Como vimos en la lectura nos habla de la historia de la educación en México que
se encuentra principalmente en la persona de José Vasconcelos y en su proyecto educativo una de las etapas más luminosas que sigue vigente hasta el día de hoy en diversos niveles y realidades. Ante la actual situación conflictiva que vivimos en México y la posibilidad de una reforma educativa a nivel nacional, el volver a la propuesta educativa del Maestro de América ofrece elementos de la tradición educativa nacional que pueden, mediante una adecuada relectura, aportar criterios nuevos para dinamizar la educación social en México y hacer de la educación un elemento central en la búsqueda de una educación de calidad para todos.
Como sabemos su paso por la Secretaría de Educación Pública, será el espacio
para desplegar su capacidad creadora. Basta recordar que Vasconcelos asume el cargo de ministro el 12 de octubre de 1921 y el 1 de julio de 1924 es aceptada su segunda renuncia al cargo, motivada por el asesinato del senador Francisco Fiel Jurado y el clima antidemocrático que los caudillos comenzaban a imponer a sangre y fuego. Menos de 31 meses en el cargo fueron suficiente para cambiar el horizonte educativo de un pueblo e imprimir una nueva fe en el provenir, para Vasconcelos había otro tipo de catedrales, que junto a los templos sacros deberían de levantarse, unos nuevos templos consagrados al saber y a la verdad, estas nuevas catedrales serían las bibliotecas, en donde el libro y el silencio serían la nueva liturgia que elevaría los espíritus a la contemplación del absoluto a través de la vía estética.
Hoy en día el sentido de educación vasconceliano comprende tanto la transmisión
del conocimiento como la habilitación a la vida productiva. Vasconcelos en uno de sus discursos programáticos señala: “no hablo solamente de la educación escolar. Al decir educación me refiero a una enseñanza directa de parte de los que saben algo, a favor de los que nada saben; me refiero a una enseñanza que sirva para aumentar la capacidad productora de cada mano que trabaja y la potencia de cada cerebro que piensa” Para finalizar en el fondo Vasconcelos está proponiendo una reforma no sólo educativa, sino de la vida cívica, una renovación del País para establecer el desarrollo y la autonomía del individuo.