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ESPAÑA

COMO
IMPERIO
Dirección editorial
Isabel Ortiz

Proyecto editorial
Adosaguas contenidos multiplataforma

Coordinación editorial
Myriam Sayalero

Texto
Giacomo Sinatti
María del Rosario Peludo Gómez

Corrección
Patricia Hermosa

Maquetación
May Segado

Infografía
Pablo Arteche

Preimpresión
Miguel Á. San Andrés

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de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción
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ATLAS ILUSTRADO

ESPAÑA
COMO

IMPERIO
GIACOMO SINATTI

MARÍA DEL ROSARIO PELUDO GÓMEZ


8 España como Imperio

SUMARIO
Prólogo 10 El Imperio azteca: sacrificios humanos al servicio
del poder 68
1. Monarquía e Imperio 14
∙ La lucha por la tierra del Renacimiento 72
∙ Donde nunca se pone el sol 16 La batalla de Pavía 73
∙ Matrimonio y conquistas 20 El saco de Roma 74
∙ Los enemigos del Imperio 24 ∙ Contra los protestantes 75
El Imperio y el Quijote 26 ∙ Contra los piratas 77
∙ ¿Imperio español o Imperio del rey? 27
La corte del Imperio 28 4. El imperio hispánico de Felipe II 78

2. Los Reyes Católicos y el origen ∙ Una herencia difícil 80


de un gran imperio 30 ∙ San Quintín: primera victoria del
nuevo rey 81
∙ Una monarquía, varios reinos 32 ∙ El monarca católico vence en Lepanto 84
El matrimonio de los Reyes Católicos 32 ∙ La lucha por los Países Bajos 86
∙ La rivalidad con Portugal 34 Una pica en Flandes 89
Los guanches 35 ∙ La rivalidad con Inglaterra 91
La conquista de las islas Canarias 36 ∙ Guerras y bancarrotas 96
∙ Las bases de un imperio europeo 38 ∙ El Imperio en América 99
Nápoles en tiempos de Fernando II de Aragón 41 Bartolomé de Las Casas y la denuncia
∙ La Conquista de Granada 42 de la conquista 100
∙ El proyecto colombino 44 La Leyenda Negra 101
Las lecturas de Colón 46
∙ El descubrimiento de América 47 5. El Imperio en tiempos del Barroco 102
Los barcos que conquistaron América 53
∙ La centralidad de Castilla 104
3. El imperio universal de Carlos I 54 ∙ La búsqueda de la paz 105
La fortaleza de Breda 107
∙ La herencia de los Reyes Católicos 56 ∙ La ilusión de la fuerza 107
∙ La conquista de las Indias 63 La defenestración de Praga 108
∙ El poder de los validos 110 Nueva España se independiza de la Vieja 188
∙ El fracaso de las reformas 117 ∙ La relación con las hijas independizadas 192
∙ Derrotas y rebeliones 118 ∙ La víspera del 98 196
Los mares y el comercio 123 Patriotismo y altruismo 197
∙ América: la conquista de los cabildos 124 ∙ 1898: el fracaso de la nación 198
La venta de cargos públicos 126
9. ¿Una nueva oportunidad en África? 204
6. La decadencia del poder español 128
∙ Europa conquista África 206
∙ Acuerdos de paz poco ventajosos 130 La humillación de España en Berlín 209
La batalla de Rocroi 132 ∙ Las colonias españolas en África
∙ La regencia de Mariana de Austria 133 en tiempos de la expansión colonial 210
La sociedad: estamental, religiosa y rural 134 ∙ Nuevo reto del siglo XX: España
∙ La mayoría de edad de Carlos II 137 en Marruecos 213
Los límites reales e imaginarios de Carlos II 140 El Desastre de Annual 214
∙ El rey Hechizado frente al rey Sol 142 ∙ La dictadura de Miguel Primo de Rivera
Religiosidad y educación superior en la y la búsqueda de un nuevo imperio 216
España del Barroco 147 ∙ La Segunda República y la
∙ La guerra por el trono español 149 tradición imperial 217
∙ El franquismo: la añoranza del Imperio 221
7. El imperio de los Borbones 154 El Imperio en los libros de texto 222

∙ La pérdida de Europa 156 10. Nuevas perspectivas de la


Gibraltar 159 España democrática 228
∙ Los Gobiernos reformadores 160
∙ La recuperación de España en Europa 162 ∙ La cooperación internacional
Isabel de Farnesio en Madrid 164 española 230
∙ La monarquía ilustrada y el Imperio 166 ∙ La extensión cultural 232
∙ Decretos para un nuevo pacto colonial El castellano en el mundo 233
en América 172 ∙ América Latina y la cultura española 234
Cartagena de Indias y la oreja de Jenkins 173 ∙ España y las relaciones con
La expedición Malaspina 174 el mundo árabe 235

8. La pérdida del Imperio: 1810-1898 178 Cronología 238

∙ La crisis del Antiguo Régimen en España 180 Índice onomástico 248


Cádiz y la Constitución de 1812 183
∙ La persistencia del absolutismo 186 Referencias fotográficas 251
La rebelión de Túpac Amaru 187
∙ 1808-1824: las pérdidas del rey 187 Bibliografía 252
10 España como Imperio

PRÓLOGO
España como Imperio presenta de forma gráfica y amena las vicisitudes
de la mayor empresa política de la Edad Moderna. La explicación de los
logros, retos, ventajas e inconvenientes del Imperio hispánico nos ayudará
a entender mejor nuestro presente, la naturaleza del Estado español y su
lugar en las relaciones internacionales.

La obra combina de manera equilibrada texto e imágenes. El primero,


fruto de una detallada y rigurosa investigación historiográfica, pretende
ser accesible a un público extenso, no necesariamente especializado
en la materia. Las segundas, de gran calidad y seleccionadas especial-
mente para apoyar la narración de los acontecimientos, recuerdan el
amplio y rico patrimonio cultural que se forjó a la luz del Imperio español.

Las disputas entre historiadores se mantienen todavía vigentes incluso en


las investigaciones científicas más recientes. Según algunos autores, es po-
sible hablar del Imperio español como una entidad política, nacional y cul-
tural identificable. Otros expertos rechazan estos términos, puesto que en la
Edad Moderna no existía el concepto de España tal y como lo entendemos
en la actualidad. Así, tendríamos que hablar más bien de Imperio hispá-
nico, y hasta de Imperio de los Austrias o de los Borbones, ya que, durante
los siglos XVI Y XVII este tuvo una dimensión verdaderamente europea, no
ligada a la actual España, sino a la monarquía en su conjunto.

Como veremos, la creación del mayor imperio de la historia estuvo llena


de dificultades. Insistiremos en que se trató de una gran empresa dirigida
por una monarquía estable, pero sólo posible gracias al esfuerzo de miles de
personas que trabajaron para levantarla. Y esas personas no fueron sólo es-
pañolas, o castellanas, sino también flamencas, italianas, alemanas, ameri-
canas… Por ello podemos decir que fue un imperio multinacional, en el que
pueblos muy diferentes, con lenguas, leyes, costumbres e incluso religiones
diversas, convivieron bajo un mismo ordenamiento político. Las diferencias
Prólogo 11

se matizaban ante el poder de una figura política común, la del monarca.


Los años de mayor estabilidad y esplendor fueron aquellos en los que los so-
beranos comprendieron y aceptaron la naturaleza dispar de esta unión. Sin
embargo, las mayores dificultades se produjeron cuando estos intentaron
cambiar las reglas del juego. Algunos reyes limitaron y hasta llegaron a cerrar
el círculo de confianza, sin permitir la participación de los diferentes grupos
de poder local en las decisiones políticas. Otros se desentendieron de sus
tareas de gobierno y delegaron su poder en figuras secundarias, los famo-
sos validos, que no contaban con la legitimidad inherente al monarca. Y
también hubo quienes intentaron a toda costa (Decretos de Nueva Planta,
Unión de Armas, etc.) unificar las leyes y procedimientos del reino, sin contar
para ello con el consentimiento de parte de sus gobernados.

En defensa de esta empresa perdieron sus vidas millones de personas. Así,


podemos asegurar que la historia del Imperio estuvo íntimamente ligada a
la guerra. Esta era asumida como algo cotidiano, como un destino fatal del
que no se podía escapar. Cada reinado, además, convivió con varios fren-
tes de guerra y con enemigos dispares, que disputaban los dominios del Im-
perio con tanta dureza como recurrencia. Carlos I, por ejemplo, se enfrentó
en Italia a los franceses y hasta al mismo Papa; combatió en la actual Ale-
mania, parte del antiguo Sacro Imperio, a los príncipes protestantes que su-
maban a sus pretensiones religiosas también las políticas; y luchó contra el
Imperio turco en el Mediterráneo. Por su parte, su hijo, Felipe II, tuvo que en-
frentarse a un duro escenario: Francia seguía disputando a España los terri-
torios italianos, surgieron nuevos conflictos en el Mediterráneo contra los tur-
cos, y los Países Bajos comenzaron su guerra por la independencia. Además,
su religiosidad —se autoproclamaba máximo defensor de los dogmas cató-
licos surgidos en el Concilio de Trento (1545-1563) en contra del movimiento
reformista de Lutero— originó un nuevo conflicto, esta vez con Inglaterra.

Muchos de estos enfrentamientos fueron inútiles o intrascendentes. La


guerra en los Países Bajos, por ejemplo, supuso un enorme gasto para el Es-
tado, así como millones de víctimas. Carlos I recibió estas tierras como parte
de su herencia paterna. Su cercanía física y emocional —el monarca había
nacido en Gante, vivió su infancia y adolescencia en Flandes, e incluso
fue envestido rey de Castilla y Aragón en la iglesia de Santa Gúdula de
Bruselas— aseguró la fidelidad de este territorio durante su reinado. Pero no
ocurrió lo mismo con su hijo: Felipe II no hablaba flamenco y tampoco es-
taba dispuesto a desplazarse de un lado a otro de su imperio para conocer
de primera mano a sus súbditos, como había hecho con gran eficacia su
padre. Este cambio podría explicar, entre otras razones, el comienzo de la
rebelión en los Países Bajos en 1568, que daría lugar a una larga guerra que
duró ochenta años. El Tratado de Westfalia de 1648 reconoció la indepen-
12 España como Imperio

dencia de las provincias del norte, que se organizaron en la República de


las Provincias Unidas. Por último, en 1713, tras la Guerra de Sucesión espa-
ñola, el resto de territorios de los antiguos Países Bajos pasó a formar parte
de Austria, liquidándose así la presencia hispánica en el norte de Europa.

El Imperio español fue, por tanto, una empresa tan brillante como costosa.
Los frecuentes y abundantes recursos económicos que generaba —la plata
extraída de las minas americanas supuso uno de los ingresos más sólidos—
nunca fueron suficientes para cubrir los gastos de su mantenimiento. Como
veremos, las bancarrotas fueron habituales, así como el establecimiento de
préstamos que concedían los primeros grandes banqueros europeos, sin los
que no hubiera sido posible construir y mantener el Imperio. A pesar de es-
tos préstamos, el déficit del Estado se convirtió en un mal endémico que el
Imperio arrastró durante toda su historia. El pago de los intereses que gene-
raban llegó a suponer dos tercios de los ingresos durante el reinado de Fe-
lipe II. El Estado recibía directamente alrededor del treinta por ciento de los
metales que procedían de América, pero la parte restante, una inmensa
riqueza, se quedaba en manos de banqueros y comerciantes, cuyo nego-
cio principal seguía siendo ofrecer préstamos al rey. La dificultad para lo-
grar y asentar el crecimiento económico se debía, en gran parte, al propio
sistema, incapaz de producir riqueza por la ausencia de espíritu empresa-
rial, algo característico de la burguesía que ya florecía desde la Edad Me-
dia en otras regiones de Europa, como Inglaterra, Holanda e Italia. Como
veremos, en una sociedad estamental tan definida, la carga fiscal sobre los
sectores no privilegiados de la población (los llamados pecheros) reducía
el consumo interior. Esta concepción partía del presupuesto básico de que
las personas se adscribían a un estamento por nacimiento, lo que definía,
para toda su vida, sus actividades y derechos. Por tanto, la movilidad social
era muy escasa. Los estamentos privilegiados (nobleza y clero) sólo repre-
sentaban el 5% de la población. Dentro de la nobleza existía una gran di-
versidad de situaciones, desde los llamados «Grandes» hasta los hidalgos,
que solían tener escasos recursos económicos y que se convirtieron en re-
currentes personajes literarios gracias a su afán por mantener el honor, por
descartar la posibilidad del trabajo manual —que consideraban indigno de
su orden— y por disimular sus dificultades económicas.

Recorreremos los siglos del Imperio descubriendo algunas tendencias: a


finales del siglo XV los Reyes Católicos consiguieron unir cuatro de los cinco
reinos históricos de la Península Ibérica, al mismo tiempo que la Corona
de Aragón ponía las bases del imperio europeo y Castilla accedía a las
riquezas del Nuevo Mundo. El siglo XVI fue el de mayor expansión, pues las
circunstancias hicieron posible que Carlos I heredara un gran número de
territorios, y que después Felipe II, aún con los innumerables obstáculos y
Prólogo 13

frentes abiertos, fuera capaz de conservarlo, a excepción de los territorios


de la actual Alemania.

El siglo XVII se caracterizó por un profundo declive, a pesar del esplendor


cultural vivido en el Siglo de Oro. La crisis de 1640 puso en serio peligro al
Imperio: Portugal se independizó tras una pertenencia al mismo tan breve
—menos de un siglo, desde 1580— como coyuntural —era consecuencia,
una vez más, de la política matrimonial de la realeza—; y Cataluña estuvo
a punto de seguir sus pasos y de vincularse a la monarquía francesa.

Pese a los esfuerzos y a las medidas económicas que adelantaban la


Ilustración, el Imperio español del siglo XVIII pudo mantener a duras penas
algunas de sus conquistas, siempre disputadas por las nuevas grandes po-
tencias europeas: Francia, Inglaterra y Holanda. La llegada de la dinastía
de los Borbones y la Guerra de Sucesión española supusieron la pérdida
definitiva de un buen número de territorios, y no sólo en Europa, como he-
mos visto, sino también en la Península Ibérica y sus islas. Así, Gibraltar y Me-
norca pasaron a ser inglesas. Esta última, a diferencia del Peñón, volvió a
ser territorio español en 1782, tras la victoria franco-española en el contexto
del conflicto entre las potencias europeas que desencadenó la Guerra de
Independencia de Estados Unidos.

A finales del siglo XVIII era evidente que España no contaba ni con la
fuerza ni con los recursos de antaño; el final del Imperio era inminente…
Pero cuando llegó —con la independencia de las colonias americanas
continentales, en las décadas de 1810 y 1820— los súbditos del rey ape-
nas se dieron cuenta, ocupados como estaban en una guerra contra la
invasión francesa. Sin embargo, menos de un siglo después, la liquidación
definitiva, que se produjo en 1898, causó una gran conmoción: la prensa,
los intelectuales y los literatos de la época convencieron al —ahora sí—
pueblo español de que se había producido un «Desastre» y España había
dejado de ser una potencia de primer orden. Comenzó entonces el mito
del Imperio, la añoranza e idealización de un pasado que fue más com-
plejo y problemático de lo imaginado.

La transición democrática que vivimos a partir de 1975 ha permitido cam-


biar la relación con las antiguas colonias americanas. El vínculo cultural con
América Latina parece ser cada vez más importante y fructífero. Además,
España, desde su entrada en la Unión Europea en 1986, se ha convertido
en el puente entre Iberoamérica y Europa. Al mismo tiempo, debemos de-
fender nuestra presencia y nuestro papel en el Viejo Continente como algo
no concedido, sino propio de un país con una larga y rica historia vinculada
íntimamente a su destino.
1
Monarquía
e Imperio

C omo la historia ha sido, entre otros, un poderoso instru-


mento de creación de identidades nacionales, desde el siglo XIX
nos hemos acostumbrado a pensar que el Imperio español fue
un logro nacional, mérito exclusivo de sus habitantes. Con alre-
dedor del 80% de la población analfabeta, era difícil que la gran
mayoría de ellos tuviera una noción geográfica del Imperio o que
este enorgulleciera a hombres y mujeres que pasaban sus vidas
en el ámbito local, en pequeños pueblos donde nacían pobres,
vivían sin aprender a leer y a escribir, y morían jóvenes –a finales
del siglo XVI la esperanza de vida era de 45 años–. El gran Impe-
rio español fue obra de la monarquía y de su política matrimonial,
y mérito no sólo de los españoles que murieron en sangrientas y
continuas guerras, sino también de los banqueros italianos, que
sufragaron los gastos; de los soldados alemanes, suizos y flamen-
cos, que formaban la mayor parte de las tropas; de navegantes
portugueses… Toda Europa participó en la creación de dicho Im-
perio como si de una empresa multinacional se tratase. Sin em-
bargo, dicha empresa no obtenía tantos beneficios como se ha
pensado, pues los costes fueron muy elevados, lo que explica
sus numerosas bancarrotas en los años de máximo esplendor.

Barco conquistador español, grabado de Theodor Galle.


Donde nunca
se pone el sol
El Diccionario de la lengua española de la Real Acade- sos que el rey estableció con las élites, aunque estos
mia define «imperio» como la «acción de imperar», o de «favores políticos» nunca fueron gratuitos: a cambio
mandar con autoridad, y como la «organización política de fidelidad, dichas élites siempre exigieron el respeto
del Estado regido por un emperador». A su vez, «em- de sus espacios de poder. Entre las acepciones que
perador» es el «título de dignidad dado al jefe supremo recoge el diccionario no se encuentra la idea de gran
del antiguo Imperio romano» y el «título de mayor dig- extensión o conquista territorial, y, sin embargo, estuvo
nidad dado a ciertos soberanos». De estas definiciones y está asociada a la palabra imperio. Como el concepto
se desprende que la autoridad es un ingrediente básico de autoridad, la extensión territorial fue a la vez un lo-
del imperio. No obstante, en un dominio tan vasto como gro y un problema para el Imperio español: los recursos
el Imperio español, esta pocas veces fue absoluta. Se económicos necesarios para mantener su control siem-
mantuvo gracias a innumerables pactos y compromi- pre fueron escasos. Si bien la adquisición de territorios

Dibujo de la Armada Invencible y del pirata Sir Francis Drake, 1588.

aseguraba nuevos ingresos, estos beneficiaban menos como ocurrió en la masacre de Amberes (1576), que
a la sociedad metropolitana de lo que tradicionalmente costó la vida a más de siete mil personas. Por ello, los
hemos creído, pues se destinaban directamente a su- préstamos y bancarrotas estuvieron tan presentes en
fragar los enormes gastos del Imperio: una administra- todos los reinados de la Edad Moderna.
ción cada vez más compleja, una corte cada vez más Los mismos hombres de la época fueron conscientes
extensa y dispuesta a ver compensados sus favores y de estos problemas consustanciales al Imperio. Hacia
apoyos políticos y, sobre todo, un estado continuo de mediados del siglo XVII, el diplomático y escritor Diego
guerra. Como explicaremos en el capítulo 4, se calcula Saavedra Fajardo escribía: «Ha costado muchísimo
que de los 42 años de reinado de Felipe II, sólo seis hacer la guerra en provincias inhospitalarias y remotas,
meses transcurrieron sin guerras. Estas se costeaban con el costo de muchas vidas y dinero, y con tantos be-
con dinero; sin él, el ejército –formado en su mayoría neficios para el enemigo y tan pocos para nosotros que
por mercenarios– se rebelaba, y los soldados se pro- podría hacerse la pregunta de si no estaríamos mejor al
curaban su sueldo mediante la violencia y el saqueo, ser conquistados que conquistando».
La Armada española navegando frente a Cornualles. Hay al menos dos banderas españolas izadas en sendos barcos, una en el
centro del cuadro (no se han de confundir con la de Isabel I observando desde tierra).

Por último, es importante señalar que los territorios del


Imperio no formaban un conjunto homogéneo; se tra-
taba más bien de reinos con costumbres y leyes diferen-
tes. En muchos casos, como el de los Países Bajos, ni
siquiera los unía la religión, el más poderoso vínculo en
una sociedad poco secularizada. Así pues, el monarca
solía ser el único elemento en común entre los diferentes
territorios. Como ha argumentado con especial brillan-
tez el historiador Henry Kamen en su obra Del imperio
a la decadencia, España lideraba una gran coalición de
intereses en la que participaron y también obtuvieron
beneficios otros países. Por ello, podemos decir que
ese imperio donde nunca se ponía el sol fue posible gra-
cias a la ayuda de otros: los indígenas, que se pusieron
al servicio de Hernán Cortés para derrotar al Imperio
azteca –al que debían pagar enormes impuestos–; los
banqueros italianos, que prestaron dinero para hacer
posibles las empresas de la Monarquía; los soldados
suizos, alemanes y flamencos –los soldados castellanos
nunca fueron más del 20% de la tropa–; los comandan-
tes italianos, como Alejandro Farnesio y Ambrosio Spí-
nola; los arquitectos italianos, que construyeron puentes
y abrieron caminos; los timoneles portugueses; los in-
genieros alemanes; los técnicos belgas… Como afirma
Astrolabio de marineros encontrado en la costa
irlandesa, probablemente procedente de un galeón Kamen: «En Europa, los hombres ambiciosos que que-
español hundido en el desastre de la Armada. rían ganarse la vida servían a España».
18 España como Imperio

PAÍSES BAJOS
En 1568 comenzó la rebelión en los Países Bajos y en 1581 algunas provincias del norte
decidieron independizarse. Felipe II y el gobernador de dichos territorios, Alejandro Farnesio, FLANDES
iniciaron la contraofensiva y recuperaron parte de lo perdido. A la muerte del monarca, pasó
a manos de Isabel Clara Eugenia y de su esposo Alberto, como parte de la dote. A principios
del siglo XVII se estableció la Tregua de los Doce Años. Los territorios del norte formaban las
DUCADO DE
Provincias Unidas, y los del sur, bajo la soberanía de los Habsburgo, formaron los Países Bajos LUXEMBURGO
ZONAS BAJO EL DOMINIO ESPAÑOL españoles. En 1621 el archiduque Alberto murió sin descendencia y los Países Bajos volvieron
a manos del rey de España, Felipe IV. La disputa continuó durante la Guerra de los Treinta FRANCO
El Imperio español alcanzó su máxima expansión a finales Años. Finalmente, en 1648 España reconoció la independencia de la República de las Provin- CONDADO
del siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, después de la cias Unidas. Tras la Guerra de Sucesión española se cedió el resto de territorios a Austria.
MILANESADO
incorporación del reino de Portugal a la Monarquía hispánica PENÍNSULA IBÉRICA
En 1479 se unieron en
(1580). Era el mayor imperio conocido hasta entonces. matrimonio Isabel I de
ROSELLÓN REINO DE
Castilla y Fernando II de
Aragón. En 1492 Castilla Formó parte de la PORTUGAL
incorporó a su territorio el Corona de Aragón desde REINO
reino musulmán de Granada y el siglo XII. En el Tratado
en 1512 se anexionó Navarra. de los Pirineos (1659) DE NÁPOLES
se incorporó al reino de
CORONAS DE
Entre 1580 y 1640 Portugal
formó parte de la Monarquía Francia. CASTILLA Y ARAGÓN
hispánica. Ceuta
C Melilla
Orán
án FRANCO CONDADO
Situado al este de Francia, fue parte de la
herencia borgoñona de Carlos V, recibida
de su padre Felipe de Austria. Fue cedido
Islas
a Francia en el Tratado de Nimega (1679),
Azores
durante el reinado de Carlos II.
VIRREINATO DE
Madeira
NUEVA ESPAÑA Ormuz Ningpo
Islas
San Agustín Canarias Changzhou
Macao
Cuba Arguín Lipatán
Guadalajara Bombay
Veracruz La Española
Goa
Cabo Fai-fo
Cartagena Verde Socotora Jaffna FILIPINAS
Elmina Malaca
AMÉRICA Mitombo Archin PENÍNSULA ITÁLICA
Entre 1492 y 1533 se conquistó América. La colonización se produjo Isla Santo Manado La Corona de Aragón había
Guayaquil
a lo largo del siglo XVI. El Imperio en América abarcaba desde Tierra Tomé Zanzíbar Singapur afirmado su presencia en Sicilia,
de Fuego a las actuales California y Florida. Brasil, como colonia Cerdeña y Nápoles desde el si-
portuguesa, se incorporó al Imperio entre 1580 y 1640. En el Tratado San Salvador glo XIII. Estos tres territorios for-
de París (1763), que puso fin a la Guerra de los Siete Años (1756- Luanda Macassa maron parte del Imperio hasta el
1763), España cedió a Gran Bretaña La Florida y obtuvo de Francia Bahía ASIA Y OCEANÍA Tratado de Utrecht (1713). Sicilia
La Luisiana, que perteneció a la Monarquía hispánica hasta el Callao La principal colonia de España en pasó a formar parte de la casa
Lima Asia fue Filipinas, que consiguió
Tratado de San Ildefonso (1800), cuando volvió a manos francesas. Isla Mozambique de Saboya, y Cerdeña y Nápoles,
En 1810 comenzaron los procesos de independencia de las colonias su independencia en 1898. En 1899 pasaron a manos de Austria, al
Santa Elena
americanas. La independencia de México supuso la pérdida de Cali- Sena España cedía los restos de su imperio igual que el ducado de Milán,
Sofala
Río de en el Pacífico a Alemania: las islas anexionado al Imperio español
fornia, que formaba parte de Nueva España. Sólo Cuba y Puerto Rico VIRREINATO Janeiro Marianas, excepto Guam, que pasó tras el Tratado de Cateau-Cam-
continuaron siendo españolas hasta 1898. España también estuvo
presente en el territorio de Nootka, de 1789 a 1794, año en que fue DEL PERÚ a manos de Estados Unidos, y las brésis (1559). En 1734, Carlos
cedido a Gran Bretaña; incluía los territorios actuales de Oregón, Carolinas y Palaos, a cambio de una de Borbón, por entonces duque
Idaho, Montana, Washington y la parte sur de Alaska, en Estados indemnización simbólica. de Toscana, e hijo de Felipe V
Buenos
Unidos; y el suroeste de Columbia Británica, en Canadá. Aires de España, venció a Austria y
se apoderó de Nápoles, donde
reinó hasta 1759. Carlos cedió
ÁFRICA el trono de Nápoles-Sicilia a su
España sólo contaba con algunas plazas fuertes en la costa africana. Las más importantes eran Melilla (conquistada en hijo Fernando (IV de Nápoles y
1497) y Ceuta (anexionada a Portugal en 1415 y a España en 1580, a la que siguió perteneciendo tras la independencia de III de Sicilia) en 1759 para poder
Portugal). En 1580 también se unieron al Imperio las colonias portuguesas en África: en la costa de las actuales Angola ser nombrado rey de España. En
y Mozambique, en el norte (como Tánger), y algunas islas como Madeira, Azores, Cabo Verde, etc., pero volvieron a ser 1816, después de las Guerras
Imperio de Felipe II antes de la portuguesas en 1640. Orán había sido colonia española hasta 1708 y volvió a serlo desde 1732 a 1790. En el golfo de Guinea Napoleónicas, Fernando IV de
incorporación de Portugal. hubo presencia española en las islas de Fernando Poo, Annobón, Elobey y Corisco, además de en la Guinea continental. En Nápoles regresó al trono napoli-
1926 estos territorios recibieron el nombre oficial de Guinea española; su independencia llegó en 1968. La presencia en el tano y cambió la denominación
Imperio portugués incorporado en 1580. territorio de Río de Oro, o Sahara Occidental, fue respetada en la Conferencia de Berlín. España ejerció junto a Francia un de Nápoles-Sicilia por la de
protectorado en Marruecos entre 1912 y 1956. Reino de las Dos Sicilias.
Principales establecimientos de la
Monarquía hispánica.
Matrimonio
y conquistas
Para muchos historiadores, el verdadero interés de mo- veces los territorios conquistados se mantenían varios
narcas como Felipe II o Felipe III era controlar los territo- años bajo control del Estado. La victoria en Breda, fa-
rios, no crear un imperio universal. Campañas como la mosa por el cuadro de Velázquez, adquiere menos im-
de la Armada Invencible perseguían frenar el protestan- portancia si pensamos que, en realidad, Holanda estaba
tismo y el poder que Inglaterra empezaba a ejercer en el destinada a conseguir su independencia y a afirmarse
comercio atlántico, no ocuparla, como habían hecho los como potencia en Europa. En 1628 los barcos españo-
pueblos germanos en la Edad Media. Por ello es impor- les que comerciaban con las Indias fueron interceptados
tante entender el Imperio español más como producto por los holandeses; un año después, la conquista de la
de las circunstancias que como un plan de dominio mun- ciudad de Boscoducale trasladó el conflicto al corazón
dial. Así, podemos decir que dicho Imperio se de los Países Bajos meridionales, lo que signi-
forjó gracias a las políticas matrimoniales, El ficaba que, a partir de ahí, serían los holan-
y no tanto a las conquistas territoriales. deses los que intentarían conquistar los
Imperio
Además, fueron tantas las derrotas territorios españoles.
como las victorias, como lo atesti- español se forjó Sólo en la conquista de América po-
guan la rebelión de los Países Ba- gracias, sobre demos encontrar a los soldados in-
jos o la derrota de la mencionada vencibles, valientes hasta el extremo,
Armada Invencible. Lo normal era
todo, a la política que nos ha presentado la historio-
que, tras un avance, se produjera matrimonial de los grafía más nacionalista. Pero incluso
un retroceso, de modo que pocas monarcas aquí es posible matizar la eficacia de

ISABEL DE CASTILLA FERNANDO DE ARAGÓN

Isabel Juan Juana Catalina María

Alfonso Margarita Felipe Arturo Tudor Manuel I


de Avis de Habsburgo de Habsburgo de Portugal
Enrique VIII
Manuel I
de Portugal
Monarquía e Imperio 21

Tapiz de seda en el que se representa


a Cristóbal Colón ante los Reyes
Católicos después de su viaje a América.

La Familia de Carlos IV, de Goya, 1800.

la guerra: los grandes imperios precolombinos fueron de-


rrotados más por sus problemas internos –a finales del
siglo XV estaban ya en decadencia, eran demasiado ex-
tensos y tenían muchos enemigos como para mantener
su poder– que por los conquistadores españoles, en mi-
noría y mayoritariamente artesanos, escribanos, comer-
ciantes, marineros, pequeños nobles y campesinos.
El amor no cabía en la razón de Estado. Los cónyuges
se elegían a edad muy temprana y en base a estrategias
definidas. Los vínculos de parentesco con otras dinastías
no sólo facilitaban la adhesión de nuevos territorios, como
en el caso de Carlos I de España y V de Alemania, tam-
bién evitaban guerras y sus terribles consecuencias. Los
Reyes Católicos, por ejemplo, casaron a sus hijos con un
objetivo: aislar a Francia. El cerco diplomático y militar su- Sentencia arbitral de Segovia (15 de
ponía aliarse al Imperio romano-germánico y al ducado de enero de 1475) por la que los príncipes
Fernando II de Aragón e Isabel I de
Borgoña, manteniendo las relaciones con Inglaterra. Así, Castilla acordaron las competencias
casaron a los príncipes Juan y Juana con Margarita y Fe- para el futuro gobierno de sus reinos.
lipe, hijos de Maximiliano de Austria. La alianza con Ingla- Conservada en el Archivo General de
Simancas (España).
terra se concretó en la boda de Catalina con Arturo, prín-
cipe heredero y, al morir, con su hermano, el rey Enrique
VIII. Respecto a Portugal, casaron a Isabel con Alfonso,
heredero al trono y, muerto este, con su hermano Manuel.
Monarquía e Imperio 23
Árbol genealógico de los monarcas
María Luisa Isabel
de Saboya de Farnesio
Fernando Isabel de
de Aragón Castilla
Felipe V
Dinastía
Trastámara Carlos III María Amalia
de Sajonia

Juana I Felipe el
la Loca Hermoso

Luis I Fernando VI
(sin descendencia) (sin descendencia) María Luisa
Carlos IV de Parma

Isabel Invasión
Carlos I de Avis francesa

María Cristina
Fernando VII
Dinastía de Borbón

Habsburgo
Felipe II Ana de
Austria
Isabel II Francisco de Borbón

Sexenio
Democrático
Margarita
Dinastía
Felipe III
de Austria
Borbón Alfonso XII María Cristina
de Habsburgo-Lorena

Mariana Isabel
de Austria de Borbón Victoria Eugenia
Alfonso XIII de Battenberg

Felipe IV Primera
República
Guerra Civil
Carlos II Luis XIV, María de Borbón
Dictadura Juan (III) y Orleans
(sin descendencia) rey de Francia franquista

María Teresa
de Austria

María Ana Sofía


Luis, delfín Juan Carlos I
Cristina de Grecia
de Francia
de Baviera
Los enemigos del Imperio
Es fácil pensar que monarcas tan religiosos como Car- tos fueron objeto del pillaje y la destrucción. Tan grande
los I y su hijo Felipe II actuaron por convicción contra era el odio hacia una ciudad que los luteranos llamaban
países protestantes o musulmanes, como el Imperio Roma-Babilonia, y consideraban la cuna del vicio y de
turco, Holanda o Inglaterra. Sin embargo, la causa re- la corrupción, que los soldados del Ejército imperial, se-
ligiosa no sirve para explicar la complejidad de las rela- gún cuenta un relato de la época, llegaron a jugar a la
ciones diplomáticas de la Edad Moderna. Francia, que pelota con las cabezas de las estatuas de san Juan, san
a pesar de la creciente presencia de hugonotes –así se Pablo y san Pedro.
llamaba a los protestantes franceses– era una potencia Si la constitución del Imperio se presenta en el imagi-
católica, fue la gran enemiga de los Austrias. Tampoco nario colectivo como consecuencia de la valentía y el
Roma escapó al conflicto con el Imperio. Como vere- buen hacer de los españoles, su liquidación aparece
mos, en 1527 las tropas del emperador (30.000 mer- como obra de los enemigos extranjeros. Los libros de
cenarios alemanes) arrasaron Roma para castigar la historia que estudiaron los niños desde el siglo XIX hasta
alianza del Papa con Francia. La aventura tuvo un saldo la década de 1970 venían a afirmar esta idea: la res-
de 20.000 víctimas, casi la mitad de los habitantes de ponsabilidad de la decadencia no es de los españoles.
la ciudad. Joyas y obras de arte fueron robadas y des- Alfredo Opisso, uno de los autores de libros de texto
pués vendidas; muchos frescos y cuadros fueron des- más leídos del siglo XIX, afirmaba a la hora de presen-
figurados; bibliotecas, palacios, monasterios y conven- tar su famoso trabajo: «Guiarán mi pluma la verdad,

La
creación
del Imperio
aparece como
obra exclusiva de los
valientes españoles, y
la decadencia, como
consecuencia del ataque
de los enemigos
extranjeros

El enemigo público cubano. Dibujos estadounidenses obra de C.


Jay Taylor, 1896. Se muestra al Tío Sam como el héroe, España
como el villano y Cuba como la damisela en apuros.
Monarquía e Imperio 25

ante todo, y en seguida el culto al


sagrado suelo donde reposan las
cenizas de los héroes que inmortali-
zaron en todos los ámbitos del orbe
el nombre español. Ajeno a toda pa-
sión de partido o de escuela, hablaré
siempre como un hijo amantísimo de
su madre, ensalzándola, defendién-
dola, tratando de demostrar que
nunca fue culpable, que siempre fue
modelo de heroísmo, de nobleza y
de lealtad, como así es».
Visiones como esta impidieron una
actitud más madura a finales del si-
glo XIX respecto a las últimas colo-
nias. El desconocimiento del peso
de las demandas autonomistas y el
desprecio sistemático de la capaci-
dad de Estados Unidos como joven
potencia no sólo impidieron preparar
una defensa contundente, sino tam-
bién prevenir una de las más graves
crisis de la historia española. El «do-
lor» ante la pérdida del 98 llegó a jus-
tificar las acciones más deleznables,
incluso los golpes de Estado y las
dictaduras, con el fin de recuperar el
supuesto esplendor perdido.

A finales del reinado


de Felipe II era
evidente que un
solo monarca era
demasiado poco, que
El duque de Alba en un grabado anónimo de 1572. El duque el imperio único era
está representado comiéndose a un niño con una mano,
mientras con la otra sostiene bolsas de dinero; detrás, una hidra
con las cabezas de Granvela y los cardenales de Guise y Lorena;
un imperio dividido y
a sus pies, los cadáveres decapitados de Egmont y Horn; un
demonio alado con un rosario le insufla aire al oído con un fuelle.
que la espada estaba
Grabado de Theodore de Bry ilustrando la Brevísima.
embotada sin remedio.

J. H. Elliott
26 España como Imperio

EL IMPERIO Y EL QUIJOTE

Don Quijote fue el gran héroe de la Genera- convertirlo en símbolo de la España imperial, y
ción del 98, un grupo de escritores españoles alma gemela de Carlos V: «El abnegado senti-
profundamente afectados por las pérdidas de miento de cruzada contra infieles y herejes es
los últimos territorios coloniales, entre quienes el que inspiró el alto quijotismo de la política
destacan Unamuno, Valle-Inclán, Blasco de Carlos, ese quijotismo hispano que aún no
Ibáñez, Baroja, Azorín, Manuel y Antonio había adquirido expresión de eternidad bajo
Machado, etc. Para ellos, el caballero andante la pluma de Cervantes. Tal sentimiento era
representaba como nadie la identidad espa- hispano, y nada más que hispano, al concebir
ñola; su locura, su sensibilidad y su valentía como el gran deber del emperador el hacer,
hacían pensar en los héroes anónimos que lo mismo personalmente que a través de su
habían conquistado un imperio porque creían generales, la guerra a los infieles y herejes
en empresas desmesuradas, imposibles. A para mantener la universitas christiana; esta
finales del siglo XIX, después de la terrible era una idea medieval reavivada y resucitada
crisis del 98, los españoles se sentían como por España, era el ansia de la unidad».
el Quijote que lucha contra los molinos de
viento: vencidos pero orgullosos. Quizás por
eso, fue en esta época cuando se estudió con
mayor interés y profundidad la obra de Cer-
vantes. Y se estudió no sólo como personaje
literario, sino también como tipo psicológico:
el gran médico e intelectual Ramón y Cajal, en
su discurso sobre Psicología de don Quijote
y el quijotismo (1905), ve en él «el perfecto
símbolo del altruismo» al querer «enderezar
entuertos por culpa del egoísmo humano»,
pues «el mundo gime por su iniquidad y su
deshonor», y augura para el país una nueva
«legión de Quijotes modernos españoles».
Miguel de Unamuno (autor de Vida de don
Quijote y Sancho) ve en el «caballero de la
triste figura» un héroe sublime y simbólico,
y en la principal obra de Cervantes, «nuestra
Biblia nacional». Otro gran intelectual español,
Retratos de Valle-Inclán y Miguel de
José Ortega y Gasset (Meditaciones sobre Unamuno. Edición de Don Quijote de La
el Quijote), intentó encontrar en el personaje Mancha, escrita por Miguel de Cervantes
e ilustrada por Gustavo Doré. El Quijote se
pruebas de un destino común, particular y
publicó por primera vez en 1605.
nacional.
Por su parte, el gran historiador Ramón Me-
néndez Pidal recurrió a este personaje para
¿Imperio español o
Imperio del rey?

El Imperio pertenecía al monarca, no a sus súbditos,


que eran de muy distinta condición y procedencia. Se
trataba de una especie de patrimonio personal y fami-
liar. La noción de ciudadano como individuo que toma
sus decisiones libremente, que elige su destino y a la
vez busca el bien común nació a finales del siglo XVIII.
Fue en esta época cuando surgió el concepto de «na-
ción» con el significado que podemos darle en la ac-
tualidad: una comunidad política y cultural diferenciada.
Durante la Edad Moderna, súbditos eran todas las
personas sujetas a una autoridad superior a la que te-
nían la obligación de obedecer; implicaba una situación
jurídica por la cual no se ejercían libremente los dere-
chos y obligaciones de la persona. Esta noción hacía
posible que súbditos de tan distinta condición, proce-
dencia, lengua e incluso religión pudieran pertenecer a
un mismo imperio. Estas diferencias no eran relevantes
porque, para el monarca, todos eran súbditos, unidos a
través del fuerte vínculo de su autoridad.
Como ha explicado el historiador José Álvarez Junco
en Mater Dolorosa, esta consideración explica la dife-
rente apreciación que tuvieron los españoles de las pér-
didas coloniales de 1810 (cuando arranca el proceso
de independencia de América Latina) y 1898 (fecha
de la independencia de Cuba, Puerto Rico y Filipinas).
Mientras que en 1810, cuando aún no habían arraigado
los conceptos de ciudadanía y nacionalidad, la pérdida
de la mayor parte del territorio americano no causó
conmoción –se trataba de las pérdidas del rey, no de
la nación–, en 1898 los españoles sintieron que ellos,
no sólo el rey, habían perdido los últimos territorios co-
loniales, a pesar de que en extensión era una pérdida
infinitamente menor a la de 1810.

Interior de El Escorial. Arriba, detalle de la bóveda de cañón


de la biblioteca, decorada con frescos. Abajo, habitación real de
Felipe II.
28 España como Imperio Monarquía e Imperio 29

LA CORTE DEL IMPERIO


de servir al rey. Los cargos más codiciados
La corte española de la Edad Moderna fue una de las más importantes eran los más cercanos al monarca. Los tres
y ricas de Europa. En ella, el rey gobernaba ayudado por consejeros, de mayor importancia eran el de mayordomo
secretarios y un sinfín de funcionarios. Pero la corte no sólo era la mayor, responsable de su alimentación y su
residencia y el lugar de trabajo del monarca, también era la morada alojamiento; el camarero mayor, o sumiller de
de cientos de nobles que intentaban consolidar o aumentar el poder corps, que servía la mesa del rey; y caballe-
de su familia a través del contacto directo con la realeza. Por ello, la rizo mayor, encargado de las caballerizas del
corte fue también el escenario de innumerables intrigas y corruptelas. soberano y sus traslados. Esta misma orga-
Algunos nobles residían como invitados en palacio, durante cortos nización se repetía para cada miembro de la
periodos de tiempo y como si de unas vacaciones se tratase; otros familia real: el príncipe de Asturias (heredero
pasaban largas temporadas, como los nobles más jóvenes, que al trono), la reina y los infantes e infantas.
recibían una esmerada educación, aprendían las normas de etiqueta Además, estaba el capellán mayor, que se
y protocolo y se ejercitaban en las artes de la política. Muchos reali- ocupaba de los cultos celebrados en la capilla
zaban labores propias de la servidumbre, como las famosas meninas, real y de la música de la misma. Todos estos
que se encargaban del vestido y el aseo de las infantas, servían la cargos tenían a su vez un gran número de
mesa y acompañaban a las pequeñas… pero sin avergonzarse de subordinados, cuyas funciones se establecían además, la compra de innumerables obras de
ello, pues en la Edad Moderna la aristocracia solía estar orgullosa por estricta jerarquía. arte italianas, flamencas, francesas, etc., que
El ceremonial llevado a cabo en la corte hoy forman parte de nuestro patrimonio.
española se basaba en los usos y costumbres En 1623 la corte española llegó a tener
Las Meninas, de Diego Velázquez (Museo del
Prado). Esta obra recoge algunos de los trabajos de la corte ducal de Borgoña en el siglo XV, 1.700 personas, incluidos cargos y sirvientes.
de la corte: las meninas Isabel y María, que unas normas que habían llegado a Castilla En palacio se consumía una gran cantidad de
acompañan a la infanta Margarita; los bufones
con Carlos V, el primer monarca de la dinastía productos: alimentos, vestimenta, muebles y
Nicolás y Maribárbola; dos guardadamas (Marcela
de Ulloa y otro personaje irreconocible, a la de los Austrias. enseres domésticos, joyas, animales de carga
izquierda de la princesa); al fondo, entrando por En la corte también vivían bufones, poetas, y transporte, carruajes, etc. Dicho consumo era
la puerta, José Nieto, mayordomo de la reina; y, Naturaleza muerta de un banquete con un ratón,
dramaturgos, músicos, pintores, etc., dedicados una fuente de trabajo para un gran número de de Abraham van Beyeren, 1667. Museo de
por supuesto, el propio Velázquez, que en 1652
recibió el cargo de aposentador de palacio (debía a satisfacer la demanda de ocio de la familia personas que residían a su alrededor, así que la Arte del Condado de Los Ángeles.
atender a la limpieza y decoración del mismo), por real y de los nobles. Así, la corte era el más presencia de la corte hacía que las poblaciones
lo que conservaba una llave doble que abría todos El conde-duque de Olivares, de Diego
los aposentos. importante centro cultural de la época. Muchas se desarrollasen. Madrid, por ejemplo, cuando Velázquez (Museo de Arte de São Paulo).
de las obras más significativas de nuestra Felipe II la escogió como capital de la Monar- El valido de Felipe IV porta en su cintura la
El Real Alcázar de Madrid, destruido por un llave de oro, el símbolo supremo de acceso
cultura, como las pinturas de Velázquez, se quía en 1561, era una modesta villa de apenas a la real persona. La recibió por su cargo de
incendio en 1734, fue el escenario en el que se
decidió la política del Imperio. realizaron en este contexto cortesano. La 10.000 habitantes; en 1630 ya contaba con sumiller de corps.
necesidad de decorar los palacios significó, 130.000.
Abajo, el Palacio Real de Madrid, construido
sobre el solar del antiguo Alcázar.
2
Los Reyes
Católicos y el
origen de un
gran imperio

A finales de la Edad Media había varios reinos en la Península


Ibérica. Al sureste, en las actuales provincias de Almería, Granada
y Málaga, se situaba el reino musulmán de Granada. El resto del
territorio estaba dividido en cuatro reinos cristianos: Portugal, Ara-
gón, Navarra y Castilla. Cada uno de ellos era independiente y
contaba con instituciones propias. La religión que compartían
no les hacía ser aliados, ni siquiera semejantes en muchos as-
pectos. Lo que sí les unía era su condición de monarquías pac-
tistas, es decir, aceptaban la existencia de un pacto explícito
entre el rey y sus gobernantes, por el cual, el primero se compro-
metía a respetar los fueros y privilegios de los poderes locales.
La vinculación de las Coronas de Castilla y Aragón gracias al ma-
trimonio de Isabel y Fernando, quienes a partir de 1496 tuvieron
el permiso papal para ser llamados «Reyes Católicos», favoreció
la extensión del Estado Moderno en la Península Ibérica. Pero, a
diferencia de lo que podría parecer, la unión dinástica no implicó
la unificación de ambos territorios, pues cada uno de ellos con-
servó sus características propias, sus costumbres e instituciones.

Los Reyes Católicos impartiendo justicia (detalle),


1860. Palacio Real de Madrid.
Una monarquía,
varios reinos
En el siglo XV, Castilla tenía una población aproximada
de ocho millones de habitantes. En 1230, Fernando III
el Santo había incorporado a Castilla el reino de León.
La conquista de los territorios de Al-Andalus (Sevilla,
Córdoba, Jaén y Murcia) durante el siglo XIII, convirtió a
la Corona de Castilla en el Estado más grande y pode-
roso de la Península Ibérica. El gobierno de los Trastá-
mara, que reinaban desde 1369, había conseguido res-
tar poder a la influyente nobleza y asentar la institución
monárquica.
La Corona de Aragón contaba, a finales del siglo XV,
con algo menos de un millón de habitantes. Estaba for-
mada por los reinos de Valencia y Aragón, y el condado
de Barcelona (Cataluña); este último era el más impor-
tante de los tres, por su dinamismo social y económico. Fachada del monasterio de San Juan de Los Reyes, en Toledo.
Fue construido bajo el patrocinio de la reina Isabel I de Castilla con
En 1164 Alfonso II se convirtió en el primer monarca de la intención de convertirlo en mausoleo real, en conmemoración
la Corona de Aragón, al heredar este reino y el condado de la batalla de Toro y del nacimiento del príncipe Juan.

EL MATRIMONIO DE LOS REYES CATÓLICOS


Isabel y Fernando se casaron el 19 de intereses particulares por una alianza que, sin
octubre de 1469 en una residencia privada duda, reforzaría el poder real.
de Valladolid, sin celebración especial y con Aunque en 1469 no estaba claro que Isabel
muy pocos recursos económicos. Los novios llegara a ser la futura reina de Castilla, para
se vieron por vez primera sólo cuatro días la Corona de Aragón el matrimonio resultaba
antes de la boda. La unión no fue casual. crucial desde el punto de vista político. Si bien
Además, las posibilidades barajadas por Isa- Aragón, y sobre todo Barcelona, configuraban fuerte crisis, después del esplendor comercial
bel fueron varias, ya que junto a la de Aragón, en muchos aspectos una región más moderna y territorial de los siglos precedentes. Juan II,
se habían presentado otras dos ventajosas y desarrollada, su población era bastante padre de Fernando el Católico, afrontaba una
propuestas de matrimonio: con el heredero menor que la castellana. En Cataluña, la peste terrible y larga guerra civil (1462-1472). Quizás
al trono de Portugal y con el hijo del rey de negra había acabado con casi un cuarto de por esto, Fernando aceptó las condiciones del
Francia. la población, y el dinamismo que la había contrato matrimonial con Isabel: debía vivir en
La elección de Isabel disgustó al rey caste- convertido en una potencia mediterránea des- Castilla, aceptar el protagonismo de su esposa
llano, que prefería una alianza con Portugal, encadenó en el siglo XV numerosos conflictos y luchar a su favor en la guerra de sucesión
y a los nobles, que vieron amenazados sus sociales. En esta época, Aragón atravesaba una que enfrentaba a Isabel con su sobrina Juana.
Los Reyes Católicos y el origen de un gran imperio 33

de Barcelona. Con Jaime I se conquistaron los territorios


musulmanes de Mallorca y Valencia. A estas les suce-
dieron muchas otras conquistas, que permiten hablar
del imperio mediterráneo de la Corona de Aragón. La
muerte de Martín I de Aragón en 1410, sin descendencia
ni sucesor nombrado, supuso la entrada de la dinastía
castellana de los Trastámara en el gobierno aragonés: en NAVARRA
1412 las Cortes de los tres reinos acordaron, mediante Señorío de
el Compromiso de Caspe, que el nuevo monarca sería Principado Vizcaya
de Asturias Reino de Francia
Fernando I, infante de Castilla. Reino de
Otro de los reinos peninsulares con personalidad propia Galicia
era Navarra. En 1512, y después de una cruenta guerra Reino de
Castilla GÓN
civil, el reino de Navarra se incorporó a Castilla. La estre-
Reino de
ARA
cha relación del rey navarro con Francia lo ponía en una León

Reino de Portugal
situación difícil ante la monarquía católica. El papa Julio II, Reino de
como miembro de la Gran Liga dirigida por Fernando el CORONA Toledo
Católico en contra de los intereses de Francia en Italia, DE
declaró en la bula Pastor ille caelestis de 1512 que el rey CASTILLA
Reino
de Navarra, en cuanto aliado de Francia, merecía ser ex- Reino Reino de de
comulgado y privado de su reino, y Fernando el Católico de Jaén Murcia
Reino Córdoba
encontró en ello el argumento perfecto para incorporar de DA
Navarra a la Corona de Castilla. Sevilla GRANA
Después de las terribles pestes y hambrunas del si-
glo  XIV, la población europea comenzaba a recuperarse,
lo que se notó especialmente en las ciudades. Los co-
merciantes, cada vez más ricos y numerosos, empe-
zaban a buscar productos escasos pero de una gran
demanda gracias al progresivo enriquecimiento de una
parte de la población, como especias, seda, perfumes,
En los siglos XIV y XV la Península Ibérica carecía de
oro, etc., y que sólo se podían conseguir en mercados unidad política. Existían cinco reinos: Castilla, Aragón,
lejanos, como los de África o la India. Navarra, Portugal y Granada; este último, musulmán.
Europa estaba cambiando; se anunciaba así la llegada
de un nuevo tiempo, la Edad Moderna, que se carac-
terizaría por la existencia de una «economía mundo ca-
pitalista» y por la progresiva afirmación de la monarquía
frente a la nobleza.
Este cambio profundo fue la base de los descubrimien- La existencia de estos
tos geográficos que se llevaron a cabo. Por un lado, los reinos, diferentes en
comerciantes buscaban nuevos mercados; por otro, los
Estados en expansión necesitaban nuevos territorios que
dimensión, número de
confirmaran su poder, así como metales preciosos que habitantes, densidad de
costearan los crecientes gastos de la Administración es-
población, instituciones
tatal. A esto hay que sumar los avances técnicos que
permitieron navegar con mayor seguridad, gracias a nue- y hasta costumbres,
vas embarcaciones. contrasta con el proceso
de expansión que el
mundo occidental vivía
en el siglo XV.
La rivalidad
con Portugal
La elección matrimonial de Isabel por Fernando de Ara-
gón, y no por Alfonso V de Portugal, cerró la posibilidad Astrolabio.
de una alianza entre los dos reinos más poderosos de la Muchos
Península Ibérica. Además, explica el apoyo incondicio- instrumentos de
navegación fueron
nal que los portugueses ofrecieron a Juana en su lucha concebidos o
con Isabel por la sucesión de la Monarquía castellana. desarrollados en
La muerte de Enrique IV en 1474 dio pie a una larga y la corte de
Enrique el
dura guerra civil que se prolongó hasta 1479. Juana de- Navegante.
fendía su condición de hija legítima del rey y, por tanto,
su derecho a ser reina de Castilla. Isabel, hermana del
rey, sostenía que Juana no era hija de Enrique IV, sino
de don Beltrán de la Cueva –por eso la llamaban La
Beltraneja–, lo que justificaba su derecho al trono.
La alianza entre Castilla y Aragón puso en alerta a Por- Imagen del Tratado
de Tordesillas. Abajo,
tugal, que, con tan sólo un millón de habitantes frente a retrato de Enrique el
los casi nueve que habían sumado los otros dos reinos Navegante, fundador
peninsulares, se proponía defender su posición de gran de Sagres, «Ciudad del
Infante». A la izquierda,
potencia comercial y marítima. Hacia mediados del si- Torre de Belém.
glo  XV la economía portuguesa estaba en expansión,
centrada sobre todo en las materias primas africanas,
y las redes de sus comerciantes llegaban hasta el norte
de Europa.
El Papa tuvo que actuar en varias ocasiones de me-
diador entre ambas potencias. Como había venido
ocurriendo durante toda la Edad Media, el beneplácito
de la Iglesia confería legitimidad a las empresas con-
quistadoras de los príncipes cris-
tianos europeos, quienes,

Enrique
el Navegante
fundó Sagres
(Portugal),
la llamada
«Ciudad del
Infante»
Los Reyes Católicos y el origen de un gran imperio 35

Tegueste
Anaga
a cambio de territorios, se compro-
metían a extender la fe cristiana. LOS GUANCHES Daute Icod
Tacoronte

Taoro
La preferencia del Papa por Por-
tugal dio vía libre a este reino para Pastos r
ales Güima
explorar y explotar comercialmente El término «guanche» se tecnológico era muy limitado: Comun
las islas situadas entre las Canarias y aplicó a todos los habitantes además de no conocer las Adeje
Guinea. A pesar de ello, no cesaron originarios del archipiélago técnicas de extracción de
Abona
las presiones castellanas sobre es- de las Canarias aunque, en metales, la artesanía era muy
tos territorios, ricos en oro, cera, añil un sentido estrictamente básica y sólo practicaban la
y cueros. La presencia española en etimológico, designa sólo pesca de orilla.
las Canarias y la posibilidad de dis- a los habitantes prehispá- Las cuevas naturales, tan Plano de los reinos
de guanches en Tene-
putar a Portugal algunos territorios nicos de la isla de Tenerife: numerosas en las islas del
rife durante la conquista
eran de suma importancia para la guanchinet, es decir, hombre archipiélago, eran utilizadas castellana.
Corona hispánica, puesto que, an- (guan) de Tenerife (chinet). como vivienda. Tan sólo en
tes del descubrimiento de América, Dado que no conocían la Gran Canaria hay muestras
la zona natural de expansión caste- navegación, las islas del ar- del uso de regadío y de la y 40.000 en Gran Canaria.
llana era África. chipiélago formaban mundos construcción de pequeñas La colonización, completada
El 4 de septiembre de 1479 se aparte. Cada isla tenía una casas de piedra. a finales de siglo, supuso un
firmó el Tratado de Alcaçobas, por religión y una organización La estructura social era duro golpe para la población;
el que se establecía que Guinea, social distintas, aunque todos matriarcal y los matrimo- gran parte murió a causa
todas las islas y el mar adyacente, ellos estaban relaciona- nios monogámicos. Las de la guerra y las nuevas
salvo las Canarias, correspondían dos culturalmente con los sacerdotisas se encargaban enfermedades llevadas por
a Portugal. El documento marcaba bereberes del norte de África, del culto a las divinidades del los europeos, muchos otros
una línea horizontal por encima de desde donde habrían llegado bien y del mal. De acuerdo fueron esclavizados. La
las islas Canarias que dejaba para a las Canarias hacia el con la creencia en espíritus escasa población aborigen
los españoles todos los territorios siglo III a. C. ancestrales, los muertos eran que quedaba en la isla a
por descubrir al norte de la misma, Asentados en el Neolítico momificados, envueltos en comienzos del siglo XVI se fue
mientras que los portugueses eran –conocían la agricultura y pieles y enterrados. poco a poco asimilando con
libres de actuar hacia el sur. la ganadería–, los guanches Se calcula que a la llegada los conquistadores hasta la
Los portugueses no llegaron a la se dedicaban sobre todo de los castellanos había unos completa desaparición de la
India hasta 1498, después de que al pastoreo. Su desarrollo 35.000 guanches en Tenerife cultura guanche.
Vasco de Gama bordeara el cabo
de Buena Esperanza. Sin embargo,
este proyecto había madurado ya
en la corte de Enrique el Navegante
(1394-1460), infante de Portugal. Su
vocación científica y marinera con-
venció al rey Juan I de la importan-
cia de conocer y explotar las costas
africanas. En 1414 se organizó una
primera campaña de conquista que
implantó el dominio portugués so-
bre Ceuta. Dos años más tarde co-
menzó la edificación de la llamada
«Ciudad del Infante», Sagres, al sur

Conquista de la isla de Tenerife (1494). Mural de la matanza de Acentejo (en la


comarca homónima), Tenerife.
Detalle del mapa de
África elaborado por
el grabador flamenco
Joost de Hondt en
1610 (Historia 16).

LA CONQUISTA DE LAS ISLAS CANARIAS


Antes de la conquista castellana, las islas Canarias, la muerte de su esposo, Hernán Peraza, asumió La conquista de estas islas por la Corona castellana
habitadas por los guanches, ya habían entrado en el gobierno de La Gomera y, unos años después, se hizo efectiva entre 1478 y 1496, tras la ocu-
contacto con los europeos. Durante la Edad Media, se encargaría de abastecer a la flota de Cristóbal pación de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, con
varios comerciantes y viajeros conocieron y repre- Colón camino de América. la tenaz resistencia del pueblo guanche. Castilla
sentaron en sus mapas estas islas. Uno de ellos mostró un gran interés en estos territorios de ultra-
fue Lanceloto Malocello, que llegó a la actual mar, así como en defenderlos frente a la ambición
Lanzarote en 1312 y permaneció allí más de veinte de Portugal. La posesión castellana de las Canarias
años. fue, durante décadas, una especie de garantía de
De 1402 a 1405 los comerciantes normandos Juan sucesivas conquistas en las costas africanas y un
de Bethencourt y Gadifer de la Salle conquistaron elemento desestabilizador para el progresivo poder
Lanzarote, El Hierro y Fuerteventura. Bethencourt marítimo portugués en el Atlántico.
era un rico comerciante de tejidos interesado en La esclavitud permitió el desarrollo económico de las
encontrar nuevos colorantes para su industria. En islas, sobre todo a partir de las extensas plantacio-
las Canarias encontró un producto que lo llevaría nes de azúcar dirigidas al mercado exterior. Durante
a asentarse en el lugar, la orchilla, un liquen que los siglos XVI y XVII, las islas Canarias sirvieron de
genera el color púrpura. enlace fundamental entre la Península y las colonias
Hacia 1450 algunos nobles castellanos ocupa- americanas. En los puertos surgieron poblacio-
ron La Gomera y compraron los dominios y los nes extensas y bien organizadas, encargadas de
derechos de conquista sobre las islas de los abastecer a los barcos en su largo viaje atlántico, y
descendientes de Bethencourt. Los Peraza-Herrera sus habitantes supieron aprovechar la riqueza que
se convertirían así en la primera familia noble suponía el contacto continuo entre culturas diversas,
Ilustración de la crónica Le Canarien (sobre la
castellana asentada en las Canarias. Entre ellos conquista de las islas Canarias por los norman-
hecho que se vio reflejado en numerosos aspectos,
destacó Beatriz de Bobadilla, que en 1488, tras dos). Museo Británico, Londres. como la gastronomía, las fiestas o la arquitectura.
Los Reyes Católicos y el origen de un gran imperio 37

del reino, cerca del cabo de San Vicente. En Sagres


trabajaban conjuntamente marineros, comerciantes, fa-
bricantes de barcos, cartógrafos, astrónomos y otros
científicos, animados por la idea de expandir el mundo
conocido y sacar provecho de los nuevos territorios. En
1434 se dio un paso importante: Gil Eanes, navegante
y explorador formado en Sagres, logró pasar el cabo de
Bojador, al sur de las islas Canarias, que hasta enton-
ces había supuesto el límite entre el mundo conocido y
un mundo fantástico, ocupado por monstruos y seres
imaginarios que, con frecuencia, habían tomado forma
en los bestiarios medievales.
Escudo de Portugal de 1485 a 1495. Gracias a don Enrique, la presencia lusa llegó a Ma-
deira, Azores, Cabo Verde, Senegal, Gambia, etc. En
estos territorios los portugueses no establecían colo-
nias o asentamientos definitivos, con una estructura
urbana definida y grandes edificios institucionales, sino
pequeños enclaves comerciales gestionados por po-
cos, pero despiertos y ávidos comerciantes.
El descubrimiento de América reabrió las disputas
entre las dos grandes monarquías ibéricas. La escala
en Canarias hacía que fuera necesario desplazarse pri-
mero hacia el sur y después virar hacia el oeste, para
evitar los vientos en contra. Con este argumento, el rey
de Portugal sostuvo sus derechos en las conquistas
futuras. En esta ocasión, Alejandro VI, el nuevo Papa
investido en 1492, natural de Játiva (Valencia), se puso
del lado de los monarcas españoles. En dos bulas su-
cesivas confirmó que los portugueses podían seguir
conquistando los territorios atlánticos al este de la línea
imaginaria vertical trazada a 100 leguas de Cabo Verde,
y el oeste quedaría en manos de la monarquía católica.
La Monarquía portuguesa avanzó de nuevo en sus
posiciones al conseguir, gracias al Tratado de Tordesi-
llas de 1494, que la línea imaginaria avanzara 270 le-
guas más hacia el oeste; desde entonces, los territorios
comprendidos entre Cabo Verde y esta línea serían para
Portugal. Sin saberlo –en 1494 no existía todavía la cer-
teza de haber llegado a un nuevo continente–, el mo-
narca portugués acababa de asegurar para su corona
los grandes beneficios que se derivarían de la conquista
y colonización de Brasil.

Juan II, rey de Portugal entre 1455 y 1495.


Las bases de un
imperio europeo
A finales de la Edad Media, la Corona de Aragón sentó
las bases del posterior Imperio hispánico en Europa.
Castilla se había concentrado en el interior, en la con-
quista del reino de Granada. Sin embargo, Aragón, es-
pecialmente Cataluña, llevaba siglos de expansión por
el Mediterráneo. Dentro de la Corona aragonesa, Cata-
luña había sido el espacio más inclinado a la expansión
comercial y territorial, así que durante los siglos XIII y XIV,
los cónsules y comerciantes catalanes habían hecho
negocios y establecido redes comerciales en los puer-
tos más importantes de la época: Génova, Alejandría,
Nápoles, Pisa, etc.
En este proyecto, la adquisición de las islas Baleares
era fundamental. En ellas, la dinastía musulmana de los
Omeya fortificaba sus posiciones. Por ello la conquista
cristiana era tan importante para una potencia que pre-
tendía controlar el comercio mediterráneo. Puesta a
elegir, Aragón prefería la competencia de las pequeñas
y prósperas repúblicas italianas antes que la incontro-
lable y tenaz piratería musulmana. Tras la conquista de
Mallorca por Jaime I el conquistador en 1229, se pro-
cedió a la expulsión o esclavización de gran parte de Retablo de San Jorge, de Pere Nisard, Museo de la
los habitantes musulmanes y a la repoblación de estas Catedral de Palma de Mallorca.

CORONA Londres

DE ARAGÓN París

Expansión territorial.
Venecia
Bolonia
Génova
Avignon Savona
Montpellier
Niza
Marsella
Pisa MAR
Expansión Arlés Florencia
comercial por el Roma
Ragusa
Adrianópolis
NEGRO
Mediterráneo. ZARAGOZA Barcelona
Gaeta Nápoles Constantinopla
Otranto
Valencia Palma Cagliari
Lisboa
Palermo Mesina
Sevilla Catania
Almería Chios
Málaga
Siracusa
Túnez
Bugia Famagusta
Malta
MAR
MEDITERRÁNEO Damasco

Trípoli

Alejandría
Los Reyes Católicos y el origen de un gran imperio 39

tierras con catalanes, procedentes en su mayor parte


del Rosellón. Aun así, el gobierno de las islas no fue
firme hasta mediados del siglo XIV, con el rey Pedro IV el
Ceremonioso. El resto fueron conquistadas y ocupadas
de forma similar: Ibiza y Formentera pasaron a manos
cristianas en 1235, mientras que Menorca mantuvo un
gobierno musulmán durante más tiempo, al aceptar la
Corona aragonesa su petición de vasallazgo; su inde-
pendencia relativa se mantuvo hasta 1287, cuando Al-
fonso II conquistó Mahón y obligo a sus gobernantes a
capitular.
Sicilia, otra de las grandes islas mediterráneas, pasó
a formar parte de la Corona de Aragón bajo el reinado
de Jaime II. Con la decadencia romana, esta isla pasó
de la dominación bizantina (siglos VI-IX) a la musulmana
(siglos IX-XI). La presencia normanda y francesa también
se hizo notar en el siglo XII; la dinastía francesa de los
Anjou se apoderó de Sicilia en 1268. El descontento
popular, que se hizo patente en la insurrección de 1282,
facilitó el asentamiento de la Corona de Aragón entre
1302 y 1372.
También durante el reinado de Jaime II se hizo efec-
tivo el dominio de Cerdeña, desde que fuera arrebatada
a la república de Pisa en 1323. Antes de esta fecha, la
isla, pobre en recursos materiales y escasamente po-
blada, había sido escenario de las luchas por el poder
territorial y marítimo entre Pisa y Génova. La presencia
musulmana había desaparecido a comienzos del siglo XI.
En 1443, Alfonso V, llamado El Magnífico, conquistó
Juan II de Aragón, el Grande (1398-1479), fue duque de Peña-
fiel, rey de Navarra y rey de Aragón, de Cerdeña y de Sicilia. el reino de Nápoles, que, como Sicilia, pertenecía a la
dinastía francesa de los Anjou. Con esta conquista, la
Corona de Aragón sumaba a su imperio la mitad me-
ridional de la Península Itálica y se asentaba en una de
sus ciudades más prósperas, el puerto de Nápoles.
Durante el proceso de expansión territorial por el
Mediterráneo, la Monarquía aragonesa
actuó con gran respeto hacia la
iniciativa privada, esto es, ha-
cia las compañías marítimas,
Sicilia, por
llamadas Magnas Societas sus cereales,
Cathalanorum, que organi-
era considerada
zaban y hacían posible la
conquista. En 1380, por por los romanos
El gran capitán recorriendo el campo de batalla de Ceriñola, de
ejemplo, encargó a una de el «granero» de
Madrazo. estas compañías la con-
su imperio
personaje
A su sensibilidad
se suman episodios
de crueldad: en una
disputa le cortó la
Jaime I lengua al obispo
de Gerona.
el Conquistador

Jaime I de Aragón, llamado el Conquistador por Llibre del Consolat de Mar), por el apoyo que ofreció a
haber unido a su corona los reinos musulmanes de las Cortes y a las instituciones municipales y por la im-
Mallorca y Valencia, nació en Montpellier en 1208. posición de la monarquía frente a la nobleza aragonesa.
Hijo de María de Montpellier y Pedro el Católico, sufrió Además, Jaime el Conquistador narró sus proezas y
durante su infancia las desavenencias de sus padres. hasta detalles de su vida personal en la primera gran
Se dice que fue concebido sólo por la insistencia y crónica de la literatura catalana, el Llibre dels feits.
las intrigas de la corte, que esperaba la llegada de Murió en Alcira (Valencia) en 1276, a los sesenta
un sucesor del rey, y quizás por esto pasó la infancia y tres años y después de haber concebido nueve
alejado de su padre. Cinco años después de la hijos con la reina Violante de Hungría, y otros más
muerte de sus progenitores, fue declarado mayor fruto de relaciones no oficiales posteriores a la
de edad por las Cortes y, con ello, rey de Aragón, muerte de la reina. Repartió sus territorios entre sus
conde de Barcelona y señor de Montpellier. dos hijos mayores: Pedro recibió Aragón, Cataluña
A pesar de ser conocido por las conquistas de y Valencia, y Jaime, las islas Baleares, el Rosellón
Mallorca y Valencia, su reinado también se carac- y Montpellier. A sus hijos bastardos les concedió
terizó por el impulso que dio al comercio catalán baronías que dieron lugar a algunas de las casas
(entre otras cosas, encargó la redacción del nobiliarias más importantes de Aragón y Valencia.

quista de Atenas y Neopatria, en la península griega, donde se fundarían


ducados dependientes de la Corona de Aragón.
Otra muestra del espíritu comercial y marítimo de la Corona de Aragón fue
la publicación en Barcelona del Llibre del Consolat de Mar, un código que re-
copilaba leyes y costumbres marítimas de distinta procedencia y que estuvo
vigente en todo el Mediterráneo hasta 1681, cuando se publicó en Francia
l’Ordonnance de la Marine.
Más que de un imperio, se trataba de una «federación» de territorios. El
principio de respeto a las instituciones locales no sólo se aplicaba en los
territorios de la Corona de Aragón en la Península Ibérica, sino también en
los lugares conquistados. Y para hacer respetar estos usos, pero sobre todo
para transmitir las órdenes reales y ejercer el gobierno, se creó la figura del
virrey, el representante directo del monarca y un cargo de la Administración
que después sería crucial en América.

Edición de 1914 del Llibre del Consolat de


Mar, editado por Ernest Moliné y Brasés.
Los Reyes Católicos y el origen de un gran imperio 41

NÁPOLES EN TIEMPOS DE
FERNANDO II DE ARAGÓN
La conquista del reino de Nápoles por y Cerdeña, y su hermano Juan, que
la Corona de Aragón en 1443 supuso se haría cargo de Aragón, Valencia y
una gran transformación de la ciudad Cataluña (incluidas las islas Baleares).
portuaria. Alfonso V de Aragón pasó Durante el reinado de Fernando I,
a llamarse Alfonso I de Nápoles y Nápoles creció desde el punto de vista
se convirtió en un gran mecenas de social y cultural. Al igual que su padre,
las artes. Como muchos monarcas Fernando promovió las artes y fue
de la época renacentista, Alfonso El considerado uno de los monarcas más
Magnánimo atrajo a su corte a artistas activos del Renacimiento.
y pensadores. Sin embargo, su administración se
También fueron importantes sus refor- caracterizó por las recurrentes dis-
mas económicas: impulsó la industria putas con la aristocracia feudal. Los
de la lana e introdujo la industria de la barones feudales, en ausencia de una
seda. Bajo su gobierno, la riqueza de fuerte burguesía y de una tradición de NÁPOLES
Nápoles se vio reflejada en el continuo gobierno municipal, dominaban el sur
aumento de la población, que llegó a de Italia. Cuando Fernando quiso re-
superar los 100.000 habitantes, una formar el sistema judicial y tributario
cifra muy elevada para la época. en 1485, poniendo fin a los privilegios
Empeñado en consolidar y expandir fiscales de la nobleza, el reino estuvo
su poder en la Península Itálica, para a punto de hundirse en una guerra
frenar el de Génova y Milán, Alfonso civil similar a la que había sacudido a
decidió residir de forma permanente Cataluña dos décadas antes. Con su
en Nápoles. Esta decisión tuvo impor- muerte, en 1494, se cerró el periodo
tantes consecuencias en Barcelona, de auge de la dinastía aragonesa;
donde la poderosa Generalitat, que el reino de Nápoles, al igual que el
Reino de Nápoles.
en un principio era una institución resto de Italia, formaba parte de un
Territorios dominados entre 1408 y 1414.
encargada de recaudar los tributos mosaico de entidades políticas débi- Territorios dominados entre 1441-1458 y
concedidos por las Cortes a la Monar- les y en conflicto entre ellas. Dichos 1735-1802.
Territorios dominados entre 1557 y 1800.
quía, fue haciéndose cargo de muchas conflictos se mantendrían hasta el
más tareas de gobierno, a expensas final de la presencia española en
del virrey nombrado por Alfonso. Ade- Italia, en 1713.
más, el cambio de residencia influyó
en la sucesión dinástica, ya que, a la
muerte de Alfonso I en 1458, la
Corona de Aragón se dividió entre
su hijo Fernando, que heredaría el
reino de Nápoles, incluyendo Sicilia

Arco triunfal de Alfonso de Aragón en


Castel Nuovo (Nápoles).
La conquista además, la población no estaba obligada a pagar nue-
vos tributos a las autoridades cristianas. En general,
La situación en Granada no cambió hasta que el car-
denal Cisneros se hizo cargo de los asuntos religiosos
los musulmanes andaluces de Castilla conservaron los en Castilla. Fue entonces, en 1499, cuando se radicalizó
de Granada mismos derechos que los valencianos en la Corona de
Aragón. Sin embargo, los Reyes Católicos hicieron todo
el discurso cristiano sobre la conversión de los musul-
manes. A partir de ese momento se vieron obligados a
lo posible por delimitar la frontera entre Castilla y el norte convertirse o a emigrar. En 1502 se proclamó una prag-
Mientras Aragón frenaba su proceso de expansión de África, construyendo numerosas torres de vigilancia mática que ordenaba la expulsión de todos los «mo-
mediterránea, Castilla se preparaba para ampliar su en las costas andaluzas, y por alejar de su territorio a las ros» adultos no convertidos, y, seis años después, se
territorio hacia el sur y ocupar el último reino musulmán élites musulmanas. En 1493, Boabdil y gran parte de prohibían también su vestimenta y sus costumbres. Se
en la Península Ibérica: Granada. Bajo su jurisdicción las autoridades del reino nazarí abandonaron Castilla y calcula que, de un millón de musulmanes, abandonaron
vivían alrededor de un millón de personas, que se de- se refugiaron en el norte de África. las tierras de la Corona más de 300.000.
dicaban sobre todo a la agricultura y a la industria y
comercialización de la seda.
El afán conquistador de Isabel y Fernando quedó de
manifiesto en 1480, cuando solicitaron al papa Sixto IV
indulgencias para hacerse con los territorios musul-
manes. Optaron por practicar la razia, una estrategia
propia de su adversario que consistía en una incursión
por sorpresa con el objetivo de destruir y saquear una
población determinada. Junto a esta y otras técnicas
bélicas, que los cristianos aplicarían años más tarde en
el Nuevo Mundo, la Corona decidió utilizar en su pro-
pio beneficio las disputas entre las élites musulmanas.
Así, Fernando de Aragón firmó un pacto con Abbú
abd-Alah, llamado por los cristianos Boabdil e hijo del
hermano del emir Abdul Hassan. Gracias a esta doble
estrategia, los cristianos conquistaron enclaves musul-
manes tan importantes como Ronda o Loja entre 1484
y 1486.
La conquista de Málaga, Baza, Vera y Mojácar acen-
tuaba la presión sobre la ciudad de Granada. Sin
embargo, la muerte del rey Abdul Hassan
y la llegada de Boabdil al trono no
facilitaron la toma de la ciudad.
La rendición pactada de la
misma se produjo el 2 de
enero de 1492, en térmi-
nos bastante favorables
para los musulmanes:
conservaban sus autori-
dades locales, así como
sus armas y propiedades, y
se les garantizaba el uso de
sus leyes, sus costumbres, su
vestimenta e incluso su religión;

Vista de la Alhambra de
Granada desde el mirador de
San Nicolás.
Los Reyes Católicos y el origen de un gran imperio 45

El proyecto de ser mucho mayor, como en realidad es, de lo que


Colón había calculado. Esto, junto con las exageradas
compensaciones que Colón solicitaba, puede explicar
colombino el rechazo del que, por aquel entonces, era el país pun-
Un nocturlabio es un
tero en descubrimientos geográficos.
instrumento de navega-
Ante la negativa, en 1485 Colón decidió trasladarse ción. Se utilizaba para
Hacia 1486, un tenaz marino, probablemente de ori- a Castilla con su hijo Diego. Su primer contacto con determinar el tiempo en
función de la posición de
gen genovés, buscaba los contactos necesarios para el reino fue a través de los frailes del monasterio de La
una determinada estrella
entrevistarse con los reyes Isabel y Fernando. Unos Rábida, en Huelva, entre los que destacaba el astró- en el cielo nocturno.
años antes había presentado esta misma empresa al logo Antonio de Marchena. Gracias a él, en 1486 Colón
rey de Portugal, Juan II. consiguió concertar dos entrevistas con los monarcas,
Colón concibió y maduró su proyecto durante su larga la primera en Alcalá de Henares y la segunda en Ma-
estancia en Portugal: entre 1476 y 1485. El matrimonio drid. En ese momento, todos los recursos y los intere-
con una noble portuguesa, Felipa Monis de Perestrello, ses estaban puestos en la conquista de Granada, así
facilitó el ascenso social del marino y una relación más que todo lo que fuera ajeno a esta empresa carecía de
estrecha con personas de la corte. Su suegro, al que atractivo para los soberanos.
no llegó a conocer, había participado directamente en Al año siguiente lo volvió a intentar, pero tampoco ob-
la colonización de las islas portuguesas en el Atlántico tuvo resultados. 1487 y 1488 fueron años muy duros
y guardaba en su biblioteca numerosos documentos a para el Descubridor. Decepcionado y empobrecido, Co-
los que Colón tuvo acceso: mapas, noticias de viajeros lón decidió actuar en varios frentes y utilizar la rivalidad
y restos devueltos por el mar que podían hacer referen- entre los reyes europeos para conseguir financiación.
cia a una fauna y flora muy diferentes a la europea. Así, a finales de 1488, envió a su hermano Bartolomé
Ilustración sobre el uso de la
Durante estos años Colón amplió sus conocimientos a Francia e Inglaterra para presentar el proyecto a sus ballestilla, tomada de Navegación
marítimos gracias a su trabajo como comerciante en respectivos monarcas. Paralelamente, se encargó de Práctica de John Sellers (1672).
La ballestilla era utilizada para me-
lo que algunos historiadores han llamado el «Medite- conseguir una nueva entrevista con el rey de Portugal, y
dir la altura del sol y otros astros
rráneo Atlántico»: las islas y costas del Atlántico cer- utilizó la carta en la que este le invitaba a Lisboa en una sobre el horizonte, con el fin de
canas a la costa ibérica y a África. Realizó numerosos nueva entrevista con Isabel y Fernando. utilizar la información así obtenida
en la navegación náutica.
viajes comerciales a los territorios portugueses en dicho La capacidad de Colón para conseguir apoyos cul-
océano, a Inglaterra e Irlanda, e incluso se piensa que minó con un nuevo contacto que resultó ser fundamen-
pudo llegar a Islandia y conocer las leyendas vikingas tal. Probablemente de vuelta a Portugal, paró en La
que hablaban de la existencia de tierra firme al oeste del Rábida. Allí conoció a fray Juan Pérez, antiguo confesor
mundo conocido. Su proyecto también creció gracias a de la reina, y este decidió escribir a Isabel para facilitar
la influencia de su hermano Bartolomé, una nueva entrevista con el marino. La reina aceptó y
«Es que residía con él en Portugal y estableció que el lugar del encuentro sería Santa Fe, en
trabajaba en la elaboración de la Vega de Granada. Allí, Colón se reencontró con anti- Rosa de los vien-
Nuestra mapas e instrumentos de guos valedores y con Luis de Santángel, quien decidió
tos de una brújula de
navegación. En Europa,
merced y navegación. apoyarlo firmemente frente a la reina. la brújula, o compás
Las sucesivas entrevis- El 17 de abril de 1492, después de que en enero los magnético, es oficial-
voluntad que seáis tas con el rey portugués monarcas tomaran la ciudad de Granada, el Descubri-
mente conocida desde el
Renacimiento. Al principio
nuestro Almirante y no terminaron de con- dor puso fin a su larga y persistente lucha: firmó las Ca- se creyó que obraba por
brujería, de ahí su nombre
Virrey vencer al monarca, cu- pitulaciones de Santa Fe, en las que se aceptaban sus
más común, que es un
yos consejeros identifi- ambiciosas peticiones y se ordenaban las disposiciones diminutivo de bruja.
y Gobernador» caron el principal error necesarias para armar la flota camino a las Indias por el
del proyecto: la circunfe- oeste. Colón se convertía así en almirante de todas las
Isabel la Católica rencia de la Tierra debía islas y tierras que descubriera. Con ello, conseguía el
Estatua de Cristóbal
Colón en Madrid.
46 España como Imperio

título más alto de la nobleza y legaba a sus hijos dicho


cargo. Además, sería el virrey y gobernador general de
los nuevos territorios, y contaría con la décima parte de
las riquezas encontradas.
Las concesiones realizadas en las Capitulaciones de
Santa Fe y la escasa aportación económica de los mo-
narcas –la mayor parte de los gastos de la expedición
fueron cubiertos por Luis de Santángel, por banqueros
y prestamistas, así como por el propio Colón–, hacen
pensar que estos dudaban seriamente del éxito de la
empresa; si estuvieron dispuestos a conceder títulos y
prerrogativas, contra los que estaban luchando firme-
mente en la Península Ibérica, era porque nunca creye-
ron que conseguiría su objetivo.

LAS LECTURAS DE COLÓN


La esfericidad de la Tierra no era, a finales tres, glosadas al margen por el mismo
del siglo XV, una idea extraña entre los cien- Colón:
tíficos de la época. Numerosas obras de la Il Milione, el conocido diario de Marco
Antigüedad clásica, como las de Aristóteles, Polo, donde se explicaban las fabulosas
Ptolomeo y Plinio, hacían referencia a este riquezas que había en Oriente.
hecho. El filósofo y escritor latino Séneca, Historia rerum ubique gestarum, de Eneas
por ejemplo, escribió en Medea: «Llegará el Silvius Piccolomini, publicado en Venecia
momento en que las cadenas del Océano en 1477.
caigan a un lado y un vasto continente sea Imago Mundi, de Petrus Alliacus, publicado
revelado, en que un piloto descubra nuevos en Lovaina entre 1480 y 1483.
mundos y Tule deje de ser el último extremo Muchos expertos en la figura colombina
de la Tierra». Ideas como esta sirvieron de sostienen que no fueron lecturas previas al
base para las teorías de algunos científicos Descubrimiento, sino posteriores, y que se
renacentistas. El florentino Paolo del Pozzo hicieron con la intención de justificar ante los
Toscanelli, médico, astrónomo y geógrafo co- monarcas la convicción de Colón de haber
nocido en la corte portuguesa, sostenía que llegado a las Indias.
era posible llegar a China por el oeste. Todas
estas hipótesis aparecen en los numerosos
Página del libro Los viajes de Marco Polo, conocido también como
volúmenes que conforman la Biblioteca Co- El libro de las maravillas o El libro del Millón (Il Milione). Abajo, carta
lombina de Sevilla. Entre las obras destacan autógrafa de Cristóbal Colón.
El descubrimiento de América
Por orden real, y con el temor de sus habitantes por lo drigo de Triana gritó su célebre «¡Tierra!»; habían llegado
extraño de la empresa, Palos de la Frontera se movilizó a una pequeña isla de las Bahamas, a la que llamaron
para abastecer de hombres y enseres a las dos carabe- San Salvador. Los días siguientes descubrieron otras is-
las y la nao que debían partir hacia las Indias. No con- las del mismo archipiélago, a las que pusieron nombres
tamos con las cifras exactas de tripulantes, aunque los tan significativos como Santa María de la Concepción,
historiadores estiman que fueron entre 90 y 120 hom- La Fernandina, Isabela, Juana (la actual Cuba) y La Es-
bres, la mayoría andaluces y naturales de Palos de la pañola (Haití).
Frontera. El contacto con los primeros indígenas fue respetuoso,
El viaje comenzó el 3 de agosto de 1492, pero un fallo aunque los europeos buscaban en cada encuentro se-
en el timón de La Pinta motivó que tuvieran que dete- ñales de la existencia de riquezas que confirmaran que
nerse más de un mes en Canarias. Volvieron a partir el 6 el viaje había merecido la pena. Cuando comenzaban
de septiembre desde La Gomera. El 12 de octubre Ro- los preparativos para regresar a España, el mismo día

Mapamundi de Ortelius, primera edición del Theatrum Orbis Terrarum (1570), que incluye América.
48 España como Imperio

de Navidad, La Santa María encalló y Colón tuvo que


ordenar el levantamiento de un fuerte, el Fuerte Navidad
de la isla La Española, que alojaría a los 40 hombres
que, por exceso de peso, no podían viajar en La Pinta
y La Niña.
El 16 de enero de 1493 las dos carabelas partían de
regreso a Palos. Según señala Colón en su Diario, el
viaje de regreso fue más duro que el de ida. Después de
hacer una escala en Lisboa y entrevistarse con Juan II
de Portugal, que pretendía subsanar su profundo error,
la tripulación entró en Palos el 15 de marzo. La buena
noticia se extendió por toda Castilla hasta llegar a Bar-
celona, donde se encontraban los Reyes Católicos.
El segundo viaje contó con mucho más apoyo. Se
recurrió a numerosos préstamos para armar 17 bu-
ques (14 carabelas y 3 naos), en los que viajaban unos
1.200 hombres, así como animales de labranza y semi-
llas. Asimismo, la presencia de la Iglesia se hizo notar
en este segundo viaje –en la tripulación del primero no
había ningún religioso– con una pequeña compañía re-
ligiosa dirigida por el abad de Montserrat. La flota par-
tió el 25 de septiembre de 1493 escoltada durante un
largo trayecto por barcos de guerra, en previsión de un
ataque portugués.
Al llegar a La Española el 22 de noviembre, compro-
baron que el Fuerte Navidad había sido arrasado y no
quedaban supervivientes. El acontecimiento puso en
alerta a Colón, que desde entonces ordenó el levan-
tamiento de nuevos fuertes para resistir los ataques de
los que habían dejado de ser indios inofensivos.
Las dificultades de la conquista y la colonización se
vieron confirmadas cuando las semillas europeas no
germinaron en un clima tan diferente como era el cari-
beño. Además, los problemas cotidianos alteraban los
ánimos de los europeos y enfrentaban a sus prin-
cipales jefes. Ante la expectativa de riquezas
Colón impensables en Europa, Colón tenía serias
nunca dificultades para mantener su autoridad;
imaginó haber muchas de sus decisiones iban enca-
minadas a defender la premisa de que
descubierto un las nuevas tierras y riquezas eran para
nuevo continente; la Corona (y una parte para él mismo)
y no para el enriquecimiento personal
insistía en haber
de los soldados. Al descontento de los
llegado a europeos se sumó el de los indígenas.
Desembarco de Colón en América. Óleo sobre lienzo de Eduardo Asia
Llorens Masdeu (1880). Museo Marítimo de Barcelona.
Los Reyes Católicos y el origen de un gran imperio 49

La sublevación en La Española terminó con la muerte Al regresar a La Española comprobó lo difícil que se-
de muchos de ellos y con la esclavización de 500 per- ría mantener la autoridad en el Nuevo Mundo: los mo-
sonas, que fueron enviadas a Europa. Esta decisión de tines eran frecuentes y era cada vez más usual que
Colón sirvió de justificación perfecta a los monarcas los soldados adquiriesen tierras para sí mismos e in-
para limitar los poderes que le habían concedido. Como dígenas para trabajarlas, adelantando lo que termina-
hasta entonces habían sido más los recursos emplea- ría llamándose «encomienda de indios». La solicitud
dos que los beneficios obtenidos en las dos expedicio- de un juez por parte de Colón coincidió exactamente
nes, decidieron abrir la ruta a nuevos marinos y comer- con el deseo de los monarcas.
ciantes, rompiendo con ello el compromiso alcanzado Así, en el verano de 1500 Francisco de
con Colón en las Capitulaciones de Santa Fe. Bobadilla, comendador de Calatrava, llegó
La pérdida de confianza en la corte precipitó el regreso a La Española para imponer el orden.
de Colón de su segundo viaje, en 1496. En La Española Sus primeras decisiones sorprendieron
fue sustituido en sus funciones por su hermano Barto- y perjudicaron directamente a los Co-
lomé. Al llegar a España, Colón acudió a una entrevista lón, que fueron apresados (les impu-
con los Reyes Católicos en Burgos, vestido con el há- sieron grilletes) y enviados a España.
bito franciscano y acompañado de un grupo de indíge- Los Reyes Católicos desaprobaron
nas ataviados con vistosas plumas de aves. Su objetivo las estrictas medidas de Bobadilla y
era obtener el beneplácito de los monarcas, con la es- ordenaron su sustitución por Nicolás
peranza de que la religiosidad de estos pesara más que de Ovando, pero no repusieron a Co-
la inquietud por la escasez de oro en las nuevas tierras. lón en su cargo. Es más, aprovecharon la
En apariencia, la puesta en escena tuvo el efecto de- disputa y la confusión para retirar definitiva-
seado, porque el 23 de abril de 1497 Colón salió en un mente las concesiones que le habían otorgado.
tercer viaje con el objetivo de llegar a tierra firme. En los La imposibilidad de contradecir las decisiones
ocho barcos que componían la expedición viajaban de- reales y su mala salud indujeron al marino a
lincuentes que, por no haber cometido delitos graves, abandonar la idea de regresar a las Indias y
habían obtenido el perdón real y el permiso de viajar. ocupar parte de su tiempo en la escritura de

A la izquierda, la firma de Colón como «Xpo Ferens»; a la


derecha, su firma como «Al Almirante».

Portulano de 1544, de Battista Agnese (Historia 16). Las cartas


El escudo concedido por
portuláneas, también conocidas como portulanos, son mapas
los reyes fue modificado
que hicieron posible el uso de la brújula. Aparecieron en el
pronto por los Colón, si bien
siglo XIII y continuaron elaborándose a lo largo de varias centurias,
estas modificaciones fueron
incluso muy avanzada la Edad Moderna, aunque principalmente
realizadas motu proprio.
son productos típicos de los siglos XIV y XV.
50 Espana como lmperio Los Reyes Catôlicos y el origen de un gran imperia 51

TERRANOVA
Cristôbal Colôn realizô un total de cuatro viajes a lo
que hoy se conoce como América.
NUEVA ESCOCIA
OCÉANO ATLANTICO
AM ÉRICA Primer viaje
DEL NORTE ISLAS AZORES
Zarpô del puerto de Palos el 3 de agosto
de î 492 y, pasando por las islas Canari as,
donde permaneciô desde el 9 de agosto
hasta el 6 de septiembre, llegô a las
Bahamas el î 2 de octubre y, después, a
las islas de La Espanola y Cuba. Volviô de
La Espanola el 4 de enero, llegô a Lisboa
el 4 de marzo, y a Palos, el î 5 de marzo
de î493.
MADEIRA
Segundo viaje
FLORIDA Partiô de Cadiz el 25 de septiembre de
î 493. El î 3 de octubre saliô de El Hierro, y
BAHAMAS llegô a Guadalupe el 4 de noviembre, desde
donde explorô Puerto Rico y Jamaica.
Regresô a Cadiz el î î de junio de î 496.
Ha ban a

Tercer viaje
YU CATAN Zarpô el 30 de mayo de î 498 desde
Sanlûcar de Barrameda, e hizo escala

GABO
AFRICA en Cabo Verde, de donde partiô el 4 de
julio para llegar, el 3î de ese mes, a la isla
VERDE Trinidad y explorar la costa de Venezuela.

AM ÉRICA El 27 de agosto llegô Francisco de Bo-


badilla, quien, con poderes de los reyes,

CENTRAL Coro
encarcelô en un barca a los tres hermanos
Colôn el î 5 de septiembre y los enviô
• encadenados a la Penînsula a mediados
• Maracaibo • de octubre. Llegaron a Cadiz el 25 de
Caracas noviembre de î 500.

Cuarto viaje
Saliô de Cadiz el î î de mayo de î 502

AM ÉRICA y llegô a Santo Domingo el 29 de junio.


El î 7 de julio desembarcô en la actual

ISLAS GAlAPAGOS
DEL SUR Honduras, y regresô el î î de septiembre
desde Santo Domingo. El 7 de noviembre
desembarcô en Sanlûcar de Barrameda.
52 España como Imperio

la obra El libro de las Profecías. Sin embargo, en 1501, parada en La Española, aunque lo tenían expresamente
los avances portugueses (Cabral había descubierto prohibido. Nicolás de Ovando se negó rotundamente a
Brasil y Vasco de Gama había llegado a la India) lo lle- auxiliar a Colón, y las naves no pudieron llegar a esta
varon a emprender un último viaje, con el objetivo de isla, pero sí lo hicieron muchos de sus tripulantes en ca-
descubrir un paso definitivo hacia Oriente. noas indígenas. Después de resolver los problemas más
Esta travesía, realizada con cuatro carabelas y inmediatos, Colón decidió regresar a España, adonde
140  hombres, fue la más difícil. Tuvieron numerosos llegó el 7 de noviembre de 1504. El descubridor de Amé-
problemas por la corrosión de los barcos a causa de rica murió dos años después en Valladolid, con su pres-
un molusco tropical, lo que hacía inevitable realizar una tigio muy dañado y en una pésima posición económica.

personaje Los hermanos gracias a ello, fueron capaces de enrolar al centenar de

Pinzón
hombres que componían la flota del Descubrimiento.
Martín Alonso, capitán de La Pinta, era experto en navega-
ción oceánica y había recorrido durante muchos años las
insidiosas rutas de las costas atlánticas de África. Vicente,
veinte años menor que su hermano y capitán de La Niña,
Los hermanos Martín Alonso y Vicente Pinzón conocía uno a uno a todos los miembros de la tripulación.
fueron los oficiales que más ayudaron a Colón en la Gracias a su intervención, se pudo evitar el motín de los
preparación del viaje. Como los Niño y los Quinte- marinos en los momentos más difíciles de la travesía. No
ro, eran marineros expertos y respetados no sólo obstante, tras el Descubrimiento, la relación entre Colón
en Palos de la Frontera, sino en todos los puertos y los hermanos Pinzón terminó, cuando el almirante
andaluces. Conocían bien a los marineros de la zona; lanzó contra ellos serias acusaciones de deserción.

En los llamados
«pleitos colombinos»,
en los que se juzgó
la labor de Colón,
los hermanos Pinzón
fueron acusados de
Vicente
avaricia y deslealtad.
Yáñez Pinzón.
Los Reyes Católicos y el origen de un gran imperio 53

LOS BARCOS QUE


CONQUISTARON AMÉRICA

Se suele afirmar que Colón contrario, la carabela era una


La Niña atravesó el At-
llevó a cabo la travesía del embarcación ligera y veloz, lántico capitaneada por
océano con tres carabelas. más adecuada para las rutas Vicente Yáñez Pinzón,
con Juan Niño como
En realidad, la flota que había marítimas de exploración, que
maestre y pilotada por
conseguido reunir en Palos de requerían barcos maniobrables. Sancho Ruiz de Gama.
la Frontera estaba compuesta La imponente vela rectangular
por dos carabelas, La Niña y que dominaba la carraca desde
La Pinta, y una nao, La Santa el mástil central sólo permitía
María. aprovechar al máximo el viento
Los barcos que hicieron de popa, mientras que las velas
posibles los descubrimientos latinas de la carabela, es decir,
geográficos de los siglos XV y XVI triangulares, podían seguir
fueron ideados, y en muchos una ruta con cualquier tipo de
casos también construidos, viento.
por los portugueses. Desde La nao se distinguía de la La Pinta era la más
velera de las tres naves
su corte en Sagres, el infante carabela por su mayor tonelaje. colombinas y, con
Enrique el Navegante había La Santa María pesaba frecuencia, tuvo que
impulsado las investigaciones 120 toneladas, el doble que esperar a las otras dos
durante el histórico viaje,
para desarrollar no sólo una La Niña o La Pinta. Parecida debido también a las
nueva ciencia cartográfica, sino a una carraca por su enorme dotes del capitán Martín
también nuevas tecnologías vela rectangular, la nao, sin Alonso Pinzón.

para la navegación. La carabela embargo, se distinguía de ella


fue la solución perfecta a mu- por su mejor maniobrabilidad
chos de los problemas de peso y por su resistencia en los
y movilidad que afrontaban los temporales y borrascas de alta
marinos de la época. mar. No era casual que la nao La Santa María tenía
Hasta mediados del siglo XV fuera la «joya» de los astilleros 36 metros de eslora
la embarcación más utilizada, del Cantábrico. y tres mástiles. Era el
barco más lento de los
sobre todo por venecianos y tres que componían la
genoveses (los marinos más expedición.
expertos de la época), había
sido la carraca. Esta permitía
largos desplazamientos y podía
transportar grandes cargas,
pero, debido a su considerable
peso y calado, era difícil de
maniobrar y muy lenta. Por el
Retrato de
Carlos V a los
16 años con el
Toisón de oro, de
Bernaert van Orley.
Museo del Louvre,
París.
3
El imperio
universal de
Carlos I

E l siglo XVI fue el siglo de la Reforma y de la Contrarreforma.


Fue el siglo de la ruptura de la unidad cristiana. Y fue el siglo de
los nuevos profetas: Lutero, Calvino, Ignacio de Loyola... Sin em-
bargo, el hombre más importante de Europa en la primera mitad
de este siglo no fue un religioso sino un monarca, el emperador
Carlos V de Habsburgo. Con él, la figura de la monarquía se con-
virtió en un poderoso elemento de unión entre territorios diversos,
gobernados por leyes, lenguas y costumbres dispares. Además, el
emperador hizo que la fe católica se convirtiera en otro poderoso
vínculo de unión en sus dominios, por lo que persiguió con ahínco
no sólo a los musulmanes del vecino Imperio turco, sino también
a la causa protestante, que para Carlos V representaba una im-
perdonable brecha en el sólido edificio de la cristiandad europea.
La herencia de
los Reyes Católicos
El 26 de noviembre de 1504 moría en Medina del jóvenes reyes y Fernando el Católico. Isabel, al nom-
Campo Isabel I de Castilla. El inesperado fallecimiento brar en su testamento a Fernando de Aragón «legítimo
del príncipe Juan en 1497, con tan sólo 19 años, a curador e administrador e gobernador destos reinos e
causa de una tuberculosis, frustró el proyecto de go- señorios», también afirmaba la relevancia política de su
bierno de quien había sido educado para ser rey y marido en los asuntos castellanos. La cada vez más evi-
en el que se habían puesto todas las esperanzas. Un dente enfermedad mental de Juana convertía a Felipe
año después murió Isabel, la primogénita de los Re- de Austria en el único monarca, dispuesto a modificar,
yes Católicos, casada con Manuel de Portugal. La además, la política exterior de la Monarquía castellana,
muerte de esta a causa del parto, y la de su hijo Miguel inclinándose con decisión hacia Francia y no hacia In-
a los dos años de edad, en 1500, abrió de nuevo el glaterra y Portugal, los dos Estados mejor avenidos con
debate en las Cortes sobre la sucesión. Juana, la ter- los de Castilla y Aragón.
cera de los cinco hijos de los monarcas, se convirtió, El duelo de fuerzas entre Felipe de Austria y Fernando
junto a su marido el archiduque de Austria, Felipe, en de Aragón finalizó con la inesperada muerte del primero
la nueva heredera al trono. En caso de fallecimiento en 1506. Juana, entonces, delegó en su padre, quien se
de Juana, el príncipe Carlos, hijo de ambos, sería el convirtió en el verdadero gobernante de Castilla con el
sucesor. firme apoyo del cardenal Cisneros, antiguo confesor de
A pesar de la excelente relación de Isabel con su la reina Isabel, presidente del Consejo Real y arzobispo
marido, el rey Fernando de Aragón, este no recibió la primado de Toledo, el cargo religioso más importante
herencia castellana, lo que confirma una vez más la en la España Moderna y uno de los más influyentes en
naturaleza independiente de dos de los grandes reinos los asuntos de gobierno. A la muerte de Fernando de
peninsulares. No obstante, en el testamento se enun- Aragón en 1516, este se convirtió en el regente oficial
ciaba algo que originaría numerosos conflictos entre los del reino.

Doña Isabel la Católica dictando su testamento, de Eduardo Rosales (1864), Museo del Prado; Retratos de Felipe I de Habsburgo
(el Hermoso) y Juana de Castilla (la Loca).
El imperio universal de Carlos I 57

La entrada de Carlos V en Bolonia para su coronación como emperador,


de Juan de la Corte. Museo de Santa Cruz, Toledo.

La herencia austriaca Italia (Sicilia, Cerdeña y Nápoles).


Tres años más tarde, sucedió a su
Carlos, hijo de Juana de Trastámara abuelo Maximiliano y recibió los
y Felipe de Austria, nació en Gante territorios austriacos y la Alemania
(Países Bajos) en el año 1500. Con meridional de los Habsburgo, des-
tan sólo seis años de edad, tras la pués de que los electores alemanes,
muerte de su padre, recibió en he- reunidos en la ciudad de Frankfurt,
rencia las posesiones territoriales votaran unánimemente por él. Maxi-
de Borgoña: el Franco Condado miliano era emperador del Sacro
y los Países Bajos. A la muerte de Romano Imperio, un título que se re-
Fernando de Aragón, en enero de montaba a tiempos de Carlomagno
1516, heredó Castilla y Aragón, los y que en la Europa de esa época se
territorios coloniales de América y consideraba tan importante como el
los dominios españoles del sur de de Papa.
58 España como Imperio

Un nuevo rey para


Castilla y Aragón
Carlos de Gante fue investido rey de Castilla y Aragón
en la iglesia de Santa Gúdula de Bruselas el 13 de
marzo de 1516, con tan sólo 16 años de edad. Desde
allí se dispuso viajar a Castilla en 1517.
Las Cortes castellanas, reunidas en Valladolid en fe-
brero de 1518, manifestaron su descontento ante la
ignorancia del emperador sobre los asuntos de este
reino. Comenzaron por rechazar que el flamenco Jean
le Sauvage, canciller del Senado de Borgoña, asumiera
Ajusticiamiento de los la presidencia de las Cortes, e impusieron la del obispo
comuneros en Villalar, de de Badajoz, Pedro Ruiz de la Mota. A pesar de las reti-
Antonio Gisbert.
cencias, las Cortes se cerraron después de haber acep-
tado la Monarquía de Carlos y su madre Juana. Una
situación semejante se dio también en Aragón, donde
los nobles y los representantes de las ciudades mostra-
ron igualmente su recelo ante el poder e influencia que
los nobles flamencos ejercían sobre el nuevo monarca,
aprobando con grandes reservas los nuevos impuestos
o la ampliación de otros tributos antiguos que Carlos
pretendía imponer en los territorios peninsulares.
Juan Bravo fue un noble Como se hacía explícito en la carta que los repre-
castellano conocido por su
participación en la Guerra sentantes de Toledo enviaron a las Cortes castellanas
de las Comunidades reunidas en 1519, a modo de presentación de agra-
de Castilla. Segovia fue vios, tan frecuentes en la Edad Moderna, los súbditos
escenario de episodios de
la rebelión comunera. pedían al rey: «lo primero no se vaya destos Reynos de
España; lo segundo, que en ninguna manera permita
sacar dinero della; lo tercero, que se remedien los ofi-
cios que se están dando a extranjeros en ella», refirién-
dose al poder de los flamencos. Todos los historiadores
coinciden en que no se trataba de una reivindicación
El imperio universal de Carlos I 59

Árbol genealógico de Carlos V

Fernando Isabel Maximiliano I María


de Aragón de Castilla de Habsburgo de Borgoña

Conquista
de Granada

Juana I Felipe
Conquista la Loca el Hermoso
de Navarra

Fernando I
Carlos V con perro, de Tiziano (1533). Museo del Prado, Madrid.

Isabel
nacionalista, sino de una manifestación de los grupos de Avis
de poder que temían perder sus privilegios frente a los
Carlos V
recién llegados. El origen –esto es, la condición de ex-
tranjeros– sólo era una justificación. La principal queja
era la determinación y la poca diplomacia con la que
Carlos V pedía dinero a las Cortes. La popularización Árbol genealógico, con escudos, de Carlos I de
de estas reticencias provocó numerosos motines en las España y V de Alemania. Los Trastámara y los
Habsburgo se unieron mediante una estudiada
ciudades. Los dirigentes de estas rebeliones en Casti- política matrimonial. Las circunstancias –la muerte
lla, llamados comuneros, dieron paso al movimiento de de los hijos mayores de los Reyes Católicos–
las Comunidades. Por su parte, la Corona de Aragón hicieron que Carlos recibiera un extenso imperio,
con territorios en todos los continentes. Felipe II
también reaccionó con movilizaciones, llamadas Ger- recibió esta dilatada y difícil herencia, excepto los
Felipe II
manías. territorios alemanes, que Carlos legó a su hermano.
60 Espana como lmperio El imperio universal de Carlos 1 61

Carlos V, principe
de la cristiandad
Los relatas de sus contemporaneos, diplomaticos ex-

Il DOMINIOS BERLiN
VARSOVIA tranjeros y miembros de la nobleza castellana, descri-
ben al rey y emperador como un joven no muy agra-

EUROPEOS LONDRES
ciado, tîmido y reservado de caracter, y dotado de una
inteligencia poco brillante. Huérfano desde tan pe-
DE LOS queno, Carlos no pudo criarse al abrigo de un padre

HABSBURGO que lo educara en el arte del gobierno, como harîa él


con su hijo Felipe. Se le consideraba un inexperto en
EN 1547 asuntos de Estado que habîa llegado aser rey solo por
los mecanismos de los matrimonios reales y por la bien
PARiS
BRATISLAVA orquestada campana de «fichajes>> de los electores ale-
manes, comprados con el dinero de los poderosos ban-
queras Fugger. Sin embargo, muy pronto se demostr6
VIEN A que esta desconfianza, fomentada sobre todo por los
franceses y los venecianos, era totalmente infundada.
Carlos su po entender de inmediato que un numero tan
grande de territorios en sus manos reforzaba su legiti-
midad como emperador, y que su prestigio como tai, a
su vez, legitimaba un poder geograficamente tan exten-
dido. Antes de que en la segunda mitad del siglo xv1 se
r,JIILANESADO SARAJEVO consumara definitivamente la ruptura de la unidad cris-
tiana -que él entendîa co mo polîtica y religiosa al mismo
MONACO tiempo-, dirigi6 todos sus esfuerzos a sostenerla, como
hombre de Estado y «soldado de Dios>>. En este sentido,
el que fue el hombre mas poderoso de Europa fue tarn-
ROM biên el ultimo soberano medieval del continente, con-
vencido de poder llevar a cabo la unidad de todos los
cristianos bajo la guîa del Papa y del emperador.
MADRID Uno de los argumentas que Carlos utiliz6 para promo-
ver su elecci6n co mo emperador fue que la posesi6n de
LISBOA tantos y tan grandes reinos le otorgaba la fuerza nece-

, BALEARES
" saria para hacerse respetar por los demas prînci-
pes, para hacerse obedecer por sus sub-
ditos y para ponerse a la cabeza de «En
la cristiandad en su lucha contra los
enemigos de la fe: los adversarios
mis
externos, los turcos, y los inter- dominios
BUGiA .. nos, los «herejes>> luteranos. Sin nuncase
TÛNEZ
MALTA
embargo, en una Europa que ya
pensaba en términos de raz6n
oculta
CEUTA MELILLA ORAN
de Estado y de poder, las afirma- el sol»

Carlos V
personaje
Jakob Fugger,
en una pintura de
Los Fugger
Alberto Durero (1518).
Sin préstamos no hay imperio
Como indica la expresión de la época «sin dinero del control de las minas de plata de Guadalcanal y
no hay suizos», referida a los temibles mercenarios de las de mercurio de Almadén. Siguieron vincula-
de este territorio, en la Edad Moderna el dinero dos al emperador durante todo su reinado, pero,
compraba ejércitos y también lealtades. Asimismo, el después de concederle un préstamo de 400.000 flo-
Papa decía refiriéndose a Carlos I: «el dinero le hará rines en 1552, comenzaron a manifestar su cansancio
emperador». El dinero se podía conseguir, pacífica- y desconfianza. No les faltaban razones para ello: el
mente, de dos maneras: de la sociedad, a través de desorden financiero de las monarquías y la inflación
la imposición fiscal y de la venta de títulos y cargos eran incontrolables, lo que acabó provocando la ruina
oficiales, y de los banqueros, a través de préstamos. de los Fugger, y de las demás grandes dinastías
Con la expulsión de los judíos en 1492, la Monarquía de banqueros, en la segunda mitad del siglo XVI.
española se privó de la única clase que habría podido
desarrollar en materia financiera la función que en el
campo político y militar desarrollaban los funcionarios
y los soldados (sobre todo los tercios). Dicho vacío Vuestra
dejado por los judíos fue ocupado por los banqueros
alemanes. Los más importantes fueron los de la familia
Majestad
Fugger, quienes, con base en la ciudad alemana Imperial no
de Augusta, habían amasado una fortuna gracias al
comercio de tejidos y a la explotación de minas de
habría podido
cobre y de plata en Tirol y Hungría. Su primer trato sin mí obtener
con Carlos se remonta a 1519, cuando contribu-
yeron a su elección imperial con un préstamo de la Corona
543.000 florines. A cambio, adquirieron en España
romana.
el control de las entradas de las órdenes caballe-
rescas de Santiago, Calatrava y Alcántara, además

ciones de Carlos, según las cuales el Imperio perseguía del que se proclamaba «soldado de Dios». En primer
la paz entre los cristianos, resultaban difíciles de creer. lugar, porque el Papa era también un príncipe secular, y
Para muchos Estados europeos, más que un aliado en su Estado se veía amenazado por la intención de Car-
la lucha contra los turcos, el Imperio era una amenaza los de convertirse en dueño de Milán, es decir, de la
para sus libertades y su independencia. Los Estados mitad norte de Italia. En segundo lugar, porque la corte
independientes de menor relevancia, como Inglaterra, de Carlos y sus consejeros, de formación humanista y
Dinamarca o los italianos, compartían este temor con erasmiana, mantenían hacia la Reforma protestante una
Francia, la única nación que tenía una fuerza económica actitud de compromiso. El objetivo de Carlos y de sus
y militar comparable a la del emperador, y con el centro teólogos de reformar la Iglesia y así llegar a un acuerdo
del poder espiritual del mundo cristiano, el mismo pa- con los protestantes, era inaceptable para una institu-
pado de Roma. Aunque pueda sorprender, quien era ción, el papado, cuyo poder sería duramente perjudi-
vicario de Cristo no podía considerarse aliado natural cado por dicha reforma.
La conquista
de las Indias
El desencuentro entre Cristóbal Colón y sus hombres, Las primeras conquistas en el Cono Sur fueron po-
así como las reticencias de la Corona ante las ambicio- sibles tras el viaje de Magallanes y El Cano, que en-
nes del Descubridor, explican que este dejara de te- tre 1519 y 1520 bordearon América del Sur para llegar
ner relevancia en América ya hacia 1500. Durante los hasta Filipinas y, por fin, a la India.
primeros años del siglo XVI, el centro del poder caste- El enorme coste que había supuesto para la Corona
llano en América se limitaba a La Española, gobernada la conquista y colonización de La Española hizo posible
por Nicolás de Ovando. En realidad, aún no se sabía que los monarcas recurriesen al antiguo sistema de las
con certeza si se trataba de las Indias o de un Nuevo capitulaciones en la conquista del Nuevo Mundo. De
Mundo. Esta idea comenzó a divulgarse sólo a partir este modo, la empresa quedó en manos de la iniciativa
de 1507, con la exitosa publicación –seis ediciones en privada, a falta de los recursos suficientes de un Estado
ese año– de la Geografía gestada en la Academia re- que había empleado gran parte de su riqueza en la con-
nacentista Gimnasio Vosgo, en Lorena, que recogía las quista de Granada. Las capitulaciones otorgaban a un
apreciaciones de Américo Vespucio sobre la existencia hombre las funciones de descubrimiento, conquista y
de un Nuevo Mundo. población de un territorio. Convertido en gobernador,
Desde La Española surgieron las expediciones de podía disfrutar del botín de conquista, de las tierras que
conquista que superaron el Caribe para descubrir nue- trabajarían para él los indígenas y del sueldo de funcio-
vas tierras. En 1517 y 1518, Francisco Hernández de nario. Respecto al botín, la Corona sólo exigía el Quinto
Córdoba y Juan de Grijalva llegaron a la costa mexi- Real, es decir, una quinta parte del mismo. El capitu-
cana. Un año después, Hernán Cortés desembarcó en lante, a su vez, se asociaba a los soldados de su hueste
la actual Veracruz. para sufragar la empresa.

Ilustraciones del Códice


Florentino, obra escrita y
supervisada por el religioso
franciscano español
Bernardino de Sahagún entre
1540 y 1585, poco después
de la conquista de México
por parte de los españoles.
El códice tiene alrededor de
1.800 ilustraciones realizadas
por indígenas tlacuilos con
técnicas europeas.
El imperio universal de Carlos I 65

S. Agustín
11 25 AÑO 27 AÑO 30 AÑO 35 AÑO 38 AÑO
1529 Alfinger 1533 S. de Belalcázar 1543 Felipe Gutiérrez 1551-53 F. Aguirre 1530 A. Sedeño
1530 Federmann 1533 D. de Almagro y Diego de Rojas 36 AÑO 1531 Ordás y G. Ortal
1535-38 J. Spira 28 AÑO 1549 J. Núñez de Prado 1544 F. Villagrán 1534 A. de Herrera
13 8
12 9 DE ESPAÑA
1.ª BASE DE EXPANSIÓN
ITINERARIO 1537-39 Federmann
1541 Hutten
1567
1574
Mendaña-Gamboa
Juan Fernández
31 AÑO
1543 Álvar Núñez
1550-52 Valdivia
Alderete
39 AÑO
1568 D. Fernández de
10 7
México
La Habana 1515 1
7
DE LOS 1545 J. de Carvajal
26 AÑO
1595
1605
Mendaña-Quirós
Quirós-Váez
1548- 53 Irala
32 AÑO 37 AÑO
F. Villagrán
40 AÑO
Serpa

14 1541-42 G. Pizarro y de Torres 1573 Juan de Garay 1544 J. Bautista Pastene 1586-96 Antonio de
A FILIPINAS Sto. Domingo 1496
CONQUISTADORES Orellana
1560 Ursúa y
29 AÑO
1535-36 D. de Almagro
33 AÑO
1580 Juan de Garay
1547 J. de Alderete y
F. de Ulloa 41 AÑO
Berrio
15 16 2 L. de Aguirre 1540 P. Valdivia y 34 AÑO 1557 Ladrillero, Cortés y 1574 Juan Fernández
4 38
3 6 1636-37 Francisco Sancho de Hoz 1536 P. de Mendoza, Ojeda
Guatemala 1524 5 39 Hernández Ayolas e Irala
Sta. Marta 1525 Coro 1527
Cartagena 1533 22 23
21
Panamá 25
20 40 Caracas 1567 El encuentro con una población se resolvía de la si-
19 guiente manera: un religioso leía públicamente la Noti-
Sta. Fe de Bogotá 1538
ficación y requerimiento que se ha dado de hacer a los
1 AÑO 1533 Diego de Becerra 24 Para (Belem) 1616
1508 S. de Ocampo 1535 H. Cortés
moradores de las islas en tierra firme del mar océano
1511 D. Velázquez 1537 B. de Tapia Quito 1534 que aún no están sujetos a Nuestro Señor, el llamado
2 AÑO 1537 F. de Ulloa 26
1509 Esquivel 1540 H. de Alarcón Maranhao (S. Luis) 1594 «Requerimiento», creado por las Leyes de Burgos de
3 AÑO 1542 J. Rodríguez Cabrillo 1512 para autorizar la conquista de aquellas poblacio-
1513 N. de Balboa y B. de Ferrelo Pernambuco 1631
27 nes que se negasen a ser evangelizadas. El rechazo a la
1514 P. Dávila 1596 S. Vizcaíno
4 AÑO 14 AÑO A ORIENTE nueva religión y a la autoridad de los monarcas castella-
1509 D. Nicuesa 1527 A. de Saavedra
5 AÑO 1542 R. de Villalobos 28 Lima 1535 nos conllevaba duras amenazas: «Con la ayuda de Dios
1509 A. de Ojeda 1564 M. L. de nosotros entraremos poderosamente contra vosotros,
1525 R. de Bastidas Legazpi-Urdaneta
6 AÑO 15 AÑO Bahía 1549 y os haremos guerra por todas las partes y maneras
1528 J. de Ampues 1523 P. de Alvarado que pudiéramos, y os sujetaremos al yugo y obedien-
1529 Alfinger 1524 C. de Olid
1535 Jorge Spira 16 AÑO cia de la Iglesia y de Sus Majestades, y tomaremos
7 AÑO 1527-45 Los Montejos 30 vuestras personas y de vuestras mujeres e hijos y los
1508 P. de León 17 AÑO
1512 P. de León 1525 Moreno 41 29 haremos esclavos, y como tales los venderemos y dis-
8 AÑO 1526 Gil G. Dávila 31 Asunción 1537 pondremos de ellos como Sus Majestades mandaren, y
1521 Gordillo 1526 Salcedo Río 1502
1525 V. de Ayllón 18 AÑO 32 os tomaremos vuestros bienes, y os haremos todos los
9 AÑO 1516 Hernán Ponce y
Bartolomé Hurtado DE ESPAÑA males y daños que pudiéramos, como a vasallos que
1512 P. de León Santiago del Estero 1553
1519 A. de Pineda 1520 Gaspar de Espinosa no obedecen ni quieren recibir a su señor y le resisten y
1528 P. de Narváez 1522 Gil González Dávila y Los tamemes llevaban las cargas
1539 H. de Soto Andrés Niño contradicen; y protestamos que las muertes sobre su espalda. En la época colonial
1522 F. Hernández de 35 33
10 AÑO y daños que de ello se siguiesen sea a se generalizó la condición de
1517 H. de Córdoba Córdoba servidumbre de los indígenas, quienes,
1518 J. de Grijalva 1526 Pedrarias Dávila Santiago 1541
34
vuestra culpa y no de Sus Majesta- «Os en la mayoría de los casos, se
1519 H. Cortés 19 AÑO des, ni nuestra, ni de estos caba- convirtieron en vasallos de los españoles.
1523 F. de Garay 1522 P. de Andagoya
lleros que con nosotros vienen».
sujetaremos
11 AÑO 1524-31 F. Pizarro
36
1565 Menéndez de 20 AÑO
1534 P. de Heredia
Este documento de naturaleza al yugo y
Avilés
12 AÑO 1536 Francisco César religiosa, en realidad resumía obediencia de la
1529-40 N. de Guzmán 1539 Badillo
el derecho de los castellanos a dad, se iniciaban la contienda,
y Ocaña
1540 F. Vázquez de
21 AÑO
1536-39 J. de Quesada apropiarse de la tierra y el tra- Iglesia y de Sus que bajo estas circunstancias
22 AÑO
Coronado
1540 P. de Alvarado 1566 D. Losada
bajo de los indígenas. Si estos Majestades» se convertía en una Guerra
1554 F. de Ibarra 23 AÑO alegaban cualquier disconformi- Justa.
1595 J. de Oñate 1557 Francisco Fajardo
13 AÑO 24 AÑO 37
1532 D. Hurtado de 1536 S. Belalcázar
Mendoza
66 España como Imperio

La conquista de México tecas, estaban sometidos a los aztecas, ofreciéndoles


una alianza. Antes de partir, Cortés se aseguró de que
En noviembre de 1518, Hernán Cortés, acompañado los partidarios del gobernador de Cuba no pudieran re-
de otros capitanes, partió de Santiago (Cuba) en once gresar a la isla y organizar una nueva expedición para
embarcaciones con destino a las costas yucatecas. arrestarlo por traición. Para ello, quemó las naves que
Después de una breve parada en Cozumel, continua- los habían transportado hasta allí.
ron su viaje hacia el norte, donde se entrevistaron con Las sucesivas embajadas de Moctezuma no lograron
los embajadores enviados por Moctezuma, el tlatoani convencerle de abandonar su proyecto. Así, Cortés
(la máxima autoridad) del Imperio entró en Tenochtitlan con 400 es-
mexica, también llamado az- pañoles, 4.000 tlaxcaltecas
teca. El encuentro sorpren- y 16 caballos. Después de
dió a ambos bandos: los un desigual intercambio de
españoles confirmaron la regalos, los españoles se
riqueza de esta cultura (los alojaron en el Palacio de Axa-
embajadores ofrecieron ricos yacatl, que más tarde conver-
regalos a los españoles, con tirían en fortaleza.
la intención de que estos Moctezuma sentía a la vez
se conformaran y no conti- admiración y temor hacia
nuaran con su proyecto de ellos; pensaba que eran semi-
llegar a Tenochtitlan, la ca- dioses, y que Cortés podía
pital del Estado) y los mexi- ser el mismo Quetzalcóatl,
cas, la extrañeza y poder el hombre blanco, llegado
de los que se convertirían desde el mar y portador de
en sus enemigos (Cortés una nueva cultura y hasta
organizó una exhibición una nueva era, que anun-
de carreras de caballos y ciaba la mitología azteca.
disparos de artillería para Esta postura hizo que los
impresionarlos). españoles se reforzaran en
En 1519, Cortés fundó la sus posiciones.
Villa Rica de la Vera Cruz Sin la presencia de Cor-
y se proclamó capitán de tés, Pedro de Alvarado,
la nueva expedición, con que se había quedado al
lo que rechazaba la auto- mando, reaccionó violen-
ridad del gobernador de Cuba y asentaba las bases tamente ante una rara y extravagante –a ojos de los
de su riqueza y poder una vez conquistado el gran españoles– ceremonia festivo-religiosa azteca. Como
imperio mesoamericano. A continuación preparó el resultado, murió buena parte de la élite mexica a manos
viaje siguiendo una hábil estrategia: explotar el odio de de los españoles. El pueblo, airado, pidió a Moctezuma
aquellos pueblos que, como los totonacas o los tlaxcal- que reaccionara, pero cuando ya era demasiado tarde:

Coraza de oro de Montalbán, valle de Oaxaca, México.

En la página siguiente, de izquierda a derecha y de arriba abajo: Moctezuma, emperador de los aztecas; Plano de México en un
grabado perteneciente al Civitates Orbis Terrarum de Braun y Hogenberg, 1582 (Servicio de Geografía del Ejército Español, Madrid); Batalla
de Otumba, pintura anónima que refleja la victoria de los españoles sobre los aztecas en el año 1520 (Museo del Ejército, Madrid); El
gobernador de Cuba, Diego Velázquez, envía a Hernán Cortés al mando de una flota para explorar Yucatán.
El imperio universal de Carlos I 67
68 España como Imperio

EL IMPERIO AZTECA: SACRIFICIOS


HUMANOS AL SERVICIO DEL PODER

La religión fue en América, al igual que en vos, la conquista no entrañaba la ocupación


Oriente Próximo o Europa, la base de la real del territorio, es decir, la colonización. Así,
expansión territorial. El imperio teocrático de las posibilidades de sublevación aumentaban.
los aztecas, por ejemplo, había surgido y se Además, las nuevas zonas de conquista
había expandido gracias a un principio tan estaban cada vez más lejos de Tenochtitlan,
determinante como sugerente: el dios de la el centro del Imperio, que, con una población
guerra Huitzilopochtli, el más importante en la y unas necesidades crecientes, demandaba
mitología azteca, demandaba a su pueblo la cada vez más recursos.
sangre de los muertos, esto es, el sacrificio de Sin embargo, el verdadero problema era que
los enemigos. Por eso era necesario expan- esta evolución no podía ser frenada, ya que
dirse, para conseguir nuevas víctimas y, por todo el universo ideológico azteca sostenía el
extensión, nuevas tierras para el Imperio. carácter expansionista del Estado.

p
La virtud principal de los primeros tlatoani Moctezuma II heredó en el año 1503 un
consistió, precisamente, en vender con efi- imperio en plena crisis, en el que los reveses
cacia la noción de que la nueva ideología era militares se sucedían y los conflictos entre
verdadera y absolutamente necesaria. las élites se multiplicaban. Esta situación
Pero como todos los fundamentos ideológicos, puede explicar la rapidez y facilidad con que
el de los aztecas también llegó a su fin. Fue los españoles consiguieron aliarse con los A la derrota sufrida por las huestes
con los emperadores Ahuitzotl y Moctezuma II. pueblos indígenas tributarios de los aztecas y españolas de Hernán Cortés a manos de
Con el fin de reducir los gastos administrati- conquistar, así, Mesoamérica. las tropas aztecas en la noche del 30 de
junio de 1520 a las afueras de Tenochtitlan
(hoy Ciudad de México), se la conoce
como «La Noche Triste».

había pasado a ser cautivo, junto


con su familia.
El regreso de Cortés, que con re-
fuerzos se disponía a culminar su
proyecto, coincidió con la muerte
del tlatoani, a causa del golpe de
una piedra lanzada desde el público
Sacrificio humano azteca en una ilustración del Códice cuando intentaba, una vez más, ex-
Magliabecchi. culpar a los españoles. La reacción
El átlatl, palanca para arrojar jabalinas tan efectiva que de la población no se hizo esperar:
incluso podía atravesar mallas de acero. acabaron con gran parte de los sol-
dados españoles y tlaxcaltecas y
obligaron a Cortés a huir. Se cuenta
El imperio universal de Carlos I 69

que, durante la huida, el conquistador se detuvo y lloró enfermedad acabó con buena parte de la población,
junto a un árbol; un episodio que se conoce como «No- a lo que se sumaron varias malas cosechas y proble-
che Triste». Así describe el cronista Francisco López de mas de abastecimiento que provocaron una grave crisis
Gómara, en su Historia general de las Indias, el abati- en la ciudad. Así, no fue difícil que Cortés terminara de
miento del conquistador: «Cortés a esto se paró, y aun conquistar el gran Imperio azteca tan sólo un año des-
se sentó, y no a descansar, sino a hacer duelo sobre pués, reforzado con soldados, armamento y odio.
los muertos y que vivos quedaban, y pensar y decir
el baque la fortuna le daba con perder tantos amigos,
tanto tesoro, tanto mando, tan grande ciudad y reino; La conquista de Perú
y no solamente lloraba la desventura presente, más te-
mía la venidera, por estar todos heridos, por no saber Francisco Pizarro, que había llegado a América de la
adónde ir, y por no tener cierta la guardia y amistad en mano de Nicolás de Ovando, gobernador de La Es-
Tlaxcala; y ¿quién no llorara viendo la muerte y estrago pañola, se convertiría en el principal conquistador del
de aquellos que con tanto triunfo, pompa y regocijo en- Imperio inca. En 1524 se asoció a otros dos conquis-
trado habían?». tadores, Diego de Almagro y Hernando de Luque, para
La aparente derrota de los españoles escondía, sin preparar la conquista del territorio al oeste conocido
embargo, una aplastante victoria. Durante su estancia como «Birú» y ocupado por uno de los estados teocráti-
en Tenochtitlan habían dejado una poderosa arma de cos más importantes de América. Tardaron más de dos

personaje
destrucción: la viruela. En los meses siguientes, esta años en llegar, y el primer contacto con los incas se pro-

Malineli Tenepatl, también llamada La Malinche o Doña murió joven, con menos de treinta años, a causa de
Marina, fue la mujer indígena que ayudó a Hernán la viruela, una de las enfermedades que los españoles

La
Cortés a comunicarse con los aztecas a su llegada habían extendido entre la comunidad indígena.
a Tenochtitlan, el centro del poder azteca. De origen A pesar de la dureza y complejidad de su vida, La
mexica y cultura y lengua náhuatl, se dice que fue Malinche fue convertida por algunos autores nacionalis-

Malinche
esclavizada por otro pueblo indígena, de cultura maya, tas en el símbolo de la traición. Así nació el término
en una de las frecuentes guerras entre los pueblos «malinchismo», que hace referencia a la supuesta
autóctonos de Mesoamérica. Sus amos, los caciques preferencia de los mexicanos por lo extranjero y
de Tabasco, se la ofrecieron a su vez a Cortés, junto no por lo nacional o autóctono. Otros autores, más
con otras mujeres esclavas, después de haber perdido considerados, la encumbraron como la fundadora de
una batalla frente al conquistador. Los españoles la la nacionalidad mexicana, mestiza y abierta al mundo.
bautizaron, le impusieron el nombre de Marina y la
Doña Marina se utilizaron como intérprete en la conquista del Imperio
azteca, gracias a su conocimiento del náhuatl.
ha convertido en En un primer momento, antes de que aprendiera cas-
una figura que tellano, Marina se encargaba de traducir del náhuatl al
maya, y Jerónimo de Aguilar, un náufrago español que
representa a las había sido cautivo de los mayas, traducía del maya al

Indias, fascinadas, castellano. Su papel en la conquista fue trascendental,


al convertirse no sólo en intérprete oficial, sino también
violadas o seducidas en mediadora, con reconocidas dotes diplomáticas.
Después de concebir un hijo ilegítimo con
por los españoles. Cortés, Marina fue casada, por gestiones
Octavio Paz, Hijos de la Malinche. del propio conquistador, con Juan Jaramillo,
con quien tuvo una hija. Doña Marina, así
llamada por su íntima relación con Cortés,
70 España como Imperio

dujo en Tumbez en 1528. Como en otros muchos luga- caso, Pizarro viajó a Castilla con una buena muestra de
res de América, la estrategia conquistadora consistía, los tesoros que podían encontrarse en Perú. En 1529
primero, en enviar pequeñas expediciones encargadas Carlos V firmó las capitulaciones y nombró a Pizarro
de verificar la existencia de riquezas (oro, plata, ganado, gobernador y capitán general del Perú, mientras que
objetos de lujo, etc.) e identificar a los líderes. Después, Almagro se quedaría con Tumbez.
el conquistador encargado de la expedición regresaba En 1531 comenzó la expedición definitiva. En noviem-
a la Península para firmar con la Corona las capitulacio- bre de 1532 entraron en Cajamarca, donde constataron
nes de conquista, es decir, el contrato que establecía el el vacío de poder que había dejado la muerte del inca
reparto de bienes y poder de lo conquistado. En este Huayna Cápac; sus sucesores, Atahualpa y Huáscar,

Francisco
personaje
Pizarro Pizarro ajustició
al sucesor del
Francisco Pizarro, el capitán que dirigió la conquista
Inca, Atahualpa,
de Perú, nació en Trujillo (Cáceres) en 1478. Hijo a pesar del
natural de un hidalgo de esta ciudad y de una criada
que trabajaba para la familia Pizarro, vivió una infancia
riquísimo rescate:
difícil. Sus biógrafos señalan que no contó con ninguna una habitación
formación y que durante años se dedicó a la cría de
cerdos. En 1492 se trasladó a Sevilla y se convirtió en
llena de oro y
uno de los soldados que, con Gonzalo Fernández de dos de plata.
Córdoba, se encargaría de defender las posesiones
españolas en Nápoles, amenazadas por Francia. Atraído
por las promesas de riqueza del Nuevo Mundo, llegó a
La Española en 1502. De la mano de capitanes como
Alonso de Ojeda o Vasco Núñez de Balboa, participó
en la conquista de territorios en las actuales Colombia y Francisco Pizarro (1478-
1541). Estatua de bronce
Panamá. Su arrojo en la batalla le hizo escalar posiciones erigida en la Plaza Mayor
hasta llegar a ser gobernador de Panamá. Hacia 1524 de su ciudad natal, Trujillo,
comenzó a preparar la conquista de un territorio tan en la provincia extremeña
de Cáceres.
rico como desconocido: el Imperio inca. No consiguió
dominarlo hasta 1534, después de enfrentarse no sólo a
la resistencia indígena, sino a la decidida oposición de los
españoles dirigidos por el capitán Diego de Almagro. Tras
acabar con la vida de este, el hijo de Almagro consiguió
vengar la muerte de su padre: entró en el palacio de
Pizarro en Lima y asesinó al conquistador en 1541.
El imperio universal de Carlos I 71

estaban enfrentados en una terrible


«Por
guerra civil. Pizarro se entrevistó con
Atahualpa en Cajamarca. La riqueza este lado se
que acompañaba al inca auguraba a va a Panamá, a
los españoles un motín abundante;
quizá por ello se mostraron tan impa-
ser pobres; por
cientes por atacar al séquito indígena. este otro al Perú,
La señal que inició el combate llegó con a ser ricos...»
la reacción de Atahualpa tras la lectura
del Requerimiento. El inca discutió
Francisco Pizarro

je
tanto el texto como la fuente de autori-
dad del mismo, y apartó con violencia
la Biblia que le mostraron los sacerdo-
tes españoles. Estos, furiosos, dieron
comienzo a la contienda.
La captura del gobernante terminó
con su asesinato. Según cuentan los
cronistas, Atahualpa ofreció a Pizarro
una sala llena de oro y piedras precio-
sas a cambio de su liberación. Este,
no obstante, rechazó el ofrecimiento,
consciente de que en sociedades teo-
cráticas, y aún más en un contexto de
guerra civil, la eliminación definitiva de
los líderes o gobernantes significaba
la dominación efectiva de toda la po-
blación. Así, Pizarro mandó asesinar a
Atahualpa el 29 de agosto de 1533.
La conquista de Pizarro continuó con
la ciudad de Cuzco, hasta llegar a la ac-
tual Bolivia. En 1535 se fundó la ciudad
de Lima, donde el conquistador deci-
dió establecer su nuevo Gobierno. Du-
rante los primeros años, mientras duró
la resistencia indígena, se mantuvo la
efímera unión entre los españoles. Ha-
cia 1536, sin embargo, se acentuaron
las disputas entre los dos líderes de la
conquista de Perú, que acabaron con Los Trece de la isla del Gallo, de Juan Lepiani, escenifica el momento en
la ejecución de Almagro en 1538, a el que Pizarro y sus compañeros deciden emprender la conquista del
Perú. El cansancio y los peligros del camino hicieron que los soldados
manos del hermano de Francisco, Her- de Pizarro se enfrentaran a una dura decisión al llegar a la llamada isla
nando Pizarro. El hijo de Almagro se del Gallo: seguir durante meses en busca de las riquezas de los incas o
encargaría de vengar a su padre y en regresar a Panamá. Ante la desconfianza de los soldados, el conquistador
actuó de manera firme: trazó una línea en el suelo y les obligó a decidirse.
1541 mató a Francisco Pizarro en su Los trece hombres que atravesaron dicha línea fueron llamados «Los
palacio de Lima. Trece de la Fama» o «Los Trece Caballeros de la isla del Gallo».
La lucha por la tierra
del Renacimiento
Muchos historiadores han interpretado el conflicto
entre Francisco I y Carlos V como el choque de dos
personalidades opuestas. La rivalidad entre los dos mo-
narcas cristianos más poderosos de la época tenía, en
realidad, razones más profundas.
Carlos y sus consejeros consideraban Italia, cuna del
Renacimiento y región cultural y económicamente más
activa del continente, como el centro ideal del Imperio.
En Italia, el emperador había heredado, junto con los do-
minios de la Corona de Aragón, los contrastes que di-
chos dominios provocaban con Francia y que se remon-
taban al siglo XIV, a las guerras con la Corona de Anjou.
Si la mitad meridional de la península estaba en
manos españolas, la mitad norte había ido cayendo
progresivamente en manos francesas. En 1515 Fran- Retrato de Clemente VII, de
cisco I había completado, con la batalla de Marignano, Sebastiano del Piombo.

la conquista de Milán y de las riquísimas provincias de


Lombardía.
Los recursos materiales de las provincias septentrio- Francisco I, rey de Francia, de
Jean Clouet.
nales de Italia eran superiores a los de las provincias
meridionales, pero Carlos disponía de otra importante
fuente de ingresos: los pujantes mercados financieros
de los Países Bajos y la inagotable reserva de metales
preciosos que empezaba a ser América. A esta ventaja
económica se sumó en 1519 la ventaja estratégica que
suponía la sucesión imperial. Para Francisco, esta su-
cesión limitaba a Francia a sus fronteras geográficas
tradicionales. Sin embargo, desde el punto de vista de
Carlos, la sucesión le otorgaba un imperio inmenso pero
sin continuidad territorial: Francia interrumpía la unidad
de sus posesiones. Inmediatamente después de la elec-
ción de Carlos, Francisco empezó a recopilar dinero,
a contratar soldados y a solicitar alianzas. Consiguió
reclutar la mejor infantería de la época, los mercenarios
suizos, pero no logró obtener la alianza de Enrique VIII,
rey de Inglaterra. A cambio, su rival firmó una alianza con
el papa León X. Con ello, llevó la guerra a Milán en 1521,
y ocupó la ciudad ese mismo año; después, en 1524,
atacó Provenza, en el sur de Francia. Los desesperados
El imperio universal de Carlos I 73

LA BATALLA DE PAVÍA
El ejército que Francisco I había organizado Los historiadores consideran la batalla de
para arrebatar al emperador el dominio de Pavía como la victoria de la pólvora sobre la
Milán y de Lombardía estaba compuesto por caballería, novedad difícil de aceptar por los
los mejores soldados suizos de la época. contemporáneos, todavía afianzados en los
El rey francés, convencido de que estos ideales caballerescos medievales. Incluso los
garantizarían su victoria, decidió enfrentarse españoles, que habían sido los triunfadores de
en campo abierto a las tropas imperiales en la contienda, definieron el uso de la pólvora
1525. Esta estrategia solía resolverse por el como «un modo de pelear, por si nuevo y
Mapa actual de Italia,
efecto de la fuerza de impacto de la infantería no usitado y sobre todo maravilloso, cruel y con la región de Lombardía
propia sobre la infantería enemiga. Los miserable». destacada.
suizos, en este sentido, no tenían rivales. Sus
soldados eran admirados por su disciplina, su
entrenamiento, su capacidad de resistencia y
su espíritu corporativo.
Junto a esta compacta formación estaba la
temible caballería francesa. A su vez, las tropas
imperiales, dispuestas a defender sus posicio-
nes, disponían de piqueros alemanes y arcabu-
ceros españoles, quienes determinaron el éxito
de la batalla. Estos desplegaron una potencia
de fuego que diezmó la caballería enemiga y
dejó sin protección a la infantería suiza. La batalla de Pavía, mostrando el castillo de Mirabello y una porción del campo de batalla.

esfuerzos financieros de Francisco –se dice que llegó a ducado de Borgoña, mientras que Francisco renuncia-
empeñar sus propias joyas y las de la reina– y el cambio ría a sus objetivos en Milán, Génova y Nápoles.
de actitud del nuevo Papa, Clemente  VII, lograron inver- El temor a la hegemonía española en Italia provocó la
tir la relación de fuerzas e inclinaron la balanza a favor formación de una liga compuesta por todos los Esta-
de Francia, que se hizo otra vez con el control de Milán dos italianos, el Papa, los venecianos, los florentinos y
a finales de 1524. los piamonteses alrededor de Francia (Liga de Cognac,
En febrero del año siguiente, las fuerzas del rey fran- de mayo de 1526). En 1527, Génova, con su impo-
cés, acuarteladas cerca de Pavía y confiando en la su- nente flota militar al mando del brillante Andrea Doria,
perioridad hasta entonces indiscutible de la infantería cayó en manos francesas. La flota puso cerco a Nápo-
suiza y de la caballería pesada francesa, atacaron a les y, cuando la ciudad estaba a punto de caer, Carlos
las fuerzas imperiales. Francisco sufrió una humillante logró alejar a Andrea Doria de la causa francesa prome-
derrota, y fue capturado y llevado como prisionero a tiendo al almirante dinero, poder y la restitución de la in-
Madrid en enero de 1526, donde tuvo que aceptar las dependencia de Génova. La paz que siguió a la derrota
condiciones del tratado de paz impuesto por Carlos. francesa, Paz de Cambrai de 1529, confirmaba los tér-
Este obtendría la soberanía sobre Flandes y Artois y el minos del tratado anterior en cuanto a Italia, Flandes
74 España como Imperio

EL SACO DE ROMA
La formación de la Liga de su pequeño ejército al saqueo
Cognac, en mayo de 1526, pro- de la Ciudad Santa, obligando al
vocó uno de los acontecimientos vicario de Cristo a abandonar la
más oscuros y controvertidos de Liga de Cognac. Por su parte, el
la historia moderna: el llamado Papa, cuando la situación volvió
«saco» de Roma, capital espiritual a la normalidad, consideró nulo
del mundo cristiano, por parte de su abandono de la Liga y pidió la
las tropas imperiales en 1527. intervención de su aliado, el rey
La adhesión del papa Cle- de Francia. La reacción de Carlos
mente VII, de la familia de los no se hizo esperar. Antes de que
Saco de Roma, 6 de mayo de 1527, por M. van Heemskerck.
Medici, a una alianza contra el Francisco I y sus aliados pudieran
Imperio había amargado enor- socorrer al Papa, el emperador iglesias romanas suscitó la ira y, en una rabia ciega y devastadora.
memente a Carlos, que se sentía desplazó a Roma un ejército de al mismo tiempo, el apetito de los El saqueo duró cerca de un año
traicionado por el hombre al que 30.000 mercenarios alemanes, soldados, en su mayoría protes- y provocó unas 20.000 víctimas,
había apoyado en su proyecto de y el Pontífice se refugió en la tantes, que llevaban varias sema- casi la mitad de los habitantes de
ser Pontífice. El emperador deci- fortaleza de Castel Sant’Angelo. nas sin recibir su sueldo. Además, la ciudad. Los romanos más ricos,
dió entonces explotar el odio que La ciudad, defendida por tan sólo su jefe, Carlos de Borbón, había los nobles, los comerciantes y los
la poderosa familia aristocrática 5.000 mercenarios suizos, cayó perdido la vida durante el primer cardenales, fueron secuestrados
romana de los Colonna sentía pronto en manos de la tropa im- asalto a la ciudad. Sin un líder y torturados, y posteriormente
hacia la familia de los Medici. El perial. La exuberante riqueza de que los tranquilizara, el ímpetu liberados a cambio de enormes
cardenal Pompeo Colonna mandó las residencias señoriales y de las de los alemanes se transformó sumas de dinero.
Tropas imperiales

Liga de Cognac

España

Sacro
Imperio Reino de República Reino de Estados Ducado República
Romano Francia de Venecia Inglaterra Pontificios de Milán de Florencia
Germánico

y Artois, pero otorgaba a Francisco el con- Si bien los milaneses solían quejarse de los
trol sobre el ducado de Borgoña. Gracias a impuestos exigidos por sus nuevos gober-
la Paz de Cambrai, llamada también «paz nantes (circulaba un dicho según el cual «los
de las dos damas», ya que fue negociada españoles pican en Sicilia, comen en Nápo-
por la reina madre, Luisa de Saboya, y por les y devoran en Milán»), a partir de la Paz
Margarita de Austria, tía de Carlos, se abrió de Cambrai, y hasta finales del siglo XVI, el
para Italia un periodo de paz que duró tres ducado recibió mucho más dinero del que
décadas. Sólo se produjeron dos breves so- pagó en impuestos. Se calcula que Lombar-
bresaltos, en 1538 y en 1542, debido a las día contribuyó con la mitad de los ducados
pretensiones de Francisco sobre el ducado que España pagaba para mantener un Ejér-
de Milán. cito imperial que defendiera sus tierras.

Retrato de Margarita de Austria con vestimenta de viuda, de Bernaert van Orley.


Contra los
protestantes
En el Sacro Imperio existía otro foco de inestabilidad: de Chambord con Enrique II, sucesor de Francisco I
Carlos tuvo que enfrentarse a la adhesión de muchos en el trono de Francia, prometiendo al rey francés los
príncipes a la causa luterana. Sólidamente asentados obispados de Metz, Toul y Verdún a cambio de ayuda
en la Alemania septentrional (Prusia, Hesse, Sajonia, económica y militar contra el emperador.
Brandeburgo), defendieron la Reforma más que por El último acto de la lucha por el control de Alemania
convicción, por oposición a la autoridad imperial. En fue el más amargo para el emperador. En 1552 Enri-
1531 los príncipes protestantes se unieron en la Liga de que II atacó la región de Lorena y ocupó los tres obis-
Esmalcalda, que tenía carácter defensivo y el objetivo pados, mientras los príncipes protestantes avanzaban
de proteger a cualquier miembro que fuera atacado «a hacia Alemania meridional y sorprendían a Carlos en la
causa de la palabra de Dios o la doctrina del Evangelio». ciudad imperial de Ingsbruch, obligándole a huir preci-
Los numerosos conflictos entre luteranos y católicos, pitadamente hacia el sur de Austria, cerca de la ciudad
aunque breves y aislados, parecían anunciar una guerra de Klagenfurt, en medio, según parece, de una fuerte
que se extendería a todo el mosaico de Estados que era tormenta de nieve en los Alpes.
Alemania. La Paz de Crépy con Francisco I, en 1544, y la Pocos años antes de su muerte, Francia seguía siendo
alianza de 1546 con el papa Pablo III y con el duque de un poderoso enemigo; los protestantes no habían sido
Bavaria, dejaron a Carlos en buena condición, primero, reconducidos al cauce de una cristiandad reformada ni
para ocupar una serie de ciudades como Augusta y habían sido derrotados con las armas.
Frankfurt; y después, para derrotar a los ejércitos de A este balance negativo se añadía otra circunstancia
Hesse y de Sajonia en la batalla de Mühlberg, cerca del de carácter dinástico. En 1531 Carlos había conven-
río Elba, en 1547. cido a los electores alemanes para que eligieran a su
La rápida conquista de la Alemania protestante no fue hermano, Fernando, como su sucesor en los dominios
suficiente. Mauricio de Sajonia, un aliado de Carlos, se alemanes. Así, Fernando habría garantizado la continui-
pasó al otro bando y formó con Prusia y Meclemburgo dad de los Habsburgo en el trono imperial.
una nueva Liga contra los Habsburgo en 1550. Dos Veinte años más tarde, esta decisión se reveló un de-
años más tarde los protestantes firmaron el acuerdo sastre, ya que excluía a Felipe, ya adulto, de la sucesión
al trono imperial y, con ello, de la oportunidad de contar
con las fuerzas reunidas de todos los dominios de los
Habsburgo. Precozmente envejecido y enfermo, el em-
perador abdicó entre 1555 y 1556 y se retiró en el mo-
nasterio de San Jerónimo de Yuste, en Extremadura,
donde murió dos años después.

Carlos V a caballo La Rosa de Lutero, sello


en Mühlberg, de personal de Martín Lutero,
Tiziano (1548). que se convirtió en símbolo
Museo del Prado. del luteranismo.
personajes
Jaireddín
Barbarroja
La historia de Jaireddín, llamado Barbarroja, arranca África y gran almirante de la Flota y Armada Otomana
en 1475, lejos del norte de África y de la condición por el sultán de Constantinopla. Con ello, al sumarse
de hombre de armas. Asentada en la isla griega de las fuerzas del intrépido pirata y la del poderosísimo
Lesbos, su familia se dedicaba a la producción y venta Imperio otomano, se sentaron las bases del dominio
de alfarería. Los continuos viajes de Barbarroja por las turco en el Mediterráneo. El que fuera la pesadilla
islas del mar Egeo hicieron de él un experto navegante. de todos los cristianos que vivían del mar acabó sus
Sólo por casualidad se convirtió en pirata. Mientras días en 1546 tal y como los había empezado: lejos
regresaba de un viaje comercial, su barco fue atacado de África del Norte y de los horrores de los saqueos,
por los galeones de la orden cristiana de San Juan de retirado en Estambul, en la tranquilidad de su palacio,
Rodas, que ejercían la piratería contra los musulmanes. donde dictó sus memorias en cinco volúmenes.
Este acontecimiento, en el que un hermano perdió la
vida y otro fue hecho prisionero, marcó el destino de
Barbarroja. A su talento de navegante pronto se sumó Parecía capaz de transformar
el de corsario. En 1529, la exitosa conquista del Peñón,
una roca fortificada en poder de los españoles junto el mar Mediterráneo
al puerto de Argel, aumentó su prestigio, de modo
que en 1532 fue nombrado gobernador del norte de
en un lago otomano.

Solimán
impostor. Para él sólo existía un único emperador
universal: él mismo. El sultán simpatizaba con los
Transformó protestantes, y los consideraba cercanos a los

el Magnífico Estambul musulmanes suníes por negarse al culto de los


santos y por practicar una religión simple y rigurosa.
en una gran Solimán fue también un hábil diplomático que supo
aprovechar las divisiones internas del mundo cristiano,
ciudad, con sobre toda la rivalidad entre Francia y España. Con el

mezquitas, «rey cristianísimo», Francisco I de Francia, estipuló una


alianza en 1542 en contra de Carlos V. El proyecto
palacios, fracasó, debido a la larga distancia que separaba las

puentes… bases navales otomanas de las francesas. Además, el


emperador turco proyectaba sus conquistas también
sobre Italia, lo que desagradaba a los franceses.
Como Carlos V, solía dirigir personalmente las
Solimán fue enemigo implacable de los Habsbur- operaciones militares. Así, pasó doce años de su
go. Al igual que Carlos V, podía presumir de sus vida en campañas. En 1566, durante el sitio de
dominios, que se extendían por tres continentes. una ciudad rebelde, encontró la muerte a causa
Estaba firmemente convencido de que el «Emperador de la peste, una enfermedad que normalmente
de los Romanos» –así llamaba a Carlos V–, era un acompañaba y se propagaba con la guerra.
Contra los piratas
Durante la primera mitad del siglo XVI se presentó con piratas y los otomanos provocó una guerra abierta por
mayor intensidad en Europa un viejo problema del el control del Mediterráneo, cuyo protagonista fue el in-
mundo mediterráneo: la cuestión de África septentrio- vencible Barbarroja, un pirata que, al mando de la flota
nal y de la piratería berberisca. otomana, pareció capaz de poner fin a la supremacía
Las incursiones de los piratas constituían una ame- naval de los españoles y de los genoveses, y de trans-
naza continua no sólo para el tráfico comercial, sino formar el mar Mediterráneo en un lago turco.
también para la seguridad de las ciudades y aldeas de La conquista de Túnez fue por tanto un éxito aislado,
las costas de España y del sur de Italia. En el Levante al que siguieron acontecimientos tan dramáticos como
de la Península Ibérica, en Sicilia, Nápoles, Puglia y Ca- el ataque a Mahón en 1535, cuando los piratas asal-
labria, los españoles tuvieron que reorganizar todas las taron la ciudad menorquí y masacraron a todos sus
defensas costeras, construyendo torres, adiestrando habitantes; la derrota naval de Préveza en 1538, y el
milicias ciudadanas y manteniendo en los puertos, de desastre de Argel en 1541, en el que la flota española,
forma permanente, escuadras navales capaces de in- enviada por Carlos para conquistar la capital de Bar-
terceptar las incursiones de los piratas. barroja, se estrelló en las costas argelinas y se fue a
El emperador quiso seguir la política mediterránea del pique a causa de una violenta tempestad.
cardenal Cisneros, que había mostrado la intención de A pesar de estas derrotas, la dominación turca y
establecer un dominio territorial en el norte de África. berberisca del Mediterráneo no llegó a materializarse.
En 1535 Carlos logró arrebatar a los piratas los puertos Después de Barbarroja, la alianza entre otomanos y
de La Goulette y de Túnez en la que fue, sin duda, su piratas no se consolidó, en parte porque ninguno de
empresa militar más importante. La ocupación perma- los que sucedieron a Barbarroja demostró sus mismas
nente de África del Norte, sin embargo, era un proyecto dotes, y en parte porque los almirantes de la flota turca
de difícil realización, por el coste del mantenimiento de no confiaban en dejar sus buques en manos de los
ejércitos y fortificaciones en esas tierras y por el escaso piratas, hábiles navegantes y temibles guerreros, pero
interés de colonizar un territorio muy pobre en recursos. soldados sin disciplina y proclives al pillaje y la des-
Ya a finales de la década de 1530, la alianza entre los trucción.

En una época
en la que Inglaterra
y España estaban
enfrentadas
militarmente, Francis
Drake fue considerado
como un pirata por
las autoridades
españolas, mientras
que en Inglaterra se le
Batalla de Préveza, cuadro de Ohannes Umed Behzad. Museo valoró como corsario
Naval de Estambul. A la derecha, Sitio de Argel en 1541, grabado y se le honró
de 1555. como héroe.
4
El imperio
hispánico de
Felipe II

E n 1555 Carlos V legó a su hijo Felipe no sólo un imperio, sino todas


las dificultades ligadas a su mantenimiento. El discurso de abdica-
ción del emperador dejaba bien claro en qué consistían estos obs-
táculos: «Yo puse todos mis esfuerzos y los de mis reinos en consolidar
la religión cristiana contra los turcos. Sin embargo, aunque esta fuese
mi tarea, no pude cumplirla como quería, por el estorbo y las moles-
tias que me han sido procuradas en parte por la herejía de Lutero y
de los demás innovadores heréticos de Alemania, en parte por los
príncipes vecinos y los demás, que por enemistad y envidia me han
sido siempre adversarios moviéndome guerras peligrosas, de las
cuales hasta el día de hoy, con el favor divino, he salido felizmente».

Felipe II, por Alonso Sánchez Coello (1557).


Una herencia difícil
Al conflicto con los turcos, con los protestantes de Ale-
mania, con Francia y con otros Estados europeos se
sumaban también herencias difíciles. En primer lugar,
Fernando, hermano de Carlos V, recibía la parte alemana
del Imperio Habsburgo, rompiéndose así la unidad de
la casa de esta dinastía. Con el tiempo, la figura del
monarca perdió su prestigio y el poder económico de
Alemania, prisionera de los conflictos religiosos, se des-
vaneció. Europa se iba reconfigurando hacia las tierras
de España y, más allá, se proyectaba hacia el Atlántico.
En segundo lugar, los costes de las guerras de Carlos
habían agotado los recursos de Castilla y de los Paí-
ses Bajos, lo que hacía presagiar una crisis que, a nivel
internacional, marcaría el ocaso de los grandes mer-
cados financieros internacionales. Este declive produjo
una profunda crisis política en la mayoría de los países.
En tercer lugar, en Italia se recrudecía la guerra con
Francia, mientras que en el norte de los Países Bajos
se difundía el protestantismo. Esto imponía al joven rey
elegir a cuál de sus vastos territorios dedicar en primera
persona sus esfuerzos de gobernante.
Y, finalmente, la sucesión había producido un cambio
en el estilo y en la ideología del poder. Carlos V había
sido todavía un monarca medieval, que se desplazaba
frecuentemente de un lado a otro de su imperio. Las Felipe II, Príncipe de Asturias, por Tiziano (1551).
visitas de la corte coincidían con favores y títulos que
el monarca otorgaba a la nobleza local. Sin embargo, sobrecogedora capacidad de trabajo (que le valió el
este rey viajero y políglota no había concentrado en sus apodo de «rey papelero»), gobernaba desde el centro
manos las tareas administrativas del reino; a través de una compleja maquinaria burocrática, influ-
mantuvo en el cargo durante décadas yendo incluso en las decisiones de menor importancia.
Felipe II a virreyes y gobernadores, reser- Así, virreyes y gobernadores tenían que seguir al pie
tenía una vando para sí mismo sólo las deci- de la letra las instrucciones que recibían del monarca,
gran capacidad siones más importantes. quien, no fiándose de ellos, designaba consejeros par-
Felipe, por el contrario, no ticulares de la Corona (muchas veces simples espías)
de trabajo: mostraba ningún interés por que controlaran su lealtad y el cumplimiento de las ór-
revisaba toda la viajar, conocer idiomas (ha- denes recibidas.
blaba sólo el castellano) y te- En cuanto a la ideología del poder, el conflicto interno
documentación ner un conocimiento directo de inherente al mundo cristiano asumía caracteres cada
que generaba sus dominios. Demostrando una vez más radicales. En el frente católico, el Concilio de
el Estado
Trento (1545-1563) había llegado a
una rigurosa definición del dogma y
San Quintín: primera
de la herejía. En el frente protestante
se estaban difundiendo las posicio-
nes radicales e intransigentes del
victoria del nuevo rey
calvinismo, y las repercusiones se
hicieron sentir en la corte de Madrid. La rivalidad con Francia no había cesado tras la abdi-
Las corrientes erasmistas, que apo- cación de Carlos. El papa Pablo IV, antiguo jefe de la
yadas por influyentes consejeros de Inquisición, se encargaba de alimentar la hostilidad en-
Carlos habían defendido la posibili- tre Francia y España en su propio beneficio. Tenía una
dad de un acuerdo con los súbditos personalidad muy fuerte y supo convencer no sólo a los
protestantes alemanes, fueron silen- franceses, sino también a los turcos y a los protestantes
ciadas por la Inquisición; el nuevo alemanes para que declarasen la guerra al sucesor de
rey había abrazado la causa de la Carlos V. Al igual que Clemente VII, Pablo IV conside-
Contrarreforma, decidido a hacer de raba inadmisible para el Estado pontificio la dominación
España el brazo militar y económico española del sur y del norte de la Península Itálica.
de la Iglesia católica. Los franceses, que se hicieron cargo de las opera-
ciones militares, atacaron Nápoles y los Países Bajos
en 1556. El rey galo confiaba en que Felipe II, bas-
tante inexperto en asuntos militares, y sus generales,
todos de distintas nacionalidades, fueran incapaces
de crear una unidad de mando para ofrecer resistencia
compacta en el campo de batalla. Sin embargo, Felipe
actuó con astucia: en lugar de ponerse él mismo al
frente del ejército, encargó las operaciones a uno de
sus mejores estrategas, Filiberto Manuel de Saboya,
que supo repartir las tareas bélicas entre las unidades
Escudo de la Inquisición española. A un lado de la cruz, la españolas, flamencas (al mando del conde de Egmont)
espada simboliza el trato a los herejes y al otro, la rama de e inglesas.
olivo, la reconciliación con los arrepentidos. Rodea el escudo
El ejército de Felipe penetró en Francia, y en agosto
la leyenda «EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM.
PSALM. 73», que en latín significa «Álzate, oh Dios, a defender tu de 1557, cerca de la ciudad de San Quintín, obtuvo
causa». una aplastante victoria sobre las tropas de Enrique II.

Fresco sobre el Concilio de Trento en el La toma de San Quintín en 1557. Xilografía publicada en la
Palacio Farnesio de Caprarola. Cosmografía de Sebastian Münster (edición de 1598).
82 España como Imperio El imperio hispánico de Felipe II 83

Pese a que la caída de la ciudad dejaba abierto el ca- las ciudades de Metz, Toul y Verdún. Con ello, Felipe
mino hacia París, Felipe decidió no avanzar. El peso de decidió el destino de estos territorios sin que en las ne-
la guerra se hacía sentir en las finanzas del reino, por lo gociaciones participara el emperador, su tío Fernando;
que el rey decidió apostar por un acuerdo general con el imperio que este último dirigía estaría destinado, du-
Francia que alejara durante algunos años la perspectiva rante casi un siglo, a defender las fronteras orientales
de un costoso conflicto armado. de Europa contra los turcos y a poner a disposición
En 1559, después de largas negociaciones, se fir- de los tercios españoles sus caminos hacia el norte
maría una de las paces más importantes de la historia de Europa. El verdadero imperio, y brazo secular de
moderna de Europa: la de Cateau-Cambrésis. Dicho la cristiandad, se había desplazado a occidente, hacia
tratado puso fin a la lucha por la supremacía en Italia; las tierras de Castilla, donde el rey mandó construir, en
Francia renunciaba a sus pretensiones sobre la Pe- honor del santo del día de la batalla de San Quintín, el
nínsula Itálica y sobre los territorios limítrofes con los nuevo centro de su poder: el monasterio de San Lo-
Países Bajos, y España, por su parte, renunciaba a renzo de El Escorial.

Vista del monasterio de


San Lorenzo de El Escorial.
El monarca católico vence en Lepanto
La Paz de Cateau-Cambrésis dio a España la posibi- Mediterráneo. Así, una segunda omisión podría haberse
lidad de enfrentarse a su enemigo más poderoso, el considerado un acto de cobardía. En segundo lugar, Ve-
Imperio turco, el cual disponía de un número mucho necia había sido, en muchas ocasiones, adversaria de
más elevado de barcos, sobre todo galeras. España en las luchas por la dominación de Italia.
Como, según el rey español, no se po- Al final, la intervención del papa Pío V y la seguridad de
día luchar contra el enemigo otomano disfrutar por fin de una superioridad numérica en el mar
sin estar en superioridad numérica, convencieron a Felipe para enviar la flota a finales del
la ampliación de la flota de guerra se verano de 1570. La alianza (Liga Santa) entre el Papa,
convirtió en una prioridad del Estado. el rey de España y la república de Venecia se firmó en
En el bando turco se empezaba a mayo del año siguiente. La flota de los tres Estados se
notar que su formidable expansión reunió en septiembre, cuando Chipre ya había caído en
territorial estaba llegando a su fin. manos de los turcos. Fue sólo la obstinación del jefe
El nuevo sultán, Solimán II, sucesor de la misma y hermanastro de Felipe II, don Juan de
de Solimán el Magnífico, dedicó sus Austria, lo que, venciendo la resistencia de los otros al-
esfuerzos a la conquista de la isla mirantes («Señores, ya no es hora de debates sino de
de Chipre, en manos venecianas combates»), provocó en octubre la batalla destinada a
desde 1489. cambiar las relaciones de fuerza en el Mediterráneo. El
La guerra comenzó en 1570. En un 7 de octubre de 1571 la flota de la Liga Santa destruía
primer momento, Felipe no tuvo nin- a la otomana en los golfos
guna intención de participar en el con- de Corinto y Patrás, «La
flicto; si lo hizo fue por dos razones. En primer que los cristianos más alta
lugar, cinco años antes había dejado que los conocían con
turcos sitiaran Malta, por miedo a perjudicar los el nombre de ocasión que vieron
ya escasos efectivos navales de su armada en el Lepanto. los siglos pasados,
los presentes, ni
esperan ver los
venideros»

Cervantes

Lepanto
Estatua de Miguel de
Cervantes en la Biblioteca
Nacional de Madrid. Cervantes
fue uno de los marinos
cristianos que sirvieron en las
galeras españolas en la batalla
de Lepanto. A la derecha,
ubicación geográfica del lugar
de la contienda.
El imperio hispánico de Felipe II 85

Esta victoria no se saldó con una derrota definitiva de gracias a ello pudieron gozar de un enorme prestigio en
los turcos. Así, al año siguiente, Solimán II logró reunir Europa, donde se presentaron como los defensores de
una poderosa flota para equilibrar el conflicto. Venecia la cristiandad frente a los infieles. En 1575, ante el peso
decidió salir de la Liga Santa en marzo de 1573 y pactó la financiero del mantenimiento de la flota de don Juan, y
cesión de Chipre al Imperio otomano. Por tanto, Lepanto ante la situación cada vez más difícil de los Países Ba-

personaje
fue sobre todo un triunfo de don Juan y de Felipe, que jos, Felipe decidió firmar una tregua con el sultán.

Don Juan
Símbolo del
caballero cristiano
de Austria capaz de vencer al
enemigo turco con
«Estando yo en Alemania (...) hubo un hijo natural de
la fuerza de las
mujer soltera», escribió Carlos V en su testamento. armas y de la fe.
Ese hijo era don Juan de Austria, nacido en 1547 en
la ciudad de Ratisbona. Con pocos meses de vida, el
padre lo separó de la madre, una burguesa alemana
de costumbres un tanto disolutas, y lo trajo consigo héroe de la cristiandad. En 1575 conquistó Túnez y
a España en el séquito de la corte. Creció primero consiguió pacificar las revueltas en Italia. Al año
en el pueblo de Leganés; luego, por voluntad de su siguiente fue enviado a reconquistar las pro-
padre, fue puesto bajo tutela de la familia aristocrática vincias rebeldes de los Países Bajos, lo que
de los Quijada y se crió en el castillo de Villagarcía de marcó el comienzo de su ruina. Don Juan
Campos, cerca de Valladolid. En 1559 fue reconocido estaba convencido de que el verdadero
miembro de la familia real por su hermanastro Felipe enemigo a combatir era Inglaterra,
y, con ello, pasó a llamarse Juan de Austria. También y se dice que empezó a planear
supo que el hombre anciano y enfermo al que había su invasión sin tener en cuenta al
sido presentado dos años antes en Yuste era su padre. rey. Estos desacuerdos avivaron la
A partir de 1559 formó parte de la corte y coincidió natural desconfianza de Felipe y situaron
en la Universidad Complutense con don Carlos, hijo de a don Juan en el centro de las intrigas y
Felipe, y con Alejandro Farnesio, hijo de su hermanastra conspiraciones de sus enemigos. Felipe
Margarita de Parma. En 1568 se ganó la confianza del empezó a ver a su hermanastro a través
rey tras delatar a don Carlos, que quería huir de España de los ojos de su secretario, el poderoso
a los Países Bajos. Además, en 1570 se distinguió por Antonio Pérez, quien acabó convenciendo al
la ferocidad con la que sofocó la rebelión morisca de rey de que la ambición había transformado
las Alpujarras. Ese mismo año, Felipe lo puso al mando al héroe de Lepanto en una amenaza:
de la flota que la Liga Santa enviaría a defender Chipre un general ambicioso dispuesto a dirigir
de la ofensiva otomana. Con tan sólo 24 años se alzó sus tercios contra Madrid y contra el rey.
como el triunfador de Lepanto, el 7 de octubre de Abandonado por este, don Juan, el hijo
1571. La magnitud de esta victoria y los relatos sobre natural de mujer soltera, murió
sus gestas (que él mismo alimentaba), hacían de él un de tifus en octubre de 1578.
La lucha por los Países Bajos
En el momento de la abdicación de Carlos V, en 1555, ya no volvería a poner los pies en los Países Bajos. Esta
los Países Bajos eran el territorio imperial más avan- circunstancia hacía de él un rey extranjero, ajeno a los
zado; una auténtica mina de oro, de la que procedían asuntos internos flamencos. Las sospechas se confir-
las riquezas que habían financiado la conquista de Ita- maron cuando en 1558 se creó el Consejo de Italia, un
lia y los ministros y consejeros que, sobre todo en la organismo que atribuía a Madrid la última palabra en
primera mitad de su reinado, habían acompañado al los asuntos de Sicilia, Nápoles y Milán. Entre la nobleza
emperador. flamenca se multiplicaron los recelos: ¿acabarían los
La lealtad de los Países Bajos a Carlos, un borgoñón, Países Bajos sometidos a España como Italia?
era indiscutida. Con Felipe, sin embargo, la situación A este temor se sumaba el malestar de toda la pobla-
empezó a cambiar. Pese a que el nuevo rey vivió allí ción por los elevados impuestos reales, que perjudica-
desde 1555 hasta 1559, la nobleza flamenca descon- ban fundamentalmente al comercio. Además, a pesar
fiaba de él; con Felipe, los funcionarios españoles e de haber finalizado la guerra con Francia, los tercios
italo-españoles empezaron a ocupar los cargos más seguían acuartelados en las ciudades de las 17 pro-
altos. Tampoco se podía esperar de él esa forma de vincias, molestia nada trivial para sus habitantes, sobre
gobierno directo que había ejercido Carlos con los con- todo de sexo femenino.
tinuos desplazamientos de su corte. Las visitas del em- Sin embargo, un cambio tan repentino como el que se
perador eran tan importantes porque, de ellas, cabía produjo en la década de 1560 no se puede explicar sin
esperar la entrega de algún título, cargo, recompensa, tener en cuenta la irrupción de dos nuevos factores: la
favor, o la reparación de alguna injusticia. crisis económica y la crisis religiosa. Fueron estos dos
Felipe detestaba viajar, y después de haber nombrado elementos los que transformaron el malestar en una re-
regente en 1559 a su hermanastra Margarita de Austria, belión abierta.

Los pescadores de almas, de A. Pietersz van de Venne, 1614. Rijksmuseum, Ámsterdam.


El imperio hispánico de Felipe II 87

La Biblia de Ginebra. Una de las primeras El triunfo de la muerte, de Brueghel el Viejo, pintor holandés de Breda, que expresa
biblias editadas por protestantes, en muy bien la sensación de persecución de la herejía (1562).
francés, Ámsterdam (1669). La edición
recupera la traducción de d’Olivétan de
1535, basada en el texto hebreo y griego.

La
relación
En los Países Bajos, el aumento Uno de los aristócratas más influyen-
de los precios había coincidido con
con este tes de los Países Bajos, el príncipe
una reducción de la actividad de la territorio cambió de Orange, Guillermo de Nassau,
industria textil y de los astilleros. El drásticamente en asumió en 1564 el liderazgo de la
desempleo y la reducción de sala- revuelta. En 1566 los nobles fla-
rios afectaron principalmente a las tiempos de mencos presentaron a la regente
clases inferiores de las ciudades y a Felipe II una petición donde pedían una ma-
los obreros no especializados. yor participación en los asuntos de
Mientras tanto, en el campo religioso, gobierno y el fin de las persecuciones
el anabaptismo que tanto atraía a las cla- contra los «herejes». Al principio, parecía
ses inferiores y repugnaba a las clases altas fue posible llegar a un compromiso, pero en verano
reemplazado por el calvinismo, un movimiento que se de ese mismo año la situación cambió radicalmente:
presentaba abierto a todas las clases sociales. Como muchos conventos e iglesias fueron asaltados y que-
consecuencia, muchos aristócratas empezaron a ver mados por los calvinistas. Los asaltantes, en su mayo-
desde otra perspectiva la represión religiosa ejercida ría procedentes de las clases sociales más afectadas
por la Inquisición de los Países Bajos. Por extraño que por la crisis económica, habían llevado a la práctica uno
pueda parecer, la hoguera de la Inquisición flamenca de los preceptos del calvinismo: la prohibición del culto
parecía mejor que la impartida por la Inquisición espa- a las imágenes.
ñola. La chispa que hizo estallar la revuelta de las pro- La furia destructora del movimiento radicalizó el con-
vincias fue, precisamente, el rumor de que Felipe II se flicto. Felipe se enfrentó a la crisis como si se tratara de
proponía introducir allí la Inquisición española. un ataque directo a su persona. Pese a las súplicas de
personaje
j
Guillermo
Margarita y a la condena pública de
los acontecimientos que hizo Gui-
llermo, el rey decidió seguir el con-
sejo de un eminente miembro de la

de Orange corte, el duque de Alba: para acabar


con la rebelión, había que cortar las
cabezas de media docena de no-
bles... En realidad, el duque cortó
bastante más de media docena; su
Ningún personaje encarna mejor que Guillermo política de represión sembró guerra,
de Orange la dramática transformación que se devastación y miles de muertos en-
produjo en la sociedad de los Países Bajos y tre la población civil. La decisión de
que llevó a la independencia de Holanda. Felipe se había revelado un desas-
La fe luterana de su familia no le impidió ganarse tre. Su autoridad quedó quebran-
la confianza del emperador Carlos V, quien en tada por la crueldad de la represión
1555 lo nombró jefe del Ejército imperial en los ejercida por el duque durante sus
Países Bajos, cuando tenía tan sólo 23 años. Esta seis años de gobierno en los Países
confianza se prolongó durante los primeros años Bajos. Sus sucesores, más mode-
de mandato del nuevo rey. Así, fue uno de los rados, intentaron volver a la política
diplomáticos encargados por Felipe II de negociar de compromiso de Margarita, pero
el Tratado de Cateau-Cambrésis. Esta experiencia ya no se podía frenar un mecanismo
con las monarquías hispana y francesa le convenció que el mismo Imperio hispánico ha-
de que los tiempos habían cambiado: los nuevos bía puesto en marcha.
monarcas seguirían hacia los protestantes una El terror que sembró el Ejército
política totalmente opuesta a la de sus antecesores. español alejó para siempre la po-
Su sospecha se confirmó en 1564, cuando el Tribunal se hizo evidente que la victoria militar del representante sibilidad de reconciliar la socie-
de la Inquisición se estableció en los Países Bajos. real habría acabado con las libertades que Felipe había dad protestante y la católica bajo
Guillermo, como gobernador de las provincias de jurado respetar. A partir de este momento, Guillermo la autoridad de un solo rey, fuera
Holanda y Zelanda (dos de las dieciséis que componían dedicó todos sus esfuerzos a sentar las bases de la este Felipe o Guillermo de Orange.
los Países Bajos), se negó a reconocer el Tribunal y fue independencia; fue el artífice de la Pacificación de Empezó así un conflicto destinado
declarado rebelde. Organizó cuatro ejércitos que fueron Gante de 1576, de la Unión de Utrecht de 1579 y de a durar casi un siglo, y que llegó a
derrotados por el duque de Alba, primero en Jemmin- la declaración de independencia dos años más tarde.
gen, en 1568, y más tarde en Haarlem, en 1573. Un católico acabó con su vida en 1584. Se des-
El conflicto entre Guillermo y el duque de Alba conoce si fue por fanatismo religioso o por cobrar
podría interpretarse como el conflicto entre un la recompensa de 25.000 ducados que Felipe II
gran político que era un pésimo general y un había puesto sobre la cabeza del rebelde holandés.
general excepcional que era un político nefasto.
El pasado de Guillermo –fiel servidor del Imperio,
amigo y confidente del mismo emperador– era
lo que hacía de la rebelión holandesa no ya una
guerra religiosa, sino un levantamiento en defen-
Es conocido
sa de las antiguas libertades de los Estados. en Holanda
Guillermo siguió reconociendo a Felipe como monarca
de los Países Bajos hasta 1572. Sólo aceptó que las como Vader des La batalla de Heiligerlee se considera
habitualmente como el inicio «formal» de la
provincias rebeldes depusieran al rey en 1575, cuando
vaderlands («Padre Guerra de los Ochenta Años.

de la patria»).
El imperio hispánico de Felipe II 89

ser una pesadilla para todos los gobernantes españo- Flandes es una de
las tres regiones que
les posteriores, que veían que la lucha por el dominio
componen Bélgica,
de Flandes (así se llamaba también a los Países Bajos) junto con Valonia y
requería inmensas cantidades de recursos materiales y la región de Bruselas Flandes
(capital del país y de Bruselas
humanos. Flandes).
Después del rotundo fracaso del duque de Alba, la
Valonia
situación en los Países Bajos fue progresivamente de-
teriorándose. Los españoles llegaron a perder dieciséis
de las diecisiete provincias; no obstante, el nombra-
miento de un nuevo gobernador, el italiano Alejandro Bélgica
Farnesio, y la muerte en 1584 de Guillermo de Orange
hicieron que la situación volviera a ser favorable para los
españoles. Las provincias del sur formaron la Unión de
Arras, fiel al rey de España, y las siete provincias protes-
tantes del norte formaron la Unión de Utrecht.

UNA PICA EN FLANDES


Desplegar un contingente de tercios en los el Franco Condado y por Alsacia y, finalmente, conocida como «camino español». Las tropas
Países Bajos se había convertido en algo tan superado el ducado de Lorena, entraban en Flan- podían tardar hasta 50 días en recorrerlo, en
complicado y costoso que la expresión «poner des. Era una ruta de más de 1.200 kilómetros, condiciones que a veces se hacían imposibles.
una pica en Flandes» entró a formar parte del
vocabulario español como sinónimo de una
empresa cuyo éxito es bastante incierto.
Quienes ponían las picas en Flandes eran los
generales, que planificaban las operaciones
militares moviendo picas sobre los mapas de
guerra. Las picas representaban una unidad de
al menos 30 piqueros.
Para llegar a Flandes no se podía disponer de
las vías territoriales y marítimas más cortas:
los dominios franceses y el canal de la Mancha
representaban un obstáculo infranqueable. Don
Juan de Austria fue uno de los pocos soldados
españoles que llegaron a Flandes sin pasar por
el duro «camino español»: cruzó Francia disfra-
zado de criado.
Normalmente, las unidades españolas navega-
ban por el Mediterráneo, evitando cuidadosa-
mente las costas francesas; llegaban a Italia,
atravesaban el Milanesado y, cruzando los
Alpes, entraban en Austria o Baviera, subían por Mapa de 1600 del Condado de Flandes.
90 España como Imperio pe
A la indiscutible capacidad militar
de Farnesio se sumó una sensibili-
dad hacia los problemas políticos y
religiosos impensable en el duque de
Alba y en el mismo Felipe. Farnesio
se movió en dos direcciones. En ma-
teria política, la nobleza local obtuvo
un peso relevante en el Gobierno. En
materia religiosa, la Iglesia católica,
hasta entonces corrupta, opulenta e
indiferente al sufrimiento de las clases
más pobres, fue obligada a empren-
der una seria reforma de su estructura La furia española de 1576, Amberes, del Barón H. Leys (1859). Museos Reales de Bélgica.
y sus prácticas.
A esta doble acción se sumó la re-
conquista, ciudad por ciudad, pro- vergentes de las provincias que for- provincias clave, Holanda y Zelanda,
vincia por provincia, de las posicio- maban la Unión de Utrecht y la falta a comienzos de 1587, parecía al al-
nes perdidas, sin que se produjeran de liderazgo que siguió a la muerte cance del ejército de Farnesio. Sin
las masacres y devastaciones que de Guillermo de Orange hacían embargo, Felipe había decidido uti-
habían hecho tristemente famoso presagiar el final de la rebelión pro- lizar su fuerza para otra empresa: la
al duque de Alba. Los intereses di- testante. La conquista de sus dos conquista de Inglaterra.

Los tercios formaban unidades militares de infantería del Ejército imperial de los Austrias. Eran famosos por su valentía y resistencia
y, a menudo, se les comparaba con las legiones romanas. En esta imagen podemos ver cómo alternaban las famosas picas, o lanzas,
con las armas de fuego.
personaje El imperio hispánico de Felipe II 91

El duque Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba, nació


en 1508 en el seno de una de las familias más
acabaría con su lealtad hacia el rey de los Países Bajos.
Así, en agosto de 1567, entró en Bruselas a la cabeza

de Alba
poderosas de Castilla. Como Guillermo de Orange, de un ejército de 12.000 soldados y 1.200 caballeros.
quien sería su némesis, Fernando dio sus primeros Pese al lema en latín de sus insignias, «pro rege, lege,
pasos como jefe militar junto al emperador Carlos V, grege» (en defensa del rey, de la ley y del pueblo), creó
primero en Italia contra los franceses, y luego en un tribunal llamado por unos «Tribunal de los tumultos»,
Hungría contra los turcos. General a los 25 años, y por otros, «Tribunal de la sangre», y mandó ejecutar
participó en la expedición de Túnez de 1535 y fue sin proceso a muchos de los representantes de las pro-
El objetivo el artífice de la victoria de Mühlberg en 1547. vincias, burgueses o nobles que, aunque siguieran re-
El duque estaba convencido de que no había distinción conociendo a Felipe II como rey, eran de fe protestante.
de un buen alguna entre musulmanes y protestantes: ambos eran La misma severidad fue aplicada hacia la población,
general es enemigos de la única y verdadera religión cristiana, la y el «duque de hierro» se convirtió en el «carnicero
católica. Por ello había que combatirlos como a infieles, de Flandes». Sus seis años de gobierno se saldaron
la victoria. con la máxima severidad y determinación. Quizá esta con miles de muertos civiles y la destrucción de
Ha luchado convicción fue lo que hizo de él, a ojos del rey Felipe II, numerosas ciudades. Ante la imposibilidad de
el mejor intérprete de la política que el monarca debilitar con sus métodos la resistencia protestante,
lo suficiente español había decidido emprender en los Países Bajos. fue relevado del mando por Felipe II en 1573.

si alcanza la Si bien Felipe II, desde su celda de El Escorial, vio una


guerra religiosa allí donde sólo había un conflicto laten-
Murió en Lisboa, en 1582. Al final de sus días confió
a un amigo: «Los reyes tratan a las personas como
victoria. te, el duque creó de la nada un conflicto político que naranjas: exprimen su zumo y luego las tiran».

La rivalidad
Escudo de
Enrique VIII
de Inglaterra.
con Inglaterra
Durante el reinado de Enrique VIII y los breves gobier- La nueva reina de Inglaterra, Isabel I, emprendió una
nos de sus dos sucesores, Inglaterra siguió siendo una política que sus consejeros definían «única y exclusiva-
potencia secundaria, satélite –a veces no fiable– de los mente inglesa», es decir, libre de las influencias france-
Habsburgo. Esta situación culminó con el matrimonio sas y, sobre todo, españolas. En primer lugar, situó a
en 1554 de María I, reina de Inglaterra, con el toda- Inglaterra en el campo protestante, aboliendo la juris-
vía príncipe Felipe de España. Fue un matrimonio de dicción pontificia y promoviendo un libro de oraciones
corta duración, pues la hija de Enrique VIII y de Catalina único para protestantes y católicos. En segundo lugar,
de Aragón murió en 1558, sin que España hubiera po- emancipó el comercio inglés de la dependencia de
dido beneficiarse de las ventajas de la unión dinástica. España, desplazando las exportaciones de tejidos del
92 España como Imperio

puerto de Amberes al puerto de Hamburgo. Por último,


modernizó la flota inglesa y favoreció la práctica de la
piratería contra los barcos españoles en las rutas del
canal de la Mancha y en las que conducían a América.
Su poder marítimo hacía que Inglaterra estuviera menos
expuesta a una invasión extranjera, mientras que la afir-
mación del calvinismo en Escocia aseguraba las únicas
fronteras terrestres del país.
Cuando el duque de Alba llegó a Bruselas en 1566
con un ejército que todos consideraban el mejor y el
más católico de la cristiandad, había surgido ya en
Europa occidental una tercera gran potencia que no es- Mapa de las Provincias Unidas de los Países
Bajos, publicado en Ámsterdam en 1658.
taba dispuesta a permitir, frente a sus costas, la presen-
cia de una fuerza militar tan poderosa; a fin de cuentas,
el canal de la Mancha y el estrecho de Dover estaban en
manos inglesas y, sin ellos, la única vía para «poner una PROVINCIAS
pica en Flandes» era el accidentado «camino español». UNIDAS
Felipe decidió atacar Inglaterra en 1585, en el mo-
mento más favorable de la ofensiva de Alejandro Far-
nesio en los Países Bajos. Isabel, cada vez más hostil
Groninga
al catolicismo, había sido excomulgada, y los ingleses
seguían prestando a las Provincias Unidas un apoyo
Frisia
que los generales españoles juzgaban providencial para
los rebeldes. De ese modo, el ataque a Inglaterra no
sólo era estratégico, sino que contaba también con una
dimensión moral: la victoria habría llevado a la solución Overijssel
del problema de los Países Bajos y a la derrota final del
protestantismo en Gran Bretaña. Holanda

Güeldres

Utrecht

Zelanda

Las Provincias Unidas eran un Estado


formado por las siete provincias del norte de
los Países Bajos (Frisia, Groninga, Güeldres,
Holanda, Overijssel, Utrecht y Zelanda),
Derrota de la Armada Invencible, pintura de Philippe-Jacques de agrupadas desde la Unión de Utrecht en 1579,
Loutherbourg (1796). hasta la ocupación francesa de 1795.
El imperio hispánico de Felipe II 93

La preparación de la flota y del ejército de invasión, Gravelinas el 8 de agosto 1588, una prudencia y una
a cuyo cargo estaban Farnesio y el marqués de Santa obstinación formidables: evitó enfrentarse con la flota
Cruz, comenzó en 1586. Las dificultades y los inmen- inglesa que perseguía a la armada, y, gracias a ello,
sos costes empezaron a ser evidentes desde el ini- los galeones españoles no encallaron en las playas de
cio: había que desplegar una fuerza compuesta por Dunkerque y no se convirtieron en presa del enemigo.
150 buques, 380 barcos de cargamentos y de soporte, En la batalla sólo se perdieron tres galeones y murieron
90.000  soldados y 2.300 piezas de artillería. El coste 600 soldados.
previsto –que aumentaría rápidamente– era de 4 millo- Lo que influyó en el fracaso final de la misión fue el
nes de ducados. complicado viaje de regreso a España, pues la única
A finales de 1587 Farnesio confesaba a un amigo que manera de evitar otro encuentro con los ingleses era
la empresa de Inglaterra estaba destinada al fracaso. navegar rumbo norte, costeando Escocia e Irlanda. Las
En febrero de 1588 murió el marqués de Santa Cruz y tormentas, los naufragios, las enfermedades, la falta de
fue reemplazado por el duque de Medina Sidonia. Por comida y de equipamiento marcaron esa travesía, en la
más invulnerables que se las considerara, las costas que se perdieron casi la mitad de los barcos y murie-
españolas estaban expuestas a los ataques de los in- ron más de 10.000 hombres. Se calcula que las pérdi-
gleses, como el de Drake en 1587. Y, por más inven- das definitivas sumaron un total de 20.000 hombres y
cible y bendita que se la proclamara, la armada debía 60 buques.
afrontar las inclemencias del tiempo.
La armada zarpó el 30 de mayo de 1588, y entre
agosto y septiembre se cumplió su derrota. Sin em-
bargo, no fue tan estrepitosa como quiso retratarla la
propaganda inglesa. El lugar común que ha sobrevi-
vido hasta nuestros días hace referencia a una inmensa
flota que se hunde delante de Inglaterra debido a las
tormentas, a la pericia de los marineros británicos y a
la cobardía de Medina Sidonia. El duque podía ser un
marino inexperto, incompetente como jefe de una flota,
María I de Inglaterra,
e incluso podía sufrir mareos al viajar por mar, pero re- conocida como María Tudor,
veló en la batalla más importante de la campaña, la de por Antonio Moro.

La
victoria
sobre Inglaterra
habría llevado a la
solución del problema
de los Países Bajos y
a la derrota final del
protestantismo en
Gran Bretaña
ISLAS
SHETLAND
ISLA FAIR Después del fracaso de la armada,
la guerra con Inglaterra continuó sin
ORCADAS
ningún éxito decisivo, ni de un lado
HÉBRIDAS ni de otro. Se realizaron nuevos en-
víos de poderosas flotas hacia la isla
en 1596 y 1597, pero las tormentas
impidieron a los barcos llegar a su
destino. Sin embargo, en la última
década del siglo XVI, los españoles
modernizaron sus navíos y su tác-
tica de guerra. Galeones más lige-
ros y maniobrables, y una artillería
de mayor alcance y precisión, per-
mitieron recobrar el control de las
rutas hacia América y asegurar que
las riquezas de las Indias llegaran
a Cádiz o La Coruña, y no a Ports-
mouth o Bristol.

Londres
Dunkerque
Portland Margate Gravelinas
Plymouth
ISLA DE
Calais
Ruta de la
ISLAS WIGHT Armada
SORLINGAS
Le Havre
Invencible
OUESSANT
Combates en el
canal de la Mancha

Naufragios
La denominación «Armada Invencible»
es acuñada en Inglaterra para referirse
a la Empresa de Inglaterra de 1588,
proyectada por el monarca español para
destronar a Isabel I durante la guerra
anglo-española de 1585-1604. La
armada española fracasó en su misión,
fundamentalmente, a causa del mal
estado de la mar durante su travesía de
La Coruña Santander retorno, los medios y la cartografía de
la época. Sin embargo, la tradición en
el mundo anglosajón sostiene que fue
directamente la flota inglesa quien derrotó
a la armada de España en combate.
personajes
Isabel I
Hija del más complicado de los siete matrimonios Los objetivos de la nueva reina se centraron en la
de Enrique VIII (el celebrado con Ana Bolena), Isabel, solución del problema religioso, la afirmación del poder
nacida en 1533, tuvo una infancia que no presagiaba naval de la isla y la ruptura de la dependencia comercial
su futuro de reina. Después de la ejecución de su con respecto a España. Donde su política tuvo conse-
madre, ordenada por su padre, Isabel fue apartada de cuencias históricas de mayor alcance fue en materia
la corte y desposeída del título de princesa. Recibió comercial y militar. En los 45 años de su reinado (murió
una educación protestante y humanista. El padre se en 1603), la reina, los comerciantes, los industriales, los
reconcilió con ella once años más tarde, en 1544, colonos y los corsarios ingleses formaron un solo cuer-
y la reinsertó en la línea de sucesión después de su po que consiguió crear, prácticamente desde cero, una
hijo varón, Eduardo. Cuando Enrique murió, Isabel nueva potencia marítima mundial. Esta potencia acabó
tenía catorce años y su hermanastro apenas diez. con el monopolio naval hispano-portugués y trasladó al
Pero sobre la sucesión inglesa pesaba la sombra de océano y al Nuevo Mundo la fuerza pujante de una so-
otra hija de Enrique, María, de fe católica y nacida ciedad que era más empresarial, burguesa y mercantil.
en 1516 del matrimonio con Catalina de Aragón.
Fue María la que sucedió a Eduardo en 1553. Su
reinado, caracterizado por el matrimonio con Felipe II, La cólera
las conjuras de palacio y numerosos levantamientos
de los protestantes, duró tan sólo cinco años, tiempo
da ingenio a
que Isabel, «la hereje bastarda», pasó como prisionera los hombres
en la Torre de Londres y en un castillo de la familia.
La muerte de María abrió la sucesión en favor de
apagados, pero los
Isabel, la última soberana de la casa de los Tudor. deja en la pobreza.

En el siglo XVI Inglaterra era una isla hasta entonces trece años. A los veinte era propietario y capitán de un Francis
Drake
apartada de las grandes contiendas mundiales, que barco mercante, y a los veintitrés emprendió su primer
se vio repentinamente proyectada hacia una carrera viaje al Nuevo Mundo. Seis años después, la flota que
por el dominio de las rutas oceánicas. Su principal él dirigía fue interceptada por los españoles cerca del
rival era una potencia tan prestigiosa y aparentemente fuerte mexicano de San Juan de Ulúa. Su empresa
invencible como España. Los corsarios, figuras más llamó la atención de la reina Isabel, que le encargó en
populares y emblemáticas de la época de Isabel I, 1577 circunnavegar las costas de América del Sur;
fueron los héroes de esa contienda y Francis Drake, sin se convertía así en el primer inglés que conseguía dar
duda, fue el más conocido de ellos. Eran propietarios la vuelta al mundo. Sin embargo, a diferencia de Ma-
de barcos y navegantes que se dedicaban a la piratería, gallanes y de Elcano, los intereses de Drake no tenían
pero atacando sólo a los enemigos de su país. Drake, nada que ver con los descubrimientos geográficos, con
nacido en 1540, empezó su carrera de marino a los la ciencia ni con las técnicas de navegación, sino con
los tesoros de los galeones españoles: joyas, especias,
oro, plata y cofres llenos de monedas reales. Cuando

Fue nombrado a finales de 1580 entró en el puerto de Plymouth,


Drake era uno de los hombres más ricos de Inglaterra.
caballero y miembro Isabel tampoco podía quejarse, pues le correspondía
por ley la mitad del cargamento de la flota de Drake:
del Parlamento una cantidad cuyo valor superaba el total de las
de Londres. entradas reales de ese año. Murió en 1596 en los
Mares del Sur, a causa de un ataque de disentería.
Guerras y
bancarrotas
Se calcula que de los 42 años de reinado de Felipe II, desobedecer las órdenes de sus oficiales y rebelarse,
sólo seis meses transcurrieron sin guerras. Hubo tam- procurándose los medios de subsistencia mediante la
bién otra constante en el reinado de este monarca: las violencia y el saqueo. Amberes, una de las ciudades
bancarrotas. Y es que el dinero y la guerra estaban es- más ricas de Flandes, fue devastada en noviembre de
trechamente relacionados. 1576 por los soldados españoles que se habían que-
Los recursos económicos eran vitales para afrontar dado sin recursos, en una masacre que costó la vida a
los conflictos, sobre todo porque garantizaban la con- más de 7.000 personas.
tinuidad de las operaciones bélicas. Sin dinero, estas Cuatro años más tarde, el Imperio hispánico sumaba
se paraban; las tropas que no recibían el sueldo solían un nuevo territorio: Portugal. La crisis sucesoria abierta

Imagen de La matanza de los inocentes, de Peter Paul Rubens (1612).


El imperio hispánico de Felipe II 97

DOMINIOS EUROPEOS
Y NORTEAFRICANOS DE
FELIPE II HACIA 1580

PAÍSES
BAJOS
Amberes

OCÉANO FRANCO
Azores ATLÁNTICO CONDADO
MILANESADO
Milán

NAVARRA
Madrid
ARAGÓN
PORTUGAL
Barcelona Nápoles
Lisboa CASTILLA Cerdeña
Sevilla Baleares
NÁPOLES
Palermo

Madeira Sicilia
Tánger Orán
Melilla

Casablanca
MAR
Mazagán
MEDITERRÁNEO
Canarias Santa Cruz
Agadir

tras la muerte sin descendencia del rey Sebastián fa- ellas apoyada por Inglaterra– el rey se encargó de que
vorecía a Felipe, hijo de Isabel, que a su vez era hija la plata americana del Imperio llegara a las Cortes por-
de Manuel I, rey de Portugal entre 1495 y 1521. Para tuguesas. Y, por si fuera poco, en 1580 ordenó que las
terminar de descartar las demás opciones –alguna de tropas del duque de Alba invadieran el reino vecino.
98 España como Imperio

Las entradas ordinarias y las contribuciones extraor-


dinarias financiaban las guerras y, en tiempo de paz,
la defensa de los territorios. Si la contienda tenía ca-
rácter religioso, se podía contar además con la apor-
tación excepcional de la Iglesia: del clero local y de
las órdenes monásticas o, directamente, del Papa de
Roma. La contribución de este último, sin embargo, no
siempre era segura; Pío V participó de los gastos de la
empresa de Lepanto, pero Sixto V, de quien se decía
que «amaba el dinero», no entregó ni un céntimo del
millón de ducados que había prometido a Felipe II para
la invasión de Inglaterra.
A falta de entradas corrientes, el Estado recurría al
dinero exterior. Los grandes mercados financieros in-
ternacionales invertían gran parte de sus capitales en
préstamos al Gobierno español. Se trataba de créditos
enormes y a intereses bastante reducidos (alrededor
del cinco por ciento), que permitían formar ejércitos y
construir flotas.
El pago de los intereses sobre el préstamo absorbía
dos tercios de las entradas del Estado. A esto se su-
maba la crónica debilidad de una economía incapaz de
producir riqueza: la carga fiscal sobre los sectores no
privilegiados de la población (los pecheros) deprimía el
consumo interior. El Estado recibía directamente alre-
dedor del treinta por ciento de los metales que proce-
dían de América, pero la parte restante, una inmensa
riqueza, se quedaba en manos de banqueros y comer-
ciantes, cuyo negocio principal seguía siendo ofrecer
dichos préstamos al rey. Así, se llegó a crear un círculo
vicioso que impidió la creación de una industria tex-
til y de otras manufacturas exportables a las colonias
(como harían los ingleses en el siglo sucesivo), y se
prefirió importar bienes de otros países, pagándolos,
una vez más, con la plata de América.
En 1596, cargado de deudas, el Gobierno de Felipe II
se declaró en bancarrota por tercera vez; la primera
había sido en 1557 y la segunda, en 1575.
A la muerte de Felipe, en septiembre de 1598, la
deuda del Gobierno español rondaba los cien millones
Retrato del Papa Pío V, del Greco (1600-1610). de ducados, cinco veces más que en 1556, cuando
Ofrenda de Felipe II, de Tiziano (Museo del Prado). había empezado su reinado.
La victoria de Lepanto de 1571 y el nacimiento del
heredero, en diciembre del mismo año, llenaron de
esperanza y felicidad a Felipe II, que encargó esta
obra al famoso pintor. En la página siguiente, imagen del Archivo de Indias, Sevilla.
El Imperio en América
La colonización española de América durante el rei- perdieran su poder, el primogénito recibía la herencia de
nado de Felipe II estuvo determinada por el conflicto sus padres. A los demás hijos varones, si los había, les
triangular entre la monarquía, la nobleza y la Iglesia. En tocaba prestar sus servicios en el Ejército y en la Iglesia.
medio del mismo, y a expensas de la «buena América supuso una verdadera esperanza
voluntad» y del poder de uno de los El para los hijos no primogénitos; es más,
tres contendientes, se situaban los para muchos castellanos significó la
indígenas.
modelo de oportunidad de conquistar nuevas
Felipe II volvió a encontrarse con sociedad que tierras para «señorearlas», es decir,
el viejo problema que ocupó y pre- para actuar como señor; un privi-
intentaron
ocupó a su padre: el modelo de legio que, por razones de poder,
sociedad que los conquistadores implantar se les había negado en la Penín-
intentaron implantar en América entraba en sula Ibérica. Señorear la tierra no
entraba directamente en conflicto significaba exactamente traba-
con el de la Corona. Su deseo era
conflicto con el jarla, sino administrarla, poseerla y
que los funcionarios allí presentes de la Corona extraer beneficios.
estuvieran directamente vinculados a Castilla era el centro de las decisio-
la misma. El problema era que los con- nes administrativas con respecto a las
quistadores y la Corona se necesitaban mu- Indias. En este reino se habían creado cuatro
tuamente: los primeros necesitaban de la segunda organismos para dirigir los asuntos americanos: la
para justificar la colonización, y esta tenía que Junta de Guerra de Indias (para aconsejar la actuación
contar con los primeros para conseguir nue- militar del Imperio español frente a los ataques de los
vos territorios. corsarios), la Cámara de Indias (para proponer candi-
En Castilla, el mayorazgo había provo- datos a los cargos civiles y eclesiásticos en América), el
cado un fenómeno reflejado con maes- Consejo de Indias y la Casa de Contratación; estas dos
tría en la literatura española: para que las últimas, de especial importancia. El territorio americano
tierras no se dividieran y las familias no se dividía en virreinatos y provincias. Las Audiencias
100 España como Imperio

eran circunscripciones exclusivamente jurídicas, a cuyo


De los conquistadores
cargo estaban los oidores. Las Capitanías Generales
eran unidades militares, encargadas unas veces a los a los hacendados
gobernadores y otras a los presidentes de Audiencia,
que servían para la defensa del territorio ante los posi- La empresa llevada a cabo por la Corona para recon-
bles ataques indígenas. quistar el territorio americano, de manos de los con-
Si bien la explicación anterior podría llevar a pensar quistadores-encomenderos, fue ardua y lenta. La Leyes
que se trataba de una Administración racionalizada y de Burgos de 1512 y las Leyes Nuevas de 1542, ambas
eficaz, la realidad demuestra todo lo contrario. Fueron férreas defensoras de los derechos de los indígenas,
muchos los problemas que aquellas nuevas tierras su- deben entenderse dentro de esta coyuntura. Si bien es
pusieron para el Imperio. Era difícil aplicar el Derecho en cierto que los indígenas no eran infieles, sino cristianos
las Indias cuando ni siquiera en la Península había uno a proteger –y de ello era responsable la Corona–, las
extendido por igual a todos los territorios de la Monar- nuevas medidas legislativas contribuían eficazmente a
quía. Los reinos peninsulares gozaban de jurisdicciones rescatarlos de la influencia de los encomenderos y, con
diferentes y de privilegios (fueros) propios de algunos ello, a disminuir el poder de estos.
territorios. Fue así como se extendió la práctica del «se Ante la ofensiva de la Corona, a los antiguos enco-
acata pero no se cumple», con el argumento de que menderos sólo les quedaba convertirse en hacenda-
la aplicación fiel de la ley podría desencadenar un mal dos, comerciantes, burócratas, mineros, manufactu-
mayor del que se pretendía evitar. reros… Además, la continua necesidad de plata para

BARTOLOMÉ DE LAS CASAS Y LA DENUNCIA DE LA CONQUISTA


La obra más famosa y controvertida de fray obra: llegó a ser el libro emblemático de la
Bartolomé de Las Casas, Brevísima relación condena que hicieron el resto de potencias
de la destrucción de las Indias, fue escrita europeas de la labor española.
en 1542 para el príncipe Felipe (su padre, Las Casas también describe el encuentro
Carlos V, había delegado en él los asuntos entre el gran rey Moctezuma y Hernán Cortés.
americanos), con el fin de que el futuro rey Una vez más, sobrecoge a los lectores con la
fuera consciente de los acontecimientos que eficacia de sus metáforas. El autor continúa
se estaban produciendo en las Indias. Siendo narrando cómo hicieron prisionero al rey
Las Casas testigo presencial de los hechos, azteca en su propia ciudad, la humillación que
no podía hacer menos –según cuenta– que esto le produjo y cómo los indios hacían bailes
informar a la Corona de la trágica situación y ceremonias que aligerasen el doloroso cau-
de los indios. Su descripción de los hechos tiverio de su señor. Cuando, por fin, decidieron
es así de drástica con los conquistadores: hacer la guerra a los cristianos, no es extraño
«Entraban en los pueblos, no dejaban niños que mataran a tal cantidad de hombres:
ni viejos, ni mujeres preñadas ni paridas que «Mataron gran cantidad de cristianos en
no desbarrigaran y hacían pedazos, como los puentes de la laguna, con justísima y
si dieran en unos corderos metidos en sus santa guerra, por las causas justísimas que
apriscos». tuvieron, como dicho es. Las cuales, cual-
Muy probablemente, Las Casas no calculó quiera que fuere hombre razonable y justo
las consecuencias que iba a tener su las justificaría».
El imperio hispánico de Felipe II 101

sufragar la balanza de pagos defici-


taria europea impulsó a la Corona a LA LEYENDA NEGRA
favorecer la aculturación de los indí-
genas: sólo si se imponía la medida
de pagar el tributo en dinero, y no Como toda potencia que aspira a dominar La Apología, escrita por Guillermo de Orange
en especie, los indígenas estarían el mundo –hoy diríamos superpotencia–, el en 1580. En ella se cuentan las atrocidades
obligados a trabajar en las minas y, imperio español, con sus vastas posesiones cometidas por el duque de Alba en Flandes, y
por tanto, a ser realmente súbditos territoriales, su poderosa burocracia y su aún se las compara con las de los conquistadores
de la Corona. más poderoso ejército, no era muy popular en América. Ambas se presentaban como la
entre las demás naciones europeas. Estas prueba del carácter inherentemente brutal y
no sólo combatieron con sus tropas, sino salvaje de la dominación española. La obra
también con el papel escrito. Si los espa- del padre Las Casas circulaba en Inglaterra
ñoles fueron capaces de manejar la pólvora con subtítulos como «La crónica fiel de las
como pocos, sus adversarios demostraron masacres horribles y sin precedentes, de las
la misma capacidad con la imprenta, la tinta carnicerías y de todo tipo de crueldades que
y el papel. El invento de Gutenberg había puedan surgir del infierno y de la malicia,
creado un nuevo instrumento de lucha: la cometidas por los papistas españoles».
propaganda. Las naciones que castigaron tan dura-
El primer ejemplo de ello fue, sin duda, la mente a los españoles tendrían tiempo y
«Leyenda Negra». Esta nació en el siglo XVI, oportunidades para demostrar su sentido
con el desarrollo de la imprenta. A través de la justicia y de la moderación hacia los
de ella se creó, desde Londres hasta Roma, indígenas colonizados, en América del Norte
desde París hasta Frankfurt, la imagen del o en África, por ejemplo. Sin embargo, como
español cruel y codicioso, corrupto e into- todas las afirmaciones que son repetidas mil
lerante. Miles de panfletos difundían frases veces, la «Leyenda Negra» se había conver-
como esta: «La tiranía es tan natural y propia tido en una verdad: una verdad destinada a
de un español como la risa lo es de un hom- mantenerse, en forma de prejuicio, hasta
bre». El título más célebre de este género es la actualidad.

Ilustración inspirada en el siguiente pasaje de la Brevísima de Bartolomé de Las Casas:

En 1542 Carlos V promulgó las Leyes «Tomaban las criaturas de las


Nuevas, que recordaron solemnemente tetas de las madres por las
la prohibición de esclavizar a los indios piernas, y daban de cabeza
y abolieron las encomiendas, las con ellas en las peñas. Otros
cuales dejaron de ser hereditarias y daban con ellas en ríos por las
debían desaparecer a la muerte de los espaldas, riendo y burlando
encomenderos que las detentaban. y cayendo en el agua decían,
«bullis cuerpo de tal»; otras
criaturas metían en la espada
La ausencia con las madres juntamente,
de maquinaria y todos cuantos delante de sí
moderna hallaban. Hacían unas orcas
para acuñar largas que juntasen casi los
moneda en el pies á la tierra, y de trece en
imperio colonial trece, á honor y reverencia
español, y las de nuestro Redentor y de los
necesidades doce Apóstoles, poniéndoles
del comercio en leña y fuego los quemaban
dichos territorios, vivos...».
favorecieron la
aparición de las
macuquinas.
5
El Imperio en
tiempos del
Barroco

E l periodo de reinado de los Austrias Menores (Felipe III,


Felipe IV y Carlos II) se caracterizó por las grandes dificultades eco-
nómicas del Estado, por la pérdida de la hegemonía en Europa
y por la acentuación de las diferencias y los conflictos sociales;
prueba de ello es la multiplicación de los pobres de solemnidad
durante dicho periodo, tan bien reflejados en la literatura pica-
resca y en el arte barroco. Así, el siglo XVII ha sido considerado tradi-
cionalmente por la historiografía como el siglo por excelencia de la
crisis y la decadencia del Imperio hispánico. No obstante, en este
Detalle de El triunfo de Baco o Los Borrachos, delicado contexto surgieron manifestaciones culturales barrocas
de Diego Velázquez (1628-1629). de gran riqueza, que completaron el llamado Siglo de Oro español.
La centralidad
de Castilla
En 1598 Felipe III heredó de su padre, Felipe II, una castellanas; y también lo eran los impuestos que ser-
guerra con Francia, otra en los Países Bajos y una crisis vían para pagarlas y para dotar a los ejércitos en guerra,
que afectaba, sobre todo, al reino más extenso y po- así como castellanos eran los pecheros ahogados por
blado del Imperio: Castilla. La crisis castellana supuso, un injusto sistema fiscal.
quizá, el legado más difícil del nuevo rey, ya que el po- A partir de la última década del siglo XVI, la centralidad
der que España ejercía en el mundo durante el siglo XVI de Castilla dentro del Imperio empezó, literalmente, a
era esencialmente el poder de Castilla. Felipe II, símbolo pasar factura. Descendió la población y disminuyeron
de ese poder, fijó su residencia en Castilla y se rodeó de los metales preciosos procedentes de América y las ac-
funcionarios castellanos. Las tropas que luchaban en su tividades económicas... Pero la presión fiscal no bajó, ni
nombre por toda Europa eran castellanas. La tampoco los gastos para pagar a las tropas.
plata que inundaba los puertos de Sevilla Crecieron, sin embargo, los gastos de
y de Cádiz era castellana, puesto que Felipe III una corte que, con el nuevo rey y su
las minas de América pertenecían a heredó de favorito, el duque de Lerma, se llenó
Castilla por derecho de conquista. de «clientes» que buscaban el favor
La ideología del Imperio, basada
su padre varias del monarca para enriquecerse y
en la premisa de que el poder guerras y una aumentar su poder. La crisis ape-
político debía estar al servicio de crisis que afectaba nas minó la peculiar ideología del
una causa religiosa, se había for- poder, nacida con la Reconquista:
jado en Castilla. Las deudas eran al corazón del la exaltación de la carrera militar y
Imperio: Castilla

El puerto de Indias, que en el siglo XVI albergaba un gran número


de embarcaciones a lo largo del río Guadalquivir. Se observa
al fondo la Giralda, a la izquierda, el puente de barcas y a la
derecha, la Torre del Oro. Obra de Alonso Sánchez Coello.
El Imperio en tiempos del Barroco 105

eclesiástica y el desprestigio de la ri-


queza obtenida a través del trabajo
en la agricultura y el comercio.
Castilla seguía siendo la fuente
principal de ingresos del Imperio, a
pesar de mostrar evidentes signos
de agotamiento; en 1607 se prefirió
llegar a una nueva bancarrota, antes
que imponer nuevos impuestos para
aumentar las entradas de la Corona.
La superioridad política y militar del
Imperio ya no reflejaba la superiori-
dad económica. Por ello era nece-
sario encontrar soluciones: ¿había
que intentar de nuevo una victoria
militar definitiva en Europa o, por el
contrario, plantear por primera vez
una reforma de Castilla y del Imperio
para solucionar sus males? Durante
las primeras décadas del siglo XVII, el
llamado periodo de la Pax Hispanica
de Felipe  III, se descartó la primera
«solución», aunque el fantasma de la
guerra siguió presente durante todo La Conferencia de Somerset House, en la que se firmó el Tratado de Londres de 1604 que
el siglo. puso fin a la guerra anglo-española de 1585. Abajo, rúbrica de Felipe III.

La búsqueda
de la paz
En 1566 Felipe II había escrito al Papa: «Antes de beranía de los Países Bajos en favor de su sobrino y
tolerar que se haga la mínima ofensa a la religión y al yerno, Alberto, miembro de la rama austriaca de los
servicio de Dios, preferiría perder todas mis posesiones Habsburgo (era hijo del emperador Maximiliano II y ma-
o cien vidas, si las tuviera». Coherente con sus ideas, rido de la infanta Isabel).
Felipe, para defender los Países Bajos meridionales, A la muerte del Rey Católico, el archiduque Alberto
había acabado con gran parte de los recursos de la tomó las riendas de la política exterior de España.
Corona. Unos meses antes de morir, renunció a la so- Después de concluir una «paz que salvaba el honor»
personaje
Ambrosio
Doce Años y, cuando se reanudó la contienda, llevó a

Spínola
cabo su victoria más prestigiosa, la toma de Breda.
Todo el Palatinado sujetaste Sin embargo, no fue nunca partidario del conflicto, lo
al monarca español, y tu presencia que le supuso la creciente hostilidad de Olivares. Spíno-
la, a falta de dinero real, solía financiar las operaciones
al furor del hereje fue contraste. militares de su propio bolsillo. Esta circunstancia fue
aprovechada por sus enemigos en la corte (detrás
Famoso por la toma de Breda y por el lienzo de de los cuales estaba el mismo conde-duque), que
Quevedo Velázquez, el general Ambrosio Spínola pertenecía a hicieron circular el rumor de que quería la paz sólo
una antigua familia de la aristocracia genovesa. Los para recuperar el dinero que había prestado al rey. En
Spínola, eternos rivales de otra poderosa familia, la 1628 Olivares aprovechó la caída en manos rebeldes
de los Doria, gobernaban la república de Génova de una irrelevante ciudad cerca de Breda para relevar a
desde el siglo X. Como acreedores del rey de España, Spínola del mando de las tropas españolas. El general
gozaban en la corte de una gran influencia. fue destinado a Italia, donde, siempre «adelantando»
General a los 34 años, Spínola se había distinguido los gastos a la Corona española, contribuyó en 1630
como excelente jefe militar, especializado, más que en como gobernador de Milán al sitio de la ciudad de
batallas en campo abierto, en operaciones de cerco Casale y a la tregua con Francia. Murió ese mismo
a las ciudades. Su primera empresa fue la conquista año, sin recuperar el dinero empeñado a favor de
del puerto de Ostenda, a la que siguieron victoriosos la causa del rey de España. Todo lo que le quedó al
sitios de distintas ciudades en Flandes occidental vencedor de Breda fue el título de Marqués de los
y Brabante septentrional. Negoció la Tregua de los Balbases, un despoblado municipio cerca de Burgos.

con Inglaterra en 1604, dedicó todos sus esfuerzos a gular de 300.000 ducados mensuales, podemos conti-
cerrar la guerra contra las provincias rebeldes de los nuar las operaciones (...). Pero semejante esfuerzo su-
Países Bajos. Se sirvió para ello de un general ita- pera los recursos de España. Por tanto no queda otra
liano, Ambrosio Spínola, quien, al llegar a Bruselas opción: acabar esta larga y costosa guerra».
en 1604 –se pagó él mismo el viaje, a falta de En tiempos de Felipe II esta franqueza habría llevado
dinero real–, no tardó en darse cuenta de que a Spínola al cadalso, pero en la primera década del si-
la prosecución de la guerra –demandada glo  XVII, la simple aritmética del general conducía irre-
con insistencia en la corte madrileña– era mediablemente a la paz, que fue firmada en 1609. Aun
una locura que habría puesto en peligro así, no se trató de una paz a todos los efectos, como
la misma «independencia» de los Países habrían esperado Spínola y Alberto, sino de una tregua
Bajos meridionales (también conoci- cuya duración se fijó en doce años. La guerra había
dos como Flandes o Bélgica). Spí- sido descartada y la tregua permitía ganar tiempo y re-
nola hizo frente común con el archi- cursos para llevar a cabo las reformas que necesitaba el
duque y apoyó las negociaciones Imperio. ¿Quién se encargaría en Madrid de esta labor?
emprendidas con los rebeldes: La inesperada muerte de Felipe III en 1621 dejó para su
«Si Vuestra Majestad puede hijo y sucesor la difícil tarea de qué hacer después de la
asegurarme el envío re- Tregua de los Doce Años (1609-1621).

Archiduque
Alberto de
Austria.
La ilusión de la fuerza
En 1621 la paz tenía los días contados, en todos los sobre Alsacia, Tirol y Valtellina, así como el control del
sentidos. La tregua con las Provincias Unidas acababa Palatinado.
de expirar. Ese mismo año, el archiduque Alberto, par- Pensando en los éxitos militares recién conseguidos,
tidario de la paz, moría sin herederos. Los Países Bajos los partidarios de la guerra, con Olivares a la cabeza,
meridionales perdían su independencia formal y volvían miraban con recelo el éxito económico de la ciudad de
a manos de la Corona española. Un acontecimiento Ámsterdam. ¿Cómo era posible que una aldea perdida
relevante había ocurrido en los años de la tregua: en en los pantanos de Holanda se hubiera convertido en
1618 había estallado un conflicto en Alemania entre tan sólo 40 años en una ciudad capaz de eclipsar en
católicos y protestantes, lo que daría pie a la Guerra esplendor a Génova, Venecia o Lisboa? Si en 12 años
de los Treinta Años (1618-1648). España había entrado de paz los herejes holandeses habían conseguido al-
con ventaja en la contienda junto al nuevo emperador, canzar ese poder, ¿qué hubiera pasado con una tregua
el católico Fernando II, y había conseguido la soberanía más larga? La respuesta a esta pregunta llevaba a la

LA FORTALEZA DE BREDA
Breda era una de las ciudades más antiguas
de los Países Bajos. Desde finales del siglo XIV
había sido un feudo de la familia de los
Nassau. Prueba de la riqueza de la ciudad
era la iglesia de Nuestra Señora, verdadera
joya del gótico septentrional. En 1590 cayó
en manos de los holandeses, lo que supuso
una humillación para los españoles. Un grupo
de soldados rebeldes se habían introducido
en la ciudad, escondidos en un barco que
transportaba turba, y se habían adueñado de
una fortaleza aparentemente inexpugnable de
tan sólo 70 hombres. La ciudad tenía un doble
valor: simbólico y estratégico (desde Breda se
controlaban las vías de acceso por tierra a la
provincia rebelde de Zelanda).
Para su reconquista, Ambrosio Spínola
movilizó a un ejército de casi 40.000 hombres
en agosto de 1624. Al cabo de diez meses de
asedio y hambre, Breda se rindió. La Rendición de Breda o Las lanzas, pintado por Velázquez en 1634.
108 España como Imperio

LA DEFENESTRACIÓN Praga
conclusión de que la misma exis-
tencia del Imperio habría estado en

DE PRAGA
peligro. Así, para defenderlo de los
«efectos de la paz», Olivares lo ex-
puso a los efectos de la guerra.
Olivares estaba convencido de po-
En 1609, en el contexto de los conflictos el comité encargado de velar por la correcta der contar con una serie de circuns-
religiosos que agitaban el Sacro Romano aplicación de la Carta de majestad. Ante la tancias favorables: la fuerza militar
Imperio (o Imperio germánico), el entonces negativa de la Administración, algunos de España todavía era superior a la
emperador y rey de Bohemia, Rodolfo II, había «alcaldes» y «ediles» protestantes irrumpie- de las Provincia Unidas, las vías de
reconocido en un documento conocido como ron en el palacio real de Praga, en busca de comunicación entre Italia y Flandes
«Carta de majestad» el principio de la libertad dos nobles católicos miembros del gobierno no habían sido nunca tan seguras;
de culto. Esto significaba que los súbditos que del reino y enemigos declarados de dicha los Habsburgo españoles y austria-
no tuvieran iglesias podían construirlas en las Carta. cos actuarían como un único Estado
ciudades y tierras de la Corona. Los católicos, En Bohemia era costumbre solucionar los y Francia e Inglaterra se mantendrían
que ya disponían de ellas, se opusieron a esta conflictos políticos y religiosos defenes- neutrales.
medida y aprovecharon la sucesión al trono trando, es decir, tirando por la ventana a los Dicha superioridad militar culminó
de Bohemia para ganarse en 1617 el apoyo adversarios, así que los dos nobles volaron, en 1625 con la caída de Breda. Esta
del rey «designado», Fernando, un católico junto con un inocente escribano, desde una victoria desencadenó en los españo-
intransigente. altura de 14 metros. Se salvaron todos. Los les la ilusión de la fuerza, aunque el
El conflicto estalló cuando algunas aldeas protestantes dijeron que los tres habían auge de Holanda era cada vez más
protestantes vieron negado su derecho a aterrizado encima de un cúmulo de estiércol; evidente. En 1628 la «flota de Indias»
construir iglesias, bajo el absurdo pretexto de los católicos, que se habían salvado gracias fue aniquilada y el «tesoro», esto es,
que sus tierras no pertenecían a la ayuda de un ángel. Era el 25 de mayo la plata de América, cayó en manos
a la Corona. Los repre- de 1618. Con la defenestración de Praga dio de los rebeldes. En 1629 la conquista
sentantes de dichas comienzo la Guerra de los Treinta Años, en holandesa de la ciudad de Boscodu-
aldeas pidieron la que murieron más de tres millones cale trasladó el conflicto al territorio
que se reuniera de personas. más septentrional de Brabante, es
decir, al corazón de los Países Ba-
jos meridionales; ahora eran los ho-
landeses quienes amenazaban con
conquistar los territorios españoles.

Rodolfo II de
Habsburgo.

Grabado que representa la defenestración de Praga de 1618.


El Imperio en tiempos del Barroco 109

POSESIONES DE LOS HABSBURGO


CONSECUENCIAS TERRITORIALES DE
de Austria de España

Ciudades francesas atacadas por los españoles y los imperiales


LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS
TRATADO DE WESTFALIA (1648)

Ciudades imperiales
Batallas

Soberanía francesa
Respuesta francesa
a partir de 1636
Posesión de tres obispados
reconocida a Francia Límites del Sacro
REINO REINO
Imperio en 1618 DE DE
Paz de los Pirineos (1659)
Países reconocidos NORUEGA SUECIA
Adquisiciones de Francia como independientes
LIVONIA

Riga
REINO DE ESCOCIA
REINO
DE Copenhague
IRLANDA DINAMARCA DUCADO
POMERANIA DE
POMERANIA ORIENTAL PRUSIA
OCCIDENTAL
REINO DE
INGLATERRA PROVINCIAS
BRANDEBURGO
UNIDAS WESTFALIA
REINO
DE
POLONIA
Dunkerque 1658 (ingl.) PAÍSES BAJOS BAJO BOHEMIA SILESIA
ESPAÑOLES PALATINADO
Corbie

Verdún
ALTO
Metz PALATINADO
París
LORENA AUSTRIA
Toul
REINO DE BAVIERA
FRANCIA HUNGRÍA
FRANCO SUNDGAU
Saint Jean de Losne
CONDADO
CHAROLAIS SUIZA
SABOYA
MILANESADO

IMPERIO
TOSCANA OTOMANO
Isla de Lérins
Perpiñán 1642 1638 ESTADOS
ESPAÑA PONTIFICIOS
ROSELLÓN CÓRCEGA
CATALUÑA REINO DE
NÁPOLES
El Imperio en tiempos del Barroco 111

El poder de los validos


Los reinados de Carlos V y Felipe II se habían caracte- bajador, que en los pasillos de El Escorial como con- solución a los problemas del Imperio. No se puso freno Felipe II, pero la plata americana y los impuestos caste-
rizado por un mayor control, respecto a la Edad Media, sejero real. El reinado de Felipe III marcó el final de esta a los gastos de la corte, a la distribución de favores y llanos se habían reducido a menos de la mitad.
de los asuntos de Estado por parte del rey. Este inter- práctica. Duques, condes y marqueses volvieron a Ma- privilegios, a la venta de cargos públicos y de títulos, a Después de la repentina muerte de Felipe III en marzo
venía en los Consejos; en su ausencia, el secretario le drid y recuperaron en la corte y en el Consejo de Estado la injusticia del sistema tributario en Castilla ni a la de- de 1621, el nuevo rey, Felipe IV, nombró un nuevo valido:
informaba detalladamente de cada una de las sesiones. todo el poder del que habían sido excluidos. El nuevo sigual distribución de la carga fiscal dentro del Imperio. el conde-duque de Olivares. Aunque el poder seguiría
Los ministros le presentaban memorias, consultas y re- rey dedicaba sus escasas capacidades intelectuales a Sólo las circunstancias, cuando la situación se volvió en manos de los validos, la forma de ejercer iba a
laciones secretas con las que tomaba las decisiones. la caza, a las diversiones de corte y a los juegos de insostenible, terminaron por forzar un cambio cambiar. El tiempo del inmovilismo y de los
La capacidad de Felipe II de centrarse en el estudio de azar. Los asuntos de Estado no estaban al alcance de en la dirección de gobierno. En 1615 los compromisos había acabado. Olivares
datos y mapas, de glosar personalmente los informes sus facultades y cedió su manejo a un valido, es decir, gastos de la Corona alcanzaron el nivel
El rey decidió actuar simultáneamente en
de sus colaboradores y de mantener una correspon- a un ministro de su total confianza: el duque de Lerma. de la última década del reinado de depositaba dos frentes: el de la guerra y el de las
dencia casi diaria con gobernadores y virreyes era le- Sin embargo, la posición de este tenía un límite: su for- toda su reformas internas. En su estrategia,
gendaria. El Imperio y el Ejército ofrecieron a tuna dependía no sólo del favor del rey, sino también del ambas estaban estrechamente
la grande nobleza, excluida de los conse- apoyo de los miembros más destacados de la corte, los confianza en el relacionadas: las reformas libera-
jos reales, una compensación en términos 32 grandes de España que le rodeaban y que toleraban valido para que rían los recursos necesarios para
de prestigio y de carrera; era mucho más su presencia en el poder. vencer las guerras, y estas, elimi-
fácil encontrar a un grande de España en Esta extrema debilidad en el vértice del Estado explica
gobernase en su nando de una vez por todas a los
Nápoles como virrey, en Bruselas como co- por qué, durante los veinte años de gobierno de Lerma, nombre enemigos del Imperio, facilitarían las
mandante militar o en Londres como em- no se aprovechó el periodo de paz para buscar una reformas.

Estatua ecuestre de
Felipe III en la Plaza
Mayor de Madrid.
El Imperio en tiempos del Barroco 113

Felipe III El duque de

el Piadoso
Lerma
Felipe III (1578-1621), artífice de la Pax Hispanica, después, siguiendo las recomendaciones de su
no ha sido bien valorado por la historiografía, que ambicioso valido, trasladó la corte de Madrid a Para no morir
ha tendido a destacar en él su carácter indolen- Valladolid, donde permaneció hasta 1606. El regreso a
te y su amor por la caza antes que su deseo de Madrid coincidió con momentos decisivos de la cultura
ahorcado,
cerrar los conflictos bélicos que durante el reinado española: en 1616 Miguel de Cervantes publicaba El el mayor ladrón
de su padre tanto desgastaron al Imperio. Quijote. También en la primera década del siglo XVII
Nació en Madrid el 14 de abril de 1578 y fue el Lope de Vega y Luis de Góngora demostraban su
de España,
último hijo sobreviviente de Felipe II y de su cuarta maestría literaria. En 1619 el arquitecto Juan Gómez se viste de
esposa, Ana de Austria. Su esmerada educación, de Mora terminó las obras de la Plaza Mayor de
religiosa y artística, le forjó un carácter sereno, que Madrid. Es en esta plaza donde podemos encontrar colorado.
puede explicar su decisión de confiar el Gobierno hoy la estatua ecuestre de Felipe III comenzada por
a su valido, el duque de Lerma. En 1599 contrajo el escultor italiano Juan de Bolonia (Giambologna)
matrimonio con su prima Margarita de Austria, y terminada por su discípulo Pietro Tacca en 1616. Copla popular
con quien tuvo ocho hijos; el tercero de ellos sería En un principio su destino iba a ser la Casa de
Felipe III a caballo, de Velázquez coronado como Felipe IV a su muerte, en 1621. Campo, pero definitivamente se ubicó en la céntrica
(1634-35). Museo del Prado, Madrid. Su reinado comenzó en 1598. Tan sólo dos años plaza madrileña en 1848, por orden de Isabel II.
Retrato ecuestre del duque de Lerma, de Rubens (1603).
Museo del Prado, Madrid.

Quiere en las venas del Inglés tu espada Nacido en 1550, don Francisco Gómez de Sandoval y actuaba como consejero del monarca, gober-
Matar la sed al Español sediento, Rojas, cuarto conde de Lerma, pertenecía a una familia nando a través de él o en ausencia de este.
noble de bajo rango y de escasa fortuna que había El duque se mantuvo en el poder durante veinte años.
Y en tus armas el Sol desde su asiento ocupado cargos secundarios en las cortes de Carlos V El historiador John Elliott escribe sobre este personaje:
Mira su lumbre en rayos aumentada. y de Felipe II. Su rápido ascenso al poder se debió a «Lerma había descubierto que el medio mejor para
la habilidad con la que don Francisco supo ganarse conservar el poder era abstenerse de su ejercicio». Su
la confianza del futuro rey: el apático e irresponsable gobierno, basado en el nepotismo, la corrupción y la dis-
Francisco de Quevedo Felipe III. Este heredó la corona en 1598 y delegó tribución de favores, cargos, pensiones y privilegios, aca-
inmediatamente en Lerma todas las tareas de gobierno, bó en 1618. Ese año, Lerma, que había acumulado una
nombrándole duque en 1599. Cincuenta años antes, inmensa fortuna personal, cayó víctima de las intrigas de
Carlos V había recomendado a su hijo: «Elige bien tus corte orquestadas por su propio hijo (¡y sucesor!), el du-
consejeros y nunca confíes en ellos». Ahora, su nieto que de Uceda. Sus enemigos pidieron su cabeza, pero
desatendía este precepto y entregaba todo el poder a un logró salvar la vida: había comprado al papado el título
miembro de la corte, y ni siquiera a uno de alto linaje. de cardenal. En las calles de Madrid circuló una copla
Con Lerma comenzó la práctica de la privanza que hacía alusión a este hecho: «para no morir ahorca-
o valimiento. El valido, sin ser un cargo oficial, do, el mayor ladrón de España, se viste de colorado».
El Imperio en tiempos del Barroco 115

Felipe IV el Grande
Si nuestro
Felipe IV era hijo de Felipe III y de Margarita de Austria. la poesía y, por supuesto, las diversiones de corte.
ejército mata,
Nació en Valladolid en 1605 y se convirtió en rey Quizá lo que más se recuerda de este rey es su mata a un vasallo
con tan sólo 16 años. De su formación en el arte de desordenada vida amorosa. Según cuentan sus
gobernar se encargó personalmente el conde-duque biógrafos, Felipe IV prefería su aposento en el Corral
de Su Majestad,
de Olivares, y los dos asumieron como modelo para el de la Cruz (el teatro más importante de Madrid) a su y si ellos matan,
reinado a Felipe II. Sin embargo, a pesar de sus buenas silla en el Consejo de Estado; y la compañía de las
intenciones y de sus cualidades, el nieto no tuvo ni la actrices a la de los veteranos de Flandes. Sin embargo,
matan a un vasallo
capacidad de trabajo ni la seguridad en sí mismo que Felipe IV fue un excelente mecenas y uno de los y a un soldado.
tenía su abuelo. Pese a la insistencia de Olivares, que mayores coleccionistas de arte de todos los tiempos.
no quería parecer un «favorito» sino un funcionario al Entre sus protegidos figuran literatos como Lope de
servicio de la Monarquía, el joven rey se fue poco a Vega o Calderón de la Barca, y pintores españoles
poco desinteresando de la política y su ministro tuvo y extranjeros de la talla de Velázquez o Rubens. Sin
que hacerse cargo directamente de los principales la figura de este rey, una visita al Museo del Prado
asuntos de Estado. Otras pasiones empezaron a duraría mucho menos y la Compañía Nacional de Teatro
ocupar el tiempo del monarca: el teatro, la pintura, Clásico tendría un repertorio mucho más limitado. El conde-duque de Olivares a caballo, de
Velázquez (1634). Museo del Prado, Madrid.

Conde-duque de El conde-duque de Olivares, valido de Felipe IV, contaba y llevó a cabo su política a través de la todopoderosa

Olivares
con muchas de las cualidades que habrían deseado Junta de Ejecución, que él mismo presidía. Olivares
para sí Lerma, Felipe III y hasta el mismo Felipe IV. era consciente de que las reformas que necesitaban
Olivares era dinámico, brillante, enérgico y optimista. España y el Imperio eran improrrogables, de modo

Vive, ¡oh Felipe! en celestial palacio, Sabía defender sus ideas (y tenía muchísimas) y que se mostró radical, intransigente y tenaz en la
convencer a los adversarios. Llegó al poder con persecución de sus objetivos. La tragedia para España
pues a tu admiración el cielo atento, 34 años, pero no tuvo que mendigar el apoyo de fue que todas sus cualidades fueron puestas al servicio
la gran nobleza porque formaba parte de ella. de un proyecto equivocado: la afirmación definitiva
la tierra te da Isidro, el fuego Ignacio, Hijo del embajador español en el Vaticano, nació en del poder de España en Europa. No consiguió llevar a
Francisco el mar, cuando Teresa el viento. Roma en 1587. Pertenecía a una rama menor de la cabo la mayoría de las grandes reformas que se había
familia de los Medina Sidonia, los Guzmán y Pimentel. propuesto. Tampoco logró mantener a Portugal dentro
Llamado a corte por Lerma y por el hijo de este, el del Imperio y estuvo a punto de perder Cataluña.
Calderón de la Barca duque de Uceda, Olivares despreciaba a los viejos Apartado del poder y expulsado de la corte en enero
ministros de Felipe III y su forma de hacer política. Una de 1643, fue «invitado» a retirarse a Toro. Allí llegó
vez instalado en el poder gracias al apoyo de su tío y el 20 de junio del mismo año. Gregorio Marañón
mentor, Baltasar de Zúñiga, liberó el Gobierno de las reconstruye la llegada del conde-duque a la ciudad
farragosas estructuras del sistema de los Consejos, que castellana: «En una calle, después de haber pasado,
fueron sustituidos por pequeñas juntas especiales o se oyó la voz de un niño que decía “Vítor al conde de
permanentes compuestas por funcionarios profesiona- Olivares” (...). Poco más adelante salió una vieja de la

Felipe IV a caballo, de Velázquez les de su confianza. Redujo las reuniones del Consejo puerta de su casa y le dijo: “Sea V.E. muy bien venido
(1635-1636). Museo del Prado, Madrid. de Estado, presididas por el rey, a una mera formalidad, a esta tierra”». Murió en 1645, a los 58 años de edad.
personaje
El cardenal
Richelieu El fracaso de las reformas
Alarmado por el éxito de los holandeses, Olivares se
El peor enemigo de Olivares no era ni holan- en 1628, aplastó la revuelta de los calvinistas (los puso manos a la obra. Intentó reformar la economía
dés, ni alemán, ni protestante, sino un católico hugonotes) y concentró en su persona poderes dictato- castellana impulsando la producción agrícola y el co-
francés: Armand-Jean du Plessis, cardenal de riales para aumentar las entradas del Estado y vencer mercio; intentó reformar el sistema fiscal creando nue-
Richelieu y primer ministro del rey de Francia. la resistencia de los Parlamentos locales. En cuanto vas fuentes de entradas para el Estado; y, finalmente,
Curiosamente, las carreras de Olivares y de Richelieu se a su política europea, Richelieu consiguió contrastar intentó reformar el Imperio llamando a participar de sus
desarrollaron en paralelo. El ascenso al poder de ambos la hegemonía española en el continente apoyando costes y beneficios a todos los reinos que formaban
se había producido en la segunda década del siglo y a los enemigos de los Habsburgo en Alemania y en parte de él. En todos los ámbitos, el proyecto de Oliva-
en circunstancias parecidas. Como Felipe IV, también los Países Bajos, y arrebatar a esta dinastía austriaca Es bien cierto que res resultó un rotundo fracaso.
el rey de Francia era muy joven. Luis XIII tenía 24 años vastos territorios fronterizos en Italia y en el Imperio En primer lugar, la economía castellana estaba limi-
cuando otorgó a Richelieu la dirección del Consejo alemán, lo que condicionaría la victoria de Francia
los españoles aspiran tada por la existencia de juros y censos, esto es, obliga-
de Estado. Como Felipe IV, también Luis soñaba con en la última fase de la Guerra de los Treinta Años. al dominio mundial, ciones del Estado puestas en circulación para aumentar
la gloria para su reino y el poder absoluto para él Richelieu murió en mayo de 1642, dejando al las entradas de la Corona. Dada su seguridad y su alta La sublevación de Cataluña comienza por el malestar que
mismo. Y, como Olivares, también el cardenal prometió rey las cuatro nuevas naciones de Alsacia, Artois,
como que, hasta rentabilidad, aquellos que contaban con capital pre- generaba en la sociedad catalana la presencia de tropas,
generalmente castellanas, en las guerras entre Francia y España.
ambos anhelos a su monarca. Pero, a diferencia del Rosellón y Piñerol, y a los franceses y al resto del ahora, lo único que ferían invertirlo en juros y censos antes que en el co-
español, Richelieu, al término de su carrera política, mundo la Académie Française, la Sorbona, las obras mercio, la industria y la agricultura; de ahí la ausencia
había cumplido con sus promesas: Francia se había de Corneille y el Pabellón del Reloj del Louvre. lo ha evitado son de una clase empresarial castellana que apoyara el también como rey de Aragón, de Portugal, de Navarra,
transformado en una monarquía absoluta y su soberano lo disperso de sus proyecto del conde-duque. Es más, demostrando la de Nápoles, de Flandes o de Valencia era el respeto de
era considerado el más poderoso de Europa. Además, incoherencia de sus buenas intenciones, Olivares con- las leyes e instituciones de esos reinos.
dominios y lo escaso fiscó a menudo la plata de América destinada a los co- El primer paso para la realización de esta reforma se
merciantes sevillanos, arruinando con ello a la próspera dio con el plan de Unión de Armas, propuesto a las
de su número. burguesía andaluza. Cortes de Cataluña, Valencia y Aragón en 1626. El plan
En segundo lugar, el sistema fiscal castellano era incluía un detallado listado de los soldados que cada
«alérgico» a la tasación directa. No se introdujo ningún parte del Imperio tenía que aportar para la defensa del
impuesto sistemático sobre la riqueza y, a cambio, se conjunto. Los miembros de las Cortes hicieron notar a
El Pabellón del Reloj del Museo mantuvieron en vigor un sinfín de impuestos sobre los Olivares que ningún estatuto preveía una provisión de
del Louvre fue realizado por el gran
arquitecto francés Le Mercier, que
contratos de venta y sobre los géneros alimenticios. sus soldados para servir fuera de sus fronteras. En rea-
también diseñó el castillo y la ciudad Para obtener dinero de los nobles y del clero, Olivares lidad, las tres Cortes se dieron cuenta de que la Unión
de Richelieu. Estos proyectos anuncian tuvo que recurrir a un repertorio de medidas de Armas ocultaba un proyecto más amplio:
los esplendores de Versalles, en
arbitrarias e improvisadas, como la expro- imponer en todo el Imperio un mismo rey,
su rechazo del gusto barroco y su
adopción de un estilo clásico. piación de las rentas, la imposición de
Olivares una misma ley y una misma moneda.
donativos o la retención del sueldo pretendía Los costes que implicaría la acepta-
de los funcionarios. Estas medidas crear una ción de este proyecto eran, en el
ni equilibraron ni sanearon el sis- presente, la aportación de hom-
tema fiscal; sólo aumentaron la Monarquía basada bres; en el futuro, la aportación
hostilidad de las clases privilegia- en la unidad jurídica de dinero para la defensa del
das hacia su figura. Imperio; y, tarde o temprano, la
y administrativa
El precio que el rey de Castilla te- reducción de los reinos al sistema
nía que pagar para ser reconocido de todos sus y a las leyes de Castilla.
territorios
personaje
El cardenal
Richelieu El fracaso de las reformas
Alarmado por el éxito de los holandeses, Olivares se
El peor enemigo de Olivares no era ni holan- en 1628, aplastó la revuelta de los calvinistas (los puso manos a la obra. Intentó reformar la economía
dés, ni alemán, ni protestante, sino un católico hugonotes) y concentró en su persona poderes dictato- castellana impulsando la producción agrícola y el co-
francés: Armand-Jean du Plessis, cardenal de riales para aumentar las entradas del Estado y vencer mercio; intentó reformar el sistema fiscal creando nue-
Richelieu y primer ministro del rey de Francia. la resistencia de los Parlamentos locales. En cuanto vas fuentes de entradas para el Estado; y, finalmente,
Curiosamente, las carreras de Olivares y de Richelieu se a su política europea, Richelieu consiguió contrastar intentó reformar el Imperio llamando a participar de sus
desarrollaron en paralelo. El ascenso al poder de ambos la hegemonía española en el continente apoyando costes y beneficios a todos los reinos que formaban
se había producido en la segunda década del siglo y a los enemigos de los Habsburgo en Alemania y en parte de él. En todos los ámbitos, el proyecto de Oliva-
en circunstancias parecidas. Como Felipe IV, también los Países Bajos, y arrebatar a esta dinastía austriaca Es bien cierto que res resultó un rotundo fracaso.
el rey de Francia era muy joven. Luis XIII tenía 24 años vastos territorios fronterizos en Italia y en el Imperio En primer lugar, la economía castellana estaba limi-
cuando otorgó a Richelieu la dirección del Consejo alemán, lo que condicionaría la victoria de Francia
los españoles aspiran tada por la existencia de juros y censos, esto es, obliga-
de Estado. Como Felipe IV, también Luis soñaba con en la última fase de la Guerra de los Treinta Años. al dominio mundial, ciones del Estado puestas en circulación para aumentar
la gloria para su reino y el poder absoluto para él Richelieu murió en mayo de 1642, dejando al las entradas de la Corona. Dada su seguridad y su alta La sublevación de Cataluña comienza por el malestar que
mismo. Y, como Olivares, también el cardenal prometió rey las cuatro nuevas naciones de Alsacia, Artois,
como que, hasta rentabilidad, aquellos que contaban con capital pre- generaba en la sociedad catalana la presencia de tropas,
generalmente castellanas, en las guerras entre Francia y España.
ambos anhelos a su monarca. Pero, a diferencia del Rosellón y Piñerol, y a los franceses y al resto del ahora, lo único que ferían invertirlo en juros y censos antes que en el co-
español, Richelieu, al término de su carrera política, mundo la Académie Française, la Sorbona, las obras mercio, la industria y la agricultura; de ahí la ausencia
había cumplido con sus promesas: Francia se había de Corneille y el Pabellón del Reloj del Louvre. lo ha evitado son de una clase empresarial castellana que apoyara el también como rey de Aragón, de Portugal, de Navarra,
transformado en una monarquía absoluta y su soberano lo disperso de sus proyecto del conde-duque. Es más, demostrando la de Nápoles, de Flandes o de Valencia era el respeto de
era considerado el más poderoso de Europa. Además, incoherencia de sus buenas intenciones, Olivares con- las leyes e instituciones de esos reinos.
dominios y lo escaso fiscó a menudo la plata de América destinada a los co- El primer paso para la realización de esta reforma se
merciantes sevillanos, arruinando con ello a la próspera dio con el plan de Unión de Armas, propuesto a las
de su número. burguesía andaluza. Cortes de Cataluña, Valencia y Aragón en 1626. El plan
En segundo lugar, el sistema fiscal castellano era incluía un detallado listado de los soldados que cada
«alérgico» a la tasación directa. No se introdujo ningún parte del Imperio tenía que aportar para la defensa del
impuesto sistemático sobre la riqueza y, a cambio, se conjunto. Los miembros de las Cortes hicieron notar a
El Pabellón del Reloj del Museo mantuvieron en vigor un sinfín de impuestos sobre los Olivares que ningún estatuto preveía una provisión de
del Louvre fue realizado por el gran
arquitecto francés Le Mercier, que
contratos de venta y sobre los géneros alimenticios. sus soldados para servir fuera de sus fronteras. En rea-
también diseñó el castillo y la ciudad Para obtener dinero de los nobles y del clero, Olivares lidad, las tres Cortes se dieron cuenta de que la Unión
de Richelieu. Estos proyectos anuncian tuvo que recurrir a un repertorio de medidas de Armas ocultaba un proyecto más amplio:
los esplendores de Versalles, en
arbitrarias e improvisadas, como la expro- imponer en todo el Imperio un mismo rey,
su rechazo del gusto barroco y su
adopción de un estilo clásico. piación de las rentas, la imposición de
Olivares una misma ley y una misma moneda.
donativos o la retención del sueldo pretendía Los costes que implicaría la acepta-
de los funcionarios. Estas medidas crear una ción de este proyecto eran, en el
ni equilibraron ni sanearon el sis- presente, la aportación de hom-
tema fiscal; sólo aumentaron la Monarquía basada bres; en el futuro, la aportación
hostilidad de las clases privilegia- en la unidad jurídica de dinero para la defensa del
das hacia su figura. Imperio; y, tarde o temprano, la
y administrativa
El precio que el rey de Castilla te- reducción de los reinos al sistema
nía que pagar para ser reconocido de todos sus y a las leyes de Castilla.
territorios
Derrotas y rebeliones
Las guerras europeas en Alemania y en los Países Ba- riores a su elevado coste. La alianza con los Habsburgo
jos se habían mantenido en una situación de equilibrio de Austria se había estrechado como en los tiempos de
hasta 1635. La guerra en Alemania, que al principio Carlos V y se habían conquistado nuevos territorios. Pero
(1619) había parecido una rencilla entre monarcas cató- la situación cambió en 1635 cuando el rey de Francia se
licos y protestantes por el control de las tierras eclesiás- alió con los holandeses y con los protestantes alemanes
ticas, había degenerado en una contienda de espan- y entró en guerra impulsado por su ambicioso ministro,
tosa magnitud, la Guerra de los Treinta Años. el cardenal Richelieu. Los éxitos españoles e imperiales
El conflicto había llevado la destrucción y la ruina a casi en la Guerra de los Treinta Años revelaron entonces su
todos los territorios del, hasta entonces, próspero Impe- fragilidad; el conflicto había desangrado a los ejércitos
rio alemán, pero de ella no había salido un claro vence- habsbúrgicos y agotado las finanzas de los dos impe-
dor, ni del bando católico ni del bando protestante. Para rios. Uno tras otro, los territorios arrebatados a los prínci-
España, las ventajas de la guerra habían parecido supe- pes protestantes cayeron en manos del Ejército francés.

La batalla naval de las


Dunas fue una contienda
KENT que libraron las armadas
española y holandesa el 21
de octubre de 1639 en la
rada de las Dunas, cerca
de la costa del condado
de Kent (Inglaterra), en el
transcurso de la Guerra de
los Ochenta Años.
El Imperio en tiempos del Barroco 119

Mapa de Europa en 1648 tras


la Paz de Westfalia. La zona gris
representa los pequeños Estados REINO DE
alemanes incluidos en el Sacro
Imperio Romano Germánico. SUECIA ZARATO DE RUSIA

ESCOCIA REINO DE
Prusia
DINAMARCA
MANCOMUNIDAD DE
IRLANDA Brandeburgo POLONIA-LITUANIA
República de KANATO DE
Holanda CRIMEA
INGLATERRA Sajonia
Flandes AUSTRIA
español Hungría Moldavia
Principado de
Baviera Transilvania

Burgundia Valaquia
SUIZA
Saboya VENECIA
REINO DE Estados
Génova
FRANCIA Florencia Pontificios
IMPERIO OTOMANO

PORTUGAL
REINOS DE ESPAÑA Y SUS DEPENDENCIAS
Ragusa

SERIFATO DE
MARRAKECH

Para evitar la derrota, Olivares creyó que el remedio a la costa del condado de Kent (Inglaterra). La vía de
sería forzar la ejecución de la Unión de Armas, aplazada acceso a los Países Bajos meridionales estaba cor-
en la década anterior, y puso su mirada en Cataluña y tada por tierra y por mar.
Portugal. Estos dos reinos eran para él los más próspe- Olivares jugó su última carta para forzar la contribu-
ros del Imperio, pero ni uno ni otro parecían dispuestos ción de los catalanes: desplazó la guerra a Francia
a ayudar a Castilla en un momento tan desesperado. desde Cataluña para obligarlos a cooperar con el resto
Ambos parecían «descolgados por entero del resto de de la Monarquía. Fue la ruina; la aparición de las tropas
la monarquía» e «inútiles para su servicio», según escri- de Felipe IV entre febrero y marzo de 1640 suscitó una
bió en 1635 el conde-duque al rey. insurrección general. Según el historiador J. H. Elliott, la
En Alemania y Holanda la situación se precipitaba desintegración del ejército del rey ante los ojos de los
hacia el desastre. A finales de 1638 el Ejército francés catalanes provocó «el derrumbamiento del poder real
ocupó toda Alsacia y el valle del Rhin. En octubre de en el principado». Este descrédito, unido a la protesta
1639 los holandeses reconquistaron Breda y destru- popular, empujó a las élites catalanas, los diputats, «a
yeron la flota española en la batalla de las Dunas, junto tener que decidir entre dirigir los acontecimientos o
120 España como Imperio

ser dirigidos por ellos». Al asumir el


mando del movimiento de protesta,
los diputats estaban fuertemente Palacio de la Generalitat, Barcelona. De
respaldados por la herencia del origen medieval, la fachada renacentista
que aquí vemos fue diseñada a finales del
contractualismo de Cataluña, que siglo XVI por el arquitecto Pere Blai. Fue
les proporcionaba una justificación sede de las Cortes Catalanas hasta su
férrea para romper con el rey en disolución, en 1716, por los Decretos de
Nueva Planta. En la actualidad es la sede
caso de que este faltara a sus obli- de la Presidencia de la Generalitat.
gaciones frente a sus vasallos. Du-
rante el denominado Corpus de san-
gre, cientos de segadores entraron
en Barcelona y se enfrentaron a las
autoridades castellanas. La revuelta
comenzó con un pequeño incidente
en la calle Ample, el 7 de junio de
1640, entre un grupo de segadores
y algunos soldados castellanos, los
cuales hirieron a uno de los prime-
ros. «¡Viva la fe de Cristo!» y «¡Viva
la tierra, muera el mal gobierno!»
eran los lemas de los sublevados. El
levantamiento se saldó con nume-
rosas víctimas, entre ellas, el virrey
Santa Coloma. Las autoridades lo-
cales comprendieron pronto que la
guerra se les escapaba de las ma-
nos: en pocos días los campesinos
se sublevarían también contra la no-
bleza. Así, la oligarquía catalana se
encontró en medio de una auténtica
rebelión social entre la autoridad del
rey y el radicalismo de sus súbdi-
tos más pobres. Consciente de su
incapacidad para contener la re-
vuelta, y de sus limitaciones para
dirigir un Estado independiente, la
diputación catalana invocó la in-
tervención de un rey extranjero, el
francés Luis  XIII, para defender las
leyes y las libertades del principado.
En enero de 1641, un ejército cas-
tellano se enfrentó con los rebeldes
en Barcelona; empezaba una larga
guerra civil. Consciente de ello, Oli-
vares escribía al rey: «Y mi corazón
no encuentra consuelo (...) si nues-
tro ejército mata, mata a un vasallo
122 España como Imperio

de Su Majestad, y si ellos matan, matan a un vasallo y


a un soldado».
Pese a que ningún ejército del rey estaba destinado en
Portugal, y tampoco se combatía ninguna guerra dentro
de sus fronteras, los portugueses aprovecharon el caos
que imperaba en la Península y la ausencia de tropas
castellanas en su territorio para poner fin a la unión con
Castilla, establecida en 1580. La corona fue entregada
al duque de Braganza, inspirador de la rebelión, que
reinaría como Juan IV.
Los veinte años de gobierno de Olivares terminaron,
por tanto, con una guerra civil y con el final de la unidad
ibérica. Su estrategia había revelado graves problemas
estructurales. Guerras y reformas estaban relacionadas,
como pensaba Olivares, pero no del modo que él creía,
sino todo lo contrario: las guerras, que no llevaban a la
victoria definitiva, habían impedido todo tipo de refor-
mas, y las reformas, sin llevarse a cabo, habían conde-
nado todas las guerras a la derrota.
Como en Cataluña, Nápoles y Sicilia (donde también
se produjeron otras insurrecciones menores), la rebelión
de Portugal demostraba la ineficacia de los virreyes, el Juan IV de Portugal.
peso de la guerra y la enorme presión fiscal que el Im-
perio ejercía en sus territorios; impuestos que, además,
y como es propio de una sociedad estamental, recaían
casi exclusivamente en el pueblo llano: campesinos,
comerciantes, artesanos…

Las
guerras
habían impedido
las reformas, y las
reformas, inacabadas,
habían condenado
todas las guerras
a la derrota

La Defensa de Cádiz contra los ingleses, de Zurbarán, representa


la actuación de las fuerzas españolas en 1625 ante el ataque
de la flota anglo-holandesa contra esta ciudad.
El Imperio en tiempos del Barroco 123

LOS MARES Y EL COMERCIO

Los éxitos de Holanda habían sorprendido lo que España, con miles de kilómetros Para mantener el ritmo de crecimiento
a los mandatarios españoles, que veían más de costa, tardaría otro siglo en del volumen de intercambios, la flota
en ellos el efecto nefasto de la tregua aprender: la importancia estratégica de los holandesa tenía que crecer no sólo
pactada por Lerma. Sin embargo, de haber mares y del comercio. El tráfico marítimo en cantidad, sino también en calidad;
prestado más atención al penoso estado impulsaba la actividad comercial, y esta esto hacía necesario que las travesías
de los astilleros cántabros y vascos, a estimulaba a la sociedad y creaba riqueza. oceánicas fueran seguras y que los barcos
la disminución del tonelaje de la flota La industria, la artesanía y la agricultura evitaran los naufragios. Para ello se tenían
española y al desprecio social asociado a recibían del comercio un poderoso estí- que construir dos tipos de embarcacio-
la carrera de marino, los partidarios de la mulo para la innovación y la conquista de nes: unas dedicadas al comercio y otras
guerra se habrían dado cuenta de que el nuevos mercados. En 1621, cuando expiró dedicadas a la protección de las rutas
secreto de la potencia de Ámsterdam no la Tregua de los Doce Años, los holande- marítimas y a la destrucción de los buques
estaba en «las paces» otorgadas por el ses se habían apoderado del 60% de los enemigos. Así, los comerciantes no fueron
«cobarde» Lerma, sino que residía en su transportes entre Europa y Brasil. No se los únicos que hicieron del siglo XVII el siglo
poderosa flota. trataba de una supremacía puramente de oro holandés; los marinos y los grandes
Holanda, con pocos centenares de kilóme- comercial, sino de una verdadera almirantes contribuyeron decisivamente a
tros de costa atlántica, había comprendido fuerza militar. este verdadero esplendor.

Saludos de la flota de la patria, de Jan van de Cappelle (1650). Si los cuadros de los pintores barrocos españoles estaban
llenos de ángeles y santos que buscaban la gracia de Dios, en las pinturas flamencas destacan los barcos, que desafiaban y
vencían a las tormentas del océano.
América: la conquista
de los cabildos
El Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro, cons- Juan Bautista Maíno (La recuperación de Bahía), en los
truido entre 1630 y 1635, contaba con la decoración que la posesión de los territorios americanos afianzaba
más suntuosa de todo el edificio. Se trataba de un lugar la idea de imperio.
de encuentro y celebración de festejos, pero también Pese a esta presencia de América en el Salón de Rei-
de una carta de presentación de la Monarquía espa- nos, la política colonial de los Austrias Menores (Felipe III,
ñola, que pretendía impresionar a embajadores y miem- Felipe IV y Carlos II) se caracterizó por el retraimiento
bros distinguidos de las demás cortes europeas que del proceso de centralización política. Podríamos decir
acudían al mismo. Sus paredes acogían escudos de que las relaciones entre los territorios americanos y la
todos los reinos de la Monarquía y cuadros simbólicos Corona «se enfriaron», lo que produjo una ralentización
destinados a exaltar al rey Felipe IV. Entre ellos destaca- de los beneficios económicos y fiscales que hasta en-
ban las obras de Velázquez, pero también las de Félix tonces se habían extraído del comercio con América.
Castelo (La recuperación de la isla de San Cristóbal por A lo largo del siglo XVII, sobre todo a partir de 1630,
don Fadrique de Toledo), Eugenio Cajés (La recupera- disminuyeron significativamente las remesas  de plata
ción de la isla de Puerto Rico por don Juan de Haro) y americana con destino a la Península Ibérica.

El
XVII fue un
siglo de crisis
para el Imperio
español, pero de
expansión para
América

La recuperación de Bahía
de Todos los Santos, de
Juan Bautista Maíno,
Brasil. En mayo de 1625
Fadrique de Toledo
consiguió arrebatar a los
holandeses este puerto
brasileño, devolviendo su
soberanía a la Corona del
rey Felipe IV.
COLONIAS
EUROPEAS
EN 1660

REINO UNIDO

FRANCIA

PORTUGAL

ESPAÑA

HOLANDA
126 España como Imperio

La consecuencia más inmediata fue la progresiva


autonomía política y económica de las élites america-
nas. También la venta de cargos públicos y la amplia-
ción de la autonomía municipal contribuyeron decisi-
vamente a ello. La maquinaria administrativa, con esta
pérdida de poder y con el aumento de la burocracia, se
fue haciendo cada vez más compleja, lenta e ineficiente.
En teoría, los ayuntamientos gozaban de una auto-
nomía limitada, ya que uno de sus cargos más impor-
tantes, el de regidor, era nombrado directamente por
el monarca. De este modo, la autoridad real interve-
nía en las deliberaciones del cabildo, cuyas resolucio-
nes debían ser aprobadas por el virrey. Sin embargo,
la práctica era bastante diferente. Durante el siglo XVII,
los cabildos se convirtieron en los centros del juego de
fuerzas de la sociedad local indiana.
La vida cotidiana en las principales ciudades america-
nas no era muy diferente a la de la Península; como en
la metrópoli, las élites sentían la urgente necesidad de
manifestar su estatus en público, sobre todo de diferen- Las procesiones eran una demostración de poder, tanto
ciarse de los indígenas y mestizos. económico como político, dentro de la sociedad.

LA VENTA DE CARGOS PÚBLICOS


La venta de cargos públicos fue habi- cargos a la venta. Los más numerosos dichos puestos ascendía cuando había
tual en los territorios de la Monarquía eran los que conllevaban el derecho lotes especiales de tierras que repartir.
hispánica durante el siglo XVII. Los a cobrar honorarios: escribanías Sólo a partir de 1633 comenzaron a
crecientes gastos de la Administra- (notarías) y alguacilazgos (puestos de venderse altos cargos de la Admi-
ción y de la corte, la reducción de audiencias y cabildos). Otra modalidad nistración. La culminación de esta
los ingresos y la escasez de plata de cargos era la que, sin implicar el práctica llegó cuando estos pudieron
americana hicieron que esta práctica pago de un salario, suponía el acceso hacerse vitalicios y hereditarios.
se generalizara y se convirtiera en al control de la información necesaria Lo que pudo ser una solución a corto
una fuente más de ingresos. No para la realización de algún negocio. plazo, con el tiempo se convirtió en
sólo se vendieron cargos públicos, El puesto de regidor en los cabildos uno de los muchos males que poco
también se ofrecieron composiciones, era de los más codiciados porque, a poco fue minando al Imperio.
es decir, mecanismos para arreglar a través de él, se podía acceder a La venta de cargos, utilizada para
o «componer» una situación de la distribución de tierras, solares e acrecentar los ingresos de la Corona,
irregularidad con la ley, previo pago de incluso a la monopolización de los la acabó perjudicando aún más, puesto
una determinada cantidad de dinero. abastecimientos urbanos, tales como que recortó su capacidad centraliza-
En América se pusieron tres tipos de carne, sebo y cereales. El precio de dora y de control.
El Imperio en tiempos del Barroco 127

La comunidad establecía una serie de acontecimien-


tos y fiestas periódicas cuya función principal era re-
presentar las relaciones de poder. Las religiosas eran
las más importantes. La misa cotidiana era, en especial
para las mujeres de la élite, la única oportunidad para
dejarse ver en público. La fiesta del patrón constituía
otro momento especial, incluso desde el punto de vista
político, por las procesiones, las tamboradas, la expo-
sición al aire del pendón real y el desfile militar, y por el
gran banquete que el gobernador o el virrey ofrecía en
su casa para los más ricos de la ciudad. Pero, sin duda
alguna, el Corpus era la fiesta más importante que es-
cenificaba, entre oro, plata e incienso, la rígida jerarquía
Sobre estas líneas, pintura de barcos españoles en el puerto que caracterizaba a la sociedad.
de Acapulco en 1620. Abajo, Ciudad de México en el siglo XVII. Ante la relevancia de manifestar el propio poder, no
es extraño que para muchas familias fuera tan impor-
tante tener un título nobiliario. El crecimiento económico
que América Latina experimentó en el siglo XVII hizo que
muchos pretendieran acceder a un bien menos mate-
rial que el dinero. Era tal la competencia por adquirirlos
que, periódicamente, la Administración española sa-
caba a la venta nuevos títulos para aumentar las arcas
del Estado; su precio era bastante elevado. Con la ad-
quisición, las familias sumaban a su éxito personal el
prestigio familiar que tanto admiraban en las grandes
sagas nobles de la Península Ibérica. En conclusión, el
título no garantizaba que a sus poseedores les fuera
mejor en sus negocios; más bien era una consecuencia
del enriquecimiento producido por el crecimiento eco-
nómico de América en el siglo XVII.
Los nuevos nobles no tenían una conciencia social
diferente; no pretendían demostrar a la aristocracia de
raigambre que los tiempos habían cambiado, sino ma-
terializar su acentuado deseo de pertenecer a
un grupo tan admirado. No es casual que
Muchos en la época fuera común decir que el
criollos se poseedor del título «había llegado». A
lo largo de todo el periodo colonial
interesaron en se concedieron 411 títulos nobilia-
la compra rios en Lima, 234 en Cuba y Santo
de títulos Domingo y 170 en México.

nobiliarios
Carlos II, retratado en 1641
por Claudio Coello.

6
La decadencia
del poder
español

C omo los Austrias Mayores, los Menores tuvieron que afrontar el


principal problema de la Monarquía hispánica: el persistente desequi-
librio entre ingresos y gastos; en otras palabras, el mantenimiento del
Imperio siempre fue más costoso que los beneficios que reportaba.
El periodo se caracterizó, además, por un importante cambio en las
relaciones internacionales. La Paz de Westfalia (1648), que puso fin a
la Guerra de los Treinta Años en Alemania y de los Ochenta Años en
los Países Bajos, ratificó la existencia de una nueva potencia hege-
mónica en Europa: Francia, y confirmó el inicio de la decadencia del
Imperio hispánico. España se vio obligada a reconocer la indepen-
dencia de las Provincias Unidas de Holanda. En la Paz de los Pirineos
(1659), perdió Rosellón-Cerdaña, Artois y varias plazas de Flandes.
La muerte sin descendencia del último rey de la dinastía Habsburgo,
Carlos II, puso fin a esta difícil e improductiva etapa para España.
Acuerdos de paz
poco ventajosos
Cuando Olivares salió de escena, España seguía ocu-
pada en su guerra contra las Provincias Unidas y contra
Francia. La derrota española en la batalla de las Dunas y
la pérdida de vastos territorios en el valle del Rhin habían
cortado las comunicaciones por tierra y por mar entre
Italia y los Países Bajos meridionales. La situación se hizo
crítica en agosto de 1643, cuando se produjo la derrota
de Rocroi contra las tropas francesas; los tercios espa-
ñoles ya no eran invencibles.
El cardenal Mazzarino, sucesor de Richelieu tras su
muerte en 1642, se mostró firmemente dispuesto a for-
zar la definitiva derrota española con la conquista de los
Países Bajos meridionales. Mazzarino estaba conven-
cido de que, según sus propias palabras, la adquisición
de los Países Bajos españoles supondría un baluarte
inexpugnable para París; entonces, la ciudad podría ser
el verdadero corazón de Francia, ya que se ubicaría en el
punto más seguro del reino. El estadista francés contaba Ejemplar original del Tratado de Westfalia (1648),
que ratificó la existencia de una nueva potencia
con la ayuda de las Provincias Unidas; no obstante, sus hegemónica en Europa: Francia, y confirmó el inicio
cálculos resultarían erróneos. de la decadencia del Imperio hispánico.
En Holanda, después de la victoria de las Dunas y de la Abajo, ubicación de la villa francesa de Rocroi,
donde se libró la batalla clave en la decadencia del
reconquista de Breda, la guerra terrestre parecía estan- Imperio hispánico.
cada. El partido de la paz ganaba adeptos. La conquista
y administración de Flandes, un territorio mayoritaria-
mente católico que atravesaba una fuerte crisis econó-
mica, no presentaba muchos atractivos para la prag-
mática burguesía comercial holandesa. Secundando las
ofertas españolas, decidieron poner término al conflicto.
ROCROI
Así, en enero de 1648 se firmaba entre la Monarquía
hispánica y las Provincias Unidas el Tratado de Münster.
Ochenta y un años después de la entrada del duque de
Alba en Bruselas, el rey español reconocía por fin la in-
dependencia y soberanía de las Provincias Unidas, que
veían incrementado su territorio con la adquisición del
Brabante septentrional y de la plaza fuerte de Maastricht.
Además, con el cierre del río Escalda, que conectaba la
ciudad de Amberes con el mar del Norte, Ámsterdam
arruinaba a su principal rival comercial y se aseguraba el
predominio económico de la región. En medio de tantas
La decadencia del poder español 131

concesiones, había elementos esperanzadores: se ha- tre el Imperio germánico y el más poderoso de los Esta-
bía mantenido la soberanía española sobre Flandes y se dos protestantes, Suecia. Con estos acuerdos acaba-
había roto la alianza entre Francia y Holanda. Al fin y al ron la Guerra de los Ochenta Años, en los Países Bajos,
cabo, los holandeses desconfiaban mucho más y la Guerra de los Treinta Años, en el Imperio ale-
de las ambiciones de un aliado poderoso mán. El único enfrentamiento europeo que
que de la posible revancha de un ene- En seguía abierto era el que lidiaban Fran-
migo en la ruina. 1648 la cia y España. Este conflicto por la
El lugar elegido para la firma del hegemonía sobre el viejo continente
tratado de paz de 1648 fue West- Monarquía tenía un vencedor seguro: Francia.
falia, una pequeña ciudad de la hispánica Lo que quedaba por definir era el
región alemana. Allí se firmó el alcance de su victoria.
cese de las hostilidades entre
reconocía la A mediados del siglo XVII, des-
el Imperio germánico y Francia independencia de pués de la caída de Olivares, Por-
y sus  aliados. Contemporánea- las Provincias tugal se había aliado con Francia y
mente, en otra ciudad de la misma Cataluña estaba gobernaba por un
región, Osnabrück, se firmó la paz en-
Unidas virrey francés, el hermano del cardenal

Ratificación de la Paz de Westfalia de 1648 en Münster, de Gerard ter Borch.


132 España como Imperio

Mazzarino. Sin embargo, Felipe  IV


LA BATALLA DE ROCROI pudo contar con dos circunstancias
favorables. En primer lugar, sus ejér-
citos en Cataluña, Flandes e Italia
Próxima a la frontera entre Francia y los tiempo y, en julio de 1656, obtuvo la impor- fueron capaces de frenar la avan-
Países Bajos meridionales, la pequeña villa tante victoria de Valenciennes. zada francesa; Barcelona y Rocroi
fortificada de Rocroi fue, el 19 de mayo de fueron recuperadas y el Milanesado
1643, escenario de una de las batallas clave y el reino de Nápoles se mantuvieron
para estudiar el declive del poder militar de Rocroi en manos españolas. En segundo
5
España y el auge de Francia. 4 lugar, Francia vivía por aquellos años
1
El ejército francés, al mando del joven duque 2 3 un duro conflicto civil, la llamada
6
de Enghien, de tan sólo 22 años, contaba con Fronda, que, junto a la consecuente
22.000 hombres, en su mayoría mercena- debilidad de Mazzarino, facilitaron la
rios. El ejército español e imperial tenía casi firma de la paz con España. El mi-
2 4
4.000 hombres más y estaba compuesto por 1 nistro de Felipe IV, don Luis Méndez
soldados italianos, alemanes, flamencos, valo- de Haro, comunicó al cardenal que
3
nes y, sobre todo, por los veteranos españoles 1. Caballería de Alsacia (Isenburg) el rey español estaba dispuesto a
2. Tercios españoles
del «ejército de Flandes», dispuestos en la N reconocer las conquistas francesas
3. Tercios italianos
4. Tercios valones e italianos
tradicional formación del Tercio. 5. Caballería de Flandes (Alburquerque) de Artois, Lorena, Alsacia, Rosellón,
6. 500 mosqueteros
La contienda se solucionó en favor de los 1. Caballería y mosqueteros de La Ferté parte de Cerdaña y Piñerol. Sobre
2. Artillería e infantería francesa y suiza
franceses gracias a dos atrevidas decisiones 3. Reserva (Sirot)
4. Caballería y mosqueteros de Gassion
esta base se firmó la Paz de los Piri-
del duque de Enghien: no dar batalla en Primer ataque de la
caballería francesa
neos en noviembre de 1659. Si bien
Ataque de la infantería
campo abierto, sino entre la foresta y los y de la reserva es cierto que dicho tratado sancionó
Ataques católicos
pantanos alrededor de Rocroi, y atacar a los la supremacía continental de Francia,
más destacados adversarios de la caballería para España no representó una de-
y de la infantería enemiga con los mejores Rocroi rrota: Cataluña, a cambio de una am-
4
elementos de la caballería francesa. Esta 5
nistía para los rebeldes, volvió a for-
2
última maniobra les otorgó la victoria: Enghien 3 mar parte de la Monarquía española;
se deshizo de la caballería imperial, armada 1 Portugal, a cambio del reconoci-
3
de pistolas, en un arrollador ataque con arma miento de su independencia, que se
blanca; luego concentró la embestida sobre 2
produciría en 1660, se comprometía
los tercios españoles, que se habían quedado 1 a mantener una política de amistad
aislados del resto de las tropas y con escasas con España. Y, sobre todo, el reino
municiones. 1. Tercios españoles
de Felipe IV conservaba Flandes.
Las bajas fueron altas en ambos bandos N 2. Caballería de Isenburg en retirada
3. Tercios alemanes derrotados
El final de la guerra fue coronado por
4. Tercios italianos en retirada
(4.500 entre los vencedores y casi 8.000 5. Caballería de Alburquerque en retirada el matrimonio entre el rey de Francia
1. Infantería y artillería avanzan
entre los vencidos). Es cierto que la batalla 2. Reserva de Sirot persigue a la caballería y la infanta María Teresa, hija del pri-
de Alsacia
debilitó al núcleo más poderoso del ejército 3. A la derecha francesa rodea a los mer matrimonio de Felipe IV. La boda
tercios españoles, tras hacer huir a la
de Flandes, el de los veteranos, pero no caballería de Flandes y derrotar a los se celebró en junio de 1660. Cuando
tercios alemanes y valones
representó el punto final de la espléndida Primer ataque de la en agosto llegó a París, María Teresa
caballería francesa
trayectoria de la infantería española, como Ataque de la infantería llevaba consigo las semillas de un
y de la reserva
se ha querido ver hasta tiempos recientes. Ataques católicos nuevo conflicto: una fabulosa dote de
El ejército de Flandes se reorganizó en poco 500.000 coronas de oro y la renuncia
completa a sus derechos a la suce-
sión española.
La regencia de
Mariana de Austria
Al morir Felipe IV el 17 de septiembre de 1665, Car-
los  II tenía tan sólo cuatro años. Era el segundo hijo
varón (el primero, el príncipe Felipe Próspero, murió
prematuramente) nacido del segundo matrimonio del
monarca con su sobrina Mariana de Austria. Carlos II,
que era bastante enfermizo y débil, no podría gober-
nar hasta los catorce años; Mariana de Austria lo haría
como reina regente hasta su mayoría de edad, ase-
sorada por la Junta de Gobierno. Todos los hombres
pertenecientes a dicha Junta eran grandes personajes
vinculados al Gobierno y a la tradición monárquica; re-
presentaban diferentes partes de la Monarquía, tanto
del clero como de la nobleza: diplomáticos, consejeros,
hombres de letras reconocidos y expertos... Un rasgo
de gran importancia política era la ausencia de la alta
aristocracia. Como consecuencia, la Junta tropezaría
con la oposición de importantes sectores de la oligar-
quía aristocrática. En teoría, la Junta de Gobierno debió
haber sido disuelta el 6 de noviembre de 1675, fecha
en la que el rey cumplía los catorce años. Sin embargo,
siguió funcionando hasta el 22 de septiembre de 1676.
En noviembre, coincidiendo con el nombramiento de
Valenzuela como primer ministro, la Junta fue definiti-
vamente disuelta.
La intención de Felipe IV a su muerte fue repartir el
poder colegiadamente, evitando así los posibles pro-
blemas que desencadenaría la presencia de un
solo valido. No obstante, la Junta no re-
A su sultó incompatible con el «favoritismo»;
Retrato de Mariana de Austria,
obra de Velázquez (1652-1653). muerte, la reina pareció preferir muy pronto
Reina consorte de España
(1649–1665) como segunda
Felipe IV quería un apoyo más personal. Así, se fue
acercando cada vez más a su con-
esposa de Felipe IV y regente
(1665–1675) como madre de
repartir el poder fesor religioso, evitando la acción
Carlos II. colegiadamente, de la Junta. Se trataba de Everardo
pero la reina prefirió aNithard, un jesuita austriaco llegado
España en 1649 con la propia Ma-
el apoyo más riana de Austria para ser nombrado
personal de un teólogo de las Juntas de Medios y Re-
servas. Según muchos autores, desco-
valido
134 España como Imperio

LA SOCIEDAD: ESTAMENTAL, RELIGIOSA Y RURAL


La sociedad española del siglo XVII era, funda- innumerables enfermedades contagiosas. La exentos del pago de tasas. El impuesto por
mentalmente, estamental, religiosa y rural. Se principal preocupación de la gente era producir excelencia era el diezmo eclesiástico. De este
calcula que el territorio peninsular contaba con los recursos suficientes para cubrir las nece- diezmo, la Corona se quedaba con un tercio y
unos ocho millones de habitantes en 1591. Con sidades más básicas. En Castilla abundaban la Iglesia con las dos partes restantes. Si las
frecuencia, las epidemias de peste diezmaban los pequeños propietarios, que consumían casi tierras no eran en propiedad sino arrendadas, el
la población, y la elevada mortalidad infantil exclusivamente lo producido en sus limitadas diezmo podía suponer una gran carga para los
contribuía a crear la sensación de que era un parcelas. Junto a estas, existían las tierras inquilinos. En 1672 se publicó una obra espe-
milagro llegar a ser anciano. Las tres grandes comunales del municipio. La combinación de cialmente interesante para conocer las difíciles
pestes de 1596, 1647 y 1676 provocaron una ganadería y agricultura era perfecta: el ganado, circunstancias de los más pobres: Monumento
gran devastación. Entre 1683 y 1685, una además de servir como medio de transporte, triunfal de la piedad católica, escrito por Pedro
epidemia virulenta contribuyó, una vez más, enriquecía el campo con su abono. José Ordóñez en el mismo año. En él se explica
a acentuar la presencia de la muerte en la Los campesinos aportaban el monto principal cómo el socorro a los pobres dependía sólo de
mentalidad castellana. La mala alimentación, la de los impuestos, o pechos –por eso se les lla- la caridad cristiana; la institucionalización de los
falta de higiene y la escasez de agua eran las maba pecheros–, mientras que los nobles, que hospitales y casas de misericordia no llegaría
condiciones óptimas para que se reprodujeran constituían el estamento privilegiado, estaban hasta el siglo XVIII.

Las enfermedades afectaban aún con más intensidad a los pobres de solemnidad,
es decir, a aquellos que no tenían un modo honesto o conocido de ganarse la vida y
Rey vivían de las limosnas. Se estima que alrededor de una quinta parte de la población,
Alto clero: Alta nobleza: sobre todo en las ciudades, se dedicaba a la mendicidad.
cardenales, príncipes, duques,
obispos, etc. condes, marqueses, etc.

Clero medio:
abades y abadesas, Media nobleza:
miembros de los cabildos, caballeros y nobleza de Toga.
curas de parroquias ricas, etc.

Bajo clero: Baja nobleza: hidalgos.


curas, frailes y monjas.
Ricos: comerciantes, banqueros,
dueños de tierras, de títulos de
Niveles modestos: hacienda, etc.
artesanos, profesiones
liberales, labradores con
Pobres:
campesinos, jornaleros,
tierras, etc.
trabajadores urbanos, etc.

nocía el arte de gobernar, así como la difícil realidad de zara español en 1666. Su oposición a la apertura de
la sociedad española. Después de conseguir el puesto los teatros después del año de luto transcurrido tras la
de inquisidor general, gracias a la intercesión de Ma- muerte de Felipe IV, hizo que la antipatía hacia este per-
riana de Austria en Roma, Nithard entró en la Junta. sonaje creciera aún más. La nobleza lo consideraba un
La oposición vendría de distintos frentes. El pueblo advenedizo y las élites gobernantes, un mal político. In-
lo veía como un extranjero inmiscuido en el poder, a cluso para el papado, Nithard era un enorme obstáculo
pesar de que Mariana consiguió que se le nacionali- para la idea de paz en las órdenes religiosas. A pesar
personaje
Juan José
de esta dura oposición, su figura se
reforzaba en el poder afirmando la
censura, aplazando la reunión de las
Felipe IV
Cortes y prorrogando los impuestos
en vigor para los ayuntamientos.
enseguida
tomó interés
de Austria
La oposición de Felipe IV a este tipo
de protagonismo pesaba entre los por su
miembros de la Junta, dividida entre
los que defendían la permanencia de educación,
esta institución y los que apoyaban ante la
a don Juan José de Austria como
aspirante a la regencia, en cuanto a ausencia
hermanastro del rey. Don Juan José
fue el artífice de la propaganda clan-
de hijos
destina en contra de Nithard y posi- varones
ble incitador del atentado que este
sufrió en 1668.
legítimos.
Hacia 1673 una nueva figura co-
menzó a sobresalir en este preten-
dido gobierno colegiado: Fernando
de Valenzuela. Se trataba del hijo de
un aposentador real recién casado
con una camarera de la reina, lo
que le permitió conseguir una plaza
de caballerizo real como regalo de
Don Juan José de Austria era el hijo ilegítimo de Hacienda, la desgravación fiscal, la distribución
Felipe IV con una actriz llamada María Calderón. más justa de las mercedes, el mejoramiento del
Reconocido como tal en 1642, tuvo una brillante Ejército (indispensable para la Monarquía), una
carrera militar, a pesar de la derrota en Portugal. buena administración de justicia, una cuidadosa
Hacia 1667 su enfrentamiento con Mariana de educación del rey en los asuntos de gobierno,
Austria se acentuó. Para alejarlo del poder se le la sustitución de los partidarios de Nithard, etc.
otorgó el cargo de comandante de Flandes –cargo Las concesiones a cambio satisficieron al aspirante
que se negó a asumir–, mientras que él había a rey; Nithard fue depuesto por el Consejo de
pedido el de virrey de Cataluña. Finalmente se Castilla en marzo de 1669 a pesar de la negativa
decretó su detención, ante lo cual este escapó de la reina regente (era la primera vez que ocurría
dejando una carta, en torno a la cual se sucedió esto), que creó la popularmente denominada
todo un «desborde publicístico». Fue contestada Chamberga, o nueva guardia de palacio para
por su más claro opositor (Nithard) y don Juan defensa exclusiva de la familia real y de la corte, y
envió muchas otras desde Cataluña, donde él consiguió el título de virrey de Aragón. Don Juan
era apoyado por el duque de Osuna. El punto era bastante popular, cualidad que se acentuaba
culminante de este enfrentamiento llegó cuando en al comprobar que sus ataques iban dirigidos a
enero de 1669 lanzó una marcha ofensiva contra derrocar al mal acogido Nithard; además, su fama
Madrid; este pudo ser el comienzo de una guerra de mujeriego y su demagogia patriótica le daban
María Calderón, amante del rey Felipe IV
civil de no haber intervenido el Nuncio en España. puntos ante el pueblo. En esta lucha por el poder y
y madre del bastardo real Juan José de
Austria. El programa de gobierno presentado en este por derrocar a Nithard, don Juan José de Austria,
momento fue el programa reformista propuesto por como vemos, utilizó en numerosas ocasiones el
don Juan y su facción aristocrática. Se proponían arma de la opinión pública, presentando sátiras
una serie de medidas: la reorganización de la y panfletos contra sus enemigos políticos.
136 España como Imperio

bodas. Desde este puesto, pudo ganarse el favor de


la reina regente. En 1671 Valenzuela recibió el hábito
de Santiago y el cargo de Introductor de Embajadores.
Para entonces, todo el mundo lo consideraba el princi-
pal confidente e informador de Mariana, por lo que se
le apodó «el duende de palacio». Los cargos de más
responsabilidad llegaron en 1674, cuando fue nom-
brado consejero de Indias, y en 1675, al convertirse en
marqués de Villasierra. Con la declaración de la mayo-
ría de edad de Carlos II, llegó el momento culminante
de Valenzuela, que fue nombrado Grande de España y
primer ministro. A pesar de la importancia de su cargo,
Valenzuela no tenía un verdadero plan de gobierno,
como sí lo tuvo el conde-duque de Olivares. Sus medi-
das, puramente coyunturales, estaban encaminadas a
mantener el statu quo.
El creciente poder de Valenzuela hizo que irrumpiese
de nuevo en escena don Juan José de Austria, que
contaba con el apoyo de la alta nobleza. Esta se en-
cargó de la publicación del conocido Documento de la
Grandeza, con el que más de veinte importantes no-
bles, entre ellos el duque de Medinaceli y el conde de
Oropesa, denunciaban a Mariana de Austria y a Valen-
zuela por ser los principales responsables de los males
de la Monarquía. Además, don Juan contaba con una
importante base de poder en Aragón, donde se presen-
taba como el representante y defensor de los fueros.
Pero, sobre todo, su gran apoyo estaba en Cataluña; allí
era recordado como el general que había contribuido a
expulsar a los franceses. El golpe definitivo se produjo
en 1677, cuando don Juan entró en Madrid y destituyó
a Valenzuela, a quien se le confiscaron todos sus bienes
y títulos y se le desterró a Filipinas; murió en 1692, en
México. Por su parte, Mariana fue obligada a abando-
nar la corte y a confinarse en Toledo. A partir de este
momento, don Juan será mucho más que un valido: un
príncipe de sangre y el jefe principal de la Monarquía.

El cardenal Juan Everardo Nithard, por Alonso


del Arco (1674). Museo del Prado, Madrid.

Don Fernando de Valenzuela, marqués de


Villasierra, por Juan Carreño de Miranda.
Museo Lázaro Galdiano, Madrid.
La mayoría de edad de Carlos II
La acción de don Juan José de Austria marcó el final balanza a su favor. Estas expectativas, sin embargo, no
de los validos o privados, que gobernaban en nombre se cumplieron. Durante sus tres años de gobierno, don
del rey. A partir de aquí sólo habría primeros ministros Juan se ocupó, fundamentalmente, de resolver ene-
que llegarán al Gobierno recurriendo no sólo a sus rela- mistades personales y de satisfacer las peticiones de
ciones de poder, sino a frecuentes intrigas palatinas. La los que le habían apoyado, lo que hizo que aumentaran
mayoría de edad de Carlos II comenzó el 23 de enero desmesuradamente los presupuestos de palacio. Por
de 1677, y, desde este momento hasta finales de 1679, otra parte, la guerra absorbía el dinero tan pronto como
el poder estuvo en manos de don Juan José de Austria. era recaudado. Tras cuatro años de paz precaria, en
Algunos territorios, como la Corona de Aragón, cele- 1672 Francia volvió a invadir los Países Bajos. A esto le
braron especialmente su ascenso al considerar que so- siguió una guerra en la que España y sus aliados sufrie-
lucionaría los problemas de la Monarquía e inclinaría la ron reiteradas derrotas. En la Paz de Nimega, España
se vio obligada a ceder el Franco Condado y nuevos
territorios estratégicos en los Países Bajos.
En medio del creciente descontento, don Juan em-
pezó a perder dos importantes bases de apoyo, la Igle-
sia y el Ejército. En respuesta a las críticas, destituyó
a los ministros y creó un núcleo duro de partidarios
suyos, muchos de segunda fila, y silenció a la oposi-
ción enviando a sus enemigos a la cárcel o al exilio. La
propia Corona parecía ser prisionera de este personaje,
que vigilaba todos los movimientos del rey, supervisaba
las audiencias y abría todas sus cartas. Sólo la muerte
de don Juan, el 17 de septiembre de 1679, evitó el de-
sastre final.
A pesar de todos los problemas, Henry Kamen hace
una consideración positiva del gobierno de don Juan
de Austria. Según este autor, no sólo procuraba educar
a su hermano en el oficio real, sino que se dedicaba

Retrato de Carlos II y su firma.


138 España como Imperio

intensamente a las tareas de gobierno, demostrando década de 1680. Medinaceli mantuvo la dura política
una gran capacidad para el trabajo. En junio de 1677 deflacionista y manifestó un interés especial por la re-
dispuso la reducción de la burocracia de los Conse- forma comercial y colonial. Por ello, atacó duramente
jos y trató de hacer frente al problema de la inflación. los abusos en materia de penetración comercial extran-
También intentó condensar la burocracia administra- jera en Sevilla y Cádiz y concedió gran atención a la
tiva en otros altos organismos, controló los salarios de defensa del Imperio.
los ministros, reformó el Ejército y La dimisión de Medinaceli en
la política regalista con respecto 1685, provocada por las enormes
a la Iglesia. Además, es posible dificultades y por la continua pre-
que la reforma puesta en prác- sión sufrida, llevó al poder al conde
tica en 1680 se gestara durante de Oropesa, presidente del Consejo
su gobierno. Otros historiadores de Castilla. Era un hombre capaci-
apuntan que su concepción de la tado y enérgico que se pronunció
Monarquía iba más allá de enten- por la reforma de la política fiscal,
der Castilla como el centro de la administrativa y eclesiástica. Influido
misma; sus contactos en la Co- por el eficaz y racional sistema fran-
rona de Aragón, la inclusión de fla- cés, asignó los asuntos fiscales a
mencos e italianos en altos cargos una nueva institución: la superin-
de gobierno y la convocatoria a tendencia de Hacienda. Se trataba
Cortes en Aragón en 1676 pueden de un temprano intento de consti-
confirmar esta hipótesis. tuir un ministerio ajeno al sistema
A la muerte de don Juan había de los Consejos; en este sentido, se
dos bandos políticos. Por un lado anticipó a las reformas del siglo XVIII.
estaban los hombres fieles a él, en- Puso al frente de la Hacienda al
cabezados por el duque de Medi- marqués de los Vélez, el Colbert
naceli; por otro, los que sostenían español, esperando maravillas de
Retrato de Juan Francisco de la Cerda
las pretensiones de doña Mariana, Enríquez de Ribera, VIII duque de Medinaceli, sus remedios económicos. Oro-
como el condestable de Castilla y por Claudio Coello. Museo Nacional de pesa se mostró enérgico como su-
Arte de Cataluña.
el duque de Frías. Probablemente perintendente de finanzas y pronto
la designación del duque de Me- elaboró un amplio memorándum,
dinaceli (don Juan Francisco de la Cerda) como primer o documento de trabajo, para la preparación de una
ministro responde, sencillamente, a la designación del nueva estructura fiscal encaminada a reducir el crónico
monarca. Domínguez Ortiz señala que se trataba del déficit presupuestario. Sin embargo, sus planes no ob-
más calificado de los grandes de España, un hombre tuvieron el éxito esperado. La aristocracia y la Iglesia se
bienintencionado cuyos intentos de reforma chocaron resistieron con fuerza a las medidas. Con respecto a
con dificultades insalvables. la primera, Oropesa pretendía que el sector
El duque de Medinaceli consideraba nobiliario se hiciera cargo de algunos im-
que su cargo requería el cumplimiento puestos. En cuanto a la segunda, se
de tres objetivos específicos: liberar La aristocracia propuso reducir el excesivo número
al rey de toda responsabilidad de y la Iglesia de clérigos. Muchas de sus medi-
gobierno, utilizar la administración das eran prematuras y extrañas
existente para instaurar la ley y el opusieron una para una sociedad estamental;
orden y sacar al país de la gran gran resistencia a esto explica la gran impopularidad
crisis económica que comenzó del estadista. Sus adversarios ga-
en 1677 y se extendió por toda la
las medidas de naron un aliado en la persona de
Medinaceli y
Oropesa
La decadencia del poder español 139

Árbol genealógico
de Carlos II
Isabel de Portugal Carlos I
y Aragón

Felipe III Margarita de Ana Felipe II


Austria-Estiria de Austria

Fernando III María Ana Margarita de Felipe III


de Habsburgo de España Austria-Estiria

Mariana Felipe IV
de Austria

Carlos II
140 España como Imperio

LOS LÍMITES REALES E IMAGINARIOS DE CARLOS II

El estudio del reinado de Carlos II impotente... A veces, el relato es, los conflictos, los problemas y cia (aun no teniendo demasiada),
se ha visto determinado por las de estos defectos, genéticos y las soluciones planteadas en un lo que se echaba de menos en
peculiares características de este adquiridos, ha llegado a dificultar periodo tan interesante. Carlos era la falta de atención y
monarca, llamado el Hechizado el estudio de lo que podríamos Desde su nacimiento, los repre- concentración; volubilidad, irreso-
y descrito como incapaz, débil, llamar «la trama del poder», esto sentantes de los demás Estados lución, timidez y, a la vez, aunque
europeos especularon con la po- parezcan cualidades opuestas,
sibilidad de la muerte prematura obstinación y desconfianza...».
del monarca. La exagerada con- Por su parte, Henry Kamen
sanguinidad de sus progenitores ha señalado que una torpe
ha sido en numerosas ocasiones educación no logró formar en
razón suficiente para justificar los Carlos II las capacidades adecua-
juicios más extremos. Según el das a sus tareas de gobierno,
historiador R. García-Argüelles, no era laborioso ni enérgico;
«en el tronco familiar figuran durante la mayor parte de su
repetidos los nombres de Felipe vida, no asistió a las reuniones de
el Hermoso y Juana la Loca ocho los Consejos, ni despachó con los
veces; Fernando y Ana de Hun- ministros, ni tomó decisiones de
gría, nueve; Carlos V e Isabel de gran trascendencia por sí mismo.
Portugal, cuatro, etc... Felipe III El sobrenombre viene de la
y Margarita de Austria son, a la creencia de Carlos II en los
vez, sus abuelos y bisabuelos. hechizos. Pensaba que había sido
Su padre estaba casado con una embrujado y que, por esta razón,
hija de su hermana, por lo que, a no podía tener descendencia.
la vez, es tío segundo de su hijo Esta idea tenía una sólida base
y su madre resulta ser prima de en la mentalidad de la época,
su propio hijo...» (Vida y figura que aceptaba ampliamente la
de Carlos II el Hechizado. Estudio creencia en estos encantamien-
Histórico-Médico). Los comen- tos. En varias ocasiones, el mo-
tarios de diversos y prestigiosos narca se sometió a exorcismos y
historiadores acerca de Carlos II a otras prácticas para librarse de
son realmente duros. Domínguez los males que, con seguridad, se
Ortiz en la Introducción al testa- encargaron de recrear y difundir
mento de Carlos II llegó a afirmar los enemigos políticos del rey
que «más que falta de inteligen- o del valido.

Es suficiente con echar un vistazo a los retratos pintados con


áspera sinceridad por Carreño y Sánchez Coello –sus pinceladas
nos dejan la imagen de un rey niño enfermizo y triste– para
entender las dificultades acuciantes de este periodo.
La decadencia del poder español 141

Mariana de Neoburgo, segunda esposa de Carlos II y


hermana de Leopoldo I de Austria. Se trataba de una
mujer calculadora que desconfiaba de los primeros mi-
nistros y que estaba dispuesta a dominar al monarca.
El matrimonio austriaco hizo que Luis XIV declarara de
nuevo la guerra a España, lo que volvió a desencade-
nar fuertes gastos defensivos. España fue derrotada en
Países Bajos y en Italia, y sufrió la inevitable invasión de
Cataluña. Carlos II, presionado por la reina y por un im-
portante número de grandes, forzó la dimisión de Oro-
pesa el 25 de junio de 1691. La reina Mariana, por su
parte, se apropió de la soberanía y llenó el Consejo de
sus propios clientes.
En torno a 1696 estaba claro que a Carlos II sólo le
quedaban unos años de vida y que, probablemente,
moriría sin sucesión. No sería fácil encontrar un here-
dero para España y su imperio, sobre todo porque en
ello intervendría la tradicional rivalidad entre Francia y la
casa de Austria.
Carlos II redactó su testamento el 2 de octubre de
1700. En él, dejaba todos sus territorios al candidato
francés, Felipe, duque de Anjou y nieto de Luis. El pri-
mero de noviembre de 1700 Carlos II murió, y, al día
siguiente, se creó una Junta de Gobierno; la situación
del Imperio era extremadamente crítica, como lo había
sido la salud del último rey Habsburgo.
En 1700, el duque de Escalona, en una carta dirigida a
Luis XIV de Francia, describía así el estado de la Mo-
narquía: «El actual estado del reino era el más lasti-
moso del mundo, porque el débil gobierno de los
últimos reyes y la baja adulación de servidores y
ministros, habían producido un horrible desorden
en los asuntos. La justicia abandonada, la policía
descuidada, los recursos agotados, los fondos
vendidos...».

Arriba, Carlos II pintado por Claudio Coello en 1685. Sobre


estas líneas, Auto de Fe, pintado por Francisco Ricci en 1683;
escena en la Plaza Mayor de Madrid el 30 de junio de 1680,
durante la Inquisición española. A la derecha, retrato de María
Luisa de Orleans, primera esposa de Carlos II.
El rey Hechizado frente al rey Sol
Entre 1667 y 1697 la Monarquía española sostuvo pañola. Francia, a la que aún no se le había pagado la
cuatro guerras con Francia y las cuatro acabaron en dote de 500.000 escudos de oro por el matrimonio de
famosas paces: Aquisgrán (1668), Nimega (1678), Ra- María Teresa, se disponía a explotar el Tratado de los
tisbona (1684) y Ryswick (1697). A pesar del ímpetu Pirineos. A pesar de la renuncia de la hermana mayor
imperialista francés, estos en- de Carlos II a cualquier derecho o territorio de los Aus-
frentamientos no produjeron trias, en París se formuló un ingenioso pretexto para
pérdidas territoriales sig- disputar los Países Bajos al nuevo rey de España: María
nificativas para España, Teresa, mujer de Luis XIV, era hija del primer matrimonio
aunque sí supusieron una de Felipe IV, y en varias provincias de los Países Bajos
merma de las posesiones era principio de derecho consuetudinario que los bie-
en el Rhin y los Países Ba- nes patrimoniales fuesen devueltos a los hijos del pri-
jos, así como duros golpes mer matrimonio, en perjuicio de los posteriores. Para
en Italia y Cataluña. justificar la política de fuerza que preparaba, Luis XIV
La muerte de Felipe IV blandió ante la opinión pública europea este pretendido
en 1665 situó en primer derecho de devolución, expuesto extensamente en Le
plano la herencia es- traité des droits de la reine très-chrétienne, en el que
justificaba la invasión de Flandes.
La Guerra de Devolución se inició en 1667. Con ella,
el rey pedía para su esposa algunas posesiones en los
Países Bajos y se disponía a invadir Flandes. Esta de-
mostración de fuerza provocó recelos entre las demás
potencias, que organizaron una coalición antifrancesa
formada por Holanda, Inglaterra y el Imperio, a la cual
se unió España. La presión conjunta de Holanda y Gran
Bretaña para frenar el imperialismo francés se expresó
en enero de 1668 mediante el Tratado de La Haya, que
contó poco después con la anexión de Suecia, dando
origen a la Triple Alianza de La Haya. Ese mismo año
Luis XIV preparó la conquista del Franco Condado, he-
cho que le permitió contar con una posición ventajosa
en el Congreso de Aquisgrán. Según los términos
de dicho tratado, firmado el 2 de mayo de
1668, Luis XIV restituía el Franco Condado a
la Monarquía española, pero conservaba las
plazas ocupadas en 1667 en los Países Bajos
españoles, entre ellas, Lille, capital del Flandes
valón, Tournai, Dovai, Charleroi y Contrai. La
garantía anglo-holandesa de los Países Bajos
españoles fue destruida por la defección del

Luis XIV.
La decadencia del poder español 143

ejércitos franceses invadieron las Provincias Unidas


Arriba, Luis XIV y sus desde 1672 a 1678, y sólo España ayudó a esta po-
herederos en 1710. A la tencia.
izquierda, su ministro, En 1673 España perdió el Franco Condado. En 1674
Jean-Baptiste Colbert.
se organizó la segunda coalición contra Francia, deno-
minada Gran Alianza de La Haya, integrada por España,
rey Carlos II de Inglaterra, que se puso del lado de Fran- el Imperio, Brandeburgo, Holanda e Inglaterra. Tras seis
cia en las famosas intrigas de 1670. años de pérdidas humanas, se firmó en 1678 la Paz de
Entre 1670 y 1672 el Gobierno de Madrid rechazó la Nimega, por la cual España entregaba definitivamente
oferta de participar en una guerra de conquista contra a Francia el Franco Condado. No obs-
los holandeses, con la que el rey francés, siguiendo las tante, las pretensiones de Luis XIV
directrices de Colbert, pretendía la destrucción del po- sobre los territorios hispanos si- Entre 1667
der marítimo y comercial de las Provincias Unidas y, al guieron adelante. y 1697 la
mismo tiempo, vengarse de su actuación en la Guerra La entrada de la Monar-
de Devolución. Aunque de forma confusa, la Monarquía quía española en la guerra Monarquía
española, por el contrario, se inclinó hacia un acuerdo de Holanda (1672-1678) española sostuvo
militar con La Haya, cuyo objetivo era la defensa de los abrió tres nuevos frentes:
Países Bajos. La paz negociada duró hasta 1672; los Flandes, Sicilia y Cataluña.
cuatro guerras
contra
Francia
144 España como Imperio REINO DE NORUEGA
ESCOCIA
IMPERIO
RUSO
REINO DE
SUECIA
IRLANDA
DINAMARCA
EUROPA TRAS LOS TRATADOS
DE WESTFALIA (1648) Y DE
LOS PIRINEOS (1659)
REINO DE
INGLATERRA PROVINCIAS
PAÍSES BAJOS UNIDAS PRUSIA
ESPAÑA Y POSESIONES ESPAÑOLES

FRANCIA Y TERRITORIOS ADQUIRIDOS

SUECIA Y TERRITORIOS ADQUIRIDOS ESTADOS


REINO DE POLONIA
ALEMANES
NUEVOS ESTADOS INDEPENDIENTES
REINO
RE
TERRITORIOS ADQUIRIDOS POR FRANCIA DE
D AUSTRIA
FRANCIA
FRA BAVIERA
LÍMITES CONFEDERACIÓN GERMÁNICA FRANCO
CONDADO

A

NG
SUIZA

HU
SABOYA MILÁN
VENECIA

REINO DE PORTUGAL

ESTADOS IMPERIO
GÉNOVA PONTIFICIOS
REINO DE ESPAÑA OTOMANO

REINO DE
NÁPOLES

ÁFRICA
146 España como Imperio

Mapa del Rosellón en la Edad Moderna; un territorio limítrofe con Francia, integrado hasta 1659 en la Corona de Aragón.

En el norte, holandeses y españoles, con la colabora- derrotar a las fuerzas navales hispano-holandesas en
ción del Imperio desde 1674, se tuvieron que limitar a la primavera de 1676 y, al mismo tiempo, desembar-
contener las ofensivas francesas. Aunque los tercios car tropas en Sicilia. Sin embargo, el sistema español
del conde de Monterrey, gobernador de los Países Ba- se mantuvo firme y con recursos en el Mediterráneo;
jos españoles, evitaron que el principal ejército aliado las fuerzas francesas quedaron aisladas en Mesina y, al
fuera destrozado por Condé en la batalla de Seneffe, poco tiempo, abandonaron la isla.
el vizconde de Turena, militar francés, aprovechó la En Cataluña, en la frontera con los Pirineos, se pro-
oportunidad para apoderarse del Franco Condado. dujo un alzamiento antifrancés en el Rosellón, contra
En el escenario italiano, Luis XIV, siguiendo el la gabela o impuesto de la sal. La coyuntura,
ejemplo de Mazzarino, que había proyec- inicialmente favorable a los rebeldes,
tado en 1647 la conquista de Nápoles,
Luis XIV cambió radicalmente en pocos días.
concibió pronto la idea de disputar a disputó La insurrección de Mesina impuso
los españoles la posesión de Sicilia. que se desviaran hacia el sur de Ita-
a España la
Los incentivos eran muchos, sobre lia tropas del frente de Cataluña; en
todo cuando en 1674 el pueblo de posesión de Sicilia, mayo, un ejército francés invadió
Mesina, donde se había producido aprovechando el toda la región del Ampurdán. La
una violenta insurrección desenca- situación para España era crítica,
denada por una larga serie de malas
malestar de los más aún cuando gran parte de la
cosechas y hambrunas, pidió ayuda sicilianos tropa, después de meses sin recibir
a Francia. La flota francesa consiguió su sueldo, se pasó al otro bando.
La decadencia del poder español 147

RELIGIOSIDAD Y EDUCACIÓN SUPERIOR


EN LA ESPAÑA DEL BARROCO 25%
80%
La religión católica determinaba la mentali- y tormentas, etc. La tasa de analfabetismo analfabetismo
dad de la época. La doctrina de la Iglesia, su en la España del siglo XVII era muy elevada;
liturgia y sus símbolos ocupaban un lugar muy aproximadamente el 80% de la población
especial en cualquier manifestación cultural y peninsular no sabía leer ni escribir. Esta cifra
artística. Además, la conducta privada, sancio- contrasta, sin embargo, con el número rela-
nada por la comunidad, dependía íntimamente tivamente alto de universidades. A mediados de los problemas económicos e inflacionarios
de los principios católicos. de siglo la Corona de Castilla contaba con y de la creciente atracción de otros centros
Durante el siglo XVII los espacios arquitectó- diecinueve universidades y la de Aragón, europeos de educación superior.
nicos se volvieron más amplios y atrayentes, con catorce. Muchos de los alumnos de las En la católica España las universidades
con la intención de acoger a un gran público prestigiosas universidades de Salamanca, estaban lejos de iniciar el proceso de secu-
en los actos litúrgicos. La música también Valladolid o Alcalá estaban destinados a larización que ya se estaba desarrollando en
se puso al servicio de la teatralidad barroca, ocupar un puesto en la Administración de la Europa. Los más críticos tenían la sensación
que tanto ensalzaba la grandeza de Dios y las Monarquía. Entre 1630 y 1680 el número de de que España había perdido el contacto
bondades de la vida después de la muerte. matriculados en las universidades castellanas con el mundo y el espíritu culto, y uno de los
Además, el espectáculo litúrgico se llevó a se redujo a la mitad, y el descenso no se impedimentos de esta relación era la censura;
la calle, en forma de rogativas, procesiones, detuvo, como consecuencia de la disminución muy pocos tenían la oportunidad de contactar
bendiciones de campos, conjuros de plagas de la población en la primera mitad de siglo, con las obras prohibidas y condenadas.
La guerra por el
trono español
El Salón de Reinos,
eje representativo del La dote prometida por Felipe IV para su hija María Te-
Palacio del Buen Retiro, resa, casada con el rey de Francia, Luis XIV, ascendía a
debe su nombre a que
500.000 coronas de oro. Las dificultades de la Monar-
en él estaban pintados
los escudos de los quía impidieron que dicha cantidad fuera pagada en su
veinticuatro reinos que totalidad, algo que, en realidad, supuso una bendición
formaban la Monarquía
hispánica en tiempos
para el rey francés. La renuncia de su mujer a los de-
de Felipe IV. rechos de sucesión estaba condicionada al pago de la
dote y, si esta no había sido enteramente satisfecha,
Francia podía considerarse desvinculada de los acuer-
dos de paz de los Pirineos.
Cuando Felipe IV murió en 1665, Luis XIV no reco-
noció la sucesión de Carlos II y, amparándose en los
derechos de María Teresa, atacó España en 1667. Esta
fue la primera de una serie de guerras que ampliaron las
conquistas francesas en los Países Bajos españoles, en
el Franco Condado, en Alsacia y en Lorena. En 1684, el
rey Sol concluyó una tregua con España cuya duración
se fijó en veinte años; se trataba de un periodo dema-
siado largo, considerando la pésima salud del monarca
español. En 1698, para evitar que la muerte de Car-
los II, que se consideraba inminente, desencadenara un
nuevo conflicto a gran escala, las tres principales poten-
cias europeas, Holanda, Inglaterra y Francia, llegaron a
un acuerdo sobre el reparto del Imperio; uno que im-
plicaba para España la pérdida de todos los territorios
italianos.
La muerte de Carlos II en noviembre de 1700 no sor-
prendió a nadie. Lo que sí sorprendió a todos fue su
testamento, que designaba como heredero a Felipe de
Anjou, nieto del rey de Francia Luis XIV, con la condición
de que las dos monarquías permanecieran separadas.
Las últimas voluntades del último Habsburgo de Es-
paña entusiasmaron al rey Sol e indignaron a los Habs-
burgo de Austria. El rey de Francia, aun declarando que
respetaría las disposiciones del difunto, empezó a ocu-
par territorios pertenecientes al nuevo rey de España,
su nieto Felipe, en los Países Bajos y en el Milanesado.
El emperador de Austria, Leopoldo I, propuso como
alternativa para la sucesión española a su hijo menor, el
150 España como Imperio

archiduque Carlos. Leopoldo consiguió el apoyo de Ho- Menorca, Barcelona y gran parte de Cataluña, los Paí-
landa y de Inglaterra, que temían la hegemonía francesa ses Bajos y el Milanesado habían caído en manos de
en Europa. Cuando quedó claro que el Gobierno espa- las fuerzas anglo-holandesas. El mismo territorio fran-
ñol firmaría con Francia acuerdos comerciales que afec- cés había sido invadido, y París era amenazada desde
tarían sobre todo a los territorios americanos, Holanda e el condado de Flandes, como había previsto Mazzarino
Inglaterra formaron con Austria una coalición, cincuenta años antes.
La Gran Alianza, que declaró la guerra a La Sin embargo, una circunstancia natu-
Francia en mayo de 1702; había es- ral cambió radicalmente la dirección
tallado la Guerra de Sucesión es-
muerte del conflicto. En 1711, el sucesor de
pañola. A finales del año siguiente, en 1711 del Leopoldo I, José I de Habsburgo, mu-
Francia ya se encontraba en una primogénito del rió repentinamente de viruela con tan
situación de total aislamiento di- sólo 33 años de edad, lo que abrió
plomático. Su único aliado era rey de Austria para el archiduque Carlos la posibi-
una España débil y dividida, que precipitó el final lidad de conseguir el trono alemán.
dudaba de la legitimidad del nuevo
rey y de las buenas intenciones de
de la Guerra de deAnteun laimperio perspectiva de la formación
habsbúrgico hispano-
su nuevo aliado. En agosto de 1708 Sucesión alemán, de extensión similar a la del
la situación era desesperada. Gibraltar, imperio universal de Carlos V, Holanda e
La decadencia del poder español 151

Inglaterra abandonaron la coalición.


Por otra parte, la renuncia a la unión
de las monarquías francesa y es-
pañola, declarada por Felipe V ante
las Cortes y por los príncipes fran-
ceses ante el Parlamento de París,
hizo posible iniciar las negociacio-
nes de paz.
La muerte por enfermedad de un
solo individuo había determinado el
final de un conflicto en el que más
de 250.000 hombres habían muerto
en la batalla.

En la página anterior, Batalla de


Villaviciosa (1710) de la Guerra de
Sucesión, de Jean Alaux. En esta
página de izquierda a derecha y de
arriba a abajo, Leopoldo I de Habsburgo,
emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico y nieto de Felipe III;
archiduque Carlos de Austria, hijo de
Leopoldo I; retrato de Felipe V de España,
de Hyacinthe Rigaud (1701); Isabel de
Farnesio, segunda esposa de Felipe V.
152 España como Imperio La decadencia del poder español 153
NORU
NORUEGA

SUECIA

CONSECUENCIAS PARA
IRLANDA
ESPAÑA TRAS EL
DINAMARCA
TRATADO DE UTRECHT (1713)
INGLATERRA
PRUSIA
CESIONES DE ESPAÑA A AUSTRIA HOLANDA

CESIONES DE ESPAÑA A SABOYA

CESIONES DE ESPAÑA A INGLATERRA FLANDES POLONIA


LÍMITES DEL IMPERIO ALEMÁN IMPERIO
LUXEMBURGO
BURGO
ALEMÁN
TERRITORIO ESPAÑOL

FRANCIA
SUIZA
AUSTRIA
SABOYA MILÁN

ESPAÑA

IMP
MENORCA ERIO
OTO
NÁPOLES
MA NO
MALLORCA CERDEÑA

GIBRALTAR

SICILIA
7
El imperio
de los
Borbones

D espués de las paces de Utrecht y Rastadt, Francia, con sus


grandes recursos naturales, su población de casi veinte millones
de habitantes y su envidiado modelo de Estado absoluto, seguía
siendo el Estado más fuerte de Europa. En cambio, España, privada
de su imperio europeo, con menos de seis millones de habitantes
–5,7 millones; 2,3 millones menos que en la época de Carlos V–, una
economía menguante y una débil estructura política, parecía des-
tinada a una inevitable decadencia. El gran mérito de los primeros
tres reyes de la dinastía Borbón fue frenar esa decadencia. Rodea-
dos por consejeros capaces, expertos en economía más que en
guerras, Felipe V, Fernando VI y Carlos III supieron aumentar los in-
gresos de la Corona, mejorar las condiciones del país, potenciar la
marina, revitalizar el comercio con América y sentar las bases para
la gran recuperación del Imperio en la segunda mitad del siglo XVIII.

Retrato de Felipe V, por Louis-Michel


van Loo. Museo del Prado, Madrid.
La pérdida de Europa
En la paces de Utrecht y Rastadt, que pusieron fin a la de Bélgica y Luxemburgo, pasaron a la Corona aus-
Guerra de Sucesión española en los años 1713 y 1714 triaca, junto con Milán, Mantua, el reino de Nápoles y
respectivamente, se aplicó por primera vez el principio Cerdeña. Por otro lado, la dinastía piamontesa de los
de equilibrio de poderes que había originado la gran Saboya obtuvo la soberanía sobre Sicilia y Monferrato.
alianza antifrancesa: ningún Estado podía ejercer una Del imperio europeo construido por Carlos V no que-
supremacía política y militar en Europa sin despertar la daba nada. Además, en la Península, Inglaterra recibió
oposición de todos los demás Estados del continente. Gibraltar y Menorca, y se benefició de la apertura al co-
Este principio aseguraba que el peso que Francia ha- mercio atlántico del puerto de Cádiz, de fundamental
bía adquirido después de la Paz de los Pirineos fuera importancia para el tráfico de esclavos negros. España
moderado, lo que favorecía la expansión territorial de pasó a ser una potencia de segundo orden, aliada de
Austria. Sin embargo, España fue el Estado más perju- Francia, en el inestable equilibrio de poder que carac-
dicado por este principio, por el cual perdió todos los terizó la política internacional del siglo XVIII y que prota-
Países Bajos y los dominios italianos. Los Países Bajos gonizaron Francia, Inglaterra y Holanda. Dada la fuerza
españoles, correspondientes a los actuales territorios de estos Estados y la prioridad que tenían las reformas

Traducción al castellano
del Tratado de Utrecht.
Localización de la región
de Utrecht.

UTRECHT
personaje
internas en España y en el imperio

Felipe V
de ultramar, cualquier sueño de res-
tauración de la potencia española
en Europa parecía quimérico y peli-
groso. Además, era evidente que la
pérdida del imperio europeo había
sido un alivio para el tesoro real, libe-
rado de los enormes gastos militares
que dicho imperio exigía. Posee un gran
Felipe V intentó durante las prime- sentido de la
ras décadas de su reinado recuperar
las posesiones italianas, pero esta rectitud, un gran
política revisionista acabó en un ro-
tundo fracaso. La década de 1730
fondo de equidad,
inauguró una nueva estrategia: el es muy religioso,
primer rey Borbón decidió no actuar
en solitario, sino aprovechar la es-
tiene un gran
trecha relación con Francia. De esta miedo al diablo,
manera, firmó tres Pactos de Fami-
lia, llamados así por el parentesco carece de vicios y
existente entre los monarcas de am- no los permite en
bos países. El primer Pacto de Fa-
milia (1733) estableció la alianza de los que le rodean.
España y Francia contra Austria en
la Guerra de Sucesión de Polonia,
que en parte se desarrolló en Italia;
España recuperó Nápoles y Sicilia Felipe V fue el primer rey de España de la dinastía que explicaba la influencia que sobre los asuntos
para dos hijos de Felipe V e Isabel de los Borbones. Nació en Versalles en 1683. de Estado tuvo la segunda esposa de Felipe, Isabel
de Farnesio, su segunda esposa Su abuela María Teresa era mujer de Luis XIV de de Farnesio. En cuanto al poder, Felipe lo dejó muy
(don Carlos, que más tarde sería Francia e hija del primer matrimonio de Felipe IV, pronto, en 1724, y abdicó en favor de su hijo mayor,
Carlos III, reinaría en Nápoles). Con y, por tanto, hermanastra del último Habsburgo Luis I. En esa ocasión declaró: «Gracias a Dios, ya
el segundo Pacto de Familia (1743) de España, Carlos II. Aunque había sido el mismo no soy rey y el resto de mis días los dedicaré al
España consiguió, tras la Guerra de Carlos quien había designado como su sucesor al servicio de Dios y a la soledad». No obstante, tuvo
Sucesión de Austria, el ducado de nieto de su hermanastra, fue su abuelo, el rey Sol, que volver al trono de España unos meses después,
Parma para Felipe, otro hijo del mo- el que le impuso la corona española. Esta determi- cuando Luis I murió de viruela. Reinó, o tuvo que
narca e Isabel de Farnesio. nación dio pie a la Guerra de Sucesión española. reinar, 22 años más, hasta que murió en 1746.
El reinado de Fernando VI (1746- Felipe no había sido educado para ser rey; era un Durante este periodo, su reino se enfrentó a
1759) supuso un paréntesis en esta hombre tranquilo, serio y sombrío. Sin embargo, en el cuatro guerras y a una larga serie de reformas que
política revisionista. Gracias a su campo de batalla demostró una valentía insospe- lo transformaron, desde el punto de vista político
neutralidad en Europa, este rey con- chada que le valió el apodo de «el Animoso». y administrativo, en una monarquía centralizada
siguió recuperar el poder naval de Detestaba dos pasiones que caracterizaban a inspirada en el modelo absolutista francés.
España y el reconocimiento del pa- los Borbones: las mujeres y el poder. En cuanto Asimismo, el palacio real de la Granja de San Ildefonso,
tronato regio de la Monarquía sobre a la primera, se declaró fiel esposo en sus dos el «pequeño Versalles», que Felipe mandó construir
la Iglesia española a través del matrimonios. Los detractores del rey decían que no en 1721 en el norte de la sierra de Guadarrama,
Concordato de 1753. Con el reinado se trataba de devoción marital sino de sumisión, lo cerca de Segovia, también tuvo inspiración francesa.
158 España como Imperio

de Carlos III (1759-1788) se volvió a la política de inter- americanas. En 1761 se firmó el tercer Pacto de Fami-
vención militar en Europa, de la mano de Francia. Aus- lia, por el que España y Francia se aliaban para luchar
tria había pasado a ser aliada de su antigua gran ene- en la Guerra de los Siete Años. El Tratado de París que
miga, Francia; Inglaterra, sin embargo, sostenía su le puso fin (1763), confirmó la pérdida para España de
rivalidad con el reino galo gracias a su creciente poder Florida, que pasó a Inglaterra. La renovación del Pacto
comercial y marítimo en el Atlántico. de Familia en 1779, en el que Francia y España se com-
Así, la segunda mitad del siglo XVIII se conoce como prometían a apoyar la independencia de las colonias in-
el periodo de las «guerras coloniales», en las que Fran- glesas en América (1776-1783), se concluyó con la Paz
cia, España y Austria trataron de frenar la expansión de París (1783), con la que España recuperó Florida y
de Inglaterra y su influencia comercial en las colonias Menorca, que pertenecían a Inglaterra.

Gracias
a los Pactos
de Familia,
España recuperó
Nápoles y Sicilia
para los hijos del
rey con Isabel de
Farnesio

La familia de Felipe V.
El imperio de los Borbones 159

GIBRALTAR
Visto desde la Línea de la Concepción, la rios de sus alrededores, con algunos fuertes,
vertiente oriental de la roca de Gibraltar puede un faro y un pequeño puerto, fueron ocupados
parecer una inmensa columna de piedra. Los en 1704 por fuerzas anglo-holandesas
marinos de la Antigüedad la consideraban durante la Guerra de Sucesión española. Al
una de las dos «columnas de Hércules», y término del conflicto, en el Tratado de Utrecht
situaban la otra al lado opuesto del estrecho, de 1713, España cedió a Gran Bretaña «la
en Marruecos, en el monte Abila. Ambas plena y entera propiedad» de los casi cinco
limitaban los confines del mundo hasta Escudo de Gibraltar. kilómetros cuadrados de territorio gibraltareño
entonces conocido. Más allá de las «colum- «para que (Gran Bretaña) la tenga y goce con
nas» se encontraba, para Platón, la ciudad entero derecho y para siempre, sin excepción
perdida de Atlántida, y para Dante, el monte cartagineses, vándalos, y varios pueblos ni impedimento alguno».
del Purgatorio. Las exploraciones del siglo XV musulmanes pasaron por Gibraltar. La roca Esta cesión originó una disputa entre España
aclararon que lo que había era un océano y, no cayó en manos españolas hasta 1462. La y Gran Bretaña que se ha mantenido hasta la
más allá, un continente desconocido: América, conquista puso fin a siete siglos de domina- actualidad, cuando los referéndums de 1967
el Nuevo Mundo. En tiempos remotos, hace ción musulmana; sin embargo, a diferencia y de 2002 manifestaron el deseo de los
30.000 años, colonias de neandertales del resto de la Península, la reconquista duró habitantes de Gibraltar de seguir formando
poblaron las cuevas del peñón. En tiempos en Gibraltar menos de tres siglos. La ciudad y parte de un reino: ¡no del español, sino del
más recientes, griegos, fenicios, romanos, el castillo que surgen en la roca y los territo- británico!

Imagen actual del peñón de Gibraltar.


Los Gobiernos reformadores
A comienzos del reinado de Felipe V la economía es-
pañola estaba arruinada. La última bancarrota se había
producido en 1692, y ciudades como Toledo, Valen-
cia y Córdoba, antes famosas por sus manufacturas,
se habían despoblado. La altísima presión tributaria
paralizaba el comercio y la producción, y afectaba a
todo tipo de bienes. En Madrid se llegó a establecer
un impuesto sobre el hielo transportado desde la sierra
de Guadarrama. Las vías de comunicación internas
estaban en tan pésimas condiciones que unos bienes
producidos en Castilla costaban más del doble cuando
llegaban a los mercados de Asturias. El intercambio
con América se había reducido un 70%. Los estamen-
tos que dominaban la sociedad eran el eclesiástico y
el noble, ambos improductivos y parasitarios. La acti-
vidad de gobierno se desarrollaba a través de un sinfín
de Consejos, muchas veces competentes en las mis-
mas materias o en el mismo territorio. Desde el punto
de vista militar, el ejército contaba con poco más de
25.000 hombres y la flota, con 30 barcos de guerra.
La más trascendente de las medidas borbónicas fue,
quizá, la unificación política y administrativa a través de

Fernando VI de Borbón, llamado el Prudente o el Justo, rey de


Maravedí de Felipe V de España, fechado en España desde 1746 hasta 1759 y cuarto hijo de Felipe V y de su
1744, de la ceca de Segovia. primera esposa, María Luisa Gabriela de Saboya.
El imperio de los Borbones 161

los denominados Decretos de Nueva Planta, que su- eran funcionarios nombrados por el rey que tenían am-
ponían la eliminación de las instituciones y los fueros plísimas funciones en su demarcación territorial. En la
propios de la Corona de Aragón y la expansión a estos Administración local se difundió el modelo castellano:
territorios de las leyes e instituciones de Castilla. Asi- los corregidores fueron nombrados por el rey y los regi-
mismo, se eliminó el Consejo de Aragón y los virreyes dores por las Audiencias.
fueron sustituidos por capitanes generales, que presi- En la Hacienda se diseñaron reformas para lograr una
dían las Audiencias. Por el contrario, los fueros vascos mayor eficacia fiscal: a partir de los Decretos de Nueva
y navarros se mantuvieron como compensación a su Planta los territorios de la Corona de Aragón contribuye-
fidelidad al rey durante la Guerra de Sucesión. ron de manera proporcional. En tiempos de Fernando VI
En la Administración central se produjo una paulatina (1746-1759) se trató de reducir los múltiples impuestos
sustitución de los Consejos por Secretarías de Estado a una «contribución única», pero el proyecto fracasó por
y del Despacho. No obstante, se mantuvieron algunos la oposición de los sectores privilegiados. Finalmente,
Consejos, entre los que destacó el de Castilla, principal en época de Carlos III (1759-1788), se utilizaron los va-
institución legislativa y judicial tras el rey. A nivel territorial les reales, títulos de deuda pública que podían servir
se impuso una división en intendencias; los intendentes como medio de pago, a modo de papel moneda.

Los
Decretos
de Nueva
Planta sustituyeron
las instituciones
propias de la Corona
de Aragón por las
castellanas

El rey Felipe V de España, la reina María Luisa Gabriela de Saboya y el príncipe Luis niño matando al dragón de la herejía delante del monasterio de
El Escorial, por Felipe de Silva (1712).y........
La recuperación de
España en Europa
De no haberse casado en segundas nupcias con una
princesa italiana, Isabel de Farnesio, la política europea
de Felipe V quizá habría sido inexistente. El apoyo de
Julio Alberoni, de origen italiano, resultó crucial para
que esta mujer, inteligente y ambiciosa, se convirtiera
en reina. Ella le correspondió concediéndole el título de
Grande de España y los cargos de consejero real y car-
denal. Según se decía en la corte, Isabel dominaba a su
marido, un hombre de grandes cualidades pero sujeto
a frecuentes ataques de melancolía que lo alejaban del
mundo.
De su primer matrimonio, Felipe había tenido varios Portada de los Decretos de Nueva Planta por los
hijos. Por tanto, la sucesión al trono español parecía cuales se cambió la organización territorial de los reinos
imposible para don Carlos y don Felipe, los hijos que hispánicos y se abolió el derecho público de los reinos
de la Corona de Aragón, que habían luchado contra
el rey tuvo con su segunda mujer. Esta, sin embargo, Felipe V de España en la Guerra de Sucesión.
animada por el amor maternal más que por la razón de
Estado, no dejaba de soñar con un futuro real para sus
dos hijos.
Las ambiciones dinásticas de la italiana no le impedían Julio Alberoni,
ver con claridad los límites que se imponían a la reali- cardenal italiano y
principal consejero
zación de su proyecto. En Europa había tres grandes de Felipe V.
potencias, Francia, Inglaterra y Austria, y dos potencias
emergentes, Prusia y Rusia.
Isabel se propuso un objetivo limitado: conseguir para
sus hijos la corona de algún estado italiano. Para el
mayor, don Carlos, pensó en la corona del ducado de
Parma y en la sucesión al Gran Ducado de Toscana.
Esta pretensión iba en contra de los intereses de los Ha-
bsburgo de Austria, que después de la Guerra de Suce-
sión española habían adquirido la supremacía en Italia.
Reconociendo que España era una potencia secunda-
ria que por sí sola no habría podido vencer a los austria-
cos, aprovechó los vínculos familiares que unían a los
Borbones de un lado y de otro de los Pirineos. Dieron
comienzo así los llamados Pactos de Familia, política
de alianza con Francia, que marcarían las
pautas de la participación española
en los asuntos europeos hasta
comienzos del siglo XIX.
El imperio de los Borbones 163

En 1729 Isabel obtuvo el apoyo de Inglaterra y Fran- Los tres primeros reyes de la dinastía Borbón no fue-
cia; gracias a ello, en 1732 Carlos tomó posesión del ron grandes hombres de Estado, pero tuvieron el gran
ducado de Parma y ocupó Toscana. En 1733 Isabel mérito de rodearse de consejeros expertos y de creer
concluyó una nueva alianza con Francia, que se encon- firmemente en la necesidad de romper con un pasado
traba en guerra con Austria. Al terminar la guerra favo- que de glorioso ya no tenía nada, y mucho tenía de
rablemente para su aliada, en 1738 la reina española rancio. Ya entrados en el nuevo siglo, los españoles se-
recibió para Carlos el reino de Nápoles y Sicilia, aunque, guían vistiendo los hábitos oscuros y de corte severo
en aplicación del principio de equilibrio de poderes, tuvo del siglo anterior, con las capas y los sombreros de ala
que ceder Toscana al rival austriaco. Una vez ubicado ancha que escondían la cara, y los nobles continuaban
Carlos, quedaba por dar un trono a su hijo menor, don rememorando las hazañas bélicas de sus antepasados,
Felipe. La oportunidad se presentó en 1743. Isabel se sin ni siquiera saber localizar en un mapa los lugares
unió una vez más a Francia que, nuevamente, estaba donde se habían producido.
en guerra con Austria. En 1748, al acabar el conflicto, Las primeras reformas fundamentales que hoy defi-
Felipe fue reconocido duque de Parma. niríamos centralizadoras fueron llevadas a cabo, en su

La fundación de La Carolina (1818-1837), de Victorino López. Este cuadro representa la repoblación impulsada por Carlos III en
territorios de Sierra Morena mediante colonos alemanes y flamencos.
164 España como Imperio El imperio de los Borbones 165

mayoría, por funcionarios franceses aranceles sobre la importación. En pocas palabras, los
ISABEL DE FARNESIO EN MADRID que se habían formado en la corte reformadores de la primera mitad del siglo XVIII llevaron a
de Luis XIV. Se abolieron títulos, cabo la modernización del Estado y de la sociedad. Lo
cargos, pensiones y subvenciones hicieron con determinación y lucidez. La conciencia de
Nacida en Parma, ciudad del norte de Italia, truido por un gran incendio en la Nochebuena para aligerar los gastos de la Co- los objetivos que perseguían y de los límites a los que
Isabel de Farnesio, hija del duque de Parma, de 1734. Del proyecto se hizo responsable el rona. Se simplificó la estructura del se enfrentaban fue la clave del éxito de su obra.
llegó a España en 1714 para convertirse en famoso arquitecto italiano Filippo Juvara. La Estado con los Decretos de Nueva Los nombres de estos ministros reformadores, mu-
la segunda esposa del rey Felipe V. Desde estructura, abovedada en piedra en su totali- Planta, que uniformaron las leyes chos extranjeros –Orry, Alberoni, Ripperda, Patiño, Car-
muy pronto comenzaron las críticas hacia dad, evitaría nuevos incendios. En la mente de de todos los reinos de la Monarquía vajal y el marqués de la Ensenada–, sonarán descono-
su persona, alimentadas por su fuerte los monarcas estaba el ejemplo de Versalles. a las leyes de Castilla. Se raciona- cidos al oído común, a diferencia de los que les habían
personalidad; la llamaban despectivamente Así, el palacio de la nueva monarquía de Bor- lizó la Administración, reduciendo el precedido en la época de los Habsburgo o de los que
«la parmesana». Se dice que Alberoni llegó bón en España debía reflejar el esplendor de número de Consejos y quitándoles les sucederían en la época de Carlos III y Carlos IV. Sin
a describirla con estas palabras: «Se trata un Estado dispuesto a recuperar su hegemonía competencias en favor de ministros embargo, su obra sentó las bases para la recuperación
de una buena muchacha de veintidós años, en Europa; la fachada iba a medir casi medio responsables de un sector bien defi- del Imperio en la segunda mitad del siglo XVIII.
feúcha, insignificante, que se atiborra de kilómetro. A su alrededor se dispondría todo lo nido del Gobierno. En el campo eco- El marqués de la Ensenada fue
consejero de Estado durante los reinados
mantequilla y de queso parmesano y que necesario para remarcar la presencia del po- nómico, se adoptaron políticas mer- de Felipe V, Fernando VI y Carlos III.
jamás ha oído hablar de nada que no sea der: un nuevo Teatro Real y amplios jardines de cantilistas, inspiradas en el modelo Las
coser o bordar». trazado regular, como requiere la tradición fran- francés de Colbert. El Estado aligeró
Apasionada del arte, reunió una importante cesa, con laberintos, setos, fuentes, zonas de la presión fiscal para incentivar el
reformas
colección de pinturas y esculturas, entre las descanso y recreo, etc. Tras su muerte, Juvara comercio interno y con las Indias, fueron
que se incluyen las ocho musas expuestas en fue sustituido por Juan Bautista Sacchetti, que invirtió en la creación de manufac- llevadas a cabo,
el Museo del Prado. finalmente moderó las dimensiones previstas turas para la producción de bienes
Isabel fue la principal responsable de la a las cifras de la actualidad: 131 metros de de primera necesidad y, para favo- en su mayoría,
construcción del Palacio Real de Madrid, en el fachada. El estreno de la nueva residencia real recer las nuevas industrias, subió los por funcionarios
solar del antiguo Alcázar de los Austrias, des- no se produciría hasta 1764. José de Carvajal franceses formados
estuvo al frente de
la presidencia del en la corte de
Consejo de Indias
Isabel de Farnesio y durante el reinado Luis XIV
Felipe V. Al fondo, el de Felipe V.
Palacio Real de Madrid.
La monarquía ilustrada
y el Imperio
El despotismo ilustrado, la teoría política dominante en tos del Gobierno, aun cuando sean discutibles, ¡es un
Europa durante el siglo XVIII, sostenía que el monarca delito!».
debía ejercer el poder absoluto. Con este poder, el rey Carlos III fue un rey firmemente convencido de su mi-
diseñaría y pondría en práctica medidas que moderni- sión salvadora. A diferencia de sus predecesores, su
zaran el país y guiaran al pueblo hacia la luz, es decir, el vida ordenada no dio pie a rumores o injurias; era un rey
pensamiento racional, según los principios de la Ilustra- viudo, que decidió no casarse en segundas nupcias,
ción. Así, el monarca no sólo se consideraba la máxima que detestaba la vida cortesana y al que sólo se le co-
autoridad, sino también el más insigne de los filósofos nocía una afición mundana: la caza.
ilustrados. Durante su reinado (1759-1788) se rodeó de ministros
Como otros monarcas ilustrados europeos, Carlos III, y consejeros ilustrados, como el conde de Aranda, el
el tercero de la dinastía Borbón en España, conside- conde de Floridablanca y el conde de Campomanes.
raba que su función principal era impulsar las políticas Su larga experiencia como rey (era monarca de Nápo-
reformadoras de los ilustrados y transformar el Estado les desde 1735) y su inteligencia le hacían comprender
para alcanzar la «felicidad pública». Este objetivo re- la importancia de rodearse de gente competente, no
quería la erradicación de cualquier crítica u oposición para sustituirle en las labores de gobierno, sino para
que impidiese o dificultase una tarea semejante. A Car- apoyarse en ellos y realizar las urgentes transformacio-
los III se le atribuye la siguiente frase: «Criticar los ac- nes que requería la sociedad. Esto hacía que Carlos III

Yo he limpiado
Madrid, la he
empedrado, he hecho
paseos y otras obras...
Leopoldo de Gregorio,
marqués de Esquilache.
que merecería que me
Con la absoluta confianza
de Carlos III para llevar
hiciesen una estatua,
a cabo las reformas
ilustradas, se convirtió y en lugar de esto me
en mano derecha del
rey. Las medidas de han tratado tan
control, que concernían
hasta la vestimenta indignamente.
de la población, fue el
detonante formal del
conocido como Motín de
Esquilache. M. de Esquilache
El imperio de los Borbones 167

fuera radicalmente diferente a muchos de los monarcas


españoles anteriores.
Con las reformas, sin embargo, en ningún caso se
pretendía destruir la sociedad del Antiguo Régimen,
esto es, el orden social que marcaba firmemente las
diferencias entre nobles y plebeyos, entre privilegiados
y no privilegiados por nacimiento. Lo que Carlos III y sus Autorretrato de Goya
con tricornio. Motín contra
ministros pretendieron fue modernizar el país: mejorar el marqués de Esquilache
las condiciones de vida y la educación de los pobres, (1776). Imposición de la
pero no darles la posibilidad de la movilidad social. Esto capa corta y el tricornio,
litografía de la colección
sólo fue posible después de la experiencia de la Revolu- Origen del Motín de
ción francesa. Como han señalado varios historiadores, Esquilache.
entre ellos Domínguez Ortiz, el rey ilustrado introdujo
numerosas innovaciones, pero mantuvo las institucio-
nes del Antiguo Régimen, como los gremios, los mayo-
razgos, la Mesta o la Inquisición. La reacción del pueblo
ante medidas que consideraba inadecuadas para me-
jorar su calidad de vida tuvo su máxima expresión en el
Motín de Esquilache, que, más que un levantamiento
contra la pragmática que exigía a los madrileños acortar
sus capas y sustituir los sombreros de ala ancha por tri-
cornios, en realidad fue una rebelión popular provocada
por varios años de malas cosechas y por la continua
subida del precio del trigo.
168 España como Imperio

Los ejes de la política reformista


de Carlos III fueron: la continuación
de la modernización administrativa y
fiscal emprendida por sus anteceso-
res; la reducción del poder de la Igle-
sia (en 1767 se produjo la expulsión
de los jesuitas); el mejoramiento de
la agricultura, ya que la tierra seguía
siendo el principal sector productivo
de la economía; el asentamiento de
colonos en territorios despoblados,
y la extensión de la educación. Ade-
más, Carlos III puso un empeño es-
pecial en la creación de Sociedades
Económicas de Amigos del País,
asociaciones encargadas de fomen-
tar la agricultura, la industria, el arte
y el comercio.
Partían de modelos suizos e ir-
landeses, y no sólo se fundaron en
territorio peninsular, sino también
en las principales ciudades ameri-
canas. La primera Sociedad fue la
Vascongada, que se creó en 1765,
pero su carácter nobiliario no agradó
a Campomanes, que buscó un mo-
delo de ideas políticas más burgue-
sas para las sucesivas entidades. Le
siguió la de Madrid, que se convirtió
en modelo para el resto de socieda-
des. En cada ciudad eran lugares de
referencia, de encuentro y debate
de las élites ilustradas. Sus biblio-
tecas son, todavía hoy, importantes
bancos de datos. Muchas de ellas
ofrecían premios, a los que se pre-
sentaban estudios sobre el comer-
cio, la agricultura, la navegación, la
literatura y las bellas artes.

Palacio de Cristal en el Parque del Retiro


de Madrid. El rey Carlos III fue el primero
en permitir el acceso de los ciudadanos a
este parque, siempre que cumpliesen con
la condición de ir bien aseados y vestidos.
personaje
Carlos III
el Político

La larga experiencia de Carlos III (1716-1788) como Así, las mujeres debían desprenderse de la mantilla
rey de Nápoles entre 1734 y 1759 es determinante y los hombres, presentarse «a cuerpo», es decir,
para comprender la naturaleza de las reformas de «peinados, sin gorro, red ni montera» y con traje en
este rey ilustrado. Por entonces, Nápoles era una «casaca y chupa». Dentro del recinto, Carlos III mandó
de las cortes más bellas e importantes de la época. construir la Real Fábrica de Porcelanas del Retiro,
A su lado, Madrid era sólo una pequeña ciudad, donde se realizaron obras de gran belleza destinadas
mísera y oscura, que no estaba a la altura de ser la a adornar los palacios más lujosos de toda Europa.
capital de un imperio. Esto puede explicar la rapidez Mérito de Carlos III también son el Paseo del
y determinación con la que Carlos III emprendió su Prado, las fuentes que lo adornan, el Jardín
reforma. Empezó por alumbrar y limpiar las calles Botánico y el edificio de estilo neoclásico realizado
principales. Ordenó que se instalaran canalones por Juan Villanueva en 1785, destinado a ser un
en los tejados y que se cubrieran los frentes y Museo de Historia Natural pero que se convertiría,
laterales de las casas con piedra berroqueña. a principios del siglo XIX, en sede de la importante
Además, dividió la ciudad en ocho cuarteles para colección de pintura y escultura de la casa real.
mejorar la administración y organizó la primera La Puerta de Alcalá es otra de las construcciones más
milicia urbana para cuidar de la seguridad. significativas de este reinado. Carlos III mandó construir
Con este rey, el Parque del Retiro, que había sido rea- esta puerta triunfal que celebraba su llegada a la capital
lizado por el conde-duque de Olivares para entretener y el comienzo de la transformación de la antigua
a Felipe IV y a su corte mientras él ejercía todo el ciudad, que el rey ilustrado pretendía extender a las
poder como valido, se convirtió en un espacio público, costumbres de los españoles. El encargado de realizarla
aunque existían algunas limitaciones a su entrada: la fue el arquitecto Francisco Sabatini, que encontró
vestimenta debía reflejar un modo honesto de vivir. la inspiración en los modelos clásicos italianos.

Criticar los actos del


Gobierno, aun cuando
sean discutibles,
¡es un delito!
El imperio de los Borbones 171

Imágenes actuales de la Fuente de


Neptuno, Plaza de Cibeles y Puerta
de Alcalá, construidas en Madrid durante
el reinado de Carlos III.
El imperio de los Borbones 173

Decretos para un nuevo CARTAGENA DE INDIAS Y LA OREJA DE JENKINS


pacto colonial en América
La guerra entre España e Inglaterra por el puerto principal del virreinato, Cartagena de la flota; las bajas del lado inglés rondaron los
dominio del Caribe, conocida como la «Guerra Indias, con una fuerza de casi 200 naves, 7.000 muertos, y lo que quedaba de la fuerza
Felipe V, acostumbrado a la centralización de la monar- su posición en las relaciones internacionales y cubrir de la Oreja de Jenkins», es uno de los episo- 27.000 hombres y 2.700 piezas de artillería, de invasión tuvo que regresar a Jamaica.
quía francesa, se propuso desde el primer momento, los gastos que la hegemonía requería. Sin embargo, sí dios más gloriosos y menos conocidos de la mientras que Blas de Lezo disponía de 6 naves Gracias a la victoria en Cartagena, España
no sólo poner en orden las mermadas arcas del Estado fueron radicalmente distintos el modo de definir el pro- historia moderna de España. Su protagonista, y 3.000 hombres. Los españoles resistieron pudo mantener el control sobre el Caribe y
en la Península, sino redefinir de un modo racional y blema y la decisión con la que se emprendieron las me- el almirante vasco Blas de Lezo y Olavarrieta, 67 días de cañoneo desde el mar y, cuando América Central hasta comienzos del siglo XIX.
eficaz el pacto colonial, es decir, la relación entre la me- didas necesarias para centralizar el poder. apenas aparece en los manuales españoles los ingleses desembarcaron, el comandante En cuanto a Jenkins, hubo quien dijo que la
trópoli y sus colonias. Después de la «relajación» del siglo XVII, los Borbones de historia. La guerra empezó en 1731, sin vasco desencadenó el fuego de las baterías oreja no era suya, o que si era suya, la había
Los nuevos monarcas borbones no pretendieron algo entendieron que, con respecto a América, lo más im- que los dos enemigos lo supieran. En aguas del fuerte. Esta respuesta hundió gran parte de perdido en una reyerta de pub.
muy diferente a los reyes de la dinastía precedente. En portante era reforzar el vínculo colonial, la dependen- del Caribe, un guardacostas español detuvo y
realidad, la Corona siempre había intentado maximizar cia de las colonias respecto a la metrópoli. Lo que se registró un barco inglés, el Rebeca. El oficial
los beneficios obtenidos en las colonias para afianzar pretendía era que los americanos aumentaran sus ex- español, Julio León Fandiño, ató al mástil del
barco al capitán inglés, Robert Jenkins, y,
convencido de que se trataba de un contra- La Habana
bandista, le cortó una oreja de un sablazo. Al CUBA
abuso de poder le siguió el acto de soberbia, y Jul.-Dic. 1741
Fandiño le espetó al marino inglés: «Ve y dile
a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo
se atreve». Santiago
LA ESPAÑOLA
De regreso a Inglaterra, Jenkins disecó la JAMAICA
oreja y esperó siete años para tener audiencia Puerto
Kingston Príncipe
en el Parlamento. Su relato detallado y
enfático, así como la exhibición de la oreja
cortada, horrorizaron e indignaron a los parla-
mentarios. El Gobierno tenía que reaccionar:
¡los españoles no podían permitirse el lujo
de cortar las orejas de los ingleses!
Y respondieron con la guerra,
declarada a España en 1739;
aunque, más que vengar la
Mar.-May.
lesión de Jenkins o el insulto a 1741
Su Majestad, los ingleses que-
rían apoderarse del comercio Portobelo
El mestizaje estuvo íntimamente ligado a la Nov. 1739 Cartagena
en el Caribe expulsando a los
expansión española en América. Las diversas Chagres
castas fueron resultado de la variada mezcla de españoles del virreinato NUEVA
Panamá
personas de raza y cultura diferentes. Así apareció la de Granada. GRANADA
llamada «pintura de castas»: imágenes plásticas que May. 1742
Desde Jamaica,
representan a la gente de acuerdo a su clasificación
racial. Son especialmente interesantes porque atacaron el
muestran aspectos de la vida cotidiana, como las Mapa de las operaciones inglesas en el mar Caribe durante la Guerra de la Oreja
actividades a las que se dedicaban, la ropa que de Jenkins.
usaban y el lugar donde vivían. Muchas de ellas se
conservan en el Museo de América de Madrid.
El almirante
vasco Blas
de Lezo.
174 España como Imperio

LA EXPEDICIÓN MALASPINA
Gran parte de las exploraciones geográficas Fue una empresa sin precedentes en la proponía una reforma de tipo confederal. De
del siglo XVIII financiadas por el Estado ya no historia de España, marcada por el espíritu dicha obra, sin embargo, no quedan más
tenían como objetivo fundamental conquistar de colaboración, el afán de conocimiento y que fragmentos dispersos. De regreso a
nuevos territorios para la Monarquía, sino la solidaridad entre todos los miembros de Madrid, los representantes de la expedición se
conocer otras realidades desde el punto de la expedición. El material recogido habría enfrentaron con la indiferencia del nuevo rey,
vista científico. Carlos III había promovido una formado una obra monumental, no sólo sobre Carlos IV, y la abierta hostilidad de su ministro
intensa actividad cultural y científica encami- cartografía, botánica, zoología, antropología, Godoy. Procesado y condenado a diez años y
nada al progreso del país. El marino español climatología, etc., sino también sobre la un día de cárcel, Malaspina obtuvo la libertad
de origen italiano Alejandro Malaspina le situación económica y política de las colonias en 1802, gracias a la intervención directa de
presentó al rey el proyecto de este viaje tran- españolas de ultramar, para las cuales se Napoleón. Murió exiliado en Italia, en 1810.
soceánico, con carácter científico y político,
hacia las posesiones españolas de ultramar.
La expedición partió del puerto de Cádiz el
30 de julio de 1789 rumbo a Montevideo.
Contaba con dos fragatas, la Atrevida y la
Descubierta, y una tripulación compuesta por
460 hombres: además de marinos, oficiales y
funcionarios viajaban naturalistas, cartógra-
fos, astrónomos y pintores. Por su duración,
recorrido, complejidad y resultados científicos,
la expedición fue la más grande del siglo XVIII:
desde el Río de la Plata pasando por el cabo
de Hornos hacia Valparaíso y Acapulco, y,
desde allí, hacia Alaska, en busca de un
inexistente paso del noroeste que uniera el
Pacífico y el Atlántico; otros destinos fueron
el norte de México, la península de California,
Filipinas, Australia, el archipiélago de Tonga…
Para regresar a Cádiz cinco años después, el
21 de septiembre de 1794. Las corbetas Atrevida y Descubierta.

Escudo de la Compañía
de Jesús. A la derecha,
litografía de la expulsión de
los jesuitas.
El imperio de los Borbones 175

portaciones de plata a la Península y


que los españoles multiplicaran sus
ventas de productos manufactura-
dos en las colonias. Esta era la base
que, según el proyecto reformista,
mejoraría la debilitada posición de
España en el mundo.
Los objetivos se definieron con una
asombrosa claridad: recuperar los
territorios americanos ocupados por
otras potencias europeas, aumentar
las transacciones económicas entre
la metrópoli y las colonias, favorecer
en América la producción de mate-
rias primas que impulsaran la indus-
tria española y potenciar el consumo
de los colonos.
Las medidas que había que llevar
a cabo para conseguirlos eran tan
ambiciosas como los propios fines.
La primera de ellas consistía en eli-
minar la oposición que representa-
ban las élites coloniales y afianzar un
cuerpo de funcionarios peninsulares
que fueran fieles a la Monarquía. En
segundo lugar, era necesario libe-

A la derecha, Alejandro Malaspina. Arriba,


Pragmática Sanción de 1767, por la que se dictaba la
expulsión de los jesuitas de todos los dominios de
la Corona de España, incluyendo los de ultramar.
176 España como Imperio El imperio de los Borbones 177

rar algunos factores de producción RUTAS DE ALEJANDRO


que estaban en manos de las co-
munidades indígenas o de la Iglesia.
MALASPINA EN LA CORBETA
Además, convenía evitar –e incluso «DESCUBIERTA», 1789-1794
abortar– cualquier intento ameri-
cano de desarrollar una industria
manufacturera propia. Por último, Ruta de España a Alaska.
había que modernizar el Ejército y la
Ruta cruzando el Pacífico.
legislación que sostuviera el nuevo ALASKA
corpus político.
La expulsión de los jesuitas en
1767 también formó parte de estas
medidas reformistas. La cuestión
NOOTKA
principal estaba en sobreponerse al
siempre temido poder de la Iglesia.
Unos años antes de la expulsión, en
1753, la Corona había firmado con
CÁDIZ
la Iglesia un nuevo Concordato por
el cual esta cedía a la primera la ca-
pacidad de nombrar a los altos car-
gos eclesiásticos. A ojos de la Mo-
narquía, lo peor de los jesuitas era ACAPULCO
la aceptación que, como maestros
en colegios y universidades, tenían
entre las élites cultas americanas.
MANILA

Las
reformas LIMA
para América TONGA
tenían como objetivo
recuperar los territorios
SANTIAGO
ocupados por otras a Cádiz
MONTEVIDEO
potencias y mejorar PORT JACKSON
la productividad y el
comercio entre la NUEVA
metrópoli y las ZELANDA
colonias
8
La pérdida
del Imperio:
1810-1898

E n menos de dos décadas, las de 1810 y 1820, España perdió


la totalidad de sus colonias en América Latina continental; desde
las actuales California y Texas, que a mediados del siglo XIX deja-
ron de ser territorios mexicanos para formar parte de los Estados
Unidos de América, hasta Tierra de Fuego. En total, alrededor de
doce millones de kilómetros cuadrados. Esta pérdida, que fue in-
mensa no sólo por la extensión territorial y por su población, sino
desde el punto de vista de los recursos y la cultura, no supuso, pa-
radójicamente, una enorme tragedia para el pueblo español. La
virulencia de la Guerra de Independencia (1808-1814) contra la
Francia napoleónica desvió la atención de los que, según muchos
historiadores, empezaban a sentirse españoles. Esta rápida liquida-
ción de gran parte del Imperio se entendió como un fracaso del
rey –era él, y no el pueblo, el propietario legítimo de los territorios
coloniales–, no como una derrota de la nación, como sería perci-
bida la pérdida, casi cien años más tarde, de Cuba, Puerto Rico
y Filipinas; el Desastre de 1898 fue tan rotundo como inesperado.

La Verdad, el Tiempo y la Historia, también conocido


como Alegoría de la Constitución de 1812, pintado por
Goya hacia 1800.
La crisis del Antiguo
Régimen en España
La crisis del Antiguo Régimen en España estuvo ín-
timamente relacionada con los acontecimientos euro-
peos de la época, sobre todo con aquellos derivados
de la Revolución francesa y de la expansión del Imperio
Batalla de Trafalgar, 21 de octubre de 1805
napoleónico en Europa. Así, el gobierno de Carlos  IV
(1788-1808), hijo del rey ilustrado Carlos III, estuvo mar-
cado por la preocupación de que las ideas de la Revo-
lución francesa se extendieran por España.
Este miedo, que era el de todos los monarcas euro-
peos, no impidió sin embargo que España mantuviera
la alianza con Francia en la lucha contra Gran Bretaña.
En 1805 Francia y España decidieron combatir a la flota
británica en Trafalgar, cerca de Cádiz. Gran Bretaña, al
mando del general Nelson, consiguió ganar la batalla.
Su poderío naval le permitió romper el bloqueo en la
Toma de la Bastilla, 14 de julio de 1789
Península Ibérica, de manera que los ingleses desem-
barcaron en España y Portugal y fomentaron la rebelión
antifrancesa.
La estrecha relación entre Francia y España se vio fa-
vorecida por Manuel Godoy, el ministro más importante
de la Monarquía, que no sólo ejecutaba las órdenes del
rey sino que, más bien, gobernaba en su nombre. Esta

Paz de Basilea, firmada


el 22 de julio de 1795
La pérdida del Imperio: 1810-1898 181

confianza de Carlos IV en Godoy


despertó el recelo del príncipe de
Asturias, Fernando, que temía que
el ministro consiguiera todos sus
ambiciosos objetivos.
Godoy pensaba que podría apro-
vechar en su propio beneficio la
alianza con Francia. Así lo demos-
tró al favorecer el Tratado secreto
de Fontainebleau (1807), por el cual
llegó a un acuerdo con Napoleón
para conquistar y repartirse Portu-
gal, país aliado de Gran Bretaña.
Este objetivo convertiría al pode-
roso ministro español en rey de una
buena parte de Portugal. A su vez,
el tratado permitía el paso de las tro-
pas napoleónicas por territorio es-
pañol de camino a dicho país.
Godoy sólo dio marcha atrás
cuando comprendió que España
formaría parte de la Europa napo-
leónica. Fue entonces cuando quiso
resolver la difícil situación de manera
Don Manuel Godoy (Goya, 1801) fue un
tan urgente como improvisada: pro- noble y político español, favorito y primer
puso a la familia real salir de Madrid ministro de Carlos IV entre 1792 y 1797 y,
nuevamente, de 1801 a 1808.
para dirigirse a Andalucía, que aún
Escudo de Napoleón y detalle de la obra
no había sido ocupada por el ejér- Napoleón cruzando los Alpes, de Jacques-
cito francés. Desde allí se trasladaría Louis David.
a las colonias americanas, donde
la monarquía permanecería a salvo
hasta que terminase el enfrenta-
miento armado con Francia.
De camino a Andalucía la corte se
detuvo en el Palacio Real de Aran-
juez. La pausa sirvió al príncipe de
Asturias, el futuro Fernando VII, para
organizar un levantamiento contra
su padre, quien renunciaría a la co-
rona en favor de su hijo y destituiría
a Godoy. El pueblo, que apoyaba a
Fernando, detuvo al favorito del rey,
que pretendía huir enrollado en una
alfombra. El 19 de marzo de 1808,
Carlos IV proclamó nuevo rey a su
182 España como Imperio

hijo, Fernando VII. Napoleón, consciente del enfren-


tamiento entre este y Godoy, se mostró dialogante y
dispuesto a ejercer de árbitro internacional de prestigio
para resolver los conflictos internos de la Monarquía es-
pañola. Así, invitó a toda la familia real a entrevistarse
con él en Bayona, una ciudad francesa cerca de la
frontera con España. Su estrategia dio resultado: Fer-
nando VII y Carlos IV renunciaron a la corona y recono-
cieron al hermano de Napoleón, José Bonaparte, como
nuevo rey de España.
La reacción popular ante las llamadas abdicaciones
de Bayona no se hizo esperar. El pueblo de Madrid sa-
lió sin premura a la calle y se concentró ante el Palacio
Real; era el 2 de mayo de 1808. La respuesta de Murat,
el general francés que coordinaba las tareas de ocupa-
ción de la Península Ibérica, fue contundente: ordenó
Los fusilamientos del 3 de mayo, de Goya (1814). disparar indiscriminadamente contra los concentrados,
lo que a su vez provocó el levantamiento de los madri-
leños que habitaban en los barrios más humildes de la
capital y en poblaciones cercanas, como Móstoles.
Los dos cuadros más conocidos y expresivos de estos
acontecimientos fueron Los fusilamientos del 3 de mayo
y La carga de los mamelucos, realizados por el pintor de
corte Francisco de Goya, que por entonces comenzaba
a reflejar con su obra la pobreza, la incultura, la violencia
Retrato del pintor Francisco de y el sentido trágico de la vida que caracterizaba a los
Goya (1826), de Vicente López.
súbditos peninsulares del Imperio español. Durante la
Retrato de Joaquín Murat, de
François Gérard, en 1808. primavera y el verano de 1808 otras ciudades también
reaccionaron contra la ocupación francesa. La abdi-
La pérdida del Imperio: 1810-1898 183

CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812


Cádiz era a principios del siglo XIX una de Monarquía moderada hereditaria. No obstante,
las ciudades más prósperas de España. En incluía otros principios revolucionarios para
1717 se había trasladado allí, procedente de la época y el país, como los de soberanía
Sevilla, la Casa de Contratación, el organismo popular o la división de poderes. La defensa
encargado de controlar el comercio con las a ultranza de las libertades individuales y
colonias americanas. En 1810 era una de las la abolición de la Inquisición confirmaron la
pocas ciudades no ocupadas por las tropas intención de reformar con templanza y firmeza
francesas. la sociedad española.
La labor de las Cortes confirma que, además La Constitución fue publicada el 19 de marzo
de la Guerra de Independencia, entre 1808 y de 1812. Como este día coincidía con el
1812 se produjo en España una importante onomástico de san José, la gente del pueblo
revolución política que intentó acabar con llamó a su primer texto constitucional
los principios de la sociedad estamental. «La Pepa». Desde entonces el grito de
Los diputados de Cádiz, conocedores de lo «¡Viva la Pepa!» fue uno de los emblemas
ocurrido en Francia, buscaron la fórmula más de los liberales.
apropiada para un país en el que sería difícil
destruir los principios del Antiguo Régimen.
Optaron por reformar, y no transformar, el
panorama español, inspirados en la Constitu-
ción americana y en la Constitución francesa
de 1791. El texto constitucional incluía
algunas afirmaciones que podían contentar
a la aristocracia y a los más conservadores:
el artículo 12 señalaba que la religión de la
nación española era y sería perpetuamente
la católica, sin que estuviese permitido el
culto de cualquier otra religión. Además, la
Constitución confirmaba el respeto que el
pueblo español tenía por su monarquía al
Frontispicio de la Constitución de 1812;
ratificar que el Gobierno de la Nación era una edición posterior a su promulgación.

Monumento a la
Constitución de
1812, ubicado en la
Plaza de España
de Cádiz.
p
personaje
j
Fray Servando
cación real y la entrada del ejército
napoleónico habían provocado que
muchas autoridades locales renun-
ciaran a sus cargos y huyeran del

Teresa de Mier país. Este «vacío de poder» benefició


a otras muchas personas que, aun
teniendo poder económico, no ha-
bían tenido la oportunidad de parti-
Intente andar cipar en el gobierno de su localidad;
libremente el que para ellos, esta crisis significó la pri-
mera oportunidad de expresar sus
estaba ceñido con las ambiciones y su ideario político.
fajas de la infancia y De este modo, se formaron Jun-
tas de Gobierno provinciales para
se dará mil golpes, organizar la lucha armada contra el
hasta que el ejercicio ejército francés. Los delegados de
cada una de estas Juntas provincia-
y la experiencia le les constituyeron la Junta Central,
que acabaría aceptando la ayuda de
enseñe las distancias Inglaterra.
y los riesgos. En 1810 la Junta Central decidió
convocar unas Cortes Constitu-
yentes, con el fin de redactar una
Servando Teresa de Mier (1765-1827) fue un su apreciación sobre dicha forma de gobierno y Constitución para el país. La ciudad
pensador clave del proceso de independencia en despertaría en él una sincera y profunda admiración elegida para la reunión fue Cádiz.
México. Perteneciente a la orden de los dominicos, el por el republicanismo. Al calor de estas experiencias A pesar de la oposición de algu-
12 de diciembre de 1794 pronunció a sus feligreses maduraron sus ideas independentistas. Al regresar nos miembros de la Junta, triunfó
un sermón en el que ponía en duda las apariciones a México tuvo una importante participación en el la propuesta de que las Cortes no
de la Virgen de Guadalupe. Esta osadía le llevó a ser Congreso que elaboraría la Constitución de 1824. reunieran a los tres estamentos que
desterrado en España, donde permaneció hasta 1801, Mier fue consciente de la dificultad asociada a la componían la sociedad (aristocracia,
año en el que vivió en Burdeos y París. Colgó los creación de los nuevos Estados. En su trabajo «La clero y estado llano), sino a los re-
hábitos en 1802 y participó activamente en el debate formación de un republicano», recogido en sus presentantes de todos los territorios
político de su época: en España, vivió el comienzo Obras Completas, lo expresó de este modo: «(...) de España y de las colonias ameri-
de la Guerra de Independencia contra los franceses; se escandalizan de la magnitud y divisiones que canas.
en Londres, colaboró con José María Blanco, editor hay en una república, especialmente al principio La victoria española en la batalla
del periódico independentista El Español. Allí conoció cuando se están zanjando sus cimientos. Estos son de Bailén y la resistencia de algunas
al general español Mina, a quien convenció para los síntomas de una libertad naciente en lucha con los ciudades como Zaragoza y Gerona
montar una expedición libertadora en Nueva España, humores de la esclavitud que están haciendo crisis». hicieron ver a Napoleón que, a di-
que partió rumbo a América en mayo de 1816. ferencia de lo que había pensado
Su activismo le condujo varias veces a los calabozos, hasta entonces, la conquista de la
pero siempre logró salir, o escaparse, para viajar y Península Ibérica no sería fácil ni rá-
conocer ideas y personas nuevas. Su estancia en pida. Pese al gran despliegue de tro-
Gran Bretaña le hizo reflexionar sobre las venta- Laudare, benedicere, pas francesas (hasta 350.000 hom-
praedicare es el lema de
jas de la monarquía constitucional y el sistema la Orden Dominica, que bres), los españoles resistían batalla
de gobierno inglés. En Estados Unidos cambiaría aparece en su escudo. tras batalla, año tras año.
La pérdida del Imperio: 1810-1898 185

El
Como había ocurrido en otros paí- Francia era el país más moderno, po-
ses europeos, Napoleón coronó en
vacío de deroso e igualitario de toda Europa.
España a uno de sus hermanos, poder hizo que Si la ocupación de la Península
José. Como muchos de sus pre- muchos liberales Ibérica en 1808 había culminado
decesores de verdadera sangre el proyecto napoleónico de con-
azul, José Bonaparte se propuso pudieran expresar quistar Europa, la oposición de
modernizar España a través de sus ambiciones Inglaterra (que resistía el bloqueo
ambiciosas –e inconclusas– re- continental) y la resistencia espa-
formas administrativas, pero sobre
y su ideario ñola marcaron el comienzo de la
todo cambiar el aspecto de la capital. político decadencia del emperador. En 1813
Así, derribó varios edificios con la inten- toda Europa se levantó en armas contra
ción de construir nuevos palacios. Tam- él, debilitado por el desastre de Rusia y por
bién puso interés en transformar las estrechas la derrota definitiva en España. París se rindió el
calles madrileñas en amplias avenidas con majestuosas 30 de marzo de 1814. A continuación, Napoleón fue de-
plazas. Muy pronto un nuevo mote, «Rey Plazuelas», se puesto y el hermano de Luis XVI fue proclamado rey de
sumó al que ya ostentaba, «Pepe Botella», que se había Francia como Luis XVIII.
ganado a pulso por su afición a la bebida. Sus ambicio- A la ayuda inglesa y a la eficacia de las Juntas se había
sos proyectos toparon con importantes obstáculos. En sumado un elemento fundamental: la guerra de gue-
primer lugar, la falta de ingresos del Estado: era prácti- rrillas, formadas por grupos de hombres que, es-
camente imposible recaudar impuestos en una situación condidos en las montañas, atacaban a las tro-
de guerra. Además, las malas cosechas y las frecuen- pas francesas. Se convirtieron en una leyenda
tes hambrunas multiplicaron las protestas populares. En gracias a que tenían una gran habilidad para
segundo lugar, las medidas de José Bonaparte fueron esquivar al enemigo y atacar por sorpresa, a
rechazadas por la mayoría del pueblo, que lo conside- que lograron desgastar a un ejército superior en
raba un usurpador. Sólo los llamados «afrancesados» le número y formación, y a que luchaban in-
apoyaban, guiados no tanto por su falta de patriotismo cesantemente: no conocían las treguas
o por su ambición personal, sino, generalmente, por su o los descansos, se dispersaban y se
firme creencia en que la modernización real de España reagrupaban con facilidad por un terri-
sólo podía venir de manos extranjeras; y, por entonces, torio que conocían a la perfección.

Caricatura alusiva al apodo de Pepe


Botella. A la derecha, retratado por Jean-
Baptiste Joseph Wicar en 1808.
La persistencia del absolutismo
Al igual que en Europa, España respondió al fracaso nobles que tradicionalmente habían aconsejado al mo-
de Napoleón con la restauración monárquica. Fer- narca.
nando  VII volvió en 1814, se impuso como monarca La decepción de los liberales les llevó a organizar varios
absoluto del Antiguo Régimen y rechazó la Constitución pronunciamientos militares en contra de la autoridad. En
liberal de Cádiz. Con esta actitud manifestaba su des- 1820 uno de ellos tuvo éxito, liderado por el teniente co-
conocimiento de lo que en realidad había supuesto la ronel Rafael de Riego. El objetivo no era destituir al rey,
guerra contra los franceses: una verdadera revolución sino proclamar la Constitución de Cádiz y hacer que el
política. La represión fue tan evidente como extrema: monarca la firmase; comenzó entonces el Trienio Liberal
los guerrilleros, muy prestigiosos por haber plantado (1820-1823). Después de tan sólo tres años de expe-
cara a las tropas francesas, fueron marginados del riencia constitucional, Fernando VII, con el apoyo de las
ejército porque el rey dictó que sólo los nobles podían monarquías europeas restablecidas en el Congreso de
ser militares de profesión; los campesinos asistieron a Viena de 1815, decidió afirmarse como monarca abso-
la restauración del régimen señorial, lo que implicaba luto. Con su consentimiento, el rey de Francia, Luis XVIII,
que las tierras volvían a manos de la aristocracia, y los envió a España un gran ejército para acabar con el po-
burgueses, que consiguieron importantes puestos de der de los liberales: los Cien Mil Hijos de San Luis. Co-
gobierno durante el conflicto, fueron sustituidos por los menzó así la llamada Década Ominosa (1823-1833).

Imagen de Fernando VII. Documento donde


Episodio de la intervención consta el juramento a la
francesa en España, en 1823. Constitución de Cádiz
de Fernando VII.
1808-1824: las
pérdidas del rey
Entre 1776 y 1828 los habitantes de las colonias
europeas en América decidieron independizarse de
sus metrópolis y constituirse en Estados independien-
tes. El proceso fue sumamente complejo. Actualmente,
los historiadores coinciden en señalar la importancia
de no ver los acontecimientos como el resultado del
enfrentamiento entre dos bloques bien definidos, el de
los criollos y el de los realistas, sino como un conflicto
variado en el que nadie tenía muy claro los objetivos, su
identidad nacional o la forma que adquirirían sus países
una vez independizados.
Por ello, a la hora de estudiar las causas de las inde-
pendencias americanas es necesario tener en cuenta
que tanto como influyeron las ideas de la Revolución
francesa y el ejemplo de la independencia de Estados
El general Prim fue nombrado capitán general de Puerto Rico
en 1847, donde su rigor exagerado y sus preferencias raciales Unidos, influyó también la coyuntura, esto es, los acon-
por los blancos le llevaron a ganarse la antipatía de la mayoría tecimientos que se produjeron en la Península Ibérica
de los puertorriqueños.
entre 1808 y 1812. Ante la ocupación francesa, los
ayuntamientos americanos, al igual que los españoles,
procedieron a constituir Juntas y a elegir diputados que
formaran las Cortes Constituyentes de Cádiz. Esto les
hizo ver que eran capaces de organizarse por sí mis-

LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU


José Gabriel Condorcanqui era un cacique fue un terrible fracaso, sobre todo cuando
descendiente de Túpac Amaru, el último rey los indios intentaron tomar Cuzco, un bastión
de los incas, ajusticiado en 1572 después de fundamental para los españoles. En 1781, las
su intento de rebelarse contra la conquista autoridades virreinales decidieron ajusticiarlo
española. Condorcanqui adoptó el nombre de junto con toda su familia para evitar que
su predecesor para encabezar la insurrección surgiera un nuevo movimiento. No obstante, el
india, que protestaba en contra de los abusos mito de Túpac Amaru pervivió a lo largo de los
de los corregidores españoles. El resultado dos siglos siguientes.
188 España como Imperio

mos, es decir, que los criollos podían


NUEVA ESPAÑA SE INDEPENDIZA ejercer el poder en los ayuntamien-
tos sin tener que limitarse a las ór-
DE LA VIEJA ESPAÑA denes que venían de la Península.
Sin duda, a ello hay que sumar el
llamado «malestar de los criollos»,
El levantamiento del cura batallas, los insignes jefes guido. Fue entonces cuando pues se quejaban de que los fun-
Miguel Hidalgo y Costilla, el cayeron prisioneros de los Agustín de Iturbide, mexicano cionarios españoles recién llegados
16 de septiembre de 1810, españoles, que los mandaron que luchaba del lado de los siempre ocupaban los cargos más
fue el primer acto oficial de fusilar. españoles, decidió unirse a altos del Gobierno.
la Independencia de México. La guerra de insurrección los insurgentes. Llegó a un En todo el proceso independen-
Se inició con el «Grito de no acabó con la muerte de acuerdo con Guerrero y con tista influyó decisivamente el miedo
Hidalgo», cuando el cura hizo Hidalgo; la revolución se había otros caudillos y proclamó, que las élites tenían a los indígenas
sonar las campanas de su extendido por todo el país, en el Plan de Iguala, las Tres y a los negros, que constituían los
parroquia en Dolores, en el y en todas partes aparecían Garantías: la independen- grupos más pobres. La rebelión de
estado de Guanajuato, para cia, la unión de la patria (la Túpac Amaru, por ejemplo, conmo-
arengar a sus feligreses. El concordia entre españoles y vió a las élites criollas del Perú.
objetivo era movilizar a la mexicanos) y la defensa de Este miedo a los más pobres deter-
población en contra de las la religión. El último virrey, minó en gran parte que, en México
injusticias de las autoridades O’Donojú (imagen inferior), y Perú, la independencia se resol-
coloniales, no en contra de firmó los Tratados de Córdoba, viera de forma conservadora. En el
la metrópoli, el sistema de por medio de los cuales corazón de los dos virreinatos más
gobierno o la máxima auto- la Independencia se hacía antiguos, allí donde las élites esta-
ridad. Por ello, el lema era: realidad. Iturbide entró en la ban más satisfechas con las direc-
«¡Viva la Virgen de Guada- Ciudad de México el 27 de trices peninsulares, los movimientos
lupe! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva septiembre de 1821, a la independentistas tardaron más en
la América! ¡Muera el mal cabeza del ejército libertador. desarrollarse; o al menos, los pri-
gobierno!», grito que la tropa A continuación estableció un meros focos, como el de Hidalgo en
terminó por simplificar en un Gobierno provisional y, des- México, fueron reprimidos con ma-
«¡Viva la Virgen de Guadalupe pués, disolvió el Congreso y yor facilidad. Sólo en 1820, cuando
y mueran los gachupines!» se hizo proclamar emperador. los liberales recuperaron el poder en
(como llamaban despectiva- Como respuesta a este abuso
mente a los españoles). de poder, el general Santa
Este primer foco se propagó Anna proclamó una república
rápidamente, lo que permitió e hizo que el flamante empe-
la incorporación de un gran nuevos y valientes caudillos. rador saliera del país. El exilio
número de indios y rancheros José María Morelos (imagen fue breve; Iturbide regresó a
humildes, muchos de ellos superior) fue el más impor- México con la esperanza de
armados únicamente con tante de esta segunda oleada ser perdonado por los mexica-
espadas, piedras, garrotes… de patriotas, y corrió la misma nos, pero sus expectativas se
A pesar de que el patriotismo suerte que su predecesor. vieron truncadas cuando fue
contribuyó a que los insur- Hacia 1816 parecía que la aprehendido y fusilado el 19
gentes ganaran numerosas revolución se había extin- de julio de 1824.
La pérdida del Imperio: 1810-1898 189

España e instauraron de nuevo la Constitución de Cá-


diz –muy a pesar de Fernando VII–, las élites mexicanas
y peruanas decidieron romper definitivamente sus la-
zos con la Península. La restauración conservadora de
1823 en España llegó, simplemente, demasiado tarde,
cuando el proceso era ya irreversible. PyccKa R
AMepHKa
El proceso independentista puso en evidencia la im-
portancia que habían adquirido las élites locales y los
cabildos a lo largo de todo el periodo colonial. En pocos Rupert’s
Lower Canada
Island
meses, desde abril a septiembre de 1810, se formaron Newfoundland
Juntas en Caracas, Buenos Aires, Bogotá y Santiago Upper Canada New Brunswick
de Chile, e iniciaron las campañas militares. Nova Scotia
Sin embargo, la reacción de la Península tardó en lle- Estados Unidos
gar; por el propio contexto español, hasta 1814 no fue Virreinato de de América
posible enviar contingentes militares a América, y estos Nueva España
sólo tuvieron algún éxito en Venezuela y Nueva Gra-
nada. Mediante la Comisión de Reemplazos se intentó
conseguir fondos para luchar contra los sublevados,
pero pocos consulados americanos respondieron a la
petición; Lima y La Habana fueron las únicas ciuda-
des que aportaron algo de dinero. Pese a la escasez
de medios, en 1815 sólo Buenos Aires continuaba la
lucha. Además, la llegada de los liberales al Gobierno Nederlands Guiana
(1820) no hizo más que agravar la situación en América Virreinato de
del Sur: si los sublevados eran reticentes a las medi- Nueva Granada Guyane Française
das absolutistas de Fernando VII, lo eran aún más a
las consecuencias sociales que podía tener la implan-
tación del liberalismo. Colonia de Brasil
Simón Bolívar, José de San Martín, Bernardo Virreinato del
O’Higgins o Antonio José de Sucre fueron algunos de Perú
los líderes de los movimientos independentistas. En
cuanto a los que se produjeron en América del Sur, los
historiadores suelen establecer tres etapas: la primera,
de 1808 a 1815; la segunda, de 1815 a 1820; y la ter- Virreinato del
España
cera, de 1820 a 1825. Río de la Plata
Durante la primera etapa, las élites americanas se Portugal

reunieron en Juntas, como estaba ocurriendo en la Gran Bretaña

Península Ibérica. En estos años había cuatro focos Estados Unidos


de efervescencia: México, Caracas, en el virreinato de
Rusia
Nueva Granada (con su líder Miranda), Lima (bastión
Francia
de las tropas pro españolas) y Buenos Aires (con San
Martín a la cabeza). El reclutamiento de las tropas in- Países Bajos

dependentistas se realizaba a nivel local, puesto que


era llevado a cabo por los caudillos, y las alianzas par-
ticulares que estos establecían con algunos pueblos TERRITORIOS EN AMÉRICA EN 1794
190 España como Imperio

o entidades podían significar en el futuro una victoria. de Goyeneche, reconquistaría esta ciudad para el Im-
El cabildo de Buenos Aires declaró sus intenciones de perio). La frontera que separaba las jurisdicciones de
comenzar la lucha el 25 de mayo de 1810. A partir de las Audiencias de Buenos Aires y Charcas marcó desde
esta fecha, políticos como Manuel Belgrano, Cornelio entonces la división entre los partidarios de la revolución
Saavedra, Mariano Moreno, Martín de Güemes o Car- y los defensores del mantenimiento del vínculo colonial.
los María Alvear se encargaron de extender el levanta- Cerca de Buenos Aires, la Banda Oriental (en la actua-
miento por todo el virreinato del Río de la Plata; lidad, Uruguay) se convirtió en un permanente
allí, los líderes independentistas fueron es- polo de oposición a la primera ciudad.
pecialmente duros con la represión de Fue Esta contaba con un líder indiscutible
los realistas, como demuestra el fu- decisivo el que, durante años, defendió la in-
silamiento del antiguo virrey Liniers. dependencia de esta zona: José
Después de llegar a Córdoba y
miedo que las Artigas. El poder de este caudillo
a Tucumán, la conquista del Alto élites tenían a los para captar la atención de los más
Perú para la causa independen- humildes, con promesas de libe-
indígenas y a los
tista proporcionó una buena ración y justicia social, asustaba
fuente de ingresos: la producción negros, los grupos enormemente a las élites porteñas.
de la plata de Potosí (un año des- más pobres La entrada del general San Martín
pués, el ejército peruano, al mando en la lucha por la independencia en el

De arriba a abajo y de izquierda a


derecha, los líderes de los movimientos
independentistas, Bernardo O’Higgins,
Antonio José de Sucre en la batalla
de Ayacucho, José Gervasio Artigas y
el general José de San Martín, en un
monumento dedicado a su figura en la
ciudad de Buenos Aires.
Simón
Bolívar Más cuesta
mantener el
Simón Bolívar (1783-1830) pertenecía a una de de Venezuela, donde la lucha se transformó en una
las familias más ricas e influyentes de la Capitanía auténtica guerra civil. Las posturas eran tan extremas
equilibrio de
General de Venezuela. Recibió una esmerada y variada y las facciones tan variadas que se hizo necesario la libertad que
educación de maestros tan prestigiosos como Simón un liderazgo fuerte y único, capaz de acabar con los
Rodríguez, filósofo, educador y divulgador de la obra localismos y la ineficacia de las Juntas. Así fue como
soportar el peso
de Rousseau en Venezuela, y Andrés Bello, el gran Bolívar llegó a dirigir las tropas independentistas vene- de la tiranía.
intelectual y jurista americano. Desde joven demostró zolanas. Su forma de actuar, su tendencia centralista,
una clara vocación militar. En 1799 viajó a España su determinación por la independencia y su sueño de
y, desde ahí, a Francia, en unos años cruciales de la unir a toda América Latina le hicieron pasar a la historia
historia contemporánea. En 1802 contrajo matrimonio como el precursor de los caudillos latinoamericanos.
con la española María Teresa Rodríguez del Toro y Sus escritos (cartas, proclamas, discursos, etc.) son
Alayza. Su intención era regresar a Venezuela y cuidar fundamentales para entender el pensamiento liberal
de su patrimonio familiar, pero la muerte de su querida americano. Uno de sus primeros textos fue Memoria
esposa, tan sólo un año después del enlace, contribuyó dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por
decisivamente a forjar el destino del Libertador; regresó un caraqueño, fundamental para conocer su credo po-
a Europa y se estableció en París en 1804. Los lítico. En 1815, desde el exilio, escribió la famosa Carta
acontecimientos políticos, los viajes a Londres para de Jamaica, que expone su propuesta de crear un
conocer las modernas instituciones británicas, las gran país latinoamericano, donde los diferentes territo-
tertulias, las lecturas, los encuentros con intelectuales, rios estuviesen unidos en una gran confederación. En el
como Alejandro de Humboldt y Amado Bonpland, y con Segundo Congreso de Venezuela, reunido en Angostura
antiguos amigos, como Simón Rodríguez, determinaron en 1819, Bolívar pronunció un solemne discurso en el
su visión del destino de América. Hacia 1810 ya estaba que proclamó su principal ideario político y que supuso
preparado para dirigir, desde Venezuela, la estrategia la base de una futura Constitución. Del Congreso surgió
política y militar encaminada a la emancipación. la propuesta de crear la gran República de Colombia
Bolívar fue uno de los jefes independentistas más en diciembre de 1819, que comprendía los actuales
importantes y el líder indiscutible del levantamiento países de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá.

Río de la Plata facilitó la reconquista de Potosí. También el movimiento independentista iba creciendo conforme
triunfó en la batalla de San Lorenzo, en el río Paraná, pasaban los años. A finales de 1824, un ejército de co-
consolidó su posición y organizó un cuerpo expediciona- lombianos, chilenos, argentinos y peruanos, al mando
rio destinado a expulsar a los pro españoles de Perú. Se de Antonio José de Sucre, derrotó en Ayacucho al úl-
decidió a invadir Chile y, desde allí, llegar a Lima por mar. timo virrey, La Serna. Pero aún quedaba un foco de re-
A principios de 1817 San Martín cruzaba los Andes sistencia hispano: Callao, un puerto que logró resistir a
con un ejército de 3.000 hombres y entraba en Chile; las incursiones independentistas hasta 1826.
La relación con las
hijas independizadas
La independencia de América Latina no supuso el fin
de la influencia estadounidense y europea en la región.
Durante los siglos XIX y XX se produjeron numerosos
conflictos que dieron lugar a varias intervenciones, prin-
cipalmente de Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia.
El primero de estos países mostraba interés en Brasil,
Río de la Plata, Chile, América Central y México; el se-
gundo estaba especialmente interesado en Río de la
Plata y México; el tercero se dispuso a ocupar gran
parte de México, mientras que en el Caribe luchaban
por imponerse además de estos tres países, España,
Países Bajos, Suecia y Dinamarca.
El reconocimiento como Estados independientes por
parte de la antigua metrópoli se produjo progresiva-
mente en las décadas de 1830 y 1840, aunque las de-
claraciones oficiales no pudieron ocultar las intenciones
del antiguo Imperio: recuperar, al menos en parte, los
territorios perdidos.
Con frecuencia, tanto España como los demás países
europeos utilizaban argumentos banales para justificar
una intervención, incluso una ocupación militar. Por
ejemplo, los franceses bloquearon el puerto de Veracruz
en abril de 1838 al negarse México a pagar reclamacio-
nes varias por un importe total de 600.000 pesos; entre
ellas estaba incluida una de 800 pesos por los pasteles
que un oficial del ejército mexicano había devorado en
un establecimiento propiedad de un ciudadano francés.
La marina francesa bombardeó la fortaleza de San Juan
de Ulúa, pero las reclamaciones no se pagaron, sino
que se renegociaron. Pequeños conflictos como este
contribuían a crear entre la población la sensación de
que la ambición de las grandes potencias no tenía lí-
mites, y que, por ello, era necesario afirmar la propia
soberanía.

La fortaleza de San Juan de Ulúa en el puerto de Veracruz, en


la costa del golfo de México.
CALIFORNIA
Texas
1835

México
1821 Cuba
1844 R. Dominicana
1844
Belice HAITÍ Puerto Rico
1821
Guatemala Honduras
1839 1821
Nicaragua El Salvador
1821 1821
TRINIDAD
Costa Rica
1821 Venezuela
Panamá 1811
1902
GUAYANAS
Colombia
1819

Ecuador
1822

Perú
1821 Brasil
1822

Bolivia
1825

INDEPENDENCIA DE
LAS COLONIAS DE Chile
Brasil
HISPANOAMÉRICA Paraguay
1811

Chile Uruguay
1818 1828
Argentina
1816
La pérdida del Imperio: 1810-1898 195

A pesar del
reconocimiento
oficial de la
Independencia, la
España del
siglo xix nunca
renunció a recuperar,
al menos, parte de los
territorios perdidos.
Caricatura sobre las etapas del Sexenio Democrático; desde la revolución de
1868, pasando por el Gobierno Provisional, el reinado de Amadeo I o la Primera
República hasta que, en diciembre de 1874, el general Martínez Campos aparece
restaurando el escudo de la Monarquía histórica.

Gobierno Provisional, 1869. Figuerola, Sagasta, Ruiz Zorrilla,


Prim, Serrano, Topete, López Ayala, Romero Ortiz y Lorenzana.
Foto de J. Laurent. A la derecha, Isabel II en 1852, retratada junto a
su hija Isabel.
La víspera del 98
La intensidad de los problemas internos durante los material para los isleños. Los conflictos se desarrolla-
reinados de Fernando VII e Isabel II –las Guerras Carlis- ron a lo largo de diez años y terminaron con la Paz de
tas, por ejemplo, absorbieron gran parte de los recur- Zanjón de 1878, que ratificó el dominio español sobre
sos del siglo XIX– veló la urgencia de renovar el pacto la isla de Cuba.
con las colonias españolas y reforzar un Ejército que ya La Crisis de las Carolinas de 1885 anticipó lo que
no estaba a la altura de competir con los de las gran- pocos años después pasaría en Cuba, Puerto Rico y
des potencias occidentales. Justo cuando Gran Bre- Filipinas. Este archipiélago era, a finales del siglo XIX y
taña, Estados Unidos, Alemania y Francia luchaban por como gran parte de las pequeñas y ricas islas del Pací-
asentar su influencia en los lejanos territorios asiáticos
o por repartirse el continente africano, España se pre-
paraba, inconsciente e irremediablemente, para perder
sus últimos territorios coloniales.
En Cuba y Puerto Rico era determinante la influencia
de la burguesía comercial española, un grupo pequeño
pero capaz de hacer que sus intereses particulares al-
canzaran la forma de políticas de Estado. Para ellos,
dedicados fundamentalmente al comercio de azúcar,
no debía hacerse ninguna concesión de autonomía a
los isleños, y mucho menos abolir de forma definitiva la
esclavitud; por eso temían la política liberal del Sexenio
Democrático.
La noche del 9 al 10 de octubre de 1868, con el «Grito
de Yara», en la finca La Demajagua de Carlos Ma-
Bandera de La Demajagua,
nuel de Céspedes comenzó el proceso independentista utilizada por primera vez
de Cuba. Por primera vez, el movimiento autonomista durante el Grito de Yara.
cubano tenía posibilidades de éxito: contaba
con el apoyo de los terratenientes criollos,
que hacia 1860 ya no temían tanto la
sublevación de los esclavos como
perder la oportunidad comercial que
se abría ante ellos: el floreciente
intercambio con Estados Unidos,
obstaculizado por las rígidas nor-
mas aduaneras y comerciales de la
Madre Patria. Las medidas liberales
del Sexenio (promesa de eleccio-
nes, libertad de prensa y asociación) Carlos Manuel de Céspedes.
eran insuficientes, sobre todo porque no
abrían la posibilidad de generar riqueza
La pérdida del Imperio: 1810-1898 197

fico, un territorio sumamente atractivo para las poten- temer que, junto con las Carolinas, Filipinas cayera tam-
cias europeas. El conflicto comenzó en Borneo y Joló, bién en sus manos. Por fortuna, el conflicto no terminó
dos islas de titularidad española que, tras arduas ne- en guerra. Se propuso al papa León XIII como árbitro
gociaciones diplomáticas, pasaron a manos de Gran de las negociaciones entre España y Alemania. Con el
Bretaña y Alemania. Este último país, transformado en Protocolo de Roma, España se comprometía a llevar
un nuevo imperio con grandes ambiciones, liderado por a cabo una soberanía efectiva sobre las islas. Por su
Bismarck, se propuso establecerse en el archipiélago, parte, a Alemania le fue concedida la plena libertad de
también bajo la tutela de España, aunque esta no lo comercio, navegación y pesca en la zona; derechos
había ocupado de forma efectiva. La respuesta hispana que más tarde se extenderían a Gran Bretaña. Si el final
a las pretensiones alemanas se planificó desde Manila, del conflicto resultó positivo para España no fue pre-
capital de la colonia filipina: dos buques zarparon con cisamente por su superioridad, sino porque Bismarck,
destino a las Carolinas los días 8 y 10 de como buen estadista, comprendió que las
agosto de 1885. Frente a la decisión y la islas no merecían una guerra ni la ene-
armada alemana, dicha respuesta fue
Mientras mistad con España, que aún podía re-
claramente insuficiente. Los buques en Europa currir a su alianza con Francia para
españoles eran pocos y estaban luchaban salvar la situación, algo que perju-
anticuados; la mayoría eran de dicaría en gran medida a Alema-
madera y tenían graves proble- por asentar su nia, interesada en liquidar dicha
mas estructurales. La evidencia influencia en Asia alianza entre ambos países para
de la superioridad alemana hizo reafirmar su posición en África.
y África, España
perdía sus últimas
colonias

PATRIOTISMO Y ALTRUISMO
El conflicto de las Carolinas no sólo evidenció para comprar buques. Además, el inci-
la desesperada situación de la Armada espa- dente destacó el quijotismo del patriotismo
ñola, también confirmó la percepción de que español: la opinión general ante el conflicto
la recuperación del país ya no era responsa- era que estaba en juego la honra. Algunos
bilidad exclusiva del Gobierno, sino de todos manifestantes, al pasar frente al Ateneo,
los españoles. La falta de buques acorazados repetían con orgullo la frase atribuida al
y el mal estado de la flota despertó inicia- almirante español Castro Méndez Núñez en
tivas tan positivas como insuficientes –no tiempos del conflicto de España con Bolivia,
consiguieron su objetivo–, como la de los Chile, Ecuador y Perú (1864-1866):
Moneda con punzón
periódicos El Liberal y El Imparcial, «Más vale honra sin barcos que barcos circular empleada en 1899
que recaudaban fondos entre sus lectores sin honra». en las islas Carolinas.
1898: el fracaso de la nación
La reticencia española a conceder la autonomía a control de la isla. Contemporánea a los disturbios en el
sus colonias, la creciente presencia de intereses es- Caribe fue la insurrección de Filipinas. En este archipié-
tadounidenses en el Caribe, el recuerdo de la Guerra lago, José Rizal fundó en 1892 la Liga Filipina, apoyada
de Yara, la presión que ejercían los exiliados de esta por el famoso Katipunan, una sociedad dispuesta a
guerra desde México, Guatemala, Venezuela y Estados erradicar el dominio español. La rebelión de los «moros»
Unidos, que fomentaban y financiaban al movimiento de Mindanao (1890-1891) y la sucesiva actuación del
separatista, o la fuerte crisis de exportación que afec- general Weyler fueron incentivos fundamentales para el
taba al azúcar son algunos de los elementos a tener movimiento de 1896 en Manila. La dura represión –en
en cuenta a la hora de explicar las causas del conflicto diciembre de ese año Rizal fue fusilado por el general
entre España y sus últimas posesiones coloniales en Polavieja– sólo avivó el ánimo de los insurrectos.
América y el Pacífico. Cuba, por su parte, respondía al dominio español con
La Guerra de Cuba se desarrolló en tres fases. Al prin- una táctica bien conocida por la metrópoli: la guerra de
cipio se trató de un movimiento emancipador resurgido guerrillas. Al levantamiento en febrero de 1895 –con
en 1895, fecha en la que expiraba la tregua establecida el llamado «Grito de Baire»– se sucedieron numero-
en la Paz de Zanjón. La segunda fase comenzó con la sas campañas a lo largo de toda la isla, dirigidas en su
irrupción de Estados Unidos en el escenario. La tercera mayor parte por el líder militar del movimiento, Antonio
se refiere a la guerra hispano-estadounidense por el Maceo. Contra él luchaba, en nombre de España, el

El que intente
apoderarse de
Cuba, recogerá el
polvo de su suelo
anegado en sangre,
si no perece
en la lucha.

Antonio Maceo
La pérdida del Imperio: 1810-1898 199

general Martínez Campos, artífice de la Restauración


borbónica de 1875 y promotor de la Paz de Zanjón. El
general comprendió enseguida que esta guerra tenía
características muy diferentes al primer conflicto cu-
bano: era mucho más violenta, contaba con un gran
respaldo popular y sus líderes estaban mucho más de-
cididos a conseguir sus objetivos. Las apreciaciones de
Martínez Campos convencieron a Cánovas del Castillo,
presidente del Consejo de Ministros dispuesto a em-
plear en la guerra «hasta el último hombre y la última
peseta», de que era necesario sustituirle por alguien
más duro, como el general Valeriano Weyler.
La muerte de Cánovas en agosto de 1897 y las nue-
vas medidas autonomistas del Gobierno liberal de Sa-
gasta (destitución de Weyler, establecimiento de go-
biernos autónomos en Cuba y Puerto Rico de acuerdo
General Arsenio Martínez Campos. con una nueva Constitución colonial formulada por Mo-
ret, etc.) no pudieron evitar el conflicto; es más, hicieron
que Estados Unidos decidiera intervenir directamente.
Ya dos años antes, cuando España solicitó la ayuda
de las potencias europeas para acabar con la subleva-
ción cubana, el presidente de Estados Unidos, Grover
Cleveland, había amenazado con actuar contra cual-
quier intromisión europea en los asuntos americanos.
Esta determinación estuvo acompañada de la agresiva
campaña periodística impulsada por los magnates de la
prensa, Pulitzer y Hearst, contra España.
Se cree que esta espada
fue utilizada por un oficial Los acontecimientos se precipitaron a comienzos
del Katipunan. de 1898. El 15 de febrero se produjo la misteriosa ex-
plosión del Maine, un acorazado norteamericano fon-
deado en La Habana desde el 25 de enero. El incidente
se convirtió para Estados Unidos en el argumento defi-
nitivo para intervenir en Cuba. Así, el nuevo presidente,
William McKinley, declaró la guerra a España, por consi-
derar en peligro los intereses de su
país. Así, en abril comenzó la
guerra hispano-estadouni- Cánovas
dense por Cuba, Puerto estaba
Rico y Filipinas. El 1
de mayo se produjo
dispuesto a
el desastre de Cavité: emplear «hasta el
una escuadra estado- último hombre y
unidense (7 acoraza-
Fotografía de finales del siglo XIX con rebeldes
filipinos katipuneros. dos) destrozó la flota la última peseta»
española de Filipinas para mantener
Cuba
200 España como Imperio

La
explosión
del Maine fue
el argumento
definitivo de
Estados Unidos
para entrar en
Cuba

Imágenes originales de soldados y armamento de la Guerra de


Cuba. En la siguiente página: retrato del general Valeriano Weyler
y fotografía del acorazado estadounidense Maine, hundido frente
a La Habana supuestamente por el ejército español. Según el
historiador Raymond Carr, Weyler «era un técnico militar y no el
bruto presentado por la propaganda norteamericana. La guerra
le pareció una operación militar que podía terminar en dos años
haciendo frente a la absoluta falta de contemplaciones de los
rebeldes con campos de concentraciones, una política condenada
como bárbara pero que Gran Bretaña se vio obligada a adoptar
pocos años después en Sudáfrica, como único medio eficaz para
acabar con una guerra de guerrillas apoyada por la población
local».
La pérdida del Imperio: 1810-1898 201

(7  cruceros), dirigida por Montojo.


Por otro lado, en julio los acoraza-
dos estadounidenses destruyeron
completamente la escuadra del
capitán Cervera en Santiago de
Cuba. Por fin, el 10 de diciembre
se firmó el Tratado de París; con él,
España renunciaría a la soberanía
de Cuba y cedería a Estados Uni-
dos Puerto Rico, la isla de Guam y
el archipiélago filipino.
Estas pérdidas se vivieron como
un suceso tan trágico como ex-
cepcional. La prensa de la época
avivó esperanzas infundadas en el
pueblo. Los historiadores actuales
interpretan este acontecimiento
como el producto del reajuste que
se estaba produciendo en las rela-
ciones internacionales, esto es, el
retroceso de los países latinos (Es-
paña, Francia, Italia y Portugal) y la
afirmación de las potencias anglo-
sajonas (Gran Bretaña y Estados
Unidos). A pesar de la conmoción,
no se produjo ningún cambio sus-
tancial, como se esperaba, en la
202 España como Imperio

política interior: ni hubo pronunciamientos militares, ni terminaban siendo «carne para tiburones». Años des-
los carlistas se sublevaron, ni cayó la monarquía, ni tan pués, todavía deambulaban por las principales calles
siquiera se destruyó el sistema de turno de partidos que de las ciudades españolas mendigos ex combatientes,
dio forma a la Restauración borbónica. lisiados, enfermos… todos aquellos que habían ido a
Las peores consecuencias recayeron en la población: luchar a Cuba porque no tenían los 6.000 reales para la
el Estado empleó más de 1.500 millones en el conflicto, exención del servicio militar.
una cifra muy elevada con relación al presupuesto de
la época. Se movilizaron más de 200.000 soldados –la La
población total española era de unos 18 millones y me- mayoría
dio de habitantes–; todos pertenecientes a las clases
más pobres. De ellos sólo murieron en combate 3.000, de los fallecidos
pero 55.000 fallecieron indirectamente a causa de en- en Cuba eran
fermedades tropicales; según la expresión de Blasco
Ibáñez, los enfermos que regresaban en los barcos
pobres que no
podían pagar los
6.000 reales por
De izquierda a derecha: María Cristina de Habsburgo, esposa
la exención del
de Alfonso XII y reina regente de España hasta la mayoría de servicio militar
edad de su hijo Alfonso XIII (1885-1902); Práxedes Mateo
Sagasta, líder del Partido Liberal, y Antonio Cánovas del Castillo,
líder del Partido Conservador, víctima de un asesinato anarquista
en 1898. En primer plano, Alfonso XII, rey de España entre 1875
y 1885.
personaje
José
Martí
Además de escritor modernista (periodista, poeta, regresar a Cuba para participar en los aconteci-
ensayista…) y político, José Martí (1853-1895) mientos posteriores al Grito de Baire (24 de febrero
fue el fundador del Partido Revolucionario Cubano de 1895). Martí murió en la contienda, apenas
y uno de los máximos artífices del movimien- unos meses después del comienzo de la guerra.
to del 95 que condujo a la guerra con España Su reconocida obra literaria es tan extensa y
y a la posterior independencia de la isla. rigurosa como sus escritos políticos, como
Sus padres eran humildes emigrantes que pusieron Nuestra América, en los que no sólo trata de
sus máximas aspiraciones en su hijo. Hicieron que estu- definir las bases y los rasgos de la nacionalidad
diase con Rafael María de Medive, fundador del Colegio cubana; también reflexiona sobre el destino de
de San Pablo de Cuba y, por entonces, defensor de las América, sus peculiaridades, sus conflictos
ideas independentistas. Con tan sólo dieciséis años fue y expectativas.
condenado a seis años de prisión y trabajos forzados.
Su padre consiguió que le conmutaran la pena por
la deportación en España, donde estudió Derecho y
Filosofía y Letras, en Madrid y Zaragoza. Entre 1874
y 1878 viajó por Europa y vivió en Francia, México
El arma es
y Guatemala. En 1878 regresó a La Habana para para herir,
trabajar como abogado, pero volvió a ser deportado a
España, acusado de avivar el fuego independentista.
y la palabra
En 1880 se incorporó al Comité Revolucionario para curar las
de Nueva York y desarrolló un activo papel político,
además de intelectual. En 1892, desde Florida, heridas.
fundó el Partido Independentista Cubano, que
movilizaría a la población isleña. En 1895 consiguió

ULTIMÁTUM NORTEAMERICANO A ESPAÑA, EL 19 DE ABRIL DE 1898

«Considerando que las horribles condiciones que han existido en la isla de Cuba, tan próxima a nuestras costas, por más de tres años, condiciones
que han ofendido el sentido moral del pueblo de los Estados Unidos de América, y que han culminado en la destrucción de un acorazado de los
EE. UU. durante una visita amistosa al puerto de La Habana (...), no pueden soportarse por más tiempo como lo afirma el presidente de los Estados
Unidos en su mensaje de 2 de Abril de 1898, sobre el cual el Congreso ha sido invitado a pronunciarse. En consecuencia, el Senado y la Cámara de
Representantes de los Estados Unidos, reunidos en Congreso han resuelto:

Primero: que el pueblo de la isla de Cuba es, y tiene derecho a ser, libre e independiente.

Segundo: que los Estados Unidos tienen el deber de pedir, y por tanto el Gobierno de los Estados Unidos pide, que el Gobierno español renuncie
inmediatamente a su autoridad y gobierno sobre la isla de Cuba y retire de Cuba y de las aguas cubanas sus fuerzas terrestres y navales.

Si a la hora del mediodía del sábado próximo, 23 de abril, no ha sido comunicada a este Gobierno por el de España una completa y satisfactoria
respuesta a la Resolución, en tales términos que la paz de Cuba quede asegurada, el presidente procederá sin ulterior aviso a usar poder y
autorización ordenados y conferidos a él, tan extensamente como sea necesario».
9
¿Una nueva
oportunidad
en África?

L as pérdidas de 1898 causaron una gran conmoción en


el antiguo Imperio español. El 30 de junio de 1899 España ce-
día a Alemania los restos de sus colonias en el Pacífico: las islas
Marianas (excepto Guam, en posesión de Estados Unidos), las
Carolinas y Palaos, a cambio de indemnizaciones simbólicas.
La llegada del nuevo siglo, sin colonias y sin prestigio, augu-
raba la profunda crisis política y económica que viviría el país. El
nuevo objetivo, modesto en comparación con las aspiraciones
coloniales de España durante la Edad Moderna, sería el norte
de África. Para muchos políticos e historiadores, esta era la zona
natural de influencia de España, que había perdido sus ener-
gías intentando mantener en vano los territorios transatlánticos.

Conferencia entre los dirigentes europeos para solucionar la crisis con Marruecos, en Algeciras
(España); recepción de los delegados en la estación de la ciudad por el alcalde (enero de 1906).
Europa conquista África
Las guerras por las unificaciones de Italia y Alemania Reino Unido seguía siendo, incluso con la feroz com-
y la guerra franco-prusiana de 1870 marcaron el inicio petencia de la recién industrializada y unificada Alema-
de un largo periodo de paz. Los avances técnicos, que nia, la potencia industrial más importante de Europa. La
se producían sin cesar, hacían progresar todavía más política colonial de Disraeli, el primer ministro, se centró
las economías de los países industrializados. No obs- en consolidar el dominio sobre la India. Con ello no sólo
tante, en estos años que los europeos llamaron «Belle beneficiaba a la economía, sino que fortalecía el orgu-
Époque», se fraguó la creciente tensión entre las prin- llo nacional y desviaba la atención de la cada vez más
cipales potencias europeas. Las posesiones coloniales numerosa y potente clase obrera. La solemne procla-
en África y Asia fueron, en numerosas ocasiones, esce- mación de Victoria como emperatriz de la India fue, sin
nario de estas rencillas. La tensión desembocaría, cua- duda, una hábil maniobra de propaganda política.
renta años más tarde, en la Primera Guerra Mundial, en
la que murieron casi diez millones de personas.
La Alemania de Bismarck, la Tercera República fran-
cesa y la Inglaterra victoriana fueron las protagonistas
indiscutibles de las relaciones internacionales.
A pesar de haber perdido los territorios de Alsacia y
Lorena, y de haber afrontado los retos democratiza-
dores de la Comuna de París, Francia era uno de los
países más importantes de Europa. La conquista de
nuevos territorios más allá de sus fronteras originales
podía significarle el reto necesario para demostrar las
capacidades del país.

Por toda África, Asia


y América Latina los
ferrocarriles y barcos de
vapor llevaban el comercio
y la cultura europea a los
nuevos territorios. Grabado
de Sheffield, Inglaterra, que
muestra las numerosas
fábricas de la ciudad en
1879.
¿Una nueva oportunidad en África? 207

Por último, la clase política ale-


mana había conseguido algo difícil
de conciliar en el siglo XIX: la unión de COLONIAS
intereses aristócratas y burgueses y
la subordinación del Parlamento a
AFRICANAS
la Corona. Esta «armonía» política EN 1914
facilitó enormemente el despegue TÚNEZ
económico del país y la expansión MARRUECOS
colonial. Si el desarrollo económico
e industrial de Gran Bretaña fue
LIBIA
ARGELIA
espectacular, aún fue mayor el de EGIPTO
Alemania, que consiguió industriali-
zarse en una sola generación.
La segunda Revolución industrial
exigía la búsqueda de nuevos mer-
cados para los productos manu- ÁFRICA OCCIDENTAL FRANCESA A
ERITREA ES
facturados europeos y de mano de GAMBIA
SUDÁN FR
ANC
LIA
obra barata para afrontar el enorme MA
GUINEA SOSOMALIA
ÁFRICA BRITÁNICA
crecimiento de la economía. Hacia PORT.
NIGERIA ECUATORIAL
1870 África era todavía un conti- FRANCESA
SIERRA ETIOPÍA
nente desconocido para los euro- LEONA
LIBERIA TOGO CAMERÚN
peos, pero gracias al ferrocarril y al COSTA DE
MARFIL SOMALIA
barco de vapor, lograron extender

DA
GUINEA ESP. ÁFRICA ITALIANA

AN
su civilización y explorar, explotar y ORIENTAL

UG
ÁFRICA BRITÁNICA
dominar el globo; el comercio, por ECUATORIAL
CONGO
primera vez en la historia, se hizo FRANCESA BELGA
ÁFRICA
verdaderamente internacional. ORIENTAL
Entre 1870 y 1914 buena parte ALEMANA
del planeta quedó bajo el control de
las potencias occidentales. El creci-
BÉLGICA ANGOLA
miento de la rivalidad entre ellas, la RODESIA

E
QU
DEL NORTE

BI
gran demanda de materias primas

M
FRANCIA

ZA
para la industrialización y la mejora

MO
RODESIA
de los transportes hicieron que en DEL SUR
ALEMANIA ÁFRICA DEL ÁFRICA
1914 no quedara, prácticamente, SUDOESTE ECUATORIAL MADAGASCAR
ninguna zona del globo sin explotar. FRANCESA
ITALIA
Los países colonizadores sentían
gran orgullo ante sus pertenencias
PORTUGAL
coloniales. No tenían remordimiento
por esta explotación, es más, les
SUDÁFRICA
ESPAÑA
hacía sentirse un pueblo superior,
civilizado y moderno. Estaban con-
REINO UNIDO
vencidos de que el colonialismo lle-
vaba la ilustración y la civilización a
INDEPENDIENTE
los territorios conquistados.
208 España como Imperio

Aparte de las grandes potencias europeas, sólo dos Bonelli sobre la población local reflejaban la pobreza de
Estados lograron modernizarse a través de un proceso estas tierras, y confirmaban los prejuicios de los euro-
de expansión territorial e industrialización: Estados Uni- peos respecto a los africanos. La salinidad del agua, la
dos y Japón. Este último, con su revolución Meijí, logró imposibilidad de practicar la agricultura, incluso en los
convertirse en un país imperialista; China y Corea fue- escasos oasis, y la dificultad para mantener cualquier
ron su zona natural de expansión. Por su parte, Esta- tipo de ganado determinaban la pobreza de la escasa
dos Unidos conquistó el oeste de Norteamérica, arre- población autóctona. Pero se trataba de una pobreza
batando los territorios a las comunidades indígenas, y aparente, ya que el subsuelo escondía una considera-
los territorios del sur, que pertenecían a México. ble riqueza en hidrocarburos.
Entre 1884 y 1885 se celebró la Conferencia de Ber-
lín, presidida por Bismarck, con el objetivo de resolver
los conflictos surgidos entre las grandes potencias res-
pecto a la colonización en África. En esta reunión inter-
nacional se sancionó el principio de ocupación efectiva,
según el cual, un Estado podía tener derecho a poseer
una colonia si ocupaba de forma efectiva un territorio
determinado. Sin embargo, lo más trascendental fue
el reparto explícito, «sobre el tablero», que las grandes
potencias hicieron de África. España vio reconocida,
una vez más, su inferioridad con relación a estos po-
derosos países.
Para confirmar los intereses españoles en la región del
Sahara Occidental, caladero tradicional de
los pescadores canarios, Cánovas del
Castillo envió al viajero Emilio Bonelli
Hernando a dicha conferencia, con
instrucciones de asegurar los de-
rechos españoles en la costa sur.
El 3 de noviembre de 1884 mandó
construir una caseta sobre la que
se izaba la bandera española; se
estaba fundando Villa Cisneros.
Las primeras apreciaciones de

A la izquierda, mezquita en Dajla, también conocida como Villa


Cisneros, ciudad del Sahara Occidental.

Sobre estas líneas, postal de finales del siglo XIX sobre la


empresa de David Livingstone, médico, explorador y misionero
escocés que descubrió las cataratas Victoria y el nacimiento del
río Nilo, y que abrió numerosas rutas en África para facilitar la
labor misionera y la actividad comercial. Después de varios años
sin noticias suyas, un periódico británico organizó una expedición
de socorro confiada a Henry Stanley, que consiguió encontrarlo
en el lago Tanganica. En ese encuentro, Stanley pronunció su
célebre frase: «Doctor Livingstone, supongo».
¿Una nueva oportunidad en África? 209

LA HUMILLACIÓN DE ESPAÑA EN BERLÍN


Los delegados de los catorce países más reses de las potencias occidentales, el gran
importantes del mundo se reunieron en Berlín continente africano.
el 15 de noviembre de 1884, para tratar los Los países más beneficiados fueron Bélgica,
asuntos coloniales; ningún Estado africano Gran Bretaña, Francia y Alemania. España
estaba representado. El delegado español fue fue uno de los Estados que menos ventajas
Francisco Merry y Colom, conde de Benomar. obtuvo para su proyecto colonizador: sólo los
El día de la inauguración, Bismarck abrió la territorios de Guinea Ecuatorial, puesto que la
primera sesión y aceptó la presidencia. En colonización de Marruecos se acordaría con
su discurso aseguró que el propósito de la Francia décadas más tarde.
conferencia era promover la civilización de
los africanos con la apertura del continente
al comercio. Los objetivos principales fueron,
en primer lugar, establecer la libertad de
comercio en el Congo y el Níger y acordar
las formalidades necesarias para una válida
anexión de territorios en el futuro.
La mesa de reuniones tenía forma de Grabado de la Conferencia de Berlín,
herradura. Desde ella podían contemplar un también llamada Conferencia africana por
extenso mapa de África, dibujado por Kiepert. los asuntos tratados.
Este escenario alimentó el mito de que en Arriba, Otto von Bismarck, presidente de
Berlín se repartió, según el gusto y los inte- la conferencia, retratado en 1894.

«Al desembarcar en un punto de la costa rodearon más limpia y hasta que no tiene llenas todas las vasijas
la lancha varios hombres y mujeres, suplicando les y envases no descansa en tan alegre tarea».
diéramos agua para beber. Uno de aquellos creyentes (Citado por Javier Morillas en El reparto de África, Cua-
consumió cinco litros de tan codiciado líquido, y aún dernos de Historia 16).
creo que hubiera bebido más si se lo hubiese dado…
La miseria que domina a estas pobres gentes, la sed Las
y el hambre que revelan sus enjutos rostros y extrañas
grandes
miradas, sólo se conciben contemplándolos de cerca
y conociendo sus condiciones de vida. Para ellos el potencias
comer carne es una dicha, fugaz como un meteoro, europeas se
que se realiza muy de tarde en tarde; los sufrimientos
que les ocasiona la sed son tales que, cuando llueve,
repartieron
el moro de aquel litoral rebosa en alegría indescriptible, África «sobre el
y cargado con un pellejo de cabra recorre los char- tablero»
cos y hoyos de las piedras donde el agua se conserva
Las colonias españolas en África
en tiempos de la expansión colonial
Las monarquías de los Austrias y de los Borbones Tratado de San Ildefonso, Portugal cedía las islas de
habían concentrado su interés en América y Europa. Fernando Poo y Annobón y el derecho a comerciar con
África nunca fue para España un territorio preferente Camerún y Gabón. Tuvo que pasar más de medio si-
de colonización, como tampoco lo fue para las demás glo para que España se decidiera a hacer efectivo este
potencias europeas, a excepción de Portugal, que dominio oficial: en 1843, una flota al mando de Juan
desde finales de la Edad Media había establecido nu- José Lerena y Barry tomó posesión de Fernando Poo,
merosos enclaves comerciales en la costa occidental. Corisco y Río Muni.
Ni siquiera consideró de especial importancia disputar Los territorios españoles en el golfo de Guinea in-
el monopolio portugués y británico del comercio de es- cluían, por tanto, las islas de Fernando Poo, Annobón,
clavos, que, procedentes del interior del continente, se Elobey y Corisco, además de la Guinea continental (el
embarcaban en las colonias portuguesas con destino a territorio denominado Río Muni). Se trataba de una su-
las plantaciones americanas. Sólo a finales del siglo XVIII perficie muy pequeña si la comparamos con las colo-
comprendió la importancia de contar con algunas po- nias vecinas de Camerún (en manos alemanas), Nigeria
sesiones estratégicas en África. En 1777, en el primer (una colonia británica) e incluso la actual Ghana (que

ESPAÑA
PORTUGAL ESPAÑA

PROTECTORADO ESPAÑOL Y COLONIAS Gibraltar

COLONIAS FRANCESAS Tánger Ceuta


Melilla
Tetuán
PROTECTORADO FRANCÉS DE MARRUECOS
Oujda
ZONA INTERNACIONAL DE TÁNGER Rabat

Casablanca
MARRUECOS
Madeira
Marrakech

Ifni

CANARIAS
ARGELIA
Villa Bens CABO JUBY
El Aaiún Tinduf
SEGUIA EL HAMRA
L
ÑO
PA
ES
RA

Villa Cisneros
HA

RÍO DE ORO MAURITANIA MALI


SA
¿Una nueva oportunidad en África? 211

se la disputaban británicos y alema-


nes). En 1926 estos territorios reci-
bieron el nombre oficial de Guinea
española. En 1968, en el contexto
del proceso de descolonización de
África y Asia, Guinea se proclamó
independiente con el beneplácito de
España y el apoyo de las Naciones
Unidas. No obstante, desde finales
de la década de 1950, Guinea había
conseguido una amplia y progresiva
autonomía política con respecto a la
metrópoli.
El territorio marroquí representa,
de algún modo, una excepción del
escaso afán colonizador español en
África. Melilla fue conquistada en
1497. Ceuta fue anexionada a Por-
tugal en 1415 por el rey Enrique el
Navegante; el Tratado de Tordesillas
ratificaría años más tarde esta pose-
sión. Con la incorporación de Por-
tugal a la Corona de los Austrias en
1580, Ceuta pasó a manos españo-
las, como el resto de sus territorios
coloniales. En 1640, sin embargo,
cuando Portugal consiguió su inde-
pendencia, Ceuta permaneció den-
tro de la Monarquía hispánica. En
1668, un tratado con Portugal reco-
nocía la soberanía española sobre
la ciudad y su jurisdicción, incluida
Ilustración y fotografía de principios del siglo XX. Los soldados se despiden de
sus familias para ir a la guerra, en defensa de los escasos territorios coloniales la isla de Perejil. A pesar de las re-
que España pudo ocupar en el norte de África. clamaciones marroquíes, estos dos
territorios siguen formando parte del
Estado español, que en 1995 les
concedió el Estatuto de Autonomía.
«Podemos dividir las naciones del mundo, grosso modo, en vivas
y moribundas. Por un lado, tenemos grandes países cuyo enorme Las demás posesiones en la costa
poder aumenta de año en año, aumentando su riqueza, aumentando mediterránea de lo que hoy es
su poder, aumentando la perfección de su organización (…) Junto Marruecos, Argelia, Túnez y Libia, se
a estas, existen un número de comunidades que sólo puedo perdieron pocos años después de
describir como moribundas (…) Década tras década, cada vez son
ser conquistadas. Orán, otra impor-
más débiles, más pobres y poseen menos hombres destacados o
instituciones en que poder confiar, aparentemente se aproximan tante ciudad que estuvo en manos
cada vez más a su destino aunque todavía se agarren con extraña de los españoles, pasó al dominio
tenacidad a la vida que tienen». argelino en 1708. En 1732 España
Fragmento de un discurso de Lord Salisbury, 4 de mayo de 1898.
212 España como Imperio

la recuperó, hasta que el terremoto de 1790 la destruyó Además de las ciudades de Ceuta y Melilla, España
y sus restos pasaron definitivamente a manos de Argel. contaba con el territorio de Río de Oro, o Sahara Occi-
Así, a principios del siglo XIX sólo Marruecos parecía ser dental, que se respetó en la Conferencia de Berlín. Las
un territorio probable de colonización española. El pro- sucesivas exploraciones españolas habían producido
blema era que también Francia, Gran Bretaña y Alema- una discreta influencia en esta zona, lo que sirvió en
nia estaban interesadas en este antiguo reino magrebí. gran medida para contrarrestar la presión de Marrue-
La llamada Guerra de África comenzó en 1859, con la cos, que, desde su independencia y hasta la actuali-
declaración de guerra a Marruecos ante los frecuentes dad, considera infundadas las demandas nacionalistas
incidentes fronterizos con las ciudades de soberanía de los saharauis.
española. O’Donnell envió un ejército de 40.000 hom-
bres con el objetivo de conquistar Tetuán. El Tratado
de Wad-Ras ratificó la parcial victoria española, im-
puso una sustanciosa indemnización a Marruecos y
reconoció los derechos de España sobre Ifni.
A finales del siglo XIX, resurgió el conflicto marroquí
con la Guerra de Margallo, o Primera Guerra del Rif
(1893-1894).

Sólo
después
de la pérdida
de las colonias
americanas,
España consideró
la ocupación del
noroeste
africano

Mariano Fortuny representó en este cuadro la batalla


de Wad-Ras.

A la derecha, litografía de 1889 de Leopoldo


O’Donnell, quien estuvo al mando de las tropas
españolas durante la batalla de Tetuán.
Nuevo reto del siglo XX:
España en Marruecos
Cuatro años después de la pérdida de Cuba, Puerto centrarse en solucionar estos problemas, olvidando
Rico y Filipinas, en medio de la confusión política, el definitivamente el antiguo esplendor imperial.
escepticismo y la conmoción popular, Alfonso XIII era El Desastre del 98 también tuvo consecuencias tras-
declarado mayor de edad. Terminaba así el periodo de cendentales en Cataluña, País Vasco y Galicia, donde
regencia de María Cristina de Habsburgo, que había as- la burguesía había impulsado con mayor efectividad la
cendido al poder en 1885, tras la muerte inesperada de industrialización. En estos territorios surgieron las pri-
su esposo, Alfonso XII. El Partido Liberal (ahora liderado meras voces regionalistas, que con los años desem-
por José Canalejas) y el Partido Conservador (dirigido bocarían en el nacionalismo, para demandar mayor
por Antonio Maura) se alternaban en el poder según el autonomía respecto a un Estado central al que consi-
modelo británico y canovista del «turno de partidos», y deraban incapaz de mantener el prestigio y la posición
gracias a un sistema electoral fraudulento basado en la de España.
coacción y el «pucherazo». En ciudades como Barcelona o Bilbao, que a pesar
El interés por modernizar España, por convertirla en de las dificultades habían conseguido avanzar en el
una gran potencia, impulsó la formación del movimiento proceso industrializador, se acentuó la conflictividad
regeneracionista. Joaquín Costa, uno de sus más em- social y la activación del movimiento obrero y anar-
blemáticos representantes, consideraba que el caci- quista. Seguidores del Partido Socialista, fundado en
quismo y la incultura del pueblo eran las causas prin- 1879 por Pablo Iglesias, organizaron huelgas como
cipales del atraso. Por ello, todos los esfuerzos debían las de la Semana Trágica de 1909 en Barcelona. Es-

CÁDIZ
Algeciras GIBRALTAR TERRITORIOS ESPAÑOLES
EN MARRUECOS
CEUTA

Tánger
Tetuán

Arcilla YEBALA

Villa
Aulef
Alhucemas MELILLA
Larache Puerto Capaz
LOCUS Xauen
Axdir Nador
Alcazarquivir Torres
Bad Taza de Alcalá
XAUEN Zeluán
RIF KERT
Targuist
Ketama
214 España como Imperio

EL DESASTRE DE ANNUAL
El 17 de julio de 1921 ocurrió una de las más Domínguez Ortiz afirmó en España, tres mile- surgió la figura del «soldado de cuota», que
sonadas y determinantes derrotas militares nios de historia: «El general Picaso elaboró un mediante el pago de una cantidad, comía y
del Ejército español: las tropas de la parte expediente que revelaba las faltas gravísimas dormía en su casa, y servía en activo sólo
oriental de Marruecos, alrededor de Annual, en los mandos, y no son pocos los que creen durante seis meses.
formadas por unos 20.000 hombres, habían que en el golpe dictatorial de 1923 influyó el
retrocedido empujadas por el pánico para deseo de que las Cortes no discutieran ese
refugiarse en Melilla. Sólo se necesitaron tres expediente».
días de combate para derrotar a los cansados Annual desató en los españoles, aún más
y mal preparados soldados. La defensa de que durante la Guerra de Cuba, el odio a
su propio territorio era algo natural para los las quintas. El quinto, que no podía pagar
rifeños; en la época se decía que cada uno de la redención, era un campesino o un obrero
ellos tenía un viejo fusil en casa. obligado a ir a una guerra de la que no sabía La contienda con los rifeños supuso
Los periódicos, censurados, únicamente absolutamente nada y para la que no tenía una redefinición de la política colonial
mencionaron que miles de españoles habían formación alguna. La Ley de Servicio Militar de España.

muerto en Annual a manos de los marroquíes. de 1912 hizo obligatorio y universal la pres-
El Ejército se resistía con violencia a ser tación de servicio en el Ejército, pero siempre
juzgado. Pero la opinión pública conocía su había modos de escapar a la ley para marcar
mal estado, especialmente de los mandos, las profundas diferencias sociales de España.
y los altos costes sociales y económicos del Las clases altas y medias no podían permitir
mantenimiento de las posiciones españolas que sus hijos recibieran en los cuarteles el
en Marruecos. El gran historiador Antonio mismo trato que los reclutas ordinarios; así

El desembarco militar de
Alhucemas (8 de septiembre
de 1925) puso fin a la Guerra
del Rif. En él participaron
tropas españolas (con
13.000 soldados) y francesas.
Es considerado el primer
desembarco aeronaval
de la historia mundial.
Años después, el general
estadounidense Dwight
Eisenhower estudiaría a
fondo la táctica empleada
por los españoles para trazar
el plan del desembarco de
Normandía. Alhucemas
constituía un foco permanente
de la rebelión rifeña; los
hombres de Abd-el-Krim
contaban con un fuerte
apoyo en esta región. Todas
las operaciones militares
españolas, incluida la de
1921, que desembocó en el
Desastre de Annual, tuvieron
como objetivo la ocupación de
Alhucemas.
¿Una nueva oportunidad en África? 215

tos acontecimientos estaban íntimamente ligados a la del panorama gubernativo hizo posible la participación,
evolución de los episodios en Marruecos. Ese mismo tímida pero progresiva, de republicanos y socialistas,
año, las tribus rifeñas atacaron a los obreros que cons- que se perfilaron como izquierda frente a la tendencia
truían el ferrocarril que unía Melilla y las instalaciones de conservadora de la nueva derecha española, configu-
la Compañía de las Minas del Rif, propiedad del conde rada por la alta y media burguesía y defensora de la
de Romanones y del marqués de Comillas, dos aristó- Monarquía y la centralización del Estado.
cratas estrechamente relacionados con la política. Para Tan sólo dos años antes de que estallara la Primera
frenar el ataque marroquí se llamó a los reservistas; con Guerra Mundial, Gran Bretaña e Italia despejaron el
ello, muchos obreros se vieron obligados a dejar sus panorama marroquí. Francia y España tuvieron enton-
trabajos para ir a combatir a tierras lejanas en la de- ces la oportunidad de repartirse el protectorado sobre
fensa de los intereses económicos de la clase dirigente. Marruecos, con lo que ello implicaba: abortar la persis-
La discusión de esta llamada a filas originó una gran tente rebelión de los insurgentes, liderados por Abd-
movilización en Barcelona, donde los obreros pusieron el-Krim. A España le fueron asignadas posesiones al
de manifiesto sus duras condiciones laborales. La norte (Yebala-Rif) y al sur (Tarfaya). El control del
protesta se saldó con numerosas muertes. territorio del Rif presentó una dificultad es-
La crisis de 1909 evidenció el ago- En pecial, y en 1921, en Annual, murieron
tamiento del turno pacífico de par- 1909 se miles de soldados españoles, entre
tidos, y, a raíz de ella, surgieron ellos el general Silvestre, que diri-
nuevos grupos políticos que produjo en gía las operaciones. El Desastre
rechazaban el sistema estable- Barcelona una gran de Annual hizo posible la im-
cido por Cánovas del Castillo plantación de la República del
en 1876. Esta transformación
movilización contra Rif (1921-1926).
la llamada a filas para
defender los intereses
económicos de la
clase dirigente

Ruinas de una antigua base española en Tanaqob.


La dictadura de Miguel Primo de Rivera
y la búsqueda de un nuevo imperio
La multiplicación de los conflictos sociales, las dispu- actitud le llevó a ordenar el repliegue de las fuerzas
tas por el poder y los continuos fracasos en las rela- militares en Marruecos, lo que permitió a Abd-el-Krim
ciones internacionales (como el Desastre de Annual) reorganizarse y fortalecerse. Como consecuencia, se
condujeron en 1923 al golpe de Estado del general Mi- acentuó la desconfianza de los generales destinados
guel Primo de Rivera, que contaba con la aprobación en África, que calificaban de «abandonista» la postura
del Ejército y del monarca. Muchos españoles lo vieron de Primo de Rivera.
como un salvador de la política nacional. En 1925 los rifeños bombardearon el peñón de Alhu-
La creación de nuevas empresas de envergadura, cemas. La respuesta franco-española fue inmediata: el
como Telefónica o CAMPSA, y la proyección de nu- 2 de octubre la Legión consiguió tomar la plaza
merosas obras públicas pudieron parecer una solución de Axdir, el cuartel general de Abd-el-Krim. El éxito de
inmediata, aunque no suficiente para frenar las deman- la operación, dirigida por el general Sanjurjo, reafirmó
das de democratización y progreso de la sociedad. las convicciones de los africanistas. En 1929 la inca-
La política exterior de la Dictadura respecto a África pacidad del régimen para ejecutar una verdadera re-
chocó con las ambiciones de los generales africanis- forma quedó a la luz: Primo de Rivera intentó perma-
tas, obsesionados por vengar el Desastre de Annual. necer en el poder, pero ya no contaba con los apoyos
Primo de Rivera llegó a decir en público: «Gibraltar para que le  habían sostenido en 1923, entre ellos, el del
España y lo de más abajo para quien lo quiera». Esta Ejército.

Retratos de Alfonso XIII (izquierda) y Miguel Primo de Rivera.

Arriba, soldados marroquíes junto a su líder Abd-el-Krim en la


Guerra del Rif.
La Segunda República
y la tradición imperial
Las crecientes dificultades políticas y la incapacidad
del  rey para resolver la situación llevaron a la forma-
ción de una oposición antimonárquica. Varios partidos
republicanos, regionalistas y socialistas se unieron en
agosto de 1930 para firmar el Pacto de San Sebastián,
con el objetivo común de instaurar la república. Beren-
guer, el general que se había hecho cargo del Gobierno
tras la destitución de Primo de Rivera, dimitió, y el 12
de abril de 1931 se celebraron elecciones municipales,
en las que quedó claro el apoyo con el que contaba
la nueva izquierda. El triunfo del republicanismo en las
grandes ciudades forzó el exilio del monarca. Así, el 14
de abril de 1931 el Gobierno Provisional proclamó la
Segunda República.
La Constitución de 1931 introdujo numerosas refor-
mas que perseguían modernizar definitivamente Es-
paña. Entre ellas, las más radicales y contrastadas
afectaban a la Iglesia y al Ejército. Respecto a este úl-
timo, se decidió reducir el número de oficiales, que se
había multiplicado en los últimos años, por medio de la
retirada voluntaria con la totalidad de haberes; reformar
la enseñanza militar; cerrar la Academia General; de-
rogar la Ley de Jurisdicciones, y revisar el mecanismo
de los ascensos, por el cual los generales africanistas
gozaban de ventajas evidentes.
Los escasos pero bien publicitados éxitos españo-
les en África, como el del Desembarco de Alhucemas,
confirmaron una práctica que tendría profundas con-
secuencias: los generales victoriosos en África, como
Sanjurjo o Franco, ascendían con más facilidad que los
que desempeñaban su trabajo en la Península. Desde
esta perspectiva es más fácil comprender la determina-
ción con la que los generales africanistas se opusieron
a las reformas militares de la Segunda República, que
pretendían eliminar esta vía de acceso al poder militar.

Representación del escudo de España durante la Segunda


República. Debajo, alegoría de dicha República.
218 España como Imperio

14 de abril de 1931, celebración de la


proclamación de la Segunda República en la
Puerta del Sol de Madrid.

Arriba, sello de 1938.

Abajo, facsímil de la Constitución de 1931.

Así, dieron el golpe de Estado que dio comienzo a la


Guerra Civil en 1936.
El reconocimiento de las particularidades nacionales
de Cataluña, País Vasco y Galicia auguraba una nueva
postura respecto a la idea de «Imperio español»; por
primera vez se aceptaba plenamente la pérdida del
mismo y se concentraba la atención en el cambio in-
terno y estructural.
La relación con los países latinoamericanos, por ejem-
plo, cambió radicalmente. Dicho cambio fue favorecido
en gran parte por los intelectuales, que comenzaron
a elaborar la idea de comunidad cultural basada en la
existencia de una misma lengua, el más poderoso vín-
culo de unión entre unos territorios que habían supe-
rado ya sus antiguos lazos políticos. Por primera vez
la idea de igualdad entre la metrópoli y sus antiguas
colonias parecía tener sentido.
¿Una nueva oportunidad en África? 219

Cuando las
multitudes alzan la
voz amenazando con
perturbar el orden es
para reclamar algo
que, casi siempre, se
les debe en justicia.

Manuel Azaña
Billete de diez pesetas con la alegoría de
la Segunda República Española.

Moneda de una peseta acuñada en


1937 en Castellón. Por su color y su
imagen representada (una alegoría de la
República) las pesetas recibirían a partir de
entonces el apelativo de «rubias», incluso
cuando llevaron la imagen de Franco.

Niceto Alcalá-Zamora y Manuel Azaña,


presidente de la Segunda República y del
Gobierno respectivamente.
220 España como Imperio

El Gobierno republicano. El Gobierno Provisional durante una comida en la que se acordó ofrecer la presidencia de la República a Niceto
Alcalá-Zamora.

El Ferrol Gijón

Santander
Bilbao San Sebastián
FRANCIA
La Coruña Lugo Oviedo

JULIO 1936 Pontevedra León


Vitoria Pamplona

Burgos Logroño Jaca


Ponferrada
Orense Palencia Gerona
Vigo
Zona republicana Huesca
Soria Lérida
Zamora
Zona sublevada Valladolid
Zaragoza
Segovia Barcelona
Salamanca
Tarragona
Ávila Guadalajara
Madrid

Alcázar Cuenca
PORTUGAL Talavera de la Reina de Toledo
Teruel

Castellón
Islas
Toledo Palma Mahón
Baleares
Cáceres Trujillo
Valencia
Lisboa Mérida
Ibiza
Badajoz Ciudad Real Albacete
Alicante
Nuestra Señora
de la Cabeza
Córdoba
Jaén Murcia
Huelva Sevilla Granada
MAR
Cartagena

Almería
MEDITERRÁNEO
Málaga
Islas Canarias Lanzarote Cádiz

Algeciras
La Palma
Tenerife Fuerteventura
Ceuta
Tánger
Gran Tetuán
Melilla
ARGELIA
Canaria
El Hierro La Gomera
El franquismo: la
añoranza del Imperio
El golpe de Estado del general Francisco Franco, cuyo
poder y prestigio se habían gestado en Marruecos (es-
tuvo allí entre 1912 y 1926), dio comienzo a la Guerra
Civil, con la que se truncó definitivamente la posibilidad
abierta durante la República: superar la añoranza del
Imperio para fundamentar el progreso del país en nue-
vos y más sólidos principios.
La presencia española en Marruecos favoreció, por
tanto, la unidad de los generales en torno a un objetivo:
conquistar territorios en África para recuperar el Impe-
rio, o al menos una parte de este. La lucha contra un
enemigo común creó en la cúpula militar la percepción
de tener una importante misión que acometer en nom-
bre de España, arruinada por los malos políticos: defen-
der la cristiandad y recuperar el antiguo esplendor de la
que consideraban una nación única, sin fisuras; todo
lo  que entorpeciera este objetivo debía ser eliminado
por la fuerza.

ahón

Imagen de Franco saludando desde el balcón en la Plaza de


Oriente, Madrid. Escudo de España desde 1945 a 1977.
222 España como Imperio

EL IMPERIO EN LOS
LIBROS DE TEXTO

La retórica nacionalista de la Dictadura


franquista se basaba, en gran medida, en
la añoranza del antiguo Imperio español.
En numerosas manifestaciones públicas,
en los libros de texto, en las consignas del
régimen, etc., aparecía constantemente la
idea de que España era grande porque había
conquistado un gran imperio. Es más, España
había llegado a ser un gran imperio por su
deseo de extender el cristianismo hasta los
confines de la Tierra, incluso en contra de
su propio beneficio. Más que una respuesta
política o económica, la expansión territorial
del pasado se concebía como una de las
muchas muestras de altruismo y espíritu de
sacrificio de los españoles, esto es, como
«una misión nacional para universalizar la fe
verdadera», como escribía José María Pemán
en Manual de historia de España (1939), para
alumnos de primaria. Otro de los muchos
libros de divulgación histórica que pretendían
excitar este espíritu fue Glorias imperiales, de
Luis Ortiz Muñoz, en el que se explicaba que
los españoles crearon en la Edad Media una
«milicia religiosa» que había salvado a Europa
para el cristianismo.

Los primeros carteles de propaganda política surgieron


a finales del siglo XIX como consecuencia del desarrollo
de la publicidad en el nuevo contexto de la sociedad de
masas. La industrialización permitió y favoreció el uso de
estas técnicas gráficas, encaminadas a captar la atención
de los ciudadanos como si se tratasen de «un grito en la
pared». Fueron utilizados especialmente por los regímenes
autoritarios (nazismo, fascismo, stalinismo y franquismo), y
como medio de movilización y persuasión en la Primera y
Segunda Guerra Mundial. Durante la Guerra Civil española
se utilizaron en ambos bandos. Aquí podemos ver una
pequeña muestra de carteles, la mayoría encaminados a
recordar con añoranza a los españoles del franquismo las
glorias del Imperio.
¿Una nueva oportunidad en África? 223

Esta mentalidad se forjó en África; de hecho, el 1 de


enero de 1939 Franco afirmó: «Sin África, yo apenas
puedo explicarme a mí mismo». No obstante, el dis-
curso oficial no tuvo consecuencias políticas importan-
tes, esto es, en ningún momento se pensó en recuperar
los territorios perdidos; incluso en África, la coyuntura
no favorecía la ampliación de las posesiones españolas.
Tras la Segunda Guerra Mundial comenzó el proceso
de descolonización, por el cual las antiguas metrópolis
reconocían la independencia de sus colonias africanas
y asiáticas; Marruecos, por ejemplo, se independizó
en 1956. España, sin embargo, se resistía a iniciar el
proceso. En 1958 se elaboró el estatuto de «provincia-
lización», por el cual los territorios en África quedaban
totalmente integrados con la antigua metrópoli como si
fueran provincias. En 1956 y 1958 España firmó la in-
dependencia de los territorios del Rif y Tarfaya respecti-
vamente. Pero la descolonización no se inició realmente
hasta 1963, de forma tímida y contradictoria. En 1968
se celebró la Conferencia de Madrid, en la que se pro-
clamó la República independiente de Guinea Ecuatorial,
y en 1969 se cedió el territorio de Ifni a Marruecos.
El Sahara Occidental evolucionó de manera dife-
rente. Tras concedérsele el régimen de provincia en
1958, no se precipitó hacia la independencia por el
temor al expansionismo marroquí, que concebía este
territorio como integrante natural del reino. En 1975, el
rey Hasán II alentó a todos los marroquíes a organizar
una «marcha verde» para liberar, de forma pacífica, el
Sahara Occidental del dominio español.
224 España como Imperio
¿Una nueva oportunidad en África? 225

La primera etapa de la Dictadura franquista


se caracterizó por su acercamiento al fascismo
italiano y el nacionalsocialismo alemán, y por
las personales aspiraciones imperialistas de
Franco. En la página anterior, de izquierda a
derecha y de arriba abajo: Franco con Salazar,
jefe de gobierno portugués entre 1932 y 1968;
con Stroessner, presidente de la República
del Paraguay (1954-89), que ejerció una
dictadura durante 35 años; con Trujillo, dictador
que ejerció la presidencia de la República
Dominicana entre los periodos 1930-1938
y 1942-1952; y visita de Eva Perón (primera
dama de Argentina de 1946 a 1952) a Madrid
en 1947. De esta visita existen decenas de
testimonios sobre el desagrado de Evita acerca
del modo en que se trataba a los obreros y a
las personas humildes en España; además,
mantuvo una situación tirante con la esposa de
Franco, Carmen Polo, debido a su intento de
mostrarle el Madrid histórico de los Austrias y
los Borbones en lugar de los hospitales públicos
y los barrios obreros.

En esta página, reunión entre Hitler y Franco


en la estación de tren de Hendaya el 23 de
octubre de 1940, motivada por el interés del
dictador alemán en la participación de España
en la Segunda Guerra Mundial; en 1962 con
Macapagal, presidente de Filipinas de 1961 a
1965; en 1959 con el que fuera presidente de
los Estados Unidos entre 1953 y 1961, Dwight
Eisenhower; y con Frondizi, presidente de
Argentina entre 1958 y 1962.
226 España como Imperio ¿Una nueva oportunidad en África? 227

MARCHAS DEL
Lanzarote 7 DE NOVIEMBRE
(EN VERDE) Y ACCIÓN
MILITAR DEL 31 DE
ISLAS CANARIAS
OCTUBRE (EN ROJO), MARRUECOS
EN 1975
TAN-TAN
ARGELIA
Fuerteventura

ZAG

TARFAYA
Base militar KH
ABATTEKH

TAH
1. Movimiento de tropas 3. Movimiento
Acción militar
7.11. de tropas 7.11.
2. Movimiento 31.10.
de tropas
DAOURA EL HAGGOUNIA 7.11.
MAHBES

EL AAIÚN IDIRIYA
FARSIA
HAOUSA
HAOUS

Smara

SAHARA ESPAÑOL
MAURITANIA
10
Nuevas
perspectivas
de la España
democrática

T ras el proceso de descolonización que se inició en 1945, la pre-


sencia e influencia de las grandes potencias en las antiguas colo-
nias se ha transformado radicalmente. Con las respectivas indepen-
dencias se puso fin al control político por parte de las metrópolis,
pero no al control económico y cultural que, en general, siguen
ejerciendo indirectamente sobre los países en vías de desarrollo.
Este hecho ha motivado que hablemos de neocolonialismo para
referirnos a la influencia de las antiguas metrópolis en sus antiguas
colonias, sobre todo a la hora de planificar sus políticas económicas.
En este contexto, la pobre política colonial española, algo que fue
interpretado en el siglo XIX como la manifestación más clara de la
decadencia española, ha dejado de tener importancia. A cam-
bio, podemos comprobar el crecimiento de la presencia española
en el mundo: a través de la empresa, en los acuerdos internaciona-
les de libre comercio, por la extensión de la lengua castellana, etc.

Fachada principal del Palacio de las Cortes, donde se reúne el Congreso de los Diputados, órgano
constitucional que representa al pueblo español.
La cooperación internacional española
El preámbulo de la Constitución de 1978 expone el tado contra la Pobreza firmado por todas las fuerzas
deseo de «colaborar en el fortalecimiento de unas rela- políticas con representación parlamentaria en 2007, y
ciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los auspiciado por la Coordinadora de Organizaciones no
pueblos de la Tierra»; en esta declaración se encuentra Gubernamentales para el Desarrollo (ONGDs), confirma
el origen de la colaboración española para el desarrollo. la voluntad y el consenso que lo acompañan.
La Ley 23/1998, de 7 de julio, sobre cooperación in- Un destacado avance en la consecución de esta po-
ternacional ha supuesto la regulación de las fór- lítica de Estado fue la aprobación por consenso
mulas y modalidades de ayuda existentes. del II Plan Director de la Cooperación
La Agencia Española de Cooperación Luchar Española 2005-2008, el documento
Internacional (AECI) se creó en 1988 contra marco que establece los objetivos,
como órgano ejecutor de la política criterios, prioridades sectoriales y
nacional en estas competencias.
la pobreza, geográficas de la cooperación al
Está adscrita al Ministerio de promover la desarrollo, y en cuya elaboración
Asuntos Exteriores y de Coope- participaron todos los agentes.
defensa de los
ración a través de una Secretaría La labor desarrollada en este
de Estado. derechos humanos, la plan se ha visto afianzada con la
Con el tiempo, la colaboración equidad de género aprobación del Plan Director de
española se ha convertido en una la Cooperación española 2009-
política de Estado. El Pacto de Es-
y el respeto a la 2012, que enlaza de forma armó-
diversidad

Bill Drayton, en octubre de 2011,


recibiendo de manos del Príncipe Felipe
de Borbón el Premio Príncipe de Asturias
de Cooperación Internacional por «su
papel fundamental en el desarrollo del
emprendedor social como motor para la
transformación social y económica de los
países».

En la página siguiente, imágenes de


algunos de los proyectos llevados a cabo
por la Agencia Española de Cooperación
Internacional.
Nuevas perspectivas de la España democrática 231

No existe
una mejor prueba
de progreso de una La cooperación
civilización que la del es la convicción de que
progreso de nadie puede llegar a la
la cooperación. meta si no llegan todos.

John Stuart Mill Virginia Burden

nica con el anterior y que trata de avanzar sobre lec- sorcio público fruto de un convenio entre el Ministerio
ciones aprendidas. El objetivo es, en todos los casos, de Asuntos Exteriores y de Cooperación y la Agencia
mejorar e incrementar la gestión de la Ayuda Oficial al Española de Cooperación Internacional, el Gobierno
Desarrollo (AOD), hasta llegar al 0,7% de la Renta Na- de Canarias, los Cabildos insulares de Gran Canaria,
cional Bruta en un futuro próximo. La Declaración del Tenerife, Fuerteventura y Lanzarote, y el Ayuntamiento
Milenio y otros acuerdos derivados de las Cumbres de de Las Palmas de Gran Canaria. Esta institución fue
Naciones Unidas son los principales referentes del Plan oficialmente inaugurada en junio de 2006 con el fin de
Director. Las intervenciones de la cooperación española contribuir al desarrollo de las relaciones entre los países
se dirigen a contribuir a la lucha contra la pobreza, a y las sociedades de España, África y Europa, y a un
la promoción y defensa de los derechos humanos, a mejor conocimiento de sus pueblos dentro de cuatro
la conservación del medio ambiente, a la equidad de ámbitos principales: social y cooperación, académico,
género y al respeto a la diversidad cultural. económico y cultural.
América Latina y el Mediterráneo son el ámbito de Casa Asia es otra institución pública que promueve la
atención prioritaria, pero muchos expertos consideran realización de actuaciones y proyectos que contribuyan
que el África subsahariana, ajena en el pasado a los a un mejor conocimiento entre las sociedades de Asia,
intereses coloniales e imperiales de España, se con- el Pacífico y España, y a impulsar el desarrollo de sus
vertirá también en una fuerte apuesta de colaboración. relaciones en los ámbitos institucional, cultural, acadé-
Prueba de ello es la creación de Casa de África, un con- mico y económico.
La extensión cultural
El Instituto Cervantes es la institución pública creada Junto al Instituto Cervantes actúan otras institucio-
en 1991 para la promoción y la enseñanza de la lengua nes, como la Sociedad Estatal para la Acción Cultu-
española y para la difusión de las culturas española e ral Exterior (SEACEX), que fue creada a finales del año
hispanoamericana. Tiene centros repartidos por todo 2000 con la finalidad de contribuir a la divulgación y
el mundo, donde se organizan programas de difusión proyección en el exterior del legado español, a través
de esta lengua y actividades en colaboración con otros de la producción y organización de exposiciones his-
organismos españoles e hispanoamericanos y con en- tóricas y artísticas, así como para consolidar los víncu-
tidades de los países anfitriones. los comunes con los países de nuestro ámbito cultural
y establecer nuevas relaciones con otras áreas geo-
gráficas.

Sede central del Instituto


Cervantes en Madrid (calle
Alcalá, 49). El edificio alojó el
antiguo Banco Español del
Río de la Plata. A finales del
siglo XX fue adquirido por el
Ayuntamiento de Madrid, que
en 2003 lo permutó con el
Gobierno de España por el
Palacio de Comunicaciones,
actual sede del Ayuntamiento
madrileño. Fue construido en
1918 por los arquitectos Antonio
Palacios y Joaquín Otamendi.
Nuevas perspectivas de la España democrática 233

EXPANSIÓN DEL IDIOMA ESPAÑOL EN LA ACTUALIDAD

EL CASTELLANO EN EL MUNDO
El castellano es, después del chino man- el número de hispanohablantes alcanzara
darín, el idioma más hablado del mundo: lo los 35 millones, y ese año el español superó
utilizan como primera y segunda lengua unos al inglés como el idioma más hablado del
500 millones de personas; es el segundo mundo occidental. En 2001, los hispano-
idioma más estudiado después del inglés, hablantes eran aproximadamente 40 mi-
con al menos 17,8 millones de estudiantes llones de personas. El Instituto Cervantes,
distribuidos en 90 países; y es la tercera organismo para la difusión de la lengua
lengua más usada en Internet. Se estima española, expuso que entre 1986 y 1990 se
que para el año 2050 lo hable el 10% de registró un aumento del 70% en el número
la población mundial. La previsión para el de estudiantes de español en Estados Unidos
año 2000 era que sólo en Estados Unidos y del 80% en Japón.
América Latina y la
cultura española
El interés por estrechar los lazos con los países lati-
noamericanos es un hecho evidente desde los primeros
años de nuestra vida democrática. La secretaría de Es-
tado para Iberoamérica, por ejemplo, asiste al ministro
en la formulación y ejecución de la política exterior de Es-
paña en esta área geográfica. Asimismo, le corresponde
la preparación y coordinación de las Cumbres Iberoame-
ricanas, el fomento de la Comunidad Iberoamericana
de Naciones, el apoyo a las funciones de la Secretaría
General Iberoamericana y el seguimiento y definición de
la política española con los organismos internacionales
multilaterales de este ámbito geográfico.
Para fomentar las relaciones internacionales y el cono-
cimiento de otras culturas se han creado en los últimos
años varias instituciones culturales, como Casa de Amé-
rica, inaugurada en 1992 con motivo de la capitalidad
cultural europea de Madrid y coincidiendo con la cele-
bración de la II Cumbre Iberoamericana de jefes de Es-
tado y de Gobierno. Se trata de un centro activo y diná-
mico para el desarrollo de todo tipo de actividades, que
fomenta el debate, la reflexión y la investigación sobre
temas de contenido cultural, artístico, ideológico, social,
científico, tecnológico, económico y político.

Arriba, los Reyes de España en una visita a Perú.

Sobre estas líneas, una fotografía del Premio Nobel de la Paz,


el colombiano Gabriel García Márquez, de la exposición sobre su
vida y obra literaria en el Palacio de Bellas Artes de México, en
octubre de 2009; García Márquez está considerado uno de los
escritores latinoamericanos más destacados.

A la izquierda, el Palacio de Linares, en la Plaza de Cibeles


de Madrid y sede de Casa de América, un consorcio creado en
1990 para generar un foro de ideas y debates sobre aspectos
económicos, políticos, científicos, tecnológicos y culturales de
Iberoamérica. La sede fue inaugurada en 1992.
España y las relaciones
con el mundo árabe
Las relaciones con el mundo árabe son especialmente Unión Europea. Con sede en la ciudad de Granada,
significativas. Entre otros centros destaca Casa Árabe, está regida por un patronato mixto integrado por: Mi-
un consorcio institucional constituido en 2006 por el nisterio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Unión
Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, el Europea, Liga de los Estados Árabes, Ministerio de
Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad de Madrid, la Educación y Ciencia, Junta de Andalucía y la Univer-
Junta de Andalucía y la ciudad de Córdoba. Se trata de sidad de Granada. Su plan de trabajo se centra en el
una plataforma para la acción exterior orientada a los intercambio docente, investigador, de asistencia téc-
países árabes y al mundo islámico, con el objetivo de nica y de información, y en el dominio de las Ciencias
estrechar lazos de cooperación y relaciones culturales, y Tecnologías.
económicas y científicas, así como sociales y políticas La posición de España respecto a la situación en el
con dichos países. Por su parte, la Fundación Euro- Sahara Occidental merece una consideración especial.
árabe de Altos Estudios fue creada el 10 de octubre Tras la «marcha verde» organizada por Hassan II de
de 1995 con el objetivo de fomentar el diálogo y la Marruecos el 6 de noviembre de 1975, aprovechando
cooperación entre el mundo árabe y los países de la los últimos días de vida del régimen franquista, la opo-

Juan Carlos I saludando a las tropas españolas en el Sahara. Hasán II de Marruecos abrazando al Jefe
del Estado español, Francisco Franco, a la
Abajo, imagen de la «marcha verde», organizada por Hassan II en 1975. llegada del monarca alahuita al aeropuerto
de Madrid el 8 de julio de 1963.
236 España como Imperio

sición saharaui se organizó en el


Frente Polisario. Un mes antes, el
16 de octubre, la Corte Internacio-
nal de Justicia había reconocido
los vínculos históricos entre los sa-
harauis y los marroquíes, y el de-
recho de autodeterminación de los
habitantes del Sahara Occidental.
El Tratado de Madrid entre España,
Marruecos y Mauritania ratificó la
cesión del Sahara a los dos países
africanos, de modo que España
abandonó el territorio en febrero
de 1976. Marruecos entendió que
la referencia al vínculo histórico era
en realidad un derecho de anexión
y, tras la retirada española el 27
de febrero de 1976, ocupó militar-
mente su zona de administración,
la más rica en fosfatos y pesca.
Ese mismo día el Frente Polisario
proclamó unilateralmente la cons-
titución de la República Árabe Sa-
haraui Democrática (RASD) con la
oposición absoluta de Marruecos.
En 1979 Mauritania también se
retiró del Sahara Occidental. En
1987 finalizó el levantamiento del
muro, de más de 2.000 kilómetros
de longitud, que divide de norte a
sur el Sahara Occidental. La zona
al oeste del muro es el territorio
ocupado por Marruecos, el lla-
mado «Sahara Marroquí», mientras
que la zona al este constituye los
denominados «territorios libera-
dos», según el Frente Polisario.
La principal ciudad del Sahara
Occidental es Laâyoune, también
conocida como Aaiún, que ac-
tualmente está ocupada por unos
150.000 marroquíes. La zona de Campamento de refugiados saharauis en mayo de 1976, año de la
Tinduf, en Argelia, alberga a la ma- proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática.
yor parte de la población saharaui: En los mismos campamentos, 35 años después, una mujer saharaui camina
alrededor de 170.000 personas. bajo la bandera del Frente Polisario.
Nuevas perspectivas de la España democrática 237

Principalmente en los campos de refugiados, las con- zación de las Naciones Unidas, que no reconoce la in-
diciones de vida y los medios de comunicación revelan dependencia de la RASD ni los derechos de anexión de
la pobreza dominante: cada médico debe atender a Marruecos. Aunque en 2002 invalidó los Acuerdos de
más de tres mil personas, no hay ningún ferrocarril, y Madrid, consideró que Marruecos ocupa ilegalmente
tan sólo hay dos teléfonos, una radio y un televisor por este territorio y dio su aprobación para la celebración
cada mil habitantes. de un referéndum de autodeterminación. Estas circuns-
La tensión entre ambas partes se ha mantenido en tancias hacen que este sea un conflicto paralizado, sin
el siglo XXI. Por un lado, Marruecos insiste en presen- salida aparente a corto y medio plazo.
tar al Frente Polisario como extensión de la amenaza El interés de España por consolidar sus posiciones
terrorista internacional, mientras que los independen- en Ceuta y Melilla ha impedido que la antigua potencia
tistas saharauis denuncian la continua violación de los colonial apoye decidida y abiertamente las demandas
derechos humanos llevada a cabo en la zona por las saharauis; el objetivo parece ser evitar el enfrentamiento
autoridades marroquíes. Por otro lado, ninguna de las con Rabat y facilitar la ratificación del acuerdo pesquero
dos partes cuenta con el apoyo explícito de la Organi- de 2005 entre la Unión Europea y Marruecos.

El
interés
de España
por consolidar sus
posiciones en Ceuta
y Melilla impide
apoyar decidida y
abiertamente las
demandas
saharauis

Múltiples movimientos pro saharauis han nacido a lo largo de estos años, en


defensa de su autodeterminación. Arriba, imagen de una de las movilizaciones
llevadas a cabo en Madrid en 2011.

Abajo, miembros del Frente Polisario en 1981.


CRONOLOGIA

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lU~ LÀ IUU1 11BLit:A
1 S PA i • L ..•
EDAD MEDIA

1229 1476

Jaime I de Aragón conquista Mallorca. Creación de la Santa Hermandad.

1230 1478-1496

Fernando III incorpora a Castilla Ocupación de las islas Canarias.


el reino de León.
1479
1302 - 1372
Tratado de Alcaçobas: reconocimiento de Isabel
La Corona de Aragón se establece en Sicilia. como reina de Castilla.

1323 1479-1516

Jaime II conquista Cerdeña. Reinado de Fernando II en Aragón.

1443 1483
Alfonso V el Magnánimo conquista Nápoles. Creación del Consejo de la Inquisición.

1462 - 1472 1486

Guerra Civil en Aragón. Sentencia Arbitral de Guadalupe, que pone fin en


Aragón al conflicto que enfrentaba a la nobleza con la
1469 oligarquía urbana.

Matrimonio de los Reyes Católicos


en Valladolid.

1474 - 1504

Reinado de Isabel I en Castilla.

1474 - 1479

Guerra de Sucesión en Castilla.


1492-1533

1492 1520

Descubrimiento de América. Conquista de Granada. Comienza en Castilla la revuelta de las Comunidades y


Expulsión de los judíos. en Aragón, las Germanías.

1494 1521

Tratado de Tordesillas. Conquista de México.

1497 1526

Conquista de Melilla. Liga de Cognac, compuesta por el Papa, los


venecianos, los florentinos, los piamonteses y Francia,
1502 en contra de Carlos I de España.

Expulsión de los musulmanes. 1521 - 1526

1509 Lucha entre Francia y España por la


conquista de Milán. 1526: victoria española
Conquista de Orán. en la batalla de Pavía.

1512 1527

Incorporación del reino de Nápoles a Castilla. Saco de Roma a cargo de las tropas de Carlos I.

1516 - 1556 1529

Reinado de Carlos I (V de Alemania). Paz de Cambrai tras la derrota francesa.

1516 1531

Carlos de Gante es investido rey de Castilla y Aragón. Los príncipes protestantes alemanes se unen en la
Liga de Esmalcalda contra Carlos I.
1517
1533
Lutero clava sus 95 tesis en la puerta de la iglesia del
Palacio de Wittenberg. Conquista definitiva de Perú.
1540-1581

1540 1559

Se publican las Leyes Nuevas de Indias. Paz de Cateau-Cambrésis: pone fin a la lucha por la
supremacía en Italia.
1542
1561
Bartolomé de Las Casas escribe Brevísima relación de
la destrucción de las Indias. Felipe II establece la corte en Madrid.

1545-1563 1564

Concilio de Trento: la Iglesia católica prepara su Conquista de Filipinas.


respuesta a la Reforma protestante.
1565
1547
Comienza la rebelión en los Países Bajos.
Victoria de Carlos I en la batalla de Mühlberg.
1570
1555
Liga Santa, entre el Papa, el rey de España y la
Carlos V abdica en Felipe II (territorios italianos, república de Venecia para combatir a los turcos.
españoles y borgoñones) y cede a su hermano,
Fernando, el título imperial y los territorios de Europa 1571
central y oriental.
Victoria de la Liga Santa en Lepanto.
1556-1598
1574
Reinado de Felipe II.
Bancarrota.
1557
1580
Victoria española frente a Francia en la batalla de San
Quintín. Declaración de bancarrota. Incorporación de Portugal a la Monarquía hispánica.

1558 1581

Creación del Consejo de Italia para gobernar Sicilia, Manifiesto de La Haya: las siete provincias de la Unión
Nápoles y Milán. de Utrecht se independizan de España.
1588-1677

1588 1618-1648

Desastre de la Armada Invencible frente Guerra de los Treinta Años.


a los ingleses.
1639
1594
Los holandeses reconquistan Breda y destruyen la flota
Felipe II entrega Flandes a su hija española en la batalla de las Dunas.
Isabel Clara Eugenia.
1640
1596
Rebeliones en Portugal, Cataluña, Nápoles y Sicilia.
Bancarrota. Portugal consigue su independencia.

1598-1621 1643

Reinado de Felipe III. Francia vence a España en la batalla de Rocroi.

1600-1606 1648
Traslado de la corte a Valladolid. Paz de Westfalia: ratifica la existencia de una nueva
potencia hegemónica, Francia, y confirma el comienzo
1607 de la decadencia del Imperio hispánico.
España reconoce la independencia de las Provincias
Bancarrota. Unidas de Holanda.

1609-1621 1659

Tregua de los Doce Años con los Países Bajos. Paz de los Pirineos: España pierde Rosellón-Cerdaña,
Artois y varias plazas de Flandes.
1621-1665
1665-1700
Reinado de Felipe IV.
Reinado de Carlos II.
1625
1665-1677
España toma la ciudad holandesa
de Breda. Regencia de Mariana de Austria.
1700-1789

1700 1753

Carlos II muere sin descendencia; es el último monarca Concordato: se concierta el patronato regio de la
de la dinastía Habsburgo (de los Austrias). Monarquía sobre la Iglesia española.

1700-1746 1759-1788

Reinado de Felipe V de Borbón. Reinado de Carlos III.

1700-1713 1761

Guerra de Sucesión española. Tercer Pacto de Familia.

1713 1764

Paz de Utrecht. Inauguración del nuevo Palacio Real de Madrid.

1724 1767

Felipe V abdica en su hijo, Luis I, que muere a los Expulsión de los jesuitas.
pocos meses.
1777
1733
Tratado de San Ildefonso.
Primer Pacto de Familia, que establece la alianza entre
España y Francia. 1785

1734 Inauguración del edificio Villanueva, actual Museo del


Prado.
Nochebuena: se incendia el Alcázar de Madrid.
1788-1808
1743
Reinado de Carlos IV.
Segundo Pacto de Familia.
1789
1746-1759
Parte la expedición científica Malaspina rumbo a
Reinado de Fernando VI. América.
1805-1868

1805 1814

Batalla de Trafalgar: España y Francia, aliadas, son Fin de la guerra. Fernando VII regresa a España y deroga
derrotadas por Gran Bretaña. la Constitución. Restauración del Antiguo Régimen.

1807 1820

Tratado secreto de Fontainebleau: Godoy y Napoleón Pronunciamiento de Riego. Comienza el Trienio Liberal.
llegan al acuerdo de conquistar y repartirse Portugal.
1823
1808-1814
El rey reinstaura el absolutismo.
Guerra de Independencia contra la Francia
napoleónica. 1833-1868

1808 Reinado de Isabel II.

19 de marzo: motín de Aranjuez; Fernando VII, 1833-1840


Príncipe de Asturias, se rebela contra el poder de
Manuel Godoy y consigue que su padre le nombre Regencia de María Cristina.
nuevo rey.
Mayo: abdicaciones de Bayona y sublevación del 1840-1843
pueblo madrileño ante la ocupación francesa.
Regencia del general Espartero.
1810
1843
La Junta Central convoca Cortes Constituyentes en
Cádiz. Comienza el proceso de independencia de Primera ocupación española de Guinea.
América Latina.
1859
1812
Comienza la guerra por la ocupación de una parte de
Constitución liberal de Cádiz: la primera Constitución Marruecos.
de la historia española.
1868
1814-1833
Revolución Gloriosa. Exilio de Isabel II. Comienza el
Reinado de Fernando VII. Sexenio Democrático. Inicio de la Guerra de Cuba.
1870-1921

1870-1873 1893-1894

Reinado de Amadeo de Saboya. Primera Guerra del Rif.

1873-1874 1895

Primera República Española. Comienza la insurrección en Filipinas y en Cuba.

1875-1885 1897

Reinado de Alfonso XII de Borbón. Muere en un atentado anarquista Cánovas del Castillo,
presidente del Consejo de Ministros.
1878
1898
Paz de Zanjón con los autonomistas cubanos,
ratifica el dominio español sobre la isla. 15 de febrero: explosión del acorazado
estadounidense Maine, fondeado en La Habana.
1885 Estados Unidos declara la guerra a España.
1 de mayo: Desastre de Cavité.
Crisis de las Carolinas. 10 de diciembre: Tratado de París; pérdida de los
últimos territorios coloniales en América, Cuba y Puerto
1885-1931 Rico, así como de Filipinas y Guam en Asia.

Reinado de Alfonso XIII. 1909

1884-1885 Semana Trágica de Barcelona.

Conferencia de Berlín. 1912

1885-1902 Ley del Servicio Militar.

Regencia de María Cristina, ante la minoría 1914-1918


de edad del rey.
Primera Guerra Mundial.
1892
1921
José Martí funda el Partido Independentista Cubano.
José Rizal funda la Liga Filipina. Desastre español en Annual (Marruecos).
1923-1992

1923-1929 1986

Dictadura de Miguel Primo de Rivera. Entrada de España en la Unión Europea.

1931-1936 1988

Segunda República Española. Creación de la Agencia Española de


Cooperación Internacional.
1936-1939
1991
Guerra Civil.
Creación del Instituto Cervantes.
1939-1975
1992
Dictadura franquista.
Inauguración de la sede de Casa de América.
1939-1945

Segunda Guerra Mundial.

1945

Comienza el proceso de descolonización


en África y Asia.

1968

Conferencia de Madrid: independencia


de la Guinea española.

1975

Marcha Verde de Marruecos sobre


el Sahara Occidental.

1978

Constitución española.
ÍNDICE ONOMÁSTICO

A Bobadilla, Francisco de 49, 51 Carlos IV de España 21, 23, 165,


Abbú abd-Alah 42 Bolena, Ana 95 174, 180, 181, 182
Abd-el-Krim 214, 215, 216 Bolívar, Simón 189, 191 Catalina de Aragón 91, 95
Abdul Hassan 42 Bolonia, Juan de 112 Cerda, Juan Francisco de la
Ahuitzotl 68 Bonaparte, José 182, 185 (duque de Medinaceli) 136, 138
Alberoni, Julio 162, 164, 165 Bonaparte, Napoleón 174, 181, Cervantes, Miguel de 26, 84, 112,
Alejandro VI 37 182, 184, 185, 186 232, 233
Alfonso II 32, 39 Bonelli Hernando, Emilio 208 Cisneros, cardenal 43, 56, 77
Alfonso V de Aragón 41 Clemente VII (papa) 72, 73,
Alfonso V de Portugal 34 C 74, 81
Alfonso XII 23, 202, 213 Calderón, María 135 Cleveland, Grover 199
Alfonso XIII de España 23, 202, Calderón de la Barca, Pedro 114 Colbert, Jean-Baptiste 138, 143,
213, 216 Calvino 55 164
Almagro, Diego de 65, 69, 70, 71 Campomanes, conde de 166, 168 Colón, Cristóbal 21, 36, 44, 45, 46,
Alvarado, Pedro de 66 Canalejas, José 213 48, 49, 51, 52, 53, 63
Álvarez de Toledo, Fernando Cánovas del Castillo, Antonio 199, Comillas, marqués de 215
(duque de Alba) 25, 88, 89, 90, 202, 208, 215 Cortés, Hernán 17, 63, 66, 68,
91, 92, 97, 101, 130 Carlomagno 57 69, 100
Aranda, conde de 166 Carlos de Austria (archiduque) Costa, Joaquín 213
Aristóteles 46 151
Artigas, José Gervasio 190 Carlos I de España y V de D
Atahualpa 70, 71 Alemania 19, 21, 22, 24, 26, 29, Disraeli 206
Austria, Juan de 84, 85, 89, 137 54, 55, 57, 59, 61, 62, 70, 72, 75, Doria, Andrea 73
76, 79, 80, 81, 85, 86, 88, 100, Drake, Francis 16, 77, 95
B 101, 110, 113, 139, 140, 150, 155,
Barbarroja 76, 77 156 E
Bello, Andrés 191 Carlos II de España 22, 103, 124, Eanes, Gil 37
Bethencourt y Gadifer de la Salle, 128, 129, 133, 136, 137, 138, 139, Elcano, Juan Sebastián 95
Jean 36 140, 141, 142, 149, 157 Enghien, duque de 132
Bismarck, Otto von 197, 206, 208, Carlos II de Inglaterra 142 Enrique de Portugal (el
209 Carlos III de España 23, 155, 157, Navegante) 34, 35, 53, 211
Blasco Ibáñez, Vicente 26, 202 158, 161, 163, 165, 166, 167, 168, Enrique II de Francia 83
Bobadilla, Beatriz de 36 170, 171, 174, 180 Enrique IV de Castilla 34
Índice onomástico 249

Enrique VIII de Inglaterra 20, 21, Lerena y Barry, Juan José 210
72, 91, 95 H Lerma, duque de 104, 110, 112,
Ensenada, marqués de la 165 Hasán II de Marruecos 223, 235 113, 115, 123
Escalona, duque de 141 Hernández de Córdoba, Lezo y Olavarrieta, Blas de 173
Francisco 63 Liniers 190
F Hidalgo y Costilla, Miguel 188 Lope de Vega, Félix 112, 114
Farnesio, Alejandro 17, 19, 85, Huáscar 70 López de Gómara,
89, 92 Huayna Cápac 70 Francisco 69
Felipe II de España 16, 18, 20, Huitzilopochtli 68 Loyola, Ignacio de 55
22, 24, 27, 29, 59, 78, 79, 80, 81, Luis I de España 23, 157
84, 87, 88, 91, 95, 96, 99, 104, 105, I Luis XIII de Francia 116, 120
106, 110, 111, 112, 113, 114, 139 Iglesias, Pablo 213 Luis XIV de Francia 22, 141, 142,
Felipe III de España 20, 22, 103, Isabel de Castilla (infanta) 105 143, 146, 149, 157, 164, 165
104, 105, 106, 110, 111, 112, 113, Isabel de Farnesio 151, 157, 158, Luis XVI de Francia 185
114, 115, 124, 139, 140, 151 162, 164 Luis XVIII de Francia 185, 186
Felipe IV de España 22, 29, 103, Isabel I de Castilla (la Católica) Luque, Hernando de 69
111, 112, 114, 115, 116, 119, 124, 17, 18, 21, 32, 44, 56 Lutero 55, 75, 79
131, 132, 133, 134, 135, 139, 142, Isabel I de Inglaterra 91, 94, 95
149, 157, 170 Isabel II 23, 112, 195, 196 M
Felipe V de España 23, 151, 154, Iturbide, Agustín de 188 Maceo, Antonio 198
155, 157, 158, 160, 161, 162, 164, Magallanes, Fernando de 63, 95
165, 172 J Malaspina, Alejandro 174, 175,
Fernández de Córdoba, Gonzalo Jaime I (el Conquistador) 38 176
70 Jaime II de Aragón 39 Malinche, La (Malineli Tenepatl,
Fernando II de Aragón y V de José I de Habsburgo 150 o doña Marina) 69
Castilla (el Católico) 18, 21, 41 Juan I de Portugal 35 Malocello, Lanceloto 36
Fernando III (el Santo) 32 Juan II de Aragón 32, 39 Manuel I de Portugal 20, 97
Fernando VII 23, 181, 182, 186, Juan II de Portugal 37, 44, 48 Marchena, Antonio de 45
188, 189, 196 Juan IV de Portugal 122 Marco Polo 46
Floridablanca, conde de 166 Juan José de Austria 135, Margarita de Austria 22, 74, 86,
Francisco I de Francia 76 136, 137 112, 114, 139, 140
Franco, Francisco 217, 219, 221, Juana de Trastámara (la Loca) 22, Margarita de Parma 85
223, 225, 235 56, 57, 59, 140 María I de Inglaterra 93
Frías, duque de 138 Juana la Beltraneja 34 Mariana de Austria 133, 134,
Fugger, familia 61, 62 Julio II (papa) 33 135, 136
Juvara, Filippo de 164 Mariana de Neoburgo 141
G María Teresa de Austria
Gama, Vasco de 35 K y Borbón 22, 132, 142, 149
Godoy, Manuel 180, 181 Kiepert 209 Martí, José 203
Gómez de Mora, Juan 112 Martínez Campos, Arsenio 195,
Góngora, Luis de 112 L 199
Goya, Francisco de 21, 167, 179, León X (papa) 72 Martín I de Aragón 33
181, 182 Leopoldo I de Austria 141, 149, Maura, Antonio 213
Grijalva, Juan de 63 150, 151 Maximiliano de Austria 21, 57, 59
250 España como Imperio

Mazzarino, cardenal 130, 132, 146, Osuna, duque de 135 Sajonia, Mauricio de 75
150 Ovando, Nicolás de 49, 52, 63, 69 Sanjurjo, José 216, 217
McKinley, William 199 San Martín, José de 189, 190
Medici, familia 74 P Santa Coloma, virrey 120
Medina Sidonia, duque de 93 Pablo IV (papa) 81 Santa Cruz, marqués de 93
Medinaceli, duque de 136, 138 Patiño, José 165 Santángel, Luis de 45, 46
Méndez de Haro, Luis 132 Pedro (el Católico) 40 Sauvage, Jean Le 58
Méndez Núñez, Castro 197 Pedro IV (el Ceremonioso) 39 Sebastián de Portugal 96, 217, 220
Menéndez Pidal, Ramón 26 Peraza, Hernán 36 Séneca 46
Merry y Colom, Francisco 209 Pérez, Antonio 85 Sixto IV (papa) 42
Miguel (infante de Castilla) 56 Pérez, fray Juan 45 Sixto V (papa) 98
Miranda, Francisco de 189 Pinzón, Martín Alonso y Vicente Solimán II 84, 85
Moctezuma II 66, 68, 100 52, 53 Spínola, Ambrosio 17, 106, 107
Monis de Perestrello, Felipa 44 Pío V (papa) 84, 98 Sucre, Antonio José de 189, 190,
Monterrey, conde de 146 Pizarro, Francisco 69, 70, 71 191
Montpellier, María de 40 Pizarro, Hernando 71
Morelos, José María 188 Plinio 46 T
Moret, Segismundo 199 Pozzo Toscanelli, Paolo del 46 Tacca, Pietro 112
Murat, Joaquín 182 Primo de Rivera, Miguel 216 Teresa de Mier, fray Servando 184
Ptolomeo 46 Triana, Rodrigo de 47
N Túpac Amaru 187, 188
Nithard, Everardo 133, 134, 135, Q
136 Quetzalcóatl 66 U
Núñez de Balboa, Vasco 70 Uceda, duque de 113, 115
R Unamuno, Miguel de 26
O Ramón y Cajal, Santiago 26
O’Donnell, Leopoldo 212 Richelieu, cardenal 116, 118, 130 V
O’Donojú, Juan 188 Riego, Rafael de 186 Valenzuela, Fernando de 133, 135,
O’Higgins, Bernardo 189 Rizal, José 198 136
Ojeda, Alonso de 70 Romanones, conde de 215 Velázquez, Diego 20, 28, 29, 66,
Olivares, conde-duque de 29, 106, Rubens, Peter Paul 96, 113, 114 102, 106, 107, 112, 114, 115, 124,
107, 108, 111, 114, 115, 116, 117, Ruiz de la Mota, Pedro 58 133
119, 120, 122, 130, 131, 136, 170 Vélez, marqués de los 138
Opisso, Alfredo 24 S Vespucio, Américo 63
Orange, Guillermo de Nassau, Saavedra Fajardo, Diego 16 Villanueva, Juan de 170
príncipe de 87, 88, 89, 90, 91, 101 Sabatini, Francisco 170 Violante de Hungría 40
Ordóñez, Pedro José 134 Sacchetti, Juan Bautista 164
Oropesa, conde de 136, 138, 141 Sagasta, Práxedes Mateo 195, 199, W
Ortega y Gasset, José 26 202 Weyler, Valeriano 198, 199, 200
Referencias fotográficas 251

REFERENCIAS FOTOGRÁFICAS
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© Historia 16
34cd; 34bd; 36a; 36b; 38a; 39a; 39b; 40a; 40b; 42-43; 44; 46a; 46b; 47; 49bi; 52-54; 56bi; 56bd; 57a; 57b; 58a; 58b; 58bi; 59i;
62; 63i; 63d; 66; 67ai; 67ad; 67bi; 67bd; 68bi; 68bc; 68ad; 69; 72a; 72b; 73c; 74bi; 75bi; 76ad; 76bi; 77bi; 78; 80; 81bi; 85;
88a; 89b; 90a; 90b; 91a; 93; 95a; 95b; 96; 98a; 100; 100bd; 104; 105; 106a; 106b; 108bi; 108bd; 112b; 115a; 116a; 122ad;
122bi; 124; 126; 127b; 130a; 131; 133; 134; 135bi; 135ad; 136a; 136b; 137i; 138; 140; 141ai; 141bd; 142; 143ci; 146; 151ai;
151ad; 151bi; 151bd; 158; 160i; 162b; 170i; 172bi; 174bd; 181bd; 183cd; 184a; 186bi; 187; 190bi; 101; 195bd; 200bi; 200ad;
200cd; 200bd; 201ai; 201ac; 201ab; 201ad; 202cc; 202bd; 202be; 211a; 211c; 214bc; 214ca; 214cb; 216bi; 216bd; 217b;
218bd; 219bd; 221d; 222a; 222b; 224ai; 224bi; 224ad; 225bi; 225ad; 225cd; 225bd; 234ad; 235ci; 235b.

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28a; 28-29b; 32a; 34bi; 41b; 49ad; 53b; 82-83; 110-111; 116b; 121; 147; 159b; 165a; 165c; 165b; 167c; 168-169; 171ac;
171ad; 171b; 180a; 180b; 206bi; 206cd; 228.

© Cordon Press
14; 16; 17b; 21ai; 21ad; 24; 26c; 26bc; 26ai; 26ci; 27a; 27b; 37b; 127a; 128; 141bi; 150; 161; 181a; 198bi; 203; 204; 206bd;
208d; 216bc; 219bi; 223bi; 223bd; 230; 234cd; 235cd; 236a; 236b; 237a; 237b.

© AECID
231ai; 231ad.
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