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Oliver

Lo que importa no es lo que tú eres, sino quien eres.

Oliver es humano, o al menos lo era hasta que la Empresa de


Investigación Glass lo secuestrara y experimentara con él. Ahora él tiene
un oso compartiendo su mente, pero él no es capaz de cambiar, y está
confuso. ¿Es un shifter, o un humano? Lo que es peor, él está más enfermo
cada día, y nadie parece saber cómo ayudarle. Incluso no puede vincularse
con su compañero porque no quiere que Sebastián salga herido si algo le
ocurre.
Sebastián quiere que su compañero se cure, y el único modo de
hacerlo es yendo a Nueva York y secuestrando a uno de los científicos de
la empresa. Con la ayuda de sus hermanos de manada, logrará hacerlo, pero
tener a Oliver curado no significa que todos sus problemas se hayan
terminado.
Oliver tendrá que tratar con el aprendizaje para cambiar e intentar
convencer a Sebastián de que él está bien y puede ser reclamado, pero una
vez que logre hacer eso, otros problemas surgen. ¿Finalmente tendrán los
dos amantes tiempos para estar juntos, o la presión los empujara a
apartarse?

Dedicado a Jessica, que quiere conocer la historia de Sebastián.


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Capítulo 1
Oliver se esconde, otra vez. Sabía que todo el mundo solo quería
ayudarle, y él estaba agradecido, pero no puede soportarlos más. A veces
piensa que estaba mejor cuando él no salía de su cuarto, incluso cuando él
sabía que ellos tenían buenas intenciones. Entonces nadie le molestaba,
nadie le preguntaba cómo se sentía una y otra vez, nadie le preguntaba mil
veces al día si necesitaba algo. Pero le había prometido a Sebastián que al
menos lo intentaría, y no podía decepcionar a su compañero.
Genial, su compañero. Oliver todavía no podía creer que había
estado viviendo en la casa durante seis meses completos sin saber que su
compañero estaba sólo a unas puertas de él. Desde luego, apenas había
salido de su cuarto en todo ese tiempo, así que era comprensible, y tal vez
era mejor así.
Oliver estaba enfermo. Todo el mundo lo sabía, y le trataban como si
estuviera a punto de caerse muerto delante de ellos. Estaba tan delgado que
podría haber hecho el papel de esqueleto en una película de terror, pero
todavía estaba muy vivo, aunque no supiera por cuánto tiempo.
Al principio su problema había sido el oso dentro de él. Aquellos
científicos le habían usado como conejillo de Indias y habían mezclado su
ADN con el de un oso, en un intento de crear un shifter. Eso no había
funcionado exactamente del modo en que ellos querían, aunque el oso
estaba presente en el cuerpo de Oliver, justo ahí, siempre bajo la superficie,
pero Oliver no podía cambiar y no creía que alguna vez pudiera.
Él era un humano, su cuerpo no fue creado para cambiar, así que tal
vez era una buena cosa que no pudiera, pero eso hacia la vida en una
mansión llena de Shifter difícil. Al principio había tratado de entablar
amistar y ser sociable, pero era difícil verles a todos ellos cambiar
fácilmente mientras su oso rugía en su interior porque sin importar lo
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mucho que Oliver lo intentara, él estaba atrapado allí.
Oliver tenía una relación conflictiva con su oso. No era como un
shifter nacido que vivía en armonía con su animal, no. Yogui y él, sí
lehabía puesto nombre a su oso, habían comenzado con el pie equivocado,
pero ellos habían logrado superarlo. Yogui había estado enfadado porque
Oliver nunca lo soltaba, también debido a todos los experimentos que
habían hecho con ellos, pero poco a poco se había acostumbrado a ellos. Él
raras veces había tratado de tomar el mando más. Finalmente había
entendido que era inútil, así que el único momento en que se hacía notar era
cuando Sebastián estaba cerca. Sebastián era la única cosa que hacía a
Yogui salir estos días.
Era extraño como Oliver en realidad ignoraba a su oso. Él había sido
una presencia en el fondo de su cabeza todo el año pasado, por lo general
un gruñido, denotaba su presencia, pero había hecho que Oliver se sintiera
menos solo. Ahora que Oliver estaba empeorando, era como si Yogui se
desvaneciera despacio. Eso tenía sentido en realidad, ya que esto le estaba
pasando a Oliver, pero a él le ponía triste.
—¿Oliver?
Oliver reconoció la voz de Jared detrás de su puerta cerrada. Podría
haberle prometido a Sebastián que iba a intentarlo y ser más social, pero
por lo general estaba demasiado débil para incluso salir de la cama por la
mañana, así que tenía que esperar a que los demás fueran a él. —Entra
Él todavía estaba enterrado entre las mantas, su frágil cuerpo
temblando de todos modos. Esto era el resultado de la falta de alimento,
pero Oliver no podía hacer nada sobre eso. Siempre que trataba de comer,
terminaba vomitando todo poco después. La única cosa que lograba
mantener era el caldo de pollo, y no siempre que intentaba comerlo.
Esto no era tan malo al principio, en realidad él estaba bien cuando
llegó allí seis meses atrás, aparte de las heridas y la cosa que le habían
hecho en el laboratorio. No lo había notado al principio, pero al pensar en
ello, sabía que había comenzado a enfermar hacia aproximadamente tres
meses. Al principio sólo estaba cansado, entonces no sintió la necesidad de
comer. Un mes atrás, más o menos, había comenzado a vomitar, y ahora
Jared le alimentaba artificialmente. El tubo en su nariz era cualquier cosa
menos cómodo, y él tenía que estar conectado a fluidos, pero eso le 3
mantenía vivo por ahora. Él, aún, no había empezado a vomitar eso.
—¿Cómo te sientes hoy?
—Mismo tipo, misma historia, doc.
Jared se acercó a la cama y comenzó a tomar los signos vitales de
Oliver, presente el ceño que siempre llevaba delante de Oliver. Él sabía que
Jared quería hacer más por él, pero no era un genetista. Él era un doctor
normal, bueno un doctor shifter, pero aun así. Era obvio para todo el
mundo que el problema de Oliver venia de su ADN cambiado. Sólo que
ellos no sabían cómo solucionarlo, ya que no sabían cuál era exactamente
el problema.
—Oí que Sebastián está yéndose con Denver a New York.
—Sí, eso es lo que me dijo. —el compañero de Oliver se iba a Nueva
York para, bueno, secuestrar al genetista que estaba detrás del problema de
Oliver. Sí, no era ético o lo que sea, pero en este punto Oliver estaba listo
para hacer cualquier cosa para curarse. Sabía que Sebastián y Denver no
iban a hacer mucho daño al hombre, incluso si realmente lo merecía por lo
que él hacía, tanto a la gente como a los shifters. Él solo quería respuestas y
una cura. No podía ser tan difícil de conseguir, ¿verdad?
—Bien, estas básicamente igual que ayer. Estas reteniendo la
alimentación que te he puesto, ¿verdad?
—Sí.
—Nada nuevo, entonces.
Oliver miró como Jared garabateaba algo sobre su cuaderno y sus
labios se apretaban en una línea obstinada. Oliver sabía que Jared se
pateaba a sí mismo por no hacer más, pero estaba harto de tranquilizar al
hombre. Le había dicho tantas veces que esto no era culpa suya que él
había perdido la cuenta, y tenía otras cosas de las que preocuparse. Como si
iba a retener su desayuno hoy. O si iba a conseguir ir al cuarto de baño sin
ninguna ayuda, ya que él había rechazado el catéter. Jared quiso ponérselo.
¡Mierda, él todavía era capaz de ir solo al cuarto de baño!
—Entonces te veré esta noche.
—Sí, claro. Te veo, doc.
Oliver oyó a Jared pararse y hablar con Sebastián en su sala de estar.
El león había insistido para que Oliver se mudara con él y no había
aceptado un no por respuesta. Oliver sabía que no debería hacerlo. Sólo lo 4
haría incluso más duro cuando él muriera, y no tenía duda de que iba a
morir, pronto. No quería que Sebastián se afligiera por él. Ellos realmente
no se conocían el uno al otro, pero ahora… la convivencia, pasar tiempo
juntos, esto lo hacía todo mucho más difícil.
—¡Eh, bebe! ¿Cómo te sientes?—Dios, Oliver oía esa misma
pregunta un millón de veces al día. Él sabía que todo el mundo tenía buenas
intenciones, ¡pero él estaba harto!
—Estoy bien. ¿Cuándo te marchas?
Sebastián se sentó en los pies de la cama y Oliver sintió el
movimiento de su oso dentro de su cabeza, que tarareaba de felicidad.
También sintió a su polla empujar en un valiente intento de elevarse, pero
él sabía que eso no iba a funcionar, por mucho que el olor a vainilla de
Sebastián le tentara. No era dulce, no como el que se usaba para hacer
galletas. Era más oscuro y picante, mezclado con canela y eso hizo que a
Oliver se le hiciera la boca agua. Solamente no podía actuar sobre ello, por
mucho que lo quisiera.
—En unas horas. Tomamos el avión privado de la manada. Denver
parece pensar que volveremos en un día o dos, tres como máximo. —
Oliver oyó la pregunta implícita de su compañero, ¿vas a mantenerte firme
hasta entonces? ¿Vas a esperarme hasta que vuelva? Él lo iba a intentar,
eso seguro.
—No te preocupes, estaré bien. Keenan va a venir más tarde para ver
una película y él se ofreció a dormir aquí si yo quería. —Un gruñido bajo
se elevó desde la garganta de Sebastián—. En el sofá. Quise decir en el
sofá.
—Desde luego. Siento haber reaccionado así. —Oliver sabía porque
había reaccionado así, por supuesto. Ellos eran compañeros, pero no
estaban acoplados. Oliver rechazo acoplarse cuando él supo que tenía sólo
un puñado de días antes de dejar de vivir, incluso cuando el león había
insistido. Sabía qué hacía daño a Sebastián rechazándole, pero no cedería.

Sebastián no estaba seguro de que hacer. Quería sostener a su


compañero, tranquilizarle, pero le asustaba tocarle porque Oliver se veía lo 5
bastante frágil para romperse. Su pelo negro colgaba lánguidamente hasta
sus hombros y sus ojos negros traicionaban su agotamiento extremo. La
chispa en ellos todavía estaba presente, pero estaban cansados y rodeados
por sombras oscuras. Él desaparecía en medio de las muchas mantas que
estaban sobre la cama. —¿Necesitas algo? ¿Ya has comido?
Oliver resopló. —Estoy bien. Si necesito algo, serás el primero en
saberlo. —Sebastián sabía que a Oliver le molestaba su comportamiento de
mama gallina, pero no podía evitarlo. Él quería que su compañero estuviera
bien, y si no podía tener eso, quería que él al menos estuviera cómodo.
—Bien. Así que, vine para decirte adiós.
La expresión de Oliver se ablando. —¿Por qué no bienes aquí y te
acurrucás un poco? ¿O tienes que hacer las maletas o algo así?
Sebastián vaciló. Claro que él quería acurrucarse, pero… —Ya hice
las maletas. —Oliver no lo había notado porque Sebastián lo había hecho
mientras el hombre dormía. Él tan siquiera se había revuelto por el ruido.
—Entonces bien. Ven aquí. —Oliver comenzó a moverse y
Sebastián corría a su lado, sus manos levantadas para estar seguro de que
podía cogerle si se caía. Oliver soltó un gruñido y frunció el ceño mientras
aparto las manos de Sebastián lejos—. ¡Estoy bien, joder! ¡Puedo moverme
solo, no es como si corriera una maratón o incluso bajara la escalera! ¡Solo
me muevo a mi lado, como, diez centímetros a la derecha!
Sebastián levantó sus manos en rendición. —Bien, bien, lo siento,
bebé.
La lucha escapó de Oliver tan rápidamente como había aparecido. —
Sí, bien. —se quejó.
Sebastián suspiró. Solamente no sabía suprimir su lado protector
cuando estaba con Oliver, y era el primero en admitir que la raya era de una
milla de ancho.
Aprovechando el espacio que Oliver había liberado, Sebastián se
colocó a su lado y puso un brazo alrededor de los hombros de Oliver. Este
se resistió un poco, su cuerpo rígido, pero pronto se relajó con los hombros
apoyados contra el pecho de Sebastián. Sí, Seb tenía mido de hacer daño a
su compañero, pero se sentía tan bien tenerle en sus brazo, incluso cuando
Oliver se sentía tan pequeño.
—Tendrás cuidado, ¿verdad? 6
—Por supuesto. No te preocupes, el hombre no es un luchador, y
Denver estará allí. Él no me necesita, no realmente. Solo quiero estar allí,
ver al hombre que te ha hecho tanto daño y todavía te hace. Tengo que
hacer algo, cualquier cosa, para ayudarte, y realmente no hago nada aquí
aparte de sentarme sobre mi culo y volverte loco.
—Sí, bien, intenta no hacerle demasiado daño. Le necesito para que
encuentre una solución para mí. —Oliver rió suavemente—. Respecto a lo
de no hacer nada aquí… sé que exactamente no te muestro lo agradecido
que estoy por lo que haces por mí, pero lo estoy, de verdad. Solo desearía
que yo no estuviera tan… tan débil. Quiero ser tu compañero, no tu carga.
No había nada que Sebastián pudiera decir para hacer cambiar a
Oliver de idea, así que los dos se instalaron en un silencio cómodo. Pronto
Oliver comenzó a roncar suavemente, y Seb prácticamente tuvo que
desencajarse del hombre, parte porque no quería marcharse, y parte porque
Oliver había enganchado sus brazos alrededor de su cintura y no le dejaba
ir. El hombre podía estar enfermo, pero cuando Sebastián estaba
involucrado, usaba toda la fuerza que le quedaba. Esa era la prueba de que
estaba preocupado por Seb, y eso aliviaba el dolor que él sentía después de
que rechazara emparejarse. Había esperado que ingerir su sangre habría
ayudado a Oliver, pero el obstinado hombre había rechazado incluso
intentarlo. Sebastián podía entender su razonamiento, pero eso no
significaba que estuviera feliz con ello.
Él se movió con cuidado, tratando de no empujar a su compañero
mientras le dejaba sobre el colchón y le cubría. Se tomó un momento para
mirarle, por el modo en que su frente estaba ligeramente arrugada incluso
en su sueño, en cómo su pecho se elevaba irregularmente, él sabía que
aunque ellos no estuviera vinculados, él sufriría si algo le pasaba a este
hombre. Él no moriría, no literalmente, pero su vida se terminaría de todos
modos. Lamentaba no haber hablado con Oliver antes, haber esperado seis
meses para darle espacio, pero la única cosa que podía hacer ahora era
hallar al científico y traerle a casa para que ayudara a Oliver.
Con eso en mente Sebastián, dio un último suave beso a la frente de
su compañero y se dirigió abajo para encontrarse con Denver. Sabía que el
hombre probablemente todavía estaría despidiéndose de su compañero,
Jeremy, y de su hijo Adán, pero cuanto antes se marcharan, antes volverían. 7
—¿Cómo está?
Sebastián dio la vuelta para encontrar a Finn. Era gracias al Nix que
él finalmente había logrado hablar con Oliver y le ayudo a salir de su
aislamiento autoimpuesto. —Él esta… tan bien como puede estar, me
imagino.
—¿Cuándo estarás de vuelta?
—En unos días
—Le cuidaré, no te preocupes.
Sebastiánsonrió. Sabía que Nix se tomaría en serio cuidar a su
compañero. Todo el mundo en la casa le cuidaba, pero Jamie y Finn eran
incluso más atentos. Ellos tres compartían una historia difícil, ya que se
habían conocido en uno de los laboratorios, pero de todos ellos Oliver era
el que había sufrido más. —Lo sé. Solamente desearía… quiero hacer algo
más, ¿sabes?
—Tú ya estás haciendo mucho. Tú presencia le ayuda a soportar
todo, y una vez que el genetista solucione su problema, le ayudarás a
mejorar.
Sebastián sacudió la cabeza. —¿Qué pasa si ese tipo no puede hacer
nada?
—Él le ayudará. Tú no puedes perder la fe en esto. Además, creo que
con un poco de ayuda Oliver en realidad será capaz de cambiar.
—¿Por qué?
—No lo dije antes, porque, bien, tú ya tienes mucho con lo que
tratar, pero… ese día cuando brillé dentro de tu cuarto, vi sus manos
cambiar.
Las implicaciones de lo que Finn acababa de decir golpearon en
Sebastián. ¿Qué pasaba si ellos conseguían hacer que Oliver cambiara? Él
podría finalmente sentirse completo, y tal vez su oso podía ayudarle a
curarse. Bien, tal vez esa era una posibilidad remota, pero ahora mismo
Sebastián sobrevivía con posibilidades. Si considerara sólo los hechos, no
tendría la fuerza de voluntad para levantarse por las mañanas, mucho
menos cuidar de su compañero. —Bien. ¿Por qué no buscas a Jared y le
cuentas esto? En realidad no creo que cambie nada hasta que el genetista
este aquí, pero aun así es algo que el doc. Debería saber.
Finn asintió. —Consigue a ese hombre y traelo. —Su expresión feroz 8
casi parecía fuera de lugar en él, ya que por lo general era manso, pero
calentaba el corazón de Sebastián ver cuánto se preocupaban los amigos de
Oliver.
—Lo hare. Volveremos en unos días.
Cuando Finn se alejó, Sebastián trato de encontrar el estado de ánimo
correcto. Tenía que olvidar como de preocupado estaba por su compañero,
era hora de encontrar y capturar a ese hombre. Y una vez que él estuviera
en casa, podría volver a ser el vigilante de Oliver y su amigo. Ellos no eran
nada más que eso por ahora, pero esperaba que eso cambiara, y pronto. Si
el genetista lograba encontrar un modo de curar a Oliver, Sebastián iba a
reclamarle, costara lo que costara.

—¡Eh, dormilón! Pensaba que íbamos a ver una película. —Oliver se


despertó con el sonido de la voz de Keenan y sonrió. Sí, le gustaba Jamie y
Finn, pero nadie le trataba como Keenan. Él era el único que actuaba como
si Oliver estuviera totalmente bien, tanto como podía, al menos.
—Hola Keenan. —Oliver abrió sus ojos y parpadeó un par de veces
para acostumbrarse a la luz.
Recordaba haberse dormido en los brazos de Sebastián, pero el
hombre no estaba en ningún sitio a la vista. Oliver sabía que había tenido
que marcharse, desde luego, pero eso no impedía que quisiera ver al
hombre de todos modos. Le habría gustado hablar un poco más con su
compañero, pero estaba siempre tan malditamente cansado todo el tiempo
que, por lo general, se dormía durante la conversación.
—Eh, deja de ser tan perezoso y siéntate. Traje algunas películas de
terror. ¿Qué piensas de eso? ¿Listo para un viejo buen ataque de zombis?—
Keenan se colocó al lado de Oliver sobre la cama después de preparar todo
lo que ellos necesitaban—. Umm, patatas fritas o alimentación
intravenosa… ahora eso es una elección difícil. — dijo Keenan mientras
pasaba el tazón lleno de aperitivos a Oliver.
Oliver no pudo evitar reírse. Tenía suficiente de compasión y de ir de
puntillas alrededor del problema, y el acercamiento de Keenan era un soplo
de aire fresco. —Bien, gracias por la oferta, pero creo que me quedaré con
mi IV. No querría que terminaras hambriento porque me comí todas las 9
patatas.
Ellos miraron la primera parte de la película en un silencio parcial,
interrumpido sólo por las críticas de Keenan sobre la discutible elección de
los actores principales.
—Así que, ¿estáis tú y Sebastián emparejados?
—No.
Keenan se quedó en silencio un ratito antes de resoplar. —¿Vas a
explicarte sobre eso, o quieres que te lo pida? Porque lo hare, lo sabes. O
tal vez, comenzare con la tortura.
—Eres un cotilla. Incluso estando postrado en la cama, se hasta el
último chisme sobre quien durmió con quien y quien no habla con quien.
Ni tan siquiera mi abuela era una reina del chisme tan grande como tú.
—Sí, sí, soy un entrometido y un curioso, y tú puedes pedirme
detalles cuando encuentre a mi compañero, pero ahora mismo tú eres el que
tiene que contestar las preguntas, así que desembucha.
—¿Piensas que tienes un compañero?—Oliver sentía curiosidad
sobre eso. Él sabía tan bien como todos los demás lo que había pasado
entre Keenan, Bryce y Finn, y él realmente quería que Keenan encontrara
un compañero. El hombre era demasiado bueno para que no hubiera
alguien perfecto para él en algún sitio por ahí.
Keenan suspiró. —Bien, seguro que lo espero. Soy el único humano
no emparejado por aquí, y no quiero comenzar a parecer más viejo que mi
hermano mayor. —Él le dio un guiñó—. Además, todos los shifters que he
conocido son completamente calientes, ¿quién no querría uno para sí
mismo?
—Entonces, está el pequeño detalle de que tú podías vivir tanto
como tu hermano.
—Sí, eso también. Pero, sabes, Jamie es un adulto. Estará bien
incluso sin mí. Él tiene a Ward, y una tonelada de amigos. Ya no estará
solo más. Es solo… a veces siento que no pertenezco aquí.
Oliver nunca había adivinado que el hombre se sentía así. Él parecía
tan a gusto por la casa y con los shifters. —¡Eh! ¿Qué haría yo si tú no
estás aquí? ¿Quién patearía mi culo cuando no quiero salir de la cama por
la mañana?—No es que Oliver en realidad saliera de la cama mucho más
que para ir cuarto de baño, pero se alegraba de que Keenan estuviera allí 10
empujándole a hacer más. Algunos días, la única cosa que él quería, era
enterrarse de nuevo entre las sabanas y olvidar al resto del mundo, su
enfermedad y los shifters en general, pero su amigo no le dejaría, y eso era
una buena cosa.
—Sí, sí. No creas que no sé lo que estas tratando de hacer, colega.
Oliver puso su cara más inocente, batiendo sus pestañas a su amigo y
deslizando su labio inferior hacia fuera en un puchero. —¿Qué piensas que
estoy haciendo? ¡Soy un chico inocente!
Keenan resopló. —¡Inocente mi culo! Tratas de hacerme olvidar mi
pregunta, pero vas a contestar, ¿lo sabes?
Oliver suspiro. Él sabía que su amigo era obstinado como el demonio
cuando quería algo, y no iba a dejar pasar esto hasta que tuviera una
respuesta. —¿Cómo puedo dejar que Sebastián se acople conmigo cuándo
no estoy incluso seguro de si respiraré mañana? Esto va a ser bastante
difícil para él incluso si no somos compañeros. No puedo hacerle esto.
Keenan levantó una mano para parar a Oliver. —Uno, tú no vas a
morir, no en mi libro, nunca. Si incluso piensas en eso, vendré a buscarte,
entonces patearé tu culo y te traeré de vuelta. Dos, creo que Sebastián está
intentando hacer cualquier cosa que pueda por ti, y tal vez tenga razón. Tal
vez vincularos los dos te ayudaría. No pienso que eso haría una gran
diferencia, porque, vamos, él es tu compañero. Él va a sufrir como la
mierda debido a tu situación, y creo que él también se siente un poco
abandonado.
—No sé, Keenan… ¿puedo decir que pensaré en ello? Veremos
cómo van las cosas con el tipo que traen a casa, entonces decidiré, ¿vale?
Keenan le miró como si estuviera leyendo a Oliver y sabía muy bien
que Oliver solo trataba de hacer que lo dejara pasar. Oliver no tenía
ninguna intención de acoplarse con Sebastián hasta entonces y a no ser que
estuviera seguro de que iba a hacerlo, incluso si parecía que eso requería un
milagro. Demonios, él comenzaba a sentir que mudarse aquí con Sebastián
o incluso hablar con él había sido una mala idea. Él no podía soportar
pensar en el león herido si algo le pasara.
—Bien. —Dijo finalmente enfadado Keenan—. Solo fingiré que te
creo y continuaré fastidiándote con esto. —Él volvió a la TV mientras
seguía mascullando bajo, pero Oliver podía oír perfectamente lo que 11
decía—. ¿A quién quiere engañar?
Oliver se rió entre dientes y miró como el héroe de la película
decapitaba al zombi que trataba de comérselo, rompiéndole en pedazos.
Dios, Oliver no sabía mucho del mundo paranormal, ¡pero esperaba que los
zombis no existieran! —¡Eh! ¿Sabes si los zombis realmente existen?
Quiero decir, tenemos shifters, así que ¿qué más hay alrededor?—Él sabía
que Keenan era la mejor persona para preguntar. Curioso cómo era,
seguramente sabía la respuesta.
—No sé de zombis, pero he preguntado por ahí y averigüé que hay
más que solo shifters.
Oliver gesticulo a su amigo para que siguiera y Keenan levanto su
mano, un dedo para cada especie. —Así que, tenemos shifters, y Nix,
obviamente. Entonces oí hablar de los Krsniks, que es una mezcla entre
vampiros y shifters, y sé de los hombres lobo, también.
—Espera, ¿Cuál es la diferencia entre un lobo shifter y un hombre
lobo?
—Su forma animal. Los shifter tienen una forma completa animal
mientras los hombres tienen un lobo humanoide.
—Bien. Extraño
—Síp. No sé de zombis, pero estoy seguro de que hay muchas otras
cosas por ahí, de todos modos. Solo espero ver a muchos de ellos.
Tal vez Keenan le faltaba algún tornillo, porque Oliver seguro que no
esperaba alguna vez, ni nunca encontrarse delante de un zombi.

Sebastián tomo la imagen que Denver le dio. —Este es Adrián


Landreth, veintinueve años, genetista de la Empresa de Investigación
Glass. Lo que averigüé es que es un pequeño genio. Imagino que es por eso
que la empresa le contrato hace un año y medio. Él vive en Nueva York,
pero viaja bastante, probablemente a los otros laboratorios que la empresa
tiene en todo el país. Nunca va solo, así que nuestra mejor opción es
atraparle aquí en Nueva York.
Sebastián miró la imagen en su mano. Era obvio que alguien la había
tomado a escondidas. El hombre miraba justo delante de él mientras andaba
por una calle llena de gente, vestía un par de pantalones oscuros y una 12
camisa blanca. Tenía un bolso de bandolera colocado a un lado y el sol se
reflejaba sobre las gafas colocadas en l puente de su nariz. Sebastián se
imaginó que el hombre era lindo del tipo intelectual larguirucho. Su pelo
rubio era bastante largo y lo sujetaba a un lado de su cabeza con dos
simples horquillas así no caía sobre sus ojos grises, y incluso en medio de
la calle parecía concentrado en algo más, probablemente su investigación.
Sus ojos estaban desenfocados, y Sebastián se peguntaba como podía evitar
tropezar o golpear algo si siquiera veía la ciudad que le rodeaba.
—Él tiene un hermano, Gabriel Landreth, veintiséis años. El hombre
es un artista, un fotógrafo. Él no ha sido declarado desaparecido, pero nadie
ha sabido nada de él en…—Denver miro la página en su mano—.
Alrededor de un año y medio, tal vez un poco más.
—¿Crees que es una coincidencia?
—Sí también note eso. No creo que sea una coincidencia, no después
de averiguar que la Empresa de Investigación Glass había tratado de
contratar a Adrián dos veces antes, y él siempre les rechazó. Entonces su
hermano desaparece y él acepta el trabajo.
—¿Crees que está haciendo esta investigación porque tiene que
hacerlo?
—Mi conjetura sería esa, pero no podemos estar seguros a no ser que
encontremos algo más sobre su hermano, y eso no cambia nada para
Oliver.
A Sebastián no le gustaba eso. Si el hermano del hombre estaba
siendo mantenido como rehén, eso quería decir que Adrián no hacia esto
para su beneficio, sino para salvar la vida de su hermano. No le gustaba
necesitar secuestrar al hombre, tal vez conseguiría que mataran a su
hermano, incluso si todavía lo hacía para salvar la vida de Oliver. Él no
tenía ningún derecho de decidir qué vida era más importante pero él no iba
a dejar a su compañero morir, punto.
—¿Cómo hacemos esto?
—Bien, Adrián tiene una rutina diaria que él sigue estrictamente.
Sale de su casa a las siete de la mañana y va andando a su oficina, se para
en la cafetería antes de entrar, siempre entre las siete treinta y las siete
cuarenta. Él sale para la hora del almuerzo y, por lo general, se sienta en el
parque durante media hora antes de regresar al trabajo, el vuelve a casa 13
tarde, entre las nueve y las diez de la noche. Creo que el mejor momento
seria por la noche. Sabemos casi exactamente en qué momento llega a casa,
así que solo vamos a esperarle allí. Le noqueamos y le traemos al avión en
la furgoneta y volvemos en un abrir y cerrar de ojos
—Pensé que nosotros íbamos a estar durante unos días.
—Sí, eso es lo que le dije a Jeremy, pero espero que podamos
regresar esa noche. Solo no quise darle esperanzas si algo se complicaba. Si
todo va como debería, nosotros estaremos en casa aproximadamente… a
las tres o cuatro de la madrugada, hora de Whitedell— Eso era bueno.
Sebastián podría estar allí cuando Oliver se despertara la próxima mañana.
¡Joder, era bueno poder usar el avión privado de uno de los amigos de
Dominic!
El vuelo fue bastante largo, pero tranquilo. Denver repaso su plan
para el secuestro, y Sebastián no pudo evitar sentirse como el tipo malo en
esta situación. Se habría sentido de ese modo, incluso si Adrián Landreth
hubiera sido un tipo malvado, pero sabiendo que,probablemente, hacía todo
lo que podía para salvar a su hermano, y que ellos podían poner en peligro
su vida, hacía todo aún peor. Él solo esperaba que pudiera dejar todo atrás,
una vez que Oliver mejorara, pero de algún modo lo dudaba. Esto no era
quien él era, y sabía que Oliver no estaría de acuerdo con esto tampoco.
Cuando aterrizaron estaba oscuro, y ellos solo tenían unas horas para
llegar al apartamento de Adrian. Por suerte Denver había llamado antes y
se aseguró que la furgoneta que habían pedido estaba allí, esperándoles en
el hangar.
Poco después ellos aparcaban la furgoneta detrás del edificio de
apartamentos de Adrián. Era uno de esos viejos edificios de apartamento
en los cuales el alquiler no era demasiado alto, y eso hizo que Sebastián se
preguntara si la empresa tan siquiera le pagaba. Ellos no tendrían que
hacerlo si retenían a su hermano, pero entonces ¿cómo vivía el hombre?
Ellos se tomaron tiempo para comprobar si había cualquier tipo de
seguridad o vigilancia, pero no encontraron nada. —¿No crees que es
extraño?
Denver estaba frunciendo el ceño, probablemente pensado lo mismo.
—Definitivamente lo es, pero solo no sé qué hacer sobre esto. El lugar fue
revisado por algunos amigos de una manada cercana hace unos pocos días, 14
y ellos no encontraron nada tampoco. Ellos fueron los que siguieron a
Adrián, y no descubrieron a nadie detrás de él. En cualquier caso,
saldremos por la parte de atrás. No debería ser un problema, incluso
saliendo con Adrian.
Sebastián asintió. No había mucho más que ellos pudieran hacer, y
confiaba en Denver. El hombre era ex-militar, aunque Sebastián no sabía
exactamente lo que el tipo había estado haciendo allí, sin embargo
realmente creía que Denver sabía lo que hacía, mientras que él no tenía
ninguna experiencia aparte de la vigilancia de la propiedad de la manada.
Ellos no tuvieron ningún problema para entrar en la casa del hombre.
Estaba escasamente amueblada y un poquito sucia, los platos en el
fregadero hicieron que Sebastián quisiera lavarlos. No era un monstruo de
la limpieza de ninguna manera, pero había algunas cosas que simplemente
no podía soportar, y una de ellas eran los platos sucios en el fregadero. Ese
era el motivo por el que algunos miembros de la manada, Keenan
principalmente, desaparecían convenientemente cuando era su turno de
limpiar la cocina después de comer. Simplemente esperaba a que Sebastián
entrara en la cocina y entonces recordaba que tenía algo urgente que hacer.
El ruido de la llave entrando en la cerradura le saco de cualquier
pensamiento que no fuera el aquí y ahora. Denver le hizo señas para que se
preparara mientras esperaban al otro lado de la puerta del dormitorio a que
Adrián entrara y cerrara la puerta. Sebastián le oyó moverse alrededor de la
casa un poco antes de finalmente dirigirse al dormitorio. Él se tensó, listo
para la lucha, pero el hombre le sorprendió. Mientras entraba en el
dormitorio, Denver se deslizo detrás de él y cerró su brazo alrededor del
cuello de Adrián, listo para hacerle perder el conocimiento si era necesario,
pero el hombre apenas reaccionó.
Adrián estaba allí con el brazo de Denver rodeándole cuando
preguntó. —¿Quién eres?
Sebastián podía oler solo una pizca de miedo en el olor del hombre.
—Haz esto fácil y ven con nosotros sin preguntar. Eso evitara ser
noqueado.
—No puedo ir contigo. Tengo que quedarme aquí.
—Realmente no te estamos dando una opción. —Denver dijo con un
gruñido. Bien, incluso Sebastián encontraba a Denver atemorizante ahora 15
mismo, y él conocía al tipo bastante bien.
—Por favor, yo… no puedo desaparecer.
Sebastián decidió ayudar al pobre tipo. —Mira, no queremos hacerte
daño, pero necesitamos tu ayuda. Hace meses tú enlazaste el ADN de mi
compañero con el de un oso, y ahora él se está muriendo. Solo ayudale a
recuperarse, y te dejaremos ir. —Maldición, él habría prometido la luna al
tipo si podía salvar a Oliver.
La cara de Adrián mostró todo el horror que sentía. —Lo siento. Yo
soy… yo no quise hacerlo, pero ellos tienen a mi hermano. ¡No puedo
desaparecer de repente, ellos le matarán!
Sebastián sacudió su cabeza. —Lo siento, pero necesito tu ayuda.
Oliver necesita tu ayuda. Se consume despacio, y no puedo dejarle morir.
¿Estás preparado para tener eso sobre tu conciencia?
El hombre pareció pensar en ello un poco, entonces su actitud
cambió completamente. En vez del hombre asustado que ellos habían visto
antes, delante de Sebastián estaba de pie un hombre decidido, casi frío. —
Bien, iré con vosotros, pero quiero negociar. Te ayudaré si tú me ayudas
Denver gruñó y dejo ir a Adrián. —¿Qué quieres?
—Ayudadme a salvar a mi hermano y os ayudaré con Oliver.
Sebastián intercambio miradas con Denver, y el tigre asintió. Ellos
no tenían que hacer el trato. Simplemente podían noquear a Adrián y
llevárselo. Sin embargo, la conciencia de Sebastián le empujo a aceptar. Él
no podía dejar a un hombre en las garras de la empresa, y probablemente
habría ayudado incluso si Adrián no lo hubiera pedido.
—Trato. Ahora, vamos.

16
Capítulo 2
Oliver nunca se había sentido tan cansado en su vida, además el
también estaba en un muy, muy ligero sueño. Él simplemente parecía que
no podía encontrar una posición cómoda, ya que estaba pasándolo mal para
respirar con facilidad, eso lo volvía todo más complicado.
De todos modos, gracias a su sueño ligero, Oliver se despertó
inmediatamente cuando sintió a alguien deslizándose en la cama a su lado
en medio de la noche. Él aulló y trato de levantarse, pero sus piernas
simplemente no parecían ser lo bastante fuertes para hacer el trabajo, y vio
el suelo acercarse directamente hacia él hasta que un fuerte brazo le agarró
alrededor y le sostuvo.
—Eh, eh, bebe, soy yo.
Oliver reconoció la voz, pero eso solo trajo más preguntas. ¿De
algún modo se había perdido tres días de su vida? ¿Se había desmayado o
entrado en coma? —¿Qué estás haciendo aquí?
Él no podía ver a Sebastián en la oscuridad, pero la risa era obvia en
su voz. —Logramos volver rápidamente. No quería dejarte solo más que lo
necesario.
—¿Esta él… está aquí? ¿En la mansión? —Oliver tenía sentimientos
contradictorios sobre toda esta cosa del secuestro, pero sabía que él
necesitaba al hombre.
Sebastián se movió con cuidado y colocó a Oliver de vuelta a las
sabanas, arropándole como a un niño. Oliver nunca lo admitiría, pero en
realidad le gustaba ser cuidado, solo que no tanto como había necesitado en
las pasadas semanas. Él se negaba a pensar sobre eso, mucho, pero sabía
que no pasaría mucho tiempo antes de que fuera incapaz incluso de ir al
cuarto de baño solo, y ¿no era ese un modo agradable de seducir a su
compañero? Sí, sabía que a Sebastián no le importaría, pero aun así, no le
gustaba estar tan frágil y desvalido delante de él. ¿Cómo podría el hombre
17
respetarle después de todo esto?
—Sí, está aquí. Todo fue bien y tú le veras mañana, pero por ahora
tienes que dormir.
Oliver dejo a Sebastián moverle hasta que el gran hombre estuvo en
cucharita con él, haciéndole sentir a salvo y caliente. Él siempre tenía frío
estos días, y Sebastián parecía ser la única cosa capaz de mantenerle a una
temperatura decente. Oliver se acurrucó y la siguiente cosa que supo fue, la
luz del sol brillante iluminaba el cuarto y él podía ver las diminutas
partículas del polvo bailando delante de él.
Durante un momento, casi fue capaz de convencerse de que estaba
bien, que su vida era perfecta, que se despertaba al lado de su compañero y
que pronto iban a bajar para el desayuno, tal vez después de un sudoroso y
caliente combate sexual de buenos días. Entonces el trato de moverse, y su
IV tiró de su brazo, sacando un silbido de él. Odiaba la maldita cosa, pero
Jared por ahora rechazaba quitarla, y Oliver se alegró de que el hombre
hubiera insistido tanto. Él no podía haber aguantado más si el doctor no
hubiera sido un hombre tan insistente.
Sebastián inmediatamente se despertó, sus ojos miraban
desconcertados alrededor en busca de lo que había dañado a Oliver, y
Oliver no pudo evitar que una pequeña risa se escapara de él al ver al león
con los ojos entrecerrados listo para enfrentarse al mundo por él. —Estoy
bien, chico grande. Solo tire de mi IV. —Maldición, su voz era ronca esta
mañana y él no estaba seguro de si en realidad tenía fuerzas para conseguir
llegar al cuarto de baño, pero de ningún modo él iba a admitir eso a
Sebastián— ¿Por qué no vas abajo y desayunas?
Sebastián le miró, sus ojos penetrantes mientras aparentemente leía
rápidamente a Oliver, como si pudiera ver todo lo que Oliver no le decía.
Esto hizo que Oliver temblara y lamentara no poder servir para nada más
que abrazarse bajo las sabanas. Pensando en ello, tenía que haber pasado un
año y medio completo desde que Oliver tuvo su último encuentro sexual, y
eso simplemente era triste.
—Iré. No sé cuándo volveré exactamente, tengo que hablar con
Dominic y Jared antes de traer a Adrián a que te vea. ¿Está bien?
—Claro. Manda a Keenan aquí si le ves. —Él sabía que el humano
supuestamente estaría dormido en su sofá, pero tal vez se fue cuando 18
Sebastián volvió. Keenan no solía levantarse temprano por la mañana,
demonios, el no solía levantarse en toda la mañana, ya que trabajaba como
camarero. Ellos habían hablado hasta última hora de la noche, tal vez
todavía dormía, pero Oliver esperaba que su amigo pudiera estar allí
cuando el genetista viniera para examinarle. No es que quisiera que su
amigo le viera medio desnudo, pero quería saber lo que Keenan pensaba
del hombre. Él por lo general era muy bueno evaluando a la gente.
Pasó menos tiempo de lo que había pensado antes de que Oliver
oyera a gente entrar en la suite, hablando en un tono bajo. Los primeros en
entrar en el cuarto fueron Sebastián y Keenan. Sebastián se sentó en la
cama al lado de Oliver mientras Keenan se sentó cerca de los pies de Oliver
y cruzó los brazos sobre el pecho, su expresión dura, claramente diciendo
que si el hombre que entraba con Dominic y Jared trataba de hacer daño a
Oliver, él tendría que enfrentarse a Keenan, y no sería bonito. Eso hizo que
Oliver quisiera reírse, porque Keenan no era para nada un luchador, pero él
estaba decidido y preparado para hacer cualquier cosa para defender a un
amigo.
Oliver miro al hombre desconocido delante de él. Podía verle mirar
hacia él mientras ellos se evaluaban el uno al otro, y le sorprendió el
aspecto del hambre. No sabía lo que había estado esperando, pero no era al
chico aparentemente dulce y totalmente nerd que estaba de pie allí. No se
veía como si pudiera hacer daño a una mosca, mucho menos hacer algo
como lo que le habían hecho a Oliver.
Después de que todo el mundo se colocó alrededor del cuarto,
Dominic comenzó a hablar. —Bien, Mr. Landreth. Este es tu paciente.
—Adrián, por favor. —Adrián se giró para enfrentar a Oliver—.
Realmente siento lo que te paso, lo que hice. Soy… no hago esto de buen
grado. Ellos tienen a mi hermano, y le harán daño si no hago lo que
quieren.
Oh Dios, Oliver quería estar enfadado con el hombre, odiarle, pero
¿cómo podía después de averiguar esto? —Mira, solo quiero curarme.
Estoy seguro de que tú ya has hablado con Jared, así que sabes exactamente
lo que pasa conmigo, y espero que puedas solucionarlo, porque no creo que
pueda continuar así mucho más tiempo. —dijo él, indicando su agotado
cuerpo. 19
—Quiero examinarte, pero creo que sé cuál es el problema, y si es lo
que pienso, puedo arreglarlo sin problemas.
Oliver sintió el latido sordo de corazón golpear con fuerza su pecho
ante la perspectiva de estar sano otra vez. Aún no podía imaginarse cómo
iba a cambiar su vida si él se curaba. Tal vez sería capaz de encontrar un
trabajo otra vez. Había tenido suficiente de permanecer en la cama,
bastante para toda una vida, incluso para la mucho más larga que los
shifters tenían.
Sebastián gruñó un poco cuando Adrián pidió a todo el mundo que
saliera y esperaran en la sala de estar, pero Oliver le mando callar. —Deja
al hombre hacer su trabajo. Sabemos que si tú te quedas aquí, le gruñirás
todo el tiempo o realmente le dañaras porque me está tocando.
Sebastián de mala gana asintió y se marchó después de dar a Oliver
un último beso en los labios, haciendo que Adrian realmente viera como de
posesivo y reclamado era. Oliver lo encontró gracioso. Sebastián era el
único que realmente podía encontrarle atractivo en su estado actual. Era el
tirón entre compañeros lo que lo hacía así.
Adrián comenzó a sacar cosas de la bolsa que había traído con él,
poniéndolo todo sobre la cama al lado de Oliver. Oliver suspiro mientras se
miraban el uno al otro. —Vamos, doc. Estoy en tus manos.

—¿Qué piensas que ellos están haciendo? Tal vez Jared debería
haberse quedado en el cuarto, por si acaso. —Sí, Sebastián sabía que él
estaba lloriqueando, pero no podía evitarlo. Su pareja estaba solo en el
cuarto con el enemigo.
Dominic se rio entre dientes. —Relájate, Seb. Hablé con el hombre
la mayor parte de la noche y realmente creo que no hará daño a Oliver. Él
solo quiere ayudar, y se siente culpable por todo lo que ha hecho.
Sebastián se enderezo en la butaca.
—Bien, vamos a hablar sobre el hermano de Adrián y los
laboratorios. Le prometí que nosotros rescataríamos a su hermano de
cualquier parte donde esté siendo retenido, pero tenemos que encontrarle
primero. Por fin tuve noticias de Kameron, el Alfa de la manada Gilham.
Vamos a asaltar el laboratorio de Fort Collins. 20
Sebastián trató de concentrarse en lo que su Alfa decía. —¿Sabemos
lo que esperamos encontrar allí?
—Tendré un informe nuevo de Isaiah antes de que nosotros
vayamos, pero por lo que Craig dijo hay al menos seis shifters allí y tal vez
algunos humanos, aunque no estoy seguro de eso. Debería haber diez
guardias en el perímetro y sé que cinco científicos trabajan allí a jornada
completa y varios otros que se mueven por todo el país, pero si vamos de
noche podemos evitarlos.
Una vez que él había oído los detalles más importantes, Sebastián se
distrajo. Trató de escuchar lo que estaba pasando en el dormitorio, pero en
realidad no podía distinguir lo que Oliver y Adrián hablaban. Ya que Oliver
sabía que Sebastián podía oírle, debía de estar manteniendo su voz baja a
propósito. Por suerte para Sebastián y su león, que estaba pacientemente en
el fondo de su cabeza, lloriqueando para ir con su compañero, no pasó
mucho tiempo cuando la puerta se abrió y Adrián salió.
Sebastián quería oír lo que el hombre tenía que decir, pero tenía
cosas más importantes que hacer, como correr al lado de su compañero y
comprobarle de la cabeza a los pies para ver si había sido dañado. Mientras
se acercaba a la cama, Sebastián olió la sangre de Oliver en el aire y gruño.
Él habría perseguido a Adrián, pero Oliver para ahora ya le conocía
demasiado bien.
—No estés tan gruñón, y ven aquí. Él no me ha hecho daño, solo
tomó algo de sangre. Estoy bien. —La voz de Oliver era baja, y Sebastián
comprendió que él no había planeado mantenerle apartado
intencionadamente como había pensado antes. Por cómo se veía Oliver, él
podía decir que tomaba demasiada energía hablar por ahora, lo que
significaba que ellos se estaban quedando sin tiempo.
Se colocó al lado de Oliver y puso su brazo alrededor de los hombros
de su compañero, llevándole contra su pecho. Él sabía que Oliver siempre
tenía frio, y quería que estuviera cómodo, al menos cuando él estaba en
casa. Había tomado un permiso en su trabajo como arquitecto paisajista y
jardinero con su amigo Ward, así que estaba en casa casi todo el tiempo, ya
que Dominic también le había liberado de su deber de patrullar. Él,
prácticamente, solo dejaba su cuarto cuando tenía alguna obligación de la
casa, como la cocina y cuando había algo especial que hacer, como ir a 21
Nueva York y asaltar los laboratorios.
Todo el mundo fue volviendo al dormitorio y Keenan se sentó al otro
lado de Oliver, ganándose un gruñido de Sebastián. —Silencio, pequeño
minino. Sabes que no planeo escaparme con tu compañero, sé un buen
minino y quédate abajo.
Sebastián debería de haberse enfadado por cómo le trató Keenan,
pero el tipo trataba a todo el mundo del mismo modo. No estaba ni un poco
asustado por lo que ellos podían hacerle, y era sincero sobre lo que
pensaba. Era un aliento de aire fresco en la mansión.
—Comencé a trabajar en la introducción de ADN de animal en el
ADN humano hace unos años, pero esto, —dijo Adrián señalando a
Oliver— esto no es lo que quería. Pensé que dar a nuestros soldados
algunos sentidos animales mejorados les daría una ventaja contra el
enemigo, como la visión nocturna. La empresa de Investigación Glass se
acercó a mí dos veces. Sin embargo, siempre rehusaba sus ofertas. No me
gustaba el enfoque de la empresa, y tenía razón. La tercera ver que ellos me
pidieron que trabajara para ellos, me dijeron que tenían a mi hermano, y
que estaría a salvo mientras trabajara para ellos. Me mostraron a los shifters
y me dijeron que querían crearlos en su laboratorio en lugar de intentar
contratar a los nacidos.
Adrián miraba sus manos, y Sebastián podía sentir la vergüenza y
preocupación que emanaba de él. Era obvio que el hombre no había
querido hacer lo que le mandaron. —Me dijeron que yo trabajaría con
voluntarios, pero aun así lo rechacé. Ni tan siquiera estaba seguro de que
podría mejorar los sentidos ya existentes, y no quería poner las vidas de
aquellas personas en peligro. Al día siguiente me mostraron un vídeo en el
que estaban torturando a mi hermano. Entonces acepté.
La suave voz de Keenan rompió el silencio. —Encontraremos a tu
hermano, lo sabes.
Adrián suspiró. —Sé que estáis dispuestos a intentarlo, y eso es más
de lo que creía posible después de lo que hice, pero he estado buscando a
Gabriel durante casi dos años, y no lo he encontrado. —Él se pasó la mano
por el pelo y una de las horquillas se soltó y cayó al suelo, pero Adrian ni
tan siquiera lo notó—. Comencé a experimentar y empalmar el ADN, y la
empresa proporcionó a los voluntarios. Ahora sé que ellos no lo eran, al 22
menos no la mayoría de ellos. Visité muchos laboratorios, pero la mayor
parte de los voluntarios… no lo eran. Quise parar, pero siempre que lo
intentaba, ellos hacían daño a mi hermano.
Los ojos del hombre estaban atormentados, y Sebastián sabía que él
iba a lamentar lo que había hecho por el resto de su vida. Aunque no estaba
seguro de si podría culparle. Probablemente habría hecho lo mismo por
cualquiera de los hombres que estaban en el cuarto ahora mismo.
—Algunas de las personas con las que experimente realmente
vivieron, sin embargo, todos ellos tenían grandes problemas. El cuerpo
humano no está hecho para cambiar o incluso sólo contener la parte animal
de un shifter, y sus cuerpos comenzaron a reducirse, conduciéndoles a la
muerte. Yo sabía que tenía que trabajar en eso, pero mientras tanto, trabajé
en un cóctel de sustancias que los híbridos tenían que consumir una vez al
mes para mantener el equilibrio correcto entre las dos entidades. Es por eso
que Oliver está enfermo. Él ha estado fuera del laboratorio durante seis
meses, lo que quiere decir que no ha tenido esa inyección, así que su
cuerpo falla.
—¿Crees que la única cosa que necesita es una inyección, y el estará
bien? —Sebastián casi no podía creerlo.
—Sí. Trabajaré con su doctor para enseñarle como producirlo, de
modo que Oliver siempre lo tendrá. Una vez que lo tome, debería volver a
la normalidad sin problemas.
—¿Seré… seré capaz de cambiar?
Adrian sonrió. —Con la inyección que te daban en el laboratorio, no
habrías sido capaz. Ellos omiten un componente crucial que permite al
cuerpo humano cambiar en un animal. Sin embargo, lo perfeccioné, pero
no se lo dije a la empresa. No creo que sea sabio darles la posibilidad de
crear shifters, incluso si… incluso si eso le cuesta la vida a mi hermano.
—¿Así que después de que me des esa cosa, seré capaz de cambiar a
un oso? ¿Yogui será libre?
Todos miraron a Oliver con sorpresa y diversión. Ni tan siquiera
Sebastián sabía que le había puesto un nombre cariñoso a su oso, y era un
poco gracioso, como si Sebastián hubiera llamado a su león Simba o algo
así.
—Sí, creo que serás capaz de cambiar. No he probado la nueva 23
versión del suero, pero eso te ayudará. El cambio puede que no sea tan fácil
o rápido como si fueras un shifter nacido, pero… Yogui será capaz de salir
y jugar.
Oliver miró alrededor, la sonrisa iluminaba su cara. —Bien, ¿cuándo
vas a dármelo?

Oliver se estremeció cuando la aguja penetró en su carne. Él debería


haber estado acostumbrado para ahora, con la cantidad de agujas que había
tenido insertadas en su cuerpo durante el pasado año y medio, pero aun así
no le gustaban. Él realmente parecía un puerco espín.
—Hecho. —Adrián limpió la gota de sangre que rezumaba de la piel
de Oliver y se ocupó de recogerlo todo. Oliver esperó, concentrado en ver
si él se sentía diferente, pero desde luego no podía sentir ninguna
diferencia.
—¿Cuánto va a tardar esto en funcionar?
—Enseguida. Pienso que tú podrías ser capaz de comer algo ligero,
sin vomitarlo, para el final del día. Debería de tomarte menos tiempo
recuperarte que si fueras todavía humano, pero aun así tomará un rato para
que tú vuelvas a tu viejo yo, diría que unos meses.

Adrián acababa de empezar la rutina diaria de Oliver, tomar sus


signos vitales y comprobarle, cuando su teléfono móvil comenzó a sonar.
Cuando el hombre vio el número, palideció, y Oliver sabía que no era nada
bueno. Sólo podía ser la empresa.
—¿Sí?
La audición de Oliver había mejorado después de que Adrián hubiera
empalmado su ADN, así que podía oír la otra parte de la conversación.
—¿Dónde está usted, doctor Landreth?
—Yo, umm, lo siento, un amigo tuvo una emergencia y tuve que ir
con él. Deje un mensaje en el laboratorio para informar a mis compañeros
de lo que ocurría.
—No me importa lo que pasa. Tú dejaste tu trabajo, y si quieres ver a
tu hermano otra vez, mejor que estés en el laboratorio a primera hora
mañana por la mañana. 24
—Sí… sí. Estaré allí, señor.
El hombre colgó, pero Oliver podía ver que lo poco que él había
dicho fue suficiente para asustar a Adrian. Él había estado en la mansión
sólo unos días, pero había pasado mucho tiempo con Oliver, y le gustaba.
Oliver simplemente no era capaz de culpar a Adrián por lo que había hecho
a él y a otras personas, no después de averiguar por qué lo había hecho.
Además, se había acostumbrado al hecho de que ahora era un shifter, no le
importaba. En realidad era guay ser capaz de cambiar, y había otros
beneficios en serlo, como la curación acelerada y otras cosas. Pensando en
ello, Oliver en realidad estaba de algún modo agradecido. Podría haber
sufrido mucho durante el año y medio pasado, pero había encontrado a su
compañero y muchos amigos, y una vez que estuviera mejor, sería capaz de
cambiar y correr por los bosques con Sebastián. Él no podía esperar.
—Yo, eh, tengo que volver a Nueva York. Le enseñaré a Jared como
hacer el suero, entonces no tendrás problemas para tomarlo el próximo mes
y los siguientes. —Adrian se levantó y rápidamente salió del cuarto de
Oliver. Oliver quería detenerle, pero ni tan siquiera podía moverse de su
cama, ¡maldición!
—¡Ey! ¿Está todo bien? ¿Cómo fue? —Sebastián preguntó desde la
puerta.
—¡Seb! ¡Rápido, cógeme en brazos y persigue a Adrian!
La expresión de Sebastián se endureció rápidamente. —¿Por qué?
¿Te hizo algo? ¿Te ha hecho daño?
—¡No! Por favor, ¿Podemos ir?
Sebastián no hizo más preguntas, simplemente con cuidado levanto
a Oliver y corrió por la suite. Por suerte para él, Adrian le había quitado su
IV y la alimentación artificial. No fue difícil encontrarle. Él caminaba a lo
largo del vestíbulo, pareciendo perdido.
—Adrian, la oficina de Dominic es esa puerta de ahí. —dijo Oliver,
señalando la puerta mencionada. Sabía que Adrian tendría que usar el avión
privado para regresar a Nueva York a tiempo; y por mucho que él no
quisiera que el tipo volviera allí, ellos todavía no tenían ninguna pista de
donde estaba su hermano, así que si él se quedaba, sería un hecho que
Gabriel estaría muerto.
Sebastián llamo a la puerta y entró en la oficina, gesticulando hacia 25
Adrian para que le siguiera. La oficina del Alfa estaba llena de hombres, y
esto le habría intimidado si Oliver no conociera a todos y cada uno de ellos.
Eran todos grandes y musculosos, excepto Casey, que era un poquito más
pequeño y más flaco. Oliver vio a Soren, Denver, Casey, Joshua, Derick,
Ward y Bryce, junto con otro grupo de miembros de la manada. Él sabía
que todos hacían turnos para patrullar los bosques alrededor de la mansión,
y se alegraba de que le hubieran dado a Sebastián algo de tiempo libre para
que cuidara de él.
—¡Oliver!
—Eh, colega, ¿Cómo te sientes?
Las preguntas le llegaban a Oliver de todas partes, y eso casi le hizo
gritar. Estos tipos apenas le conocían, ya que él había sido casi un ermitaño
durante meses, pero aun así se preocupaban por lo que le pasaba. Le habían
adoptado en su familia sin preguntas. —Estoy bien, gracias. —Oliver
saludo a las dos mujeres sentadas en uno de los sofás, Erin y Amanda. Él
no las había visto desde que escaparon, y se había preocupado mucho por
ellas. Sebastián se sentó sobre otro sofá, manteniendo a Oliver en su
regazo, mientras Adrian simplemente se quedó allí de pie, claramente
inseguro de si él era aceptado.
—¿Conseguiste tu inyección? —preguntó Dominic.
—Sí. Va a llevar un tiempo, pero estaré bien, pero no es por eso por
lo que estoy aquí. Adrian tuvo una llamada telefónica. Ellos amenazan con
matar a su hermano si no está de vuelta en el trabajo mañana por la
mañana.
En los ojos de los hombres, y mujeres de la habitación, Oliver podía
ver la compasión, la curiosidad y la comprensión, pero fue en los que vio la
cautela y el odio de los que él se preocupó. No todo el mundo era tan
misericordioso como él, incluso si él había sido quien había sufrido por lo
que Adrian había hecho.
—Todavía no hemos encontrado a tu hermano, me temo, pero
estamos trabajando en ello. —Dijo Dominic con un suspiro—. No me gusta
mandarte de vuelta, pero no creo que tengas otra alternativa. Seguiremos
buscando a Gabriel, y si lo encontramos lo liberaremos e iremos por ti.
Adrian asintió. —Gracias.
—Dominic, ¿Por qué le ayudas después de lo que hizo? ¡Mira a 26
Oliver! ¡El aún no puede levantarse solo! —preguntó Joshua. Oliver se
estremeció por el recordatorio. Conocía a Joshua bastante bien, y estaba
sorprendido por la fiereza de su voz. El hombre parecía duro, pero en
realidad era agradable y atento, y se habían hecho amigos.
—¿Dudas de mis decisiones como Alfa de esta manada, Josh? —Los
ojos de Dominic eran fríos y su expresión dura como una piedra, y Oliver
vio el modo en que Joshua palideció. Él claramente sabía que había dicho
demasiado.
—No, lo siento.
—Tú iras a Nueva York con Adrian y te aseguraras de que llegue a
casa a salvo. Soren, iras con él y te asegurarás de que sea agradable con
Adrian. Tienes mi autorización para golpearle la cabeza si no lo es. —El
modo en que Dominic sonreía ahora ablandó sus palabras, y Oliver suspiro
aliviado. Nada malo había pasado a ninguno de sus amigos.
Joshua no parecía demasiado feliz con la tarea que le habían
asignado, pero Soren estaba más que entusiasmado mientras ellos se
levantaban y acercaban a Adrian. El tigre blanco palmeo su hombre, —Eh,
doc. ¿Listo para ir?
Oliver no estaba seguro de lo que pasó después de eso, porque de
repente la oficina se volvió caótica. Oyó un fuerte rugido mientras Joshua
literalmente se lanzó sobre Soren, gritando algo sospechosamente parecido
a mío. El tigre blanco apenas tuvo tiempo para empujar a Adrian fuera del
medio antes de que Joshua chocara con él y comenzaran a caer al suelo
mientras Joshua trataba de golpear a Soren.
Ward y Bryce trataban de separarles mientras Dominic y Denver
simplemente les miraban, y Oliver podría jurar que el león estaba riéndose
con la situación. Todos los demás estaban gritando a Joshua que parara.
Oliver podía ver que Soren no se defendía. Él solamente esquivaba
los golpes que venían en su dirección mientras gritaba, —No lo sabía,
¡gilipollas! ¡Déjame! ¡No le quiero!
Adrian había corrido a una esquina y parecía aterrorizado mientras
miraba a los dos hombres pelear. Oliver hizo señas a Dominic, y una vez
que consiguió la atención del león le señaló al pobre humano. Dominic
asintió y Oliver sintió las manos calientes de Sebastián cubriendo sus
oídos. Levanto las suyas para cubrirlos también y estaba a punto de 27
preguntar lo que hacía cuando un fuerte rugido llenó el cuarto, haciendo
que todo el mundo se congelara al instante. Oliver no podía imaginarse
como de fuerte había sido, para que él pudiera oírlo tan bien incluso a
través de dos juegos de manos.
—¡Basta! Joshua, Soren no sabía que Adrian era tu pareja, déjale. No
quiere separarle de ti
Oliver sintió sus ojos ensanchare mientras miraba Joshua levantarse
y extender una mano a su amigo. ¡Por supuesto! Debería haber sabido lo
que pasaba. Los shifters reaccionaban tan fuerte sólo delante de un
compañero.
—Ahora, ya que Adrian es tu compañero, creo que nosotros
deberíamos mantenerle aquí.
—¡No! ¡No, por favor, tengo que ir! Mi hermano…
—Déjale ir. Yo no le quiero de todos modos, no después de lo que ha
hecho a los shifters. —Joshua gruño, y Oliver vio el dolor que cruzo por los
ojos de Adrian antes de que el hombre cerrara su expresión.
Dominic consideró la situación durante un momento antes de decir.
—Bien, si no quieres quedarte no te obligaré. —se giró hacia Joshua. El
leopardo estaba a punto de abrir la puerta cuando la voz del Alfa le
detuvo—. Tú todavía iras con Adrian a Nueva York, y quiero que tú seas el
responsable de su seguridad. Eso significa que tienes que buscar a los
guardaespaldas que van a seguirle sin ser vistos, y tú serás la persona con la
que Adrian tiene que ponerse en contacto si alguna vez tiene problemas,
¿Entendido? —El tono de Dominic no dejaba elección a Joshua, así que el
hombre asintió de mala gana y salió por la puerta, cerrando de golpe detrás
de él.
Bien, nadie podría decir que la vida en la manada era aburrida.

¿Qué pasaba con los compañeros apareciendo por todas partes en los
pasados meses? Sólo un año antes, la mayor parte de los miembros de la
manada masculinos habían estado solteros, y ahora sólo Isaiah, Jares y
Soren estaban solos, más los tres nuevos shifters que Craig había rescatado
de los laboratorios. Sebastián estaba dispuesto a apostar que sus
compañeros aparecerían algún día pronto. Era como si la mansión fuera un 28
faro o algo así. Dever incluso tenía un niño, y no había nada más extraño y
dulce que verle abrazar a Adam o hacer cualquier otra cosa que los papas
hacían.
Sebastián no pudo evitar preguntarse cómo lo estaría haciendo
Joshua. El hombre había rechazado hablar con él, declarando que no
necesitaba un compañero y seguro que no uno que experimentara en
secreto con él o le mataría mientras dormía. Sebastián realmente no sabía
de dónde venía Joshua, ya que el shifter leopardo nunca le había hablado a
nadie de su pasado, pero no creía que el hombre estuviera rechazando
emparejarse con el genetista sólo por lo que le paso a Oliver. Demonios, si
Sebastián e incluso Oliver podían perdonar a Adrian, no tenía sentido que
Joshua actuara así, a no ser que algo malo hubiera ocurrido en su pasado.
Pero no era asunto de Sebastián. Él ya tenía de sobra en su propio plato con
Oliver.
Su compañero se estaba impacientando. Oliver quería levantarse y
comenzar a vivir otra vez, y por mucho que Sebastián pudiera entenderle,
sólo habían pasado cuatro días desde la inyección. Él sabía que Oliver era
capaz de comer otra vez, y eso ya se mostraba en él, pero Sebastián todavía
pensaba que era demasiado pronto para que se levantase de la cama. Él
silenciosamente entro en su suite, curioso por ver lo que su compañero
estaba haciendo, pero se paró en la sala de estar cuando oyó a su
compañero hablando con Keenan. Sí, sabía que no debería espiar, pero
¿Quién podía resistirse?
—Así que, ahora que tú vas a estar bien, ¿vas a emparejarte con él?
Sebastián no podría haber movido sus pies incuso si hubiera querido.
Quería saber cuál sería la respuesta de Oliver. En realidad no había pensado
en reclamar al hombre, no desde que Oliver comenzó a aislarse en su
cuarto todos aquellos meses, y las últimas semanas… Oliver había estado
demasiado enfermo para hacer algo así, y todavía lo estaba. De todos
modos esto no impidió a la polla de Sebastián levantarse ante la idea y
recordarle que no había sido usada durante aproximadamente seis meses,
desde que había olido a su compañero en la mansión. Entonces no sabía
quién era, pero solo hubo dos opciones, ya que Jamie había vuelto con dos
hombres, y el humano le había dicho que Finn era la pareja de Bryce. Eso
solo había dejado a Oliver, pero el hombre había estado tan aislado y 29
herido que Sebastián había querido darle algo de espacio, dejarle que se
acostumbrara a ver a tantos shifters. El resultado final había sido que el
hombre literalmente había desaparecido. Pero eso había terminado para
ahora, y pronto Oliver sería capaz de vivir una vida normal… y tendría una
vida sexual normal.
—Oh, sí, pero sé que va a ser difícil
—¿Por qué? —Bien, esa no era la voz de Keenan, pero Sebastián no
estaba seguro de quien era. Aunque tenía que ser uno de los nuevos
shifters, porque conocía la voz de todos los demás.
—Vamos, Darin, sé que eres nuevo aquí pero tienes que haber visto
como los grandes gatitos actúan con sus compañeros, todo protectores y esa
mierda. Ese es el modo en que ellos están programados, añade que Oliver
ha estado enfermo, así que Sebastián va a ser incluso más cuidadoso.
—Sí, va a tratarme como si estuviera hecho de cristal. Espera, él ya
hace eso en realidad, no quiero ni pensar en que eso pueda empeorar.
Sí, así que Sebastián era un poco protector. Bien, mucho, ¿pero no
era eso normal después de lo que le había ocurrido a Oliver?
—¿Qué podría ser más frágil que el cristal? —Ese era Keenan. Era
el único que incluso pensaría en hacer esa pregunta.
—Umm, ¿creo que tal vez la porcelana? —Espera, ¿por qué estaba
moviéndose la voz de Oliver? Sebastián incluso no se paró a pensar, él
irrumpió en la habitación, un coro de chillidos y aullidos dándole la
bienvenida.
La primera cosa que Sebastián notó fue que Oliver no estaba en su
cama. En cambio, el hombre estaba de pie cerca de la puerta del cuarto de
baño, una expresión feroz sobre su cara mientras sus ojos le mandaban el
mensaje no comiences a contarme tonterías a Sebastián. Él desde luego iba
a ignorar eso. —¿Qué demonios haces? ¡Deberías estar descansando en la
cama!
—Si descanso otro minuto voy a… Voy a…. ¡No sé lo que haré,
pero no puedo soportarlo más! ¡Yo solo iba al cuarto de baños, maldición!
—Vas a volverle loco. —Amablemente explico Keenan, y Sebastián
le frunció el ceño—. ¿Qué? Él no está hecho de… ¿Qué era eso?
¿Porcelana? —preguntó mientras se giraba hacia Oliver, pero el compañero
de Sebastián ya cerraba de golpe la puerta del cuarto de baño y grito a 30
través de la puerta.
—Ni tan siquiera pienses en entrar aquí, ¿me oyes? ¡Patearé tu culo
peludo!
Sebastián estaba sorprendido. Oliver nunca, jamás había actuado así.
Sí, lloriqueaba y ponía mala cara, pero no hacía nada agresivo. ¿Le habría
cambiado su enfermedad tanto? ¿Siempre sería así? A Sebastián realmente
no le preocupaba mientras su compañero estuviera sano, pero podía
necesitar un ratito para acostumbrarse a esa boca.
—Él se siente mejor, lo sabes. Dale la posibilidad de tener su vida de
vuelta. —Sebastián distraídamente asintió hacia Keenan mientras
finalmente miró alrededor del cuarto. La cama estaba llena de hombres
pequeños. Bien, vale, Keenan, Jamie y Derick no eran pequeños, pero los
gemelos, Jayden, Finn y Ani lo eran. Sebastián distraídamente se preguntó
cómo demonios era posible que nueve hombres adultos, no importaba lo
pequeños que fueran, pudieran entrar en una cama así, incluso si era de una
de tamaño kind, pero la puerta del cuarto de baño se abrió de golpe y
Oliver marcho hacia el cuarto.
Bien, intentó marchar, pero tuvo que detenerse y apoyarse contra el
aparador en cuanto dio un paso fuera del cuarto de baño. Sebastián se
movió, queriendo ayudar a su compañero, pero por la esquina de su ojo vio
a Keenan sacudir su cabeza. Él tenía que dar espacio a su compañero para
que pudiera volver a ser su propio hombre otra vez, incluso si era difícil
para él. Oliver tenía que recuperar su independencia.
Oliver enderezó su espalda y frunció el ceño a Sebastián antes de
despacio caminar de vuelta a la cama. Los hombres sobre ella se movieron,
un mar de carne, abriéndose para dejar que Oliver se colocara bajo las
sabanas, y Sebastián finalmente soltó el aliento que había estado
conteniendo. Él se movió, con cuidado de no asustar a Aní, ya que el
pequeño Nix todavía se asustaba de los hombres grandes. Aunque, estaba
mejorando, y Sebastián esperaba que pronto su Alfa fuera capaz de
reclamar a su compañero. —Así que, yo, eh, vine para ver como estabas,
pero ya veo que estas mejor.
Oliver todavía le fruncía el ceño, los brazos cruzados sobre su pecho
en un gesto obstinado. Habría sido más impresionante si Oliver no se viera
tan pequeño en la enorme cama, aunque el hombre era alto, pero todavía 31
estaba tan delgado que literalmente parecía que desaparecía entre las
sabanas, y eso le hacía parecerse a un niño de cinco años que se esconde en
la cama de sus padres. Aunque no sería nada bueno que Sebastián se riera,
incluso si quería hacerlo.
La expresión de Oliver se ablandó un poco. Keenan miró de Oliver a
Sebastián antes de levantarse de la cama. —Bien, creo que esa es nuestra
señal para desaparecer, caballeros. —hizo señas a los demás para que se
movieran y salieran del cuarto y todos le siguieron, excepto Finn, Jamie y
Derick. Keenan gimió cuando vio al Nix brillar fuera del cuarto con sus dos
amigos y su labio inferior se deslizó hacia fuera mientras comenzó a comer
mala cara—. ¡Eh, yo quiero hacer eso!
Al fin, Oliver y Sebastián estuvieron solos, Keenan le dio a Sebastián
un último guiño mientras pasaba y cerró la puerta. Él sabía que tenía que
pedir perdón, incluso si sabía que no actuaría de manera diferente, nunca.
—Lo siento. Sé que estas mejorando, pero estoy tan acostumbrado a
ayudarte que no puedo evitarlo a veces. Solo tengo que acostumbrarme al
hecho de que, ahora, tú eres más que capaz de hacer las cosas por ti mismo.
Oliver asintió y descruzó sus brazas, acariciando la cama. —Lo sé.
Siento haber sido… una perra. Sólo es duro porque me siento mejor pero
mi cuerpo no está completamente listo para cooperar aún, incluso cuando
quiero hacer tantas cosas. He tenido bastante de la gente cuidando de mí.
—Bien, puedo entender eso, pero no creo que nunca sea capaz de
dejar completamente de cuidar de ti. Eres mi compañero, en realidad tengo
que cuidar de ti.
—Pero…
—Piensa en ello. ¿No sientes lo mismo hacia mí? ¿No quieres
ayudarme y hacer mi vida más fácil?
—Sí, bien. —Oliver se quejó antes de sonreírle maliciosamente, lo
que le dijo a Sebastián que estaba pensando algo—. Así que, ¿sí te dijera
que quiero algo ahora mismo, me lo darías?
—¿Depende de lo que sea?
—Un beso. Quiero un beso. —Los ojos de Oliver ardían mientras
miraba a Sebastián—. Dios, lo he querido desde hace mucho tiempo, pero
siempre me contenía porque no quería que sufrieras si yo… Ahora sé que
estaré bien, y sé que no estoy en condiciones para algo más todavía, ¿pero 32
al menos puedo tener un beso? ¿Por favor?
¿Cómo podía Sebastián decir no cuando Oliver le miraba así, con
miedo a ser rechazado, lujuria y afecto viniendo de él mientras esperaba
una respuesta? Era sólo un beso, y por mucho que Sebastián quisiera coger
a Oliver y joderle contra el colchón, nunca haría nada que pudiera dañar a
su compañero.
En vez de sentarse, Sebastián se arrodillo sobre la cama y fue de
rodillas hasta que llego a Oliver. Poniendo sus manos sobre las piernas
levantadas de su compañero, las abrió hasta que tuvo bastante espacio para
deslizar su cuerpo entre ellas. Entonces se inclinó, manteniendo su peso
sobre sus manos mientras se movía hasta que sus labios estaban tan cerca
de los de Oliver que podía sentir el aliento caliente de su compañero
acariciar su cara.
Oliver contuvo el aliento mientras movió sus manos y agarró las
muñecas de Sebastián. Ellos se quedaron así, mirándose el uno al otro, sus
ojos entrecerrados, hasta que Oliver gimoteó. Riendo, Sebastián finalmente
se inclinó abajo completamente y lamió los labios de su compañero,
remontando la carne temblorosa mientras exigía entrar.
Oliver no le hizo esperar, separando sus labios y empujando un poco
hasta que sus bocas estuvieron juntas, su lengua escapó serpenteando en la
boca de Sebastián. Sebastián dejo a su compañero marcar el ritmo mientras
sus lenguas se enredaban y acariciaban, lamiendo y chupando, hasta que
ambos jadearon en busca de aire. Oliver dejo caer su cabeza sobre la
almohada y Sebastián rodo junto a él, con cuidado de no poner su peso
sobre su compañero, pero manteniendo el contacto entre ellos mientras se
colocaba de lado y acercaba a Oliver más, descansando su brazo en su
cintura. Se estaba quedando dormido cuando la voz de su compañero le
llego.
—¿Cuándo podemos hacerlo otra vez?

33
Capítulo 3
Oliver no podía aguantar más. Había tratado de seducir a Sebastián,
soltando indirectas aquí y allí, acariciando su piel cada vez que podía,
demonios, incluso le pregunto directamente al hombre si finalmente haría
el amor con él, pero Sebastián le había rechazado cada vez. Únicamente.
Tiempo. Él siempre usaba la misma excusa, Oliver todavía estaba débil y
tenía que mejorar antes de tan siquiera pensar en el sexo, y sí, era cierto que
Oliver todavía tenía que recuperarse, pero él estaba mejorando.
Él no pedía ser aporreado contra la pared, aunque podía ver las
posibilidades de eso. Él encontraba un cariñoso y tranquilo sexo igual de
satisfactorio, solamente no podía seguir viviendo con Sebastián sin algún
tipo de toque, no ahora que estaba mejor. Había sido fácil cuando había
estado enfermo, porque su polla no tenía la energía para reaccionar ante el
gran león. Sin embargo ahora definitivamente la tenía, y nunca había estado
tan duro durante tanto tiempo en toda su vida. Concedido él tenía solo
veinticinco, pero aun así…
Oliver estaba seguro de que sus pelotas estaban a punto de caerse o
simplemente desaparecerían por la falta de uso. Sí, vale, en realidad había
estado usándolas, masturbándose en la ducha con la imagen de un
Sebastián desnudo y mojado jugando en su mente, pero eso no había
funcionado. En cuanto el hombre aparecía delante de él, su lujuria volvía
en venganza.
—¡Eh! Estas despierto.
Oliver alzó la vista hacia Sebastián y casi se tragó la lengua. ¡No solo
el hombre se negaba a darle tan siquiera la hora del día, sino que hacía
alarde de su cuerpo delante de Oliver ahora! Él se quedó allí, mirando hacia
la cama, llevando sólo una toalla alrededor de su cintura y agua. Las
pequeñas gotas de agua se deslizaban abajo a través de su pecho esculpido
y sus duros como una piedra abdominales. Oliver no estaba seguro de si él
34
quería ser esas gotas, sólo para poder tocar toda esa piel y músculo, o si
quería lamerlas y seguir sus caminos abajo, abajo, bajo la toalla.
Él se lamio los labios, tratando de imaginarse lo que encontraría bajo
la tela, como la polla del hombre se sentiría entre sus labios y como sabría.
Oliver soltó un gemido cuando vio apartar la toalla y la aparición de la
polla bajo ella, pero Sebastián estropeó su diversión girando y moviéndose
al aparador. —Lo siento, pensé que todavía dormías.
Oliver quiso intentarlo otra vez, incluso si sabía que no iba a
funcionar. Aclarando su garganta, aparto las sabanas y deslizo su mano
sobre el pecho hasta sus pantalones del pijama, Sebastián no podría
perderse la tienda de campaña que hacia su erección, y Oliver sonrió por el
grito que el león soltó cuando finalmente se giró.
—Yo, uh, voy a vestirme en el baño.
Oliver dejo que su labio inferior saliera exageradamente en una
imitación del puchero que Keenan dominaba a la perfección cuando él
quería algo —O podrías venir aquí y ayudarme a deshacerme de esta
maldita erección. —puntualizo sus palabras con unos buenos tirones a su
dura carne, gimiendo, el placer recorriéndole. Tener a su compañero
mirándole traía una nueva excitación a esto.
—No, yo… tú… tú no estás bien. Yo… tengo que irme. —Sebastián
prácticamente corrió al cuarto de baño y cerro de golpe la puerta detrás de
él.
El rechazo hizo que la erección de Oliver se marchitara mientras el
dolor se instalaba en su pecho. Tal vez el problema no era tanto su salud
como el hecho de que Sebastián no le quería. Tal vez no le gustaba el
cuerpo de Oliver, no después de todos estos meses sin comer.
Yogui gimoteó por el pensamiento de su compañero dejándoles.
Oliver sabía que todavía tenía un largo camino por delante antes de que él
estuviera totalmente recuperado, y tal vez a Sebastián no le gustara el
nuevo él. En los pasados meses Oliver había sido tranquilo, demasiado
cansado y preocupado para realmente ser él mismo, y tal vez el león quería
al hombre tranquilo del que había estado cuidando. Ahora que Oliver era de
nuevo el mismo y no necesitaba la ayuda de Sebastián, tal vez el león le
dejaría y encontraría a alguien que le necesitara. Claro ellos eran
compañeros, estaba la teoría de que ellos eran perfectos el uno para el otro 35
y deberían ser felices, pero ser compañeros no era una garantía para que
estuvieran juntos.
La puerta del cuarto de baño se abrió y Oliver se apresuró a regresar
bajo las sabanas. ¿Qué podía decir? Seguramente no quería afrontar al
hombre después de que él prácticamente se había ofrecido y había sido
rechazado. No iba a ponerse en ridículo más veces de lo necesario, y
parecía que tenía la respuesta sobre si el león realmente le quería.
—Yo, uh, me marcharé en unas horas. La incursión al laboratorio de
Fort Collins es esta noche.
El corazón de Oliver dolía ante la idea de que Sebastián pusiera su
vida en peligro así, pero el hombre lo había dejado claro, esto no era asunto
suyo. Ellos podían vivir juntos, pero raras veces se veían. Incluso ahora, era
obvio que Sebastián había venido y se había duchado solo porque esperaba
que Oliver estuviera dormido. Oliver sabía que habría buscado otro cuarto
de baño si hubiera estado despierto cuando Sebastián había entrado. El
hombre le evitaba, y él finalmente había entendido el mensaje. —Claro.
Hasta luego. —él gruño desde su capullo de mantas sin siquiera mirar a su
compañero.
Le dolía no decirle a Sebastián que volviera a él, que fuera
cuidadoso, pero no lo haría. Sí el hombre no le quería… Oliver encontraría
otro cuarto para quedarse. Él sabía que su viejo cuarto todavía estaba
vacío, así que movería sus cosas allí mientras el león estaba lejos.
Sebastián suspiró y Oliver tuvo que agarrar las mantas alrededor de
él para contenerse. Quería saltar sobre el hombre, ¡maldición! Quería
sofocarle a besos y abrazos y mantenerle en el cuarto con él incluso cuando
oyó la puerta cerrarse suavemente.
Oliver esperó hasta que el sonido de los pasos de Sebastián se
desvaneciera antes de levantarse. Era más fácil para él moverse ahora.
Sabía que no podría correr una maratón en breve, pero los movimientos
rutinarios no le daban problemas, entonces se duchó con facilidad y se
vistió antes de comenzar a embalar sus cosas. Él no tenía mucho, ya que
había pasado la mayor parte del tiempo desde que llego a la mansión en la
cama, así que una bolsa era suficiente.
Abriendo la puerta, se deslizó fuera y fue a su viejo cuarto, pero tan
pronto como abrió la puerta, alguien le pillo. No es que el hecho de que él 36
se había mudado fuera un secreto, no en esta casa, pero había esperado
haber tenido tiempo al menos hasta que Sebastián se marchara antes de que
alguien tratara de hablar de ello. Especialmente porque era Keenan quien le
vio.
—¿Qué estás haciendo?
—Mudándome.
—Puedo ver eso, colega, pero ¿por qué te mudas?
Oliver entró en el cuarto y dejo la puerta abierta detrás de él,
sabiendo que Keenan le seguiría. Se encogió de hombros. —No me quiero
imponer. Me he curado lo suficiente para estar solo.
—Sí, pero ¿por qué querrías estar lejos de tu compañero?
—¿Tal vez porque mi compañero no me quiere? —Gruñó,
lamentándolo al instante. Sabía que Keenan sólo trataba de ayudarle, pero
Dios, ¿era demasiado pedir tener un poco de tiempo a solas para ser capaz
de pensar en ellos, o al menos no contestar preguntas?
Keenan levanto sus manos. —Lo siento. No sé lo que pasó, así que
¿por qué no me iluminas? ¿Por qué piensas que Seb no te quiere? Porque
déjame decirte, si sus ojos se vuelven más ardientes de lo que están cuando
te mira, él podría lanzar láser con ellos.
Oliver se rio por la imagen. Realmente, Keenan siempre decía las
cosas más graciosas. Aunque se calmó enseguida. —No creo que le guste
mi yo sano. Ya no tiene que cuidar de mí más y yo… soy diferente ahora.
Tengo la energía para ser yo mismo, y no pienso que eso le guste.
—Tal vez soy corto, pero ¿por qué?
—Mira, él ha estado evitándome durante días. Entra en el cuarto sólo
para dormir y a veces para ducharse, pero siempre se asegura de que estoy
dormido antes de entrar, y él se marcha antes de que me despierte. Él
obviamente no quiere verme, así que estoy haciendo las cosas más fáciles
para él. Me mudo.
—¿Le has preguntado por qué se comporta así o simplemente
decidiste que tú sabías lo que él piensa?
—Yo… bien, tienes razón, lo asumí, ¿pero qué otra explicación
podría ser posible?
—No lo sé, pero deberías preguntar. No dejes que algo bueno se
vuelva malo solo porque no hablas, por favor. Quiero que mis amigos sean 37
felices
Oliver gimió. Odiaba cuando estaba equivocado. —Bien. Hablaré
con él cuando vuelva. —El temor le llenó. Incluso no se había despedido
apropiadamente de Sebastián. Su compañero tenía que volver, ¿cierto?

Esto no era una incursión, era una jodida fiesta. No sólo estaba
presente la mayor parte de la manada, sino que Dominic había tenido que
decírselo a Kameron, el Alfa de la manada Gillham, que ellos iban a estar
aquí. Era por eso que había tomado tanto tiempo organizar todo esto. Si los
guardias hubieran sido shifters, habrían sido capaces de oírles llegar solo
por la cantidad de ruido que ellos hacían. Sebastián realmente no pensaba
que tantas personas tuvieran que estar allí, pero él no era quien tomaba las
decisiones.
—Mierda, hay solo diez guardias allí. Realmente no necesitamos
estar todos aquí. —Soren se quejó junto a él, expresando los pensamientos
de Sebastián.
—Bien, no solo tenemos que neutralizar a los guardias. También
tenemos que ocuparnos de los shifters y los científicos. —señaló Casey.
Joshua también estaba allí de pie, pero había estado malhumorado
desde que volvió de Nueva York, y todo el mundo le mantenía a distancia
porque tendía a enfadarse fácilmente en estos días. Todavía no habían
encontrado al hermano de Adrián, y Sebastián estaba un poco preocupado
por el genetista, pero preguntar a Joshua como estaba su compañero no
sería una buena idea. Él no era Dominic, después de todo, y necesitaba sus
pelotas justo donde estaban.
Bien, las necesitaba allí, pero estaba casi seguro de que estaban a
punto de caerse, sobre todo después del pequeño espectáculo de Oliver
antes. Se hacía más y más difícil resistirse al hombre ahora que él estaba
mejor, pero Sebastián quería a Oliver mucho mejor antes de intentar algo,
incluso si tenía un caso grave de bolas azules. Esto era una pequeña
incomodidad en comparación con la salud de su compañero. De todos
modos, parecía que su mano derecha quizás dejara de funcionar después de
lo mucho que la había usado los últimos días.
Sebastián había comenzado a evitar a Oliver porque no confiaba en 38
sí mismo si estaba cerca. No sólo era que Oliver estaba cada vez más sano
y más magnifico según pasaban los días, sino que su personalidad
finalmente se mostraba. Él era obstinado y batallador, absolutamente
adorable, sí, Sebastián nunca le diría eso, y amable, porque sí, Sebastián
estaba seguro de que estaba enamorado de su compañero.
Él continuaba reviviendo el único beso verdadero que ellos habían
compartido, pero no era bastante, para nada. Su león no podía entender por
qué no reclamaban a su compañero ahora que se sentía mejor, pero aún no
habían hablado de ello, así que Sebastián no sabía si Oliver quería ser
reclamado. Él tenía que estar lejos porque se sentía como si estuviera a
punto de perder el control y tomar al hombre, y no podía permitirse eso.
—Seb, ¿qué demonios, hombre? ¿Me estas escuchando? —Soren
definitivamente estaba de muy mala leche esta noche—. Mierda, siempre
que uno de vosotros encuentra a su compañero, simplemente pierden el
contacto con la realidad y se vuelven totalmente sentimentales.
Espera hasta que encuentres al tuyo, Soren y veras. Actuaras igual
que nosotros— Sebastián dijo con una sonrisa. Sí, él no podría esperar para
restregar las palabras de Soren en su cara cuando llegara el momento.
—Vale, gente, entramos. Cuiden de los shifters, podrían estar
asustados de todo, incluyendo otros shifters. Intenten mantener a todo el
mundo vivo, sobre todo a los docs, pero si es vosotros o ellos, no dudéis.
—dijo Dominic, y todo el mundo comenzó a desnudarse inmediatamente.
Sólo Casey y algunos lobos permanecieron en su forma humano. Ellos
tenían que abrir las puertas y las jaulas. Todos los demás estarían en su
forma animal, y cuando Sebastián terminó de cambiar y miro alrededor, al
edificio en el cual ellos se ocultaban de repente estaba lleno de grandes
gatos y lobos.
El miró como Casey abrió la puerta de su edificio y se dirigió al otro
en el que estaba situado el laboratorio. El exterior era justo igual que
cualquier otro de los edificios decrépitos industriales de los alrededores,
pero ellos sabían la verdad. El hermano de Derick, Duncan, se arrastró a la
puerta con Casey y trabajo en la cerradura. Sebastián no sabía dónde el tipo
había aprendido a abrir cerraduras, pero resultaba práctico para cosas como
esta, y pronto las puertas estaban abiertas.
Sebastián esperó hasta que la primera ola de shifters hubiera entrado, 39
antes de seguir la blanca forma de Soren a la destartalada fábrica, sus
sentidos en máxima alerta. Las paredes arruinadas y la suciedad se
volvieron de un estéril blanco mientras ellos se acercaron al lugar en el que
el laboratorio estaba localizado, y ellos pasaron a más de un guardia caído.
Por suerte ningún shifter parecía haber sido dañado, al menos no lo
bastante para que no fueran capaces de seguir el ataque, y no les llevo
mucho antes de que ellos comenzaran a oír los primeros gritos y chillidos.
Pronto entraron en un cuarto grande lleno de jaulas. La mayor parte
de ellas estaban vacías, gracias a Dios, pero no tenían tiempo para pararse y
ocuparse de los otros shifters, no todavía. Varias peleas retumbaban
alrededor de ellos, y Sebastián se zambulló directamente en ellas,
tumbando a uno de los guardias antes de arrancarle su arma. Tuvo que
romper la pierna del tipo para evitar que tratara de escaparse, y no sintió ni
un poco de remordimientos. Ellos habrían hecho algo peor, si hubiera sido
uno de los shifter encarcelados él que trataba de escaparse.
Una vez que ese estuvo abajo, rápidamente fue al siguiente. No se
detuvo a contar los guardias que estaban muertos o heridos, pero no podía
haber mucho libres, no por el modo en que se veía el cuarto. Uno de ellos
tenía un arma apuntando a Dominic, pero Dominic luchaba contra un tipo
con un cuchillo, así que no le vio. Sebastián salto, empujando al hombre
abajo, pero no antes de que la pistola disparara. La bala rasgó el pecho de
Sebastián dejando un rastro de fuego y dolor detrás de ellas. Sebastián aulló
de dolor, pero aún no podía pararse.
Golpeando con su pata al hombre, Sebastián le rasgo la cara, la
sangre manando donde sus garras se habían hundido en la carne de su
mejilla. El hombre grito y el león de Sebastián estuvo satisfecho por el
sonido. Aunque la satisfacción no duró mucho tiempo, porque el tipo se
revolvió para sacar un cuchillo que tenía en su cinturón.
Sebastián embistió, apartando el dolor mientras iba directamente a
por el cuello del hombre y cerraba sus mandíbulas alrededor de él. No iba a
dejar a este tipo escaparse, no se preocupó por lo que Dominic había dicho.
No era el primer hombre que Sebastián había matado, y probablemente no
sería el último, ya que para un shifter a menudo era una situación de vida o
muerte cuando se encontraban por casualidad con estos tipos. Podría
convertirlo en un monstruo, pero no lamentó protegerse a sí mismo y a sus 40
amigos.
Apretando sus mandíbulas, sintió una punzada de dólor cuando el
guardia pasó el cuchillo a lo largo del costado de Sebastián, pero él no pudo
hacer mucho más cuando los dientes de Sebastián se hundieron
profundamente en su garganta y la sangre brotó inundando la boca de
Sebastián. Su león gruñó en victoria, pero él estaba un poco mareado. La
sangre realmente no le gustaba mucho, pero estaba satisfecho cuando sintió
el cuerpo del hombre aflojarse mientras sangraba hasta morir.
Abriendo su boca, Sebastián soltó el cuerpo y se alejó. Las peleas
habían terminado, y él trato de acercarse a una de las jaulas, pero mientras
andaba, podía sentir el dolor creciendo en su pecho y un sentimiento de
mareó. Cada paso era más difícil que el anterior, y pronto tuvo que pararse
mientras se tambaleó y se apoyó contra una pared.
—¿Seb? ¿Estás bien, colega?
Sebastián quería rodar sus ojos por la pregunta de Soren. Parecía tan
obvio para él que no estaba bien, pero no podía soltar una respuesta
sarcástica en su forma de león. Él soltó un gemido cuando Soren movió su
para mirar bien su herida, pero él podía haberlo pasado sin eso. Él no
estaba tan herido, después de todo.
Debía de haber perdido el conocimiento un ratito, porque la siguiente
cosa que supo fue que no era Soren quien se inclinaba sobre él, sino Jared,
y él hurgaba en su herida con lo que se sentía como un cuchillo muy, muy
grande, pero en realidad solo era su dedo cubierto de látex. Sebastián sabía
que el hombre solo trataba de ayudarle, pero no pudo evitar el rugido que
salió de él.
—Tranquilo, tipo grande. Tengo que llevarte a la mansión y sacar la
bala antes de que cambies. Eres afortunado de que no tocó nada vital, pero
tengo miedo de que pueda moverse si cambias con ella dentro, así que
intenta no hacerlo, ¿eh? —Jared le mostro una jeringuilla llena de un
líquido claro—. Voy a sedarte, ¿vale? Así no sentirás dolor cuando te
movamos, y no estarás tentado de atacar a nadie. —Jared sonrió, y después
de que Sebastián asintiera sintió una punzada de dolor donde la aguja
penetró en su piel.
Tan mareado como se sentía, realmente dio la bienvenida a la
oscuridad que le rodeó después de lo que pareció solo un segundo, y se 41
dejó llevar, esperando como el infierno que Oliver no quisiera su pellejo
por resultar herido, pero entonces tal vez sería agradable ser él a quien
cuidaban.

Oliver estaba agitado. Él incluso no había conseguido quedarse en su


cuarto esperando a que los tipos volvieran, así que estaba haciendo un
surco en el camino de la entrada, andando hacia adelante y hacia atrás
mientras sus ojos se dirigían hacia la puerta cada pocos segundo.
Él había estado enfadado y dolido y triste, pero no debería haber
permitido que Sebastián se fuera así. ¿Qué si le pasaba algo? ¿Qué si nunca
tenía la oportunidad para decirle al hombre que se preocupaba por él, que le
amaba? ¿Qué si las últimas palabras que Sebastián había escuchado de él
eran hasta luego, en lugar de te amo y ten cuidado?
Oliver levantó su mano y la paso por el pelo solo para mantenerla
lejos de su teléfono móvil. Quería llamar a Sebastián o a cualquier otro
shifter que hubiera ido al asalto del laboratorio, pero le asustaba que
todavía estuvieran ocupándose de ello y él no quería causar problemas.
Bueno, ellos probablemente no llevarían sus teléfonos encima de todos
modos, pero aun así quería llamar.
—Es duro, ¿eh?
Oliver se giró y sonrió a Adán. El niño estaba en los brazos de su
padre incluso cuando él debería estar en la cama, como, desde hace horas.
—¿Todavía despierto?
—Sí. Quiere asegurarse de que su papá está bien antes de ir a dormir,
¿verdad, calabaza?
—¿Has tenido noticias… sabes algo de ellos? —Por favor, por
favor, di que sí.
—Denver me llamó hace un rato. Deberían estar aquí pronto.
Bien. ¿Por qué no me ha llamado Sebastián? ¿Era porque estaba
apartándose de Oliver? ¿O porque pensaba que Oliver dormía? No podía
ser porque estuviera herido o algo peor, ¿verdad?
En ese mismo instante las luces cerca del panel de alarma
parpadearon, señalando que alguien estaba usando el control remoto para
abrir la puerta delantera. Oliver se precipitó a la pequeña pantalla y soltó un 42
suspiro cuando reconoció los coches que entraban. Corrió a la puerta,
abriendo ampliamente y espero a que los coches aparcaran y los shifters
salieran. Algunos estaban ayudando a lo que tenían que ser los
shiftersrescatados, porque Oliver podía ver que estaban en mala forma.
Uno de ellos era enorme, probablemente tan alto como Dominic y
Denver, incluso si claramente tenía problemas para permanecer de pie,
mucho menos caminar, él gruñía a cualquier que tratara de ayudarle o
tocarle de cualquier modo. Los otros cuatro shifters dejaron a los miembros
de la manada ayudarles, y Oliver no pudo evitar preguntarse dónde
demonios iban a instalarle. Dominic había comenzado a construir cabañas
detrás de la mansión, pero estaban lejos de estar listas.
Oliver miró como Jamie, Finn y Keenan hacían erupción a través de
la puerta y corrían hacia los hombres. Jamie y Finn fueron con sus
compañeros, pero Keenan se detuvo en seco junto a Soren para dejar pasar
el shifter gruñón. Ellos se miraron el uno al otro antes de que Keenan
extendiera su mano y agarrara la del hombre. Cuando el tipo no reaccionó,
Keenan se colocó bajo su brazo y le ayudo a llegar a la puerta. —Guau,
creo que el tipo ha gruñido a todo el mundo menos a Keenan. Él realmente
es especial. —dijo Soren al lado de Oliver, y él se giró para mirar al tigre.
—¿Dónde está Sebastián?
Soren le miro, su cara sería, y Oliver sintió caer su corazón hasta que
podía jurar que lo sentía en su estómago. —¿Qué… que paso? ¿Esta él…?
—Dios, no podía terminar esa frase ni tan siquiera pensarlo.
Soren se acercó y rodeó los hombros de Oliver. —Está bien. Le
pegaron un tiro, pero Jared dice que no hay nada vital afectado. No puede
cambiar hasta que él saque la bala, pero estará bien.
Oliver miró alrededor hasta que sus ojos se posaron en Jared. El
hombre esperaba al lado de un coche mientras Dominic, Denver y Joshua
maniobraban a un enorme león fuera de la caja de la camioneta. Incluso
desde donde él estaba, Oliver podía ver la sangre a lo largo de su flanco, y
había vendas ensangrentadas colocadas alrededor de su pecho.
Él corrió al coche, pero Jared le paró antes de que alcanzara a
Sebastián. —Espera. Podrás tocarle una vez que lo tengamos sobre una
superficie plana.
—Yo… él… ¿por qué esta inconsciente? 43
—Tuve que sedarle para evitar que sintiera dolor, pero está bien.
Sacaré la bala, y cuando se despierte será capaz de cambiar, entonces
pediremos a Finn que le cure.
Oliver asintió, realmente no era capaz de hablar alrededor del nudo
de su garganta. ¿Cómo había sido capaz de pensar que podía estar lejos del
hombre? Mierda, amaba a Sebastián, y ver a su hombre, león, como sea, le
hizo sentirse desvalido y asustado, incluso si ellos no estaba vinculados
podía sentir el dolor que irradiaba de Sebastián.
Él camino detrás del trío de hombres, que sostenían su vida en sus
brazos, mientras subían la escalera delantera y atravesaron el vestíbulo
hacia la enfermería. Realmente era más que una enfermería normal, ya que
Jared lo usaba para operar a los shifter cuando era necesario. No era como
si pudieran ir a un hospital normal, así que él estaba al cuidado de todo el
mundo en la mansión e incluso de otros shifters que vivían cerca.
Ellos dejaron a Sebastián sobre la mesa de operaciones y todos se
retiraron, dejando el cuarto hasta que sólo quedaron Jared, Oliver y Jill, una
enfermera humana. Oliver no sabía nada sobre ser médico o sobre
operaciones, así que incluso cuando lo único que quería, necesitaba, era
estar cerca de Sebastián, él se movió para apoyarse contra la pared,
deslizándose hacia abajo hasta que su culo golpeo el suelo. Sabía que en un
hospital normal él no habría podido quedarse allí mientras Jared sacaba la
bala, pero estos eran shifters. Ellos no tenían infecciones, y ya que Finn iba
a curar a su compañero, no habría problemas de todos modos.
Él no podía mirar lo que Jared hacía. Tenía miedo de que si veía la
sangre de Sebastián y su cuerpo laso, él iba a volverse loco y Yogui ya era
suficiente problema. Él no podía añadir nada. El oso merodeaba en su
mente, gruñendo y gimiendo, queriendo enfrentarse a quienquiera que
hubiera hecho esto y desgarrarle. Oliver esperaba que el hombre ya
estuviera muerto, porque si no era así sabía que encontraría el modo de
buscarle y le haría pagar.
Él nunca había pensado que, tan siquiera, tuviera dentro de él el
pensar en matar a un hombre, y tal vez no lo tenía antes, pero después de
ver lo que había visto en el último año y medio que había estado en los
laboratorios, él se había vuelto más duro. Había tenido que hacerlo, y era su
compañero quien sufría delante de él. Sebastián estaba sedado, pero Oliver 44
sabía que todavía sentía el dolor.
El aire cerca de la puerta cambio y Finn apareció. Él miró a la mesa
de operaciones antes de caminar al lado de Oliver y sentarse junto a él. —
Estará bien. En cuanto Jared termine, le curaré. Incluso no tienen que
cambiar para que yo pueda curarle.
Oliver le dio una sonrisa temblorosa a su amigo. —Gracias. Sé que
no he sido el mejor de los amigos en los últimos meses, pero…
—No seas estúpido. No eres un amigo, eres familia. No tengo una,
nunca la he tenido, y toda la manada es mi familia ahora, pero tú, Bryce y
Jamie son especiales. Yo haría cualquier cosa por vosotros tres.
Oliver no sabía qué hacer, o decir, pero ya que Jared les interrumpió
eso no importaba. —Finn, casi he terminado aquí. ¿Quieres que cosa esto?
—Oliver no sabía cuánto tiempo había pasado, cuánto tiempo había estado
sentado en la esquina pensando en su compañero herido, pero se alegraba
de que hubiera terminado.
—Sería más fácil, pero eso está bien. Así no tendrás que quitar los
puntos cuando haya terminado. —contestó Finn levantándose. Se acercó a
la mesa de operaciones y se inclinó hacia Sebastián, su mano
cuidadosamente toco la herida abierta que Oliver podía ver. Su estómago se
revolvió y él aparto la mirada hasta que Finn le llamó.
El Nix estaba un poco pálido, pero aparte de eso parecía estar bien.
—Ven, siéntate a su lado. Él va a querer verte cuando se despierte.
Jared asintió. —Iré al otro cuarto y comenzaré a ocuparme de los
demás. Te quedas aquí al lado de Sebastián. No pienso que necesite el
quirófano otra vez hoy.
Oliver vio que la herida estaba completamente cerrada, incluso no
sería capaz de decir donde exactamente había estado si no faltara el pelo de
la zona, porque ni tan siquiera había quedado una cicatriz. Alguien también
había limpiado la suave piel de Sebastián y la mesa, parecía como si nada
hubiera pasado.
Calculando el espacio sobre la mesa, Oliver se deslizó detrás de su
león y lo sostuvo cerca, curvando su cuerpo contra el calor de Sebastián
mientras cerraba sus ojos y esperaba que su compañero despertara.

45
Sebastián gimió mientras recuperaba el conocimiento. Maldición, él
tenía que acordarse de intentar no ser disparado, porque eso dolía como el
demonio.
—¡Eh, bebé! Me alegro de que te unas a mí.
Sebastián sonrió, o al menos lo intentó, pero todavía estaba en forma
de león, así que el único resultado era que exponía sus dientes. Él habría
reconocido aquella voz en todas partes.
Parpadeando abrió sus ojos, los centro en la visión más dulce que
nunca había tenido. La cara de Oliver se cernía directamente sobre la suya,
una sonrisa en sus labios y lágrimas no derramadas en sus ojos.
Sebastián levanto su cabeza, tan listo como podía estar para afrontar
el dolor, pero nada llego. Miró alrededor, vio que estaba en la enfermería
de la mansión, en el quirófano. Se movió, golpeando su cabeza con el brazo
de Oliver, encantado cuando el hombre se rió. —¿Qué quieres, gatito?
Sebastián habría gruñido si cualquier otro le llamaba eso, pero era su
compañero, así que Oliver podía llamarle de cualquier modo que él
quisiera. Sebastián gimoteó, golpeo con su cabeza otra vez. ¿Cómo podía
hacer entender a su compañero que su león quería ser mimado? Podría no
ser muy digno o varonil alguna de esa mierda, pero él era un gato, después
de todo. No había nada mejor que ser mimado por su compañero, o al
menos era lo que sus amigos le habían dicho. En realidad él pensaba que
había algo mejor, pero ya que estaba todavía en su forma de león él no
podía hacer el amor con su compañero, así que eso tendría que esperar,
deseando que no demasiado tiempo.
La sensación de los dedos de Oliver en su piel interrumpió todos los
pensamientos humanos que Sebastián pudiera tener. La única cosa que era
importante, la única que importaba era en como Oliver jugaba con los hilos
de la melena de Sebastián mientras los agarraba y tiraba ligeramente, como
sus dedos corrieron entre los mechones hasta que ellos tocaron la piel
debajo.
Un ruido bajo llenó el cuarto y Sebastián comprendió que sí, él
estaba ronroneando. Sabía que era un ruido que la mayor parte de las razas
de gatos hacían cuando ellos estaban felices, incluso los shifters, pero no
parecía muy… varonil. Al menos no sonaba como el ronroneo de un gato
de verdad. Era más bien un rugido, pero aun así… resultaba muy obvio que 46
a Sebastián le gustaba esto.
Una vez que el león de Sebastián estuvo satisfecho, se concentró en
su forma humana y dejo que el cambio le recorriera. Oliver termino con sus
manos sobre la cabeza de Sebastián, sus dedos enredados profundamente
en su pelo. Sebastián se inclinó un poco hacía él y estaban tan cerca que
podrían haberse besado, que era exactamente lo que Sebastián tenía
intención de hacer. Él había tenido suficiente de resistirse. Su herida había
dejado claro que él era frágil, unos centímetros hacia un lado y él habría
estado muerto...
Inclinándose, dio a Oliver tiempo para alejarse si él quería. Aunque,
dudaba que el hombre lo hiciera, Oliver había sido muy claro sobre lo que
él quería de Sebastián en los días pasados, si no con palabras, con su
cuerpo. La pequeña escena de antes era una gran indicación de esto.
Tal como Sebastián pensaba, Oliver no se movió. En todo caso,
pareció moverse un poco más cerca mientras él habló. —Pensaba que no
me querías.
Sebastián resopló. —Dios, estas equivocado, tanto. Es lo contrario.
Sebastián selló un beso rápido sobre los labios de Oliver. —Te
quiero tanto que tenía miedo de ser demasiado agresivo y que terminara por
hacerte daño.
Las mejillas de Oliver enrojecieron y Sebastián gravo la imagen en
su memoria. No era algo que hubiera visto a menudo, Oliver estaba
demasiado seguro de sí mismo para eso.
—No me romperé, Seb. Estoy bien ahora, y te quiero. —Oliver
todavía estaba acunando la cabeza de Sebastián en sus manos, el gesto
demostraba lo mucho que él se preocupaba por Sebastián.
Sebastián uso su velocidad de shifter para moverse sobre la mesa y
sentarse en el borde, sus piernas colgando mientras tiraba a Oliver contra su
pecho. Él entraba entre las piernas de Sebastián como si hubiera sido hecho
para él, y tal vez era así. Sebastián engancho sus piernas detrás de las
rodillas de Oliver y lo tiró aún más cerca, Los brazos de Oliver terminaron
alrededor de su cuello mientras Sebastián tomaba la cara de su compañero
en sus manos.
Él no vaciló, no más. Sebastián tomo lo que Oliver le ofrecía
libremente, aplastando sus labios juntos y su lengua serpenteó en el calor 47
húmedo de la boca de Oliver. Sus lenguas enredadas, acariciando, sus
bocas chupando y mordisqueando mientras sus respiraciones se volvían
irregulares.
Sebastián enterró sus dedos en el pelo de Oliver mientras le apretaba
más cerca todavía, y eso le recordó a Sebastián que él estaba desnudo.
Podía sentir los vaqueros de Oliver contra su polla, la áspera tela de una
forma extraña le excitaba mientras sus erecciones se mecían juntas.
Sebastián no sabía cómo de lejos Oliver quería ir, y él no quería que
su primera vez fuera sobre una mesa de operaciones en la enfermería con
un shifters herido justo al lado, pero Oliver parecía tener sus propias ideas.
Cuando sus bocas se separaron, Oliver cayó sobre sus rodillas,
sorprendiendo a Sebastián. —Bebé, no tienes…
No pudo terminar la frase porque su polla de pronto estaba
sumergida en la dulce boca de Oliver. Todo el pensamiento coherente
desapareció de la mente de Sebastián mientras su sangre se precipitaba a su
ingle. Oliver uso un ritmo castigador desde el principio, balanceando su
cabeza arriba y abajo mientras chupaba y lamia la longitud de Sebastián.
Había pasado tanto tiempo desde que Sebastián había experimentado a
alguien tocándole de ese modo que él estaba listo para disparar en dos
segundos.
Enredando sus dedos en el suave pelo negro de Oliver, comenzó a
mover sus caderas mientras Oliver chupaba su polla, concentrándose en la
cabeza mientras su mano llego a su saco y jugueteó con él. —Bebé…
La succión se hizo extremadamente dura, y Oliver pasó sus dientes
sobre la piel sensible de la cabeza de la polla de Sebastián. Su orgasmo le
atravesó y Oliver bebió cada gota de su semilla. Se apartó sólo después de
limpiar a fondo el eje de Sebastián, una sonrisa satisfecha cruzo sus labios
cuando alzo la vista.
Le tomó unos pocos segundos a Sebastián salir de la niebla inducida
por la lujuria. —Ven aquí. Es tu turno ahora.
Oliver miro abajo a sus manos, pero no antes de que Sebastián
lograra ver el color rojo cubrir sus mejillas. Debe de ser mi día de suerte.
—Yo, uh, estoy bien.
Sebastián vio un punto de humedad crecer en el frente de los
pantalones de Oliver y no pudo evitar la sonrisa que creció en su cara. 48
Deslizándose para bajar de la mesa, agarró a su compañero por los brazos y
le besó a fondo antes de liberarlo y acercarse a uno de los cajones del
gabinete pequeño, metálico de la esquina. Sacando dos pantalones cortos,
dándole uno a su compañero y poniéndose el otro.
—Fue… fue malo, ¿verdad?
Sebastián no podía evitar tomarse el tiempo para tranquilizar a su
compañero. Oliver estaba primero, antes incluso que su Alfa o amigos, y
Sebastián sabía que toda la situación probablemente traía malos recuerdos a
su amante. —Sí, lo fue, pero les sacamos. Estoy seguro de que con la ayuda
de Jared ellos terminarán estando bien.
Oliver asintió, inclinándose contra el cuerpo de Sebastián para darle
un último beso antes de abrir la puerta. El caos reinaba al otro lado. Había
sólo dos personas medicamente calificadas en la manada, y no eran
bastante, ni tan siquiera para el pequeño número de gente que ellos habían
rescatado.
Un pequeño hombre estaba tumbado en una de las camillas, sus ojos
miraban fijamente sin expresión delante de él. Una de las compañeras
humanas de la manada, Traci, estaba sentada al lado de él y suavemente
hablaba mientras vendaba su mano, pero él no reaccionaba. Ella siguió
lanzando miradas preocupadas al otro lado del cuarto, pero no se movió de
donde estaba.
Otro hombre estaba sentado en la camilla a su lado, mirando la
situación delante de él. Un hombre grande que Sebastián pensó que era un
lobo por el fuerte aroma que él olía, gruñía a Jared y a Jill mientras ellos
trataban de ayudarle, la sangre corría por su pecho. Él no dejaba a ninguno
de ellos acercarse, chasqueando sus dientes hacia ellos. Aunque lo más
sorprendente, era la presencia de Keenan justo detrás de él. El hombre no
parecía tener un problema con el pequeño humano, era exactamente lo
contrario, en realidad.
Su brazo estaba manteniendo a Keenan detrás de él, como si lo
protegiera, incluso cuando Keenan trataba de convencerle de que no tenía
nada que temer, que ellos sólo trataban de ayudarle. Aunque no lo estaba
consiguiendo, pero por suerte no notó a Finn brillando directamente detrás
de él. Nix sostenía una jeringuilla en su mano y con una mirada de disculpa
a Keenan, clavo la guja en el brazo del hombre. El tipo rugió y se balanceó, 49
pero Finn ya había brillado al otro lado del cuarto con Keenan.
Aunque no parecía que Keenan estuviera de acuerdo con eso y
volvió corriendo junto al hombre justo cuando él se derrumbó cayendo al
frío suelo. Sebastián estaba acostumbrado a ver a Keenan reaccionar
exageradamente sobre muchas cosas, pero no de aquel modo. Las lágrimas
caían por sus mejillas mientras se arrodillo en el suelo y acunó la cabeza
del hombre sobre su regazo, su mano acariciando el largo pelo negro que
fluía de la cabeza del hombre.
Sebastián dio un paso adelante y ayudó a Jared a conseguir al
hombre, el lobo, ya que ahora estaba seguro de que el hombre era un lobo,
en una de las camillas libres, incluso aunque apenas ayudo. Keenan nunca
dejo el lado del hombre, y Sebastián sabía que había una historia allí, pero
ahora no era el momento de preguntar. Tomando la mano de su compañero,
saco a Oliver de la enfermería hacia el vestíbulo, donde subieron las
escaleras de dos en dos hasta que llegaron a su cuarto.
Una vez dentro el noto enseguida que las cosas de Oliver no estaban
en el dormitorio. El hombre no tenía mucho, todavía, pero su libros habían
desaparecido, y Sebastián pudo ver que su ropa no estaba ya que el
aparador estaba abierto.
—¿Dónde están tus cosas?
Oliver le miro, una avergonzada sonrisa en su cara. —Veras, eso fue
como…

50
Capítulo 4
¡Dios, esto era tan frustrante! Oliver había intentado de todo, pero
solo parecía que era imposible que pudiera ser capaz de cambiar. Jared
dijo que mientras su cuerpo podía no haber nacido shifter, el suero de
Adrian le ayudaba a mantener el equilibrio con su oso y debería hacer
posible que saliera, pero solamente no podía.
Había preguntado a Sebastián, después a Bryce, e incluso a Dominic
como cambiaban ellos, y todos le habían dicho lo mismo. Ellos solo tenían
que concentrarse en su felino y ellos cambiaban. Parecía bastante fácil,
pero había un pequeño problema. Eso no funcionaba con Oliver.
Él había pasado horas pensando en el maldito oso, y Yogui ahora
estaba más irritado con Oliver que nunca, tanto como Oliver lo estaba con
él. No importaba cuanto tiempo él pensaba en él, Oliver se quedaba en su
forma humana, incluso si Finn había insistido en que él le había visto
cambiar parcialmente. Oliver confiaba en su amigo, pero a veces pensaba
que él se había imaginado todo eso o que había visto mal.
Un golpe en la parte de atrás de su cabeza devolvió a Oliver al
presente. Le gustaba el hecho de que Bryce no le trataba con guantes de
seda más, realmente nunca lo había hecho, pero definitivamente podría
pasar sin los golpes. —¿Qué joder?
—¡Concéntrate! ¿Cómo esperas cambiar si ni tan siquiera eras capaz
de hace eso?
—Mejor no dejes que Sebastián te vea golpear a su compañero. —
dijo Keenan desde la esquina donde estaba sentado en el porche trasero,
pero carecía de su tono sarcástico habitual. El hombre había estado
realmente abajo en los últimos días, y Oliver sospechaba que eso tenía algo
que ver con cierto lobo shifter, incluso cuando Keenan rechazaba admitir
incluso que algo estaba mal.
—Esto no es culpa mía, Yogui es un capullo.
51
Bryce sacudió su cabeza, una sonrisa en sus labios. —Nunca he
conocido a un shifter que insulte a su parte animal, y menos con un nombre
tan ridículo…
—¡Eh, me gusta el nombre! —Protestó Oliver—. Además, no soy un
shifter nacido. Yogui ha sido parte de mí durante sólo un año y algo, así
que en realidad no le siento como si fuera mi otra mitad o algo así. Él es
solo un oso que resulta que vive en mi cuerpo, y él no es educado. —Oliver
ni tan siquiera estaba seguro de que un oso pudiera ser educado, pero
Yogui seguro que era gruñón.
—¿Quieres intentarlo otra vez?
Oliver pensó en eso, pero él ya sabía la respuesta. —Creo que he
terminado por hoy. Tal vez el suero no funciona correctamente, o tal vez ni
tan siquiera había hecho efecto todavía. No creo que sea útil seguir
empujando mientras no consiga resultados.
Bryce parecía dudoso, pero le dejo ir, probablemente feliz de ser
capaz de deshacerse de Oliver. Él sabía que él no era la mejor compañía
cuando trataba de cambiar, porque era frustrante y él se volvía tan gruñón
como Yogui cuando no lograba hacer lo que él tenía en mente.
Bryce se marchó para buscar a Finn, probablemente, y Oliver espero
para ver si Keenan quería hacer algo juntos o si también se marchaba.
Estaba preocupado por su amigo, así que decidió empujar un poco. —
¿Keenanquieres decirme que está mal?
Oliver se sentó en el banco al lado de su amigo y esperó. Después de
un tiempo, pensó que Keenan no contestaría y comenzó a levantarse, pero
Keenan le paro, colocando una mano en su brazo. —¿Cómo… como
supiste que Sebastián era tu compañero?
—Bien, él me lo dijo, ¿recuerdas? No salí de mi cuarto durante
meses, así que yo no sabía que él era mi compañero, Incluso no sabía lo
que eran los compañero hasta que conocí a Jamie.
—Quiero decir, ¿cómo sabes que él es tu compañero? ¿Se siente
especial, diferente?
Oliver pensó en ello. En realidad no era algo que se describiera
fácilmente, pero podía intentarlo. —Siento un… tirón, imagino, hacia
Sebastián, como que con él puedo ser yo mismo y que él todavía me
aceptará y amará. Como si él fuera lo que me he estado perdiendo, incluso 52
si no sabía que estaba perdiéndome algo, como si estuviéramos destinados
a estar juntos. No es amor a primera vista, pero siempre he sentido algo
fuerte por él.
—¿Cómo puedo saber si un shifter es mi compañero?
—¿Quieres estar con… él? —Oliver no estaba seguro de quien
hablaba Keenan, y sabía que su amigo salía con ambos sexos, pero tenía la
idea de que el gran lobo malo era de quien estaban hablando.
—Esto es más fuerte incluso que cuando estaba con Bryce, y Bryce
es la única persona de la que alguna vez me he enamorado. Quiero estar
con él, calmarle y ayudarle a recuperarse, estar allí siempre para él. Quiero
llegar a conocerle porque sé que nosotros seriamos perfectos el uno para el
otro. —Keenan debería haber estado feliz de averiguar que él tenía un
compañero, pero el hombre había apoyado su barbilla en las rodillas y se
miraba fijamente los pies. Todavía no había mirado a Oliver desde que la
sesión de entrenamiento había terminado.
—Entonces yo diría que has encontrado a tu compañero, pero no
puedo estar seguro. Sabes que he sido un shifter desde hace poco tiempo, y
no sé si siento el tirón de manera diferente que si yo fuera completamente
humano. Tal vez deberías preguntar a Jaime sobre eso.
La sonrisa que Keenan le dio era decidida, pero Oliver podía ver la
tristeza en ella. —No creo que sea necesario. No quiero que Jamie se
preocupe, e incluso si él es mi pareja, él dejo claro que no me quiere, así
que…
Oliver quería consolar a su amigo desesperadamente, pero no sabía
cómo. —Estamos hablando del ese lobo, ¿verdad? —No todos los shifters
que la manada había rescatado habían venido a la mansión. De los seis
shifters, sólo tres se habían mudado con ellos, un shifter zorro, un shifter
lince quien lamentablemente todavía no hablaba, y el lobo. Ellos también
habían rescatado a varios humanos que estaban en el laboratorio, y tres de
ellos habían venido a la mansión. Después de que Jared los examinara, dos
ya se habían ido a casa.
Keenan pensó en eso, entonces aparentemente decidió que podía
confiar en Oliver. —Sí, hablo de Jonah. Él es un shifter lobo. Yo… en
cuanto le vi la otra noche, yo solo sabía que él era mío. Me sentí tan feliz,
incluso si él estaba herido y receloso, pero pensé que mi presencia le 53
ayudaría a curarse. En cambio… él no puedo esperar para apartarse de mí.
—¿Hablaste de esto?
—Lo intente, pero desde que despertó en la enfermería el no me
habla. Yo... ni tan siquiera estoy seguro de si realmente soy su compañero
o si es otra cosa lo que siento. ¿Sí realmente fuera su compañero, él no me
querría?
—Oh, Keenan, no lo sé. No estoy seguro de cómo funciona esta cosa
de compañeros, ¿sabes? Por lo que he visto aquí, ellos siempre terminan
juntos, así que tal vez podrías intentarlo otra vez. He estado donde él se
encuentra ahora, e imagino que tienen que recuperar su vida antes de que
pueda pensar en alguien más. Solo han pasado unos cuantos días, dale
tiempo. Entonces intenta hablar con él otra vez. —Oliver colocó su brazo
alrededor de los hombros de su amigo—. Todo el mundo aquí te ama, no
entiendo porque él no lo haría. Tú eres del tipo al que la gente se apega,
¿sabes?
Keenan finalmente sonrió mientras golpeaba su hombro con el pecho
de Oliver. —Lo sé, soy muy amable. Así que, ¿qué pasa contigo? ¿Ya lo
has hecho con Sebastián? Tengo que decir que yo no veo ningún mordisco
de acoplamiento en ninguno de vosotros dos.
Oliver reconoció el intento de cambiar el tema de la conversación, y
con mucho gusto lo acepto, incluso cuando él realmente no quería hablar de
su vida sexual, con nadie. —Nop. Le hago trabajar por ello.
—No pensaras todavía que él no te quiere, ¿verdad? —Keenan
pregunto con un tono preocupado.
—No, no te preocupes. Cuando él estuvo en la enfermería nosotros…
Hablamos. —Oliver logro decir con la cara seria, pero la sonrisa de
satisfacción de Keenan fue suficiente prueba de que él sabía sobre que
había ido la conversación—. Entonces él descubrió que yo había movido
mis cosas y se enfadó, entonces lo moví todo de vuelta. Sé que él me
quiere, me dijo que sólo estaba asustado de hacerme daño, pero en realidad
nada cambió. Con los nuevos shifters en la casa y su trabajo, realmente no
tenemos mucho tiempo para nosotros.
—Tal vez deberías organizar algo.
—¿Cómo qué? —Oliver no estaba seguro de que él pudiera confiar
en las ideas locas de Keenan, pero no podía hacer daño solo escucharle, 54
¿verdad? La risa traviesa en la cara de Keenan le hizo creer que podía estar
equivocado.
—¿Alguna vez te dije lo que Jamie le compro a Ward para Navidad?

Sebastián se quedó quieto y miró como Ani brilló en la cocina. El


pequeño tipo todavía tenía mucho miedo a los hombres grandes, y casi todo
el mundo en la mansión era grande, al menos para él, ya que él tenía que
medir cerca del metro sesenta y cinco.
Los ojos del Nix se ensancharon un poco al ver a Sebastián apoyado
en el mostrador, pero no brillo lejos inmediatamente, lo que era un
progreso. Hace unas semanas él se habría ido antes de que Sebastián
tuviera tiempo de decir hola. —Hola, Ani.
—Umm, hola.
Sebastián mantuvo su atención en la taza de café y comenzó a
moverse poco a poco hacia la puerta, cuando el ruidoso suspiro que salió de
los pulmones de Ani lo detuvo. Si, él era curioso, ¿y qué? Él no tenía
muchas interacciones con el tipo, y mientras trataba de respetar el miedo
del hombre, él también pensaba que nunca lo superaría si no comenzaba a
estar con los grandes shifters de la casa un poquito más.
Sebastián estaba emparejado con uno de los amigos de Ani, así que
él sabía que estaba seguro a la vista del hombre. Él no estaba seguro de si el
hecho de que técnicamente no estuvieran emparejados aún influiría, así que
decidió dejar que Ani diera el paso. El pequeño Nix se acercó y agarró la
cafetera, sus manos ligeramente temblorosas.
Sebastián sonrió y cogió una taza del armario encima de él,
dándosela a Ani, que la aceptó con una pequeña sonrisa. —Gracias.
Sebastián sabía exactamente lo que el hombre encontraría en la taza,
ya que había visto a Dominic dejar una nota en ella unos minutos antes. —
Si yo estuviera en tu situación, miraría en la taza antes de llenarla.
Ani miró y metió la mano dentro, sus dedos salieron con una
pequeña hoja de papel. La sonrisa de Ani ahora lucia era suave e hizo a
Sebastián pensar que Dominic estaba capturando el corazón del Nix poco a
poco. No sabía quién le había dado la idea de la nota, pero parecía ser
buena. 55
—¿Cómo… cómo esta Oliver?
—Está bien. Él está mejorando a una velocidad asombrosa después
de que tomó el suero.
—Me alegro. —Sebastián sabía que Oliver y Ani se habían hecho
amigos en algún momento, incluso si Oliver era grande, al menos para los
estándares de Ani. Suponía que no había parecido una amenaza mientras
había estado enfermo y postrado en cama, y Ani pudo conocerle mejor, así
que sabía que incluso ahora, Oliver era bueno él no le haría daño.
—¡Eh! ¿Encontraste mi nota?
Los dos se giraron para afrontar a Dominic, el rubor en la cara de
Ani era tan fuerte que Sebastián hubiera jurado que él podía sentir el calor
sobre su propia piel.
—Sí. Gracias. —Ani pareció vacilar, pero se movió hacia Dominic,
poniéndose de puntillas para colocar un beso sobre la mejilla del Alfa.
Incluso estando así, tuvo que agarrar la camisa de Dominic y acercarle, ya
que Dominic parecía demasiado atontado para moverse antes de que le
diera el beso. Ani fue rápido dejando la cocina después de eso, y Sebastián
no pudo evitar reírse de la cara que Dominic puso. Estaba a medio camino
entre atontado y aturdido, y cuando levantó la mano a su mejilla, miro a
Sebastián. —¿No lo soñé, verdad? Realmente me besó.
—Eso hizo. Estoy feliz de que vosotros dos parecéis estar superando
sus problemas.
Una vez que Dominic tuvo la taza de café preparo el suyo. —¿Estas
completamente repuesto de la herida?
—Sí. Finn me curó, así que estoy bien.
—Entonces bien. Te di unos días para recuperarte, pero ahora te
necesito. Denver y Soren se ocupan de interrogar a los guardias, pero
quiero que Jared trate de hablar con los científicos. Quiero que estés allí
con él, por si acaso. Nos aseguramos de que ellos no tenían ningún arma, y
no son luchadores, pero preferiría tenerte simplemente allí sentado por si
alguno de ellos intenta dañar a Jared de cualquier modo.
—Seguro. —Era algo que Sebastián estaría encantado de hacer. No
sólo estaba feliz de ayudar a la manada, ya que ellos eran su familia, sino
que también quería saber más sobre los experimentos que aquellos tipos
hacían a la gente, y esperaba que aquellos científicos pudieran saber algo 56
sobre Adrián y Gabriel. Él no había olvidado su promesa al genetista que
había ayudado a Oliver a recuperarse—. ¿Cómo está la gente que
rescatamos?
Dominic frunció el ceño. —El lince todavía esta catatónico. Él
duerme, él come, pero él no habla con nadie ni tan siquiera reacciona
cuando alguien le habla. Benjamin, el zorro, lo está haciendo bien. No sé si
quiere volver a su escondite aún, pero esperaré un poco más tiempo para
preguntarle por eso. Los humanos son más complicados. Las dos mujeres
volvieron a casa ya que Jared dijo que ellas estaban bien. No habían estado
en el laboratorio durante mucho tiempo, pero el hombre es otra historia.
Pensamos que podrían haberle hecho lo mismo que le hicieron a Oliver,
pero si logramos interrogar a los científicos podríamos tener más pistas
sobre lo que hicieron y lo que él necesitaría para estar bien.
—¿El lobo? —Sebastián había visto como Keenan reaccionó al
hombre, esperaba que su amigo no se enamorara de él como había hecho
con Bryce. Él no era racista, ni mucho menos, pero nada bueno podía venir
de una relación shifter – humano si no eran compañeros. Keenan y Bryce
habían sido la prueba de eso. Además, el hombre parecía tener bastantes
problemas ahora mismo, y Sebastián no estaba seguro de que una relación
funcionara, para ninguno de ellos.
—Él es… difícil de tratar. No quiere que nadie le toque. Jared ni tan
siquiera fue capaz de examinarle para como probar si estaba bien, y por lo
que me dijeron algunas personas, tiene pesadillas.
Sebastián frunció el ceño. —Keenan fue capaz de tocarle. —indicó.
—Lo sé, pero no estoy seguro de que quiera que esos dos estén
juntos más de lo necesario. Aunque tendré que hablar con Keenan si la
situación con Jonah no mejora. Tal vez él sea capaz de atravesar el escudo
del lobo. Le enviaría de vuelta a su manada, pero Kameron me dijo que
Jonah fue uno de los shifters vendidos por el antiguo Alfa de la manada
Gillham, y no parece que le gusten ni los lobos ni los humanos.
—Mientras no sea un peligro para la manada, imagino que no es un
problema que se quede aquí.
Dominic asintió. —No tengo ningún problema con eso. —El león
lavo su taza, la secó y la coloco en el estante—. Creo que Jared está en la
enfermería ahora, así que vete a hacer lo que quieras. Solo estate allí en… 57
—Dominic miró su reloj—. Aproximadamente dos horas. Iras con él a
interrogar a los científicos. Para entonces, Isaiah debería ser capaz de
decirnos al menos sus nombres.
Sebastián sabía exactamente lo que quería hacer durante esas dos
horas, así que tan pronto como se despidió de Dominic empezó a buscar a
su compañero. Podrían pasar el tiempo juntos, tal vez hablar con un café o
algo.
El encontró a Oliver en la biblioteca con Keenan y Nolan, supo
enseguida que algo estaba pasando por las miradas en la cara de los tres
hombres. Nolan y Keenan estaban riéndose como tontos, parándose un
momento y luego comenzando de nuevo después de mirar a Oliver.
Oliver… parecía incómodo, pero Sebastián también podía oler el aroma de
la excitación en el cuarto, y por la reacción de su león, él sabía que este
tenía que venir de su compañero.
—¿Qué pasa aquí? —gruñó, manteniendo s su león bajo control con
dificultades. Este no quería hacer otra cosa que saltar sobre Oliver y
finalmente reclamarle como suyo, sin preocuparse por el hecho de que
había otras dos personas en el cuarto.
La cara de Oliver enrojeció y Sebastián sabía que los chicos habían
estado planeando algo, sobre todo por la culpa que apareció en la cara de
Oliver. Nolan y Keenan simplemente miraron hacia él, luego el uno al otro
antes de deshacerse en carcajadas otra vez hasta que estuvieron rojos y sin
aliento. Sebastián sacudió su cabeza. Él ni tan siquiera trataría de entender
a esos tipos, pero estaba feliz de ver que Keenan estaba bien. Sin decir nada
a los dos tontos risueños, agarró a Oliver de la mano y le levantó del sofá
antes de llevarle a su habitación.
—¿Así que? ¿Quieres decirme que viene ahora? No creas que no
noté que tú andas gracioso. ¿Te has hecho daño otra vez?
Sebastián no había creído que la cara de su compañero pudiera
volverse aún más roja, pero lo hizo. —No, no, ¡Estoy bien! Yo solo…
hable con Keenan y él tuvo esta idea que parecía buena entonces pero ahora
no estoy tan… seguro.
Sebastián dio un paso hacia Oliver y le atrajo hasta que sus cuerpos
estuvieron juntos, tocándose desde el muslo al pecho, sus bocas tan cerca
que Sebastián podía sentir el aliento caliente de Oliver sobre sus labios. Su 58
brazo nunca dejó la cintura de Oliver mientras se inclinó cerca de su oído y
murmuró. —¿Y cuál fue esa idea? —Sebastián no estaba seguro de lo que
le había poseído, pero le gustaba el modo en que Oliver temblaba en sus
brazos mientras con las manos agarraba los hombros de Sebastián. Por lo
general no era tan… seductor, pero le gusto este pequeño juego con su
compañero, le gustaba que este lado de él fuera exclusivo para Oliver. No
creía que pudiera ser tan sensual con alguien más.
—Yo, bien, quería seducirte, porque, ya sabes, tú todavía no has
hecho nada.
Sebastián cogió el carnoso lóbulo de Oliver entre sus dientes y tiró
ligeramente antes de contestar. —Tienes razón. He estado manteniéndome
a raya a mí mismo durante meses porque quería que mejoraras, pero
ahora… tú estás bien, ¿verdad? —Por favor, di sí. Sebastián se apartaría si
Oliver decía no, pero Sebastián había deseado a su compañero durante
meses, y no estaba seguro de poder permanecer lejos mucho más tiempo.
—S… sí. Estoy perfectamente bien.
Sebastián sonrió contra el pulso rápido del cuello de Oliver sobre el
que había estado chupando dejando una marca que todos podrían ver. —
¿Entonces qué piensas que deberíamos hacer?

Sebastián estaba intentando matarle. Sí, trataba de matarle de una


sobrecarga de placer, y ellos aún no se habían besado. Oliver no sabía que
le había poseído a su hombre, pero él nunca había sido tan seductor y
sensual, y eso hizo que Oliver quisiera asaltarle aún más que de costumbre.
¿Por qué habían esperado para hacer esto otra vez? —Yo… uh… nosotros.
Era tan difícil concentrarse sobre lo que quería decir. La boca de
Sebastián sobre su cuello causaba estragos en la capacidad de Oliver para
decir algo que realmente tuviera sentido, y sus manos… Oliver podía sentir
que se caían poco a poco hacia el borde de los pantalones haciendo su
camino hacia el culo manteniéndose pegado al cuerpo de Sebastián. Si el
hombre iba un poquito más abajo, entontaría la razón por la que Oliver
había estado andando gracioso.
Cuando había estado de acuerdo con seguir el plan de Keenan, no
había pensado en tener un pulg insertado e ir a buscar a su compañero, 59
mientras la maldita cosa se clavaba en su próstata cada vez que daba un
paso, él acepto lo que Keenan había pensado. Oliver no era virgen, y no era
un remilgado, pero su vida sexual hasta ahora había sido bastante vainilla y
nunca había comprado un juguete sexual. Él había rechazado comprarlo
rosa, como Keenan había insistido, escogiendo uno de color gris oscuro en
su lugar, pero claro, ¿A quién le importaba? No era algo que nadie fuera a
ver. De hecho, Oliver se sentía tímido con todo esto, y estaba a medio
camino de simplemente correr al cuarto de baño y sacarlo.
Sí, Sebastián todavía notaría que él se había estirado y lubricado,
pero podía pasarlo por la sorpresa, ¿verdad?
—¿Oliver?
Mierda. —¿Cuál… cual era la pregunta?
Sebastián mordió el cuello de Oliver y su polla pulso en respuesta,
como si ya supiera lo que venía. ¡Mierda, después de poner nombre a su
oso interior, no había manera de que pusiera nombre a su polla, incluso si
ahora mismo realmente parecía tener mente propia! —Dime que estás listo
para esto, bebé.
La boca caliente de Sebastián bajo, corriendo la lengua a lo largo de
la clavícula de Oliver. Aunque no podía ir más abajo, porque todavía
estaban vestidos. —Estoy listo. —Finalmente, por fin. Oliver había estado
listo durante días, incluso semanas, y él finalmente tendría lo que tanto
quería.
Sebastián no perdió tiempo. Agarró la camiseta de Oliver y la saco
antes de hacer lo mismo con la suya. Oliver estaba un poco inseguro de su
cuerpo. Después de un año y medio de experimentos, enfermedad y
hambre, sabía que esto tomaría mucho más que el puñado de días que
habían pasado desde que él se tomó el suero, para regresar a su viejo yo.
Sabía que todavía estaba demasiado delgado y que su cuerpo tenía
cicatrices, la cicatriz más impresionante era la que atravesaba su abdomen
du un lado al otro, directamente encima de sus pantalones.
Desde luego, Sebastián le había visto muchas veces desnudo cuando
solía ayudar a Oliver a lavarse, pero él estaba enfermo entonces, y eso era
sólo un gesto humanitario. Lo que estaban a punto de hacer era diferente, y
Oliver no podía evitar preguntarse, si a su compañero le gustaba lo que
veía. Esperaba que sí, porque no era como si pudiera hacer algo para borrar 60
las cicatrices de su cuerpo. Eran demasiado viejas y demasiado profundas
para qué su nuevo ADN shifter los hiciera difuminarse.
Al él seguro que le gustaba lo que veía. Sebastián era demasiado
magnífico para ponerlo en palabras. La dorada piel cubría los tensos
músculos que se estiraban y contraían con cada movimiento que hacía. Sus
ojos azules brillaban mientras miraba a Oliver, haciéndole temblar por la
promesa que podía ver en sus profundidades. Quería tocar, saborear, Oliver
estiro la mano hacia el pezón cobre oscuro, remontando la punta con su
dedo hasta que se endureció.
Sebastián no era un ser pasivo, y a Oliver realmente no le preocupó
cuando sintió la boca de su amante sobre su cuello, su lengua saboreando la
piel sobre su corazón hasta que alcanzo el pezón de Oliver y chupo. El
placer recorrió a Oliver, su corazón fuera de control por estar finalmente en
los brazos de Sebastián. Él dejó que sus manos siguieran vagando por los
músculos firmes cubiertos por la suave piel del trasero de Sebastián,
sintiendo los movimientos mientras Sebastián abría los pantalones de
Oliver y deslizaba sus dedos sobre la sensible piel justo encima de la ingle
de Oliver.
Él se estremeció mientras Sebastián le besaba, acarició y engatuso a
la lengua de Oliver, sus manos acariciaron el desnudo trasero de Oliver
antes de moverse al frente. Sebastián hizo rodar su duro pezón entre dos
dedos y un escalofrió de placer se disparó directamente a la polla de Oliver.
La cosa estaba tan dura que él se sentía aliviado de que Sebastián hubiera
abierto sus pantalones, pero incluso el delgado algodón que todavía le
cubría casi era demasiado. Oliver podía sentir el punto mojado de pre
semen creciendo mientras su polla continuaba goteando, en reacción al
toque de las manos de Sebastián. Ese toque era adictivo, y Oliver sabía que
nunca tendría bastante de él. Sebastián trajo la luz del sol a su vida, y él no
podía vivir sin ella.
Tan perdido en el placer que obtenía con la mera presencia de su
amante y en la sensación de los labios de Sebastián sobre él, que Oliver
casi no notó que las manos del león habían bajado hasta que deslizaron sus
pantalones bajo la curva de su culo desnudo. Fue entonces cuando
Sebastián se congelo y el pulg se sacudió dentro de su pasaje entonces
Oliver comprendió que los dedos de Sebastián habían encontrado la 61
maldita cosa.
Él podía sentir su cara enrojecer de vergüenza mientras salió de los
brazos de su compañero y trató de entrar en el cuarto de baño. Sebastián no
le dejo escaparse, sino que Oliver fue empujado de vuelta, su muñeca
asegurada en la gran mano de Sebastián mientras el león agarraba su
cintura con la otra y tiraba de Oliver hasta que su espalda estaba contra el
pecho de Sebastián, su calor filtrándose en el cuerpo de Oliver.
Oliver esperó. Sabía que no podía escaparse de los fuertes brazos que
le mantenían en el lugar, y sabía que en realidad esto era ridículo. ¿Cuándo
se había vuelto así, tan… mojigato? Él podía que nunca hubiera intentado
algo como esto, pero realmente le gustaba intentar cosas nuevas. Solo que
lo que él tenía con Sebastián era tan importante, tenía miedo de joderlo, y
no sabía lo que su compañero pensaría del juguete en su culo.
A él no parecía que le disgustara, ya que Oliver sintió la mano de
Sebastián a lo largo de su espalda y buscar dentro de sus pantalones, un
dedo se movió a lo largo de su grieta hasta que alcanzó el duro pulg otra
vez. Sebastián empujó contra el pulg y Oliver no pudo evitar que un
gemido saliera de su garganta mientras la cosa se movía dentro de él, yendo
más profundamente. Quería sentir a su compañero allí, no el juguete, pero
dejaría a Sebastián explorar primero.
El dedo del león se movió otra vez, esta vez empujando al enchufe de
un lado al otro, y Oliver sintió que sus piernas flaqueaban. Él podría
haberse caído si Sebastián no hubiera decidido en ese momento alzarlo
como a una doncella en apuros, un brazo bajo las rodillas de Oliver y el
otro alrededor de su espalda. —Es un juguete muy interesante… el que
tienes ahí, bebé. ¿Cuándo lo compraste?
—Yo, eh, Keenan. Él me dijo que esto era una buena idea, así que
me ayudó a pedirlo por Internet. —El gruñido bajo que resonó en el pecho
de su compañero sorprendió a Oliver.
—Tú nunca escogerás este tipo de cosas con otro hombre,
¿entendido?, si necesitas algo relacionado con el sexo, hablas conmigo.
Aaah, ese era el discurso de troglodita mandón, y Oliver estuvo
sorprendido de que en realidad le gustaba ver a Sebastián tan posesivo.
Sabía que nunca habría pedido a Keenan que le ayudara a escoger algo
como esto si el hombre no se hubiera ofrecido, más bien decidido y hecho 62
todo por él, pero él no lo admitiría. Podría ser interesante mantener a
Sebastián sobre los dedos del pie un ratito.
Sebastián se arrodilló sobre la cama y dejo a Oliver en medio, sus
manos volaron a sus pantalones. No le tomó al hombre más que unos pocos
segundos arrancar los vaqueros y calzoncillos del cuerpo de Oliver, luego
él estaba desnudo, temblando bajo la pesada mirada de su compañero. Los
ojos de Sebastián estaban entrecerrados, brillando con la lujuria y una
pasión que Oliver no podía esperar para probar.
Él levantó sus brazos, llamando a Sebastián para que viniera más
cerca, dejando a Oliver sostenerle. Ellos tendrían tiempo para explorarse el
uno al otro cuando la urgencia y la cruda pasión fueran domadas.
El miró como los pantalones de Sebastián desaparecieron, el hombre
se arrodillo de nuevo sobre la cama y gateó hacia Oliver hasta que sus
manos estuvieron al lado de la cabeza de Oliver y sus piernas abrazaban las
caderas de Sebastián. Sus ojos se cerraron y Oliver observo como Sebastián
se inclinóhacia él, tomando sus labios en un beso que quemaba y marcaba
el corazón de Oliver.

Sebastián quería que el beso nunca se terminara, pero quería


emparejarse con Oliver aún más, y para hacer eso él tenía que llegar a su
mesilla de noche y agarrar el lubricante. Él intentó moverse, pero Oliver le
detuvo, agarrando sus hombros para mantenerle en su sitio entonces él
deslizó una mano bajo la almohada. Su mano salió con un tubo de
lubricante, y la sonrisa maliciosa de Oliver le dijo a Sebastián que el
hombre realmente había pensado en todo.
—No tienes que lubricarme, pero pensé que podrías querer un poco
de todos modos.
—Mmm, pienso que voy a tener que comprobar la situación yo
mismo antes de que pueda decidir si necesitas más lubricante. —Sebastián
sonrió ampliamente antes de bajar sobre el cuerpo de su compañero.
Él se detuvo sobre el pecho de Oliver para ocuparse de su duro pezón
rosado. Quería disfrutar y explorar, no apresurar las cosas, incluso si solo
tenía dos horas. Podía hacerse mucho en dos horas.
Raspando sus dientes a lo largo de los músculos que mejoraban cada 63
día, Sebastián se bañó en el olor de su compañero, en los eróticos ruidos
que hacia mientras Sebastián pellizcaba uno de las apretadas protuberancias
y la chupo antes de pellizcarla. La piel de Oliver era suave y contrastaba
con el tupido vello negro que rociaba sus pectorales y hacia un camino
hasta llegar a su ombligo. Sebastián lo siguió, pasando su lengua alrededor
de las marcas unas pocas veces antes de trazar el rastro oscuro hacia la
polla de Oliver.
El eje salto con orgullo desde su nido de vello oscuro y rizado, y
tanto como Sebastián quería lamerlo y chuparlo, él estaba más interesado
en mirar abajo y ver como el pulg se veía dentro del cuerpo de su
compañero.
Poniendo ambas manos sobre el interior de las rodillas de Oliver, tiró
de las piernas de su compañero hacia arriba y las abrió tanto como pudo y
miró su sorpresa. Una base de plástico gris oscuro estaba apoyada entre las
nalgas gemelas, y Sebastián no pudo resistirse a tocarlas. El ruido que
salido de La boca de Oliver cuando lo hizo estaba entre un quejido y un
gemido, y quería oír más como ese.
Él alzó la vista, observando la bella visión que era finalmente suya
para tomar. La piel pálida de Oliver era hermosa sobre la colcha verde, su
cara rojo por la pasión, sus ojos brillantes por la lujuria y tantas emociones
que Sebastián desesperadamente quería nombrar. Quería que fueran amor,
pero por mucho que supiera que le importaba a Oliver, él no sabía si eso
era amor, y no preguntaría. Era suficiente para él saber que le importaba a
Oliver, y el hombre le diría cuando estuviera listo.
El pelo negro de Oliver era lo bastante largo para que rodeara su
cabeza como un halo sobre la almohada blanca, y sus labios eran rojos e
hinchados después de que se hubieran besado como si sus vidas
dependieran de ello. Oliver se veía bastante bien para comérselo, devorarlo,
Sebastián planeaba hacer justo eso.
Él volvió abajo, centrado su foco entre las piernas de su compañero y
tragando la erección de su pareja mientras sus dedos jugaban con el pulg.
Las caderas de Oliver se alzaron mientras la cabeza de su polla tocaba la
parte de atrás de la garganta de Sebastián y este chupó con fuerza. Él sintió
las manos de Oliver enredarse en su cabello, sosteniéndole en su lugar,
pero sin hacerle daño, mientras saco el pulg un centímetros antes de volver 64
a empujarlo dentro otra vez.
Él quería, tenía que, mirar. Remontando el camino a la cima del eje
de Oliver desde su raíz, Sebastián lamió alrededor de él antes de moverse
solo un poco, lo justo para ver el duro plástico salir y volver a entrar en el
canal de su compañero. El apretado frunce estaba estirado alrededor del
pulg, la piel rosada arrugada e invitándole, y no pudo evitar imaginarse
cómo se vería abrigado alrededor de su polla mientras él se hundía en
Oliver, haciéndoles uno.
Agarrando el lubricante, Sebastián extendió una buena cantidad de
ello sobre su polla antes de apartar las manos de Oliver, que se movían
poco a poco más cerca de la polla del hombre. —Uh, Uh, no vas a correrte
hasta que yo esté tan profundamente dentro de ti que me sentirás durante
días. —Sebastián pellizco la piel sensible del interior del muslo de Oliver
mientras saco el pulg otra vez, pero esta vez no le dejo deslizarse de vuelta.
Él lo saco completamente y lo dejo caer sobre la cama antes de empujar sus
dedos en su lugar.
Las manos de Oliver volaron de vuelta al pelo de Sebastián mientras
él se retorcía debajo, ruidos irreconocibles salían de su boca. Las únicas
palabras que Sebastián entendió fueron —ahora— y —por favor—, y el
hecho de que estaba dejando mudo a su compañero por la pasión era un
empujón directo a su ego.
Él bombeó sus dedos dentro y fuera unas cuantas veces antes de
añadir el tercero, pero no había ninguna necesidad, en realidad no. El pulg
había hecho su trabajo, y Oliver estaba listo para tomarle. Solo deseaba la
sensación de la carne de su compañero tomándole, caliente y apretado
alrededor de sus dedos mientras Oliver gemía lascivamente y engancho sus
piernas tan alto como podía.
Sebastián no perdió tiempo después de asegurarse de que Oliver no
sentiría dolor. Se movió sujetándole, apretando sus cuerpos juntos mientas
sentía la sensible punta de su polla tocar la lubricada apertura de Oliver. No
tomó mucho para que se deslizara dentro. El eje de Sebastián de repente
estaba sumergido en el calor húmedo y apretado mientras Oliver gemía
tomándole. Oliver se alzó para capturar los labios de Sebastián con los
suyos, sus lenguas se movieron juntas mientras Sebastián movía sus
caderas, rápido y duro. 65
Él sabía que debería reducir la velocidad y saborear esta experiencia,
pero simplemente no podía. Había soñado con estar con Oliver durante
meses, y ahora finalmente lo vivía. Él martilleó sus caderas contra el
agujero dispuesto de Oliver mientras su compañero agarraba su espalda,
sus hombros, y por lo que Sebastián podía sentir, el estaba dejando
arañazos allí. Él los llevaría con orgullo.
El pecho de Oliver de repente vibró mientras un ruidoso gruñido
vibro en su garganta, Sebastián separó sus labios para alzar la vista hacia
los ojos de su compañero. Estaba asustado de que pudiera hacer daño a
Oliver, y sus caderas dejaron de moverse mientras sus ojos se ampliaron. Él
todavía podía ver a Oliver en los ojos oscuros de su compañero, pero
también podía ver al depredador que estaba al acecho en él mientras Oliver
abrió su boca para exponer sus colmillos extendidos. Sebastián sabía que su
hombre sentía la necesidad de marcarle para que todos pudieran verlo,
entonces él inclinó su cabeza a un lado, dando permiso a Oliver
silenciosamente. Eso era lo que él quería, emparejarse con el hombre que él
amaba.
Oliver golpeó rápido y con fuerza, sus colmillos se hundieron
profundamente en la carne del cuello de Sebastián mientras que le atraía
cerca, impidiéndole alejarse. De todos modos él no quería hacerlo. Cada
succión que Oliver tomaba del cuello de Sebastián reverberó a lo largo de
su espina dorsal hasta su polla, y Sebastián sólo no pudo mantener más su
orgasmo controlado.
Él comenzó a moverse otra vez, bombeó sus caderas de nuevo, dos
veces, antes de correrse, su semilla disparándose en el canal de su
compañero. Sebastián todavía podía sentir los dientes de Oliver en él, el
cuello de su compañero expuesto para que él lo tomara. Él golpeó también,
clavando sus colmillos en el cuello de su compañero, el sabor dulce de la
sangre de Oliver golpeó su lengua mientras él tragaba. Nunca había
probado nada como esto. El sabor, el olor que le rodeaba, el semen que
ahora les cubría a los dos, era únicamente Oliver, y él estaba enterrado
profundamente en su compañero, especialmente cuando sintió su vínculo
caer en su lugar.
Él podía sentir la alegría y la relajación que cubría a Oliver, pero esa
no era la única cosa que podía sentir. Había otra presencia allí, y ella 66
añoraba la libertad.
Sebastián apenas tuvo tiempo para salir del cuerpo de su compañero
antes de que el aire alrededor de Oliver comenzara a temblar, el pelo negro
brotando de su cuerpo, mientras se volvió mucho más alto y más largo,
hasta que Sebastián se encontró en los brazos de Yogui, sus ojos
entrecerrados mientras esperaba que el oso le reconociera como su
compañero.

67
Capítulo 5
¡Mierda, mierda, mierda! Oliver no sabía que había pasado o como
solucionar esto. Bien, sabía lo que había pasado. Él había cambiado por
primera vez, ¿pero realmente tenía que hacerlo mientras estaba desnudo en
la cama con Sebastián? Incluso más que eso, ¿realmente tuvo que hacerlo,
segundos después de que ellos acabaran de hacer el amor y se habían
reclamado el uno al otro?
Si Sebastián no hubiera sido tan rápido alejándose, Oliver habría
cambiado mientras… puf, ¡ni tan siquiera quería pensar en eso!
—En, ¿amor? Cuidado con esas garras, ¿vale?
Oliver comprendió que él había estado arañando el colchón, entonces
torpemente trató de sacar las garras de la tela, pero parecía que cada
movimiento que hacía, solo lograba destrozarlo un poco más. Le asustaba
moverse, pero podía oír los crujidos de la cama. No estaba hecho
exactamente para recibir un oso totalmente adulto con su compañero,
incluso si Sebastián estaba en forma humana.
Oliver podía imaginarse que él no se movía porque no quería
asustarle o a Yogui, pero ellos realmente no podían quedarse allí si querían
que la cama sobreviviera a su primera vez haciendo el amor. ¿Pero cómo
hacía que Sebastián se moviera? No era como si simplemente le pudiera
decir al hombre ya que no podía hablar.
Oliver miró a su compañero y estuvo aliviado por que no podía ver
ningún miedo en los ojos de Sebastián. En todo caso, pensaba que podía
ver asombro y amor brillando en ellos, pero no podía estar seguro, sobre
todo sobre lo segundo. Además no tenía tiempo para investigar ahora
mismo.
Ya que tenía la atención de su compañero, Oliver trató de hacerle
entender que tenía que moverse. Movió su cabeza hacia el lado de la cama,
un movimiento extraño y tope en esta forma. Se sentía como si todavía no
68
tuviera el control de sus movimientos.
—¿Quieres que me mueva?
La cama crujió más fuerte y Oliver trató de asentir, pero salió un
poco demasiado entusiasta y golpeó la barbilla de Sebastián con su…
¿hocico? Sí, definitivamente era extraño, miro a Sebastián y maldijo, la
sangre brotaba de su labio ya que al parecer se había mordido cuando
Oliver le había golpeado. Él se apartó de Oliver y se bajó de la cama, y
Oliver se apresuró abajo, o al menos lo intentó.
No era fácil calcular como bajarse de la cama mientras él estaba
tumbado sobre su espalda, así que el probó a intentar deslizarse, pero
termino enterrando sus uñas en el colchón. Un sonido de desgarro ruidoso
lleno el cuarto y él se hubiera ruborizado si hubiera estado en la forma
humana. Se apresuró fuera de la cama, pero era demasiado tarde. Mientras
sentía las puntas de sus pelos llegar al borde, la cama colapso bajo su peso,
la madera crujiendo y protestando. Seguramente era más fácil bajarse
ahora, pero Oliver quería enterrarse en algún lugar donde nadie le
encontrara nunca.
En cambio, se acurruco en una esquina, tratando de hacerse tan
pequeño como podía. Estaba bastante seguro de que hizo un pobre trabajo
con eso, siendo un oso y todo eso, pero al menos no tenía que ver la sangre
gotear de la barbilla de Sebastián más. Mierda, ellos se habían emparejado
sólo segundos antes, y él ya demostraba que era un compañero malísimo y
un shifter peor. Él había pensado que el cambio vendría de manera natural,
una vez que él lograra que su vida fuera perfecta, pero esta situación no lo
era, ni mucho menos. Incluso ahora intentado ponerse en posición fetal, él
chocó contra la mesilla de noche y la lámpara salió volando, el golpe
ruidoso para sus ahora sensibles oído.
Bien, tal vez sería mejor si solo dejaba de moverse y cambiaba de
nuevo. Trato de haces solo eso, pero ya que no sabía cómo exactamente
había logrado cambian a un oso en primer lugar, él realmente no sabía
regresar su forma humana. Trató de concentrarse como Bryce le había
enseñado, pero en su forma humana en lugar de un oso, pero los resultados
fueron exactamente los inexistentes que esperaba.
—¿Bebé? ¿Estás bien? —Oliver sintió una mano hundiéndose en la
piel de su cuello y él hubiera ronroneado si fuera un gato. ¡Espera, él estaba 69
ronroneado! No tenía ni idea de que los osos hicieran ese tipo de ruidos,
pero dios, ¡se sentía bien tener algo de mascota en él! Movió su cabeza un
poco, tratando de acercarse al toque de Sebastián, pero de repente recordó
por qué se había ocultado en primer lugar. Dio una vistazo a su compañero
y estuvo aliviado de ver que ya no había nada de sangre. Sebastián ya se
había curado, cortesía de sus genes shifter, y él se había limpiado.
—¿Qué joder? —alguien gritó mientras la puerta se abría de golpe.
Oliver perdió el control solo unos segundos cuando se dio cuenta de
que quienquiera que estaba en la puerta veía a su compañero desnudo. Él se
alzó sobre sus… sorprendentemente rápidas patas, y se colocó delante de
su compañero, enfrentado a un atontado Bryce en todo su glorioso oso.
¡Maldición, era tan alto de pie sobre sus patas traseras! Era altísimo por
encima de Bryce o de Sebastián y literalmente podía sentir la parte de
arriba de su cabeza tocar el techo.
Tenía suerte de que a Dominic le gustaran los techos altos, porque
habría dejado una abolladura en uno más bajo.
Oliver gruñó en advertencia y chasqueo sus dientes, incluso si en el
fondo de su mente sabía que Bryce era un amigo y que él ya estaba
emparejado. Aunque Yogui no entendía nada de eso, al menos hasta que
Sebastián puso una mano en la peluda cintura de Oliver y se colocara
delante de él, mostrando a Oliver que estaba vestido. Para ahora Bryce se
reía con tanta fuerza que había tenido que sentarse en la butaca cerca de la
puerta, su cara roja mientras trataba de tomar suficiente aire solo para
comenzar a reírse otra vez en cuanto miro atrás a la cama.
Oliver gruñó otra vez, esta vez ¡Estaba pegado a su forma de oso, y
nadie le ayudaba!
—¿Bryce? ¿Qué está mal? —Genial, ahora Finn estaba allí también.
Tal vez simplemente podían dar una fiesta e invitar al resto de la manada
para que tuvieran unas cuantas risas a costa de Oliver. Quejándose, regreso
a sus cuatro patas y se giró con cautela, intentado evitar, tanto como podía,
tocar algo mientras regresaba a su esquina y ocultaba su cabeza bajo su
pata. Él podía oír a los tres hombres conversando, pero no presto atención a
lo que decían hasta que reconoció la voz de Dominic. Gimió mentalmente.
¿Realmente, todo el mundo tenía que venir aquí en este momento?
—Bebe, no te pongas así —dijo Sebastián—. Nadie está enfadado 70
contigo, y no me importa la cama. Iremos a comprar una nueva juntos,
¿bien?
Oliver gimió, no estaba seguro de si Sebastián en realidad esperaba
que respondiera, pero esto era lo mejor que podía hacer de todos modos.
—Eh, Oliver. Me alegro de ver que finalmente lograste cambiar. —
Dominic dijo con una sonrisa. Oliver rodo sus ojos al Alfa. Sí, sí, él sabía
que debería estar feliz de saber que podía cambiar. En realidad lo estaba,
pero ahora mismo él estaba más en un aprieto que en cualquier otra cosa—.
Bien, vamos a tratar de hacerte cambiar de vuelta. Solo enfócate en mi voz.
Oliver quería decirle a Dominic que él ya había tratado de
concentrarse y toda esa mierda, pero ya que no podía, decidió intentarlo
otra vez. No era como si tuviera muchas opciones. Se levantó, riendo
disimuladamente cuando vio que él se alzaba sobre Dominic también.
Entonces cerró sus ojos y se enfocó en la ahumada voz de Dominic,
mientras el Alfa le decía que se imaginase como el Oliver humano,
haciendo algo que le gustara hacer. Oliver no pudo evitar pensar en lo que
había estado haciendo solo hace unos minutos en la cama que ahora estaba
hecha pedazos sobre la alfombra.
Sí, esa había sido la experiencia sexual más increíble de la vida de
Oliver. No sólo sexual, no. Cuando el enlace había caído en su lugar, él
había sentido la felicidad emanando de Sebastián, y no podía esperar para
hacerlo otra vez, esperaba que pronto. Se imaginó como la lengua de
Sebastián se había sentido sobre su piel, como sus dedos se habían sentido
dentro de él, y sintió el aire temblando alrededor de él mientras su cuerpo
cambiaba. Esta era una sensación extraña, como si la carne de gallina
cubriera su cuerpo, una suave luz corrió sobre su piel, pero cuando abrió
sus ojos y miró abajo, vio sus pies. Sus pies humanos.
El también vio que mientras imaginarse con Sebastián le había
ayudado a cambiar, esto también le había dado una erección que ahora
mismo estaba a la vista de todo el mundo. Agarró la sabana de la cama
derrumbada y se ocultó debajo, pero cuando alzó la vista descubrió que
todo el mundo estaba ocupando examinando alguna otra parte del cuarto,
incluso si Bryce parecía sospechoso como si estuviera a punto de empezar
a reír de nuevo. El único que le miraba era Sebastián, y tenía una enorme
sonrisa en su cara. 71
—¿Yo… te hice daño?
—No, amor, no te preocupes. Ya está curado
Bryce miro de Oliver a Sebastián y lo perdió otra vez, rugiendo hasta
que Finn rodo sus ojos hacia Oliver y brillo con su compañero lejos.
—¿Cómo cambié? Quiero decir, traté de cambiar durante días y no
pude hacerlo, y ahora cambie sin querer.
—Bien, imagino que tu acoplamiento con Sebastián de algún modo
trajo a tu oso fuera. Ya que parece que todo está bien, los dejare.
Felicidades por vuestro emparejamiento, y ¿Oliver? Si quieres ayuda para
aprender a cambiar, solo pregunta. —Con eso Dominic se marchó y Oliver
se dejó caer sobre la cama. Esto podría haber ido peor, ¿verdad?

Esto había sido… interesante. Sebastián sabía que Oliver se


avergonzaba por no ser capaz de controlar su cambio y porque alguien más
había visto todo eso, pero no debería estarlo. —Amor, lo que pasó es
normal. Nadie es capaz de controlar su cambio al principio.
Oliver hizo rodar sus ojos. —Sé eso, pero estoy seguro que es más
bonito ver a bebes de unos pocos meses cambian adelante y atrás, y no creo
que ellos causen tanto daño.
—No estoy seguro de eso. Es verdad que los niños normalmente
logran controlar su cambio una vez que llegan a los dos o tres años, pero
eso cambia cuando llegan a la pubertad. Todas esas hormonas destrozan el
control que tenemos sobre nuestra parte animal, y terminamos cambiando
en los peores momentos posibles. Recuerdo cuando cambié en el vestuario
de la escuela después del entrenamiento. Por suerte estaba solo, pero
realmente destroce dos bancos, y tuvo que ocultarme en el baño durante
una hora antes de lograr cambiar de vuelta.
Eso hizo que Oliver sonriera, y Sebastián sabía que no llevaría
mucho tiempo dejar esta experiencia atrás. No es que no fuera a usarla para
tomar el pelo a Oliver en un futuro, pero podía ser una buena idea dejar qué
pase algo de tiempo antes de eso. Bryce ya iba a bromear bastante por
ahora.
—¿Y que lo provocó? Has hablado de hormonas, ¿verdad?
—Uuuh, digamos que el quarterback del equipo era una constante en 72
algunos de mis pensamientos.
Oliver sonrió y alzo una ceja. —¿Ah sí? ¿Te gustan los
quarterbacks?
—Solían gustarme. Ahora prefiero mucho más, los altos y guapos
tipos de pelo negro y con un oso dentro.
Oliver gruñó un poco. —Mejor que prefieras un tipo específico de
alto, guapo y con el pelo negro.
Sebastián cayó sobre su compañero mientras se reía. —Sí, un tipo
muy específico.
Oliver abrió su boca, probablemente para soltar otra observación de
listillo, así que Sebastián le paró besando profundamente a su compañero.
Solo cuando los dos estuvieron jadeando y moliéndose el uno contra el otro
Sebastián se alejó. —Por mucho que quiera comenzar el segundo asalto,
tengo que bajar a las celdas y tratar de conseguir sacar algo a esos
científicos.
—Yo quiero ir.
—No.
Oliver se levantó y tomo una postura obstinada delante de Sebastián.
Bien, sabía que no iba a ganar en esto, pero podía intentarlo, ¿verdad?
—Ellos están en celdas, ¿cierto?
—Sí —Oh, él podía ver a donde iba esto.
—¿Así que ellos no pueden tan siquiera tocarme si yo no entro en las
celdas?
—No, pero…
—Entonces yo no veo cual es el problema. No entraré, pero quiero
oír lo que tienen que decir. He estado en ese infierno durante un año y
medio. Creo que tengo el derecho de saber. —Oliver cruzó los brazos sobre
su pecho, claramente desafiando a Sebastián para que intentara discutir con
él.
—Tienes razón, pero no quiero que tengas que enfrentarte a ellos. —
Oliver todavía tenía pesadillas y a menudo despertaba a Sebastián por la
noche. Aunque estaba mejorando, y Sebastián tenía miedo de que ver a
esos hombres hiciera que todo regresara.
La expresión de Oliver se suavizo, pero no se movió ni un poco. —
Sé que estas preocupado por mí, y sé que esto es un signo de que te 73
preocupas, pero soy fuerte. Nunca he sido tan fuerte, de hecho, esto
también es gracias a ti. He avanzado mucho desde donde estaba hace dos
años. Tengo una familia, un compañero, y puedo cambiar en un enorme oso
patea culos. Estaré bien.
Sebastián sabía que Oliver le pedía que confiara en él, y tanto como
él quería colocar al hombre entre algodones y guardarle a salvo del mundo,
sabía que no podía. —De acuerdo. —Dijo con un suspiro—. Le preguntaré
a Dominic, pero no creo que tenga problemas con eso. Tal vez pueda
ayudarnos a identificar a los tipos o algo. —Oliver asintió y su postura se
relajó. Sebastián no pudo evitar levantarse y abrazar a su compañero,
robando un beso a los lozanos labios de Oliver en el proceso—. Así que,
¿Cómo me veo como un oso?
Sebastián sonrió. —¿No acabas de decir que eres enorme y un patea
culos?
—Sí, pero aparte del hecho de que estoy seguro de que no soy un oso
polar, no sé qué tipo de osos soy.
—Kodiak.
—Uh, uh. Dime más. —Oliver estaba pasando su nariz a lo largo del
cuello de Sebastián, haciendo que fuera difícil concentrarse en algo más.
—Así que, un oso Kodiak. Bien…
—¿Qué está mal, amor. ¿Tienes problemas para hablar? —Sebastián
podía oír la risa en la voz de Oliver, y podía sentir su boca curvándose
contra su piel.
—¿Quieres saber o no? Porque si continuas así, no vas a averiguar
nada excepto cuanto te quiero.
Sebastián sintió los dientes de Oliver cerrándose sobre su carne, el
mordisco bastante fuerte para marcarle, pero no lo suficiente para romper la
piel, entonces Oliver le liberó y se acercó al aparador.
—Los Kodiak son la raza más grandes de osos en la naturaleza junto
con los osos polares. Pienso que fácilmente alcanzas los dos metros y
medio o los tres cuando te levantas, así que sí, eres un pateador de culos.
Oliver alzó la vista al techo. —Genial, sabía que yo era lo bastante
alto para llegar al techo, pero no pensé en esa altura. —Se puso unos
vaqueros y una camiseta y esperó que Sebastián hiciera lo mismo antes de
salir fuera del cuarto. Sebastián fue justo detrás de él y agarró la mano de 74
su compañero sosteniéndola fuerte mientras ellos llegaban a la oficina de
Isaiah. El hombre estaba escribiendo algo en su ordenador como siempre,
la luz blanca de la pantalla iluminando su cara.
—Eh, ¿qué tipo de shifter es él? No huelo como ninguno de vuestros
felinos. —susurró Oliver, y Sebastián vio una sonrisa en la cara de Isaiah.
Oliver había tenido cuidado de mantener su voz baja porque sabía que los
shifters tenían un oído muy bueno pero él no sabía que Isaiah era incluso
mejor debido a su parte animal.
—Es porque soy un zorro orejudo
Oliver miró al hombre antes de susurrar de nuevo a Sebastián. —
¿Qué es eso?
Isaiah se rio y sus dedos bailaron sobre su teclado, una imagen de su
pequeño colega animal apareció sobre la pantalla. —Este es un zorro
orejudo. —dijo señalando la imagen.
Oliver se inclinó y miró la pantalla. —Es lindo.
—Vaya, gracias.—Isaiah dijo con una sonrisa antes de que su cara se
volviera seria otra vez—. ¿Imagino que estáis aquí para ver si he
encontrado algo en los archivos del laboratorio?
—Sí. ¿Qué puedes decirnos?
—Esa mierda me dará pesadillas, hombre. Sé que los humanos y los
shifters son razas crueles, pero nunca imagine ni un poco de las cosas que
hicieron en nombre del progreso científico y toda esa mierda. —Isaiah
escribió algo y la imagen del zorro desapareció, apareciendo en su lugar lo
que parecía una lista de nombres. Él destacó uno antes de explicarlo—. Así
que, encontré demasiadas cosas. No sé si es porque ellos son arrogantes o
porque la seguridad varía de un laboratorio a otro, pero este era un buen
pedazo de pastel. Tengo una lista de shifters y personas con la que ellos
experimentaron, lo que hicieron y por qué, y una lista de los científicos y
los guardias que trabajan allí, incluso sus turnos en los otros laboratorios.
—Él hecho un vistazo a Oliver—. Yo… tú conoces a uno de los científicos
que tenemos en las celdas.
Sebastián miro a su compañero, esperando para ver cómo
reaccionaba. Él quería desgarrar al hombre solo por respirar en la dirección
de Oliver.
—¿Quién? He estado en más de un laboratorio durante el año que me 75
tuvieron.
Isaiah señaló la pantalla. —¿Reconoces el nombre de Kadner?
Oliver palideció, pero su voz era estable cuando contestó. —Sí, le
conozco. Creo que también deberías decírselo a Jamie.
—¿Qué te hico, amor? —Tal vez Sebastián podría hacerle lo mismo
exactamente al hombre, ahora que ellos le tenían capturado. Nadie le
culparía, ¿verdad?
—El me saco la sangre y tomo muestras, me abrió algunas veces,
entonces tuvo que moverse al laboratorio donde estaban Jamie y Finn. Así
es como terminé allí, pero él no tuvo tiempo de hacer nada más, ya que nos
escapamos.
Sebastián recordó lo que Jamie les había dicho sobre el tipo, y de
repente estaba ansioso por tenerle aquí. Él por lo general no era un tipo
sediento de sangre, pero aquel pedazo de mierda había hecho daño no sólo
a su compañero, sino también a los compañeros de sus amigos. No podía
esperar para decirles a Bryce y Ward quien exactamente estaba en su
pequeña cárcel.
—¡Eh! No creo que Dominic te haya autorizado para herir al tipo. —
Oliver señaló.
—Él no tiene por qué saberlo.
Oliver suspiro y se inclinó sobre el cuerpo de Sebastián, sus brazos
deslizándose alrededor de la cintura de Sebastián. —No lo hagas, por favor.
No merece la pena. No quiero que te pierdas por ese tipo. Lo hecho, hecho
está, y ahora la única cosa que podemos hacer es intentar ayudar a otros
shifters y humanos que han secuestrado, así que no vas a hacer daño a
ninguno de aquellos tipos. Prométemelo.
Sebastián no podía decir no a su compañero, por mucho que él y su
león quisieran herir al hombre que había experimentado con él. Resopló,
mostrando su desacuerdo, pero sabía porque Oliver estaba haciendo esto.
—Bien.
Aunque él todavía se lo contaría a Ward y Bryce.

Los nervios de Oliver estaban a flor de piel. Kadner en realidad no


había sido quien le había convertido en un shifter, ya que fue Adrián, pero 76
Adrián sólo había empalmando su ADN. Kander se había ocupado de todo
lo demás, desde la extracción de sangre hasta las operaciones que habían
venido después. Es por eso que Oliver había terminado con Jamie y Finn.
Kander había tenido que cambiar de laboratorio, y había querido que Oliver
fuera con él.
En realidad, era extraño como Oliver no había tenido ningún
problema en perdonar a Adrián mientras odiaba a Kadner con pasión, pero
aquel hombre… no tenía conciencia. Ni tan siquiera consideraba a los
shifters de algún modo inferiores. Él simplemente no pensaba que cualquier
vida valiera la pena si no era la suya. Todos los demás eran prescindibles si
era para su beneficio, y él lo había demostrado usando a las personas para
sus experimentos.
Oliver realmente no quería ver al hombre, pero quería que pagara.
Solamente no quería que Sebastián fuera quien lo hiciera, y él no estaba
seguro de que el león fuera capaz de mantenerse tranquilo delante del
científico, sobre todo ya que él iba a estar solo en la celda con Kadner y
Jared. Jared podía ser un shifter, pero era más pequeño que Sebastián, así
que no sería capaz de pararle si intentaba algo. Oliver por otra parte, sería
bastante grande si cambiaba, pero en realidad no estaba seguro de si podría
cambiar a voluntad, y por encima de todo no quería que Kadner supiera que
podría cambiar.
—Tú no tienes que entrar. —insistió Sebastián. Él había estado
tratando de hacer que Oliver cambiara de idea desde que habían averiguado
quien exactamente estaba en las celdas, pero Oliver tenía que hacer esto.
Necesitaba el cierre. En su mente siempre se imaginaba a Kadner como una
presencia siniestra que amenazaba con hacerle daño, y la mayor parte de
sus pesadillas giraban alrededor del hombre. Tenía que ver por si mismo
que Kadner ya no era la amenaza que él pensaba que era.
—Voy. Intenta no perder tu calma, porque no quiero cambiar delante
del hombre, pero lo haré si tengo que hacerlo.
Sebastián le estudió un ratito, pero finalmente asintió, aunque de
mala gana. —Bien. Pero si te levanta una mano, si te toca de cualquier
modo, todas las apuestas están cerradas.
Ellos ya habían hablado con los otros dos científicos sin descubrir
nada nuevo. Ellos podían haber sido despiadados y dispuestos a hacer 77
cualquier cosa por dinero, pero no sabían mucho. Era obvio que Kadner era
el responsable, probablemente de más de un laboratorio. Ellos necesitaban
descubrir si había otros grupos de shifters que vendían a sus miembros y
donde estaban los otros laboratorios, y sobre todo que es lo que intentaban
lograr.
La pequeña cárcel que Dominic tuvo que construir unos meses antes
estaba metida profundamente en los bosques, y Oliver tembló mientras se
paraban delante de la celda en la cual el hombre que le había torturado
durante meses estaba siendo retenido. Todavía hacía frío fuera, y se filtraba
dentro del edificio, pero Oliver sabía que esa no era la razón de su reacción.
Sebastián abrió la puerta metálica y dio un paso dentro, controlando
el espacio antes de hacer gestos a Jared y Oliver para que entraran. Kadner
era exactamente igual que Oliver le recordaba, un hombre bajo, rechoncho
con gafas, su pelo tornándose grisáceo y la bata blanca de laboratorio que
todavía llevaba sucia. Él había estado en la celda sólo unos días, pero se
notaba, y Oliver incluso podía olerlo. Era algo sin lo que él podía haber
pasado.
—Hola, doctor Kadner. Soy Jared, el médico de la manada, y quiero
preguntarle si puede decirme lo que hizo a la gente que estaba en el
laboratorio en el que le encontramos.
Los ojos de Oliver se ampliaron por el tono cortés de Jared, pero
claro él no habría esperada nada distinto del doctor. Jared era un hombre
dulce y moderado, habría sido extraño oírle hablando duramente o
exigiendo respuestas.
—Oliver. Veo que lo estás haciendo bien.
Oliver mentalmente se estremeció, pero trató de no dejar que Kadner
lo viera. No quería que el horrible hombre supiera cuanto le afectaba. —
Síp, estoy bien. Nunca he estado mejor, en realidad. —Él podía ver el
repaso deliberado que Kadner le daba, como si tratara de entender como
Oliver podía estar bien si no había tenido su inyección durante seis meses.
Sebastián gruño desde donde estaba de pie al lado de Jared y
ligeramente delante de Oliver. —Solo conteste a la pregunta.
Oliver miro al hombre pequeño y sucio delante de él. Lejos de su
laboratorio y sus escalpelos, Kadner no parecía tan terrible. La imagen que
Oliver tenia de él se había desinflado, y se preguntó por qué le había 78
asustado tanto el hombre en primer lugar. Desde luego él había estado
herido y débil, y Kadner había tenido todo el poder, pero ahora la situación
se había invertido y solo veía lo que él era, un cobarde que usaba a los más
débiles que él solo para ejercer su poder. Oliver no tendría ningún
problema en golpear al tipo si tan siquiera trataba de hacerle daño ahora, y
algo se relajó dentro de él al saber eso. Él se sintió finalmente libre después
de un largo año y medio de miedo.
—¿Los humanos que encontramos en el laboratorio necesitan el
mismo suero que yo?
—¿Por qué debería contestarte? No es como si ellos fueran a serme
útiles ahora.
Mierda, ellos necesitaban algo, algo para ayudar a esos tipos. El lince
había sido tan maltratado que él estaba catatónico. Incluso aún no sabían su
nombre.
Troy era otro problema. El humano estaba bien, por ahora, pero
probablemente estaba en la misma situación que Oliver. Por lo que habían
averiguado su ADN había sido enlazado, pero no sabían con que. Él dijo
que podía sentir algo compartiendo su cuerpo, pero no podía identificar lo
que era, y él estaba aterrorizado.
—¿Qué vas a hacer si lo necesitan? ¿Darles el tuyo? ¿Estás dispuesto
a sacrificar tu vida por alguien que ni tan siquiera conoces?
Jared contestó antes de que Oliver pudiera hacerlo. —Él no tiene que
hacerlo. Tenemos bastante suero para todos.
Oliver podía ver que ellos no conseguirían nada de Kadner, al menos
no con palabras. Él sabía que algunos miembros de la manada podrían,
probablemente usar métodos más persuasivos, y a él no le importaba.
Hacían esto para ayudar a la gente, salvarlos, y si tenían que sacrificar a
Kadner… el mundo sería muchísimo mejor sin él de todos modos.
—Te diré lo que quieres saber si me dejas ir. —dijo Kadner de prisa
cuando los tres estaban a punto de salir de la celda. Oliver había apostado
que algo así pasaría. Kadner no era leal a nadie excepto a él mismo, y ahora
su mejor oportunidad de libertad era hablar. Aunque él no estaba seguro de
que ellos deberían dejar al hombre ir. ¿Quién sabía lo que podía hacer una
vez estuviera libre?
—Tendremos que hablar con nuestro Alfa. ¿Por qué no empiezas a 79
hablar mientras tanto? Para mostrar lo dispuesto que estas. —dijo
Sebastián, su voz poco más que un gruñido.
Kadner vaciló, pero claramente calculó que él realmente no tenía
ninguna otra opción. —Claro que, yo no sé todo. Solo soy uno de los
muchos científicos que trabajan con la Empresa de Investigación Glass
—Sigue contando. —Si Kadner sabía lo que era bueno para él, lo
soltaría todo en vez de provocar a Sebastián de ese modo.
—Puedo decirte sobre la ubicación de los laboratorios en los que he
estado y que tipo de experimentos hacemos con los shifters y ante quien
respondo. Incluso puedo darte mi contraseña para la base general de datos.
—¿Qué hay en la base de datos general? —pregunto Sebastián.
—Todo. Nombres, especies, que se hizo, donde lo hicimos, donde
están. Hay una lista de nuestros proveedores, otra de los científicos y en lo
que están especializados, y una de todos los laboratorios en EEUU y los
que hay fuera del país. No tengo acceso a todo, pero te daré lo que pueda.
Oliver se sentía mareado. Él no tenía ni idea de que la operación
fuera tan grande que tenían laboratorios en otros países, y sólo podía
imaginarse lo que encontrarían.
Mientras Kadner empezaba a hablar, Oliver se sentía más enfermo
con cada palabra que el hombre decía, con cada experimento que describió,
y de repente la idea de dejar a Sebastián atacarle no parecía tan mala.

Sebastián sentía su estómago revuelto después de las horas que


habían pasado en la celda de Kadner. El hombre había sido muy cuidadoso
describiendo exactamente lo que él había hecho y a quien, y era obvio que
él estaba malditamente orgulloso de lo que él había logrado. Sebastián no
estaba seguro de si el hombre llegaba a comprender que le había estado
diciendo todo eso a shifters, o si solo pensaba que ellos no le harían daño.
Él sabía que independientemente de lo que le había dicho al científico,
Dominic nunca liberaría al hombre. Podía hacer demasiado daño y ellos no
podían permitírselo.
Jared había pasado el tiempo tomando apuntes y haciendo preguntas
mientras Oliver había estado silencioso, pero ahora que ellos estaban fuera
él podía ver lo pálido que estaba su compañero. Incluso Jared se veía un 80
poco verde. El hombre era un médico, vivía para ayudar y curar, y
Sebastián sólo podía imaginarse como de duro había sido para él, pero
sobre todo para Oliver. Estaba orgulloso de su compañero, por tener el
estómago de ver a Kadner y escuchar lo que el hombre había tenido que
decir, y por no mostrar miedo delante de él.
Sabía que debía ir a buscar a Dominic, pero quería ir con Isaiah
primero y ver si el hombre había sido capaz de usar la contraseña de
Kadner. Ya que había una cámara en la celda, él ya sabía lo de la base de
datos general, y esperaba que él pudiera encontrar algo.
—¿Qué tienes? —preguntó, dejándose caer en la silla al lado de
Isaiah y tirando a Oliver a su regazo.
—Usé la contraseña, es válida. Entré en la base de datos general y
estoy bastante seguro de que seré capaz de hackearla para tener acceso a
todo, pero podemos comenzar por lo que tenemos. Trato de copiar todo
porque ellos descubrirán tarde o temprano que Kadner no está muerto. —
Indicó una de las pantallas a su derecha, sus dedos volando sobre el
teclado—. Esta es una lista de laboratorios. Como puedes ver, hay muchos,
y aún no estoy seguro de que Kadner tuviera acceso a todos, así que podría
haber más. Estos son en los que él ha estado y estos otros donde hacen
investigaciones similares.
Mierda, la lista era enorme, y la manda nunca sería capaz de
asaltarlos todos. No tenían bastantes miembros para hacer eso, incluso si
implicaban a los lobos.
La red de contactos que Dominic estaba intentando poner en marcha
entre varios grupos de shifters era incluso más importante ahora, pero él
estaba teniendo problemas convenciendo a algunos. Los shifters
tradicionalmente se ocupaban de su propia especie, pero tal vez la lista de
shifters de los laboratorios podría ayudar. Si esos grupos querían ayudar a
los suyos, todos podrían ayudar. Era tiempo que de que los shifters
comenzaran a organizarse, porque el hecho de que la gente fuera capaz de
descubrir y capturar a tantos sin que nadie lo supiera era un claro signo de
que ellos eran demasiado vulnerables permaneciendo aislado.
Isaiah señaló otra pantalla. —Esta es la lista de shifters y humanos
que Kadner ha usado, añade los que usaron en experimentos similares, con
sus especies y como fueron capturados. La otra lista en aquella pantalla es 81
una lista de la gente que proporciona shifters y personas a la empresa.
—No tenemos suficientes manos para liberar a todos.
—Sí. Tenemos que hablar con Dominic y ver si él logra convencer al
menos a algunos grupos, porque vamos a necesitar toda la ayuda si
queremos acabar con la empresa.
—Esto no es sólo cuestión de liberar a los prisioneros. —Dijo Oliver
desde el regazo de Sebastián—. Tenemos que matar al tipo que está al
mando de todo esto.
Sebastián tuvo que mirar dos veces a su compañero. Incuso si sabía
que Oliver tenía razón, él no pensaba que el hombre tuviera en él ser tan
implacable.
Isaiah llamo a Dominic y le pregunto si podía ir a su oficina, mientas
Sebastián intento calmar a Oliver. Podía sentir lo agitado que estaba el
hombre, y era natural, pero no le gustaba. Quería que el mundo fuera todo
flores y corazones para su compañero, y en cambio tenían experimentos y
muerte.
El Alfa llego pronto y comenzaron a planear. —¿Qué pasa si
atrapamos al jefe de la empresa? —preguntó.
—RayfordErnestGlass, treinta y nueve años. No tiene familia, pero
estoy seguro de que tiene un plan de reserva si eso ocurre. —Isaiah
respondió mientras leía la pantalla.
—Sí pero podríamos desestabilizar la empresa lo suficiente para
ocuparnos de los laboratorios y borrar su base de datos.
—Aunque, necesitamos ayuda. Incluso con la manada de Kameron,
no tenemos suficientes manos para hacer esto. Podríamos enviar a alguien a
matar al tipo, pero pienso que tenemos que planificar el resto de modo que
podamos asaltar y eliminar todo al mismo tiempo, como un triple ataque—
Dominic dijo, claramente meditando en cómo podrían lograr hacer eso.
—Uh, chicos, ¿Qué es un Krsnick?— Oliver pregunto desde las
piernas de Sebastián, y él tuvo que mirar que era lo que su compañero
miraba. Oliver señalo la lista de shifters. —Mirar, nosotros tenemos shifters
y humanos, pero hay también hombres lobo, Nix, Kitsune y ¿Qué
demonios es un Dryad?
Sebastián miro la lista y notó otras especies, algunas que no conocía
y pensaba que eran mitos, como las arpías y dríades. ¿Dónde coño habían 82
encontrado esos?
—Parece que hay muchas más criaturas paranormales de las que
pensábamos. —ReflexionóDominic mientras se acercaba a la lista—. Bien,
así que la mayoría de la gente aquí son humanos y shifters, además de
algunos hombres lobo y Nix. Los Krsnicks sólo son mencionados así que
imagino que en realidad no tienen ninguno, y tienen alguna arpía y kitsune,
y ¿una dryad?
¿Qué joder es esto, un crisol de criaturas míticas? ¿Cómo había
logrado la empresa poner sus manos sobre criaturas que eran tan raras que
incluso otros paranormales no sabían que existían? ¿Y si estos existían, eso
quería decir que también había dragones y vampiros y todas esas cosas?
Dios, Sebastián podía sentir un dolor de cabeza formándose en su cráneo
ante las infinitas posibilidades. —¿Podemos centrarnos en los shifters y los
humanos?
—Creo que sería lo mejor. Si realmente logramos encontrar un modo
de ponerse en contacto con otras especie, les diré dónde pueden encontrar a
sus secuestrados, y si los encontramos cuando asaltemos los laboratorios
los liberaremos, pero los shifter están la mayoría aquí, y será más fácil
contactar con ellos. —contestó Dominic, y Sebastián soltó un suspiro
aliviado. No era que no quisiera ayudar a esas criaturas, pero ya tenían
demasiadas cosas en su plato que estarían abrumados si ellos trataban de
abarcar todo.
—¿Qué hacernos ahora?
—Trabajaremos aún más duro en crear la red. Vamos a necesitar
toda la ayuda que podamos encontrar para hacer esto. —Dominic pasó las
manos por su pelo, y Sebastián compadeció al león. Él ya tenía demasiadas
responsabilidades, siendo un Alfa y particularmente en esta manada, y
ahora había tomado también esta enorme tarea.
—Podemos ayudarte. Danos la posición y el número de teléfono de
los grupos de shifters que viven en el área, e iremos allí y trataremos de
convencerlos. No podemos hacerlo con todas las manadas o grupos, pero
vale la pena intentarlo. —dijo Oliver.
Dominic pensó en ello, y finalmente se rindió. —Llevarás la lista
contigo. —dijo, indicando la pantalla donde los nombres de los shifters
aparecían—. Tal vez ayudarles a encontrar a sus desaparecidos les empuje 83
a ayudarnos a cambio.
Sebastián no pudo evitar pensar que esta podía ser una tarea
demasiado grande para ellos, pero tenían que intentarlo y hacer que
funcionara, y rápido.

84
Capítulo 6
Oliver se sacudió despertándose por el sonido de un puñetazo en la
puerta de su suite. Mire el reloj sobre su mesilla de noche viendo que aún
no llegaba tarde, apenas era medianoche. Él y Sebastián se habían acostado
temprano porque mañana tenían que visitar una manada de alces que vivían
cerca de Sheridan, a un poco más de cuatro horas de distancia de Whitedell,
y sería un largo día. Todos los días parecían largos últimamente, pero
Oliver no podía quejarse. Todo el mundo trabajaba duro para poner a todos
los shifter a salvo de la Empresa de Investigación Glass. Desde Sheridan
ellos iban a visitar a varios grupos de shifter antes de volver a casa a tiempo
para la boda de Denver y Jeremy y para la inyección mensual de Oliver.
El puñetazo llegó otra vez y Sebastián se revolvió al lado de Oliver,
entonces él se apresuró a la puerta, esperando que su amante no se
despertara. Agarrando sus pantalones del pijama del suelo, se los puso y
abrió la puerta. —Mejor que sea una emergencia. —gruño al intruso,
asombrándose de nuevo de que pudiera hacer esos ruidos sin sonar falso.
Lamento su tono tan pronto como centro su vista delante de él.
Keenan estaba allí de pie, su cara pálida y sus ojos enormes, signos de
lágrimas caídas cubrían sus mejillas. Estaba abrazado a una almohada y
temblaba ligeramente. —¿Keenan? ¿Qué está mal? —Todo tipo de
escenarios pasaron pos su mente, pero sabía que no podía ser un ataque o
algo así.
—¿Puedo… puedo entrar? —hipó, y Oliver abrió la puerta
ampliamente, instando a su amigo a entrar—. Lo siento, ha… habría ido
donde Jamie, pe… pero sabe que es mi hermano y me habría en…
encontrado.
Oliver no tenía ni idea de lo que Keenan hablaba, pero podía ver
nuevas lágrimas brillando en sus ojos, y no sabía qué hacer. Nunca había
visto a su amigo tan aturullado y frágil, ni tan siquiera cuando había tenido
85
que romper con Bryce. —No te preocupes, Kee. Siempre eres bienvenido
aquí.
Ya que parecía que Keenan no podía decidir qué hacer él solo, Oliver
con cuidado le empujo al sofá y se apresuró a la pequeña cocina. No era
mucho, solo un pequeño refrigerador y un microondas, pero sería suficiente
para hacer una taza de té caliente para Keenan. Era lo que la madre de
Oliver siempre hacia cuando él se había hecho daño o estaba triste, y eso le
hizo sentirse culpable por no haberla llamado desde que había sido
liberado. Sus padres probablemente pensaron que él estaba muerto para
ahora, pero él no había querido llamar mientras estuvo enfermo. ¿Qué
había de bueno en darles esperanzas solo para morir unos meses más tarde?
Ahora él estaba bien, y lo haría, solo que no ahora mismo.
Apartando los pensamientos de su madre, Oliver se centró en
Keenan. El hombre estaba acurrucado en un lado del sofá, su almohada
colocada apretada entre sus piernas y sus brazos, sus rodillas dobladas
mientras las abrazaba. Él miraba inexpresivamente hacia delante, y eso
asusto enormemente a Oliver. ¿Qué había pasado?
Él colocó la taza sobre la mesa del centro y se sentó al lado de
Keenan, deslizando el brazo sobre el hombro de su amigo. —¿Keenan?
¿Qué pasó?
Keenan se giró para mirarle. —Lo siento. No quise despertarte, pero
no podía volver a mi cuarto.
—¡Eh!, está bien. Puedes dormir aquí si quieres. —La pequeña
sonrisa que apareció sobre los labios de Keenan era una buena señal.
—Nos peleamos.
—¿Tú y Jonah?
—Sí. Creo que es mi compañero, pero yo no soy un shifter, así que
no puedo saberlo con seguridad, ¿sabes? Yo… pensé que finalmente sería
capaz de ser feliz, igual que tú y Sebastián, y Jamie con Ward, pero él se
marcha.
Oliver en realidad había sospechado que algo así pasaría, y había
rezado para que el lobo no fuera el compañero de Keenan, incluso si había
visto los signos. El hombre estaba roto, y Oliver no estaba seguro de que
mejoraría alguna vez, aunque lo esperaba por su amigo.
—Intenté hablar con él, pero dice que lo ha decidido. Me enfadé y 86
grité, y él gritó de vuelta y… su bolsa estaba cerca de la puerta, entonces
trato de agarrarla y marcharse. Agarré su brazo y él me empujó. No me
hizo daño. —dijo Keenan rápidamente cuando Oliver gruñó. —Él no me
hizo daño, pero yo… primero Bryce, ahora Jonah… ¿No soy bueno para
nadie, verdad?
—Ah, Keenan, no. Tú eres dulce, cariñoso y divertido y un montón
de otros adjetivos, y estoy seguro de que Jonah querría estar contigo si no
estuviera tan dañado. Él ha ido al infierno y vuelto, Keenan. Tienes que
darle tiempo para curarse.
—Quiero hacerlo, pero ¡se marcha! ¡Ni tan siquiera nos dará una
oportunidad!
Oliver no sabía que decir. Entendía el punto de vista de Keenan, pero
también sabía lo que Jonah había estado pensando, o al menos tenía una
idea. Un puñetazo en la puerta le libro de tener que decir algo.
—Probablemente es él. —Keenan dijo.
—¿Quieres que le despida?
Keenan sacudió su cabeza. —No lo sé.
Oliver se levantó y abrió la puerta, era Jonah. —Hola.
—Eh, hola, ¿está Keenan aquí? —El lobo era grande, pero la
expresión en su cara le hacía parecer indefenso. Parecía perdido, como si
no supiera que hacer, y eso hizo que Oliver quisiera abrazarle y
tranquilizarle, pero no quería que su compañero oliera a otro shifter sobre
él a estas horas de la noche, así que solo asintió y dio un paso fuera,
cerrando la puerta detrás de él. —Sí, está aquí.
Él podía ver la expresión de alivio sobre la cara del gran lobo, y
comprendió que Jonah se preocupaba por Keenan. —Nosotros peleamos.
Lo siento, no quiero marcharme, pero tengo que hacerlo.
—Entiendo. —dijo Oliver asintiendo—. He estado donde estás tú, y
sé que necesitas tiempo. Keenan sólo quiere ayudarte, y después de lo que
paso con Bryce, él se siente como si no fuera suficientemente bueno. —
Oliver no estaba seguro de si Jonah sabía lo que había pasado con Bryce,
pero esperaba que para ahora los chismosos de la manada hubieran hecho
su trabajo.
—Sí, lo sé. Siento que él piense eso, y traté de explicarle, pero no
puedo ser un compañero si no me curo primero, y para hacer eso necesito 87
algo de tiempo para mí y lejos de los shifters.
La puerta se abrió detrás de Oliver y vio a Keenan salir. Él sonrió a
Jonah. —Les dejaré para que hablen. Keenan, puedes dormir en el sofá si
quieres. —vaciló—. Espero que vuelvas.
—Lo hare.
Oliver dejó a los dos hombres fuera de su suite y se deslizo de vuelta
a la cama con Sebastián. Su compañero inmediatamente se enrollo
alrededor de Oliver y preguntó. —¿Cómo fue?
—¿Lo oíste todo?
—Sí, excepto lo que ocurrió entre tú y Johan.
—Nada, en realidad. Me dijo que tienen que marcharse, y les deje a
los dos para que hablaran—.
—¿Crees que volverá?
—Sí, creo que lo hará. Vi que ya se preocupa por Keenan, sólo
necesita tiempo para aprender a tratar con lo que le pasó. —Oliver no sabía
exactamente lo que habían hecho a Jonah en el laboratorio, y realmente no
quería saberlo. Ya tenía suficientes pesadillas para que le duraran toda una
vida, pero sabían que incluso con lo que le habían hecho a su ADN, él
había salido de alguna manera relativamente bien. Él había visto cosas
allí… sí, él era uno de los afortunados.
Sebastián pareció comprender a donde iban sus pensamientos porque
le abrazó más apretado y colocó un beso sobre su cabeza. —Estas a salvo,
bebé. No dejaré que nadie te haga daño. Trata de dormir, ¿vale?
Oliver se acurrucó más apretado contra el pecho de Sebastián y
suspiró. Sí, se sentía seguro justo donde estaba.

—¿Crees que nos van a dejar entrar?


Oliver se encogió de hombros. —No lo sabremos si no lo
intentamos, ¿verdad?
Ellos estaban cerca de Sheridan, aparcaron no lejos de un pequeño
grupo de casas que Sebastián había dicho era donde la manada de alces
vivía. Unos pocos shifters alce ya les habían notado pero no se habían
acercado, aunque Sebastián estaba seguro de que algo estaba a punto de
pasar. El Alfa no les dejaría quedarse allí mucho más tiempo sin comprobar 88
quienes eran.
Oliver abrió la puerta de su lado del coche y se deslizo fuera. —
¡Oliver! ¿Qué demonios piensas que estás haciendo? —Sebastián se
apresuró detrás de él—. ¡Deberías haber esperado!
—Bebé, estoy bien. Los shifters todavía están lejos, y si tengo que
hacerlo puedo cambiar y aplastarles a todos.
Sebastián sacudió su cabeza. —¿Ah sí? ¿Y desde cuándo eres un
experto en el cambio? —Oliver había logrado cambiar unas pocas veces
desde aquella primera vez memorable sobre su cama, pero de todos modos,
eso no significaba que pudiera hacerlo siempre que él quisiera, sobre todo
si fuera atacado.
Los ojos de Oliver se estrecharon y sus labios se apretaron, y
Sebastián sabía que estaba en problemas. —¿Entonces no crees que soy
capaz de cambiar?
—Eso no es lo que dije, bebé. Solo estoy preocupado por ti, ¿de
acuerdo? Eres nuevo en esto, y no sabemos si los shifters aquí van a ser
amistosos. Solamente no quiero que salgas herido. Quiero decir, los alces
son grandes y ellos tienen una enorme forma al cambiar, sería fácil para ti o
incluso para mí salir herido. —Sebastián intento su mejor sonrisa – por
favor perdóname – con la esperanza de que le sacara de la perrera esta
noche.
—Oh, ¡él es bueno! ¿Qué vas a hacer? ¿Perdonarle? —Una voz
pregunto desde detrás de Sebastián, y él quiso patear su propio culo.
¿Cómo podía no haber oído que alguien se acercaba? Se giró para
afrontar a la mujer, pero antes de que pudiera decir nada, un hombre que
corría hacia ellos bramó. —¡Jana! ¿Qué joder estás haciendo?
La mujer, Jana, sonrió al hombre que corría antes de girarse hacia
Sebastián y Oliver. Ella tomo la mano de Oliver y la sacudió. —Hola, soy
Jana, la compañera del Alfa
Sebastián miró como el hombre cambiaba a un enorme alce con unas
imponentes astas. Prácticamente nunca dejó de correr, y Sebastián le miro
con cautela. Realmente no quería tener que luchar con el alce. Podía ser un
león, pero aquella cornamenta podía hacer muchísimo daño, sobre todo si
el alce era el Alfa de la manada como sospechaba.
El macho llego hasta ellos justo después de que Sebastián liberara la 89
mano de Jana, y esta la pusiera sobre su tripa de embarazada. Se paró entre
ellos, protegiendo a su compañero mientras agitaba la cornamenta hacia
ellos en advertencia.
—No queremos causar problemas, por favor.
El alce cambio de nuevo a su forma humana y Jana le agarró, tirando
mientras él gruñía a Sebastián y Oliver.
Sebastián levantó sus manos en rendición. —No queremos hacer
daño a ti o a tu manada. Solo estamos aquí para hablar y proponerles algo,
si quieres escucharnos. — Él inclino su cabeza al Alfa y esperó para ver
cómo reaccionaba el hombre. Él observó a la pareja y tuvo que ocultar una
sonrisa ante la reacción de Jana cuando el Alfa se giró a su pareja y le
susurró en tono enfadado.
—¡Jana, en serio, podrían haberte matado! ¿Realmente quieres que
nuestro hijo muera?
Los ojos de Jana se estrecharon de forma muy parecida a como lo
había hecho Oliver no mucho antes. —¿Estás diciendo que yo pondría a mi
hijo no nato en peligro deliberadamente?
—Bueno, uh, no deliberadamente, pero ahora sabes que no todos son
humanos, bebé. No sabemos lo que estos tipos quieren o de que clase son.
—Él miró a Sebastián mientras decía eso. El hombre no tenía ni idea de
que Oliver era mucho más grande que Sebastián en su forma animal, pero
él los había evaluado correctamente. Sebastián había tenido algún
entrenamiento, así que sabía lo que hacía cuando había una pelea.
Jana resopló y sonrió a un tembloroso Oliver. El compañero de
Sebastián estaba pasando un mal momento para evitar reírse. —Bien, lo
siento, no esperé a que tú hicieras la cosa del Alfa, pero estos tipos no han
venido a hacernos daño.
El Alfa finalmente les miro. —Soy el Alfa Neil Andrews.
Sebastián inclino su cabeza otra vez. —Soy Sebastián Symonds y
este es mi compañero, Oliver Foreman. Somos de la manada Whitedell y
nuestro Alfa es Dominic Nash—.
Jana acariciaba el brazo de su compañero justo como Sebastián haría
con un perro. —¿Ves? Ellos no se presentarían si quisieran hacernos daño.
Vamos, pasemos dentro.
Sebastián no estaba seguro de si Jana realmente era tan imprudente 90
como parecía o si ella realmente podía sentir que ellos no la harían daño. Él
había visto muchas cosas raras, así que eso no le sorprendería, incluso si él
podía oler que ella era humana.
El Alfa y su compañero les siguieron a la casa y pronto todos tenían
un vaso de agua delante de ellos.
—La manada Whitedell, ¿eh? He oído hablar de vosotros. —dijo el
Alfa, sus ojos nunca dejaron a Sebastián. Esperaba que estas personas no
fueran como la mayoría de los shifters, fanáticos e intolerantes. Era un
buen síntoma que ellos no hubieran reaccionado cuando Sebastián les había
presentado a Oliver como su compañero.
—Nuestro Alfa está intentando construir una red para fomentar la
comunicación entre los grupos de shifters. Hemos estado teniendo
problemas con científicos humanos durante el año pasado más o menos, y
sentimos que es importante ser capaces de ayudarnos los unos a los otros y
avisar si algo está mal.
—¿Qué quiere decir con científicos humanos?— Jana preguntó, y
Oliver le explico lo que le habían hecho y a Jamie y los demás. Sebastián
podía ver el horror creciendo tanto en los ojos del Alfa como en los de su
compañera. Los brazos de Jana estaban apretados alrededor de su vientre y
su compañero tenia uno enrollado sobre sus hombros como si él la
protegiera de las palabras de Oliver.
—¿Algunos de tus miembros han desaparecido en los últimos años?
¿Tal vez algunos se alejaron y nunca has tenido noticias de ellos otra vez?
Ellos habían notado que muchos laboratorios estaban localizados en
Wyoming y los estados cercanos, aunque ellos no supieran el por qué, así
que era una conjetura, tan buena como cualquier otra, pensar que la manda
había perdido miembros.
—Erica. Ella desapareció hace aproximadamente seis meses. —dijo
Jana, y Oliver sacó la lista. Le tomó sólo unos minutos encontrar el nombre
de Erica en ella.
—Ella está en Idaho.
—Iremos a rescatarla. —dijo Neil, y Sebastián realmente no quería
pararle pero tenía que hacerlo.
—Le aseguro que hablaremos con mi Alfa de esto, pero tratamos de
organizar un ataque sobre la oficina central de la empresa, y tenemos que 91
evitar asaltar más laboratorios antes de eso, o al menos tenemos que
organizarnos de modo que sepamos quien va a donde. Así podemos
ayudarte si lo necesitas.
—¿Es para eso la red? —preguntó Jana.
—Sí. Por ahora son sólo conversaciones telefónicas, pero alguien en
la manda está trabajando en un sitio web que estaría oculto a la gente y nos
permita a los shifters reunirse. Solo tenemos que convencer a otros de que
se unan, y no es fácil.
—Bien, creo que es muy buena idea, en cuanto esté listo solo me
envías la contraseña o cualquier cosa que se necesite para tener acceso.
Estoy segura de que Neil puede convencer a algunos de nuestros amigos de
otras manadas para unirse también.
No llevo mucho tiempo dar a Jana y Neil el número de teléfono de
Dominic y la dirección de correo electrónico, y pronto Sebastián y Oliver
estaban conduciendo hacia una pequeña guarida de zorros que estaba a
aproximadamente veinte minutos de la manada. Sebastián sólo podía
esperar que fuera igual que con los alces.

Ellos habían estado en esto por días, y Oliver en realidad no estaba


seguro de si avanzaban. Claro, habían convencido al alfa de la manada de
alces, pero eso fue todo. El resto de los grupos de shifters con los que
habían contactado tuvieron reacciones, bueno, interesantes, por decir algo.
Oliver nunca hubiera dicho que los shifters podrían ser tan fanáticos
y estrechos de mira. Ellos también eran parte de una minoría, así que había
pensado que excepto por una pequeña parte de la población shifter, ellos
serían aceptados. En cambio era todo lo contrario. Por lo que Oliver había
visto, su manada era una de las pocas en tener la mente abierta. Los
demás… sus reacciones iban de la repugnancia a té pegaré un tiro si no te
marchas ahora mismo.
Algunos Alfan habían aceptado hablar con Oliver y Sebastián pero
les habían echado cuando habían averiguado de dónde venían y de que
manada. Parecía que la manada era conocida en el estado por aceptar a los
gais y los acoplamientos entre humanos y shifter, y la verdad, Oliver no
entendía cuál de aquellas dos situaciones era por la que sentían más 92
animadversión.
En un caso la reacción del viejo Alfa sobre la idea de que Oliver y
Sebastián fueran pareja había sido tan divertida que, Oliver, no pudo evitar
señalar el hecho de que él había sido humano una vez. Él había pensado
que los ojos del hombre iban a reventar de tan amplios que estaban, y el
boquiabierto y asombrado Alfa había balbuceado y tartamudeado,
haciéndole reír. Obviamente el hombre les había echado sin tan siquiera oír
lo que tenían que decir, pero habría hecho eso de todos modos incluso si
Oliver no habría revelado su estado de ex – humano. Al menos este había
sido relativamente inofensivo.
El alfa de un grupo de osos les había disparado cuando pararon en
coche cerca de su casa. Al menos ellos aún no se habían bajado del coche,
pero él había logrado romper una de las luces delanteras, y Dominic se
había cabreado por el ataque. Aunque no había mucho que él pudiera hacer,
y ya que las noticias de sus visitas se habían extendido, esto pasaba cada
vez más a menudo.
Por suerte, al menos algunos Alfas les habían escuchado e incluso los
que no aprobaban a los gais, estaban de acuerdo con que ya era el momento
de que los grupos de shifters se organizaran, especialmente con el problema
de los laboratorios apareciendo sobre todos ellos. Algunos grupos habían
tenido encuentros con los científicos y los guardias, e incluso habían
asaltado un laboratorio para liberar a uno de sus miembros que había sido
secuestrado, pero la mayoría no les creyeron cuando Oliver y Sebastián les
explicaban la situación. De todos modos ellos tenían algunos resultados, y
Oliver finalmente sintió que él hacía algo útil para la manada. Su trabajo
hacía una diferencia, incluso si iba muy despacio.
—¿Quién es el siguiente?
Oliver miró la lista en su mano y suspiro. Dios, no podía esperar para
ir a casa. Ellos habían estado fuera durante casi dos semanas, moviéndose
de ciudad en ciudad e incluso de estado, y él había tenido suficiente de
moteles y comida rápida. Ellos tenían que ir a casa pronto de todos modos
ya que él necesitaba su inyección, y Denver y Jeremy se casaban al día
siguiente. —Una manada de leones cerca de Billings. — Él vio a Sebastián
ponerse rígido y se preguntó si era sólo porque él era un león o si había
algo más—. ¿Amor? 93
—Sería la manada de Lauren, ¿verdad?
—Sí, es esa, ¿por qué?
Sebastián golpeo sus manos sobre el volante. —¡Maldición! ¡Pensé
que Dominic se aseguraría de que yo no fuera allí!— Oliver esperó. Tan
curioso como estaba, sabía que su compañero se lo diría cuando estuviera
listo. —Esta es mi manada de nacimiento—
Bien, pero ¿qué significaba esto para ellos? Nunca habían hablado de
su pasado, ellos no habían tenido ocasión, primero por su enfermedad,
después el ataque, la herida de Sebastián…
—Déjame solo decirte que no me marché en circunstancias felices.
Mis padres me quisieron emparejar con la hija del Alfa. Ellos nunca
aceptaron que yo era gay, sino que pensaron que podían cambiarme, o al
menos podían hacerme hacer lo que ellos quisieran. Cuando rechacé el
acoplamiento, el Alfa lo vio como una falta de respeto y trató de matarme.
Logre ganar la lucha contra su Beta y tuvo que dejarme ir.
Biennnn. —Tal vez nosotros deberíamos volver a casa. Estoy seguro
de que alguien más podría venir aquí, tal vez Nolan y Casey. Ellos no
deberían estar demasiado lejos de aquí.
—No, esto llevaría demasiado tiempo. Sabes que tenemos que estar
en casa mañana, o Denver tendrá nuestros traseros.
Oliver realmente no entendía por qué los hombres se casaban o por
qué lo hacían en marzo, pero Jeremy había insistido en una boda nevada,
así que… —¿Cómo crees que reaccionar con tu visita?
—Ni idea. Ellos no me dijeron que me quedara lejos, pero eso no
significa que ellos estén felices de verme. Incluso no sé si el Alfa es todavía
el mismo o si mi hermano todavía vive con mis padres.
—¿Cuánto tiempo has estado lejos?
—Treinta años. Mi hermano era un bebé cuando me marché.
—¿Sí? ¿Cuántos años tenía?
—Taylor tenía veinticinco. —Oliver no pudo evitar reírse. Taylor
podría haber sido un bebé a los ojos de Sebastián, ya que Sebastián era
veinticuatro años mayor que su hermano así que le veía como un niño, pero
veinticinco no era joven a los ojos de Oliver. Por supuesto, él todavía
pensaba como humano, entonces era normal, y él definitivamente no iba a
señalar que él tenía veinticinco años y que Sebastián prácticamente era un 94
asalta cunas para sus propios estándares. Solo esperaba que Taylor
estuviera todavía allí. Al menos ese le daría a Sebastián una posibilidad
para unirse de nuevo con él.
Ellos estuvieron en silencio el resto del viaje, y pronto apareció una
casa grande en el medio de los campos nevados. No era tan grande como
su mansión, pero era bastante grande para la casa de una manada. Oliver
dio un vistazo a su compañero y vio los signos de la tensión. Los dientes
apretados, los ojos entrecerrados, las manos agarrando con tanta fuerza
sobre el volante que los nudillos estaban blancos – todo gritaba que
Sebastián estaba nervioso por esto.
La puerta de la casa se abrió y dos hombres salieron. El más alto era
una versión más vieja de Sebastián, así que Oliver supo enseguida que era
el padre de su compañero. Oliver estaba a punto de conocer a su suegro, y
por la expresión en la cara del hombre, él no era muy feliz con eso.
El otro hombre era un poco más bajo, pero lo compensaba con una
gran cantidad de músculos. Su pelo castaño estaba cortado al estilo militar,
sus ojos negros duros mientras él daba un paso adelante y miró a Oliver y a
Sebastián salir del coche.
—Brian me dice que eres su hijo.
—Sí, Alfa.
—Yo soy el Alfa Keith Deker.
Sebastián dobló su cabeza en señal de respeto y se miraron el uno al
otro, esperando que alguien dijera algo. La tensión era tan espesa que
Oliver casi podía sentirla contra su piel.
—¿Cómo puedo ayudarte?
Los ojos de Sebastián fueron a su padre, pero él contestó al Alfa. —
Tengo que hablar con usted, si es posible.
—No te admitiremos de vuelta, Sebastián. —dijo su padre, dando un
paso hacia ellos. Oliver sintió el impulso de ponerse delante de su
compañero para protegerlo del peligro percibido, pero no se movió. No
quería que Sebastián pareciera débil, porque no lo era, ni mucho menos.
Solo que no quería que su amante tuviera que hacer daño a su padre.
Podrían no haberse visto durante los últimos treinta años, pero el hombre
todavía era su padre.
95

Como si eso fuera lo que Sebastián quería. Él se burló de su padre,


preguntándose si todavía sería tan bueno cabreándole como había sido de
adolescente o si había perdido su toque con los años. Él tendía que
intentarlo. —Eso nunca cruzo mi mente, Brian. Vinimos para advertirte,
eso es todo.
Sebastián podía ver que su padre quería contestarle, pero el Alfa
levantó la mano, parándole eficazmente. Él no conocía al nuevo Alfa, no
personalmente, pero él había tratado de seguir de cerca a la manada durante
los años, así que él sabía que el hombre había desafiado al viejo Alfa y
había ganado aproximadamente hacia diez años. Tal vez esté sea mejor, o
al menos le daría una oportunidad para explicar por qué ellos estaban allí.
—Vengan a mi oficina.
—¡Alfa Deker, no puede dejarle entrar! Sabe lo que es, usted…
El Alfa gruño, sus dientes asomando y brillaron bajo el frío sol del
invierno. —¿Cuestionas mis decisiones como su Alfa?
Era una vista agradable ver a alguien poner a su padre en su lugar. El
viejo Alfa había sido un amigo de Brian desde la infancia, así que él más o
menos le había dejado hacer lo que quería, pero este… tal vez esto no iba a
ser tan malo después de todo.
Sonriendo a su padre y teniendo cuidado de mostrar al hombre un
poco de dientes, Sebastián agarró la mano de Oliver y llevo a su compañero
dentro mientras seguía al Alfa. Su padre noto el gesto, por supuesto, eso era
exactamente por lo que Sebastián lo había hecho, y el modo en que se
volvió casi púrpura mientras chisporroteó era muy satisfactorio.
Todos se colocaron, el Alfa detrás del su escritorio y todos los demás
en las sillas delante de él. —Así qué, Sebastián, ¿tú eres el hijo mayor de
Brian?
—Sí, Alfa.
—Yo no estaba aquí cuando tú te marchaste, así que no sé qué pasó,
y no estoy seguro de que sea sabio escuchar los chismorreos de la manada.
—Dijo el Alfa, mirando al padre de Sebastián—. Sin embargo, nada de esto
me concierne, así que no hablaremos de ello.
Los ojos de Keith se centraron en Oliver y Sebastián comprendió que
él no les había presentado, entonces apresuradamente lo hizo. —Este es mi 96
compañero, Oliver.
—¿Qué? ¡Este… este marica no puede ser tu compañero! —bramó
Brian.
—¿Por qué no, padre? ¿Quién más podría ser el compañero para tu
hijo marica? —No era la mejor de las ideas airear sus trapos sucios delante
del Alfa, pero le habían provocado, y nadie podía tratar a Oliver así.
—Brian.
Era un poco raro ver a su padre apretar sus labios juntos mientras sus
ojos lanzaban dagas a Sebastián y Oliver.
Una vez que todo el mundo estuvo en silencio otra vez, ellos
empezaron su historia. Nunca se volvía más fácil escuchar lo que Oliver
había pasado, y Sebastián podía ver, todavía, cuánto afectaba a su
compañero. Oliver estaba pálido y sus manos temblaban un poco, incluso si
él trataba de ocultarlo. Sin pensar en su padre, Sebastián se movió y agarró
la mano de Oliver, apretándola para decir a su compañero que él estaba allí
para él.
—¡Tú eres una vergüenza para nuestra familia! —Su padre gruñó
mientras se levantó de su silla y comenzó a moverse hacia Oliver.
Sebastián se preparó para la lucha, pero Keith los paró—. Brian, sé que tú
eres mi Beta, pero no te permitiré tratar a uno de mis invitados así. Parece
que has perdido tu calma, así que le pido que salgas. Oíste lo que tenían
que decir. Tomaré mi decisión más tarde y te avisaré. —El Alfa cruzó los
brazos sobre su pecho y mantuvo su mirada fija, silenciosamente
desafinado al padre de Sebastián para que le llevara la contraria. Brian no
era idiota, sin embargo, así que simplemente inclino su cabeza y dejo el
cuarto con una última mirada de odio hacia Oliver y Sebastián.
—¿Puedo preguntarte por qué dejaste la manada?
—No quise emparejarme con la hija del viejo alfa como mi padre me
dijo que hiciera.
—Ya veo. Bien, no tengo nada que decir sobre con quien te
emparejas, y ese no es mi problema. Esos científicos, sin embargo,
definitivamente lo son, así que ayudaré a vuestra manada de cualquier
modo que pueda. Solo evitaré enviar a tu padre a hacerlo. —dijo Keith con
una sonrisa satisfecha.
Sebastián estaba feliz de ver que Keith era mejor Alfa que el último, 97
más tolerante. Después de intercambiar números de teléfono y correos
electrónicos. Sebastián se levantó y estaban a punto de despedirse cuando
el hombre le paro, levantando una mano mientras alcanzó el teléfono de su
escritorio con la otra. Él marcó un número y esperó. —¡Eh! ¿Puedes venir a
mi oficina! —La conversación fue muy corta y Sebastián tenía curiosidad.
¿A quién había llamado el Alfa?
Consiguió su respuesta sólo unos minutos después de que Keith
hubiera colgado el teléfono. Alguien llamo a la puerta y una cara que no
había visto en treinta años echó una ojeada dentro. Habría reconocido a su
hermano en cualquier lugar. Sebastián no se movió. Estaba congelado en el
lugar. No sabía si Taylor compartía el punto de vista de su padre sobre los
gais. No lo hacía todos esos años atrás, pero eso podía haber cambiado.
—¿Seb? ¿Eres tú?
—¡Eh! Taylor —Sí, eso era poco convincente, pero ¿qué más podía
decir?
El hermano de Sebastián todavía era el mismo, más o menos. Pelo
corto rubio y ojos azules, ambas marcas registradas de la familia Symonds.
Taylor era un poco más bajo que Sebastián, solo uno ochenta y cinco, pero
la única cosa que era diferente, era la cantidad de músculos que Taylor
tenía ahora. Él no había sido tan grande treinta años atrás.
Ambos vacilaron hasta que Taylor finalmente se movió y engullo a
Sebastián en un abrazo de oso. Un poco atontado, Sebastián comprendió
cuanto había echado de menos a su hermanito, y le abrazó de vuelta,
tratando de trasmitir esos sentimientos en su toque. Aún no sabía por dónde
comenzar, que decir, que preguntar primero. —¿Tendrás problemas con
padre por hablar conmigo?
Taylor se burló. —Como si me importara. Él puede decir lo que
quiera, no cambiaré de idea. —Taylor dio una mirada al Alfa—. Ya he
decidido dejar la manada. Quería buscarte, pero no lo hiciste fácil para mí.
Keith se aclaró la garganta. —Os dejare a los tres para que habléis.
Me pondré en contacto con vuestro Alfa en cuanto pueda para ver lo que
podemos hacer para destruir la empresa.
Una vez que estuvieron solos, Sebastián llevo a Oliver a su pecho,
aclarando que tipo de relación tenían ellos. —Este es Oliver, mi
compañero. 98
Él esperó, apenas respirando y asustado de que Taylor reaccionara
como su padre. La enorme sonrisa en la cara de Taylor le sorprendió. —
¿Encontraste a tu compañero? ¡Es genial!
Taylor abrazo a Sebastián otra vez, después a Oliver, dejando a
Sebastián un poco atontado. —Así que, ¿por qué quieres dejar la manada?
¿Era para buscarme?
—No exactamente. Digamos que padre no fue particularmente feliz
cuando le dije que soy gay, y la vida en casa ha sido tensa por decirlo
suavemente desde entonces.
Sebastián había dejado de escuchar en gay y estaba mirando
boquiabierto a su hermano. —¿Eres gay?
—Sip, y he tenido suficientes insultos y comentarios de padre. Iba a
buscarte, pero tú me encontraste primero. ¿Crees que tu Alfa me aceptaría
en tu manada?
—No creo que Dominic tenga ningún problema con eso. —Dijo
Oliver, con una sonrisa en sus exuberantes labios—. Dios sabe que la casa
es lo bastante grande, y más que una manada, somos una familia. Serás
bienvenido solo porque eres el hermano de Sebastián.
Ellos hablaron con Taylor un rato, él y Oliver charlaban como si
fueran amigos que se reencontraban después de mucho tiempo, pero pronto
llegó la hora de marcharse. Tenían varias horas de camino por delante, y
ellos tenían que llegar a la mansión cuanto antes para el gran día de Jeremy
y Denver.
Taylor fue con ellos hasta el coche y se abrazaron otra vez. —
Llámame, niño. Estaré esperando que me digas que vienes a vivir con
nosotros.
—Ahh, no me llames niño, Seb. ¡Tengo cincuenta y cinco años!
—¡Tú no vas a llevarle y convertirle en un maricón! —una voz gruño
detrás de ellos, y no hacía falta ser un genio para saber quién era.
Sebastián se giró para afrontar a su padre, pero Taylor habló antes de
que él pudiera hacerlo. —Noticias de última hora, padre, ¡ya soy gay!
Sebastián no tuvo nada que ver con ello, ya que lo averigüé cuando tenía
veinte años.
—Has oído al chico. Él tienen cincuenta y cinco años, un adulto
legalmente y capaz de decidir por sí mismo lo que él quiere hacer. 99
—¡No lo consentiré! —El cambio a Brian le tomo solo unos pocos
segundos, pero Sebastián estaba listo. Él también cambió, su ropa
desgarrándose, los fragmentos cayendo a la tierra, mientras Sebastián se
preparó para afrontar a su padre. Él esperaba que el Alfa Deker oyera la
conmoción e interviniera, porque tan bastardo como su padre era, todavía
era su padre, y él no quería hacerle daño.
Brian rugió y se lanzó hacia Sebastián pero el impacto nunca llego.
Un enorme oso ¡Oliver! Estaba de pie delante de Sebastián y agitaba una
enorme pata, golpeando a Brian directamente sobre la cabeza. Brian
literalmente voló y se estrelló contra el coche, la alarma haciendo un
enorme ruido, trayendo a todos los habitantes de la casa fuera.
Oliver no se movió de su postura defensiva delante de Sebastián, y
Sebastián estaba tan orgulloso de su pequeño compañero que incluso no le
preocupaba que algunas personas pensaran que él dejaba que su compañero
le protegiera. ¿Y qué? Él protegía a Oliver, y Oliver le protegía a él. Era
como los acoplamientos funcionaban.
—¡Mierda, Oliver! ¡Eres un oso! —grito Taylor en algún lugar
detrás de él, y se apresuró a cambiar. Él podía ver al Alfa acercarse a ellos
y quería ser capaz de contestar cualquier pregunta que el hombre tuviera,
pero hizo falta un poco de persuasión de su parte para convencer a Oliver
de que hiciera lo mismo. Solo cuando Keith se arrodillo cerca de un Brian
desnudo, Oliver acepto el hecho de que Sebastián realmente estaba a salvo
y cambio.
Sebastián sabía que su padre sería castigado, y a él realmente no le
importaba. Cosechaba lo que había sembrado. Así que, él pidió a su
hermano que siguiera en contacto, y finalmente se dirigieron a casa.

100
Capítulo 7
Ellos llegaron a casa en medio de la noche, más bien la mañana en
realidad, ya que eran las cuatro de la mañana, así que aparte de los tipos de
guardia, no se encontraron con nadie, y Oliver nunca había estado tan
agradecido de algo. Le gustaba vivir aquí, realmente lo hacía, pero a veces
era sofocante y él solo necesitaba algo de tiempo a solas con su compañero.
La familia de Oliver era pequeña, solo él, su hermana, su hermano, y
sus padres. Bien, así que tal ven no podía ser tan pequeña para algunos,
pero en comparación con el número de gente que vivía en la mansión, era
diminuta. Lo que era extraño era que él realmente sentía como si cada
miembro de la manada fuera familia. Desde luego había algunos miembros
con los que se relacionaba menos, o con los que Oliver pasaba menos
tiempo, pero por lo general eran, en realidad, una entrometida gran familia.
Oliver se sentía como si apenas tuviera la energía para subir las
escaleras a su cuarto. Joder, ¿por qué siempre había tantas? Porque seguro
que parecía como si se hubieran multiplicado durante el tiempo que Oliver
y Sebastián habían estado fuera.
Él lanzó su bolsa a una esquina del dormitorio y se derrumbó sobre
la cama, suspirando felizmente. ¡Hogar dulce hogar! Aunque ellos en
realidad no serían capaz de dormir mucho, ya que estaba seguro de que
Jeremy necesitaría su ayuda de una manera u otra, y tenían que informar a
Dominic a primera hora mañana, bien, tal vez a la tarde, pero esperaba
poder dormir al menos ocho horas. No estaba seguro de que pudiera
funcionar con menos, no después del viaje de dos semanas, Sí, habían
dormido en moteles, pero ningún lugar era como casa, y él, realmente,
nunca dormía bien si no estaba en su cama.
—¿Quieres ducharte?
Oliver abrió un ojo y echó un vistazo a su compañero. Mmm, él
estaba en conflicto. Realmente se sentía tannn cansado, pero tomar una
101
ducha con Sebastián significaba que vería a su compañero todo húmedo y
reluciente. Ya podía ver las pompas de jabón deslizándose desde sus
hombros hacia sus duros abdominales, luego bajando… tal vez podría
ayudar a Sebastián a lavarse muy, muy a fondo. Todo el mundo tenía que
lavarse su espalda, ¿verdad?
—Literalmente puedo ver las ruedas girando en tu cabeza mientras
piensas, bebe. —Dijo Sebastián con una sonrisa—. Así qué, ¿vienes?
Oliver se rio. —Oh sí, voy a venirme muy bien.
—Oh, eres un compañero travieso.
Las bromas y risas estaban bien. El que pudieran bromear sobre
cosas como estas, le hacían sentir a Oliver incluso más cerca de Sebastián,
después de un día tan lleno de emociones. —¡El primero en llegar a la
ducha consigue una mamada! —gritó Oliver, su camisa lanzada al suelo
mientras corría hacia la puerta del cuarto de baño.
Su compañero no estaba lejos, colocando su brazo alrededor de la
cintura de Oliver y levantándole como si él no pesara nada, luego le dejo
detrás, de modo que él fuera el primero en entrar en el cuarto de baño.
—¡No vale! ¡Has hecho trampas!
—¡No! Solo uso lo que la madre naturaleza me dio —dijo Sebastián,
colocándose en una pose de culturista y besando sus bíceps uno tras otro.
Eso envió a Oliver a un ataque de risa, pero todavía tomó la oportunidad de
entrar en la ducha con sus pantalones todavía puesto. Por suerte para él se
había quitado los zapatos y calcetines antes de acostarse sobre la cama, así
que solo estaba en vaqueros.
—¡Ahora eso es hacer trampas! —gruño Sebastián.
Yam, el hombre era magnífico cuando estaba desnudo, eso hizo que
Oliver quisiera lamer cada pulgada de ese cuerpo caliente y tomarse su
tiempo para conseguir una buena probada. —¡No lo son! ¡Solo dije quien
entre en la ducha primero, nunca mencione que tuviéramos que estar
desnudos! Además, ya que tú me debes una felación, pensé que tú querrías
desenvolver tu regalo. —dijo Oliver meneando su trasero.
La situación continuó divertida hasta que Sebastián abrió el agua, el
rocío frío golpeando sobre su espalda.
Oliver aulló y salto adelante, directamente a los brazos de su muy
desnudo compañero. Él sintió el temblor de Sebastián cuando el agua fría 102
sobre el cuerpo de Oliver le toco, entonces decidió vengarse. Colocó sus
piernas alrededor de la cintura de su compañero y sus brazos alrededor del
cuello, pegando su cuerpo tanto como podía sobre el caliente de Sebastián
y restregó sus pechos juntos mientras trataba de conseguir a su compañero
mojado.
Claro, el agua en la piel de Oliver no estaba ya fría, pero ¡era tan
divertido de todos modos!
Las cosas se volvieron serias rápidamente, sus labios se encontraron
como si tuvieran mente propia, sus lenguas enlazadas, y Oliver ya
lamentaba no haberse quitado sus pantalones antes. Podía sentir la erección
de Sebastián alineada contra la suya, pero la capa de grueso algodón lo
hacía frustrante. Quería estar desnudo, ¡maldición!
Sebastián dio un paso dentro de la ducha todavía con Oliver sobre él,
pero estaba vez el agua estaba caliente. No era particularmente cómodo con
el algodón de sus vaqueros poniéndose inmediatamente empapado y
pesado, pero eso no era una razón lo bastante buena, para mover a Oliver
de su lugar favorito para estar en el mundo, los brazos de su compañero.
Sebastián azotó su culo, el golpe amortiguado por sus vaqueros, pero
todavía oh – tan – agradable. —Baja, diablillo. Te debo una mamada y yo
siempre pago mis deudas.
Oliver se apresuró a bajar y casi se cayó de morros cuando resbalo
sobre el mojado suelo, pero su compañero estaba allí para agarrarle, justo
como siempre. Apoyó a Oliver contra los azulejos y Oliver silbó por la
sensación de frió. No duró mucho tiempo, sobre todo porque esta vez
Sebastián comenzó a trabajar en el botón de los vaqueros de Oliver.
Aunque esa era la parte fácil.
El algodón mojado se adhería a las piernas de Oliver mientras
Sebastián trataba de bajarlo, y el león pronto comenzó a gruñir a la
ofensiva tela. —Espero que no tengas un cariño especial a estos pantalones.
Antes de que Oliver siquiera pudiera penar por qué Sebastián lo
preguntaba, el sonido de tela siendo rasgada en pedazos lleno el cuarto y
pronto Oliver podía sentir el agua caliente golpeando sus piernas. Mirando
abajo, vio que Sebastián había cambiado parcialmente, solo sus uñas, y las
había usado para ocuparse de su problema. Sus vaqueros estaban hechos
pedazos en el suelo, absorbiendo aún más agua. Oliver se encogió de 103
hombros. Realmente no se preocuparía por eso.
No tuvo tiempo para reñir a su compañero, porque de repente, un
calor húmedo rodeó la cabeza de su polla. Sebastián chupó con fuerza y
Oliver estaba en el cielo. Soltó un gemido largo mientras deslizaba sus
manos en el pelo de Sebastián acariciando a su compañero mientras se
ocupaba de él. —Dios, tengo que hacer estas apuestas más a menudo.
Sebastián se rió alrededor de su polla, las vibraciones reverberando
en sus pelotas y haciendo que se apretaran aún más. ¿Cómo era posible que
con el más leve toque de su compañero, ya estuviera listo para correrse?
¡Solía tener más resistencia que esto! Bueno, al menos el hecho de que
ahora era un shifter significaba que podía permanecer duro un rato y tener
más de una ronda de amor.
Oliver oyó el ruido de un bote abriéndose y brevemente se preguntó
cuándo Sebastián había agarrado el lubricante, pero realmente no le
preocupaba, especialmente cuando Sebastián trago su polla hasta la raíz y
chupó con fuerza antes de subir otra vez y girar su lengua sobre su cabeza.
Dejó que su cabeza se apoyara en la pared de detrás, sabiendo que si
miraba abajo al modo en que los labios de Sebastián se estiraban alrededor
de su eje, él se correría, como, ahora mismo. Realmente quería tener a su
compañero dentro cuando esto pasara. —Amor, por favor. Estírame
rápidamente.
Sebastián entendió inmediatamente lo que Oliver quería y no perdió
tiempo, empujo dos dedos lubricados en la apretada entrada de Oliver. Esto
quemó, pero también se sentía tan malditamente bien, especialmente
cuando Sebastián golpeo su punto dulce en el tercer empuje.
Oliver descaradamente movió sus caderas, empalándose sobre los
dedos de su amante antes de inclinarse adelante dentro de la boca de
Sebastián, entonces repitió el movimiento una y otra vez. Él sintió un tercer
dedo deslizándose al lado de los dos primeros, y como eso no dolió, supo
que estaba listo. Tirando ligeramente del pelo de Sebastián él trato de hacer
entender a su compañero lo que quería. No estaba seguro de que pudiera
usar su voz ahora mismo excepto para gemir y gruñir, así que tenía que ser
bastante.
Sebastián estaba en sincronía con Oliver y se levantó con un
movimiento fluido que armonizaba con el gato dentro de él. Colocó sus 104
brazos bajo las rodillas de Oliver y lo alzo, haciendo que Oliver aullara y se
sujetara fuertemente al cuello de su compañero. Eso le hizo estremecerse,
el saber que su compañero podía manejarle así, podía sostener su peso
mientras se empujaba profundamente dentro de él y apoyaba su espalda
contra los mojados azulejos.
Oliver incluso no noto la sensación de frió esta vez, ya que estaba
demasiado ocupado con la sensación de su compañero enterrado
profundamente dentro de él, el modo en que las caderas de Sebastián
golpeaban contra su carne y los gemidos que salían de la garganta de su
compañero. Había demasiadas sensaciones, y el placer crecía y crecía hasta
que explotó, pintando los pechos de ambos con su semilla nacarada.
Él incluso no tuvo tiempo de bajar de la cima inducida por el
orgasmo antes de que Sebastián le mordiera, reclamándole una vez más y
alargando su orgasmo sin cesar. Oliver se perdió en el placer mientras
Sebastián se unía a él. Sintió las ráfagas profundamente dentro de él y
suspiro largamente mientras apoyaba su cabeza en el hombro de su
compañero. Dios, se sentía tan cansado que pensó que podría dormirse
justo ahí en la ducha, pero Sebastián no le dejaría.
Su amante le lavó tiernamente, salpicando pequeños besos sobre la
piel de Oliver antes de envolverle en una toalla suave y llevarle a la cama,
siguiéndole inmediatamente. —Así que, ¿qué piensas de mi familia?
—Bien, me gusta tu hermano.
Sebastián se rio. —¿Mi padre no tanto?
—Umm, no, no exactamente. —Él sabía que a Sebastián le gustaba
su padre tanto como a Oliver, y sentía que su compañero no tuviera una
verdadera familia. Aunque eso le hizo pensar en su familia, y entonces
miró el reloj sobre su mesilla de noche viendo que eran las cuatro y media,
Sabía que su madre ya estaría levantada. Sentándose en la cama, agarró su
teléfono y se acurruco contra el pecho de su compañero antes de marcar un
número que se sabía de memoria. Esperaba que no hubiera cambiado en los
casi dos años que él había estado lejos.
—¿Hola?
—Hola, mamá. Soy yo, Oliver.

Fin
105
Créditos
Lulu
Cyllan
Clau
Pervy
MorganaCeltic

106

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