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Simón Pedro en el «Nuevo Testamento»
Alternar subsección Simón Pedro en el «Nuevo Testamento»
Nombre
Origen
El llamado de Jesús
Posición entre los apóstoles
Tras la muerte de Jesús
Conexión con Roma
Alternar subsección Conexión con Roma
Camino a Roma
Roma
Muerte de Pedro
Búsqueda de sus restos
Escritos atribuidos a Pedro
Alternar subsección Escritos atribuidos a Pedro
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Simón Pedro

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«San Pedro» redirige aquí. Para otras acepciones, véase San Pedro (desambiguación).
Simón Pedro

San Pedro, representado en un ícono encáustico del siglo vi, ubicado en el


Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí.

Obispo de Roma
Año 30/33-Año 64/67nota 11
Sucesor Lino
Obispo de Antioquía
Año 37/45-Año 53/67
Sucesor Evodio
Apóstol
Otros títulos Príncipe de los apóstoles2 y mártir
Culto público
Canonización  Culto inmemorial
Festividad
29 de junio, junto con san Pablo
18 de enero, cátedra de san Pedro en Roma
22 de febrero, cátedra de san Pedro en Antioquía
1 de agosto, san Pedro encadenado (Vetus Ordo)
16 de enero, veneración de sus santas cadenas (Bizantino)
25 de enero, conmemoración, en la fiesta de san Pablo, vetus ordo3
Atributos Llaves, Libro (por sus cartas católicas), roca, barca, atributos
papales, gallo, mitra, una cruz invertida (por la forma en que fue martirizado)
Venerado en Iglesia católica, Iglesia ortodoxa, Iglesias ortodoxas orientales,
Iglesia asiria del Oriente, Comunión anglicana y algunas confesiones protestantes
Patronazgo
Santa Sede
Roma
Iglesia de Antioquía
Tréveris
Isla de Taboga
Pescadores
Santuario Basílica de San Pedro, Ciudad del Vaticano
Información personal
Nombre Simón Bar-Jona4
Nacimiento Finales del siglo i a. C.
Betsaida, Galilea
Fallecimiento c. 64 o 67 d. C.1
Roma, Imperio romano
Padres Jonah (padre) y Joanna (madre)

"Síganme, y yo los haré pescadores de hombres" (Mateo 4:19)


Simón Pedro (Betsaida, finales del siglo i a. C.-Roma, c. 67 d. C.), conocido
también como san Pedro, Cefas o simplemente Pedro, fue, de acuerdo con múltiples
pasajes neotestamentarios, uno de los discípulos más destacados de Jesús de
Nazaret. Su nombre de nacimiento era Simón bar-Jona4 y era pescador de oficio en el
mar de Galilea. Por su seguimiento de Jesús de Nazaret, se constituyó en el apóstol
más conocido y citado del Nuevo Testamento en general y de los cuatro evangelios
canónicos y los Hechos de los Apóstoles en particular, que lo presentan bajo muy
variados aspectos. También es citado por Pablo de Tarso en sus Epístolas paulinas,
incluyendo la Epístola a los gálatas donde lo refiere como una de las tres columnas
de la Iglesia de Jerusalén.a Figura de primer orden y de firme valor teológico en
razón del ministerio que le confió el propio Jesucristo, es también conocido como
el príncipe de los apóstoles.5 Dado el prestigio del que gozó en la Iglesia
primitiva, proliferaron también los «escritos apócrifos» centrados en su figura,
como el Evangelio de Pedro, el Apocalipsis de Pedro, los Hechos de Pedro, los
Hechos de Pedro y Pablo, entre otros.5

La Iglesia católica lo identifica a través de la sucesión apostólica como el primer


papa, basándose, entre otros argumentos, en las palabras que le dirigió Jesús: «Tú
eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no
prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que
ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra,
quedará desatado en el cielo» (Mateo 16, 18-19).6 Las demás iglesias apostólicas,
como la Iglesia ortodoxa, históricamente reconocieron la primacía del apóstol Pedro
y de sus sucesores, patriarcas de Occidente, pero solo de forma honorífica y no con
las atribuciones que la Iglesia católica le otorga.7 Además del papa, obispo de
Roma, los patriarcas de Antioquía (sirio-ortodoxos, greco-ortodoxos, maronitas,
sirio-católicos y greco-católicos) también se consideran sus sucesores.

Las artes se inspiraron con frecuencia en la persona de Pedro y en pasajes del


Nuevo Testamento y de los textos apócrifos que lo tienen como figura excluyente. Su
llamado al seguimiento de Jesús de Nazaret, la entrega a él de las llaves del
Reino, el lavatorio de los pies durante la Última Cena, sus negaciones durante la
pasión de Jesucristo y la comisión de apacentar la grey por parte de Jesús
resucitado, sus predicaciones y curaciones después de Pentecostés, sus
controversias con Pablo de Tarso, y su martirio en Roma son algunos de los motivos
representados. Se lo caracteriza iconográficamente con las llaves que simbolizan el
reino de Dios, el gallo que recuerda sus negaciones, la cruz que es emblema de su
martirio, el báculo que se le atribuye como pastor, y también el pez, símbolo de la
promesa de Jesús de Nazaret de hacerlo «pescador de hombres».b

Simón Pedro en el «Nuevo Testamento»


Nombre

Fragmentos del Codex Sinaiticus de Mateo 16, 18


Todos los evangelios mencionan el nombre de Simón; Jesús se dirige a él siempre
así, salvo con una excepción (Lucas 22, 34): «Pero él dijo: “Te digo, Pedro: No
cantará hoy el gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces”».

Misterio de las negaciones de Pedro. Primer paso de la Hermandad del Carmen


Doloroso (Sevilla).
Cabe resaltar que se menciona a Pedro (Petro-πέτρος)8 como la masculinización del
griego πέτρα (petra), es decir ‘roca’, cambiando apenas su terminación pero
manteniendo la raíz de la palabra; nunca realizan la traducción a lithos (λίϑος),
que vendría a señalar una piedra del camino y con lo cual podría interpretarse que
sería una piedra pequeña.9

En la historia de la llamada de los discípulos, Jesús se dirige a Simón Pedro con


el término griego Κηφᾶς (Cefas),10 una forma helenizada del arameo ‫( ܟ ݁ܺܐܦ݂ܳܐ‬keepa),
que significa "roca", un término que antes no era usado como nombre propio:

ἐμβλέψας αὐτῷ Ἰησοῦς εἶπεν Σὺ εἶ Σίμν ὁ υἱὸς Ἰωάννου, σὺ κληθήσῃ Κηφᾶς ὃ


ἑρμηνεύεται Πέτρος.
Al mirarlo, Jesús dijo: "Tú eres Simón, hijo de Juan; te llamarás Cefas", que
significa Petros ("roca").
Juan 1:42
Por otra parte, Pablo de Tarso siempre llamó a Pedro con el nombre de "Cefas",11 de
la misma manera que lo hizo Jesús.12 Esta palabra hebrea helenizada del arameo ‫כיפא‬
(cefas), no era un nombre propio, pero Pablo y Jesús se lo asignan como tal.13

La palabra griega "Cefas", que viene del arameo keepa, significa 'roca'.10 Mientras
que las palabras Petro y Petra varían en significado en el griego ático, en el
griego koiné tienen el mismo significado.

En el griego ático Petro significa 'piedra' (una piedra que se puede arrojar), y
Petra significa 'roca' (una roca inamovible), aunque es necesario señalar que el
Evangelio de Mateo no fue escrito en griego ático sino en griego koiné, en el cual
no existe ninguna distinción entre Petro y Petra donde ambos significan 'roca' (una
roca inamovible).14

Griego original del Códice Sinaítico:


καγω δε ϲοι λεγω οτι ϲυ ει πετροϲ και επι ταυτη τη πετρα οικοδομηϲω μου την εκ
κληϲιαν και πυλαι αδου ου κατιϲχυϲου
Mateo 16, 18
En cualquier caso, la distinción entre Petro y Petra, es irrelevante considerando
que la frase de Mateo 16, 18 podría haber sido dicha por Jesús en su idioma nativo
el Arameo, y la palabra para ambas habría sido 'Cefas', que aplica para 'Petro' y
'Petra', que significa roca.

Un ejemplo de esto, es el texto Peshitta y el texto Diatéssaron que usan la palabra


"Cefas" para "Petro" y "Petra".

‫ܐܳܦ݂ ܐܶܢܳܐ ܐܳܡܰܪ ܐ݈ܢܳܐ ܠܳܟ ݂ ܕ ݁ܰܐܢ݈ܬ ݁ ܗ݈ܽܘ ܟ ݁ܺܐܦ݂ܳܐ ܘܥ ܰܠ ܗܳ ݂ܕ ܶܐ ܟ ݁ܺܐܦ݂ܳܐ ܐܶܒ݂ܢܶܝܗ ܠܥܺܕ݈݁ܬ ݁ܝ ܘܬ݂ܰܪܥ ܶܐ ܕ ݁ܰܫܝܽܘܠ ܠܳܐ ܢܶܚܣܢܽܘܢܳܗ܂‬
(Peshitta) 15
Yo también te digo que tú eres Cefas, y sobre esta Cefas edificaré mi iglesia; y
las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Yo también te digo que tú eres Roca, y sobre esta Roca edificaré mi iglesia; y las
puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Mateo 16, 18
Origen
Conocemos la vida de san Pedro por los datos que de él recoge el Nuevo Testamento,
más algunos documentos de Clemente de Alejandría y Clemente Romano; este último fue
obispo de Roma a finales del siglo i, y con bastante probabilidad le conoció en
persona.

De acuerdo con la narración evangélica, Pedro era un pescador judío de Galilea.16

Su lugar de nacimiento fue Betsaida,c un pueblo junto al Lago de Genesaret, de cuya


ubicación no hay certeza, aunque generalmente se busca en el extremo norte del
lago. Ejercía el oficio de pescador junto a su hermano Andrés, quien también fue
apóstol.d

Casi todas las tradiciones e informaciones sobre él son a partir del llamamiento de
Jesús; se tiene muy poca información de su vida anterior. Su padre es mencionado
por su nombre en Mateo 16:17: Jesús le habla como «Simón, hijo de Jonás», en hebreo
‫שמעון בן יונה‬.

Simón se estableció en Cafarnaúm, donde vivía con su suegra en su propia casa,e al


tiempo de comenzar el ministerio público de Cristo (alrededor del 26-28 d. C.). Por
ende, Simón era casado y según Clemente de Alejandría tenía hijos.17 El texto
apócrifo Hechos de Pedro menciona que había tenido una hija.18 También gracias al
autor Clemente de Alejandría nos llega la información de que la esposa de Pedro
sufrió el martirio.19Estas son las pocas referencias que se tienen de Simón Pedro
antes de conocer a Jesús de Nazaret.

El llamado de Jesús

San Pedro, pintura de El Greco.


Pedro fue incorporado como discípulo al principio del ministerio de Jesús. Los
evangelistas sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) describen su entrada de manera
diferente a como lo hace Juan. Aquí se ven las diferencias entre los dos:

Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado
Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les
dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante,
dejando las redes, le siguieron.
Mateo 4, 18-20
Encontró primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos encontrado al Mesías. Y se lo
presentó a Jesús. Jesús miró fijamente a Simón y le dijo: Tú eres Simón, hijo de
Jonás, pero te llamarás Cefas, que quiere decir Pedro (roca).
Juan 1, 41-42
Según Juan 1:40-42 fue su hermano Andrés quien lo introdujo al grupo, tras
encontrarse ambos entre los seguidores de Juan el Bautista. La narración de los
evangelios sinópticos ofrece otro punto de vista: al ver a Simón Pedro y a su
hermano Andrés recoger las redes, Jesús los invitó a hacerse «pescadores de
hombres».f En esos textos, fue Simón el primero en reconocer a Jesús como el Hijo
de Dios, y no su hermano Andrés.

Posición entre los apóstoles


Simón podría decirse que fue el discípulo más allegado de Jesús, y esto, se nota en
los evangelios. Existen muchos pasajes donde se presenta a Simón muy cerca de
Jesús, por ejemplo:

Los evangelios sinópticos lo presentan como uno de los tres discípulos íntimos que,
junto con Santiago y Juan, fue testigo de la transfiguración de Jesús,g de la
resurrección de la hija de Jairo,h y de la agonía de Jesús en el huerto de
Getsemaní.i
Pedro es mencionado primero entre los doce Apóstoles en los evangelios sinópticos,j
y en el libro de Hechos de los Apóstoles.k
En varias ocasiones Pedro habla en nombre de los demás apóstoles.l
Jesús con frecuencia se refiere especialmente a Pedro.m
Pablo habla de Pedro destacando su lugar preeminente entre los miembros de la
Iglesia primitiva: «Como lo hacen los demás apóstoles, los hermanos del Señor y el
mismo Cefas» (1 Corintios 9, 5), y lo considera —junto con Santiago y Juan— como
columna de la Iglesia.a
Según dos pasajes del Nuevo Testamento fue el primero en reconocer a Jesús como el
Mesías esperado. «Y él (Jesús) les preguntaba: “Y vosotros, ¿quién decís que soy
yo?”. Pedro le contestó: “Tú eres el Cristo”».n El propio Jesús confirmó la
importancia de esta confesión de Simón Pedro, que le valió la calificación de
«bienaventurado». Se trata de la única persona concreta a la que Jesús aplicó tal
epíteto.20
Los cuatro evangelios recogen también la profecía de Jesús anunciando la traición
de Pedro quien lo negaría tres veces consecutivas por miedo a ser reconocido como
seguidor de Jesús. Aun cuando la noche de la última cena, Pedro juró no apartarse
de Jesús, al ser interpelado sobre su asociación con Jesús, negó tres veces
conocerlo antes del canto del gallo, es decir, antes de que la noche acabase,
cumpliéndose así la profecía del Mesías.o
En el mismo pasaje correspondiente a la cena del Señor, Jesús le dijo: «Yo he
rogado por ti para que tu fe no desfallezca. Y tú, después de que hayas vuelto,
confirma a tus hermanos».p En el hecho de que solamente a Pedro está dirigida esa
oración de Jesús, y que la tarea de fortalecer y servir de apoyo a sus hermanos
después de la muerte es encomendada por Jesús a Pedro, ha visto la Iglesia católica
otro fundamento para sostener el primado de Pedro sobre los demás apóstoles.21
El Evangelio de Lucas y la Primera epístola a los corintios indican que en el
primer día de la resurrección, de entre los apóstoles, Jesús se apareció en primer
término a Simón Pedro.q Posteriormente Jesús se aparecería a Pedro y el resto de
los apóstoles.
Según el Evangelio de Juan, Jesús resucitado se aparece otra vez a siete de sus
discípulos en el lago de Tiberíades, y dirigiéndose a Pedro le hace reafirmar tres
veces su amor por Él, encargándole la tarea de ser pastor de sus ovejas y apacentar
sus corderos.r La Iglesia católica se basa también en este pasaje del Nuevo
Testamento para sustentar su creencia de que san Pedro fue el primer papa.
Tras la muerte de Jesús
Tras la muerte de Jesús, la figura de Pedro es menos precisa. Si bien, varios de
los evangelios —tanto canónicos como apócrifos— dejan entrever que había tenido un
vínculo especial con Jesús. En Lucas 24:34 se narra una comunicación especial del
resucitado a Pedro, por ejemplo.

El Evangelio de Mateo no vuelve a nombrar a Pedro tras haber este negado conocer a
Jesús. El autor de Hechos de los apóstoles, sin embargo, presenta a Pedro como una
figura crucial de las comunidades paleocristianas; es él quien preside la selección
para la sustitución de Judas Iscariote (Hechos 1:15-26), él quien toma la palabra y
se dirige a la multitud el día de Pentecostés (Hechos 2:14-41), él quien castiga la
mentira de Ananías y Safira a los Apóstoles (Hechos 5:1-11), él quien es examinado
públicamente por el Sanedrín junto con Juan (Hechos 4:7-22, Hechos 5:18-42).

Pietro Perugino: Cristo entrega a Pedro las llaves del reino de los cielos (Fresco
de la Capilla Sixtina, 1480-1482).
Es el primer apóstol que supuestamente obra un milagro público: tras invocar el
nombre de Jesús, los cristianos afirman que cura milagrosamente a un hombre a las
puertas del templo de Jerusalén (Hechos 3:1-10). En otra oportunidad, la Biblia
afirma que resucita a una mujer (Hechos 9:36-43).
Se reafirma juez en el caso de Simón el Mago, quien pretende comprar el poder de
invocar al Espíritu Santo (Hechos 8:14-25). Emprende misiones a Lida, Jaffa (Joppe)
(Hechos 9:18-42) y Cesarea (Hechos 10:1-33).

De acuerdo con los Hechos de los Apóstoles, Pedro y Juan fueron enviados de
Jerusalén a Samaria, Palestina (Hechos 8:14) para invocar al Espíritu Santo que
descendiera sobre los fieles de aquella región.

Posteriormente, Pablo de Tarso, luego de su conversión y de tres años de residencia


en Arabia y Damasco, fue a Jerusalén a conocer a Pedro, con quien estuvo quince
días (Gálatas 1:17-18).

Aproximadamente en el 42-44 d. C. Pedro, quien se hallaba en Jerusalén, fue


encarcelado por el rey Herodes Agripa I, pero fue liberado por un ángel. Después de
su liberación milagrosa, Pedro saldría de Jerusalén para marcharse a "otro lugar"
(Hechos 12:1-18).22

Tiene una intervención destacada en el Concilio de Jerusalén (50-51 d. C.), cuando


Pablo sostiene que el mensaje de Jesús debe extenderse también a los gentiles
(pueblos no judíos) Hechos 15:1-11

En todos estos ejemplos, en los que la figura de Simón Pedro se destaca por encima
del resto de los apóstoles, ha visto la Iglesia católica una confirmación de la
enseñanza de que él ejercía el primado sobre ellos. La predicación de Pedro, sin
embargo, estuvo por lo general en los primeros años limitada al pueblo judío a
diferencia de Pablo que predicaba a los «gentiles» (personas no judías), aunque fue
Pedro quien bautizó al primer cristiano no judío de nombre Cornelio y a su familia,
en Cesarea, debido a una visión tenida en Joppe (Hechos 10:1-33).

Por lo que se refiere a los hechos sucesivos, el autor de los Hechos, que se centra
luego en las actividades de Pablo de Tarso, no ofrece ulteriores informaciones
sobre Simón Pedro.

Conexión con Roma


Camino a Roma
De acuerdo con la epístola a los Gálatas, Pedro se trasladó a Antioquía, donde
Pablo lo encontró más tarde (Galatas 2:11). Según los escritos de Orígenes23 y de
Eusebio de Cesarea en su Historia Eclesiástica (III, 36) Pedro habría sido el
fundador de la Iglesia de Antioquía,24 "después de haber fundado la iglesia de
Antioquía, fue a Roma a predicar el Evangelio, y él también, después de presidir la
iglesia en Antioquía, presidió la de Roma hasta su muerte".25

Después de presidir la iglesia de Antioquía por un tiempo, Pedro habría sido


sucedido por Evodio de Antioquía,26 y después por Ignacio de Antioquía.27

La primera epístola a los Corintios deja entrever que Pedro quizá visitó la ciudad
de Corinto, ubicada en Grecia, durante sus misiones (1 Corintios 1:12).

Roma

San Pedro, óleo sobre tabla pintado por Rubens, ca. 1611. San Pedro aparece
representado con palio y las llaves del Reino de los Cielos.
De acuerdo con Ireneo de Lyon en su libro Contra las Herejías (III,3:2-3) Pedro y
Pablo habrían sido los fundadores de la Iglesia en Roma y habrían elegido a Lino
como sucesor.28

Ilustración de San Pedro.


Eusebio de Cesarea relata que cuando Pedro le hace frente a Simón el Mago
(mencionado en Hechos 8) en Judea, Simón el Mago huye a Roma donde los romanos
comenzaron a considerarlo un dios. De acuerdo con Eusebio, su suerte no duró mucho,
ya que Dios envió a Roma a Pedro y Simón el Mago fue apagado e inmediatamente
destruido.29

Jerónimo afirma que:

Pedro, después de haber sido obispo de la iglesia de Antioquía y haber predicado a


la dispersión avanzó a Roma en el segundo año de Claudio para derrocar a Simón el
Mago y sostuvo la silla sacerdotal allí durante veinticinco años hasta el final, es
decir, el decimocuarto año de Nerón.30
El final de la Primera epístola de Pedro, en el que envía saludos desde «la Iglesia
que está en Babilonia»s ha sido entendido por algunos en sentido figurativo,31 como
señal de que escribía desde Roma por el hecho que la antigua Babilonia sobre el
Éufrates estaba en ruinas y el término «Babilonia» habría sido usado por la antigua
comunidad cristiana para referirse a la Roma de los emperadores (Apocalipsis 17:5).

Muchos estudiosos de la Biblia32 creen que "Babilonia" es una metáfora del Imperio
romano pagano en el momento en que perseguía a los cristianos, antes del Edicto de
Milán en el año 313: quizá específicamente referenciando algún aspecto de la
dominación de Roma (la brutalidad, la codicia, el paganismo).

Eusebio de Cesarea declara que:

Clemente de Alejandría en el sexto libro del Hypotyposeis cita la historia, y el


obispo de Hierápolis llamado Papías se le une a él en testificar que Pedro menciona
a Marcos en la primera epístola, que dicen ellos compuso en Roma, y él mismo lo
indica, cuando él llama a la ciudad, figurativamente, Babilonia, como él lo hace en
las siguientes palabras: "La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con
vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan". (1 Pedro 5:13)33
La interpretación literal, según la cual Pedro estaba presente en la región donde
antiguamente se encontraba Babilonia al escribir la carta y por tanto se refería en
ella a la Iglesia del Oriente, no es tan usual, aunque es recogida en fuentes
sirias orientales y también por algunos estudiosos occidentales. Por otra parte,
tradicionalmente, en el cristianismo siríaco oriental, no se considera a Pedro sino
a Tomás el Apóstol como el primero en la sucesión de los patriarcas-catolicós del
Oriente.34

Muerte de Pedro

La Crucifixión de Pedro, de Caravaggio, lo representa con la cabeza hacia abajo, de


acuerdo con la tradición.

Crucifixión de San Pedro de Luca Giordano.

Crucifixión de Pedro pintado por Peter Thijs.


La tradición católica de los Padres de la Iglesia narra que Pedro acabó sus días en
Roma, donde fue obispo, y que allí murió martirizado bajo el mandato de Nerón en el
Circo de la colina vaticana o en sus proximidades, sepultado a poca distancia del
lugar de su martirio y que a principios del siglo iv el emperador Constantino I el
Grande mandó construir una gran basílica sobre su sepultura.

Clemente Romano, en su Carta a los Corintios (80-98 d.C.), habla del martirio de
Pedro en los siguientes términos:
Mas dejemos los ejemplos antiguos y vengamos a los luchadores que han vivido más
próximos a nosotros: tomemos los nobles ejemplos de nuestra generación. Por
emulación y envidia fueron perseguidos los que eran máximas y justísimas columnas
de la Iglesia y sostuvieron combate hasta la muerte. Pongamos ante nuestros ojos a
los santos apóstoles. A Pedro, quien, por inicua emulación, hubo de soportar no uno
ni dos, sino muchos más trabajos. Y después de dar así su testimonio, marchó al
lugar de gloria que le era debido.35
Tertuliano (siglo ii) describe que Pedro sufrió una muerte similar a la de Jesús:

¡Cuán feliz es su iglesia, en la cual los apóstoles derramaron toda su doctrina


junto con su sangre! ¡Donde Pedro soportó una pasión como la de su Señor!36
El texto apócrifo Hechos de Pedro, escrito en el siglo ii, relata que Pedro murió
crucificado cabeza abajo: "Les suplico a los verdugos, crucifíquenme así, con la
cabeza hacia abajo y no de otra manera". La famosa frase en latín "Quo Vadis?" que
significa "¿A dónde vas?" viene del mismo texto, y dice así:

Y Pedro les dice ninguno de vosotros salga conmigo, sino que saldré solo, habiendo
cambiado la manera de mis vestidos. Y mientras salía de la ciudad, vio al Señor
entrar en Roma. Y cuando Pedro lo vio, dijo: Señor, ¿a dónde vas Señor? (Quo Vadis?
en la traducción en latín) Y el Señor le dijo: Voy a Roma para ser crucificado. Y
Pedro le dijo: Señor, ¿vas a ser crucificado otra vez? Él le dijo: Sí, Pedro, voy a
ser crucificado de nuevo. Y Pedro se volvió en sí mismo: y habiendo contemplado al
Señor ascender al cielo, regresó a Roma, regocijándose y glorificando al Señor.37
Lactancio nos relata en su obra Sobre la muerte de los perseguidores (318 d.C.) lo
siguiente:
Y mientras Nerón reinaba (54-68), el Apóstol Pedro vino a Roma, y, a través del
poder de Dios que le encomendó a el, obró ciertos milagros, y, convirtió a muchos a
la verdadera religión, construyendo un templo fiel y firme para el Señor. Cuando
Nerón oyó hablar de esas cosas, y observó que no solo en Roma, sino en cualquier
otro lugar, una gran multitud se rebelaban todos los días contra la adoración de
ídolos, y, condenando sus viejas costumbres, se acercaban a la nueva religión, él,
un despreciable y perverso tirano, se apuró para arrasar el templo celestial y
destruir la verdadera fe. Él [Nerón] fue el primero en perseguir a los siervos de
Dios. Él crucificó a Pedro y él mató a Pablo.38
El Evangelio de Juan sugiere, en su característico estilo alegórico, que Pedro fue
crucificado (Juan 21:18-19). Algunos retrasan la redacción de este evangelio hasta
fines del siglo i o principios del siglo ii, por lo que consideran su testimonio de
menor relevancia.

Pedro de Alejandría, que fue obispo de esa ciudad y falleció en torno a 311,
escribió una epístola de nombre sobre la Penitencia, en la que dice: «Pedro, el
primero de los apóstoles, habiendo sido apresado a menudo y arrojado a la prisión y
tratado con ignominia, fue finalmente crucificado en Roma».39

Orígenes en su Comentario al libro del Génesis III, citado por Eusebio de Cesarea
en su Historia Eclesiástica (III, 1), dice que Pedro pidió ser crucificado cabeza
abajo por no considerarse digno de morir del mismo modo que Jesús.

Y al fin, después de haber venido a Roma, fue crucificado cabeza abajo, porque él
había pedido que él pudiera sufrir de esta manera.40
San Jerónimo en su obra Varones ilustres (De viris illustribus) relata que:

De manos de Nerón, Pedro recibió la corona del martirio, siendo clavado a la cruz,
con su cabeza hacia el suelo y sus pies hacia arriba, asegurando que él no era
digno de ser crucificado del mismo modo que lo había sido su Señor.30
Flavio Josefo relata que la práctica de crucificar criminales en posiciones
distintas era común entre los soldados romanos.41

Eusebio de Cesarea describe que "está registrado que Pablo fue decapitado en la
misma Roma, y que Pedro también fue crucificado bajo Nerón".42

Sin embargo, la profecía de Jesús acerca de la muerte de Pedro no fue tan


específica. El libro A Catholic commentary on Holy Scripture admite lo siguiente:
«Puesto que se coloca la extensión de las manos antes de ser ceñido y llevado, es
difícil discernir cómo debe concebirse. Si el orden es parte de la profecía,
debemos suponer que el prisionero fue atado al patíbulo antes de ser ceñido y
llevado a la ejecución».

Búsqueda de sus restos

La crucifixión de san Pedro.

Estatua de san Pedro en el interior de la basílica de San Pedro de la Ciudad del


Vaticano.
Caius, presbítero de Roma, en su Discusión contra Proclo (AD 198), conservado en
parte por Eusebio, relata lo siguiente de los lugares en los que se depositaron los
restos de los apóstoles Pedro y Pablo:

Yo puedo mostrarte los trofeos de los Apóstoles; si quieres ir al Vaticano o a la


vía Ostiense, encontrarás los trofeos de los fundadores de esta Iglesia.43
Caius, recogido por Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica II, 25:744
De acuerdo con san Jerónimo, en su obra De Viris Illustribus (392 d.C.), "Pedro fue
enterrado en Roma, en el Vaticano, cerca del camino triunfal donde es venerado por
todo el mundo".30

En 1939 el papa Pío XII ordenó la excavación en los subterráneos del Vaticano para
tratar de hallar una respuesta a la tradición que en aquel tiempo se ponía en duda
que el Vaticano era la auténtica tumba del apóstol Pedro. Las excavaciones duraron
hasta 1949. Se encontró una necrópolis que se extendía de oeste a este en paralelo
al Circo de Nerón. La necrópolis estaba inundada de tierra, posiblemente por ser la
base de la basílica primigenia. Se encontraron cinco monumentos, el más antiguo
databa del siglo ii. Se incluía una parte de un edificio adosado a un muro revocado
en rojo que servía de fondo para el más antiguo de los monumentos. En una pared
lateral que cerraba este pequeño monumento por su parte norte (el así llamado Muro
G) se encontraron unas inscripciones que datan de antes de Constantino, muestra de
la devoción de los fieles. Una de las inscripciones señalaba «ΠΕΤΡ ΕΝΙ»
(inscripción incompleta, en griego, que podría significar ‘Pedro está aquí’ o
‘Pedro esté en paz’).45 Debajo del monumento se encontraba una tumba a nivel del
suelo cubierta con unas tejas. La tumba estaba vacía, pero alrededor de ella se
agolpaban decenas de otras humildes tumbas. Estas a veces incluso se superponían, o
cortaban tumbas anteriores, pero no tocaban la primera de ellas, la que estaba en
el centro. Por la evidencia dada, Pío XII suspendió las excavaciones y anunció que
se había encontrado la tumba de Pedro.

Margherita Guarducci, arqueóloga, prosiguió las investigaciones en 1952. Estudió y


descifró el famoso muro de las inscripciones (Muro G) y descubrió el uso de una
criptografía de tinte místico: el uso repetitivo de las letras Π, ΠΕ y ΠΕΤ como
abreviatura del nombre de Pedro, aunque normalmente era vinculado al nombre de
Cristo. Asimismo hay aclamaciones a Cristo, María, Pedro, a Cristo como segunda
persona de la trinidad y a la trinidad.

Años después, la misma Guarducci pidió analizar unos huesos que habían sido
encontrados en un nicho del Muro G, justamente tras la citada inscripción ΠΕΤΡ ΕΝΙ.
El antropólogo Venerando Correnti los estudió y señaló que había huesos humanos y
de ratón, un ratón que debió de haber quedado atrapado tiempo después de producido
el entierro. Los huesos humanos presentaban las siguientes características:

Tenían adherida tierra, mientras que los huesos de ratón estaban limpios. Se
analizó la tierra adherida a los huesos humanos y es la misma tierra de la tumba
abierta y que fue encontrada vacía, identificada por Pío XII como la de Pedro, las
tumbas colindantes tenían otra clase de tierra.
Los huesos están coloreados de rojo por haber estado envueltos en un paño de
púrpura y oro. Hay hilos de oro y de la tela incluso adheridos a algunos huesos.
Debían de ser huesos de una persona muy venerada, pues los envolvieron en un rico
paño de púrpura y oro, para guardarlos en ese nicho. Parece que estos huesos fueron
retirados de la tumba de tierra y guardados para protegerlos de la humedad del
terreno. Este nicho ha permanecido intacto desde Constantino hasta hoy.
Los huesos humanos son de la misma persona: varón, de complexión robusta, que murió
a una edad avanzada y vivió en el siglo i.
A partir de estos datos la arqueóloga elaboró la siguiente teoría: cuando
Constantino quiso hacer la basílica los huesos fueron desenterrados y envueltos en
un manto de púrpura y oro y depositados en el nicho donde debían de haber estado,
pero durante las excavaciones los obreros usaron el martinete para derribar muros
y, deseando llegar rápidamente a la tumba, provocaron un derrumbe sobre los restos.
Todo mezclado tomó la apariencia de desechos. Monseñor Kaas, jefe de la Fábrica de
San Pedro, guardó todo resto humano que se encontraba y los restos estuvieron así
guardados diez años sin conocerse su procedencia.

En 1964 las investigaciones de Guarducci terminaron y un año después se publicó su


libro Reliquie di Pietro sotto la Confessione della Basílica Vaticana (‘las
reliquias de Pedro bajo la confesión de la Basílica Vaticana’), libro muy discutido
por una parte de la comunidad científica. En 1968 Pablo VI anunció que, según los
estudios científicos realizados, había la suficiente certeza de que se habían
encontrado los restos del apóstol. En su revisión del tema, Edgar R. Smothers
escribió: «Una reserva prudente se interpondría en el camino de un juicio
categórico de autenticidad. Sin embargo, existe una seria probabilidad positiva de
que éstos sean los huesos de san Pedro».46

Escritos atribuidos a Pedro


Entre los escritos del Nuevo Testamento, se considera habitualmente que el
Evangelio de Marcos recoge las enseñanzas de Pedro por parte del mismo Marcos el
Evangelista, si bien esta no es una opinión unánime.47

Clemente de Alejandría en los fragmentos de su obra Hypotyposeis conservados y


citados por el historiador Eusebio de Cesárea en su obra Historia Eclesiástica
(VI,14:6) escribe que el apóstol Pedro predicó en Roma mientras Marcos recogía su
predicación en lo que luego sería el Evangelio de Marcos.48

Epístolas de Pedro
Además, dos epístolas se atribuyen tradicionalmente a Pedro (1 y 2 Pedro). Sin
embargo, los originales griegos son muy superiores en su redacción a lo esperable
en un rústico pescador cuyo primer idioma era el arameo y que no habría estudiado
griego ni retórica (Hechos 4:13). La explicación tradicional es que, al menos la
primera de las epístolas fue redactada por un amanuense que, si no recogió
directamente de boca de Pedro sus opiniones, lo conocía lo suficientemente bien
como para hablar en su nombre.

Jerónimo explica:

Las dos epístolas atribuidas a San Pedro difieren en estilo, carácter, y en la


construcción de las palabras, lo que demuestra que de acuerdo a las exigencias del
momento San Pedro hizo uso de diferentes intérpretes. (Epístola 120 – To Hedibia)49
Sin embargo, la autoría por san Pedro de la segunda epístola está muy discutida. El
comentario de la Biblia de Jerusalén dice que «muchos críticos modernos se niegan
por su parte a atribuirla a san Pedro, y es difícil acusarles de estar
equivocados». De acuerdo con los estudios de Raymond E. Brown, su texto era
desconocido en Occidente hasta alrededor del año 350 y luego fue rechazada por
muchos cristianos. En Oriente su aceptación llegó aún más tarde, en el siglo vi en
algunos casos. En cualquier caso, la primera mención del texto es una referencia a
Orígenes recogida por Eusebio de Cesarea alrededor de 250.50

Jerónimo dice que "Pedro escribió dos epístolas las cuales son llamadas Católicas,
la segunda de las cuales, a causa de su diferencia con la primera en estilo, es
considerada por muchos no ser de él" (De Viris Illustribus 1).51 Pero él mismo
recibió la epístola, y explicó la diferencia en el estilo, el carácter y la
estructura de las palabras por el supuesto de que Pedro usó diferentes intérpretes
en la composición de las dos epístolas;49 y desde su momento en adelante la
epístola fue considerada generalmente como parte del Nuevo Testamento.

Numerosos autores han señalado que el estilo es muy similar al de una carta
apócrifa antiguamente atribuida a Clemente Romano (la segunda epístola de
Clemente), por lo que es posible que su autor fuese el mismo. Razones argumentales
han demostrado que su redactor conocía la epístola de Judas.

Obras apócrifas
Otras obras apócrifas han circulado con la pretensión de recoger las palabras o los
hechos de Pedro. Desde la antigüedad, sin embargo, se ha cuestionado su
autenticidad. Estas incluyen:

El Evangelio de Pedro
Los Hechos de Pedro
Los Hechos de Pedro y Pablo
Una Carta de Pedro a Felipe, conservada en la biblioteca Nag Hammadi
El Apocalipsis gnóstico de Pedro, conservada en la biblioteca Nag Hammadi
Los Hechos de Pedro y los doce Apóstoles, conservada en la biblioteca Nag Hammadi
Un Apocalipsis de Pedro, que fue considerado auténtico hasta entrado el siglo iv
La Epistola Petri, una carta que consta al inicio de algunas versiones de las obras
de Clemente de Alejandría
Iconografía

Símbolos tradicionales de san Pedro, las llaves y el gallo.


Por ser considerados herederos de la llamada «profesión petrina», los papas de la
Iglesia católica llevan un anillo con la imagen del santo echando las redes al mar,
llamado Anillo del Pescador.

En el pasaje de Mateo 16:13-19 de acuerdo a la interpretación patrística, Jesús


habría nombrado ‘piedra’ o ‘roca’ a san Pedro cuando reconoció a Cristo como «el
Hijo del Dios vivo», es decir, Dios y Señor. El evangelista añade que el Apóstol
recibiría «las llaves del Reino de los Cielos». Este es el fundamento de la
representación habitual de Pedro en la iconografía como portador de un par de
llaves, como suele verse en las imágenes de Pedro el Apóstol como fundador de la
sede de Antioquía. Los mismos elementos también están presentes en la heráldica
papal, por cuanto los papas se consideran los sucesores de Simón Pedro.

La representación convencional de san Pedro lo presenta ya anciano, portando las


llaves (llaves del Reino de los Cielos). Entre sus atributos se cuentan también la
barca (por su profesión), el libro y el gallo (por sus negaciones).52
Ocasionalmente se lo reviste de los atributos de un obispo o de un papa, si bien
las tradiciones relativas a estos no se fijaron hasta mucho más tarde. Las escenas
de su martirio lo presentan por lo general cabeza abajo.

Véase también
Ver el portal sobre Iglesia católica Portal:Iglesia católica. Contenido relacionado
con Iglesia católica.
Primacía de Simón Pedro
Patronazgo de san Pedro
Citas bíblicas
Gálatas 2:9
Lucas 5:10
Juan 1:42-44.
Lucas 5:3.
Mateo 8:14; Marcos 1:29-31; Lucas 4:38.
Mateo 4:18-22; Marcos 1:16-20; Lucas 5:1-10.
Mateo 17:1; Marcos 9:2; Lucas 9:28.
Marcos 5:37; Lucas 8:51.
Mateo 26:37; Marcos 14:33.
Mateo 10:2; Marcos 3:14-18; Lucas 6:13-14.
Hechos 1:13.
Mateo 15:15; Mateo 19:27; Lucas 12:41; Juan 6:67-68.
Mateo 26:40; Lucas 22:31.
Marcos 8:29; Mateo 16:16.
Mateo 26:69-75; Marcos 14:66-72; Lucas 22:54-62; Juan 18:25-27.
Lucas 22:32.
Lucas 24:34; 1 Corintios 15:5.
Juan 21:15-17.
1 Pedro 5:13
Notas
Instituido por Jesucristo, según la Iglesia católica.
Referencias
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En el Nuevo Testamento es llamado S. Pedro Príncipe de los Apóstoles, Diccionario
de la Real Academia, 1737; pág. 381.
Se conmemora en la fiesta de la conversión de san Pablo. Church Music Association
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15 de febrero de 2020. Consultado el 10 de marzo de 2014.
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Entre otras numerosísimas referencias: Bonifacio I, 418-422, De la Carta Manet
beatum a Rufo y demás obispos de Macedonia, de 11 de marzo de 422, Denzinger D-
109b; Gelasio I, 492-496, De la Carta 42 o Decretal De recipiendis et non
recipiendis libris, del año 495, Denzinger D-163; Hormisdas, 514-523, De la
infalibilidad del Romano Pontífice, añadido a la Carta Inter ea quae, a los obispos
de España, de 2 de abril de 517, Denzinger D-171; Concilio Vaticano I, Sesion IV,
18 de julio de 1870, Constitución dogmática «Pastor aeternus» sobre la Iglesia de
Cristo, Cap. 1, De la institución del primado apostólico en el bienaventurado
Pedro, Denzinger D-1822; Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática Lumen
Gentium, promulgada 21 de noviembre de 1964, Cap. 3, Constitución jerárquica de la
Iglesia y particularmente del Episcopado, n. 22.
https://es.aleteia.org/2016/09/22/ortodoxos-y-catolicos-alcanzan-un-acuerdo-sobre-
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apostle Peter». biblehub.com. Consultado el 22 de febrero de 2018.
>Lea el texto griego original en 1 Corintios 1, 12; 1 Corintios 3, 22; 1 Corintios
9, 5; 1 Corintios 15, 5; Gálatas 1, 18; Gálatas 2, 9; Gálatas 2, 11; Gálatas 2, 14
excepto Juan 1, 42.
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Es reconocido como galileo en Marcos 14, 70: «Y Pedro lo volvió a negar. Después
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que esperar a ser confirmada por exégetas posteriores ni por las generaciones
siguientes mediante la mirada retrospectiva de la historia. El propio Jesucristo lo
hizo, eligiendo o «designando» a Simón, por decirlo jurídicamente, futuro jefe en
la tierra de la Iglesia venidera. [...] "Bienaventurado eres, Simón hijo de Jonás".
Sólo una vez ha llamado Jesús bienaventurada a una persona determinada, a un hombre
histórico concreto en un momento histórico preciso y dirigiéndose directamente a
él. Y no fue a su madre, ni a su padre adoptivo José, ni a Juan, el "discípulo
amado", sino Simón Pedro. »
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Encuentro. p. 159. ISBN 978-84-7490-235-8. «El simbolismo del gallo [...] Trae a la
mente el famoso episodio bíblico de la negación de san Pedro en el momento de la
Pasión, cuando el gallo, cantando [...], recuerda al apóstol que su maestro le
había predicho su acto de cobardía. »
Bibliografía
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historia y de la arqueología. Tipografía Políglota Vaticana, 1963.
Kirschbaum, E., E. Junyent, y J. Vives: La tumba de san Pedro y las catacumbas
romanas. «Los monumentos y las inscripciones», Madrid: B. A. C., 1954.
Enlaces externos
«San Pedro (príncipe de los apóstoles)», artículo en la Enciclopedia Católica.

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Etapas del proceso de canonización en la Iglesia católica
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