Está en la página 1de 113

HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I, 1469 - 1664

Héctor Léon Hernáez


HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I ÍNDICE

Tema 1. La Monarquía de los Reyes Católicos


1.1. (1) La unión de las Coronas. 5
1.2. (2) El final de la Reconquista: la Guerra de Granada 6
1.3. (3) Judíos y conversos. La Inquisición española. 7
1.4. (4) La expulsión de los judíos. 8
1.5. (5) Los órganos de gobierno de la nueva Monarquía: Consejos y Hacienda. 9
1.6. (6) Las Cortes. 10
1.7. (7) Administración de justicia: Chancillerías y Audiencias. 11
1.8. (8) La Santa Hermandad. 12
1.9. (9) La administración local. 13
1.10. (10) El problema sucesorio. 14
1.11. (11) Política exterior europea: guerras y matrimonios. 15
1.12. (12) El Mediterráneo y la política africana. 16
Tema 2. La expansión europea
2.1. (13) Motivaciones de los descubrimientos geográficos. 17
2.2. (14) Protagonismo de Portugal en las expediciones atlánticas. 17
2.3. (15) La expansión castellana: Cristóbal Colón. 19
2.4. (16) Rivalidad luso-castellana: el Tratado de Tordesillas y el reparto del océano. 20
Tema 3. La organización social en el siglo XVI
3.1. (17) Expansión demográfica. 21
3.2. (18) Estructura social. 22
3.3. (19) Los estamentos privilegiados: nobleza y clero. 23
3.4. (20) El estado llano: campesinado, artesanado y burguesía mercantil. 24
3.5. (21) Minorías étnico-religiosas. 25
3.6. (22) Estatutos de limpieza de sangre. Los judeoconversos. 26
Tema 4. La evolución de la economía en el Quinientos
4.1. (23) Agricultura. 27
4.2. (24) Artesanado e industria. 28
4.3. (25) El sistema de intercambios: comercio mediterráneo y europeo. 29
4.4. (26) El comercio atlántico. 30
4.5. (27) Ferias y mercados. 31
4.6. (28) El tesoro americano y la revolución de los precios. 32
4.7. (29) Finanzas y formas de crédito. 33
4.8. (30) Comunicaciones. 34
Tema 5. La época de las regencias y el ascenso al trono de Carlos I
5.1. (31) Los gobiernos de Fernando el Católico y del Cardenal Cisneros (1507-1516). 35
5.2. (32) La anexión de Navarra. 36
5.3. (33) El reformismo de Cisneros. 37
5.4. (34) La herencia de Carlos de Gante. 38
5.5. (35) El choque con la realidad hispana: el movimiento comunero. 39
5.6. (36) Las Germanías. 40
5.7. (37) El problema morisco. 41
5.8. (38) La consolidación del régimen polisinodial. 41
5.9. (39) Las cortes. 42
5.10. (40) España y el destino imperial: presión fiscal. Los banqueros del Emperador. 44

1
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I ÍNDICE

Tema 6. Política internacional de Carlos V


6.1. (41) Las luchas político-religiosas en el Imperio. 45
6.2. (42) Carlos V y el Papado. El saco de Roma. 46
6.3. (43) Las guerras con Francia. 46
6.4. (44) El frente turco: el Danubio y el Mediterráneo. 48
6.5. (45) Los Países Bajos. 49
6.6. (46) Abdicación del Emperador y retirada a Yuste. 50
Tema 7. La Monarquía de Felipe II
7.1. (47) Coronas, reinos y territorios de la Monarquía filipina. 51
7.2. (48) La corte en Madrid. 52
7.3. (49) Administración y burocracia: Consejos y secretarios. Las Juntas. 53
7.4. (50) El gobierno de la Monarquía en los territorios: Gobernaciones y Virreinatos. 54
7.5. (51) La Hacienda Real: impuestos; bancarrotas. 55
Tema 8. Los problemas internos durante el reinado de Felipe II
8.1. (52) El problema protestante: focos y represión. 57
8.2. (53) El príncipe D. Carlos. 58
8.3. (54) La rebelión de los moriscos de las Alpujarras. 59
8.4. (55) Antonio Pérez y las alteraciones de Aragón. 60
8.5. (56) La Leyenda Negra. 61
8.6. (57) La crisis de los años noventa. 62
Tema 9. Las relaciones internacionales en la época de Felipe II
9.1. (58) - Felipe II y la pugna con Francia. 63
9.2. (59) - La Paz de Cateau-Cambrésis y sus consecuencias. 64
9.3. (60) - La defensa del Mediterráneo: Lepanto. 65
9.4. (61) - La insurrección de los Países Bajos. 66
9.5. (62) - El conflicto con Inglaterra: la Gran Armada. 67
9.6. (63) - Anexión de Portugal. 68
9.7. (64) - Relaciones con Roma. 69
Tema 10. Humanismo y reforma católica en España
10.1. (65) - El Humanismo en España. 71
10.2. (66) - La Universidad, foco de las nuevas ideas. 72
10.3. (67) - La difusión del pensamiento erasmista en España. 72
10.4. (68) - Alumbrados y luteranos. 74
10.5. (69) - La reforma católica. 75
10.6. (70) - El Concilio de Trento y la participación española. 76
Tema 11. El reinado de Felipe III
11.1. (71) - El régimen de validos. El gobierno del duque de Lerma. 77
11.2. (72) - Política mediterránea: expulsión de los moriscos y sus consecuencias. 77
11.3. (73) - El pacifismo de Felipe III: la Tregua de los Doce Años y la paz con Inglaterra. 79
11.4. (74) - Felipe III y Cataluña. 80
Tema 12. Población y estructura social en el siglo XVII
12.1. (75) - Causas del cambio demográfico. 81
12.2. (76) - Sociedad estamental: grupos sociales. 82
12.3. (77) - Las oligarquías urbanas. 83
12.4. (78) - Los problemas del mundo rural. 84
12.5. (79) - Los sectores marginados. 85

2
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I ÍNDICE

Tema 13. La decadencia económica en el siglo XVII


13.1. (80) - Los problemas agrícolas y ganaderos. 87
13.2. (81) - Declive de las actividades artesanales y del comercio. 88
13.3. (82) - El problema inflacionista: la manipulación de la moneda castellana. 89
13.4. (83) - El diagnóstico de los contemporáneos: el arbitrismo. 90
Tema 14. Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares y la crisis de 1640
14.1. (84) - Perfil de Felipe IV. 91
14.2. (85) - Ascenso de Olivares y su proyecto de reformas. 92
14.3. (86) - La “Unión de Armas” (1626). 93
14.4. (87) - Las Cortes de Barbastro, Monzón y Barcelona (1626). 93
14.5. (88) - Política financiera y fiscal del Conde-Duque. 95
14.6. (89) - El fomento económico dentro del encuadre mercantilista. 95
14.7. (90) - Alzamientos de Cataluña y Portugal. 97
14.8. (91) - Otros movimientos secesionistas. 98
14.9. (92) - La caída de Olivares. 99
14.10. (93) - La recuperación de Cataluña. La Paz de los Pirineos. 100
14.11. (94) - El frente portugués. 101
Tema 15. El esfuerzo exterior y la agonía militar al final del reinado de Felipe IV
15.1. (95) - España y la Guerra de los Treinta Años. 103
15.2. (96) - Objetivos de las potencias europeas. 104
15.3. (97) - Las relaciones con Inglaterra y Francia. 105
15.4. (98) - La lucha contra Holanda. 106
15.5. (99) - La ofensiva española (1633-1639): Nördlingen. 107
15.6. (100) - Las Dunas y Rocroi. 108
15.7. (101) - El final de la Guerra de los Treinta Años. 109
15.8. (102) - Münster y Westfalia: nuevo equilibrio internacional. 110
15.9. (103) - La pérdida de Dunquerque. 111

3
4 of 112
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 1. La Monarquía de los Reyes Católicos

Tema 1. La Monarquía de los Reyes Católicos


1.1. (1) La unión de las Coronas.
Nacida Juana de Castilla (la Beltraneja) fruto del segundo matrimonio de Enrique IV con Juana de Portugal, el rey se
apresura a que las Cortes la reconozcan como heredera en 1462. La levantisca nobleza liderada por Pacheco logra el
nombramiento de Alfonso como heredero de la Corona en 1464. Un año más tarde le hacen rey en la Farsa de Ávila (1465). Tras
la muerte de Alfonso en 1468, Enrique reconoce a Isabel como Princesa de Asturias en la Concordia de Guisando (1468).
El matrimonio de la Princesa de Asturias debía ser aprobado por Enrique IV, pero también por ella. Es por esto que
Isabel rechaza sucesivamente a pretendientes como Alfonso V de Portugal, mientras otros, como Pedro Girón, fallecen.
Simultáneamente, Juan II de Aragón negocia discretamente el enlace matrimonial de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, el
cual termina teniendo lugar en secreto en Valladolid (1469) gracias a una bula falsa dado que los cónyuges eran primos segundos.
Tendrían que esperar hasta 1471, con la Bula de Simancas, para regularizar definitivamente su matrimonio.
En 1474 muere Enrique IV, siendo proclamada reina de Castilla Isabel, la cual basa su legitimidad en el Tratado de los
Toros de Guisando: comienza la Guerra de Sucesión de Castilla (1475-1479). Este conflicto desata una reacción internacional:
por un lado, Juana, casada con Alfonso V de Portugal, recibirá apoyo de este, así como de Francia; por otro, Isabel contará con
ayuda de Aragón. En el año 1476 se celebrarían las Cortes de Madrigal, en las cuales se reconoce el matrimonio entre Isabel y
Fernando; se nombra heredera a la hija de ambos, Isabel; y se constituye la Santa Hermandad. Además, los bandos se enfrentan
en la batalla de Toro, cuya victoria sería reclamada por ambos dado el empate con el que se resuelve. No obstante, la retirada
de Alfonso V a Portugal meses después facilitaría el cambio de bando de numerosas localidades al partido isabelino, significando
el verdadero resultado del enfrentamiento.
La guerra continuaría, en líneas generales, con victorias terrestres castellanas y navales portuguesas por la pugna del
comercio africano. El fin del conflicto llegará con los Tratados de Alcazobas-Toledo (1479/80), denominados así por sellarse en
ambas ciudades. En él se alcanzaban, entre otros, estos cuatro acuerdos principales:
- Paz y renuncia mutua de los beligerantes a las reclamaciones de soberanía sobre el otro.
- Renuncia de Juana a sus derechos y reclusión en un convento tras desechar la opción de un hipotético matrimonio
con Juan de Aragón y Castilla.
- Reconocimiento de la primacía portuguesa en África y el Reino de Fez, así como la castellana en Canarias.
- Matrimonio entre la infanta Isabel de Aragón y el príncipe Alfonso de Portugal, hijo de Juan II.
El mismo año en que se firma la paz (1479), muere Juan II y Fernando hereda el reino de Aragón. Desde este momento
se produce la Unión Dinástica de Castilla y Aragón, iniciada con las Capitulaciones matrimoniales de Cervera en 1469 y seguida
con las Concordias de Segovia (1475) y Calatayud (1481). Según estas, en Castilla, Isabel y Fernando eran reyes por igual, si bien
la herencia correspondía a la descendencia común de ambos. Se aceptaban además otras prebendas para Isabel y Castilla en el
ámbito de nombramientos e impuestos. Por el contrario, en Aragón, la reina lo sería en su modalidad de consorte.
Uno de los momentos políticos trascendentales del reinado serán las Cortes de Toledo de 1480, en las cuales se jura al
príncipe Don Juan y se reorganiza el Consejo Real, pasando a ser Consejo de Castilla y componerse de personal permanente
elegido entre leales egresados de las universidades en lugar de miembros de la nobleza. La división interna del Consejo sería el
embrión de la organización futura de la monarquía, dividiéndose en cinco salas: embajadas y asuntos externos; Justicia, Hacienda,
Santa Hermandad y Reinos de Aragón. De estos derivan los futuros consejos Real de Castilla, de Aragón, de Estado, de Hacienda
y de la Inquisición. A nivel local se fomenta la protección contra los abusos de los poderosos, limitando el acceso a cargos y
ordenando la constitución de ayuntamientos.
En relación con la política nobiliaria, los Reyes Católicos llevaron a cabo acciones para reforzar su autoridad por medio
de acercamiento a los señores con recompensas y promoción de sus partidarios; amnistías de los opositores como el Perdón
Real de 1479; limitación y/o supresión de títulos y posesiones; o su implicación en las campañas militares como la de Granada.
En Aragón se mantienen las instituciones propias de la Corona: Cortes, virreyes y audiencias de cada territorio.
En el Principado de Cataluña, los problemas no resueltos con el campesinado habían llevado a la Segunda Guerra de
Remença (1484-1485). Tras la batalla de Llerena (1485) y el ajusticiamiento de Pere Joan Sala, la solución definitiva al conflicto
se alcanzaría con la Sentencia Arbitral de Guadalupe en 1486. Según esta, se abolían los malos usos, si bien existía una
indemnización de los payeses a los señores. Por otra parte, los remenças recuperaban el derecho de reunirse en síndicos.

(1479-1516)

5
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 1. La Monarquía de los Reyes Católicos

1.2. (2) El final de la Reconquista: la Guerra de Granada


El reino nazarí, constituía el último baluarte de la España musulmana. Las diferentes pugnas y crisis del siglo XIV
habían frenado el ritmo de la Reconquista, por lo que el reino de Granada había ido consolidándose. No obstante, las
fronteras avanzaban y retrocedían ligeramente en función de la fortaleza de cada reino en un momento dado. Todo ello
salpicado con treguas periódicas.
Frente a la recientemente estrenada estabilidad dinástica en Aragón y Castilla, las disidencias internas en la
familia reinante nazarí desde la década de los ochenta eran algo común. Los actores principales eran Abu-l-Hasan “Alí
Muley Hacén” (1464-1482 y 1483-1485), quien había accedido al trono tras derrocar a su padre; su hermano Mohamed
XIII “el Zagal” (1485-1486) y el hijo del primero: Mohamed XII “Boabdil el chico” (1482-1483 y 1486-1492). También tendría
un papel importante Sidi Yahya, walí de Almería, Guadix y Baza e hijo de Mohamed XIII. Finalmente, se ha de tener en
cuenta la intervención de los abencerrajes, un poderoso clan granadino separado del poder al final de la primera mitad
del siglo por las luchas internas de poder y que habían aupado a Muley Hacén.
La Primera Etapa de la Guerra de Granada (1482-1492) arranca con la toma de Zahara por los nazaríes a finales
de 1481, lo cual fue respondido a principios de 1482 con la conquista cristiana de Alhama. Este hecho propició el ascenso
al trono de Boabdil, apoyado por los abencerrajes, mientras su padre y tío se refugiaban en sus feudos malagueños. Desde
ese momento se sucedieron fracasos cristianos en Loja, Málaga y Vélez Málaga, si bien el conde de Cabra tomó prisionero
a Boabdil en Lucena, lo cual supuso un gran triunfo. Liberado este tras el primer pacto con los Reyes Católicos, Mohamed
XII combatió a su padre, Muley Hacén, ya restituido en el trono. Los castellanos aprovecharon la pugna interna para
retomar Zahara.
En 1485 muere Muley Hacén, pasando a ocupar el trono su hermano el Zagal. De aquí en adelante se precipita la
caída de la costa malagueña con la toma de Ronda, Marbella, Loja, Vélez Málaga y Málaga, esta última en verano de 1487,
hecho que hace a el Zagal salir de Granada en su ayuda. Habiendo sido capturado y liberado por segunda vez en 1486,
Boabdil aprovecha para tomar la capital con ayuda cristiana.
En 1488 comienza la Segunda Etapa de la guerra. Esta se centra en la región este del Reino y termina con la toma
de enclaves vitales tales como Almería o Baza. El Zagal se rinde y pasa al servicio de los Reyes Católicos. Los dos últimos
años de la guerra, 1490-1492, destacan por el aislamiento y asedio de Granada desde Santa Fe al tiempo que se establecen
contactos para la rendición.
Las Capitulaciones de Granada se firman en noviembre de 1491 suponiendo el final de la guerra. Entre los
acuerdos destacan:
- Entrega de todas las fortalezas y devolución de los rehenes entregados.
- Respeto a la religión islámica, así como a las leyes y costumbres de quienes la profesan.
- Exención de impuestos y libre paso a África con sus pertenencias durante tres años.
El respeto de lo pactado duró hasta 1499, año en que el cardenal Cisneros fue enviado a Granada para tomar las
riendas de la cristianización de la ciudad. Las conversiones masivas impulsadas por el entonces arzobispo de Toledo
provocaron el levantamiento del barrio del Albaicín, el cual, una vez sofocado, fue seguido por la primera rebelión de las
Alpujarras. Este segundo levantamiento se extendió hasta 1501 e hizo intervenir al propio rey Fernando. Las consecuencias
serían más conversiones masivas, quema de libros musulmanes y prohibiciones sucesivas que afectaban a la lengua,
vestimenta y costumbres. Una segunda rebelión en las Alpujarras estalló en 1568 con Felipe II, siendo 1609 el año en que
Felipe III los expulsara definitivamente.
En el plano militar, la novedad queda definida por la mezcla de elementos tradicionales como la caballería y la
infantería, con innovaciones tales como la artillería y las espingardas. Pese a que el reclutamiento sigue patrones
tradicionales basados en el concejo y las levas señoriales o reales, sí se aprecian caracteres de ejército permanente y
organizado, representado por el campamento-ciudad de Santa Fe. Asimismo, el empleo experimental conjunto de
infantería y armas de fuego, sientan las bases del futuro tercio y sirven de escuela a Gonzalo Fernández de Córdoba. No
se pueden olvidar las unidades auxiliares dedicadas a tareas logísticas de sostenimiento o labores derivadas como las
“talas” destinadas a debilitar la economía del enemigo.

6
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 1. La Monarquía de los Reyes Católicos

1.3. (3) Judíos y conversos. La Inquisición española.


La situación de los judíos en Castilla en el XV se define con las Ordenanzas de Valladolid de 1412, en las cuales
se suprime la autonomía de las aljamas (y morerías) conminando a sus comunidades a recurrir a los alcaldes mayores en
cuestiones de justicia. Las posteriores Ordenanzas de Valladolid de 1432 aprobadas por Juan II relajarían la situación
permitiendo a los judíos ser reconocidos legalmente y recuperar el régimen de las aljamas, las cuales mantendrían una
dependencia estrecha del rab de la corte.
Con Isabel como reina de Castilla, la actitud regia hacia los judíos fue de “cierta protección” al considerarse una
propiedad más de la Corona que le reportaba rentas, lo cual no debía entrar en conflicto con la protección de la fe. Así
pues, las Cortes de Madrigal de 1476, y posteriormente las de 1480, volvieron a endurecer las leyes obligando a judíos y
mudéjares a situar sus viviendas en zonas apartadas de las ciudades, separadas de la población cristiana, además de otras
disposiciones que les prohibían salir de sus guetos durante la noche o para otro propósito que no fuera a la ejecución de
sus labores profesionales. El tiempo de ejecución otorgado era de dos años e iba acompañado de restricciones adicionales
tales como la prohibición de ejercer cargos con autoridad sobre cristianos, prestar dinero a interés usurario, tener criados
cristianos, el acceso a determinados oficios o el uso de tejidos suntuarios. Además, debían identificarse vistiendo una
rodela bermeja en el hombro derecho.
Con las anteriores medidas no se ordenaba la conversión obligatoria, pero sí se les impulsaba a ella si querían
mantener su anterior vida en lugar de la nueva segregada de la sociedad. De esta manera, el número de judeoconversos
o cristianos nuevos fue aumentando progresivamente hasta ser superior al de los judíos. Dado lo específico de sus oficios,
tradicionalmente se destaca el alto porcentaje de conversos dedicados al ejercicio de la medicina, los negocios, la Hacienda
y cargos de relevancia, incluidos los eclesiásticos.
Aún con todo, a mediados del siglo XV se desata un antisemitismo social que trata de culparles de todos los males
sufridos en la época. Frecuentemente, muchas de estas reacciones eran promovidas por predicadores pertenecientes a
órdenes mendicantes. De esta manera, se fue fraguando una creencia generalizada de la existencia de un criptojudaísmo
entre los recién convertidos, los cuales habrían mantenido en secreto sus prácticas judaicas. Los denominados “marranos”
contaban con el beneplácito de no existir una organización que los persiguiera, más allá de las acusaciones particulares,
algunas de ellas infundadas o fruto de la falta de instrucción en la nueva fe a causa de los precipitados bautizos recibidos.
Así las cosas y a petición de los Reyes Católicos tras asesoramiento de Alonso de
Ojeda, prior dominico de Sevilla, el papa Sixto IV concede la bula Exigit sincerae devotionis en
1478 con el fin de terminar con la herejía judaizante en Castilla, también considerada un
delito civil. El nombramiento de los inquisidores sería competencia exclusiva de los reyes,
siendo nombrados en 1480 los primeros Miguel de Morillo y Juan de San Martín. El Tribunal
se autofinanciaba con la confiscación de los bienes de los reos y el primer Auto de Fe fue
celebrado precisamente en Sevilla en 1481, donde se quemó vivas a seis personas.
Inicialmente limitada a las diócesis de Sevilla y Córdoba, el Santo Oficio se extendió
rápidamente por la Corona de Castilla
Por su parte, en Aragón, Fernando el Católico pretendió una implantación similar
empleando la ya existente Inquisición Pontificia medieval de Gregorio IX. Tras fuertes
tensiones con el papa Sixto IV y con el rechazo popular, Fernando el Católico consigue su
Tomás de Torquemada, primer establecimiento y el dominico Tomás de Torquemada es nombrado primer Inquisidor
Inquisidor General de Castilla y General. Al momento inicial de resistencia aragonesa con incluso movimientos levanticos
Aragón. turolenses en 1484-85 le sigue el asesinato del inquisidor Pedro Arbués en 1485. Esta muerte
se atribuye a la comunidad conversa, lo que hace aceptar finalmente la implantación de la Inquisición en la Corona de
Aragón.

7
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 1. La Monarquía de los Reyes Católicos

1.4. (4) La expulsión de los judíos.


Existe un debate historiográfico para explicar los motivos reales de la expulsión de los judíos. Mientras autores
como Américo Castro esgrimen el antisemitismo generalizado de la sociedad de mediados del XV heredado de etapas
anteriores, Luis Suárez aboga por la ansiada aspiración de sus Católicas Majestades por alcanzar la unidad de la fe
peninsular. Otros, como Sánchez Albornoz, subrayan el carácter económico y la usura como motivaciones del odio hacia
el judío frente a las justificaciones de unión política sostenidas por Joseph Pérez. Existe además una visión de lucha de
clases (Henry Kamen y Stephen Haliczer) según la cual se daría un enfrentamiento entre los grupos privilegiados, nobleza
y clero más la nueva oligarquía urbana, frente a la naciente “burguesía” judía.
Sea como fuere, lo más probable es que el motivo no fuera único, sino una conjunción de todas las explicaciones
en diferente proporción según el momento y el lugar. El decreto de expulsión de Castilla se firmó en la ciudad de Granada
por los Reyes Católicos el 31 de marzo de 1492. El texto original fue encargado y presentado a la firma por el Inquisidor
General Tomás de Torquemada. Simultáneamente, el rey Fernando firmó un segundo decreto que afectaba a la población
judía de la Corona de Aragón.
Los detalles de la expulsión remarcaban el carácter definitivo del mismo sin excepción de condición, edad,
residencia o lugar de nacimiento. El plazo de ejecución era de cuatro meses so pena de muerte y expropiación de bienes,
esta última también extensiva a aquellos que colaborasen en la ocultación de judíos. La venta de propiedades previa a la
salida estaba autorizada, si bien el pago debía ser en forma de letras de cambio debido a la prohibición de abandonar el
Reino en posesión de oro, plata, armas o caballos.
La mayor parte de los expulsados se establecieron en los territorios mediterráneos más cercanos. Portugal fue
uno de los lugares elegidos, pero del cual también fueron expulsados en 1496. En Italia y el Imperio Otomano tuvieron una
buena acogida, si bien en ciertas zonas también se decretaron expulsiones en un breve espacio de tiempo: de Sicilia en
1493, de Florencia en 1494. Otros países europeos tales como Francia habían expulsado a los judíos hacía un siglo.
Las consecuencias de la expulsión se basan en unas estimaciones que varían entre los 50.000 y los casi 100.000
emigrados. Generalmente no se tienen en cuenta el número de retornados por la falta de acogimiento en los lugares de
destino, pero a estos se les permitió la vuelta e incluso la recuperación de los bienes vendidos por el mismo precio de
venta previo bautismo o pruebas del mismo si este había ocurrido antes del retorno. Evidentemente, semejante número
de salidas tuvo un impacto demográfico. Si tenemos en cuenta que la población de las dos Coronas sumaba unos cinco
millones de almas, los emigrados supondrían un 2% del total. Esta cifra sí implica una merma demográfica, si bien no
supone un riesgo para la estabilidad de los reinos.
Económicamente, Joseph Pérez desmiente la tradicional teoría de que la expulsión supuso la causa del retraso de
la llegada de la modernidad económica a Castilla y Aragón. Sí es cierto que la salida de población acarreando sus bienes
hizo mella en la economía, pero también hubo muchas deudas contraídas por cristianos que quedaron sin saldar.
Asimismo, durante los cuatro meses de plazo, multitud de judíos (especialmente los más ricos y cultos) optaron por la
conversión tomando como ejemplo el publicitado caso de Abraham Seneor, rabí mayor de Castilla.
Internacionalmente, la expulsión ayudó a la concesión del título de Reyes Católicos para Isabel y Fernando.
Además, granjeó la felicitación por parte de diversos territorios por ser el antisemitismo una corriente extendida en toda
Europa. A pesar de ello, varios estados recibieron a los emigrados, entre ellos el propio Papa, aprovechando sus
conocimientos y capitales económicos y humanos.
La comunidad de emigrados recibe el nombre de sefardíes, los cuales aún hoy en día mantienen las costumbres
y el idioma heredados de sus ancestros.

La expulsión de los judíos de Sevilla,


de Joaquín Turina y Areal.

8
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 1. La Monarquía de los Reyes Católicos

1.5. (5) Los órganos de gobierno de la nueva Monarquía: Consejos y Hacienda.


En la línea de la centralización del poder en manos regias en perjuicio de los estamentos tradicionalmente
privilegiados, los Reyes Católicos reforman los órganos de gobierno empleando como base algunos ya existentes y creando
otros.
La piedra angular giraba en torno al Consejo Real de Castilla, cuyo origen se remontaba a las Cortes de Valladolid
de 1385, pero que había sido remodelado en las Cortes de 1480 de la misma ciudad. Entre las novedades incorporadas
destaca su composición: un prelado presidiendo, tres caballeros y nueve letrados. El nombramiento de los miembros era
una regalía que desplazaba a la nobleza en beneficio de profesionales leales, despolitizados y bien formados en las
universidades. Las decisiones se aprobaban por mayoría de dos tercios y las atribuciones eran muy amplias, abarcando
desde la política interior a la Hacienda o las relaciones exteriores. No obstante, existía un número de consejeros de carácter
honorífico de la nobleza civil y eclesiástica que pertenecían al Consejo, pero no ostentaban capacidad de voto. Dado el
carácter compuesto de la Monarquía y la creciente complejidad del estado surge la necesidad de especializar la
administración en ramos. Es por ello por lo que este consejo sirvió de germen para la organización polisinodial del XVI.
Nacido del Consejo, la Cámara de Castilla tiene un origen que se supone también en las Cortes de 1480. La función
de esta sería la de asesorar al monarca en aquellas atribuciones concernientes a él en exclusiva. Esto quiere decir que,
frente a la búsqueda de la legalidad en las decisiones del Consejo, la Cámara perseguiría que el Rey ejerciera su voluntad
de la manera más conveniente o acertada. Los componentes de este organismo recibirían la denominación de secretarios
y tratarían asuntos tanto de gobierno como de justicia. Entre estos últimos destaca el nombramiento de los oficiales de
justicia del Reino entre aquellos más justos y que más confianza despertaban a la Corona.
Tomando como ejemplo el de Castilla, Fernando creó el Consejo Real de la Corona de Aragón en 1494. La
composición del mismo era de un vicecanciller (letrado) presidiendo el consejo; seis regentes, también letrados,
representado por pares a los territorios de Aragón, Valencia y Cataluña (más adelante se añadiría un séptimo para
Cerdeña); un Tesorero General de la Corona no letrado; y varios pronotarios, uno de ellos guardián de los sellos y con
cargo de primer notario. Las funciones de este órgano colegiado eran muy variadas: asuntos militares, judiciales, tribunal
de apelación, asesoramiento para el nombramiento de funcionarios…
En la misma línea que el anterior fueron surgiendo los siguientes consejos:
- Consejo de la Inquisición (1483): otras fuentes afirman que su creación debería retrasarse hasta 1488. Recibe
también el nombre de la Suprema. La existencia del Consejo supone la inclusión de la Inquisición en
estructura del estado. Ejerce el control sobre los tribunales inquisitoriales de los diferentes territorios,
estando presidido por el Inquisidor General, asistido a su vez por seis consejeros (inquisidores apostólicos),
un alguacil y diversos secretarios y relatores entre otros cargos.
- Consejo de Órdenes Militares (1495): se crea tras la otorgación papal a los Reyes Católicos de los
maestrazgos de las órdenes de Santiago, Calatrava y Alcántara. Organizada con un presidente, seis
consejeros, fiscal y secretario. Sus competencias incluían la administración y justicia en los territorios de las
órdenes citadas más la de San Juan. La Orden de Montesa dependía del Consejo de Aragón.
- Consejo de Cruzada (1509): creado a raíz de la concesión papal de la Bula de Cruzada ese año. Tenía
jurisdicción en toda la Monarquía Hispánica con un comisario general a la cabeza y cuatro consejeros
pertenecientes a cada uno de los consejos territoriales. Cuidaba la gestión de la Bula, así como las tres
gracias: cruzada, subsidio y excusado.
En relación con la gestión de la Hacienda Real, esta se reguló por sucesivas ordenanzas en 1476, 1478 y 1488. La
organización se basaba en las Contadurías Mayores: la de Cuentas, encargada de la aprobación de pagos y cuentas, así
como de mantener el carácter legal de las operaciones y supervisión de la gestión de otros funcionarios subordinados a la
Corona; y la de Hacienda, responsable del control de los ingresos y saldo disponible.
Para llevar a cabo estas labores se contaba con contadores mayores, reducidos a número de dos por Contaduría
Mayor respecto a los tres de tiempos de Enrique IV. Eran asistidos por un equipo compuesto por contadores menores,
escribanos y oficiales.
Entre los ingresos ordinarios de la Corona destacaba la alcabala, impuesto universal que gravaba el 10% del valor
de todas las transacciones realizadas y que aportaba el 80% de los ingresos ordinarios. Estos se completaban con las tercias
reales (2/9 del diezmo eclesiástico), los derechos de aduanas, el servicio y montazgo, las rentas de la Órdenes Militares y
los monopolios reales sobre las salinas y las explotaciones mineras. Entre los extraordinarios se cuentan: las Bulas de
Cruzada o las aportaciones de la Santa Hermandad.

9
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 1. La Monarquía de los Reyes Católicos

1.6. (6) Las Cortes.


Las Cortes de Castilla eran una asamblea que servía como canal de comunicación entre los territorios y el
soberano. No formaban parte del gobierno regular, sino que eran convocadas a voluntad de este a modo consultivo o con
fines de refuerzo de su autoridad real. Se podría decir que la convocatoria no era un derecho, sino un privilegio. De ahí
que tan solo se convocaran en cinco ocasiones durante todo el reinado: 1476, 1479-1480, 1489, 1499 y 1502.
Dado que la potestad legislativa era una regalía, la acción de las Cortes quedaba bastante limitada puesto que el
monarca podía legislar sin la aprobación de la asamblea. Esta solo intervenía de manera activa, otorgando o no su
aprobación, en aquellos casos en los que una nueva norma contraviniera una ya existente.
El otro ámbito de actuación de las Cortes era el financiero. La asamblea debía aprobar los impuestos directos,
pero como la Corona disponía de alternativas a través de los indirectos (alcabalas, bulas de Cruzada…), este aspecto
económico tampoco suponía una traba al poder real.
En relación con la composición, 18 eran las ciudades con privilegio de representación en la asamblea con dos
procuradores por municipio: Burgos, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid, León, Salamanca, Zamora, Toro, Toledo, Cuenca,
Guadalajara, Madrid, Sevilla, Córdoba, Jaén, Murcia y, desde 1492, Granada. Para la elección de los representantes la
Corona intervenía directamente (mediante el corregidor) en el nombramiento de entre el grupo de notables que componía
cada uno de los consejos municipales y cuyos cargos se transmitían de padres a hijos. La mayoría de ellos pertenecía a los
estamentos privilegiados: alta nobleza, jerarquía eclesiástica y patriciado urbano. En el ejercicio de su labor representativa,
cada delgado defendía los intereses de su estamento, dejando de lado la idea romántica de defensa del pueblo o
contrapeso del poder real.
Los Reyes Católicos emplearon las Cortes de manera instrumental como un medio de ratificación para su labor
de reforma del estado. De esta manera, las Cortes de 1480 permitieron entre otras acciones: la generalización de los
corregidores, el papel preponderante del Consejo Real y la consumación del debilitamiento de la nobleza. A partir de
entonces sólo se convocaron en caso de absoluta necesidad: aprobación de nuevos impuestos o jura del heredero al trono.
En la Corona de Aragón las Cortes tenían un carácter bien diferente fruto del tradicional pactismo entre la Corona
y las asambleas. Así pues, existían unas Cortes Generales de Aragón que reunían a las Cortes de Aragón, Corts de Valencia
y Corts de Cataluña. Estaban formadas por cuatro estamentos: nobleza (diferenciada en alta y baja en Aragón), clero y
ciudades. A diferencia de Castilla, el rey de Aragón no podía legislar sin las Cortes ni imponer impuesto alguno sin su
consentimiento. Además, a pesar de que la convocatoria era prerrogativa real, la asistencia era un derecho.
Otra diferencia significativa era la existencia de una Diputación de Aragón, Diputaciò de Valencia y Generalitat de
Catalunya que, durante el periodo entrecortes, ejercían una función de vigilancia del cumplimiento de las leyes por parte
de los funcionarios públicos y los particulares, además de controlar los ingresos públicos.
Todas estas Cortes eran instrumentos potenciales de oposición a la Corona, sin embargo, Fernando no se opuso
a sus privilegios ni aplicó ninguna reforma estructural, sino que recurrió a la práctica del envío de listas oficiales de entre
las cuales tenían que ser elegidos los representantes de las ciudades (insaculación).
Generalmente, la inmunidad de los reinos orientales frente al absolutismo monárquico se explica por razones
estrictamente constitucionales; sin embargo, las razones hay que buscarlas en las diferentes condiciones económicas y
sociales de Castilla y Aragón. Castilla era la más rica, tanto en población como en bienes imponibles, y sólo en ella podía la
Corona encontrar los dos elementos básicos de su poder: el reclutamiento de ejércitos y el dinero para su tesoro. En
cambio, en la Corona de Aragón los recursos disponibles apenas servían para completar los de Castilla. Con lo cual, si los
reinos orientales quedaron a salvo del absolutismo monárquico fue por su pobreza. Sea como fuere, su inmunidad
sobrevivió con el consentimiento de la Corona.

10
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 1. La Monarquía de los Reyes Católicos

1.7. (7) Administración de justicia: Chancillerías y Audiencias.


Los Reyes Católicos creyeron necesario reforzar el sistema judicial como pilar fundamental de la estructura del
nuevo estado. Para llevar a cabo esta tarea actuaron en dos direcciones: compilando legislación y reforzando las
instituciones.
Comenzando con el primero de ambos aspectos, se encargó al jurista Alfonso Díaz de Montalvo la redacción de
unas Ordenanzas Reales de Castilla que recopilaran la legislación evitando confusiones o contradicciones en dicho
territorio. Presentadas en 1485, serían complementadas con el Libro de Bulas y Pragmáticas, destinadas a restringir las
competencias de los tribunales eclesiásticos; y con las Leyes de Toro de 1505, colección de ochenta leyes sobre Derecho
Civil y Privado, la mayoría relacionadas con la propiedad y la herencia.
En relación con las instituciones se plantearon los siguientes niveles:
- Corregidores: eran oficiales del rey que repartían justicia en primera instancia. Ya existían, pero se ven
impulsados desde las Cortes de Toledo de 1480. VER TEMA 9
- Audiencias: impartían la justicia real, pero eran inferiores en rango a las Chancillerías y con competencias
menos extensas que las de estas. Recibían apelaciones de los tribunales de los corregidores y también de los
jueces municipales y señoriales. A lo largo del siglo XVI se fueron extendiendo por todas las principales
ciudades de Castilla.
- Chancillerías: sus sedes estaban inicialmente en Valladolid y Ciudad Real. Entre ellas se repartían
respectivamente los territorios al norte y al sur del Tajo. Con la conquista de Granada, la sede para la Castilla
meridional se trasladaría a esta ciudad en 1505. La composición de las chancillerías era de un regente,
dieciséis oidores de lo civil y tres alcaldes del crimen que se distribuían en cuatro salas de lo civil, una de lo
criminal y otra de hidalgos. Particularmente, Valladolid contaba con una sala y un Juez Mayor de Vizcaya para
las apelaciones de los naturales de aquel señorío. Las sentencias de las chancillerías eran definitivas e
irrevocables y sólo en casos muy graves se podía recurrir al Consejo de Castilla.
- Consejo Real de Castilla: ejercía las funciones de Tribunal Supremo.
De forma paralela, en la Corona de Aragón se promulgaron recopilaciones por territorios: Fueros y Observancias
del reino de Aragón, Furs e ordenacions del regne de València, Sumari e repertori de franqueses e privilegis del regne de
Mallorques y Constitucions i altres drets de Catalunya.
En las Cortes de Barcelona de 1493, Fernando inició una estructura territorial a partir de Audiencia Real existente
desde 1365. De esta manera se crearon las Audiencias de Cataluña y de Aragón en 1493; y la Audiencia de Valencia en
1507. En Mallorca y Cerdeña actuó en esta época la figura del regente de Chancillería hasta la creación de las respectivas
audiencias en 1571 y 1564. Las audiencias, por su parte, tenían una doble función: asesoraban al virrey en asuntos de
gobierno y de actuaban judicialmente como tribunales. A diferencia que en Castilla, las sentencias de las audiencias
aragonesas eran definitivas, a excepción de las de pena capital que eran revisable por las Chancillerías.

11
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 1. La Monarquía de los Reyes Católicos

1.8. (8) La Santa Hermandad.


La Santa Hermandad nace con el propósito de proteger el comercio y el tránsito por los caminos, así como de
perseguir el bandolerismo y el crimen fuera de las poblaciones. De manera implícita, refuerza una vez más la merma del
poder nobiliario, pues este es sustituido en una de sus labores tradicionales de mantenimiento del orden y reparto de
justicia local. Sin embargo, la idea no es nueva, ya que este cuerpo policial tiene su precedente en las cofradías y en sus
homónimas hermandades medievales.
Fracasada la Hermandad nueva general de los reinos de Castilla y León de 1473 promovida por Enrique IV, Alonso
de Quintanilla y Juan de Ortega redactan, en coordinación con las ciudades, un nuevo estatuto de hermandad que será
presentado a los reyes para su aprobación durante las Cortes de Madrigal. De esta manera, el 19 de abril de 1476 se
aprueba el Ordenamiento de Madrigal o, lo que es lo mismo, el estatuto de la nueva Santa Hermandad. Al propósito
general antes mencionado se une la capacidad de ejercer juicios sumarios. Todas las ciudades, villas y lugares del reino
quedaban integradas en la Hermandad de forma obligatoria, aunque no se determinaran las penas por incumplimiento.
Además de constituir una Junta General para su gobierno, se fijaban los efectivos de la fuerza proyectada: por cada cien
vecinos se aportaría un jinete y por cada ciento cincuenta, un hombre de armas; así se reunirían la mayor parte de los
efectivos de la Hermandad, que serían de caballería. Por su parte, Asturias y las merindades de Allende Ebro y de Aguilar
de Campoo aportarían sólo soldados de infantería.
El siguiente hito sucedió el 1 de agosto de ese mismo año en la localidad de Dueñas. Reunidos nuevamente
Quintanilla y Ortega con representantes de las ciudades, acordaron la creación de una junta restringida y permanente: el
Consejo de la Hermandad. Este consejo se constituía como órgano superior de la Hermandad cuando la Junta General no
estuviera reunida. Contaría con un representante de cada provincia además de Quintanilla y Ortega. De esta manera, se
unificaba las hermandades de todo el Reino y se ponían de manera conjunta al servicio de la Corona.
A pesar de nacer con la promesa de tener un carácter temporal, los reyes se valen de prórrogas sucesivas como
la de tres años en las Cortes de Toledo de 1480, que hará a la Hermandad involucrarse en la Guerra de Granada con la idea
de convertirse en un ejército regular permanente.
El final de la Hermandad llega con la conclusión de la Reconquista tras el fracaso del proyecto que intentaba
prolongarla en el tiempo. De esta manera, en junio de 1498 la Hermandad militar quedaría disuelta, siendo desmantelado
su poderoso aparato central y quedando como un mero cuerpo policial de carácter local.

12
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 1. La Monarquía de los Reyes Católicos

1.9. (9) La administración local.


Las acciones reformistas de los Reyes Católicos alcanzaron también a la organización de la administración local.
Si bien, una vez más, no creaban la figura, sí es cierto que institucionalizaron, reforzaron y multiplicaron la presencia de
los corregidores en las ciudades de Castilla. Hasta este momento, estos oficiales de la Corona no habían tenido un carácter
permanente y, a menudo, contaban con mala reputación por su escasa formación y tendencia a la corrupción. Desde este
momento, el corregidor pasa a ser un funcionario procedente de la clase media-alta, seleccionado y, con frecuencia, con
formación de letrado. Sus funciones eran variadas: intervenía en juicios en primera instancia; presidía las reuniones del
Consejo Municipal (el cual requería su aprobación en los asuntos tratados) además de controlar las obras, orden público
y comercio local. Por último, ejercía un papel político con la designación de los representantes a las Cortes y la defensa de
los intereses del soberano. El número de corregimientos en 1494 era de 54, pasando a 64 en 1516. La tutela de los
corregidores dependía del Consejo Real, su remuneración era cargo de la localidad donde ejercía sus funciones.
La administración estrictamente municipal recaía sobre los regidores. Estos formaban una oligarquía urbana
restringida en la que predominaba la baja nobleza en forma de caballeros. Ellos mismos se reservan el reparto en exclusiva
de los oficios municipales. La transmisión del cargo era de padres a hijos.
En relación con la justicia municipal, eran los alcaldes quienes ejercían dicha función. Generalmente en número
par, formaban un tribunal colegiado de jueces. Podían estar asistidos por auxiliares y contar con un retén que asegurara
el orden público.
Cabe destacar la existencia del juicio de residencia. A este proceso se sometía todo funcionario una vez finalizado
su mandato y de forma previa a su salida de la jurisdicción donde había llevado a cabo dichas funciones públicas. El juez
de residencia, generalmente su sucesor, revisaba sus actuaciones y escuchaba los cargos en su contra. En caso necesario,
se imponían sanciones, habitualmente de tipo pecuniarias. El sujeto del juicio no podía asumir otro cargo hasta la
finalización del proceso.
En la Corona de Aragón, Fernando no pudo introducir la figura del corregidor, si bien se valió de un régimen
insaculatorio según el cual la elección de los cargos públicos se restringía a una lista de candidatos validados por el propio
rey. Es decir, el nombramiento tenía un origen regio, pero quedaba maquillado al no existir designación directa.
En el principado de Cataluña, la organización territorial sería en base a las veguerías, a la cabeza de las cuales
estaba el veguer como máximo representante de la autoridad real. Por su parte, a nivel local, la máxima autoridad sería el
batlle o alcalde. En las ciudades de mayor relevancia, ambas figuras entraban en conflicto de manera habitual por
interferencia de intereses.
Finalmente, el merino existía como figura intermedia entre la administración local y la central. Tiene también un
origen medieval y se emplea tanto en Castilla como en Aragón y Navarra ejerciendo funciones administrativas y judiciales
en su demarcación territorial: la merindad.

13
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 1. La Monarquía de los Reyes Católicos

1.10. (10) El problema sucesorio.


La reina Isabel la Católica fallece en Medina del Campo el 26 de noviembre de 1504. Este hecho supone un
problema porque los primeros en la línea sucesoria, hijos y nieto de los Reyes Católicos, habían muerto: el Príncipe de
Asturias Juan en 1497 de tuberculosis; y la primogénita Isabel en 1498 durante el parto de su hijo Miguel de la Paz, muerto
a su vez en 1500. La siguiente en la línea sucesoria era la princesa Juana de Castilla, casada con en Felipe el Hermoso desde
1496.
Dado que la relación de los Reyes Católicos con Felipe no
era buena debido a su posición filofrancesa, sus conocidas
infidelidades y las desavenencias matrimoniales con Juana, Isabel
lega con condiciones la monarquía castellana a su hija. Juana sería
“universal heredera, Reina verdadera y señora natural”, pero
siempre que la Princesa no estuviese en el reino o, estando en él,
no quisiese o no pudiese gobernar, sería su padre Fernando quien
se encargaría de la gobernación hasta que el infante Don Carlos,
entonces con cuatro años de edad, alcanzase los veinte. Además, la
reina remarcaba que, si los nuevos reyes incumplían las leyes
castellanas, “no serían obedecidos ni servidos como debían”.
A partir de este momento se suceden varios acuerdos
privados y declaraciones legales. Las Cortes de Toro de 1505
reconocen a Fernando como gobernador de Castilla por la
incapacidad y ausencia de doña Juana, quien se encuentra dando a
luz a la infanta María en Flandes. En noviembre de ese mismo año,
un año después de la muerte de Isabel, se firma la Concordia de
Salamanca entre Fernando, Juana y Felipe (representados por el
señor de Veyré) según la cual, el primero quedaría como
gobernador perpetuo y recibiría la mitad de las rentas de la Corona.
A su vez, en virtud del Tratado de Blois firmado con Luis XII de
Francia en 1505, Fernando contrajo matrimonio con Germana de
Foix. De esta manera, a pesar de poner en peligro la unión de
Felipe I de Castilla coronas hispánicas ante la posibilidad de que naciera un vástago de Juana de Castilla
aquel matrimonio, Fernando se acercaba a Francia con la doble
intención de hacerse con los derechos sobre Nápoles y aislar a Felipe no solo robándole un aliado, sino coaligándose con
este en contra del Emperador.
Llegado el matrimonio a la Península en 1506, Fernando renuncia al trono castellano en las Capitulaciones o
Concordia de Villafáfila, cede el gobierno de Castilla a Felipe y Juana, se reconoce la incapacidad de la reina para gobernar
y se retira a Aragón, muy probablemente para evitar una guerra fratricida. Las Cortes de Valladolid proclaman rey a Felipe
I, quedando instaurada la dinastía de los Habsburgo.
El 25 de septiembre de ese mismo año de 1506, Felipe I muere en Burgos. Tras esto se forma una Junta de
Regencia presidida por el arzobispo Cisneros. En este momento de incertidumbre, la reina Juana trata de gobernar por sí
misma al tiempo que algunas facciones se muestran partidarias de otorgar el gobierno al emperador Maximiliano y otras
de seguir la voluntad de Isabel y recurrir a Fernando el Católico. Cisneros se inclina por este último y, sin consultar con la
reina, le pide volver. Juana sería recluida en Tordesillas hasta su muerte en 1555.
Una vez tomada posesión de Nápoles, Fernando se entrevista con su hija en Castilla y asume el gobierno como
regente. En 1410 sería confirmado por las Cortes y Cisneros recibiría el capelo cardenalicio además del nombramiento de
Inquisidor General.
Del matrimonio de Fernando con Germana nacería Juan de Aragón y Foix en 1509. Moría a las pocas horas, por
lo que la sucesión volvía inmediatamente a un niño de nueve años: Carlos.

14
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 1. La Monarquía de los Reyes Católicos

1.11. (11) Política exterior europea: guerras y matrimonios.


El enfoque de los Reyes Católicos respecto a sus intereses en el exterior se aborda de una manera conjunta. De
esta manera se da cabida a la presencia permanente de personal diplomático en las diferentes cortes europeas (Roma,
Venecia, Londres, Bruselas y en la Imperial) al tiempo que se hace un uso instrumental de la política matrimonial.
Dado que existía una tradicional rivalidad entre los reinos de Aragón y Francia fruto de su pugna mediterránea y,
más específicamente, por los territorios itálicos, Fernando trata de establecer pactos con el fin de aislar a su rival. Además,
desde 1463, Juan II había cedido a Francia los condados catalanes del Rosellón y la Cerdaña, lo cual acervaba la enemistad
más aún.
Los matrimonios concertados serían los siguientes:
- Con Portugal: se persigue, además del aislamiento de Francia, la unión dinástica peninsular. Fruto del
Tratado de Alcazobas, se casa en 1490 a Isabel, primogénita de los Reyes, con el príncipe Alfonso. Tras la
muerte de este por una caída de su caballo en 1491, Isabel accede a regañadientes a contraer matrimonio
de nuevo en 1496, esta vez con Manuel, el nuevo heredero y de cuya unión nacerá el infante Miguel. Al
morir Isabel en 1498, María, la cuarta hija de los reyes, se casa con Manuel I en 1500.
- Con Inglaterra: matrimonio en 1501 de Catalina y el Príncipe de Gales, Arturo Tudor. Muerto este al año
siguiente, Catalina se casó en segundas nupcias con Enrique VIII en 1509.
- Con Flandes: doble matrimonio al unir al príncipe Juan, heredero de los Reyes Católicos, con Margarita,
hija del emperador Maximiliano I y María de Borgoña; y a Juana de Castilla con Felipe de Habsburgo.
No obstante, las relaciones internacionales no se limitaban a la política, sino que a menudo pasaban al campo de
las armas, como es el caso de las Guerras de Italia. Estas se inician con contactos diplomáticos del rey francés Carlos VIII
para asegurarse la neutralidad de sus vecinos ante la campaña que preparaba: la Primera Guerra de Italia (1494-1498).
De esta manera, se firma con Inglaterra el Tratado de Etaples, con el Imperio el de Senlis y con los Reyes Católicos el
Tratado de Barcelona (1493), según el cual devuelve Rosellón, Cerdaña y asegura la neutralidad en asuntos italianos. Al
año siguiente, 1494, Francia invade Italia apoyada por los Sforza de Milán para conquistar Nápoles contra una alianza que
incluye a Florencia y el Papado. La conquista concluye en 1495, pero el recelo milanés a la supremacía francesa en Italia
da pie a que Ludovico el Moro promueva una alianza contra estos: la Liga Santa de Venecia. Unidos Fernando de Aragón,
Maximiliano I (Rey de Romanos), Alejandro VI, Génova, Venecia, Milán y Mantua (también Inglaterra después); logran la
retirada del rey francés y la restauración de Ferrante II, quien muere poco
después y es sucedido por su tío Federico I. Liderando las tropas
peninsulares organizadas en coronelías, Fernando había enviado a
Gonzalo Fernández de Córdoba para la campaña. Algunas de las batallas
claves serían: Fornovo y Seminara, así como los asedios de Atella y Ostia.
En el campo de la táctica, Gonzalo reduce el peso de la caballería y da
mayor relevancia a la infantería, que trabaja en coordinación con los
arcabuceros, sustitutos de los ballesteros. La paz para este primer
conflicto se zanjó con el Tratado de Marcoussis, firmado por Luis XII en
1498.

La Segunda Guerra de Italia (1499-1501) implicará la ocupación


francesa del Milanesado con la connivencia del Papado. Casi sin solución
de continuidad se dará paso a la Guerra de Nápoles (1501-1504), la cual
Gran Capitán, de Augusto Ferrer Dalmau. es precedida por el Tratado de Chambord-Granada de 1500, según el
cual, Luis XII y Fernando el Católico se reparten el norte y sur del reino de
Nápoles respectivamente. Ante la invasión francesa, Federico pide ayuda a Fernando, quien envía de nuevo a Gonzalo,
ocupa el reino y depone al rey por supuesto colaboracionismo con los otomanos. La interpretación del tratado de reparto
genera reproches entre ambas partes y deriva en un verdadero conflicto ya en 1502. Las victorias decisivas del Gran
Capitán en Ruvo, Seminara, Ceriñola y Garellano (1503) sobre los franceses hacen que se alcance la paz con la firma del
Tratado de Lyon en 1504. Según esta, Luis XII renuncia al reino de Nápoles, de nuevo español y ambos se comprometen a
no establecer alianzas en perjuicio del otro.
Casado con Germana en 1505, encerrada Juana y gobernando Cisneros en Castilla, D. Fernando se establece en
Nápoles, releva a Gonzalo Fernández de Córdoba con el conde de Ribagorza como virrey de Nápoles y se involucra en la
lucha contra Venecia en el seno de la Liga de Cambrai.

15
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 1. La Monarquía de los Reyes Católicos

1.12. (12) El Mediterráneo y la política africana.


Conquistada Granada en 1492, la continuación lógica de la Cruzada pasaba por cruzar el Estrecho y continuar la
lucha contra los musulmanes. El Tratado de Alcazobas-Toledo de 1479 reservaba a Castilla la costa norteafricana al este
del reino de Marruecos, lo que propició la conquista de Melilla por el duque de Medinasidonia en 1497, Mazalquivir en
1505, Cazaza en 1506 y el peñón de Vélez de la Gomera en 1508. Esta última levantó las suspicacias de Manuel I por no
encontrar sustento legal en el tratado con Portugal, por lo que Castilla hubo de hacer a cambio renuncias en la costa
africana del Atlántico. De esta manera se pretendía combatir la amenaza norteafricana que suponían el sultanato de Fez,
la piratería y las tribus bereberes.
A pesar de que el rey Fernando mantiene una posición encontrada con Cisneros sobre la política africana pues es
partidario de mantener relaciones más conciliadoras, desde finales de 1508 las campañas cobran un nuevo impulso a tenor
del pacto entre el soberano y el arzobispo. Fruto de este nuevo empuje, y con la colaboración del polifacético marino
navarro Pedro Navarro, se toman sucesivamente Orán (1509), Bugía, Argel y Trípoli (1510). El conocido como Desastre de
los Gelves (1510) en la isla de Yerva, Túnez, pone fin a la expansión norteafricana. Estos avances limpiaron de piratas el
Mediterráneo occidental y fomentaron el comercio de materias primas exóticas y/o valiosas con los puertos
norteafricanos. Sin embargo, la falta de expansión hacia el interior del continente no puso en peligro la pervivencia de los
bereberes ni se tradujo en el control hispano de las rutas caravaneras. Debemos tener en cuenta que, en estos momentos,
los intereses de Aragón residían en las nuevas adquisiciones territoriales en Italia (Nápoles y con ello el dominio del
Mediterráneo central), mientras Castilla miraba a América.

Sin embargo, la lucha evangelizadora y contra el Islam no tenía África como único escenario, sino que también
estaba en pleno vigor en la Península. Tras la conquista de Granada, la reina dejó a fray Hernando de Talavera a cargo de
la política de integración religiosa y cultural de la ciudad. Dado su carácter tolerante con los musulmanes, la conversión de
la población avanza lentamente, por lo que se envía al arzobispo de Toledo Francisco Jiménez de Cisneros con el encargo
de asumir la evangelización en colaboración con Talavera. La implantación de conversiones masivas y el encarcelamiento
de aquellos que no colaboraban desembocó en el Levantamiento del Albaicín ese mismo año de 1499. La chispa fue el
asesinato del alguacil Velasco de Barrionuevo cuando pretendía llevarse a una mujer elche (cristiana convertida al Islam)
para ser interrogada. Los disturbios duraron diez días y terminaron con la entrega de armas de los rebeldes, así como el
ajusticiamiento de los asesinos del alguacil. Pese al perdón general concedido, los líderes de la revuelta huyeron de la
ciudad y dieron pie al Levantamiento de La Alpujarra de 1500. La primera parte de la campaña, para la que se movilizó un
ejército de 80.000 hombres, fue liderada por el propio Fernando el Católico, quien hubo de combatir contra una guerra de
guerrillas y reconquistar el territorio pueblo a pueblo. Tras más de un año de combates, los rebeldes capitularon pudiendo
elegir entre la conversión forzosa o el exilio previo pago de diez doblas de oro.

En relación con el archipiélago canario, hemos de volver al Tratado de Alcazobas, según el cual Portugal
renunciaba a sus pretensiones sobre Canarias a cambio del reconocimiento de sus derechos sobre Fez, Madeira y las
Azores.
De una primera fase a principios del siglo XV denominada conquista normanda y con Jean de Bethencourt como
protagonista y Enrique III como valedor, datan las conquistas de las islas de Lanzarote (1402), Fuerteventura (1404) y El
Hierro (1405). Los años posteriores vieron intentos de penetración en las islas restantes, pero la oposición encontrada
hacía temporal y restringida la presencia en ellas. Hernán Peraza se establece en La Gomera en 1450.
De esta manera se llega a la segunda fase de conquista, denominada de realengo. Es patrocinada por los Reyes
Católicos, con financiación de la Corona y afectó a las tres islas mayores, en las cuales encontró fiera resistencia. Alonso
Fernández de Lugo culminará en 1483 la conquista de Gran Canaria tras cinco años de lucha. A continuación, someterá la
isla de La Palma (14921493) y la de Tenerife (1494-1496) con la famosa derrota en la batalla de Acentejo y las posteriores
victorias en la batalla de la Laguna y la segunda batalla de Acentejo.

16
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 2. La expansión europea

Tema 2. La expansión europea


2.1. (13) Motivaciones de los descubrimientos geográficos.
Políticamente, desde la caída de Constantinopla en 1453, y con ello del último reducto de Bizancio, la cuenca del
Mediterráneo oriental quedaba bajo el control del Imperio Otomano. Con esto, no solo la navegación, sino también las
rutas caravaneras quedaban supeditadas a la voluntad del sultán. Este hecho reforzaba la necesidad de encontrar nuevas
rutas que posibilitaran un comercio “libre y seguro”.
Aquí cobran su importancia los alicientes económicos. El inmediato es la obtención de beneficios comerciales y
materias primas tales como el azúcar y la tríada de las especias: clavo, nuez moscada y pimienta. Todas ellas provenían de
las lejanas India y China. Además, se requerían nuevos caladeros de pesca y fuentes para la obtención de oro y plata. Otro
negocio rentable era el comercio de esclavos.
En el plano ideológico no hay que olvidar la pervivencia de la idea de Cruzada contra el Sarraceno y el infiel.
Además de la toma de sus posesiones, la empresa estaba revestida de un espíritu misionero y evangelizador promovido
por el Papado mediante la concesión de sucesivas bulas. Cabe destacar el papel de las órdenes mendicantes en este
sentido, en particular a los franciscanos y dominicos, los cuales llevaban desde el siglo XIII enviando misiones evangélicas
fuera de Europa.
Por último, se puede nombrar el afán de aventura y la búsqueda de una nueva vida como motivaciones.
Promovido por la literatura caballeresca y la narración de viajes, existía entre ciertos círculos de la sociedad un ambiente
favorable a las empresas descubridoras y de exploración de territorios ignotos. El libro de las maravillas de Marco Polo es
un buen ejemplo de ello. Entre los más desfavorecidos, los nuevos mundos significaban la posibilidad de mejores vidas
que las que llevaban en sus territorios de origen.
Obviamente, existen una serie de adelantos técnicos que suponen un avance en la técnica y los conocimientos y
hacen posible la exploración:
- La traducción al latín de la Geographia de Ptolomeo se lleva a cabo por los venecianos en los albores del
XV. La obra había sido conservada en Bizancio y el mundo islámico, pero aprovechando la invención de la
imprenta de Guttemberg durante la primera mitad del XV, la divulgación del texto y sus mapas se acelera,
siendo sus ideas fuerza la esfericidad de la Tierra y el terracentrismo. El florentino Toscanelli será uno de
los influenciado por estas ideas, llegando a dar una medida de la circunferencia de la Tierra de 29.000
kilómetros frente a los 40.000 reales.
- La construcción naval incorpora innovaciones que permiten a los nuevos barcos como la nao y la carabela
(el galeón en el XVI) hacerse al mar abierto y no solo al Mediterráneo. El casco redondo, al menos tres
mástiles con velas triangulares o latinas más el trinquete y un timón de codaste son algunas de las
novedades.
- En el ámbito de la navegación, las cartas de navegación, la brújula y el astrolabio permiten superar la
navegación de cabotaje y orientarse sin necesidad de referencias terrestres. Las cartas evolucionan desde
las mallorquinas medievales de Cresques Abraham y van añadiendo rosas de los vientos, información
náutica y rumbos que se pueden seguir con las brújulas. El astrolabio daría la posibilidad de medir
latitudes en base a la observación de las estrellas. En el XVI, cartas como la de Juan de la Cosa demuestran
la calidad técnica alcanzada por los cartógrafos.

Carta de Juan de la Cosa.

17
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 2. La expansión europea

2.2. (14) Protagonismo de Portugal en las expediciones atlánticas.


El protagonismo de Portugal en la navegación atlántica está marcado por distintos factores:
- En primer lugar, la estabilidad sociopolítica con la que llegan al siglo XV. Finalizada la Reconquista
portuguesa en el siglo XIII con Alfonso III y superada la Guerra Civil de 1383 a 1385 que terminaría con la
batalla de Aljubarrota y la instauración de la dinastía Avis, Portugal se encuentra en un momento de
cohesión interna que le permite mirar al exterior una vez superadas las turbulencias internas.
- En segundo lugar, su situación geográfica volcada hacia el océano Atlántico le hacía favorable a la salida
marítima, habida cuenta de que la terrestre se veía limitada por el Reino de Castilla en todas sus fronteras.
Todo ello da como resultado una vocación marítima y excelente preparación científica en conocimientos náuticos
(como el de la Volta do mar para el aprovechamiento de los vientos) que repercute en el crecimiento de las ciudades y, a
su vez, en el destacado papel de la burguesía mercantil. La nobleza también participa en estas actividades a al no contar
con otro medio de enriquecimiento.
En este marco cabe destacar a Enrique de Portugal, conocido como el
Navegante. Siendo el cuarto hijo varón de Juan I de Avis, significó una figura clave en
la historia de la primera mitad del XV. Instigador de la conquista de Ceuta en 1415,
promovió Lagos como astillero atlántico que derivó en la colonización de Madeira en
1425 (conquistada en 1439) y el descubrimiento de las Azores al año siguiente. En 1437
se doblaba el cabo Bojador, frontera sur del mundo conocido. En el ámbito de la
formación, creó la Universidad de Coimbra, centrada en la actual astronomía. Poco
antes de su muerte, los portugueses alcanzaron Sierra Leona y descubrieron el
archipiélago de Cabo Verde. En 1475 se descubren las islas de Santo Tomé, Príncipe y
Fernando Poo.
Pero Portugal no solo cuenta con sus propios medios, sino que lo hace con el
apoyo del papado en forma de bulas al considerar su empresa descubridora una
Cruzada contra el infiel y una tarea evangelizadora. En 1455 la Romanus Pontifex de
Nicolás V, y posteriormente la Inter Caetera de Calixto III en 1456 y la Aeterni Regis en
1481 como confirmaciones de la primera, reconocieron el monopolio luso de la Enrique de Portugal el Navegante.
conquista, comercio y navegación al sur de los cabos Bojador y Chaunar. En 1452, el papa Nicolás había emitido Dum
Diversas, según la cual autorizaba al rey de Portugal a conquistar a sarracenos y paganos pudiendo además esclavizarlos.
Con estas sentencias papales se prohibía la competencia de otros reinos cristianos en la costa atlántica africana.
Posteriormente, fruto del fin de la Guerra de Sucesión de Castilla, se firmará el Tratado de Alcazobas en 1479
según el cual Portugal renunciará a sus pretensiones sobre Canarias a cambio del reconocimiento de sus derechos sobre
Fez, Madeira y las Azores. Posteriormente, el de Tordesillas en 1494 desplazará 370 leguas la línea de demarcación al
oeste de las Azores y Cabo Verde.
De esta forma, quedan conformadas las tres rutas objetivo de los lusos:
- La del norte, desde Ceuta hacia el interior de Marruecos.
- La del oeste, por el Atlántico, apoyándose en Madeira y Azores.
- La del sur, desde el cabo Bojador hasta la India por el litoral africano con enclaves como el de San Jorge
de la Mina.

18
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 2. La expansión europea

2.3. (15) La expansión castellana: Cristóbal Colón.


Cristoforo Colombo nació probablemente en Génova y se formó en Pavía. Entre sus primeros contactos con el mar
destacan un viaje a Quíos y un naufragio en 1476 que le lleva a residir en Portugal hasta 1485. Su relación con otros marinos, así
como sus viajes, le habrían hecho conocedor de técnicas como la Volta do Mar, partícipe de teorías como la de la esfericidad de
la tierra de Toscanelli y defensor de historias verosímiles sobre la existencia de otras tierras más allá del mar.
Tras casarse con una dama portuguesa y no más tarde de 1481, Colón diseña su proyecto descubridor: navegar hacia
el oeste hasta llegar a las costas orientales de Asia (Cipago). Desde el mismo momento en que se descubra América circulará una
leyenda conocida como la del piloto desconocido, según la cual Cristóbal había atendido en Madeira a unos marineros
moribundos que, en su vuelta de regreso siguiendo la Volta, habrían recabado en una isla llena de riquezas. Cierto o no, de lo
que sí se tiene certeza es de la existencia del intercambio de cartas con Toscanelli.
Juan II de Portugal, asesorado por una comisión científica, rechaza apoyar el proyecto de Colón entre 1483 y 1485, por
lo que Colón deja atrás a su mujer y su hijo Diego y se traslada a España en 1485. Portugal estaba volcada en la ruta del sur.
Una vez en Castilla, pese a la negativa del Consejo Real, Colón logra en enero de 1486 entrevistarse con la reina Isabel
por medio de Hernando de Talavera. El dictamen negativo emitido de una junta de expertos se unía a las exigencias económicas
y políticas de Colón y el rechazo castellano a transgredir Alcazobas y las bulas papales. Tras ser rechazado de nuevo por Juan II,
regresa a España en 1488, año en que Bartolomé Dias dobla el cabo de Buena Esperanza dejando el camino libre hacia la India
por el sur. Presentado de nuevo a la reina Isabel en 1491 en el campamento de Santa Fe, el proyecto es rechazado en primera
instancia, aprobándose finalmente el 17 de abril de 1492 con la firma de las Capitulaciones. Se le reconocía almirante y virrey de
las tierras conquistadas con carácter hereditario, además de gobernador general y derecho a diezmo de lo producido en ellas.
Primer viaje: Colón y los hermanos Pinzón
parten de Palos de Moguer el 3 de agosto de 1492 a bordo
de las carabelas Pinta y Niña; y la nao Santa María. Tras
una primera etapa hasta La Gomera, la expedición volvió
a la mar y tras superar varios conatos de amotinamiento,
Rodrigo de Triana avistó tierra un día antes del plazo
fijado por los capitanes para dar la vuelta de regreso a
España. Tocan tierra el 12 de octubre en la isla de
Guanahani (Bahamas), esta se bautiza con el nombre de
San Salvador y se prosigue hasta Cuba y La Española,
donde naufraga la Santa María el día de Navidad de 1492
y con sus restos se construye un fuerte con el mismo
nombre. De regreso, previa escala en Azores, ambas
naves se separan, tocando tierra primero la Pinta en
Bayona y después la Niña con Colón en Lisboa. Tras
entrevistarse con Juan II, los tripulantes de la Pinta y la
Mapa de las cuatro expediciones de Cristóbal Colón. Niña llegan a Palos de la Frontera el 14 de marzo. En
Barcelona, Colón comunica la buena nueva a los reyes en el mes de abril.
Segundo viaje: en mayo de 1493 los monarcas concedían al Almirante amplias facultades para preparar una segunda
expedición compuesta por 17 navíos y 1500 hombres, entre ellos se encontraban Juan de la Cosa, Ponce de León y Alonso de
Ojeda. La expedición parte de Cádiz el 25 de septiembre de 1493, llega a Dominica y Guadalupe y continúa hasta Puerto Rico. En
enero de 1494 Colón funda La Isabela en sustitución del fuerte de la Navidad. Tras Cuba exploran Jamaica, a la que llaman Santigo.
El regreso lo hace en dos tiempos: primero envía una flotilla de doce y después regresa él con la Niña y la India, primera nave
construida en América. Toca tierra en Cádiz el 11 de junio de 1496. El envío de 500 esclavos a España no gusta a la reina Isabel
por considerarlos súbditos suyos, por lo que corta el tráfico esclavista y ordena que regresen a sus tierras.
Tercer viaje: se inicia la travesía el 30 de mayo de 1498 con 6 barcos y 600 hombres desde Sanlúcar de Barrameda.
Llegan a la isla de Trinidad y a la costa continental de Sudamérica junto al delta del Orinoco, desembarcando en Venezuela en
agosto. Colón regresa enfermo a La Española, donde conoce el descontento de los españoles al no ver satisfechas sus
expectativas de enriquecimiento y comprueba cómo su hermano Bartolomé es acusado de mal gobierno y tiene alzada media
isla en rebeldía contra él. Los reyes envían en 1500 al comendador Francisco de Bobadilla, quien envía preso a Colón y sus
hermanos de regreso a España. En este momento es cierto que se obtienen escasos beneficios económicos mientras Vasco de
Gama regresa el 10 de julio de 1499 cargado de especias tras descubrir el verdadero camino a la India. Colón desembarca el 25
de noviembre de 1500. Nicolás de Ovando (en el mismo navío va Bartolomé de las Casas) se hará cargo del gobierno desde 1502.
Cuarto viaje: tras conseguir financiación genovesa y el permiso de los reyes, parte de Cádiz el 11 de mayo de 1502 en
unos momentos en los navegantes Alonso de Ojeda con Américo Vespuccio, Juan de la Cosa, Vicente Yáñez Pinzón o Diego de
Lepe rivalizan con el Almirante realizando descubrimientos en la zona del Caribe. Son 4 barcos y unos 140 hombres con el objetivo
de descubrir el paso del Estrecho hacia Asia. Exploran de la costa de Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. Tras una penosa
travesía, permanece un año en Jamaica y descubre dos de las tres islas del archipiélago de Cayman, al cual llama Tortugas. En
noviembre de 1504 llegan de regreso a España.
El 20 de mayo de 1506, Cristóbal Colón muere en Valladolid.

19
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 2. La expansión europea

2.4. (16) Rivalidad luso-castellana: el Tratado de Tordesillas y el reparto del océano.


La Guerra de Sucesión Castellana (1475-1479) había finalizado con el Tratado de Alcazobas-Toledo de 1479-1480
según el cual los Reyes Católicos reconocían a Portugal los derechos sobre el reino de Fez y la posesión de Guinea, Azores
y Madeira. Por su parte, Portugal admitía el dominio castellano sobre las Islas Canarias y se acordaba el matrimonio de la
primogénita de los Reyes Católicos, Isabel, con el heredero de la corona lusa, el príncipe Alfonso.
Tras el descubrimiento de Colón y su regreso a la Península tocando tierra en Lisboa surgen problemas con Juan
II de Portugal por la posible violación por parte de Castilla del Tratado de Alcazobas. Tanto es así que el rey recibe consejo
de ejecutar a Colón, pero opta por su liberación. Dadas las circunstancias, los Reyes Católicos recurren al recién elegido
papa Alejandro VI para que arbitre en el conflicto. Este emite entre mayo y septiembre de 1493 cuatro bulas conocidas
como “Bulas Alejandrinas” o “Indianas”: primera Inter Caetera, segunda Inter Caetera, Eximiae Devotionis y Dudum
Siquidem. Según estas, se trazaba una línea de demarcación 100 leguas al oeste de las Azores y Cabo Verde que separaba
los ámbitos de dominio de ambos reinos so pena de excomunión a quienes la cruzasen sin autorización.
El desacuerdo de Portugal con esta línea divisoria no se hizo esperar, pues suponía quedar fuera de juego en la
pugna por el Nuevo Mundo. Así las cosas, se establecen negociaciones entre ambos países ibéricos que darán fruto con la
firma del Tratado de Tordesillas el 7 de junio de 1494, posteriormente será refrendado por los reyes. Pese a solicitar la
firma del papa Alejandro, este nunca lo haría, teniendo que esperar hasta 1506 con el pontificado de Julio II.
El Tratado daba solución a dos problemas: el atlántico y el africano. Como solución al primero, se fijaba una nueva
línea de demarcación a 370 leguas de las Azores y Cabo Verde en lugar de las 100 anteriores, posibilitando la posterior
conquista de Brasil desde 1500 con Pedro Álvares Cabral. Asimismo, se reconocían el derecho de Castilla sobre las islas
descubiertas entre las 250 y 370 leguas y el libre tránsito in itinere por aguas portuguesas. En cuanto al asunto africano,
se pactaba una veda a la pesca de los castellanos al sur del cabo Bojador.
Tordesillas no acabó con la confrontación luso-castellana sobre las expediciones atlánticas debido a la falta de
definición de la línea de demarcación con exactitud, puesto que las leguas no se tradujeron a grados de meridiano.
Tampoco se llevaron a cabo las reuniones de peritos a las cuales se emplazaron y esto dio lugar a la libre interpretación
por ambas partes. El siguiente tratado firmado al respecto fue el de Zaragoza en 1529. La línea de demarcación
desaparecería por el Tratado de Madrid de 1750. Por lo que respecta a las potencias europeas, tampoco aceptaron este
reparto del mundo.

20
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 3. La organización social en el siglo XVI

Tema 3. La organización social en el siglo XVI


3.1. (17) Expansión demográfica.
En general, la demografía de estos siglos se caracteriza por elevadas tasas de mortalidad y natalidad,
características típicas de un régimen demográfico antiguo. Las primeras son causa de las guerras, las epidemias, el limitado
desarrollo de la ciencia médica y una economía agraria dependiente del clima, lo que condenaba a la población a
intermitentes periodos de hambruna. Por otra parte, la natalidad era alta, con una tasa de en torno al 40 por 1000.
Siglo XV
El siglo XIV había sido especialmente duro en el ámbito demográfico por el impacto de la peste negra, arribada a
Aragón en 1348 y extendida posteriormente a Castilla. La recuperación comienza a principios del siglo XV, pero se hace
notar más intensamente durante la segunda mitad del siglo.
El crecimiento no es uniforme, sino que tiene polos: en el Cantábrico existe una alta densidad de población, si
bien de carácter rural; en Castilla y Andalucía se produce un crecimiento extra gracias a la emigración y las políticas de
repoblación. Por el contrario, la Corona de Aragón cuenta con una baja densidad y varios desiertos demográficos. Otros
focos de recuperación demográfica son las tierras de señorío, lo que favorece la situación económica de la nobleza.
Existen movimientos migratorios dentro de la Península, mayoritariamente en dirección norte-sur. En cuanto a
los descensos demográficos se pueden nombrar las epidemias, que aparecieron con carácter general en la década de los
80; la expulsión total de los judíos, la parcial de moriscos tras el Albaicín y la débil emigración inicial a las Indias. En relación
con los aumentos, el principal lo aporta la toma del reino nazarí con 300.000 habitantes en el saldo castellano, donde se
aprecia gran concentración urbana.
Las ciudades más pobladas son Granada (50.000), Córdoba (40.000) y Valencia (30.000). A finales del siglo XV la
Corona de Castilla tenía alrededor de 4.000.000 habitantes y la de Aragón 900.000.
Siglo XVI
Existe una enorme escasez de censos de población que abarquen todo el territorio peninsular, lo que dificulta los
estudios y hace necesario recurrir a otras fuentes tales como los archivos parroquiales. En general, el saldo final del XVI es
de un aumento notable, pero con un inicio lento y un final de siglo con un retroceso muy significativo debido a la crisis
económica y financiera.
Entre 1502 y 1508 se producen una serie de crisis agrarias motivadas por fenómenos climáticos que culminan con
una epidemia de peste en 1507. La recuperación demográfica tarda 20 años en llegar, alcanzando los 4.485.389 hacia
1530. Desde ese momento y hasta 1591 se produce un incremento poblacional muy notable, especialmente en Castilla,
con un censo de 6.617.251, lo que supone un aumento del 65% y el 80% de la población de la Monarquía. Sumando los
censos de la Corona de Aragón, Navarra y Vizcaya se obtiene una población aproximada de 8 millones de habitantes.
Con respecto a los movimientos migratorios internos se aprecian desplazamientos de población, sobre todo
desde el norte hacia el sur, debido a que allí había una economía más pujante gracias al comercio con América y a la mayor
densidad de población del Cantábrico. La dispersión de los moriscos tras la rebelión de las Alpujarras durante el reinado
de Felipe II los llevó hacia otros territorios peninsulares, como Castilla, Aragón y Valencia. Por contra, el reino de Granada
quedó despoblado, lo que atrajo a emigrantes, sobre todo del norte de Castilla.
En relación con la migración exterior, la que tuvo como destino América se dejó notar especialmente en
Andalucía, Extremadura y País Vasco. La que aportó un saldo positivo fue la venida de los territorios europeos de la
Monarquía atraída por el comercio con las Indias.
En este siglo la concentración de la población en las ciudades empezará a ser más relevante que en siglos
anteriores. El 25 % de la población de Castilla era urbana. La gran ciudad era Sevilla con 100.000 habitantes. Por su parte,
Valencia, Granada y Toledo contaban con unos 60.000. Madrid multiplicó por cinco su población hasta los 50.000, entrando
en verdadera rivalidad con una Valladolid de 45.000 almas.
En la última década del XVI, los índices de población descienden con el inicio de la crisis económica, la importante
emigración a América y las oleadas de peste de 1596 a 1600.

21
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 3. La organización social en el siglo XVI

3.2. (18) Estructura social.


En el ocaso del XV y durante el XVI, la sociedad continúa organizada de manera tripartita: clases privilegiadas con
la nobleza y el clero; estado llano, incluyendo una reducida clase media, así como una inferior compuesta por campesinos,
artesanos y burguesía comercial; y finalmente, los grupos sociales marginados.
Sin embargo, los nuevos tiempos traen novedades y esta estructura tiende a diluir las fronteras entre estamentos
y crear subdivisiones internas de verdadero calado en función de la situación profesional, económica e incluso genealógica.
El elemento que podríamos determinar como una constante es la propiedad de la tierra, si bien se ve complementada por
las funciones militares y de gobierno. A estos se unen los factores tradicionales que determinaban la clasificación de los
grupos sociales: nacimiento, estado, mando…y otros nuevos como la “limpieza de sangre” debido a la convivencia con
judíos y, principalmente, musulmanes.

22
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 3. La organización social en el siglo XVI

3.3. (19) Los estamentos privilegiados: nobleza y clero.


Alta nobleza: representan lo más alto de la sociedad tras la familia real. Dentro del estamento, son la cúspide de
los tres niveles en que se articula: Grandes y títulos (archiduque, duque, marqués, conde, vizconde, barón y señor);
caballeros y, por último, hidalgos.
Disponen de múltiples beneficios de clase como la exención fiscal o, lo que es lo mismo, no eran pecheros;
tampoco pueden recibir tormento ni penas infamantes o ser encarcelados por deudas contraídas, salvo con la Corona, en
cuyo caso cumplían la pena con arresto domiciliario. Asimismo, aquellos que disfrutaban de jurisdicción señorial sobre sus
vasallos tenían permitido cobrar tributos feudales y administrar justicia entre ellos. En la Corona de Aragón, dicha
jurisdicción estaba protegida por los fueros frente a la Corona. En Castilla se supeditó a la justicia Real.
La propiedad privada de tierras (señoríos) constituía el fundamento económico de la nobleza en la Edad Moderna.
Por esta razón, se trató de proteger ese poder impidiendo la fragmentación de la misma en herencias por medio de la
figura jurídica del mayorazgo, el cual, aunque ya existía, fue regulado con mayor precisión mediante las Leyes de Toro en
1505. A esta medida de protección se añadía la política matrimonial de clase, enfocada a la promoción social y el acopio
de títulos y propiedades. La transmisión de títulos era hereditaria.
Entre las funciones principales, excluidos los trabajos manuales, estaban el ejercicio de las armas y el alto
funcionariado: virreinatos, embajadas, gobernaciones y consejerías. A medida que se especialicen los ramos de la
administración y se incluyan más licenciados, serán desplazados de las tareas de gobierno dando paso a la nobleza de
función o de privilegio.
En cuanto al tratamiento por parte de los soberanos, los Reyes Católicos apoyan a la nobleza, pero frenarán su
poder. Carlos V creará la categoría de Grandes de España. Siguiendo la dinámica social general, la limpieza de sangre será
requisito esencial como prueba de nobleza.
Media y pequeña nobleza: son los “no titulados” y la forman los caballeros, con poder y propiedades en el ámbito
local; y los hidalgos, sin apenas propiedades ni cargos públicos. En Aragón reciben el nombre de infanzones en Aragón y
cavallers en Cataluña.
Este grupo se verá engrosado por la ya referida nobleza de mérito. Al igual que la alta nobleza, gozan del privilegio
de no pagar impuestos y ciertas prerrogativas legales. La pequeña nobleza era muy abundante en el norte de España.
Órdenes Militares: constituidas en Castilla por las órdenes de Santiago, Calatrava y Alcántara; y en la Corona de
Aragón, Montesa y San Juan. Todas ellas eran ricas y poderosas y poseían grandes extensiones en régimen señorial
llamadas encomiendas, al frente de las cuales estaba un comendador. El órgano superior era ostentado por el Maestre de
la Orden. En 1523 Adriano VI concede a Carlos V la incorporación permanente de los maestrazgos de las Órdenes
castellanas a la Corona para poder arrendarlos, pudiendo desde 1530 vender encomiendas de las tres Órdenes y arrendar
los maestrazgos. El Consejo de Órdenes Militares se encargaba de la administración de las órdenes castellanas desde 1498.
Desde 1524 las rentas procedentes de las Órdenes castellanas se entregaban a los Fugger como garantía de sus
préstamos.
Estamento eclesiástico: el clero disfrutó de exención fiscal y tuvo jurisdicción propia. Los más importantes de la
Iglesia procedían de sus propiedades y del diezmo. En el XVI suponía un 5% de la población total, llegando a doblarse en
el siglo siguiente.
Compartía con la nobleza el monopolio de la tierra, en su caso referida como de manos muertas puesto que no
eran enajenables. El clero disfrutó de exención fiscal y tuvo jurisdicción propia. Los más importantes de la Iglesia procedían
de sus propiedades y del diezmo, del cual extraía su contribución a la Hacienda Real: bula de cruzada, tercias reales,
subsidio y excusado. También es destacable su mecenazgo artístico.
Respecto a la organización social de la Iglesia, podemos dividirla en tres:
- Alto clero: formado por los obispos, cabildos catedralicios, abades y priores. Solían tener un origen noble
por ser segundones y verse excluidos de la herencia familiar por el mencionado mayorazgo. Eran, con
frecuencia, señores jurisdiccionales y concentraban en sus manos la mayor parte de la riqueza de la Iglesia.
- Bajo clero: compuesto por los sacerdotes y párrocos. Su principal responsabilidad era la predicación pastoral
en su circunscripción, tarea vital para el control de masas. También encontramos capellanes dentro de este
colectivo en aquellos casos en los que no había una parroquia asociada (caso de las capillas privadas). Solían
ser de extracción humilde, cercana al campesinado y su situación económica en los niveles más bajos era
muy deficiente, rozando la pobreza. También deficiente era su formación teológica, tema abordado de
manera recurrente por la dirección de la Iglesia.
- Órdenes regulares: encuadraban a más de la mitad del clero. Siguiendo la tendencia general, se aprecia
aumento de efectivos entre 1580 y 1650. Sus funciones principales eran la labor asistencial, la
evangelización, la enseñanza y la oración. Con frecuencia, miembros de la nobleza ingresaban en estas
órdenes monacales.

23
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 3. La organización social en el siglo XVI

3.4. (20) El estado llano: campesinado, artesanado y burguesía mercantil.


Campesinado
Componía el grueso de la sociedad conformando el 80% de la población, la mayor parte de ellos estaban bajo el
régimen señorial o el de realengo. Eran pecheros, lo cual implicaba que contribuían en el pago del servicio ordinario y
extraordinario.
Dentro de esta clase podemos diferenciar dos categorías de campesinos con una cierta variedad de tipos
intermedios entre sí: por un lado, los llamados labradores (villanos ricos los más pudientes), o gentes acomodadas que
están al frente de explotaciones; y por otro, jornaleros y criados, aquellos sin posesiones más allá de su trabajo como
jornaleros en tierra ajena o en una arrendada.
La explotación campesina variaba según las regiones, así, en Castilla estaba muy extendido el régimen de
arrendamiento, cuyo pago por el uso de la tierra era una cantidad estipulada independiente de la producción. Otras formas
eran la aparcería, si se tomaba un porcentaje de la producción o mediería si el reparto era a partes iguales. En Galicia, eran
comunes los agricultores foreros y en Aragón el censo enfitéutico, el cual da libertad al arrendatario siempre que se cumpla
con el pago del canon anual.
Las contribuciones fiscales del campesinado eran múltiples: a la Iglesia se le pagaba el diezmo en el caso de
trabajar sus múltiples tierras; al Estado se le pagaba la alcabala, un impuesto indirecto que gravaba entre el 5-10% las
transacciones comerciales; los servicios ordinarios y extraordinarios de Carlos V, que suponían 300 millones de maravedíes;
y con Felipe II en 1560 se añade servicio de millones, otros 150 millones de maravedíes. Estas exigencias contributivas
hacían recaer el peso de la recaudación sobre la clase más desfavorecida, lo cual generaba más pobreza en ella. En el
decenio de 1590, las malas cosechas vinieron a incrementar, más si cabe, la miseria rural.
Artesanado y burguesía mercantil
Se aprecia una importante expansión de la burguesía a lo largo del siglo XVI. Las actividades principales eran el
comercio nacional e internacional, así como las finanzas a través de letras de cambio, préstamos y asientos con la Corona.
La producción industrial era todavía escasa.
Siguiendo el tradicional reparto de oficios en Castilla, una buena parte de la burguesía castellana era de origen
converso, pero también había cristianos viejos, a los que se sumaban extranjeros dedicados al comercio y a las finanzas:
franceses, flamencos y genoveses.
La actividad comercial floreciente repercute en un fuerte crecimiento urbano: Burgos, Valladolid y Medina del
Campo destacaron por sus actividad financiera y comercial. Sevilla, gran metrópolis del momento, se beneficia del tráfico
comercial con las Indias controlado desde la Casa de Contratación, fundada en 1503. Esto da lugar a una pujante burguesía
comercial andaluza.
En la Corona de Aragón, Barcelona sufre un retroceso por estar excluida del comercio indiano; Valencia continúa
como sede del comercio mediterráneo en la Península.
La burguesía emergente también se deja sentir en el ámbito rural, donde especula con la subida del precio de los
cereales, presta dinero a los campesinos, adquiere cabezas de ganado ovino para la exportación lanera y adquiere tierras.
En los núcleos urbanos: artesanado agrupado en gremios. Existen agrupamientos en forma de cofradías que, bajo
la protección de un santo o virgen, se encargaban de la asistencia religiosa y social.
Ascenso social de la burguesía
La difícil situación de la Hacienda Real en los reinados de Carlos V y de Felipe II da lugar a la venta de privilegios,
sobre todo hidalguías, a la burguesía mercantil: la llamada nobleza enriquecida. Unido a esto, se venden licencias para
fundar mayorazgos. Una vez alcanzada hidalguía y mayorazgo, se entraba a formar parte de la ansiada nobleza, toda una
aspiración en aquella época.
Dado que la actividad comercial no estaba bien considerada y permanecía la prohibición del trabajo manual entre
la nobleza, se abandonaban dichas prácticas dejando hueco a comerciantes y financieros extranjeros dispuestos a
desempeñarla y enriquecerse. Este hecho repercutió en la ausencia de una clase media sólida y con identidad propia los
territorios peninsulares de la Monarquía.
A finales del siglo XVI el porcentaje de hidalgos en Castilla era muy alto, destacando excepcionalmente en
Asturias, Cantabria, León, Burgos, Vizcaya, Guipúzcoa y los valles del norte de Navarra.

24
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 3. La organización social en el siglo XVI

3.5. (21) Minorías étnico-religiosas.


Judíos
Suponen el colectivo más castigado desde el medievo peninsular, así como el menor en número. El antisemitismo,
la exclusión social y los pogromos los había recluido en aljamas. A comienzos del XV, con las Ordenanzas de Valladolid de
1412, perderían incluso su autonomía jurídica.
Las conversiones forzosas junto con las llevadas a cabo con coacciones dan lugar a los conversos y el
criptojudaísmo, unas veces intencionado y, otras, fruto de la falta de formación en la nueva religión. Para combatirlos, se
crea en Castilla el Tribunal de la Inquisición en 1478 según concede la bula Exigit sincerae devotionis. En 1482 se ordena la
expulsión parcial de los judíos de Andalucía. El Decreto de expulsión definitiva de Castilla se firmó en la ciudad de Granada
por los Reyes Católicos el 31 de marzo de 1492. El texto original fue encargado y presentado a la firma por el Inquisidor
General Tomás de Torquemada. Simultáneamente, el rey Fernando firmó un segundo decreto que afectaba a la población
judía de la Corona de Aragón.
Los detalles de la expulsión remarcaban el carácter definitivo del mismo sin excepción de condición, edad,
residencia o lugar de nacimiento. El plazo de ejecución era de cuatro meses, so pena de muerte y expropiación de bienes,
esta última también extensiva a aquellos que colaborasen en la ocultación de judíos. La venta de bienes previa a la salida
estaba autorizada, si bien el pago debía ser en forma de letras de cambio debido a la prohibición de abandonar el Reino
en posesión de oro, plata, armas o caballos.
Las consecuencias demográficas son la pérdida de entre los 50.000 y 100.000 emigrados, un dos por ciento de la
población total. Generalmente no se tienen en cuenta el número de retornados por la falta de acogimiento en los lugares
de destino, pero a estos se les permitió la vuelta e incluso la recuperación de los bienes vendidos por el mismo precio de
venta previo bautismo. Económicamente, Joseph Pérez desmiente la tradicional teoría de que la expulsión supuso la causa
del retraso de la llegada de la modernidad económica a Castilla y Aragón. Sí es cierto que la salida de población acarreando
sus bienes hizo mella en la economía, si bien muchas deudas contraídas a raíz de préstamos quedaron sin saldar. Asimismo,
durante los cuatro meses de plazo, multitud de judíos (especialmente los más ricos y cultos) optaron por la conversión
tomando como ejemplo el publicitado caso de Abraham Seneor, rabí mayor de Castilla. Internacionalmente, la expulsión
ayudó a la concesión del título de “Reyes Católicos” para Isabel y Fernando. Además, granjeó la felicitación por parte de
diversos territorios por ser el antisemitismo una corriente extendida en toda Europa. La comunidad de emigrados recibe
el nombre de sefardíes, los cuales aún hoy en día mantienen las costumbres y el idioma heredados de sus ancestros.
Moriscos
Tras los sucesivos levantamientos del Albaicín (1499) y de La Alpujarra (1500-1502), los mudéjares de Castilla se
habían convertido forzosamente al cristianismo o bien habían optado por el exilio previo pago de 10 doblas de oro. Esta
directriz no afecto a la Corona de Aragón debido al vasallaje al que los moriscos estaban sometidos en aquel reino.
De esta manera, la protección de sus señores dificultó la acción de la Inquisición y les posibilitó poder mantener
sus prácticas religiosas, usos y costumbres. Esto, unido a una alta tasa de crecimiento levantó un gran recelo contra la
comunidad musulmana que eclosionó durante la Revuelta de las Germanías (1520-1522). En la revuelta, los moriscos
fueron bautizados contra su voluntad. Este carácter forzoso fue puesto en tela de juicio una vez sofocaba la rebelión. El
inquisidor Alonso Manrique estudió el tema con una junta de teólogos que determinaron la validez del proceso. Esta
decisión fue refrendada políticamente con un decreto de Carlos V en 1525 ordenando la conversión de todos los mudéjares
que todavía quedaban en la Corona de Aragón. En 1526 ya no existían oficialmente musulmanes en España.
Los principales focos mahometanos de la Península eran Granada, con entre un 50-100% de la población con
cultura y costumbres intactas; Valencia, donde suponían un tercio de la población y eran eminentemente agricultores bajo
señores cristianos; y Aragón, con un peso demográfico del veinte por ciento. En Castilla vivían aculturados y dispersos.
Fracasada la política de catequización y asimilación llevada a cabo en la década de los treinta y cuarenta, los
moriscos establecen contactos con los sultanes turco y marroquí, además de con los piratas berberiscos, aprovechando el
aumento de presencia musulmana en el Mediterráneo occidental a partir de 1551. A esto se une la actividad bandolera
de los monfíes en las serranías de granada. Ante tales fracasos, en 1565 un sínodo en Granada solicita sustituir la política
de evangelización por la represión, activando disposiciones congeladas de 1525: prohibición del uso de su lengua, vestidos,
baños y prácticas religiosas. La aprobación de las propuestas la da Felipe II en la Pragmática o Edicto de Granada del 1 de
enero de 1567.
La Revuelta de las Alpujarras se inicia el 24 de diciembre 1568 en Béznar, Granada, liderados por Hernando de
Córdoba (Aben Humeya). Combatida inicialmente por el marqués de Mondéjar y milicias locales, el cariz que toma en 1570
hace que intervenga D. Juan de Austria con tropas regulares y aplaste el levantamiento. Tras esto, el 1 de noviembre
comienzan las deportaciones de 50.000 moriscos, que se unen a los 20.000 del inicio del conflicto, por Andalucía occidental
y las dos Castillas.
No obstante, el problema no quedaba resuelto por la pervivencia de odio y recelos. Serían expulsados en 1609.

25
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 3. La organización social en el siglo XVI

3.6. (22) Estatutos de limpieza de sangre. Los judeoconversos.


Los Estatutos de Limpieza de Sangre eran una distinción social basada en la ausencia de antepasados judíos,
musulmanes o penitenciados de la Inquisición. Esto garantizaba la condición de cristiano viejo frente a los cristianos nuevos
descendientes de conversos.
Pese a alcanzar su auge en el siglo XVI, su origen se remonta al “Decreto de limpieza de sangre” surgido en Toledo
tras la revuelta antijudía del año 1449. Según este, se expulsaba todo aquel que tuviera ascendencia judía de cualquier
cargo público del municipio. La reacción del Papado fue inmediata y Nicolás V emitió la bula Humani Generis por la que
decretaba la obligatoriedad de tratar por igual a conversos y cristianos viejos.
Las anteriores medidas se sumaban a la obligación de residir en aljamas. Con ello no se ordenaba la conversión
obligatoria, pero sí se les impulsaba a ella si querían mantener su anterior vida en lugar de la nueva segregada de la
sociedad. De esta manera, el número de judeoconversos o cristianos nuevos siguió aumentando progresivamente hasta
ser superior al de los judíos. Tradicionalmente, dado lo específico de los oficios, se destaca un alto porcentaje de conversos
dedicados al ejercicio de la medicina, los negocios, la Hacienda, cargos y oficios, incluidos los eclesiásticos.
Aún con todo, a mediados del siglo XV se desata un antisemitismo social, desde los nobles hasta el pueblo llano,
que trata de culparles de todos los males sufridos en la época. Frecuentemente, muchas de estas reacciones eran
promovidas por predicadores pertenecientes a órdenes mendicantes. De esta manera, se fue fraguando una creencia
generalizada de la existencia de un criptojudaísmo entre los recién convertidos, los cuales habrían mantenido en secreto
sus prácticas judaicas. Los denominados “marranos” cuentan con el alivio de no existir aún una organización que los
persiga, más allá de acusaciones particulares, algunas de ellas infundadas o fruto de los bautizos precipitados carentes de
instrucción en la nueva fe.
Así las cosas y a petición de los Reyes Católicos tras asesoramiento de Alonso de Ojeda, prior dominico de Sevilla,
el papa Sixto IV concede la bula Exigit sincerae devotionis en 1478 con el fin de terminar con la herejía judaizante en
Castilla, también considerada un delito civil. El nombramiento de los inquisidores sería competencia exclusiva de los reyes,
siendo nombrados en 1480 los primeros Miguel de Morillo y Juan de San Martín.
Los cuatro meses de plazo otorgados por el decreto de expulsión de los judíos en 1492, hace que multitud de
judíos (especialmente los más ricos y cultos) opten por la conversión tomando como ejemplo el publicitado caso de
Abraham Seneor, rabí mayor de Castilla. Es por esto que un importante sector de conversos permanece en la Península.
En esta situación, la causa fundamental para la aparición de los Estatutos de Limpieza de Sangre fue la lucha de
los cristianos viejos por ganar cuotas de poder dentro de algunas instituciones, puesto que los conversos, de origen urbano,
tenían mejor formación y riqueza que los cristianos viejos, de origen mayoritariamente rural. Excluyéndolos a ellos y sus
descendientes, el camino quedaba libre. Esta distinción, inicialmente laboral, traspasaría al ámbito público y supondría un
importante estigma social.
No obstante, los estatutos no eran leyes provenientes de la Corona, sino requisitos exigidos por instituciones
tanto a nivel local como estatal. Ejemplo de ello es, desde 1541, la exigencia de limpieza de sangre para acceder a los
capítulos de las catedrales de Sevilla, Córdoba y León. En 1547 lo imitaría el cardenal Silíceo en la diócesis de Toledo, lo
cual elevó quejas entre la aristocracia de la ciudad y, pese a ser anulado por las Consejo de Castilla, fue reestablecido por
el papa en 1555.
La limpieza de sangre se convirtió a lo largo del siglo XVI en una obsesión social y una cuestión de honra familiar.
Aunque la Corona se desentendía de la adopción de los estatutos, los cristianos viejos ejercieron una gran presión sobre
los nuevos. Poco a poco, muchas instituciones fueron adoptándolos: gremios, colegios mayores, órdenes religiosas,
órdenes militares y cabildos. Obviamente, tal psicosis levantó detractores como fray Luis de León quien, en su obra De los
nombres de Cristo del año 1583, critica ferozmente la limpieza de sangre. En 1599, Agustín Salucio escribe sobre la
necesidad de moderar las investigaciones de los ascendientes limitándolas a 100 años, con lo que en la práctica se
beneficiaba a casi todos los descendientes de conversos ya que la expulsión de los judíos se había producido en 1492.
Tras varias aboliciones parciales, la definitiva llegaría mediante una ley en mayo de 1865.

26
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 4. La evolución de la economía en el Quinientos

Tema 4. La evolución de la economía en el Quinientos


4.1. (23) Agricultura.
La expansión agrícola no se inicia en el siglo XVI, sino en la segunda mitad del XV y continúa al menos hasta
mediados del reinado de Felipe II. El aumento demográfico impulsa esta expansión y hace que la adquisición de tierras sea
un negocio lucrativo: se venden baldíos de la Corona, privatizan tierras concejiles y roturan tierras yermas o de pasto.
La distribución de la propiedad se reparte de la siguiente manera: una parte importante de la tierra es la que está
en posesión de la Iglesia y se denomina de manos muertas por no poder ser enajenadas so pena de excomunión; las de
realengo y baldíos pertenecen a la Corona; las de señoríos laicos o eclesiásticos; las de las encomiendas de las Órdenes
Militares; y las concejiles, divididas entre las arrendables de propios y las comunales a disposición de los vecinos.
La explotación campesina variaba según las regiones, así, en Castilla estaba muy extendido el régimen de
arrendamiento, cuyo pago por el uso de la tierra era una cantidad estipulada independiente de la producción. Otras formas
eran la aparcería, si se tomaba un porcentaje de la producción o mediería si el reparto era a partes iguales. En Galicia, eran
comunes los agricultores foreros y en Aragón el censo enfitéutico, el cual da libertad al arrendatario siempre que se cumpla
con el pago del canon anual. En Cataluña, allí donde se cultivaba la vid fue común el contrato de la rabassa morta, según
el cual se prolongaba el contrato de arrendamiento tanto como vivieran dos tercios de las cepas que el arrendatario
hubiera plantado.
En relación con la producción:
- Cereal: constituye la fuente primaria que da alimento tanto a la población rural como a la urbana. Ligada
al aumento demográfico, es el producto que experimenta mayor crecimiento. En Castilla, la falta de
medios técnicos y la presencia de la Mesta limita la producción cerealista. Su venta está condicionada por
la gran oscilación de los precios y en los periodos de carestía se recurre a la importación. Para frenar el
alza de los precios agrícolas se decretaron las tasas del trigo o tasas de granos en 1502, 1539 y 1571
fijando su precio máximo.
- Vid y olivo: son cultivos que producen un buen rendimiento por su importante demanda comercial, sobre
todo la procedente de las Indias. El viñedo se extiende por Castilla, Andalucía, Navarra, Corona de Aragón
y el litoral cantábrico. Paulatinamente, su consumo abarca a casi todos los grupos sociales. En cuanto al
olivo, está más restringido, pero se emplea para en múltiples formas: olivas, aceite para consumo
alimenticio, producción de jabón o como combustible para el alumbrado. Prima en las regiones
mediterráneas.
- Regadío: el peso de la producción y la superficie cultivada son casi insignificantes en comparación con los
del cultivo de secano, no así su valor de mercado. Fundamentalmente está bajo control de moriscos o
conversos. Destaca su importancia en Valencia, Murcia y algunas zonas de Granada. En estas regiones se
producen además seda y caña de azúcar.
- Americanos: su implantación es progresiva y llega a alcanzar mucha importancia. Los cultivos más
importantes son los del maíz, la patata, el tomate o el tabaco, por citar algunos.
Ganadería
La principal división la haríamos entre la ganadería estante y la trashumante. La estante se caracterizaba por
pastar todo el año en el mismo lugar, mientras que el trashumante alternaba pastos en el norte y sur de la Península según
la estación. Esta se organizaba en torno al Honrado Consejo de la Mesta, creado por Alfonso X “el Sabio” en 1273 y formado
por un presidente (el miembro más antiguo del Consejo Real), cuatro alcaldes de cuadrilla y los alcaldes mayores. Su
ganadería era ovina y la jurisdicción se extendía a casi toda Castilla. Los Reyes Católicos protegieron la institución y
liberaron el paso del ganado entre ambas Coronas con el fin de aumentar la recaudación de impuestos como el del servicio
y el montazgo. La principal riqueza estaba constituida por la excelente lana de la oveja merina, la cual se exportaba en su
mayoría a los Países Bajos y otros lugares de Europa. Esta primacía sobre la agricultura provocará conflictos entre ambas.
Las principales cañadas eran la de la Plata, la Segoviana, la Conquense y los desdoblamientos occidental y oriental de la
Soriana y la Leonesa.
La distribución de la cabaña ganadera se reparte por diferentes regiones, primando la vacuna en Asturias y Galicia;
y la ovina en el centro, Levante y sur. En el norte, la propiedad residía en los pequeños propietarios y el pasto de las reses
en tierras comunales.
Durante todo el siglo se percibe el aumento de la cabaña ganadera, especialmente durante la primera mitad del
XVI. Posteriormente, el vallado de los campos comunales y la decadencia agrícola del último cuarto de siglo afectan
también al sector ganadero.

27
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 4. La evolución de la economía en el Quinientos

4.2. (24) Artesanado e industria.


El artesanado, localizado sobre todo en las ciudades, se organizaba en gremios para asegurar un ingreso estable
para sus miembros y garantizar que todos tuvieran iguales posibilidades de alcanzar unos beneficios mínimos conformes
con su rango y su negocio. Estos se dividen en maestros, oficiales y aprendices. Para regular el comercio artesanal, los
gremios se valían de un código de conducta asegurado por un sistema de sanciones para aquellos que lo incumplían.
Surgidas también en la Edad Media y con un propósito similar, las cofradías terminarán distanciándose del
aspecto estrictamente laboral con el que nacieron para enfocarse en el religioso y/o asistencial.
Durante el XVI, se aprecia una renovación artesanal y manufacturera en Castilla y en otras zonas de España que
se cristaliza en el comercio lanero y el naval.
La actividad en torno a la lana en el siglo XVI estaba concentrada sobre todo en Castilla, donde se contaba con
talleres que manufacturaban paños elaborados con lanas de escasa calidad en Palencia, Toro o Valladolid. Por encima
estas se encontraba Segovia. Suponía el centro lanero de mayor fama por poder encontrarse lana merina. Esta industria,
en expansión desde el siglo XV, producía paños de alta calidad, comparables a los mejores de Europa. En esta ciudad el
trabajo de la lana se realizaba en pequeños talleres familiares, por cuenta de empresarios, mercaderes o artesanos
especializados. En 1524 la industria textil segoviana proporcionaba trabajo a dos tercios de su población, pero la escasez
de materia prima debido a la exportación dificultó el progreso de esta industria. Hasta 1560, los Países Bajos fueron el
primer mercado de lana castellana. La Corona favorecía y fomentaba este mercado exterior por la recaudación que ello
suponía. Lo mismo hacía la nobleza, propietaria de grandes rebaños y pastos. Vemos, por tanto, que en torno al comercio
de la lana castellana había muchos intereses en juego. A los ya citados, había que sumar los comerciantes que monopolizan
las compras más los financieros y corredores de capitalistas españoles y extranjeros que frecuentaban las ferias y los
centros comerciales laneros.
Este hecho favorecía el desequilibrio de la balanza comercial, lo cual no pasaba desapercibido para especialistas
en la materia como el contador Luis Ortiz. En su Memorial, describía a Felipe II cómo “la lana merina volvía a España en
forma de tapicería; la seda de Granada, como raso de Florencia; y el hierro de Vizcaya como dagas y frenos milaneses”.
En Burgos se concentraba toda la actividad del comercio lanero, controlado desde su Consulado. Creado a imagen
y semejanza del Consulado de Mar en 1494 por Isabel la Católica, monopolizaba la compra de lana, su envío a puertos del
Cantábrico y posterior salida por mar en embarcaciones contratadas por la organización. De esta manera, los mercaderes
burgaleses forman una poderosa corporación que incluía las villas de Miranda, Salamanca y Lerma. Entre ellos destaca
Simón Ruiz.
La industria naval del siglo XVI se caracteriza por su especialización regional: los astilleros orientados al montaje
de galeones y naves oceánicas en el Cantábrico; y las atarazanas mediterráneas a la construcción y reparación de galeras.
Por lo general, se denominaba con el término atarazanas a las instalaciones cubiertas mientras que los astilleros solían
estar al aire libre. Entre las primeras destacaban las atarazanas de Sevilla, Málaga, Valencia y Barcelona; entre los
segundos, los astilleros de Orio, Pasajes, Bilbao, Deusto, Zorroza, Portugalete, Castro-Urdiales, Santoña, Santander y San
Vicente de la Barquera. Hacia 1585, la flota española, incluyendo la pesquera y la mercante armada, podría estimarse en
unas 300.000 toneladas. Felipe II crearía la figura del superintendente de fábrica de navíos y plantíos, un funcionario
encargado de la construcción naval y del fomento forestal.
En ocasiones, los astilleros cantábricos no pudieron atender toda la demanda de embarcaciones destinadas al
comercio indiano, por lo que fue necesario recurrir a su importación de otros territorios de la Monarquía.
Dado que los yacimientos de hierro también estaban localizados en la zona de Bilbao, también se dio lugar al
desarrollo de la industria siderúrgica, siendo abundantes las fundiciones para la fabricación de clavos y herramientas
necesarias para la construcción de barcos. Los hornos más importantes se abrirían ya en el siglo XVII: Liérganes (1628) o
los de La Cavada (1637), ambos en Santander.

28
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 4. La evolución de la economía en el Quinientos

4.3. (25) El sistema de intercambios: comercio mediterráneo y europeo.


Hacia 1585, la flota española, incluyendo la pesquera y la mercante armada, podría estimarse en unas 300.000
toneladas. Eso significaba que la flota mercante española estaba muy bien dotada y era de las más importantes de Europa
gracias a la producción de buques en las atarazanas de Sevilla, Málaga, Valencia y Barcelona; así como la de los astilleros
cantábricos de Orio, Pasajes, Bilbao, Deusto, Zorroza, Portugalete, Castro Urdiales, Santoña, Santander y San Vicente de
la Barquera. Felipe II crearía además la figura del superintendente de fábrica de navíos y plantíos, un funcionario encargado
de la construcción naval y del fomento forestal.
El comercio de la lana merina era el principal producto de exportación, el cual se complementaba con otros como
el aceite, el hierro, el cuero y la caña de azúcar. Por el contrario, se importaban, en general, productos manufacturados
tales como: telas de lana y lienzo, telas finas, tapices, libros, papel o productos metálicos procedentes de Francia, Países
Bajos, Inglaterra o Italia. También desde Escandinavia llegaban pescado y madera.
Estos intercambios favorecían el desequilibrio de la balanza comercial, lo cual no pasaba desapercibido para
especialistas en la materia como el contador Luis Ortiz. En su Memorial, describía a Felipe II cómo “la lana merina volvía a
España en forma de tapicería; la seda de Granada, como raso de Florencia; y el hierro de Vizcaya como dagas y frenos
milaneses”.
A nivel hacendístico, en los puertos de la costa cantábrica, el diezmo de la mar era la contribución que gravaba
las importaciones que entraban y salían de Castilla a través del mar desde las provincias vascas, cántabras y gallegas.
Las rutas establecidas para el comercio eran las siguientes:
- Con Italia por el sur de Cerdeña, hasta Génova y Venecia desde Alicante y Barcelona.
- Con la Francia atlántica hasta Nantes, Rouen, La Rochelle y Bayona desde Bilbao.
- Con Países Bajos, Inglaterra y norte de Europa desde Bilbao y Santander hasta Amberes.
Será esta última ruta será una de las que más beneficios reporte y en la que se establezca un consulado español.
Brujas sería el lugar elegido aprovechando el privilegio concedido en el XV por la reina María para que lo hicieran “los
catalanes para cobrar el derecho de los mercaderes de la Corona de Aragón”.
La bancarrota del 1 de septiembre de 1575 prolongará el impago a las tropas leales a la Corona en la región, lo
cual dará pie al saqueo de Amberes del 4 al 7 de noviembre de 1576. Las comunicaciones comerciales entre Castilla y los
Países Bajos se ven muy afectadas por estos sucesos y el comercio se resiente profundamente. Poco a poco, la ciudad irá
dejando el liderazgo comercial a Ámsterdam, cuyo apogeo se alcanzará ya en el XVII.
Los intercambios con Inglaterra sufrieron las mismas consecuencias debido a la crítica relación política entre
ambas monarquías, especialmente a partir de los años 80.

29
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 4. La evolución de la economía en el Quinientos

4.4. (26) El comercio atlántico.


El desarrollo comercial atlántico ultramarino, que surgió tras el descubrimiento y colonización de América, fue el
mayor acontecimiento económico ocurrido en la España del siglo XVI, tanto por el valor como por el volumen de los bienes
transportados.
El tráfico comercial con las Indias estaba centralizado en Sevilla y la Casa de Contratación, fundada en 1503. Esta
se encargaba de regular y administrar las relaciones comerciales entre España y las Indias en forma de monopolio
castellano. También desempeñaba funciones cartográficas a través del piloto mayor, quien era ayudado por otros pilotos
y el cosmógrafo. El primero de todos ellos fue Américo Vespucio. Ya al final de la década de los cincuenta se instauró la
figura del presidente, al que estuvieron subordinados el contable, el factor, el cronista oficial y el tesorero. Más adelante
tendría incluso su propio tribunal especial para juzgar las infracciones contra su reglamento.
En 1524, el Real y Supremo Consejo de Indias se hizo independiente del Consejo de Castilla, dejando de ser una
sección del mismo para ser desde entonces la máxima autoridad administrativa para todos los territorios allende los mares.
Estaba compuesto por un presidente y 12 consejeros más un número variable de funcionarios que los asistía. Sus
atribuciones eran gubernativas, judiciales, financieras y militares.
El comercio establecido entre la metrópoli y los territorios americanos se basaba en el envío de bienes de
consumo tales como vino, aceite, telas o herramientas a precios altos que se pagaban en moneda de plata u oro. Los
puertos de salida y llegada se restringían a Sevilla, Cádiz y Sanlúcar.
Debido a los ataques a mercantes por parte de los piratas ingleses y franceses, se decide organizar la
comunicación entre ambas orillas del Atlántico a través del Sistema de flotas y galeones. En 1543 se ordena que viajen
juntos todos los barcos que hagan la Carrera de las Indias y, desde 1561, se establece que se organicen desde Sevilla, Cádiz
y Sanlúcar y salgan escoltados por la Armada Real (Armada de Guardia). De esta manera se garantizaba la seguridad de las
embarcaciones. En 1569 se diferenciaron dos flotas: la Flota de Nueva España, que iba al puerto de Veracruz, Méjico; y la
Flota de los Galeones, con destino a Tierrafirme, Venezuela. Para el regreso, ambas flotas se reunían en La Habana y hacían
el trayecto de vuelta juntas.
La riqueza aportada por los metales preciosos americanos permitió sufragar las guerras de la Monarquía contra
los protestantes del centro y norte de Europa, pero también causó una enorme inflación en el siglo XVI, lo que golpeó
duramente la economía española.
En relación con los impuestos, las flotas transportaban para la Corona el quinto real, o lo que es lo mismo, el 20%
del valor de los metales preciosos extraídos y de los envíos hechos por particulares. Además, se cobraba un impuesto
aduanero, el almojarifazgo o alcabala marítima.
La decadencia de la Flota de Indias llegó como consecuencia de sucesivas destrucciones por temporales, la acción
del enemigo (capturas parciales de 1628, 1656 y 1657) y el descenso de la producción de metales. Así, si a medidos del XVI
la flota constaba de una veintena de barcos, a finales la compondría un centenar. Esta cifra disminuiría progresivamente
de nuevo hasta colocarse en la veintena durante el XVII.

Sevilla en el siglo XVI.

30
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 4. La evolución de la economía en el Quinientos

4.5. (27) Ferias y mercados.


El sistema de comercial basado en ferias y mercados evoluciona desde la época bajomedieval. En el caso de las
castellanas solía tenderse a la especialización de mercancías. Si bien su número era elevado, destacan algunas como las
de Villalón, Medina de Rioseco o Medina del Campo.
Esta última feria era la más importante. Databa de inicios del siglo XV, siendo su señor Fernando de Antequera.
Los Reyes Católicos las declararon “ferias del reino” en 1491, llegando a ser uno de los centros comerciales y financieros
más importantes de la Península y un referente a nivel europeo. Entre sus puntos fuertes destacaba su situación
estratégica como encrucijada de las rutas que conectaban Galicia, Asturias y el País Vasco con la Meseta Norte.
Para fomentar las ferias, a menudo se concedían privilegios reales tales como la protección contra la investigación
de delitos menores cometidos durante esta, la exención de inspecciones de equipaje o la reducción de los impuestos sobre
las transacciones llevadas a cabo en el evento.
En Valladolid, dada su proximidad a estas ferias, se establecieron numerosos banqueros, entre los que destacó
en la segunda mitad del XVI Simón Ruiz.
En Burgos se concentraba toda la actividad del comercio lanero, controlado desde su Consulado. Creado a imagen
y semejanza del Consulado de Mar en 1494 por Isabel la Católica, monopolizaba la compra de lana, su envío a puertos del
Cantábrico y posterior salida por mar en embarcaciones contratadas por la organización. De esta manera, los mercaderes
burgaleses forman una poderosa corporación con las ciudades de Miranda, Salamanca y Lerma.
Los géneros negociados en estas ferias eran la lana y los artículos de lujo. A la vez, se realizaban todo tipo de
operaciones bancarias. Inicialmente, a las ferias acudían agentes comerciales y financieros castellanos, pero poco a poco
se fue abriendo a nacionalidades de toda Europa atraídas por la pujanza peninsular del momento. El progresivo abandono
de los castellanos de la actividad comercial y financiera por el ennoblecimiento de los más pudientes fue dando pie a que
su lugar fuera ocupado por banqueros genoveses.
La segunda quiebra de Felipe II sucedida en 1575 con la suspensión de pagos asociada hizo que se interrumpieran
todas las operaciones financieras y se paralizara la actividad de las ferias. No fue hasta 1578, cuando volvieron a celebrarse
ferias en Medina del Campo.

31
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 4. La evolución de la economía en el Quinientos

4.6. (28) El tesoro americano y la revolución de los precios.


Uno de los mitos que impulsaron la conquista de América fue la existencia de El Dorado y sus innumerables
riquezas. Jamás se encontró, pero la búsqueda de oro y plata no cejó y dio como resultado la puesta en funcionamiento
de minas de oro y plata que reportaron enormes cantidades de metales, y con ello liquidez, a España y Europa. La liquidez
inyectada en el viejo continente por las importaciones españolas incidió de lleno en el ámbito económico y financiero
europeo dado que el sistema crediticio que financiaba a monarquías como la española estaba fundamentado en el oro y
la plata
No obstante, los metales americanos no pueden considerarse como los únicos responsables del alza de los
precios, sino más bien como el catalizador de un proceso inflacionista iniciado a nivel continental a principios de siglo.
Recordemos que desde mitad del XV a mediados del XVI, Centroeuropa y no América había suministrado plata al
continente. Por otro lado, la recuperación demográfica europea tras las epidemias de peste y hambrunas afectaba a la
mano de obra disponible, demanda de productos y capacidad de producción.
En estas transformaciones, el mercantilismo tuvo un protagonismo destacado: si un bien escasea, los precios
suben; por el contrario, estos bajan si el bien abunda. La escasez de producción en España no pudo hacer frente a la fuerte
demanda ocasionada por la llegada de remesas de metales y, en consecuencia, los precios subieron. Pese a que el aumento
de los precios también se dio en Europa, es en España donde la revolución de los precios se hizo sentir de manera más
evidente.
Entrando en números, entre 1501 y 1562 la inflación media anual fue del 2.8%, descendiendo al 1.3% de media
durante la segunda mitad de siglo. En lo que a los precios se refiere, estos se triplican entre 1501 y 1600. En relación con
las cantidades de metal extraído en el XVI y mitad del XVII, se calcula que la plata ascendería hasta las casi 12.000 toneladas
y el oro se quedaría ligeramente por encima de las 150 en el XVI. Las principales minas fueron las de Potosí en Perú, y las
de Zacatecas y Guanajuato en Méjico.
El estudio de la Revolución de los precios fue un asunto que no pasó desapercibido para aquellos que lo sufrieron
en sus propias carnes. Producto de la labor humanista de Francisco de Vitoria en la Universidad de Salamanca, esta
institución fue el seno de técnicos, renovadores e intelectuales conocidos en conjunto como la Escuela de Salamanca.
Entre ellos, Martín de Azpilicueta y Tomás de Mercado observaron ya esta relación entre precios y metales. De manera
posterior a ellos, pero también del XVI, lo haría el francés Jean Bodin.
Ya en el siglo XX, el historiador y economista Earl J. Hamilton, abordaría en profundidad este asunto con su obra
El tesoro americano y la revolución de los precios en España, 1501-1650. Publicado el estudio en 1934, estableció con datos
estadísticos una relación directa entre la llegada de los metales y los precios en el XVI. Otro historiador español, Jaime
Vicens Vives, pondría en tela de juicio algunas de sus aseveraciones en su obra de finales de los años 50 Historia social y
económica de España y América.
Las claves para entender la Revolución de los precios pasan por el auge del capitalismo comercial; el mercantilismo
y las necesidades financieras de los estados europeos; el aumento de población; el empleo del metal en la financiación de
las guerras europeas; la adquisición de deuda pública (juros) y la inversión en préstamos (censos).
Los metales son la base monetaria de la enorme expansión del crédito tanto público como privado. Sin embargo,
al incrementarse los medios de pago no metálicos en forma de letras de cambio, el oro y la plata salen al extranjero o se
atesoran, con lo que no circulan en Castilla.
Por lo que respecta a los salarios, Hamilton afirma que se mantuvieron a la baja entre 1520 y 1600, reduciéndose
el poder adquisitivo. Por el contrario, para Vicens Vives, los salarios españoles siguieron la misma tónica que en el resto
de Europa.

32
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 4. La evolución de la economía en el Quinientos

4.7. (29) Finanzas y formas de crédito.


Desde época de Carlos V la Corona dependía de capitales privados para poder financiar los proyectos de su
política exterior desde un momento tan temprano como el de la defensa de su candidatura a la corona imperial que acabó
derivando en la Guerra de las Comunidades.
Así las cosas, y tras haber subido las contribuciones en coordinación con las Cortes de las diferentes regiones
peninsulares, se tuvo que recurrir a otras fuentes de liquidez como fueron el arrendamiento de impuestos o nuevos
acuerdos con los contribuyentes.
De esta forma se fueron abriendo paso los asentistas y sus asientos, con cuya anotación se comprometían a
colocar determinadas sumas a la disposición del soberano en lugar y fechas determinados. A cambio, el monarca se
obligaba al pago de esa cantidad más los intereses. El dinero real se movía a través de letras de cambio, un contrato escrito
que garantizaba que el deudor pagaría al acreedor una cantidad acordada previamente, en un momento y lugar dados.
Este sistema de financiación se valió de banqueros castellanos como Simón Ruiz; alemanes como los Fugger y los Welser;
y de las familias genovesas Grimaldi, Spínola y Bonvisi.

La situación no mejoró con Felipe II. Los desorbitados gastos de mantenimiento de unos territorios que se
distribuían por todo el globo, así como el sufragio de unas costosas guerras mantenidas Europa y la cuenca del
Mediterráneo, continuaron debilitando la Hacienda heredada de Carlos V. La inflación continuó subiendo de manera
constante llegando a superar los dos puntos de media anual en lo que se conoce como la llamada Revolución de los precios.
Todo esto derivó en tres bancarrotas: la primera en 1557, tan solo un año después de acceder al trono; la segunda en
1575; y la tercera en 1596 poco menos de dos años antes de morir.
Tras el primer impago de asientos en abril del 1557, se emitió deuda pública en forma de juros. De esta manera
se cambiaba el tipo de emisión, pasando ahora a ser un privilegio concedido por el rey que facultaba a cobrar una parte
de determinados ingresos de la Corona: quinto del rey, tercias de las Órdenes… Los banqueros genoveses utilizaron este
sistema de pago para lucrarse al revender los juros adquiridos.
A partir de 1560 se aprecia una recuperación financiera. Sin embargo, el rey, falto de ingresos, tuvo que recurrir
a la aplicación de nuevos impuestos como el excusado, que gravaba a las parroquias; o los millones, que se sumaban a los
servicios ordinarios y extraordinarios de Carlos V. Otras tasas ya existentes las aumentó, es el caso del almojarifazgo, un
impuesto aduanero; los diezmos de la mar, contribución que gravaba las importaciones que entraban y salían de Castilla
a través del mar; o la alcabala, un impuesto indirecto ya existente que gravaba entre el 5-10% las transacciones comerciales
y que ahora se duplicaba. Como vemos, se aumentó la presión sobre el clero, lo cual levantó críticas contra su persona.

33
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 4. La evolución de la economía en el Quinientos

4.8. (30) Comunicaciones.


Tras las grandes evoluciones navales de finales del XV y comienzos del XVI, el transporte marítimo era más
importante y rápido que el terrestre. Además, podía trasladar mayores tonelajes con menor implicación de personal y
bestias. Sin embargo, las rutas solían ser inseguras y peligrosas, tanto por la acción de la Naturaleza como por la de flotas
enemigas o la piratería.
La técnica de navegación variaba en función del ámbito regional: el cabotaje fue la más utilizado en el comercio
con Europa; en el Atlántico la navegación era de altura apoyándose en las Azores, Madeira o las Canarias. Los navíos
empleados en el Mediterráneo eran las galeras, tanto para el tránsito comercial y como para las campañas militares. Estas
se construían en buques en las atarazanas de Sevilla, Málaga, Valencia y Barcelona. En su mayoría eran de bajo tonelaje.
Por el contrario, en el Atlántico navegaban carabelas, naos, galeones y zabras vascas ensambladas en los astilleros
cantábricos de Orio, Pasajes, Bilbao, Deusto, Zorroza, Portugalete, Castro Urdiales, Santoña, Santander y San Vicente de
la Barquera.
La situación de los puertos españoles será deficiente dado su escaso equipamiento. Habrá que esperar hasta el
siglo XVIII para atender el problema del atraso portuario.
Debido a los ataques a mercantes por parte de los piratas ingleses y franceses, se decide organizar la
comunicación entre ambas orillas del Atlántico a través del Sistema de flotas y galeones. En 1543 se ordena que viajen
juntos todos los barcos que hagan la Carrera de las Indias y, desde 1561, se establece que se organicen desde Sevilla, Cádiz
y Sanlúcar y salgan escoltados por la Armada Real (Armada de Guardia). De esta manera se garantizaba la seguridad de las
embarcaciones. En 1569 se diferenciaron dos flotas: la Flota de Nueva España, que iba al puerto de Veracruz, Méjico; y la
Flota de los Galeones, con destino a Tierrafirme, Venezuela. Para el regreso, ambas flotas se reunían en La Habana y hacían
el trayecto de vuelta juntas.
En cuanto al transporte terrestre, la red viaria peninsular seguía dependiendo del trazado romano original al que
se habían sumado ciertas mejoras a lo largo de los siglos. No obstante, se mostraba muy deficiente y falto de los caminos
y puentes necesarios para salvar una orografía tan adversa como la peninsular. Unido a esto, hay que añadir la casi total
ausencia de vías fluviales navegables, todo lo cual contribuía negativamente en el comercio.
Sin embargo, se trata de implementar medidas paliativas en ambos ámbitos, tanto el terrestre como el fluvial. Es
así como nace la Junta y Hermandad de la Cabaña Real de Carreteros, Trajineros, Cabañiles y sus Derramas o, más sencillo,
la Asociación Real de Carreteros. Instituida por los Reyes Católicos en 1497, su fin era el de organizar el transporte que
garantizaba el abastecimiento del reino y las necesidades de la propia corona. Estaba dotada de una organización jurídica
y jerarquizada tanto a nivel nacional (juez protector), como regional y local (alcaldes de cabaña), y gozaba de algunos
privilegios como el paso y pasto de ganados o maderas para el arreglo de carros, además de exenciones de portazgos y del
servicio militar.
En 1530, reinando Carlos V, se inicia la construcción del Canal Imperial de Aragón, el cual no se concluirá hasta el
siglo XVIII. Las funciones perseguidas eran tanto el riego como el transporte.
Las principales rutas terrestres eran aquellas que conectaban Castilla con los puertos mediterráneos,
especialmente Cartagena y Alicante, como principales puntos de salida de exportación lanera; y la que unía el interior,
Burgos y Medina del Campo, con Bilbao para dar salida marítima a las mercancías hacia el norte de Europa.

34
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 5. La época de las regencias y el ascenso al trono de Carlos I

Tema 5. La época de las regencias y el ascenso al trono de Carlos I


5.1. (31) Los gobiernos de Fernando el Católico y del Cardenal Cisneros (1507-1516).
La reina Isabel la Católica fallece en Medina del Campo el 26 de noviembre de 1504. Dado que la relación de los
Reyes Católicos con Felipe no era buena debido a su posición filofrancesa, sus conocidas infidelidades y las desavenencias
matrimoniales con Juana, Isabel lega la monarquía castellana a su hija con condiciones. Juana sería “universal heredera,
Reina verdadera y señora natural”, pero siempre que la Princesa no estuviese en el reino o, estando en él, no quisiese o
no pudiese gobernar, sería su padre Fernando quien se encargaría del goberno hasta que el infante Don Carlos, entonces
con cuatro años de edad, alcanzase los veinte. Además, la reina remarcaba que, si los nuevos reyes incumplían las leyes
castellanas, “no serían obedecidos ni servidos como debían”.
Las Cortes de Toro de 1505 reconocen en marzo a Fernando como gobernador de Castilla por la incapacidad y
ausencia de doña Juana, quien se encuentra dando a luz a la infanta María en Flandes (Leyes de Toro). Felipe el Hermoso
y parte de la nobleza castellana, están en desacuerdo con esta decisión. En este contexto, el 12 de octubre se firma el
Segundo Tratado de Blois (el primero es entre Luis y Felipe en 1504 acordando el matrimonio entre Carlos de Gante y
Claudia de Francia) entre Fernando el Católico y Luis XII concertando el matrimonio del primero con Germana de Foix, así
como la transferencia de sus derechos sobre el Reino de Nápoles, a ella en primera instancia y luego a sus descendientes.
El propósito de Blois era doble: hacerse con los derechos sobre Nápoles y aislar a Felipe no solo robándole un aliado, sino
coaligándose con él en contra del Emperador. En noviembre de ese mismo año, un año después de la muerte de Isabel, se
firma la Concordia de Salamanca entre Fernando, Juana y Felipe (representados por el señor de Veyré), según la cual el
primero quedaría como gobernador perpetuo y recibiría la mitad de las rentas de la Corona.
Llegado el matrimonio a la Península en 1506, Fernando renuncia al trono castellano en las Capitulaciones o
Concordia de Villafáfila, cede el gobierno de Castilla a Felipe y Juana, se reconoce la incapacidad de la reina para gobernar
y se retira a Aragón, muy probablemente para evitar una guerra fratricida. Las Cortes de Valladolid proclaman rey a Felipe
I, quedando instaurada la dinastía de los Habsburgo. El 25 de septiembre de ese mismo año, muere en Burgos. Tras esto
se forma una Junta de Regencia presidida por el arzobispo Cisneros. En este momento de incertidumbre, la reina Juana
trata de gobernar por sí misma al tiempo que algunas facciones se muestran partidarias de otorgar el gobierno al
emperador Maximiliano y otras de seguir la voluntad de Isabel y recurrir a Fernando el Católico. Cisneros se inclina por
este último y, sin consultar con la reina, le pide volver.
Una vez tomada posesión de Nápoles, Fernando se entrevista con su hija en Castilla y asume el gobierno como
regente en 1507. Del matrimonio de Fernando con Germana nacería Juan de Aragón y Foix en 1509. Moría a las pocas
horas, por lo que la sucesión volvía inmediatamente a un niño de nueve años: Carlos de Gante. Ese otoño se encerraba a
Juana de Castilla en Tordesillas, de donde no saldría hasta su muerte en 1555. Esquivado el problema de la descendencia
con Germana y apartada Juana, en diciembre se firma el Tercer Tratado de Blois con el emperador Maximiliano, y la
presencia de Luis XII, para reafirmar la herencia de Carlos de Gante, si bien un hipotético hijo de Germana tendría derechos
sobre la Corona de Aragón. El Emperador renuncia a la regencia de Castilla.
En 1510 Fernando sería confirmado por las Cortes y Cisneros recibiría como premio el capelo cardenalicio además
del nombramiento de Inquisidor General. A pesar de que el rey Fernando mantiene una posición encontrada con Cisneros
sobre la política africana, pues es partidario de mantener relaciones más conciliadoras en el norte de África, desde finales
de 1508 las campañas cobran un nuevo impulso a tenor del pacto entre el soberano y el arzobispo. Fruto de este nuevo
empuje, y con la colaboración del polifacético marino navarro Pedro Navarro, se toman sucesivamente Orán (1509), Bugía,
Argel y Trípoli (1510). El conocido como Desastre de los Gelves (1510) en la isla de Yerva, Túnez, pone fin a la expansión
norteafricana. Estos avances limpiaron de piratas el Mediterráneo occidental y fomentaron el comercio de materias primas
exóticas y/o valiosas con los puertos norteafricanos.
En el plano internacional, Fernando se uniría a la Guerra de la Liga de Cambrai (1508-1516) junto a Luis XII de
Francia, Maximiliano de Austria y el papa Julio II frente a la República de Venecia con el propósito de desmembrarla y
repartir sus territorios. La Liga se disolvió sin haber concluido la guerra y dando paso a un cambio de alianzas que
condujeron esta vez a designar a Francia como enemigo común. Se trata de la Liga Santa (1511) que integra a Fernando,
el Papa, el Emperador, Venecia y Enrique VIII de Inglaterra.
Fernando rescinde los dos testamentos previos al tercero y definitivo del 22 de enero en Madrigalejo. El rey muere
al día siguiente designando heredero a su nieto Carlos de Gante. Para hacerse cargo del gobierno hasta la llegada de este,
nombra a su hijo ilegítimo, el arzobispo de Zaragoza Alfonso de Aragón, regente de la Corona de Aragón y al cardenal
Cisneros su homólogo en Castilla. Este segundo nombramiento despierta la oposición de cierta parte de la nobleza opuesta
al prelado y que se decanta por el infante Fernando. Otra facción lo hará por Carlos de Gante, lo cual dará lugar a su
camarilla castellana, también opuesta a Cisneros.
El 19 de septiembre de 1517 Carlos de Gante desembarca en Tazones, Asturias. Poco después muere Cisneros en
Roa sin llegar a encontrarse con el nuevo monarca.

35
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 5. La época de las regencias y el ascenso al trono de Carlos I

5.2. (32) La anexión de Navarra.


El Reino de Navarra había vivido una convulsa segunda mitad del XV con motivo de las disputas sucesorias entre
Juan II y su hijo Carlos, príncipe de Viana. La Guerra Civil de Navarra (1451-1464) se salda con la victoria del rey Juan y los
agramonteses frente a Carlos y los beaumonteses. La temprana muerte de Carlos en 1461 hará que el trono recaiga sobre
su hermana Leonor I en 1479, casada con Gaston IV de Foix. Los sucesores serán los nietos de estos: Francisco I (1479-
1483) y Catalina I de Foix (1483-1518). Ésta última se casaría con Juan III de Albret, lo que supondría que la dinastía reinante
pasará a ser la Foix-Albret y, por tanto, vasalla del rey de Francia.
La presión sobre Navarra pretendida por Fernando comienza en 1486 prohibiendo el cruce de frontera a los
comerciantes. Este bloqueo lleva a la firma del Tratado de Valencia (1488) entre Catalina-Juan III y los Reyes Católicos.
Según éste, no se reconocían los derechos de Catalina, se daba a Castilla la tutela del reino y se reabrían las fronteras. En
1494, el conde de Lerín Luis II de Beaumont, abandona Navarra dejando sus posesiones en manos de Fernando, que las
ocupa estableciendo guarniciones castellanas. A cambio recibe otras en Castilla. Al otro lado de la frontera, Luis XII
ambiciona Bearn y los otros territorios de los Foix al otro lado de los Pirineos.
Fernando se casa en 1505 con Germana de Foix, nieta de la reina Leonor I de Navarra. Al morir en Italia su
hermano Gastón de Foix en 1512, los derechos sobre los señoríos pirenaicos y el trono navarro de los Albret pasan a
Germana. A los infructuosos intentos del mariscal Pedro de Navarra de mantener la paz con Fernando se une la firma del
Cuarto Tratado de Blois entre Francia y Navarra en 1512, de carácter eminentemente defensivo frente a Castilla, Aragón
e Inglaterra. Luis XII ofrece a Juan y Catalina la soberanía sobre Bearn, la herencia completa de los Foix y una renta a
cambio de la ruptura definitiva con Fernando.
Llegados a este punto, D. Fernando solicita de Julio II sendas bulas que apoyen o justifiquen la conquista de
Navarra; y permiso a las Cortes para hacer la guerra. La invasión comienza en julio de 1512 con un ejército al mando del
duque de Alba y del que forman parte el conde de Lerín Luis III de Beaumont y el duque de Nájera. El 25 de julio se rinde
Pamplona y con ella la mayor parte de las villas navarras. Los últimos focos de resistencia, Tudela y Estella, son combatidos
desde Logroño por el propio Fernando el Católico. En octubre de 1512 se produce el primer contraataque de Juan III
apoyado por agramonteses y franceses.
Tras su fracaso, a principios de 1513 se nombra virrey a Diego Fernández de Córdoba y presidente del Consejo a
Luis III de Beaumont. La bula Exigit Contumacium excomulga a los reyes de Navarra liberando a sus súbditos de la
obediencia debida. Las Cortes se reúnen y Fernando jura los Fueros el 12 de junio de 1513 como rey de Navarra.
Pese a haber sido oficialmente conquistado por la Corona de Aragón y su rey el soberano, Fernando entrega
Navarra a Castilla en las Cortes de Burgos el 11 de junio de 1515.
Tras la muerte de Fernando se produciría el segundo contraataque navarro en 1516, tras el cual el cardenal
Cisneros decretaría la demolición de todas las fortalezas, incluidas las pertenecientes a los aliados navarros beamonteses.
El tercer y último contraataque tendría lugar en 1521 en el marco de los enfrentamientos entre Carlos V y Francisco I de
Francia.

36
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 5. La época de las regencias y el ascenso al trono de Carlos I

5.3. (33) El reformismo de Cisneros.


Francisco Jiménez de Cisneros, bautizado como Gonzalo, ocupa su primer cargo de relevancia como confesor de
la reina Isabel en 1492 a instancias del cardenal Pedro González de Mendoza, arzobispo de Toledo. La sustitución del
difunto fray Hernando de Talavera suponía un cambio muy relevante en la política de tolerancia religiosa al sustituir a una
figura que había predicado en árabe e incluso se había pronunciado en contra del Santo Oficio.
En 1494, Cisneros es designado provincial de los franciscanos, la orden a la que él pertenecía. Desde esa posición
impulsará la aplicación de la Observancia promovida por el también franciscano Pedro de Villacreces, quien aboga por un
retorno y estricto cumplimiento de las reglas primitivas de obediencia, pobreza y castidad.
El ascenso meteórico continúa y en 1495 alcanza el arzobispado de Toledo, lo cual implica ser además Primado
de España y Canciller Mayor de Castilla. Los monarcas encargan a Cisneros la reforma de las órdenes monásticas, para lo
cual Alejandro VI lo nombra Comisario General de la Observancia en España excluyendo a las órdenes femeninas. En los
sínodos de 1497 y 1498 en Alcalá de Henares y Talavera de la Reina, el arzobispo renueva la organización de la diócesis,
organiza visitas pastorales para tener un mayor control de los clérigos en los centros rurales y reforma las órdenes
religiosas impulsando la Observancia en benedictinos, jerónimos, dominicos e incluso clarisas, rama femenina de los
franciscanos.
Otra de las aportaciones del arzobispo Cisneros sería la recuperación del rito mozárabe, cuyo proceder y textos
tan solo se habían conservado en Toledo y León. Además, llevó a cabo una recopilación y ordenación de documentos
litúrgicos que pretendía, a través de un misal y un breviario, reordenar y unificar las ceremonias religiosas.
En 1499, preocupado por la necesidad de una mejor formación refundó el Studium Generale de Alcalá de Henares
valiéndose de tres bulas papales para organizar la Complutensis Universitas. Las clases se iniciaron en 1508 con el
propósito de instruir intelectualmente a los eclesiásticos y a los letrados de la administración fomentando el estudio en
las cátedras de Teología y Derecho.
Finalmente, otro de los proyectos de Cisneros fue la compilación de diferentes versiones de la biblia en sus
idiomas originales en una sola obra. Ayudado por Diego López de Zúñiga, Hernán Núñez de Toledo y Alfonso de Zamora,
la Biblia Políglota Complutense se concluyó a principios de 1517. Cada página de las Sagradas Escrituras estaba traducida
al hebreo, latín y griego. En el Pentateuco también se puede leer en arameo. Su publicación por la Universidad de Alcalá
tendría que esperar hasta 1522, tras la aprobación de León X.

Cisneros, fundador del Hospital de Illescas (en Toledo),


de Alejandro Ferrant y Fischermans.

37
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 5. La época de las regencias y el ascenso al trono de Carlos I

5.4. (34) La herencia de Carlos de Gante.


Carlos de Habsburgo nació en Gante el 24 de febrero de 1500. Recibió tal nombre en
honor a su bisabuelo paterno Carlos el Temerario. A diferencia de su hermano Fernando,
nacido y criado en España, Carlos lo hizo entre Flandes y Borgoña. Su primera tutora sería
Margarita de York, quien había sido la segunda mujer de el Temerario. Serán ella y los tutores
posteriores quienes eduquen al joven príncipe con la etiqueta cortesana de Borgoña. Entre
estos cabe destacar a Guillermo de Croy, señor de Chièvres; Adriano de Utrecht, deán de la
Universidad de Lovaina y futuro papa Adriano VI; o el humanista Luis Cabeza de Vaca, enviado
por D. Fernando para educarlo en las maneras hispanas.
Así pues, en Carlos convergen cuatro herencias que darán originen a los dominios
peninsulares, continentales y ultramarinos de la Monarquía Hispánica. Por parte de su madre,
Juana I de Castilla, Carlos recibe las siguientes herencias de sus abuelos los Reyes Católicos:
- De Isabel I: la Corona de Castilla con, las Indias, Navarra, Canarias y los
presidios del norte de África (Melilla, Mazalquivir, Orán, Bujía, Peñón de Isabel la Católica,
Vélez de la Gomera, Trípoli). de Juan de Flandes.
- De Fernando II: la Corona de Aragón con Nápoles, Sicilia
y Cerdeña. Es reconocido rey tras jurar los fueros y libertades en
1518.
Tras la muerte de Fernando el Católico el 22 de enero
de 1516, la heredera de las Coronas Hispánicas era Juana,
habiéndose dejado como regentes al cardenal Cisneros en
Castilla y al arzobispo Alonso de Aragón en Aragón para suplir la
ausencia de Juana desde su reclusión en Tordesillas en 1509. No
obstante, compartiría con su hijo el título regio hasta su muerte
en 1555, pasando entonces Carlos a ser rey único.
Por parte de su padre, Felipe I el Hermoso, Carlos
recibe las siguientes herencias de sus abuelos:
- De María de Borgoña: en 1506, tras la muerte de Felipe,
María de Borgoña, Fernando II de Aragón.
el ducado de Borgoña, los Países Bajos y el Franco Condado.
de Michael Pacher.
- De Maximiliano de Habsburgo: en 1519 añade Estiria, Carintia, Tirol, Voralberg, Alta
Austria, Baja Austria y Cariola.

A la muerte de este último, Carlos pugnará con Francisco I de Francia por el trono
imperial. El esfuerzo económico exigido a los territorios heredados, así como el dinero
prestado por banqueros como los Welser y los Fugger, posibilitará su elección y posterior
coronación como Rey de Romanos el 23 octubre de 1520. El 26 sería reconocido Emperador
del Sacro Imperio Romano Germánico. Para su coronación por el papa Clemente VII en
Bolonia tendría que esperar hasta el 24 de febrero de 1530.
A la hora de organizar el gobierno de sus territorios, Carlos optó por el continuismo
de la corte itinerante heredada de sus abuelos los Reyes Católicos. Esto le permitía poder
deslazarse a voluntad por las diferentes regiones y hacer presente su poder imperial allí
donde se requiriera. Dados los vastos dominios heredados, el Emperador se valía de virreyes
Kaiser Maximilian I,
y gobernadores para hacer efectivo su gobierno durante sus ausencias. Su esposa, Isabel de
de Alberto Durero. Portugal desempeñó esta función en varias ocasiones.
En España, Carlos solía residir en Valladolid, ciudad que se convirtió en la capital
administrativa y sede de varios de los consejos. También frecuentó Toledo, Madrid, Zaragoza y Barcelona. A los consejos
existentes de Castilla, Aragón, Inquisición, Órdenes, Cruzada y Consejo Real; Carlos unió los de Hacienda en 1523, Indias
en 1524 y Estado en 1526.
En 1548 se introduce en la Corte la etiqueta de Borgoña por orden del Emperador. El aumento de personal
cualificado al servicio del príncipe supuso el aumento del gasto cortesano.

38
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 5. La época de las regencias y el ascenso al trono de Carlos I

5.5. (35) El choque con la realidad hispana: el movimiento comunero.


Tras la muerte de Isabel I en 1504, Castilla se sume en un momento de
inestabilidad motivado económicamente por el impacto de las malas cosechas de
principios de siglo; desde el social por el monopolio del comercio de la lana ejercido
por el Consulado de Burgos o el predominio ganadero de la Mesta; y políticamente
por las sucesivas regencias dadas la incapacidad de Juana y la mala relación de Felipe
el Hermoso con Fernando II.
Así las cosas, Carlos de Gante desembarca el 19 de septiembre de 1517 en
Tazones, Asturias. Poco después muere Cisneros en Roa sin llegar a encontrarse con
el nuevo monarca. El joven rey, a diferencia que su hermano Fernando, había sido
educado en el extranjero y apenas habla castellano. Esto, de por sí, ya levanta
suspicacias, a las que se une el hecho de que venga acompañado de asesores
extranjeros como Chièvres o Gattinara, futuro Gran Canciller dentro del seno del
Consejo de Indias. A estos, Carlos les otorga cargos y rentas, así como también
promueve a sus allegados. Sin ir más lejos, el sobrino de Chièvres, Guillermo de Croy,
sucederá al difunto Cisneros en el arzobispado de Toledo. Tal es el malestar, que las
propias Cortes de Valladolid de 1518 que juran al rey, le piden en la misma sesión el
cese de nombramientos de cargos extranjeros. De manera análoga, cuando acuda a
Zaragoza, las Cortes se negarán a reconocerlo rey sin antes haber jurado los Fueros.
El 12 de enero de 1519 el emperador Maximiliano I muere, quedando
vacante el trono imperial. Se inician así las maniobras políticas para la elección por
el Colegio de Electores, donde cobra gran importancia el canciller Gattinara. Sin El emperador Carlos V,
embargo, en Castilla no se ve con buenos ojos esta empresa que llevaría a convertir de Juan Pantoja de la Cruz.
el Reino en una dependencia más del Emperador, aumentaría la presión fiscal y
alejaría al soberano de sus territorios.
Dispuesto a ser elegido, Carlos convoca en febrero de 1520 las Cortes en Santiago de Compostela con el fin de
aprobar un servicio extraordinario. Vistas las dificultades para su concesión, las cita de nuevo dos meses después en La
Coruña, donde logra la subvención ansiada, y tras las cuales puede partir en mayo a Centroeuropa dejando a otro
extranjero como gobernador: Adriano de Utrecht. Casi de manera simultánea, en Toledo se fragua la primera rebeldía
cuando, llegada la orden de convocatoria de Cortes en abril, la multitud impide la salida de sus regidores, entre ellos a
Juan Padilla. En Segovia, por su parte, se asesina al procurador Rodrigo de Tordesillas a su regreso de las Cortes por haber
aceptado el impuesto en nombre de la villa. En estas ciudades se sustituyen los gobiernos locales por Comunidades.
En junio, la ciudad de Toledo propone una reunión en la que participen todas las ciudades con representación en
las Cortes. Los temas a tratar serían: la anulación del impuesto aprobado en La Coruña; la reserva de cargos públicos para
los castellanos; la prohibición de salida de caudales de Castilla y la designación de un gobernador castellano mientras dure
la ausencia del rey. La respuesta es limitada y a la Junta de Ávila solo acuden Toledo, Segovia, Toro y la Salamanca de
Francisco Maldonado.
Tras este primer fracaso, el bando realista se apresura en reprimir a los sublevados segovianos de Juan Bravo, en
cuya defensa se movilizan milicias afines en casi toda Castilla. Adriano de Utrecht ordena en agosto la requisa de la artillería
de Medina del Campo produciéndose un incendio que acaba con gran parte de la ciudad. Este hecho es aprovechado por
los sublevados, que reciben el apoyo de Valladolid y del resto de ciudades castellanas que hasta entonces se habían
mantenido al margen, salvo Sevilla, Córdoba, Granada y Jaén. Estas organizan un gobierno en torno a la Junta de
Tordesillas en septiembre. Además, tratan en vano de ganar el apoyo de la reina Juana.
Por su parte, Carlos trata de acercar posturas anulando el impuesto y nombrando gobernadores al Condestable
de Castilla, Íñigo de Velasco, y al Almirante de Castilla, Fadrique Enríquez. A su vez, Adriano atrae al sector nobiliario. A
pesar de esto la revuelta triunfa en el ámbito urbano con la participación de hidalgos, letrados y una burguesía que temía
el empleo de la lana castellana como una simple materia prima exportable en perjuicio de la industria textil regional.
Tras la derrota comunera en la batalla de Tordesillas y la defección de Burgos, se llega en 1521 al desenlace con
la batalla de Villalar el 23 de abril. Tras ésta, las ciudades vuelven al orden, siendo la última Toledo a finales de octubre.
De regreso en 1522, el ya Emperador Carlos V se instala en Palencia para dirigir las últimas purgas de insurgentes.
El 1 de noviembre declara en Valladolid el Perdón General. El poder real había salido reforzado.

39
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 5. La época de las regencias y el ascenso al trono de Carlos I

5.6. (36) Las Germanías.


El movimiento de las Germanías recibe su nombre del término valenciano germà, hermano en castellano. El
encuadre espaciotemporal comprende las regiones de Valencia desde 1519, Mallorca desde 1520 y, puntualmente, en
Barcelona hasta 1523.
Las causas del movimiento hay que buscarlas en una situación de dificultad social caracterizada por el abuso
nobiliario frente al resto de estamentos, la corrupción de la administración y la tensión entre el campesinado ante la
presión feudal. A este carácter social se une un elemento común: el odio a los musulmanes. Objetivamente, el ataque a
esta minoría suponía dañar la línea de flotación del sustento económico de la nobleza por constituir esta la base de su
mano de obra; en la práctica, la manipulación social optaba por el fácil recurso del odio a una minoría que aún mantenía
su propia lengua y costumbres gracias a la protección de sus señores.
La incomparecencia en las Cortes de Valencia por parte de Carlos, unido a la salida de la ciudad del virrey y las
gentes poderosas a causa de un brote de peste en 1519 favorece la toma de poder por parte del artesanado en dos
ámbitos: el armado, haciendo uso del privilegio otorgado para formar milicias de defensa contra la piratería; y en el
político, creando la Junta de los Trece, un organismo con plenas atribuciones ante la autoridad del virrey y con dominio
efectivo sobre el Consell municipal y la Generalitat. El rey, que se encontraba aún en Barcelona en este momento, apoya
la Junta y se limita a decretar la prohibición del empleo de las armas. El primer presidente será el tejedor Joan Llorenç, un
moderado que aspira a hacer de Valencia una república comercial al estilo veneciano o genovés. Al morir en 1520, Vicente
Peris le sucederá adoptando posiciones más radicales y quebrando el entendimiento con la Corona en un momento en
que Carlos ha partido a Centroeuropa para participar en la elección imperial: el virrey Diego Hurtado de Mendoza
abandona la ciudad y el movimiento se extiende por todo el reino de Valencia.
Al ya citado carácter antiseñorial se le une, especialmente en el campo, la represión a los moriscos mediante
conversiones forzosas y violencia explícita como el incendio de la morería de Valencia. En 1521 la revuelta toma el carácter
definitivo de conflicto armado con las fuerzas realistas divididas entre el ducado de Segorbe al mando de Alonso de Aragón
y las de Hurtado de Mendoza desde el de Gandía. Las primeras derrotan a los sublevados en la batalla de Almenara, pero
el virrey sale derrotado en la batalla de Vernisa. La llegada de refuerzos realistas desde Murcia con el marqués de Vélez y
las disputas internas terminan por hacer caer Valencia el 3 de marzo de 1522. Vicente Peris y sus colaboradores son
ejecutados. Los últimos focos de resistencia, Játiva y Alcira caen a finales de año y con ello su líder “el Encubierto”, un
impostor que se hacía pasar por Juan, hijo de los Reyes Católicos.
En 1523 Germana de Foix es nombrada lugarteniente general de Valencia. Endurece la represión de los
amotinados y confisca sus propiedades. En 1524 decreta un Perdón General.

En 1520 comienza la Germanía de Mallorca. El esquema es bastante similar al valenciano: huida del virrey Miguel
de Gurrea a Ibiza y expansión de la revuelta por todo Mallorca a excepción de la Alcudia, que se convierte en el refugio
nobiliario y realista de la isla. A diferencia que en la Península, existe una dicotomía más acentuada que separa al
artesanado urbano y campesinado por un lado; y a caballeros y mercaderes por otro (mascarats).
La primera fase, moderada, concluye con el encarcelamiento de Joan Crespi. Su sucesor, Joanot Colom, inicia la
fase radical, en la cual se promueve la supresión de los censales y se grava la propiedad agraria. El Emperador envía
refuerzos al virrey en el verano de 1522. El sitio de Mallorca finaliza el 8 marzo de 1523. La represión posterior dobla las
ejecuciones de Valencia.

40
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 5. La época de las regencias y el ascenso al trono de Carlos I

5.7. (37) El problema morisco.


Tras la conquista de Granada en 1492, se adopta un carácter de tolerancia con los musulmanes, pero dado que
la conversión de la población avanza lentamente se envía en 1499 al arzobispo Cisneros. La implantación de conversiones
masivas y el encarcelamiento de aquellos que no colaboraban desembocó en el Levantamiento del Albaicín ese mismo
año. La chispa fue el asesinato del alguacil Velasco de Barrionuevo cuando pretendía llevarse a una mujer elche para ser
interrogada. Los disturbios duraron diez días y terminaron con la entrega de armas de los rebeldes, así como el
ajusticiamiento de los asesinos del alguacil. Pese al perdón general concedido, los líderes de la revuelta huyeron de la
ciudad e iniciaron el Levantamiento de La Alpujarra de 1500. Sofocada la revuelta con la participación del propio Fernando
el Católico y la capitulación en 1502, los rebeldes pudieron elegir entre la conversión forzosa o el exilio de Granada previo
pago de diez doblas de oro.
Esta directriz no afecto a la Corona de Aragón debido al vasallaje al que los moriscos estaban sometidos en aquel
reino. De esta manera, la protección de sus señores dificultó la acción de la Inquisición y les posibilitó poder mantener sus
prácticas religiosas, usos y costumbres. Esto, unido a una alta tasa de crecimiento y la supuesta colaboración con turcos y
berberiscos, levantó un gran recelo contra la comunidad musulmana que eclosionó durante la Revuelta de las Germanías
(1520-1522). En la revuelta, los moriscos fueron bautizados contra su voluntad. Este carácter forzoso fue puesto en tela
de juicio una vez sofocaba la rebelión, por lo que el inquisidor Alonso Manrique estudió el tema con una junta de teólogos
y determinaron la validez del proceso. Esta decisión fue refrendada políticamente con un decreto de Carlos V en 1525
ordenando la conversión de todos los mudéjares que todavía quedaban en la Corona de Aragón.
Sin embargo, estas disposiciones no se llegan a aplicar con rigor debido al servicio de 40.000 ducados ofrendado
al Emperador. Con el pago conseguían mantener apartada a la Inquisición, mantener lengua y costumbres, así como otras
prebendas.
En 1526 la postura oficial es de conversión completa, por lo que los obispos impulsan un programa de
catequización en sus diócesis. A mediados del XVI se da por fracasada la política de catequización y asimilación llevada a
cabo en la década de los treinta y cuarenta. Los moriscos establecen contactos con el sultán turco y el marroquí, además
de con los piratas berberiscos, aprovechando el aumento de presencia musulmana en el Mediterráneo occidental a partir
de 1551. A esto se une la actividad bandolera de los monfíes en las serranías de Granada. Ante tales fracasos, ya en tiempos
de Felipe II, en 1565 un sínodo en Granada solicita sustituir la política de evangelización por la represión, activando
disposiciones congeladas de 1525: prohibición del uso de su lengua, vestidos, baños y prácticas religiosas. La aprobación
de las propuestas se da con la Pragmática o Edicto de Granada del 1 de enero de 1567. Esta dará lugar a la Rebelión de
las Alpujarras (1568-1571).

El proselitismo moro del arzobispo Jiménez,


de Edwing Long.

41
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 5. La época de las regencias y el ascenso al trono de Carlos I

5.8. (38) La consolidación del régimen polisinodial.


El ámbito político el imperio de Carlos V no es un estado unitario, sino más bien uno federal donde cada uno de
los territorios dispone de leyes y gobernadores o virreyes propios. En ocasiones, incluso la lengua y los organismos de
representación son diferentes. Ni siquiera las coronas hispánicas tras la unión dinástica, alcanzan la homogeneidad.
Tomando como referencia la división del Consejo Real de Castilla en otros especializados según hicieran sus
abuelos los Reyes Católicos, Carlos V los mantiene y añade otros nuevos. De esta manera, el Emperador fundamenta su
forma de gobierno en base a un sistema de múltiples consejos para cada ramo de la administración o territorios. La
composición de estos se nutre de los juristas y licenciados formados en las universidades.
- Consejo de Estado: creado en 1523 e inspirado por Gattinara se reforma en 1526. Era un órgano consultivo sobre
cuestiones de asuntos exteriores principalmente. Es por ello que tenía control sobre las embajadas en Europa. Lo
presidía el propio rey y era él quien elevaba las consultas a los consejeros. Estos, a diferencia que otros consejos,
sí pertenecían a los estamentos privilegiados y provenían de todos los territorios de la Monarquía.
- Consejo de Guerra: hay menciones desde 1516, pero se toma 1517 como fecha en que se desgaja del de Estado.
Lo forman consejeros expertos en temas bélicos. Alcanza su máxima importancia en tiempos de Felipe II con
divisiones internas en forma de juntas y secretarías especializadas: mar, tierra, galeras, Armadas…
- Consejo de Hacienda: creado en 1525. Termina con la dualidad del anterior consejo castellano de Hacienda. Lo
componen tres consejeros, generalmente de origen no aristocrático, y los tribunales de Millones, de Oidores y la
Contaduría Mayor de Cuentas. A pesar de estar enfocado a Castilla, termina por responsabilizarse de la
financiación del Imperio en general.
- Consejo de la Inquisición: creado en 1483 (otras fuentes lo retrasan hasta 1488). Recibe también el nombre de la
Suprema. La existencia del Consejo supuso en su momento la inclusión de la Inquisición en estructura del estado.
Ejercía el control sobre los tribunales inquisitoriales de Castilla, Aragón, Italia y América. Estaba presidido por el
Inquisidor General, asistido a su vez por seis inquisidores apostólicos, un alguacil y diversos secretarios y relatores.
- Consejo de las Órdenes Militares: creado en 1495 tras la otorgación papal a los Reyes Católicos de los maestrazgos
de Santiago, Calatrava y Alcántara. Organizada con un presidente, seis consejeros, fiscal y secretario, las
competencias incluían la administración y justicia en los territorios de las órdenes citadas más la de San Juan. La
Orden de Montesa dependió del Consejo de Aragón hasta que en 1523 Carlos I fue nombrado Gran Maestre de
las Órdenes Militares españolas. El Papa no concedería su maestrazgo hasta 1587, ya con Felipe II.
- Consejo de Cruzada: creado en 1509 tras la concesión de la bula papal. Aunque con atribuciones consultivas,
administrativas y judiciales, su función principal era la gestión de los ingresos destinados a la lucha contra los
infieles. El principal era la Bula de Cruzada.
- Consejo de Castilla: creado en 1480. Ya desde los Reyes Católicos se va primando su composición por letrados.
Ejerce labores judiciales como tribunal supremo; legislativas como redactor de leyes y administrativas por
encargarse de los asuntos internos de Castilla. El Emperador reduce a siete los consejeros.
- Consejo de Aragón: creado en 1494 al estilo del de Castilla para dirimir asuntos judiciales y administrativos de la
Corona. Lo preside un vicecanciller con seis letrados o regentes. Su jurisdicción abarca Aragón, Valencia, Mallorca,
Cataluña y Cerdeña desde la creación del Consejo de Italia en 1555.
- Consejo de Indias: creado en 1524, pero su germen está en el Consejo de Castilla ya en 1503. Sus cometidos
abarcan todo el abanico existente: políticos, legislativos, financieros, judiciales, comerciales, eclesiásticos y
militares. Está compuesto por un presidente, un gran canciller y doce consejeros más el cronista oficial, el
cosmógrafo y un oidor de la Casa de Contratación, a la cual supervisa.
- Consejo de Navarra: reestructurado en 1525 para dar cabida a un regente nombrado por el Rey, así como a dos
de los seis consejeros, los cuales eran castellanos.
- Consejo de Italia: creado en 1555 al final del reinado de Carlos V. Se desgaja del de Aragón y cuenta con un
presidente y 6 regentes: dos napolitanos, dos sicilianos y, cuando de anexiona Milán, dos milaneses. Uno de los
dos representantes territoriales era italiano y el otro castellano.
Para agilizar la toma de decisiones, Carlos V se valió de la figura de los secretarios. Estas personas eran cercanas
y merecedoras de la confianza del soberano, de tal forma que ejercían de intermediarios entre los consejos y éste. A
menudo preparaban la orden del día y redactaban documentos oficiales. El más importante era el Secretario de Estado,
siendo los dos principales Francisco de los Cobos y, desde 1530, Nicolás de Perrenot, momento en que éste último se
especializa en asuntos exteriores e imperiales y el primero en los españoles.
Por último, y en pos de constituir una monarquía universal, el consejero Gattinara pugna por establecer una
Cancillería al estilo europeo que abarque todos los territorios. Esta idea provoca rechazo en Castilla y tampoco termina de
convencer al Emperador, por lo que a pesar de nombrarle Gran Canciller aprovechando la existencia de ese puesto dentro
del Consejo de Indias, tal dignidad no volverá a emplearse tras la muerte de Gattinara en 1530.

42
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 5. La época de las regencias y el ascenso al trono de Carlos I

5.9. (39) Las Cortes.


Las Cortes constituían en tiempos de Carlos V un organismo político de carácter representativo no democrático,
por estar representada toda la sociedad, sino solo la nobleza y el clero. Posteriormente, no en el caso de Castilla por ya
estar presentes, se añadieron las élites urbanas. Las deliberaciones, y a veces las reuniones con el monarca, eran por
separado, lo cual no hacía sino fomentar la lucha individual de cada una de las clases por mantener o aumentar sus
privilegios.

Las Cortes de Castilla se diferencian de las demás por ser las únicas sin prerrogativas legislativas. No son ellas
quienes generan leyes, sino el propio rey. Sí intervienen en cuestiones monetarias, sucesorias o juramentos al monarca,
pero lo que las caracteriza es su función fiscal. Es en este seno donde se aprueban las nuevas cargas impositivas, tanto
ordinarias como extraordinarias, o la modificación de las existentes. Dada la situación, los representantes en las Cortes
tienen poco margen de negociación con el soberano más allá de elevarle peticiones cuando él las convoca para pedirles
más dinero. Durante el reinado de Carlos V se convocaron 10 veces, 6 de ellas en Valladolid.
En relación con la composición de sus procuradores, estos procedían en su mayoría de las élites urbanas,
quedando al margen la nobleza y el clero debido a que no tenían que pagar impuestos. De esta manera, el Emperador
elegía 18 ciudades a las que otorgaba representación por medio de 2 procuradores.
En 1525 se crea la Diputación de Cortes para velar por el cumplimiento de los acuerdos, representar políticamente
las Cortes, así como repartir y recaudar la alcabala desde el 1536.

Las Cortes de Aragón mantenían el carácter pactista heredado de la Edad Media. Con una potente capacidad
legislativa y fiscal, las Cortes de los diferentes reinos defendían sus fueros y negociaban con el rey la aprobación de leyes
e impuestos. De esta forma, la relación entre ambas instituciones, Corona y Cortes, era la de un contrato que obligaba a
ambas partes por igual una vez alcanzado el acuerdo.
Si bien las Cortes de Aragón y las de Cataluña se convocaron de manera independiente a principios del reinado
en las ciudades de Zaragoza y Barcelona respectivamente, las siguientes seis veces se hicieron convocatorias conjuntas en
Monzón para Aragón, Valencia y Cataluña.
Entrando en las peculiaridades de cada una, las Cortes de Aragón se componían de 4 estamentos: alta nobleza,
baja nobleza, clero y ciudades. En las de Valencia y Cataluña ambas noblezas se agrupaban en una sola. Con el objeto de
mantener una vigilancia constante del cumplimiento de las leyes, se crearon las Diputaciones Generales del Reino en
Aragón y las Generalidades en Valencia y Cataluña.

Las Cortes de Navarra se componían de aristocracia laica y eclesiástica, así como de una representación
restringida de ciudades favorecidas por fueros. Aunque contaba con capacidad legislativa, la fortaleza de estas cortes
residía en la defensa de sus fueros, a lo cual supeditaban la concesión de servicios al soberano. La frecuencia de
convocatoria era alta, creándose la Diputación permanente ya en tiempos de Felipe II.

Finalmente, también existían Cortes en los territorios extrapeninsulares de la Monarquía. En los Países Bajos se
denominaba Estados Generales y en ellos tenían representación las 17 provincias. Por su parte, en Italia, las Cortes de
Sicilia, Cerdeña y Nápoles funcionaban al modo aragonés. Este último se reunía cada dos años para conceder al rey el
donativo.

43
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 5. La época de las regencias y el ascenso al trono de Carlos I

5.10. (40) España y el destino imperial: presión fiscal. Los banqueros del Emperador.
A la muerte del emperador Maximiliano I el 12 de enero de 1519, su nieto Carlos pugnará con Francisco I de
Francia por el trono imperial. El esfuerzo económico exigido a los territorios heredados, así como el dinero prestado por
banqueros como los Welser y los Fugger, posibilitará su elección y posterior coronación como Rey de Romanos el 23
octubre de 1520. El 26 sería reconocido Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Para su coronación por el papa
Clemente VII en Bolonia tendría que esperar hasta el 24 de febrero de 1530.
Esta empresa política habría sido imposible sin la figura de los asentistas o banqueros reales, quienes concertaban
asientos por los cuales se comprometían a entregar altas sumas de dinero en tiempo y lugar. Acude también a otros
servicios como los juros que provocan el endeudamiento de la Corona y suponen el pago mediante el empeño de las rentas
públicas. Así, Carlos V tomará a los Fugger y los Welser como sus principales banqueros.
A modo de ejemplo, Jacob Fugger, el hombre más rico del momento, prestó al
Emperador 500.000 florines para conseguir la elección imperial. Es por eso que desde 1524
los Fugger recibieron como pago a sus créditos las rentas percibidas por los maestrazgos de
las Órdenes Militares además de la explotación de las minas de mercurio de Almadén y las de
plata de Guadalcanal.
Por su parte, los Welser gestionarían durante 18 años la explotación de la costa de
Venezuela desde el primer asentamiento europeo germánico: Klein-Venedig. A partir de 1530
serán los genoveses, con las familias Grimaldi, Spínola y Bonvis, quienes se incorporen al
negocio de la financiación del estado.
Para gestionar las finanzas imperiales se crea en 1523 el Consejo de Hacienda. Este
organismo velaba por el cobro de las diferentes contribuciones que llenaban las arcas
públicas. Las principales eran:
Jakcob Fugger,
- El quinto real, 20% del valor de los metales preciosos extraídos y de los envíos de Alberto Durero.
hechos por particulares desde las Indias.
- Los servicios ordinarios y extraordinarios, que suponían 300 millones de maravedíes.
- El almojarifazgo, un impuesto marítimo aduanero.
- El diezmo de la mar, contribución que gravaba las importaciones que entraban y salían de Castilla a través
del mar.
- La alcabala, un impuesto indirecto que gravaba entre el 5-10% las transacciones comerciales y que
aportaba el 80% de los ingresos ordinarios.
- Las tercias reales, recaudaban 2/9 del diezmo eclesiástico.
- El montazgo, las rentas de la Órdenes Militares, los monopolios reales sobre las salinas y las explotaciones
mineras y las Bulas de Cruzada.
Aún con todo, la deuda se disparó y al final del reinado (1552-1556) llegó a ser de 14.351.000 ducados.
La bancarrota de 1557 supondrá un duro golpe para estas familias que, si bien logran sobrevivir a esta primera
suspensión de pagos, acabarán quebrando a principios del XVII.

44
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 6. Política internacional de Carlos V

Tema 6. Política internacional de Carlos V


6.1. (41) Las luchas político-religiosas en el Imperio.
El 31 de octubre de 1517, tan solo un mes después de que Carlos V desembarcara en Tazones, el agustino Martín
Lutero clava en las puertas del palacio de Wittenberg sus 95 tesis con el propósito de debatirlas. En ningún momento
plantea una ruptura de la Iglesia ni propugna la insumisión al Papa, pero sí clama contra el tráfico de indulgencias. Gracias
a la imprenta sus ideas se divulgan por toda Europa.
La situación con el papa León X se va tensando cada vez más hasta el punto de que Lutero, bajo la protección de
Federico de Sajonia, niega la autoridad del pontífice y éste le excomulga el 3 de enero de 1521. El Emperador, que aspiraba
a conseguir la unidad política en el Imperio, ahora ve cómo inesperadamente se añade la
cuestión de la unión religiosa en la Cristiandad.
Ese mismo enero se inaugura la Dieta de Worms (1521), a la cual Lutero acude con
salvoconducto imperial. Al no renunciar a sus tesis más controvertidas se le declara prófugo
y hereje en el Edicto de Worms.
Carlos V considera la convocatoria de un concilio universal la solución más eficaz
para solventar la escisión luterana. Tanto protestantes como el Papa rechazan esta solución.
Los primeros por encontrar en el cisma religioso un beneficio doble: secularizan los bienes
de la Iglesia al tiempo que se enfrentan políticamente al Emperador. El Papado, por el
contrario, aceptaría la existencia de un problema si accedía al concilio.
En 1526, tras la victoria de Pavía y la captura de Francisco I, el emperador retoma el
asunto religioso entablando conversaciones con los luteranos en las Dietas de Espira de 1526
y 1529. En la primera se puso en suspenso el Edicto de Worms, impulsándose así la expansión
del luteranismo. En la segunda, se impone de nuevo el Edicto, dando pie a la Protesta de
Espira firmada por 14 ciudades libres y 6 príncipes con el elector de Sajonia a la cabeza. Esto
suponía la casi ruptura definitiva de la Iglesia.
De regreso en Alemania tras la Paz de Cambrai, Carlos intentó un último
acercamiento de posturas en la Dieta de Augsburgo de 1530. De nuevo se rechaza la opción
del concilio, por lo que se renueva el Edicto de Worms al tiempo que Philip Melanchton,
representante de Lutero, presenta allí mismo la Confesión de Augsburgo, texto donde se
expone oficialmente los principios del protestantismo.
Acabado el diálogo, en 1531 se organiza la Liga de Esmalcalda, formada por los
príncipes protestantes rebeldes a la autoridad imperial. Esto supone un peligro para el
Emperador pues puede atraer a otros enemigos del Imperio. Al año siguiente, 1532, se
produce el segundo sitio de Viena, por lo que Carlos firma con los protestantes la Paz de Martín Lutero y Philipp
Melanchthon, por Lucas
Nuremberg, tregua que se confirma en la Dieta de Ratisbona de ese mismo año y en la que
Cranach.
se mantiene cierta libertad de confesión hasta la celebración de un concilio.
Como este no se convoca, tras la Dieta de Worms de 1540, Carlos aprovecha la Dieta de Ratisbona de 1541 para
publicar el Ínterim de Ratisbona según el cual se aceptaban entre otras concesiones las expropiaciones a la Iglesia y se
daba representación a los protestantes en la Cámara. Paulo III condenó la declaración. Por su parte, lejos de frenarse, el
protestantismo continuó avanzando al interpretar el Ínterim como una muestra de debilidad. Finalmente, en 1542, el Papa
promulga una bula convocando un concilio en Trento, que se retrasará a 1545 tras la Paz de Crépy (1544) que ponía fin a
la Tercera Guerra con Francia (1542-1544).
No obstante, los luteranos se niegan a asistir a las sesiones y Carlos V prepara una ofensiva militar contra la Liga
Esmalcalda que culmina con la victoria imperial de Mülberg en 1547.
Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con los protestantes y con Trento en suspenso, el Emperador
proclama el Ínterim de Augsburgo en 1548 tratando él mismo de dar una solución al problema: se preservaba la doctrina
católica y la autoridad del Papa, pero se hacían concesiones a los luteranos en cuanto a disciplina y culto. El Ínterim pasó
a ser ley del Imperio.
En 1552, muerto Francisco I, se firma el Tratado de Chambord entre Enrique II de Francia y los príncipes
protestantes representados por Mauricio de Sajonia. Este mismo año, El Emperador ha de huir de Innsbruck. Fernando
firma con Mauricio el Tratado de Passau y Carlos lo ratifica reconociendo al protestantismo en el imperio en igualdad de
condiciones con la religión católica, sobre la base del: cuius regio, eius religio.
Atacada Austria por los turcos, clausurado Trento y tomadas Metz, Toul y Verdún, se firma a través de Fernando
la buscada Paz de Augsburgo de 1555: se ratificaba Passau, se partía el Imperio en dos confesiones y se confirmaban las
expropiaciones a la Iglesia.

45
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 6. Política internacional de Carlos V

6.2. (42) Carlos V y el Papado. El saco de Roma.


Lejos de ser un reparto de tareas ideal, los asuntos terrenales y espirituales traspasaban a menudo las fronteras
delimitadas entre el Emperador y el Papa. Como venía siendo habitual, dependiendo de la relación entre ambos se tendía
a la colaboración o la confrontación.
En 1522, Adriano de Utrecht, preceptor de Carlos V, es elegido papa como Adriano VI. Parecía que comenzaba
una época de alineamiento entre ambos poderes universales, pero el Papa fallece 20 meses más tarde siendo relevado
por el Médicis Clemente VII. Con él se inaugura un periodo de poca sintonía como consecuencia de las posturas opuestas
en los ámbitos:
- Religioso: negativa a convocar un concilio que tratase el conflicto con Lutero por significar un menoscabo
a su autoridad, aceptar la existencia de un problema y poder terminar dando la razón a los luteranos.
- Político: temor provocado por la creciente presencia española en la península italiana.
Aprovechando que Francisco I, cautivo desde la batalla de Pavía en 1525, ha sido liberado tras firmar el Tratado
de Madrid, pacta con él la formación de la Liga de Cognac contra Carlos V con la intención de expulsarlo de Italia. A ella se
le unen ese 1526 Venecia, Florencia y Milán.
El conflicto comienza con la toma de Lodi por la Liga, lo cual es respondido por los imperiales con la invasión del
Milanesado y la expulsión de su duque Francisco II Sforza. A estos sucesos le sigue una tregua pactada entre el Papa y el
representante del Emperador, Hugo de Moncada.
Sin embargo, el ejército del Condestable Carlos III de Borbón, francés enemistado con Francisco I y en el bando
imperial desde 1521, avanza hasta Roma acuciado por el impago de las soldadas. Llegan el 5 de mayo de 1527, iniciándose
el asalto a la ciudad el 6. El Condestable muere de un disparo de arcabuz, la ciudad es saqueada y el Papa se refugia en el
castillo de Sant’Angelo, donde es mantenido en cautiverio. Las tropas abandonan la ciudad en febrero de 1528, el Papa
regresa el 6 de octubre de 1528 tras el pago de un rescate de 400.000 ducados y varias entregas territoriales.
No obstante, el Saco de Roma supone un gran escándalo en el mundo cristiano por ser un ataque directo a la
cuna de la Iglesia por parte de su principal valedor laico: el Emperador. Para combatir esta mala prensa, la maquinaria
imperial despliega su capacidad propagandística para eximir de culpa a Carlos y señalar a Clemente como máximo
exponente de la corrupción vaticana y único responsable de lo acaecido. Un ejemplo de estos escritos es el Diálogo de las
cosas ocurridas en Roma del humanista Alfonso de Valdés, secretario de Carlos V.
Concluida la Guerra de La Liga de Cognac (1526-1529) con la victoria decisiva de los imperiales en la batalla de
Landriano en 1529, el Emperador y Clemente se reconcilian oficialmente sellando la Paz de Barcelona en junio de ese año.
Se pactaba la disolución de la Liga, se reconocía la primacía de Carlos en Italia, se reestablecían al Papado los territorios
perdidos y se instauraba a Alejandro de Médicis en Florencia. Además, y más importante, la actitud de Clemente hacia
Carlos V cambiaba, hecho que favoreció su coronación imperial en Bolonia el 24 de febrero de 1530. No obstante, hasta
su muerte en 1534 este pontífice no ayudó a Carlos en el proyecto conciliar.
Le sucede Paulo III, quien tras largas negociaciones decide convocar el Concilio en la ciudad de Trento con una
bula en 1542; la celebración se retrasa hasta 1545. A la ausencia de protestantes se une la presencia muy notable de
teólogos españoles. En 1547 se traslada el Concilio a Bolonia debido a la peste, suspendiéndose de nuevo en 1549, año en
que muere Paulo III. Le sucede Julio III, quien establece negociaciones para reabrir el Concilio en 1551, aunque en 1552 es
clausurado de nuevo ante el avance de Mauricio de Sajonia en Tirol y la huida imperial de Innsbruck. La tercera y definitiva
etapa se inicia en 1562 con el papa Pío IV.

Del saqueo de Roma,


de Francisco Javier Amérigo y Aparici.

46
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 6. Política internacional de Carlos V

6.3. (43) Las guerras con Francia.


Las guerras franco-españolas marcarán gran parte de la política exterior de Carlos V en todos los teatros de
operaciones posibles, puesto que Francisco I aparecerá casi siempre en el bando rival. Las causas de esta enemistad
manifiesta son múltiples. Por un lado, tras la muerte del emperador Maximiliano en 1519, Francisco I aspira a ser elegido
frente a Carlos I, quien finalmente será coronado. Por otro, el ducado de Borgoña era territorio francés desde su pérdida
por Carlos el Temerario, lo que no evitaba que Carlos V lo ansiara reincorporar a la Monarquía como parte de la herencia
de su bisabuelo. De manera análoga, Francisco pretendía recuperar el Reino de Navarra, fuera de la órbita francesa desde
su incorporación a Castilla en 1515. Italia es el cuarto motivo de disputa el cual, a pesar de contar con una creciente
influencia española, mantenía el estratégico norte milanés bajo influencia francesa. Finalmente, la disposición territorial
de los dominios de Carlos rodeaba los franceses, hecho que suponía una amenaza para la integridad de Francia.
Los enfrentamientos entre ambas monarquías se resuelven en cuatro conflictos:
- Primera Guerra (1521-1529): se inicia con la invasión francesa de Navarra aprovechando la revuelta de los
Comuneros. Las tropas invasoras son frenadas en Logroño y derrotadas en Noaín, reteniendo Fuenterrabía como
Sería Primera Guerra

de la LdC (1526-1529).
(1521-1526) y Guerra

único enclave hispano. La respuesta imperial coaliga a Enrique VIII con el Tratado de Windsor (1522), según el cual
los ingleses invaden Francia desde Calais y Carlos desde los Pirineos. Además, en 1523, Venecia, Florencia y el papa
León X dan su visto bueno para la invasión imperial que toma Milán, entrega el ducado a Francisco II Sforza,
recupera varios territorios pontificios y libera Génova tras la victoria imperial en Bicoca en abril de 1522.
La elección de Adriano de Utrecht como papa favorece la política imperial, pero su pronta muerte y la sucesión de
Clemente VII inicia una posición opuesta al Emperador, declarando junto con Venecia y Florencia su neutralidad
frente a Francia.
En 1524 Francisco reconquista Milán, pero es derrotado y capturado en la batalla de Pavía el 24 de febrero de 1525.
A principios de 1526 se firma el Tratado de Madrid, según el cual Francisco renuncia a las reclamaciones sobre
Flandes e Italia y se compromete a devolver Borgoña. Sin embargo, una vez liberado, el monarca francés incumple
todas las cláusulas del tratado y se une a la Liga de Cognac promovida por Clemente VII con Inglaterra, Venecia y
Florencia en contra el Emperador.
La nueva guerra desencadena del Saco de Roma y tiene su punto de inflexión en el brote de peste en el ejército
francés que sitiaba Nápoles y la defección del genovés Andrea Doria hacia el bando imperial. La amenaza turca en
oriente y la protestante en el norte impulsan la firma paces por separado en 1529: el Tratado de Barcelona con el
Papa y la Paz de Cambrai o de las Damas con Francia. Esta renuncia a Italia y Carlos V a Borgoña, se liberan los
rehenes franceses a cambio de 2.000.000 de escudos.
- Segunda Guerra (1536-1538): la muerte de Francisco II Sforza renueva las aspiraciones francesas. Francisco I se alía
con los turcos e invade Saboya, Piamonte y Turín, lo que hace volver a Carlos de su campaña en Túnez e invadir
Provenza y Picardía. La guerra se estanca y Paulo III media para firmar la Tregua de Niza el 18 de junio de 1538. Se
instituía una tregua de diez años y Turín permanecía en manos francesas.
- Tercera Guerra (1542-1544): el Emperador inviste duque de Milán al Príncipe de Asturias don Felipe en 1540. Dos
años más tarde se emplea el pretexto de la muerte de dos emisarios franceses en Milán cuando se dirigían a una
misión diplomática con los otomanos como pretexto para atacar los Países Bajos e iniciar una nueva contienda. En
el ámbito marítimo, Solimán I envía 100 galeras al mando de Barbarroja a Marsella, donde se une a la escuadra
francesa en la toma de Niza. En la lucha terrestre, Carlos V se alía con Enrique VIII y atacan Francia simultáneamente
desde Calais y el norte de Luxemburgo alcanzando Normandía y la Champagne respectivamente. Este ataque
neutraliza los avances franceses en Italia. La Paz de Crépy se firma en septiembre de 1544: Francia renuncia de
nuevo a Italia y devuelve los territorios ocupados desde 1538. Además, renuncia a pactar con los otomanos de
nuevo al tiempo que Carlos V renuncia de nuevo al ducado de Borgoña y sella el acuerdo con un acuerdo
matrimonial que implica al duque de Orleans y su sobrina Ana de Habsburgo-Jagellón con Milán como dote.
- Cuarta Guerra (1552-1559): tras la última guerra, el Emperador se centra en el problema protestante. A Francisco
I le sucede Enrique II, que no desaprovecha el descontento de los príncipes alemanes y sella en 1552 el Tratado de
Chambord con la Liga Esmalcalda. Inmediatamente, Enrique II ocupa sucesivamente Metz, Toul y Verdún. Mauricio
de Sajonia, aliado del emperador, se pasa al bando enemigo y toma Augsburgo. Después se dirige a Innsbruck, de
donde hace huir al Emperador. VER TEMA 58
En el Tratado de Passau de 1552 Carlos reconoce su derrota frente a los adversarios en el Imperio con el propósito
de poder centrarse en la respuesta a Francia y al Imperio Otomano. Fracasan tanto el intento imperial de recuperar
Metz como las penetraciones francesas en Flandes. La boda de Felipe II con María de Tudor acerca posiciones con
Inglaterra. En la posterior Paz de Augsburgo de 1555 se ratifica esta situación. Carlos se retira a los Países Bajos y
allí permanece hasta 1556 para garantizar su seguridad frente a Francia. La guerra concluirá con la Paz de Cateau-
Cambrésis en 1559, ya con Felipe II en el trono.

47
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 6. Política internacional de Carlos V

6.4. (44) El frente turco: el Danubio y el Mediterráneo.


El Imperio Otomano se alzó como el gran enemigo mediterráneo del
Emperador y al cual este nunca pudo derrotar definitivamente por no poder
concentrar esfuerzos ante las continuas distracciones de protestantes y franceses.
Además, coincide que los turcos, en expansión desde la toma de Constantinopla en
1452, alcanzan su plenitud con el ascenso al trono del sultán Solimán el Magnífico
en 1520. El esplendor se mantendrá hasta su muerte en 1566.
El avance musulmán no se restringe a la cuenca del Mediterráneo, sino que
también lo hace por tierra. Una vez controlado el Bósforo, hace suyo el mar Negro
y avanza tomando Grecia, Bulgaria, Albania, Serbia y Bosnia en detrimento de los
puestos comerciales venecianos y genoveses. Este avance europeo afecta
doblemente al Emperador puesto que amenaza la frontera oriental del Imperio y lo
hace por territorios de su hermano Fernando de Habsburgo. Desde 1507, el
emperador Maximiliano había concertado el doble matrimonio entre el heredero
de Hungría y Bohemia Luis II Jagellón y María de Austria, hermana de Carlos V.
Asimismo, los hermanos de los anteriores, Ana Jagellón y Fernando de Habsburgo,
Solimán el Magnífico, de Tiziano.
tendrían una boda paralela.
En 1521 los turcos toman Belgrado, desde donde alcanzan tierras húngaras. En 1526, Solimán se decide a avanzar
hacia Buda, capital de Hungría, la cual toma tras vencer en la batalla de Mohács, en la cual muere Luis II. La sucesión de
los reinos recae en Fernando, quien tendrá que hacer frente a la doble amenaza turca y transilvana, pues su voivoda Juan
Zápolya, también aspirante al trono, decide aliarse con Solimán y sesgar una parte del territorio húngaro. Como rey de
Bohemia, Fernando tendrá voto en el colegio imperial de electores.
En 1529, Solimán lanza una nueva campaña con 250.000 hombres y 300 cañones que toma de nuevo Buda y sitia
Viena sin éxito. Fernando consigue apoyo de la Dieta bohemia en Praga y Carlos V acude en su ayuda con otros príncipes
alemanes. Solimán se retira. Los enfrentamientos se retoman en 1532, siendo rechazado el avance turco esta vez sin llegar
a la capital austríaca.
En el teatro mediterráneo, el avance inicial de Solimán se define con la toma de Rodas en 1522 y la expulsión de
los caballeros de San Juan de Jerusalén que la defendían, trasladados desde entonces a Malta merced de Carlos V. Además,
los otomanos contaron con la ayuda del corsario Jeireddín Barbarroja, quien dirigía la piratería berberisca contra la
Cristiandad desde Argel. Así pues, Solimán disponía de dos excelentes bases, una en oriente y otra en occidente, desde las
que amenazar el tránsito marítimo en el Mediterráneo.
Carlos V veía impotente cómo se le escapaba el control de la situación ante la incapacidad de poder destinar más
fondos para la construcción y mantenimiento de una escuadra con la que frenar las incursiones de saqueo como la de
1529 contra la costa de Valencia. Por eso, en el seno de la Primera Guerra contra Francia (1521-1529), el Emperador
consigue atraer a su bando al almirante de la escuadra genovesa Andrea Doria, quien dirigirá una maniobra de distracción
en 1532 con la toma de Patrás en el golfo de Corinto y de Corón en el Peloponeso en 1533.
La respuesta no se hace esperar y Solimán nombra a Barbarroja almirante en jefe de la flota. En 1534 toma Túnez
y expulsa a Muley Hassan, aliado del Emperador en el norte de África. Carlos V, aprovechando el momento de tregua con
Francia, organiza una gran escuadra que reúne tropas y naves de todos los puntos del Imperio. Además, se le unen recursos
aportados por el Papado, los Caballeros de Malta, Portugal y Génova. El mando de la Jornada de Túnez lo ejercen de
manera conjunta los almirantes Andrea Doria y Álvaro de Bazán, si bien el Emperador también está presente y entra en
Túnez a la cabeza de sus tropas el 21 de julio de 1535. Se ocupa La Goleta, se restituye a Muley Hassan, se obtiene un gran
botín y se libera a miles de cautivos cristianos. Barbarroja consigue escapar y continúa la lucha desde Argel con razias en
Valencia, Baleares y el sur de Italia entre los años 1536 y 1537 sin poder acabar de manera definitiva con la piratería.
En 1538, la nueva tregua con Francia sellada en Niza, favorece la formación de una Liga Santa entre el Emperador,
Venecia y el Papado. La poderosa flota de Andrea Doria es derrotada en septiembre por una menor de Barbarroja en la
batalla de Préveza. Venecia abandona la Liga y firma la paz por separado asegurando su comercio con Oriente a cambio
de sus posesiones territoriales allí. Sin los venecianos, Carlos V fracasa en 1541 en su intento de tomar Argel perdiendo
150 buques. Esto constituye un gran fracaso y contribuye a empeorar la situación en el Mediterráneo. Al año siguiente se
inicia la Tercera Guerra con Francia, coaligada con el turco en el asedio a Niza.
En 1546 fallece Barbarroja, siendo sustituido por Dragut. En agosto de 1551 cae Trípoli, en 1554 Vélez de la
Gomera y en 1555 Bujía. El final del reinado de Carlos V presencia retrocesos sucesivos en el frente mediterráneo.

48
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 6. Política internacional de Carlos V

6.5. (45) Los Países Bajos.


Los Países Bajos, vinculados a Borgoña, pasan a Carlos V por herencia de su abuela María de Borgoña a la muerte
de Felipe el Hermoso. Dado que aún es un niño, en 1507 Maximiliano nombra regente a Margarita de Borgoña, hermana
de Felipe y viuda del príncipe Juan de Castilla y Aragón. Además, ejerce la tutela de D. Carlos. El cargo de gobernadora
tendrá un paréntesis entre 1515 y 1519, tras lo cual su sobrino la restituye. Al morir en 1531, tomará el relevo otra viuda
y hermana de rey: María de Hungría.
La política de Carlos V en los Países Bajos girará en torno a dos ejes:
- El mantenimiento de la fe: el luteranismo estaba ya presente, por lo que en 1521 aplica las cláusulas del
Edicto de Worms con el primer edicto o placard ordenando además que se quemaran todos los libros de
Lutero. A este le siguen otros nuevos en 1525 para tratar de evitar la propagación del nuevo credo y
culmina con el llamado Edicto de Sangre de 1550 que endurecía las penas por herejía. De esta manera
creaba un marco legal civil contra el protestantismo y los delitos religiosos sin necesidad de conexión
alguna con la Iglesia, es la llamada Inquisición Civil. Más adelante, ante la impotencia del avance luterano,
Carlos autoriza la implantación de la Inquisición Pontificia, dependiente del Papado y no del Emperador
ni del Santo Oficio.
- El dominio de las 17 provincias: Carlos fue aumentando sus posesiones en los Países Bajos por diversos
métodos. Por las armas toma en 1521 Tournai; en 1536 Groninga, Ommelanden y Drenteen; y en 1543
Cambrai y Güeldres. En otros casos obtiene los territorios por medio de su compra como en 1524 con los
derechos de Frisia y en 1528 con el obispado de Utrecht y Overijssel. Además, consciente de las
aspiraciones francesas sobre esos territorios, se asegura la renuncia de Francisco I a la soberanía de
Flandes y Artois en la Paz de Cambrai (1529).
Para ligar las provincias en una sola, en 1549 decreta la Pragmática Sanción por las que las Diecisiete Provincias
pasan a ser patrimonio de los Habsburgo como unidad territorial indivisible y hereditaria. El Emperador sería desde
entonces Heer der Nederlanden o Señor de los Países Bajos, lo que resumía en uno sus numerosos ducados, condados y
señoríos flamencos.
Como al resto de sus territorios, Carlos los presionó económicamente para costear su costosa política exterior.
Ante las peticiones de dinero a María para financiar la Segunda Guerra con Francia (1536-1538), los Estados Generales se
resistieron a acceder a las demandas, siendo Gante la única provincia que se negó a contribuir a los impuestos fijados por
la gobernadora. Pese al ofrecimiento de la ciudad de compensar el dinero con hombres, la falta de entendimiento les llevó
a ofrecer su lealtad a Francisco I y, una vez rechazada, a la Revuelta de Gante en 1539. Carlos se traslada desde España a
Gante cruzando Francia y la ciudad se entrega sin combatir en 1540. El Emperador reprime duramente la revuelta con
ejecuciones y humillación de los cabecillas. Además, deroga los
privilegios de la ciudad y suprime los gremios, principales
instigadores de la revuelta.
Durante la Tercera Guerra entre 1542 y 1544, los Países
Bajos son escenario de los enfrentamientos bélicos iniciales con la
toma de Luxemburgo por parte de Francisco I.
La integración en el Imperio se define en 1548, cuando el
Emperador consigue que los príncipes del acepten la Transacción
de Augsburgo, una nueva fórmula legal para los Países Bajos según
la cual formarían parte del Imperio, pero quedarían exentos de su
legislación y de la jurisdicción de sus tribunales.
El 25 de octubre de 1555, Carlos V decretaba en Bruselas
sus abdicaciones. La primera de ellas incluía su renuncia ante los
Estados Generales a la soberanía de los Países Bajos en favor de su
hijo Felipe nombrando gobernador a Manuel Filiberto de Saboya,
cargo que desempeñó hasta 1559 y en el que se destaca la victoria
contra los franceses en la batalla de San Quintín (1557). Manuel Filiberto de Saboya, de Juan Pantoja de la Cruz.

49
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 6. Política internacional de Carlos V

6.6. (46) Abdicación del Emperador y retirada a Yuste.


Durante la primera mitad de los años cincuenta, el emperador
Carlos V comienza a tomar conciencia del fracasado intento de mantener
la unidad política en el Imperio y la de fe en la Cristiandad. Acosado por sus
enemigos, el relevo en la Monarquía Hispánica comienza en 1554 con la
cesión de Nápoles a su hijo Felipe, el Milanesado ya era suyo desde 1540.
En la práctica, el relevo había comenzado mucho antes. Con las
Instrucciones de Palamós de 1544 Carlos V dejaba los reinos hispánicos
bajo la regencia de su hijo aconsejándole no renunciar a la fe católica y
rodearse de algunos buenos consejeros que le listaba.
Sin embargo, la corona imperial estaba destinada a Fernando,
hermano de Carlos, desde que fuera elegido rey de Romanos por los
electores del Imperio el 5 de enero de 1531. Como una década antes, los
Fugger habían financiado dicha elección. Casi un cuarto de siglo después,
el 25 de octubre de 1555, Carlos V decretaba en Bruselas sus abdicaciones.
Por un lado, renunciaba ante los Estados Generales a la soberanía de los
Países Bajos en favor de su hijo Felipe nombrando gobernador a Manuel
Filiberto de Saboya, cargo que desempeñó hasta 1559 y en el que se
destaca la victoria contra los franceses en la batalla de San Quintín (1557).
Por otro lado, otorgaba el Imperio a Fernando, si bien los electores no
reconocieron dicha renuncia hasta una vez muerto Carlos. Retrato de Carlos V sentado, de Tiziano.
El resto de las abdicaciones tomaron forma legal al confirmarse
en los diferentes territorios. Así pues, en diciembre de 1555 Felipe recibe la Orden del Toisón de Oro y en 1556: Castilla
con las Canarias e Indias; la Corona de Aragón con los territorios peninsulares e italianos; y el Franco Condado.
Ese mismo año de 1556, Carlos V parte en barco desde Flandes hasta Laredo, donde desembarca y tras más de
un mes de viaje llega al castillo de Oropesa para curar su gota y retirarse de la vida política. Terminadas sus dependencias
en el monasterio de Yuste en febrero de 1557, se alojará allí y recibirá cuidados de monjes Jerónimos hasta su muerte de
malaria el 21 de septiembre de 1558.

50
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 7. La Monarquía de Felipe II

Tema 7. La Monarquía de Felipe II


7.1. (47) Coronas, reinos y territorios de la Monarquía filipina.
Con el reinado de Felipe II, el Imperio Español llega a su máxima extensión y alcanza todos los continentes
habitados. Los territorios heredados o añadidos son los siguientes:
- Reino de Castilla, Corona de Aragón y Reino de Sicilia: incluían las Canarias, el Reino de Navarra y las
Indias, además de las menguadas posesiones en el norte de África por el lado castellano; y los reinos de
Aragón, Valencia y Mallorca más Cataluña por el aragonés. En la práctica, tras las Instrucciones de
Palamós, Carlos V dejaba desde 1544 los reinos hispánicos bajo la regencia de su hijo aconsejándole no
renunciar a la fe católica y rodearse de algunos buenos consejeros que le listaba. Sería rey oficial desde la
abdicación de 1556.
- Reino de Nápoles: se le entrega el 24 de julio de 1554 para hacerle rey y poder acceder al matrimonio
con María I de Inglaterra.
- Países Bajos y Franco-Condado: incluye las 17 provincias y se produce el 25 de octubre de 1555, cuando
Carlos V decretó en Bruselas sus abdicaciones ante los Estados Generales.
- Ducado de Milán: investido de manera unilateral el 11 de octubre de 1540 por potestad de Carlos como
Emperador. Perdido tras la Paz de Crépy en 1544 al entregarse como dote de Ana de Habsburgo-Jagellón,
pero recuperado en 1546 tras la muerte del duque de Orleans.
- Reino de Portugal: desde el 12 de septiembre de 1580 tras derrotar al candidato autoproclamado prior
de Crato. Enrique I murió sin descendencia, era cardenal, y Felipe reclamó los derechos que poseía por
ser hijo de Isabel de Portugal.
- Reino de Inglaterra e Irlanda: a modo de consorte tras su matrimonio con María I entre los años 1554 y
1558, año en que esta fallece y Felipe renuncia a sus derechos, tal y como venía reflejado en el contrato
entre ambos.
La corona del Sacro Imperio Romano Germánico, sin embargo, estaba destinada a Fernando, hermano de Carlos
V y tío de Felipe II, desde que fuera elegido rey de Romanos por los electores del Imperio el 5 de enero de 1531. El 25 de
octubre de 1555, en las Abdicaciones de Bruselas, el Emperador otorgaba el Imperio a Fernando, si bien los electores no
reconocieron dicha renuncia hasta una vez muerto Carlos.
El gobierno de todos estos territorios y reinos, perfectamente diferenciados política y jurídicamente, era de gran
complejidad, porque conservaban sus propios fueros, constituciones y aparato institucional.

51
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 7. La Monarquía de Felipe II

7.2. (48) La corte en Madrid.


Etapa “Erasmus”
Durante su etapa de Príncipe de Asturias, Felipe vivió doce años alejado de España en diversos reinos y territorios,
tanto de la Monarquía como extranjeros. De 1548 a 1551 reside en Italia, donde gobierna el ducado de Milán. Acto seguido
se traslada a Flandes, Alemania y finalmente Inglaterra en 1554 para casarse con María I de Tudor. En agosto de 1555
vuelve a los Países Bajos para recibir de su padre la herencia de estos territorios en las Abdicaciones de Bruselas y regresa
de nuevo a Inglaterra en 1556. Tras unos meses de convivencia con María vuelve a Flandes.
Etapa Peninsular
Será tras la Paz de Cateau-Cambrésis de 1559 cuando Felipe II se establezca ya en España. Tras la anexión de
Portugal, el rey hará vivirá en Lisboa desde 1581 a 1583, año en que regresará de nuevo a Madrid.

La Corte Real aglutinaba a criados, ministros, oficiales y otros funcionarios y asistentes que acompañaban y
servían al rey y su familia, la cual estaba formada por gentes pertenecientes a las distintas Casas Reales europeas. Ante las
dificultades de mantener una corte itinerante tan numerosa, Felipe II opta por establecerla definitivamente en Madrid en
1561. La etiqueta mantenida sería la de Borgoña introducida por su padre.
La residencia de Felipe II en Madrid se fijó en el Alcázar, palacio donde también estaban las sedes de la mayor
parte de los Consejos. Alrededor de la Villa de Madrid se encontraban numerosos Reales Sitios: Valsaín, Aranjuez, El Pardo
y, más tarde, San Lorenzo de El Escorial.

Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

52
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 7. La Monarquía de Felipe II

7.3. (49) Administración y burocracia: Consejos y secretarios. Las Juntas.


El ámbito político el imperio de Felipe II, al igual que el de su padre, no es un estado unitario sino más bien uno
federal donde cada uno de los territorios dispone de leyes y gobernadores o virreyes propios. En ocasiones, incluso la
lengua y los organismos de representación son diferentes. Ni siquiera las coronas hispánicas tras la unión dinástica,
alcanzan la homogeneidad. Felipe II mantendrá los consejos de su padre, que a su vez se inspiran en los de los Reyes
Católicos: VER TEMA 38
- Consejo de Estado (1523) - Consejo de Cruzada (1509)
- Consejo de Guerra (1516) - Consejo de Castilla (1480)
- Consejo de Hacienda (1525) - Consejo de Aragón (1494)
- Consejo de la Inquisición (1483) - Consejo de Indias (1524)
- Consejo de las Órdenes Militares (1495) - Consejo de Navarra
Además de los existentes, Felipe II crea otros tres consejos territoriales:
- Consejo de Italia (1555): se desgaja del de Aragón y cuenta con un presidente y 6 regentes: dos napolitanos,
dos sicilianos y, cuando se anexiona Milán, dos milaneses. Uno de los dos representantes territoriales era
italiano y el otro castellano.
- Consejo de Portugal (1582): con un presidente y cuatro consejeros se encarga de la justicia, hacienda y
nombramientos de cargos civiles y eclesiásticos en los territorios lusos.
- Consejo de Flandes (1588): abarca los Países Bajos y el Franco-Condado encargándose de la justicia, hacienda
y nombramiento de cargos.
Para agilizar la toma de decisiones, Felipe II, como ya hiciera Carlos V, se valió de
la figura de los secretarios. Estas personas eran cercanas y merecedoras de la confianza
del soberano. Su perfil era el de personas instruidas en las universidades que habían ido
ascendiendo hasta llegar al lado del soberano dentro de una facción cortesana. Aquí es
donde reside la principal diferencia con el valido único del XVII, y es que los secretarios
aparecen en mayor número repartiéndose los ámbitos de actuación o territorios,
llamados negocios. De esta forma, se puede intuir los juegos de poder y tráfico de
información existentes entre los diferentes secretarios. Por lo general existía un secretario
por consejo, el privado (o privados) para los asuntos más importantes y otros ordinarios
para temas rutinarios. La justificación del número residía en la desconfianza del monarca
hacia la acumulación de poder en una sola persona.
El más importante era el Secretario de Estado, siendo los dos principales durante
la transición entre Carlos V y Felipe II: Francisco de los Cobos y, desde 1530, Nicolás de
Perrenot, momento en que éste último se especializa en asuntos exteriores e imperiales
y el primero en los españoles. A estos le siguen, ya en la década de los cincuenta otros Nicolás Perrenot de Granvela,
nombres como Gonzalo Pérez y su hijo Antonio Pérez, Mateo Vázquez, Gabriel de Zayas, de Tiziano.
Luis de Requesens, el duque de Alba, Juan de Idiáquez o Cristóbal de Moura.
En cuanto a la forma resolver los despachos, el rey podía hacerlo en una vista
oral (a boca) o por escrito. Tradicionalmente, la primacía había recaído en la primera. No
obstante, con Felipe II se tornan los papeles y opta por primar la segunda. Esto denota el
carácter reflexivo del monarca, si bien también su retraimiento y absolutismo por no dar
pie a contraargumentar su palabra.
A la hora de interactuar con los Consejos, el rey elevaba diversas cuestiones a los
mismos cuando así lo requería, denominándose consulta la respuesta de estos.
Finalmente, hacia la década de los ochenta, el sistema evoluciona a una
organización por Juntas. Estas constituían reuniones para tratar asuntos específicos y a
ellas asistía el personal especializado convocado entre los secretarios, consejeros,
oficiales y funcionarios de la Corte. Algunas de ellas eran las de Obras y Bosques, de
Medios, de Arbitrios, de Presidentes, de Milicia, de Población o de Cortes. En 1585 se crea
la Junta Grande o de Noche integrada por ministros de especial confianza para el rey:
Retrato de Francisco de los Cobos,
Cristóbal de Moura, Juan de Idiáquez, Mateo Vázquez y los condes de Chinchón y Barajas. de Jan Gossaert.
Esta se encargará de los temas más acuciantes de la Monarquía y reunida de noche por
los ritmos de trabajo que marcaba la salud de Felipe. De 1586 data la Junta de Estado o Suprema. Con los Austrias Menores,
las juntas alcanzaron su apogeo a costa de los Consejos.

53
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 7. La Monarquía de Felipe II

7.4. (50) El gobierno de la Monarquía en los territorios: Gobernaciones y Virreinatos.


Las Gobernaciones son empleadas durante las ausencias de Felipe II para que una o varias personas elegidas por
él, generalmente de la familia real, gobiernen mientras dure su ausencia. Su cuarta mujer, Ana de Austria, lleva a cabo esta
tarea asesorada por un consejo durante su estancia en Lisboa entre 1581 y 1583. Antes lo había hecho su hermana Juana
de Austria durante su ausencia a finales de los años cincuenta.
A pesar de la distancia, Felipe II seguía enterado de todo cuanto sucedía a través de cartas.

Los Virreinatos constituían los gobiernos territoriales permanentes en los cuales el virrey representaba al Rey y
ejercía su voluntad de manera plenipotenciaria a nivel militar, judicial (tanto civil como militar) y legislativo.
Los principales virreinatos eran los de los territorios de la Corona de Aragón e Italia: Aragón, Valencia, Mallorca,
Cataluña, Nápoles, Sicilia y Cerdeña. En las Indias existían el de Nueva España y Perú. Por el contrario, en Flandes y el
Franco-Condado, la labor era llevada a cabo por un gobernador.

Retrato de doña Juana de Austria, Ana de Austria, reina de España (1549-


princesa de Portugal, 1580),
de Alonso Sánchez Coello. de Alonso Sánchez Coello.

54
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 7. La Monarquía de Felipe II

7.5. (51) La Hacienda Real: impuestos; bancarrotas.


Felipe II hereda de Carlos V una deuda de 20 millones de ducados, lo cual le obligó a declarar una suspensión de
pagos en 1557, nada más comenzar su reinado en solitario. Los continuos gastos de la política exterior con guerras contra
Inglaterra, Francia, los rebeldes flamencos y el Imperio Otomano, así como la acumulación de intereses de una deuda
creciente obligaría a otras dos nuevas bancarrotas en 1575 y 1596. Al final de su reinado, Felipe II dejaría una deuda de
más de 100 millones de ducados.
En relación con la recaudación, el sistema recibía ingresos líquidos por diferentes vías: las rentas reales y el
arrendamiento de estas; los múltiples impuestos; los metales preciosos llegados de América y el encabezamiento general
o pago mancomunado, una suma fija aprobada por las Cortes y repartido entre las ciudades para un periodo de seis años.
Los impuestos durante este reinado no solo se mantienen, sino que se crean otros nuevos. De la Iglesia proviene
un quinto de los ingresos de la Corona, lo que levanta el recelo de ciertos sectores eclesiásticos. De ella se obtiene el
excusado, que gravaba a las parroquias; las tercias reales sobre las Órdenes Militares y 2/9 del diezmo; la Bula de Cruzada
y el subsidio. A los servicios ordinarios de 300 millones de maravedíes anuales se le unían
los extraordinarios con otros 150 millones y el llamado de millones que gravaba los
alimentos produciendo otros 500 desde 1590 tratando de compensar el desastre de la
Felicísima Armada. Además, quedaban los impuestos directos y los de aduanas: la
alcabala, un impuesto indirecto que gravaba entre el 5-10% las transacciones
comerciales; los diezmos de la mar, contribución que gravaba las importaciones que
entraban y salían de Castilla a través del mar; o el almojarifazgo.
Ya desde época de Carlos V la Corona dependía de capitales privados para poder
financiar los proyectos de su política exterior. De esta forma se fueron abriendo paso los
asentistas y asientos según los cuales se comprometían a colocar determinadas sumas a
la disposición del soberano en lugar y fechas determinados. A cambio, el monarca se
obligaba al pago de esa cantidad más los intereses. El dinero real se movía a través de
letras de cambio, un contrato escrito que garantiza que el deudor pagaría al acreedor una
cantidad acordada previamente, en un momento y lugar dados. Este sistema de
financiación se valió de banqueros castellanos como Simón Ruiz; alemanes como los
Fugger y los Welser; y de las familias genovesas Grimaldi, Spínola y Bonvisi.
Los desorbitados gastos generados por el mantenimiento de unos territorios Retrato de Simón Ruiz,
que se distribuían por todo el globo, así como el sufragio de unas costosas guerras de Juan Pantoja de la Cruz.
mantenidas Europa y la cuenca del Mediterráneo, continuaron debilitando la Hacienda heredada de Carlos V. La inflación
continuó subiendo de manera constante llegando a superar los dos puntos de media anual en lo que se conoce como la
llamada Revolución de los precios. Tras el primer impago de asientos en abril del 1557, se emitió deuda pública en forma
de juros. De esta manera se cambiaba el tipo de emisión, pasando ahora a ser un privilegio concedido por el rey que
facultaba a cobrar una parte de determinados ingresos de la Corona: quinto del rey, tercias de las Órdenes… Los banqueros
genoveses utilizaron este sistema de pago para lucrarse al revender los juros adquiridos. Estos podían ser de tipo perpetuos
o amortizables (al quitar), en cuyo caso se dividían entre vitalicios (durante una vida) o heredables (de heredad).

55
56 of 112
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 8. Los problemas internos durante el reinado de Felipe II

Tema 8. Los problemas internos durante el reinado de Felipe II


8.1. (52) El problema protestante: focos y represión.
La lucha contra el protestantismo en España comienza en 1521 con la primera interceptación de un cargamento
de obras de Lutero traducidas al castellano. Felipe II encarga a la Inquisición Española poner todos los medios para evitar
la filtración del luteranismo en los reinos peninsulares.
A la cabeza del Santo Oficio será el propio Felipe II quien nombre Inquisidor General
a Fernando de Valdés, quien ejercerá el cargo entre 1547 y 1566. Le sucederán Diego de
Espinosa (1567-1572) y Gaspar de Quiroga y Vela (1573-1594). El Tribuna del Santo Oficio se
organiza en la Corona de Castilla con once tribunales, cuatro en la de Aragón, tres en Italia y
dos en las Indias.
Como hemos visto, el protestantismo tuvo en la imprenta un poderoso aliado que
divulgó rápidamente la reforma luterana por toda Europa a través de libros y panfletos.
Conocedor de esto, Carlos V decreta ya en 1523 la prohibición de difundir tales obras. No
obstante, su número va en aumento y las quemas de libros se multiplican: en 1521 en Aragón
y Valencia, 1523 en Navarra, 1530 en Valencia y Toledo; y 1531 en Salamanca. Como los textos
siguen aumentando, la lista de obras heréticas se amplía tanto que se ve necesario redactar
un Índice de Libros Prohibidos. El primero en hacerlo es Enrique VIII, haciendo lo propio el
Emperador en 1546 mediante el encargo de la tarea a la Universidad de Lovaina. En 1551 la
Inquisición Española añade un anexo a este Índice con los libros en español. Posteriormente, Retrato de Gaspar de
el Índice fue revisado y ampliado en 1583 por el Inquisidor General Gaspar de Quiroga. Quiroga y Vela,
Otra medida tomada contra la posible contaminación ideológica es la Pragmática de de Luis de Velasco.
Aranjuez del 22 de noviembre de 1559. Según ésta, Felipe II prohíbe a los castellanos realizar estudios en universidades
extranjeras a excepción de las de la Corona de Aragón, Nápoles, Coimbra y las italianas de Roma y Bolonia.
Hasta 1539 la presencia de protestantes en la Península es exclusivamente extranjera, siendo considerado
Francisco de las Encinas el primer calvinista español. Al haber realizado sus estudios antes de la promulgación de la
Pragmática, de las Encinas pudo estudiar en Wittenberg y tradujo el Catecismo de Calvino y el Tratado de la libertad
cristiana de Lutero.
A pesar de haber abdicado, el emperador Carlos V atiende en 1558 desde su retiro en Yuste los informes del
inquisidor Valdés, centrado en investigar con rigor la práctica del protestantismo. Al estar ausente Felipe II por encontrarse
todavía en el norte de Europa, Carlos escribe a la regente Juana de Austria, hermana de Felipe. En las misivas su padre le
pide máximo rigor contra la herejía protestante, debiendo considerarla no solo un delito religioso, sino una rebeldía civil.
De esta manera, en territorio peninsular se atacan los dos principales focos protestantes:
- Valladolid: con el doctor Agustín de Cazalla como principal integrante del grupo. Anteriormente había
sido capellán de Carlos V y canónigo de Salamanca. Se le acusó de ser el foco protestante vallisoletano,
mostró arrepentimiento y por ello murió estrangulado, posteriormente fue quemado en la hoguera. Parte
de su familia y otros componentes del grupo también fueron condenados en los dos Autos de
Fe de 1559.
- Sevilla: contaba con un grupo que superaba el centenar de componentes y que se
concentra en el convento de los jerónimos de Santa Paula y en el monasterio de San Isidoro
del Campo. Entre 1559 y 1562 se celebran seis Autos de Fe en los que se condena a un total
de 218 personas, de las cuales se quema vivas a 50.
Finalmente cabe destacar otro importante caso de acusación herética, es el caso del
dominico arzobispo de Toledo, Primado de España y Canciller Mayor de Castilla fray
Bartolomé de Carranza. Carranza había participado de manera muy relevante en el Concilio
de Trento e incluso había sido confesor de la reina María I de Inglaterra. De regreso en España
es víctima de rivalidades que vienen del propio inquisidor Fernando de Valdés y Salas, quien
emplea la confesión de Agustín de Cazalla para incriminar al arzobispo por encubrimiento y el
supuesto contenido herético de los Comentarios sobre el Catecismo Cristiano. En 1559 es
arrestado por la Inquisición y encarcelado en Valladolid, donde permanece más de 7 años. El
Retrato del arzobispo proceso, con implicaciones políticas, acaba en manos del papa Pío V por la recusación de
Bartolomé de Carranza, Carranza, siendo Gregorio XIII quien lo finalice. Tras más de una década de litigio acabará
de Luis de Carvajal.
siendo primero condenado por herejía y, finalmente, exculpado.

57
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 8. Los problemas internos durante el reinado de Felipe II

8.2. (53) El príncipe D. Carlos.


El príncipe D. Carlos nace en Valladolid el 8 de julio de 1545. Su madre es la primera
esposa de Felipe II, la Princesa de Asturias consorte María Manuela de Portugal, quien fallece
a los cuatro días del parto. Es por eso que la niñez de Carlos queda al cuidado de sus tías, las
infantas María y Juana de Austria. Probablemente, como consecuencia de la consanguinidad
de sus padres, el niño sufre fiebres recurrentes y, dependiendo de las fuentes, puede que
también de cojera e incluso un cierto grado de tartamudez. Además, tiende a tener
comportamientos sádicos y maniacodepresivos, los cuales parecen acrecentarse tras la
trepanación a la que es sometido tras una caída por las escaleras sufrida a los 17 años.
Aun con todo, en 1560 las Cortes de Castilla lo reconocen como heredero de la
Corona y Príncipe de Asturias, no así las Cortes de Aragón al no personarse en la sesión
celebrada en Monzón. Este hecho, unido a las continuadas muestras de crueldad (defenestra
a varios sirvientes y trata de apuñalar al propio Gran duque de Alba entre otras) hacen que
crezca el rechazo entre padre e hijo. Si bien el Rey trata de excusarlo y ocultar sus
extravagancias, no le confía el prometido gobierno de Flandes, sino que se limita a hacerle
consejero de Estado en 1564. Dado que el Consejo es un órgano meramente consultivo
venido a menos por la existencia de juntas y secretarios, el príncipe Carlos adopta una actitud
aún más contraria a su padre.
En 1565 entra en contacto con el conde de Egmont y el conde de Horn, enviados por La princesa María Manuela de
Portugal, artista desconocido.
los rebeldes holandeses a Madrid para negociar con Felipe II. D. Carlos les
trasmite sus intenciones de apoyar la causa de los insurrectos, hecho que
comparte con el Príncipe de Éboli Ruy Gómez de Silva, quien a su vez transmite
esta información al Rey.
A esta conspiración se une el intento de huida aprovechando la marcha
de su tío D. Juan de Austria a Flandes. Al conocer la tentativa por parte de su
hermano, Felipe II decide finalmente encarcelar a su hijo en el Real Alcázar.
Carlos muere en arresto domiciliario el 24 de julio de 1568 tras varios
intentos de suicidio y una frustrada huelga de hambre. El Rey da su versión de los
hechos a través de cartas al Papa y a sus embajadores alegando la débil salud de
su vástago y omitiendo sus comportamientos. Esta versión oficial falta de detalles
alimenta los rumores y contribuye a la formación de la Leyenda Negra.
En este mismo año de 1568 muere también Isabel de Valois, tercera
esposa del rey, fallecimiento que se unirá a la rumorología al aventurarse una
posible relación con Carlos. El príncipe de Asturias,
de Alonso Sánchez Coello.

58
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 8. Los problemas internos durante el reinado de Felipe II

8.3. (54) La rebelión de los moriscos de las Alpujarras.


Tras la conquista de Granada en 1492, se adopta una actitud tolerante con los musulmanes, pero dado que la
conversión de la población avanza muy lentamente, se envía al arzobispo Cisneros en 1499. La implantación de
conversiones masivas y el encarcelamiento de aquellos que no colaboraban desembocó en el Levantamiento del Albaicín
ese mismo año y el Levantamiento de La Alpujarra de 1500. Los rebeldes capitularon en 1502 pudiendo elegir entre la
conversión forzosa o el exilio de Granada previo pago de diez doblas de oro.
Esta directriz no afecto a la Corona de Aragón debido al vasallaje al que los moriscos estaban sometidos en aquel
reino. De esta manera, la protección de sus señores dificultó la acción de la Inquisición y les posibilitó poder mantener sus
prácticas religiosas, usos y costumbres. Esto, unido a una alta tasa de crecimiento y la supuesta colaboración con turcos y
berberiscos, levantó un gran recelo contra la comunidad musulmana que eclosionó durante la Revuelta de las Germanías
(1520-1522). En la rebelión, los moriscos fueron bautizados contra su voluntad, siendo ratificada su validez políticamente
con un decreto de Carlos V en 1525. Además, se ordenaba la conversión de todos los mudéjares que todavía quedaban en
la Corona de Aragón. Sin embargo, estas disposiciones no se llegan a aplicar con rigor debido al servicio de 40.000 ducados
entregados al Emperador por la comunidad islámica.
En 1526 la situación religiosa oficial es de conversión completa, por lo que los
obispos impulsan un programa de catequización en sus diócesis. A mediados del XVI se da
por fracasada esta política de formación y asimilación llevada a cabo en la década de los
treinta y cuarenta. Los moriscos establecen contactos con los sultanes turco y marroquí,
además de con los piratas berberiscos, aprovechando el aumento de presencia
musulmana en el Mediterráneo occidental desde 1551. A esto se une la actividad
bandolera de los monfíes en las serranías de granada. Además, en el plan económico el
control morisco domina las manufacturas y el comercio de la seda, todo lo cual despierta
malestar social.
Ante tales fracasos, en 1565 el arzobispo de Granada Pedro Guerrero reúne un
sínodo solicitando sustituir la política de evangelización por la represión, activando las
disposiciones congeladas desde 1525: prohibición del uso de su lengua, vestidos, baños y
prácticas religiosas. La aprobación de las propuestas se da con la Pragmática o Edicto de
Granada del 1 de enero de 1567. Los intentos llevados a cabo para volver a poner en
suspenso la declaración, como ya ocurriera en 1526, no surtieron efecto.
Grabado de Aben Humeya.
Los conjurados eligen a Hernando de Córdoba y Válor como líder, quien toma el
nombre de Aben Humeya. La rebelión estalla el día 24 de diciembre de 1568 en Béznar, trasladándose esa noche al
Albaicín, donde no triunfa el levantamiento.
La primera fase (1568-1569) de la rebelión estará marcada por las represalias contra los cristianos viejos y el
clero, así como por las desavenencias entre los líderes del bando realista: los marqueses de Mondéjar y el de los Vélez. Las
tropas son milicias urbanas no profesionales y las ofensivas cristianas no están coordinadas entre sí. En la segunda fase
(1569-1570) el movimiento se extiende por el reino de Granada e incluso llega ayuda desde Argelia. De los varios miles de
sublevados al principio de la contienda se pasa a los 25.000 en 1570, ahora bajo el mando de Aben Aboo una vez asesinado
Humeya. Ante esta situación, Felipe II envía a su hermano D. Juan de Austria para dirigir las operaciones y relevar al
marqués de Mondéjar ese mismo enero. Se entra en la tercera fase (1570-1571). En el mar se moviliza la flota con Luis de
Requesens para evitar el apoyo otomano. Por tierra combaten tropas veteranas venidas de Italia.
La guerra se desarrolla primero en las Alpujarras y después en la Serranía de Ronda, prolongándose hasta la
primavera de 1571 de nuevo en las Alpujarras. Aboo muere apuñalado por los suyos.
Sin haber terminado la contienda, el 1 de noviembre de 1570, D. Juan de Austria ordena la expulsión de los
moriscos a otras zonas de la Corona de Castilla. Esta medida afectó a casi la totalidad de los 80.000 moriscos supervivientes
a la guerra. El método de deportación era la división en grupos de 1.500 personas seguidas por carros con sus pertenencias
y una escolta de 200 soldados. Desde las ciudades de destino (Toledo, Sevilla, Córdoba…) se los redistribuía a su vez en
pequeños grupos. La Pragmática del 6 de octubre de 1572 emitida por Felipe II regulaba las nuevas condiciones de vida
de los deportados.
El problema morisco no se resolvió y quedó latente hasta el reinado de Felipe III, durante el cual se acometerá la
definitiva expulsión de España ocurrida en 1609.

59
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 8. Los problemas internos durante el reinado de Felipe II

8.4. (55) Antonio Pérez y las Alteraciones de Aragón.


El reino de Aragón, como el resto de los territorios de la Corona, era gobernado por un virrey con el apoyo del
Consejo de Aragón. Fruto del pactismo tradicional en este reino, sus Cortes estaban dotadas de poderes legislativos y
financieros, lo que les otorgaba poder negociador frente al rey. De esta manera, los cargos de relevancia en aquel territorio
eran encomendados a los propios aragoneses.
La Corona se había mantenido en calma durante la primera parte del siglo mientras en otros puntos de la
geografía peninsular se desataban las revueltas comuneras, germanías y moriscas. Sin embargo, el final de siglo traería
consigo la inestabilidad a Aragón. Primero serían las Alteraciones de Teruel y Albarracín ocurridas en 1572 a causa de las
violaciones de los fueros por parte de los oficiales de la Corona e inquisidores. A esto le seguiría en 1588 el nombramiento
de un virrey castellano, el marqués de Almenara Íñigo López de Mendoza, hecho que no se aceptaría bien en el reino.
La otra mitad de la historia recae en la figura de Antonio Pérez del Hierro, secretario de Felipe II desde su etapa
como príncipe de Asturias. A la muerte de su padre, Gonzalo Pérez, Antonio es elevado en 1567 a la secretaría de Estado
para el Atlántico. Con el paso del tiempo se hace líder de la facción moderada de la Corte y comienza a traficar con secretos
de Estado en colaboración con la princesa de Éboli. Además, el secretario influencia al rey para enfrentarlo a su hermano
D. Juan de Austria, quien en esos momentos gobierna en Flandes y aboga por la invasión de Inglaterra. En este contexto
se produce el asesinato de Juan de Escobedo, secretario de D. Juan, cuando se encuentra en Madrid para tratar con el Rey
la propuesta.
El secretario, cada vez más acorralado, termina por ser arrestado en 1579 al descubrirse la trama de mentiras y
negocios ilícitos. No obstante, se le deja libre, pero se restringen sus movimientos a la villa de Madrid. En 1588 Pérez es
arrestado por segunda vez y sentenciado a dos años de prisión, de la que huye en dirección a Zaragoza (1590), ciudad
donde queda bajo protección del Justicia de Aragón al acogerse al Privilegio de Manifestación.
Dadas las circunstancias, Felipe II recurre al Santo Oficio para acusar a Antonio de blasfemia poder encarcelarlo
en la Aljafería. Sus seguidores asesinan al virrey López de Mendoza y le liberan de la custodia inquisitorial en lo que se
conoce como la Alteración de Aragón de mayo de 1591. Tras la movilización de tropas y cartas del rey a las villas de la
región, solo Zaragoza permanece amotinada con Diego de Heredia como principal
cabecilla de la pequeña nobleza feudal.
Ante la noticia de la huida de Antonio Pérez a Francia en septiembre, el rey
ordena el avance de las tropas acampadas en Ágreda, cerca de la frontera con Aragón.
El Justicia decreta la acción ofensiva como contrafuero y ordena la resistencia armada,
lo que supone la declaración de guerra al rey. Nadie responde a la petición de ayuda
de los rebeldes: ni Valencia, ni Cataluña, ni la alta nobleza aragonesa y tampoco las
villas zaragozanas.
Los rebeldes se dispersan ante el avance del ejército real. Antonio Pérez
huye a Francia y muere en libertad en 1611. El Justicia Juan de Lanuza es decapitado.
Felipe II convoca en 1592 las Cortes de Tarazona. En ellas el Rey:
- Obtiene el derecho oficial de nombrar un virrey no aragonés.
- Reduce las prerrogativas de la Diputación del Reino.
- Adquiere el derecho de cesar al Justicia.
Antonio Pérez, de Antonio Ponz. - Subordina al monarca la Corte de Justicia aragonesa y modifica
diversas leyes.
Como se puede ver, el Rey sale reforzado de la crisis con el beneplácito de la alta nobleza aragonesa.

60
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 8. Los problemas internos durante el reinado de Felipe II

8.5. (56) La Leyenda Negra.


La Leyenda Negra es la visión negativa del Imperio Español promovida por los enemigos de Felipe II haciendo uso
de la propaganda de la época. Los sujetos de crítica más recurrentes eran el propio Rey, el Santo Oficio, la Conquista de
América y la Felicísima Armada.
Comenzando por el primero, la propia personalidad reservada y forma de gobierno personalista y burocrática de
Felipe II favorecían la propagación de mitos sobre su persona por ser un monarca menos accesible y visible que su padre.
Además, tampoco ayudó a su defensa la orden dada de destruir su correspondencia personal o la de prohibir biografías
sobre él. Por el contrario, sí se escribió en su contra, y de manera profusa, dados los múltiples enemigos que se fue
granjeando a lo largo de su reinado.
Guillermo de Orange inaugura oficialmente la Leyenda con la publicación de Apología del príncipe d'Orange. En
ella se recogen acusaciones de adulterio e incesto hacia Felipe. En la misma obra se tilda a los españoles de crueles,
inhumanos, violadores e incluso resultado de la mezcla de judíos y musulmanes. Incluso se aprovecha la oscuridad en
torno a la muerte del príncipe D. Carlos para achacar toda responsabilidad al Rey y divulgar bulos como la relación del
fallecido con la reina Isabel de Valois, quien también habría sido asesinada, claro.
Asimismo, existen españoles que colaboran en la creación de la Leyenda como es Antonio Pérez, quien fuera uno
de los secretarios de confianza de Felipe II y que tras su caída escribe en 1591 Relaciones atacando la persona del Rey. Lo
mismo hará José de Texeira en 1598 con Anatomía de Espanna.
La Inquisición Española fue también objeto de ataques, llegando incluso a hacerse extensiva su presencia en
territorios donde nunca estuvo presente ni tuvo jurisdicción alguna, como es el caso de Flandes. El libro de los mártires
(1554) de John Foxe contribuye sus profusamente ilustradas ediciones a relatar los calvarios y procesos irregulares de los
que el Santo Oficio hacía uso. De nuevo existen españoles que se unen a esta crítica de la institución, caso de Francisco de
Encinas y su De statu Belgico.
Probablemente, la Conquista de América sea el evento que más explotado fue a nivel propagandístico. Su
elemento clave es la publicación en 1552 de la Brevísima relación de la destrucción de las Indias por el dominico fray
Bartolomé de las Casas. En ella se describe una población autóctona americana “sin maldades ni dobleces” y a los
conquistadores como “leones crudelísimos de muchos días hambrientos”. La obra se traduce en 1578 al holandés y en
menos de 50 años lo está también en inglés, francés, alemán e incluso en una versión latina con grabados del holandés
Theodor de Bry. La Brevísima se empleará de manera parcial, descontextualizada y mal interpretada para incluso llegar a
aseverar el rechazo de fray Bartolomé a su propio reino de origen.
Por último, uno de los más exitosos triunfos de esta leyenda será la denominación británica de Armada Invencible
a la llamada Grande y Felicísima Armada. La soberbia de invencible puesta en boca de Felipe II será un bulo que perdura
incluso hoy en día.
La literatura sobre la Leyenda no se restringirá al XVI, sino que continuará en el XVII con autores como Grimestone
y Brantôme; en el XVIII con Robert Watson y Vitorio Alfieri; e incluso en el XIX con Gachard, quien transcribió y publicó
abundante documentación referida a las relaciones de Felipe II con los Países Bajos en su Colección de Documentos Inéditos
para la Historia de España, que fueron consultados por Motley, Knowles y Wilson. Estos autores presentan en sus trabajos
una visión negativa y muy crítica del rey.
A lo largo del siglo XX, superadas las visiones nacionalistas y románticas del XIX, se enfoca la historia desde un
punto de vista científico y objetivo, lo que lleva a la revisión de la Leyenda Negra y con ello se abre un debate
historiográfico en torno a su existencia y la valoración tradicional de los aspectos antes señalados. Historiadores como el
francés Lucien Fevre, el español Fernández Montaña, el sueco Sverker Arnoldsson, el argentino Rómulo D. Carbia, el
británico Henry Kamen o el estadounidense Philip W. Powell serán algunos de los defensores de la desmitificación de
figuras como Felipe II, instituciones como la Inquisición y hechos como la Conquista. En el lado opuesto se siguen
manteniendo firmes defensores de la acción genocida, como es el caso de la italomexicana Laurette Sejourné.

Grabado de Theodor de Bry mostrando las supuestas


atrocidades de los españoles en América.
61
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 8. Los problemas internos durante el reinado de Felipe II

8.6. (57) La crisis de los años noventa.


Los desorbitados gastos generados por el mantenimiento de unos territorios que se distribuían por todo el globo,
así como el sufragio de unas costosas guerras mantenidas Europa y la cuenca del Mediterráneo, continuaron debilitando
la Hacienda. Desde que progresivamente tomara posesión de las tareas de gobierno en 1543, sus 55 años al mando solo
presenciaron seis meses de paz. Para poder dar respuesta a tales exigencias, Felipe II había ejercido una alta presión fiscal
y el aumento progresivo de la tributación castellana.
En los años noventa del XVI se sigue sufriendo la tendencia inflacionista. La llegada de metales preciosos
americanos no es la única responsable del alza de los precios, sino más bien un catalizador del proceso iniciado a nivel
continental a principios de siglo. La recuperación demográfica europea tras las epidemias de peste y hambrunas afectaba
a la mano de obra disponible, a la demanda de productos y a la capacidad de producción. En estas transformaciones el
mercantilismo tuvo un protagonismo destacado: si un bien escasea, los precios suben; por el contrario, estos bajan si el
bien abunda. La escasez de producción en España no pudo hacer frente a la fuerte demanda ocasionada por la llegada de
remesas de metales y, en consecuencia, los precios subieron. Pese a que el aumento de los precios también se da en
Europa, es en España donde la Revolución de los precios se hace sentir de manera más evidente.
Entrando en números, entre 1501 y 1562 la inflación media anual fue del 2.8%, descendiendo al 1.3% de media
durante la segunda mitad de siglo. En lo que a los precios se refiere, estos se triplican entre 1501 y 1600.
Los ingresos del Estado siguen sustentándose en los gravosos impuestos. A los servicios ordinarios de 300
millones de maravedíes anuales se le unían los extraordinarios con otros 150 millones y, desde 1590, el llamado de millones
que gravaba los alimentos produciendo otros 500 tratando de compensar el fracaso de la Felicísima Armada. Se mantenían
los aduaneros y a la Iglesia, así como los monopolios reales. Tal presión hace resentirse tanto a la producción agrícola
como a la industrial, faltas ambas de inversión y protección estatal.
A la presión fiscal sobre la tierra y sus trabajadores se une el rigor del clima. En la última década del siglo se
aprecia una bajada de las temperaturas que se traduce en veranos frescos, avance glaciar y sequía en el Mediterráneo. La
escasez de cosechas llevó al aumento, todavía más, del precio del trigo. En el norte de España se introdujo en cultivo del
maíz, lo que redujo el peligro de hambrunas.
Se aprecia también el inicio de la decadencia el comercio colonial a causa de la presión corsaria sobre las flotas
de Indias y el firme monopolio comercial controlado desde Sevilla. Por contra, la llegada de metales alcanza su máximo a
finales del siglo.
Por si fuera poco, la peste negra volverá a aparecer en la Península en 1599 azotando Galicia, Burgos, Navarra y
Sevilla, donde deja 5000 muertos.
Las consecuencias de esta crisis a nivel económico y social son el empobrecimiento de las clases bajas y de la
menguante clase media. La presión hace que se aspire a abandonar la condición de pecheros para acceder a la hidalguía
que les situaría en la exención de impuestos. Las Cortes responden con críticas a la crecientes y continuas demandas del
monarca. La oposición la lidera Gerónimo de Salamanca, procurador de Burgos, que denunció la pobreza, el desempleo, y
la decadencia industrial de España. Ésta será la herencia recibida por Felipe III.

62
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 9. Las relaciones internacionales en la época de Felipe II

Tema 9. Las relaciones internacionales en la época de Felipe II


9.1. (58) - Felipe II y la pugna con Francia.
El primer conflicto de Felipe II con Francia se encuadra dentro de las
Guerras Italianas, exactamente en la Cuarta Guerra (1552-1559). Tras la
Tercera, el Emperador se centra en el problema protestante, hecho que
Enrique II no desaprovecha y sella en 1552 el Tratado de Chambord con la Liga
Esmalcalda. Inmediatamente, Francia ocupa Metz, Toul y Verdún. Mauricio de
Sajonia se dirige a Innsbruck, de donde hace huir al Emperador. En el Tratado
de Passau de 1552 Carlos reconoce su derrota frente a los adversarios en el
Imperio con el propósito de poder centrarse en la respuesta a Francia y al
Imperio Otomano. Fracasan tanto el intento imperial de recuperar Metz por
un brote de tifus durante el sitio y la posterior derrota en la batalla de Renty,
como las penetraciones francesas en Flandes. Carlos se retira a los Países Bajos
y allí permanece hasta 1556 para garantizar su seguridad frente a Francia. Ese
mismo año abdica en favor de su hijo.
En el ámbito italiano, Felipe poseía el Milanesado desde los años
cuarenta y Nápoles desde el 1554. El papa Julio III muere en 1555, siendo
sucedido por Paulo IV, quien promueve el enfrentamiento entre españoles y
franceses con la finalidad de expulsar a los primeros.
Tras haberle sido prometido otorgar Nápoles y Sicilia a sus hijos, el Fernando Álvarez de Toledo, III Duque de
rey Enrique envía a Italia un ejército francés reforzado con tropas pontificias al Alba, de Antonio Moro.
mando del duque de Guisa. El virrey de Nápoles, Fernando Álvarez de Toledo de Antonio Moro.
y Pimentel “el Gran Duque de Alba”, responde con una ofensiva sobre
territorios pontificios en septiembre de 1556. A su lado combaten Génova,
Florencia y Parma; Venecia se mantiene neutral. En abril de 1557 el ejército
franco-papal es derrotado en la batalla de Civitella del Tronto.
Desde Flandes, Felipe II promueve la formación de un ejército para
invadir Francia y abrir un segundo frente. María I envía tropas a su marido
desde Inglaterra para que se unan a los españoles, flamencos, italianos,
alemanes y soldados de otras muchas nacionalidades puestos al mando de
Manuel Filiberto, duque de Saboya.
El ejército avanza hacia la plaza de San Quintín, a 100 kilómetros de
París, la cual defiende Gaspar de Coligny con el apoyo de las tropas del duque
de Montmorency. El 10 de agosto de 1557 los franceses son derrotados
estrepitosamente en batalla y la plaza se rinde. Ambos nobles son capturados
junto a un cuarto del ejército, otros 6.000 yacen muertos. Felipe II decide
celebrar la victoria ordenando la construcción del Real Monasterio de San
Lorenzo de El Escorial.
En Italia, el Gran Duque de Alba entra en Roma sin oposición, donde
Conde de Egmont, de autor desconocido.
espera el Papa dispuesto a concertar la paz y cesar en sus intenciones de
expulsar a los españoles de Italia.
En enero de 1558 los franceses del duque de Guisa expulsan a los ingleses de Calais. En julio, una nueva batalla
terrestre, la de Gravelinas, infringe otra severa derrota al ejército galo gracias al apoyo naval hispano-inglés que reciben
las tropas del conde de Egmont.
La muerte de María I Tudor en noviembre de 1558 pone en peligro la colaboración con Inglaterra al sucederle su
medio hermana Isabel I.

63
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 9. Las relaciones internacionales en la época de Felipe II

9.2. (59) - La Paz de Cateau-Cambrésis y sus consecuencias.


La Paz de Cateau-Cambrésis pone fin a la Cuarta Guerra con Francia (1552-1559). Este conflicto se había iniciado
durante el reinado de Carlos V, pero sería Felipe II quien le pusiera fin tras las victorias en Italia del Gran Duque de Alba y
las batallas de San Quintín y Gravelinas en territorio francés con Manuel Filiberto y el conde de Egmont. La fecha de firma
no es única, sino que se hace en dos paces diferenciadas: el 2 de abril entre Francia e Inglaterra, pactando la entrega de
Calais a los británicos en un periodo máximo de 8 años so pena de compensación con medio millón de ducados; y el 3 de
abril entre Francia y España.
En esta firma, negociada por el cardenal borgoñón y consejero de Estado Antonio Perrenot de Granvela, se llega
a los siguientes acuerdos:
- Devolución mutua de las conquistas en Francia y Flandes, excepto Metz, Toul y Verdún.
- Renuncia definitiva española al ducado de Borgoña y francesa al reino de Nápoles y al Milanesado.
- Los aliados italianos de España son compensados: Génova recibe la isla de Córcega; Mantua las plazas
ocupadas en el Monferrato; y Manuel Filiberto, vencedor de San Quintín, recupera el ducado de Saboya
actuando de colchón entre el Milanesado español y Francia.
- Amistad perpetua entre ambos reyes y colaboración en la defensa de la Iglesia Romana (Trento).
- Matrimonios entre Felipe II e Isabel de Valois y Manuel Filiberto con Margarita de Francia, hija y hermana
de Enrique II respectivamente.
El tratado supone la pacificación de Italia con las renuncias a derechos dinásticos y la forja de alianzas con
repúblicas como Génova y Florencia. Solo quedaban al margen Venecia y los Estados Pontificios. Además, el fin del
conflicto con Francia y su alineamiento con el catolicismo fijaba un único enemigo europeo: el protestantismo. De esta
manera, Felipe II puede dedicarse a los asuntos internos y a otros frentes.
Los acontecimientos ocurridos en Francia tras la Paz de Cateau-Cambrésis se ven marcados por la pérdida de la
primacía del poder real alcanzado por Francisco I y Enrique II; las luchas de la nobleza por alcanzar el poder; y el conflicto
entre católicos y calvinistas o hugonotes. El clima de guerra civil casi permanente se extenderá desde 1562 hasta 1598,
interviniendo tanto Felipe II en favor de los católicos, como Isabel I de Inglaterra en pro de los protestantes.
Enrique II muere accidentalmente en 1559 celebrando una justa por lo que es sucedido por su hijo Francisco II,
quien fallece al año siguiente debido a su frágil salud. La regencia de su madre, Catalina de Médicis se extiende con el
sucesor y también hijo Carlos IX, de 10 años, que gobernará hasta 1574. En la corte se forman dos partidos: los Guisa
católicos y los Borbones protestantes del príncipe de Condé. Socialmente, el conflicto religioso afecta a todas las clases,
las cuales se agrupan en la Liga Católica y el Partido Hugonote.
La Primera Guerra (1562-1563) se zanja con el permisivo Edicto de Ambroise, una vez muerto Guisa y con Condé
hecho prisionero. La situación queda lejos de estar resuelta y en 1565, la regente se entrevista con su hija Isabel en Bayona
tratando de buscar el favor de Felipe, quien le insta a anular el Edicto y retomar acciones represivas contra los hugonotes.
La Segunda Guerra (1567-1568) tiene como uno de los principales motivos la rivalidad entre Condé y el príncipe
Enrique, siguiente en la línea de sucesión. Se zanja muy brevemente con la Paz de Longjumeau, que remite al Edicto de
Ambroise. Ese mismo año estalla la Tercera Guerra (1568-1570), en la que se produce un relevo en el bando hugonote al
morir Condé. Su sucesor es Coligny, a cuyo lado aparecen ya Enrique de Navarra y Enrique de Borbón. En el lado realista
se producen las primeras disensiones entre los hermanos Carlos IX y Enrique, duque de Anjou. La Paz de Saint-Germain de
1570 se ve interrumpida por la matanza de la Noche de San Bartolomé en París, la cual da pie a la Cuarta Guerra (1572-
1573), que se zanja con el Edicto de Boulogne.
Carlos IX muere en 1574 y le sucede Enrique III, quien regresa de Polonia donde ya es rey. Llega en medio de la
Quinta Guerra (1574-1576), al final de la cual ha de firmar el Edicto de Beaulieu condenando la Matanza de San Bartolomé
y haciendo concesiones a los hugonotes para mantener el trono. Durante la Sexta Guerra (1576-1577) se rectificará el
tratado. La Séptima Guerra (1579-1580) se salda sin mayores repercusiones.
Al morir en 1584 Francisco de Anjou, hermano menor de Enrique y heredero de la Corona, se nombra sucesor al
hugonote Enrique de Navarra. Esto provoca el rechazo de la Liga Católica de Enrique de Guisa y la Octava Guerra o de los
Tres Enriques (1585-1598). Tras las victorias iniciales de los católicos se firma el Tratado de Nemours revirtiendo la
sucesión en 1585. En 1588 el duque de Guisa es asesinado, también su hermano el cardenal de Lorena. El legitimismo
recaía de nuevo en Enrique de Navarra, más aún tras el asesinato de Enrique III en 1589. No obstante, no es aceptado por
los católicos. Felipe II promueve la candidatura de la infanta Isabel Clara Eugenia. Enrique sitia Paris y Alejandro de Farnesio
acude en ayuda de la Liga en 1590. Tras cuatro años de lucha, en julio de 1593 se produce la conversión de Enrique IV al
catolicismo: "París bien vale una misa". París le abrió las puertas el 22 de marzo de 1594 y alcanzó una tregua con la Liga.
En 1595 el nuevo monarca declara la guerra a Felipe II. El problema religioso quedará zanjado con el Edicto de Nantes, el
13 de abril de 1598. La guerra hispanofrancesa lo hace el 2 de mayo de 1598 la Paz de Vervins.

64
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 9. Las relaciones internacionales en la época de Felipe II

9.3. (60) - La defensa del Mediterráneo: Lepanto.


La política exterior mediterránea de Felipe dependía de las fluctuantes relaciones de España con el Papado y
Venecia en relación a su lucha contra turcos y berberiscos, quienes amenazaban de manera constante la cuenca occidental
del Mediterráneo y ejercían un control férreo de la oriental. Además, desde la contundente victoria de Carlos V en la
Jornada de Túnez de 1535, se habían cambiado las tornas y los otomanos habían ido consiguiendo constantes victorias en
la costa norafricana que se iniciaron en 1541 con el gran fracaso en el intento de recuperación de Argel y continuaban con
las pérdidas sucesivas de Trípoli en 1551, del peñón de Vélez de la Gomera en 1554 y Bujía en 1555. De esta manera, se
adopta por necesidad una política defensiva debido a la escasa potencia naval, fruto del esfuerzo bélico que se está
haciendo en Europa de manera simultánea contra protestantes y franceses.
Sin embargo, la Paz de Cateau-Cambrésis de 1559 deja libre de la amenaza francesa a Felipe II, lo cual le permite
afrontar la amenaza turca, acometer reformas militares y navales y armar una flota de galeras cuatro veces mayor que la
existente durante el reinado de su padre.
La primera expedición de esta etapa tiene lugar en 1560 y reúne buques y tropas españolas, genovesas, saboyanas
y pontificias contra la flota turca dirigida por Dragut. Los comandantes cristianos son el virrey de Sicilia duque de
Medinaceli y Juan Andrea Doria, sobrino de Andrea Doria. El resultado es la importante derrota en la batalla de Gelves que
marcará parte de la década. En 1563 se logra defender Orán y en 1565 se levanta el Gran Sitio de Malta, en el que muere
Dragut.
Los subsidios para fortalecer y reorganizar las fuerzas navales de la Monarquía Hispánica entre 1560 y 1564
favorecen la recuperación naval de Barcelona, Nápoles y Sicilia, quedando de nuevo la Armada española en condiciones
de iniciar su ofensiva mediterránea. No obstante, las dificultades en distintos frentes y el relevo de sultán Solimán por
Selim II en 1566 posponen los enfrentamientos hasta 1570, cuando los turcos invaden la Chipre veneciana y el Túnez
español.
Ante tales circunstancias, el 20 de mayo de 1571 se firma una Liga Santa auspiciada por Pio V que reúne a España,
Venecia, los Estados Pontificios, Génova y Saboya como principales aliados. D. Juan
de Austria es nombrado comandante en jefe de las fuerzas de la Liga, si bien cuenta
con el apoyo de Álvaro de Bazán, Alejandro Farnesio, Luis de Requesens y Juan
Andrea Doria. Subordinados a él, pero a la cabeza de sus flotas combaten el
veneciano Sebastián Veniero y legado pontificio Marco Antonio Colonna. Frente a
ellos, el almirante y héroe de Chipre Alí Bajá.
Las fuerzas cristianas zarparon de Mesina el 16 de septiembre y se
dirigieron a Corfú para enfrentarse con el enemigo en el golfo de Lepanto. El
enfrentamiento tuvo lugar el 7 de octubre de 1571 en la entrada del golfo de Corinto.
Los números de la batalla son de unos 200.000 combatientes a bordo de más de 400
galeras y otras embarcaciones artilladas (galeazas) y de apoyo. A destacar, la labor
de la infantería española embarcada no sólo en sus propios navíos, sino también en
los venecianos. También hay una muy importante participación de tropas venidas
de todas las posesiones españolas en Europa y de la artillería veneciana. En el
enfrentamiento directo entre las naves capitanas Real y Sultana, Alí Bajá es
Don Álvaro de Bazán, I marqués de
Santa Cruz, de Juan Pantoja de la Cruz. decapitado. La batalla termina con la práctica destrucción de la flota turca. D. Juan
ocupa Túnez en 1573 y regresa a Nápoles.
Sin embargo, la victoria no supone el fin de la
presencia otomana en el Mediterráneo, sino que los
esfuerzos por recomponer su fuerza naval dan como
resultado en tan solo medio año la práctica
reconstrucción de la misma. Venecia, necesitada de
reestablecer su comercio, abandona la Liga en 1573 y
firma la paz por separado renunciando a Chipre y
pagando una indemnización de 300.000 ducados.
En 1574 Selim II recupera Túnez y el fuerte de
La Goleta dando muestra de la fortaleza de la flota turca.
En 1578, 1581, 1584 y 1587 se sellarán treguas
hispano-turcas para atender otros frentes1. Si bien
frenado, el poder otomano sigue vigente en el
Mediterráneo oriental y norte de África a excepción de
Ceuta, Melilla y Orán.
Esquema de la batalla en el golfo de Lepanto.
1GuerraOtomano-Safávida
(1578-1590) en Persia.

65
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 9. Las relaciones internacionales en la época de Felipe II

9.4. (61) - La insurrección de los Países Bajos.


Finalizada la Cuarta Guerra con Francia (1552-1559) tras la firma del tratado de Paz de Cateau-Cambrésis, Felipe II abandona
los Países Bajos en agosto ese mismo año y deja como gobernadora a su medio hermana Margarita de Parma1 (1559-1567), quien
sucede a Manuel Filiberto una vez recuperado su ducado en Saboya. A su cargo tiene las 17 provincias que su padre Carlos V había
incorporado a la Monarquía Hispánica. Sin embargo, su labor al frente del gobierno no va a ser fácil por varias razones:
- Crisis económica de los años sesenta a causa de la Guerra Nórdica de los Siete Años con motivo de la disolución de la Unión
Kalmar y los consecuentes enfrentamientos entre los países escandinavos, lo que supone un freno al comercio. La situación de
con Octavio Farnesio, duque
de Parma. De ese matrimonio nace

progresiva carestía se une a una continua presión fiscal que no disminuye pese al fin de la guerra con Francia en un momento
de aumento del precio de los alimentos.
- Crisis religiosa por la expansión del luteranismo y calvinismo pese a los placard de Carlos V decretando la quema de libros
luteranos (1521), la instauración de la Inquisición Romana y culminando con el llamado Edicto de Sangre de 1550 que endurecía
Alejandro Farnesio.

las penas por herejía. En esta situación, un protestantismo austero y liberal encaja mejor socialmente que el opulento
catolicismo romano. Además, el regalismo en cuestiones eclesiásticas repercutía muy directamente en los intereses nobiliarios:
los seis nuevos obispados y arzobispados creados en 1559 serían ocupados por personas designadas por el rey.
1Casada

- Crisis política por la resistencia a ser una provincia gobernada desde la corte de Madrid y la presencia de guarniciones españolas.
Por si fuera poco, los cargos más destacados se reservan a personas del entorno real, relegando a la jerarquía local leal a la
Corona a puestos meramente honoríficos.
Ya en 1564 Guillermo de Orange une a católicos y protestantes para expulsar de Flandes al cardenal borgoñón y consejero de
Estado Antonio Perrenot de Granvela, asesor de Margarita. El conde de Egmont, primo del rey y héroe de San Quintín y Gravelinas, viaja
a Madrid en 1565 para negociar con el monarca. No obtiene resultado, por lo que insisten presentando el Compromiso de Breda de
abril de 1566 en el cual se solicita la disolución de la Inquisición y la libertad de culto. La propuesta es rechazada por orden de Felipe
pese a la predisposición de la gobernadora.
En agosto de 1566 se producen motines populares con asaltos iconoclastas a iglesias. Pese a que Margarita logra apaciguar la
rebelión y aplicar una política de tolerancia, Felipe II reacciona enviando al Gran Duque de Alba (1567-1573) para reprimir a los
insurrectos y tomar el relevo como gobernador.
El duque de Alba llega en agosto de 1567 a Bruselas con tercios procedentes de Nápoles, Sicilia y Lombardía. La semana
siguiente a su llegada instaura el Tribunal de Tumultos para juzgar a los protestantes rebeldes y detiene mediante el engaño a los
duques de Egmont y Horn, que serán decapitados en la Gran Plaza de Bruselas al año siguiente. Guillermo de Orange, consigue refugiarse
en Alemania y, al mismo tiempo, levanta un ejército de mercenarios y financia a los mendigos del mar (gueux), marineros y pescadores
de Zelanda, Holanda y Frisia convertidos en piratas. Por tierra los rebeldes son derrotados en las batallas de Heiligerlee y Jemmingen.
La falta de dinero obliga a imponer una alcabala del 10% para el pago de la soldada, lo que unido al éxito de los gueux en la toma de
Brielle y control de las costas de la provincia de Holanda, la que será su base de operaciones, hacen que se reavive la revuelta y la
rebelión se extienda en el Norte.
Tratando de buscar una salida negociada, Felipe II nombra nuevo gobernador a Luis de Requesens (1573-1576). A pesar de su
política conciliadora ofreciendo un Perdón General y la abolición del Tribunal de Tumultos y de la alcabala, la negativa del rey a permitir
la libertad religiosa hace que se deba recurrir al ejército de nuevo. La victoria española en la batalla de Mook vuelve a desarticular el
ejército rebelde y acaba con la vida de sus dos líderes: Luis y Enrique de Nassau, hermanos de Guillermo. La bancarrota de 1575 genera
motines entre las tropas y la campaña militar no puede finalizarse. Luis fallece el 5 de marzo de 1576.
EL Consejo de Estado se encarga del gobierno, pero no puede controlar la situación y solicita el nombramiento de alguien
perteneciente a la familia real, por lo que el rey nombra gobernador a D. Juan de Austria (1576-1578). Este se retrasa en su llegada al
ir a Madrid a tratar con su hermano el tema de la invasión de Inglaterra. Su llegada a los Países Bajos coincide con el saqueo de Amberes
a principios de noviembre de 1576 por parte de tropas de la Monarquía. Las diecisiete se ponen de acuerdo y firman la Pacificación de
Gante el 8 de noviembre de 1576, según la cual las tropas españolas debían abandonar Flandes, los Estados Generales tendrían
independencia legislativa, se concedería un Perdón General y Guillermo de Orange lideraría el gobierno junto con alguien más a
propuesta del rey. En enero de 1577 los Estados Generales declaran, a propuesta de Guillermo, la Unión de Bruselas y, ese mismo mes,
D. Juan acepta las condiciones de la Pacificación con el Edicto Perpetuo. La situación dista de calmarse a pesar de que Guillermo es
estatúder de Holanda y Zelanda. Las provincias, tanto católicas como protestantes comienzan a ofrecer su soberanía a distintas casas
nobles europeas y D. Juan hace volver a los tercios con el duque de Parma Alejandro Farnesio (1578-1592) a la cabeza. El gobernador
muere en 1578, siendo relevado por el duque. Dentro del estado de rebelión generalizada se desata la violencia de los calvinistas contra
los católicos, lo que hace que estos vuelvan al lado de la Corona y firmen con el gobernador la Unión de Arras a principios de 1579. En
respuesta, Holanda, Zelanda y las ciudades de Gante, Brujas, Amberes e Yprés firman la Unión de Utrecht.
El duque de Parma inicia una victoriosa ofensiva que somete Brujas, Gante (1584), Bruselas y, tras trece meses de asedio,
Amberes (1585), lo que supone un duro revés y una inyección de moral y prestigio. Además, el asesinato de Guillermo de Orange el año
anterior por el borgoñón Balthasar Gérard había dejado descabezados a los protestantes, Portugal estaba anexionada y en Francia,
Felipe II apoyaba a Enrique de Guisa en su lucha por el trono contra Enrique de Navarra. Dadas las circunstancias, Isabel de Inglaterra
decide actuar y sella el Tratado de Nonsuch de 1585 enviando al conde de Leicester con 6.000 hombres. Pese a ser derrotados, esta
intervención y la acción de corsarios y piratas ingleses decide al rey a invadir Inglaterra, tal y como aconsejaba D. Juan unos años antes.
En 1590 Alejandro parte a Francia en apoyo de la Liga Católica. Su ausencia permite a Mauricio de Nassau, hijo de Guillermo
y al mando desde 1586, recuperar el terreno perdido. Alejandro regresa de Francia herido en 1592 y muere.
Las provincias del sur reclaman como soberana a Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II. Tras la muerte de éste en 1598, ella
ejercerá la cosoberanía sobre los Países Bajos y el Franco-Condado. Siete de las diecisiete provincias se habían perdido de forma
irreversible.

66
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 9. Las relaciones internacionales en la época de Felipe II

9.5. (62) - El conflicto con Inglaterra: la Gran Armada.


El poder naval inglés de Isabel I se debe en parte a la labor de modernización impulsada por el propio Felipe II
durante su reinado como consorte con María I. Al morir esta a finales de 1558, los derechos de Felipe sobre la Corona
inglesa se desvanecen, por lo que intenta contraer matrimonio con Isabel. Ella lo rechaza en 1559 y, pese a empeorar la
relación entre ambos, los años sesenta transcurren sin enfrentamientos de relevancia, pero incrementándose desde la
década siguiente en adelante. Tras la pérdida de Calais en 1558, los ingleses habían sido expulsados del continente
europeo, por lo que su zona natural de expansión era hacia occidente. Esto implicaba el conflicto con España.
Desde mediados de los sesenta, John Hawkins y su primo segundo Francis Drake se lucran con el comercio de
esclavos entre África y América. Concedida la patente de corso por Isabel, amplían sus acciones al pillaje, hecho que los
lleva a ser derrotados en la batalla de San Juan de Ulúa, origen de su odio personal a España.
En 1572 Isabel expulsa al embajador español y firma con Carlos IX de Francia el Tratado de Blois, por el que ambos
soberanos establecieron una alianza defensiva contra España. Además, inicia su apoyo a los rebeldes holandeses dándoles
cobijo en las costas inglesas. No obstante, la matanza de la Noche de San Bartolomé distancia a ambos monarcas y las
frágiles relaciones con España se retoman en 1574 con la Paz de Bristol.
La anexión de Portugal a España en 1580 acelera de nuevo la confrontación. Además, en 1583 Felipe II colabora
en el intento de asesinato de Isabel que pretendía coronar a María Estuardo, quien habría de casarse con el duque de
Guisa (conspiración Throckmorton). Tras esto, el embajador español es expulsado de Inglaterra definitivamente.
En 1585, los avances españoles contra los rebeldes protestantes en Flandes tras la toma de Amberes y el asesinato
de Guillermo de Orange parecen significar la victoria de Felipe en Flandes, por lo que Isabel sella el Tratado de Nonsuch
de 1585 enviando al conde de Leicester con 6.000 hombres. En el mar, Drake lleva a cabo una campaña en el Caribe entre
los años 1585 y 1586 en las que saquea las ciudades de Santo Domingo y Cartagena de Indias. Llegados a este punto, en
1586 el rey acepta el plan de ataque a Inglaterra que tiempo atrás había defendido e impulsado D. Juan de Austria.
Confirman su decisión la decapitación de María Estuardo y el ataque de Drake a la flota fondeada en la bahía de Cádiz.
Los preparativos de la Felicísima se encomiendan a Álvaro de Bazán, marqués
de Santa Cruz. La orden del rey hace reunirse en Lisboa a las diferentes flotas de la
Monarquía hasta alcanzar un total de 130 navíos de diferente tipo y 19.000 soldados.
Incluso la Flota de Indias es ordenada regresar para unirse a la Empresa de Inglaterra.
A estas fuerzas se deberán unir los tercios de Alejandro Farnesio en Flandes con otros
27.000 hombres. La flota está lista a finales de abril de 1588, pero un brote de peste
golpea Lisboa. Entre otros muere el propio Álvaro de Bazán, siendo sustituido por
Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia.
La escuadra parte de Lisboa el 30 de mayo de 1588 hacia La Coruña para
aprovisionarse, ya que el número inicial de tropas previsto era de 12.000. Un temporal
dispersa la flota, lo cual demora aún más el inicio de la campaña. Reunidas de nuevo,
parten de Galicia el 22 de julio.
El primer encuentro con la flota inglesa de Drake se produce el 31 de julio en
Plymouth. No se produce un combate decisivo
debido a que los españoles tienen orden de evitar la Alonso Pérez de Guzmán el Bueno,
lucha hasta reunirse con Farnesio y los ingleses se de Francesco Giannetti.
mantienen a la espera tanteando al enemigo. A ésta le siguen más escaramuzas a lo
largo del Canal de la Mancha hasta fondear en el puerto de Calais. El 8 de agosto se
entabla batalla con la flota dispersa. Ante la imposibilidad esperar los seis días
requeridos por Farnesio, la escuadra decide el día 10 retornar a España
circunnavegando las islas británicas. En septiembre regresan a puerto 93 navíos, el
último de ellos a finales de octubre. Debido a su participación en esta empresa, Farnesio
no pudo continuar la conquista de los Países Bajos tras la toma de Amberes. Por su
parte, las flotas holandesas navegarán hacia las Indias Orientales desde 1589.
En respuesta al ataque español, Isabel dispone al año siguiente una fuerza
naval con capacidad de desembarco bajo el mando de Drake y Norreys, la llamada
Armada Inglesa o Contraarmada. Los casi 200 buques y 23.000 soldados fracasan en
sus intentos de tomar La Coruña y Lisboa perdiendo 40 naves y 15.000 hombres.
Los caballeros corsarios Drake y Hawkins, caídos en desgracia tras el fracaso de
la Contraarmada, mueren durante su nuevo fracaso en una expedición en el Caribe en
1595 donde pierden 20 buques, 3.000 hombres y no logran tomar Puerto Rico. Sin
embargo, la expedición angloholandesa del almirante Charles Howard saquea Cádiz y
destruye la flota allí fondeada en 1596.

67
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 9. Las relaciones internacionales en la época de Felipe II

9.6. (63) - Anexión de Portugal.


Portugal había alcanzado su plenitud como imperio durante el reinado de Manuel I (1495-1521). La sucesión de
su hijo Juan III (1521-1557) supone un punto de inflexión en el reino luso por razones internas y otras derivadas de su
acción exterior. Entre las primeras están la debilidad demográfica, las tensiones sociales y los problemas religiosos con
el poderoso sector converso. Más allá de sus fronteras, el mantenimiento y defensa de tan vasto imperio supone unos
enormes gastos que sumen al país en una crisis económica. La crisis política llegará en 1578 tras la batalla de Alcazarquivir,
en la que muere sin descendencia Sebastián I (1557-1578) en un vano intento de expandir Portugal por Marruecos.
De esta manera, Enrique I (1578-1580), cardenal de 66 años y tío-abuelo del rey, accede al trono. En un intento
de dar continuidad a la Casa de Avís, solicita al Papa dejar el capelo cardenalicio. Sin embargo, el Gregorio XIII, aliado de
los Habsburgo, no lo libera de sus votos al cardenal rey.
Como hijo de Isabel de Portugal, Felipe II hace valer sus derechos a ocupar el trono portugués y despliega desde
una campaña propagandística para su elección estando Enrique I aún vivo. Ejemplo de ello es la suma que paga para la
liberación de los rehenes de Alcazarquivir, quienes lo aclaman en Lisboa durante su regreso del cautiverio.
El 11 de enero de 1580 se convocan las Cortes de Almeirim para nombrar el
sucesor al trono. La muerte de Enrique llega el 31 de ese mismo mes. En vida, el rey no
se había pronunciado sobre ninguno de los pretendientes, sino que tan solo les había
hecho llegar una notificación para que estos expusieran los derechos que creían tener
sobre el trono luso. Se forma por tanto una Junta de Regencia con cinco miembros, de
los cuales 3 son partidarios de la opción filipina, uno contrario y otro neutral. Es clara la
muestra del apoyo nobiliario y eclesiástico al soberano español.
A pesar de todo, Felipe no cuenta con el favor de las ciudades y el pueblo, pues
este lo tiene su primo Antonio, prior de Crato e hijo (¿ilegítimo?) de Luis de Portugal. De
todos ellos será, el aspirante más peligroso, por lo que se envía en junio al Duque de Alba
con un ejército de 35.000 hombres y a Álvaro de Bazán con una escuadra de más de cien
navíos para que converjan en Lisboa.
Pese a proclamarse rey en Santarém a finales de junio, Antonio es derrotado en
Retrato de Enrique I de Portugal. agosto en la batalla de Alcántara y huye a la isla Terceira en Azores una vez perdidas
Lisboa y Oporto. Los comerciantes y hombres de negocios admitieron la anexión de buen
grado esperanzados en que la unión política con España daría un nuevo rumbo a la
economía portuguesa. Tanto es así que Antonio solo rige en ese archipiélago, quedando
el resto de territorios bajo la soberanía de Felipe. Tras la batalla de la Isla Terceira en 1582
y la conquista de Azores en 1583, Antonio se exilia en Francia y participa en las estériles
operaciones de la Contraarmada inglesa.
En las Cortes de Tomar de 1581, Felipe II era proclamado rey legítimo de
Portugal y al tiempo que juraba observar las leyes del país y respetar sus instituciones.
De esta manera, Portugal quedaba anexionado a Castilla como un reino más de la
Monarquía Hispánica, conservando sus leyes, instituciones e incluso su sistema
monetario y control del comercio indiano. El único nexo era estar gobernada por el
mismo soberano.
Para el gobierno del nuevo territorio desde la Corte en Madrid se crea en 1582
el Consejo de Portugal de manera análoga a sus homólogos territoriales. En un intento
Retrato de Antonio, prior de Crato.
de consolidar la anexión, Felipe II fija su residencia en Lisboa hasta 1582. En Madrid, el
cardenal borgoñón y consejero de Estado Antonio Perrenot de Granvela queda al frente del gobierno. En 1583 el rey vuelve
a España con gran disgusto de los portugueses y nombra gobernador de Portugal a su sobrino el archiduque Alberto, hijo
del emperador Maximiliano II y de María de Austria, hermana de Felipe II. A la muerte de Felipe II, el archiduque, junto
con su esposa Isabel Clara Eugenia, serán soberanos de los Países Bajos y duques de Borgoña.

68
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 9. Las relaciones internacionales en la época de Felipe II

9.7. (64) - Relaciones con Roma.


Pese a constituirse la gran defensora del catolicismo, las relaciones de la Monarquía Hispánica y Felipe II con la
Curia Romana no fueron siempre buenas debido a dos factores fundamentales:
- El regalismo: ya iniciado durante el reinado de los Reyes Católicos. Paulatinamente, los maestrazgos de
las Órdenes de Caballería pasaron a manos de los monarcas, siendo el de Montesa el último en hacerlo
en 1587. A estas concesiones se sumaban los ingresos provenientes de la Iglesia: el excusado, las tercias
reales, la bula de cruzada y el subsidio. Además, los cargos eclesiásticos más relevantes pasaron a ser
controlados por el rey y los tribunales eclesiásticos por el Consejo de Castilla. Éste era considerado
tribunal eclesiástico de apelación, lo que acababa con la independencia judicial de la Iglesia. La falta de
control de la estructura eclesiástica hispana tanto a nivel económico como político y judicial provocaba
alto malestar en Roma. Además, en sus enfrentamientos con el Papado, el monarca contaba con el apoyo
de la Iglesia española, ya que los obispos “propuestos” por el rey solían ser regalistas, como es obvio. Este
derecho de presentación lo había obtenido Carlos V de Adriano VI (1522-1523).
- La presencia española en Italia: se pasa de la preponderancia francesas de principios de siglo al práctico
dominio total español de la Península, a excepción del Papado y Venecia. Este control se ejercía bien
directamente, caso de Nápoles, Sicilia, Milanesado y presidios de Toscana; o indirectamente a través de
firmes alianzas con Génova, Saboya, Parma y, en menor medida, Florencia.
Las relaciones de Felipe con el Papado son fluctuantes, pudiendo resumirse de la siguiente manera:
- Paulo IV (1555-1559): promueve el enfrentamiento entre españoles y franceses con la finalidad de
expulsar a los primeros de la Península Itálica en el marco de la Cuarta Guerra con Francia (1552-1559).
Las acciones del Gran Duque de Alba llevan al general español a entrar en Roma, donde el Papa suplica la
paz en 1557. Desde entonces cambia su actitud hacia Felipe II.
- Pío IV (1559-1565): bajo su pontificado se clausura el Concilio de Trento. Más conciliador y pacífico, tiene
en el proceso contra el arzobispo Carranza su mayor desencuentro con Felipe.
- Pío V (1566-1572): se resiste a acatar decisiones de orden político. Firmeza del Pontífice en lo relativo al
traslado de Carranza a Roa en contra del criterio de la Inquisición española y de Felipe II, que pretendían
juzgarlo en España. Este Papa consigue que Felipe II forme parte de la Liga Santa contra los turcos y en
compensación le renueva el subsidio y la bula de cruzada, negados hasta entonces. El Pontífice condena
la política represiva del duque de Alba en los Países Bajos.
- Gregorio XIII (1572-1585): es elegido en un corto cónclave influido por la
acción de Felipe II. En agradecimiento, el pontífice tiene un papel
primordial en la anexión de Portugal al no conceder permiso al rey D.
Enrique a abandonar el capelo cardenalicio para dar un heredero a
Portugal. Además, concluye en dos tiempos el proceso contra Carranza.
Tras ser inicialmente condenado por herejía, una apelación exculparía
finalmente al antiguo primado de España. No logra mantener unida la Liga
Santa que había vencido en Lepanto: Venecia firma la paz por separado y
no logra implicar ni al Imperio ni a Francia en la lucha contra el turco.
Finalmente, en su lucha contra el protestantismo, celebra en Roma la
Noche de San Bartolomé y financia diversas tentativas para deponer o
asesinar a Isabel I.
- Sixto V (1585-1590): la buena sintonía del Papa con Isabel I de Inglaterra
hizo que las relaciones fueron difíciles. La ejecución de María Estuardo Papa Gregorio XIII.
que le hizo cambiar esta relación, ofreciéndose en 1587 a colaborar económicamente en la Felicísima
Armada, pero no cumple lo prometido. En contra del consejo de Felipe II, Sixto V apoya la candidatura al
trono de Francia del protestante Enrique de Navarra. En 1590 muere y se reduce la tensión en las
relaciones entre Felipe y el Papado.
Tras los cortos pontificados de Urbano VII (1590), Gregorio XIV (1590-1591) e Inocencio IX (1591), llega al
pontificado Clemente VIII (1592-1605). Este papa se vuelve a acercar a Francia reconociendo a Enrique IV como rey
legítimo. Interviene como mediador en la Paz de Vervins francoespañola de 1598 y recupera Ferrara para los Estados
Pontificios sin oposición pese a la oposición de Felipe.

69
70
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 10. Humanismo y reforma católica en España

Tema 10. Humanismo y reforma católica en España


10.1. (65) - El Humanismo en España.
El Humanismo es el movimiento intelectual que camina en Europa de la mano del Renacimiento y cuyo origen se
sitúa en Italia. Supone un contraste con la escolástica anterior por fijar la atención sobre el hombre y buscar en él las
respuestas e inspiración como ya se había hecho en el mundo grecolatino. Así pues, los círculos de intelectuales comparten
el afán por recuperar obras clásicas que se traducen, transcriben e imprimen a partir de textos conservados en griego y
árabe fundamentalmente. Los humanistas, ya fueran clérigos o seglares, estaban en gran parte al servicio de los príncipes,
obispos o municipios. Muchos eran profesores de colegios y universidades.
En España las corrientes renacentistas y humanistas arraigaron plenamente. Así lo refrendan en el siglo XX los
estudios del hispanista francés Marcel Bataillon a partir del análisis del erasmismo español, el cual denota la plena
incorporación de España al Humanismo europeo. Las ideas humanistas llegan hasta la corte de los Reyes Católicos, donde
sirven eruditos como el geógrafo italiano Pedro Mártir de Anglería. Esta, tener un carácter itinerante expandía las nuevas
ideas con sus desplazamientos. Entre los grandes difusores del pensamiento humanista en España podemos nombrar al
cardenal Cisneros. Dos son sus grandes logros en este aspecto: la fundación de la Universidad de Alcalá de Henares y la
edición de la Biblia Políglota Complutense. Otros personajes de relieve son:
- Antonio de Nebrija (1442-1522): gran humanista y filólogo que estudió en
Bolonia, de donde fue profesor de gramática y poesía. Colaboró en la Biblia
Políglota de Alcalá interviniendo en la parte latina, conocida como la
Vulgata. Hernández Núñez y Demetrio Ducas lo harían en la griega. En 1517
se concluyó la impresión, que corrió a cargo del alemán Arnao Guillén de
Brocar. En 1492, Nebrija publica la Gramática de la Lengua Castellana,
redactada en lengua romance. Fue la primera gramática de la lengua
española. Es este mismo año sale a la luz el Arte de la lengua castellana.
- Juan Luis Vives (1492-1540): nace en Valencia en el seno de una familia
judía. Se traslada a Brujas en 1512 y de allí a la Universidad de Lovaina.
Establece contacto con el círculo de humanistas europeos tales como el
holandés Erasmo de Róterdam o el inglés Tomás Moro. Es autor de
numerosas obras de filosofía, pedagogía y política: De comunione rerum Antonio de Nebrija.
(1538), De subventione pauperum (1526), De concordia et discordia in
humano genere (1529) o De pacificatione.
Mención aparte requiere la Escuela de Salamanca, nombre con el que se agrupa a
una serie de eruditos renacentistas que tienen en común su pertenencia a la universidad
que lleva el mismo nombre. En este centro referencia del saber jurídico y teológico europeo,
se forman y enseñan humanistas como:
- Francisco de Vitoria (1483-1546): principal impulsor del humanismo. Antes
de ocupar en 1526 la cátedra de Teología de la Universidad de Salamanca
había enseñado en el Colegio de Santiago de Paris y en el de San Gregorio
de Valladolid. Es autor de numerosas obras de teología y de Derecho
público eclesiástico. Su fama se debe, sobre todo, a su doctrina jurídica Juan Luis Vives.
internacional y a su filosofía política como derecho de gentes (ius Gentium).
Entre sus obras destaca: Relecciones teológicas y Relecciones del Estado, de
los indios y del Derecho de la guerra. Las Relecciones se publican en 1557.
- Melchor Cano (1509-1560) y Domingo de Soto (1494-1560): ambos son
dominicos y discípulos de Francisco de Vitoria, al que suceden en la cátedra
de teología de la Universidad de Salamanca. El primero mantuvo una dura
polémica con Bartolomé de Carranca y también se opuso a la Compañía de
Jesús. El segundo fue confesor de Carlos V. Ambos asistieron al Concilio de
Trento y sus intervenciones fueron muy celebradas. Cano escribe De locis
theologicis exponiendo fundamentos de teológicos y sobre de Soto se
destacan De Dominio y De Iustitia et Iure.
- Los teólogos, filósofos y economistas navarro Martín de Azpilicueta
(1492-1586) y el sevillano Tomás de Mercado (1523-1575) son otros
destacados representantes de esta escuela. Francisco de Vitoria.

71
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 10. Humanismo y reforma católica en España

10.2. (66) - La Universidad, foco de las nuevas ideas.


En 1209 se funda en Palencia la primera universidad de la Península. En el 1300 lo haría la primera de la futura
Corona de Aragón en Lérida. Desde entonces, el fenómeno de las fundaciones universitarias en España, y más
concretamente en Castilla, fue muy precoz y más intenso que en otros países europeos. De hecho, la tasa de población
universitaria castellana en el momento de máxima expansión es el 3,2% de los varones entre quince y veinticuatro años,
frente al 2,7% de Inglaterra o el 1% de Francia.
Estos elevados índices se explican por varios factores:
- La fundación de 27 nuevas universidades en la Península entre 1474 y principios del siglo XVII, entre las
que destacaron por su prestigio: Salamanca, Valladolid y Alcalá de Henares. También en América se
fundaron varias universidades, la primera en Santo Domingo y más tarde en Ciudad de Méjico, Lima,
Bogotá y Quito
- El papel crucial de la imprenta facilitando la difusión de obras a escala.
- La contribución de la Iglesia católica en España a la enseñanza universitaria. Las fundaciones eran
promovidas en su mayor parte por miembros destacados de la Iglesia y su financiación se obtenía a través
de privilegios reales, bulas papales y rentas eclesiásticas. El patrocinio real solo se dio en dos
universidades: Granada y El Escorial. Así se entiende que las autoridades eclesiásticas fueran las que
gobernaron las universidades en la primera mitad del siglo, para dar paso a las civiles y al intervencionismo
real en la segunda mitad. Así pues, tuvo lugar una evolución hacia la secularización.
- La exigencia desde el reinado de los Reyes Católicos de diez años de estudios universitarios y una edad
límite de veinticinco a veintiséis años para poder acceder a un cargo importante de la justicia o de la
administración. Posteriormente, ya en época de los Austrias, y especialmente durante el reinado de Felipe
II, la formación adquirió más prestigio aún.
El primer centro del humanismo castellano será la Universidad de Alcalá, fundada por Cisneros en 1509, y donde
enseñarán intelectuales tan destacados como Nebrija, profesor de Retórica; y santo Tomás de Villanueva o Carranza de
Miranda, profesores de Lógica y Filosofía Natural. Algunos de los alumnos insignes que pasarán por sus aulas serán Ignacio
de Loyola, Juan de Valdés y Francisco de Osuna. Por su parte, en Salamanca se creó el trilingüe de San Jerónimo de latín,
griego y hebreo.
De manera paralela a las universidades mayores se crearon los colegios mayores con el objetivo de acoger a
estudiantes pobres. Con el tiempo, dado el prestigio que llegaron a alcanzar, fueron prácticamente monopolizados por los
miembros de las familias nobles y adineradas. El de San Bartolomé, en Salamanca, fue uno de los más prestigiosos junto
con el de San Ildefonso de Alcalá, el cual se especializó en teología desde su creación por el cardenal Cisneros en 1508. En
de Santa Cruz, en Valladolid, y el de Alfonso de Fonseca en Santiago de Compostela también gozaron de renombre. El
número de plazas de que disponían estos colegios era limitado. Inicialmente se exigía la pureza de sangre, requisito que
irá desapareciendo con el paso del tiempo. Los estudios eran de larga duración y de gran solidez.
El alumnado de universidades y colegios procedía de un status acomodado debido al alto coste de los estudios,
los cuales les obligaba a vivir habitualmente fuera se sus casas. Los principales alumnos provenían de familias nobles, sobre
todo hidalgos castellanos, o pertenecían al clero. Estos últimos solían formarse en universidades regentadas por su propia
orden.
En la década de 1550-1560 se produce un cambio hacia una orientación jurídica con el incremento de las
Facultades de Derecho, las cuales llegaron a doblar el número de alumnos con respecto a los de Teología.
Fruto de todo lo anterior, Lawrence Stone acuñó el término Revolución educativa para definir el boom
demográfico de la población universitaria europea desde mediados del XVI hasta mediados del XVII. Las críticas a su teoría
se basan en que, si bien sí hubo un incremento notable de población universitaria, la enseñanza no sufrió ningún cambio
cualitativo de relieve, es más, siguió caracterizada por el conservadurismo y el corporativismo.

72
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 10. Humanismo y reforma católica en España

10.3. (67) - La difusión del pensamiento erasmista en España.


Erasmo de Róterdam nació en 1466. Su padre era sacerdote y su madre la
criada de este. La formación inicial de Erasmo se vio influenciada por los Hermanos de
la Vida Común y la Devotio Moderna, hecho que se refleja en la filosofía desarrollada
posteriormente. Una vez ordenado sacerdote estudió en la Universidad de París, ocupó
una cátedra de teología en la de Cambridge y enseñó en Italia.
Su pensamiento era crítico con la dimensión formal y ceremonial de la Iglesia,
abogando por un culto más riguroso, espiritual e interior. A nivel político defendía el
reparto dual de poder entre un soberano terrenal, identificado con el Emperador; y otro
espiritual, con un Papa desentendido de los asuntos mundanos.
Estas ideas tuvieron una gran difusión y repercusión en los círculos humanistas
españoles, siendo estos quienes traducirían y difundirían sus obras principales: el
Manual del caballero cristiano, en castellano desde 1526; los Coloquios, el Elogio a la
locura o a Educación del príncipe cristiano.
La relación de Erasmo con la Monarquía Hispánica se inició en 1516, llegando a
ser consejero de Carlos V y manteniendo una gran amistad con él. El erasmismo también
Retrato de Erasmo de Róterdam, caló en la corte, entre otros, en el gran canciller Mercurino Arborio Gattinara. En el
de Hans Holbein el Joven. ámbito eclesiástico español, el cardenal Cisneros trató infructuosamente de contar con
la colaboración de Erasmo en el proyecto de la Biblia Políglota y sus ideas fueron protegidas por el arzobispo de Toledo
Alfonso de Fonseca y el arzobispo de Sevilla e Inquisidor General Alfonso de Manrique.
Los principales erasmistas españoles fueron:
- Juan de Vergara (1492-1557); secretario de Cisneros y de Fonseca, colaborador de la Biblia Políglota,
traductor de Aristóteles y procesado por la Inquisición como alumbrado.
- Cristóbal de Villalón, pensador y pedagogo con abundante obra.
- Alfonso de Valdés (1490-1532), secretario de cartas latinas de Carlos V. Autor de Diálogo de Lactancio y
un Arcediano y del Diálogo de Mercurio y Carón, entre otras obras.
- Juan de Valdés (1501-1541), hermano de Alfonso; vivió en Romay en Nápoles. Autor del Diálogo de la
doctrina cristiana.
- En Sevilla: Fernando Colón, hijo del Almirante; y algunos predicadores como Sancho Carranza de Miranda.
- Juan Luis Vives (1492-1540): nació en Valencia, pero desarrolló su labor principalmente en Brujas.
Durante su vida mantuvo un trato muy cercano con el inglés Tomás Moro.
La influencia de Erasmo impregna también la literatura española en obras como
Coloquios matrimoniales, de Pedro de Luxán (1550).
Por el contrario, el surgimiento del pensamiento erasmismo dará lugar a otro
movimiento de signo contrario: el antierasmismo surgido en la Universidad de Alcalá
desde 1519.
Por una parte, los escritos de Erasmo causaron un sentimiento de rechazo de la
sociedad hacia los frailes de las órdenes mendicantes, hecho que fue respondido en 1527
con una denuncia de los franciscanos a Erasmo en la Congregación de Valladolid. La
intervención del inquisidor Manrique suspendió el proceso sin mayores consecuencias
para el humanista.
Sin embargo, a medida que estos protectores vayan falleciendo y el fervor
antiluterano expandiéndose, algunos erasmistas de renombre serán perseguidos bajo la
acusación de herejía. Así pues, en 1533 varios erasmistas fueron encarcelados, entre
ellos Juan de Vergara, y otros huyeron de España por temor a la Inquisición. Al proceso
de Juan de Vergara se unirán los del librero Miguel de Eguía o el del rector del Colegio
Alfonso de Valdés, del taller de Jan de San Ildefonso Mateu Pascual. El también librero Juan del Castillo será quemado en
Cornelisz Vermeyen. Toledo en 1539. Tres años antes, en 1536, había muerto Erasmo en Basilea.
En el Índice de libros prohibidos de Paulo IV se condena toda la obra de Erasmo. En el de 1559 de Fernando de
Valdés también se incluyen algunas de estas obras.

73
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 10. Humanismo y reforma católica en España

10.4. (68) - Alumbrados y luteranos.


El ambiente de fobia antiprotestante exige una estricta ortodoxia de la fe y ritos católicos para contrarrestar las
nuevas doctrinas venidas de Europa. En este campo, la Inquisición es un temible instrumento contra la heterodoxia. No
obstante, el desconocimiento manifiesto de las nuevas vertientes cristianas ante la falta de información fruto de la
instauración de una férrea censura hace que, a menudo, se generalice y confundan erasmismo, luteranismo e iluminismo.
b) Alumbrados:
El iluminismo nació a comienzos del siglo XVI como una corriente espiritual heterodoxa que negaba cualquier
intermediario espiritual entre Dios y el hombre. Por esta razón, predicaba la libre interpretación de los evangelios,
rechazaba la autoridad de la Iglesia y sus ritos, propugnaba una oración interna personal y negaba la conducta pecaminosa
del iniciado una vez se abandonaba a la voluntad divina.
Sus orígenes parecen estar en la reforma franciscana de Cisneros, la cual había devuelto a la orden al rigor de las
reglas originarias. Entre sus cánones se encontraba el recogimiento o unión del alma con Dios, cuya versión más radical y
condenada se denominaba dejamiento y se basaba en la pasividad absoluta del alma con Dios. El rechazo al culto a las
imágenes pudo verse influenciado por las corrientes protestantes procedentes de Alemania.
Existió solo en Castilla y se extendió de manera limitada, pero rápidamente, por todas las capas de la sociedad
durante la primera mitad del siglo XVI. Los primeros focos de alumbrados se localizan en el centro de Castilla y reciben la
protección de sendos nobles: el duque del Infantado en Guadalajara y el marqués de Villena en Escalona, Toledo. La
detención del primer grupo ocurrió en 1524. Al año siguiente el Inquisidor General Alonso Manrique condenó el
movimiento mediante un Edicto sobre alumbrados. En 1529 un Auto de Fe en Toledo los sentenciaría.
Más tarde aparecerían otros grupos: uno en Llerena a finales del XVI y principios del XVII formado por clérigos y
beatas; otro en Sevilla a principios del XVII y condenado en 1623; e incluso otro en Tenerife a principios del XVIII.

c) Luteranos: VER TEMA 52

74
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 10. Humanismo y reforma católica en España

10.5. (69) - La reforma católica.


En los reinos peninsulares el movimiento de regeneración de la Iglesia se inicia durante la segunda mitad del XV
y culmina con el Concilio de Trento (1545-1563).
A instancia de los Reyes Católicos, el protagonista durante la primera etapa es el cardenal Cisneros,
principalmente a través de la aplicación de la Observancia y de la fundación de la Universidad de Alcalá de Henares con el
propósito de instruir intelectualmente a los eclesiásticos.
La reforma postridentina fue acometida por la Iglesia bajo la autoridad y control regalista de Felipe II. Por medio
de la conocida como Reforma del Rey, el monarca controló muy de cerca la aplicación de las reformas tridentinas en sus
territorios, especialmente en los relativo a la provisión de sedes episcopales y a la independencia jurisdiccional de la
Inquisición española. El método fue la celebración de sínodos provinciales para poner en marcha la aplicación de los
decretos de Trento, pero entre cuya audiencia se contaba con la presencia sistemática de delegados reales. Esta falta de
independencia eclesiástica dio lugar a roces con el papa Pio IV, que veía con desagrado la interferencia de los poderes
civiles en asuntos religiosos.
El cardenal, arzobispo de Toledo e Inquisidor General Gaspar de Quiroga y Vela fue el encargado de dirigir la
aplicación de la Contrarreforma en España en sínodos como el de Toledo de 1582. Se aplicaron reformas del ámbito
dogmático, pero más relevancia tienen las del campo disciplinar:
- Residencia fija de los obispos en sus diócesis.
- Fin de la acumulación de obispados y beneficios.
- Celebración de sínodos diocesanos y provinciales para el control pastoral, al que se unen las visitas.
- Insistencia en el celibato sacerdotal.
- Reforma de las órdenes monásticas con un retorno a los orígenes.
- Creación de seminarios para formación de sacerdotes.
Además, la autoridad de la Inquisición se vio ampliada para mantener la ortodoxia y liderar la Contrarreforma
española. Las órdenes religiosas, origen de grandes reformistas, tuvieron un papel muy destacado por su importante labor
en el proyecto de renovación de la Iglesia. Algunos de los más importantes fueron:
- Santa Teresa de Jesús (1515-1582) y san Juan de la Cruz (1542-1591), fundadores de la Orden de los
Carmelitas Descalzos, son los grandes representantes de la mística española. La obra literaria de ambos
ilustra esta etapa de la Iglesia española, al igual que su labor fundacional y de reforma dentro de su orden.
Algunas de sus obras son Camino de perfección, Fundaciones o Canto espiritual, este último de san Juan.
- San Ignacio de Loyola (1491-1556), fundador de la Compañía de Jesús en 1540 promovió la creación de
colegios para la formación del clero y de la juventud. Los miembros de la Compañía se dispersaron en
misiones apostólicas por todo el mundo en misiones jesuíticas. Al morir san Ignacio en 1556 dejó
fundados: 19 colegios en Italia, 18 en España, 3 en Portugal, 2 en Francia y uno en Bohemia.
- San Pedro de Alcántara (1499-1562), inició sus estudios de Derecho en la Universidad de Salamanca.
Promovió desde la orden franciscana una reforma centrada en la estrecha observancia de la regla
aprobada por el Papa en 1562. Fue consejero espiritual de Santa Teresa de Jesús y colaboró al extender
las reformas también en Portugal.

Visión del Espíritu Santo de Santa San Juan de la Cruz, San Ignacio de Loyola.
Teresa de Ávila, de Peter Paul Rubens. de Juan Becerra.

75
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 10. Humanismo y reforma católica en España

10.6. (70) - El Concilio de Trento y la participación española.


Cuando el 31 de octubre de 1517 el agustino Martín Lutero clavó
en las puertas del palacio de Wittenberg sus noventa y cinco tesis con el
propósito de debatirlas se dio comienzo al cisma de la Iglesia en occidente.
La situación con el papa León X se tensó hasta el punto de que Lutero negó
la autoridad del pontífice y éste le excomulgó el 3 de enero de 1521. El
Emperador, que aspiraba a conseguir la unidad política en el Imperio, vio
cómo surgía un problema religioso y consideró la convocatoria de un
concilio ecuménico universal como la solución más eficaz para solventar la
escisión luterana. Tanto protestantes como el Papa rechazan esta solución.
Los primeros por encontrar en el cisma religioso un beneficio doble:
secularización de los bienes de la Iglesia al tiempo que se enfrentan
Sesión del Concilio de Trento, de Tiziano. políticamente al Emperador. El Papado, por el contrario, accediendo al
concilio aceptaría la existencia de un problema y se expondría a perder poder.
Tras grandes dificultades y largas negociaciones de Carlos V con el Papado, los luteranos y el rey de Francia
Francisco I, Paulo III inaugura el Concilio de Trento el 13 de diciembre de 1545 tras. Se producen dos interrupciones del
sínodo, lo que fuerza a su división en tres etapas:
- Primera (1545-1549): pontificado de Paulo III y reinado de Carlos V, se ha de trasladar la sede a Bolonia
por un brote de peste.
- Segunda (1551-1552): pontificado de Julio III y reinado de Carlos V, reabierto tras la elección del nuevo
Papa, pero clausurado ante el avance por el Tirol del elector Mauricio de Sajonia.
- Tercera (1562-1563): pontificado de Pío IV y reinado de Felipe II, el más productivo de todos.
El carácter ecuménico defendido por los monarcas hispanos pretendía la participación de los protestantes como
vía de reconciliación y resolución del conflicto. Como excomulgados no tendrían derecho de voto, pero al menos sí
conservarían el de la palabra. Pese a los salvoconductos otorgados, nunca participaron. Es por ello que Trento se
convertirá, en vez de en una solución pactada, es una reacción frente al protestantismo, de ahí el término Contrarreforma.
Como resultado del Concilio en el terreno dogmático se acuerdan los siguientes puntos:
- Se reafirma el Credo Niceno-constantinopolitano y la existencia del Pecado Original.
- Justificación de la fe ayudada por las obras de arte e imágenes, pero incompatible con la predestinación
divina.
- Se confirma la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía y se fijan la doctrina y cánones sobre los
sacramentos.
- Se aceptación del texto latino de la Vulgata como traducción oficial de las Sagradas Escrituras, que junto
a la Tradición Apostólica constituyen las dos únicas fuentes de la revelación.
- Edición del Catecismo Romano, Breviario y Misal con las formulaciones dogmáticas emanadas del
Concilio.
En el ámbito disciplinar, el clero fue el principal objetivo de la Reforma fijándose:
- La residencia de los obispos en sus diócesis.
- Fin de la acumulación de obispados y beneficios.
- Celebración de sínodos diocesanos y provinciales para el control pastoral, al que se unen las visitas.
- Insistencia en el celibato sacerdotal
- Reforma de las órdenes monásticas con un retorno a los orígenes.
- Creación de seminarios para formación de sacerdotes.
Unos 130 españoles asistieron a la última sesión, denotando el alto nivel de los teólogos y prelados que
representaron a la Iglesia española. Entre ellos, la Escuela de Salamanca tuvo una destacada representación en los
decretos más importantes con nombres como Melchor Cano, Domingo de Soto y Pedro Mayor de Sotomayor. Además, de
los catorce teólogos enviados por Roma como delegados, once eran españoles, destacando entre ellos a los jesuitas Lainez
y Salmerón.
No obstante, el rey tuvo reservas a la hora de aplicar en España algunos decretos conciliares por temor a que
pudieran limitar la supremacía de la Corona sobre el clero español y los derechos del patronato. Es por ello que se controló
muy de cerca la aplicación de las reformas tridentinas en sus territorios, especialmente en los relativo a la provisión de
sedes episcopales y a la independencia jurisdiccional de la Inquisición española. Esta actuación de Felipe II, de claro signo
regalista, es conocida como la Reforma del Rey.

76
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 11. El reinado de Felipe III

Tema 11. El reinado de Felipe III


11.1. (71) - El régimen de validos. El gobierno del duque de Lerma.
Con la muerte de Felipe II y la coronación de Felipe III, el sistema de gobierno basado en secretarios evoluciona al del
validamiento. Ambas tienen puntos en común ser una delegación de poder, si bien entrañan importantes diferencias:
- Poder no compartido: Felipe II trata de evitar la acumulación de poder, por ejemplo, con el reparto de los territorios
entre diferentes secretarios de Estado. Frente a esto, Felipe III delegará todas las funciones de gobierno en una
única persona: su valido o favorito.
- Relación con el Rey: la delegación absoluta del poder gubernativo implica una confianza total, lo cual hace que el
soberano recurra a la amistad en lugar de a la profesionalidad y la experiencia del funcionariado anónimo.
- Extracción social: la nobleza recupera el poder político perdido desde los Reyes Católicos frente al oficial de clase
media-alta. Además, como los nobles se crían en la corte y ocupan posiciones cercanas a los monarcas desde su
juventud, esto les favorece a la hora de acceder al validamiento.
- Patronazgo-clientelismo: el paso de selección de cargos por elección en lugar de atender a la carrera funcionarial
favorece la promoción de aquellos que estén en la órbita del valido. Esto crea una red clientelar fundamentada
en el favor y el regalo.
- Corrupción y ascenso social: ligado al punto anterior, esta forma de asignación de puestos impulsará el intercambio
de favores y la compra de puestos desde los que ejercer el gobierno. Una vez en ellos, la concesión de títulos
nobiliarios sería una práctica habitual, bien por concesión o bien mediante la política matrimonial.
El primer valido de Felipe III será el duque de Lerma Francisco de Sandoval y Rojas:
Nació en 1553 en una familia noble. Su abuelo fue san Francisco de Borja, tercer General de
la Compañía de Jesús. Francisco crece y de educa en la Corte como menino del príncipe Carlos, pasando
en 1592 a formar parte de la casa del Príncipe de Asturias e iniciando su amistad con el futuro rey Felipe
III. La relación es tan estrecha y ejerce tanta influencia sobre él que Felipe II lo aleja de su hijo
nombrándole virrey de Valencia en 1595. A su regreso a Madrid vuelve a estar al servicio del Príncipe
y, una vez rey, Felipe III le concede el ducado de Lerma y Grandeza de España.
El duque ejerce la labor de gobierno de la Monarquía Hispánica en solitario y sin apenas
restricciones a su poder. Como ayuda cuenta con su secretario Rodrigo Calderón, el “valido del valido”
o “el bajo favorito”, al que concederá el condado de la Oliva y el marquesado de Siete Iglesias.
La corrupción, especulación, venta de cargos y clientelismo propios de la gestión del duque
de Lerma generan a su alrededor un grupo crítico encabezado por la reina Margarita de Austria, el
confesor real fray Luis de Aliaga y el propio hijo del duque: Cristóbal Gómez de Sandoval y de la Cerda.
De esta manera, se inicia un proceso de vista que le acorrala al investigarse su gestión financiera a la
El duque de Lerma, de cabeza del gobierno. Para salvarse de la condena, Rodrigo Calderón será degollado en 1621 y él mismo
Juan Pantoja de la Cruz. solicitará al papa Paulo V el capelo cardenalicio: para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España se
viste de colorado. Con el permiso del Rey y, ya al margen de la justicia civil, dimitió del cargo de valido y se retiró a sus posesiones
en Lerma en 1618, muriendo en Valladolid a los 72 años (1625). Entre sus acciones en el gobierno destacan las llevadas a cabo
para mantener la política pacifista de Felipe III (Tregua con los Países Bajos) y la expulsión de los moriscos en 1609.
El sucesor será el duque de Uceda Cristóbal Gómez de Sandoval y de la Cerda:
Hijo del anterior y de Catalina de la Cerda, camarera de la reina Margarita. Participa con su padre en las labores de
gobierno desde 1610, siéndole concedido el ducado de Uceda, título por el que será más conocido. Sin embargo, desde 1606 se
produce un distanciamiento que se irá agravando con el paso del tiempo y que culminará con el enfrentamiento abierto con
Rodrigo Calderón en 1611 cuando éste sea nombrado chambelán del Rey. El fortalecimiento del partido militarista, los
nombramientos de 1615 para la constitución de la Casa del Príncipe y el inicio de las críticas contra la corrupción del gobierno de
su padre hacen que se consoliden dos facciones de la corte: la liderada por el duque de Lerma; y la dirigida por el duque de Uceda
y fray Luis de Aliaga.
El relevo en el desempeño del poder y favor real se escenificaron en septiembre de 1618 en la llamada Revolución de
las llaves, una intriga palaciega relacionada con la orden del Rey de relevar al camarero mayor del príncipe, cargo hasta entonces
desempeñado por el lermista Fernando de Borja. Lerma no lleva a cabo la tarea, por lo que Felipe III recurre a Uceda, significando
el cambio de confianza. Con el relevo cambia la política exterior en Bohemia y se interviene en la Guerra de los 30 Años.
El vacío dejado por Lerma en octubre lo ocupa Uceda en noviembre quien, si bien queda teóricamente limitado en funciones,
las ejerce al estilo de su padre en colaboración con Aliaga. Sin embargo, su incapacidad para el gobierno del Estado y la
corrupción asociada levantan las críticas de incluso el Consejo de Castilla, que aboga por un retorno a la relación directa
consejo-soberano. Además, se suman al conflicto las rivalidades con los validos del príncipe: Zúñiga y Olivares. Cuando el Rey
muere el 31 de marzo de 1621, Felipe IV les entrega el poder a estos. Uceda moriría el 31 de mayo de 1624 privado de libertad,
condenado a ocho años de destierro y multado con 20.000 ducados. No había sido el hombre de Estado, pero sí el prevaricador
que fue su padre.

77
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 11. El reinado de Felipe III

11.2. (72) - Política mediterránea: la expulsión de los moriscos y sus consecuencias socio-económicas.
Los moriscos eran un problema pendiente de resolver que se remontaba a la conquista de Granada con el
Levantamiento del Albaicín (1499) y el de La Alpujarra (1500-1502), al que siguió la represión cristiana en Levante durante
las Germanías (1519-1523) y una verdadera guerra durante Rebelión de las Alpujarras (1568-1571). Los diferentes
decretos habían conminado a la conversión o expulsión de la Península, así como a la prohibición del uso de la lengua,
costumbres y vestimentas mozárabes. Sin embargo, la protección de los señores de la aristocracia para los cuales
trabajaban o el pago de subsidios a la Corona habían amortiguado la puesta en práctica de dichas restricciones. No es el
caso de Castilla, donde el Edicto de 1 de noviembre de 1570 había ordenado la dispersión de los moriscos a otras zonas
de la Corona.
Sin embargo, el recelo hacia la comunidad morisca seguía vigente a principios del siglo XVII por diversos motivos:
- La crisis económica heredada del final del reinado de Felipe II se cebaba con las clases inferiores mientras se
percibía mejor situación en la comunidad morisca debido a su trabajo especializado en la confección de
productos de seda y el cultivo de frutas y hortalizas.
- Falta de integración en la sociedad cristiana al seguir manteniendo sus costumbres, lengua y vestimenta.
- Persistencia de la idea de Cruzada. Además, la amenaza de los piratas berberiscos seguía activa, si bien se
percibía menos peligrosa por las turbulencias internas del Imperio Otomano (Sultanato de las Mujeres) que le
hacían un rival menos beligerante que en época de Felipe II.
- Presión demográfica fruto de una mayor natalidad morisca. En el medio siglo anterior a la expulsión, el
crecimiento morisco en la Corona de Aragón había sido de casi el 70% frente al 45% cristiano.
La distribución de los 390.000 moriscos no era uniforme. Suponían un 4% de la población total de 8.000.000 y se
repartían desigualmente: en el Reino de Valencia unos 135.000; en el Reino de Aragón unos 61.000; en el Reino de Castilla
unos 80.000 dispersos tras la Rebelión de 1568; y en el Reino de Granada otros 110.000 pese a la orden de dispersión,
pero desactivados en lo que a rebeldía se refería.
Felipe III realizó una visita a Valencia en 1599, poco después de su coronación. Allí se interesó por el estado de
evangelización de los moriscos, tras lo cual impulsó un último intento de integración y formación religiosa de dicha
comunidad. Fracasado en 1608, el duque de Lerma planteó el problema en el Consejo de Estado, resolviéndose que debían
ser expulsados definitivamente. La situación era propicia a nivel político una vez firmada la paz con Inglaterra (Tratado de
Londres de 1604) y con los Países Bajos (Tregua de los Doce Años de 1609), lo cual permite abordar el problema interno
con todos los medios y recursos del Estado.
La opinión que suscitó dicha medida no fue para nada unánime. Por un lado, el arzobispo de Valencia, Juan de
Rivera, fue uno de los mayores defensores de la expulsión.
Junto a él, cierta parte del clero y rentistas urbanos que
poseían haciendas arrendadas a moriscos estaban dispuestos
a librarse de estos tenentes moriscos para obtener nuevos
contratos con mayor rentabilidad. Por otro lado, la nobleza
terrateniente de Aragón y Valencia que los tenía como
vasallos o trabajadores defendía su permanencia por ser más
rentables que los agricultores cristianos, a quienes debían
pagar un salario mayor.
A pesar de la división, Felipe III decidió la expulsión
de España el 9 de abril de 1609, si bien el decreto no se hizo
público hasta tener desplegados los tercios de Italia y las
flotas del Mediterráneo y Atlántico. En septiembre se
comenzó la operación en Valencia, de donde fueron
expulsados 116.000 moriscos. En 1610 les siguieron otros
La expulsión de los moriscos, de Gabriel Puig Roda. 54.000 de Aragón y Cataluña, más unos 36.000 de Castilla a
mediados de año. La labor continuó hasta alcanzar los 275.000 exiliados en 1614. El destino principal fue el norte de África.
Las consecuencias socioeconómicas de la expulsión variaron en intensidad según territorios debido a la ya
mencionada distribución desigual:
- Pérdida demográfica: centrada en las zonas agrícolas de Borja, Tarazona, el valle del Jalón, Játiva y Gandía, las
cuales quedaron despobladas pese a los intentos de repoblación con castellanos.
- Suspensión de créditos hipotecarios concedidos a los moriscos y fuga de capitales.
- Pérdida de capital humano y económico que afecta a los grandes señores por la desaparición de sus vasallos.
- Mayor repercusión en algunas profesiones: producción de seda, horticultura y transporte.
- Subida de los salarios por la escasez de mano de obra y su sustitución por castellanos.

78
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 11. El reinado de Felipe III

11.3. (73) - El pacifismo de Felipe III: la Tregua de los Doce Años y la paz con Inglaterra.
Los objetivos de la política durante el reinado de Felipe III se basan en:
- La defensa de los intereses españoles en el norte de Europa y en la Península.
- El mantenimiento del equilibrio de poder de Castilla y los derechos de las regiones periféricas.
La solución de los conflictos exteriores pasaba por terminar con la implicación de España en las guerras contra
Francia, Inglaterra y las Provincias Unidas. Originalmente, cada uno de los conflictos era
independiente del otro, pero la realidad es que se entremezclaban de manera casi
continua.
A la implicación en las Guerras de Religión francesas le puso fin la Paz de Vervins
de mayo de 1598, firmada por Felipe II cuatro meses antes de morir. Las otras dos serían
competencia de Felipe III.
El conflicto con Inglaterra conocida como la Guerra anglo-española había
comenzado en 1585. Desde entonces ambos países habían ido alternando grandes éxitos
defensivos con limitadas victorias ofensivas, lo cual había derivado en una guerra de
desgaste en la que ambos bandos daban claras muestras de agotamiento:
- Por la parte española destacan los fracasos de la Felicísima Armada en 1588, el
desembarco en Cornualles en 1595 o el de Juan del Águila en Irlanda para apoyar la
rebelión irlandesa y que acabó en derrota con la batalla de Kinsale (1602).
- Por la inglesa son equiparables los fracasos de la Contraarmada en 1589 y la expedición
de Drake y Hawkins de 1595, si bien se saldaron con victorias los asaltos a Cádiz en 1587 y
Retrato ecuestre del rey Felipe III
de España, de Diego Velázquez. 1596.
Entre las grandes campañas se cuentan un rosario interminable de encuentros en
la mar que una vez caían del lado hispano, batalla de Flores (1591), y otras del inglés, batalla de Puerto Caballos (1603).
Las conversaciones de paz se iniciaron infructuosamente en 1600 en Boulogne-sur-Mer. Muerta Isabel I en marzo
de 1603, el nuevo monarca Jacobo I facilitó la firma del Tratado de Londres el 28 de agosto de 1604. Según éste, Inglaterra
interrumpía la ayuda militar y económica a los holandeses, renunciaba a intervenir en contra de los intereses de Felipe III
en los asuntos continentales, abría el Canal de la Mancha al tránsito de buques españoles y cesaba las acciones corsarias.
A cambio, España otorgaba el libre comercio con las posesiones españolas en Europa y renunciaba a nombrar un rey
católico para la corona de Inglaterra.
En cuanto a la Guerra de Flandes o de los Ochenta años, la muerte de Alejandro Farnesio en 1592 había dado
paso a otros gobernadores hasta que en 1595 lo fueron nombrados Isabel Clara Eugenia y el archiduque Alberto. En 1598,
el fallecimiento de Felipe II los hará soberanos de dichos territorios, volviendo después a España al no tener descendencia.
En este tiempo, Mauricio de Nassau había sucedido a su padre, retomado parte de los territorios perdidos en las
campañas de Alejandro Farnesio, reformado el ejército y derrotado por primera vez en campo abierto a los tercios del
archiduque en la batalla de Nieuwpoort o Primera batalla de las Dunas en 1600. Sin embargo, esta victoria no pudo ser
aprovechada estratégicamente por los rebeldes, lo que facilitó el sitio español de Ostende en 1601.
En 1604 España presenciaba cómo desde que comenzara en 1668, los rebeldes eran el único enemigo al que
enfrentarse una vez firmadas las paces de Vervins y Londres. Con el mando de las tropas
entregado a Ambrosio Spínola, se toma Ostende y se recuperan varias ciudades más sin
lograr quebrantar la voluntad rebelde, pero tratando de forzar las negociaciones de paz. En
las filas españolas se suceden los motines debido a los impagos, pero la situación tampoco
es mejor en el otro bando tras 40 años de guerra en su propio territorio y ofertan el cese
de hostilidades en abril de 1607. El 9 de abril de 1609 se firma la Tregua de los Doce Años.
Esta noticia se celebra por parte del Rey, de Lerma, del Consejo de Estado y de los
archiduques. En las Provincias Unidas, el estatúder Mauricio es reacio a la paz frente a la
burguesía holandesa representada por el Gran Pensionario Johan van Oldenbarnevelt.
La Tregua, además de garantizar la paz durante 12 años, provocaba el surgimiento
de dos bandos dentro del gobierno de las Provincias Unidas al tiempo que un
reconocimiento español de facto a su independencia. Además, otorgaba libertad de
Ambrosio Spinola, comercio con Europa y las Indias.
de Anthony van Dyck. La imagen internacional en 1609 era la de un transitorio equilibrio de fuerzas en
todos los teatros y la posibilidad de mantener la defensa de las posesiones en Europa, el Mediterráneo y el Atlántico. Es la
conocida como Pax Hispánica, durante la cual se retiene el liderazgo español sin necesidad de librar guerras.

79
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 11. El reinado de Felipe III

11.4. (74) - Felipe III y Cataluña.


El Principado de Cataluña a principios del siglo XVII se caracteriza por:
- La debilidad de la economía catalana debido a la contracción del comercio frente al de Francia e Italia;
hundimiento de la industria textil; atraso de la agricultura y elevados precios.
- El dominio político de las oligarquías urbanas y bandolerismo sistémico en el campo.
Felipe III se reúne con las Cortes catalanas en 1599. Como consecuencia de ello:
- El rey consigue un subsidio en forma de nuevo impuesto, el derecho a galeras, para armar buques
dedicados a la defensa de las costas catalanas.
- Cataluña, a cambio, obtiene mercedes y la confirmación de los privilegios aristocráticos (el 70% de la
jurisdicción catalana estaba en manos privadas)
Pacificados de momento los Países Bajos y expulsados los moriscos, Felipe III vuelve a intervenir en Cataluña a
partir de 1609. Así pues, se vuelve intentar cobrar el quinto de los ingresos de los municipios, decreto que había quedado
en suspenso en 1599.
Además, por medio del nuevo virrey, el marqués de Almazán (1611-1615); su sucesor, el duque de Alburquerque
(1615-1619); y el siguiente, el duque de Alcalá (1619-1622) se logra acabar con el bandolerismo asentado en el campo e
impulsado por la aristocracia rural seglar (nyerros) y eclesiástica (cadell). Para ello contaron con el apoyo no oficial de las
élites urbanas, fundamentalmente la barcelonesa, por ser un elemento que perjudicaba el ya de por sí dañado comercio.
Frente a este logro, de nuevo se fracasa en el intento de intervenir los privilegios recogidos en los fueros y
libertades del Principado. Especialmente en los concernientes a la modificación y promulgación de las leyes y a las
pretensiones fiscales.

80
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 12. Población y estructura social en el siglo XVII

Tema 12. Población y estructura social en el siglo XVII


12.1. (75) - Causas del cambio demográfico.
La primera consideración que se debe hacer a la hora de tratar la demografía del siglo XVII es señalar la ausencia
de censos y padrones rigurosos más allá de los Vecindarios impulsados en 1631, 1646 y 1693. Este hecho contrasta con
aquellos del siglo precedente y del siguiente. Es por ello que la reconstrucción llevada a cabo en los estudios académicos
parte de padrones municipales y archivos parroquiales incompletos, a lo que se suman las correcciones para incluir a los
sectores no contabilizados (nobles y clero) y los derivados de aplicar el coeficiente de conversión habitante-vecino.
A pesar de todo, sí se puede afirmar que se mantiene un régimen demográfico antiguo con altas tasas de
mortalidad, lo que unido a otros condicionantes que comentaremos a continuación, dan como resultado una contracción
de la población desde los más de 8.000.000 de finales del XVI a los 7.000.000 del año 1700.
La situación poblacional por regiones a comienzos del siglo XVII era desigual y se distribuía así:
- Zonas con mayor densidad: Galicia, la orla cantábrica, casi toda la Meseta norte y la sur hasta el Tajo,
además del interior de Andalucía y el reino de Valencia.
- Zonas con densidades medias: Cuenca, Guadalajara, Asturias y Andalucía occidental.
- Zonas escasamente pobladas: Aragón, Cataluña, Extremadura, Ciudad Real, Albacete y Andalucía oriental.
La mortalidad se veía afectada principalmente por el impacto de enfermedades como el tifus, la viruela o la
disentería, siendo las tres epidemias de peste las que mayor incidencia tuvieron afectando al 15% de la población
(1.250.000):
- 1596-1602: se extendió por toda la costa cantábrica y Galicia, invadiendo luego Portugal y la Meseta,
aunque con intensidad decreciente. Andalucía se vio afectada de manera irregular mientras que las costas
mediterráneas apenas fueron castigadas.
- 1647-1652: a diferencia de la anterior, esta impacta mayoritariamente en el Mediterráneo desde
Andalucía a Cataluña. Frente a tercio septentrional de la Península indemne, Valencia perdió el 27% de
sus 60.000 habitantes.
- 1676-1685: reproduce los efectos en las mismas regiones que la anterior, si bien con menor mortalidad.
Asociado a las duras condiciones de vida, la natalidad se ve afectada manteniéndose al mismo nivel o por debajo
de la mortalidad debido a:
- La crisis de subsistencias debido a la caída de producción agraria fruto de las malas cosechas y a la
industrial como consecuencia de las sucesivas crisis económicas.
- Aumento de la población eclesiástica como consecuencia de la vocación para unirse a las nuevas
corrientes místicas surgidas a raíz del Concilio de Trento, pero también por causas mundanas como la
búsqueda de la movilidad social, la exención fiscal o la inmunidad judicial. Sea como fuere, la práctica del
celibato incidía negativamente en la natalidad.
Finalmente, existían otros tres factores más que repercutían en el saldo demográfico negativo:
- La expulsión de 275.000 moriscos iniciada en 1609, con especial incidencia en Valencia y Aragón.
- Las levas de soldados, sobre todo tras el primer cuarto de siglo para combatir en la Guerra de los Treinta
Años y las de Portugal y Cataluña.
- La emigración a América, un hecho
consumado, pero difícilmente cuantificable aún
hoy en día.

El Triunfo de la Muerte,
de Pieter Brueghel el Viejo.

81
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 12. Población y estructura social en el siglo XVII

12.2. (76) - Sociedad estamental: grupos sociales.


La sociedad española del XVII se caracteriza por un triple rasero:
- El estamento: privilegiados exentos de impuestos (nobles y clero) o el tercer estado (pecheros).
- La casta: cristianos viejos limpios de sangre o cristianos nuevos manchados.
- La clase: ricos y pobres, rasgo trasversal a toda condición anterior.
Desgranando la sociedad por estamentos, la cúspide estaba ocupada por la aristocracia seglar y eclesiástica. Entre
los primeros el estamento se articula en tres niveles: Grandes y títulos (archiduque, duque, marqués, conde, vizconde,
barón y señor); caballeros y, por último, hidalgos. Su distribución no era igualitaria, sino que había regiones como Asturias
o Cantabria donde casi la mitad de la población era hidalga frente al relativo vacío nobiliario andaluz, donde primaban los
grandes títulos, pero su número era mucho menor.
Entre sus privilegios contaban con la exención fiscal y el trato especial de la justicia, tanto de tribunales como en
penas. Además, para mantener su condición y beneficios se enlazaban en matrimonios de conveniencia, otorgaban dotes
y a la hora de heredar, protegían la unidad de sus propiedades por medio del mayorazgo, aprobado por las Leyes de Toro
en 1505.
Sus ingresos provenían de sus territorios jurisdiccionales, de rentas enajenadas a la Corona, de actividades
económicas o de mercedes reales. Al poder económico se le suma el político, recuperado a nivel estatal gracias al nuevo
sistema de validamiento (ya lo tenían en otros ámbitos de la alta administración y municipios). Realmente, nunca habían
dejado de estar al margen, pero desde la época de los Reyes Católicos se habían visto desplazados por letrados y
licenciados. En el ámbito de la educación copaban las plazas ofertadas por los Colegios Mayores.
La vida del noble estaba marcada por una etiqueta que lo condicionaba y un concepto del honor que le servía de
guía. La decadencia económica del XVII hará que muchos se endeuden para poder mantener las apariencias y sostener su
suntuosa vida, deudas heredadas, pleitos y dotes.
El clero suponía la otra clase privilegiada, si bien había grandes diferencias dentro de este grupo no homogéneo
y fuertemente jerarquizado en: clero episcopal (obispos y arzobispos), clero capitular (deanes y canónigos), clero colegial
(abades y priores) y bajo clero (sacerdotes, párrocos, capellanes y beneficiados). Como culminación de la carrera
eclesiástica se podía llegar a alcanzar el cardenalato.
En cuanto a los números, el clero secular era aproximadamente igual de numeroso que el regular, un 0.5 y un
0.6% de la población respectivamente para el reino de Castilla a finales del XVI. Las monjas se contarían aparte. Durante
el XVII, pese a descender la población, el clero aumenta hasta llegar a los 250.000 miembros a principios del XVIII: un 3%.
Las causas de este aumento son variadas: ocupación para segundones, exención de impuestos, inmunidad judicial, ascenso
social, supervivencia…
Las fuentes de ingresos de la Iglesia eran muchas, si bien dividida de forma desigual: diezmos, rentas de las manos
muertas, censos y estipendios, así como donaciones. El reparto de rentas era desigual y se veía mermado por la
contribución que hacía al estado en forma de subsidios, bulas de Cruzada, excusados y tercias reales.
El poder económico y político estaba en manos del alto clero, el cual presidía los Consejos, ocupaba virreinatos e
incluso embajadas. Recordemos que los reyes contaban con la regalía de la presentación, lo cual implicaba que la élite de
la Iglesia española era una colaboradora cercana.
Por último, cabe citar la relevancia adquirida por una de las órdenes surgidas en 1534 al calor de la
Contrarreforma: la Compañía de Jesús de san Ignacio de Loyola. El auge alcanzado en poco tiempo le llevará a la
confrontación con las mendicantes medievales de dominicos y franciscanos. La rivalidad surgirá a tenor de las diferencias
teológicas, los litigios jurisdiccionales, la lucha por el favor de la corte (confesores) o el monopolio de la educación
universitaria.
El último estamento sería conocido como Tercer Estado o pueblo no marginado. Suponía el grueso de la población
y abarcaba una diversidad enorme. Simplificando mucho, se podía dividir entre el ámbito rural con campesinos
acaudalados, propietarios y una mayoría de jornaleros; y el urbano, con los artesanos agrupados en gremios, profesiones
liberales (médicos, abogados, notarios, funcionarios) y, a finales de siglo, una burguesía reactivada.
Sigue muy presente la ambición de la promoción social mediante la obtención de un título nobiliario. Para ello se
adquirían tierras, invertía en juros y censos, se planeaban matrimonios de interés, se trataba de evitar actividades
productivas por no ser respetables y se hacía gala de la limpieza de sangre.

82
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 12. Población y estructura social en el siglo XVII

12.3. (77) - Las oligarquías urbanas.


El poder de la monarquía llega a todos los rincones de la sociedad, si bien no directamente, sí a través de sus
validos y oficiales. El gobierno de los municipios no quedará al margen.
La oportunidad de intervenir el poder municipal reportará beneficios tanto al rey como a los ciudadanos
acaudalados. Empezando por estos últimos, se da lo que se conoce como refeudalización, puesto que la oligarquía se dota
de atributos nobiliarios y se corporativiza de tal forma que se vuelve un grupo cerrado y hereditario que aprovecha las
posibilidades que la Monarquía le ofrece tanto a nivel político como económico. El perfecto ejemplo de esto lo tenemos
en 1603 en la Villa de Madrid, a la cual Felipe III concede un Estatuto de Regidores en el que se determinan los requisitos
que se deben cumplir para acceder al cargo, destacando de todos ellos: la condición de hidalguía, la de no realizar oficios
mecánicos y, desde 1638, la limpieza de sangre.
El beneficio que se revierte a la Corona viene por dos vías: por el lado político con una ampliación de la base social
que la apoya; y por el económico con los ingresos adicionales por la venta de puestos y títulos.
La consecuencia es una extensión al nivel municipal de la corrupción, el individualismo y el favoritismo que ya
reinaban en la Corte, además del fin de la autonomía de las ciudades.

83
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 12. Población y estructura social en el siglo XVII

12.4. (78) - Los problemas del mundo rural.


El mundo rural es uno de los colectivos que más sufre la crisis del XVII. Dado que la producción estatal recae en
el sector primario y este a su vez se compone mayoritariamente de pecheros. La carga durante la escasez es doble por
tener que generar riqueza en condiciones adversas, pero sin dejar de contribuir al erario público mediante el pago de
impuestos.
Las principales dificultades residen en el difícil transporte de las mercancías desde el interior, entre otras causas,
por el bandolerismo. Además, la presión fiscal ahoga al campesino, quien cumple con los derechos señoriales, el diezmo
a la Iglesia, los impuestos de la Corona, la renta de su señor o los intereses de los préstamos concedidos.
Allí donde es posible, se trata de aumentar las tierras de cultivo mediante la roturación de nuevos campos o la
siembra de baldíos. No obstante, hay zonas donde el problema productivo no reside en la escasez de tierras, sino en la de
trabajadores, situación provocada por la expulsión de 1609 y especialmente grave en Aragón y Valencia.
Por si fuera poco, la imposición de la tasa del trigo o tasa de granos en el XVI limitando el precio máximo del
cereal hacía que el margen de beneficios fuera exiguo.

84
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 12. Población y estructura social en el siglo XVII

12.5. (79) - Los sectores marginados.


Dentro de los sectores marginados de la sociedad del XVII, el principal sería el de los mendigos y vagabundos. No
era un grupo nuevo, quizás sí más numeroso al haberse aumentado en el XVII a raíz de la crisis del momento. Continuaba
viviendo de la limosna repartida por la Iglesia y obtenida directamente de particulares. El Renacimiento había abordado
una revisión de este tipo de donativos con pensadores, como Luis Vives, que apostaban por una gestión estatal a través
de instituciones que discriminaran su asignación y fomentaran el trabajo. Tras Trento se mantiene el formato conservador
pobreza-limosna, pero la concepción de rechazo al ocioso y vago calará en la sociedad.
Entorno a la pobreza se desarrolla un género literario propio: la novela picaresca. En ella se confunden a menudo
el mundo del hampa con el de la mendicidad. Si bien todos los pícaros surgían de la pobreza, no todos los pobres eran
delincuentes. No obstante, el planteamiento del problema hace meditar sobre el origen del mismo y sobre el peligro que
suponen para el orden público. De esta manera se sientan las bases para la creación, ya en el XVIII con la Ilustración, de
Hospicios y Casas de Misecordia.
En el ámbito rural, la delincuencia estará representada por el fenómeno bandolero. Son cuatro los puntos
principales donde se desarrolla: Cataluña, donde tiene un carácter sistémico y se impulsa por la aristocracia rural seglar
(nyerros) y eclesiástica (cadell); Andalucía, con focos de asaltadores de caminos en Sierra Morena y cuatreros en la Serranía
de Ronda; Extremadura y la Mancha. El problema se trató por la Corona y en 1643 se publicó una pragmática denominada
Orden que se ha de tener en la prisión y castigo de los “bandoleros” y gente perdida.
Las minorías religiosas judía y musulmana habían sido expulsadas en 1492 y 1609 respectivamente. No obstante,
la anexión de Portugal supuso la inclusión de nuevos súbditos judeoconversos en la Monarquía Hispánica, siendo de este
origen más del 40% de los procesados. El poder económico de estos comerciantes y prestamistas descendientes de judíos
gozó de la protección de Olivares.
En relación con los moriscos, una vez expulsados, siguieron existiendo comunidades autorizadas a permanecer
en la Península, como es el caso de las Cinco Villas del Campo de Calatrava o la concedida por el obispo de Tortosa en el
Bajo Ebro. No obstante, la mayor parte de retornados o capturados eran sentenciados a galeras o trabajos forzado en
minas como la de Almadén.
Se atestigua la presencia de la comunidad gitana en la Península desde el siglo XV. La actitud hacia ellos es de
represión, pero una vez comprobada la poca efectividad de las medidas, Felipe IV aborda el problema emitiendo la
Pragmática de marzo de 1633 en la que autoriza las acciones contra los delincuentes que forman parte de los grupos
nómadas y les prohíbe el contacto con los “gitanos avecinados”. No se les expulsa
del reino debido al despoblamiento causado por la salida de los moriscos, pero se
trata de anularlos mediante la asimilación “se prohíbe cualquier «acción»,
«representación», «trage» o «nombre de gitanos», bajo pena de dos años de
destierro y multa de cincuenta mil maravedís”. Carlos II acentuará la presión en
sucesivos decretos llegando a prohibirles habitar en ciudades de menos de 1.000
vecinos.
En la Pragmática del 12 de junio de 1695, se les conmina a presentarse ante
la justicia y entregar su nombre con la finalidad de censarlos y limitar sus
movimientos con licencias so pena de seis años de galeras o cien azotes en el caso
de las mujeres. Se distinguía entre vagantes y avecinados de nuevo, hecho que
demuestra la progresiva sedentarización de la comunidad.
La esclavitud continuaba existiendo, siendo el grupo más importante el
procedente de cautivos de origen morisco, bien por las revueltas del XVI o por su
entrega voluntaria para evitar la expulsión. Su libertad, era amplia y podían trabajar
de manera independiente y entregar una parte a su amo. De esta manera
conseguían poder pagar su manumisión y pasar a ser moros cortados.
Tres muchachos (dos golfillos y un
Entre el colectivo de extranjeros se contemplan una gran variedad de tipos
negrito), de Bartolomé Esteban Murillo.
diferentes, desde los mendigos venidos de otros territorios a los ricos comerciantes
genoveses y portugueses o los consejeros de la Corte.

85
86 of 112
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 13. La decadencia económica en el siglo XVII

Tema 13. La decadencia económica en el siglo XVII


13.1. (80) - Los problemas agrícolas y ganaderos.
El saldo general es un descenso de la producción agrícola debido a una gran diversidad de causas:
- Caída demográfica, lo que implica despoblación de ciertas regiones (especialmente Aragón y Valencia por
la expulsión de los moriscos), reducción de la mano de obra y descenso del consumo.
- Venta de baldíos y tierras comunales con el fin de paliar la falta de ingresos, lo que deriva en la
concentración de la propiedad de la tierra en manos que no la explotan, sino que especulan con ella o
simplemente la acaparan.
- Climatológicamente en 1650 se alcanza uno de los tres mínimos de la Pequeña Edad de Hielo,
caracterizada por inviernos más largos, veranos más cortos y frescos, e inundaciones alternadas con
sequías.
- Falta de innovaciones técnicas en la agricultura y pérdida de la experiencia en cultivos especializados de
regadío tras la expulsión de los moriscos.
- Aumento de la presión fiscal sobre los agricultores como consecuencia de que los gastos se mantienen,
pero la riqueza se contrae. Los arrendatarios y, en menor medida, los propietarios se ven obligados a
endeudarse con préstamos onerosos que terminan haciéndoles perder los derechos de explotación y/o
propiedad de tus tierras. Esto genera más tierras baldías y su concentración en pocas manos.
- Recurso a la manipulación monetaria para tratar de paliar los problemas de precios.
En relación con los cultivos se aprecia una reducción de los cereales tradicionales (trigo, avena y cebada) por
otros nuevos venidos de América que se adaptan bien al medio, producen varias cosechas y son más nutritivos: maíz y
patata. Además, se extiende el cultivo de la vid en detrimento del cereal y de las plantas textiles (lino y cáñamo). El olivo
y la producción de aceite se ven impulsados en el tercio meridional de la Península, cuya exportación al resto de Europa
reporta grandes beneficios.
La ganadería se recupera respecto al siglo anterior, percibiéndose el debilitamiento progresivo de la Mesta y del
trashumante frente al impulso de la estante. Esto se traduce en el aumento de la cabaña equina y vacuna.
La calidad de la lana mantiene su alto valor. El apoyo de la Corona a este sector sigue patente por seguir
reportando considerables beneficios. Prueba de ello son las Pragmáticas de 1633 prohibiendo acotar los pastos comunes;
y la de 1692, que congela los precios de arriendo de las dehesas.

87
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 13. La decadencia económica en el siglo XVII

13.2. (81) - Declive de las actividades artesanales y del comercio.


En la misma línea que la situación agrícola, la artesanía y el comercio españoles se ven golpeados duramente por
la crisis del XVII, compartiendo o siendo consecuencia de las mismas causas que mermaron una y otra actividad.
La industria era muy limitada, siendo las manufacturas artesanales el grueso de las mismas. Su carácter era local
y giraba en torno al cuero, las telas bastas, la cerámica, las velas o el jabón. Fruto del estancamiento demográfico, de la
menor calidad del producto y del alto coste de producción (agravado por la manipulación de la política monetaria), el
resultado era una baja demanda y una mala competitividad.
El factor demográfico afectaba a la reducción del mercado y golpeaba la producción del sector primario,
verdadero motor de una economía primordialmente agraria, reduciendo la generación de riqueza. La competitividad
empeoraba por el alza de precios y salarios, consecuencia de la rigidez gremial y de la asfixiante presión fiscal. Finalmente,
la calidad del producto no mejoraba dado que el flujo comercial continuaba confiando en la exportación de materias
primas (lana, vino, aceite, hierro y cochinilla) e importación de manufacturas, hecho que condenaba la modesta
producción nacional al consumo interno y arrojaba un saldo negativo en la balanza comercial.
Existen excepciones en el norte de la Península en sectores ligados a la industria naval, como es el caso de los
astilleros bilbaínos o los altos hornos de Liérganes (1628) o los de La Cavada (1637), ambos en Santander.
El transporte constituía otra de las grandes trabas para la economía. El traslado de mercancías por vía terrestre
se veía ralentizado y encarecido por la pésima situación de las vías de comunicación, el bandidaje y las aduanas interiores,
tanto en los cruces de puertos como en las fronteras entre los diferentes reinos de la Monarquía. El tráfico fluvial era
exiguo y se limitaba a los cursos bajos del Tajo, Ebro y Guadalquivir. El marítimo era el más económico, si bien adolecía de
mejoras instalaciones portuarias y una flota mayor.
La caída del comercio con América se ve lastrado por varios elementos como son la presión fiscal y aduanera, el
encarecimiento del sistema de flotas, el monopolio regio de los metales preciosos y la competencia comercial con otras
naciones como Holanda e Inglaterra, establecidas ya en enclaves caribeños: Curazao y San Cristóbal y Nieves
respectivamente. Además, en la Península se produce un cuello de botella al limitar el comercio al eje Sevilla-Cádiz y excluir
al resto de ciudades.
Por otra parte, la llegada de metales a España se va reduciendo progresivamente a lo largo del XVII hasta rozar, a
finales de siglo, un 10% de las del comienzo. Esto se ve provocado por diversas razones. Por un lado, está el agotamiento
de las vetas superficiales y más rentables, lo que da lugar a la necesidad de emplear más trabajadores en un momento en
el que América experimenta un desarrollo económico que comienza a hacerla independiente de las importaciones desde
Europa. De esta forma, se debilita otro de los pilares (junto al agrario) que sustentaba la economía no manufacturera
española, haciendo que el sistema se tambalee. Además, a lo largo del XVII se producen tres capturas o destrucciones
parciales de las flotas: en 1628 por el holandés Piet Hein en Bahía de Matanzas; y en 1656 y 1657 por los ingleses Richard
Stayner y Robert Blake.
Con la intención de fomentar el comercio entre los territorios de la Monarquía Hispánica, el Rey Felipe IV expidió
una Cédula Real el 4 de octubre de 1624 creando el Almirantazgo de los comercios de los Payses obedientes de Flandes y
provincial septentrionales, con la Provincia del Andalucía y Reyno de Granada. El propósito de su creación era también
acabar con el contrabando, si bien la escasa documentación al respecto y corta vida de la institución hacen pensar que su
efectividad fue muy limitada.

88
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 13. La decadencia económica en el siglo XVII

13.3. (82) - El problema inflacionista: la manipulación de la moneda castellana.


La crisis del XVII se inicia a nivel financiero con la herencia recibida de Felipe II en 1598, una economía maltrecha
y deficitaria a causa de las costosas campañas militares en Europa que había llevado a tres suspensiones de pagos: en
1557, 1575 y 1596. Con Felipe III, la situación se volvería a repetir en 1607, debiendo consolidarse la deuda flotante con la
emisión de nuevos juros. Su hijo Felipe IV la declararía cuatro veces: 1627, 1647, 1652 y 1662. La última quiebra del siglo
sería en 1666 durante el reinado de Carlos II.
Tratando de abordar el problema de la deuda, se hicieron actuaciones en la política monetaria. Desde 1599 se
aceleró la reducción del contenido de plata de la moneda de vellón, distanciándose cada vez más del vellón rico y
acercándose al pobre, rico en cobre. Esta moneda se destinó, al menos teóricamente, al pago de transacciones internas y
el pago de impuestos. Mientras, la moneda de plata resarcía los gastos militares y las transacciones a gran escala. La
consecuencia inmediata de la circulación simultánea de dos monedas es la Ley de Gresham, según la cual la moneda mala
desplaza del mercado a la buena, ya que quien posee esta la atesora.
De manera adicional, en 1602 se acuña moneda fraccionaria y en 1603 se decreta el resellado. El propósito no es
otro que multiplicar el valor de la moneda ya emitida por dos, de tal forma que la moneda de dos maravedíes pasaba a
valer cuatro, ocho la de cuatro y así sucesivamente. Esta alza ficticia provoca una regulación automática del mercado en
el sentido inverso, puesto que la moneda se deprecia y los precios suben. Esta inflación difícilmente podía resolverse y
además aumentaba la cotización de la plata respecto del vellón, es lo que se conoce como premio de la plata. En 1679
alcanzó un máximo del 275%.
Finalmente cabe destacar otros dos problemas a los que hubo que hacer frente:
- La salida de metales preciosos de la Península como único método válido de pago para las importaciones
e interés de las deudas contraídas.
- La falsificación de la moneda de vellón con otra que tenía un peso similar a las monedas auténticas, pero
sin ninguna cantidad de plata. Durante el reinado de Felipe IV se alcanza el mayor número de divisa falsa
en curso, reduciéndose éste a partir del de Carlos II.

89
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 13. La decadencia económica en el siglo XVII

13.4. (83) - El diagnóstico de los contemporáneos: el arbitrismo.


Conscientes de la época de crisis en la que vivían, en la España del XVII surgieron voces críticas que analizaron las
posibles causas de la miseria y propusieron medidas para superarla. El país había pasado de ser la potencia hegemónica
en Europa a principios de siglo a, unas décadas más tarde, engrosar la lista de naciones de segunda. Son los conocidos
como arbitristas. La primera vez que se utilizó el término refiriéndose a alguien que ofrecía consejo a la Corona se produjo
en el relato corto de Miguel de Cervantes en 1613: El coloquio de los perros. Los principales campos de estudio eran la
economía, la sociedad y el Estado.
A pesar de sus buenas intenciones, la denominación arbitrista tenía una connotación satírica puesto que el
término “arbitrio” era sinónimo de "proyecto ridículo". Además, los novelistas y autores teatrales del Siglo de Oro solían
representar al arbitrista como un ser envejecido, desaliñado y pretencioso.
Pese a todo, algunos sí identificaron acertadamente las causas y pusieron en práctica buenas iniciativas
correctoras, lo que les hizo ser tenidos en buena estima. Esto sucederá principalmente a partir del siglo XVIII.
Los motivos fundamentales identificados como causantes de los males de España serían:
- La contumaz despoblación que había mantenido fijo el número de habitantes a lo largo de todo el siglo.
Esto se traducía en un capital humano exiguo con el que competir internacionalmente.
- La falta de implicación de la nobleza en los circuitos comerciales al considerarse una actividad indigna
según el régimen y modos señoriales. Esto llevaba a que su lugar fuera ocupado por extranjeros.
- Ligado a la anterior, otro factor es el amplio sector “rentista” existente en la sociedad. La concentración
de la tierra en manos de dichos nobles en vez de en los que la explotan hace que se frene la innovación e
inversión en las tareas agrarias, limitándose el arrendador a cobrar su renta periódica y el arrendatario a
sobrevivir.
- La puesta en marcha de medidas intervencionistas nocivas tales como la manipulación de la política
monetaria o la regulación del mercado, caso de la tasa del trigo.
- Identificación de la abundancia de metales preciosos llegados de América como causante de la elevación
de precios de los productos españoles, lo cual los hacía poco competitivos frente a los extranjeros. Estos
últimos habían desplazado a las españolas causando la ruina de las manufacturas locales, el comercio y la
agricultura.
- Excesiva presión fiscal.
- Excesivo gusto por el lujo y la ostentación.
Aunque había mucha coincidencia en las claves marcadas por los diferentes arbitristas, la diferencia entre ellos
estribaba en la mayor o menor importancia que daban a los distintos sectores productivos. Surgen así los agraristas y los
industrialistas. Los primeros abogan por la primacía del sector primario (Lope de Deza); los industrialistas, por el contrario,
con Sancho de Moneada a la cabeza, acentúan la importancia de la producción de manufacturas.
Entre las soluciones que proponen se encuentran las siguientes:
- Fomento de políticas natalistas para paliar el estancamiento demográfico.
- Reforzamiento de los oficios, prohibiendo su abandono y la ociosidad.
- Fomento de la producción nacional con la prohibición de la exportación de materias primas.
- Acopio de metales preciosos y fomento de su circulación dentro de España.
- Distribución justa de la fiscalidad, lucha contra el fraude y fin de las exenciones de impuestos, abogando
por impulsar un impuesto único fácilmente recaudable.
- Fin de las devaluaciones monetarias.
Algunos de los principales arbitristas y sus obras fueron:
- Martín González de Cellórigo: Memorial de la política necesaria en 1600. El burgalés recalcaba el
abandono de los oficios y el mal empleo de la plata americana.
- Lope de Deza: Gobierno político de Agricultura en 1618. Agrarista convencido, defiende la circulación de
metales y lucha contra su acopio.
- Sancho de Moncada: Restauración política de España en 1619. Es el mercantilista castellano por
antonomasia, centrando el foco en los extranjeros y la balanza comercial.
- Pedro Fernández Navarrete: Conservación de Monarquías en 1623. Centrado en la demografía y la
industria, comparte sus ideas con el Consejo de Castilla en 1619.
- Miguel Caxa de Leruela: Restauración de la antigua abundancia de España en 1631.
- Francisco Martínez de la Mata: Memoriales y discursos de Francisco Martínez de Mata de 1656. Como
franciscano estaba preocupado en la educación, en una legislación aduanera que controlara el comercio
y en la figura de los bancos para conceder créditos que impulsaran la inversión.

90
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 14. Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares y la crisis de 1640

Tema 14. Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares y la crisis de 1640


14.1. (84) - Perfil de Felipe IV.
Felipe IV, apodado el Grande, el Rey Planeta o el Rey Sol; fue el primer hijo
varón de Felipe III y de Margarita de Austria. Nació en el Palacio Real de Valladolid en
1605, a donde se había trasladado la Corte en 1601. El día de su bautismo, el duque de
Lerma es quien le llevó en brazos, símbolo de la influencia que tuvo el valido sobre él
durante su infancia. Tras el regreso de la Corte a Madrid en 1606, reside en el Alcázar.
El 13 de enero de 1608, el príncipe fue jurado como heredero de la Corona.
Aunque se le enseñaron conocimientos básicos de Geografía, Historia y Matemáticas y
se le inició por primera vez en el arte de la guerra con juegos, más tarde él mismo
explicaría que “por mis pocos años no pudo el Rey mi señor, que está en el cielo,
introducirme cerca de su persona en los negocios de esta Monarquía”. Si bien añadía que
estaba a punto de ser iniciado en la lectura de los documentos de Estado en el momento
en que su padre murió prematuramente el 31 de marzo de 1621. Felipe IV tenía 16 años.
En 1615 lo casaron con Isabel de Borbón, hija de Enrique IV de Francia. Con
ocasión de su matrimonio, se le puso Casa. Una vez más, Lerma tomó medidas para
asegurar su continuo dominio sobre el príncipe, pero incluyó entre los miembros de la Retrato de Felipe IV,
de Diego Velázquez.
Cámara del príncipe a Gaspar de Guzmán, conde de Olivares. La dominante personalidad
de Olivares hizo que, en un principio, no fuera del agrado del príncipe, pero poco a poco fue ganándose su confianza.
De su primer matrimonio nacería, entre otros, el príncipe Baltasar Carlos, quien fallecería de viruela en 1646; y
María Teresa de Austria, a quien entregaría en matrimonio a Luis XIV de Francia. En 1644 moriría la reina Isabel a causa de
un aborto, por lo que el rey contrajo matrimonio con su sobrina Mariana de Austria. De este segundo matrimonio nacería
el futuro Carlos II y Margarita Teresa, mujer de Leopoldo I.
En contra de la creencia generalizada y como consecuencia de su inclusión dentro del grupo de los Austrias
menores, la personalidad del rey se caracterizaba por poseer una gran cultura, afición por la lectura, dotes para la
equitación y la caza, y un gran gusto por la música y el teatro. Se consideraba a sí mismo un ferviente católico, hecho que
contrastaba con su conocido libertinaje que dejó más de dos decenas de hijos ilegítimos. Entre ellos se encuentra el tenido
con la actriz María Inés Calderón: Juan José de Austria. Su fe y los infortunios políticos y familiares (muerte en 5 años de
su hermano, mujer y heredero) le hacen caer en estados depresivos al considerarse castigado por la Divinidad. Pruebas de
ello son las cartas dirigidas a su consejera espiritual sor María Jesús de Ágreda.
En el plano cultural, además de sus salidas nocturnas de incógnito para asistir a obras teatrales, destaca el
mecenazgo de artistas y obras. Su coleccionismo engrandece la pinacoteca real hasta convertirla en la más valiosa de
Europa, hecho que tratará de imitar la aristocracia española. Entre los artistas patrocinados destaca Diego de Velázquez,
su pintor de cámara; y Peter Paul Rubens, quien además de pintor actúa como agente de la Corona.
Además, construye el Palacio del Buen Retiro (del que solo se conservan el Salón de Reinos y el Salón de Baile), el
de la Zarzuela y la reforma de la Torre de Parada. Estos dos últimos serían concebidos para los descansos durante las
cacerías, pero estaban repletos de obras de arte.
El empleo del Arte sería llevado al campo de la política. Al ya mencionado empleo diplomático de Rubens se suma
la conocida como Guerra de las Estatuas de Roma. Esta consiste en la pugna entre Alejandro VII, Luis XVI y Felipe IV por
construir una estatua que representase la superioridad de su corona respectiva. De los tres, solo el monarca español
consigue su propósito, si bien no durante su reinado ni en la ubicación deseada.
En el ámbito político, Felipe IV desempeñó labores de gobierno durante parte de su reinado, especialmente tras
la caída del conde-duque, haciendo uso de la figura del valido como primer ministro en vez de como sustituto
plenipotenciario de su poder. Consciente del declive del Imperio y valiéndose de los arbitristas, trata de impulsar políticas
reformistas con las que paliar la crisis del sistema y mantener ligados los diferentes territorios de la Monarquía.

91
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 14. Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares y la crisis de 1640

14.2. (85) - Ascenso de Olivares y su proyecto de reformas.


Gaspar de Guzmán (1587-1645) era el tercero de los hijos de Enrique de
Guzmán, II conde de Olivares y embajador de Felipe II ante la Santa Sede. Su destino
pasa por hacer carrera en la Iglesia y así es hasta en 1604, habiendo fallecido sus dos
hermanos, él pasa ser el heredero. La alianza con su tío Baltasar de Zúñiga le abrirá las
puertas de la Corte y formará parte del personal elegido por el duque de Lerma para
iniciar la andadura de la Casa de Felipe IV. La fuerte personalidad de Olivares generó el
rechazo inicial del príncipe, si bien el conde supo, a la postre, ganarse su favor y
confianza.
La disensión entre los Sandoval, duque de Lerma y duque de Uceda, fue
aprovechada por la alianza Olivares-Zúñiga y, tras la muerte de Felipe III, Baltasar fue
nombrado ministro principal de la Corona. Los objetivos eran restaurar la reputación
de España en el exterior e invertir un proceso de decadencia interna económica,
administrativa y moral, haciendo de Felipe IV el monarca más poderoso y célebre del
mundo. Su declaración de intenciones se ve en las medidas encaminadas a acabar con
la corrupción (manos limpias), hecho que constataron la ejecución de Rodrigo Gaspar de Guzmán, conde-duque de
Calderón, el arresto del duque de Osuna y el destierro del duque de Uceda y de fray Olivares, a caballo,
de Diego Velázquez.
Luis de Aliaga. Esto se impulsaba desde 1621 con la Junta de Reformación de
Costumbres, destinada a remoralizar la sociedad limitando el gasto público, el de la Casa Real y la concesión de mercedes.
En 1623 se publican los Artículos de Reformación que detallaban dicha austeridad, si bien tuvieron que ser suspendidos
un mes más tarde cuando el príncipe de Gales llegó inesperadamente a Madrid a pedir la mano de la hermana del Rey, la
infanta María.
Baltasar fallece en octubre de 1622, lo cual deja el camino libre a Olivares, quien ocupa su puesto. El ya Grande
de España prosigue con la dinámica anterior de sustitución de consejos por juntas más ágiles y dinámicas. De ahí que
surgieran la Grande de Reformación, la de Ejecución, de la Armada, de Sal y Minas o de Población, que se unían a otras
preexistentes como la de Obras y Bosques.
En agosto de 1622 se estableció una Junta Grande de Reformación para coordinar las numerosas propuestas de
reforma que habían presentado ministros, arbitristas y las Cortes de Castilla durante los años previos. Sus
recomendaciones incluían:
- Planes para la reforma de la justicia y la administración,
- Propuestas para invertir la disminución de la población y fomentar la agricultura y la industria, elemento
de sesgo claramente arbitrista, en especial mediante la creación de una red nacional de erarios y Montes
de Piedad. Esta, además, financiaría la deuda pública.
- Sustitución del impuesto de los millones de Castilla, excesivo y sin apoyo popular. Esta medida es
rechazada por las ciudades, cuyas oligarquías recibían rentas de los millones gracias a la adquisición de
juros. A los demás reinos pertenecientes a la Península se les pediría las contribuciones correspondientes,
medida también rechazada por el resto de los territorios.
Las iniciativas se completaban con otra serie de políticas encaminadas a la educación. En primer lugar, a la
instrucción del Rey adolescente con informes como el Gran Memorial o Memorial Secreto de diciembre de 1624, acerca
del sistema de gobierno de sus reinos y que incluía recomendaciones sobre el modo en que podría mejorarse: tenga
Vuestra Majestad por el negocio más importante de su Monarquía el hacerse rey de España; quiero decir, Señor, (…) que
trabaje y piense con consejo maduro y secreto por reducir estos reinos de que se compone España al estilo y leyes de
Castilla. Además, los jóvenes de la nobleza también sería objeto de la pretendida reforma educativa, encaminada a
producir nuevas generaciones altamente formadas puestas al servicio de la Corona en instituciones como el Colegio
Imperial de Madrid, a cargo de los jesuitas.
Con la intención de fomentar el comercio, Olivares abogó por la mejora de las comunicaciones, la navegabilidad
de los ríos, la fundación de compañías comerciales como la de las Indias Orientales, la modificación de los estatutos de
limpieza de sangre y la colaboración con los comerciantes portugueses (algunos judaizantes).
No obstante, sus ingentes proyectos para la reforma de la economía castellana y la hacienda real no lograron
mayor éxito que el resto de sus reformas internas. Casi todas se vieron frustrados no solo por oposición interna, sino
también por una política exterior pensada para restaurar la preeminencia internacional de España y que giraban en torno
a tres objetivos: la contención a Francia, el apoyo al Imperio y el fin de la Guerra Holandesa.

92
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 14. Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares y la crisis de 1640

14.3. (86) - La “Unión de Armas” (1626).


El objetivo primordial del conde-duque de Olivares era hacer de Felipe IV el monarca más poderoso de Europa.
Para ello diseñó una política exterior centrada en tres ejes fundamentales: la contención a Francia, el apoyo al Imperio y
el fin de la Guerra Holandesa. Este triple objetivo exterior demandaba cambios domésticos orientados a crear un poderoso
ejército y, para poder sostenerlo de manera racional y proporcionada, una reorganización de los sistemas fiscales en los
territorios de la Monarquía.
Conseguir este propósito pasaba por una reforma unificadora de los reinos que conformaban España o, mejor
dicho, las Españas. El informe conocido como Gran Memorial o Memorial Secreto de diciembre de 1624, ya advertía a
Felipe IV sobre el sistema de gobierno de sus reinos e incluía recomendaciones sobre el modo en que podría mejorarse:
tenga Vuestra Majestad por el negocio más importante de su Monarquía el hacerse rey de España; quiero decir, Señor, (…)
que trabaje y piense con consejo maduro y secreto por reducir estos reinos de que se compone España al estilo y leyes de
Castilla. Este proyecto constituía el primer intento de superar la unión dinástica de los Reyes Católicos para alcanzar la
unidad política de España rompiendo las barreras legales, políticas, institucionales y fiscales que la hacían insolidaria, poco
eficiente y resistente a la autoridad real.
Tras la muerte de Felipe III España continuaba involucrada en la Guerra de los Treinta Años en apoyo a Fernando
II y, tras el fin de la Tregua de los Doce Años, había reanudado la Guerra en los Países Bajos. Dado el calado de los cambios
internos que se proyectaban en España y la acuciante situación internacional, en octubre de 1625 se conoce un primer
documento de objetivos limitados denominado Unión de Armas. Con la Unión, Olivares se centraba en el problema ámbito
militar planteando crear un ejército de 140.000 efectivos cuya leva y sostenimiento fueran repartidos de manera
proporcional entre los diferentes territorios. Cuando uno de estos se viera atacado, el resto movilizaría un séptimo de las
tropas y lo pondría a las órdenes del rey para ejecutar una defensa conjunta de la Monarquía. El reparto sería como sigue:
- Corona de Castilla e Indias, 44.000 soldados. - Reino de Aragón, 10.000 soldados.
- Reino de Portugal, 16.000 soldados. - Ducado de Milán, 8.000 soldados.
- Principado de Cataluña, 16.000 soldados. - Reino de Valencia, 6.000 soldados.
- Reino de Nápoles, 16 000 soldados. - Reino de Sicilia, 6.000 soldados.
- Flandes, 12.000 soldados. - Islas mediterráneas y atlánticas, 6.000 soldados.
De esta manera se conseguía reducir la carga fiscal y demográfica exigida a Castilla, al tiempo que se aumentaban
los recursos disponibles para hacer la guerra.

Reparto de la contribución militares según la Unión de Armas del conde-duque.

93
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 14. Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares y la crisis de 1640

14.4. (87) - Las Cortes de Barbastro, Monzón y Barcelona (1626).


Una vez diseñada la Unión de Armas y su nueva distribución de cargas fiscales y demográficas, quedaba el
importante paso de la aprobación de las diferentes Cortes. La estrategia para conseguir el beneplácito territorial no fue
única. Si bien para los Países Bajos se evitó convocar los Estados Generales y abordar la negociación a nivel provincial,
primero convenciendo a Brabante y Flandes para que el resto las siguieran, en la Corona de Aragón se precisaba una
ineludible convocatoria de Cortes. Éstas llevaban inactivas desde finales del siglo anterior, por lo que se convocaron en
diciembre de 1525.
En enero de 1526 se inauguran las cortes de los reinos de Aragón y Valencia en Zaragoza y Monzón
respectivamente. Las reuniones se prolongan con temas ajenos a la Unión de Armas, por lo que Olivares traslada las
aragonesas a Barbastro y el rey se ausenta para inaugurar las de Barcelona en marzo. La actitud de los brazos es opuesta
a la voluntad del rey por varias razones: el monarca parecía desatender los asuntos territoriales que llevaban décadas
esperando una convocatoria de Cortes y, además, se les exigía un importante esfuerzo que iba en contra de los derechos
forales, los cuales les obligaban a presentar recursos y hombres en batalla solo cuando sus regiones respectivas se vieran
comprometidas. Ante lo prolongando de las sesiones, el rey concede un plazo límite para adoptar una resolución, lo cual
termina por crispar los ánimos.
Finalmente, las Cortes de Aragón deciden aprobar un subsidio o un cuerpo de voluntarios un 80% menor a los
10.000 soldados proyectados inicialmente. Por su parte, el Reino de Valencia acepta ofrecer una sexta parte del dinero
necesario para el mantenimiento de los hombres solicitados.
El caso de Cataluña es más conflictivo, puesto que los brazos presentes en las Cortes rechazan del todo cualquier
contribución. Además de las razones comunes al resto de la Corona, el principado había sufrido en la anterior década la
acción represora antibandolera llevada a cabo por los sucesivos virreyes. Esta, dado el carácter sistémico del pillaje, había
llevado a la destrucción de fortalezas rurales con el fin de poner coto a la protección de los forajidos. El resultado es una
negativa catalana a la Unión de Armas en 1626, pero también en la considerada segunda parte de estas Cortes, las de
1632.
Pese al fracaso de Felipe IV y Olivares en su intento de aprobación de la Unión, esta se proclama el 25 de julio de
1626. El proyecto nacía herido de muerte ante la disconformidad de los territorios y los errores de estadísticos cometidos
a la hora de hacer el reparto de esfuerzos.
Con el tiempo, los levantamientos de Portugal y Cataluña harían uso político de este intento unificador para
aportar una razón más por la cual alcanzar su independencia.

94
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 14. Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares y la crisis de 1640

14.5. (88) - Política financiera y fiscal del Conde-Duque.


La política exterior española en Europa Central y el fin de la tregua con Holanda en 1621 requirieron nuevos
desembolsos militares y navales, en un momento en el que las remesas anuales de plata provenientes de las Indias estaban
en declive. Además, se requerían divisas para las labores de mecenazgo y el embellecimiento de la Corte. La manera de
solucionar esta falta de ingresos se palió con un método heredado de la administración anterior: el acuñado de grandes
cantidades de moneda de vellón durante los primeros años del reinado. Esta alza ficticia provoca una regulación
automática del mercado en el sentido inverso, puesto que la moneda se deprecia y los precios suben. La inflación
difícilmente podía resolverse y además aumentaba la cotización de la plata respecto del vellón, es lo que se conoce como
premio de la plata. VER TEMA 82
Las medidas de reforma se abordan desde el inicio del gobierno de Olivares en agosto de 1622 con la creación de
la Junta Grande de Reformación como coordinadora de las numerosas propuestas de reforma que habían presentado,
durante los pasados años: ministros, arbitristas y las Cortes de Castilla. Sus recomendaciones en lo financiero y fiscal
incluían:
- Propuestas para invertir el descenso demográfico y fomentar la agricultura y la industria, ambas
iniciativas con un sesgo claramente arbitrista. Además, se proyecta la creación de una red nacional
de erarios y Montes de Piedad. Estos servirían también para financiar la deuda pública.
- Sustitución del impuesto de los millones de Castilla por ser excesivo, asfixiante, no contar con apoyo
popular y haber aumentado desde los diez a los doce millones. Esta medida es rechazada por las
ciudades, cuyas oligarquías recibían rentas de los millones gracias a la adquisición de juros.
- A los demás reinos pertenecientes a la Península se les pediría las contribuciones correspondientes,
lo que tendría una respuesta negativa en las Cortes de Barcelona de 1626 y 1632, y una revuelta en
Évora en 1637.
- Fin de la práctica de venta de cargos con carácter perpetuo, lo que generaba importantes ingresos a
la hora de heredarlos, pero aumentaba el descrédito e ineficacia de las administraciones. El conde
duque solo pudo decretar una reducción de estos a la tercera parte en una Pragmática de 1623.
La confianza de los prestamistas e inversores (juros, asientos) se vio afectada por la falta de éxito de las medidas
y se tuvo que declarar la primera de las cuatro bancarrotas del reinado en 1627. La posterior manipulación monetaria que
tuvo lugar en la década de los treinta únicamente sirvió para aumentar la confusión monetaria de los años de Olivares.

95
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 14. Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares y la crisis de 1640

14.6. (89) - El fomento económico dentro del encuadre mercantilista.


Estaba basado en dos campos de actuación: el impulso productivo industrial y el fomento del comercio.
Encargados de la industria, varios organismos se reformaron o se crearon ex novo segregándose de sus Consejos
de origen y constituyendo juntas más especializadas y dinámicas. Algunas de ellas eran la Junta de Minas (1624) o la Junta
de Población, Agricultura y Comercio (1625). Entre las propuestas se pretendía a repoblación de ciertas partes de España
con el fomento de la natalidad o la llegada de inmigrantes católicos; se trató de dignificar los trabajos manuales, así como
la dirección e inversión estos, especialmente el textil; y se proyectaron medidas proteccionistas tales como la exención de
impuestos.
Dentro del segundo ámbito, el comercial, desde 1622 se constituye una Junta de Comercio como comisión
específica del Consejo de Estado para dirigir la guerra económica contra Holanda. Ésta estaba formada por expertos en la
materia que previamente habían desempeñado cargos en Flandes o América como el marqués de Montesclaros o el
portugués don Mendo de Mota. En 1624, una asociación de comerciantes flamencos y alemanes residentes en dicha Sevilla
creaba el Almirantazgo de Sevilla. Sobre ésta se fundó la Junta del Almirantazgo con los mismos propósitos y unos medios
que incluían agentes distribuidos por diferentes puertos y 24 navíos. Esta segunda acabaría sustituyendo a las anteriores
instituciones en 1628.
Además, la admiración que provocaba en los mercantilistas hispanos el éxito de la holandesa Compañía de las
Indias Occidentales llevó a proponer una Compañía Privilegiada imitando a la del enemigo. El judeoconverso portugués
Manuel López Pereira lo propuso en 1624 para los intercambios entre la Península y América. De la misma manera, el
flamenco Jorge Henin lo haría para el comercio con el norte. De esta forma, la idea sería refundar el comercio con dos
compañías especializadas, más una tercera en Barcelona, la compañía de Levante para Italia y el Mediterráneo oriental.
La portuguesa de las Indias Orientales operaría entre 1628 y 1633; las demás no llegaron más allá de las propuestas de
financiación de manera privada al rey, ministros y nobles de la Corte como acicate para que otros les siguieran.
Otras iniciativas fueron la supresión de aduanas y puertos secos, el impulso de la navegabilidad de los principales
ríos e incluso la concesión de 50 títulos de hidalgo, 25 de barón y 25 hábitos de las Órdenes Militares para aquellos que
invirtieran en las compañías comerciales. Esto constituía todo un plan de dignificación del oficio del comercio.

96
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 14. Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares y la crisis de 1640

14.7. (90) - Alzamientos de Cataluña y Portugal.


El año 1640 es el annus horribilis del conde duque de Olivares, pues coincide el inicio de los levantamientos de
dos territorios de la Monarquía, Cataluña y Portugal, en un momento en que se combate a Francia en la Guerra de los
Treinta Años.
a) La Sublevación de Cataluña o Guerra de los Segadores se ve motivada por causas que se remontan tiempo
atrás. La relación de las Cortes con Felipe III ya había sido tirante por la reticencia foral a verse intervenida en el ámbito
financiero (el quinto municipal). En el de la seguridad, la lucha contra el bandolerismo liderada por los diferentes virreyes
sí había acabado con nyerros y cadell, si bien a base de represión y destrucción de las propiedades de la nobleza seglar y
eclesiástica que los apoyaba. Dadas las circunstancias, en la siguiente convocatoria de Cortes 27 años después de que lo
hiciera su padre, Felipe IV acudió con el objetivo de conseguir la aprobación de la Unión de Armas. Sin embargo, ni en
1626 ni en 1632 el Rey pudo conseguir el apoyo económico ni militar del Principado.
En 1635 Francia entró en la Guerra de los Treinta Años, lo cual
convirtió la frontera en una zona de guerra. En 1638, Fuenterrabía es
asediada, no acudiendo a su rescate ningún contingente catalán. Sin
embargo, el conde-duque tenía intenciones de atacar, por lo cual concentró
tropas en Cataluña con la aportación correspondiente del Principado: 6.000
hombres. Además, nombró virrey al conde de Santa Coloma en 1638 y envió
un ejército real con tropas de diversa procedencia. Los tercios no fueron
recibidos de buen grado, lo cual derivó en abusos, ataques y represalias
ante la resistencia a proporcionarles alojamiento, especialmente en el
campo gerundense. El hecho que consuma la revuelta es el asesinato del
virrey el 7 de junio de 1640, el Corpus de Sangre. Pau Claris, líder de la El Corpus de Sangre, de Hermenegildo Miralles.
Generalidad, ofreció Cataluña a Francia y financió su intervención en el Pacto de Ceret, pero la revuelta se escapó del
control de la oligarquía y se extendió a todo el Principado: se estaba produciendo una revuelta de pobres contra ricos.
En 1641, la Junta de Brazos y el Consejo del Ciento hicieron conde a Luis XIII, tras lo cual, el francés comenzó a
tratar de controlar el Principado por medio del nombramiento de funcionarios franceses. Detrás de todo esto se
encontraba el cardenal Richelieu. No obstante, el descontento del pueblo, la firma de la Paz de Westfalia (1648), el inicio
de La Fronda (1648-1653) en Francia y la toma de Barcelona por Juan José de Austria (1651-1652) hacen que la soberanía
de Cataluña vuelva a recaer en Felipe IV, quien jura las leyes. La paz con Francia: Tratado de los Pirineos (1659).
b) La Sublevación de Portugal o Guerra de Restauración se inició el 1 de diciembre de
1640 y concluyó en el reinado siguiente con el Tratado de Lisboa de 1668 entre Alfonso VI y
Carlos II. Las causas que generaron el conflicto fueron varias, entre las que se pueden destacar:
la presión fiscal ejercida desde Madrid, especialmente con las intenciones de la virreina
Margarita de Saboya desde 1634 de llevar a cabo un catastro y repartir el peso de los
impuestos; los ataques a los territorios ultramarinos constantes de franceses, ingleses y,
especialmente, holandeses; una alta nobleza deseosa de aumentar sus cotas de poder; las
revueltas de carácter popular como la de Oporto (1628) y Évora (1637); y la simultaneidad del
levantamiento catalán con la diversión de fuerzas que ello implicaba.
El conflicto comienza con el asalto al Palacio Real en Lisboa, la defenestración del
secretario de Estado Miguel de Vasconcelos y el arresto de la virreina. A continuación, la
minoría privilegiada que había sustentado la conspiración proclama rey al duque de Braganza
como Juan IV de Portugal. La debilidad de ambos reinos mantuvo el frente estable en la
frontera gran parte de la guerra, limitando las acciones militares a pequeñas escaramuzas y
una guerra de guerrillas. La guerra se divide de la siguiente manera:
- Primera fase (1640-1646): España combatía a Francia en la Guerra Franco- Juan IV de Portugal,
española y además estaba implicada en la recuperación de Cataluña tras la de Peter Paul Rubens.
derrota de Montjuic en 1641 durante el primer intento de toma de Barcelona. En el ámbito naval, la derrota
en la batalla naval de las Dunas (1639) hacía imposible un bloqueo efectivo al enemigo. Por su parte, Portugal
lo hacía con Holanda en el marco de la Guerra Luso-holandesa por sus posesiones ultramarinas.
- Segunda fase (1646-1660): estancamiento, ocupación de posiciones defensivas, guerra de desgaste y razias
en territorio enemigo. Ambos países están centrados en luchas exteriores.
- Tercera fase (1660-1668): tras la Paz de los Pirineos, Felipe IV reúne fuerzas para reemprender la conquista.
El apoyo anglofrancés a los lusos y las derrotas de Juan José de Austria en Estremoz (1663) y del marqués de
Caracena en Villaviciosa (1665), además de la Guerra de Devolución (1667-1668) con Francia y su pacto con
Portugal contra España forzaron la firma del Tratado de Lisboa (1668).

97
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 14. Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares y la crisis de 1640

14.8. (91) - Otros movimientos secesionistas.


Además de los levantamientos de Cataluña y Portugal, existen otros movimientos sediciosos coetáneos que se
encuadran dentro de la denominada Crisis de 1640 que, si bien se reparten a lo largo de la década, comparten algunas de
las causas que los generan.
En Italia, se producen revueltas en Nápoles y Sicilia. En Nápoles (1647-1648) las causas inmediatas son la crisis
financiera que arranca en 1635 y el proceso paralelo de refeudalización. Desde el control monopólico de las instituciones,
la presión impositiva ahoga a las clases bajas. Es por ello que el levantamiento tiene características de protesta popular,
antifeudal y reformista, todo ello acuciado por una crisis productiva y alimenticia. El inicio tiene lugar el 7 de julio de 1647,
con el pescadero Tommaso Aniello a la cabeza, el cual sería asesinado, y daría paso a una fase antiespañola con Gennaro
Annese y la Serenísima República de Nápoles, merced de la colaboración francesa y la presencia del duque de Guisa. La
rendición ante las tropas españolas sucedería en abril de 1648, fruto de la división de los rebeldes y del tibio apoyo francés.
La situación en Sicilia estalla el 20 de mayo de 1647 ante causas similares: presión fiscal, refeudalización y
desabastecimiento. Inicialmente, su líder es Antonino la Pilosa y recibe el apoyo de los gremios y la clase media. La rebelión
se extiende por toda la isla a excepción de Mesina. En junio de 1648 la situación se da por controlada.
La diferencia entre ambos conflictos italianos es el sentimiento antiespañol napolitano, inexistente en el caso
siciliano. Las acciones derivadas son los indultos generales y la suspensión de impuestos.
En la Península Ibérica tienen lugar otros intentos de sublevación. El primero de ellos es el intento en Andalucía
de Gaspar Alonso Pérez de Guzmán y Sandoval, IX duque de Medina Sidonia y cabeza
de una de las familias más poderosas de España. Su hermana, Luisa Francisca de
Guzmán, estaba casada con el duque de Braganza. El enlace matrimonial había
contado con la mediación del conde duque de Oivares quien, por una parte,
compartía familia con los Guzmán y, por otra, había querido neutralizar la amenaza
nacionalista portuguesa a principios de los años treinta. El otro miembro de la trama,
Francisco Manuel Silvestre de Guzmán y Zúñiga, VI marqués de Ayamonte, también
emparentado con Olivares.
La conspiración consistía en, una vez iniciada la sublevación portuguesa el 1
de diciembre de 1640, recibir apoyo luso, así como naval franco-holandés, para
levantar Andalucía contra el Rey. La falta de colaboración de la alta nobleza, así como
el limitado respaldo popular, restringido a Sevilla y Jerez, hizo que la trama se
destapara en verano de 1641. El duque de Medina Sidonia acudió a la Corte para
El duque de Medina Sidonia en la
confesar su delito, por lo cual sería multado y desposeído de parte de sus bienes en jornada del Algarve.
los años siguientes. El marqués de Ayamonte sería inicialmente encerrado, pero en
1648 se le degollaría ejemplarmente.
Este año de 1648 coincide con la conspiración en Aragón de Rodrigo de Silva Mendoza y Sarmiento, V duque de
Híjar. Sus contactos se extienden hasta Portugal, para recibir ayuda económica y colaborar en la toma de Cádiz; y la Francia
de Mazarino. La falta de apoyo popular hace que los conspiradores sean delatados y ejecutados en Madrid ese mismo año.
El duque permanecería encarcelado hasta su muerte.
Acusado de conspirar en Navarra, el héroe militar Miguel de Iturbide también sería ejecutado en 1648 por orden
del gobierno de don Luis de Haro.
Anterior a todas las anteriores, entre 1631 y 1634, sucede en Vizcaya la conocida como Rebelión de la Sal. El
origen es el decreto del estanco de sal, el cual incrementaba el precio de ésta un 44%. Este aumento tributario del conde
duque iba en la línea del aumento de contribuciones provinciales a la Hacienda en un momento de guerra, si bien
contradecía la protección foral de Vizcaya. El inicio se sitúa en septiembre con una propuesta ante las Juntas Generales y
aumenta su violencia en octubre con el asesinato de Domingo de Castañeda, procurador de la Audiencia del Corregidor.
Tras algunas protestas más de carácter eminentemente populares y esporádicas que consiguen deponer ciertas tasas en
Bilbao y Guernica, 24 de mayo de 1634 Felipe IV aceptó retirar el impuesto y ordenó dar garrote y pasar por la horca a los
seis cabecillas de la revuelta.

98
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 14. Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares y la crisis de 1640

14.9. (92) - La caída de Olivares.


La oposición al conde duque se había venido gestando desde su acceso al poder tras la muerte de su tío y aliado
Baltasar de Zúñiga. Los proyectos reformistas del valido habían entrado en conflicto con los intereses creados de los
grupos privilegiados a todos los niveles, desde las clases privilegiadas hasta las instituciones políticas fuertemente
aforadas de los diferentes reinos. El miedo a la concentración de poder excesiva en manos del Rey y a la pérdida de
derechos y privilegios mermó los apoyos del valido, hecho que derivó en que su círculo de colaboradores se fuera
reduciendo a unos pocos leales: amigos, familiares y confidentes. Este carácter sectario fomentaría aún más la
aversión de los opositores, habiendo alcanzado un máximo durante el verano de 1627, cuando el Rey cayó
peligrosamente enfermo.
Trece años después, con sus propuestas reformistas paralizadas; Cataluña y Portugal declaradas en rebeldía;
sublevaciones internas contra la presión fiscal y una guerra abierta contra Holanda y Francia, el conde duque de
Olivares pasa por su peor momento.
En enero de 1641 fracasa el intento de recuperar
Barcelona con la derrota en Montjuic del marqués de Los
Vélez. Esto se suma al hecho de que un familiar suyo, el
duque de Medina Sidonia, pretende levantarse contra
Felipe IV en Andalucía al tiempo que su hermana es reina
consorte del independiente Portugal merced de su
intervención al promover su matrimonio con el duque de
Braganza, ahora rey de los lusos.
Al año siguiente, el Rey en persona acude a Aragón
para dirigir la campaña de reconquista de Cataluña, pero la
ofensiva se detiene en Lérida y Monzón sin conseguir llegar
a Barcelona. La corte regresa a Madrid a finales de año,
donde la reina Isabel de Borbón ha ejercido de regente
La Batalla de Montjuic de 1641, de Pandolfo Reschi.
durante la ausencia de Felipe IV y es claramente contraria
a la influencia del valido. Al lado de ésta también estaban el conde de Castrillo y el propio sobrino del valido, don
Luis Méndez de Haro y Guzmán, VI marqués del Carpio. A pesar de que ambos eran familiares cercanos suyos, eran
conscientes del ocaso de Olivares y pretendían salvar cuanto pudieran.
El 17 de enero de 1643 Felipe IV envió un billete a Olivares desde la Torre de la Parada en el que le
comunicaba al valido la concesión de una licencia para retirarse. Muy a su pesar, el 23 de enero de 1643, el conde-
duque abandonó sus aposentos del Alcázar y salió de Madrid en un coche con las cortinillas echadas hacia la casa
que se había construido diez años antes en Loeches.
Con la salud quebrantada y la mente deteriorada, murió en un estado de demencia el 22 de julio de 1645.
Su sustituto como ministro principal sería Luis de Haro, quien trataría de poner fin a los diferentes conflictos bélicos
y revueltas, así como acercar las posturas de los bandos enfrentados en la Corte.

Isabel de Borbón, de Rodrigo de Villandrando. Retrato de Luis Méndez de Haro y Guzmán,


de Cornelis Meyssens.

99
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 14. Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares y la crisis de 1640

14.10. (93) - La recuperación de Cataluña. La Paz de los Pirineos.


Tras el primer fracaso en 1641 al intentar recuperar Barcelona con la derrota del marqués de Los Vélez en la
batalla de Montjuic, se habían perdido también el Rosellón, Lérida y Monzón, si bien estos dos últimos se recuperarían al
año siguiente.
Desde entonces, tres elementos son claves en el cambio de signo de la guerra en Cataluña:
- El malestar general de los catalanes al verse obligados a estar pagando un ejército, el francés; y perder
su autonomía frente a una Corona, la gala; hechos ambos que habían sido los causantes de la sublevación
contra España en 1640. Además, el virrey y los principales cargos de la administración eran nombrados
desde Paris, siendo la mayor parte procedentes de aquel país. Doce años de combates en el Principado
solo habían dejado miseria y destrucción.
- La inestabilidad en Francia tras la muerte del cardenal Richelieu en 1642 y de Luis XIII en 1643. La minoría
de edad de Luis XIV deja en la regencia a la reina Ana de Austria con el asesoramiento del cardenal
Mazarino. El momento es aprovechado por los nobles franceses, cuyo poder se ha visto mermado por el
fortalecimiento de la monarquía, para reclamar su parcela de poder en los que se conoce como La Fronda,
una sucesión de revueltas y guerras internas entre 1648 y 1653.
- La firma de la Paz de Westfalia en 1648 poniendo fin a la guerra en Flandes con el reconocimiento español
de la independencia de los Países Bajos. Pese a la derrota en la Guerra de los Treinta Años, España podía
centrarse en las acciones contra Francia al ver reducidos sus enemigos.
El rey envía a su medio hermano don Juan José de Austria a Barcelona. Tras 15 meses de asedio, la capital catalana
cae en manos de las tropas realistas el 13 de diciembre de 1652. D. Juan sería nombrado virrey de Cataluña hasta 1656,
año en que sería enviado a Flandes. Felipe IV decretaba un Perdón General para los sublevados y prometía nuevamente
los fueros.
Sin haber concluido la Guerra Franco-española (1635-1659), España se ve involucrada simultáneamente en la
Guerra Anglo-española (1655-1660). La colaboración de franceses e ingleses en 1657 con el Tratado de París lleva a la
derrota hispana en la batalla de las Dunas en 1658 cuando se intentaba levantar el sitio aliado a la ciudad de Dunquerque.
Un año después, el 7 de noviembre de 1659, se firmó el Tratado de los Pirineos en la isla de los Faisanes. Esta paz
entre Francia y España se sellaba tras tres meses de negociaciones con la presencia de los hombres fuertes del momento:
el cardenal Mazarino y Luis Méndez de Haro. Los principales acuerdos alcanzaron eran los siguientes:
- España cede el Rosellón y parte de la Cerdaña a Francia, dejando los Pirineos como frontera entre ambos
reinos, hecho que da nombre al tratado. Esta frontera se terminaría de definir en 1660 con el Tratado de
Llivia, según el cual, todos los municipios al norte de la cordillera serían para Francia a excepción de Llivia.
- En Flandes,se pierde casi todo el condado de Artois y plazas fronterizas de Flandes, Henao y Luxemburgo.
- El Charolais (Franco Condado) y las conquistas francesas en Italia eran devueltas a España.
- Ventajas comerciales para Francia con el permiso de paso y comercialización de bienes galos.
- Se sella con el acuerdo matrimonial entre María Teresa y Luis XIV, más medio millón de escudos y la
renuncia de los derechos de ella al trono.

Territorios perdidos en la Paz de los Pirineos de 1659.

100
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 14. Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares y la crisis de 1640

14.11. (94) - El frente portugués.


El conflicto comienza con el asalto al Palacio Real en Lisboa, la defenestración del secretario de Estado Miguel de
Vasconcelos y el arresto de la virreina Margarita de Saboya. A continuación, la minoría privilegiada que había sustentado
la conspiración proclama rey al duque de Braganza como Juan IV de Portugal. La debilidad de ambos reinos mantuvo el
frente estable en la frontera durante la mayor parte de la guerra, limitando las acciones militares a pequeñas escaramuzas
y a una guerra de guerrillas. Las tres fases en las que se divide la guerra se dividen de la siguiente manera:
- Primera fase (1640-1646): España combatía a Francia en la Guerra Franco-española y además estaba
implicada en la recuperación de Cataluña tras la derrota de Montjuic en 1641 durante el primer intento de toma
de Barcelona. En el ámbito naval, la derrota en la batalla naval de las Dunas (1639) hacía imposible un bloqueo
efectivo al enemigo. Por su parte, Portugal lo hacía con Holanda en el marco de la Guerra Luso-holandesa por sus
posesiones ultramarinas.
- Segunda fase (1646-1660): estancamiento, ocupación de posiciones defensivas, guerra de desgaste y
razias en territorio enemigo. Ambos países siguen centrados en luchas exteriores. España recupera Cataluña en
1652, pero sin haber concluido la Guerra Franco-española (1635-1659), España se ve involucrada
simultáneamente en la Guerra Anglo-española (1655-1660). La colaboración de franceses e ingleses en 1657 con
el Tratado de París lleva a la derrota hispana en la batalla de las Dunas en 1658 cuando se intentaba levantar el
sitio aliado a la ciudad de Dunquerque.
- Tercera fase (1660-1668): tras la Paz de los Pirineos, Felipe IV reúne fuerzas para reemprender la
conquista. El apoyo anglofrancés a los lusos se hace evidente por el interés que tienen en que la Península se
mantenga separada en dos reinos y con ello sus posesiones coloniales.
Los ingleses, restaurada la dinastía Estuardo tras las guerras civiles y la
República de Cromwell, conciertan en 1661 el matrimonio de Carlos II con Catalina de
Braganza, hija de Juan IV. Los ingleses ponían su flota a disposición de Portugal, con lo
que desequilibraban la balanza de fuerzas. Como dote reciben 2.000.000 de cruzados,
Tánger y Bombay. Francia, por su parte, temerosa de poner en peligro la Paz de los
Pirineos, aprueba la colaboración inglesa en la guerra y continúa dando un apoyo
discreto, pero sostenido. En 1660 llega el duque Federico de Schomberg con 600
hombres, en 1666 se concierta un matrimonio entre Alfonso VI y María Francisca de
Saboya-Nemours.
Ese mismo 1661 se firma el Tratado de La Haya poniendo fin a la Guerra Luso-
holandesa.
Felipe IV concentra tropas en la frontera con Portugal desde 1659. Éstas se
concentran en Badajoz, Ciudad Rodrigo y Galicia. Entre 1661 y 1662, los avances de Juan
José de Austria son mínimos, restringiéndose a pequeñas plazas fronterizas. La
campaña de 1663 comienza bien, con el avance rápido y caída de Évora, la segunda
ciudad en importancia de Portugal. No obstante, la internada alarga las líneas de
Don Juan José de Austria, anónimo.
suministro y una maniobra aliada obliga al infante a presentar batalla en Estremoz,
sufriendo una importante derrota. Dada la situación, se hace venir de Flandes al marqués de Caracena, quien había
sustituido allí a Juan José como gobernador tras la derrota de las Dunas (1658). El marqués tampoco endereza el curso de
la guerra y cae en la batalla de Villaviciosa (1665).
Con ambos países exhaustos, las ofensivas y contraofensivas fracasadas, el inicio de la Guerra de Devolución
(1667-1668) con Francia y el acuerdo oficial de cooperación franco-portugués de 1667 hacen que España se vea forzada a
firmar el Tratado de Lisboa el 13 de febrero de 1668. Los delegados de la regente Mariana de Austria y de Alfonso VI
acuerdan:
- El fin de las hostilidades y la devolución de las conquistas a excepción de Ceuta, que se ha mantenido fiel
al monarca.
- El reconocimiento de la independencia de Portugal.
- Libertad de comercio entre ambos reinos.
- La devolución de prisioneros.

101
102
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 15. El esfuerzo exterior y la agonía militar al final de Felipe IV

Tema 15. El esfuerzo exterior y la agonía militar al final del reinado de Felipe IV
15.1. (95) - España y la Guerra de los Treinta Años.
Los objetivos internacionales de España en el siglo XVII se centran en la conservación de sus territorios europeos
en Italia y los Países Bajos; la explotación del monopolio comercial con América; la defensa de la religión católica y la
recuperación del prestigio de la Monarquía.
La manera de conseguirlo es a través de la cooperación Madrid-Viena, relación constituida por múltiples lazos
familiares entre las dos ramas de la casa de Habsburgo. Esta alianza involucrará a España en asuntos internos alemanes
con el objetivo de defender a su aliado y tratar de obtener la colaboración imperial en las Provincias Unidas una vez
terminada la Tregua de los Doce Años. La pretensión de mantener la hegemonía española por las armas quebrará el
Tratado de Londres de 1604 con Inglaterra e implicará el inevitable conflicto con la nueva potencia emergente: Francia.
La Guerra de los Treinta Años se inicia en su fase de la Revuelta de Bohemia (1618-1625) con la Tercera
Defenestración de Praga en 1618, escenificación del rechazo bohemio a su rey y próximo emperador: Fernando II. El
combate en dos frentes simultáneos, en Hungría contra el Príncipe de Transilvania, Gabriel Bethlen, y
en Europa Oriental contra la Unión Protestante de Federico V del Palatinado, obliga al Emperador a
pedir ayuda a Felipe III. El Rey está interesado en controlar el Bajo Palatinado como nexo entre el
Milanesado y los Países Bajos Españoles, el conocido Camino Español, por lo que envía a Ambrosio
Spinola desde Flandes en 1620 en una campaña de conquista. Simultáneamente, el hispano-flamenco
Johann Tserclaes, conde de Tilly, conduce a las tropas de la Liga Católica e imperiales a la victoria en la
batalla de la Montaña Blanca el 8 de noviembre de 1620. Esto pone fin a la rebelión en Bohemia.
De regreso a Flandes, Spínola comienza los preparativos para la inminente guerra contra las Bajo Palatinado
Provincias Unidas. En 1622 ocupa el ducado de Cléveris y Juliers. Tras el intento frustrado de tomar Bergen op Zoom, en
agosto de 1624 asedia Breda, la cual cae en junio de 1625 tras varios intentos frustrados de Mauricio de Nassau de levantar
el sitio. VER TEMA 98
La siguiente fase de la G30A es la Intervención danesa (1625-1629). En esta el rey de Dinamarca Cristián IV, con
financiación de Richelieu, es rechazado por la alianza entre Fernando II y el duque Albrecht von Wallenstein, más el
liderazgo militar del conde de Tilly. Le seguiría la Intervención sueca (1630-1635) de Gustavo II Adolfo de Suecia quien,
empleando el pretexto de auxiliar a los derrotados protestantes, deseaba controlar las costas meridionales del Báltico.
Richelieu presta apoyo de nuevo interesado en debilitar la posición del Imperio. En su avance, Gustavo llega hasta el
Palatinado, en cuya defensa muere Tilly en 1632. Ese mismo año, los gobiernos de Viena y Madrid sellan un pacto de
ayuda mutua. El conde-duque de Olivares envía al cardenal-infante Fernando de Austria con un ejército que desembarca
en Génova y llega a Alemania en apoyo del Emperador. El 6 de septiembre de 1634, el general Gallas, el archiduque
Fernando (futuro Fernando III) y el cardenal-infante vencen a las tropas suecas (Gustavo había muerto en la batalla de
Lützen en 1632) y sajonas en la batalla de Nördlingen. Esta victoria decisiva condujo a la firma de la Paz de Praga en mayo
de 1635, la cual devolvía la paz a Alemania, expulsaba a los suecos y reinstauraba la libertad religiosa.
El cardenal-infante entró en Bruselas a finales de 1634 para ocupar el puesto de gobernador, desempeñado desde
la muerte de la infanta Isabel Clara Eugenia en diciembre de 1633 por Francisco de Moncada.

Albrecht von Wallenstein, Johann Tserclaes, conde de Tilly. Fernando de Austria en la Gustavo II Adolfo de Suecia,
de Anthony van Dyck. batalla de Nördlingen, de Jacob Hoefnagel.
de Peter Paul Rubens.

103
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 15. El esfuerzo exterior y la agonía militar al final de Felipe IV

15.2. (96) - Objetivos de las potencias europeas.


Inglaterra:
- Establecimiento de una monarquía poderosa mediante un ejército acorde a su poder naval.
- Unidad territorial con Irlanda y Escocia, conseguida de manera dinástica en 1603 con Jacobo VI, pero aún
frágil, como se demostró con la instauración de la República entre 1649 y 1660.
- Unidad religiosa bajo la Iglesia Anglicana y fin de los reductos católicos. Este objetivo no se lograría en
Irlanda.
Francia:
- Mermar el poder de los Habsburgo en Europa, tanto la rama hispana como la austríaca.
- Interrumpir las comunicaciones entre los Países Bajos y el Milanesado con el control de Valtelina y las
conquistas en las regiones de Alsacia, Lorena y el Palatinado.
- Guerra económica con España.
Provincias Unidas:
- Reconocimiento de su soberanía.
- Guerra económica con España (y Portugal) interviniendo en todos los teatros posibles: Península, Carrera
de Indias y colonias lusas en África, India, Indonesia y Brasil.
- Ataque a los Países Bajos españoles.

El Camino Español, de Augusto Ferrer-Dalmau.

104
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 15. El esfuerzo exterior y la agonía militar al final de Felipe IV

15.3. (97) - Las relaciones con Inglaterra y Francia.


Las relaciones con Inglaterra habían fluctuado a lo largo del siglo anterior al pasar de la colaboración de Enrique
VII y María I, al enfrentamiento directo con Isabel I. Tras el desastre de la Felicísima Armada,
ambas naciones encadenan importantes fracasos militares y pequeñas victorias. El
agotamiento da pie a unas conversaciones de paz que se iniciaron infructuosamente en 1600
en Boulogne-sur-Mer. Muerta Isabel I en marzo de 1603, el nuevo monarca Jacobo I facilitó la
firma del Tratado de Londres el 28 de agosto de 1604. Según éste, Inglaterra interrumpía la
ayuda militar y económica a los holandeses, renunciaba a intervenir en contra de los intereses
de Felipe III en los asuntos continentales, abría el Canal de la Mancha al tránsito de buques
españoles y cesaba las acciones corsarias. A cambio, España otorgaba el libre comercio con las
posesiones españolas en Europa y renunciaba a nombrar un rey católico en la Corona de
Inglaterra.
El rey Jacobo pronto se interesó por el enlace de Carlos, Príncipe de Gales, con María
Ana de Austria, hija de Felipe III. Las largas negociaciones, en torno a una década, se
favorecieron tanto por el lado inglés como por el duque de Lerma, sabedores de que habría
paz mientras estas duraran. No obstante, concluyen en 1623 con un viaje del príncipe a
Madrid, a quien acompaña el duque de Buckingham. La entrega de los Países Bajos como dote Carlos I de Inglaterra,
y la conversión al catolicismo son dos de los obstáculos que dan al traste con el proyecto y a de Daniël Mijtens.
su regreso en Inglaterra, Carlos aboga por la guerra con España. Además, la negativa hispana a devolver el Palatinado,
conquistado durante la primera fase de la G30A, a Federico V, casado con la hija de Jacobo, hace que la relación entre
ambas naciones se deteriore y se declare la guerra a finales de 1624.
El Parlamento concede fondos a Carlos para la lucha en las colonias, pero los 105 navíos y 15.000 hombres zarpan
en su lugar a Cádiz, donde se hunden y perecen la mitad de ellos entre el 1 y 7 de noviembre de 1625. Un nuevo fracaso
al intentar apoyar a los hugonotes de La Rochelle contra la Corona francesa y las malas relaciones con el Parlamento hacen
que Carlos selle la paz con ambos países en 1630.
Las relaciones con Francia en los años veinte quedaron marcadas por las disputas en el norte de Italia,
fundamental para el control de las comunicaciones de las posesiones españolas italianas con el norte de Europa.
Tras la ocupación y posterior desalojo del valle de la Valtelina en 1620-1621 por parte del gobernador de Milán,
el duque de Feria, se da paso a unas largas negociaciones que no dan resultado y abocan al conflicto. Francia invade
Valtelina en 1624 y, aliada con Carlos Manuel I, duque de Saboya,
ataca Génova. Estos dos movimientos franceses aislaban Milán de los
Países Bajos y de la Península, por lo que España intriga con el
levantamiento hugonote de La Rochelle para desestabilizar
internamente al enemigo.
En 1626 se firma el Tratado de Monzón para poner fin al
conflicto y desbloquear Génova. En Valtelina sería autorizada solo la
religión católica, volvería al control grisón y el uso del paso, elemento
clave, quedaría sin definición clara.
El otro momento conflictivo fue la sucesión de Mantua en
1627 tras las muertes sucesivas de los tres hijos del duque Vicente I:
Francisco, Fernando y Vicente. El conflicto en Valtelina había hecho
que Saboya ocupara parte del Monferrato, lo cual había provocado la
declaración de guerra y el acercamiento a España. Ahora, los
candidatos eran el propio duque de Saboya y el de Guastalla. Francia,
abogaba por un reparto entre Carlos Manuel I y el duque de Nevers,
trato que ambas partes y Venecia aceptaban. Saboya invade Mantua,
a lo que responde de igual manera Fernández de Córdoba,
gobernador de Milán. Casal es sitiada por los españoles, sustrayendo
recursos que debían ser destinados a Flandes. Francia levanta el
asedio e invade el Milanesado, lo que provoca la intervención, en 1629, de tropas imperiales y la presencia de Ambrosio
Spínola, se vuelve a sitiar Casal. El nuevo socorro francés a la plaza y la invasión sueca de Alemania aceleran el inicio de las
negociaciones, que concluyen en 1631 con la firma del Tratado de Cherasco: el duque de Nevers se hace con la posesión
de Mantua y de una parte del Monferrato mientras el resto se reparte entre Saboya y el duque de Guastalla. Francia gana
la plaza de Pinerolo, lo que le da acceso al valle del Po. España no obtiene beneficio alguno.

105
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 15. El esfuerzo exterior y la agonía militar al final de Felipe IV

15.4. (98) - La lucha contra Holanda.


El 9 de abril de 1609 se firma la Tregua de los Doce Años. Esta noticia fue celebrada por parte de Felipe III, de
Lerma, del Consejo de Estado y de los archiduques Alberto y Clara Eugenia. En las Provincias Unidas, el estatúder Mauricio
fue reacio a la paz frente a la burguesía holandesa representada por el Gran Pensionario Johan van Oldenbarnevelt.
Transcurridos doce años, el bando pacifista pierde miembros: el Gran Pensionario es ejecutado en 1619 y el
archiduque fallece en 1621. Por el contrario, el bando proclive
a la guerra se refuerza con la entrada en escena del conde
duque de Olivares en España y, por parte de las Provincias
Unidas, Mauricio de Nassau, los calvinistas y los comerciantes
de Ámsterdam.
En 1620, aprovechando el contexto de la Guerra de los
Treinta Años, Felipe III, interesado en controlar el Bajo
Palatinado como nexo entre el Milanesado y los Países Bajos
Españoles, envía a Ambrosio Spínola desde Flandes en una
campaña de conquista. De regreso a Flandes y pese a ser
contrario al inicio de las hostilidades, Spínola comienza los
preparativos para la inminente guerra contra las Provincias
Unidas. En 1622 ocupa los ducados de Cléveris y Juliers. Tras el
intento frustrado de tomar Bergen op Zoom, en agosto de 1624
asedia Breda, la cual cae en junio de 1625 tras varios intentos
frustrados de Mauricio de levantar el sitio.
La rendición de Breda, de Diego Velázquez.
A pesar de las operaciones terrestres, gran parte de la
actividad bélica se da en la mar desde el mismo inicio de las
hostilidades. Durante esta primera fase de la guerra, el saldo es
positivo para Felipe IV. Ya agosto de 1621, la escuadra de
Fadrique Álvarez de Toledo derrota en la batalla de Gibraltar a
una flota mercante holandesa fuertemente escoltada. En las
costas de Venezuela, a finales de 1622 y comienzos de 1623, se
repelerían los asaltos a los fuertes de Santiago del Arroyo de
Araya y Refriegas. En 1624 caería Salvador de Bahía, pero ésta
retornaría a manos de la Monarquía durante la Jornada del
Brasil en mayo de 1625. Esta campaña se uniría a otras dando
como resultado el Annus mirabilis de 1625 junto con el Socorro
de Génova durante el conflicto de la Valtelina, la Defensa de
Presa frente a Gibraltar, de Augusto Ferrer-Dalmau.
Cádiz frente a los ingleses y la Toma de Breda en Flandes.
La organización marítima de la guerra requirió que a la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales fundada
en 1602 se uniera la de las Indias Occidentales en 1622, de la cual Piet Hein fue vicealmirante desde 1623. Una se dedicaría
al ataque de las colonias lusas en África, Asia y Oceanía mientras las otra llevaba a cabo acciones de corso e interdicción
marítima en la zona del Caribe. La respuesta española fue el Almirantazgo del Norte (1624) y el cierre de los mercados
españoles a los productos neerlandeses, medidas ambas enfocadas a obstaculizar el comercio enemigo.
Entre 1624 y 1626 la situación en los Países Bajos españoles se mantiene bajo control y con aprovisionamiento
marítimo de materias primas, manufacturas, soldadas y pertrechos militares. Sin embargo, en 1627 Federico Enrique de
Orange-Nassau, sucesor de Mauricio, tomaría la plaza de Groenlo y, en 1628, Piet Hein
apresaría la Flota de Indias proveniente de Nueva España en la batalla de Bahía de Matanzas,
Cuba. Esto supuso un duro golpe a la financiación y prestigio españoles. Su almirante, D. Juan
de Benavides, fue ejecutado. El golpe holandés ocurría un año después de la primera
bancarrota de Felipe IV. La presencia neerlandesa en el Caribe sería casi continua, si bien se
alternaría con victorias españolas como la de 1631 en la batalla de los Abrojos, librada por
Antonio de Oquendo.
Aprovechando la soberanía española sobre Dunquerque, su tradición marítima y la
crisis económica, España concede patentes de corso para operar desde dicho puerto contra
las embarcaciones de las Provincias Unidas. Entre 1628 y 1634 se constatan 500 presas a los
holandeses. El radio de acción incluía el Canal de la Mancha y mar del Norte hasta el Báltico.
Además, dada la coordinación con la Armada, su presencia en el Mediterráneo tampoco era
extraña. Su relación era tan cercana que también participaron en batallas como la de las Retrato de Piet Hein,
Dunas (1639). de Jan Daemen Cool.

106
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 15. El esfuerzo exterior y la agonía militar al final de Felipe IV

15.5. (99) - La ofensiva española (1633-1639): Nördlingen.


Alcanzada la paz con Inglaterra y concluyendo el conflicto en Mantua, se iniciaba la denominada Intervención
sueca (1630-1635) en la Guerra de los Treinta Años. Gustavo II Adolfo de Suecia, empleando el pretexto de auxiliar a los
derrotados protestantes, deseaba controlar las costas meridionales del Báltico.
Richelieu, de nuevo, presta apoyo interesado en debilitar la posición del Imperio. En
su avance, Gustavo llega hasta el Palatinado, en cuya defensa muere Tilly en 1632.
En tales circunstancias, los gobiernos de Viena y Madrid sellan un pacto de ayuda
mutua ese mismo año. El conde-duque de Olivares envía al cardenal-infante
Fernando de Austria con un ejército que desembarca en Génova y llega a Alemania
en apoyo del Emperador. El 6 de septiembre de 1634, el general Gallas, el archiduque
Fernando (futuro Fernando III) y el cardenal-infante vencen a las tropas suecas
(Gustavo había muerto en la batalla de Lützen en 1632) y sajonas en la batalla de
Nördlingen. Esta victoria decisiva condujo a la firma de la Paz de Praga en mayo de
1635, la cual devolvía la paz a Alemania, expulsaba a los suecos y reinstauraba la
libertad religiosa. La situación final devolvía los dominios a los Habsburgo y reforzaba
Richelieu, de Philippe de Champaigne.
la posición del Emperador y sus aliados.
El cardenal-infante entró en Bruselas a finales de 1634 para ocupar el puesto
de gobernador, cargo desempeñado por Francisco de Moncada desde la muerte de
la infanta Isabel Clara Eugenia en diciembre de 1633.
En estas circunstacias, Francia decide intervenir en la guerra desde 1635
como aliado del bando protestante tras haber estado interviniendo de manera
indirecta en Italia y financiera con Suecia y Holanda.
La iniciativa es tomada por los franceses, quienes atacan Namur. La plaza no
cae, lo cual da pie a la contraofensiva conocida como campaña de Francia de 1636.
Durante ésta, D. Fernando invade Borgoña y Champaña, pero detiene su avance
sobre París preocupado por la logística cuando solo le separan algo más de cien
kilómetros. De regreso en Flandes tiene que hacer frente a nuevas invasiones
fracesas y neerlandesas. En 1637, Federico Enrique de Orange-Nassau, hijo de
Guillermo, rendirá Breda por asedio; en 1640, Arras cae en manos galas. Los éxitos
del cardenal-infante serán la toma de Amberes y Chatillon.
A partir de 1638 se aprecia el colapso del comercio hispano-americano como Federico Enrique de Orange-Nassau,
de Michiel Jansz van Mierevelt.
consecuencia del esfuerzo continuado de diecisiete años de guerra.

Cardenal-infante D. Fernando Archiduque Fernando,


de Austria, de Diego Velázquez. de Jan van den Hoecke.

107
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 15. El esfuerzo exterior y la agonía militar al final de Felipe IV

15.6. (100) - Las Dunas y Rocroi.


En 1639 el conde duque de Olivares organiza una flota para enviar refuerzos a
Flandes. Los buques parten en agosto al mando de Antonio de Oquendo, pero al llegar al
estrecho de Calais y encontrarse con una escuadra holandesa, se refugian en la bahía inglesa
de Las Dunas (o Los Bajíos) en la costa de Kent. Tras un mes fondeadas en terreno neutral,
el 21 de octubre la flota española es atacada por la neerlandesa causándole una severa
derrota en la que se pierden en torno al medio centenar de naves y varios miles de hombres.
A este fracaso se suman una serie de condicionantes adicionales que suponen el
definitivo cambio de signo en la guerra durante la siguiente década:
- Distintos intereses de los Habsburgo austríacos y españoles, centrándose
los primeros en combatir a los suecos mientras los segundos lo hacen
contra holandeses y franceses.
- Difícil situación interna española con las sublevaciones de Cataluña y
Portugal en 1640; Nápoles y Sicilia en 1647; más las conspiraciones de los
duques de Medina Sidonia e Híjar en Andalucía y Aragón.
- Segunda bancarrota en 1647.
A la muerte del cardenal-infante en 1641 le sucede el nombramiento de Francisco
de Melo como gobernador de los Países Bajos. En 1642, detenida la reconquista de Cataluña
en Lérida y con Barcelona bajo soberanía francesa, Melo invade Francia para divertir fuerzas Estatua de Antonio de
Oquendo en san Sebastián
del frente español. La ofensiva es un éxito y captura Lens y La Bassée en abril y causa 7.000
bajas al enemigo en la batalla de Honnecourt. Al año siguiente sitia la plaza de Rocroi. Sin embargo, el 19 de mayo se
produce la derrota frente a las tropas del duque de Enghien en la batalla con el mismo nombre.
El balance del enfrentamiento ha sido reconsiderado en los últimos tiempos, corrigiéndose la tradicional
valoración de éste como fin de los tercios, pues estos seguirían demostrando su valía en victorias como la de Tuttlingen a
finales de ese mismo año bajo el liderazgo de Juan Pérez de Vivero. Lo que Rocroi sí subraya y, en cierta manera, simboliza
es el inicio del fin de la hegemonía continental española y el amanecer del ascenso francés.

Antes de la batalla de las Dunas, de Reinier Nooms. Batalla de Rocroi, 19 de mayo de 1643, de Ferrer-Dalmau.

108
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 15. El esfuerzo exterior y la agonía militar al final de Felipe IV

15.7. (101) - El final de la Guerra de los Treinta Años.


Está caracterizada por los aspectos citados en el capítulo anterior que hacen dar un giro al conflicto: bancarrota
de 1647 (otra en 1652 una final en 1662), colapso del comercio con América (con dos capturas de flotas en 1656 y 1657),
revueltas internas en España en Cataluña, Portugal, Andalucía e Italia; y distanciamiento con el Imperio.
La relación de la Monarquía Hispánica durante la etapa final de la guerra se caracteriza por los continuos
enfrentamientos con Francia, la neutralidad española en las guerras civiles en Inglaterra (1642-1646 y 1648-1649) que
darán como resultado la ejecución de Carlos I y la instauración de la República de Oliver Cromwell (1653-1659); y la
presencia de unas Provincias Unidas, de facto, independientes.

El desarrollo de la G30A en su ámbito europeo tras la derrota en Rocroi de mayo de 1643 se va decantando del
lado franco-sueco pese a victorias de los Habsburgo como la de Tuttlingen a finales de ese año. En 1645 el objetivo galo
será invadir Baviera, aliada del Emperador. En mayo, la victoria de Franz von Mercy en la batalla de Mergentheim
contendrá temporalmente a Francia, pero en agosto sí logrará consolidar posiciones en Alsacia tras la victoria en la segunda
batalla de Nördlingen. En el frente oriental, el año había comenzado mal para Fernando III pues en febrero su ejército
había perdido contra el sueco de Lennart Torstenson en la batalla de Jankov.
Dos años más tarde, Francia y Suecia sí someten a Maximiliano I de Baviera, haciéndole firmar la Tregua de Ulm
en marzo de 1647, según la cual se comprometía a abandonar al Emperador. A pesar de romperla, 1648 es el año final de
la guerra, hecho que refrendan:
- Batalla de Zusmarhausen: el 17 de mayo, supone la destrucción de los restos del ejército imperial por
parte de una fuerza franco-sueca dirigida por el vizconde de Turenne.
- Batalla de Lens: el 20 de agosto el archiduque Leopoldo, gobernador de Flandes entre 1647 y 1656, trata
de retomar la ciudad francesa de Lens aprovechando la rebelión nobiliaria contra Mazarino y la reina
regente Ana en los sucesos previos al estallido de La Fronda. La ofensiva detrae fuerzas y atención del
frente en Cataluña y supone una victoria del príncipe de Condé.
En lo que respecta a la G80A contra las Provincias Unidas, se sigue manteniendo el carácter eminentemente
marítimo del conflicto. En 1645, los rebeldes toman Hulst en el último gran sitio de la guerra. En los años sucesivos, las
defensas españolas en Filipinas repelen a las flotas neerlandesas, primero en la batalla de La Naval de Manila (1646) y más
tarde en la batalla del Puerto de Cavite (1647).

109
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 15. El esfuerzo exterior y la agonía militar al final de Felipe IV

15.8. (102) - Münster y Westfalia: nuevo equilibrio internacional.


En 1648 se firma la Paz de Westfalia, con lo que se pone fin a la G30A europea y a la G80A hispano-neerlandesa.
Quedaba pendiente aún la Guerra franco-española, que finalizaría en 1659 con la Paz de los Pirineos. Dado que son dos
los asuntos a resolver, dos son las paces se negocian por separado, pero dentro del mismo marco y agrupadas bajo la
misma denominación:
- El Tratado de Münster se firma de manera preliminar en enero de 1648, tras lo cual se envía a Madrid y
La Haya para la rúbrica oficial de las partes. Los principales puntos alcanzados son los siguientes:
 Reconocimiento de la independencia de las Provincias Unidas por España.
 Reconocimiento de las posesiones españolas en los Países Bajos por las Provincias Unidas, así como
devolución de ciertas plazas como Erkelenz.
 Cesión de la isla de San Martín, en el Caribe, para reparto entre franceses y holandeses.
 Obtención de ventajas comerciales para los neerlandeses. Además, se cierra el Escalda, lo cual
contribuye a la merma económica definitiva de Amberes frente a Ámsterdam.
 Fin de la alianza franco-neerlandesa, quedando Francia aislada y a punto de estallar la Fronda.
- El Tratado de Osnabrück se firma en octubre de 1648 y da como resultado un nuevo equilibrio de fuerzas
en el continente:
 Declive de los Habsburgo con el debilitamiento de su autoridad imperial y la desaparición casi absoluta
de la colaboración Madrid-Viena.
 Liderazgo continental de Francia, que recibe los obispados de Metz, Toul y Verdún; las ciudades de
Brisach y Philippsburg, así como gran parte de Alsacia.
 Liderazgo naval de las Provincias Unidas e Inglaterra, competencia que dará lugar a guerras entra
ambas naciones en la década siguiente.
 Reconocimiento del calvinismo y libertad de culto.
 Reconocimiento de la independencia de Suiza.
 Aumento de electores imperiales de siete a ocho para incluir al Conde Palatino del Rin.
 Suecia se convierte en la potencia báltica por excelencia a costa de Dinamarca y se expande por
Pomerania, Wismar, Bremen-Verden y Verden, pasando a formar parte de la Dieta Imperial.
Puede hacerse una lectura adicional de las consecuencias directas de los acuerdos firmados: es el inicio del
establecimiento de las fronteras siguiendo un concepto de integridad territorial y no de patrimonio familiar. Esto se aplica
fundamentalmente a Alemania, donde el poder del Emperador se ha visto mermado considerablemente ante el
reforzamiento de los príncipes. En el caso de la Monarquía Hispánica, los territorios italianos y europeos permanecerán
bajo su soberanía hasta después de la Guerra de Sucesión: Tratado de Utrecht (1713).

La ratificación del Tratado de Münster en 1648, de Gerard ter Borch.

110
HISTORIA MODERNA DE ESPAÑA I Tema 15. El esfuerzo exterior y la agonía militar al final de Felipe IV

15.9. (103) - La pérdida de Dunquerque.


Tras la firma en 1648 de los tratados que constituían la Paz de Westfalia, la guerra continuaba con Francia, si bien
la situación cambiaría rápidamente a causa del estallido de La Fronda. Esta inestabilidad interna en Francia se extenderá
desde 1649 hasta 1653, tiempo durante el cual España aprovechará para reinstaurar el orden en Sicilia y Nápoles primero;
y después recuperar la totalidad de Cataluña.
Otra de las potencias europeas, Inglaterra, había superado sus tres guerras civiles entre los años 1642 y 1651.
Tras esto se había instaurado una república dirigida por Oliver Cromwell que había vencido en la Primera Guerra Anglo-
neerlandesa (1652-1654) a su principal competidora comercial y marítima. El otro impedimento que quedaba era España,
por lo que desde 1655 se inician los ataques ingleses en el Caribe iniciando la Guerra Anglo-española (1655-1660). El
almirante William Penn fracasa en abril al intentar tomar La Española, pero en mayo conquista Jamaica. En la Península,
el almirante Robert Blake bloquea Cádiz el verano y parte del otoño a la espera de la Flota de Indias, la cual es advertida y
retrasa su llegada hasta la retirada inglesa. El apoyo logístico lo harán desde Lisboa, la cual lucha por tierra contra España
por mantener su independencia.
Los dos próximos años la Flota sería capturada parcialmente o dañada en operaciones lideradas por Robert Blake.
En 1656 el vicealmirante Richard Stayner vencería en la Batalla de Cádiz del 19 de septiembre logrando tomar un galeón y
2.000.000 de pesos de la Flota de Tierra Firme. Al año siguiente, el 30 de abril, un ataque a Tenerife de Blake y Stayner
provocó unas pérdidas materiales de 48.000.000 de pesos en la Flota de Nueva España, pero como el tesoro se había
descargado, pudo salvarse, contabilizarse y descubrir que con la requisa del contrabando se compensaba con creces las
pérdidas en la batalla.
Por tierra, el verano de 1656 presenció una victoria de los tercios en la frontera entre Francia y Flandes. Juan José
de Austria y el renegado príncipe de Condé derrotaron a las fuerzas superiores de Turenne en la batalla de Valenciennes.
Las consecuencias de la batalla, sin embargo, serían contraproducentes para España puesto que no se explotaría
operacionalmente la victoria táctica y, por el contrario, dio una falsa sensación de fortaleza para continuar la guerra en
vez de negociar la paz desde una posición ventajosa.
El 9 de mayo de 1657, Luis XIV y el Protectorado inglés sellaban una alianza militar contra España con la firma del
Tratado de París. El acuerdo incluía el reparto territorial de las posesiones españolas en Flandes, por lo que ese mismo
año se intentó tomar Gravelinas. Fracasado el ataque, en mayo de 1658 un ejército anglo-francés se pone sitio a la plaza
de Dunquerque. El 14 de junio se libra la batalla de las Dunas, en la que esta vez, Juan José de Austria y Condé son
derrotados por Turenne y el fuego naval de la flota inglesa. Este, y no Rocroi, es el ocaso de los tercios y el relevo del
liderazgo continental.
A finales de junio caía Dunquerque, la cual pasaría a soberanía inglesa ese mismo día. En los meses siguientes lo
harían Gravelinas e Ypres, entre otras.
El 7 de noviembre de 1659 se firmaba el Tratado de los Pirineos poniendo fin a la Guerra Franco-española (1635-
1659). Con Inglaterra la situación sería diferente. La muerte de Cromwell en 1658 da lugar a nuevas turbulencias que
desembocan en la restitución de Carlos II en 1660. El conflicto con España se zanja con un cese de hostilidades. Habría que
esperar a los tratados de Madrid de 1667 y 1670 para la firma de acuerdos oficiales entre ambos países.

La batalla de Valenciennes, de Augusto Ferrer-Dalmau.

111

También podría gustarte