuatro pequeños pilares se alzan en la parte delantera, y un porche que ha sido
pisoteado por botas de motorista ensangrentadas demasiadas veces. Aparte de
eso, la pintura desconchada de los agujeros de bala y los cristales tintados
ocultan toda la mierda desagradable que ocurre dentro. Seis dormitorios, dos
salones, comedor y una extensión de una sala de estar en el porche trasero. Es
todo lo que la gente mayor amaba. En su día, habría valido una puta tonelada
de mierda. Sentado en un par de acres, toda la propiedad está cercada por un
relleno de metal. Hay un garaje con un bar, mesas de billar y sofás llenos de
semen a un lado, y un ring de lucha al otro. El típico lugar de mierda. En la parte
trasera de la propiedad, escondido detrás de la casa hay un pequeño parque
infantil, y detrás de eso, es donde enterramos a los hermanos del pasado. Lápida
tras lápida se extiende hasta la parte posterior de la línea de la valla. A los niños
les encanta cuando están aquí, dicen que el lugar está embrujado. Y lo está. El
MC vive y respira entre nosotros, esa mierda no se detiene el día que morimos.
Continúa a través del suelo en el que nos divertimos.
—No es jodidamente bueno —Me remango las mangas y me las enrollo
alrededor de los codos.
—¿Quieres llamar a la iglesia?
Asentí con la cabeza. —Sí.
—¿Qué es eso que he oído sobre una chica guapa que vino hace unas
noches por tu cuenta? —se burla Bonnie, con las manos en sus anchas caderas.
Bonnie tiene más o menos la misma edad que León, rondando los cincuenta
años. Tiene el pelo largo y rubio, ojos marrones y brillantes, y un montón de
"no me jodas".
—Ella es mi hermana, en primer lugar.
La sonrisa de Bonnie solo se extiende aún más.
—Bueno, tendré cuidado si la traes, sabes que, si no eres el dueño, uno de
estos cabrones lo hará.
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La rechazo mientras entramos en la casa.
Una vez dentro, sigo a Lion hasta la sala de juntas principal de la casa,
también conocida como la sala de estar, donde tenemos lo que llamamos
iglesia. Un cliché como una mierda, pero como no hay una sala infernal
equivalente a la iglesia, seguimos usándola.
Me siento al lado derecho de Lion mientras el resto de los hermanos se
amontonan uno a la vez. Mis ojos encuentran a Wicked de inmediato, una leve
sonrisa jugando en mi boca mientras mi dedo frota mi labio superior. Su
mandíbula está tensa, sus ojos muertos. Wicked es exactamente como su
nombre lo percibe, jodidamente malvado. Él es a quien elijo llevar conmigo si
necesito que se haga algo, y lo mismo con él.
Toma el asiento a mi lado mientras Gypsy se sienta enfrente, al otro lado
de su viejo alias León. El pequeño de mierda es un jodido loco, que vuelve loco
a su viejo. Nunca será tomado en serio en el club y sólo será respetado por su
linaje en la manada de lobos. Lo que lo convierte en un mocoso. Al lado de
Gypsy esta Justice, nuestro ex abogado sensato que puede negociar su salida de
cualquier trato a la primera de cambio. Al lado de Wicked está Roo, el
australiano del club y un hijo de puta con aspecto de Thor de treinta y tres años.
Yo quería que se llamara Thor cuando se incorporó, pero en su lugar se puso
Roo, porque cuando luchó contra Gypsy en el ring, León dijo que pateaba como
un canguro. Si alguna vez has visto patear a una de esas máquinas musculosas,
sabrás que eso no es un puto cumplido. Tiene el pelo largo y rubio, los ojos
azules y la piel tan dorada como la arena de Bondi de Sydney de la que procede.
El jodido guapo puede aplastarte el cráneo con un movimiento de muñeca, así
que yo no me metería con él. Frente a Roo está Billie The Puppet, sí, por el
mismo psicópata de Saw12. Quiero decir, ¿necesito decir más? Billie está jodido
de la cabeza, y no lo digo a la ligera. Le gusta jugar con sus víctimas, lo que
significa que muy rara vez lo llevo a matar. Se la pasa jodiendo, le gusta alargar
la muerte todo lo que pueda antes de acabar con el pobre desgraciado. Una vez,
en Sicilia, nos metimos en medio de una guerra de mafias entre los italianos y

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los rusos. Fue un puto desastre, pero Billie decidió enviar un mensaje a la Bratva
que, al parecer, le había insultado personalmente por llevar el color rosa. Era un
hombre que llevaba el color rosa, pero Billie se sintió ofendido. Lo cogió, puso
a este pobre cabrón debajo de una máquina hidráulica, y lo aplastó lentamente.
Lo digo muy a la ligera. Hubo minutos, antes de que él emparejara ese pobre
coño como un puto crepé, que su carne se salía por los lados, hinchada y a punto
de reventar. Cada vez que este mierdecilla respondía mal a una pregunta, Billie
pulsaba el botón. Y es que hacía preguntas estúpidas, como, ¿qué hay después
de la B? El niño decía "¡C!" y Billie se reía como un loco, se rascaba el tatuaje
Fuck the Police sobre el escote y decía: "¡Ehhhh! Equivocado!" y volvía a pulsar
el botón. Todos nos quedábamos sentados, jodidamente estupefactos, pero
sabíamos que eso era lo que le gustaba jugar. Su historia es lo suficientemente
jodida para los libros. Él es también la excepción de cómo se debe juzgar a
alguien por su pasado. Aunque ya no vivan allí, decidieron vivir allí alguna vez.
Está así de jodido de la cabeza.

12
Billy es un títere y el avatar representativo de Jigsaw y sus sucesores en la saga de Saw.
Es utilizado por el personaje principal de la historia, John Kramer, el asesino Jigsaw, para
comunicarse con sus víctimas.
Frente a Billie está Fury. Fury es un veterinario, un hombre afroamericano
con el que, de verdad, no quieres ningún problema. Es de la vieja escuela y no
tiene ningún problema en acabar con tu vida con el puño. Fury también es uno
de los cabrones más inteligentes que he conocido. Es el padre soltero de la
mocosa más molesta del mundo, pero ella también es la princesa MC, así que
si alguien se mete con ella, los mataré.
Fluffy y Slim son nuestros dos prospectos, por ahora, pero no se sientan
en la iglesia con nosotros. Dejamos a los prospectos con Billie. Se divierte lo
suficiente con ellos para durar toda la vida. Pobres cabrones.
El mazo de León cae y los golpes en la sólida pieza de madera silencian a
todos.
—Sicko, ¿qué diablos está pasando con tu viejo?

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Capítulo 14
Jade
La escuela empieza a sentirse cada vez más como una prisión. Es peor
aquí, porque no tengo la seguridad de mi mamá a la que recurrir. Estoy
enjaulada entre la realidad y mi pesadilla, no puedo moverme. No puedo
respirar. Estoy sola, aunque Sloane siempre está conmigo.
—Oye, ¿estás bien? —Sloane pregunta, entregándome una taza. Es viernes
por la noche y normalmente tengo a James los sábados, pero no he sabido nada
de él desde el martes. Estoy agradecida de no haberlo visto desde entonces
144
porque era extraño.
Nos movemos a través del mar de gente mientras mi cabeza palpita con la
música y mi sangre se calienta por el alcohol dentro de mí. Me meto la bebida
en la garganta.
—Tengo que salir de aquí, Sloane —le grito al oído cuando me lleva a la
pista de baile.
—¿Qué quieres decir? —pregunta, envolviendo su brazo alrededor de mi
cintura y cayendo sobre mi espalda—. ¡Acabamos de llegar!
Me doy la vuelta para mirarla, mis manos llegan a sus mejillas.
—Me refiero a salir de la universidad. No creo que esté en el estado de
ánimo adecuado para completarla en este momento. Ya sé que estoy fallando.
Sloane me desestima agarrando mi mano y llevándome al frente de la casa.
—¡Disparates! —Atraviesa la puerta principal hasta que salimos al patio—
. pero te apoyaré si te tomas un descanso. Lo entiendo, J. Has estado un poco
fuera de lugar últimamente. Apoyaré lo que sea que necesites hacer.
Mis hombros se relajan ligeramente mientras la emoción se acumula en mi
garganta. Quiero a Sloane. Realmente creo que todas las chicas necesitan una
mejor amiga, pero no todas necesitan un marido. El amor de un cónyuge es
condicional, lo veas o no. Cuando te enamoraste de tu pareja, fue por razones.
Una mejor amiga te amará para siempre.
—Gracias... —El estruendo de las motocicletas que bajan por la calle
interrumpe mis palabras. Niego con la cabeza e interiormente pongo los ojos en
blanco. No puede ser posible—. Gracias. Necesito otro trago.
—¿Otra copa? —murmura una voz desconocida detrás de mí, y me muevo
para ver a quién pertenece. Me enseña sus dientes blancos y nacarados, que
contrastan con su pelo negro—. Me llamo Jensen.

145
Sonrío suavemente, intentando no acobardarme. No sé por qué los
universitarios no lo hacen por mí, y por poco tiempo pensé que éste podría
hacerlo. Pero ahora, cara a cara, sé que es otro fracaso.
Le quito la bebida. —Gracias.
—Jade, ¿verdad? —Jensen dice, apoyado contra la barandilla. Sus ojos
permanecen en los míos, sus pies cruzan sus tobillos.
Asiento con la cabeza. —Sí. —Tomando un sorbo de la cerveza sin gas.
Qué asco. Todo lo relacionado con la universidad está muy sobrevalorado.
Incluso algo achispada, no hace nada para llenar el vacío que me duele en el
pecho.
—¿Está Ollie adentro? —Sloane pregunta, guiñándome un ojo—. Creo
que iré a buscarlo.
En algún lugar del fondo de mi mente, las campanas de advertencia están
sonando, pero las silencio. Necesito ponerme al corriente en la universidad.
Mentalmente, no estoy ahí. Estoy muchos años por delante de toda la gente de
esta escuela. Estoy luchando.
Los ojos de Sloane vuelan por encima de mi hombro mientras la música
sigue saliendo de la casa. Ella palidece.
—Oh, mierda. Jade…
Giro un poco la cabeza por encima de mi hombro para encontrar a Royce
tirando su casco al suelo cerca de su motocicleta inactiva, con los ojos furiosos
y fijos en Jensen. Su mandíbula se tensa, sus puños se cierran. ¿Cómo diablos
me perdí el hecho de que sus motocicletas se habían detenido? Todo gira, mi
cerebro se siente confuso. Ah, probablemente por eso.
Mis cejas se curvan a medida que gana distancia, pero justo cuando está a
punto de alcanzarnos, uno de los otros motociclistas se pone frente a él, con la
mano en el pecho. Este tiene el cabello corto en los lados, más largo en la parte
superior. No parece tener ni un ápice de tatuajes, y casi se ve demasiado bien
para estar en un chaleco de MC, sin ofender a Royce. Wicked. Wicked se
inclina hacia el oído de Royce y susurra algo que solo ellos pueden oír antes de
que yo observe cómo el rostro de Royce se transforma en serenidad. Calma.
Toda la ira que todos presenciamos se ha desvanecido.
Los ojos de Royce se clavan en los míos, con un gruñido en la boca. Se
aleja de Wicked y se precipita hacia mí, solo que esta vez, lo hace mientras toma
146
un cigarrillo, lo pone entre sus labios hinchados y enciende la punta con gracia.
Dios, Royce. Tan malditamente hermoso que me duele el alma. Cuando
era adolescente, pensaba que el dolor eran mariposas, pero ahora, lo que siento
no son mariposas en mi vientre. Es mi alma explotando debajo de mi piel y no
tener ningún lugar al que pueda escapar. Es todo lo que debería matarte, pero
no lo hace, sino que permanece en tus venas, esparciendo veneno. El arco en su
labio medio, la simetría de su rostro, la fuerza de su mandíbula, los pómulos
bellamente cortados, afilados con un bisturí. Son incluso los tatuajes los que
manchan su piel impecablemente musculosa y la forma en que sus pestañas
oscuras se abren en abanico sobre sus mejillas. Es su nariz irritantemente
perfecta y sus dientes blancos impecablemente rectos. Royce Kane no es para
una chica, es para todas las chicas. Es la fantasía secreta de tu madre y la
inseguridad de tu padre.
También es un gran perro.
—¿Qué estás haciendo aquí? —digo con los dientes apretados, justo
cuando sus ojos se mueven hacia Jensen. Me sostengo agarrándome de la
barandilla de madera. Woooo.
Le guiña un ojo a Jensen. —En realidad, no por ti. ¿Dónde está Nellie? —
Trato de que la forma en que descarta mi encuentro con Jensen no me
afecte. Esto es lo que siempre quise, no tener su atención, entonces, ¿por qué
me molesta tanto de todos modos?
—Ella está en la casa —Me apoyo en la barandilla, lo que me pone justo
frente a Jensen. Si me retuerzo un poco más hacia atrás, mis nalgas golpearían
su entrepierna—. ¿Qué es Nellie para ti de todos modos?
—Ahhh —dice Jensen, su mano llegando a mi cadera. Al instante, los ojos
de Royce se fijan en donde se flexionan.
Las duras arrugas alrededor de sus ojos se suavizan mientras se recupera
rápidamente. Da un paso adelante, su desordenada bota militar golpea la punta

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de mi Givenchy. El calor que emana de su cuerpo es suficiente para encender
un infierno furioso. O tal vez estoy borracha.
Se inclina hasta que la punta de su nariz toca el costado de mi sien. El
agarre de Jensen se tensa alrededor de mi agudo hueso de la cadera.
—Mmmm —Royce gruñe suavemente, su cálido aliento tocando la piel de
mi cara—. ¿No te gustaría saberlo, Duquesa? —Con la simple pronunciación
de mi apodo, mis entrañas se solidifican.
Inhala.
Exhala.
¿Por qué su voz de repente suena familiar?
Estás borracha.
Doy un paso hacia atrás, olvidando que Jensen está ahí, así que
obviamente, mi trasero golpea el ápice de sus malditos muslos.
—Nellie está en la casa.
—¿Quién es este? —Jensen me susurra al oído desde atrás. Tengo que
concedérselo, tiene pelotas al no acobardarse ante la presencia de Royce.
Cualquier otro hombre definitivamente lo haría.
Mis ojos se cruzan con los de Royce, el borde de plástico del vaso llega a
mis labios mientras el hedor a cerveza rancia me sube por la nariz. —Solo mi
hermano.
—¡Oh, mierda, hombre! —Jensen se ríe, deslizándome lejos—. Pensé que
eras un ex novio o algo así, pero pensé que eras un poco mayor. —Literalmente
tiene veintidós años. Jensen es un idiota. El Royce que
conozco ya habría golpeado a Jensen, pero supongo que no es el mismo chico
que conocí.
Está más compuesto. Más en control. Es un arma que ha sido afilada y solo
se utiliza para causar destrucción masiva. Estoy en problemas.
Los ojos de Royce permanecen en los míos, pero sus palabras son para
Jensen. —Si tan solo soy su hermano.
Se va y finalmente exhalo el aliento que he estado conteniendo. Jensen me
alcanza de nuevo, pero todo lo que quiero hacer es correr. No puedo respirar,
148
estar asfixiada por esta vida no ayuda. Puedo sentir que mi mente se desliza
hacia un agujero oscuro y no creo que tenga el coraje de salir de él esta vez.
Todo a mí alrededor se ralentiza mientras mi pulso se acelera. Doy los pocos
pasos necesarios para llegar al césped del frente. Veo vagamente
motocicletas aparcadas en la parte delantera, pero no me importan. Quiero la
seguridad de mi dormitorio, que me mantenga adentro, en mis suaves mantas y
segura. A salvo.
Antes de que pueda detenerme, estoy corriendo. El viento azota mi cabello,
secando las lágrimas que siguen cayendo por mis mejillas. Mi vida está
jodida. Estoy arruinada. Ojalá pudiera volver todos esos años y evitar que
se vaya. Ojalá le importara lo suficiente como para no haberme dejado en
primer lugar. El dolor aprieta su puño de acero alrededor de los órganos de mi
corazón y aprieta.
—¡Jade! —escucho a alguien gritar detrás de mí, pero es demasiado tarde,
necesito salir. Necesito estar lejos de todo y de todos. Necesito silencio y un
acantilado con el agua más azul debajo. Quiero ver las olas de mal humor
chocar contra rocas oscuras para que mi alma sepa que no está sola.
Un brazo rodea mi cintura y me levantan del suelo. Pateo hacia atrás,
molesta por las lágrimas. El dolor. La debilidad.
—¡Déjame ir!
—¡Jade! —grita de nuevo, solo que esta vez su voz suena demasiado
familiar. Como bilis subiendo por mi garganta, su nombre resuena en mi
cabeza. James.
Me congelo en sus brazos, cayendo de rodillas. —Lo siento. No sabía que
eras tú.
No quiero que me castigue. Estoy cansada. Pensé que era Royce. Sonaba
como Royce. Mi cabeza está inclinada mientras unas botas oscuras aparecen a
la vista. Puedo oír débilmente otra motocicleta, pero la descarto.
Son botas, no mocasines. Antes de que pueda ponerme de pie, Royce se
encuentra conmigo cara a cara, sus ojos buscando los míos. —¿Qué estás
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haciendo, Duquesa?
Trago más allá de la roca que está en mi garganta. Nunca podrá saberlo. —
Yo... —Buscando en sus ojos, la profundidad azul de ellos es suficiente para
recordarme las olas que ansiaba tan desesperadamente hace unos momentos,
sus pupilas del color de las rocas contra las que chocarían—. ¿Por qué no me
llevaste?
Royce palidece, toda la sangre drenándose de sus mejillas. —¿Qué?
No lo repitas. Te vas a arrepentir. Ya no se preocupa por ti; lo ha dejado
muy claro. —¿Por qué me dejaste ahí?
Tras un rato de silencio, resopla. —Estar allí era mejor para ti que estar
conmigo. Créeme. —Se levanta y me arrastra con él. Antes de que pueda
protestar, nos dirige de nuevo hacia la fiesta, haciendo una señal a quienquiera
que le haya seguido en su moto.
—Pero eso es todo —murmuro, mientras me rehúso a soltarme de su
agarre. Se siente demasiado bien. Como si la parte vacía de mi alma hubiera
reconocido la pieza que le faltaba desde hace cuatro años—. Ya no confío en ti.
—Escucha —dice Royce justo cuando llegamos al borde del camino de
entrada. Se da la vuelta, su mano en mi garganta y me apoya contra una pared
de ladrillos. Presionando una pierna entre las mías para inmovilizarme allí,
inclina la cabeza y me estudia—. Uno, me importa un carajo tu confianza. Todo
lo que quiero es que no te metas en líos y mantengas la cabeza
gacha. ¿Dos? Deja de hacer esto por algo diferente a lo que es. Eres mi
hermana, una que no pedí, pero la protejo de todos modos. Me importa un carajo
con quién follas en tu tiempo libre, donde te quedas o… —Hace una pausa, se
lame el labio inferior y luego lo atrapa con los dientes. Su agarre alrededor de
mi garganta se aprieta—. O lo jodidamente bien que se ve mi mano alrededor
de tu garganta. Ahora balancea esas malditas piernas sobre mi motocicleta.
Me empuja hacia atrás y mi mano llega a donde estaba la suya,

150
masajeándola suavemente. Puedo sentir que los pedazos de mí se desvanecen
lentamente. James tomó todo lo que tenía y lo reemplazó con dolor y dolor, y
la única persona en la que me apoyé durante la mayor parte de mi vida me odia
ahora.
—Puedo encontrar mi propio transporte. —Le doy un empujón y me dirijo
a la entrada. Las motos retumban en el fondo mientras los hombres que van en
ellas nos observan con ojos atentos pero ansiosos. Como si estuvieran
fascinados por lo que ven. La fiesta está en su mayor parte en el interior y en la
parte trasera, pero hay algunas personas en el patio, entre ellas Nellie, Ollie y
Sloane. No hay Jensen a la vista. Gracias a Dios.
—¡Duquesa! —Royce hace un chasquido, y arraiga mis pies al suelo—.
En mi moto. Ahora. —El aire cambia a mi alrededor y la ira sube lentamente a
la superficie. No quiero hacer una escena. Nunca me ha gustado hacer una,
pero me ha cabreado más veces de las que puedo contar esta noche y sí, mis
emociones pueden haber sido lastimadas hace unos minutos, lo suficiente como
para no responderle, pero ahora estoy enojada.
Me doy la vuelta y doy los cuatro pasos hasta donde él se eleva sobre
mí. Muevo el brazo hacia atrás, aprieto el puño con fuerza y le doy un puñetazo
en la mandíbula. Apenas se mueve, pero da igual.
—¡Vete a la mierda, Royce! —le grito en la cara de puntillas, y todavía no
llego a su cuello—. Vete a la mierda por dejarme y luego volver y pensar que
puedes decirme qué hacer como si fuera un cachorrito que mantienes con una
correa. ¡Tú! —Apunto mi dedo a su cara, que es el momento exacto en que me
doy cuenta de que la cagué.
Agarra mi dedo en la palma de su mano mientras la otra vuela a mi
garganta de nuevo y caigo hacia atrás, mi cabeza golpeando contra la hierba.
Veo doble durante unos segundos mientras Royce me agarra firmemente por
todas partes.
—Sigues siendo una maldita mocosa, ¿eh? —Se inclina hasta que la punta
de su nariz toca el lóbulo de mi oreja y solo yo puedo escuchar lo que dice—.
Voy a decir esto una vez, duquesa. Eres legal ahora. Yo vigilaría ese maldito
tono. —Alejándose de mí, se pone de pie, mirándome—. Lo único que vas a
montar esta noche que no soy yo, es mi motocicleta. Ahora súbete, y tal vez,
solo tal vez, te lleve de regreso a tu dormitorio mañana. —Es como si
151
me hubiera quitado el alcohol a golpes. La derrota engancha su feo agarre
alrededor de mis huesos, mientras mis ojos permanecen fijos en el cielo.
—No me quedaré en tu casa club, Roy.
—Motocicleta, Jade. Ahora.
Empujándome desde la hierba mientras me arranco las ramitas de mi
cabello de mala gana, frunzo el ceño, ignorando las risas a mi alrededor. —Te
odio.
—Más de lo que puedo decir de ti. Volveré en un segundo. —Mira por
encima de mi hombro—. Se mueve, átala a mi moto. —Mis brazos se ciñen a
mi cuerpo mientras me dirijo obedientemente a la Harley Davidson negra mate
que está aparcada a un lado. Al girar para mirar por encima de mi hombro, mis
ojos vuelven a posarse en el mismo tipo, Wicked. Sin quererlo, lo busco cada
vez que está cerca. Se me cae el estómago por el culo cuando veo que ya me
está estudiando detenidamente. Nellie ha dicho que no habla, me pregunto qué
significa eso y por qué. No puedo evitar querer saber más sobre él.
—Sabes —dice el más joven, creo que se llama Gypsy. Sonríe alrededor
de su cabello castaño suelto. Sus ojos son gentiles, sus facciones demasiado
bonitas—. No me malinterpretes, ver a Sicko enojarse por una chica por una
vez es bastante entretenido, pero, debo decir… —Silba, sacudiendo la cabeza.
—No lo digas —murmura uno de los otros hombres. Es de piel más oscura,
con la cabeza rapada y ojos color avellana.
Gypsy continúa:
—Eres un pedazo de culo de mierda caliente, y si él no lo golpea, lo haré
yo.
—Eres un hijo de puta idiota. —Ese mismo hombre niega con la cabeza y
aprieta los ojos.
Después de hablar con Nellie y Sloane, Royce está de vuelta frente a mí,
empujando su casco sobre mi cabeza.
—En la motocicleta, no dejes que tus piernas toquen los tubos y pon tus
152
brazos a mí alrededor. —Hago lo que me dice después de que enciende la
moto. Al ponerla en marcha, la vibración del furioso motor retumba contra mi
área íntima y aprieto rápidamente mis piernas cerrándolas, lo que solo significa
que se aprietan alrededor de Royce.
Se gira sobre su hombro, lo suficiente para que yo vea una sonrisa en la
esquina de su boca y un hoyuelo.
Acelerando el motor, envuelvo mis brazos alrededor de su torso mientras
él nos guía fuera del camino de entrada.
Es como un viaje de treinta minutos antes de que llegue a la casa club, las
puertas se abren y la gente sale por las puertas delanteras. Es viernes por la
noche y es bastante temprano, por lo que la cantidad de personas que están
de fiesta no es de extrañar en absoluto, aunque me destroza las esperanzas de
hundirme en sábanas calientes y dejar que el sueño se apodere de mí.
Las motocicletas se detienen y todos se bajan. Lo sigo, mis piernas se
convierten en gelatina tan pronto como vuelven al suelo.
Me quito el casco.
—¿Puedo irme a la cama?
Royce me ignora, dando la espalda para dirigirse a la casa principal. Hay
una pelea en la esquina donde se instala un octágono, con hombres borrachos
riendo y vitoreando, y música rock fuerte saliendo de la casa y hacia el
frente. Siento que mil ojos están sobre mí y no quiero ninguno de ellos.
Sé que esta es su zona y no quiero molestarlo siguiéndole a todas partes.
Tampoco quiero que sienta que tiene que cuidar de mí, así que una vez que ha
desaparecido en la casa, miro con atención a toda la gente que está aquí. Una
mezcla de viejos y jóvenes, algunos de mediana edad. Más hombres que
mujeres, algunos grandes y otros flacos, algunos musculosos, otros promedios.
—Te preguntarás por qué te ha dejado aquí sola —murmura una voz detrás
de mí y mis ojos se cierran para recuperar el aliento. Es una voz muy bonita.
Suave y tersa como el terciopelo. Te envuelve el cuerpo como la seda.
Al darme la vuelta para mirar al dueño, me sorprende ver a Wicked
153
apoyado en su limpia Harley blanca, con los brazos cruzados y las piernas igual.
—Un poco.
Wicked no se inmuta, sus ojos permanecen en los míos. Es desconcertante
cómo puede hacer eso. Decir mucho sin decir nada. —Royce no deja que nadie
monte a la perra en su moto. Has entrado así. —Wicked estira las piernas para
abrirlas y se me hace la boca agua—. Ahora nadie se acercará ni a respirar. Sabe
que no tiene que preocuparse.
—¿Y tú? —Me encuentro diciendo, y luego quiero pegarme por decirlo en
voz alta—. ¿Podrías? —Siempre he sido de las que preferirían bailar con el
peligro que caminar con lo mundano.
Wicked ladea la cabeza unos centímetros y me mira. —Supongo que eso
dependerá de Royce —Se baja de la motocicleta y pasa junto a mí. Antes de que
se aleje más, lo llamo.
—¿Wicked? —digo, estudiando sus anchos hombros y parche—. ¿Lo
llamaste Royce, no Sicko?
Sus hombros se tensan antes de relajarse y continuar hacia la casa. Todavía
no sé qué estoy haciendo aquí, pero esa conversación con Wicked fue
extraña. Todas las demás personas aquí llaman a Royce
Sicko. Excepto Wicked. Extraño. O tal vez no. Me dirijo hacia el costado de la
casa y encuentro un pequeño sendero que conduce a la parte de atrás.
—¡Oye! —dice alguien desde el rincón oscuro de un pequeño cobertizo de
jardín, saltando hacia mí mientras empuja lo que probablemente es un porro en
su bolsillo trasero—. ¿Eres la hermana de Sicko? —Ella es linda. Con cabello
castaño hasta los hombros y un cuerpo pequeño y delgado. Lleva unos vaqueros
ajustados de color azul y una camiseta holgada de Harley Davidson.
—Ah, ¿sí?
Ella grita, sus delgados brazos revolotean alrededor de mi cuello y me

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atraen hacia su pecho. —Soy Everly, pero la gente me llama Silver, por mi
mamá. ¡Soy la hija de Fury!
No sé quién es Fury, pero asiento con la cabeza y le devuelvo el abrazo
con torpeza. —¡Genial!
Ella da un paso atrás. —Oh Dios mío. Siempre quise una hermana
mayor. ¡Es increíble tener a alguien más de mi edad, ya que todas las mujeres
aquí son tan viejas!
—¡Oye! ¡Pequeña mierda! —Llama alguien más, rodeando la parte trasera
de la casa con una mano en su cadera—. Un día, te azotaré el trasero.
—Perra, por favor. Me amas y lo sabes. —Silver me hace un gesto—. ¡Es
la hermana de Sicko! ¡Mira qué bonita es!
La mujer mayor pone los ojos en blanco, acercándose a mí. —Ignora a
Silver. Está tan acostumbrada a ser una mocosa que se olvida de que tiene
diecisiete años.
Silver se da la vuelta. —Claramente Lion no te está tratando bien, ¿o estás
pasando por la menopausia?
La mujer la ignora, manteniendo sus ojos en los míos. Su piel es hermosa
para su edad, pero sus ojos cuentan una historia de lo mucho que han visto.
—Soy Bonnie, la esposa de Lion.
—Hola —le digo, cruzando los brazos frente a mí. Lion da miedo. No
puedo imaginarme a esta mujer aguantándolo.
Silver engancha su brazo en el mío. — Oh, esto es asombroso. Bea se va a
enojar mucho cuando te vea. Quiero decir, entiendo que eres su hermana, pero
adoptiva, ¡y eres increíblemente sexy! Bea te va a odiar. —No sé de quién está
hablando y no estoy segura de querer saberlo. Solo quiero una cama y
comida. Comida estaría bien. ¿Dónde diablos está Royce?
Subimos las escaleras que conducen al porche trasero y al
solárium. Yelawolf, “Psychopath Killer”, atraviesa la casa con un ruido
sordo cuando me giro para cerrar la puerta detrás de mí. Dando la vuelta, me
congelo cuando veo a Royce, Wicked, Lion y Gypsy. Todos están sentados

155
alrededor de una mesa pequeña con bebidas en las manos, con Royce
luciendo tenso. Una chica rubia está en su regazo, un porro entre sus dedos. De
hecho, hay un par de chicas aquí, todas vestidas de manera diferente a Silver y
Bonnie. Más expuestas.
—Oh, esto va a ser genial —susurra Silver, inclinándose hacia mí—. Sólo
digo que después de que lances el primer golpe, voy a entrar. —Quiero apretarla
y decirle que no voy a pelear con nadie.
La rubia mueve su largo cabello falso sobre su hombro, sus ojos marrones
se posan en los míos. —Aw, ¿esta es tu hermana? —Su sonrisa parece sincera
y, por una fracción de segundo, me pregunto de qué estaba hablando Silver.
Hasta que Silver abre la boca.
Silver le sonríe a quien supongo que es Bea. —Adoptiva.
Observo como su sonrisa cambia a un ceño fruncido y me mira como una
nueva competencia.
Bonnie mueve sus dedos hacia las tres. —Salgan de aquí. Vayan a frotar a
alguien por ahí.
Bea pasa su dedo por la cara de Royce. —Aw, puedo quedarme, ¿verdad,
bebé?
Los ojos de Royce están en los míos, su mandíbula tan apretada como mi
puño. Odia la palabra bebé. Siempre lo supe, así que no puedo evitar la sonrisa
que se arrastra por mi boca. Esta chica no es más que una calienta pollas, o
sabría que Royce odia esa palabra.
Sus ojos se entrecierran cuando ve mi sonrisa. Lamiendo sus labios, le
enseña los dientes y le muerde el cuello. —B tiene razón, nena. Adelante, te
alcanzaré cuando me vaya a la cama. —Lucho contra el evidente disgusto que
eso deja en mi boca cuando Bonnie toma mi mano y hace un gesto hacia el
asiento vacío al lado de Wicked, dejando el rostro engreído y ceñudo de Royce
justo enfrente de mí.
Bastardo.
—Ahora, ¿eres una chica de vodka, ginebra o ron? —Bonnie pregunta,

156
moviendo los vasos en el armario.
Royce me sonríe. —Ella es una chica de agua.
Le levanto las cejas en desafío, sintiendo el calor de Wicked a mi
lado. ¿Por qué lo siento tan profundamente?
—En realidad, ahora soy más una chica whisky. —Le sonrío a Bonnie—.
Royce olvida que ya no me conoce.
Lion se ríe desde el otro lado de la mesa. —La chica te volverá loco, hijo.
Mientras Bonnie coloca el vaso frente a mí, observo la habitación en la que
estamos. Parece una segunda área de cocina, más privada que el resto de la
casa. La pintura es vieja, los muebles parecen tener cien años, pero las
fotos colgadas en marcos por todas las paredes me llaman la atención más que
cualquier otra cosa.
Tomo un sorbo de mi whisky, saboreando la quemadura que enciende
sobre mis labios. Una foto me llama la atención detrás de Royce mientras me
paso la lengua por los labios para chupar el residuo.
—Está bien, gracias, Bonnie —La foto es de un hombre sosteniendo a un
bebé, con un pañuelo atado en la parte delantera de su cabeza. De pie frente a
su motocicleta. Parece un padre orgulloso. Algo que todos los niños desearían
tener, por lo que probablemente me llamó la atención. Algo que desearía tener.
"¿Van a sentarse aquí toda la noche o van a atender a sus invitados?" Dice
Bonnie mientras Silver toma asiento al otro lado de mí. Puedo sentir el calor de
la mirada de Wicked y Royce sobre mí. Ambos son diferentes, pero uno. Una
banda en sí misma. Es extraño presenciarlo, porque la última vez que vi a
Royce, las únicas personas con las que podía ver que tenía ese tipo de vínculo
eran Orson y Storm.
Wicked se inclina hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas. Me
giro para mirarlo, sus ojos de piedra en los míos antes de moverme hacia Royce.
Royce se levanta de la mesa. —Regresaré por la mañana. Jade, vamos.
—No la vas a hacer dormir aquí, ¿verdad? —dice Silver—. Quiero decir,

157
la llevaré a mi casa si eso es lo que estás planeando. Esas camas son
desagradables —Su bonita cara se arruga cuando dice las palabras.
Royce la ignora. —Vamos.
—¡Espera! —Silver me detiene con una mano sobre la mía—. ¿Cuál es tu
número?
—Maldita sea —gruñe Royce—. ¿En serio?
Bonnie se ríe. —Y yo también. Lo quiero.
—Ni siquiera me sorprende —dice el hombre más moreno, que se parece
mucho a Silver. De verdad, tienes suerte de que Swifty tampoco esté aquí, o ella
también tomaría su número.
Royce pone los ojos en blanco. —Date prisa.
Silver ignora su comportamiento de mal humor mientras les digo mi
número de celular a ambas.
—Gracias por el whisky, Bonnie —Bonnie me sonríe, tomando asiento en
el regazo de Lion. Lion parece seguir estudiándome, con la cabeza inclinada
hacia un lado. Mis ojos vuelven a la fotografía que me llamó la atención cuando
entré por primera vez, antes de volver a él.
—Sí, soy yo —responde a mi pregunta no formulada. Se da cuenta de
mucho sin decir mucho. Interesante. Asusta un poco, pero es interesante.
Mi boca se curva tristemente. —Tu hijo tiene suerte —Metiendo mi
teléfono en mi bolsillo trasero, sus siguientes palabras me detienen.
—¿Como sabes eso? Podría ser lo peor que le haya pasado a ese niño.
Mis dedos se flexionan en mis manos. —Imposible.
—¿Cómo es eso? —pregunta, dándome una sonrisa torcida.
—Porque sé cómo se ve eso, y tú no tienes su sonrisa.
Su rostro cae, pero no de una manera ofendida, más bien sorprendida. —
Discúlpame. —Me alejo de mi silla y me giro para despedirme de Wicked.
Royce ya está saliendo de la habitación, pero, ¿Wicked? Wicked me está
mirando como si acabara de ver un fantasma. La habitación está vacía, en
silencio, aparte de la música que se reproduce en la casa. Algo se mueve dentro
de su cerebro y no estoy segura de querer saber qué es eso.
158
Sonrío a Wicked suavemente antes de correr para alcanzar a Royce.
Una vez que nos movemos a través del mar de gente y llegamos a la puerta
principal, bajo los escalones para alcanzarlo. —¿A dónde vamos? —Seguro que
pensé que me dejaría aquí para poder irse a follar a Bea.
Se aparta de mí y se queda callado hasta que estamos lo suficientemente
lejos de la gente y cerca de su motocicleta.
—Llevándote de vuelta a tu lugar. Cambié de idea.
Hago una pausa, cruzando los brazos. —¿Por qué el cambio repentino? —
Ahora que solo somos nosotros sin espectadores, parece que todo lo que nos
decimos es real. Crudo.
Se detiene, mirándome de la cabeza a los pies. —¿Qué fue eso? ¿Qué
acabas de decir? —Su expresión se vuelve dura y, aunque está oscuro, las luces
de la casa ofrecen lo suficiente para captar el contorno de su rostro—. Jade.
Jade. No Duquesa.
—Nada, solo que sé cómo es la crueldad y él no me pareció así.
—No sabes nada sobre Lion —Su labio se curva alrededor de sus dientes,
pero tengo la sensación de que el gruñido es hacia mí, no sobre sus sentimientos
hacia Lion. Es obvio cuánto ama Royce a Lion—. Te lo voy a preguntar una
vez.
Mi sangre se enfría cuando da un paso más cerca. No me preguntes nada,
porque tendré que mentir.—¿Alguien te ha hecho daño?
Mi boca se cierra de golpe, mi mandíbula se aprieta. Me quedo
concentrada en el pequeño parche que está cosido en su cuero y que
dice Rip. Vicepresidente. Los dedos se envuelven alrededor de mi barbilla, su
pecho contra el mío mientras levanta mi cabeza para que mis ojos lleguen a los
suyos.
Sus cejas se fruncen. —Dime, Jade.

salir.
No digo una palabra, las sílabas se me pegan a la garganta y no quieren
159
Su pulgar pasa por el borde inferior de mi labio. —Si alguien te ha hecho
daño durante mi ausencia. —Su boca se cierra de golpe y los músculos a ambos
lados de su mandíbula pulsan—. Los mataré, joder, y eso no es una
amenaza. Esa es una maldita promesa. —Mis piernas se tambalean bajo mi
peso, mi restricción tirando contra mí. Quiero contarle todo.
Abro la boca, pero justo cuando las palabras están a punto de salir, Bea
interrumpe.
—¿No te vas a quedar? —se queja, y yo me aparto de Royce, alejándome
lo suficiente para que puedan hablar. Me encuentro cerca de la motocicleta de
Wicked. ¡No puedo creer que se lo iba a decir!
Royce me mira con los ojos entrecerrados mientras caen sobre la
motocicleta que estoy cerca, de pie cerca como si fuera un salvavidas.
—No, estarás bien por esta noche —Me entrega el casco. Doy los pasos
hacia adelante para tomarlo, mis dedos se deslizan sobre la pintura blanca
brillante de la Harley de Wicked.
—Pero…
Royce la mira.
—Vete, Bea.
Los ojos de Bea vuelan entre Royce y yo, y veo las imágenes destellar
sobre sus ojos sin que ella ni siquiera las muestre. Hemos tenido eso toda
nuestra vida, la gente asume que hay algo más entre Royce y yo que lo que hay.
—Bien. ¿Me llamarás?
—Nunca —dice sin rodeos, y luego se vuelve hacia mí y señala su
motocicleta—. Súbete. —Suspirando, balanceo mi pierna sobre el asiento y me
presiono contra su espalda. Su motocicleta es lo suficientemente ruidosa como
para dejarte sordo. Nos saca por las puertas cuando se abren, antes de dispararse
por la calle y hacia la carretera. El aire azota los mechones sueltos de mi cabello,
una sonrisa fácil en mi rostro. Nunca se lo admitiré a Royce, pero me encanta
montar en la parte trasera de su motocicleta.
160
Treinta minutos más tarde, llegamos al campus, la moto resuena por las
calles vacías cuando llega a los dormitorios. Detiene la moto y hace una pausa
cuando bajo mi pierna mientras se quita el casco. Aprieto el cordón en mi mano,
lista para devolvérselo y marcharme. El aire está tranquilo, solo él y yo de pie
tan cerca. Tan íntimo.
—No podía traerte conmigo. —Su voz es baja, suave. Como si no quisiera
decir las palabras, pero supiera que necesitaba darme algo—. Hay un montón
de cosas que no sabes, Duquesa. No podría tenerte a mi alrededor. No pude
llevarte. Sabía que estarías a salvo en casa.
Mi corazón estalla en mi pecho. —Oh, qué extraño —susurro, luchando
contra las lágrimas que luchan por estallar por mis mejillas. Si lloro, sé que todo
habrá terminado y él peleará conmigo hasta que le diga lo que estoy
escondiendo—. No eres el único que tiene secretos, Royce.
Inclina la cabeza, las venas de su cuello salen a la superficie.
—¿Qué se supone que significa eso, Jade? —No extraño la mordedura de
su tono—. Mira, cuando dices cosas así, me dan ganas de matar
gente. ¿Entiendes mi problema aquí?
—¿Eres demasiado bonito para ir a prisión? —bromeo con tristeza,
sonriendo.
—No. —Sus ojos se posan en mis labios cuando mi lengua se desliza sobre
ellos—. Nunca me atrapan.
Le entrego el casco y mi corazón explota cuando su mano llega a la
mía. Podría haberlo agarrado en cualquier otro lugar, pero eligió el área exacta
donde estaba mi mano para tomarlo. Mis dientes se hunden en el interior de
mi mejilla, saboreando sangre. Necesito distraerme de hacer algo como exponer
el efecto que Royce tiene en mí.
—Buenas noches, Roy.
Aparto mi mano de la suya primero, deslizándome por debajo de ella
mientras atrapo uno de sus pesados anillos. 161
Sus ojos permanecen en los míos. —Buenas noches, Duquesa.
Rápidamente me dirijo a los dormitorios, luchando contra la urgencia de
dar la vuelta y hacer algo estúpido como pedirle que me lleve a cualquier parte
menos aquí, pero tengo que recordar que no es el mismo chico. A veces, veo
al viejo Royce, pero luego recuerdo dónde estamos ahora, cómo nuestras vidas
son tan diferentes, cómo incluso cuando éramos niños, nunca me miró como
algo más que una maldita molestia.
Una vez que estoy a salvo y de vuelta en mi dormitorio, escucho que su
moto arranca y se aleja. Me voy a dormir esa noche deseando que la vida
fuese diferente.
Capítulo 15
Jade
Me despierto a la mañana siguiente con recuerdos de la noche anterior
parpadeando dentro de mi cabeza y mi teléfono sonando en el suelo. Lo alcanzo
a ciegas y lo deslizo rápidamente para responder.
—¿Hola?
—¡Oh, gracias a Dios! ¡Estas viva! —Sloane grita en el otro extremo—.
Cuéntamelo todo. 162
Gimo, cubriendo mis ojos cerrados con la palma de mi mano. —No lo
sé. Volvimos a la casa club y me llevó a casa. ¿Qué te pasó anoche?
Sloane exhala. —Ollie y yo tuvimos una pelea.
—No me digas... —Pongo los ojos en blanco, y me acerco a la cortina para
abrirla de un tirón. La única manera de salir de la cama esta mañana es si el sol
entra por las ventanas. No tengo suerte porque está lloviendo. Suspirando,
vuelvo a cerrar las cortinas—. ¿Por qué se han peleado? —Aunque ya sé por
qué. Son demasiado parecidos.
—Se emborrachó mucho y empezó a enfadarse con todo el mundo, así que
traté de detenerlo y bueno, en resumen, no debería haberlo hecho.
Suspirando, masajeo mis sienes y balanceo mis piernas sobre mi cama.
—¿Estás bien?
—Siempre. Oye, ¿trabajaras esta noche?
—Es sábado, sabes que siempre lo hago —Durante años, Sloane ha tenido
la impresión de que trabajo desde casa para mis padres. Ella lo compró. Me
inventé un montón de mierda diciendo que trabajo para la empresa,
intercambiando números por experiencia laboral. Desearía que eso fuera lo que
realmente estaba haciendo.
Suspira a través del teléfono.
—Bueno, prométeme el almuerzo para mañana para que podamos hablar
correctamente.
—¡Regresa a la cama! —Escucho a Ollie de fondo.
—¡Sloane! —la regaño.
—¡Tengo que irme, adiós!
Me río, negando con la cabeza. No tiene remedio.
5 Mensajes de texto no leídos.
Abro mis mensajes y voy al más reciente.
Royce: Esa conversación de anoche no ha terminado.
163
Cierro su mensaje y paso al siguiente.
Desconocido: ¡Es Silver! Este es mi número. PD: Bea estaba súper
enojada cuando tú y Sicko se fueron.
Desconocido: Guarda mi número, cariño. Es Bonnie.
Sloane: Royce y tú tienen la pelea sexual más larga de la historia.
Siento que cuando ambos finalmente follen, él te matará accidentalmente.
Mis ojos se mueven hacia la parte posterior de mi cabeza. Sloane siempre
nos ha shippeado a Royce y a mí. Está loca. Al abrir el mensaje final, es otro
número desconocido.
Desconocido: Sí, lo haría.
Hago una pausa, mis dedos se flexionan sobre el teclado en mi
pantalla. Ignorando los otros mensajes, por impulso, respondo ¿quién
es? Antes de volver a leer los mensajes anteriores. Respondiendo a Sloane con
un emoji, agradeciéndole a Bonnie, enviando caras risueñas a Silver, y
finalmente estoy aquí en el mensaje de Royce. Mi corazón late en mi pecho.
No lo hagas.
Lanzando mi teléfono en mi cama, me muevo por mi habitación, reuniendo
todo lo que necesito para una ducha. Ya que probablemente voy a estar vestida
con algo incómodo esta noche, saco unos pantalones de yoga grises, y una
camiseta suelta Thrasher, es lo suficientemente informal. Después de mi ducha,
busco mi teléfono de nuevo y veo tres nuevos textos.
Abro el de Royce primero, ya que es el que más me asusta.
Royce: Estaré allí en tres minutos.
—Mierda. —Hago mi cama rápidamente mientras trenzo mi cabello en
una trenza francesa, dejándolo caer por mi espalda. Y finalmente abro el
siguiente mensaje de texto, pero hay un fuerte golpe en mi puerta. Apretando la
manija, la abro hacia Royce y Wicked.
—De verdad, no deberías haberlo hecho —le digo a Royce, batiendo mis
pestañas.
164
Me aparta del camino cuando ambos entran y cierra la puerta de una
patada.
—¿Mamá te trajo esto? —Royce hace un gesto por la habitación—. Ella
realmente hizo todo lo posible por ti, ¿no?
Aprieto mi teléfono en mi mano, mis ojos vuelan hacia la fotografía donde
estoy con Royce, Orson y Storm en el bote cuando éramos niños.
—Claro que sí. Supongo que eso es lo que pasa cuando un niño deja atrás
al otro.
Wicked se sienta en la silla escondida debajo de mi escritorio, tan
silencioso como siempre. Su silencio no es incómodo. Es fácil. Su presencia, en
cambio, es intensa.
Royce se sienta en mi cama. —¿Qué harás esta noche? Bonnie y Silver
quieren que vengas al hog-out.
Miro mi teléfono, sabiendo que el número desconocido debe haber
respondido, solo cuando leo el texto que está en mi teléfono, mis ojos vuelan
hacia Wicked.
Lo estás mirando.
¿Cómo consiguió Wicked mi número y lo sabe Royce?
—Ah, no puedo. Tengo trabajo. ¿Qué es un hog-out?
—¿Trabajo? —El rostro de Royce se arruga— ¿Desde cuándo carajo
nuestros padres te dejan trabajar? Es una parrillada, Jade.
—Ella está mintiendo —dice Wicked, sus ojos en los míos.
—No es cierto —le grito a Wicked—. Todos los sábados trabajo para
nuestros padres. ¿Qué? —Me muevo incómoda. No es ideal tenerlos a ambos
en mi espacio, especialmente cuando intento contener el mayor secreto que he
tenido, y Wicked es demasiado inteligente. Mierda. ¿Ya estoy mostrando mis
cartas? Cuadro mis hombros—. Llevo los números para él y, a cambio, me está
165
dando todo esto.
Los ojos de Royce se entrecierran mientras se pasa la mano por los
labios. Su cabello está desordenado, sus ojos oscuros. —No tiene
sentido, Duquesa. Tienes una cuenta fiduciaria. No necesitas trabajar para todo
esto.
Mierda.
Me encojo de hombros y caigo sobre mi suave colchón.
—No tiene por qué tener sentido para que sea verdad.
—¿A qué hora terminas? —pregunta, poniéndose de pie—. Necesito
ponerte a uno de los hermanos.
—¿Qué? —digo, frunciéndole el ceño—. ¿Qué quieres decir con que
necesitas ponerme uno de ellos?
Royce me fulmina con la mirada. —Significa que necesito asegurarme de
que alguien sepa dónde estás en todo momento.
—¡Por qué! —chasqueo—. Royce, acabo de comenzar una nueva
universidad, no has sido parte de mi vida en una eternidad, y ahora, de repente,
estás sobre mí como un sarpullido.
Se ríe, pero el sonido escalofriante es como si me hubieran encendido
fuego por la columna. Sus piernas golpean mi cama, sus manos alrededor de
mis muslos, tirándome hacia abajo mientras sujeta mis manos sobre mi cabeza
con las suyas.
—Royce —le insto, parpadeando a Wicked—. En serio.
Se vuelve para mirar por encima del hombro y ver a Wicked. —Oh,
¿qué? ¿Él? No tienes que preocuparte por Wicked.
Aprieto los dientes. —No estoy encima de ti, Jade, estoy tratando de
asegurarme de que no te mueras, y eso no es porque me importe una mierda tu
existencia, es porque no quiero convertir a mamá en una alcohólica aún peor de
lo que es.
—¿Ah sí? —digo, un destello de ira me invade—. Entonces, ¿de qué fue
166
ese discurso de anoche con “¿quiénes te lastimaron, Jade?” Dime, Jade. Iría
a pri… —Su mano está en mi garganta, sus dedos se flexionan para cortar mi
voz.
Se inclina, con su boca en mi oído. —Di las siguientes palabras y verás lo
que pasa, joder.
Me inclino, mi nariz tocando la suya, los ojos cruzados por su
proximidad. —Tú… —Su lengua se desliza por mi boca y mi interior se
solidifica, ya sea por la conmoción o la pura emoción. Probablemente una
combinación de ambos.
Royce se ríe, levantándose de la cama. —Como no puedo golpearte y luego
follarte, en ese orden, tendré que lamerte cada vez que quieras abrir esa maldita
boca. Slim estará detrás de ti —dice, dirigiéndose a la salida—. Así que no
hagas nada jodidamente estúpido. —Cuando abre la puerta, mis ojos encuentran
a Wicked.
Por un segundo, somos solo él y yo. Se pone de pie, elevándose sobre mi
pequeño cuerpo. —Estás mintiendo. Él lo sabe, pero cree que no le importa en
este momento, pero Jade, cuando descubra lo que sea que estás escondiendo,
será catastrófico, así que hazme un favor.
Hago una pausa, mirándolo desde debajo de mis pestañas.
—No se lo digas a él. —Luego se vuelve y se dirige a la puerta. Soltando
una bocanada de aire, me dejo caer en mi cama, la confusión deformando mi
visión. No le diría nada a Royce de todos modos, pero el problema con eso es
que Royce y yo generalmente captamos los sentimientos del otro. Estuvimos
vinculados desde el nacimiento, y me temo que cuanto más tiempo pasamos
juntos, más rápido nuestras almas se dan cuenta de eso.
Abro el mensaje de texto a Wicked.
Yo: ¿Sabe que me estás enviando mensajes de texto?
Probablemente sea una pregunta estúpida, pero tengo que saberlo. No
puedo leer a Wicked ni las vibraciones que transmite, pero tampoco creo que
haga nada para molestar a Royce. No puedo creer que vaya a decirlo, pero creo
que son incluso más cercanos de lo que Royce es, o era, con Orson y Storm.
167
Storm y yo seguimos en contacto de vez en cuando, pero Orson no tanto. Es
famoso y rico, y vive su mejor vida en Hollywood Hills con India, pero sé que
si aparezco en su puerta, o necesito algo, sigue siendo el hermano al que crecí
queriendo. Me pregunto si Royce se mantiene en contacto con los dos, apuesto
a que sí.
Mi teléfono suena en mi mano y abro el texto.
Wicked: No.
Leo la palabra de nuevo. Y luego otra vez. Tal vez lo leí mal, o tal vez lo
que sea que esté pasando entre Wicked y yo sea completamente platónico. No
sé qué contestar, así que dejo mi teléfono y saco mis libros de texto, hojeando
las páginas.
Unas horas más tarde, estiro los brazos por encima de la cabeza, viendo la
hora.
—Mierda. —Mi teléfono empieza a sonar en mi cama. Pulso responder.
—Jade —dice James—. Quiero que estés lista en quince minutos.
—Sí —susurro. Me perdí tanto en mis estudios que perdí la noción del
tiempo. Inaceptable. Por lo general, necesito una hora para hablar sobre lo que
está a punto de suceder. Desde la última vez que James y yo estuvimos juntos,
las cosas han cambiado un poco. Se está volviendo más difícil. Más enojado.
Rápidamente me quito la ropa y me pongo una blusa negra ajustada con
tirantes finos y pantalones negros largos de cintura alta, combinándolos con mis
zapatos Valentino rojo sangre y el cinturón Gucci.
—¡Mierda! —Levanto el teléfono, encuentro el nombre de J y presiono el
dial, esperando que conteste a tiempo.
—¿Sí?
—Tenemos un problema.
—¿Qué es? —pregunta James. Puedo oír el sonido de los coches de fondo,
así que debe estar en camino.
—Royce ha puesto a uno de sus amigos a vigilarme. No sé por qué, pero
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creo, bueno, supongo que esa persona estará en el estacionamiento. No pueden
verme salir, harán preguntas.
—Si pueden, Jade. Diles que tienes una reunión de negocios con uno de
tus jefes de fuera de la ciudad. Lo que haces.
Mis palmas sudan con los nervios.
—Eso debería funcionar.
—Te veré en quince. —Me cuelga y miro nerviosamente alrededor de mi
habitación. Sé que Royce perderá su mierda si cree que le mentí, y además de
eso, Wicked es más inteligente de lo que parece. ¿Qué pasa si comienza a juntar
las migas de pan y descubre lo que he estado escondiendo?
Abro un mensaje de texto para Royce, esperando que esté demasiado
borracho para leer algo.
Yo: Para que lo sepas, mi trabajo esta noche es una salida con una de
mis jefas del extranjero y su colega.
Dejo mi teléfono y me apresuro a maquillarme, y luego paso un cepillo por
mi cabello.
Royce: ¿Qué? ¿Dónde?
Yo: Roy, estoy a salvo con ellos. Tu chico puede quedarse aquí hasta
que yo vuelva.
Hay una pausa larga, y apenas salgo de mi dormitorio cuando llega otro
mensaje de texto.
Royce: Quiero que te dejen aquí después.
Mis dedos vuelan furiosamente sobre mi teclado mientras me dirijo hacia
los ascensores. Aprieto el botón de la planta baja.
Yo: ¿Dónde es aquí? Y no sé qué tan tarde voy a llegar. Y, además, no
quiero ir a la casa club vestida con lo que llevo puesto.
Tampoco sé en qué estado de ánimo estará James. Puede que no quiera
dejarme allí.
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Mis talones hacen clic contra el suelo una vez que salgo.
Royce: Casa club, y no es negociable.
Empujando las puertas, salgo al Maserati de J. Gracias a Dios por los
cristales tintados.
Una motocicleta me llama la atención estacionada en la esquina, con un
chico aún más joven que Gypsy en ella, una sudadera con capucha en
la cabeza. Me saluda mientras enciende su motocicleta.
Le digo que se vaya. ¿Por qué carajo Royce se está volviendo loco, más de
lo habitual, ahora mismo?
Deslizándome en el fresco asiento de cuero italiano, cierro la puerta detrás
de mí.
—Hola.
James sale a la carretera, llenando el silencio vacío con una tensión
incómoda. Las cosas entre él y yo han ido arriba y abajo en el pasado, pero no
importa lo bajo que caigamos, había un nivel de seguridad que me
encontré sintiendo mientras estaba cerca de él. Siempre fue gentil al tener
relaciones sexuales. Su placidez es lo que me impidió saber que nunca me
mataría, pero en el hotel la otra noche, se sintió frustrado. Hay una nube oscura
de incertidumbre que se cierne sobre él ahora que me hace sentir más nerviosa
de lo habitual.
Continúa llevándonos a uno de los hoteles al otro lado de la ciudad. —
¿Nos quedaremos esta noche? —pregunto, lo que nunca es bueno. La comida
en mi estómago rueda, lágrimas no derramadas flotan a la superficie.
—Sí, Jade. Vamos. —Se desabotona la chaqueta con impaciencia. Cierro
la puerta una vez que salgo y lo sigo al vestíbulo, quedándome atrás mientras
recoge la llave.
Cuando estamos en el ascensor, alcanzo desesperadamente algo, cualquier
cosa, que pueda garantizarme salir de aquí con mi vida. —No tengo que ir a la
casa club esta noche.
No responde, y por un segundo, no creo que vaya a hacerlo, hasta que el
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ascensor llega a la cima y se aclara la garganta.
—Oh, sí tienes —Siguiéndolo hacia el pasillo, las paredes de color gris
oscuro se arremolinan en cámara lenta. Se detiene fuera de la habitación #445
y desliza la tarjeta por la ranura hasta que se abre.
Deja la tarjeta en el mostrador junto a la puerta, agarrando su bolsa de lona
en sus manos. La habitación está amueblada con lo típico de un hotel de cinco
estrellas. Ropa de cama limpia, copas de champán, iluminación suave.
—Ve al baño y espera hasta que te diga que salgas. Quítate la ropa y usa
el vestido que está allí para ti.
Asiento con la cabeza. —Sí, señor.
Al entrar al baño por el dormitorio principal, cierro la puerta y empiezo a
desvestirme cuando mi teléfono se cae del bolsillo.
—Mierda. —Olvidé ponerlo con sus llaves, si ve que me he equivocado,
mi castigo será aún peor que lo que sea que me espera.
Después de ponerme el mismo vestido de seda verde que me hizo usar hace
unos días y doblar mi ropa en una pila, me siento en el inodoro y abro la cámara
de selfies. Soy algo activa en las redes sociales, pero no soy una gran chica
selfie. No hay nada malo con las chicas que se toman selfies, simplemente no
me atrevo a hacerlo. Me gusta fotografiar el océano, la naturaleza. Las flores
muertas me interesan más que una cara bonita. Levantando mi teléfono a la
altura de los ojos, tomo una foto de mí con mi cabello recogido a un lado, en
ondas por estar anudado en una trenza todo el día. Mi maquillaje permanece
brillante e intacto, con líneas impecables y tintes impecables. Miro la foto y me
congelo. ¿Me veo así? Parezco... triste. El vestido de seda cuelga de un hombro
delgado, mis clavículas tan afiladas como los pómulos de Royce, mis brillantes
ojos verdes inyectados en sangre alrededor de los bordes. Me meto el teléfono
en mis jeans doblados y me echo agua fría en la cara.

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—Okay. Aquí vamos.
—Puedes salir —dice James desde uno de los dormitorios a través de la
puerta. La abro y sigo su voz hasta el dormitorio principal. Cuando entro, él
bloquea todas las esquinas de la habitación con sábanas blancas con un soporte
improvisado de metal en el medio. Parece que podría ser un área de sesión de
fotos, con las sábanas y el soporte, pero cuando veo la cámara en el trípode y
las herramientas alineadas a su lado, me doy cuenta de que no es con James con
quien estoy tratando esta noche...
Esto es otra cosa.
Se abre camino hacia mí, colocando la máscara de conejo sobre mi cara
antes de la venda. Es la misma máscara que uso cada vez que trabajo con él. No
estoy segura de por qué la eligió, o el significado. Lo reduzco a que tiene que
ver con su mente pervertida.
—Lo siento, Conejita. Estaba feliz de tenerte a mi lado como mi
juguete. Como mi posesión más grande y hermosa. —Tira de los lazos
alrededor de la parte posterior de mi cabeza cuando siento que las lágrimas
se filtran por la venda de los ojos.
—¿Me vas a matar? —pregunto a través de cuerdas vocales agrietadas,
destrozadas como cintas y cayendo de mis labios.
—Shhhh —dice, sus labios contra los míos—. Todavía no, y esta noche
no. —Hace una pausa, mientras escucho un susurro de fondo—. Siempre la
chica más hermosa de la habitación. Suficiente belleza y poder para poner
de rodillas a cualquier hombre, y tú podrías haber tenido a quien quisieras, así
que, ¿por qué él?
—¿Por qué quién? —Los mocos corren por mi nariz mientras las lágrimas
se vuelven densas. Cuando me las voy a limpiar, sus manos están sobre las mías,
llevándome lejos. Siento la sábana entre los dedos de los pies y sé dónde estoy
en la habitación. Mis manos están levantadas por encima de mi cabeza, mientras
unas frías garras de metal se enganchan alrededor de mis muñecas.
“Inside the Fire” por Disturbed comienza a sonar mientras él patea mis
piernas, sujetándolas con abrazaderas de metal también. Debe presionar un
botón porque se ensanchan. Estoy familiarizada con la barra esparcidora. Hay
una larga pausa de silencio antes de hablar, y esta vez cuando lo hace es a través
de esa misma grabadora de voz que usó cuando hizo el último video.
—Cada semana que lo dejes, la castigaré.
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¿Qué quiere él?
—Probablemente te estés preguntando qué es lo que quiero, ya que
normalmente solo hago ventas con clientes que sé que pueden hacer un
intercambio fácilmente.
¿Por lo general? ¿Qué? Nunca me ha hecho esto en mi vida. Debe estar
hablando con su cámara.
—La respuesta es que no quiero nada. ¿No es eso lo que te hace pensar?
No sabrás cómo salvar a esta chica, y cuando lo hayas descubierto, te aseguro
que querrás hacerlo. Por ahora, no tendré más remedio que acabar con su bonita
vida. —Hace una pausa, y siento la frialdad de un palo sobre mi culo. Sin
embargo, no me golpea. El frío poste se desliza por la raja de mi culo, hasta la
entrada de mi coño. Lloro, se me escapa un sollozo cuando lo empuja dentro de
mí lentamente. Mis paredes se tensan, resistiendo el objeto extraño.
Gritando tan fuerte que mi garganta desgarra mis gritos en pedazos, mi
cabeza cae hacia atrás mientras el dolor irradia entre mis muslos.
—Ella siempre fue el final del juego. ¿Quién es tu Papi? —Empieza a
jugar. Finalmente extrae el poste, gotitas resbaladizas gotean por mi muslo
interno.
—Mmmm, sangre —gimo, mi orgullo y mi cuerpo arrancados de su
inocencia y empujados directamente a través de las puertas del infierno. Mi
coño palpita, hinchado por el abuso.
—Juguemos un juego de Ruleta… —Niego con la cabeza, los lamentos
discretos pulsan desde mi pecho.
Mis músculos se relajan, mi cuerpo finalmente se relaja. Solo llévame. El
cielo no me aceptará y el infierno no dará la bienvenida a mis demonios. Me
quedaré en el purgatorio de nuevo, solo que esta vez de
verdad. Maldita. Sea. Llévame. Estoy cansada. Mi cuerpo se vuelve lúcido, mi

173
mente lucha por la claridad. Justo cuando creo que me va a poner un arma en la
sien, siento que la punta entra y el dolor punzante me vuelve a sacudir. La
canción se repite. Una y otra vez.
—Hay una bala en la cámara. Podemos adivinar quién —Clic. Apretó el
gatillo—. Oh, no quise hacer eso. —Aprieta el arma de nuevo y yo me tenso
alrededor del cañón, el vacío de mi corazón se extiende como una enfermedad
infecciosa, volviéndose más hueco a medida que avanza—. ¿Qué quiero que
hagas? —Clic. Mis hombros comienzan a temblar mientras las lágrimas caen
por mis mejillas y por la venda de los ojos.
—¿Cuál es tu nombre? —dice, y hago una pausa, mi rostro se cae.
La vergüenza cae sobre mí, lavándome con tierra mientras la canción sigue
sonando, y sigue y sigue y sigue.
—Ella no quiere responder, porque es inteligente.
Saca la pistola y todo se queda en silencio mientras sus pasos se
acercan. —Tienes suerte de que la necesiten esta noche, o su castigo habría sido
mucho peor. —Golpea algo—. Pero siempre está la próxima semana.
Finalmente, me quita la venda de los ojos y me suelta las muñecas y los
tobillos.
—En la cama —dice, y veo el área que ha preparado. Es casi como si
estuviera tratando de ocultar lo que está haciendo.
—¿James? —susurro, confundida. Está vestido de negro, con una cadena
alrededor de su cuello y el mismo emblema que quemó en mi tobillo colgando
de él.
—La cama. No hemos terminado.
Me acerco a la cama mientras coloca la cámara a nuestro lado.
—Mira a la izquierda y no mires a ningún otro lado. Si no me escuchas,
volveré a sacar el poste. ¿Entendido?
Asiento, las lágrimas caen por mi rostro mientras mantengo los ojos fijos
en la pared. Dejo que mi mente divague. ¿Quién estuvo aquí antes que
nosotros? Hay un folleto doblado sobre la mesilla de noche, con una pareja de
recién casados que me sonríe. Tienes que estar bromeando. Esta habitación
probablemente haya visto el amor en su estado más puro, siendo la suite de luna
de miel, y sin embargo, aquí estamos. Pintando las paredes con maldad.
174
Se mueve sobre mí y empuja mi cara más adentro del colchón mientras
siento la punta de su polla empujar mi entrada. El dolor ha sobrepasado mi
umbral, hasta el punto en que mi cuerpo está en modo de supervivencia. Entra
en mí y me estremezco, pero no me muevo. Bombea dentro de mí
continuamente, sin descanso. Gimiendo, pero halagándome suavemente.
Acariciando mi cabello. Besándome suavemente.
—Me encanta hacerte el amor, Conejita —diciéndome que soy la chica
más hermosa del mundo. Bombea dentro de mí, empujando tan íntimamente
como amantes. Trago el vómito que sube por mi garganta. Nunca me gustará
follar así. Continúa tocándome suavemente. Continúa hasta que sus gemidos se
derraman en mi oído debido a su aliento caliente y su sudor se desliza sobre mi
piel. Cuando se baja de mí, me quedo quieta hasta que me dice que finalmente
puedo moverme.
—Quítate la máscara y ve a darte una ducha. Ponte presentable para tu
hermano. No quiero que sepa que estás follando con otra persona que no es él.
Ignoro las palabras despiadadas, arrastrando mi alma rota y cansada al
baño. Abro la ducha caliente, sin mirarme al espejo. Con miedo de lo que pueda
ver. Nada debería sorprenderme, considerando el mal que he presenciado a lo
largo de los años, y debería estar acostumbrada a él, pero todavía impacta mi
espíritu cada vez que me toma. El abuso sexual no es algo con lo que se pueda
condicionar la mente o el cuerpo humano. Los supervivientes encuentran
mecanismos de supervivencia hasta que encuentran una manera de escapar o te
mata.
Deslizándome en la ducha, me pongo champú y jabón en el cabello
mientras finalmente dejo que las lágrimas rueden por mis mejillas. Froto toda
la suciedad con las manos, pero no sé qué hacer con la suciedad que mancha mi
alma. Dejando las botellas de nuevo en el mostrador, cierro el grifo y envuelvo
una toalla de algodón alrededor de mi cuerpo inerte, limpiando la condensación

175
del espejo y finalmente miro mi reflejo. Si me presento a la casa club de esta
manera, Royce seguramente sabrá que algo anda mal, y si no lo nota, lo cual
no hará, sé que Wicked seguramente lo hará. Mis ojos están hundidos, círculos
oscuros delineando mis ojos. Mis labios están hinchados por los besos robados,
mis mejillas enrojecidas por las lágrimas saladas. Sé por qué James hizo lo que
hizo esta noche. Me destruyó por dentro. ¿Por qué lastimar a alguien
físicamente cuando puedes mutilar su alma desde adentro?
Alcanzo el espejo de maquillaje de la encimera y lo paso entre mis piernas,
estudiando dónde estoy hinchada. No hay sangrado. Lo que sentí debe haber
sido lo que James usó para lubricar el poste. El dolor sigue siendo intenso,
aunque soy consciente de que podría ser más psicológico. Recojo las bragas de
encaje y las deslizo por las piernas antes de ponerme los pantalones negros de
cintura alta. Vuelvo a meter los pechos en las copas del sujetador y me pongo
el minúsculo crop top de encaje. Mi corazón late ahora con fragilidad, tierno y
dolorido. Necesito un trago. Un trago fuerte. Rebuscando en los armarios,
encuentro el secador y la plancha y empiezo a peinarme, mientras me tomo este
tiempo para convencerme mentalmente de que debo bajar del precipicio al que
me he subido. Los recuerdos. Los recuerdos ayudan.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Royce, sonriéndome desde el otro
lado de la habitación. Era el día de Navidad y sabíamos lo mucho que me
gustaba mantener al ángel alejada del árbol hasta el día de Navidad. Mi
razonamiento era que, si el ángel se levantaba demasiado temprano, los
demonios podrían robarla. Así que esperaba hasta la mañana de Navidad para
acogerla y bajarla esa noche.
—Estoy poniendo al ángel.
Royce estaba sin camisa con una sudadera gris amarrada alrededor de su
delgada cintura, un tazón de granola en una mano y la otra agarrando una
cuchara, una sonrisa en su rostro.
176
—Ayudaré. —Dejó el cuenco sobre la mesa de café y se acercó a mí. Desde
que llegué a mi adolescencia, era como si las reacciones de mi cuerpo se
intensificaran cada vez que él estaba cerca de mí.
Sentí su piel contra mi espalda cuando alcanzó desde detrás de mí, sus
largos dedos envolviéndose alrededor de los míos para tomar al ángel. Mi
corazón hizo un cortocircuito.
—Déjame hacerlo. —Su boca estaba cerca de la parte de atrás de mi
cabeza y mis ojos se cerraron. O estaba siendo ridícula o estaba siendo
sensible. No estaba lista para explorar otras razones de por qué estaba
reaccionando a Royce.
Dejo de recordar. Esa fue la última Navidad que Royce estuvo con
nosotros, después de eso, dejamos de celebrarla mientras mamá lloraba la
'muerte' de su único hijo.
Termino de maquillarme con un fuerte suspiro y guardo todo, metiendo mi
teléfono en mi bolsillo trasero y finalmente salgo del baño.

El viaje al otro lado de la ciudad fue más largo de lo que esperaba. Creo
que eso tuvo más que ver con el hecho de que el silencio en el auto era más que
incómodo o triste. Era espeluznante. Nos acercamos al borde de la casa
club. ¿Qué digo? Gracias por arruinarme mucho más, James. Justo cuando creo
que no puedes empeorar, sigues y demuestras que estoy equivocada. Veo a Slim
en la puerta, a través de mi espejo lateral. Se acerca un par de pasos al coche y
entro en pánico. Necesito salir.
La mano de James llega a mi muslo y tengo que luchar con todos mis
177
impulsos para no alejarme de él.
—¿Necesito amenazarte sobre la importancia de nuestra situación? ¿Tú y
yo? —Tú y yo. Es lo que James siempre ha dicho, con la esperanza de que a lo
largo de los años me condicione a creer que los dos estamos haciendo esto
juntos. Eso es lo que hacen los abusadores.
—No —susurro suavemente, mi voz severa. Tomando más tiempo para
prepararme antes de venir fue tiempo suficiente para que construyera la pared
que tenía que ocultar mi dolor y daño. El alma nunca se expone a sí misma a
menos que sea necesario—. Nunca.
Libera mi pierna.
—Me pondré en contacto contigo esta semana. Nos necesitan de nuevo
en L'artisaniant.
Mi boca se cierra de golpe, un chispeo de luz chispea dentro de mi pecho.
—Okay. —Busco la manija de la puerta, mis piernas inquietas para salir
del auto y alejarme de James. La bilis sube por mi garganta mientras me la
trago—. Esperaré a tener noticias tuyas —Saliendo del auto, cierro la puerta y
me dirijo hacia las puertas mientras él saca el auto, las luces traseras brillantes
desaparecen en la distancia.
—¿Estás bien, Jade? —pregunta Slim, sus cejas se curvan con
preocupación.
Lanzo una sonrisa, deslizándome entre las puertas que se abren. —Estoy
bien. —La música retumba en la distancia y me pregunto si todo lo que hacen
son fiestas, antes de recordar que es fin de semana. Por supuesto que están de
fiesta.
—Llegas tarde —espeta Royce en la oscuridad. Me estremezco,
volviéndome hacia él. Camina hacia mí con una bebida en una mano y un
cigarrillo entre los dedos en la otra. Lleva una sudadera con capucha debajo de
su chaleco del club, vaqueros de mezclilla azul descoloridos que están rotos en
las rodillas y sus botas militares. El calor llena mi corazón al verlo, lo cual no
tiene sentido. No debería estar lleno de nada más que odio cuando se trata de
Royce. La realización imprime la verdad en mi cerebro. Nuestras almas se han
178
reconocido. Tampoco es ningún secreto lo atractivo que es Royce, siempre lo
ha sido. Me estaría mintiendo si hubiera dicho que nunca me sentí atraída por
él, es solo que... nunca quise admitirlo.
—No me di cuenta de que tenía un itinerario —me burlo, rodando mis
hombros hacia atrás y dirigiéndome hacia él—. Necesito un trago.
—¿Tengo que preocuparme por tu forma de beber? —pregunta,
sacudiendo la ceniza de su cigarrillo y llevándolo a sus suaves labios. Thud,
Thud. Thud. Dios mío, no puedo respirar. Sus ojos se entrecierran por el humo
que flota cerca de sus pupilas, y me inclino hacia adelante, tomándolo de entre
sus labios y poniéndolo entre los míos.
“Fuck You” de Dr. Dre suena fuerte desde la casa, con gente gritando entre
sorbos de alcohol y caladas de hierba. La mayoría de ellos están cerca del
octágono.
—No, no tienes que preocuparte por nada. —Paso por delante de él para
comenzar mi búsqueda de Bonnie o de Silver para que me consigan una bebida,
cuando sus dedos cogen los mío y me tira hacia atrás.
Caigo en su pecho. Thud. Thud. Su olor familiar es como caminar por la
puerta principal de mi casa. Me quita el cabello de la cara antes de que sus dedos
se flexionen alrededor de la parte de atrás de mi cuello y fuerce mi cara hacia
la suya. Nariz a nariz. Mis ojos se sumergen en sus labios, mi respiración se
detiene. Aprieto el cigarrillo entre mis dedos para ayudar con mi autocontrol.
—¿Qué crees que estás haciendo caminando aquí vestida de sexo?
¿Es esa “OT” de Niykee Heaton sonando de fondo? Casi me río porque
me imagino a Silver cambiando la música a algo sexual como Niykee
Heaton. Me hace quererla.
Lo miro, tratando de anclarme al suelo para no perderme en el laberinto
que es la profundidad de sus ojos azules. Sus pestañas son tan gruesas como el

179
pecado, sus ojos casi demasiado bonitos para ser masculinos. Royce es pura
masculinidad; no le gusta verse hermoso.
—¿Porque puedo?
Sus cejas se arquean un poco, su labio superior se encrespa. Me siento
imprudente. Este ir y venir entre él y yo se está convirtiendo en una adicción
que mi alma de cadáver necesita. Soy adicta a la sensación de que él está
enojado conmigo, enojado, cerca de mí. Soy adicta a Royce Kane, y si intentas
encerrarme en una clínica de rehabilitación, solo encontraré el camino
de regreso a él. No puedes separar el destino, no importa lo duro que lo jodas.
Paso la punta de mi nariz sobre la suya, mis ojos se cierran. —No te gusta
eso, ¿verdad?
Sus dedos se aprietan alrededor de la parte posterior de mi cuello,
acercándome más. Su otra mano cae por mi espalda baja, aterrizando en mi
nalga. Oh mierda. Se aprieta contra mi estómago y mi cuerpo se ruboriza con
un calor abrasador.
—Estoy a punto de follarte en este piso si no cuidas esa boca, Duquesa, no
intentes actuar como si no supieras que he querido tener ese coño desde que
éramos niños.
Cuando mis ojos se vuelven a abrir, parcialmente en estado de shock por
lo que acaba de decir, él me sonríe con suficiencia, sus labios tan cerca de los
míos.
—Llegaste demasiado tarde —susurro con brusquedad, incapaz de ocultar
el dolor en mi voz. Deslizo mis labios sobre los suyos con delicadeza. Su cuerpo
se detiene, sus dedos se tensan en mi trasero mientras los otros detrás de mi
cuello lo siguen.
Empujo su pecho antes de hacer algo como besarlo, camino rápidamente
hacia Silver, Bonnie y algunas otras chicas que están sentadas en una mesa de
picnic cerca de una fogata en el frente de la casa. Algunos hombres están
esparcidos por el octágono como Gypsy, creo que es él, está golpeando la cara
de otro tipo que no he visto, mientras que otros están sentados, borrachos y
cantando al ritmo de la música elegida por Silver.
—Bueno, maldita sea, niña —dice Silver, arqueando una ceja. No es hasta
que me siento a su lado que me doy cuenta de que Nellie está del otro lado.
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Despido a Nellie con un movimiento rápido de mi cabello largo. —No me
gustas.
Bonnie comienza a reír, al igual que las otras mujeres a su lado.
Nellie me mira. —Solo estoy haciendo lo que se me pidió que hiciera. Deja
de ser una perra.
Me dejo caer en una de las sillas y me paso las manos por la cara. —
Realmente necesito un trago.
Bonnie comienza a verter un líquido de una jarra de plástico a una taza
roja.
—¡Bienvenida a las margaritas de sandía de Karli! No puede medir, así
que ten cuidado, son potentes. —Tomo el vaso de plástico de Bonnie,
estudiando a las mujeres a su lado.
—Hola, soy Jade.
—Sé quién eres, niña. —Ella sonríe, sacudiendo las cenizas de su humo—
. Creo que todos aquí saben quién eres ahora, y no tiene nada que ver con el
pequeño atuendo sexy con el que estás vestida y todo que ver con el
notoriamente inalcanzable y engreído idiota Sicko, revoloteando sobre ti como
un lobo hambriento. Soy Karli.
Tomo un bocado del veneno que me sirvieron y me limpio el labio con la
almohadilla del pulgar. —Royce es simplemente protector.
Hay una pausa larga, así que tomo otro trago. El hielo congela mi cerebro,
pero ignoro el dolor punzante, trago el resto y me sirvo otro. Después de esta
noche, quiero olvidar todo lo que pasó con James. Necesito un trago, no una
bebida llena de azúcar y hielo.
—Mmm, no el Sicko que conocemos. A ese hombre no le importa una
mierda nadie ni nada, excepto el club.
—¡Pregunta! —empieza a preguntar Silver, su bebida chapoteando y
golpeando su mano. La música ha cambiado a “Chin Check” de NWA—.
¿Cuántas veces follaron cuando eran más jóvenes? Siento que fue muuuucho.
181
Me eché a reír, el resto de las chicas se unieron. Incluso Nellie. Tengo que
dejar de mirarla.
—Um, ¿cuántos de esos has tenido? Y no lo hemos hecho.
—¡Qué! —Bonnie escupe su bebida, inclinándose hacia adelante—.
¿Nunca?
Niego con la cabeza y miro a Karli. —¿Puedo robar un cigarrillo?
—Claro cariño. —Ella me lanza su mochila—. Lo que es mío es
tuyo. Especialmente si puedes conseguir que Sicko suba a bordo.
Saco un cigarro, deteniéndome ante sus palabras.
Bonnie la regaña. —Deja a la niña sola, tu gran adicta al sexo. —Bonnie
señala a Karli—. Ella y Justice, su viejo, son swingers13. Ignora sus
indagaciones, chica.
Después de que el impacto inicial desaparece, una risa gutural vibra de
mí. Maldita sea. Quizás esas bebidas sean fuertes. Apretando mi estómago,
niego con la cabeza.
—Oh Dios mío. —Limpiando las lágrimas de mis ojos, lleno mi
taza, discretamente alejando la jarra de Silver.
—¡Qué! —Karli dice a la defensiva—. ¿Por qué están todos sorprendidos?
Karli, supongo, tiene cuarenta y tantos años, tiene el cabello largo y
castaño y una figura para morirse. Las líneas en sus brazos muestran lo duro
que se ejercita. —Supongo que asumí que los motociclistas eran, no sé...
—¿Cavernícolas? —dice Bonnie, con una sonrisa en sus labios pintados
de rojo—. Lo son, estos dos son raros.
—Bueno, es bueno saberlo. Encantada de conocerte, Karli.
Karli se inclina hacia adelante para encender mi cigarro. —Cuando
182
quieras, cariño. Diré que Sicko definitivamente está muy ocupado contigo.
—Oh vamos. —Silver se ríe, bailando en su silla—. Todos sabemos que
Sicko juega en la caja de arena y lo hace con Bea. ¿Pero sabes qué? —dice
Silver, mirándome con ojos cuidadosos—. No creo que lo haga con ella.
—Necesito chupitos. —Niego con la cabeza, fumando un cigarrillo.
Siempre he tenido problemas para hacer amigos. Abrirme y permitirme confiar
lo suficiente en alguien como para llamarlo amigo. Supongo que por eso
siempre me he limitado a Sloane.
—Aquí tienes. —Nellie desliza una botella de tequila. Entrecierro los ojos
en el cuenco de sal y limas junto a su brazo.
—¿Envenenaste el mío?

13
Swinger o swinging es una palabra inglesa que define la actividad sexual no monógama
que se experimenta en pareja.
Nellie pone los ojos azules en blanco. —No, perra. Preferiría no estar
enterrada en el patio trasero con mis papás todavía, si te parece bien.
Le quito la botella y le quito la tapa. —No confío en ti.
Lamo el lado de mi pulgar y espolvoreo sal por encima. —Me lo gané.
—Tú tampoco me agradas —Lamo la sal de mi mano y trago el tequila,
exprimiendo una rodaja de lima entre mis dientes, aunque no la necesito.
—Ahora, yo no me gané eso. Te sentirás bien conmigo —Nellie me sonríe.
—No lo creo, soy fría, y una vez que alguien me jode, nunca lo olvido. —
Envuelvo mis labios alrededor de la botella y tomo otro trago. Probablemente
estoy siendo mala, pero la chica nos engañó.
—Mierda dura, niña —dice Nellie, cruzando los brazos sobre el pecho—.
Siempre estaré aquí.
Eh. El alcohol está cumpliendo su propósito, esa calidez que acabo de decir
que no tenía se abrió camino por mis venas.
Silver levanta su taza, de pie sobre la mesa, su trasero girando en el aire
con “So Good” de Big Sean.
183
—Si ustedes dos sólo van a pelear, voy a bailar. ¿Bailas, Jade? Te ves
como si pudieras.
Me río entre dientes, vertiendo más margarita en mi taza y agregando más
tequila. —¿Oh, bailar? Solo cuando estoy borracha...
Karli salta encima de la mesa con un ataque de risa, arrastrando a Bonnie
con ella. Cada vez que he estado con estas chicas desde que las conozco, me
siento feliz. Completa. Con todo el tequila corriendo a través de mi sistema, y
la necesidad de ocultar lo que pasó esta noche con James, junto con todas las
endorfinas bombeando a través de mis venas de lo que había entre Royce y
yo, rapeo la letra mientras me subo a la mesa con ellas. Todas rugen con elogios
de que finalmente me una. Pego mi lengua contra mi labio superior mientras
giro mis caderas. Conozco a estas chicas desde hace cinco minutos y se han
sentido más como una familia para mí de lo que la mía podría haberme hecho
sentir. Esta casa club se siente más como en casa que la mansión de cuarenta
millones de dólares en la que me críe.
—¡Qué carajo! —Alguien maldice en segundo plano, pero todas lo
ignoramos. Canto una parte del verso, la que habla de hacerle algo a su alma,
cuando me tiran de la mesa, el brazo de Royce se engancha
firmemente alrededor de mi espalda.
—¡Ohhhh, Siiicckkoooo! —Silver lanza insultos y Gypsy la mira desde
abajo.
—¿Tienes que ser una imbécil mientras tu viejo está ausente? —Gypsy la
agarra de la muñeca y la balancea sobre su hombro, llevando su cuerpo inerte a
la casa.
—Y por eso, amigos míos, no me subí a esa mesa —Nellie se ríe de Karli,
que se ha quedado bailando sola.
Me doy la vuelta en el agarre de Royce, su pecho contra el mío.
—Estoy bien. Solo necesito mi bebida. —Me inclino hacia atrás para
alcanzarla, pero Royce golpea la taza de la mesa, el contenido salpica por el
suelo. Su mandíbula se aprieta mientras sus manos se sumergen en su bolsillo.
184
Lanza sus llaves a Wicked, quien nos observa a los dos con atención—.
Llévanos a casa.
—¡Acabo de llegar! —digo, confundida. Me encanta la casa club.
—Y ahora te vas. —La mano de Royce cae sobre la mía. Nuestros dedos
se entrelazan mientras me dirige al garaje donde están alineadas las
motocicletas. Hay otro cobertizo detrás del estacionamiento al lado del
cobertizo más grande donde suele ser el bar y la fiesta, con una gran puerta de
chapa cerrada.
Wicked se acerca a mí mientras Royce abre la puerta del garaje,
deslizándola. —¿Realmente no pensaste que eso iba a pasar? —Wicked
pregunta en voz baja.
—Dijo que le importo una mierda, así que no, no pensé que eso pasaría.
—Para ser alguien aparentemente tan inteligente, seguro que eres tonta
como la mierda —gruñe Wicked, siguiendo a Royce al garaje.
—¡Royce! —una voz femenina grita desde atrás. Estoy harta de todos los
coños que lo quieren—. ¿Puedo ir?
Me giro, estudiándola de arriba abajo. —Puedo responder eso, y es un no.
Royce se coloca detrás de mí, sus dedos se extienden sobre mi vientre,
antes de empujarme detrás de él.
—Entra en el coche. —Se vuelve hacia Bea— No, no puedes.
—¡Pero no he estado en tu casa! —Bea deja caer su labio inferior.
Me doy la vuelta para decir algo más cuando la mano de Wicked cubre mi
boca y comienza a arrastrarme al cobertizo, abre la puerta y me tira en el asiento
trasero como si no pesara nada.
—¡Wicked! —le grito, justo cuando se desliza en el asiento del conductor
y enciende el auto.
Me congelo. El familiar estruendo terrestre de un furioso V8 tiembla
debajo de mi trasero, así que empiezo a asimilar los detalles del coche. Asientos
185
de cuero ajustados, volante envejecido.
—Este es su Charger.
—Sí —dice Wicked, apoyando la cabeza en la ventana empañada.
—Huh —me burlo, negando con la cabeza—. Por supuesto que se quedó
con su coche, pero no me dejó quedar. —Mis ojos lo encuentran a él y a Bea,
que todavía están hablando frente a nosotros. Wicked aún no ha encendido los
faros, probablemente porque atravesará todo el recinto.
—¿Qué es ella para él de todos modos?
Wicked ríe. —Ella es solo una de las muchas chicas que Royce tiene para
follar con él hasta que no puede ver bien. Eso es todo. —Se inclina hacia
adelante y enciende la radio, empuja la pantalla táctil y se conecta a Bluetooth.
Hago una pausa mientras Bea se inclina de puntillas, sus dedos alrededor
del cuello de Royce. Ella lo besa con fuerza y yo aparto la mirada, sin querer
mirar más.
—Oh, la perra lo acaba de besar —Wicked niega con la cabeza—. Royce
no besa a nadie.
Ignoro a todos ahora, saco mi teléfono y hojeo mis mensajes de texto.
—¿Por qué me enviaste un mensaje de texto? —digo, mis ojos se conectan
con los suyos en el espejo.
—¿Quieres hacer esto ahora? —Su ceja se arquea en cuestión.
La puerta trasera se abre al otro lado de mí, la colonia de Royce se derrama
en mi burbuja. Me alejo lo más posible de él, la ira me abrasa las venas por él y
Bea, y luego me enfado porque estoy enojada con él.
Wicked acelera el coche lo suficientemente fuerte como para sacudir el
cobertizo de hojalata y nos saca del garaje. “Rehab” de Machine Gun Kelly
comienza a sonar mientras continúo hojeando las fotos en mi
teléfono. Cualquier cosa para no mirar a Royce. Su mano llega a mi barbilla,
volviendo mi cabeza para mirarlo. Mi mandíbula está tensa, mis ojos se
186
desvanecen. Wicked sube la canción y desearía que no lo hiciera. La letra me
golpeó en niveles que no deberían poder alcanzar.
Se fija en mí, escudriñando mi rostro mientras pasamos por las farolas. A
cada paso, la luz sólo ilumina sus rasgos. Espero que diga algo, cualquier cosa.
No lo hace. Sus ojos se posan en mis labios antes de bajar a mis pechos, a mi
vientre expuesto, antes de volver a subir para encontrarse con los míos.
—¿Estás enojada? —dice con una sonrisa. La música está demasiado alta
para escucharlo.
He terminado.
Me arranco el cinturón y me muevo por el asiento. Ni siquiera parece
desconcertado o sorprendido cuando envuelvo mis muslos alrededor de su
cintura y me acomodo sobre su duro cuerpo. Retrocede un poco abriendo las
piernas y apoyando la cabeza contra la parte superior del asiento. Sus ojos
permanecen en los míos y mi corazón late con furia en mi pecho.
—Sí, estoy enojada —digo en voz alta, deslizando mi pulgar entre sus
labios. Él lo muerde con fuerza, sus manos ahuecando mi trasero. Thud. Thud.
Su otra mano sube por detrás de mi cuello, acercando mi rostro al suyo. —
Joder, deja de alejarte de mí entonces.
Mis labios caen sobre los suyos y se abre un poco, chupando mi labio
inferior con su boca. Profundizo el beso, acercándolo, sus caderas se encuentran
con el interior de mis muslos. El dolor que estaba allí se disuelve con cada
embestida. Tener a Royce bajo mi control es suficiente para que lo olvide,
aunque sea solo por ahora. Justo cuando creo que se va a alejar de mí, me pone
boca arriba hasta que estoy tumbada, extendida sobre los asientos, y se hunde
entre mis piernas, su boca nunca deja la mía. Su lengua explora mi boca,
moviendo, frotando y masajeando la mía. Wicked debe subir la música aún más
para cortarnos mientras acelera.
La mano de Royce está en la parte delantera de mi garganta cuando se
inclina, recuperando el aliento mientras mis ojos buscan los suyos. Casi
puedo escuchar los pensamientos corriendo en su cabeza. Llevo mi mano a la
187
parte posterior de su cuello, lo jalo hacia mí, rozando mis labios sobre los suyos.
—Deja de pensar.
Gruñe contra mis labios y se retira, regresando a su lado del auto y
dejándome drogada y seca.
Suspirando, me enderezo y fijo mis ojos en la parte posterior de la cabeza
de Wicked. Pasan más luces, y entrecierro los ojos para ver si lo que estoy
notando en la parte posterior de su cuello está realmente ahí. La cicatriz que
asoma detrás de su camisa se vuelve más visible.
Mis tímpanos pulsan cuando las luces parpadean sobre su cuello.
No puedo exponer el hecho de que sé lo que es o significa esa cicatriz, por
la misma razón de que tengo exactamente la misma en mi tobillo.
Capítulo 16
Royce
Besar nunca tuvo sentido para mí. Era algo que parecía redundante. No
quería los labios de ninguna perra en los míos, preferiría que estuvieran
envueltos alrededor de mi polla, pero se me fue de las manos. Me salí de control,
por las mismas manos que siempre quisieron arreglarme. Arregla mis
problemas. Contarle mis secretos, o joder, solo mirarme a los ojos y conjurar
mi alma para darle todo. Eso es lo que Jade es para mí. Ella es una maldita bruja
que camina, habla y es todo lo que mi alma quiere y anhela. Mi cuerpo la anhela,
pero mi alma jodidamente la necesita. Tener sus labios sobre los míos fue todo
188
lo que pensé que sería, y eso es lo que más me molesta.
—¿Todavía está en la cama? —pregunta Wicked, envolviéndose los
nudillos con cinta adhesiva.
Estiro el cuello y balanceo los brazos para calentarme.
—Sí, se durmió tan pronto como la puse allí anoche.
Wicked parece sospechosamente interesado. —¿En tu cama?
Le doy un tirón de orejas. —Hemos compartido la cama desde que éramos
niños, cabrón. Nada diferente.
—Tienes razón, hermano. No es diferente. Oh, es cierto, excepto por el
hecho de que ahora quieres meter tu polla dentro de ella.
Me río entre dientes y enciendo el estéreo. Arreglé el garaje cubierto afuera
como gimnasio. Sacos de boxeo, pesas. Lo necesitaba para mantenerme
ocupado, pero ahora es prácticamente un gimnasio Wolf Pack.
—Sí, pero eso no puede suceder. —Empiezo golpeando el puño en el saco
de boxeo.
—¿Quieres recordarme por qué? —Wicked pregunta con cautela,
sosteniendo la bolsa en su lugar—. Eres Sicko, la maldita leyenda de las calles
con firma. Nadie querría joder contigo. ¿Entonces por qué?
Aprieto la mandíbula. —Es complicado.
—¿Cómo es eso?
—¿Estás haciendo muchas preguntas hoy, o qué? —Me acuesto en la bolsa
mientras Cypress Hill tararea ruidosamente de fondo—. Porque tu cara está
demasiado cerca para hacer tantas preguntas.
Wicked suspira antes de reír. —Todo lo que digo es que ustedes tres son
bastante reservados en cuanto a por qué deben mantenerse alejados de ella. Solo
tengo curiosidad de saber por qué. 189
Dejo de golpear, desenrollo mi muñeca y lanzo los trapos por el suelo,
limpiando el sudor de mis abdominales. —Porque ella tiene que mantenerse
alejada de todos nosotros. Era parte del trato.
Su rostro palidece. —Sí, lo entiendo ahora.
—Bien. —Lanzo mi botella de agua por el suelo, pasando mi mano por la
cicatriz en mi pectoral izquierdo.
Capítulo 17
Jade
Estaba molesta conmigo por lo rápido que me fui a dormir anoche. Al
menos quería ponérselo un poco más difícil, con él besándome y luego
alejándose.
Sacando la leche de la nevera, miro alrededor de la casa. Es exactamente

190
lo que hubiera pensado que Royce poseía. Los grandes ventanales que dan a la
playa son el principal atractivo, con su arco apuntado hasta el techo y madera
teñida de caoba. Los muebles son sofás de cuero limpio, con una gran televisión
colgada en la pared. La cocina está llena de electrodomésticos de acero
inoxidable, pero la decoración tiene un suave toque femenino. Al instante pensé
que tal vez Royce tenía a alguien más en su vida. Esta casa definitivamente ha
sido habitada por otra mujer. El cabeza de vaca colgando sobre la puerta
principal, hasta las alfombras persas esparcidas por las tablas de madera. La
casa es hermosa. Asombrosa. Pero el hedor del perfume acecha todos los
muebles.
Llevo mi vaso de leche al frente de la sala de estar, necesitando una mejor
vista del agua. Me río cuando veo el barco de esquí envuelto alrededor de su
muelle privado. Las luces de hadas se retuercen y se anudan alrededor de la
barandilla que conduce a ella. A la derecha, hay un árbol grande con ramas en
forma de garras, que cuelga sobre un pozo de fuego que tiene troncos cortados
esparcidos en un círculo para sentarse. Realmente construyó su propia vida, y
yo regresé y la estrellé.
—Casi la llamo Jade dos punto cero. —No me vuelvo para mirarlo,
incapaz de apartarme del encanto del océano.
—Es hermoso aquí —susurro, finalmente girándome—. Lo sabes, ¿cierto?
Su cuerpo se mueve con cuidado. Mi pecho se hincha y mi estómago cae
al suelo. —Lo sé, Duquesa.
Me aclaro la garganta. —¿Lo diseñaste tú? Porque tengo que decir...
La risa sale de él, bajando los dos escalones hacia la sala de estar,
acercándose a mí. Mis dedos se tensan alrededor del vaso en mi mano.
—Diablos no. India lo hizo. Ella es una famosa diseñadora de interiores en
The Hills. Tiene un programa de televisión y mierda en Netflix por eso.
Resoplé, sorbiendo mi leche. —Lo he visto. Ella ha cambiado mucho.
—Lo ha hecho.
Trato de ocultar el dolor en mi pecho por la facilidad con que estos chicos
siguieron adelante. Sé que eso es lo que se supone que debes hacer, pero fueron
todo lo que conocí en toda mi vida, y luego, en seis meses, desaparecieron. Los
tres.
191
—Hmmm —murmuro, ignorando la intensidad de la mirada de Royce y
volviéndome hacia la playa.
—Jade —gruñe detrás de mí—. Date vuelta.
— Mmmm, nop. Estoy bien. —No puedo mirarlo ahora mismo. Me temo
que verá los secretos que escondo debajo, independientemente de lo mucho que
quiera. También quiero besarlo de nuevo, y quiero que me envuelva en sus
brazos y me recuerde dónde siempre está mi lugar feliz.
Se aclara la garganta después de un largo silencio.
—Recuerdas cuando tenías cuatro años y llorabas todas las noches. No
estaba seguro de por qué, pero lo hacías. Así que me colaba en tu habitación y
te dejaba dormir en mi pecho —Mi corazón se rompe en mi pecho, pero en lugar
de ser por el dolor, se abre para permitir que Royce vuelva a entrar. Un zumbido
penetrante resuena en mis oídos. Él ríe—. Era la única forma en que podías
dormir durante dos putos años. Me cansó hasta la mierda, pero fue mi parte
favorita de ser tu hermano.
—¿Cuál es tu punto, Roy? —Finalmente lo enfrento, las lágrimas se
acumulan en la esquina de mis ojos.
Agarra una con el pulgar y se lo lleva a la boca, chupando la gota. Ignoro
la forma en que sus suaves labios se acolchan alrededor de su pulgar por el bien
de mis ovarios.
—Mi punto es cómo puedo pasar de eso a querer doblarte sobre este sofá
y follarte hasta que grites. ¿Mmm?
—No lo sé —digo, parpadeando—. Tal vez de la misma manera que me
dejaste sola en esa casa.
—Oh mierda, Duquesa. —Sacude la cabeza y se agarra el cabello,
frustrado—. ¿Cuándo vas a dejar esa puta mierda? Hice lo que tenía que hacer,
y esa es la respuesta con la que tendrás que vivir. —Me da la espalda y se
aleja. Solo me enfurece aún más.
—¡No es lo suficientemente buena, Royce! —chasqueo. Él me ignora de
nuevo y antes de que pueda detenerme, levanto mi mano y tiro mi vaso vacío a
192
través de la habitación hasta que lo golpea en la nuca. El sudor reluce sobre su
pecho desnudo cuando se vuelve. Estaba tan absorta en mi arrebato que me
perdí los tatuajes que cubren toda su espalda. Antes de que pueda inclinar mi
cabeza para estudiarlos, él se precipita hacia mí, agarrándome por el cuello
y cortando mis vías respiratorias mientras me arroja al salón.
—Te reto. —Sus ojos están sobre los míos, furiosos, mientras sus labios
se curvan alrededor de sus dientes—. A que me pegues y veas lo que hago.
Me escabullo de su agarre y sus manos vuelan alrededor del lugar,
agarrando mis muñecas para empujarlas por encima de mi cabeza.
—No mierda, te voy a matar.
—¡Bien! —digo, abrumada por la emoción—. Al menos eso hará que
desaparezca.
Su mandíbula se tensa. —¿Hacer que desaparezca? Ves, sigues diciendo
mierda como esa y me angustia. —Él aprieta su agarre alrededor de mis
muñecas—. Y estoy casi seguro de que no quieres que me sienta así.
—¿Royce?
—¿Qué? —dice, sus ojos cayendo a mis labios.
—Suéltame.
La comisura de su boca se levanta en una sonrisa mientras se quita de mi
cuerpo. Tan pronto como su peso desaparece, suspiro y estiro las piernas.
—¿Puedes llevarme de regreso al dormitorio? Tengo que ponerme al día
con mis deberes.

193
Capítulo 18
Royce
Muevo el cuchillo entre mi dedo índice y mi dedo anular, girándolo entre
cada uno mientras el viejo reloj hace tictac en el fondo, llenando el silencio con
sus ruidosas y oxidadas manecillas.
Tic.
Toc.
Tic.
194
—¿Sabes por qué estás aquí? —Había una televisión en el medio de la
habitación con un video. No pudimos ver su cara, pero estaba vestido de
negro—. Te diré. —Estabamos en una habitación. Fría. Oscura. ¿Sótano? Mis
muñecas estaban atadas al respaldo de la silla, mi boca cerrada. Encontré a
Orson y Storm a mi lado, aturdidos y confundidos. Anoche fue un jodido
día. Mucho más grande de lo que habíamos anticipado. De hecho, no se
suponía que O bebiera en absoluto debido a su juego de hoy.
Jalé las ataduras. Nos habían secuestrado, joder. La ira se filtró en mis
poros, mis músculos se flexionaron con tensión. Hijo de puta.
El video comenzó a difuminarse, como los viejos televisores, luego se hizo
evidente. Un solo asiento negro, cojines de cuero oscuro, una sudadera con
capucha negra con pantalones negros y mocasines brillantes. Me criaron con
dinero, hablaba con fluidez 'hijo de puta rico', y aunque este hijo de puta usaba
la sudadera con capucha como manta para su identidad, yo sabía con certeza
que él también conocía el dinero.
—Cada uno de ustedes se va. Esta noche. Su vida se ha acelerado.
Gruñendo, traté de morder el trapo de mi boca en vano. Orson estaba
saltando en su silla, tratando de deshacerse de sus ataduras mientras Storm
permanecía callado, mirando la televisión como si estudiara cada detalle.
Teníamos jodidos dieciocho años. ¿Qué diablos podría querer de
nosotros? Obviamente no era dinero, así que debía ser un favor de uno o de
todos nuestros padres. Tenía a tres de los cabrones más ricos de Estados
Unidos sentados en una habitación, atados y amordazados.
Su voz regresa, el tono robótico es un claro indicio de que este idiota no
quería que supiéramos quién era.
—Antes de que intenten negarse, les diré ahora mismo que hay una muy
buena razón por la que cada uno de ustedes va a escuchar cada palabra que

195
salga de mi boca y no solo obedecerme, sino temerme.
No es probable, maldito cabrón.
—Todos serán liberados de su habitación, con el equipo que necesitan
para regresar a la civilización. Estoy seguro de que algún día admirarán mi
técnica. —Se inclinó hacia adelante y su collar me llamó la atención—. Los tres
se irán a casa y cada uno encontrará una carpeta en su cama. En esa carpeta
estará la razón por la que me van a escuchar. Están listo para ir a la
universidad. Se van antes. Estarán fuera de sus casas a más tardar esta
medianoche. Si intentan contárselo a alguien. Su amigo. Novia. Padre. Tía. Los
destriparé, convertiré sus órganos en ropa y los venderé en Etsy —Hizo una
pausa y todos esperamos.
Estaba jodidamente loco, pero había un aire de miedo que sus palabras
dejaron en la habitación mucho después de que las pronunció. Una amenaza
que no necesitaba armas.
—Si no se van... —Aquí estaba. El grande “te voy a matar”—. Su hermana
Jade Olivia Kane… —La sangre se drenó de mis venas y si no fuera físicamente
un hombre completamente sano, me desangraría en el suelo por el
mero susurro de su nombre en sus labios—. Será mía. Cuando digo mía, quiero
decir que desearían que la acabara de matar para cuando terminé. Los
perseguiría en cada uno de sus pasos con ella, la colgaría frente a ustedes
como mi muñeca de trapo, le rompería las costuras y nunca volvería a coserla,
y si creen que no tengo ese tipo de poder, les insto a que lo hagan. Váyanse a
casa, revisen la carpeta, abran sus pequeñas computadoras portátiles o
teléfonos y simplemente escriban las palabras K Diamond.
Mi mandíbula se tensó y todo dentro de mi cuerpo se quemó.
Se relajó en su silla.
—Confío en que tomarán la decisión correcta, caballeros, y cuando estén
instalados en su vida, regresaré, y si no lo hago, eso significa que uno de
ustedes lo jodió en el camino y mi llegada, no será una que les guste. —El techo
se abrió y los cuchillos cayeron sobre nuestro regazo—. Pueden irse.
Hicimos una pausa, viendo la televisión después de que el video se cortara

196
hacía mucho tiempo. Nos tomó un tiempo movernos y soltarnos, pero una vez
que nuestras manos estuvieron libres, todo lo demás se cayó.
—¿Qué diablos fue eso? —espeté, mirando a Orson y Storm.
Orson negó con la cabeza. —No lo sé, hermano. No me gusta.
Dirigiéndome hacia la puerta, la abrí y salí a la terraza, confundido. —
Estamos en un yate.
—¿Qué? —Storm salió detrás de mí con Orson por detrás. La puerta se
cerró de golpe detrás de él y cuando la agarré, permaneció cerrada.
—Mierda. —Abriéndonos paso rápidamente a través del yate a motor,
subimos corriendo las escaleras que conducían a la cabina principal y me
detuve, viendo el océano por un lado y la costa a cientos de metros por el otro.
—¿Qué diablos está pasando? —La confusión de Orson solo me
molestó. Ninguno de nosotros lo sabía.
—Tenemos que escucharlo —Sabía que era rico, pero este yate era algo
que solo personas como nuestras familias podían pagar. Este no era un jodido
juguete. Esta era una maldita máquina multimillonaria.
—¿Por qué? —dijo Orson— Podría estar mintiendo…
Encontré tres tablas de surf alineadas en la parte posterior, de pie con
nuestros nombres escritos en trozos de papel y colocados sobre ellos con una
gruesa carga de cera sexual.
—Porque no estoy dispuesto a apostar por Jade.
Orson hizo silenció.
Storm tomó su tabla.
—Estoy con Royce.
—No quise decir eso así —Orson intentó aclarar—. Tienes razón.
Resolveremos esta mierda en la orilla.
Los tres agarramos nuestras tablas, nos lanzamos en el agua helada en la
quietud de la noche, y esperamos que llegara la primera ola para poder
atraparla y montarla hasta la costa.
Cuando llegué a casa, me gustaría poder decir que estaba fanfarroneando.
197

—¿Qué está pasando? —pregunta Storm, cerrando la puerta de mi casa


detrás de él mientras entra—. Hombre, ¿puedes encender un fuego o algo? Hace
frío aquí.
—Porque Duquesa ha estado aquí, por eso. —Lo veo entrar en mi sala de
estar, donde se tira en el sillón individual, con el cabello alborotado por el vuelo.
—¿Vas a explicar por qué convocaste esta reunión? Estaba en medio de
algo importante —Storm siempre había sido el más sensato de todos nosotros.
El que usaba su cerebro más que su boca. Era útil. Realmente útil.
Especialmente cuando tienes a Orson y a mí en un grupo de tres. Pero con los
años, Storm se ha abierto mucho. No debería culpar a su esposa y a que se
convierta en padre tan joven, pero sé que tiene algo que ver con eso. Dejó
embarazada a la primera zorra que encontró justo después de que nos
marcháramos y, aunque es uno de los ingenieros de software informático más
ricos de los Estados Unidos de América y dirige el negocio informático más
exclusivo, no puedo evitar sentir un puto resentimiento hacia ella.
Principalmente porque es una perra cazafortunas.
—Esperaré hasta que O llegue —digo, señalando la esquina donde se
guarda todo el licor. Unos minutos más tarde, Orson entra por la puerta,
arrastrando su maleta detrás de él.
—Oye, tuve que atrapar el puto ojos-rojos14 anoche solo para llegar a
tiempo. Será mejor que esto sea importante —gruñe, cerrando la puerta.

198
Le sirvo un vaso de whisky y se lo doy, me quito el chaleco y lo pongo en
el sofá. Cuando estoy con los tres, me quito el chaleco. Mi club siempre será lo
primero, pero no cuando se trata de esto.
—Necesito hacerles una pregunta a ambos y necesito que la respondan con
sinceridad.
Orson suspira, dejándose caer en el sofá en forma de L que da al océano.
—¿No podrías hacer esta pregunta a través de FaceTime? Maldita sea,
también te extrañé, pero es temporada baja y la familia y yo nos estamos
preparando para ir a Aspen.
Lo ignoro, apoyándome en el manto de la chimenea. —¿Alguno de ustedes
se ha desviado del camino?
Todos hacen una pausa, sus ojos se posan en los míos.
Storm es el primero en responder. —No lo he necesitado. Nunca me pidió
que hiciera nada más que irme de la ciudad.

14
red-eye: Vuelo nocturno.
—Aquí igual. —Orson levanta su vaso y se traga el caro whisky.
—¿Tú? —preguntan ambos, arqueando las cejas.
—Tampoco me pidieron que hiciera nada. —Aprieto mis ojos—. ¿Alguno
de ustedes ha recibido un video?
Ambos responden al unísono. —No.
Saco mi teléfono y hojeo mis fotos hasta que lo encuentro, lanzando mi
teléfono en el sofá al lado de Orson.
Lo coge y veo cómo su rostro se contrae en confusión. Sus labios se
pellizcan, sus ojos se entrecierran y su cabeza se inclina. —¿Quién es ella?
Me encojo de hombros. —No lo sé.
Storm se niega a mirar, sus ojos permanecen fijos en la pared frente a él.
—Tal vez nos esté probando usando cebo esta vez.
Mi boca se cierra de golpe. No quiero volver a abrir esa herida y duplicar
el tiempo de curación.
Lo fulmino con la mirada. —Estoy bastante seguro de que lo dejó claro la
199
primera vez. —Sacudiendo la cabeza, tomo asiento en el sofá de enfrente,
pasándome las manos por el pelo–. No, esto es otra cosa. Nos falta algo.
El silencio envuelve nuestros recuerdos porque estoy seguro de que todos
los bloqueamos. Los recuerdos son la mancha que el bien o el mal dejan en tu
alma mucho después de la partida.
Este es malvado. Tan jodidamente malvado. —¿Qué pasa con Wicked? —
pregunta Orson, sus ojos en los míos—. ¿Le preguntaste algo?
Tan jodidamente malvado.
Capítulo 19
Jade
Acomodando el cabello hacia un lado de mi cuello, ignoro la música que
suena de fondo y el fuerte olor a sexo. Los dedos se extienden sobre mi vientre,
cubriendo el vestido negro ajustado que llevo. Es largo por detrás y corto por
delante. Lo he combinado con unas botas negras hasta el muslo y me he hecho
una trenza francesa en el cabello. No sé por qué estamos aquí de nuevo tan
temprano.
L'artisaniant. James había dicho que sólo los hacían una vez al mes, así
200
que no sé por qué ahora.
Llevando el vaso a la boca, me apresuro a encontrar la habitación en la que
estuve la última vez que vine. Todos los que me rodean pasan a un segundo
plano en mi mente mientras la estudio como si fuera el examen más importante
de la historia.
Al pasar la almohadilla del pulgar por mis labios, se me pone la piel de
gallina cuando me vienen los recuerdos. Con ellos se sentía diferente. El sexo
nunca se sintió así con James, ni con ninguno de los hombres a los que me había
entregado.
James me hace girar hacia él, su máscara es la misma. Un simple cuero
negro tallado alrededor de sus rasgos. Cubre la mayor parte de lo que
normalmente cubriría una máscara. —¿Por qué tú llevas una máscara y yo no?
—pregunto, observando atentamente su reacción. Desde el segundo vídeo del
hotel, las cosas entre James y yo han cambiado drásticamente. Solía confiar en
él hasta cierto punto, y eso era probablemente por años y años de ser manipulada
por él. Pero ahora sólo quiero correr.
—Hmmmm. —Hace un gesto hacia los ascensores que están ocultos tras
el mar de gente. Me muerdo el labio nerviosamente antes de seguirlo finalmente
hacia las rústicas puertas de metal. El ascensor es uno de los antiguos, en el que
se desliza la puerta metálica manualmente. Una vez que hemos entrado y se
corta la música de premier niveau, el ascensor asciende mientras mis puños se
tensan. Observo cómo la vieja manecilla se detiene en deux. El sudor se desliza
por mi nuca mientras la mano vuelve a cambiar. Trois. No nos detenemos. No
hasta quatre.
Al instante estamos en una habitación sumida en la oscuridad. Hay luces
de color verde azulado colocadas esporádicamente por la habitación, pero no
las suficientes para ofrecer mucha visión. El tinte turquesa está más bien en el
espectro verde y es una elección de color extraño, pero encaja con la estética
que parece desplazarse por la habitación en silencio. Hay un sofá de cuero negro

201
justo en el centro, no hay ventanas ni cortinas, ni rastro de luz salvo las líneas
de LED que se pegan al borde de los rodapiés. Quiero preguntar qué hacemos
aquí.
¿Por qué este lugar?
Un antifaz se coloca sobre mis ojos mientras la boca de James baja hasta
mi nuca. —Ahora lo necesitas.
Trago más allá de mis nervios, limpiando el sudor de las palmas de mis
manos. —De acuerdo. —La iluminación se atenúa aún más y la música gana
volumen. En la otra habitación, se sentía íntimo.
Esta se siente más cargada.
Simplemente. Más.
"Twisted Transistor" de Korn suena con fuerza de fondo mientras James
se adentra en la habitación. Se detiene en el umbral donde se unen el salón y
otra habitación, con las manos en los bolsillos.
—Chicos.
Oh, joder.
Doy los pasos que necesito para llegar hasta donde él está parado, y cuando
levanto la vista frente a mí, me congelo.
Cuatro hombres.
Todos con ropas oscuras, y máscaras de cuero oscuras que cubren las
mitades superiores de su cara. El puto nivel cuatro.
Están todos dispersos, sentados en diferentes asientos. Hay un pequeño
escenario improvisado en el centro de la sala, y cuando James me deja allí sola,
me doy cuenta de lo que debo hacer.
James se dirige a una pequeña zona de bar donde hay un camarero detrás
con un traje blanco. Pide una bebida y se gira para mirarme.
Su voz vuelve a sonar, sólo que distorsionada. Le gusta que sus juguetes
manipulen sus palabras. Como si supiera por qué hace lo que hace y de quién
se esconde.
"Change" de Deftones empieza a sonar con fuerza, y me encuentro
examinando a todos los que están aquí.
202
Dos llevan sudaderas oscuras con capucha y la boca tapada con pañuelos
blancos, uno lleva un traje caro con una máscara de cuero negro que le oculta
la mitad superior de la cara, y el último lleva una chaqueta de cuero con una
sudadera con capucha debajo, con el mismo pañuelo blanco alrededor de la
boca.
Me paso la lengua por los labios, dejo el teléfono en el suelo y me dirijo al
escenario improvisado. Esto no es nuevo. James me ha hecho bailar para la
gente en el pasado, pero siempre con un propósito. Para entretener a hombres
ricos y gordos que tenían demasiado dinero y poca humanidad. Les tomaba el
pelo. James decía que yo era una imagen directa del tipo de chicas que tenía a
la venta.
Me parecía inquietante, pero no podía hacer nada al respecto.
La canción sigue sonando en el estribillo y mis dedos se flexionan
alrededor de la fría barra mientras me desenredo el cabello de la trenza. Al
apartar mi cuerpo del poste, dejo que mi mente se desplace a otros lugares, pero
cuando me alejo de ellos, alguien está a mi espalda, con sus dedos extendidos
sobre mi bajo vientre.
Reconozco su tacto casi al instante, y antes de que pueda pensar demasiado
en ello, me doy cuenta de que la razón por la que lo he reconocido es porque
era uno de los dos chicos de la primera noche a la que asistí.
Suspirando, aprieto la mejilla contra el frío metal del poste mientras su
dedo se sumerge en la cintura de mis bragas.
Cuando mis ojos vuelan por encima del hombro para encontrar a James,
ya no está.
Mis hombros se relajan mientras mis dedos se flexionan alrededor de la
barra, haciendo que mi culo se estrelle contra la entrepierna de sus pantalones.
Sus dedos se mueven en torno a mis caderas y me empuja hacia él.
Su cabeza se inclina.
Empieza a sonar "Lapdance" de N.E.R.D mientras su mano encuentra la
curva de mi garganta y la otra se sumerge en la parte delantera de mis bragas.
La frustración lucha contra el placer mientras intento encontrar sus ojos. ¿Quién
203
coño eres tú?
Sus dedos se acercan a mi culo mientras me levanta del suelo, y envuelvo
mis piernas alrededor de su cintura, justo cuando alguien se acerca por detrás
de mí y me baja la cremallera del vestido. Me cae por los hombros y me lo quita
de un tirón, por encima de la cabeza, con el cabello cayendo por la parte baja
de la espalda. El tipo que está delante de mí se gira, se inclina y hunde sus
dientes en la piel de mi clavícula.
Gimo, inclinando la cabeza para él mientras el que está detrás de mí se
sumerge bajo mis bragas.
—¡Joder! —ruge alguien detrás de nosotros, tan fuerte que la música se
ahoga momentáneamente—. ¡Oye! ¡Para! —Las manos se acercan al hombro
del tipo que me sujeta.
La voz me resulta familiar.
Cuando el tipo que me sujeta me deposita de nuevo en el suelo y se gira
para mirar a su amigo con rabia, veo a cámara lenta cómo le arrebata mi
teléfono. Sus hombros se tensan mientras se gira lentamente con mi teléfono en
las manos.
¿Mi teléfono? Mierda.
—¡Qué! —exclamo, molesta por estar sentada en medio de un escenario
improvisado en sujetador y bragas mientras todos me miran como si no lo
hubieran visto nunca.
Arroja mi teléfono al otro lado de la habitación y da tres zancadas furiosas
hacia mí, levantándome de un tirón por los brazos y arrancándome la máscara.
Jadeo, con los ojos furiosos. —¡Qué coño!
Se quita el pañuelo que le rodea la cara y mi mundo se detiene. Mi
estómago cae al suelo y se solidifica a mis pies.
—¿Qué coño estás haciendo aquí, Duquesa? —La cara de Royce aparece
a la vista y parpadeo un par de veces para asegurarme de que no estoy
alucinando. 204
Alcanzando el borde de su sudadera con capucha, se la quito de la cabeza
hasta que cae alrededor de su cuello tatuado.
—Oh, mierda —susurro, con la sangre tan fría como el hielo.
Me hace retroceder hasta que choco contra el pecho del tipo que está detrás
de mí. Los ojos de Royce vuelan furiosamente sobre mi hombro, y veo como su
mandíbula se convierte en piedra, sus ojos queman toda la energía de la
habitación. —Vete. Joder. Lejos de ella. —Su tono es bajo, peligroso y está a
mil niveles por encima de la temperatura del infierno. La música se corta de
fondo mientras Royce recoge mi ropa de los pies y me la mete en el pecho. —
Cámbiate. Jodidamente ahora.
Hago lo que me dice. ¿Qué está pasando? Me pongo el top y me bajo la
falda, y el pánico se apodera de mis músculos mientras busco furiosamente por
la habitación. Royce se tira del cabello con frustración mientras se sienta en el
sofá, con un cigarrillo entre los dos dedos.
—Roy, ¿qué diablos?
—Mieeerda —murmura uno de los otros, quitándose el pañuelo.
—¡Orson!
Orson sacude la cabeza, pasándose las manos por la boca. —Qué pasa,
Duquesa.
Palidezco, caminando hacia él y rodeando con mis brazos su nuca. —
¡Estás casado! ¿Qué coño haces aquí?
—Tenemos un tipo de matrimonio diferente.
Mis músculos se tensan. —L'artisaniant, es francés... —Uniendo las piezas
sobre que Orson es en parte francés. Me muestra una sonrisa triste—. Sí,
Duquesa. Nosotros...
—¡Cállate la boca! —Royce gruñe sin mirar hacia nosotros. Cuando me
giro para ver que los dos últimos chicos se han quitado los pañuelos y las
máscaras, no me sorprende ni un poco ver que uno es Storm, pero sí que el otro
es Wicked.
Trago saliva y mis ojos recorren su cuerpo. A juzgar por el hecho de que
205
Storm es demasiado delgado y Orson demasiado alto, deduzco que fueron él y
Royce con quienes me acosté la primera noche.
Oh, Dios.
Me he follado a mi hermano adoptivo sin darme cuenta.
La sala se inclina cuando me dejo caer en el escenario, la incredulidad me
deja sin palabras.
—Royce —susurro, deseando que me mire.
No se mueve, sus hombros suben y bajan mientras respira profundamente.
Cuando creo que no va a decir nada y Orson desaparece hacia la barra para
coger unas botellas de whisky de primera, me arrastro por el suelo hasta
situarme frente a él, con las manos en las rodillas.
—Royce... —repito—. Mírame.
Los músculos de sus muslos se tensan. Me quita las manos de las rodillas,
se echa hacia atrás en el sofá mientras se coloca el cigarrillo entre los labios y
cierra los ojos con fuerza. El ceño fruncido que tiene grabado en sus cejas me
infunde tanto miedo que mis pies se mueven para salir corriendo, pero me
quedo. Porque necesito hacerlo. Porque sé que va a arremeter contra mí y que
va a intentar hacerme daño, así es como maneja sus emociones. Él lidia con sus
emociones maníacas fingiendo que no tiene ninguna, pero se olvida de que
nuestras almas fueron una sola una vez. Siento lo que él siente.
Enderezo mis hombros, deseando que las lágrimas no se escapen.
No voy a parecer débil.
No he pasado por todo lo que he pasado en los últimos cuatro años para
desmoronarme a manos de Royce.
Me mira con ojos nuevos, los mismos que me mostró cuando llegó a casa
por primera vez. Pero esta vez es diferente. La vergüenza me recorre en oleadas

206
de calor.
—Respóndeme a esto —murmura alrededor de su humo. Busco su paquete
en el suelo y prendo el mío. Sé que lo voy a necesitar para la siguiente pregunta
que me va a hacer. Y todas las que vendrán después. Aspira profundamente,
todos los músculos tensos de su cara se suavizan, y entonces veo cómo expulsa
anillos de humo de sus labios curvados—. ¿Estuviste aquí la otra noche? ¿Con
el mismo hombre?
Aprieto los dientes. —Sí.
Su labio se curva en un gruñido mientras se inclina hacia delante,
cogiéndome por la barbilla e inclinando mi cara hacia la suya. La posición en la
que estoy ahora no me favorece, como su perfecta mascota sentada a sus pies.
Justo cuando creo que va a decir algo, me aprieta la barbilla, apartándome de
él, antes de ponerse de pie.
—Royce —dice Wicked detrás de mí, y cuando la puerta se cierra de golpe
en su huida, cae la primera lágrima. Ya ni siquiera lucho contra ellas, la emoción
que rueda por mi interior es incontenible.
Llevo las rodillas al pecho y apoyo la frente en la parte superior. Mis
mejillas arden de vergüenza, mis hombros se encogen de forma protectora.
—Duquesa —dice Storm, con su mano en mi hombro—. Sabes cómo h...
—Cierra la boca, Storm. —Orson me levanta del suelo y me lleva al sofá
con él. Me limpio las lágrimas de la cara mientras Orson sale de la habitación
por el otro lado, trayéndome una manta de lana.
Me cubre el cuerpo y me entrega la botella de whisky. —Supongo que lo
necesitarás.
Asiento con la cabeza, rodeando el borde con los labios, mientras siento
que Wicked se mueve detrás de mí, extendiendo su brazo sobre el borde del
sofá. —¿Fuiste tú? —pregunto con los labios agrietados, después de que el
whisky se haya ido hace rato, dejando su huella en mi garganta. Paso la punta
de mi dedo índice por su piel impecable, trazando las profundas líneas azules
de sus venas en los brazos. Tan pálido.
La otra mano de Wicked se acerca a la parte exterior de mi cadera,
arropándome bajo él. —Sí.
Trago bruscamente. —Me alivia que no haya sido uno de estos cabrones.
207
—¡Oye! —Storm se ríe, tomando asiento en el escenario mientras Orson
se acerca al otro lado de mí—. Pero cierto. —Él y Orson se ríen tristemente
antes de sentir los ojos de ambos en los míos.
—Duquesa —dice Orson con suavidad—. ¿Quién es ese hombre con el
que estabas? ¿Qué está haciendo aquí?
—Mmmm —reflexiona Royce desde el otro lado de la habitación y mi
columna vertebral se endereza—. ¿Qué haces aquí, Duquesa, y quién coño es
ese hombre? —Cuando entra en la sala con media botella de whisky agotada y
colgando de sus dedos, toma asiento en el escenario mientras se apoya en el
poste, acercando su pierna al pecho mientras cuelga su brazo de él.
—No puedo responder a eso —explico, ignorando los ojos de Royce. Me
ha herido más veces de las que puedo contar, pero antes de esta noche, todo
parecía superficial. Como cuando un amigo te hacía daño en la escuela primaria,
y lo superabas en unos días.
Esto es diferente ahora. Tengo miedo de que no me vea de la misma
manera ahora que sabe que no sólo ya hemos tenido sexo, sino que también he
tenido sexo con Wicked.
—¿En qué estás pensando, Duquesa? —Royce se burla, y yo me limpio
rápidamente la siguiente lágrima que cae por mi mejilla. —Salgan todos. Ahora.
—¿Yo? —pregunta Wicked, tensando su brazo en mi periferia.
La pesada risa de Royce atraviesa el centro de mi columna vertebral. —
Sobre todo tú.
Orson y Storm salen primero antes de que Wicked se separe de mí a
regañadientes y se vaya de la misma manera que ellos. Cuando la puerta se
cierra y se apaga el ruido, noto que la música sigue sonando, solo que ahora es
más tranquila.
—Jade —Royce reclama mi atención, y por fin me animo a mirarlo. El
cansancio se apodera de mis músculos. Estoy agotada. Mis párpados están
húmedos y pegajosos por todas mis lágrimas y me duele la garganta, hasta el
208
fuego ardiente de mis pulmones—. ¿Quién es?
Me tiembla el labio. —Roy, puedo...
—¡Joder, Jade! —ladra, lanzando la botella medio vacía por la habitación
hasta que se estrella contra la pared y los fragmentos de cristal mojados en
líquido de color ámbar salpican las paredes opacas—. ¡No me ocultes la mierda!
—¡No puedo! —grito, pero mis malditas y estúpidas emociones me hacen
tener hipo alrededor de cada sílaba—. Simplemente no puedo... —hipo—,
¡decirte, Royce!
Se levanta de su posición, contoneándose hacia mí. Desliza su dedo en mi
boca. —¿Necesito deslizar mi polla entre estos labios para recordarles que
pueden salir cosas malas de ellos? —se regodea, inclinándose hasta que sus
labios están a un suspiro de los míos—. O tal vez sólo necesito llenarte el coño
con mi polla y follarte tan fuerte que tus secretos te pidan que huyas de mí.
Todavía, el puño que me ha clavado en las tripas palpita con un dolor
insoportable. El aire frío sopla a través de mi sangre, mi cuerpo tiembla de frío.
Ya me está juzgando. —¡Vete a la mierda!
Su mano está en mi barbilla y su nariz presionando la mía. —Dime quién
coño es tu noviecito, Jade, y te prometo que no te haré ver cómo lo corto en
pedacitos y esparzo sus miembros por todo el puto océano Pacífico.
Me alejo de su agarre. —No es mi novio. No puedo decirte nada más, Roy.
No puedes hacerme hablar.
Exhala, saca otro cigarrillo y se lo pone entre los labios, justo cuando la
puerta se abre en el fondo y Wicked vuelve a entrar, ahora con su chaleco de
MC sobre la capucha.
—Tenemos un problema —interrumpe Wicked, haciendo un rápido repaso
de mí antes de dirigirse a Royce—. El novio nos ha oído hablar de lo que acaba
de pasar. Antes de que pudiera echarle las manos al cuello, salió corriendo.
Veo con horror cómo se le va el color de la cara a Royce y sus gruesas
cejas negras se curvan alrededor de los ojos. Sus pupilas se dilatan, mostrando
sus afilados dientes. Su rabia crepita en la habitación como una tormenta
209
eléctrica.
—Royce... —Le cojo la mano. Lo necesito. Necesito sentir su perdón,
aunque técnicamente no quiera dármelo ahora.
Se aparta de mí. —Vas a volver a mi puta casa, y no te vas a ir a no ser que
sea a lomos de mi maldita moto, o en mi coche. —Vuelve la cara hacia mí por
completo. Su afilada mandíbula se mueve, los tatuajes bajo la piel de su cuello
se estiran. Me pierdo momentáneamente en lo mucho que ha cambiado con los
años. Su piel sigue siendo suave y sus rasgos aún demasiado bonitos, pero los
tatuajes y los músculos empapan su mirada de algo mortal e inflamable—. ¿He
sido jodidamente claro?
La habitación vuelve al tiempo real mientras asiento con la cabeza. —Sí,
de acuerdo. —No quiero acceder a esto, pero hay una parte de mí que quiere
estar cerca de él ahora mismo, otra parte de mí que espera calmarlo, pero la
mayor parte de la lucha que está ocurriendo dentro de mí ahora mismo es el
miedo. Tengo verdadero miedo de lo que James pueda hacerme ahora que sabe
que yo sé que Royce está aquí.
¿Sabía que se trataba de Royce?
Los músculos de mi cara se liberan instantáneamente, mi boca se abre
ligeramente.
—¿Qué? —Royce suelta un chasquido—. ¿Qué coño está pasando por tu
cabeza ahora mismo?
Me aclaro la garganta. —Nada.
Mentir nunca se sintió tan mal.

210
Capítulo 20
Royce
Frunzo el ceño a Wicked mientras vuelvo a Jade. Me está ocultando cosas,
lo sé. Orson lo sabe, Storm lo sabe y, lo más molesto de todo, Wicked lo sabe.
Jade se levanta del sofá, y todos los ojos se posan en ella cuando se mueve.
—¿Baño?
Asomo la cabeza por encima del hombro. —El cuarto de atrás. Si no sales
en cuatro minutos, derribo la puta puerta a patadas. 211
Jade me ignora, pasando de largo y desapareciendo por la puerta.
—¿Siempre eres tan duro con ella? —pregunta Wicked.
Ladeo la cabeza, estudiándolo de cerca. Ahora mismo tengo dos opciones.
Puedo devolverle al lugar del que tan convenientemente parecía haber salido
arrastrándose, y al mismo tiempo poder salvar lo que queda de nuestra amistad,
o puedo jugar al engaño.
—Oh, está claro que eres nuevo aquí. —Storm se ríe desde detrás de la
barra—. Es tímida comparada con lo que está acostumbrada.
Orson está callado al otro lado de la sala, pero mi atención no se ha
desviado de Wicked. Ahora soy como un tiburón que percibe la sangre, y esa
sangre la derramó Wicked.
—¿Te has dado cuenta de la naturaleza despectiva que le lanza esa chica?
—Orson finalmente añade—. Eso viene de años y años de resiliencia acumulada
después de aguantar la mierda directa de Royce Kane.
Le doy la espalda. No se equivoca.
—Está ocultando algo —señala Wicked, apoyándose en la pared—.
Tenemos que averiguar qué es.
—Ya lo sé —siseo, un poco demasiado rápido. Sé por qué me siento más
amenazado por Wicked que por cualquiera de los otros aquí, y es porque los
otros dos siempre han mirado a Jade como a su propia hermana. Ninguno de
ellos ha intentado nunca acercarse a ella, ni lo harían. Jade Olivia Kane tenía mi
nombre estampado en su puto culo de recién nacida, y no había una maldita
cosa que pudiera hacer para quitarlo. Yo lo sabía. Nuestros amigos lo sabían.
Diablos, nuestros malditos padres lo sabían—. Nadie conoce a Jade mejor que
yo.

212
—De veras. —Wicked prueba las aguas que realmente no debería pisar—
. ¿Entonces por qué no sabes lo que está ocultando?
—Sencillo, en realidad. —Jade se acerca por detrás de mí, pero no me
muevo. Cuento mentalmente hasta veinte en mi cabeza para evitar inclinarme
la garganta y le arranque la garganta a Wicked. Inhalo y exhalo. Jade continúa—
. Ahora sé cómo ocultarle secretos.
Coge su teléfono del sofá y veo cómo sus dedos se aferran a la carcasa
negra.
Una manicura blanca perfecta. Simple, limpia, pero sabiendo exactamente
qué hacer con ella. Lo único peor que una mujer inocente es una que sabe
exactamente cómo usarla para poner al mal de rodillas. No sé por qué el blanco
se me pega, pero lo hace. Me llama la atención principalmente porque Jade es
cualquier cosa menos la pureza que intenta proclamar pintada en sus uñas. Es
una declaración.
—¿Nos vamos? —añade, y finalmente me pongo en pie, dirigiéndome a
Wicked.
Cuando todo el mundo está fuera del alcance de los oídos, aprieto los
dientes y le clavo mi mirada. Wicked es un tanque, y sabe cómo luchar y
aguantar, pero no te equivoques, puedo acabar con él, joder. Si le das a un
hombre algo por lo que merezca la pena luchar, luchará hasta la muerte. Jade es
un cebo de lucha para mí. Si cuelgas su sexy trasero frente a mí, mataré a
cualquiera que se atreva a acercarse a ella.
—Si vamos a tener un problema en lo que a ella se refiere. —Sonrío
mientras me inclino hacia su oído, mis ojos caen sobre su hombro—. Dímelo
ahora. Prefiero tener sangre en esta habitación que en mi casa.
Wicked retrocede, sus ojos marrones oscuros buscan los míos. Asoma la
cabeza fuera de la habitación. —Chat.
Levanto los dedos para detener al resto de la sala. —Danos un segundo.
Una vez que estamos en el vestíbulo, Wicked se gira para mirarme. —En
primer lugar, jódete. Nunca hago nada sin una puta razón, lo sabes, segundo,

213
estás jodidamente ciego cuando se trata de ella. Ella es tu punto ciego.
Dondequiera que ella esté, en cualquier otro lugar, ya no existe Royce. Te
vuelve jodidamente tonto. Ella te hace jodidamente tonto. Estoy aquí para
asegurarme de que no seas siempre jodidamente tonto. —Veo cómo se mueve
su boca y tengo que contenerme físicamente para no darle un puñetazo en la
mandíbula.
—No estoy ciego, hermano, estoy jodidamente concentrado. Si cuelgas a
esa chica sobre cualquier cosa que creas que no puedo matar, follar o luchar,
puedes apostar tu último dólar a que la masacraré, destrozaré y noquearé. Ella
no es mi punto ciego. —Me río, pasándome el dedo por el labio inferior—. Ella
es el puto interruptor de mi rabia. Ella es lo que me vuelve jodidamente loco.
Ella es por lo que me desgarro. Así que te lo pediré una vez más, y hermano o
no, te asesinaré.
Wicked sacude la cabeza, pasándose las manos por la nuca mientras aprieta
la mandíbula. —Royce. No soy tu enemigo. Tú confías en mí. Por eso me has
dejado entrar en L'artisaniant.
Hago una pausa y pienso en sus palabras. Principalmente la verdad. Confío
en él. Confío mucho en él. —La confianza no es algo que pueda negociar
cuando se trata de Jade.
—Maldita sea. —Las cejas de Wicked se disparan con sorpresa—. Creo
que nunca he visto a un hombre supuestamente no quererla, pero que necesitar
a una chica tan mal en toda mi vida.
—Debes ser nuevo aquí. —Era una broma, pero sobre todo era verdad.
Aunque conozco a Wicked desde hace años, nunca ha sido testigo de cómo soy
con Jade.
Su mano se acerca a mi hombro. —Hermano, confía en mí. Cualquier cosa
que haga con ella, o por ella, es para tu beneficio.
Mis ojos se entrecierran. —No te acerques a ella.
—Entonces, ¿la quieres? —prueba.
Me río con arrogancia. —Hijo de puta, estás haciendo las preguntas
equivocadas.
—Bueno, ¿qué se supone que debo preguntar? —Si cualquier otra persona
214
hubiera dicho esas palabras, le habría dado una bofetada, pero es Wicked. Tengo
que acostumbrarme a que esté cerca de Jade.
—Eso no.
—¿Por qué? —pregunta, y ahora sé que quiere que le peguen.
—Porque no hay un “la quiero” o “ella me quiere”. —Doy una calada a mi
cigarrillo hasta que el humo sale por mis fosas nasales—. Sólo estamos ella y
yo y nadie más.
Wicked asiente. —Tomo nota. No me acercaré a ella así, pero quiero
averiguar qué esconde.
No es el único que piensa así.
Esa misma noche, después de volver a mi casa y de asegurarme de que
Jade estaba en la cama, jodidamente dormida, llamé a la iglesia desde el salón.
Necesito desahogarme sobre lo que he descubierto esta noche, y tal vez,
mientras aireo los nuevos hechos, recompongo parte del rompecabezas.
—¿Por qué no la atas a la cama y la follas para que te lo cuente o la
torturas? —Afirma Gypsy.
Es joven. Eso lo sé. Tengo que recordarme constantemente este hecho o lo
mataría y luego tendría un problema con Lion.. —Porque esa no es ella.
Gypsy se pasa los dedos por su cabello al estilo One Direction y se encoge
de hombros. —Sólo es una sugerencia.
Sacudo la cabeza. Estoy orgulloso de lo mucho que está creciendo y
adaptándose a la vida que le rodea. Sin embargo, se le acabó la suerte en el
momento en que dejó el saco de bolas de Lion.
Lion se inclina, apoyando los codos en las rodillas. —Tiene que decirte
quién es. Hay una razón por la que la está trayendo a tu club de sexo.
—¿Por qué tienes que decirlo así? —Bromeo, guiñando un ojo a Lion. Él
nunca ha visto los detalles de L'artisaniant que la mayoría ve. Con Lion, es
blanco y negro. O follas o matas. 215
Lion se ríe por lo bajo, pasando la mano por la gruesa barba de su
mandíbula. —Porque eso es lo que es, joder.
Sacando la pierna, veo cómo Wicked coge una de las sillas de la cocina y
la gira para sentarse en ella de espaldas. —Sea quien sea, lo está protegiendo
por una razón. —Todavía no estoy seguro de lo que siento por Wicked y su
juego con Jade. Sé que confío en él y en sus intenciones, pero saber que se la ha
follado no me sienta bien.
De hecho, hace que me piquen los dedos para que estén alrededor de su
garganta. Y la de ella.
—No lo dudo —digo, haciendo girar el mechero alrededor de mis dedos—
. Ella sabe que lo mataré, joder.
—¿Qué hacías cuando estaba en el instituto con todos sus novios entonces?
Maldita sea —murmura Gypsy—. Joder, Sick, estás loco por ella.
Silencio. —Es bonito que pienses que lo he permitido.
—Pobre perra —bromea Gypsy, revolviéndose en su asiento.
Lion se levanta del sofá. —¿Te han enviado algún vídeo nuevo?
Aprieto los dientes, mi sangre apagando las llamas que arden en mi pecho.
—Sí. Ha habido dos.
Lion saca sus llaves del bolsillo. —Vigila los vídeos mientras intentas
controlar a tu mujer. ¿Vas a ir bien a tu carrera mañana o debo enviar a alguien
más?
Le doy un tirón de orejas a Lion. —Que te den por culo. Estaré bien.
Lion se ríe mientras se dirige a la puerta principal. Me echa una última
mirada antes de atravesar el umbral con Gypsy, Wicked y Slim detrás de él.
Lion se detiene en el umbral. —Nunca te he preguntado cómo llegó a ser
tu hermana.
—Hmmm —respondo—. Porque en realidad no se lo cuento a nadie. —
Me inclino hacia delante hasta que mis codos se apoyan en mis muslos—. La
dejaron caer en nuestra puerta.
216
Lion inclina la cabeza, cruzando los brazos frente a sí mismo. —¿No
pasaron por un proceso de adopción?
—No. Bueno, después de que la dejaran allí, mamá y papá hicieron lo
necesario para encontrar a su familia, pero no había ningún registro de ella.
Gracias a papá, él movió algunos hilos y logró adoptarla legalmente después de
que se desbloqueara un asunto de abandono infantil.
—¿Ella lo sabe?
Me inclino hacia atrás. —No, ella cree que la dejaron en el orfanato y así
hicimos el proceso.
—Algo no está bien en eso —dice Lion frunciendo el ceño—. No te quedes
en el camino. Intenta llegar al fondo de lo que sea que esté pasando con ella.
—Lion —gruño. Él sabe muy bien cuánto significa este club para mí y
cómo nunca he permitido que nada se acerque a mi club o a mis hermanos.
Salvo que casi querías matar a Wicked por Jade.
Sacude la cabeza, levantando las manos. Sé que no hay manera de llegar a
ese viejo obstinado. —Sicko, cuida de la chica. Es tu familia, lo que significa
que es nuestra familia. La mierda está apretada en el club ahora mismo. No
hemos tenido una guerra en nuestras manos en el último año. Haz lo que sea
que tengas que hacer.
Mostrando un palillo en mi boca, le sonrío. —Todavía quiero esa carrera.
—Joder. ¿Por qué? —dice Lion, exasperado.
Me saco el palillo de la boca y lo tiro sobre la mesa de café. —Porque
tengo mucha rabia dentro y tiene que salir de una forma u otra.
—¿Quieres empezar una guerra? —pregunta Lion, con una ceja fruncida.
—No, esta vez no. —Le guiño un ojo mientras me despide, cerrando la
puerta tras de sí y entonces sólo quedo yo.
Y ella.
217
En una casa donde no tenemos que ser hermanos.
Gruñendo, cierro los ojos e intento cortar los recuerdos de lo bien que se
sintió envuelta en mi polla aquella noche. Debería haberme dado cuenta. ¿Por
qué coño no sabía que era ella?
Capítulo 21
Jade
Tres de la mañana. Los números rojos que parpadean en la mesilla de
noche me miran.
Balanceo las piernas sobre la cama y me paso los dedos por el cabello,
apartándolo. Me paralizo cuando recuerdo dónde estoy.
Royce.
Sábanas de seda negra, fundas entintadas y almohadas blancas. Hay una
218
sola obra de arte colgada en la pared, un lienzo vacío. Blanco. Nada pintado en
él. En el lado opuesto cuelga un gran televisor que ocupa casi toda la pared, con
una cómoda debajo.
Inhalando y exhalando, intento recomponerme. Alcanzo mi teléfono en la
mesita de noche y hojeo la pantalla de inicio.
No hay nada.
Ninguna llamada perdida, ningún mensaje de texto de James. El hecho de
que no se haya puesto en contacto conmigo me hace sentir miedo. Me levanto
de la cama, me dirijo a la puerta, la abro y miro el largo pasillo. Hay una luz
encendida al final, así que me dirijo hacia ella, con el frío suelo presionando las
plantas de mis pies. El corazón se oprime en mi pecho y el estómago se me
revuelve de inquietud. No sé cómo estará Royce cuando lo vea.
Doy los dos pasos que conducen a la zona del salón y la cocina, y me
detengo cuando lo encuentro recostado contra el sofá, con un brazo echado
sobre la cara y la cabeza apoyada en el respaldo. Está sin camisa, sólo con los
vaqueros desabrochados y colgando de las caderas, mostrando sus Calvin Klein.
Es la primera vez que siento que puedo ver todos sus tatuajes. Son
principalmente calaveras y caras demoníacas, pero con los números 2000
tatuados sobre su pecho. Mi corazón sufre un cortocircuito cuando veo los
números “mis números”, el año en que nací, pintados en su piel con la misma
fuente de grafiti que solía salpicar la roca de Orson cuando éramos niños.
Me acerco a la habitación, cojo la botella de whisky que hay en la mesita
y me llevo el borde a los labios. Doy un trago, pasando la palma de la mano por
la camiseta que llevo puesta. Lleva las palabras Wolf Pack MC, con su emblema
de lobo y California debajo.
Vuelvo a dejar la botella sobre la mesa y deslizo el pulgar por el labio
inferior, quitando el exceso de líquido, mientras vuelvo a contemplarlo. Sus
apretados abdominales, los tatuajes sobre su piel, sus brazos llenos de músculos
y unidos por la fuerza. Él es todo lo malo. Todo lo que está mal en el mundo

219
viene en el paquete de Royce Kane, pero él nunca abre ese paquete cerca de mí.
Nunca.
Tiene las rodillas abiertas y el pecho sube y baja con un ritmo suave. Sus
labios están ligeramente separados, pero parece tranquilo. Por lo que puedo ver.
Sé que está enfadado conmigo por lo de Wicked, y sé que si alguna vez se
enterara de lo de James, probablemente me echaría a un lado como si fuera un
juguete usado, pero por ahora, lo necesito. Lo quiero de todas las maneras en
que me ha privado de él a lo largo de los años.
Colocando mis piernas por fuera de las suyas, me bajo lentamente encima
de él, y él se queda quieto al instante debajo de mí.
—Jade.
Presiono mi dedo en sus labios. Lo necesito.
Me acerco a él y le paso la lengua por el borde de los labios.
Su brazo se separa de su cara y mi corazón se sale del pecho. Es tan
jodidamente hermoso. Tiene el cabello desordenado en la parte superior de la
cabeza y sus ojos están fijos en mí. —Duquesa, se supone que somos
hermanos...
Paso la lengua por la línea de corte de su afilada mandíbula y por los
tatuajes que la decoran. —Mmm, pero los hermanos no saben a qué sabe el otro.
Su cuerpo se queda quieto debajo de mí, y justo cuando creo que va a
alejarme de él, su brazo se engancha alrededor de la parte baja de mi espalda,
manteniéndome como rehén. Su otra mano se coloca detrás de mi cuello y me
aprieta con fuerza. Me acerca la cara a la suya y sonríe sobre mis labios. —
Después de esto no hay vuelta atrás.
Trago saliva. —Lo sé. Me inclino para besarlo cuando se retira y me
levanta por debajo de los brazos como si no pesara nada, colocándome encima
de la mesa de café.
Me separa las rodillas y me pasa las manos por el interior de los muslos.
—La camisa te queda bien.
Suspiro. —Cállate y quítatela.
—No, por ahora te la dejo puesta. —Su cabeza desaparece entre mis
muslos y mis dedos encuentran su cabello. Me apoyo en los codos y veo cómo
220
se flexionan sus caderas con cada movimiento. Sus manos rodean cada muslo y
me atrae más hacia su boca. Mi cabeza vuela hacia atrás cuando su lengua pasa
por mi clítoris.
Me retuerzo contra su boca mientras su lengua permanece en el mismo
lugar, lamiéndome por todas partes mientras absorbe mi liberación. Desliza su
dedo dentro, y luego otro. Estoy tan cerca de la liberación. No puedo respirar lo
suficientemente rápido para alcanzarla. Justo cuando estoy a punto, se
desprende y pasa su lengua por el punto en el que mi coño se une a mis muslos.
Grito cuando sus dientes se hunden en mi piel. Su boca vuelve a estar sobre mí
y sus manos se deslizan bajo mi culo, levantándome de la mesa de café y
poniéndose de pie a toda altura. Me aferro a su cabello mientras mis muslos se
tensan alrededor de su cuello.
—Royce, no me dejes caer.
Se ríe entre mis muslos. —No lo haré. —Su boca se abre en mi clítoris
mientras nos hace retroceder por el camino que recorrí y volvemos a la
habitación en la que me desperté. Arrojándome sobre la cama, inclina la cabeza,
mientras su mano aprieta su abultada polla.
—Quítatela.
—¿Qué cosa, esto? —pregunto inocentemente, moviendo las pestañas
mientras agarro su camiseta.
Sus ojos se entrecierran. —Ahora.
Me encojo de hombros para quitarme la camiseta y quedarme sólo con el
sujetador, y me arrastro hasta el final de la cama. Sus ojos brillan intensamente
y me hacen arder las mejillas.
Metiendo un dedo en la cintura de sus vaqueros, lo acerco a mí, mientras
sus dedos se hunden en mi cabello. —Duquesa —dice con tanta sencillez que
casi no voy a responderle.
—¿Mmm? —Le miro por debajo de las pestañas mientras le bajo los
vaqueros por encima de la polla. Lo necesito. Se me hace la boca agua de lo
mucho que necesito saborearlo en mi boca. Lo necesito. A él, a esto, a lo que
221
sea que me dé. Es tóxico, pero me ahogaría en su veneno. Me tira de la cabeza
hacia atrás por el cabello y la inclina—. Ponte de pie.
Me pongo en pie a trompicones, con los labios curvados entre los dientes
para evitar sonreír. Lo tengo.
—Crees que ya te han follado antes, y ese es el problema.
—¿Cómo es eso un problema? —pregunto con cuidado, sabiendo que
estoy haciendo equilibrios con su paciencia.
Me agarra por la nuca y empuja mi rostro hacia el suyo. —Vamos a
matarnos el uno al otro. Lo sabes, ¿verdad?
—Está bien. —Paso la punta de mi dedo por la dura curva de su
mandíbula—. Fóllame como si quisieras matarme.
Su boca se curva en una sonrisa siniestra. —Oh, pero lo hago.
—Ya me has follado antes, Roy. Ya sabes cómo me gusta.
Se muerde el labio inferior. —Touché.
Su otra mano se acerca a la parte delantera de mi garganta. —Una cosa
más. Tengo una manía con el color púrpura.
Mis cejas se fruncen, y antes de que pueda atar cabos en mi cabeza, su
agarre alrededor de mi garganta se estrecha, cortando cualquier posibilidad de
respirar. Lo tengo. Alto y claro. Me suelta y meto los dedos bajo la cintura de
sus bóxers, bajándolos conmigo hasta que me encuentro cara a cara con su polla.
La piel tensa tira alrededor de la punta, donde una bola plateada se asienta en la
cabeza. Me humedezco los labios, los separo sobre su punta y paso la lengua
por debajo, deslizándola más profundamente en mi boca.
—Joder —gime, y el agarre que tiene en mi cabello se tensa, sus caderas
se agitan hacia delante—. Arquea la espalda. —Sigo sus instrucciones y, cuando
vuelve a gemir, lo meto más adentro. Me deslizo hacia fuera, hago girar mi

222
lengua sobre su piercing y lo vuelvo a meter en mi boca, moviendo la cabeza.
Sus caderas se mueven hacia delante, y el cuero cabelludo me escuece por sus
tirones.
Sujetándome por la nuca, se retira y me aprieta las mejillas, inclinándose
para pasar la punta de su nariz por la mía. —En el momento en que ponga mi
polla dentro de ti a sabiendas, se acabó. Se acabó el juego.
Asiento con la cabeza y me lamo su pre semen de los labios. —Entendido.
Se inclina y me muerde el labio inferior en la boca antes de levantarse y
ponerme boca abajo. Aterrizo en la cama con un ruido sordo antes de que él se
ponga encima de mí. —Estás tomando la píldora, supongo...
Asiento con la cabeza, echándome el cabello por encima del hombro. —
Sí.
Se queda mirando mi cuerpo, con un puño en la boca. —Jesús, maldita sea.
—Sus ojos vuelan hacia los míos—. ¿A cuántos hombres te has follado?
—Royce... —Me quejo, poniendo los ojos en blanco—. No voy a hacer
esto ahora.
—Responde —me insta, y cuando se cierne sobre mi espalda, su cabeza se
inclina mientras su mano recorre la parte superior de mi columna vertebral—.
Quizá no ahora, pero lo harás.
Estoy casi segura de que no lo haré.
Sus dientes se hunden en mi nuca. —Tendré que follarte lo suficientemente
fuerte como para grabar los duros bordes de mi polla en lo más profundo de tu
coño.
Su otra mano se acerca a mi cadera y me levanta hasta ponerme a cuatro
patas, con su mano en el cabello y la otra ahuecando mi coño desde atrás. Su
dedo se desliza dentro y fuera, rodando y extendiendo mi humedad sobre mi
entrada. Estar tan expuesta a Royce es suficiente para mantenerme mojada
durante días, pero él sigue torturándome de todos modos. Finalmente, siento la
punta de él rozar mi entrada. Es más grueso de lo que recuerdo. Pesado y
rabioso. Empuja dentro de mí y yo aprieto las sábanas con los dedos, gritando
a través de mis cuerdas vocales en carne viva mientras él sigue llenándome hasta
el borde.
Me suelta el cabello y se agarra a mi nuca mientras acelera el ritmo. Con
cada embestida, vuelvo a golpear contra él. Implacable, así es como me folla.
223
Su mano se agarra a mi nuca mientras mi coño canta como una puta sirena
pidiendo su liberación. Disminuye la velocidad pero intensifica el empuje. Me
empuja hacia delante y me penetra mientras el fuego recorre mis venas y mis
músculos liberan la tensión a la que se han aferrado. El semen húmedo me cae
por el interior de los muslos.
Con sus manos sudorosas, me separa de él y me empuja de nuevo sobre mi
espalda, con mi largo cabello oscuro desparramado sobre sus sábanas. —
Siempre supe que un día estarías debajo de mí... —Sonríe, y yo no puedo ni
sonreír, así de agotada estoy.
Se arrastra sobre mí, estirando mis rodillas con las suyas mientras su polla
vuelve a estar en la entrada. Busco sus ojos, que están justo encima de mí, y
tengo que luchar contra la emoción que está saliendo a la superficie. Cuando
descubra la verdad, me va a odiar.
Su mano se acerca a mi garganta mientras sus labios caen sobre los míos.
Justo cuando se desliza dentro de mí, me besa. No es duro, ni rápido, ni
apresurado. Sus labios se mueven en perfecta sincronía, como si besar fuera su
arte y yo la alumna. Nuestros labios no se separan, y cuando se retira y vuelve
a penetrarme, gimo en su boca mientras sus dedos me rodean la garganta. Y así
sucede, los besos, las bofetadas de los cuerpos sudorosos que llenan la
habitación, los gemidos malhumorados, las bofetadas en mi cara, el olor a sexo
contaminado por el humo de los cigarrillos. Nunca me he sentido tan bien y a
la vez tan culpable. Como si supiera que esto aquí mismo, con él dentro de mí,
es lo que se siente en casa, pero la culpa que se cuela en mis huesos me recuerda
que no estoy siendo sincera con él. Siempre me ha protegido, y sé que en el
momento en que descubra que ha fallado de la peor manera posible, va a cargar
con la culpa. Así que por ahora, mientras lo tenga, voy a ahogarme en su veneno
y a rezar por una muerte rápida.
Sus caderas golpean en mí mientras sigue cabalgando mi cuerpo una y otra
vez. De vez en cuando, su agarre alrededor de mi garganta se estrecha, hasta
que siento que mi cabeza tiene la forma de un globo, pero entonces la suelta, y
me muerde, me roe el cuello como un vampiro, rompiendo la piel de mi cuello
hasta que la sangre resbala por las curvas de mi garganta.
224
—Royce —gimo incansablemente, mis muslos apretando su cintura.
Nuestros cuerpos están resbaladizos por la humedad, mi corazón está a punto
de desplomarse.
Su boca vuelve a estar en la mía y me vuelvo loca, mis entrañas se
convierten en fuego líquido, encendiendo mi orgasmo hasta que goteo por su
polla y por la parte superior de mi muslo en sacudidas de liberación.
Amortigua sus gemidos mordiéndome el labio inferior mientras pulsa
dentro de mí, con su pecho cayendo sobre el mío.
Satisfecha, le rodeo con el brazo mientras se desliza y me arroja a su pecho.
Me besa la cabeza. —Vas a decirme quién es ese hombre, Duquesa, y me
voy a asegurar de que sepa exactamente con quién acabas de follar.
Capítulo 22
Royce
Anoche la cagué, dejé escapar una mierda. Mi moderación cuando se trata
de Jade es imaginaria y tenerla caminando con su sexy culo sobre mi regazo fue
como colgar el cebo delante de un lobo hambriento. Obviamente, voy a estallar.
Estaba débil, pero no estaba mal. Debería estar mal, pero cuando he estado
fantaseando con tenerla debajo de mí durante tanto tiempo, el hecho que
finalmente ocurra sólo solidifica esos mismos sentimientos.
Sentimientos que no puedo permitirme tener en mi vida.
225
—La he cagado —le digo a Wicked en cuanto llega detrás de mí a la sede
del club.
—Te la has vuelto a follar. —No era una pregunta, era una confirmación.
—Sí, ¿y qué es peor? —añado, sonriendo ante él mientras me meto las
llaves en el bolsillo—. Es que no voy a dejar que se vaya ahora.
Wicked se ríe, sacudiendo la cabeza. —Eres un puto idiota. Llevas años
siendo quisquilloso con tu mierda, nunca te has follado a la misma zorra dos
veces “con la excepción de Bea” y ahora, de repente, estás listo para una esposa.
Le doy la espalda. —No he dicho eso, sólo quiero decir que me está
jodiendo la cabeza. Siempre supe el potencial que podía tener conmigo, y es en
parte por lo que me juré a mí mismo cuando era un niño que nunca la tocaría.
También me sentí jodidamente tentado, maldita sea, hubo algunos momentos
en los que, cuando éramos chicos, estuve a punto de dejarlo todo y estar
dispuesto a perseguirla de esa manera, pero... —Hago una pausa cuando
llegamos al borde de los escalones, girando la cabeza por encima del hombro—
. Pero es mi puta hermana.
Wicked se encoge de hombros y sube los escalones. —Bueno, podría ser
peor. Podría ser tu pariente de sangre.
Entramos en la casa y encontramos a Lion, Gypsy y algunos de los otros
hermanos que ya están alrededor de la mesa de la cocina. León estrecha sus ojos
sobre mí. —Puedo oler el coño desde aquí.
—¿Sí? ¿Tanto tiempo ha pasado desde que Bonnie te dejó deslizarte entre
sus labios?
—Cabrón.
Le soplo un beso mientras tomo mi lugar a su derecha. —¿Por qué todo el
mundo está tan jodidamente serio?
Lion se mueve en su asiento. —Algo ha pasado durante la noche, y he
estado esperando a que llegaras para poner a todos al corriente.
Sacando un cigarrillo, me lo meto en la boca mientras saco el mechero. —
226
Estoy escuchando.
Lion hace crujir su cuello. —El proveedor con el que trataba tu viejo
apareció muerto en la puerta del cártel.
Suelto una nube de humo. —Suena como un problema de mafia, no un
problema del MC.
—Es un problema tuyo, lo que lo convierte en un problema nuestro. —
Hago una pausa, mirando alrededor de la mesa y observando cómo los ojos de
todos se concentran en mí.
—¿Cómo es eso? —Espero a que caiga la pelota.
Lion se inclina hacia delante, con un maldito brillo en los ojos que sólo
aparece cuando sabe que el asesinato está sobre nosotros. —Porque lo han
destrozado.
Hago una pausa, expulsando lentamente la nube de humo de entre mis
labios.
—Bueno, no era mío.
Lion aprieta la mandíbula. —Sicko, es tuyo.
—Nop. —Sacudo la cabeza, sacudiendo la ceniza de la punta de mi
humo—. No fui yo. No he matado a nadie desde... —Hago una pausa, pensando
en mi última matanza—. Desde hace tres semanas.
Lion se echa hacia atrás en su silla, estudiándome con curiosidad.
Gypsy se pasa las manos por el cabello. —Entonces, joder, tienes una
copia.
—Esto es un problema porque el cártel cree que has matado a su hombre,
y ahora tenemos una posible guerra entre manos.
Es la primera vez que tengo una copia, y no es porque piense que alguien
no pueda copiarme, sino porque el arte en la forma de dejar mi huella no es algo
que la gente quiera hacer generalmente. Nunca.
—Convoca una reunión con ellos.
227
—Royce. —Lion suelta mi nombre real—. Este es el puto cártel de
Colombia. ¿Has visto alguna vez Scarface? No se jode con ellos.
Me recuesto en mi silla, pensando en las opciones que tenemos, cuando
sus palabras me paran en seco. —¿A quién coño han matado? Normalmente el
tercero es un puto Halcón. —Halcón es lo que algunos cárteles -principalmente
españoles- llaman a sus ojos y oídos. Los vagabundos no hacen más que olfatear
culos y luego corren a sus capos para hacerles saber lo que han olido.
Lion se ríe, pasando su mano marchita por su barba desaliñada. —Era un
Capo.
Aprieto los dientes, cerrando los ojos mientras intento pensar en lo que
esto podría significar no sólo para mí, sino para mi club, y ahora que Jade ha
vuelto a mi vida, no estoy dispuesto a apostar una mierda. Eso es exactamente
por lo que nunca quise que volviera a mi vida. Ella es un blanco andante para
cualquiera que tenga un problema conmigo.
—Tenemos que hacer entrar en razón a Jorge Carlos. Alguien está
cruzándose con nosotros, y me aseguraré de que lo sepa. Trae a tu hermana.
—Joder, no —digo, con la voz caliente por la irritación. De ninguna
manera voy a meterla en este lío—. ¿Por qué iba a hacer eso?
—A la casa club, cabrón. Vamos a estar encerrados hasta que tengamos la
mierda resuelta con el cártel. Sólo familias directas, todos conocen el
procedimiento.
Con una ronda de "Run wild, Live Free", todos salen de la habitación,
dejando a Wicked, Lion y a mí solos. Una vez que sus alborotados culos están
fuera del alcance del oído, digo:
—No me ha dado un nombre.
Lion acaricia dócilmente su barba, el sonido del cuero de la chaqueta
crujiendo con cada movimiento. Se inclina hacia delante, con las manos delante
de la mesa. —Tráela. Podemos trabajar en eso. 228
Sacudo la cabeza. —No te metas en eso. Lo entiendo, sólo digo que algo
no cuadra. —Saco mi teléfono del bolsillo y envío un mensaje a Slim y Fluffy,
que están de niñeras en este momento, diciéndoles que la traigan.
—Puede que no quieras oír esto, pero creo que esto es mucho más
profundo que el hecho de que tenga un noviecito que tiene un fetiche por follar
en grupo en una mansión de lujo.
—Mmm —digo, pasándome el dedo por el labio superior—. Tal vez.
Capítulo 23
Jade
Estar con Royce siempre se sintió bien, pero no soy ingenua para pensar
que podría ser yo la que lo capturara de otra manera que no fuera entre mis
piernas, y aparte de eso, saber que no he tenido noticias de James me ha
infundido suficiente miedo como para distraerme. Ya se habría puesto en
contacto conmigo. Está planeando algo, y sé que tengo que contarle a Royce
sobre él y todo lo que sé antes de que se entere a través de otra persona, es decir,
James. Podría ayudarle de alguna manera, pero mi miedo ahoga mi lógica.
Parece que no puedo deshacerme de él. El rechazo, la negación. ¿Y si no me
229
cree y parezco una loca? ¿Y si James lo manipula todo y hace que me envíen a
un manicomio? Sinceramente, no me extrañaría que lo hiciera.
Llegamos a la sede del club y esta vez parece diferente. Hay un par de
niños corriendo y mujeres vestidas de una forma que no lo estaban la noche que
vine... las dos veces. Agarro la bolsa de lona que preparé en mi dormitorio, llena
de todo lo que necesito para que me dure una semana, así como Royce lo había
ordenado a través de Slim y Fluffy.
—Jade, síguenos —exige Fluffy, abriendo la puerta del coche. Fluffy es
un chico grande, pero la piel suave que luce en la cara me dice que no puede
tener más de veinte años.
—Fluffy, ella está aquí, no tenemos que ordenarle dónde ir. La misión está
hecha, ella está a salvo y de vuelta a su hogar.
Fluffy le da un puñetazo en el brazo. —Ella no es como el resto.
Slim lo mira desde el asiento del copiloto. Slim es todo lo contrario a
Fluffy. Es delgado, alto y tiene anillos morados permanentemente alrededor de
los ojos. Parecen buenos amigos, aunque me recuerdan a Ren y Stimpy. —
Evidentemente.
Pongo los ojos en blanco, me echo la mochila al hombro y cierro la puerta
de una patada, dejándoles discutir en el coche. Idiotas.
Saco el teléfono mientras me dirijo a la casa y pulso el número de Sloane.
Me siento mal por no haberle enviado un mensaje de texto desde que todo
empezó a estallar con Royce. No contesta, lo que probablemente sólo significa
que está en medio de una conferencia. No es ninguna broma que vaya a tener
que poner la cabeza en mis estudios, o sentarme en la universidad durante el
resto del año antes de retrasarme demasiado.
Mis dedos vuelan sobre mis teclas mientras escribo un mensaje.
Yo: Siento no haber enviado ningún mensaje. Estoy bien con Royce.

230
Llama cuando estés libre. X
Metiendo el teléfono en el bolsillo, oigo a Silver antes de verla. Sale
rebotando por la puerta principal, con el cabello suelto en mechones salvajes.
Sus ojos azules se clavan en los míos. —¡Estás aquí, bien! ¡Los encierros son
lo mejor!
—¿De verdad? —digo, sin creerle del todo. No se me ocurre nada peor que
estar encerrada en una casa llena de moteros durante días.
Silver asiente con la cabeza. —¡Sí! Vamos, podemos poner tu mochila en
la habitación de Sicko. Podrás conocer a Kara y a Boujee.
Nos dirigimos a la sala principal y, cuando pasamos por la zona de la
cocina, siento que un centenar de ojos se posan en mí. Al darme la vuelta,
encuentro a Royce al instante.
Sigue mirando a Lion, con la mandíbula tensa. El pánico y la paranoia se
instalan en mi interior, inmóviles. Tengo que decírselo. Ahora mismo no. Silver
me coge de la mano y me arrastra hacia las escaleras.
—Solo para que sepas, la chica con la que Sicko folla está aquí —anuncia
mientras la sigo por la puerta de la habitación de Royce—. No es exactamente
una chica del club porque técnicamente es familia de uno de los hermanos, pero
pensé que debías saberlo.
—¿Bea? —Pongo los ojos en blanco al mencionar a Bea. No me había
dado cuenta de que era esencialmente de la familia.
—¡Sí! —dice Silver, volviéndose hacia mí—. Es la hermana pequeña de
Karli, que es la vieja dama de Justice.
—¿Vieja dama? —pregunto, confundida mientras dejo mi mochila en el
suelo. No estoy familiarizada con la terminología dentro de un MC, y tampoco
he visto nunca un episodio de Sons of Anarchy o Mayans15. Mi visión de la
televisión llega hasta los programas de cocina trágica.
Silver se coloca el cabello rebelde detrás de la oreja y me guía hacia el
dormitorio. —Piensa en una esposa y luego multiplícalo por cien. Puede haber

231
varias esposas, pero sólo habrá una vieja dama. —Tiene sentido de una manera
que no tiene sentido—. Hablando de eso, Bea se empeñó en ser esa persona para
Sicko. No estoy segura de por qué o cómo pensaría eso teniendo en cuenta que
él no ha sido más que un cabrón con ella en el pasado. —Silver toma asiento en
la gran cama de matrimonio, rebotando suavemente sobre ella como si estuviera
probando los muelles—. El único momento en que Sicko es tolerante con ella
es cuando está bebiendo, e incluso entonces es escaso. Y aparte de eso —dice
Silver, apoyándose en un codo—. No es la única con la que folla. —Su boca se
abre de par en par—. Uy. Lo siento, puedo callarme. Probablemente no quieras
oír esto.
Le hago un gesto para que siga, sacando mi chaqueta de cuero de la
mochila. Esta mañana tenía prisa, así que me puse unos vaqueros negros
ajustados. —No, esto no es nada nuevo para mí. Royce siempre ha tenido
apetito por un coño.
La boca de Silver se crispa, justo en el momento en que meto los brazos
por los estrechos huecos de mi cuero. Se echa a reír, se quita los zapatos de una

15
Series de T.V. sobre moteros.
patada y encorva las piernas bajo el culo para sentarse sobre sus pies. —No
puedo ni imaginarme a Sicko sin todos los tatuajes y la reputación de malote.
—Oh —murmuro, sacando una silla que está metida debajo de un viejo
escritorio—. Tenía una reputación por aquel entonces, pero era, no sé. —Miro
alrededor de la habitación, observando los marcos de fotos vacíos y las viejas
botellas de whisky. Hay una cama grande, un escritorio y una cómoda, y un
pequeño radiocasete. Si es aquí donde se queda Royce, no lo hace a menudo—
. Simplemente era diferente.
—Hmmm —se burla—. Bueno, me alegro de que no sea incómodo. —Ella
empuja hacia arriba las gafas transparentes que se sientan en el puente de la
nariz antes de deslizar sus pies de nuevo en sus zapatos—. Vamos. Vamos a
ayudar a todos en la cocina. Casi puedo oír a mamá gritándome.
La zona de la cocina de la casa está llena de mujeres cuando llegamos. A
un par de ellas las conozco, a otras no. Silver no perdió el tiempo presentándome
a todas, incluso restregándole a Bea con quién estaba. Bea se quedó sentada
mirándome la mayor parte del tiempo, con las manos metidas en la chaqueta y
las piernas estiradas y cruzadas por los tobillos.
Metallica está sonando de fondo mientras Karli, la "vieja dama" de Justice,
232
mueve las caderas de un lado a otro mientras remueve una mezcla de hojas de
ensalada en un gran bol marrón. Estamos Silver, Bonnie, Karli, Bea, la vieja
dama de Kara—Roo y ex Miss Australia—Lilac, la niña de cuatro años de
Justice y Karli, y Boujee, que está sentado en el regazo de Silver. Suena música
y un par de chicas se ríen entre ellas, compartiendo una cerveza. Parecen más
una familia que cualquier pandilla de la que haya oído hablar. Lo que he
presenciado con James es mucho, mucho peor que esto. El corazón se me hincha
en el pecho, llenando de calor las partes vacías de mi interior. No puedo negar
la liberación de la tensión en mis músculos por estar cerca de esta gente. Me
resulta familiar. Las paredes que sostienen esta vieja casa me parecen más un
hogar que la mansión multimillonaria en la que crecí. Estas mujeres me parecen
más familia que mi propia madre.
Lo único que me falta es Sloane.
Con un revoloteo dentro de mis entrañas, saco mi teléfono del bolsillo
mientras doy un sorbo a mi cerveza. 0 Mensajes Nuevos.
Qué coño.
—¿Verdad, Jade? —pregunta Silver, con sus ojos azules brillantes y
amplios, esperando que responda a lo que sea que acaba de preguntar.
—¿Qué? —Dejo el teléfono sobre la mesa, dando otro trago a mi cerveza.
La llamaré después de la cena. Seguro que entonces contesta.
Un resoplido sale de alguien del otro lado de la mesa, y mi cabeza se dirige
a Bea, que me mira fijamente. —Como si ella lo supiera.
Silver la ignora, y empiezo a tener la clara sensación de que a Silver no le
gusta demasiado Bea. No sé por qué. Pero hay algo ahí. —Ya sabes, la película
de la que todo el mundo habla ahora mismo con el tío bueno que sale. Es español
o algo así y... —Hace una pausa, poniendo los ojos en blanco.
—Ya sé de qué película estás hablando. —Sonrío a Silver—. ¿Dónde la
lleva a su cabaña en el bosque?
—¡Qué jodidamente caliente está! —Silver jadea, haciendo malabares con
233
Boujee sobre su rodilla.
—Sí... —Una mano llega a la parte delantera de mi garganta desde atrás,
y estoy momentáneamente en shock por la potencia que se convulsiona contra
mi espalda. Mi cabeza es sacudida hacia atrás hasta que miro a Royce desde
atrás, con las cejas levantadas.
—¿Él es qué, Duquesa? Continúa con lo que ibas a decir y ve lo que pasa.
Todavía estoy paralizada por su flagrante posesividad, antes de que por fin
me recomponga. Me suelta el cuello y da los pocos pasos para sumergirse en la
nevera que tengo delante, todavía con el ceño fruncido por encima del hombro.
No he hablado con él en todo el día, desde que follamos anoche, y lo primero
que hace es mangonearme delante de todos sus amigos -o familia- o lo que sea
para él.
Cierra la puerta de una patada y, justo cuando está a punto de pasar por
delante de mí, se inclina hacia mi oído para que solo yo pueda oír sus siguientes
palabras. Sus labios rozan el lóbulo de mi oreja y mis entrañas casi se incendian.
—Di que cualquier otro hombre está caliente, y te meteré la polla hasta el fondo
de tu bonita garganta y estarás comiendo a través de una pajita durante el
próximo mes. —Me atrapa el lóbulo entre los dientes y se inclina aún más hacia
mí—. El Royce que conociste no es el Royce que vas a conocer. Te voy a follar
hasta el último centímetro de tu vida sólo para demostrar un punto, Duquesa.
—Luego se va, con mis mejillas ardiendo, mis muslos apretados y un charco de
humedad justo entre mis piernas.
¿Por qué soy así?
Le creo. Por Dios, le creo. Lo que probablemente es lo que va a hacer que
esto sea algo divertido.
—Jesús —refunfuña Silver, observando cómo Royce se dirige de nuevo al
exterior, donde están la mayoría de los hombres—. Es incluso peor de lo que
pensaba que iba a ser.

234
Bea se levanta de su silla y se apresura a salir por la puerta en una ola de
ira. Puedo sentir literalmente cómo penetra su rabia durante su salida.
—Ella va a enfurruñarse o a acosarlo.
Los desconecto, tratando de controlar mis ganas de salir y asegurarme de
que no va a Royce. Tiene razón. Ya no lo conozco, y eso es lo que me inquieta.
Si él y yo hubiéramos empezado algo cuando éramos jóvenes, habría podido
construir arquitectónicamente la conexión que tenemos, pero ya no entiendo los
cimientos. Eso me pone tensa e incómoda y, además, me aferro a un secreto que
podría acabar con él y conmigo y con cualquier posibilidad que tengamos. Eso
me duele más de lo que podría hacerlo una daga en el corazón.
—Silver —digo, justo cuando Kara y Bonnie empiezan a llevar bandejas
de comida fuera. Todavía es muy temprano y el sol apenas se está poniendo—.
¿Tienes algo un poco más fuerte?
—Como, ¿vodka o tequila?
Me estremezco. —¿Qué edad tienes?
Silver ladea la cabeza. —Diecisiete.
Karli vuelve a entrar por la puerta principal. Tiene el cabello corto y
castaño y los ojos color avellana. Hay una suavidad en ella que nunca habría
esperado encontrar en un club de moteros.
Karli se detiene y coloca las manos sobre sus anchas caderas. Tiene una
figura por la que la mayoría moriría. El perfecto despliegue de curvas. —Sé lo
que necesitas, y no es eso.
Me coge la mano y me levanta de la silla. Tomo mi teléfono rápidamente,
echando un vistazo rápido a Silver antes de que Karli me lleve a la puerta
trasera, donde estuve la segunda noche que llegué a la casa club.
La puerta se cierra detrás de nosotras y, de repente, sólo estamos ella y yo
y el fuerte eco de los hombres y la música que suena al otro lado de la casa.
Karli se gira para mirarme y se mete los dedos en el bolsillo trasero. —Bea
no es tan mala cuando la conoces.
Me estremezco y me paso las manos por los brazos mientras ella abre una
pequeña caja de plata y saca lo que supongo que es un porro. No sé cómo sabía
que esto era lo que necesitaba, pero lo sabía. Definitivamente, es algo que
necesito para relajarme. Karli coloca el extremo entre sus finos labios,
235
encendiendo la punta.
—No me preocupa Bea —digo finalmente.
Sigue calentando el canuto, dando pequeñas caladas antes de pasármelo.
Expulsa una espesa nube de humo gris y llena el aire con el dulce aroma terroso
de la marihuana, y se ríe. —Oh, y no hace falta que lo estés, créeme. Cuando
conocí a Justice, tenía a una chica del club calentándole la polla. Se negaba a
dejarlo ir, se aferraba a sus pelotas con los dientes.
Me atraganto con el humo y una carcajada brota de lo más profundo de mi
vientre. Le devuelvo rápidamente el porro mientras me golpeo el pecho, espero
no morirme por culpa de esta hierba letal y le digo:
—Gracias por la imagen. No era necesario.
Me ignora y se deja caer en uno de los escalones. Yo la sigo y me siento
en el de arriba. Ya siento los efectos del porro nadando tranquilamente por mi
sangre, calentándome por dentro y echando todos mis problemas a la basura. —
De todos modos, esa chica, era algo de lo que tenía que preocuparme. Tuve
mucho drama con esa perra.
—¿Qué pasó con ella? —pregunto mientras me pasa el porro.
Hace una pausa. —La maté.
Suelto una pequeña risa y le doy otra calada. He estado rodeada de mucha
oscuridad en mi vida, pero no de muerte. Es difícil ver a alguien como Karli
relacionada con un delito como el asesinato. —Bueno, no te preocupes. No voy
a matar a tu hermana.
Karli se ríe tan fuerte que le tiemblan los hombros. —Escucha, no te
culparía si lo hicieras. Parece chorrear su sed por Sick, y no es que sea la única.
Hubo una pelea entre ella y Taylor, otra chica del club, por él. Bea ganó. Ella
pensó que estaba por encima de todo hasta que llegaste tú.
El porro se termina y cuando las dos nos ponemos de pie, Karli coloca mi
mano entre las suyas. —Es sólo cuestión de tiempo que estés con todas nosotras,
llevando con orgullo el parche de Sick en la espalda, lo que te convierte
instantáneamente en una persona de mayor rango que Bea. Sick es el
236
vicepresidente, el puto orgullo de Lion. —Pone los ojos en blanco, pero no es
por odio, más bien en broma—. Todo lo que pido es que trates de tomarla a la
ligera.
—Karli, yo no… —Sacudo la cabeza—. ¿Cómo puedo explicar esto?
Bueno, está bien. —Espero a que responda, y me da un poco de pánico la idea
de decirle a esta mujer, que en esencia es una total desconocida, lo que siempre
he sentido por Royce, y lo que me ha provocado a lo largo de los años.
Especialmente cuando éramos niños—. No me asusto fácilmente cuando se trata
de Royce. Mi umbral de dolor es alto cuando se trata de él. Sentí algo por él tan
pronto como supe lo que eran los sentimientos, y aun así me mantuve cerca de
él y de su línea de nuevas novias en la escuela como si ver a otra chica bajo su
brazo, en su cama, en su regazo, no me destruyera poco a poco. Así que, créeme,
no me preocupa Bea y no soy una persona celosa cuando se trata de ella.
Los labios de Karli se curvan entre los dientes mientras ambas nos
ponemos de pie. —La hierba te pone muy sensible, ¿eh?
Resoplo. —No. —Me doy la vuelta y estoy a punto de decirle que sólo
necesitaba desahogarme cuando la mirada de Royce me inmoviliza. Mi corazón
se hunde.
—Mmhmm —susurra, dándome una palmada en el culo—. Qué bien, ¿eh?
—Trago más allá de los nervios que me atenazan la garganta. Maldita sea,
Karli.
En cuanto ella desaparece de la vista y nos quedamos solos él y yo, me
mira boquiabierto. —¿Tú qué?
—¿Qué, de qué? —suelto inocentemente, dando un paso cauteloso hacia
abajo, lo que me lleva a donde estaba sentada Karli. Necesito un plan de escape.
Puede que ya no sepa quién es este Royce, pero su forma de cazar es la misma.
Puedo verlo en la forma en que sus ojos se endurecen con rabia, como piedra
tallada.
Contrarresta mi paso. —¿Sentiste algo así por mí y nunca pensaste en decir

237
nada?
—¡Qué quieres decir, Roy! Sabes que lo hice. —Estoy casi segura de que
lo sabía—. ¡O por qué si no te pondrías en contra mía cada vez que pudieras!
—Otro paso hacia abajo.
Otro paso adelante. —Duquesa, te voy a dar una ventaja para que corras,
en un intento de que me calme, y después de eso, tu culo es mío.
Me doy la vuelta rápidamente, mis piernas me llevan hacia delante
mientras un torrente de adrenalina me recorre. Los brazos me rodean la cintura,
levantándome del suelo mientras grito con fuerza, con su mano tapándome la
boca. —¡Roy! ¡Bájame!
No lo hace. No hasta que ha dado unos cuantos pasos más. Cuando por fin
lo hace, estoy a la vista de todos los que están fuera de la casa club, en la parte
delantera, cerca del pozo de fuego. Está oscuro, con nada más que el gran cuerpo
de Royce encerrándome. Las ondas de sus músculos se flexionan en sus brazos
mientras me encierra.
Ladea la cabeza, su voz es lo suficientemente baja como para resucitar a
los muertos. —¿Por qué no me lo dijiste?
—Porque —digo, y no sé qué mentira debería sacar a relucir. No me toca,
pero su presencia es suficiente para acariciar cada centímetro de mi alma
indómita. Sólo sus ojos devoran el espacio entre nuestros cuerpos como un lobo
hambriento, que se da un festín.
—Porque no era suficiente.
—¿Importa? —Suspiro y lo miro fijamente mientras me apoyo en la pared
metálica. He llegado a la conclusión de que estamos dentro de un pequeño
cobertizo. Huele a aceite de motor y a hierba recién cortada. No hay puerta, así
que si alguien quisiera, probablemente podría vernos entre el cortacésped y las
herramientas de jardín.
—¿Qué quieres decir? —pregunta, y en cuanto empieza a pasar la punta
de su dedo por la parte delantera de mi garganta, inhalo profundamente para
contener la euforia que se abate sobre mí, dispuesta a aplastarme en pedacitos.
—Quiero decir que aún te habrías ido...
Me inmoviliza contra la pared por las caderas, y su mano vuelve a la parte
delantera de mi garganta. —Te dije que cerraras la boca con eso, duquesa.
—¡Bien quizás! —protesto por la opresión de mi garganta—. ¡No quiero,
238
joder! —Sus labios están sobre los míos en un instante y un magma sofocante
rueda por mi torrente sanguíneo, mis piernas se tambalean bajo mi peso. Me
levanta por la parte posterior de mis muslos y los envuelve alrededor de su
cintura sin romper el beso. Volviendo a golpearme contra la pared, su boca lame
cada trozo de piel que encuentra. Mis manos están en su cabello, alrededor de
la parte trasera de su grueso cuello, y bajan hasta la parte delantera. Deslizo los
dedos por los parches de la parte delantera mientras él abre mi chaqueta de cuero
y se sumerge bajo mi camisa, bajando la cabeza hasta que su boca se aferra al
nudo de mi pecho. Tira de la sensible perla bajo sus dientes y un feroz escozor
los atraviesa.
Se detiene y vuelve a ponerse a su altura. —¿Quién coño te ha permitido
tener tetas falsas?
Oh, mierda.
—Ah, mamá lo hizo.
—¿Qué? —dice—. ¿Por qué coño iba a hacer eso?
Me encojo de hombros. —Me quejé de que las mías eran demasiado
pequeñas.
—¿Por qué no te creo?
Enrollando mis dedos alrededor del cuello, lo atraigo más cerca. —Sólo
fóllame.
Y así, con esas sencillas palabras, me desabrocha los vaqueros y mete la
mano por debajo. En cuanto siento la palma de su mano sobre mi coño desnudo,
gimo y echo la cabeza hacia atrás. Su pulgar presiona mi clítoris en lentos
círculos mientras apoya su cabeza en el pliegue de mi cuello. —¿Sabes las ganas
que tengo de matarte ahora mismo? Todos estos años podría haber tenido mi
boca en este coño, y me has privado de ello. —Aumenta la presión, sus círculos
se hacen más lentos—. Voy a follarte duro y rápido aquí, y luego, más tarde,
vas a desear que te siga follando como lo estoy haciendo.
Me mordisqueo el labio inferior mientras él desliza su dedo dentro de mi
entrada. —Te necesito dentro de mí.
—Dilo otra vez... —gruñe a través de un gemido gutural.
239
—Te necesito dentro de mí.
Retira su mano de mis pantalones y me deja caer al suelo, tirando de mis
vaqueros hasta los tobillos y arrancándolos. Si no estuviera drogada y nerviosa,
me aseguraría de que nadie nos estuviera mirando ahora mismo, pero no lo
hago. No me importa. Lo único que me importa es que lo tengo a él y él me
tiene a mí, y necesito estar más cerca de él. Necesito sentirlo dentro de mí,
poseyéndome, empujando dentro de mí, cabalgando y lamiendo todo mi cuerpo.
El frío roce del viento susurra sobre mi clítoris mientras Royce se desabrocha
el cinturón y me levanta de nuevo con sus dedos flexionando alrededor de mis
muslos.
Su boca vuelve a estar sobre la mía, su lengua resbaladiza se desliza entre
mis labios. Me resisto a gritar, mi cuerpo responde a todas sus señales físicas,
como si supiera cómo contrarrestar sus acciones.
Me golpea con fuerza contra la pared y se introduce en mi interior, con su
boca en la mía de nuevo. Mi cuerpo se llena de fuego con cada una de sus
embestidas. Cada vez que se balancea dentro de mí, mi coño se aprieta en torno
a su grueso eje, exprimiendo cada uno de sus movimientos.
Se retira, me da la vuelta y me golpea el culo con fuerza, entrando en mí
desde atrás con una fuerza desbordante. Mi cabello se revuelve sobre un hombro
mientras capto dónde están sentados todos. En mi nebulosa de sexo y de mucho
sexo, me complace un poco no ver a nadie mirando, hasta que mi atención se
centra en Wicked. Está recostado en su silla, con un palillo rodando entre sus
labios hinchados. Sus ojos están muertos, fríos y sin emoción. Royce me agarra
el cabello con fuerza y me tira de la cabeza hacia atrás.
—Será mejor que no estés mirando a quien creo que estás mirando...
Trago saliva, sin ganas de contestarle.
Me suelta el pelo antes de que una mano me apriete la cintura, tensando lo

240
suficiente como para dejarme moratones bajo la piel, mientras su otra se acerca
a la parte posterior de mi garganta. —También pagarás por eso.
Me aprieta y me golpea por detrás, con su polla golpeando las paredes de
mi coño mientras su mano se tensa lo suficiente como para cortar cualquier
forma de oxígeno.
Le doy golpecitos en la mano mientras me penetra sin descanso. Dentro y
fuera, dentro y fuera, su mano apretando al mismo tiempo, con cada vez que me
ahoga, parece que se alarga. Unos brillantes puntos retro danzan tras el fondo
de mis ojos, y todo se vuelve vertiginoso. En el momento en que mis muslos se
aprietan y un gemido sale de mi boca, mi orgasmo sale de mí y se desliza por
mi muslo mientras todo se vuelve negro.
La suciedad y la carbonilla se acumulan alrededor de mi boca mientras
vuelvo en mí, con Royce colocándome de nuevo en el suelo en la parte trasera
del pequeño garaje, sus hombros temblando de risa.
—¡Roy! —Jadeo—. ¿Qué ha pasado?
—Puede que hayas cerrado los ojos o algo así...
—Sí —gruño—. O algo... o me he desmayado, joder.
Me lanza los vaqueros y las bragas y me meto en ellos, con cuidado de no
incorporarme demasiado rápido. —¿Fue después de que me corriera, por lo
menos?
—Sí. —Sigue riéndose mientras coge un cigarrillo de su cajetilla.
—¡Deja de reírte! —lo regaño, aunque tengo que luchar contra mi propia
sonrisa.

241
Él resopla. —Nunca. —Enciende la colilla, se lleva la punta a la boca y me
mete bajo el brazo. Justo cuando está a punto de sacarnos del cobertizo, sus
dedos se enganchan a los míos y me hace girar hasta que choco contra su duro
pecho—. Una cosa más.
Le miro, hipnotizada por la forma en que sus gruesas pestañas se abren
en abanico sobre su piel bronceada. —¿Qué?
El humo sale de entre sus labios hinchados. —Lo que sea que esté
pasando entre tú y ese cabrón, tengo que saberlo. Esto es serio, Jade. Va más
allá de que yo sea un controlador posesivo sobre ti, ¿me oyes?
Mi sonrisa cae, y cuando sus dedos se flexionan alrededor de mi barbilla,
inclinando mi cara hacia la suya, sé que la ha captado.
—Duquesa, ¿qué pasa?
Mi boca se abre y sé que las palabras están a punto de salir. Tan cerca.
Pero entonces la vergüenza me tapa la boca con su fea mano y me trago el
posible rechazo como si fuera alcohol de alta graduación. ¿Cómo voy a
decírselo? ¿Cómo se lo digo? ¿Por dónde empiezo? —Es una historia muy
larga, pero te la contaré.
Sus cejas se fruncen, las líneas de preocupación se marcan en su suave
frente. Suspira, relajando su agarre. —Más tarde.
Asiento con la cabeza, ofreciendo una pequeña sonrisa falsa. —Claro, mas
tarde. —Cuando me mete bajo su brazo y me dirige hacia donde están
sentados todos, ignoro la punzada de pérdida que me late en el pecho.
Incluso cuando regaña a algunos de los hermanos por silbarnos y veo una
pizca del viejo Royce, ese mismo dolor palpita.
Incluso cuando tomo asiento en su regazo en la mesa y me da un plato
lleno de carnes grasientas y patatas fritas crujientes, ese dolor se intensifica.
Cuando lo miro desde arriba y veo la forma en que sus ojos se iluminan al
verme, su brazo relajado alrededor de mi cintura como siempre debió ser.
Doloroso. Jodidos. Latidos. Mientras miro alrededor de la mesa y observo a
todos en sus movimientos con sus seres queridos, y cómo todos se revuelven
en su asiento, hablando y riendo entre ellos, el dolor palpita. Esto no es sólo
un club de motos, es una familia. No me extraña que Royce no quisiera volver
242
a casa después de encontrarlos, yo tampoco querría. Nunca me he sentido tan
segura, o tan bien, como cuando estoy aquí, en esta locura exasperante,
sentada en esta mesa tan larga y comiendo esta comida deliciosamente
cocinada. La tristeza me invade cuando me doy cuenta de que todo esto es un
sueño. Pronto tendré que despertar y la pesadilla que es mi realidad me estará
esperando al otro lado.
—¿Estás bien? —pregunta Royce, mordiéndome el costado del cuello.
Hundo los dientes en la carne grasa, chupando los jugos de mi pulgar y
mirándolo. La forma en que me toma es lo suficientemente fuerte como para
paralizarme. Me paraliza. Cada una de las emociones que sentí de niña ha
vuelto a ser diez veces mayor. —Tan bueno.
Lentamente, la esquina de su boca se levanta en una sonrisa sexy. —Tan
bueno, ¿eh? —Se inclina y rodea con sus labios el pulgar que acabo de chupar,
pero en lugar de chuparlo, lo muerde. Con fuerza.
Grito, pero nadie lo oye porque todo el mundo está hablando y riendo a
carcajadas. —¡Ay, Royce!
Se ríe, y sus suaves labios chocan brevemente con los míos. —Sí —dice,
lamiéndose los labios—. No voy a perderte de vista nunca más. —Mi corazón
explota en mi pecho, los fragmentos de las secuelas rebotan en mi carne. Tan
pronto como explota, la lógica de mi situación hace que mi cabeza dé vueltas
y mi estómago se hunda. Me retuerzo para evitar que mi cara se desmorone.
Las lágrimas se agolpan en el fondo de mis ojos mientras cuento internamente
desde veinte. Inhalando y exhalando. Cada segundo que paso con él no hace
más que acrecentar mi dolor con la culpa. Mucha culpa.
¿Cómo diablos voy a pasar el encierro?

243
Capítulo 24
Royce
Dejé a Jade en la parte de atrás con las chicas mientras Lion llamaba a la
iglesia después de la fiesta. Nos pusimos en contacto, les dijo a todos que no
había tenido noticias del cártel, y ahora todo el mundo se está marchando,
retirándose a sus dormitorios o a sus tiendas de campaña en la parte de atrás.
Los bloqueos son siempre inconvenientes para las rutinas, pero son necesarios.
Son los que nos mantienen a salvo.
—¿Recuerdas el día que nos conocimos? —pregunta Lion, aspirando su
244
cigarro.
Me río entre dientes. —Sí, joder, me acuerdo...

Cuatro años antes

Acerqué mi coche al aparcamiento de Patches, el estruendo de mi V8


gruñendo con rabia bajo mi culo. —Es un agujero de mierda, para empezar —
murmuré para mis adentros. La perra probablemente me tendió una trampa.
Cogí el teléfono y envié un mensaje a Orson y Storm, deteniéndome
brevemente en sus nombres. Lo que habíamos pasado ayer era suficiente para
abrir una brecha en cualquier amistad, pero nuestra amistad no era cualquier
amistad. Un día, convertiríamos lo que habíamos pasado en algo bueno. Eso lo
sé, joder.
Si muero, Patches es el bar en el que estoy.
Volví a meter el teléfono en el bolsillo de los vaqueros y me eché la
sudadera por encima de la cabeza, saliendo del coche. Tenía un aire de casa
antigua, con un porche desgastado y madera envejecida en la entrada. Las
palabras Patches estaban inscritas sobre la pintura desconchada, y la puerta
de madera se abría con el viento. Dando los pasos necesarios hasta la entrada,
empujé la puerta con un chirrido y se cierró de golpe tras de mí.
La temperatura en la habitación era notablemente más fría que en el
exterior, y no era por el clima. La sala estaba dividida en dos grupos.
En un lado había una manada de moteros, vestidos con gruesos y pesados
trajes y todos de diversas formas y tamaños, y en el otro lado, de pie, algo
tranquilos y fríos, había un grupo de hombres mayores vestidos de traje y
chorreando oro. Me senté como si acabara de entrar en un episodio de Los
Soprano cruzado con Sons of Anarchy.

245
—Ah... —dije, pero fue demasiado tarde, sonaron disparos. Al instante me
agaché detrás de una mesa para ponerme a cubierto—. ¡Joder! —
Probablemente estaba a punto de morir, todo porque escuché a una señora
cualquiera que me dijo que fuera a un puto bar en el culo de la nada. Las balas
salpicaron por todas partes, rompiendo vasos y botellas. Cuando todo se calmó,
incliné la cabeza en la esquina para ver al hombre mayor que pertenecía al MC
de rodillas, con las manos en la parte posterior de la cabeza y a un jefe de la
mafia apuntándolo.
Mierda.
Sacando mi Glock de la cintura de mi pantalón, apunté con mi pistola al
hombre que parecía más importante, ya que era el que tenía un arma apuntando
al hombre mayor en el suelo.
—Te he dicho que no te metas en mis asuntos, Lion.
¡Pum!
Apreté el gatillo y él cayó al suelo después de que mi bala penetrara en un
lado de su cabeza. No había matado a un hombre antes. Esta era mi primera
vez, pero algo dentro de mí sabía que tenía que salvar a este hombre hoy, a
cualquier precio. Todos los miembros del MC sacaron sus armas y dispararon
a los otros dos hombres que estaban con el jefe de la mafia. Me acerqué a los
cuerpos y los estudié con cariño, deseando poder hacer algo. Cualquier cosa.
—¿Qué piensas, hijo? —preguntó el hombre mayor, Lion, con su atención
puesta en mí.
Me encogí de hombros. —Sólo que, si son gente mala y si pudieras,
¿querrías hacerles algo más? —Mis ojos encontraron los suyos—. Quiero decir
que la muerte es la salida del cobarde. La diversión debería empezar antes de
que estén muertos. Humillarlos. Demostrarles que no tienen control, ya no. —
La rabia que sentía dentro de mí estaba sobrepasando el límite de mi control,
y no me gustaba. Pero ver la sangre, y los cuerpos en el suelo, me hizo pensar
en Diamond, y en lo mucho que mataría por tenerlo en mis manos.
Lion me mostró una sonrisa orgullosa, mostrando su diente de oro. —
Mmmm, ¿a dónde dijiste que te dirigías?

Presente 246
—Sí, lo recuerdo como si fuera ayer, joder. —Me río, saliendo de mi
recuerdo—. Quemamos todo ese puto lugar hasta los cimientos.
—Lo cual era difícil de hacer, teniendo en cuenta que ese bar tenía un valor
sentimental para este club.
Eso me toma desprevenido, y supongo que debería haber sido algo que le
pregunté hace tiempo, pero se me olvidó entre todos los cadáveres, la sangre y
el hecho de ser remendado al instante.
Me recuesto en la silla, estirando las piernas. Intento evitar que mis
pensamientos se desvíen hacia Jade, dormida arriba, en mis sábanas. Mi polla
se hincha contra la cremallera de mis vaqueros al pensar en ella. —Me vas a
contar sobre eso...
Lion se aclara la garganta, sacando un puro de su humidificador y
poniéndolo entre sus labios agrietados. La edad no ha sido benévola con el viejo
cabrón, pero definitivamente era un capullo guapo en sus mejores días. —Había
una chica.
Los dos nos miramos y nos reímos. —¿No la hay siempre?
Lion enciende la punta de su cigarro. —Esta era diferente. —Nunca le
pregunté por qué Bonnie era sólo su mujer y no su vieja dama. Nunca le
pregunté sobre un montón de mierda cuando pienso en ello, pero la cosa con
Lion es que si fueras a saber algo sobre él, lo sabrías porque él te lo diría.
Indagar en su vida no haría más que molestarlo, y no quieres cabrearlo. La edad
no es lo único que no ha sido amable con él, su paciencia tampoco—. Era mi
vieja dama.
Hago una pausa, mis dedos se tensan alrededor de mi silla. Sin llenar el
silencio de mierda innecesaria, me callo, esperando que continúe. Lo hace. —
La conocí cuando teníamos poco más de veinte años. Era una bruja misteriosa
de la que me enamoré al instante. Mi viejo y presidente de entonces me advirtió
de ella. Sus palabras fueron... Aléjate de las chicas de cabello oscuro y ojos
brillantes. Su alma siempre luchará entre el bien y el mal. —Sacude la cabeza,
pasándose las manos marchitas por la cara, sus anillos de oro tintineando—.
Debería haber escuchado, joder. No lo hice. Se enamoró. Ella huyó de su
247
desastrosa familia para estar conmigo aquí, y un día, simplemente... —Deja de
respirar—. Desapareció. Intenté esperarla durante años, pero nunca volvió.
Aquel día que te conocí, acababa de descubrir que su familia tenía estrechos
vínculos con el puto cártel colombiano, y estaba metido de lleno en tratar de
encontrarla. Callejones sin salida. Todas las putas veces.
Apaga la ceniza de su cigarro y se reclina en su silla, la madera crujiendo
bajo su peso. Da una larga calada, haciendo rodar el tabaco en su boca. —Me
rendí, encontré a Bonnie y tuve a esa mierdecilla de Gypsy. Le dije que nunca
sería mi vieja dama, ya tenía una de esas.
Es cierto, sólo le damos el honor a una mujer, y por lo que parece, ella era
eso para Lion. Incluso cuando habla de ella, veo el claro dolor en sus ojos, el
temblor de sus dedos alrededor de su cigarro por el enfado y, finalmente, el tono
quebradizo que utiliza al hablar de ella. De vez en cuando, mira a lo lejos, como
si reviviera un recuerdo. O una pesadilla. No sé cuál de las dos cosas es.
—Lo siento, grandullón —murmuro con aspereza, sacando un canuto
enrollado de mi bolsillo—. ¿Alguna vez la encontraste? —A estas alturas, estoy
completamente absorto en la historia de amor de este gilipollas que salió mal.
Parece una versión moderna de Romeo y Julieta.
Su cabeza se inclina hacia atrás mientras una risa sale de su garganta. —
Joder, no. La perra estaría encerrada en mi habitación durante días si lo hubiera
hecho.
—¿Y qué pasa si un día la encuentras? —Hago la pregunta que estoy
seguro de que nunca quiere responder—. ¿Sabes a quién elegirías?
Sus ojos se dirigen a los míos y, por primera vez desde que conozco a Lion,
los músculos de su rostro se endurecen sombríamente. No hay ni un atisbo de
sonrisa. Él es ensordecedoramente peligroso en este momento. —Me pregunto
eso cada puta vez.

248
Capítulo 25
Jade
Sus manos rodean mi cabello, tirando de él con brusquedad mientras sus
labios encuentran la conexión entre mi cuello y mi hombro. —Me debes un
jodido castigo, Duquesa. Enrosco los labios entre los dientes, apretando mi culo
contra él mientras su grosor se desliza por la raja de mi culo.
Alargo la mano hasta que mis dedos encuentran la suave piel de su polla,
envuelvo mis dedos alrededor de su circunferencia y tiro lánguidamente,
apoyando mi cabeza en su pecho.
249
Su risita penetrante me estremece mientras entierra su cara en mi cabello.
—Nuh uh... —Me aparta la mano de un golpe y hago un puto mohín, aunque sé
que no puede verme. Arrancando las mantas de nuestros cuerpos, a pesar de que
estamos ahogados en una oscuridad total -con la excepción de una pequeña
grieta en la cortina por la que se cuela la luna llena-, me presiona sobre el
estómago con su mano en la parte baja de la espalda. En lentos círculos, me
acaricia el culo, hasta que sus dos manos se posan en una mejilla.
—Royce. —Me retuerzo bajo su mano.
Con un fuerte golpe, la palma de su mano cae bruscamente sobre mi nalga
izquierda y me estremezco por el escozor del dolor. La sangre se me calienta en
las mejillas y los muslos se me contraen. —No hables, o te amordazaré.
Me acomodo el cabello por encima de un hombro y lo miro por encima.
Estoy cegada por la manta de la noche, pero el contorno de su musculosa sombra
me da suficiente pista de dónde está sobre mi cuerpo. Listo para tomar lo que
quiere. Lo que le pertenece. Estoy completamente a su merced, sólo que
nuestros cuerpos ya lo saben. Se reconocen mutuamente.
—Pero… —Su mano se sumerge en el suelo donde está su bandana de MC
de la Manada de Lobos y la acerca a mi rostro, llevándola a mi boca.
—Muerde, eres jodidamente buena en eso. —Aprieto los dientes sobre el
material que tengo en la boca, el sabor de la colonia y el cigarrillo bailando en
mi lengua. Me la ata con brusquedad en la parte posterior de la cabeza—.
¿"Wicked" te excita?
Su pregunta me deja atónita, así que mi respuesta se queda en el fondo de
mi garganta.
Me levanta por las caderas hasta ponerme a cuatro patas y me abre las
piernas, presionando mi cara contra la cama. Una bofetada. El dolor irradia
sobre la entrada de mi coño. —Responde a la pregunta, Jade. ¿Lo hace?
La saliva se acumula en los bordes de mi boca, mis cejas se juntan
confundidas. ¿Qué coño está haciendo? No puede estar hablando en serio.
Sacudo la cabeza para responder a su pregunta. 250
Bofetada.
Otro aguijonazo recorre el fondo de mi vagina, pero esta vez roza la
entrada de mi culo. Lloro fuerte por el dolor. Su otra mano se acerca a mi nuca
mientras me aprieta más contra las mantas.
—Cruza los dedos en la nuca.
Oh, Dios. Hago lo que me dice, sobre todo porque no creo que quiera joder
con esta parte de él, pero otra parte de mí quiere ver hasta dónde puedo
empujarlo. Enciende la lámpara de la mesilla de noche, aunque es tenue.
Demasiado tenue. Ofrece un suave tono sepia a la habitación.
—Sueltas y, ¿sientes esto? —El frío metal se desliza por la raja de mi culo
y me tenso. Mis músculos cesan cuando reúno mentalmente la imagen de lo que
es. Sigue deslizando el lado romo de un cuchillo por la raja de mi culo.
Aplastando el cuchillo para que cubra mi coño y mi culo, se inclina hasta que
su boca está en la parte posterior de mi oído—. Va a ser una de las muchas
formas en que te demuestro lo mucho que ya no me conoces. —Retira el
cuchillo y siento la punta de su polla presionando mi entrada—. ¿Y otra cosa?
No te corres a menos que yo lo diga.
Me retuerzo bajo su agarre antes de tragármelo entero. El cabecero de la
cama se estrella contra la pared mientras lo miro por encima del hombro, con
sus ojos clavados en los míos. Sonríe, se lleva la mano a la boca y observo
fascinada cómo su lengua se escapa y lame la palma de su mano, deslizándola
por mi culo. Sigue bombeando dentro de mí con salvajes embestidas, hasta que
siento sus pelotas golpear mi clítoris y las gotas de sudor se me acumulan en la
línea de la frente. Desliza su dedo en mi culo mientras su polla sigue
impulsándose dentro de mí. Mi clítoris palpita cada vez que siento la punta de
él conectar con mi cuello uterino. Me duelen los brazos de tanto aguantar, me
tiemblan las rodillas de tanto aguantar mi peso. Mi cuerpo se confunde con la
gama de sensaciones que se aceleran dentro de mí. Con la punzada de dolor que
resuena en mí a cada segundo bombeo, llega una oleada de placer. Quiero gritar
cuando mi cuerpo se tensa y mis músculos se tensan, gimiendo en silencio
mientras mi orgasmo me tiene secuestrada, esperando ese último empujón que
me lleve al límite.
Se detiene y las lágrimas asoman por el rabillo de mis ojos, el sudor se
251
acumula bajo mi cara y empapa el colchón antes de que empuje dentro de mí
con brusquedad, con fuerza. Con control. Cuando su ritmo disminuye, su boca
se acerca a mi nuca y sus afilados dientes se hunden en mi piel.
—Muéstrame lo mucho que eres mía, Duquesa...
Con esas palabras pronunciadas a través de un áspero tono y crudos
gemidos animales, pierdo el control. Mi ritmo cardíaco rompe la escala, mi
sangre se convierte en lava y todo el sur se estremece mientras los fluidos salen
a borbotones de mí y mi cuerpo se derrumba bajo su agarre, incapaz de
sostenerse después de la tortura que ha soportado.
Debe retirarse porque el semen caliente sube por mi espalda a chorros,
mientras él suelta lentamente el nudo que rodea mi cabeza. Pasando su dedo por
el líquido caliente, me lleva los mismos dedos a la boca. —Recuerda este sabor
la próxima vez que te encuentres mirando a Wicked con esos ojitos tan bonitos.
¿A qué sabe, Duquesa?
Sigo jadeando, luchando por asimilar todo lo que mi cuerpo está tratando
de resolver. —Semen.
Su risita oscura es como el hielo que se desliza por las curvas de mi
columna vertebral. — Incorrecto. Es el sabor de un hombre que matará a
cualquiera que se cruce en su camino durante su búsqueda para atraparte. —
Finalmente me suelta, arrebatando el pañuelo del lado de la cama después de
haberme limpiado—. Ven aquí.
Con una mueca de dolor en los brazos, las piernas y el coño ahora
hinchado, me vuelvo hacia él, encontrando paz en los brazos de un hombre que
provoca tanto caos.
Recorro con la punta del dedo las líneas dentadas de sus abdominales y las
gruesas líneas de sus tatuajes, o más bien los números 2000. —No creo que
nadie recorra ese camino, Roy.
—¿Hmmm? —pregunta, con la voz ebria de sueño. Me he dado cuenta de

252
que el Royce dormido es mi Royce favorito, mientras la punta de su dedo
recorre círculos en mi brazo.
—Nadie tomará ese camino.
—¿Por qué? —pregunto somnoliento, sus labios ahora relajados contra mi
frente.
—Porque una mirada a los dos y la gente sabe que sólo debemos estar
nosotros en ese camino.
Su dedo deja de moverse antes de que sus labios se amortigüen contra mi
frente, poniendo en marcha un puto ejército de mariposas en mi vientre. —
Duerme, Duquesa.
—¿Porque mañana no está garantizado? —Bromeo, con los párpados
pesados.
—Cada día que respiro significa que tus días están garantizados. Duerme.
Mis ojos se cierran con una sonrisa extendida en mi rostro. No lo dejaré ir
sin luchar, eso lo sé. Pero, ¿y si la lucha es con él?
Capítulo 26
Royce
Ella me hace vulnerable. Ya lo sé. Era consciente del efecto que tendría en
mí desde el día en que la vi por primera vez cuando era una bebe, pero ahora,
esto, el creciente miedo que tengo enterrado en mis entrañas, no hace más que
intensificarse.
—¿Le has sacado alguna información nueva? —pregunta Lion desde abajo
de su moto, jugueteando con el metal. No sé por qué el puto testarudo está
trabajando en su motor cuando tenemos una guerra potencial entre manos. Las
253
cosas entre nosotros y el cartel han sido difíciles desde que me uní al club, desde
aquel día en Patches. Sin embargo, después de matar a los tres, Lion llegó a un
acuerdo con el cartel. Intuyo que se guarda algo debajo la manga en lo que
respecta al cartel, y ahora que sé lo de su mujer, supongo que tiene algo que ver
con ella.
Expulso el espeso humo venenoso. —No. Me voy esta noche.
Lion sale de abajo del metal colgante, mirándome fijamente. —Deja de
pensar con la polla.
Mi cabeza se echa hacia atrás mientras un bufido sale de mi boca. —Eres
uno de los que habla, joder. —Quiero echarle en cara todo el asunto del cártel,
pero sigo siendo yo quien creen que mató a uno de sus jefes.
Lion se levanta, pasándose un trapo por las manos. —Vete a la mierda.
Le mando un beso justo cuando Bonnie sale con una caja de magdalenas.
—He hecho de naranja y chocolate, ya que son las favoritas de Jade —me dice
con una sonrisa ligeramente agresiva. Jesús, jodido Cristo, ¿ya están hablando
mierda sobre mí?
—Gracias...
¡Pop! ¡Pop! ¡Pop! Las balas se esparcen por todas partes mientras su
sonrisa cae, el color se drena de sus ojos. Todo parece moverse en cámara lenta
cuando Lion se lanza hacia adelante, atrapando a Bonnie en sus brazos. La
sangre se filtra por la parte delantera de su blusa blanca mientras ella se
desploma en los brazos de Lion. Armas.
Me doy la vuelta a toda prisa, y mis instintos me llevan a coger la pistola
que tengo atada a la cintura. Levantándola, aprieto el gatillo.
¡Pop!
¡Pop!
¡Pop!
Mis pies se levantan en una carrera mientras me llevan hacia la puerta
254
principal. Mi visión se vuelve sombría. Quiero sangre. Necesito sangre. No me
importa nada más que atrapar a quienquiera que esté detrás de esa arma.
Hasta que siento su energía palpitando a mi espalda. Su miedo busca
violentamente consuelo dentro de mí, y me doy la vuelta para encontrar a Jade
acurrucada junto a Bonnie en el suelo. Lion saca su AK de abajo de la puerta
del garaje.
—¡Jade! —rujo tan fuerte que mi garganta se contrae de dolor—. ¡Métete
dentro, joder! —Señalo las puertas, pero la zorra niega con la cabeza, agarra a
Bonnie por debajo de los brazos y la arrastra hasta el refugio.
Voy a matarla, joder.
Me doy la vuelta justo cuando Slim abre las puertas de una patada, y
salimos a la carretera mientras un Range Rover negro se aleja a toda velocidad
y desaparece al doblar la esquina.
Bajando el arma, me llevo la lengua a los labios cuando el fuerte sabor a
metal me pone los pelos de punta.
—Lion —grazno, dando un paso adelante—. Puede que ella te necesite
ahora mismo.
Una mirada de angustia aparece en su rostro. —No puedo perderla.
Señalo el coche que ha desaparecido, pero Fluffy y Wicked pasan rugiendo
por delante de nosotros en sus motos. —¡Los alcanzaré! —les grito antes de
volver a mirar a Lion—. Nos han jodido en nuestro terreno, ahora van a morir
todos, joder. Entra ahí y encárgate de tu mujer, y de paso de la mía, mierda —
digo rotundamente, dirigiéndome directamente a mi moto. Echo una mirada
más a Jade mientras la sangre sale de la boca de Bonnie, filtrándose por los
dedos de Jade.
Los ojos de Jade se fijan en los míos. Preocupación, dolor, pérdida.
Estoy tan jodidamente furioso con ella que no puedo ver bien. Ni siquiera
con Bonnie dando sus últimos suspiros en el suelo.
Pateo mi moto y salgo de allí como un trueno, sabiendo que cuando
regrese, habremos perdido un miembro de la familia.
255

Alcanzando a Fluff y a Slim, nos desviamos de las calles concurridas, a la


caza del Rover. Veo la parte trasera del todoterreno negro unos cuantos coches
más arriba, girando ligeramente para indicar a Wicked que dé la vuelta a la calle
de atrás. Nos han jodido en nuestra casa, pero la han jodido cuando han
intentado salirse con la suya en nuestras putas calles. La gente se mueve a
nuestro alrededor. Somos los dueños de esta puta ciudad porque durante
generaciones somos los que la hemos protegido.
Wicked se desvía hacia la derecha con un canto de bocinazos y estruendos
en la distancia, mientras Fluff se pega al centro. Tiro hacia la izquierda y me
adelanto aún más, el metal de mi arma caliente contra mi cadera. El Rover se
desvía hacia la izquierda, dirigiéndose a un astillero, lo que resulta perfecto
porque no hay nadie jodiendo por allí.
Nuestras motos ruedan mientras dos cabrones se deslizan desde el asiento
del conductor y del pasajero mientras corren hacia el muelle, donde hay una
lancha esperando con otro hombre al volante. Tras saltar de la moto, alzo mi
pistola, apunto directamente al conductor y aprieto el gatillo. Con el primer
estallido, la sangre salpica desde la parte posterior de su cabeza mientras su
cadáver sin vida cae al suelo.
Los otros dos cabrones siguen corriendo hacia el barco mientras yo me
abalanzo hacia delante.
Mis botas golpean la madera cuando me sumerjo y salto sobre el jodido
hombre, cayendo su cuerpo a la cubierta. Wicked sigue corriendo, intentando
atrapar al otro y evitar que el barco se ponga en marcha cuando simplemente
256
salta al barco y sustituye al hombre al que disparé tras el timón, alejándose del
muelle.
—¡Joder! —grita Wicked, sus ojos desorbitados vuelan por el lugar para
encontrar algo con lo que pueda perseguir a la lancha.
—Déjalo —digo—. Tenemos todo lo que necesitamos.
Los orbes plateados de Wicked se vuelven de color pizarra cuando se
concentran en el maldito cabrón que está debajo de mi cuerpo. —Lion no va a
pensar con claridad. Va a entrar con rabia y podría arruinarlo todo.
El hombre debajo de mí se retuerce y gira, mientras aprieto más mi rodilla
en su espalda baja. —¡No diré una mierda! ¡Nunca!
Haciendo rodar saliva en mi boca, escupo en su boca. —Cierra la puta
boca.
Fluff silba desde el aparcamiento, levantando el pulgar sobre su hombro
mientras Justice salta del asiento del conductor. Sus ojos marrones caen con
tristeza al suelo, sus hombros se encorvan. Oigo lo que me dice.
Bonnie se ha ido.
La rabia y la ira afloran mientras meto los dedos en la boca del hombre,
abriéndola de par en par. Me mira con ojos grandes. —Vas a venir conmigo, y
cuando termine, vas a desear que te mate en el acto como hice con tu amigo.
Arrastrando su pesado culo hasta la parte trasera de la furgoneta
ennegrecida, cerramos de golpe las puertas traseras. Detengo a Wicked antes de
que se vaya en su moto, con Fluff y Justice de pie detrás de mí.
—No podemos llevarlo de vuelta a la sede del club. No lo quiero cerca de
Jade, y además, Lion no va a pensar con claridad. No lo querrá allí,
contaminando el hogar de Bonnie. —Tanto Justice como Fluff están de acuerdo,
y cuando vuelvo a mirar a Wicked para ver su decisión, asiente.
—De acuerdo, pero querrá entrar.
—Lo sé —digo, acercándome a mi moto y cogiendo el casco—. Puede
hacerlo una vez que hayamos conseguido lo que necesitamos. La matanza será
257
suya.
Le digo a Justice que lo lleve al sótano de uno de los clubes que posee el
MC. Sería arriesgado si no tuviéramos confianza en nuestro equipo de limpieza.
Subiendo la pierna a mi moto, le hago un gesto con la cabeza a Wicked para
que me siga.
Esto se va a complicar. Estoy jodidamente seguro de ello.
Capítulo 27
Jade
Manzanas de caramelo. Recuerdo que me encantaban cuando era pequeña.
Royce, Orson y Storm me arrastraban a la feria todos los años, y cada año que
visitaban Stone View yo les rogaba que me compraran una manzana confitada.
Había algo en la forma en que el pegajoso caramelo rojo me hacía cosquillas en
la lengua. El azúcar, la primera droga que ansiamos.
Miro el líquido rojo pegajoso sobre mis manos y mi ropa, estirando los
dedos hasta que dejan de estar pegados. —Lo siento.
258
Lion está acurrucado sobre el cuerpo sin vida de Bonnie, sus ojos ahora
cerrados pero la sangre aún se filtra a través de su blusa blanca. Viva. Estaba
viva hace unos momentos, y ahora se ha ido. “¡Me encanta ese top, Bonnie!
¿De dónde lo has sacado?” Cuesta creer que le haya hecho esa pregunta hace
treinta minutos mientras sacaba las magdalenas del horno. Las magdalenas que
están esparcidas alrededor de su cuerpo, empapadas de sangre.
—No lo sientas. —La voz de Lion se quiebra y me aparta el cabello suelto
de la cara—. Tienes que entrar, Jade. Royce no te querrá aquí fuera y tenemos
que llevar a cabo un proceso que quizá no quieras ver.
Me tiembla el labio mientras la pena me absorbe como un remolino en
medio de un océano en calma. Silenciosa y cuidadosamente me arrastra hacia
abajo. —Bien. —Al ponerme de pie, mis piernas se debilitan y empiezo a caer,
justo cuando Slim aparece por detrás de mí, cogiéndome por la espalda.
—Algún día serás una buena doctora, Jade. Sigue con tus estudios. —El
comentario de Lion me descoloca, en medio de todo, pero cuando vuelvo a
mirarle agarrando a Bonnie en brazos con sus ojos doloridos y clavados en mí,
entiendo por qué lo dice. Tal vez podría haberla salvado, si hubiera sabido lo
que estaba a punto de aprender. Tiene razón. Todo esto está mal. No quiero
sentir nunca que tal vez podría haber salvado a alguien si hubiera tenido el
conocimiento para hacer algo.
Me prometo a mí y a Bonnie que me graduaré en la escuela de medicina.
Lo haré por ella.
Cuando volvemos a la casa, Slim me lleva a las escaleras mientras los
coches de policía entran por las puertas. Gypsy está tranquilo en un rincón de
la cocina, con la cabeza colgando entre los brazos, apoyada en las rodillas. Mi
corazón se contrae al verlo tan joven y perder a su madre. Sólo podría haber
deseado tener una madre siquiera cercana a lo cálida y cariñosa que era Bonnie.
Gimo, me tiembla el labio. Quiero rodearlo con mis brazos y quitarle el dolor.
La puerta principal se cierra de golpe, el silencio dentro de la casa es
ensordecedor.
—Subo a darme una ducha. —Paso por delante de Slim e ignoro a las
259
chicas que están en los sofás del salón, con llantos suaves y susurros acallados.
Una vez que estoy en la seguridad del dormitorio de Royce, todo parece
venirse abajo de golpe. Es como si supiera mentalmente que estoy a salvo y
estable, y ahora puedo desmoronarme con Royce a mí alrededor. Corriendo
hacia la pequeña zona de aseo y ducha, abro la taza de una patada y me agacho,
derramando mi desayuno de esta mañana. Magdalenas. De naranja y chocolate.
El dolor se une a la tristeza, las lágrimas frescas brotan de mis ojos. Mis
hombros se encogen, mi pecho se hunde. Me agarro a la porcelana del váter,
soltando lamentos furiosos entre hipos. No hace mucho tiempo que conozco a
Bonnie, pero me acogió en esta familia y me hizo sentir que era importante. El
mundo necesita más de ellas, no una menos. Siempre llevaré un trozo de ella
dentro de mí.
Golpeo la palanca y observo cómo toda la turbia y anaranjada sustancia
viscosa es arrastrada y aspirada por la taza antes de pararme y quitarme la ropa.
La ducha ha sido difícil. Lloré mucho mientras me quitaba la sangre y me
lavaba la mancha de la muerte. Después de ponerme unos pantalones de yoga
grises y un top blanco, me pongo unos calcetines y meto en la bolsa la ropa
ensangrentada, con el olor de lo que acaba de pasar entre las costuras de mi par
de vaqueros favorito. Recojo mi móvil después de cepillarme el cabello largo y
de hacerme un moño, abro la puerta y me quedo helada cuando veo a Bea al
otro lado, mirándome con los ojos enrojecidos. Su falda blanca es corta y sus
medias de rejilla están rotas por varios sitios. Su rímel sangra por sus
impecables mejillas mientras su cabello rubio platino cuelga como dagas por su
espalda.
—¿Por qué no la has salvado? 260
Aprieto la bolsa en mi mano, sorprendida por su pregunta. —Lo intenté.
Se acerca un paso más a mí y, justo cuando creo que va a decir algo
hiriente, o incluso a golpearme, sus hombros se hunden en señal de derrota. —
Lo siento. —Sus ojos vuelan por encima de mi hombro y se posan en la
habitación de Royce. Un tipo diferente de dolor aparece en su cara antes de
volver a mí—. Te va a hacer suya.
—¿Qué? —Se me escapa, casi enfadada por el hecho de que saque el tema
ahora. Como si realmente quisiera ir por ese camino después de que Bonnie
acabara de morir en mis putos brazos. Quiero arrancarle su falso cabello y
hundirle las uñas en los globos oculares.
—He visto cómo es contigo. Diferente. Se mueve como un animal
posesivo cada vez que estás cerca. Me ha compartido, pero no lo veo haciendo
eso contigo.
Me paso la palma de la mano por la mejilla para no cerrar el puño y
golpearla accidentalmente. —¿Por qué me dices esto y justo ahora, de entre
todos los momentos?
Sus ojos azules se dirigen a mí, porque soy unos cuantos centímetros más
baja que ella.
—Porque creo que no lo mereces. Lo veo en tus ojos. El engaño, los
secretos que le ocultas. Ese hombre arrancaría la carne de la gente sólo para
garantizar tu seguridad, y sin embargo tú... —Hace una pausa, y mis dedos se
crispan en la palma de la mano—. Ni siquiera puedes ser honesta. —Se da la
vuelta antes de que pueda golpearla y desaparece por otra puerta, cerrándola de
golpe. Esa zorra no sabe una mierda de Royce y de mí, y no tengo que
explicárselo a nadie.
¿Pero tiene razón?
Con nuevas preocupaciones en mi mente, vuelvo a bajar las escaleras y me

261
dirijo a la cocina, donde Slim está sentado con Roo. Un movimiento me
interrumpe a través de la rendija de la cortina y veo a la policía grabando la
escena, con Lion y Gypsy todavía fuera.
—La policía... —No sé por qué, pero es lo primero en lo que pienso. Me
resulta extraño que estos bandidos tengan a la policía en su casa.
Roo pasa su grueso pulgar por su taza, asintiendo con la cabeza. —Sí, están
todos en nuestro bolsillo, con la excepción de la maldita pelirroja que no deja
de mirar hacia la cocina. Hubo una historia con ella y uno de nuestros otros
hermanos de otra sección. Ese culo apretado no sólo tiene problemas con
nosotros, sino que tiene toda una jodida carnicería.
Ignoro su comentario, justo cuando Slim señala la bolsa de plástico que
tengo en la mano. —¿Ropa? —Se levanta de la mesa y me la quita—. Me
deshago de ella.
—Gracias —murmuro justo cuando mi teléfono vibra en la cintura de mis
pantalones.
(Imagen)
Ahora es tu turno de jugar. Sal al frente en cuatro minutos y no traigas
nada.
Se me drena la sangre de la cara, mis rodillas se convierten en gelatina.
—Guau, ¿estás bien? —pregunta Roo, observándome antes de bajar la
vista hacia mi teléfono.
Lo aprieto contra mi pecho. —Sí. Ah, yo solo... necesito un minuto. —
Vuelvo a subir corriendo y me pongo las Vans, bajando las escaleras a toda
prisa.
—Jade, quédate dentro, cariño —oigo decir a alguien, pero lo ignoro.
Ignoro a todas las personas que intentan impedir que salga de esta casa.
Ignoro las miradas de los agentes que me miran con extrañeza cuando paso
junto a ellos.
E ignoro las llamadas de Lion, mientras corro y salgo corriendo por la
puerta. No veo más que a mi mejor amiga, mi hermana en peligro.
Probablemente todos piensen que he perdido la cabeza después de lo ocurrido
con Bonnie, lo cual es parcialmente cierto, pero nada, y quiero decir nada, me
262
habría preparado para la foto que acabo de ver.
Nada.
Así que cuando el Maserati negro con el que estoy tan familiarizado
aparece a la vista, parado en la acera, corro hacia él. Corro tan jodidamente
rápido que me arden los pulmones y se me secan las lágrimas de los ojos. Abro
la puerta, me subo al asiento del copiloto y miro a James con una rabia recién
descubierta.
—¡Dónde coño está ella!
Capítulo 28
Royce
La tortura es un arma, no un tiro de gracia. Es un arte, y resulta que es algo
en lo que destaco. El cuerpo humano es prescindible. Su único propósito es
curarse a sí mismo. Increíble si realmente lo piensas. Yo no lo hago. No a
menudo, al menos. Pero cuando tengo a alguien colgando de sus manos atadas
y conectadas al techo de un sótano, con sangre derramada por la boca y la nariz,
y sus vaqueros con manchas de orina empapadas en la tela, es lo único en lo que
puedo pensar. 263
Colocando un cigarrillo entre mis labios, doy una patada al hombre con la
suela de mi pesado pie y me río. —Tienes mucha suerte de que no sea a mí a
quien has cabreado hoy.
El sótano está ordenado, con paredes lustrosas, montañas de barriles y
cajas de alcohol y vino. Este bar no es un local de mala muerte o un agujero en
la pared, sino que está en el extremo superior de la escala. El Allure es un bar
de cócteles en el corazón de la ciudad que atrae a hombres y mujeres con
billeteras profundas. Así es como WPMC hace las cosas. Nunca hacemos la
elección obvia. Somos los lobos que acechan tras las sombras de la riqueza. Mi
teléfono vibra contra mi muslo y me limpio la sangre de las manos con mi
pañuelo -el mismo con el que me follé a Jade anoche-, limpiándolo sin tapujos
mientras me quito el cigarrillo de la boca, echando humo. —Está listo para ti.
Descubrí que el cártel le dijo que disparara tiros de advertencia y el tonto de
mierda se puso a rociar balas perdidas.
—Voy en camino, pero hay algo que tienes que saber. —Su tono estridente
no me molesta ni me despista. Su mujer acaba de morir en sus brazos.
—¿Qué es eso?
—Jade se fue a alguna parte. No vi dónde. Fue demasiado rápida para que
cualquiera de nosotros la alcanzara.
—¿Qué? —ladro, pero luego cuento hasta diez en mi cabeza cuando me
doy cuenta de que tengo que preguntarle a alguien que no sea Lion a dónde
carajo fue—. De acuerdo, bueno, volveré a la casa club. Estamos en el Allure.
—Cuelgo el teléfono y cojo las llaves de mi moto.
—¿Estás fuera? —pregunta Wicked desde el otro lado de la habitación,
moviendo los anillos de oro en su dedo, indiferente.
—Sí. Jade ha salido corriendo.
—Wicked se pone en pie rápidamente, con las cejas fruncidas. —Yo voy.
—¿Por qué? —Tiro de la puerta, dejando a Fluff en la habitación con el
maldito tonto mientras salgo por la salida trasera de emergencia.
Wicked balancea su pierna sobre la moto. —Porque he estado tratando de
264
jugar con la mierda en mi cabeza, y algo no cuadra. Quiero estar ahí cuando
preguntes por ahí, a ver si capto algo.
Giro la cabeza hacia él, tirando el cigarrillo a la grava. —¿Crees que esto
tiene que ver con su noviecito?
—Sí. —dice Wicked, y ambos ponemos en marcha nuestras motos.
—¡Que alguien me diga algo! —digo en cuanto estamos de vuelta en la
sede del club y he aparcado la moto. Me dirijo al primer hombre que veo, que
resulta ser Roo. Se acerca a mí deambulando con sus anchos hombros y sus
gruesas piernas torneadas.
—Sí, hermano. Ha bajado a la cocina después de la ducha, fría como la
mierda y con una bolsa de plástico llena de su ropa ensangrentada. Recibió un
mensaje o alguna mierda en su teléfono y toda su conducta cambió. Vi cómo
se ponía tensa, sus ojos me atravesaron cuando le pregunté qué le pasaba.
Apretó el teléfono contra su pecho y salió corriendo. Intenté perseguirla, llegar
a la puerta, pero ya se había subido a un Maserati oscuro sin matrícula.
—¿Negro? —pregunto, con un pánico desconocido en mis entrañas—.
¿Seguro que era negro?
Roo me da la espalda. —Sí. No soy daltónico. —Al instante busco mi
teléfono, encuentro su número y le doy a marcar.
—¿Crees que es el coche de su novio? —pregunta Roo, con el ceño
fruncido. 265
Aprieto los dientes cuando salta su buzón de voz. —No lo sé.
—¿No te importa que le haya llamado su novio? —Ro tiene la tendencia
de ponerle humor a todo y en otra ocasión, lo agradecería, pero no creo que
sea eso lo que está haciendo ahora.
—Me importa una mierda —me burlo, dándole a marcar de nuevo.
—¿Por qué ese repentino cambio de actitud?
Lo mantengo en su sitio. —Porque soy su puto hombre.
—De acuerdo, Tarzán —bromea Roo.
Los ojos de Wicked se concentran en Roo. —¿Así que se fue sin nada más
que lo que llevaba puesto?
Roo asiente, y yo observo su conversación mientras pulso continuamente
el dial de su teléfono.
Después de la quinta vez, lo vuelvo a bajar para escribir un texto cuando
recibo una llamada FaceTime de un número desconocido. Sé quién es cuando
se trata de un desconocido. Un gruñido escapa de mi boca, burbujeante de
frustración. Me molesta que Diamond elija precisamente este momento para
molestarme con sus malditos juegos. Al pulsar el vídeo, se abre con una chica
con un elegante vestido negro que me da la espalda. La misma chica que
siempre utiliza en los vídeos que me envía. Lleva el cabello alisado hasta la
espalda, pero eso no es lo que más me interesa. Son las largas orejas de conejo
de la media máscara que lleva. Sus delgados dedos se flexionan mientras se
mueve hacia atrás, el silencio es lo suficientemente fuerte como para perforar
mis tímpanos. Esta vez se siente diferente.
—Conejito. —Su voz es lenta, más íntima ahora. Incluso con su máscara
de mierda ocultándolo—. Date la vuelta para mí como una buena niña.
—¡Yo! No tengo fu... —El temor me invade mientras ella se gira
lentamente y el lado de su perfil atraviesa el lente. Cuando la chica por fin me
mira, sus ojos verdes asomando a través de la máscara de cuero negro se
muestran, mi ira toma el control y mi puño vuela a través de la ventana trasera
del coche—. ¡Joder! —grito, apretando el teléfono en la mano. Wicked y Roo
266
se acercan, pero todo lo demás deja de existir excepto lo que estoy viendo en
mi teléfono.
—¿Ves esto, Royce? Es una conejita preciosa, ¿no te parece? —Mueve la
cámara alrededor de su cuerpo mientras ella cae de rodillas, con las cuerdas
atadas a la espalda. Sus ojos se vuelven vidriosos, vacíos, sumisos, mientras él
pasa suavemente el dedo por su máscara negra y por su pequeño rostro—.
Había planeado que esto terminara de otra manera, pero no podías seguirme
la corriente, ¿verdad, conejita? —Los músculos de mi mandíbula se aprietan,
mis hombros se cuadran mientras una rabia sin diluir hierve a fuego lento en
la superficie de mi piel.
Calmo mi respiración, incapaz de ver con claridad. —La has cagado.
Su risa es una carcajada fuerte que me atraviesa los oídos y golpea todos
mis puntos de ira al salir. Su rostro aparece en el objetivo, sólo que lleva un
pasamontañas para esconderse detrás. —Contaba con ello.
La ira profundiza sus garras en mi piel mientras el vídeo sigue
reproduciéndose. Su ropa no está rota, un vestido negro se ciñe a su diminuta
figura. Parece vestida para un evento. Me pican las palmas de las manos llenas
de sudor, el calor me recorre. Voy a matar a este hijo de puta.
Siento que Wicked se acerca por detrás de mí para ver el vídeo. Su energía
cambia tan drásticamente que me detengo, levantando la vista para ver cuál
es su problema. Su rostro está pálido, todo el color de su piel se ha agotado.
Está concentrado en el vídeo, con la mandíbula apretada. —Jesucristo. —
Sacude la cabeza, retrocediendo a trompicones—. Debería haberlo sabido.
—¿Saber qué? —le digo bruscamente mientras el vídeo sigue
reproduciéndose en mi mano.
—Se la está follando. —Se entierra las manos en el cabello, tirando de las
puntas con frustración—. Debería haberlo sabido —grazna. 267
—Estoy perdiendo la puta paciencia —reclamo, con los ojos clavados en
los suyos.
Se aclara la garganta. —Ella estaba en mi guarida.
Me quedo inmóvil, con la sangre helada. —Te equivocas. Se trata de mí.
Diamond se la llevó por mi culpa.
Wicked sacude la cabeza con firmeza, su comportamiento se suaviza. Sé
que no está bromeando. —Ella estaba en mi guarida. Después de que todos
ustedes se fueran.
Mi boca se cierra de golpe. Me ocuparé de esto más tarde, ahora mismo
estamos contra reloj. Necesito saber qué coño está pasando.
—¿Qué cojones quieres? —digo a la cámara.
Su risa es lo suficientemente fuerte como para hacer temblar el suelo bajo
mis pies. Necesito controlar mi ira. Esperar en ella. Aferrarme a ella como a
una pistola cargada y dispararla sólo cuando lo tenga al alcance de la mano. La
cámara se mueve y capto movimiento en la esquina donde se acurruca otra
chica. Cuando levanta la vista hacia el objeto, me doy cuenta al instante de que
es Sloane. Qué mierda. ¿Por qué se llevaría también a Sloane? Jade está lo
suficientemente bien para moverme a hacer lo que le dé la gana. Sloane tiene
un aspecto diferente al de Jade. Sin vestido. Sin máscara. El miedo que está
grabado en su rostro hace evidente que no ha sido herida en este mundo.
¿Por qué Jade no tiene ese mismo aire de miedo?
Mis ojos vuelven a mirar a Jade. Plácida. Vacía. Estoica. Inmóvil. Muerta
por dentro. Todo tiene sentido. Wicked está diciendo la verdad. Hay más de
Jade de lo que me ha contado, y definitivamente de lo que sé. ¿Este cabrón ha
estado jodiendo con ella desde que me fui también?
—Voy a encontrarte, voy a desenmascararte y descubrir quién eres, y
luego voy a pelar la carne de tus huesos.
—Tsk, tsk —dice, agitando el dedo frente a la cámara—. No deberías
268
hacer amenazas mientras tengo tu más... —Se detiene detrás de Jade, sus
manos se introducen en la raja de su vestido. Aprieto el teléfono en la mano
mientras observo el movimiento bajo el vestido—. Posesión preciada. —Su risa
jadeante persiste—. Está bien mojada. ¿Cuánto sabes de tu inocente Duquesa,
Royce? ¿Sabes que necesita un cierto nivel de dolor para disfrutar de una
follada? —Se levanta de su posición y se limpia el dedo sobre su traje—. Lo
cual, hay que reconocerlo, es la razón por la que siempre le hago el amor dulce,
muy dulce. Todo es un juego de tortura. Así que déjame preguntarte —dice,
cogiendo finalmente la cámara—. ¿Quieres jugar?
—Sólo di que sí —gruñe Wicked desde mi lado. Miro a Wicked con el ceño
fruncido y dice—: Lo mataremos.
Vuelvo a mi teléfono. —Sí, el juego está en marcha. —Echo una mirada a
Slim, que levanta la vista de su portátil que está encima del capó de mi coche—
. ¿Lo tienes?
—Estaba difícil. Tenía todo tipo de codificación y mierda anónima
conectada a su ubicación. Es bueno. —Slim me sonríe—. Pero yo soy mejor.
—Eres un cabrón inteligente.
Wicked abre la puerta del pasajero y se desliza mientras Slim, Roo, Billie
y Fury corren hacia sus motos. Hoy será uno de los peores días de la puta
historia. Necesito que Jade vuelva sana y salva. Si ella va a estar de vuelta en
mis brazos o no, depende de cómo se desarrolle esto.
Estamos en la carretera con Slim, Fury y Fluff rodando detrás de nosotros.
Roo y Fury se separan para rodar en una dirección diferente, necesitando
establecerse en su ubicación. El aire entre Wicked y yo es tenso. Más tenso
que nunca. Saco mi teléfono y le doy a marcar a Lion. Contesta al quinto
timbre.
—Casi puedo oír la satisfacción en tu voz. Debe haber un profundo baño
269
de sangre en ese sótano ahora mismo.
—Jade está en problemas. Tiene que ver con Diamond. Me envió un puto
vídeo de ella atada y amordazada con una puta máscara puesta.
Silencio.
Continúo:
—Resulta que Wicked dice que ella estaba en su guarida.
—¿Tienes suficientes hombres contigo?
—Sí, creo. Acabo de avisar a la sección de Nevada. Podrían necesitarlos
para rodar si la mierda se va al sur. No sé cuánta gente tiene Diamond en su
nómina.
Lion gruñe en la otra línea. —Ya están aquí, casi en la sede del club. Junto
con Nuevo México y Oregón. Idaho y Texas querían entrar, pero los retuve por
ahora. Van a haber un montón de cabrones enfadados en la sede del club en
los próximos días.
—Bien. —Rechino los dientes, conteniendo la satisfacción que me
produce—. Perfecto.
—Busca a tu mujer. —La voz de Lion es gruesa—. Y Royce, no seas un puto
idiota con ella y entres dispuesto a destrozarla. Deja que se explique.
Le cuelgo sin contestar. No necesito a nadie en mi cabeza cuando se trata
de Jade. Ya ocupa todo el espacio que tengo disponible.
—Tiene razón —murmura Wicked.
—Cállate de una puta vez. Cuéntamelo todo.
Wicked se remueve en su silla. —¿Recuerdas el día en que se metieron
todos en mi guarida?

270
Sí...
—Muy bien —dijo Orson, quitándose el sudor de la frente y tirando la
toalla de nuevo en la silla de la piscina—. Deberíamos decírselo a nuestros
padres. Son poderosos, aprovechémoslo.
Me pongo la cadena de oro en el cuello y asiento con la cabeza. —Sí, mi
padre está en su despacho. Empezaremos con él.
—Tu viejo tiene razón —dijo Orson después de que salimos de su oficina y
nos dirigimos a mi habitación. Jade aún no había llegado a casa, lo que me
ponía ansioso. Le envié un rápido mensaje de texto para preguntarle a qué hora
volvería y decirle que se había retrasado. Unos minutos más tarde me envió el
emoji del dedo corazón. Mis dedos volaron sobre el teclado antes de enviar la
palabra: mocosa.
Volví a meter el móvil en el bolsillo y levanté la pierna sobre el escritorio.
—Sí, no quería que dijéramos nada a tus padres. Dijo que se encargaría de ello.
Confío en él.
—¿Lo haces? —murmuró Storm con rotundidad, abriendo su portátil.
—¿Por qué no iba a hacerlo? Es mi padre —su respuesta fue extraña, pero
así era Storm.
Se encogió de hombros. —Es que no estaba tan seguro.
Orson cogió la pelota de baloncesto que estaba al lado de mi cama y
empezó a darle vueltas con la punta del dedo. —Así que ahora esperamos.
—Esperamos.
No recordaba nada. Los puntos en blanco llenaban mi memoria mientras
levantaba la mano para tocarme la cabeza. Con los ojos vendados. —¡Joder!
—¿Roy? —llamó Orson desde algún lugar de la habitación.
—Sí, hermano. Soy yo. ¿Storm?
Storm gruñó bruscamente desde detrás de mí. —Aquí.
—¿También tienes los ojos vendados?
—Sí —gritó Orson, con el sonido de sus pantalones vaqueros
arrastrándose contra el suelo—. ¿Recuerdas algo después de estar en tu
271
habitación?
—No —respondí con fuerza, mis músculos se tensaron mientras tiraba de
las ataduras alrededor de mis muñecas—. Nada después de quedarme
dormido. —Al final, todos nos quedamos en mi habitación, esperando a que mi
padre "se encargara de ello".
Las manos se metieron debajo de mi venda, arrancándola. Un chico de
más o menos mi edad, de hombros anchos y cabello corto, me miraba con ojos
fríos y distantes. —No intentes luchar contra nada —dijo—. Sólo déjate llevar
—me eché hacia atrás, gruñendo.
—¿Cómo sé que ese Diamond no eres tú?
Wicked me mira fijamente. Sin nervios y sin inmutarse. —Porque no lo soy.
—¿Y se supone que tenemos que creerte? —dijo Orson, gruñendo—.
Chico, quítame la venda de los ojos.
—Yo le escucharía —dije, escupiendo la sangre que se me acumulaba en
la boca. Se acercó a Orson, le quitó la venda de los ojos y se la ató en la muñeca
antes de dirigirse a Storm.
—Soy Lenox, y no me lo voy a follar.
Finalmente volvió hacia mí, quitando las cuerdas apretadas alrededor de
mis muñecas. Las flexioné en círculos. Un fuerte crujido resonó en los altavoces
cuando por fin pude apreciar la habitación. Paredes oscuras, una cama, una
silla. Sin ventanas, sin espejos, una puerta con una pequeña ventana en la
parte delantera. Olía a lejía y a perfume caro. Quizá estemos en un laboratorio
dentro de una casa.
—Bienvenidos, chicos. Ya que decidieron desafiarme e intentar huir,
consideren esto su advertencia y su castigo. —Su voz era la misma. Los matices
robóticos antinaturales eran un claro indicio de que, quienquiera que fuera ese
bastardo, no quería que nadie lo supiera—. Voy a matarlos de hambre hasta
que estén a punto de morir, y luego les daré de comer lo que yo quiera. Harán
lo que les diga mientras estén aquí o empezaré a matar a cada uno de los
miembros de su familia, empezando por Jade. —Mi sangre se enfrió de nuevo—
272
. Harán todo lo que les diga, y si me complacen en todo, los liberaré al
decimosexto día con sus vehículos, sus necesidades, pero no sus dignidad.
Tendrán que realizar tareas para satisfacer mis necesidades. Todas las tareas
deben ser completadas. Todo lo que tendrán es el uno al otro en esta guarida.
Todo lo que verán es el uno al otro, todo lo que follarán es el uno al otro, y todo
lo que comerán, será el uno al otro. Si no escuchan, claro. De lo contrario,
podría ser amable y alimentar a alguien en mi congelador.
Me quedé quieto, todos nosotros rebuscando en la habitación mientras
de vez en cuando nuestras miradas se posaban en el otro.
—Soy un hombre poderoso. ¿No me creen? Cuando salgán de aquí -si es
que lo hacen- busquen a Diamond en Google. Se harán una idea.
Aprieto el volante, negándome a revivir los dieciséis días que pasamos
juntos en lo que Diamond llamaba La Guarida. —¿Qué pasó cuando nos
fuimos? —Mi voz es fría, distante.
Me gustaría poder decir que lo obedecimos desde el segundo en que nos
secuestraron en La Guarida, pero joder, claro que no lo hicimos. Sin embargo,
cumplió con todo lo que prometió. En cierto modo, creo que por eso los cuatro
formamos un vínculo aún más fuerte. Nos fuimos el decimosexto día, pero
Wicked se quedó. No fue liberado hasta el vigésimo primer día, y por eso
estamos teniendo esta tensa conversación. Yo estaba bastante jodido después
de todo lo que pasó. El club me curó; Lion me salvó. Podría haberme perdido
el día que entré en Patches, pero en cambio me encontré a mí mismo. Una
nueva familia. Probé la terapia de todos modos, porque era joven y acababa
de salir del club de los chicos millonarios. Era la respuesta a todo lo que crecía.
¿Algo que tus padres no pueden manejar? Ve a un terapeuta llamativo que
dejará secos los bolsillos de tus padres mientras te hace sentir como una
mierda colosal. No necesitas terapia cuando estás rodeado de gente que no te
hace sentir que estás solo o loco o jodido por sobrevivir a la mierda que hiciste.
Wicked se aclara la garganta. Ya sé que no me va a gustar nada de lo que
273
salga de su boca. Pero, como fanático del dolor, necesito saber. Necesito saber
cada puto detalle.
—¿Quieres hacerlo ahora? —dice Wicked mientras piso hacia delante,
cogiendo velocidad. Las motos se acercan y se alejan por el espejo retrovisor,
poniéndose al día rápidamente.
—Sí, quiero hacerlo. Pero no puedo prometer que no estrellaré este puto
coche y nos mataremos los dos.
Wicked no responde. Tras un tiempo de silencio, un puto tiempo largo,
las palabras que no quería oír salen de su boca. —Me obligó a hacerle una
mierda. La trajo a mi guarida, con las mismas reglas. Dijo que era carne fresca...
—Wicked hace una pausa y mi respiración se acelera. El latido en mi cabeza no
hace más que intensificarse, mis celos asomando su jodida y gorda cabeza—.
Que sólo él le había dado un mordisco. —Mi control se rompe y me desvío
hacia el otro carril y me dejo caer, ganando más velocidad—. Hermano,
necesito que sepas que no tuve elección.
Puedo oír la cautela en su voz. La forma en que su cabeza se mueve de
frente a los lados, observando la carretera y a mí. La carretera y a mí.
—Continúa, la mierda, hermano. —Necesito recomponerme si tengo
alguna posibilidad de sobrevivir a esta historia cuando sé lo que viene. Conozco
a Diamond y cómo opera, joder. Puede que no sepa quién es el hombre detrás
de la máscara, pero conozco sus rasgos. Sus gustos. Pensar que Jade está
enredada con él me vuelve jodidamente asesino. Una palabra sigue pasando
por mi mente con una puta luz de neón.
Arrepentimiento.
Wicked no se contiene. —Llegó vestida con pantalones de traje y un puto
sujetador. Llevaba el cabello arreglado y el maquillaje a punto. Ella…

274
Interrumpo. —Para que quede claro, no digo que lo supieras porque es
obvio que no lo sabías, pero tenía quince años, joder... —Lo fulmino con la
mirada por encima del brazo—. ¡Quince años, Lenny!
Wicked tiene una cara de póker que podría conquistar Las Vegas, pero al
lanzarle su verdadero nombre se le crispa la mejilla.
—No lo sabía. —Sacude la cabeza, pasándose la gran mano por el
cabello—. ¡Joder! —Da un par de puñetazos a mi salpicadero de cuero—.
¡Joder! —Nunca he visto a Wicked perder la calma. Nunca. Es famoso por
mantener la calma y la tranquilidad. A diferencia del resto de nosotros,
bastardos desquiciados.
—No es culpa tuya —exhalo, necesitando que continúe, pero sin querer
que se culpe a sí mismo. Wicked tuvo una vez una hermanita, sabe cómo es.
Nunca se follaría voluntariamente a una menor de edad. La historia de la
hermanita tiene mucho que ver con que no le guste que le llamen Lenny.
Se aclara la garganta y sé que el resto de la historia va a salir con dolor. —
Ella entró. Vestida con una máscara de conejita y un montón de maquillaje. No
parecía tener quince años.
Lo estudio por encima de mi hombro, reduciendo por fin mi velocidad. —
¿Habría importado? No te habrías tomado unos días libres... —Hago una
pausa, sabiendo que no debo ir allí, pero necesitando hacerlo, para dejar claro
mi punto de vista. Necesito que Wicked esté al cien por cien cuando hagamos
la guerra, y esta va a ser un cataclismo— …igual lo habrías hecho. —No quería
decir su nombre. Joder, si fuera Jade, estrangularía las cuerdas vocales de
cualquiera que pronunciara su nombre.
Wicked suspira, su derrota pesa en el aire. —Sí. De todos modos, ella
entró. Le ordenó que me hiciera una mierda a mí y yo a ella. Me dijo que tenía
que follarla como si fuera una amante. Fue raro, pero nada nuevo respecto a
la mierda que tuvimos que pasar.
Resoplo. —Sí, ¿cómo follar realmente con una chica esta vez? —Lanzarlo
al aire libre por primera vez deja una tensión incómoda en el espacio entre
nosotros, pero me importa una mierda. Ya he terminado con mis vergüenzas—
275
. Hermano, lo que pasó entre todos nosotros ahí dentro no significa una
mierda.
Se revuelve malvadamente. —No es eso. Quiero decir, no el sexo. No soy
un puto gay…
Mis manos se levantan. —¡Y yo tampoco lo soy! Pero tú y yo sabemos que
el sexo es sexo.
Wicked hace rodar su labio inferior entre los dientes. Estaba jodiendo con
él. Ninguno de nosotros nos tocamos voluntariamente después de lo que nos
hizo hacer en La Guarida. Todos nos sentíamos degradados. El acto en sí mismo
fue difícil de digerir porque no es mi preferencia sexual, pero no fue eso lo que
hizo que todos nos sintiéramos violados. Fue el hecho de que nos habían
quitado nuestra elección. Ya no éramos nosotros mismos. Construimos
L'artisaniant con dos propósitos. Bueno, si soy sincero, tres.
El primero, y el más importante, era quitarles el dinero a los ricos hijos de
puta y ponerlo en el bolsillo de un grupo anónimo clandestino de inadaptados
que estaba a punto de hacer trizas el tráfico de niños en los Estados Unidos.
Era algo a lo que Wicked se acercaba desde que se llevaron a su hermana. No
era una niña, pero era joven como Jade. El gobierno no parece estar haciendo
una mierda, pero este grupo de civiles ha abierto grietas de algunos de los
casos más notorios alrededor no sólo de los EE.UU., sino también de Europa.
Consiguiendo acceso a archivos, vídeos, fotos, y exponiendo todo a través de
su página web mientras protegen la identidad de los niños. Nadie sabe quiénes
son. Nadie. Ni siquiera nosotros, que los financiamos.
La segunda, era atraer a Diamond y sus métodos sexuales. Nunca
funcionó. Nunca puso un pie allí. Los nombres de las personas que entraban
siempre se enviaban a Anonymous, que comprobaba sus registros. Cualquiera
que pasara por L'artisaniant que estuviera en sus archivos, se lo entregábamos.
Era una red para los depredadores sexuales.
La tercera, eran nuestras propias necesidades sexuales. Los cuatro
tenemos un hambre sexual al mismo nivel, sólo que con gustos diferentes.
Somos bastardos egoístas así. Todo lo que sucede en L'artisaniant es por
276
encima de la edad con el consentimiento de los adultos. Utilizar un club de
sexo exclusivo para atraer a los depredadores sexuales fue la forma en que los
humillamos y, además, el dinero vuelve a los bolsillos del grupo que los
combate, que luego reparte los fondos entre la gente que salva.
Wicked me ignora. —Duró hasta que me fui. Me obligó a entrenarla, dijo
que por eso no debía irme cuando todos lo hicieron. Dijo que, si intentaba
irme, mataría a... —Hace una pausa—. Poppy. —Era la primera vez que oía su
nombre desde que me contó la historia de su hermana y de cómo acabó con
Diamond.
Poppy tenía catorce años cuando conoció a Diamond.
Tenía quince años cuando murió.
Wicked pensó que había muerto a los catorce años, pero no fue así en
absoluto. La historia de Poppy y su último año de vida fue mucho más siniestra.
Cuando Wicked descubrió que seguía viva, tenía quince años. Intentó salvarla.
Con todo lo que tenía dentro. No pudo.
—Así que hice lo que él quería, y Jade parecía estar de acuerdo en su
mayor parte. Voy a ser honesto contigo siempre, Royce. Yo directamente
pensé que ella estaba trabajando con Diamond, y por eso se le permitía entrar
y salir. Siempre se veía bien. Bien cuidada. Llevaba la ropa más cara y nunca se
quitaba la máscara. Nunca hablaba. Nunca nos hablábamos, y creo que ambos
lo preferíamos así.
—Qué hacían juntos... —Tomo el siguiente desvío, comprobando que los
hermanos siguen detrás de mí.
—Todo.
Aprieto.
—Me soltó después de decir que había completado su entrenamiento y
me dijo que Poppy ya estaba muerta y que... —Hace otra pausa y sé que lo
277
siguiente que va a decir va a doler. La ira envuelve las siguientes palabras que
salen de su boca—. Dijo que ella fue nuestra última comida.
Se me hiela la sangre y se me congelan los miembros. Vuelvo a coger
velocidad y la piso hacia delante, necesitando que esto arranque. Necesito oler
la sangre en el aire y el sonido de la carne siendo golpeada.
—Lo siento, hermano.
—Hoy es el puto día —susurro, pero no le miro, queriendo dejarle su
intimidad.
—Hoy es el día.
—Royce —dice Wicked, justo cuando estamos entrando en una de las
calles secundarias que conducen a un complejo de apartamentos situado en la
esquina de un cruce de la ciudad.
Dirijo mis ojos a los suyos. Este gran hijo de puta al que le arrebataron el
corazón el día que murió su hermana y que ahora camina como la cáscara del
hombre que solía ser. —¿Sí? —Sé que mataría por él. Moriría por él. Sé que no
puedo enfadarme con él por lo que pasó entre él y Jade, o porque se la folló
en L'artisaniant. En todo caso, trae una especie de paz. Podría haber sido
cualquiera el que se la follara en esa guarida con Diamond, habría preferido
que fuera Wicked. Aunque me den ganas de matarlos a los dos. Las dos
personas por las que moriría me dan ganas de matarlas a ambas.
Sin embargo, me molesta que ella obviamente sabía quién era Wicked. Si
me ha estado ocultando eso, qué coño más ha estado escondiendo en la
manga.
Wicked sacude la cabeza. —Ten cuidado con ella. No sabes lo involucrada
que está.
Aprieto el pomo de la puerta del coche. —Sí, lo sé, joder.

278
Capítulo 29
Jade
Una mentira bien hecha seguirá quemando la punta de la lengua mucho
después de que te hayan dado la verdad.
Mis dedos se crispan, mi cerebro se mueve a velocidades que un caracol
podría rodar. Mi lengua se pega a la parte superior de mi boca como una

279
esponja, desesperada por agua, o cualquier líquido. Una Coca-Cola helada
saciaría mi sed a niveles que ni siquiera el agua podría alcanzar ahora mismo.
—¿Jade? —susurra Sloane desde un costado, y me vuelvo para mirarla.
Está tumbada con un vestido blanco, el opuesto a mi negro pero del mismo
estilo. Su cabello está alisado, cayendo por su espalda, mientras que el mío está
ondulado, cayendo por encima de mis nalgas. En mis pies hay unos tacones
rojos, de punta y brillantes. Los suyos son iguales.
—¿Estás bien? —pregunto, pero las palabras caen como un revoltijo de
letras, poco dispuestas a permanecer en línea recta.
Ella asiente, incorporándose de la cama hecha con sábanas de algodón
egipcio y pétalos de rosa esparcidos. —¿Qué está pasando? Me siento drogada...
—Lo estás —susurro, conociendo ya la habitación en la que estoy. El
complejo de apartamentos del centro. Es propiedad de James, pero en lugar de
los habituales inquilinos que tienen la mayoría de los complejos, el suyo está
ocupado por plantas. Hay doce, y cada planta lo ocupa alguien empapado de
maldad. He conocido el mal en mi vida, y todas esas veces fue aquí mismo, en
la planta sótano de este complejo. Uno es un político, otro un ingeniero de
software, otro sospecho que trabaja en algún área legal encubierta. Cuando
James organiza un evento cada mes, pone a los compradores en una habitación.
Algunos son recurrentes, otros nuevos. El tráfico de personas ha empeorado con
los años, pero lo que James ofrece es algo que no muchos pueden captar.
Jóvenes, hermosas, y a veces, vírgenes. Jóvenes. Menores de edad.
—Conozco cada rincón y cada agujero de este lugar —le digo a Sloane,
arrodillándome frente a ella con mis manos sobre sus rodillas—. Te sacaré de
aquí.
Las lágrimas se asoman en la esquina de sus ojos mientras se pone en pies
tambaleantes. —¿Qué es este lugar?
Tomo su mano entre las mías. —Es un complejo de apartamentos en el
centro de la ciudad. —Porque James fue inteligente. No hizo sus tratos en un
edificio sórdido. Cogió lo que todo el mundo creía saber sobre el tráfico de
personas y lo refinó, poniéndolo justo en el centro de la ciudad, y a la vuelta de

280
la esquina de la policía de Los Ángeles. Nunca lo adivinarían. Inteligente o
estúpido, o una combinación de ambos. Nunca pude decidirme, pero una cosa
era segura, James Doe era un tirano.
Tomando sus dos manos en las mías. —Escúchame con mucha atención,
Sloane. —No puedo oír si alguien está al otro lado de la puerta o si está a punto
de entrar. Las paredes están insonorizadas, no hay ventanas. Sólo un
apartamento de un solo dormitorio equipado con todo lo que se puede encontrar
en cualquier apartamento. Nada fuera de lo común. Hay una cama en la
habitación, una cómoda, una gran televisión y algo de ropa informal. La
habitación parece habitada, todas lo parecen, pero no lo están.
El propósito de El Complejo es de puro horror, a pesar de la evidente
fastuosidad. Las cosas han cambiado. El tráfico ya no es como antes. Esta gente
ha subido de nivel. Se esconden detrás de la normalidad, para que nadie vea
nada fuera de lo común. Es lo que lo hace mucho más peligroso ahora.
—¿Y tú? —pregunta, apretando mi mano.
La puerta se abre detrás de mí y entra la mano derecha de James, con las
manos en el bolsillo del traje.
—Es la hora. —Le sonrío a Sloane, con la esperanza de aliviar algo de su
miedo, pero me siento como un fraude. No sé qué va a pasar. Todo lo que sé es
que tengo que salvarla a toda costa. Ella no pidió esto. Estar aquí, mezclada en
este mundo. Ella está aquí por mi culpa.
Me doy la vuelta, asegurándome de estar frente a Sloane y llevando mis
ojos a Isaac. —¿Cuánto tiempo llevamos fuera?
El primer día que conocí a Isaac, tenía quince años.
Me dolían los muslos. No quería moverme. No quería salir del coche y
entrar en esta maldita casa. Sabía lo que me esperaba, más tortura. Más
crueldad. Todo lo que quería era infligir dolor de la manera más suave. ¿Por
qué? No estaba segura. Por qué se esforzaba tanto en hacer de mi vida un
infierno, nunca lo sabré. ¿Me estaba castigando a mí, o a alguien más a través
de mí?
Quería que se acabara.
Vi mi reflejo en el espejo retrovisor del coche. Estaba desenmascarado,
pero sólo pude ver sus ojos. La forma oscura en que se desplazaron hasta que
se fijaron en mí. Duros. Salvajes.
281
El hombre que iba conmigo en el asiento trasero interrumpió mi mirada.
—Él te permitirá salir cuando hayas completado las tareas. —El coche se
detuvo frente a una pequeña casa de campo situada a una hora de distancia de
donde yo vivía, y el hombre que estaba a mi lado abrió la puerta trasera,
empujándola. Le seguí sumisamente hasta salir a la calzada. No había ninguna
otra casa a nuestro alrededor, completamente cercada por una alta valla
blanca alambrada y arbustos que ofrecían más privacidad.
—¿Cómo te llamas? —le dije al hombre que me guiaba por la puerta
principal de la casa de campo.
—Isaac. —Tenía más o menos la edad de James. Más fuerte, más alto, con
hombros anchos y un corte estilo militar. No sabía mucho de lo que hacía
James, pero a medida que pasaban las horas desde que me puso las manos
encima por primera vez, me di cuenta de que, hiciera lo que hiciera, era malo,
y para hacer el mal, hay que rodearse del mal, así que Isaac era un mal hombre.
Igual que James.
Isaac siguió guiándome por un pasillo largo. La casa estaba vacía, sin
muebles en su interior, pero olía a limpio. Como a lejía y otra nota que no pude
descifrar.
Su mano llegó al pomo de una puerta y lo apretó suavemente, su Rolex de
oro captó la tenue luz que colgaba sobre nuestras cabezas de una araña de
cristal.
Me miró por encima del hombro. —Haz lo que te diga, Jade. —Luego
empujó la puerta y me metió dentro, donde caí de rodillas. La puerta se cerró
de golpe tras de mí, y mis ojos volaron por la habitación.
Una cama oscura. Sábanas negras. Ninguna ventana. El olor a lejía era
lo suficientemente potente como para quemar los vellos de mis fosas nasales.
Alguien salió de la sombra de la esquina, con el cuerpo ancho y la
mandíbula cuadrada. Por un breve segundo, pensé que era hermoso hasta que
me di cuenta de que estaba mirando un cadáver.
No hablé. Ninguno de los dos lo hizo. Lo único que sabía era que tenía que
hacer mi tarea todos los días mientras estuviera allí, y que sólo me iría una vez
282
que estaba hecha.
No sé por qué.
Probablemente nunca sabré ni entenderé por qué James quería que él y yo
hiciéramos lo que hicimos. Cuando conocí a Wicked, lo reconocí al instante. Al
principio, me preocupaba que se hubiera fijado en mí, pero no lo hizo. Había
tocado cada centímetro de mi cuerpo, me había follado en todos los lugares en
los que se puede follar el cuerpo humano, pero no me reconoció.
No creo.
Isaac está en el espacio que ocupa el ascensor, todo el aire aspirado del
pequeño confinamiento. Isaac no hablaba mucho, pero cuando lo hacía, lo hacía
con propósito. Siempre me he preguntado por qué, o qué le habrá pasado para
volverse malvado, o si tal vez era igual que James y había nacido así. Los
números del ascensor bajan.
11.
10.
9.
8.
7.
6.
5.
4.
Hasta que llegamos a la zona cero.
Y entonces bajamos más.
El símbolo que aparece en el número del ascensor es sencillo, pero la sola
mirada de la luz despierta en mi interior sentimientos que intento aplastar.
El Diamond.
Las puertas metálicas se abren y Sloane respira por detrás de mí en lentas
283
y profundas inhalaciones.
Me giro para mirarla mientras Isaac sale, esperándonos. —Relájate, ¿vale?
Todo va a salir bien. —Cuando me doy la vuelta, al instante me asalta un
torrente de recuerdos de los últimos años e imágenes de las veces que he pisado
este lugar. La sala es oscura, con asientos de cuero en las paredes. Debajo de
los asientos hay luces LED naranjas que iluminan el ambiente, que de otro modo
sería nebuloso. El bar está en el centro de la sala en forma de círculo, y en las
cuatro esquinas del vasto espacio hay tarimas con luces LED blancas que las
rodean. Los escenarios son importantes. Es donde se exhiben las chicas. Hay
tres exhibiciones a lo largo de la noche, doce chicas en total. De las doce, al
menos una será virgen.
No todas las chicas son vendidas por sexo, esto es tráfico de personas.
Puede ser esclavitud, sexo, amantes, infierno..., puede ser lo que el comprador
quiera que sea. También hay maridos y esposas que vienen juntos. Hay personas
con las que podrías sentarte al lado en la iglesia el domingo y que vendrían a un
espectáculo.
El camarero lleva la cara cubierta con un paño alrededor de la boca,
ocultando su identidad, mientras la gente se dispersa socializando. De fondo
suena una música suave e inquietante, un órgano cuyas teclas se pulsan con
demasiada fuerza. Me recuerda al océano, y a Piratas del Caribe. Me recuerda
a Davy Jones y a su casillero.
Empiezo a caminar hacia la cortina donde sé que está James, cuando la
mano de Isaac se acerca a mi brazo, deteniéndome. —No necesitarás volver allí
esta noche.
Miro su brazo, antes de volver a su cara. —¿Por qué? —El pavor me llena
los huesos mucho antes de hacer la pregunta, el suelo se desploma bajo mis pies.
Si ocurre lo que creo que está a punto de suceder, entonces no podré ayudar a
Sloane. Ni siquiera un poco. Su única forma de escapar era a través de esa
cortina y en la sala de emergencia de James.
Los ojos de Isaac parpadean, pero antes de que pueda atraparlo, se ha ido.
—Sabes por qué, Jade. 284
—¿Yo? —pregunto a través de un susurro—. Prefiero morir. —Sacando
mi brazo de su agarre, doy media vuelta y corro hacia la cortina, dejando a
Sloane atrás. Ella estará más segura aquí fuera por ahora hasta que descubra lo
que James está planeando hacer. Al abrir la cortina, la habitación está vacía.
Entro y echo un vistazo a mí alrededor. El sillón de cuero negro, los monitores
de televisión, la bandeja de whisky y el cigarro encendido en un cenicero de
cristal.
Me doy la vuelta para coger a Sloane y salir corriendo, pero me golpeo
contra el pecho de James y, justo cuando estoy a punto de gritar, me clava una
aguja en la nuca y todo se vuelve negro.
He vuelto a la primera vez que me trajeron aquí, sólo que es diferente. Me
resulta familiar, mientras los susurros de los fantasmas de las personas
anteriores flotan por el espacio.
Estaba de rodillas. Esperando lo que James iba a hacer. Sin embargo, no
podía quitarme de la cabeza la imagen de la chica. Me molestaba. No sabía por
qué, pero era como si hubiera un espejo detrás de mí y estuviera mirando mi
reflejo.
—Jade. —Entró James, desnudo de pies a cabeza, mientras las luces LED
naranjas iluminaban suavemente la sala desde abajo de los asientos. La barra
estaba en el centro. Donde se sentaban algunos hombres en esta sala. Tal vez
esta era una zona más íntima a lo que estaba sucediendo allí.
Los hombres son un abanico de variedades, trajeados, gordos, flacos,
jóvenes. ¿Por qué estarían aquí?
Me giro para mirar a James mientras se agarra su gran polla con la mano.
—Muéstrales cómo chupas la polla.
Rodeé con mis dedos su longitud, luchando contra la bilis que subía por
mi garganta. No quería hacerlo. Sabía que tenía que hacerlo. Mi cuerpo y mi

285
alma le repugnaban, pero seguí bombeando. Cuando no abrí la boca sobre su
suave piel, su mano se acercó a mi nuca y me dirigió sobre la punta. La sal
pegada a mis labios como si fuera pegamento, mientras los separaba,
llevándolo por completo a mi boca.
Las lágrimas brotaron en el fondo de mis ojos. Me había robado todos mis
primeros, que se suponía que debía dar a alguien a quien amaba. Alguien que
me hiciera sentir como lo hacía Royce, sólo que no tan prohibido. Cada vez que
bombeaba en mi boca, el agujero de mi corazón se ensanchaba más y más.
Cuando por fin terminó, me hizo girar y me tiró de las bragas sobre el culo
desde atrás. Mis ojos se acercaron a los hombres que estaban aquí dentro. Uno
de ellos estaba de pie, con la mano oculta bajo la cintura de sus pantalones.
Otro sentado, con las piernas abiertas mientras se frotaba el vientre. Su
dedo rodeaba su botón mientras sus ojos se volvían embriagadores. Otro
permanecía pasivo. Callado en la esquina, pero podía oír sus gruñidos desde
aquí.
El último estaba en la misma posición, con los ojos clavados en los míos.
Era Isaac, me di cuenta, y no sé si se dio cuenta, pero pude ver cómo sus rasgos
palidecían. Parecía que iba a enfermar.
—Era virgen y aún tiene sólo quince años. Pero no te preocupes —dijo
James, dejando caer suaves besos por mi nuca. Mi estómago retrocedió y giró
como un tornado que amenazaba con sacar todo de mi vientre. No me toques
así, joder—. Ha tenido su entrenamiento, y el chico que la entrenó era
excelente.
Me pesan los brazos, los ojos pegajosos. Mi cabello cae enredado a los
lados de mis hombros, mis músculos se crispan cada vez que muevo los brazos.
Miro hacia el suelo.
Goteo.
Goteo.
La sangre cae lentamente, golpeando las brillantes baldosas negras. Intento
levantar el brazo de nuevo para evitar que el blanco de las luces me ciegue.
Todo está borroso.
Me llevo la mano a la cara, pero es lento. El mobiliario y las personas se
286
funden para formar formas indistinguibles. Hay cuatro camareros, pero creo que
sólo hay uno. Tiemblo, mi piel está expuesta a los ojos hambrientos. Quiero
hacer algo. Pedir ayuda. Gritar. Encontrar a Sloane, pero parece que no puedo
mover mis extremidades más allá de ponerme de pie y girar como una Barbie
coja. Hay un hambre en lo profundo de mi vientre, pero no sé de qué. Cuanto
más tiempo estoy despierta, más me late la cabeza, hasta que tengo que cerrar
los ojos para tranquilizarme.
Finalmente, consigo mirar mis brazos, los puntos rastrean el interior de mis
codos, pero no es de ahí de donde viene la sangre. Hay un corte fresco que baja
desde el codo hasta la muñeca. Tiene mal aspecto.
No me importa. Necesito algo, cualquier cosa que me quite este dolor de
cabeza, que me haga sentir bien.
—Esta chica de al lado es mi conejito caído. Puede que algunos de ustedes
la reconozcan —la voz de James pulsa a través de los altavoces—. Soy muy
consciente de cuántos de ustedes han puesto sus ojos en ella a lo largo de los
años, así que su oferta inicial es de quinientos.
Una luz verde parpadea en la esquina mientras alguien más puja.
—Cinco-oh-ocho. —La risa gutural de James retumba en la habitación.
Mis ojos se cierran.
Goteo.
Goteo.
Pop. Se oyen fuertes disparos detrás de mí, pero no puedo mover el cuerpo.
Veo por el rabillo del ojo como todo en la sala cambia drásticamente. La gente
se dispersa, probablemente dirigiéndose a la salida de emergencia.
Necesito algo.
Los colores se mezclan en la oscuridad, antes de que los músculos de mis
piernas se entumezcan y me caiga, con el suelo cada vez más cerca de mi cara.
El dolor de cabeza es insoportable, como si me hubieran clavado unas garras
dentadas en el cerebro. Las balas llueven sobre mí mientras ruedo sobre mi
espalda. Los gritos, la lucha y los cristales estallan, esparciéndose por el aire.
287
Estoy lista para morir.
Una sombra se acerca a mí mientras unos brazos se meten debajo de mi
cuerpo, levantándome del suelo. Mi cabeza cuelga sobre sus brazos. Soy
incapaz de reunir la fuerza necesaria para levantarme.
Una cortina se retira mientras me bajan con cuidado al sofá de una
habitación.
Los monitores del ordenador.
El cigarro ya no está en el cenicero de cristal.
Ahora hay otra sombra delante de mí, no la misma, y levanto la vista para
encontrar unos brazos delgados, unos vaqueros desteñidos y un traje de cuero...
—¿Slim?
Sus ojos se posan en mí, con las cejas fruncidas por la preocupación. Se
arrodilla frente a mí mientras intento incorporarme del sofá.
—No, Jade. Quédate ahí. Tenemos que coserte.
Me agarro al cuero pulido de su traje, que no está tan desgastado como el
de Royce, y lo atraigo hacia mí. —¿Dónde está Royce? Algo no va bien
conmigo.
Sus ojos brillantes vuelan hacia mi brazo. —Te ha inyectado heroína. Solo
tienes que aguantar, ¿vale?
A medida que pasan los minutos, la lucidez se extiende por mi mente, y
poco a poco me encuentro con que puedo concentrarme un poco más. El dolor
de cabeza sigue ahí, pero no es tan fuerte. Ahora empiezo a sentir el escozor en
el brazo, la herida abierta que tendré que vendar.
Justo cuando por fin me levanto para sentarme, Wicked entra cargando a
Sloane, con el rostro enfadado. Está molesto. Salvaje.
El cabello rubio de Sloane está embarrado, su frente sangra. Al instante me
levanto del sofá, como si encontrara mi segundo aire. —¡Sloane! 288
Wicked la tumba en el sofá donde yo estaba, con la cara pálida e inmóvil.
Lleva puestas sus bragas y su sujetador, blancos, mientras que los míos son
negros, igual que nuestros vestidos. Sus Valentinos siguen sujetos a sus tobillos.
Miro a Wicked. —¿Qué pasa?
Él niega con la cabeza, sus ojos permanecen duros y pasivos sobre su
cuerpo congelado. —Está viva, creo que se ha desmayado.
Justo cuando él dice esas palabras, ella se mueve y sus ojos se abren hacia
los míos. —¿Jade?
Rompo a llorar, incapaz de contener las emociones que estallan en mi
interior.
—¡Gracias a Dios!
La cortina se abre de nuevo y esta vez, Storm entra, sus ojos frenéticos
hasta encontrarme. Bajan de arriba a abajo por mi cuerpo, revisándome antes
de dar los pasos necesarios hasta tenerme al alcance de la mano. Tirando de mí
hacia su pecho, me besa en la cabeza.
—Está a punto de terminar.
Me gustaría que eso fuera cierto, pero no tengo el corazón para decirle que
es imposible que esto haya terminado. Que James habría salido corriendo por
esa puerta de emergencia y por su pasillo y probablemente ya estaría casi en la
pista de aterrizaje privada. Encuentro la puerta roja por instinto.
—No es posible —suspiro, sorbiéndome los mocos.
Justo cuando digo las palabras, Orson aparece por la puerta de emergencia,
con sus grandes hombros comiéndose el espacio. Sus ojos se encuentran con los
míos y se suavizan antes de dirigirse a Storm. —Saca a las chicas de aquí.
—¿Qué? —digo bruscamente entre los dos—. ¿Por qué?
Orson niega con la cabeza. —No deberían ser testigos de lo que está a
punto de suceder.
Enderezo los hombros y aprieto los puños con la mano. El escozor de mi
brazo empeora. Sé que tengo que limpiarlo rápidamente antes de que se
289
convierta en fuego y se filtre la infección. —¡Se ha ido! ¡Eso! —Señalo la puerta
por la que acaba de entrar Orson—. Es su salida. Sólo yo sé dónde está, y por
eso anuncia las ventas desde aquí dentro, y si no ha entrado por su salida secreta,
habrá utilizado la de la comunidad que…—Isaac atraviesa la puerta detrás de
Orson, con el traje manchado de manchas de sangre. Al principio, creo que es
porque le han hecho daño, hasta que se vuelve hacia Wicked.
—Jade, Orson tiene razón. No deberías estar aquí.
—¡Qué está pasando! —grito, con la frustración atenazando mis nervios—
. ¿Y dónde coño está Royce?
—Royce ya viene. Pero por ahora, tienes que salir por la salida principal y
llevar a tu amiga. Unos amigos míos atravesarán esas puertas en treinta minutos,
y eso no es tiempo suficiente para hacer lo que está a punto de suceder.
—¿Y qué es eso?
Isaac me fulmina con la mirada. —Crear un suicidio.
Miro alrededor a todos ellos mientras Royce aparece por fin en la misma
salida de emergencia. —¡Qué mierda!
Se niega a mirarme. Lo veo en la forma en que está mirando a Wicked.
—Royce —resoplo, y odio sentirme vulnerable. Expuesta. El silencio no
hace más que enfurecerme aún más, y mis piernas comienzan a llevarme hacia
la puerta donde está él. Alguien me alcanza el brazo para detenerme, pero Royce
sacude la cabeza para dejarme.
Le empujo. —¡Di lo que estás pensando! —Siento que el dolor en mi
pecho crece. Los años de abusos, el haber sido despojada de mi inocencia y de
mis opciones no es nada comparado con la pura agonía de ser rechazada por
Royce de la forma en que lo estoy siendo ahora.
Sigue sin mirarme. —Ve a limpiarte. Ya hablaremos más tarde.
La realidad me clava sus feas uñas, tallando los bordes de mi columna
vertebral. —¿Crees que estuve con él por voluntad propia? —Le empujo de
nuevo cuando no responde—. ¡Hijo de puta! ¿Crees que quería que tu padre me
violara todos los malditos días después de que te fuiste? —La habitación se
290
enfrió al instante. No pensé dos veces las palabras que salieron volando de mi
boca, porque deduje, que lo habían sabido.
—Jade —Isaac gruñe, con la boca en una fina línea.
—¡Jódete! —espeto a Isaac, volviéndome hacia Royce.
Su rostro está pálido, pero no de una manera que lo haga parecer débil. Sus
ojos se vuelven de un tono casi negro al dilatarse sus pupilas. —¿Qué acabas
de decir? —Las venas de su cuello laten bajo su tinta, sus suaves labios se
curvan en un gruñido. Antes de que pueda detenerlo, se da la vuelta y regresa
por la salida.
—¡Royce! —grita Wicked, saliendo disparado para perseguirlo.
Ya estoy corriendo por la larga salida, hasta que choco con la espalda de
Royce, envuelta en la oscuridad del túnel. Lleva a una calle de la ciudad al otro
lado de la misma. Miro lo que está mirando y mi cuerpo se pone rígido.
James está atado, con su máscara, todavía ocultando su rostro y sus brazos
y pies atados.
Mi boca se abre, pero luego la cierro de golpe. Todo mi mundo se va a
derrumbar y sé que lo más probable es que pierda a Royce para siempre, pero
él tiene que saberlo. Estoy cansada de secretos, y estoy cansada de vivir en las
sombras de otra vida que me fue impuesta.
Royce se inclina, su dedo se engancha debajo de su máscara mientras se la
quita. Mis ojos se cierran justo cuando él se tambalea por el shock.
James Doe, alias Kyle Kane. No pude controlar lo que me hizo todos esos
años, así que decidí cambiarle el nombre. James Doe es el equivalente
masculino a Jane Doe. Qué mejor nombre para llamarlo que el de un cuerpo sin
alma.
—¡Jodido Jesús! —Las manos de Wicked se sumergen en su cabello—.
No es para nada lo que sospechaba.
El rostro de Kyle está tranquilo, con los ojos cerrados. Tiene moretones en
la mejilla y la nariz ensangrentada, pero sé que no está muerto. Puedo verlo en
la forma en que su pecho sube y baja.
291
Royce cae al suelo, se lleva la mano a la boca y le tiembla la cabeza.
Lentamente, levanta la vista hacia mí, con los ojos vidriosos y la cara
contorsionada por el dolor. —Yo... —Traga, sus ojos se cierran mientras más
pasos repiquetean a través del túnel de hormigón desde el sótano de los
complejos.
—Royce —digo en voz baja, con las lágrimas cayendo por mi cara. Ya he
perdido la sensibilidad en la mano, pero eso parece irrelevante cuando el
hombre al que amo está acurrucado después de descubrir que su padre es el
tristemente célebre K Diamond, el hombre que se esconde tras la máscara del
mayor tráfico de personas y drogas en los Estados Unidos de América desde el
siglo XIX. Alguien me coge la mano, pero mantengo la mirada en la parte
superior de la cabeza de Royce—. No estaba trabajando con él.
—Lo sé —dice finalmente Royce con voz ronca, poniéndose en pie y
acercándose a mí. Sus dedos se acercan a mi nuca—. Pero... —No encuentra las
palabras, pero sus ojos cuentan una novela completa. Se disparan por encima
de mi hombro y sacude la cabeza—. Ella necesita formar parte de esto. —Me
coge por la parte trasera de las piernas y me acuna contra su pecho, llevándome
de vuelta por donde hemos venido—. Trae a ese bastardo contigo.

292
Capítulo 30
Jade
Venganza o perdón. Son las dos palabras que se ubican a ambos lados de
la báscula, mientras decides dónde vas a agregar tu peso. Había pensado mucho
en este día. Soñé con ello. Nunca pensé que pasaría porque pensaba que Royce
estaba muerto, y si Royce estaba muerto, nadie más me iba a salvar.
No Orson.
No Storm. 293
No yo misma.
Isaac se acerca más a donde estoy sentada en el sofá. Slim se ha llevado a
Sloane por orden de Wicked, y las únicas personas aquí somos Isaac, Royce
Orson, Storm y Wicked y yo. Hay otros hombres caminando con cortes que no
conozco, vigilando la cortina.
—Tienes quince minutos, Royce —grazna Isaac.
Royce se quita la camisa y se corta, golpeando a su padre en la cara con el
dorso de la mano. No reconozco este lado de Royce en este momento. Es
aterrador. —Tengo preguntas. Despierta de una puta vez.
Kyle vuelve en sí, su piel pecosa amoratada y sus ojos encuentran a Royce.
Nada.
En blanco.
Luego, lentamente, una sonrisa se eleva en la esquina de sus labios. —Tsk,
tsk, entonces el gato está fuera de la bolsa. —Entonces su atención se posa en
mí y su sonrisa cae—. Desafortunadamente, todavía estás viva, Conejita.
Las manos de Royce llegan al frente de la garganta de su padre. —Tengo
quince minutos para acabar con tu vida. —Royce se inclina hasta que sus labios
encuentran la oreja de Kyle—. Pero solo necesito uno. —Él retrocede—.
Entonces me lo vas a contar todo, y lo vas a hacer ahora.
Kyle lleva sus ojos a Royce. —Tantas cosas que contarte, tan poco tiempo.
¿Qué tal si me llevas a otro lugar, para que podamos tener esta conversación?
Preferiblemente en algún lugar donde también esté Lion.
Royce mira a Isaac por encima del hombro.
Isaac se encoge de hombros, señalando a Kyle. —Si lo alejas de esta
escena, nadie sabrá nunca quién es K Diamond. No habrá cobertura. Sin juicio.
No recibe atención de los medios y está oculto. Esencialmente, esa rabia que

294
sientes se apagará, y luego todo lo que te quedará es la mierda manchada que
dejará en tus manos, chico. Podrías matarlo aquí y ahora y hacer que mi equipo
lo revise, pero tendrías que vivir sin saber lo que sea que esconde, o puedes
llevártelo a él, y a la mancha que viene de su muerte.
Royce no necesita pensárselo dos veces, se pone un cigarrillo entre los
labios y apaga la colilla. —Tengo suficientes manchas para pintar una puta
pieza de Helen Frankenthaler, Isaac. Tomaré la opción uno.
Regresamos a la casa club un poco después de eso, Storm usando ese
tiempo para limpiar los servidores que mostraban la participación de Wolf Pack.
Legalmente, se verá como un baño de sangre, pero en medio de eso, Storm dijo
que logró convertirlo en otra cosa.
Llevo la chaqueta de Royce que me llega a la parte superior de los muslos
mientras subo las escaleras que conducen a la casa club, mis tacones pesados
haciendo clic contra el pavimento. Girando hacia la izquierda, las manchas de
sangre de Bonnie todavía son visibles en el suelo, y mi corazón late de nuevo,
incapaz de contener el dolor de perderla. Lo que pasé hoy, aparte de la matanza,
es algo por lo que paso todo el tiempo con Kyle, por lo que, a lo largo de los
años, se ha vuelto insensible.
La muerte de Bonnie es nueva, fresca, y el aguijón de su muerte todavía se
agudiza en todos lados.
Empujo la puerta para abrirla y entro, sollozando en silencio, esperando
que nadie pueda oírme.
—¿Jade? —Karli pregunta desde lo alto de la escalera, dejando caer el
paño de cocina que tenía en la mano y corriendo escaleras abajo. Su brazo vuela
a mí alrededor mientras me guía por las escaleras. Pierdo el control. Los
sollozos que me atraviesan tiran de mi pecho y me paralizan los huesos. Oleadas
de dolor abrumador me golpean en la cara mientras un ancla se sujeta alrededor
de mi garganta, empujándome más y más profundamente hacia las
profundidades sin fondo de agua impía. Mi garganta se contrae tanto que lucho
por respirar, justo cuando Kara entra y engancha su mano alrededor del otro
lado de mi espalda.
—Vamos niña. Vamos a arreglarte. —Quiero darles las gracias, pero no,
quiero estar sola, pero no puedo reunir la energía para alejarlas. Solo vieron
morir a su mejor amiga. Dudo que quieran meterse conmigo.
Kara empuja la puerta de la habitación de Royce para abrirla y me lleva a
su baño, abriendo la ducha para que esté muy caliente. El sollozo ha cesado, mi
295
rostro inmóvil. Me siento congelada, mis ojos muertos. La variedad de
emociones por las que he pasado en las últimas horas no es algo con lo que esté
familiarizada.
Necesito algo.
Algo para suavizar.
Kara abre el armario del baño mientras Karli gira mi brazo.
—Necesitamos limpiar esto antes de que te metas en la ducha. Creo que
ha dejado de sangrar, pero podemos ponerle algunos puntos de mariposa.
Kara finalmente encuentra el botiquín de primeros auxilios y levemente la
escucho rebuscar entre los suministros.
—Se está retirando —le susurra Karli a Kara.
Kara se queda quieta. —¡No, ella no es una maldita drogadicta, Karli!
—¡Yo no dije eso! —Karli grita—. Pero olvidas por lo que he pasado. Ella.
Se. Está. Retirando.
—Estaré bien —digo con labios temblorosos. Cojo las toallitas
antisépticas, pero me tiemblan las manos—. Mierda. —Sé que soy lo
suficientemente fuerte para superar las oleadas—. Esta es la primera vez que
hago esto.
—¿Primera vez? —Karli dice, manteniendo sus ojos en los míos mientras
busca ciegamente una toallita—. Vas a pasar por esto muy rápido… —Un
escozor frío entra en erupción a través de mi piel mientras ella elimina los
gérmenes—. Tengo un pasado oscuro. Te puedo decir ahora, una vez será mejor
que mil. —Me quedo callada, sin querer hablar, ni charlar, ni hacer nada. Mi
boca está tan seca como el algodón, mis miembros flácidos—. ¡A la ducha!
Karli lidera y miro hacia mi brazo para ver que se han puesto perfectamente
los puntos de mariposa. Karli quita el chaleco de Royce de alrededor de mi
cuerpo semidesnudo, lo dobla y lo coloca sobre el mostrador.
Kara viene detrás de mí y desabrocha mi sujetador antes de quitarme las
bragas y ayudarme a entrar en la ducha. —Los chicos volverán pronto, ¿de
acuerdo? Royce volverá después de que hayan hecho lo que tenían que hacer.
296
Ambas comienzan a lavarme, desde mi cabello, a mi cuerpo, de regreso a
mi cabello, todo mientras tienen cuidado con mi corte. Una de ellas golpea el
grifo y me envuelve con una toalla tibia y esponjosa, mientras salgo de la ducha.
—Kara te ha preparado algo de ropa.
Tomo el chaleco en mi mano, lo necesito cerca de mí cuando entramos de
nuevo en la habitación.
Hago una pausa cuando veo a Royce sentado en la cama, con las manos
cubriendo su rostro.
Kara y Karli se miran, asienten y luego se van, cerrando la puerta detrás
de ellas. Aprieto el chaleco de Royce entre mis dedos y me quedo quieta.
—Está en la parte de atrás. Listo para revelar todos sus secretos. —Su voz
es tensa, débil. Doy los pasos que necesito para alcanzarlo, me arrodillo y doblo
mi dedo debajo de su barbilla para que me mire directamente. Ver su evidente
dolor es como recibir un disparo directo en el corazón. Tiene los ojos vidriosos
y las pestañas húmedas.
—Roy, soy yo.
Sus ojos se abren por un segundo, los músculos de su rostro se relajan.
Pongo su chaleco sobre mis muslos y llevo ambas manos a su rostro. Me
inclino hacia adelante y presiono mis labios contra los suyos. —Ten tu
momento, pero tómalo conmigo.
Veo como la primera lágrima cae por el rabillo del ojo y resopla.
—Tuve que irme, joder. No podía quedarme, tú, ¡él te usó! Todo era una
mentira. Un juego. Él… —Sus ojos se vuelven frenéticos mientras sus hombros
se relajan. Exhala, sacudiendo la cabeza y colgándola entre los hombros—. Él
era mi maldito papá, Jade.
—Oye. —Llevo mi mano de vuelta a sus mejillas, mi pulgar se desliza
sobre su labio inferior—. Mírame. —Lo hace, con la mandíbula apretada—.
Estás aquí ahora. Estamos juntos ahora. Saldremos, él nos lo contará todo, tú
me lo contarás todo, y yo, tú y… —Hago una pausa, recogiendo sus colores y
297
poniéndolos sobre sus hombros duros—. Nos ocuparemos de esto juntos. —Tan
pronto como vuelve en sí, su brazo rodea mi cuerpo y me sube a su regazo.
Envolviendo mi brazo alrededor de la parte posterior de su cuello, paso la
punta de mi nariz sobre la suya. —Tenemos esto.
Me besa en la boca. —Cámbiate. —Su cuerpo se endurece debajo de mí,
sus ojos se vuelven duros. No para mí. Pero si para Kyle. —Se acabó el tiempo
de papá.
Capítulo 31
Royce
Si el sonido de fondo fuera un sentimiento, sería lo que se agita en mi
interior en este momento mientras miro al hombre al que he idolatrado toda mi
puta vida. Los recuerdos pasan por mi cerebro mientras él me mira ir y venir
por el césped trasero, solo que cada vez que surge un recuerdo, me imagino
todas las cosas que le hizo a Jade, las que conozco.
—¿Dónde está Lion? —pregunta, pero no es el tono al que estoy
acostumbrado. Suena diferente.
298
No respondo.
Wicked, Orson, Storm y Jade están detrás de mí, y casi puedo sentir el
coraje que ella está vertiendo en mí. Ella no es solo mi roca, es todo mi puto
mundo. Lo supe desde el primer día. Mi vida comenzó con ella y terminará con
ella.
—Déjame adivinar. —Kyle se ríe—. Está dando un golpe al cartel... —Sus
ojos se encuentran con los míos—. Excepto que no fue él quien mató a la
pequeña Bonnie, fui yo.
Dejo de caminar. —¿Qué?
—Bueno, ya ves, maté a su Capo, y luego hice tu firma de matar, antes de
contratar a un par de idiotas para disparar tu complejo. Comencé una guerra
entre ustedes dos. Realmente, fue para recuperar a Jade...
Mi puño vuela directo a su cara hasta que la sangre me salpica.
—No puedes decir su nombre. —Envolviendo mis dedos alrededor del
mango de cuero de mi cuchillo, llevo la punta a su garganta, justo debajo de su
oreja—. Este punto de presión aquí mismo, es un punto de muerte silenciosa. Si
presionas lo suficientemente fuerte… —Giro levemente mi cuchillo, pero
retrocedo—. Te matará al drenar tu sangre en el transcurso de horas. Pero no te
mataré así. Esa es una forma pacífica de morir.
—¿Por qué? —escucho a Lion preguntar detrás de mí, y todavía me
sorprende escucharlo—. ¿Por qué?
Lion se acerca hasta que está frente a Kyle. —Sabíamos que eras tú. El
cartel, todos lo sabíamos. —Lion hace un gesto detrás de él—. ¿Ves a los chicos
en la parte delantera de la casa? Todo ese respaldo fue para asaltar tu pequeño
complejo enfermo. No fue por la guerra de los cárteles. —Le sonrío a Kyle,
caminando hacia atrás.
—Pero ya ves —dice Lion—. Estamos en una situación, porque nos debes
a todos. Has tomado algo de cada uno de los que estamos aquí hoy. —Lion se
sienta en una silla frente a Kyle, pero lo suficientemente cerca para alcanzarlo—
. ¿Por qué?
Kyle lleva sus ojos a Lion. —Ella era la mejor.
299
—¿Quién era? —Lion pregunta, y veo que su paciencia se está agotando.
Si dice el nombre de Jade una puta vez más, voy a clavar mi cuchillo en el centro
de su cráneo. A la mierda el juego de la tortura.
La boca de Kyle se curva hacia arriba, mostrando sus dientes empapados
en sangre. —Olivia. Snow.
Lion se dispara desde la silla, agarrando a Kyle por el cuello y tirándolo a
sus pies. —¿Qué dijiste, hijo de puta?
Santo cielo. Me pongo entre los dos, tirando a Kyle de vuelta a su silla
mientras miro a Lion. —Lo entiendo, hermano, lo entiendo, pero tenemos que
dividir esta feria.
—Ya no se trata solo de Bonnie —dice Lion, mirando a Kyle—. Tuvo algo
que ver con Olivia.
—¿Quién diablos es Olivia? —digo, mientras todos permanecen en
silencio.
Buena elección. Lion en este tipo de episodios nunca termina bonito. Sus
ojos se posan en los míos finalmente. —Mi vieja.
Sus palabras se deslizan en su lugar y me vuelvo hacia Kyle. —Suficiente.
¿De qué carajos estás hablando?
Kyle me sonríe, sus ojos se mueven entre Lion y yo. Está disfrutando del
dolor que nos está infligiendo ahora. —Te diré todo lo que quieras saber,
después de todo, todo lo que tengo son secretos".
—¡Por qué! —Chasqueo—. ¿Por qué jugar al padre perfecto toda mi vida
para convertirme en el villano?
—Olivia Snow fue mi primera dama, y única dama, hasta Jade. —Tengo
que apretar el puño para evitar estrangularlo. Escuchar su nombre salir de sus
viles labios pone a prueba toda la moderación que ya no tengo. Kyle continúa—
. La tuve desde que era una niña, perdida en el mundo, pero solo unos años más
joven que yo.
—Olivia nunca caminaría voluntariamente a tu lado —gruñe Lion, y
300
Wicked está parado al otro lado de él ahora, deteniéndolo. Me falta algo aquí.
—Bien. —La forma en que los labios de Kyle se curvan sobre sus dientes
me hace fantasear con dejarlos limpios—. Lo hizo, hasta que las cosas se
pusieron siniestras y vio lo verdaderamente malvado que era. Pero para
entonces ya era demasiado tarde. Era demasiado. Tarde.
—¿Qué le hiciste? —Lion pregunta con fuerza, su tono bajando a niveles
gélidos.
—¿Yo? Nada. —Los ojos de Kyle se mueven hacia Jade—. ¿Ella, sin
embargo?
Todos nos volvemos hacia Jade, quien nos mira a todos en estado de shock.
—No sé de qué está hablando. —Veo la honestidad. Nos prometimos
honestidad.
Kyle bufa. —Todos son tan rápidos en señalar la maldita culpa. No es
como si ella hubiera matado a Olivia, bueno no realmente. —Observo cómo la
esquina de su boca se levanta en una sonrisa, sus ojos se posan en Lion—. Dime,
¿no te preguntaste por qué los ojos de Jade parecían tan familiares?
¿De qué carajo está hablando ahora?
Lion se queda quieto. —¿Qué diablos estás diciendo?
—Ella es tu hija, Lionel. Olivia estaba embarazada cuando te dejó.
Embarazada y tratando de correr.
Lion se levanta de su silla y se tambalea hacia atrás. —Estás mintiendo,
hijo de puta.
Qué carajo.
—No realmente. Hazle una prueba, pero estoy seguro de que no la
necesitas cuando miras esos ojos. —Un pitido agudo se hace cada vez más
fuerte detrás de mis oídos—. Dejé que Olivia te viera, porque cuando ella se
enamoró de ti, yo tenía otros planes y estaba construyendo El Complejo. Estaba
ocupado, la follaste bien y la mantuviste feliz, y mi gusto se estaba volviendo
cada vez más exigente con la edad. La mantuviste alejada de mí, pero se suponía
301
que no debías dejarla embarazada. —Paso la palma de mi mano por mi mejilla,
ser abofeteado con honestidad es más difícil de lo que esperaba.
—¿Qué? —La voz temblorosa de Jade finalmente se abre paso,
acercándose a Kyle, pero mi mano sale volando, impidiéndole acercarse más—
. ¿Qué diablos quieres decir, Kyle? Me dijiste que me dejaron en la puerta de tu
casa.
—Bueno, joder. —Los ojos de Kyle se salen de sus órbitas—. ¿Supongo
que yo también soy un mentiroso?
Aprieto los dientes, aplastando esta información para más tarde. —¿Por
qué? ¿Por qué sacarme de la ciudad, a Orson y a Storm?
Un trueno ciego golpea el cielo cuando siento que la primera gota de lluvia
golpea la punta de mi nariz. El olor a asesinato y asfalto húmedo es una
combinación embriagadora esta noche.
Kyle no duda. —Para alejarte de Jade. Sabía que ibas a ser un problema en
el momento en que me di cuenta del amor que ambos se tenían. No podía
permitir que tomaras lo que es legítimamente mío. Ella es mía.
Muevo mi cuchillo entre mis dedos y lo lanzo a su muslo. Inclinándome
mientras presiono mi mano libre en su otra rodilla, me acerco hasta que mi nariz
casi toca la punta. de la suya. —Ella nunca será tuya. Es posible que hayas
podido alejarme de ella, pero es mi nombre el que sale de ella cuando se va a
dormir susurrándolo por la noche, y es mi nombre lo que grita cuando estoy
entre sus muslos, y es mi nombre el que está grabado en su corazón. Todo lo
que hiciste fue joder con el destino. Dejo el cuchillo allí, apartándome de él.
—Nos hiciste eso a todos para alejarnos de Jade... —Storm repite, como si
necesitara que las palabras se hundieran en su cerebro—. Tiene sentido.
Kyle enseña los dientes, y veo el dolor que atraviesa su cara por mi
cuchillo. —Iba a ser mejor que Olivia, y por un breve momento, lo fue...

302
... hasta que regresé. —Le sonrío a Kyle, tomando el asiento en el que
estaba Lion, directamente frente a él.
—Hmm, —gruñe Kyle—. ¿Por qué fue eso?
Me inclino hacia adelante. —Porque no puedes joder con el destino.
Capítulo 32
Jade
Lion es mi padre, y mi madre está muerta. Mis verdaderos padres. Personas
que no pensé que llegaría a conocer. No puedo evitar encontrarme estudiando
cada centímetro de la cara de Lion cuando no está mirando. Robarle miradas
cuando puedo. Ya no me preocupo por Kyle y el mal que existe dentro de él.
He pasado demasiados años siendo tocada y acariciada por eso que ahora, ahora
que está a nuestra merced, no quiero acercarme a él. Deseé este día tantas veces
a lo largo de los años, pero ahora que está aquí, finalmente mirándome a los
ojos, ya no me interesa. La revelación de conocer a mi padre biológico es
303
demasiado cautivadora, es todo lo que quiero saber.
Quiero saber todo sobre él.
Que se joda Kyle.
La fatiga me empuja más hacia adentro, pero no me alejaré. No porque
necesite ver la violencia que está a punto de ocurrir, porque honestamente no lo
hago, sino porque le prometí a Royce que estaría aquí, de pie junto a él, a pesar
de todo. Le debo a él y a mí misma ser esa persona para él.
—¿Regresaste por ella? Que dulce. —Kyle se ríe. Royce ha sido paciente
en su mayor parte—. ¡Me desobedeciste! —Kyle ruge, sus ojos ardiendo de
ira—. ¡Ibas a pagar por ello!
—Joder, te desobedecí. —Royce comienza a cortar la ropa de Kyle hasta
que su camisa se abre, dejando al descubierto su pecho antes de cortar sus
pantalones. Es curiosamente agradable ver a Kyle tan impotente por una vez. A
lo largo de los años que soporté su abuso, eso es algo que nunca parecía.
Impotente.
Quiero hacer preguntas. Como lo que Royce quiere decir al llevarlo a él, a
Orson y a Royce fuera de la ciudad, y quién era realmente mi madre, pero ya sé
que no querría ninguna otra vista sobre mi madre que no provenga de Lion.
Esas cosas pueden esperar.
—¿Y por qué? —pregunta Kyle, mirando a Royce.
—¿Por qué volví? —Royce pregunta, dando un paso atrás mientras mira a
Kyle de cerca. Él ladea la cabeza—. Por Jade.
—¡Sicko! —alguien llama detrás de nosotros y todos nos movemos para
ver quién es.
Roo se acerca trotando, inclinándose hacia el oído de Royce para susurrar
algo, sus ojos van hacia mí cada poco segundo.
Royce saca la silla y toma asiento, mientras Roo desaparece por donde
vino. —¿Qué tal por qué hiciste todo esto?
304
Cuando Kyle no responde, Royce levanta el pie y lo deja caer sobre su
cuchillo que sobresale de la pierna de Kyle.
Kyle llora, haciendo una mueca. Sus ojos se posan en Royce mientras la
saliva cae de su boca, su labio se curva. —¿Por qué, ¿qué te dije? Jade era mía.
Royce se ríe antes de inclinarse hacia adelante, sacar el cuchillo de su
muslo y lanzarlo en el otro. —Última oportunidad. —Royce se inclina y dejo
de respirar.
—Lo hizo porque es un mal hombre, Royce. Eso es todo. —Doy un paso
hacia él, mi mano llega a su hombro. ¿Sabía si esto era cierto? No. ¿Permitiría
que Royce tuviera alguna culpa de que su padre fuera un monstruo enfermo y
retorcido? También no. Descanso mi otra mano en su otro hombro, y me inclino,
mis ojos en Kyle mientras observa la forma en que Royce y yo nos doblamos—
. A veces la gente es simplemente mala. No hay ninguna razón por la que sean
malos, o ningún momento decisivo que los haya hecho estallar, a veces,
simplemente son malvados.
—Hmmm, —dice Kyle, removiéndose en su silla. El día se convierte en
noche, mientras las nubes se juntan en el cielo. Me pesa el cansancio de hoy—
. Si tan sólo fuera así de simple.
Los ojos de Lion se dirigen a mí. —Debería haberlo visto antes. Cuánto te
pareces a ella. —Sorprendida por su admisión, me encuentro tropezando con
las palabras que quiero decir.
¿Gracias? ¿Lo siento?
Miro a Kyle. —¿Qué le pasó a ella?
Kyle escupe sangre de su boca, mirándome desde debajo de sus pestañas.
—Ella, digamos, desapareció sin dejar rastro.
—Bu… —Un fuerte estallido estalla desde el frente de la casa club y caigo
al suelo, el sonido entra y sale de mis oídos. Las partículas de polvo caen a
nuestro alrededor en nubes grises de humo. Me duele la cabeza, me duele la
piel. Alguien pesado está encima de mí, gritando y gritando en la distancia. No
puedo escuchar lo que alguien está diciendo sobre el agudo zumbido en mis
305
oídos, pero creo que es algo como: —¡Corre!
Capítulo 33
Jade
Me duele el cuerpo. Cada vez que me muevo, mis músculos se contraen.
Haciendo un gesto de dolor, me muevo del sofá que hay en la sede del club,
pasándome las manos por la cara. Si hubiera un punto más allá del cansancio y
el agotamiento, estaría allí.
—Oye —dice Kara, entregándome una taza caliente y tomando asiento
frente a mí. Soplo en el líquido y sonrío.
—Gracias. —La ausencia de toda la testosterona es obvia—. ¿Dónde está
306
todo el mundo?
Kara se mueve en su silla. —Han ido tras Kyle.
—¿Escapó? —grito, el horror se abre camino dentro de mí.
Kara exhala, asintiendo con una sonrisa de disculpa en su rostro. —Lo
hizo. Alguien voló la puerta y mientras los chicos estaban distraídos
asegurándose de que tú y los demás estuvieran a salvo, él corrió. Royce dijo
que las cuerdas estaban sueltas todo el tiempo y que podría haber corrido en
cualquier momento, pero quería estar allí. —Hace una pausa, y dejo mi taza
en la mesa de café frente a mí, incapaz de soportar nada en este momento—.
Parece realmente malo.
—¿Kyle? —pregunto—. Oh, es mucho peor que eso.
La puerta principal se abre y mis ojos se disparan para encontrar a Slim
caminando con un AK atado alrededor de su pecho. —Aún nada.
Gimo, inclinándome hacia adelante mientras me masajeo las sienes. —
Nunca lo encontraran a menos que quiera que lo encuentren.
El teléfono de Slim suena en su bolsillo y lo saca, respondiendo. Todavía
estoy aturdida con la información de que Kyle está libre, esperando matarnos
cuando quiera.
Slim me entrega su teléfono, lo tomo y lo llevo a mi oído. —¿Sí?
Silencio. —¿Estás bien?
Me aclaro la garganta. —Realmente no. ¿Dónde está Sloane?
—Ella está durmiendo en la habitación de Wicked arriba. Vamos a
encontrar a Kyle, y esta vez solo voy a matarlo. ¿Estás bien con eso, o quieres
ayudar?
Hago una pausa, flexionando los dedos alrededor del teléfono. —Creo que
puedo aceptar eso, Roy. —No puedo evitar el tono sarcástico de mi voz.
—Solo estoy preguntando, porque tengo la sensación de que has sido el
receptor de su mierda enfermiza más que nadie, y él se llevó a tu mamá.
Pienso en sus palabras. Él tiene razón. Probablemente lo haya hecho. No
307
estoy segura de lo que mi madre habría soportado por él, pero supongo que sería
lo mismo. Si no, quizás más.
—No soy yo, Roy. Puedes encargarte de eso pero, ¿has revisado a nuestra
mamá?
—Sí, lo he hecho. Ella solo piensa que él está en uno de sus muchos viajes
de negocios. Inadvertido. ¿Ella sabía algo?
Niego con la cabeza, aunque sé que no puede verme. —No. Ella no tenía
ni idea.
—Bueno, lo mantendremos así.
—Se podría decir que su submarino se hundió o algo así —bromeo,
recostándome contra el sofá.
—¿Qué? ¿Su submarino?
—Es dueño de una compañía de submarinos. ¿Cómo no lo sabías?
El silencio. —No sabía mucho. —No estoy segura de si eso es una
indirecta hacia mí o no. Conozco a Royce, y aunque no tengo reservas sobre lo
que siente por mí, también sé que va a estar molesto conmigo por muchas cosas
una vez que todo esto termine. Para empezar, debería habérselo dicho desde el
principio. Sé de hecho que esa va a ser una gran pelea. Ya estoy agotado—.
¿Dónde está la plataforma de lanzamiento?"
—Bueno, esa es la parte complicada.
—Escúpelo, Duquesa, realmente no estoy de puto humor.
—Está en la base naval. No puede entrar sin su tarjeta de acceso o una
tarjeta militar.
—Quédate en la casa club. Hablo en serio, Jade. No te muevas de ahí.
—Está bien. —¿Es otra mentira? —. Ten cuidado, por favor.
Él no responde, cuelga y me deja sentada allí con un latido nervioso
profundo en mi estómago.
Kara se levanta del sofá. —Estarán bien. Créeme.
308
Lo que pasa con la confianza es que se puede romper.
Capítulo 34
Royce
Entramos en la base naval con bastante facilidad, con Lion y la fuerza que
tiene, el cartel estaba más que feliz de ayudarnos a cambiar esto más rápido
después de saber quién es realmente K Diamond y su conexión con Olivia. El
hombre detrás de la máscara. Cada vez que pienso en los intercambios entre él
y yo, me enfado por no haber captado nada. Nada de esto parece tener sentido
y en este momento, no tengo la claridad para descifrar nada de esto.
Cuatro camiones llenos de algunos de los hijos de puta más letales que
309
conozco, todo para un hombre con el que crecí. Llamé papá.
Mierda.
Lion detiene el coche fuera de la estación de lanzamiento, tira del freno de
emergencia y mira hacia el océano sin fin. Wicked y los chicos que estaban
rodando con nosotros comienzan a salir del auto, dejándonos a Lion y a mí solos
por primera vez desde que llegaron las revelaciones.
—Necesito decirte algo. Conocí a tu padre en la escuela secundaria. —
Respiró hondo y exhaló. Quiero interrumpir y preguntar cómo, por qué y qué
carajo. Pero no lo hago. Todavía no—. Él era mi mejor amigo. Era él, un par de
chicos más, Jenny Smith y yo.
—¿No pensaste en decirme esto? —digo, molesto porque mi maldito
presidente me lo ocultó.
—Iba a decírtelo, pero Kyle y yo decidimos que cuanto menos supieras,
mejor en lo que respecta a su historia. Lo minimizó, no quería que conocieras
su oscuro pasado. Mierda, obviamente. —Sus ojos se posan en los míos y veo
la forma en que las líneas de preocupación se curvan cuando las siguientes
palabras salen de su boca—. Todo lo que hice fue para protegerte, hijo. Nada
más y nada menos.
Asiento con la cabeza, porque confío en él. Confío en que incluso si me
hubiera mentido, confío en que lo hizo con el interés correcto en el corazón.
—Todos éramos los mejores amigos de mierda. Tú, Wicked, Orson y
Storm me recordaron lo que todos teníamos. Solo que nuestra historia fue un
poco más dura que las historias de la escuela secundaria. Jenny y Kyle eran la
pareja de la escuela. Se enamoraron temprano y permanecieron así hasta la
noche en que ella murió. Kyle amaba a esa chica más que a nada ni a nadie en
toda su vida.
—¿Qué pasó?
Lion resopla, su dedo golpeando su muslo. —Estábamos bebiendo en una
fiesta una noche. A las afueras. Había árboles y grava suelta por todo el camino.
La música estaba fuerte, hubo risas. Jenny estaba en el regazo de Kyle porque
310
no había suficientes asientos. Perdí el control, volteé el auto y choqué contra un
árbol. Jenny murió en los brazos de Kyle. Nunca se recuperó de eso. Pensé que
se resentiría conmigo, pero nunca lo hizo. Nunca. Todo este tiempo, él estaba
cocinando alguna mierda enfermiza para vengarse de mí. Puso a Ollie en mi
vida y luego la mató, no tengo ninguna duda al respecto. —Lion mete la mano
en su bolsillo y saca su billetera de cuero, abre el estuche gastado y me entrega
una foto—. Así que cuando entremos, lo matamos. ¿Tú entiendes? A la mierda
las respuestas. Ya terminé de hablar.
Estudio la foto de cerca. La mujer se parece tanto a Jade que casi quiero
pegarle a Lion por no captar el parecido. Su cabello oscuro, mandíbula cuadrada
y labios hinchados. Creo que me resulta familiar, pero todo lo que puedo decir
ahora es que se parece a Jade. La foto es vieja, con una evidente decoloración
que mancha su sonrisa.
—Sí, entendido. —Le devuelvo la foto—. ¿Crees que puso a Olivia en tu
camino por una razón?
Él se ríe. —Sólo para poder apartarla de mí.
—No responde por qué diablos estaba tan empeñado en arrastrarme al
infierno con él.
—Podría ser algo tan simple como sus celos por Jade, o podría ser algo
más siniestro. —Su mano va hacia la manija, empujando la puerta para abrirla—
. Sea lo que sea, tienes unos cuatro segundos para averiguarlo antes de que entre
a golpes.
Encontrar su barco fue bastante fácil, ya que solo había un submarino
atracado en este puerto. La puerta está abierta con escaleras que conducen hacia
abajo, con nuestros francotiradores instalados en las cuatro esquinas del
submarino.
Mi teléfono vibra.
Si estás en la base, vamos para allá ahora. Tengo un consejo. Si aún
no lo has hecho, hazlo ahora y vete. 311
—Ese era Isaac —le digo a Lion, mostrándole el texto—. Necesitamos
movernos rápido.
—Dices eso como si no estuviéramos llevando un ejército detrás de
nosotros en este momento.
El submarino es de metal gris acero, con computadoras alineadas en el
estrecho camino hacia la parte trasera de la máquina. Wicked y algunos otros
chicos están detrás de Lion y de mí, pero no veo nada más que jodidamente rojo.
Nada.
Empujando a través de la puerta trasera, Kyle está sentado en la parte
delantera del barco, girando en su silla para enfrentarnos.
—Bueno, justo cuando pensaba que me escapaba...
Mis ojos se posaron en sus pantalones, donde la sangre se filtra a través
del material.
—¿Quién te ayudó a llegar aquí? —Hago un chasquido, levanto mi arma
y le disparo en el brazo derecho antes de que pueda moverse.
Kyle ruge de dolor, Lion avanza al respaldo de su asiento con su cuchillo
presionando contra su garganta. —¿Por qué me quitaste a Olivia?
—No lo hizo —dice una voz detrás de nosotros, y todos nos movemos para
ver entrar a una mujer mayor con cabello oscuro y ojos verdes. Lleva un traje
blanco, con el pelo recogido en un moño apretado en la parte superior de la
cabeza.
Lion cae hacia atrás, con los brazos a los lados. —¿Ollie?
Olivia avanza, sus ojos fijos en Lion. —Lo siento, Lionel. Yo... yo no tenía
elección.
—Tú eres la mujer que me dijo que fuera al bar ese día… —susurro
distraídamente. Santo cielo.
Olivia se gira para mirarme. Tenerla delante es como una bofetada en la
cara. Se parece demasiado a Jade como para que me sienta cómodo acabando
con su vida si es del equipo del puto Kyle. —También me disculpo por la
explosión. Teníamos que sacarlo de ahí antes de que lo mataras.
312
—¿De dónde coño has salido? —Kyle hierve, escupiendo al suelo.
—Ella estaba conmigo —dice otra voz, y una chica que no reconozco
camina entre los chicos. Es bajita, menuda, de rostro redondo y ojos de cierva.
Su cabello es oscuro en la parte superior y rubio en las puntas, y sus ojos azules
son tan temperamentales como el océano. No sé quién es ni la reconozco.
La chica se vuelve hacia Wicked.
Miro entre ella y Wicked, confundido.
—Hola, hermano mayor...
Me congelo.
La mano de Wicked se acerca a su rostro, parpadeando para contener las
lágrimas que punzan los bordes de sus ojos. —¿Poppy?
—Soy yo. —Ella le sonríe y veo la adoración que siente por Wicked
mientras apoya la cara en su mano—. Te lo explicaré más tarde.
Se vuelve hacia Kyle, sus hombros se cuadran y sus labios se curvan. —
Puede que no sepa esto, Sr. K, pero todos estos años... —Poppy se mueve a su
alrededor mientras Olivia permanece cerca de Lion. Probablemente para
asegurarse de que no mate a Kyle. Toda esta situación está jodida.
—¡Escucha! —digo, ya estoy harto de la demora—. Necesito sangre, así
que todos ustedes tendrán que esperar hasta que termine, y luego podrán usar
sus órganos como un collar. ¿Estamos bien?
Poppy me mira sin comprender. —Tú debes ser Royce. —La forma en que
lo confirma es suficiente para que deje de hablar. Como si supiera más sobre mí
de lo que yo quiero que sepa—. Ella habló mucho de ti.
—¡Quién! —grito, apretando los puños a los costados.
—Yo —susurra Jade desde la puerta, y me doy la vuelta rápidamente, con
los dientes al descubierto por la ira.
—¡Te lo dije! ¿Qué dije, Jade? Dije que mantuvieras tu trasero en la
maldita casa club para poder manejar esta mierda.
313
Jade se aclara la garganta, dando un paso más hacia mí mientras una
sonrisa angelical permanece pasiva en sus labios. —Te amo. ¿Lo sabes, cierto?
—¿Qué estás haciendo? —digo, exasperado. Si no la amara tanto, le
pondría una bala entre sus bonitos ojos solo para salir de mi miseria. Ella
siempre ha sido el quid de mi dolor, pero alrededor de ese quid, teníamos una
vida juntos.
—Como estaba diciendo, un ángel ha estado trabajando contigo durante
años —dice Poppy, volviéndose hacia Kyle.
La sangre en el rostro de Kyle se drena, su piel palideciendo. Todavía estoy
de pie aquí, jodidamente atónito por lo que me estoy perdiendo.
—Yo —anuncia Jade, como si fuera a prueba de balas. Se acerca a Kyle y
mi mano vuela para conectar con la suya.
Ella se vuelve hacia mí. —Roy, he pasado por más de lo que crees a lo
largo de los años. Permíteme manejar esto. Por favor.
Hay una batalla interna que tira de mi pecho. Un lado quiere protegerla a
toda costa y no dejar que nadie se acerque ella nunca más, y luego está el otro
lado. El lado que se ha dado cuenta en los últimos días de cuánto ha crecido. De
la mano de mi padre, ella ha soportado el dolor, el sufrimiento y la pérdida, y
eso es solo por lo que sé. Sé que tiene mucho más que contarme. Pero con ese
dolor y sufrimiento vino la resiliencia.
Le suelto la mano, con mi otro puño tan apretado que las lunas crecientes
me marcan mis palmas.
—A lo largo de los años, he liberado a las chicas —anuncia Jade, con los
hombros hacia atrás. Lion da los pocos pasos que hay hasta mí, dejando a las
chicas en primera línea. Nos quedamos atrás como lobos hambrientos,
esperando que nuestros alfas digan que es hora de alimentarse.

314
Estoy bien con eso.
Jade continúa. —La primera chica que liberé fue Poppy. Después de verla
la primera vez que me llevaste al recinto, acurrucada en una esquina llorando.
Supe en ese momento que no permitiría que mi parte en su vida fuera en vano.
La usaría para el bien.
Jesús, maldita sea, quiero joderle todo eso ahora mismo.
Jade se inclina, sus manos presionadas a ambos lados de la silla. —
Pensaste que eras tan inteligente, Kyle. Pero entre todo eso, parecías olvidar una
cosa.
—¿Y qué es eso? —Kyle espeta, y veo como la derrota desaparece de sus
ojos.
—Yo era tu punto ciego. Me condicionaste a sentarme como un perro
faldero, lo cual hice. Luché con mucha culpa dentro de mí, pero siempre hay
una cosa que supera el abuso, y esa es la fuerza que construí. Quería venganza.
Quería ayudar a estas chicas. Entonces, una tras otra, las liberé antes de que
llegaran al podio. Ojalá pudiera haberlas salvado a todas, pero siempre fui por
los más jóvenes primero. —Jade empuja la silla—. Poppy se puso en contacto
conmigo el día que empecé en la universidad. Dijo que habían formado un
grupo élite de mujeres, y que todas esas mujeres eran niñas que salvé a lo largo
de los años. —Me mira por encima del hombro—. Con la ayuda de algunos
capullos ricos, han podido hacer mucho más por las supervivientes. —Mi
cerebro se confunde. ¿Anonymous? Se vuelve hacia Kyle—. Acepté continuar
cuando me enteré. Jugar tu juego hasta que llegó el momento adecuado. —Ella
se pone de pie—. Pero entonces sucedió lo de Royce, y me robaste.
—¿Sabías que tu mamá estaba viva? —pregunto, con los dientes
apretados—. Estoy tratando de no enojarme contigo ahora mismo, cariño, pero
lo estás poniendo jodidamente difícil.
—Lo siento —susurra, mirándome por encima del hombro—. Entiendo
que todos ustedes tienen una cuenta que arreglar con Kyle. —Se vuelve para
mirarnos a todos—. Wicked, lo que nos hizo a ti, a mí y a Poppy. —Se traslada
a Olivia—. Mi mamá, quien recibió lo peor y luego tuvo que fingir su propia
muerte mientras permitía que su hija derribara al hombre más peligroso de la

315
historia. Entiendo por qué no me dijo que Lion era mi padre. Me habría
distraído. —Jade cruza los brazos frente a sí misma, y veo como su labio
tiembla—. Entiendo el dolor que ha causado. Todos quieren venganza. Pero las
mujeres que están detrás de mí, y las muchas más que hay, son solo la punta de
este iceberg. Podemos sacar al traficante de las calles, pero eso no elimina las
drogas. —Ella se acerca a mí y le gruño. Ya sé lo que me va a pedir.
—Royce. —Su voz sola tiene una línea directa con cada jodida emoción
que reside dentro de mí—. Dejemos que se lo lleven. Isaac lo necesita para
derribar a los compradores. Hubo muchos, Roy. Kyle tiene conexiones con las
redes de tráfico más grandes no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo.
A aquellos a quienes les han robado su inocencia les debemos hacer algo mejor
que solo asesinar.
Niego con la cabeza. —No puedo, cariño. No puedo dejar que se vaya de
aquí a menos que sea con su piel en mi espalda.
Su mano llega a mi mejilla antes de que sus dedos se flexionen hacia la
parte posterior de mi cuello, atrayéndome hacia ella.
—Puedes —susurra—. Solo estoy pidiendo que todavía no. Deja que
obtengan lo que necesitan. Te lo prometo, te lo prometo, Isaac te hará entrar.
Solo… —suspira, y las lágrimas ruedan por sus mejillas—. Que esto sea más
que una venganza. Que se trate de un cambio. —Todo su dolor sale de ella y
me invade.
Lo absorbo, queriendo quitárselo, sabiendo muy bien que le voy a dar a
esta chica lo que quiera.
—Un mes.
—Seis —responde ella simplemente, sus labios sobre los míos.
—Cuatro —espeto, mordiendo su labio inferior.
Ella me besa. —Nueve.
—Bien. —Ese fue el puto beso de la muerte—. Tienen nueve meses, luego
él es mío.
—Está bien.
Jade sube a la parte trasera del todoterreno con Poppy y Wicked, mientras
yo los encierro dentro y me dirijo a Isaac, que me observa cerca de su coche
316
patrulla.
Le doy un codazo en la cabeza. —¿Cuánto tiempo has estado debajo?
Isaac niega con la cabeza. —Desde que entró por primera vez.
Me vuelvo por encima del hombro. No puedo ver a Jade a través del cristal
tintado, pero sé que nos está observando de cerca. —Siete meses, Isaac. Le dije
que nueve, pero tú tienes siete meses.
Cuando me giro para mirarlo, sus ojos son débiles. —Ya tengo suficiente
información sobre la mayoría de sus clientes, así que sólo necesitaré siete.
—Este problema del tráfico clandestino. Ella es jodidamente apasionada
por eso.
Isaac se mete las manos en el bolsillo. —A esa chica, Royce, le ha pasado
lo peor de lo peor. Yo no me preocuparía por ella mentalmente. Ella es fuerte.
De alguna manera construyó un muro para bloquear la vida que tuvo con Kyle,
y su joven vida de instituto. Pero ten cuidado con ella. Hubo un puñado de veces
en que casi tiré la toalla para salvarla de Kyle, pero no lo hice. No pude.
La idea de que Jade esté en algún tipo de problema es suficiente para
hacerme enfurecer.
—Ella dijo que algunas de ellas eran niñas.
Isaac se recuesta en su coche patrulla, cruzando las piernas por los tobillos.
—No a menudo. Los que pasaron algunas eran por deudas de sus padres. Las
niñas que mencionó no fueron traficadas con fines sexuales o esclavizadas. Eso
fue para el comercio de adopción. Hay mucha gente rica que no puede tener
hijos y tiene demasiado dinero para esperar en la fila. —Su mano está en mi
hombro, apretándome—. Siete meses, recibirás un mensaje de texto mío. Sigue
las instrucciones y obtendrás tu deseo. Mientras tanto. —Sus ojos se dirigieron
a la camioneta y yo lo sigo, esa misma culpa devorando mi estómago—. quédate
ahí para tu chica y su mamá, hombre. Lo van a necesitar. —Se vuelve para irse
y justo cuando regreso a la camioneta, me detengo en mis pasos.
—¿Isaac? —grito, dándome la vuelta. 317
Me encuentra. —¿Sí?
—¿Y el dinero que tienes?
Veo como una sonrisa se curva realmente en su boca. —Bueno, digamos
que fue anónimo.
Maldito infierno. Los pensamientos se retuercen en nudos sobre qué y
cómo voy a llegar a un acuerdo no solo con todo lo que se ha deshecho, sino
con el manejo de lo único que no creo que sea lo suficientemente fuerte para
enfrentar.
Culpa.
Jade es la única persona en este mundo por la que mataría, moriría, me
doblaría, haría cualquier cosa. Me tiene a sus pies, dispuesto a hacer lo que
quiera, pero, ¿y si lo que quiere es dejarme ir?
Capítulo 35
Jade
Recuerdo haber sentido miedo por primera vez en mi vida. Fue cuando vi
a Royce caerse del monopatín y rasparse las rodillas de tal manera que se podía
ver el hueso. Lloré durante días porque pensé que iba a morir.
Regresamos a la casa club una hora más tarde, el realismo de todo cayendo

318
alrededor del todoterreno como una pesada nube. Nadie ha dicho ni una palabra,
y Royce no se ha inmutado cerca de mí. Ese mismo miedo que sentí cuando era
niña, lo siento ahora también. Por favor, no me dejes.
Wicked apaga el auto y todos nos apresuramos, mis rodillas débiles y los
ojos pegajosos por la fatiga. Mi teléfono comienza a sonar en mi bolsillo y lo
saco, viendo el nombre de Sloane en la pantalla.
Lo deslizo para responder. —Hola.
—¡Oh Dios mío! Acabo de ver las noticias.
Trago más allá de los nervios. Aquí viene la siguiente parte que tendremos
que vivir. La vergüenza. Lástima. El “¡Dios mío, me pregunto quién lo hizo!”
Sin embargo, todo eso no significa nada para mí.
—Lo sé —es todo lo que logro decir, con la garganta seca y los labios
agrietados. Mi piel pica por ser lavada, mis ojos desesperados por dormir.
—¿Estás bien? —pregunta, y la amo por eso. La simplicidad de la amistad
de Sloane y yo ha jugado un papel importante en mi supervivencia a lo largo de
los años. Ella ayudó a mantener mis pies en la tierra, ayudó a proporcionarme
una vida normal cuando no estaba con Kyle.
—Lo estaré. Te llamaré mañana, ¿de acuerdo?
—Te amo, Jade.
—Yo también te amo. —Ambas colgamos y me tomo un momento para
ver realmente el daño de la casa club. El tiroteo donde Bonnie estaba parada, la
sangre de Kyle cuando estaba siendo arrastrado a la parte trasera de la casa, las
puertas de alambre en el frente destrozadas por la explosión.
—Royce —Lion interrumpe, pero todavía estoy perdida en medio del caos
y no me doy cuenta de las lágrimas que corren por mis mejillas—. Llévala a
casa y vuelve mañana.
Royce está a mi lado, su mano en la mía mientras me dirige hacia su auto.
—Vamos.
Wicked grita mientras me deslizo en el asiento del pasajero. —Tomaremos
un paseo.
Olvidando que Wicked ha estado viviendo con Royce, me pongo el
319
cinturón sobre el pecho y apoyo la frente en la fría ventana. Mis brazos rodean
mi torso de manera protectora, mis labios tiemblan. Se acabó. No confío en esas
palabras, aunque mis músculos se relajan al pensarlo. No confío en que no va a
escapar y perseguirme, arrojándome de vuelta a su mundo.
Las puertas del coche se cierran detrás de mí.
El V8 retumba debajo de mi asiento.
Cierro los ojos y alcanzo ciegamente la radio. Quiero hablar con Poppy,
pero ahora mismo no necesito nada más que música para llenar mis partes
vacías. La música es lo único lo suficientemente poderoso como para llenar los
vacíos de tu alma. La música es el lenguaje de la curación, mientras Seether “I'll
Survive” suena a través de los altavoces.
Llegamos de regreso a la cabaña poco menos de una hora después.
Atravesar las puertas de madera fue como volver a casa por primera vez. Me
quito los zapatos cerca de la puerta y empiezo desnudándome, tirando mi ropa
incluso antes de llegar al pasillo que conduce a los dormitorios.
—Ahhh —dice Royce desde algún lugar detrás de mí—. Entiendo que
Wicked te ha visto en todos los sentidos, pero todavía vamos a necesitar límites.
Lo ignoro, me dirijo directamente a su habitación y caigo sobre su cama.
Sé que debería ducharme. Huelo a muerte. Pero antes de que pueda luchar
conmigo para levantarme, mis ojos ya están cerrados y la oscuridad se está
apoderando de mí.
320
Mi teléfono marca las 3:04 a.m. Las tres de la mañana. Balanceando mis
piernas sobre la cama mientras intento no despertar a un Royce dormido, me
dirijo al baño y abro la ducha. Toda la pared es de cristal, con vistas al océano
y una bañera con patas en el centro de la habitación. Detrás hay una ducha de
lluvia sin paredes ni cortinas, el lavabo está flotando, atornillado a la pared.
Tengo que enviarle un mensaje a India y darle el visto bueno a la decoración de
su casa. Sus pequeños toques hicieron que se sintiera como un hogar.
Tirando mi ropa a la esquina, entro a la ducha y suspiro mientras el agua
caliente cae sobre mi piel. El agua a mis pies lentamente se vuelve marrón a
medida que el día desaparece de mí. Exprimiendo el jabón y frotándolo en mi
piel, lo enjuago antes de trabajar en mi cabello, agradecida de que Royce tenga
un champú y acondicionador decente. Niño bonito.
Me pone las manos a ambos lados de la cabeza, aprisionándome contra la
pared justo cuando me quita el resto del acondicionador del pelo. Sus labios
rozan la piel donde mi cuello se une a mi brazo. —Estoy jodidamente enfadado
contigo ahora mismo, Duquesa.
—Lo mismo —murmuro, moviendo mi cabello sobre mi hombro con
indiferencia.
Su mano está en la parte baja de mi estómago, presionando mi trasero
contra él, su polla contra mi espalda. Envuelve mi cabello alrededor de su puño
y tira de mi cabeza hacia un lado. —¿Sí? —gruñe, mordiendo mi cuello. Sus
labios llegan a mi lóbulo de la oreja—. Muéstrame.
Me hace girar y me pega contra la pared, con la mano en la garganta. Me
lamo los labios y le miro por debajo de las pestañas. —Escúpeme.
La esquina de su boca se levanta en una sonrisa. —Me preguntaba cuándo
pedirías eso. —Se inclina, lamiendo mi mandíbula, pasando por mi mejilla—.
Cuando quieras. —Me levanta del culo y me pone sobre su polla. Gimo, mis
uñas se clavan en sus hombros mientras su otra mano viene detrás de mi cuello

321
y aprieta con fuerza. Bombea dentro y fuera, hasta que el sonido de nosotros
follando llena el aire. Su boca está sobre la mía, nuestras lenguas entrelazadas.
Mi espalda raspa la pared mientras sus dedos muerden mi piel. Deja caer mis
pies de nuevo al suelo, su mano todavía segura alrededor de mi garganta
mientras me dirige hacia mis rodillas. Su lengua se curva, una sonrisa en sus
labios mientras escupe en mi cara mientras alcanzo su polla. Interrumpiendo
mis ideas, me empuja hasta el suelo y se sube encima de mí, deslizándose de
nuevo entre mis muslos.
Monta mi cuerpo con fuerza, mis piernas se aprietan alrededor de su
cintura. Sus dedos suben a mi barbilla, apretando mis mejillas con fuerza
mientras su polla golpea cada nervio dentro de mí. Él escupe en mi cara de
nuevo y me derrumbo, mi orgasmo rasga mi cuerpo en temblores salvajes.
Continúa, ralentizando el ritmo. Trabaja mi cuerpo más allá del punto en
el que creía que no podía ir más allá. Siento que me corroe cuando su mano se
acerca a mi mejilla y me da una suave bofetada. —No te corras hasta que yo lo
diga.
Se inclina y atrapa mi labio inferior entre sus dientes, subiendo mi pierna
para que se flexione contra su pecho mientras presiona la otra a lo ancho. Con
las dos manos manejadas sobre mí, me agarra el cuerpo y me golpea contra su
polla.
Grito, el umbral del placer y el dolor casi se desborda. Su boca está en mi
pierna, sus dientes se hunden en mi carne, extrayendo sangre mientras continúa
moviendo mi cuerpo hacia el suyo sin descanso. Tan fuerte. Tan bueno. Sus
manos están en mis caderas, mordiéndolas y volteándome hacia mi vientre
mientras el agua cae. Me pone de rodillas y me golpea el trasero con fuerza. —
No más mentiras, Duquesa...
Me arranca un grito de dolor. —¡Esta bien!
Me abofetea de nuevo. —¿Qué? —Puedo escuchar la risa que esconde en
su tono.
Me bombea un par de veces y yo me aprieto alrededor de su cintura. Se
retira y me tira hacia atrás hasta que estoy sentada sobre él al revés, con una
mano en la parte delantera de mi garganta. Lo cabalgo con fuerza, tan cerca de

322
alcanzar la liberación que mi cuerpo necesita. Vuelve a apretar, me da la vuelta
y se tumba encima de mí, con su mano de nuevo en mi barbilla y su cuerpo
cabalgando contra el mío. Mi clítoris se hincha, todo lo que hay dentro de mí
amenaza con explotar.
—Abofetéame. —Mis uñas se clavan en su espalda, rascando sus costillas
tatuadas.
Se ríe tan bajo que vibra sobre mi cuello mientras levanta la cabeza y sus
ojos se acercan a los míos. Su mano vuela por mi mejilla justo cuando se
sumerge dentro de mí con brusquedad, con su otra mano en un lado de mi cara
para sostenerlo.
—Más fuerte —le suplico, apretando las piernas alrededor de su cintura.
—Fóllame, Jade. —Él sabe cómo me gusta y cómo lo necesito. Lo sabe.
Le grito, tan cerca y tan cerca que estoy a segundos de liberarme. —
¡Royce! —grito—. Por favor.
Su mano se acerca a mi barbilla, sus dedos aprietan mientras ralentiza su
ritmo, montándome dura y lentamente. Su hueso pélvico roza mi clítoris
mientras se me escapan suaves gruñidos. —Royce.
—¡Cállate, Duquesa! —me grita, sus dedos apretando mis mejillas—.
Mírame.
No lo hago. Sólo necesito que me abofetee. Que me haga daño.
Tira de mi cara. —Mírame ahora, joder.
Lo hago, lentamente mis ojos se fijan en los suyos y mi estómago da un
vuelco, mi corazón se hincha. La emoción me invade y las lágrimas se me
agolpan en los ojos. Sigue bombeando dentro de mí. No es suave, sino lento. —
Royce, me emociono si no puedo correrme.
Él sonríe, mostrando sus dientes blancos. —No necesitas esa mierda
conmigo. ¿Me oyes?
—¡Sé que no! Simplemente me gusta.
Sacude la cabeza y se apoya en el codo para que esté directamente encima
de mí ahora, sus labios sobre los míos. —No voy a golpear aquí de nuevo. —
323
Muerde mi mejilla con tanta fuerza que sé que me dejara una marca—. Haré
otra mierda, pero no te abofetearé de nuevo. A menos que sea tu trasero. ¿Trato?
Mi brazo se envuelve alrededor de su cuello. —Trato.
Se da la vuelta, moliendo dentro de mí, sus labios en los míos, su lengua
en mi garganta. Él mueve mi lengua con la suya, mordisquea mi labio, pero
nunca rompe el contacto. —Déjalo ir, bebé.
Lo hago, mientras se vacía dentro de mí a través en fuertes pulsaciones.
Se deja caer a mi lado mientras recuperamos el aliento.
—Jesús…
—De hecho, creo que algún día podríamos matarnos en la cama, y no estoy
bromeando. —Él se ríe, poniéndose de pie.
—Lo más probable. —Me arrastro lentamente, deslizándome de nuevo
bajo el agua y lavándome rápidamente de nuevo antes de cerrar el grifo.
—Duquesa. —Sus palabras me paran en seco, justo cuando cojo la toalla
y me envuelvo con ella. Le observo a través del espejo mientras me engulle con
sus ojos. Vuelven a los míos—. Tenemos que hablar.
—Lo sé. —Me escurro el exceso de agua del cabello, lo enrosco en un
moño y lo sujeto a mi cuero cabelludo—. Pero tengo hambre.
Después de que él cogiera unos bocadillos, me encogí de hombros con su
camiseta de la Wolf Pack MC mientras él se quedaba parcialmente desnudo.
Acostado sobre sus mantas, el sol de la mañana pone el cielo en llamas con un
suave tono naranja quemado detrás de mí. Es reconfortante tener el calor del sol
en mi espalda después de todo lo que ha pasado.
Extiende la mano y me pasa el pulgar por el labio inferior. —Siento no
haber estado allí. Siento haberme ido. En ese momento, pensé que lo estaba

324
haciendo para salvarte, pero terminé lastimándote.
—Royce, no es tu culpa. —Suspiro, pasando las yemas de mis dedos por
mi cabello y descansando mi cabeza en la palma de mi mano—. Podría
habértelo dicho cuando llegaste a casa. Supongo que ambos estábamos haciendo
cosas que pensamos que eran adecuadas para la otra persona.
Royce sonríe. —Sí, supongo. —Su pulgar se desliza entre mis labios y yo
pondría los ojos en blanco por el contexto sexual de ello si supiera que no le
excita—. Tengo que preguntarte algo y necesito que seas sincera conmigo.
Asiento con la cabeza.
—¿Estás pensando en huir de mí pronto?
Niego con la cabeza, mordiendo su pulgar.
—Bien.
—¿Por qué? —pregunto una vez que saca el pulgar.
Se encoge de hombros. —No tengo ganas de perseguirte, y te perseguiré
si corres.
Cojo el paquete de papas fritas que está cerca de él, lo abro y mastico. —
Espero que encuentren a todos sus clientes.
—Lo harán —dice Royce, mirando al techo. Él mira hacia un lado, sus
ojos volviendo a los míos—. ¿Sabes a cuántas personas cambiaste haciendo lo
que hiciste?
Chupando la sal de mi pulgar, sonrío con tristeza. —Ojalá pudiera haber
salvar más.
Me empuja hacia su pecho, presionando sus labios contra mi cabeza. —
¿Sabes lo que vas a hacer con la universidad?
—Sí —digo, lanzando la bolsa de papas fritas al suelo—. Voy a obtener
mi título de médico por Bonnie.
—Mmmm —dice Royce, acercándome más a sus brazos.
Como un hermano, me mantuvo a salvo, pero como amante, me mantiene
cuerda. —¿Royce?
—¿Sí? —murmura en mi cabello.
—¿Que somos? —Es una pregunta en la que debería haber estado
325
pensando mucho más a menudo de lo que lo he hecho.
Silencio. Sus hombros están temblando y no es hasta que me aparto un
poco de él y lo miro desde abajo que me doy cuenta de que se está riendo.
—¡Qué es gracioso! —Lo empujo.
—Oh, nada —dice casualmente—. Es divertido que pienses que alguna
vez tendrás una vida fuera de mí.
—Eso no ayuda, Royce… —refunfuño.
Su brazo se desliza entre nuestros cuerpos, su dedo se engancha debajo de
mi barbilla para inclinar mi cara hacia la suya. —Eres mía, Duquesa. De todas
las jodidas formas que es posible que una mujer sea propiedad de un hombre.
Eres mía.
—¿Me gusta, novia, o como, señora o prometida? —Sus ojos se cierran
mientras intenta contener su risa.
Lo empujo de nuevo. —¡Cállate, Roy! Tu mundo es extraño.
Su voz es ronca por su risa, su pecho duro contra el mío. —Jade. —Me
besa—. Todo lo anterior.
Me derrito por dentro.

326
Capítulo 36
Royce
Ojalá pudiera decir que nunca pensé que tendría a Jade sentada en mi
regazo, toda envuelta en mí, pero estaría mintiendo. Ella y yo, era inevitable.
Estaba destinado a suceder, sólo era cuestión de que el tiempo coincidiera con
el destino.
Jade se inclina hacia adelante, colocando las cartas sobre la mesa y
recogiendo todo el dinero de Lion. —Debería haber mencionado que era buena
en esto...
327
—Lo recibiste de mí —dice Lion, con una sonrisa orgullosa en su rostro.
Han pasado dos semanas desde que Kyle ha sido encerrado, y me muero de
ganas de ponerle las manos encima. He pensado en mil maneras diferentes de
matarlo, y sé cómo lo voy a hacer. Lo sé, joder. Mi madre ha estado ocupada
con las renovaciones de nuestra casa familiar para no pensar en el hecho de que
mi padre resultó ser quien era. Jade y yo iremos mañana para quedarnos con
ella un tiempo. Para hacerle compañía. Ha estado bebiendo y luchando con la
culpa de Jade, también, y creo que podría ofrecerle algún tipo de cierre si ella y
Jade se sientan a hablar.
Ver a Lion con Olivia fue raro al principio, poco después de la muerte de
Bonnie. Pero si él siente, aunque sea la mitad de lo que yo siento por Jade,
entonces lo entiendo. Lo entiendo. Bonnie era importante para él y para el club,
pero Olivia es su Jade, y además, Jade puede conocer a su madre y a su padre.
Juntos. Después de todo lo que ha pasado, se merece eso. Las partes estaban
borrosas en cuanto a cómo llegó Jade en nuestra casa hasta que Ollie lo aclaró.
Ollie tuvo que mantener la historia de su muerte para que el plan funcionara.
También me imagino que Ollie es el corredor de Anonymous. No lo ha admitido,
y probablemente no lo hará nunca, pero lo que ha pasado y la forma en que se
desenvuelve con seguridad me recuerda a alguien que lidera un ejército, no a
una mujer perdida y rota por dentro. Nunca le diría esto a Lion, pero Jade
obviamente obtuvo su fuerza y el corazón de su madre. Ella nos ha seguido
durante años, vigilando a Jade. . Cuando dio a luz, Kyle instantáneamente la
“mató”. Falló porque Isaac la ayudó a escapar. Tengo la sensación de que su
historia es oscura, con los años sin contar antes de que uniera fuerzas con Poppy
y el resto de las chicas que Jade liberó.
Hablando de Poppy, Wicked no la ha perdido de vista. En absoluto. El hijo
de puta es muy protector con ella. No ayuda que sea atractiva, y si pones a
alguien como Poppy cerca de hombres como Gypsy vas a tener un problema, a
pesar de que Silver y él han estado jodiendo a espaldas de Fury. Pueden engañar
a Fury, pero lo veo en sus caras engreídas.

328
Jade se inclina hacia delante y le revuelve el pelo a Lion. —Podemos
trabajar para que mejores.
Lion mira a Olivia, negando con la cabeza. —Es una listilla como tú.
Olivia se ríe. —Oh, estoy segura de ello.
Capítulo 37
Jade
Hoy es el día en que enterramos a Bonnie James. Mi corazón es blando y
mi dolor crudo. Bonnie fue la primera mujer que me hizo sentir que pertenecía
a este lugar, una amiga. Repaso los pocos mensajes que me envió en vida y no
puedo dejar de pensar en lo frágil que es la vida. Nunca sabemos cuándo se
acerca el final, sólo tenemos que vivir cada día en el olvido y esperar a que el
destino se presente en nuestra puerta con un ramo de flores colgando de su
guadaña. 329
Después de subirme a la moto de Royce, aprieto un beso en su nuca, su
mano en la mía en su estómago. Las motos rugen juntas, pulsando con fuerza
por la calle vacía mientras él arranca y nosotros iniciamos nuestro viaje juntos
para dar un último paseo antes de enterrarla detrás de la sede del club. Ollie va
en la parte de atrás con Lion, que va directamente delante de nosotros, y Wicked
ligeramente a la derecha de Royce y yo, con Gypsy al otro lado de Wicked. He
aprendido que la forma en que montan es su posición en el club. Un club que se
ha convertido en una familia para mí más de lo que jamás podría pensar.
El viento golpea mi piel, mi cabello vuela detrás de mi cuerpo mientras
Royce nos hace avanzar, siguiendo el coche fúnebre hacia la carretera principal
que lleva al antiguo barrio de Bonnie.
Capítulo 38
Royce
—Royce, estoy bien —dice mamá, dándome una palmadita en el hombro.
Mira distraídamente hacia el jardín trasero mientras su nuevo perrito faldero
corre en círculos alrededor de la cancha de baloncesto. Orson, Storm, Sloane y
las esposas de Storm y Orson están aquí, con India, la esposa de Orson,
embarazada de su segundo hijo. Jade y yo llegamos a casa de mamá hace un par
de días, cuando Orson y Storm anunciaron que vendrían. Naturalmente, eso
significaba que Sloane tenía que estar aquí también. Mamá no está bien. Está
luchando contra una batalla difícil y sólo tiende a reaccionar con Jade. Lo
330
entiendo. Jade era la niña que siempre estaba aquí, o tal vez mamá cree que le
debe algo. Nadie podía saber lo oscuro que era Kyle Kane. Nadie. Lo ocultó
bien. Todos lo hacen. La gente espera que los monstruos vengan en las
pesadillas, mientras se olvida de proteger sus sueños.
—¡Dáselo al tío Roy! —El niño pequeño de Orson, Timmy, comienza a
rebotar la pelota hacia mí, pasando a India, Sloane, Jade y la novia de Storm,
Lisa. Ella podría ser una nerd más grande que Storm.
Cojo al hombrecito en mis brazos y lo hago rebotar en mi rodilla, sonriendo
a Orson y Storm mientras mamá sale para colocar galletas y bebidas sobre la
mesa del comedor al aire libre. —¿Quién es tu tío favorito?
Timmy mira a su padre, vuelve a mirarme a mí y luego a Storm. Vuelve a
mirarme a mí y me señala. Yo sonrío, señalándome. —¿Yo?
Deja escapar su risa contagiosa, su cabecita se echa hacia atrás para reír.
Le hago cosquillas en la barriga antes de volver a ponerlo de pie, donde sale
corriendo a jugar con el perrito de mamá.
—Eres bueno con los niños, Roy —se burla Sloane, y me vuelvo hacia
todos ellos, donde Jade me mira sin comprender.
—Cállate, Sloane.
—Bienvenido —se burla ella, metiéndose un palito de zanahoria en la boca
mientras se baja las gafas sobre los ojos. Cuidado con quien te enamoras, todas
las chicas tienen una mejor amiga loca.
—Ven aquí —le digo a Jade, que se arrastra por la mesa y se sienta en mi
regazo. Tiene la misma mirada vacía que tenía mientras me observaba con
Timmy. Enrosco sus piernas sobre las mías y acerco mis labios a su oído para
que solo ella pueda oírme—. ¿Estás embarazada?

Nueve meses después


331
Hoy es un buen día para morir si te llamas Kyle Kane. Isaac superó el
tiempo de espera de los siete meses y me dijo que necesitaba más tiempo para
terminar con Kyle. Consiguieron derribar otras dos grandes redes a nivel
mundial y ahora han puesto en marcha una fuerza específicamente dedicada a
la trata de personas. La gente cree que esto sólo ocurre en los países del tercer
mundo, pero no es así.
Bajando los escalones hasta el sótano de Allure, muevo el cuello hacia los
lados hasta que todos los huesos diminutos crujen.
Wicked está detrás de mí, con Lion detrás. Somos nosotros. Nosotros y
Kyle Kane.
Todos entramos en la habitación y me quito la chaqueta del MC,
colocándolo sobre el mostrador que está al otro lado de la habitación. Cierro los
ojos y cuento hasta diez.
Encuentro a Lion y a Wicked. —¿Listos?
Wicked asiente con la cabeza.
Lion sonríe.
Wicked se acerca a Kyle, donde está atado y sentado en una sola silla en
el centro de la habitación. Los gritos de Kyle atraviesan la habitación cuando
Wicked avanza. Golpeo la base de sonido que está sobre la encimera,
conectando el Bluetooth de mi teléfono y subiendo el sonido tan fuerte que el
metal furioso de “Walk with Me in Hell” de Lamb of God electrifica la energía
en la habitación. Apoyado en el mostrador, observo cómo Wicked hace su
magia. El arte con el que Wicked mata no es para los débiles de corazón, pero
no está matando a Kyle. Sólo está haciendo que los últimos momentos que Kyle

332
tiene respirando en esta tierra sean los minutos más insoportables que pueda
sentir. Nos decidimos por la tortura de Wicked, la ira de Lion y mi firma. La
adrenalina corre por mis venas mientras me mantengo firme al otro lado de la
habitación, Wicked coge un tornillo de una caja de herramientas que está al lado
de Kyle y lo lleva al frente. Saca un martillo y clava el pie de Kyle en el suelo.
Las venas del cuello de Kyle saltan con rabia, su piel es de un rojo intenso.
Wicked no se detiene. Sigue moviéndose alrededor de Kyle, clavando clavos en
todos los lados de su cuerpo. Esto es personal para Wicked. Es personal para
todos nosotros.
Pulso la repetición de la canción mientras Wicked termina de arrancar cada
uno de los dientes de Kyle, la sangre se derrama por su boca. Tiene órdenes
estrictas de no matar a Kyle, eso corre por mi cuenta, así que ha tenido que
trabajar alrededor de la muerte, hacer que la muerte se sienta como el final del
juego. Kyle no tiene tanta suerte.
Lion avanza a continuación, una vez que Wicked se aleja, con los ojos en
blanco y los dientes desnudos.
Sonrío, sacando un cigarrillo del bolsillo y encendiendo la punta. Lion no
jode, y la emoción me invade al sentir lo cerca que estoy de conseguir por fin
lo que quiero.
Lo que he soñado.
La toma de Lion es sencilla. Su cuchillo se mete entre las piernas de Kyle,
cortando bruscamente y rebanando sus bolas y su polla limpiamente. Una
carcajada estalla en mí detrás de la música chillona, mi cabeza se inclina hacia
atrás. Oh, dulce y jodida victoria. La cabeza de Kyle se encorva ahora, el dolor
es claramente insoportable. Le doy una patada al mostrador y doy los pasos que
necesito para llegar hasta él.
Saco mi cuchillo de la parte trasera de mis vaqueros, lo hago girar
alrededor de mis dedos, acercándome a la cara de Kyle, con un cigarrillo
colgando de mi boca. Sus ojos se abren suavemente, la sangre se escapa por los
bordes. Seré lo último que vea antes de morir. A mí. Llevo mi cuchillo hasta la
parte inferior de su oreja, deslizo lentamente la hoja por su carne y veo cómo se
abre, la sangre se derrama por la herida. Siguiendo hacia abajo sin inmutarme,
me quito el cigarrillo de la boca con una mano, mientras arrastro la punta de mi
navaja por toda la mitad de su cuerpo. Por encima de la mitad de la palma de la
333
mano, por debajo de los brazos, por encima de las costillas, por el lado de las
piernas y continúo todo el camino alrededor de la parte superior de los pies y
por la parte interior del muslo. Una vez que llego a donde Lion le cortó la polla,
hundo la hoja sobre su herida en carne viva hasta su otro muslo, bajando y
trazando el mismo patrón que hice en el otro lado hasta que estoy cerca de su
oreja. La sangre y los fluidos brotan de él, pero sus ojos siguen fijos en los míos,
con la boca abierta y la sangre goteando. Apenas está vivo, y tal vez en cualquier
otra circunstancia, estaría muerto. Circunstancias que no implicarían que
Wicked utilizara algún tipo de acupuntura para mantenerlo vivo el mayor
tiempo posible.
No me detengo, arrastrando finalmente mi hoja por la fina piel de su cuero
cabelludo, hacia el otro lado hasta mi punto de partida. Una vez unido el corte,
suelto el cuchillo, me meto el cigarrillo en la boca y enrosco los dedos bajo la
piel de su cuero cabelludo. La materia cerebral se filtra entre mis dedos mientras
desprendo lentamente la carne de su cuerpo. La cara es lo más difícil, al separar
la piel tan fina de los músculos y el tejido graso. Quitándola bruscamente, le
arranco la carne del cuerpo en cinco minutos, y mi cigarrillo cae al suelo
ensangrentado, donde su piel yace ahora con el resto de sus órganos y fluidos
en un charco a sus pies.
Wicked apaga finalmente la música, y es entonces cuando oigo las
profundas respiraciones que inhalo y exhalo.
—Jesús —murmura Lion—. Verte desgarrar es algo a lo que nunca me
acostumbraré.
Me giro para mirar a los dos, con los labios curvados y el cerebro frenético.
La adrenalina que me recorre tras el desgarro es adictiva. Ojalá pudiera decir
que intento no llegar a ese punto cuando mato, pero dame la oportunidad y la
aprovecharé.
—Enviaremos al equipo de limpieza —dice Lion, extendiendo el brazo
hacia adelante y presionando con el dedo el músculo rojo en llamas del muslo

334
de Kyle. Arruga su rostro—. Eres un bastardo enfermo. ¿Lo sabes verdad?
Sonrío, pasándome la lengua por los labios y tragando la sangre que había
caído. —Se diría que soy Sicko16.
Mi teléfono vibra en el bolsillo de mis vaqueros y lo saco. —Hola, cariño.
—Roy —respira en el teléfono—. Estoy en trabajo de parto.

16
Aquí hace referencia a enfermo. Sicko es igual a enfermo.
Epilogo
Jade
Un año después

El sol se pone en la distancia, ocultándose detrás de una de las muchas


montañas que están al borde del océano en lo que ahora es nuestra cabaña. El
MC, nuestras familias y los amigos más cercanos han venido a cenar. La carne
se está asando en la barbacoa a lo lejos, mientras la gente está dispersa por el
lugar, bebiendo y charlando. Royce tiene a nuestra princesa en su regazo, cerca
335
de la hoguera, con sus ojos clavados en los míos mientras ella se aferra
felizmente a su dedo índice. Mi corazón se llena de calor al verlos juntos. Nunca
me acostumbraré a ello. La noche que me estuve en trabajo de parto, estaba en
la sede del club ayudando a mi madre y a Kara a preparar la comida para la
festin del cerdo que se iba a celebrar. Otro capítulo estaba en la ciudad, así que
naturalmente se quedaron en el club. Rompí aguas allí mismo, en la cocina. Mi
médico dijo que tendría tiempo suficiente para llegar al hospital, así que no
debía preocuparme.
Se equivocó.
Di a luz a Wolf Jade Kane exactamente diez minutos después de romper
aguas. No tuvimos tiempo de salir de casa antes de darla a luz en suelo de la
manada de lobos. Hizo que su papá estuviera orgulloso, y su abuelo aún más.
Royce besa la parte superior de su cabello rubio, sus ojos verdes se acercan
a los míos desde el otro lado de la mesa.
—Sabes, los dos tendrán muchos problemas con ella —dice Sloane,
sentándose en una de las sillas a mi lado mientras Orson y Storm preparan el
barco, colocando las tablas de wakeboard y los chalecos salvavidas.
—Oh, lo sé —digo, sonriendo—. Pero mira lo bien que ha envuelto a su
papá en sus dedos.
—Mmmhmmm —bromea Sloane—.Ahora tienes que compartirlo.
Pongo los ojos en blanco ante su chiste flojo justo cuando Royce se acerca,
entregándole Wolf a Sloane. —¿Quieres salir a caminar?
Sacudo la cabeza. —Estoy bien. —No he salido desde que di a luz a Wolf.
De ninguna manera voy a salir esta noche, después de unas cuantas cervezas.
—¿Segura? —Se inclina, sus brazos abultados mientras aprieta el lado de
mi silla—. Siempre estuviste interesada en dar un paseo en mi tabla.
Le empujo. —Ve a jugar. Yo me quedo aquí.
—De acuerdo, cariño. —Me besa en la cabeza antes de plantarle uno a
Wolf y desaparecer hacia el muelle.
—Son tan guapos que resulta inquietante, aunque extrañamente
336
satisfactorio —dice Sloane, levantando los pies para apoyarlos en un tronco,
justo cuando Kara, Karli, Silver, Poppy y mis padres se acercan.
—Creo que estaba destinado a suceder. —India empuja mi hombro, el tono
juguetón en su voz es evidente mientras toma asiento a mi lado.
Me río entre dientes, con la cabeza inclinada hacia atrás, observando cómo
todos los hermanos se dispersan por todas partes, bebiendo y comiendo la
comida que hemos preparado durante todo el día. Esta es mi familia.
—¿En qué estás pensando, pequeña?— pregunta papá, quitándole su
orgullo a Sloane.
Suspiro. —Sólo que la vida no podría ser mucho mejor de lo que es ahora.
Poppy se deja caer en la silla frente a mí, con Wicked rondando no muy
lejos detrás de ella. Ese hombre es igual que Royce cuando se trata de Poppy.
Me burlo para mis adentros, pensando en el evidente enamoramiento de Gypsy
por ella. En sus sueños.
Poppy y yo hemos hablado mucho desde que todo se vino abajo. Me puso
al corriente de las partes en blanco y me ofreció un puesto dentro de
Anonymous. Los chicos no saben que ella está en Anon. Creo que sospechan
algo, pero no pueden probarlo. Mamá lidera ese grupo de mujeres como una
reina feroz. Ahora están trabajando estrechamente con Isaac también mientras
usan a Storm y Slim cuando necesitan rastrear, codificar y borrar.
—Bueno, esta es tu vida ahora, princesa. Tómala —anuncia papá con una
sonrisa en la boca. Le sonrío a él, y a todos los que están aquí.
Tiene razón.
La aceptaré.
—¡Cariño! —Royce grita de atrás de mí.
Me doy la vuelta, con los ojos muy abiertos. —¿Qué?
Me lanza una pelota de baloncesto y la atrapo con un ruido sordo mientras
él da grandes zancadas hacia mí. Mis dedos se contraen sobre un bulto que está
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pegado a la pelota. Me quedo quieta, con el estómago cayendo al suelo cuando
veo el anillo de diamantes de oro blanco que brilla contra el sol naranja
quemado.
—Ro…
—Shhh. —Su dedo está en mi boca, con una sonrisa de satisfacción—.
Deja de hablar por un segundo.
—Vale —susurro, con la garganta palpitando por la emoción.
Cae sobre una rodilla, con una sonrisa arrogante en la boca mientras sus
ojos me miran desde abajo. —Jade Olivia Kane, no puedo esperar a follarte,
amarte y comerte por el resto de nuestra vida. ¿Quieres casarte conmigo?
—Sí —digo entre lágrimas ahogadas, mis manos se acercan a sus mejillas.
—Oh, vamos. ¿De verdad? —dice papá—. Pequeño cabrón.
Todos nos echamos a reír mientras Royce me coge por detrás de las piernas
y me echa por encima de su hombro.
Si tuviera que volver a pasar por el infierno sólo para tener a mi hombre
por fin debajo de mí, lo haría cien veces más. Cien. Royce era mi familia antes
que nadie. Él y mamá me invitaron a sus corazones y me hicieron sentir como
la pieza que faltaba en su familia. A veces no se trata de sangre.
Se trata de quién sigue a tu lado después de verte en tu peor momento.
Amaré a este hombre durante el resto de mi vida, y cuando ambos
fallezcamos finalmente, nuestras almas seguirán encontrándose dondequiera
que acabemos.
Porque no se puede jugar con el destino.

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