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El Debido Proceso:

Desarrollo de las preguntas del profesor Claudio Fuentes y la profesora Macarena Vargas.

Camila Leal Salinas


1.- Pregunta número dos, profesor Claudio Fuentes:
Por medio del presente informe se efectuará un análisis de la Ley N°21.057 de “Entrevista Video
grabada” (en adelante LEVG) en relación al Derecho de Confrontación. Para ello, se comenzará con una
breve contextualización del objeto de la ley y sus innovaciones respecto a la declaración judicial y
declaración anticipada, continuando con una revisión de la garantía en estudio, con el fin de determinar
si la norma es compatible con el estándar internacional, a la luz de la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante CIDH).
La LEVG fue promulgada el 18 de enero de 2018, introduciendo modificaciones a todo el
procedimiento penal, desde la denuncia hasta el juicio oral, con el objetivo primordial de prevenir la
victimización secundaria de los niños, niñas y adolescentes (en adelante NNA)1 víctimas de delitos
graves2. En atención al objeto del presente informe, nos centraremos en la creación de la instancia de
declaración judicial videograbada, regulada en los artículos 13 y siguientes de la ley, conforme a la cual
el NNA presta su testimonio interactuando solamente con un funcionario debidamente formado y
acreditado para ejercer el rol de entrevistador y/o intermediario, en una sala especial –distinta a la que se
realiza la audiencia de juicio, pero contando con un sistema interconectado de comunicación con la
misma- habilitada para que entregue su relato en condiciones seguras, resguardando su privacidad 3.
Además, el artículo 16 de la LEVG incluye la posibilidad de solicitar la declaración judicial anticipada,
la que puede ser requerida por el fiscal, la víctima, el querellante o el curador ad litem, desde la
formalización de la investigación hasta la audiencia de juicio, siendo la prueba rendida en ella
incorporada posteriormente al juicio a través del soporte en que conste la grabación. En ambos supuestos
la declaración se desarrolla bajo el control, dirección y supervisión del juez de garantía o juez presidente
del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal, debiendo ser videograbada a través de medios tecnológicos
idóneos que permitan su reproducción integra y fidedigna.4
El derecho de confrontación, por su parte, constituye uno de los elementos centrales del debido
proceso en los sistemas procesales contemporáneos, particularmente en materia penal, siendo una de las
principales manifestaciones del derecho a defensa de los acusados5. A nivel interamericano, la garantía
se encuentra consagrada en el artículo 8.2 letra f) de la CIDH, la cual reconoce el derecho de las
personas acusadas de “interrogar a los testigos presentes en el tribunal”, es decir, el derecho del acusado
de contar con una oportunidad para interrogar o examinar a los testigos o peritos que aporten
información que los perjudica, con la posibilidad de controvertirla. 6 En el ámbito nacional, este derecho
no se encuentra expresamente consagrado, no obstante, tanto la doctrina como la jurisprudencia están
contestes en considerar que forma parte del “bloque de constitucionalidad”, según lo dispuesto en el
artículo 5 inciso segundo de la Constitución Política de la República (en adelante CPR), así como en la

1
Según lo establecido en el artículo 3 inciso tercero de la LEVG se considera niño o niña a toda persona menor de catorce
años de edad y adolescente a todos los que hayan cumplido catorce años y no hayan alcanzado la mayoría de edad.
2
El artículo 1 de la Ley 21.057 especifica que la ley es aplicable respecto a: “…los delitos contemplados en los Párrafos 5 y 6
del Título VII del Libro Segundo, y en los artículos 141, incisos cuarto y quinto; 142; 372 bis; 374 bis; 390; 390 bis; 390 ter;
391; 395; 397, número 1; 411 bis; 411 ter; 411 quáter, y 433, número 1, todos del Código Penal.”
3
Extraido de los “Beneficios de la Ley” establecidos en la página web
https://www.leydeentrevistasvideograbadas.cl/beneficios-de-la-ley/ [visitada el 12 de abril de 2023].
4
Ley N°21.057 de “Entrevista Video grabada”, artículo 22.
5
DUCE, Mauricio. (2014): Derecho a confrontación y uso de declaraciones emitidas en un juicio previo anulado. Revista
Política Criminal, 9 (17), p. 122.
6
Duce, Mauricio, Derecho a confrontación, cit. nota n° 5, p. 122.
cláusula del debido proceso, extraída del artículo 19 numeral tres inciso sexto de la carta fundamental.
7
A nivel legal, el Código Procesal Penal ha recogido en diversas disposiciones el llamado “principio de
contradicción”, asociado al derecho a defensa, el cual ha sido equiparado por la doctrina con el derecho
a confrontación.8
Ahora bien, para determinar las dimensiones y alcances del derecho a confrontación es necesario
voltear nuestra mirada a la tradición anglosajona, particularmente la jurisprudencia de la Corte Suprema
de Estados Unidos la cual, en conformidad a la sexta enmienda, le reconoce tres cuestiones
fundamentales: el derecho a el “cara a cara”, el derecho a contraexaminar a los testigos adversos y el
derecho a que cierta prueba de referencia de los fiscales no sea admitida en juicio. 9 Estas dimensiones,
sin embargo, no han sido reconocidas en los mismos términos en el sistema interamericano, en donde el
derecho a confrontación se ha ido desarrollando paulatinamente a lo largo de los años, inspirándose
principalmente en la jurisprudencia de la Corte Europea de Derechos Humanos 10, siendo un fallo clave
en la materia Norín Catriman y otros versus Chile, relacionado a testigos de identidad reservada. En
dicho fallo, la Corte reitera que, entre las garantías reconocidas a los acusados en un proceso penal, se
encuentra la de examinar los testigos presentados, tanto a favor como en contra, bajo las mismas
condiciones, con el objeto de ejercer una adecuada defensa, sin embargo, fundada en el deber estatal de
garantizar los derechos a la vida e integridad, libertad y seguridad personal de quien declara en un
proceso penal, acepta que el derecho a confrontación no tiene un carácter absoluto, regulando las
exigencias que se deben verificar para restringirlo en concordancia a la CIDH. 11 Los estándares
establecidos por la CIDH para la restricción del derecho a confrontación son: La realización de un
control judicial12; el sometimiento a un juicio de necesidad-proporcionalidad; la existencia de un riesgo
concreto; la aplicación de medidas que compensen la limitación del derecho y el examen del impacto
que la limitación produce en el derecho de defensa del imputado. 13
Según el análisis desarrollado, queda en evidencia que la declaración judicial y declaración
anticipada reguladas en la LEVG tienen características que pueden contrariar las dimensiones
reconocidas al derecho de confrontación internacionalmente. Así, es posible identificar un conflicto
normativo en lo relativo al examen y contraexamen de los intervinientes al testimonio del NNA en juicio
oral –o en la audiencia de declaración anticipada, según sea el caso- toda vez que, en conformidad a lo
dispuesto en el artículo 17 inciso cuarto de la ley, éstos deben dirigir sus preguntas al juez quien, en su
caso, las transmitirá al entrevistador, el que deberá planteárselas al NNA en un lenguaje y modo
adecuado a su edad, madurez y condición psíquica 14. Además, se identifica una colisión con la
dimensión del “Face to face”, el cual se traduce en la posibilidad del imputado de estar físicamente
presente ante quien declara en su contra 15, ya que el testimonio se desarrolla en una sala aparte a la sala
de audiencia, con la presencia solamente del intermediario y el NNA.

7
Que establece las garantías de un procedimiento y una investigación racionales y justos.
8
Duce, Mauricio, Derecho a confrontación, cit. nota n° 5, p. 125.
9
Duce, Mauricio, Derecho a confrontación, cit. nota n° 5, p. 127.
10
Como se puede extraer de lectura de los párrafos 241 a 247 del fallo Norín Catrimán vs.Chile
11
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Norín Catrimán vs.Chile, párr. 242, 243, 244 y 245.
12
Lo que se traduce en la existencia de un juicio de ponderación entre el derecho y la protección de los testigos, la correcta
fundamentación del fallo y la existencia de antecedentes concretos relativo al riesgo de los testigos, según lo dispuesto en el
párrafo 249 del fallo Norín Catriman y otros versus Chile.
13
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Norín Catrimán vs.Chile, párr. 245, 246 y 247.
14
Durán Leiva, Pablo, (2021): Las reglas de la entrevista investigativa videograbada y el derecho a la prueba penal. Una
propuesta desde la teoría de los conflictos normativos, Revista de Derecho Universidad de Concepción, N° 241, p. 249.
15
Duce, Mauricio, Derecho a confrontación, cit. nota n° 5, p. 127.
Sin perjuicio de la anterior, como se mencionó en los párrafos precedentes, la CIDH ha aceptado
que el derecho a confrontación no es de carácter absoluto, limitándolo, en el caso Norín Catrimán, en
pos de la protección de los derechos de los testigos de identidad reservada. Respecto a los NNA un fallo
trascendental es Angulo Losada versus Bolivia, en el que la CIDH señaló que la condición de NNA
exige una protección especial que debe ser entendida como un derecho adicional y complementario a los
demás derechos que la Convención Interamericana de Derechos Humanos (en adelante la convención)
reconoce a toda persona. 16 Según lo expuesto y, en conformidad a lo establecido en el artículo 19 de la
convención, los Estados partes tienen el deber de adoptar medidas particulares y especializadas en caso
de que la víctima de un delito sea un NNA, especialmente en delitos de carácter sexual, por ende, si se
estima que la participación de éstos es necesaria en el proceso penal y puede contribuir con la
recolección del material probatorio, deberá evitarse en todo momento la revictimización, limitando las
diligencias y actuaciones a aquellas en donde su participación se estime estrictamente necesaria,
evitando la presencia e interacción de aquellos con su agresor en las diligencias que se ordenen 17.
Además, dispone expresamente que el Estado tiene el deber de garantizar, entre otros aspectos
relacionados al interés superior del niño, que la entrevista del NNA, víctima de violencia sexual, sea
videograbada,18debiendo ser llevada por un psicólogo o un profesional afín, debidamente capacitado en
la toma de este tipo de declaraciones, no pudiendo ser interrogado en forma directa por el tribunal o las
partes.19
Consecuentemente, creemos que la sentencia aludida, de fecha 18 de noviembre de 2022, le otorga
respaldo internacional a la LEVG y las restricciones que ésta ha impuesto al derecho de confrontación
del imputado, en el caso de que la víctima sea un NNA. Asimismo, consideramos que la LEVG
igualmente contiene medidas de compensación a la limitación de la garantía en estudio, como la
regulada en el artículo 16 de la ley, el cual dispone que el NNA puede ser sometido a una nueva
declaración judicial, cuando éste lo solicite espontáneamente o bien cuando alguno de los intervinientes
alegue la existencia de nuevos antecedentes que lo justifiquen y puedan afectar sustancialmente el
resultado del juicio, debiendo el juez resolver la solicitud teniendo siempre en consideración el interés
superior del niño. Además, en virtud de lo dispuesto en los artículos 18 y 23 de la LEVG, es posible que
los intervinientes obtengan copias de la entrevista investigativa videograbada 20 y audio de la declaración
judicial videograbada, pudiendo solicitar igualmente la reproducción de la entrevista investigativa
videograbada en la audiencia de juicio, en los casos expresamente señalados en el artículo 18, como por
ejemplo cuando sea necesario complementar la declaración prestada, o demostrar contradicciones o
inconsistencias con lo declarado. Por último, y en consideración al principio del autonomía progresiva y
participación voluntaria, consagrados en el artículo 3 de la ley, las limitaciones impuestas al derecho de
confrontación no necesariamente procederán en todas las causas en que la víctima de delitos graves sea
un NNA, reconociendo el artículo 14 de la norma la posibilidad de que los adolescentes declaren sin la
intervención del entrevistador, cuando así lo manifiesten libre y espontáneamente. Por ende, la correcta

16
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Angulo Losada vs Bolivia, párr. 97.
17
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Angulo Losada vs Bolivia, párr. 104.
18
Aceptando como buena práctica el uso de dispositivos especiales, tales como la “cámara gessel” o circuitos cerrados de
televisión, que habiliten a las autoridades y partes a seguir el desarrollo del NNA desde el exterior, a fin de evitar cualquier
efecto revictimizante, recalcando la implementación en chile de la LEVG, como se lee en el pie de página de la página 35 del
fallo “Angulo Losada versus Bolivia.
19
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Angulo Losada vs Bolivia, párr.106.
20
Debiendo en ese caso distorsionarse aquellos elementos de la grabación que permitan identificar al NNA. Adicionalmente,
los intervinientes pueden acceder al contenido íntegro y fidedigno de la entrevista, sin las distorsiones mencionadas, mediante
su exhibición en dependencias del ministerio público, según lo dispuesto en el artículo 23 de la LEVG.
implementación de la ley se puede traducir en un beneficio para todos los participantes del sistema
penal.
Pregunta número cuatro, profesora Macarena Vargas:
A través del presente informe se realizará un análisis crítico de la regulación nacional de los
procesos de amovilidad y disciplinarios de los jueces, a la luz de la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante CIDH), teniendo en vista el principio rector de la
independencia judicial.
Para ello, cabe recordar que la CIDH ha afirmado que uno de los objetivos principales que tiene
la separación de poderes públicos es el principio de independencia judicial, el cual debe ser garantizado
por el Estado en su faceta externa e interna, evitando que el sistema judicial y sus integrantes se vean
sometidos a posibles restricciones indebidas en el ejercicio de su función, inspirando legitimidad y
confianza tanto al justiciable como a la totalidad de los ciudadanos de una sociedad democrática. 21
Además, reconoce la existencia de tres garantías que derivan de la independencia judicial, a ser: un
adecuado proceso de nombramiento, la inamovilidad del cargo y la garantía contra presiones externas.
En este orden de ideas, un juez independiente e inamovible constituye un gran poder, apareciendo la
responsabilidad como contrapunto a la independencia judicial, no existiendo Estado de Derecho que se
pueda sostener sin que los jueces sean responsables de su actuar 22, distinguiéndose dentro de las clases
de responsabilidad, la responsabilidad disciplinaria. Ahora bien, para efectos de desarrollar el análisis,
previamente, se establecerán los estándares que en la materia ha determinado la jurisprudencia de la
CIDH a partir de algunos de los fallos estudiados, con el objeto de verificar si la regulación nacional se
adecua a los mismos.
En cuanto a los procesos disciplinarios, tomaremos de referencia los estándares establecidos en el
caso Urrutia Laubreaux versus Chile, en el cual se sancionó al referido juez. En este fallo, la CIDH
postula que las garantías contenidas en el artículo 8.2 de la Convención Interamericana de Derechos
Humanos (en adelante Convención) son extensibles a los procesos de carácter sancionatorio, debiendo
las garantías mínimas fijarse caso a caso según la naturaleza y alcance del proceso sancionatorio no
penal 23. Adicionalmente, indica que estás garantías mínimas deben complementarse con los estándares
convencionales referidos al principio de independencia judicial.
Respecto a la inamovilidad, entendida como la garantía que gozan los magistrados de no ser
removidos de su cargo, un fallo de gran relevancia es López Lone y otros versus Honduras el cual se
vincula a procesos disciplinarios llevados en contra de cuatro magistrados, que derivaron en su
destitución. En dicho fallo la Corte expresamente establece que la separación del cargo debe obedecer a
causales exclusivamente permitidas, ya sea mediante un proceso que cumpla con las garantías judiciales
o por haberse cumplido el periodo de su mandato. Además, señala que los magistrados solo pueden ser
destituidos por faltas de disciplina graves o incompetencia y que los procesos disciplinarios de los jueces
deben resolverse de acuerdo a las normas de comportamiento judicial establecidas en procedimientos
justos, que aseguren la objetividad e imparcialidad según la Constitución Política de la República (en

21
NASH, Claudio y SARMIENTO, Claudia. Reseña de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Disponible en https://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/126862/Resena-de-la-jurisprudencia-de-la-corte-
interamericana-de-derechos-humanos.pdf?sequence=1&isAllowed=y .P. 87. [visitado el 9 de abril de 2023].
22
BORDALÍ, Andrés (2003). Independencia y Responsabilidad de los Jueces. Revista de Derecho. XIV, p.16.
23
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Urrutia Laubreaux vs.Chile, párr. 107.
adelante CPR) y la Ley.24 Por último, manifiesta que la garantía incluye el reintegro a la condición de
juez o magistrado de quien fue arbitrariamente privado de él.25
Fijado el estándar internacional, procederemos a relacionarlo con la normativa interna, para lo cual
nos parece relevante hacer énfasis en la estructura burocrática o corporativa del Poder Judicial chileno
establecido en la propia carta fundamental, la cual le confiere a la Corte Suprema la superintendencia
directiva, correccional y económica sobre todos los tribunales de la nación, otorgando al tribunal
superior facultades propias de un “gobierno judicial”, pudiendo controlar, organizar y sancionar a los
jueces. 26 Así, la yuxtaposición de la estructura administrativa de gobierno y la funcional de la
jurisdicción, ambas bajo el control de la Corte Suprema, genera la ausencia de condiciones objetivas
para el ejercicio de la función jurisdiccional. 27
Lo anterior, trae como consecuencia que los magistrados carezcan de un tribunal independiente e
imparcial para conocer de los procesos disciplinarios y de amovilidad, en los términos exigidos por la
CIDH, ya que éstos operan igualmente como tribunales superiores en materia jurisdiccional, conociendo
de recursos como la apelación, nulidad y casación, lo que puede derivar en situaciones como la
experimentada en el caso Urrutia, en donde la Corte Suprema, además de rechazar el recurso de
apelación que el magistrado había interpuesto en contra de la sanción disciplinaria impuesta por la Corte
de Apelaciones, remitió a ésta el trabajo académico del juez, por considerar que contenía “apreciaciones
inadecuadas e inaceptables”, lo cual dio inicio al proceso disciplinario en sí, infringiendo la garantía de
imparcialidad establecida en el artículo 8.1 de la Convención. Una situación similar es apreciable en el
caso Atala Riffo y niñas versus Chile, en donde la Corte Suprema revocó, a través de un recurso de
queja, el fallo de la Corte de Apelaciones de Temuco que confirmaba la sentencia de primera instancia 28.
El referido recurso faculta al tribunal superior a aplicar las medidas disciplinarias que estime pertinente,
lo que en la actualidad resulta totalmente contradictorio a lo dispuesto en el artículo 5 del acta 108-2020
elaborado por la misma Corte Suprema, que impide abrir procesos disciplinarios por decisiones
contenidas en resoluciones judiciales. Todo lo descrito trae aparejada una vulneración al principio de
independencia interna e imparcialidad objetiva, en virtud de la subordinación total a los tribunales
superiores, lo que puede incidir tanto a lo disciplinario como a lo jurisdiccional, al crear un temor en los
magistrados ante dicho poder, sometiéndose a la jurisprudencia de éstos. 29
Un segundo punto crítico se vincula a la falta de tipicidad de los ilícitos disciplinarios, optando el
legislador y constituyente por formas elásticas, como por ejemplo la consagrada en el artículo 80
numeral tres de la CPR, la que faculta a la Corte Suprema a declarar que los “jueces no han tenido un
buen comportamiento” pudiendo acordar su remoción. Igual situación se aprecia en el artículo 332
numeral 4 del COT, el cual regula como causal de expiración de las funciones del juez la sentencia
ejecutoriada recaída en juicio de “amovilidad” que declare que el mismo “no tiene la buena
comportación exigida por la CPR para permanecer en el cargo”, estableciendo hipótesis normativas
vagas o atípicas30. Si bien se podría considerar que el artículo 337 del COT especifica las hipótesis de

24
Corte Interamericana de Derechos Humanos, López Lone y otros vs Honduras, párr. 200.
25
Corte Interamericana de Derechos Humanos, López Lone y otros vs Honduras, párr. 297.
26
BORDALÍ, Independencia, cit. nota n° 2, p. 160.
27
ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS DEL PODER JUDICIAL DE CHILE, Memorias sobre la
Independencia Judicial en Chile, Comparecencia de la ANM ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, p.8.
28
Sin perjuicio de que la CIDH no se pronunció respecto a la vulneración del artículo 8.1 de la Convención Americana de
Derechos Humano, al no ser los ministros de Corte afectados por el recurso disciplinario víctimas en la causa.
29
Voto concurrente del juez PAZMIÑO FREIRE, Patricio, en el caso Urrutia Laubreaux vs.Chile, p-. 1 y 2.
30
ASOCIACIÓN NACIONAL, Memorias, cit. nota n° 7, p. 17 y 18.
mal comportamiento de los jueces, esto igualmente no parece suficiente, toda vez que la misma norma
contiene disposiciones atípicas, como la establecida en su numeral tercero, además de no existir criterio
alguno que establezca que la Corte Suprema solo pueda referirse a los casos regulados en dicha norma.
La falta de tipicidad también es clara en el artículo 323 numeral 4 del COT, en relación a las
prohibiciones de los funcionarios judiciales y que, conforme a lo resuelto por la CIDH, debe ser
suprimido de nuestra legislación (lo cual aún no ha sido cumplido por el Estado de Chile), al contener un
alto grado de indeterminación, otorgando gran discrecionalidad al encargado de ejercer la potestad
disciplinaria, pudiendo recaer en arbitrariedades.31 La vaguedad de las normas descritas, impiden que el
juez pueda adecuar su comportamiento al estándar exigido, al no estar claramente establecidas las
causales que pueden derivar en un proceso disciplinario y sus correspondientes sanciones, incluida la
destitución, careciendo de la previsibilidad necesaria que exige el artículo 9 de la Convención
Interamericana de Derechos humanos.
Un tercer problema en la regulación de los procesos estudiados, en particular de las facultades
disciplinarias, es la eventual afectación de derechos fundamentales de los jueces sometidos a estos, lo
que procede de preceptos como el artículo 544 del COT, el cual, además de estar afecto a la falta de
tipicidad mencionada precedentemente, impone un contenido moral incompatible con un Estado de
Derecho, instaurando parámetros propios de un “juez sacerdote”. En este sentido, Chile igualmente fue
condenado internacionalmente en la causa de la magistrada Atala Riffo, en donde la CIDH señaló que el
proceso disciplinario llevado en su contra, a través de una visita extraordinaria, se realizó de modo tal
que afectó su derecho a la vida privada y un tribunal imparcial. 32 A las falencias descritas, se suma la
falta de regulación de procedimientos con estándares propios del debido proceso, como ocurre con los
artículos 339 y 536 del COT, vinculados al juicio de amovilidad y queja disciplinaria, respectivamente,
o la regulación de estos procedimientos vía auto acordado, como por ejemplo el acta 108-2020, que
establece el procedimiento para investigar la responsabilidad disciplinaria de los integrantes del Poder
Judicial la que, si bien ha considerado algunos de las recomendaciones del caso Urrutia, sobre todo en
temas relacionados con el derecho a conocer previa y detalladamente de la acusación, igualmente
consagra garantías que en ocasiones pueden quedar solo en el papel 33, y omite otras de gran relevancia,
como el principio de publicidad.34
En definitiva, creemos que la regulación de los procesos de amovilidad y disciplinarios en Chile no
cumple con los estándares establecidos en la CIDH, la cual ha sancionado dos veces a nuestro país por
situaciones relacionadas al ejercicio de facultades disciplinarias, sin existir una adecuación normativa
concordante a dichas sanciones. Así, una adecuación idónea al estándar internacional requiere de
profundas reformas constitucionales y legales, siendo recomendable la creación de un órgano autónomo
que concentre las facultades de un gobierno judicial, con el objeto de superar los conflictos de
imparcialidad e independencia a nivel interno que produce la concentración de estas facultades en los
tribunales superiores. Además, consideramos necesario que las excepciones reconocidas al principio de
inamovilidad se limiten a causales disciplinarias graves o incompetencias, excluyendo a aquellas que
dependan de la discreción de los superiores jerárquicos. Adicionalmente, las normas que regulen las
causales que dan lugar al ejercicio de las facultades disciplinarias o la amovilidad del juez deben
31
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Urrutia Laubreaux vs.Chile, párr. 134 a 137.
32
BORDALÍ, Andrés. (2018). El régimen de Responsabilidad Disciplinaria de los Jueces Chilenos y su inadecuación a las
exigencias constitucionales. Revista Ius Et Praxis. II, p.527.
33
En relación a la garantía de imparcialidad y la estructura corporativa del Poder Judicial descrita anteriormente y lo
dispuesto en el artículo 4 letra e) del Acta 108-2020.
34
NUÑEZ, M. (2020) El Derecho del Juez a la Crítica, al Debido Proceso y a la Legalidad: El caso Urrutia Laubreaux vs
Chile de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sentencias Destacadas 2020, p.30.
establecer claramente cuáles son las conductas prohibidas, para que éstos puedan adecuarse al estándar
de comportamiento exigido. Por último, en el supuesto en que se incurra en dichas causales, es
imperante contar con un procedimiento justo, aplicando las garantías del debido proceso, posibilitando
el reintegro en caso de que la destitución sea arbitraria, lo que en la actualidad carece totalmente de
regulación.

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