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UNIVERSIDAD DE CARTAGENA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

PROGRAMA DE DERECHO-VESPERTINO

DOCENTE:

ADOLFO MARTIN ARIAS

PRESENTADO POR:

LUISA FERNANDA CARMONA GARCÍA

CARTAGENA

2023
TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN. 3

EFECTOS JURÍDICOS DE LA FUERZA FÍSICA COMO 4


VICIO DEL CONSENTIMIENTO EN EL NEGOCIO
JURIDICO.

CONCLUIONES. 6

BIBLIOGRAFIA. 7
POR: LUISA FERNANDA CARMONA GARCÍA

INTRODUCCIÓN

En este ensayo se explora el concepto jurídico de la fuerza en el Código Civil colombiano y su impacto
en el consentimiento de un negocio jurídico. Se destaca la importancia de la voluntad en la existencia
del contrato y se plantea la problemática de cómo la fuerza puede suprimir la libertad de decisión de
una persona sin eliminar su voluntad. Se menciona la evolución legislativa y jurisprudencial en torno a
esta figura, así como la distinción entre fuerza física y fuerza psicológica o moral. Se concluye que,
mientras la fuerza psicológica o moral puede generar la inexistencia del contrato al eliminar
completamente la voluntad, la fuerza física puede llevar a una nulidad relativa.

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EFECTOS JURÍDICOS DE LA FUERZA FÍSICA COMO VICIO DEL CONSENTIMIENTO
EN EL NEGOCIO JURIDICO

El Código Civil colombiano nos da un concepto estrictamente jurídico sobre la fuerza en el artículo
1513: “La fuerza no vicia el consentimiento sino cuando es capaz de producir una impresión fuerte en
una persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición. Se mira como una fuerza de
este género todo acto que infunde a una persona un justo temor de verse expuesta ella, su consorte o
alguno de sus ascendientes o descendientes a un mal irreparable y grave.”
En otras palabras, la coacción ejercida ilegítimamente por una persona contra otra, para inducirla a
celebrar un negocio jurídico.

Es importante tener presente que un elemento esencial, el cual genera la inexistencia del negocio
jurídico es la voluntad, dicho esto cuando la voluntad o consentimiento se suprime en el acto jurídico,
esto generaría una inexistencia del negocio jurídico.

Es aquí cuando surge una problemática, puesto que, el concepto antes mencionado por el C.C no
suprime la voluntad, si no la libertad de lo que en realidad la persona quiere, esto supone que el
negocio jurídico se encuentra viciado, pero aún existe, lo que generaría una nulidad relativa.

Es importante resaltar, que no todo miedo enerva la capacidad de discernimiento para viciar el
consentimiento. Y la fuerza debe ser ese aspecto determinante.

Por esta razón, la fuerza como vicio del consentimiento es una figura que resulta compleja en la
realidad social; lo cual ha llevado a una evolución legislativa y jurisprudencial; la cual revisten a esta
figura de justicia, la hacen aplicable y útil a la realidad del país.

La doctrina y jurisprudencia distinguen dos tipos de fuerza:


 Una fuerza física
 Una fuerza psicológica o moral.

Menciona que, en la fuerza psicológica o moral si existe la voluntad, donde esta voluntad está siendo
coaccionada para la celebración del negocio jurídico. Mientras que, en la fuerza física, no permite
conexidad entre la acción física y el pensamiento de un mismo individuo, puesto que aquí se regula la
fuerza y el miedo como el vicio del consentimiento.

Entonces, en base a lo anteriormente dicho, se puede afirmar que, cuando la fuerza produce en la
persona una sensación de miedo o temor insuperable a tal grado de ser determinante, aunque bien, es
un vicio del consentimiento; no genera nulidad relativa. Si no que genera la inexistencia del contrato.
Ya que, al hablar de nulidad relativa, es hablar de que el contrato nació a la vida jurídica, nace viciado
y por tal razón se genera esa nulidad. Pero lo que ocurre con la fuerza psicológica o moral, es que el
contrato ni siquiera nace, porque a la persona que está celebrando el contrato le están aplicando una
fuerza psicológica o moral que elimina por completo su voluntad, y un elemento esencial del negocio
jurídico es la declaración de voluntad. Entonces, la parte no está celebrando el contrato por voluntad,
sino, porque está siendo obligada, en tal caso, se elimina la voluntad y se genera la inexistencia del
contrato.

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La distinción entre nulidad relativa e inexistencia de un contrato en relación a la fuerza psicológica o
moral y su efecto en el consentimiento. Se argumenta que cuando la fuerza produce un miedo o temor
insuperable en una persona, hasta el punto de ser determinante en su decisión, se considera un vicio del
consentimiento que genera la inexistencia del contrato. Se destaca que, a diferencia de la nulidad
relativa donde el contrato nace viciado, en este caso el contrato ni siquiera llega a existir debido a que
la fuerza psicológica o moral ha eliminado por completo la voluntad de la persona. Se enfatiza que la
declaración de voluntad es un elemento esencial del negocio jurídico y, al ser obligada bajo coacción,
la parte no está celebrando el contrato por voluntad propia.

Es por esto que la doctrina y la jurisprudencia aceptan que la fuerza psicológica o moral provoca como
efecto jurídico la inexistencia del acto, mientras la fuerza física su nulidad relativa.

La Corte Suprema, al referirse a la fuerza, dijo que:

“Es un hecho externo distinto del temor o miedo que se infunde en el ánimo de la víctima y que es el
que la coloca en el dilema de realizar el acto que se le propone o de sufrir el mal que se le inflige o
con el que se le amenaza, coartándole así el grado de libertad requerido por la ley para el ejercicio de
su voluntad jurídica” (Corte Suprema de Justicia, 1969). En otras palabras, esto quiere decir que, la
fuerza es un hecho externo que va más allá del mero temor o miedo en el individuo. Resalta que este
factor es el que coloca a la víctima en una situación en la que debe elegir entre llevar a cabo el acto
propuesto o enfrentar daños o amenazas, lo cual limita su grado de libertad requerido por la ley para
ejercer su voluntad jurídica. La corte también se pronuncia mediante Sentencia C-345/17 diciendo que:
la fuerza que da lugar a la nulidad relativa vicia el consentimiento -según el artículo 1513 del Código
Civil- “cuando es capaz de producir una impresión fuerte en una persona de sano juicio tomando en
cuenta su edad, sexo, condición”. Dice tal disposición que se considera “como una fuerza de este
género todo acto que infunde a una persona un justo temor de verse expuesta ella, su consorte o alguno
de sus ascendientes o descendientes a un mal irreparable y grave”. Establece además el artículo 1514
del mismo Código, que para que la fuerza vicie el consentimiento, ella puede ser ejercida por quien se
beneficia de la misma o por cualquier persona que la hubiere utilizado para obtener el consentimiento.
Igualmente, establece la legislación civil que cuando se produce la violencia, ella podrá ser alegada en
un plazo de cuatro años que habrá de contarse desde el día en que la misma hubiere cesado. A su vez,
el Código de Comercio en el artículo 900 establece que la acción correspondiente prescribe en el
término de dos años contados a partir de la fecha del negocio jurídico. No obstante, la Corte dispuso en
la sentencia C-934 de 2013, y siguiendo la regla ya citada del Código Civil, que tal norma era
exequible en el entendido de que el término de prescripción de dos años de la acción de anulabilidad
del negocio jurídico que haya sido determinado a la fuerza, se contará a partir del día que esta hubiere
cesado. Es importante destacar que, por virtud de lo establecido en el artículo 822 del Código de
Comercio, la regulación que en materia de fuerza esté prevista en el Código Civil, también resulta
aplicable a los actos y contratos de naturaleza comercial.

Pero actualmente, tanto el artículo 1513 del C.C y los pronunciamientos de la Corte Suprema, se
consideran un análisis poco enfocado a la realidad, pues, el estudio de la fuerza debe centrarse en
cuanto miedo produce y no en cuanta fuerza o violencia se aplica. Por esto, se podría decir que debe
ser una reacción lógica de la víctima a una fuerza que perturba o altera su libertad de decidir. Con base
a esto, no es solo el temor sino también las circunstancias que fuerzan a los sujetos a actuar como no lo
desean, tal como la debilidad, necesidad o ligereza en la situación, lo cual infunde en la persona un
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temor justo a sufrir un mal irreparable, que es determinante y lo obliga a decidir de tal manera.

Un ejemplo del libro “El consentimiento, su formación y sus vicios” de Pablo Andrés Garcés Vásquez
que explica lo antes dicho: “Es que un hombre se puede asustar con el aullido de un lobo, de tal forma
que corra y caiga por el precipicio, pero ese mismo hombre, en el portón de su casa, puede darle
alimento al mismo lobo, pensando que es un bello e inofensivo cachorro”, lo cual quiere decir que la
importancia no radica en la fuerza, si no en el miedo insuperable que esta genera a la persona y por
ende toma tal decisión.

Se puede afirmar, que el Derecho Civil se ha visto envuelto en una lucha entre la seguridad jurídica
que ofrece el texto normativo y la justicia que pregona la Constitución Política, en medio de una
realidad social que resulta en un verdadero campo de batalla, en donde la buena fe y la confianza
legítima se ven duramente golpeadas por la realidad negocial.

6
CONCLUSIONES

En conclusión, a este trabajo, la fuerza física como vicio del consentimiento es una figura compleja en
la realidad social. El Código Civil colombiano establece que la fuerza no vicia el consentimiento a
menos que sea capaz de generar un temor justo e irreparable en una persona de sano juicio. Sin
embargo, este concepto no suprime la voluntad, sino la libertad de la persona para decidir lo que
realmente quiere, lo que generaría una nulidad relativa en el negocio jurídico.
Pero según la doctrina y jurisprudencia, se puede afirmar que cuando la fuerza produce en la persona
un temor insuperable y determinante, se genera la inexistencia del contrato, ya que la voluntad de la
persona está siendo eliminada por completo. En el caso de la fuerza psicológica o moral, el contrato ni
siquiera nace, ya que la persona está siendo obligada a celebrarlo sin su verdadera voluntad. Por lo
tanto, la doctrina y la jurisprudencia aceptan que la fuerza psicológica o moral provoca la inexistencia
del acto, mientras que la fuerza física genera nulidad relativa.

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BIBLIOGRAFÍA

• Libro. El consentimiento, su formación y sus vicios – Pablo Andrés Garcés Vásquez


Recuperado de file:///C:/Users/CARMONA/Downloads/ElConsentimiento-Suformacionyvicio.pdf

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