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OS
LOS ENSAYOS SOBRE ICON OLOG IA CRIS TIAN A REALIZAD
POR FRAN CISC O DE LA MAZA A PART IR DE
LOS RETA BLOS DORA DOS DE NUEV A ESPA GA
o de
Retab los dorados, y de buen oro. serian los que. a la luz diurn a
sión
las lámpa ras. encendidos como ascuas. causarían profu nda impre
duran te
en el espíri tu sensitivo de Francisco de la Maza. Impresión
toda la vida.
da
Universitario de buena cepa, de formación autént ica y como burila
al nivel
en las huma nidad es. vino a ser historiador gustoso de su país
a
alto de 10 cimero que éste ha dado desde que empezó a habla r la lengu
que escribimos.
.
. No preten dió. por honestidad, pronu nciars e más allá de ese límite
SI explo ró temas de la antigü edad clásica, no se apartó , a fin
de cuen~
tas, de un mismo árbol genealógico.
Inqui etánd ole muchas cosas, fue más bien el arte, como poesía
y
. el que le hizo
C~ItlO sentim iento proyectado en formas voluminicas
'
vIbrar, historiar. aquila tar, y lo que es más. admir ar.
De ese ser así suyo, saldrí an sus estudios sobre los retablos novohispá.
nieos, más cargados de intenciones exaltadoras que de maquinales
y pesados tratamientos. Los dorados, de buen oro, serían los llamativos 'Y
no se
c~racterísticos. impor tando menos su época ni estilo, que mientras
()
VIno la fiebre neoclasicista ellos fueron riqueza de espíritu, de labor{
y de materiales. Que los hubo, raros, de piedra o de argamasa, qu~
a,
algun o plasm ara en alabas tro pobla no, que los hubie ra de pura pintur
mía
no lo olvida ría en sus varios trabajos. pero la norma y la fisono
de su
lllexicana fue la del retabl o dorado, y a éste dedicó el grueso
atención cuanta s veces trató de retablos virreinales.
Cuand o empezó en firme con el tema, redactando un ensayo.
Los
ros
retablos dorados de Nueva España, 1950, que fuera más que los eflme
a~ticulos para la prensa, ya babia estado una vez en Europ a, tema estu~
dlOS univer sitario s en Histor ia y seguía las
enseñan13s del maestro
ante
!ouss aint. Le faltab a lo que era norma l por entonces, la abund
a de
mform ación bibliográfica que hoy se tiene. la experiencia direct
la
conte mplar la obra artística en infini dad de localidades mexicanas,
imien to del
dispo nibili dad y comprensión de las categorías del conoc
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•
Fue importante para nosotros la aparición, en 1950, de un libro de
Francisco de la Maza sobre los retablos dorados de Nueva España.
Ciertas ideas que aportó en sus páginas vinieron a abrir perspectivas al
estudio crítico e iconológico de los retablos y, por extensión, al del
arte religioso virreinal.
Los retablos dorados de Nueva España apenas alcanzó veintiséis pá-
ginas de texto. Se trataba de un avance de tareas por realizar. De la
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Ma~a. así 10 manif estó empez ando. Lo que presen taba era un resum en
igaciones
antICl pado del libro que prepa raba para el Instit uto de Invest
~stéticas de la Unive rsidad Nacio nal Autón oma. El tema y el gran sen-
t~do que el autor tenia para estos menesteres, se anunc iaban promi so-
iones
nos. El libro, sin embar go, quedó en veremos, pero las sugest
do,
~ontenidas en el resum en public ado tuvier on, y seguir án tenien
mteré s y conse cuenc ias en nuestr o medio .
de frases
. El opúsc ulo de Franc isco de la Maza result ó ágil, salpic ado
aportó
ingen iosas y simpá ticas, docum entad o en lo posibl e, pero no
que explic ó
much o sobre los antece dentes y desarr ollo de los retablos. Lo
tu de
lo hizo más bien en forma indica tiva, refleja ndo su agudo espíri
a que
observ ación, muy espon táneo, tocand o la divers idad de mater ias
la ocurre ncia
el tema mism o se presta ba. Bajo esta tónica fue que tuvo
rebasó
de ensay ar el estudi o iconol ógico de los retabl os mexicanos y así
ement e
los lírnite s de la tradic ión histor iográf ica local que los veía simpl
como forma s artísti cas. y esto últim o consti tuyó su mérito .
No 10
Como querie ndo y no querie ndo dio en tan esenci al asunto .
reta-
desarr olló mayo nnent e ni en éste ni en subsec uentes trabaj os sobre
en otros campo s,
blos, pero lo alcanz ó a señala r muy claro. Opera nte
que bus-
llegó a darle frutos compa rables . Su aporta ción origin al parece
visto, un
caba la respu esta a una desus ada pregu nta: ¿qué es, bien
retabl o?
taba a
De la Maza vislum bró la soluci ón que, supue stame nte, contes
integr al,
tal pregu nta. Había que consid erar a cada retabl o en forma
y como
Como expre sión de una idea religio sa interp retada por el arte,
histórico.
un objeto del culto, es decir, en su funció n social y su mome nto
ar
Sin embar go, quizá consc iente de que no era la ocasión para realiz
el estudi o icono lógico a fondo , solam ente lo ensay ó en un ejemp lo y lo
acos-
apunt ó en varios otros. El grues o de SU trabaj o seguir ía los cauces
del autor.
tumbr ados aunqu e, daro está, acusa ndo el muy person al estilo
remo-
Abord ó el tema de los retabl os anota ndo su origen en el pasad o
rtirse
to del cristia nismo 'Y dando detall es de su evolu ción hasta conve
Renac i-
en las grand es constr uccion es de fines de la Edad Media 'Y del
o la
mient o; los ve florec er en Españ a 'Y la Nuev a Españ a, establ eciend
del
relaci ón de unos y otros; hace la observ ación de que a la altura
desarr ollo
siglo XV)]} la filiaci ón de los virrei nales dejó el paso a los de un
espa-
~acionaI, pues los de estípit es no son trasun to de otros análog os
que ver
noles, es decir, que nuestr os retabl os churri gueres cos no tienen
retar como
con las obras de los Churr iguera . Tenía que marca r e interp
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s
narrar, de un modo grd/ico, claro 'Y muy expresivo, para despertar interé
santo' ~
y devoción, las principales escenas de la vida de Cristo o de algún
(ídem).
s
Qued aban franqueadas, así, las nuevas y comprensivas posibilidade
so.
p~ra capta r ~l qué y el cómo de esta clase de obras de arte
religio
S1 se acostu mbrab a estud iar por capítu los separados lo que era arqui-
evi-
tectur a. difere nciánd olo de la escultura y la pintu ra que aparecían
a
dentemente reunidos en cada retablo, con mucha mayor razón se dejab
-
aparte la idea que determinaba su erección. No contaban los signifi
cados. Ni la unida d y la lógica expresivas que tenían las partes de cada
conjunto.
De la Maza abrirla "las páginas grandiosas de un libro en el que
o prin-
puede leer todo el mund o". Ese libro, el escogido, fue el retabl
cipal del templ o franciscano de Huejotzingo. De otros sólo nos
entregó
una hojeada. Nos dice que fue construido después de 15B(} y termin ado.
la
por 1586. año en que firmó las pintur as Simón Pereyns. Examina
estructura renacentista y luego refiere sus antecedentes españoles
muy
de Arroy o
daros! los retablos de la Capilla del Obispo, en Madrid: el
.
del Puerco, en Andalucía; el de Frenegal de la Sierra, en Extremadura
Observa que el retablo mexicano tiene un matiz di[~rencial muy
im-
y elegan te,
portan te, comparado con los españoles, pues es más sencillo
COsa ésta que José Moreno Villa habia hecho notar valiéndose de
otru
palabras.
Acerca de la discreción mexicana, contrastante con el sentid
o de
o Villa escribi ó-
afectación que observaba en las obras españolas. Moren
algo que De la Maza también reprodujo: en los retablos mexicano~
'4105 santos ejecut an ademanes muy sobrios
dentro de sUs hornacinas;
que
no se entregan a líricas cabriolas, no pretenden salirse del puesto
se les asignó; están ensimismados; no viven para el público de
las.
una
festividades; no hacen, en suma, drama ni ópera, se contentan con
noble y digna actitu d".
Llegado a ese punto , vino la innovación lanzada por De la Maza.
Hasta ahí todo era ver un retablo con algún detalle de forma y
de-
estilo; con algún dato de historia; con una somera apreciación de
esté-
s.
tica. Cuan do más había agregado un intent o de relaci onar los retablo
mexicanos Con los españoles a la mane ra de Moreno Villa.
La innovación fue planteada con la facilidad de 10 ahora evidente.
..
"Pero es la idea con que está concebido este retabl o lo más importante
ico.
Su composición está dirigida por un agudo sentido teológico e histór
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Comienza por una base formada por cuatro medallones en los que se repre-
sentan los apóstoles en grupos de tres. Esto quiere decir que, sobre los
hombros de los discípulos de Cristo, primeros predicadores y cofundadores
de la Iglesia. va a erigirse el edificio simbólico de la cristiandad. No podian
ser otros los cimientos.
Arriba van cuatro de los grandes escritores de la Iglesia: San Agustín,
San Gregario, San Pedro Damiano y San Ambrosio. En el segundo cuerpo,
'.
en medio. otros dos escritores: San Buenaventura y San Jerónimo. Fueron
los filósofos y los teólogos quienes con sus libros, sus sermones y hornillas.
sus comentarios a las Sagradas Escrituras y sus debates con los paganos,
dieron a la Iglesia su doctrina y recrearon. en cierto modo, la obra de
Cristo. Después del momento apostólico. de acción entusiasta en la predi-
cación y en el sacrificio, fue necesaria la sabiduría escrita, la polémica, .,
las bases metódicas de una interpretación del Evangelio. ¿Qué hubiera
sido de la Iglesia. en momentos de angustia, sin la tremenda voz de San
Pablo en sus EPistolas¡ sin la Ciudad de Dios de San Agustfn. que es el
"testamento" y el fin del mundo antiguo y la renovación del nuevo? ¿Cómo
sobrevivir a la lucha sin las Cartas de San Jerónimo y los Sermones de
San Ambrosio. que convirtieron a San Agusdn? ¿Cómo sostenerse sin los
amables y profundos escritos de un San Buenaventura o la sLntesis mara-
villosa de la Summa Theologica de Santo Tomás de Aquino? Su presencia
.es necesaria. Forman un trapecio en su colocación que tiende hada la
altura: cuatro ocupan el primer cuerpo y dos el centro del segundo. Van
en seguida, en los extremos de este segundo cuerpo y en el centro del
tercero, santos frailes, santos fundadores de órdenes religiosas: San Antonio
de Padua y San Bernardino de Siena, predicadores que arrastraron a Europa.
con la magia de su palabra y San Bernardo y Santo Domingo de Guzmán.
fundadores de las dos grandes órdenes de regulares: los cistercienses, de
actividad claustral e intelectual y los dominicanos, de actividad en la pre-
~icación y en la enseilanza. Entre ellos el otro gran fundador, San Francisco
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su capa en adem án de protección", San Ignacio, en Tepol otlán, "emer
do a
giend o de una pensa da concavidad para su mayor lustre" tenien
En el retabl o
sus lados los "princ ipales fundadores de órdenes religiosas".
tual.
mayo r de Santo Domingo, de Puebla, están el santo y su prole espiri
as
de hombres y mujeres, además de "Cristo y la Virgen" quienes "apen
apare cen" y "Dios Padre es una reminiscencia sin impor tanCia ".
-
Aquí mismo, en nuestr o país, a ]a diversidad de lemas no funda
una
mentales habría que agregar un nuevo ejemplo. En la catedral,
prin-
capill a fue dedicada a la veneración de los arcángeles. El retabl o
a la
cipal, todo de esculturas, los muestra con sus atributos, en torno
dos
Virgen que tan ligada estuvo a San Gabri el y San Miguel. Los
o
laterales, de pintur as, narra n "los actos principales que en este mund
hicier on los efebos celestiales cuando bajaro n al mundo. Ellos y sólo
os de
ellos son el fin y el motivo de tres de los más hermosos retabl
México".
ín.
Con ese ejemp lo tendríamos que considerar otro. En San Agust
de Salamanca:
os ojos
Llegamos al apoteosis del Barroco. Ya es teatro 10 que devora n nuestr
deberí an ser nichos son verdad eros
en los retablo s de sus Cl'1lCeTOS. Lo que
o natura l, nos dan el espectá culo.
escenarios en los que las figuras. de tamañ
impo-
El Niño Jesús, entre los doctores y sus padres, de cátedr a en un silHn
al que sólo le falta rebuzn ar;
nente; la Virgen huye a Egipto en un burro
templo ante el rabino que la
la Virgen niña sube escaleras de verdad en el
colchó n, almoh adas y
espera, y San José se muere en su lecho de grue$O
aquf, con admira ble
dosel. Lo que sólo era posible en la pintur a se logra
audacia, en la escultura.
Con esto tuvo, no vio lo demás. Apoteosis de las formas, teatra lidad
los
de bulto. episodios de la vida familiar de Jesús. de uno solo de
retabl os ahí presente.
los
Como es fácil de observar, todas esas referencias de De la Maza a
retabl os virrei na les. que fueron como el princi pio de la tarea icono-
pio
lógica, son valiosas en cuant o tales. Salvo el desarrollo del princi
paso
en el caso de Huejotzingo, lo demás es una serie de apunt es al
s;
de una disertación histórico-artística sobre esa clase de monumento
de
apunt es que en casos ahond aron un poqui to más pero sin dejar
serlo. Veamos dos ejemplos importantes y anotemos algún otro.
un
En el caso del colateral dominico de Puebla, De la Maza recordó
trico,
poco la idea de la composición, "un dibuj o esquemático, geomé
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do para
bargo lo calific ó como "una obra pontif icia", es decir, pensa
órden es
exalta r al Papad o como otros lo fueron para glorif icar a las
tamai ios
religiosas. "San Pedro arriba y por todas partes y de todos
a sus
apare cen los Papas acomp añant es. La Virge n no lleva a sus lados
Sebas ti.ín.
padre s. como era la costum bre, sino a Santa Prisca y a San
cruceros,
por ser los santos titular es de la iglesia. Los retabl os de los
Para un
ser,ín, claro está, retabl os episco pales. " La realid ad es otra.
al clero
templ o proye ctado con gran sentid o de dignid ad y destin ado
erado s
secula r, el retabl o princi pal sería consa grado a los santos consid
cen, bajo
como pilare s de la Iglesia, fuera del orden monás tico. Apare
de la
el Padre Etern o, el apósto l San Pedro , cimie nto de la edific ación
centra l,
Iglesi a institu ida por Cristo ; le siguen hacia abajo, en la calle
virtud es
el Sagra do Coraz ón de Jesús, luego la Purísi ma y a sus pies, las
elistas,
teologales; a los lados los Padre s de la Iglesia, los cuatro Evang
del tem-
los apósto les y nume rosos Papas santos, aparte de los patron os
por cierta
plo Santa Prísca y San Sebas tíán. Los retabl os del crucer o que
ión a las
lógica podía n creers e "episc opales ", se levan taron en devoc
docto ral
Vírge nes del Rosar io y de Guad alupe (véase la excele nte tesis
de Elisa Varga s Lugo: La Iglesia de Santa Prisca de Taxco
, UNA M,
1972) .
icono-
A partir de la public ación de Los ,"etablos dorados, la idea
la Maza.
lógica dio un nuevo y valioso fruto en poder de Francisco de
nes Esté-
Para 1955 poblic ó en los Anale s del Instit uto de Investigacio
mento
ticas, un artícu lo dedic ado al exam en de un esplén dido monu
Rosar io
virrei nal. Su título , "La decor ación simbó lica de la Capil la del
tral, fue
de Puebl a." En este trabaj o que podem os calific ar de magis
figuras.
m,ls allá de las descri pcion es formales y la identi ficaci ón de las
notici as
Buscó la razón de ser de lo ahí labrad o, respal dándo se en las
el origen
que diero n del monu mento sus conte mporá neos y más aún, en
o del místic o lo
doctri nario del simbo lismo . "Ves la idea del teólog o
tramo s
que se repres enta en la plásti ca" -nos dijo. Si en los tres prime ros
los que
de la bóved a, por ejemp lo, hallam os sendos medal lones en
pasos nece-
figura n las virtud es teologales, es porqu e "los tres prime ros
Fe; espe-
sarios y prima rios para llegar a Dios son, pues, creer en Él: la
aume ntan
rar en El: la Esper anza; amarl e: la Carid ad". Si las figuras
rinto" de
de tamañ o la difere ncia aparec e comp ensad a por un "labe
o inverso.
adorn os que es mayo r en torno a la Fe y decrece en sentid
De la
Abun dando , o mejor dicho, borda ndo el tema de la Capil la,
Y ya para
Maza entreg ó ideas como nunca , ilumi nador as y apasio nantes .
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