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(Highlanders #3)
Olga Salar
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Epílogo
Sobre la autora
Otras obras de la autora
Yo también quiero un highlander
©1ª Edición. Mayo 2023.
©Olga Salar.
www.olgasalar.com
©Diseño de portada: Maiki Niky Design.
afectado. Con su cabello rubio arena y sus ojos azules era uno
de los hombres más atractivos que había visto nunca. Además,
su amistad.
suerte con las relaciones, como para plantearse que podía estar
presuponiendo demasiado.
Aunque a Blaine le interesaban tanto las mujeres como los
volver a sufrirla. Tal vez por ello había terminado casado con
los que creyó que eran sus amigos. Por lo que, de la noche a la
decidió que por una noche iba a divertirse, lo que fuera que
llegara al día siguiente ya se preocuparía entonces.
—¡Hecho!
las hadas, sino que dejó la fiesta con Fia y con él, ya que los
tres compartieron el transporte para regresar a casa.
Capítulo 1
se había pasado toda la noche con Fia, por lo que era poco
probable que tuviera alguna posibilidad con él. Era evidente
que si alguien tenía posibilidades era la pelirroja.
estómago.
encuentras?
Tomo asiento frente a su invitado y bostezó cubriéndose la
boca con la mano.
delante.
importa.
punto de llegar.
cafetera.
muy sexi.
La comida entró mucho mejor de lo que Blaine había
llevaron.
—¿Cómo dices?
—¿Eso es un no?
—Eso es un no tengo ni idea de lo que estás hablado».
Cuéntame más.
—¡Dispara!
—Puede ser.
cambio.
que tenía que arreglarse. Cambiar lo que estaba mal para que
persona.
pudo hablar.
representa mejor.
estudio.
iniciativa:
—Perfecto, vamos.
—¿A dónde?
sonrisa tímida.
—¡Trato hecho!
mayoritariamente femenino.
que hubieran contado con él le hacía sentir que era parte del
grupo, de modo que le preocupaba ser demasiado intenso,
monopolizar la conversación, o hacer todo lo contrario y
a que se relajara.
cuando llegara.
Duncan le escuchó.
bromeó.
—Tienes razón.
momento, sin embargo, esa era la primera vez que estaba con
mejor de todo, era que habían hecho planes para ese mismo
guardia baja.
—Me refiero a…
malhumorado de Gaia.
—¿Malcolm algo?
—Sí, ese.
—Supongo.
—¿Por qué lo preguntas?, ¿te gusta Blaine?
después de Robert?
un buen tipo.
—Tranquilízate, fiera —bromeó Isadora—. Nadie ha
—¡Explícate!
el tema.
—¿Y?
movimiento evidente.
sexual?
como Robert.
—¡Isadora!
echarle.
—Es posible que él mismo se marche cuando termine su
Se encogió de hombros.
con la conversación.
sonar en el vehículo.
avisó.
—Lo sé.
—¿Por qué?
lo hicieras?
—No es gay.
Blaine.
amistad.
chicas con las que estaba bailando. Se había cercado tanto para
pero cuando por fin dio con ellos notó que Blaine había
momento.
Tenía las mejillas sonrojadas, los ojos brillantes y la sonrisa
que era probable que todos lo hubiesen pensado y que solo Fia
este estaba rodeado por Gaia y por Isadora, pero podía ponerse
frente a él.
—Perfecto. Gracias.
masculinidad? —aplaudió.
sintiera ofendido.
mujer.
—Es lógico que lo piensen. Igualmente, también lo es que
me lo hayas dicho.
—Nunca.
—Eso es genial.
—¿Lo es?
amigo.
—Lo es.
más… mundanos.
Capítulo 7
Cuando volvió a abrir los ojos era más de las tres. Todavía
estaba enfermo.
jornada laboral.
permitírselo.
mejillas se sonrojaban.
vez.
estómago.
cuidarlo.
bromeó Duncan.
—Supongo.
tentarle.
—Pasta, posiblemente.
—No creo que pasta ahora sea una buena idea. ¿Qué tal una
hamburguesa? —ofreció muy serio.
labios.
—Estoy…
—No digas que estás bien. —Y antes de que pudiera
contacto.
—Siento que te veas obligado a desvestir a un hombre —
admitió en un tono de broma que escondía mucho más.
palabras.
—¿Estás bien?
Duncan.
—Lo entiendo.
mejor en la cama.
un bonito sueño.
Capítulo 9
Blaine se despertó con la luz que entraba por las ventanas. Las
cortinas del dormitorio no eran lo bastante gruesas para
opacarla, por lo que se despertaba cada día con la luz natural
Por primera vez desde que enfermó tenía hambre, por ello
regresó a su dormitorio y se vistió con un pantalón limpio de
pijama y una camiseta de algodón también limpia. Por si acaso
estaba acompañado, se perfumó, no porque quisiera
impresionar a Duncan sino por simple civismo, se dijo a sí
mismo.
de la última vez.
—Lo somos.
—¿Qué?
—Nada.
cosquillas.
de comida a domicilio.
contrato de amigo.
vivía junta.
Unos minutos después Duncan regresó con una sonrisa de
nuevo solos.
horas.
miércoles o el jueves…
—Estaba incubando la gripe —se excusó.
también.
—Lo estoy.
—Sí. No te preocupes.
—Me alegro.
Blaine sonrió.
Isadora asintió.
¿Vas a ayudarme?
—¡Por supuesto! —asió su mano y tiró de ella—. Vamos a
de una chica.
literatura.
—Lo soy.
mano y se explicó:
—Blaine me ha mostrado fotos vuestras y soy buena con
los nombres. Soy Polly.
Blaine.
—Ciao, chicos.
encontraba bien.
por tener una relación con otro hombre. Aun así, hay algunas,
aunque ninguna de antes del siglo veinte.
—¿Te he incomodado?
—¡Qué casualidad!
—¿Perdona?
—¿No lo sabías?
Blaine negó con la cabeza sin encontrar su voz para hablar.
—Entiendo.
era tan buena emparejando gente como lo era ella. Si tan solo
pudiera ser igual de eficiente consigo misma, suspiró.
estaba buscando el amor. No era tan tonta como para creer que
el famoso sentimiento que movía el mundo era para ella.
Capítulo 11
cafés.
—Nada.
falsa.
pensara que el motivo por el que parecía tan incómoda era por
el temor a quedarse sin un trabajador—. Lo que queda de año
—¿Puedo ir?
con una sonrisa—. Eso sí, vas a tener que lidiar con mis padres
—No les des ideas, por favor —pidió con una expresión de
saber mi opinión.
—¿De veras?
Aunque le sorprendió la pregunta respondió con sinceridad.
la he encendido.
la conducción.
situación.
control.
de todos.
sorna.
regalado.
La pelirroja abrió los ojos desmesuradamente por la
sorpresa.
Gaia bufó.
fueron marchando.
cama conmigo?
entusiasmo.
preocupación.
haditas de la fiesta.
La chica era una monada. Hasta Fia parecía echar humo por
jurar que era por Duncan, dado que no le quitaban los ojos de
Duncan.
fulminante de Blaine.
—¡Bien!
mañana.
moreno. Lo que los colocó a los dos solos en el coche con toda
la tensión sexual no resuelta latiendo descontrolada entre ellos.
Capítulo 14
boca que tanto había deseado y con la que tanto había soñado.
paso. No iba a llevarlo mucho más allá. Los dos habían bebido
saborearlo.
iguales.
con sus relaciones o si solo actuaba de ese modo porque era él.
ella.
—¿Estás ocupado? Polly me ha ayudado a llegar aquí, te
umbral.
cerros de Úbeda.
—Lo sé.
a la mesa.
cómo te sientes?
labios.
decir…
—Algo así.
ver a la gente.
bromeó Blaine.
Lo vio reírse.
Si esa iba a ser la última vez que probaba sus labios iba a
contigo.
—¿Disculpa? No te sigo.
conocido previamente.
que repita?
ambos.
trabajo?
—Así es.
—¿Por qué?
nosotros…
—Es lo mejor.
de dolorosa.
—Entiendo.
cretino.
bondadosas sonrisas.
capaz de reaccionar.
parecía simpática.
—Brooke, estos son mis amigos —los presentó, a pesar de
que la propia Fia ya le había dado sus nombres.
cosa esperaba?
despidieron de ellos.
a ambos.
con él…
conversación.
los chicos y las chicas atractivos con los que se cruzara. Tenía
solo.
—Sería genial.
hubiese sido buena idea que los otros dos entraran en tu casa.
Malcolm no iban muy bien, pero lo cierto era que tenía sus
sucedía.
—Blaine.
presionar.
a la vez.
sucedido?
salón.
inseparables.
comprensión.
para darte por vencido tan pronto —le regañó Gaia—. Puedes
unirse a la excursión.
bastante bien como para saber que no iba a suceder nada, que
solo necesitaba salir de allí.
debajo del grifo del agua fría porque estaba cerca de perder la
consciencia. De lo poco que podía recordar, lo que taladraba
su cabeza junto con la migraña era lo enfadada que había
estado Isadora.
llegara.
un completo inconsciente.
—¿Un poco?
—Lo siento —repitió y era cierto. Lamentaba haberla
aumentó.
serio.
—¿Entonces?
amor de Dios.
—¿De veras?
no es para ti.
—Lo sé, pero Blaine no va a perdonarme. Ni siquiera
buena gana.
siempre.
—Quiere nietos.
—Y tiene dos hijas y un hijo para dárselos. Que estés con
un hombre no te impide ser padre. No se puede ser tan
entre risas.
Capítulo 21
tesitura.
—Por supuesto.
somos amigos.
—¿Perdón?
seguro.
estaba en silencio.
—¿Cómo dices?
que aclarar?
—No. Yo…
pero entonces vino y me dijo que tenía una cita con una mujer
y que lo nuestro no había sido más que una amistad especial.
—¿Y tú le creíste?
—Bueno, no lo está.
mensajes.
—Visto así.
hemos tenido una. Quiero decir, hemos salido con las chicas,
pero nunca los dos solos después de que comenzáramos a
—No tiene sentido. Me dijo que iba a salir con otra persona
era de Duncan.
destilaba diversión.
—¿Te das cuenta de que ese tipo está loco por ti? Si no lo
mismo.
Blaine sonrió.
travieso.
Capítulo 22
mirada.
—¿Daniel?
también.
—Duncan.
perfectos a la vista.
—De acuerdo.
los nervios.
de los acontecimientos.
—Debo de estar soñando. Desde hace diez minutos solo
consigo que respuestas afirmativas de ti —rio.
estuviera en clase.
animada y sonriente.
de reír.
—¿Cómo lo sabes?
—Conozco a su familia.
—Eres exasperante.
—A ti por invitarme.
prudente:
pedirte algo?
—Puedes. Lo que no te aseguro es que vaya a hacerlo sin
mí.
refería, por lo que iba a ser prudente, aunque se jugara con ello
su propia cordura.
—Por supuesto.
con mis hermanas, por lo que puedo llevarla después para que
te conozca.
—Gracias.
—¿De verdad?
verme.
especializado en bagels.
—Supongo que me conoces bien.
—Lo hago.
serenidad.
—¡Hecho!
confidencias.
presentarme?
por tu pelo.
preguntas?
—Simple curiosidad —contestó con una sonrisa
cabeza.
telefoneó a Fia para que su amiga, que era quien más contacto
de necesidad.
llegado.
—No sabía que eras tan buen casamentero —dijo este con
una risita.
—Supongo que hay muchas cosas de mí que no conoces
todavía.
¿solos tú y yo?
citas?
—Te lo prometo.
—En ese caso, acepto.
—¿Perdón?
cenar con ellos. Tal y como había esperado, no solo dijo que se
ocuparía de todo, sino que pareció encantado con que fuera
La vio asentir.
—Sí.
vean.
—De excursión.
Duncan sonrió.
—Suena bien.
haberse abrigado.
La primera parada que hicieron fue al The Portcullis para
asegurarse de que tenían su reserva para comer, y pedirse dos
—¿Gracias?
beso en su mejilla.
abruptamente.
—¿Perdón?
pero necesito saber por qué. ¿Por qué pensaste que era buena
idea terminar con todo y salir con Brooke?, ¿fue por algo que
hice yo?, ¿te asusté de algún modo?
Duncan tardó unos segundos en reaccionar.
Blaine asintió.
sacar el tema que los había llevado hasta allí. Fue Duncan
para sostenerla.
murió.
—No te comprendo.
—¡Oh!
contarle.
opción.
enfadaba más que yo cuando mamá decía esas cosas. Por eso
quiere conocerte. Y sé que lo que te estoy diciendo puede
sonar a excusa, pero te prometo que es la verdad. No quería
me perdonaras.
Lo vio asentir.
lo hará.
de naipes.
Se dio cuenta de que él era de los auténticos afortunados,
no era que no lo supiera, sino que para él era algo tan normal
que ni siquiera pensaba en ello. Sus padres le habían apoyado
él, por una parte, le habían liberado, pero por la otra lo habían
dejado con un montón de preguntas que él mismo tenía que
responder. Por el momento, iba a dejar que las cosas fluyeran
entre ellos naturalmente, no era que no le hubiese creído, era
para no mancharse.
de conducir.
mismo.
plegarias.
—¿Ha funcionado?
responder.
—Te quiero, Blaine. Y ya me he comportado como un niño
cuánto.
—Duncan…
—Pero…
hagamos oficial.
—¿Oficial?
—Nunca.
Capítulo 28
que pasara con su familia, las cosas entre ellos no iban a verse
afectadas, pero, aunque le creía, una parte de él temía que la
presión familiar le afectara de nuevo y aunque no dudaba de
con ella. Ni siquiera cuando llamaba a casa para hablar con sus
padres sus conversaciones se extendían tanto, y eso que la veía
—¿Qué ha pasado?
—¿Perdona?
desde el sábado por la mañana cuando habló con él, pero era
perdona.
Blaine.
—¿Estás segura de que quieres mi opinión? —inquirió,
poco dispuesto a responder sin asegurarse de que no se
te lo había dicho?
—Sí, mamá.
Se escucharon los pasos apresurados de su madre y todavía
estaba cerrando tras él cuando la cabeza rubia de Connie
Cumming apareció por el pasillo.
cargado de alegría.
insistentemente.
—Entiendo.
de sus compañeros.
escepticismo.
—¿Entonces?
en marcha.
entrometida.
unieras a nosotros.
pequeña intervino.
—A mí también.
—No, la otra mujer que está con ellas. Es la que tuvo la cita
completamente perdido.
—Y así es. Por eso estoy tan confundida con que ella esté
aquí, aunque sospecho que no ha sido cosa suya.
Isadora asintió.
a decir las cosas claras y a poner a cada uno en su sitio esa era
la pelirroja. Una vez que le contó a su amiga lo que sucedía,
estuvo allí fuera, lo que llevó a Isadora a pensar que tal vez
Blaine había llegado antes y al acercarse y ver el panorama se
tomara su lugar.
la misma actitud.
cabeza.
mal rato.
Blaine.
trabajo.
juntos.
Duncan.
mí.
— ¿Lo sabe?
mí y que te quiero.
— Por supuesto.
chico.
lugar.
excitaba.
—No puedo creer que hayamos hecho algo tan sucio aquí
Blaine estuvo en una nube el resto del día. No solo por el sexo
alucinante que había compartido con Duncan en su despacho,
sino porque en esos instantes era un hombre comprometido,
— ¿Ves? Pavoneándote.
— ¿Tú crees?
— ¿A dónde vamos?
completamente sincero.
extenderlo a su alrededor.
Eran poco más de las nueve del sábado cuando Blaine abrió
los ojos y se encontró abrazado a Duncan, con su cara
escondida en su pecho y las piernas de ambos enredadas.
¿quieres uno?
decía:
enseguida.
dónde lo ha sacado.
de conversación.
contigo.
— Gracias.
— Lo sé.
— ¿Lo sabes?
equivocado.
— De comida.
disfrutarlo.
cuestiones laborales.
Como venía siendo habitual, Blaine se despertó antes que
Duncan, y tras vestirse con una camiseta y unos pantalones
cortos, se encaminó hasta la cocina descalzo. Allí se encontró
con Gaia, que hablaba por teléfono con su madre, y con Fia,
quien estaba peleándose con la máquina de café.
— ¿Puedo ayudarte?
buscara siquiera.
— Gracias.
Blaine.
Sin dejar de bromear con Fia, Blaine se puso con todos los
mar.
Su novio sonrió.
— ¿De veras?
Asintió.
Blaine se rio.
dos, por lo que lo único que podía hacer era subirse encima de
de besarle.
Los dos alzaron la mirada para toparse con que Fia y Gaia,
que estaban un par de tumbonas más allá de ellos, los estaban
mirando.
Blaine negó.
— Yo también te quiero.
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