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IMAGINANDOME EL CIELO

A veces imagino cuando llegue el día de mi reunión con el, y me refugio


en las escrituras tratando de acercarme a este momento por la fé.
Imagino cuando el Señor mismo con voz de mando, con voz de
arcángel y con trompeta de Dios, descienda del cielo, y los muertos en
Cristo resuciten primero, y luego nosotros seamos arrebatados en las
nubes, para recibir al Señor en el aire, y estar siempre con él. Y
conocer esas cosas grandes y ocultas, de las cuales hemos leído, y
escuchado predicar, pero que son un misterio para nosotros, y que allá
en el cielo las veremos tal como son. Entenderé el versículo que dice:
“Cosas que ojo no vió, ni oído oyó, ni han subido en corazón de
hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman 1Cor: 2-
9. ¿Qué cosas tiene Dios preparadas para la iglesia? No lo sé, pero
estaremos en esas moradas eternas, vestidos de lino fino,
resplandeceremos con un blanco no conocido, y este cuerpo corruptible
será vestido de incorruptible, seremos semejantes a los ángeles. Yo
creo que será un espectáculo maravilloso e inolvidable cuando millares
de ángeles desciendan con Jesús en las nubes; puedo imaginarme el
estruendo como sonido de muchas aguas, o como el ruido de un
ejercito, todo conmoviéndose ante su presencia; cortes celestiales
cantando “Grandes y maravillosas son tus obras Señor Dios todo
poderoso”; escuchar el coro de millares de Serafines, Arcángeles
diciendo a una sola voz: Santo, santo, santo. Ver los Apóstoles, los
patriarcas, a los profetas y a todos los hermanos en Cristo que dieron
su vida por amor al Señor, mirar a toda la iglesia reunida en el cielo ; y
aunque todo es hermoso, será mas grande ver el rostro del Señor. El
Apóstol Juan lo vio en medio de siete candeleros de oro, semejante al
hijo del hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y
ceñido por el pecho con un cinto de oro, su cabeza y sus cabellos
blancos como blanca lana, sus ojos como llama de fuego, y sus pies
semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno, y su voz
como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas, de
su boca salía una espada aguda de dos filos, y su rostro era como el sol
cuando resplandece en su fuerza. Jesús estará a nuestro encuentro, y
nosotros experimentaremos muchos sentimientos: agradecimiento,
gozo, felicidad, amor, como nunca antes lo habíamos sentido; todo será
nuevo para nosotros, ya que vivimos en un mundo de tanta maldad, y
llegar a un lugar donde no hay: hospitales, cárceles, cementerios,
discotecas y cantinas haciendo ruido hasta el amanecer, y hombres
malos drogándose, ó atracando y matándose unos a otros, un lugar
donde no hay pobreza, ni hay que pagar arriendo, vestido o comida,
por que todo será gratis nunca mas escucharemos música mundana; ni
rock o reguetón, etc , ni palabras vulgares; en el cielo no hay
contaminación ambiental y no existe el estrés, no hay pleitos; ni
despecho, traición, desesperación o angustia; sino que veremos cosas
maravillosas y el resplandor del Señor en el cielo. Si desde que
entregamos nuestra vida a Jesús sentimos paz aquí en la tierra, ¿cómo
irá ser en el cielo? Todos imaginamos al Señor hermoso, y creo que
nos quedamos cortos describiéndo su belleza. El impacto emocional
que sentiremos es inimaginable cuando lo tengamos en frente de
nosotros, y escuchemos su voz, ¡oh ya quisiera que llegara ese día!, creo
que todos caeremos de rodillas, y lo adoraremos; y recordaremos su
sacrificio en la cruz, la obra que ha hecho en nosotros, el lugar de
donde nos sacó, y de todos sus favores, sin contar de los peligros que
nos libró. ¡Oh que bueno es el Señor! “Pues tengo por cierto que las
aflicciones del tiempo presente, no son comparables con la gloria
venidera que en nosotros ha de manifestarse” Tantos años viéndolo
solamente por la fé, y ahora tener la bendición de contemplarlo, ¿cómo
será lo que vamos a sentir? Debe ser algo impresionante; si cuando
tenemos la experiencia de hablar en lenguas por el Espíritu Santo
creemos que ya nos vamos a ir con el, cómo será cuando esté en frente
de nosotros, con multitudes de santos y ángeles. El solo hecho de
pensarlo produce en mí el deseo que ese día llegue pronto. Miles y
miles de niños que murieron en terremotos, quemados, enfermos, en
guerras, en el momento de nacer, asesinados, y otros que fueron
abortados, y aunque sus padres los rechazaron, Jesús los adoptó como
sus hijos y ahora todos estos niños entonarán alabanzas al Señor por
siempre. Allí habrán Pastores con sus familias; hermanos que fueron
mártires de Jesús, que fueron perseguidos y asesinados, otros murieron
por diversas enfermedades, o accidentes, pero que nunca desmayaron
en su fé y amor por Jesús; ancianos, hombres, mujeres, jóvenes, niños
que dedicaron su vida al Señor estarán allí disfrutando de las cosas que
Dios les tenía preparadas. Creo que habrá grandes sorpresas. No sé
como voy actuar cuando lo tenga al frente mío, Dios lo sabe, no sé si
voy a llorar, ó caeré desmayado como Daniel, o me refugiaré en su
pecho como Juan, o caeré a sus pies como maría; pero lo único que sé
es que este momento tendrá un impacto eterno para todos los que
estemos allí, finalmente comprenderemos las cosas que no
comprendíamos aquí, será tal el gozo que lo terrenal quedará en el
olvido. Tal vez estando en ese lugar nos diremos unos a otros: Valió la
pena haber aceptado a Jesucristo, valió la pena esperarlo, valió la pena
perseverar, valió la pena sufrir por causa del evangelio, y otros dirán
valió la pena morir por Jesucristo, habrán muchos motivos para
adorarlo. Apocalipsis 21: 2- 5 “Y yo Juan ví la santa ciudad, la nueva
Jerusalén, descender del cielo de Dios, dispuesta como una novia
ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He
aquí el tabernáculo de Dios, con los hombres, y el morará con ellos y
ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios,
enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte,
ni habrá mas llanto, ni clamor, ni dolor; por que las primeras cosas
pasaron; y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago
nuevas todas las cosas, y me dijo: Escribe, por que estas palabras son
fieles y verdaderas.

Pastor: JORGE RODAS

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