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Capítulo uno

 Mikayla tarareaba para sí mientras pelaba las verduras para la cena.  Esa noche

los investigadores de la base vecina iban a ir a cenar, y esperaba que el alegre sonido

enmascarara su aprensión. Sus hombres sabían exactamente cómo se sentía acerca de

tener a otras mujeres a su alrededor en un planeta ocupado con criaturas diminutas que

podrían afectar a la libido de un hombre, pero habría sido muy grosero hacer volver a

las científicas de investigación médica inmediatamente. Y, además, como Bryce señaló

de forma más bien poco discreta, sus hombres estaban trabajando con esas mujeres a

diario, por lo que no tenerlas a la mesa para cenar sólo afectaría a sus posibilidades de

hacerse amigos, no al contacto con sus hombres.

Habría estado bien contar con algo de compañía femenina, pero tenía muy poco

en común con las científicas médicos.  Las pocas veces Mikayla había pasado tiempo

con ellas, se había mostrado torpe, tímida y tal vez un poco intimidada.  Jacqueline

parecía especialmente desdeñosa y siempre hacía que Mikayla se sintiera poco

bienvenida, incluso en su propia casa. Y bien, siempre y cuando Mikayla fuera sincera

consigo misma, debía reconocer que tal vez no había sido tan acogedora como podría

haber sido. Pero no ayudaba que las tres mujeres hubieran trabajado juntas durante

años, o que se conocieran tan bien, o que Mikayla sintiera que no tenía nada en común

con ninguna de ellas. La ex-novia de Peter y el infierno que les había hecho pasar

probablemente también era un factor.

Sentirse un poco nerviosa sobre lo que debería ser una cena familiar con tres

personas más le parecía tonto incluso a ella, pero no podía evitar su inquietud.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó Ryan, mientras él y Ty entraban en la

habitación.
—Gracias, pero lo tengo todo bajo control. —Era muy amable por su parte

preguntar pero, al menos con la excusa de tener que preparar la cena, podía postergar el

tener que preocuparse de cómo iba a lidiar con sus huéspedes—. Deberían estar a las

seis, ¿no? —preguntó, con la esperanza de que las mujeres lo hubieran cancelado todo

por algún motivo.

—Acaban de llegar —dijo Ryan alegremente, pero Mikayla podía oír la tensión

en su voz. Sus invitadas no debían haber llegado hasta por lo menos una hora después, y

al adelantarse, hacían pensar de forma sutil que Mikayla no estaba a la altura.  Trató de

frenar sus pensamientos de zorra. Dios, sólo porque se sintiera intimidada por las

mujeres, no quería decir que tuvieran la intención de hacerla sentir inadecuada.

Ty la envolvió en sus brazos, casi como si pudiera ver dentro de su mente y

todas las inseguridades que se arremolinaban en su interior. 

—Va a estar bien —dijo para tranquilizarla—.  Los demás pueden mantenerlas

entretenidos mientras te ayudamos con la cena.

Oh, joder, fabuloso. No sólo tenía que preocuparse porque iba a parecer que la

cena se había servido tarde, sino que también tendría la oportunidad de agobiarse

pensando que las tres mujeres habían llegado pronto para pasar tiempo socializando con

sus maridos.

Colocó las verduras en la tabla de cortar, su irritación creciendo con cada

rebanada. Por qué sus maridos habían invitado a las mujeres en realidad, se escapaba

por completo a su comprensión. Matt y Bryce, y Ryan y Ty pasaban tiempo más que

suficiente con las mujeres en el trabajo durante el día. ¿No era suficiente?

—Tal vez —dijo Ty con una voz sospechosamente informal—, deberíamos

preparar nosotros la cena, y así podrías pasar algo de tiempo con nuestras invitadas.
—No —dijo ella sólo un poco demasiado rápido. Le parecía ridículo sentirse así,

pero no podía evitar la sensación de ser inadecuada. Pero maldito si le iba a dejar su

tarea favorita a Ryan y Ty sólo para poder ir a supervisar a tres mujeres maliciosas que

en ese momento probablemente estaban jugando con sus maridos mientras ella estaba en

la cocin…—: Quiero decir, sí. Eso sería maravilloso. Podéis cocinar mientras yo voy a

supervis… digo, socializar con nuestras invitadas. —Los labios de Ryan se arquearon

ante su desliz, pero asintió y cogió el cuchillo que había estado usando.

—No hay problema —dijo Ty mientras se lavaba las manos.  Miró un momento

más mientras sus hombres rápidamente se hacían cargo y se volvió hacia el comedor,

decidida a ser una anfitriona perfecta.

Cuando entró en la habitación, se dio cuenta de inmediato que Jacqueline estaba

dirigiéndose a su público como si fuera de la realeza.  Seis de los maridos de Mikayla

estaban sentados alrededor de la mesa escuchando a la mujer como si fuera la cosa más

fascinante del planeta.

—Así que hice un análisis químico completo y descubrí que la combinación de

feromonas, no de una sola sustancia química, es lo que aumenta la potencia del almizcle

apareamiento. —Jacqueline sacudió sus rizos rubios sobre su hombro y se acercó más a

Peter.

—Hola —dijo Mikayla, sintiéndose incómodo en su propio comedor

—. ¿Alguien quiere tomar algo? —Jacqueline miró en su dirección sin verla realmente,

despidió a Mikayla con un movimiento de sus dedos, y siguió hablando.  Mikayla

intentó no ofenderse con todas sus fuerzas, pero no importaba cuántos argumentos se le

ocurrieran, no podía convencerse de que el comportamiento de Jacqueline fuera a causa

de su peculiar cerebro científico y no un intento deliberado de ser ofensiva. La mujer se

acercó más a Peter y le tocó el brazo


—Así que hice una doble comprobación de los compuestos básicos y descubrí

que el almizcle no se puede crear artificialmente.  No hay nada en la Tierra que pueda

ser utilizado para sintetizar un equivalente, por lo que la única manera de hacer lo que el

consorcio médico quiere, es cultivar las Apodemus no melanurus terra. Por desgracia,

no hemos sido capaces de replicar adecuadamente el entorno natural en el que producen

las feromonas que necesitamos.

Mikayla quería poner los ojos en blanco ante el ensimismado comportamiento

de la mujer. ¿Por qué no podía utilizar la palabra «ratón», como todo el mundo?  Parecía

estar haciendo uso deliberadamente de palabras científicas en un intento de hacer que

Mikayla pareciera estúpida. Tal vez Jacqueline se había perdido la parte en que Mikayla

había estado trabajando codo con codo con Ryan y Ty cuando encontraron la criatura

peluda. Pero, por desgracia, ninguno de sus maridos pareció notar el desaire, y el hecho

de que sus hombres parecían estar colgados de cada palabra que pronunciaba Jacqueline

sólo sirvió para cabrear más a Mikayla. Se dio cuenta que las otras dos mujeres se

mantenían fuera del camino de Jacqueline, y se dirigió a preguntarles si querían una

bebida.

Sin mostrar ninguna indicación de que había visto moverse a Mikayla,

Jacqueline incluyó a las otras dos mujeres en la conversación, dejando sola a Mikayla

una vez más. No se le escapó que Misha y Keira prácticamente huyeron de su presencia

en el proceso.

Lachlan la miró un momento, pero volvió a escuchar cuando Jacqueline le hizo

una pregunta sobre la geología del terreno o algo igualmente aburrido.  Mikayla estaba

tratando de escapar cuando Bryce la agarró del brazo y la sentó sobre su regazo.  Tan

cómoda como solía sentirse sentada en el regazo de sus maridos, esa noche se sintió

como si la hubieran relegado a la mesa de los niños. No formaba parte de la


conversación, no se esperaba que participara, y se sentía peor que escondida en la

cocina y preocupada por sus hombres.

Se acurrucó contra Bryce y trató de encontrar a su confianza en sí misma.  Era

una mujer felizmente casada, y confiaba en la fidelidad de sus esposos.  No había

lágrimas del ratón en la base, e incluso si las hubiera, conocía a sus maridos lo

suficientemente bien como para saber que harían todo lo que estuviera en su mano para

resistir la influencia del almizcle de apareamiento.  Demonios, prácticamente se habían

vuelto del revés tratando de protegerla cuando ocurrió por primera vez.  No tenía

ninguna razón para creer que no harían lo mismo si sucediera de nuevo.

Sintiéndose mejor de lo que se había sentido en mucho tiempo, Mikayla se

inclinó para besar Bryce en la mejilla, le susurró un gracias en su oído, y se dirigió a la

cocina.

Ahora sólo tenía que sobrevivir a esa cena.

****

Por fin había terminado la comida más larga de la historia.  Mikayla estaba deseando

lavar los platos y olvidarse de todo el maldito asunto.  Peter no había llegado aún a la

cocina después de escoltar a las científicas a la puerta, y aunque Mikayla estaba un poco

molesta por haberse quedado sola con la tarea, también agradecía el momento de

soledad.

Probablemente era bastante tonto, pero estar casada con ocho hombres

significaba que el tiempo a solas era escaso y precioso.  Y por alguna razón, algo que

anhelaba más y más últimamente.


—Ahí está mi princesa —dijo John mientras entraba en la cocina con Brock y

Lachlan. Sonrió para disimular su reacción al tener que renunciar a su momento de

soledad mientras John se acercaba a ella.  Él le devolvió la sonrisa, actuando como si

fuera un cazador y ella su presa—. Cambio de planes. —La abrazó y la levantó en vilo

—. Brock y Lachlan van a romper algunos platos.

Brock interrumpió en tono ofendido.

—¡Eh! —John puso los ojos en blanco, pero rectificó. 

—Brock y Lachaln van a terminar de lavar los platos porque tú, mi hermosa

princesa, eres necesaria en otro lugar. —John la levantó más alto y envolvió sus piernas

alrededor de su cintura— . Por lo tanto, cambio de planes.

—¿Por qué? —preguntó ella, tratando de ignorar su polla muy dura presionando

contra su entrepierna.

—¿Necesito una razón para querer pasar algún tiempo con mi esposa? —Lo dijo

con una sonrisa en su rostro, pero ella no pudo evitar darse cuenta de que quería una

respuesta.

—No —dijo, mientras le daba un beso en la mejilla—.  Estoy un poco ida, eso es

todo. Ha sido un día largo. —Él sonrió, la atrajo hacia sí y empezó a caminar fuera de la

cocina. 

—Ese, princesa, es exactamente el motivo de que haya un cambio de planes.

La besó durante todo el camino hacia su cuarto; besos lentos, deliciosos, una

droga que la hacía sentirse relajada y flexible en sus brazos. Cuando entraron en su

habitación, ella sorprendió al encontrar el área iluminada con pequeñas lucecitas que

parpadeaban de una manera similar a las velas. Sabía que no eran velas reales —los
dispositivos de seguridad de la estación habrían detectado llamas y se habrían puesto a

extinguirlas—, pero creaban el mismo el ambiente.

John la llevó directamente al baño, donde encontraron a Peter preparando un

baño de burbujas. El delicioso aroma de vainilla llenaba la pequeña estancia, y ella no

podía dejar de preguntarse cuánto tiempo habían estado planeando esto.

—Justo a tiempo —dijo Peter mientras se acercaba, la sacaba de los brazos de

John y le daba un beso en la boca.  Sonrió al sacarle la ropa, y luego, con su habitual

meticulosidad, la dobló cuidadosamente.

John le tendió una mano y la sujetó mientras entraba en el agua gloriosamente

caliente. Le tomó unos momentos adaptarse a la temperatura, pero luego Mikayla se

echó hacia atrás y cerró los ojos, simplemente disfrutando de la caricia del agua.

El baño no era muy grande, por lo que no le sorprendió que ninguno de los

hombres tratara unirse a ella. Ya más tranquila, Mikayla entreabrió los ojos cuando

Peter apretó un paño suave sobre su piel.  La lavó, extendiendo el olor a vainilla sobre

sus brazos y hombros, y se detuvo a masajearle los músculos tensos de su cuello, antes

de continuar con el movimiento sensual por su espalda.

Ella no podía dejar de gemir mientras los músculos que tanto se habían tensado

durante toda la cena finalmente comenzaban a aflojarse.  Peter dejó lo que estaba

haciendo, envolvió sus brazos alrededor de la parte superior del cuerpo y la besó en la

nuca.

—Sabemos que esta noche ha sido difícil para ti, pero son personas muy

agradables una vez que llegas a conocerlas. —Mikayla no estaba tan segura, pero

conservó ese pensamiento para sí misma.

Peter la abrazó un momento más y luego reanudó sus movimientos con la

toallita. Cuando terminó, John se acercó con una toalla grande, la ayudó a salir de la
bañera, y muy lentamente la frotó hasta secarla. Cuando hubo terminado, ella se sentía

muy, muy despierta. Sonrió cuando vio su cara y luego se inclinó y echó en sus brazos.

Desnudos, los tres se tendieron en la cama de John.  Mikayla trató de no

reaccionar ante la decisión de Peter de quedarse. Hasta hacía poco, había sido un

amante muy privado, tomándola suavemente, con reverencia, y nunca compartía su

tiempo con ninguno de sus hermanos. Pero cuando la feromona de las lágrimas del ratón

feromona le había afectado, había estado más dispuesto a mostrar su lado más

pervertido. Mikayla estaba muy contenta de conocer el verdadero interior del hombre,

pero incluso bajo la influencia de las lágrimas de ratón, todavía era el que le mostraba el

lado más suave del sexo pervertido.

Se animó a acurrucarse en el abrazo de John, y Peter le deslizó una crema

perfumada por los brazos y los hombros, por la espalda, por encima de su culo, y hasta

el fin de sus pies. Ella se retorcía con la sensación calmante, sintiéndose relajada y llena

de energía al mismo tiempo. John la ayudó a darse la vuelta, y Peter repitió el proceso,

teniendo especial cuidado con los pechos y el vientre y luego bajó entre sus muslos.

Gimiendo ahora con la necesidad, Mikayla quedó sin aliento cuando Peter puso

la boca sobre su coño, le abrió los muslos y la lamió como si fuera un helado. Una y

otra vez lamió los pliegues húmedos, bromeó con su carne sensible hasta que gruñó de

necesidad. Dos risas masculinas llegaron a sus oídos un momento antes de que Peter

metiera la lengua profundamente en su interior, follándola mientras John la abrazaba.

Sus piernas temblaban, su coño palpitaba, su respiración se le había atascado en

la garganta. Peter la abrazó, lamiendo lentamente una vez más, murmurando contra su

clítoris hinchado mientras se retorcía de deseo. John pasó sus manos sobre sus pezones

doloridos, jugando con las protuberancias sensibles hasta que ella pensó que iba a

explotar. Pero luego se detuvo, se apartó, y sonrió mientras ella les gruñía a los dos.
Tan pronto como su excitación bajó hasta hervir a fuego lento, comenzaron de

nuevo, John acariciando su vientre y los pechos, Peter follándola con la lengua hasta

que ella apenas pudo recordar su propio nombre.

Pero cuando se detuvo de nuevo, ella se retorció frenéticamente en sus brazos.

Diablos, este era el tipo de cosa que Lachlan y Brock tenían por

costumbre. ¿Estarían los hermanos compartiendo notas?

—Por favor —rogó ella, incapaz de forzar más que una simple palabra de sus

labios.

—Shhh, princesa, vamos a cuidar de ti —dijo John mientras le pasaba una mano

por el pelo.

—¿Ahora? —preguntó ella, sin importarle que la palabra sonara sin aliento por

la desesperación.

—Sí, ahora —respondió Peter cuando subió sobre ella y deslizó su polla dentro

de su coño hambriento.

Pero le hacía el amor lentamente, con embestidas relajadas y perezosas. Sonrió

cuando trató de levantar sus caderas, tratando de reclamar más de él, tratando de

acelerar su carrera al orgasmo. Cuando se apartó, ella gimió una maldición por la

pérdida, pero John la levantó, la colocó sobre su cuerpo, y ella rápidamente se deslizó

hacia abajo, sobre su polla.  Suspiró mientras empujaba a su encuentro, follándola más

duro, más rápido, más profundo.

Estaba en el borde del abismo, a punto de caer por el borde, cuando John detuvo

todo movimiento y la mantuvo quieta. Mikayla apenas podía respirar. Con su hinchado

clítoris atrapado entre ellos, su excitación siguió subiendo.  Incluso sin moverse, su

orgasmo seguía acercándose.


Sus hombres debieron percibir lo cerca que estaba, porque oyó el chorro

apresurado de lubricante y luego sintió como Peter empujaba rápidamente en su ano.

Los tres se mantuvieron inmóviles mientras su clímax se acercaba con rapidez.

Y entonces, como la ruptura de un elástico al tensarlo, su orgasmo llegó

bruscamente, sacudiendo cada músculo, cada nervio, enviando calor a través de cada

vena de su cuerpo. Se quedó sin aliento cuando la abrazaron con fuerza entre ellos, los

dos hombres que gimiendo mientras sus pollas duras acariciaban su culo y su coño.

Finalmente, se acostó en sus brazos, con el calor fluyendo a través de ella

mientras el agotamiento la reclamaba. Pero entonces sus hombres empezaron a

moverse, Peter se deslizó en su culo y John la levantó sobre su polla.  Arriba y abajo,

una y otra vez, una y otra vez, las pollas duras se deslizaron en su cuerpo.  Rápidamente

pasó de agotada a excitada, no completamente agotada sino totalmente necesitada.

Sintió crecer otro profundo orgasmo, y maldijo a gritos cuando Peter se inclinó y

le mordió la oreja. 

—¿Estás lista? —preguntó con malicia.

¿Lista para qué? Pero la pregunta no formulada fue respondida cuando sus dos

hombres empezaron a empujar dentro de su cuerpo.  Sin control, sin restricciones,

pulsaron con más fuerza, con su rápido ritmo desacompasado, su respiración agitada.

Peter empujó duro en su culo, apisonando su polla en su ano mientras su clímax

lo reclamaba. Su movimiento llevó a su clítoris contra John, y su orgasmo fue tan

inesperado que gritó por la sorpresa. John agarró sus caderas, se estrelló contra su pelvis

y se estremeció al alcanzar su liberación mientras su polla latía y latía en su interior.

Al fin, absoluta y completamente agotada, Mikayla cerró los ojos, deseando

nada más que dormir. Poco a poco, con cuidado, Peter sacó la polla fláccida de su culo,
y John le dio un beso en la frente.  Apenas sintió el paño con el que Peter la limpió, y

lamentó la pérdida de John cuando éste se alejó por un breve momento.

Se quedó dormida en sus brazos, muy contenta de que Peter eligiera quedarse.

****

John sostuvo a su esposa mientras dormía. Había estado muy preocupado por ella esa

noche. Habían invitado a las científicas médicos para que Mikayla tuviera alguna

compañía femenina, pero tal vez no había sido la decisión más inteligente que habían

tomado.

Jacqueline era un ejemplo bastante típico de algunas de las personalidades que

se encontraban en el campo de la ciencia.  Muy preparada, muy inteligente y, a menos

que estuviera hablando de su investigación, completamente antisocial.

Probablemente era injusto por parte de sus hermanos esperar que Mikayla

entendiera las peculiaridades de la mujer. Mikayla era sociable y acogedora —

prácticamente lo contrario de Jacqueline y las otras investigadoras— y aunque Mikayla

lo había intentado esa noche, no había sido muy capaz de encontrar un terreno común.

Por desgracia, también parecía que Jacqueline no había tratado en absoluto de

llevarse bien con su esposa. En todo caso, se había convertido territorial cuando

Mikayla había tratado de entablar conversación con Misha y Keira.

Tal vez los hermanos deberían haber escuchado a Bryce.  Después de haber sido

policía encubierto durante casi diez años, sus instintos sobre la gente estaban muy bien

desarrollados. Había etiquetado a Jacqueline como una zorra de primera clase casi desde

el momento en que la había conocido, y ninguna explicación por parte de sus hermanos

le habían hecho de opinión. Teniendo en cuenta el modo en que Jacqueline había


conseguido que Mikayla se sintiera incómoda en su propia casa esa noche, John estaba

empezando a estar de acuerdo con Bryce.

Durante los últimos meses, Mikayla no se parecía a sí misma, y todos los

hermanos habían hecho comentarios sobre la pérdida de su acostumbrado

comportamiento alegre. Irónicamente, ese había sido el motivo de la cena de esta

noche. Tenían la esperanza de que, al conocer mejor a las científicas, Mikayla pudiera

forjar una amistad o por lo menos un entendimiento con las otras mujeres, pero en

realidad había sido probablemente un enorme error.

—¿Peter? ¿Estás dormido? —preguntó John en un suave susurro. Peter levantó

su cabeza de la almohada y lo miró a la luz tenue.  El parpadeo de luz de velas podía ser

bueno para conseguir un cierto estado de ánimo, pero desde luego no ayudaba a una

persona a ver con claridad—. Voy a ir a hablar con los demás y asegurarme de que no

tenemos una repetición de lo de esta noche. —Peter asintió con la cabeza y abrazó más

estrechamente a Mikayla.

A John no le llevó mucho tiempo encontrar a sus hermanos.  Estaban todos

reunidos en el comedor discutiendo el tema exacto que había pensado plantear.

—¿Podría ser todavía lo del aborto involuntario —estaba preguntando Brock a

Matt cuando John entró por la puerta.

Matt negó con la cabeza lentamente. Con su experiencia en patología, al menos

tenía cierta comprensión de cómo el embarazo y las hormonas afectaban el cuerpo

femenino. 

—Sus hormonas han vuelto a la normalidad hace meses. Es más como si todavía

estuviera afectada a un nivel emocional.

—Entonces, ¿qué debemos hacer? —preguntó Ryan—. ¿Cómo podemos

ayudar?
—Bueno, para empezar, podemos asegurarnos de no volver a invitar a

Jacqueline y sus secuaces a cenar otra vez. —Lachlan y Bryce sonrieron ante la

descripción de John, pero ninguno de los otros hermanos estuvo en desacuerdo con su

sugerencia.

—¿Qué tal si sólo nos aseguramos de que sabe que sus maridos la aman —dijo

Bryce en voz baja—. Creo que su aborto involuntario probablemente ha socavado su

confianza como mujer. Lo último que necesita es el tipo de hostilidad que Jacqueline

proyectó esta noche.

Si el comportamiento de Jacqueline había sido intencionalmente ofensivo o no,

no importaba realmente. Lo que importaba era cómo había afectado a Mikayla.

—Está bien —dijo John, sintiéndose un poco mejor porque sus hermanos

estaban de acuerdo con su evaluación de la situación—.  Nos mantenemos cerca de

Mikayla, le demostraremos lo mucho que la amamos todos y estaremos allí para ella si

nos necesita.

Ellos estuvieron de acuerdo. No dispuesto a quedarse un rato más cuando podría

estar sosteniendo a su esposa entre sus brazos, John los dejó y regresó a su habitación.

Capítulo Dos

Casi seis meses después ...

La alarma sonando fuerte, era el maldito sonido más molesto e incómodo en la historia

del planeta. Y era por lo menos la tercera vez esa semana. Rápidamente, Lachlan cogió

su arma y fue a investigar.

Desde que la historia del almizcle de apareamiento había llegado a las estaciones

de noticias intergalácticas, cada imbécil que había aterrizado en el planeta con sus
amigos, había intentado capturar un pequeño ratón de los suyos. Lo más irritante era

que ninguno de ellos entendía el efecto abrumador que el almizcle tenía en los machos

humanos.

Cuando Lachlan había ido a investigar la última alerta, había encontrado a dos

hombres matándose a pajas. No era algo que quisiera volver a ver, pero sospechaba que

estaba a punto de convertirse en parte de su rutina diaria.  Los hombres habían estado

prácticamente bizcos con la excitación, y sólo era cuestión de tiempo que se hubieran

lanzado uno sobre otro. Lachlan estaba bastante seguro de que esa no había sido su

intención cuando habían ido en busca de la pequeña criatura peluda.

Había agarrado a los dos hombres y los había arrastrado de vuelta al crucero

espacial. Con poco ruido, se las había arreglado para establecer los controles de auto-

sustentación y luego los había visto salir de la atmósfera.

Probablemente estaban todavía girando alrededor del planeta en una órbita

sincrónica, pero era de esperar, que fueran lo suficientemente inteligentes como para

dejarla una vez que los efectos del almizcle desaparecieran.

—¿Tenemos una ubicación —preguntó Bryce cuando se encontraron en el

pasillo.

—A menos de 300 metros de la popa. —El estúpido planeta tenía tantas

interferencias que no podían detectar los polos magnéticos con precisión, por lo que

tenían que utilizar las mismas descripciones se utilizaban cuando la estación principal

estaba en transporte y se consideraba técnicamente como un barco. Juntos, corrieron

hacia la puerta de atrás del edificio.  Lachlan se alegró de ver que Bryce llevaba un arma

paralizante y una pistola militar tradicional.

A pesar de que las dos preferían las balas sobre los pernos paralizantes, no

quería hacer daño a nadie. La mitad del tiempo los invasores necesitaban más que les
ayudaran, que les dispararan, pero eso no significaba que Lachlan o Bryce dudaran en

usar la fuerza si Mikayla o las científicas estaban en peligro.

****

—¿Dónde está Mikayla —preguntó Brock cuando sonó la alarma.

Ryan y Ty ya se movían hacia los armarios de las armas.

Afortunadamente, ninguno de los atacantes había entrado en el recinto, por lo

que no habían tenido necesidad de utilizar las armas todavía.  Pero estaban preparados

para defender su casa si fuera necesario.

Ty miró la hora. 

—Debe estar en la cocina —dijo mientras se sujetaba la funda del arma en los

hombros. Brock asintió con la cabeza y salió por la puerta, comprobando que su pistola

eléctrica siguiera completamente cargada. Él, Lachlan, y Bryce habían decidido llevar

un arma en todo momento.  Peter y John no tenían experiencia pero aprendieron

rápidamente a usar una pistola paralizante.  Ryan y Ty tenían experiencia como

tiradores, principalmente con dardos tranquilizantes, pero la naturaleza de su trabajo en

el laboratorio hacía peligroso llevar un arma. Una descarga accidental de un arma

electrónica en el laboratorio podía provocar daños graves en el equipo y sus ocupantes,

incluyendo a los humanos.

Brock llamó a su esposa al entrar en la cocina. Ella no respondió.

Con una rápida mirada alrededor de la habitación encontró las verduras a medio

pelar, pero no a Mikayl. Parecía extraño que dejara la cena a medio preparar, y las

preocupaciones que no había considerado durante unas semanas se abrieron camino de

nuevo en sus pensamientos. Se dirigió a la oficina de John pero se encontró con él a


mitad de camino. John regresó a las oficinas para comprobar allí, y Brock se encaminó

hacia las habitaciones.

Cada minuto que pasaba sin encontrar a Mikayla incrementaba su

preocupación. Durante los últimos meses, Brock y sus hermanos habían visto a su

esposa perder la confianza en sí misma poco a poco, a pesar de sus esfuerzos para

evitarlo. De alguna manera, había ocurrido tan gradualmente que sólo cuando Brock

recordó un momento determinado del pasado y lo compararon con la mujer que era

ahora se dieron cuenta de lo mucho que había cambiado. Todos los hermanos sabían

que le llevaría tiempo recuperarse emocionalmente de su aborto involuntario.  Habían

minimizado el contacto con las científicas lo mejor que habían podido, pero Brock no

podía dejar de sentir que ahora había algo más.

Pero justo en ese momento, tenía que estar en la base.  Sabía que tenía que

quedarse con uno de sus maridos o estar en la cocina.

Cuando los asaltantes habían empezado a llegar, todos habían estado de acuerdo,

Mikayla incluida, en crear un protocolo y respetarlo.

Se acercó a la unidad de intercomunicación en la pared, en el interior de sus

habitaciones.

Llamó a todas las habitaciones del edificio hasta sus hermanos se reportaron.

Ryan y Ty todavía estaban cerca del laboratorio, y Matt estaba dentro de la sala

de comunicaciones para controlar los movimientos de los invasores.  Brock había visto a

Lachlan y Bryce salir por la puerta trasera, por lo que sabía que si ella no estaba con

Peter o John, tenían un problema grave.

Sintiendo un poco de pánico, Brock hizo un barrido rápido de su habitación y la

de Lachlan, y estaba a punto de pasar a la de Matt y de Bryce cuando oyó un ruido


suave en el baño. La llamó por su nombre, pero Mikayla no respondió. Levantó el arma

y se dirigió cautelosamente hacia la puerta.

****

Los asaltantes no eran difíciles de encontrar. Los tres hombres ya habían sido afectados

por el almizcle y estaban literalmente sacudiéndosela como bestias.  Uno de ellos estaba

incluso intentando follarse a un árbol.  Lachlan no quería ni pensar en lo que podían

hacerle las astillas.

Sacó su pistola eléctrica y aturdió al «chico-astilla» sin misericordia. Los otros

dos parecían apenas conscientes de su presencia Bryce y necesitaron ser aturdidos

también.

—He estado en algunas situaciones de vida o muerte —dijo Bryce con una risa

profunda— pero creo que nunca había estado involucrado en algo tan jodido como esto.

Lachlan asintió con la cabeza. Parecía cada vez más improbable que el proyecto

minero pudiera seguir adelante. A menos que se pudiera encontrar una fuerza de trabajo

exclusivamente femenino, lo más probable era que los minerales no fueran lo

suficientemente abundantes como para hacer frente al caos que el almizcle de

apareamiento podría causar.

El hecho de que la empresa para la que trabajaban las científicas les hubiera

hecho firmar un acuerdo de confidencialidad a él y a sus hermanos, amenazando con

retirar el suplemento vitamínico si se negaban, lo hacía todo más frustrante.  El

suplemento era la única arma que tenían para luchar contra los efectos del almizcle de

apareamiento. Si a eso sumaba el que la empresa había decidido en contra de contratar

seguridad para proteger a su personal —dejando a las mujeres vulnerables a los ataques
—Lachlan estaba dispuesto a romper su contrato y sacar a su familia del infierno de ese

extraño planeta-jungla.

Desafortunadamente, no podía dejar a las tres mujeres científicas solas frente a

los invasores y, al parecer, por la actitud engreída de los que tomaban las decisiones en

la empresa de investigación médica que lo sabía. Tampoco había ayudado que el

historial de su tiempo en las fuerzas armadas estuviera fuera público, con sus actos

supuestamente heroicos y su servicio ejemplar.  No se sentía como un héroe. Se sentía

como un hombre que había vivido una pesadilla y apenas había conseguido salir de ella.

Lo peor de la situación actual era que alguien tarde o temprano iba a terminar

muerto, y seguro como el infierno que Lachlan esperaba que no fuera él quien tuviera

que apretar el gatillo. Había tenido que matar a gente suficiente para toda una

vida. Sospechaba que Bryce sentía lo mismo.

Le llevó un poco más de tiempo localizar el transportador de esos chicos —lo

habían escondido bajo de varias capas de vegetación—, pero las habilidades de rastreo

de Lachlan estaban mejorando en ese planeta, y finalmente pudieron encontrarlo.

En el momento en que volvieron junto a los tres hombres inconscientes, vieron

que se masturban en sueños. 

—Deberíamos encontrar a otro voluntario para esta parte del trabajo —dijo

Bryce mientras agarraba uno de los hombres y le colocaba sobre sus hombros como un

bombero tratando de no tocar nada que no estuviera dentro de la ropa del hombre.

Por suerte, el hombre inconsciente todavía tenía su mano envuelta firmemente

alrededor de su pene.

Por su parte, como tenía dos pesados e inconscientes asaltantes inconscientes

para cargar, Lachlan decidió arrastrarlos por el cuello.  Por lo menos, si terminaban con

un golpe o dos en sus respectivos culos, podrían pensárselo dos veces antes de volver.
Los sistemas activación de la nave estaban protegidos por contraseña, pero a

Bryce sólo le llevó unos minutos piratear el software. Obviamente, su tiempo como

policía encubierto le había dado algunas habilidades que no se consideraban necesarias

para la gente honrada, pero que iban a venir muy bien en ese planeta.

Dio un paso atrás mientras la nave se levantaba del suelo y se ponía en

órbita. Esperaba que los asaltantes se despertaran doloridos en unas pocas horas y

decidieran que las lágrimas del ratón no valían el riesgo.

Brock encontró a Mikayla en el baño. Los auriculares de su reproductor de música

sonaban tan fuerte que podía oír la música desde la puerta.

—Nena —dijo mientras se arrodillaba y le tocaba el pelo suavemente.

Ella prácticamente saltó de la bañera ante su suave caricia.

—Mierda, Brock —dijo sin aliento mientras se sacaba los auriculares de las

orejas—. Hablando de provocarle a una chica un ataque al corazón…

—Mikayla —dijo en voz baja—, ¿qué estás haciendo?

Al principio pareció que iba a dar alguna respuesta de sabelotodo, pero entonces

tomó una respiración profunda, se encogió de hombros y dijo—: Sólo necesitaba un

poco de tiempo para mí. —Apartó la vista, tratando de ocultar las lágrimas en sus ojos,

y él se preguntó si habría estado subestimando su necesidad de esconderse. Ciertamente,

parecía que ella se escondía, y teniendo en cuenta las verduras a medio pelar, estaba

teniendo problemas para concentrarse también. Ninguno de ellos había sabido dónde

estaba, y eso le preocupaba mucho. Con los intrusos aterrizando en el planeta, era muy

importante para todos saber dónde estaba cada uno.

Pero había estado especialmente preocupado por su esposa últimamente. No era

nada específico, sólo la sensación de que se estaba alejando de todos ellos en un sentido
emocional. Casi como si se estuviera replanteando todo el asunto de los ocho maridos.

No habían discutido todavía sobre intentar tener otro bebé. Pensaba plantear el tema

cuando su acceso a la atención médica fuera el adecuado, pero se preguntaba cómo se

sentía ella acerca de arriesgarse a otro aborto involuntario. El que no era probable que

sufriera otro embarazo ectópico, no garantizaba que no fuera a suceder.

El problema era que Brock no podía estar seguro de cuánto era observación y

cuánto provenía de sus propias inseguridades, por lo que no le había dicho nada. La

mayoría de las mujeres sólo tenía que lidiar con uno o dos maridos, no con ocho. ¿Qué

pasaría si Mikayla optara por dejar a alguno o a todos ellos?

Mientras trataba de encontrar la mejor forma de proteger a su esposa —de los

atacantes y de su propia preocupación— John entró como una bala a través de la puerta

y se detuvo repentinamente detrás de él.

—Hola, princesa —dijo con una sonrisa lasciva. Brock no tuvo que adivinar lo

que su hermano estaba pensando.

—Llama a los otros. Diles que la encontramos. —John le dio una mirada

molesta, pero Brock se limitó a sacudir la cabeza. Sus hermanos estaban ocupados con

los intrusos, por lo que meterse en el baño con su encantadora esposa probablemente no

era una elección responsable en este momento.

—Nena —dijo Brock mientras pasaba una mano tranquilizadora por su espina

dorsal—. John se va a quedar contigo mientras resolvemos lo de este último grupo de

asaltantes. Y luego vamos a hablar de lo que está pasando por tu cabeza. —Ella asintió

con la cabeza e intentó una sonrisa triste, pero era obvio que todo lo que había estado

pensando antes de que entrara no era nada bueno.


Un nudo se formó en su estómago. Algo le decía que las cosas estaban

cambiando. De alguna manera la vida idílica que pensaba que tenían juntos no era tan

sólida como una vez había creído.

La ayudó a salir de la bañera, la secó, y la sentó en la cama.

—Quédate —dijo cuando le pareció que podría seguirlo. John la ayudó a

vestirse, se acostó junto a ella y la tomó en sus brazos.

—Voy a decirles a los demás que queréis pasar algo de tiempo a solas, pero no

puedo prometer que vaya a ser capaz de mantener a Lachlan a distancia. Sabrá que pasa

algo desde el momento que me vea. —Ella asintió de nuevo, ni siquiera tratando de

calmarlo y decirle que todo estaba bien. Brock hizo contacto visual con John, y luego

salió de la habitación sin hacer ruido.

En el pasillo, respiró hondo, preparándose para mentir a sus hermanos y fingir

que todo estaba bien.

Capítulo Tres

—¿En serio? —preguntó Ryan riéndose más fuerte.

Lachlan estaba todavía tratando de no imaginar la cantidad de astillas que

podrían saltar al follarse un árbol cuando Brock entró en la habitación. El hombre sonrió

y se rió con el resto de ellos cuando Bryce les dio a todos una descripción muy cómica

de los tres asaltantes que acababan de ser enviados a casa, pero Lachlan podía sentir que

algo no estaba del todo bien. También se dio cuenta de que Brock no estaba de humor

para hablar de ello.


—Me alegro de que fuera un árbol. Te juro que un día de estos nos los vamos a

encontrar follándose unos a otros. ¿Qué parte de «cuarentena» no entienden estos

gilipollas?

—¿El suplemento vitamínico aún puede suprimir los efectos de las feromonas?

—preguntó Brock, sonando muy grave.

Lachlan miró a su alrededor, al resto de sus hermanos. Ninguno de los otros

parecía haber notado el extraño estado de ánimo de Brock, por lo que Lachlan respondió

a la pregunta de forma rápida y resuelta para obtener respuestas a sus propias preguntas

después.

—Sigue siendo eficaz, pero tal vez no es tan eficaz como lo era antes. O eso, o

las lágrimas de ratón son cada vez más potentes. Yo sugeriría que consideráramos no

tomar el suplemento a menos que estemos pensando en dejar el edificio. No quiero que

lo único que inhibe los efectos del almizcle apareamiento pierda su potencia.

—Es cierto —dijo Ty, sin dejar de reír—. Joder, todos podríamos terminar

follando con los árboles. —Representó una versión bastante cruda de lo que podría

suceder, y el resto de sus hermanos se rieron con él.

—Supongo que tiene sentido —dijo Ryan, pensativo—. Se lo haré saber a

Misha.

—No, prefiero que el consorcio médico no lo sepa. Vamos a seguir aceptando

las asignaciones semanales, sólo tendremos que almacenar el exceso. Por la forma en

que han estado actuando últimamente, no me extrañaría que nos cortaran el suministro

si piensan que va a favor de los intereses de la empresa.

—Probablemente necesitaríamos contratar más seguridad por nuestra cuenta —

dijo Bryce, la preocupación creciendo en su rostro—. Hasta ahora los invasores han
llegado en pequeñas cantidades. Si tenemos una partida de ataque más grande,

podríamos estar en problemas.

—O podrían tenerlos los árboles —agregó Ty, sin dejar de reír.

—Oh, mierda, ¿y si hubiera suficientes para hacer un collar de margaritas? —

agregó Ryan.

Lachlan movió la cabeza en un intento de desalojar a esa imagen. Esperaba

como el infierno no tener que tratar con un grupo de hombres afectados por el almizcle

de apareamiento, follándose unos a otros en círculo. La experiencia de ese día ya había

sido bastante desagradable.

—¿Dónde está Mikayla? —preguntó Bryce con curiosidad cuando finalmente

dejó de reír.

—Pasando un poco de tiempo a solas con John —dijo Brock, proyectando una

calma que Lachlan estaba seguro que el hombre no estaba sintiendo. Vio cómo su

hermano trataba de forzar una sonrisa relajada en su rostro—. Me ofrecí a cocinar la

cena.

Todos sus hermanos gimieron, como Brock sabía que harían, y Lachlan lo miró

con curiosidad mientras se dirigía a la cocina, para así anticiparse a más preguntas

acerca de su esposa. Era evidente que algo andaba mal, pero aún más preocupante era la

poca intención de Brock para compartirlo.

Siguió a Brock a la cocina, suspirando decepcionado de su hermano.

—Creo que deberíamos renegociar nuestro contrato —dijo Brock como para

anular cualquier pregunta de Lachlan. Lachlan notó la tensión en los hombros de Brock

y quiso exigirle respuestas. Pero Brock era mucho mejor Dom que Lachlan, y si Lachlan

presionaba demasiado, Brock se cerraría en banda y guardaría su secreto para siempre.


—Claro —respondió Lachlan cuidadosamente—. Probablemente es una buena

idea. Estamos perdiendo más tiempo en la seguridad de las instalaciones que en la

investigación.

—Es cierto —dijo Brock como si no lo hubiera considerado desde ese ángulo.

—Está bien, me pondré en contacto con nuestro abogado —dijo Lachlan,

mirando a su hermano con atención. Brock se volvió hacia él, pero esperó a que Lachlan

diera más detalles—. Si no consigo nada más, al menos podría alertar a la compañía

minera de la actitud del consorcio médico hacia la protección de su personal.

Brock asintió, y Lachlan casi pudo ver a su hermano contemplando la sugerencia

desde todos los ángulos.

—Está bien —acordó finalmente—. De hecho, podría ser una buena idea que

John regresara a la tierra un tiempo. Tal vez podría llevarse a Mikayla.

—Sólo si te vas con ellos —dijo Lachlan. Estaba seguro de haber visto el alivio

en la expresión de su hermano. Pasara lo que pasase, Brock y John parecían dispuesto a

ocultárselo al resto.

—Está bien —dijo Brock nuevo—. Creo que sería una buena idea. John,

Mikayla y yo regresaremos a la Tierra durante un par de semanas para renegociar los

contratos, y espero que para conseguir ayuda adicional con la seguridad.

Lachlan asintió con la cabeza, observó el lenguaje corporal de su hermano un

momento, y luego se volvió para salir de la habitación.

—Están en mi cama —dijo Brock en voz baja. Lachlan enarcó una ceja. No era

raro que los hermanos saltaran de cama en cama para estar con su esposa, pero por lo

general, el tiempo de intimidad con Mikayla solían pasarlo en su propia cama, y no en la

de de otra persona. Esperó a que Brock se explicara pero, al parecer, ya había dicho
todo lo que iba a decir. Lachlan le dio las gracias por lo que esperaba fuera una pista

críptica y se dirigió a la habitación que compartía con Brock.

****

John yacía en la cama, con los brazos alrededor de Mikayla. Llevaba sosteniéndola

menos de un minuto cuando se dio cuenta de que estaba tratando de no llorar.

—Lo siento —dijo ella en voz baja—. No sé lo que me pasa. Me parece que no

puedo luchar contra ello. Ni siquiera estoy segura de por qué me siento tan triste.

Los remordimientos lo atravesaron y la atrajo hacia sí. No se había dado cuenta

de lo mucho que se había apartado de ellos hasta ese día. Con todo el caos de las

lágrimas de ratón, las científicas, y la llegada constante de invasores, no había

considerado la posibilidad de que su esposa pudiera sentirse en el centro de todo.

Todavía estaba tratando de averiguar qué hacer cuando la puerta se abrió

silenciosamente. A John ni siquiera le sorprendió ver Lachlan. Si alguno de sus

hermanos se había dado cuenta del comportamiento inusual de Mikayla, tenía que ser

Lachlan. Una ira irracional resonó en la mente de John, culpando injustamente a su

hermano por no haberle alertado de las preocupaciones de que él mismo no había visto.

—Pequeña —dijo Lachlan, llegando a sonar a la vez triste y molesto. Se inclinó

y apartó el pelo de los ojos de Mikayla—. "John y Brock te van a llevar a la Tierra.

Queremos que veas a un médico primero y luego pases unos días de relax.

Ella asintió con cansancio, con los ojos todavía cerrados. John no pudo evitar

preguntarse por qué si Lachlan había notado su retirada gradual, no había hecho nada

hasta ahora. Su habilidad para leer el lenguaje corporal era a veces un poco extraña.

Pero, quizá, el cambio había sido tan gradual que incluso Lachlan no se había dado
cuenta de lo mucho que se había apartado Mikayla de la mujer vibrante y atrevida de la

que todos se habían enamorado.

Y entonces cayó en lo de llevarla a la Tierra.

—Brock y yo creemos que sería buena idea renegociar nuestro contrato —le dijo

Lachlan. John asintió con la cabeza. Había estado pensando lo mismo desde que los

ataques habían comenzado. Esa no era la situación que habían firmado, y sería una

excusa plausible para conseguir que Mikayla se fuera del planeta sin molestar a los

demás. A pesar de que sospechaba que, como él, sus hermanos estarían más felices

manteniéndola en algún lugar seguro hasta que pudieran solucionar los problemas de

seguridad.

—Voy a correr un sistema de verificación en el crucero. Conducirá Brock —dijo

Lachlan mientras se dirigía hacia la puerta. John asintió de nuevo y luego atrajo a

Mikayla más cerca.

—¿Oyes eso, princesa? Mi hermano mayor todavía no me deja conducir la nave

espacial de la familia. —Ella sonrió ligeramente, y se sintió tranquilizado por el hecho

de que ella no se hubiera retirado por completo. Estaba herida y muy cansada, pero al

menos seguía reconociendo su presencia—. Tampoco es como si la hubiera estrellado a

propósito —dijo fingiendo un tono de queja para intentar inyectar un toque de

"normalidad" en su conversación. Ella asintió con la cabeza lentamente y luego se

acercó más.

Cuando él y sus hermanos habían discutido la compra de su propio transporte

intergaláctico, John casi se había atragantado por el gasto exorbitante, pero con la

situación actual, se alegraba de que sus hermanos hubieran insistido. El viaje de vuelta a

la Tierra duraría poco más de trece horas. Si tuvieran que esperar a las líneas navieras

comerciales, podrían tardar semanas en llegar con Mikayla a la Tierra.


—He preparado algunas cosas para Mikayla —dijo Brock mientras se acercaba a

la puerta—. Dame un minuto para empacar algunas cosas, y llevaré a Mikayla al

crucero, mientras tú coges algo de ropa.

John asintió con la cabeza y luego se inclinó para depositar un beso en la mejilla

de su esposa.

—Te amo —susurró, incapaz de pensar en alguna manera mejor de

tranquilizarla. De mala gana, salió de la cama y dejó que Brock levantara a Mikayla.

John asintió con la cabeza y luego se dirigió hacia la puerta.

****

Lachlan vio a su controlado hermano, prácticamente temblar de agitación mientras le

ponía al corriente de las veinticuatro horas transcurridas desde que habían dejado el

planeta jungla.

—Está bien —dijo Brock a través de la conexión intergaláctica—. El doctor dijo

que todo está bien. Mikayla está cansada, deprimida y baja en vitamina D.

—Eso tiene sentido —dijo Lachlan, dándole vueltas a la información en su

mente—. La deficiencia de vitamina D puede desencadenar depresión en los viajeros

espaciales. Voy a comprobar que las luces UV en la estación estén funcionando

correctamente. —Brock asintió con la cabeza. O las luces que utilizaban como un

equivalente para disfrutar del sol de la Tierra no estaban funcionando de la manera que

se suponía que debían hacerlo, o había algo en el planeta que drenabala vitamina D de

sus cuerpos. De cualquier manera, Lachlan y sus hermanos probablemente no se habían

visto afectados gracias al suplemento de vitaminas que estaban tomando para

contrarrestar los efectos de las lágrimas del ratón.


—De todos modos, el médico le ha sugerido que tomara suplementos de

vitaminas mientras está fuera del planeta, pero la buena noticia es que debería estar bien

en pocos días. —Se pasó una mano por el pelo y resopló, dejando escapar un suspiro

cansado—. Pero emocionalmente, todavía está distante. Lo puedo sentir, Lachlan, y no

sé cómo detenerlo. Me gustaría que estuvieras aquí o Bryce. Tal vez vosotros podríais

decirme lo que estamos haciendo mal. Me siento como si la estuviéramos perdiendo.

—Dudo que estés haciendo nada malo —dijo Lachlan con simpatía. No era

frecuente que Brock se sintiera inseguro de sí mismo.

—Mantente cerca de ella.

Lachlan no expresó en voz alta su teoría por temor a que estuviera muy cerca de

la verdad. Sospechaba que su bella esposa estaba considerando dejarlos, en parte debido

a que las científicas parecían minar su confianza y en parte porque tenía miedo de

quedarse embarazada de nuevo. Él y Mikayla habían hablado muy brevemente de

intentarlo de nuevo cuando regresaran a la Tierra, pero cuanto más se acercabael

momento, más parecía encerrarse en sí misma. Por supuesto, un déficit de vitamina D

probablemente exacerbará esas emociones.

Brock se pasó las manos por la cara e hizo un esfuerzo evidente para tratar de

recobrarse.

—Hemos reservado el próximo cielo-pod a California. Esperemos que pasar

tiempo con Tracey la ayude.

Lachlan asintió con la cabeza y fue a decir algo cuando la alarma de proximidad

empezó a aullar de nuevo.

—Maldita sea, los atacantes son cada vez más audaces y mucho más estúpidos.

Este es el tercer grupo hoy. Hemos empezado a usar el equipo de protección sólo para
que no terminen salpicando algo desagradable. —Le dio la última palabra mucho más

significado por la forma en que lo dijo.

Brock asintió con la cabeza, al parecer una vez más dueño de sí mismo y cerró la

conexión. Lachlan apenas tuvo un momento para considerar el comportamiento inusual

de su hermano mientras se dirigía a la sala de comunicaciones para reunir a su equipo y

averiguar dónde habían desembarcado los atacantes.

****

Probablemente era algo realmente tonto teniendo en cuenta que Mikayla tenía ocho

esposos, pero al llegar a casa de Tracey se sintió como si por fin hubiera alguien en

quien podía apoyarse un rato. Sus hombres eran un gran apoyo, pero se sentía fatal

apoyándose en ellos cuando eran sus propios miedos los que causaban el problema.

Parecía, sin embargo, que la teoría del doctor estaba resultando correcta, porque cuanto

más tiempo pasaba a la luz del sol más se sentía como ella misma.

Tracey le echó una mirada y envolvió a Mikayla en un abrazo. Cómo se las

arregló para que John y Brock salieran de la habitación era un misterio, pero consiguió

que lo hiceran. No habían dejado a Mikayla sola ni un solo momento desde que habían

abordado el crucero en el planeta jungla.

Entendía lo que estaban haciendo, y le molestaba un poco, pero no los iba a

culpar por tratar de ayudarla.

—¿Qué está pasando? —preguntó Tracey de inmediato.

Mikayla trató de sonreír de forma tranquilizadora, pero cuando Tracey le lanzó

una mirada de complicidad, ella dijo—: Sólo estoy dándole vueltas a algunas cosas en

mi cabeza.
—Cosas —repitió Tracey—. ¿Qué tipo de cosas?

—Sólo estoy haciendo el tonto. Todo está bien. Estoy bien, de verdad.

—Te conozco —dijo Tracey con un movimiento de su dedo—, no estás bien, y

la última cosa que has hecho es apoyarte en esos maridos tuyos, de manera que

explícame qué significa eso para que podamos darle vueltas juntas. —Mikayla sonrió

ligeramente. Sí, Tracey la conocía. Sabía que Mikayla tenía a veces dificultades para

conservar su sentido de sí misma frente a ocho hombres muy grandes con fuertes

personalidades. Los quería mucho, incluso desesperadamente, pero sería muy fácil dejar

de ser ella misma y convertirse en la mujer indefensa y patético que siempre había

despreciado. Por mucho que disfrutara de sus mimos, tenía que haber un límite—. Así

que háblame, Mikayla —dijo Tracey lentamente como si estuviera midiendo cada

palabra—. ¿Se trata de volver a quedarte embarazada? —Mikayla se encogió de

hombros, tratando de ocultar simplemente el miedo que sentía. Cuando se enteró de que

estaba embarazada, había estado tan excitada, pero había caído de una forma aterradora

cuando había abortado. El tiempo no había hecho las cosas menos dolorosas. De hecho,

el paso del tiempo había hecho las memorias más potentes. Cerró los ojos como si, al

admitir la verdad sin ver nada, de alguna manera hiciera que todo fuera menos

abrumador.

—No creo que pueda pasar por eso otra vez —dijo, casi susurrando. Las

lágrimas se filtraron de los ojos cerrados y Tracey hizo un ruido simpático.

—¿Tus maridos saben cómo te sientes?

Mikayla negó con la cabeza, pero agregó—: Creo que lo sospechan, sin

embargo.

—Bien —dijo Tracey, sonando como un ángel vengador—. Voy a ahorrar

tiempo si no tengo que ponerme a patear culos. Se necesita tiempo para sanar, tanto
emocional como físicamente. Tómate uno o dos años antes de pensar en tener familia.

Simplemente, disfruta de estar casada y olvídate de los bebés por un tiempo.

Mikayla asintió, sintiendo un alivio culpable de que otra persona compartiera su

opinión. Seguía diciéndose a sí misma que era una tontería estar reaccionando de la

manera que lo estaba haciendo, pero no podía quitarse el miedo. Y, por supuesto, las

dudas de su propio valor como mujer alzaron su fea cabeza, y una vez más se preguntó

si sus maridos estarían mejor sin ella como su esposa. ¿Qué pasaba si ocurría de nuevo?

¿Y si nunca era capaz de tener niños? Tal vez si ella se fuera, podrían encontrar varias

esposas entre ellos y tener una casa llena de niños dentro de un par de años.

—Debería dejarlos ir —dijo, sacudiendo la cabeza con tristeza—, pero soy una

cobarde. No quiero vivir sin ellos. —susurró las palabras aunque había querido ocultar

sus pensamientos.

—No —dijo Tracey, sonando horrorizado—. Amas a esos hombres, y ellos te

aman a ti. —Tracey miró hacia la puerta cerrada, y Mikayla encontró una especie de

esperanza al pensar que sus hombres podían estar escuchando. Tal vez si supieran que

estaba dispuesta a hacerse a un lado, tomarían la dura decisión por ella—. Escúchame

Mikayla Davidson —dijo Tracey airadamente—.Ninguno de esos hombres te va a

reemplazar nunca. Te aman con todo lo que tienen. Y puede que no conozca a Bryce

cara a cara, pero si es lo tan parecido a Matt como me has dicho, nunca te dejará ir

tampoco. Tú lo eres. Tú eres la única para todos ellos. —tomó una respiración profunda,

sujetó las dos manos de Mikayla, y apretó tranquilizadoramente—. Te amarán hasta el

fin del mundo tanto si te quedas con ellos como si no. No te atrevas a hacer algo tan

estúpido por lealtad mal entendida. Todo lo que vas a conseguir es hacerte a ti, y a ocho

hombres maravillosos, miserable.


Mikayla asintió. Su corazón se encogió ante la idea de hacer daño a sus chicos,

pero le preocupaba no encontrar nunca el valor para intentar quedarse embarazada de

nuevo. Temía que los años venideros, cuando estuviera vieja y gris y no hubiera niños

Davidson para llevar el nombre de la familia, llegara el resentimiento de sus maridos.

—John está renegociando el contrato con la compañía minera, así que ya

veremos lo que pasa antes de tomar cualquier decisión en firme.

Tracey aún parecía preocupada, pero asintió con la cabeza como si presintiera

que Mikayla no podía aguantar mucho más, y luego cambió de tema.

Pasaron algún tiempo hablando sobre cosas del día a día, poniéndose al día.

Cuando Mikayla terminó de contarle a Tracey lo del almizcle de apareamiento de las

lágrimas del ratón y los interesantes efectos que tuvo en la población masculina

humana, estaban riendo como un par de colegialas.

—Gracias a Dios que aterrizamos en el planeta al inicio de la temporada de

apareamiento. La cosa parece mucho más potente ahora. —Tracey movió sus cejas

sugestivamente, y Mikayla rió de nuevo—. Ah, no. Si es lo suficientemente potente

como para que los asaltantes se follen a los árboles, no quiero ni pensar en lo que sería

para mí con ocho maridos.

Tracey rio de nuevo. Un momento después, Rick entraba por la puerta principal.

Estaba vestido con su uniforme de policía y sonriendo ampliamente.

—Eso —dijo mientras se acercaba a Tracey—, es un sonido muy bonito para

volver a casa. —Rick besó tiernamente a su esposa y luego se volvió a Mikayla con una

amplia sonrisa—. Así que ¿saliste sin tus maridos, o están al acecho al otro lado de la

puerta?

—Al otro lado de la puerta —dijo Mikayla, sintiéndose más feliz de lo que había

estado en meses. Las cosas no eran perfectas, y todavía tenía un montón de emociones
con las que lidiar, pero por lo menos tenía una visión más clara. ¿Cómo podía haber

olvidado lo mucho que sus maridos la amaban?

Capítulo Cuatro

—Mierda, tenemos que sacar a Mikayla. —La orden susurrada de John puso a Brock

inmediatamente a alerta roja. Estaban en el centro de Nueva York, frente a las oficinas

de su abogado. ¿Qué demonios podía ser tan peligroso? —. Es la ex de Peter —gruñó

John mientras se movía para interceptar a la mujer. Había visto Mikayla y marchaba en

dirección a ella.

Brock agarró Mikayla, le dio la vuelta y se dirigió a la tienda de ropa más

cercana. Esperaba que no hubiera visto a Jessie Evans. La mujer era tóxica. Incluso

después de que perdiera el juicio, había seguido hostigando a Peter a través de mensajes

intergalácticos. El último había sido casi cómico. Lo sentía —sí, claro—. Todavía lo

amaba —¿todavía?— haría cualquier cosa para tenerlo de nuevo —nunca iba a suceder

—.

Sin la amenaza de acciones legales, Peter, Mikayla, y todos los hermanos habían

ignorado los crecientes mensajes de Jessie.

Probablemente tendrían que solicitar una orden de restricción en poco tiempo,

pero con la distancia entre la Tierra y el planeta selvático, se habían sentido seguros.

Lástima que no habían pensado en tener la peor suerte de la historia, corriendo hacia la

mujer en una ciudad llena de gente en un planeta que pocos sabían que estaban

visitando.

—¿Qué está pasando? —preguntó Mikayla, sonando un poco alarmada.


Consideró mentirle, pero a ella no le había hecho gracia que la mantuvieran en la

oscuridad durante la batalla legal de Peter, por lo que cedió y le dijo la verdad.

—Jessie Evans está fuera. John está asegurándose de que cualquier

comunicación que envíe, lo haga a través de nuestros abogados". —Mikayla asintió con

la cabeza, pero no pudo dejar de mostrar su curiosidad e interés—. Por favor, deja que

John maneje este asunto.

Mikayla no había sido ella misma últimamente. Lo último que necesitaba era ser

insultada por una mujer sin clase y simpatía cero hacia los demás.

—Está bien —dijo Mikayla, poniéndose a mirar algunas de las prendas.

Aturdido por su breve respuesta, Brock abrió y cerró la boca varias veces. Había

esperado por lo menos tener que discutir un poco.

Mikayla se había probado tres vestidos antes de que John se uniera a ellos en la

tienda de ropa. Estaba pálido, así que era fácil suponer que lo que quiera que Jessie le

hubiera dicho no fuera bueno. Quería pedir una explicación detallada, pero no deseaba

molestar a Mikayla, así que se quedó callado.

Mikayla vio a John y lo abrazó un instante.

—Gracias —dijo, y luego le dio un beso rápido en la boca—. Simplemente no

tengo la energía necesaria para hacer frente a esa mujer ahora mismo.

Él asintió con la cabeza, sorprendido por su actitud, y rápidamente cambió de

tema.

—Entonces, ¿cuántos vestidos debemos comprar para nuestra encantadora

esposa? —preguntó Brock.

—Estoy pensando en por lo menos una docena. —Ella sonrió, pero negó con la

cabeza.

—¿Diez? —preguntó John esperanzado.


—Dos —dijo con una gran sonrisa. Fue maravilloso tan maravilloso ver su

sonrisa que a Brock no le importó que no les dejara consentirla—. Y tal vez otro

sujetador —dijo, clavándole los dedos en las costillas y el ajustándose esa prenda una

vez más. En casa, la única vez que llevaba sujetador era cuando las mujeres científicas

habían ido de visita y, por suerte, esa había sido una ocurrencia muy rara.

Todos sus hermanos prefieren su pecho sin sujeciones, pero a medida que los

llevaba a la sección de ropa interior, las ideas perversas se arremolinaban en la cabeza

de Brock. Había tantas cosas sexys para elegir. Ella vio la expresión de su rostro y se rió

alegremente.

—¿Y cuánto tiempo crees que las tendría puestas? —bromeó.

—Ese no es el punto, nena —dijo mientras ponía varios estilos diferentes en sus

manos—. Creo que tienes que probarte estos. —Ella echó un vistazo a las etiquetas,

palideció ante el precio, y se dispuso a devolverlos—. No era una petición, nena.

Ella sonrió, puso los ojos en blanco con profunda travesura, y se dirigió hacia el

probador. Tan pronto como estuvo fuera del alcance de sus oídos, Brock se volvió hacia

John. El hombre no necesitaba preguntar.

—Quiere una reunión con Mikayla. Dice que quiere disculparse.

—Le dijiste que se fuera a la mierda, ¿no?

—Jodidamente correcto —dijo John—. Aparte del hecho de que no creo una

palabra de lo que dice, estaba más que un poco demasiado excitada por ver Mikayla.

Tenemos que salir de Nueva York tan pronto como sea posible.

—De acuerdo —aceptó Brock de inmediato—. La reunión es dentro de quince

minutos. Mikayla y yo esperaremos en la zona de recepción. Iba a llevarla de compras,

pero con esa zorra dando vueltas, no quiero correr el riesgo.


—Tal vez deberíamos llevarla a la reunión —dijo John en tono casual, tal vez un

poco demasiado casual. Al ver la expresión de Brock, comenzó a explicarse—: Tiene

una inteligencia rápida y una buena mente para los negocios. Creo que le ayudaría

involucrarse. —Brock se quedó mirando a su hermano por unos momentos. No había

duda de Mikayla era inteligente, y había demostrado que podía hacer frente a la presión

cuando había pasado a ser el centro del caso en el juicio de Peter, pero ¿realmente

necesitaba meterse en la empresa familiar cuando tenía tanto para hacer frente en los

últimos tiempos?—. John debió interpretar correctamente sus dudas porque agregó—:

Creo que necesita sentirse parte de la empresa tanto como parte de la familia.

Brock asintió lentamente. No quería a Mikayla llevando riendas del negocio

familiar además de a su familia, pero podía ver la sabiduría de John. En realidad, no

estaría de más que se sintiera más involucrada en el aspecto comercial. Ambos habían

oído su confesión susurrada con Tracey, y les había tomado cada onza de fuerza para no

entrar por la puerta y gritarle por sus estúpidas asunciones. Sólo la feroz réplica de

Tracey había calmado sus nervios. No podía perder Mikayla.

No iba a permitirlo.

****

John miró a su hermano y deseó poder leerle la mente. Brock estaba siempre tan bajo

control, que incluso cuando estaba a punto de perder los nervios, todavía parecía estar

en calma. Desde que habían oído la conversación que no deberían haber estado

escuchando, John se había preguntado cómo darle a Mikayla otra razón para quedarse

con ellos.
Darle una participación más personal en la empresa familiar era probablemente

un poco egoísta en cierto modo —le daba una más para que dudara si quería dejarlos—,

pero John se sentía bien llevando esa carga en su conciencia.

Antes de que pudieran entrar en más detalles, Mikayla salió de los probadores y

se dirigió a ellos. Fue a poner varios de los conjuntos de vuelta en sus estantes, pero

Brock se lo impidió.

—Son incómodos —dijo mientras trataba devolverlos de nuevo a donde

pertenecían.

—¿Cómo de incómodos? —preguntó Brock con una amplia sonrisa.

—Incómodos como en «Prefiero usar una armadura».

—Perfecto. —Brock sonrió cuando le arrebató la ropa de las manos—. John y yo

queremos un desfile de moda de esta noche. Puedes señalar los lugares en los que te

resultan incómodos estos conjuntos, y nosotros besaremos cada uno de ellos.

Ella sonrió y levantó las manos en el aire, pero John no se perdió la forma en

que sus ojos se oscurecieron con la excitación o el modo en que movía las piernas como

si quisiera calmar el cosquilleo entre ellas. Era casi como si la verdadera Mikayla

estuviera surgiendo una vez más. Sólo ahora, cuando estaba empezando a ser ella

misma otra vez, se dio cuenta de lo mucho que se había aislado en los últimos seis

meses. La sugerencia de Tracey de tomarse un año sabático sin ni siquiera pensar tener

un bebé era una gran idea. Pero ¿cómo iban a convencer a Mikayla de ello sin dejar que

supiera que habían oído la conversación?

La reunión con su abogado fue mejor de lo esperado. Mikayla señaló algunos

puntos que John no había considerado siquiera, y su abogado había parecido bastante

seguro de poder convencer a la empresa minera que el contrato era nulo debido a las

actuales condiciones de trabajo. Su abogado también hizo algunas averiguaciones


discretas sobre el consorcio médico y descubrió que se habían apoyado en la fama de

Lachlan como héroe de guerra para mantener a su personal de seguridad actual, en lugar

de contratar más seguridad para los suyos. Su abogado tenía toda la intención de

enfrentar a las dos empresas entre sí y conseguir un resultado favorable para la familia

Davidson.

—Vamos a estar en California una semana más —dijo Brock a su abogado al

salir de la oficina—. Entonces planearemos volver a casa, espero que con un nuevo

equipo de seguridad a bordo.

—Sólo asegúrese de que son todas mujeres —dijo el abogado con una sonrisa

triste—. No quiero ni pensar en las ramificaciones legales si los trabajadores resultaran

heridos por follarse un árbol.

El hombre se estremeció, sin el menor rastro de humor en su voz. John quería

reírse de la imagen que el abogado había conjurado pero se las arregló para mantener el

impulso bajo control y asintió con la cabeza en su lugar.

Brock ya estaba susurrando en el oído de Mikayla desde el momento en que

llegaron al ascensor. Sus piernas temblaban cuando entró en el compartimiento vacío, y

Brock no perdió el tiempo, atrapándola entre sus dos maridos.

—Nena —susurró en voz baja—. John y yo vamos a recordarte todas las razones

por las que te casaste con nosotros.

Ella asintió con la cabeza y miró por encima del hombro para dedicarle una

suave sonrisa. Cada instinto que poseía lo exhortaba a ponerla de rodillas y meter la

polla en su boca celestial. Se apretó contra él mientras contra su polla crecía contra sus

nalgas

—Sé lo que estás pensando —dijo ella con una voz llena de promesas—. Tú

también —le dijo a Brock.


El paseo de vuelta al hotel pareció eterno. Desesperado por hacer el amor con su

esposa, John la levantó en sus brazos y la llevó así unos pocos cientos de metros. Para

cuando llegaron a su habitación, su pene estaba lo bastante duro como para reventar la

tela de los pantalones vaqueros.

—Manos y rodillas —dijo Brock en cuanto la puerta se cerró.

Mikayla cayó a cuatro patas inmediatamente, una suave sonrisa adornando su

hermosos labios —labios que John planeaba que estuvieran envueltos alrededor de su

polla en cualquier momento—.

Brock asintió mientras John se quitaba la ropa y se arrodillaba delante de

Mikayla. Ella lamió su polla tan pronto como estuvo lo suficientemente cerca, y la

caricia inesperada envió a su presión arterial a las nubes. Había pasado tanto tiempo

desde que habían estado juntos íntimamente que no estaba seguro de que fuera a

aguantar con la primera mamada a su carne dolorida.

Desnudo, Brock se arrodilló detrás de Mikayla, le levantó el vestido por las

caderas y tiró de sus bragas hasta la mitad de sus muslos. El primer azote tomó a John

por sorpresa. Una y otra vez la gran mano de Brock aterrizó en el culo de Mikayla.

—¿Por qué estás siendo castigada, nena? —Ella sacudió la cabeza, su mirada

incierta coincidiendo con la propia expresión confusa de John. «¿Castigada?»—. Esto es

por no hablar con nosotros. —Brock la azotó de nuevo, aún más duro—. Esto es por no

confiar en nosotros lo suficiente para decirnos cómo te sentías. —Los golpes no

cesaron, y por un momento John se preguntó si debía intervenir. Brock parecía más

enfadado de lo que John lo había visto nunca—. Y esto es por dudar de que te

queremos. —Las lágrimas fluyeron libremente de los ojos de Mikayla, pero no protestó.

Brock frotó una mano tranquilizadora sobre su carne enrojecida—. No me dejes, nena

—dijo, sonando él mismo al borde de las lágrimas.


La expresión de Mikayla mostró su preocupación, pero entonces Brock hizo algo

más, y ella cerró los ojos por un momento y se quejó en voz alta. A medida que el calor

de los azotes de Brock finalmente se transformaba en deseo, los ojos de Mikayla se

oscurecieron con la excitación y una sonrisa sensual adornó su rostro. John no pudo

resistirse a deslizar su pene suavemente entre sus labios. Sin previo aviso, ella empezó a

chuparlo ávidamente.

Trabajó frenéticamente su polla, chupando más duro mientras buscaba su propio

orgasmo y Brock la penetraba desde atrás. El ritmo duro, urgente hacía que la polla de

John se deslizara más profundamente en su garganta cada vez que Brock la metía en su

coño. Ella prácticamente chilló alrededor de su erección mientras su cuerpo se

estremecía con la liberación. John no pudo contener su propio orgasmo por más tiempo.

El calor hirvió en su ingle, y luego explotó, llenando su boca, salpicando su garganta

con su semilla.

Ella tragó saliva, negándose a dejarle apartarse. Él le acarició el pelo y la cara

hasta que Brock finalmente dejó de empujar dentro de ella y se quedó quieto. Brock se

inclinó, todavía alojado en su coño, y besó la parte de atrás de su cuello.

—Te amo, Mikayla —dijo muy serio—. Por favor no lo olvides.

Mikayla soltó finalmente la polla de John y miró por encima del hombro a

Brock. John no podía creer el dolor que leía en el rostro de Brock y otra vez se preguntó

si debía intervenir. Pero Mikayla sabía exactamente qué decir.

—Lo siento, Maestro.

Con un gemido ahogado, Brock envolvió sus brazos alrededor de ella y la tendió

junto a él en el suelo. Aún íntimamente unido a ella, cerró los ojos y mantuvo a su

esposa como si ella fuera la única ancla en su mundo de repente tormentoso. John sintió

un poco de vergüenza por haber presenciado algo tan intensamente privado. Brock
nunca había mostrado ninguna debilidad frente a sus hermanos menores, y ser testigo de

ello de primera mano era algo humillante.

Tanto Lachlan como Brock eran los hermanos mayores y más responsables.

Siempre controlados, siempre haciendo lo correcto, por lo que siempre tomaban las

decisiones difíciles, y era fácil olvidar que eran humanos con las mismas emociones

frágiles que el resto de ellos.

John se alejó, en silencio esperando que Mikayla pudiera convencer a su

hermano de que no tenía intención de irse.

Capítulo Cinco

La emoción se asentó como una bola pesada en su estómago. Había estado tan atrapada

en su propia miseria que no se había dado cuenta de lo difícil que había sido para Brock

hacer frente a todo lo que había estado sucediendo.

Atrapada entre la prensa de sus brazos, se quedó en silencio y aceptó su intenso

abrazo. Había visto la preocupación en el rostro de John cuando él había salido de la

habitación, y se sintió aún más miserable sabiendo que ella había dejado que sus

maridos se vinieran abajo.

—Lo siento, Brock —acertó a susurrar—. No era mi intención hacerte daño. Por

favor, perdóname.

—Te perdono, nena, pero tienes que prometerme que serás honesta conmigo,

con todos nosotros, de ahora en adelante. Si tienes un problema, debes hablarlo con tus

maridos, no guardarlo en tu interior. —Ella asintió de nuevo, luchando por mantener las

lágrimas a raya—. Buena chica —dijo él, su mano acariciando su brazo arriba y abajo,
su cadera, y su trasero dolorido—. Vamos a limpiarte. Tengo que cuidar de tu culo o no

te sentarás cómodamente en una semana.

—Tal vez eso sea una buena cosa —dijo, todavía sintiendo remordimiento por lo

que le había hecho pasar—. Puede que me recuerde que no debo guardar secretos.

Él se rió en voz baja.

—Puede ser —dijo, y añadió pensativamente—: pero también me va a impedir

que vuelva a azotarte esta semana, y sospecho que hay unos cuantos azotes esperando

para cruzarse en tu camino, nena. He pasado mucho tiempo sin jugar con mi sum. —

Brock cuidadosamente rodó lejos de ella, se puso de pie y la levantó en sus brazos—.

Mañana —dijo coloquialmente—, vamos a ir a California a visitar Tracey y a sus

maridos. Y después, John y yo nos vamos a encerrar en nuestra habitación de hotel

contigo y a mantenerte desnuda durante cinco días seguidos.

****

Lachlan maldijo ante la última alarma de proximidad. Ahora los hijos de puta estaban

aterrizando también por la noche. No importaba que no estuviera dormido o que

tuvieran equipos de visión nocturna. Aún así le molestaba que pensaran que podían

entrar sin autorización en medio de jodida la noche.

Estaba a mitad de camino a la sala de comunicaciones cuando Ryan, Ty, y Bryce

se reunieron con él en el pasillo.

—Lo tenemos —dijo Ty con su acostumbrada sonrisa—. Puedes atender la

llamada del comunicador subespacial.

Ahora que estaba lo suficientemente cerca, Lachlan podía oír el zumbido

insistente. Volvió a mirar a sus hermanos, pero ya estaban saliendo de la sala antes de
que a Lachlan se le ocurriera que si hubiera sido Mikayla, no habrían estado tan

dispuestos a entregar la tarea.

Cuando vio el código de identificación, también quiso correr en la dirección

opuesta. Por mucho que quisiera a su madre, esta podía ser un dolor en el culo cuando

algo le daba vueltas en la cabeza.

—Hola, mamá —dijo, tratando de no parecer cualquier cosa que no fuera

neutral. El talento de la mujer para leer el lenguaje corporal era tan extraño como el

suyo propio, y él sabía que cualquier signo de debilidad lo llevaría a un discurso sobre

cualquier cosa que creyera haber visto.

—Lachlan, te ves cansado —comenzó sin preámbulos. Trató de no poner los

ojos en blanco con irritación. Sus padres eran muy conscientes de la situación con la que

estaban lidiando, por lo que su madre debía saber exactamente por qué parecía cansado.

—¿Qué pasa, mamá? —preguntó, tratando de no parecer exasperado. Si llegaba

al tema de una vez, él sería capaz de hacer frente a cualquiera que fuera el desastre que

ella pretendía que manejara y entonces podría volver a la cama.

—Conocí a una joven encantadora hoy —dijo casualmente. Había empezado

muchas conversaciones con exactamente la misma primera línea cada vez que intentaba

concertarle una cita. ¿Había olvidado que estaba casado? Él arqueó una ceja, dejando

que la irritación se colara en su lenguaje corporal. Ella se dio cuenta—. Bueno, de todos

modos, ella dijo que era novia de Peter y…

Lachlan cortó sus palabras.

—¿Está ahí todavía? —Su madre pareció un poco alarmado por su vehemencia,

pero negó con la cabeza.

—Sólo quería saber qué pasaba. Vuestros padres han dicho que Peter nunca se

casaría con nadie más que Mikayla, pero Sandra y yo nos preguntábamos si tal vez por
fin lo había reconsiderado. Quiero decir, con aborto involuntario de Mikayla, tiene

sentido que tomarais unas esposas extra para completar la familia. —Respiró

profundamente, pero empezó a hablar de nuevo antes de Lachlan pudiera tener su

temperamento lo suficientemente controlado como para responderle—. Sabes, ninguno

de vosotros se hace más joven, y Sandra y yo no hemos parido ocho hijos entre las dos

sólo para terminar sin nietos.

Se cruzó de brazos, y él percibió el intento deliberado de intimidarlo con su

silencio. Podría haber funcionado cuando tenía siete años pero, al parecer había

olvidado que ya era un hombre hecho y derecho.

—En primer lugar —dijo, pero ella fue a lo interrumpió. Amplió su postura, se

cruzó de brazos y bajó la voz. La quería mucho, pero si alguien sabía qué teclas pulsar

para exasperarlo, era ella—. En primer lugar —repitió—, Jessie Evans es peligrosa. No

está comprometida con Peter, y la última vez que la vi Peter estaba en el tribunal

mientras ella trataba de demandarnos para sacarnos todo lo que tenemos. —Su madre

abrió la boca, pero él habló antes de que pudiera llegar la primera palabra—. En

segundo lugar, eres muy afortunada de que Mikayla no te escuchara despotricar. Si te

vuelvo a oír hablar tan cruelmente sobre su aborto, me negaré a recibir tus llamadas.

¿He sido claro?

Su madre asintió con la cabeza, pero se veía muy sorprendida por sus duras

palabras.

Un momento después su expresión se llenó de remordimientos, como si acabara

de darse cuenta de lo que había dicho.

—Oh, cariño, lo siento. No quería decirlo de esa forma. Sabes que queremos a

Mikayla. Es sólo que nos encantaría tener nietos, y como los ocho estáis casados con la
misma mujer... —Sus palabras se desvanecieron cuando se dio cuenta de que se estaba

metiendo de nuevo en el mismo agujero.

—Mamá —dijo Lachlan, tratando de ver el argumento desde todos los ángulos

—. Vamos a tener hijos. Si Mikayla no puede por sí misma, vamos a hacer algo. Por

favor, dejalo por ahora.

—Oh... está bien —dijo ella, pareciendo extrañamente insegura de sí misma—.

Pero, ¿qué debemos hacer si Jessie aparece de nuevo?

—Llamar a la policía para que la arresten. Voy a contactar con nuestro abogado

y obtener una orden de alejamiento. Jessie Evans ha ido demasiado lejos.

Su madre asintió con la cabeza, pero todavía parecía vacilante.

—Te haré saber si regresa.

Lachlan asintió, se despidió, y luego apoyó los codos sobre la mesa. Se pasó una

mano por la cara y trató de no pensar en lo devastada que habría quedado Mikayla si

hubiera escuchado esa conversación. Por primera vez desde que la había dejado con

Brock y John, Lachlan estaba muy contento de que no estuviera cerca.

No tenía ni idea de cuánto tiempo llevaba sentado estudiando la situación, pero

casi saltó en el aire cuando escuchó la risa de sus hermanos a través de la puerta de

seguridad en la parte delantera del edificio. Sacudido por su propio comportamiento

inusual, fue a reunirse con ellos para enterarse de lo que había pasado con ese grupo de

asaltantes.

****

Había estado literalmente desnuda durante tres días seguidos, y estaba empezando a

pensar que todo eso de usar ropa estaba sobrevalorado. Cada vez que les apetecía, Brock
y John se volvían hacia ella con una sonrisa maliciosa y momentos después ella estaba o

gritando en orgasmo o pidiendo uno.

Brock se había mantenido fiel a su palabra y la había azotado más de una vez.

Pero ahora ella tenía un tapón en el culo lo suficientemente grande para prepararla para

una de sus pollas. Había pasado tanto tiempo desde que había tenido sexo anal con sus

hombres que Brock había insistido tomarse tiempo para prepararla. Por supuesto, Brock

y John habían «inspeccionado» la maldita cosa varias veces en la última media hora, y

gracias a sus atenciones había estado al borde de un orgasmo explosivo todo el tiempo.

Frustrada y necesitada, dejó caer la mano sobre su clítoris intentando llegar al

límite, pero John la vio, asintió con la cabeza hacia Brock, y lo siguiente que supo fue

que estaba culo para arriba y boca abajo sobre el sofá, con los brazos extendidos frente a

ella. Trató de moverse para presionar su clítoris contra casi cualquier cosa, pero la

tenían atrapada.

Brock tocó el extremo del tapón, y un calor líquido atravesó su abdomen. Lo

sacó un poco y luego lo empujó de nuevo, y luego lo hizo una y otra vez, lentamente

follándola con el tapón. Ella gimió, pero el sonido fue detenido rápidamente por la polla

de John. Él envolvió sus brazos alrededor de sus caderas y se acercó más, empujando su

polla más profundamente. Siguió abrazándola, follando su boca con el mismo ritmo

lento y perezoso que Brock estaba usando.

Ella gruñó con irritación, pero John consiguió sacar su polla chupar a pesar de la

forma desesperada en la que la estaba chupando y se apartó.

—Las sum malas no reciben premios —advirtió Brock mientras empujaba el

tapón.

—Seré buena —prometió, pero luego lo arruinó, añadiendo en voz sexy— .

Muy, muy buena. —John se echó a reír, y Brock le dio una palmada en el culo. Un
minuto más tarde, se encontró sentado en la silla más incómoda en la historia de sillas

incómodas, con las manos atadas detrás de la espalda, con las piernas atadas abiertas y

su clítoris y su culo palpitantes.

Gruñó cuando Brock volvió a su libro y le acarició la rodilla ausente.

—Pórtate como una sum buena y no usaré la mordaza.

Maldita sea, se sentía lo bastante frustrada para que incluso con lo mucho que

odiaba la mordaza, no le parecía peor que estar sentada en esa silla, al borde del

orgasmo, esperando a que su marido la dejara correrse.

—¿Mordaza? —preguntó John con curiosidad. Brock sacó la mordaza de su

bolsillo y Mikayla casi se atragantó con lo cerca que había estado de usar la maldita

cosa. Ella cerró la boca, y rechinó los dientes por si acaso Brock cambiaba de opinión.

John parecía sentir más que un poco de curiosidad, y ella realmente, realmente

quería decirle que ni siquiera a pensara en ello. Pero, por supuesto, hablando ahora le

daría a Brock la excusa perfecta para poner la maldita cosa en ella, así que guardó

silencio y dejó caer la cabeza hacia abajo para evitar mirarlo a los ojos.

—Buena chica —dijo Brock, obviamente consciente de su reacción.

Se hizo esperar, pero finalmente John se arrodilló a sus pies y la tocó

íntimamente con la lengua. Ella gimió ante la sensación deliciosa, casi llorando de

alivio cuando Brock le aflojó las correas de las piernas y John puso su coño más cerca

de su boca.

Brock estaba detrás de ella, jugando con sus pezones doloridos mirando como su

hermano la llevaba al borde del orgasmo. Todo su cuerpo temblaba, su respiración era

trabajosa, tenía la espalda arqueada y los dedos del pie curvados, pero John se apartó.

Quería gritarles, pero se mordió la lengua porque Brock había dejado la maldita

mordaza justo en su línea de visión.


Con los brazos todavía asegurados a sus espaldas, sólo podía esperar sin poder

hacer nada, mendigando con su cuerpo sin exigir lo suficiente como para ganarse la

mordaza.

—Buena chica —dijo Brock nuevo mientras le apartaba el pelo de los ojos—.

Las sum buenas obtienen su recompensa. —Ella trató de ocultar su alivio, pero de todos

modos él lo vio y le pasó una mano tranquilizadora sobre el pecho y los hombros

—.Levántate—. Ella se arrastró hasta el borde del asiento, agradecida al sentir la mano

firme de Brock entre sus omóplatos. John la puso de sus rodillas y luego hacia delante,

bajándole la cabeza y los hombros al suelo. Le soltó las muñecas de sus ataduras, la

ayudó a mover los brazos en una posición más cómoda, y le masajeó los músculos

cansados.

Brock le quitó el tapón anal y salió de la habitación por unos momentos.

Cuando regresó, ella pudo escuchar claramente el sonido de lubricante mientras

lo extendía en su polla. La cabeza roma presionó contra su ano, y se apretó contra él. Le

dio una palmada en el muslo, le ordenó que se quedara quieta, y luego se metió en su

ano. Ella jadeó al sentir la picadura de ese delicioso deseo oscuro a través de ella. La

folló con cuidado, como si fuera frágil, y quiso gruñir, pero cuando él salió de ella por

completo, sólo quería llorar.

Él se acercó al borde del sofá y se echó hacia atrás. John la levantó del suelo y se

la llevó a Brock. La colocó sobre Brock con la espalda contra su pecho. John levantó

sus rodillas casi hasta los hombros y la sostuvo allí mientras Brock se abría paso de

nuevo con la polla en su culo. Ella suspiró con alivio cuando John empujó entre sus

piernas y colocó la polla contra su coño.

Sus movimientos comenzaron con torpeza, pero pronto encontró el ritmo y la

folló como si no hubiera follado en meses. Una y otra vez, con más fuerza, más
profundo, cada uno de sus hombres le hizo el amor como si fuera la única mujer en el

universo.

Ella gritó cuando Brock agarró sus pezones, torciendo las protuberancias

sensibles hasta que se derritió de placer. Bajó una mano a su clítoris, y ella se perdió.

El calor atravesó su abdomen, la sensación de oscilación, de tener a ambos

dentro de ella mientras su cuerpo entraba en crisis, le robó la voz, le robó el aliento, le

robó la cordura. Gritó cuando cada músculo tembló de liberación.

Vagamente consciente de los dos se corrían al mismo tiempo, Mikayla cerró los

ojos y dio las gracias a los cielos por sus hombres increíbles. John se inclinó para

besarla suavemente mientras Brock pasó a mordisquearle el lóbulo de la oreja.

Exhausta, cerró los ojos.

****

—Está durmiendo —dijo John, sintiéndose muy bien acerca de todo el asunto de follar-

a-su-esposa-hasta-la-inconsciencia. Era estúpido y jodidamente machista, pero no podía

convencerse para no estar tan satisfecho.

—Ve a ducharte —dijo Brock—.Voy a quedarme aquí. —John se rio ante la

evidente satisfacción de Brock, y luego sacó la polla fláccida del calor celestial de

Mikayla. Estaba dolorosamente hermosa así, tendida sobre el gran cuerpo de Brock, las

piernas abiertas, su rostro relajado por el sueño, y John no podía pensar en ningún otro

lugar en el que prefiriera estar.

Pero la ducha lo llamaba, y cuanto antes se bañara, antes podría sostener

Mikayla el resto de la noche. El comunicador sonó antes de que pudiera dar tres pasos,

así que se volvió y respondió a la maldita cosa. Por suerte, era Lachlan. Alguien más
podría haberse quedado en shock porque había contestado al comunicador sub-espacial

desnudo como un arrendajo.

—Tenemos un problema —dijo Lachlan inmediatamente—. ¿Dónde está

Mikayla?

—Dormida —respondió John, sintiéndose un poco irritado. ¿Pensaba Lachlan

que no estaba cuidando de su esposa?

—Bueno, pero coge un auricular —ordenó Lachlan. John perdonó la actitud

prepotente de su hermano, e hizo lo que le había ordenado sólo porque estaba

preocupado por su esposa. Si Lachlan no quería que Mikayla los escuchara, entonces

era una apuesta sólida que no se trataba de buenas noticias. Tan pronto como hubo

colocado el auricular en su lugar, él asintió con la cabeza para que Lachlan continuara.

—Hace unos días, Jessie Evans se presentó a nuestros padres como la novia de

Peter. Arreglé el asunto, pero hoy llegó con un puñado de papeles que dicen que

Mikayla no es realmente Mikayla Noone. Mamá los mandó a nuestro abogado, y él dijo

que los papeles parecen bastante legítimos. Bryce ha llamado a algunos viejos amigos, y

estamos tratando de verificar la información. —John quería gritarle a Lachlan por ser

tan estúpido como para creer cualquier cosa proporcionada por Jessie Evans, pero no

quería arriesgarse a que Mikayla se despertara, así que apretó los dientes y asintió con la

cabeza en su lugar—. Jessie afirma que ninguno de nuestros matrimonios con Mikayla

son genuinos y que proporcionó información fraudulenta a los tribunales. —Joder. La

mujer no estaba satisfecha con tratar de robarles su dinero y sus bienes. Ahora también

estaba tratando de mandar sus culos a la cárcel. John asintió de nuevo. Esta vez muy

preocupado porque quizá no sería capaz de controlar su temperamento, ni siquiera abrió

su boca—. Creo —continuó Lachlan— que hay una explicación lógica. Sólo tenemos

que encontrarla. —John asintió y apagó el auricular. Hacía doce meses, si Mikayla se
hubiera despertado y lo hubiera encontrado por el comunicador en completo silencio, no

le habría dado tregua hasta que le hubiera transmitido la conversación palabra por

palabra. No estaba tan seguro de que su reacción fuera la misma en ese momento, pero

no quería correr el riesgo.

Tragando su ira, John finalmente logró hablar con voz controlada.

—Tenemos que ver al médico otra vez pasado mañana, y luego estábamos

planeando regresar a casa.

Lachlan asintió con la cabeza, el alivio evidente en su rostro.

—Bien —dijo—. Vamos a contratar personal de seguridad femenino, tan pronto

como podamos, pero con el suplemento de vitamina A, por lo menos debemos ser

capaces de proteger Mikayla si las cosas se salen de control.

—Te haré saber cuando nos vamos —dijo John con cuidado, dando gracias

porque la llamada de Lachlan no hubiera llegado mientras Mikayla estaba cerca. Jessie

Evans ya había hecho bastante daño, y hasta que no supiera qué diablos estaba pasando,

prefería que Mikayla no se viera involucrada. Teniendo en cuenta la forma en que había

reaccionado cuando Brock la había escondido en la tienda de ropa mientras que John

trataba con la inesperada aparición de Jessie, se sentía plenamente justificado al

protegerla de ese modo. Se había enfurecido le habían escondido el juicio original, pero

eso había sido antes de que pasara varios meses de dudando de sí misma. Estaba

empezando a encontrar su verdadero yo de nuevo, y John estaba decidido a darle

tiempo. Se lo explicaría todo más tarde, esperaba que cuando lo hubieran solucionado

todo.

Capítulo Seis
—Bienvenida a casa, pequeña —dijo Lachlan tomándola en sus brazos—. Te he echado

de menos.

Ella sonrió feliz y fue de marido a marido, mientras saludaba a todos después de

bajar del crucero. Parecía más feliz de lo que había estado en meses, y Lachlan sonrió

agradecido a Brock y John. Dijeran lo que dijeran o hicieran lo que hicieran había

funcionado. Había vuelto a ser la mujer con la que se había casado, no la mujer

estresada y tímida en que se había convertido los últimos meses.

Ryan y Ty abrazaron a Mikayla e hicieron su acto de desaparición de costumbre.

Lachlan sonrió. Con suerte, Mikayla habría conseguido dormir un poco en el viaje

porque no iba a obtener ni un minuto de sueño con esos dos. Saludó con la mano sobre

la cabeza, evidentemente, más que feliz de estar de acuerdo con los planes de los

gemelos.

****

Mikayla rió alegremente mientras Ryan y Ty la sacaban corriendo de la habitación.

Sospechaba que los otros estaban simplemente esperando a que saliera de su alcance

antes de hablar de su viaje y sus reacciones en detalle. Le encantaba importarles tanto,

pero incluso ahora, al saber que la mayoría de sus problemas emocionales y

preocupaciones había sido a causa de la falta de vitamina D, no podía dejar de

preocuparse por no ser la mujer que necesitaban.

Sin duda se merecían una mujer más valiente que ella. Nunca se había

considerado una cobarde antes, pero todo el mundo tenía un punto de ruptura. Tal vez

había encontrado el suyo. En pocas palabras, la idea de volver a quedar embarazada la

llenaba de un pavor que le nublaba la mente. De alguna manera, en su cabeza, el


embarazo se había convertido en sinónimo de miedo y angustia, no el comienzo de una

nueva vida. Aun sabiendo a un nivel intelectual que su ansiedad era más alta que la

situación, no tenía la capacidad para superarla. Sólo esperaba poder ocultárselo lo

suficiente a sus maridos para superar el maldito problema.

Finalmente llegaron a los cuartos de Ryan y Ty, y los gemelos no perdieron el

tiempo hasta conseguir que los tres estuvieran desnudos. Sus manos recorrían cada

centímetro de su piel, volviendo a aprender su forma, encendiendo las llamas de su

excitación. Ella gimió cuando Ryan le tomó un pezón en la boca y Ty pasó una mano

por su coño ya chorreando.

—Te echamos de menos, querida —dijo Ty entre besos suaves y pequeños

mordiscos punzantes en la parte posterior de su cuello. Ella gimió cuando Ryan mordió

el pezón que tenía cautivo y luego arremolinó la lengua alrededor de la protuberancia

dolorida.

—Yo también os extrañé —acertó a decir con voz entrecortada.

—No puedo esperar —dijo Ryan cuando Ty la levantó. Ryan agarró sus rodillas,

animándola a envolver las piernas alrededor de su cintura. Su polla dura se apretó contra

ella, deslizándose en su coño húmedo lentamente mientras Ty extendía lubricante en su

culo. Increíbles sensaciones de hormigueo se deslizaron por su cuerpo cuando Ty

finalmente empujó su polla en su ano.

Se quedaron así, apenas respirando, Mikayla simplemente disfrutando de la

sensación de ser uno con sus hombres. Besos suaves y suaves suspiros los llenaron por

un momento, pero luego los músculos de Mikayla pulsaron por su propia voluntad, y

sus hombres empezaron a moverse.

Dentro y fuera, más duro, más profundo, pero con un ritmo lento como si

estuvieran saboreando cada dulce caricia. Mikayla podía sentir cómo crecía su orgasmo
rápidamente. Ryan y Ty comenzaron a moverse más rápido, en perfecta coordinación

mientras aumentaban la velocidad, el movimiento, la fricción. Mikayla apretó los

dientes, tratando de contener su orgasmo, pero Ryan le susurró dos pequeñas palabras y

ella se perdió.

Cada terminación nerviosa hormigueó con energía y explotó hacia afuera. Ella

se aferró a Ryan, gritando mientras su orgasmo la abrumaba y los movimientos de sus

hombres se volvían erráticos. La abrazaron con fuerza, su respiración agitada mientras

ella palpitaba en torno a sus pollas, arrastrándolos al clímax.

—Yo también os amo —acertó a susurrar en respuesta a las palabras de Ryan.

Tragando saliva, contuvo las lágrimas que la amenazaban. Era tan tonto sentirse

así cuando sus hombres obviamente la amaban, pero ella no pudo contener la

preocupación de que tal vez ella no los mereciera.

—Hora de ducharse —dijo Ryan con alegría. Un momento más tarde, Ty se

separó de ella, y Ryan, todavía íntimamente unido a ella, con sus piernas alrededor de su

cintura, la llevó al cuarto de baño. En el momento en que terminó la «limpieza», estaba

tan agotada que no tuvo tiempo ni de preocuparse. Durmió profundamente por primera

vez en un largo tiempo.

****

Finalmente capaces de hablar sin miedo a que Mikayla los oyera, John y Brock fueron

informados por sus hermanos de lo que habían descubierto en su investigación, mientras

ellos estaban en la Tierra.

Básicamente, Mikayla Noone no había nacido.


Ella existía. Había registros de la seguridad social, historial de trabajo y registros

fiscales, pero sólo desde su décimo octavo cumpleaños. Todo lo que había antes era un

espacio en blanco. No habían podido localizar ninguna escuela o registros médicos. Era

posible que hubiera nacido fuera de ese mundo, pero esos registros se transferían

siempre de la base de datos central de humanos, por lo que debería haber por lo menos

algún rastro de lo que Mikayla Noone había hecho, o de donde había estado antes de

que apareciera de repente a la edad de dieciocho años.

El incómodo pensamiento momentáneo de que Mikayla no era humana

revoloteó por la cabeza de John. Pero rápidamente lo desestimó.

Por supuesto, sabía que ninguno de sus hermanos querría menos a Mikayla si no

fuera humana —no eran tan estrechos de mente—, pero había pocas especies

compatibles con los humanos en un sentido reproductivo. El breve momento de ira al

pensar que podría haber estado mintiéndoles, rápidamente se convirtió en culpa por no

confiar en su esposa.

—¿Y ahora qué? —preguntó Peter, mirando a su alrededor tan confundido como

John—. Si Jessie puede llevar esa información ante un juez, podría revocar el veredicto.

De verdad, de verdad que no quiero que Mikayla tenga que pasar por eso otra vez.

Seguramente Jessie encontraría una forma de evitar el problema del octavo hermano en

esa ocasión.

—Creo que tenemos que preguntarle —dijo Brock. No parecía muy contento al

respecto, pero, en realidad, no tenían otra opción.

—No —dijo Peter tercamente —. Vamos a averiguarlo sin alterar a Mikayla.

—Bien —dijo John, sintiéndose atrapado entre la protección de la mujer a la que

amaba y la necesidad de saber la verdad—. No vamos a preguntarle a menos que Jessie

consiga una cita en la corte antes de que podamos descubrirlo.


Sus hermanos estuvieron de acuerdo.

****

—Es hora de alimentarte —dijo Ryan mientras salía de la cama y le tendía la mano a

Mikayla.

—¿Qué hora es? —preguntó ella, sintiéndose todavía muy relajada y letárgica.

—Hora de cenar —dijo Ty con un guiño—. Aunque teniendo en cuenta que es el

turno de Peter para cocinar, estamos considerando cambiarle el nombre a «hora de la

comida no comestible, no identificable y rompe-mandíbulas».

Ella se rió en voz baja, pero no dijo una palabra. Por mucho que lo amara, sabía

que Peter realmente era un cocinero horrible, y esperaba sinceramente que nunca llegara

el día en que tuvieran que recurrir a sus habilidades culinarias para mantenerlos vivos.

Mikayla apenas llegó a ponerse de pie antes de que Ty la levantara en brazos y la

llevara al cuarto de baño.

—Te extrañé, querida —dijo mientras la sentaba en el tocador mientras que

Ryan ajustaba la temperatura del agua en la ducha.

—Yo también os extrañé, pero ¿no nos hemos duchado ya?

—Esa no contó —dijo Ty mientras la atraía hacia sí y la besaba hasta dejarla sin

aliento.

—¿Ha sucedido algo interesante en mi ausencia? —preguntó mientras Ryan

jugaba con la presión del agua y Ty reunía algunas toallas.

—No realmente —dijo Ryan en un sospechoso tono neutro. Ella lo miró un

momento antes de responder con una pregunta.


—¿No realmente? —preguntó, esperando a que uno de ellos ampliara la

respuesta.

—Bueno —dijo Ty, encogiéndose de hombros casualmente—, tuvimos que

desenredar un asaltante que se quedó atrapado en un árbol. —Casi como si hubiera

estado esperando el momento, sonrió y comenzó a explayarse con los detalles. Mikayla

se estremeció al oír la parte del pobre hombre atrapado por un nudo del árbol.

—¿Algo más? —preguntó Mikayla a Ty cuando finalmente terminó su historia.

—Me pregunto si los demás se darán cuenta si te escondo en mi cama toda la

semana —dijo Ty, obviamente evitando responder a su pregunta. Ella le dio un beso,

dispuesta a exigir una respuesta, pero luego la realidad la alcanzó, y se preguntó si

realmente quería saber. Incómoda con la auto-revelación, trató de no pensar demasiado

en que había tomado el camino más cobarde.

—Por mucho que me guste la idea, estoy segura de que tus hermanos no sólo se

darían cuenta, sino que, probablemente, estarían un poco molestos. —Completamente

molestos estaría más cerca de la verdad, pero Ryan y Ty consiguieron parecer abatidos

de todos modos—. Además —añadió, tratando de ignorar sus fingidas expresiones

miserables—. Voy a estar de vuelta en la mañana de laboratorio.

Ambos se animaron considerablemente.

—Eso es cierto —dijo Ryan con una expresión malvada—. Tendremos que

encontrar tiempo para tomarnos varias pausas para el café. —Mikayla puso los ojos en

blanco ante su expresión lasciva y su meneo de cejas.

—Cierto —dijo ella, ya con ganas de hacer un trabajo real.

Se echó a reír alegremente mientras Ty la levantaba y los tres entraban juntos en

la ducha. En unos momentos, ella estaba al borde del clímax, y para cuando habían

terminado de hacer el amor con ella, y era muy tarde para la cena.
****

—Están ocultando algo —le dijo Mikayla a Tracey por el comunicador subespacial

varios días después.

—Tal vez están simplemente emocionados por tenerte de vuelta —dijo ella

pensativamente—, pero sabiendo lo mucho que se preocupan por ti, creo que tienes

razón. Es probable que sea más que eso.

Mikayla asintió con la cabeza mientras se deslizaba en la silla delante de la

pantalla.

—El problema es que no estoy segura de querer saber.

—Mikayla —dijo Tracey—. ¿Tienes alguna idea de lo que podría ser?

—Jessie Evans.

—¿En serio? Pensé que los tribunales ya habían fallado.

—Y así fue —dijo Mikayla—, pero nos encontramos con ella en Nueva York y

Brock y John me escondieron en una tienda de ropa, y yo como que... bueno en cierto

modo se lo permití. —Tracey la miró como si le hubiera crecido una segunda cabeza—.

Lo sé —dijo Mikayla en respuesta a la pregunta no formulada— pero estaba tan agotada

que me pareció más fácil dejar que ellos se encargaran de mí, que afrontar el veneno

que esa mujer quería vomitar.

Tracey se apoyó de nuevo en su silla y observó Mikayla por un momento.

—Voy a aceptar eso. Estabas cansada y triste, pero ¿cuál es tu excusa ahora?

Mikayla hizo una mueca ante el sencillo resumen de Tracey de su situación

actual. ¿Cuántas veces le había explicado su necesidad de conservar su independencia


en medio de ocho maridos? Sí, había estado cansada e infeliz, pero ese no era ya el caso,

y realmente no tenía ninguna excusa para permanecer en la oscuridad.

—Creo que tengo que ir a cazar algunas respuestas —dijo ella, sintiendo como

una triste sonrisa aparecía en su rostro.

—Ahora eres la Mikayla que conozco.

Mikayla saludó a su amiga mientras se inclinaba para cerrar la conexión.

—Gracias por recordármelo.

 Capítulo Siete

Se dirigió a su oficina como solía hacerlo. Lachlan se recostó en su silla y entrelazó sus

dedos mientras esperaba a que ella dijera lo que tenía en mente. Se veía hermosa. El

miedo y el estrés habían desaparecido, y había vuelto la mujer vibrante y apasionada. Al

menos por el momento.

—Necesito saber —afirmó sin rodeos.

—Estoy de acuerdo —dijo, y vio como su determinación se transformaba en

alegría. Por mucho que quisiera protegerla, tenía derecho a conocer las acusaciones que

estaban siendo lanzados en su dirección. Saber que ella quería enterarse hacía que fuera

mucho más fácil tratarla de la manera que en la que siempre lo había hecho. Se cruzó de

brazos y esperó a que se explicara—. Jessie Evans afirma que no eres Mikayla Noone.

Vio su sonrisa vacilar y luego su cara se llenó de rabia.

—Esa perra atroz, cruel. Supongo que se las arregló para darse cuenta de que

Mikayla Noone no fue mi nombre hasta que cumplí los dieciocho años. ¿Averiguó

quién era yo? ¿Os informó sobre todos los detalles sórdidos?
Estaba temblando y parecía a punto de arrancarle el cuello a la mujer, pero todo

lo que Lachlan podía pensar era lo orgulloso que estaba de ella. En lugar de dejar que la

mujer la socavara, Mikayla estaba dispuesta a darle una patada en el culo.

—No, no lo hizo —dijo Bryce desde la puerta—. No sabe tu verdadero nombre.

—Mi nombre real —dijo ella, haciendo hincapié en la palabra «real» casi con un

gruñido—, es Mikayla Davidson. —Se volvió hacia Bryce y Matt, que acababan de

entrar en la habitación—. Antes de que me casara, mi nombre era Mikayla Noone.

Noone como en ningún otro. Quién era yo antes de eso, no es asunto suyo de ninguna

maldita manera.

—Estoy totalmente de acuerdo —dijo Bryce afablemente. Mikayla estaba

apretando su mandíbula con tanta fuerza que Lachlan estaba empezando a temer por sus

dientes—. Sin embargo, los tribunales podrían pensar lo contrario.

—¿Por qué —preguntó ella, obviamente muy irritada.

—Debido a que Jessie Evans afirma que los matrimonios no son legales y que le

hemos proporcionado información falsa a los tribunales.

—Oh, por el amor de Dios, joder —dijo ella, sonando completa y totalmente

exasperada—. Jessie Evans es una vaca de mierda. —Lachlan tuvo muchas ganas de

azotarle el culo por maldecir, pero no podía borrar la amplia sonrisa de su rostro.

Cuando su esposa tenía una razón, era magnífica en su ira—. Llama a nuestro abogado.

Dile que se ponga en contacto con este hombre —dijo mientras escribía con los dedos

un nombre y datos de contacto en una de las tabletas de Lachlan—. Él confirmará que

mis datos están sellados y no son el jodido asunto de Jessie Evans.

—Está bien—dijo Lachlan feliz—. Problema resuelto. Gracias, Mikayla.

Parecía sorprendida por su respuesta. Jessie Evans merecía cada palabra dura

que había salido de la boca de Mikayla, pero estaba feliz de dejar que el asunto
simplemente se resolviera. Si Mikayla era capaz de proporcionar los detalles suficientes

para desacreditar la información Jessie Evans, entonces eso era todo lo que necesitaba

saber.

—Tú —Se interrumpió, los miró a los tres, y volvió a intentarlo—. ¿No queréis

una explicación?

—No —dijo Bryce apoyándose contra el escritorio de Lachlan y cruzando los

tobillos. Era la viva imagen de la relajación, y Lachlan sonrió mientras Matt trataba de

seguir su ejemplo. Matt, sin embargo, no tuvo tanto éxito, y su necesidad de tener el

control asomó la cabeza.

—Pero si quieres contárnoslo... —empezó, pero calló cuando vio la reacción de

Bryce—. Está bien, está bien, ya corto.

Mikayla le sonrió. Su ira había desaparecido por completo.

—No vas a ser feliz hasta que no lo sepas —dijo en voz baja.

Matt negó con la cabeza.

—No, cariño, estoy bien. Yo sé quién eres ahora. Eso es lo importante.

—Así que no tienes curiosidad sobre lo que pasó antes de que te conociera.

Lachlan trató de ocultar su risa al ver que Mikayla parecía muy confundida. Era

obvio que Matt realmente quería saber.

—N-no —mintió.

Mikayla medio sonrió, medio frunció el ceño, pero le contestó de todos modos.

—No es gran cosa —dijo ella, encogiéndose de hombros—. Ya sabes que no

tenía familia antes de conocerte a ti y a tus hermanos. Cuando era niña fui dando botes

por el sistema de acogida. Cuando tenía dieciséis años, sólo quería estar a cargo de mi

propia vida. —Se pasó una mano por el pelo, y Lachlan se dio cuenta de que no estaba

tan tranquila como pretendía—. De cualquier modo, no hay muchos puestos de trabajo
que una adolescente de dieciséis años pueda conseguir para pagar el alquiler y comprar

comida, así que me quedé con un grupo de personas que no eran exactamente honestas.

Para cuando me di cuenta de lo que realmente estaba haciendo, ya estaba metida hasta el

cuello. —Inspiró como si no hubiera suficiente oxígeno en el aire y luego se apoyó

contra la pared en un evidente esfuerzo por parecer tranquila—. Así que, básicamente,

me convertí en testigo del Estado, ayudé a procesar a los líderes, y me saqué a mí

misma y a un par más del lío en el que estábamos metidos.

Lachlan miró a Bryce y se dio cuenta de que probablemente estaba pensando lo

mismo que él. El nivel de seguridad que rodeaba a su nueva identidad significaba que la

gente contra la que había testificado debía estar muy arriba en la pirámide alimenticia

criminal. El hecho de que Bryce no hubiera sido capaz de descubrir nada a través de los

canales oficiales, significaba que Mikayla tenía suerte de haber salido viva. Gracias a

Dios que no lo habían intentado con los canales no oficiales de Bryce.

—¿Estás segura ahora? —preguntó Bryce. Lachlan podía ver el tic-tac del

músculo en la mandíbula de Bryce y sospechaba que se sentía tan preocupado como lo

estaba el propio Lachlan. Todo el color había desaparecido de la cara de Matt.

—Sí —dijo ella para tranquilizarlo—. Incluso si se las arreglaran para averiguar

quién soy, la gente que fue a la cárcel por culpa de mi testimonio murió hace mucho.

¿Te acuerdas del desastre de la nave-prisión Andromedes?

¿Andromedes? Maldito si no. Durante la transferencia de un grupo de notables

jefes del crimen organizado, la nave de transporte intergaláctico había sido atacada y

abordada por los miembros de una importante familia criminal. El capitán había

ordenado a la auto-destrucción, y la explosión había destruido la nave-prisión y la nave

de los atacantes. Los pasajeros de un crucero que pasaba lo habían grabado todo. Un

año más tarde, las imágenes internas de la nave-prisión habían salido en los canales de
noticias intergalácticos y dejó pocas dudas sobre el destino tanto de los presos como de

la tripulación.

—No me jodas —dijo Matt en un jadeo sin aliento cuando finalmente se sentó.

—Matt —dijo ella mientras se movía para sentarse a su lado—. Está bien.

Incluso si todavía quedan algunos miembros de la familia, el gobierno confiscó todos

sus bienes y dudo que tengan el dinero suficiente para preocuparse por la búsqueda de

venganza. Yo era una pieza muy pequeña en el juicio que los condenó, y no supieron de

mi participación.

—Entonces, ¿por qué tomar un nuevo nombre? ¿Por qué no volver a tu antiguo

nombre?

—Porque yo ya no era esa persona. Mikayla Noone podría no haber sido nadie,

pero los recuerdos que tengo de mi infancia no valían la pena. Quería empezar de

nuevo. Si no hubiera caído en las mentiras de Jet, podría seguir siendo Mikayla Noone,

asistente tranquila, administrativa eficiente. —Sonrió con esa sonrisa inquietantemente

sexy, y Lachlan no pudo pensar en nada más que en arrastrarla sobre su escritorio y

hacerle el amor hasta que ya no tuviera fuerzas para moverse—. Sé lo que estás

pensando —le dijo a Bryce.

Él se rió y le preguntó de todos modos.

—Con ese tipo de experiencia tras de ti, ¿cómo te enamoraste de las mentiras de

Jet?

Ella se encogió de hombros e inclinó la cabeza hacia un lado. Su sonrisa parecía

un poco torcida.

—Supongo que, al igual que un montón de gente, quería ser amada con tanta

desesperación que no intenté mirar más allá de la superficie.

—¿Y ahora? —preguntó Matt mientras la atraía hacia su regazo.


—Ahora soy amada por ocho hombres increíbles que sé que van a amarme a

pesar de mi colorido pasado.

Matt pareció muy aliviado por su respuesta.

Bryce se quedó pensativo por un momento y luego dijo un poco vacilante—:

Todavía tengo los contactos adecuados para crear un pasado para ti.

Mikayla sonrió ligeramente.

—¿Ángeles o demonios? —preguntó.

—Ángeles —dijo Bryce con una sonrisa—. Todo legal y, bueno, nada de

legalidad dudosa, te lo prometo. Tengo un amigo que crea historias sólidas para policías

encubiertos. Estoy seguro de que puede rellenar unos pocos espacios en blanco para ti.

—Está bien —dijo ella, mirando más aliviada de lo que Lachlan había esperado

—. Tal vez si hay detalles suficientes, Jessie Evans y sus sabuesos podrían dar marcha

atrás.

—Está decidido entonces —dijo Bryce con un movimiento de cabeza mientras

se levantaba—. No hay tiempo como el presente. —Sonrió mientras salía de la

habitación y Lachlan se quedó maravillado por la facilidad que Bryce tenía para

contener su curiosidad. A pesar de que Lachlan lo negaría hasta su último aliento,

realmente quería saber el nombre Mikayla antes de que ella lo hubiera cambiado.

Ella se acurrucó en el abrazo de Matt y parecía más relajada de lo que había

estado en mucho tiempo.

—¿Por qué no vais los dos a echar una siesta? —dijo Lachlan con un guiño

rápido, parcialmente deseando poder estar allí también, pero también dándose cuenta de

que Matt necesitaba pasar algún tiempo con su esposa. El hombre todavía se veía muy

pálido.
Mikayla sonrió a Lachlan, pronunció la palabra «gracias» y luego susurró al oído

de Matt. Una sonrisa apareció en la cara de Matt y, al instante, levantó su esposa en sus

brazos y la sacó de la habitación. Lachlan se rió en voz baja cuando se dio cuenta de que

el bastardo desagradecido ni siquiera se había despedido.

****

Los brazos de Matt temblaban ligeramente mientras sostenía a Mikayla. Sabía que ella

era reacia a hablar de su pasado, pero nunca habría imaginado la realidad. Dios, quería

encerrarla en su cuarto y no permitir que el mundo estuviera cerca de ella otra vez.

Apenas habían logrado salir de la oficina de Lachlan, cuando la alerta de

proximidad empezó a chillar una vez más. Pudo oír a Lachlan maldiciendo al recoger

sus armas, y Matt volvió por donde había venido mientras Bryce salía dando tumbos de

la sala de comunicaciones y entraba corriendo tras él.

—¿Qué tenemos? —preguntó Lachlan.

—Tenemos dos naves. Una a popa —dijo Bryce mientras corría hacia ellos—.

Otra... ah... ¿en la no popa?

—¿No popa? —preguntó Lachlan enarcando una ceja. Bryce se encogió de

hombros. Había pasado la mayor parte de su vida en la Tierra, por lo que no era una

sorpresa que no estuviera familiarizado con terminología naval.

—Quédate con Mikayla —ordenó Lachlan a Matt.

—Estaremos en el laboratorio. La mantendré a salvo —prometió Matt mientras

ponía a Mikayla en pie y la agarraba de la mano.

Juntos corrieron hacia el laboratorio y encontraron Ryan sentado tranquilamente

leyendo las noticias intergalácticas en el equipo.


—¿Sabías —dijo cuando entraron en la habitación— que las lágrimas de ratón

han sido declaradas sustancia ilegal?

—¿Qué? —preguntaron Mikayla y Matt.

—Qué amable por parte del consorcio médico comunicárnoslo, ¿eh?

—Tienes que estar bromeando —dijo Matt, sabiendo que sonaba completamente

cabreado. La única razón por la que todavía estaban en el planeta jungla era porque

estaban protegiendo a las mujeres científicas.

Si el beneficio de ganancias legal por lo menos-había sido sacado de la ecuación

ratón lágrimas, entonces era una buena apuesta que el consorcio médico tiraría de su

financiación de la investigación. Teniendo en cuenta su historial, que era incluso más

probable que tuvieran que abandonar sus científicos aquí.

"¿Son las niñas a salvo?" Sintió Matt cerdas Mikayla en su uso del término "chicas",

pero no tuvo tiempo para pedir disculpas. Con dos barcos por valor de asaltantes y

probablemente el resto de sus hermanos que estaban afuera tratando de localizar, se

sentía responsable de las cuatro mujeres de su cuidado.

"Ty está con ellos", dijo Ryan tranquilizador. "Yo estaba hablando con ellos, cuando

sonó la alarma."

Matt asintió, agradecida de que él no tenía que encontrar la manera de mantener a salvo

Mikayla y de alguna manera llegar a los científicos Mikayla aquí o por allá. Ryan

parecía un poco demasiado tranquilo y totalmente absorto con su equipo hasta que Matt

se dio cuenta que estaba monitoreando los movimientos de los equipos.

Lachlan y Bryce se había dirigido hacia el mayor de los dos buques de asalto y John

Brock, y Peter se había dirigido a la puerta principal de interceptar la embarcación más

pequeña. Matt casi contuvo la respiración como imágenes individuales de su propio

satélite reproducir en la pantalla.


"Oh", dijo Mikayla con una risa ahogada. "No estabas bromeando cuando le describió la

potencia." En la pantalla se puede ver muy claramente John paralizantes dos hombres

que básicamente había envuelto alrededor de la otra y se presionan entre sí como un

sandwich. Matt tenía la esperanza fugaz que eran gay y luego despidió a su

preocupación con la misma rapidez. ¿Qué le importaba si los dos llegó a tener una

conversación incómoda? No debería haber estado en el planeta en el primer lugar.

Lachlan y Bryce no tuvieron tanta suerte. Cinco mujeres se bajaron del barco más

grande y rápidamente se extendió a cabo. Incluso en la pequeña pantalla, era obvio que

ellos estaban bien armados y totalmente preparado para defenderse.

"Llame a Bryce y Lachlan atrás", dijo Matt con urgencia.

"No puedo", dijo Ryan frenéticamente mientras él hizo algo y empezó a hablar con

John. En unos momentos Brock, Peter y John se dirigían todos hacia Lachlan y la

posición de Bryce. Afortunadamente, Lachlan y Bryce ya había descubierto las fuerzas

armadas a los dientes de estado de sus nuevos visitantes y se detuvo a evaluar la

situación.

Matt por fin pudo respirar cuando vio a sus hermanos, toda la cabeza vuelta a la

estación sin hacer contacto con los asaltantes.

En cuestión de minutos todos se habían reunido en el comedor, y siguió a un acuerdo

rápido. Sólo una de las mujeres científicas, Misha, había argumentado para quedarse,

pero cuando Ryan le mostró el boletín de noticias, ella palideció y rápidamente estuvo

de acuerdo con todos los demás.

Ya sea que sus contratos eran nulos o no, ninguno de ellos estaba dispuesto a arriesgar

su vida por más tiempo para detener la recolección de lo que ahora era una sustancia

ilegal. Era como estar atrapado en el medio de los campos de adormidera como una

guerra contra las drogas estalló. Ninguno de los dos quería ser el daño colateral.
"Así que estamos todos de acuerdo." Brock echó un vistazo alrededor de la habitación

como todo el mundo asintió. "Está bien, tenemos que avanzar lo más que pueda en la

parte de las estaciones de barco. Dejaremos el resto atrás por ahora y espero que

sobreviva hasta que podamos regresar con una escolta armada. Vamos a hacer esto. "

Todo el mundo repartidos en diferentes direcciones, y pronto fue sólo Mikayla Matt y

sentado a la mesa.

"¿Estás bien?", Preguntó Matt a su esposa. Estaba pálida, y él sabía que ella odiaba el

cambio. No fue hasta que su confesión de ser barajadas en torno de la casa de acogida

para fomentar la casa que él realmente entiende su amor por la estabilidad.

"Estoy bien", dijo ella con aire ausente, a pesar de que era muy obvio que ella no lo era.

Ella debe haber visto la incredulidad en su cara porque ella sonrió y trató de ser más

convincentes. "De verdad, estoy bien. Sé que estamos tomando la mayor parte de la

estación con nosotros, y todos mis maridos estarán allí. Es sólo que las dragas cambio

repentino a un montón de recuerdos que preferiría olvidar. "

Matt la sostuvo por un momento y luego se puso de pie y dio un paso atrás para ver su

rostro más claramente.

"Espero que algún día te unas a compartir algunos de esos recuerdos".

"¿Por qué quieres saber?", Preguntó, sonando sorprendida de que él pediría.

"Debido a que sus recuerdos son parte de lo que eres. Incluso cuando nos convencemos

de que no pueden hacernos daño nunca más, algo como esto, el cambio repentino, se

acerca y arroja una llave en las obras. Si sus maridos sabe lo que puede desencadenar

los recuerdos tristes, podemos asegurarnos de que estamos ahí para ayudarle a través de

ellos. "Ella le sonrió, se levantó y le tocó la cara con evidente afecto. "Uno tiene una

racha de noble milla de ancho, ¿no? Sabías que en tan sólo unos minutos de que estaba

en problemas el día que me conoció.


Siempre sabrás cuando me siento asustado. Es sólo una parte de lo que eres, Matt

Davidson. "Ella dio un paso en su abrazo y le echó los brazos al cuello. "De alguna

manera, te debo mucho. Si no te hubieras metido ese primer día, mi vida podría ser muy

diferente. Y no en el buen sentido. "Ella corrió la mano por la marca ceño en la frente.

"Pero te prometo que voy a compartir algunos recuerdos con usted pronto."

Capítulo Ocho

Después de tres semanas de vivir en condiciones de hacinamiento, Mikayla estaba

prácticamente listo para gritar. Ella finalmente le había dicho el resto de sus esposos

sobre su miedo de quedar embarazada de nuevo, y sus reacciones iban desde la culpa y

el remordimiento que le había pedido a sus hijos al horror absoluto y la ira que ella se

sentiría la necesidad de ocultar sus sentimientos de ellos.

Después de haber tenido tiempo para ponerse de acuerdo con sus propias emociones,

podía ver sus reacciones han nacido de su amor y el miedo por ella.

Mikayla había pasado la mayor parte de los últimos días tratando de suavizar la

conmoción y tranquilizar a sus hombres que no iba a mantener ese tipo de información

de ellos otra vez.

Pero aún así, un poco de espacio estaría bien.

Se las arregló para hacer que todo el camino a la cocina sólo para encontrar Ty parecía

haber tenido la misma idea. "Necesita un poco de tiempo a solas", se preguntó con una

sonrisa.

Mikayla asintió, sintiendo un poco infantil en su necesidad de escapar de los hombres

que hicieron todo lo que hicieron, porque la amaba.

"Yo puedo ir", dijo Ty vacilante. Era obvio que había empezado a preparar la cena, y

Mikayla estaba más que feliz por la ayuda. La alimentación de ella y ocho hombres
habían sido un desafío. La alimentación de cada tres mujeres de más, todos los cuales

parecían creer que estaban por encima de las tareas domésticas, tomó una gran cantidad

de planificación.

"No, eso está bien", dijo Mikayla mientras entraba al fregadero y empezó a enjuagar las

verduras, "podemos estar solos." Ty sonrió, y Mikayla llamó la primera señal real de

que su marido estaba empezando a sentir la tensión también. El barco sólo se celebraba

un poco menos de la mitad de la superficie habitable de la estación tenía en total, por lo

que todos habían tenido que hacer concesiones. Eso se suma al hecho de que la ciencia

médica estación-ship misteriosamente no había empezado y no había tenido tiempo para

arreglarlo antes de abandonar el planeta con urgencia, los ánimos se deshilache a un

ritmo alarmante.

"Todo está bien", se preguntó en voz baja Mikayla.

Ty miró durante un momento y luego dejó escapar un suspiro grande.

"Está bien", respondió, sonando un poco cansado. "Ha sido difícil compartir un barco

con esas mujeres. Ellos no parecen tener ninguna inclinación a hacer concesiones en lo

absoluto. Los tres se han estado discutiendo con Ryan desde que salimos del planeta.

"Se dio la vuelta y le susurró con complicidad:" Creo que Ryan está casi listo para

aturdir a sus asnos. La próxima vez que le cabrean, usted es responsable de oír tres

golpes sordos al caer al suelo ".

Mikayla se rió un poco y luego puso su mano sobre su boca.

"Creo que me gustaría animar si lo hizo," dijo ella, un poco sorprendido por su propia

reacción.

Ty sonrió también, asintiendo con su acuerdo. Mikayla había pensado en las mujeres

científicas eran difíciles de abordar de nuevo en el planeta, pero eso no era nada

comparado con la angustia que estaban causando ahora.


"No tengo casi decidido no darles de comer", dijo mientras se dirigía de nuevo a lavar

las verduras. "Pero es sólo significaría que tendrían que usar la cocina para valerse por

sí mismos, y estoy segura que no quiere quedarse a limpiar ese desastre."

****

Ryan vio Jacqueline entrar en el laboratorio y trató de ocultar su irritación. Tres

semanas de tratar de evitar a la mujer en el reducido espacio de la nave estaba

empezando a llevar en él. Desafortunadamente, Jacqueline había hecho bastante obvio

que ella no tenía respeto por Mikayla, o por los votos de su matrimonio, y por lo tanto

vio a él ya sus hermanos como disponible en lugar de los hombres casados.

"¿Dónde está Bryce", preguntó ella en un tono que sugería que tenía derecho a saber. La

mujer no era nada si no directa. Al principio Ryan había desestimado su

comportamiento como las peculiaridades de su personalidad. Una gran cantidad de

investigadores científicos tuvieron dificultades en un entorno social, y que sólo había

imaginado que era uno de ellos. Nunca había estado tan mal en su vida.

"No estoy seguro", respondió con sinceridad. Bryce podría estar en cualquier lugar en el

barco. No es como si tuvieran una lista.

"¿Qué pasa con Matt?", Preguntó ella en un tono imperioso.

"Lo siento", respondió él, tratando de ser siempre cortés pero con dificultad. Dejó

escapar un silencioso suspiro de alivio cuando Ty volvió a entrar en el laboratorio.

"Jacqueline? Cualquier cosa que pueda ayudarte? ", Preguntó Ty mientras caminaba

junto a ella, de regreso a su escritorio.

"Llame a Bryce y Matt para mí", dijo ella con una voz que suena indefenso que de

alguna manera se encontró como un comando. Ty miró a Ryan una aclaración, pero lo
único que pudo hacer fue Ryan mover la cabeza con irritación. Quizás llamando Bryce

sería una buena cosa. Había sido el primero en darse cuenta de Jacqueline formas

depredadoras, ya pesar de sus hermanos "

explicaciones sobre el tipo de personalidad a menudo se encuentran en su línea de

trabajo, Bryce había mantenido tenazmente a sus propias creencias. Ryan asintió con la

cabeza ligeramente, y Ty fue al comunicador para localizar a Bryce y Matt.

"Ellos están en sus cuarteles," Brock le dijo desde la sala de control.

"Voy a enviar a su manera."

"No es necesario", dijo Jacqueline dulcemente, "Voy a ir al encuentro de ellos allí." Ella

salió de la habitación antes de que Ryan y Ty podía pensar a detenerla.

****

"El infierno", dijo Bryce como él salió de la cama y sobre sus pies.

Jacqueline querer reunirse con ellos en sus habitaciones no era una buena señal.

Afortunadamente, Matt estuvo de acuerdo con él, ya que ambos se dirigió a la puerta al

mismo tiempo. Si pudieran entrar en las zonas comunes del barco, que serían mucho

más seguro.

Bryce se rió suavemente cuando se dio cuenta de que estaban esencialmente corriendo

de una pequeña hembra, pero el peligro presentado Jacqueline era mucho más que

físico. Ninguno de ellos sería infiel a Mikayla, pero Jacqueline parecía decidido a

socavar la fe de Mikayla en sus hombres.

Bueno, seguro que Bryce no iba a dejar a su mujer.


Apenas habían llegado hasta la mitad para el laboratorio cuando Jacqueline dio la vuelta

de la esquina. La mujer debió correr para llegar tan rápido. Señor sabía que los dos

estaban moviendo el doble de tiempo.

"Oh," dijo ella, mirando decepcionado. "Tenía la esperanza de hablar con ustedes dos en

privado." Teniendo en cuenta que ellos eran los únicos tres en ese pasillo particular, que

debería haber sido lo suficientemente privada.

"¿Por qué?", Dijo Bryce mientras cruzaba sus brazos y trató de parecer intimidante.

Jacqueline simplemente ignoró su lenguaje corporal, roscado la mano en el hueco de su

brazo y trató de volver a sus viviendas. Bryce consiguió desenredar. Al diablo con ser

educado. Si la mujer no podía entender sus señales silenciosas que lo dejara solo,

entonces tal vez tenía que ser más directo.

"Tengo una propuesta para ustedes dos que creo que usted encontrará muy interesante."

Se dio la vuelta y se dirigió a Matt dedos por su brazo.

Matt dio un paso de distancia.

"¿Qué tipo de propuesta", se preguntó en una voz molesta.

"Este tipo de propuesta", dijo ella, con lo que se suponía probablemente a ser una risa

seductora. Sacó una especie de botella de perfume de su bolsillo, rocía las cosas en su

cuello y se acercó a los dos.

Bryce sentido los efectos de inmediato. Su miembro se endureció contra sus vaqueros,

su respiración se hizo fatigosa, y su cabeza llena de imágenes sensuales de puta,

alegando, marcando su mujer. Oyó un gemido estrangulado como el perfume,

obviamente hecha de ratón lágrimas-

Matt afectado también.

"Ahora", dijo Jacqueline mientras suspiraba feliz ", ¿no sería más cómodo si nos

tomamos esto de vuelta a sus aposentos?"


"Tengo una idea mejor", dijo Matt mientras levantaba Jacqueline encima del hombro.

Por un instante, suspendida Bryce preocupado de que su hermano no estaba pensando

con claridad, pero un vistazo a la determinación en el rostro de Matt fue suficiente para

poner su mente en la facilidad.

Jacqueline se rió alegremente mientras Matt marchó por el pasillo.

Ella no estaba tan impresionado cuando, después de que lo hizo en el laboratorio en un

tiempo récord, Matt dejó sin contemplaciones Jacqueline en una de las mesas de

laboratorio.

"¿Dónde está?" Exigió Matt mientras pasaba sus manos por la ropa de Jacqueline

tratando de encontrar la botella de perfume. Jacqueline gritó con indignación, pero Matt

finalmente encontró la mezcla y se alivia su ofensiva de él.

"Llame a Lachlan", dijo Bryce con voz tensa a Ryan. "Y mantenerse alejado de ella",

dijo, señalando a Jacqueline, tan enojado que ni siquiera quería decir su nombre en voz

alta. "Lleva un perfume hecho de lágrimas del ratón." Ryan asintió con la cabeza y se

dirigió directamente al comunicador.

Bryce y Matt tomaron posiciones agresivas frente a las dos puertas. No había manera de

Jacqueline salía de la habitación usando un perfume diseñado para robar a un hombre de

su elección. Bryce apretó los dientes con la necesidad de encontrar a su esposa y tirar un

poco de la tensión. Primero tenía que contienen Jacqueline, y luego tenía que asegurarse

de que estaba en control de sí mismo. Lo último que quería era herir a su esposa.

Parecía una eternidad, pero finalmente lo hizo Lachlan al laboratorio. Él echó un vistazo

a las posturas rígidas de los cuatro hombres en la sala y rápidamente se dio cuenta de la

situación.

Desafortunadamente para Jacqueline, la mujer eligió ese preciso momento para saltar de

la mesa y tener una rabieta muy poco femenino. Antes de que pudiera gritar más que un
par de amenazas horribles, Lachlan tiró un cubo de agua jabonosa sobre ella. Todos

observaron impasibles como

Jacqueline gritó como si se estuviera derritiendo y luego, muy poco elegante se tiró al

suelo y le dieron patadas sus pies como un malcriado de tres años de edad.

"¿Son ustedes dos ¿de acuerdo?", Se preguntó Bryce y Matt. Cuando se negaron con la

cabeza dijo: "Vuelve a tu cuarto. Yo me encargo de esto. "Bryce miró por encima de

Ryan y Ty, le dio las gracias a Lachlan, y se volvió para regresar rápidamente a sus

cuarteles. Matt estaba justo detrás de él.

****

Mikayla se sentía un poco mejor simple hecho de tener que pasar algún tiempo a solas.

Hablando con Ty había ayudado, pero él había dirigido al laboratorio una vez que la

cena estaba bajo control. Habían pasado un par de semanas difíciles para todos ellos,

pero eran casi de vuelta a la Tierra, y pronto sería capaz de decir adiós a las mujeres

científicas. Mikayla tarareaba en voz baja cuando Ryan y Ty entró en la habitación.

Ryan miró enojado, y Ty parecía más enfadado de lo que nunca lo había visto. Durante

dos hombres que fueron por lo general bromeando, era una indicación bastante segura

de que los cuartos cercanos estaban afectando a todos.

"Jacqueline mantuvo algunas de las lágrimas de ratón", dijo Ryan inmediatamente, su

voz mezclada con ira. Fabulous. La mujer no fue sólo condescendiente y depredador en

su actitud, pero parece que ella no tenía idea de lo peligroso que las lágrimas de ratón

realmente eran.

¿Qué demonios había estado pensando? Tendría que acabamos de dejar el cóctel

peligroso en el planeta. Era, después de todo, considera una sustancia ilegal ahora.
"¿Qué pasó?" Mikayla preguntó, preocupado por todos los involucrados.

Después de sus experiencias en el planeta, sabía que los hombres que operan bajo una

dosis completa de las lágrimas del ratón no tenían el control de sus propios impulsos.

"Nos las arreglamos para contrarrestar los efectos con el cóctel de vitaminas, pero esa

perra no estaba al tanto de que teníamos todo a la izquierda", dijo Ty, casi rechinando

los dientes en polvo.

"Ella lo expuesto a propósito?", Dijo Mikayla, sintiendo su lugar pelos de punta. Una

muy inteligente, egocéntrico científico estaba a punto de conseguir una bota en el culo.

"Está bien", dijo Ryan mientras sacaba Mikayla en su abrazo.

"Lachlan ya se encargó de ello."

"Ojalá hubiera estado allí para verlo", dijo Mikayla sin humor. "¿Qué pasa con Misha y

Keira? Fueron involucrados? "Ty sacudió la cabeza y trató de sonreír tranquilizador,

pero Mikayla podía ver la tensión alrededor de sus ojos y vio la erección presionada

contra sus pantalones. "Ellos sabían nada al respecto. Parece que Jacqueline decidió

ayudarse a sí misma a algunos de sus maridos.

Afortunadamente, Ryan y yo no eran sus verdaderos objetivos, así que nos dieron una

dosis bastante suave en comparación. "

"Dime dónde diablos el marido de robo de perra es así que puedo ir arañar sus ojos."

Mikayla tiró la cuchara que había estado conteniendo en el fregadero. "¿Quiénes eran

sus verdaderos objetivos?" Gruñó ella, tratando de calmar a pesar de su temperamento

espiral superior.

"Matt y Bryce", dijo Ty con voz tranquila, obviamente tratando de no molestar a

Mikayla más.

"¿Dónde están?" Exigió.


"En sus cuarteles", dijo Ryan mientras agarraba la mano. John entró en la cocina y

rápidamente se hizo cargo de los preparativos de la cena.

Ryan y Ty tanto pareció aliviado, y los tres de ellos prácticamente salió corriendo de la

habitación. "¿Y los demás?" Podía sentir su corazón latía con fuerza mientras su

estómago se retorció de angustia.

Nada hacía su marido mientras estaba bajo la influencia de una droga tan poderosa era

su culpa, pero había que estar loco para no menos tratar de protegerlos.

"Lachlan, Brock, Peter y John estaban en una reunión cuando todo se desarrollaba.

Lachlan tiene el perfume Jacqueline utilizado y está a la espera que la perra deje de

gritar antes de que él vuelca otro cubo de agua jabonosa sobre su cabeza. "Él sonrió,

pero no había humor en esa sonrisa. "Ninguno de los otros se acercaron lo suficiente

como para ser afectados."

Mikayla asintió. "¿Qué pasa con ustedes dos?", Preguntó ella de nuevo. "¿Vas a estar

bien?"

Ryan dirigió esa sonrisa pícara que adoraba y le preguntó: "¿Eso es una invitación a que

vengan a ver?"

"Siempre," dijo ella, realmente lo que significa. Ella no tenía más secretos que contar, y

que pensaba que siga siendo así.

Finalmente, llegaron a la puerta de la habitación y Matt Bryce actualmente comparte

con Ryan y Ty. Mikayla cuenta de que Ryan abrió la puerta que estaba cerrada y por lo

general nunca entró delante de ella, obviamente tratando de protegerla si la condición de

Matt y Bryce había empeorado.

Afortunadamente, no fue así.

Bryce y Matt parecía muy complacido de verla y muy, muy excitado, pero más en

control de lo que había esperado.


"Maldita sea", murmuró Matt mientras miraba a su polla erecta. "Estaba empezando a

bajar, y entramos por la puerta."

"Puedo irme", dijo con una gran sonrisa en su rostro.

"De ninguna manera", dijo Bryce con una sonrisa de respuesta.

"La ropa, la señora Davidson", dijo Matt mientras daba un paso más y se levantó el

vestido por la cabeza. Él negó con la cabeza cuando vio que llevaba un sujetador, pero

rápidamente se quitó la prenda ofensiva. Sus bragas cayó al suelo un momento después.

Desnudo, rodeado por cuatro de sus maridos despertó, Mikayla ya podía sentir el deseo

sinuoso a través de ella, engordar sus pechos, apretando sus pezones, calentando su

coño. Ryan y Ty apoyado contra la pared aparentemente dispuesta a ver, al menos por el

momento.

Bryce le desgarró la camisa por la cabeza, la arrojó al suelo, y la tomó en sus brazos

para darle un beso impresionante robar. Se sentía Matt prensa desnudo contra su

espalda, su polla gruesa y dura frotando contra su pliegue. "Quiero tu culo", le susurró y

comenzó a chupar su oreja.

"Eso significa que conseguir su coño delicioso", dijo Bryce como se dejó caer de

rodillas y acomodó sus piernas sobre sus hombros. Matt le equilibrada por detrás, como

Bryce lamió y chupó su coño como un poseso. Su lengua empujó duro y profundo, sus

dedos amasando los músculos de sus muslos mientras él trabajaba poco a poco más las

piernas y empujó su lengua aún más profundo. Ella estaba temblando, jadeando, la

mendicidad, a punto de estallar en un orgasmo cuando aminoró el paso y le lamió la

pausado.

Casi sin hueso con la necesidad, Mikayla apenas logró tener en sus manos se enredaron

en su cabello antes de que él se apartó. Matt le levantó como Bryce puso sus pies en el
suelo. "Te amo", dijo Bryce sinceramente mientras se quitaba los pantalones y luego la

levantó en sus brazos.

Tomó los dos pasos de nuevo a la cama y luego bajó a la orilla.

Tiró de ella hacia abajo, aplastando sus senos contra su pecho y manteniéndola quieta

en sus brazos.

Ella quería retorcerse, aún tan cerca del orgasmo que casi podía saborearlo. Ella sintió

las manos de Matt suavizar su culo antes de que metió los dedos bajo y le acarició los

labios vaginales húmedos. Ella jadeó ante la sensación muy suave y trató de presionar

de nuevo en sus dedos. Él se rió y apretó una mano contra su espalda, sujetando su

eficacia contra Bryce y haciendo imposible que se moviera.

Ella gimió cuando Matt se frotó la polla contra su coño resbaladizo y se metió en su

cuerpo. Casi tan pronto como él estaba, él se retiró rápidamente y cerró de nuevo.

Agarró sus caderas, sosteniéndola firme mientras se hundía en ella una y otra vez. Ella

gritó cuando su orgasmo se rompió y cada terminación nerviosa de su cuerpo vibraba de

placer. Oleada tras oleada de calor líquido empapó sus venas, y ella jadeó duro como

Matt ralentizado sus movimientos.

Manos callosas acariciaban la espalda, y sentía Mikayla Matt apartó. Bryce la levantó,

la gestión para adaptarse a su polla contra su carne aún palpitante y empujó a su coño.

Sin prisa, él la cogió y se quedó sin aliento como lubricante frío cayó sobre su ano. Matt

es un masaje en su ano, sus gruesos dedos establecer sus terminaciones nerviosas

ardiendo una vez más.

Por último, se ajustan a la cabeza de su polla contra su roseta y se abrió paso entre el

músculo. Su culo inmediatamente le apretó. Él gruñó mientras las garras apretadas. Por

un momento se quedó quieto, y luego estalló en acción. Bryce mantenido a la par con su
hermano, empujando más duro, más rápido, más profundo en su coño como Matt hizo

lo mismo en su culo.

Respirando con dureza, Matt y Bryce parecía estar rechinando sus dientes. Mikayla

apenas podía respirar mientras Matt utiliza sus caderas y la polla a su presionar con más

fuerza entre ellos. Su clítoris hinchado atascado contra la ingle de Bryce, el culo y el

coño lleno, su cuerpo aplastado entre dos hombres que la amaban. Mikayla jadeó

cuando de repente clímax con cinturón a través de ella.

Ambos gimieron cuando su culo y el coño acariciado la polla y le exigió a su punto

culminante a cambio. Se quedó quieto, y ella podía sentir los impulsos dentro de ella,

bombeando su semen profundamente en su cuerpo.

"Te amo," susurró Bryce como Matt besó en el cuello.

"Yo también", agregó Matt.

"Así que lo que hacemos", dijo Ryan desde el lugar donde descansaba contra la pared ",

y en este momento, creo que ustedes necesitan para moverse." Matt miró por encima del

hombro, y lo que vio le hizo salir del camino. Bryce se rió suavemente mientras rodaba

Mikayla sobre su espalda y la levantó de la cama también. Ryan y Ty avanzó hacia ella,

la polla tiesa, su respiración áspera y trabajosa.

"Necesito esa boca hermosa", dijo Ty con ella mientras acariciaba su polla.

Ella asintió con la aprobación y la ayudó a Ryan sobre sus manos y rodillas en el centro

de la cama. Ella lamió la cabeza de la polla de Ty broma, pero él gruñó bajo en su

garganta y apretó con más fuerza contra su boca. Ryan metió en su coño en una

estocada fuerte, sacudiendo su polla y obligando a Ty más abajo en la garganta.

Tragó saliva y Ty gimió cuando ella pasó la lengua por la piel sedosa de su polla. Matt y

Bryce había desaparecido en el cuarto de baño para asearse, pero cuando regresaron a

sus gallos eran tan duro como lo había estado hace unos momentos.
Se quedaron mirando como Ryan y Ty la cogió, aumentando su velocidad a medida que

su necesidad de ella creció. Pronto estuvieron golpeando en su coño y la boca, su

imagen de marca, alegando que ella, enviando su emoción superior.

Ella gimió cuando Ty le acarició el rostro con las manos en el mismo momento en que

Ryan pellizcó su clítoris. El orgasmo estalló a través de ella, moviendo todo el cuerpo,

mientras chupaba más duro en la polla de Ty y su coño apretó en torno a Ryan. Sus

brazos temblaban mientras Ty agarró la cabeza, subió en su boca, su semen bombeando

en su garganta mientras Ryan se hinchó y arrojó su semilla en su coño.

Sus brazos se derrumbó. Polla de Ty cayó de su boca, pero la siguió por Ryan y la

inmovilizó en la cama. La besó en la parte de atrás de su cuello mientras le susurraba:

"Bryce y Matt necesito pintar, cariño.

¿Los vamos? "

Ella asintió con la cabeza. Por alguna extraña razón, este siempre le excitaba.

Ryan y Ty dio un paso atrás, sonriendo mientras Matt Bryce y la ayudó a sentarse en el

borde de la cama y le susurró lo que querían que hiciera.

Prácticamente se retorcía contra el colchón de sus oscuras palabras Mikayla abrió las

piernas, dejó caer la mano a su coño, y capturaron su clítoris entre dos dedos. Cuando

sus hombres se quejó en agradecimiento apretó más duro, las burlas y agitando la dura

protuberancia hasta que sacudió al borde del orgasmo una vez más.

"Eso es, cariño," alentó a Bryce. "Muéstranos cuánto desea que nuestro semen."

Ella gimió en forma de calor a través de su rizado, el erotismo del momento abrumando

sus sentidos. Su espalda se arqueó mientras sus dedos se acelera, el sonido húmedo,

resbaladizo unirse a respirar sus hombres duros como Bryce y Matt se acercaba a su

finalización.
La primera sacudida de semen caliente golpeando sus pechos ella inclinó sobre el borde

y ella vibraba por todas partes como punto culminante la reclamaba. Cada chorro de

líquido caliente aumentó su placer, y ella cerró los ojos mientras sus hombres se quejó

de sus orgasmos.

Jadeando con dureza, Bryce y Matt se inclinó y le masajeó su semen en su piel.

"Te amo," susurró Matt cuando él la levantó en sus brazos y la llevó a la ducha. Ella se

aferró a él como adormilada Bryce dio un paso detrás de ellos y se acurrucó cerca. Ella

se echó a reír a carcajadas al sentir dos pollas duras presionando contra su piel cansada.

En el momento en que por fin salió de la ducha, Mikayla estaba agotado, harto, y muy,

muy feliz.

Epílogo

Mikayla tarareaba en voz baja mientras ella y Peter siguió su ritual nocturno de lavar los

platos juntos. Le tomó cerca de cuatro semanas para volver a la Tierra, y había afectado

a todos mal. No dispuesto a tomar el tiempo y el gasto crucero riesgo a solas con

Jacqueline, Lachlan ha sido, básicamente, la sombra de la mujer para el resto del viaje.

Mikayla había estado muy contento de ver por fin la mujer entregó a las autoridades.

La estación se encuentra actualmente en órbita sincrónica sobre América del Norte, pero

sin ventanas de observación Mikayla sentía que podía estar prácticamente en cualquier

parte del universo.

"Es Jacqueline bien?"-Preguntó mientras Lachlan entró en la cocina.

Probablemente fue un poco tonto de que se preocupe por una mujer que, básicamente,

había intentado robar un par de sus maridos en contra de su voluntad, pero parecía que

los problemas de Jacqueline no fueron tan claras como eso. La mujer honestamente
creía que ella no había hecho nada malo y no era capaz de relacionar sus acciones de

vuelta a lo que esencialmente fue de intento de violación.

Bryce y Matt había estado muy enojado con la mujer en el momento en que las lágrimas

ratón finalmente se disipó, y Mikayla tuvo que reconocer que si las lágrimas ratón

habían afectado a las mujeres en lugar de hombres, estaría muy enojado y agitado

mucho si un el hombre que había intentado en ella.

"Jacqueline está explicando su comportamiento para el personal médico", dijo Ryan

mientras seguía a Lachlan a la cocina. "Una cantidad muy pequeña del perfume que ella

creó se ha conservado como prueba si alguna vez lo hace a un juicio, y el resto se ha

dispersado en el espacio."

"Trial", se preguntó Mikayla con un estremecimiento. Ella realmente no quería

encontrarse de nuevo en una sala de la corte de nuevo. Entre todos los problemas Jessie

Evans había creado en los últimos años y el caso judicial cuando tenía diecisiete años,

Mikayla había soportado casi suficiente mierda legal para toda la vida.

"No te preocupes, un poco", dijo Lachlan. "Es muy poco probable que el caso de

Jacqueline llegará a los tribunales. Los médicos ya están diciendo que ella sufre de un

tipo de trastorno narcisista. Honestamente no entiende lo que hizo estuvo mal, y el

mejor lugar para ella está bajo supervisión médica, no la cárcel ". Mikayla asintió con la

cabeza, esperando que fuera el caso. Si la mujer estaba enferma, entonces necesitaba

tratamiento. También fue un alivio saber que no iba a estar haciendo la investigación

médica ya. Mikayla se estremeció al pensar en el daño que se puede hacer por una

persona con acceso a la ciencia médica y sin conciencia aparente.

"Y ahora las buenas noticias", dijo Ty cuando él la tomó en sus brazos. "Tenemos un

nuevo contrato".
"Nosotros hacemos", preguntó ella, sintiendo un toque de emoción. "¿Dónde?" Ty le dio

un rápido apretón y le dijo dramáticamente, "Proyecto de minería M652wd planeta".

"Uh-huh", dijo ella, tratando de inyectar sarcasmo tanto como pudo en una palabra

diminuta. Ty y Ryan se limitó a sonreír, y ella finalmente miró a Lachlan una

explicación.

"Es un planeta muy similar a la Tierra. Ya hay una colonia pequeña agricultura

establecida, por lo que no deberías tener problemas inesperados de bichos peludos ".

"Es bueno saberlo", dijo ella con más que un poco de alivio.

"¿Qué pasa con el resto de la estación?"

"Ya atendidos", dijo Ryan, que suena bastante arrogante. "Tenemos una escolta armada

de soldados en su mayoría mujeres, siempre por el consorcio médico a cambio de no

demandar a sus asnos."

"Nos amenazaron con demandar?", Preguntó con aprensión. Toda esta acción legal

estaba empezando a cansar de ella.

"Por supuesto", dijo Ty, sonando tan arrogante como su gemelo. "Me mandaron a una

mujer con un historial de comportamiento inusual en una situación peligrosa y poner en

riesgo la vida. La mala prensa hubiera sido un desastre de relaciones públicas, y resulta

mucho más barato sólo para proporcionar la escolta, nos ayudan a recuperar el resto de

nuestro equipo, y que nos configura en un planeta nunca había oído de lejos de su

investigación médica ". Mikayla no pudo evitar sonreír con él. Al final, el consorcio

médico es responsable de la conducta de sus empleados, y que tenía sentido que

también deben ser considerados responsables de la fijación del desastre. Por lo menos

los hermanos Davidson había logrado reemplazar el contrato rescindido.

"Cuéntame sobre el nuevo contrato", dijo, tratando de sonar entusiasta. El cambio no

siempre fue malo. Tenía que recordar eso.


Y, además, sus maridos y la estación todos iban con ella, así que no era realmente tan

grande de un cambio.

Como el resto de sus maridos se les unió en la cocina y comenzó a discutir los detalles

de la siguiente planeta, Mikayla se tomó un momento para mirar a sus hombres

interactúan. Siempre trabajamos en equipo. Incluso cuando no estaban de acuerdo, cada

opinión es válida y que encontraron una manera de trabajar juntos.

Y en ese momento se sentía como Mikayla la mujer más afortunada del universo.

No importaba a dónde iban. Al final, lo único que importaba era que ellos iban juntos.

Lachlan debe de haber visto su expresión soñadora porque él la tomó en sus brazos y le

dijo todo lo que pensaba hacer en el viaje al nuevo planeta.

Sí, el cambio puede ser bueno.

Especialmente cuando fue que inspirador.

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