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Ensayo

La ciber- democracia: Una virtualización en virtud de nuevas realidades.


Análisis crítico sobre las nuevas democracias en el contexto de lo virtual, con base en
el texto Pulgarcita de Michel Serres.
Erika Solange Imbett Vargas
«Lo virtual es la misma carne del hombre»
Diario Le Monde, París, lunes 18 de junio de 2001.

La relación con la virtualidad en la vida contemporánea, se considera como un fenómeno


de cooptación de diferentes realidades en variados espacios y tiempos.

Los dependientes pulgares del teclado táctil y la expresión gestual del emoticón han
marcado la ruta de una nueva era, la ruta de una evolución mutante sin precedentes.

El poder es ilimitado; el acceso extremo a los sistemas de información, marcan la pauta


hacia el desarrollo social de quienes interactúan entre las dos realidades, dejándose seducir
por la tecnología; las pulgarcitas a las que se refiere Michel Serres, son la musa para la
concepción de la idea de ciberdemocracia, en donde el contacto directo entre las pieles pasa
a ser parte de la historia fósil de la humanidad, sin embargo el sentimiento de poder que
experimenta el individuo al tener en sus manos el dominio del mundo – al menos de su
mundo- , lo convierte en un narciso con la capacidad de interesarse solo de sí mismo y su
reflejo hacia un universo en circuitos donde puede navegar; a ese individuo le basta con
ubicarse frente a una pequeña pantalla, fabricando situaciones, rostros y realidades
fluctuantes, este fenómeno social de interacción virtual puede definirse como una manera
de percibir la presencia de un individuo consciente de su ausencia espacial, fuera de los
circuitos que en la actualidad dibujan su experiencia de vida.

Un joven puede salir de casa con su grupo completo de amigos en la mano consignados en
su Smartphone y las vidas que estos han fabricado como su realidad virtual allí también; es
posible comunicarse con cualquier lugar del mundo sin inconvenientes, los mensajes de
correo electrónico llegan inmediatamente al igual que cualquier tipo de acontecimientos
contemplados en la sociedad.
La colectividad virtualizada no se contrapone a lo real, parafraseando a Pierre Lévy, lo
virtual es una forma de mejorar procesos creativos socavando la superficialidad de la
presencia física inmediata.

Pulgarcita sigue de cerca el comportamiento humano de la sociedad material devenida


putrefacta en las manos del hambre, la violencia y la miseria, pero a la que se puede evadir
solo con un click.

Esta nueva concepción del mundo en las manos de Pulgarcita, consiente admitir la idea de
una democracia virtual; un proceso representativo en primera instancia, donde el personaje
se ve reflejado en construcciones mentales de sí mismo y además posee la capacidad de
sentirse personificado por la construcción social que se entrelaza en su entorno tácito y le
permite sentirse parte de un grupo con el que crea procesos identitarios, aparecen entonces
individuos con la capacidad de evadir el cuerpo físico que en occidente terminan por
molestar en cuanto a niveles de aceptación, algo como <<Una singularidad cósmica>>1.

“El espacio del nuevo nomadismo no es el territorio geográfico ni el de las


instituciones o de los Estados, sino un espacio invisible de conocimientos, de saber,
de potencias de pensamiento en cuyo seno nacen y se transforman cualidades de ser,
maneras de actuar en sociedad. No se trata de los organigramas del poder, ni de las
fronteras de las disciplinas, ni de las estadísticas comerciales, sino del espacio
cuantitativo, dinámico, vivo de la humanidad en el proceso de hallarse produciendo
su mundo”.
(Lévy, Pierre (1956). Inteligencia Colectiva.Washington, DC. Marzo de 2004).

Este tipo de cimentación social señalado anteriormente, se hizo evidente en La primavera


Árabe, entre el 2010 y 2013, donde usaron la internet y las redes sociales como mecanismo
de participación dirigido hacia la convocatoria de la revolución local, más que una
herramienta de participación, detona como una causal en la levantamiento de estos pueblos
contra la dictadura; en cualquier caso, la rápida comunicación a través de la red sirvió para
que este acontecimiento histórico desarrollara unas características propias de resistencia, en
el caso egipcio por ejemplo, la Internet fue prohibida por el gobierno junto a los teléfonos
móviles para controlar los brotes de revolución, se hace evidente que el mundo

1
Termino de la teoría del caos que se refiere a la transición entre un estado y otro en un sistema dinámico.
ciberespacial proyecta también realidades físicas porque se virtualizan acciones y se
pragmatizan reacciones, es decir, Pulgarcita puede abanicarse entre las dos realidades.

Las variaciones dadas entre la democracia representativa consignada en la constitución


política colombiana y la ciber-democracia por ejemplo, son claras: en la primera los
ciudadanos solo intervienen para elegir a los miembros de las corporaciones y es el Estado
quien tiene la potestad para definir y decidir el destino común, mientras que en la segunda
es el individuo capaz de generar su propio estado regulador de colectivos, no necesita ser
ciudadano porque posee gobernanza en sí mismo, se construye y posteriormente se
representa. En el período helenístico, justo después de la muerte de Alejandro Magno
(323a.C.) hasta la invasión de Macedonia por los romanos (148 a.C.)2, el concepto de
«hombre» se ve transformado, es aquí cuando Aristóteles contempla la idea de un «animal
cívico», porque sólo la pólis era autosuficiente y sólo en ella podía realizarse plenamente.
Hundida la pólis, el ser humano es entendido más bien como «animal social», cuyo marco
de referencia es la naturaleza y la humanidad, reclamando para sí la autosuficiencia y
autonomía que antes se reconocía a la ciudad. En este sentido Pulgarcita hoy, a causa de la
inestabilidad de la época, también busca la seguridad personal y la felicidad individual
subordinando su existencia a los fines prácticos al igual que los estoicos; por tanto el ciber
espacio le proporciona debatirse entre la lógica, la física y la ética, pero esta vez no con una
finalidad fundamentalmente moral, por el contrario, el fin ahora es la libertad del hombre
que se auto gobierna por encima de los gobiernos impuestos.

Cada red cibernetica que habita este nuevo hombre (Pulgarcita), está diseñada y depurada a
su criterio, sometida a la concepción de la Ingeniería social, quien estructuralmente influye
en las actitudes, relaciones y/o acciones de los colectivos, implementando desarrollos
colectivos evidenciados de alguna manera en el comportamiento en las redes sociales. El
Facebook, es un claro ejemplo, fue capaz de entregarle el caparazón organizado a
Pulgarcita, listo para llenar de información y convertirse en la casa virtual por excelencia.

En caso de no estar de acuerdo con las posiciones ideológicas, políticas, gustos, o


afinidades de otro individuo,Pulgarcita puede deshacerse de él por medio de un bloqueo
temporal o definitivo, cosa que solo conseguiría en su cotidianidad terrena por medio de un
2
Cantarella, Raffaele: La literatura griega de la época helenística e imperial. Buenos Aires, Losada, 1972
cambio completo de vida y de costumbres; en la ciber-democracia representativa no
existen prisiones aunque sí inseguridad informática.

El hombre nuevo se desenvuelve en el ciberespacio como personaje que elabora apariencias


y distractores para con los demás, entendiendo a Pulgarcita –personaje- como mascara
sobre la máscara, con la potestad de delimitar su espacio en la red, a diferencia de los
territorios materiales en los que se desarrolla Pulgarcita como persona -teniendo claro que
en griego persona ya era máscara (delante de la cara).

En el Estado colombiano la democracia representativa fue reemplazada en la constitución


del 1991 por el modelo de democracia participativa con la finalidad de facilitar al
ciudadano la intervención directa ante el Estado. Este nuevo modelo trasladado a la ciber-
democracia participativa también podía llamarse pluralista, teniendo en cuenta que el
Estado le pertenece al individuo, porque reconoce la diversidad e interés de etnias, culturas
y credos a nivel global, situación que establece unos mínimos de convivencia ciber-
espacial.

El individuo no solo se representa a sí mismo sino que participa de las demás fabricaciones
de vida virtual, entonces se crean colectivos de participación y propagación masiva en las
redes, el poder es desbordante porque estas propagaciones participativas con acceso directo
a un océano de información pueden incluso comportarse como un gusano virtual,
manejando la mente de aquel que recibe la información de manera involuntaria, pero que
una vez compartida termina por extender sus propias construcciones colectivas hacia el
mundo entero, sin duda una herramienta revolucionaria.

Una cultura virtual de participación, de antemano preserva la vida porque no hay cuerpos
materiales comprometidos en el ejercicio, hasta hoy no se conoce la primera masacre de
avatars.

La producción del espacio de Lefebvre, señala que el espacio nace como a la realidad en sí
a la que corresponde, es decir en sí mismo, al servicio del individuo para sí, presentando
variantes significativas en cuanto al desarrollo acontecido de nuevos territorios, en este
caso ciberespaciales.
El afán de la virtualidad puede verse como la derogación del contacto pero a su vez como
el arraigo a la estructura como devenir humano.

“Internet tiene su propia negatividad. Pero el desarrollo de las tecnologías sólo


puede hacerse a través del análisis y la superación de los accidentes” (Virilio Paul,
El Ciber Mundo, La política de lo peor 1997 pág. 10)

Pero entonces surgen preguntas ¿en qué momento transmutan las construcciones sociales
virtuales a la realidad, a esta realidad en la que todos debemos comer, defecar y
reproducirnos para que la especie se perpetúe?, ¿el contacto corporal humano, podrá ser
reemplazado por los artefactos que estimulen el cerebro o solo por el estímulo visual?,
¿entonces Pulgarcita estará condenada a la desmaterialización? las respuestas estarán dadas
por la construcción del personaje y la persona, pero se puede considerar que transmutan en
el momento en que hay contacto con el otro, en el que se materializa el cuerpo, es así como
se entiende que no se puede abolir porque es la prueba tangencial de la existencia en su
ubicación tiempo-espacio; de tal suerte que no es posible invalidar el funcionamiento
material de la carne que piensa, ya que el alma sigue siendo un invento del hombre para
justificarse en su presencia -en términos de Nietzche «alma» y «espíritu», vistas desde la
moral cristiana como una concepción para arruinar el cuerpo en su realidad material-.

“En adelante, hay que tratar de señalar lo que es negativo en lo que parece positivo.
Sabemos que no progresamos por- medio de una tecnología sino reconociendo su
accidente específico; su negatividad específica...” (Óp. Cit 1997 pág. 7)

A su vez en esa turba de emociones que causa lo desconocido, no podemos negar que el
sentido es contenido así mismo por la virtualidad, que deviene lo que se ha llamado real al
actualizarse, tal como plantea Lévy en su libro inteligencia colectiva “El sistema permite
orientarse allá donde nadie ha ido nunca, realizar con seguridad una operación por vez
primera, ya que la integralidad del espacio en el lugar dado ya ha sido inventariada.” por
el procesamiento de la -virtud Aristotélica3- entendida como el hecho, como lo amorfo,
variable, ilimitado pero existente y a su vez perfecto.

3
Hábito selectivo que consiste en un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por
aquella por la cual decidiría el hombre prudente. En latín “virtus”, en griego “areté”. Para Aristóteles la
virtud es una "excelencia añadida a algo como perfección".
Por lo pronto, el cuerpo recuerda que habitamos la virtualidad, pero no totalmente, que en
el caso de Colombia, el Estado tiene potestades de rastrear información en las redes y de
apresar el cuerpo como quien decomisa un hardware, pero la inteligencia humana para
desarrollar procesos y cambios termina siendo un software indestructible y trascendente.

Los mecanismos de participación ciudadana se han convertido en la herramienta que el


Estado brinda a las personas que en él habitan. Ahora bien, esa participación que trasciende
a lo virtual permite desarrollar ciertos comportamientos y desempeños de manera
desinhibida y con la seguridad que brinda poder expresar lo que se siente y piensa sin tener
sobre el cuerpo las miradas inquisidoras de las diferentes concepciones culturales
fabricadas en los territorios.

Esta virtualidad en servicio de la participación, puede convertirse en una tercera revolución,


la revolución de la telépolis entendida como ciudad global según Jaime Echavarría, a través
de la imagen interactiva, la imagen que vuela en el espacio virtual, la imagen que habla y a
la que se le cree, dejando detrás de sí la palabra y la imprenta.

Estas nuevas formas sociales en el ciberespacio, se sitúan en la génesis de una cultura


nómada que arrasa, invade y erige la victoria de la participación sin normativas extenuantes
al universo de fabricaciones capaces de replantearse el orden del establecido del
comportamiento sin concebir éste cambio como la deshumanización del humano. Gilbert
Simondon, plantea que la tecnología no puede deshumanizar al hombre, pues ella misma
en el uso de la técnica en sentido general y la tecnología entendida como uno de los
estadios del desarrollo técnico, son resultantes de hominización al hombre y por tanto de
hacerlo imperecedero.

Este debate de si es posible o no la ciberdemocracia, permite desarrollar el enfrentamiento


propio de una teoría que desenmascara un universo silenciado por el tiempo, y extiende a
las manos de nuevas sociedades establecidas en nuevas territorialidades la potestad de
evidenciar los cambios notables que traen consigo el avance tecnológico y la época capaz
de crear en términos políticos un nuevo desarrollo colectivo. Bondadosa o no, la
ciberdemocracia es la fabricación de una realidad alterna también capaz de transformar el
mundo y de hacerse escuchar a través de la intervención de nuevos medios en una naciente
época en donde se imponen los discursos del placer y del cuerpo, asistimos al mismo
tiempo a la desmaterialización de la carne en los nuevos territorios; los del ciberespacio, los
de la telépolis, tan reales como los de antaño, pues tienen un estatuto de existencia –la
virtualidad-.

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