Minho adoraba su jardín. Las flores en las esquinas de diversos
colores, las torpes enredaderas en su valla al final del terreno y la brisa de primavera que golpeaba suave las hojas del Olmo, decorando el centro del jardín Lee. Minho cuidaba y protegía sus plantas como oro.
Y Jisung, justo a la derecha desde una ventana a tres metros del
suelo, adoraba ver a Minho salir todas las tardes sin falta a cuidar de su jardín, deseando, algún día, ser tan libre como él.
-¿Lo prometes?
-Por el Olmo.
Jisung se encontraba de nuevo viendo a su vecino por la ventana,
sabía la hora a la que salía a ver su hermoso jardín y se dedicaba a cuidar cada parte de él, todos los días era la misma rutina, levantarse, hacer algunos de sus deberes y esperar a que la hora en que su vecino saliera a cuidar de su jardín, era ya un hábito puesto que le interesaba la manera en la que siempre ponía mucha delicadeza y dedicación al cuidado de este, sobretodo del gran Olmo en una de las esquinas del jardín. Él deseaba poder ser libre, poder dar un paso fuera de su casa, pero le era imposible gracias a un accidente que tuvo años anteriores en los que se le imposibilitó el poder caminar de manera indefinida y le era imposible salir de su casa gracias al trauma por el accidente.
El no sabía que su vecino en realidad se daba cuenta de que lo
observaba todos los días, y tenía algo de curiosidad sobre él porque no le dirigía la palabra o no lo veía fuera de casa. Un día las cosas cambiarían al armarse de valor y hablarle a aquel chico de la ventana, iniciando una agradable plática con aquel e iniciando una linda amistad en la que se veían todos los días a la misma hora y en el mismo lugar, conversaban acerca de ellos mismos y así fue como comenzaron a conocerse mejor, congeniando en diversas cosas y en otras no tanto, pero con las que se darían cuenta que se interesaban más de lo que pensaban.
Después de diversas conversaciones, algunas sin sentido, otras un
tanto profundas, los dos sabían que había algo más que una amistad entre ellos, y esta vez sería Jisung quien se armaría de valor y enfrentaría sus miedos para lograr salir de su casa, por primera vez en años y con la ayuda de su madre que se encontraba completamente sorprendida pero al mismo tiempo animándole, para declarar su amor en persona y sin ningún miedo a ser rechazado, sin esperar que sería correspondido, y así, iniciaría una bella historia de amor, dónde sellarían sus promesas con aquel Olmo que se convirtió en un gran recuerdo de su primer encuentro y del cómo se conocieron y sería algo altamente significativo en sus vidas.